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NOVENTA Y DOS
INGRESADO
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05-02-2023

EN LO PRINCIPAL: FORMULA OBSERVACIONES. PRIMER OTROSÍ: SE HACE PARTE.


SEGUNDO OTROSÍ: SOLICITA ALEGATOS.

EXCMO. TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

GABRIEL BORIC FONT, Presidente de la República y LUIS CORDERO VEGA,


Ministro de Justicia y Derechos Humanos, ambos domiciliados para estos efectos en
Palacio de la Moneda sin número, comuna y ciudad de Santiago, en relación con el
requerimiento de inconstitucionalidad presentado por un grupo de Honorables Senadores y
Senadoras en contra del decreto supremo Nº 3234 del Ministerio de Justicia y Derechos
Humanos del año 2022, causa rol Nº 13965-23 a US. Excma. decimos:

Que, encontrándonos dentro de plazo y de acuerdo con lo ordenado por SS. Excma.
venimos en formular las siguientes observaciones con el objeto de que, sobre la base de
los antecedentes de hecho y de derecho que exponemos, US. Excma. resuelva rechazar el
presente requerimiento en todas sus partes.

Conviene advertir que, dada la similitud del requerimiento de autos con los
requerimientos causa rol Nº 13964-23, 13968-23, 13969-23, 13970-23, 13971-23, y 13972-
23, el presente informe comparte observaciones con aquellos referidos a esos otros libelos,
pero considerando las distinciones, especificidades y argumentos pertinentes en cada caso.

Este escrito cuenta con cinco capítulos, los cuales buscan responder a cada una de
las alegaciones que realizan las y los requirentes. Salvo el primer capítulo, cada uno de ellos
contiene una sección de corolarios en los que se sintetiza su contenido. Adicionalmente, un
resumen general de este escrito puede encontrarse al final del mismo.

En el CAPÍTULO I se realiza un resumen del requerimiento presentado por los H.


Senadores en contra del decreto supremo que concedió el indulto particular al señor
Castillo.

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NOVENTA Y TRES

En el CAPÍTULO II nos referimos a la facultad de otorgar indultos particulares y se


estructura en torno a tres apartados. En el primero de ellos referimos a consideraciones
particulares en relación a la facultad de indultar. En especial se procede a caracterizar la
institución, diferenciándose de la amnistía y destacándose por nuestra parte que el efecto
perseguido por el decreto supremo requerido no es la impunidad del condenado. A
continuación, revisamos la historia constitucional de nuestro país para demostrar que esta
institución se encuentra íntimamente vinculada a nuestra historia constitucional. Por último,
desarrollamos la idea de que esta facultad se ha ejercido reiteradamente por gobiernos
anteriores y que no responde a una cuestión meramente excepcional de esta
Administración. En el segundo apartado de este capítulo referimos a los elementos formales
y sustantivos de los actos administrativos para en un tercer y último apartado, proceder a
caracterizar los indultos particulares como tal y evidenciar que el decreto supremo cumple
con todos los elementos y requisitos exigidos por la Constitución y las leyes para su
dictación.

En el CAPÍTULO III se abordan los alcances del control de constitucionalidad


ejercido por este Excmo. Tribunal respecto de los decretos supremos. Así, se desarrolla su
regulación, los requisitos que debe cumplir el órgano legitimado para su procedencia, según
el vicio que se invoca y finalmente, se desarrollan las tendencias jurisprudenciales del
Tribunal Constitucional respecto a la imposibilidad de esta magistratura de revisar el mérito
del decreto supremo y vicios de legalidad asociados al mismo.

Íntimamente ligado con lo anterior, en el CAPÍTULO IV se procede a desarrollar las


alegaciones de las y los requirentes a fin de demostrar que estas involucran aspectos
ajenos a la competencia de esta magistratura. Así, tanto la falta de fundamentación como
también la desviación de poder que invocan, constituyen cuestionamientos de legalidad y
no de constitucionalidad. Luego, tratándose de la igualdad ante la ley, procedemos a
desarrollar el contenido de este derecho con el fin de evidenciar que el utilizado por las y
los requirentes es errado y se desarrolla en abierta contradicción con la jurisprudencia de
esta magistratura pues, el trato diferenciado para sujetos que se encuentran en situaciones
distintas sí resulta admisible. Teniendo presente lo anterior, se evidencia que lo que
pretenden las y los requirentes es cuestionar el mérito del decreto requerido, ignorando que
la fundamentación del decreto requerido debe responder a la naturaleza discrecional de
esta institución y al principio de deferencia razonada que ha reconocido este Excmo.
Tribunal por medio de su jurisprudencia.

Por último, el CAPÍTULO V cuenta con cuatro acápites en los que se desarrolla la
defensa de fondo, contraargumentándose cada una de las cuestiones planteadas en el
requerimiento. De esta manera, en primer lugar, tras revisar las características especiales
que adopta la motivación en el caso de potestades discrecionales fuertes, se afirma que el
decreto impugnado se encuentra debidamente motivado. En segundo lugar, se sostiene que

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NOVENTA Y CUATRO

el decreto supremo requerido persigue los fines comprendidos en la institución del indulto,
en atención a la revisión de su regulación, origen de la disposición, aquellos que se han
invocado en gobiernos anteriores y doctrina especializada en la materia. En tercer lugar, se
afirma que el decreto requerido no vulnera la igualdad ante la ley, pues atiende a una
diferencia racional y fundada que consagra la legislación y, en oposición a lo alegado por el
requerimiento, tuvo el efecto natural que prevé el ordenamiento jurídico.

Finalmente, nos referimos a la delegación de firma y su adecuada procedencia en


conformidad a la Constitución y la ley. Para ello abordamos en primer lugar, la regulación
normativa de la delegación de firma y luego nos referimos a la procedencia de la firma “por
orden del Presidente de la República” la cual resultó adecuada en el caso concreto.

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NOVENTA Y CINCO

CAPÍTULO I

EL REQUERIMIENTO PRESENTADO

Con fecha 16 de enero del año 2023 un grupo de Honorables Senadores y


Senadoras de la República 1 presentaron una serie de requerimientos de
inconstitucionalidad en virtud del artículo 93 Nº 16 incisos décimo octavo y décimo noveno
de la Constitución Política de la República (en adelante, “Constitución Política”) 2, en contra
de los decretos exentos que otorgaron indultos particulares durante el mes de diciembre
del año 2022.

En general, dichas acciones sostienen su procedencia de conformidad con lo


dispuesto en el artículo 93 Nº 16 de la Constitución Política. Ello, en lo relativo a la atribución
del Excmo. Tribunal Constitucional de resolver la constitucionalidad de los decretos
supremos a requerimiento de una cuarta parte de los miembros en ejercicio de cualquiera
de las Cámaras del Congreso interpuestos en el plazo de treinta días desde su publicación
o notificación; y, de acuerdo a los artículos 31 Nº 11, 110 y 111 de la ley Nº 17.997, orgánica
constitucional del Tribunal Constitucional (en adelante, “LOC TC”) 3, que entregan al Pleno
de este Excmo. Tribunal la facultad de resolver sobre cualquier vicio de constitucionalidad
de los decretos supremos, además de determinar la inadmisibilidad del requerimiento en
los casos establecidos en la ley 4.

En concreto, las y los requirentes argumentan que los libelos presentados contienen
una exposición clara de los hechos y fundamentos de derecho que les sirven de apoyo, de
acuerdo al carácter amplio del control de constitucionalidad que ejerce el Excmo. Tribunal
Constitucional; que estos señalan la cuestión de constitucionalidad planteada, los vicios
aducidos y las normas que se estiman transgredidas; y que acompañan una copia del acto
administrativo impugnado, siendo procedente su trámite. Además, plantean que estos han
sido formulados por el órgano legitimado; dentro del plazo de treinta días desde su
publicación; y que se fundan, según las y los requirentes, en un vicio de constitucionalidad
y no de legalidad 5.

1 Javier Macaya Danús, Francisco Chahuán Chahuán, Ximena Rincón González, Luciano Cruz-
Coke Carvallo, Luz Ebensperger Orrego, Juan Antonio Coloma Correa, Iván Moreira Barros, José
Miguel Durana Semir, Matías Walker Prieto, Rodrigo Galilea Vial, Rafael Prohens Espinosa,
Carlos Kuschel Silva, Felipe Kast Sommerhoff y Sebastián Keitel Bianchi.
2 Cuyo texto refundido, coordinado y sistematizado contiene el decreto supremo Nº 100 del
Ministerio Secretaría General de la Presidencia del año 2005.
3 Cuyo texto refundido, coordinado y sistematizado fija el decreto con fuerza de ley Nº 5 del
Ministerio Secretaría General de la Presidencia del año 2010.
4 Requerimiento causa rol Nº 13964-23, pp. 7-9; Nº 13965-23, pp. 7-9; Nº 13968-23, pp. 7-9; Nº
13972-23, pp. 7-9; Nº 13970-23, pp. 6-8; Nº 13971-23, pp. 6-8; y Nº 13969-23, pp. 7-9.
5 Requerimiento causa rol Nº 13964-23, pp. 10-12; Nº 13965-23, pp. 9-12; Nº 13968-23, pp. 9-12;
Nº 13972-23, pp. 9-11; Nº 13970-23, pp. 9-11; Nº 13971-23, pp. 9-11; y Nº 13969-23, pp. 9-11.

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NOVENTA Y SEIS

El requerimiento fue declarado admisible con fecha 26 de enero del año en curso y
fue notificado a la Ministra Secretaria General de la Presidencia con igual fecha y al Ministro
de Justicia y Derechos Humanos, el 27 de enero del año en curso, debiendo evacuarse un
informe en el término de diez días, de acuerdo a lo dispuesto en nuestro ordenamiento
jurídico. Respecto de la admisibilidad, es relevante destacar que el Excmo. Ministro señor
Nelson Pozo previno las razones por las cuales estuvo por declarar la admisibilidad de cada
uno de los requerimientos en cuestión, planteando que esto no implicaba un
pronunciamiento sobre la existencia de eventuales conflictos de legalidad. Para ello, refirió
explícitamente que la jurisprudencia constitucional ha sostenido la improcedencia de
declarar admisibles las acciones que plantean conflictos de legalidad, sin perjuicio que le
corresponde al Excmo. Tribunal determinar la naturaleza de la impugnación –es decir, si
las cuestiones planteadas son propias de un conflicto legal o de uno constitucional– 6. Diferir
este conflicto a la sentencia de fondo se funda tanto en argumentos procesales, dado que
el examen de admisibilidad carece de bilateralidad de la audiencia; como hermenéuticos,
atendiendo a que la causal de ilegalidad y la determinación del patrón de legalidad es una
construcción de dicha autoridad 7.

A continuación, presentamos una revisión detallada tanto de los actos como de los
argumentos deducidos por las y los requirentes. El requerimiento impugna el decreto
supremo Nº 3234, de fecha 30 de diciembre del año 2022, del Ministerio de Justicia y
Derechos Humanos, que otorga indulto conmutativo al señor Luis Arturo Castillo Opazo,
causa rol Nº 13965-23, por la contravención de los artículos 6°, 7°, 19 Nº 2, 32 Nº 14 y 76
de la Constitución Política.

A modo de contexto –que se utiliza en la totalidad de los requerimientos que


impugnaron los decretos–, el escrito contiene antecedentes generales que se refieren a la
comunicación de la decisión de indultar a un grupo de personas que fueron condenadas
por hechos ocurridos durante el estallido social y al señor Jorge Mateluna Rojas; a las
declaraciones del Mandatario al sostener que los beneficiarios no eran delincuentes y sobre
lo que los requirentes entienden como su compromiso personal con el proceso; y a las
reacciones del mundo político y otras autoridades frente a tales declaraciones 8.

En lo esencial, el requerimiento indica que el decreto exento no contiene


fundamentos –considerando antecedentes genéricos y poco profundos–, omitiendo
ponderar la procedencia del indulto en el caso a la vista y aducir su motivación. Así, el acto
omite la entrega de argumentos –o sólo entrega parcialmente– relativos a la calificación del

6 Al respecto, dicha prevención cita las sentencias del Excmo. Tribunal Constitucional, rol Nº 1153-
2008, considerando 21º y rol Nº 1849-2010.
7 Al respecto, resolución de admisibilidad y traslado en causas rol Nº 13964-23, 13965-23, 13968-
23, 13972-23, 13970-23, 13971-23 y 13969-23, todas de fecha 26 de enero del año 2023.
8 Requerimiento causa rol Nº 13965-23, pp. 5 y ss.

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caso del señor Castillo requeridos por el artículo 6º de la ley Nº 18.050 que fija normas
generales para conceder indultos particulares (en adelante, ley Nº 18.050), incurriendo el
condenado tanto en la causal del artículo 4º letra e) como c) de la citada disposición al ser
considerado un delincuente habitual. A su vez, indica que la motivación real habría sido
expresada por el Presidente de la República mediante declaraciones públicas, razones que
no son constitucionalmente admisibles como fundamento de un indulto particular –en
específico, vulnerando la igualdad ante la ley y el principio de separación de poderes 9–.

1. La falta de motivación como vicio de constitucionalidad alegada en el


requerimiento

Como antecedentes, el escrito describe el indulto presidencial en tanto institución


constitucional de naturaleza discrecional, incluyendo su regulación en la ley N° 18.050; lo
distingue de la amnistía; explicita la facultad de suscripción de dichos actos “por orden del
Presidente de la República”; y caracteriza la facultad de jurisdicción.

En lo que respecta al deber de motivación, los requirentes argumentan que se


encuentra garantizado por el principio de juridicidad de la Constitución Política, junto con el
de publicidad y transparencia de sus artículos 6º, 7º y 8º. Luego, sostiene la arbitrariedad
del decreto impugnado por omitir la debida calificación del artículo 4º y 6º de la ley Nº
18.050, vulnerado el artículo 32 Nº 14 de la Carta Magna; y destaca las razones
humanitarias por las cuales el ex Presidente Piñera y el propio Mandatario en ejercicio
otorgaron el beneficio en el pasado. La ausencia de ponderación y razonabilidad en el
ejercicio de la competencia discrecional se desprendería de las declaraciones del
Presidente de la República en la prensa 10.

Señalan que el acto no indica, formalmente, los motivos que dan lugar a la decisión
de indultar; ni, en la sustancia, los antecedentes tenidos a la vista para disponer el indulto
al carecer de razones suficientes que lo motiven 11. Así, sostienen que el decreto supremo
fue concedido de manera arbitraria al omitir el nexo lógico argumentativo entre los
antecedentes de hecho y la decisión adoptada al escoger dentro de diferentes opciones a
su discreción. Presuntamente, el acto se habría limitado a indicar informes y actas, sin
realizar un análisis de procedencia que permita explicar las razones por las cuales el caso
es calificado –en particular, considerando la conducta y condenas previas del señor
Castillo–. A su vez, denuncian que el acto administrativo no desestima la totalidad de las

9 Requerimiento causa rol Nº 13965-23, pp. 6-7


10
Requerimiento causa rol Nº 13965-23, pp. 19-31.
11
Requerimiento causa rol Nº 13965-23, p. 4.

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causales legales de denegación procedentes; e insisten en la ausencia de motivos


humanitarios como fuente de su otorgamiento 12.

2. La desviación de poder y sus presuntas consecuencias aducidas en el


requerimiento

Por su parte, los recurrentes caracterizan la desviación de poder en el derecho


público, identificándolo como vicio de constitucionalidad –reconociendo importantes
matices entre su aplicación en el contexto legislativo y administrativo– y argumentando que
el Presidente de la República habría manifestado públicamente su intención real,
motivación interna y subjetiva respecto del decreto supremo en la prensa. Así, la autoridad
no habría perseguido conmutar la pena de un condenado, sino que declarar su inocencia 13.

Consecuentemente, sostienen que el acto administrativo esconde una amnistía o


indulto general sin mediar ley dado que el Mandatario se refiere a la pena impuesta por el
delito cometido –motivación propia de dichas instituciones generales– que configuraría la
desviación de poder. Ello sería contrario al artículo 32 Nº 14 de la Constitución Política,
utilizando el indulto particular para una finalidad distinta a la establecida por el
constituyente 14.

Adicionalmente, en virtud a los dichos del Presidente de la República, los requirentes


señalan que el decreto impugnado no buscaba conmutar la pena, sino proclamar la
inocencia de los condenados, intención que implicaría la revisión de la sentencia judicial
que declaró su culpabilidad, vulnerando el principio de separación de poderes al ejercer
competencias privativas del Poder Judicial 15.

3. La vulneración a la igualdad ante la ley alegada por el requerimiento

A su vez, el requerimiento sostiene que existe una vulneración al principio de


igualdad ante la ley garantizada en el artículo 19 Nº 2 de la Constitución Política al constituir
una diferencia arbitraria, excediendo los límites constitucionales de la potestad discrecional
del indulto 16.

En particular, señala que al señor Castillo se le ha dado un trato diferente respecto


de otros condenados que se encuentran en las mismas circunstancias sin justificación.
Esgrimen la falta de fundamento razonable e inadecuado al fin del beneficio; la concurrencia
de más de una causal de denegación; y la omisión de consideraciones humanitarias que
permitan fundar el acto administrativo, como en casos anteriores 17.

12 Requerimiento causa rol Nº 13965-23, pp. 22, 26-31.


13 Requerimiento causa rol Nº 13965-23, pp. 3 y 31-38.
14 Requerimiento causa rol Nº 13965-23, pp. 38-40.
15 Requerimiento causa rol Nº 13965-23, pp. 40-42.
16 Requerimiento causa rol Nº 13965-23, pp. 4, 42-44.
17 Requerimiento causa rol Nº 13965-23, pp. 44-47.

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Finalmente, de acuerdo a la jurisprudencia constitucional española, la acción


concluye la procedencia de revisar el indulto como acto de gobierno o político en virtud del
principio de interdicción de la arbitrariedad 18.

4. La ausencia de investidura y competencia para firmar alegada por el


requerimiento

Para finalizar, el requerimiento alega una supuesta vulneración a lo dispuesto en el


artículo 7º de la Constitución Política dado que el decreto supremo se habría dictado sin
que la entonces Ministra de Justicia contara con investidura regular previa para proceder a
su dictación, ni la competencia para firmar “por orden del Presidente de la República”.

En particular, argumentan que el decreto supremo Nº 924 del Ministerio de Justicia


del año 1981, que establece materias que serán suscritas por las autoridades que se indican
con la formula por orden del Presidente de la Republica (en adelante, “Decreto de
Delegación de Firma”) impide que sean suscritos por el Ministerio de Justicia aquellos
indultos que recaigan sobre delitos contra la seguridad del Estado. Los recurrentes
consideran que los delitos de desórdenes públicos cometidos por el señor Castillo, dado
que se encuentran en la ley Nº 12.927 sobre seguridad del Estado (en adelante, “Ley sobre
Seguridad del Estado”) 19, serían delitos contra la seguridad del Estado, quedando fuera de
la autorización de firma 20.

18 Requerimiento causa rol Nº 13965-23, pp. 48-51.


19 Cuyo texto actualizado y refundido contiene el decreto supremo Nº 980 del Ministerio del Interior
del año 1975.
20 Requerimiento causa rol Nº 13965-23, pp. 50-52.

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CIEN

CAPÍTULO II

LOS INDULTOS QUE DAN LUGAR AL PRESENTE REQUERIMIENTO

En el presente acápite y previo a desarrollar las observaciones en torno al


requerimiento propiamente tal, expondremos de manera sucinta los elementos formales y
sustantivos de los actos administrativos y, en particular, los referidos al indulto particular.
Lo anterior, con el fin de evidenciar que –contrario a lo sostenido por las y los requirentes–
el decreto supremo en virtud del cual se otorgó el indulto particular cumple con los
elementos exigidos para su dictación en la Constitución Política y las leyes, a pesar de
escapar de la competencia de este Excmo. Tribunal Constitucional.

1. Consideraciones generales de la facultad de indultar

Resulta necesario explicitar consideraciones generales respecto del indulto,


incluyendo sus características principales, los límites que le impone el ordenamiento
jurídico, su origen y uso en nuestra historia nacional y su regulación.

a. La facultad de indultar es una atribución especial y exclusiva del Presidente


de la República

El indulto particular es una de las formas de perdón de la pena que contempla


nuestro ordenamiento jurídico, como lo son la amnistía y el indulto general. La diferencia
del primero con los últimos es que el indulto particular es una atribución exclusiva del
Presidente de la República, mientras las otras dos son atribuciones exclusivas del
Congreso. Esta diferencia se encuentra consagrada a nivel constitucional: Mientras que el
artículo 32 Nº 14 de nuestra Constitución establece entre las atribuciones especiales del
Jefe de Estado la de otorgar indultos particulares en los casos y las formas que la ley
determine, su artículo 63 establece como materia de ley los indultos generales y las
amnistías.

Así, mientras el indulto general y la amnistía son materia de ley –y, según lo dispone
el artículo 65 de la Constitución Política, solo pueden tener origen en el Senado– el indulto
particular es una atribución especial y exclusiva del Mandatario que se materializa a través
de un decreto supremo. Con todo, respecto de los indultos particulares, la Carta Magna
permite al Congreso dictar una ley que determine los casos y formas para el ejercicio de la
atribución.

Respecto de la atribución especial del Jefe de Estado, la Constitución Política


considera únicamente los siguientes límites, referidos a la improcedencia de entregar el
beneficio respecto de: (i) Delitos terroristas, salvo para conmutar la pena de muerte por la
de presidio perpetuo –inciso final del artículo 9°–; (ii) casos en los que no se haya dictado
sentencia ejecutoriada en el respectivo proceso –numeral 14 del artículo 32–; y, (iii)

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funcionarios acusados por la Cámara de Diputados y condenados por el Senado, los que
solo podrán ser indultados por el Congreso –numeral 14 del artículo 32–.

Al respecto, este Excmo. Tribunal Constitucional ha reconocido las atribuciones


amplias del Presidente de la República para conferir indultos particulares, incluso respecto
de delitos de la máxima gravedad como son aquellos perseguidos por el derecho penal
internacional, facultad que no puede ser limitada sino por una restricción proveniente del
ordenamiento jurídico interno, en particular, de la Constitución Política 21.

Cabe destacar que la regulación de esta atribución presidencial se encuentra


consagrada igualmente en la ley, por mandato constitucional. Así, los casos y la forma en
que esta institución procede se rige por reglas adicionales de rango legal contenidas en el
Código Penal y en la ley N° 18.050, que fija normas para conceder indultos particulares.
Finalmente, existe normativa de rango infralegal que reglamenta la atribución presidencial,
contenida en el decreto supremo N° 1542, de 1981, del Ministerio de Justicia, que establece
el reglamento sobre indultos particulares (en adelante, el “Reglamento de Indultos”).

b. La facultad de indultar no constituye impunidad

El indulto particular es una de las formas que contempla nuestro ordenamiento


jurídico para extinguir la responsabilidad penal, sin embargo, es relevante entender que en
ningún caso implica impunidad para el condenado. Ello es claro, en primer lugar, puesto
que el artículo 93 Código Penal establece de forma expresa que el indulto no quita la calidad
de condenado al indultado. En efecto, el numeral 4 de dicho artículo declara “(l)a gracia del
indulto solo remite o conmuta la pena; pero no quita al favorecido el carácter de condenado
para los efectos de la reincidencia o nuevo delinquimiento y demás que determinan las
leyes”. A su vez, el artículo 93 del Código Penal diferencia claramente la situación del
indultado de la de quien es beneficiado por una amnistía, institución que “extingue por
completo la pena y todos sus efectos”.

