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SOBRE

LA RENOVACIÓN CARISMÁTICA
CATÓLICA
SIGLAS

AA Concilio Vaticano II, Decreto Apostolicam


Actuositatem, sobre el Apostolado Seglar.
CIC Catecismo de la Iglesia Católica
CER Comunidades Eclesiales de Renovación
CEV Conferencia Episcopal Venezolana
ChL Juan Pablo II. Exhortación Apostólica Postsinodal
Christifideles Laici
CDC Código de Derecho Canónico
CONCCLAT Consejo Carismático Católico
Latinoamericano
CPV Concilio Plenario de Venezuela
DA V Conferencia General del Episcopado
Latinoamericano y del Caribe, Documento de Aparecida
DM Documento de Malinas
DP III Conferencia General del Episcopado
Latinoamericano, Documento de Puebla.
DSI Doctrina Social de la Iglesia
EN Pablo VI. Exhortación Apostólica Postsinodal
Evangelii Nuntiandi.
ICM Concilio Plenario de Venezuela 11, Instancias de
Comunión del Pueblo de Dios para la Misión.
ICCRS Servicio Internacional de la Renovación Carismática
Católica (siglas en inglés)
LG Concilio Vaticano II, Constitución Lumen Gentium,
sobre la Iglesia.
OP Orientaciones Pastorales
RCC Renovación Carismática Católica
SD IV Conferencia General del Episcopado
Latinoamericano, Documento de Santo Domingo.
UR Concilio Vaticano II, Decreto Unitatis
Redintegratio, sobre el Ecumenismo.
VAT II Concilio Ecuménico Vaticano II

3
ÍNDICE

SIGLAS................................................................................2
ÍNDICE................................................................................5
CAPÍTULO I.........................................................................9
NATURALEZA Y OBJETIVOS DE LA RENOVACIÓN
CARISMÁTICA CATÓLICA....................................................9
Naturaleza de la RCC....................................................11
Objetivos de la RCC......................................................13
CAPÍTULO II......................................................................15
IDENTIDAD DE LA RENOVACIÓN CARISMÁTICA CATÓLICA
.........................................................................................15
Elementos que definen la identidad de la Renovación
Carismática Católica.....................................................15
Signos...........................................................................22
GRUPOS DE ORACIÓN Y COMUNIDADES..........................24
Grupos de Oración.......................................................24
COMUNIDADES ECLESIALES DE RENOVACIÓN.................26
ELEMENTOS QUE FAVORECEN LA MANIFESTACIÓN DE LA
IDENTIDAD DE LA RCC EN LOS GRUPOS DE ORACIÓN Y
COMUNIDADES................................................................27
RETIROS Y SEMINARIOS DE VIDA EN EL ESPÍRITU.............29
Temario del retiro básico o Seminario de Vida en el
Espíritu.........................................................................29
Ministerios recomendados para el servicio de un Retiro
o Seminario de Vida en el Espíritu................................30
Recomendaciones para el crecimiento en la fe después
del Retiro o Seminario Básico.......................................30
SERVIDORES Y LÍDERES.....................................................32
Servidores....................................................................33
Perfil del servidor carismático......................................33
Líderes..........................................................................34
DONES Y CARISMAS DEL ESPÍRITU SANTO.......................35
Don de profecía............................................................36
Don de sanación...........................................................37

5
Don de liberación.........................................................40
Don de lenguas.............................................................44
LOS CARISMAS EN LA COMUNIDAD CRISTIANA...............46
SUGERENCIAS PASTORALES EN ORDEN A UNA SANA
IDENTIDAD EN LA RENOVACIÓN CARISMÁTICA CATÓLICA
.........................................................................................47
RENOVACIÓN Y ECUMENISMO........................................51
¿Qué es el ecumenismo?.............................................51
RENOVACIÓN CARISMÁTICA Y MOVIMIENTO ECUMÉNICO
.........................................................................................53
CAPÍTULO III.....................................................................54
VER: LECTURA DE LA REALIDAD ACTUAL DE LA
RENOVACIÓN CARISMÁTICA CATÓLICA EN VENEZUELA. .54
¿Dónde estamos?.........................................................54
Luces: aspectos positivos y fortalezas..........................54
Sombras: aspectos negativos y debilidades.................56
CAPÍTULO IV.....................................................................58
JUZGAR: FUNDAMENTOS TEOLÓGICO-PASTORALES DE LA
RENOVACIÓN CARISMÁTICA CATÓLICA...........................58
Fuentes donde se alimenta la identidad de esta
corriente de gracia.......................................................59
Efusión del Espíritu Santo.............................................60
La cultura de Pentecostés............................................63
La Evangelización en la RCC..........................................65
Dimensiones de la Evangelización................................66
Dimensión profética: proclamar la fe...........................67
Dimensión Sacerdotal: celebrar la fe............................69
Dimensión Real: servicio de unidad en la caridad........70
Dimensión Comunitaria: convivir en y desde la fe.......71
Dones y carismas..........................................................72
Itinerario de vida cristiana en el Espíritu Santo............74
Primera etapa: primer anuncio....................................74
Segunda etapa: discipulado..........................................74
Tercera etapa: misión...................................................75
CAPÍTULO V......................................................................77
LA RENOVACIÓN CARISMÁTICA CATÓLICA EN VENEZUELA
.........................................................................................77

6
APORTES TEOLÓGICO-PASTORALES DESDE LA
PERSPECTIVA DEL DOCUMENTO DE APARECIDA Y DEL
CONCILIO PLENARIO DE VENEZUELA............................77
Documento de Aparecida.............................................77
Concilio Plenario de Venezuela....................................78
CAPÍTULO VI.....................................................................80
ACTUAR: DESAFÍOS, PRINCIPIOS ORIENTADORES Y PLAN
NACIONAL DE SERVICIO DE LA RCC EN VENEZUELA.........80
Desafíos........................................................................80
Desafíos generales.......................................................80
PRINCIPIOS ORIENTADORES PARA EL SER Y EL
QUEHACER DE LA RCC..................................................82
FIDELIDAD A LA AUTÉNTICA DOCTRINA DE LA FE.........83
CENTRALIDAD DE LA VIDA SACRAMENTAL...................84
VIDA COMUNITARIA.....................................................85
EL RECTO USO DE LOS DONES ESPIRITUALES...............85
LA PRIMACÍA DEL AMOR..............................................86
COMPROMISO SOCIAL.................................................87
LA VIRGEN MARÍA EN LA RENOVACIÓN CARISMATICA
CATÓLICA.....................................................................88

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CAPÍTULO I

NATURALEZA Y OBJETIVOS DE LA
RENOVACIÓN CARISMÁTICA
CATÓLICA

La pregunta: ¿Quiénes somos y qué hacemos?, nos ubica


en el contexto del Ser y Quehacer de la RCC, y nos invita a
construir los principios que fundamentan la misión de la
RCC.
La Renovación Carismática Católica es una "corriente de
gracia" eclesial, reconocida por la Santa Sede. Como
precisará el Cardenal Suenens: "no se trata de un
'movimiento' nuevo, en el sentido usual del término, sino
de una corriente de gracia que hace surgir por todas
partes, de manera espontánea, asambleas de oración con
un nuevo ardor. Se fundamenta en la promesa del Señor:
'cuando dos o tres se reúnen en mi nombre, yo estoy en
medio de ellos', de los cristianos que se reúnen a orar
comunitariamente, a ejemplo de las primeras
comunidades cristianas". En esta corriente de gracia, "el
Espíritu de Dios nos lleva a vivir de manera vivencial la
realidad del Cuerpo de Cristo... Es un movimiento del
Espíritu Santo ofrecido a toda la Iglesia, destinado a
rejuvenecerla en cada parte... Es una corriente de gracia
que se pierde en la masa de la Iglesia" (Carta Pastoral
Pentecostés, 1973). Más que ser un movimiento en la
Iglesia, es la Iglesia en movimiento.
La RCC es una corriente de gracia, que nace de la
experiencia de la acción del Espíritu Santo, para actualizar
siempre el acontecimiento de Pentecostés; aviva la
conciencia de la misión que Jesús encomendó y evoca una
respuesta entusiasta para vivir la fe, edificar la Iglesia y
continuar su obra de salvación. La Renovación es una
conversión y entrega constante a Dios, una docilidad

9
creciente al Espíritu Santo, es un Pentecostés actual para
renovar la Iglesia de hoy. Puede definirse la RCC como un
regreso a las fuentes primeras del cristianismo y estas
fuentes pueden resumirse en:
 La proclamación de la Palabra con poder.
 La invitación a una conversión personal.
 El reconocimiento de Jesús como Señor y Salvador,
como base para una relación personal.
 Una nueva efusión en el Espíritu Santo que nos ayuda
a vivir como hijos de Dios Padre y hermanos en
Jesucristo.
 La integración a la Comunidad Cristiana (Grupos de
Oración, Asambleas, Comunidades Eclesiales, entre
otros).
 El ejercicio de los carismas para el bien común y
edificación de la Iglesia, como servicio liberador en la
unidad y en la verdad, optando preferencialmente por
los pobres y más necesitados.
 El testimonio personal y comunitario de un Dios vivo
revelado en Jesucristo, que nos ama
incondicionalmente.
Según los Estatutos de la ICCRS, aprobados por Su
Santidad Juan Pablo II, "la Renovación Carismática Católica
es un movimiento mundial, pero no uniforme, ni
unificado. No tiene fundador particular, ni un grupo de
fundadores como muchos otros movimientos. No tiene
lista de miembros participantes. La Renovación
Carismática es la reunión muy diversa de individuos,
grupos y actividades, con frecuencia del todo
independientes unos de otros, en diferentes grados y
modos de desarrollo, con diversos énfasis; y que sin
embargo participan de la misma experiencia fundamental
y persiguen los mismos objetivos generales".
Extendida por los cinco continentes, la RCC está integrada
por personas de diferente cultura, por lo cual no puede

10
ser uniforme, sino de acuerdo a su realidad. Con diferente
grado de apertura y, por lo tanto, de compromiso, pero
todos con un mismo deseo de conocer y tener un
encuentro personal con Jesús, por gracia de Dios Padre y
por obra del Espíritu Santo.

Naturaleza de la RCC

La RCC es una corriente de gracia suscitada por el Espíritu


Santo en la Iglesia, que busca renovar la espiritualidad
católica a través de la oración comunitaria, especialmente
de alabanza a Dios, la búsqueda de la experiencia de
conversión radical a Cristo como Señor y Salvador, una
activa comprensión de los sacramentos, entendidos como
gracias por las cuales el Espíritu Santo nos hace partícipes
de la riqueza de la Iglesia, los carismas. Los dones del
Espíritu Santo y el testimonio de vida.
La RCC tiene su centro en la Trinidad, vivida y reflejada en
la experiencia personal y eclesial del Amor del Padre en
Cristo vivo y de la acción del Espíritu Santo, difundida en la
Iglesia a partir del día de Pentecostés. La experiencia
Trinitaria se renueva al pedir sobre el cristiano, con
oración fundada en la fe, una renovada y plena efusión del
Espíritu Santo, para que avive y consolide el potencial de
gracia ya comunicada en los Sacramentos del Bautismo y
la Confirmación, en orden a la santificación personal y a la
edificación de la Iglesia, de acuerdo a la promesa de
Jesucristo. La RCC colabora así en la renovación total de la
Iglesia y del mundo, de acuerdo a la propuesta realizada
por el Concilio Vaticano II.

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Objetivos de la RCC

 Promover una conversión personal y comunitaria,


madura y continua, a Jesucristo nuestro Señor y
Salvador, a partir de la apertura decisiva hacia la
persona del Espíritu Santo, su presencia y su acción
poderosa.
 Animar y fomentar la recepción y el uso de los dones
espirituales, carismas, no solamente en la RCC sino
también en la Iglesia entera.
 Participar activamente en la vida Sacramental,
especialmente en la celebración de la Reconciliación
como medio de curación y liberación y en la Eucaristía
como fuente y cumbre de toda vida cristiana.
 Animar la obra evangelizadora en el poder del Espíritu
Santo, incluyendo la evangelización de quienes no
conocen a Jesucristo, la nueva evangelización de
quienes se alejaron de la práctica de la fe y la
evangelización de la cultura, incluyendo los ambientes
económicos, sociales y políticos.
 Impulsar el crecimiento progresivo en santidad, a
través de la correcta integración de estos dones
carismáticos con la vida plena de la Iglesia.

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CAPÍTULO II

IDENTIDAD DE LA RENOVACIÓN
CARISMÁTICA CATÓLICA

Elementos que definen la identidad de la


renovación carismática católica

La identidad de la Renovación Carismática Católica no es


distinta de la identidad de la Iglesia porque la vocación de
la Renovación Carismática Católica no es distinta de la
vocación de la Iglesia. Insistimos en que es una corriente
de gracia surgida de la iniciativa de Dios (Cf. Ef. 1,3ss.)
para actualizar siempre el acontecimiento de Pentecostés.
 Así mismo es una corriente espiritual en el sentido de
que es el Espíritu Santo que fue dado a la Iglesia quién
provoca la alabanza a Dios creador. Por tanto, es una
corriente teologal cuyo horizonte es Dios; de cuya
experiencia cada miembro tiene por lo general,
constancia del día y la hora en que sucedió.
 Es una corriente cristológica que conlleva la
experiencia de Jesucristo Salvador personal, la cual se
realiza como consecuencia del descubrimiento de la
condición pecadora ante la grandeza del "Don de
Dios" (Cf. Jn. 4,10).
 Es una corriente trinitaria porque esta experiencia
diversifica a las personas en la comunión del Dios
único.
 Es una corriente eclesial porque descubre a la Iglesia
como ministerio de comunión del Padre, Hijo y
Espíritu Santo (L.G. Cap. 2, 3,4) y lleva a insertarse
necesariamente en la Comunidad del Grupo de
Oración.

13
En cuanto que esta "Renovación" es de la Iglesia, no se
puede hablar en sentido estricto de una espiritualidad
propia o aparte de la misma. Ante todo, es preciso
esclarecer el término "ESPIRITUALIDAD" en la Iglesia y,
dentro de un concepto amplio del mismo, penetrar en la
experiencia espiritual de la Renovación. Espiritualidad es
la capacidad de descubrir, vivir y contemplar, la presencia
y la acción del Espíritu en nosotros. (Cf. Ruiz, Federico
O.C.D) Caminos del Espíritu. Pág. 9). Espiritualidad es el
conjunto de relaciones, convicciones e inspiraciones que
animan interiormente la comunión con Dios a través de
diversas formas exteriores visibles.
"La espiritualidad de la Renovación no es otra, sino la rica
espiritualidad que brota de la Sagrada Escritura,
principalmente de los escritores del Nuevo Testamento,
en toda su riqueza, con sus matices y con sus variadas
expresiones" (P. Carrillo A. Salvador: Carismáticos. Pág.
61).
Se puede decir que la fuente específica de la Renovación
es la Palabra de Dios, tanto en la Sagrada Escritura como
en la Tradición Apostólica.
Las líneas fundamentales que tipifican la espiritualidad
carismática son:
 Experiencia viva de un encuentro con Jesucristo.
 Certeza de la presencia y acción del Espíritu Santo.
 Devoción, veneración y renovado culto a la Virgen
María.
 Ejercicio personal y grupal de la oración,
predominando la nota de la alabanza, adoración,
contemplación y acción de gracias.
 Testimonio personal y comunitario de la intervención
de Dios.
 Manifestación y ejercitación de los dones espirituales.
 Apostolado de Ministerios Carismáticos (Asistencia
Espiritual, Sanación, Liberación, Pastoreo, etc.).
14
 Renovado interés por la vida de la Iglesia, toma de
conciencia del servicio en todos sus aspectos.
 Gran interés por el estudio de la Sagrada Escritura y
los Documentos de la Iglesia.
 Adhesión filial a la Iglesia y al Magisterio de la Iglesia.
"La Espiritualidad de la Renovación" (siendo
esencialmente una espiritualidad bíblica y de tradición
eclesial) no es paralela a ninguna espiritualidad, sino que
renueva y vitaliza todas las corrientes espirituales que el
Espíritu Santo ha hecho surgir a todo lo largo de la historia
de la Iglesia" (P. Carrillo A, Salvador, Óp. Cit. p. 64).
A través de la Renovación, el Espíritu Santo "renueva el
carisma propio de cada persona, de cada institución, de
cada familia religiosa. Vigoriza la espiritualidad de los
laicos, como la de los clérigos; la espiritualidad
matrimonial y familiar, como la de cada instituto religioso.
Por esta razón, seglares, religiosos, sacerdotes y obispos,
tienen espacio en la Renovación en el Espíritu. La
Renovación es para todos los miembros del Pueblo de
Dios" (P. Carrillo A. Salvador. Op. Cit. p. 64).
El Grupo de oración, por ser el ambiente donde se realiza
toda esta experiencia, es esencial a esta corriente de
gracia a fin de que la acción del Espíritu Santo nos haga
tomar conciencia de que somos miembros activos del
Cuerpo de Cristo. La asistencia asidua y la participación
consciente al Grupo son indispensables para vivir la
identidad de la Renovación Carismática Católica.
La responsabilidad de la Renovación Carismática Católica
acentúa las siguientes verdades:
 Un Dios: Uno y Trino.
 Padre Todopoderoso: Creador del Cielo y de la Tierra.
 Jesucristo: Señor y Salvador.
 Espíritu Santo: El que vivifica y santifica.

