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Lisbeth, Lisbeth… muñeca 

rota

Tras una dura infancia y una adolescencia transcurrida entre las


paredes de reformatorios y consultas psiquiátricas de manera injusta, podían aparecer
dos tipos de personalidades opuestos: la de la víctima, rezagada para siempre a
interpretar este papel o la de mujer que resurge con conocimientos de sobra acerca de la
dureza de la vida y que aprende a defenerse. Lisbeth Salander, la oscura protagonista de
Millenium encarna este segundo perfil psicológico. Una chica de X años que se ha visto
capaz de sacar fuerzas de la flaqueza. Su aspecto es andrógino y frágil. Pero no te debe
engañar, estás delante de una fiera indomable, aunque no por ello salvaje. Su agresividad
despierta sólo si algo perturba su mansa paz. Si se comete un acto que juzga ilegítimo, ya
que tiene un sentido de la justicia muy personal y elevado. Entonces se vuelve vengativa
y cruel y dispone su elevada inteligencia a este servicio. Es capaz de hacer cosas que
siempre han quedado reservados a los héroes masculinos: desde hackear tu ordenador o
desatar sobre tí una venganza física difícil de recuperar. Todo ello acaba configurando un
rasgo que la hace increíblemente atractiva para -según mi juicio- la mayoría de mujeres
que se dejan atrapar por la trilogía de Millenium: su independencia y libertad. 
 

Pero todos estos rasgos tienen su lado amargo. Esta autosuficiencia la ha tenido que
forjar para asegurar su supervivencia en el ambiente hostil en el que ha tenido la mala
fortuna de crecer y ha implicado una incapacidad gélida para relacionarse con sus
semejantes, para expresar lo que siente y comprometerse por amor.

Es un personaje lleno de fuerza y pasiones contenidas a punto de estallar, por otro lado,
siempre. Aunque sólo sea en la fiereza que esconden sus silencios. Es la heroína del
siglo XXI, en controversia consigo misma y en guerra contra la sociedad injusta que la
rodea. 

En el fondo, es como un lobezno asustado al que todos querríamos dar protección. Para
verle crecer en todo su esplendor.

Diana Mizrahi

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