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Historia
Económica y
Financiera de la
República Dominicana 1844-
1962
Quinta Edición
Historia Económica y
Financiera de la República
Dominicana
1844-1962
Al profesor Luis del
Castillo Morales,
maestro de maestros.
1844-1962
INTRODUCCIÓN A SU ESTUDIO
Quinta Edición
Septiembre, 2007
Título:
Historia Económica y
Financiera de la República
Dominicana
1844-1962
Autor:
Franklin Franco Pichardo
14 LA CONSOLIDACIÓN DE LA HEGEMONÍA
NORTEAMERICANA EN LA ECONOMÍA NACIONAL. Observaciones
sobre la distribución del intercambio comercial dominicano durante el siglo
pasado. Buques de guerra franceses y norteamericanos en puerto de Santo
Domingo, reflejo de la brega entre ambas potencias por el control del país.
Gobierno firma acuerdo en 1900 que redistribuye ingresos aduaneros.
Gobierno de Jimenes interviene aduanas de Montecristi y Puerto Plata.
Protesta de la Improvement. Gobierno crea Comisión compuesta por los
cónsules de Bélgica, Holanda y Estados Unidos para recibir y distribuir
fondos aduaneros. Improvement demanda intervención del gobierno
norteamericano en su conflicto con el Estado dominicano. Gobierno envía a
Estados Unidos y Europa a Henríquez y Carvajal para entrar en
negociaciones con los tenedores de bonos y con la Improvement. Congreso
dominicano rechaza acuerdos alcanzados por el Dr. Henríquez y Carvajal
con acreedores del gobierno. Caen en el mercado internacional los precios
del azúcar, café y cacao. Derriban gobierno de Jimenes en medio de
conflictos financieros con extranjeros. La Improvement demanda el pago
de 11 millones de dólares para retirarse del país. Designan árbitros para
dirimir conflicto con la Improvement. Fallo de la Comisión Arbitral resulta
desfavorable a dominicanos. Estados Unidos desembarca tropas en Villa
Duarte para defender gobierno de Morales amenazado por insurrección.
Morales afirma -enero de 1905- acuerdo que establece que recaudaciones
aduaneras serían realizadas por funcionarios del gobierno norteamericano.
Senado norteamericano rechaza acuerdo. Presidente Rooselvet crea
“Modus Vivendi" que permite mantener el acuerdo en vigencia. Buques de
guerra de Estados Unidos llegan a Santo Domingo en apoyo al “Modus
Vivendi". Militares norteamericanos son designados como recaudadores en
las aduanas dominicanas. Nuevo Presidente dominicano, Ramón Cáceres,
mantiene el "Modus vivendi". Congresos dominicano y norteamericano
aprueban Convención de 1907 que otorga a Estados Unidos el derecho de
recaudaciones aduaneras. Profesor Hollander estima en 40 millones la
deuda exterior dominicana. Datos sobre el comercio exterior dominicano
entre 1905 y 1911. Se instala en el país The Royal Bank of Canada.
Cáceres dicta Ley Bancaria. Decretan ley de partición de los terrenos
comuneros. Despojos a campesinos en la zona Este del país de parte de
ingenios azucareros.
ANTECEDENTES
La integración de la antigua zona española de la isla de
Santo Domingo dentro del marco de la República de Haití,
efectuado por el Presidente Boyer en 1822, liqui dó los
arcaicos moldes de la economía colonial española vigen tes
hacía más de tres siglos, en el territorio que hoy se
denomina República Dominicana.
En primer lugar, esa integración abrió las puertas del
intercambio comercial en la antigua parte española, hasta
ese momento cerradas bajo las férulas del monopolio
comercial impuesto por España en sus colonias americanas,
y sus habitantes pudieron comerciar con nuevos mercados:
Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Holanda, etc.
Este hecho originó un reavivamiento de la actividad
productiva de los principales productos de exportación:
Madera, tabaco, cueros, mieles, etc.
En segundo lugar, la integración de nuestra zona con la
República de Haití, creó también un cambio radical en el
sistema de la propiedad de la tierra, pues las propiedades de
la Iglesia Católica, principal latifundista durante la colonia,
fueron confiscadas, y asimismo, las de aquellas personas
que. inconformes con la integración, abandonaron el país.
Al mismo tiempo, el gobierno de Boyer derogó todo un
conjunto de impuestos que afectaban de manera sensible el
desarrollo de la economía y dictó disposiciones para
incentivar el comercio.
Pero la más significativa de las modificaciones ocurrió
en el plano de la propiedad territorial y la originó el
repartimiento de tierras iniciado por el gobierno de Boyer
en los primeros años de su mandato, acción que favoreció a
cerca de 10 mil familias, en su mayor parte ex esclavos
durante el período colonial.
Esa extraordinaria distribución de tierras permitió la
aparición del campesinado dominicano, un fenómeno
nuevo en el ambiente sociológico nacional. Con
anterioridad, el habitante del campo, en su mayor parte era
esclavo -sin derecho al disfrute de la propiedad- o liberto.
Más adelante presentamos un cuadro extraído por
nosotros de los datos ofrecidos por José Gabriel García
sobre la situación de la propiedad de la tierra en nuestro
país en 1838, años después de la distribución decretada por
Boyer. El historiador García no incluyó en su relación a
Santiago, ni a Puerto Plata.
Si se toma en cuenta que en aquel momento la
población dominicana no alcanzaba los 100 mil habitantes,
y se parte del hecho de que cada familia tenía por lo menos
cuatro miembros, se puede concluir afirmando que esa
distribución llevada a efecto por Boyer. hizo propietario a
cerca del 40% de los pobladores adultos de la zona Este.
Por otro lado, tanto la posesión de la tierra, como la
propiedad de la misma, estaban afectadas durante la colonia
por capellanía, censos, y otros sistemas impositivos
feudales, los cuales fueron abolidos por Boyer.
La tierra, en consecuencia, a partir de la distribución
llevada a cabo por Boyer. dejó de ser un monopolio de la
Iglesia, de los grupos hateros y la burocracia dominantes,
pasando a ser, en una buena proporción, propiedad de los
cultivadores directos, hecho que favoreció enormemente a
la agricultura, ahora en una buena parte, bajo el control de
un campesinado Distribución de la propiedad y actividad
económica 1839-1840
Cacao Algodó
Común o Hatos Trapiches Frutos
Total n Caña Cafe
sección Tabaco y otros
Bánica 144 - - - - 54 - - 90
EXPORTACIONES DE CAOBA
1845-1884
AÑO PIES (MILES)
1845 3,223
1855 3,479
1868 1,058
1869 1,182
1870 1,256
1872 1.863
1880 915
1882 713
1884 2,024
Fuente: Cassá. Obra citada. Vol. 2. Pág. 16.
LOS PROBLEMAS MONETARIOS
INCINERACIONES
En el año 1858. según registro de Contaduría ..$32.700
En el año de 1859. según registro de Contaduría...$5834.063
En el año de 1860, según registro de
Contaduría..................................................................... $7797910
En el ciño de 1861. según registro de
Contaduría..................................................................... $7338260
En el año de 1861, según registro de
Contaduría......................................................................... $48345
Total incinerados.................................................. $21051278
Cantidad circulante.......................................... $75037652.75
Billete de 1884
Surgimiento de las compañías de crédito que prestan al gobierno. Principales
miembros de las compañías de crédito. Intereses elevados pagados a las compañías.
Compañías reciben del gobierno bonos y vales que luego usan para pagar impuestos.
Cifras sobre intereses pagados por el gobierno motivan quejas de ministro de
Hacienda. Cobro del pago de impuestos aduaneros a plazo crean problemas finan-
cieros. Capitales que manejan las compañías de crédito en 1882. Beneficios que
reciben. Relaciones entre los gobernantes y las compañías de crédito. Cónsul español
describe en 1883 interioridades de los negocios y los manejos onerosos de las
compañías de crédito. Los inicios del endeudamiento exterior. Cabra] contrata
préstamo en Saint Thomas por 100000 dólares. El empréstito Hartmont de 1869.
Principales clausulas. Cancelan contrato de préstamo por incumplimiento al año
siguiente. Mr. Hartmont efectúa en Londres operación de estafa contra Estado
dominicano. Europeos con bonos supuestamente garantizados por el Estado
dominicano se oponen a nuevo préstamo intentado por el presidente González en
1873.
EL ENDEUDAMIENTO EXTERIOR.
En 1844 un aventurero inglés de nombre Hermán Hen- dricks.
enterado de las dificultades financieras que padecía el primer
gobierno dominicano -Junta Central Gubernativa- en frascado en
una confrontación bélica con Haití, ofreció com prar obligaciones -
vales o bonos- hasta la suma de 1500000 libras esterlinas.
