Azrael, que ha estado cautivo toda su vida, escapa con la esperanza

de saber quién es, quién lo encarceló y por qué lo mantuvieron

cautivo. Durante su fuga, Azrael conoce a Mecah, quien se une a
Azrael en su viaje para descubrir los secretos del pasado de Azrael, así
como el oscuro destino que le espera. Durante este viaje al oscuro
mundo de la magia, el poder, el amor y la traición, Azrael debe 2
enfrentarse a los demonios de su pasado, así como a la todopoderosa
Hechicera Oscura si quiere ser verdaderamente libre. ¿Es Azrael el
Ángel de la Muerte como proclaman algunos? ¿Se puede realmente
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confiar en alguien que ha pasado toda su vida aislado y encerrado en
una prisión oscura? ¿O lo consumirá la rabia que se encuentra en lo
profundo de él?
 3

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 CAPÍTULO 1
Cautiverio

Esto no es una historia de amor. Tampoco terminará en un final

feliz. El destino tiene otros planes. Mi historia es una de soledad,
aislamiento y angustia. Soy a quien la gente en este mundo ha llegado 4
a referirse como el Ángel de la Muerte. No es que yo sea el Ángel de
la Muerte real, pero es lo que aquellos en el poder han venido a
llamarme en un intento de infundir miedo en los corazones de cada
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hombre, mujer y niño.
Cuando uno piensa en ello, nosotros, como niños, tendemos a creer
lo que nos dicen sin dudarlo. Entonces, cuando alguien te dice de niño
que eres malvado y portador de la muerte... tiendes a creerles.
Mi nombre es Azrael. Este es el nombre con el que crecí y el
nombre que he adoptado. Pero, como descubrí recientemente, este
no fue el nombre que me dieron al nacer... pero llegaremos a eso un
poco más adelante en esta historia.
En realidad, todavía estoy descubriendo quién soy realmente.
Mientras crecía, no tuve el lujo de tener padres o tutores que me
explicaran quién era o de dónde vengo. Todo lo que he aprendido
sobre mí mismo, lo tuve que aprender por mi cuenta o lo encontré
por casualidad. Una cosa que puedo compartir con ustedes en este
punto de la historia es que he sido bendecido con algunos... ¿Los
llamaremos talentos? Algunos se referirían a estos talentos como una
maldición... otros un regalo. Yo... no estoy tan seguro...
 Mientras miro hacia la montaña y observo mi última puesta de sol;
una hermosa salpicadura de naranjas y rojos, no puedo evitar
preguntarme cómo llegué aquí. Y si la decisión que tomé, fue la
correcta. Supongo que sólo el tiempo lo dirá.
Siempre dicen que es mejor empezar por el principio, así que los
llevaré de vuelta al principio de mi historia. Bueno, desde que tengo
memoria...
Pasé los primeros veintitrés años de mi vida encerrado lejos del
mundo; cautivo por alguna razón desconocida. Solo y aislado, nunca
me dijeron por qué estaba encerrado o quién era el responsable de 5
mi cautiverio. Mi único contacto con el mundo exterior era con el
guardia que me traía comida y provisiones una vez a la semana.
Incluso mis interacciones con él eran limitadas. Simplemente abriría
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la puerta, dejaría los suministros y se iría sin decir una palabra.
A medida que pasaban los años, el guardia comenzó a simpatizar
conmigo. De vez en cuando me preguntaba cómo estaba o si quería
otra manta o suéter para mantenerme caliente. Si bien aprecié estas
interacciones limitadas, siempre tuvo cuidado de nunca decirme nada
sobre él o explicar por qué estaba encerrado. Aunque nuestras
interacciones fueron breves, comencé a esperar estos días, ya que me
hicieron sentir un poco menos... solo.
A medida que fui creciendo, encontré formas de entretenerme y
pasar el tiempo; construyendo juguetes con elementos que encontré
tirados en la cueva. Es sorprendente lo que un niño encontrará
entretenido a una edad temprana. Las rocas, por ejemplo, se pueden
usar para varios juegos diferentes, con la imaginación adecuada.
La primera vez que ocurrió algo extraño, sucedió cuando tenía ocho
años. Había estado corriendo por la cueva tratando de atrapar mi
sombra cuando tropecé y choqué con la rodilla contra el suelo. El
dolor era insoportable, ya que el rasguño en mi rodilla comenzó a
sangrar. Me senté en el suelo, rechinando los dientes por la ira y la
frustración, cuando noté algo extraño. Algunas de las piedras frente a
mí comenzaron a levantarse del suelo por sí solas. Como un niño de
ocho años, ¡imagínate lo increíble que fue presenciar esto! Me olvidé
de la rodilla que me dolía y alargué la mano para tocar las rocas
flotantes. En ese mismo momento, las rocas cayeron al suelo. Me
senté allí por un rato, con la esperanza de que las rocas comenzaran a
flotar de nuevo. Probé todo. Corriendo por la cueva, persiguiendo mi
sombra, incluso cayendo de nuevo, esperando que las rocas hicieran 6
su truco una vez más. Pero lamentablemente, no lo hicieron.
Mi vida realmente comenzó a cambiar cuando tenía unos nueve
años. En una noche particularmente fría, mientras yacía en el suelo,
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castañeteando los dientes, seguía deseando tener mantas adicionales
y poder mantenerme caliente. En ese momento, vi una chispa roja
cerca de mis pies, ¡y el suelo se encendió por sí solo! Un fuego
comenzó a arder y mi cuerpo comenzó a calentarse.
El calor del fuego era tan agradable y relajante, y comencé a
preguntarme cómo estaban sucediendo estas cosas. Me obsesioné
con averiguar qué estaba pasando y pronto descubrí que yo era la
causa raíz de estos sucesos. Cuanto más me concentraba en algo, más
podía hacer. A medida que pasaban los meses y los años, seguí
aprendiendo y desarrollando el control sobre mis crecientes
habilidades, siempre con cuidado de no demostrar ninguno de mis
talentos frente al guardia. Desarrollar estas habilidades fue
emocionante, pero también planteó preguntas. ¿Cómo pude hacer
estas cosas? ¿Era yo el único? ¿Fue esta la razón por la que me
encerraron?
 Cuando tenía diez años, hice otro descubrimiento. ¡Descubrí que
tenía un nombre, Azrael! Hasta este punto, no me di cuenta de que a
las personas se les daban nombres o de lo que significaba tener un
nombre. Sucedió por casualidad que hice este descubrimiento,
cuando el guardia me preguntó casualmente.
—¿Cómo estás, Azrael?
Le pregunté.
—¿Por qué me llamaste Azrael? ¿Nunca me has llamado así antes?
—Lo siento, fuerza de la costumbre. Es un nombre que algunas
personas han estado usando para referirse a ti —dijo, asegurándose 7
de no hacer contacto visual conmigo.
—¿Qué significa? —Le pregunté, mientras mi curiosidad
comenzaba a crecer.
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Ignoró la pregunta y se fue tan rápido como había entrado.
Cuando tenía quince años, comencé a referirme a mi visitante
como “Blue” debido al color de la capa que siempre usaba. A estas
alturas, se estaba volviendo más cómodo con sus visitas semanales y,
a veces, se quedaba un poco para enseñarme a leer y escribir. Una
vez que aprendí a leer, Blue comenzó a dejar libros cada vez que
pasaba. Supongo que pensó que era una buena manera de ayudarme
a pasar el tiempo. Además, fue un paso adelante de jugar con rocas y
sombras. Me encantaba leer cuentos de caballeros, dragones y
hechiceros. Las historias de magos y brujas siempre me intrigaron
dadas mis habilidades especiales y comencé a preguntarme qué había
más allá de la oscuridad de mi jaula.
Durante los siguientes años, continué preguntándome más y más
acerca de lo que había más allá de los confines de mi jaula y la razón
de mi encarcelamiento. Incluso una vez le pregunté a Blue por qué
estaba encerrado. Sus ojos cayeron al suelo y permaneció en silencio.
Después de ese día, Blue dejó de traerme libros para leer. Supongo
que pensó que no era una buena idea traerme libros que inspiraran
pensamientos y provocaran preguntas no deseadas. Aunque los libros
dejaron de llegar, los pensamientos comenzaron a dar vueltas en mi
cabeza... Cuanto más pensaba, más preguntas tenía, más me enojaba.
Y la Bestia interior comenzó a moverse…
A los veintitrés años, me había cansado de todas las preguntas y de
no saber. Cuanto más pensaba en lo desconocido, más me frustraba.
Pasé dos semanas planeando cómo escaparía de esta jaula. Corriendo
varios escenarios a través de mi cabeza. Mi mayor desafío fueron 8
todas las variables desconocidas. ¿Qué había ahí fuera? ¿Qué había
más allá de la oscuridad de mi jaula? ¿Quién me había puesto en esta
prisión? ¿Por qué estaba yo aquí? Si me fuera, ¿adónde iría y qué
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haría cuando llegara allí? Una parte de mí estaba aterrorizada y otra
parte de mí estaba enojada.
Finalmente, había decidido que ya era suficiente, ¡hoy era el día!
Decidí esperar a que Blue abriera la puerta para escapar. Dadas todas
las variables desconocidas, sería más fácil si esperara hasta que
abriera la puerta y su guardia bajara.
Me preguntaba; ¿Cómo reaccionaría Blue a mi escape? ¿Intentaría
detenerme? ¿Daría pelea? ¿Qué estaba dispuesto a hacer para
escapar? Ciertamente no lastimaría a Blue... hubo momentos en los
que Blue me había mostrado bondad.
El clic de la llave entrando en el pestillo de la puerta interrumpió mi
tren de pensamientos, mientras Blue lentamente abría la puerta y la
empujaba para abrirla.
—Hola, Azrael. ¿Cómo estás hoy? ¿Tuviste una buena semana? —
Dijo Blue, mientras empujaba la puerta con el hombro para abrirla.
Arrastró el saco de arpillera detrás de él cuando entró en la cueva.
 —Ha estado particularmente cálido aquí estos últimos días —dije,
mientras caminaba lentamente hacia donde Blue estaba arrastrando
el saco.
—Eso sería porque estamos entrando en los meses de verano. Las
cosas comienzan a calentarse en esta época del año —dijo Blue,
mientras dejaba caer la bolsa de comida y se giraba para mirarme.
Blue podía decir que había algo diferente en mis ojos. —¿Está todo
bien? Tienes esa extraña mirada en tus ojos.
Reconsideré brevemente mis acciones por última vez, luego
recordé todas las preguntas que tenía. ¡No, estaba avanzando con mi 9
plan!
—Blue —dije, mirando la piedra que estaba junto a mi pie descalzo.
—¿Puedes decirme por qué estoy encerrado aquí?
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Blue se quedó congelado en seco. Me di cuenta de que esta
pregunta lo hizo sentir extremadamente incómodo y me sentí mal por
hacerlo sentir de esa manera, pero esperaba que se compadeciera de
mí y me diera algún tipo de explicación. Algo que podría explicar por
qué me habían mantenido aislado y alejado del resto del mundo.
—Azrael —sus ojos miraron al suelo. —Ojalá pudiera decírtelo,
pero él me haría ejecutar si supiera que incluso estaba hablando
contigo. Y ella... no puedo imaginar lo que me haría. Lo siento, pero
no puedo —dijo Blue, moviendo la cabeza lentamente de un lado a
otro. Dio unos pasos hacia atrás.
Bueno, al menos finalmente aprendí una cosa. Me retenía aquí
alguien a quien incluso Blue temía. Este hombre era la razón por la
que me habían encerrado, solo, en esta prisión... Podía sentir que la
ira empezaba a acumularse dentro de mí. Al mismo tiempo, unas
cuantas rocas comenzaron a levantarse del suelo y flotar a mi lado.
Mi ira sigue creciendo.
 La boca de Blue se abrió cuando notó las rocas flotando detrás de
mí. Dio unos pasos más hacia atrás mientras continuaba mirándome,
con incredulidad.
—Oh, Dios mío... —Blue pronunció —Azrael, por favor, necesitas
calmarte.
—Lo siento Blue, pero no me quedaré aquí por más tiempo—.
Habiendo dicho eso, mi mente se acercó a la roca y se la arrojó a Blue.
La roca golpeó a Blue justo en un lado de su cabeza, y dejó escapar
un gruñido profundo cuando su cuerpo cayó al suelo. A juzgar por el
movimiento de su pecho, estaba claro que no estaba muerto. Solo 10
noqueado. Bien. Habría estado más molesto si hubiera matado
accidentalmente a la única persona que conocía. Además, Blue había
sido amable conmigo de vez en cuando, trayéndome libros y
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enseñándome a leer. Por otro lado, tampoco estaba seguro de qué
papel desempeñó en mi cautiverio.
Me acerqué a Blue y le quité suavemente la capa de los hombros y
la coloqué sobre la mía. A continuación, alcancé sus pies y le quité las
botas que llevaba puestas. Nunca antes había usado botas, pero
pensé que podría necesitarlas si Blue siempre las usaba.
Me giré hacia la puerta abierta y respiré hondo. Esto era. Estaba a
punto de descubrir qué había más allá de la oscuridad y, con suerte,
obtener algunas respuestas a mis millones de preguntas. Me di la
vuelta y caminé hacia la puerta mientras mi corazón comenzaba a
acelerarse.
 CAPÍTULO 2
El Escape

Asomé lentamente la cabeza por la gran puerta de madera que

ocultaba mi prisión. Había algunas antorchas que se alineaban en las
paredes que conducían a un túnel oscuro. Era imposible ver lo que 11
yacía tres metros por el oscuro túnel, pero no tenía tiempo que
perder. Podía escuchar a Blue gemir mientras comenzaba a recuperar
la conciencia.
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Comencé a bajar por el túnel oscuro, acelerando mi trote a una
carrera a medida que avanzaba. Era emocionante, pero aterrador, ser
libre. No tenía idea de lo que estaba frente a mí, o qué esperar.
Después de unos quince metros, llegué a una gran escalera de
piedra que ascendía hacia otra gran puerta, esta de hormigón.
Mientras subía los escalones, pude escuchar voces débiles que venían
del otro lado de la puerta. Eché un vistazo rápido detrás de mí para
ver si Blue ya me estaba persiguiendo o si todavía estaba tratando de
comprender lo que le acababa de pasar. Aún no se le veía.
Una vez que llegué a la parte superior de las escaleras, presioné mi
oreja contra la puerta. Mientras escuchaba, traté de averiguar quién
o qué me esperaba al otro lado de la puerta. Mi corazón latía con
fuerza porque realmente no tenía idea. ¿Encontraría gente amigable
al otro lado, o más guardias como Blue? ¿O encontraría una bestia
traicionera al otro lado, como en uno de mis libros, esperando para
devorar mi alma? ¿Quizás debería haber traído una espada? ¿Por qué
necesitaría una espada cuando tenía estos poderes? Me había
acostumbrado tanto a hablar solo, que a veces ni siquiera me daba
cuenta de que lo estaba haciendo.
Las voces cesaron, así que pensé que ahora era un buen momento
para ver qué destino me esperaba. Lentamente, abrí la puerta y miré
por la esquina... No había nadie a la vista. Procedí a cerrar la puerta
detrás de mí y me pregunté qué camino debería tomar. ¿Izquierda,
hacia un pasillo verde tenuemente iluminado? O a la derecha, hacia
un área más iluminada. Decidí ir a la izquierda, ya que esto
probablemente llamaría menos la atención dada la oscuridad que me 12
esperaba. Teniendo en cuenta todos los años que había pasado en la
cueva oscura de abajo, no tuve problemas para ver a través de la
oscuridad que tenía delante. La oscuridad era mi amiga.
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A medida que avanzaba por un pasillo tras otro, no pude evitar
notar las grandes pinturas que colgaban a lo largo de los pasillos.
Varias pinturas mostraban a un hombre de cabello oscuro, que
parecía ser mayor en su edad, supongo que en sus cincuenta. La
mayoría de las imágenes representan varias etapas de victorias y
conquistas. Estaba claro que esta persona había sido un militar muy
exitoso.
Una pintura hizo que me detuviera en seco. Era una pintura que
mostraba la brutal ejecución de un hombre y una mujer mientras
estaban de pie, con las manos atadas, mirándose amorosamente a los
ojos. Me preguntaba cómo podían mostrar tanto amor el uno por el
otro, cuando estaban a punto de encontrar su destino. El verdugo
llevaba una capucha sobre la cara mientras sostenía el hacha por
encima de su cabeza. ¿Esta capucha estaba destinada a ocultar la
identidad del verdugo? ¿O había algo más siniestro en juego aquí?
 Finalmente aparté los ojos de la pintura y continué por el pasillo.
Cuando doblé la siguiente esquina, me detuve en seco cuando me
paré cara a cara con un hombre vestido con una armadura negra.
Sacó su espada mientras gritaba.
—¡Alto! ¿Quién eres tú?
No tenía idea de qué decir, así que comencé a correr, empujando al
hombre y haciéndolo perder el equilibrio al mismo tiempo. Al
escuchar toda la conmoción, otros guardias comenzaron a aparecer
en el pasillo y comenzaron a perseguirme.
Cuando giré hacia el siguiente pasillo, dejé de correr y comencé a 13
buscar frenéticamente una puerta abierta o una ventana que me
ayudara a escapar, pero parecía que no podía encontrar ninguna.
¡Muchas pinturas y antorchas, pero ninguna puerta abierta!
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Otros dos guardias doblaron la esquina delante de mí y se
quedaron en el pasillo, mientras al menos otros seis guardias me
perseguían por detrás.
Traté de pensar lo más rápido que pude. ¿Cómo se suponía que iba
a escapar de aquí? ¿Qué camino debo tomar? ¿Cómo se suponía que
iba a pasar a los guardias que me perseguían? Entonces finalmente
me golpeó. ¡No estoy indefenso!
Giré la cabeza hacia las antorchas que se alineaban en el pasillo
delante de mí y levanté la mano en el aire. Las llamas crecieron como
si las hubieran rociado con gasolina. Las llamas se dispararon hacia los
dos guardias sorprendidos que estaban en el pasillo delante de mí.
Ambos hombres se incendiaron, ya que las llamas encendieron sus
ropas. Corrieron gritando de agonía cuando el fuego comenzó a
quemar su carne.
El olor era horrible y comencé a sonreír levemente. Aproveché esta
oportunidad y el caos y corrí por el pasillo. Pude ver una gran ventana
más adelante y corrí hacia ella. ¡Este era mi escape! En ese momento,
una daga pasó volando junto a mi cabeza, a escasos centímetros de
mi oreja derecha.
—¡Azrael, detente! —Escuché una voz gritar detrás de mí. Una voz
que nunca había escuchado antes.
Me detuve y me giré para enfrentar la voz que parecía saber quién
era yo. De pie en la mitad del pasillo, estaba un hombre vestido con
una camisa de terciopelo negro y pantalones de cuero negro.
Claramente, se trataba de alguien de importancia, ya que su ropa
estaba impecablemente cosida y bellamente diseñada. Era el tipo de 14
atuendo que uno podría usar para entretener a los invitados o
intentar intimidar a los demás.
—Entonces, parece que tus poderes se han manifestado. Siempre
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temí que esto pudiera pasar. Estoy impresionado. Siempre pensé que
estabas indefenso, marchitándote ahí abajo. Poco sabía yo… —dijo el
hombre, mientras se movía lentamente hacia mí.
Levantó una mano y me hizo un gesto para que me acercara a él.
Me quedé donde estaba, mirándolo con desconfianza.
—Estoy seguro de que tienes muchas preguntas. Si me sigues,
podemos conversar y conocernos —dijo el hombre haciéndome un
gesto para que lo siguiera a una de las puertas junto a las que se
encontraba.
—Parece que ya sabes quién soy, ya que sabes mi nombre. Lo que
me lleva a creer que o fuiste tú quien me colocó en esa prisión, o
ayudaste a quien lo hizo. De cualquier manera, no tengo ningún
interés en seguirte o conocerte —dije, retrocediendo unos pasos
hacia la ventana.
La mandíbula del hombre se tensó cuando se dio cuenta de que no
iba a hacer lo que dijo. Claramente, este era un hombre que estaba
acostumbrado a salirse con la suya sin cuestionar, y la señal de
desafío pareció enfurecerlo.
Desde el lado derecho del hombre, vi un parpadeo de luz cuando el
fuego de las antorchas se reflejaba en un objeto de metal que el
hombre sostenía en su mano. De repente, sentí un dolor punzante en
el hombro izquierdo cuando me di cuenta de que el destello brillante
era el reflejo de la hoja de un cuchillo que me arrojaba rápidamente.
Tropecé hacia atrás de puro dolor, y colisioné, chocando contra la
gran ventana de vidrio ubicada justo detrás de mí. Mi cuerpo cayó
desde la ventana del tercer piso del rellano del castillo de piedra con 15
un ruido sordo sobre el barro de abajo. Por un momento me quedé
allí, aturdido y confundido, tratando de recordar dónde estaba y qué
acababa de suceder. Un guardia gritó desde la ventana rota de arriba,
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señalando a otros guardias apostados al pie del castillo.
Lentamente me puse de pie, mientras un dolor punzante me
atravesaba el hombro. Miré hacia abajo a mi hombro y noté que el
cuchillo todavía estaba empalado en mi hombro. Agarré el cuchillo y
lo saqué de mi hombro, la sangre salpicó cuando el cuchillo fue
retirado. Tiré el cuchillo al suelo y presioné mi hombro herido. Podía
escuchar más guardias gritando y corriendo hacia mí. ¡Tenía que
irme! No había forma de que me arrojaran de nuevo a esa prisión,
solo y en la oscuridad.
Empecé a correr hacia el bosque que estaba frente a mí,
obligándome a no mirar atrás. Traté de concentrarme en el camino
frente a mí. No tuve problemas para ver a través de la oscuridad ya
que mis ojos estaban acostumbrados a la oscuridad, después de
haber pasado tantos años en la oscuridad de la cueva.
Después de lo que pareció una eternidad, finalmente me permití
detenerme y darme la vuelta. Silencio... Oscuridad... Ya nadie me
perseguía. Sentí una gran sensación de alivio recorrer mi cuerpo
cuando respiré profundamente y sentí que el aire fresco llenaba mis
pulmones. ¡Libertad por fin! Y con ese pensamiento una negrura
repentina cayó sobre mis ojos y mi cuerpo cayó al suelo.

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 CAPÍTULO 3
Mecah

Lentamente abrí mis ojos. Todo lo que podía sentir era el dolor
punzante en mi hombro. Miré a mi alrededor, preguntándome dónde
estaba. Un pequeño rayo de luz entraba a través de la ventana sucia 17
junto a la cama en la que estaba acostado. Me senté lentamente,
mientras sentía que el mundo comenzaba a inclinarse hacia un lado,
lo que me hizo caer de nuevo sobre la cama. Me senté allí por un
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momento, luego decidí intentarlo de nuevo. Esta vez logré
levantarme un poco y el vaivén del mundo comenzó a disminuir.
Giré la cabeza y me di cuenta de que estaba acostado dentro de
una pequeña cabaña, una pequeña cabaña que estoy seguro había
visto días mejores. ¿Dónde estaba? Lo último que recordé fue caerme
por la ventana y correr por el bosque tratando de escapar. Entonces,
¿cómo diablos llegué aquí? ¿Y dónde era aquí?
Mientras me sentaba sin camisa en la cama, observando mi
entorno, la puerta principal se abrió y un hombre de cabello oscuro
entró con algunas sábanas y una canasta con algo de pan. Una gran
sonrisa apareció en su rostro cuando se dio cuenta de que su paciente
estaba despierto y no había muerto mientras estaba recogiendo
suministros.
—¡Oh bien, estás vivo! —Dijo el hombre, mientras colocaba
suavemente los artículos que llevaba en la pequeña mesa de madera
frente a la cama. —Estaba preocupado de que murieras mientras
estaba fuera consiguiendo algo para desayunar y sábanas limpias para
tus heridas.
El hombre se acercó a donde yo estaba sentado en la cama y me
agarró el brazo suavemente y me dio un pequeño apretón.
—Entonces, ¿cómo te sientes hoy? Por cierto, mi nombre es Mecah
—dijo, mientras inspeccionaba el vendaje ensangrentado que
envolvía mi hombro y parte de mi brazo—. Esa es una herida
desagradable que te hiciste allí, si te lo digo.
Asentí con la cabeza en reconocimiento cuando el hombre que se
había hecho llamar Mecah comenzó a inspeccionar el vendaje que me 18
había puesto en la herida.
—¿Quién eres tú y dónde estoy yo? —Pregunté mientras Mecah
quitaba el viejo vendaje. Colocó un extraño gel verde en mi herida,
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luego procedió a envolverla en un vendaje nuevo.
—Bueno, como dije, mi nombre es Mecah, y soy la pobre alma que
te encontró medio muerto en el bosque y tuvo que cargar tu cuerpo
huesudo dos kilómetros a través del bosque... en la oscuridad de la
noche... para que los lobos y otras criaturas nocturnas no se dieran un
festín con tu cadáver. Y este aquí es el hogar de mi familia... bueno,
supongo que mi hogar, ya que no queda nadie más en mi familia para
llamar a este mi hogar familiar—. Dijo con un toque de tristeza en su
voz. —¿Y a quien debería preguntar es a ti? ¿Y por qué estabas tirado
medio muerto en el bosque? —Mecah preguntó.
Todas estas eran preguntas razonables y que la gente normal
debería poder responder, pero yo no soy normal, ¿verdad? ¿Cuántos
más han pasado toda su vida encerrados en una cueva-prisión, sin
saber el motivo de su cautiverio, ni saber su verdadero nombre?
—Con respecto a mi nombre, no tengo uno—. Mecah terminó de
envolver el vendaje en este punto y se giró para mirarme. —Y en
cuanto a tu otra pregunta, fui apuñalado por un hombre que no
conozco—. No quería darle demasiados detalles a esta persona que
acababa de conocer, no hasta que tuviera la oportunidad de
averiguar si podía confiar en él y si trabajaba para la persona que me
tenía cautiva.
—¿Qué quieres decir con que no tienes un nombre? —Mecah dijo
sospechosamente. Miró mi cuerpo de la cabeza a los pies, supongo
que tratando de decidir si él también podía confiar en mí o si acababa
de invitar a un asesino a su casa.
—Bueno, la gente se ha estado refiriendo a mí como Azrael, pero 19
no creo que ese sea mi verdadero nombre —dije, esperando que este
fuera el final de esta línea de preguntas.
Mecah pareció considerar esta respuesta por un momento, luego
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dijo.
—Así que el misterio continúa... intrigante. Bueno, tienes ojos
amables, y mi mamá siempre decía que puedes saber mucho de los
ojos de una persona... así que asumo que simplemente no sabes
quién soy y si puedes confiar en mí o no. En cuanto al tipo que te hizo
esto, podemos discutirlo más a fondo una vez que hayas descansado
un poco más.
Mecah tomó un poco de pan de la canasta que había traído y me lo
dio.
—Toma, come un poco de esto. Necesitarás comida y algo de
descanso si vas a sanar —dijo Mecah, mientras me servía una taza de
agua y la colocaba junto a la cama. Mecah luego se dio la vuelta y
procedió a caminar de regreso a la puerta principal.
—Gracias por tu ayuda, Mecah. Aprecio todo lo que has hecho
hasta ahora —dije mientras me recostaba en la cama. Mi cuerpo dolía
y se sentía tan pesado.
 Mecah se volvió y asintió antes de salir por la puerta. El sueño cayó
sobre mí con tanta rapidez que apenas me di cuenta de que había
cerrado los ojos.

