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Reformas Educativas y Cambio de Paradigm
Reformas Educativas y Cambio de Paradigm
Presentación
En lo que sigue propongo una serie de reflexiones y consideraciones acerca del maestro —
su ejercicio docente, su identidad, su profesionalización— y del estatuto social de la
escuela —vigencia, pertinencia, legitimidad, contribución humana— en el marco de una
cultura social significativamente dinámica, globalizada y altamente tecnologizada.
Propiamente focalizo en dos nodos de la complejidad del campo educativo: en el cambio
paradigmático del ejercicio docente del maestro y en la asunción consciente de éste de vivir
en una transición histórica improntada profunda y paradójicamente tanto por los efectos del
uso (racional-irracional) de las tecnologías de última generación, como por la confluencia y
concreción de las ideas de tradiciones de pensamiento antagónicas. Mi intención aquí, por
tanto, consiste en colocar una serie de elementos que contribuyan al replanteamiento del
papel del maestro, del estudiante y de la escuela en las itersecciones que resultan de la
migración de un paradigma educativo a otro en el proceso de implementación de las
reformas educativas, esto con la finalidad de mostrar las tensiones que ambas dinámicas
producen.
*
Ponencia presentada en la conversación educativa “Retos educativos en América Latina” en el marco del 5º
Coloquio Internacional “La Educación Básica y Formación Docente en América Latina: Retos y
Perspectivas” convocado por el Departamento de Investigación de los Servicios Educativos Integrados al
Estado de México (SEIEM) el 30 de octubre del 2012 en Toluca, Estado de México.
**
Director de Centros Regionales de Estudios de la Universidad Pedagógica Veracruzana. Doctor en
Educación con Especialidad en Mediación Pedagógica por la Universidad De la Salle (San José, Costa Rica) y
la Universidad Veracruzana y Especialista en Política y Gestión Educativa por la Facultad Latinoamericana
de Ciencias Sociales (FLACSO-Sede México). Miembro fundador del Observatorio Veracruzano de la
Educación (OVE).
1
comunicación (TIC) que están al alcance de los estudiantes. Finalizo con dos breves
comentarios acerca de la imposibilidad de mantener vigente el sentido de la escuela actual.
En los últimos años, primordialmente en las dos últimas décadas del siglo XX, los saberes
han cambiado de estatuto. Si bien hasta hace relativamente poco tiempo, el saber
enciclopédico y el saber erudito habían sido considerados como epítomes de la educación
formal en cualquier nivel educativo, en la actualidad el conocimiento acumulado y la
memorización de datos e información no sólo resultan habilidades escasamente
desarrolladas en el proceso de aprendizaje de los estudiantes, sino que incluso se le
considera irrelevantes, improductivas y hasta fuera de la realidad por la poca practicidad y
utilidad de la mismas en el ámbito de lo concreto. Incluso, parecería que una docencia que
apuntala a la memorización per se resulta un anacronismo en términos psicopedagógicos.
En contraste, ante la erosión paulatina del saber enciclopédico, erudito y memorístico en los
procesos de escolarización de la educación básica, emerge a la vez —y con relativa fuerza
en el imaginario docente— la idea de que el saber práctico constituye “la” alternativa de
solución frente a las problemáticas educativas actuales. Es decir, lo que se concibe
comunmente en el magisterio como “discurso teórico” está siendo desplazado por el
discurso del “saber hacer”; desplazamiento que ocurre con celeridad tal que puede arribarse
a la ilusión de que el saber práctico no sólo es incompatible con el saber teórico, sino que
incluso ambos se oponen y autoexcluyen.
Esta aparente dicotomía entre el saber práctico y el saber teórico, o con mayor propiedad
entre el saber conceptual (know what, know whay), y el saber procedimental (know how),
ha sido motivo de recurrentes abordajes que, desde distintas perspectivas analíticas y
posturas epistemológicas, potencian la ilusión de la disociación entre teoría y práctica,
incluso al punto de reducir lo teórico a lo textual y de soslayar el riesgo de incurrir en la
mecanización y automatización del desempeño en pro del saber procedimental.