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En la visión para este Tercer Mileno estamos convencidos
que debemos profundizar nuestra experiencia de ser
cristianos. Hemos sido ungidos como Cristo para participar
de su misión. "En El somos cristos y Cristo" (Cfr. C.L. Núm.
13y 14); como dice San Agustín: "Alegrémonos y demos
gracias: hemos sido hechos no solamente cristianos sino
Cristo" (C.L. Núm. 17). La virtud que resalta es que Jesús
está lleno del Espíritu Santo. El fin que persigue: El Reino
de Dios. El medio para lograrlo: Un Nuevo Pentecostés.
Actividades para lograrlo: Prácticas de piedad propias
(Alabanzas, Grupos de Oración, Seminarios de Vida en el
Espíritu, Invocación al Espíritu Santo, Signos y Señales que
acompañan la acción del Espíritu: Carismas, Comunidades,
Ministerios y Servicios, Mecanismos de Servicio: Consejos
y Comités).
Se hace necesario que cada día se conozcan los elementos
esenciales y opcionales de la Renovación Carismática
Católica.
Elementos Esenciales:
 El amor del Padre.
 El Poder del Espíritu Santo.
 La vida Sacramental.
 La Formación de Comunidades Eclesiales de
Renovación.
 La Necesidad de Evangelizar.
En la medida en que hacemos nuestro lo que es central en
la realidad del Evangelio, en esa misma proporción estará
centrado en el corazón de la Iglesia, que es el corazón de
Cristo.
Elementos Opcionales: constituye el modo concreto en
que la Renovación Carismática Católica encarna los
elementos esenciales del Evangelio:
Estas formas incluyen:
 Grupos de oración.
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 Comunidades Eclesiales de Renovación.
 Asamblea de Oración.
 Retiros Básicos.
 Seminarios de Vida en el Espíritu.
 Retiros de Profundización.
 Conferencias.
 Servicios y Ministerios.
 Publicaciones.
 Consejos y Comités.
 Áreas Pastorales.
Estos medios vienen a ser los canales por donde fluye la
Corriente de gracia. Son elementos que configuran la
identidad de la Renovación Carismática Católica ya que
están íntimamente unidos a los elementos esenciales. Sin
ellos o con los mismos debilitados se verían amenazados
los elementos esenciales, la acción del Espíritu Santo, su
fluidez, los carismas; la conversión personal y comunitaria
se verían frenados.
La Renovación Carismática Católica no es un movimiento
más, no es un súper movimiento ni pretende acaparar la
acción del Santo Espíritu, ella es Corriente de Gracia
porque su ser es penetrar en los sujetos, movimientos e
instituciones, no para cambiar su identidad, sino para que
sean transformados, para que reciban los Carismas del
Espíritu para trabajar con poder por el Reino de Dios.
La experiencia de un Bautismo en el Espíritu Santo
(también llamado Efusión del Espíritu Santo) es sin duda
fundamental en la vivencia de la Renovación Carismática
Católica porque expresa la renovación constante de la
gracia recibida en los sacramentos de iniciación cristiana
(Bautismo, Confirmación y Eucaristía).
La Renovación Carismática, es una llamada a conocer el
Amor de Dios, a creer en el Señor, experimentar la

17
conversión y la apertura al don del Espíritu Santo y ser
también transformados en "testigos" de la redención
lograda por Cristo, con su muerte y su resurrección
gloriosa.
El camino actual que recorre la Renovación Carismática
Católica es el mismo camino de la Iglesia: el de la
Evangelización. Esta tarea se realiza por el ejercicio de los
Dones y Carismas que el Espíritu Santo suscita entre los
miembros de la RCC. Estos carismas son gracias en función
del bien común. Por eso se parte de la convicción de que
sólo a través de una relación de profunda comunión con
Jesucristo y de una sólida formación cristiana se puede
mirar hacia la situación que Dios nos está regalando en
Tercer Milenio.
La Renovación Carismática Católica es una corriente que
promueve la relación con los diferentes grupos de
apostolado a través de las organizaciones eclesiales
nacionales y diocesanas que agrupan las diferentes
experiencias laicales. Para ello:
 Propicia la unidad entre nosotros y los demás
miembros de la Iglesia haciendo realidad aquellas
palabras de Jesús: "Que todos sean uno... para que el
mundo crea" (Jn. 17,21);
 Mantiene su fidelidad a la Jerarquía;
 Da testimonio a través de sus miembros de la realidad
del señorío de Cristo invitando a otros los grupos y
movimientos eclesiales a compartir y a enriquecerse
de su espiritualidad.
La Renovación Carismática Católica, al propiciar la
experiencia de una nueva vida en Cristo Jesús, le tiene que
decir al hombre su propia verdad acerca de su situación de
pecado y que, con éste, es imposible experimentar una
vivencia de hombre nuevo.
Con la experiencia de un nuevo Pentecostés o "efusión del
Espíritu Santo", del Retiro Básico o Seminario de Vida en el
Espíritu, la Renovación Carismática Católica invita a salir

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del Cenáculo para anunciar a Cristo Vivo, como lo hizo el
apóstol Pedro con los once (Cf. Hechos. 2,14-40).
La labor evangelizadora la realiza en íntima comunión con
el Señor (Cabeza) y con los hermanos, es decir la Iglesia
(Cuerpo de Cristo) va a todo el mundo, de acuerdo al
mandato de "Id y evangelizad a todos los pueblos" (Cf. Mt.
28,19).
En la comunidad evangelizada y evangelizadora se da el
crecimiento en Cristo a través de las cuatro notas
características que encontramos en las primeras
comunidades cristianas: "Acudan asiduamente a la
enseñanza (catequesis), "... a la convivencia..." (Vida
comunitaria), "...a la fracción del pan..." (Eucaristía), "... y
a las oraciones" (grupos, asambleas, talleres de oración).
Después del primer anuncio o Kerigma, viene la
catequesis, a la iniciación en la vida en el Espíritu debe
seguir necesariamente el crecimiento. La evangelización
es una proclamación de los hechos salvíficos de Jesús y el
testimonio de la experiencia personal del encuentro con el
Señor. La segunda fase es fundamental para el
crecimiento del hombre nuevo, que apenas ha nacido y
debe seguir inmediatamente a la Evangelización. La
formación o catequesis en un primer momento, más que
recibir una serie de conocimientos doctrinales, es, ante
todo, profundizar en el conocimiento de la Palabra de
manera continua y sistemática que lleve, como de la
mano, a los renovados en el Espíritu Santo por el camino
de la nueva vida. La enseñanza doctrinal, teológica y moral
vendrá posteriormente.
Esta corriente de gracia ha entendido que el cristiano está
llamado a crecer, madurar y dar frutos de manera
permanente, continua. De allí que ha asumido la invitación
del Papa Juan Pablo II en la Exhortación Apostólica
Christifideles laici, el cual considera que la formación y la
catequesis, "se han de colocar entre prioridades de las
Diócesis y se han de incluir en los programas de acción
pastoral de modo que todos los esfuerzos de las

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comunidades (sacerdotales, laicos y religiosos) concurran
a este fin" (Cf. CL 57).

Signos

En líneas generales, los signos indicadores de que se está


viviendo la vocación de la Renovación Carismática Católica
en Venezuela, detectados por los miembros del Congreso,
son los siguientes:
 La aceptación y la comprensión de la cruz que nos
impone el seguimiento a Jesús. Es decir, que no se
puede ser discípulo de Jesús sin cargar la cruz cada día
(Cf. Me. 8,34), expresándose en el perdón al prójimo
setenta veces siete, aceptar el ridículo, el insulto y aún
la persecución por causa del Reino; rechazar los
atractivos de la "carne" en la vida diaria, guardar los
mandamientos, especialmente el del amor, y practicar
la paciencia como fruto del Espíritu Santo.
 El énfasis en la alabanza profundamente trinitaria.
Una alabanza dirigida del Padre quién tiene un
proyecto de salvación que realiza por la muerte y
Resurrección de su Hijo quien glorificado nos da su
Espíritu.
 La Santísima Trinidad deja de ser un concepto
aprendido de memoria para convertirse en una
experiencia del Dios que vive.
 La lectura y meditación de la Sagrada Escritura.
 El redescubrir la vocación a la santidad que a partir del
Bautismo debe alimentarse, crecer y dar fruto. La
experiencia de Dios por la alabanza, la oración
personal y la vida sacramental lleva al convencimiento
de ser un pecador necesitado de permanente
conversión.
 El espíritu de servicio y amor a los demás a ejemplo de
María a quien se le ama y se le venera con profundo
amor filial.
20
 La perseverancia en la asistencia a los grupos de
oración por encima de múltiples dificultades y
obstáculos (cambios de estado, estudio, trabajo,
dificultades económicas, etc.

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GRUPOS DE ORACIÓN Y
COMUNIDADES

Grupos de Oración

Un grupo de oración es una reunión fraterna en la que los


miembros de cualquier condición y edad, se encuentran
para alabar al Señor y compartir su experiencia de vida en
Cristo Resucitado por el Poder del Espíritu Santo.
Uno de los aspectos que la Renovación Carismática ha
venido a renovar en la Iglesia es, sin duda alguna, la
oración comunitaria. Ha sido asistiendo a un grupo de
oración espontánea como muchos han iniciado un proceso
de interiorización y un encuentro personal con Jesús, que
los ha llevado a un crecimiento y madurez cristiana y a un
serio y radical compromiso.
La oración carismática espontánea no se opone a la
oración personal ni a la Oración Litúrgica, antes bien las
favorece y fomenta. Además de espontánea, la oración en
los grupos es muy participada, al estilo de las reuniones de
los primeros cristianos (Cf. 1Cor 14,26).
Aun cuando se caracteriza por una amplia participación y
espontaneidad, debe reinar el orden, tal como lo enseña
San Pablo (Cf. 1Cor 14,33).
Uno de sus aspectos definitorios clave es su condición de
eclesiales. Por tanto, en ningún momento deben actuar en
forma aislada e independiente sin la relación y comunión
debida con la Jerarquía de la Iglesia y los Comités de
Servicio de la RCC.
Elementos que comúnmente se presentan en un grupo
de oración:
 Saludos.
 Cantos de Animación y Alabanza.
22
 Oración de Alabanza.
 Oración de Protección.
 Oración de Perdón.
 Invocación al Espíritu Santo. Con canto en lenguas.
 Silencio para el ejercicio de los carismas. Palabra de
Profecía y Profecía en Lenguas. Palabra de Ciencia.
 Alabanzas y Oración a la Virgen.
 Lectura de la Palabra y corta meditación espontánea.
 Palabra de Ciencia si la hay una nueva moción.
 Testimonio de la semana.
 Oración de Acción de Gracias.
 Padre Nuestro, Ave María y Gloria. Abrazo de Paz.
 Bendición y despedida.

Estructura mínima de un grupo de Oración:


 Dos o más servidores
 Diversos ministerios o servicios, los cuales se
organizan de acuerdo con las características de cada
grupo. Los grupos pequeños funcionan con servicios
mínimos, como animación, enseñanza y música. Los
grupos más numerosos, además de los ya citados,
ministerios de recepción, intercesión, sanación,
liberación, librería o biblioteca básica.

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COMUNIDADES ECLESIALES DE
RENOVACIÓN

Una comunidad es la reunión de un pequeño grupo de


hermanos que se comprometen a compartir más
intensamente sus vidas y a establecer sus relaciones
interpersonales sobre la base de los criterios evangélicos.
Consideramos que las comunidades eclesiales nacidas en
el seno de la Renovación son un elemento importantísimo
y un gran apoyo para la misma.
Los grupos de oración, por su apertura, no satisfacen a
plenitud las ansias de compromiso tan perentorias en la
vida de la Renovación. Las comunidades llenan estas
aspiraciones. La vitalidad de la corriente de gracia que
representa la Renovación Carismática Católica necesita,
para el sostenimiento de su fuerza y efectividad, de
comunidades evangelizadoras llenas de audacia y
autenticidad.
Debemos tomar conciencia del compromiso de continuar
fomentando las Comunidades Eclesiales de Renovación.
Sin embargo, el fomento de estas comunidades, tan
necesarias a la vida de la RCC, no debe realizarse en
detrimento de la participación de sus miembros en los
Grupos de Oración. La presencia de los miembros de
comunidades en las reuniones de oración y actividades
fomentadas por el Grupo de Oración es vital para su
enriquecimiento y para mantener la comunión a quien nos
llamó y nos llama continuamente, Nuestro Señor
Jesucristo (Cf. Jn 17,21).

24
ELEMENTOS QUE FAVORECEN LA
MANIFESTACIÓN DE LA IDENTIDAD
DE LA RCC EN LOS GRUPOS DE
ORACIÓN Y COMUNIDADES.

 La música en el Espíritu que anima y lleva a la


alabanza.
 La lectura, escucha y enseñanza de la Palabra de Dios.
(R.D. Núm. 11)
 El ejercicio de los carismas que son manifestación de
la presencia del Espíritu para la edificación de la
Iglesia, particularmente los carismas de música,
lenguas, profecía y enseñanza.
 La verdadera oración comunitaria centrada en la
alabanza espontánea, la cual siempre es una gracia del
Espíritu Santo y no una mera técnica adquirida. Esta
oración de alabanza produce una efusión de la caridad
que se manifiesta en orar unos por otros y en la
disponibilidad por el servicio (Cf. Carta a los Obispos
de la Iglesia Católica sobre algunos aspectos de la
meditación cristiana 31 y 28).
 La práctica de la oración personal como medio a
través del cual los miembros de la Renovación
Carismática Católica encuentran un camino para
lograr la autenticidad cristiana, ya que la misma hace
tomar conciencia, en forma permanente, del
encuentro personal con Jesucristo, quien vive en cada
persona y la transforma dándole apertura a la
solidaridad, fraternidad y comunión con los hermanos.
 La presencia de auténticos cambios en la vida de
muchos hermanos, cambios que se hacen
permanentes y progresivos a lo largo de los años,
fruto de una oración perseverante.
 La labor de laicos con mayor conciencia de su
25
corresponsabilidad en la construcción del Reino de
Dios, en comunión con la Iglesia, a través de ejercicio
de los Carismas. Hombres y mujeres que buscan
crecer en santidad y que desean recibir dirección
espiritual y comprometerse como discípulos-
misioneros.
 La abundancia de Retiros de Profundización, Escuelas
de Evangelización, Escuelas de Formación, Encuentros
de Comunidades, de Jóvenes, Jornadas de Oración,
publicaciones de diversos temas, etc.
 La presencia de comunidades que han logrado
estabilizarse espiritual y emocionalmente prestando
servicios parroquiales, diocesanos y otros. La creciente
apertura de los Obispos que brindan apoyo y
orientación directa a la Renovación. Y la capacidad de
convocatoria que se manifiesta tanto a nivel regional
como nacional.
 El descubrimiento de la Santísima Virgen María como
la que escucha la Palabra, la que nos procede en el
camino de la fe, la que es dócil al Espíritu, el modelo
de seguimiento a Jesús... (Cfr. R.M. 2,6 y 25).

26
RETIROS Y SEMINARIOS DE VIDA EN
EL ESPÍRITU

En el Retiro Básico o en el Seminario de Vida en el Espíritu,


las personas reciben el primer anuncio, "Kerigma" o
proclamación de la Buena Nueva.
Esta actividad es abierta a todo aquel que aspire comenzar
una nueva vida bajo la acción del Espíritu Santo. Sin
embargo, es conveniente que los participantes hayan
tenido alguna experiencia de oración en las asambleas o
grupos de renovación.
Es indispensable que durante el Retiro o Seminario se
imparta el Sacramento de la Reconciliación o Penitencia y,
en lo posible, el de la Eucaristía.

Temario del retiro básico o Seminario de


Vida en el Espíritu

Introducción: La Renovación Carismática Católica. Qué es.


Orígenes. Organización.
Anuncio de Kerigma:
 EI Amor de Dios.
 El Pecado.
 La Salvación.
 Fe y Conversión.
 El Señorío de Jesús.
 El Espíritu Santo (Con el Bautismo en el Espíritu o
Efusión del Espíritu Santo).
 La Nueva Vida.
 *Crecimiento.

