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De Nova para el Metodo Part 1

100/300

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

El arte de la seducción, nuevo y mejorado Mystery

Con Chris Odom _Q


ViaMagna

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Reservados iodos los derechos. Ninguna pone de esta publicación, incluido el diseño de la
cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna ni por ningún
medio, ya sea eléctrico, químico, mecánico, óptico, de grabación o de fotocopia, sin la
autori¬zación escrita de los titulares de los derechos de la propiedad intelectual.
Título original:The Pickup Artist Traducción: Marta García Martínez

O 2010 EñL Von MarLovic y Chris Odont. Reservados iodos los derechos.

O 2010 ViaMagna 2004 5.L. Editorial VtaMagna. Reservados todos los derechos.

O 2010 por la traducción Mana García Martínez. Reservados todos los derechos.

Primera edición: Mayo 2010 ISBN: 978-84-92967-20-9 Depósito Legal: M-18725-2010 Impreso en
España / Printed in Spain

Impresión: Brosmac S.L


Editorial ViaMagna

Gran Vía de Carlos III, 84

Entresuelo V

Barcelona. 08023

www.cdito rial vía magna.com

email: editorial*? editorialviamagna.com

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Este libro está dedicado a todos los corazones solitarios.

Ojalá encontréis el Amor.

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ÍNDICE

Psst (por Neil Strauss) 11

Introducción 19

1. Bienvenidos a Miami 21

2. La escalada física y los besos 35

3. La casa en pleno apogeo 63

4. La sala de meditación 79

5. Hay tormenta 111

6. Estadísticas y mujeres guapas 117

7. El club de slriptease de Las Vegas 137

8. El Guión Elvis 169

9. Noche de juerga en South Beach 203

10. Estudio de la atracción 227

11. La burbuja del placer 265

12. Una fiesta en Beverly Hills 281

13. Final en Nueva York 293

Glosario 303

Agradecimientos 313
PSST

Neil Strauss

Eh, tú.

Sí, estoy hablando contigo. El de los ojos. El que me mira fijamente.

Acércate un poco. Eso está mejor.

Escucha, tengo que hablar contigo. Pero esto es solo entre tú y yo, ¿vale? No les digas a los
autores de este libro que he hablado contigo. Si lo supieran, se cabrearían como monos.

¿Lo prometes?

Vale, estupendo. Verás, tío: en realidad no necesitas este libro.

Ya sé. Ya sé. Ssh. Aquí solo estamos tú y yo. No pasa nada.

Mírate. Eres un espécimen de hombre perfecto.

Arráncate esa camisa. Hazlo. No le va a importar a nadie. Eres un dios griego. Cualquier otro tío
que se compare contigo terminará echándose a llorar al ver todo lo que le falta.

Eso, luce lo que tienes. Pavonéate por el pasillo de au-toayuda. Pavonéate por la sección de
cocina. Enséñales un cuerpo por el que matar.

ti
Ahora súbete a una mesa. Quítate los pantalones. Eso es. Arráncatelos de un tirón y hazlos girar
por encima de la cabeza como si fueras uno de esos Chippendale. Suéltalos. A ver sobre qué mujer
afortunada aterrizan.

¿Cómo dices? ¿Que contigo no funciona?

No, no me digas. No puede ser.

Bueno, así que no tienes un cuerpo perfecto. No pasa nada. No todo el mundo puede ser un dios
griego. No se trata solo de eso. Tú tienes algo más importante: experiencia. Expe¬riencia de sobra.
Tienes encanto natural, carisma y confianza. Algo de lo que no saben nada esos gurús de la
seducción o esos maestros del método. Ellos le dicen a la gente que recite un guión, que ensayen
gestos artificiales y sigan todo tipo de absurdos gráficos circulares o de barras. Hacen que todo
este asunto de chico-conoce-chica se convierta en algo de¬masiado complejo, como una especie
de fórmula científica para empollones. Pero tú y yo sabemos la verdad. Unos tíos nacen con ello y
otros no. Es tan sencillo como eso. Y tú, amigo mío, es obvio que has nacido con el don.

Lo único que tienes que hacer es acercarte a una mujer y hablar con ella. No te hace falta ningún
guión. Te sobras y te bastas tú solo. Así que demuéstrales cómo se hace.

Está bien, solo tienes que esperar. La primera mujer atractiva que veas. ¿Listo?

¡ Venga!

Ahí está. Esa que desaparece. Esa es. Con ese pelo sedoso, ese cuerpo perfecto, ese tentador
contoneo de caderas. Date prisa. Se te va a escapar. ¡Corre!

Se está dando la vuelta y te está mirando. Ahora. En¬tabla ese contacto visual que tan bien se te
da.

Te ha visto. También ha echado a correr. Eso está bien. Está reflejando lo que tú haces. La tienes
justo donde quieres. Sigue corriendo. Enséñales a todos esos aficionados que te miran admirados
cómo se acerca uno a una mujer.

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EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

Se ha metido justo en una esquina. Para ti, genial. Es lo que llaman un indicador de interés. Es tu
oportunidad. Que no se te escape.

Está abriendo mucho los ojos. Sí, es miedo, pero sabes que con tu encanto natural puedes
convertir ese miedo en lujuria. Después de todo, es otra emoción más, solo que un poco más
larga.

Ahora di algo. Lo que sea. Lo primero que se te ocurra, tú no necesitas guiones ni rollos artificiales.
Venga. Ahora.

«¿Bladaua?». ¿Eso fue lo primero que se te ocurrió? Quizá deberías...

No, espera. Está abriendo la boca para hablar. Quizá te vaya a decir que te desea, o que te quiere,
o que te necesita. Aguanta un poco. Vamos a ver. Tu seguridad y tu carisma naturales quizá hayan
funcionado.

Vale, quizá no. Está chillando pidiendo socorro. Está chillando «¡policía!».

De acuerdo, rápido, sigúeme. Sé dónde podemos ir. Hay un libro. Se llama £/ maestro de la
seducción. Te ayudará. No pasa nada. Yo ya lo he leído. Tiene palabras. Palabras que se ha
demostrado que funcionan mucho mejor que «bladaua». Confía en mí.

Eh, espera. ¿Ese era el libro que estabas leyendo cuando empezamos a hablar? ¿Y yo te interrumpí
y dije que no lo necesitabas?

Bueno, no lo necesitabas entonces, pero quizá ahora sí. Los tiempos cambian, la gente cambia.
Últimamente has tenido una mala racha, te han pasado cosas bastante embara¬zosas en los
últimos cinco minutos. No te haría daño pasar un par de horas leyendo. Solo por si hay algo útil
que se pueda sacar de todas estas tonterías.

Después de todo, en estos tiempos el mundo es muy con-fuso. Si lo que te sale de forma natural
no funciona muy bien,

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MYSTERY

lo cierto es que en los últimos años han aparecido cientos de hombres dispuestos a cobrar miles
de dólares para enseñarte a hacerlo bien. Y todos esos cientos de métodos se excluyen
mutuamente. No puedes ir con un método indirecto si lo que quieres es un método directo. Y no
puedes ir con un método directo si en realidad lo que quieres es un método natural. Y no puedes
tirar con el método natural si lo que quieres es el método alfa.

Así que, ¿por dónde empiezas cuando, cada vez que quieres probar algo nuevo, un amigo o un
experto te dice que es una equivocación o una estupidez? Un buen modo de em¬pezar es
considerando lo que tienen en común todas las teorías, escuelas y métodos rivales. Para empezar,
casi todos, más que métodos, son tácticas de marketing, diseñadas para diferenciarse criticando a
la competencia. Además, todos contienen un denominador común, la palabra método. Y al fin, el
maestro que hay tras todos y cada uno de ellos comenzó siendo un estudiante de Mystery.

Así que, ¿por qué no simplificar las cosas y empezar por la fuente? Los publicistas quizá no quieran
que seas cons¬ciente de ello pero, en realidad, lo único que necesitas saber es que hay dos tipos
de métodos: el método que te funciona y el que no. Así que prueba con alguna de las sugerencias
que hay aquí (sobre todo las que más antinaturales te parecen; después de todo, llevas toda la
vida haciendo lo que parece natural) y a ver cuál da resultado. Después, funda tu propia escuela
de seducción. Y ya que estás en ello, vete a vivir con Mystery. Al parecer le encanta tener rivales
comerciales como compañeros de casa. Es lo que le da emoción a la vida.

Todos estamos atrapados. Atrapados en nuestra pequeña realidad, encerrados en una miasma de
pequeños problemas, ansiedades, inseguridades, resistencia al cambio y preocupa¬ciones de que
nos juzguen, y cómo nos juzguen; pero todo eso

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no importará ni un ápice cuando estemos muertos porque todo quedará reducido a todo lo que
lamentamos. Por fortuna, hay una forma de escapar de esa trampa. Se llama "acercarse". Después
de todo, el mejor modo de expandir nuestra pequeña realidad es invitar a otra persona a que
entre en ella. Es lo que le da emoción a la vida.

¿Qué es lo peor que puede pasar? Que digan que no. Y luego, ¿sabes lo que puedes hacer? Puedes
arrearles con el cin-turón. Así aprenderán a no dejarte expandir tu realidad.

O puedes leer este libro. Tiene ideas. Y una buena idea es mucho más poderosa que cualquier
cinturón. Después de todo, los cinturones sujetan los pantalones. Las ideas los bajan.

UN MENSAJE DE MYSTERY

Me he dado cuenta de que la comunidad de seductores

puede atraer a todo tipo de personajes interesantes y, para

cubrirme el culo por si pican parásitos, rivales copiones y ex

novias celosas, he cambiado unos cuantos nombres, he alterado

algunas características concretas, he elaborado unos cuantos

personajes compuestos y he desvaído la línea temporal un -H^

poco para que disfrutes mucho más de la lectura. Si al hacerlo he creado algún parecido contigo,
tu padre o cualquier otra persona viva o muerta, ha sido por pura coincidencia. Las mujeres, sin
embargo, son otra historia.

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INTRODUCCIÓN

SOY UN MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN.

No soy ningún donjuán, pero he dedicado una gran parte de mi tiempo al arte de la seducción. He
leído muchos libros, me visto bien, tengo muchas novias y creo que a veces soy hasta encantador.
En otro tiempo me sentía muy solo en este arte. Mis amigos no disfrutaban de la «persecución».
Intenté hablar con ellos y aconsejarles sobre el razonamiento que hay tras las técnicas, pero se
bloqueaban. Lo pasé mal hasta que asumí que soy lo que acabo de decir que soy. ¿Por qué?

Pero lo cierto es que he tenido relaciones sexuales con cientos de chicas hasta ahora y muchas han
sido hermosas. Y me refiero a mujeres diez. Se me da muy bien lo que hago. A riesgo de parecer
arrogante, soy el mejor seductor que he conocido jamás. Porque esto es un arte. Y he trabajado
mucho para llegar a ser tan bueno. Puedo darte muchas reglas. Por favor, tómalas en
consideración. Son mis reglas y me han ayu¬dado mucho.

Con franqueza, creo que en esto soy un auténtico maestro. No porque pueda conseguir a
cualquier mujer, sino porque cuando ligo, lo hago de forma controlada y suave; nada sórdido, sino
bastante natural.

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di
Me encantan las mujeres. Me encanta sobre todo la aventura y la compañía. Me encanta estar en
el apartamento de una desconocida. Una chica que me cuida y hace que me sienta como un rey. Y
cuando salgo, voy a casa de otra chica y vuelvo a recibir el mismo tratamiento. Me encanta que
me rasquen la espalda y disfrutar de un buen baño. Están tan aseaditas y las chicas huelen tan
bien...

Resulta que te sientes solo, decides salir y tu vida entera cambia en dos horas. Conoces a una chica
que se siente atraída por ti. Y está buena. Y resulta que estás en su casa escuchando música nueva,
comiendo cosas nuevas y explo¬rando una vida nueva. Tienen problemas que puedes escuchar y
de los que puedes aprender. Es un gran culebrón y la estrella eres tú.

Me encanta cuando mis ideas ayudan de verdad a la gente. Para eso vivo. Todo el dolor que
soporté para aprender estas técnicas al fin vale la pena. Sangré por vosotros. Os impartiré unas
cuantas pequeñas perlas de sabiduría. A mí también me ha enriquecido mucho conversar con
otros maes¬tros de la seducción que disfrutan de verdad de esto, así que espero hacer lo mismo
por vosotros.

En realidad es un sistema muy sencillo.

1. Encontrar

2. Conocer

3. Atraer

4. Cerrar

Decid conmigo: encontrar, conocer, atraer, cerrar. Encon¬trar, conocer, atraer, cerrar. Pero son los
detalles y sutilezas lo que conforman el corazón del sistema.

A
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CAPÍTULO 1

BIENVENIDOS A MIAMI

—Estoy disfrutando de mi humanidad —dije.

Le di una larga calada al porro y después se lo pasé con naturalidad a la rubia que tenía sentada al
lado (sin mirarla). Ella lo cogió mientras yo continuaba.

—Y lo que puedo deciros ahora, sin una sombra de duda es, que —pausa—, me lo he ganado. ¿Eh,
tío? —Le sonreí a Lovedrop, mi fiel compañero.

—Mystery, tienes toda la razón del mundo, cono —dijo Lovedrop— y este va a ser un gran año. —
Levantó un vaso de batido de proteínas de chocolate y dio un trago.

—Estoy viviendo el presente —dije haciendo un gesto grandioso con las manos—. El universo se
presenta ante mí. Es decir, mirad todas esas matemáticas. Es brillante. —Llevaba el pelo oscuro y
liso sujeto en una cola de caballo y una ex¬presión de fascinación invadía mi cara angulosa.

La rubia que tenía al lado se había puesto el gorro negro velloso que es mi marca personal. Lo
había usado esa misma noche como accesorio para rematar la jugada. Le quedaba muy grande y
estaba muy mona. Tenía oíos almen¬drados de gacela. Rasgos eslavos, mi tipo favorito. Me sonrió.

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Tilia dnCLimürrt «a acra atad leming


MYSTERY

Todo iba sobre ruedas. Llevaba unas cuantas horas traba¬jándome a esta, ya solo era cuestión de
ir aumentando la sensación de comodidad.

—¡Este sofá parece sacado de Los Supersónicos*. —dijo la otra chica, una morena de pelo largo y
liso. Lucía un traje de fiesta verde y maquillaje oscuro en los ojos—. Pero me en¬canta esta
alfombra. Debe de costarte una fortuna cuando la mandas a limpiar.

Los cuatro (Lovedrop, las dos mujeres y yo) nos rela¬jábamos sobre una alfombra de tripe blanca.
Pegado a la pared, a nuestro alrededor, había un sofá de diseño futurista de cuero blanco. Todo
era blanco. Las cortinas de catorce mil dólares hechas a medida eran blancas. Las lámparas
vanguardistas de plástico que había por toda la casa eran blancas. Hasta el perro era blanco.

Sentado en un rincón cercano, junto a una mesa de cristal, estaba un conocido nuestro, el Rata.
Utilizaba la tarjeta de débito para aplastar unas cuantas pastillitas azules sobre la superficie de la
mesa. El Rata lanzó una sonrisa flácida con los labios húmedos.

—Oye, LD —dijo; había un ligero quejido en su voz y arrastraba las palabras—, ¿quieres una de
estas pastis? Lovedrop esbozó una sonrisita satisfecha. —¿Es que no te has tomado ya bastantes?
Da la sen¬sación de que vas a empezar a babear por toda la mesa. Las chicas lanzaron una risita.

—¿Es un no? —El Rata seguía sonriendo con expresión zalamera, como si quisiera decir: Pero si
sabes que quieres un poco.

Un proyector nos ponía vídeos musicales en la pared contraria de la habitación, y empezó a sonar
una canción de hip-hop muy pegadiza. Lovedrop se levantó y se puso a bailar al ritmo de la música,
bañado por la luz cambiante del proyector.

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EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

—Me encanta esta música —dijo, y solo mentía a me¬dias. No era que fuera a sentarse a
escucharla con un par de auriculares, pero era perfecta para bailarla con chicas. La morena se
levantó y empezó a bailar con él. —¿Esta casa es vuestra, chicos? —preguntó la chica; la alfombra
de tripe estaba muy blandita bajo sus pies desnudos. Todas las piezas iban encajando: el ritmo de
la música, la luz del proyector, el baile, las risas, el humo en el aire. Lovedrop le puso una mano en
la cadera y dibujó círculos con la otra en el aire como si estuviera lanzando un lazo.

—Eh, Mystery —dijo Lovedrop—, ¿te acuerdas de la danza del pollo de Matthew McConaughey?
En Las Vegas. —Empezó a agitar los brazos como un pollo.

—Matthew McConaughey no sé, pero ahora mismo tú estás en Miami —dijo el Rata—. Oye, LD, te
pareces a los Backstreet Boys con ese baile —Lanzó una risita por lo bajo y se lamió los labios.

—Supongo que tengo suerte de parecerme a ellos solo en el baile —dijo Lovedrop—. Tú has
tenido que ponerte su perilla, ahí plantificada en medio de la cara.

—Qué malo —dijo la morena. Le sonrió a Lovedrop y se metió un mechón de pelo detrás de una
oreja.

El Rata se echó hacia atrás en su silla futurista y se llevó una mano al pecho con gesto indignado.

—LD, has herido mis sentimientos —dijo con su voz quejumbrosa—. Me ofende que digas eso.
Después de todo lo que yo sería capaz de hacer por ti. —De hecho, hasta parecía triste. Todo iba
bien.

El Rata hizo una pausa y después fue un poco más lejos. —LD, sabes que te quiero como a un
hermano, ¿no? Tíos, sois como hermanos para mí. Os quiero, tíos.

—Se supone que es la chica la que tiene que decir «te quiero» primero —bromeó la morena.
Después empezó a

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MYSTERY

echar el pelo hacia un lado y a otro al ritmo de la música: sus pequeños pendientes verdes se
mecían al compás.

—¿De verdad conoces a Matthew McConaughey? —me preguntó la rubia mientras me pasaba el
canuto. Se llevó una mano a la mejilla y después se pasó los dedos por el pelo.

—No, no —dije sujetando el canuto con delicadeza. Me acababa de pintar las uñas de negro, a
juego con las de los pies. Hice una pausa para dar una calada—. Lo vi una vez en Las Vegas. En un
club pequeño. No el Tangerine, pero cerca de allí. Lo vi hacer el baile del pollo.

—¿Qué es eso del baile del pollo? —dijeron las dos chicas; después se miraron y se echaron a reír.
Lovedrop se lo explicó.

—Es la forma que tiene McConaughey de ligar. Es su método.

La rubia sacudió la cabeza.

—A Matthew McConaughey no le hace falta ningún -O

método para ligar. El tío está muy bueno.

—Yo deduje su plan de caza —continué—, al menos para esa noche. Pero supuse que no era la
primera vez que utilizaba esa táctica concreta. —Le di una última calada al canuto y lo apagué
directamente en la mesa de café de cris¬tal; después continué—: Yo estaba en ese club de Las
Vegas y allí estaba él, bailando muy raro, como si imitara a un pollo, y, por supuesto, consigue una
reacción. McConaughey agita los brazos, se agacha y se pone a subir y bajar la cabeza como un
pollo. Borracho como una cuba.

—¡Provoca a la gente! —dijo Lovedrop. Mi voz adoptó un tono conspirativo cuando continué: —
Comentan entre ellos lo gracioso que es y empiezan a preguntarse unos a otros: «¿Quién es ese
tío?». Por fin alguien dice: «¡Espera, ese es Matthew McConaughey!» y empieza a correrse la voz.

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EL MA1
Yo hablaba con cierto ritmo y un brillo fascinado en los ojos.

—Muy pronto McConaughey tiene a todo el mundo susurrando: «Es esa estrella de cine» y «¿No
estaba sa¬liendo con no-sé-quién?». Ya tenía la demostración de valor cargada en la cabeza de
todo el mundo. La gente lo mira, habla de él, la sala entera se anima y lo acepta.

Hice una pausa, abrí las dos manos y seguí. —Y funcionó. Empezó a bailar como un pollo con esa
chica. Y el tío estaba cruzando ciertas barreras, estaba violando un poco las normas sociales, pero
lo sabía. Estoy más que se¬guro de que sabía lo que estaba haciendo.

De repente saqué un ojo de plástico y lo sostuve para que todo el mundo lo viera. Después lo tiré
al aire y se desva¬neció, lo que produjo una exclamación ahogada. Sonreí y seguí hablando.

—McConaughey tuvo un éxito arrollador en toda la sala con el baile del pollo.

Todo el mundo se echó a reír. —¿Hablaste con él? —preguntó la rubia. —Bueno, hablé con él unos
minutos —dije—. Él y yo habíamos salido con la misma chica, Jackie, y hablamos sobre nuestros
perros...1

La rubia me apretó el flaco brazo antes de hablar. —¿Sabéis lo que me dijo Mystery esta noche,
cuando pasé junto a él? Me miró como si sintiera curiosidad por algo y dijo: «¿Alguna vez has
cagado en un váter de oro?». La morena se quedó con la boca abierta. —¿En serio? —dijo.

La rubia lanzó una risita y empezó a ponerse brillo de labios.

—Al principio no podía creérmelo. ¡Menuda forma de entrarle a alguien! Y luego lo dice otra vez:
«He dicho que si alguna vez has cagado en un váter de oro. ¡Es divino!».

I - Al mencionar a esa chica, )acLie, activo un interruptor en la mente de la rubia: ya he sido


preseleccionado por otras mujeres.

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MYSTERY
Las dos chicas estallaron en carcajadas y la morena me miró.

—¡Oh, Dios mío! ¡Yo jamás te habría hablado si me llegas a decir eso!

La rubia continuó: —... A ver, ¿quién habla así?

Nadie habla así, querida, pensé; no cuando están in¬tentando impresionarte. De eso se trata. Creo
firmemente en que debo quedar descalificado como pretendiente en potencia desde el primer
momento; el ligue parece entonces más fácil. La rubia empezó a juguetear con la correa del bolso.
—Pero con vosotros nos picó la curiosidad. Nos pareció que estabais en un grupo o algo. ¿Estáis en
un grupo?

—Sí, en serio, ¿vosotros qué hacéis, tíos? —dijo la morena—. ¿Hablabais en serio con todo eso del
maestro de la seducción?

No era de extrañar que sintieran curiosidad. Nuestra casa, el Proyecto Miami, era una mansión de
mil seiscientos metros cuadrados situada en Coconut Grove. Parecía una obra de arte moderno,
blanca, angulosa y alzándose sobre la suntuosa vegetación que la rodeaba. Nuestro camino de
en¬trada parecía un concesionario de coches de lujo, lleno de modelos diferentes de Mercedes,
un Bentley blanco y el Lexus negro del Rata con llantas horteras hechas a medida. A excepción del
Lexus, ni uno solo de los coches valía menos de cien mil dólares. Tampoco era que los hubiéramos
pagado con el dinero de lo del maestro de la seducción; en Miami estábamos metidos en otras
cosas.

—Es verdad, en cierto sentido —admitió Lovedrop—. Organizamos seminarios sobre cómo ser
sociable y conocer gente. Lo llamamos las Artes de Venus y ayudamos a los tíos a aprender a
hablar con las chicas. —Hizo una pausa y después dijo—: Solo queremos que todo el mundo se lo
pase tan bien

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EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

como nosotros porque en los bares hay muchos tíos que no saben lo que hacen.
La rubia asintió.

—Eso seguro. ¡La mayor parte de los tíos de la disco son unos plastas! En serio, tíos, vosotros erais
los más diver¬tidos de todos los tíos con los que hablamos en toda la noche. Es guapa, pensé al
mirarla. Me recuerda a mi ex novia. —Eso —le hizo eco la morena—. Vosotros erais los más
divertidos, con diferencia.

—Sí —dijo Lovedrop, pavoneándose con falsa arro¬gancia—. Todas las otras chicas estaban
celosas porque nos pusimos a hablar con vosotras. La morena se echó a reír.

—Oh, Dios mío, pero qué creído eres. —Y sacudió la cabeza.

—Eh, oye —dije de repente—, ¿queréis ver lo que grabé con Current TV? —Saqué mi iPhone, abrí
un vídeo y se lo pasé a la rubia. Allí estaba yo, en la televisión, justo delante de ella, y me estaban
entrevistando como si fuera alguien. Llevaba toda la noche cargando mis propias demostra¬ciones
de valor en su cabeza. Era como si estuviera repasando una lista:

¿Fama? Vídeo de Current TV Visto. ¿Centro de atención? La historia de Matthew McCo¬naughey,


todo el mundo escucha con avidez. Visto.

¿ Preselección ? He salido con esa chica tan guapa. Visto. ¿Liderazgo? «¿Estáis listo para esto? Soy
el líder de la tribu». Visto.

¿Una identidad fuerte? La rutina de los conocimientos básicos. Visto Avatar. Visto.

¿Alineación social? «Quiero que conozcas a mis amigos, son una pasada». Presentamos a
Lovedrop. Visto.

En ese momento la rubia me estaba hablando.

27

MYSTERY
—«El mayor maestro de la seducción del mundo», eso es lo que dice en este vídeo. —Levantó la
cabeza y me miró.

—Sí, ¿estás lista? —dije. Mi piel pálida me dio un en¬canto vampírico bajo el brillo del proyector,
un recordatorio de mi estilo de vida nocturno—. ¡Resulta que algunas personas creen que soy el
mayor ligón del mundo! ¿No es una locura? —lo dije como si me resultara extrañamente
sorprendente. La rubia lanzó un bufido desdeñoso. —Ya, claro. Fui yo la que ligué contigo esta
noche. Y fuiste muy fácil.

—Fácil es solo una palabra que usa la gente cuando se

siente demasiado segura de sí misma —respondí—. Pero la

belleza es común. Hay modelos por todo South Beach. Perso-

nalmente, yo prefiero una mujer con más defectos, más carácter.

Eso es lo que me gusta de ti. Hay belleza en la imperfección.

—La señalé con la cabeza, muy serio, y continué—: ¡Eres una

de nosotros! Se nota. Aparte de todo eso de las diferencias -£7

chico/chica. En tu humanidad eres como el resto de nosotros.

El Rata enrolló un billete de un dólar y lo convirtió en una especie de pajita; después se inclinó
sobre la mesa y aspiró una gruesa línea de polvo azul de la superficie de cristal que tenía delante.
El pelo de punta negro le brillaba por un exceso de gomina.

—Oye, LD —dijo—, deberías echarle un vistazo a mi book. ¿Sabes?, fui modelo profesional. Antes
estaba en muy buena forma. Incluso estaba más delgado y con más múscu¬los que tú.

—Y puedes volver a estarlo —dijo Lovedrop. Le dio otro trago al batido de proteínas y dijo—: Yo
tenía sobrepeso cuando me mudé aquí hace unos meses.

—¿En serio? —preguntó la morena mientras le apre¬taba el bíceps—. Pues ahora estás muy bien.

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EL MA

—¿Hablas en serio? —Lovedrop flexionó el brazo con gesto orgulloso.

—Claro. —La chica lanzó una risita—. Estás cachas.

—Alguien aprecia mis esfuerzos —dijo Lovedrop con la sonrisa radiante de un niño pequeño. Y
luego, como si tu¬viera que resignarse, añadió—: Oh, está bien, puedes darme un abrazo... —Puso
los ojos en blanco, apartó la mirada, abrió los brazos y le dio un gran abrazo a la chica. La apretó
con fuerza e hizo una pequeña pausa. Estaba a punto de decir, Qué bien hueles pero sintió que la
chica se ponía rígida por un ins¬tante así que prefirió pecar de cauto—. Ya está bien, no me vas a
sacar nada más, así que suéltame. —La separó de un empujón y se apartó.

Lovedrop pensó para sí: Voy a seguir cultivando sus niveles de comodidad, a ver hasta dónde
puedo llegar esta noche. No pasa nada. Ya volveré a intensificar el ataque en un minuto,

Justo entonces oímos todos un crujido intenso y ahogado seguido por un sonido lejano, como el
gemido de una mujer.

Todos nos paramos.

—¿Qué ha sido eso? —preguntó la morena.

—¿Qué ha sido eso? —dijo Lovedrop.

Entonces lo oyeron otra vez, una nítida palmada se¬guida por el gemido de una mujer, y después
otra vez. Parecía que a la mujer le estaban dando unos azotes.

—Es Johnny —dijo el Rata—. Está abajo, en su habi¬tación, con esa azafata.

La morena levantó una ceja.

—¿Pero cuántos vivís aquí? —preguntó la rubia.

Demasiadas preguntas, pensé.

—Johnny solo alquila aquí una habitación —dijo Lovedrop—. Tiene un piso al otro lado de la
ciudad. Es un

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MYSTERY

buen tío. También le va que lo aten y eso. —Después bro¬meó—: ¡Deberíais ver la mazmorra que
tiene en su otra casa!

—Espera un segundo —preguntó la morena con aire reservado—. ¿Estás diciendo que hay una
mazmorra ahí abajo, con látigos, cadenas y demás?

—No, no —dije yo—, aquí solo tiene un dormitorio. Esa chica viene a veces de visita, le van los
azotes. —Adopté un tono seguro, sincero—. No es para tanto.

Será mejor que vaya rápido, pensé. O antes de que nos demos cuenta, sale Matador sin camisa.

—¡Ah! —dije de repente—. Eso me recuerda algo. ¿Habéis visto alguna vez Google Earth? —Y
pensé: Las chorradas atontan el cerebro.

—Ah, sí —dijo la rubia—. Estabas hablando de eso en el bar, ¿no?

—Oh, Dios mío, entonces lo has visto. —Opté por un

£ ^- tono entusiasmado—. Es lo más asombroso del mundo. Yo ya -£ ^

he volado por todo Miami con Google Earth. Venga, te lo voy a enseñar en mi proyector. —Me
levanté, alto y delgado, y la cogí de la mano. Me parecía a Tommy Lee; mi avatar era una ima¬gen
que había creado tras años de experimentos. La rubia se giró hacia la morena y las dos
intercambiaron una mirada. Lovedrop se dirigió entonces a la morena. —Te voy a enseñar la casa
—sugirió. —De hecho —dijo ella—, voy a quedarme con mi amiga. Que no te parezca mal. —
Recogió sus tacones y empezó a ponérselos.

Maldita sea, pensó Lovedrop. Abajo resonó otro azote seguido de otro gemido. Yo llevé a la rubia
de la mano y las dos chicas me siguieron por la algodonosa alfombra blanca, subimos la escalera
de mármol blanco, pasamos junto a la cocina de acero
30

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

inoxidable, rodeamos la mesa de billar, entramos en mi habi¬tación y subimos a mi cama blanca


de tamaño extragrande, de estilo californiano y hecha a medida.

Lovedrop se quedó allí un momento mientras el Rata esniíaba otra raya azul en la mesa. Ahora no
puedo meterme ahí sin quedar mal, parecería que tengo que esforzarme de¬masiado, pensó.
Tengo que esperar. Con un poco de suerte se aburrirá pronto. Quizá debería habérmela echado al
hombro sin más. La luz gris de la mañana comenzaba a filtrarse por las ventanas.

—Por cierto —dijo el Rata—, mañana tienes una con¬ferencia con los abogados. Se me olvidó
decíroslo, hoy teníais el teléfono desconectado y llamaron por la línea de la oficina. Os van a poner
una denuncia a todos.

Resonó otro azote seguido por otro gemido.

—¿Estás seguro de que no quieres nada de esto? —dijo el Rata arrastrando las palabras, después
sonrió mientras levantaba el billete de un dólar. Se le desenfocaron un poco los ojos y empezó a
babear por la comisura de la boca; la saliva le caía por la perilla a lo Backstreet Boys. Sin dejar de
sonreír, se quedó mirando a lo lejos, a la nada.

Lovedrop le quitó el dólar de un tirón.

—Dame eso —dijo.

Los diez mejores consejos de Mystery


1) Acostúmbrate a iniciar tú las conversaciones, solo para practicar. Date a conocer y compórtate
de forma rela¬jada en el proceso.

31

-A-

MYSTERY

2) Entre acercamiento y acercamiento, no olvides sonreír mientras te pierdes entre la


multitud.

3) Échate hacia atrás y relájate cuando inicies una con¬versación. No te inclines hacia
delante. Habla con lentitud y de forma expresiva. Solo con eso mejorarás tus po¬sibilidades en un
300 por cien.

4) Habla mucho (en serio) y transmite una fuerte sensa¬ción de fascinación. Habla de
relaciones y de misterio, utiliza mucho el sentido del humor, así como descripciones emotivas y
sensoriales. El entusiasmo es contagioso.

5) No digas nada para impresionarla; por ejemplo, no presumas de tu trabajo, de chicas o de


amigos. En su lugar, transmite tu valor de forma indirecta a través de demostraciones o detalles
accidentales en alguna historia. Si la chica se da cuenta de que estás intentando impresionarla, te
percibirá como un valor inferior.

6) No le des mayor importancia a las cosas. Sé divertido y juguetón. Vibra con ella, pero no
reacciones a lo que haga. Actúa del mismo modo que lo harías con tu sobrina de ocho años.

7) Cuando estés con ella y ella tenga la oportunidad de llevarte a su terreno, solo entonces
muéstrale un mayor interés. Debe creer que te ha llevado de verdad a su terreno con su
personalidad.
8) Equilibra los indicadores de interés con los indicadores de desinterés. Hazlo tanto en tu
conversación con ella como a medida que vayas avanzando en la relación física. Funciona muy
bien.

32

9) Ponte algún accesorio que les dé a otras personas una

excusa para iniciar una conversación contigo, por

ejemplo un sombrero, o algún anillo o cadena concreta.

Ten preparada una buena historia para cuando pase.

10) Vive la vida. Vete al gimnasio y mantente en forma

y no dejes de mejorar tu armario. Cultiva tu círculo de

amigas. Da fiestas. Haz un esfuerzo con tu círculo social.

Una chica debería imaginarse formando parte de tu

estupenda vida.

CAPÍTULO 2
LA ESCALADA FÍSICA Y LOS BESOS

Cuando empecé a escribir este libro, me pareció oportuno recoger de forma oficial todos mis
conocimientos y tácticas con respecto a la intensificación de la relación física y los besos.

Resulta asombroso lo aplicable que puede ser este capítulo a todos los demás aspectos de tu
táctica. De hecho, en este capítulo hay lecciones que te darán una valiosísima perspectiva sobre
los indicadores de interés, el uso del desin¬terés para conservar los niveles de comodidad y
conformidad, la microcalibración, la invención de personajes, el juego in¬terno y mucho más.
Tanto que he decidido poner este capítulo aquí, al principio del libro.

La intensificación de la relación física es en realidad bastante fácil. Solo tienes que seguir leyendo y
te demostraré lo fácil que es. Solo tienes que hacer lo que yo te diga y seguro que funciona. No te
preocupes, es fácil, y los movimientos que te voy a enseñar evitan cualquier rechazo. Confía en mí.
Es di¬vertido y puedes parar cuando quieras. Bueno, y ahora al grano...

La primera pregunta que hace todo el mundo es: «¿Cómo sé cuándo ha llegado el momento de
besarla?».

La respuesta fácil es que una mujer, cualquier mujer, emite señales muy concretas cuando está
lista para que la

35

besen. Lo único que tienes que hacer es buscar esas señales y sabrás con exactitud cuándo te da
luz verde. Yo llamo a esas señales indicadores de interés. (Ver gráfico).

Lección 1:

Las mujeres emiten señales cuando se sienten atraídas por ti.

Si una mujer te toca con frecuencia durante la conver¬sación (por ejemplo, si te toca el brazo
cuando te está diciendo algo), eso es una señal de que le interesas. Es más, es un
com¬portamiento inconsciente; seguro que ni siquiera se da cuenta de lo que está haciendo. Las
mujeres están programadas para tocar cuando se sienten atraídas por alguien.

Si se ríe mucho, si te hace muchas preguntas o intenta bromear mucho contigo, es que le
interesas. Esas son también señales que te dan luz verde.

Otro ejemplo de luz verde es cuando una mujer se vuelve de continuo para mirarte y lo hace con
el cuerpo entero. Lo que significa que incluso si tú giras el cuerpo, ella también va a girar hasta que
vuelva a estar enfrente de ti. Las mujeres lo hacen de forma inconsciente cuando se sienten
atraídas por alguien.

Otra luz verde es cuando se atusan. Por ejemplo, si está hablando contigo, se toca más el pelo y
empieza a juguetear con él. Suelen agitar el pelo para llevar la atención hacia él. Se toca la cara y el
cuello y también el dorso de la mano. Se rasca la mejilla, junto a la nariz y entre el labio y la nariz.
Rascarse esos puntos clave es pura programación, lo lleva incrustado en el circuito del cerebro. Es
puro diseño del comportamiento.

Si una chica se ríe de todo lo que dices (incluso de cosas que tampoco tienen tanta gracia) es una
señal.

Si una chica te coge del brazo y se inclina sobre ti o si apoya la cabeza en tu hombro, eso es una
señal.

36

EL MAI

:DUCCION

Si se inclina hacia ti durante periodos prolongados de tiempo, o cruza las piernas enfrente de ti,
eso es una señal.
ESCALADA FÍSICA Y BESOS INDICADORES DE...

INTERÉS (IDI)

DESINTERÉS (IDD)

Se aproxima

Se atusa

Se rasca la cara

Juguetea con el pelo

Presta atención

Conecta contigo

Se ríe

Ofrece valores añadidos Te toca

Muestra aprecio Hace preguntas Se inclina hacia ti Te mira

Intenta impresionar Permite la escalada

Te evita Se impacienta Se cruza de brazos Agita la mano Se aleja

No reconoce tu presencia Rompe el contacto Se desinteresa Se aparta

Anuladores, cortes Deja la conversación Se echa hacia atrás Mira a otro sitio Rechaza la situación
Se resiste
Si se cruza de brazos, se echa hacia atrás o se cruza de piernas alejándose de ti, no entres a matar
hasta que cambien las cosas. Si no cambian, ni te molestes. Prepárate para irte. Todo eso son
malas señales.

El secreto es el siguiente: si ves en ella al menos tres de los indicadores de interés, (como tocarte,
juguetear con el pelo, hacerte muchas preguntas y reírse mucho durante la conver¬sación)
entonces puedes besarla.

37

MYSTERY

La forma más fácil de interpretar sus señales es la siguiente: «Cuantas más, mejor». Una única luz
verde quizá no signifique nada en realidad. Pero de una mujer puedes es¬perar todo un chaparrón
de luces verdes cuando empieza a estar a gusto contigo.

Y la mejor parte es que, con la práctica y con el tiempo, también empezarás a desarrollar unos
sensores especiales. Es decir, después de practicar lo suficiente, sabrás de forma na¬tural cuándo
ha llegado el momento. Comenzarás a notarlo, será como una intuición, un sentido interno que te
indicará cuándo está lista para que la beses. Un sentido que se desarrolla de forma natural con la
práctica.

Recuerdo cuando se lo expliqué a mi amigo Dan. Me preguntaba cómo sabría cuándo había
llegado el momento de besarla.

Le respondí diciéndole: «Por supuesto que ya sabes que

puedes limitarte a observar las señales, ver si hay luz verde y -R}

después la besas. Pero hay algo mejor que eso. Te aconsejo que entables un montón de
conversaciones con chicas y que luego intentes besarlas con la mayor frecuencia posible, solo para
practicar. Así desarrollarás de forma natural unos sensores que con el tiempo se activarán y te lo
notificarán cada vez que una chica esté lista para besarte. Es como tener un sexto sentido».

Unos meses después me llamó Dan para informarme sobre sus progresos y dijo: «¡Mystery, tengo
que decirte que funciona! Salí y practiqué el Gambito del Beso con tantas chicas diferentes como
pude, y en poco tiempo empecé a sen¬tir esa sensación extraña siempre que una chica estaba lista
para que la besara. ¡Es como si se disparara una alarma en mi cabeza!».

«¡Bueno, eso es genial, Dan! ¡Me alegro de que fun¬cionara», le dije yo.

38

di

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

Dan continuó: «Tuve que practicar un poco antes de que fuera algo preciso pero, ahora, te lo juro,
puedo estar en el trabajo, vendiéndole un teléfono a una cliente y de repente se me activan los
sensores y sé, con absoluta certeza, que podría besarla allí mismo y sé que no pasaría nada.

A ver, no me voy a poner a besar a una cliente, claro, pero lo uso mucho en el bar. Salgo a
practicar, estoy hablando con una chica y de repente se me activan los sensores y sé que puedo
besarla, sin más. Antes, cuando pasaba, usaba el Gambito del Beso, ya sabes, para cubrirme el culo
por si me equivocaba, pero últimamente ya ni siquiera lo hago, la beso directamente. ¡Siempre da
en el clavo!».

Confía en mí: si Dan puede hacerlo, tú también.

El Gambito del Beso de Mystery

He diseñado un ejercicio que puedes practicar en

público siempre que creas que ha llegado el momento de besar-£ ?

a una chica. Esta táctica está diseñada para que puedas entrar a besar sin contratiempos y puedas
evitar con habilidad cual¬quier tipo de rechazo embarazoso. Funciona así:

Mientras la chica está hablando, llévate el dedo a los labios y di:


«Ssh... Hablas mucho. ¿Te gustaría besarme?». Ahora pueden pasar cuatro cosas y hay una forma
para cada una de ellas.

• Si dice que sí, ¡bésala!

• Si dice que no, di: «No dije que pudieras, solo que parecía que tenías algo en mente».
Después sigue hablando y continúa con el resto de la conversación: acabas de evitar un rechazo.

• Si dice quizá o no sé, en realidad significa que sí. Muchas veces una mujer quiere besarte
pero no se atreve a ad-

39

MYSTERY

mitirlo en voz alta. No pasa nada, solo di: «Vamos a averiguarlo», y luego bésala. • Si dice aquí no,
en realidad está diciendo: «Quiero besarte pero no puedo hacerlo delante de toda esta gente».
Demuestra tu inteligencia social diciéndole: «Entiendo». Ahora ya sabes que puedes besarla la
pró¬xima vez que estéis juntos y solos.

La mejor parte de besar a una mujer es que incluso si se niega a darte ese primer beso, puedes
volver a intentar besarla más tarde sin perder las posibilidades que pudieras tener con ella. Puede
que hayas pensado que te ha rechazado pero, en mi experiencia, las mujeres suelen negarse a ese
primer beso por defecto y, por lo general, la puerta está incluso más abierta que antes de
intentarlo. Seguiremos hablando de esto en el libro.

¿Y si no estoy seguro? Puede ser muy incómodo y angustioso «entrar a matar» al final de la noche.
¿Cómo puedo asegurarme de que las cosas irán sobre ruedas?

Lo primero para resolver ese problema es entender de dónde sale esa sensación de incomodidad.
La forma en la que interactúas con una mujer, con el tiempo, es lo que empieza a parecer normal
entre los dos.
Cuando interactúes con una mujer, tocarla debería ser una parte normal de esa interacción desde
el principio. Incluso pequeños roces sociales e inofensivos, como darle un pequeño empujón en el
hombro, tocarle el antebrazo o rodearla con un brazo, tienes que hacerlo constantemente. De esa
forma, el roce físico se convierte en una parte normal del modo en que los dos os comportáis.
Sería raro no tocarse.

40

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

Lección 2:

Desde el comienzo, tocarse debería ser una parte normal y constante del modo en que interactúas
con otras personas. Jamás debería haber un gran momento, sino una serie de pequeños
momentos y siempre sin darles dema¬siada importancia.

Si esperas demasiado tiempo, si no empiezas a tocarla a ella y a sus amigas en cuanto las conozcas,
entonces hasta los roces más inofensivos después parecerán raros.

Así que ya ves, la razón de que te sientas raro cuando intentes besarla al final de la noche es que
has esperado dema-siado tiempo; deberías haber estado tocándola todo el tiempo.

Por suerte para ti, este capítulo está lleno de maniobras que te resultarán muy útiles. Vamos a
empezar con el primer movimiento: el Golpecito en el Hombro.

Mientras le estás diciendo algo, dale un golpecito en el hombro con el dorso de la mano.

Bueno, ese Golpecito en el Hombro quizá no parezca gran cosa, ¡pero es que de eso se trata!
Después de todo, si quieres convertirte en una persona más física, la forma más fácil es utilizar
pequeños roces inofensivos cuando hables con alguien; a los dos os parecerá un comportamiento
social normal, no pasa nada.
¿Tan difícil va a ser darle a una mujer un golpecito en un hombro como parte de lo que le estás
diciendo? No tiene ninguna importancia, así que no hay excusa para no empezar a añadir de
inmediato este toque a tu conversación con las mujeres. Pero no lo hagas solo una vez: hazlo todo
el tiempo.

41

MV

Lección 3:

Oblígate a empezar a utilizar toques sociales inofen¬sivos como parte normal de tu conversación
con una mujer, por ejemplo, tócala en el hombro cuando le digas algo. Oblígate a tocar más
durante tus interacciones sociales.

El secreto es tocarla como si tú mismo no te dieras ni cuenta. Los roces deberían parecer
automáticos, sin relación con el resto de tu conversación y sin casi ser consciente de ello.

Lección 4:

Tócala sin darte cuenta, como si tú mismo no fueras consciente de que la estás tocando.

Pasemos al siguiente movimiento de nuestro arsenal: Cogerla por el Hombro:


Paso 1: Deja de mirarla y cógela por el hombro con una mano al tiempo que le dices algo.

Paso 2: Vuelve a mirarla cuando le sueltes el hombro.

Y ya está. Una vez más, es un movimiento muy pe¬queño y muy sencillo que puedes empezar a
incorporar a tus interacciones sociales. No transmite ningún interés sexual o romántico, no hay
nada que dé repelús en él. Lo único que hace es ayudar a condicionar a las personas para que
tengan la sensación de que es normal que las toques.

Lo importante que debemos observar de este movi¬miento es que le estamos mandando señales
mixtas de interés y desinterés. En este ejemplo, le toco el hombro con la mano, lo que indica que
me interesa; pero también aparto los ojos, lo que indica que no me interesa.

42

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

Es importante, porque el uso del desinterés me permite lograr un nivel de contacto físico que de
otro modo parecería demasiado atrevido. En otras palabras, cuanto más desinterés muestre, más
contacto físico consigo. Buena parte de la tác¬tica en sí gira alrededor de este principio del
desinterés.

Lección 5:

Siempre que hagas algo que indique que te interesa, por ejemplo, tocarla en el hombro, suaviza el
impacto de ese interés haciendo algo que indique desinterés, como apartar la vista mientras la
tocas. Por supuesto, solo es un ejemplo, asegúrate de probar varias combinaciones.

Por cierto, lo que le estés diciendo tampoco tiene tanta importancia. Lo único que importa es que
tienes algo que decir, de modo que el contacto físico parezca formar parte de un todo mayor.
Por ejemplo, puedo tocarle un hombro mientras miro al resto de la sala y digo: «Mira la cantidad
de gente que hay aquí». Después le suelto el hombro y al mismo tiempo la vuelvo a mirar y digo:
«Me encanta mirar a la gente». Y sigo hablando, quizá sugiero un juego de observación. Ya ves,
ese contacto físico no tiene relación lógica con lo que estaba diciendo, pero fue parte del modo en
que lo dije y lo hice con naturalidad.

Lección 6:

El contacto físico debería parecer una parte natural de tus palabras, aunque no tenga ninguna
relación lógica con lo que estés diciendo.

Lo siguiente que quiero que observes, a partir del ejem¬plo anterior, es que la cogí por el hombro,
pero luego la solté.

43

MYSTERY

Eso también es importante. Cuanto más tiempo toques a alguien, más evidente es ese contacto
físico. Es mejor tocarla y después soltarla antes de que la situación pueda hacerse incómoda.

Por tanto, cuando la toques, siempre deberías ser tú el que se aparta primero. La tocas y te
apartas.

Lección 7:

Toca y suelta, toca y suelta. Eres tú el que hace el movimiento y eres tú también el que se aparta.
Ella jamás estará en posición de «rechazarte», porque ya la has apar¬tado tú antes.
Nuestro siguiente movimiento es Cogerla por los Hombros,

Usa las dos manos para cogerla por los hombros, mué¬vela un poco y después suéltala.

Por ejemplo, mientras le dices algo, usa las dos manos para cogerla por los dos hombros y
muévela sin dejar de hablar, de modo que su posición sea ligeramente diferente a cuando
empezó, aunque solo la hayas girado unos milíme¬tros. Después suéltala. No deberías dejar de
hablar durante todo el proceso, como si ni siquiera notaras que la estás tocando.

Digamos que estoy utilizando un guión y quiero in¬corporar este movimiento. Podría ser así, con
palabras, usando el truco de Lovedrop de Cariño, he encogido a los niños.

Lovedrop: ¿Sabes qué? [La coge por los hombros con las dos manos y la gira un poco]

Lovedrop: Esta noche te voy a llevar a mi casa, tengo una... JLe suelta los hombros mientras mira a
su alrededor con gesto de conspirador, como si temiera que alguien los oyera]

44

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

Lovedrop:... tengo una máquina como la de Cariño, he encogido a los niños...

[La chica se echa a reír]

Lovedrop:... y voy a encogernos, como si fuéramos Barbie y Ken, y nos vamos a ir a nadar, a
explorar el acuario, allí mismo, y a encontrar nuevas tierras mágicas; tendremos aventuras
asombrosas.

Observa que la coge por los hombros mientras hace su número, aunque podría haber dicho lo
mismo sin tocarla. Pero así está incorporando de forma activa el contacto físico al modo en que
interactúa con ella.
Observa también que parece que ni siquiera es consciente de que la está tocando sino que está
totalmente concentrado en la historia que le está contando.

Es él también el que la está tocando a ella y después es él el que la suelta, de modo que siempre es
él el que maneja todo el proceso y la chica nunca tiene la oportunidad de apartarse.

El siguiente movimiento que quiero enseñaros es la Lucha de Pulgares:

Mientras hablas con ella, levanta la mano derecha de modo que quede plana y la palma esté
orientada a la izquierda. Dile: «Ponía así», para que ella levante la mano derecha del mismo modo.

Después di: «Déjame ver», mientras usas la mano iz¬quierda para cogerle con suavidad la muñeca
y después llévale la mano derecha de modo que las palmas de ambos queden juntas.

Después di: «Muy bien, ahora haz esto», al tiempo que doblas los dedos y colocas las dos manos
en posición para hacer una lucha de pulgares.

45

di

Lucha un momento con ella, solo por diversión, y des¬pués apártala y sigue hablando de otra cosa.
Actúa como si solo fuera para echar unas risas.

Lección 8:
Ve siempre paso a paso para conseguir lo que quieres. Nunca intentes lograr demasiadas cosas de
una sola vez.

Observa que podría haber dicho: «Vamos a hacer una lucha de pulgares. Dame la mano». Pero
entonces ella segu¬ramente habría dicho que no. ¿Porqué? Porque eso sería pedirle demasiado de
frente, lo que en nuestra experiencia solo empuja a la gente a decir que no. En lugar de eso, fui
paso a paso: primero levanté la mano, después le pedí que la levantara ella, tras eso le toqué la
mano y después empecé una lucha de pulgares con ella. ¡Paso a paso, y conseguí lo que quería!

Si voy poco a poco y hago las cosas paso a paso, puedo -£i-

conseguir que la chica me siga con mucha más facilidad. Siempre has de llevar a una mujer paso a
paso.

Aquí tienes otro movimiento que ilustra el mismo principio. Se llama el Truco del Apretón de
Manos:

Tú: ¿Has oído hablar del apretón de manos de Los Ángeles?

Objetivo: No...

Tú: Verás, es así. [Levanta la mano como si fuera a estrechársela a alguien].

Objetivo: [Levanta la mano]

Tú: [Cogiéndole la mano]. Vale, es así y así y después hay un corte brusco al final.

Objetivo: [Te sigue el juego].

Tú: Muy bien, prueba otra vez. Eso estuvo muy bien. [Nos estrechamos otra vez las manos].

46

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

Tú: Vale, ¿y has oído hablar del apretón de manos de San Diego?
Objetivo: No, ¿cómo es?

Tú: Verás, déjame la mano... [Le muestro otro apretón de manos |.

Tú: j Eso ha estado muy bien! Está bien, ¿ y has visto alguna vez este? [Revoloteas con los dedos a
toda prisa por su antebrazo mientras le indicas que ella haga lo mismo, varias veces].

Objetivo: ¿Cuál es ese?

Tú: ¡No sé, me lo enseñó una chica que estaba borracha! [Haces un gesto despectivo hacia ella
mientras giras un poco el cuerpo].

Objetivo: [Risas].

Tú: [Te das la vuelta otra vez y sigues llevando la con-versación hacia el siguiente tema].

¿Ves cómo te siguió el juego? Porque la estabas llevando paso a paso. Sin embargo, si se lo
hubieras pedido todo de frente, por ejemplo, si hubieras dicho: «Trae, dame la mano, quiero
enseñarte dos o tres apretones de manos diferentes», ella podría haber dicho: «No, gracias»,
porque eso sería pedirle mucho de una vez. ¿Lo entiendes?

Y mientras nos divertimos y jugamos, estaría haciendo dejadez de mis responsabilidades si no


mencionara el Choca esos Cinco.

Siempre que pase algo que mole de verdad, o si ella dice algo para impresionarte o si solo quieres
crear buen ambiente, levanta la mano con los dedos estirados y la palma hacia ella. Exclama:
«¡Choca esos cinco!».

Si te imita, limítate a sonreír y sigue hablando. Será lo que ocurra casi siempre.

47

MYSTERY
Si no te imita, entonces es que es una grosera. Levanta las dos manos y di: «Oye, perdona...»,
como si solo estuvieras bromeando y divirtiéndote un poco. Sonríe y sigue hablando, con ella o
con otra persona si lo prefieres.

Si una mujer rechaza tus maniobras, no pasa nada, tú pasa de todo unos momentos y después
intenta otra cosa. Porque tú eres así. De hecho, seguro que la chica aprecia ese rollo
despreocupado que aportas.

Lección 9:

No se trata de evitar el rechazo, se trata de responder a él de una forma atractiva.

Incluso cuando una mujer no te sigue el juego, ¡no reac¬ciones en absoluto! Actúa de un modo
totalmente normal. Eres de esos tíos a los que solo les gusta divertirse y que no se toman nada
demasiado en serio. Actúa como si ni siquiera nota¬ras en realidad lo que ha pasado. De hecho,
puedes seguir in¬tentando cosas con ella siempre que tengas a la chica cerca.

¡El concepto de «no pasa nada» es muy importante! Es lo que te permite seguir rozándola sin
problemas mientras los demás tíos están allí plantados sin saber qué hacer. Sabes lo que sabe
todo buen maestro de las Artes de Venus: que las mu¬jeres suelen rechazar movimientos varios y
que no pasa nada. La única pregunta es si te desanimas y te rindes o si te relajas, sigues
divirtiéndote, sigues intentando otras cosas y actúas como si no fuera para tanto, porque no tú no
estás tan nece¬sitado. Solo te lo estás pasando bien.

¡Hemos hecho progresos, de veras! Hasta ahora ya es normal y divertido que mis manos toquen
las suyas, o que la coja por los hombros y que la coloque yo. Es divertido y nor¬mal que juguemos
y haya un contacto físico entre nosotros.

48
EL MA

Ese contacto físico forma parte normal de nuestra experiencia cuando interactuamos juntos. Y
todavía no hemos terminado. Aquí va la siguiente maniobra: Cogerla del Brazo.

Cogerla del B

razo

Con la mujer colocada a tu derecha, extiende el codo derecho hacia ella, como si le ofrecieras tu
brazo.

Al mismo tiempo, usa la mano izquierda, cógele la mano izquierda y ponía bajo tu codo derecho y
haz que pose la palma de la mano izquierda en tu antebrazo derecho.

El resultado es que ahora la llevas «del brazo».

Dado que este movimiento señala interés, tienes que suavizarlo indicando también desinterés.
Una forma fácil de ha¬cerlo es señalarla y decir: «¡Ahora no empieces a pensar cosas raras porque
eso es todo, amigos!», y continúa la conversación.

Manten la mano izquierda encima de su mano iz¬quierda. ¿Por qué? Así puedes sentir si está a
punto de quitar la mano, en cuyo caso puedes adelantarte dejando caer su mano antes de que ella
deje caer la tuya. Hazlo con aire ausente, casi desdeñoso.

Lección 10:

El desinterés crea una sensación de comodidad. Si se resiste al contacto físico, usa más desinterés.
Por ejemplo, quítale la mano, dale la espalda o habla con otra persona del grupo. No lo hagas
como si estuvieras intentando castigarla, sino como si no fuera gran cosa.

Mano en la Pierna

Mientras estás sentado a su lado, cógele la mano y pósala en tu pierna. Suaviza el movimiento
diciendo: «No pienses
49

MYSTERY

cosas raras». Sigue hablando con ella sobre algo que no tenga ninguna relación.

Si sientes que empieza a quitar la mano, adelántate y quítasela tú. El movimiento debería
parecerle un poco desde¬ñoso pero, una vez más, tú actúas como si no fuera para tanto, como si
estuvieras concentrado en lo que estás diciendo.

Ahora quizá me preguntes: «Mystery, no lo entiendo. ¿Por qué le pongo la mano en mi pierna?».

Buena pregunta. La respuesta es que estás sondeando dónde está a nivel emocional. Estás
sondeando hasta qué punto será sumisa contigo. Para eso son todos estos movi¬mientos, para
probar hasta qué punto es complaciente y condicionarla para que lo sea cada vez más como parte
normal de vuestra interacción.

Vamos a ilustrarlo con nuestro próximo movimiento,

(Ty el Test Kino Q

El Test Kino

Mientras hablo con una chica levanto las manos con las palmas hacia arriba. Sigo hablando, el
tema de conversión en sí no tiene ninguna relación. Lo que insinúa mi expresión es que se supone
que ella tiene que imitarme y poner sus manos en las mías.

¿Me da sus manos? Es una prueba de conformidad. Si pone las manos en las mías, entonces ha
obedecido. Cosa que ocurrirá si se hace bien.

A continuación, mientras sigo hablando de algo que no tienen ninguna relación, le aprieto las
manos un poco. Estoy probando si ella me aprieta también las mías.
Después le empujo la mano izquierda y tiro de la derecha y después le empujo la mano derecha y
tiro de la izquierda.

¡0

EL MAI

DE LA SEDUCCIÓN

Repito el movimiento unas cuantas veces mientras sigo ha¬blando con ella, solo para ver hasta
qué punto me sigue, o si hay alguna resistencia al contacto físico.

Y después, poco a poco, bajo las manos mientras sigo hablando. Estoy probando si ella me sigue.

Después me deshago de sus manos con un tirón des¬deñoso mientras la conversación en sí sigue
su curso.

Si en cualquier momento del movimiento hubiera detectado algún tipo de resistencia, me hubiera
adelantado a ella de inmediato con un movimiento desdeñoso de las manos, con lo que terminaría
el Test Kino con una señal física de desinterés.

«Espera un momento», podrías preguntar. «Si se re¬siste, entonces le quito las manos. Eso tiene
sentido. Pero dices que si obedece, ¿también termino el movimiento quitándole las manos? ¿Así
que se supone que tengo que mostrar desin¬terés en cualquier caso?».

Exacto, se supone que debes mostrar desinterés en cualquier caso. El desinterés es lo que
mantiene las cosas en un nivel cómodo y divertido entre los dos, lo que te permite hacer cada vez
más maniobras.

Recuerda: haces un movimiento y después la apartas de nuevo. Hazlo una y otra vez, debería
formar parte del buen rollo que hay entre los dos. De hecho, debería formar parte del modo en
que hablas con ella.
El siguiente principio del que quiero hablar procede del adiestramiento de los perros. El concepto
es muy sencillo: re-compensa el buen comportamiento. Tiene sentido, ¿no? Si quieres alentar un
comportamiento, refuérzalo. Bueno, todos sabemos que las mujeres no son perros, sería un error
estú¬pido tomarse esta analogía de forma demasiado literal, pero los principios básicos del
comportamiento siguen aplicándose.

51

Digamos que estás intentando adiestrar a un perro para que se siente. Primero dices: «¡Siéntate!».
Si se sienta, dices: «¡Buen chico! ¡Buen chico!», y le das una galletita para pe¬rros. ¿Te das cuenta
de que lo estás recompensando con una sensación de aprecio?

¿No tiene sentido? Recompensas a tu perro por obe¬decer, así es como aprende. Y cuando le
dices «buen chico», no solo estás diciendo las palabras. Es más que eso: tu tono de voz está lleno
de felicidad y emoción. Un perro no entiende inglés o castellano, pero sabes que puede sentir ese
reconocimiento en tu voz.

Lo que nos lleva a uno de los errores más básicos que cometen los hombres a la hora de
relacionarse con las mu¬jeres. La mayor parte de los hombres están dispuestos a prestarle mucha
más atención y consideración a una mujer guapa, incluso cuando no se lo ha ganado. Inician una
con-versación diciéndole lo guapa que es. Le preguntan si tiene novio y la invitan a una copa. La
tocan pero luego no la re¬chazan. Le dan luz verde tras luz verde cuando ni siquiera saben quién
es. Ese comportamiento solo rebaja el valor que tiene el hombre a ojos de la mujer.

Un maestro de Venus sabe lo que hace. Ahórrate la luz verde y asegúrate de que cuando le prestas
a una mujer más atención y consideración, es solo porque se lo ha ganado.
Cuando te sigue el juego, ese es el momento de son¬reír más, de inclinarte más hacia ella, de
hacer más preguntas. De ese modo puedes condicionarla para que vaya siendo cada vez más
complaciente en el futuro.

Lección 11:

Siempre que una mujer te siga el juego, recompénsala prestándole más atención y consideración.
En otras palabras,

52

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

dale luz verde, pero solo cuando ella tenga la sensación de que se lo ha ganado. Que trabaje para
conseguirlo.

El siguiente movimiento es muy popular entre la co¬munidad de seductores consumados, se llama


el Giro.

El Giro, como todos los demás movimientos de este libro, es algo que deberías practicar todo el
tiempo. Encuentra una excusa para meterlo en todas tus interacciones sociales, solo para
practicar.

Observa que el Giro incorpora lecciones como no parar de intentar cosas, recompensar el buen
comportamiento y mostrar un desinterés ocasional, desinterés que solo hace posible que repitas
el proceso y pongas a prueba la compla¬cencia femenina.

no

El Gi
Paso 1: Mientras hablas con ella, levanta la mano y mí-rala. Dile: «Mira esto». [Es una prueba de su
sumisión].

Paso 2: Cuando te mire la mano, di: «Ponte así». [Otra prueba].

Paso 3: Cuando levante la mano como tú, cógela y di: «Ahora gira un poco». [Otra prueba de
sumisión].

Paso 4: Hazla girar y di: «¡Muy bien!». [Así la re¬compensas].

Paso 5: Suéltale la mano sin más y sigue la interacción. [Así muestras desinterés y después repites
el ciclo.] Otra forma de verlo es con una metáfora relacionada con la pesca:

Lección 12:

Cebo — Anzuelo - Sedal — Suelta

53

MYSTERY

Cebo: El cebo es cada vez que pones a prueba su sumi¬sión. Es decir, cada vez que «intentas
algo».

Anzuelo: Si te sigue el juego, entonces podrías decir que ha picado. (Si no pica, ve de inmediato al
paso de suelta).

Sedal: Ahí es donde le das alguna que otra luz verde para recompensarla por su sumisión. Cuando
la chica per¬cibe que le prestas más atención y consideración, empieza a sentir que te está
ganando poco a poco.
Suelta: A continuación apártala. El desinterés aumenta sus niveles de atracción y es también lo
que incrementa los niveles de comodidad, lo que te permite repetir el proceso otra vez: tú echas el
anzuelo, ella pica, tú sueltas el hilo y luego la liberas.

No te equivoques: esta metáfora es oro puro cuando se trata de salir a ligar y conocer mujeres. De
hecho, puedes aplicarlo a todos los aspectos de tu método. Es más, te animo a que lo apliques a
todas las tácticas de este libro cuando sal¬gas a practicar.

Solo por curiosidad, vamos a aplicar esta metáfora a un simple abrazo.