2
No obstante lo anterior, para Perrenoud (1999) la dicotomía entre el saber práctico y el
saber teórico no es una mera ilusión, sino una resultante que él apuntala desde un nuevo
esquema de oposiciones pedagógicas: conceptos-conocimientos vs. competencias, o más
bien campos disciplinares vs. referencial de competencias; pues arumenta que mientras la
competencia “representa […] una capacidad de movilizar recursos cognitivos para hacer
frente a un tipo de situaciones” (p. 11), el concepto alude a referencias que “tienden a pasar
de moda, a la vez porque las prácticas cambian y porque el modo de concebirlas se
transforma.” (p. 9).
Debo precisar, sin embargo, que este esquema de oposiciones —y aparentes dicotomías—
ha posibilitado no sólo la construcción de distintas concepciones y modelos de maestros y
de ser maestro, sino también ha potenciado incluso la emergencia de nuevos sentidos del
ejercicio docente. En consecuencia, por un lado, bajo el amparo de los esquemas
improntados por las lógicas consustanciales al conocimiento disciplinar —a la teoría y al
concepto—, la docencia se ha concretado en acciones en las que se privilegia la enseñanza
del maestro y se soslaya el aprendizaje de los estudiantes; y por otro, desde un paradigma
cuyas lógicas articulan la utilidad del conocimiento —el pragmatismo y la resolución de
problemas—, el ejercicio docente se ha traducido en acciones exiguas en las que se
entroniza el ‘saber hacer’ de los estudiantes como manifestación cuasi exclusiva del
aprendizaje y que desdibujan la “enseñanza” del maestro.
1
Burbules, al caso, señala que “Las TIC desafían los límites espaciales y temporales de lo que llamamos
edificio escolar y tiempo escolar. Antes y después de la escuela, y más allá del aula, un creciente número de
jóvenes tiene acceso a una riqueza de oportunidades de aprendizaje que, en su conjunto, sobrepasa, por
volumen y diversidad, lo que podría existir en cualquier aula o biblioteca escolar.” (2008, p. 36).
3
Burbules (2008, 36), más que concentrarse y generarse en la escuela se distribuye en y
desde ella.
En esta perspectiva, el tipo de docencia que subyace al planteamiento del enfoque por
competencias es el del maestro que no enseña, ya que en estricto sentido, como lo señala
Laura Frade, una competencia no puede enseñarse y tampoco aprenderse, sino más bien
desarrollarse con ciertos niveles de dominio.2 Desde esta lógica, el maestro que no enseña
refiere al maestro que dinamiza una serie de recursos cognitivos, valorales, instrumentales
y procedimentales para que el estudiante desarrolle y tenga cierto grado de dominio en
una o varias competencias. Entonces, desde mi perspectiva, esta sería la función distintiva
del maestro en el discurso de la educación por competencias: un maestro experto que
provoca el desarrollo y dominio de competencias y no un maestro que “enseña” a
memorizar contenidos disciplinares. Lo cual, supone ante todo, más que una reforma
educativa, una reforma del pensamiento en el complejo campo de la educación, pues
desplazar (en tanto desafío) la idea de un “maestro que no enseña” como en antaño, es decir
magistrocéntrica y enciclopédicamente, implica dislocar el orden simbólico (establecido) en
torno a la labor cuasi trascendental del maestro, y supone también la configuración de un
nuevo modelo de maestro, de un maestro experto que recupera y usa todos sus recursos con
tal de provocar en sus estudiantes el gusto y la pasión por aprender, desaprender y
reaprender constantemente.3 La configuración de un nuevo modelo de maestro, de un
“maestro que no enseña” pero que sí logra que sus estudiantes aprendan y desarrollen sus
competencias, implica también arribar a un nuevo paradigma de la docencia, y, por tanto,
reconocer los desafíos y riesgos que éste conlleva.