27
 María, modelo de Crecimiento.

Ministerios recomendados para el servicio


de un Retiro o Seminario de Vida en el
Espíritu

 Ministerio de Música.
 Equipo de Predicadores.
 Planta Física y Ambientación.
 Recepción y Buena Acogida.
 Protocolo.
 Orden.
 Alimentación.
 Aseo.
 Transporte.
 Ministerio Sacerdotal (para las confesiones y la
Santa Eucaristía).

Recomendaciones para el crecimiento en la


fe después del Retiro o Seminario Básico

 Esforzarse por madurar y crecer en la vida en el


espíritu.
 Profundizar en el conocimiento de la Palabra de
Dios y de la Doctrina de la Iglesia.
 Incorporarse a un grupo de oración en forma
asidua y constante.
 Aceptar la Dirección espiritual y el pastoreo.
 Participar asiduamente en la vida sacramental de
28
la Iglesia.
 Estudiar y reflexionar sobre las Sagradas Escrituras
y los documentos de la Iglesia.
 Dar testimonio de vida cristiana.
 Asistir a los eventos o retiros de profundización,
escuelas de formación, seminarios, conferencias,
talleres...
 Colaborar con gusto y generosidad para solventar
los gastos del grupo o la comunidad (diezmo) Cf.
Mal 3,10-12; He 2,44.

29
SERVIDORES Y LÍDERES

"Pongamos pues, el vestido que conviene a los elegidos de


Dios, por ser sus santos muy queridos, revístanse de
sentimientos de tierna compasión, de bondad, de
humildad, de mansedumbre, de paciencia. Sopórtense y
perdónense unos a otros. Si uno tiene motivos de queja
contra otros. Como el Señor los perdonó, a su vez hagan lo
mismo. Pero por encima de todo, tengan el amor que es el
vínculo perfecto. Que la paz de Cristo reine en sus
corazones; ustedes fueron llamados a encontrarla unidos
en un mismo cuerpo. Finalmente sean agradecidos. Que la
palabra de Cristo habite en ustedes con todas las riquezas.
Que sepan aconsejarse unos a otros y enseñarse
mutuamente con palabras y consejos sabios. Con el
corazón agradecido, canten a Dios salmos, himnos y
alabanzas espontaneas, y todo lo que puedan decir o
hacer, háganlo en nombre del señor Jesús dando gracias a
Dios Padre por medio de ÉL”. (Col 3,12-17).
Así en el cuerpo todos los miembros tienen una particular
función o servicio, en la Iglesia, Cuerpo de Cristo, Dios da a
cada uno de sus hijos un don de gracia, que es para
provecho de todos. “Ustedes son el Cuerpo de Cristo, y
cada uno de ustedes es parte de ese cuerpo. Dios ha
querido que en la Iglesia haya en primer lugar Apóstoles,
en segundo lugar, Profetas, en tercer lugar, Maestros;
luego personas que hacen milagros, y otros, que sanan
enfermos o que ayudan o que dirigen o que hablan en
lenguas". (1Cor 12,27-28)
La palabra de Dios citada nos muestra a los miembros del
Ministerio Jerárquico como los primeros servidores y
enumera, luego, las diversas funciones y ministerios que
cumplen determinadas personas para la edificación y
provecho de la comunidad cristiana.
Hoy más que nunca, se ha llegado a tomar conciencia de la
importancia de los distintos servicios que prestan los

30
laicos. En esta corriente de Renovación Carismática es
palpable y manifiesto, en todas partes, el surgimiento de
seglares llamados al ejercicio de diversos carismas.

Servidores

En la Renovación, recibe el nombre de servidor el


hermano que se compromete en la construcción del Reino
de Dios a través de un servicio concreto, dentro de un
grupo o comunidad.
Este hermano tiene necesidad de una debida formación y
orientación que lo capacite, para prestar con eficiencia, el
servicio de acuerdo con las exigencias de la Iglesia actual.

Perfil del servidor carismático

 Persona con experiencia de Dios.


 Vida de oración personal y comunitaria.
 Vida sacramental constante, en particular de la
Reconciliación y la Eucaristía.
 Anhelo de profundizar en la Palabra de Dios y en la
Doctrina de la Iglesia.
 Adhesión y especial obediencia a la Jerarquía y al
Magisterio Eclesiástico.
 Veneración y adhesión filial a nuestra Madre María
Santísima.
 Conciencia del propio carisma o carismas que el
Espíritu Santo le haya querido otorgar, para la
construcción de la unidad en la comunidad eclesial.
 Disponibilidad para el servicio.
 Ser promovido y aceptado por la comunidad,
mediante el discernimiento de la autenticidad del
carisma.

31
 Dar testimonio fiel de vida cristiana coherente,
marcada por un esfuerzo constante para alcanzar
metas de conversión y santidad cada vez más altas de
servicio y amor, sobre todo en el propio compromiso
personal, familiar, profesional y social.

Líderes

Se da el calificativo de líder, en la RCC, al servidor que,


habiendo recibido del Espíritu Santo el carisma de
dirección, se encarga, por elección y discernimiento de la
comunidad, de cuidar y guiar a los grupos o comunidades
(Cf. Hb. 13,17).
Además de llenar los requisitos necesarios de todo
servidor, el líder debe ser persona de fe y de
discernimiento; sensato, equilibrado, prudente,
suficientemente humilde para recibir guía espiritual de su
asesor y aceptar la corrección fraterna.

32
DONES Y CARISMAS DEL ESPÍRITU
SANTO

Las citas que, a continuación, se transcriben están


tomadas de la obra Renovación en el Espíritu Santo del
padre Salvador Carrillo Alday.
El Espíritu Santo, al venir al creyente, además de hacerlo
hijo de Dios, lo hace un miembro vital del Cuerpo de Cristo
que es la Iglesia (Rom 8,14-17).
Todos los cristianos formamos con Jesús, un solo cuerpo.
Él, la cabeza; nosotros, sus diversos miembros, y una sola
alma: el Espíritu Santo que da vida y mueve todo el
cuerpo.
Para poder cumplir la misión de un "Tal miembro en el
cuerpo de Cristo", El Espíritu concede a cada uno además
de la vida divina, gracias, dones, carismas, funciones,
actividades. Éstos han estado siempre vivos en la Iglesia
mientras que otros, desde hace algunos años se han
empezado a usar, como es el caso de los dones de
profecía, sanación, liberación, lenguas, considerados
carismas extraordinarios.
"Además, el mismo ESPÍRITU SANTO no sólo santifica y
dirige al pueblo de Dios mediante los sacramentos y los
ministerios y le adorna con virtudes, sino que también
distribuye gracias especiales entre los fieles de cualquier
condición, y distribuye sus dones según quiere (1 Co 12, 7-
11), con los que les hace aptos y prontos para ejercer las
diversas obras y deberes que sean útiles para la
Renovación y la mayor edificación de la Iglesia, según
aquellas palabras: a cada uno... se le otorga la
manifestación del Espíritu para común utilidad (1 Cor. 12,
7). Estos carismas, tantos los extraordinarios como los
comunes difundidos, deben ser recibidos con gratitud y
consuelo, porque son muy adecuados y útiles a las
necesidades de la Iglesia. Los dones extraordinarios no

33
deben pedirse temerariamente ni hay que esperar de ellos
con presunción los frutos del trabajo apostólico. Y,
además, el juicio de su autenticidad y de su ejercicio
razonable pertenece a quienes tienen la autoridad en la
Iglesia, a los cuales compete ante todo no sofocar al
Espíritu, sino probarlo todo y retener lo que es bueno"
(Cfr. 1 Tes5,12,19-21; LG.12,2)
El decreto Apostolicam Actuositatem, en los numerales 3 y
4 nos hace ver que el Espíritu da sus dones a todos los
miembros de la iglesia para el ejercicio del apostolado; por
lo tanto, también los reparte entre laicos e insiste en"... el
derecho y el deber de ejercitarlos para el bien de la
humanidad y edificación de la Iglesia en el seno de la
propia Iglesia y en medio del mundo, con la libertad del
Espíritu Santo..."
"Estos dones espirituales gratuitos, que llamamos
"Carismas" no son directamente gracias en orden a la
santificación personal, sino que son "manifestaciones del
Espíritu para el provecho común" (1 Cor 12, 7) (Carrillo A.
Salvador. Renovación en el Espíritu Santo p. 57).
En él sentido eclesial, carismas son todos los servicios que
contribuyen a la construcción de la comunidad; carismas
son también los cargos institucionales. Estos han estado
siempre vivos en la Iglesia mientras que otros en desuso,
tales como los dones de profecía, sanación, liberación,
lenguas, considerados carismas extraordinarios. La iglesia
recibe hoy, inesperadamente, el regalo de la renovación
de estos carismas olvidados o ausentes. Con todo, la
renovación carismática no los acentúa de forma unilateral
u exclusiva.

Don de profecía

Se entiende por profecía el regalo que Dios da a algunos


hermanos dentro de la Iglesia, para edificar, exhortar,
consolar, reconfortar, corregir, instruir. Dios habla a su
pueblo a través de un profeta. A menudo la palabra

34
profecía suscita un movimiento de conversión, de
agradecimiento al Señor por sus intervenciones de amor,
un sentimiento de paz. Ocasionalmente el profeta recibe
una luz particular prediciendo el provenir (Cfr. 1Cor. 14,3-
4.24-25).
La iglesia ha recibido. inesperadamente, el regalo de la
renovación de estos carismas, cuyo uso no es exclusivo de
la Renovación Carismática Católica. Quien recibe este don
no es utilizado por Dios como una máquina, Dios se sirve
de los sentimientos, la voluntad, el entendimiento, la boca
de las personas para hablar a los presentes. En ella (la
persona) suele darse una lucha interior, como búsqueda
de discernimientos sobre el origen del mensaje (Cf. Jer 20-
9) por eso es necesaria una profunda entrega de sí mismo
a Dios. (Cf. H. Muhlen. Catequesis para la renovación
carismática p.p. 178 y 55).
El carisma de la profecía pertenece a la vida ordinaria de la
Iglesia local. La profecía puede ser una palabra sencilla de
aliento, una amonestación, un acto profético, una decisión
para una nueva línea de acción. Por esta razón no habrá
de entenderse o recibirse todas en el mismo nivel. Se
tiene extremo cuidado con la profecía de predicción y la
de dirección no debe seguirse, sino cuando ha sido
examinado y confirmado de otra manera.
El profeta es un miembro de la Iglesia y no está por
encima de ella aun cuando lo confronten con la voluntad y
la palabra de Dios. Ni el profeta ni su profecía se acreditan
a sí mismos. La profecía ha de someterse a la comunidad
cristiana (Cf. 1Cor 14,29), a los que tienen
responsabilidades pastorales de la Renovación Carismática
(Cf. Documento de Malinas 1, p.63).

Don de sanación

San Pablo considera una cosa natural que a algunos


miembros de las comunidades se les haya concedido el
don de sanación (1Cor 12,9 y 28) En Marcos 16,15-18,

35
Jesús...les dijo: "Id por todo el mundo y predicad el
evangelio a toda criatura. El que cree y sea bautizado se
salvará, pero él que no crea se condenará. A los que
creyeren les acompañarán estos prodigios: en mi nombre
arrojarán los demonios, hablarán lenguas nuevas, tomarán
en sus manos las serpientes y aunque debieren algo
mortífero, no les dañará; pondrán sus manos sobre los
enfermos y estos sanarán"
Las curaciones y milagros son un desafío a nuestra fe que
debe ser entregada absoluta y sin condiciones al poder y
al amor de Cristo (Cf. Mc 9,23).
EL don de sanción es una manifestación del amor de Dios
para con nosotros. Los servidores de la renovación,
específicamente los que integran el ministerio de
sanación, se convierten en instrumentos de la compasión
de Dios para llevar a cabo el mandato de orar por los
enfermos.
En la renovación, es un clima de entrega y fe absoluta en
Jesús que vive, en su espíritu que actúa, y en un ambiente
de comunión fraterna, el que tiene el carisma de sanación
"no actúa Solo; la comunidad lo asiste y lo acompaña. La
oración es ya una acción de gracias antes de que se
produzca mejoría alguna. Se trata de vivir intensamente,
unidos como hermanos, en una comunidad de fe, de
esperanza y de amor, y en una relación personal con el
Dios vivo que transforma el corazón y tiene poder para
sanar las almas y los cuerpos " (Carrillo A. Salvador:
Carismáticos. p71).
La imposición de las manos que suele acompañar la
oración de sanación tiene variedad de significados:
bendición, oración por la curación por la función del
Espíritu. En la renovación carismática, es una expresión
visible de solidaridad en oración y espiritual en la
comunidad.
Cuando se producen curaciones físicas, mayor es el
número de sanaciones espirituales, interiores, psíquicas.
Es cierto que, ante todo, hay que ir al Sacramento de la
36
Reconciliación, con el cual los pecados quedan
perdonados, según la palabra de Jesucristo (Cf. Jn 20,23);
sin embargo, con frecuencia, queda un desajuste
profundo en el ser humano, cuyas manifestaciones
pueden ser, entre otras: ausencia de paz, tristeza, sentido
de culpabilidad, resentimientos, odios, rencores, deseos
de venganza, desajustes nerviosos, hastío de la vida (Cf.
Carrillo A. Salvador: Carismáticos, p. 71). Esto ocurre
generalmente porque no se ha ubicado la raíz del
problema o la herida profunda que dejan en el ser
humano los acontecimientos vividos a lo largo de su vida.
Con frecuencia, queda un desajuste profundo en el ser
humano, cuyas manifestaciones pueden ser entre otras:
ausencia de paz, tristeza, inclinaciones al pecado, sentido
de culpabilidad, resentimiento, odios, rencores difíciles de
extirpar, deseos de venganza, hastío de la vida (Cf. Carrillo
A. Salvador. Carismáticos, p. 71).
De aquí resultan con frecuencia enfermedades orgánicas,
las cuales, en algunos casos, no pueden ser curadas por
los médicos, si siquiera con los mejores medicamentos. Es
necesario que el enfermo se someta a un proceso de
sanación interior o espiritual, el cual debe ser llevado con
la guía espiritual de sacerdotes y laicos, con experiencia y
testimonio en este tipo de curaciones; para lo cual se
requiere que el enfermo se relacione profundamente con
Dios, a través de los sacramentos, la oración personal y
comunitaria, la lectura de la palabra, la adoración al
Santísimo Sacramento y el servicio a los hermanos (de
estar en condiciones).
La Renovación alienta la relación entre sanación y vida
sacramental, especialmente la Eucaristía, la Penitencia y la
Unción de los Enfermos. En el servicio del ministerio de
sanación, hay que evitar dos excesos: el temor que puede
surgir por realizar el servicio y el entusiasmo incontrolado
que no respete normas. Los que ejercen el ministerio de
sanación deben ocuparse de los enfermos que el Señor les
presenta y no andar a la “caza de enfermos”.

37
El ministerio de sanación no debe considerarse como una
sustitución del servicio médico. Tanto el carisma de
sanación como la ciencia médica son instrumentos de Dios
que sanan (Cf- Eclo 38,1.15).
Debe pedirse al Señor discernimiento sobre el tipo de
sanación que necesita el hermano. En algunos casos
habría que orar no por la enfermedad que presenta sino
por la causa que la origina. Hay personas que solo
necesitan ir al sacerdote para recibir el perdón de los
pecados, otros deben ser orientados hacia un psicólogo o
psiquiatra. En ambos casos, es bueno colaborar con la
oración del hermano.
Cuando el Señor no quita la enfermedad o el sufrimiento,
entonces, ésta es también su voluntad tal como lo
expresara San Pablo en Col 1,24-25, el ministerio de
sanación no elimina el misterio del sufrimiento redentor.

Don de liberación

Existe un campo tan misterioso y delicado como real, que


es el de la acción del demonio en el mundo y las personas.
En los Hechos de los Apóstoles 10, 38, Pedro resume la
obra mesiánica de Jesús en tres puntos:
 Ungido con el Espíritu Santo y con poder.
 Pasó haciendo el bien.
 Sanando a los oprimidos por el diablo.

