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¿Qué es la transformación según la Biblia?

¿Sabía usted que la Biblia habla acerca de algo llamado transformación? Esta palabra se
encuentra en estos dos versículos del Nuevo Testamento:
2 Corintios 3:18: Mas, nosotros todos, a cara descubierta mirando y reflejando como un espejo la
gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Señor
Espíritu.
 
Romanos 12:2: No os amoldéis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de
vuestra mente, para que comprobéis cuál sea la voluntad de Dios: lo bueno, lo agradable y lo
perfecto.
Entonces, ¿qué significa ser transformados para nosotros los creyentes? ¿Cómo podemos
experimentar la transformación en nuestra vida cristiana?

La definición de la palabra transformación


Según el Diccionario de uso del español de María Moliner, la palabra “transformación” significa “dar
otra forma o aspecto a algo o alguien”. Pero ¿qué significa esto para nosotros como cristianos?
¿Deberíamos cambiar nuestro comportamiento para ser un poco más igual a Cristo o vivir guiados
por una nueva serie de normas y regulaciones? Mirando detenidamente los dos versículos
anteriores, encontramos que en la Biblia, la transformación realmente significa algo completamente
diferente a lo que podríamos pensar.
En el Nuevo Testamento, la palabra griega traducida transformación es “metamorfosis”. La
metamorfosis es un cambio profundo en la forma de una etapa a la siguiente en la historia de
la vida de un organismo, desde la oruga a la pupa y de la pupa hasta la mariposa adulta.
Una oruga nace ya poseyendo la vida que hará que ella llegue a ser una mariposa. Aunque se
produce un cambio externo durante la metamorfosis, éste es el resultado de un cambio orgánico
desde adentro. Una oruga no se pone un disfraz de mariposa ni se esfuerza en actuar como una
mariposa. Mientras se alimente, una oruga puede confiar en el proceso metabólico para que estos
nutrientes sean asimilados en su cuerpo y hagan que crezca. Finalmente la oruga experimenta
metamorfosis y se convierte en una mariposa.

La transformación en nuestra vida cristiana


Cuando oramos para recibir a Cristo como nuestro Salvador, fuimos regenerados, o nacidos de
nuevo, con la vida divina de Dios para llegar a ser los hijos de Dios. Esta vida opera dentro de
nosotros para transformarnos a la imagen de Cristo.
Sin embargo, al igual que la oruga, también necesitamos comer a fin de ser transformados. En Juan
6:35, Jesús dijo: “Yo soy el pan de vida; el que a Mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en Mí
cree, no tendrá sed jamás”. El Señor desea que le tomemos a Él como nuestra comida
espiritual todos los días. Ésta es la manera en que podemos crecer y ser transformados.
A medida que comemos y bebemos del Señor Jesús, somos suministrados para crecer en Su vida
divina. Este crecimiento es el proceso mencionado en 2 Corintios 3:18 de ser transformados poco a
poco de un grado de gloria a otro, a la imagen de Cristo. En el Nuevo Testamento Versión
Recobro la nota 9 en este versículo en cuanto a “misma imagen” nos dice:
“Ser transformado en la misma imagen significa ser conformado al Cristo resucitado y glorificado, o
sea, ser hecho igual a Él (Ro. 8:29).”
Al tomar a Cristo como nuestro alimento, recibimos y asimilamos más de Su elemento en nosotros.
Por lo tanto, experimentamos una transformación que no es meramente externa, sino que procede
de ser nutridos espiritualmente y de la operación de la vida de Dios en nosotros.

Lo que la transformación no es
La transformación no es un cambio que surge simplemente al hacer el bien o mejorar nuestro
comportamiento. Por ejemplo, una mujer malnutrida que se ve enfermiza y pálida puede tratar de
mejorar su apariencia poniéndose maquillaje. Aunque pareciera estar más saludable, el cambio es
sólo cosmético, algo externo.
Si esta mujer, en cambio, comiera comida saludable y nutritiva, ocurriría un cambio muy notable y
duradero. Su complexión mejoraría y su cuerpo sería fortalecido. Finalmente, su apariencia
saludable no sería el resultado de algo que hizo externamente, sino de un cambio desde adentro
como resultado de un proceso orgánico y metabólico.
Intentar comportarse como Cristo es como aplicar maquillaje: nuestra condición interna permanece
igual, pero intentamos cubrirla al hacer buenas obras o al mejorar nuestra conducta. Como
resultado, lo que las personas ven no es a Cristo mismo expresado  en nuestro vivir, sino a
personas malnutridas espiritualmente esforzándose por imitarlo a Él.
La transformación genuina es diferente. Un cambio interno toma lugar en nuestro ser a medida que
tomamos a Cristo como nuestro alimento y bebida espiritual. Mientras comemos, permitimos que la
vida divina en nosotros opere, y nuestra “apariencia” mejora gradualmente hasta que
espontáneamente comenzamos a expresar a Cristo más en nuestra vida diaria.

Cómo cooperamos para ser transformados

No podemos transformarnos simplemente al tomar la decisión de hacerlo. Pero como nos dice
Romanos 12:2, podemos ser transformados. Es decir, podemos cooperar con el Señor para permitir
que este proceso de transformación se lleve a cabo en nosotros.
A fin de cooperar con este proceso metabólico de transformación, necesitamos tomar a Cristo como
nuestro alimento y nuestra bebida. Éstas son algunas maneras en que podemos hacer esto:

 Por medio de invocar Su nombre durante el día, diciendo: “Oh, Señor, Jesús” o “Señor
Jesús, te amo”. Romanos 10:13 - porque: TODO AQUEL QUE INVOQUE EL NOMBRE DEL
SEÑOR SERA SALVO. Juan 14:13 - Y todo lo que pidáis en mi nombre, lo haré, para que el
Padre sea glorificado en el Hijo.

 Por medio de cantar con nuestro espíritu al Señor. Salmo 59:16 - Pero yo le cantaré a tu
poder, y por la mañana alabaré tu amor; porque tú eres mi protector, mi refugio en
momentos de angustia.

 Por medio de orar lo que leemos en la Biblia. Hebreos 4:12 nos dice que dentro de nuestro
ser “La palabra de Dios es viva y eficaz”. Cuando leemos la Biblia de forma consistente y
en oración, la Biblia se convierte en una parte subjetiva y práctica de nuestra vida diaria. Es
decir, revela la persona de Dios y nos llena con la vida, la verdad y la luz.

 Por medio de dar gracias a Dios. Daniel 2:23 - A ti, Dios de mis padres, te doy gracias y
te alabo, porque me has dado fuerza y sabiduría, y ahora me has revelado lo que te
pedimos: ¡nos has dado a conocer el asunto del rey! (Da 2:23).

 Por medio de alabar a Dios. Salmos 100:4 - Entremos por sus puertas y por sus atrios
con alabanzas y con acción de gracias; ¡Alabémosle, bendigamos su nombre! (Sal
100:4).

 Por medio de predicar el evangelio o hablarle a otros acerca de Cristo. Marcos 16:15 – y les
dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
Éstas son algunas de las maneras en que podemos comer a Cristo como el pan vivo y beberle
como el agua viva. Al hacer esto regularmente, somos fortalecidos espiritualmente y somos
transformados espontáneamente cada vez más en la imagen de Cristo.

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