Cebo: «¡Pero qué mierdecilla eres! ¡Anda, ven aquí!». [Abro los brazos para indicar que quiero
darle un abrazo.] Anzuelo: [El objetivo me abraza.] Sedal: [Rodeándola con los dos brazos.] «¡Oh,
Dios mío, pero si eres una de nosotros! Eres todo un personaje. ¡Te adoro!».

Suelta: [Mientras la aparto.] «¡Vale, ahora suéltame ya!». [Gran sonrisa.]

Yo uso este procedimiento una y otra vez en mis tácticas y voy percibiendo más sumisión con cada
movimiento que hago.

54

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

Hablo en serio: esta metáfora lo tiene todo, una prueba de sumisión repetida, se refuerza el buen
comportamiento con un interés y consideración crecientes y se añaden elementos de desinterés
para incrementar la comodidad y desalentar la resistencia. ¿Qué más quieres de una metáfora?
El siguiente método del que quiero hablar es bas¬tante sencillo...

Brazo Alrededor del Hombro

Solo tienes que ponerle el brazo alrededor del hombro. Seguramente lo haces con tus amigos todo
el tiempo. Hazlo también con las chicas; de hecho, hazlo con todas sus amigas. ¡Hazlo con todo el
mundo! Pero asegúrate de soltarlos.

Sé que parece un simple párrafo en medio del libro pero el Brazo Alrededor del Hombro es mucho
más que eso. Si no lo estás haciendo de forma regular mientras hablas con las chicas y sus amigas,
entonces no cabe duda de que a tu táctica le falta algo, ¡así que empieza a usarlo! La idea es
ha¬cerlo durante breves momentos de buen rollo, no imponerle tu presencia a nadie.

De hecho, más importante todavía es nuestro próximo movimiento:

Echa los dos brazos alrededor de los hombros de dos chicas al mismo tiempo.

Este movimiento es exactamente lo que parece. Ima¬gina que te acercas por detrás a dos de tus
amigas. Al hacerlo rodeas el hombro de cada una con un brazo mientras te colocas en medio. Te
ríes con ellas un momento y después las sueltas.

55

MY

Acuérdate de equilibrar siempre las señales de interés con las de desinterés.


Si un movimiento como este no tiene ninguna impor¬tancia con tus amigos, ¿por qué tendría que
ser diferente con tus nuevas amigas, es decir, la mujer con la que estás alter¬nando y su grupo de
amigas?

No tendría importancia para mí, y por eso es impor¬tante que practiques movimientos como este
junto con todos los demás del libro, hasta que tú también estés cómodo. Una puesta en práctica
natural y sin complicaciones de estos mo¬vimientos requiere práctica.

¡Utiliza todo esto! Una cosa es asentir mientras vas leyendo. Otra es ponerlo en práctica mientras
hablas con per¬sonas de verdad. Estos movimientos funcionan a la perfección, confía en mí. Es
fácil y puedes parar cuando quieras.

El siguiente movimiento que quiero mostrarte se llama el Test de la Tele.

Test de la Tele

Paso 1: [Cebo, despacito.] Mientras hablas con ella le pones las manos en los hombros.

Paso 2: [Cebo, despacito.] Le dices: «Muy bien, mira una cosa», mientras le das la vuelta y le
rodeas los hombros con los brazos por detrás. Sus brazos deberían estar bajo los tuyos pero en
una posición cómoda. La estás abrazando por detrás, por encima de sus brazos.

Paso 3: [Cebo.] Sin perder en ningún momento el ritmo dices: «Vale, ahora imagínate que estamos
viendo la tele. Llevamos saliendo unos, digamos, seis meses, así que ya hemos tenido todas las
peleas... hemos puesto todos los lími¬tes... Bueno, ¿cuál es tu programa favorito?».

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

Paso 4: Ella dirá Friends o Sexo en Nueva York. [¡Anzuelo!]

Paso 5: Dices: «Vale, así que estamos viendo Sexo en Nueva York...». [Sedal. La abrazas y la meces
un poco.]

Paso 6: [Suelta.] La apartas de repente y dices: «¡Muy bien, se acabó el programa!».


Es una gran rutina, una de mis favoritas. Por supuesto que no vas a utilizar el Test de la Tele como
primer movi¬miento, tienes que crear cierta confianza para llegar a ese punto. Por eso damos
todas esas palmadas en la espalda y las hacemos girar antes. ¿Lo entiendes? ¿Y si menciona a su
novio?

Si en cualquier momento menciona a su novio, eso una señal clásica de que le estás demostrando
demasiado interés sin hacerla trabajar para que se gane su recompensa. Deja de darle tanta luz
verde y en su lugar empieza a echar el anzuelo, que pique, suelta el hilo y libera la pieza.

No te preocupes, de esa situación te puedes recuperar, solo sigue practicando e intenta mantener
los niveles de inte¬rés bajo control a partir de ahora.

Ah, y hagas lo que hagas, no empieces a preguntarle por su novio. Puede que no exista. Manten la
calma y cambia de tema. No pasa nada.

¿y'si me rechaza cuando intento besarla? Ahora quiero contarte uno de los grandes secretos sobre
los besos: tus posibilidades de besarla son en realidad mejores después de la primera vez que se
niega a besarte.

¿Cómo puede ser? Es un concepto que para los hom¬bres no tiene sentido porque o bien
queremos besar a una mujer dada o no. (En otras palabras, cuando te niegas a besar a cierta
mujer, aunque solo sea una vez, suele ser porque no tienes intención de besarla jamás).

57

MYSTERY

Pero las mujeres no están programadas así. Una mujer necesita resistirse un poco antes, sobre
todo en algo tan ín¬timo como un beso, porque si no, se siente una fresca. Y tú no quieres que se
sienta así, ¿verdad?

Vamos a repasar la Lección 9.


No se trata de evitar el rechazo, se trata de responder a él de una forma atractiva.

Cuando una mujer se niega a besar, en realidad no te está rechazando a ti y, de hecho, se sentirá
decepcionada si te rindes. Es un momento crítico y tienes que responder de la forma apropiada...

Solo necesita ver cómo respondes en esa situación; es su forma de poner a prueba tu
programación emocional para asegurarse de que eres una pareja adecuada. Necesita ver que para
ti tampoco tiene gran importancia, que solo te estás di virtiendo y jugando un poco (en
contraposición a ponerte en plan intenso y romántico) y que te vas a apartar de ella sin darle
mayor importancia, que incluso volverás en unos mi¬nutos para intentar besarla de nuevo.

Cuando respondes a ella de ese modo, la condicionas para que se sienta segura contigo, ya que
sabe que puede poner freno a las cosas en cualquier momento y que si lo hace, a ti no te va a
parecer mal. No tiene nada de lo que preocu¬parse. De hecho, puede disfrutar tranquila.

La única forma de perder a una chica después de que se niegue a besarte es si demuestras
frustración o te aferras a ella. Pero si respondes como un tío que vale mucho, de hecho se sentirá
más atraída por ti que antes. En realidad es cosa tuya.

Sé que parece una locura si no has salido a practicar tus tácticas. Pero si sales y practicas, verás a
lo que me refiero.

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

Siempre que la chica siga dándote luz verde, tú puedes seguir intentando besarla, ¡y ella no
tardará en querer besarte a ti también!

El siguiente movimiento que me gustaría presentar es el Gambito del Beso de Lovedrop:

Una forma de llegar al beso es irte abriendo camino con montones de piquitos. ¿Sabes lo que es
un piquito? Es uno de esos besitos inocentes en los que solo usas los labios. Son inofensivos y al
principio parece que no ha pasado nada.

Si no estás listo para un beso como Dios manda, empieza dándole piquitos... ¡en cualquier parte
salvo en los labios! Dale un abrazo y un beso en la coronilla. Atráela y bésala en la frente. Indínate
sobre ella y bésala en el hombro. Bésala en la nuca. Bésala en la mandíbula. Bésala en la mejilla.
Bésala en la barbilla. Bésala en los labios.

En todo momento usa los dedos para frotarle los mús¬culos de los brazos y acaricíala con las
manos y las yemas de los dedos por los hombros, los brazos, la espalda y las caderas.

Incluso si una mujer se resiste a besarte, siempre que siga dándote luz verde, el Gambito del Beso
de Lovedrop se-guramente funcionará igual.

Antes de que te des cuenta, los dos os estaréis besando con lengua. No seas demasiado agresivo,
saborea cada roce de los labios, usa la lengua con medida y acuérdate de apartarla a intervalos
regulares. Siempre puedes volver a besarla.

59

El Gambito del Beso Calibrado de Mystery

Este es muy sencillo. Si ves que te da luz verde, enton¬ces inclínate hacia ella y échate hacia atrás,
lo suficiente para meter la cara en su espacio personal un instante y probar cómo responde. Si no
se encoge ni se aparta, entra directa¬mente a matar y bésala.

Una pequeña advertencia. Cuando te estés enrollando con una mujer, recuerda que no debes
dejar que las cosas se calienten mucho o podrías provocarle algo parecido a lo que se siente
cuando te arrepientes de comprar algo. Si eso ocurre, podrías despertar al día siguiente y
encontrarte con que ni siquiera te coge el teléfono.
Todo con moderación, no dejes que se excite demasiado hasta que los dos estéis en un lugar, por
ejemplo un dormito¬rio, donde pueden pasar cosas de verdad.

5- . <

El Gambito del Beso Microcalibrado de Matador

En cierto momento de la interacción deberías sentir una afinidad sincera, tanto por parte de la
chica como por la tuya. Esa afinidad debería ser el estado emocional actual de los dos. Con el
tiempo y la práctica, serás capaz de percibir en qué estado está cualquier otro ser humano y
podrás cambiar su estado modificando el tuyo. Pero en el mundo físico, toda esa comunicación
emocional se da, de hecho, a través de señales muy sutiles. La gente no hace más que sondear a
los demás y calibrar las emociones de los otros, de forma inconsciente, a través de
microexpresiones faciales, IDIs e IDDs corporales, el tono de voz, las reacciones y demás.

Llega el momento de iniciar un beso, un nivel más alto de contacto físico. En cierto momento de la
conversación, la

60

¿Si I M I—11—11—/ I.» l—J 1^1 Vt.l\ I E_rX YXJV/ OTflücta wa.SPldDPMTUna.TOm

EL MAESTRO DE LA

TON
expresión de afecto estará justificada. Puede que la chica diga algo encantador o gracioso y ya
tienes una «razón» para mos¬trarte afectuoso.

Lo que me gustaría que hicieras a continuación es que la miraras de una forma tierna, sincera y
afectuosa. No dema¬siado. El objetivo último es la autenticidad, una percepción real por su parte
de que sientes afecto por ella y que ese afecto procede de un sitio real y profundo.

Utiliza las manos para cogerle ambos lados de la cara con suavidad, por la mandíbula; un
movimiento suave, ele¬gante, ni agitado ni demasiado masculino, lo que haría un hombre
romántico, pero con cierto aire juguetón que lo im-pregne todo.

Después, y mostrando un estado emocional divertido, alegre y afectuoso, inicia de un modo muy
lento y elegante un beso que vas a depositar en su mejilla.

Entonces apártate un poco, solo un 10 por ciento, y mírala con una sonrisa muy sincera. Lo más
importante es que se perciba como algo real y sincero. Si ella refleja un estado emocional
parecido, una afinidad, cierta calidez, vuelve a rei-niciar el beso, esta vez en los labios.

En el momento en que le pongas las manos en las mejillas, podrás sentir un cambio en su estado
emocional real si no está lista. Sentirás una especie de tensión en la yema de los dedos, una
tendencia de su cuerpo, que quiere girar en sentido contrario, una tendencia de la cara, que
quiere vol¬verse a un lado o a otro. Son indicadores de que todavía no está lista. Si la chica actúa
así, no entres a por la segunda vuelta; no está lista. En su lugar, da marcha atrás como 1DD no
verbal y después sigue como estabas, y un poco más tarde intenta besarla otra vez.

Si después del beso en la mejilla te apartas para mirarla y ella no refleja tu estado emocional,
tampoco vayas a por
e-

la segunda ronda, el beso en los labios. Es una salida impe¬cable. Si la chica no estaba lista, lo
sabrás dos pasos por delante y jamás te verás atrapado en una de esas incómodas situacio¬nes en
las que intentas forzar el beso.

Si está lista, percibirás un estado emocional de calidez, alegría y afinidad, un estado que será
mutuo. El beso en los labios os parecerá natural, bonito y placentero a ambos.

luis oocumarttwas matad using


atro de la Seducción 23/4/10 20:07 Página 63

CAPÍTULO 3

LA CASA EN PLENO APOGEO


Habíamos montado la oficina de! Proyecto Miami en lo que se suponía que era el comedor. Una
gran mesa cuadrada dominaba el centro de la habitación. Yo me había sentado enfrente de
Lovedrop y nuestro rival comercial y compañero de casa, Mehow, estaba sentado enfrente de
(ames Matador, propietario de la casa y un personaje que pronto coprotagoni-zaría conmigo The
Pickup Artist, en la VH1. La mesa era un caos de papeles, cables y portátiles, con una gran teléfono
con manos-libres en el centro. Nuestro empleado Justin hojeaba unos papeles detrás de mí.

En la pared que había detrás de Lovedrop había cinco relojes atómicos idénticos, cada uno con el
cartel de una ciudad diferente: Sydney, Los Ángeles, Chicago, Nueva York y Londres. Marchaban
juntos al unísono, con una cadencia sincrónica. Nuestra nueva compañía se llamaba Venusian Arts
(Artes de Venus) y los tres (Matador, Lovedrop y yo) éramos socios. Vendíamos vídeos educativos
para aprender a ligar y volábamos por todo el mundo dando seminarios y haciendo talleres en
vivo... trabajo de campo, por así decirlo. Mehow, por otro lado, dirigía una empresa rival que
ofrecía exactamente el mismo servicio.

63

MYSTERY

Mehow escribía como un maníaco en su portátil, con unos mechones de pelo rubio asomándole
por los lados de la gorra de béisbol. De origen polaco (su nombre significa Michael en polaco),
antes creía que su cuerpo pálido y flaco y su feo rostro, combinado con una calva incipiente, lo
convertían en un caso perdido en el mundo del romance. Pues miradlo ahora: hecho un auténtico
monstruo. Esos mismos atributos eran lo que tanto impresionaba a los nuevos estudiantes cuando
lo veían ligando como si nada.

Detrás de mí la habitación se abría al resto de la casa. Los escalones de mármol de tono «Marfil
Crema» bajaban hasta el vestíbulo y la gran puerta principal roja, que estaba a la izquierda. Más
adelante, el rellano descendía unos cuantos escalones de mármol más y se adentraba en el salón,
con el sofá blanco y la alfombra blanca. En el proyector habíamos puesto Scarface.

La voz de Al Pacino resonaba en el salón.

--—- —¿Qué intento decirte? En este país, antes hay que


hacer dinero. Y entonces, cuando tienes dinero, tienes poder. Después, cuando consigues el
poder, consigues a las mujeres. Por eso tienes que moverte tú.

—Eh, Matador —dije de repente—. ¿Qué es eso que he oído que anoche te montaste un trío con
mi chica? La chica de Nueva York.

Matador levantó la cabeza del portátil, donde estaba viendo Rambo ¡I, la vendetta.

—Creí que me la estabas pasando —dijo—. Como me pediste que la llevara a casa...

—¡Dije «hockey»! ¿Sabes lo que significa hockey? ¡Significa «no te acerques a mi chica»! —Señalé
a Matador con una uña pintada de negro—. Dije que había un partido de hockey en la tele, en el
bar. Dije que un amigo mío había ganado un partido de hockey en Montreal. Eso significa que no
te metas en mi rollo. No juegues con mis chicas.

64

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

—¡Pero tú ya te ibas con otra chica, justo delante de ella! ¡Y dijiste que podía llevarla a casa!

—Dije que la llevaras a casa, ¡no que te acostaras con ella! Que la llevaras a casa.

Matador se volvió hacia Lovedrop,

—Verás, tío. Me monté un trío con la chica de Mystery anoche, pero fue por venganza, porque él
me robó a la piba de la semana pasada, esa chica, Amber.

—Te la robé con solo existir en este planeta... —dije, incrédulo.

—Lovedrop, ¿ ves lo que hace ? —dij o Matador—. Ahora mismo lo está racionalizando.

Yo seguí hablando al mismo tiempo que él.

—Empezó a poner cara de embobada, ¿sabes? Soy Mystery. Qué quieres que haga si tus chicas
vienen a mi habitación para esconderse de ti....
—Mystery, tío —Matador sacudía la cabeza—. No puedes rescribir la historia. Esto es un ejercicio
de cordura.

Mehow levantó la cabeza del ordenador.

—Tíos, es que me parto con vosotros. Mientras vosotros os peleáis por chicas del año pasado
como adolescentes, yo estoy preparando mi nueva teoría del microbucle. Va a ser algo épico.

—¿Teoría del microbucle? —preguntó Lovedrop.

—La teoría del microbucle —dije yo—. ¿ Es algo parecido a la microcalibración inventada por
vuestro seguro servidor?

—Sí. ¿Es eso, Mehow? —dijo Lovedrop)—. Don gran inventor del ego gigante. Si vas a vivir aquí, en
esta casa, no puedes sacarte de la gorra esa mierda del «Método Mehow».

—Lo mío es original —insistió Mehow—. Además, no voy a seguir alquilando una habitación aquí,
no si me sale bien el próximo negocio. Ha sido una pasada pero si sigo viviendo como un rey en las
dos costas, voy a terminar sin un centavo.

65

Tilia (JocLimünt wsa r.raatr«1 la^ing

MVSTERY

—Venga, Mehow, vamos, no hablas en serio —dijo Matador. Por mucho que se quejara de
Mehow, siempre odiaba perder un alquiler.

—Oh, papaíto habla muy en serio —dijo Mehow—. La máquina de dinero mágica de Miami se
traga la pasta como una puta con hambre. Mi novia está en San Diego, mi familia está en San
Diego, mi casa está en San Diego...
—Eh, tíos, por cierto —lo interrumpió Matador—. ¿Habéis oído lo de la Regla del Segundo de
Mehow? Sale en su libro. Es algo así como la Regla de los Tres Segundos de Mystery... ¡solo que es
dos segundos más rápida! Lovedrop lanzó una risita.

—Mehow —dije yo—, tienes que estar de coña. ¿No puedes al menos coger otra palabra que no
sea micro cuando «inventes» algo sacado directamente de mi libro? A ver, mira mi diagrama.

— ¡La teoría del microbucle no es lo mismo que la

£ ^- microcalibración! —dijo Mehow, indignado—. Nada de lo que -£ ^

analizamos es nuevo o único, solo lo son los modelos. Cualquier ligera mejora que pueda hacerle a
un modelo es un invento. Es algo nuevo. Recuerda que soy un inventor profesional.

Nos miramos todos con asombro burlón y dijimos poco a poco «¡ Ohh! ¡ Ahh!» mientras
levantábamos los brazos y nos poníamos a temblar como si nos diera miedo. Después nos
echamos todos a reír.

—¡Hablo en serio! —dijo Mehow—. Me he pasado la vida inventando cosas y mejorando cosas,
como las máquinas tragaperras y las máquinas para votar...

—De esta no te vas a librar, Mehow —dijo Lovedrop—. ¡Está en tu libro! ¡La Regla del Segundo!

—Siempre doy crédito a quien se lo merece —dijo Mehow—. Y no hago más que aportar cosas, y
valores.

—Eh, mirad —dijo Matador—. Oye, Mystery. Tíos, ¿sabéis qué es mejor que los abdominales de
los ocho minu-

66

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN
tos ? Mehow tiene una cosa nueva. No os la perdáis. ¡ Se llama los abdominales de los siete
minutos! Nos reímos todos.

—Ja, ja, ja —dijo Mehow—. Algún día estaréis todos trabajando para mí. —Entrecerró los ojos
para fingir que de repente volvía a estar absorto en su portátil.

—Bueno, Mehow —dijo Matador—, es posible, pero creo que deberías saber que Justin acaba de
enviarte la última factura esta misma mañana. Así que, ahora mismo, eres tú el que trabaja para
mí. Ya puedes esperar algo «épico» en tu buzón, y a no tardar mucho.

—¡Sé que soy el único que paga esas facturas! —sol¬tó Mehow.

—Yo pago las mías —dijo Lovedrop. —Yo pago las mías —dije yo. Mehow continuó:

—Yo tengo que pagar el Bentley. El seguro del Bentley. Las facturas de Matador. No voy a poder
comprarme el barco. Más vale que el próximo asunto salga bien...

—¡Puedes correr, Mehow, pero no puedes esconderte! —sonrió Matador—. Soy capaz de
aparecer detrás de una roca cuando menos te lo esperes y ponerte delante de las narices una
factura. Podrías estar en pleno desierto de Arizona y te juro que salgo de un salto de un puto
cactus y te denuncio.

—Ah, por cierto, tíos —dije yo—. Ya que estamos todos aquí, mi chica de las velas de Halloween se
va a acercar esta noche. Ni os acerquéis. Esa piba es mía. También va a salir esta noche con
nosotros. Ah, y necesito que me hagan las uñas. Así que, si no os importa, me gustaría que Justin
me llevara al Grove. Es sábado, así que no tenemos cocinero y mi humanidad me está haciendo
sentir hambre en estos momentos, por no mencionar que no llevo dinero encima, así que tengo
que resolver estos temas.

67

MYSTERY
—Escuchad lo que dice la princesa —dijo Lovedrop. —Oye, Mystery —preguntó Mehow—. Esa
chica de las velas, ¿era la de la Fiesta del Sado, a la que fuisteis en Halloween con Johnny?

—Sí, esa misma —dije con una sonrisa. Matador esbozó una inmensa sonrisa. —La Fiesta del
Sado... —Silbó—. Lo pasamos bien esa noche.

—¡Oh! ¿Había un montón de... ya sabéis—preguntó Justin—> látigos y cadenas? —Todo lo


relacionado con el morbo le hacía mucha gracia—. ¿Gente con trajes de cuero ceñidos? ¿Tíos
recibiendo azotes?

—Déjame decirte solo —dijo Lovedrop— que cuando vas a uno de esos sitios, te das cuenta de
que hay todo un nivel diferente. Joder.

—Era como una especie de mierda de la Roma Antigua —dijo Matador—. Recuerdo que ligué con
una tal Vanessa, una amiga de Johnny.

—Yo no recuerdo a esa en concreto —dijo Lovedrop—, pero recuerdo que Johnny tenía un
montón de tías por allí, y recuerdo que nos dieron la mesa VIR

—¿Sabéis lo que intentó hacer una de esas chicas? —dijo Matador—. Intentó tirarme la ceniza del
cigarrillo en la boca. Me dice: «Abre la boca y saca la lengua». Así que le digo: «¿Para qué?». Y ella
dice: «Te voy a tirar la ceniza en la boca». ¿Y sabéis?, lo dijo de una forma tan dominante y natural
que estuve a punto de seguirle el juego. Pensé: Oye, bueno, vale, ¿por qué no? Vamos a ver
adonde llegamos. Pero luego, oye, espera un minuto, ya sabéis. El orgullo se remonta y dices: «Ah,
no. Y una mierda, no me jodas».

Y empezó a imitar la voz de Andrew Dice Clay. —Nadie se folla a Dice. Dice. Es. El. Que. Folla. Nos
reímos todos.

68

EL MA1

:JÓN
—¿Sabéis? —dijo Lovedrop—. Esa Fiesta del Sado me hizo darme cuenta de que soy un tío
bastante vainilla. Es la palabra que usan para gente como yo. Vainilla.

—¿Os dais cuenta —dijo Matador— que en esas chifladuras siempre hay gente blanca? En esos
sitios no hay hindúes, ni latinos, ni tíos negros. —Hizo una pausa—. Siempre son cabrones con
pinta de la tribu de los Brady. —Matador, que es hindú, siempre nota esa clase de cosas.

—Supongo que todo el mundo tiene sus cosas —dijo Lovedrop—. Bueno, ¿tú qué crees, Mystery?
Tú te estabas en-rollando con tres o cuatro pibas a la vez allí dentro. ¿ Es que es eso lo que te va o
qué?

—No me entendáis mal —dije yo—. Era Halloween, lo que me permite negarlo todo y todavía
resultar creíble. Por lo general no es mi estilo, ya sabéis, aunque tampoco me sorprende
demasiado y sospecho que por allí había más gente que estaba disfrutando de una nueva
subcultura. Pero estoy seguro de que algunos viven solo para esos bailes. Son algo grande. Ese
baile fue algo grande. Estamos hablando de Miami, la Fiesta del Sado, Halloween. Fue increíble. Es
un espectáculo increíble, un espectáculo en el que todo el mundo participa. Recuerdo que fui a lo
mío y me salió sin más.

—Mystery —preguntó Justin—, ¿cómo te ligaste a esa chica de la cera?

—Le estaban echando cera encima —respondí—. Cu¬brieron una mesa de billar con sábanas de
plástico y allí estaba. Era la chica medio desnuda a la que le estaban echando cera encima. Era la
novedad.

Lovedrop se echó a reír.

—Recuerdo a Mystery rodeando la mesa sin quitarle los ojos de encima a la chica mientras el tío le
echaba cera en¬cima y ella se retorcía sobre la mesa de billar.

—Estaba bastante buena —dijo Matador—. Me refiero a cuando estaba en la mesa.

69

luis tíocumarttwas matad using

-A-
MYSTERY

—La envolví —dije. Fruncí el ceño e intenté recordar lo que había pasado con exactitud—. Debí de
entrarle. No lo recuerdo. Lo que sí recuerdo es que tuve que maniobrar bastante, ¿sabéis? Hablar
con varias personas y confundirme entre ellas. Había que conspirar bastante para hablar con ella.
Tenía un cuerpo bonito.

—A Mystery se le puso cara de porno —dijo Lovedrop—. Deberíais haberlo visto. Estaba
cautivado.

—Habla por ti, chaval —dije—. Fue solo un rollo, para echarme unas risas, ¿sabes? Pensé, ¿qué
chica quiero? ¿Qué tal esa, la de la cera? Vamos a hablar con ella, parece muy sexual.

—Es imposible hacer nada aquí dentro con vosotros parloteando como loros —dijo Mehow,
irritado.

—Es nuestra oficina, Mehow —dijo Matador—. Así que se supone que no tienes que estar aquí.

—Así que estáis celebrando una de vuestras reuniones corporativas supersecretas de la Gestapo,
¿no? —preguntó Mehow—. Aparte de eso, creí que podía trabajar aquí sin pro¬blemas. ¿Qué
pasa? ¿Que os estáis poniendo en plan «alfa»? ¿Y ahora puedo volver a trabajar?

Matador empezó a pasearse alrededor de la mesa. —Eh, Mehow... que a nosotros no nos la
cuelas, ya sa¬bemos lo de tu pasada de nueva teoría del microbucle y vamos... —Bajó la cabeza y
miró el portátil de Mehow. Este lo cerró de un golpe.

—¿Eso era 1-800-FLORES punto com? —dijo Matador poco a poco.

—No, yo... —Mehow intentaba buscar las palabras. Yo me senté de repente.

—¿1-800-FLORES punto com? —Puse los ojos en blanco y me eché a reír.

—¡Oh, Mehow! —Matador se estaba partiendo. —Venga, tíos, pero si no es nada...

70
EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

—¿ Entonces por qué has cerrado el ordenador? —pre¬guntó Lovedrop.

—¡Mehow! ¡1-800- FLORES punto como! —Matador se puso a bailar alrededor de la mesa como
un maníaco—. De esto no te vas a librar en la vida.

—Mehow —dijo Lovedrop—. Chaval. Escúchame. ¿Alguna vez te he aconsejado yo mal? No


puedes mandar flores. Melissa no quiere flores, tío. No puedes dejarlas Hi¬padas con tu teoría del
microchiflido...

—Oh, vamos —dijo Mehow—. Solo porque estaba comprando unas flores para Mel...

—Comprarles cosas está pasado de moda. Con las tías tiene que haber buen rollo, Mehow. Confía
en mí, tío. Repite conmigo: «Soy lo bastante bueno. Soy lo bastante bueno».

—No se trata de eso, tíos.

—Bueno, pues que sepas que es lamentable, Mehow

—lo interrumpió Matador—. Pero, ¿sabes?, Sócrates dijo una -£j

vez que cada hombre —hizo una pausa— y me refiero a todos y cada uno de los hombres, tienen
que atravesar su propio in¬fierno personal para encontrar su salvación. —Asintió muy serio—. No
hay forma de escapar. Piensa en ello, hijo.

—Lo decimos por tu bien, Mehow —dijo Lovedrop—. Tienes que ser menos susceptible. Son todos
los beneficios de la educación de un instituto de Texas sin tener que ir allí de verdad.

Justo entonces sonó el timbre de la puerta.

—Mystery, es tu estudiante, viene para unas clases parti-culares —dijo Justin—. Es de Nueva York
y se llama Adam.

Desde que empezamos con lo de las Artes de Venus, de vez en cuando teníamos un estudiante
que venía a vivir con nosotros para recibir clases particulares (por un módico precio, por
supuesto).
71

Matador se sentó, se puso los auriculares y volvió con su película.

—Voy a conocer a alguien —dije, me sentía un poco emocionado ante la perspectiva. Me levanté
—. Ya le abro yo. Tíos, no sabéis el fin de semana que le tengo preparado.

—Mystery. Es un placer conocerte. —Asentí y sonreí mientras estrechaba la mano de Adam.

Parecía un tipo decente. Altura y constitución medias, unos treinta y tantos años, no le faltaba
atractivo y tampoco estaba fuera de forma. Solo necesitaba que alguien lo pusiera al día.

—Guau, la casa está genial —dijo Adam. Nos queda¬mos en el vestíbulo mientras él admiraba la
arquitectura—. Menudo sitio. Qué moderno. Guau.

—La casa es de diseño único, ¿sabes? —dije yo.

—Eso seguro—dijo Adam. -O

—Y el espíritu del arquitecto está presente en muchos lugares de la casa. —Miré a mi alrededor—.
La verdad es que tienes que colocarte aquí para poder apreciar la visión del tío. Lo pensó todo a
conciencia.

Desde el rellano podíamos ver los escalones de mármol que bajaban al salón y también este, con
el sofá blanco y la alfombra blanca; y subiendo por unos cuantos escalones de mármol también
podíamos ver la oficina, con los relojes mar¬cando el tiempo que pasaba en la pared. El resto de la
casa estaba oculta por una pared blanca con un gran cuadro rojo en el medio, una mancha de
color que contrastaba con el blanco, lo primero que se veía al entrar por la puerta de la calle.

Pero la casa tenía una forma especial de ir abriéndose poco a poco: a medida que te acercabas a
los bordes, espacios enteros iban apareciendo ante tus ojos.

72
Haestio de la Seduccio?n 23-04-10iEl

stro de la Seducción 23/4/10 20:07 Página 73

RO DE LA SEDUCCIÓN

Cuando Adam y yo nos acercamos a un extremo del rellano, de repente pudimos ver el resto de la
casa. Avanza¬mos unos pasos y a la derecha estaba la cocina, con su salita adyacente y una mesa
de billar. Una pasarela se extendía por encima de la mesa de billar y sobre el vestíbulo hasta los
tres dormitorios.

Abajo había una habitación con techos abovedados que se abría por completo ante nosotros y que
parecía una pista de baile. Unas cortinas blancas traslúcidas de dos pisos de altura cubrían la pared
de la izquierda. Más allá se podía distinguir el jardín de atrás y la piscina.

—¿Sabes? —dije—, he volado por toda esta zona con Google Earth y esta casa es la única que está
en diagonal en la parcela. ¡Eso sí que es una metáfora! Por supuesto esta es la casa que más atrajo
a Matador. Cosa que a mí me parece irónica porque siempre quiere que las cosas sean simétricas.
—Lancé una risita—. Mal sabíamos nosotros que la suya era la única casa que no era normal.

—Bueno —dijo Adam—, me he traído ropa para esta noche y un bloc. También he impreso las
notas que me man¬daste por email. —Levantó una mochila—. ¿Hay algún sitio donde pueda dejar
esto por ahora?

—Déjalo por aquí.

—Vale —dijo Adam—. Tengo una pregunta. Llevo dándole vueltas todo el vuelo, así que tengo que
hacértela. —Adelante.

—¿No está mal perseguir a tantas mujeres?


—Esa es una pregunta ética —respondí mientras seguía mostrándole a Adam el resto de lo que iba
a ser su casa ese fin de semana—. Mi trabajo como profesor es discutir el cómo, no el por qué. Por
la razón primitiva que sea, a los hombres les gusta acostarse con chicas. Nos gusta acostarnos con
ellas. A unos les gusta con muchas, otros quieren ante todo filtrar

73

atro de La Seducción 23/4/10 20:07 Página 7

MY

unas cuantas opciones y elegir una sola para eso del matri¬monio religioso. Muy bien, ellos
mismos. Todo el mundo tiene una razón.

—Así que tu trabajo no es discutir la ética de todo esto —dijo Adam con una sonrisa.

—Mi trabajo no es discutir la ética. —Lancé una ri¬sita—. Eso es. Yo disfruto teniendo muchas
mujeres. Y las consigo. Y lo único que tengo que hacer para conseguirlas es ser gracioso, tener una
buena sonrisa, hacerlas reír, permitir que sientan una conexión conmigo, no dejar que me toquen
las narices y después, ambos conseguimos un placer mutuo. Todo el proceso es divertido. La caza
es muy divertida. Si no lo fuera, solo tendría una chica, me casaría con ella y solo me acostaría con
ella. El caso es que yo quiero dos mujeres. Y en¬tonces formaré un bonito hogar con dos chicas.
Hasta que lo encuentre, a Mystery le toca jugar.

Abrí la puerta corredera que llevaba a la piscina y vi el magnífico día que hacía fuera. Había un
gran patio con una co¬cina exterior, una barbacoa inmensa y una mesa redonda, donde nos
sentamos.

—¿Y si hieres los sentimientos de una chica? —pre¬guntó Adam.

—Cuando estaba en sexto me gustaba mucho una chica —respondí—, era una buena amiga mía,
pero terminó besando a mi mejor amigo, John. Yo me quedé destrozado. Lloré y lloré delante del
espejo. Pero, ¿sabes qué? ¡Lo superé! Lo único que consigues obsesionándote con una sola chica
es terminar con un fracaso emocional y un ego decepcionado. Pero esa chica no es la única. Sé que
piensas que ojalá lo fuera, pero ya puedes ir olvidándote. Encontrarás algo mejor en el futuro.
Tienes que practicar dos mil veces antes de dar con la chica a la que de verdad vas a querer en el
futuro. Así que empieza a practicar.

74

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

—¿Pero qué le dices a esos tíos que llevan un año sus¬pirando por la misma chica? ¿Que quizá le
dieron su número a la misma chica cuatro veces en un solo año?

—Que es un caso perdido —respondí—. Les diría a esos tíos: «La has cagado. Dentro de un año,
cuando te con¬viertas en un semental, te encontrará interesante. No vas a empezar a gustarle
poco a poco. Sigue adelante. Para ti está muerta. No te pares. Se acabó. Llora en casa y luego sal y
búscate otras. Hasta que empiece a dársete bien, no la vas a conseguir en la vida. ¿Le has dado tu
número cuatro veces? Patético, chaval. Pero te entiendo, que conste. Yo he pasado por lo mismo.
Déjalo. A partir de ahora dile que no y esquí¬vala cuando la veas. Habíale de las otras chicas que te
interesan. Quizá eso la convenza en unos seis meses. Ya está. Has estado predicando en el
desierto, tío. Está muerta. Déjalo. Sigue adelante. Punto. Mi consejo como maestro de la
seducción preocupado por sus alumnos es que ya te puedes ir olvidando. La has cagado».

—Guau, ¿así que no hay esperanza? —preguntó Adam.

—Yo no he dicho eso —dije yo—. Hay mucha esperanza. Pero no con esa chica concreta con la que
crees que tienes una conexión mágica. No puedes amargarte cuando la realidad no es lo que creías
que era. Tengo un amigo en Toronto que está amargado de verdad. El caso es que yo también lo
estaba. Re¬cuerdo que odiaba toda esta mierda. Así que estallé. Había agotado las excusas para
no mejorar mi juego. Bueno, pues creo que mi amigo también está alcanzando el punto de
ebu¬llición. En algún momento tienes que renunciar a las excusas y los fracasos y buscar el modo
de cambiar.

—Yo ya estoy listo —dijo Adam—. Por eso estoy aquí. Quiero empezar a hacer algo que funcione.
Supongo que he tardado en empezar.

75

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—Ah, tío, yo sí que tardé en empezar —dije—. No me acosté con nadie hasta los veinte años. Mi
primera chica era un seis... y estaba encantado. A ver, ¡me dejó tocarle las tetas! Recuerdo que la
conocía desde hacía dos semanas y que fui al cumpleaños de su prima o algo así; allí conocí a su
familia. Más tarde nos fuimos a dar un paseo. Nos acercamos a la furgoneta de mi padre y yo
estaba cagado de miedo. Me cogió de la mano y a mí me latía el corazón como loco. Después, la
chica me sujetó contra la furgoneta. A mí la cabeza me es¬tallaba al ritmo del corazón. Y entonces,
¡bang! Me besó y me quedé flipando. No podía pensar. Me metió la lengua en la boca y casi me
muero. Estaba encantado de la vida. No creí que me fuera a besar con lengua directamente. ¿Te
acuerdas que cuando éramos jóvenes lo llamábamos «besar con lengua»?

—Ah, sí, besar con lengua. ¡Lo recuerdo vagamente! Quiero empezar a tomar el control con las
mujeres —dijo Adam—. Como esa chica tomó el control contigo. Me eché a reír.
—Recuerdo a otra chica —dije—. Era amiga de mi prima, se la trajo a pasar el fin de semana y yo
tuve la opor¬tunidad de ver unas fotos de ella antes de que llegara. Así que cuando vino, le dije en
broma: «Oye, tú vas a dormir aquí conmigo y ya me ocuparé yo de ti». La cogí de la mano y la metí
en mi habitación. Solo era una broma. Después la traté con normalidad durante unos veinte
minutos, nos pusimos a charlar y después volví a bromear sobre que iba a dormir en mi habitación
conmigo. Unos diez minutos más tarde nos estábamos besando. Esa noche se acostó conmigo.
Una lo-cura, ¿eh?

—¡No me cuentes más! Eso es genial, pero ¿cómo em¬piezo? —preguntó Adam—. Estoy listo para
cambiar de vida.

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—Ah, sí, eso es justo lo que quería oír. Vamos abajo, nos refrescamos, nos relajamos y después
empezamos —dije. Después llevé a Adam dentro y bajamos las escaleras hacia el primer piso de la
casa. De ahí pasamos por detrás de esas mismas escaleras, bajamos por un vestíbulo más
pequeño, bajamos otro tramo de escaleras, pasamos por una puerta destrozada y entramos en la
oscuridad.

CAPÍTULO 4

LA SALA DE MEDITACIÓN
Bajamos otros cuatro o cinco escalones hasta una habitación recubierta de una alfombra negra,
metida en las entrañas de la casa. Los ojos se estaban empezando a acos¬tumbrar a la oscuridad
cuando encendí la luz.

Oleadas de tela negra cubrían el techo, iluminadas por detrás por el fulgor de una luz roja. A la
izquierda de Adam la pared estaba pintada de rojo sangre y las otras tres paredes estaban
cubiertas de espejos que iban del suelo al techo. El efecto de borde infinito era pronunciado.
Había símbolos y otras escrituras cubriendo los espejos en estallidos creativos de genio loco y tinta
negra.

Dominaba la habitación una imponente cama con dosel hecha de madera oscura con un edredón
de terciopelo rojo arrugado y un gran montón de almohadas oscuras apoyadas en el cabecero
tallado. Cerca, un sofá de cuero rojo y un caba¬llete de cuero negro guardaban las esquinas de la
habitación. Junto a la cama ardía un único candelabro, cuyas nueve velas de color rojo sangre
parpadeaban hasta el infinito en los espejos.

Adam se hundió en el sofá; tenía la sensación de que se había colado en el dormitorio de Drácula.

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MYSTERY

—Guau —dijo—. Es asombroso cómo se multiplican las velas en los espejos. Es como si hubiera mil
velas ardiendo en la oscuridad. Sonreí.

—Tiene buena pinta, ¿eh? Me gusta buscar ideas aquí abajo. Es asombroso el efecto que se puede
ejercer sobre el estado mental de alguien con solo saber cómo hay que decorar la habitación. La
luz, los muebles, los colores y demás. Miré a mi alrededor.

—Las emociones son algo muy gracioso. Cuando se


empieza con este juego de los ligues, hay emociones implicadas

que tenemos que aprender a manejar cuando nos pongamos a

practicar. En el pasado he empleado una metáfora relacionada

con los videojuegos. En realidad es muy apropiada, dado

que estamos rodeados de miles de millones de seres humanos en

este planeta. Pero las emociones no entienden de ideas lógicas.

Las emociones son modificadores de comportamiento pre- -£y-

programados que se han instalado en el cerebro tras veinte mil años de selección natural y de
evolución. De hecho, son esos motivadores incorporados (llamados emociones) los que ayudaron
a millones de personas antes que tú a vivir lo sufi¬ciente, y lo que motivaron a esos ancestros a
emparejarse. En otras palabras: mira las emociones como si fueran indicadores que te dicen lo que
tu cuerpo cree que es lo más importante para ti.

Adam asintió y siguió escuchando. —Si tus ancestros no tuvieran hambre —continué—, habrían
aumentado sus posibilidades de morir. Así que los hu¬manos con el gen del hambre tendrían una
ventaja evolutiva y se reproducirían más, produciendo así más niños hambrientos. Cientos de
miles de años han construido una máquina de supervivencia que, si bien no es perfecta, está muy
bien cali-

80

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

brada para ayudarte con tus posibilidades de supervivencia y multiplicación. Eres una máquina de
ADN.

—Así que cuando te sientas solo, ese es un fuerte in-dicador de que algo tiene que cambiar. A
veces nos gustaría hacer que se evaporaran las emociones porque no son agra-dables. Algunas
personas incluso lo intentan. Toman drogas, meditan o se convencen para pensar que odian a las
chicas por¬que se sienten fatal cuando piensan en ellas. Pero verás, ¿notas cómo esa emoción te
motiva para salir de casa en busca de un cambio? Si te sientes solo es una gran señal de que tu
cuerpo y tu mente funcionan como Dios manda y te están diciendo que aumentarás las
posibilidades de supervivencia de tu gen egoísta si te reproduces, y para eso tienes que salir a
buscar una pareja.

—Estar cachondo es otro sentimiento que intentamos

saciar masturbándonos con el porno de Internet. Pero imagínate

que no te masturbaras hasta que tuvieras novia. ¿Te imagi- -O

ñas la motivación que tendrías para echar un polvo? Tu cuerpo te obligaría a salir cada día para
intentar pillar cacho.

—¿Así que, ¿cómo usamos estas dos emociones para motivarnos de la forma más apropiada?
Utiliza el razonamiento para dar prioridad a lo que es importante para ti en una perspectiva global
vital. Estoy seguro de que averiguarás que tener una mujer, o muchas, a la que abrazar y amar y
que te ame es algo muy necesario y deseado. Somos hormigas en una colonia de seis mil millones
de habitantes. Claro, una hormiga puede vivir en un hormiguero separado y sobrevivir. Pero no la
han «diseñado» para eso. El entorno para el que está más adaptada es dentro de su colectivo
social. ¿Lo ves? Los seres humanos tampoco están diseñados para vivir en un entorno solitario. No
estuvimos viviendo en una caja durante los últi¬mos ciento veinte mil años. Nuestro entorno
incluía a otros

81

MYSTERY

seres humanos y adaptamos nuestros motivadores para tratar con ellos. Eso son las emociones.
Así que cuando sientas esas emociones, razona cómo puedes satisfacerlas de la forma adecuada y
concéntrate en lugar de dar rodeos y negarte cosas. Concéntrate, pero con disciplina. ¿Te sientes
solo? Muy bien. Traza un plan.

—Planea salir cuatro o cinco días a la semana. Sal solo


si no encuentras un compañero de ligue. No deberías salir con

amigos que no quieran ir a ligar. Sin ánimo de ofender. Busca

un amigo que también quiera encontrar pareja. Si ese amigo

es una chica, genial. El asunto tendrá incluso mejor pinta. Pero

en el peor de los casos, sal solo. Cuando me fui a vivir a una

ciudad nueva, tuve que salir solo. No pasa nada. No es que

seas un pringado, en realidad mola. Un tío con la seguridad

suficiente como para salir solo y buscarse líos, mola. Y

mientras estés por ahí, harás amigos que tienen los mismos

-— objetivos que tú. De hecho, cada hombre, en algún momento

de su vida, querrá acostarse con una chica que tú conozcas. No es malo, ni una perversión. No es
egoísmo. Es natural. Es el comportamiento. La naturaleza humana.

—Sal cuatro o cinco veces a la semana y explora dónde están las chicas de una forma sistemática.
Para eso tienes que usar la lógica. Averigua dónde están. ¿Qué sitios están bien los martes? ¿Y los
lunes? Los viernes y los sábados por la noche hay ambiente en cualquier parte, pero los martes es
más difícil encontrar sitios. Dado que vas a salir cuatro o cinco días a la semana y a entrar en el
colectivo del hormiguero con re¬gularidad, la sensación de soledad se disipará un poco. Un buen
comienzo y una tirita muy necesaria. Verás, si se dispa¬ran demasiados de esos indicadores
emocionales, lo llamamos estrés. Tu cuerpo te ha pedido que alivies ese estrés. Sal y acércate a las
mujeres. El estrés empezará a disiparse. Ahí es

82

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN
donde se complica un poco. Hay otro circuito interno de motivadores que «parece» meterse en
medio. Parece contra¬decir la primera emoción. Nuestros circuitos internos de motivadores están
muy bien calibrados para la dinámica de la vida social; eres un motor muy bien afinado, y esas
emociones te indican lo más importante siempre que se metan en una situación que saben (tras
siglos de selección natural) que es importante para la supervivencia de los genes.

—Así que cuando conoces a una chica por la que no te sientes atraído, no pasa nada. Puedes
acercarte y decirle algo con facilidad porque no tienes nada que perder. De hecho, como es tan
fácil, te sugiero que hables con montones de mujeres feas para empezar, porque así te pones en
marcha y siempre puedes hacer amigas. Es posible que tengan una hermana, o una fiesta a la que
invitarte.

—Pero cuando hay cerca una chica guapa, tu cerebro te transmite un cambio de estado. Un estado
es un estado emo¬cional; por ejemplo, te sientes solo, estás enfadado o cachondo. Estar cachondo
es un estado que duele; una mierda, vamos. Eso es de lo que hablan los seductores consumados
cuando comen¬tan los cambios de estado. Cuando ves Titanic, aunque sea todo falso, te puede
hacer llorar. Eso es un cambio de estado. Y con solo ver a una chica guapa, ya tienes un cambio de
estado. ¿No es asombroso?

—Bueno, ese estado no es que te pongas cachondo. Estás cachondo cuando tienes una erección.
Es otro estado y tampoco estoy muy seguro de cómo llamarlo. Podríamos llamarlo adquirido, o en
el punto de mira, o incluso mejor, consciente. Es el estado consciente. Cuando la chica está allí y
quieres hablar con ella, estás más nervioso, eres consciente. El pulso se acelera. Yo,
personalmente, tengo una maravillosa sensación, como si tuviera mariposas en el estómago,
incluso

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MYSTERY
hoy en día; como ayer mismo, cuando conocí a una chica, tu mente se dispara en busca de «cosas
que decir». ¿Verdad? Adam asintió.

—Definitivamente me siento identificado —dijo.

—Yo soy un tío bastante racional —dije—. A mí me guía la razón y la humanidad, y no un ser o
unas fuerzas míticas. No soy un donjuán gilipollas y cachondo. Me encanta la vida y me importan
las personas, tengo amigos íntimos y pienso bien las cosas. Hubo una época en la que no podía
con¬seguir chicas. Tenía una autoestima muy baja y tenía veinte años cuando me dieron mi primer
beso. ¿O eran veintiuno? Bueno, el caso es que me harté. Pensé: Tío, tienes que mejorar en esto.
Es demasiado estresante. Esto parece importante y hay que resolverlo.

Adam asintió.

—Exacto.

—Yo esperaba que me pusieran una relación en las manos —dije— y así nunca tendría que
dárseme bien lo de salir de ligue. ¿Te suena ? Me planteé que si ya tenía una chica, sería feliz y no
tendría que salir de caza. Pero entonces pensé: ¡No! Tengo que dominar esto para toda mi vida.
No voy a casarme con la primera chica que conozca. Eso no es realista. No puedo conservar una
novia cuando no sé nada de ellas. Tienes que tener tus prioridades en lo que a necesidades y
valores se refiere. Pon a las chicas ahí arriba, con el sueño y la comida, y deja de abstenerte de
cosas que deberían estar en tu vida por defecto.

Adam estaba empezando a entenderlo. Era algo que faltaba en su vida, algo importante que tenía
que empezar a manejar. Esos sentimientos no iban a desaparecer y tenían que convertirse en una
prioridad seria.

—Ese estado consciente —continué—, como ya he dicho, es una mierda. Te sientes solo, así que
sales e intentas

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EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN
conocer chicas. Y entonces, cuando la ves, esa barrera invisible que hay en tu cabeza, ese cambio
de estado, se erige entre tú y ella.

Adam asintió.

—Vale, ¿qué pasa con ese estado consciente? ¿Esos nervios cuando te acercas a una chica? ¿Esa
excitación? ¿Esa trascendencia? Bueno, si sucumbes a ella y te acercas a la chica como si
estuvieras nervioso, fueras muy consciente de lo que haces y actúas como si la chica fuera muy
importante, eso indica que no te sueles rodear de mujeres guapas. Si, por otro lado, no la dejas
que te tome el pelo y le das cortes, parecerá que tú no sufres ese cambio de estado. Verás, si es
guapa, debe enfrentarse todos los días al hecho de que los hombres sufran ese cambio de estado y
todos actúen igual.

—No puedes hacer caso omiso del estado consciente porque, chaval, es un estado muy fuerte,
pero lo que puedes hacer es ocultarlo. ¿Te ha dolido alguna vez la cabeza y no te has molestado en
decírselo a nadie? Nadie sabía cómo te sentías, ¿verdad? Bueno, si ocultas el hecho de que tu
estado consciente acaba de activarse y está a pleno rendimiento y finges que con ella no sientes
nada (niégaselo de una forma divertida), te verá como a alguien inaccesible y diferente e
in¬tentará hacer de ti alguien como todos los demás. ¡Será ella, de hecho, la que te persiga a ti!
Exacto. Ese es el botón psicoló¬gico que hace que lo que hago funcione tan bien. En realidad es el
mayor secreto cuando se trata de salir a ligar. Yo lo usé ayer con una chica. Me rogó que le diera
mi número. En mi mente estoy pensando: Oh, Dios, la deseo. Me acerqué a ella. Ya me tenía
incluso antes de saludar, pero la hice trabajar un poco para conseguirme. Solo un hombre de
cierto calibre lo conseguiría. De hecho, llevo tanto tiempo usando este truco que estoy
empezando a pensar que quizá sea un hombre de cierto calibre de verdad.

85

MYSTERY

Hice una pausa cuando oí un tintineo en la puerta. Lovedrop entró en la habitación detrás de
nosotros. —Ah —dijo—. Ya veo que estáis aquí abajo. Asentí y después continué.
—Bien... piensa en lo siguiente. Conocí a Leo DiCaprio en Villa. No, yo estaba en Creen Door.
Bueno, pues se me acercó y Matador estaba más cerca de él, así que se acercó a Matador
(supongo que quería confirmar que éramos nosotros) y después vino a mí y hablamos unos
minutos. Dijo que le gustaba el programa y que se identificaba con los estudiantes porque
mientras crecía siempre se había sentido un bicho raro, así que le parecía que tenía cosas en
común con ellos. Lo que resulta interesante, por cierto. Las cosas en común son una conexión, así
que eso fue lo que le hizo sentirse identificado con ellos, esa experiencia común.

—Pero bueno, lo que me llamó la atención fue que Leo

parecía nervioso. Igual que otros que han visto mi programa

£ ^- se ponen nerviosos al conocerme. Me dejó pasmado que se pu- -£ ^

siera nervioso por conocer a Mystery.

—¿A qué te refieres? —preguntó Lovedrop—. ¿Por¬que es una estrella de cine?

—Exacto —asentí—. Fue interesante observar que, aunque estoy seguro de que él inspira esa
sensación en mu¬chas otras personas, eso no significa que no sucumba también a las mismas
emociones. Como si de repente ya no fuera humano, cosa que, por supuesto, no es cierto. Él
también entra en ese estado consciente a veces, como todo el mundo. Pero no deja que eso le
impida ir tras lo que le interesa en la vida.

—Como cuando conocí a Eric Stoltz —continué—. Personalmente, yo creo que es un gran actor y
me gusta su trabajo. Así que cuando tuve la oportunidad de conocerlo de¬lante de Poquito Mas,
fue breve pero tuve que ir a saludarlo y decirle que vivo en su barrio. Recuerdo que revisé lo
ner¬vioso y emocionado que estaba por conocer a Eric Stoltz.

86
EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

—El caso es —interpuso Lovedrop entonces— que la gente lo nota cuando estás nervioso. Es
como si emitiéramos una reacción y tenemos que adiestrarnos para no emitir nin¬guna, hasta que
se convierta en nuestra vibración real.

—Míralo así —dije yo—. ¿Te has encontrado alguna vez en la cama con una chica y has pensado:
¿Por qué me deja que se lo haga? ¡A mí! ¿Por qué? Bueno, pues te dejan. Así que deja de
preguntártelo y disfrútalo. Ocurre lo mismo cuando estás hablando con una chica. No te molestes
en pen¬sar: ¿Por qué deja que hable con ella? Es inseguridad por tu parte y no queda bien. La
gente lo percibe. Relájate, es una cosa zen.

—Piensa en ello —dijo Lovedrop—. Tiene que haber una vibración «ideal» para las interacciones
sociales. ¿Cuál es entonces? Sabemos que estar relajados es mejor que estar nerviosos. Sabemos
que la diversión es mejor que el aburri-miento. Y ya está, en pocas palabras. Pero vamos a
explorarlo un poco más. Me gustaría dirigir tu atención a esas notas escritas en el espejo que
tienes a la derecha.

Señaló, Adam siguió el dedo con los ojos y miró.

Escritas en el espejo con letras negras había las si¬guientes palabras:

YINC / EL FANTASMA Cómodo

Relajado, tranquilo Desinteresado No necesitado Sencillo

Sin reacciones visibles Sereno, calmado Sin preocupaciones Sin agenda oculta

YANG / LA LLAMA Feliz, sonriente Te diviertes, ríes Expresivo

Siempre aportas valor

Divertido

Positivo

Charlatán

Curioso

Ocurren cosas
87

MYSTERY

Sin intentar impresionar Cálido, cordial

Sin intentar nada Competente, un ganador

No pasa nada Entusiasta

No juzga Aprecias las cosas

Fiable, sólido Emocionante, loco

Lovedrop continuó:

—La lista que ves en el espejo representa el ambiente ideal para interactuar en sociedad y para
resultarle atractivo a las mujeres. El Fantasma y la Llama. Nos gusta llamarlo «el Zen de lo Que
Mola». Creo que una vez que tengas esto claro, ya no necesitas ningún otro método. Adelante,
apunta la lista en tus notas.

—No sé poner el Fantasma y la Llama en palabras, pero puedo darte muchos ejemplos de
diferentes palabras, de aproximaciones desde ángulos diferentes, para que puedas empezar a
tener una sensación intuitiva del ambiente que estoy intentando describir. Cada palabra es una
variación li¬geramente diferente del mismo concepto.

—Claro que con solo mirar la lista puede parecerte que cada punto es el opuesto diametral del
punto que está a su lado. Y el ambiente adecuado incluye ambos lados del gráfico, de forma
simultánea. Es una paradoja, desde luego, y al principio puede que no parezca demasiado
intuitivo. Admito que no podemos demostrar que el modelo se ajusta a la rea¬lidad pero, no
obstante, hemos determinado que es, sin lugar a dudas, lo que consigue resultados. Y para eso es
para lo que estás aquí, ¿no? ¿Por los resultados? Adam asintió.
—Empápate del ambiente que creamos nosotros durante el tiempo que estés aquí este fin de
semana —dijo Lovedrop—. Esa es la clave, en realidad. Siempre tendrás tiempo cuando vuelvas a
casa para practicar las diferentes rutinas, para prac-

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EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

ticar la forma de expresarte, la logística, la microcalibra-ción, la escalada física y demás. Pero solo
tienes unos días para empaparte de nuestra presencia, solo por estar con nosotros, aquí, en esta
casa, y por salir con nosotros. Intenta absorber tanto como puedas por osmosis mientras estás con
nosotros. ¿Lo entiendes?

—La actitud adecuada es como el símbolo del ying y el yang —continuó Lovedrop—. ¿Por qué?
Porque ese símbolo describe dos cosas en una. El ambiente ideal son dos ambientes combinados
en uno. Ahora vamos a clarificar esos ambientes.

—El ying es como un fantasma al que no le afecta nada de lo que pasa. Nada puede tocar o sacudir
tus emociones. Así que cuando alguien dice: «Bonita camisa, yo tenía una de esas en el instituto»,
tú respondes, «Eh, tío, me has pillado», y luego sonríes. Y cuando alguien dice. «Tus chistes no son
tan buenos», tú respondes con: «¿Por qué tienes que llamar a las cosas por su nombre?». Limítate
a seguirles el juego, no pasa nada. Nada puede tocarte.

—Recuerda que la gente reacciona más a los que se dan más valor y, al reaccionar, pierden valor
en comparación. Haz lo contrario. Reacciona menos y transmitirás más valor. Ve de «tranqui» por
la vida. La gente nota la actitud y seguro que te encuentra más atractivo. Cuando reaccionas
menos a ellos, eso hace que otras personas reaccionen más a ti. Por eso es tan importante hablar
despacio, con pausas, y moverse sin prisas, evitar no parar quieto, apoyarse en las cosas en lugar
de echarse hacia delante y mirar por encima del hombro.

—En cuanto a la Llama, ¿cómo puedo describirlo? La mayor parte de la gente se equivoca con esto
de ligar. Piensan en la mujer como en una preciosa mariposa y esperan cazarla con sus
movimientos y entrando a matar. Es como si estuvie¬ran sujetando una red para mariposas y la
van agitando con la

89

esperanza de cazarla. Así es como la mayor parte de los tíos ven esto del método. Como si
estuvieran intentando «cazarla».

—Pero ese es el mayor error a la hora de plantearse la situación. La perspectiva más útil es que la
mujer no es en absoluto una preciosa mariposa sino más bien una horrorosa polilla. Y es más, hay
muchas polillas revoloteando por ahí, no solo ella. Y si quieres atrapar a una polilla, lo único que
haces es encender una luz brillante. A la polilla la atrae la luz y empieza a dibujar círculos
alrededor de la luz.

—Se supone que tienes que ser esa luz. La alegría y calidez de tu presencia es precisamente la luz
que atrae a las mujeres. Es por ti por quien se sienten atraídas. No estás inten¬tando «cazar» a
nadie, estamos hablando de atracción. Tienen que sentirse atraídas por tu despliegue de valores y
por tu presencia. Cuando eso ocurra, las mujeres empezarán a darte luz verde, a mostrarte
indicadores de interés, y sabrás que puedes empezar la escalada física.

—Así que ya ves, el yang es como una llama que brilla con tal alegría y emoción positiva que la
gente se siente atraída por ese deseo de experimentar su calidez. Por eso es tan importante ser
expresivo con la cara y con la voz, ser con¬vincente en el plano emocional y entusiasta.

—¿Lo entiendes?

—Otra forma que tengo de describirlo es que la Llama es como los Osos Amorosos. ¿Te acuerdas
de la serie? Son unos ositos de peluche blanditos y muy monos. Cada uno de ellos tiene un
símbolo diferente en el pecho, un corazón, un trébol de cuatro hojas o un arco iris. Y cuando
alguien es especialmente desagradable o malo, los Osos Amorosos gri¬tan: «¡Mirada de los Osos
Amorosos!» y apuntan con el pecho al malo, una luz brillante brota de sus pechos y lo golpea con
todas sus fuerzas, el tipo sufre una lluvia de buenos sen¬timientos y empiezan a salirle flores, arco
iris y mariposas y

90

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN
ft

se convierte en una persona buena y feliz. Pasa lo mismo cuando haces brillar la calidez de tu luz y
tu alegría y la arrojas sobre todos al interactuar con ellos: así los atraes con esos bueno
sentimientos. Esa es la clase de tío que eres. Alguien que da a todo el mundo. Eres así, ¿lo
entiendes?

Cómo ser divertido

Gracioso puede ser frío. Divertido es calidez.

Sé juguetón. Debes estar... lleno de alegría.

Hoy tienes que ser juguetón y alegre.

Añade los juegos a tu método durante las próximas cuatro noches. Integra los juegos en tu
método. Sé juguetón.
Lucha de almohadas. Muerde un tobillo. Da golpecitos en el hombro de una chica. Canta a la
tirolesa. Compra unas marionetas de dedos.

Lo gracioso siempre hace reír a la gente, pero a veces no ayuda a conseguir a la chica. Los juegos
siempre te ayudan a conseguir a la chica. Tienes que saber distinguir. Ser chulo y gracioso está
bien. Pero el camino es ser chulo y juguetón.

—El último punto que quiero explicar es que siempre debes cultivar ese buen rollo interior. No es
algo que te reser¬ves y saques solo con ciertas personas, con esas chicas con las que quieres
acostarte. En realidad debes practicar el buen rollo en todas tus interacciones para que te salga de
forma natural, para que cuando al fin estés en presencia de una «criatura como ninguna otra»
estés listo.

—Quiero desarrollar un poco este concepto del Fantasma y la Llama. Cuando me encuentro con
un buen amigo, no estoy nervioso. Chica o chico, es mi colega y estoy cómodo. Piensa en cómo te
sientes y cómo actúas con esos buenos ami-

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MYSTERY

gos. ¿Alguna vez dejas a un amigo y vas a otro y te sientes igual de cómodo? Empiezas a hablar de
lo que sea: «Eh, ¿qué hay? Acabo de volver del gimnasio. No te lo pierdas, ¡había un tío que no
tenía cuello, chaval! Deberías haber visto cómo...», y estás parloteando sin más. No pasa nada.

—¿Te das cuenta de que el Fantasma y la Llama son en realidad lo mismo? —interpuso Lovedrop
—. Sentirse cómodo y comportarse de forma normal con la gente significa charlar con la gente.
Son dos lados de la misma moneda. Uno implica lo otro.
—Exacto —dije yo—. Bueno, noté que cuando tenía

tres novias (sí, las engañé, denuncíame) estaba con una, la de-

jaba y me iba con la otra y más tarde iba a ver a la otra. Era así

de casual y las trataba a todas igual. De hecho, a veces era un

poco confuso porque le oía a una alguna historia sobre un amigo

y más tarde recordaba que la historia se la había oído a la

-— novia que no era. Oh-oh, estas cosas pasan, mierda. —Sacudí

la cabeza.

—El caso es que yo trataba a esas chicas como si fue¬ran la misma chica, solo que con diferentes
caras. «Yo» seguía siendo el mismo. Con el tiempo noté que cuando trataba a los desconocidos así,
cuando los trataba como si los conociera de toda la vida, no les entraba ni tenía ningún motivo
visible, conectaba con ellos más rápido. Eso es el Fantasma otra vez.

—Así que aquí tienes una sugerencia: acércate a los desconocidos y compórtate en tu mente como
si los conocie¬ras. Empieza a hablar con desconocidos sobre lo que se te pasa por la cabeza. Yo lo
hago y ayuda mucho.

—Ya hablaré más detenidamente sobre el concepto de «Empieza a hablar sin más», pero por
ahora, solo tienes que saber que es algo profundo.

Empecé a arreglarme una uña y después continué:

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4
EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

—Con el Fantasma se pretende que no te afecten las cosas. En parte, se trata de no verte envuelto
en una oleada de emociones negativas, incluso (y sobre todo) cuando alguien está fuera de lugar.