Para afinar esta idea, la de un “maestro que no enseña” en el modelo de la educación por
competencias, debo destacar que en las 44 competencias específicas que Perrenoud (1999)
establece en los 10 dominios de competencias prioritarias para la formación continua del
profesorado de primaria no hay referencia explícita o implícita de una noción que aluda al
término “enseñanza”, así tampoco significados que refieran directa o indirectamente a ésta
en tanto acción.4
2
Laura Frade, al caso, señala que “Las competencias no se enseñan. Las competencias se desarrollan por el
sujeto que aprende, se forman por la sociedad en la que uno vive y por la escuela a la que asiste, y se
despliegan cuando dicho sujeto tiene necesidad de hacerlo. Una competencia se desarrolla cuando el sujeto
enfrenta una demanda, una necesidad o problema que lo lleva a articular todos los recursos que posee:
conocimientos, habilidades de pensamiento, destrezas, actitudes (que incluyen valores y normas sociales) así
como sus creencias, percepciones y tradiciones, etcétera, para resolver lo que enfrenta, lo que se concretiza en
el despliegue de un desempeño específico frente a una demanda o problema que se encuentra en el entorno.”
En http://academiasefcnayarit.blogspot.mx/2011/07/curso-basico.html?showComment=13132547248862011,
consultado el 15 de septiembre de 2012.
3
Alvin Toffler señala en su libro “los analfabetos del siglo XXI no serán aquellos que no sepan leer y
escribir, sino aquellos que no sepan aprender, desaprender y reaprender."
4
Las Diez grandes familias de competencias de Perrenoud son las siguientes: 1. Organizar y animar
situaciones de aprendizaje; 2. Gestionar la progresión de los aprendizajes: 3. Elaborar y hacer evolucionar
4
Y si bien la cultura social ha atribuido al maestro la función primaria de la enseñanza, en el
marco de las nuevas condiciones socioculturales que posibilitan las TIC, y considerando el
enfoque de las competencias, el nuevo papel del maestro tampoco es enseñar, y mucho
menos enseñar magistrocéntrica y enciclopédicamente, sino esencialmente propiciar el
gusto por el aprendizaje y dinamizar la mayoría de los recursos con los que el estudiante
cuenta para que tenga cierto grado de dominio en las competencias necesarias según el
nivel educativo al que pertenezca.
En esta virtud, no omito precisar que el título del libro Perrenoud, “Diez Nuevas
Competencias para Enseñar”,5 a la luz de este análisis, resulta paradójico para dar cuenta
del propósito general del contenido del mismo, pues la tesis central de su texto en lo
absoluto refiere a la potenciación de la enseñanza desde una perspectiva magistrocéntrica,
enciclopedista y través del desarrollo de nuevas competencias docentes, y mucho menos
tampoco lo es la entronización de la enseñanza per se; sino más bien que el maestro
desarrolle ciertas competencias —las del referencial de competencias que propone, e.g.—
para que sus estudiantes no sólo aprendan lo que tienen que aprender, sino también para
que desarrollen competencias.
a) En cuanto al aprendizaje:
a. la reducción del aprendizaje al saber procedimental;
6
Los siguientes efectos también me parecen debilidades de este sistema: la acentuación de la falsa dicotomía
teoría-práctica, la asociación inexorable entre los sentidos de las nociones competencia y competitividad, la
inapropiada equivalencia de la evaluación de las competencias con el control y verificación de las mismas, el
énfasis en la enseñanza como vía de acceso del aprendizaje, el aumento de la brecha entre el “ala activa” de
la profesión docente y el “ala conservadora” y la continuidad del modelo del maestro que enseña.
6
b. la sobrevaloración del saber pragmático;
c. el re-posicionamiento del saber utilitarista;
d. la disminución de la práctica reflexiva y contemplativa respecto a nociones
abstractas, simbólicas y conceptuales;
e. la centralidad en los instrumentos de verificación del desempeño; y, por
tanto,
f. el aumento de la disyuntiva entre los saberes conceptuales (know what, know
whay) y lo saberes procedimentales (know how).
b) En cuanto al docente:
a. el replanteamiento de la imagen social del maestro;
b. la minimalización del desempeño magisterial;
c. la adopción de un rol pasivo frente al desempeño del estudiante; y
d. la erosión de la autoridad del maestro como elemento orientador (y
regulador) del comportamiento.
c) En cuanto al estudiante:
a. la desestimación de los procesos reflexivos y contemplativos;
b. la minusvalía de las actividades de lectura y escritura;
c. el incremento de la indiferencia hacia la historia, filosofía, literatura,
lingüística; y, por tanto,
d. la mecanización del saber procedimental; y, por tanto,
e. la propensión al “hacer sin sentido” por encima del “saber hacer con
sentido”.
