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Basho

¡Que van a morir

Nada descubre el canto

De las cigarras!

Por nubes separados

Los patos salvajes

Se dicen adiós…

Lluvia brumosa:

Hoy es un día feliz

Aunque el Fuji esté invisible.

Ah, kankodori:

Tú profundizas

Mi soledad.

Muévete, oh tumba.

Mi llanto

Es el viento de otoño.

Sobre el tejado

Flores de castaño:

El vulgo las ignora.


Sobre el estanque muerto

Un ruido de rana

Que se sumerje.

A cada brisa

La mariposa cambia de lugar

Sobre el sauce.

Pequeño cucú gris:

Canta y canta, vuela y vuela

¡Hay mucho que hacer!

Tendidos al sol

Los kimonos: la manga

Del niño muerto.

Lluvia de estación:

¡Torna transparente

El puente de Seta!.

Inmensa calma.

¡Penetrando las rocas

El canto de las cigarras!

La tarde sobre el mar:

Voz de pato
Vagamente blanca…

Vámonos, veamos

La nieve cayendo

De fatiga.

¿De qué árbol florecido

Llega? No lo sé.

¡Mas es su perfume!

Mojadas,

Inclinadas:

Peonías bajo la lluvia.

Ruidos en las ramas,

Temblores. Mi corazón se detiene

Por la noche, lloro…

En esta noche

Nadie puede acostarse:

Luna llena.

Ni flores, ni luna.

¡Y él tomando sake

Solo!
No me interesa ya

El huerto de camelias:

¡Ver de nuevo el Fuji!

Mar agitado.

Allá en Sado,

La Vía Láctea.

Viaje de ancianos,

Cabellos blancos, bastones,

Visita a las tumbas…

Este camino:

Sin nadie en él.

Oscuridad de otoño

La alondra canta,

Sin detenerse…

¡Y el día es tan largo!

Nubes de flores…

Y una campana… ¿La de Ueno?

¿La de Asakusa?

El aceite de mi lámpara

Consumido. En la noche,
Por mi ventana ¡la luna!

Para mi fatiga

Un albergue… Mas, oh,

¡Estas glicinas!

Primera nevada

Justo para doblar las hojas

De los junquillos.

Cerros con tibias sendas.

Sobre los cedros, el crepúsculo;

A lo lejos, campanas.

Luna llena:

Vago a través de la noche

En torno al estanque…

Hierbas de verano:

¡Bajo donde los guerreros

Sueñan!

Brisa leve:

La sombra de la glicina

Tiembla apenas.
Barriendo el jardín

La nieve es olvidada

Por el rastrillo

Canto y muerte

De la cigarra,

En el mismo paisaje

Bello aun en la mañana

El viejo caballo,

Sobre la nieve.

Sin siquiera una rama,

Lejos del mundo, vive

El nenúfar.

Puerta entornada.

Me acuesto en el silencio.

Placer de la soledad.

El agua helada:

Y apenas adormecida,

¡La gaviota!

Juegos y risas

Que cesan:
Luna de otoño.

Pintado sobre el biombo

Un pino dorado:

¡Interior de invierno!

¿Necesita el ruiseñor

Un farol de papel

Para seguir despierto?

Construida sobre el caballo

Mi sombra

Parece congelada.

Relámpago.

Y en la sombra

El ruido vibrante de la garza.

Sopla el viento de invierno:

Los ojos del gato

Pestañean.

Un ruido dulce

Interrumpe mi sueño.

Gotas de lluvia sobre el follaje.


Cebolla blanca

Recién lavada.

Impresión de frío.

Rama muerta,

Y posado, un cuervo:

¡Tarde de otoño!

El crepúsculo:

Hierbas que siguen

Las huellas de los rebaños

Retornando.

Hasta una choza con techo de paja

En este mundo tornadizo

Se transforma

En casa de muñecas.

Voz de faisán:

Añoro

A mis padres muertos.

Flor de camelia

Que cae,

Esparciendo su agua.
Nacimiento de la poesía:

La canción de los plantadores de arroz

En la provincia de Oshu.