Es importante considerar, según lo establecen el artículo 94 Nº 4 del Código Penal


y artículo 2 de la ley Nº 18.050, que existen diferentes clases de indulto. En efecto, existe
un indulto que remite la pena, es decir, que deja sin la necesidad de cumplir la pena a quien
lo recibe, extinguiendo instantáneamente su responsabilidad penal; un indulto que reduce
la pena, es decir, que disminuye la extensión o el quantum de la pena impuesta y que puede
o no extinguir la responsabilidad penal de inmediato, dependiendo del tiempo que queda

21 Sentencia Excmo. Tribunal Constitucional rol N° 346-2002, considerando 79º. La misma es


dictada a propósito de un requerimiento de diputados independientes, de la Unión Demócrata
Independiente y Renovación Nacional, quienes solicitaron someter a control de constitucionalidad
al Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, en tanto el mismo permitía a la Corte Penal
Internacional dejar sin efecto una decisión del Presidente de la República que concediere un
indulto particular respecto de condenados a crímenes de genocidio, crímenes de lesa humanidad,
crímenes de guerra y crímenes de agresión.

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por cumplir al condenado y del tiempo que es remitido; y, finalmente, un indulto que conmuta
la pena, es decir, que sustituye la naturaleza de la pena, pero que no extinguirá la
responsabilidad penal sin que el condenado cumpla la nueva pena que se ha impuesto.

En el caso del decreto supremo impugnado por el presente requerimiento, el indulto


concedido es de clase conmutativa, es decir, no solo mantiene la calidad de condenado al
beneficiario, sino que tampoco extingue totalmente la responsabilidad penal del indultado,
quien debe aún cumplir la pena de remisión condicional y las condiciones que ella implica.
Sólo después de ello opera la extinción de la responsabilidad penal.

Así, es errado afirmar que el indulto implica impunidad. Al respecto, es ilustrador


tener en consideración que el concepto de impunidad ha sido desarrollado en el Derecho
Internacional de los Derechos Humanos, entendiéndose que existe tal situación cuando: (i)
Hay ausencia de establecimiento de la verdad, (ii) no hay reparación de las víctimas y (iii)
no hay medidas de prevención para evitar la repetición del suceso.

En el caso en análisis, es aún más patente que no existe impunidad considerando


que se trata de un indulto conmutativo que, valga la redundancia, conmutó el saldo de una
pena de presidio por una pena de remisión condicional. Así, ninguno de los elementos que
comprende la impunidad se materializa con su otorgamiento –menos, como vimos, uno
conmutativo– pues (i) existe establecimiento de la verdad, de hecho, es improcedente el
indulto cuando no existe sentencia firme y ejecutoriada condenatoria; (ii) la calidad de
condenado y la sentencia se mantienen vigentes, por lo que son procedentes las
reparaciones tanto estatales, como particulares; y (iii) es posible tomar otras medidas para
prevenir la ocurrencia de los mismos hechos. Finalmente, en el caso del indulto conmutativo
no se pierde el efecto preventivo general propio de la pena puesto que hay aún una pena
por cumplir para el condenado.

c. El indulto es una institución que pertenece nuestra tradición constitucional

El indulto es una institución que históricamente ha pertenecido a la tradición


constitucional chilena. Con algunas variaciones, se encuentra consagrada en textos
constitucionales desde 1818, en el artículo 22, del título IV del Proyecto de Constitución
Provisoria para el Estado de Chile.

En la Constitución de 1822 se encuentra en el artículo 198; en el Reglamento


Orgánico y Acta de Unión del Pueblo de Chile, que data de 1823, la consagra en el artículo
4° y en el artículo 18 N° 15 de la Constitución Política del Estado de Chile del mismo año;
permanece en el artículo 46 N° 13 de la Constitución Política de la República de Chile de
1828; a su vez, se distingue en el artículo 82 N° 15 de la Constitución de la República
Chilena de 1833; y, finalmente, la encontramos en el artículo 72 N° 12 de la Constitución
Política de 1925.

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Por su parte, ha estado incorporada la facultad desde los inicios de la Constitución


de 1980 dentro de las competencias del Presidente de la República, variando únicamente
el numeral en el que se encuentra consagrada. Desde la Constitución de 1833 el indulto
particular se establece como atribución especial del Mandatario, requiriendo inicialmente
acuerdo del Consejo de Estado 22, requisito que se elimina la Constitución de 1925. Nuestra
Carta Magna vigente le entrega al Jefe de Estado la facultad de indulto particular de forma
privativa, sin necesidad de acuerdo con ninguna institución adicional, demandando su
ejercicio de conformidad a la ley, a quien corresponde determinar los casos y formas para
su materialización.

d. El indulto es una atribución presidencial que se ha ejercido en reiteradas


oportunidades por gobiernos anteriores

Pese a que en el requerimiento pretende calificar el ejercicio de la atribución


presidencial como una cuestión sumamente excepcional, lo cierto es que los hechos
demuestran algo distinto. En efecto, si bien la cifra de indultos concedidos por los diversos
mandatarios es variable, no ha habido un gobierno desde el retorno a la democracia que
no haya hecho uso de esta atribución de forma reiterada.

En el siguiente recuadro es posible apreciar, con los datos que se tienen a la fecha 23,
la cantidad de indultos particulares concedidos por cada Gobierno desde el año 1990 hasta
el año 2022 24.

Gobierno Periodo Numero de indultos

Sebastián Piñera Echenique 2018 a 2022 24


Michelle Bachelet Jeria 2014 a 2018 10
Sebastián Piñera Echenique 2010 a 2014 14
Michelle Bachelet Jeria 2006 a 2010 67
Ricardo Lagos Escobar 2000 a 2006 240
Eduardo Frei Ruiz-Tagle 1994 a 2000 343
Patricio Aylwin Azócar 1990 a 1994 928

22 El artículo 82 N° 15 establecía: “Son atribuciones especiales del Presidente:15. Conceder indultos


particulares, con acuerdo del Consejo de Estado. Los Ministros, Consejeros de Estado, miembros
de la Comisión conservadora, Jenerales en jefe, é Intendentes de Provincia, acusados por la
Cámara de Diputados, y juzgados por el Senado, no pueden ser indultados sino por el Congreso”.
23
Los datos aquí presentados están siendo revisados actualmente a fin de evacuar la medida para
mejor resolver decretada por este Excmo. Tribunal con fecha 26 de enero del presente año. Dada
la abultada cifra de indultos que han sido concedidos, a la fecha de emisión de estas
observaciones aún no ha sido posible realizar una caracterización total de los indultos.
24 Como podrá observarse en el informe que será presentado por el Ministerio de Justicia y
Derechos Humanos, conforme a la medida para mejor resolver solicitada por este Excmo.
Tribunal con fecha 26 de enero del presente año, la cifra de indultos concedidos entre noviembre
de 1981, cuando se publicó la ley 18050 y el 11 de marzo de 1990, cuando retornó la democracia,
es de más de 1300 personas indultadas. Dada esta abultada cifra, a la fecha de emisión de estas
observaciones aún no ha sido posible realizar una caracterización total de los indultos.

12
0000104
CIENTO CUATRO

Del recuadro anterior es posible apreciar que el indulto particular es una herramienta
que históricamente ha sido usada de forma continua por diferentes gobiernos de todo el
espectro político.

e. El indulto es una atribución regulada en nuestro ordenamiento jurídico

Como se ha señalado, el indulto particular se encuentra regulado a nivel


constitucional, legal e infra legal. A continuación, describiremos los elementos principales
que contiene la diversa normativa.

i. La regulación constitucional del indulto particular

La regulación constitucional del indulto particular contempla ciertos elementos


generales. El artículo 32 Nº 14 de la Constitución Política consagra en su el indulto particular
como una atribución especial del Presidente de la República, autoridad que lo debe ejercer
en los casos y formas que determine una ley. Asimismo, establece que es improcedente en
casos en los que no exista una sentencia ejecutoriada y en casos de funcionarios acusados
por la Cámara de Diputados y condenados por el Senado.

Adicional a ello, el inciso final del artículo 9º de nuestra Carta Magna se refiere al
indulto particular estableciendo su improcedencia respecto de delitos terroristas salvo para
conmutar la pena de muerte por la de presidio perpetuo.

ii. La regulación del indulto particular en la ley Nº 18.050

La principal regulación de la facultad presidencial de otorgar indultos particulares se


encuentra en la ley Nº 18.050, publicada y promulgada en 1981, modificada el año 2004
por la ley N° 19.927 y, más recientemente, el año 2011 por la ley N° 20.507. Su artículo 1°
declara “(t)oda persona que se encuentre condenada podrá solicitar al Presidente de la
República que le otorgue la gracia del indulto, siempre que cumpla con los requisitos
establecidos en esta ley y en su reglamento”. El artículo 2º, por su parte, consagra las clases
de indulto existentes –que remite, conmuta y reduce la pena– y declara que el indulto
particular no quita el carácter de condenado del beneficiario.

Los artículos siguientes de la ley establecen causales de improcedencia absolutas


del indulto 25 y de denegación –o improcedencia relativa– 26. En el caso de las causales de
denegación, la autoridad puede proceder a indultar cuando (i) al solicitante le faltan menos

25 Son causales de improcedencia (absoluta) del indulto: (a) Que se trate de condenados por
conductas terroristas calificadas como tales por una ley (artículo 1, inciso segundo, de la ley N°
18.050); y, (b) que no se ha dictado sentencia ejecutoriada en el proceso (artículo 3 de la ley N°
18.050).
26 Son causales de denegación del indulto las previstas en el artículo 4º de la ley Nº 18.050.

13
0000105
CIENTO CINCO

de 3 meses para cumplir su condena 27; o (ii) se trate casos calificados y que se entregue el
beneficio mediante decreto fundado 28.

iii. La regulación del indulto particular en el Código Penal

En primer lugar, el Código Penal regula el indulto como una forma de extinguir la
responsabilidad penal –reconociendo aquel que remite y otro que conmuta la pena en su
artículo 93 N° 4–, adicionando algunas normas que se refieren a casos específicos, sin
entregar un tratamiento sistemático a esta institución como la de la ley Nº 18.050.

Adicional al reconocimiento del indulto como una forma de extinguir la


responsabilidad penal, el artículo 32 bis Nº 3 establece reglas para el indulto particular de
condenados a la pena de presidio perpetuo calificado, haciendo improcedente el indulto
general o la amnistía respecto de aquellos y autorizando únicamente el indulto particular
por razones de Estado o por el padecimiento de un estado de salud grave e irrecuperable.

Por su parte, los artículos 43 y 44 regulan su procedencia –sin distinguir entre indulto
general y particular– respecto de condenados por la pena de inhabilitación para cargos y
oficios públicos y profesiones titulares, sin que sea comprendida en el indulto cuando se
trata de una pena accesoria; y reponiendo al titular en el ejercicio de estos cargos, oficios y
profesiones cuando sea concedido, pero no en los honores, cargos, empleos u oficios de
que se le hubiere privado.

iv. Regulación del indulto particular en el decreto supremo Nº 1542 del Ministerio
de Justicia del año 1981

El decreto supremo Nº 1542 del Ministerio de Justicia del año 1981 establece el
reglamento sobre indultos particulares (en adelante, también, “Reglamento sobre Indultos”),
disposición que contiene normas respecto de la solicitud de indulto, procedimiento que
deben seguir funcionarios de Gendarmería, el Tribunal de Conducta y el Ministerio de
Justicia y otras disposiciones, por ejemplo, la confidencialidad de la tramitación y los efectos
del indulto particular en relación con beneficios penitenciarios.

v. Regulación del indulto particular en el decreto supremo Nº 924 del Ministerio


de Justicia del año 1981

Finalmente, Decreto de Delegación de Firma establece materias que serán suscritas


por las autoridades que se indican con la fórmula por orden del Presidente de la República.
En su numeral 3.1, apartado I, del artículo 1º se señala que el otorgamiento y denegación
de indultos particulares de penas principales y/o accesorias correspondientes serán

27 Artículo 5º de la ley Nº 18.050.


28 Artículo 6º de la ley Nº 18.050.

14
0000106
CIENTO SEIS

suscritos por el ministro o la ministra de Justicia con la fórmula “por orden del Presidente
de la República”.

A continuación, exceptúa el otorgamiento de indultos particulares bajo la fórmula


anterior respecto de los siguientes casos: (i) Respecto de las penas de muerte y presidio
perpetuo, (ii) en delitos contra la seguridad del Estado y (iii) en los delitos previstos en los
artículos 3º y 16 de la ley Nº 20.000 y en los artículos 362 y 366 bis del Código Penal. Por
tanto, en dichas hipótesis el decreto supremo que entrega el indulto debe ser otorgado
directamente por el Presidente de la República.

2. Los indultos como actos administrativos

Los actos administrativos son aquellas decisiones formales que emiten los órganos
de la Administración del Estado en las cuales se contienen declaraciones de voluntad
realizadas en ejercicio de una potestad pública 29. Para que los actos sean plenamente
válidos deben cumplir con una serie de elementos que se han identificado como requisitos
del acto administrativo desde la doctrina del derecho administrativo 30. En particular, han
sido clasificados como requisitos o elementos subjetivos; requisitos o elementos objetivos;
y requisitos o elementos formales que pasamos a exponer.

a. Requisitos o elementos subjetivos del acto administrativo

Este requisito consiste en que los actos administrativos deben ser dictados por un
órgano competente de la Administración Pública. La competencia supone la existencia de
un conjunto de facultades, poderes o atribuciones para ejercer potestades de forma
exclusiva e irrenunciable. Según el actual contralor BERMÚDEZ, este requisito se cumple
cuando es dictado por aquel sujeto, esto es, aquel órgano o autoridad que la Constitución
Política o la ley entrega la competencia para hacerlo 31.

En el caso particular que nos ocupa, el requisito subjetivo es que los indultos
particulares sean otorgados o denegados por el Presidente de la República, de acuerdo a
la habilitación del artículo 32 N° 14 de la Constitución Política; o el Ministro o Ministra de
Justicia, de conformidad con el Decreto de Delegación de Firma.

b. Requisitos o elementos objetivos del acto administrativo

29 El inciso segundo del artículo 3º de la ley Nº 19.880 señala que “(p)ara efectos de esta ley se
entenderá por acto administrativo las decisiones formales que emitan los órganos de la
Administración del Estado en las cuales se contienen declaraciones de voluntad, realizadas en el
ejercicio de una potestad pública”.
30 Cordero Vega, Luis. 2015. Lecciones de Derecho Administrativo. Santiago: Legal Publishing:
Santiago, p. 262.
31 Bermúdez Soto, Jorge. 2014. Derecho Administrativo General. Santiago: Legal Publishing:
Santiago, 3ª ed., p. 147.

15
0000107
CIENTO SIETE

Para que un acto administrativo sea válido es necesario que exista corrección
respecto del contenido, la causa o motivo y el fin del mismo. El contenido de un acto
administrativo es la resolución o decisión que a través del mismo se adopta, normalmente
contenido en el apartado titulado ‘decreto’ o ‘resuelvo del documento 32.

Por su parte, la causa o motivo es la razón que justifica el acto administrativo,


antecedentes y fundamentos de la dictación del mismo. En atención a lo anterior, la doctrina
precisa que la causa o motivo está compuesta por elementos de hecho o circunstancias
fácticas que habilitan el ejercicio de la potestad pública y por elementos de derecho, es
decir, con aquel conjunto de disposiciones legales y reglamentarias que fundan la decisión
de la Administración del Estado 33.

Por último, el fin se identifica con el ‘para qué’ se está dictando un determinado acto
administrativo. En ese sentido, las potestades administrativas son atribuidas a
determinados organismos con el objetivo de que estos cumplan ciertos cometidos, sin que
puedan utilizarse con propósitos diversos a aquellos determinados en el ordenamiento sin
que se constituya una desviación de fin o de poder.

En el caso del acto administrativo que concede un indulto particular, el contenido del
mismo consiste en otorgar un indulto, remitiendo, reduciendo o conmutando la pena
impuesta a una persona condenada; la causa o motivo comprende los antecedentes de
hecho y fundamentos de derecho que se esgrimen como razones para haber tomado la
decisión de indultar; y el fin es el perdón del cumplimiento de la pena, la extensión o la
forma de cumplimiento impuesta al beneficiario.

c. Requisitos o elementos formales del acto administrativo

Finalmente encontramos los elementos formales que exigen, por una parte, que
exista un procedimiento administrativo previa dictación del acto y cuya culminación sea la
su dictación; y, por otra, que el acto respectivo contenga la explicitación de las razones que
llevaron al órgano de la Administración dictarlo –que no es más que la exteriorización de la
causa o motivo del acto–, elemento que normalmente se encuentra reseñado en los
considerandos del instrumento en el que consta 34.

Adicionalmente, en el caso que nos ocupa, la potestad del Jefe de Estado de otorgar
indultos particulares debe ser antecedida de una solicitud de indulto hecha por cualquier
ciudadano, la que dará lugar a una recopilación y análisis de los antecedentes de solicitante
y que culmina con la dictación de una decisión de conferir o denegar la solicitud de indulto.

32 Bermúdez Soto, Jorge. 2014. Op. Cit., p. 148.


33 Cordero Vega, Luis. 2015. Lecciones de Derecho Administrativo. Santiago: Legal Publishing, p.
261.
34 Bermúdez Soto, Jorge. 2014. Op. Cit., p. 151.

16
0000108
CIENTO OCHO

3. Sobre el indulto impugnado mediante el presente requerimiento de


inconstitucionalidad

Con fecha 30 de diciembre del año 2022 fue dictado el decreto supremo N° 3234
del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, a través del cual se otorgó un indulto
particular que conmutó la pena que le fuere impuesta al señor Castillo, manteniendo su
calidad de condenado, pero mutando la naturaleza de la pena que debía cumplir.

En cuanto al requisito subjetivo, el acto administrativo en cuestión fue dictado por la


autoridad competente. La habilitación para ello se encuentra en el artículo 32 N° 14 de la
Constitución Política, que establece que se trata de una atribución especial del Presidente
de la República; y en el artículo 1° acápite I numeral 3.1. del Decreto de Delegación de
Firma, dispone que será el Ministro o Ministra de Justicia quien suscriba el otorgamiento o
denegación de indultos particulares bajo la fórmula “por orden del Presidente de la
República”. Al respecto, el acto en cuestión está suscrito por la entonces Ministra de Justicia
y Derechos Humanos, bajo la fórmula señalada como consta en el pie de firma respectivo.

Luego, en cuanto a los requisitos objetivos, el acto tiene como contenido la entrega
del beneficio del indulto, según lo dispone el artículo 32 N° 14 de la Constitución Política y
el artículo 1 de la ley N° 18.050. Además, de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 94 N° 4
del Código Penal y artículo 2º de la ley N° 18.050, conmutando el saldo de las penas
privativas de libertad que cumplía el solicitante por la de remisión condicional.

El acto administrativo consideró el caso como uno calificado, según señala


expresamente el considerando tercero y de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 6º de la
ley Nº 18.050, con objeto de reestablecer la paz social en el marco del pasado del estallido
social y la consecuente crisis política e institucional. Los hechos de violencia y violaciones
de derechos humanos son el antecedente para que la autoridad considerara la necesidad
de adoptar acciones extraordinarias para propender a la cohesión social y el reencuentro
nacional, según se dispone explícitamente en los considerandos del acto administrativo en
análisis.

En particular, la decisión fue fundada en una serie de antecedentes de hecho,


principalmente, en que los delitos se cometieron en el contexto del estallido social, siendo
realizados en el marco de manifestaciones públicas masivas con un alto nivel de
conflictividad social que supuso una crisis política e institucional, haciendo necesarias
acciones extraordinarias por parte de la autoridad; además de que el solicitante cuenta con
apoyo de sus padres, quienes le brindarían un espacio físico ante una eventual salida,
según señala su informe social; el interés que manifestó por regularizar su situación
educacional, habiéndose aprobado su incorporación al proceso de nivelación de estudios,
que participaba del grupo que rendía evaluaciones y que había recibido material de estudio
para la preparación de exámenes.

17
0000109
CIENTO NUEVE

Por último, en cuanto a formalidades, el acto administrativo cumplió con el


procedimiento previo estableciendo Reglamento sobre Indultos, según indican los
considerandos primero y segundos del acto en análisis, siendo dictado mediante decreto
fundado de acuerdo al artículo 6º de la ley N° 18.050, expresando claramente los
fundamentos de hecho y de derecho que lo motiva.

En conclusión, el acto fue conferido por la autoridad competente, cumpliendo los


requisitos objetivos de contenido, motivos y fondo, y con las formalidades pertinentes, por
lo que se trata de un acto administrativo carente de vicios.

4. Corolarios

a. La facultad de indultar es una atribución del Presidente de la República. A diferencia


del indulto general y la amnistía, el indulto particular es una atribución especial y
exclusiva del Mandatario que se materializa a través de un decreto supremo. Si bien
la Constitución Política establece algunos límites para esta institución, la regulación
está consagrada fundamentalmente en la ley y el reglamento.
b. La facultad de indultar en ningún caso implica impunidad para el condenado. Aun
cuando un indulto pueda extinguir la responsabilidad penal del beneficiario, en
ningún caso le quita la calidad de condenado, de acuerdo al propio texto del Código
Penal. Más aún, existen tres tipos de indultos con efectos diversos, a saber, aquel
que remite la pena y extingue instantáneamente la responsabilidad penal; aquel que
la reduce, pudiendo o no extinguir la responsabilidad penal; y aquel que la conmuta,
sustituyendo la naturaleza de la pena. Precisamente, el decreto supremo impugnado
es de clase conmutativa, manteniendo la calidad de condenado a efectos de la
reincidencia y obligando a dar cumplimiento a la pena de remisión condicional.
c. El indulto es una institución íntimamente ligada a nuestra historia constitucional. La
institución del indulto, con algunas variaciones, se encuentra consagrada en
nuestros textos constitucionales desde 1818, es decir, desde los albores de la
República. Así también, el indulto ha sido parte de la Constitución de 1980 desde
sus inicios como facultad presidencial.
d. El indulto es una atribución que se ha ejercido reiteradamente por Gobiernos
anteriores. Aun cuando las y los requirentes pretenden calificar al indulto como una
institución sumamente excepcional, las cifras oficiales demuestran que el indulto
particular es una herramienta que ha sido usada de forma continua por todos los
gobiernos desde el retorno a la democracia.
e. El indulto es una atribución regulada en nuestro ordenamiento jurídico a nivel
constitucional, legal y reglamentario. En efecto, la Constitución consagra a esta
institución en el artículo 32 N°14, caracterizándola como una atribución especial del
Presidente de la República, estableciendo ciertos límites y remitiendo su regulación
a la ley. Por su parte, la regulación a nivel legal se encuentra –fundamentalmente–

18
0000110
CIENTO DIEZ

en la ley N° 18.050 y en el Código Penal. Por último, a nivel infralegal debe


destacarse el decreto N° 1542 de 1981 que establece el reglamento de indultos
particulares y el Decreto de Delegación de Firma, que entrega al Ministro o Ministra
de Justicia la suscripción del indulto particular, con ciertos límites.
f. Los indultos constituyen actos administrativos y sus requisitos fueron plenamente
cumplidos por el decreto impugnado. En particular, el indulto del señor Castillo ha
cumplido con la totalidad de elementos propios de su naturaleza, incluyendo los
requisitos subjetivos, objetivos y formales. En efecto, dicho acto administrativo
consideró el caso como uno calificado, según señala expresamente el considerando
tercero y de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 6º de la ley Nº 18.050, con objeto
de reestablecer la paz social en el marco del pasado del estallido social y la
consecuente crisis política e institucional.