***

Esta vez, cuando desperté, la cabaña estaba vacía y oscura

nuevamente, a excepción de una vela cuya llama parpadeaba
suavemente en la habitación. Mecah no se dio cuenta de que después
de haber pasado todos mis años en la oscuridad, mis ojos no 20
necesitaban una vela para ver. De cualquier manera, recogí la vela y
me dirigí a la puerta principal.
Cuando abrí la puerta, pude sentir la cálida brisa del verano en mi
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pecho desnudo. Salí y dejé que mi cuerpo sintiera la suave brisa. Se
sintió increíble. Mi cuerpo solo había sentido el frío y la humedad de
la cueva, por lo que no estaba acostumbrado al calor de la brisa de
verano.
Miré a mi alrededor y vi a Mecah, que estaba sentado en un tronco
de madera frente a un fuego abierto. Sobre el fuego, colgaba una olla
negra, que por el olor de las cosas, contenía algo delicioso.
Mecah estaba de espaldas a la cabaña, así que no se dio cuenta de
que me acercaba a él. Le di a Mecah una palmadita en la espalda
mientras me sentaba a su lado en el tronco. Mecah, saltó ligeramente
sobresaltado. Me di cuenta de que Mecah no se habría tomado el
tiempo para ayudarme a recuperar la salud si hubiera trabajado para
el hombre que me había tenido prisionero todos estos años.
—Algo huele bien —dije, mientras me sentaba al lado de Mecah.
Levanté la cabeza hacia el cielo para dejar que la brisa cálida me
acariciara la cara y me quedé boquiabierto. —¡Wow! ¿Qué son esas?
—Dije, señalando hacia el cielo nocturno.
—¿Qué? ¿Las estrellas? —Mecah dijo, mirando hacia arriba para
ver lo que había cautivado mi atención de una manera tan grandiosa.
—¿Esas cosas blancas que destellan en el cielo? —Dije, asombrado
por la belleza que estaba frente a mí. Nunca había visto un cielo
nocturno en todos mis años en cautiverio. La belleza era simplemente
impresionante.
—¿No me digas que nunca has visto estrellas antes? —Mecah dijo,
girándose hacia mí con una mirada desconcertada en su rostro. 21
Cuando no respondí, Mecah preguntó. —Entonces, ¿de dónde
vienes? ¿Y cómo es que nunca antes has visto ninguna estrella en
toda tu vida?
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Girando mi cabeza para mirar a Mecah, decidí decirle la verdad.
—Bueno, pasé toda mi vida encarcelado en una cueva subterránea.
Cuando me encontraste en el bosque, acababa de escapar —dije,
levantando mi dolorido hombro—. Antes de esta noche, nunca había
visto el cielo. Ahora que lo pienso, también eres la segunda persona
con la que he tenido una conversación; el primero es el guardia que
me traía comida una vez a la semana.
Podía sentir la ira acumulándose dentro de mí al pensar en todos
esos años desperdiciados, encerrado. Perdiéndome toda esta belleza.
Mientras pensaba esto, noté que las llamas frente a nosotros
comenzaban a hincharse. Tenía que mantener la calma y
controlarme. No quería que Mecah viera lo que podía hacer antes de
saber que podía confiar en él. Además, no quería asustarlo. Parecía
un buen tipo.
—¿Qué? ¿Te mantuvieron prisionero? ¿Por quién? ¿Por qué? —
Mecah dijo, mientras giraba todo su cuerpo para mirarme con
incredulidad. Mecah nunca había oído hablar de algo así antes, por lo
que despertó su interés.
—Honestamente, no lo sé. Estuve encerrado en esa prisión de la
cueva desde que era un niño pequeño y Blue, el guardia que me traía
comida, nunca me dijo por qué estaba encerrado o quién me puso allí
—dije. —Confía en mí, quiero saber las respuestas tanto como tú.
—Bueno, la única propiedad que rodea el bosque donde te
encontré es... —Mecah pensó mucho por un momento, luego se dio
cuenta —Es el Palacio—. Tenía una mirada de asombro en su rostro, y
no estaba muy seguro de lo que eso significaba. 22
—¿Palacio? —Dije, esperando algo más de información.
—Sí, el Palacio donde vive Lord Sirus —dijo Mecah. —Debes de
haber sido uno de sus prisioneros. ¿Qué hiciste? —Preguntó Mecah,
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mientras se alejaba lentamente de mí en el tronco.
—¡Yo no hice nada! He estado en esa cueva desde que era un niño.
No tengo idea de por qué estaba allí, quiénes son mis padres, cuál es
mi nombre o quién me encerró—. Esa ira comenzaba a acumularse de
nuevo, y me resultaba cada vez más difícil de controlar. Las
respuestas a estas preguntas me frustraron. ¿Quién era yo, siendo la
pregunta más importante?
Al ver que estas preguntas me frustraban tanto como frustraban a
Mecah, Mecah decidió que yo no representaba ningún peligro para él
en este momento. Parecía extraño que un niño pequeño estuviera
encerrado. ¿Cuál podría ser la razón? La respuesta tendría que
esperar.
—Bueno, eso es suficiente por una noche, amigo mío —dijo Mecah,
mientras vertía un poco del estofado que se había estado preparando
en la olla en un tazón y me lo entregaba. —¡Por ahora disfrutemos de
este rico guiso y de la linda noche que tenemos! —Mecah dijo con
una voz alegre.
Le di las gracias y me metí una cucharada en la boca. ¡Dios mío! ¡El
sabor fue increíble! ¡Nunca había probado nada tan sabroso en mi
vida!
—Vaya, esto sabe increíble. Gracias, Mecah, por esta gran comida y
por mostrarme tanta amabilidad—. Era extraño que un completo
extraño se tomara el tiempo para cuidar a un hombre herido y
compartir su comida con él. Este hombre no me debía nada, pero
estaba dispuesto a ayudarme cuando lo necesitaba. 23
Mientras comíamos, Mecah compartió conmigo historias de su
juventud. Había sido hijo único y sus padres habían fallecido hacía
unos años a causa de una misteriosa enfermedad. Mientras Mecah
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hablaba de su familia, comencé a preguntarme acerca de mi propia
familia. ¿Era hijo único? ¿Qué pasó con mis padres? ¿Ellos también
poseían estas mismas habilidades que yo? ¿Alguien más en este
reino?
Eventualmente, tanto Mecah como yo nos quedamos dormidos
bajo las estrellas con la cálida brisa de verano soplando contra
nuestros cuerpos. Por primera vez, sentí algo que nunca antes había
sentido... Esperanza.
 CAPÍTULO 4
Una Demostración De Poder

Mis ojos se abrieron de un sueño profundo. Algo andaba mal. Podía

sentirlo. Me senté y miré alrededor. Mecah yacía durmiendo
profundamente cerca de la base de mis pies. Escaneé la línea de 24
árboles mientras miraba para ver qué estaba fuera de lugar... ¿qué no
estaba donde debería estar? Entonces lo vi, una figura alta y esbelta,
vestida con una larga capa de terciopelo púrpura, de pie junto a un
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gran roble en el extremo más alejado de la propiedad. Estaba parado
a la sombra del árbol, haciendo difícil ver sus rasgos. Se quedó allí, sin
moverse, solo observándonos.
Un escalofrío me recorrió la espalda. Me agaché y sacudí
suavemente el hombro de Mecah. Él gimió mientras rodaba de lado
sobre su espalda.
—Mecah, despierta. Quédate quieto y en silencio. Tenemos
compañía. —Dije, mientras escaneaba la línea de árboles que
rodeaba la figura oscura. No vi a nadie más, pero eso no significaba
que no estuvieran acechando en las sombras... observándonos desde
lo más profundo del bosque.
—¿Qué pasa? —Dijo Mecah con voz aturdida. Lentamente abrió los
ojos y me miró fijamente.
—Hay alguien observándonos en el otro extremo de la línea de tu
propiedad. Prepárate para correr cuando te diga —dije levantándome
lentamente, sin apartar los ojos de la figura oscura que permanecía
inmóvil mirándonos. El espacio donde debería haber estado su cara,
apareció como un agujero oscuro gracias a la sombra del árbol al lado
del cual estaba. ¿O la figura no tenía rostro?
En ese momento, escuchamos el sonido de una rama rompiéndose
debajo del pie de alguien, detrás de nosotros. Los ojos de Mecah se
abrieron de golpe al darse cuenta cuando escuchó el chasquido de la
ramita. Hubo un rugido repentino detrás de nosotros cuando diez
hombres vestidos con capas rojas comenzaron a cargar hacia
nosotros.
Agarré a Mecah por el brazo y tiré de él para que se pusiera de pie. 25
Ambos salimos corriendo hacia la línea de árboles del este.
Desafortunadamente, la mayor parte del área entre donde dormimos
y el bosque era en su mayoría tierras de cultivo despejadas, por lo
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que los hombres con capas rojas tenían tiros claros hacia nosotros
mientras corríamos. Mientras corríamos, me di cuenta de que la
figura oscura seguía parada en el otro extremo del campo
mirándonos. Nunca en movimiento. Solo viendo.
Una flecha voló por mi cabeza y aterrizó a unos pocos pasos de
donde acababa de pasar Mecah. Iba a hacer que mataran a este buen
hombre. Estos guardias estaban aquí por mí, y aquí estaba yo
poniendo en peligro la vida de este joven, ¿para qué? ¿Para que
pudiera escapar? Esta era mi batalla... solo mi batalla.
Dejé de correr mientras veía a Mecah seguir corriendo hacia la línea
de árboles. Me giré para mirar al grupo de hombres que se acercaban
rápidamente. ¡Sí, vengan a buscarme, hijos de puta! Sonreí
levemente y me incliné sobre una rodilla. Mis ojos nunca dejaron la
horda de hombres que venían hacia mí. Bajé mi mano derecha al
suelo y cerré los ojos. Sentí otra flecha pasar por mi cabeza, cortando
ligeramente el lado de mi oreja mientras pasaba. Podía sentir que la
ira comenzaba a acumularse dentro de mí. Enfoqué mi mente en
alcanzar el suelo. Sintiendo profundamente dentro del suelo...
alcanzando... a cada planta y raíz que yacía bajo la tierra.
El suelo comenzó a temblar debajo de mí y varios pájaros que
estaban sentados en los árboles cercanos emprendieron el vuelo. El
suelo continuó temblando violentamente cuando grandes raíces
comenzaron a brotar de debajo del suelo y volaron hacia los hombres
que se acercaban rápidamente.
Cada raíz se conectó fuerte y rápidamente, golpeando a cada
guardia que tuvo la mala suerte de interponerse en su camino. Se 26
podían escuchar gritos por todo el campo cuando las raíces agarraron
a los hombres y comenzaron a desgarrarlos miembro por miembro,
articulación por articulación. Los gritos fueron horribles cuando cada
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uno de los hombres encontró su destino, uno por uno.
Al escuchar los gritos, Mecah dejó de correr y se giró para ver qué
sucedía detrás de él. Observó con horror cómo los hombres eran
atacados por las raíces de los árboles que brotaban del suelo, como si
estuvieran vivas. Las raíces agarrarían a los hombres por las
extremidades y luego los arrojarían como muñecos de trapo a través
del cielo y al suelo.
Unos pocos hombres en la parte trasera del grupo pudieron llegar a
la línea de árboles y evitar el horrible destino que les sucedió a sus
compañeros. Mientras Mecah miraba con horror, sin entender lo que
estaba viendo, sintió una sensación de pánico aún más profunda
cuando se dio cuenta de que el que comandaba el ataque mortal
estaba agachado sobre una rodilla en medio del campo. El hombre
con el que había compartido una cena la noche anterior. Yo.
—¡Azrael, detente! ¡Los estás matando! —Mecah me gritó. El
sonido de la voz de Mecah rompió mi concentración y mi mente se
aclaró. Las raíces cayeron al suelo cuando me giré hacia la voz que
sonaba preocupada y aterrorizada al mismo tiempo.
—Mecah… —dije, mientras otra flecha pasaba zumbando por mi
cabeza y aterrizaba justo a la derecha del cuerpo de Mecah. Lo libró
por poco.
Mi corazón se detuvo al darme cuenta de lo cerca que había estado
esa flecha de dar en Mecah. Me volví para enfrentar al atacante que
había sacado su arco. Esta vez no me agaché ni toqué el suelo. Di un
paso hacia el hombre cuando la ira comenzó a acumularse dentro de
mí. Este hombre casi le había disparado a Mecah. 27
El color desapareció de mis ojos y se volvió completamente blanco.
La flecha que había fallado por poco a Mecah comenzó a elevarse del
suelo, como si una mano invisible la estuviera recogiendo, y con un
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sobresalto de mi mente, la flecha fue enviada directamente al pecho
del hombre con una fuerza tan fuerte que el hombre cayó de
espaldas. El hombre dejó escapar un sonido de gorgoteo, mientras
agarraba la flecha que ahora sobresalía de su pecho. Observé cómo la
vida se escurría de su cuerpo.
La rabia comenzó a retroceder, mientras el color volvía a mis ojos.
Me giré para mirar a Mecah, que ahora estaba a unos metros de mí
con una mirada de horror en su rostro. Su boca estaba abierta
mientras examinaba la tierra alrededor de su casa y las partes de los
cuerpos que cubrían el suelo.
—Tú los mataste. Los mataste a todos. ¿Qué clase de demonio
eres? —Mecah gritó.
Lo agarré por el brazo y tiré de él hacia su casa. Una vez que
llegamos a esta cabaña, arrastré a Mecah adentro y agarré un saco de
detrás de la puerta.
 —Toma tantos suministros, comida y ropa como puedas llevar.
Tenemos que irnos de este lugar antes de que vuelvan más guardias y
descubran lo que ha sucedido aquí —dije, empujando el saco en las
manos de Mecah.
Una vez que Mecah se dio cuenta de lo que estaba pasando, se
despertó y comenzó a empujar artículos en su bolso. Recogí una capa
de repuesto de detrás de la puerta de Mecah y me la eché sobre los
hombros, levantando la capucha sobre mi cabeza.
Mecah ahora estaba a mi lado, mientras salíamos por la puerta
principal y nos dirigíamos hacia la línea de árboles del este. 28

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 CAPÍTULO 5
La Hechicera Alana

El Hombre se sentó en su estudio, pegándose una daga dorada

contra su labio inferior mientras se sentaba sumido en sus
pensamientos. Hubo un breve golpe en la puerta antes de que el 29
Capitán de la Guardia la abriera.
El capitán se arrodilló e inclinó la cabeza.
—Mi Señor, parece que los guardias no pudieron recuperar al
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prisionero.
El cuchillo dejó de moverse, mientras Lord Sirus reflexionaba sobre
esta desafortunada noticia. Dejó el cuchillo sobre el viejo escritorio de
madera que tenía delante y miró al Guardia.
—Entonces, ¿quieres decirme que tenemos una criatura suelta, que
ha estado en cautiverio desde que era un niño, solo, sin socializar, sin
contacto humano... y tiene habilidades incalculables a su disposición?
—Lord Sirus contó.
Se puso de pie y caminó hacia la ventana del estudio y se asomó. El
sol se había puesto hace aproximadamente una hora y las lámparas
de los pueblos debajo de su reino comenzaron a encenderse una por
una. La idea de que su prisionero andaba suelto lo inquietaba.
Especialmente teniendo en cuenta quién era este prisionero.
—Solo un puñado de hombres regresaron. Los demás fueron
víctimas del prisionero —afirmó el Capitán, todavía de rodillas. —
Enviaré más hombres a buscarlo con las primeras luces y volveremos
a capturar al prisionero.
—No hay necesidad. Tengo una mejor manera de localizarlo —dijo
Lord Sirus, mientras salía de su estudio. El Capitán lo siguió detrás.
Una vez que los hombres abandonaron la habitación, el humo
verde comenzó a llenar la esquina de la habitación, dando vueltas y
vueltas, comenzando desde el piso y ascendiendo hacia el techo. El
humo se espesaba a medida que subía. Tan rápido como apareció el
humo, comenzó a disiparse, revelando la figura de una mujer alta y
esbelta, vestida con un largo vestido negro. El vestido tenía un toque 30
de tela morada, adornado con un elegante encaje negro que parecía
ahuecar los senos de la mujer. La piel de la mujer era de color blanco
lechoso y sus ojos eran de un azul brillante y penetrante. Ella era una
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verdadera belleza para la vista, y una aún más mortal para ser presa.
La mujer se acercó a la ventana y miró en dirección a los bosques
del este. El bosque donde continué mi viaje con Mecah. Después de
un momento, se giró y siguió a los dos hombres fuera del estudio,
uniéndose a ellos en el Gran Comedor.
Lord Sirus se sentó en el trono en el centro de la habitación. A estas
alturas, el Capitán había desaparecido, presumiblemente para idear
un plan alternativo para recuperar al prisionero.
—No me dijiste que el chico ha heredado los poderes de sus padres
—dijo Lord Sirus, rechinando los dientes mientras miraba fijamente a
la Hechicera. —¡Habíamos acordado que al niño se le permitiría vivir
mientras no manifestara ninguno de los poderes de sus padres!
¡Claramente heredó bastantes de ellos!
La Hechicera Alana se movió en silencio a través de la habitación y
donde había una jarra de vino. Si supiera el alcance del poder del
chico, pensó Alana para sí misma, pero esta era información que Lord
Sirus no necesitaba saber. Vertió un poco de vino en una copa y se
llevó la copa a la nariz para poder oler el dulce aroma de las uvas
fermentadas. Olían celestial. Tomó un sorbo de vino y se volvió hacia
Lord Sirus, claramente sin prisa por responder a sus preguntas.
—El niño no mostró ninguna señal de que sus poderes se
estuvieran manifestando hasta que escapó anoche —dijo, mirando el
vino que se arremolinaba en su copa.
Su calma y falta de interés preocuparon a Lord Sirus. A ella no
parecía importarle que el niño al que habían tenido cautivo durante
más de veinte años se hubiera escapado y probablemente buscaría a 31
quienes lo mantuvieron confinado.
—Si bien tiene un gran poder, es joven y no sabe cómo usar o
controlar completamente sus habilidades. Esto, por supuesto, puede
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usarse a nuestro favor —dijo, mientras se acercaba a Lord Sirus.
A medida que se acercaba, su largo vestido negro comenzó a brillar
y luego se transformó en un vestido largo ajustado de color púrpura
con detalles en negro. Cuando llegó a la silla del Señor, su vestido se
había transformado por completo.
—¿Debo recordarte todas las capacidades de mi propio poder? —
Dijo, enfatizando la palabra “mi” mientras sus ojos azules se volvían
de un profundo tono verde.
—No, mi amor. Nunca cuestionaré tu poder o tu belleza, que sigue
siendo inigualable —dijo Lord Sirus, mientras inclinaba levemente la
cabeza.
—Mientras esperamos que el niño nos busque, continuaré
monitoreando su progreso y viaje —con eso colocó su copa de vino
sin terminar sobre la repisa de la chimenea y salió rápidamente del
Gran Comedor.
 Lord Sirus comenzó a pensar en esa noche traicionera hace tanto
tiempo. La noche en que el Príncipe y su nueva esposa fueron
asesinados. Esa fue la noche en que realmente perdió su alma... todo
para obtener más poder e influencia.

32

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 CAPÍTULO 6
Una Advertencia Sombría

Después de una hora de viaje por el bosque, llegamos a un arroyo y

decidimos detenernos y descansar un momento. Cuando sumergí las
manos en el agua y me eché un poco en la cara, me di cuenta de que 33
Mecah me miraba desde donde estaba sentado.
—Por favor, deja de mirar. No soy un monstruo. Esos hombres iban
a matarnos a los dos —dije, mientras me giraba para mirarlo.
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—Tal vez, pero creo que debemos hablar sobre lo que sucedió y
cómo hiciste que el suelo hiciera eso. ¿Eres una especie de hechicero
o demonio?
Me reí entre dientes ante la mención de estas dos posibilidades.
Honestamente, no tenía idea de lo que era.
—Honestamente, desearía poder responder a todas tus preguntas,
pero lo más probable es que no pueda hacerlo. Supongo que esos
guardias fueron enviados para capturarme y llevarme de regreso a
quien fuera el hombre que me tenía prisionero. Y en cuanto a mi
magia, siempre he sido capaz de hacer cosas así —me detuve por un
momento, pensando en todas las cosas extrañas que me sucedieron
durante mi juventud. —Por alguna razón, encuentro que mi magia es
más intensa cuando me enojo o me asusto. A veces ni siquiera me
doy cuenta de que lo estoy haciendo. Cuando era niño, me caía y me
lastimaba. Luego, mientras me sentaba en el suelo, curando mis
heridas, veía rocas flotando a mi alrededor. Al principio, pensé que
era genial cuando era niño, luego me di cuenta de que era yo quien lo
causaba —miré a Mecah para obtener una lectura de su reacción.
Todavía no estaba corriendo. —Como dije antes, he pasado toda mi
vida atrapado en esa prisión. No tengo idea de quién soy, cuál es mi
nombre de nacimiento o por qué me encerraron. ¡Ni siquiera sé quién
fue el que me encerró! —Dije, mientras me giraba para mirar hacia el
arroyo que se extendía ante nosotros. Era increíble que existieran
lugares como este. Cálido, relajante y tranquilo.
—Bueno, personalmente, no conozco a nadie con magia, o que
pueda hacer las cosas que tú puedes hacer, pero podría saber dónde 34
podemos obtener algunas respuestas —dijo Mecah, mientras se
volvía hacia el arroyo también. —Están estas tres hermanas que
residen en el Bosque de los Olvidados, que está a un día de viaje de
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aquí. La gente se refiere a ellas como videntes, ya que tienen una
forma de ver el futuro o el pasado de una persona y decirle a la gente
su fortuna. La mayoría de la gente tiene miedo de pedir la ayuda de la
Hermanas, ya que se dice que su ayuda tiene un alto precio.
Honestamente, no estoy seguro de querer saber qué me depara el
futuro —dijo Mecah con un ligero escalofrío. —Haría que vivir cada
día fuera un poco incómodo considerando que sabrías qué se está
acumulando cada día y qué eventos sucederán.
Lo pensé y supuse que si alguien podía ayudarme a descubrir quién
era yo y por qué estaba encerrado, probablemente serían las Tres
Hermanas.
—Quién sabe, es posible que incluso puedan contarte más sobre
tus poderes. Es decir, siempre y cuando estés dispuesto a pagar el
alto precio que sea —agregó Mecah con una pequeña sonrisa.
Reflexioné sobre esto durante unos minutos y me di cuenta de que
esta era la mejor y única opción que tenía, a menos que quisiera
regresar al Palacio y preguntarle al hombre que me arrojó un cuchillo.
Esa no parecía la opción más inteligente.
—OK. Creo que tienes razón. Iré a ver a las Tres Hermanas, es
probablemente mi mejor opción. Entonces, ¿cómo llego allí?
—¿Cómo llegas tú allí? —Mecah dijo, poniendo énfasis en el “tú”.
—TÚ, sígueme, y te llevaré allí —dijo Mecah con una pequeña risita.
—No, esa no es una opción. Ya has tenido la amabilidad de
cuidarme mientras estaba lesionado y te has puesto en demasiado
peligro. Casi te matan esos guardias disparándonos —le recordé.
—No hay manera de que estés haciendo esto por tu cuenta. 35
Después de todo lo que has pasado, te vendría bien un amigo a tu
lado. Alguien que te ayude en tu camino —dijo, con una sonrisa
amable.
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Sus brillantes ojos azules parecían tan gentiles y genuinos que no
pude evitar sentir una sensación de alivio de que quisiera venir
conmigo. Estaba tan agradecido de que quisiera ayudarme y
acompañarme en mi viaje. Tuve tanta suerte de que este hombre
hubiera sido el que me encontró esa noche en el bosque. Quién sabe
dónde estaría yo si él no lo hubiera hecho. Le devolví la sonrisa a
Mecah.
—Está bien, si insistes, realmente apreciaría la ayuda y me
encantaría la compañía —dije, mientras me ponía de pie y le di a
Mecah una gran sonrisa.
Le di un golpe rápido a la parte de atrás de mis pantalones para
limpiar la suciedad y extendí mi mano para ayudar a Mecah a
levantarse del suelo. Su mano era áspera al tacto pero agradable al
tacto. Mecah aceptó gustosamente mi mano y se levantó sin
esfuerzo.
 Comenzamos nuestro viaje hacia el sur para ver a las Tres
Hermanas y, con suerte, obtener algunas respuestas. Poco sabía el
impacto que tendría conocer a las Tres Hermanas en el curso de mi
vida…