El negocio no prosperó en razón de que los descuentos
altísimos que cobraba -45%, más los intereses anuales de un 5%
sobre el capital que también tendrían que ser pagados con dos años
de avance, -motivaron el rechazo de una comisión destinada a su
estudio.
Tanto este gobierno, como los siguientes, para vencer di -
ficultades financieras inmediatas utilizaron, como hemos vis to,
primero, a prestamistas individuales, y más luego, a las compañías
de crédito.
Otros intentos de endeudar el Estado dominicano con prés -
tamos exteriores, ocurrieron durante el gobierno del general
Cabral en 1867, pero también fracasaron.
Sin embargo, como hemos visto, por esta época varios co -
merciantes judíos establecidos en Curazao -siendo el más con -
notado J. A. Jesurum- facilitaron recursos financieros a varios
gobernantes dominicanos, y sobre todo a Buenaventura Báez, y
estas deudas, que generalmente se contraían por razones políticas
individuales, como el financiamiento de acciones ar madas. luego
eran reconocidas por el nuevo gobierno como acreencias del
Estado dominicano.
Según el investigador haitiano Alexander Poujols, quien bajo
el seudónimo de Antonio de la Rosa publicó en París, Francia, en
1915 en la Revista General de Derecho Interna cional, un amplio
estudio sobre las finanzas de la República Dominicana, bajo el
título de: “Las Finanzas de Santo
Domingo y el Control Americano", la primera deuda exterior
dominicana fue contraída en marzo de 1867, cuando el Poder
Ejecutivo, entonces en manos del general Cabral se hizo au torizar
para contratar en Saint Thomas un empréstito por la suma de
100000 dólares.
Pero en verdad, el endeudamiento exterior se inició con el
fatídico empréstito que el 1ro. de mayo de 1869 efectuó el pre -
sidente Báez por intermedio de la casa financiera, Harmont y Cía.,
de Inglaterra, por la suma de 420000 libras esterlinas.
Este contrato de empréstito que puede ser calificado como el
más oneroso de los acuerdos establecidos por todos los go biernos
dominicanos en la historia nacional, como veremos más adelante,
fue la fuente de un conjunto interminable de maniobras dolosas
financieras que hundieron el crédito del país en el exterior y lo
colocaron a merced de una red infinita de especuladores
internacionales.
Para tener una idea de las características del contrato de
préstamo establecido por el presidente Báez con Harmont y Cía.,
es bueno apuntar que el artículo 2 del documento firma do señalaba
textualmente que:
"Para interés y amortización de esta deuda, el Gobierno
Dominicano se obliga a pagar a los contratistas del emprésti to una
suma de cincuenta y ocho mil libras esterlinas al año, pagadera por
mitad cada seis meses, el 15 de diciembre y ju nio de cada año. a lo
más tarde, por espacio de veinte y cinco años consecutivos. El
primero de estos se efectuará el 15 de junio o de diciembre
siguiente a la emisión del empréstito".
Es decir, esa cláusula obligaba al gobierno a pagar la suma de
1472500 libras esterlinas por un préstamo de 420.000 libras.
LA CAÍDA
El mismo año en que el periódico de Puerto Plata
destacaba la importancia que había adquirido el desarrollo de
la industria azucarera, tiene lugar en Europa un fenómeno
que afectaría en lo inmediato a esta industria: el empleo de
nuevas técnicas en la siembra e industrialización de la
remolacha para producir azúcar, originó un aumento en la
producción que se fue acentuando año tras año, hecho que
determinó una reducción de los precios del dulce en el
mercado internacional.
Todos los ingenios dominicanos, treinta en total, se vieron
en la obligación de reducir sus costos, unos por vía de la
modernización de sus instalaciones, otros aumentando su
capacidad de producción, no pocos reduciendo los salarios
de los trabajadores y técnicos.
El hecho creó una situación de crisis en la industria azu
carera nacional, resultado de la cual muchos ingenios sucum
bieron. Juan Sánchez en su obra "La caña en Santo Domingo
dice al respecto que “trece ingenios, representantes de valiosos
intereses, fueron desapareciendo uno por uno por las con
mociones de aquella larga situación que afectó todas las ins -
talaciones, para no dejar en pie sino aquellas que tuvieran una
base sólida para resistir y para vencer".
Esa crisis que duró más de dos décadas, impulsó una no table
concentración de capitales de parte de los inversionistas más
hábiles. Juan Bautista Vicini por ejemplo, que hacia poco
tiempo había fundado el ingenio Italia, diez años después era
propietario de cuatro ingenios más: Constancia. Angelina,
Encamación y Ocoa.
Merece singular interés señalar que los ingenios que resis -
tieron mejor la situación de crisis, fueron los instalados en la
región Este del país, alrededor de San Pedro de Macorís, y los
situados en el Sur.
Los siete ingenios instalados alrededor de San Pedro de
Macorís, además, pronto se situaron a la cabeza de la produc ción
nacional. Eran estos: Angelina, Puerto Rico, Quisqueya,
Cristóbal Colón. Porvenir, Santa Fe y Consuelo.
Sólo entre los años 1892 y 1893, estos seis ingenios aumen -
taron su producción de 312504 quintales, a 484120. Esta úl tima
cifra era igual al 67 por ciento de la producción nacional. No
está demás decir que casi todos los ingenios, para resistir la
crisis, aumentaron su área de cultivo considerablemente. En
1882, las tierras dedicadas a la producción azucarera ascendían a
75150 tareas, y siete años más tarde, sumaban 250000. Este
acaparamiento de tierra de parte de los ingenios no se detuvo
sino después de la mitad del siglo 20.
Fracasan varios intentos para crear sistema monetario nacional. La República a merced de las alzas y las
bajas de las monedas extranjeras en circulación. Exigen un 50% en monedas extranjeras de oro y plata
para el pago de impuestos en 1879. El precio del oro y la plata comienza a descender en todo el mundo.
Se inicia en Estados Unidos guerra entre quienes defienden la representatividad monetaria de la plata y
los que prefieren el patrón oro. Baja de nuevo el valor de la plata. Guerra del oro y la plata origina
inflación en Norteamérica Inflación repercute en Santo Domingo. Consagran por ley en Estados Unidos
el patrón oro. Representaciones metálicas de las monedas en circulación a fines del siglo pasado. Fiebre
especulativa el oro en Santo Domingo. Comerciantes rechazan las monedas de plata. Se disparan los
precios de los alimentos. Demandan aumentos en los salarios. Panaderos se van a la huelga. Heureaux
crea el 'peso oro". Ordenan emisión de monedas de plata que resultan de 'mala ley". Fijan valor a las
monedas de plata extranjeras. Desorden monetario. Valor de la moneda dominicana respecto a la
norteamericana. Prohíben circulación moneda de plata extranjera. Derogan decreto que prohibe
circulación moneda de plata extranjera Jimenes establece tipo de cambio moneda nacional frente dólar
norteamericano.
Durante el siglo pasado, a pesar de que fueron efectuados varios proyectos para crear
un sistema monetario nacional, ninguno pudo ser materializado, y en consecuencia,
nuestro país careció de un patrón monetario propio sólido. Las monedas en
circulación que disfrutaban de mayor confianza entre los comerciantes y el pueblo en
general; debido a los desordenes financieros recurrentes que crearon decenas de
emisiones monetarias ordenadas por casi todos los gobiernos, eran las metálicas
extranjeras.
La inexistencia de un sistema monetario propio, mantuvo a la República
Dominicana a merced de los movimientos de alzas y bajas monetarias que
continuamente se registraban en los grandes mercados financieros del mundo. Sobre
todo, a merced de los mercados de aquellos países con los cuales mantenía relaciones
comerciales estrechas: Estados Unidos, Inglaterra. Alemania, Francia. España, etc.
Por tales motivos los efectos de cualquier variación en los valores de las monedas
de esas naciones, tenía en lo inmediato su repercusión en la economía dominicana
La carencia de confianza en la moneda nacional era tan grande, que casi todos los
gobiernos durante el siglo pasado exigían que una buena parte de los impuestos
aduaneros fuesen pagados por los comerciantes en monedas extranjeras, generalmente
de oro y plata.
El 5 de octubre de 1874, por ejemplo, un decreto del pre sidente González
estableció que los recaudadores aduaneros exigieran que los impuestos aduaneros
fueran cobrados al comercio de la siguiente manera: un 25 por ciento en vales, títulos
u otras acreencias de la nación.
