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GOBERNANZA INTERNACIONAL
Medioambiente y Desarrollo Sostenible
Marsh con su “El hombre y la naturaleza” y Stoppani con “Curso de Geología” llegaron a la
conclusión de que, durante el Holoceno, las actividades de la humanidad crecieron
gradualmente hasta convertirse en una fuerza transformadora de la superficie terrestre, tan
importante como cualquiera otra fuerza.
Sin embargo, hasta mediados del XX no se crea un organismo internacional para velar por la
conservación del medio natural. La UICN, que nace en 1948, por iniciativa de la UNESCO,
siendo su primer Director General Julian Huxley, quien desempeñó un papel fundamental en la
creación de la UNESCO, además de participar en creación de algunas ONG como WWF.
Entre sus fundadores destacan Huxley (quien fue el presidente), Edward Max Nicholson y Guy
Mountfort, los cuales también viajaron a la Expedición de Doñana en el 1957.
El logotipo de WWF se inspira en un panda gigante que había llegado al zoo de Londres en el
1961 y basándose en unos bocetos iniciales, se llegó a un primer logo que fue cambiando a lo
largo de los años.
En 1962, Rachel Carson escribió “La Primavera Silenciosa” una obra considerada
habitualmente como punto de partida de la preocupación a nivel internacional por el medio
ambiente. Abrió un diálogo mundial acerca de la relación entre los seres humanos y
naturaleza, planteando una importante controversia sobre los perjuicios de los pesticidas
(DDT) en la agricultura y en la salud humana.
En 1970, el Club de Roma encargó a un grupo de expertos del MIT, bajo la dirección de Dennis
L. Meadows, la realización de estudio sobre las tendencias y los problemas económicos que
amenazan a la sociedad global. Los resultados fueron publicado en marzo de 1972 bajo el
título de “Los Límites del Crecimiento”.
Los países desarrollados presionaron a favor de políticas ambientales para solucionar los
problemas que trajo el crecimiento económico de posguerra. Pero los países en vía de
desarrollo plantearon a través de Indira Gandhi que la “pobreza era el agente nocivo más
grande”. De esta forma comenzó a sustanciarse el debate que unía para siempre el destino del
“desarrollo” y el “medio ambiente”.
El informe analizó juntos los problemas sociales, económicos, culturales y ambientales y abogó
por soluciones globales. La comisión observó que, por regla general, el “desarrollo”
económico, entendido como crecimiento ilimitado conducía al aumento de la pobreza, la
vulnerabilidad y la degradación del ambiente. Se hacía necesario un nuevo concepto de
desarrollo protector del progreso humano hacia el futuro: Desarrollo sostenible.
La Huella ecológica mide el área de tierra y agua biológicamente productivas requerida para
producir los recursos que consume y absorber los derechos que genera un individuo, una
población o una actividad.
Resumiendo lo dicho por Holling y por el propio Informe Brundtland, necesitamos aprender a
vivir con el cambio sin degradar los procesos biogeofísicos esenciales que soportan la vida y
suministran los servicios que determinan el bienestar humano.
Sin embargo, desde la actual perspectiva socioeconómica mundial se entiende que la sociedad,
la economía y los ecosistemas son entidades independientes, por lo que pueden ser
gestionados de forma aislada.
Todos los países persiguen un PIB fuerte, el cual se considera un excelente indicador de una
economía sana, que puede invertir excedentes, por ejemplo, en la “conservación de la
naturaleza” y por tanto, es completamente lícito concebir una conservación del planeta basada
en el crecimiento económico ilimitado.
1) El crecimiento económico en términos de PIB no solo es la mejor vía para luchar contra
la pobreza y desigualdad, sino también contra la degradación de la naturaleza.
2) El consumo es el único camino.