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Uribe Mallarino analiza los conceptos de interdisciplinariedad y transdisciplinariedad, las cuales implican la colaboración de diferentes disciplinas para abordar problemas. La autora discute cómo las estructuras académicas tradicionales dividen el conocimiento en disciplinas, dificultando el trabajo interdisciplinario. También explica que la interdisciplinariedad implica la colaboración de dos o más áreas para un problema, mientras que la transdisciplinariedad incluye conocimientos no académicos y busca beneficios sociales.
Uribe Mallarino analiza los conceptos de interdisciplinariedad y transdisciplinariedad, las cuales implican la colaboración de diferentes disciplinas para abordar problemas. La autora discute cómo las estructuras académicas tradicionales dividen el conocimiento en disciplinas, dificultando el trabajo interdisciplinario. También explica que la interdisciplinariedad implica la colaboración de dos o más áreas para un problema, mientras que la transdisciplinariedad incluye conocimientos no académicos y busca beneficios sociales.
Uribe Mallarino analiza los conceptos de interdisciplinariedad y transdisciplinariedad, las cuales implican la colaboración de diferentes disciplinas para abordar problemas. La autora discute cómo las estructuras académicas tradicionales dividen el conocimiento en disciplinas, dificultando el trabajo interdisciplinario. También explica que la interdisciplinariedad implica la colaboración de dos o más áreas para un problema, mientras que la transdisciplinariedad incluye conocimientos no académicos y busca beneficios sociales.
Interdisciplinariedad en investigación: ¿colaboración, cruce o superación de
las disciplinas?. Uribe Mallarino, Consuelo 2012. Rocío Albarrán Reyes
A partir de conceptos como cooperación, visión holística, investigación,
interdisciplinariedad, transdisciplinariedad y diálogo de saberes, Uribe Mallarino (2012) hace un resumen del significado e implicaciones de inter y transdisciplina y el papel de las diferentes disciplinas dentro de las estructuras académicas y de producción de conocimiento, al optar por alguna de estas dos formas de participación en la solución de problemas de la sociedad. El desarrollo de investigaciones que han logrado avances conciderables en las ciencias para beneficio de las sociedades se han originado en centros, institutuos y laboratorios pertenecientes a instituciones académicas (nacionales o internacionales), con la participación entre investigadores que pueden aportar soluciones, según las metodologías de sus concernientes disciplinas, dedicadas a generar conocimientos altamente especializados, aunque fragmentados cuando trabajan de manera individual (Uribe Mallarino 2012:149). La tendencia de las ciencias a trabajar de forma individual se fue modificando a partir de la década de 1960, con el inicio de la participación articulada de diferentes saberes en la creación de preguntas, hipótesis y solución de problemas en conjunto, lo que implicó un cambio en el paradigma de la generación de conocimiento. Según el planteamiento de Kuhn, un paradigma nuevo hace uso de las premisas del paradigma anterior, así como este no puede probar ni refutar al nuevo con las premisas del anterior. El método de trabajo científico desde el siglo XVIII buscaba el compendio del conocimiento, resultado de la labor individual, generando un lenguaje propio, con “códigos de verdad” y sus propios sistemas de legitimidad, creando para ello estructuras institucionales: las universidades. Estas incluyen sus elementos taxonómicos internos que clasifican el saber en campos, disciplinas y sub-disciplinas que se desarrollan en las facultades, revistas y bibliometría (:156 y 157). Así, otras de las novedades del paradigma surgido en esa década fue la creación, alrededor del mundo, de centros internacionales especializados en la investigación inter y transdisciplinar y el apoyo de agencias internacionales como la OCDE y la UNESCO, no solo referentes a temas relacionados con las ciencias duras, sino fomentando el desarrollo de las ciencias sociales dentro de la educación superior, para combatir la dispersión disciplinar al mismo tiempo que se integró el currículo como medio integrador entre la actividad investigadora y las políticas institucionales, la industria y el gobierno; así se comenzó a contrarrestar la fragmentación del conocimiento con la participación de investigadores como Edgar Morin y Jean Piaget (entre otros) quienes aportaron a la epistemología de la inter y la transdisciplinariedad (:149-151). Las diferencias entre inter y transdisciplina se basan en el modo de producción de conocimiento; la interdisciplina va relacionada con la modernidad y la trandisciplinariedad va con la postmodernidad, en cuanto a la forma de elaborar conocimiento. Su diferencia no es temporal, pues surgieron durante la década de 1960. La interdisciplina se desarrolla en la colaboración y trabajo en equipo en torno de una problemática común, conjuntando datos, técnicas, herramientas, conceptos y teorías de dos o más cuerpos científicos especializados, pues el problema suele involucrar a más de un área de investigación. La transdisciplina involucra la heterogeneidad y no-linearidad de sus integrantes, pero cooperando en la solución de fenómenos culturales y problemas de alta relevancia social que implican el bien común, por lo que se incluye personal no académico que sea capaz de aportar con información y estrategias de solución utilizando su saber popular, dando a conocer las expresiones culturales que no suelen incluirse formalmente en la producción científica; esto último le confiere a la transdisciplina cierta imagen de relevancia respecto a la interdisciplina (:153). La mayor aportación de la autora es su crítica a la estructura organizativa universitaria, pues la estructura misma suele obstaculizar la comunicación interdisciplinar entre centros e institutos, alojados en las facultades que cubren una función de unidad administrativa que divide el saber en líneas profesionales, mientras que el departamento organiza, aísla y segmenta el conocimiento y al personal disciplinar. Otro problema que halló fue la relevancia que ha adquirido el currículo que, por un lado, incluye a los estudiantes en líneas de especialización y, por el otro, les impide un adecuado entrenamiento para desarrollarse en la interdisciplina (:167). Uribe Mallarino concluye que la trans e interdisciplina funcionan integrando las perspectivas y expertos de diversas formaciones para la solución de un mismo problema, dentro de los marcos institucionales que regulen sus interacciones. Sus diferencias son epistemológicas. Por un lado, la transdisciplina se trata más de una práctica investigativa más que un método o un cuerpo teórico consolidado, que son características de la interdisciplina. El objetivo de ambas no es sobrepasar la autonomía e identidad de las disciplinas como entes individuales, sino integrarlas en torno de la solución de problemas complejos (:168 y 169). Uno de los problemas que quedan evidenciados en el texto es la capacidad de desarrollar la inter y transdisciplina en Latinoamérica de manera tan amplia como se ha hecho en Europa y Estados Unidos, pues las investigaciones latinoamericanas siguen estando controladas por la metodología y el interés de las corporaciones trasnacionales relacionadas con los institutos de los países desarrollados; cuando las instituciones latinoamericanas intentan desarrollarse de manera independiente, no logran concretar los objetivos de manera óptima. La autora no propone soluciones pues es un problema que abarca la organización de las estructuras académicas que, como se mencionó, están fragmentadas por su misma organización estrucutural.
Bibliografía
Uribe Mallarino, Consuelo
2012 Interdisciplinariedad en investigación: ¿colaboración, cruce o superación de las disciplinas?. En Universitas humanística 73. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá. pp. 147-172.