Aún con ello, la calidad educativa desde la perspectiva de una educación basada en
competencias parece muy coherente a las configuraciones sociales al incio de la segunda
década del siglo XXI.
Tabla:
Reformas educativas bajo el modelo de competencias por niveles
EDUCACIÓN EDUCACIÓN EDUCACIÓN EDUCACIÓN
NIVEL
PREESCOLAR SECUNDARIA BACHILLERATO BASICA
Presidente de Vicente Fox Felipe Calderón
México (2001-2006) (2007-2012)
7
EDUCACIÓN EDUCACIÓN EDUCACIÓN EDUCACIÓN
NIVEL
PREESCOLAR SECUNDARIA BACHILLERATO BASICA
Presidente de Vicente Fox Felipe Calderón
México (2001-2006) (2007-2012)
Secretario de Reyes Tamez Reyes Tamez Josefina Vázquez Alonso Lujambio
Educación Guerra Guerra Mota Irazabal
Lorenzo Gómez- Lorenzo Gómez- Miguel Székely
José Fernando
Morín Fuentes Morín Fuentes Pardo
Subsecretario González Sánchez
Subsecretario de Subsecretario de Subsecretario de
del nivel Subsecretario de
Educación Básica y Educación Básica y Educación Media
Educación Básica
Normal Normal Superior
Acuerdo Acuerdo 348 Acuerdo 384 Acuerdo 442 Acuerdo 592
secretarial 27 de octubre de 26 de mayo de 26 de septiembre de 19 de agosto de
2004 2006 2008 2011
Reforma Integral
Programa de
de la Educación
Renovación Reforma Integral
Secundaria (RIES). Reforma Integral
Nombre de la Curricular y de la Educación
Enseñanza Media
reforma Pedagógica de la Básica
Reforma de la Superior (RIEMS)
Educación (RIEB)
Educación
Preescolar
Secundaria (RES).
Ciclo escolar 2004-2005 2005-2006 2007-2008 En proceso
Promover el
Garantizar una
desarrollo y Lograr un marco Articular la
trayectoria continua
fortalecimiento de Curricular Común educación,
Propuestas de aprendizaje, de
las competencias con base en preescolar, primaria
desarrollo y
que los niño competencias y secundaria.
competencias.
poseen.
Establecer Establecer Establecer
Articulación de
continuidad continuidad continuidad
todos los programas
Efecto curricular y curricular y curricular y
de distintas
esperado pedagógica desde pedagógica desde pedagógica desde
opciones de EMS
preescolar hasta preescolar hasta preescolar hasta
en el país.
secundaria secundaria secundaria
27 materias para los Organizado en
Integrado a partir de
Organizado a partir tres años, cuatro campos
competencias
Mapa de competencias en 9 asignaturas por formativos que
genéricas,
curricular 6 campos año desarrollaran 5
disciplinares y
formativos. Reducción de 13 Competencias para
básicas.
materias la vida.
Fuente: elaboración propia.
Estos datos posibilitan una mayor comprensión respecto al proceso de implementación del
modelo educativo por competencias en la educación básica en México. Sin embargo, las
condiciones de recepción de los implícitos relativos al aprendizaje, al “nuevo” papel del
maestro y al estatuto social de la escuela en las reformas impulsadas e implementadas en
cada nivel educativo, han sido altamente diferenciales, y, por tanto, el discurso del modelo
educativo por competencias re-interpretado y re-significado recurrentemente
primordialmente por el magisterio en servicio.