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0000111
CIENTO ONCE

CAPÍTULO III

ALCANCES DEL REQUERIMIENTO EN VIRTUD DEL ARTÍCULO 93 N° 16 DE LA


CONSTITUCIÓN POLÍTICA

En el presente acápite se revisarán los alcances del control de constitucionalidad


que ejerce el Excmo. Tribunal Constitucional en el marco del artículo 93 N° 16 de la
Constitución Política. En este contexto, se dará cuenta de su regulación, la exégesis de
esta disposición y la jurisprudencia constitucional en la materia.

El marco antes descrito tiene por objetivo evidenciar los límites del control de
constitucionalidad pues –a diferencia de lo sostenido por las y los requirentes en su
presentación– no resulta procedente respecto de cualquier desavenencia con los decretos
supremos que dicta la Administración.

1. Regulación del control de constitucionalidad

La atribución del Excmo. Tribunal Constitucional de resolver sobre la


constitucionalidad de los decretos supremos se encuentra consagrada en el artículo 93 N°
16 de la Constitución Política. Esta disposición establece que son atribuciones propias de
este Excmo. Tribunal, entre otras, la de “(r)solver sobre la constitucionalidad de los decretos
supremos, cualquiera sea el vicio invocado, incluyendo aquellos que fueren dictados en el
ejercicio de la potestad reglamentaria autónoma del Presidente de la República cuando se
refieran a materias que pudieran estar reservadas a la ley por mandato del artículo 63”.

Sobre el órgano legitimado para formular este requerimiento, el inciso


decimonoveno del artículo 93 de la Carta Magna establece una legitimidad activa limitada
y distingue entre dos supuestos de acuerdo con la naturaleza del vicio invocado. En este
sentido, diferencia entre los requerimientos que se funden en un decreto que extralimite la
potestad reglamentaria autónoma del Presidente de la República y aquellos que no se
refieran a un vicio de estas características. En el primer caso, el requerimiento podrá
efectuarse por cualquiera de las Cámaras dentro de los treinta días siguientes a la
publicación o notificación del texto impugnado. En el segundo caso, solo se requiere una
cuarta parte de los miembros en ejercicio para deducir dicho requerimiento.

Asimismo, el artículo 94 inciso 3° de la Constitución Política regula los efectos de la


sentencia del Excmo. Tribunal Constitucional en esta materia. Así, esta disposición
establece que el decreto impugnado quedará sin efecto de pleno derecho con el solo mérito
de la sentencia que acoja reclamo. La regulación constitucional se debe complementar con
lo establecido en la LOC TC, que regula en sus artículos 31 N° 11, 110 y 111 la competencia
del pleno del Tribunal Constitucional, la substanciación del procedimiento, los requisitos de
procedencia y admisibilidad de los requerimientos, respectivamente.

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0000112
CIENTO DOCE

En atención a la regulación constitucional orgánica de este control, el ex Ministro de


este Excmo. Tribunal y profesor Carmona ha destacado que el vicio que se alega en el
marco de esta disposición debe ser de carácter constitucional, por lo que se descarta la
posibilidad de acoger un requerimiento por vicio de ilegalidad 35.

2. Exégesis del artículo 93 N° 16 de la Constitución Política

El artículo 93 N° 16 de la Constitución Política se incorpora al texto constitucional


tras la dictación de la ley N° 20.050 de reforma constitucional, específicamente, por la
Honorable Cámara de Diputados en segundo trámite constitucional 36.

Con anterioridad a la reforma constitucional citada, el control de constitucionalidad


de los decretos supremos se desarrollaba en dos preceptos constitucionales: Los
numerales 5° y 12° del artículo 82 de la Carta Magna. En el primer caso, se establecía la
atribución de revisar los reclamos por la falta de promulgación de una ley cuando el
Presidente de la República debía hacerlo, por la promulgación de un texto diverso al
aprobado o por la dictación de un decreto inconstitucional. En el segundo caso, se
consagraba la facultad de resolver la constitucionalidad de los decretos supremos dictados
en ejercicio de la potestad reglamentaria del Mandatario cuando estos se refiriesen a
materias reservadas a la ley.

La aplicación práctica de estas disposiciones no estuvo exenta de conflicto por lo


que la jurisprudencia de este Excmo. Tribunal Constitucional jugó un rol clave para resolver
sus alcances. En este contexto, cobran especial relevancia las sentencias rol N° 116-1990
y rol N° 325-2001, precedentes de la actual redacción del artículo 93 N° 16 de la
Constitución Política 37.

En este sentido, la sentencia rol N° 116 del año 1990 ha sido designada por la
doctrina como el fallo que sentó el precedente que permitió incorporar en el actual artículo
93 N° 16 de la Carta Fundamental la competencia del Excmo. Tribunal Constitucional para
conocer sobre los decretos supremos “cualquiera sea su vicio”. Dicho fallo resolvió la
competencia del Tribunal para conocer de los decretos con vicios de inconstitucionalidad
dictados por el Presidente de la República, determinando el alcance de los numerales 5° y
12° del artículo 82 del texto constitucional de la época 38. Así, resolvió la competencia para
conocer de decretos promulgatorios –aquellos que no promulgaren dentro de plazo o que

35 Carmona Santander, Carlos. 2010. El artículo 93 N° 16 de la Constitución: Estado de la cuestión


y proyecciones. En: Revista de Derecho Público de la Universidad de Chile Nº 72, p. 63.
36 Pffefer Urquiaga, Emilio. 2005. Reformas constitucionales 2005. Santiago: Editorial Jurídica, pp.
402 y 417. Asimismo, sobre este punto cabe precisar que la regulación de los efectos de la
sentencia dictada en el marco de esta disposición constitucional se incorporó en el veto del
Presidente de la República.
37 Carmona Santander, Carlos. 2010. Op. Cit., p. 60.

38 Este criterio se confirmó en las sentencias rol N° 124-1991 y rol N° 146-1992.

21
0000113
CIENTO TRECE

promulgaren un texto distinto del aprobado por el Congreso–, decretos que implicaren una
intromisión en materias respecto de las cuales existiere reserva de ley y decretos que
vulneraren la Constitución Política 39.

Por otro lado, la sentencia rol N° 325-2001 fue determinante para el establecimiento
de la distinción que realiza el actual artículo 93 N° 16 de la Constitución respecto del órgano
legitimado para impetrar este requerimiento. En este fallo el Excmo. Tribunal Constitucional
distinguió entre la potestad reglamentaria de ejecución y la potestad reglamentaria
autónoma del Presidente de la República con el fin de explicar las diferencias entre el
numeral 5° y 12° del artículo 82, a propósito del órgano legitimado. Así, la sentencia
estableció que las mayores exigencias del numeral 12° se debían a que esta disposición se
refería a la potestad reglamentaria autónoma, por lo que debía restringirse la posibilidad de
que un número reducido de parlamentarios entorpecieran su ejercicio.

Por medio de la reforma constitucional del año 2005 se buscó zanjar las discusiones
que se suscitaron en el marco de estos requerimientos. En este orden de ideas, por un lado,
se recogió la ‘amplitud’ de los vicios de constitucionalidad que se pueden invocar y, por
otro, se distinguieron los requisitos con que debe cumplir el órgano que puede impetrar el
requerimiento que regula el artículo 93 N° 16 de la Constitución Política.

3. Jurisprudencia del Excmo. Tribunal Constitucional en la materia

Para comprender los alcances de la atribución prevista en el artículo 93 N° 16 de la


Constitución Política, la jurisprudencia del Excmo. Tribunal Constitucional cobra especial
relevancia29. Así, con el fin de analizar los requerimientos presentados, se revisarán
algunos criterios jurisprudenciales relevantes en la materia.

a. Sobre los alcances del control de constitucionalidad: Imposibilidad de revisar


el mérito de las decisiones de la Administración

La jurisprudencia constitucional sostuvo que el control que ejerce el Excmo. Tribunal


Constitucional sobre los decretos supremos es amplio pues “el control se extiende tanto a
los decretos supremos dictados en ejercicio de la potestad reglamentaria autónoma como
los dictados en ejercicio de la potestad reglamentaria de ejecución, sean estos de efectos
generales o particulares” 40. En este orden de ideas, agrega que “el Tribunal tiene
competencia para conocer la cuestión de constitucionalidad cualquiera sea el vicio
invocado” 41.

39 Carmona Santander, Carlos. 2010. Op. Cit., p. 61.


40 Sentencia Excmo. Tribunal Constitucional rol Nº 740-2007, considerando 9º.
41 Op. Cit., considerando 9º.

22
0000114
CIENTO CATORCE

Este fallo es citado en cada uno de los requerimientos presentados con ocasión del
otorgamiento de indultos 42, pero omite un apartado fundamental para comprender los
límites de este control. En este sentido, el Excmo. Tribunal Constitucional agregó que “la
jurisprudencia uniforme de esta Magistratura [ha reiterado] que al Tribunal no le compete
decidir sobre cuestiones de mérito y que limitará su pronunciamiento a las cuestiones de
constitucionalidad planteadas” 43.

A continuación, cita las sentencias rol N° 608, 609, 610, 611 y 612 del año 2007,
fallos en los que indicó que “su competencia limita en el mérito de la norma en que
supuestamente incide el vicio de inconstitucionalidad pues esta Magistratura, al velar por la
aplicación efectiva del principio de supremacía constitucional, debe, igualmente, cumplir
con los principios establecidos por la Constitución en sus artículos 6° y 7°” 44. En este orden
mismo orden, finaliza su argumentación señalando que “(l)a Carta Fundamental establece
órganos legislativos, administrativos y jurisdiccionales, y cuando estos últimos controlan la
constitucionalidad de los actos de los primeros, no pueden invadir su campo propio, por lo
tanto, les está vedado entrar a calificar el mérito, oportunidad o conveniencia de la norma
impugnada, debiendo limitar su pronunciamiento a la conformidad o disconformidad del acto
cuyo control se trate, con los principios, valores y normas constitucionales” 45.

Tras revisar el razonamiento completo del Excmo. Tribunal Constitucional es posible


concluir que –a diferencia de lo afirmado por las y los requirentes–, si bien su competencia
es amplia para conocer de decretos supremos de distinta naturaleza, su examen no implica
una revisión del mérito u oportunidad del acto administrativo, limitándose a conocer de
vicios de constitucionalidad que se invocan.

b. Sobre los alcances del control de constitucionalidad: No abarca asuntos de


legalidad

A propósito de la naturaleza del vicio que se invoca, el Excmo. Tribunal


Constitucional ha indicado que no es competente para conocer de los reproches a actos
administrativos que excedan el marco legal vigente pues la resolución de controversias de
legalidad está reservada para el conocimiento y la resolución de otros órganos
jurisdiccionales 46. En otras palabras, no revisará los vicios de legalidad que se invoquen,
criterio jurisprudencial que no es más que la aplicación de lo dispuesto en la LOC TC.

42 En los requerimientos roles Nº 13964-23 y 13965-23, en la nota al pie nº7 de los requerimientos,
mientras que en los requerimientos roles Nº 13965-23, 13968-23, 13969-23, 13970-23, 13971-
23 y 13792-23 se encuentra en la nota al pie nº6 de los requerimientos.
43 Op. Cit., considerando 11º.
44 Sentencia Excmo. Tribunal Constitucional rol Nº 740-2007, considerando 13º.
45 Op. Cit.
46 Sentencia Excmo. Tribunal Constitucional rol Nº 153-2008, 1035-2008, 1849-2010 y 2523-2013.

23
0000115
CIENTO QUINCE

En este sentido, el Tribunal Constitucional reafirma lo resuelto en sucesivos fallos y


establece el ámbito preciso de su competencia. Así, dispone que “la Constitución confiere
a esta Magistratura una competencia restrictiva respecto del conocimiento de objeciones
de constitucionalidad de decretos supremos, en su artículo 93 N°16. Por una parte, porque
no conoce de cualquier controversia, sino sólo sobre ‘la constitucionalidad de los decretos
supremos’ (…) Cuando la Constitución requiere que exista una inconstitucionalidad, está
exigiendo varias cosas. Desde luego, está exigiendo que lo que se vulnere sea uno o más
preceptos de la Constitución. Es decir, que se contradiga, transgreda o infrinja normas
constitucionales, no infra constitucionales” 47.

De la jurisprudencia antes citada, se concluye que el Excmo. Tribunal Constitucional


ha limitado su competencia a la resolución de controversias de constitucionalidad respecto
de decretos supremos. Así, su control se reduce al conocimiento de objeciones de
constitucionalidad por lo que los requerimientos de constitucionalidad deberán precisar la
forma en que un determinado decreto supremo entra en pugna –de manera directa– con la
Constitución Política. De lo contrario, el Tribunal no será competente para conocer del
asunto sometido a su conocimiento.

4. Corolarios

a. Consagración del control ejercido por el Excmo. Tribunal Constitucional. El control


de constitucionalidad de los decretos supremos se encuentra consagrado en el
artículo 93 N° 16 de la Constitución, estableciendo una legitimidad activa limitada y
distinguiendo entre dos supuestos; requerimientos fundados en la extralimitación de
la potestad reglamentario autónoma del Presidente de la República y aquellos que
no se refieran a un vicio de estas características.
b. La consagración de este control se realizó por medio de la reforma constitucional de
2005. Luego de décadas de discusiones acerca del contenido de este control, la
reforma del 2005 (entre otras cosas) tuvo por objeto zanjar dichas cuestiones,
recogiendo, por un lado, la amplitud de los vicios que podían ser alegados y, por
otro lado, consagró los requisitos para interponer el requerimiento. A pesar de la
amplitud para conocer sobre los vicios constitucionales alegados, ha sido la propia
jurisprudencia de este Excmo. Tribunal la que puesto límites o alcances a dicha
revisión.
c. El control de constitucional no supone una revisión al mérito del decreto supremo.
En efecto, la propia jurisprudencia del Excmo. Tribunal Constitucional ha sostenido
enfáticamente que su examen de constitucionalidad no implica una revisión del

47 Sentencia Excmo. Tribunal Constitucional rol Nº 2523-2013, considerando 11°.

24
0000116
CIENTO DIECISEIS

mérito, oportunidad o conveniencia de los actos administrativos, debiendo limitar su


pronunciamiento a las cuestiones de constitucionalidad planteadas.
d. El control del Tribunal se limita a cuestiones propias de constitucionalidad, no de
legalidad. La propia jurisprudencia del Tribunal Constitucional ha señalado que no
es competente para conocer del reproche de legalidad respecto de actos
administrativos, pues dicha resolución de controversias está reservada para otros
órganos jurisdiccionales. En razón de lo anterior, el control se limita a objeciones
propias de constitucionalidad, las que deben ser detalladas en los requerimientos,
señalando de forma precisa la forma en que un determinado decreto supremo puga,
de manera directa, con la Constitución Política.

25
0000117
CIENTO DIECISIETE

CAPÍTULO IV

CUESTIONES DE PREVIO Y ESPECIAL PRONUNCIAMIENTO

Tras revisar el requerimiento presentado, el decreto supremo impugnado y los


alcances del control de constitucionalidad que ejerce el Excmo. Tribunal Constitucional en
esta materia, en este apartado se expondrá la forma en que cada una de las alegaciones
del requerimiento involucra aspectos ajenos a la competencia de aquel puesto que la real
naturaleza del conflicto planteado es de legalidad y supone un cuestionamiento al mérito
de la decisión del Ejecutivo.

Para este fin, el requerimiento construye una argumentación que pretende


configurar tres vicios de constitucionalidad para impugnar el decreto supremo que otorgó el
indulto particular al señor Castillo falta de fundamentación, desviación de poder y la
vulneración de la igualdad ante la ley.

Para dar cuenta de lo anterior, en primer lugar, se desvirtuará la configuración de


los vicios de constitucionalidad invocados para dar cuenta que el conflicto planteado es
realmente de legalidad. En segundo lugar, y tras develar la naturaleza del vicio invocado,
se sostiene que la controversia planteada ante este Excmo. Tribunal Constitucional es un
asunto de mérito pues no es más que un cuestionamiento a la pertinencia de la decisión
adoptada.

1. La totalidad de los cuestionamientos al decreto impugnado son de legalidad

Las y los requirentes realizan un ejercicio argumentativo con el fin de construir los
supuestos vicios de constitucionalidad de los que adolecería el decreto supremo,
construcción que únicamente da cuenta de que el conflicto planteado es de legalidad.

La construcción de un vicio de constitucionalidad supone la configuración de una


infracción directa a una de las disposiciones del texto constitucional 48. En este sentido, el
Excmo. Tribunal Constitucional señaló que corresponde “cotejar directa e inmediatamente
las decisiones contenidas en el decreto impugnado con normas constitucionales que se
estiman vulneradas, para concluir, de tal confrontación, si existe o no un vicio que ponga o
pueda poner en contradicción este decreto con la Constitución Política (...)” 49. De este
modo, agrega que “conviene reiterar que no compete a este Tribunal pronunciarse sobre
los posibles vicios de legalidad que, sin derivar en faltas de inconstitucionalidad, pudiere
presentar el decreto cuestionado (...)” 50.

48 En este sentido, Sentencia Excmo. Tribunal Constitucional rol Nº 2523-2013, considerando 11º y
rol Nº 4757-2018, considerando 5º.
49 Sentencia Excmo. Tribunal Constitucional rol Nº 1849-2011, considerando 1º.
50 Sentencia Excmo. Tribunal Constitucional rol Nº 1849-2011, considerando 2º.

26
0000118
CIENTO DIECIOCHO

En consecuencia, para configurar un vicio de inconstitucionalidad no corresponde


que el acto sea revisado a la luz de las disposiciones legales en la materia, sino que debe
ser cotejado con las disposiciones de la Constitución Política. Con esta caracterización
general de un vicio de constitucionalidad, a continuación, se revisará la forma en que el
requerimiento construye los supuestos vicios de constitucionalidad de manera artificiosa,
alejándose de la propia jurisprudencia constitucional en la materia. Asimismo, se precisará
en qué medida las alegaciones ocultan un vicio de legalidad.

a. Sobre el vicio de constitucionalidad por falta de fundamentación

Respecto al vicio de constitucionalidad por falta de fundamentación, el requerimiento


desarrolla un entramado normativo con la intención de afirmar que la falta de
fundamentación es, en efecto, un vicio de rango constitucional que deriva del artículo 6° y
7° de la Constitución Política. En el caso concreto, si bien afirman que el decreto impugnado
cumplió con ciertos elementos reglados de un acto administrativo discrecional, advierten
que no concurren los presupuestos de fondo que exige la ley N° 18.050.

Así, en atención al principio de juridicidad, sostienen que el decreto no establece


un nexo causal entre los antecedentes de hecho y de derecho; no revisa todos los
antecedentes necesarios; su fundamentación resulta insuficiente para calificar el caso de
acuerdo con la ley N° 18.050; supone una ‘grave’ intromisión en otro poder del Estado; y,
finalmente, que concurre por razones distintas a las humanitarias.

Sobre este punto, el requerimiento configura el vicio de constitucionalidad por falta


de motivación a partir de una interpretación amplísima de las disposiciones
constitucionales, lo que supone desconfigurar sus alcances y comprender de una forma
imprecisa la concurrencia de un vicio de carácter constitucional. Hemos revisado que la
configuración de un vicio de constitucionalidad requiere de una infracción directa a una de
las disposiciones contenidas en la Carta Magna. Por tanto, para que se configure un vicio
por falta de fundamentación es necesario que se señale, de forma clara, la disposición
constitucional que se infringe.

Sobre los vicios de constitucionalidad que se pueden construir a partir del artículo
7° de la Constitución Política, es la propia jurisprudencia del Excmo. Tribunal Constitucional
la que brinda luces sobre sus alcances. En efecto, en la sentencia rol N° 4757-2018
reconoce que el citado artículo 7° genera ciertas confusiones sobre los conceptos de
legalidad y constitucionalidad 51 por lo que debe ser deferente “con la competencia asignada
por la propia Carta Fundamental a los distintos órganos de control de juridicidad” 52. En este
sentido, el Tribunal reitera la idea de que su competencia debe constreñirse dentro del rol

51 Sentencia Excmo. Tribunal Constitucional rol Nº 1849-2011, considerando 5º.


52 Op. Cit., considerando 7º.

27
0000119
CIENTO DIECINUEVE

exacto que le corresponde, es decir, cotejar de manera directa el decreto impugnado con
la Constitución Política en cuanto a la motivación y al objeto de la decisión adoptada,
evitando realizar exámenes de mera legalidad 53.

A la luz de lo expuesto y tras analizar el requerimiento, el escrito construye el vicio


de falta de fundamentación del decreto supremo a partir de lo establecido en la ley N°
18.050, recurriendo a la ley para formular este vicio. En otras palabras, cotejan el decreto
supremo con la ley, más no con el texto constitucional, sin que quede dentro de los
conflictos que este mismo Excmo. Tribunal Constitucional ha reconocido sujetos a su
conocimiento. En efecto, el requerimiento realiza esta construcción con la intención de
forzar el conocimiento del Tribunal, habilitando el control en sede constitucional contra la
jurisprudencia de la misma autoridad.

Además, el requerimiento desconoce que es la regulación legal la que concreta y


operativiza lo dispuesto en los artículos 6° y 7° de la Constitución Política. En este sentido,
el escrito de las y los requirentes no da cuenta que la configuración del requisito de
motivación y las consecuencias jurídicas que se siguen de su contravención, se encuentran
en la ley. Aún más, pasan por alto las discusiones y distinciones que la doctrina
especializada a realizado en la materia y que resultan de especial importancia para
comprender los alcances de la aplicación directa del texto constitucional 54.

Finalmente, la jurisprudencia del Excmo. Tribunal Constitucional descarta que la


expresión ‘cualquier vicio’ del artículo 93 N° 16 se refiera a la revisión de la legalidad
considerando que todo acto administrativo completamente tramitado goza de una
presunción de legalidad, exigiendo que el vicio de constitucionalidad que se invoque sea
categóricamente demostrado 55.

