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Muchas veces, a nivel de emergencias masivas,

se da el hecho de que se generan grupos de personas.


Si bien los primeros auxilios psicológicos
estamos diciendo que se aplican de forma personal,
de uno a uno, podemos aprovechar estas situaciones para
aplicar primeros auxilios psicológicos en situación de grupo.
Por ejemplo, una familia,
normalmente delante de una emergencia,
las familias se suelen agrupar.
Aprovechemos esta situación y
adaptemos un poquito esos primeros auxilios psicológicos al contexto grupal.
O quizás, hay veces que se generan grupos de forma espontánea en
los polideportivos o en los centros de agrupación,
se junta gente, conocidos o que viajaban en el mismo vagón.
Con estos grupos también se podría hacer una intervención grupal, adaptándola un
poquito.
A nivel de emergencias cotidianas,
se puede dar que tengamos que hacer una aplicación de
primeros auxilios psicológicos con nuestro entorno familiar inmediato,
y que tengamos que aplicarlo a nuestros padres y nuestro cónyuge, por ejemplo.
En este caso, también adaptaríamos un poquito al contexto grupal.
Otra cosa que tenemos que tener
en cuenta es que tenemos que tener una gran concentración.
Pensad que nuestro estado,
nuestras reacciones, pueden afectar e influir a la persona que tenemos delante.
En función de cómo nosotros reaccionemos,
la persona lo tomará como un termómetro,
como una medida de cómo es la situación de grave.
Si nosotros en todo momento mantenemos la calma,
la mente despejada y tenemos muy claro nuestros objetivos y cómo tenemos que actuar,
le dará a la persona una tranquilidad y, de alguna forma,
la persona tendrá la
tranquilidad de que está en buenas manos y de que sabemos lo que hacemos y que,
al menos, dentro del caos haya algo estable.
También tenemos que ser muy cuidadosos a la hora de
adaptarnos a diferentes entornos y diferentes culturas.
En las emergencias cotidianas,
quizá tengamos que dar explicaciones del porqué,
según qué personas llevan a cabo según qué acciones.
Y en emergencias masivas,
sobre todo adaptarnos a la cultura,
la religión de las personas a las que
les estamos aplicando los primeros auxilios psicológicos.
No dar nada por sentado y ser muy,
muy cuidadosos con las creencias y la forma de funcionar ajena de las demás personas.
Y también tener muy en cuenta si hay alguna persona con cualquier tipo de
discapacidad,
tanto física como sensorial, como intelectual.
Es importante que en estos casos actuemos adaptándonos a sus capacidades.
¿Qué debemos hacer para aplicar correctamente los primeros auxilios psicológicos?
Hay una serie de fases que vamos a ir explicando en detalle.
Primero de todo, tenemos que presentarnos,
establecer un primer contacto,
acercarnos a las personas afectadas.
Tiene que ser un acercamiento que no sea intrusivo.
También tenemos que darnos cuenta si una persona
está receptiva. Por lo general,
en estos momentos sí que la ayuda es bien recibida,
pero podría ser el caso de alguien que no quisiese
estar con un desconocido y lo tenemos que respetar.
En emergencias cotidianas esto varía un poco,
en el sentido de que no vamos a ser desconocidos con nuestros familiares,
pero sí que tendríamos que respetar el hecho de que un allegado quiera estar solo,
que en esos primeros momentos no quiera estar con nadie.
De todas maneras, pongamos que sí,
que vemos que la persona es receptiva y que está
presta a que nos sentemos o nos acerquemos a ella o a él.
Lo primero que tenemos que hacer es presentarnos,
decirle nuestro nombre, qué hacemos allí y por qué nos hemos acercado.
Y, ¿por qué nos hemos acercado?
No le vamos a decir te voy a aplicar primeros auxilios psicológicos,
pero sí que le podemos decir que lo que vamos a intentar es
garantizar que esos primeros momentos se gestionen correctamente,
que le vamos a intentar ayudar a
gestionar esos primeros momentos que siempre son complicados.
Una vez ya nos hayamos presentado y hayamos hecho
el primer contacto, preguntaremos el nombre,
cómo han llegado hasta ahí,