Considerando como campo discursivo este ‘nuevo’ paradigma educativo, que se está
implementando como política educativa en México a través de reformas institucionales
impulsadas en distintos niveles, las TIC tienen implicaciones significativas que subvierten
no sólo el sentido generalizado y especializado del maestro, del estudiante y de la escuela,
8
sino que incluso alteran y re-configuran las relaciones sociales, educativas y pedagógicas
que se constituyen en el espacio escolar y más allá de éste. 7
Aun con ello, para Burbules, la omnipresencia de las TIC, es decir la ubicuidad de la
computadora, del teléfono celular, de la televisión, de la Internet y de los dispositivos
móviles, e.g., debe ser reconocida por la escuela a fin de potenciar en el estudiante las
competencias necesarias en una cultura tecnologizada y altamente informatizada. No
obstante, él mismo señala que la escuela, al no reconocer la ubicuidad de las TIC, la
omipresencia de los dispositvos tecnológicos para el intercambio informacional, ha perdido
su legitimidad social y cultural.
En concomitancia, el papel del estudiante —no del alumno—, en esta novedosa escuela 9 es
sustancialmente distinto al de la lógica de la escuela escolarizante. De modo que ante la
aparente potenciación de la individualización del estudiante a través del uso indiscriminado
de las TIC, me parece que se está ante la emergencia de nuevos tipos de relaciones sociales
y, ergo, de relaciones educativas y pedagógicas; de relaciones en red —prefiero en-
redadas— que suponen el uso de herramientas y recursos para la realización del trabajo
estudiantil; de relaciones en red que implican necesariamente la dinamización de una serie
de recursos cognitivos, valorales, instrumentales y procedimentales para que el estudiante
7
Quizá por ello Rosnay, dese una perspectiva social amplia, advierte que, este cambio de paradigma y que
“esta transición entre la sociedad industrial y la sociedad informacional, son la causa de algunos de los
problemas que tenemos hoy, tanto sociológicos como socio-económicos, políticos o culturales.” (citado por
Ramonet, 2002, p. 31).
8
Burbules dice que las TIC desafían a la escuela: “Las TIC desafían los límites espaciales y temporales de lo
que llamamos edificio escolar y tiempo escolar. Antes y después de la escuela, y más allá del aula, un
creciente número de jóvenes tiene acceso a una riqueza de oportunidades de aprendizaje que, en su conjunto,
sobrepasa, por volumen y diversidad, lo que podría existir en cualquier aula o biblioteca escolar.” (2008, p.
36).
9
Me parece que, siendo coherente a esta perspectiva, la noción escuela resulta insuficiente en un paradigma
educativo centrado en las competencias y en el que las TIC tienen implicaciones sustantivas. No se trata de
una re-semantización per se, sin subversión del significado, pero sí en una nueva concepción de un modelo
más adecuado a la educación del siglo XXI.
9
desarrolle y tenga cierto grado de dominio en una o varias competencias; de relaciones que
posibilitan el desarrollo de la inteligencia colectiva.
Así, el uso con sentido de las TIC, desde un nuevo paradigma educativo, puede contribuir,
en el sentido de Morin (2001), a la humanización de la humanidad10 y, primordialmente, a
la democratización de la sociedad. El uso con sentido de las TIC en el marco de un modelo
educativo que supera las lógicas de un ejercicio magistrocéntrico y enciclopedista, y que a
la vez armoniza y equilibra inteligententemente el saber conceptual (know what, know
whay) y el saber procedimental (know how), puede favorecer el desarrollo de una sociedad
en red y el de una de una cultura social en la que los seres humanos se comunican e
informan más y mejor. Incluso puede potencial el desarrollo de la inteligencia colectiva.
Pues en la actualidad, las TIC y los nuevos dispositivos móviles se están constituyendo en
los elementos esenciales que configuran y dotan de sentido a los nuevos modos y medios de
comunicación entre los actores y sujetos de la educación, y también en los soportes
materiales y virtuales para lo que Lankshear y Knobel (2003) denominan epistemologías
digitales, es decir en una modo de conocer y construir conocimiento en la era de la
información digital.