—El caso es que las chicas más atractivas son las que yo prefiero, así que al asumir que van de
guapas y al no permi¬tir que te afecten emocionalmente las respuestas de esas chicas, puedes
empezar a trabajar para arreglar las cosas y quitarles el escudo. Conseguir una chica diez no es
más difícil, solo diferente. Se tarda lo mismo en conseguir una diez que una seis.

—A veces las chicas son groseras, ya sean una seis o una diez —dijo Adam—. Les entré a unas hace
dos noches y actuaron como si fuera gilipollas solo por decirles hola. Así que les dije: «Aquí hay
gente que intenta pasarlo bien y co¬nocer a gente. Es obvio que a vosotras no os interesa ninguna
de las dos cosas. Si no podéis manejar las consecuencias de estar en un sitio público así vestidas,
entonces tendríais que ir a un sitio donde no os moleste nadie que intente hablar con vosotras.
Que tengáis un buen día».

—Una reacción excesiva —dijo Lovedrop.

—I No debería haberles reprochado sus tonterías ? —pre-guntó Adam.

Le respondí yo.

—Estabas intentando educarlas. Ese no es tu trabajo. No te molestes en educar a la gente cuando


es estúpida. Vete, punto. Una vez que controles los daños, vete. Sigue adelante. Es más maduro y
más eficaz. Sé un artista, no un tío normal.

—Vale —dijo Adam—. Supongo que entiendo lo que queréis decir. ¿Entonces es útil de algún
modo insinuarles a las chicas que tengo dinero?

—Puedes incluirlo como un detalle secundario de la conversación —dijo Lovedrop—. Lo llamamos


una DVS en-

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gastada. Puedes transmitir que tienes dinero, pero no puedes presumir sin más o no vas a tener
muy buena pinta.

—Olvídate del dinero —dije yo—. La partida real no se juega con dinero. ¿Por qué? Porque la chica
no sabe que tienes un gran coche. Y al decírselo, pareces idiota por hablar de eso. Ella no verá el
coche hasta que ya la hayas atraído. Es entonces cuando tendrás más valor en su mente por el
coche que tienes, valor que vas a desperdiciar si te pilla presumiendo de él.

—Como si te gustara presumir de todos modos —di¬jo Lovedrop.

—Al gustarte presumir —continué—, le prestas de¬masiada atención a ella y por tanto no puedes
darle los cortes que debes. Bueno, puedes mentirte un poco pensando que eres el mejor hombre
del mundo con diez chicas en casa y que esta chica solo te quiere por tu cuerpo. Compórtate así y
ella consi¬derará que eres un hombre de cierta calidad.

—Actuar de forma normal alrededor de mujeres guapas es una forma de transmitir preselección.
Es decir, transmití-ínos que hay otras mujeres guapas en nuestras vidas. Las mujeres son mujeres
en todas partes. Los comportamientos están programados en los genes femeninos. Sus genes son
egoístas y desean reproducirse con la ayuda de los mejores varones. Demuestra que eres el mejor
actuando como si tuvieras montones de chicas. No diciéndolo (podrías estar mintiendo), sino
comportándote como si las tuvieras de verdad. Al actuar con normalidad alrededor de chicas
guapas indicas que estás acostumbrado a estar en su compañía.

—Mientras que si solo presumes sobre cuántas mujeres hay en tu vida —dijo Lovedrop—, solo da
la sensación de que estás mintiendo. Y además, así no es como actuaría un conquis¬tador, porque
a él le daría igual. No presumiría, pero tampoco sería tímido.

—A las chicas no les suelen gustar los tíos tímidos —dije yo—. Quieren un hombre extrovertido.
Una vez que

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EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN
aceptes esa afirmación, tu tarea consiste en ser extrovertido. Puedes ser tímido pero eso lo
escondes. Ser extrovertido es obligatorio. No creo que hacerte el tímido te ayude mucho. Ahora
bien, si la chica es tímida, tienes que seguir siendo ex¬trovertido, pero no tanto como para
abrumarla. ¿Tiene sentido?

—Yo me obligué a superar los condicionamientos so¬ciales que suelen guiar mi comportamiento
sin ni siquiera pensar en ello. Un hombre seguro de sí mismo puede hablar con tranquilidad con
desconocidos de un modo divertido y alegre y no les parecerá indiscreto. La gente solo pensará
que eres una de esas personas extrovertidas. Es un hecho.

—¿Conoces al cantante del grupo The Vervel ¿Bitter Sweet Symphonyl Es feo como un coco y
apuesto a que folla. Es la actitud, tío. No soy un chico malo, no soy el típico donjuán que te
imaginas. El caso es que yo quería conseguir mujeres, así que empecé a lucir la misma actitud que
los chicos malos. Ahora soy un donjuán. Así que cuando los cretinos (como lo era yo) quieren
conseguir una mujer, me miran como ejem¬plo de donjuán al que imitar. Es un concepto
divertido. Pero no todos los chicos malos son cretinos disfrazados porque muchos chicos malos, en
mi opinión, en realidad son idiotas y no saben por qué consiguen a las chicas que consiguen. Hasta
el hombre más sabio vive en el paraíso de un idiota.

—Vamos a hacerles el favor de diferenciar entre un buen tipo y un caballero. Como el propio
Satán, un mujeriego o un maestro del ligue es un caballero, pero no es un buen tipo. Un caballero
le abre la puerta a una dama, pero no a una zorra. Pero siempre le sonríe cuando la puerta se
cierra de¬lante de ella, ya ves a Rhett Butler. Un buen tipo les abre la puerta a todas las zorras del
mundo; nadie se lo va a agradecer, pero él seguirá haciéndolo.

—Esa dificultad que tienes, de buen tío, para mandar a la mierda a alguien cuado hace falta me
indica que tienes un

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MYSTERY

problema de autoestima. Tienes que imponerte unas reglas y vivir según ellas. Y cuando la gente
infringe las reglas, paga el precio. Esa es la clase de hombre que quiere una diez. El hombre del
plan. El que sabe dominar. Cuando no sabes la respuesta, entras de todos modos. La actitud vence
al conoci¬miento. No te preocupes por lo que piensen los demás. Las chicas quieren a un hombre
que sepa dominar el terreno.

—Ve algún culebrón. Aprende lo que las chicas creen que es el romanticismo. Después vete a ver
Lo que el viento se llevó y estudia la actitud de Rhett Butler, en serio. Y después observa los
pequeños ajustes de actitud de Richard Gere en Pretty Woman. Por ejemplo, cuando Vivian se
sienta en la mesa, él le dice que hay cuatro sillas para elegir.

—Aquí tienes uno de los puntos más críticos de todo el juego: yo noté que siempre que no solo
estaba de buen humor, sino de un humor fantástico, las chicas se arremolinaban a mi alrededor.
Mi buen humor por lo general se debía a algo externo, como una nueva oportunidad en mi carrera
o por haber conocido a alguien que admiraba de verdad o algo parecido. Entonces me encontraba
en el séptimo cielo durante un par de horas, me entusiasmaba la vida y cuando conocía a una
chica cuando estaba así, le hablaba de mi gran experiencia. Casi siempre conseguía a la chica
cuando transmitía ese posi¬tivismo vibrante. Eso me hizo pensar. Así que intenté fingir ese buen
humor. Estoy diciendo que de hecho le mentí a una chica y le hablé del día asombroso que
acababa de tener cuando en realidad ya había ocurrido semanas antes, y funcionó. Decirle a una
chica que su presencia en tu vida es la guinda del pastel hace que se sienta bien al formar parte de
tu gran día. Creo que una gran forma de entrarle a una chica sería acercarse a ella y decirle. «He
tenido un día asombroso». Y sonreír. Después dile lo que ha pasado. Cuéntale algo que mole, con
detalles. Implícala. Habíale de que has rozado la grandeza.

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EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

Nada aburrido, como que me acaban de poner un sobresa¬liente en clase de gimnasia. Después de
diez minutos de charla sobre lo estupenda que es tu vida últimamente, corónalo todo con «Y
ahora te conozco a ti. El día ya no puede ser mejor». Aunque puede que no haya dicho ni una sola
palabra, la chica estará encantada con tu estado emocional. Entusiásmate más contigo mismo y
con tu gran día que con ella. Sonreí.

—Mi lema del día: el entusiasmo es contagioso.

—Pero ¿y si no puedo bajar los estándares? —preguntó Adam—. No quiero acercarme a nadie
inferior a un ocho y no hay suficientes chicas con las que practicar.

—Eso es aceptable —respondí—, ¿pero estás seguro de que no le estás echando la culpa a las
uvas, como la zorra, para no empezar? Plantéate empezar la noche acercándote a una siete. No
esperes conseguirla. Es solo para empezar a moverte. Y luego, cuando se interese por ti, sigue
adelante. Te hará sentir bien porque la siguiente chica será mucho más atractiva. Pronto te
encontrarás en plan charlatán.

—Cuando empieces, sonríe, muestra confianza, coquete¬ría, encanto; debes estar bien vestido y
ser cordial. No intentes ligártela. No le tires los tejos. No le hagas cumplidos. Sé tú mismo. Como
cuando estás con un buen amigo. Entonces dile que tienes intención de llevarla contigo a una
reunión informal.

—¿Qué piensas de lo siguiente: «Todo ocurre en su momento»? —preguntó Adam.

—Ese es más bien un punto de vista femenino —res¬pondí—. Yo diría que no hay pruebas que
apoyen el destino. Esa filosofía se conoce con el nombre de determinismo y yo no me lo trago. Mi
destino me lo hago yo.

—¿Y si las cosas salen mal? —preguntó Adam.

—Busca una chica nueva en lugar de arreglar las cosas —respondí—. El caso es que he observado
que es

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más fácil encontrar a una chica nueva que dedicarte a controlar los daños2.

—Muy bien, aquí va otra —dijo Adam—. ¿Cómo sé si llevo rondando demasiado tiempo?
—Aquí va otra sutileza del juego —respondí—. Tie¬nes que trabajar rápido. Recorrerte toda la
sala. Socializar. Estar ocupado. Si la sala no te mantiene ocupado es que estás en la sala que no
debes. Entonces tienes que cambiar de local. Estar ocupado no es buscar tu próxima chica, sino
más bien cuando estás hablando con una o con su círculo de amigas. Trabajarte la sala no solo
satisface el axioma de «a cuantas más puertas llames, más fácil es que se abra alguna», sino que
también estás haciendo lo posible por parecer sociable. Otras mujeres observarán que estás con
muchas mujeres aunque no les estás tirando los tejos. Se preguntarán si estás pillado o no. Que se
lo pregunten cuando te acerques a ellas. Les transmi¬tirás tu maravillosa personalidad a través de
pensamientos y anécdotas interesantes o humorísticas, y hasta que no muestren señales positivas
con su lenguaje corporal, tú no te acercas y les dices que las otras chicas son solo «intereses». No
debería llevarte más de veinte minutos como mucho atraer así a una chica. Cuando las mujeres te
vean rodeado de otras mujeres, te verán bajo una luz sexual. ¿Qué es lo que todas esas mujeres
encuentran tan atractivo en ti?, se preguntarán. Y si empiezan a tirarte los tejos en los primeros
diez minutos, puedes desen¬gañarlas con suavidad. «Vaya, qué fuerte entras» es algo que puedes
decir si por un casual se arregla el tirante del sujetador delante de ti. «Eso no es hasta que
estemos solos». Entonces cambia de tema de inmediato y habla de algo no sexual.

—Me gusta pensar que si se me da bien el juego en las discotecas de la ciudad, ya soy capaz de
conseguir mujeres donde sea. Lo único que tienes que hacer es señalarme una chica y puedo
acercarme a ella y hacer que piense que soy un

2- Pero cuando me estanco, me dedico a perseguir a ex novias. Un asco, ¿vhi

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EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

tipo guay. No puedo prometerte que me voy a acostar con ella, pero te prometo que pensará que
soy una pasada y un hom¬bre de cierta calidad.

—Aquí lo tienes resumido en pocas palabras: si vas a por una chica durante un año, no consigues
nada. Si vas a por cien chicas en un año, consigues diez. Por un lado o por otro. Ninguna o muchas.
Si intentas conseguir solo a una, pierdes.

—Voy a estar en el planeta unos diecisiete mil cuatro¬cientos días más, suponiendo que muera a
los ochenta, y quiero disfrutar de las mujeres. Me encanta la diferencia. De otro modo me
quedaría solo con una. Me encanta la aventura, las culturas diferentes; adoro la mostaza verde
wasabi y el futo-maki, pero también me gustan los pierogi. Disfruto con la variedad.
—La otra noche —dijo Adam— una mujer no quiso hablar cuando le entré. Dijo: «Me canso de
hablar con tantos tíos. Conozco a tantos tíos que me canso de esto». A lo que yo le dije: «Bueno,
eso no es culpa mía, pero quizá deberías ha¬berte planteado quedarte en casa esta noche si estás
de tan mal humor».

Yo sacudí la cabeza.

—¿No lo entiendes? ¿Es que no lo ves desde su pers¬pectiva? Te digo que he estado con unas
cuantas chicas diez en mi vida y más tarde se han convertido en algunas de mis mejores amigas.
Para ellas es un auténtico problema. Los hombres les tiran los tejos en todas partes. De hecho, es
tan grave que muchas de esas chicas no tienen novio por culpa de eso. Ellas no van a considerar a
nadie una persona de cierta calidad si la miras y dices: «Hola, ¿qué tal?». Te pondrán en la misma
categoría que a los demás imbéciles. Para ganar, no debes acercarte a ellas directamente. Tienes
que entrar en su grupo y no hacerle caso. Cuando note que a sus amigas les gustas mucho,
empezará a pensar que tienes cierta calidad. Y

99

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MYSTERY

cuando le des tres cortes suaves, descubrirá que eres un reto. No eres como los demás; de hecho,
la mejor forma de demos¬trarle que eres una persona de calidad es comportarte como si tuvieras
los mismos problemas que ella. Si quiero obtener una chica diez, haré que todas sus amigas
piensen que soy asombroso solo después de haberle hecho lo mismo a otro grupo de chicas
menos atractivas que haya cerca. Se acercarán en algún momento cuando yo esté en el grupo del
objetivo y eso significa, desde el punto de vista de la chica diez, que hay muchas chicas que se
acercan a mí compitiendo por mi atención. También compruebo el móvil al menos tres veces,
como si estuviera recibiendo mensajes, actúo como si estuviera irritado y digo: «j Hay una chica
que no hace más que mandarme men¬sajes!». ¿Ves cómo finjo estar irritado por toda esa
atención? De repente ella y yo tenemos algo en común y ella supone que soy un hombre de cierta
calidad. Ahora me encuentra interesante, un hombre de cierta calidad y un enorme reto. Sabemos
que una chica diez quiere estar con un hombre que también sea diez. Bueno, dado que el aspecto
en los chicos no importa, si te comportas como si fueras un hombre diez y los que tienes alrededor
te tratan así, entonces para el objetivo eres un hombre diez y se dedicará a perseguirte. Pero que
tampoco sea fácil conseguirte.

—El otro día salí con un amigo que tartamudea —dijo Adam—. Era brutal. ¿Cómo les va a gustar a
las mujeres?

—Hmm —dije yo—. Como con todas las insegurida¬des, si a él no le molesta, entonces no hay
gran problema. Si un tío gordo conoce a una chica e intenta ocultar abiertamente su grasa
encogiéndose o vistiéndose solo de negro (lo que no es más que un truco psicológico), o pone
excusas como «Es que estoy a dieta», entonces parece inseguro. Por otro lado, si está gordo pero
viste bien, no lo menciona y actúa como si fuera un semental y un hombre diez, entonces tendrá
muchas

100

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

más posibilidades con las mujeres. Observa que hay tíos gordos con mujeres espectaculares. Otros
humildes tíos gor¬dos piensan: «¿Qué tiene él que no tenga yo?». Respuesta: seguridad en sí
mismo.

—Así que si t-t-tarta-tamudeas, t-t-tarta-tamudeas. No seas tímido. No eres más débil


genéticamente por eso. Es solo un tartamudeo, no un tercer brazo. Si les dijeras: «Pues sí, ta-
tartamudeo. Así soy yo. Acostúmbrate. Y si no lo llevas, qu-que te j-jodan», irías por el buen
camino.

—Haz chistes con ello. Finge parte del tartamudeo de forma que demuestre que estás cómodo con
ello. Si tú estás cómodo, ellas estarán más cómodas. Si hacen un chiste, analiza si te están
tomando el pelo de forma amable o si te están vacilando. Si son bromas de amigos, podrías decir:
«En mi m-mundo, t-todos hablan así. D-deberías oír lo r-rara que me s-suenas». Y sonríe. Si te
están vacilando, encógete de hombros y pasa. Aparentarás mucha más compostura de ese modo.

—Yo soy alto y delgado, así que a veces la gente me llama Estirón. Antes me molestaba pero ahora
me limito a sonreír y llamarlos Enanos. Pero sonrío y eso se lo pone peor porque hago que parezca
que no me afecta en absoluto. Valgo demasiado como para que me importe lo que ellos piensen.
Algunos dicen: «¡Tío, qué alto eres!». Yo solo respondo con un «gracias».
—Quizá sea un mal ejemplo porque ser alto ha sido más una ventaja que un inconveniente para
mí, pero espero que veas por dónde voy. Que se jodan. Así que tartamudeas; sí, pero vales más
que ellos. Sonríe y pasa.

—¿Y si tengo el número de teléfono de una chica pero no me devuelve las llamadas? —preguntó
Adam—. ¿Hay alguna «frase definitiva» que pueda usar cuando me den su número para que luego
me devuelva la llamada?

—La verdad es —dije yo— que una vez que hayas transmitido tu personalidad y le hayas hablado
de todo y

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MYSTERY

hayas dejado que fuera ella la que fuera a verte a ti y no lo hace... has hecho todo lo que has
podido. El problema debe de haber estado en tu forma de hablar. Quizá no crearas una conexión
lo bastante grande o quizá no te ganaras a sus amigas. Por la razón que fuera, cuando entraste a
matar, no hiciste un gran trabajo. Hiciste lo que hiciste y tienes que vivir con el resultado, y el
resultado es que no te vio. Lo único que puedes hacer es seguir adelante y hacerlo rápido. De
hecho, esa es la mejor venganza. No hay tiempo para llamarla todo cabreado, eso no es lo que
hace un maestro de la seducción. Están demasiado ocupados como para que les importe. Solo lo
preguntas porque estás intentando controlar los daños. Dé¬jalo. Sigue adelante.

—Las chicas son como los tomates. Correteas por la huerta buscando los buenos y cuando
encuentras uno, intentas arrancarlo de la planta sin magullar el tomate. Pero si se magulla sin
querer, no intentas arreglarlo, lo tiras y arrancas otros.
—¿Y si no quiero pasar a otra chica diferente? —pre¬guntó Adam—. ¿Y si quiero comenzar una
relación?

—Te sugiero que primero caces pensando solo en el sexo —respondí—, la relación siempre es una
opción después. Cazar con vistas primero a una relación impide que te acues¬tes con alguien, te
impide aprender, asusta a muchas chicas y prolonga la relación sin que se haga profunda. Que sea
un asunto sexual primero y después elige hasta dónde quieres que vaya la relación a partir de ahí.
Es más lógico, más eficiente, más fiable para conseguir relaciones a largo plazo y, bueno, también
es más divertido. ¿Para qué buscar solo relaciones cuando puedes buscar y además salir con
muchas chicas hasta que aparezca la chica adecuada para entablar una relación? Ladeé la cabeza.

—¿Eso es porque te sientes solo? Adam hizo una pausa antes de contestar.

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EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

—Sí. Es decir, claro que me siento solo sin compañía.

—Bueno —dije yo—, si alguna vez te encuentras con que te sientes solo cuando quieres salir,
imagina que estoy ahí, animándote a seguir adelante y probar. Estoy ahí contigo. De todos modos,
después me ibas a contar lo que pasó, ¿no?

—¡Claro! —dijo Adam.

—Muy bien —continué—. Cuando estás ahí, en ese estado consciente, con el corazón a mil y
odiando esa horrible sensación, tienes que saber que todos los que leen tu in¬forme de campo
también están ahí, sienten ese mismo dolor que te entumece a ti y comparten la experiencia. Ayer
mismo lo experimenté yo. Y créeme que te entumece. Y eso lo comparti¬mos. Cuando mañana
sientas ese estado de conciencia, esta-remos allí para ti. Todos nosotros.

—Es que no quiero fastidiarla con alguien con quien puedo conectar de forma natural mientras me
limito a aprender las tácticas —dijo Adam.

—Mira —respondí—. Hace años decidí que este arte se me iba a dar bien. Estaba harto de
fracasos. Así que desafié al fracaso. Y sí, fracasé, más de lo que triunfé. Pero saqué algo de todo
ello. Ahora puedo seducir con eficacia a chicas nueve y diez.

—Uno de mis amigos de Toronto estuvo conmigo durante casi toda mi fase de aprendizaje, pero él
decidió no intentarlo y así no fracasaba. Él y yo nos pasamos la misma cantidad de tiempo en
lugares públicos. Solo yo lo intentaba y fallaba. Él no lo intentaba en absoluto. Ahora se está dando
de patadas porque han pasado los años, yo tengo la atención de todas y él sigue atrapado en su
rutina.

—Le dije: «Empieza a fracasar. Así se te dará bien para cuando aparezca la chica de tus sueños».
No hay muchas po¬sibilidades de que él consiga a la chica soñada con sus actuales habilidades y yo
tengo la sensación de que quizá ya esté listo.

103

:i Maestro de la Seduccio/n 1-10:E1

atro de La Seducción 23/4/10 20:07 Página 10


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—Piensa a largo plazo e inténtalo del modo nuevo que te voy a enseñar. Interioriza el programa,
los métodos, las reglas y las rutinas. Estarán allí dentro un par de años, cuando conoz¬cas a la
chica de tus sueños. De otro modo estarás usando las mismas técnicas que todo el mundo y no
conseguirás nada.

—El pasado fin de semana —dijo Adam—, mientras estaba esperando a que llegara mi cita a la
discoteca, estaba demasiado cortado para iniciar una conversación con algunas de las damas que
había por allí. Me sentía mal porque he pa¬sado mucho tiempo leyendo cómo se hace, pero creo
que aprendo mejor observando.

—Tu lógica es lo que te sabotea —respondí—. Aprender mirando no es aceptable. Ya lo sabes, tío.
Tienes que salir al ruedo. No puedes aprender a conducir un coche mirando cómo lo hace otro.
Tienes que ponerte detrás del volante. Habrá otros que puedan contarte lo básico, pero tienes que
conducir de verdad para aprender. ¿Tienes carné de conducir? Porque es exactamente el mismo
aprendizaje, chaval. Al 100 por cien lo mismo.

—Todo el mundo cuenta una historia de un ligue. Una vez besé con lengua a siete chicas, todas a
la vez. Tuve los huevos de preguntarles porque me di cuenta de que les me¬laba a todas. Tenía
veintidós años.

—Una vez hice un trío con dos chicas, una era baila¬rina exótica y la otra bailarina. Las conocía
muy bien y salí con las dos por separado antes de estar con las dos. Salí con una durante dos años.
Con la otra menos, pero seguimos siendo «amigos».

—Otro problema que tengo —dijo Adam— es encon¬trar la motivación para salir a practicar.

—Cuando no me apetece salir—respondí—, hago que mis amigos me obliguen. Cuando no me


apetece vestirme, hago que mis amigos digan: «Eh, tío, vístete». Cuando estoy

104
EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

en el coche y no quiero entrar porque estoy cansado, me digo a mí mismo: «Solo echa un vistazo
dentro». Cuando estoy dentro y no quiero entrarle a una tía, pienso: Si no lo hago, voy a viciar la
sala y acabar con mi tapadera. Si la tía no me sigue el juego, digo: «Recupérate, soldado», y
continúo. Si faltan cinco minutos para cerrar y mi noche fue una mierda, pienso: Quizá vaya a
encontrar a la chica de mis sueños en los últimos cinco minutos. ¡Mi noche puede cambiar y
conver¬tirse en una gran noche! Ya me ha pasado antes.

—Mi objetivo es vivir con dos chicas. En serio. Mira, no soy el mejor de todos los tiempos. ¡Joder,
quién sabe, quizá lo sea! Es solo que no tengo ninguna referencia. ¿Hasta qué punto es bueno el
bueno? No lo sé. Lo único que puedo hacer es ser honesto sobre lo bueno o malo que soy y dejar
que juzgues tú. No tengo intención de ser ningún gurú. Deseo impartir mis conocimientos a
aquellos que ya son seductores consumados. El intercambio de sutilezas es lo que busco.

—Bueno, hoy es sábado por la noche. Sal por ahí. Inténtalo, fracasa y cuéntame lo que pasó.
Planéalo. Piensa en dónde están. Búscalas. Y esta noche trabaja en la fase de conocerlas. Acércate
y di hola. Después habla sobre que Elvis se teñía el pelo de negro y él tenía el pelo rubio natural y
que a ti eso te parece muy raro. Después, si la chica no se une a la conversación, di: «Bueno, un
placer conocerte», y vete con una sonrisa. No pasa nada por charlar sobre Elvis. No le entres
directamente. No des señales de que quieres tirarle los tejos. Que adivine qué pasa. Si empieza a
hablar ella, dale un pe-queño corte. Si tiene un cabello largo precioso, no pasa nada por decir que
quizá sean extensiones y luego di: «Qué pelo tan bonito, ¿es de verdad?». Sonríe y sé honesto al
decirlo. Ella te dirá que no y tú le dices: «Oh. Bueno, sigue siendo muy bonito». Sonríe. De hecho,
no le estás tirando los tejos. La estás cohibiendo y por tanto está pensando cómo puede cambiar
la

105

impresión que tienes de ella. Intentará impresionarte a ti. Pero eres tan natural que no le resultará
fácil. Sigue jugando. Si ella no te sigue, haz como Rhett Butler. La chica dice: « ¡Usted, señor, no es
ningún caballero!». Y él le contesta con una sonrisa: «¡Y usted, señora, no es ninguna dama!». Así
que muéstrate divertido y seguro de ti mismo al mismo tiempo.

—Cuando salgamos esta noche, ¡consigue números! Esta noche intenta conseguir cuatro. Eso es
más o menos uno por hora. ¿Tan difícil puede ser? Tienes una hora para conocer a tres mujeres y
hacerlo. A una de cada tres deberías gustarle si actúas como Rhett. Solo tienes que hablar con
doce mujeres. No hay que ser neurocirujano. La primera es más difícil, el resto se van haciendo
más fáciles. Dime con cuántas chicas has charlado. Si dices «Solo dos», y no has conseguido ningún
número, entonces ya sabemos dónde está tu problema. Si no había ninguna chica que mereciera
la pena, es que fuiste al sitio equivocado. Para que luego digan de usar el intelecto. Si no fuiste a
por las chicas siete y ocho, la cagaste. Eran para que practicaras. Podrían tener amigas que sí te
gustaran. ¡Podrían convertirse en amigas y unirse a ti en tus futuros días de caza!

—¿Ves?, estar con mujeres atrae a las mujeres. Por ejemplo, un tío que está con tres chicas que lo
conocen. Quizá no estén buenas, pero les gusta estar con él y se ríen con él. Y luego está otro tío
que está rodeado de tres tíos más. ¿Ves la diferencia de impresión? La ropa hace a un hombre,
pero las damas lo convierten en conquistador.

—¿Es posible, aunque sea de forma remota, que de los siete mil millones de seres humanos que
hay en este pequeño planeta, algunos sean hombres capaces de obtener lo que desean? ¿Podrían
algunos de esos tíos llegar incluso a acostarse con mujeres preciosas? Alguien tiene que hacerlo,
¿no? ¿Quiénes son esos tíos? Están por ahí, en la superficie del planeta, ¿ no? Puede que algunos
incluso estén en América, ¿verdad?

106

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

—¿ Ves a esa mujer tan guapa ? ¿ Es posible que se haya acostado con alguien antes? ¿El hombre
con el que se acostó podría estar todavía en este planeta? ¿En América? ¿Podría estar ese hombre
en mi ciudad? ¿Por qué es imposible creer que yo soy ese hombre concreto? Ella es una persona
real y yo también. No es la chica más guapa del mundo. No es famosa. Es una chica de verdad que
antes era la chica de los chupitos en una discoteca cuando la conocí, congeniamos y salí con ella a
ratos durante tres meses. No es demasiado increíble, ¿verdad? ¿Qué parte te hace pensar que no
podría conseguir a una chica como ella? Mido 1'93. Estoy sano y exudo encanto. Soy divertido y
me muestro seguro de mí mismo con las mujeres.

—El sexo es algo que todo el mundo tiene en común. Todo el mundo. Algunos se acuestan con
miles de mujeres a lo largo de su vida y otros con una sola en toda su vida. Y luego están los bichos
raros y rezagados que nunca consiguen nada. Pero si yo no consiguiera nada, desde luego no
podría dar tanta información. Si pudiera dar información como esta, se supondría que debería
poder usarla al menos, ¿no? No es tan difícil conseguir un polvo, ¿verdad? Hasta ahora he tenido
cientos de chicas. Algunas eran feas. Pero algunas eran muy guapas. Y sí, esa chica, fui yo el que se
acostó con ella, no tú. De hecho, la seduje por completo.

—Una vez estaba con un tío al que le iba salir de ligue y llamaba a todas las chicas zorras. «Vamos
a por unas zorras». Nunca le dije que me sentía ofendido, pero así era, ¿sabes? Incluso usar la
palabra pibas es denotar cierta irreverencia que no respeta la clase y el estilo, aunque el caso es
que los necesites cuando te presentas ante una mujer.

—Plantéate usar las palabras mujeres o damas, pero nada de tías o cariñitos, ya que eso echa la
imagen de Casanova al retrete. Cuando hablo con mujeres, en realidad yo prefiero dirigirme a ellas
de una forma completamente no sexual. Si

107

cuando estamos entre bambalinas utilizamos de forma con¬sistente las palabras que usaríamos
delante de las mujeres, nos preparamos para estar equipados y presentar una actitud adecuada y
con clase.

—No me entiendas mal. En la cama, puedo maldecir y follar como un conejo. No me ofenden las
palabras, pero para ofrecer una imagen con clase de nuestro arte, en algún momento debemos
eliminar los estereotipos. Un auténtico maestro no les entra como todos. Usa guiones para
empezar la conversa¬ción. Sus entradas están pulidas y nunca son sexistas. Sus rutinas son
naturales, humorísticas y divertidas. Su actitud hacia el tema es la de un profesional. Encuentra de
forma sistemática los mejores lugares y se trabaja la sala. Trata a todo el mundo con respeto y
dignidad. Incluso a los demás tíos. Todo vale en el amor y en la guerra, pero esta guerra no es más
que un juego. Así que no matemos ni hiramos a nadie en este juego del amor.
—Piensa en esto como en una partida de paintball. Al entrar ya sabes que el juego será una sesión
de cuatro horas. Te preparas con colonia, chicle y mechero y sales al campo. No es una batalla, es
un juego. Es divertido jugar al paintball y, si bien puedes terminar con un par de moratones, nunca
mueres. ¿Ves?, en el paintball cuando le disparo a alguien, no chillo: «¡Muere, cabrón, muere!». Es
un juego, no una guerra de verdad. Es divertido. Así que cuando te encuentres entu¬siasmándote
demasiado con el juego, da un paso atrás y piensa que solo es una sesión de cuatro horas y que no
vas a morir.

—Creo que las Artes de Venus es un deporte para caballeros. Es divertido socializar y disfrutar de
una buena charla aunque luego no te echen un polvo. Al menos apren¬des para la próxima
ocasión. Sin embargo, llamarlo conquista es estimulante cuando consigues a las chicas, así que yo
voy a continuar disfrutando de mis conquistas. Es algo relativo. Los

108

que todavía no dominan el arte de la seducción se sienten una mierda y creen que pueden
llamarles zorras a las chicas para sentirse más grandes. Pero los que suelen conseguir a las chicas
prefieren llamarlas damas, porque se dan cuenta de lo que valen, porque hicieron falta años de
trabajo para mejorar lo suficiente como para conseguir a las chicas tantas veces. A mí me encantan
las mujeres. Son maravillosas. Yo no trabajo tanto para nada.

—Vamos a aprovechar la noche y buscar unas cuantas aventuras, ¿qué me dices?

De Nova para el Metodo

Part 2
213/300

CAPÍTULO 5

HAY TORMENTA
—¿Anda Mystery por ahí? —preguntó Matador. Un cigarrillo apagado le colgaba de la comisura de
la boca.

—Abajo —dijo Lovedrop—. Con el estudiante ese, Adam. —Lovedrop vestía camiseta y vaqueros,
un par de sandalias, llevaba el cabello rizado recogido en una cola de ca¬ballo y gafas de sol
oscuras.

Tomaban el sol en unas sillas de mimbre, en un gran patio de ladrillo rojo delante de la mansión
del Proyecto Miami, rodeados por todos lados por la costosa jardinería y la vegetación exuberante
del sur de Florida.

Al otro lado de la calle, un vecino abrió su buzón y saludó con la mano.

—Supongo que habrás oído lo de mi trío de anoche —presumió Matador con una gran sonrisa—.
Esa piba del Skybar del sábado pasado. Ah, y la chica de Nueva York. —En¬cendió el cigarrillo y la
punta ardió con fuerza cuando le dio una calada.

El vecino del otro lado de la calle se dirigió a ellos con acento francés.

—Oye, vosotros debéis de levantaros muy temprano. Yo me despierto a las seis y vosotros ya
andáis por ahí. Veo las

luces encendidas. —Volvió a saludar con la mano y regresó a su casa.

Los ojos de Lovedrop siguieron a un saltamontes gi¬gante que pasaba por los ladrillos. Aquí los
insectos son tre¬mendos, pensó. Admiró la vista. La casa había sido construida en diagonal en una
parcela que hacía esquina y el césped bajaba en todas direcciones hacia varias fincas grandes y
cerradas que había al otro lado de la calle.

—¿Qué te dije? —continuó Matador—.Tío, Miami es ferro incógnita. Por aquí abajo no han visto a
tíos como nosotros. —Empezó a imitar a Scarface, con los labios dobla¬dos por las comisuras—:
¿Qué te digo? Esta ciudad no es más que un... gran... cono... a la espera de que se lo folien. —Su
voz se crispó en una imitación perfecta del acento cubano de Al Pacino.

—Mehow se va de la casa —dijo Lovedrop al tiempo que se colocaba la cola de caballo—. El último
negocio no le salió bien, no puede permitirse mantener dos casas para siempre. Tus facturas se
comen bastante.
—Eh, tío, no puedo pagar solo toda la hipoteca de esta casa —dijo Matador—. Tengo que cobrarle
alquiler a todo el mundo y también dividir los gastos, la criada, la cocinera, el tío de la piscina, la
factura de la luz...

—Lo sé, lo sé, solo digo que ahora mismo está echando números. Está ahí abajo con la hoja de
cálculo abierta —dijo Lovedrop y luego imitó a Mehow con una calculadora y la voz de Beavis1—.
Sumo seis, me llevo tres... —Los dos lanzaron una risita desdeñosa.

Matador lanzó una lenta bocanada de humo al cálido aire invernal.

—No quiero que se vaya porque, en el peor de los casos, habrá otro que se quede con la
habitación. —Llevaba la

3- Beavis: Protagonista, junio con Butthead. de una serie de dibujos animados de la MTV.

112

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

sudadera del chándal de Adidas negro con franjas blancas atada alrededor de la cintura y vestía
una camiseta gris que resaltaba su físico.

—¿Crees que ese juicio va a ser un problema? —pre¬guntó Matador. Levantó una taza con uno de
sus inmensos brazos y le dio un sorbo al café.

—No lo sé —dijo Lovedrop. La risa caballuna del Rata resonó en su cabeza. Por cierto, tíos, os han
puesto un pleito a todos. Lo pensó un momento.

—Es todo psicológico —dijo—. Un juicio. Se trata de machacar a alguien, de dejarlos sin dinero, sin
moral...

—Exacto —dijo Matador, que se levantó y le dio otra calada al cigarrillo—. Me gustaría
encontrarme con ese tío en un callejón oscuro. Ya me imagino la expresión de sorpresa en su cara.
—Saboreó la idea—. A estos cabrones más les vale que nunca tengan cáncer.

—La verdad es que a mí no me preocupa mucho —dijo -£ y


Lovedrop—. No en este caso. La denuncia la puso un copión de Mystery de Scraton que lleva una
página web de esas de admiradores. Tiene un historial de presentar pleitos frivolos. Ya se
ocuparán de eso los abogados de la VH1.

Matador asintió.

—Y hablando de la VH1 —dijo con una inmensa son¬risa—, al parecer voy a participar en el
programa. Lovedrop sonrió.

—Felicidades. Mystery dijo que venciste a todos tus contrincantes. Dijo que eras el mejor.

—Bueno, tío —dijo Matador, imitando a un jugador de baloncesto haciendo una entrevista
después del partido—. Solo intento ganar unos cuantos partidos. Soy guapo, mi es-perma es
guapo...

Lovedrop lanzó una risita.

—Bueno, voy a hacer unas llamadas—dijo—. Es posible que las facturas empiecen a acumularse.
Quizá haya llegado el momento de racionar los suministros y dejar de soltar cinco de los grandes
en Tantra los lunes por la noche.

—Si lo piensas bien, tío —dijo Matador—, para vivir a todo trapo no necesitamos más de
veinticinco mil al mes. Un sitio bonito en el peor de los casos puede costar diez o quince de los
grandes al mes para todos. Un Ferrari. Se puede conseguir un Ferrari por un par de miles al mes.
Además del seguro. Incluso con limusinas, champán, restaurantes, guardaespal¬das, entrenador
personal, ayudante... Te digo que no hay forma de machacar más de veinticinco de los grandes al
mes. ¡ No se puede! —Y lanzó una sonrisa radiante de triunfador.

—Hablando de dinero —dijo Lovedrop—, tenemos a ese estudiante abajo. ¿Vas a salir con
nosotros esta noche o qué?

Matador dio una larga calada al cigarrillo y se quedó mirando a lo lejos con aire pensativo. No
parecía oír nada. —¿Matador?

Matador exhaló poco a poco. —j Matador!


—Sí, sí, me ocuparé de eso, me ocuparé de eso —dijo Matador mientras apagaba el cigarrillo.

—Me voy adentro —dijo Lovedrop antes de levantarse de repente—. Una cosa más. No puedes
meterte tanto con Mehow, ni con el Rata. Ellos se quejan y tú te ganas enemigos que fan¬tasean
con vengarse de ti. Ya tenemos bastantes enemigos.

—Entendido, entendido—dijo Matador, que tomó otro sorbo de café—. Oye, tío, sabes que
todavía estoy sin pulir. No soy tan políticamente correcto como tú. Como la gente como tú. Pero
estoy intentando cambiar, estoy intentando escu¬char. Sabes que me estoy esforzando.

114

—Lo sé, lo estás haciendo bien —dijo Lovedrop—. Es que eres un poco bruto.

Matador se echó a reír.

—Oye, tío, ya sabes que si alguna vez necesitas que arregle las cosas al estilo Matador, solo tienes
que decirlo. Sabes que estoy contigo en todo.

—Lo sé —dijo Lovedrop, entró en la casa y cerró la gran puerta roja tras él.

Tins oocumcni tras credecl usina

CAPÍTULO SEIS
ESTADÍSTICAS Y MUJERES GUAPAS

Mientras la casa se preparaba para salir con Adam, yo continuaba ayudándolo con su aluvión de
preguntas sobre el arte de ligar. Era listo y estaba motivado, los dos factores críticos para triunfar
en este juego.

—Déjame hacerte una pregunta —dijo Adam—. ¿Dónde puedo encontrar a las mujeres más
guapas?

—Encontrar auténticas bellezas es algo que la mayor parte de los hombres creen que es fácil —
respondí—. Pero lo cierto es que, de hecho, es la fase más difícil del juego. Yo dis¬fruto con la
compañía de mujeres especialmente guapas y estas son, por razones técnicas (por ejemplo, su
proporción con respecto a la población en general), difíciles de encontrar. Yo he salido con
modelos, cantantes, bailarínas exóticas, camare¬ras, incluso con una detective privado. Tengo que
admitir que también he estado con unas cuantas chicas no tan atractivas. Mi primera novia, en
retrospectiva, ¡era un seis!

—Entre los problemas para «encontrarlas» se incluye que hay que aumentar las posibilidades de
conocer a mujeres guapas, mujeres disponibles y una proporción lo bastante alta de mujeres en
una zona determinada como para aumentar tus

117

MY

posibilidades estadísticas de triunfar. De ahí la primera de mis reglas. A cuantas más puertas
llames, más se abrirán.
—Piensa en los lugares públicos, allí donde se reúnan un puñado de seres humanos en grupos:
centros comerciales, restaurantes, cafeterías, festivales, discotecas, bares, galerías, atracciones.
Piensa, ¿qué más?

—Para conocer mujeres da igual donde estés. La ubi¬cación tiene poco que ver con las diferencias
en las situaciones de las chicas. La diferencia se encuentra en cuántas chicas hay en el grupo, o
incluso chicos, y si están sentados, ha¬blando, leyendo y demás. Pronto le dedicaré algún tiempo a
los diferentes escenarios. He vivido lo suficiente como para saber qué hay que hacer y qué no hay
que hacer casi en cual¬quier situación.

—Lo que más me molesta es cuando decido salir de ligue por ahí. Sé que el juego dura unas cuatro
horas por sesión. Digamos que en una discoteca es de diez de la noche a

D_

dos de la mañana. Me molesta cuando tengo que perder un tiempo valioso aparcando el coche,
esperando a la cola o teniendo que ocuparme de amigos que se portan de forma rara.

—REGLA: planea tu estrategia para encontrar mujeres. Tienes que saber con exactitud dónde
quieres ir. Conoce tu ciudad. Mira bien el día que es. Minimiza las pérdidas de tiempo llegando un
poco pronto para poder ponerte cómodo.

—REGLA: nunca invites a una chica a una copa. Eso te hace parecer uno más. Pero ella puede
invitarte a ti a una copa. A mí antes me invitaban a una media de dos o tres copas en una sesión de
cuatro horas. Ahora que soy famoso tengo que rechazar copas, o puedo terminar vomitando entre
los arbustos del patio de atrás antes de terminar la noche.

—REGLA: evita beber demasiado alcohol cuando salgas de ligue. El alcohol es una excusa para
alterar tu sensación de «miedo». Reduce tus posibilidades estadísticas de éxito. La

118

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN
gente sobria tiene más tiempo para reaccionar y procesar la información.

—Por ejemplo: dos chicas y un tío sentados en una mesa y el tío está sentado más cerca de la que
tú quieres. ¿Qué haces?

Adam habló muy despacio mientras sacaba un par de vaqueros viejos de la maleta.

—Vale, no tengo ni idea. ¿Qué?

—La respuesta es acercarte a la otra chica —dije—. ¿Por qué? Es un obstáculo para llegar a la
primera. Si la otra chica está soltera, entonces su «amiga» debe darte primero su aprobación. No
le tires los tejos, por supuesto. En realidad, nunca le tires los tejos a una chica. ¿Por qué? Porque,
en teoría, puede que hayas valorado mal la situación y es posible que la chica menos atractiva sea
la que está saliendo con el tío. Muéstrate atractivo, pero no le tires los tejos a nadie. Habla con
ellos y exuda encanto, seguridad en ti mismo y buen humor, y dale la oportunidad de usar sus
poderes innatos de seducción contigo. Habla también con el tío. Ahora que has hecho reír a la
chica (aunque no estás mostrando un interés directo a través de ningún tipo de insinuación
sexual), habla con el tío. Convierte a ese tío en tu amigo. ¿Ves?, desde su punto de vista, solo eres
un tipo guay. Eres encantador, diver¬tido y hablas de lo que a él le interesa. Eso significa que
ahora, desde el punto de vista de la chica, el tío piensa que eres buena gente y tienes su
aprobación. La amiga te dio su aprobación al reírse. Y en el proceso averiguaste varias cosas al
preguntar: «Bueno, ¿y vosotros de qué os conocéis? ¿Del trabajo?». Te contarán todos los detalles
que necesitas saber. Si la chica está libre de verdad, ya has desarmado las bombas en potencia. A
estas alturas, los otros te están prestando atención, así que la chica que quieres en secreto
empezará a sentirse abando¬nada. Dependiendo de la valoración que le hayas dado, empiezas

119

MYSTERY
a atacar. A las chicas ocho y menos se las maneja de forma dife¬rente que a las chicas nueve y
diez. En mi opinión, son dos estrategias totalmente diferentes. Pero siempre hay excepciones.

—Las ocho disfrutan de la atención que les prestas. Las nueve y las diez están tan acostumbradas a
esa atención que debes darles tres cortes primero; por ejemplo: «Tienes unas uñas muy bonitas,
¿son de verdad?». Si admite que no lo son, dices: «Bueno, siguen siendo bonitas» y luego te das la
vuelta.

—Verás, lo que pasa por su mente es lo siguiente: «La mayor parte de los tíos creen que soy la
bomba. Estoy acostum¬brada a eso. Pero este tío no lo cree. Debo de haber fastidiado la primera
impresión. No pasa nada. Puedo arreglarlo». Ahora cree que puede mover las pestañas y arreglar
la pequeña mancha que hay en su imagen.Tú no te comportaste como un gilipollas, solo le
mostraste que notaste un defecto, pero lo hiciste con edu-cación. Ahora la chica intentará
impresionarte. Te está persi-guiendo. Hazlo otra vez, otro corte. «¡Ja! Se te mueve la nariz cuando
hablas. Qué gracioso. No, en serio, es una monada. Ja, ja».

—A las chicas nueve y diez nunca las tratan así. ¿Cómo? Como a una amiga nonnal. Como a
alguien con quien puedes bromear. Eso es lo único que quieren. Que las acepten, y eso es lo que
estás haciendo. Pero ahora está incluso más decidida a arreglar esa imagen, ahora no tan prístina
que está acostumbrada a tener. Así que intenta resolver el pequeño problema. Y ¿qué ocurre
mientras está ocupada resolviendo el tema? Que está hablando contigo. Está conversando. Le
in¬teresa caerte bien.

—Nunca le puedes decir a una diez: «¿Me das tu nú¬mero?». ¿Por qué? Porque todo bicho
viviente se lo pide. Tú eres diferente. Tú dices: «Bueno, ha sido un placer conocerte». Cuando
empiezas a irte, dices: «Para ser una chica extrover¬tida, la verdad es que eres bastante tímida». Si
a estas alturas

1 J

120
EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

le interesas, te dirá: «¿Por qué?». Es el comienzo del co¬queteo. Dices: «Porque me voy, tonta».
Esa palabra, tonta, nunca la usa delante de una nueve o una diez un desconocido. Así que eso
demuestra tu seguridad y cierta reticencia. Y ese es el tercer corte. Observa que ninguno de los
cortes es para tanto. Es solo que no son los halagos habituales que recibe de los tíos. Ahora
esperas que ella te diga algo, te limitas a mirarla. La pelota está en su tejado. Es una chica diez y lo
sabe. Tiene ego. Nunca llegas a tirarle los tejos. Has sido tímido. Estabas a punto de irte sin pedirle
el número. Sabe que no eres como los demás. Por la actitud que despliegas, a ti deben de
perse¬guirte las mujeres. Si no dice nada de darte su número de teléfono, vete con una sonrisa.
Pero no es probable, porque esa chica tiene ego. En este caso has manipulado ese ego para que
quiera gustarte y ahora estará abierta a la idea de veros otra vez. ¿Ves?, al verse entre la espada y
la pared, tiene que ocurrírsele algo muy bueno para mantener su ego. Ahora es ella la que tiene
que demostrarte sus habilidades sociales. Además, todavía está intentando impresionarte.
Cualquier cosa que diga será un coqueteo, pero tú lo aceptas con los brazos abiertos. Quiere
demostrarte que no es tímida, así que será atre¬vida y te pedirá a ti el número. Cuando lo haga, di:
«No... pero podemos intercambiar los números. ¿Te parece?».

—REGLA: Nunca le des tu número a una chica a menos que haya un intercambio. Si al final le pides
el número y ella dice: «Te llamo yo», solo di: «No, te llamo yo a ti». Si no te da su número,
tampoco te iba a llamar, así que limítate a decir: «Ha sido un placer» y vete. Después de que una
chica te dé su número, entonces puedes escribirle el tuyo mientras dices: «Nos los cambiamos, ¿te
parece?». Ella sonreirá y dirá: «Vale».

—«Un placer conocerte». —«Un placer conocerte a ti».

121
MYSTERY

—«Te llamo este fin de semana». —«Adiós».

—¡Acabas de ligar con una diez! ¡Y te ha perseguido ella a ti! Y has hecho que te pida el número.
No era tan fácil pillarte y eso no lo va a olvidar. No eres un tío fácil. No eres como los demás. Eras
un reto. Pero al fin ganó. Bueno, con un poco de suerte, todavía tiene que llamarte. —Esbocé una
gran sonrisa—. Por cierto —dije—, el escenario que te acabo de contar me pasó exactamente así,
¡y la chica era una diez! ¡La chica más atractiva de la discoteca! En secreto, aunque mostré toda
esa timidez y reserva, por dentro estaba pensando: ¡Oh, Dios! ¡Oh, Dios, oh, Dios, oh, Dios! Pero lo
oculté bien.Tengo su número. Con un poco de suerte me llamará el sábado. Si no, esperaré hasta
el domingo para llamarla yo.

—Déjame hacerte una pregunta —dijo Adam—. ¿Cuántas chicas puedo esperar conocer si
empiezo a cogerle el tranquillo a todo esto?

—Hmm —dije—. Si te acercas a una chica al mes, y algunos de hecho es lo que hacen, no es muy
probable que te acuestes con una chica en los próximos seis meses. Si aceleras el ritmo, las cosas
mejoran mucho.

—Te voy a explicar mis estadísticas generales cuando entro en el juego. Salgo tres o cuatro veces a
la semana por¬que soy una persona muy sociable y me encanta la atención que recibo cuando
estoy rodeado de mujeres. De hecho, es muy divertido, mejor que la tele o un videojuego, en mi
opinión. Pero vamos a ser conservadores y decir que salgo solo tres veces a la semana. Hago
sesiones de cuatro horas, de diez de la noche a dos de la mañana por lo general; con tres días por
semana, son doce horas a la semana que me lo paso bien seduciendo. Me acerco a unas tres
chicas por hora, eso es una cada veinte minutos, como media. Son doce chicas en total por noche.
No está mal. Doce chicas a las que me he aproximado en una

122
EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

discoteca, o podría dividirlo entre dos discotecas. Por lo gene¬ral reboto a otra discoteca durante
la noche. Un número realista. Estoy seguro de que no cuesta encontrar seis chicas en una
discoteca que sean dignas de ti. Por lo general empiezo con la chica mejor valorada del sitio, a
menos que la situación se complique. Diablos, podría estar con un grupo de tíos. Entonces lo que
hago es ir a por chicas de menor valoración, pero hago que me rodeen delante de la que quiero.
De esa forma ve que soy un conquistador, dispara el botón de prese-lección en la programación
emocional de mi objetivo y empieza a sentirse atraída. El testimonio positivo que recibe en silencio
de todas esas mujeres me permite entrar en su mundo. Sabrá que soy un tío divertido y se sentirá
intrigada por averiguar por qué todas esas chicas me persiguen. Ha sido mi acerca¬miento más
consistente de la última década, desde antes de hacerme famoso.

—Antes, como media, me acercaba a una chica distinta cada veinte minutos. De esos
acercamientos, en mis primeros años de práctica, uno de cada tres por hora no pasaba de la
primera frase y solía abortar el encuentro por las buenas y con dignidad. No existe eso del fracaso,
no hay dolor cuando se aborta el encuentro, ya que es un plan de contingencia bien ensayado. Así
que esos acercamientos apenas consumen tiempo.

—Lo que me dejaba más tiempo por hora para charlar con las dos chicas que quedaban que
pasaban de las primeras frases. Sin embargo, como media, una de esas chicas por hora llevaba a
un encuentro abortado, ya fuera porque no le gus¬taba a la chica o porque las cosas no iban tan
bien. Una vez más, me iba con dignidad. No soy más que un tío que charla y se lo pasa bien. No le
estoy tirando los tejos a nadie.

—Sin embargo, uno de cada tres encuentros por hora terminaba resultando bien y yo conseguía
un número o más. Lo que significa que conseguía una media de cuatro números

123
MYSTERY

de teléfono por noche. Últimamente la media es mucho mejor, pero incluso cuando empezaba,
podía conseguir entre tres y cinco números por noche.

—Bueno, pero solo porque tengas el número, no signi¬fica que te vayas a acostar con ella. Los
números se queman muy rápido. Pasan cosas que reducen las posibilidades de acostarte con ella.
Así que de las doce chicas a las que te acercas durante la noche, seis chicas en cada una de las dos
discote¬cas, solo ocho pasan de las primeras frases y solo cuatro se convierten en opciones para
conseguir algún número. De las cuatro, quizá con dos termines viéndote otra vez. Eso son entre
seis y ocho citas con mujeres a la semana. Sí, lo he hecho, pero lo que también he hecho
últimamente es clasificar más a las chicas y llamar solo a las que me interesan de verdad. Tenía
treinta y cuatro números en mi lista de pendientes hace tres semanas y ahora lo he redondeado a
menos de ocho. Rompí la lista. Las llamé a todas y si doy con un buzón de voz, dejo un mensaje; y
si no me devuelven la llamada si he dejado dos mensajes, tiro el número porque no tengo tiempo
para tonterías. Llamarían si yo les gustara de verdad. Además, al final resulta que termino con tres
chicas a la semana que quieren acostarse conmigo y eso lo reduzco a dos amigas que me desean
pero me hago el difícil, las invito a discotecas para parecer un conquistador o charlo con ellas por
teléfono o voy por ahí con ellas, y entonces puedo acostarme con una chica nueva por semana.
Puede que ni siquiera me acueste con ellas. Una vez más, es una media basada en cuando salgo
tres veces por semana. Con tanta diversión y emociones, a veces salgo más.

—Los tíos creen que las chicas poco atractivas son más fáciles de conseguir, cuando la verdad es
que son diferentes. Tienes que enfrentarte a obstáculos diferentes. Si vas a practicar para triunfar
en algo, ¿por qué no practicar para triunfar con las chicas diez? Y encima la satisfacción es mucho
mayor.

124
EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

—Ir a por las chicas cinco es solo una cuestión de au¬toestima, no de habilidad. Si decides
perseguir a chicas nueve y diez y solo a ellas, esa será la habilidad que adquieras. No son más
difíciles de conseguir, solo diferentes.

—Esta semana, por culpa de un problema con el coche, solo salí dos veces. La primera de esas dos
sesiones pasé tiempo solo con una chica pero era una diez así que mereció la pena, y salí tarde, a
las diez, y volví temprano, a la una. Así que me sentí satisfecho con la cantidad de tiempo que le
dediqué. La otra vez también salí tarde pero me quedé hasta las dos, por tanto, para una sesión de
tres horas, y atraje a dos chicas, a una de las cuales la dejé porque su nuevo «novio» era un
pardillo y no le podía hacer aquello al chico, ni siquiera me vio venir. Había cogido a la chica de la
mano y la tenía rendida, y él se quedó allí sentado, haciendo pucheros, así que dije: «Venga ya,
quédatela». Pero con la otra chica conseguí el nú¬mero. Podría haber conseguido más, pero ese
día fuimos a tres sitios nuevos. Uno de ellos era una mierda, otro estaba muerto y en el que, si
había algo, no era de calidad suficiente como para seducir a seis mujeres que merecieran la pena.
Así que esta semana solo he conseguido dos números. Pero no está mal para dos noches cortas.
En realidad, esperaba menos por¬que estábamos investigando nuevos territorios.

—Las chicas también se superponen. Me refiero a que puedo tener dos novias a las que estoy muy
unido y salir solo dos veces a la semana para poder darme un revolcón extra cada par de semanas.
En el curso de los últimos años, me he acostado con muchas chicas y la media mensual es
definitiva¬mente superior a una sola chica. Pero a la mayor parte de los tíos le basta una al mes,
¿ no? Por supuesto que hay meses que no hay chicas nuevas por culpa de que hay relaciones a
largo plazo que solo permiten dos novias y nada de polvos extra. Pero ya te haces una idea. Es una
media.

125
MYSTERY

—¿Adonde quiero llegar con todo esto? A que a cuantas más puertas llames, más se abrirán. Si te
preguntas por qué no tienes chica, es porque pasas demasiado tiempo en casa. Sal tres veces a la
semana y conoce doce chicas por sesión. De ahí, consigue cuatro números. Si solo consigues un
número a la se¬mana, puede que un mes o dos te acuestes con alguien. Pero si consigues doce
números a la semana, podrás acostarte con lo mejor de lo mejor y harás progresos prometedores
en cuestión de relaciones con las que dividir tu valioso tiempo. Ten tres novias. Yo no es la primera
vez que lo hago.

—Si la ética se entremete y no te apetece acostarte con todas, sino que lo que quieres es tener
una única novia per¬manente, te sugiero de todos modos que trabajes duro en la fase de
conseguir números, porque muchas no se convertirán en relaciones satisfactorias debido a
detalles estúpidos como que la chica vive muy lejos, su trabajo se interpone, o quizá sean los
estudios, o lo que sea. Así que consigue los números y besa a las chicas. No tienes que acostarte
con ellas. Solo en¬contrar opciones de futuro.

Abrí el armario y elegí un atuendo para la noche. Me encanta no pasar desapercibido, así que
terminé con un sombrero vaquero de paja y unas gafas a lo quiditch de Harry Potter, vaqueros,
una camiseta blanca que dice «Mystery» y un abrigo largo de piel sintética. Como toque final, un
gran re¬licario con forma de corazón colgado del cuello.

—¿Las discotecas son de verdad los únicos sitios a los que puedes ir para conocer mujeres? —
preguntó Adam.

—Supongo que solo las discotecas no es lo más preciso —respondí—, aunque no se puede negar
que las discotecas al¬bergan la mayor densidad de tías buenas por metro cuadrado. ¿Dónde
están? Siendo realistas, el súper no es un buen sitio de caza. Claro que puedo acercarme a una
chica en un súper, pero

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C SOLID CONVERTER PDpy^^SSSSÍSS:

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

de todas las chicas que he conseguido, ninguna salió de un súper. Las tías buenas no van a
supermercados llenos de gente. Quizá las tiendas de ropa, un sábado, sean más interesantes.

—¿Alguna idea? —pregunté ,y después empezamos a hacer una lista de posibilidades. —Bares de
solteros. —Discotecas. —Pubes de universitarios. —Fiestas privadas. —Tiendas de ropa.

—Supermercados de los centros comerciales. —Restaurantes, pero es difícil conocer a una chica
que está comiendo en una mesa.

—¿Dónde más? —pregunté. Adam lo pensó un momento. Yo continué:

—Parece que las discotecas son la mejor apuesta, esta-dísticamente hablando. Si me equivoco,
dime un lugar mejor. A mí solo me importan los resultados. Las discotecas son los sitios más
difíciles para ligar. Si voy a una ciudad pequeña, lo clavo, joder, gracias a mi experiencia como
cazador de dis¬cotecas. Voy a discotecas porque hay más población. Y es mucho más difícil cazar
allí. En todos los demás sitios es más fácil pero no hay población suficiente.

—Dime —dije— dónde hay un sitio con al menos veinte chicas por metro cuadrado para que me
acerque a ellas. Puedo acercarme en la más imposible de las situaciones. Soy capaz de tirarle los
tejos a una tía con un puto vestido de novia. Adam lanzó una risita.

—No soy ninguna autoridad en seducción —dije—. Pero creo que soy un experto. Bueno, me las
arreglo. El caso es que estaba en el súper pensando en toda esta charla sobre conocer chicas en el
súper. Me he planteado la escena y

127

MYSTERY
he llegado a una conclusión. Una vez más después de pen¬sarlo mucho.

—No se entra en un súper a ligar. Es patético. Los intentos en los supermercados son la forma más
patética de conocer chicas. No está bien. Ni siquiera es una opción.

—Si bien no voy a decir que es un sitio imposible para conocer a una chica, es muy improbable.
Hasta para un se¬ductor experimentado sería un reto. No tienes que perder el tiempo allí.

—Ah, y no te molestes en ir a los cines pensando que allí vas a ligar. Solo te sentirás frustrado
cuando veas a todas las chicas que van allí con sus citas. No pierdas el tiempo, ni me lo hagas
perder a mí teniendo que leer tus fracasos cuando vayas a esos sitios.

—A mí solo me importan los resultados. ¿ Puedo conocer a una mujer en un supermercado? Sí.
¿Qué probabilidades hay? Pocas.

—¿Por qué? —preguntó Adam. —Porque incluso aunque estuvieras allí todo el día, estoy seguro
de que no verías un desfile de tías buenas. ¿Una o dos, o incluso tres al día? ¿Qué va a hacer un
novato? ¿Es¬perar todo el día a chicas con hambre? Te sugiero que pongas todos tus esfuerzos en
lugares más estadísticamente ricos. Hay excepciones a cada regla y desde luego, cuando estés en
el súper, si ves a una tía buena, acércate. Pero no te pases el día por allí esperando que te pase de
todo. ¿Es posible conocer a una chica paseando junto a tu casa? Claro que es posible, pero
improbable. Te sugeriría que abandonaras el porche para incre¬mentar las posibilidades.

—Si les preguntas a las chicas dónde les gustaría conocer a su próximo novio, dudo que digan en el
supermercado o en la lavandería. En realidad no estoy muy seguro de lo que di¬rían, pero apuesto
a que sé lo que no dirían. ¿Podrías conocer

128

EL MA

a una chica en el ascensor de tu edificio? Claro. ¿Pero te vas a pasar todo el día en el ascensor
esperando a que pase esa dama?
—Las discotecas es el sitio. Y con discotecas también me refiero a bares divertidos donde también
se puede bailar. En realidad, una chica tampoco tiene mucho donde elegir en una discoteca. La
mayor parte de los tíos les entran fatal, con cosas como «Perdona, no quiero molestarte, pero me
gusta mucho como eres y...». Eso no es ni siquiera competición. Te lo juro, ya llevo un tiempo en
esto y ya ni me preocupa cuántos tíos haya. No forman parte de la ecuación. Todos van por ahí
con la cerveza en la mano para sentirse seguros. Yo jamás llevo una cerveza. Las chicas son
selectivas. Y seleccio¬nan al mejor tío de un grupo concreto. Y el grupo que tienen alrededor es
patético, tíos con cervezas, así que cuando llegas tú, la haces reír, no le tiras los tejos y le das un
par de cortes, le has entrado como no podría hacerlo nadie.

—En una discoteca dada hay entre treinta y cuarenta chicas con un ocho y medio o más. Acércate
a doce de las mejores en una noche y vuelve a casa con tres o cuatro números, mínimo. Si el sitio
no es de los mejores, puedes pasar a otro. Las mujeres esperan conversación y muchas no tienen
pareja, y esperan que vengas a ayudarlas a escapar de sus aburridas vidas. Puedes demostrarles
que eres un líder por el número de personas que tienes a tu alrededor prestándote atención. Esa
es una demostración de valor superior que llamamos «líder de hombres» y activa la atracción en
las mujeres. Aprende sobre jerarquía social y por qué las mujeres prefieren a un varón con un
«rango» superior. ¿Para qué vas a ponerte a buscar como loco a las mujeres de una en una cuando
puedes esperar en el valle? Todos los animales terminan viniendo a beber a la charca. Además, se
visten bien y están guapas. Y también son cautelosas con ios hombres que hay por allí. Por
supuesto. Y, cuando se te dé bien este arte, ni siquiera notarás

129

M'
ft

las defensas que levantan porque serás un hacha a la hora de trabajarte una discoteca. Se te da
bien porque conoces a mu-chas en una noche y tienes mucha experiencia a la hora de acercarte a
ellas. Aprendes de todas y cada una. ¿Cuántos tíos hay allí que conocen a una chica y luego se
interesan por lo que piensa y no solo por su cuerpo? ¡Ponnos a ti y a mí en una habitación y me lo
llevo yo todo! ¿Por qué? ¿Soy más guapo? Quién sabe. A quién le importa. ¿Soy un semental?
Quizá, o puede que no. La diferencia es que yo entiendo de estadísticas. Entiendo lo que la mayor
parte de los hombres no entienden. Sé lo que buscan las mujeres y se lo doy. Ah, y una cosa más.
No doy excusas para no ir a conocer chicas allí donde más abundan.