Otro 25 por ciento en documentos que indicaran el sumi nistro de dinero en
efectivo al gobierno de González.
Un 50 por ciento en monedas extranjeras de oro o plata.
Es decir, tanto los comerciantes como los gobiernos pre ferían usar en sus
transacciones monedas extranjeras, y por esa razón dichas monedas se encontraban,
frente a las nacionales. en un constante aumento de su valor.
A veces, el valor que recibían esas monedas extranjeras en la República
Dominicana, estaba muy por encima del que tenían internacionalmente.
Para 1879, momento en que comienza a registrarse en casi todo el mundo un
desplazamiento de las monedas de plata y a imponerse las acuñadas en oro, y por
tanto, a consolidarse como patrón monetario mundial el oro. las monedas extran jeras
que circulaban en Santo Domingo registraban los siguien tes valores frente al peso
fuerte, según la resolución No. 1767 de ese último año. (Gaceta Oficial. 1879):
Pieza de 20 pesos oro americano........................................ $21.00
Media pieza de 10 pesos oro americano.............................$10.50
Onza española de oro......................................................... $17.00
Pieza de $20.00 de oro granadino mexicano......................$20.00
Onza de oro colombiana, mexicana o peruana...................$16.50
Pieza de 20 franco francés.................................................. $4.00
Pieza de plata americana..................................Su valor nominal
Pieza de plata española....................................Su valor nominal
Pieza de plata de antiguo cuño........................................... $1.00
Cinco años antes de esta resolución dominicana, en 1871, Alemania. Holanda, los
países escandinavos, y dos años des pués. en 1873. la Unión Monetaria Latina,
integrada por Francia, Suiza, Bélgica, Italia y Grecia, adoptaron el patrón oro, y el
precio de la plata comenzó a descender rápidamente.
Esos cambios monetarios registrados en casi toda Euro pa occidental pronto
repercutieron en toda América, comenzando por los Estados Unidos, que era el país
americano que mantenía más intensas relaciones comerciales con el viejo continente.
Esa realidad creó en Norteamérica una verdadera guerra entre los defensores del
mantenimiento del dólar representado en plata y aquellos que entendían que esa
nación debería adoptar el patrón oro.
Las continuas bajas que registraban las monedas de pla ta condujo en 1873 al
gobierno de los Estados Unidos a la designación de una comisión que estudiara la
cuestión, y más tarde, en 1878. a la promulgación de una ley. -La ley Bland Allison-
que dispuso que se lanzaran certificados del tesoro garantizados en el dólar de plata,
pero la misma no detuvo las bajas continuas de las monedas de ese metal.
Más tarde, en 1890. se dispuso mediante otra resolución -La ley de compra de
plata- la compra por el Ministro de Hacienda. de 4500000 lingotes de plata por mes,
medida que también fracasó pues la plata continuó su caída. (Véase: Historia
Económica de los Estados Unidos. Harold Underwood Faulkner. Edit Nova. Buenos
Aires. Argentina. 1954. Pág. 583.)
La guerra monetaria entre el oro y la plata que acarreó una tremenda inflación en
la economía norteamericana, hecho que repercutió en nuestro país, donde todos los
productos de importación encarecieron, no era sino el preludio de una si tuación más
grave: La crisis económica de 1893 que estalló encontrándose en el mando el
presidente Cleveland,
El renombrado economista norteamericano Underwood Faulkner señala en su
estudio sobre la historia económica nor teamericana. que ese último año quebraron más
de 600 instituciones bancarias, setenta consorcios ferrocarrileros, y más de 15 mil
comercios, y que disminuyeron sensiblemente la produc ción de hierro y carbón, y
también la cosecha de trigo.
La crisis norteamericana que se inició en 1893 duró varios años y condujo a la
promulgación en 1890 de una ley monetaria que liquidó el bimetalismo monetario y
consagró el patrón oro, tal y como había ocurrido en Europa casi veinte años antes.
Al igual que en los Estados Unidos, en la República Do minicana las monedas de
plata fueron perdiendo su valor y se impusieron con fuerza las monedas de oro: dólar
americano de oro, onzas españolas de oro, franco francés de oro, oro gra nadino o
mexicano, etc.
Cuando esa situación comenzó, gobernaba en nuestro país Ulises Heureaux.
quien en 1889 había intentado hacerle frente a la constante devaluación de la moneda
de plata, dictando una ley monetaria dirigida a crear una unidad monetaria nacional
que denominó el “Dominicano de plata", equivalente a seten ta y cinco céntimos de
franco francés.
La mencionada ley. número 2811, promulgada el 14 de agos to del citado año,
ordenaba efectuar emisiones monetarias de plata y oro. Circulaban en aquel momento
además monedas de níquel, cobre, estaño y zinc, como piezas menudas.
Un año más tarde, una nueva resolución de Heureaux es tableció que el "franco de
plata" dividido en den centésimos, seria la unidad monetaria nacional.
Esta última legislación era curiosa y a la vez reveladora de que las monedas de
oro eran las que mayor garantías conti nuaban teniendo en el comercio y la industria,
pues en su artículo 15 se admitía que “Los particulares no estarán obliga dos a recibir
en cada vez (en cada pago o transacción) más que 50 francos en monedas de plata".
Esta ley guarda estrecha relación con la resolución No. 2807 del 26 de julio de
1889, que otorgó una concesión monopolis ta para el establecimiento de un banco a
una empresa financiera francesa, la Credit Moviliar de París, el cual tenía además de
sus atribuciones normales de banco comercial, el poder de efectuar emisiones
monetarias.
El 17 de Junio de 1893, Rafael Abreu Licairac en un artí culo publicado en "El
Eco de la Opinión", describió en breves palabras la trágica situación que originó en
nuestro país la guerra entre el oro y la plata que se desarrollaba en los Esta dos Unidos.
“...Hoy vemos reducida nuestra fortuna pública -dice el articulista- y
considerablemente aumentado el precio de los objetos de consumo de procedencia
extranjera, en razón del extraordinario desnivel existente en la actualidad, entre la
plata y el oro; y este último es que regula universalmente, puede decirse, el valor de la
producción y los cambios."
“Hoy valen aquí cien pesos en oro ciento cincuenta en plata mexicana. De ahí la
supremacía de aquel y el insoportable yugo del agio que produce, en detrimento de los
intereses generales; de ahí el escaso valor comparativo de nuestra riqueza pública, y la
excesiva carencia de los productos extranjeros cuyo consumo es, en este país,
relativamente superior al de casi todos los países del mundo, cuenta habida de la
insignificancia de nuestra industria fabril y de nuestra relati va escasa producción de
materia alimentaria."
Integración del campesinado dominicano como trabajador en los ingenios. Proceso de descomposición del
campesino dominicano. El campesino se transforma en obrero asalariado de los ingenios azucareros. El
proceso de descomposición del campesinado en la región Este y otros lugares del país. El estado de
inseguridad creado por la falta de trabajo en el campo. Samaná como ejemplo de abandono y despojo.
Guarda Campestres son investidos con carácter de autoridad pública. Los Alcaldes Pedáneos, máxima
autoridad de los campos dominicanos. José Ramón López analiza sobre los hechos la conducta y el proceder
de los Alcaldes Pedáneos.
PROVINCIA DE AZUA
Ansonia 1 2 1000
Azuano 3 2 400
Ocoa 7 1 149
Se expanden los intereses financieros de los Estados Unidos. Cifras de las inversiones
de los Estados Unidos en distintas partes del mundo. El proyecto del presidente
Roosevelt y su impacto en la República Dominicana. La Convención de 1907 es
criticada por los opositores del presidente Cáceres. Logros obtenidos en el piano
económico durante el régimen de Cáceres. Estadísticas del comercio exterior en el
período 1905-1911. Primera ley sobre organización bancaria dictada en el país.
Pioneros en el negocio hipotecario y bancario. La educación en el régimen de
Cáceres. Incremento en las instalaciones físicas de escuelas. Situación de penuria y
abandono de las condiciones de vida de la población campesina y pobre. Despojo de
la tierra a los campesinos de la región Este.
Durante los últimos años del pasado siglo y los primeros del
presente, en todo el mundo se registró una expansión sin
precedente de los intereses financieros de los Estados Unidos. Pero
en nuestro continente la penetración de los capitales
estadounidenses fue mayor que en cualquier otra reglón.
Por ejemplo, las inversiones directas de Estados Unidos en
Europa en 1897 eran de 151.10 millones de dólares, pasando a
489.2 millones en 1908.
Durante ese mismo período, las inversiones norteamerica-
nas en Latinoamérica y Canadá pasaron de 498.0 millones de
dólares en 1897. a 1765.4 millones de esa misma moneda.