***

Pasamos las siguientes seis horas caminando por un camino de

tierra que discurría al lado del bosque y solo nos cruzamos con cuatro
personas mientras viajábamos. Claramente, este no era un camino 36
que la gente usara con mucha frecuencia. Para pasar el tiempo,
comenzamos a compartir historias de nuestro pasado. Las de Mecah,
por supuesto, eran mucho más coloridas y aventureras que las mías.
01/2023
Le conté a Mecah sobre Blue y cómo me traía libros y me ayudaba a
enseñarme a leer, y cómo todo eso se detuvo cuando comencé a
hacer preguntas sobre mi cautiverio. Pude ver el dolor en los ojos de
Mecah mientras le describía mis habitaciones y lo frías y húmedas
que eran. Pensó que era muy triste escuchar que cuando era niño
solo tenía piedras para jugar y tenía que volver a leer libros para
pasar el tiempo.
Cuanto más escuchaba las historias de Mecah sobre su infancia y el
amor que había recibido de sus padres, más empezaba a
preguntarme acerca de mis propios padres. ¿Quiénes eran? ¿Me
amaban? ¿Cómo hubiera sido mi vida si hubiera crecido con ellos, en
lugar de solo, en una cueva oscura? ¿Fueron ellos los que quizás me
encerraron? ¿Era anormal y extraño debido a mis habilidades? Estoy
seguro de que mis poderes me hicieron anormal y extraño por sí
solos...
 —Honestamente, no sé cómo sobreviviste tanto tiempo ahí abajo.
Me hubiera vuelto loco estar solo y sin nada que hacer en todo el día
—dijo Mecah, pateando una piedra mientras caminaba.
—Supongo que en su mayor parte no lo sabía mejor. No tenía idea
de lo que me estaba perdiendo o de lo que existía más allá de esa
gran puerta de madera. ¿Realmente puedes extrañar lo que no sabías
que existía?
—Supongo que tienes razón —dijo Mecah.
—¿Le resultaría más difícil adaptarse a una vida sin vista a un
hombre que nació ciego que a un hombre que nació con vista pero 37
finalmente se quedó ciego? —Preguntó Azrael. Mecah pareció
contemplar este pensamiento por un momento mientras
continuábamos caminando en silencio.
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—Arrr —gritamos los dos, agarrándonos los lados de la cabeza.
Hubo un dolor punzante repentino en nuestras cabezas. Se sentía
como si alguien estuviera abriendo nuestras mentes y metiendo la
mano. Ambos ojos se quedaron en blanco, mientras una voz extraña
invadía nuestras mentes.
Buenas noches, conciudadanos. Este es tu Lord Sirus hablando a
todos y cada uno de los ciudadanos de este reino. ¡Les traigo noticias
graves y aterradoras! ¡El Ángel de la Muerte se ha escapado de la
prisión en la que con orgullo lo guardé para ustedes! ¡Este ángel, que
mata sin piedad, debe ser encontrado y atrapado lo más rápido
posible antes de que tenga la oportunidad de desatar sus poderes
profanos en sus hogares! ¡Todos debemos proteger las almas de
nuestros niños! ¡No dejen que sean víctimas de las atrocidades y
horrores que cayeron sobre nuestras tierras hace tantos años! Juré,
como su gobernante supremo, proteger siempre este reino y sus
familias de sufrir el mismo destino oscuro que cayó sobre tantas
almas inocentes hace más de veinte años. Ahora pido su ayuda para
localizar a este demonio, este Azrael, para poder destruir a este
monstruo de una vez por todas.
Una imagen mía matando a los guardias esta mañana apareció de
repente en mi mente, y supongo que en la de todos los demás.
¡Ya ha cazado y asesinado a treinta guardias de palacio hasta
ahora! ¡Debe ser detenido! Cualquier ciudadano que sea capaz de
localizar a este monstruo será debidamente recompensado.
Manténganse a salvo, mis leales súbditos. Daremos caza a este
heraldo de la muerte y pondremos fin a su reinado de terror. 38
La voz y el dolor punzante en nuestras cabezas terminaron tan
rápido como habían comenzado.
—Hombre, eso dolió —dijo Mecah, frotándose la cabeza mientras
01/2023
se giraba para mirarme. —Y qué montón de basura. ¡Nos atacaron!
Pero tengo que decir que la imagen de ti destrozando a esos tipos fue
bastante aterradora.
—Ese fue en realidad un plan bastante brillante para expulsarme.
¿Por qué confiar en unos pocos guardias para localizarme, cuando
puedes tener a cada maldita alma buscándome?
—Bueno, definitivamente hizo un gran trabajo al demonizarte y
asustar a todos. Esto podría hacer que nuestro viaje para ver a las
Tres Hermanas sea un poco más difícil —dijo Mecah, sacudiendo la
cabeza.
—¿Crees que esa historia que mencionó acerca de que yo era el
Ángel de la Muerte era cierta? ¿Quizás esa fue la razón por la que me
encerraron? —Dije, preguntándome si este horrible evento fue la
razón por la que estaba encerrado. ¿Quizás fue para proteger a todos
de mí?
 —Considerando que él solo mintió sobre tus acciones esta mañana,
no sería tan rápido en condenarte a ti mismo. Deberíamos ir a ver a
las Tres Hermanas y ver si pueden arrojar algo de luz sobre esta
situación —dijo Mecah, mientras me extendía la mano. —Vámonos.
Mecah tenía razón. ¿Podría realmente creerle a un hombre que me
apuñaló y mintió sobre lo que sucedió esta misma mañana? Tomé su
mano brevemente y la dejé deslizarse mientras avanzábamos una vez
más por el camino de tierra. Fue difícil sacudirse las palabras de Lord
Sirus. ¿Era yo el Ángel de la Muerte? ¿Había sacrificado a tanta gente
hace mucho tiempo? ¿Merecía ser castigado? Ese sentimiento de 39
desesperanza comenzó a hundirse en mis huesos una vez más.

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 CAPÍTULO 7
Harison

Mecah tenía razón. Gracias a la transmisión demoníaca, el viaje a

las Tres Hermanas fue un poco más desafiante ya que hicimos todo lo
posible para evitar viajar a través de áreas muy pobladas donde 40
podríamos ser reconocidos.
Poco después del anochecer, llegamos a un pequeño pueblo
agrícola llamado Harison, que lleva el nombre prominente de la
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familia fundadora hace casi 200 años. De las 350 almas que residían
en este pueblo, 200 de ellas tenían el apellido “Harison”. A la gente
del pueblo no le gustaba viajar mucho fuera de su ciudad unida, y
disfrutaban aún menos de los extranjeros.
Desde el momento en que Mecah y yo pusimos un pie en esta
ciudad, la mayoría de las personas que se cruzaron en nuestro camino
nos miraron mal y se burlaron de nosotros. Decidimos que este no
era el pueblo en el que debíamos refugiarnos para pasar la noche y
continuamos pasando por el pueblo lo más rápido que pudimos. Dada
la transmisión mental que veían todas las personas vivas, pensamos
que era mejor mantener un perfil bajo y no detenernos en un pueblo
donde había un foco gigante sobre cada extranjero que ingresaba.
Casi habíamos pasado la última casa que se derrumbaba en nuestro
camino fuera de esta ciudad unida cuando algo golpeó a Mecah en la
nuca.
—Ay —dijo Mecah, mientras se frotaba la nuca.
 Me giré para ver lo que había golpeado a Mecah, cuando otra
pequeña piedra se conectó con la parte posterior del cuello de Mecah
y resultó en otro golpe a Mecah.
Me volví para enfrentar la fuente del dolor de Mecah y noté que un
pequeño grupo de hombres se había reunido detrás de nosotros. Uno
sostenía lo que parecía una honda casera. Estaba claro que todos
estos hombres estaban relacionados, ya que tenían la misma sonrisa
tonta y con la boca abierta en sus rostros. Alguien debería haber
advertido a estos muchachos que reciclar el mismo acervo genético
nunca fue una buena idea. 41
—Bueno, mira a quién tenemos aquí. Dos extraños pasan por
nuestra casa —dijo uno de los tíos hermanos mientras nos miraba a
Mecah y a mí de arriba a abajo. —Ahora, ¿qué están haciendo
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ustedes dos pasando por estas partes sin siquiera un caballo o un
carruaje para ayudarlos?
—Solo pasamos por este basurero lo más rápido que podemos —
dije. Ya molesto de que este imbécil haya interrumpido nuestra
discusión. Mecah me lanzó una mirada que me dijo que me callara y
siguiera caminando.
—Ahhh, parece que tenemos un culo sabio aquí —dijo el imbécil
#1, mientras se volvía hacia el resto del clan de su tío hermano.
Estaba a punto de responder con un comentario sarcástico que
involucraba inteligencia y una cabra, cuando Mecah me agarró del
brazo con la esperanza de que me guardara mis comentarios.
—¿Qué tienen ustedes en esa bolsa que llevan? Déjamelo aquí y
dejaremos que sigan su camino feliz.
Podía sentir la rabia hirviendo dentro de mí... mi sangre
bombeando más y más rápido a través de mis venas. ¿Quiénes se
creían estos tipos que eran? Que les daba a cualquiera el derecho de
lastimar a alguien, y mucho menos a un tipo dulce como Mecah. Estos
muchachos necesitaban que les enseñaran una lección. Miré a Mecah
y sus ojos me decían que lo dejara pasar y que no llamara la atención
sobre nosotros.
—Lo siento chicos, no tenemos tiempo para charlar. Tengo que
llegar al próximo pueblo antes del anochecer —intervino
rápidamente Mecah, acelerando sus pasos mientras hablaba.
Estaba claro que estos muchachos no nos iban a dejar pasar por su
pueblo sin darles nuestra bolsa de provisiones o pelear por ella.
—¡Oye! Eres ese tipo que Lord S está buscando, ¿no? —Gritó otro 42
de los tíos hermanos desde el medio de la manada. —Apuesto a que
obtendríamos una buena recompensa por llevarte a él—. Con eso, el
grupo comenzó a moverse hacia Mecah y hacia mí.
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Mecah, al darse cuenta de que no íbamos a salir de esta sin
ensangrentarnos un poco, esperaba poder calmar la situación. Se dio
la vuelta para mirar al grupo y dijo.
—¿Creen que pueden capturar al Ángel de la Muerte? ¡Ah! ¡Este es
el devorador de almas, el destructor de mundos! ¿Y crees que tú y tu
grupo de idiotas podrán acabar con él? Movimiento inteligente —dijo
Mecah, con un poco de burla.
De hecho, me impresionó mucho que Mecah pudiera presentar un
discurso tan impresionante en tan poco tiempo. Y uno que era tan
intimidante. Este hombre tenía un lado oscuro en él, por lo que
parece.
El grupo se detuvo y dio un paso atrás al darse cuenta de la
gravedad de lo que estaban a punto de intentar hacer. Claramente, la
inteligencia no era su punto fuerte.
—Bueno, supongo que incluso si algunos de nosotros mueren aquí
esta noche, al menos los demás obtendrán muchas monedas de Lord
S para cuidar del resto —dijo Imbécil #3, después de contemplarlo un
poco. El grupo decidió que les gustaba el sonido de esto y
nuevamente continuaron su avance hacia nosotros.
Rápidamente examiné a los hombres. Doce contra dos. Las
probabilidades parecían un poco sesgadas. No estaba tan preocupado
por mi seguridad, sino por evitar que Mecah resultara herido.
—Correcto. Son tus funerales —dije en voz baja, mientras esperaba
su carga.
Casi al instante, la horda de hombres se abalanzó sobre nosotros.
Algunos sacaron sus hondas caseras de sus bolsillos traseros y 43
comenzaron a tirarnos piedras con bordes afilados. Algunos de sus
disparos se conectaron conmigo y cortaron la carne que golpeó al
impactar. Hice una mueca cuando cada piedra cortó mi piel. Escuché
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que Mecah dejó escapar un grito y me giré para atrapar un chorro de
sangre que brotaba de la carne abierta de su brazo, mientras la roca
atravesaba su hermosa piel.
Mi mandíbula se puso rígida y cada músculo de mi espalda se tensó
cuando vi la mirada dolorida en el rostro de Mecah. La rabia dentro
de mí se intensificó y concentré mi mente en el aire que nos rodeaba,
sintiendo cada molécula que rozaba mi piel. Cuando mi enfoque se
agudizó, levanté los brazos en el aire, mientras el aire a mi alrededor
comenzaba a soplar con tal intensidad que los hombres frente a
nosotros detuvieron su avance. Su cabello y ropa ondeaban con tal
ferocidad que los rostros de los hombres se tornaron de miedo.
A medida que el viento seguía aumentando, uno a uno los hombres
perdieron el equilibrio y salieron volando hacia atrás. Algunos en
casas cercanas, otros en montones de tierra que bordeaban la calle,
mientras que un alma desafortunada, el imbécil #1, que había pedido
nuestra bolsa, voló directamente hacia el extremo afilado de una
herramienta agrícola. La sangre se derramó de su boca mientras la
vida se drenaba de sus ojos. El Ángel de la Muerte se había cobrado
otra vida.
—Azrael, detente —escuché a Mecah decir con calma a través del
sonido ensordecedor del aullido del viento. Bajé los brazos y me volví
enfocándome en Mecah. Mientras el mundo se calmaba a nuestro
alrededor, me sentí en paz una vez más mirando sus penetrantes ojos
azules. —Ya no nos molestarán más —dijo Mecah, mientras se
levantaba la capucha de su capa sobre su cabeza y aceleraba el paso
por el camino que tenía por delante; sin atreverse a volver para ver la 44
muerte y la destrucción dejadas atrás.
Más tarde esa noche encontramos un claro en un área boscosa que
proporcionaría un refugio adecuado para pasar la noche. Cuando
01/2023
Mecah se sentó a descansar un poco, encendí rápidamente un fuego
para que disfrutáramos y mantuviéramos caliente a Mecah. Habiendo
vivido en la cueva toda mi vida, hacer fuego fue muy fácil para mí.
Después de encender el fuego, rebusqué en el costal que Mecah
había traído en busca de nuestro suministro de alimentos y me di
cuenta de que solo nos quedaba un pequeño trozo de queso y un
trozo de pan. Salimos de la cabaña con tanta prisa que no pensamos
en la cantidad de comida que se necesitaría para nuestro viaje. Me
acerqué a Mecah y le entregué el queso y el pan.
—¡La cena está servida! —Dije, presentándole la recompensa y una
gran sonrisa en mi rostro.
—¿Es toda la comida que nos queda? —Mecah preguntó, con una
mirada de preocupación en su rostro. —Toma un poco de mi queso y
pan —dijo Mecah, a punto de dividir los pedazos ya pequeños en
pedazos aún más pequeños.
 —No, no, ya comí algunas bayas en los arbustos antes mientras
recogía leña. Esto es para que lo disfrutes —dije, mientras ahuecaba
sus manos y las empujaba suavemente hacia su pecho dándole la más
dulce de las sonrisas.
Mecah me miró por un momento.
—¿Estás seguro? —Mecah preguntó, viendo a través de mi mentira
y dándose cuenta de que estaba dispuesto a pasar hambre para
asegurarme de que pudiera comer lo suficiente por la noche. Asentí
con la cabeza y caminé de regreso al fuego.
Mecah mordió el pan mientras me miraba mientras yo atendía el 45
fuego. Empezaba a sentir una profunda admiración por este extraño
herido que había llegado a su vida; lo protegió y ahora le estaba
dando la última pieza de comida para asegurarse de que tuviera
01/2023
suficiente para comer. Un hombre con este tipo de corazón no podría
ser capaz de los horrores que se rumoreaban. Un hombre con un
corazón así, no podría ser el Ángel de la Muerte...
Cuando cayó la noche, el fuego comenzó a atenuarse y un ligero
frío llenó el aire. Mecah se acercó a donde yo yacía y se acostó a mi
lado con la espalda apoyada contra mi pecho.
—Hará frío esta noche. Es mejor si nos quedamos cerca para
mantener el calor —dijo Mecah, mientras presionaba su cuerpo
contra el mío—. Envolví mi brazo alrededor de su cuerpo, y
suavemente comenzó a frotar mi brazo con la otra mano. —Gracias
por defenderme hoy y por darme lo último de la comida. Eres un
buen hombre, Azrael, con un buen corazón. Nunca dejes que nadie
intente quitarte eso. Prométemelo —dijo Mecah, mientras miraba
fijamente el fuego que teníamos delante.
—De nada, y te lo prometo —le dije, mientras me inclinaba y
besaba suavemente un lado de su mejilla. Él no se inmutó.
Simplemente sonrió y agarró mi brazo un poco más fuerte. El sueño
se deslizó suavemente sobre los dos. Fue el sueño más tranquilo que
he tenido.

46

01/2023
 CAPÍTULO 8
Las Tres Hermanas

La Hechicera Oscura observó a los dos hombres que dormían junto

al fuego. Se quedó en silencio y observó cómo los dos yacían
pacíficamente en los brazos del otro. 47
Así, la simiente de su amado se ha enamorado. La persona
promedio, por supuesto, no tendría idea; sin embargo, sus
habilidades le permitieron sentir el amor y la admiración creciendo
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entre los dos hombres que dormían. Cuanto más pensaba, más
tramaba...
La Hechicera Oscura levantó su capa para cubrir su rostro y su
cuerpo estalló en un cuervo negro mientras se alejaba volando.
Al sentir esta demostración de poder, me sacudí de mi sueño. Con
los ojos bien abiertos, mi brazo todavía sostenía a Mecah cerca de mi
cuerpo. Su cuerpo cálido y suave contra el mío. Mis ojos escanearon
el área pero no pudieron detectar la fuente que me había despertado
tan repentinamente. El cuerpo de Mecah se movió contra el mío
cuando empezó a despertar.
Sintiendo dónde estaba, con los ojos aún cerrados, se estiró y
sonrió.
—Buenos días.
Miré a Mecah mientras yacía en mis brazos.
—Buenos días, mi bestia feroz. ¿Supongo que dormiste bien? —
Dije, mientras Mecah se sentaba.
 —La mejor noche de sueño en mucho tiempo. ¿Bestia feroz? —
Dijo, luciendo confundido.
—Es solo en referencia a los dulces gruñidos que haces mientras
duermes tan suavemente —dije, con una sonrisa torcida.
Mecah dejó escapar una pequeña risita cuando hizo la conexión.
—Qué puedo decir, mantiene alejados a los otros animales.
Yo también solté una risita por su broma mientras me ponía de pie
y estiraba la espalda.
—Diría que deberíamos estar en la Guarida de los Oráculos dentro
de las próximas dos horas —dijo Mecah, mientras recogía las últimas 48
pertenencias. —Veré si hay algún animal pequeño que pueda atrapar
para nuestro desayuno antes de salir.
01/2023
***