—La sociedad tiene sus rituales de apareamiento. Cuando una mujer quiere encontrar pareja, sus
emociones la llevan a buscar situaciones sociales. No se molesta en vestirse y arreglarse solo para
ir a bailar. El baile es también una forma de mostrarle la salud del cuerpo a un posible
pretendiente: ¡tú! Está buscando pareja. Y sí, irá a un sitio donde haya posibles parejas. Cierto,
solo elige a los mejores. Pero para las chicas el cuerpo y el aspecto no ocupan los primeros puestos
de la lista de prioridades. Los tres primeros rasgos son una buena sonrisa, sentido del humor y
seguridad en sí mismo. El cuarto es que sepa conectar, por cierto. Así que ya ves.

—Para serte sincero —dijo Adam—, yo creo que las discotecas son una mierda. La razón principal
de que no me gusten las discotecas es el ruido. Pienso que mucha de la información se transmite a
través del tono del discurso, el vo-lumen y el ritmo, y todo eso se pierde si tienes que gritarle a
alguien que está a medio metro de ti. También me gusta que mi conversación y mi rutina se
desarrollen sin complicaciones, sin tener que repetirme. ¿Cómo hago eso en una discoteca?

1 J

130

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

—El problema es —respondí— que la gente no va a


sitios públicos sin música. Cuando no hay música, muchas

personas temen hablar con desconocidos, así que están incó-

modos y no van. Pero el caso es que la mayor parte de los tíos

no son conquistadores. Una discoteca en realidad es un sitio

muy lógico. Tú estás pensando solo en tus intenciones. Verás,

para una chica, la razón principal para ir allí es para conocer a

un tío. Pero tiene que parecer que están ocupadas mientras

están allí. Algunas necesitan una excusa alternativa, como ir

a tomar una copa con unas amigas, lo que resulta totalmente

absurdo. ¿Quién demonios quiere pagar cinco dólares solo

para entrar en un sitio lleno de ruido para hablar con los ami-

gos? Y luego tienes ese antiguo ritual de apareamiento: el

baile. Con lo que puedes hacer gala de tu salud, vitalidad y

físico. Todo el mundo tiene una forma diferente de conocer a

otros. El caso es que el seductor debería conocer la forma

más eficaz. Eso no significa que el resto del mundo tam- -@

bien la conozca. Así que da la sensación de que el camino son las discotecas llenas de ruido. Atraen
a muchas personas. ¿ En qué otro sitio pasa eso sin acaparar la atención de todos por completo,
como una obra de teatro o un concierto? Toda la industria discotequera está diseñada para hacer
dinero con las personas que quieren buscar pareja.

—¿No te gusta el ritual actual de apareamiento? De acuerdo, no es el más eficiente. Pero, ¿hay
algo mejor? No estoy hablando de algo mejor en un sentido excepcional, como conocer a una
chica soltera en un parque. Estoy hablando de masas. ¿Cómo conocen las masas a sus parejas?
Para las masas, ¿cuál es tu alternativa a la discoteca? ¿Qué tal si te pones manos a la obra y
practicas los rituales de apareamiento rea¬les, en lugar de pasarte la vida haciéndote ilusiones?
Conocer a chicas mientras practicas la escalada es posible, pero a

131
M"

nosotros no nos preocupa lo que es posible, sino lo que es probable. ¿Te parece que las masas van
a ir de escalada como ritual para conocer a posibles parejas? Yo no lo veo muy probable. Las
discotecas son las ceremonias de masas para aparearse. Únete y empieza a practicar en lugar de
dar todo tipo de excusas.

—Bueno —dijo Adam—, sabes que mucha gente dice: «Esta noche solo he salido para tomar una
copa y escuchar un poco de música».

—¿Notas la excusa que te dan? —dije—. Es una ex¬cusa que también usan las mujeres. Imagínate
un sitio que no sirviera alcohol o no pusiera música. Claro, el lugar perfecto para ligar, pero
entonces las chicas no tendrían excusa para estar allí, salvo para que alguien ligara con ellas.

—¿De verdad crees que ese tío se puso de punta en blanco y salió solo a escuchar música y tomar
una copa? Es más barato beber en casa y tu equipo de música pone la mú¬sica que tú quieres.
¿Para qué vas a pagar encima la entrada?

—Por eso las discotecas ponen la música tan alta. Es una excusa apenas disimulada para buscar
pareja.

—¿No es gracioso que la razón principal para que los tíos no tengan novia es que no salen de casa
lo suficiente? ¿Que no van a lugares públicos? Una y otra vez, encontrar a las chicas es la parte
más difícil de conseguir chicas. Tienes muchas más posibilidades de acostarte con una chica guapa
si la encuentras. Es martes y mi colega quiere sacudirse la sensación de rechazo de una chica a la
que intentó entrarle hoy, así que vamos a un café esta noche a las nueve. El caso es que es martes.
¿Dónde vas un martes? El sitio va a estar muerto, como cualquier café típico. Esperamos que nos
pase por delante algo bueno... esperamos. No es una actitud dema¬siado inteligente. En realidad
no sabemos adonde ir. Pero vamos a salir y eso es mejor que no salir, ¿no?

1 J
132

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

—Además de trabajarme las discotecas, por supuesto que voy a practicar la técnica del ligue allá
donde pueda. Pero tengo que decir otra vez que no he encontrado nada que se pueda comparar a
las discotecas. A ver, de las chicas de mi pasado, un buen 75 por ciento salieron de discotecas.
Otras eran del instituto, amigas de amigas en fiestas, una vez paseando por la calle principal de mi
ciudad. Ninguna en una tienda, ninguna en un café, aunque los cafés son sitios estupendos para
llevar a alguien que ya conoces. Las chicas tienen que estar de humor para buscar pareja.

—Yo fui por ahí una vez —dijo Adam— sonriendo y saludando a todas las chicas guapas que veía.
Conseguí muchas respuestas favorables.

—Es un buen primer paso —respondí—, ¿pero cuántos números consigues así? Yo he puesto a
prueba mis habilida¬des por todas partes. Centros comerciales, bancos, la calle, tiendas,
supermercados, restaurantes, bares, discotecas, con¬ciertos, ferias, festivales... por todas partes.
Las discotecas son el mejor sitio. Puedes conseguir chicas en otros sitios, ¿pero por qué vas a
trabajar en los márgenes del verdadero meollo de las cosas? Hay cientos de discotecas diferentes.
Bares y restaurantes sociales incluidos. Las parrillas, los bailes y las fiestas son posibles. Claro, si
conozco a una chica en una librería, estoy listo. Pero solo estoy listo por todo lo que he practicado
en discotecas.

—Lo bueno de estar en una discoteca es la cantidad. Sencillamente, hay más posibilidades de ver
mujeres bellas. A ese beneficio añadido lo acompañan también una serie de mierdas: el ruido, la
multitud, la oscuridad, el alcohol, la com¬petición masculina, las defensas antihombres, por
mencionar solo algunas, por no hablar de los precios de las entradas. Pero los beneficios superan a
toda la mierda. La solución es mini¬mizar la mierda. De la forma siguiente:
133

M'

—Ruido: no re acerques a las chicas en zonas donde haya mucho ruido. Siempre hay un par de
zonas en una dis¬coteca donde hay menos ruido. Ese es tu campo. ¿Alrededor de la pista de baile?
Eso es una trampa. Ahí no puedes iniciar una conversación así que, ¿para qué estar ahí? Ya sé,
para mirar a las chicas a las que no puedes acercarte. A la mierda con eso. No te acerques a la
trampa. Es una trampa. Las pistas de baile no son campo abonado para los ligues.

—Multitudes: vete temprano. Acércate al barman y a la jefa de sala temprano. Entra temprano.
Diez de la noche. Llega a las nueve y media si no te queda más remedio. Por lo general con eso
también te ahorras el dinero de la entrada. Resuelve el tema de la multitud trabajándote la
multitud. No te acerques a una sola chica. Acércate a un grupo de personas. Eso te permite
desplegar todas tus dotes sociales. A medianoche vete a otra discoteca: mantiene a la multitud
fresca ante tus ojos y te ofrece la oportunidad de tener una cita instantánea con alguna chica
cuando te acompañen a la siguiente discoteca.

—Oscuridad: quédate en las zonas iluminadas. Por lo general son las más tranquilas y las menos
atestadas. Verás, ligar es como pescar. Tener un pez en el anzuelo es la excep¬ción a la regla
general. Esperar, esperar y seguir esperando es la regla general. Entonces una mujer sale de la
pista de baile y es cuando tú tiras la caña. Las enganchas. Aplica la Regla de los Tres Segundos y
dirígete a todo el grupo del objetivo. Así que en cierto sentido, la caña se ha convertido en una
red.

—Alcohol: Ya es bastante difícil cuando están borrachas ellas. La técnica de un maestro de la


seducción siempre es mejor cuando no está borracho. No bebas y manten ese inge¬nio; confía en
mí, tío, vas a necesitarlo cuando tengas a una chica delante.4

—Rivalidad masculina: sí, hay otros tíos. Pero no sonríen. No se rodean de gente y hablan, charlan
y ríen. No se pasean

4- Yo infrinjo esta regla iodo el tiempo.

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-A-

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN
ft

con una sonrisa en la cara. Mantienen la cerveza pegada al pecho, se apoyan en la barra y «ponen
cara de guays». Un maestro de la seducción se da cuenta de que el único obstáculo con respecto a
los otros hombres es que, cuantas más caras haya, más atestado está el ambiente. Como la MTV
en lugar de C-SPAN. La solución: ¡sé tú la MTV! Por eso son útiles los artilugios que lleves contigo.

—Los escudos antihombres: sí, son más altos. Pero la solución no es romperlos, sino engañarlas
para que los bajen. ¿ Cómo ? La teoría de grupo y los cortes. Acércate al grupo, haz caso omiso del
objetivo y dale algún corte. Desarma a sus amigos con anécdotas y buen humor, y cuando todos te
ado-ren, entonces ya puedes dirigirte al objetivo. A estas alturas ya ha asimilado los cortes y su
autoestima ha bajado. Una vez bajado el escudo defensivo, la chica quiere que le prestes atención
tú, el alma de la fiesta, el tipo que más o menos la ha sustituido como el centro de atención de su
propio círculo de amigos. Y ya lo tienes. Añade más grupos para que el siguiente haya observado
que estabas en un grupo anterior {prueba de sociabilidad) y los ligues terminan cayendo como una
reac-ción nuclear.

—Estas son las Artes de Venus. Entabla una conversa-ción divertida para entretener y transmitirles
tu personalidad tanto a los obstáculos como al objetivo. Si no tienes práctica suficiente para
improvisar, usa rutinas. Así puedes practicar esa charla continua que te convierte en el centro de
atención. Hay muchas rutinas que han funcionado con otros. La rutina de la foto, el juego de
preguntas, enseñarle al objetivo técnicas nemotécnicas, recitar un patrón. Se trata de transmitir tu
personalidad. Y mientras haces caso omiso del objetivo y entre-tienes a sus amigos, la chica te
percibe como eres, pero amplificado por las sonrisas de su grupo de amigas. Ese es el mecanismo
que te voy a enseñar ahora.
3>

135

Ejercicio de ¡a grabadora de voz digital


Os reto a todos y cada uno de vosotros a que salgáis cuatro noches esta semana durante un
mínimo de cuatro horas por noche y convirtáis esta tarea en un proyecto im¬portante. Traed una
grabadora de voz digital (o al menos una pequeña libreta) y recoged cada intento. Al final de los
cuatro días calcularemos el índice de probabilidad. A cuantas más puertas llaméis, más se abrirán.
Consultad un mapa de la zona y elegid los mejores sitios para las mejores noches. Preparaos.
Planteaos la ropa adecuada para cada sitio. Sabed cómo les vais a entrar. Sed detectives. Hacedlo
como si os fueran a pagar. Como si os estuviera esperando una sesión de sexo. Como si os
estuviera esperando el amor. Salid solos si no hay más reme¬dio, no salgáis con más de una
persona (a ser posible una chica para parecer más guays). Que este proyecto sea una pequeña
molestia... utilizad este reto como excusa para concentraros en lo que es importante de verdad.

Al final de la semana, después de vuestros cuatro días de sesiones de cuatro horas, estudiad de
nuevo vuestro índice de éxitos.

Grabadoras en posición.

CAPÍTULO 7

EL CLUB DE STRIPTEASE DE LAS VEGAS

Hace un par de años, cuando Lovedrop todavía era gordo, nos encontrábamos con el personal de
nuestro taller de campo en nuestra zona reservada del mejor club de striptease de Las Vegas. Yo
llevaba unos años organizando esos talleres en varias ciudades, los estudiantes venían a dar una
clase y después los sacábamos por ahí una noche para hacer unas prácticas de campo. Era una
tradición que el domingo por la noche sacáramos a todos los instructores a celebrar el final de otro
magnífico taller y practicar el juego de la stripper, juego que les enseñé a todos ellos.

El club era un cuerno de la abundancia mal iluminado repleto de carne rodeada de terciopelo rojo.
Era embriagador, todas esas mujeres macizas, animadas, listas, jóvenes y a veces desnudas, que
daban saltos, te servían, estaban a tu disposi¬ción, se acercaban, te tocaban y siempre en un
marco sexual controlado, aunque, por supuesto, no puedes acostarte con todas. De hecho, ni
siquiera puedes acostarte con una si eres como la mayor parte de los tíos. Pero con estar allí ya
entras en el ambiente, ¿ no? Seguro que estaría bien acostarse con al menos una de ellas.

137

No es más que una fantasía. Eso es lo que venden. Fantasía.

Con todo, la chica está buena, es guapa y allí está, delante de ti. Quiere tomar una copa contigo. Sí,
claro, sabes que está trabajando, pero el caso es que decidió acercarse a ti de entre todos los tíos
que hay en la sala y es muy mona. Des¬pués de un rato, mientras hablas con ella, de hecho parece
una tía bastante guay, no está nada mal. Y es preciosa.

Te abres a ella un poco. La chica se ríe cuando haces un chiste. Te toca, en el brazo, la pierna. Y
luego, en un momento dado, cuando sonríe, piensas de repente: Le gusto. Son cosas que pasan de
vez en cuando, ¿no? Se acurruca contra ti y dice que le pones mucho. Quiere saber algo: ¿Te
gustaría que te hiciera un lap dance?

¿Por qué no? Allá donde fueres...

Estás empezando a excitarte un poco, es la anticipación. Claro que se supone que no debes tocar a
las chicas durante el lap dance, pero no pasa nada. Siéntate y relájate.

Su cabello cae como una cascada sobre tu cara cuando se sienta a horcajadas sobre ti. Huele muy
bien. Se roza contra ti y empieza a mecer las caderas adelante y atrás. Toma una repentina
bocanada de aire, el resto de la sala se pierde en su movimiento rítmico y se desvanece en una
bruma atercio¬pelada de humo y carne. ¡Así deberían ser todas las chicas! Tienes los pechos de la
chica en la cara, notas su aliento caliente en el cuello cuando te monta, su voz te gime al oído, los
labios húmedos, la lengua...

Perdona... la canción ha terminado. ¿Quieres repetir? Son veinte dólares, por cierto.
—Dios, estoy como una moto —dije cuando me senté—. Me apetece tirarme a todo un equipo de
animadoras.

Lovedrop y yo nos reclinamos en aquella opulencia suave. Style, que se había convertido en un
buen amigo mío

138

stro de la Seducción 23/4/10 20:07 Página 13

después de estudiarme para su libro El Método, se había sentado cerca y estaba inmerso en
aumentar los niveles de comodidad de una chica. Estaba en la ciudad para correrse una juerga y
pasar un rato con nuestro seminario.

Un socio mío de aquella época, George Wu, estaba sentado enfrente y se trabajaba a una stripper
como yo le había enseñado. George antes dirigía una de mis páginas web. Seguramente sigue por
ahí, dirigiendo páginas web basadas en mí. De hecho, hay mucha gente que hace eso. Son una
sarta interminable de eternos aspirantes que intentan parecerse tanto a mí y a las Artes de Venus
como es posible.
El lugarteniente pelirrojo de Wu, Biff, estaba sentado en un círculo a la derecha, con su tropa,
bromeando y haciendo el mono. Estaban lo bastante cerca de nosotros como para que oyéramos
la voz estridente y abrasiva de Biff rebuznando como un burro en la noche.

En nuestra zona reservada, las bailarinas exóticas venían a sentarse encima y entre nosotros,
intentaban trabajarse a los varios instructores en el arte de la seducción, que, a su vez, practicaban
el juego de la stripper.

El grupo de amigos de Biff se echó a reír.

Oímos a Biff hablar a gritos.

—¿Qué tiene treinta y seis centímetros y es blanco?

—Me rindo —dijo uno de sus amigotes.

—Nada —dijo Biff—> jsalvo por mi enorme polla! —El grupo estalló otra vez en carcajadas como si
fueran hienas.

—Joder —dijo el gordo Lovedrop—, estos tíos nunca se cansan del golpe de la «polla enorme». —
Lovedrop tenía papada y la cara cubierta de diminutas gotas de sudor. Se la limpió con el dorso de
la mano.

Style los miró.

—Ha estado haciendo comentarios bastante peyorati¬vos sobre los estudiantes que ha tenido
este fin de semana.

139

MYSTERY

—Se encogió de hombros con una mueca, incómodo. Después se volvió hacia la chica y siguió la
conversación.
—Anoche tuve el peor grupo de estudiantes del mundo —oímos decir a Biff—. Era una panda de
mutantes. —Re¬buznaba de verdad como un burro—. Estaba el mutante gordo, el mutante bajo,
el mutante gay, el mutante borracho y el mutante troll. El mutante troll era mi favorito. Parecía un
troll. Me preguntó qué problema tenía su método. Entretanto, yo quería preguntarle: «¿Pero por
qué no sacas tus poderes superhumanos de los X-Men? ¡Porque eres un puto mutante!». —Biff
volvió a lanzar su carcajada de hiena. Era horrible, como un cruce entre un hipo repetido e
incontrolable y al¬guien con una puñalada en el estómago. Miré a Lovedrop y le pregunté:

—Biff me resulta ofensivo. ¿ Por qué dices que sigue en esta empresa?

£ ^- —Es el chico de George —dijo Lovedrop con un enco-

gimiento de hombros—. Tienes que preguntarle a George.

—A la mierda ese tío —dijo Matador, que llegó a sentarse con nosotros—. Es un matón. ¿Sabes lo
que hizo ese cabrón en Nueva York? Se suponía que había venido a ayu¬darme con mi taller. Pero
en realidad se ofreció voluntario para poder intentar hundir el programa de forma deliberada. —
¿Qué? —pregunté—. ¿A qué te refieres? —Biff vino a mi programa, se ofreció a ayudar y des¬pués
intentó hundirlo, a propósito. Se emborrachó y fue un completo gilipollas con mis estudiantes. Ni
siquiera usó el nombre de Biff porque no quería recibir malas críticas. Quería que yo recibiera las
malas críticas. ¡Y provocó una gran pelea con uno de mis estudiantes! ¡Una pelea! Hubo gente que
me pidió que le devolviera el dinero por su culpa.

—Por Dios —dije yo—. Ese comportamiento es inaceptable.

140

Tins ücpcumcni tras credod usiig

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

—Estaba intentando destruirme como entidad viable. Y luego, para empeorar las cosas, cuando fui
a hablar con George sobre el tema, ¡George se pone de su lado! —Matador estaba furioso—.
¡George dijo que cree que puedo «intentar llevarme mejor» con Biff!
—Bueno, eres como un elefante en una cacharrería

—dije.

—¡No se trata de eso, mago loco! ¡Intentó hundirme! Al otro lado oímos a Biff hablando en voz
muy alta. —A la mierda con Mehow. Usa un método para crear atracción en las tías. La gente que
usa esos métodos son sim¬ples herramientas.

—Matador, quizá estés un poco paranoico —dijo Lovedrop.

—Paranoico, ¿eh? —contestó Matador—. Oye, Tetas,

¿sabes las chorradas que dice Biff sobre ti cuando no estás?

£ ^- —¿Qué? —dijo Lovedrop poniendo los ojos en blanco—. -m

Me muero por saberlo.

—Dice que tu método es una mierda, gordito. Pone a parir a tu colega Mehow, dice que eres un
espía... Me eché a reír. —¿ Un espía ?

—Eso son chorradas —dijo Lovedrop. —Puede ser —dijo Matador—, pero ¿no te preguntas cómo
hablan George y Biff de vosotros cuando no estáis? Son buenos amigos.

Lovedrop se encogió de hombros. —Seguramente hablan de lo gilipollas que pareces por


comprarte la misma cazadora de cuero que llevo yo.

—Tío, eso no tiene nada que ver —dijo Matador, exas-perado—. Ya te he dicho antes que siento
haber comprado tu cazadora. No me la pondré la misma noche que tú.

141

—No te pases con eso, tío. —Lovedrop seguía en la fase de exceso de complementos. Llevaba
pendientes falsos, una cadena, un anillo en cada pulgar y brazaletes negros de goma de HotTopic.
Llevaba las uñas pintadas de negro y usaba som¬bra de ojos. A lo largo de los años terminaría por
desechar la mayor parte de esos complementos y masculinizar su aspecto.
—Ni siquiera se puede sacar a Biff a ningún sitio —dijo Matador— ni presentárselo a tus amigos.
En Nueva York se emborrachó y quedó como un completo idiota. —¿Qué pasó? —pregunté.

—Estuvo a punto de que le dieran de hostias —dijo Matador— cuando se puso bocazas como
siempre con dos tíos en un bar. Entonces un tío dice «Eh» y le da un empujón a Biff en la cara.
Entonces hace como que se va a meter en una pelea con esos tíos, y tendríais que haberlos visto,
por cierto, eran enormes. Estaban a punto de aplastarlo así que dije:«j Eh, eh, eh, un segundo!».
Lo levanté, me lo cargué al hombro y lo saque de allí.

—Es el viejo truco de «me emborracho y provoco una pelea con dos tíos enormes» —bromeé.

—Ya, no jodas. Así que al final de la noche, los estudian¬tes se van a casa y Biff y yo nos vamos a
un club de striptease. Y ya tenemos problemas para entrar porque el portero cree que está
demasiado borracho. —No me digas.

—Sí. Así que justo cuando estoy intentando conven¬cerlo de que no pasa nada, ¡va Biff y le vomita
al portero en el zapato!

Lovedrop lanzó una risita desdeñosa. —Imagínate estar allí, tío —dijo Matador—. Le vomitó
literalmente en el zapato al portero mientras estábamos inten¬tando entrar en el bar. Así que
tuve que volvérmelo a llevar y meterlo en el coche con la esperanza de que se despejara. Pero

142

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EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN
después vamos a otro sitio y el mismo problema. El portero dice que está demasiado borracho. Yo
intento convencer al portero, me doy la vuelta y me encuentro a Biff durmiendo en el suelo detrás
de mí.

Lovedrop y yo nos echamos a reír. —No tiene gracia —dijo Matador sacudiendo la ca¬beza—. No
me puedo creer que George lo siga teniendo ahí.

—Espera un segundo. ¿Qué quieres decir con eso de «George lo siga teniendo ahí»? —dije
indignado—. Soy... Mystery. ¿Es que yo no tengo nada que decir sobre el tema?

—Va-le —dijo el gordo Lovedrop con los ojos en blanco. Lovedrop medía 1'85 y pesaba ciento diez
kilos por aquel entonces, y era todo grasa, ni un solo gramo de músculo en su larguirucho cuerpo.
Lo escondía bastante bien bajo la cazadora negra de cuero. También llevaba una camiseta para
minimizar el efecto de tener tetas, pero no ayudaba mucho. —¿ Por qué no hablas con George? —
preguntó Matador. —Lo haré —dije—. Soy Mystery. Al otro lado de la mesa oímos gritar a Biff. —A
la puta mierda Style. ¿Habéis leído El Método, tíos? —Eh, chaval —dijo Lovedrop—. Que Style está
sen¬tado justo aquí.

—No te oye —dijo Style.

Lovedrop miró hacia George y después me dijo que notó en ese momento que George me estaba
mirando desde el otro lado. Después de un momento, empezó a sentirse vaga¬mente incómodo.
¿Qué era esa expresión en la cara de George? ¿Incomodidad? ¿Resentimiento? Era difícil saberlo
con sus rasgos asiáticos.

Justo entonces, Biff y dos de sus amigotes se levantaron de un salto y los tres se lanzaron hacia la
barra poniendo caras graciosas, cojeando con un paso desigual e inclinados como jorobados.

143

4
MYSTERY

Style estaba espantado.

—Esa es su expresión mutante —dijo—. Lo estaban haciendo antes.

—Qué panda de payasos —dijo Matador al tiempo que se levantaba—. Tengo que mear —dijo, y
se alejó.

Lovedrop volvió a mirar a George, que estaba obser¬vando a Matador dirigirse al baño. Recordó
algo que le había dicho una vez un amigo. ¿Sabes esa sensación que tienes cuando te miente una
mujer? ¿Esa ligera sensación de fal¬sedad, como que algo no va bien? Bueno, cuando un hombre
te miente, es esa misma sensación pero con solo el 30 por ciento de fuerza. Es muy leve, pero está
ahí. Después de un rato, se nota. Lo sientes.

Lovedrop siguió a Matador con los ojos por un mo-

mento y después volvió a mirar a George.

George había clavado los ojos en él.

Lovedrop levantó la copa y sonrió. Segundos después,

£ y- George imitó el gesto. -£

Una stripper morena y sonriente se acercó a nosotros. —Hola —dijo—. ¿Os importa si me siento?
—Por favor —bromeó Lovedrop con una sonrisa cordial y le hizo un gesto para que se sentara.

A la chica casi le pareció que Lovedrop se estaba mos¬trando sarcástico, pero no estaba del todo
segura dado que mi amigo añadió la cordialidad justa con una sonrisa y calibró la frase. Parecía
amable de verdad.

La chica se sentó y empezó su rutina, cosa que jamás debes permitir. Si no controlas el marco tú,
lo hará ella.

Ligarte a una stripper es como ligarte a una chica normal pero mucho más difícil. Es como una
partida rápida de ajedrez. En un ligue normal, por supuesto, quieres llevar el timón. Quieres ser tú
el que imponga el tono, la autoridad que deter¬mine el significado de lo que se dice y el que lleve
la interacción a donde tú quieres que vaya.

144
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EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

Con una stripper es incluso más pronunciado, porque ella está haciendo lo mismo. Está intentando
llevar la interac¬ción a un sitio donde tú le vas a dar dinero. Todo lo que dice está destinado a
llevarte por ese camino, en su dirección, hasta que tu dinero pasa a sus manos. Da igual cómo le
respondas, no importa lo que le digas: ha puesto en práctica el guión mil veces, lo ha utilizado en
mil acercamientos y ahora lo está uti-lizando contigo. Lo que quiere es tu dinero.

Entre tanto, el maestro de la seducción está intentando llevar la interacción a un lugar en el que la
chica le entregue su cuerpo. Todo lo que dice está diseñado para poner el marco a su favor para
lograr este objetivo. Todo lo que dice está di-señado para llevarla por ese camino.

Pero en cuanto la stripper empieza a hablar, ha vuelto a su guión. Y no puedes dejar que te lleve
por ese camino. ¡Joder, pero si hasta ella se aburre! Recuerda siempre que solo porque ella haya
echado el sedal no significa que tú tengas que picar. Corta ese sedal con habilidad y echa el tuyo.
Si es más estimulante o de mayor valor, ganará. Te la llevas a tu terreno.

—¿Vosotros tenéis un grupo o algo así? —preguntó—. ¿Sois famosos?—Estaba buscando


información sobre nues-tros ingresos.

—Nosotros solo trabajamos en nuestro aspecto —bro-meó Lovedrop. No estaba seguro de si los
ojos de George seguían clavados en él y se sentía raro. Giró la cabeza un momento y después
volvió a mirar a la chica y le dedicó una sonrisa cá-lida—. ¿Pero a quién le importa? Dentro de cien
años vamos a estar todos muertos, ¿no? —Se cuidaba de equilibrar el ni-hilismo con la creación de
un ambiente cálido y cordial.

—Supongo... —La chica no se había encontrado nunca con aquella respuesta. Después volvió a
encarrilar su dis-curso—. ¿De dónde sois? ¿Tenéis pinta de ser de Los Ángeles? —La chica le puso
a Lovedrop la mano en la rodilla.

1 J
145

MYSTERY

Él le dedicó una sonrisa encantadora y después le dis¬paró una expresión extraña con las cejas y
se señaló la cabeza.

—Apaga eso, el programita que has puesto en marcha —dijo—. Antes vivía con una bailarina. —
No era verdad. Me había robado la frase a mí. Me sentí orgulloso. La chica se atragantó. -¿Qué?

Lovedrop levantó una ceja y poco a poco dejó caer la mirada sobre la mano que tenía en la rodilla,
después la miró a los ojos con aire expectante. La vibración que transmitía era obvia.

—¿Estás de coña? Me has puesto la mano en la rodilla. Huelo intenciones ocultas.

La chica, avergonzada, quitó la mano, pero sonrió. —Guau —dijo.

Lovedrop continuó haciendo alguna que otra pausa.

£y- —Acabamos de terminar el fin de semana que pasa-

mos aquí y lo estamos celebrando. Como el final de Ocean's Eleven. Es una tradición. Pasar de
todo el domingo por la noche en un sitio como este. Donde nadie nos moleste. Y donde po¬damos
tomar una copa y relajarnos.

—¿Quieres invitarnos a algo? —preguntó la chica. Lovedrop le cortó el hilo como si nunca hubiera
existido. —La dinámica aquí no funciona, ¿verdad? —¿Qué quieres decir? —preguntó la chica. —
Mira a tu alrededor. Mira a todas estas personas, ahora mismo. —Lovedrop señaló con un gesto la
sala—. Nadie respeta a nadie. Las bailarinas ven que entran un montón de «pringaos». Y los
clientes están emocionados con las bailari¬nas, pero solo porque las ven como strippers, cuando
no es eso lo que son en realidad. Su trabajo es el espectáculo.

—Eso es muy cieno —dijo la chica con un asentimiento.


146

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

—Con todo, el cliente siguen queriendo enrollarse con la bailarina —dijo él—. Como si quisieran
convertirla en su novia o alguna fantasía parecida pero, entretanto, la bailarina jamás podría
hacerlo porque sabe que el cliente no la respeta. Y sin embargo, los dos están intentando sacarle
algo al otro. La chica se encogió de hombros. Lovedrop apartó el cuerpo de ella y después se echó
hacia atrás.

—A veces me siento como un vampiro —dijo con aire de conspirador.

—¿A qué te refieres? —preguntó ella y ladeó la cabeza mientras se aplicaba un perfilador de
labios.

—Por mi estilo de vida —dijo Lovedrop—. Mi realidad. —Hizo una pausa—. Cuando el sol se pone
es cuando me des-pierto. Y cuando el sol empieza a salir, es cuando yo me voy a dormir. —
Transmitía cosas en común y parecidos. Lovedrop parecía saber lo que hacía.

La chica se inclinó un poco hacia delante. —Cuéntame más —dijo.

—Viajo por todo el mundo: Londres, Nueva York, Miami. Voy a las discotecas y me mezclo con
todo el mundo, pero en realidad no soy como ellos. Ellos no lo entenderían. Van y vienen de la
oficina y trabajan para el gran hombre mientras que yo puedo manifestar lo que me dé la gana.

Lovedrop pensó: Buena parte de lo que digo está en la forma de decirlo. No es la primera vez que
me cargo esta ru¬tina. Lo de volar por todo el mundo, a veces puede parecer que vacilo en lugar
de demostrar un mayor valor pero hoy parece que funciona,

—¿Qué quieres decir con eso de «manifestar» ? —pre¬guntó la chica.

—Tú sólo... concentras tus pensamientos y los con¬viertes en realidad. Manifiestas la realidad. —
Se frotó el pulgar
147

JvT
ft

con los otros dedos y después abrió la mano como una mari-posa. La chica sonrió.

Lovedrop también esbozó una gran sonrisa.

—Quiero enseñarte una cosa —susurró él.

-¿Qué?

—Esta noche voy a llevarte a casa de mi amigo y voy a enseñarte... —dijo—. Tengo una, esto —
miró a su alrededor con aire furtivo—. Tengo una máquina como la de Cariño, he encogido a los
niños, —Y sonrió, juguetón.

La chica se echó a reír.

Lovedrop continuó:

—Y voy a encogernos a los dos hasta el tamaño de las muñecas esas, Barbie y Ken, para que
podamos nadar en el acuario que hay allí, encontrar tierras nuevas mágicas y tener aventuras
asombrosas.' —Y al decirlo se volvió por un momento como si buscara algo o explorara un
pensamiento repentino, después se volvió de nuevo hacia ella y le dedicó una sonrisa cálida.

La chica frunció el ceño y respondió a ese personaje de la estrella de rock distraída.

—Eres muy gracioso —dijo—. Eres muy diferente. ¿Cómo te llamas? Yo soy Ashley. (ID1. ¿Pero se
puede confiar en el ID1 de una stripper!)

—Soy Chris.

—¿Tú no tienes uno de esos nombres graciosos como todos estos otros tíos?

—Eso es solo para meterse en los foros de Internet. Se supone que no debes usar esos nombres
en la vida real.

—Ah.Ya.

—Espera, sujeta esto. —Lovedrop le pasó su copa y estiró las manos a ambos lados de ella como
un hechicero con-
5- Observa que la chica está imaginando las sensaciones y emociones de esta divertida aven-tura
al tiempo que él se la describe. Asi que, aunque físicamente no la puedes llevar a esa aveniura.de
todos modos puedes hacerle vivir la experiencia a través de su imaginación, que en realidad es lo
que importa. Recuerda: la mayor parte de los tíos que hay allí no estimulan la imaginación y los
sentimientos de una mujer, en su lugar la aburren preguntándole como se gana la vida y si tiene
novio.

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EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

jurando visiones en una bola de cristal. Después dijo—: No sé si recuerdas la última vez que
pudiste sentir una conexión in¬creíble con alguien...

La chica asintió y lo observó. Él continuó con algunas pausas.

—Cuando sientes eso es casi como si pudieras imaginar un cordón de luz que se extiende desde tu
cuerpo hacia esa persona. Cuando empiezas a brillar con la calidez de esa co¬nexión, puedes
imaginar un momento del futuro, todavía sientes esa asombrosa sensación de conexión, y miras
atrás y recuerdas ese día como el comienzo de todo6.

Las manos de Lovedrop se tensaron al hacer un gesto sobre la copa que sostenía la chica.

—Cuanto mejor puedas imaginarte esa sensación, tu


color favorito, y sentir su brillo en el estómago. Y después

sube girando, brillando, y te llena el pecho, te baja por los

brazos y te atraviesa las manos. —Lovedrop se volvió a con- -O

centrar en la copa que tenía delante—. Dame el vaso.

Cuando la chica se lo dio, Lovedrop apartó las manos del vaso y este empezó a flotar en el aire.
Cerca, alguien ahogó un grito.

—¡Oh, Dios mío! —chilló la stripper. Le temblaban las manos.

Sin aprovecharse demasiado, Lovedrop volvió a coger el vaso y después tomó un trago.

El truco de magia era, una vez más, cortesía del que suscribe. Utilizó mi «Principio de la Levitación
por Poderes». Yo siempre he preferido usar magia que parezca de verdad. Para mí, no hay nada
más patético que cuando alguien saca una baraja de cartas en una discoteca. Así solo pareces un
em¬bustero. Pero cuando yo hago magia, uso el mentalismo y los efectos de la telequinesis, lo que
le permite a mi objetivo in-

6- El infame patrón de la Conexión Increíble de Ross Mirles.

149

terpretar que ha ocurrido algo mágico de verdad. En cuanto a Lovedrop, con el tiempo dejó de
usar la magia porque dijo que se sentía como un mono en el circo.

—Déjame preguntarte algo —dijo adoptando el tono de una lectura en frío, con pausas—.
¿Tuviste una experien¬cia, cuando eras muy pequeña, que te hizo tener que crecer muy rápido,
antes de estar lista?

La chica se llevó la mano a la boca y se le llenaron los ojos de lágrimas.

Justo entonces oímos rebuznar a Biff. —Tengo un chiste nuevo, tíos.

Debía de haber vuelto de la barra. Todo su grupo de amigotes volvía a estar sentado en sus sitios.

—¿Qué hace una stripper con su capullo antes de ir a trabajar?


—Me rindo, ¿qué? —preguntó uno de ellos. —jLo deja de camino en el ensayo de su grupo! La
manada explotó en carcajadas y risas de hiena. —Tengo que irme un minuto —dijo la stripper
mo¬rena de repente; había vuelto a la realidad con una sacudida—. Pero vuelvo enseguida. Quiero
hablar más contigo. ¿Vas a estar aquí?

—Claro —dijo Lovedrop—. Esta es nuestra zona. Esta¬mos aquí hasta que nos vamos.

—Vale, pero no os vayáis—dijo la chica—. Quiero hablar contigo pero tengo que ocuparme de algo
ahora mismo. Vengo enseguida. —Le apretó el brazo, se levantó y se alejó.

—No está mal —dije yo en cuanto se fue—. No está pero que nada mal. No te preocupes, tiene
que hacer la ronda. Creo que va a volver.

—Bien —dijo Lovedrop—. Eso es precisamente lo que te iba a preguntar.

Justo entonces se nos acercó Biff.

150

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

—Eh —dijo cuando se sentó enfrente de Lovedrop.

—¿Qué hay, tío?—dijo Lovedrop—.¿Cómo va la noche?

—Te vi con esa piba —dijo Biff—. Tenías a esa stripper comiendo de tu mano. ¿Qué usaste con
ella?

—Bueno, vamos a ver —dijo Lovedrop—. Le corté todos los hilos. Le di unos cuantos buenos
cortes. Un par de de¬mostraciones de valor superior en vena. Usé lo del estilo de vida del vampiro
y todo el rollo de crear tu propia realidad. Subí el nivel de atracción para hacerla reír. Utilicé un
poco de seducción rápida, el patrón de la conexión increíble...

—Esa mierda de la conexión increíble no funciona con las strippers.


—Sí, ya lo sé. Se lo tiré todo salvo el fregadero. Hasta hice un puto truco de magia y después usé la
lectura en frío de Toecutter, de cuando le lees la palma de las mano. Ya sabes, el libro de Steve
Celeste...

—¿Por qué se fue?

—Dijo que tenía que ocuparse de algo y que volvería.

—Bueno, no querrás estar aquí esperando por ella cuando vuelva. Yo he cometido ese error. —Biff
sacudió la cabeza con una certeza absoluta—. Estaba esperando a esa tía y, tío, bueno, por mucho
que quisiera enseñarle mi enorme polla, no tenía ninguna oportunidad porque parecía un pringao
esperándola.

—Sí —dije—, además se pierde «tiempo valioso». Que¬rrás al menos estar entrándole a otra
chica, no sentado solo.

—¿Qué sugeriríais vosotros? —preguntó Lovedrop.

—Cuando vuelva —dijo Biff—, hazla esperar un mi¬nuto mientras hablas conmigo, y luego llámala.
Que lo sude un poco.

—No estoy de acuerdo —dije yo—. ¿ Mi consejo? Nada de juegos. Entra a matar. Las strippers
pueden tener a quien quieran del club. Por eso, una vez que deciden que te quieren a ti, no
piensan en juegos sino que, ¡bam! Directas a la yugular.

[VI

Tins üocumcni tras credod usit>g

MYSTERY

—¿Entrar a matar? —dijo Biff. Sacudió la cabeza—. Básicamente la estás llamando puta. No es
algo que quieras hacer. Sé de lo que hablo. —Justo entonces puso el pie mal y se cayó de bruces
delante de todo el mundo.
Se levantó a toda prisa e intentó actuar como si no hubiera pasado nada. Durante apenas un
segundo, en la zona reservada, todo el mundo hizo una pausa y luego siguieron como estaban.

Carraspeé con una leve sonrisa en los labios y me dirigí a Lovedrop.

—Soy Mystery —dije—. Jamás te guiaré mal. Es típico de las strippers y las chicas diez. No quiere
una cita en un café. Quiere pasar tiempo contigo. No des pasos atrás. Invítala ya al hotel. Nuestra
energía es más potente allí, lejos de la ener¬gía del club.

—Eh —dijo Style, que se había levantado con su dulce chica asiática—. Mystery, ¿quieres venir con
nosotros a la barra?

—Tío, vaya si quiero —dije con una alegre sonrisa—. Buena suerte con esto —dije, y nos fuimos
los tres.

—Por cierto —dijo Biff en cuanto se quedó solo con Lo¬vedrop—. He oído hablar del problema
que tuviste con George. —¿Qué problema? —dijo Lovedrop. —No te preocupes por él. George
dijo que esas cosas pasan a veces.

—¿De qué estás hablando? Biff se tambaleó un poco.

—Tío —dijo—, estoy empezando a notar esos chu-pitos de tequila.

—Yo también lo estoy pasando bien —sonrió Lovedrop muy satisfecho—. De eso se trata.

—Últimamente pasas mucho tiempo con Matador —dijo Biff. Hipó—. Parece que te estás
alineando con él.

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ft
—¿Alineándome? —dijo Lovedrop—. Hay que estar en buenos términos con todas las personas
posibles. —Pensó: Biff tiene las habilidades políticas de un colegial—. Es cuestión de política —
continuó—. No se pueden quemar puentes, después vuelven a acosarte de modos impredecibles.

Los ojos de Biff se crisparon de un lado a otro.

—¡ Pero Matador es una simple herramienta! Es raro y robó tico. Su método es una mierda. —Se
estaba alterando de verdad.

—Dices eso de todo el mundo —dijo Lovedrop. Biff frunció el ceño.

—Es solo que... bueno, que tengo la sensación de que es un tío que siempre está cabreado, es
inseguro, y lo com-pensa multiplicándolo todo a la enésima potencia. Siempre tiene que ser el tío
más alfa. Y se lo toma muy en serio, es como si no te pudieras relajar con ese tío porque todo es
un choque de marcos.

Lovedrop se encogió de hombros.

—¿Pero a dónde quieres ir a parar?

—Una vez me amenazó con romperme el cuello —dijo Biff—. Es violento. Me agarró por el cuello
en Nueva York. —Sus ojos seguían crispándose a toda prisa.

—Yo hago amigos —dijo Lovedrop— y la gente quiere alinearse conmigo, mientras que tú quemas
tus puentes y la gente quiere romperte el cuello, ¿es eso?

—Yo paso, es que... —Biff se quedó sin saber qué decir—. Allá tú. Matador va camino de la puerta
y tú no querrás estar en el lado que no es.

Lovedrop hizo una pausa.

—¿Cómo dices? —dijo.

Biff miró a su alrededor para asegurarse de que no los oía nadie. Se estaba tambaleando y no
hacía más que tirar la bebida cada vez que movía el brazo.

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M'

—George me dijo una cosa —dijo. Estaba empezando a trabarse. De repente esbozó una gran
sonrisa. —¿Sí?

—Él... —Biff empezó a reírse.

—¿Él qué? —ESFÍ? debe de ser buena.

—George me dijo algo.

—¿Qué te dijo? —Vamos a oírlo, so borracho.

Biff al fin lo reveló.

—George se enrolló con un tío.

Lovedrop se quedó pasmado.

-¿Qué?

—Se enrolló con un tío —dijo Biff otra vez, trabán¬dose—. Le gusta.

—Se enrolló con... —Lovedrop repitió las palabras y frunció el ceño—. Un tío. ¿Y ya está?

—Para ver cómo era—dijo Biff. Después hipó.

—«Para ver cómo era» —dijo Lovedrop.

Biff asintió con impaciencia.

—Sí. —Sacudió la cabeza y cerró los ojos por un mo¬mento. Se meció poco a poco hacia delante y
hacia atrás. —¿Con qué frecuencia lo hace?

—No sé.—Biff esbozó una gran sonrisa orgullosa, como si acabara de resolver el problema del
hambre en el mundo. —Guau —dijo Lovedrop.
—Lo sé —dijo Biff—. No se lo digas a nadie. —Des¬pués entrecerró los ojos—. Oye —dijo de
repente—. Aquí viene tu stripper.

Pues sí, allí estaba. La chica entró en nuestra zona reser¬vada y fue directamente al sitio donde
había estado sentada con Lovedrop.

—Actúa como si no la vieras todavía —susurró Biff—. Después vuelve y habla con ella en, no sé,
unos mi¬nutos. Que espere.

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Tíiis [tocumcnt iras cicnted usina

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

—Vale —dijo Lovedrop. Esperó un momento—. Guau ijo—. Es gracioso lo fuerte que es la
necesitad que tengo, quiero ir allí corriendo y hablar con ella. Me estoy conte¬niendo como
puedo.

—Por cierto —dijo Biff—. Sabrás que Mystery me ha robado a dos chicas. Ya ni siquiera traigo
chicas cuando está él. Y sé que te robó a aquella chica en San Diego.

—Sí —dijo Lovedrop—, ese cabrón no tiene vergüenza. —Yo ya ni siquiera salgo por ahí con él —
dijo Biff—, porque roba chicas.

—Sí —dijo Lovedrop—, claro que, en mi caso, no es como si fuera mi novia. En realidad solo le
había entrado y habría hablado con ella unos diez minutos...

—Pero el ligue seguía siendo tuyo, no suyo, ¿no?


—Eh, no te confundas —dijo Lovedrop—. Me cabreé

como un mono. Y hasta me había prometido que no lo haría

otra vez. Le dije que iba a venir una chica y él dijo: «Lo en-

tiendo, tío. Tu piba, ni me acerco». Pero luego, en cuanto la tía -F3

entró por la puerta, se le echó encima. La rutina de Google

Earth, el rollo entero. Ya sabes cómo va.

—Sí—asintió Biff—. Hirió mis sentimientos cuando me lo hizo a mí porque es como si estuviera
dispuesto a perder a un amigo por una chica.

—A mí desde luego me debe una —dijo Lovedrop—. Lo admitió hasta él.

De repente, detrás de él, algo se rompió en la stripper de Lovedrop. Se levantó a toda prisa y salió
de la zona reser¬vada con un cabreo monumental.

—Mierda —dijo Biff—. Acaba de irse. Maldita sea, pensó Lovedrop, se le había caído el alma a los
pies. Debería haber escuchado a Mystery.

—Te lo dije —le dije a Lovedrop cuando Style y yo volvimos de la barra—. No se puede
impresionar a una

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ft

stripper haciéndola esperar. Tienes que lanzar el golpe en plan «demasiado guay para este sitio» y
cerrar el caso. Yo hago que o bien se vengan ya conmigo o que se reúnan conmigo en otro sitio
más tarde.

—¿Entonces es así de rápido?

—Sí—dije—. Para conseguirá una stripper tienes que crear una buena impresión en tres minutos
como máximo. Tienes que cerrar la operación con sutileza, convencerla de que se reúna contigo
en otro sitio. Para conseguir a una stripper hay que jugar a un juego interactivo de tres minu-tos.
Después de eso, ya solo es cuestión de ir aumentando el nivel de comodidad.

—Pues vale —dijo Biff poniendo los ojos en blanco.

—Recuerdo una vez —dijo Lovedrop— que vi a un par de strippers peleándose por Mystery. Fue
en el Crazy Girls de Hollywood. Resulta que la primera chica tenía que levantarse para ir a bailar al
escenario. Así que se sentó otra y le cogió el sitio. Mystery hizo la misma rutina con la segunda que
con la primera. Más tarde, la primera stripper vuelve, ¡y quiere que le devuelvan su asiento! Fue
muy gracioso. Intentó literal-mente sacar a la otra chica del sillón.

Justo entonces se nos acercó una sonriente bailarina rubia.

—Hola —dijo.

Yo estoy por la labor.

—¿Qué plan tienes? —dije.

Ella frunció el ceño.

—¿Mi plan para qué?

—Sé que estás trabajando —dije yo, marcando el ritmo—. Quiero que cojas tu programa social de
bailarina exótica, tu juego, y lo apagues. —Le toqué la nariz—. Clic.

Ella se echó a reír.

—Ahora está apagado. Eres tú. Ya te diré cuándo pue-des volver a conectarlo, pero por ahora está
apagado. Ahora eres normal. —Sonreí.
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EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

—Tú no eres un cliente —dijo ella. (Eso es aceptación de mi marco, un IDI).

—í Cliente ? —Lancé una risita—. Ni siquiera estoy aquí por un cliente. Soy un buen amigo de DJ
Dave. ¿Lo conoces? ¿Eres amiga suya?
—Sí, lo conozco muy bien. —Me habían pillado, ¡yo solo lo conocía de nombre!

—Siento mucha curiosidad por ti. —(IDI). Cambio de hilo—. Perdóname por no estar en plan
sexual. —(IDD)—. Es que hoy no estoy aquí. Solo para estar en la misma onda, así, rápido —límite
de tiempo falso—, antes de llegar a mi pre¬gunta —hilos múltiples—. Soy de Toronto, pero ahora
vivo en Las Vegas.

—¿Toronto?

—Toronto, Canadá. —Asentí—. Y mi última relación larga duró casi cuatro años; era una bailarina
exótica, así que lo último que quiero es que me hables de los problemas de tu trabajo. Es un puto
aburrimiento. —(IDD). La chica lanzó una risita.

—Así que vamos del mismo palo —dije—. Ya sabes, en plan novio de la stripper. La chica se rió. —
Ya.

—Somos algo así como una clase especial —dije—. Lo he notado.

—¿Los novios de strippers son una clase? —dijo con un ligero tono interrogante.

—Quizá, no sé, pero las bailarinas exóticas siempre han gravitado hacia mí. Creo que es porque yo
también actúo. —Estaba cambiando su marco: era artista, no stripper, y además así demostraba
que entendía su realidad—. ¿Sabes?, hay algo que me parece muy curioso e interesante y es, ¿no
te

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pasa a ti a veces... que te pagan y te preguntas para que cono me está pagando esta gente? —
(Sigo marcando el ritmo). La chica asintió.

—Yo me lo pregunto todos los días. —Y eso es lo que me pregunto yo también. —Asentí con ella
—. Soy ilusionista, un artista. Y cuando me subo al escenario, hablo en serio, lo único que hago es
hablar, y soy sólo yo y después me pagan por ello. Y están encantados. Eso sí que es una locura.
Me detuve y me crucé de brazos. —¿Sabes?, eres muy guapa, pero esto es Las Vegas. La belleza es
muy común. Es decir, aquí dentro eres una de, ¿qué, cuarenta chicas? Y en la ciudad eres una
entre, ¿cuántas? —Millones. —Exacto.

—Bueno, yo no intento cantar, ni intento actuar. —Bueno, ¿qué querrías ser si pudiera aparecer
un mago, hacer magia y tú pudieras ser lo que quisieras? Y no digas princesa, sé que lo estás
pensando. —(Prueba de sumi¬sión verbal).

Justo cuando iba a responder, la interrumpí. —Antes de que contestes... —hilos múltiples—, ¿te
has dado cuenta de que cuando empezaste en este trabajo, pensaste para ti: _No me avergüenzo
de mi cuerpo. Voy a enseñar mi cuerpo, y además voy a ganar una pastal Pero entonces
descubriste que en realidad era un trabajo; tuviste que aprender a hablar. El 85 por ciento de este
juego es... —Sacarle pasta a la gente —dijo ella. —Exacto —sonreí—. Y te apuesto diez a uno a que
to¬davía lo ves como un hobby y no como un negocio. —¿No como qué? —Como un negocio.

—No. —Sacudió la cabeza—. Ahora tengo que verlo como un negocio. Es mi única fuente de
ingresos. No es

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Tins oocumcni was creaiecl usitig

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ft

un hobby. Cuando empecé, oh, sí, era una fiesta, molaba. —(Desacuerdo, un IDD pero al final lo
vuelve a convertir en acuerdo, IDI).

—Entonces déjame preguntarte algo —dije—. Cuando respondes a esas preguntas aburridas,
estúpidas y estereoti-padas que te hacen todos los pringaos, y son simples pringaos, solo tienes
que mirara tu alrededor—voy marcando el ritmo de su realidad además de hacer una distinción
entre sus clientes y yo—, ¿les das las mismas respuestas que les dabas cuando empezaste? Porque
esas son con las que empezaste. Lo que deberías hacer es cambiarlas y meter respuestas nuevas
que exciten. Así destacarás más.

—Tengo respuestas bastante buenas para los pringaos.

—Pero no me has respondido. ¿Qué querría ser si pudiera ser cualquier cosa?

—Seguramente querría enseñar, aunque los profesores no ganan mucho dinero. —(IDI. Sumisión).

—Vaya, ¿qué te parece? Vale, ¿qué hay de esto?: tienes una serie de habilidades, ¿cuánto tiempo
llevas haciendo esto?

—Dos años.

—Así que la serie de habilidades que seguramente no te das cuenta de que tienes es...

La chica estiró la mano mientras yo hablaba y me tocó el brazo.

—Eh —dije mientras bajaba la cabeza para mirarle la mano—, que esta mierda no es gratis. —
(IDD)—. ¿Sabes qué? Sigues con el programa apagado y te sientes atraída por mí. Eso me parece
muy interesante. Ya te diré yo cuándo lo puedes volver a conectar. ¿Quieres probar con un
experimento rápido?

—¿Porqué?—(IDD).

—Es un pequeño experimento psicológico, muy diver-tido —dije—. Voy a enseñarte algo que por
lo general no le enseño a mucha gente. Cuando te lo enseñe... y no, no es eso. Saca la cabeza de la
basura.
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M'
ft

—Ni siquiera estaba pensando en eso. —Sonrió, co-queta. (IDI).

—Voy a probar un experimento contigo y, si te asusta, entonces te vas corriendo a ganar un poco
más de pasta antes de que tu jefe se cabree. Pero si te emociona, entonces ten-dremos algo en
común, pero solo entonces, ¿de acuerdo? Aquí un experimento improvisado. Necesito algo no
magnético. ¿Podrías pasarme esas cerillas que hay en la mesa?

La chica cogió las cerillas y me las pasó.

—Vale, ahora dame la mano —dije—. Los límites tem-porales que crees que tienes son una simple
ilusión.

—¿No vas a prenderme fuego, verdad? —preguntó. (Juguetona. IDI).


—No. Toma, coge una cerilla —le ordené—. Dame una y coge otra. No son magnéticas, así que
servirán. Voy a ave-riguar lo que crees. No te confundas: me encanta la magia, me encanta la
ilusión; cuando era pequeño de mayor quería ser mago. Pero hay otro tipo de magia, el tipo que te
hace decir: «¿Es siquiera una ilusión, es real?». A eso se le llama magia natural; ese es el tipo de
magia que siempre me ha fascinado. Coge estas cerillas así.

—No se irán a encender, ¿verdad? —preguntó ella.

—No, es muy sutil. Algo que he descubierto. No sé si crees en ello, pero ¿has oído que las
personas solo usan un 10 por ciento del cerebro? Yo uso el once. Desde la coronilla a los dedos de
los pies, ¿cuánto mides? —Hilos múltiples.

_1'58—dijo.

—Y 58 —repetí—. ¿Sabes?, cuando era adolescente, mi madre me señalaba a las chicas altas y
decía, «¡Oh, mira, Erik, sería perfecta para ti!» y yo decía, «¡Agh, es mi madre, y me está señalando
chicas!».

La chica lanzó una risita.

Yo le señalé a otra bailarina exótica.


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—Esa es amiga mía, por cierto. Quiero decir fuera del club. —(Preselección, prueba social)—. Vale,
bueno, hay un potencial eléctrico dentro de tu cuerpo, entre tu coronilla y los dedos de tus pies,
de unos quinientos voltios, y es por el agua salada, los electrolitos naturales. Si hay una energía
que se puede almacenar con el tiempo, ¿ no crees que a la evolución se le habría ocurrido un
modo de utilizar un recurso tan valioso? Ya sabes, para calentarte el cuerpo, o la mente, o... ¿no?
Tensa el estómago. Muy bien. —Al hacerle esa pregunta, estaba incrementando el impulso de
sumisión; es un ejemplo de Cebo cuando estás usando el Cebo-Anzuelo-Sedal-Suelta. —¿Qué estás
buscando? —preguntó. —¿Hay algo más en ti de lo que se ve? —pregunté mientras intentaba que
saltara por los aros que yo le presen¬taba—. Quiero decir, que eres muy guapa —{IDI)—, pero la
belleza en realidad es algo normal. —(IDD)—. Lo que es mucho más raro es una gran perspectiva,
la energía. ¿Qué me haría querer conocerte mejor? —(Aro)—. Dime una cosa antes de que haga
esto. Una sola cosa.
—¿Qué te haría querer llegar a conocerme? —Se encogió de hombros—. No sé, ¿mi coche?
Entrecerré los ojos. —¿Tu coche?

—No sé, no sé, no sé —dijo—. Mi alegre perspectiva de la vida.—(IDD).

—Tensa el estómago —le ordené—. Imagina la ener¬gía que sube. Yo tensaré el mío. Pero sigue
respirando. Ahora no dejes de respirar tampoco.

En ese momento las cerillas se movieron como por tele¬quinesis. (DVS). La chica contuvo una
exclamación de sorpresa. —¡Oh, Dios mío! —exclamó.

—¿No es una locura? Bájala. ¿No es una locura que las leyes de la física lo permitan? A mí me deja
Hipado. Coge una y dame otra.

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MYSTERY

—Qué pasada —dijo la chica—. Una auténtica pasada. Quiero decir, me ha encantado. —(IDI).

—¿No es una locura que las leyes de la física permitan que exista? A mí me deja flipado. Quiero oír
tus historias. —(IDI)—. De hecho, yo tengo una historia...

—Bueno, me encantaría oír tus historias, pero estoy trabajando —dijo la chica. (IDD).

—Entiendo.

—Me encantaría, de verdad, pero...

—Tienes que irte corriendo a ganar pasta antes de que tu jefe se cabree. Pero espera, tú eres tu
propia jefa. Así que al estar aquí hablando conmigo, estás ejerciendo tu libertad de ser tu propio
jefe. Me gusta, es potente. —Asentí.

—Se me olvidó preguntarte si quenas un baile —dijo ella. (Aro).


—Eres una capulla —respondí. (IDD)—. ¿Sabes por

qué tú y yo nunca nos vamos a llevar a bien? —(IDD)—.

Somos muy parecidos. —(IDI). -£ }

—Muy parecidos. (IDI).

—Sí. Tú no me pasas ni una, yo no te paso ni una. ¿Qué tiene eso de divertido? Si estuviera en una
habitación conmigo mismo mucho tiempo, estaría tirándome de los pelos. Si anduviera contigo,
estaría calvo. —(IDD)—. Pero siento cu¬riosidad por ti... —(IDI).

Allí cerca, Biff y Lovedrop observaban atentamente la interacción.

Pasaron unos momentos.

—¡Tío! —dijo Biff inclinándose sobre Lovedrop—. ¡Ahora la tiene sentada en el regazo! ¿Crees que
la tía solo está jugando, o la tiene enganchada? Estas stríppers están llenas de IDIs falsos.

—Pues ahora se están enrollando—dijo Lovedrop—. ¿La tía puede hacer eso en el club? Creí que
no estaba permitido.

162

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

—Por cierto —dijo Biff—, ¿te das cuenta de que tu stripper ha estado haciendo lap dances
sistemáticos en todas las mesas que tenemos alrededor?

—Sí, ya lo he notado. —Lovedrop hizo una mueca—. Me está castigando.


—Lo siento, tío —dijo Biff. De repente se levantó—. Ahí viene Matador —dijo—. Voy a largarme de
aquí antes de que me rompa el cuello o algo. —Se apresuró a escabullirse con su manada de
amigotes cuando se acercó Matador.

—¿Qué quería ese cabrón? —preguntó Matador al acercarse.

—Solo me daba unos cuantos consejos para ligarme a las strippers —dijo Lovedrop—. Pero anda
empalmado por ti, que lo sepas.

—Sí —dijo Matador—. Es que le gusto. Es hasta hala¬gador, la verdad.

—Muy raro —dijo Lovedrop.

—Oye, vamonos —dijo Matador—.Tengo la limusina aparcada atrás.

Cuando todo el mundo se levantó para irse, yo toda¬vía estaba acurrucado con mi bailarina. Me
froté las narices con ella.

—Nena —dije—, nos vamos a ir al hotel ya para la fiesta de después. Corre al camerino y vístete
para poder lar¬garnos de aquí.

—Vale —dijo ella con dulzura, se levantó de un salto y corrió a la parte de atrás a cambiarse.

Adam estaba ensimismado mientras yo le contaba todo sobre nuestras escapadas y el rollo con las
strippers. Sé que es material avanzado, pero el chaval parecía aprender rápido.

—¿Así que se fue atrás, se vistió y se fue del club con¬tigo? —preguntó Adam.

163

MYSTERY
—Después de un gran taller —respondí—, después de completar con éxito el gran numerito,
cuando tenía el reto ante mí, yo me decía: «¿ Estás de puta coña ?». Pero zas, la pillé. La envolví y
se vino con nosotros al hotel.

—¿Y entonces qué pasó? —preguntó Adam.

—Style estaba allí—dije—. Él también terminó tirán-

dose a una tía ese fin de semana. Todo el mundo se lo pasó en

grande, las chicas se lo pasaron en grande. Cuando volvimos

al hotel, mi chica quería probarse el sombrero de Matador y

él no le dejaba que se lo quitara. Ella estaba muy frustrada,

pero él se empeñaba en no quitarse el sombrero. Es una bailarina

exótica, así que tiene que demostrar lo insolente que puede

llegar a ser. Intentó quitarle el sombrero y él se apartó a toda

prisa, así que la chica se cabreó, ¡y le dio un puñetazo en la

cara! Después terminó llorando. Menudo drama. Es gracioso

lo buena que está una chica en el club y después, cuando te la

£ ^_ llevas al hotel, está como una cabra y le da por pegarle a la gente. _£

Con todo, ¿no es divertido? Los buenos tiempos.

Las reglas de la stripper

REGLA: No le gusta la palabra stripper. Usa bailarina o bailarina exótica.

REGLA: No asumas que solo porque una mujer se gana la vida quitándose la ropa es estúpida. Al
contrario, son más listas que la mayor parte de los hombres que hay allí. Re¬cuerda que si puede
engañar a los tíos para que piensen que está por ellos, consigue más pasta.

REGLA: En cuanto bailan para ti por dinero, te con¬viertes en un cliente, y ellas no se acuestan con
clientes. Así que no dejes que baile para ti, a menos que sea gratis. Tienen la autoestima baja pero
lo ocultan muy bien. Se enfrentan a un montón de problemas emocionales mientras bailan para ti

164
EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

y como por lo general creen que no las respetas después de un baile, nunca puedes entrarles.
Además, ahora te ve como cliente.

REGLA: No te quedes mucho tiempo, treinta minutos máximo y solo si estás charlando con una. Yo
inicio la charla más rápido de pie que sentado, así que les entro a dos chicas sen¬tadas y mi
conversación es más interesante que la de cualquiera de los tíos en todo el día.

REGLA: El entusiasmo es contagioso. Sé entusiasta sobre algo que te haya pasado, y ellas también
lo serán.

REGLA: Transmite que has tenido un día increíble y después procede a explicar por qué. Como si
conocerla fuera totalmente secundario. ¡No hay nada que pueda estropear el día! Cuando viene
una chica a sentarse, hablo hasta hartarme para transmitirle mi personalidad. Me la gano.

REGLA: No la invites a una copa, ni a nada si a eso vamos. Y no esperes tirarte a una stripper a la
que le hayas dado una buena propina. Claro, dale si quieres una propina a la chica del escenario,
pero que conste que eso no te va a ayu¬dar a conseguirla. De hecho, será peor. Guárdate ese
dinero en el bolsillo: estás allí para conseguir chicas, no solo para mirarlas. No eres un cliente, eres
un maestro de la seducción.