10
En esta “Civilizar y Solidarizar la Tierra; Transformar la especie humana en verdadera humanidad se
vuelve el objetivo fundamental y global de toda educación, aspirando no sólo al progreso sino a la
supervivencia de la humanidad. La conciencia de nuestra humanidad en esta era planetaria nos debería
conducir a una solidaridad y a una conmiseración recíproca del uno para el otro, de todos para todos. La
educación del futuro deberá aprender una ética de la comprensión planetaria. (Morin, 2001: 42)
11
Esta idea ha sido tratada y agotada con investigaciones en muchas partes del mundo (ver Lankshear, 2003).
10
parece que el ser humano cada vez se comunica menos con otros y mucho menos consigo
mismo.
A este respecto vale mencionar que la distinción entre tecnología como racionalidad y
tecnología como herramienta resulta fundamental para comprender la brecha cultural y
científica que separa a países como el nuestro de los denominados países
posindustrializados; distinción que —reitero— constituye el principal desafío en los
procesos de formación docente, y que en términos específicos refiere al escaso
entrenamiento que en pensamiento científico y tecnológico tienen los aspirante al ejercicio
de la docencia, sobre todo en el nivel de la educación básica.
Consecuentemente, el primer reto del uso de las TIC, en el marco de un paradigma educativo
que enfatiza el aprendizaje, radica en que el maestro debe reconocer que su modo de
pensar, es decir su racionalidad frente al análisis, explicación y comprensión de la realidad,
resulta exiguo, poco sistemático y escasamente organizado en función del uso del conjunto
herramental tecnológico e informatizado que, precisamente, así lo requiere. En esta virtud,
es plausible afirmar que no es suficiente saber utilizar las TIC (el know how), sino que
resulta fundamental saber pensar desde una racionalidad que posibilite su uso con sentido,
o un uso inteligente y no mecánico.
12
La resolución de estos problemas, junto con la reducción de la inequidad educativa, han sido los propósitos
de los Programas Detonadores del Gobierno del Estado de Veracruz durante el período 2005-2010.
11
b. el debilitamiento de las fronteras entre el espacio de lo público, de lo privado
y de lo íntimo;
c. la potenciación de un estado panóptico que controla y vigila,
d. la emergencia de formas novedosas de acoso, como el cyberbulling.
b) En cuanto una dimensión educativa:
a. la deslegitimación social de la escuela,
b. la desvaloración social de la imagen del maestro;
c. el enmascaramiento del rezago educativo;
d. la suplantación del desempeño magisterial por el uso de las TIC; y
e. la legitimación social de conductas delictivas en el campo educativo, como
el voyerismo, el plagio intelectual y la suplantación de identidades.
Esta serie de desafíos resulta exigua en función de la magnitud que implica el uso de las TIC
en el campo de la educación. No obstante, en las tensiones que resultan de las
intersecciones de la migración de un paradigma educativo a otro, en cuanto al ejercicio
docente del maestro, al desempeño académico del estudiante y al status social de la
escuela, dichos desafíos constituyen coordenadas de referencia ineludibles para pensar y re-
pensar el agotamiento, la vigencia o la continuidad de los modelo educativos; más cuando
el tránsito de un paradigma a otro no deriva de una necesidad sentida en las estructuras más
básicas de la sociedad, ni mucho menos de una reforma cultural o del pensamiento, sino
que procede de la implementacion de una serie de reformas impulsadas y dirigidas desde
los órganos centrales a la periferia de los mismos.
A modo de síntesis
Referencias bibliográficas
12
Burbules, N. (2008). “Riesgos y promesas de las TIC en la educación. ¿Qué hemos
aprendido en estos últimos diez años?”, en Las TIC: del aula a la agenda política.
IIPE UNESCO. Buenos Aires, Argentina.
OREALC UNESCO (2007). “El derecho a una educación de calidad para todos en América
Latina y el Caribe”, en Revista Electrónica Iberoamericana sobre Calidad, Eficacia
y Cambio en Educación, Vol. 5, No 3., p. 11 y 12.
13