En suma, en consideración a este criterio, es posible afirmar que el requerimiento


no da cuenta de la forma en que vulneran las disposiciones constitucionales imputadas en
el decreto supremo. Por el contrario, las y los requirentes sostienen la vulneración de las
disposiciones legales que regulan el indulto particular para fundamentar su alegación. Con
todo, como será explicado latamente en el siguiente capítulo, dichos supuestos vicios de
legalidad tampoco se configuran en el decreto impugnado por el líbelo.

b. Sobre el vicio de constitucionalidad por desviación de poder

53 Op. Cit., considerando 7º.


54
Para revisar los alcances del debate doctrinal respecto a la aplicación directa de la Constitución,
véase: Aldunate. Eduardo. 2009. La fuerza normativa de la Constitución y el sistema de fuentes
del derecho. En: Revista de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, XXXI,
pp. 443-484; y Marshall, Pablo. 2010. El efecto horizontal de los derechos y la competencia del
juez para aplicar la Constitución. En: Estudios Constitucionales, año 8, N°1, pp. 43-78.

55 Sentencia Excmo. Tribunal Constitucional rol Nº 2523-2013, considerando 12º.

28
0000120
CIENTO VEINTE

El requerimiento sostiene que se ha utilizado la concesión de un indulto particular


para conceder una amnistía encubierta. Los requirentes argumentan que el decreto
supremo impugnado buscaría una ‘finalidad distinta’ a la establecida por el poder
constituyente originario y derivado. Luego, consideran que dicha ‘finalidad distinta’
implicaría una verdadera revisión de sentencias judiciales, actividad es privativa de los
órganos habilitados para ejercer jurisdicción, los tribunales de justicia.

En esta supuesta disociación de finalidades los requirentes pretenden ver la


existencia del vicio de desviación de poder que, a su juicio, implicaría la vulneración de los
artículos 6º, 7º, 19 Nº 2, 32 Nº 14 y 76 de la Constitución Política. Las primeras dos normas
se refieren, como es sabido para este Excmo. Tribunal, al sometimiento de la acción de
todos los órganos del Estado a la Constitución y a las normas dictadas conforme a ella, y a
la exigencia de que sus actuaciones sean siempre previa investidura regular de sus
integrantes, dentro de su competencia y en la forma que prescriba la ley. La tercera norma
invocada se refiere a la igualdad ante la ley, la cuarta es aquella que establece la atribución
especial de indultar y la quinta a la separación de poderes. En esta sección se excluye lo
relativo a la igualdad pues será desarrollado latamente en la sección siguiente.

El cuestionamiento de los requirentes contiene al menos dos problemas. Por una


parte, realiza un juicio respecto de la veracidad de la fundamentación de la decisión
adoptada por la autoridad constitucionalmente legitimada para ello. Mientras que, por otra
parte, buscan construir un estándar de revisión que no se encuentra contemplado en la
regulación constitucional.

Respecto del segundo problema contenido en la argumentación de los requirentes,


es necesario destacar que el ejercicio de toda potestad pública y, en particular, las
potestades discrecionales de la Administración se encuentran siempre sujetas a la
Constitución y a la ley –precisamente en virtud del principio de legalidad y juridicidad
invocado–, dada la vinculación tanto negativa como positiva del poder al ordenamiento
jurídico. De acuerdo al profesor OELCKERS, en el primer caso, las normas operan como
límites al poder, exigiendo que la actuación no sea contradictoria al ordenamiento; en el
segundo caso, entregan potestades de actuación para el cumplimiento de sus funciones,
su organización y las modalidades de su ejercicio 56.

Al respecto, los recurrentes parecieran desconocer las distinciones doctrinales que


existen entre la desviación de poder en el ámbito legislativo y administrativo 57, y aplican,
sin más, esta figura al decreto impugnado. Estos saltos lógicos en la argumentación impiden
esclarecer el alcance adecuado del vicio de desviación de poder en el ámbito administrativo,

56 Oelckers Camus, Osvaldo. 1977. El principio de legalidad como supuesto de la potestad


administrativa. En: Revista de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Vol.
1, p. 121.
57 Requerimiento causa rol Nº 13965-23, p. 37.

29
0000121
CIENTO VEINTIUNO

dado que no se realiza una mención sustantiva a la forma en que el decreto impugnado
vulneraría directamente las normas constitucionales denunciadas.

Para comprender de manera correcta los alcances de la desviación de poder, resulta


necesario reconstruir –en términos generales– la doctrina desarrollada por el derecho
administrativo en la materia. En este sentido, la desviación de poder se erige como un vicio
de estricta legalidad pues supone un juicio de las intenciones de la Administración en el
ejercicio de sus potestades administrativas 58. Dicho examen debe medirse con el canon de
las normas jurídicas que recogen las competencias de la autoridad, dado que la norma
habilitante es la que contiene el fin concreto de la disposición, sin que sea procedente medir
la moralidad administrativa de acuerdo a un conjunto de valores o principios de carácter
indeterminado 59.

A partir de lo anterior, se puede concluir que la configuración del vicio de desviación


de poder en materia administrativa requiere del contraste de la decisión de la administración
con la disposición legal que regula la potestad en que dicha decisión se funda.

Luego, si bien la comprensión de los fines del indulto y la argumentación de fondo


sobre la desviación de poder se desarrollará en un acápite posterior, desde ya se puede
afirmar que el nivel constitucional no se refiere a los aspectos que deben ser atendidos para
configurar la finalidad de un indulto particular. En otras palabras, el canon de disposiciones
normativas que sirven de marco para contrastar el decreto impugnado se encuentra
regulado en la ley, por lo que se descarta la posibilidad de cotejar de manera directa el
decreto impugnado con el texto constitucional y, por tanto, la configuración de un vicio de
carácter constitucional. La Constitución Política consagra la facultad de conceder indultos,
pero de manera expresa remite a la ley para regular los casos y la forma en que se concede.

En suma, los requirentes no logran configurar el supuesto vicio de carácter


constitucional. Por el contrario, todas las referencias a supuestos vicios se basan en
normativa de rango legal, por lo que no corresponde que se esgriman como vicios ante este
Excmo. Tribunal. Luego, y más allá de lo anterior, en el siguiente capítulo expondremos
detenidamente porqué tampoco se configuran a nivel legal los vicios invocados.

c. Sobre el vicio de constitucionalidad por infracción a la igualdad ante la ley

Respecto al vicio de inconstitucionalidad por vulneración a la igualdad ante la ley,


las y los requirentes sostienen que el decreto impugnado trata al señor Castillo de manera
diferente sin justificación en comparación con otros condenados en similares
circunstancias. En este sentido, afirman que la igualdad ante la ley se encuentra reconocida
en el artículo 19 N° 2 de la Constitución Política e implica la imposibilidad de establecer

58 Chinchilla Marín, Carmen. 1989. La desviación de poder. Madrid: Civitas, p. 99.


59 Chinchilla Marín, Carmen. 1989. Op. Cit., p. 104.

30
0000122
CIENTO VEINTIDOS

diferencias entre iguales, concluyendo que cualquier acto que transgreda dicho mandato
adolece de un vicio de inconstitucionalidad.

Adicionalmente, el vicio se configura dado que el decreto supremo no manifiesta en


su texto un fundamento que permita comprenderlo como un caso ‘calificado’ y no establece
una fundamentación suficiente y real para su otorgamiento, concluyendo que, pese a ser
un acto de gobierno o político, no respeta la interdicción de la arbitrariedad.

La revisión rigurosa del requerimiento a la luz del contenido del derecho a la igualdad
en nuestro ordenamiento da cuenta que, en efecto, las y los requirentes están cuestionando
la existencia de la atribución especial de conceder indultos particulares, consagrada en la
Constitución Política y la ley N° 18.050. Ello ya que, en primer lugar, sostienen que es
contrario al principio de igualdad ante la ley que el legislador entregue un trato diferenciado
en situaciones o sujetos que se encuentren en situaciones distintas, como ocurre en el caso
de la ley N° 18.050. Así, es la misma regulación la que establece requisitos y condiciones
para dar trato diferente a las personas condenadas en virtud del beneficio.

En segundo lugar, las y los requirentes retoman la idea de falta de fundamentación


para dar cuenta de una supuesta arbitrariedad en el ejercicio de esta potestad discrecional.
Tal como señalamos en páginas anteriores, el vicio por falta de fundamentación de un acto
administrativo es de naturaleza legal, por lo que se reiteran los argumentos señalados en
dicho apartado.

En atención a lo expuesto, el supuesto vicio invocado es carácter legal, por lo que


esta sede no está llamada a resolver la controversia planteada.

d. Sobre el vicio de constitucionalidad por falta de investidura regular de la ex


Ministra de Justicia y Derechos Humanos

Finalmente, las y los requirentes cuestionan que la ex Ministra de Justicia y


Derechos Humanos tenga la investidura regular para firmar “por orden del Presidente de la
República” el decreto supremo que indultó al señor Castillo. Esto, en atención a que el
indulto se le concedió por delitos contra el orden público previstos en el decreto N° 890, que
fija el texto actualizado y refundido de la ley N°12.927 sobre seguridad del Estado (en
adelante, también “Ley de Seguridad del Estado”), entendiendo que tales delitos, por el solo
hecho de estar contenidos en dicho cuerpo normativo, serían delitos contra la seguridad del
Estado.

La forma en que las y los requirentes plantean este supuesto vicio de


constitucionalidad no da cuenta de la forma en que se configura una infracción directa a
una disposición constitucional. En este apartado nos haremos cargo de la idea de que el
vicio invocado es de naturaleza legal y dejaremos a la argumentación de fondo la exposición

31
0000123
CIENTO VEINTITRES

sobre cómo la interpretación de las y los requirentes sobre de delegación de firma es


incorrecta.

En este sentido, y tal como señalamos a propósito del vicio de constitucionalidad


por falta de fundamentación, la configuración de un vicio de carácter constitucional en virtud
el artículo 7° de la Constitución Política requiere que se coteje el decreto impugnado con la
disposición constitucional. En el caso del requerimiento, por el contrario, la construcción del
vicio se realiza en atención a lo dispuesto en la Ley de Seguridad del Estado, el Código
Penal y el Decreto de Delegación de Firma, por lo que se recurre –nuevamente– a
disposiciones legales para invocar un vicio de inconstitucionalidad.

En atención a lo señalado, se hace evidente concluir –al igual que en los casos
anteriores– que el supuesto vicio del que adolece el decreto impugnado es de carácter
legal, por lo que esta tampoco es la sede para su revisión. Ello pues la sede jurisdiccional
habilitada para la revisión de eventuales vulneraciones a la legalidad, como parecieran
desconocer los requirentes, son los tribunales ordinarios de justicia a través de la acción de
nulidad de derecho público.

No obstante lo anterior, en el siguiente capítulo expondremos que además de no


configurarse supuestos vicios de rango constitucional, el decreto impugnando tampoco
contiene vicio alguno de legalidad.

2. El cuestionamiento al decreto impugnado es de mérito

Luego de haber develado que los supuestos vicios de inconstitucionalidad del


requerimiento son realmente alegaciones sobre supuestas vulneraciones a la legalidad del
decreto supremo, queda de manifiesto que la verdadera intención de las y los requirentes
es cuestionar la decisión de indultar al señor Castillo. En ese sentido, las y los requirentes
buscan realizar un juicio de mérito de la decisión que adoptó la Administración en ejercicio
de la facultad discrecional de otorgar un indulto particular.

En este orden de ideas, el requerimiento no se detiene en construir los alcances de


la revisión de este Excmo. Tribunal Constitucional y simplemente formula una serie de vicios
de acuerdo a normas de carácter legal. Así, el requerimiento busca que este Excmo.
Tribunal Constitucional se involucre en la evaluación del mérito o conveniencia de una
decisión adoptada por la autoridad legalmente competente para calificar los casos y otorgar
los indultos particulares, la que fue adoptada en debido cumplimiento de todos los requisitos
legales.

Para dar cuenta de lo anterior, en primer lugar, se expone la naturaleza especial de


la potestad discrecional del indulto. Luego, se da cuenta del principio de deferencia recogido
en la doctrina y jurisprudencia constitucional y sus alcances entorno a la revisión del mérito
de las decisiones de la Administración del Estado. Posteriormente, se revisa la

32
0000124
CIENTO VEINTICUATRO

jurisprudencia de este Excmo. Tribunal Constitucional sobre sus límites al control del mérito
y, finalmente, se revelan los cuestionamientos al mérito que se observan en el
requerimiento.

a. Aspectos generales de la facultad de conceder indultos particulares

Tal como se revisó a propósito de la caracterización general del indulto particular, la


potestad de conceder indultos particulares se es una atribución exclusiva del Presidente de
la República de carácter discrecional.

La naturaleza discrecional de esta potestad implica, según la jurisprudencia, “una


libertad de elección entre alternativas igualmente justas o, si se prefiere, entre indiferentes
jurídicos porque la decisión se fundamenta normalmente en criterios extrajurídicos (de
oportunidad, económicos, etc.), no incluidos en la Ley y remitidos al juicio subjetivo de la
Administración”. Agrega que “atendiendo a la naturaleza jurídica del indulto particular, este
reviste las condiciones de acto graciable, en esta dirección se ha pronunciado el Tribunal
Supremo en sentencia de 20 de febrero de 2013 sosteniendo que la concesión es una
decisión libérrima que no es oponible, la víctima no puede impedir el indulto, pues esta
prerrogativa pertenece a la categoría de los actos graciables cuya concesión o denegación
es libérrima para el poder público titular de la misma” 60.

En atención a lo anterior, resulta imperativo destacar que la Constitución Política y


la ley entregan al Mandatario el ejercicio facultativo de la competencia de naturaleza
discrecional por lo que tanto su calificación como su otorgamiento le corresponden de
manera exclusiva, con independencia de la modalidad que utilice. Por tanto, es una
potestad de discrecionalidad fuerte que reconoce un amplio margen de decisión propio a la
autoridad competente en su ejercicio.

b. Principio de deferencia en la doctrina y la jurisprudencia del Excmo. Tribunal


Constitucional

A propósito de los alcances de la revisión que se puede realizar sobre el ejercicio


de potestades discrecionales, resulta relevante explicitar el principio de deferencia
razonada que ha sido abundantemente desarrollado por la doctrina y la jurisprudencia.

Como consecuencia del principio de separación de poderes, estructurante de


nuestro sistema democrático, los órganos jurisdiccionales llamados a controlar la
constitucionalidad deben respetar el principio de ‘deferencia razonada’ como lo ha
planteado la profesora SILVA GALLINATO 61. Como ha señalado el profesor ZAPATA, la

60 Sentencia Excma. Corte Suprema rol Nº 30328-2017.


61 Silva Gallineto, María Pía. 2014. El principio de deferencia razonada y las actuaciones de las
Cámaras durante la tramitación de la ley. Examen de una sentencia del Tribunal Constitucional.
En: Revista de Derecho Público Vol. 81, p. 145.

33
0000125
CIENTO VEINTICINCO

deferencia consiste en “reconocer al órgano responsable de la producción de preceptos


jurídicos la potestad de buscar de manera flexible las fórmulas normativas que, ajustadas
a la Carta Fundamental, le parezcan necesarias o convenientes para la mejor consecución
del bien común” 62. Según el autor, esta comprensión de la deferencia se fundamenta en la
naturaleza de un régimen democrático representativo pues –en atención a lo consagrado
en nuestra Constitución Política– la dirección de los asuntos públicos corresponde a los
representares electos por la ciudadanía y no a los jueces 63.

En este mismo sentido, el Excmo. Tribunal Constitucional ha indicado que este


principio se sustentaría en la presunción de validez y legitimidad de la que gozan las normas
aprobadas por los poderes del Estado. En esta línea, la declaración de su
inconstitucionalidad solo será prudente y aconsejable “cuando los sentenciadores lleguen
a la íntima convicción de que la pugna entre la norma en análisis y la Constitución es clara,
resultando imposible armonizarla con ella” 64. Finalmente, agrega que este principio tiene
distintos fundamentos, destacando la separación de poderes, ya mencionada, y el respeto
recíproco que se deben los órganos del Estado 65.

A mayor abundamiento, esta magistratura ha estimado que “el Tribunal no legisla ni


administra, ni entra a calificar la bondad de las disposiciones legales o administrativas. Solo
debe resolver si se ajustan o no a las normas, valores y principios constitucionales. De una
parte, debe develar porque la ley o el decreto no vulneran los límites constitucionales y, de
otra, no inmiscuirse en la esencia del ejercicio de las funciones públicas que le
corresponden al Congreso Nacional, al Presidente de la República o a los Tribunales de
Justicia” 66.

A partir de lo señalado, la revisión del mérito que realiza el Excmo. Tribunal


Constitucional sobre las decisiones de los órganos del Estado se realiza en base a un
determinado estándar desarrollado por esta jurisdicción respecto de sus decisiones, a
saber, el de la ‘deferencia razonada’. Esta forma de análisis en ningún caso implica o
sugiere vedar la competencia de este Tribunal de revisar los actos administrativos, sino que
supone comprender que su estudio se realizará en un contexto de deferencia y
colaboración. Así, esta forma de analizar las contiendas que se presentan ante esta
magistratura es coherente con un régimen democrático y la legitimidad con la que cuentan
las autoridades electas para ejercer potestades discrecionales.

62 Zapata Larraín, Patricio. 2008. Justicia Constitucional: Teoría y Práctica en el Derecho Chileno y
Comparado. Santiago: Editorial Jurídica, p. 229.
63 Zapata Larraín, Patricio. 2008. Op. Cit., p. 230.
64 Sentencia Excmo. Tribunal Constitucional rol Nº 309-2000, considerando 2º.
65 Sentencia Excmo. Tribunal Constitucional rol Nº 309-2000, considerando 2º.
66 Sentencia Excmo. Tribunal Constitucional rol Nº 1295-2009, considerando 30º.

34
0000126
CIENTO VEINTISEIS

Por todo lo anterior, los cuestionamientos de mérito travestidos de cuestionamientos


de constitucionalidad se configuran como especialmente disruptivos en el marco de una
atribución especial del Presidente de la República, como veremos a continuación.

c. Cuestionamientos de mérito del requerimiento

En términos generales, por medio de la construcción de los vicios de


inconstitucionalidad invocados las y los requirentes pretenden establecer exigencias que
no se derivan de la regulación de los indultos particulares, sino que más bien apuntan a
cuestionar el mérito de la decisión adoptada por la Administración. Específicamente,
pretenden establecer una comprensión errada del estándar de fundamentación que se debe
cumplir y de la noción de ‘calificación’ que establece el artículo 6º de la ley N° 18.050.

En primer lugar, no existen dudas de que el ejercicio de este tipo de potestades


requiere de una fundamentación por parte de la autoridad competente para dictar el acto
administrativo. En ese sentido, el ejercicio de una potestad discrecional excluye un actuar
arbitrario de la Administración. Luego, en el caso de la concesión de los indultos particulares
del artículo 6° de la ley N° 18.050, la ley consagra de manera explícita que este acto deberá
ser fundado.

i. La fundamentación puede adoptar distintas formas

Aunque se profundizará sobre la fundamentación de los actos que conceden


indultos particulares en la argumentación de fondo, desde ya resulta relevante exponer que
la carga de la fundamentación en el caso de la concesión de indultos particulares no se
encuentra reglada de manera específica. Es decir, ni la ley ni el reglamento regulan la forma
o las menciones que debe tener el decreto supremo para que se estime ‘fundado’. En
atención a lo anterior, y de acuerdo a lo señalado por BERMÚDEZ, la motivación o
exteriorización de las razones en las que se funda el acto puede adoptar distintas
expresiones o manifestaciones de acuerdo a la naturaleza del acto, pudiendo ser de
carácter genérico, resumido o sucinto 67. Así, el requisito de fundamentación se cumple
siempre que en el acto exprese, de un modo comprensible, la razón que llevó a la autoridad
a tomar una decisión determinada.

ii. La fundamentación debe considerar la naturaleza de cada acto

En atención a lo anterior, la forma de exteriorización de las razones que llevan a la


autoridad a conceder un indulto particular debe considerar la naturaleza especial de esta
institución. En efecto, en este caso particular, la potestad se caracteriza por otorgar un
margen de libertad de decisión amplio, inherente a las funciones de gobierno del
Mandatario. A aquel le corresponde liderar las valoraciones de interés general y ponderar

67 Bermúdez Soto, Jorge. 2014. Op. Cit., pp.147-151.

35
0000127
CIENTO VEINTISIETE

las situaciones de hecho en los espacios donde el mismo legislador no prejuzga entre
soluciones igualmente válidas en derecho 68, pudiendo atender en su fundamentación a
criterios extrajurídicos 69, como han señalado SÁNCHEZ MORÓN, y GARCÍA DE
ENTERRÍA y FERNÁNDEZ.

A pesar de que será pormenorizado más adelante, el decreto impugnado por el caso
de autos se encuentra debidamente fundamentado, con independencia de que dicha
fundamentación no sea compartida o del agrado de las y los requirentes.

iii. La calificación corresponde exclusivamente al Presidente de la República

Por otro lado, de acuerdo a lo establecido en la propia ley N° 18.050, la calificación


del caso que exige el artículo 6° corresponde al Presidente de la República en forma
exclusiva. En este sentido, la calificación se encuentra íntimamente relacionada con la
naturaleza discrecional de la medida y la autoridad habilitada. Así, corresponderá al
Mandatario ponderar el mérito y conveniencia de acceder a la solicitud planteada. Como se
verá más adelante, el caso del señor Castillo fue calificado por la autoridad en uso de su
exclusiva facultad para ello.

Con lo anterior a la vista, el requerimiento pretende desconocer que el decreto


impugnado cumple con la mención a los antecedentes de hecho, las consideraciones y
fundamentos que sirvieron de base para la decisión y la parte resolutiva, todo dentro de los
márgenes que prevé la ley en la materia. Los cuestionamientos a la calificación y la
suficiencia de la fundamentación del decreto supremo, desde una perspectiva fáctica y
empírica, son cuestiones de mérito que escapan al análisis de este Excmo. Tribunal. Así,
no se refieren al control abstracto de las normas que alega, sino que pretenden evaluar la
pertinencia de las decisiones de esta Administración.

En los hechos, las y los requirentes están disconformes con las motivaciones que
expone el decreto impugnado. Así, por ejemplo, afirman que “al observar cómo el decreto
impugnado aborda los hechos determinantes, queda de manifiesto que solo se hace una
referencia genérica a informes o actas, y se advierte una clara ausencia de valoración de
estos hechos” 70. Como se observa de la cita, las y los requirentes se refieren a actas o
informes ‘genéricos’ ignorando que, tal como se expuso, en el decreto impugnado se hace
referencia de manera precisa -además de la consideración al contexto de la comisión de
los hechos por los que fue condenado.

68 Sánchez Morón, Miguel. 1994. Discrecionalidad administrativa y control judicial. Madrid: Tecnos,
pp. 114 y ss.
69 García de Enterría, Eduardo y Ramón Fernández, Tomás. 2013. Curso de Derecho Administrativo
I. Navarra: Editorial Thomson Reuters, 16º Ed., p. 503.
70 Requerimiento causa rol Nº 13965-23, p. 25.