REGLA: Ten imagen de artista, apela a la artista que hay en ellas. De ahí es de donde sale el
estereotipo de las strippers que salen con pringaos de bandas de rock: porque les atraen artistas
como ellas. Usa fotos porque las chicas están muy aburridas en el club, una miradita a las fotos
que tienes en el móvil es una escapada que agradecen. Que las fotos transmitan que eres una puta
pasada. Habla sobre la emoción del escenario. Que piensen en lo que hay fuera del club. Cuando
las hagas imaginar, llévalas a la luz del día, no de la noche. La mayor parte de los tíos piensan solo
en la noche y solo transmiten eso. El acercamiento del compañero de gremio

165
M'
junto con el «Soy el Tipo de Novio Que Tiene una Stripper» a mí me ha funcionado.

REGLA: Sé el Tipo de Novio Que Tiene una Stripper. Los novios de strippers son diferentes. Una vez
que una stripper sabe que has tenido una novia stripper, ya sabe de qué calibre eres. Fue más fácil
conseguir otra stripper una vez que ya había tenido una. Y presume, ponte lo que quieras para
atraer. Tu imagen tiene que respaldar tu técnica. Confía en mí, conseguir a una stripper no es más
difícil, solo diferente. Al-gunas son chicas muy agradables. Recuerda que no es más que un trabajo.
Hay una forma de conseguirlas. Yo he salido con varias bailarinas, con una durante dos años, así
que sé de qué va el tema. Viví con ella. Fui uno de esos novios de strippers.

Experimenta con esta frase y úsala en los clubes con cierto aire de chulería, pero de forma
divertida. «¿Conoces a mi ex novia Vanessa? Antes trabajaba aquí. Se me olvidan los nombres
artísticos porque se los cambiaba con la misma frecuencia que se cambiaba la ropa interior, una
vez cada dos semanas. Y ya sabes por qué es mi ex». Usa también el nombre de Vanessa.

REGLA: Explica que eres muy consciente de que todo eso son chorradas (todo el concepto de
hacer striptease). No es más que un entretenimiento, una forma de hacer pasta. No es para tanto.
Después deja el tema y no hables más de su mundo. Llévala al mundo diurno. Una vez que la
tengas fuera, en el café o en un restaurante, entonces la atacas con el mundo de los vampiros. A
las strippers les suelen encantar los roman¬ces vampíricos.

REGLA: Usa el humor y no le tires los tejos ni le hagas cumplidos.

REGLA: Trata a todas las strippers como si fueran chicas diez y usa los cortes, porque son ellas las
que controlan cuando están en su territorio. Odian a los pringaos lloricas. Los cortes suelen
funcionar bien.
3>

166

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN
REGLA: Sé hábil al cerrar la operación. No le pidas el número de teléfono. ¡Que te lo pida ella a ti!
Mejor aún: dile que no quieres recogerla en el club aunque no seas un cliente. Dile que se reúna
contigo fuera pero dile también: «No esperes mucho de mí, solo tengo hambre, ¿vale?».

REGLA: La mayor parte de las strippers están libres de prejuicios y creen en chorradas como las
percepciones extra-sensoriales. Úsalo. También los fantasmas. Las conversaciones más
interesantes parten de esas creencias sobrenaturales. Mu¬chas son en realidad loiccan7 y llevan
puesto un pentaclo; a la mayor parte de las strippers les gusta la música rock y el pelo largo, pero a
algunas les gusta la música de baile y el pelo corto. Tienes que saber qué tipo quieres entre esos
dos.

Buenos temas de conversación son Dios, el alma, los ovnis, las percepciones extrasensoriales, la
mente sobre la materia, los fantasmas, los fenómenos extraños, los círculos en los sembrados, la
Atlántida, la acupuntura, el psicoanálisis, la parapsicología, el yeti, el monstruo del lago Ness, el
cielo, el infierno, Buda, la aromaterapia, los poderes psíquicos, los videntes, los hechizos, Jesús
como algo más que un mago, las experiencias extracorporales, la levitación, los gemelos que
tienen un vínculo psíquico, la brujería, los demonios, los seres encantados, los exorcismos, el Reiki,
la monogamia como com¬portamiento humano natural, y la oración. Solo por mencionar unos
cuantos.

REGLA: Sé alguien grande. Sé el centro de atención. No creas que una seducción silenciosa va a
funcionar en un club de striptease. Nada de mierdas sexuales en el club. Una vez que la hayas
intrigado lo suficiente para que se reúna con¬tigo, ya ha decidido que le gustas.

REGLA: Conoce al DJ, hazte amigo suyo. Sal por ahí con él. Vete a tomar unas cervezas con él.
Sedúcelo en cierto modo. Es el que te va a llevar a todas las mujeres.

7- Wicca: Religión neopaganaque suele llamarse también hechicería o brujería. (N. de laT.)

167

lO rCÍTlOLM-

REGLA: Haz que piense que tú crees que te desea. Conviértete en un reto.
REGLA: Establece una conexión usando marcos como: «Yo vivo mi vida día a día».

REGLA: Establece una conexión usando marcos como: «Hay tanta gente que juzga a los demás. Tú
pareces tan abierta y divertida...».

Buena suerte.

Ta rcrnavcÜiK mcr-^JC, PUNÍVIÍI: tic

CAPÍTULO 8

EL GUIÓN ELVIS

En las entrañas de la casa, Adam y yo reanudábamos nuestro seminario después de un pequeño


descanso.

—Muy bien —dije—> quiero hablarte del acercamiento. Ya sabes, para entrarle a la chica.

—Bueno, ¿cuál es la forma más potente de entrarle? —preguntó Adam.

—En realidad, lo importante es que aprendas a usar material trivial cuando te acerques.

Adam frunció el ceño.

—¿Material trivial? No lo entiendo. ¿Por qué no iba a querer dejarla Hipando con el material más
potente?

—Porque no es así como va. Al entrarle, nuestro obje¬tivo se limita a comenzar el proceso de
microcalibración y solo necesitas un poco de material trivial para hacerlo de forma efectiva,
siempre y cuando lo presentes bien. Hablemos del Guión Elvis por un momento.

—Aunque es un guión antiguo que desarrollé hace unos años —dije—. En realidad es una lección
sobre nuestra nueva teoría, la que llamamos microcalibración.
—¿Microcalibración? —preguntó Adam.

169

□ LIO CONVERTERPDF

M'

—Sí —dije—. Te lo voy a explicar. La mayor parte de los tíos se acercan haciendo preguntas,
intentando impresionar, intentando sacar algo. Lo que quieren es llevarse algo. Pero si eres un
maestro de la seducción, estás ahí para añadir algo, no para llevártelo. Sin embargo, como ves, el
Guión Elvis no es una rutina asombrosa y apabullante, son solo trocitos que van saliendo, poquito
a poco. Los nuevos estudiantes tienen mu¬chas veces problemas de seguridad en sí mismos y
fantasean con superar esos problemas con rutinas súper potentes para que el resultado esté
asegurado y no tengan que enfrentarse al rechazo.

El Guión Elvis.

TÚ: ¿Sabías que Elvis se teñía... el pelo? ELLA: No.

TÚ: ¿Y sabes de qué color era su pelo natural? ELLA: ¿Rubio?

TÚ: Sí, rubio ceniza. ¿No es una locura? ¿Te imaginas a Elvis de rubio ceniza como los Beach Boys?
Creo que si no se hubiera teñido el pelo, jamás se habría hecho famoso. Después de todo, lo suyo
era eso de «Rebelde sin puñetera idea», con todos esos golpes de cadera era el chico malo de
América. ¡Un auténtico pecado! Priscilla también se teñía el pelo, como es obvio. No me preguntes
cuál era su color natural, no soy Cliff Claven8. ¿Pero te imaginas lo que sería verlos compartiendo
el mismo lavabo y tiñéndose el pelo de negro para apaciguar a las masas? ¿Ves esto? ¡Todo
natural! ¿Y el tuyo?
1) Puedes salir en cualquier momento diciendo: «El pensamiento del día», y después te das la
vuelta. Si la entre-

8- Cliff Claven era el cartero sabelotodo de Cheers.

170

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

tuvo tu sentido del ritmo, tu energía, tu entusiasmo, tu sonrisa o tu sentido del humor, puede que
te dé un IDI.

2} Le das la espalda para ponerla a prueba y si dice «Entonces...» e intenta reiniciar la


conversación, es un IDI positivo y puedes continuar con tu siguiente rutina o limi¬tarte a decir: «Ha
sido un placer conocerte» y largarte.

3) Una vez que consigues que tu objetivo se ría en general con el Guión Elvis, habrás aprendido el
sentido de la oportunidad, del ritmo y demás. Ya habrás empezado a ver unas pautas que se
repiten en todos los acercamientos. ¡ Voitál Ya no necesitas ningún «material mortal», porque tu
forma de presentarlo es lo que engancha a la chica. Después de eso lo único que necesitas es lo
que llamamos «el absurdo», que te enseñaré pronto.

- —Pero en el mundo real no es así como quieres empezar. -£ 7

De lo que se trata no es de tener una forma de entrarles asom¬brosa que deje a todo el mundo
Hipando y haga que se te echen a los pies. Una vez que entiendes cómo funcionan las cosas, te das
cuenta de que esa forma de entrarles no es en realidad lo que quieres. Más bien prefieres tirarles
una mi-guita. De hecho, es mejor que solo sea una miguita en lugar de una rutina que las deje
flipando. Es más fácil que la chica pique así.
—Por ejemplo, di: «¿Sabías que Elvis se teñía el pelo?». Si lo dices bien, la chica picará y cuando lo
haga, puedes recom¬pensarla tirándole otra miguita y después otra. Si reacciona, le dices lo
siguiente: «Adivina cuál era su color natural».

—Asegúrate de que dices la frase despacio, con pausas, y con entusiasmo. Eso es lo que hace que
la chica responda otra vez, quizá sonriendo o fingiendo ignorancia. («No sé»,

171

MYSTERY

«¿Eh?»).Tú te limitas a continuar con lo siguiente: «De hecho, era rubio ceniza. ¿No es una
locura?».

—Y después sigues adelante, y la siguiente frase, y el siguiente IDI de ella. Así que, si lo piensas
bien, entrarle a una chica no es como recitar un hechizo mágico. Se trata solo de ti¬rarle la
primera frase, y luego la siguiente, y así sucesivamente.

—Ahora digamos que la chica no pica. Bueno, en ese caso, solo tienes que usar más desinterés y
después le tiras otra miguita. Por supuesto que te enseñaremos los cortes, el balanceo del cuerpo,
la forma de decirlo, etc.

—Verás, el ciclo del Cebo-Anzuelo-Sedal y Suelta empieza justo al comienzo, cuando le entras. Y el
ciclo conti¬núa desarrollándose a partir de ahí, escalando cuando la chica se somete primero a tu
acercamiento y después accede a vibrar contigo y luego, cuando continúes manipulando sus
niveles de atracción, accederá a saltar por los aros de tu conversación. Con el tiempo se someterá
cada vez más a tu escalada física cuando la condiciones y manipules sus niveles de conexión. Aquí
de lo que se trata es de ir aumentando la sumisión, y la microcalibración es el proceso que te
permite hacerlo. Cebo-Anzuelo-Sedal-Suelta. Y todo empieza cuando les entras.

—Así que vamos a dejar de ver la forma de entrarles como una fórmula mágica y vamos a empezar
a mirarlo como el comienzo de un proceso de microcalibración. ¿Te parece?
—Observa que he descrito el Guión Elvis (como lo utilizo yo en realidad) como parte de un proceso
de poner a prueba el nivel de sumisión, y no solo como un material enlatado que se ha de recitar
como una fórmula mágica.

—La sumisión significa que acepta mis miguitas a medida que digo cada frase. La chica debería
responder con IDIs. Observa que lo que en realidad engancha a la chica no es la frase en sí, sino «la
energía, el entusiasmo, la sonrisa, el

1 J

17:

Maestro de la Seduccio7n 23-0J-10:El Maestro de la Seducción 23/4/10 20¡07 Página

DE LA SEDUCCIÓN

sentido del humor». Y cuando puedas conseguir que se rían siempre, «habrás aprendido el sentido
de la oportunidad y el ritmo». Así que para practicar la Llama, tenemos que trabajar nuestra
energía, entusiasmo, sonrisa, sentido del humor, oportunidad y ritmo, hasta que seamos capaces
de enganchar siempre a las chicas y hacerlas reír solo por la forma de decir las cosas, utilizando
guiones triviales como el Guión Elvis. Si buscas una rutina que las deje Hipando es que no
entiendes lo verdaderamente importante: la forma de decirlo y el proceso de microcalibración.
—También está claro que le estoy tirando una miguita como forma de poner a prueba la respuesta
de mi objetivo; estoy intentando obtener un IDI de ella. También me aparto y le doy la espalda
como parte de mi discurso, otra forma de poner a prueba su respuesta. Al darle la espalda como
indicador de desinterés, la estoy provocando para que reinicie la conserva¬ción al tiempo que
preservo sus niveles de comodidad.

—Cuando ella invierte y muestra interés, entonces le tiro la siguiente miguita, y después otra, y
así. Comprender eso es crucial. Con la microcalibración se trata de ir lanzándole miguitas y
después calibrar sus respuestas ofreciéndole IDDs cuando ella te ofrece IDDs, y de ofrecerle
pruebas de sumi¬sión cuando te ofrece IDIs.

—En realidad es mucho más simple de lo que pudieras pensar, pero con el tiempo, las cosas
cristalizan en tu mente. Cuando empiezo a hablar, empiezo a microcalibrar. Mis pala¬bras son solo
miguitas para facilitar ese proceso. Mientras hablo no dejo de balancear el cuerpo además de
darle cortes o IDIs según las señales del objetivo. Para ilustrar esto, vamos a echarles un vistazo a
algunas de mis formas de entrarles a las chicas. Asegúrate de observar dónde hago una pausa.
Está todo en la forma de decirlo.

173

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Maestro de la 5educcio?ti 2 i - Z -i - . Ü : E 1

stro de la Seducción 23/4/10 20:07 Página 17


M"

Cuando era crío entré en una tienda Becker's. Con mi hermano y mi hermana. Encontré una caja
de galletas por veinticinco céntimos y descubrí que la estaba comiendo, y que estaba fuera,
todavía con el cuarto de dólar en el bolsillo; sabía que no la había pagado.

Así que me volví hacia mis hermanos y dije: «Eh, tengo que volverá entrar». Y ellos dijeron:
«¿Estás loco, joder? Pero si ya lo has conseguido, ya estás fuera, venga, vamos».

Y esa fue la primera vez que robé, que le robé algo a alguien.

[Saco una concha del bolsillo y la sostengo en la mano abierta}. Eh, mira esto. ¿No es una pasada?
¿No es bonita? Pues sí, mis amigos y yo bajamos al muelle de Santa Mónica y la encontramos. Y es
un recuerdo. ¿No es bonita?

¿Has oído hablar de Google Earth? Yo entré para mirar este sitio, este mismo sitio, donde estamos
ahora mismo, en Google Earth. Me metí en este lugar y vi ese edificio de allí y ese edificio del otro
lado. Es como si ya hubiera visitado este sitio... ¿A que mola? Pero ahora estoy aquí y es mucho
mejor en tres dimensiones.

[Levanto el colgante de mi cadena, una llave]. Esto me lo dio una chica. Me lo regaló. La chica de
mis sueños. Y perdí su número, y tengo que vivir con este colgante.

¿Eres zurda o diestra? Objetivo: Soy diestra.

Yo soy zurdo, tú eres diestra. Yo soy especial y tú no.

¿Qué podemos observar en estas formas de entrarles a las chicas?

174
EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

(A) YO NO HAGO QUE SE DISPAREN SUS RES-

PUESTAS AUTOMÁTICAS. A las mujeres se les acercan

hombres de forma constante y hay ciertos temas raros que se

repiten una y otra vez en esos acercamientos.

Por ejemplo, algunos hombres les entran con un despliegue masivo de interés. Dicen: «Eres tan
guapa. ¿ Puedo invitarte a una copa?». Otros hombres empiezan dando explica¬ciones o poniendo
excusas. «Hola, he venido porque...». Otros hombres intentan impresionar: «Estoy en la ciudad
por negocios, soy abogado, y mis amigos y yo tenemos una mesa allí...».

A lo largo de los años, al rechazar a tantos hombres, la repetición hace que la chica vaya
desarrollando respuestas au-tomáticas para filtrarlos más rápido. Las frases típicas que usan los
hombres comienzan a provocar reacciones concretas en su mente. Pero yo no hago que se
disparen ninguno de los circuitos de rechazo porque yo le hablo como un amigo a otro.

(B) LA INTRODUZCO DE INMEDIATO EN UNA EXPERIENCIA. Digo cosas como «Me gusta volar
por ahí con Google Earth...» y «Mira esta concha. Estaba paseando con unos amigos...» o «Cuando
era niño fui a...». Observa que mis palabras se centran en estimular al oyente y crear una
experiencia, en lugar de intentar ganar su aprobación o con¬seguir algo.

(C) ME INTERESA MÁS LO QUE TENGO QUE DECIR QUE LA CHICA. A un idiota le interesaría
más la chica, no las trivialidades que dice él mismo. De hecho, pro¬bablemente le preocuparía
decir lo que no debe. El interés del idiota por ella la hace suspicaz, mientras que la falta de
con¬fianza en sí mismo del tipo la hace perder el interés. De hecho, la chica lo encuentra aburrido.

Pero yo hago lo contrario: muestro desinterés por el objetivo y la desarmo mientras muestro un
gran interés por

175
¡Ú¡ SOLID CONVERTER PDFV'

MYSTERY

lo que estoy diciendo. La emoción que me inspiran mis pala¬bras hace que ella también sienta
emoción por mis palabras. Empieza a encontrarme intrigante.

(D) USO DVS ENGASTADAS. Por ejemplo, al decir:

«Esta cadena me la regaló una chica, la chica de mis sue-

ños...», manipulo la atracción por preselección así como la

atracción por disponibilidad para comprometerse. Al decir:

«Mis amigos y yo estábamos paseando por el muelle de Santa

Mónica...», manipulo la atracción por alineamientos sociales.

(E) ESTOY MICROCALIBRANDO. La forma de entrar

no es un simple guión que hay que recitar, sino que es algo

fluido, algo que va cambiando a medida que calibro en tiempo

real los IDIs e IDDs de mi objetivo. En las pausas entre pala-

bras, me inclino hacia delante o hacia atrás, sonrío o me cruzo

de brazos, la miro o me doy la vuelta, muestro más suspicacia

o más aprecio, voy tirando más o menos miguitas, todo según

las señales que esté mandando ella. La forma de entrarle debe

verse como un proceso interactivo en lugar de como una

colección de palabras.

(F) NO ME IMPONGO AL GRUPO, LO ATRAIGO.

No se sienten presionados a comprometerse con una discu-


sión larga o con un rollo agresivo. En ningún momento se

exige cierto nivel de participación. No tienen que defenderse de

la agenda de un necesitado. Se sienten seguros de responder

con libertad sin temor a provocar un enfado o sin alentar esa

misma necesidad.

Cuando te acerques a un grupo, quizá te sientas presio¬nado y quieras demostrar algo,


impresionarlos o conseguir gustarles. Nadie quiere sentirse avergonzado o rechazado. Pero es una
presión innecesaria.

Cuando le entro a alguien, no me hace falta impresio¬narles o ganarme su aprobación ni


demostrarle nada a nadie. Me limito a ofrecerles un trocito nimio de conversación, solo

176

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

para ser cordial, y lo único que necesito es que alguien pique lo justo para poder tirarle el
siguiente trozo, y después el siguiente.

GUÍAS DE ACERCAMIENTO

La mejor forma es entrarles a chicas que ya están cerca para que no tengas que ir hasta ellas ya en
primer lugar. Gira la cabeza y éntrales por encima del hombro. Con frecuencia me limito a decir
hola. Si en el local sabes transmitir bien lo mucho que vales, no tendrás que hacer más.

Si tienes que acercarte a la chica para aproximarte lo suficiente para entrarle, dirígete a ella en un
ángulo de cuarenta y cinco grados. Camina muy despacio y con comodi¬dad, como si estuvieras en
tu propio mundo. No camines directamente hacia ella ni te acerques desde atrás. Hazlo igual que
si intentaras evitar asustar a un animal.

Muévete en círculos, no en línea recta, y con movimien¬tos naturales. Tu trayectoria no debería


apuntar directamente al grupo. Más bien debería dibujar una curva hacia ellos y des¬pués alejarse
también con una curva.

Vas recorriendo esa curva y acercándote al grupo y entonces «observas» su presencia por el
rabillo del ojo y de forma «espontánea» se te ocurre acercarte. Es entonces cuando giras la cabeza
de forma natural y les entras por encima del hombro.

Para desarticular cualquier suspicacia, utiliza límites falsos de tiempo y mece el cuerpo. Siempre
los desarma cuando das una imagen despreocupada y tranquila.

No gires el cuerpo para mirar al grupo hasta que ellos se giren hacia ti. Si pareces impaciente,
podrían rechazarte. Sé consciente de cómo tu posición física afecta al diferencial de valor.

Después del desinterés, la clave del acercamiento es la estimulación. Introduce el calor de tu


Llama en el ambiente.

177

M'

Utiliza el humor, la curiosidad, la intriga, historias y di¬versión para aumentar sus ganas de
comprar. Recuerda: si no aportas algo, no eres más que otro tío que está ahí para sacar algo.

La energía de tu personalidad debería estar calibrada con una intensidad suficiente como para
estimular al grupo, pero sin asustarlos. La razón por la que digo que calibres los niveles de energía
es que asustarás al grupo si les entras con demasiada energía. Cualquiera que se haya acercado a
alguien mil veces lo sabrá de forma intuitiva, así que tantea el terreno.

No te atasques. Uno de los errores más comunes del novato es encallarse en la conversación de
entrada, confiar en ella demasiado tiempo y quedarse atascado en conversaciones alargadas
basada en esa. No agotes la entrada, controla la conversación y practica el paso a tu siguiente
material. Mejor aún, entra en su ambiente y muéstrate divertido y gracioso; practica eso, que es
más importante que usar rutinas enlata-

das. Las rutinas son solo las ruedas del triciclo para que eches

a an

dar.

Entrarle a alguien es solo dar comienzo a todo un proceso.

—Vamos a seguir meditando sobre la fase de entrada —dije—. Los estudiantes tienen muchas
preguntas sobre el tema. El objetivo de la primera fase es solo eso: entrarles. Deberías desarmar al
grupo de amigos para que puedas comen¬zar la fase de atracción con una demostración de valor
superior.

—Acumula las entradas y, si una frase no funciona, no la termines. Interrúmpete y abre con otra,
(acumula los temas) como hace un cómico si un chiste le hace perder al público. Lo deja y empieza
de cero con otro. Tienes que estar listo y preparado. Y si por fin consigues entrarle al grupo,
puedes (pero solo si quieres) volver y terminar de abrir hilos durante el ligue.

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

—Quizá «ir de ligue» no sea la mejor forma de enfo¬carlo —dijo Adam—. ¿ Y si quiero ir
despacio ? ¿ No nos iremos conociendo mejor con el tiempo?
—No existe eso de la segunda primera impresión —respondí—. Esto es «lo tomas o lo dejas». Una
chica decide, basándose en los primeros cinco minutos, si le interesas o no. Que tu presentación
sea buena. Si no le interesas, no te de¬jará cerrar la operación. Eso significa que cuando aparezcas
una segunda vez, la chica ya no te quiere, ¿y qué puedes hacer para cambiar eso? ¿Que te conozca
mejor? Qué estupidez. Lo que intentas es escaquearte para no trabajar en la forma de crear una
buena impresión, nada más. Ir despacio no nos vale. Ir despacio no es un lujo. La pasión no es algo
que se cons¬truye a lo largo de semanas, sino algo que se enciende al instante. Las mejores
relaciones salen de la pasión que se prendió al principio.

—Aquí está el plan más eficaz: que se te dé bien acer¬carte. Ese es el primer paso. No es cerrar la
operación ni atraer. Vete a donde hay un montón de mujeres guapas y después acércate a doce
chicas esa misma noche. Así de sencillo. Sal, y cuando veas a un grupo de chicas, aunque te
parezca incó¬modo, vete y charla con ellas. Y después sigue adelante. Sigue haciéndolo hasta que
te sientas bien haciéndolo.

—Ese es el plan. Entrénate como si cada chica fuera una forma de practicar para la siguiente y no
te pondrás nervioso si estropeas las cosas, porque no hay nada impor¬tante que dependa de eso.
Una vez que empieces a jugar, es más divertido. Los primeros tres acercamientos son siempre los
más difíciles de la noche.

—Sigue el juego. Sal cuatro veces por semana, cuatro horas cada noche. Llévate una grabadora
digital. Aprieta el botón de grabado antes de acercarte a una chica y para cuando termines, o
puedes grabar toda la noche. Acércate a doce chi-

179

M'

cas en una noche, una media de una cada veinte minutos mientras estés en la discoteca. Doce
chicas en una sola dis¬coteca no es tan difícil. O divídelo entre dos discotecas. No pierdas el
tiempo bebiendo, paseándote con una cerveza en la mano o sentándote en algún sitio. Permanece
de pie y en el momento en que veas una chica que te guste, entra en si¬tuación. De camino a casa,
comenta en la grabadora lo que crees que hiciste bien o mal. ¿Te has acercado a doce chicas ?
¿ Has salido cuatro veces esta semana? Si no es así, la estás fasti¬diando y no esperes conseguir un
polvo. A cuantas más puertas llames, más se abrirán. Si quieres conseguir cuatro números, tienes
que conocer a doce chicas. Deberías besar a una o dos chicas por noche. Deberías estar
pasándotelo en grande ahí fuera.

—j A veces es difícil ver eso del ligue como algo diver¬tido! —exclamó Adam.

—Personalmente —dije yo—, creo que es una pasada. Si, después de toda la tensión y el miedo,
no te diviertes cuando sales a ligar, tienes que buscarte otro hobby. Empieza por los cimientos.
Empieza con la estructura, después pon los movimientos para llenar la estructura y después haz
prácticas de campo para interiorizar las rutinas y que salgan de forma natural cuando llegue el
momento. El juego interno mejora cuando se tiene éxito. Piensa en ello como en montar en moto.
El juego interno llega después de un mes con tu propia moto y un curso hecho.

1 J

Sal solo. Todos los mejores maestros de las Artes de Venus lo hacen. Es divertido salir a explorar tú
solo.

Acércate a todo el mundo. Sé un tío sociable.

Finge la sonrisa. Se alimentará a sí misma y te hará sentirte mejor.

Estréllate si hace falta. ¡Experimenta!

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mis documcnt tras cicnted usina


EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

Éntrales a las tías buenas con: «Bueno, ¿y tú quién cono eres?».

Habla con desconocidos. No intentes gustarles a la fuerza. En su lugar, que piensen que vienes del
futuro.

—Piensa en ello como si fuera el surf —dije—. Es como si estuvieras surfeando a la gente y cada
acercamiento potencial es la próxima ola. Y tienes que aprovecharlas todas. O piensa en ello como
en un videojuego.

—¿Qué te parece esta forma de entrarle? —preguntó Adam—. Discúlpeme, señorita. Es usted tan
guapa que me siento obligado a regalarle una rosa...

—Bueno—dije—, en primer lugar, plantéate eliminar las frases redundantes de tu introducción.


Cosas como ¿Cómo estás? Disculpa. ¿Cómo va? ¿Cómo estás esta noche? ¿Cómo estás hoy?
¿Puedo hacerte una pregunta?

—También te sugiero que nunca llames a una mujer «señorita». Jamás crearás una conexión si te
andas con esas chorradas del «señorita». Tampoco uses la palabra señora. Y jamás felicites a una
mujer a la que acabas de conocer por su aspecto. Somos artistas. Vamos a ponerle un poco de arte
a este arte. En su momento, es muy posible que esa forma de entrarles fuera hasta aceptable,
pero ahora se ha convertido en una mierda predecible, puro estereotipo.

—¿Qué tal ésta? —dijo Adam—. Primero digo: «Dis¬culpe, señora, ¿tiene móvil?» y ella dice: «Sí,
¿por qué?», y yo digo: «Bien, porque me estaba preguntando si puede pres¬tármelo para llamar a
Dios y decirle que he encontrado a uno de los ángeles que ha perdido». La última vez que lo hice la
chica me sonrió y se rió. Después de eso, yo dije: «Me alegro mucho de que te hayas reído porque
estaba totalmente dispuesto a quedar en ridículo solo por la oportunidad de conocerte. Me
Hamo...».
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ISI

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M'

—Eso no sirve para nada —dije con toda franqueza—. Pareces un tío que tiene que luchar contra
el miedo a un po¬sible rechazo. Un auténtico conquistador nunca sentiría ese miedo porque está
cómodo con las mujeres. Además, es una frase de mierda. ¡Y ahora la chica sabe por qué quieres
cono-cerla! En ese caso, puede que haya hablado contigo por un momento, pero dudo mucho que
la consiguieras. Solo porque se riera no significa que le causaras una buena impresión. No es nada
personal, por cierto. Es solo que esa introducción es patética y no muy efectiva.

—Vale, ¿ y qué te parece preguntarle por alguna dirección ?

—Empezar la conversación preguntándole por una dirección no funciona porque provoca una
transición incó¬moda cuando cambias de tema y dices algo para continuar la conversación. Utiliza
un guión de entrada que te permita hacer la transición sin problemas y puedas cambiar de
pre¬guntar por alguna dirección a disfrutar la charla sin más. Por ejemplo, con el Guión Elvis
puedes continuar con una charla totalmente diferente. Además, no se trata de preguntar por una
dirección. Las chicas saben que es una posible forma de entrarles. Están alerta y no las has
desarmado. El Guión Elvis desarma esa sensación de «Me está tirando los tejos».

—¿Por qué es tan obvio lo nervioso que estoy? —pre¬guntó Adam.

—Considera cómo te comportas cuando estás nervioso y compáralo con cuando estás cómodo.
Por ejemplo, los maestros de la seducción sostienen la copa junto a la pierna pero los tíos
nerviosos se la pegan mucho al pecho. Eso es lo que estás buscando cuando estás haciendo el
perfil de los hombres del grupo. También es algo que miro para saber si una chica está cómoda
conmigo. Si levanta mucho la copa, sigue a la defensiva. Mira a tu alrededor de vez en cuando y
observa que la mayor parte de los tíos sostienen la copa en alto, incluso

1 J

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I—PI— I L-J I—i I—MN VLr rUl ■' («duela ww»'.5i**<Kumsrli$.tom

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

por encima del corazón. Están asustados. Me pregunto si te acuerdas dónde tenías tú la copa todo
ese tiempo. Si estaba alta, es hora de cambiar, porque transmites miedo. ¡Deja la copa en la barra!

—Una vez —dijo Adam— me acerqué a una mujer que me pareció atractiva y le di mi número en
un trozo de papel. Pero en realidad no le dije nada. Me fui sin más. ¿Qué te parece?

—No te ofendas —respondí—, pero no te va a llamar. Se sentiría incómoda si te llamara porque


hablaría con un desconocido. De hecho, tendría que sentirse muy sola para llamarte solo porque le
hayas dado tu número. No te llamará jamás. Te has cargado toda la imagen. Has ido contra cada
regla que los seductores tanto hemos trabajado para encon¬trar a base de probar y cometer
errores.

Sonríe -£ 7

Sonríe el 100 por cien de! tiempo. ¡Sonríete a todo el mundo! Establece contacto visual con todo
el grupo. No es¬peres a que te devuelvan la sonrisa. Di hola. Haz una pausa y después éntrales. No
seas un listillo. No molestes. Sé auténtico.

SONRÍE Y DI HOLA

—Sonríe siempre cuando conozcas a una chica —dije—. Es algo que el estado consciente te hace
olvidar. A mí me gusta usar un «hola» seguido por una sonrisa agradable y una pausa para que
ellas digan algo. Cuando lo hacen, haz otra pausa y después, con la misma disposición agradable,
entra en el Guión Elvis. Plantéate no usar el «Hola, ¿cómo estás?». Pasa di¬rectamente del hola al
guión. El «¿cómo estás?» es prolijo y demuestra que estás intentando pensar en algo que decir.

183
MYSTERY

—El «hola» es un buen comienzo para entrarles. No es la entrada en sí, pero es un buen comienzo.
Después de todo, un hola no rompe de verdad el hielo, solo inicia la charla. Todavía tienes que
eliminar el escudo antihombres.

—No me puedo creer que tanta gente se estrelle contra el escudo antihombres y crean que la
chica es así de verdad. Se van pensando: «Tío, cómo me alegro de no haberla conseguido, menuda
zorra». Bueno, poniéndose borde se deshizo de ti, ¿no? Es una táctica típica de mujeres
especial¬mente guapas. La aprendieron tras años enteros de hombres tirándoles los tejos hasta el
punto de ponerse muy pesados. Así que tienes que ser diferente y no tirarles los tejos. Para eso
son los cortes.

—No uses frases preparadas. No le tires los tejos, limí¬tate a hablar. Imagina que le abres la
puerta a una chica y dices: «El pomo está sucio. Agh, qué asco». ¿Es una frase preparada? No, es
un comentario. ¿Le he tirado los tejos a la chica comentando que el pomo está sucio? No.

—Observa que es una simple charla. Comentarios, no frases preparadas. No uses nada que sugiera
que tienes un interés sexual. Así que cuando dices algo de una cuchara, estás iniciando una charla
como si hablaras con un amigo tuyo. Una vez más, no son frases preparadas sino comentarios.

—Sigue adelante. Al final será algo natural para ti. ¿Te has acordado de sonreír? ¿Has exudado
desinterés? Es decir, ¿parecía que estabas más interesado en ella o en aquello de lo que estabas
hablando? Concéntrate más en ti mismo que en ella cuando hables.

—¿Qué te parece esto para entrarle? —preguntó Adam—. «Disculpa, perdona por interrumpirte
pero solo que¬ría decirte que creo que eres deslumbrante y quería conocerte de verdad. Me
llamo...».

r
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184

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

—¡Au! —dije—. Plantéate usar guiones sin cumpli¬dos, como el de Elvis o algo parecido. La frase
de arriba ha roto tantas reglas...

—«Disculpa». Nunca digas eso.

—«Perdona por interrumpir». De eso nada.

—«Eres deslumbrante». Ni se te ocurra.

—«Quería conocerte de verdad». Es sincero, aunque no deberías entrar en eso hasta después de
haber iniciado una breve charla durante unos cuarenta y cinco segundos o más.

—Déjame ponerlo así—dije—. Darle tu nombre antes de que ella te dé el suyo está bien, pero no
hasta que hayas entablado conversación. Me estoy poniendo un poco pesado, pero esas sutilezas
te van a ahorrar mucho tiempo.

—El «disculpa» es una mierda. No funciona. Ojalá funcionara pero todos sabemos que no. A ella le
da igual. «¿Disculpa qué? Que te folien, tío. Tengo cosas mejores que hacer que ver cómo me tira
los tejos un tipo en una puerta, chaval». Jamás uses el «disculpa» para entrarles. Nunca.

—No te preocupes por conseguir un polvo, que eso estresa mucho. Estamos orgullosos de
nuestros bombardeos. Sal y prueba. Estréllate unas cuantas veces.

—¿Qué te parece esto? —preguntó Adam—. Puedo presentarme así, «Hola, me llamo Adam y me
pareció que eras el tipo de chica con un gran sentido del humor...».
—¡Au! —dije haciendo una mueca—. No. Por favor, no te presentes y les des una excusa de por
qué te has acer¬cado, solo demuestra que tienes baja la autoestima. No des razones. Limítate a
hablar. La única razón que deberías tener es «Me estoy entreteniendo». Entra a divertirte. Por
ejemplo, señala una cosa y di «¡Pum! ¡Lo maté!». No intentes ligártela. Limítate a transmitir una
personalidad asombrosa y que ella cierre la operación.
._

185

MYSTERY

—Ahora, por mi experiencia, prefiero entrarles con rutinas menos preparadas e improvisar algo.
Por ejemplo, podría ocurrírseme así de repente: «Creo que Angelina Jolie, aunque es una mujer
realmente hermosa, ya está enveje¬ciendo un poco, ¿no te parece? Acaba de estrenar una
película y tiene los ojos taaan azules y el blanco de los ojos es taaan blanco. ¡Una mujer de su edad
tiene que tener ojos amarillos de vieja a estas alturas!».

—Observa que no le he tirado los tejos a la chica. Estoy sonriendo, estoy lleno de confianza, soy
agradable. No estoy haciendo que se sienta como si quisiera acostarme con ella. No estoy
excusando mi presencia. Soy neutral. Esa sensación de normalidad es muy importante.

—Adam, saca ese bolígrafo y apunta estas frases, son buenos puntos de partida para una nueva
conversación. —«Bienvenida a mi mundo». —«Pensé que querrías unirte a la fiesta». —«Estoy
aquí».

—«Atraviesas las escaleras con gran aplomo». —«¿Cómo te llamas? Oh, ¿puedo llamarte Sally? Tú
puedes llamarme Pantalones Destrozaos».

—«Hola, Suzy.Tu mami no ha podido venir esta tarde y me ha pedido que te recoja yo y que te
lleve a casa. Vaya, qué vestido tan bonito. ¿Quieres un caramelo?».
—«Tienes una figura muy interesante». —«¡Shh! ¡Que puede vernos alguien!». —«Anoche bebiste
demasiado, ¿verdad?». —(Esperando el metro). «No te caigas a las vías. No quiero llegar tarde al
trabajo».

—«¿Estoy moreno?». Y después: «Yo, cuando una chica se pone morena, me gusta que le queden
las marcas del bikini. Las encuentro sexys. No las de un granjero, claro. No creo que una mujer
guapa con una piel pálida y preciosa y los brazos rojos sea muy sexy. Bueno, para una langosta,
quizá».

186

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

—«Yo prefiero una Pepsi fría a una caliente». Y des¬pués: «Una vez metí una Pepsi en el
microondas pensando que iba a beber algo caliente con burbujas, bueno pues todas las burbujas
desaparecieron y la bebida sabía a barro con agua y azúcar. ¡ No lo hagas! Te empezaría a crecer el
pelo en sitios en los que preferirías seguir sin pelo... como la lengua».

—Soy alto —continué—, así que si una mujer está sentada, me acerco, le enseño la palma de la
mano y digo: «Dale al botón del ascensor». Ella me aprieta la mano y yo me agacho diciendo
«Bajando.... buzzz», hasta que estoy agachado a su nivel. Y luego digo: «A mi sobrina de seis años
le encanta. Espera un momento, ¿cuántos años tienes?». (Observa las pausas).

—Prueba con esto: «Hola, ¿me sujetas esto un mo¬mento?». (Dale un helado). Después átate el
cordón de los zapatos y di: «Y no le des un lametón. Sé que quieres, pero no puedes. No hasta que
hayamos salido más tiempo». Recupera el helado. «Tu sabor favorito es...», una pausa,
«¡frambuesa! ¿No? ¡Um, vainilla! ¿No? Eh.no me lo digas». (Pausa). «¿Plá¬tano?». Después dile
que adivine tu sabor favorito. Ella dirá el sabor del helado que tenías en la mano y tú soltarás:
«Hostia, ¿pero qué eres?, ¿bruja?».

—Vale —dijo Adam—. Creo que lo entiendo. Lo que inicias es cierto tipo de interacción divertida
sin mostrar di¬rectamente un interés excesivo.
—Exacto —dije—. Lo único que haría sería incomo¬darla. En mi opinión, el estilo directo (mostrar
interés direc¬tamente) funciona con las chicas siete y ocho, pero el indirecto es mejor para las
nueve y sobre todo para las diez.

—Tengo amigos que dicen que el estilo «directo» del juego es mejor —dijo Adam—. ¿A ti qué te
parece?

—No estoy intentando desanimarte y que no experi¬mentes con ningún estilo concreto —dije—.
Solo estoy in¬tentando ahorrarte tiempo. ¿Tus amigos se acercan a grupos?
187

Si no practican la teoría del grupo, están perdiendo el tiempo. Hay mujeres en el bar que han
salido solas, pero son contadas. La mayor parte de las tías buenas se encuentran en grupos, así de
sencillo. Y si no adoptas un estilo indirecto, vas a darles escalofríos a las amigas y es posible que las
pierdas. Después de todo, es un grupo.

—No me parece que aquí se trate de un estilo u otro. Yo lo que quiero es ganar, y el estilo
indirecto para los grupos es la forma de ganar en este juego. No te estoy guiando mal. Te estoy
ahorrando unos cuantos malos ratos.

—Comprendido —dijo Adam.

—Y dado que puedo decirte que necesitas acumular fórmulas para entrarles, apunta estas y
pruébalas después.

ENTRADA DE LA ENANA PRIMORDIAL

—Acabo de ver un especial en la tele sobre enanas pri-mordiales. —(Pausa)—. ¡ Yo quiero una! (Y
luego sigue adelante).

ENTRADA DE GANDHI
—¿Qué tal andas en historia?

—Bueno, ¿sabías que Gandhi era abogado? (Acababa de ver a un tío en el paseo marítimo de
Venice que iba vestido exactamente como Gandhi, así que estaba haciendo asociaciones libres
basándome en eso).

—¿Sabías que era de Inglaterra?

—¿Sabías que lo envolvían como a un caballo de ca¬rreras? —(Risas). (Y luego sigue adelante).

ENTRADA DE DiRTY DANCING

—Eh, tíos, ¿de qué película es esto? —(Imita a Patrick Swayze). Nadie mete a Baby en una esquina.

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EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

(Los otros sin duda dirán Dirty Dancing. Después sigue adelante).

ENTRADA DEL CHICLE

—Acabo de tragarme el chicle. ¿Crees que me va crecer un árbol de chicle en el estómago? —


(Sigue adelante).
ENTRADA DE LOS HECHIZOS

—¿Tú crees que los hechizos funcionan?

La chica responde y después dices:

—Yo tuve un debate bastante animado con unos amigos y sigo pensando en ello.

Ella responde otra vez. Di que estás de acuerdo con sus creencias. Y escucha.

Después di: «¿Cómo demonios puede seguir creyendo la gente en brujería en estos tiempos? A
ver, ¿qué le digo a mi mejor amigo?», o bien «¿Alguna vez le has echado un encanta¬miento a
alguien? ¿Alguna vez te han echado un encantamiento? ¿Entonces por qué crees en ello? ¿Qué
pruebas hay?».

No digas siempre a todo que sí, mantente firme, pero ten tacto para no dar comienzo a una
discusión.

Estáte preparado para llevar la conversación a una anécdota interesante, como el día que tus
amigos y tú esta¬bais en una fiesta e intentasteis conjurar unos fantasmas con un tablero de guija;
no pasó nada pero uno de vosotros se inventó una historia sobre un trofeo que empujó alguien y
todos Hiparon. Fue una pasada.

Después de tres minutos de charla, si has podido captar su interés, puedes presentarte de modo
formal.

Tú: «Ojalá tuviéramos una amiga común para que pudiera presentarnos como es debido, pero soy
Adam».

1 J

189
MYSTERY

La fórmula puede ser diferente cada vez que la uses. No digas nada estereotipado que dispare el
escudo. Tú: (para entrarle): «¿Crees que los hechizos funcionan?». (No te presentes, no digas tu
nombre durante los dos primeros minutos).

Ella: «En realidad, no».

Tú: «Yo también soy muy escéptico, pero el caso es que el otro día tuve un debate muy animado
con mi amiga Sarah sobre el tema. Ella cree que los hechizos de amor funcionan y yo le dije:
"Estamos en el siglo XXI, por favor". Pero ¿cómo usas la razón para convencer a una chica de que
es irracional si ya para empezar no entiende de razones? ¿Tú eres razonable?». Ella: «Creo que sí,
sí». (Sigue adelante).

—¿Cuál es otra buena rutina? —preguntó Adam. —Ten en un sobre unas cuantas fotos que hayas
to¬mado antes —dije—. Guárdatelas en el bolsillo. Y luego, cuando veas a una chica o un grupo de
chicas, acércate mien¬tras miras las fotos y di: «Mira esto. ¿Eso es un pulgar?», y después critica
tus fotos como si la chica fuera solo alguien con quien hablar, no le estás tirando los tejos. Solo
estás siendo agradable. «Observa que las fotos de paisajes son aburridas, pero las fotos con
personas son interesantes y te llaman la atención. ¿Ves esta? Aburrida. Pero esta tiene tres
personas y yo noto que mi mente empieza a procesar la situación al mirar las expresiones de las
caras y todo eso. Ah, y odio las que tienen a un tío que sólo está allí plantado, mirando a la
cámara. ¡Qué aburrido! ¿Pero qué te parece esta? ¿Ves? Tres personas que no miran a cámara y
que están hablando, ¿no parece más sincero? Esas son las que más me gustan».

—A partir de ahí puedes elegir. Salir con un «Ha sido un placer conocerte» o lanzarte a por el resto
porque ya estás

190

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

dentro. Siempre que no les tires los tejos en ese primer mi¬nuto o dos de charla y que transmitas
confianza, carisma y sentido del humor, que sonrías, estés bien vestido y arreglado y le des un
corte gracioso a la belleza del grupo, vas por el buen camino. Sé el hombre que a ellas les gusta. Sé
divertido. Sé gracioso. Que te tiren ellas los tejos a ti. Sé un amigo que mole, no un ligón baboso.
Al final de esa entrada de dos minutos, si la chica está interesada, responderá; si no, sigue
adelante. Has salido para llegar a ser bueno en esto, así que prac-tica. Esa es la Entrada de la Foto.

—Y ahora para convertirlo en una misión: quiero que aprendas ritmo y tempo. Vete despacio, con
una actitud tranquila y reposada. Sí, ya sé, estás fingiendo, por dentro estás que te mueres pero
por fuera eres un tío tranquilo, ¿estamos? In¬clínate más por el humor que por la seriedad.
Tendrás que usar esta entrada sus buenas cincuenta veces antes de que en¬tiendas el ritmo que
lleva y lo buena que es. Parece natural. («Eh, me acaban de revelar estas fotos») y es un comienzo
maravilloso para empezar a jugar.

—¿Puedo abrir con «Eh, chicas, tengo que irme en un segundo pero no os lo perdáis...»? —
preguntó Adam.

—No es suficiente —respondí—. Necesitas una razón. Yo he jugado muchas veces con los límites
falsos de tiempo. Fue a mí al que se le ocurrió y Style fue el que lo perfeccionó.

—Se llama Entrada de la Falsa Opinión porque en realidad no les doy tiempo para que respondan.
Continúo de inmediato con «Vale, no os lo perdáis. Solo puedo quedarme un segundo, estoy con
unos amigos. Una mujer en un ascensor dice...» y les cuento una historia en la que una mujer
pensó que yo ado¬raba al diablo porque llevo las uñas negras y yo le hice un gesto obsceno con el
dedo. Después me lanzo a dar cortes a lo loco y meto otra historia directamente. Siempre que sea
yo el
3>

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'
que hable (me da igual la opinión de los desconocidos), estoy transmitiendo mi personalidad y,
con un poco de suerte, de¬muestro todo lo que valgo. Si hablan ellas, yo no hago mucho hasta que
permito que el objetivo intente ganarme durante el condicionamiento.

—Adam, te propongo un reto —dije—. Acércate a unas cuantas pibas esta noche. Inicia la charla e
intenta mante¬ner viva la conversación sin tirarles los tejos. Si no va bien, diles: «Ha sido un placer
conocerte» y vete. Después pasa a la siguiente chica. Recuerda también que la mayor parte de las
chicas están en un grupo, así que debes dirigirte al grupo e inten¬tar gustarles a todas antes de
elegir a la chica que te guste.

—Es que puede ser muy difícil superar la angustia del acercamiento —dijo Adam.

—No eres el único —dije—. Todos estamos igual. Yo debo enfrentarme a muchas emociones
antes, durante y des¬pués de salir de ligue. Antes es la soledad. A veces solo quiero quedarme en
casa y enfurruñarme. Así que tengo que obli¬garme a enfrentarme a esa emoción y no quedarme
ahí tirado. Durante la noche, se trata de ese estado consciente, las chicas me hacen sentirme raro
y yo tengo que comportarme de modo normal y conservar el control. Y después, si vuelvo a casa
con las manos vacías, tengo que tener la fuerza para saber que estoy trabajando con
probabilidades y saber que si sólo miro un día, no puedo ver toda la imagen.

—Y ha llegado el momento de dejar de mirar. Ponte en plan divertido, que sé que es difícil con la
primera chica, pero puedes fingirlo, y acércate a muchas chicas, atractivas o no, y diles hola.
Acuérdate de sonreír al acercarte. Y luego (y esa es la mejor parte), di cualquier frase no
estereotipada que quieras y después de bromear con lo que hayas empezado, di: «Ha sido un
placer conocerte» y vete con una sonrisa y paso animado.

1 J

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EL MA

—Por ejemplo. Ahí hay una chica. No es más que un siete. Te acercas y dices: «Hola. ¿Sabías que
Elvis Presley se teñía el pelo? ¿Cuál era su color original? ¿Lo adivinas? No, rubio. ¿No es muy
raro? Un placer conocerte».

—Y después te vas. No seas bobo e intentes animarte demasiado. Sé natural y divertido, tienes
que estar de buen humor. Y ahora haz lo mismo con todas las chicas que puedas. Atractivas o no.
Conocerás a muchas chicas y superarás tu miedo a la entrada. Bueno, en realidad jamás lo
superarás, pero aprenderás a fingir que no lo tienes.

—Esa es tu misión. Me gustaría que lo hicieras y sí, va a ser muy diferente de lo que has hecho
hasta ahora. El pasado no tiene que ser como el futuro. Si sigues haciendo lo que hacías, los
resultados van a seguir siendo los mismos, y eso significa cero chicas. Esta es tu misión. Habla con
veinte mujeres en un día. Vete solo. No intimides a las chicas yendo con amigos. Y tampoco les
entres a solo una o dos chicas. Veinte. Es un número realista. Si crees que no lo es, entonces
déjame que te diga que estás completamente equivocado y que tus emociones juegan contra ti.
Tendrás que controlar esas emociones ya.

—En cuanto a la actitud positiva, eso solo llega después del primer éxito del día. Tienes que
trabajar a pesar de no tener esa emoción con la primera. Y si la primera no responde como si
fueras un tío divertido, seguirás sin sentirte bien. Pero si al fin consigues una respuesta divertida,
ese éxito te pro¬porcionará la actitud positiva que necesitas y ya puedes continuar con las
próximas dieciocho chicas.

—Es el único truco para conseguir la actitud que persigues. Es una pena que no la puedas
conseguir con la primera chica pero, si fuera tan fácil, todos los tíos lo harían y la cosa perdería su
gracia, porque todos los demás chicos habrían conseguido antes a las chicas. Recuerda que ellos
siem-

193
MYSTERY

pre se acercan y actúan como los típicos tíos. ¿Cuántos hay que se acerquen, sonrían, sean
divertidos y después se alejen sin más y sin tirarles los tejos? Una vez más, esa es tu misión, y
espero que la cumplas esta semana.

—Digamos que estás en una discoteca —dijo Adam— y que miras a tu alrededor y ves a
una chica que te mira, pero después aparta la vista de inmediato. Eso puede ocurrir varias veces.
¿Qué haces? No puedes saludar, asentir ni decir hola cuando no está mirando. Y darle unos
golpecitos en el hombro se suele considerar indiscreto, me parece a mí.

—Sonríe —dije—. Cuando mire por primera vez, esboza una gran sonrisa y di hola. Esa es la Regla
de los Tres Segundos. Te acostumbrarás a decirle hola y sonreírle a todas las chicas guapas allá
donde vayas. Ya has transmitido una sensación divertida y agradable. Si pierdes la primera
oportu¬nidad, te arriesgas a perder frescura con la chica. Eso es lo que haces siempre. Tu entrada
pierde frescura y te sientes torpe al entrarle. ¿Por qué? Porque sabes que ella sabe que solo
piensas en el sexo. No tienes otra razón para acercarte a ella. Eso está pasado. Pero si sonríes y le
dices hola en los tres primeros segundos de verla, entonces puedes empezar a charlar de
inmediato. Así es más natural.

—Puedes terminar de una vez con la formalidad de las presentaciones sólo después de haber roto
el hielo. Digamos que se está riendo y haciéndote preguntas un minuto o dos después de entrarle.
Es entonces cuando puedes hacer las presenta¬ciones. A menos que te encuentre interesante, no
le hace falta saber tu nombre.

—¿Las chicas del local no notan que vas de una chica a otra y empiezan a sospechar? —preguntó
Adam—. ¡Sobre todo si estás dando o cogiendo números de teléfono!

—No. Yo me trabajo dos sitios en una noche. Seis chicas por sitio. Dos horas para conocer a seis
chicas. Muy

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EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

fácil. Y cuatro de ellas (por término medio siempre) te lleva¬rán solo dos minutos o menos. Así que
tienes tiempo más que de sobra para bailar, encontrarte con tus amigos y alternar. Yo no ataco a
las mujeres y les tiro los tejos, me acerco a ellas. Charlo de un modo cómodo y divertido. Te lo
creas o no, la mayor parte de las chicas agradecen que hable con ellas. Y desde luego no las
molesto. ¿Me rodeo de mujeres? Desde luego. ¿Parezco un conquistador? Claro. ¿Lo notan las
otras mujeres? Por supuesto. ¿Parezco un baboso? No. No le he ti¬rado los tejos a nadie. Como
mucho he coqueteado un poco pero con mis cortes, parezco más bien un valor en alza.

—¿Qué le digo a un amigo que vive en una ciudad pe¬queña —preguntó Adam— y dice que no
hay suficientes chicas para practicar?

—Bueno, si son excusas lo que busca —respondí—, esa es tan buena como cualquier otra. Tiene
razón. No puede conocer a ninguna, no vaya a ser que empiecen a pensar que le gustan las chicas
o algo.

—¿Y si no tengo doce horas a la semana para perse¬guir chicas? —preguntó Adam—. Tengo
muchas más cosas que hacer, pero puedo salir los fines de semana a practicar. ¿Aprenderé algo si
sólo hablo con cinco o diez chicas por semana?

—Después de estudiar ciencia y cosmología —res¬pondí—, tengo un punto de vista más grandioso
de dónde me encuentro en este universo. En la vida de un solo ser humano hay muchas cosas
fútiles. Yo he dado prioridad a las mujeres. Me satisface. Hay otras cosas importantes, pero si
consigo un buen trabajo, es para construir un buen nido para poder atraer a una compañera y
llenar ese nido de huevos. Si das la excusa de que no tienes tiempo para dedicárselo a lo más
importante en la vida de un ser humano, es que tienes que replantearte tus prioridades. ¿El
problema es que estudias? Viernes por la noche.

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M'

Sábado por la noche y después un miércoles por la noche. Ya tienes doce horas para las chicas.
Listo.

—Empezarás a sabotear tu propia situación si sigues esperando. ¡ Entra ya! Tienes que acercarte
tantas veces que, li¬teralmente, terminarás entumecido, pues te limitas a hacer caso omiso de las
sensaciones. Terminas en ese estado consciente tantas veces por semana que ya ni lo notas. Se
anula solo. Yo ya he cruzado esa barrera, ¡en serio! Y funciona. Jamás te tomaría el pelo.

—¿ Puedo practicar con mujeres que veo todos los días ? —Te recomiendo encarecidamente que
no lo hagas. La clave para mejorar es enfrentarse al desafío de acercarse a des¬conocidas. Trabaja
eso.

—¿Y si digo algo así: «Hola. Solo tenía que decirte que eres deslumbrante. ¿Cómo te llamas?».

—Eso ya es diez veces mejor que la mierda esa de

£ ^_ «Disculpa» —le contesté—, pero tampoco da en el clavo por-

que nunca se deben hacer cumplidos sobre la anatomía. Jamás. Felicítala por el peinado, el color
del pelo o algo así, pero no por su cuerpo. ¡Jamás!

—No esperes importarle una mierda hasta que le hayas transmitido tu personalidad. Habla al
menos cuarenta y cinco segundos y hazla reír, y sonríe, ten seguridad en ti mismo antes del
intercambio de nombres. No le preguntes su nombre. Dile el tuyo y espera. Es una prueba para ver
si le interesas, así que no vas a aprobar si se lo das todo hecho. Una prueba así es una llamada.
Llamas al usuario y esperas a ver cuánto tiempo tarda en responder. Dile tu nombre y esperas a
ver cómo responde. Se llama hacer una llamada.

—Últimamente noto que puedo cerrar la operación hasta el punto de conseguir su número o
incluso besarla sin intercambiar los nombres. No sé el nombre de la chica hasta

1 J
196

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

que le digo que lo escriba. Saber su nombre no es imprescin¬dible para conseguir a la chica. Haz
un experimento y no se lo preguntes. Si le preguntas el nombre, significa que te interesa y se
acabó la historia. Básicamente es lo mismo que utilizar el método directo en lugar del indirecto.

—¿Puedes contarme algo más sobre esas defensas que las mujeres parecen haber levantado? —
preguntó Adam.

—Sí —dije—. Si bien es cierto que las chicas tienen la guardia levantada en la discoteca (yo lo
llamo su escudo, como en Star Trek), hay técnicas y prácticas muy sencillas para eli¬minar ese
escudo. Una vez que lo quites, ya estás dentro. No te enfades por lo del escudo. Lo tienen todas
como mecanismo de seguridad contra todos esos hombres descarriados que se les acercan. No
seas como esos hombres y todo irá bien.

—¿Qué maneras hay para eliminar el escudo de una chica? —preguntó Adam.

—Bueno, veamos —dije—. Una sonrisa en el acerca¬miento reducirá el nivel del escudo en un 50
por ciento. En serio, lo sé. Y al iniciar la charla con algo que no sea tirarle los tejos, abres el escudo
al picarle la curiosidad. Eso reduce el escudo en un 25 por ciento.

—Así que ya solo te queda otro 25 por ciento, que se elimina cuando la hayas hecho reír y haya
llegado a la conclusión de que no le estás tirando los tejos. Solo estás charlando por el placer de
charlar, por el entretenimiento de hablar con al¬guien. Cuando empiezan a disfrutar de la
conversación, les transmites todos los rasgos que buscan de forma natural en un hombre
(preselección, protector de seres queridos, alinea¬mientos sociales, etcétera), y entonces son ellas
las que ligan contigo. En serio.
—Lo que encuentro muy raro —dijo Adam— es cuando las mujeres entablan contacto visual, te
miran unos segundos y después apartan la mirada.

1 J

197

MYSTERY

—En el momento del contacto visual —dije—, esboza una gran sonrisa. Me refiero a que sonrías
de verdad. Eso la hará sonreír al instante. Zas. Ahora puedes acercarte directa¬mente y ella se
pondrá toda nerviosa; entonces tú le entras con algo interesante pero no le tiras los tejos. Ese es el
poder del contacto visual. Acércate a ella y éntrale con el Guión Elvis. Esa chica quiere hablar
contigo y una vez que la hayas hecho sentirse cómoda y que crea que no eres el tío que le va a
tirar los tejos, ya estás dentro. Es lo mejor que te puede pasar, que te mire así una mujer, pero
tienes que aprovechar la situación y jugar bien tus cartas. Adam asintió.

—Lo entiendo —dijo—. Creo que lo entiendo. —Otra cosa —mencioné—. Tienes que estar
siempre hablando con alguien, y si no tienes un grupo, abre el primer grupo que te interese a los
tres segundos de verlos. Esa es la Regla de los Tres Segundos. De ese modo siempre estarás en un
grupo y por tanto siempre tendrás una prueba social máxima. Yo creo firmemente en entrar en
una discoteca, me¬terse en faena y acercarse de inmediato. Esperar y examinar el terreno es
patético.

—Algunos tíos dicen que no usan la Regla de los Tres Segundos cuando hay tíos por allí porque
ninguna mujer me¬rece que te metas en una pelea por ella —dijo Adam.
—Eso es solo una excusa para no acercarte a ella —dije—. Cuando hablas con ella y como no le
estás tirando los tejos, cuando llegue el tío, empieza a hablar con él. Después de todo, tienes que
tomarte un momento para eliminar ese obstáculo. Puede que sea un hermano o solo un amigo, y
puesto que no lo sabes, tienes que averiguarlo y no suponer que es el novio. ¿Prefie¬res quedarte
sentado y no acercarte a una chica porque puede que tenga novio? Menudo pringao.

198

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

—Plantéate aumentar tus posibilidades estadísticas de éxito con las mujeres aumentando tus
posibilidades en cada fase. Que se te dé bien lo de salir más. Que se te dé bien lo de acercarte
cada vez más rápido. Que se té dé bien el acerca¬miento en sí. Aumenta tus posibilidades de
atraerlas vistiendo mejor cada vez más a menudo. Aumenta tus posibilidades de éxito más allá de
la llamada del día siguiente incorporando la regla del teléfono al cierre de la operación. Aumenta
eso también cerrando con un beso en lugar de solo con el número.

Y aumenta tus posibilidades de éxito acercándote a las mujeres cuando no estén todas las
variables.

—Ves a una chica sola; es verdad, puede que tenga novio, pero sin averiguarlo estás reduciendo
tus posibilidades de echar un polvo. No dejes que las oportunidades te pasen de largo. Yo antes
hacía eso pero es una pasada conseguir a una chica que estaba sentada con un tío. Una vez conocí
a una chica que estaba con un tío y estaban sentados muy juntos; cualquier jugador habitual
habría supuesto que eran pareja. O no se acercaría por miedo a que le dieran una paliza. ¿Qué
hice? Como vi que no podía saber con seguridad si era su novio o no, les entré y me acerqué a él.
¡Averigüé que se habían conocido cuatro días antes!

—Terminé cortejándola a lo grande y él no pudo hacer nada porque todavía no había establecido
la relación con ella.

Y además le caí bien como persona porque no lo alejé. La chica y yo terminamos cogidos de
la mano y todo delante del pobre tío. De hecho la verdad es que terminé sintiéndome mal porque
era un tío guay, así que lo dejé pasar y le dije a la chica que tenía un buen tío con ella. Unos quince
minutos después, volvían a estar cogidos de la mano. A veces tienes que devolver al agua a los
pescaditos que son muy pequeños.

1 J

199

MYSTERY

Los trece pasos del acercamiento

Sonríe cuando entres en la sala. Ves al grupo del objetivo y les entras, Regla de los Tres Segundos.
Di «Hola». Sonríe.

Recita una fórmula memorizada, o si no, dos o tres seguidas. La fórmula debería abrir el grupo.
Cuando hables, no le hagas mucho caso al objetivo. Eso es desinterés activo.

Rechaza al objetivo con algún corte del montón que hemos pensado.

Transmítele tu personalidad al grupo entero (utiliza historias, humor, anécdotas, juegos, buen
ambiente) y presta atención particular a los obstáculos. Durante ese tiempo el objetivo ve que
eres el centro de atención. Puedes emplear varias de tus rutinas memorizadas, como la rutina de
la foto, con un obstáculo y dile al objetivo, por ejemplo cuando quiera mirar las fotos: «Espera tu
turno. Guau, ¿siempre es así?». Dale otro corte al objetivo si resulta apropiado. Pregunta: «Bueno,
¿y vosotros de qué os conocéis?». Si el objetivo está con uno de los tíos, averigua cuánto tiempo
llevan juntos. Si es mucho tiempo, sal de ahí con un «Ha sido un placer conoceros».

Si no está con uno de los tíos, dile al grupo: «Creo que he estado descuidando a vuestra amiga
[objetivo]. ¿Os parece bien si hablo con ella un par de minutos?». Siempre dicen: «Oh, claro, si a
ella no le importa......

Aíslala del grupo llevándola a ella sola a que se siente contigo. Al hacerlo, haz una prueba kino con
la mano. (¿Te aprieta ella también la mano cuando se la coges para guiarla entre la multitud?)
Empieza a buscar IDIs.

Siéntate con ella y haz una rutina de conexión. Esa es tu razón para aislarla. O una prueba de
percepción extrasen-sorial en la que la coges de las manos (una vez más busca IDIs). Después haz
la rutina de la cámara digital.

