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Caso psicoanalítico

Melina Villamizar Larrota

Intervención psicodinámica

Docente Héctor Fabian Becerra Fuquen

Universidad de Santander

Facultad de ciencias sociales, políticas y humanas

Psicología

2022
Caso:

… Me gustaría hablarte de María Elena... Se trata de una mujer de 32 años,

madre de una hija de 15 y un varón de 13. Consulta por depresión y nos es

mandada por el Servicio de Ginecología. Su hija había consultado por las

consecuencias de un aborto provocado. Al intentar ésta saber quién había

embarazado a su hija adolescente le contestó: “No lo diré, no quiero destruir tu

matrimonio”. Resultó que la muchacha había sido la amante de su padre durante

meses. María Elena, enfrentada con la realización del incesto padre-hija, entró en

una depresión profunda, adjudicándose toda la culpa de lo ocurrido, ya que ella,

por trabajar fuera de casa, no había podido cuidar a su niña. En las primeras

sesiones nos decía repetidamente: “Pobre, mi marido, él no es responsable. Se

crió en un orfanato, no sabe lo que es una familia. ¡Qué destino!!”. Rompía en

llanto y realimentaba su culpa. “No puedo separarme..., aunque para todos mi hija

será una vergüenza”.

María Elena había cursado la primaria hasta tercer grado. Debido a las serias

carencias sufridas en su infancia intentó en la estructuración de su familia reparar

todas aquellas. Su esposo era un joven de treinta y cuatro años, obrero muy

querido en la villa por su actitud colaboradora y reivindicatoria de las necesidades

de sus habitantes.

Al principio fue necesario medicar a María Elena con un mínimo de antidepresivos,

no para negar su depresión sino para posibilitarle la comunicación y la creación de

nuevos vínculos en el grupo, ya que la culpa y la vergüenza la inundaban.


Su historia nos permitió comprender que con su complicidad inconsciente la hija

había repetido su propio drama edípico. María Elena no había conocido a su

padre, pero los distintos hombres, que convivieron con su madre a menudo se

habían aprovechado sexualmente de ella en la única habitación de la cual

disponía su familia. Además, desde pequeña había espiado la relaciones sexuales

de su madre. En este contexto era importante que María Elena comprendiera que

su historia no era el resultado de su “maldad pecaminosa”, sino de múltiples

determinaciones, incluyendo sin duda las condiciones paupérrimas en que se

había criado.

Probablemente por eso mismo había idealizado tanto la “familia estable”, lograda

por ella. Vivió la “revelación inesperada” del incesto padre-hija, que debiera haber

podido detectar mucho antes, como justo castigo de Dios por sus propios

pecados.

Pudimos mostrarle en el análisis cómo ella había participado activamente en la

situación por sentimientos de culpa inconscientes. Teniendo dos habitaciones,

María Elena compartía a menudo una recámara con su hijo y el esposo la otra con

su hija. Mientras que ella no era más que cariñosa con su niño, hizo actuar a su

hija su deseo edípico realizado y frustrado, ya que un padrastro no es un padre de

veras.

La labor del grupo con ella fue intensa. Lejos de provocar rechazo y horror, María

Elena despertó sentimientos de compasión y simpatía. El vínculo edípico

transferencial que estableció con uno de los coterapeutas del equipo permitió

interpretar adecuadamente y hacer que ella recordara episodios de su infancia


reprimidos y los ligara con el presente en una buena elaboración. María Elena

permaneció hasta el final en el grupo y evolucionó muy favorablemente; superó la

grave depresión, lo que le permitió, al año, prescindir de toda medicación. En la

misma época se separó de su esposo y se fue a vivir a otro barrio, donde no

conocían su penosa historia. Al final intentaba rehacer su vida, estableciendo un

nuevo vínculo amoroso.”

Análisis:

Se podría afirmar que en el siguiente caso clínico podemos evidenciar la

clínica psicoanalítica porque cumple con la siguiente frase “la clínica psicoanalítica

es lo real mediante lo simbólico”, si se profundiza en la lectura es posible

evidenciar como en la vida de Maria Elena todo ha sido guiado a intentar suplir

aquella falta, en este caso, por medio de la idea de una familia perfecta, y como es

esta misma incapacidad lo que da origen al síntoma o por llamarlo de otra forma al

malestar psíquico. Es aquí que entre a jugar un rol el psicoanalista pero no como

aquel que va a quitar el malestar dándole una receta especifica (porque no es la

clínica médica) sino que lo que va a hacer es intentar que el analizante construya

su propia historia a través del lenguaje y que logre darle significa al malestar (se

tocan los principales traumas de su infancia con respecto al abuso), logrando

entender el porque de su síntoma y que lo ha hecho llegar hasta este punto, en

pocas palabras se dice que la clínica psicoanalítica tendrá éxito cuando el sujeto

logre hacer propio su malestar y por tanto, comprenderlo.

Referencias:
Langer, Marie; del Palacio, Jaime; Guinsburg Enrique. Memoria, historia y diálogo

psicoanalítico, Folios Ediciones, Buenos Aires, 1984

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