A estas alturas, el área por la que viajamos había cambiado a un

terreno mucho más accidentado. En lugar de lujosos tapices verdes
que llenaban el área, los árboles a nuestro alrededor se desplomaban
en ángulos extraños y parecían haber estado en estas posiciones
durante cientos de años. El camino era en su mayor parte tierra seca
llena de guijarros y ramas rotas. Estaba claro que esta área no estaba
bien poblada debido a las duras condiciones de crecimiento que
prevalecen en esta área. Me preguntaba, ¿esta tierra se había
convertido naturalmente en este páramo? ¿O la presencia de las Tres
Hermanas que residen en esta área de alguna manera causó esta
condición?
—Entonces, ¿qué sabes sobre las Tres Hermanas? —Pregunté,
mientras examinaba el paisaje frente a nosotros.
 —No mucho. Justo lo que he oído de la otra gente del pueblo. Son
tres hermanas, cada una con la capacidad de ver el pasado, el
presente y el futuro. Aparentemente les gusta jugar, por lo que no
son directas con sus predicciones. Tienes que “interpretarlas” de
alguna manera.
—¿Interpretar? —Pregunté, girándome para mirarlo.
—Ya, aparentemente ellas no solo te dan una respuesta. Debes
ganártela. La mayoría de la gente evita a las Hermanas ya que se dice
que aquellos que piden su ayuda terminan pagando un precio
extremo. Así que solo aquellos que están desesperados buscan su 49
sabiduría. Y, francamente, creo que estás tan desesperado como ellos
—dijo Mecah con la intención de que este último comentario se
tomara como una broma.
01/2023
—¿Son sus predicciones, siempre correctas?
—Supongo que sí. La gente ha viajado grandes distancias para
buscar su consejo —dijo, pateando algunas piedras mientras
caminaba.
Una hora más tarde llegamos a la Guarida de las Tres Hermanas. La
casa de las hermanas estaba ubicada en lo profundo de una cueva
que se encontraba en la base de una gran colina. Viejas raíces de
árboles sobresalían de la tierra que rodeaba la colina, que parecía
cubrir parte de la entrada de la cueva. La cueva en sí estaba oscura y
desprendía un fuerte olor, una mezcla entre moho y podredumbre. Lo
último que quería era entrar en otra cueva oscura. Mecah, sintiendo
mi inquietud, agarró mi mano y me dio un ligero apretón.
—Conseguimos esto juntos. Estaré contigo todo el tiempo.
Mi malestar pareció disiparse un poco al saber que ya no estaba
solo. Tenía a alguien que estaría a mi lado y me ayudaría a superar
cualquier desafío que enfrentara en el futuro. Tomé una respiración
profunda y procedimos a caminar hacia la cueva.
La cueva estaba oscura y húmeda por dentro, similar a la cueva que
había sido mi hogar durante los últimos veinte años. A medida que
avanzábamos a través de los sinuosos túneles, tomamos nota de
todos los diversos elementos que se habían dejado en los túneles a lo
largo de los años. ¿Estos artículos eran ofrendas a las Hermanas? ¿O
eran estos artículos que la gente había dejado caer mientras corrían,
aterrorizados por sus vidas? Supongo que pronto lo descubriríamos...
Doblamos la última esquina que se abría a una cámara gigante. La 50
luz del sol entraba a raudales en la cámara a través de las grietas en la
parte superior. Las enredaderas y las raíces goteaban a través de
estas mismas grietas, lo que se sumaba a la extraña sensación de
01/2023
fatalidad que llenaba la habitación.
Mientras miraba alrededor de la cámara, estaba claro que los
visitantes no habían estado presentes en bastante tiempo. La
habitación olía a humedad y moho y no ofrecía ningún tipo de calidez
o bienvenida a los posibles visitantes.
—¡Hermanas! ¡Parece que tenemos algunos invitados! —Dijo una
voz dulce, rompiendo el silencio dentro de la cueva.
Nos dimos la vuelta sobresaltados, y nuestros ojos se posaron en
tres hermosas Hermanas que estaban sentadas en tres tronos
dorados. La Hermana que se sentó en medio de las tres, tenía su
trono elevado un poco más alto que sus dos Hermanas. Llevaba un
vestido de seda color esmeralda que dejaba al descubierto sus
hombros y fluía a lo largo de todo su cuerpo. El escote se hundía
peligrosamente en la curvatura de sus pechos. Su cabello largo y
suelto era negro como la noche y sus ojos eran de un verde brillante,
que combinaban perfectamente con su vestido.
 A su derecha estaba sentada una hermana igualmente bella; éste
de cabello dorado y ojos color zafiro. Su vestido, que era del mismo
estilo que sus hermanas, era de color azul profundo.
Y finalmente, sentada a la izquierda de la Hermana del centro
estaba sentada una deslumbrante morena, cuyos feroces ojos
violetas se mostraban con tanta intensidad contra el vestido de seda
púrpura que llevaba puesto.
—¡Bienvenidos! Por favor acérquense, señores. No es frecuente
que tengamos visitas, o que sean tan guapos como ustedes dos —dijo
la Hermana que estaba sentada en el medio. Nos indicó que nos 51
acercáramos a ella.
—Es el que ha pasado veintitrés años en la oscuridad —dijo la
Hermana del vestido púrpura.
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—Ah, el Ángel de la Muerte ha buscado nuestro consejo —dijo la
Hermana del vestido azul.
Las Tres Hermanas parecían complacidas de vernos. Todas se
enderezaron en sus tronos para ver mejor mientras nos acercábamos.
—Buenos días hermanas, mi nombre es Azrael, y este es Mecah —
dije, señalando a Mecah.
—Es un placer conocerlas, hermosas mujeres —dijo Mecah con un
ligero temblor en su voz. Hizo una ligera reverencia, sin saber cuál era
el protocolo adecuado cuando uno se encuentra con diosas que lo
saben y lo ven todo.
—Hemos estado esperando ansiosamente su llegada —dijo la
Hermana en el medio. Parecía que ella era la líder de este trío. Cada
Hermana tenía la misma belleza, era imposible saber si había una
diferencia de edad. —Mi nombre es Cassandra, y esta es mi hermana
Alysa —mientras señalaba a la hermana del vestido azul. —Y esta es
mi hermana Myra —señalando a la hermana del vestido morado.
 Miré a Mecah, que estaba concentrado en la hermana hablando.
¿Estaba haciendo lo correcto buscando la ayuda de las Hermanas?
¿Qué otra opción tenía? Si son tan poderosas como dice Mecah,
serían mi mejor oportunidad de obtener respuestas.
—Es un placer conocerlas a las tres. Me presento ante ustedes hoy,
con la esperanza de poder encontrar algunas respuestas —dije, no
queriendo revelar todo de una vez. Después de todo, si estas
Hermanas son tan poderosas, ¡ya deberían saber por qué estoy aquí!
—Sí, vienes en busca de información de tu pasado, de tus padres,
de por qué te encerraron y de entender los poderes que posees. 52
Sentí que me invadía una sensación de nerviosismo ya que estaba
claro que ella sabía quién era yo y por qué estaba aquí.
—Muchos han buscado nuestro consejo en el pasado y muchos se
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han arrepentido del conocimiento que hemos compartido con ellos.
Ya ves, cuando a uno se le habla de su futuro, uno puede temer vivir y
obsesionarse con encontrar formas de alterar ese futuro. ¿Estás
seguro de que deseas buscar nuestro consejo? —Ella dijo esto
mientras me miraba fijamente a los ojos. Se sentía como si estuviera
buscando en mi alma para determinar si era digno de tal
conocimiento.
—Yo no vengo buscando conocimiento de cosas por venir, sino más
bien información perteneciente a cosas que ya han sucedido. No
deseo alterar nada, sino simplemente comprender los eventos del
pasado —dije, dando un paso más cerca de las Hermanas.
Sentí un escalofrío recorrer mi espalda cuando las dos Hermanas
sentadas a cada lado de Cassandra comenzaron a sonreír... Era una
sonrisa que decía. Sabemos las respuestas... ¿estás seguro de que las
quieres...?
 Tragué saliva y miré a Mecah. Hizo un suave asentimiento de
aprobación y me volví hacia las tres Hermanas.
—¿Estás seguro? —Cassandra dijo dándome una última
oportunidad para cambiar de opinión.
—Sí, estoy seguro, milady —dije, mientras mi cuerpo se tensaba.
—Muy bien —dijo, mientras se levantaba de su trono dorado y
señalaba a sus dos hermanas que estaban sentadas abajo sonriendo.
Con eso, su voz se volvió casi hipnótica mientras cantaba.
—Una dice la verdad y la otra miente.
¿Cuál es? Debes decidir. 53
Con esa presentación, Myra, la Hermana de Púrpura, se levantó de
su trono y dio un paso adelante. Su voz también se volvió hipnótica
mientras cantaba.
01/2023
—Ven a escuchar la historia de un amor que nunca sería;
Entre una Hechicera y un Príncipe que no podía ver;
Las profundidades de su amor desarrollándose;
mientras cortejaba a otra más encantadora;
Sin embargo, si hubiera sido capaz de prever;
La traición que sería;
Puede que lo haya decidido;
Para devolver el amor que fue correspondido;
Se ideó un complot traicionero;
por un joven a quien el príncipe despreciaba;
Hacer que la Hechicera mate al hombre y a su esposa;
E inventar un cuento, tan salvaje y lleno de conflictos;
Para obligar a un pueblo a creer;
Que un niño pequeño cometió esta mala acción;
Marcando al niño como el Ángel de la Muerte;
Distraer al público en un solo suspiro;
 Mientras el hombre tomaba el trono;
Y la Hechicera se hizo suya;
Esta es una historia trágica que escuchas;
Una que debería hacerse ahora, más clara.
Con eso, la Hermana flotó de regreso a su trono y volvió a sentarse.
Ahora era el turno de sus hermanas. Alysa se puso de pie, arregló su
hermoso vestido azul y dio un paso adelante mientras comenzaba a
cantar.
—No, esta no es la historia que una vez fue pasada;
Escucharás la verdad por fin, por mucho tiempo. 54
Esta es una historia que es triste, pero cierta;
Sobre una pareja joven con magia que creció;
En lo profundo del niño que dieron a luz;
01/2023
Quién haría un día una rabieta y se deploraría;
Una de las masacres más espantosas que jamás se haya contado;
Lo cual solo fue detenido por el amigo del joven;
Cuando calmó al niño, la pesadilla terminó;
Para salvar el pueblo y todo el reino;
El niño estaba encerrado en el fondo del timón;
de la cueva más oscura;
Para que todos pudiéramos ser salvos.
Escuché atentamente, sorprendido por ambas historias. ¿Pero cuál
era la verdadera? Una me haría el villano, mientras que la otra me
haría la víctima.
—Ahora que has escuchado la historia, depende de ti decidir qué
hacer con esta información —dijo Cassandra, mientras se levantaba
de su trono. Su hermana permaneció sentada sonriendo con esa
mueca burlona.
 —Pero, ¿cómo sabemos cuál es la verdadera? —Mecah dijo con
frustración. —¡Se suponía que nos darías respuestas!
—Solo aquellos que realmente se conocen a sí mismos sabrán cuál
de mis hermanas dice la verdad —dijo mientras se giraba y se alejaba
de su trono. Sus hermanas hicieron lo mismo y se abrieron paso por
un túnel separado detrás de los tronos.
—¡Qué demonios! ¿Ahora qué hacemos? Lamento que esto haya
sido una pérdida de tiempo —dijo Mecah, mientras se giraba para
mirarme.
Reproduje ambas historias en mi cabeza y traté de determinar cuál 55
tenía más sentido para mí. Ambas podrían haber sido posibles, y
ambas tuvieron un desenlace trágico.
—Cassandra dijo que una dice la verdad, mientras que la otra
01/2023
miente —le dije a Mecah mientras me rascaba la barbilla pensando.
—Sí, ella dijo eso justo antes de que entraran en sus canciones.
—Entonces, ¿cómo sabemos quién decía la verdad y quién mentía?
—Empecé a caminar de un lado a otro, sumido en mis pensamientos.
—Bueno, habría ayudado si dijeran algo que supiéramos que es
cierto en sus historias —dijo Mecah, arrojando una pequeña piedra
que recogió del suelo contra la pared más cercana a él.
—¡En realidad, eres brillante! —Dije, volviéndome hacia él. —
Cuando entramos por primera vez, ¡los saludos que nos dieron las
Tres Hermanas! Una se refirió a mí como el “Ángel de la Muerte”;
mientras que el otro se refirió a mí como “¡el que ha pasado
veintitrés años en la oscuridad!” ¡Ella es la que dice la verdad!
—Pero si estuviste en cautiverio desde que eras niño, ¿cómo sabes
que estuviste encerrado durante veintitrés años? —Mecah preguntó.
—Bueno, cuando tenía once años, Blue, el guardia, pasó a traerme
mi ración semanal de comida. Antes de irse, tomó una piedra del
suelo y la usó para marcar la pared de la cueva que ya tenía varias
marcas. Cuando le pregunté por qué marcaba la pared de vez en
cuando, me dijo que marco la pared para que puedas saber el paso
del tiempo. Cada marca representa un año que has residido en esta
cueva. No saber el tiempo puede volver loco incluso al más duro de los
hombres. Cuando salió de la cueva, comencé a contar las marcas y
llegué a once —le dije a Mecah. —Blue nunca quiso derribar mi
ánimo llamándolo prisión o refiriéndose a mí como un prisionero.
Pero con el tiempo, comencé a darme cuenta de qué se trataba. Una
prisión. 56
—Bueno, si ese es el caso, ¡entonces habría sido la que lleva el
vestido morado, Myra! ¡Ella fue quien nos contó sobre una hechicera
que estaba enamorada de tu padre y lo mató a él y a tu madre! —
01/2023
Mecah se dio cuenta de repente de la gravedad de lo que acababa de
decir y bajó la voz. —Eso significa que tus padres están muertos. Lo
siento mucho, Azrael.
A medida que este nuevo conocimiento comenzó a asimilarse, no
estaba seguro de cómo sentirme. En realidad, no me había detenido a
pensar en lo que realmente podría descubrir y lo que eso significaría.
Estaba tan concentrado en descubrir si era un monstruo que no
consideré el impacto de otra información que podría aprender.
Entonces, mis padres estaban muertos. Asesinados por una
hechicera que conspiró con un hombre que codiciaba el trono de mis
padres. Luego, para alejar las sospechas de ellos mismos, culparon de
sus asesinatos a su hijo que tenía habilidades y lo hicieron pasar como
una horrible masacre. La gravedad de esta revelación fue abrumadora
y necesitaba algo de tiempo para ordenar mis pensamientos.
 —Necesito un poco de aire fresco. Salgamos de este lugar —dije,
mientras ponía mi brazo alrededor de Mecah y lo sacaba por donde
entramos.

57

01/2023
 CAPÍTULO 9
La Profecía

Una vez que salimos de la cueva, Cassandra se paró junto a una

gran roca esperándonos.
—Entonces, ¿averiguaste cuál de mis hermanas dice la verdad? — 58
Preguntó, dando un paso hacia nosotros.
—Era tu hermana Myra. Ella fue la que dijo la verdad durante su
saludo cuando entramos por primera vez en la cámara —dije con una
01/2023
sonrisa.
—Ah, sí. Lo atrapaste, ¿verdad? La mayoría de las personas están
tan concentradas en la historia que cuentan que se olvidan de todas
las demás interacciones—. Parecía estar complacida con nuestra
revelación. —¿Sabes por qué una de mis hermanas miente y la otra
dice la verdad? —Cuando negamos con la cabeza, continuó. —Porque
les da a las personas la oportunidad de vivir la vida que eligen. Ya sea
que decidan creer la verdad o la mentira, depende de ellos. Ellos son
los que finalmente deciden su destino. Si bien mis hermanas sugieren
dos caminos posibles, depende del buscador decidir qué camino
seguir.
—Vaya, eso tiene mucho sentido —dijo Mecah, mientras
contemplaba esta nueva realidad.
—Te agradecería que no compartieras esta información con nadie
más, Mecah. Eres un buen hombre, con un alma buena, y Azrael tiene
suerte de tener a alguien como tú a su lado en este viaje.
 Mecah se sonrojó levemente.
—Por supuesto, mantendré este conocimiento para mí. Gracias por
su ayuda hoy —dijo, mientras asentía levemente.
—Ahora, ¿estaría bien si tuviera una conversación privada con
Azrael? —Cassandra le preguntó a Mecah.
—Mientras esté bien con él —dijo Mecah, volviéndose hacia mí.
Asentí con la cabeza y seguí a Cassandra por el camino de tierra
hasta que llegamos a un pequeño arroyo que fluía entre los árboles
curvos.
—Normalmente no intervengo en este tipo de cosas, pero al verte 59
con Mecah, siento que esto es demasiado importante para dejarlo al
azar —dijo Cassandra, mientras se paraba junto al arroyo ajustándose
el vestido. Se giró para mirarme cuando comenzó —tienes un viaje
01/2023
difícil por delante. Uno lleno de muchas pruebas y tribulaciones, pero
antes de que tu enemigo pueda ser derrotado, tú o Mecah caerán—.
Hizo una pausa en este punto para dejar que esta información se
asimilara.
—¿¡¿Qué?!? ¿Qué quieres decir? ¿Uno de nosotros morirá? —
Pregunté rápidamente mientras mi corazón se hundió, la idea de
perder a Mecah era insoportable. A medida que el pánico comenzó a
acumularse en mi cuerpo, las piedras y el agua del arroyo
comenzaron a flotar hacia arriba sin que me diera cuenta. Comencé a
caminar de un lado a otro mientras esta información se hundía.
—Azrael, necesitas calmarte y concentrarte —dijo Cassandra,
haciendo que mi mente volviera a enfocarse. Fue en ese momento
que me di cuenta de lo que estaba haciendo. —Este resultado será
decidido por ti. He previsto dos escenarios posibles, uno en el que
caes tú y otro en el que cae Mecah. No puedo darte demasiados
detalles, ya que esto puede tener un impacto terrible en lo que
vendrá.
—¿Hay algo más que puedas decirme? ¿Cuándo sucederá esto? —
Pregunté desesperado por respuestas. Quizás este fue el alto precio
del que habló Mecah. El que pocos estaban dispuestos a pagar.
—Hay una gran puerta de madera con un león grabado en el
centro. Uno de ustedes entrará en la habitación. Hay una copa de
vino derramada. Una batalla con la Hechicera Oscura, un gran espejo
y un gran charco de sangre en el suelo de piedra. Estas son las únicas
imágenes que he previsto de este evento. Lo siento, pero tendrás que 60
tomar esta difícil decisión —dijo Cassandra, mientras se giraba para
caminar por la orilla del arroyo, dejándome contemplar mi oscuro
destino.
01/2023
Me quedé donde estaba por unos momentos más mientras las
lágrimas llenaban mis ojos. Tenía que haber una manera de evitar que
este futuro se hiciera realidad. Me sequé las lágrimas y regresé para
encontrar a Mecah. Nunca podría enterarse de este futuro.
—¡Estás de vuelta! ¿Qué tenía que decir? —Preguntó Mecah,
curioso.
Debatí qué decir, pero no quería empezar a mentirle a Mecah.
Entonces, decidí permanecer lo más cerca posible de la verdad.
—Ella me contó sobre un posible evento futuro y que habrá algunas
decisiones difíciles que tendré que tomar en el futuro —dije, mientras
me di la vuelta y comencé a alejarme de la cueva.
Mecah se quedó allí por un momento, pensando si debería insistir o
no. Cassandra hizo a un lado a Azrael, lo que significaba que era algo
que solo quería que él escuchara. Y si fuera algo realmente
importante, Azrael se lo habría dicho.
 CAPÍTULO 10
Nat e Isaac

Decidimos entrar en una taberna cuando llegáramos a la siguiente

ciudad, pensando que podríamos tener una comida decente, tomar
una habitación para pasar la noche y descubrir cuál sería nuestro 61
próximo movimiento. Afortunadamente, la taberna solo tenía unos
pocos clientes, así que Mecah y yo tomamos una mesa en la parte
trasera de la sala, con la esperanza de tener un poco de privacidad
01/2023
mientras comíamos y hablábamos.
Estaba a medio comer mi pastel de pollo y Mecah estaba
terminando su segunda cerveza, cuando notamos a un hombre y una
mujer que no dejaban de mirarnos desde el otro lado de la
habitación. Al principio, lo descartamos, pero a medida que avanzaba
la noche, se hizo más evidente que los dos estaban hablando de
Mecah y de mí.
Decidí levantarme y tomar otra cerveza para Mecah y para mí
cuando noté que la mujer se levantó y se acercó a la barra también.
—Tarde. Buena noche, ¿no es así? —Dijo, mientras hacía señas
para pedir otra cerveza del bar.
—Eso es —dije girándome para mirar a la mujer. Era un poco más
baja que yo, con cabello que parecía haber sido besado por los fuegos
rojos del sol. Llevaba una blusa blanca ajustada y pantalones de cuero
marrón oscuro que parecían haber visto días mejores.
 —¿Estaría bien si mi hermano y yo nos unimos a ti y a tu amigo
para tomar una copa? —Preguntó sosteniendo su cerveza recién
servida.
—En realidad, esperábamos una noche tranquila, así que si no te
importa, nos gustaría disfrutar de nuestras bebidas en paz —dije tan
cortésmente como pude reunir. En realidad, me estaba molestando y
solo quería un poco de tiempo a solas con Mecah para relajarnos y
disfrutar.
—Tenemos un asunto importante que debemos discutir contigo,
Azrael —dijo mientras tomaba un sorbo de su cerveza. 62
—¿Quién eres tú? —Dije, colocando nuestras bebidas en la barra
en caso de que necesitara usar mis manos.
—Un amigo. Dejen que mi hermano y yo nos unamos a ustedes
01/2023
dos, y les explicaremos todo.
No parecía representar ningún peligro inmediato, así que asentí con
la cabeza y le hizo señas a su hermano. Los tres volvimos a la mesa
donde Mecah esperaba impacientemente su cerveza.
—En primer lugar, mi nombre es Nat, abreviatura de Natashia, y
este es mi hermano menor, Isaac. Es un placer conocerlos tanto a
Azrael como a Mecah.
—¿Cómo sabes nuestros nombres? —Mecah dijo
sospechosamente.
—Soy la nieta de Maria, quien solía trabajar para tus padres, Azrael,
antes de que fueran asesinados. Cuando mi abuela se dio cuenta de
que todavía estabas vivo ayer, me pidió que te localizara y te trajera
con ella.
—¿Y cómo supiste dónde encontrarnos? —Preguntó Mecah,
evaluando la validez de su historia y si se podía confiar en ella o no.
 —Bueno, eso fue fácil. Mi hermano es un rastreador y yo soy un
vidente. Isaac puede localizar a cualquiera, siempre que todavía esté
vivo, tocando algo que alguna vez le perteneció. En tu caso, mi abuela
tiene una vieja manta de bebé tuya que le costó mucho localizar ya
que estaba enterrada en el fondo de un viejo baúl que ella tenía. Yo,
por otro lado, puedo ver el futuro de las personas tocándolas—. Noté
que Nat había estado usando un par de guantes negros de seda que
le llegaban hasta los codos toda la noche. —Me los dejo puestos para
no andar viendo el futuro de todos tocándolos accidentalmente.
Realmente puede joderte la mente. Además, es una especie de 63
intrusión en sus vidas personales —dijo Nat, mientras se subía más
los guantes en los brazos.
Nat e Isaac explicaron que vivían con su abuela en un pequeño
01/2023
pueblo a unas dos horas de camino de donde estábamos ahora. Su
padre se había ido a luchar en una de las guerras de Lord Sirus y no
había regresado, mientras que su madre falleció hace cinco años a
causa de la gripe. Nat e Isaac crecieron cuidando la granja en la que
crecieron y descubrieron sus dones cuando eran solo niños. Su padre
había sido un sanador que resultó muy útil en los campos de batalla.
Sin embargo, una flecha en el cuello era una herida de la que ni
siquiera un sanador podía recuperarse.
Fue agradable escuchar que no era el único con habilidades
extraordinarias, pero cuanto más escuchaba, más parecía que la
mayoría de las personas solo heredaban una habilidad a la vez. Sin
embargo, ¿por qué pude demostrar múltiples habilidades al mismo
tiempo?
—Tal vez, eso es algo que la abuela podrá responder mejor por ti —
dijo Nat, mientras tragaba lo último de su cerveza.
 En ese momento, la luna estaba directamente sobre su cabeza y la
mayoría de la gente había dejado la taberna para pasar la noche.
Decidimos tomar dos habitaciones para pasar la noche y viajar por la
mañana.
Cuando Mecah y yo entramos en nuestra habitación, me complació
descubrir que solo había una cama doble en la habitación.
—Supongo que vamos a compartir —dijo Mecah mientras se
quitaba las botas y se dirigía a la cama.
—Mientras no te importe —dije mientras me acercaba a la cama
también. 64
—En absoluto —dijo Mecah, mientras se desabrochaba la camisa y
la dejaba caer al suelo junto a la cama.
Empecé a desabotonar mi camisa mientras miraba a Mecah
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desvestirse. Se veía tan guapo mientras estaba de pie sin su camisa.
Su pecho era principalmente liso, excepto por el pequeño rastro de
vello que corría desde la parte inferior de su ombligo hacia abajo. Su
ligera barriga era adorable mientras estaba allí.
Continué desabrochándome los pantalones y dejándolos caer al
suelo exponiéndome por completo al hombre al que me había
encariñado tanto en los últimos días. Los ojos de Mecah se movieron
lentamente hacia abajo, observando mi cuerpo desnudo,
comenzando desde mi pecho y bajando hasta mis muslos. Podía
sentir que mi polla empezaba a hincharse mientras seguía mirando a
Mecah.
Mecah, sonrió levemente cuando notó que mi polla comenzaba a
ponerse dura, y comenzó a desabotonar sus pantalones también,
dejándolos caer al suelo. Tomé la vista completa del hermoso cuerpo
de Mecah. Cada centímetro de él era perfecto. Mecah también
comenzaba a excitarse, ya que su polla también comenzó a hincharse.
 Ambos retiramos el cobertor de la cama y nos metimos. Por ahora,
yo estaba completamente erecto. No había posibilidad de ocultar
nada de eso. Ambos yacíamos uno frente al otro en la cama, cuando
Mecah levantó su mano izquierda y comenzó a acariciar el lado
derecho de mi cara. Su toque se sentía tan suave, mientras mi
corazón comenzaba a acelerarse.
Me incliné hacia delante hasta que nuestros labios se tocaron.
Lentamente comencé a besarlo. Sus labios tenían un sabor exquisito y
me perdí en su suave abrazo. Después de unos minutos de besos, ya
no pude contenerme. Empujé a Mecah sobre su espalda y me subí 65
encima de él, levanté ambas piernas y las apoyé alrededor de mis
caderas. Froté la cabeza de mi polla contra el culo de Mecah mientras
lo provocaba. Mi deseo de estar dentro de Mecah y conectarme con
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él física y emocionalmente era abrumador. Nuestros ojos
permanecieron unidos mientras entré lentamente en su cuerpo.
La mirada de éxtasis en el rostro de Mecah cuando entré en él fue
estimulante. Nunca me había sentido tan conectado y tan enamorado
de alguien como en este mismo momento. Empecé a empujar más
profundamente dentro de él cuando los gemidos de Mecah
comenzaron a crecer. Envolvió sus brazos alrededor de mi espalda y
me abrazó, mientras continuaba follando su apretado culo.
Continuamos haciendo el amor esa noche hasta que el sol empezó a
salir. Este realmente fue uno de los mejores momentos de mi vida.

***

Cuando salí al sol por la mañana, me estiré y no pude evitar sonreír.

¡Qué hermoso día hoy!
 —Bueno, alguien está teniendo una gran mañana —dijo Isaac,
mientras salía de detrás de mí. Su hermana ya estaba de pie frente al
edificio que había sido nuestro alojamiento temporal para pasar la
noche.
—El sol brilla, el clima es cálido, ¡quién no estaría teniendo un gran
día hoy! —Dije con la sonrisa más grande en mi cara.
—Bueno, teniendo en cuenta las actividades nocturnas que tú y
Mecah hicieron toda la noche, pensé que estarías dando largas esta
mañana —dijo Isaac, con una sonrisa en su rostro. —¡Y felicitaciones
a ambos por la sesión que tuvieron anoche! —Isaac soltó una 66
carcajada cuando se unió a su hermana.
Nat dejó escapar una risa rápida que obviamente había estado
conteniendo desde que comenzó esta conversación. Yo también solté
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una carcajada y me uní a los dos mientras esperábamos a que
emergiera Mecah.
Cuando Mecah finalmente se unió a nosotros unos minutos
después, Nat envolvió su brazo alrededor del hombro de Mecah y
susurró.
—¡Bien hecho, señor! —Con una leve risa.
Mecah, confundido, soltó una risita suave y dijo.
—Ummm... ¿gracias? —Mirándome.
—Oh, aparentemente nos escucharon anoche —dije, guiñándole un
ojo a Mecah mientras se ponía cincuenta tonos de rojo.
—Oh, hombre... —dijo Mecah, mientras se giraba para mirar a
nuestros nuevos amigos.
—Ven, tenemos un viaje de unas pocas horas por delante —dijo
Isaac, mientras nos lanzaba una manzana a Mecah y a mí, mientras
comenzaba a caminar por el camino de tierra. —Ambos deben estar
hambrientos —dijo, dándonos un último golpe.
 CAPÍTULO 11
La Verdad Se Revela

