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Nunca me imaginé que éste artículo se convertiría en el más leído del blog y el
más difundido. Me da gusto saber que el blog anterior fue de bendición para
muchas personas.
Debo confesar que al escribir este artículo, lo hice porque yo mismo lo viví; sé
que muchos de ustedes lo han pasado también y me gustaría evitar que los
jóvenes de hoy pasaran por esta situación.
Decidí actualizar esta entrada para traer un mejor artículo que te edifique y te
ayude a restaurar tu relación con Dios.
El Señor Jesús nos enseñó que debemos orar en lo secreto con nuestro Padre (Mateo 6:6).
Imagínate que tan primordial es la oración, que el mismo Señor Jesús, oraba todos los días
muy de mañana (Marcos 1:35).
Yo alguna vez dije: "No tengo tiempo para orar", pero realmente pasamos más tiempo
haciendo cosas que no edifican en lugar de pasar tiempo a solas con Dios. Si hasta el día de
hoy haz dejado de orar, determínate a hacerlo todos los días a partir de hoy.
La Biblia es la lámpara que nos guía a través del camino correcto (Salmo 119:105). La
Palabra de Dios es el alimento que nos ayuda a fortalecernos (Deuteronomio 8:3), nos
ayuda a crecer en fe (Romanos 10:17), nos ayuda a vencer al enemigo (Apocalipsis 12:11;
Mateo 4:1-11).
Retoma la lectura y el estudio de la Palabra de Dios. Hay que leerla para ser sabio, creerla
para ser salvo y practicarla para ser santo.
Hebreos 10:25 nos dice que no dejemos de congregarnos, como algunas personas tiene por
costumbre.
Yo fui de aquellos que ponían mil y una excusas para no ir a la Iglesia, pero de verdad que
es a veces nuestra carne la que no quiere que vayamos a recibir de lo que Dios tiene para
nosotros. Nuestro espíritu está sediento por Dios, anhela ser tocado por Su presencia. El rey
David acostumbró aún a su carne a depender de Dios que dijo: "Dios, Dios mío eres tú; de
madrugada te buscaré; mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, en tierra seca y árida
donde no hay aguas" (Salmo 63:1).
No se trata de que yo te diga lo que debes hacer, lo mejor es que oremos a Dios y le
preguntemos qué le agrada y qué no. Él es quien a través de su Espíritu Santo nos guiará ala
verdad, a lo que es correcto (Juan 16:13).
Un ejemplo que he visto, es cuando la gente se apasiona demasiado por el fútbol. He visto a
gente llorar, pelear y hasta matar por su equipo favorito, es una pasión llevada al extremo.
A eso se le llama fanatismo.
De pronto conoció a un chico que no era cristiano. Ella lo empezó a llevar a la iglesia, lo
involucró en la célula, lo mandamos al encuentro. Hablamos con ella y le aconsejamos que
ese noviazgo no era correcto, que era importante que se dieran un tiempo, pues el chico
asistía por quedar bien con mi discípula.
Qué fue lo que pasó, que estos muchachos cayeron en fornicación, se tuvieron que casar
para que el chico se hiciera cargo del bebé que habían concebido. Después el muchacho le
prohibía a la chica a que fuera a la Iglesia. El ahora esposo de mi discípula, la comenzó a
maltratar, a golpear y a engañar con otras.
Dios no se equivoca cuando nos dice que: "No os unáis en yugo desigual con los
incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión
la luz con las tinieblas?" (2 Corintios 6:14).
En 1 Corintios 15:33 nos dice que: "¡No se dejen engañar! Bien dice el dicho, que «Las
malas amistades echan a perder las buenas costumbres.»" (TLA).
Hubo un tiempo que me junte mucho con personas que no tenían temor de Dios, y siempre
te cuestionan el por qué no haces o practicas ciertas cosas. Uno sabe que todo lo podemos
hacer, pero no todo nos edifica (1 Corintios 10:23).
La gente inconversa no tiene temor de hacer lo incorrecto y siempre van a criticar a los
hijos de Dios. Por eso debemos de haceros de amigos que edifiquen y que nos motiven a
seguir buscando de Dios.
Hay series de televisión, películas, novelas y aún caricaturas que exaltan al enemigo, o que
quieren sembrar en el corazón de las personas todo aquello contrario a los principios de
Dios. El asesinato, la fornicación, el adulterio, es satanismo, espiritismo, magia, conjuros,
demonios, y toda clase de pecado; deseos de la carne, de los ojos y la vanagloria de la vida.
Todo esto proviene del mundo y del diablo y por eso el enemigo quiere que tu corazón se
llene de todo eso. (1 Juan 2:16; Gálatas 5:19-21)
La palabra dice que esos frutos de la carne los debemos desechar para no entristecer al
Espíritu Santo (Efesios 4:25-32).
Es tiempo que hagas un auto análisis de tu vida espiritual y te des cuenta en cuál de estos
diez síntomas te encuentras.
Tal vez hoy sientas que estas muy alejado de Dios pero nunca es tarde para arrepentirse.
Lea Santiago 4:8 e Isaías 55:6-7.
Si te identificaste con estos síntomas, aún estas a tiempo de volver a Dios. Arrepiéntete y
pídele perdón a Dios. Él esta con los brazos abiertos para recibirte de nuevo.
PASANDO POR EL DESIERTO