Cifra que significaba el 42. 2 por ciento del total las inversio-
nes norteamericanas en todo el mundo.
Particularmente, en las Antillas, los capitales norteameri-
canos aumentaron de 49.0 millones de dólares en 1897, a
336.3 millones en en 1908.
En el caso específico de la República Dominicana, esta no pudo
escapar a esa tendencia expansionista de los capitales de Estados Unidos,
cuyo presidente Roosevelt. además tenía particular Interés en la
expulsión del territorio continental de los inversionistas, comerciantes y
agentes financieros europeos a fin de lograr el pleno control económico
regional.
En nuestro país facilitó el proyecto de Roosevelt, primero la cuantía
de la deuda exterior, estimada en 33 millones de dólares por el gobierno,
pero en 40 millones de esa misma moneda por el profesor Jacobo H.
Hollander, enviado confidencial del Presi dente de los Estados Unidos que
visitó la República Dominicana en 1906 con el propósito de efectuar una
investigación sobre la deuda global dominicana; en segundo lugar,
también facilitó la intención del gobernante norteamericano, el dominio
que ya tenían los estadounidénses sobre el comercio exterior dominicano,
el control que ejercían sobre la industria azucarera nacional, e incluso, la
propia inestabilidad política registrada, y el consecuente desorden
administrativo existente por esos años.
Todo lo anterior explica la imposición a nuestro país de la
Convención de 1907 que cercenó la soberanía nacional, y la propia
conducta benevolente del presidente Cáceres frente a las presiones de
Estados Unidos para la firma de ese acuer do, y en la apertura del país a
los inversionistas norteamericanos.
Para resolver lo que entendían como el "problema domini cano" el
presidente Roosevelt y el profesor Hollander, elabo raron una estrategia
financiera que envolvía:
1ro. Lograr que un banco norteamericano prestara al go bierno
dominicano, con la garantía norteamericana, la suma de 20 millones
de dólares.
2do. Utilizar parte de esa suma en la compra de las acreencias europeas, a
fin de retener la deuda exterior sólo en manos norteamericanas.
3ro. La reducción de la deuda dominicana, tanto la exterior como la
interior, viejo reclamo del gobierno dominicano, en razón de que
existían indicios claros que indicaban que
una buena parte de esa deuda había sido conformada de
manera fraudulenta.
Sobre la reducción, es bueno recordar que ya en 1901 el Ministro
dominicano, Henríquez y Carvajal, había llegado a un acuerdo con los
acreedores europeos, que permitía reducir la deuda de los mismos en un
50 por ciento.
Para materializar el proyecto del presidente Roosevelt. viajó a los
Estados Unidos el Ministro de Hacienda del presidente Cáceres. Federico
Velázquez, y allí se decidió que agentes do minicanos viajaran a Europa a
fin de comprar la deuda con traída por la República en el viejo continente,
mientras se negociaba con el mismo propósito con los representantes de
la Santo Domingo Improvement Co., pero con escaso éxito.
El resultado final de tales negociaciones fue el siguiente: la empresa
financiera Kuhn, Loeb Co.. facilitaría al gobierno dominicano un
préstamo de 20 millones de dólares, estable ciéndose en dicho acuerdo
que tenía que ser amortizado en 50 años, y no podía ser redimido antes de
los diez, y en este caso pagadero al 102%. En dicho préstamo se
establecía un interés de 5% anual, con una prima de descuento del 4%.
De la suma acordada en ese préstamo. 17 millones de dó lares serian
usados para pagar el monto total de la deuda ex terior e interior, y el resto
entregado al gobierno que lo usaría para dar inicio a, varias obras
públicas.
Como parte del arreglo, la deuda europea fue liquidada pagando el
50% aproximadamente de la misma, la Improvement recibió el 90 % de
lo reclamado, pero los acreedores dominicanos sólo recibieron entre el 10
y el 20 por ciento de lo que pretendieron.
Tanto el préstamo como la Convención fueron duramente criticados
por la oposición, pero el gobierno de Cáceres siguió el camino trazado.
Ambos acuerdos fueron aprobados por el Congreso de la República, la
Convención el 3 de mayo de 1907. y el préstamo diez días después.
La Convención, como hemos expresado, entregó la respon sabilidad
de las recaudaciones aduaneras al Presidente de los Estados Unidos,
quien designaría un Receptor General de las
Aduanas, y este último todos los empleados necesarios para su labor,
"hasta tanto queden pagados o retirados todos y cada uno de los bonos
emitidos por el gobierno dominicano de acuer do con el plan y dentro de
las limitaciones en cuanto a plazos y cantidades más arriba señalados; y
dicho receptor aplicará las sumas así recaudadas como sigue: primero, al
pago de los gastos de la Receptoría; segundo, al pago de los intereses de
dichos bonos; tercero, al pago de las cantidades anuales se ñaladas para la
amortización de dichos bonos; cuarto, a la compra y su cancelación de
cualquiera de dichos bonos; conforme con dichos términos, según
disponga el gobierno dominicano". (Max Henríquez Ureña. Los Yanquis
en Santo Domingo Pág. 41).
Para la administración de las aduanas se dispuso del pago de una
suma “que no excederá del 5% del monto total" de los ingresos
aduaneros.
El acuerdo estableció además que el gobierno dominicano no podía
efectuar modificaciones en los aranceles aduaneros sin el consentimiento
del gobierno de los Estados Unidos.
Por otra parte, durante el gobierno de Ramón Cáceres aumentaron de
manera significativas las exportaciones y las importaciones, registrándose
siempre un balance favorable a la República Dominicana. A continuación
un cuadro sobre el comercio exterior dominicano durante esos años:
COMERCIO EXTERIOR 1905 1911
(En miles de pesos)
Año Exportaciones Importaciones Balance
Asesinato del presidente Cáceres. Presiones del jefe del ejército, Alfredo Victoria.
Insurrección contra los Victoria. Misión especial del general norteamericano
Mclntyre, del Departamento de Guerra de los EE.UU. y de W.T Doyle jefe de la
División Latinoamericana de Departamento de Estado. Eladio Victoria renuncia a
la presidencia de la nación. El general Bordas Valdez es juramentado presidente de
la República por el Congreso. Retorna la anarquía al país. La guerra perjudica la
producción agrícola en la región Norte. Nuevos préstamos endeudan más el país.
Juan Isidro Jimenes gana las elecciones. Presiones norteamericanas no se hacen
esperar ante el nuevo presidente.
1916-1922. Datos sobre población. Tierras bajo cultivo. Listado de las principales ocupaciones. La
artesanía rural. Situación de los ferrocarriles. Inician construcción de carreteras. Mejoría en las re-
caudaciones aduanales. Terminan carreteras que cubren centenares de kilómetros, y con ellos se consolida
el mercado nacional. El uso del automóvil se va generalizando. Construyen planteles, acueduc tos, y se
amplia el uso de la energía eléctrica. Crisis de 1920 desploma los precios del azúcar y demás productos
de exportación y bajan las recaudaciones. Ocupantes militares efectúan varios empréstitos en nombre de
la República. Ley de registro de tierra favorece a empresarios norteamericanos.
Para tener una idea más completa del escaso desarrollo de la sociedad dominicana
durante la época que examinamos, a continuación un listado de las principales
ocupaciones en las zonas urbanas, y el número de personas empleadas en las mismas:
Electricistas...................................................................16
Mecanógrafos................................................................48
Plateros........................................................................108
Profesores....................................................................915
Relojeros.......................................................................24
Mecánicos..................................................................1118
Músicos.......................................................................207
Fotógrafos......................................................................45
Comadronas.................................................................123
Carpinteros, ebanistas................................................3338
Alfareros......................................................................111
Choferes.....................................................................715
Costureras..................................................................4618
Dulceras......................................................................506
Empleados de comercio.............................................4216
Empleados municipales.............................................1216
Empleados del gobierno.........................................2813
Planchadores........................................................... 2156
Lavanderas.............................................................. 2581
Tabaqueros.................................................................. 714
Como agricultores el censo registra a 137, 764 dominica nos, y como ganaderos a
160. En el campo era escaso el uso del arado y de los fertilizantes, salvo en las grandes
haciendas y en los ingenios. Los instrumentos fundamentales del pequeño y mediano
campesino eran la coa, de origen taino, y el machete. El transporte de carga
generalmente se efectuaba a caballo y en carretas.
Una buena parte del campesinado dominicano vivía en “conucos” donde se
cultivaba lo indispensable para la subsistencia y un pequeño excedente para el
intercambio en el mercado del pueblo más cercano.