200

Dile que su belleza es común pero que una gran ener¬gía y perspectiva no son nada frecuentes.
«¿Qué tienes dentro que me hace querer conocerte más que a cualquier simple cara en medio de
la multitud?». Si empieza a decirte cualidades, es un IDI positivo.

Deja de hablar. ¿Reinicia ella la charla con un «Enton¬ces...»? Si es así, has visto tres IDls y
puedes...

Besarla ya. De repente. «¿Te gustaría besarme?». Si la situación no lo permite, entonces date un
límite de tiempo y di: «Tengo que irme, pero deberíamos continuar con esto». Cierra la operación
con el número, aplica las reglas del telé¬fono y vete.

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CAPÍTULO 9

UNA NOCHE DE JUERGA EN SOUTH BEACH

Nos metimos en el coche para el trayecto de veinte minutos a South Beach. Nuestro mayor error
con la casa que elegimos fue la ubicación. La razón fundamental fue que por 2,1 millones de
dólares se consigue mucha más casa en Coconut Grove que en South Beach. Pero, aunque
llevábamos chicas a la casa con bastante frecuencia, esta seguía sin tener «tirón» según mis
estándares. Aquellos veinte minutos convertían cada intento de llevar chicas a la casa en una
tremenda pesadez.

Cuando pasamos por el centro, me sorprendió ver cuántos bloques de apartamentos tenían las
luces apagadas.

—Eso es porque ahí no vive nadie —dijo Lovedrop—. Todos esos apartamentos oscuros tienen las
luces apagadas por¬que los dueños son especuladores. Y mira todas esas grúas que llevan meses
ahí paradas. Esta burbuja va a estallar en cual-quier momento.

Nos metimos en el puente que lleva a Miami Beach. Aparecieron más bloques de apartamentos,
más playas y fran¬jas de océano, palmeras que bailaban con pereza bajo la cálida brisa nocturna.
Admiré el parpadeo de colores, las luces de la

3>

203
ciudad y los coches caros que había por todas partes. A pesar del ostentoso materialismo, es un
sitio precioso. Un sitio con carácter.

—Si de repente oís a Kid Rock a todo volumen —dijo Lovedrop—, eso es que Matador nos acaba
de adelantar a todo meter en su Mercedes descapotable.

—Eh, tíos, no os lo perdáis —dijo el Rata—. Os va a encantar. He inventado una nueva forma de
entrarles. Se llama la entrada de «En una escala de uno a diez». Vosotros sa¬béis cómo van todas
las entradas de opinión, ¿no? Uno ya no puede acercarse .1 las chicas y pedirles una opinión
femenina porque ya lo han oído muchas veces. Así que en su lugar, lo hacéis «en una escala de
uno a diez». Veréis. LD, dame una entrada de opinión.

—Vale —dijo Lovedrop—. Eh, chicas, necesito una opi¬nión femenina. ¿Vosotras saldríais con un
tío que todavía se habla con sus ex? Veréis, mi amigo...

El Rata lo interrumpió.

—Bien, ahora escuchad esto: «Eh, chicas, en una escala de uno a diez, ¿saldríais con alguien que
todavía se habla con sus ex? Veréis...». ¿Veis? Puedes volverá usar exactamente la misma entrada
pero ya no será un cliché. Funciona con cualquier entrada de opinión. Solo tenéis que decir «en
una escala de uno a diez» en lugar de pedir una opinión femenina.

—Está guay —dije.

—¿Guay? —dijo el Rata—. ¡Es una puta pasada! Piensa en todas las veces que puedes volver a
usar esa en¬trada. Una y otra vez. Ninguna tía la ha oído antes. —Lanzó una risita satisfecha. El
sonido me recordó a Jon Lovitz de Satttrday Ntght Uve.

—Personalmente —dije—, a mí me gusta entrarles con «Hola». Siempre que sigas charlando,
funciona.

—Eh, tíos —dijo el Rata—. ¿Habéis oído hablar de esas nuevas feromonas llamadas phero-hypnol?

204
EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

—Me dan escalofríos —dijo Adam—. ¿Es como esa droga de las violaciones?

—No, no es nada de eso —dijo el Rata—. Son feromo-nas. Es como colonia. Pero cuando las
mujeres lo huelen, se ponen cachondas. Se han hecho estudios. Se basan en las señales químicas
del cerebro.

—Ya, seguro —dijo Lovedrop.

Yo fruncí el ceño.

—Eso es como hacer trampa. ¿Cómo va a mejorar tu técnica si dejas que sean las feromonas las
que hagan todo el trabajo? Es un estorbo. No deberían dejar que la gente las comprara.

—Yo probé eso del phero-hypnol hace poco en Chicago —dijo Lovedrop—. Y definitivamente, noté
el efecto. Aparece una chica, apenas me había presentado y se acerca mi novia, Kacey, así que las
presenté. Y esta chica va y estrecha la mano de Kacey con mucha fuerza. Kacey me lo comentó
más tarde. Y después, no os lo perdáis, más tarde, cuando estábamos fuera de otra discoteca, en
otro sitio de la ciudad, sentí que alguien me tiraba de la mano, me di la vuelta, ¡y era la misma
chica! Dijo algo así como: «Esto... ¿sabéis dónde puedo conseguir un taxi?».

—¿Estás de coña? —preguntó Adam.

—Como es obvio, las chicas por lo general nunca ac¬túan así —dijo Lovedrop—. Tengo que usar el
método para que se pongan así. Por eso lo noté, porque no había usado el método con esta chica.
Y esa noche también pasaron otras cosas extrañas. Yo lo noté, desde luego. Pero hay que usar la
dosis adecuada. Es potente y afecta a las mujeres de forma diferente dependiendo del momento
del mes, las diferencias en el sistema inmune...

—Caray —dijo Adam.

1 J
205

MYSTERY

—Sí —dije—. Se notan muchas cosas cuando experi¬mentas con feromonas si consigues las
adecuadas, Y además hay muchas diferentes. Está el copulin, que se puede usar para provocar una
preselección porque se da de forma natural en las mujeres. Hay mezclas con una gran dosis de
testosterona pero esas pueden provocar tendencias agresivas en otros hom¬bres. Y también hay
muchos productos falsos en el mercado.

—Oh, por cierto —dijo Lovedrop—, ¿os habéis enterado, tíos? George Wu ha montado una
empresa de lencería. El tío que llevaba antes la página web de Mystery.

—¿Una empresa de lencería? —dijo el Rata—. Guau.

—Invirtió un dinero y encontró un diseñador en

Nueva York. De lo que se trata es de hacer copias. Su diseñador

plagia los diseños de las cinco o diez piezas de lencería más

vendidas de las tiendas de moda. Después le paga a una fábrica

de China para que haga la ropa interior. Ahora mismo están

£y- diseñando las cajas.

—¿Sí? Me gusta —dijo el Rata—. Así es como se hacen negocios. Escuchad. Yo tenía unos amigos
que tenían una empresa de mudanzas. Se inventaron un timo en el que buscaban a una familia
que necesitara mudarse y se ofrecían a hacer la mudanza. Llegaban, lo embalaban todo y hacían
que la inocente familia firmara un contrato que tenía todo tipo de tasas ocultas. Después iban y
descargaban todas las posesiones de la familia en un almacén y le enviaban a la familia una factura
astronómica de decenas de miles de dólares. —Se echó a reír—. Si no pagaban, mis amigos se
quedaban todas sus cosas como garantía. De ahí fue de donde saqué esa mesa tan grande y bonita
que traje a la casa cuando me mudé. —Eso es una putada —dijo Lovedrop. —Me siento sucio —
dije—. Serías capaz de robarle a alguien la cartera.

206

Tíiis documcm iras cicnted usina

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

—Venga, Mystery —dijo el Rata—. Eso me ofende. Sabes que te quiero como a un hermano, ¿no?
Si tuvieras ganas de comida china, volaría a China sólo para traerte comida de lo mucho que te
aprecio.

Si', seguro.

—Eh, tíos —dije—. ¿Dónde vamos esta noche? ¿Set?

—Que se jodan —dijo el Rata—. El fin de semana pa¬sado los de la puerta fueron unos gilipollas.

—Para ellos, de eso se trata —dijo Lovedrop.

—¿Por qué lo dices? —preguntó Adam, al que le había picado la curiosidad.

—Ese sitio, es cuestión de reputación, quieren que se diga que es el sitio de moda y que es
imposible entrar. —Lo¬vedrop se encogió de hombros—. El personal de la puerta te putea a
propósito para que después te quejes y protestes con todos tus amigos. Así es como se corre la
voz y se crean la reputación que quieren.

—Eso es una putada.

—¿Qué? —pregunté—. ¿Que funcione? ¿O que se aprovechen de ello? Si no quieres que te


puteen en la puerta, no vayas allí. Hay sitios de sobra.

—Muy bien —dijo Adam—. ¿ Por qué los porteros son tan capullos?
—Todo depende de lo que quiera el local. El portero solo hace su trabajo. Pero si actúas como si
fuera un gran gi¬lipollas, eso desde luego no te va a abrir muchas puertas en este mundo.

—¿Qué quieres decir con que «depende de lo que quiera el local»?

—Bueno, por ejemplo, mira lo del hotel Sagamore. Ese sitio tiene muy buen ambiente. El portero
sabe que no puede dejar entrar a muchos tíos. Si un tío quiere entrar, tiene que traer unas chicas o
comprar una botella. Así que puedes deci-
3>

207

'

dír que el portero es un imbécil y cabrearte como un mono, o hacer lo que yo hice. —¿Y qué fue?

—Salí a la acera y les entré a dos chicas, las hice reír y les pedí que entraran en el hotel conmigo
para tomar una copa. El portero nos dejó entrar. Incluso dijo algo como: «Ahora sí que sabes».

—¿Qué hay de Kress? —dije—. En Hollywood, —Es un sitio de Los Ángeles —dijo Lovedrop—. El
tío de la puerta es un auténtico capullo cuando está trabajando, pero no es tan mal tío en la vida
real. Hace de todo para pu¬tear al personal. Deberías verlo alguna vez, es para partirse. Por
ejemplo, hay una zona enorme y reservada a la entrada y el tío se pasea por ella con un
sujetapapeles, así que la gente no sabe dónde empieza la cola, se limitan a apiñarse junto a la
cuerda e intentar llamar su atención. Lo hace a propósito para que empiecen a flipar y que
provoquen una conmoción en la entrada.

—Además, toda la sección de fumadores está situada a un lado de esa zona reservada, solo para
que parezca que hay una multitud mucho más grande esperando para entrar. Pero, por supuesto,
los fumadores ya están dentro. Solo forma parte de la ilusión.

—Después se acerca a hablar con alguien, para dejar entrar a alguien, así que todos los demás se
apiñan también en ese punto. No saben a qué otro sitio pueden ir. Pero entonces él se aleja y se
va a hablar con otra persona en un sitio total¬mente diferente de la cuerda. Así que todo el
mundo flipa y se van corriendo al punto nuevo. Y así sucesivamente. No saben qué hacer, es un
caos.

—Otra cosa que hace es dejar entrar a un grupo de chicas pero luego cierra la cuerda y deja a una
de ellas atra¬pada fuera. Solo para que flipen todas porque odian que las

208
ELMA

DE LA SEDUCCIÓN

separen de sus amigas. Todo el mundo alucina. Se lo hace a un par de grupos y al final deja entrar
a las chicas a la vez, así que la gente que está esperando fuera ve a un enorme grupo de tías
buenas entrando a la vez.

—Entonces, ¿qué haces para entrar?

—Tienes que entender que todo está pensado para vender el servicio de botellas. Tú ves a un
enorme grupo de tías buenas entrando y todo el mundo empieza a flipar; en¬tretanto tú solo eres
un tío con tus amigos, así que te retratas y pagas cuatrocientos pavos por una botella. O te vas o
espe¬ras por allí fuera como un imbécil, cosa que yo, personalmente no pienso hacer por nada del
mundo. Venden botellas gracias a tenerme allí plantado, pero yo no pienso perder la noche con
esas chorradas. Tal y como yo lo veo, para qué te molestas en ir a un sitio así si no tienes algún
gancho para entrar o no piensas comprar una botella. Te dejan allí plantado si quieren y encima les
hace mucha gracia cuando te cabreas.

—¿Entonces cómo sabéis que vamos a entrar esta noche en la discoteca?

—Esta noche vamos a Pearl, que es la discoteca VIP que hay encima de Nikki Beach. Matador va a
comprar una botella, así que vamos a entrar pase lo que pase. Pero por lo general entramos
porque conocemos al portero de Pearl. Nos vio entre la multitud, dijo que parecíamos del tipo
«artístico» y empezó a dejarnos entrar. Los propietarios deben de decirle al perso¬nal que filtre,
que busquen gente «guay» y que los dejen entrar al bar.

—Y esos somos nosotros —dije.

—De hecho —dijo Lovedrop—, si no tenemos ninguna chica con nosotros, iré a buscar a un par de
chicas de entre la gente para que entren con nosotros; no quiero que el tío quede mal por dejar
pasar a tres o cuatro tíos por la puerta principal. Para eso podríamos entrar con unas chicas. No es
la
209

MYSTERY

primera vez que termino llevándome a esas chicas a casa al final de la noche.

—El universo proveerá —interpuse yo—. Tan simple como eso.

—¿El universo provee? —preguntó Adam. —Veo a la chica. Consigo a la chica. Sé que veré a la
chica. Sé que conseguiré a la chica.

—¿Pero cómo lo sabes? —preguntó Adam. —¿Cómo? El universo provee. Nos ha proveído en el
pasado. A veces en abundancia.

—Todo empieza cuando sales de casa y vas a un lugar

público, cuando empiezas a perderles el miedo a las interac-

ciones sociales. Muchas personas no han tenido la oportuni-

dad de ser sociables, sus padres nunca los sacaban de casa, así

que tienen que ser ellos los que pierdan el miedo solos, los que

se aclimaten a la interacción social, a saber que están rodeados

de miles de millones de personas.

£ y- —Para mí es tan fácil en el bar como ir a un burdel, me -£ y

imagino. Vete a un lugar repleto de mujeres, conoce a varias, bromea y socializa, toca y aléjate,
invéntate argumentos de celos y pruebas sociales, no pierdas el ritmo y te lo pasarás en grande. Sé
divertido. Tómate las cosas como vienen, como todos los demás.

—En cuanto estoy en el local, ya es un alivio. Hasta a Mystery le pueden vacilar en la puerta. Yo
intento limitar las posibilidades de que lo hagan. Entra con amigos que van a comprar una botella,
entra con unas damas hermosas y si tus amigos no las traen, será mejor que empieces a mandar
men¬sajes o esperes que al tío de la puerta le encante tu programa. Jamás te pongas chulo en la
puerta, limítate a sonreír.

—Estoy solo. ¿Qué hago? Liga con alguien. Estoy con dos chicas que no puedo dividir. ¿Qué hago?
Me ligo a otra chica. ¿Cómo puedo confiar en que voy a ligar? Porque el uni¬verso es amable con
aquellos que han sido amables con él.

210

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

—Me molesto en entrarles al menos a cinco o seis grupos a lo largo de toda la noche. Sé que las
mujeres pueden dar el paso de conocerme muy, muy bien si puedo demostrar que otras mujeres
ya me han seleccionado en el pasado o en el pre¬sente. Por eso hago que las primeras «bailen»
conmigo, para que lo vean las chicas posteriores.

—Fusiono grupos. Así es más divertido para todos. Beso a chicas de varios grupos. Ellas se lo pasan
bien y la pre-selección queda demostrada. Ya se presentarán las oportuni¬dades para hacerlo. El
universo provee. No maniobres para conseguir una posición social. Deja más bien que el momento
se presente y baila con él. Ah, el universo: es una mujer a la que le encanta bailar contigo.

—Una regla muy sencilla: adóralas. Adora al próximo grupo. Todavía no las conoces, han salido de
juerga, se traen a sus amigas, sus máscaras sociales, su actitud y su personalidad para cuando
dejan la seguridad de su hogar. Han salido juntas y unidas, se apiñan para darse calor.

—Han estado esperando a que llegaras y les demos¬traras que tú también estás al tanto. Sabes
que lo saben. Y ellas también lo saben. Tiéndeles la mano.

—¡Joder! ¡Aquí estamos! Multitudes enteras de todo el mundo se reúnen en salas como esta,
ponen música, bailan y se conocen. Está pasando ya, en estos mismos momentos. ¡Guau!
Formamos parte de este momento, juntos. Descono¬cidos en un mismo barco. Tú y ellas lo tenéis
todo en común.

—Marca el ritmo durante unos minutos. Estás encan¬tado de conocerlas. No necesitas nada de
ellas. Solo disfrutas saliendo y viendo lo que hay. ¿Qué hay por ahí? Guau. ¡Tú estás por ahí! He
visto cosas que me conmovieron tanto como me conmueves tú. Déjame enseñártelo. Quizá tú se
lo enseñes a otros. Una concha. Esta flor. Mi estudiante. Esta canción. Esta idea. Esa sensación
sutil en tu piel.

211

MYSTERY

—¿Quién no querría a una persona fascinada como guía turística del mundo? Traza el mapa de su
futuro. Con el tiempo puedes añadirte a él. Que esa chica vea que eres útil.

—Puedes entrarle solo a una chica. Una chica que esté sola. Esos grupos suelen transformarse en
grupos más gran¬des cuando regresa su novio del baño, las amigas a las que ha estado esperando
o cuando la chica echa mano del teléfono. Y sí, si una chica está al teléfono, es un grupo de dos.
Tiene que dársenos bien hablar con gente mano a mano.

—Puedes entrarle a un grupo de dos personas. El ob-

jetivo y su novio. El objetivo y su hermana. El objetivo y su

amigo feo que está enamorada de ella. Manten al grupo de dos

junto, como si fueran una sola persona, cuando empieces la

operación, introduce a tu compañero en el grupo a los pocos

minutos de entrarles para transformar al grupo de dos en un

grupo de tres, así después puedes aislar al objetivo sin alienar

a la amiga. Y si tu compañero no se pega al obstáculo, el hecho

£ ^- de que ya la hayas desarmado antes de que tu compañero en-


trara te permitirá conectar de nuevo sin perder al grupo a manos de una «bala perdida».
Fusiónalas con grupos anterio¬res o posteriores para «sujetar» la bala perdida y después aisla al
objetivo.

—Puedes entrarle a un grupo de tres. Dos tercios de todos los acercamientos son grupos de tres.
Bueno, vamos a repasar escenarios de diferentes grupos posibles. Si el grupo está compuesto solo
por chicas, plantéate entrarles con un «Qué hay, chicas». Mientras hablas, establece contacto
visual con cada miembro del grupo. Tienes que estar listo para apar¬tarte mientras hablas. Usarás
esos sutiles giros de espalda y cambios de postura para transmitir falta de interés de un modo
equilibrado. Las pruebas de sumisión y los IDDs, sin ta¬pujos, funcionan con las chicas diez.

—Si son dos chicas y un tío, un poco de respeto para el hombre. ¿Es un hermano? Gánatelo y te
entregará a su her-

1 J

212

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN
mana. ¿Es el novio? Quizá esté deseando que se la quites de las manos. Quizá el tío del grupo
tiene una ex novia a la que tienes que conocer.

—Más difícil pero desde luego muy loable, dos tíos y una chica. Primero tienes que darle un corte
para desarmarla. Pregúntales qué tiene la chica de genial, ellos te lo explicarán y por tanto le
suplicarán, pero serán ellos.

—Recuerda que no solo estás intentando establecer lazos con un único objetivo, sino que quieres
incorporarte a un grupo de personas, un grupo social que puede incluir miembros de la familia (en
concreto padres y hermanos), la mejor amiga, el amigo gay, la pandilla de amigas que rodean al
objetivo.

—Tu lugar en el grupo social la hará sentirse más cómoda o no. Eliges el objetivo y después miras a
ver qué vínculos se deben establecer para colocarte en posición de crear un vínculo con el
objetivo. Cuando hablas con un grupo de dos, se establece un triángulo, o una línea. Los grupos de

£-\ TO ' — tV-r

dos se sostienen mejor como triángulo que como línea. Un grupo de tres, y luego tú, exige una
dinámica diferente. Un cua¬drado con líneas diagonales. Un grupo de cuatro, y luego tú, se
relaciona como un pentagrama.

—Los grupos de seis no tardan en desmontarse en dos grupos de tres. Por ejemplo, entras en un
grupo de cinco. Puedes conversar con una persona, lo que deja cuatro; con dos perso¬nas, lo que
deja tres; con tres personas, lo que deja dos, pero no con cuatro personas y dejar una porque eso
aleja a esa persona. ¿Por qué no entrarle al grupo de cinco personas, reducirlas a dos y luego
fusionar el obstáculo con las personas que quedan para aislar al objetivo?

—Si les entras a decenas de miles de grupos, entenderás cómo funcionan. Entra con una fórmula.
Una pequeña his¬toria. Mece el cuerpo al hablar. «Oh, por cierto...». Vuelve a conectar. Haz una
pausa en tu historia para comenzar otra.

213

M'
Eso es lanzar varios sedales. Puedes controlar la atención de muchas personas de un solo grupo
con varias historias. Ve es¬calando el contacto físico, puntuado siempre con alejamientos.

—Ya hemos llegado —dijo Lovedrop—. Vamos a ver si Adam está aprendiendo algo.

Repaso general

¿Has encontrado el grupo antes de tres minutos? ¿Te has acercado a pesar de tus temores? ¿Has
conectado con todo el grupo? ¿Has planteado varios temas?

¿Has usado una entrada? ¿Has ido acumulando entra¬das? ¿Te has situado? ¿Has recordado los
cortes? ¿Has aislado a tu objetivo?

¿Has establecido el interés que te inspira, después te has apartado y has recibido IDIs?

¿La has felicitado por algo (prueba de sumisión e IDI) y has recibido una respuesta favorable?

¿La has condicionado? ¿La has hecho esforzarse? Usa Cebo-Anzuelo-Sedal-Suelta.

¿Le has presentado a tus amigos y la has puesto al tanto de sus logros?

¿Has conocido a sus amigos?

¿A todos les apetecía pasar el rato contigo?

¿Su hermana está celosa de no haberte conseguido?

¿Le has mostrado cómo se hacen mapas de ideas? ¿Google Earth?

¿Has fumado con ella... y compartido saliva?

¿La has abrazado por detrás y lo ha aceptado?

Cuando entramos en el local, Mehow ya estaba allí en¬trando en calor.

—Eh, tío —lo saludé—. ¿Cómo va eso?

214
EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

—Nada mal —dijo Mehow con una sonrisa—. He estado jugando por ahí con esa entrada del
abrazo que me enseñaste y funciona como si fuera magia. Con un poco de suerte po¬dréis
enrollaros con alguna chica esta noche para que volváis luego a casa y no intentéis robarme a las
mías.

—Yo jamás haría eso —le mentí.

—Hablando de la entrada del abrazo —dijo el Rata—, deberíais ver a un chiflado ruso que
conozco. Se acerca direc-tamente a las chicas y las coge sin más. A veces las tías se quedan heladas
y protestan, pero después siempre las engancha. Es una locura.

—No creo que pueda hacer eso jamás —dijo Adam.

—De hecho —dije yo—, ese tipo de cosas es más fácil de lo que piensas. Desde luego que puedes
entrarles con un abrazo y no pasa nada. Prueba.

—¿Probar? —preguntó Adam—. Pero, ¿cómo lo haces?

—Verás cómo lo hago yo —interpuso Lovedrop—. Yo estoy cerca de una chica o incluso si pasa
una por allí o si me acerco a ella, después le paso el brazo por el hombro, como si fuera una vieja
amiga mía y no pasara nada. Miro a otro lado mientras la rodeo con el brazo. Esa es la clave. Y
después em¬piezo a hablar con ella, me echo unas risas y entre tanto también la aparto con el
brazo, con suavidad, solo para que empiece la escalada física. Lo importante es que aparto la vista
cuando lo hago, que no la abrazo durante mucho tiempo y que actúo como si fuera lo más normal
del mundo y después sigo de in¬mediato con la conversación.

—No lo entiendo —dijo Adam—. ¿Te acercas sin más y la rodeas con el brazo?

—Te digo que siempre que parezca desinteresado y di-vertido, es la combinación mágica. A mí casi
siempre me sale bien. El Fantasma y la Llama. Sé que al principio intimida pero cuando lo intentas,
la verdad es que no es para tanto. El hecho

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Maestro de la 5educcio?ti 2 i - Z -i - . Ü : E 1

stro de la Seducción 23/4/10 20:07

M"

de mirar a otro lado, el hecho de soltarla antes de que la si¬tuación se haga rara, el hecho de que
tengas algo más de lo que hablar, todo eso son pequeños detalles que hacen que te salga bien la
maniobra. Observa.

De hecho, yo no le tiro los tejos a una chica en los pri¬meros diez minutos. Me limito a transmitir
mi personalidad (humor, ingenio, confianza, encanto, etcétera). Cuando la chica se da cuenta de
que soy un gran tipo y por tanto comienza a mostrar indicadores de interés, entonces sé que le
gusto y entro a matar.

Pero la forma de entrarle debe ser natural. En el mo¬mento en que la veas, ve a conocerla
comenzando con un «hola». Después usa una entrada memorizada y pasa de inmediato al tema
siguiente. Es una única serie continua de acontecimientos. No cierres la operación a menos que
veas las señales. Si no ves las señales, vete con una frase agradable y no habrá rechazo.

Perfecciona la maniobra en las discotecas y el resto del mundo será tuyo.

De repente, Lovedrop se dio la vuelta y rodeó con un brazo a la mujer que tenía más cerca. Le
apretó el hombro y señaló a Mehow.

—Quiero presentarme a un amigo. —Lo dijo como si ya la conociera.

—Hola —dijo la chica con una sonrisa—. Soy Elizabeth.

—Líjame, este es Mehow. Mehow, te presento a Líjame.


Lovedrop se echó a reír para sí y alejó a la chica con un leve empujón.

La chica lanzó una carcajada.

—Te partes tú solo, ¿verdad?

—Perdona —dijo Lovedrop—. Es que no puedo evi¬tarlo. Esta noche lo estoy pasando bien.

216

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

Al lado de Elizabeth había una chica más baja. —Soy Kelley —dijo.

—De acuerdo, dame un abrazo —dijo Lovedrop po¬niendo los ojos en blanco y girando la cabeza
al tiempo que abrazaba a Kelley.

—Chicas, parecéis muy divertidas —dijo Mehow.

—Somos divertidas—dijeron las dos al mismo tiempo.

—Lo habéis dicho al mismo tiempo —sonrió Mehow—. Mi radar de diversión se acaba de
sobrecargar. No sé si puedo...

Siete costumbres de los maestros de la seducción más efectivos

¡Sé gracioso! Sé entusiasta.

Llama a muchas puertas. A diario.

Concéntrate en el arte del ligue en lugar de en conse¬guir a la chica.


Éntrales a los grupos. Deja que los grupos obvios ayu¬den con los siguientes.

Sé divertido cuando te acerques.

Te encantan las mujeres.

—¿... no sabes si puedes manejarnos? —lo interrum¬pió Kelley.

Mehow levantó una ceja.

—Mírala qué descarada. Apuesto a que puedo meterte en una Descaradora y hacer zumo fresco
de descaro contigo. Las chicas lanzaron una risita. Mehow continuó:

—Cuando sea presidente y vosotras y todas vuestras amigas seáis mis primeras esposas, a ti voy a
meterte en el Ala
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217

MYSTERY

Oeste y a ti en el Ala Este, para poder reducir el drama entre vosotras al mínimo posible. —
Después señaló a Kelley—. Y a ti te pondría a cargo del Departamento de Descaro. Las chicas
estallaron en carcajadas. —¡Qué divertido eres! —dijo Elizabeth. —Sí, bueno —respondió Mehow
—. Eso es porque soy di¬vertido. Soy un 250 por cien de diversión. ¿Y de qué os conocéis? —
Somos grandes amigas —dijo Kelley. —Vale, solo para echarnos unas risas —dijo Mehow—, vamos
a averiguar si juntas tenéis poderes. ¿Estáis listas? Allá vamos. De acuerdo, dame una mano y tú
dame la otra.

Estiró los brazos y les cogió una mano a cada una, de modo que se encontraron de la mano en un
círculo.

—De acuerdo —dijo Mehow—. Ahora estamos en la


posición psíquica y puedo leeros el pensamiento. Esta está

pensando en cosas verdes; adelante, no te cortes. Ahora

£ ^- quiero que penséis en un número del uno al cuatro. El primer

número que se os ocurra. ¿Lo tenéis? No lo digáis. Entre el uno y el cuatro. Pero no lo digáis. ¿Qué
número estaba pen¬sando ella?

—Mi número era el tres —dijo la más baja. Su amiga ahogó un grito. —¡El mío también! —¡Bien!

Mehow volvió a tomar el control. —Un momento. ¿Estamos listos para hacerlo más difícil? -¡Sí!

—De acuerdo, allá vamos. Dadme la mano. Pensad en un número entre uno... y uno. Pero antes...
Las chicas estallaron en carcajadas. —Vale, soy idiota. ¿Con quién habéis venido, chicas? —¡Solas!

1 J

218

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN
—Chicas, podéis ser muy divertidas —dijo Mehow, después adoptó una actitud suspicaz—. ¿ Pero
podéis ser frías? Por ejemplo, si tuvierais que ser frías con vuestros amigos. ¿Sabríais hacerlo?

—Apuesto a que yo sí —dijo Kelley.

—Una chica fría; eres tan fría que te voy a adoptar como guardaespaldas...

—Soy buena, soy muy buena.

—... y podrías matar a la gente con tu frialdad.

—¡Joder, sí!

Mehow la cogió de la mano.

—Ahora levántate, date una vuelta. ¡Te he robado el sitio!

—¡Me has robado el sitio! —Pero después le dijo—: Podemos compartirlo.

—Un momento —respondió él—. Vamos a compar¬tirlo. Puedes venir aquí y sentarte en mi
regazo. Pero eso es todo, ¿estamos? Y no rompas nada, ¿eh?

—Muy bien.

—Bien, de acuerdo.

—¿Sabéis lo que deberíamos hacer?—dijo Mehow de repente—. Ahora mismo vamos a tomar el
control de ese sofá alto. Venga, vamos.

—Pero llevamos falda —dijo Kelley. Eso fue un IDD. Mehow debía de estar exigiéndole demasiado.

—Pues cruza las piernas —dijo Mehow.

—Subirse ahí es peligroso —dijo Kelley. Otro IDD. Está a punto de cargarse la operación.

—Sí, no mola. Mira todos esos putos tíos —dijo Elizabeth.

—Sí —dijo Kelley—. Montones de tíos.

—Rondando como buitres —dijo Elizabeth.

—De acuerdo —dijo Mehow—, vamos a tener que ir a la otra barra, porque en la otra barra está
mi barman, y mi

219
M'

barman me atiende muy bien. —Otra prueba de confianza por parte de Mehow. Lo planteó como
si las chicas hubieran creado el problema y él se limitara a elegir una de las opciones que le
presentaban.

—De acuerdo, vamos —dijeron las chicas y con eso se amoldaron a la situación creada por
Mehow.

Él las siguió guiando.

—Venid aquí, dadme la mano, venga. Vamos a hacer el tren, ¿de acuerdo?—Le enseñó a Kelley
cómo coger la mano de Elizabeth y dijo—: Venga, te tienes que poner detrás de ella.

Y con eso desaparecieron.

—Qué pasada —dijo Adam.

—¿El qué?—preguntó Lovedrop.

—Ya sabes, hacer reaccionar así a las chicas. Sobre todo siendo... ya sabes, tan feo como es.

—Es un juego de espejos —dije—. Para crear atracción.

—¿Un juego de espejos? —preguntó Adam.

—Escucha —dijo Lovedrop—. Todo eso del juego de espejos está bien y tal, pero a la larga lo que
quieres es un método más sólido. Quieres dar en la diana. La diana de la atracción, la diana de la
conexión...

—Prepárate para la frase siguiente de las chicas —in¬terpuse yo—. Te preguntan: «¿Eres un ligón
o algo así?» o «Debes de llevarte de calle a todas las chicas». Es una prueba de congruencia. Son
pruebas de congruencia que usan. Yo antes intentaba negar que fuera un conquistador, pero con
eso te haces la cama tú solo. Se llega más lejos si se entra directa¬mente en la rutina de «la belleza
es común». Con eso se cierra el tema en un momento.
—¿Qué es el juego de espejos? —preguntó Adam.

—Con el juego de espejos —dijo Lovedrop— se trata de conseguir grandes reacciones en las
chicas. Se trata de po-

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220

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EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

nerlas en un estado muy emocional. Lo llamamos crear atrac¬ción. Pero no es nada sólido, es
como un fallo técnico en la matriz, solo consigue grandes reacciones. Es como una droga para tías.
Pero no es sólido.
—Por ejemplo, ¿qué tácticas constituyen el juego de los espejos?

—Cualquier táctica de acercamiento y alejamiento en la que alternas entre condicionarla y


descalificarla. Creas un ciclo entre darle validez a la chica y quitarle toda validez; de ese modo
elevas su estado emocional y estalla en risitas. La microcalibración se aprovecha de eso.

—¿Algo más?

—Juegos, como las rutinas para ir aumentando el con¬tacto físico.

—De acuerdo, ¿qué más? —Inventarte un personaje. —¿Inventarte un personaje?

—Sí, como las frases de Mehow del «descaro» o la rutina de Lovedrop de la máquina como la de
Cariño, he encogido a los niños, además de la fórmula de Style, «tú te disfrazas de monja, yo me
disfrazo de cura y vendemos perritos calientes en la playa».

—Vale, ya lo entiendo.

—Ese tipo de cosas tienen su gracia cuando estás em¬pezando—dijo Lovedrop— porque
consigues que reaccionen enseguida. A los estudiantes les encanta que las chicas reac¬cionen
pronto. Hace que al principio sea fácil enganchar al grupo e impresiona a los estudiantes.

—¿Pero?

—Pero para cerrar la operación necesitas un juego sólido. Tienes que tener todas las piezas en su
sitio. Tienes que establecer tu valor, tienes que establecer que para ti ella tiene valor y que hay
una conexión creciente entre los dos.

1 J

221
M'

Tienes que hacer una auténtica escalada y me refiero al con¬tacto físico y tienes que poder
divertirte con ella. No puedes solamente hacerla reír unas cuantas veces, se trata de algo más. Hay
botones que hay que apretar. En buena parte se trata solo de mostrarse normal y cómodo y no ser
un bicho raro.

—Yo nunca uso trucos para crear atracción —dije yo—. Yo solo uso el absurdo.

Resumen de la técnica paso a paso

Implica a todo el grupo, préstales atención a todos pero menos al objetivo y más a los tíos.

Dale un corte al objetivo entre cinco y diez segundos después de conocerla para desarmar a los
obstáculos y que no piensen que vas a por ella.

Demuestra un valor superior dentro del grupo al tiempo que haces caso omiso del objetivo (salvo
por los cortes que le des). Bloquéala en su propio grupo con un accesorio que le coloques en la
mano.

A los tres minutos de comenzar, empieza a condicio¬narla (delante de su grupo)

Mueve al grupo entero de modo, que tú te quedes apoyado en una pared, en la barra o sentado
en un taburete.

Sigue condicionando y averigua cómo se conocen (quién es el hermano, quién es el novio).

Comienza las pruebas kino. (Ver capítulo 2 sobre esca¬lada física).

—Déjame preguntarte algo —dijo Adam—. ¿Cómo resu¬mirías la técnica en unas cuantas frases?

—Tienes que estar totalmente cómodo y tranquilo, recuerda el Fantasma —dijo Lovedrop—.
Sonríe y pásalo bien, recuerda la Llama. Recuerda el absurdo. Habla despacio, con

222
EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

pausas y con entusiasmo. Salpícalo todo de DVS y cortes. Salpica la conversación de IDIs e IDDs. Y
toca a todo el mundo. No dejes de aumentar la escalada física, usa el Cebo-Anzuelo-Sedal-Suelta
como modelo.

—Recuerda que debes meterte en el grupo en los pri¬meros tres minutos —dije—. Sitúate de tal
modo que estés físicamente tan cómodo como todos los demás del grupo, y a poder ser más.
Conviértete en el centro de la posición del grupo. Por ejemplo, si estás apoyado en una pared y
todo el mundo está de pie en un círculo a tu alrededor mientras tú cuentas una historia
interesante, perfecto.

—La posición es poder—dijo Lovedrop—. La dirección en la que orientes el cuerpo determina


hacia dónde estás emi¬tiendo tu poder. Si tu cuerpo está orientado hacia alguien mientras que esa
persona no te mira, estás perdiendo valor con respecto a ella. Por eso siempre abrimos por encima
del hombro, para mantener la posición de poder.

—Pero no te inclines hacia delante —dije—. Ese es el típico error de novato que termina
cargándoselo todo.

—Muy bien —dijo Adam frotándose las manos—. Hay dos chicas justo allí. Allá voy. ¡Deseadme
suerte, chicos! —Y echó a andar hacia el dúo.

Hablemos de los obstáculos.

Piensa en lo que pasa cuando una chica menos atractiva está con otras dos chicas y luego llegas tú
y no le haces nin¬gún caso. Se siente aislada, decide que eres un gilipollas y se convierte en un
obstáculo para llegar a sus amigas.

Por tanto, deberías prestarle más atención al primero de los obstáculos que a la chica diez. Así es
como consigues a una chica diez. El razonamiento es el siguiente: a las amigas nunca les prestan
atención por culpa de la chica diez. Así que cuando llegas tú y no les haces ningún caso, te ven
como a

223
MYSTERY

otro tío cualquiera. Pero en su lugar, si tú no le haces caso al objetivo (la pones en su lugar) y les
prestas atención a las amigas, les caerás bien por dos motivos:

Les estás prestando atención a ellas, con lo que se sienten bien.

No le estás prestando atención a la chica diez, con lo que parece que controlas la situación y por
tanto eres la pareja ideal para la chica diez. Es de libro. Recuerda, siempre debes eliminar primero
los obstáculos.

Aquí tienes una buena forma de desarmar un obstáculo: Sujeta al obstáculo por las caderas y di:
«Mmm. Qué rico». Después no le hagas caso durante unos momentos mientras hablas con las
otras. Después di: «Eres tan voluptuosa... No puedo pensar con claridad contigo delante». Después
vuelve a no hacerle caso durante un momento. Claro que todo depende de la forma de decirlo. Sin
una ejecución perfecta, la maniobra fracasa.

Eso es lo único que hace falta. Asegúrate que las demás del grupo no oyen lo que has dicho o tú
mismo te cargas la operación.

Por otro lado, ¿y si el obstáculo es un tío? ¿Y si al tipo le mola tu objetivo? No lo menosprecies,


hazte amigo suyo. Eso es, que piense que eres increíble. El talento social que la chica observa en ti
cuando ve que lo avala su amigo la hará cambiar de opinión con respecto a ti justo delante de las
narices del tipo.

—¡ Camina más despacio! —exclamó Lovedrop a su es-palda—. ¡Y para quieto un poco!

Cuando Adam regresó de su intento, le hice algunos comentarios sobre su lenguaje corporal y su
discurso. Des-
224

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

pues le señalé que debería haberse hecho amigo del tío del grupo en lugar de intentar «ser el
macho alfa».

—Hazte amigo de los tíos —dije—. Dale un corte al objetivo. Después averigua de qué se conocen.
Cuenta his-torias para entretener a los tíos y que te aprecien. La chica observará el respeto que te
tienen. Eres el hombre del grupo. Después un corte o dos más para hacer reír a los chicos y al fin
préstale atención a ella, entabla contacto físico con todos los obstáculos desarmados. Eso es
táctica avanzada de grupo. En esas situaciones yo triunfo. ¿Por qué? Porque voy a por las
si¬tuaciones más difíciles sólo para ver si hay una solución, y siempre encuentro la solución.

—No quiero meterme en situaciones más difíciles cuando las hay más fáciles, pero el caso es que
las difíciles son las más divertidas y de las que más se aprende. Te sugiero que la próxima vez que
veas un escenario imposible hagas de él tu propia misión imposible, también conocida como el
suici¬dio. Pierdes al grupo, pero es divenido y aprendes mucho para la próxima vez. De hecho, la
mayor parte de la gente nunca les entra a los grupos porque creen que es imposible, pero yo
so¬bresalgo en esa situación. Las mujeres más guapas siempre están en grupos con tíos. Es la
naturaleza de la bestia.

—Tu mejor truco tiene que ser con la boca. Tienes que hablar para conseguir que te rodee un
grupo de gente y ser el centro de atención. Tu objetivo lo ve y cuando empieces a hablar con ella,
la chica querrá averiguar por qué te rodea toda esa gente.

—Escucha una situación que acabo de ver en esta dis-coteca —dijo Adam—. Hay una chica con
tres tíos sentados en un sofá. Los tíos le están prestando mucha atención a la chica. ¿Debería
meter a otra chica en el grupo?

—Sí—dije—. Los peones son muy valiosos cuando los obstáculos son todo tíos, porque les jodes el
sistema, porque

225
les has traído chicas nuevas para mantenerlos ocupados. Así que si tengo un grupo de hombres
delante, me hago con unas cuantas mujeres y las traigo conmigo al grupo. Después desarmo a los
tíos y entro a por el objetivo.

—Vale —dijo Adam—. El último grupo lo fastidié, jpero creo que estoy empezando a cogerle el
tranquillo a esto! Hay un grupo de tres por allí. Enseguida vuelvo...

6>
CAPÍTULO 10
ESTUDIO DE LA ATRACCIÓN

Adam tuvo una noche bastante buena, pero todavía tenía que trabajar mucho. De regreso al
Proyecto Miami y ya muy avanzada la noche, seguimos con el tema. No cabía duda de que era uno
de los estudiantes más entusiastas que había tenido en bastante tiempo, cosa que me gustaba.

—Hablemos de crear atracción —dije mientras cogía un Red Bull de la nevera—. Los conceptos
más importan¬tes para crear atracción, en mi opinión, son las demostraciones de valor superior
(DVS): hablar mucho, utilizar el absurdo y los cortes.

Adam asintió.

—De acuerdo —dijo. Seguía garabateando como un loco en su libreta ya casi llena.

—Cuando lo comparan con las ventas se equivocan —le indiqué—. En el pasado hemos utilizado
una metáfora que dice que la seducción es como hacer una venta: tienes que venderte. Pero ese
es un marco muy equivocado. Tienes que montártelo de tal modo que sea ella la que intente
ven¬derse, y no al revés.

—Pero aparte de eso, si piensas en la seducción como en una venta, entonces empiezas a
encontrarte manejando las

(3

objeciones de la chica de una forma racional y lógica. Cosa que lleva el juego entero de la
seducción a un campo lógico en lugar de a uno emocional. Gran error. Cuanto más pienses en ello,
mejor comprenderás lo importante que es remover las emociones de una mujer. Llega a ella en el
plano emocional. Hazla sentir. Tienes que interiorizar esto mucho más.

—A mí me han ido muchísimo mejor las cosas apelando a sus emociones. No respondas a las
objeciones con lógica. En lugar de eso, guía sus emociones haciendo que imagine cosas. Cuéntale
historias para estimular su imaginación y descríbele sensaciones y emociones, transmítele las
características del macho alfa.
—De acuerdo —dijo Adam—. Creo que lo entiendo.

Transmite, no convenzas

Convencerla de que eres lo que ella quiere no sirve para nada. Convencer no es la gran palabra.
Mejor transmite los rasgos de personalidad que ella quiere. Y no se trata solo de los rasgos que
tienes que ella quiere, se trata de transmitir los rasgos que quieren todas las mujeres. Son rasgos
consis¬tentes en todas las mujeres.

—La antigua teoría del ligue —continué— hacía que el maestro de la seducción se enfrentara a las
objeciones de la chica y después las contrarrestara con razones para conven¬cerla de que esas
objeciones no eran válidas. La verdad es que las razones que te da no valen una mierda. Es muy
probable que la chica escuche a sus emociones, sean cuales sean las razones que le des. Una
forma de ayudarla es decirle: «¿Sabes?, a veces tienes que dejar de pensar tanto y empezar a
sentir, hay demasiadas personas que analizan las cosas hasta el punto de que se paralizan; a veces
es mejor dejarse llevar por los sentimientos. Después de todo, las emociones se di-

1 J

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

señaron tras millones de años de pruebas y errores, somos el resultado de una combinación entre
conducta y emociones. A veces es mucho mejor callarse de una vez y sentir». A partir de ahí solo
tienes que llevar su imaginación y, zas, en cinco minutos la estás besando.

—Las rutinas son vehículos que sirven para transmitir las características más importantes de la
personalidad de macho alfa del gran seductor, sus demostraciones de un valor superior. Debemos
transmitir esas características de una forma emocional. Puede que parezcas un intelectual, pero
una vez que le has demostrado que no eres idiota, es hora de llegarle a un nivel emotivo y
retorcerle las tripas. Ese es el campo en el que quieres jugar. Ese es el mejor sitio.

—Deshazte de la metáfora de las ventas y adopta la del campo de juego emocional. No se trata de
engañar a las chicas. Se trata de desplegar y transmitir tu atractivo antes de cerrar la operación y
de hacerlo de modo que a ella le parezca que eres un reto. No hay más. Tienes que ser un maestro
de la seducción, un artista. Practica para que se te dé bien. Domina el arte. No te rajes justo
cuando estás empezando. Es una búsqueda para toda la vida. Aprende a fabricar la experiencia
femenina.

Sé un personaje

Practica con la idea de que tu atractivo sexual parte de tus características personales y que esas
hay que transmitirlas. Conseguir chicas es toda una actuación. Cuando estés en la discoteca tienes
que convertirte en un personaje, un hombre de acción extrovertido. Busca un personaje de una
película para usarlo de modelo y compórtate como él. Idea: hay una diferencia entre transmitir y
proyectar tu personalidad. Trans¬mitir es hablar, proyectar es algo visual. Tienes que tener una
imagen, una personalidad.
—Vale —dijo Adam—. Déjame hacerte una pregunta. Paso a paso, ¿qué experiencia estás
fabricando para tu objetivo?

—La mayor parte de los idiotas piensan Entro y me la ligo —dije—. Los novatos en este juego
aprenden a pensar más bien en la línea de Entro en su grupo y me los ligo mien¬tras me
descalifico con cortes hasta que observe indicadores de interés. Pero el profesional tiene mucho
más reservado para la chica: pivotes que pasan y le susurran a la chica al oído: «Ya veo que eres su
tipo. No te acerques a él». Una amiga que dice: «Ha salido con modelos de Playboy». Pavoneos
que gritan que eres el líder de la tribu. Demostraciones de liderato entre los hombres del grupo.
Argumentos de celos cuando los grupos se fusionan con otros grupos. Una aventura paso a paso. Y
la lista continúa. Hay argumentos varios y mi método está lleno de ellos. Si la aventura de la chica
incluye acceso VIP, conocer a amigos tuyos triunfadores, algunos de los cuales son fácil-mente
reconocibles, comprender que eres el líder de la tribu, conseguir que unos celos la pongan furiosa,
volver a tu hotel con varios amigos y seguir de juerga y que se sienta más valorada socialmente
cuando la abraces delante de los otros, se¬guido todo ello por una sesión apasionada de besos,
solos los dos... entonces la chica ha tenido una buena experiencia.

—¿Y todo eso no la va a cabrear sin más? —preguntó Adam—. No quiero fastidiar las cosas con la
chica.

—Tienes que estar dispuesto a joderla un poco —dije—. Y sí, la va a cabrear. Pero funciona. En mi
experiencia, el sis¬tema emocional de las mujeres es muy parecido. Me preocupa mucho menos
su influencia cultural que su respuesta prepro-gramada. Confío en que se comporte de forma
consistente, todas las mujeres responden de forma parecida a sus emociones, sobre todo a las
más importantes, como los celos.

—Una mujer no sabrá que se siente atraída por ti hasta que tenga una sensación de pérdida. Los
celos son una de esas
EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

sensaciones de pérdida en potencia. Su cerebro atribuye un valor de supervivencia y reproducción


cuando se han demos¬trado unas características concretas, aunque ella no lo note de forma
lógica. Ya ves, la Madre Naturaleza usa emociones para imponer ciertos imperativos biológicos, y
esas emociones se disparan con las DVS.

—Espera, dame un segundo, estoy confundido. ¿Qué quieres decir con una DVS? —preguntó
Adam.

—Una DVS —respondí— es una demostración de valor superior que hace que una mujer note que
tienes un valor superior al del tío medio o el último tío. Toca una tecla emo¬cional en su interior.
Quieres que note que eres interesante. No tiene que ser algo sexual, solo curiosidad. Eso es lo que
te permite después construir un nivel de comodidad y confianza con ella.

—Personalmente, yo tengo unas cuantas DVS favoritas —dije.

Preselección. Dos mujeres en tus brazos o una historia sobre una ex novia que es una actriz que
está muy buena. Solo ejemplos.

Líder entre los hombres. La chica observa que recibes en audiencia a los de su propio grupo. Otros
hombres se so¬meten a tus dictados.

Protector de seres queridos. Detecta que tu programa¬ción emocional es sana.

Desinterés. Dale cortes, apaña el cuerpo y otros IDDs. Demuestra que estás dispuesto a irte.

—O bien los demuestras o cuentas una historia que transmita esas cuatro DVS. A mí me gusta
desencadenarlos de forma repetida con muchas historias y muchas demostra¬ciones. De acuerdo,
demostrar las cuatro es duro, técnicamente

1 J
hablando, pero surge cuando fusionas grupos y los aconteci¬mientos espontáneos permiten que
se despliegue la situación, siempre que estés sobre el terreno,

—Las teclas de la atracción de una mujer en realidad son un circuito cerebral que juzga los valores
como forma de sobrevivir y reproducirse. Cuando comprendí eso mejoró mucho mi técnica. Ahora
sé que una mujer responde a cualquier impacto potencial en sus valores de supervivencia y
repro¬ducción. Estará dispuesta a ceder sus valores de reproducción por mis valores de
supervivencia. Es un modelo elegante de la realidad y las Artes de Venus se basan en esta
perspectiva evolutiva global.

—En realidad tiene mucho sentido —dijo Adam—. Pero sigue siendo difícil ponerlo en práctica.

—Es todo un arte, una interpretación —respondí—. Sal ahí fuera. ¡Esboza una sonrisa! Sé divertido
y coquetea. Usa cortes. Rodéate de mujeres. Quizá un poco de barra de la¬bios en la mejilla.
Preséntate, hazla reír. Sé encantador. Ya está. Transmite esos rasgos antes de empezar a tirarle los
tejos y será ella la que empezará a tirarte los tejos a ti: sonreír, ir arreglado, ser divertido y
gracioso, estar dispuesto a irse, estar seguro de sí mismo... todo eso tiene un estatus social.

DEMOSTRACIONES DE...

VALOR SUPERIOR (DVS) VALOR INFERIOR (DVI)

Preselección No se le ve con chicas

Prueba social Va solo o con tíos

Popularidad y estatus Busca aprobación

Recibe a su séquito en el grupo El feo del baile, ronda

siempre

Alineamientos sociales Sin amigos ni contactos

1 J
'RO DE LA SEDUCCIÓN

Desinterés (cortes, etc.)

Inteligencia social Cuenta historias (Llama) Expresión creativa Impasible (Fantasma)

Emociones sanas

Divertido y gracioso (Llama) Dominación y fuerza Protector de seres queridos

Competencia y estilo de vida Salud y buen estado físico Moda y buen arreglo personal

Riqueza y recursos Altura y aspecto Valor engastado

Necesitado, se esfuerza

mucho

No se entera

Aburrido, no aporta nada

Sin talento o presumido

Se mueve, se inclina, habla

rápido

Tiene respuestas emo-cionales raras Mata el ambiente Débil, sin ambición, vago No protege (mal
progra mado)

Incompetente, renta baja Blando, no está en forma Sucio, desaliñado, mal vestido

Arruinado, pringado Bajo, feo

Presume sin crear un buen ambiente


—Es bastante fácil y te sorprendería con qué frecuencia un tío la fastidia en cosas básicas. Un buen
75 por ciento de los tíos de las discotecas no sonríen al acercarse. Después tienes los tíos con los
zapatos feos. Y los que no se afeitan la nuca. Encima se les nota que son tímidos porque no se
acercan di¬rectamente a la chica con una sonrisa. Se ponen todos serios y dicen cosas como:
«Guau, eres preciosa» en lugar de «Me gusta Pearl Jam, ¿qué pasa?».

—¿Las chicas no sienten alguna vez que tus DVS son solo alardes? —preguntó Adam.

(3

XV

—Las DVS no pueden ser alardes —dije— porque están basados en demostraciones y no en el
lenguaje. Cuando estoy contando una historia, se la cuento a los ami-gos del objetivo. El hecho de
que a sus amigos les interese mi historia es lo que demuestra mi valor superior. Entonces mi
objetivo responde a la prueba social que he creado.

—Vale —dijo Adam—. Ya lo entiendo.

—Y es acumulativo —dije—. En la teoría del grupo, tus acercamientos previos trabajan a tu favor.
Tus futuros objetivos te ven con otras chicas. De esa forma transmites tu personalidad incluso
antes de decir hola. El uso de los cortes durante toda la conversación inicia tanto el desafío como
el coqueteo subyacente. Llega un momento en que tienes que igualar su velocidad. Cuando ella
dice algo negativo, tú la castigas con un corte. Cuando ella dice algo como «Tienes unos ojos
preciosos», tú dices: «Tú tampoco estás tan mal». A veces la única forma de acercarse a una chica
y captar su atención es ser atrevido y un poco fanfarrón. Necesitas tener a otras chicas alrededor
para conseguir a las verdaderas bellezas. Eso es la prueba social.
—Reconozco que las mujeres se sienten atraídas por un hombre que transmite un valor social. Los
artistas lo hacen y tú también puedes, de un modo más limitado. Ayer había una chica en la
discoteca que no estaba mucho por mí hasta que me uní a su grupo de amigos y en cuestión de
cinco minu¬tos me convertí en el centro de atención y obtuve el respeto de sus iguales. A partir de
entonces noté que me veía bajo una nueva luz. Solo con conseguir que reconociera que yo era la
mejor alternativa del pequeño grupo pude sacar provecho y me dio su número.

—Hay que transmitir un valor social. Para hacerlo, tienes que usar a las mujeres como peones. En
otras palabras: tie¬nes que estar dispuesto a perder a una mujer para ganarte al

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

objetivo. Imagínate que a la ocho le molas, pero tú quieres a la nueve y medio. Debes rechazar a la
ocho delante de la nueve y medio para conseguir a la nueve y medio. Eso es tener peones.

—La forma más fácil de que se acerquen a ti es también usar peones. Haz que chicas siete u ocho
te rodeen y hazlas reír; así las chicas nueve y diez verán que eres visible so-cialmente. Después se
sentirán atraídas por la diversión, se quedarán cerca y será muy fácil entrarles. Siempre que las
chicas de las que te rodees estén disfrutando de tu compañía, se rían y te sonrían (pero no te
besen), todo irá bien.

—Todo el mundo dice que eres un maestro de los celos —dijo Adam—. ¿Cómo utilizas tú los
celos?

—Ese es un buen tema —dije con una sonrisa—. Hace años aprendí que se puede invitar a más de
una chica a hacer algo. Invita a todas las chicas que conociste en las cuatro salidas de la semana
anterior. Que se conozcan todas. Yo recuerdo haber invitado a siete chicas con las que me había
acostado durante el último año a una barbacoa que celebré un domingo por la tarde. Música,
hamburguesas, drama. Había donde elegir. Si no dejas que se conozcan, no puedes darle a tu
elegida el regalo de dejar a todas las demás. Miré a mi alrededor y disfruté viendo que algunas de
las chicas congeniaban y se llevaban de mara¬villa, mientras que otras empezaron a reaccionar y
se pusieron celosas, lo que solo amplificó mi valor de supervivencia y repro¬ducción delante de
todas las demás.
—¿Cómo aprendiste a usar los celos? —preguntó Adam.

—Recuerdo —dije— que estaba sentado con una chica asiática muy mona en un bar, con ella
sentada en mi regazo, abrazándonos y charlando durante unos veinte minutos en una discoteca de
moda de Toronto. Yo estaba disfrutando del momento y no me preocupaba perderla ni nada.
Entonces, un amigo suyo la vio y ella lo saludó, me dijo que se conocían de

hacía mucho tiempo. Mientras ellos hablaban, yo me quedé sentado y esperé con educación a que
terminara el intercam¬bio. Noté que los dos, después de abrazarse, no se habían soltado las
manos. Y empecé a sentir celos.

—Después de unos treinta segundos, me limité a decir: «Voy a buscar a mis amigos. Os dejo que
os pongáis al día». Mientras me apartaba para preservar mi valor, pensé:«¡Guau, la quiero para
mí!». Si no hubiera sido por los celos, jamás lo habría reconocido. Había invertido casi media hora
en ella. Si hubiera invertido diez minutos o menos es muy probable que no hubiera recibido una
punzada de celos tan grande de mis circuitos emocionales al notar la aparición de un rival mascu-
lino en potencia.

—¿Cómo puede ser útil? Unos veinticinco minutos después de presentarte, deja que otra chica te
ofrezca unos cuan¬tos IDIs y tu objetivo se dará cuenta de que te desea. Fusionar dos grupos te lo
pone más fácil. Un buen plan de juego. ¿Quieres unos ejemplos?

—Invita a todas las chicas nuevas de la semana pasada al mismo sitio. Que se conozcan. O invita a
una chica a tu casa para pasar un rato contigo y tus amigos. Cuando llegue, se encuentra con que
todos tus amigos son chicas. Fusiona los grupos. Cada objetivo te deseará más si nota que otra se
pone celosa.

—Puedes decir: «Oh-oh. Parece que tendréis que pelearos por mí, pero merece la pena».

—Prácticamente todas las operaciones que he hecho en los últimos años incorporaban un
argumento de celos. Tra¬bájate a una chica durante diez minutos con incrementos aceptados de
escalada física, vete «un segundo», trabájate a otro grupo, éntrale al nuevo objetivo y mientras
estableces un agradable y acalorado debate con ella, deja que la otra chica lo vea y te eche de
menos.

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN
—La chica con la que estás hablando se está divir¬tiendo, te muestra IDIs y ocupa tu tiempo.
¡Bam! Celos en objetivo número uno. Esos celos quizá se demuestren a través de un
comportamiento reactivo hacia la otra chica, lo que incrementa tu valor percibido. Si el
comportamiento reactivo se limita a un simple coqueteo, eso quizá permita que el se¬gundo
objetivo tenga una punzada de celos si estás en el grupo durante al menos tres minutos en
general, aunque diez es mejor, y veinticinco minutos es estupendo.

—Vas tras una chica y no consigues nada. Vas tras dos y las consigues a las dos. ¿Por qué? Ambas
te preseleccionaron por influencia de la otra. Te han investido. Ambas han sido testigos de
comportamiento reactivo, y por tanto comprometido, en la otra. Ambas tenían que trabajar para
ganarte. ¿Cuándo te convertiste en un premio? Cuando impusiste el argumento de los celos.

—Yo permito que una mujer sienta el don de desearme de verdad siempre que me parezca que es
lo que la mujer necesita. Más o menos cada tres semanas de relación creo que es sano recordarle
que sigo teniendo opciones y que continúo eligiéndola a ella. Cuando cree que me tiene, se
duerme en los laureles. Las opciones existen. Punzada de celos. Recordatorio de cuánto valor ha
puesto en ti su sistema emocional. Un poco de comportamiento reactivo demostrado. Gánate el
premio. Contenta otra vez. Pero recuerda que estás trabajando con emociones poderosas. Sé
responsable. ¿Cómo? Has de saber que eres el diseñador de su experiencia.

—Ahora quiero hablarte sobre cómo entablar conver¬sación con las mujeres. El secreto para
conectar con una mujer es muy sencillo: sé muy charlatán. Eso es todo. Si tienes mucho de qué
hablar y la bombardeas con un montón de ma-

1 J

MYSTERY

terial interesante y divertido en el que se nota el buen humor, la decisión y la pasión, consigues
transmitirle tu personalidad. El caso es que una persona charlatana consigue que le den mucho
más juego que una que no lo es. Así que el secreto es que tengas ganas de charlar. ¿Alguna vez te
ha apetecido charlar por los codos? Yo hablé por cuatro hoy y te juro que funciona. He pensado en
ello y, con franqueza, si miro atrás y veo todas las mujeres que he conseguido, las conseguí por
todo lo que hablé. Hablé y hablé hasta casi arrancarles las orejas. Y después, cuando vi que el
lenguaje corporal era positivo, de repente y sin venir a cuento les decía: «¿Te gustaría
be¬sarme?». Y ya estaba. Me dedicaba a hablar con pasión de algo. Y hablaba y hablaba. No
hablaba de ellas. No hacía preguntas.

—Escribe esta regla, Adam. El entusiasmo es conta¬gioso. Uno se siente bien cuando se emociona.

—¿Me das un ejemplo del uso del entusiasmo? —pre¬guntó Adam.

—Acércate a una chica y di con una sonrisa entusiasta y cierto ritmo: «Oye, mira esto. Tengo que
enseñárselo a al¬guien». ¿Qué le enseñas? Bueno, pueden ser unas fotos tuyas con alguna
estrella. «Conocí a Jackie Chan y nos hicimos esta foto. Creí que no iba a salir, pero acabo de
revelarlas hoy y salió. Mira». Sigue hablando de cómo conociste a la estrella.

La Regla del Ochenta por Ciento

La chica no querrá invertir su tiempo a menos que la hayas implicado emocionalmente. Lo que
significa que tienes que hablar tú primero. Creo que el 80 por ciento de la charla debería recaer en
el tío. Es cosa tuya transmitir personalidad suficiente para que quiera estar contigo.

—Pero, ¿y si no conozco a Jackie Chan? —preguntó

Adam.

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

—El caso es —respondí— que ella ni siquiera tiene que conocer a la persona, a la estrella. Podría
ser cualquier persona con la que estés entusiasmado. ¿No mola?

—Ah —dijo Adam—. Ya lo entiendo. Una foto de Jackie Chan es solo un ejemplo de algo que te
entusiasme. Podría ser cualquier cosa.

—Exacto —dije—. Yo podría decir: «¿Has oído hablar de James Randi? No, bueno, es el tío que...».
No tiene que ser alguien a quien ella conozca para que la rutina funcione. La idea es practicar un
discurso entusiasta hasta el punto que puedas hacer que otros sientan ese mismo entusiasmo solo
con oírte hablar. Puedes estar hablando sobre la nueva nave que ha aterrizado en Marte o quizá
estés hablando de la pri¬mavera en Nueva York.

Hice una pausa.


—Y además acostúmbrate a cambiar de papel —dije. —¿ A cambiar de papel ? —preguntó Adam.
—Solo tienes que empezar —dije—. Así: —«Has sido mala». —Ella: «¿Qué?»

—«Ya me has oído. Has sido una niña mala».

—No es más que algo que haces de broma pero sigues haciéndolo y ella, en broma, te seguirá el
juego. Aprende a meter a la gente en tus juegos. Irán creciendo. En tres minutos, estarás diciendo:
«Ahora voy a tener que darte unos azotes». Ella se reirá y tú también, pero puedes seguir con la
broma. De lo que se trata es que la broma se convierta en algo real.

—Puedes crear cualquier personaje que quieras siem¬pre que transmita una sensación de
aventura. Por ejemplo (y eso depende de tu objetivo, por supuesto), puedes decir que eres estrella
de rock, cantante, artista, actor, etcétera.

—Ella: «¿Tú qué haces?».

—Yo: «Soy aventurero».

MYSTERY

—Ella: «¿En serio?».

—Yo: «Sí. ¿Has jugado alguna vez al juego La Guarida del Dragón? Bueno, pues yo soy Dirk el
Audaz». —Ella: «¿De verdad?».

—Yo: «Y tú eres la bella princesa Daphne. Estoy aquí para salvarte del malvado dragón. ¿Te
acuerdas de cómo se llamaba? ¡Chamuscador! Me encantaba ese juego. En realidad no me van
mucho los videojuegos, pero ese era dibujos anima¬dos al 100 por cien, estaba muy por delante
de su tiempo».