36
0000128
CIENTO VEINTIOCHO

iv. La calificación no tiene causales estrictas

Respecto de la calificación, el requerimiento indica que “el decreto impugnado no


contiene referencias a razones humanitarias ni al estado de salud del solicitante como
motivo del otorgamiento. En otros casos, la justificación para el otorgamiento de indultos
particulares ha sido, en la inmensa mayoría de situaciones, por ‘razones humanitarias’ por
parte de gobiernos anteriores” 71. Esta afirmación yerra al comprender que la concesión de
un indulto particular solo concurre por razones humanitarias, vinculadas al estado de salud
del solicitante. Ni la Constitución Política ni la ley establecen un listado o numerus clausus
de razones que determinen la condición de calificado; por el contrario, dicha definición es
estrictamente exclusiva del Jefe de Estado.

Tal como señalamos, estamos frente a una facultad discrecional fuerte cuya
calificación corresponde de manera exclusiva a la autoridad competente. Esta calificación
puede referirse a consideraciones extrajurídicas –como lo son las razones de Estado o
humanitarias–, cuya ponderación corresponde a la autoridad electa democráticamente.

En suma, tanto las alegaciones en torno a la suficiencia de la fundamentación como


a la calificación son cuestiones de mérito y no de constitucionalidad como exige esta sede.
En este sentido, la jurisprudencia del Excmo. Tribunal Constitucional ha indicado que no
está llamado calificar la ´bondad’ de las disposiciones legales o administrativas, sino que a
revisar la pugna entre una norma constitucional y el decreto supremo en cuestión.

3. Corolarios

a. Los cuestionamientos planteados por las y los requirentes son de legalidad y no de


constitucionalidad. La construcción de un vicio de constitucionalidad supone la
configuración de una infracción directa a una de las disposiciones de nuestra
Constitución Política, debiendo cotejarse directa e inmediatamente las decisiones
contenidas en el decreto supremo impugnado con las disposiciones constitucionales
que se estiman vulneradas. Sin embargo, el ejercicio argumentativo de los
requerimientos da plena cuenta que los vicios realmente son de legalidad,
cuestionando –específicamente– el mérito de la decisión adoptada por esta
Administración.
b. El vicio de falta de fundamentación alegada trata sobre cuestiones de legalidad. Las
y los requirentes afirman que la supuesta falta de fundamentación de la que
adolecería el decreto impugnado supondría una vulneración a los artículos 6° y 7°
de la Constitución. Sin embargo, las y los requirentes recurren a la ley N° 18.050
para configurar el vicio y fallan en identificar la forma en que el decreto impugnado
vulneraría los artículos constitucionales alegados. En efecto, una construcción de

71 Requerimiento causa rol Nº 13965-23, pp. 30 y 31.

37
0000129
CIENTO VEINTINUEVE

tales características supone comprender de forma errónea la concurrencia de un


vicio constitucional y, a la vez, desconfigurar el alcance del control del Excmo.
Tribunal.
c. La desviación de poder alegada constituiría un vicio de legalidad. Las y los
requirentes sostienen que se habría utilizado el indulto particular para conceder una
amnistía encubierta, dadas las declaraciones del Presidente de la República. Sin
embargo, las y los requirentes parecen desconocer que la desviación de poder se
erige como un vicio de legalidad, pues supone ponderar las intenciones de la
Administración en el ejercicio de sus potestades con los fines previstas por las
normas de nuestro ordenamiento. Es más, respecto del indulto particular, las
disposiciones normativas que permiten construir los fines de dicha institución se
encuentran en la ley, por lo que no es posible cotejar de manera directa el decreto
impugnado con la carta fundamental.
d. La infracción a la igualdad ante la ley denunciada supone una concepción errada de
la garantía. Las y los requirentes estiman que el decreto impugnado supone un trato
diferente y sin justificación para su beneficiario, en comparación a otros condenados
que se encontrarían en condiciones similares. Sin embargo, las y los requirentes
sostienen un concepto errado de igualdad ante la ley, asimilando la garantía a una
igualdad absoluta. Lo anterior no solo es errado, sino que constituye una abierta
contradicción a la jurisprudencia de este Excmo. Tribunal, que establecido
fehacientemente que el trato diferenciado para sujetos que se encuentran en
situaciones distintas sí es admisible, tal como ocurre en la ley N° 18.050 que
establece requisitos y condiciones distintas de acuerdo a los casos en que se
encuentren las personas condenadas.
e. La configuración del vicio de falta de investidura denunciada es errada. En efecto,
la forma en que las y los requirentes plantean este supuesto vicio de
constitucionalidad no da cuenta de la forma en que se configura una infracción
directa a una disposición constitucional, pues no es posible cotejarla directamente.
Por el contrario, la y los requirentes necesitan recurrir a la ley para construir la
imputación.
f. El real cuestionamiento de las y los requirentes es al mérito del decreto impugnado.
Luego de develado que los vicios alegados corresponden a supuestas infracciones
a la legalidad, queda de manifiesto que la intención de las y los requirentes fue
cuestionar la decisión de indultar al señor Castillo.
g. La concesión de indultos particulares es una facultad discrecional fuerte, siendo
aplicable el principio de deferencia razonada en su examen. En efecto, tal naturaleza
discrecional supone que, en el ejercicio facultativo de la competencia, tanto la
calificación como su otorgamiento, corresponde de manera exclusiva a la autoridad
competente. Por tanto, al verificar que el indulto particular constituye una facultad

38
0000130
CIENTO TREINTA

discrecional fuerte se reconoce un amplio margen de decisión a la autoridad para


que adopte su decisión. Asentado lo anterior, debe recordarse que al examinar una
facultad discrecional se debe aplicar el principio de deferencia razonada, que
supone comprender la revisión del Excmo. Tribunal en un contexto de deferencia y
colaboración, dada la presunción de validez y legitimidad del acto.
h. Las y los requirentes pretenden establecer una comprensión errada del estándar de
fundamentación. El requisito de fundamentación de todo acto administrativo se
cumple siempre que en el acto se exprese, de un modo comprensible, la razón que
llevó a la autoridad a tomar una decisión determinada, debiendo considerar la
naturaleza de cada acto. Sin embargo, el requerimiento desconoce que el decreto
impugnado sí cumple con el estándar de fundamentación adecuado, pues lo que
realmente se pretende es forzar al Excmo. Tribunal Constitucional para que se
pronuncie acerca del mérito o conveniencia de una decisión adoptada por la
autoridad legalmente competente, en conformidad a nuestro ordenamiento.

39
0000131
CIENTO TREINTA Y UNO

CAPITULO V

ARGUMENTACIÓN DE FONDO

Aun cuando a través del presente requerimiento se pretende enjuiciar el mérito de


la decisión adoptada por esta Administración al esgrimir realmente vicios de legalidad y no
de constitucionalidad, a través del presente acápite procederemos a hacernos cargo de
cada uno de los argumentos que las y los requirentes desarrollan en su escrito,
demostrando de manera fehaciente que estos carecen de todo sustento o bien, utilizan
premisas erradas.

1. El decreto supremo se encuentra debidamente motivado

A continuación, revisaremos las razones por las cuales el decreto supremo


impugnado por el presente requerimiento se encuentra debidamente fundado, a diferencia
de lo que sostienen las y los recurrentes. En particular, se revisa la naturaleza discrecional
de la potestad entregada a la autoridad, en específico, de carácter fuerte o de política
pública. Luego, se explicita la calificación realizada de conformidad con el artículo 6º de la
ley Nº 18.050, la concurrencia de causales de denegación del artículo 4º y los controles de
motivación, concluyendo la debida fundamentación del decreto impugnado, en línea con la
fórmula utilizada en ocasiones anteriores.

a. La impugnación del requerimiento

Las y las y los requirentes señalan que el decreto supremo no cumpliría con el
requisito de motivación, razonamiento y fundamentación de los actos administrativos. En
primer lugar, señalan que, si bien existiría una ponderación, explicación o razonamiento de
los hechos, faltaría el nexo lógico-argumentativo entre los antecedentes de hecho –que
estiman incompletos– y la decisión. En segundo lugar, aluden a que no se indican razones
que llevaron a estima el caso como calificado de conformidad al artículo 6º de la ley Nº
18.050, refiriéndose a que ‘en otros casos’ se han otorgado indultos particulares por
‘razones humanitarias’ que en el caso concreto no se referencian. Finalmente, sostienen
que se omite referenciar la causal de denegación contenida en el artículo 4º letra c) de la
ley Nº 18.050, lo que evidenciaría la ausencia de fundamentación del decreto supremo.

De lo expuesto con anterioridad es posible evidenciar las contradicciones en las


cuales caen las y los Honorables Senadores y Senadoras. En ocasiones refieren a que el
acto ‘carecería de fundamentación’ para finalmente señalar que a su juicio la
fundamentación del acto sería de carácter ‘insuficiente o incompleta’. Es del caso US.
Excma. que con estas afirmaciones lo que las y los requirentes pretenden cuestionar no es
la ausencia de motivación del acto –el cual fue otorgado con apego a la legalidad y en
cumplimiento de todos los elementos de forma y fondo– sino su desacuerdo con la
calificación del caso particular desarrollado en el decreto requerido.

40
0000132
CIENTO TREINTA Y DOS

Teniendo presente lo anterior, en este apartado haremos mención a la regulación


legal, la doctrina y jurisprudencia referida a motivación del acto administrativo y la forma en
que se configura como un límite a la discrecionalidad de la Administración con el fin de
evidenciar que este elemento varía tratándose de la naturaleza del acto. Como revisaremos,
es prístino que corresponde en forma exclusiva al Presidente de la República la calificación
del caso concreto al momento de hacer uso de la facultad que le confiere la Constitución
Política, el Código Penal y la ley N° 18.050.

b. La motivación del acto administrativo

La motivación se ha entendido como un aspecto de carácter formal correspondiente


a la exteriorización de las razones que han llevado a la autoridad a dictar el acto 72. Este
elemento es considerado una cuestión esencial del mismo de tal manera que su omisión o
insuficiencia trae consigo su invalidez 73.

Doctrinariamente se ha señalado que el contenido de la motivación se refiere a los


fundamentos de hecho y de derecho que justifican la emisión del acto administrativo, no
resultando admisible el simple señalamiento de las normas legales aplicables, sino que es
necesario englobar un razonamiento lógico-racional que lleve a la autoridad a adoptar la
decisión en una o en otra manera, cuestión que, en efecto, concurrió en el caso que nos
ocupa, según pasaremos a exponer en los apartados siguientes 74.

c. La motivación varía según la naturaleza del acto de que se trate: Potestades


discrecionales y regladas

El contenido y extensión de la motivación de los actos dependen de un sin número


de factores y antecedentes que deben ser ponderados por la Administración. Uno de estos
factores es el tipo de potestad conferida para la dictación del acto, lo que variará según este
se trate de uno reglado o discrecional.

Según SÁNCHEZ MORÓN, los actos administrativos reglados constriñen a la


Administración a la constatación del supuesto de hecho legalmente definido y a la aplicación
de la consecuencia que para ese hecho ha previsto la ley 75. Por el contrario, tal como ha
señalado GARCÍA DE ENTERRÍA y FERNÁNDEZ, la potestad discrecional introduce en el
proceso una estimación subjetiva de la Administración, confiriéndose por parte del
legislador un espacio de autodeterminación, margen o libertad de decisión a la autoridad
que permite fundar la decisión, incluso, en criterios extrajurídicos, no incluidos en la ley y
remitidos al juicio subjetivo de la autoridad 76.

72 Bermúdez Soto, Jorge. 2015. Op. Cit., p. 120.


73 Cordero Vega, Luis. 2015. Op. Cit., p. 90.
74
Bermúdez Soto, Jorge. 2015. Op. Cit., p. 120.
75 Sánchez Morón, Miguel. 1994. Op. Cit., p. 89.
76 García de Enterría, Eduardo y Ramón Fernández, Tomás. 2002. Op. Cit., p. 286.

41
0000133
CIENTO TREINTA Y TRES

A este respecto, cabe agregar que no hay potestades íntegramente discrecionales


sino potestades donde alguno de sus elementos tiene este carácter. Así, son siempre
elementos reglados de toda potestad el hecho de su existencia –la potestad efectivamente
es atribuida por la norma–; el supuesto fáctico que legitima su empleo; la competencia y el
fin de la potestad.

A su vez las potestades discrecionales admiten una subclasificación. La


discrecionalidad de política pública o fuerte y la discrecionalidad técnica o débil. La primera
concurre cuando se reconoce un margen de decisión propio e individual a las autoridades
competentes para que adopten una medida –previo procedimiento administrativo– y, a
diferencia de la potestad discrecional débil, la autoridad no debe valorar los antecedentes
y consecuencias políticas en base a evaluaciones o informes técnicos, sino que en base a
su propia estimación subjetiva o ideal de la solución correcta.

Teniendo presente lo anterior, la motivación no puede tener el mismo contenido y


extensión respecto de todo tipo de actos. En ese sentido, el aspecto casuístico y particular
del caso concreto en el contenido de la motivación resulta inevitable pues cada decisión
administrativa es única y diferente. Dado que el contenido de la motivación debe siempre
adecuarse a las peculiaridades del caso, su extensión y suficiencia variarán dependiendo
de la situación concreta, más aún si estamos frente a una potestad discrecional.

d. El indulto responde a una potestad discrecional fuerte

La potestad de otorgar indultos particulares de conformidad al artículo 6º de la ley


Nº 18.050 tiene características propias de una potestad discrecional fuerte y contiene todos
los elementos reglados mínimos de una potestad discrecional.

La existencia misma de la potestad de otorgar indultos particulares en casos


calificados se encuentra establecida en el artículo 6º de la ley Nº 18.050, sea que concurra
o no alguna de las causales de denegación de su artículo 4º. Luego, tanto la Constitución
Política como la ley señalan quien será la autoridad competente para ejercer esta facultad,
correspondiéndole al Jefe de Estado en forma exclusiva. Finalmente, la norma señala los
presupuestos de hecho que harán procedente a esta gracia presidencial, a saber, el
beneficiado debe estar condenado por sentencia ejecutoriada y no debe encontrarse
condenado por delitos que constituyan conductas terroristas.

Ahora bien, el carácter discrecional de la potestad se expresa en que se confiere


como una facultad privativa y exclusiva del Presidente de la República al utilizar la expresión
‘podrá prescindir de los requisitos exigidos en la ley’, entregándole a su estimación subjetiva
la determinación de cuáles serán los casos que se considerarán como ‘calificados’,
debiendo fundamentarse –en todo caso– el acto en caso de hacer uso de ella.

42
0000134
CIENTO TREINTA Y CUATRO

De esta manera es esencial tener en consideración la naturaleza del indulto


particular al momento de intentar calificar la fundamentación como insuficiente, dado que
su fundamentación y la calificación del caso a caso no es algo que le corresponda
determinar y ponderar a los Honorables Senadores y Senadores, sobre todo si la potestad
fue ejercida dentro de los márgenes de la legalidad.

Por tanto, el otorgamiento del indulto particular de conformidad al artículo 6° de la


ley N° 18.050 corresponde a un acto de gobierno discrecional que representa los intereses
generales de la Nación, correspondiéndole al Presidente de la República el concederlo o
denegarlo libremente, sin tener que consultar a autoridad o persona alguna acerca de la
calificación del caso.

e. El decreto que otorgó el indulto particular se encuentra debidamente


fundado

El artículo 6º de la ley Nº 18.050 contiene una remisión explícita al elemento formal


de motivación al señalar que el mandatario podrá prescindir de los requisitos exigidos en la
ley Nº 18.050 –en el artículo 4º– en casos calificados y –en lo que nos interesa para este
apartado- mediante decreto supremo fundado.

En este caso la motivación o exteriorización de los argumentos que se deben


desarrollar para calificar el caso a caso no está reglada por el legislador, de manera que
puede adoptar distintas expresiones o manifestaciones y tener una extensión diversa. Lo
relevante de este ejercicio de fundamentación es que debe dar razón o, dicho de otra
manera, dar cuenta del camino lógico-racional que llevó en este caso a la autoridad a
adoptar la decisión.

Como ya señalamos, el indulto particular obedece a las razones particulares de un


caso que, dada sus consecuencias, es excepcional o que, dada la situación personal de un
sujeto, responde a una situación de necesidad. En el caso concreto, se ponderaron una
serie de antecedentes e informes –debidamente exteriorizados y desarrollados en la
fundamentación del acto, según mencionamos en apartados anteriores– que llevaron a
calificar el caso del señor Castillo como uno excepcional. En ese sentido el indulto fue
otorgado atendiendo, además, un contexto especial pues había sido condenado por hechos
cometidos en el marco del estallido social, una de las más graves crisis institucionales y
políticas del país. El otorgamiento de este indulto responde a razones de paz social, la que
bien puede ser calificada como razón de Estado de acuerdo al Código Penal 77, autorizando

77 El artículo 32 bis regla 3ª admite las razones de Estado como plausibles para indultar incluso a
sujetos que hayan sido condenados a la pena más grave que contempla nuestro ordenamiento
jurídico señalando que: ”No se favorecerá al condenado por las leyes que concedan amnistía ni
indultos generales, salvo que se le hagan expresamente aplicables. Asimismo, sólo procederá a
su respecto el indulto particular por razones de Estado o por el padecimiento de un estado grave

43
0000135
CIENTO TREINTA Y CINCO

el beneficio –incluso– a sujetos que hayan sido condenados a la pena más grave que
contempla nuestro ordenamiento jurídico, como es el presidio perpetuo.

A continuación, y con el fin de reflejar que el acto está debidamente fundado,


pasaremos a desarrollar y contra argumentar las consideraciones conforme a las cuales las
y los requirentes estiman que el acto administrativo no cumple con el requisito de
motivación.

f. La calificación del caso de conformidad al artículo 6° de la ley N° 18.050


le corresponde exclusivamente al Presidente de la República

En este caso la discrecionalidad está entregada a la autoridad a través de un


concepto jurídico indeterminado cual es la ‘calificación del caso’. Precisamente, a través de
los antecedentes que tenga a la vista la autoridad, se llevará a cabo el proceso lógico-
jurídico con que se procederá a subsumir los hechos en la esfera del concepto respectivo.

Es del caso que las y los requirentes pasan por alto la naturaleza de esta potestad
y, en especial, que las razones que motivan el uso de esta facultad se encuentran
entregadas a la discrecionalidad de la autoridad llamada a ejercerla, siempre que en ello se
realice una exposición razonada de los hechos y los fundamentos de derecho.

De acuerdo a FLIQUETE, la determinación y fundamentación de la calificación de


un caso para el uso excepcional del indulto particular recae necesariamente en el
Presidente de la República –como ha reconocido la Excma. Corte Suprema– en tanto ejerce
una potestad propia de la categoría de actos graciables por disposición misma de la
Constitución y la ley 78.

g. El hecho de que concurran una o más causales de denegación del artículo 4°


no implica elevar el estándar de calificación de los casos concretos

Las y las y los requirentes señalan que en el decreto impugnado no se hace


referencia a la concurrencia de la causal de denegación contenida en el artículo 4º letra c)
de la ley Nº 18.050 por lo que estiman que, ante su omisión, no se habría fundamentado
debidamente el decreto –pese a que el decreto en cuestión explicita la existencia de una
causal de denegación del artículo 4º–.

Al respecto cabe reiterar, en primer lugar, que la existencia de una causal de


denegación de las previstas en el artículo 4º es de competencia exclusiva del Mandatario.

e irrecuperable, debidamente acreditado, que importe inminente riesgo de muerte o inutilidad


física de tal magnitud que le impida valerse por sí mismo. En todo caso el beneficio del indulto
deberá ser concedido de conformidad a las normas legales que lo regulen”.
78 Fliquete Lliso, Enrique. 2015. Actos discrecionales, actos políticos y actos graciables: Naturaleza
jurídica del acto de otorgamiento del indulto. En: Revista Española de la Función Consultiva N°
24, p. 192.

44
0000136
CIENTO TREINTA Y SEIS

En segundo lugar, en ningún caso puede configurarse una falta de fundamentación por la
concurrencia de más de una causal de denegación pues la procedencia de una es suficiente
para que se produzcan los efectos jurídicos previstos en el artículo 4º y que el indulto solo
pueda otorgarse de conformidad con lo dispuesto en el artículo 6º de la ley Nº 18.050.

Así, el artículo 4º de la ley Nº 18.050 establece las causales de denegación de la


solicitud de indulto y su inciso final es inequívoco respecto a la autoridad competente para
decidir sobre la configuración de la misma. A su vez, el encabezado del artículo señala que
“(s)e denegarán las solicitudes de los condenados” y, a continuación, enumera una serie
de situaciones o causales que implican, cada una de ellas por sí sola, que se deberá
denegar la solicitud de indulto –salvo que se den los presupuestos del artículo 6º de la
misma ley–. Las causales establecidas en el artículo son alternativas, es decir, configurada
una de las causales el indulto debe ser denegado –sin perjuicio de ser procedente bajo los
supuestos del artículo 6º–. Así, que exista en un caso concreto más de una causal resulta
indiferente para la producción de las consecuencias jurídicas dispuestas por el artículo.

A diferencia de lo señalado por las y los requirentes, la concurrencia de dos o más


causales no tiene impacto alguno respecto al ‘reforzamiento’ de la denegación, sin que
suponga requisitos adicionales para su otorgamiento por el artículo 6º, ni tampoco eleva la
calificación del caso concreto. Ello, pues la ley es clara en señalar que la única
consecuencia de la concurrencia de una de las causales es que se debe denegarse la
solicitud de indulto, salvo que se otorgue de conformidad a lo dispuesto en el artículo 6º.

h. El estándar de calificación del caso concreto no dista de la fórmula utilizada


en ocasiones anteriores

Como ya esbozamos con anterioridad, las y los requirentes alegan que el acto no
contiene motivación o fundamentación guiados por su desacuerdo con las razones
esbozadas por esta Administración para calificar el caso concreto.

Así, indican que en gobiernos anteriores se ha hecho uso de esta facultad teniendo
como justificación a razones humanitarias fundadas en las recomendaciones del Servicio
Médico Legal. Lo cierto es que, al analizar la fundamentación de los diversos casos
calificados dictados por gobiernos anteriores 79, tal afirmación resulta plenamente errónea.
Así, en diversas oportunidades los casos han sido considerados calificados por razones
distintas de aquellas señaladas como humanitarias por las y los requirentes.

Así, por ejemplo, no en todos los casos las razones humanitarias contemplan un
informe tipo, o se exige que este provenga del Servicio Médico Legal, sino que se ajustan
a los antecedentes contenidos en el expediente de cada caso. Esto puede observarse en

79 Así podrá ser apreciado en los antecedentes que aportará a esta causa y las demás causas
asociadas a la concesión de indultos por el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, según lo
dispuesto por este Excmo. Tribunal Constitucional como medida para mejor resolver.

45
0000137
CIENTO TREINTA Y SIETE

el decreto supremo Nº 802 del Ministerio de Justicia de fecha 6 de octubre del año 2010,
firmado por orden del Presidente de la República por el exministro de Justicia, señor Felipe
Bulnes Serrano, que remite penas en consideración al expediente remitido al Ministerio que
contiene: a) Un acta del Consejo Técnico del Centro de Reinserción Social de Chillán que
sugiere positivamente la petición; b) un Informe Social que concluye que se encuentra
justificada la solicitud dado el estado de salud y que no se cumplirían las condiciones para
una intervención adecuada siendo imposible el proceso de reinserción social; c) el
formulario de indulto que explica su enfermedad grave; y, d) un certificado médico que
acredita los diagnósticos.

