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Sergio Velá zquez García

10 de septiembre de 2012

“La voz del peligro”


Hace unos trescientos añ os, era comú n en Italia castrar a jó venes de entre 7 y 12
añ os que tenían una voz privilegiada para tratar de lograr un lugar en la vida de la
Ó pera. Sin embargo estos jó venes tenían una ventaja para poder hacer favores
sexuales ya sea a hombre o mujeres. Y algo han de haber tenido que hasta Giacomo
Casanova cayo de rodillas ante el encanto de uno de ellos, segú n narra en su libro
Historia de mi vida.

La historia cuenta que Casanova conoció a uno de estos castrados llamado Bellino,
confundido por su sentimiento termino cayendo en la tentació n. Ofreciéndole al
muchacho una cantidad de dinero para que este le enseñ ara sus genitales. Al
bajarse los pantalanes Casanova se llevo una gran sorpresa al darse cuenta que el
joven eran en realidad una mujer, quien, al igual que Juana de Asbaje (Sor Juana
Inés de la Cruz) que hizo pasar por hombre para acceder a algo prohibido para
ellas. en el caso de Bellino para el mundo de la ó pera. El verdadero nombre de esta
señ orita era Teresa Lanti y decidió huir con Casanova a Venecia. Donde retomo su
vida de canto y despego en su carrera ya que entonces las mujeres eran libres de
cantar.

Sin embargo las promesas no siempre se cumplen para los castrati. De la gran
cantidad de niñ os que pasaron por esta operació n, solo unos cuantos tuvieron la
oportunidad de poder pasar a un escenario en Europa para poder mostrar su
talento. Ademá s se estima que alrededor de cuatro mil niñ os habían ingresado al
Hospital Sana María de Florencia. Otro hospital, el Santa María Nova también era
famoso por estas operaciones.

Asimismo no solo el fracaso profesional era lo que enfrentaba un castrati, sino que
en muchas ocasiones su vida estaba en juego. Debían cumplir un entrenamiento
vocal que no todos lograban alcanzar. Muy pocos se convertían en las estrellas que
querían ser. Por lo tanto muchos de ellos terminando cantando el los coros de la
Capilla Sixtina.

Los niñ os castrados eran un poco antipá ticos, egocéntricos y a menudo


caprichosos y renegones, esto ocurría por la corta edad a la que eran castrados,
cortá ndoles su madurez. Aunque a partir de los 12 añ os tenían un desarrollo físico
casi normal, la mayoría de ellos podía lograr erecciones. Esto y la incapacidad para
procrear, los convertía en ser favoritos para tener relaciones sexuales con las
mujeres de la nobleza. Un ejemplo claro es Farinelli, que después de una actuació n
en Londres una dama britá nica critico fuertemente a los hombres con genitales.

En conclusió n, tener una voz privilegiada en esos tiempo podía ser de gran peligro
para uno. Podía dejarte totalmente privado de una vida sexual pero llena de
glamoures u en el peor de los casos sin ninguna de estas.
BIBLIOGRAFÍA.
Durán, Luis (2008, marzo 30). “Castrati, la infancia eterna”. Público. México. Núm.
4566. 13-14

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