Llegamos al pueblo de Longstead de Nat e Isaac poco después del

mediodía. El día ya comenzaba a calentarse cuando el sol comenzó a
alcanzar su punto máximo en el cielo. El pueblo era una comunidad 67
agrícola típica, llena de ganado, ovejas que pastaban en las colinas del
oeste y gallinas que corrían libremente por las tierras de cultivo. Al
este, se encontraba un gran molino ubicado junto al río que
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atravesaba las afueras del pueblo. Este era el lugar perfecto para
atender a su ganado, mientras mantenía sus cultivos bien hidratados.
Nos acercamos a un grupo de tres casas de aspecto modesto, cada
una de las cuales mostraba un conjunto de flores bien cuidadas que
crecían justo afuera de cada una de las ventanas delanteras, mientras
que varios adornos de jardín que representaban a varios dioses,
gnomos y embaucadores estaban expuestos.
Cuando nos acercamos a la casa en el medio, la puerta principal se
abrió y salió una mujer mayor de unos sesenta años. Su cabello
castaño estaba recogido hacia atrás con fuerza en un moño, y vestía
un delantal floral que lucía varias manchas rojas y moradas,
probablemente causadas por tomates y arándanos que fueron
recogidos más temprano en el día.
El rostro de la mujer se iluminó cuando me vio en el grupo.
—Dios mío, es verdad... ¡estás vivo! —Dijo la mujer, mientras las
lágrimas llenaban sus ojos. Se movió lo más rápido que pudo desde su
porche delantero para venir a saludarnos. Cuando finalmente nos
alcanzó, se echó a llorar y me abrazó, abrazándome con tanta fuerza
que no habría adivinado que tenía sesenta y tantos años. Envolví mi
brazo alrededor de ella y le devolví el abrazo, sintiéndome un poco
incómodo, ya que era la primera vez que me encontraba con esta
mujer.
Después de unos momentos, me soltó y dio un paso atrás
secándose las lágrimas con la palma de la mano.
—Por favor, perdóname, pensé que estabas muerto todos estos
años. Si hubiera sabido que sobreviviste; te habría buscado hasta los 68
confines del reino. Solo me di cuenta de que todavía estabas vivo el
otro día, cuando Lord Sirus nos envió ese horrible mensaje a todos —
explicó. —Oh, ¿dónde están mis modales? Soy Maria, abuela de
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Natashia e Isaac aquí —dijo, mientras extendía su mano hacia Mecah.
—Mi nombre es Mecah, amigo de Azrael —dijo, tomando su mano
y dándole un beso respetuoso.
—Vaya, a alguien le han enseñado modales —dijo Maria sonriendo
y abanicándose con la otra mano. —¡Por favor, por favor entren
todos! —Ella dijo escoltándonos de regreso a su casa.
La casa de la abuela Maria era exactamente lo que esperarías de
alguien como ella; muy cálido y acogedor. En el momento en que
entramos a la casa; ¡nuestras narices se llenaron del delicioso aroma
del pastel recién horneado! A la derecha estaba la cocina, el corazón
de esta casa, y a la izquierda se encontraba una sala de estar con una
chimenea de leña. Si se pasara por delante de la sala de estar, le
darían la bienvenida dos pequeños dormitorios; uno decorado con un
estampado floral, mientras que el otro estaba decorado en tonos más
modestos de gris y azul, presumiblemente esta habitación había
pertenecido a sus dos nietos cuando crecieron.
 —Si sigues a Nat hasta el patio trasero, podemos sentarnos en la
terraza y quedar cálidos. Hermoso día afuera hoy. ¡Nos traeré un
poco de limonada y pastel de arándanos! Debes tener hambre por tu
viaje —dijo la abuela Maria, señalando hacia la puerta trasera
mientras se giraba para mirar a Isaac. —Puedes ayudarme a llevar las
bebidas, amor.
Nat nos condujo a la parte trasera de la casa, y cada uno tomó
asiento en las sillas y taburetes que llenaban la terraza de la abuela
Maria. Este era claramente un lugar donde la gente visitaba y
charlaba regularmente. 69
La abuela Maria regresó en breve con un delicioso pastel de
arándanos, mientras que Isaac llevó una jarra de limonada y algunas
tazas.
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—La abuela Maria hace el mejor pastel de arándanos del pueblo.
Todos se vuelven locos por ellos —dijo Nat, mientras la abuela Maria
repartía rebanadas de pastel.
—En realidad, nunca he comido arándanos… o pastel antes, para el
caso —dije, mientras el grupo me miraba atónito. —Mientras estaba
encerrado, mi comida consistía principalmente en frutas, vegetales
verdes, pan y ocasionalmente algo de pescado si había leña seca
disponible para hacer fuego. No he tenido la oportunidad de probar
todos estos deliciosos alimentos que todos ustedes disfrutan —dije,
un poco avergonzado de haberme perdido tantas experiencias que la
gente daba por sentado todos los días.
Podía sentir la lástima que sentía cada uno de ellos, lo que solo se
sumó a mis sentimientos de encogimiento y vergüenza.
—Bueno, si vas a probar algo por primera vez, ¡no puedes hacerlo
mejor que la cocina de la abuela Maria! —Nat dijo, con una gran
sonrisa en su rostro.
 —Es increíble lo mucho que te pareces a tu padre, James. Habría
jurado que era tu padre caminando por ese camino —dijo la abuela
Maria, mientras me miraba con asombro.
—En realidad, esperaba que pudieras contarnos un poco más sobre
mi pasado y mis padres. No sé nada sobre ellos, o cómo los conociste
—dije.
—Bueno, sé que fuiste a ver a las Tres Hermanas con respecto a tu
pasado, así que déjame completar los detalles restantes y ver si eso te
ayuda—. Asentí con la cabeza mientras me inclinaba más cerca para
escucharla hablar. 70
—Empecé a trabajar para el Rey, cuando tenía poco más de veinte
años, comencé como sirvienta, luego me convertí en cocinera, luego,
cuando tu padre se casó con tu madre, Margaret, ella me preguntó si
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estaría interesada en trabajar como tu niñera. Por supuesto, acepté la
oferta de inmediato, fue uno de los mayores elogios que le puedes
dar a alguien, confiarle el bienestar de su hijo —dijo con un sentido
de orgullo en su voz.
—Dios mío, me estoy adelantando. Tal vez debería retroceder un
poco. Cuando tu padre, James, era un adolescente, conoció a una
joven hechicera llamada Alana que se había mudado recientemente
al reino. James, que tenía la capacidad de manipular el agua, estaba
intrigado por Alana y las múltiples habilidades que poseía. Durante los
siguientes años, se hicieron buenos amigos y pasaron innumerables
horas juntos en los jardines, practicando su magia y discutiendo
filosofía y las formas del mundo. En ese momento, había una
creciente división y desconfianza entre los que tenían magia y los que
no. Alana creía que los que tenían magia eran muy superiores y
estaban destinados a grandes cosas, mientras que tu padre sentía que
los que tenían magia debían hacer todo lo posible para educar y
mostrar a los que no tenían magia que todos eran iguales y que nadie
era más importante que los demás.. Oh, tu padre habría sido un gran
rey si le hubieran dado la oportunidad —dijo la abuela Maria, con una
sonrisa en el rostro.
—Poco después del decimonoveno cumpleaños de tu padre, su
padre, el rey, solicitó que viajara a las aldeas y pueblos de las afueras
para visitar a la gente del reino y escuchar sus preguntas o
inquietudes. Sabiendo que tu padre algún día heredaría el trono, el
Rey pensó que era prudente que la gente conociera a su futuro Rey, y
que el futuro Rey conociera a la gente sobre la que algún día 71
gobernaría. Tu padre estuvo de acuerdo y partió en su misión para
conocer a sus futuros súbditos, dejando atrás a su amiga, Alana —dijo
la abuela Maria, mientras se detenía para tomar un sorbo de su
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limonada.
—Tu padre regresó de sus viajes un año después, con una nueva
novia a su lado y un niño en camino. Tu padre había conocido a tu
madre en un pequeño pueblo llamado Gravel's End, donde ella era la
hija del herrero local. Margaret era una mujer tan encantadora. Tenía
un corazón tan amable y siempre hacía sentir a todos como si fueran
de la familia —dijo la abuela Maria, mientras le indicaba a Nat que le
sirviera un poco más de limonada.
Esta fue la primera vez que escuché sobre mis padres y quiénes
eran. De alguna manera, comencé a sentirme conectado. Que de
alguna manera, estaba empezando a descubrir quién era yo. La gente
no se da cuenta de cuánto depende nuestra identidad de lo que
sabemos de nuestro pasado, de dónde venimos, quiénes fueron
nuestros padres y qué nos enseñaron. Como nunca supe la identidad
de mis padres o quiénes eran, me hizo crecer sin sentido de
identidad, sin sentido de quién era yo, de dónde vengo o por qué era
como era. Ahora, finalmente pude entender mis raíces y comenzar a
llenar ese agujero negro que era mi identidad.
—Mientras que el Rey estaba realmente conmocionado con la
noticia de que su hijo se había casado y estaba a punto de tener un
hijo, nadie estaba más conmocionado y enojado que la Hechicera
Alana. Porque verás, la joven Hechicera había desarrollado profundos
sentimientos por tu padre, quien lamentablemente no compartía los
mismos sentimientos. Sintiéndose traicionada, Alana dejó el reino por
un tiempo, solo para regresar la noche del asesinato de tus padres. —
Mientras decía esto, miró hacia el campo que corría detrás de su casa. 72
Tenía esa expresión de tristeza en su rostro, como si estuviera
reviviendo uno de los momentos más tristes de su vida.
—No sé las razones completas de sus acciones, o por qué hizo lo
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que hizo, así que solo puedo decirles lo que presencié en esa noche
oscura —dijo, mientras colocaba su vaso de limonada en la pequeña
mesa a su lado.
 CAPÍTULO 12
La Noche Oscura

Hace veintitrés años...

Maria retiró los platos sucios y los restos de comida de la mesa, 73

mientras el Príncipe James y su esposa, la Princesa Margaret, se
trasladaban a la sala de estar para relajarse y descansar después de
los días muy ajetreados que ambos habían tenido; Margaret ocupada
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atendiendo el Jardín Real en preparación para la celebración del
cumpleaños de los Reyes que se llevaría a cabo en dos días; mientras
que James pasó el día manejando disputas comerciales entre el Señor
de Shamrocks Hill y el Señor de Stranton. Ambos estaban convencidos
de que habían recibido el lado perdedor del Acuerdo Comercial. El
Príncipe James y el asesor de confianza de su padre, Lord Sirus,
trabajaron incansablemente tratando de convencer a ambos hombres
de que el Acuerdo Comercial que se firmó entre ellos hace tres meses
era beneficioso para ambas partes involucradas. Lord Sirus trabajó
para el Rey desde que el Príncipe James era un niño pequeño y lo
había asesorado en muchos asuntos importantes a lo largo de los
años. Era un excelente estratega y conocido por ser capaz de predecir
acciones y consecuencias de acciones antes de que se intensificaran.
Había anticipado este desacuerdo entre los dos hombres, por lo que
solicitó una reunión para discutir y resolver este asunto antes de que
se convirtiera en algo peor. Al final, Lord Sirus había tenido razón y la
reunión concluyó con amistades renovadas.
—¿Habrá algo más antes de que me vaya a dormir? —Maria
preguntó mientras se dirigía a la puerta. Margaret se sentó junto a
James con su bebé de un año llamado Ethan.
—No, eso será todo por la noche. Muchas gracias por todo hoy. Y
salude a su esposo e hijos de mi parte —dijo Margaret, sonriendo a
Maria.
Maria asintió con la cabeza para despedirse de ambos y salió de la
casa. Decidió cortar a través de la parte de atrás, ya que esto 74
reduciría veinte minutos de su tiempo de viaje. Mientras cruzaba el
campo, Maria pudo ver un carruaje que se acercaba a la casa por el
camino de tierra del que acababa de salir. Se detuvo un momento
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preguntándose quién visitaba al Príncipe a esta hora tardía. El
carruaje se detuvo y Alana, la amiga de la infancia del Príncipe, salió
del carruaje. Cuando Maria se dio cuenta de quién era, no pensó nada
más y se giró para continuar su camino a casa. Un momento después,
Maria escuchó un grito horrible. Maria giró la cabeza justo a tiempo
para ver a Alana arrojar una bola de fuego a James, enviándolo a
través del jardín delantero. Maria se quedó congelada en seco, sin
saber qué hacer. En ese momento vio a Margaret correr hacia James
con su pequeño hijo en brazos. El bebé, ahora llorando al ser
sobresaltado por la conmoción.
—James, ¿estás bien? —Gritó Margaret, mientras corría hacia él.
James dejó escapar un suave gemido pero no respondió.
Maria observó horrorizada cómo el cuerpo de Alana se elevaba
hacia el cielo y se cernía sobre el cuerpo de James. El cuerpo de James
yacía encorvado, en el suelo, inmóvil.
 —¡Nunca debiste haberme traicionado así! ¡Cómo pudiste amarla a
ella y no a mí, cuando estábamos hechos el uno para el otro! —Dijo
Alana. Su voz hizo eco de la profundidad de la traición que sentía por
parte de este hombre, este hombre que había amado durante tanto
tiempo.
—Alana, por favor. Nunca fuimos hechos el uno para el otro. Me
enamoré de Margaret. Ella es a quien pertenezco —suplicó James,
mientras yacía en el suelo, ensangrentado, con la ropa aún en llamas.
—Te quería mucho, James. Habría hecho cualquier cosa que me
pidieras, pero en cambio, le diste tu corazón a esta hija de Blacksmiths 75
que no se lo merece, cuyo único regalo es la capacidad de convertirse
en los animales a los que alimentamos con nuestras sobras—. Volvió
su mirada disgustada hacia Margaret, que se había arrodillado para
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ayudar a su marido herido.
El cuerpo de Alana descendió desde donde flotaba en el cielo hasta
que sus pies finalmente tocaron el suelo. Caminó lentamente hacia
donde Margaret estaba arrodillada, sollozando.
—Dame el niño —dijo Alana, con voz monótona.
Margaret la miró estupefacta.
—¡Nunca! —Dijo, agarrando a su hijo aún más fuerte.
—Alana, por favor, tu pelea es conmigo. Por favor, deja ir a mi
familia. Son inocentes en todo esto —suplicó James, tratando de
reunir tanta fuerza como pudo para hablar.
—No te lo volveré a pedir, ramera —dijo Alana, extendiendo la
mano.
Margaret se levantó rápidamente y trató de huir con su hijo. Alana
usó su poder para detenerla en seco, con el cuerpo congelado en el
tiempo.
 James, al darse cuenta de que no había forma de salir de esto, y que
estos eran sus últimos momentos con su esposa, entreabrió los labios
y susurró.
—Te amo, Margaret —mientras una lágrima caía por un costado de
su rostro.
Los ojos de Margaret se quedaron en blanco y su cuerpo sin vida
cayó al suelo en ese mismo momento. El niño que había estado
sosteniendo seguía llorando, mientras yacía al lado del cuerpo sin vida
de su madre.
James ahora miró a su hijo. 76
—Desearía tener la oportunidad de conocerte, muchacho. Pero
siempre debes saber que naciste de un gran amor. Te amo, hijo —dijo,
mientras miraba a su hijo por última vez.
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Alana tomó al niño en sus brazos y se volvió hacia el hombre que
había amado durante tanto tiempo.
—Realmente te amaba, James. Me destrozaste el corazón —dijo
Alana. Levantó la mano y una bola de fuego gigante voló de su mano
y envolvió a James, quien siguió gritando solo por unos momentos. Se
dio la vuelta y caminó hacia la casa cargando al niño mientras las
llamas que envolvían el cuerpo de James se hacían más y más
grandes. Parecían bailar alrededor del cuerpo del que ahora se
alimentaban.
Cuando Alana llegó a la puerta principal, los gritos habían cesado.
Había un silencio espeluznante que rodeaba la casa, excepto por el
sonido de la hoguera ardiendo a unos metros de distancia. Maria
observó horrorizada cómo la joven Hechicera, que había sido amiga
del Príncipe durante tanto tiempo, entraba en la casa ahora vacía.
Maria se preguntó qué debería hacer. ¡Tenía que salvar al niño de
este monstruo! Con ese pensamiento, la casa estalló en un infierno de
fuego. Maria jadeó, mientras miraba con horror cómo la casa se
quemaba. Cayó al suelo y comenzó a sollozar. El pequeño niño estaba
muerto.
Cuando Maria finalmente regresó a su casa, se difundió la noticia
de que el hijo del Príncipe, que había sido maldecido con magia, se
había enojado y accidentalmente había matado a sus padres en un
ataque de ira. Cuando los guardias del palacio trataron de calmar al
niño, también fueron víctimas de su feroz alboroto de muerte y
destrucción. A medianoche, se había extendido el rumor de que dos
pueblos vecinos también habían sido destruidos y quemados por el 77
niño vicioso al que ahora se referían como el Ángel de la Muerte, ya
que trajo la muerte a tantos hombres, mujeres y niños. Una vez más,
demostrando cuán peligrosa podría ser la magia.
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En la actualidad...

—Le conté a mi esposo lo que había presenciado esa noche, pero él

insistió en que mantuviera esta información en secreto ya que toda tu
familia acababa de ser asesinada por una hechicera muy poderosa,
quien estoy segura que no tendría problemas en asesinar a nuestra
familia sin importancia. Entonces, me quedé callada, dejando que el
mundo creyera la mentira de que un niño había cometido tales
atrocidades. El Rey, con el corazón roto por los hechos, enfermó unos
meses después con un virus desconocido. Al no tener heredero al
trono, una vez que el Rey falleció, su consejero, Lord Sirus, intervino
como gobernante del reino. Esto tenía más sentido, dado que él
estaba más calificado por haber trabajado tan de cerca con el Rey
todos esos años —explicó la abuela Maria.
 —Cualquier dinero, que Lord Sirus tuvo algo que ver con la
enfermedad del Rey —dijo Nat, con una mueca en su rostro.
Me senté allí por un momento, asimilando lo que acababa de
escuchar. El hecho de que mis padres fueran asesinados porque una
Hechicera se sintió herida porque mi padre no la amaba, era
repugnante.
—Azrael, lamento mucho lo que le pasó a tu familia —dijo Mecah,
mientras tomaba mi mano y me la apretaba. Me alegré de que Mecah
estuviera aquí conmigo. Hizo que aprender sobre mi pasado fuera
mucho más llevadero. —¿Estás bien? —Preguntó, con genuina 78
preocupación en sus ojos.
—Es mucho para asimilar todo a la vez. Pero te agradezco que
preguntes —dije, con una leve sonrisa a Mecah.
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—Bueno, descubrimos que tu nombre de nacimiento es en realidad
Ethan, así que si quieres empezar a usarlo... —dijo Nat, y trató de
aligerar el ambiente.
—Por el momento me quedaré con Azrael —respondí. —Es el único
nombre que he conocido desde que era niño y me he encariñado con
él —dije, mientras me giraba hacia Mecah, recordando lo bien que
sonaba mi nombre cuando Mecah lo llamó durante nuestra última
sesión caliente anoche.
—¡Oh! ¡Tengo algo para ti! —La abuela Maria dijo mientras saltaba
de su silla y regresaba a la casa. Salió quince minutos después con una
pequeña caja de madera. —Unos días después del incendio, volví a tu
casa a dejar unas flores donde fallecieron tus padres. Mientras estaba
allí, eché un vistazo a algunos de los escombros y encontré algunos
artículos de recuerdo —dijo, mientras abría la caja.
Lo primero que sacó fue una de mis mantas de bebé. El barro y la
ceniza habían manchado la manta, pero aún se podía distinguir el
bordado grabado en la tela. Era un hermoso diseño de un Fénix
volando sobre la cima de una montaña.
—Tu madre te hizo esto cuando naciste. También es lo que Isaac
usó para localizarte.
A continuación, la abuela Maria sacó una foto.
—Esta foto fue tomada cuando tenías seis meses. Solía estar en la
repisa de la chimenea de la sala de estar de su casa. Tu padre dijo que
le encantaba mirar esta foto ya que todos se veían tan felices
sonriendo juntos. Una gran familia feliz, diría él.
La abuela Maria me pasó la foto para que viera cómo eran mis 79
padres. No me di cuenta de que estaba conteniendo la respiración
cuando tomé la foto de su mano. Allí, ante mí, estaba mi primera
mirada a mi madre y mi padre. Mis verdaderos padres. Los que me
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fueron arrebatados a una edad tan temprana. Lo que daría por poder
verlos y hablar con ellos en este momento.
La abuela Maria tenía razón. Yo era una imagen dividida de mi
padre. Los mismos ojos dorados, los mismos labios carnosos y la
misma sonrisa brillante. Mi madre, por otro lado, tenía los ojos más
amables que he visto en mi vida. Su cabeza se movió amorosamente
contra la mía mientras me sentaba entre mi madre y mi padre. Los
tres luciendo tan felices en la foto. Tuve que contener las lágrimas.
—Vaya, estos son mis padres. Se ven tan felices —dije, sintiendo un
nudo en la garganta mientras hablaba.
—Sí, ellos lo eran. Eran las personas más amables que he conocido.
Es un mundo cruel en el que vivimos cuando personas decentes como
tus padres son despojados de él —dijo la abuela Maria con voz triste.
—Y finalmente, esto lo encontré en el campo donde murió tu padre.
Le pertenecía. —Me entregó un anillo de oro con grabados de
esmeraldas alrededor de la banda. El diseño constaba de dos líneas
esmeralda que se entrelazaban alrededor de la banda. —Escuché a tu
padre decirle a tu madre que el anillo había sido un regalo de su
padre, el rey, cuando James cumplió dieciocho años.
Tomé el anillo y lo miré. Exquisito. Me puse el anillo, que encajaba
perfectamente, por supuesto, y miré la foto una vez más.
¿Cómo hubieran sido nuestras vidas si no me los hubieran quitado?
¿Cómo habría sido vivir en el Palacio en lugar de en una cueva
húmeda? ¿Cómo hubiera sido tener unos padres que me quisieran?
Una vez más, esa ira comenzó a acumularse dentro de mí
nuevamente. Ella era la que había causado todo esto. ¡Ella fue quien 80
se llevó a mis padres! ¡Ella era la que me había encerrado en esa
prisión aislada durante tantos años!
Los vasos de limonada que estaban en el porche comenzaron a
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temblar y sonar cuando chocaron entre sí.
—¿Qué demonios? —Dijo la abuela Maria, sobresaltada.
Mecah agarró mi mano y le dio un ligero apretón. Esto, una vez
más, me devolvió a la realidad e inmediatamente comencé a
calmarme.
—¿Eras tú, querido niño? —La abuela Maria dijo colocando su
mano sobre su pecho mientras se giraba para mirarme.
—Sí, lo era. A veces, cuando me enojo o me enfado, empiezan a
pasar cosas sin que me dé cuenta—. Dije colocando la foto de mis
padres sobre la mesa.
—¡Bueno, lo primero que tenemos que hacer es controlar esa
mierda! —Dijo, con una leve risa.
Tomé otro sorbo de mi limonada y me senté más atrás en mi silla.
Un nuevo pensamiento apareció en mi mente... ¡La perra asesina
debe morir!
 CAPÍTULO 13
La Diosa De La Danza

Más tarde esa noche, varios de los residentes locales pasaron por la
casa de la abuela Maria para tomar unos tragos, reír y bailar. Isaac
nos informó que no era raro que los lugareños pasaran la noche 81
juntos en el patio trasero de la abuela Maria tomando bebidas,
compartiendo los últimos chismes y, por supuesto, ¡una reunión no
estaría completa sin un poco de música!
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¡Resulta que Mecah era un buen cantante! Su voz y melodía
llenaron el aire de la noche. Escuchar a Mecah cantar me hizo
enamorarme aún más de él. Después de que Mecah completó este
tercer bis, Nat saltó y agarró a Mecah por el brazo y lo llevó a un claro
en el centro del patio. Varios de los lugareños formaron un círculo a
su alrededor mientras esperaban ansiosamente a que Nat bailara
para ellos.
Nat era algo así como un tesoro local cuando se trataba de bailar.
Habiendo ganado varios concursos de baile locales y de campo
traviesa, ¡Nat dominaba el escenario! Bailó alrededor de Mecah
mientras él se reía e intentaba seguirla y sus movimientos. Era como
ver a la hija de Apolo, el dios de la música y la danza, justo ante
nuestros propios ojos.
Mientras Mecah y Nat bailaban, la abuela Maria se sentó a mi lado.
—Míralos a los dos. Están pasando el mejor momento de sus vidas
juntos —dijo mirando a los dos bailar.
 —Sí, lo son. Estoy tan feliz de ver a Mecah sonriendo después de
todo lo que hemos pasado estos últimos días —dije, mientras tomaba
un sorbo de mi cerveza.
—Estoy segura de que la mayor parte de esa sonrisa es gracias a ti,
Azrael.
—¿Qué quieres decir? —Yo pregunté.
—He visto la forma en que ambos se miran. La última vez que vi ese
tipo de amor fue entre tu padre y tu madre.
Me volví hacia la abuela Maria.
—Nunca supe que podía sentirme así por alguien. Me siento tan 82
amado cuando estoy con él, y siento algo que nunca antes había
sentido...
—Esperanza —dijo la abuela Maria, mientras se giraba para mirar a
01/2023
Mecah una vez más.
—Exactamente —dije volviéndome a mirar a Mecah una vez más.
—¿Puedo preguntarte algo?
—Cualquier cosa cariño —dijo, volviendo su atención hacia mí.
—He notado que la mayoría de los que tienen magia solo pueden
controlar una habilidad. Mi padre podía manipular el agua, mi madre
podía transformarse en animales, y los de Nat e Isaac son Vidente y
Rastreador. ¿Por qué soy capaz de controlar múltiples habilidades?
—Hmm, bueno, tienes razón. La mayoría de las personas talentosas
que he conocido solo han podido practicar una habilidad. Sin
embargo, el poder de la Hechicera Alana es similar al tuyo. También
es capaz de ejercer múltiples habilidades que la hacen inmensamente
poderosa y me atrevo a decir, extremadamente peligrosa. Me
pregunto... No puedo hablar por Alana, pero tu madre me dijo una
vez que naciste la misma noche en que el Cometa Isla cruzó el cielo
nocturno —dijo la abuela Maria con una mirada insegura en su rostro.
 —Cometa Isla—pregunté, ya que nunca antes había oído hablar de
algo así.
—El Cometa Isla sobrevuela la tierra una vez cada 200 años. Se dice
que cuando ocurre un evento celestial de este tipo, la magia está en
su cúspide, en su punto más poderoso. Así que tal vez este cometa
sea la razón por la que tienes un poder tan grande. Dado que la
Hechicera ya tenía sus poderes antes de que tú nacieras en la noche
del Cometa, uno solo puede preguntarse si es extremadamente vieja,
o si obtuvo su inmenso poder por algún otro medio… —Dijo la abuela
Maria con una mirada preocupada en su cara. 83
Reflexioné sobre la explicación en mi cabeza. La mayoría de las
preguntas me aterrorizaban. ¿Cómo iba a detener a una Hechicera
tan poderosa? Entonces pensé en la profecía del oráculo. Tenía que
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averiguar qué hacer.
Estaba sumido en mis pensamientos y no había notado que Nat y
Mecah se me acercaban.
—¡Tu turno! —Dijo Nat, tirándome de la silla y guiándome hacia el
grupo de baile. ¡No tenía elección en el asunto, Nat había hablado!
Mecah tomó un gran trago de cerveza y se sentó en mi asiento
junto a la abuela Maria.
—¡Wow, qué increíble familia y grupo de amigos tienes aquí! —
Mecah dijo, con una gran sonrisa en su rostro.
—Sí, tengo la suerte de tener tan buena compañía. Ahora, Azrael y
tú son parte de esa buena compañía —dijo, vitoreando con su propio
vaso de cerveza.
—Gracias. Eso significa mucho para los dos.
—Azrael tiene mucha suerte de tener a alguien como tú que lo ama
tanto —dijo la abuela Maria mientras se giraba para mirar a Mecah a
la cara. —Él necesitará tu amor y compasión para ayudarlo y guiarlo a
lo largo de su viaje.
Mecah dejó de sonreír y miró su taza por un momento.
—Eso es lo que me asusta. Realmente lo amo, pero estoy
preocupado por él, especialmente con toda la ira que ha acumulado
dentro de él.
—¿Puedes culparlo? ¿Ese pobre hombre vivió los primeros
veintitrés años de su vida, encerrado en una jaula, solo, sin nadie que
lo amara o le mostrara bondad? Luego, finalmente escapa para
descubrir todas las cosas que se ha perdido en la vida... amigos, 84
familia, pastel de arándanos, ¿amor? —Dijo la abuela Maria, mientras
tomaba la mano de Mecah con cariño. —Esa soledad y tristeza que
siente no va a desaparecer de la noche a la mañana. Pero estar
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rodeado de personas que lo aman, se preocupan por él y le muestran
compasión, lo ayudará a superar esos sentimientos y le dará paso al
amor y la esperanza.
Mecah miró a Azrael, que estaba bailando y riendo con Nat e Isaac,
y comenzó a sonreír.
—Supongo que estás en lo correcto.
—Confía en mí. Eres lo mejor que le ha pasado y necesitará tu amor
y apoyo para ayudarlo a salir adelante. Y sé de buena fuente que él
también está locamente enamorado de ti —dijo con una gran sonrisa
en su rostro.
Mecah no pudo evitar sonreír cuando su corazón dio un vuelco.
A las 2 am, la mayoría de los invitados se habían ido de la fiesta y
los pocos que quedaban se habían desmayado en el porche trasero o
estaban en proceso de despedirse. Mecah, habiéndose cansado de
bailar la mayor parte de la noche, se había ido a la cama alrededor de
la 1.30 am.
 Decidí aprovechar esta oportunidad para salir a caminar y procesar
todo lo que había aprendido hoy. La noche era tan silenciosa y
pacífica. Llegué a un gran roble y decidí parar y disfrutar de la vista
por un momento.
—Buenas noches, Azrael —dijo una voz de mujer detrás de mí.
Me di la vuelta sobresaltado por la voz. Ante mí estaba parada una
hermosa mujer alta y esbelta vestida con un largo vestido negro con
un toque de tela morada adornada con un elegante encaje negro.
—¿Quién eres tú? —Le dije a la misteriosa mujer que parecía
haberse materializado de la nada. 85
—Creo que sabes quién soy —dijo, mientras comenzaba a caminar
lentamente alrededor del árbol, mirando hacia el suelo mientras
caminaba.
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—Tú eres la Hechicera Alana —dije, mientras mis ojos se
entrecerraban.
—Sí, pensé que era hora de que nos encontráramos cara a cara —
dijo, mirándome de arriba a abajo.
—Tú eras la figura que vi de pie junto al árbol la mañana en que los
guardias vinieron por mí —dije, recordando la figura que se quedó
quieta y observó cómo se desarrollaba el ataque.
Ella simplemente asintió con la cabeza una vez en reconocimiento.
—Así que, ¿por qué no me capturaste entonces? ¿Por qué no
hiciste nada?
—Estaba observando. Conociendo... a mi presa. Cuando tienes la
edad que yo tengo, aprendes paciencia y el arte del cálculo —dijo,
mientras giraba la cabeza con una leve mirada en mi dirección. Sus
penetrantes ojos azules brillaron a la luz de la luna. Claramente, ella
no fue amenazada por mí de ninguna manera.
 —De cualquier manera, vas a pagar por lo que les hiciste a mis
padres y a mí —dije, sintiendo que la rabia comenzaba a acumularse
dentro de mí.
Con eso, rápidamente lancé una bola de fuego a la Hechicera, quien
de repente desapareció ante mis ojos. La bola de fuego se estrelló
contra el árbol en que la Hechicera Alana había estado dando vueltas,
lanzando llamas al aire.
El silencio de la noche fue roto por el inquietante sonido de la risa
de una mujer. Me di la vuelta, esperando ver a la Hechicera de pie
detrás de mí, pero estaba solo. La risa se escuchó nuevamente desde 86
el este, luego el oeste, luego el norte. Cada vez que seguía dando
vueltas esperando que se materializara en uno de los lugares, se
escuchaba su risa. Finalmente, apareció justo al sur de donde yo
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estaba.
—Niño tonto, tus simples trucos no son rival para mis poderes. Soy
una Hechicera Celestial, nacida bajo los poderes del Cometa Celestial.
Ningún poder puede rivalizar con el mío —dijo, mirándome fríamente
a los ojos.
Bueno, al menos ahora sabemos de dónde obtuvo sus poderes.
Dada su vejez, no aparentaba más de treinta años. Supongo que su
magia la mantuvo luciendo joven y hermosa.
—Tu padre fue un tonto al traicionar mi amor, y tú y tu madre
obtuvieron exactamente lo que se merecían. Sin embargo, parece
que podría haber subestimado tu poder y tendré que pensar en un
nuevo castigo para ti; una nueva forma de pagar por los pecados de
tu padre —dijo mientras avanzaba unos pasos, frotándose las manos.
—Sí, tendré que encontrar algo más apropiado para ti...
—Piensa todo lo que quieras, solo sé que iré por ti, y seré lo último
que veas antes de morir —le prometí.
 Dejó de caminar y pareció calcular algo en su mente.
—Bueno, muestra cuánto sabes sobre la magia celestial —dijo
mientras se giraba y comenzaba a caminar hacia la oscuridad detrás
de ella. —Como advertencia, volveré por ti en tres días. Di adiós y
disfruta del sol mientras todavía tienes una oportunidad —dijo,
mientras se desvanecía en la oscuridad.
Ese último comentario envió escalofríos por mi espalda. La idea de
quedar atrapado de nuevo en la oscuridad después de haber visto las
maravillas del sol y el cielo nocturno, era un destino que ahora temía.
87