Adicionalmente, es relevante recordar, como ya ha sido señalado precedentemente,


que la calificación de los casos no tiene en nuestro ordenamiento categorías estrictas. A
modo de ejemplo podemos destacar el decreto supremo Nº 313 del Ministerio de Justicia
de fecha 8 de mayo del año 2012, suscrito por orden del Presidente de la República por el
exministro de Justicia, señor Teodoro Ribera Neumann, en el que se esgrimen como
fundamentos: a) El lapso de privación ya cumplido por la condenada; b) la concurrencia de
especiales circunstancias cognitivas y socioculturales y, c) la muy buena conducta
intrapenitenciaria y su bajo compromiso delictual. Lo anterior, distribuido en tres párrafos,
que pasamos a transcribir:

“CONSIDERANDO:

1° La solicitud de indulto particular de doña GABRIELA DEL CARMEN BLAS BLAS,


quien actualmente cumple condena como autora del delito de abandono de menor
de diez años en lugar solitario, con resultado de muerte, en el Complejo
Penitenciario de Arica;

2° El expediente remitido a esta Secretaría de Estado, con fecha 23 de noviembre


de 2011, mediante Oficio (R) N° 1.639, del Director Nacional de Gendarmería de
Chile, que da cuenta de:

a) El lapso de privación de libertad cumplido por Gabriela Blas Blas durante el


proceso penal, en especial los 1.127 días de prisión preventiva abonados a
la pena impuesta;
b) La concurrencia de especiales circunstancias cognitivas y socioculturales
en la conducta de Gabriela Blas Blas, en especial, [censurado] además de
la existencia de personalísimas circunstancias biográficas, tales como
[censurado] y la necesidad de fortalecer el vínculo y cuidado personal de
sus dos hijos, de 11 y 04 años de edad;
c) La muy buena conducta intrapenitenciaria de la solicitante, durante los dos
últimos bimestres informados, la inexistencia de faltas o sanciones al
régimen interno y su bajo compromiso delictual, según señala certificado de

46
0000138
CIENTO TREINTA Y OCHO

conducta de Gendarmería de Chile y la Ficha Única de Condenado, de 30


de abril de 2011.”.

De esta manera, e incluso si atendemos a estos casos a los que aluden las y los
requirentes, queda en evidencia que la fundamentación del decreto supremo en cuestión
es adecuada y se encuentra en línea con la práctica de fundamentación de decretos
anteriores.

Finalmente, considerando que los Honorables Senadores y Senadoras pretenden


delimitar las razones en base a las cuales se calificó el caso concreto, es dable recordar
que estamos analizando una facultad de naturaleza especial, discrecional y que
corresponde de forma exclusiva al Presidente de la República. Más aún, la ley no ha
dispuesto una fundamentación específica en la materia, pudiendo otorgarse el beneficio
atendiendo a diversas razones, siempre que responda al nexo lógico entre las
consideraciones de hecho y de derecho a que se aduce y las razones que se invocan.

i. El control de la motivación de una potestad discrecional: La razonabilidad y


proporcionalidad de los actos y, en particular, de los indultos otorgados

Para efectos de comprobar la fundamentación –o su ausencia– de los actos


administrativos, la doctrina ha dispuesto ciertos controles en orden a determinar si ha
obedecido a un proceso lógico-racional o si, por el contrario, este proceso se omitió por la
autoridad en el caso concreto. Así, se reconoce la existencia de los test de racionalidad y
el de razonabilidad. El primero exige que la decisión se siga lógicamente de las razones
que se entregaron por la autoridad para fundamentar el acto administrativo; el segundo,
busca determinar si el acto adolece gravemente de falta de adecuación al fin perseguido de
tal manera que, de no ser así, la intervención será desproporcionada.

En razón de la denuncia de las y los requirentes –en orden a que el acto carecería
de fundamentación– atenderemos al test de racionalidad. En efecto, el control de
racionalidad implica que el acto debe fundarse en motivos que se expresan mediante una
relación de los fundamentos de la decisión, permitiendo acreditar la coherencia y el vínculo
entre los hechos determinantes con el fin público que ha de perseguirse.

En base a este control se ha estimado que el acto adolecería de un vicio cuando


carece de fundamentación o esta es deficiente, de modo que no es posible valorar el uso
que se ha hecho de la discrecionalidad conforme al derecho; o carece de toda explicación
racional o se aparta de las más elementales reglas de razonamiento. En el caso concreto,
no concurre ninguno de los vicios señalados dado que el acto efectivamente contiene la
exteriorización de los fundamentos de hecho y de derecho, habiendo ejecutado el nexo
racional-lógico necesario.

47
0000139
CIENTO TREINTA Y NUEVE

En efecto, tratándose del decreto impugnado, el otorgamiento del indulto obedeció


a un especial contexto, en pro del interés general y en beneficio de la paz social, pues fue
condenado por hechos ocurridos durante el estallido social, cuestión ya desarrollada
latamente.

No obstante, cabe reiterar que a través de esta vía no corresponde revisarse la


conveniencia, la conformidad o disconformidad de las y los requirentes con los fundamentos
utilizados por la autoridad para calificar el caso concreto. Todas estas calificaciones
corresponden a la autoridad competente, esto es, al Presidente de la República.

2. El decreto requerido respeta los fines comprendidos en la institución del


indulto, sin configurar un vicio de desviación de poder

a. La impugnación del requerimiento

Como ya ha sido revisado previamente, los recurrentes sostienen la configuración


del vicio de desviación de poder en virtud de las declaraciones del Presidente de la
República en la opinión pública, las que consideran constitutivas de la fundamentación
efectiva en la entrega del beneficio, apartándose de los fines de la institución del indulto
particular a aquellos propias de la amnistía o del indulto general.

En particular, los requirentes advierten una eventual desviación de la finalidad dada


por el constituyente originario y derivado, la que lamentablemente no desarrollan en el libelo
de autos. Para los requirentes ello implicaría una verdadera revisión de las sentencias
judiciales, actividad es privativa de los órganos habilitados para ejercer jurisdicción, es
decir, los tribunales de justicia. Lo anterior, supondría, a juicio de los requirentes, una
vulneración del artículo 6º, 7º, 32 Nº 14 y 76 de la Constitución.

b. La desviación de poder como vicio del acto administrativo

Dentro de los elementos del acto administrativo, el vicio de desviación de poder


afecta la finalidad perseguida por la decisión de la autoridad. Se manifiesta cuando el
órgano facultado para actuar procede de conformidad a la letra de la ley, pero se aleja del
espíritu, irregularidad que se presenta de forma solapada y requiere de la determinación de
la causa. De acuerdo a Ferrada, el interés público constituye el propósito genérico de todo
acto y el fundamento por el cual se ha atribuido el ejercicio de una determinada potestad
administrativa; mientras que, en concreto, cada competencia tiene un objeto particularizado
determinado por el legislador que debe construirse a partir del ordenamiento considerando
que la finalidad es siempre un elemento reglado 80.

80 Ferrada Bórquez, Juan Carlos. 2007. Las potestades y privilegios de la Administración Pública en
el régimen administrativo chileno. En: Revista de Derecho Universidad Austral de Chile, Vol. XX,
Nº 2, p. 70.

48
0000140
CIENTO CUARENTA

Respecto de potestades regladas, la desviación es menos probable pues las


condiciones de ejercicio de una competencia constituyen un supuesto legal completo,
determinando sus términos y consecuencias. En contraste, respecto de potestades
discrecionales, donde la Administración tiene un ámbito de apreciación mayor –
dependiendo del tipo y grado de la competencia en ejercicio–, la determinación tanto de la
finalidad como de su correcta atención se hacen relevantes. Ello, pues son esenciales para
dotar de contenido al acto de acuerdo a razones de mérito, sin que el móvil pueda ser
diverso al entregado por la potestad de forma expresa o tácita. En ambos casos, como lo
señalan GARCÍA DE ENTERRÍA y FERNÁNDEZ, la anomalía supone que la Administración
actúa con un propósito diverso a aquel determinado por la norma que atribuye la
competencia, sin que se dispute la atribución de la potestad, la extensión o el ejercicio por
el ente público 81.

De acuerdo a BERMÚDEZ, los vicios de desviación suponen la actuación tanto


hacia fines privados, utilizando la competencia con propósitos personales o beneficiando a
terceras personas –comúnmente relacionados a casos de faltas a la probidad o corrupción–
; como hacia fines públicos que persigan una finalidad pública pero distinta a la prevista por
la ley pero incompatible con la función pública, utilizando facultades entregadas por la ley
de forma estratégica o concatenada a efectos diversos a los comprendidos con un móvil de
interés general o de servicio público 82.

Tal como identifican los profesores Lledó y Pardo, en sus variantes más modernas,
la deficiencia puede operar respecto a una finalidad subjetiva, asociada a los motivos o
móviles del acto; u objetiva, enfocada en el resultado perseguido o producido por la decisión
administrativa. Ambos elementos excluyen la idea de moralidad administrativa, que
sobrepasa los límites del derecho y cruza al ámbito extrajurídico, resaltando la
intencionalidad del sujeto administrativo para configurar tal fin. Por el contrario, la doctrina
contemporánea se centra la apreciación objetiva de la norma utilizando elementos propios
del origen de la competencia, la naturaleza jurídica, su posición en el ordenamiento jurídico
y los principios generales del derecho público, permitiendo determinar el vicio como caso
de violación de la ley 83.

Así, la determinación del fin de una competencia se establece por la norma que
regula su ejercicio, cuya correcta determinación exige recurrir a su texto expreso, a su
historia o a criterios interpretativos lógicos o sistemáticos; o, en su defecto, es necesario
definirla mediante el espíritu general de la legislación y la equidad 84.

81 García de Enterría, Eduardo y Fernández, Tomás Ramón. 2006. Op. Cit., pp. 462 y 463.
82 Bermúdez Soto, Jorge. 2014. Op. Cit., p. 120.
83 Lledó Veloso, Camilo y Pardo Donoso, José. 2013. El vicio de desviación de poder en actos
administrativos. Santiago: Legal Publishing, pp. 251 y ss.
84 Lledó Veloso, Camilo y Pardo Donoso, José. 2013. Op. Cit., pp. 106 y ss.

49
0000141
CIENTO CUARENTA Y UNO

c. Los fines comprendidos en la institución del indulto

Para ahondar en la determinación de los fines comprendidos en la institución del


indulto en lo sucesivo se analizará regulación constitucional y legal, las actas de la Comisión
de Estudios para la Nueva Constitución, la doctrina especializada, y los indultos realizados
por los gobiernos anteriores.

i. Finalidades del indulto en la regulación

Según se ha expuesto, la regulación del indulto en nuestro ordenamiento jurídico


está contenida en la Constitución Política, en el Código Penal, en la ley Nº 18.050 y en el
Reglamento de Indultos, que no contempla nada sustancial respecto de la finalidad.

En lo que respecta a la finalidad, la Carta Fundamental entrega escasos elementos


de texto respecto del propósito de la prerrogativa, limitándose a atribuir el indulto particular
al Jefe de Estado, exigir sentencia ejecutoriada, impedir su procedencia en casos de
terrorismo y restringir su procedencia respecto de funcionarios acusados por el Congreso –
artículos 9º y 32 Nº 14–. En relación a las diferencias de finalidad entre el indulto particular
y general, la Constitución Política únicamente cuenta con elementos distintivos propios de
la competencia, procedimiento y limitaciones, permitiendo distinguirlas en virtud de su
origen y el número de beneficiados. Mediante una ley de indulto general es posible
establecer consecuencias especiales aplicables a todos o parte de sus destinatarios,
mientras que el indulto particular considera las circunstancias particulares del solicitante.
Sin perjuicio de lo anterior, NOVOA MONREAL destaca que ambas se enmarcan dentro
del llamado derecho de gracia y suponen una institución propia de la soberanía nacional,
eximiendo (también reduciendo o conmutando) al beneficiario del cumplimiento de la
pena 85.

La ley Nº 18.050, regula con mayor sistematicidad el otorgamiento del indulto


particular, pero replica normas de procedencia, tipos y consecuencias. Si bien esta norma
no se pronuncia sobre la finalidad de la institución, contempla ciertos elementos relativos a
sus límites al referirse a las causales de denegación del artículo 4º como condiciones
especiales que lo hacen improcedente. Sin embargo, la existencia de los artículos 5º y 6º,
que permiten a la autoridad entregar el beneficio frente a situaciones especiales, debilitan
las citadas orientaciones.

Por otra parte, el Código Penal tampoco se refiere plenamente a la finalidad del
indulto, sino que lo hace solo respecto de casos particulares. Por una parte, en relación a
los indultos generales, es decir aquellos contenidos en la ley, el Código Penal contempla

85 Novoa Monreal, Eduardo. 1966. Curso de Derecho Penal Chileno. Santiago: Editorial Jurídica de
Chile, tomo II, p. 203.

50
0000142
CIENTO CUARENTA Y DOS

ciertos elementos relativos a sus límites, restringiéndolo respecto de condenados a pena


de presidio perpetuo calificado, salvo disposición expresa. Por otra parte, respecto de los
indultos particulares, el Código establece que respecto de aquellas personas privadas de
libertad de por vida, el otorgamiento del indulto es procedente por razones de Estado o por
el padecimiento de un estado de salud grave e irrecuperable –de conformidad con su
artículo 32 bis Nº 3 y 93 Nº 4 respectivamente–. Es relevante destacar, que el Código
establece dichas finalidades para un ámbito muy acotado de condenados, siendo pertinente
considerar que aquellas no son aplicables a eventuales beneficios respecto de condenados
por otros delitos.

Las razones humanitarias normalmente se refieren a los derechos humanos, la


libertad, dignidad y respeto a la persona, objetivos que se invocan no sin dificultades
respecto de otros bienes jurídicos protegidos que entran en conflicto al extinguir la
responsabilidad penal de personas condenadas. Particularmente relevante ha resultado el
derecho a la vida, donde el derecho internacional ha encontrado en esta herramienta un
mecanismo útil para su efectiva garantía 86. En lo que respecta a las razones de Estado,
existe un innegable vínculo entre el Estado, las tareas políticas y la satisfacción del interés
general que confluyen en la idea de gobierno y administración; sin que pueda reducirse la
idea de democracia sólo al derecho; el ejercicio de la política al resguardo de la seguridad;
o el pluralismo al consenso en los estados modernos. La contingencia y las tensiones que
la libertad y la diversidad plantean desestabilizan el sistema de instituciones, siendo el
concepto de razón de Estado un medio para su protección 87.

Así, solo respecto de los condenado a presidio perpetuo calificado, el citado cuerpo
se refiere expresamente a los propósitos que puede perseguir el beneficio, exigiendo
alternativamente un hecho material concreto, a saber, un estado de salud severo e
irreversible, circunstancia que sido categorizadas como razones humanitarias; o un
concepto jurídico indeterminado, en particular, las razones de Estado que tradicionalmente
han sido entendidas como trasfondo de la acción política o como medio de existencia o
estabilización del dominio estatal, la seguridad de la comunidad o el bien público 88.

ii. Finalidades del indulto en la discusión de la Comisión de Estudios de Nueva


Constitución

Para desentrañar las finalidades del indulto corresponde también revisar el origen
de la prerrogativa en las alocuciones del constituyente originario. Al respecto, la Comisión
de Estudios de Nueva Constitución reconoció la institución dentro de nuestra tradición

86 Ambos, Kai. 1999. Impunidad y Derecho Penal Internacional. Buenos Aires: Editorial Ad Hoc, pp.
127 y ss.
87 Del Águila Tejerina, Rafael. 2000. Política, derecho y razón de Estado. En: Revista Española de
Ciencia Política, Nº 3, pp. 16 y ss.
88 Del Águila Tejerina, Rafael. 2000. Op. Cit., pp. 12 y ss.

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0000143
CIENTO CUARENTA Y TRES

jurídica y la entendió como derecho de gracia. A su vez, le entregó esta atribución al


Mandatario dado que se encuentra en mejor posición para para ponderar los hechos y ver
si las circunstancias del caso, la personalidad del condenado y el momento colectivo,
recomiendan o no su ejercicio, excluyendo la participación de otros actores 89.

De los registros de la Comisión de Estudios, es posible destacar elementos del


objeto perseguido por el indulto, el que considera tanto circunstancias específicas del
eventual beneficiario como elementos contextuales extrajurídicos, cuya consideración
descansa en el Jefe de Estado. En cualquier caso, los comisionados entregaron a la ley la
determinación de los casos y formas del ejercicio de la competencia en análisis y
determinaron la posibilidad de que el Congreso Nacional lo entregue con carácter general.

iii. Finalidades del indulto en la doctrina

En esta materia, BECA ha categorizado el indulto tanto un acto de gobierno, que


representa los intereses generales de la Nación; como una facultad discrecional, sin que el
Presidente de la República se encuentre obligado a entregar el beneficio o restringido por
alguna autoridad o persona –circunstancia que ha confirmado la Excma. Corte Suprema en
su jurisprudencia– 90.

Considerando que las disposiciones constitucionales, legales y reglamentarias


entregan principalmente elementos formales, la finalidad del indulto ha sido reconocida por
el autor en la equidad, oportunidad y conveniencia pública. Así, ha sido caracterizado por
el profesor Beca como una potestad del poder público que se funda en consideraciones de
justicia y de utilidad social que se ejercita de acuerdo a la ley 91. Por su parte, el profesor
VARGAS VIVANCO ha planteado como los propósitos de la institución, incluyendo el
imperativo de justicia; la moderación de las consecuencias de la aplicación del
ordenamiento atendiendo las circunstancias particulares; la paz social y la tranquilidad
pública; la enmienda de los condenados en virtud de la conducta de su autor; y la
atenuación de penas de especial severidad, entre otras 92.

Por otra parte, CURY ha señalado que, considerando la relevancia del indulto como
herramienta de política criminal, la gracia ha sido utilizada con el propósito de beneficiar a

89 Al respecto recordar que en las versiones previas a la Constitución de 1833, la atribución de


conceder indultos fue concebida bajo diversas formas: Como prerrogativa del Director Supremo,
facultad del Director Supremo con acuerdo previo del Supremo Tribunal de Justicia, o como
atribución exclusiva del Congreso.
90 Sentencia de la Excma. Corte Suprema, rol N° 30.328-2017
91 Beca Frei, Juan Pablo. 2013. Indulto particular: perfeccionamiento de una institución arcaica hacia
la protección de derechos fundamentales. En: Revista de Estudios constitucionales, 11(1), p. 479.
En igual sentido, Cury Urzúa, Enrique. 2011. Derecho penal. Parte general. Santiago: Ediciones
UC, p. 792.
92 Vargas Vivanco, Juan Enrique. 1994. La extinción de la responsabilidad penal. Santiago: Editorial
Jurídica Cono Sur, pp. 229 y ss.

52
0000144
CIENTO CUARENTA Y CUATRO

quienes se encuentran incapacitados de cumplir una condena firme o en casos en que el


cumplimiento de la pena no reporte ventaja, sin que la pena siga cumpliendo funciones de
retribución, prevención o reinserción 93. A mayor abundamiento, señala el autor, la idea del
indulto como herramienta de política criminal comprende los efectos de la pena dentro de
la realidad social, destacando su aptitud funcional para modificar la conducta de quien la
recibe y permitiendo evaluarla dentro del conjunto de estrategias para el manejo de la
criminalidad.

iv. La finalidad de los indultos en los decretos de indultos particulares otorgados


por gobiernos anteriores

Históricamente, la facultad de indultar se ha utilizado por todos los gobiernos y el


Congreso Nacional. Analizando dichas presentaciones, es posible identificar ciertas
finalidades que caracterizaron a determinados periodos. Así, por ejemplo, en los inicios del
retorno a la democracia el instrumento pudo reconocer un rol orientado a propiciar la
reconciliación social. El ex Presidente Patricio Aylwin concedió indulto y remitió las
condenas de varios presos políticos, encarcelados durante la dictadura cívico-militar, como
parte de su política de avanzar hacia la recuperación de la amistad cívica entre los distintos
sectores de la sociedad chilena 94. Por otra parte, el otorgamiento de indultos por razones
humanitarias ha sido siempre una figura preponderante, presente en todos los gobiernos
democráticos, permitiendo que los condenados puedan pasar sus últimos días en libertad,
idealmente junto a sus familias o seres queridos. Más recientemente, durante la
administración del ex Presidente Piñera, el Congreso, a través de la ley Nº 20.588, indultó
a una serie de condenados con un claro propósito sanitario relacionado con alto nivel de
hacinamiento de los recintos penales del país.

Como se ha evidenciado en la revisión previamente realizada de la regulación


constitucional y legal, de las actas de la discusión realizada por el constituyente originario,
de la doctrina especializada, y de los indultos realizados por los gobiernos anteriores, la
finalidad de los indultos particulares no es única sino diversa. Como se verá en la siguiente
sección, lo anterior se hace especialmente importante respecto de la alegación presentada
por los requirentes en cuando a la supuesta desviación de poder del decreto impugnado
por contener una “finalidad distinta” o impropia. Al respecto, lo cierto es que el decreto
impugnado persigue una finalidad perfectamente adecuada al ordenamiento jurídico, tanto
legal como constitucional; adecuada a lo dispuesto por el constituyente originario y
adecuada a lo desarrollado por la doctrina. Y, lo que es más claro, coherente con la forma
en que los decretos que han sido otorgados históricamente en nuestra jurisdicción.

93 Cury Urzúa, Enrique. 2011. Derecho penal. Parte general. Santiago: Ediciones UC, p. 792.
94 Esta finalidad también se vio expresada en las leyes de indultos particulares Nº 18.978 de 1990
y Nº 19.736 de 2001.

53
0000145
CIENTO CUARENTA Y CINCO

d. No se configura la desviación de fin en la entrega de los indultos requeridos

Los requirentes sostienen que la facultad de indulto se ha utilizado con un fin diverso
al contenido en la regulación, encubriendo una amnistía con propósito de declarar la
inocencia de los beneficiados o indulto general; otorgando un efecto artificioso a las
declaraciones del Presidente de la República con objeto de habilitar la sede constitucional
y cuestionar el mérito de la decisión adoptada.

Antes de todo, el primer problema que dicha argumentación supone es aquel que
ha sido planteado en el acápite anterior respecto de la naturaleza diversa de la finalidad de
los indultos. Es decir, dado que la finalidad no es una ni se encuentra de explicitada en
nuestro sistema normativo, el cuestionamiento a una finalidad particular requiere de un
desarrollo argumentativo no realizado por los requirentes.

En segundo lugar, esta alegación es problemática pues el escrito desconoce que el


efecto de la institución del indulto no es declarar la inocencia de los beneficiarios o
amnistiarlos de los delitos cometidos, sino que conmutar la pena a la que han sido
debidamente condenados. Por lo anterior es que, la finalidad de amnistiar al señor Castillo,
no podría haber sido cumplida a través de los decretos impugnados.