—¿Ves?—dije—. No tienes que decir «artista». No te hace falta decir «maestro de la seducción».
Elige lo que quieras, pero no seas aburrido y digas «Bueno... soy estudiante...».

—¿ Cómo sé si mi transmisión de personalidad va bien ? —preguntó Adam.

—Deja de hablar —dije yo—. Si la chica no reinicia la

conversación, entonces sabes que algo va mal con tus rutinas

de transmisión de personalidad. No molan lo bastante, no son

lo bastante graciosas, no hay suficiente energía. -ffi


—Si dice que vino con amigos o familia —dijo Adam—, entonces yo digo: «¿Ah, así que no tienes
novio?».

—No lo hagas —dije—. Limítate a asumir que no lo tiene. Ya sé, solo quieres oírle decir que no
tiene novio. Pero el caso es que si te lo dice es como si dijera «Me gustas». No la pongas en el
compromiso de tener que elegir directamente. Se decantará por algo más seguro, la táctica del
«tengo novio», porque le hace la vida más fácil y así no tiene que enfrentarse a la posibilidad de
que la vayas a molestar. Puedes preguntarle: «¿Quién eres?». Si menciona que no tiene pareja,
estupendo. Si no, suponlo.

—¿Y si le pregunto «¿Vienes aquí a clase?»? —pre¬guntó Adam—. Si la respuesta es sí, le puedo
preguntar en qué se está licenciando y luego le cuento lo que estudio yo y podemos ver si
compartimos clases o profesores. Conversa¬ción de relleno.

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

—Todo el mundo habla sobre los estudios, la carrera y demás —respondí—. No es lo bastante
original. No existe eso de la conversación de relleno. Todo lo que dices tiene un propósito. ¿Qué
propósito tiene la conversación de relleno? ¿Crear una situación cómoda? Entonces es material
para crear comodidad. ¿Pero estabas en la fase de la comodidad o ya estabas en la fase de ataque
y lanzándole DVS? Asegúrate de que no utilizas la conversación de relleno solo porque no tienes
nada mejor que decir.

—¿Cuáles son las mejores rutinas que puedo utilizar? —preguntó Adam.

—Piensa temas —respondí— y no en frases palabra por palabra o en rutinas. De hecho, no existe
eso de la frase justa para entrarle a alguien. Tus rutinas deberían ser esbozos solo bosquejados.
Nada de memorizar algo palabra por palabra. Recuerda el resumen básico de la rutina. Diseña
rutinas que no le tiren los tejos a la chica. Es lo que espera de un tío. Solo tienes que ser divertido,
gracioso, seguro de ti mismo y guay, y cuando la chica se dé cuenta de que no le estás tirando los
tejos, no sabrá si solo estás charlando para pasar el rato o qué y te pondrá a prueba desafiando tu
comportamiento. No piques y empieces a tirarle los tejos. Dale un corte.

—Te voy a dar un buen ejemplo. Has iniciado la con-versación a través de un tema no sexual y ella
ha picado el anzuelo y está charlando. «Eh, una cosa. Mira. Venga, tírame del dedo. Es muy
bueno». Ella te tira del dedo y tú dices: «Bah. ¡ Pero tío! ¡ Me has tirado del dedo de verdad! ¡Ja!
No, no, solo es broma, venga, en serio, tírame del dedo. No, de verdad que es muy bueno. ¡Bah!
¡Oh, tío! ¡Ya van dos veces! ¡No me lo puedo creer! Mi sobrina tiene seis años y ya no pica! ¡Venga
ya!».

—¿Por qué funciona? —preguntó Adam.


—Fuiste un tío divertido y gracioso —respondí— y no le estabas tirando los tejos. Ahora se sentirá
un poco tonta.

(3

pero tú solo estabas jugando, así que no se cabreará ni te llamará gilipollas. Pero sabrá que no le
estás tirando los tejos, lo que le hace bajar el escudo de defensa y por tanto intentará recuperar la
imagen que tenía ante tus ojos. Está inten¬tando impresionarte.

—El truco de tirarte del dedo es muy bueno para las chicas diez. Veras, parece absurdo e infantil,
pero piensa en ello. Nadie juega con ellas. Están tan acostumbradas a que los hombres se
comporten como niños y caigan a sus pies que cuando llegas tú y te pones a jugar con una sonrisa,
de forma divertida, es un corte maravilloso. Si te llama gilipollas, respóndele riendo: «Soy un
gilipollas, pero soy divertido» y sonríe. Estás desplegando todo lo que le gusta en un hombre. Eres
diferente, ¿sí? Eres cómodo, ¿sí? La trataste de forma normal y no como a una diosa, ¿sí? Lo
estabas pasando bien con ella, ¿sí? ¿Jugabas? Le demostraste que aunque está buena, estás
dispuesto a irte. ¿Por qué estaría dispuesto un tío a irse sin más? La única posibilidad es que esté
loco o que esté acostumbrando a estar con tías buenas. Es el Zen Que Mola en acción, el Fantasma
y la Llama.

—Se me da muy bien lo que hago y sí, utilicé la ma¬niobra el miércoles pasado y conseguí el
número de una chica diez. Mi amigo estaba allí de testigo y por mi parte fue algo muy divertido,
esquivo y guay porque aquí estoy, con una puta chica diez y mira lo que le hago. La bajó de su
pedestal y le hago saber con quién estaba hablando, pero de una forma muy suave y agradable.

—Es el hecho de, ya en primer lugar, haberlo probado con una chica diez. Tienes las agallas de
arriesgarte a estropearlo todo. Esa chica hace que la gente se comporte siempre como es debido y
se ponga nerviosa. Una chica diez no puede evitar ser guapa. Está acostumbrada a que la traten
así, para ella es lo habitual. Por eso la gente no la trata como a una persona

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN
normal. Pero tú sí. Le demuestras que eres un tío que no se toma a pecho su belleza. De hecho,
nunca felicites a una mujer por su belleza. Todos y cada uno de los tíos se lo han dicho ya. ¡Todo
bicho viviente! Así que felicítala por cosas en las que nadie repara, como su clase o su liderato
dentro de su grupo de amigas.

—¿Qué otras cosas dices cuando das conversación? —preguntó Adam.

—Se trata más bien de ser una persona charlatana

—respondí—. Pero aquí tienes unos ejemplos de cosas que

podría decir. «Le he comprado a mi sobrina una granja de

hormigas. Bueno, en realidad me he comprado yo una granja

de hormigas. De crío nunca tuve una y...». (Sigue por ahí*}. O

habla sobre las percepciones extrasensoriales y su imposibilidad.

Cuéntale que te encontraste con un oso mientras hacías sende-

rismo. Cuéntale que casi te cagas de miedo cuando hacías escalada

y se te rompió la cuerda, o la vez que visitaste a una amiga de -£ ^

un amigo y a tu colega casi lo matan de una paliza cuando apa¬reció el novio de la amiga que
visitaba tu amigo y hubo una persecución de veinte minutos por semáforos en rojo y tú estabas
buscando a la poli pero perdiste al novio loco antes de encontrar a los polis. O la vez que estuviste
en el hospital y eso cambió la forma en que te sabe la comida. Ahora oyes mejor a los pájaros. O la
vez que pirateaste la web de un banco pero al final te arrugaste y metiste el dinero en una ONG.

—O habla de una persona famosa que has conocido.

—¿Cree en los fantasmas? ¿Por qué?

—A ti te gustan las velas y el incienso. ¿Ya ella?

—Juega al juego de las preguntas con ella.

—Habla de aquella vez que te caíste por un barranco y sobreviviste.

—Habla sobre la vez que te subiste a un escenario.


—Ponle una sonrisa a todo lo que digas y ten las aga¬llas de probar material nuevo. Di cosas que
se te ocurran. Una vez una chica llevaba unos zapatos de color verde lima y le dije: «¿Estás
esperando que maduren?». No bebas alcohol y tu mente estará centrada y consciente, serás
ingenioso y rápido.

—Sigue con, «Vale, verás. Estoy... » y luego cuéntale una historia sobre lo que sea. ¿Alguna vez le
has contado una historia a un amigo sobre alguien que fue un imbécil contigo ese día? Bueno,
cuéntala de nuevo, solo que esta vez haz que parezca que acaba de pasar y añade comentarios
graciosos. «Estaba con mi sobrina en la cola de la montaña rusa y cuando llegué al tipo de los
billetes, que era un mugroso, va el tío y dice (invéntate algo, lo que sea). ¿Te lo puedes creer?
¿Qué habrías hecho tú? Bueno, yo empecé a...» y demás.

—Otra cosa —dije—. Las mujeres creen en el Reiki y otras tonterías, así que hay que aprender a
aceptar la naturaleza irracional de las mujeres en lugar de decirles que se equivocan. Si una chica
cree en Dios o en varios dioses, que crea. No te molestes en decirle lo contrario. Puede vivir su
vida entera sin entender jamás la cosmología o la naturaleza del universo. Déjala que crea y usa
esas creencias para que te ayuden a imitarla. Meses más tarde puedes irla introduciendo en el
pensamiento racional haciendo que se plantee pequeñas ideas poco a poco.

Hazte una chuleta

20 minutos: juego de preguntas 5 minutos: juego de la música 2 minutos: Guión Elvis

15 minutos: percepciones extrasensoriales. ¿Algo real? 5 minutos: patrón de conexión de Titanic. 5


minutos: la granja de hormigas que compré para mi sobrina y lo que he aprendido.

1 J

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

10 minutos: A mi amigo Fulano le gusta una chica pero tiene problemas...

10 minutos: La chica de mi otro amigo se ha hecho strípper. ¿Qué te parece?

Son temas de conversación que juntos dan para más de una hora.
¿Le has contado alguna historia a un colega por telé¬fono? Dale un título a la historia, escríbela en
una lista y guárdala en el bolsillo o en la cartera. A ese esbozo de temas puedes referirte con ella
delante. Sacas la cartera y comprue¬bas algo, después sigues hablando. La chica no sabrá que
tienes una chuleta.

—Aquí va mi rutina de la cámara digital —dije—. Tengo una cámara digital. Saco fotos de la chica y
le enseño las imágenes directamente con la cámara. El caso es que saco a propósito fotos muy
malas (con la boca abierta, muecas distor¬sionadas «¡no estaba lista!») y cuando se la enseño, se
corta toda («¡Oh, borra eso!»), me gusta enfocar la peor parte de la foto y enseñársela a sus
amigas para que se rían. Después digo: «Vaya, hombre, ahora cada vez que te mire voy a pensar
en esa foto».

Adam se echó a reír.

Chiste

Un tío y su novia están en la cama. Acaban de darse un buen revolcón y la chica le grita al tío: «Te
deseo tanto, ¡quiero un hijo tuyo! ¿Cómo lo llamamos?».

El tío sale de la cama, se quita el condón, lo ata con un nudo y lo tira por la ventana. Después se
vuelve hacia su novia y dice: «¡Si consigue salir de ahí, podemos llamarlo HoudinÜ».

1 J

Continué:

—Lo de la foto la baja por completo del pedestal al que está subida en su cabeza. Claro que ya ha
tenido a diez tíos tirándole los tejos pero después llego yo y la bajo al lugar emocional en el que la
quiero tener.

—Después saco una foto de ella y yo y cuando la en¬seño, digo: «Eso está mejor. ¿Sabes qué?
Tenemos muy buena pinta». Si ella dice que sí, que es muy probable, ya estás dentro.
—¿Qué es esa rutina de la percepción extrasensorial de la que siempre oigo hablar? —preguntó
Adam.

—Vale —dije—, esta es de mi alijo personal, así que si la usas, no les digas que la has aprendido
por ahí. Se supone que tiene que parecer que tienes percepción extrasensorial de verdad.

—Di: «¿Tú crees en la percepción extrasensorial?». Re¬cuerda que debes sonreír cuando te
acerques a ella o puedes sobresaltarla. Di: «Piensa en el primer número que se te ocurra del uno al
cuatro. No lo digas. Solo piénsalo. Ahora coge ese número e imagina que está dibujado en una
pizarra en tu cabeza. ¿Lo has hecho?».

—Ella dice: «Ya».

—«Lo mejor de la imaginación es que los dos la tene¬mos». —(Pausa)—. «En la pizarra veo el
número... tres».

—Da igual si aciertas o no, tú di: «Muy bien, vamos a probar otra vez. Esta vez piensa en un
número diferente del uno al diez. ¿Lo tienes? Imagínatelo en tiza blanca en la piza¬rra. Estás
pensando en el número... siete».

—Si te equivocaste en el primero y acertaste en el segundo, parece que al final lo has conseguido,
una posibili¬dad entre diez. Si acertaste los dos, y en realidad tienes un 90 por ciento de
probabilidades de éxito, dado que es un truco psicológico en el que la mayor parte de los
norteamericanos escogen de forma natural el tres y el siete como primera elec-

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

ción, ¡es una posibilidad entre cuarenta! «.... y por supuesto yo no arriesgo mi reputación en
simples posibilidades».

—Si acertaste el primero pero te equivocaste en el segundo o te equivocaste en los dos, di:
«¡Demostrado! ¡La percepción extrasensorial no existe!» y luego échate a reír y di: «¡Y tú creías en
ella!». Un buen corte para empezar. Si menciona que la mayor parte de la gente elige el tres y el
siete (aunque la mayor parte de las chicas no lo saben), solo di: «¿ En serio? Hmm. No lo sabía.
Gracias, Cliff Claven». Un corte perfecto, el tío de Cheers.

—Si coges las palabras y haces exactamente lo que te he dicho, te sorprenderá lo bien que te va.
Cuando te pregunte cómo, dile que no sabes. Dile que puedes ver los números en tu pizarra
imaginaria. Que no es un truco. Odias a los magos. Si quiere que lo hagas otra vez, dile: «No seas
codiciosa».

—Hablando de eso. Si una chica te besa en la mejilla y va a besarte la otra, dile: «Solo una, no seas
codiciosa». Es un buen corte. Suave, pero un corte de todos modos. Si dice: «Sí, pero es que soy
francesa», respondes: «¿Y todas las chicas francesas son tan codiciosas como tú?».

—Es una introducción excelente al patrón de conexión. Yo lo uso y te juro que me he acostado con
al menos quince chicas con esta presentación. No es broma. Es divertido, gracioso, conecta con
sus creencias y cuando aciertas, es como si tuvieras un talento especial, una intuición extraña.

—Alquila la película Comedian, con Jerry Seinfeld. Hablo en serio. Ponía en tu Netflix. Hay que
verla. No sabes cómo mejorará tu método cuando veas este vídeo. Los parale¬lismos son
asombrosos.

—Al igual que un humorista, mucho se saca de la rea¬lidad pero el humorista aprende que forma
parte del juego quitar las partes que no son graciosas y cambiar cosas para hacerlas más graciosas.
Lo mismo con tus rutinas. Quizá una
-

MYSTERY

historia tenga ya un año pero puedes decir: «Hace un rato...», solo para hacer más concisa tu
rutina. No importa que fuera hace un año, así que quita eso de tu rutina. Quizá tu amigo conducía
el coche pero es más gracioso y más conciso si dices que el que conducía eras tú. Cambia las
historias como quieras. Si quieres inventarte historias enteras, ¡qué cono, hazlo!

—Recuerda: una primera impresión cuidadosamente elaborada que transmita y demuestre las
características de un macho alfa será lo que te consiga a la chica. Tienes que ser algo más que un
simple tío. No te limites a decir: «Mi amigo es de fuera de la ciudad»; personaliza las cosas: «Aquí
Mark; me ha venido a visitar desde Brasil». ¿Ves cómo eso transmite más personalidad? Puedes
transmitir cosas mucho más interesantes como... «y tiene las plantas de los pies todavía quemadas
de las rocas de lava sobre las que caminó hace tres días».

Usa bien los trucos de magia -O

Para aislarla, léele el pensamiento al objetivo y ponle la zanahoria delante de las narices para que
salte primero por unos aros que la condicionen. Claro que antes tienes que demostrar un valor
superior. Así que haz magia, no con el ob¬jetivo (lo que telegrafía que estás intentando introducir
una DVS), sino que debes enseñarle algo a uno de sus amigos del grupo. Es la prueba social que
quieres. El formato es el siguiente:
Hazle una DVS a su grupo de amigos. Suelta «¿Queréis ver algo flipante?» delante del objetivo.
Aisla.

«Antes de enseñarte esto...». Hazla saltar a través de unos cuantos aros. (Cebo-Anzuelo-Sedal-
Suelta).

Muéstrale otra DVS mágica, «solo para ella».

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

Y ahora no seas el mono del circo. Deja la magia de in¬mediato y empieza a conectar con ella. Si
no lo haces así, te verá como un simple entretenimiento, una curiosidad.

—¿Qué haces —preguntó Adam— cuando una mujer te hace una pregunta que no quieres
contestar?

—Controla el marco —respondí—. Cuando te hacen una pregunta que se puede responder con un
sí o un no, la mayor parte de los tíos la cagan pensando que solo tienen esas dos alternativas. Hay
una tercera y a menudo yo la prefiero para salir del apuro. ¿Es hacerles a ellas una pregunta? No,
eso es demasiado evasivo. La respuesta es hacer una afirmación. Por ejemplo, estás en un club de
striptease y una bailarina te pregunta: «¿Quieres un baile solo para ti?». Tú puedes respon¬der:
«Tío, si ni siquiera estoy aquí. ¿Sabes lo que me acaba de pasar? Estaba en...». ¿Lo pillas? Adam
asintió.

tr v . . "TT

Yo continué.

—Si me preguntan: «¿Sales con muchas chicas?», yo respondo: «Apuesto a que tú también
rompes muchos cora-zones». Ayer me dijeron: «Apuesto a que no saldrías con alguien como yo».
No hice ningún caso de la pregunta y me limité a continuar con mi siguiente rutina: «¿Tú crees que
los hechizos funcionan?».

—Vale —dijo Adam—. Ya lo entiendo. Eres idiota si crees que tienes que seguirle el juego a ella
cuando puedes empezar tu propio juego. —Exacto —sonreí.

—Siento curiosidad —dijo Adam—. ¿Por qué tienes que darle cortes a las chicas nueve y diez? Solo
porque sea atractiva, ¿ya se supone que tengo que insultar a una chica?

—No —respondí—, en absoluto. Los cortes no son in-sultos. Tiene que ver con cómo suelen ir las
cosas cuando te
MV

pones a ligar. Mira, yo he salido con un montón de chicas nueve y diez. Es mi estándar particular.
He tenido relaciones con bailarinas, modelos, camareras y strippers. Esas chicas tienen que
enfrentarse cada día a un montón de hombres y ya están acostumbradas. Así que cuando les das
un corte (recuerda que no es un insulto), se ponen en marcha.

—Una diez está ahí, rodeada de amigas. Con el escudo de borde antihombres puesto. ¿Es una
borde de verdad? Poco probable. Todas mis novias eran seres humanos maravillosos, la gente
guapa lo tiene más fácil porque son guapos y muchas veces ya tienen una educación mejor solo
por eso. Pero tiene que mantener un estándar cuando todos esos don nadies se acercan a ella. Así
que tiene unos valores muy agudizados y claros. Cuando se le acerca un hombre y le dice: «¿Puedo
invitarte a una cerveza?», se sentirá molesta. El tío cree que le está haciendo un favor, pero es que
a ella siempre le dicen lo mismo. Ya está inmunizada. ¡Tío, que solo hoy ya eres el octavo! Así que
se le da muy bien deshacerse de todos esos tíos. Mierda, es que no le queda más remedio. ¡No va
a acostarse con todos ellos! Así que puede que diga que no, o que se ponga borde. El tío cree que
es una zorra y se va cabreado y frustrado. Y al parecer funciona. A veces, cuando la chica tiene la
sensa¬ción de que domina de verdad el terreno, en una discoteca, por ejemplo, acepta la cerveza
y después pasa del tío. Oye, que si los tíos son tan estúpidos como para invitarla a una cerveza,
¿por qué no va a aceptarla? Cuando una chica te acepta una cerveza, te está diciendo: «No te
conozco y me importas un bledo. No eres más que otro tío típico y ya que no te respeto, te voy a
aceptar la cerveza antes de mandarte a hacer gárgaras».

—Yo estaba con mi amiga Diane, una chica diez, y una amiga suya muy mona. Se acercó un tío y
preguntó: «No quiero molestarte pero, ¿te gustaría bailar conmigo?». La amiga, que no está
acostumbrada a esto dijo: «Esto, bueno...»

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

y el tío la miró como un perrito abandonado. Yo le sonreía a la chica porque sabía que lo de aquel
tío era patético, así que veía el humor de la situación. La chica dijo: «Bueno, por qué no. Claro». El
tío dijo: «¿En serio? ¿Estás segura? Guau, las chicas nunca quieren bailar conmigo».

—Después la chica empezó a hablar con Diane y el tío se quedó allí plantado y no llegaron a ir a
bailar. Raro, ¿eh? Después el tipo me dice a mí: «¿Puedo invitarla a una cer¬veza?». Yo dije:
«Puedes invitarme a mí a una cerveza, pero tendrás que preguntárselo a ella». En este momento
yo sabía que el tío era un pesado, que a ella no le interesaba en abso¬luto y que se sentía
incómoda. A mí me pareció genial que ocurriera delante de mí, fue muy educativo y encima, me lo
pasé en grande. Así que le digo: «Oye, el tío este quiere invi¬tarte a una cerveza». La chica
contesta: «Eh, no, gracias». Y entonces dice Diane: «Bueno sí, sí que quiere esa cerveza». Así que
el tipo la invita a una cerveza. ¡Y después no vuelve a hablar con ella! Raro, ¿eh? Bueno, pues eso
fue lo que ocurrió. ¿Qué demonios se creen esos tíos?

—Oh, Dios mío —dijo Adam—. Pero si eso lo he hecho yo.

—Pero me estoy apartando del tema —dije—. A una chica diez se le da muy bien cortarte en seco.
Pero tampoco es nada personal. Es una estrategia elaborada a lo largo de años enteros de ver a
tíos estúpidos que se acercan a ella todos los días, y a ti te hará lo mismo. Por eso es tan
importante cortarlas a ellas. No puedes insultarlas porque están acostumbradas a todos esos tíos
ofendidos que las insultan, así que de los in¬sultos pasan.

—¿Cómo las cortas sin insultarlas? Bueno, digamos que tiene unas uñas muy largas que
seguramente son pos¬tizas. Bueno, ¿por qué las chicas diez visten tan bien si no quieren llamar la
atención? Porque les encanta sentir que a

veces dominan la situación. Está en una discoteca con amigas y quiere ser la líder del círculo para
que todos le presten atención. Los tíos se acercan y la invitan a copas y ella se lo pasa en grande
pasando de ellos. Todo forma parte de la diversión.

—Así que lleva uñas postizas para estar incluso más guapa. La mayor parte de los tíos dicen:
«Guau, qué guapa eres». Aburrido, típico y a estas alturas, para ella (después de años de oír las
mismas chorradas), verdad. Pero imagínate que aparece un tío que le dice: «Bonitas uñas. ¿Son de
verdad?». Tendrá que admitirlo, «No. Acrílicas». Y él dice, como si no se diera cuenta de que le
está dando un corte. «Ah». (Pausa) «Bueno, supongo que siguen siendo bonitas». Y después le da
la espalda. ¿Qué le hace eso a la chica? Bueno, el tío no la trató como a una mierda ni la insultó. Le
hizo un cumplido pero el resultado fue que se aprovechó de su inseguridad. La chica piensa: Estoy
buena. Soy guapa (sobre todo en ese estado emocional de control que siente en público), pero no
me he ganado a este tío. Pero a mí esto se me da bien. Solo tengo que arreglar esa pequeña
mancha en la imagen que tiene de mí.

—Después sigues mostrando desinterés por su aspecto mientras le hablas de un tema neutral
como el Guión Elvis. Durante ese tiempo, la intención de la chica es conseguir que te guste como
les gusta a los demás tíos para poder sentir que tiene el control y luego poder pasar de ti. Entonces
le das otro corte, así: «¿Es un postizo? Está guay. ¿Cómo llamas a ese pei¬nado? ¿El gofre?».
Sonríele y mírala para demostrarle que solo estás haciendo una broma y no la estás insultando.
Eres agradable pero no te interesa su belleza. Cosa que la intriga, porque conoce a los tíos y lo
tuyo no es normal. Tienes que tener muchísimo gusto, estar acostumbrado a las chicas, o quizá
estás casado o algo así. Esas preguntas despiertan su cu¬riosidad. Así que sigues así y eso se llama
coqueteo. Ella te va lanzando pequeños cortes y esas pruebas te van clasificando.

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

Las apruebas si tú también le das cortes a ella. Después de todo, tú no eres como los otros que
demuestran interés. Pero... ¿porqué? Para obtener el control otra vez, te pregunta: «¿Me invitas a
una copa?». ¡Observa que es ella ahora la que intenta conseguirte a ti! Pero solo quiere que le
sigas el juego lo suficiente para luego darte un corte. Es todo lo que le im¬porta, esta estrategia es
lo único que conoce y no funciona, así que está intentando hacer un control de daños en la
situación. Pero al mismo tiempo no termina de entender por qué no te parece una tía genial.
Después de todo, lleva uñas postizas. Tú dices: «Ah, qué gracioso. Se te mueve la nariz cuando
hablas». (Señalas en plan simpático). «Mira, otra vez. Es tan... curioso. Eh, hola». Sonríe. Ella dice:
«Eh, para». Ahora está cohibida y es lo que tú quieres. Con tres cortes has conseguido crear un
interés, picarle la curiosidad y además la has bajado de su pedestal, con lo que has eliminado el
escudo de borde anti-hombres. Has sido divertido, has sonreído, vistes bien, te mostraste seguro
de ti mismo y has sido todo lo que a ella le gusta en un hombre. No le has permitido que te tomara
el pelo. Y cuando te ha pedido una cerveza, has dicho: «No, yo no invita a las chicas a copas. Pero
puedes invitarme tú». Ahora la estás condicionando tú. Si te invita a una cerveza, eso sim¬boliza el
respeto que siente por ti. Si no, le dices: «Ha sido un placer conocerte» y le vuelves a dar la
espalda. No te alejes, solo dale la espalda. La estás rechazando otra vez, justo cuando ella pensaba
que te estaba rechazando a ti. Os estáis vacilando el uno al otro. Ese es el primer paso del
coqueteo. Es psicología de manual.

—Un corte es un impedimento. Sencillamente, la chica no cumple todas tus expectativas. No es un


insulto, solo es tu criterio. Cuanto más atractiva sea la chica, más agresivo debes ser cuando uses
los cortes. Una chica diez puede recibir tres cortes seguidos mientras que una ocho, solo uno o dos
a lo

largo de un periodo de tiempo más largo. Puedes pasarte si las chicas creen que eres mejor que
ellas. Puedes arrebatarles toda su autoestima (como la mayor parte de las chicas diez hacen con
los tíos), pero no es buena idea. Tienes que acercarte al límite todo lo que puedas sin llegar a
cruzar la línea. Una vez que la tengas justo donde quieres, puedes empezar a apreciar sus virtudes,
pero nunca le hagas cumplidos sobre su físico. Ahora hay un respeto mutuo. Algo que la mayor
parte de los tíos nunca consiguen de la chica. Así es como se quita el es¬cudo antihombres. Tres
cortes deberían ser suficientes en dos o tres minutos de charla neutral. Una vez eliminado el
escudo, ya puedes, a partir del respeto mutuo, seducirla.

—¿Debería permitirme algún corte con mi novia? —pre¬guntó Adam.

Negué con la cabeza.

—No por regla general. Usar cortes en una relación no cumple el propósito de los cortes. Los
cortes son para cuando conoces a una chica. Se usan solo en los diez primeros minutos. Solo
necesitas tres cortes para una chica que es un diez, para demostrarle que a ti no te toma el pelo.
Con el resto, con uno o dos es suficiente. No sigues permitiéndote darle cortes durante años
seguidos. No entiendes lo que es un corte. No es una frase despectiva. Las frases despectivas y los
cortes son cosas muy diferentes. Solo usas los cortes para eliminar el escudo antihombres.

—El corte es para demostrarle a una chica que no te gusta que te pisen. Eso es todo. No se trata
de llamar gil i -pollas a una chica. Se trata de no permitir que te trate como si lo fueras.

—Los cortes deberían ser sinceros, graciosos y di¬vertidos. Te das cuenta de que hacerle
cumplidos en voz alta demuestra que eres una persona segura. No eres patético por hacerle
cumplidos igual que todos los demás. Si lo haces bien,

1 J

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

al final controlas la situación mejor que antes. Porque tú se los haces de forma graciosa y
divertida. Funciona. Yo lo he hecho a veces. Sin embargo, hacerle un cumplido a una chica por su
anatomía es una cosa, hacerle un cumplido en voz alta por otra cosa es algo muy
diferente.«¡ Tienes tanta clase! ¡Guau! ¡Tienes... estilo! ¿Sabes quién tenía estilo? Pierce Brosnan
cuando hacía de 007. Pero apuesto a que tú serías mejor espía...».

—Una chica diez quiere un desafío. ¿Por qué? Pues porque es un reto para su ego. Puedes ser un
gilipollas con una chica diez, pero solo cuando eres el centro de atención, cuando dos o tres
personas están pendientes de lo que dices. Y si son chicas, mucho mejor.
—A una diez hay que darle algún corte. Un corte es

una afirmación que te descalifica como pretendiente en po-

tencia. Es algo que nunca haría un tío que intenta conseguir

a una chica. Por ejemplo: «Bonitas uñas, ¿son de verdad? ¿No? -£7-

Oh. Bueno, siguen siendo bonitas». ¿Ves? No es el comentario de un gilipollas, solo la insinuación
de que no te impresiona, como a la mayor parte de los tíos, que ella sea una chica diez. «Qué
peinado más bonito. ¿Es tu pelo de verdad?». Di esas cosas con sinceridad o si no, vas a parecer un
auténtico gili¬pollas y no te funcionará.

—Al principio nunca le tires los tejos a una chica diez. Sé educado, pero en un primer momento no
le hagas ningún cumplido ni ninguna tontería semejante. Le doy algún corte y, aparte de eso, soy
educado con el resto del grupo. Cuando me pone a prueba, le doy un corte y después vuelvo a ser
edu¬cado. Enseguida se da cuenta de que le presto más atención si es agradable conmigo, y eso le
da la oportunidad de recuperar su autoestima después de esos pequeños cortes. Consigues a una
chica diez a través de sus problemas de ego.

MYSTERY

—Las estrellas de rock dan cortes sin parar. En cuanto una tía les toma el pelo, se ponen en plan
estrella de rock y empiezan a dar cortes, juegan con la chica y se muestran es¬quivos. Así que, en
pocas palabras, para conseguir a una chica diez hay que actuar como una estrella del rock.

—Cuando le estreches la mano a una mujer hermosa, sonríe mucho, mírala a los ojos y di: «Es un
placer conocerte». Sin embargo, antes de terminar, gira la cabeza, mira a alguien y di de
inmediato: «Oye, ¿sabías que... ?» y entra enseguida en otro tema. Es un gran corte porque la
mayor parte de los tíos intentan impresionarla. Está acostumbrada a que la gente le preste más
atención, pero da la sensación de que tú ni siquiera has notado su belleza. Como si quizá no te
gustara. Fuiste educado pero no intentaste ligar con ella. Cuando empieces a hablar con
entusiasmo sobre algo con otra de las personas presentes, la chica verá que eres divertido, que no
estás en plan sexual y demás. Le estás transmitiendo tu personalidad de forma indirecta. Yo tengo
mucha fe en esta táctica indirecta de transmisión de personalidad.

—Las chicas te están poniendo a prueba cuando te dan un corte y tú ganas al bajarle los humos a
cada corte. Una chica te dice: «¿Qué estás haciendo aquí, ligándote a un mon¬tón de chicas?». Y
tú dices: «Mi amiga Diane me mataría si lo hiciera». «¿Quién es Diane?». «Oh, es una muy buena
amiga mía, antes salíamos juntos pero ahora somos buenos amigos y si bien ya no estamos juntos,
sé que todavía me quiere mucho; el caso es que en su cerebro tienen lugar ciertas emo¬ciones
interesantes cuando ve que otras mujeres se interesan por mí. Sabe que no tiene derecho a
ponerse celosa, pero se le nota de todos modos. Tuve una novia durante un tiempo después de
Diane, y ella no la conoció por eso, pero seguimos siendo muy buenos amigos». Entonces señalo a
Diane, que es una chica diez, rodeada de tíos en la discoteca. «Entonces, ¿por qué

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

estás hablando conmigo?». Puede que diga la chica. Ese es otro corte. Responde con: « No quería
molestarte. ¡ Da igual!», y le das la espalda. Es una prueba para ver si se echa a reír y te da la
vuelta.

—¿Ves cómo va esto? Así que sí, las chicas te dan cortes. La mayor parte de los tíos no se dan
cuenta y no le dan un corte a la chica como deberían. De eso se trata el coqueteo. Pruebas y
bromas.

—Suénate con aire despreocupado delante de ella mientras le cuentas una historia a sus amigas.
Pregúntales: «¿Esta chica es siempre así?». O pregúntale a ella: «¿Dónde tienes el botón para
apagarte?».

—Observa que no la estás insultando. Solo te estás descalificando para no parecer un tío normal y
corriente.

—Y lo que es más importante: cuando le des un corte,

«dáselo y vete». Dale el corte y luego sigue hablando, sin dar

-£y- la sensación de observar su reacción. Haz lo mismo que-£7-

cuando practiques la técnica de multiplicar los temas. Rutina. Para la rutina. Corte. Continúa con la
rutina.

—El corte excesivo ocurre cuando le das un corte y es¬peras a que ella responda. En su lugar, dale
un corte y luego sigue hablando sobre otra cosa como si el corte no fuera para tanto. De otro
modo se te ve el plumero.

—Después de hacer un número de magia, le enseño las dos manos vacías. Digo: «Nada en la mano
izquierda», y des¬pués digo: «Nada en la mano derecha», y cada vez le enseño la mano vacía.
Entonces digo: «¿Qué tienes detrás de la oreja?», y meto la mano detrás de su oreja. «¿Sí? Justo lo
que sospechaba... ¡suciedad!».

—Si lo haces bien, todo el mundo se ríe. Justo en el momento en que ella cree que estás
intentando impresionarla, le das un corte.
MYSTERY

Yo creo que un eructo es un corte excelente. Un corte tiene dos propósitos.

Bajar la autoestima de la mujer. Transmitir falta de interés (cosa que hace 1).

Eructa y no te disculpes. Cuando ella diga: «Eres un cerdo», tú replicas: «¿Tú crees? ¡Bueno,
parece que mi repu¬tación me precede!».

Cualquier tema de conversación que te permita tocarla está bien. No solo los cumplidos como
«Tienes las manos muy suaves», sino lo de «¿Tú crees en la energía chi? Vamos a ver si podemos
sentir la energía del otro». Si creen en los hechizos es muy probable que crean en el chi.

—El caso es que, si bien el humor es aceptable, en rea¬lidad no es un corte si la chica no se siente
un poco cortada. Mi corte «Es un placer. Oye, ¿sabías...?» es brillante. Ese es el que te da el zen de
dar cortes, pruébalo unas cuantas veces. Y el «Me gustan tus uñas, ¿son de verdad? No, bueno
supongo que todavía son bonitas» es estupendo. No son graciosos, pero fun¬cionan de maravilla.

—Cuando la cortas con un chiste, admites que sabes que les estás dando un corte. El caso es que
es más poderoso si ella no sabe que lo has hecho a propósito. Por eso digo que el humor no es un
ingrediente esencial de un corte. Pero al¬gunos cortes son graciosos.

—He notado —dijo Adam— que muchas veces no usas rutinas cuando estás hablando con chicas.
Solo tienes una conversación divertida. ¡Y eres muy divertido cuando hablas con chicas! ¿Cómo
puedo aprender a ser divertido de forma es¬pontánea, como tú, sin tener que usar rutinas
memorizadas?

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

CORTES ÚTILES

«¿Es tu color natural de pelo? ¿No? Oh». (Pausa) «Bueno, te queda bien».

Tropieza con ella y di «La mercancía no se toca».

«Tú y yo jamás nos llevaríamos bien. Somos dema¬siado parecidos».

«No tienes ni una oportunidad».


«Eso fue muy raro».

«Guau».

«Me he comido chicas como tú para desayunar».

«No me hagas bajar ahí abajo». (Soy alto).

«Tienes los dientes torcidos».

«Hay belleza en la imperfección».

Pregúntale: «¿De qué nacionalidad eres?». Si dice que es de una mezcla de más de dos países, di:
«Guau, tus padres se movieron mucho».

Pregúntale. «Si hubieras nacido chico, ¿cómo te iban a llamar tus padres?». Después llámala por
ese nombre toda la noche.

«Eh, cabeza hueca».

«Espera tu turno». (Dicho incluso si ella no ha dicho nada).

«Hablas mucho». (Dicho incluso si ella no habla mucho).

«¿Me acabas de poner los ojos en blanco? ¡Qué ca-bronceta!». (Esboza una sonrisa de satisfacción
y levanta los puños como si quisieras defenderte).

«Tienes que lavar ya ese vestido».

—Solo hay que practicar —respondí—. Pero mi se¬creto es que uso el absurdo. Adam, quiero
contarte algo po¬deroso: siempre que proceda del lugar adecuado de tu interior, el juego interno
del humor, puedes inventarte lo que quieras y seguro que funciona. No estoy diciendo que debas
mentirle

(3
a la gente y que te vayan a creer. Más bien te estoy diciendo que puedes improvisar en la
conversación, incluso hasta el punto de contar una mentira obvia, incluso si nadie se la toma en
serio, y seguro que funciona. Lo único que hace falta es que te estés riendo por dentro cuando lo
digas. La verdad literal y la precisión no son necesarias para crear buen ambiente y transmitir tu
valor. Cuando se hace vibrar a la gente, solo les importa el buen ambiente. Aquí tienes un ejemplo
de Lovedrop que ayudará a ilustrar el concepto.

—Alguien dice: «Un día me voy a comprar mi pro¬pia casa».

—Lovedrop dice, en tono de broma: «Uno de estos días, voy a tener mi propia ciudad. Como el
malo de las películas». Lovedrop lleva el tema hasta el absurdo y la gente se ríe. «Voy a llamarla
Loveland. Y pondré al mando de la ciudad a mis amigos más leales. Por supuesto, también voy a
construir un castillo inmenso para vivir. Incluso tendré mis propios guar¬daespaldas, seré el dueño
de la poli y todo. Como el malo de las películas. ¡Mi propia ciudad!».

Sonreí.

—Observa unas cuantas cosas sobre lo que ha dicho Lovedrop: en primer lugar, no es una verdad
literal. Es obvio de forma inmediata para todos los que lo escuchen. Pero fun¬ciona. La gente se
ríe y lo disfruta aunque no lo creyeran de forma literal.

Adam asintió.

—Vale, tiene sentido.

—Además —continué—, observa que Lovedrop está apretando las teclas de la atracción,
incluyendo el estatus, los recursos, el alineamiento social y la programación emocional sana, como
la ambición. Observa el modo en que asume de forma natural todos esos indicadores de valor en
sus palabras para engastar los disparadores de atracción.

1 J

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN
—Claro que su valor real, sus logros reales y sus ali-neamientos y recursos reales son desconocidos
y no pueden saberse. Por eso presumir es un esfuerzo inútil y vano. Cual¬quiera puede mentir.
Incluso si eres rico y poderoso, intentar convencer a la gente de eso solo transmitirá un valor más
bajo, ya que intentarlo es una demostración de valor inferior o DV1. De todos modos, la gente no
oye tus palabras literales, solo oyen las DVS y DVI engastados en tu discurso. ¿Cuáles son?

—Por esa misma razón puedes improvisar chorradas sobre la marcha, engasta indicadores de valor
e incluso aunque todo el mundo sepa que son chorradas, seguirán sintiéndose atraídos por ti,
porque los indicadores de valor se procesan a un nivel emocional. ¿A que mola?

—Es una pasada —dijo Adam.

—La clave es darse cuenta de que puedes decir casi lo que quieras, aunque no sea literalmente
verdad. Seguirán induciéndose las sensaciones descritas que pintarán el cuadro que tú quieras.
Siempre que se dé un buen ambiente, puedes ser creativo porque la gente vibra con eso. Con
darse cuenta de esa verdad tan sencilla, tu conversación se libera de constricciones.

—¿Qué hago si se me queda la mente en blanco? —pre¬guntó Adam.

—Bueno —dije—, lo primero que suele ocurrir cuando se te queda la mente en blanco es que te
pones en modo En¬trevista. Es ese chorreo mecánico de preguntas, como «¿Ya qué te dedicas?»,
«¿De dónde eres?», «¿Qué música te gusta?». Pero cada vez que lo haces, estás indicando interés
en el objetivo.

—Utiliza la Entrevista como herramienta y no dejes que la herramienta te maneje a ti. Cuando se
te ocurra la pre¬gunta: «¿De dónde eres?», conviértela en una afirmación. Úsala como
oportunidad para practicar el absurdo.

MYSTERY

—En lugar de preguntar «¿De dónde eres?», podrías decir algo así como «¿Sabéis, chicas?, me
parecéis de la Costa Este». (Calibra). «Quizá sean esas botas de chúpame la punta, o esa mirada,
como que vais muy en serio...».

—En lugar de preguntar: «¿Cómo te llamas?», podrías decir: «A mí me pareces una Georgette».
¿Ves cómo aporta más valor que una simple pregunta?

—Sí —dijo Adam—. Eso tiene sentido.

—Observa también las pausas —dije—. La frase en sí no es lo más importante. De hecho, ni


siquiera tiene que ser tan buena. Lo que importa es que uses la Entrevista como oportunidad para
aportar algo de una forma más espontánea, usando el absurdo, por ejemplo.

—Ya lo entiendo —dijo Adam—. Es un ejercicio de creatividad.


—Sí —respondí—. Y aquí va algo muy potente. Acostúmbrate a estar de acuerdo con cada
afirmación y des¬pués construye sobre ella de forma creativa. El desacuerdo ahoga la creatividad,
como sabe cualquiera que haya estu¬diado improvisación.

—¿Estar de acuerdo con todo?

—Bueno, quizá no con todo, pero desde luego vale como ejercicio. Aquí tienes un juego que se
puede aprender en una clase de improvisación. Las reglas son muy sencillas.

Di algo divertido y creativo. Algo absurdo.

A continuación, tu compañero tiene que estar de acuerdo contigo y decir «Sí, y...» y continuar con
una afir¬mación creativa que le añade algo a lo que tú has dicho.

Después de eso, tú debes asentir a lo que haya dicho tu amigo y decir: «Sí, y...», seguido una vez
más por tu propia oportunidad de improvisar.

Y después, él tiene que asentir y vuelve a tocarle a él, y así sucesivamente.

—Observa que no discuto con lo que se ha dicho —se¬ñalé—. En su lugar, asiento y después lo
llevo incluso más lejos. Adam asintió.

—Cuando alguien te proponga un tema, limítate a asentir y luego dirige la conversación hacia tus
propios obje¬tivos al tiempo que lo llevas a un nivel creativo y absurdo. Ese es el secreto de mi
humor.

—Así también uso el absurdo para controlar el marco. Por ejemplo, si alguien me dice: «Eres un
gilipollas», entonces respondo: «Soy gilipollas y soy divertido». Todo el mundo se ríe. Acepto lo
que se dice y después lo llevo a mi terreno. ¡Eso es muy importante!

Le eché un vistazo al reloj, la mañana del domingo ya estaba muy avanzada.

—De acuerdo. Creo que con eso concluye nuestra se¬sión. Mañana vuelas temprano, ¿no?
¿Tienes alguna pregunta antes de que nos vayamos a dormir?

—Ahora mismo no —dijo Adam—. Para serte franco, hay un poco de exceso de información.
Ahora mismo tengo la mente disparada intentando relacionarlo todo, pero ya me siento como un
hombre nuevo. Ojalá pudiera aprender más. Siento que mi nuevo yo sólo está empezando a surgir.
Quizá podamos ponernos al día en otra ocasión.

Y con eso, Adam cayó boca abajo sobre el cojín. Se fue antes de que yo despertara al día
siguiente.

1 J

CAPÍTULO 11

LA BURBUJA DE PLACER

Cuando se fue Adam, recordé la vida sencilla y diver¬tida que me había montado. El negocio iba
bien, el programa iba a estrenarse pronto, nada parecía ir mal. Por fin había hecho realidad mis
sueños. Al final decidimos dejar atrás el Proyecto Miami y trasladarnos a California.

Estábamos en lo que habíamos llamado la «Burbuja de Placer», un apartamento que decoramos


cuando nos instala¬mos en San Diego para producir una nueva serie de vídeos. Estábamos yo,
Matador, Lovedrop, la novia de Lovedrop, Kacey, y un amigo nuestro, un publicista extraordinario
de Internet, Jim Pike.

Matador estaba tan animado como de costumbre y nos contaba una historia.

—... Así que estábamos en el Proyecto Miami y Mystery ha vuelto a su dormitorio con esa chica —
dijo—> la chica que conoció en la Fiesta del Sado. Es la chica, recordad, que se retorcía por una
mesa de billar mientras un tío le echaba cera por todo el cuerpo desnudo...

Era fácil perderse en el buen ambiente de la Burbuja de Placer, un lugar intemporal y de ensueño
lleno de buenos

MYSTERY
sentimientos, comodidad, seguridad, felicidad y diversión. Lo habíamos construido a partir de
sensaciones varias: limpieza, iluminación, aromas, música, lujo y abundancia.

—Bueno —dijo Matador—, estaban en la parte de atrás con la puerta cerrada y de repente, la
chica sale disparada de la habitación de Mystery. Yo estaba abajo, en la cama, pero lo oímos en
toda la casa. La chica cerró la puerta de Mystery de un portazo y después oí el sonido de mi jarrón
rompiéndose.

—Y eran jarrones muy caros —dijo Lovedrop—. Los eligió nuestra decoradora.

—¿Qué hiciste para cabrearla? —preguntó Kacey.

—La chica estaba cabreada porque no quiso acostarse con ella —dijo Matador.

—¿No querías acostarte con ella? —Kacey se volvió hacia mí con una expresión confusa en la cara.

—No hacía más que morderme —dije yo—. Me dolía.

Era irritante. Le dije que no me gustaba y que parara, pero ella -£ y-

seguía. Así que yo ya no estaba de humor.

—Y menudo cabreo que pilló la chica —dijo Lovedrop—. Se largó de allí como un huracán.

—Yo estaba metido en la cama cuando pasó —dijo Matador—, entonces la oí arrancar el coche, lo
aceleró un par de veces y después se escuchó un crujido enorme. Por su¬puesto, para entonces yo
ya había salido corriendo sin camisa y vi que acababa de embestir mi coche. Mi Mercedes SL 500
descapotable. ¡Oh, Dios mío!

Kacey lanzó una risita.

—Tíos, lo vuestro es ridículo.

Matador continuó:

—Entonces sale Mystery andando tan tranquilo y entretanto veo a la chica que da marcha atrás
porque va a em¬bestir el coche otra vez. ¡La hostia, va a embestirlo otra vez!

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

Salí corriendo y agitando las manos, gritando «¡No, no!», pero ella volvió a embestirlo.

Entonces intervine yo con una risita.


—Fue entonces cuando le dije: «¡Si ni siquiera es mi coche!». Levanté las manos y me encogí de
hombros. A ver, en serio, la ironía es chocante. Ni siquiera embistió el coche que debía.

—¡Estás loco, tío, por muy mago que seas! —exclamó Matador, exasperado—. ¿No podías
decírselo antes de que embistiera mi coche?

La historia la terminé yo.

—En cuanto se fue, me llamó y me lanzó las amenazas más desagradables, aterradoras, raras y
espeluznantes que hayas oído jamás. Dijo que era bruja, dijo que volvería a la casa y la destrozaría,
y así sin parar. De hecho, puse el manos-libres y lo grabé todo, solo por si acaso.

—Caray —dijo Kacey—. Menuda psicópata.

—Hay un montón de gente rara por ahí —dijo Lovedrop—. Nunca se sabe. Por ejemplo, el Tío Raro
de San Diego lleva muchos años vagando por estos pagos, pero nunca lo han cogido.

—¿El Tío Raro de San Diego? —preguntó Kacey.

Jim Pike le dio una larga y burbujeante calada a una pipa de agua gigante antes de hablar.

—Ah, por cierto, escuchad: es muy importante para mi socio Matt que piensen que su casa mola
más que la mía. Así que sé que habéis convertido mi casa en la Burbuja de Placer y que atrae a las
chicas como un imán, pero Matt a veces tiene una forma de pensar muy rígida y necesita creer que
ciertas cosas son verdad.

—¿Aunque no lo sean? —preguntó Lovedrop.

Jim se encogió de hombros.

MYSTERY

—Matt necesita pensar que su casa es más chula que la mía. Su estado mental es importante para
que pueda ponerse en plan publicista brillante y saque adelante el estreno. Ade¬más, ahora
mismo no quiero cabrearle...
—Parece que vas pisando huevos con este tío —dijo Lovedrop.

—Ejem —dijo Jim.

Justo entonces entró el Rata con un par de bolsas.

—Eh, tíos —dijo con su voz de caballo—. ¿Qué se cuece por la Burbuja de Placer?

—Yo tengo algo con lo que cocerte a ti, tío —respondí.

—¿Alguien sabe dónde puedo conseguir unas pastis? —El Rata se acercó y se sentó junto a mí en
el sola de ante—. La espalda me duele un huevo y está a punto de acabárseme lo que me recetó el
médico.

—Quizá no deberías tomarte ocho a la vez —dijo

Lovedrop. -@

—Eh, Jim —dijo el Rata—, mira qué pasada de zapatos te compré en Marshalls. Son tan guays
como los que lleva LD, pero cinco veces más baratos. —Le pasó a Jim una caja de zapatos.

—Guau —dijo Jim—. Gracias. —La abrió, levantó los zapatos baratos y los miró un momento como
si se pregun¬tara: ¿Y este tío por qué me ha comprado un par de zapatos?

—Oye, LD —dijo el Rata—, mira los vaqueros que te he hecho. —Los levantó y Lovedrop hizo una
mueca. Eran tremendos. El corte estaba pasado de moda y el Rata los había teñido con nudos y
después los había frotado con papel de lija para hacerles agujeros.

—Están bien, supongo —dijo Lovedrop. Eran los vaque¬ros más feos que había visto en su vida.

—¿Solo «bien»? ¡Son una puta pasada! —dijo el Rata—. Venga, póntelos. A ver cómo te quedan.
¡Venga!

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

Yo esperaba que Lovedrop intentara escaquearse, pero en lugar de eso sonrió con gesto satisfecho
y se los puso allí mismo. A Lovedrop le pone eso de darle cuerda a la gente para que se cuelgue
sola.

—No sé, tío, esos vaqueros... —dijo Matador.

—Esos vaqueros te quedan de puta pena —dije yo.


—Gracias por el consejo—dijo Lovedrop con una son¬risa mientras se pavoneaba con sus penosos
vaqueros nue¬vos—. Pero seguro que piensas que ojalá hubieras tenido estos vaqueros cuando
estabas grabando el programa.

¡Exacto! No tardarían en estrenar mi programa,

—Guau —dije—. Voy a ser famoso.

—Sí, vas a ser famoso —dijo el Rata—. Oye, Mystery, ¿crees que podrías meterme en la próxima
temporada de tu programa? Sabes que te quiero como a un hermano.

—Tío —dije sin hacerle ningún caso—, ¿no es asom¬broso? ¡Voy a salir por la tele! ¿No resulta
raro?

—Va a ser genial para nuestro próximo lanzamiento —dijo Jim.

Matador le sonrió al Rata.

—Así que quieres salir en la tele, ¿eh? —A Matador le gustaba meterse con él—. ¿Sabes?, un día
te van a preguntar cómo era Matador. ¿Qué vas a decir?

—Venga, en serio, tíos —gimoteó el Rata—. Quiero ser socio vuestro, venga. —Estaba en plan
avasallador.

—Venga ya, no nos cuentes tu vida —dijo Matador—. Pero, en serio, dime algo. Cuando entro en
una habitación, ¿sientes un escalofrío de electricidad en la espalda?

El Rata empezaba a irritarse.

—Ah, ¿que ahora eres una gran estrella? —preguntó. —Tengo hambre —dijo Kacey—. ¿Alguien
más tiene hambre?

1 J

—Yo me muero de hambre —dijo Lovedrop—. Podría comerme un caballo.

—Eh, tíos, escuchad —dijo Matador—. No iba a decir nada, pero esta mañana me levanté a mear...
—Su voz adoptó un tono conspirativo—. No iba a decir nada, pero vi a Kacey meterse unas
chocolatinas en el bolso.

—Oh, Dios mío, de eso nada —exclamó Kacey—. Eso son chorradas. ¡No dices más que chorradas!
Lovedrop estiró el brazo para abrir una caja de pizza que tenía cerca.

Mis pensamientos se retrotrajeron de repente a la última novia que había tenido en Miami.

—Echo de menos a Cassondra —dije mientras la recor¬daba—. Me enamoré de ella. Sabía que iba
a cabreara Amanda. Vaya por Dios. Pero Cassondra era joven y guapa, tenía talento, era lista,
descarada, sociable, graciosa... lo tenía todo.

—Kacey —dijo de repente Lovedrop mientras soste¬nía la caja abierta y vacía—, por favor, dime
que no te acabas de comer la pizza entera.

—¡Pues claro que no! ¡Matador y Jim se tomaron tres trozos cada uno!

—Maldita sea, Kacey —dijo Matador—. Comes como una lima. ¿Sabíais, tíos, que volvió a atascar
el váter anoche?

—Pero si está mintiendo —dijo Kacey—. Tíos, sabéis que está mintiendo.

—No iba a decir nada —dijo Matador—, pero ano¬che tuve que hacer una llamada. No iba a decir
nada, pero pasé junto a la cocina y vi a Kacey esconderse un donut en el sujetador...

Kacey puso los ojos en blanco.

—No te cree nadie, Matador.

—Aquí, el verdadero tema es tu problema con el peso, que es como un globo —bromeó Matador
—. Cuando te en-

1 J

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

contramos, comías ensalada de pollo y tallos de apio. Ahora no pasa ni medio día sin que te hagas
una inmensa hornada de tortitas con trocitos de chocolate. Kacey se echó a reír.
—Pero qué gilipollas eres, James. Soy la chica más mona que conoces. Lo siento, tíos, si estáis
acostumbrados a esas fulanas a las que les gusta irse de bares y follarse a tíos como vosotros cada
noche, pero...

—Espera un segundo—la interrumpió Matador mientras levantaba un dedo y se daba la vuelta.

Kacey se detuvo con una expresión asombrada en la cara.

Matador volvió a mirarla.

—Perdona, adelante.

Pero cuando Kacey empezó a hablar, él se volvió a dar la vuelta agitando la mano.

—Ya está bien. ¡Ya he oído bastante!

Todos nos echamos a reír.

Justo entonces entró el socio de Jim, Matt Wilde, que era publicista en Internet y, a su parecer, el
publicista más brillante del universo. Iba chupeteando un trozo de tofu y era un tipo sin afeitar y
regordete que vestía una camiseta con la palabra «Aflicción» escrita en la parte de arriba en
grandes letras góticas.

Lo primero que dijo cuando entró en la habitación fue: —¿Qué os parece mi gorra de béisbol
cuando me la pongo de lado, así? ¿No es como más gorra? Me... —Se in¬terrumpió cuando miró
por la habitación—. ¡La hostia! —ex¬clamó—. ¿Qué le ha pasado a este sitio? —Chaparro pareció
entrar en un estado de incredulidad mientras se giraba varias veces hasta asimilar la nueva
decoración.

Nos habíamos pasado el día montándolo todo. El día anterior, el apartamento de Jim había sido el
típico piso de

M"

soltero asqueroso, pero en esos momentos era como el Jardín del Edén. ¿Cómo lo habíamos
hecho tan rápido?

Chaparro empezó a pasearse de un lado a otro y a golpearse repetidamente la cabeza con el puño
derecho.

—Esto me jode—decía una y otra vez—. Esto mejode. Esto mejode...

—No está acostumbrado a tener que reevaluar sus supuestos —dijo Jim.
—Esto me jode. Esto me jode...

Chaparro estaba como una cabra. Tiempo atrás había adquirido cierta mala fama por hacer
trampas en torneos de Dragones y Mazmorras y, sin que nosotros lo supiéramos, se iba a convertir
en un inmenso chiste en el mundo de la pu¬blicidad por Internet en menos de seis meses. No
obstante, nuestro plan era producir una nueva serie de vídeos para que esos tíos los vendiesen.

—Tengo que decir —dijo Jim— que los chicos han

hecho un trabajo asombroso con este sitio. Lo hemos grabado -£ y-

todo, pensamos que quizá podríamos usar el vídeo como parte del lanzamiento.

—Claro —dijo Chaparro de repente tras recuperar la compostura—. Necesito hacerme un hueco
en el mundo de la publicidad. —Empezó a frotarse las sienes.

—Buena idea —dije con una sonrisa—. Quiero hablar de qué aspecto voy a tener en este vídeo.
Quiero que parezca profesional. jEstoy en la VH1, tío! ¡Soy famoso!

—¿ Y cómo vamos a llamar a este nuevo producto ? —pre-guntó Lovedrop.

—De acuerdo —respondió Chaparro—. Vamos a pensar. Lo primero es lo primero. Las dos
preguntas más importantes para el cliente son: «¿Funcionará conmigo?» y «¿Por dónde
empiezo?».

—Los estudiantes quieren aprender esta técnica —dije— porque su eficacia está demostrada. O
quieren ver por sí

(3

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

mismos que funciona de verdad con ellos porque tienen una fe limitada.
—¡Ya lo tengo! —exclamó Chaparro con aire triun¬fante—. j Lo llamaremos «Viendo las cosas a
través de los ojos de Mystery»! ¡Es perfecto! Eso es lo que quiere en realidad el cliente. Quiere ver
las cosas que ve Mystery, comprender lo que comprende Mystery.

—¿Cómo se te ocurrió? —preguntó Lovedrop. —Es una de las funciones de mi genio —dijo
Chaparro—. Tengo ciertos supuestos fundamentales y, si me baso en la certidumbre de esos
supuestos, soy capaz de extrapolar lo su¬ficiente como para ver un imperio entero extendiéndose
ante mí. De hecho, creo que yo debería gobernar la tierra. —Asintió con una certeza definitiva.

—Guau —dijo Lovedrop—. ¿La tierra entera? —Es una gran responsabilidad —dije. (A ver, es
mucha responsabilidad de verdad).

—Lo es —dijo Chaparro—. Hay que tomar decisiones y miles de millones de personas viven o
mueren. Grandes de¬cisiones. —Hizo una pausa para impresionar y después añadió con tono
dramático—: Y si alguien cree que puede detenerme, que lo intente, Mystery. Que. Lo. Intente.

(—Voy solo a suponer —le dije más tarde a Lovedrop—, que tiene el síndrome de Tourette y no
puede evitar ser un personaje tan interesante. Me recuerda a ese tío loco que en¬seña a Patríele
Swayze a mover cosas en la película G/iosí). Chaparro miró por la habitación. —Por cierto —dijo—.
Sigo sin poder creer el ambiente que hay en este sitio. Me está jodiendo viva la cabeza.

—Sí —dijo Kacey—. Tíos, ¿cómo habéis conseguido crear tan buen rollo aquí?

—Bueno —dijo Lovedrop—, déjame contarte. El pri¬mer truco es: fuera todos los trastos, y me
refiero a todos.

MYSTERY

Después, debería estar higiénicamente limpio. Limpísimo. Eso es lo que crea esa sensación de
campo de golf, tan relajante y tranquila.

—¿Qué más? —preguntó Matt.

—Barre el vello púbico del baño —dije yo.

—Qué asco —dijo Kacey.

—Sé que parece obvio —continué—, pero para algu¬nos es de una obviedad esquiva. Cualquiera
puede dejar la casa hecha un desastre, pero hace falta un hombre para limpiarla. O cincuenta
pavos y una limpiadora. Cuando venga tu objetivo, no la sometas a la experiencia de ver nada
desagradable alre¬dedor del váter.

—Recuerda —dijo Lovedrop—, quieres que esté súper limpio.

—Llena la nevera —dije.


—Sí, manten la Burbuja de Placer bien abastecida —dijo Lovedrop—, con alcohol y bebidas de
todo tipo, comida, pro¬ductos para el baño, toallas, todo tipo de medicamentos, crema
hidratante, tampones, cepillos de dientes, líquido para las len-tillas, etcétera. Es ese «esfuerzo
extra» en los suministros lo que crea la sensación de lujo y de abundancia. Esa sensación hace que
una mujer se sienta segura, protegida y cuidada. Hace que sienta que todas sus necesidades están
satisfechas, como si fuera magia, dentro del espacio de la Burbuja de Placer. La Burbuja de Placer,
donde no hay relojes, donde el tiempo no pasa, el sitio que ella no quiere abandonar jamás.

—Tengo que admitir —dijo Kacey— que la primera vez que vine aquí, ya no me fui. Literalmente,
no dormí en mi casa durante un mes. Siempre terminaba instalándome en el sofá o en uno de los
sacos del amor. Me gusta estar aquí.

—Cuando voy de compras —dije—, pienso: ¿Quién es-pero que pase por casa la semana que
viene? Tengo Coronas para mi buen amigo Neil, Coca-Cola light para Matador.

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

Personalmente yo prefiero Rockstar, y unos ponches de fruta para Kacey.

—Yo disfruto de una buena agua con proteínas —dijo Lovedrop.

—Muy bien —dije—. De acuerdo, también tienes que preparar tu casa para los invitados. ¿Tienes
una habitación de invitados? Si tuvieras invitadas, chicas con las que no fueras a acostarte, ¿dónde
se instalarían? ¿Crees que estarían cómo¬das ahí? ¿La cama es cómoda? ¿Las sábanas están
limpias? ¿Has comprado unos cuantos cepillos de dientes de más? ¿Hay jabón? ¿Qué hay de una
mantita caliente para acurrucarse en ese cómodo sofá que tienes?

—Feminiza tu baño de invitados —continué—. Una vez tuve una novia que se apoderó del baño de
invitados y por un tiempo lo hizo suyo. Lo puso todo rosa. Las toallas eran rosas. Las esterillas eran
rosas. Incluso los objetos de los estan¬tes se compraron solamente porque eran rosas. Por
supuesto, cuando mi novia y yo rompimos y ella se fue del piso, a mí me quedó un baño de
invitados rosa. Siempre que me visitaba una chica, veía el baño rosa. Tener una prueba fehaciente
en tu casa de que ha habido mujeres en tu vida antes de esa chica concreta corrobora las
anteriores demostraciones de preselección que presenció en la discoteca.

—Acaricia los sentidos —dijo Lovedrop—. La Burbuja de Placer huele bien porque he sacado la
basura, he vaciado el fregadero, he puesto el lavavajillas, he limpiado los mostra¬dores, encendido
velas perfumadas y uso el ventilador para mantener el aire circulando por la habitación.

—Sí, que tu apartamento huela bien —dije—. La pró¬xima vez que te ausentes de tu apartamento
por un tiempo, cuando vuelvas, toma nota de la sensación en la que te baña tu apartamento al
entrar. ¿Es agradable? Si no, vamos a arreglarlo. Aparte de limpiar la cocina y el baño, ocúpate de
la basura.
(3

MYSTERY

Compra tres velas perfumadas. En realidad solo necesitas una, pero con tres velas perfumadas el
efecto es inmediato. Esta casa está limpia.

—La Burbuja de Placer es bonita porque uso luz am¬biente —dijo Lovedrop—. Velas, luces que
enfocan obras de arte, luces de colores detrás de las plantas y demás. Y el sonido también es
agradable porque tengo una lista en el iPod.