Las principales actividades de los artesanos rurales eran la fabricación de andullos
(tabaco envejecido y prensado en yagua), raspaduras, utensilios de barro cocido para
uso doméstico; muebles, tales como sillas y mecedoras de madera y gua no, catres, etc.
además de serones de guano, sombreros de cana, monturas para caballos, mulos y
burros. En las medianas y grandes haciendas se elaboraba queso y mantequilla.
En el centro del Cibao y en los ingenios funcionaban fe rrocarriles. El Ferrocarril
Central, unía a Santiago con Puerto Plata, y otra vía ferroviaria entrelazaba a esa
misma ciudad con Moca. San Francisco de Macorís. Villa Riva, (denominada an -
tiguamente como Almacén del Yuna) y Sánchez.
Ambos ferrocarriles transportaban cargas y pasajeros. Pero la carga de los
productos agrícolas tenía que ser llevada a las ciudades, pues los ferrocarriles tenían
pocas paradas intermedias, y todas en pequeños pueblos situadas al borde de la via.
Para la época en que fue efectuado este censo, los ocupan tes norteamericanos
habían dado inicio a la construcción de tres importantes carreteras que comunicarían a
la ciudad de Santo Domingo, con las regiones Norte. Este y Sur. Pero esta ban
inconclusas.
LAS REFORMAS ECONÓMICAS
Durante los primeros cuatro años de la intervención mili tar norteamericana, el
Departamento de Estado prestó poca atención a la situación dominicana, debido a su
permanente ocupación en los quehaceres de la Primera Guerra Mundial, y todo lo
concerniente a la administración del país estuvo en manos de la marina de Estados
Unidos, cuerpo donde se creó una tendencia de altos oficiales que llegó a
manifestarse por la anexión de nuestro territorio, unos, y otros por una larga
ocupación.
Esto explica en gran medida el énfasis que puso el gobier no militar en llevar a
efecto, todo un conjunto de obras mate riales importantes que contribuyeron a la
transformación d el país.
Naturalmente, tales iniciativas fueron posibles gracias a la gran mejoría que se
registró en los precios de los principales artículos de exportación - Azúcar, café,
cacao, etc., como consecuencia del estallido de la Primera Guerra Mundial, mejo ría
que originó un notable aumento en las recaudaciones fiscales.
Particularmente en el plano de las obras públicas, el go bierno militar realizó una
tarea de importancia: fueron cons truidas - o terminadas - centenares de kilómetros de
carreteras en el Norte. Sur y Este de la República, hecho que permitió unir a la
ciudad capital con los principales centros agrícolas y ga naderos, y con las
principales ciudades.
Esas carreteras lograron la consolidación del mercado nacional y favorecieron a
la agricultura y a la ganadería.
Cuando en 1922 se instaló el Gobierno Provisional de Juan Bta. Vicini, acorde
con los términos de la desocupación esta blecidos en el Acuerdo Hughes -Peynado,
415 kilómetros de carreteras ya habían sido construidos, y los principales mue lles
habían sido rehabilitados o mejorados.
En el plano de las obras públicas además, se construye ron decenas de planteles
escolares, varios hospitales y un leprocomio en Nigua, lugar cercano a la ciudad
capital: tres
acueductos, varias fortalezas y cárceles, y algunos edificios públicos, en la ciudad
capital. Puerto Plata y Santiago. También fue ampliado el uso de la energía eléctrica
en las ciudades que ya tenían ese servicio y el alumbrado de las calles.
Las nuevas carreteras facilitaron el incremento del uso del vehículo de motor, que
poco a poco se fue convirtiendo como el principal medio de transporte.
Pero muchos de los proyectos de obras públicas iniciados en 1917 y 1919 con
recursos internos, tropezaron con un se rio problema antes de ser concluidos: la gran
crisis económica de 1920 que desplomó los precios de los principales productos de
exportación, azúcar, café, tabaco, cacao, etc., ori ginó de paso una notable reducción en
las recaudaciones fiscales. Por ejemplo, de $1015315 dólares recaudados durante el
año fiscal de 1919- 1920, los ingresos bajaron a $842087 dólares el año siguiente, y a
$561217, durante el año fiscal de 1921-1922.
Para concluir las obras iniciadas, incluidas las carreteras, la dictadura militar
norteamericana, actuando a nombre de la República Dominicana y con la aprobación
del secretario Hughes, abrió de nuevo las compuertas del endeudamiento exterior.
El primer préstamo fue establecido en junio de 1920, ope ración que fue efectuada
con la empresa financiera estadouni dense Equitable Trust Co., de New York, por un
monto de US$2500000, con un interés del 8% anual y vencimiento en 1925. Para ese
préstamo, como para los demás, se emitieron bonos a nombre de la República
Dominicana.
En enero del año siguiente se emitieron nuevos bonos por valor de 500 mil
dólares, amortizables en cinco años. En marzo de ese mismo año, el gobierno de
Estados Unidos autorizó a los Jefes militares de la ocupación efectuar una nueva
emisión de bonos, esta vez por US$10000000. De esa suma sólo fue ron utilizados
US$67000000, en compromisos redimibles en veinte años, con un 5% de interés.
Todos esos compromisos fueron utilizados supuestamen te en la continuación de
los trabajos de las obras públicas, y para pagar compromisos vencidos.
Por otra parte, en julio de 1920 la dictadura militar norte americana dictó una Ley
de Registro de Tierra que implantó en nuestro país el sistema inglés de mensura
catastral, favoreciendo enormemente a los dueños de los ingenios azucare ros.
Dos de los objetivos de dicha ley eran, primero, obligar a los dueños de terreno a
registrar su propiedad y anular el sistema de los terrenos comuneros, mediante el cual
dos personas o más eran dueñas de un terreno que no tenía delimitaciones precisas, y
el otro, crear un impuesto que elevara los ingresos del gobierno.
Como la mensura era muy cara, el campesinado domini cano terminó, unos
vendiendo sus propiedades, y otros, cediendo gran parte de sus tierras a los
agrimensores y abogados, como pago de la mensura y registro de su propiedad. Los
agrimensores y los abogados hicieron su agosto con la aplicación de esta ley.
Los dueños de los ingenios azucareros y otros grandes hacendados fueron
también favorecidos, pues un artículo de la Ley de Registro de Tierra, declaraba como
propietario a todo aquel que tuviera más de 10 años en posesión de un terreno
dedicado a cualquier actividad productiva.
A partir de aquí los dueños de los ingenios registraron una inusitada expansión de
sus predios. En 1915 los ingenios azu careros poseían 452000 tareas de tierras, pero en
1921 la cifra se elevó a 2700662 tareas.
Pero no fueron sólo los dueños de ingenios quienes a par tir de la promulgación de
la Ley de Registro de Tierra quienes se dedicaron al acaparamiento de terrenos. Esa
práctica se extendió incluso hasta los propios funcionarios de la Receptoría de
Aduanas. H. L. Orme y J. H. Edward. dos empleados de esa dependencia, el primero
también presidente de la compañía maderera Orme Mahogany Co., reportaron que
tenían propiedades que reunían aproximadamente un millón de acres.
Una empresa registrada en Virginia, la Habanero Lumber
Co., reportó el inicio de reclamaciones legales que envolvian casi la mitad de las
tierras de la provincia de Azua, y la Maryland and Tumber Co., de Philadelphia,
registró derechos sobre otros 100000 acres.
Muelle y puerto de San Pedro de Macoris. 1918.
Debemos de subrayar que este proceso masivo de acapa ramiento de tierras, fue
más amplio en la región Este que en las demás regiones del país. Esa realidad explica
la fuerza que tomó dicha región el movimiento patriótico guerrillero contra la
intervención militar norteamericana.
Ese proceso de acaparamiento de tierras, además, acele ró la descomposición de la
economía natural de subsistencia del campesinado dominicano, y afectó a la mediana
y pequeña producción agrícola, hecho que forzó al aumento de la proletarización en el
campo, pero también el desempleo y el bandidaje.
Una de las medidas más perjudiciales a la economía na cional tomada por el
gobierno militar de ocupación impuesto a nuestro país por Estados Unidos a partir de
1916, fue la reforma arancelaria promulgada en 1919 y que entró en vigor el día 1 de
enero de 1920.
Mediante esa reforma fueron declarados libres de derechos 245 artículos y
reducidos los aranceles de otros 700, con el supuesto propósito, según declaró la
comisión que hizo las recomendaciones pertinentes, de “favorecer a la porción pobre
del pueblo”, pero con el real objetivo de abrir aún más el mer cado norteamericano a
las importaciones.