Concluimos así que incluir la figura de la deviación de poder en el presente


requerimiento solo tiene por objeto construir un mecanismo artificioso para denunciar una
presunta inconstitucionalidad donde no hay más que cuestionamientos al mérito, sin
mayores argumentaciones.

En los acápites anteriores hemos caracterizado la especial naturaleza de la


institución del indulto, potestad discrecional en un sentido fuerte donde el Presidente de la
República cuenta con amplios márgenes para apreciar alternativas de acción igualmente
válidas a la luz del derecho. A su vez, a partir del análisis de las distintas finalidades del
indulto, el origen de la competencia y criterios doctrinales, hemos concluido que existen
múltiples móviles respecto de los cuales es legítimo el ejercicio de la facultad por parte del
Mandatario. Entonces, es posible descartar la necesidad de razones de salud como
finalidad exclusiva del beneficio, a diferencia de lo que pretenden los requirentes.

En concreto, la tendencia histórica ha dado lugar a la gracia tanto por


consideraciones humanitarias, propias de las características particulares del solicitante;
como en contextos de relevancia política, persiguiendo finalidades de bien o utilidad social
y estabilidad institucional que miran un entorno particular y responden a aquel, finalidades
que no difieren de las perseguidas por esta Administración mediante los actos requeridos.

En el caso a la vista, y según hemos analizado extensamente, el decreto exento se


otorga luego del estallido social y la consecuente crisis política e institucional. Los hechos
de violencia y violaciones de derechos humanos son el antecedente para que la autoridad

54
0000146
CIENTO CUARENTA Y SEIS

considerara la necesidad de adoptar acciones extraordinarias para propender a la cohesión


social y el reencuentro nacional, entregando el indulto con finalidad explicita el
restablecimiento de la paz social.

Resulta conveniente no olvidar, como ha sostenido la literatura y jurisprudencia


comparada, que la desviación de poder se produce cuando el acto que se emite es ajeno,
en su finalidad y procedimiento, a todo interés público; de modo que su evaluación debe
ser objetivamente considerada en base al expediente y las competencias legales 95.

En último término, los indultos otorgados no implican en escenario alguno la


extinción de la pena y de sus efectos, como el caso de la amnistía; si bien ponen término a
la obligación de cumplirla materialmente, no eliminan la calidad de condenados de los
beneficiarios para efectos de reincidencia o nuevo delinquimiento, los derechos políticos de
los que haya sido privado o las penas accesorias; como tampoco de obligaciones de
naturaleza diversa a la penal que puedan derivar del hecho punible, de conformidad con el
artículo 43 y 93 del Código Penal.

En particular, de conformidad al artículo 3º y siguientes de la ley Nº 18.216 que


establece penas que indica como sustitutivas a las penas privativas o restrictivas de
libertad, la pena de remisión condicional impuesta por el decreto supremo implica que el
condenado debe presentarse dentro de los cinco días –contados desde que estuviere firme
y ejecutoriada la sentencia o el decreto de otorgamiento– ante Gendarmería de Chile para
que la autoridad determine las condiciones que el condenado deberá observar en
cumplimiento de la misma, lo que ha ocurrido en el caso a la vista.

En lo que respecta al indulto general, hemos revisado las diferencias y similitudes


en su finalidad respecto del indulto particular, además de sus límites y efectos. Si bien en
el primer caso, la ley podría entregar de forma expresa efectos diversos a los beneficiados,
no es posible descifrar la manera en que se relaciona dicha institución con las alegaciones
de los requirentes.

e. Los indultos no suponen una intromisión en el ejercicio de jurisdicción propia


del Poder Judicial

Habiendo revisado que la autoridad ha actuado dentro de los límites de la potestad


discrecional otorgada y en el marco de las diversas finalidades que la institución del indulto
le entrega; sin que las declaraciones de S.E. el Presidente de la República se hayan referido
a la motivación del acto ni tengan un propósito o efecto diverso al contenido en el

95 Long, Marceau; Weil, Prosper; Braibant, Guy; Devolvé, Paul; y Genevos, Bruno. 2019. Las
grandes sentencias de la jurisprudencia administrativa del Consejo de Estado Francés (traducción
Katy Balan). En: Boletín Oficial del Estado, España, p. 62.

55
0000147
CIENTO CUARENTA Y SIETE

ordenamiento, es necesario aclarar que el otorgamiento de los beneficios no supone un


ejercicio de jurisdicción.

De conformidad con las disposiciones del artículo 32 Nº 14 y de la ley Nº 18.050, el


indulto particular únicamente puede impetrarse cuando se haya dictado sentencia
ejecutoriada en el respectivo proceso, debiendo acreditarse en cada caso. Se trata de una
de las principales limitaciones a la facultad de indulto que se entrega al Poder Ejecutivo, sin
que proceda la gracia respecto de individuos procesados. Dicha restricción garantiza,
justamente, que no exista intromisión en las actividades judiciales y la ausencia de
avocación a causas pendientes.

Se trata de una discusión de oportunidad que se encuentra zanjada expresamente


por la Carta Magna, a diferencia de lo que sucedía con la Constitución Política del año 1925,
dando lugar a la discusión de la doctrina respecto a la necesidad de condena para entregar
la gracia. En ausencia de norma expresa, el problema de oportunidad sigue siendo
problemática respecto de los indultos generales, si bien la naturaleza de la institución queda
desvirtuada de proceder antes de la existencia de una condena, en particular, la mantención
del carácter de condenado del beneficiario. El profesor CURY profundiza, argumentando
que lo anterior supondría darle al indulto efectos más amplios, propios de una amnistía,
contraviniendo la Constitución que “si bien no determina la naturaleza de esas instituciones,
les reconoce una naturaleza diferenciada” 96.

En el caso a la vista, el indulto fue entregado existiendo una sentencia condenatoria


y la autoridad reconoció la existencia de un delito y la calidad de condenado del beneficiario,
según dispone el acto administrativo en su considerando primero. Dicho decreto supremo
fue adecuadamente motivado y respeta las finalidades que el marco normativo entrega a la
Administración, según hemos revisado. La opinión personal expresada por el Mandatario
no podría constituir ejercicio de jurisdicción en la esfera jurídica, sin que en los hechos
resuelva un conflicto entre partes interesadas o absuelva al beneficiario sometido a
proceso. Resulta al menos forzado sostener que una declaración de dicha entidad y
extensión tiene por intención o resultado sustituir o interferir con las competencias de otros
poderes del Estado.

3. La dictación del decreto supremo no vulnera la igualdad ante la ley

Adicionalmente, los Honorables Senadores y Senadoras alegan que el decreto


impugnado habría vulnerado la igualdad ante la ley, sin embargo, demostraremos en lo que
sigue que dicha afirmación carece de sustento.

a. La impugnación del requerimiento

96
Cury Urzúa, Enrique. 2011. Derecho penal. Parte general. Santiago: Ediciones UC, p. 792.

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0000148
CIENTO CUARENTA Y OCHO

Los actores afirman que el decreto supremo habría vulnerado directamente la


igualdad ante la ley al tratar de manera diferente y sin justificación al señor Castillo, en
comparación a otros condenados que se encuentran en las mismas circunstancias.

Para efectos de justificar tal imputación, el escrito señala que al beneficiario se le ha


dado un trato diferente. En primer lugar, conmutando totalmente la pena privativa de
libertad, a pesar de haber sido condenado por sentencia ejecutoriada como autor de graves
delitos, a diferencia del resto de la población penal. En segundo lugar, al no considerar
motivos de salud, dando trato desigual a las personas que han solicitado indultos durante
los gobiernos de presidentes anteriores. Por último, al omitir la referencia a la causal del
artículo 4° letra c) de la ley N° 18.050.

Por último, reitera que el trato al señor Castillo –previamente descrito– no tendría
fundamento razonable alguno y tampoco sería idóneo para el fin que el legislador ha tenido
a la vista a la hora de regular esta institución.

b. El contenido del derecho

El derecho a la igualdad ante la ley se encuentra consagrado en el artículo 19


numeral 2° de la Constitución Política, asegurando a todas las personas “(l)a igualdad ante
la ley. En Chile no hay persona ni grupo privilegiados. En Chile no hay esclavos y el que
pise su territorio queda libre. Hombres y mujeres son iguales ante la ley. Ni la ley ni
autoridad alguna podrán establecer diferencias arbitrarias”.

Por su parte, la doctrina ha definido a la igualdad ante la ley como “el imperativo
constitucional que exige, por un lado, un trato formalmente igual por equiparación,
desentendiéndose de las diferencias contingentes y, por el otro, exige un trato
sustancialmente igual por diferenciación, adecuando las disimilitudes existentes, que
tengan relevancia jurídica, a las circunstancias regulatorias específicamente distintas” 97. A
su vez, el profesor NOGUEIRA ALCALÁ sostiene que “la igualdad ante la ley obliga a que
ésta sea aplicada de modo igual a todos aquellos que se encuentran en la misma situación,
sin que el operador pueda establecer diferencia alguna en razón de las personas, o de
circunstancias que no sean precisamente las presentes en las normas (sic)” 98 .

Conforme a lo anterior, el derecho a la igualdad ante la ley debe ser entendido como
una prerrogativa que implica la equivalente aplicación de la ley frente a las mismas
circunstancias; y aplicación diversa o diferenciada para situaciones y sujetos que se
encuentren en situaciones diferentes. En efecto, no se trata de un tratamiento igual para

97 García Pino, Gonzalo, Contreras Vásquez, Pablo y Martínez Placencia, Victoria. 2016. Diccionario
Constitucional Chileno. Santiago: Editorial Hueders, pp. 514 y 515.
98 Noguera Alcalá, Humberto. 2006. El derecho a la igualdad ante la ley, no discriminación y
acciones positivas. En: Revista de Derecho Coquimbo N° 13(2), p. 69.

57
0000149
CIENTO CUARENTA Y NUEVE

todos los casos, con independencia de todo elemento diferenciador de relevancia jurídica;
así como tampoco se prohíbe un trato distinto ante situaciones razonablemente desiguales.
Sí está prohibido el establecimiento de distinciones manifiestamente irracionales y
arbitrarias. Por tanto, la discriminación arbitraria es una diferencia de tratamiento no
justificada ni razonable, conducta que está constitucionalmente vetada.

Por su parte, el Excmo. Tribunal Constitucional ha señalado que la igualdad ante la


Iey "consiste en que las normas jurídicas deben ser iguales para todas las personas que se
encuentren en las mismas circunstancias y que no deben concederse privilegios ni
imponerse obligaciones a unos que beneficien o graven a otros que se hallen en
condiciones similares. No se trata, por consiguiente, de una igualdad absoluta, sino que ha
de aplicarse la Iey en cada caso conforme a las diferencias constitutivas del mismo. La
igualdad supone, por lo tanto, la distinción razonable entre quienes no se encuentren en la
misma condición, por lo que ella no impide que la legislación contemple en forma distinta
situaciones diferentes, siempre que la discriminación no sea arbitraria ni responda a un
propósito de hostilidad contra determinada persona o grupos de personas, o importe
indebido favor o privilegio personal del grupo 1” 99.

Del mismo modo agrega dicha Magistratura que debe “quedar suficientemente claro
que el legislador, en ejercicio de sus potestades, puede establecer regímenes especiales,
diferenciados y desiguales, siempre que ello no revista el carácter de arbitraria" 100.

En el mismo sentido se ha pronunciado la Excma. Corte Suprema, señalando que


"(l)a igualdad ante la ley significa que toda persona que habite en el territorio nacional está
sujeta, en identidad de condiciones, a unas mismas normas jurídicas, para disfrutar de unos
mismos derechos y acatar idénticas obligaciones, pero la consagración de esta igualdad
jurídica y legal no significa que la legislación no pueda dictar normas de excepción que, no
obstante alterar la regla general fijada para una determinada situación, no transgrede el
principio de la igualdad ante la ley, si tal legislación diferente está Ilamada a que esas
disposiciones de excepción sean aplicables a todos aquellos que se encuentran en
condiciones similares, sea frente al Derecho Público como al Derecho Privado” 101.

De esta forma cabe caracterizar al derecho a la igualdad ante la ley contenido en el


artículo 19 N° 2 de la Constitución Política como aquella prohibición de discriminar de
manera arbitraria dirigida al legislador y a la autoridad. A su vez, dicha garantía sí permite
que puedan establecerse regímenes diferentes de manera razonada.

99 Sentencia Excmo. Tribunal Constitucional rol Nº 53-1988 y 219-1995.


100 Sentencia Excmo. Tribunal Constitucional rol Nº 986-2008.
101 Sentencia de la Excma. Corte Suprema 03-12-1986. En: Revista de Derecho y Jurisprudencia
N°39, p. 16.

58
0000150
CIENTO CINCUENTA

c. No existe una diferencia de trato al señor Castillo respecto a otros condenados


o indultados

Ahora bien, tal como ya se ha señalado, el trato recibido por el señor Castillo no se
diferencia de aquel recibido por otras personas privadas de libertad ni tampoco con el
recibido por los otros doce indultados. En efecto, como fue previamente señalado, la
garantía constitucional no desconoce la posibilidad de establecer mecanismos de
diferencias entre personas, proscribiendo –más bien– que las decisiones que generan
diferencias de tratamiento no se encuentren fundadas en razones objetivas o razonables.

En razón de lo anterior, malamente puede estimarse que el beneficiario fue objeto


de un trato privilegiado al conmutarse su pena, pues justamente dicha consecuencia es uno
de los efectos naturales de los indultos, institución que constituye una gracia presidencial,
de acuerdo al artículo 1º de la ley N° 18.050 –tal como fue latamente analizado–.

Asimismo, las y los requirentes yerran al pretender que la única causal admisible
para otorgar un indulto sea el estado de salud de los condenados, dado este hecho puede
ser –o no– uno de los varios motivos que el Presidente de la República puede tener a la
vista al momento de otorgar un indulto. Por tanto, no es correcto afirmar que el decreto
supremo trata al señor Castillo de forma distinta que al resto de las personas que han sido
indultadas en gobiernos anteriores pues nuestro ordenamiento jurídico no contiene
causales taxativas para otorgar indultos.

Es más, al contrario de lo señalado, los indultos de gobiernos anteriores se han


motivado en consideraciones diversas al estado de salud de los condenados como, por
ejemplo, en la posibilidad de reinserción y buena conducta de los condenados. Así,
mediante el decreto N° 651 del Ministerio de Justicia del fecha 22 de mayo del año 2006,
se conmutó la pena de presidio por un delito de hurto y las accesorias de multa por delitos
de hurto y desacato a las que se encontraba condenado el señor Víctor Manuel Ancalaf
Llaupe, por la sujeción a la vigilancia del Patronato Local de Reos. En dicha ocasión, se
consideró lo siguiente:

“Que del análisis de los antecedentes acompañados a la solicitud de indulto, se ha


podido constatar que don Víctor Manuel Ancalaf Llaupe cumple condena de 5 años y
un 1 día de presidio, correspondiente al delito terrorista tipificado en el artículo 2°
número 4 de la ley Nº 18.314, en relación al artículo 1° de la misma ley (Sentencia de
fecha 30.12.2003 dictada por el Ministro Instructor don Diego Simpértigue de la Corte
de Apelaciones de Concepción, sentencia de segunda instancia de fecha 04.06.2004
de la Corte de Apelaciones de Concepción y sentencia de casación de fecha
02.08.2004 de la Corte Suprema. Causa Rol l-2002 a la que se acumularon los
procesos rules 3466. 3471, 3483, 3504, 3839, 3826, 3860, 3858, 3861, 3863, 3903,
3865, 3833 y 3849, todas del Juzgado del Crimen de Santa Bárbara), y que dicho

59
0000151
CIENTO CINCUENTA Y UNO

delito no es susceptible de ser indultado por decreto del Presidente de la República


en conformación a prolubición expresa del artículo 9° de la Constitución Política de la
República de Chile y los artículos 1° y 6° de la ley Nº 18.050 sobre indultos
particulares.

Que don Víctor Manuel Ancalaf Llaupe se encuentra además condenado por dos
delitos comunes a la pena de 3 años y 1 día de presidio menor en su grado máximo
y a la pena accesoria de multa de 11 Unidades Tributarias Mensuales (U.T.M.) por el
delito común de hurto y a la pena accesoria de multa de 11 Unidades Tributarias
Mensuales (U.T.M.) por el delito común de desacato, cuya pena principal ya fue
cumplida.

Que la pena privativa de libertad de 3 años y 1 día a la que fue condenado por el
delito de hurto la iniciara a continuación de la que se le impuso por el delito terrorista
tipificado en el artículo 2° número 4 de la ley N° 18.314 en relación al artículo 1° de la
misma ley.

Que las penas de multas a las que se encuentra condenado no han sido cumplidas.

Que han sido considerados como fundamentos calificados para acceder al presente
indulto respecto a las penas por los delitos comunes de hurto y desacato, entre otros,
la muy buena conducta que el solicitante ha manifestado al interior de la Unidad Penal
durante el tiempo de reclusión; la clara disposición al cambio que el señor Ancalaf ha
demostrado; la existencia de una red de apoyo capaz de acogerlo en el medio libre;
la precaria situación económica que presenta y, finalmente, la opinión favorable de
Gendarmería de Chile respecto a la solicitud”.

Por otro lado, al carecer de argumentos para sustentar la infracción a la garantía de


igualdad ante la ley, las y los requirentes vuelven a reiterar los argumentos acerca de la
falta de motivación del decreto impugnado, cuestión que –como ya analizamos— carece de
todo sustento.

Por todo lo anterior, es del todo claro que no existió una vulneración al derecho de
igualdad ante la ley, pues la dictación del decreto supremo en ningún caso significó tratar
en forma diferente a personas que se encontraban en una misma situación jurídica, ya sea
respecto a los otros doce indultados o respecto de otras personas privadas de libertad.

4. La delegación de firma del decreto impugnado es plenamente procedente y


conforme a nuestra carta fundamental

Por último, los Honorables Senadores y Senadoras alegan que el decreto supremo
habría vulnerado lo dispuesto en el artículo 7° de la Constitución Política al firmarse por
orden del Presidente de la República. A continuación, demostraremos que ello es
incorrecto, careciendo de sustento jurídico.

60
0000152
CIENTO CINCUENTA Y DOS

a. La impugnación

Las y los requirentes estiman que el decreto supremo transgrede lo establecido en


el artículo 7° de nuestra Constitución Política, dado que la normativa vigente excluiría
expresamente la posibilidad de que los indultos que recaigan sobre delitos contra la
seguridad del Estado sean firmados por una autoridad distinta al Mandatario. Argumentan
que la configuración del vicio constitucional se manifiesta al haberse dictado el acto sin que
la ex Ministra de Justicia haya contado con una investidura regular previa, ni la competencia
para dictar bajo la fórmula “por orden del Presidente de la República”.

b. Marco normativo

El Decreto de Delegación de Firma establece que el otorgamiento y denegación de


indultos particulares de penas principales y/o accesorias es una materia de aquellas que
serán suscritas por el o la Ministra de Justicia con la fórmula “por orden del Presidente de
la República”.

Con todo, el apartado que hace referencia al indulto exceptúa el otorgamiento de


indultos particulares que recaigan sobre penas de muerte y de presidio perpetuo; delitos
contra la seguridad del Estado; y delitos contemplados en los artículos 3º y 16 de la ley Nº
20.000 que sustituye la ley Nº 19.366 que sanciona el tráfico ilícito de estupefacientes y
sustancias sicotrópicas (en adelante, ley Nº 20.000) y en los artículos 362 y 366 bis del
Código Penal.

c. La procedencia de la fórmula de firma en el decreto supremo impugnado

A propósito de las citadas exclusiones, las y los requirentes reclaman que el decreto
supremo que entregó el beneficio al señor Castillo no podría haber sido firmado por la ex
Ministra de Justicia al indultarle por los delitos de desórdenes previstos en la Ley sobre
Seguridad del Estado. Lo anterior, supone calificar aquellos como delitos contra la
seguridad del Estado, conclusión falaz, como pasaremos a explicitar.

En primer lugar, cabe tener presente que el Decreto de Delegación de Firma se


refiere a ‘delitos contra la seguridad del Estado’ y no a delitos ‘contemplados en la Ley sobre
Seguridad del Estado’, formulación que utiliza cuando se refiere a la exclusión de ciertos
delitos ‘contemplados’ en la ley Nº 20.000 o en el Código Penal. Así, es evidente que cuando
hace referencia a delitos contra la seguridad del Estado el Decreto de Delegación de Firma
se refiere a delitos que atacan la seguridad del Estado y no a los delitos contemplados en
la Ley sobre Seguridad del Estado.

Lo anterior es de la máxima relevancia, dado que la Ley sobre Seguridad del Estado
contempla delitos contra bienes jurídicos diversos, tal como anuncian sus títulos. En efecto,
el título I contiene delitos contra la soberanía nacional y la seguridad exterior del Estado, el
título II prevé delitos contra la seguridad interior del Estado, el título III tipifica delitos contra
61
0000153
CIENTO CINCUENTA Y TRES

el orden público y el título IV establece delitos contra la normalidad de las actividades


nacionales. Así las cosas, solo los dos primeros capítulos de la citada ley tipifican delitos
contra la seguridad del Estado –exterior e interior, respectivamente–.

Por lo demás, existen delitos contra la seguridad del Estado que están contenidos
en otros cuerpos normativos, como los títulos I y II del libro II del Código Penal y el título II
del libro III del Código de Justicia Militar. Malamente podría interpretarse que la Ley de
Seguridad del Estado es la norma que regula exclusivamente esta clase de ilícitos por el
alcance de nombre.

En concreto, el literal a) del artículo 6º de la Ley sobre Seguridad del Estado, que
tipifica los delitos de desórdenes públicos por los que fue condenado el señor Castillo, se
encuentra en el Título III, esto es, bajo el Título que regula delitos contra el orden público.
Lo anterior no solo se desprende del título de la ley en el que se encuentra el artículo en
cuestión, sino también en el encabezado del artículo 6º que señala: “(c)ometen delito contra
el orden público” (énfasis agregado).

d. No existe infracción al artículo 7° de la Constitución Política

Como ya fue mencionado, previo a la dictación del decreto supremo el señor Castillo
se encontraba cumpliendo una condena como autor de, entre otros, delitos de desórdenes
públicos del artículo 6° letra a) de la Ley de Seguridad del Estado. Es decir, fue condenado
por un delito contra el orden público, según lo dispone el encabezado del artículo y el título
en el que se contiene el artículo en cuestión.

Así, difícilmente se podría interpretar que el indulto del señor Castillo constituye una
de las excepciones a la autorización del Decreto de Delegación de Firma, sin que
corresponda al Presidente de la República dictar tal acto. La conclusión de las y los
requirentes solo puede fundarse en la confusión con el nombre de la propia Ley de
Seguridad del Estado en razón de su denominación.

Estimar que todos los delitos contenidos en ella corresponden a vulneraciones a la


seguridad del Estado es manifiestamente errada. Por lo demás, tal conclusión no puede
sino ser rechazada categóricamente, pues los delitos en contra de la seguridad del Estado
corresponden a una clase especial de delitos cuya sanción da cuenta de una especial
gravedad de los mismos.