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 CAPÍTULO 14
Preparándose Para La Batalla

A la mañana siguiente, informé al grupo de mi encuentro con la

Hechicera la noche anterior. Nat e Isaac se quedaron quietos, cuando
se dieron cuenta de que la Hechicera ahora tenía la vista puesta en su 88
familia y su comunidad, y dado lo que escucharon el otro día,
claramente era una mujer a la que temer.
Mecah y la abuela Maria tenían una opinión diferente.
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—¡Bueno, tendremos que levantarnos y luchar! —Mecah dijo como
si fuera absurdo no hacerlo. —No hay forma de que dejemos que ella
te aleje de nosotros.
—Estoy de acuerdo con Mecah. He permanecido en silencio
durante demasiado tiempo por miedo a esa desdichada mujer y lo
que podría hacer. Tenemos tres días, sugiero que busquemos ayuda
de nuestros amigos y nos preparemos para la guerra —dijo la abuela
Maria, llamando la atención de todos.
—Aprecio el sentimiento, pero no quiero que ninguno de ustedes
salga lastimado. Esta batalla es entre ella y yo. Creo que debería irme
y encontrarla por mi cuenta. De esta manera, todos estarán a salvo y
nadie saldrá lastimado —dije, mirando alrededor de la habitación.
—Creo que la abuela tiene razón. Tienes más posibilidades de tener
éxito si cuentas con nuestra ayuda —dijo Nat, levantando la vista de
la mesa.
 —Az, aunque será peligroso para todos nosotros, ya no estás solo y
tienes personas que te aman y se preocupan por ti. Cuando alguien a
quien amas está en problemas, haces lo que puedes para ayudar y
proteger a esa persona. Esto es lo que todos estamos haciendo por ti
—dijo Mecah, con tanta sinceridad en sus ojos.
Miré alrededor de la habitación a este grupo de extraños, que de
alguna manera se habían convertido en mi familia, y sentí orgullo y
agradecimiento. Estas personas se preocupaban lo suficiente por mí,
alguien a quien habían conocido hacía solo unos días, como para
arriesgar sus vidas por mí. 89
—OK, está resuelto entonces. Hoy enviaré un mensaje a los pueblos
vecinos y pediré ayuda. Isaac y Nat, ¿pueden hablar con los lugareños
e informarles sobre nuestra situación? Necesitarán saber qué peligros
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se avecinan y si desean estar aquí o no, cuando sea así. Mecah, Azrael
y yo comenzaremos a diseñar un plan de ataque —dijo la abuela
Maria, mientras se levantaba de la mesa de la cocina con una mirada
severa en su rostro.

***

Durante los días siguientes, hubo una oleada de actividad dentro

del pueblo. Algunos de los residentes locales temían el conflicto que
se avecinaba, por lo que decidieron salir de la ciudad hasta que
terminara, otros decidieron quedarse y luchar una vez que la abuela
Maria les explicó la situación y lo que realmente les había sucedido al
Príncipe James, su esposa y su hijo, Azrael.
Además, varias personas de los pueblos vecinos, en su mayoría
personas que conocían y amaban a la abuela Maria, vinieron a
acompañarnos en nuestra difícil situación. Algunas de estas personas
tenían sus propias habilidades, las cuales mostraban gustosamente al
grupo, mientras que otras que no tenían habilidades, simplemente
mostraban su coraje y corazón. Fue increíble ver cuántas personas
habían venido a ayudarnos y apoyarnos. Nuestra lucha se había
convertido ahora en su lucha.
Una de las mujeres que se unió a nosotros de un pueblo vecino era
Ariel, quien tenía la habilidad de manipular líquidos. Ariel era una
mujer muy amigable de poco más de veinte años, que llegó con su
amigo, Cole, quien no poseía ninguna habilidad, pero estaba ansioso
por luchar junto a su amiga en apoyo de nuestra causa. Resulta que 90
Cole también era un amigo de la infancia de Isaac. Entonces, mientras
los dos estaban preparando armas, Ariel y yo tuvimos la oportunidad
de conocernos y probar nuestras habilidades defensivas y ofensivas
01/2023
en preparación para la batalla.
—Entonces, ¿cómo es que puedes crear agua, cuando no hay
ninguna alrededor? —Le pregunté a Ariel. —¿Es eso parte de tu
habilidad? ¿Para hacer que el agua aparezca de la nada?
—No, tonto. Las moléculas de agua están contenidas en el mundo
que nos rodea. Todo ser vivo contiene agua. ¿Sabías que el cuerpo
humano se compone de aproximadamente un sesenta por ciento de
agua? Entonces, cuando no hay agua a mi alrededor, lo que hago es
juntar las moléculas de agua de los objetos vivos que me rodean,
hierba, árboles, otras personas... Luego, cuando termino, el agua
regresa a la tierra en una forma u otra.
—¿Una forma u otra? —Yo pregunté.
—Sí, como moléculas de agua, hielo o gas. Es la forma en que el
mundo permanece en equilibrio. Cada Ying debe tener su Yang —dijo
con una sonrisa amable. Consideré esta noción de equilibrio por un
tiempo. ¿Hubo siempre un equilibrio en todo? ¿Bien vs mal? ¿Vida vs
muerte? ¿Amor contra odio?
Más tarde esa noche celebramos una vez más con otra de las
reuniones en el patio trasero de la abuela Maria. Nat nos honró con
otra de sus hermosas actuaciones de baile. Realizó volteretas y giros,
posturas para desafiar la gravedad en todas las formas posibles.
Mecah se sentó a mi lado y tomó mi mano mientras observábamos la
actuación de Nat.
—¿No es increíble de ver? —Mecah dijo, cautivado con su
actuación. Se inclinó y me susurró al oído. —Y escuché que ella está 91
loca por ese tipo que está parado allí —dijo Mecah, asintiendo con la
cabeza hacia un joven llamado Geoff, que estaba junto a Isaac,
admirando a su hermana mientras bailaba..
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—¿Es eso así? —Dije, con una leve sonrisa en mi rostro. —Bueno,
veamos si hay algo que podamos hacer para ayudar a unir a estos dos
—dije.
Cerré los ojos y me concentré, cuando abrí los ojos, pequeñas luces
blancas comenzaron a bailar alrededor de Nat mientras actuaba. Las
luces parpadearon y flotaron a su alrededor, pareciendo como si
estuviera bailando en un océano de estrellas.
—¿Eres tú? —Mecah preguntó.
—Sí, solo algo especial para nuestra nueva amiga —dije, mientras
Mecah apoyaba su cabeza en mi hombro para admirar el espectáculo.
Nat bailó dentro y alrededor de las luces deslumbrantes, mientras
otro conjunto de luces se movía hacia Geoff y comenzaba a girar a su
alrededor. Lentamente, las luces comenzaron a guiar a Geoff hacia el
centro del patio hasta que sus luces se fusionaron con las luces que
habían engullido a Nat. Ahora, los dos comenzaron a bailar juntos en
un estado simbiótico, como amantes que finalmente se reencuentran
después de haber estado separados por una eternidad. Su baile
concluyó con un beso amoroso que llenaría de esperanza a cualquier
pareja joven.
Mecah se volvió hacia mí.
—Te amo —dijo, mientras se inclinaba y me besaba. Mi corazón se
llenó de amor por este maravilloso y amable hombre.
Cuando Mecah apartó sus labios de los míos, susurré.
—Yo también te amo, Mecah —y observé cómo aparecía una
sonrisa amorosa en el rostro de Mecah.
92
***

Cuando el sol de la mañana comenzó a entrar a raudales a través de

01/2023
las persianas del tercer día, me acosté junto a Mecah, desnudo,
sosteniéndolo en mis brazos. Apreciando este mismo momento. No
tenía idea de lo que traería la fortuna de los días, o si sería capaz de
tener otro momento como este nuevamente con el hombre que he
llegado a amar y admirar. Empecé a pensar en la profecía dada por el
Oráculo, lo que parecía hace mucho tiempo.
Antes de que tu enemigo pueda ser derrotado, tú o Mecah caerán.
Esas palabras jugando una y otra vez en mi mente. Luego dijo: Hay
una gran puerta de madera con un león grabado en el centro. Uno de
ustedes entrará en la habitación. Hay una copa de vino derramada.
Una batalla con la Hechicera Oscura, un gran espejo y un gran charco
de sangre en el suelo de piedra.
Traté de analizar qué significaba todo esto. Si la profecía es cierta,
entonces no encontraré mi final hoy, aquí en esta batalla. Mecah o yo
nos enfrentaríamos a la Hechicera en una habitación con una gran
puerta de madera. Supongo que eso me dio algo de consuelo.
 Sentí que Mecah se movía y lo miré. Abrió los ojos y sonrió.
—Buenos días, sexy —dijo Mecah mientras besaba suavemente mi
pecho.
—Buenos días, guapo —dije cariñosamente.
Nos acostamos juntos durante los siguientes treinta minutos
simplemente disfrutando estar juntos. Ambos esperábamos en
secreto que esta no fuera la última vez que podamos hacer esto
juntos. Finalmente, llamaron a la puerta y la abuela Maria entró con
una bandeja con un poco de jugo de naranja recién exprimido y un
pastel de cerezas para el desayuno. 93
—Pensé que ustedes dos querrían pasar un tiempo a solas esta
mañana antes de... —se desvaneció. No tenía que ser un genio para
ver la mirada de preocupación en su rostro. La gravedad de estos
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eventos que estaban a punto de desarrollarse finalmente se había
asimilado.
—Gracias, abuela. Apreciamos la cortesía y siempre nos encanta tu
delicioso horneado —dijo Mecah, mientras tomaba la bandeja de ella.
Inhaló el olor del pastel tibio y puso los ojos en blanco con placer.
La abuela Maria se sentó en el borde de la cama, mientras Mecah y
yo nos sentábamos, el pecho al descubierto y el cuerpo cubierto por
la manta.
—Azrael, pase lo que pase hoy, quería disculparme contigo por lo
que te pasó a ti y a tu familia. Me rompe el corazón que hayas sufrido
todos esos años, solo en la oscuridad. No tenía idea —dijo, mientras
tomaba mi mano y la apretaba.
—Abuela, no te culpo por nada de lo que nos pasó a mí o a mis
padres. ¿Y cómo pudiste haber adivinado que todavía estaba vivo?
Quería agradecerte por todo lo que has hecho por mí y por mis
padres a lo largo de los años. Y gracias por compartir las historias y los
recuerdos que tenías de mis padres. Esto me ha dado la oportunidad
de aprender sobre quiénes eran mis padres y quién soy yo. Por
finalmente darme una identidad —me acerqué y le di un abrazo. En
muchos sentidos, la abuela Maria me abrió los ojos a mis raíces, a la
familia, a los amigos y a un sentido de comunidad. Había aprendido
mucho en estos últimos días.
—Me alegra saberlo —dijo, levantándose de la cama y dirigiéndose
hacia la puerta del dormitorio. —Oh, en caso de que estes interesado,
el grupo revisará las estrategias para la batalla en unos treinta
minutos —dijo, mientras salía de la habitación. 94

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 CAPÍTULO 15
Batalla En Longstead

Decidimos que haríamos nuestra posición en el campo de Landon

ya que este gran espacio abierto nos daría la mejor ventaja táctica
durante la batalla. Alrededor del mediodía nos habíamos reunido 95
todos en el campo, esperando ansiosamente lo desconocido. ¿No
sabíamos lo que nos esperaba? ¿Estaría sola la Hechicera Oscura?
¿Aparecería con un ejército? ¿No aparecería en absoluto? No
01/2023
teníamos idea, así que tuvimos que planificar varios escenarios, el
peor de los cuales era que ella aparecería con un ejército de mil
hombres. Si eso sucedía, no teníamos ninguna posibilidad.
Alrededor de las 2 de la tarde, sentimos un ligero estruendo en el
suelo que se hizo más y más grande. Era un ejército que se acercaba
desde el oeste.
El ejército del Palacio dejó de marchar una vez que entraron en la
sección occidental del campo de Landon. Nos quedamos allí mirando
al ejército que constaba de aproximadamente 300 hombres a caballo
y otros 200 con escudos y espadas. El cielo comenzó a oscurecerse y
una nube de humo verde comenzó a girar y girar frente al ejército. La
hechicera Alana emergió del humo y dio un paso adelante.
—Bueno, no es esto impresionante. Un ejército de granjeros,
amantes de las ovejas y magos aficionados —dijo entre risas. —Te
daré una oportunidad. Entrégate a mí ahora y tus amigos sobrevivirán
a esto. Recházame, y habrá una repetición de los eventos que
ocurrieron hace veintitrés años —amenazó la Hechicera con voz
tranquila. Empujó suavemente su largo cabello negro detrás de su
hombro. Su expresión era de molestia, más que de ira.
—Esto termina aquí —dije, dando unos pasos hacia ella.
Su mirada se movió de sus dedos a mí cuando comencé a moverme
hacia ella. Al darse cuenta de que esto era un desafío, entrecerró los
ojos mientras susurraba.
—Que así sea—. Levantó su brazo derecho en el aire señalando a su
ejército, y todos comenzaron a cargar hacia adelante.
Observé a Alana mientras permanecía donde estaba. Los peones 96
siempre iban primero.
Los jinetes a caballo llegaron primero a nuestro ejército, si se puede
llamar así. Ariel pudo atrapar a la gran mayoría de ellos con la guardia
01/2023
baja al crear un parche de hielo sobre el cual sus caballos se
deslizaron, aplastando a muchos de sus jinetes mientras caían bajo su
peso.
Al este, los hombres con espadas lucharon contra Isaac y Nat,
quienes también eran bastante buenos espadachines. Su padre, que
había estado en el ejército, había enseñado a sus hijos a portar una
espada y luchar. No quería que sus hijos fueran débiles o incapaces de
defenderse, por lo que les enseñó cómo luchar y cómo sobrevivir en
el desierto. Habilidades que claramente fueron útiles en este
momento.
Otros fueron víctimas de armas agrícolas caseras que los lugareños
habían fabricado de manera brillante. Si bien los lugareños no eran
luchadores expertos, tenían mucho corazón y coraje que los ayudó a
luchar contra sus atacantes.
Yo mismo luché contra los guardias más grandes, usando los
elementos a mi alrededor para pelear contra mis atacantes. Lancé
grandes rocas a los jinetes, golpeando a varios de ellos en el pecho y
dejándolos sin aliento, mientras caían de sus caballos. Cuando me
cansé de las rocas, tomé una espada que uno de los soldados caídos
había dejado en el suelo y comencé a usarla para eliminar a mis
atacantes uno a la vez.
Una flecha pasó volando junto a mi cabeza, y cuando me giré para
ver quién había disparado la flecha, me sorprendió ver a la abuela
Maria sacar otra flecha de su carcaj que estaba a sus pies. No había
fin a los talentos que poseía esta mujer. Cole, notó a la abuela Maria
en el campo de batalla y se acercó a ella para ofrecerle protección y 97
ayuda con el asalto a estos invasores extranjeros.
Mientras continuaba mi batalla con el ejército del Palacio, escaneé
el campo pero no pude ubicar a Alana en ninguna parte. ¿Adónde
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había ido? Ella no se habría retirado o se habría dado por vencida tan
fácilmente. En ese mismo momento, escuché un grito ensordecedor
de dolor.
Me di la vuelta y ahí estaba la abuela Maria, con dos flechas
clavadas en su pecho. Cole se aferró a su cuerpo con una mirada de
sorpresa y miedo mientras bajaba con cuidado su cuerpo al suelo.
Inmediatamente corrí hacia donde ella yacía y caí a su lado.
—Abuela, ¿estás bien? —Dije, sin saber cómo ayudarla. No
teníamos ningún Sanador con nosotros para esta batalla. —Quédate
quieta —le dije, mientras mis ojos comenzaban a lagrimear. Con toda
la conmoción, Mecah y los demás no habían notado que la abuela
Maria resultó herida, lo cual fue bueno para que su atención
permaneciera en la batalla y no en esta mujer moribunda que yacía
frente a mí. —Quédate quieta —dije, ejerciendo presión sobre sus
heridas.
 —No llores, mi amor. ¡He vivido una vida maravillosa y plena, e
incluso he tenido la oportunidad de ayudarte a luchar contra la
Hechicera Oscura! —Dijo ella, con una sonrisa en su rostro. —Ahora
puedo ver a mi difunto esposo George y ver a tus padres una vez más.
Sólo prométeme una cosa, amor. Que nunca perderás la esperanza.
Una vida sin esperanza, es una vida oscura y solitaria. Recuerda
siempre, no estás solo y que hay gente que te quiere —dijo.
Mientras sostenía su cuerpo sangrante en mis brazos, vi que la vida
se le escapaba de los ojos. La besé en la frente y le susurré.
—Que duermas bien, abuela Maria, y gracias—. Suavemente acosté 98
su cuerpo sobre la cálida hierba de verano.
Podía sentir que la rabia comenzaba a acumularse dentro de mi
cuerpo. La rabia se movió desde la boca de mi estómago hacia arriba.
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Sentí que mis pies se alejaban de mí mientras la rabia interior me
consumía. Ya no tenía el control. La rabia había tomado el control.
Giré mi cabeza hacia el cielo mientras el color de mis ojos se
desvanecía dejando solo blanco. El cielo arriba comenzó a
oscurecerse, mientras los vientos aumentaban su velocidad. El
estampido de un trueno se escuchó a lo lejos. Mientras me ponía de
pie, podía sentir el poder fluyendo por mis venas. Si es el Ángel de la
Muerte lo que querían, es el Ángel de la Muerte lo que obtendrán.
Las flechas continuaron volando en mi dirección, cada una
aparentemente perdiendo su objetivo. Caminé hacia el ejército de
Palacio que ahora estaba mayormente obsesionado conmigo como su
objetivo previsto.
Un gran rayo cayó del cielo y golpeó a un hombre grande y calvo
que corría hacia mí. El hombre instantáneamente estalló en llamas
mientras caía al suelo inmóvil. Otro hombre se me acercó por la
izquierda, pensando que yo no estaba al tanto de su presencia... pero
yo estaba al tanto. Estaba consciente de cada alma viviente en este
campo hoy. Podía sentir sus corazones latir, oler el miedo que
emanaba de cada uno de ellos, podía sentir cada decisión que
estaban a punto de tomar. Nunca había sentido tanta concentración,
tanta rabia, tanto poder...
Tres hombres blandiendo grandes espadas cargaron contra Ariel
que estaba sonriendo. Sus ojos cambiaron de marrón a azul pálido
mientras aspiraba toda la humedad del aire que la rodeaba,
formando varios carámbanos grandes. Una vez sólidas, las dagas de
hielo volaron hacia los tres hombres que se acercaban, golpeando a 99
dos de ellos en el pecho y a uno en el ojo. Ariel no era una mujer con
la que se pudiera jugar.
Los relámpagos continuaron lloviendo desde los cielos a mi orden,
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matando a cada desafortunado hombre que se interpuso en mi
camino.
Mecah y Nat estaban trabajando juntos para luchar contra una
mujer con la capacidad de generar látigos electrificados. La mujer
continuó golpeando con sus látigos a cada uno de ellos, con la
esperanza de asestar un golpe mortal. Nat mantuvo su atención,
mientras Mecah se coló detrás de ella y le clavó una espada en el
costado. Inmediatamente cayó de rodillas sosteniendo su herida
mientras la sangre brotaba de su costado con cada bombeo de sus
venas.
Ya era suficiente. Me estaba cansando de todo este derramamiento
de sangre. Enfoqué mi mente en todos los corazones palpitantes del
ejército del Palacio que nos atacaba. Podía sentir cada uno de sus
corazones latiendo y bombeando sangre a sus órganos vitales… ¿Qué
pasaría si mi mente les diera un pequeño apretón a sus corazones?
Un rugido de dolor resonó entre la multitud cuando varios de ellos
cayeron de rodillas agarrándose el pecho. Oh, entonces, me sienten
apretando sus corazones palpitantes... La rabia continuó creciendo
dentro de mí… apretar… dolor… placer…
Cada vez más, los hombres caían al suelo en agonía, cada uno
agarrándose el pecho. Mi ejército no tenía idea de lo que estaba
pasando mientras veían a los Guardias del Palacio caer de rodillas uno
por uno. Miraron a su alrededor confundidos.
—¡Azrael! —Escuchar mi nombre llamado por esa voz miserable me
hizo apretar los dientes aún más fuerte.
Me giré para ver a la Hechicera Alana agarrando el cuello de 100
Mecah. Ella sonrió mirando a Mecah que estaba colgando de su
mano.
—Déjalos ir. —Ordenó sin molestarse en mirar en mi dirección. —O
01/2023
le romperé el cuello a este hombrecito.
La vista de Mecah colgando de las garras de este monstruo hizo que
perdiera el enfoque y soltara a sus hombres. El ejército del Palacio
respiró profundamente cuando la sangre comenzó a regresar a sus
órganos.
—Déjalo en paz. Tu lucha es conmigo —dije, mientras daba un paso
en su dirección. Nunca había deseado tanto matar a alguien en mi
vida.
—No tienes ninguna posibilidad contra mí —dijo, mientras
comenzaba a reírse. Su risa pareció hacer eco en cada parte del
campo de batalla una vez más. —Soy la Hechicera Oscura, bendecida
por el Cometa Isla hace más de 200 años. Mi poder no tiene rival —
dijo con tanta confianza. —Te haré un trato. Perdonaré la vida de tu
inútil amante aquí, si detienes este absurdo y vuelves conmigo al
Palacio como mi prisionero... una vez más.
—Nunca —dije, mientras me movía hacia ella.
 En ese instante, la hechicera Alana usó su magia para levantar en el
aire a Isaac, Nat y Ariel, que estaban a seis metros de distancia.
Debajo de ellos, se encendieron llamas masivas de repente, y los tres
comenzaron a gritar cuando el calor y las llamas se intensificaron.
Observé con horror cómo la Hechicera levantaba el dedo señalando
a Mecah y comenzaba a mover lentamente el dedo de izquierda a
derecha. Al mismo tiempo, un corte profundo comenzó a formarse en
la mejilla de Mecah como si un cuchillo invisible estuviera
atravesando su carne. Él también dejó escapar un grito de dolor
cuando su carne se abrió. 101
—Veo que vamos a tener que hacer esto de la manera difícil—. La
Hechicera comenzó a bajar los cuerpos de Isaac, Nat y Ariel hacia las
llamas de abajo mientras seguían gritando de dolor.
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No podía soportar escuchar los gritos de dolor del hombre que
amaba y mis amigos. No se merecían este horrible destino. La abuela
Maria ya había perdido la vida ayudándome. Se había derramado
suficiente sangre con este intento inútil.
—¡Détente! Te acompaño. Solo deja ir a mis amigos —grité. Este
fue un sacrificio que estaba felizmente dispuesto a hacer por mis
amigos y el hombre que había capturado mi corazón.
Alana sonrió y dejó caer a Mecah al suelo. Los fuegos debajo de mis
otros tres amigos se extinguieron y sus cuerpos bajaron al suelo
ilesos. La Hechicera luego procedió a caminar hacia donde yo estaba,
derrotado y a su merced.
—¡Azrael, no puedes! ¡Podemos detenerla, juntos! —Mecah
suplicó desde donde descansaba sobre sus rodillas. —No puedes
rendirte ahora.
 Miré a Mecah por última vez, tratando de memorizar cada rasgo de
su hermoso rostro, aceptando que esta sería la última vez que lo
miraría y le dije te amo.
Con eso, Alana colocó su mano sobre mi hombro y una nube de
humo verde brillante comenzó a arremolinarse a nuestro alrededor
cuando ambos desaparecimos del campo.
Mecah gritó cuando el humo se disipó. Nat, Isaac y Ariel llegaron
corriendo al lado de Mecah. También fue en este momento que el
grupo notó que Cole sostenía un cuerpo inmóvil, el cuerpo de su
matriarca caída. Fue un día triste para todos. Se había perdido 102
demasiado.