Los discípulos fueron enviados a evangelizar y a expulsar


demonios (Cf. Mt, 10,7-8) y volvieron felices porque éstos
se les sometían en el nombre de Jesús (Cf. Lc 10,17)
Hay personas que piensan que creer en la existencia y la
acción del demonio es retroceder a ideas medievales. Sin
embargo, San Pablo VI dijo, en la audiencia general del 15
de noviembre de 1972.
38
“...El mal no es solamente una deficiencia, sino una
eficiencia, un ser vivo, espiritual, pervertido y pervertidor.
Terrible realidad. Misteriosa y pavorosa. Se sale del
cuadro de la enseñanza bíblica y eclesiástica quien se
niega a reconocer su existencia; o bien quien hace de ella
un principio que existe por sí y que no tiene, como
cualquier otra criatura, su origen en Dios; o bien la explica
como una pseudorrealidad, una personificación
conceptual y fantástica de las causas desconocidas de
nuestras desgracias.” (San Pablo VI Catequesis del 15 de
noviembre de 1972). Es "el homicida desde el principio... y
padre de toda mentira" como lo define Cristo (Cf. Jn 8,44-
45); es el insidiador sofistico del equilibrio moral del
hombre... no se ha dicho que todo pecado se debe
directamente a la acción diabólica; pero es, sin embargo,
cierto que quien no vigila con cierto rigor sobre sí mismo
(Cf. Mt 12,45; Ef 6,11) se expone a la influencia del
"mysterium iniquitatis", a que se refiere San Pablo (2Tes
2,3-12), y se hace problemático a la alternativa de su
salvación.
La oración por liberación consiste en la súplica dirigida al
Señor Jesús para que libere a tal hermano de las
influencias y opresiones del demonio o eventualmente en
el nombre de Jesús para que los espíritus del mal dejen en
paz a una persona. Esta oración no es el exorcismo
propiamente dicho, el cual combate a la posesión
diabólica y requiere la autorización del Obispo y de una
legislación particular.
En relación con el ministerio de liberación hay que evitar
dos extremos: el ver por todas partes demonios e
influencias demoníacas o pensar que la existencia de
aquéllos y su lucha contra el hombre es mito.
La oración de liberación no puede ser practicada por
cualquier persona, nadie puede realizar legítimamente
exorcismos sobre los posesos, sin el verdadero carisma. El
pastor tiene la obligación de discernir qué persona ha
recibido ese don del Espíritu.

39
En caso de personas que se hayan entregado consciente y
voluntariamente al pecado durante mucho tiempo, se
puede decir que han caído bajo el dominio del pecado y la
opresión del maligno. Necesitan ante todo la conversión
profunda y la recepción del sacramento de la penitencia.
Es necesario, además, una oración por su liberación a fin
de que el hermano sea sanado de las secuelas que ha
dejado el pecado.
"Atención especial merecen aquellos casos de personas
que voluntaria o involuntariamente, consientes o
inconscientemente, se han visto involucrados en
espiritismos, espiritualismo, curanderismo y toda clase de
ocultismo propiamente dicho. Es en estas personas de
manera muy particular en quienes se presentan casos de
verdadera necesidad de "liberación del maligno". El
ejercicio del carisma de discernimiento es indispensable
en estas circunstancias” (Derecho Canónico C. 1172:
"Carrillo A. Salvador. Op. Cit. p. 73).
Es indispensable atenerse a las normas emanadas de la
Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, de fecha
31 de octubre de 1998, y que transcribimos a
continuación:
"1° el canon 1172 del CDC declara que nadie puede
pronunciar exorcismo sobre posesos sin haber obtenido
una licencia peculiar expresa del ordinario del lugar (Núm.
1), y determina que esta licencia se concederá solo a un
presbítero piadoso, docto, prudente y con integridad de
vida".
“2°. De aquí se deduce que no está permitido a los fieles
usar contra Satanás y los ángeles caídos la fórmula del
exorcismo hecha de derecho público por mandato de S. S.
León XIII, y mucho menos usar el texto íntegro de ese
exorcismo. Los obispos, si fuera necesario, debe advertir a
los fieles sobre este punto".
“3° Finalmente, por las mismas razones, se ruega a los
Obispos a que vigilen, en los casos en que, si bien se
excluya alguna verdadera posesión diabólica, parezca sin
40
embargo que se revela de alguna manera un influjo
diabólico, a fin de quienes no tengan la debida potestad
no dirijan esas sesiones en que se hacen oraciones para
obtener la citada liberación durante las cuales se
interpelan a los demonios y se trata de conocer su
identidad".
Estas normas no deben llevar a los fieles a desistir de las
oraciones para ser liberados del mal (M. 6. 13), como nos
enseña Jesús. No sólo esto, sino que los obispos podrán
aprovechar esta oportunidad para recordar la tradición de
la Iglesia sobre el Sacramento de la Reconciliación y sobre
la intercesión de la Bienaventurada Virgen María, de los
ángeles y los santos en la lucha espiritual contra los
espíritus malignos".

Ministerio Nacional de Sanación–


Liberación
Es el equipo formado por servidores de la RCC de
Venezuela quienes, dotados de los Carismas de sanación
y/o liberación más otros carismas auxiliares, tienen la
responsabilidad de atender la necesidad de un pueblo
enfermo, limitado por la falta de salud física y, sobre todo,
salud interior, y que, a su vez, sufre y se siente atado y
encadenado por fuerzas espirituales malignas. Es un
servicio que se realiza atendiendo al mandato de Jesús de
Nazaret quien “Convocó a los doce y les dio poder y
autoridad sobre todos los demonios y para sanar
enfermedades. Les envió a proclamar el Reino de Dios y
sanar enfermos” (Lc 9,1-2).
Importancia: Este servicio nace como una necesidad de
dar respuesta a tanta situación de enfermedad física,
psicológica, emocional y espiritual en la que se encuentra
gran parte de nuestra sociedad, incluso dentro de nuestra
amada y Santa Madre Iglesia. A esta realidad dolorosa del
pueblo, Dios le sale adelante capacitando con carismas de
poder a algunos de sus servidores, a través de quienes
obra sanando (física e interiormente) y liberando a su
41
pueblo oprimido y enfermo por toda clase de dolencias.
“En mi Nombre echarán demonios. Impondrán las manos
sobre los enfermos y quedarán sanos” (Mc 16,17-18b).
Es el mismo Señor quien funda este ministerio, como
signo de que el Reino de Dios ya está entre nosotros, lo
que fue testimoniado por Él mismo, sanando y liberando y
que hoy actúa en su Iglesia con ese mismo poder por la
gracia del Espíritu Santo.
Desde sus inicios, esta Santa Corriente de Gracia ha
prestado este servicio, pero con iniciativas particulares o
de pequeños grupos o equipos aislados. Es hora de hacer
que los frutos de esas iniciativas maduren y su fruto sea
mayor, trabajando unidos, unificando criterios,
compartiendo experiencias, apoyándonos hasta que cada
ciudad y pueblo goce de este muy necesario servicio.
Objetivo General
Colocar, para bien del pueblo de Dios, un servicio de
sanación y liberación; organizado, responsable y eficaz,
que acreciente la posibilidad de contar con una Iglesia,
Pueblo de Dios, cada vez más sana y más libre.
Objetivos específicos:
 Incentivar en cada diócesis y parroquia la creación del
Ministerio de sanación y liberación que pueda atender
a las necesidades de los hermanos de su jurisdicción.
 Mantener estrechos lazos de comunión y
comunicación con cada uno de los equipos formados,
a fin de compartir experiencias, colaborar entre ellos y
corregir anomalías que se puedan presentar.
 Estimular a los equipos a formarse cada vez más,
sobre todo en lo referente al ministerio en el cual
prestan servicio.
Actividades:
 Taller básico para crear el Servicio de Sanación.

42
 Taller: Los carismas de Poder y Revelación dentro del
Servicio de Sanación.
 Taller: Como llevar la Oración de sanación y liberación.
 Retiro de Sanación Interior.
 Retiro de Liberación.

Don de lenguas

"En cuanto fenómeno externo o material, este carisma


consiste en la emisión de ciertos sonidos, de ciertos
balbuceos que de ordinario no llegan a ser palabras y
cuando son términos reconocibles, estos aparecen
aisladamente y sin conexión. En definitiva, el don de
lenguas es un hablar incompresible tanto para el locutor
como para el que escucha "este hablar en lenguas" puede
ser también "cantar en lenguas "(Cf. 1Cor 14,2-9.15).
En cuanto a la forma del carisma y a su significado
profundo, el don de lenguas o cantar en lenguas:
 Es en primer lugar, un carisma para glorificar a Dios
(Cf. 1Co 14,2)
 Es un carisma de virtud del cual el creyente habla con
Dios al impulso del espíritu: 1Cor 14,2.28).
 Es un carisma de bendición y de oración de gracias:
1Cor 14,14-15). Según la afirmación de 1Cor 14,4, el
don de lenguas es un carisma que el Espíritu Santo da
para edificación personal; sin embargo, ésta no
excluye la finalidad común que tienen todos los
carismas, a saber: la edificación mutua, la
construcción del cuerpo de Cristo: 1Cor 12,7.27-30;
14,12-26. En efecto, mediante el don de lenguas el
carismático, al impulso del Espíritu, alaba y glorifica a
Dios, lo bendice y le da gracias por la obra salvífica que
ha realizado en Cristo a favor de todos los hombres, y
mediante esa misma oración en lenguas eleva al Padre
plegarias a favor de los demás, sabiendo que es el

43
Espíritu quien ora en él con "gemidos inexpresables y
todo esto sirve para edificar y construir la Iglesia".
(Carrillo A. Op.Cit. p.p. 74).
EL don de lenguas, como su propio nombre lo dice (don)
es un regalo de Dios y, por lo mismo, muy apreciado por la
Renovación Carismática; sin embargo, nunca deberán ser
tenidas a menos las personas que no lo han recibido.

44
LOS CARISMAS EN LA COMUNIDAD
CRISTIANA

Pablo desea que los cristianos no estén en la ignorancia


respecto de los carismas (Cf. 1Cor 12,1)
Los dones hay que pedirlos, aspirar a ellos, su
manifestación debe ser algo normal en una comunidad
cristiana, pero no se debe disociar los carismas de la
caridad; deben estar ligados a ella, de otro modo carecen
de valor. Por eso Pablo escribe su Himno a la caridad
donde enseñanza sobre el carisma (Cf. 1Cor 13). No ha
querido decir Pablo que la caridad basta y no se necesitan
los carismas, lo que quiere decir es que es la corriente del
amor que anima todo. Los carismas son como
herramientas espirituales; hay que utilizarlas en el amor.
La autenticidad de la vida carismática se prueba con los
frutos del Espíritu (Cf. Gal 5,22-26).

45
SUGERENCIAS PASTORALES EN
ORDEN A UNA SANA IDENTIDAD EN
LA RENOVACIÓN CARISMÁTICA
CATÓLICA

 Que en los miembros de la Renovación Carismática


haya una opción seria y definida por la oración
personal.
 Los grupos deben recibir una catequesis seria,
metódica y planificada.
 Profundizar en la experiencia y uso de los dones. Y no
sólo en lo referente a la clarificación teórica, que es
muy importante, sino también al ejercicio de los
mismos, para evitar errores y confusiones.
 Acercamiento a las obras de los grandes maestros
espirituales de la Iglesia Católica: Santa Teresa de
Jesús, San Juan de la Cruz, San Ignacio de Loyola y
otras. Discernimiento serio, atento y comprensivo. Se
impone el ejercicio de la dirección espiritual.
 Curso de entrenamiento en Dinámicas de grupo; se
resolverían muchos problemas que dependen más de
hechos meramente humanos que espirituales.
Atención y apertura al proceso espiritual de otros
movimientos, fundamentalmente los que acentúan la
línea de compromiso con el hombre.
Las directrices de la Constitución Gaudium et Spes del
Concilio Vaticano II, y los documentos de las Conferencias
Episcopales Latinoamericanas Medellín, Puebla Santo
Domingo y Aparecida deberán marcar pautas en el
proceso espiritual de la Renovación Carismática. Incluso
los contenidos fundamentases de la espiritualidad de la
liberación (porque existe), deberán confrontar la
experiencia carismática. No debe olvidarse que, como
afirmó una vez al Cardenal Suenens, "el futuro de los

46
movimientos espirituales, tanto en el campo oracional
como en el del compromiso social liberador. El desafío de
nuestra Iglesia, será hacer la síntesis entre la honda y
gozosa experiencia de Dios en la oración y la ineludible y
maravillosa experiencia en el rostro sufriente del
hermano”.
Si el proceso espiritual de la Renovación Carismática es
auténtico; si pudiera decirse algún día que nuestra
experiencia era realmente del Espíritu, será si, ahora, sus
miembros contribuyen con realismo y eficiencia a lograr
esta síntesis. Llenando de trascendencia los compromisos
de liderazgo que la propia Iglesia nos exige, ahondando
cada vez más en la experiencia de Jesús amado y
experimentado en la plegaria y el servicio, sin evasión de
la realidad del compromiso radical con los hermanos.
Entre tales compromisos se puede mencionar:
 Profundizar con el conocimiento sobre el don de
profecía, fundamentándolo en la palabra de Dios, así
como también a la luz del Magisterio de la Iglesia.,
 Profundizar, no sólo en el conocimiento de la
existencia de los dones y carismas en la Iglesia, sino
también, en el conocimiento doctrinal de cada
carisma, su función y correcta aplicación y, además,
orientar sobre la forma de descubrirlo personal y
comunitariamente.
 Promover la creación de equipos de pastores en los
grupos y comunidades eclesiales de renovación (CER)
como una respuesta a la necesidad de orientar a los
hermanos en la fe.
 Ejercer el pastoreo entre los hermanos. Este servicio
deberá ser realizado por personal que posean las
cualidades para ello, es decir, los carismas apropiados
a tal labor (Cf. 1Tim 1,2-9).
 Volver al amor del principio (Cf. Ap 2,4) como
expresión de una actitud constante de conversión y
mantener el ritmo de la oración, el gusto, el deseo de
estar en íntima comunión con Jesús, el Señor y
47
Salvador.
 Promover la práctica de la dirección espiritual como
mecanismo de formación de los laicos más
comprometidos y medio propicio para el cultivo de las
vocaciones (Cf. SD 42).
 Revalorizar la práctica del sacramento de la penitencia
y la orientación espiritual.
 Conocer el espíritu ecuménico de la Iglesia católica
desde el Concilio Vaticano II hasta nuestros días,
reconociendo lo que se nos pide, ante todo, una
actitud de oración y de testimonio de santidad.
 Asumir desde el grupo de oración los retos en los
ambientes sociales, sin miedo, con entusiasmo y
autoridad, con un pastoreo efectivo y criterios de
unidad en la diversidad.
 Dar testimonios en cada uno de los campos en los que
se interactúa: política, economía, cultura, asociaciones
de vecinos, medios de comunicación social, educación,
salud, deporte, etc.
 Mantener y promover más las escuelas de formación y
las actividades de preparación que actualmente se
realizan y ampliar nuevos horizontes a nivel de
formación en áreas como cultura urbana y otras.
 Fomentar en cada diócesis la formación de servidores
y líderes de una manera integral y establecer los
mecanismos para estos fines.
 Proporcionar una formación sólida que permita la
promoción de líderes con capacidad probada para
ejercer las tareas que se les ha confiado.
 Motivar a los servidores y líderes de la Renovación
Carismática católica a participar en los consejos
pastorales parroquiales y desde allí procurar
compartir su experiencia y su servicio en el
enriquecimiento de nuestras parroquias.
 Crear un estilo de vida comunitaria que integre a los

48
sacerdotes, propiciando un medio fraterno para los
mismos.
 Favorecer en cada hermano la necesidad de formarse,
buscando los recursos o medios para motivarlos.
 Procurar responder, desde cada estructura de servicio
de la Renovación Carismática Católica (a nivel
nacional, diocesano y parroquial), a los signos de los
tiempos para que, así mismo, pueda seguir dando los
frutos que Dios nos pide para los momentos actuales.
 Promover el papel de los líderes como un elemento
importante en función de la visión y misión
evangelizadora que la Iglesia espera que ellos. Sólo
través de la conversión un líder tiene la posibilidad de
formar a otros "testigos de Dios".
 Propiciar en cada uno de sus miembros la experiencia
de gratitud al Señor por pertenecer a la Iglesia
Católica, una comunidad que tiene veinte siglos de
historia. Es decir, que cada uno pueda vivir con
gratitud el ser católico.
 Señalar al hombre, con firmeza, pero también con
caridad, su propia verdad acerca de su situación de
pecado y que, con éste, no es posible tener una nueva
vida en Cristo Jesús.

49
RENOVACIÓN Y ECUMENISMO

Jesús en su última convivencia con los discípulos antes de


morir, ruega al Padre por la unidad entre ellos y en los que
iban a creer en Él por medio de su Palabra: "Que todos sea
uno como Tú, Padre, estás en Mí y Yo en Ti Que ellos sean
también uno en nosotros así el mundo creerá que Tú me
has enviado. Esa Gloria que me diste se la di a ellos para
que sean uno como Tú y yo somos uno. Así seré yo en
ellos y Tú en mí, y alcanzarán la perfección en esta unidad.
Entonces el mundo reconocerá que Tú me has enviando y
que yo les he amado como Tú me amas a mí. Esos que me
has dado, Padre, yo quiero que allí donde estoy yo, estén
también conmigo y contemplen mi Gloria, que Tú me
diste, porque me amaste desde antes que comenzara el
mundo" (Jn 17,21-24).

¿Qué es el ecumenismo?