5. Corolarios

a. El decreto supremo impugnado está debidamente motivado. Los argumentos de las


y los requirentes respecto al vicio alegado dan cuenta de las contradicciones
manifiestas de dicho escrito, pues en ocasiones se refieren a que el decreto
impugnado carece de fundación y en otras estiman que dicha fundamentación sería
insuficiente. Lo anterior da cuenta que lo pretendido por los H. Senadores y

62
0000154
CIENTO CINCUENTA Y CUATRO

Senadoras no es cuestionar la motivación del acto administrativo, sino que


demuestra su desacuerdo en calificar el caso particular que se desarrolla en el
decreto impugnado.
b. La motivación no es igual para todo acto administrativo, varía según su naturaleza.
El contenido y extensión de la motivación de los actos dependerá del tipo de
potestad conferida y, particularmente, los actos discrecionales fuertes reconocen un
margen de decisión propio a las autoridades competentes, las que realizan una
estimación subjetiva o ideal de la solución correcta. Por lo anterior, la motivación no
es igual para todos los actos, sino que debe adecuarse a las peculiaridades del
caso, más aún si estamos frente a una potestad discrecional.
c. El indulto corresponde a una potestad discrecional fuerte. La potestad de otorgar
indultos particulares tiene las características propias de una potestad discrecional
fuerte, dado que la propia ley N° 18.050 le confiere al Presidente de la República la
posibilidad de “prescindir de los requisitos exigidos en la ley” al momento de calificar
un caso como calificado o no, quedando por tanto a su estimación subjetiva. En
razón de lo anterior, debe tenerse en cuenta tal característica de los indultos al
momento de calificar su fundamentación. En suma, puede concluirse que el indulto
es un acto de gobierno discrecional que representa los intereses de la nación,
correspondiéndole al Presidente de la República o al Ministro de Justicia (en su
caso) otorgarlo libremente.
d. El decreto impugnado se encuentra debidamente fundado. En el caso de los indultos
particulares, la motivación o exteriorización de los argumentos que se deben
desarrollar para calificar el caso a caso no está reglada por el legislador, de manera
que puede adoptar distintas expresiones o manifestaciones y tener una extensión
diversa. Lo relevante de este ejercicio de fundamentación es que debe dar razón o,
dicho de otra manera, dar cuenta del camino lógico-racional que llevó en este caso
a la autoridad a adoptar la decisión. En el caso concreto del señor Castillo, se
ponderaron una serie de antecedentes e informes –debidamente exteriorizados y
desarrollados en la fundamentación del acto– que llevaron a calificar su caso como
uno excepcional. En ese sentido el indulto fue otorgado atendiendo, además, un
contexto especial pues había sido condenado por hechos cometidos en el marco del
estallido social, una de las más graves crisis institucionales y políticas del país. Sin
embargo, las y los requirentes pretenden esconder su desacuerdo con la decisión,
a través de la supuesta falta de fundamentación del decreto, dado que exigen el
otorgamiento de esta gracia por razones humanitarias. Al respecto, cabe destacar
que dicha razón puede no ser, necesariamente, el motivo para conceder el indulto,
ya que bien puede fundarse en otras razones, tal como ha ocurrido en gobiernos
anteriores.

63
0000155
CIENTO CINCUENTA Y CINCO

e. El decreto impugnado respeta plenamente los fines comprendidos en la institución


del indulto. Las y los requirentes plantean que se configuraría el vicio de desviación
de poder en virtud de las declaraciones del Presidente de la República, las que
demostrarían el encubrimiento de una amnistía con propósito de declarar la
inocencia de los beneficiados, apartándose así de los fines de la institución del
indulto particular que identifican exclusivamente con consideraciones humanitarias.
En primer lugar, la argumentación planteada es incorrecta e incompleta, pues la
finalidad de la institución de los indultos no es una, ni se encuentra explicitada en
nuestro sistema normativo, y, por tanto, el cuestionamiento a una finalidad particular
requiere de un desarrollo argumentativo que no es realizado por los requirentes. En
segundo lugar, la alegación es problemática pues el escrito desconoce que el efecto
de la institución del indulto no es declarar la inocencia de los beneficiarios o
amnistiarlos de los delitos cometidos, sino que conmutar la pena a la que han sido
debidamente condenados. En tercer lugar, no es cierto que las consideraciones
humanitarias son el único motivo para otorgar indultos, pues bien puede perseguir
finalidades de utilidad social, estabilidad institucional y también puede responder a
razones de política criminal, tal como ha ocurrido en gobiernos anteriores. Por
último, las declaraciones del Presidente de la República en ningún caso suponen
una intromisión a la jurisdicción propia del Poder Judicial, dado que no constituyen
un ejercicio de jurisdicción en la esfera jurídica, sin que en los hechos resuelva un
conflicto entre partes interesadas o absuelva al beneficiario sometido a proceso
f. Las y los requirentes utilizan un concepto errado de la garantía de igualdad ante la
ley. En efecto, estos sostienen, erradamente, que el señor Castillo habría sido objeto
de un trato diferente y sin justificación, en comparación a otros condenados que se
encuentran en las mismas circunstancias, lo cual infringiría el derecho a la igualdad
ante la ley. Sin embargo, las y los requirentes parecen desconocer el contenido de
este derecho constitucional, pues esta garantía implica la equivalente aplicación de
la ley frente a las mismas circunstancias; y aplicación diversa o diferenciada para
situaciones y sujetos que se encuentren en situaciones diferentes.
g. La garantía constitucional no supone una igualdad absoluta con independencia de
elementos diferenciados. En efecto, no se trata de un tratamiento igual para todos
los casos; así como tampoco se prohíbe un trato distinto ante situaciones
razonablemente desiguales. Sí está prohibido el establecimiento de distinciones
manifiestamente irracionales y arbitrarias. De esta forma cabe caracterizar al
derecho a la igualdad ante la ley contenido en el artículo 19 N° 2 de la Constitución
Política como aquella prohibición de discriminar de manera arbitraria dirigida al
legislador y a la autoridad.
h. La dictación del decreto impugnado no vulnera a la garantía de igualdad ante la ley.
Los argumentos de las y los requirentes que justificarían el trato privilegiado se

64
0000156
CIENTO CINCUENTA Y SEIS

sustentan en la conmutación de la pena y en la omisión de las consideraciones


humanitarias (entre otras). Sin embargo, carece de toda lógica caracterizar a uno
de los efectos naturales del indulto como expresión de un trato privilegiado, pues el
indulto se dicta para ese objeto precisamente. Por otro lado, y como ya se ha
mencionado en distintas partes de este escrito, las consideraciones humanitarias no
son el único motivo que justifica la dictación de un indulto, al contrario de lo que
pretenden hacer creer las y los requirentes. Lo que verdaderamente aconteció fue
que el trato recibido por el señor Castillo no se diferenció de aquel recibido por otras
personas privadas de libertad, dado que la garantía constitucional no desconoce la
posibilidad de establecer mecanismos de diferencias entre personas con elementos
o situaciones jurídicas diversas.
i. La delegación de firma es plenamente procedente en conformidad a la Constitución.
Las y los requirentes estiman que el decreto impugnado vulneró el artículo 7° de la
Constitución al indultar al señor Castillo por el delito de desórdenes públicos de la
Ley de Seguridad del Estado, dado que nuestra normativa vigente excluiría
expresamente la posibilidad de que los indultos que recaigan sobre delitos contra la
seguridad del Estado sean firmados por una autoridad distinta al Presidente de la
República. Sin embargo, dicha afirmación es falaz, pues el Decreto de Delegación
de Firma se refiere a “delitos contra la seguridad del Estado” y no a delitos
“contemplados en la Ley sobre Seguridad del Estado”, como sí lo hace cuando se
refiere a la exclusión de ciertos delitos “contemplados” en la ley 20.000 o en el
Código Penal. Lo anterior es de la máxima relevancia, dado que la Ley sobre
Seguridad del Estado contempla delitos contra bienes jurídicos diversos, tal como
anuncian sus títulos.
j. En concreto, previo a la dictación del decreto supremo, el señor Castillo se
encontraba cumpliendo una condena como autor de, entre otros, delitos de
desórdenes públicos del artículo 6° letra a) de la Ley de Seguridad del Estado. Es
decir, fue condenado por un delito contra el orden público, según lo dispone el
encabezado del artículo y el título en el que se contiene la norma en cuestión. Así,
difícilmente se podría interpretar que el indulto del señor Castillo constituye una de
las excepciones a la autorización del Decreto de Delegación de Firma, sin que
corresponda al Presidente de la República dictar tal acto

POR TANTO,

A US. EXCMO. PEDIMOS tener por evacuadas las presentes observaciones, en mérito de
las cuales solicitamos declarar improcedente el presente requerimiento o, en subsidio,
rechazar las impugnaciones contra el decreto supremo Nº 3234 del Ministerio de Justicia y

65
0000157
CIENTO CINCUENTA Y SIETE

Derechos Humanos del año 2022, causa rol Nº 13965-23, declarando su plena sujeción a
la Constitución Política.

PRIMER OTROSÍ

En calidad de órgano legitimado de conformidad con el artículo 44 de la ley Nº 17.997,


orgánica constitucional del Tribunal Constitucional, cuyo texto refundido, coordinado y
sistematizado fija el decreto con fuerza de ley Nº 5 del Ministerio Secretaría General de la
Presidencia del año 2010, solicitamos a US. Excmo, ser tenidos como parte en los autos
para todos los efectos legales.

POR TANTO,

A US. EXCMO. ROGAMOS tenerlo presente.

SEGUNDO OTROSÍ

En calidad de órgano legitimado de conformidad con el artículo 43 de la ley Nº 17.997,


orgánica constitucional del Tribunal Constitucional, cuyo texto refundido, coordinado y
sistematizado fija el decreto con fuerza de ley Nº 5 del Ministerio Secretaría General de la
Presidencia del año 2010, solicitamos a US. Excmo se oigan alegatos en la presente causa.

POR TANTO,

A US. EXCMO. ROGAMOS tenerlo presente.

66
0000158
CIENTO CINCUENTA Y OCHO

RESUMEN EJECUTIVO

Este escrito consta de 5 capítulos los cuales buscan responder a cada una de las
alegaciones que realizan las y los requirentes. De manera preliminar, en el capítulo I
procedemos a realizar un resumen del requerimiento presentado por las y los H. Senadores,
junto con identificar los principales argumentos sostenidos por estos a lo largo de su escrito.

El capítulo II consta de tres apartados. En el primero de ellos referimos a


consideraciones particulares en relación a la facultad de indultar. En especial se procede a
caracterizar la institución, diferenciándose de la amnistía y destacándose por nuestra parte
que el efecto perseguido por el decreto supremo requerido no es la impunidad del
condenado. A continuación, efectuamos un repaso por la historia y regulación del indulto
en nuestra Carta Fundamental para demostrar que esta institución se encuentra
íntimamente vinculada a nuestra historia constitucional. Por último, desarrollamos la idea
de que esta facultad se ha ejercido reiteradamente por gobiernos anteriores y que no
responde a una cuestión meramente excepcional de esta Administración. En el segundo
apartado de este capítulo referimos a los elementos formales y sustantivos de los actos
administrativos para proceder a caracterizar los indultos particulares como tal y evidenciar
que el decreto exento cumple con todos los elementos y requisitos exigidos por la
Constitución y las leyes para su dictación.

En el capítulo III se abordan los alcances del control de constitucionalidad ejercido


por este Excmo. Tribunal respecto de los decretos supremos. Así, se procede a desarrollar
su regulación, los requisitos que debe cumplir el órgano legitimado para su procedencia,
según el vicio que se invoca y finalmente, se desarrollan las tendencias jurisprudenciales
del Tribunal Constitucional respecto a la imposibilidad de esta magistratura de revisar el
mérito del decreto supremo y vicios de legalidad asociados al mismo.

Íntimamente ligado con lo anterior, en el capítulo IV se procede a desarrollar las


alegaciones de las y los requirentes a fin de demostrar que estas involucran aspectos
ajenos a la competencia de esta magistratura. Así, tanto la falta de fundamentación como
también la desviación de poder que invocan, constituyen cuestionamientos de legalidad y
no de constitucionalidad. Luego, tratándose de la igualdad ante la ley, sostenemos la idea
que el concepto utilizado por las y los requirentes es errado y se desarrolla en abierta
contradicción con la jurisprudencia de esta magistratura pues, el trato diferenciado para
sujetos que se encuentran en situaciones distintas sí resulta admisible.

Teniendo presente lo anterior, se evidencia que lo que pretenden las y los


requirentes es cuestionar el mérito del decreto requerido, ignorando que la fundamentación
del decreto exento debe responder a la naturaleza discrecional de esta institución y al
principio de deferencia razonada que ha reconocido este Excmo. Tribunal por medio de su
jurisprudencia.

67
0000159
CIENTO CINCUENTA Y NUEVE

Finalmente, en el capítulo V procedemos a desvirtuar cada uno de los argumentos


de fondo sostenidos por las y los requirentes. Este capítulo consta de cuatro apartados.

En el primero de ellos sostenemos que el decreto requerido se encuentra


debidamente fundado y motivado. Para ello abordamos –en términos generales- la
motivación como elemento del acto administrativo y la naturaleza de la facultad de otorgar
indultos particulares, la cual responde a una potestad discrecional fuerte. Esto es relevante
pues, la motivación, varía tratándose de la naturaleza del acto. En el caso que nos ocupa,
nos encontramos frente a un acto de gobierno y por tanto la extensión, el contenido y la
calificación del caso concreto queda entregada a la estimación subjetiva del Presidente de
la República bastando que en el decreto requerido se exprese de un modo razonable los
fundamentos de hecho y de derecho tenidos a la vista. A continuación, y con el fin de
evidenciar que el decreto requerido cumple con el elemento de motivación de los actos,
analizamos el caso concreto, pues tratándose del indulto particular conferido al señor
Castillo, se ponderaron una serie de antecedentes e informes –debidamente
exteriorizados– que llevaron a calificar el caso concreto.

En segundo lugar, sostenemos que el decreto requerido respeta los fines


comprendidos en la institución y no se configura respecto de ella una desviación de poder.
Para lo anterior, se aborda la desviación de poder como vicio del acto administrativo; se
procede a analizar los fines comprendidos en la institución en su regulación, en la comisión
de estudios de nueva constitución, en la doctrina y en los gobiernos anteriores, todo ello
con el fin de evidenciar que la finalidad de estos actos no se encuentra explicitada en
nuestro ordenamiento jurídico, existiendo diversos móviles respecto de los cuales es
legítimo el ejercicio de esta facultad por parte del Mandatario, de manera que, su
cuestionamiento, debió implicar un desarrollo argumentativo que en el caso concreto no
ocurrió. Así, se desconoce que el indulto otorgado al señor Castillo sí persigue un fin
determinado cual es, el restablecimiento de la paz social. Ello en atención al contexto en el
que se cometieron los hechos por los cuales fue condenado cual es, el estallido social y la
consecuente crisis política e institucional que llevaron a la autoridad a adoptar acciones
extraordinarias en la materia. Finalmente, se da cuenta que el indulto otorgado no supuso
una intromisión a la facultad jurisdiccional de los Tribunales de Justicia pues se trató de un
beneficio otorgado a quien ya contaba con sentencia ejecutoriada, respecto de quien se
reconoce la comisión de un delito y su calidad de condenado, tal como lo dispone el
ordenamiento jurídico.

En tercer lugar, sostenemos que el decreto exento no supone una vulneración a la


igualdad ante la ley. Así, se procede a revisar el contenido de este derecho con el fin de
evidenciar que los requirentes entienden de manera errada esta garantía, desconociendo
que esta no supone una igualdad absoluta pues, si bien implica la equivalente aplicación
de la ley frente a las mismas circunstancias, es perfectamente posible aplicarla en forma

68
0000160
CIENTO SESENTA

diferenciada frente a situaciones particulares, siempre que no se trate de diferencias


irracionales y arbitrarias. Frente a ello sostenemos que el trato recibido por el señor Castillo
no se diferenció de aquel recibido por otras personas privadas de libertad pues no es
imposible identificar como efecto natural del indulto un trato privilegiado cuando –
precisamente- se dictó con el objetivo de conmutar la pena.

Finalmente, nos referimos a la delegación de firma y su adecuada procedencia en


conformidad a la Constitución y la ley. Para ello abordamos en primer lugar, la regulación
normativa de la delegación de firma y luego nos referimos a la procedencia de la firma “por
orden del Presidente de la República” la cual resultó adecuada en el caso concreto. Así, el
señor Castillo estaba condenado por delitos de desórdenes públicos, es decir contra el
orden público y no por delitos contra la seguridad del Estado –como erróneamente lo
sostienen las y los requirentes- razón por la cual no correspondía catalogarlo como un caso
de excepción, procediendo la delegación de firma en el titular del Ministerio de Justicia y
Derechos Humanos.

69
0000161
CIENTO SESENTA Y UNO

CONTENIDO

CAPÍTULO I ..................................................................................................................................................... 4
EL REQUERIMIENTO PRESENTADO ....................................................................................................... 4
1. La falta de motivación como vicio de constitucionalidad alegada en el requerimiento 6
2. La desviación de poder y sus presuntas consecuencias aducidas en el requerimiento
7
3. La vulneración a la igualdad ante la ley alegada por el requerimiento .............................. 7
4. La ausencia de investidura y competencia para firmar alegada por el requerimiento .. 8
CAPÍTULO II .................................................................................................................................................... 9
LOS INDULTOS QUE DAN LUGAR AL PRESENTE REQUERIMIENTO ............................................ 9
1. Consideraciones generales de la facultad de indultar ........................................................... 9
a. La facultad de indultar es una atribución especial y exclusiva del Presidente de la
República ................................................................................................................................................ 9
b. La facultad de indultar no constituye impunidad .............................................................. 10
c. El indulto es una institución que pertenece nuestra tradición constitucional .......... 11
d. El indulto es una atribución presidencial que se ha ejercido en reiteradas
oportunidades por gobiernos anteriores ..................................................................................... 12
e. El indulto es una atribución regulada en nuestro ordenamiento jurídico .................. 13
2. Los indultos como actos administrativos ............................................................................... 15
a. Requisitos o elementos subjetivos del acto administrativo ........................................... 15
b. Requisitos o elementos objetivos del acto administrativo ............................................. 15
c. Requisitos o elementos formales del acto administrativo .............................................. 16
3. Sobre el indulto impugnado mediante el presente requerimiento de
inconstitucionalidad ............................................................................................................................... 17
4. Corolarios ......................................................................................................................................... 18
CAPÍTULO III ................................................................................................................................................. 20
ALCANCES DEL REQUERIMIENTO EN VIRTUD DEL ARTÍCULO 93 N° 16 DE LA
CONSTITUCIÓN POLÍTICA ........................................................................................................................ 20
1. Regulación del control de constitucionalidad ........................................................................ 20
2. Exégesis del artículo 93 N° 16 de la Constitución Política .................................................. 21
3. Jurisprudencia del Excmo. Tribunal Constitucional en la materia ................................... 22
a. Sobre los alcances del control de constitucionalidad: Imposibilidad de revisar el
mérito de las decisiones de la Administración ........................................................................... 22
b. Sobre los alcances del control de constitucionalidad: No abarca asuntos de
legalidad ................................................................................................................................................ 23
4. Corolarios ......................................................................................................................................... 24
CAPÍTULO IV ................................................................................................................................................. 26
CUESTIONES DE PREVIO Y ESPECIAL PRONUNCIAMIENTO ........................................................ 26
1. La totalidad de los cuestionamientos al decreto impugnado son de legalidad ............ 26
a. Sobre el vicio de constitucionalidad por falta de fundamentación .............................. 27
b. Sobre el vicio de constitucionalidad por desviación de poder ...................................... 28
c. Sobre el vicio de constitucionalidad por infracción a la igualdad ante la ley............ 30

70
0000162
CIENTO SESENTA Y DOS

d. Sobre el vicio de constitucionalidad por falta de investidura regular de la ex


Ministra de Justicia y Derechos Humanos................................................................................... 31
2. El cuestionamiento al decreto impugnado es de mérito ..................................................... 32
a. Aspectos generales de la facultad de conceder indultos particulares ........................ 33
b. Principio de deferencia en la doctrina y la jurisprudencia del Excmo. Tribunal
Constitucional ..................................................................................................................................... 33
c. Cuestionamientos de mérito del requerimiento................................................................. 35
3. Corolarios ......................................................................................................................................... 37
CAPITULO V .................................................................................................................................................. 40
ARGUMENTACIÓN DE FONDO ................................................................................................................ 40
1. El decreto supremo se encuentra debidamente motivado .................................................. 40
a. La impugnación del requerimiento ....................................................................................... 40
b. La motivación del acto administrativo ................................................................................. 41
c. La motivación varía según la naturaleza del acto de que se trate: Potestades
discrecionales y regladas ................................................................................................................. 41
d. El indulto responde a una potestad discrecional fuerte .................................................. 42
e. El decreto que otorgó el indulto particular se encuentra debidamente fundado ..... 43
f. La calificación del caso de conformidad al artículo 6° de la ley N° 18.050 le
corresponde exclusivamente al Presidente de la República .................................................. 44
g. El hecho de que concurran una o más causales de denegación del artículo 4° no
implica elevar el estándar de calificación de los casos concretos ....................................... 44
h. El estándar de calificación del caso concreto no dista de la fórmula utilizada en
ocasiones anteriores ......................................................................................................................... 45
i. El control de la motivación de una potestad discrecional: La razonabilidad y
proporcionalidad de los actos y, en particular, de los indultos otorgados......................... 47
2. El decreto requerido respeta los fines comprendidos en la institución del indulto, sin
configurar un vicio de desviación de poder .................................................................................... 48
a. La impugnación del requerimiento ....................................................................................... 48
b. La desviación de poder como vicio del acto administrativo .......................................... 48
c. Los fines comprendidos en la institución del indulto ...................................................... 50
d. No se configura la desviación de fin en la entrega de los indultos requeridos ........ 54
e. Los indultos no suponen una intromisión en el ejercicio de jurisdicción propia del
Poder Judicial ...................................................................................................................................... 55
3. La dictación del decreto supremo no vulnera la igualdad ante la ley .............................. 56
a. La impugnación del requerimiento ....................................................................................... 56
b. El contenido del derecho ......................................................................................................... 57
c. No existe una diferencia de trato al señor Castillo respecto a otros condenados o
indultados ............................................................................................................................................. 59
4. La delegación de firma del decreto impugnado es plenamente procedente y conforme
a nuestra carta fundamental ................................................................................................................ 60
a. La impugnación .......................................................................................................................... 61
b. Marco normativo ........................................................................................................................ 61
c. La procedencia de la fórmula de firma en el decreto supremo impugnado ............... 61
d. No existe infracción al artículo 7° de la Constitución Política ....................................... 62

71
0000163
CIENTO SESENTA Y TRES

5. Corolarios ......................................................................................................................................... 62
RESUMEN EJECUTIVO .............................................................................................................................. 67

72
0000164
CIENTO SESENTA Y CUATRO

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