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 CAPÍTULO 16
Descenso A La Locura

Reaparecimos en el salón del Palacio poco después de haber

desaparecido. Mientras examinaba mi entorno, me alegré de que no
hubiéramos reaparecido en la prisión de la cueva. Me estremecí ante 103
la idea de ser encerrado nuevamente por una eternidad en esa
prisión húmeda y oscura.
Había unos cuantos sofás rojos y burdeos repartidos por la
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habitación, junto con unas cuantas mesas de cristal que contenían
pequeñas baratijas que se habían coleccionado a lo largo de los años.
Algunas estaban incrustadas con joyas raras, mientras que otras
contenían diseños elegantes. Cada una era magnífica y única en su
tipo.
Vi cómo la hechicera Alana se acercó a una caja dorada que estaba
encima de un estante en la esquina más alejada de la habitación.
Abrió la tapa, sacó algo de la caja y regresó a donde yo estaba en el
centro de la habitación.
—Esa fue una muestra de poder que demostraste en el campo hoy
—dijo, mientras miraba el brazalete que había sacado de la caja
dorada. El brazalete era de plata, con las imágenes del sol y la luna
grabadas en oro en el centro. —Si hubiera sabido que crecerías para
ejercer tal poder, te habría matado cuando maté a tus padres—. Ella
dijo como una cuestión de hecho.
 —¿Y por qué no me mataste, cuando mataste a mis padres? —
Pregunté, curioso por la respuesta.
—Honestamente, tenía más curiosidad que nada sobre cómo
crecerías, aislado y solo. Incluso contemplé criarte como mi propio
hijo una vez, pero a medida que crecías, comenzaste a parecerte cada
vez más a tu padre —dijo, con odio en su voz.
—¿Cómo supiste cómo me veía? Solo tuve una persona que me
visitaba —cuestioné.
—¿El hombre al que te referías como “Blue”? De vez en cuando, me
transformaba en él y te traía tu suministro semanal. Era una manera 104
de observarte sin tu conocimiento. Como probablemente habrás
adivinado, siempre realizo mi debida diligencia antes de actuar —me
indicó que me sentara en el sofá a su lado.
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—¿Es por eso que esperaste un año después de que mi padre se
casara con mi madre para asesinarlo?
—Parcialmente. Primero, dejé el Palacio en un ataque de ira
cuando tu padre regresó por primera vez. Luego, unos dos meses
después, recibí la visita de un hombre ambicioso que trabajaba en
estrecha colaboración con el Rey.
—¿Te refieres a Lord Sirus? —Pregunté, recordando la historia que
la abuela Maria había mencionado cuando la conocí.
Ella asintió con la cabeza afirmativamente.
—Al darse cuenta de que había alcanzado la cima de su poder e
influencia, y que nunca podría obtener el nivel de poder e influencia
que deseaba; como tu padre, y luego tú, eventualmente se
convertirían en rey, él vino a mí para pedirme ayuda para “resolver”
un problema para él. Sugirió asesinar al príncipe James y a ti para que
pudiera heredar el trono. Sin embargo, aún quedaba la cuestión de
poder gobernar legítimamente y con el apoyo del pueblo. Entonces,
me tomé un mes para reflexionar sobre el tema y comencé a idear un
plan que le daría a Lord Sirus lo que quería y me daría la venganza
que anhelaba. El Plan era simple. Asesinaría a tus padres y destruiría
las aldeas vecinas, luego Lord Sirus le diría al Rey que su precioso hijo,
Ethan, que había heredado los regalos de sus padres y madres, había
tenido una rabieta y accidentalmente causó la muerte de sus padres,
así como la destrucción de los pueblos vecinos. Lord Sirus entonces se
vería como el héroe, habiendo matado al niño que causó tanta
devastación, legitimando su reclamo al Trono y ganándose la
confianza de la gente una vez que el Rey falleciera. 105
Lamentablemente, el Rey fue víctima unos meses después de la
muerte de su hijo... probablemente debido a un dolor de corazón —
dijo, aparentemente orgullosa del plan que había creado y ejecutado
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tan perfectamente.
—Entonces, Lord Sirus debe su poder e influencia a ti y a tus
acciones —dije, maravillado por la forma en que había creado un
villano y un héroe, ambos al mismo tiempo, mientras se vengaba del
hombre que sentía, la había traicionado. Realmente era una mujer
brillante.
—Ahora, ocupémonos de esos molestos poderes tuyos —dijo,
mientras sostenía el brazalete frente a mí. —Este es el Brazalete de
Anagoon. Fue creado hace más de 500 años para bloquear los
poderes de la gran Hechicera Tatiana. La Hechicera fue la Hechicera
más poderosa que jamás haya existido. Ella había dominado poderes
tan oscuros que incluso podía resucitar a los muertos —dijo la
hechicera Alana, casi admirando a esta mujer.
—Entonces, ¿cómo alguien se acercó lo suficiente como para poner
ese brazalete en su muñeca? —Yo pregunté.
 —Usando a la única persona que tenía su completa confianza. El
hombre a quien amaba y con quien se iba a casar, un hombre que se
hacía llamar Asher. Una vez más, un hombre traiciona el amor de una
mujer —dijo, mientras miraba el brazalete.
—¿Y cómo llegaste a poseer un artefacto tan invaluable?
—Siendo una devota seguidora de sus enseñanzas, finalmente
encontré su cripta y le quité el brazalete. Uno nunca sabe cuándo
necesitará un objeto tan poderoso —dijo, girándose hacia mí y
sonriendo. —Ahora, por el bien de todos, dame tu brazo.
Le di mi brazo y ella me abrochó el brazalete en la muñeca. Mi 106
cuerpo comenzó a sentirse extraño... como si toda la energía
estuviera siendo drenada de mi cuerpo. Me sentí mareado y de
repente la habitación se oscureció.
01/2023

***

Cuando desperté, todavía estaba en la misma habitación, solo que

esta vez tenía una cadena atada a mi tobillo, además del brazalete de
plata que ahora residía en mi muñeca.
—¡Ah, finalmente estás despierto! —Dijo una voz masculina desde
el otro lado de la habitación. Detrás de un gran escritorio de roble
estaba sentado el hombre con el que me había encontrado la noche
de mi fuga. El hombre que me había tirado por la ventana... por así
decirlo. —Soy Lord Sirus. Puede que me recuerdes como el hombre
que te arrojó la daga antes de que te lanzaras por la ventana —dijo
mientras se levantaba de la silla detrás de su escritorio y caminaba
hacia donde yo estaba encadenado. —Realmente has sido un dolor
en mi trasero estos últimos días.
 Me miró fijamente y parecía estar tratando de hacer una
evaluación de riesgo de mí.
—¿Qué tan peligroso era yo y qué se debe hacer para manejar
cualquier riesgo?
—Alana dice que tus poderes no funcionarán mientras esa cosa
permanezca en tu brazo. Quítatelo y te abriré el vientre y te dejaré
sangrar por todas las alfombras —dijo, todavía mirándome con
desconfianza.
—¿Por qué no simplemente me regresas a esa jaula en la que me
tenías? 107
—Lo haría si fuera por mí. Pero la encantadora Lady Alana parece
quererlo así. Supongo que quiere verte sufrir, o jugar contigo, o
hacerte algo malo. Francamente, mientras ella sea feliz, yo soy feliz.
01/2023
Ninguna persona en su sano juicio quiere ponerse del lado malo de
esa mujer, si sabes a lo que me refiero —dijo con una pequeña risa.
—Supongo que tu papá aprendió eso de la manera difícil —dijo, con
una gran sonrisa en su rostro. —Bueno, solo quería pasar y darte la
bienvenida a mi casa, y supongo que desearte suerte con tu nueva
mejor amiga —dijo, mientras caminaba hacia la puerta riéndose. —
Hombre, vas a desear haber muerto en ese hoyo en el suelo… o en
ese campo de batalla… A ella realmente no le agradas en absoluto —
dijo, mientras desaparecía por la puerta.
Me senté en el suelo, encadenado a la chimenea. Supongo que este
iba a ser mi nuevo hogar por el resto de mi vida... sin importar el
tiempo que sea. Al menos estaba seco, cálido y la luz entraba a
raudales por las ventanas.
 CAPÍTULO 17
Mejor Forma De Tortura

Supongo que habían pasado tres días desde mi captura. Seguía

cayendo dentro y fuera de la conciencia, por lo que me resultaba tan
difícil llevar la cuenta del tiempo y orientarme. A lo largo del día, la 108
Hechicera Alana se detenía y pinchaba mi cuerpo con un atizador
caliente de la chimenea o me hacía alucinar y creer que un lobo
hambriento estaba frente a mí esperando para desgarrarme miembro
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por miembro. Eran estos tormentos diarios los que parecían divertir
tanto a Alana. Esto debe haber sido lo que Lord Sirus quiso decir
cuando dijo que desearía haber muerto...
Mientras me sentaba en el suelo con la cabeza contra las rodillas,
me preguntaba qué tipo de actividad tortuosa me tenía guardada
Alana hoy. Apenas tuve fuerzas para levantar la cabeza para ver qué
hora del día era... no es que el tiempo importara más. Cuando eres un
prisionero, los días tienden a mezclarse y todo sentido del tiempo
parece disiparse.
Fue en ese momento que escuché un gran golpe contra la puerta
del salón. Sobresaltado, levanté la cabeza lentamente, mientras la
habitación comenzaba a tambalearse por el mareo. Mis ojos
comenzaron a centrarse en las cuatro figuras que acababan de entrar
en la habitación. Otra de las alucinaciones de Alana sin duda, jugando
con mis emociones como la imagen de Mecah, Nat, Isaac y otra
figura... Blue, mi viejo amigo de la cueva, el hombre al que había
golpeado en la cabeza con una piedra durante mi gran escape, se
paró en la puerta. Sí, esto sería una alucinación tortuosa con
seguridad. Fingiendo que mis amigos y mi amor habían venido a
rescatarme, dándome la esperanza de escapar... esta mujer era
verdaderamente mala.
—¡Oh Dios mío! Azrael... ¿estás bien? —La imagen que apareció
como dijo Mecah, mientras venía corriendo a mi lado.
—Buen intento, Alana. ¿Pero Mecah está a salvo y lejos de tu
alcance? —Dije, tratando de enfocar mis ojos en la figura que estaba
frente a mí. —Pero gracias por dejarme contemplar su hermoso 109
rostro una vez más. Definitivamente disfrutaré el acto de tortura de
hoy —dije, con una gran sonrisa en mi rostro. Si no pudiera estar con
mi amor, al menos podría mirar su imagen, ya que sin duda
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comenzaría a jugar conmigo y haría lo que pudiera para hacerme
sufrir. ¡Sorpresa para ella, nunca podría sufrir al mirar la cara de este
hombre!
—¡Az, soy yo! ¡Mecah! —Dijo la figura, con un leve sollozo. —Nat,
¿qué está pasando? Nunca lo había visto en este tipo de condición
antes
—Es la magia de la Hechicera. Lo ha estado torturando día y noche
durante los últimos tres días —dijo la figura que se parecía a Blue,
mientras caminaba hacia Mecah y hacia mí. —Tenemos que sacarlo
de aquí antes de que regrese y nos encuentre aquí.
Las dos figuras agarraron cada uno de mis brazos y me izaron hasta
ponerme de pie. Ambos miraron el fuerte sonido metálico que hizo el
movimiento de las cadenas alrededor de mi tobillo.
Blue miró las cadenas envueltas alrededor de mi tobillo y escudriñó
la habitación en busca de algo que pudiera ayudarme a liberarme.
Localizó una daga ceremonial que descansaba sobre un estante y la
agarró. Jugueteó con las cadenas sin éxito durante unos minutos.
—Vaya, realmente estás haciendo todo lo posible con este
escenario, Alana. Tengo que darte crédito… realmente te
comprometes —dije, mientras miraba a los otros dos en la
habitación.
—Az, soy realmente yo —dijo Mecah, mientras se inclinaba y me
plantaba un beso en los labios.
El suave toque de sus labios contra los míos y el olor de su cuerpo...
¡mi mente de repente volvió a enfocarse! ¡Este realmente era Mecah! 110
Dejé escapar una risa rápida, con asombro y emoción.
—¡Amor mío, eres tú! —Dije, plantando otro beso en los labios de
Mecah. ¡Estaba tan feliz de verlo de nuevo! Entonces se instaló el
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pánico. Si Alana lo atrapaba aquí, no se sabe qué tipo de destino
horrible le ocurriría.
—Habrá mucho tiempo para eso más tarde, pero ahora tenemos
que quitarte estas cadenas —dijo Mecah, mirando a su alrededor.
—Tienes que quitarme este brazalete de mi brazo, está bloqueando
mis poderes. Una vez que se elimine, debería poder romper las
cadenas por mí mismo —dije, levantando mi brazo hacia él.
Mecah empezó a quitarme el brazalete y yo grité de dolor. El
brazalete había comenzado a fusionarse con mi piel y cuanto más
Mecah tiraba del brazalete, más se me despegaba la piel.
—¡Lo siento mucho! —Mecah dijo, deteniéndose cuando se dio
cuenta del dolor que estaba causando.
—¡No te preocupes, no te detengas! Esto tiene que salir. Me está
chupando la fuerza vital poco a poco.
 Mecah agarró el brazalete una vez más y giró la cabeza mientras
comenzaba a quitármelo. El sonido de la carne siendo desgarrada
hizo que Mecah se estremeciera, sin abrir los ojos mientras tiraba.
Se oyó un chasquido inquietante cuando el brazalete finalmente se
desprendió de mi piel. La piel directamente debajo del brazalete
había sido arrancada en su mayor parte, y la sangre corría libremente
por mi brazo. Blue rasgó parte de su capa y la envolvió alrededor de
mi brazo para detener el sangrado. Ya podía sentir que el flujo de
poder comenzaba a recorrer mi cuerpo, mientras mi magia
comenzaba a regresar. Era como saciar la sed con un vaso de agua 111
fría, después de una larga caminata por el desierto.
Después de unos minutos, coloqué mi mano sobre las cadenas
alrededor de mi tobillo y me concentré. Sentí una sensación cálida
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bajo mi mano, luego las cadenas se rompieron fácilmente. Isaac me
trajo una jarra llena de agua y procedí a tragarla. ¡El agua nunca supo
tan bien! Cuando finalmente terminé, me senté allí por un momento
recogiendo mis pensamientos.
—Está bien, es hora de que nos vayamos —dijo Blue, mientras me
ayudaba a levantarme. Nos dirigimos a la puerta y detuve a Blue
antes de que abriera la puerta.
Ahora que finalmente podía concentrarme y era consciente de mi
entorno, me di cuenta de que Blue era una de las personas que me
ayudaba a escapar.
—Blue. ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Y por qué me ayudas a
escapar?
Blue se giró para mirarme y soltó la manija de la puerta.
—Noté que la Hechicera te trajo aquí hace tres días. No podría vivir
conmigo mismo si permitiera que te encerraran de nuevo. No eres el
Ángel de la Muerte como nos dijeron que eras. Me di cuenta de eso
cuanto más tiempo pasaba contigo en la cueva.
—¿Estabas en la cueva con Azrael? —Mecah preguntó sorprendido.
—Sí, le traía su suministro de alimentos una vez a la semana —dijo
Blue, mirando al suelo.
—Él también me enseñó a leer y me traía libros cada vez que podía
—dije, poniendo mi mano en su hombro con una leve sonrisa.
Blue agradeció el cumplido y continuó.
—Una vez que me di cuenta de que te había capturado de nuevo,
salí corriendo para tratar de localizar a tus amigos. Escuché por 112
casualidad dónde tuvo lugar la batalla, así que supuse que debía ser
donde estaban tus amigos, y tenía razón. Me los encontré en el
camino porque ya estaban de camino aquí para rescatarte.
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—Fue muy bueno ayudándonos a colarnos a través de las cuevas de
abajo —dijo Nat, en defensa de Blue. —No estoy segura de que
hubiéramos podido encontrarte, si no fuera por este tipo.
—Gracias, Blue. Aprecio todo lo que has hecho. Además, lamento
haberte golpeado en la cabeza durante mi escape la última vez. Fuiste
amable conmigo, pero necesitaba escapar y no quería que la gente
pensara que me ayudaste.
—No lo pienses dos veces. Además, por cierto, mi nombre es
Anthony —dijo extendiendo su mano.
—Encantado de conocerte, Anthony —le dije, estrechándole la
mano. Y con eso, abrimos la puerta y salimos al pasillo.
Me sorprendió ver a una niña pequeña, de no más de diez años, de
pie al otro lado de la puerta.
—¡Hola! —Dijo, con una gran sonrisa en su rostro. Sus mechones
dorados y sus mejillas sonrosadas me desarmaron al instante.
 —Esta es Sarah —dijo Nat, señalando a la niña sonriente. —Ella es
nuestra arma secreta.
Me giré para mirar a Nat con incredulidad.
—¿Arma secreta? —Pregunté en broma.
—Sarah tiene la capacidad de encubrir a cualquiera o cualquier
cosa a su alrededor. En este caso, nos está ocultando —dijo Nat con
una gran sonrisa en su rostro.
—¿Quieres decirme que nadie puede vernos en este momento? —
Pregunté, volviéndome a mirar a Sarah.
—No —dijo Sarah, complacida consigo misma. —Escucharte es una 113
historia diferente. ¡Entonces, sugeriría que nos movamos y nos
quedemos callados! —Dijo, mientras comenzaba a caminar por el
pasillo oscuro.
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Los guardias que habían estado vigilando mi puerta yacían
desmayados en el suelo. ¡Ese debe haber sido el golpe que escuché
antes de que mis salvadores vinieran a rescatarme!
Sarah abrió el camino, seguida por Blue, que navegaba, Nat e Isaac
los seguían, y Mecah y yo, al final. Viajamos a través de lo que
parecían pasillos y túneles interminables durante casi una hora.
Finalmente, pasamos por un túnel que se abría a la ladera de una
montaña. La vista fue impresionante. Al final resultó que, el Palacio
fue construido de espaldas a la ladera de una montaña. Desde donde
nos encontrábamos ahora, podíamos ver kilómetros y kilómetros de
tierra que pertenecían a la parte occidental del reino. Si bien pasé la
mayor parte de mi vida en la oscuridad, esta vista espectacular se
encontraba a poca distancia.
Nos sentamos por un momento para tomar un respiro y determinar
nuestro próximo movimiento.
 —Digo que nos dirijamos al norte y hagamos una vida por nosotros
mismos en una de las aldeas exteriores. Nadie nos reconocerá ahí
fuera y estaremos lo suficientemente lejos de esta bruja como para
que se olvide de nosotros por completo —sugirió Isaac, garabateando
en la tierra con un palo que encontró.
—No podemos hacer eso —dijo Mecah. —Ella nos encontrará sin
importar a dónde vayamos.
—Estoy de acuerdo con mi hermano. Ya hemos perdido a la abuela
Maria y varios de nuestros amigos han resultado heridos en la batalla.
Nuestras vidas aquí han terminado. Ella nunca dejará de perseguirte, 114
Azrael —agregó Nat, tomando asiento junto a su hermano. Se quitó
los guantes y sacó una cantimplora de su bolso y comenzó a beber un
poco de agua. Se detuvo, miró por encima de la colina por un
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momento, luego procedió a beber de nuevo.
Miré a Mecah, que había tomado mi mano y la frotaba lentamente
con la otra. Esta era una decisión difícil. No quería que nadie más
saliera lastimado o arriesgara sus vidas, pero sin importar a dónde
corriéramos, la Hechicera siempre podría rastrearnos. Todo este
tiempo, ella sabía dónde estaba yo, observándome, pero solo decidió
actuar cuando le convenía. Necesitábamos terminar con esto de una
vez por todas... Necesitaba terminar con esto.
—Creo que deberíamos descansar un poco y luego decidir qué
hacer —dijo Mecah, mientras se acostaba en el suelo a mi lado.
—Buena idea —dije, mientras acariciaba el cabello en la parte
superior de su cabeza.
—Nos mantendremos protegidos, para que la Hechicera y sus
secuaces no nos encuentren —dijo Sarah, mientras se sentaba,
apoyándose contra la pared de la cueva.
 CAPÍTULO 18
El Último Atardecer

Después de una hora, me levanté y me uní a Blue, que estaba

admirando la increíble puesta de sol desde la boca de la cueva. Desde
este punto de vista, se podía ver todo Paradiso Valley. 115
—Vaya, eso es increíble —dije, nunca había visto rojos, naranjas y
violetas tan hermosos en el cielo de la tarde.
—Sí, lo es. Siempre tómate un tiempo para disfrutar de la belleza
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del mundo. Nunca se sabe cuándo pueden cambiar las cosas y es
posible que no puedas disfrutar de tales bellezas —dijo Blue, con los
ojos fijos en la puesta de sol ante nosotros. Esta fue la primera vez
que noté que sus ojos eran marrones con un toque de verde en ellos.
—Nunca supe que existiera tanta belleza en este mundo. Supongo
que no sabía muchas cosas durante mi tiempo en la cueva —dije,
pensando en todo lo que me perdí o aún no había experimentado
debido a mi cautiverio.
Blue se quedó en silencio, sin saber qué decir. ¿Cómo le pides
perdón a alguien a quien tuviste cautivo toda su vida? Decidí romper
el incómodo silencio.
—Tengo que hacerte una pregunta —le dije, sin saber cómo
abordar la pregunta. —¿Alguna vez te has cruzado o visto una puerta
con un León grabado en el medio?
Blue se volvió hacia mi perplejo.
—Sí, ¿por qué preguntas?
 —Por favor, necesito saber dónde está esta puerta —supliqué, no
queriendo revelarle la profecía a Blue por temor a que de alguna
manera pudiera alterar eventos futuros.
Me miró con sospecha en sus ojos.
—La única puerta que he visto con un León grabado, guarda el
dormitorio de la Hechicera Alana. El escudo de su familia era un león.
¡No podía creer que existiera esta puerta! ¡Y ese Blue sabía dónde
estaba ubicada!
—¿Serías capaz de llevarme a esa habitación o decirme cómo
llegar? 116
—¿Supongo que no quieres que los demás sepan que estás
buscando esta puerta? —Preguntó Blue, mirando a los demás que
ahora dormían pacíficamente, excepto a Sarah, que estaba sentada
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completamente despierta protegiendo a sus amigos.
—No, sería muy apreciado si esto pudiera quedar entre nosotros.
Quiero mantener a los demás a salvo —dije, mirando a Mecah
mientras dormía.
—Claro —dijo Blue mientras se daba la vuelta y regresaba a la
cueva.

***

Y ahora aquí estamos. Aquí es donde mi historia comenzó contigo.