Para quienes conocen vivencialmente la Renovación


Carismática y conocen, en el sentido bíblico, sus frutos, es
importante fijar ciertos conceptos o ideas,
fundamentalmente, sobre el Ecumenismo del Concilio
Vaticano II. En el número 1, se afirma que también entre
los hermanos separados ha surgido, movidos por el
Espíritu Santo, un movimiento cada día más amplio para
restablecer la unidad de todos los cristianos; casi todos
aspiran a una iglesia, única y visible, que sea
verdaderamente universal y enviada por todo el mundo.
En Núm. 4 del Derecho, el Concilio exhorta a los católicos
a participar diligentemente en la labor ecuménica; define
el Movimiento Ecuménico como: Las actividades e
iniciativas que se suscitan y ordenan para favorecer la
unidad de los cristianos, el respeto mutuo, el diálogo entre
peritos y el trabajo en común y en la renovación y reforma
de cada iglesia. El esfuerzo hay que hacerlo "prudente e

50
imparcialmente por los fieles católicos”, bajo la vigilancia
de los pastores. Esta labor requiere una conversión y
purificación de la Iglesia. Es bueno que los católicos
reconozcan con gozo y aprecien los bienes espirituales en
nuestros hermanos cristianos, hasta llegar muchos de
ellos al derramamiento de su sangre. Reconocer que la
gracia del Espíritu Santo también obra en nuestros
hermanos separados.

51
RENOVACIÓN CARISMÁTICA Y
MOVIMIENTO ECUMÉNICO

La Renovación es un maravilloso camino hacia la unión de


los cristianos. Renovación y Ecumenismo, escribe el padre
Carrillo, "Son dos movimientos espirituales que fácilmente
se encuentran entre sí y se conectan mutuamente".
Meditemos este texto del Vaticano II, "El Espíritu Santo,
que habita en los creyentes, llena y gobierna toda la
Iglesia" (Ecum. Núm. 2) Por la verdadera conversión, por la
eficacia de la oración, por el compromiso de la vida y el
amor de los miembros de la Renovación, se va
estructurando ya la verdadera unidad celestial. No
desertemos del campo por las dificultades que
encontremos en él, en particular por el proselitismo de la
mayoría de nuestros hermanos separados.
Además de la oración, hay que buscar caminos de
aproximación con ellos, pero siempre siguiendo las
normas de los pastores. El cardenal Suenens, insiste
mucho en lo último, no sea que perjudiquemos con
nuestras imprudencias la unidad cristiana y pongamos en
peligro nuestra fe.
Prescindir de nuestros pastores, los obispos, y lanzarse a la
aventura, fiados por una "supuesta" inspiración del
Espíritu Santo, puede ser peligroso y ha traído graves
consecuencias a algunos grupos de la renovación. Son más
las cosas que nos unen dice el Vaticano II, que las que nos
desunen; pero no podemos actuar con un falso compasión
o falso ecumenismo, echar una capa sobre las diferencias
y decir que no vale la pena.
En nuestro país, el ecumenismo es difícil por la agresividad
por parte de la mayoría de los grupos o congregaciones
que se llaman "evangélicas". Y ciertamente, no podemos
responder a sus ataques con sus mismas armas, sino con
la oración, con la claridad, con el respeto mutuo, con

52
mayor conocimiento de nuestra fe. (Cf. Juan Miguel
Ganuza, S.J. Renovación Carismática y Ecumenismo).

53
CAPÍTULO III

VER: LECTURA DE LA REALIDAD


ACTUAL DE LA RENOVACIÓN
CARISMÁTICA CATÓLICA EN
VENEZUELA

¿Dónde estamos?

En este documento se pretende ver la realidad de la RCC


en Venezuela, respondiendo a la pregunta: ¿Dónde
estamos?; para iluminarla con la verdad de la fe y
transformarla, actuando según los designios de Dios.
"Jesús dijo a quienes creían en él: ustedes serán mis
verdaderos discípulos si guardan siempre mi palabra;
entonces conocerán la verdad y la verdad los hará libres”
(Jn 8,31-32). En esa búsqueda de la verdad, se han de
reconocer las luces: aspectos positivos y fortalezas; así
como las sombras: aspectos negativos y debilidades. Luces
y sombras de alguna manera dan aliento para seguir
encontrando luz a través del discernimiento espiritual de
los signos de los tiempos.

Luces: aspectos positivos y fortalezas

Las luces son aspectos positivos y fortalezas, que


representan los indicadores favorables de que se está
viviendo la vocación e identidad de la RCC en Venezuela,
tanto en los grupos de oración como en las comunidades
carismáticas.
 Profundización en la fe y en la espiritualidad Trinitaria,
Cristocéntrica, Mariana y Eclesial
 Experiencia viva de un encuentro con Jesucristo

54
resucitado, reconocido como Hijo Único de Dios, con
el cual el cristiano entra en relación personal como
Salvador, Señor y Mesías, en seguimiento personal y
eclesial, capaz de producir una conversión
permanente, como camino de santificación.
 Mayor conciencia de la acción poderosa del Espíritu
Santo en la vida personal y eclesial. La apertura,
acogida y manifestación de los dones del Espíritu
Santo, en especial por la diversidad de carismas que
empiezan a aparecer y crecer con su ejercicio.
 Encuentro o reencuentro con el Cuerpo de Cristo,
Nuevo Pueblo de Dios que es la Iglesia. Un filial afecto
a la Santa Madre Iglesia, expresado en la búsqueda de
comunión con la jerarquía eclesial y la docilidad a su
Magisterio.
 Descubrimiento y valoración de la dimensión
comunitaria de la fe, que se expresa en la formación o
revitalización de pequeñas comunidades eclesiales en
las parroquias.
 Búsqueda de una espiritualidad llena de alegría,
sencillez y entusiasmo, que se manifiesta en el gozo
inefable por la experiencia del amor salvífico de Dios
en la vida de cada persona.
 Renovación de la oración en una práctica espontánea,
libre, expresiva, personal y comunitaria.
 Crecimiento del aprecio por la oración litúrgica y el
fortalecimiento de la vida sacramental, especialmente
la Reconciliación y la Eucaristía.
 Gran amor filial a la Palabra de Dios, con un gran
deseo por estudiar las Sagradas Escrituras a la luz del
Magisterio de la Iglesia, encontrando en ellas a
Jesucristo.
 Devoción, veneración y renovado culto a la Santísima
Virgen María.
 Renovado impulso por un fuerte compromiso
evangelizador y misionero.
55
 Servicio y apostolado, en especial en el campo de la
promoción humana y de la pastoral social.
 Aumento de vocaciones y testimonio de una vida
renovada en laicos consagrados, consagradas y
sacerdotes.

Sombras: aspectos negativos y debilidades

Junto a los frutos abundantes del Espíritu, la RCC sufre los


efectos de la fragilidad de la carne, reflejada en las
debilidades, dificultades y limitaciones, las cuales se
convierten en elementos deformadores de la auténtica
identidad. Por eso, además de los frutos, que se
multiplican en personas y comunidades, se perciben
algunas sombras que se deben tener en cuenta, entre las
que se señalan:
 Tentación de limitar la acción del Espíritu y la
renovación eclesial que se produce, únicamente a los
grupos de la RCC
 Escaso acompañamiento de los sacerdotes a los
grupos y comunidades. Deficiente acompañamiento
efectivo, ofrecido a la RCC.
En los recién evangelizados:
 Búsqueda desmedida de lo emocional, espectacular y
extraordinario. Se relega la formación doctrinal sólida
para buscar preferiblemente la experiencia espiritual
sensible.
 Insistencia casi exclusiva en el resultado de la oración
de sanación espiritual, psíquica o física.
 Primacía dada a algunos carismas extraordinarios, o
reducción de los carismas a su manifestación externa
o excepcional.
 Poca formación doctrinal, en especial la relacionada a
los documentos del Magisterio de La Iglesia: Vaticano
II, Aparecida, CPV, Doctrina Social de La Iglesia, entre
56
otros.
 Escasa formación específica para el ejercicio de los
ministerios de la Palabra, liturgia, música, sanación y
liberación, entre otros, los cuales son vitales para los
grupos y comunidades.
 Carencia de una programación secuencial que integre
la formación espiritual, doctrinal, bíblica y humana.
 Proliferación de iniciativas individuales que, lejos de
propiciar la unidad en la diversidad, atentan contra la
auténtica espiritualidad de comunión dentro y fuera
de la RCC. A esto se une el peligro de un repliegue
intimista, que escapa al compromiso apostólico o a la
transformación social.
 Falta de compromiso en el servicio, que deja de
manifiesto la incoherencia entre fe y vida.
 Escasa participación y trabajo de la familia completa
en las actividades eclesiales y de la RCC.
 Poco uso de los medios tecnológicos de comunicación,
como una herramienta valiosa para la evangelización y
promoción de la cultura de Pentecostés.
Ante estas luces y sombras, ¿qué le está pidiendo el Señor
a la RCC en estos tiempos?
 El retorno al primer amor, encender otra vez el fuego.
 Una mayor apertura a las novedades del Espíritu y
alentar el uso de los carismas.
 La importancia de la comunión y la unidad.
 La importancia de la formación de los líderes y el
desarrollo de nuevos líderes.
 La necesidad de crecer en la santidad personal.
 La necesidad de evangelizar.
 El servicio a los pobres.
(Cf. Coloquio de líderes, ICCRS, junio 2006).

57
CAPÍTULO IV

JUZGAR: FUNDAMENTOS
TEOLÓGICO-PASTORALES DE LA
RENOVACIÓN CARISMÁTICA
CATÓLICA

Nos preguntamos: ¿Qué aspectos o criterios teológico-


pastorales pueden ser inspiradores para la vida y la misión
de la RCC de Venezuela en los próximos años? Son
criterios iluminados por las Sagradas Escrituras y el
Magisterio de la Iglesia, en particular el Documento de
Aparecida, el Concilio Plenario de Venezuela y la Doctrina
Social de la Iglesia.
La identidad y vocación de la Renovación Carismática
Católica. Espiritualidad trinitaria, eclesial. Es una corriente
eclesial porque descubre a la Iglesia como ministerio de
comunión del Padre, Hijo y Espíritu Santo y Sacramento
Universal de Salvación (Cf. LG Cap. 2, 3, 4), por lo cual,
lleva a insertarse necesariamente en una Comunidad o
Grupo de Oración; oracional, abierta a la acción del
Espíritu Santo y a sus dones y carismas, teologal porque
Dios es su horizonte, cristológica porque parte de la
experiencia personal de Jesucristo como Señor y Salvador.
"La gran fundamentación teológica de la Renovación
espiritual Carismática está, pues, en el Misterio Trinitario,
y particularmente en el conocimiento progresivo de la
Persona del Espíritu Santo y en su acción insustituible e
ininterrumpida en la Iglesia y en cada uno de nosotros. «Él
es el Espíritu de Vida, por quien el Padre vivifica a todos
los hombres muertos por el pecado. Él mora en la Iglesia y
en el corazón de los fieles, como en un templo. La guía a la
verdad plena, la unifica y la enriquece y gobierna con
diversos dones jerárquicos y carismáticos» (Portillo,
Aranguré, Saúl. La Voz del Laico = Espiritualidad de
58
Comunión Pentecostés Trinitario. En Revista El Peregrino.
Mayo 2013, núm. 86, Cd. Obregón, Son. LG 4). De allí que
la Iglesia puede renovarse constantemente, pero
solamente bajo la acción y la gracia del Espíritu Santo".
(Doc. La Ceja, 18-20).

Fuentes donde se alimenta la identidad de


esta corriente de gracia

 La Oración. Comunitaria y personal, de alabanza,


adoración, perdón, sanación y acción de gracias.
 La Palabra de Dios. Por ella conocemos los designios y
la voluntad de Dios, aprendemos los criterios y valores
del Reino y nos vamos transformando en Cristo.
 Los Sacramentos de la Eucaristía y la Reconciliación.
Del contacto personal con Cristo, que se nos ofrece en
la Eucaristía, nace la fuerza para seguir al resucitado,
como a les discípulos de Emaús, se nos hace presente
«mientras nos habla» y «al partir el pan». La
Reconciliación es también un encuentro con Jesús que
perdona, que sana las heridas causadas por el pecado;
dona un corazón nuevo.
 El Magisterio de la Iglesia. Representado en los
documentos eclesiales diversos que se han ido
publicando, y en especial las enseñanzas y
orientaciones de la Santa Sede con respecto a la
Renovación Carismática, que han permitido a esta
corriente de gracia, ir ajustando su pasar, abriéndose
más a todos, en una constante búsqueda de la unidad
en la diversidad.
 La Vida Comunitaria, expresada en la asistencia asidua
y en la participación consciente en las instancias de
comunión de la RCC, inmersa en la vida diocesana, lo
cual es indispensable para vivir la identidad de la RCC.

59
Efusión del Espíritu Santo

La RCC es una corriente de gracia que sólo puede ser


entendida en relación con Pentecostés. Aquel día, los
discípulos de Jesús recibieron una efusión en el Espíritu y
su vida fue transformada por entero. Pero la promesa del
Señor no estaba destinada sólo a ellos, sino también a
todos los alejados generacionalmente de aquel
acontecimiento (Cf. He 2,18). Esa ha sido la gran sorpresa
para millones de hombres en nuestros días: la experiencia
de una nueva efusión del Espíritu, con el que se han visto
inundados de su gracia y de su poder, y sus vidas han sido
renovadas por completo.
En la RCC se habla de Bautismo en el Espíritu para señalar
el hecho mismo de abrirse a la acción del Espíritu Santo.
Este término tiene fundamento Bíblico. Lo uso Jesús
cundo dijo "Juan bautizó con agua, pero ustedes serán
bautizados en el Espíritu Santo dentro de pocos días" (He
1,5). Al hablar de la Efusión, se hace referencia a la forma
como se realiza el Bautismo en el Espíritu. La "Efusión en
el Espíritu Santo" en los Apóstoles consistió, ante todo, en
recibir la persona misma del Espíritu Divino, como un
regalo del Padre a través de Cristo glorificado. Pero
también consistió en recibir de ese mismo Espíritu,
presente ya en el corazón de los discípulos, innumerables
gracias y dones. Pentecostés fue así no solamente una
gran gracia, sino un conjunto de gracias, dones y carismas
del Espíritu Santo. Esta experiencia es necesaria para el
cristiano, porque hoy sobra conocimiento y falta
experiencia; las personas quieren llegar a Jesús, pero se
encuentran con muchas doctrinas, documentos, teologías,
reflexiones y puntos de vista, mientras que lo que más
necesitan es una experiencia religiosa que nos
proporciona el Espíritu Santo y que se expresa con una
palabra: Amor.
El Papa San Juan Pablo II nos enseñó que ante todo
debemos comunicarle a los demás que Dios les ama: "El
hombre es amado por Dios. Este es el simplísimo y

60
sorprendente anuncio del que la Iglesia es deudora
respecto del hombre. La palabra y la vida de cada cristiano
puede y debe hacer resonar este anuncio: ¡Dios te ama,
Cristo ha venido por ti; para ti! ¡Cristo es el Camino, la
Verdad y la Vida!" (Cf. Jn 14,6; ChL 34f). Y San Pablo en
Romanos 5,5 nos dice que: "el amor de Dios ha sido
derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo
que nos ha sido dado".
Esta efusión en el Espíritu Santo es un acontecimiento en
la vida de cada persona, en el cual el Señor baja de la
mente al corazón y se experimenta la presencia amorosa
del Padre, de Cristo y del Espíritu Santo, que manifiesta su
poder, que capacita para ser verdaderos siervos y testigos
de la salvación del Señor Jesús. Es abrir la mente, el
corazón y todo el ser, para que este Divino Espíritu tome
posesión y le guie en adelante. Es tener una experiencia
profunda de la presencia amorosa de Dios, que facilite la
entrega total a Él. Es revivir la gracia del Bautismo y la
Confirmación, y los demás compromisos adquiridos con El
Señor a lo largo de la vida. Es un primer gran paso de un
nuevo camino espiritual bajo la acción amorosa del
Espíritu.
El Espíritu Santo ha suscitado la RCC como un signo
profético para recordar a la Iglesia y a todos sus fieles que
Pentecostés no fue un hecho que aconteció hace casi dos
mil años, sino algo que debe ocurrir todos los días; que
aquel día no fue un día más de veinticuatro horas de
duración, sino un día sin ocaso, y que todos tienen
necesidad de entrar en él. Sólo ese nuevo Pentecostés
puede hacer tomar conciencia de que se puede tener más
vida y más gracias de lo que jamás se hubiera podido
imaginar.
«La fuerza de la Renovación Carismática, está en que cree
en el constante Pentecostés que el Espíritu Santo realiza
en la Iglesia y en cada uno de sus miembros...» (Doc. La
Ceja 31). La experiencia personal y comunitaria de
Pentecostés en la RCC, se manifiesta como:
 Conversión a Jesús y su reconocimiento como único
61
Señor y Salvador, y la conversión en su Iglesia para la
renovación de la vida cristiana con el Poder del
Espíritu Santo.
 Vida de oración personal y comunitaria, con
expresiones espontáneas de invocación al Espíritu
Santo, alabanzas, perdón, petición, meditación,
contemplación, acción de gracias; en un marco
Cristocéntrico, Trinitario, Eclesiológico y Mariano, que
culmina en una vida litúrgica, consciente y provechosa
para la santificación personal y comunitaria.
 Meditación y discernimiento del mensaje de Dios, a
través de su Palabra que es "Espíritu y vida" y a través
de la Tradición y el Magisterio de la Iglesia. A fin de
conocer y llegar a vivir en comunión con la Santísima
Trinidad y la Virgen María.
 La relación con Cristo es vivida en su dimensión
comunitaria, por medio de los Grupos de Oración,
integrados por personas de distintos ambientes,
edades, culturas, que se reúnen una vez por semana,
para orar de una manera espontánea, para compartir
la fraternidad, el crecimiento espiritual en la vida de
fe, a través de la oración, cánticos, lectura de la
Palabra, la edificación mutua por medio de dones,
carismas y testimonios, todo bajo el impulso del
Espíritu Santo. La dimensión comunitaria también se
vive en Comunidades Eclesiales de Renovación
(C.E.R.), constituidas por hermanos que desarrollan un
apostolado de modo explícito, comprometidos con un
carisma característico. Entre ellas se encuentran las
comunidades de alianza, de vida, de enseñanza,
misioneras y otras conforme el Espíritu va suscitando.
 Evangelizar con el poder del Espíritu Santo, según el
mandato y modo revelado por Cristo y sustentado por
el Magisterio de la Iglesia.
 Búsqueda de la caridad, que es el más perfecto don y
la fuente necesaria de todo don, y apertura a los otros
dones espirituales que proceden del Espíritu, para
recibirlos con gratitud y consuelo, según su voluntad
62
(Cf. 1Cor 12, 11). Ellos originan la formación de los
distintos servicios, previo conocimiento y
discernimiento del Obispo Diocesano, quien los pone
al servicio de la unidad para la edificación de la Iglesia.
 Respeto, obediencia y colaboración con la jerarquía.
La RCC actúa conforme a las pautas señaladas por la
Santa Sede, la Conferencia Episcopal y el Obispo
Diocesano, insertándose en la dinámica pastoral de la
Diócesis, coordinando las actividades propias con las
organizadas en los planes pastorales diocesanos.