A partir de esa reforma fueron declarados libres de dere chos las importaciones de
pieles de todas clases, el café, el cacao, las carnes de vaca y cerdo, las aves de corral,
el maíz machacado, la cebolla, las maquinarias para la producción de artículos de
exportación, la harina de maíz, los frijoles, cebo lla, sal molida, ladrillos, cal y
rebajados entre un 40 y un 75 por ciento las importaciones de calzados, vestidos,
jabones de tocador, etc.
Otra orden impositiva decretada por los interventores fue el impuesto a la
propiedad inmobiliaria, o impuesto territorial. Este impuesto sólo pudo ser cobrado
parcialmente, pues tan pronto fue decretado surgió un amplísimo movimiento de opi -
nión en su contra, y además, gran parte de los propietarios se resistieron a su
cumplimiento.
La reforma tributaria y los efectos desastrosos de la depre sión de 1920, sembraron
la ruina y la desolación en casi todo el pueblo. (Véase: Antonio Hoepelman y Juan A.
Senior. “Documentos Históricos", el informe del Lic. Fco. J. Peynado. Pág. 263.
Librería Dominicana. Col. Pensamiento Dominicano. Vol. 51. 1973).
Para tener una idea de los efectos trágicos de ambos fenó menos sobre la economía
dominicana, es importante observar el movimiento de las exportaciones. En 1920 estas
ascendieron a 45305620 dólares, mientras durante el año siguiente tan solo alcanzaron
14338354 dólares.
Esa reforma arancelaria perjudicó fuertemente a la agri cultura, la ganadería, las
artesanías y a la pequeña industria manufacturera local.
Particularmente los productores de café se fueron a la ruina inmediatamente, pues
los comerciantes importadores comenzaron enseguida a importar ese producto de
Brasil, pues su precio era mucho más bajo.
Los únicos beneficiarios fueron los importadores, grupo integrado en su mayor
parte por extranjeros: españoles, ita lianos, ingleses, alemanes, árabes, y los dueños de
los ingenios, que ahora compraban libres de derechos sus maquinarias y las
mercancías que importaban y vendían en sus bodegas a una clientela cautiva, pagaban
muy pocos impuestos.
Paralelo a todo lo anterior, a consecuencia de la crisis de 1920, y de la caída de la
producción nativa motivada por las reducciones arancelarias, el país padeció una
espiral inflacionaria en casi todos los productos de primera necesidad, como jamás
había conocido. La manteca, por ejemplo, subió de 14 centavos en 1919, a 30 el año
siguiente, y el arroz de 4 centavos a 14, mientras las habichuelas de 5 centavos, se ele -
varon a 15; la carne, que se cotizaba el año anterior a 15 cen tavos, se elevó a 30
centavos.
Pero lo más curioso ocurrió con el precio al detalle del azú car: mientras en el
mercado internacional los precios bajaron estrepitosamente de 20 centavos a 4
centavos la libra, en el mercado local el consumidor tenía que pagar 10 centavos y más
por libra.
Para tener una idea más completa de lo ocurrido con los precios de los artículos
antes indicados, es bueno apuntar que el salario diario de un trabajador, oscilaba entre
30 y 60 centavos.
Donde más fuertemente se dejó sentir la crisis fue en la región Este. Allí, el alza
de los precios originó incluso huelgas de trabajadores cañeros “cocolos" y haitianos,
en demanda de aumentos salariales.
También el pequeño y mediano comercio padeció de los efectos de esa crisis, pues
muchos se descapitalizaron y se arruinaron.
A finales de 1920, la situación era tan desesperante en este último sector y entre
los agricultores, que la revista “Letras”
demandó en un artículo que el gobierno militar “ponga en cir culación, de los fondos
no comprometidos en otra cosa, la suma de cuatro millones de pesos oro bajo una
de las siguientes formas: hipotecas de propiedades rurales o sobre propie dades
urbanas, o hipotecas de mercancías...”, solicitud que no fue atendida. (Véase:
Revista “Letras". Diciembre 12 de 1920).
El profesor Bosch señaló que durante la crisis de 1920, el "descenso en la
escala social, en términos económicos, no de categoría relativa, fue violento. La
mayoría de los sectores de la pequeña burguesía nacional cayeron más bajo de
donde habían estado en 1915. Muchas firmas importantes desapa recieron (Juan
Bosch. Composición Social Dominicana. 1970. Pág. 140).
Un elemento que contribuyó a agravar la situación aún más, lo fue el cierre casi
total del crédito de los exportadores norteamericanos y europeos a los comerciantes
del país, lo que provocó que muchas casas comerciales paralizaran sus acti vidades
durante más de un año.
El comercio inició su recuperación a partir de 1922, a raíz del alza que comenzó
a registrarse en el mercado mundial en las manufacturas textiles y también por la
mejoría que poco a poco se fue manifestando en los precios del cacao, el café y en
menor medida en el azúcar.
Sobre este último producto hay que subrayar que a partir de 1922, las
exportaciones de azúcar comienzan a girar, del mercado norteamericano al inglés y
al canadiense, debido a las nuevas tarifas arancelarias aprobadas en Estados Unidos.
Sin embargo, el azúcar era enviada a Norteamérica, generalmente a New York,
donde era almacenada, y desde allí los intermediarios norteamericanos que controlaban
su comercialización, la distribuían a otros mercados.
Para tener una idea de la magnitud del giro registrado en el plano de las
exportaciones de azúcar, un cuadro de las ex portaciones entre 1921 y 1925, según
países de destino.
Años País Kilos Valor en US$
1921 Estados Unidos 145761512 12007981
Reino Unido 4951112 252944
1922 Estados Unidos 48370811 2646751
Reino Unido 37885388 1792256
Canadá 78576228
1923 Estados Unidos 56285236 6039597
Reino Unido 42850513 4408392
Canadá 69955511
1924 Estados Unidos 50778540 5517193
Canadá
1925 Estados Unidos 6267161 364304
Reino Unido 155608172 8086605
Canadá 98906050
Fuente: Reporte anual de la Receptoría de Aduanas.
• Se cotizaba en el Reino Unido.
En ese momento. 20 ingenios laboraban a plena capaci dad productiva. Allí, en las
tierras de propiedad de las empre sas azucareras y en las colonias asociadas a ellas,
laboraban unas 24 mil personas durante la temporada de la zafra. De ese total, 22121
eran braceros provenientes de las pequeñas An tillas inglesas, francesas, holandesas, y
haitianos en su mayor parte.
La dictadura militar norteamericana, en coordinación con el gobierno militar que
Estados Unidos había instalado en Haití en 1915, estimuló la contratación de braceros
haitianos, pues el trabajador dominicano, debido a los bajísimos salarios, y a las
horribles condiciones de trabajo prevalecientes en los cen trales azucareros, donde se
trabajaba bajo un régimen casi de esclavitud, desde los finales del siglo pasado se fue
desligando de las labores en los ingenios.
He aquí, por nacionalidades, el número de braceros extran jeros existentes en
aquel momento:
Haitianos.................................................................. 10124
Ingleses..................................................................... .7865
Franceses...................................................................1621
Holandeses.................................................................1279
Daneses .......................................................................355
Norteamericanos (Islas Vírgenes)................................646
Norteamericanos (Puerto Rico)....................................218
Otros..............................................................................13
Total........................................................................22121
De esos 22121 braceros extranjeros, 12866 se concen traban en la provincia de
San Pedro de Macorís y 2837 en la de El Seybo, donde se habían instalado, en la
primera, 10 ingenios, y en la segunda, el Centra Romana, uno de los más importantes
del país. De ese total, 16847 eran hombres, 3754 eran mujeres y 1520 eran niños.
José del Castillo, en un interesante estudio sobre los bra ceros cañeros titulado:
“La inmigración de braceros en la Re pública Dominicana" apunta que la mayor parte
de estos braceros llegaban bajo contrato efectuado por ellos con los agentes de los
propietarios de ingenios, otros eran traídos por goleteros que cubrían la navegación a
vela entre nuestro país y las pequeñas Antillas, quienes actuaban en combinación con
los dueños de ingenios, y una buena parte venía por cuenta propia. En todo caso, el
agente reclutador de braceros recibía una comisión que pagaba el ingenio por cada
bracero traído al país.
Con el paso de los años, con el crecimiento de la industria azucarera nacional, el
papel de los reclutadores, función que ejercían en principio los capitanes de goletas o
los dueños de las embarcaciones, para el caso de los trabajadores que pro cedían de las
pequeñas Antillas, y militares establecidos en Haití como miembros del ejército
norteamericano que ocupaba aquella nación o haitianos o dominicanos vinculados a
los ingenios, tomó una gran importancia, pues esa actividad se convirtió en un jugoso
negocio.