—Elabora una buena lista musical —dije—. ¿Ya has hecho una lista musical que cree un ambiente
cómodo? ¿El tipo de música que se puede poner de fondo mientras la chica se sienta en tu
cómodo sofá y te cuenta sus sueños? ¿Has creado una lista musical de esas que hay que
compartir? Ya sabes, esas canciones que te han conmovido. Las canciones que tu mejor amigo
tiene que oír. Muéstrale los grupos que te gustan.

—Observa también que los muebles son cómodos y blandos —dijo Lovedrop—, con montones de
cojines y man¬tas. Hay una alfombra gruesa delante del sofá. Hay plantas. La Burbuja de Placer
acaricia los sentidos.

—Sí, compra un sofá cómodo —asentí—. Yo he tenido sofás buenos y sofás de mierda. En algún
momento vas a tener a una mujer en tu apartamento. Al igual que un gato nuevo al que se mete
en un apartamento nuevo, una mujer también se sentirá incómoda; es muy parecido. El gato tiene
que ver las cuatro esquinas del lugar, tiene que ver todas las habitaciones y dar cuenta de todos
los demás seres inteligentes de la ve¬cindad antes de sentarse en tu regazo. Si el sofá no hace que
quiera instalarse allí un rato, tienes que empezar a plantearte comprar uno nuevo. La diferencia
entre un buen sofá y un mal sofá es quizá la diferencia entre volver a ver a una chica o no.

—Nosotros compramos los muebles de Jim en Mor Furniture for Less —dijo Lovedrop—. Deberías
haber visto la mierda que tenía antes. —Sacudió la cabeza con tristeza.

EL MA
—Compra una planta —dije yo—. Recuerda, si no puedes cuidar de una planta, ¿cómo demonios
vas a cuidar de una chica? ¿Qué dice el hecho de que no seas capaz de cuidar tu propia planta? Si
ahora mismo tienes plantas en tu aparta¬mento que están muertas, lo primero de todo,
vergüenza debería darte. Y te perdono solo si recuperas esas macetas, te deshaces de las pruebas
y sales corriendo a comprarte una planta, una planta de la que esta vez te ocupes. Una planta de la
que la chica se ocupará por ti. Esta planta se convertirá en un argumento más de tu próximo
romance.

—Pon en tu casa arte que tenga sentido —dije—. Una vez más, no tienes que gastarte mucho
dinero. O ninguno, de hecho. Solo tiene que tener sentido para ti. Permíteme suge¬rirte que cojas
tu foto digital favorita, la imprimas en grande y la enmarques. Con una imagen curiosa e
interesante de Google, cuando la amplías para indicar que es importante para ti, crece su valor
percibido. Por lo general, cuanto más grande es la imagen, más inversión aparente hay en su
despliegue. O si quieres transmitir tu brillantez, por qué no le muestras el motor Bedini que
construíste a partir de los planos que sacaste de Internet. Prueba de que la energía puede ser
gratis.

Matt asentía mientras seguía escuchando.

—Prepara un estuche de sensaciones —dije—. Con¬siste en objetos que te ayudan a


proporcionarle a la chica una experiencia concreta. La sutil sensación de los besos de mari¬posa,
es decir, agitar las pestañas sobre su suave piel, o la sensación de una pluma que le roce los
brazos, los hombros y el estómago durante cinco minutos. Celestial. Dado que tú y ella estáis solos
sin que nadie juzgue cómo os entretenéis, ¿por qué no hacerlo con una sesión de roces suaves?

—Instala Google Earth. Estoy seguro de que en algún momento querrás enseñarle a tu nueva
novia en potencia

El Maestro de La Seduccio?n 23-04-10iEl

stro de La Seducción 23/4/10 20¡08 Página 27

MYSTERY
todos los lugares en los que has estado. Si programas una serie de marcadores en Google Earth de
lugares en los que creciste o tuviste experiencias concretas, por ejemplo tu primer beso, el
riachuelo que saltaste en séptimo y el punto concreto donde construíste tu primer fuerte
subterráneo, podrías transpor¬tarla a tu vida por medio de tu infancia. ¿Potente oque? Claro que
es mucho más potente invertir un rato en visitar sus lugares personales en Google Earth y
escuchar las historias que los acompañan.

—Crea una lista inspiradora en YouTube. Quizá no ha visto el vídeo de los delfines haciendo
burbujas en el agua. Quizá todavía no ha visto el de los nenúfares gigantes.

—Ten aceite de masajes junto a la cama. Es cierto,

puede que esté allí en anticipación de lo que va a pasar y

revele tus intenciones, pero si el bote está medio vacío, trans-

mite preselección. Plantéate añadir una feromona masculina

al aceite de masajes. El phero-hypnol es la mejor. A mí me -@

parece ético utilizar una feromona masculina en casa solo para aumentar la excitación de tu nueva
novia. Creo que las fero-monas son muy útiles en la etapa de seducción. ¿Qué mejor forma que
infundirlas en tu aceite de masajes?

—Recuerda —concluí—, eres el encargado de organizar las actividades que vas a compartir con
ella cuando estéis juntos en tu apartamento. Que se sienta cómoda. Deberías estar preparado con
al menos una docena de instrumentos concretos que creen una sensación de comodidad y una
buena conexión entre los dos. Ya sea revolviendo por tu vieja caja de juguetes, enseñándole
Google Earth o acariciándole la cabeza mientras veis Padre de familia, has de saber que tú eres el
diseñador de la experiencia de tu chica. Al hacerlo, ella te ayuda a diseñar la tuya. Y lo mejor es
que ellas también saben lo que hacen.

Más tarde, estaba en el pasillo junto a mi habitación cuando se me acercó el Rata, lloriqueando y
quejándose de Matador.

—Es Matador, tío, siempre se está metiendo. Siempre lo tengo en medio. No me cae bien. Yo
quiero moverme con libertad por las Artes de Venus.

—Habla con Lovedrop —dije.

Pero el Rata, un tío que solo nos ayudó en un único taller, no tardaría en irse para fundar su propia
empresa de seducción: El Método del Rata.

¿Por qué será que la comunidad de los conquistadores siempre parece atraer a esta clase de tíos?
0-

CAPÍTULO 12
UNA FIESTA EN BEVERLY HILLS

—Creo que te has equivocado de camino —le dijo Son-dra a Lovedrop.

íbamos de camino a una fiesta en Beverly Hills, yo iba en el asiento de atrás con mi amiga Sondra.
Ella siempre tenía planeado algo divertido, como esta fiesta. Desde que nos ha¬bíamos vuelto a
mudar a Hollywood después de que saliera el programa por la tele y tuviéramos más éxito todavía,
salíamos muchas veces con Sondra a varios actos de alfombra roja.

—Cariño —dijo Kacey—, ¿estás seguro de que no tenías que girar a la izquierda ahí atrás?

—No era esa carretera —respondió Lovedrop—. Confía en mí. Tengo un mapa.

—Debería haber conducido yo —dijo Sondra.

Un auténtico cielo, ¿eh? Pero no es mi tipo. Aunque siendo objetivos, es una chica encantadora.
De hecho, hace poco salió en un anuncio de la Super Bowl.

Miré por la ventanilla. Seguíamos serpenteando colina arriba. Junto a nosotros pasaban casas
hermosas de todas las formas y tamaños. En la radio sonaba una canción de Tool y me puse a
cantar con ella:

MYSTERY

preocúpate de tu pleito... y preocúpate de tu piloto.

—Bueno, ¿y quién es ese tío que da la fiesta? —le pregunté a Sondra después de un rato.

—Es muy rico —dijo ella—. Es como el segundo por¬nógrafo más importante de Los Ángeles.

Kacey bufó.

—Pues menuda distinción —dijo con tono burlón—. A ver, ¿en serio?

—En serio. —Pero Sondra estaba hablando del di¬nero—. Su casa es como una copia de la
mansión de Playboy. Tiene jaulas de monos, canchas de tenis, una sala de juegos, una bolera...
incluso ha instalado su propia gruta del amor.

—¡Aggh! —dijo Kacey—. ¿Una gruta? ¿Es una de esas casas de Beverly Hills?

—Espero que haya un gimnasio ahí arriba —dijo Lovedrop—. Quiero trabajar mis tríceps.
—Es una fiesta estupenda para conocer gente —dijo Sondra—. La da cada dos semanas. Eric, te va
a encantar. Ahí arriba siempre tiene tías buenas. A mí me puso en la lista.

Sentí una punzada. De repente comprendí cómo fun¬cionaban las cosas en esa casa.

—Ah, tío —dije—. Esto es un error.

—¿Qué pasa? —preguntó Kacey.

—Deberías haberme avisado —me quejé—. No me he traído ninguna chica.

—¿De qué estás hablando?

Suspiré.

—Tiene su propio sistema —expliqué—. Que no es mi sistema. Es lo que hacen los tíos de
Hollywood. Tiene una mansión, da la fiesta y hace que las chicas suban hasta allí. Si lo entiendo. Y
yo soy el tío que aparece en su casa para le¬vantarle las chicas.

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

—Creo que estás exagerando —dijo Lovedrop—.Trae¬mos chicas. Hay dos chicas en el coche.

—Sí, pero la regla general es que debería haber dos por uno. Si eres un tío guay y vas a una fiesta,
te llevas dos chicas contigo: una para ti y otra para la fiesta. O al menos una para la fiesta. Y Sondra
no es el valor con el que estoy contribuyendo a este acto, porque ella ya estuvo la semana pasada.
Es ella la que me trae a mí. Así que yo diría que se va a cabrear porque no estoy enriqueciendo su
fiesta. No llevo ninguna chica.

—Eric, no pasa nada —dijo Sondra—. Confía en mí. Yo voy a este tipo de cosas todo el tiempo.

—Este tío es un pornógrafo rico —dijo Lovedrop—. ¿No? Su casa parece la mansión de Playboy,
¿no? Segura¬mente se enrolla con una tía diferente cada noche. ¿Qué le importa a él si solo
hemos traído dos chicas? Pero si ni siquiera lo va a notar.

Suspiré otra vez, levanté las manos y después sonreí con tristeza.

—Oh, bueno —dije—. El universo me ha puesto aquí, así que... Voy a limitarme a disfrutar del
presente.
Cuando llegamos, tuve que parar y admirar la casa, y la vista.

—Guau —dije—. Se puede ver todo Los Ángeles desde aquí arriba.

—Este sitio puede costar como treinta millones de dólares —dijo Lovedrop.

—Sí —dijo Sondra—, es una pasada. Y en esta fiesta se pueden hacer muy buenos contactos.

Había cuerpos bronceados revoloteando por todas partes. Había canchas de tenis y una piscina de
borde infinito, chicas en bikini tomando el sol. Grupos de dos o tres personas de pie junto a la
barra mientras hombres en camiseta y pantalones cortos se intercambiaban tarjetas de visita.
Jóvenes
3>

MYSTERY

cachas de ambos sexos jugaban al voieibol en un trozo de arena y una chica guapa posaba cerca
para una sesión de fotos.

—¿Aquí hay fotógrafos profesionales? —le pregunté a Sondra. Las sesiones de fotos son muchas
veces un simple truco para conseguir mujeres. De hecho, yo recomiendo que conviertas la
fotografía en uno de tus pasatiempos favoritos.

—Mitad y mitad —dijo Sondra—. De hecho, a veces hay fotógrafos bastante buenos. Merece la
pena subir hasta aquí.

Miré otra vez a la chica de la sesión de fotos. Posaba así y asá y le lanzaba sonrisas bonitas a la
cámara. Entonces noté que no solo era bonita: era posiblemente una de las mujeres más bellas
que yo hubiera visto jamás. Tenía un rostro pre¬cioso. ¿Has visto alguna vez a una de esas mujeres
que es tan guapa que ni siquiera la puedes mirar a la cara? Cuando es una chica diez, es como
mirar al sol.

Me encontré absorto en su belleza. Tenía un cuerpo perfecto. En forma pero voluptuoso, con el
pelo largo y de

color castaño oscuro. ¡ Y la cara! Esa chica era de diez.

—jEh! —dijo Sondra, sacándome de mi trance—. Ven por aquí. Quiero que conozcas al dueño de
la casa.

—Hay un gimnasio en ese edificio —dijo Lovedrop—, junto a los baños.—Señaló la sala de juegos.
Había unas cuantas máquinas del millón alrededor de la entrada—. Voy a traba¬jarme un poco los
tríceps —dijo—. Vuelvo enseguida.
Sondra me cogió de la mano y empezó a tirar de mí hacia un patio que estaba cerca.

—Ah, debería advertírtelo ya —dijo—. Es un poco gi-lipollas. —La seguí, pero seguía sin dejar de
pensar en la chica.

El dueño de la casa estaba sentado con un pequeño grupo de gordos de mediana edad.
Aparentaba unos cincuenta o sesenta años, con el pelo raro y la cara delgada y curtida, como un
surfero.

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

No le caí bien. Cuando Sondra nos presentó, enseguida empezó a hacer comentarios en mi
dirección.

—Así que tú eres Mystery, ¿eh? —Se ajustó la gorra sucia de béisbol y me miró con los ojos
entrecerrados—. ¿El maestro de la seducción?

—Ese soy yo —dije—. Es un placer conocerlo.

—No sé si me creo todo ese rollo de las conquistas —res¬pondió—. ¿Dónde tienes ahora a las
chicas? —Lo dijo como de broma, pero en todas las bromas hay un elemento de verdad. Era obvio
que mi presencia lo irritaba. Cosa que, si me permitís añadir y si hubierais pasado algún tiempo
conmigo, sabríais que no es nada habitual. ¡Soy muy divertido!

Miré a Sondra como para decirle: Ya te lo dije.

—Estoy disfrutando del presente —dije—. Me ha invitado Sondra.

Un grupo de rubias pasaron con unos bikinis estampa¬dos con la bandera suiza rumbo a la gruta.

—Sondra, ¿eh? —Se metió el dedo en la nariz.

—Es una casa muy bonita —continué—, y si en algún momento decidiera traer a alguna mujer
aquí arriba, estoy seguro de que todos disfrutaríamos mucho.

—Voy a tener que sacar a Sondra de la lista —dijo el tipo—. Por lo que veo, eres como un tractor.
Solo subes aquí para sacar chicas, pero no te veo trayendo ninguna.

Por cómo dijo la frase me di cuenta de que ya la había dicho muchas veces. Era su modo de
advertir a los perros callejeros que no eran bienvenidos a menos que llevaran chicas. También era
una grosería, claro que yo ya había deci¬dido que me iba a ligar a esa chica de la sesión de fotos y
a llevármela a casa conmigo. Entonces sí que tendría razones para cabrearse.

—Un placer conocerlo —dije, y después me dirigí al si¬guiente grupo.


3>

Más tarde estaba hablando con Kacey y Sondra, y Lovedrop se acercó a nosotros riéndose y
sacudiendo la cabeza. —¿Qué tiene tanta gracia? —preguntó Kacey. —No es nada.

—¡Dímelo! —reaccionó ella.

—Sí, venga —dije yo—. ¿Qué tiene tanta gracia? Cuéntanoslo.

—Es que no es nada —dijo Lovedrop—. Justo cuando volvía de la barra, pasé junto a un grupo en
el que estaba ha¬blando el dueño de la casa. Y al pasar junto a él lo oí decir: «Vamos a traerla aquí
arriba y la vamos a follar bien follada...» —Lovedrop se echó a reír otra vez.

—Agh, ¿y luego qué? —preguntó Kacey—. ¿De qué estaba hablando?

—No lo sé —dijo—. Eso fue todo lo que oí al pasar. «Vamos a traerla aquí arriba y la vamos a follar
bien follada.. —Lanzó una risita—. Fue solo un instante, pero extrañamente apropiado para ese
tío.

—Eh —dijo Kacey después de un momento—, oye, ¿no notáis nada en esos tíos de allí?

Sondra echó un vistazo.

—¿Los que están tan buenos?

Miré y allí estaban, cerca del dueño de la casa, como dos perritos falderos. Parecían el ideal
californiano. Rubios, gafas de sol, bronceados, en forma y excesivamente guapos. Casi parecía
demasiado.

—Sí—dijo Kacey—. ¿No notáis nada raro en ellos?

—Yo sí, la verdad —dijo Lovedrop—. Pero no sé exac¬tamente qué...

—No hacen más que mirarnos —dijo Sondra—. Quizá sea eso lo que da escalofríos.

—¡Son los brazos! —dijo Lovedrop de repente—. Son demasiado grandes.

1 J
EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

—¡Oh, Dios mío, tienes razón! —exclamó Kacey.

Tenía razón. Tenían unos brazos musculosos y enor¬mes pero el resto del cuerpo parecía
totalmente normal. Solo tenían esos brazos inmensos, como cangrejos. Kacey y Sondra empezaron
a reírse.

—Ahora que lo dices —dijo Kacey—, es obvio. Agh.

—Solo se ven tíos así en Los Ángeles —dijo Lovedrop.

—Es gracioso —dije yo—, ya se sabe que cada lugar tiene sus tipos raros. Sobre todo las ciudades
pequeñas. Pero esto solo se ve en Hollywood.

—Te juro —dijo Lovedrop— que esta ciudad deforma a la gente. Y además te apuesto a que esos
se pasan el día aquí.

—Oh, quería deciros, tíos —dijo Kacey— que en cuanto os fuisteis al baño se me acercó un tío muy
viejo y empezó a preguntarme si alguna vez hacía trabajos de mo¬delo. Lo miré y... bueno, se le
notaba que se había hecho un montón de operaciones, un montón. Parecía que lo hubieran...

—¿Tallado? —dije yo. -£7-

—¡Sí! Exacto. Tenía una cara que parecía carne tallada. Y después me ofreció coca.

—Qué asco —dijo Lovedrop.

—Aquí arriba hay un montón de gente que se ha hecho operaciones raras —dijo Kacey—. Y
también esas chi¬cas de allí; a ver, no quiero despellejar a nadie, pero si no hay, no se puede
sacar, asúmelo. Y ponte algo de ropa encima de esa celulitis.

—¡Kacey! —dije.

—Bueno —me contestó—. Es verdad. Y este sitio es muy raro. Todo el mundo viene a sacar algo.

—¿Qué tiene eso de malo? —preguntó Sondra—. Yo también estoy aquí para sacar algo. Como
contactos para mi carrera de modelo. Todo el mundo tiene algo que ofrecer. Valor por valor, así de
simple. La fiesta es un recurso, solo tienes que mirar qué tienes para vender y lo que puedes sacar
por ello.

MYSTERY
—Bueno, pues yo estoy lista para largarme cuando queráis —dijo Kacey—. Quiero ver a mi perrito,
hecho de menos su carita. Además, me está entrando hambre. No he comido nada en todo el día y
aquí no hay comida.

—Está bien, pero vamos primero al baño —dijo Sondra— y luego quiero fumarme este peta antes
de irme.

Las chicas se alejaron rumbo a los baños.

Poco después sonó el iPhone de Lovedrop.

Era Matador.

—Eh, ¿anda Mystery por ahí? —Sí, está justo aquí.

—Id a algún sitio donde podáis tener un poco de pri¬vacidad y ponme en el manos-libres.

—Vale ya estamos solos los tres —dijo Lovedrop des¬pués de encontrar un lugar apartado.

La voz sin cuerpo de Matador se oía alta y clara.

—Dos cosas, caballeros. Número uno: nuestro antiguo amigo, el Rata.

—Vaya, hombre —dije yo—. Mi persona favorita.

—Desde que dejó la compañía —continuó Matador— anda por ahí diciendo chorradas y
comentando que fue nuestro principal instructor durante años.

—¿Principal instructor? —exclamó Lovedrop—. ¿Estás de coña ? ¡ Pero si solo estuvo en un taller
con nosotros!

Bla, bla, bla. Empezaba a perder interés en la conversación. Matador se pasa la vida en guerra. Les
eché un vistazo a las canchas de tenis. Pensé: Ojalá supiera jugar al tenis. Entonces podría probar
la cancha de tenis. Examiné después la piscina y vi otra vez a las chicas de los bikinis suecos.

Oía el ruido de fondo de la conversación de Matador y Lovedrop.

Ya estaba aburrido de aquella conversación. Quería volver a la tarea que teníamos entre manos:
¡conseguir mu-

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

jeres! ¿Te acuerdas de las mujeres? Piensa en el aroma del perfume de melocotón. La piel suave,
el pezón erecto en tu boca. El culito tierno pero firme. Su sabor,
A través del manos-libres oímos que Matador le daba una larga calada a su cigarrillo.

—Esos cabrones ya pueden rezar para que nunca tenga cáncer —dijo.

Nadie dijo nada por un momento. Oí el sonido apagado de un avión a lo lejos, muy por encima de
nosotros. Mis pen¬samientos seguían vagando libres...

El universo no es en realidad lo que experimentamos. Existe como matemáticas, patrones de


ondas y probabilidades. Solo te parece gráfico porque tus circuitos de sueños te crean esa
experiencia.

De la mecánica cuántica aprendí que una partícula no está en realidad en un lugar concreto hasta
que se observa. Hasta entonces existe como una nube borrosa de probabilida¬des. Solo cuando un
ser inteligente la observa se derrumba de verdad convertida en una partícula concreta en una
ubicación concreta. Los experimentos demuestran que es el acto de observación en sí lo que hace
que se derrumbe la probabilidad y se convierta en «real». Somos los seres inteligentes los que
interactuamos con esas probabilidades y las hacemos realidad.

¡ Lo asombroso es que se está calculando todo en tiempo real! Cuando dejas caer unas gotas de
leche en tu té, observa la complejidad y belleza absoluta y total del impacto, de ese hongo que se
despliega al revés. Todas esas moléculas, todo ese movimiento, ¡todas esas matemáticas!

—Bueno, ¿y cuál es la buena noticia? —preguntó Lovedrop.

¿Cuál es tu experiencia, en realidad? Cuando tienes un sueño, parece real. Pero no es real, estás
dormido. Está todo

MYSTERY

en tu cabeza. Tiene que haber circuitos en tu cerebro que son los responsables de esa experiencia.
Son los que yo llamo «cir¬cuitos de los sueños».

Pero si lo piensas, son los mismos circuitos que usas cuando estás despierto. La experiencia de la
vigilia también ocurre dentro de tu cabeza, aunque construida a partir de datos sensoriales en
lugar de la imaginación.

—... Ah, sí. Tíos, os va a encantar. Hablé por teléfono con los abogados y me dijeron que han
retirado esa denuncia, la del tío de Filadelfia. —Risitas.
—¿Así, sin más?

Tu cuerpo, el que se te ha dado, forma parte del universo. Ese sistema de comportamiento, el que
se te ha dado, también forma parte del universo. Cuando naciste, el universo te inundó de
experiencias, de matemáticas, de experiencias grá¬ficas. Y desde tu nacimiento hasta ahora, has
estado recibiendo información constante.

Cualquier mujer que conozcas es así, igual que tú. Tiene una máquina de ADN tan compleja como
la tuya. Cuando te das cuenta de que ella también tiene espíritu, a falta de una palabra mejor, los
dos podéis desconectar esa dinámica chico/chica y puedes alcanzar su espíritu. Es lo más
asombroso de todo. Es una comunión. Cuando alcanzas el espíritu, es como si estuvieras en
sincronía con tu mejor amigo.

—... sí, así, sin más. Estamos listos, tíos. Bueno, ¿qué creéis que va a pasar ahora? —preguntó la
voz de Matador por el manos-libres.

La realidad es, literalmente, soñar despierto. Puedes controlar el sueño. Puedes crear momentos.
Momentos llenos

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

de dolor, soledad, guerra. Momentos de dicha absoluta. Ver a tu primer hijo abrir los ojos por
primera vez. Si eres amable con el universo, el universo será amable contigo. Eliges tú. Está lleno
de potencial. Y sé que al ayudarte a verlo, mi gran obra llegará muy lejos cuando me vaya.

Lovedrop asintió.

—Pues claro que funcionó. Eres Mystery. Piénsalo. El universo provee.

¿De qué decías que estábamos hablando?


Cuando miré a mi alrededor, a las chicas que jugaban al béisbol, a aquellos tíos imposiblemente
guapos con los brazos enormes, al equipo del bikini sueco que chapoteaba en la piscina, al burlón
dueño de la casa, de pie con su círculo de ami¬gos, hombres viejos con caras marcadas por la
cirugía plástica, podía oír a mi alrededor el sonido de las risas. Personas guapas y bronceadas
retozando a mi alrededor. Una mariposa pasó aleteando, un destello de color por mi visión
periférica.

¡No pude evitar notar tantas matemáticas! ¡El uni¬verso calculado en tiempo real! Fui consciente
del aroma de la brisa, del azul profundo del cielo y el sol que brillaba en las colinas como rayos de
oro que me calentaban la piel, con la ciudad entera extendida ante mí en el valle.

Eso es lo que importa de verdad. Allí estaba, con buenos amigos, lo único que sentía era amor y
estaba a meros segun¬dos de conocer a una mujer hermosa que vestía un bikini y que se
convertiría en mi próxima novia.

Mientras el universo bailaba para mí, oí otra vez las palabras de Lovedrop.

—Eres Mystery. Piensa en ello.

Y pensé: ¡Tiene razón! Soy Mystery. El universo provee.

Me giré y vi otra vez a la chica, la que me gustaba. La chica diez. Con el cuerpo perfecto y la cara
como el sol, pare-

1 J

cía un ángel. Cuando salió de la piscina se pasó los dedos por el elástico del bikini y me sonrió.

Y pensé: ¿A quién le importa todo lo demás? Y empecé a caminar hacia ella.

Y justo antes de hipnotizarla, las palabras pasaron como un destello por mi mente: el
universo provee.

stro de La Seducción 23/4/10 20¡08 Página 29


CAPÍTULO 13

FINAL EN NUEVA YORK

Adam tenía razón. Un año después, cuando se tran¬quilizaron las cosas, hicimos un viaje a Nueva
York y decidí llamarlo para saludarlo.

Al irnos acercando a la ciudad, los rascacielos de

Manhattan iban apareciendo como una cordillera en el hori- -@

zonte. La ciudad parecía extenderse hasta donde alcanzaba la vista en ambas direcciones.

—Madre —dijo Lovedrop—. Mira eso. Es increíble.


—Es una Babilonia moderna —dije yo—. Igual que un hormiguero gigante.

La gran ciudad se iba cerniendo sobre nosotros, cada vez más cerca. Me produjo una sensación
inquietante, ominosa.

Pensé para mí: Aprecio la interacción con otros seres humanos porque formo parte de la sociedad.
Si fuera una hor¬miga, preferiría vivir en una granja de hormigas con otras hormigas que estar
solo. Así fue como se diseñaron las hor¬migas, después de, literalmente, miles de miles de
millones de años de evolución. No fueron diseñadas para estar solas, sino dentro de un colectivo.
Yo formo parte de este glorioso colectivo, y siempre que estoy separado de la gente durante
mucho tiempo, como una hormiguita solitaria, me siento infeliz.

M'

—Cada vez que veo Nueva York —dijo Lovedrop—, no me puedo creer que un lugar así exista de
verdad en la faz de la tierra. —Sacudió la cabeza con incredulidad—. Pero ahí está.

—¿Hay alguna otra ciudad como ella? —preguntó Matador.

—No se puede comparar con ninguna otra ciudad —dijo nuestro amigo y anfitrión de ese fin de
semana, el Dr. Malik, que nos dedicó una sonrisa irresistible. Dio unos golpecitos en la separación
para alertar al conductor.

—¡Washington! —ladró—. Para junto al apartamento.

Cuando llegamos al apartamento, me fui directamente al sillón de masajes del Dr. Malik y lo puse
en el programa más avanzado de masaje suizo profundo.

—Ah, qué gusto.

Malik esbozó una gran sonrisa.

—¿Te gusta ese sillón? —preguntó. Un retrato de Malik colgaba en la pared detrás de él. Era
exactamente igual que él.

—Es mi sillón favorito —dije, y hablaba en serio.

—Es el mejor que se puede comprar —dijo Malik—. El más caro, por lo menos. —Se sirvió una
copa de Johnnie Walker Blue.

Por la ventana veía el Empire State alzándose ante mí, en pleno centro de la vista que tenía Malik.
Tenía la sensación de que estaba sentado en un jardín de rascacielos. El sillón de masajes continuó
haciendo magia con mi cuello y mi espalda.
—Es asombroso —dije—. Cuando miras por la ventana en California, ves el suelo a dos metros.
Pero cuando miras por la ventana en Nueva York, está quince pisos más abajo.

Lovedrop se sirvió una copa de güisqui y entrechocó el vaso con el de Malik.

—Salud, hermano—dijo.

EL MAESTRO DE LA

TON

Cuando llegó Adam, fue asombroso ver lo lejos que había llegado. Iba mucho mejor vestido que en
Miami: va¬queros de diseño, zapatos relucientes, una bonita cazadora, y se movía con mucha más
seguridad.

—He estado practicando un par de veces por semana —dijo Adam cuando lo saludé*—, y me
siento mucho más có¬modo en mi propia piel.

—Eso está bien —dijo Lovedrop—. Así es como se supone que tiene que ser.

—La transformación es asombrosa —dije—. Siempre es un placer ver que los estudiantes
empiezan a volar solos, es una satisfacción saber que yo formé parte de eso.

—Bueno, te voy a decir una cosa —dijo Adam—. Hay que practicar un huevo. Hasta que empezó a
dárseme bien, tuve que planteármelo como quien va al gimnasio. Tienes que establecer tu rutina y
salir. Pero ahora estoy viendo a un par de chicas. Sigo practicando, pero soy mucho más feliz que
antes. Tengo una vida.

—Eso es maravilloso —dije—. En cuanto a mí, al menos en los últimos tiempos, he sucumbido a
una sensación un tanto abrumadora, así que no he salido mucho.

—¿ Ah, sí? —dijo Adam.

Asentí.
—Me quedé en casa un tiempo, moviéndome por la red y viendo películas. No estaba muy
animado, así que la semana pasada salí para ver si podía romper la racha. ¡Y lo conseguí! Dios, qué
bien me hace estar con chicas. La chica que conocí la semana pasada era fascinante, fue toda una
aventura sacarla de la discoteca y llevarla a un café para conocerla mejor y para jugar con las
palabras. Lo necesitaba. Me dio su número, así que me siento bien. ¿Por qué? Porque de todas las
chicas de ese sitio, ella era la que me gustaba. Me habría sentido bien solo con intentar
conseguirla. Estaba a punto de irme porque el

sitio no valía nada, salvo por esa chica, pero no encontraba modo de entrar en su grupo, así que
fui de todos modos y me salió bien. Fue una pasada. Estoy enamorado.

Adam lanzó una risita.

—Siempre está enamorado —dijo Lovedrop.

—Sugiero que todos encontremos tiempo en nuestras apretadas agendas para salir más —concluí
—. Incluso salir solo está bien. En serio. Yo salí solo un puto martes y conseguí un número.

—Esta noche salimos —dijo Adam—. ¿Verdad?

—Pues claro, joder —dijo Malik.

—Malik —dijo Lovedrop—. No sabía que boxeabas. —Varios cinturones ganados en combates de
boxeo se des¬plegaban encima de la televisión.

—Es verdad —dijo Matador—. Si nos metemos en algún lío en la discoteca, Malik les puede dar de
hostias.

—Pero no pienso meterme en líos por culpa de un idiota —dijo Malik—. Si alguien monta un lío,
yo pienso decir: «Lo siento, culpa mía».

—¿Y si te insulta? —preguntó Matador.

—¿Y si tiene un cuchillo? —respondió Malik—. No voy a meterme en un pollo solo por un idiota.
No, diré: «Por favor, discúlpeme, lo siento», y después voy a hablar con los de seguridad y que lo
pongan de patitas en la calle. O que lo lleven abajo si es un caso problemático. —Esbozó una gran
sonrisa—. Ya le ajustarán ellos las cuentas.

—Bueno, Mystery —preguntó Adam—> ¿vas a salir con esa chica esta noche, esa de la que estás
enamorado? ¿Está en Nueva York? ¿Se viene con nosotros?

—Bueno, no —respondí—. Está en la ciudad y segura¬mente me la traeré en algún momento,


pero esta noche queremos intentar conocer unas cuantas chicas para traerlas aquí. Verás, a lo que
me refería antes era a que me siento
(3

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

mucho mejor conmigo mismo cuando sé que a una chica le gusto lo suficiente como para
acostarse conmigo. No estoy diciendo que sea sano, solo digo que mi motivación para estar con
mujeres es una cuestión de potenciación del ego. Ah, y el sexo. Me encanta la aventura que
supone una chica nueva. Es asombroso.

—Eso desde luego —dijo Adam.

—Siento que me falta algo cuando no he estado con ninguna chica —dije—. Es cuando estoy con
chicas cuando me siento yo. Es como si tener una chica en mi vida me per¬mitiera actuar y ser
como quiero ser. Cuando estoy solo en una habitación y me miro al espejo, solo veo a un imbécil.
Pero cuando estoy en presencia de mujeres que me tratan como al «artista Mystery», entonces
puedo perderme en el papel y me siento genial cuando creen que soy genial.

—Una vez más, no es nada sano, pero mi estrategia para sentirme bien y normal es estar con una
mujer o varias. Al parecer no encuentro una solución mejor. Creo que es por eso por lo que actúo.
Estáis mirando en el interior de la mente bastante jodida no solo de un maestro de la seducción,
sino de un artista. Yo actúo para que me acepten las mujeres. Claro que son muchas las
satisfacciones que tengo: pasta, aventuras, el respeto de los tíos. Pero es la atención de las chicas
lo que me pone de verdad. Y cuando estoy solo en la cama con una chica, es cuando más yo me
siento.
—Pero ya está bien de desbarrar. La mayor parte de los artistas tienen los mismos problemas. Mi
padre era un gilipollas alcohólico que me arreaba más de lo que debía o algo así. Yo no culpo a
nadie por mi estado actual, vivo con él. El caso es que siempre que una chica me aprecie, estoy en
las nubes. Hay altibajos, pero por los altos merece la pena que haya bajos. Depresión, euforia,
depresión, euforia. Altibajos. Altos más largos y bajos más cortos son el objetivo. Tres novias
garan-

XV

tiza un pequeño bajón. Una vez que empiezo a tener relaciones sexuales con regularidad,
entonces tengo la energía mental necesaria para concentrarme en otras cosas, como mis
actua¬ciones y objetivos. De hecho, tengo grandes planes. Estoy en Los Ángeles por una razón, y
no es solo el calor y las tías, aunque esa ya sea razón suficiente. He leído que todos los humoristas
tienen personalidades depresivas. El propietario de una gran cadena de clubes de humor lo dijo en
una entrevista. Por supuesto yo no soy humorista, pero conozco a muchos y tengo que decir que
estoy de acuerdo.

—¿De verdad que las chicas te hacen mucho más feliz? —preguntó Adam.

—Dios, es magia —dije—. ¿No es una pasada ver a una chica y pasar por el proceso de obtenerla?
A mí me encanta. El caso es que cada vez que voy a un lugar público, es como empezar desde cero.
Ahí estoy al comienzo de la noche, sin ningún número. Sin opciones. Como cualquier otro tío que
va allí. Sé que puedo desperdiciar la noche con toda facilidad y no conseguir ni una sola opción. No
sería la primera vez. Pero sé que si me trabajo la sala, sería una auténtica pasada. Sé que podría
conseguir opciones solo con intentarlo. Así que hago un esfuerzo consciente para mejorar mis
habilidades y así no tengo que irme a casa con las manos vacías como tantos tíos que hay por ahí.
¿Y sabes cuál es la recompensa por cen¬trarme? Bueno, además de que tu ego se potencia, al final
echas un polvo. La aventura de una chica nueva. El aroma de una mujer.

—La chica con la que estuve la semana pasada tenía un cuerpo asombroso, pero le daba
vergüenza su culo —dije—. Aunque si lo vieras, te encantaría. Raro, ¿eh?

—A veces dejo pasar oportunidades —dijo Adam—, cuando no me interesa la mujer en cuestión.
Pero está bien tener opciones.

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

—Oh, guau, mira hasta dónde ha llegado el chico —lo interrumpió Lovedrop—. ¡El estudiante es
ahora el maestro! ¿Sabes lo que significa eso?
Adam se lo quedó mirando, confundido.

— ¡Tenemos que darte un nombre! Mystery, ¿al¬guna sugerencia?

—Dean —dije con orgullo—. Como James Dean.

—¡Dean! Me encanta —dijo Adam con una gran sonrisa.

—Y ahora recuerda —dijo Lovedrop—. Puedes usar el apodo entre nosotros y en nuestro foro de
la web, pero no lo uses en la vida real porque queda raro.

—No sé —dije yo—. Algunas personas tienen nombres muy feos. Adam no está mal, pero yo he
tenido unos cuantos estudiantes a los que les tuve que recomendar que se pusieran otro nombre
en la vida real. Si una chica tiene que pedirte que repitas tu nombre o que lo pronuncies otra vez,
malo.

—Tengo que decir —dijo Adam— que todo este asunto-£ y-

te cambia de verdad, te da más confianza para ser tú mismo. Ser un maestro de la seducción
significa que vibras con las mujeres siendo como eres y estás cómodo con quien eres. ¡Y me
encanta perseguir chicas!

—Yo disfruto cuando las mujeres me persiguen a mí —dije—. Pero ya sabes, a veces hasta yo me
voy a casa de vacío. Sí, puedes creértelo, hasta Mystery tiene a veces periodos de sequía. Me
equivoqué al elegir el sitio, ha sido un fin de semana muy largo y la ciudad está muerta. Estaba
lloviendo. Yo estaba cansado. O me dominaron las emociones cuando es¬taba un poco deprimido
o me sentía mal. Si me rechazan doce chicas en una noche, sí, puedo sentirme como un imbécil.
Pero sé que eso también pasará.

—¿Qué sabes del dolor? —preguntó Adam—. A ver, digamos que acabas de salir de una relación.

MYSTERY

—Cuando el dolor se hace muy grande —contesté—, tienes que seguir adelante. Y después te
duele más no poder conseguir a la siguiente chica. Y después a la siguiente y la otra. Al final
empiezas a entumecerte y no permites que las emociones te dominen hasta que la chica es tu
novia. Y des¬pués notas que, como no dejas que las mujeres te pisen en el plano emocional,
pareces un poco animal y que eso atrae a más mujeres.

—De hecho, eso tiene mucho sentido —dijo Adam—. Sobre todo después del taller que hice con
vosotros. Acababa de salir de una relación en ese momento de mi vida y después de salir con
vosotros ese fin de semana, todo empezó por fin a en¬cajar en mi cabeza. Todavía me sentía un
poco torpe por ahí, pero después de practicar mucho, todo empezó a tomar forma.
—Así es como funciona —dije yo—. Como bailar. Al principio eres muy torpe. Yo tuve muchos
fracasos, muchos. Hubo un tiempo en el que no entendía cómo podía tener relaciones sexuales de
modo que la chica quisiera volver a hacerlo conmigo. Hubo momentos en los que no entendía la
resistencia de última hora y me quedaba atascado ahí. Y me refiero a muchas veces. Eso es lo
peor, meter a una chica en tu cama y no cerrar la operación. O no saber cómo excitarla. O cómo
hacer que se sienta cómoda en tu dormitorio. O cómo tomarte tu tiempo para crear un ambiente
cómodo, para trans-mitir vulnerabilidad, para construir argumentos de celos. O cómo ejecutar de
la forma adecuada una escalada física. O cómo cam¬biar a otro lugar. O cómo aislar a una chica de
su grupo. O cómo fusionar grupos para conseguir una prueba social. Creo que ya me vas
entendiendo. Fracasé en muchos momentos. Y tuve muchas relaciones que, cuando fracasaron,
me dejaron muy quemado. Lloré. Lloré mucho. Y dos veces lo pasé tan mal que incluso me planteé
el suicidio. ¿No es jodido?

—Guau —dijo Adam—. No tenía ni idea de que lo hu¬bieras pasado tan mal por culpa de las
mujeres. Eres Mystery.

—Sí —dije—. Soy Mystery y lo he pasado muy mal, pero ha merecido la pena. Lo que resulta raro,
porque hubo momentos en los que pensé que no tenía ningún sentido. Pero Adam, te lo digo en
serio: sigue adelante, sigue practicando. Llegará un momento crítico, como llegó para mí. En mi
vida personal me siento muy realizado. Tengo amor, felicidad, opciones, gente que reconoce mi
valía y mucho drama. —Me reí—. Problemas de verdad. Bueno, sé que me esperan tam¬bién
malos tiempos pero, pase lo que pase, merecerá la pena pasar por todo para llegar al otro lado,
donde nos aguardan más aventuras.

Y después salimos y nos adentramos en la noche.


■©-

GLOSARIO

ACCESORIO: Un objeto que le das a tu objetivo para «situarla» de modo que tenga que sentarse y
mirar mientras tú no le haces ningún caso y te haces valer contándole una historia de lo más guay
a otra persona.

ACUMULAR: Utilizar una serie de rutinas, con fre¬cuencia apuntadas en la Chuleta, para practicar
tu discurso. Ver «Chuleta».

ALINEAMIENTOS SOCIALES: Una potente DVS. Tus amigos, ligues, contactos, empleados, recursos
y otras formas de valor social. Puedes demostrar directamente ali¬neamientos sociales o también
puedes introducirlos como una DVS en tus historias.
ANSIEDAD DE ACERCAMIENTO: La ansiedad que sienten muchos hombres cuando están a punto
de acercarse a un grupo de desconocidas para iniciar una conversación.

ANULADOR: Afirmación o acción que te incapacita como pretendiente en potencia del objetivo.
Ver «Corte».

ANZUELO: Puedes decir que has «enganchado» a tu objetivo cuando la chica empiece a ofrecerte
IDIs en lugar de IDDs.

ARTES DE VENUS: El sistema de Mystery para ligar y su escuela insignia, ubicada en


www.VenusianArts.com.

ARTILLERÍA CONTRATADA: Mujeres que son con¬tratadas por su belleza. En esta categoría se
pueden incluir a las bailarinas exóticas, camareras, chicas de los chupitos, jefas de salón en un
restaurante, etcétera.

ATRACCIÓN PROVOCADA: Un estado emocional temporal asociado con niveles más altos de
sumisión que se puede provocar en las mujeres a través de juegos ideados para estimular las
emociones. Se caracteriza por las risitas tontas.

AVAG: El «varón alfa» del grupo.

BALANCEAR EL CUERPO: Utilizar el lenguaje corporal para que el grupo tenga la sensación de que
te vas aunque no te vayas y así conservar los niveles de comodidad, lo que te da más tiempo para
que piquen.

BESOS: Abrazo romántico relacionado con el amor erótico. Ver capítulo 2, instrucciones sobre
cómo conseguir el beso.

BUEN CHAVAL: El tío que crea una sensación de comodidad con su objetivo pero no llega a crear
atracción. Termina siendo su «amigo».

CAMPO: Reunión social, por lo general un lugar público, como un bar; lugar donde va el maestro
de la seducción para practicar el acercamiento a las mujeres.

CEBO-ANZUELO-SEDAL-SUELTA: Metáfora que describe los conceptos básicos de la


microcalibración. Ver capítulo 2.

CIERRE CON NÚMERO: El acto de obtener el nú¬mero de teléfono de una mujer. Un maestro de la
seducción lo verá como algo trivial y no tan importante como crear una sen¬sación de atracción,
condicionar al objetivo, conseguir una escalada en el contacto físico, crear una sensación de
comodidad y confianza, etc. Un novato le dará demasiada importancia al número de teléfono en sí
y no la suficiente al proceso emocio-
f

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

nal que debe experimentar el objetivo para que su número de teléfono tenga algún valor real para
el maestro de la seducción.

COMPANERO: Traducción de «wingman», de Top Gun. Tu compañero es tu colega de ligues, el que


sale contigo para que os podáis ayudar mutuamente a enrollaros con las tías. Por lo general, las
chicas que quieren conocer a alguien también salen en parejas, así que funciona muy bien.

CONDICIONAMIENTO: Mostrar aprobación o inte¬rés como recompensa, por lo general se calcula


el momento para que se produzca justo después de que el objetivo te haya demostrado que vale,
se haya sometido a la escalada física o bien haya saltado de algún modo por uno de tus aros.

CONSPIRACIÓN: Sensación que tienen dos personas de que «hay algo» entre ellas, algo que otras
personas que están fuera no entenderían. La conspiración es un botón de conexión, lo que
significa que al apretarlo se consigue una sensación de conexión entre dos personas o bien se
profun¬diza en ella.

CONVERSACIÓN DE RELLENO: Conversación mundana usada para «pasar el rato» cuando no tienes
nada mejor que decir.

CORTAR EL HILO: Cambiar el tema de conversación haciendo caso omiso del tema de alguien e
introduciendo en su lugar un tema propio. Por lo general, la gente se deja llevar.

CORTE: Afirmación o acción que te descalifica como pretendiente en potencia del objetivo. Ver
«Anulador».

CHULETA: Ver «Acumular».

DECLARACIÓN DE INTERÉS (DEI): Declaración abierta del deseo que se siente por el objetivo. Un
gran movi¬miento si se hace en el momento adecuado, que no suele ser en el acercamiento sino
después de que el objetivo se haya estado esforzando por conseguir tu afecto.

MYSTERY
DEFENSA ANTI ZORRA (DAZ): Disparador lógico que se activa en la mente de una mujer para
interrumpir lo que está pasando siempre que la chica tiene la sensación de que su valor social
podría estar comprometido.

DEMOSTRACIÓN DE VALOR INFERIOR (DVI): In¬dicador de valor evolutivo inferior. Ver la tabla del
capítulo 10.

DEMOSTRACIÓN DE VALOR SUPERIOR (DVS): Indicador de valor evolutivo superior, lo que


desencadena la atracción. Ver la tabla del capítulo 10.

DESARMAR: Neutralizar un obstáculo en el grupo, por lo general ganándote al grupo.

ECAC: Encontrar, Conocer, Atraer, Cerrar.

EL FANTASMA: El Fantasma es una vibración interna que te hace sentir cómodo, relajado, inmune
a todo, contento, satisfecho; no estás necesitado, no intentas impresionar a nadie y careces de
intenciones ocultas.

EL ZEN QUE MOLA: Ver «El Fantasma» y «La Llama».

ENTRADA: Gambito que utiliza el artista de la seducción para iniciar una conversación.

ESCALADA KINO: Escalada física. Ver capítulo 2.

ESCUDO ANTIHOMBRES: Esa actitud grosera que algunas mujeres usan en público para darle un
buen corte a los hombres que se les acercan.

ESTIMULACIÓN EMOCIONAL: El uso de descrip¬ciones sensoriales y emocionales en lugar de


simples relaciones lógicas de hechos, para estimular la imaginación de la oyente e instalar varios
estados emocionales.

ESTRELLARSE; Acercarse a un grupo y sufrir su rechazo, Un nuevo maestro de la seducción puede


«estrellarse» diez o veinte veces seguidas sólo para aprender y para inmunizarse contra el
rechazo.

FUSIÓN ANTERIOR: Presentarles a personas que te habías ganado con anterioridad a las personas
de tu nuevo grupo.

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

FUSIÓN ULTERIOR: La fusión ulterior se logra abriendo un grupo nuevo mientras estás en otro y
después presentando a ambos grupos. Con frecuencia se hace lleván¬dote a tu objetivo del brazo
y usándola como peón para entrar en el grupo nuevo: la has fusionado con el nuevo grupo.
GAMBITO: Rutina memorizada utilizada para lograr cierta pieza del juego. Por lo general es una
historia divertida que se usa para cautivar al grupo y demostrarle lo que vales al objetivo.

GIRO: Darse la vuelta como si te alejaras. Con fre-cuencia el maestro de la seducción vuelve a
entrar en el grupo de nuevo tras un giro y usa el movimiento como una rápida IDD que forma
parte de su microcalibración.

GRUPO: Grupo de personas al que se acerca un maestro de la seducción, por lo general en un


lugar público.

IDIOTA FRUSTRADO MEDIO (IFM): El típico «prin-

gaos que no tiene éxito con las mujeres. Acuñado por Ross Jeffries. -ff

IMPULSO DE SUMISIÓN: El proceso de echarle el cebo a tu objetivo para que salte por aros cada
vez más grandes y así se muestre cada vez más sumisa.

INCONGRUENCIA: Esa extraña sensación que tiene la gente cuando lo que dices y cómo lo dices no
termina de encajar. Eso va desapareciendo con la práctica.

INDICADOR DE DESINTERÉS (IDD): Un IDD es una pista que te da el objetivo cuando no se siente
atraída por ti o no le interesa lo que tienes que decir. Se dará la vuelta, mirará hacia otro lado, no
estará de acuerdo, etc. Ver la tabla del capítulo 2.

INDICADOR DE INTERÉS (IDI): Un IDI es una señal que despliega el objetivo cuando se siente
atraída por ti o le in¬teresa lo que dices. Sonríe, hace preguntas, te toca, continúa la conversación
cuando tú te callas, etc. Ver la tabla del capítulo 2.

MYSTERY

INFORME DE CAMPO: Informe de una noche de tra¬bajos de campo, por lo general escrito. Los
informes de campo en vídeo y audio tampoco son tan raros.

INTERRUPCIÓN: Una interrupción ocurre cuando estás hablando con tu objetivo y de repente
aparece una de sus amigas de la nada y las dos empiezan a hablar. Un maes¬tro de la seducción
hábil tendrá un gambito listo para ese tipo de situaciones.

INVERSIÓN: La cantidad de tiempo y energía que ha puesto una mujer en su interacción contigo,
incluyendo la implicación emocional que se ha permitido sentir. Cuanto más haya invertido, más
sumisión tendrás.

JUEGO DE ESPEJOS: Método por el que, si bien le pareces llamativo e impresionante al observador,
en realidad la sensación es superficial y solo está basada en un estado emocional temporal de
diversión. Ver «Juego sólido».
JUEGO EXTERNO: Las varias tácticas y técnicas del juego. JUEGO INTERNO: Es tu confianza interna
y tu com¬prensión intuitiva del juego.

JUEGO SÓLIDO: En contraste con el juego de espejos, que es superficial y solo estimula las
emociones temporales, el juego sólido implica demostrar un valor evolutivo que dispara la
atracción del objetivo. Después, el maestro de la seducción le pone el cebo al objetivo para que
pase por sus aros, va consi¬guiendo una actitud cada vez más sumisa y contactos físicos más
prolongados entre los dos.

KINO: Eufemismo para la sensación de contacto físico. LA LLAMA: La Llama es una vibración
interna que te hacer ser feliz, sonreír, mostrarte juguetón, divertirte, aportar valores, ser positivo,
charlatán, hacer que ocurran cosas, ser cálido, cordial, entusiasta, elogioso y hasta estar un poco
loco.

LÍDER DE HOMBRES: Demostración de valor supe¬rior que desencadena la atracción. Los maestros
de la seduc-

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

ción demuestran que son líderes de hombres al hacerse con el dominio de un grupo con sus
historias, o bien ganándose a los hombres del grupo y creando buen ambiente con ellos, o
en¬señándoles algún truco para demostrar su autoridad.

LÍMITE FALSO DE TIEMPO: Mencionar que tienes que marcharte pronto por alguna razón lógica. Se
hace por la misma razón por la que se balancea el cuerpo: para conservar los niveles de
comodidad en el grupo, lo que permite que el maes¬tro de la seducción tenga más tiempo para
que pique el grupo.

MARCO: El contexto a través del que se interpreta algo.

MATERIAL ENLATADO: Rutinas que se han practi¬cado en el pasado y que están «enlatadas» y
listas para usar en la vida real cuando sea necesario.

MÉTODO MYSTERY: Ver Artes de Venus.

MICROCALIBRACIÓN: El proceso de interpretar las señales del objetivo y responder con el


indicador adecuado, ya sea DVS, IDI o IDD, o quizá una prueba de sumisión, lo que sea más eficaz
en ese momento, de modo que con el tiempo el maestro de la seducción conseguirá más sumisión
de su objetivo.

MOVIMIENTO: Un buen maestro de la seducción moverá a su objetivo a diferentes zonas del lugar
para crear una sensación de comodidad y confianza entre ellos. La llevará a la barra, a la pista de
baile, a conocer a sus amigos, de regreso con los de ella y así sucesivamente.
MÚLTIPLES HILOS CONVERSACIONALES: Un buen maestro de la seducción introducirá varios hilos
en la conversación y cambiará entre ellos con comodidad, como hacen los amigos cuando hablan.
Lo que contrasta con sostener un único hilo en un momento dado, cosa que hace que las personas
tengan la sensación de estar hablando con un desco¬nocido; es un error muy común cometido por
maestros de la seducción sin experiencia.

OBJETIVO: La mujer que quieres ganarte con tu acer-camiento. Es a ella a la que le das los cortes.
Sus amigas son a las que te ganas para desarmarlas como obstáculos que son. Es con ella con
quien utilizas el Cebo-Anzuelo-Sedal-Suelta y con quien se produce la escalada física.

OBSTÁCULO: Una amiga celosa del objetivo o algún otro miembro del grupo que intenta bloquear
el acercamiento de hombres que pretenden ligar con el objetivo. Con frecuencia es una amiga
poco atractiva o un amigo varón.

PAVONEARSE: Llevar al menos un objeto que llame la atención para provocar murmullos sobre tu
persona en el campo y para darles a las mujeres una excusa para decir algo. El pavoneo también
atrae presión social, lo que le permite al maestro de la seducción demostrar que está
acostumbrado, y que es inmune, a tanta atención.

PEÓN: Una mujer a la que luce, sin que ella lo sepa, el maestro de la seducción para que el
verdadero objetivo tenga una prueba de preselección. El maestro de la seducción estará dispuesto
a perder al peón para demostrarle a su verdadero objetivo que está dispuesto a alejarse de una
mujer. Un maestro de la seducción hábil usará también peones para crear argumentos de celos
que hagan reaccionar al objetivo.

PIVOTE: Amiga que usas para transmitir preselección y para que los grupos se muestren más
receptivos a tu acercamiento.

PRESELECCIÓN: Una poderosa DVS. El objetivo se sentirá más atraída hacia el maestro de la
seducción cuando vea IDIs en otras mujeres.

PRESENTACIÓN DEL TRIUNFADOR: Mencionar uno de los mejores logros de tu compañero cuando
se lo pre¬sentas al grupo.

PROXIMIDAD: IDI que las mujeres usan cuando quieren que te acerques; ellas mismas se colocan
cerca. Puede que también notes que hablan más alto cuando pasas junto a ellas.

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN
PRUEBA DE CAMPO: Probar una nueva táctica o idea en el campo para determinar su utilidad en el
terreno del ligue.

PRUEBAS DE SUMISIÓN: Las pruebas reales, verbales y físicas, que usa un maestro de la seducción
para echarle el anzuelo al objetivo y que se someta cada vez más. Las prue¬bas de sumisión
forman parte del proceso de microcal ib ración.

PUENTE TEMPORAL: El acto de hacer planes con tu objetivo y visualizar juntos esos planes en lugar
de limitarte a conseguir su número de teléfono.

PUNTOS COMPLICADOS: Las partes de tu método que te dan algún problema y todavía necesitan
práctica.

REBOTAR: Abandonar el local actual, por lo general con el objetivo e ir al siguiente local.
Normalmente el grupo entero rebota junto.

REGLA DE LOS TRES SEGUNDOS: A los tres se¬gundos de entrar en un local, acércate a un grupo y
empieza a calentar. Si más tarde no estás en ese grupo y observas un grupo al que merece la pena
acercarse, tienes tres segundos para hacerlo. Eso te pondrá en el estado más óptimo para hablar y
evitará los problemas derivados de la actitud de las chicas al sentir que «revoloteas» antes de
acercarte. Pruébalo.

REMORDIMIENTO DEL COMPRADOR: La sensa¬ción de pesar que siente una mujer si la presionas
para que haya demasiado contacto físico antes de condicionarla bien. El maes¬tro de la seducción
que provoca el remordimiento del comprador se queja de que, aunque estaba besando al objetivo
la noche antes, la chica ya ni siquiera le devuelve las llamadas.

RUTINA: Ver «Gambito».

SITUARSE: Un maestro de la seducción está «situado» cuando se ha colocado en una posición


física que lo convierte en el centro del grupo y cuando, físicamente, está más cómodo que los
demás miembros del grupo.

TEORÍA DEL ARO: La teoría del aro se refiere a que la gente está poniendo constantemente aros,
en el plano metafó¬rico, e intentando que otras personas «pasen por el aro». Para tener poder en
la conversación hay que comprender cuándo ocurre y ser capaz de controlarlo.

TEORÍA DEL GRUPO: El proceso de convertirte en el centro de atención de un grupo y demostrarle


al grupo tu valor, por lo general contando historias al tiempo que le das cortes al objetivo en un
intento de desarmar los obstáculos y crear atracción en el objetivo.

TIRA-AFLOJA: Alternar entre IDIs y IDD como forma de aumentar la sensación de atracción en el
objetivo.
AGRADECIMIENTOS

En primer lugar y ante todo, gracias a todo el mundo en el foro de VenusianArts.com por participar
y mantener viva la comunidad y también a los tíos de ThePickupArtistBook.com además de al
personal de AttraaionBlogs.com y Attraction-Wiki.org. Gracias por todo vuestro trabajo y vuestra
profe-sionalidad. No pasa desapercibida.

Un agradecimiento especial a nuestro hermano James Matador, que siempre nos respalda, así
como a nuestra magnífico editor Ryan Doherty, que ha hecho un trabajo extraordinario con este
libro, y a todos los demás de Villard Books y Ran-dom House: Katie O'Callaghan, Chris Sergio, Evan
Camfield y Mark Maguire, además de a la modelo de la portada, Alhia Chacoff. Gracias por todo
vuestro trabajo y vuestra profesio-nalidad. Gracias también a Dustin Sinkey por su excelente
trabajo de apoyo en este libro. Una mención especial merecen también, por supuesto, Kacey y
Pickle, por hacer que las cosas sigan siendo tan divertidas en casa. (¡ Felicidades, Kacey, por tu
primer papel en una película!).

Nuestra eterna gratitud para nuestro agente literario, Marc Gerald, que hizo posible este libro.
(Felicidades, Marc, por todos tus últimos éxitos. Tienes un auténtico don para los

"y

MYSTERY

libros). Gracias también a Sarah Stephens, Carolina Greeven y todos los demás de The Agency
Group.

Erik quiere enviar un recuerdo cariñoso a Christa, Rolf, Martina, Shalyn, KK, Amanda y Dakota.
Gracias también a nuestro agente de televisión, Alee Shankman; nuestra relaciones públicas,
Hielen Koch y su preciosa hija, y a Adam Greener y todos los demás de 3-Ball Entertaiment, VH1 y
MTV.

Estamos muy agradecidos a Neil Strauss por sus consejos y lecciones. Neil ya nos ha escrito dos
prefacios (comadlos) y sigue siendo un buen amigo, Gracias también a Matt, Bravo, Gipsy, Evolve,
The Sneak y todos los demás de Stylelife. Una mención de honor para Robert Greene, David
Faustino, Ron Jeremy, Tom Green, Ghita Jones y todos los demás personajes que Neil ha
conseguido traer de algún modo a nuestras vidas.

Esta sección no estaría completa sin mencionar a nuestros

grandes amigos y asesores legales Jack Nash («Tío Jack»), Don

Rosen en Chicago, Julián Chan, Mark Goldsmith, «primo -—-

David» Byassee (el mejor abogado del condado de Orange), «tío Steve» Odom, «tía Carolee»
Martin, el brillante Jay Adkisson, que nos escribió en persona, y por último, pero no por ello menos
importante, Hartford Brown, cuyos consejos y apoyo hemos encontrado muy útiles y a quien le
estamos muy agradecidos. Gracias también a Amelia Zalcman, del departamento legal de Random
House, Mari y David, del bufete Klinedinst P.C e Ingrid Hernández y Ana González de Frago-men,
Del Rey, Bernsen & Loewy de Miami.

Un agradecimiento especial a nuestro Shaun Adams, alias «Discovery», que es una estrella en alza;
Caddy, erudito y caballero, y a todos los demás de nuestro equipo del Reino Unido además de
Kosmo, el ganador de la temporada de The Pickup Artist; Derby Pérez, nuestro hombre hecho a
medida, y a nuestro amigo Mehow («Poppadopalous» / «Poppashallskee» /

El Maestro de la Seduccio?n 23-04-10 lEl^fjgeatro de la Seducción 23/4/10 20:08 Página 31

EL MAESTRO DE LA SEDUCCIÓN

«Poppa-rama-ding-dong») y para que conste, Mehow, «De¬nial is not just a river of Egypt»9 es
una frase de Lovedrop).

Un saludo para Ross Jeffries, Hypnotica, David DeAngelo («¿Qué puedo hacer por ti, qué puedes
hacer tú por mí?»), Craig Clemens (que siempre nos engancha), Johnny en Miami, Arcane en
Australia y L.A, Mike Sartain en Tejas y Atlanta, nuestro buen amigo el Dr. Malik en Nueva York,
que no anda follando por ahí, el «Gilipollas Rico» Kelly Félix y, por supuesto «Magic» Ryan.
También a nuestro director de marketing, Jason Adams; Dave Bass; Jim Kwik; Jason Mewes en
Hollywood; J. J. Pantztar en Miami y West Palm Beach, que es un genio de la moda, un tío
asombroso y un gran amigo; Dan Axelrod, un hombre íntegro; Benedict Chen de Bay Área; Drew
Kossof, Adam Gilad; Thundercat; Dave Miz en Miami, que fue la fuerza secreta que dio origen a
Venusian Arts (Artes de Venus) como empresa; Daniel Rose; Mike Hill; Mark Goodman; Aaron
Penasbodi; Richard «Gambler» (Jugador) LaRuina por su adiestramiento en el arte de la seducción;
Sin; y el DJ Fuji.

Una mención especial se merece también nuestro amigo Owen «Tyler Durden» Cook, un excelente
maestro de la seducción y un tío estupendo en todos los sentidos. (Owen, por fin he publicado mi
tercer libro (cuéntalos) así que, ¿cuándo vamos a leer de una vez The Blueprintl). Y también un
saludo rápido a todos los demás de RSD, sobre todo a Papa, Ox, Christophe, Tim y Jlaix, que acaba
de publicar una obra maestra, el libro Nine Ball. Ojalá el mundo lo descubra pronto.

También nos gustaría hacer una mención de honor a MrsSex4uNYC, Steve P, Neo-Rio, Swinggcat,
Maniac High, Toecutter, Zan, Juggler, IN10SE, Wilder, Sensei, Herbal (Tynan.net), Cameron Teone y
Dreamweaver. (Seth, te echamos de menos y ojalá te hubiéramos visitado más cuando tuvimos la
oportunidad. La última vez que viniste a vernos

9- "La negación no es solo un rio de Egipto", luego de palabras entre "Dcnial" (negación o
incapacidad para reconocer algo) y "TheNile". (N.dc laT.)

El Maestro de La Seduccio?n 23-04-10iEl

stro de La Seducción 23/4/10 20¡08 Página 31

disfrutamos muchísimo de tu compañía y nos hablaste de la poca importancia que tienen algunas
cosas por las que la gente pierde el tiempo peleándose. Descansa en paz). También a Roadking,
Nightlight9, Maddash, Formhandle, TokyoPUA, PlayboyLA, Sickboy, Gunwitch, Barry Kirkey (alias
Extra-mask, Twenty Six) y todos los demás de los viejos tiempos de la comunidad de seductores y
conquistadores. Este libro es para vosotros.

SOBRE LOS AUTORES


MYSTERY es el autor de The Mystery Method, la estrella de The Pick-up Artist, del canal VH1, y el
fundador de VenusianArts.com, la organización más importante de adies-tramiento en el arte de
la seducción. Ha aparecido en Late Night con Conan O'Brien, The Daily Shoio, con Jon Stewart,
Jimmy Kimmel Live! y una gran variedad de medios de co¬municación, incluyendo la CNN, el The
New York Times y Playboy. Mystery vive en Los Ángeles y le encanta viajar.

CHRIS ODOM, alias Lovedrop, lleva años viajando con Mystery, preparando a los estudiantes en el
campo de batalla y dando seminarios y conferencias por todo el mundo sobre el arte de la
seducción. Es el autor de Révélation, co¬autor de The Mystery Method y uno de los fundadores de
VenusianArts.com. Vive en Los Ángeles con su novia.

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