La cultura de Pentecostés

La experiencia carismática se inicia con un Pentecostés, y


Pentecostés no es el fin de una preparación, sino el inicio
de un proceso de cambio y de vida nueva. Es una
experiencia abierta a todos: sacerdotes, religiosos, laicos,
ricos, pobres, pecadores, cultos e incultos, y personas de
cualquier movimiento eclesial. La Iglesia necesita, en
palabras de San Juan XXIII" como un nuevo Pentecostés".
Según el pensamiento de San Pablo VI, la gran necesidad
de la Iglesia de hoy es el Espíritu Santo; la Iglesia necesita
su "perenne Pentecostés". Y San Juan Pablo II expresó el
mismo deseo y el mismo anhelo: la necesidad de "un
nuevo Pentecostés" para el mundo, en los umbrales del
siglo XXI.
Siendo así, la RCC aparece como una respuesta, entre
muchas otras, a las plegarias de la Iglesia que quiere
renovarse bajo la acción poderosa del Espíritu Santo. Pero
de inmediato y espontáneamente surge una pregunta: Y,
¿qué fue Pentecostés? ¿En qué consistió la gracia de esa
primera efusión de Espíritu Santo? Y ¿qué hacer para que
lo que sucedió entonces pueda también acontecer hoy?
Pentecostés fue, ante todo, "el bautismo en el Espíritu
Santo, el bautismo en el fuego del Espíritu", que Jesús
había prometido a sus Apóstoles el día en que subió a su
Padre: "Seréis bautizados en el Espíritu Santo... Recibiréis
la fuerza del Espíritu Santo que vendrá sobre vosotros, y
63
seréis mis testigos... hasta los confines de la tierra" (He
1,5.8; Cf. Lc 3,16).
Durante los Pontificados de Juan Pablo II y Benedicto XVI,
ha existido un fuerte aliento en la Iglesia para propagar la
Cultura de Pentecostés. Obviamente éste es un concepto
amplio con muchas dimensiones, pero sin duda esta
llamada encuentra lugar en la Renovación Carismática.
En ocasión del 40° aniversario de la RCC, el Cardenal
Stanislaw Rylko, Presidente del Consejo Pontificio para los
Laicos, (hoy y desde septiembre de 2016, Dicasterio para
los Laicos, la Familia y la Vida), habló sobre la experiencia
del Bautismo en el Espíritu o Efusión del Espíritu. Dijo que:
"esta experiencia es central para la Renovación
Carismática y que abarca a millones de católicos de todos
los continentes, podría ser el punto de inicio de la Cultura
de Pentecostés".
Aunque la RCC sabe que no tiene el monopolio del Espíritu
Santo, siente una llamada especial a ser embajadora del
Espíritu Santo, siendo testigo de la cultura de Pentecostés.
Esto fue enfatizado por el Papa San Juan Pablo II, el 14 de
marzo de 2002, cuando dijo: "En nuestro tiempo que tiene
tanta hambre de esperanza, haced al Espíritu Santo
conocido y amado. Ayudad a reavivar la “cultura de
Pentecostés” que es lo único que puede hacer fructífera la
civilización del amor y la coexistencia amistosa entre los
pueblos. Con insistencia ferviente, nunca os canséis de
pedir '¡Ven, Espíritu Santo! ¡Ven! ¡Ven!"1 (Discurso a una
delegación de la Renovación en el Espíritu Santo) El reto
de la RCC no es mantener la espiritualidad de Pentecostés
encerrada en el encuentro de oración o restringirla sólo a
la Renovación Carismática. La evangelización debe ser una
prioridad, como lo fue para los apóstoles cuando salieron
de la estancia superior. “Ya en 1992, el Papa Emérito
Benedicto XVI, entonces Cardenal Ratzinger) escribió:
"¿Vamos a descubrir el secreto del primer Pentecostés en
la Iglesia? ¿Vamos a ofrecernos humildemente al poder
renovador del Espíritu Santo para que pueda liberarnos de
nuestra pobreza y nuestra total incapacidad de llevar a

64
cabo la tarea de proclamar a Jesucristo a nuestros
prójimos?... La Estancia Superior es el lugar donde los
cristianos permiten, al acoger el Espíritu Santo, ser
transformados en oración. Pero es también el lugar desde
el que uno sale para llevar el fuego de Pentecostés a sus
hermanos y hermanas” (Portillo, Aranguré, Saúl. La Voz
del Laico = Espiritualidad de Comunión Pentecostés
Trinitario. En Revista El Peregrino. Mayo 2013, núm. 86,
Cd. Obregón, Son.)
Y en los momentos actuales, el Papa Francisco pide a la
Renovación Carismática Católica que difunda el bautismo
en el Espíritu Santo en toda la Iglesia. Lo hizo en varias
ocasiones de una manera muy clara. Este es un nuevo
desafío para esta corriente de gracia y que debe cumplir al
servicio de la Iglesia universal.

Claramente, Pentecostés es para el mundo. Trata de la


transformación de la sociedad a través del poder del
Espíritu Santo. Una cultura de Pentecostés crea una
sociedad que defiende la dignidad humana por el
reconocimiento de que la humanidad está hecha a imagen
y semejanza de Dios. Todos tienen una responsabilidad
como individuos y como grupos para discernir las maneras
en las que el Señor está llamando a ser promotores de la
Cultura de Pentecostés. Un modo particular en que esto
sucederá es intensificando la espiritualidad de
Pentecostés en la Iglesia. Entonces, desde los grupos de
oración y comunidades, se verán facultados para salir al
mundo a promover la cultura de Pentecostés por el
testimonio de las vidas y por las obras de misericordia,
justicia y paz.

La Evangelización en la RCC

En Pentecostés la Iglesia nació misionera; por lo demás no


hacía sino obedecer esta promesa de Jesús: "Recibiréis la
fuerza del Espíritu Santo" (He 1,8). Que esta palabra de la
Escritura invada cada vez más la mente y el corazón de

65
todos los bautizados, para que por fin comprendan que el
Espíritu ha sido dado en vista del Reino. Recibir el Espíritu
obliga a cambiar de corazón (metanoia) y mueve a llevar a
los otros al reconocimiento del Señorío de Jesús. La RCC,
al propiciar la experiencia de una nueva vida en Cristo
Jesús, le tiene que decir al hombre su propia verdad
acerca de su situación de pecado y que con éste es
imposible vivir una vivencia de hombre nuevo. Por esta
razón, ha intentado actualizar formas de evangelización,
capaces de hacer oír, a las sociedades y a los individuos
del mundo cristiano y no cristiano, la llamada evangélica a
creer en Jesucristo y a seguirle como Señor y Salvador al
servicio de su Iglesia.
Por tanto, es importante aceptar el mandato misionero.
No es simplemente un llamado a ser personas que han
experimentado un 'Pentecostés personal', por muy
importante que esto sea, sino que junto a esta experiencia
va una responsabilidad. Es un llamado a ser canales para
las gracias de Pentecostés en nuestra Iglesia y en nuestro
mundo. Cuando el Espíritu Santo vino sobre los apóstoles,
todos quedaron llenos del Espíritu Santo. No sólo
experimentaron una renovación personal sino también
fueron dotados con dones y carismas, además de un valor
especial que les posibilitó llegar con poder a la cultura que
les rodeaba. De modo que la gracia de Pentecostés es
esencialmente una gracia misionera.

Dimensiones de la Evangelización

La Evangelización es amplia y compleja; contiene varios


elementos que conviene distinguir. En primer lugar, por
Evangelización se debe entender toda la actividad de la
Iglesia. Cada acción eclesial es Evangelización que
proclama, celebra y vive en la caridad el misterio de
salvación. Tomando en cuenta el triple mandato que los
apóstoles recibieron de Cristo, poco antes de su Ascensión
(Cf. Mt 28, 18-20), distinguimos tres grandes líneas o
dimensiones de la evangelización:

66
 Profética, anuncio de la fe. Anuncio de la Buena Nueva
de salvación.
 Sacerdotal, celebración de la fe. La Liturgia como
memorial de la obra salvífica de Cristo en su Iglesia.
 Real, servicio de unidad en la caridad, guiados por los
pastores de la Iglesia.
Estas dimensiones constituyen los pilares o columnas
fundamentales, sin las cuales, la Iglesia no tiene sentido o
razón de ser. Todas ellas forman parte de una única
misión de la Iglesia: Evangelizar, ya que la Iglesia vive para
Evangelizar" (EN 14).

Dimensión profética: proclamar la fe

La Evangelización se realiza por etapas bien definidas y


claras, marcadas por el camino Eliminar la tilde. de la
Iniciación Cristiana de Adultos, que se comienza con el
kerigma y la catequesis. En la RCC este camino se llama
Itinerario de Vida Cristiana en el Espíritu.
 El Kerygma es el primer anuncio de la persona de
Jesús, para suscitar la fe y la conversión.
 La Catequesis es la trasmisión de la doctrina de la fe,
para adherirse a la verdad y dar razón de ella.
Si se toman como punto de partida los seis discursos
Kerygmáticos de los Hechos de los Apóstoles (Cf. 2,14-39;
3,12-26; 4, 9-12.20; 5, 29-32; 10,34-43; 13,16-41), se
observará que el contenido del Kerygma es diferente al de
la Catequesis. Nuestro gran error metodológico en la
acción evangelizadora, es insistir en enseñar y catequizar a
quienes todavía no han nacido de nuevo. La catequesis,
para dar abundante fruto debe estar en su lugar: siempre
después del anuncio kerygmático. Para que la vida crezca,
es necesario que antes haya nacido. A la Vida Nueva se
nace por la respuesta de fe y conversión al mensaje de
salvación.

67
a) Anuncio del kerigma: anunciar la fe

El Kerygma o primer anuncio, base de nuestra fe, se centra


en la proclamación de Jesús, con sus tres acontecimientos
más importantes: muerte, resurrección y glorificación, así
como sus tres títulos más grandes: Salvador, Señor y
Mesías. No se trata, pues, de una doctrina que debe ser
comprendida por el entendimiento, sino de una persona
que debe ser aceptada libremente por la fe. En el Kerygma
no se habla de algo, sino de Alguien. La base insustituible
del cristianismo es Cristo Jesús. Sin esta base, todo lo que
se edifique, sea catequesis, moral o teología, sería como
construir sobre arena. El cristianismo no es una filosofía, ni
es una doctrina o enseñanza, sino una vida: ser discípulos
de Cristo (Cf. He 5,20).
El Kerygma nos lleva a un encuentro personal con Cristo
resucitado y a una experiencia de su salvación, que nos
hace creaturas nuevas por la fe y la conversión, y nos
inserta en la comunidad cristiana. En los Retiros Básicos y
Seminarios de vida en el Espíritu, las personas reciben el
primer anuncio "Kerygma" o proclamación de la Buena
Nueva de salvación; de los hechos salvíficos de Jesús y el
testimonio de la experiencia personal del encuentro con el
Señor.
b) Catequesis y formación: crecer y madurar en la fe

Después del primer anuncio o Kerigma, viene la


catequesis. A la iniciación en la vida en el Espíritu debe
seguir necesariamente el crecimiento. La segunda fase es
la Catequesis que es fundamental para el crecimiento del
hombre nuevo, que apenas ha nacido y debe alcanzar la
madurez cristiana. La catequesis o formación en la fe, en
un primer momento, más que recibir una serie de
conocimientos doctrinales, es, ante todo, profundizar en
el conocimiento de la Palabra, de manera continua y
sistemática que lleve como de la mano a los renovados en
el Espíritu Santo por el camino de la nueva vida (CIC 1696).
La enseñanza doctrinal, teológica y moral vendrá
posteriormente.

68
La Catequesis no incluye ni menos suplanta al Kerygma, lo
supone. Tradicionalmente se empezaba con la catequesis
a quienes todavía no habían nacido de nuevo por la
recepción del Kerygma. Dar catequesis sin antes haber
trasmitido el Kerygma es olvidar "lo fundamental", que
viene a ser la piedra angular de la vida cristiana. Es
necesario que el Espíritu Santo forme la imagen de Cristo
en nosotros. En la Iglesia Católica se tiene la riqueza del
depósito de la fe, basado en la Sagrada Escritura y la
Tradición, a la luz del Magisterio de la Iglesia; pero todo
eso tiene una base: la persona de Jesús que murió y
resucitó, Él es la piedra angular sobre quien se edifica toda
la obra.
La etapa de formación o catequesis dentro de la RCC, se
da por medio del Itinerario de Vida en el Espíritu, que
representa el proceso formativo que se vive dentro de
esta corriente de gracia; el cual engloba y contempla una
serie de Retiros, Cursos y Talleres, que proporcionan de
forma sistemática y progresiva, bien sea a nivel parroquial,
diocesano o nacional, una formación sólida y testimonial
como discípulos de Cristo, en las dimensiones del ser,
saber y saber hacer. Todo esto con el fin de crecer en la fe,
profundizar en el encuentro con Jesús, dar testimonio de
nuestra fe en el mundo actual y capacitarnos para
participar con mayor protagonismo en la vida y misión de
la Iglesia, para "dar frutos" de manera permanente (Cf. CL
57).

Dimensión Sacerdotal: celebrar la fe

El Espíritu Santo, como pedagogo de la fe del Pueblo de


Dios y artífice de los sacramentos, actúa eficazmente en la
liturgia. Prepara a la Iglesia para el encuentro con su
Señor, recuerda y manifiesta a Cristo en la asamblea, hace
presente y actualiza el misterio de Cristo por su poder
transformador, une a la Iglesia en la vida y misión de
Cristo (Cf. CIC 1090-1111). La liturgia no agota toda la
actividad de la Iglesia (Cf. SC 9); sin embargo, es la cumbre

69
y la fuente de su acción pastoral (Cf. SC 10). La acción
litúrgica es una dimensión de la misión de la Iglesia que
tiene como finalidad promover la participación consciente,
activa y fructuosa de los fieles en la celebración de los
divinos misterios (SC 11). En la RCC se fortalece el sentido
comunitario y festivo de las celebraciones litúrgicas, las
cuales no pueden ser algo separado de la vida... es
especialmente por la liturgia como el Evangelio penetra en
el corazón mismo de las culturas. "Celebraciones dignas,
vivas y participadas, con un profundo sentido de fe y de la
contemplación de los misterios de la salvación" (SD,
"Discurso inaugural" 9).