Mientras miro hacia la montaña y observo mi última puesta de sol;
una hermosa salpicadura de naranjas y rojos, no puedo evitar
preguntarme cómo llegué aquí. Y si la decisión que tomé, fue la
correcta. Supongo que sólo el tiempo lo dirá. Con ese pensamiento,
me di la vuelta y me dirigí de regreso a donde dormía Mecah. Quería
pasar unos momentos más con él antes de separarme de él... para
siempre. Un sacrificio que con mucho gusto haré para proteger la vida
del hombre que amo.
Después de unos veinte minutos, desperté a todos para compartir
mi plan con ellos.
—En primer lugar, quería agradecerles a cada uno de ustedes por
venir a rescatarme y por luchar junto a Mecah y a mí en la Batalla de
Longstead. De ahora en adelante, no les pediré que vayan más allá —
hice una pausa para dejar que esto se hundiera en todos. —Después
de pensarlo mucho, la única forma en que estaremos
verdaderamente seguros y libres es acabar con Lord Sirus y la 117
hechicera Alana.
—Estoy de acuerdo —dijo Mecah, poniéndose de pie. —Azrael, por
supuesto que te vamos a ayudar. Somos un equipo.
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Miré a Nat e Isaac. Nat se incorporó de inmediato y asintió con la
cabeza en acuerdo. Isaac tosió para contemplar sus opciones, luego
Nat lo agarró por el cuello y lo levantó.
—Ambos estamos adentro —dijo Nat.
—Yo también —dijo la última incorporación a nuestro equipo con
una sonrisa gigantesca en su rostro. ¡¡Qué otra cosa una niña de diez
años puede decir cuando ayudó a derrotar a los malos!!
—Yo también te ayudaré —dijo Blue, asintiendo con la cabeza
también.
—Gracias a todos —dije apreciando la ayuda y no estar solo en esta
batalla. —Entonces, creo que lo mejor sería que Nat, Isaac, Mecah y
Sarah localicen a Lord Sirus y lo derriben. Una vez que pierde el
control, sus guardias no deberían resistirse. Sospecho que luchan por
él por miedo a Alana. Blue y yo localizaremos a la Hechicera y me
ocuparé de ella —dije, mirando a todas y cada una de las personas.
—Quieres decir matarla —dijo Mecah.
 —Sí, matarla. Poner fin a este monstruo, para que todos podamos
vivir en paz —agregué.
—No creo que debas pelear con Alana solo —dijo Mecah
preocupado.
—Honestamente, soy el único que tiene la oportunidad de
derrotarla con sus poderes. Si fueras a venir conmigo, tendría miedo
de que ella te usara en mi contra. Al menos de esta manera, sé que
estás a salvo y no tendría que preocuparme por ti mientras lucho
contra ella —dije, tratando de sonar tan convincente como pude.
—Él tiene razón, ya sabes —dijo Blue. —Solo serías un arma para 118
que la Hechicera la use contra Azrael. Y él necesita su mejor
oportunidad si quiere derrotarla.
Mecah pareció considerarlo y, aunque no le gustaba la idea de
01/2023
separarse de mí otra vez, accedió a ayudar a localizar a Lord Sirus.
Con eso, todos nos pusimos de pie y recogimos nuestras cosas. Me
volteé y me despedí de cada uno de mis nuevos amigos, comenzando
por la más joven, Sarah. Le agradecí por ser tan valiente y
protegernos toda la noche. Luego me volví hacia Isaac y le estreché la
mano, agradeciéndole por venir a rescatarme y pidiéndole que
cuidara de Mecah y del grupo por mí.
Luego me volví hacia Nat y me incliné para darle un abrazo. Las
imágenes de una gran puerta de madera con un león grabado en el
centro, una copa de vino derramada en el suelo, un gran espejo en la
esquina de la habitación y un gran charco de sangre que cubría el
suelo de piedra pasaron por la mente de Nat. La boca de Nat se abrió
cuando vio estas imágenes pasar frente a ella. Rápidamente se alejó
de mí y me miró en estado de shock. En ese momento me di cuenta
de que Nat no estaba usando sus guantes y que acababa de prever el
futuro que el oráculo había predicho.
 Le susurré.
—Por favor, no lo hagas. No puedo arriesgar la vida de Mecah. Esta
es la única forma en que ella será derrotada, y Mecah aún vivirá —
supliqué.
Miró a Mecah, que estaba charlando con Blue y no prestaba
atención. Ella me miró y una lágrima comenzó a formarse en su ojo
derecho.
—Eres un buen hombre, Azrael. Sacrificarte, por el hombre que
amas. No se da cuenta de la suerte que tiene de tenerte. Prometo
decirle a Mecah lo que has sacrificado por él cuando todo esto 119
termine. —Con eso me dio otro fuerte abrazo.
Discretamente se secó las lágrimas y yo me moví para despedirme
de Mecah.
01/2023
—Hola, sexy —dije con una sonrisa en mi rostro. —Sabes que
significas el mundo para mí. Me robaste el corazón en el momento en
que nos conocimos, y ahora mi corazón te pertenece, amor —dije.
—Bueno, también me robaste el corazón. De esa bella durmiente
inconsciente, que encontré en el bosque una noche... ¿Quién sabía
que se convertiría en el amor de mi vida? —Mecah dijo con una
sonrisa. —Está bien, esto no es un adiós. ¡Es solo un te amo, y te veré
cuando los malos sean derrotados! —Dijo, con otra sonrisa en su
rostro.
Esa era una de las cosas que amaba de él, su constante optimismo y
buen humor. Siempre fue capaz de ver el lado bueno de todo. Con
suerte, algún día podrá ver el lado positivo de lo que estoy a punto de
hacer aquí hoy. El mundo merece tener esta alma amable y gentil en
él, y con mucho gusto me sacrificaré, si eso significa salvar la vida de
este hombre maravilloso.
 —Toma, quiero que te aferres a esto hasta que te vuelva a ver —
saqué el anillo de mi padre de mi dedo y deslicé el anillo en el índice
de Mecah. Juro que parecía como si los diseños de esmeraldas
comenzaran a brillar y pulsar alrededor de su dedo.
—¡Az! ¿El anillo de tu padre? Es hermoso, pero no puedo. No
quiero perderlo accidentalmente —dijo Mecah, intentando
quitárselo del dedo.
—Por favor. Si no puedo estar contigo, al menos una parte de mí lo
estará mientras estemos separados —dije, mientras cerraba mis
manos alrededor de las suyas. 120
Mecah me miró profundamente a los ojos.
—Gracias. Lo cuidaré bien por ti.
Nos dimos un gran beso y Mecah se volvió para unirse a los demás.
01/2023
Mientras se alejaban, me quedé junto a Blue viendo cómo el amor de
mi vida se alejaba por última vez.
 CAPÍTULO 19
Entra En El Foso De Los Leones

Blue me condujo a través de varios de los túneles traseros debajo

del Palacio. Habiendo trabajado tanto tiempo en el Palacio, Blue
había aprendido casi todos los túneles, pasillos y pasadizos ocultos 121
que había. Estaba agradecido de tener a alguien conmigo que conocía
tan bien el Palacio. Esperaba que los demás estuvieran bien y
pudieran orientarse sin ningún problema.
01/2023
Entramos en una parte del Palacio que, según el nivel de polvo y
telarañas, era menos utilizada por los huéspedes. Blue se detuvo a
mitad del pasillo y señaló una puerta, tres puertas más abajo.
—Eso es todo —dijo Blue, señalando la puerta. —Esto es todo lo
que puedo hacer, amigo mío. Un poco más cerca y estoy seguro de
que escuchará los latidos de mi corazón en mi pecho y nos atraparán
con seguridad.
Miré la puerta que Blue estaba señalando. Esto era. ¡El destino me
había encontrado! Respiré hondo y tragué saliva mientras comenzaba
a caminar por el pasillo. Podía sentir mi corazón latir con fuerza en mi
pecho. Tal vez, Blue tenía razón. ¿La Hechicera me escucharía llegar?
Empecé a preguntarme por qué la Hechicera vivía sola en esta parte
del Palacio. ¿Disfrutaba del aislamiento? ¿O los demás simplemente
le tenían demasiado miedo como para querer vivir tan cerca de ella?
 Finalmente me detuve frente a la gran puerta de madera con el
León grabado en el centro. El León parecía montar guardia,
protegiendo a su Ama de la gente que le haría daño... gente como yo.
Miré a Blue, que estaba escondido en las sombras al final del
pasillo. Me dio un leve asentimiento de apoyo, pero no se atrevió a
acercarse más. No lo culpaba. ¿Qué posibilidades tenía en una pelea
con una Hechicera todopoderosa y vengativa?
Me volví hacia la puerta y presioné mi oído contra ella, con la
esperanza de escuchar algo que indicara si estaba caminando hacia
una trampa o si la Hechicera yacía profundamente dormida en su 122
cama. Dudaba que esto último fuera cierto. Nada. Completo silencio.
Estaba a punto de alcanzar el pomo de la puerta cuando la puerta
comenzó a abrirse lentamente por sí sola.
01/2023
—Entra, Azrael. Te he estado esperando —dijo la Hechicera,
cuando la puerta se abrió.
Me quedé en la entrada por un momento, reuniendo mi coraje e
ingenio, luego respiré hondo y entré en la Guarida del León.
La Hechicera Alana estaba de pie junto a la ventana de su
dormitorio, vestida con un largo camisón blanco. El camisón estaba
hecho con la seda más fina y parecía casi translúcido cuanto más te
acercabas a la parte superior de sus pechos. Este era definitivamente
el tipo de vestido de noche que una mujer usaría cuando intentara
seducir a un hombre. Teniendo en cuenta que ya sabía que no era mi
tipo y que la seducción no tendría ningún efecto sobre mí, estaba
claro que este era el tipo de atuendo que usaba para su propio placer
y no para el placer de los demás.
—¿Cómo supiste que vendría? —Pregunté sospechosamente
mientras caminaba más adentro de la habitación.
 —Porque sabes que no soy del tipo que deja pasar las cosas, por lo
que solo sería cuestión de tiempo antes de que te localizara a ti y a
tus amigos y bueno... y me divirtiera un poco más con todos
ustedes... —dijo, con una sonrisa espeluznante. —Entonces, tu única
opción era buscarme, si alguna vez querías que esta pesadilla
terminara.
Se acercó a una mesa al otro lado de la habitación y se sirvió una
copa de vino tinto.
—¿Te gustaría un vaso, cariño? —Dijo, levantando su vaso.
—No, gracias. No vine aquí para socializar contigo —dije, mirando 123
alrededor de la habitación.
—Sí, viniste aquí para intentar... ¿acabar con mi vida? —Dijo ella,
en un tono inquisitivo. —Honestamente, ¿cómo crees que serás
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capaz de vencerme alguna vez? Soy mayor y mucho más poderosa
que tú. De verdad, es bastante triste… —dijo, mientras tomaba otro
sorbo de vino.
Empecé a caminar por su dormitorio, recogiendo y mirando las
pequeñas baratijas que tenía expuestas por toda la habitación.
—Tú asesinaste a mis padres. Me encerraste en un agujero. Me
robaste todos los placeres y experiencias que debería haber tenido
todos estos años. Y pasaste los últimos tres días torturándome —dije.
Me detuve y recogí una botella de líquido verde que estaba sobre la
cómoda de Alana y la miré. No tenía idea para qué se usaba este
líquido. —Es posible que no pueda derrotarte al final, pero estoy
seguro de que me aseguraré de que sufras y experimentes tanto
dolor como pueda infligirte, ¡hasta que yo mismo esté muerto! —Con
ese pensamiento, me concentré en la botella en mi mano. La botella
se levantó de mi mano y salió volando por la habitación, casi
golpeando a la Hechicera en un lado de la cabeza. La botella no
alcanzó a la Hechicera y se estrelló contra la pared detrás de ella.
Alana se sobresaltó y miró la botella rota al lado de su mesa.
—Muy bien —dijo la Hechicera mientras dejaba su vaso. Sus ojos
azules se volvieron de un verde intenso cuando tres dagas salieron
volando hacia mí desde debajo de su camisón. Me las arreglé para
saltar fuera del camino, con la última daga fallando por poco mi
hombro derecho.
Corrí hacia la Hechicera, mientras la rabia comenzaba a acumularse
dentro de mí. Cuando estaba a unos dos metros de ella, lancé ambas 124
manos frente a mí y una brillante corriente de energía roja comenzó a
fluir de mi cuerpo. En respuesta, Alana levantó los brazos en defensa
propia y mi chorro rojo de energía rebotó en un escudo invisible que
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estaba creando frente a ella. Me concentré más, empujando una
corriente de energía más intensa hacia ella. La corriente comenzó a
pulsar y brillar a medida que aumentaba la fuerza que golpeaba a la
Hechicera Oscura. Los brillantes ojos verdes de la Hechicera se
intensificaron, mientras aumentaba el poder que estaba usando para
crear y mantener el escudo firmemente en su lugar. La nariz de Alana
comenzó a sangrar levemente. Lamió la sangre con la lengua y dijo.
—¡Eso es todo lo que tienes, cachorrito!
El desafío me enfureció aún más. ¡Me concentré más! Mis ojos una
vez más perdieron su color y se volvieron de color blanco pálido. En
ese momento, una brisa comenzó a soplar dentro de la habitación y
varios artículos que alguna vez estuvieron en mesas y estantes
comenzaron a flotar hacia arriba y comenzaron a girar alrededor de la
habitación.
La copa de vino que la Hechicera había estado bebiendo, se cayó y
se derramó en el suelo de piedra. Un jarrón antiguo salió volando y se
estrelló contra la chimenea que estaba frente a la cama, un atizador
utilizado en la chimenea salió volando y apuñaló a Alana en el muslo
derecho. Ella gritó de dolor mientras caía al suelo agarrando el
atizador que sobresalía de ella.
Sin perder el foco, envié un plato de cerámica y un leño que había
estado ardiendo en la chimenea durante la última hora, volando hacia
la Hechicera. El plato conectó con su cabeza, pero el leño pasó
volando junto a ella y aterrizó en una de las cortinas de terciopelo de
las ventanas, que inmediatamente se incendió.
La Hechicera, ahora enfurecida, levantó la cabeza y me miró 125
fijamente a los ojos. Los ojos que alguna vez fueron de un verde
brillante ahora habían cambiado a un amarillo pálido y donde solían
estar los iris circulares, ahora fueron reemplazados por rendijas
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negras verticales. Sus ojos se parecían a los de una serpiente. Ojos
que se enfocaban en su presa.
Levanté otro tronco de fuego de la chimenea y justo cuando estaba
a punto de enviar el tronco volando hacia su objetivo previsto, mis
brazos fueron agarrados firmemente por las cuerdas que una vez
mantuvieron abiertas las cortinas de terciopelo alrededor de las
ventanas. Otro juego de cuerdas se enrolló alrededor de mis piernas y
otro alrededor de mi cuello. Mis brazos y piernas fueron tirados en
direcciones opuestas mientras mi cuerpo se levantaba del suelo.
Alana, disfrutando de este giro de los acontecimientos, centró su
mente en las cuerdas que me sujetaban, mientras usaba su mente
para tirar aún más fuerte.
La cuerda alrededor de mi cuello se tensó aún más, restringiendo el
flujo de aire a mi cuerpo. Alana aprovechó esta oportunidad y se puso
de pie; su pierna todavía empalada por el atizador. Cojeó hasta donde
yo estaba, atrapado como una mosca en una telaraña, esperando mi
fin. Agarró un gran objeto circular de la mesa auxiliar por la que pasó.
El objeto me recordó a una bola de cristal. No necesitaba una bola de
cristal que me dijera cómo iba a terminar mi vida... Ya lo sabía...
estaba previsto.
Rompió el cristal circular contra el lado izquierdo de mi cara, la
sangre salió volando de mi boca. El dolor era insoportable y comencé
a ver estrellas frente a mis ojos.
—Prestaste una buena pelea, te lo concedo —dijo, balanceándose
sobre su pierna buena. El camisón que una vez había sido de un
blanco sólido y pálido, ahora estaba muy empapado en sangre de su 126
herida y se aferraba a ella de una manera muy poco favorecedora. —
Dado el poder que mostraste esta noche, podrías haber sido un
hechicero increíble con el mentor adecuado. Pero voy a obtener
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mucho más placer apagando tus luces aquí esta noche, y luego...
rastreando a tu amante, ¿Mecah es él? Oh, las horas que pasaré
haciéndolo gritar... —Dijo, con pura rabia y placer en sus ojos... —
Entonces solo por diversión, daré un paseo y tomaré una copa con tus
amigos Nat y Isaac. Miraré qué tan bien se comportan bajo presión...
—Se humedeció los labios y se acercó a mí. —Si tu padre pudiera
verte ahora… jadeando tus últimos suspiros… sabiendo que no has
logrado nada en la vida…
Traté de jadear por el aire que pude, mientras la cuerda alrededor
de mi cuello se apretaba aún más. Las estrellas continuaron
destellando ante mis ojos, y pude sentir que la oscuridad de la
inconsciencia comenzaba a apoderarse de mi mente.
En ese momento, hubo un repentino destello de luz y tanto Alana
como yo salimos disparados hacia adelante. Caí al suelo sin aliento y
escuché que Alana dejó escapar uno de los chillidos más horribles que
he escuchado en mi vida. Miré hacia arriba justo a tiempo para ver
una gigantesca bestia negra con dos cuernos en semicírculo, agarrar a
la Hechicera. Se paró sobre sus patas traseras, con sus brazos
envueltos firmemente alrededor de Alana. Dio un paso hacia atrás y
la atrajo hacia el espejo de cuerpo entero que estaba en el rincón más
alejado de su dormitorio. Alana luchó y gritó cuando la bestia la
empujó hacia el espejo. Observé con sorpresa y horror cómo el
espejo parecía solidificarse en vidrio sólido una vez que tanto la
criatura como la Hechicera habían entrado.
Me senté jadeando en el suelo, tratando de averiguar qué acababa
de pasar, cuando sentí una mano tocar mi hombro. Dejé escapar un 127
grito de sorpresa y me di la vuelta. Ante mí estaban Mecah y el
Oráculo, Cassandra. Mi boca se quedó abierta en confusión.
Mecah se inclinó, me rodeó con sus brazos y me dio un gran beso.
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Estaba demasiado sorprendido para devolverle el beso.
—¿Qué? ¿Qué es lo que acaba de suceder? —Pregunté,
confundido, mirando primero a Mecah y luego a Cassandra.
—Me disculpo por el engaño, pero necesitaba que ocurrieran
ciertos eventos para asegurar la derrota de la Hechicera Oscura y la
supervivencia de tu linaje —dijo Cassandra, mirándome fijamente.
—¿Qué? No entiendo —dije, más confundido que nunca—. —En el
río, me dijiste el futuro y que para que la Hechicera sea derrotada, yo
tendría que caer.
—En realidad, dije que tú o Mecah tendrían que caer. Y sabiendo el
amor que sentías por Mecah, sabía que te sacrificarías por él —
corrigió ella.
Miré a Mecah y me puse de un tono rojo porque ahora sabía que
nunca tenía la intención de regresar después de esta batalla con
Alana.
 —Contaba contigo para tomar esa decisión para que mantuvieras a
la Hechicera distraída y su atención centrada únicamente en ti. De
esta manera, no se daría cuenta de la verdadera amenaza para ella...
Mecah —dijo el Oráculo, asintiendo levemente con la cabeza en
dirección a Mecah.
Volví a mirar a Mecah, cuyo rostro ahora también se había puesto
rojo.
—No entiendo —dije, mientras me giraba para mirar a Mecah.
—Verás, Mecah tiene la capacidad de crear reinos alternativos. Este
es un poder único que, en las manos equivocadas, puede usarse para 128
un gran mal. La Hechicera es demasiado poderosa para derrotarla,
por lo que tuvo que ser contenida... encarcelada, por así decirlo. —
dijo Cassandra, mientras Mecah me ayudaba a ponerme de pie. El
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oxígeno comenzaba a fluir a través de mi cuerpo una vez más, y
comenzaba a sentirme un poco mejor... menos el dolor punzante en
mi rostro.
Me volví hacia Mecah.
—¿Nunca me dijiste que tenías una habilidad?
—Honestamente, no sabía que la tenía hasta que fuimos a ver a las
Tres Hermanas.
—He estado tratando de encontrar una manera de contener a la
Hechicera Alana desde esa fatídica noche cuando se volvió oscura y
asesinó a tus padres. Ese fue el momento en que su poder la
consumió, y realmente la perdimos. Pasé años buscando infinitas
posibilidades y futuros alternativos, pero no pude encontrar una
solución adecuada, hasta el día en que tú y Mecah vinieron a ver a
mis hermanas y a mí. Ese fue el día en que finalmente pude ver la
respuesta que estaba buscando desesperadamente. Mientras mis
Hermanas contaban las historias del pasado, el destino estaba
ocupado brindándome el único futuro que aseguraría nuestro éxito.
Entonces, una vez que saliste de la cueva, la mitad de mi esencia
habló contigo, Azrael junto al río; explicando los eventos que deben
tener lugar en su futuro; mientras que la otra mitad de mi esencia
estaba de regreso en la entrada de la cueva discutiendo los eventos
que deben ocurrir para Mecah y cómo podía acceder a sus
habilidades —explicó.
—El Oráculo me dijo que no podía contarte sobre mi habilidad o
cómo teníamos la intención de encarcelar a la Hechicera, por temor a
que la Hechicera se enterara. Mientras la Hechicera estaba distraída 129
peleando contigo, yo debía deslizarme en su habitación sin ser
notado y crear un reino alternativo en el espejo de su dormitorio que
actuaría como una prisión para ella, atrapándola para siempre.
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Cassandra me advirtió que la Hechicera te estaría vigilando y que si
alguna vez se enteraba de mi habilidad, todo estaría perdido.
Lamento mucho haberte ocultado esto —explicó Mecah.
—¿Y qué hay del Monstruo que la agarró? ¿¡¿Qué fue eso?!? —
Preguntó Azrael, todavía en estado de shock.
—Oh, ese tipo grande fue mi idea. Pensé que sería un poco de
compensación por todo el dolor y el sufrimiento que ella te infligió.
Nadie lastima a mi chico y se sale con la suya —dijo Mecah, mientras
envolvía su brazo alrededor de mí.
—¡Wow, hiciste un trabajo increíble, Mecah! ¡Nos salvaste a todos!
—Entonces me giré para mirarme al espejo. El espejo ya no mostraba
un reflejo de la habitación que veía. En cambio, el espejo ahora
parecía oscuro y turbio, lo que dificultaba ver lo que contenía el
espejo.
—Entonces, ¿qué hacemos con esa cosa? —Pregunté, señalando el
espejo.
 —Esa es la segunda parte de la profecía, que aún no les he dicho —
dijo Cassandra, dando un paso hacia nosotros. —Como mencioné
antes, es importante proteger tu línea de sangre. La magia que ahora
fluye a través de tu sangre y la sangre de tus futuros hijos hará
muchas cosas maravillosas. Se contarán historias de tu línea de
sangre para las generaciones futuras. Pero también es esa misma
magia, la que debe usarse para vigilar y proteger este reino de los
horrores que ahora residen dentro de ese reino espejo —dijo,
señalando la prisión que ahora contenía a la hechicera más peligrosa
del mundo. —Sé que es un gran sacrificio, pero ¿estás dispuesto a 130
hacer lo que debes para asegurarte de que este gran mal no escape
de su prisión?
Mecah y yo intercambiamos miradas.
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—Sí, ambos haremos guardia y protegeremos este reino contra
este mal —dijo Mecah, tomando mi mano y agarrándola con firmeza.
Sonreí en acuerdo.
—Tengo otra pregunta. Mencionaste que mi linaje es importante y
que mi magia se transmitirá a las generaciones futuras... pero siendo
un Vidente del futuro, debes darte cuenta de que estoy enamorado
de Mecah y no deseo engendrar un hijo, con otra mujer —dije,
cuestionando la profecía de Cassandra.
—¿Quién dijo que tus herederos nacerían de una mujer? —Dijo
Cassandra, con una cálida sonrisa en su rostro. Su cuerpo desapareció
lentamente en las sombras.
Mecah y yo nos miramos perplejos. ¿Qué significaba esta nueva
profecía? ¿Y cómo llegaría a ser? Y, lo más importante, ¿había
terminado finalmente esta pesadilla?
Le sonreí a Mecah.
 —Vamos a buscar a nuestros amigos —dije, tomando la mano de
Mecah y besándola suavemente.

131

01/2023
 CAPÍTULO 20
Un Nuevo Mundo

Una vez que la noticia de la derrota de la Hechicera y el arresto de

Lord Sirus se extendió por todo el Palacio, los guardias depusieron sus
armas voluntariamente y prometieron apoyar a los nuevos 132
gobernantes del reino, el Rey Azrael y el Príncipe Mecah. Dos días
después, celebré una audiencia con los líderes de las Doce ciudades
principales del reino, durante la cual discutí los eventos que habían
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tenido lugar. Una vez que la gente finalmente se dio cuenta de que
les habían mentido y que yo no era el Ángel de la Muerte, se relajaron
y se alegraron de escuchar a Mecah y mi visión para el futuro del
reino.
Nat e Isaac estaban felices de unirse a nosotros en el Palacio. Nat
aceptó gustosamente el papel de Consejera Principal, para lo cual sus
habilidades de visión serían muy útiles; mientras que Isaac aceptó el
puesto de Jefe de la Guardia del Palacio, haciendo un gran uso de sus
habilidades de rastreo.
Al recordar los eventos que ocurrieron en esta historia y el viaje
que he enfrentado, quizás esta sea una historia de amor después de
todo. Una historia de amor y la importancia de tener esperanza,
siendo Mecah quien me ha mostrado la importancia de ambos.

FIN
 01 La Profecía
02 El Ascenso del Hechicero Oscuro 133

01/2023

01 Sangre Oscura
 SOBRE EL AUTOR

Matthew Dante es un autor independiente al que le encanta

escribir sobre magia, fantasía y romance. Es un ávido lector, viajero
mundial, amante de todo lo relacionado con Marvel y DC, y un
romántico de corazón. 134
Como escritor independiente, tus reseñas siempre son apreciadas,
ya que ayudarán a otros a arriesgarse con un nuevo autor y a
descubrir libros que quizás no hayan notado en el pasado.
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Para conocer las últimas noticias, siga a Matthew Dante en
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Gracias nuevamente, por todo su amor y apoyo. Esto significa el
mundo.
 Traducción y Corrección
L U NA

Diseño y Edición
002 PISTACHO

EPUB 135
MARA
01/2023

Es de fans para fans y no recibimos ninguna compensación

económica por las traducciones que realizamos.
Y no olviden comprar a los autores, sin ellos no
podríamos disfrutar de estas maravillosas historias