un poquito el "setting" de los primeros auxilios psicológicos.
Acto seguido, garantizaremos a esa persona una seguridad y un alivio en
tanto que le podamos indicar dónde están los puntos de socorro,
podamos garantizar su seguridad física inmediata,
que se sienta tranquilo, que esté abrigado,
que tenga las primeras necesidades básicas cubiertas,
que puedas, por ejemplo,
si son niños, reagruparlos con su familia.
Si es una emergencia cotidiana,
intentaremos estar en un sitio tranquilo,
que la persona no tenga frío ni tenga calor.
Quizás, si es un familiar,
necesite un poco de contacto físico,
un abrazo, una mano encima de la pierna.
Después pasaremos a la estabilización.
Esta fase no siempre se debe de aplicar porque no siempre hay
un despliegue emocional que necesite ser estabilizado.
Por lo tanto, esta fase simplemente es si aplica.
Para ello, intentaremos hablar con la
persona de tal forma que le podamos dar un vaso de agua,
a veces, simplemente el hecho de darles un vaso de agua,
una taza de caldo,
aconsejarles que caminen un poco,
son tareas fáciles que hacen que las emociones,
los sentimientos se reajusten un poco y
podamos seguir hablando con esta persona de forma más pausada.
Y lo siguiente que haremos será recopilar información,
recopilar información sobre qué necesita esa
persona y cuáles son sus preocupaciones inmediatas,
qué necesita a nivel de,
quizá, donde dormirá esa noche,
cuáles son sus preocupaciones,
cuándo volverá a ver a esta persona,
o qué va a pasar con tus pertenencias en el caso de,
por ejemplo, que haya fallecido en un accidente.
Por ejemplo, si estamos con niños,
muchas veces los niños,
les comunicamos un fallecimiento y nos preguntan,
"¿y tendrá frío allí donde esté?"
Y esa es su preocupación.
En esta fase, lo que tenemos que hacer es recopilar
estas necesidades y estas preocupaciones a nivel de información,
y después dar asistencia práctica.
Práctica significa solucionar las cosas inmediatas y hacer
una planificación de cuáles van a ser los siguientes pasos.
A nivel de emergencias masivas,
sería solucionar filiación, solucionar comunicación a familiares,
solucionar dónde van a pasar la noche.
A nivel de emergencias cotidianas,
cosas tan fáciles como,
¿dónde vamos a cenar?,
¿mañana van a ir al cole los niños?
Son esas cosas que es el momento de ayudar.
Es decir, vamos a solucionar las cosas que se pueden solucionar ahora,
que son prácticas y que podemos ir gestionando.
Cuando ya estamos en la fase de cierre de los primeros auxilios psicológicos,
es muy importante hacer tres cosas,
dejar conectados con los apoyos sociales que
puedan tener a nivel de familia, amigos, conocidos.
Si es en caso de emergencia cotidiana,
hacer la comunicación a la familia extensa,
que nuestra red social esté
enterada y que en un momento determinado podamos acudir a ellos.
Después, dar información sobre cómo afrontar una situación crítica.
Tenemos que dar algunas herramientas sobre cómo gestionar los primeros días.
Podemos dar pautas sobre higiene del sueño, pautas de alimentación,
pautas de cómo van a evolucionar los síntomas
previsiblemente en los próximos horas, días, semanas.
Y, finalmente, dejar conectados con los servicios colaborativos,
con los servicios de atención médica.
En el supuesto de que las cosas no vayan a mejor,
que las cosas no se solucionen,
debemos dejar conectados, dar un teléfono de asistencia primaria,
dar un teléfono de los agentes de intervención policiales,
a nivel de, por ejemplo, un accidente de coche,
dónde van a poder recoger los efectos personales de su ser querido,
cuál es el procedimiento,
por ejemplo, según qué tipo de accidentes,
cómo funciona toda la burocracia forense, legal,
médico-legal, cuándo vamos a poder ir a ver a nuestra persona querida,
cuándo vamos a poder recogerlo.
Todas esas informaciones, dejarlos conectados y dejarlos
conectados con la red de salud pública si la hubiese,
y sino dar la conexión con el análogo,
con Cruz Roja, con sanidad pública o,
en cada país, los recursos que se tengan.

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