Dimensión Real: servicio de unidad en la


caridad

"Entre evangelización y promoción humana existen


efectivamente lazos muy fuertes. Vínculos de orden
antropológico, porque el hombre que hay que evangelizar
no es un ser abstracto, sino un ser sujeto a los problemas
sociales y económicos. Lazos de orden teológico, ya que
no se puede disociar el plan de la creación, del plan de la
redención, que lleva hasta situaciones muy concretas de
injusticia, a la que hay que combatir, y de justicia, que hay
que promover. Vínculos de orden eminentemente
evangélico como es el de la caridad; en efecto, ¿cómo
proclamar el mandamiento nuevo sin impulsar, mediante
la justicia y la paz, el verdadero y auténtico crecimiento
del hombre? Nosotros mismos lo indicamos al recordar
que no es posible aceptar que la obra de la evangelización
pueda y deba olvidar las cuestiones extremadamente
graves, tan agitadas hoy día, que atañen a la justicia, a la
liberación, al desarrollo y a la paz del mundo. Si esto
ocurriera, sería ignorar la doctrina del Evangelio acerca del
amor, hacia el prójimo que sufre o padece necesidad" (EN
29 y 31).
Este texto del Magisterio nos pone de relieve la estrecha y
necesaria relación entre la acción apostólica de la Iglesia y
70
el ineludible compromiso de la RCC con los grupos sociales
más necesitados. El compromiso evangelizador, liberador
y transformador con los pobres, es elemento esencial de
lo nuevo del Evangelio; es signo de una auténtica
evangelización, ya que es signo de la unción que Jesús
recibió del Espíritu Santo para llevar la Buena Nueva a los
pobres y la liberación a los cautivos (Lc 4,16-18). Así pues,
nota distintiva y característica de la Nueva Evangelización
es la opción por los pobres y los que sufren. Por esta
razón, el Documento de Santo Domingo propone esta
línea pastoral: "Asumir con decisión la opción evangélica y
preferencial por los pobres, siguiendo el ejemplo y las
palabras de Jesús, con plena confianza en Dios, austeridad
de vida y participación de bienes" (SD 180).

Dimensión Comunitaria: convivir en y


desde la fe

Se puede hablar de una cuarta dimensión, la


"comunitaria"; sin la presencia de ésta, las otras tres
dimensiones no pueden entenderse. Nadie va solo hacia
Dios; se va en comunidad, como miembros del Cuerpo de
Cristo, del Pueblo de Dios. Esta toma de conciencia explica
por una parte el desarrollo impresionante de grupos de
oración, ministerios, comunidades de alianza,
comunidades de vida. Constituyen el ambiente
privilegiado donde se vive la identidad de la RCC, se crece
en la fe y se pone en práctica el itinerario de vida cristiana
en el Espíritu, como comunidad de creyentes, en
fraternidad y servicio. El Espíritu Santo construye la
comunidad en el amor, como miembros activos del
Cuerpo de Cristo que es la Iglesia.
"Sólo una Nueva Evangelización puede asegurar el
crecimiento de una fe límpida y profunda... Los fieles
laicos están plenamente implicados en esta tarea... Esta
Nueva Evangelización está destinada a la formación de
comunidades eclesiales maduras... Los fieles laicos tienen
su parte que cumplir en la formación de tales
71
comunidades eclesiales" (CL 34). A fin de que las
parroquias se renueven y sean verdaderas comunidades
cristianas, se pide a los obispos que favorezcan "la
participación de los laicos en las responsabilidades
pastorales y las pequeñas comunidades eclesiales de base,
también llamadas comunidades vivas" (CL, 26). Así pues,
las comunidades eclesiales y la integración de los laicos en
las responsabilidades de la Iglesia, son exigencias
apremiantes de la Nueva Evangelización.

Dones y carismas

"El mismo Espíritu Santo no sólo santifica y dirige el


Pueblo de Dios..., sino que también distribuye gracias
especiales entre los fieles de cualquier condición,
distribuyendo a cada uno según quiere" (1Cor 12, 11), con
las que les hace aptos y prontos para ejercer las diversas
obras y deberes que sean útiles para la renovación y la
mayor edificación de la Iglesia, según aquellas palabras: A
cada uno... se le otorga la manifestación del Espíritu para
común utilidad (1Cor 12, 7). Estos carismas, tanto los
extraordinarios como los más comunes y difundidos,
deben ser recibidos con gratitud y consuelo, porque son
muy adecuados y útiles a las necesidades de la Iglesia" (LG
12).
"Carisma es una manifestación del Espíritu para provecho
del Cuerpo de Cristo. Más en particular, es un don gratuito
(luego, no depende de méritos o esfuerzos humanos),
espiritual (es decir, del Espíritu Santo que actúa en
nuestro espíritu), que consiste en un poder (o capacidad
para efectuar algo) y cuya finalidad es un servicio en favor
de la comunidad cristiana" (Aldunate, Carlos, s.j.,
Carismas, ciencia y espíritus). "Los carismas son dones del
Espíritu Santo que se distinguen por su visibilidad y su
finalidad comunitaria con miras a la edificación del Reino
de Dios" (Card. Joseph Suenens, ¿Un nuevo Pentecostés?).

72
El camino actual que recorre la RCC es el mismo camino de
la Iglesia: el de la Evangelización. Esta tarea la realiza la
RCC con la ayuda los dones y carismas que el Espíritu
Santo suscita en medio de ella, en los grupos y
comunidades. Estos carismas son gracias del Espíritu Santo
en función del bien común. Por eso se considera que sólo
a través de una relación de profunda comunión con
Jesucristo y de una sólida formación cristiana, se puede
mirar hacia la situación que Dios nos está regalando a
través de este nuevo Milenio. Estamos en la «primavera
de la Evangelización» (San Juan Pablo ll Cf. ls 54,2).
Toda forma de renovación incluye una referencia a los
orígenes de la Iglesia, a la vida de las comunidades
primitivas y a su fuente de vida: el Espíritu Santo. Pero no
hay que olvidar que el Espíritu Santo y sus carismas no han
estado jamás ausentes en la historia de la Iglesia. Así se
explica el interés de la Renovación por las manifestaciones
carismáticas del Espíritu. La exhortación que hace el
apóstol San Pablo a la comunidad de Corinto, y que hoy
cobra más vigencia que nunca, es que desea que los
cristianos no estén en la ignorancia respecto de los
carismas (Cf. 1Cor 12,1).
El Espíritu Santo concede a cada uno, además de la vida
divina, gracias, dones, carismas, funciones, actividades.
"Extraordinarios o sencillos y humildes, los carismas son
gracias del Espíritu Santo, que tienen directa o
indirectamente una utilidad eclesial; los carismas están
ordenados a la edificación de la Iglesia, al bien de los
hombres y a las necesidades del mundo" (CIC 799).
El Espíritu da sus dones a todos los miembros de la Iglesia,
para el ejercicio del apostolado. Los laicos tienen "el
derecho y el deber de ejercitarlos para el bien de la
humanidad y edificación de la Iglesia en el seno de la
propia Iglesia y en medio del mundo, con la libertad del
Espíritu Santo" (AA 3). Estos dones espirituales gratuitos,
llamados "carismas" no son directamente gracias en orden
a la santificación personal, sino que son "manifestaciones
del Espíritu para el provecho común" (1Cor 12,7).

73
Los dones hay que pedirlos, aspirar a ellos. Su
manifestación debe ser algo normal en una comunidad
cristiana, pero no se debe disociar los carismas de la
caridad; deben estar ligados a ella, de otro modo carecen
de valor. Por eso Pablo escribe su himno sobre la caridad
cuando está dando enseñanza sobre los carismas (Cf. 1Cor
13). No ha querido decir Pablo que la caridad baste y no se
necesitan los carismas, lo que quiere decir, que es la
corriente del amor la que anima todo. Los carismas son
como herramientas espirituales; hay que utilizarlos en el
amor. La autenticidad de la vida carismática se prueba con
los frutos del Espíritu (Cf. Gal 5,22-26).

Itinerario de vida cristiana en el Espíritu


Santo

El Camino Catecumenal de la Iglesia, señalado en el Ritual


de Iniciación Cristiana de Adultos (RICA), es vivido en la
RCC como Itinerario de Vida Cristiana en el Espíritu. He
aquí las diferentes etapas que se viven dentro de esta
corriente de gracia, a fin de que los creyentes puedan
alcanzar la madurez y la estatura de Cristo.

Primera etapa: primer anuncio

Es la etapa del primer anuncio de Jesucristo muerto y


resucitado en su Iglesia, que provoca un encuentro
personal con Él en la fe.
El primer momento es la convocación (personalización-
Integración), que se inicia desde que se invitan a las
personas a conocer y a participar de un grupo de oración,
para generar afinidad con el carisma y espiritualidad que
caracterizan a la RCC. La duración es indefinida.
El segundo momento es de iniciación o del Kerygma. El
Retiro Básico o Seminario de Vida en el Espíritu representa
el punto de partida para el encuentro personal con el

74
Señor, la conversión y la nueva vida en el Espíritu, a fin de
tomar la decisión de integrarse al grupo de oración y a la
RCC: Las personas comienzan a ser parte de la RCC como
tal, viviendo una experiencia intensa de comunión eclesial.
El tiempo es, aproximadamente, de un año

Segunda etapa: discipulado

Es la etapa del seguimiento de Cristo, en el crecimiento de


la vida en el Espíritu y la vivencia de sus dones y carismas.
El primer momento es de crecimiento o catequesis
sistemática, a fin de sentar las bases sólidas de la fe para
vivir en la verdad, superar las dificultades y crecer en un
compromiso apostólico. En este momento se ofrece una
preparación doctrinal básica, orientada en cuatro
dimensiones: oración, formación doctrinal, comunidad y
servicio. Es el momento de crecer en la vida nueva en el
espíritu, a través de la renovación del bautismo, la oración
y la vida sacramental, especialmente la celebración
frecuente de la Reconciliación y la Eucaristía.
El segundo momento es de profundización, en orden al
compromiso evangelizador. Se promueve el
discernimiento en torno al llamado de Dios, desde la
realidad personal, social y eclesial. Para ello se profundiza
en los dones, carismas y frutos del Espíritu Santo, así como
en el conocimiento de la doctrina de la Iglesia, basada en
los documentos del Vaticano II, el Catecismo de la Iglesia
Católica, el Concilio Plenario de Venezuela, Documento de
Aparecida y al Compendio de la Doctrina Social de la
Iglesia. Es el momento de profundizar en la vivencia de los
carismas espirituales, puestos al servicio del bien común
en la Iglesia.
La duración de esta etapa normalmente es de dos años. El
grupo su reúne periódicamente, semanal o
mensualmente, según cada realidad, para orar, tratar
temas formativos acordes a su momento y a la vez realizar
una labor de caridad y misericordia con los hermanos más

75
necesitados. Además, participa de las actividades de la
Parroquia, de la Diócesis, así como en los eventos
organizados por la RCC, lo que permite seguir
profundizando en su identidad como integrante de la RCC.

Tercera etapa: misión

Es la etapa de responder al llamado del Señor a ser


testigos de su Resurrección, a vivir como misioneros en
comunión y solidaridad.
El primer momento es de opción vocacional. El objetivo de
este momento es ayudar a cada creyente a definir la
propia opción vocacional, bien como ministerio o servicio
dentro de la Iglesia, bien en un estado de vida (célibe,
consagrado, matrimonio), o bien en una profesión
determinada. La opción vocacional se vive en orden a
edificar el Reino, construir la comunión en la Iglesia y
manifestar el amor de Cristo en compromisos concretos
de solidaridad con los más necesitados.
El segundo momento es cuando el grupo o algunos de sus
miembros optan por la formación de una Koinonía o
Comunidad Eclesial de Renovación (CER), que es una
comunidad de vida o de alianza, con un carisma específico
dentro de la Iglesia. En este momento el grupo de oración
no desaparece como tal, porque la comunidad
evangelizada se convierte ahora en evangelizadora, y el
grupo de oración sigue siendo un lugar privilegiado para
apoyar y fortalecer la actividad misionera de la CER, de
modo que nuevos miembros empiecen a vivir el itinerario
de Vida en el Espíritu.
Esta tercera etapa no tiene un tiempo limitado, ya que
orienta enteramente la vida hacia la misión
evangelizadora de la Iglesia.
La RCC ha entendido que el cristiano está llamado a
crecer, madurar y dar frutos en la Iglesia, de manera
permanente y continua, en un itinerario de vida en el
Espíritu. Y es así como esta corriente de gracia responde al
76
llamado de Cristo y de la Iglesia de ser discípulos y
misioneros, a fin de construir el Reino y edificar la Iglesia
en Venezuela, en comunión y solidaridad, de modo que
muchos puedan testimoniar lo que se decía de los
primeros cristianos: "Miren como se aman" (He 2,42).

77
CAPÍTULO V

LA RENOVACIÓN CARISMÁTICA
CATÓLICA EN VENEZUELA

APORTES TEOLÓGICO-PASTORALES
DESDE LA PERSPECTIVA DEL
DOCUMENTO DE APARECIDA Y DEL
CONCILIO PLENARIO DE
VENEZUELA

Documento de Aparecida

Aparecida invita a los católicos latinoamericanos a


lanzarse a la gran Misión Continental en esta hora de
gracia, formando discípulos misioneros.
El gran reto es "salir al encuentro de las personas, las
familias, comunidades y a los pueblos para comunicarles y
compartir el don del encuentro con Cristo, que ha llenado
nuestras vidas de sentido, de verdad y amor, de alegría y
esperanza. No podemos quedarnos tranquilos en espera
pasiva en nuestros templos, sino que urge acudir en todas
las direcciones para proclamar que el mal y la muerte no
tienen la última palabra, que el amor es más fuerte, que
hemos sido liberados y salvados por la victoria pascual del
Señor de la historia, que Él nos convoca en Iglesia, y quiere
multiplicar el número de sus discípulos y misioneros en la
construcción de su Reino en nuestro continente" (DA 548).
En su Mensaje al Pueblo de Dios, nuestros pastores nos
llaman a todos a la gran Misión Continental, la cual será
para nuestros pueblos un nuevo Pentecostés.
"Convocamos a todos nuestros hermanos y hermanas,
para que unidos, con entusiasmo realicemos la Gran
78
Misión Continental. Será un nuevo Pentecostés que nos
impulse a ir, de manera especial, en búsqueda de los
católicos alejados y de los que poco o nada conocen a
Jesucristo, para que formemos con alegría la comunidad
de amor de nuestro Padre Dios. Misión que debe llegar a
todos, ser permanente y profunda. Con el fuego del
Espíritu Santo, avancemos construyendo con esperanza
nuestra historia de salvación en el camino de la
Evangelización, teniendo en torno nuestro a tantos
testigos (Hb 12,1), que son los mártires, santos y beatos
de nuestro continente. Con su testimonio nos ha
mostrado que la fidelidad vale la pena y es posible hasta el
final. Unidos a todo el pueblo orante, confiamos en María,
Madre de Dios y Madre nuestra, primera discípula y
misionera al servicio de la vida, del amor y de la paz,
invocada bajo los títulos de Nuestra Señora Aparecida y de
Nuestra Señora de Guadalupe, el nuevo impulso que brota
a partir de hoy en toda América Latina y el Caribe, bajo el
soplo del nuevo Pentecostés para nuestra Iglesia a partir
de esta V Conferencia que aquí hemos celebrado”
(Mensaje, 5).

Concilio Plenario de Venezuela

El gran desafío planteado por el CPV es ser, como


creyentes y como Iglesia, luz del mundo y sal de la tierra
en la Venezuela de hoy, desde una experiencia misionera
en comunión y solidaridad. ¿Quién debe responder a este
llamado? Todos los miembros de la Iglesia, comenzando
por los miembros de la R.C.C.
Todos deben hacer propio el lema de Pablo: “¡Ay de mí si
no evangelizara!” (1Cor 9,6). “Me corresponde a mí, aquí y
ahora”. La aplicación del Concilio implica difusión, estudio,
reflexión y profundización de sus orientaciones, actividad
y la puesta en práctica de la Nueva Evangelización. Todo
ello exige a los católicos carismáticos la vivencia de una
nueva espiritualidad conciliar, a través de un encuentro

79
vivo con Jesucristo, camino de conversión personal,
comunión eclesial y solidaridad fraterna.
El CPV invita a profundizar en la comunión como línea
eclesiológica General. En el Documento Nº 11, sobre la
Comunión en la vida de La Iglesia, se presentan las
diversas Instancias de Comunión del Pueblo de Dios para
la misión que el Señor ha encomendado a su Iglesia. En
este sentido, ¿cómo deben funcionar las que existen?,
¿qué instancias nuevas se deben crear para llevar a cabo
la misión, en las nuevas circunstancias que vive nuestro
país? Las respuestas a estas interrogantes serán punto de
partida para una renovación eclesial de largo alcance,
asumida por todos los sectores del Pueblo de Dios, que
hará posible que las conclusiones del Concilio se
proyecten y se hagan vida en la dinámica pastoral de la
RCC.

80
CAPÍTULO VI

ACTUAR: DESAFÍOS, PRINCIPIOS


ORIENTADORES Y PLAN NACIONAL
DE SERVICIO DE LA RCC EN
VENEZUELA.