Para evitar que los braceros disgustados por cuestiones salariales u otras razones,
intentaran regresar, como ocurrió en muchas ocasiones, una Orden Ejecutiva No. 259
de marzo de 1919, prohibió a los capitanes de buques y a las agencias navieras,
venderles pasajes o permitirles embarcar, sin antes haber cumplido un año en el país.
Otra Orden Ejecutiva decretada por el gobierno militar norteamericano un mes
después de ese mismo año. y que re vela la imperiosa necesidad que tenían los ingenios
en mantener a los braceros bajo su absoluto control, prohíbe la exportación de
trabajadores, tanto nacionales como extranje ros. (Véase: Nelson Carreño. Historia
Económica Dominicana. Agricultura y crecimiento económico. Siglos 19 y 20,
Universidad Tecnológica de Santiago. 1989. Pág. 151).
Instalación del general Rafael Leonidas Trujillo como jefe del Estado dominicano
y la crisis mundial de 1929. Memorias del Secretario de Estado de Agricultura. Los
ingresos del Estado se reducen significativamente. El ciclón de San Zenón azota
las regiones Este y Sur. Recomiendan moratoria en el pago de la deuda externa
dominicana. Ley energética. Acuerdo del gobierno dominicano y la empresa
norteamericana Cia. Agrícola Dominicana. Creación de empresas propiedad de
Trujillo. Promoción de cultivo de diversos productos de alto consumo. Fomento de
la agricultura. Legislación en favor de la industria. Los éxitos en el cultivo del
arroz.
Producto Tareas
Caña de azúcar..................................................... 1528863
Café........................................................................ 926289
Cacao................................................................... 1020851
Tabaco.................................................................... 185788
Producto Tareas
Plátanos................................................................ 1103204
Yuca....................................................................... 631725
Maíz....................................................................... 564734
Arroz...................................................................... 425588
Guineos.................................................................. 261387
Batatas.................................................................... 254587
Habichuelas............................................................ 245211
Otros...................................................................... 147264
Cortadores de caña.
EL ASPECTO FINANCIERO
Desde la perspectiva financiera, uno de los logros más
importante de la tiranía durante este período, además de la creación
del Banco de Reservas, en 1941, y la fundación del Banco
Agrícola e Industrial en 1945, entidades estatales que Trujillo
utilizó para la ampliación de su crédito personal a fin de ensanchar
sus actividades comerciales e industriales, lo fue el pago de la
deuda exterior a mediados de 1947 que ascendía en esos momentos
a $9271855.55 dólares, acción que le permitió, poco después, la
promulgación de un conjunto de leyes dirigidas a implantar el
signo monetario nacional, que sustituyó al dólar que circulaba
legalmente en nuestro país desde 1905.
Para reunir la suma pagada para cubrir la deuda exterior, el
gobierno ordenó al Banco de Reservas la compra de una emisión
de bonos del Estado por la casi totalidad de la suma a ser cubierta,
pagaderos en 17 meses.
Bernardo Vega describe de la siguiente manera, la opera ción
llevada a efecto por el régimen a fin de conseguir los dó lares para
el pago de la deuda exterior: “... Los dólares para el pago de la
deuda provendrían de la alta liquidez que en ese momento tenía el
Banco de Reservas, liquidez constituida tanto por depósitos del
sector público como del sector privado, pero principalmente de
este último. El grueso de esos dólares fue, en cierto sentido,
prestado al gobierno por los depositantes
privados del banco, ya que un 72% de los depósitos de esa
institución, en 1947. eran del sector privado. Al 31 de diciem bre
de 1946, el Banco de Reservas tenía una gran liquidez pues la
relación entre efectivo y depósito era de un 73%..." (Bernar do
Vega. Trujillo y el control financiero norteamericano. Fun dación
Cultural Dominicana. 1990. Pág. 579).
Para llevar a efecto la reforma monetaria, en enero de 1947
fue reformada la Constitución dominicana, para anular una
cláusula que prohibía las emisiones de papel moneda desde hacía
casi cuarenta años, y fue promulgada la ley monetaria No. 1528,
del 13 de octubre de ese mismo año, más la ley or gánica del Banco
Central.
Diez días después de promulgada la primera legislación, el 23
de octubre de 1947, se procedió a hacer el canje del dó lar
norteamericano en circulación por el “peso oro“ dominica no.
equivalente a 0.888671 de gramos de oro igual al contenido por la
unidad monetaria de Estados Unidos. El peso domini cano. como el
dólar, fue dividido en cien partes iguales denominadas centavos.
Edificio Armenteros, construido en 1923. San Pedro de Macoris.
Al momento de efectuarse el canje de la moneda extranje ra
por la nacional, el acervo total en dólares existente en el país -
circulante, más depósitos en los bancos- ascendía a US$ 60087174
dólares. (Véase: Ambrosio Álvarez Aybar. Algunas palabras sobre
nuestra moneda. Secretaría de Finanzas. 1955. Pág. 17).
La reforma monetaria de 1947, estableció la libre
convertibilidad de la moneda nacional con cualquier divisa
extranjera. El año siguiente, una resolución del Fondo Mone tario
Internacional, institución internacional de control finan ciero,
creada en 1944 con los Convenios de Bretton Woods, reafirmó la
paridad del peso dominicano frente al dólar.
DE LA POSTGUERRA AL FINAL
DE LA DICTADURA
INICIO DE LA CRISIS
En 1955 el régimen de Trujillo cumplió 25 años en el poder,
y para tal ocasión desde el año anterior se dio inicio a la
construcción de todo un conjunto de edificaciones y obras
suntuarias para conmemorar el hecho. Asimismo fueron or -
ganizados programas festivos y la inauguración de la “Feria
de la Paz y Confraternidad del Mundo Libre”, en un lugar si tuado en
lo que era en aquel momento, la zona oeste, límite de la ciudad,
donde se construyeron los principales grandes edificios donde fueron
alojadas las exposiciones industriales nacionales y extranjeras,
organizados para tales festejos.
En ese mismo lugar se construyeron además los pala cios del
Congreso y de la Municipalidad, y cerca del lugar, dos lujosos
hoteles: el Paz y el Embajador.
Además, para tal ocasión fue ampliado el Malecón de la
ciudad capital y su autopista de cemento, vía que fue bauti zada con
el nombre de Avenida George Washington.
Se ignora la suma exacta que costaron tales construc ciones y
los demás gastos incurridos en el festival de activi dades que fueron
efectuadas durante el 25 aniversario de la tiranía, pero se estima que
se encontraba cercana a los 50 millones de pesos, casi la mitad del
presupuesto nacional.
Independientemente de la ausencia de informaciones exactas
sobre la suma envuelta en la fastuosa celebración del 25 aniversario
de la Era de Trujillo, los hechos demues tran que fue sumamente
elevada, pues a partir de aquí el ordenamiento económico nacional
comenzó una situación de dificultades que se inició con una notable
reducción de la liquidez en las reservas monetarias, y que como
veremos, al entrelazarse con la recesión que se inició dos años
después en la economía norteamericana, condujo a un proceso de
crisis económica que se fue profundizando año tras año, situa ción
que solo fue superada con la desaparición de la dictadu ra en mayo de
1961.
En 1958, urgido de recursos para terminar la construc ción y
equipamiento del ingenio Río Haina, Trujillo se vio for zado a
obtener un préstamo de 18 millones de dólares de The Bank Of
Nova Scotia, situando como garante de esa deuda a las reservas
monetarias naturales del Banco Cen tral. (Véase: B. Vega. Trujillo y
el Control Financiero Norteamericano. Pág. 605. Fundación Cultural
Dominicana. 1993).
Fue en el marco de ese proceso de crisis económica na cional
(1955-1961) donde surgieron los conflictos sociales que permitieron
crear la situación política que dio al traste con la tiranía.
Y lo que era más grave: esa crisis económica nacional surgió
en un momento en que en el área del Caribe se inicia ba un proceso
de democratización que comenzó en 1958, con la caída de la
dictadura venezolana del general Pérez Jiménez, y con la de
Fulgencio Batista, de Cuba, al año siguiente.
Esa crisis económica, que desplomó el crecimiento del
Producto Interno Bruto, de 6.5% entre 1950 y 1958, a tan sólo 1.3%,
en 1959, en primer lugar, obligó a Trujillo no sólo a elevar la tasa de
varios impuestos, sino además a crear otros nuevos. Por ejemplo,
durante estos años el impuesto fijo que pagaba la ciudadanía, por
medio de la Cédula Personal de Identidad, fue aumentado y
convertido en un nuevo impuesto sobre ingresos y beneficios.