¿A qué realidad estamos respondiendo? ¿Qué tenemos


que hacer? ¿Cómo podemos hacerlo?
¿Y ahora qué?
A la luz del CPV y Aparecida, del IV Congreso de la RCC en
Venezuela, en orden a una sana y auténtica identidad en
la Renovación y a fin de "retornar al amor del principio"
(Cf. Ap 2,4) nos preguntamos: ¿cuáles son los desafíos más
importantes? ¿Cuáles las prioridades? ¿Cuáles los
principios orientadores y planes de acción?

Desafíos

Los Desafíos son las realidades en el mundo, en


Venezuela, en la Iglesia, que exigen que la RCC tome una
postura ante ellos. Nos preguntamos: ¿A qué realidad o
necesidad estamos respondiendo? Tomando en
consideración los documentos de Aparecida y del CPV,
esta corriente de gracia asume los desafíos allí planteados,
en unidad y concordancia con las líneas pastorales de la
Iglesia en América Latina, el Caribe y Venezuela.
Los desafíos generales de la RCC nos ubican en un
contexto más amplio, desde diferentes perspectivas.

81
Desafíos generales

Antropológicos: Profundizar la visión cristiana del ser


humano propuesta por la enseñanza del Magisterio de la
Iglesia, a fin de contribuir en el crecimiento de las
personas y comunidades, en sus dimensiones religiosa,
personal, social, económica, política y cultural.
Espirituales: El gran desafío para la RCC, es suplicar al
Señor el don de un renovado Pentecostés, a fin de vivir la
experiencia del Espíritu Santo que revela a Jesucristo
Resucitado, para ser sus testigos, avivando los carismas de
palabra, ciencia, profecía, sanación, liberación y otros,
para el bien común de la Iglesia.
Comunitarios: La RCC está llamada a profundizar el
sentido del misterio de comunión que ha de vivirse en los
grupos de oración y en las comunidades, como un reflejo
de la comunión Trinitaria vivida en la Iglesia, renovando
las estructuras cerradas y superando todo tipo de división.
Eclesiales: Inspirados en el CPV y Aparecida, profundizar la
conciencia de la eclesiología de comunión, a fin de hacer
de las parroquias y diócesis comunidades de
comunidades, signos de la comunión de los hombres entre
sí y con Dios. Nuestra Renovación tiene un gran desafío,
hacer que se entienda que la razón de ser de las
comunidades, de un grupo de oración, es realizar un
servicio eclesial, siendo una instancia efectiva de
comunión.
Sociales: Conscientes de nuestro ser cristiano,
comprometernos, según la Doctrina Social de la Iglesia,
con el desarrollo integral de la persona humana, creada a
imagen y semejanza de Dios, promoviendo la dignidad de
cada persona, el valor de la familia, los derechos humanos,
los valores de la solidaridad, la justicia y la paz, a fin de
poder construir una nueva sociedad, a partir de los valores
del Evangelio.

82
El gran reto es que la RCC en Venezuela tenga tanta
experiencia del Espíritu Santo, que asuma cada desafío al
servicio del Reino y para el bien de la Iglesia Católica.

PRINCIPIOS ORIENTADORES PARA


EL SER Y EL QUEHACER DE LA RCC

Respondemos a la pregunta: ¿y ahora qué? Hacer vida el


compromiso: ¡Vivir un nuevo Pentecostés!
Los principios orientaciones iluminan el Ser y Quehacer de
la RCC en Venezuela, son un instrumento que permite
estar siempre en una constante búsqueda, en oración y
discernimiento de la voluntad de Dios para renovar su
Iglesia, ya que la identidad de la RCC es la identidad de la
Iglesia.
Ante la gravedad de los problemas y dificultades que el
mundo actual presenta, no debe manifestarse entre los
creyentes ni la angustia, ni el miedo. "Lo que nosotros no
sabemos es que el mundo está en las manos de Dios.
Aunque el hombre se aleja de Él y camina a su propia
destrucción, Dios pondrá un nuevo inicio justo en la
decadencia del mundo. Nosotros, sin embargo, actuamos
para que el hombre no se aleje de Él y en cuanto
podamos, para que el mundo, como su creación y el
hombre como su criatura, puedan volver a vivir" (Cf. S.S.
Benedicto XVI, Ratzinger, Sal de la tierra, 11).
La RCC mira con alegría y esperanza los signos positivos de
la acción del Señor, que quiere que todos los hombres
vuelvan a Él y se salven. Con la Iglesia en Venezuela, la RCC
desea manifestar, con valentía y esperanza, la verdad que
ha cambiado al mundo: "Dios es Amor" (1Jn. 4, 8). Esta
verdad se nos ha manifestado en su Hijo Jesucristo, en
quien el hombre encuentra la realización de su vocación a
la comunión con Dios y con sus hermanos, hecha caridad y
solidaridad fraterna (Cf. CEV, Caminos de Reconciliación y
Esperanza, 12 y 13) Asumiendo plenamente las
orientaciones del Concilio Plenario de Venezuela y de
83
Aparecida, la RCC quiere ser constructora de unidad, para
hacer realidad el mandato de Jesús: "Que todos sean uno,
como Tú, Padre, en mí y yo en Ti, que ellos también sean
uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has
enviado" (Jn 17, 21; Cf. CIC 820-821; CPV Doc. 11).
Como miembros del Pueblo de Dios, acogemos las
palabras de Juan Pablo II al hablar a dirigentes de la RCC,
exhortándolos a confiar y cooperar con los obispos:
"quienes, en la Providencia de Dios, tienen la
responsabilidad pastoral de guiar todo el Cuerpo de Cristo,
incluida la Renovación Carismática. Aun cuando no
compartan con ustedes las formas de oración que ustedes
han encontrado tan fecundas, estarán dispuestos a acoger
con agrado su deseo de renovación espiritual, tanto para
ustedes mismos como para la Iglesia y proporcionarán la
guía segura, que es la tarea que tienen encomendada".
(San Juan Pablo II. Discurso al IV Congreso Internacional
de Líderes, 7 de mayo de 1981).
Estos criterios doctrinales y pastorales pueden ayudar a
encauzar mejor la actividad de la RCC en la Iglesia y a la
vez, a revitalizar la dimensión carismática de todo el
Pueblo de Dios.

FIDELIDAD A LA AUTÉNTICA
DOCTRINA DE LA FE

La RCC debe estar, como toda la Iglesia, al servicio de la fe


y en fidelidad a la fe. La fe católica tiene como criterio de
autenticidad de los carismas, la ortodoxia cristológica, ya
que "nadie puede decir Jesús es el Señor, sino por la
acción del Espíritu" (1Cor. 12,3; Cf. Lc 4,1-2). "En efecto, la
innovación en el Espíritu será auténtica y tendrá una
verdadera fecundidad en la Iglesia, no tanto en la medida
que suscite carismas extraordinarios, en cuanto si conduce
al mayor número posible de fieles, en su vida cotidiana, a
un esfuerzo humilde, paciente y perseverante para
conocer siempre mejor el misterio de Cristo y dar

84
testimonio de Él" (San Juan Pablo II, Catechesi tradendae
72).
Este criterio exige cuidar la formación integral en la
doctrina de la fe católica, la lectura e interpretación de la
Biblia en la Tradición católica y la fidelidad al Magisterio
auténtico de la Iglesia. En ese mismo orden de ideas, es
bueno adaptar el itinerario catequético de la RCC, siempre
en comunión con el Secretariado de Catequesis de la
diócesis respectiva, al Ritual para la Iniciación Cristiana de
Adultos (RICA), el cual recoge la experiencia didáctica de la
Iglesia, ofrecida hoy privilegiadamente con toda su riqueza
y vitalidad (DA 294).

CENTRALIDAD DE LA VIDA
SACRAMENTAL

La apertura al Espíritu Santo lleva a un aprecio más


profundo y a una práctica más intensa de los sacramentos
de la Iglesia, privilegiadas acciones divinas de efusión del
mismo Espíritu. Si bien el "Espíritu sopla donde quiere" (Jn
3,8), los "sacramentos manifiestan que la gracia nos viene
de Dios a través de la mediación necesaria de la Iglesia"
(Pablo VI, Discurso al III Congreso Internacional, 19-05-75).
Esto vale especialmente del Bautismo sacramental, que es
renovación en el Espíritu (Cf. Tit 3,5) y base permanente
de la actividad vital del Espíritu en el cristiano y en la
Eucaristía, que es la oración de todos los que forman en
Cristo un solo Cuerpo y un solo Espíritu.
Esto conlleva para la RCC a reconocer los medios
esenciales y comunes de transmisión del Espíritu y
diferenciar los medios particulares y opcionales; centrar
toda la vida en la oración eclesial por excelencia que es la
Celebración Eucarística; ligar toda nueva experiencia del
Espíritu a la raíz del don bautismal; ubicar la oración de
curación espiritual en dependencia de la acción de los
sacramentos de la Reconciliación y de la Unción de los
Enfermos; buscar un equilibrio entre la oración personal,

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comunitaria y litúrgica; aprender de las diversas formas de
vida espiritual surgidas a lo largo de la historia cristiana;
aprovechar todas las posibilidades que ofrece el ritual
litúrgico para la expresión del fervor y la participación de
los fieles, sin caer en exageraciones.

VIDA COMUNITARIA

El llamado del Señor a la Iglesia, que es su Pueblo y su


Cuerpo al que Él convoca por el poder de su Palabra y
reúne en torno a su sacrificio, es un llamado a la comunión
plena con Él y de unos con otros. Ese llamado exige una
respuesta hoy, en la medida en que las comunidades
revitalicen, renueven y tomen como modelo a la
comunidad de que nos habla Hechos 2, 42-47. La repuesta
al llamado envuelve un proceso divino-humano, cuyas
exigencias deben respetarse si se pretende construir
comunidades y si se quiere que éstas sean profundamente
cristianas. La Renovación no debe pretender, sin embargo,
aferrarse a ninguna forma o estructura, sino permanecer
abierta a todo lo que el Señor espera de ella y a las
necesidades siempre nuevas de la Iglesia y del mundo (Cf.
Doc. de Malinas I, La Renovación Carismática).

EL RECTO USO DE LOS DONES


ESPIRITUALES

Es el mismo Espíritu - que actúa en la Iglesia desde


Pentecostés y la renueva en el Vaticano II - el que "la
unifica en comunión y ministerio", la provee y gobierna
con diversos dones jerárquicos y carismáticos y la
embellece con sus frutos". (Cf. LG 4).
Los dones del Espíritu no se reducen a los carismas. El
mismo Espíritu es el Don por excelencia y la gracia
santificante es el principal don creado del mismo Espíritu.
Además, están los carismas que el Espíritu distribuye al
servicio del bien común. Los mismos no son dados para el
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perfeccionamiento individual sino para la edificación de la
Iglesia. “Además, el Espíritu Santo no sólo santifica y dirige
al Pueblo de Dios mediante los sacramentos y los
ministerios y le adorna con virtudes, sino también
distribuye gracias especiales entre los fieles de cualquier
condición, 'distribuyendo a cada uno según quiere' (1Cor
12,11) sus dones, con los que les hace aptos y prontos
para ejercer las diversas obras y deberes que sean útiles
para la renovación y la mayor edificación de la Iglesia,
según aquellas palabras: 'A cada uno se le otorga la
manifestación del Espíritu para común utilidad' (1Cor 12,
7). Los dones extraordinarios no deben pedirse
temerariamente ni hay que esperar de ellos con
presunción los frutos del trabajo apostólico. Los carismas,
tanto los extraordinarios como los más sencillos y
comunes, por el hecho de que son muy conformes y útiles
a las necesidades de la Iglesia, hay que recibirlos con
agradecimiento y consuelo. Y, además, el juicio de su
autenticidad y de su ejercicio razonable pertenece a
quienes tienen la autoridad en la Iglesia" (LG 12).
De este principio se desprende el aspirar a los carismas
superiores que construyen la comunidad, recibir todos los
carismas con gratitud y no pedirlos temerariamente,
ejercerlos con sentido de humildad y servicio, sostener la
acción evangelizadora en el testimonio de vida más que en
señales y prodigios extraordinarios, reconocer la efectiva
libertad del Espíritu en la concesión gratuita de los dones,
aceptar el juicio de discernimiento de la autoridad eclesial.
El Catecismo de la Iglesia Católica ha subrayado el valor y
la importancia de los nuevos carismas en la Iglesia, cuya
autenticidad es garantizada por la disponibilidad a
someterse al discernimiento de la autoridad eclesiástica
(Cf. n. 2003).

LA PRIMACÍA DEL AMOR

Este criterio, inspirado en San Pablo, nos presenta el


camino más perfecto (Cf. 1Cor 12,31) que es la práctica de

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la caridad, derramada en nuestros corazones como don
del Espíritu (Cf. Rom 5, 5). La primacía del amor en el
interior de la RCC y en su relación con la totalidad de la
Iglesia, ha de llevar a la "comunión fraterna" (He 2,42) en
la unidad de un "solo Cuerpo" (1Co 12,13). A partir de aquí
surgen como criterios de autenticidad de la renovación
espiritual, la búsqueda de la santidad que es la plenitud
del amor, el amor a la Iglesia y la búsqueda de su unidad,
el reconocimiento de otros movimientos de renovación,
caminos de espiritualidad y obras del Espíritu que
expresan la diversidad católica, el servicio al prójimo y la
opción preferencial por los pobres, la participación en el
servicio evangelizador, que es la misión común de todo el
Pueblo de Dios, la promoción del compromiso de los laicos
para implantar el Reino de justicia, paz y amor en el
mundo.
"Animados por la caridad - nos enseñó el Papa Juan Pablo
II-, no sólo se pondrán ustedes en espontánea y dócil
escucha de aquellos 'a quienes el Espíritu Santo ha
constituido obispos para apacentar la Iglesia de Dios' (He
20,28), sino que sentirán también la necesidad de abrirse
a una comprensión cada vez más atenta de los otros
hermanos, con el deseo de llegar a tener con ellos
verdaderamente 'un solo corazón y una sola alma' (He
4,32). De aquí brotará la auténtica renovación de la Iglesia,
que el Concilio ha deseado y que ustedes tratan de
facilitar con la oración, con el testimonio, con el servicio"
(Discurso a la Renovación Italiana", 23-11-80).

COMPROMISO SOCIAL

Procurar un acercamiento a la Doctrina Social de la Iglesia,


queriendo con ello comprender sus elementos básicos
para que se pueda despertar en el laico un mayor interés
práctico y concreto en la realización de su servicio y
apostolado, asumiendo un compromiso social con los más
pobres y necesitados. Desde ya se debe tomar en cuenta
que la tarea evangelizadora de la Iglesia se realiza en

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medio de realidades temporales, con ello no se afirma que
exista divorcio entre el mensaje del Evangelio y las
realidades humanas, sino que se afirma la necesidad de
tomar en cuenta la historia y lo que ello comporta para el
anuncio de la Buena noticia. Se debe recordar que la
presencia de Dios en la historia de la salvación es también
presencia en la historia humana. La acción de Dios opera
en una historia, con un pueblo y una realidad específica. A
la RCC le corresponde discernir y conjugar estos tres
elementos. (Cf. Renovación en el Espíritu y servicio del
hombre. Documento de Malinas 3).

LA VIRGEN MARÍA EN LA
RENOVACIÓN CARISMATICA
CATÓLICA

Con respecto a la Santísima Virgen María, es un hecho


evidente que en la RCC se le da el lugar que ella ha tenido
y tiene en el plan divino de la salvación, de acuerdo con la
más venerable tradición de la Iglesia. María es la Madre de
Jesús, el Hijo de Dios hecho hombre en sus purísimas
entrañas por virtud del Espíritu Santo. Ella es, por tanto, la
Madre de Dios. Hay que destacar también que el misterio
de su maternidad espiritual es puesto en singular relieve.
Ella es la Madre de Jesús al pie de la Cruz, que recibe
como hijo al discípulo creyente; y es también la Virgen de
Pentecostés, Madre de la Iglesia, que en el Cenáculo
estuvo presente con su oración y su asistencia maternal
en la navidad histórica del nuevo Pueblo de Dios. (Carrillo
A.S. Op. Cit. p.p. 62s). De hecho, en la RCC, generalmente
se venera a María reconociéndola como mediadora de
todas las gracias. Los miembros de la Renovación han
redescubierto vivencialmente algunas de las frases más
gustadas y proclamadas en la Iglesia Católica de todos los
tiempos: "A Jesús por María" y "Gracias Jesús por María,
Gracias María por Jesús". El amor a la Virgen se
manifiesta, pues, en mil detalles. En definitiva, la
invitación es a seguir acrecentando el auténtico y

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renovado culto mariano, para que la relación de los
carismáticos con la Santísima Virgen María sea el
resultado de estas tres actitudes: veneración, amor e
invocación.

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