Asimismo, el valor de los sellos requeridos para todo tipo de
certificación oficial fue aumentado junto con la tarifa postal; se
aumentó asimismo la tarifa del servicio de la ener gía eléctrica a la
población, y también los aranceles aduane ros. (Véase decreto
No.5261, octubre de 1959, que cancela exoneraciones a
industriales).
Todas esas medidas, más la situación de crisis econó mica,
profundizaron como nunca la situación de miseria del campesinado y
de los trabajadores, afectaron sensiblemente a la reducida clase
media, pero también a la burguesía tradi cional y hasta a la propia
burguesía burocrática surgida al amparo del régimen dictatorial.
Todos estos hechos se conjugaron con el fortalecimiento de los
grupos opositores exiliados, pues el proceso de demo cratización
abierto en Venezuela en 1958, condujo al poder a Rómulo
Betancourt al año siguiente, mientras la caída de Fulgencio Batista
en Cuba en enero de 1959, llevó al poder a Fidel Castro.
Ambos gobernantes eran enemigos declarados del dicta dor
Trujillo y no ocultaron sus propósitos de contribuir con el
derrocamiento de su régimen.
Tal realidad obligó a Trujillo, en medio de la crisis eco nómica,
a efectuar todo un conjunto de gastos no contem plados en los
presupuestos, como la instalación de una fábrica de armas, la compra
de aviones, de armas y nuevos equipos militares, y también, a
ampliar de manera significa tiva el número del personal militar en
todas las ramas, llegando a sobrepasar los 25000 soldados y policías.
Tales gastos profundizaron el desequilibrio de la balanza de pago y
esto amenazaba nuestro signo monetario, razones por las cuales el
gobierno se vio obligado a firmar un acuerdo stand-by, con el Fondo
Monetario Internacional por la suma de 115. millones de dólares. De esa
suma sólo llegó a utilizar 4 millonee
Ese deterioro económico condujo de nuevo a la dictadu ra a
ampliar la cobertura impositiva, y ese hecho creó lo que muy bien
puede definirse como una situación de asfixie eco nómico colectivo,
fenómeno que a su vez originó el surgimiento en el seno del pueblo,
de un clima generalizado de inconformidad que alcanzó a los
propios círculos de la burguesía burocrática creada por Trujillo.
Es significativo dejar sentado que durante ese período que
analizamos, la tiranía profundizó la represión y el con trol de la
ciudadanía, sobre todo, a partir de la expedición patriótica del 14 de
junio de 1959, a nivel de un verdadero estado de sitio de corte
terrorista.
Los nuevos impuestos creados afectaron a la leche,, el pan, las
pastas alimenticias, el vestido, el calzado, los aceites lubricantes y el
cemento. (Véase: Ley No-, 5144 del 6 de junio de 1959).
La crisis creada originó al propio tiempo un peligroso proceso
de salida de divisas, en el que se encontraban en vueltos, no sólo la
burguesía tradicional dominicana, en sus sectores comerciales e
industriales, sino incluso muchos miembros de la burguesía
burocrática, y hasta miembros de la familia Trujillo. Como las
operaciones de la salida de divisas se efectuaban en secreto y con la
complicidad de los funcionarios del Banco Central y del Banco de
Reservas, se ignora el monto total de los depósitos efectuados en la
banca del exterior.
La suma sin embargo fue muy elevada, pues se sintió en una
reducción drástica de las reservas de divisas que ba jaron de 32.1
millones de dólares, a finales de 1959, a ape nas 4.7 millones, a fin de
1961. (Véase: Julio C. Estrella. La Moneda, la banca y las finanzas.
Vol. 2, Pág. 281. UCMM. 1971).
Y ello ocurrió a pesar de los esfuerzos personales del dictador
por evitarlo, pues en enero de 1959 había hecho promulgar la ley
No.5071. que prohibía toda exportación o transferencia de divisas
depositadas en las bancas nacionales, y el año siguiente creó la junta
coordinadora de importaciones y exportaciones, situando en su
dirección a su hijo Ramfis.
El deterioro de las reservas de divisas condujo al gobierno
dominicano ese mismo año de 1960, a un nuevo acuerdo con el Fondo
Monetario Internacional, mediante el cual obtuvo un préstamo de 15
millones de dólares. Con ese préstamo, la deuda exterior se elevó a 20
millones de dólares.
Se agregó a la crisis económica, para ahondarla aún más, no
sólo por sus efectos económicos, sino también políti cos, la
resolución final de la VI Reunión de Cancilleres de la Organización
de Estados Americanos, efectuada en San José de Costa Rica, en
agosto de 1960, que condenó al régimen por su intento de asesinato
a Rómulo Betancourt. con un embargo del comercio internacional
dominicano, que si bien no fue cumplido cabalmente, condujo al
gobierno de Estados Unidos a retenerle la suma de 23 millones de
dólares, producto de un descuento en el monto total de las
exportaciones de azúcar, equivalente a la diferencia existente entre
el precio del mercado preferencial norteamericano y el precio' del
mercado mundial.
Para principios de 1961, la situación económica y financiera de la
nación era desesperante. La producción agrícola se había reducido en casi
todos sus renglones, las importaciones cayeron de 134 millones en 1958, a
tan sólo 69 millones y medio de dólares, y aunque en menor medida,
también caían las exportaciones; los artículos de primera necesidad a su
vez aumentaron considerablemente de precio a causa de la baja
producción y por los nuevos impuestos creados, originando un
mortificante desabastecimiento en la población; por su parte, el Banco
Central había sido saqueado, mientras era dictada una ley que obligaba a
los exportadores a depositar en esa institución el 50% de las divisas que
recibían.
Ese desastre económico condujo a Trujillo a ordenar al Dr.
Joaquín Balaguer, quien ocupaba la Presidencia de la
República por la renuncia del hermano del tirano Hétor B. Trujillo,
a nombrarlo en un nuevo cargo especialmente crea do para él
mediante el decreto No. 5479 del 20 de enero de 1961: Presidente
de los Bancos del Estado.
Con esa designación Trujillo pasó a ser el jefe absoluto de
todas las instituciones financieras del Estado.
Pero Trujillo no tuvo tiempo de disfrutar del cargo ni de ver
superada la crisis que su política de monopolización de los negocios
había creado, pues murió abatido a tiros apenas cuatro meses
después: el 30 de mayo de ese último año.
Poco después de la muerte de Trujillo, el Presidente Joaquín
3alaguer en el marco de un ambiente de repudio ge neralizado que
crecía día a día, con la clara intención de desactivar la ola de
agitación en demanda de su renuncia, adoptó un conjunto de
medidas económicas que beneficiaron a la economía popular.
Estas medidas fueron: rebaja de los precios del azúcar, de la
harina de trigo, del cemento, del aceite de maní, la melaza, la
exoneración por un año a la importación de baca lao, el arenque y
otros artículos de primera necesidad, y también a varios
medicamentos de intenso consumo (véase: Frank Moya Pons.
Empresarios en conflicto. Fondo para el Avance de las Ciencias
Sociales. 1992. Aparece allí un listado bastante completo en las
págs. 76 y 77).
Otras de las medidas tomadas por el Presidente Balaguer en
su empeño de permanecer en el poder, estuvie ron dirigidas a
confiscar las empresas propiedad de Trujillo, medida que fue
adoptada con la anuencia del hijo del dicta dor, Ramfis. Por medio
de esas medidas el Estado pasó a ser propietario de 30 empresas
comerciales, industriales, 17 empresas comerciales, 6 inmensas
fincas ganaderas y 12 ingenios azucareros.
A pesar de estas medidas dirigidas a buscar simpatías en los
sectores populares, la agitación política continuó y en diciembre de
1961, una huelga general que duró doce días estremeció su gobierno
y preparó las condiciones para que se viera forzado a conformar un
Consejo de Estado compuesto por siete miembros que él mismo
presidió, donde integró a personalidades de la oposición
antitrujillista.
La acción, sin embargo, no detuvo la ola de agitación en
demanda de su renuncia, y por tales motivos, luego de un intento de
golpe militar que el Dr. Balaguer tras bastidores dirigió, otra huelga
más violenta que la anterior , que estalló a mediados de enero, lo
obligó a renunciar a la presidencia y a buscar asilo en la Nunciatura
Apostólica, y finalmente, a abandonar el país.
Entre sus obras más exitosas y que han merecido múltiples reediciones,