Buson

En rincones y esquinas

Fríos cadáveres:

Flores de ciruelo.

Yo me marcho.

Tú te quedas:

Dos otoños.

¡Oh, cruel chaparrón!

¡Un vuelo de pequeños gorriones

Se aferra al césped!

Lluvia de primavera

En el carruaje compartido

Mi bien amada suspira.

Los días son lentos:

Hay ecos que se escuchan


En algún lugar de Kyo.

Lento día;

Un faisán

Reposando sobre el puente

Halo de la luna:

¿No es el aroma del ciruelo florecido

Naciendo sobre el cielo?

Niña muda

Convertida en mujer:

Ya se perfuma.

Bajo el follaje amarillo

El mundo reposa enterrado…

Excepto el Fuji.

Sobre la campana del templo

Reposa y duerme

La mariposa

Aire mañanero.

Se mueven

Los pelos de las orugas.


Lluvia de primavera y aún

Los vientres de las espigas

No se han mojado.

Aquí y allá

Sonido de cascadas:

Hojas tiernas por doquier.

Frío en la alcoba

Al pisar tu peine,

Mi muerta esposa.

Faisán de la montaña,

El sol primaveral

Pisa su cola

Voy hacia los cerezos

A dormir bajo sus capullos,

¡Sin deberes!

Un barrilete:

En el mismo sitio

Que en el cielo de ayer

Nada se mueve,

Ni una hoja: inquietante


Yace el bosque en verano.

Labrando el campo:

Desde el templo sobre la cumbre

El canto del gallo

El uguisu está cantando,

Su pequeña boca

Abierta.

Indiferente y lánguido

Quemo incienso:

Anochecer de primavera.

Las flores me han enloquedico:

Y retorno a casa

Hastiado de cortesanos.

¡Pareja de patos!

Pero el estanque es viejo y la comadreja

Los vigila.

¡Un ruiseñor…!

Y en el momento de la comida.

Toda la familia.
El luchador, ya viejo,

Cuenta a su mujer el combate

Que no debió perder.

Estación lluviosa:

Con una linterna de papel en la mano,

Camino a lo largo del pórtico.

Bajo la lluvia primaveral

Absortos en sus palabras

La capa de paja y el paraguas.

El crisantemo amarillo

Pierde su color

Bajo la luz de la linterna de mano.

Llegado para ver las flores,

Bajo ellas dormité,

Sin sentir el tiempo.

Ayer un vuelo;

Hoy otro ¡Los gansos salvajes

No están aquí esta noche!

Peonías

Del gran jardín


En una región del cielo.

Labrando el campo:

La nube inmóvil

Se ha ido.

El cerezo florecido desapareció:

En templo entre los árboles

Convertido

Dentro de una línea ruedan

Los gansos salvajes;

al pie de la colina

La luna es un sello

¡Una ballena!

¡Nadando por debajo y más y más

Arriba, su cola!

¡Mirad la boca de Erruna O!

¡Desde la que está por escupir

Una peonía!

Amarillas colzas en flor:

Del costado este, la luna,

El sol, poniéndose.
El ruido

De una rata sobre un plato

¡Qué frío resulta!

¡Melancólicamente,

Asciendo la colina

De zarzas en flor!

Almacenes y detrás un camino

En donde golondrinas

Van y vienen.

Capullos en el peral

Y una mujer a la luz de la luna

Leyendo una carta.

Primavera que parte:

Y capullos de cerezo

Irresolutos todavía.

¡Floreciente espina

Tan parecida a los caminos

En donde he nacido!

Siento un agudo frío:


En el embarcadero aun resta

Una brizna de luna

Corta noche

Cerca de mí, junto a la almohada

Un biombo de plata.

La noche pasó rápido:

Sobre la velluda oruga

Cuentas de rocío.

Voces de pobladores de la villa

Inundando los campos:

Luna de verano.

Con la brisa vespertina

El susurro del agua contra

Las patas de la garza.

Issa

Mirad: contra su madre,

Al resguardo de la helada se abriga,

El niño que duerme.


La primera estrella.

¡No pensaremos que la ha encontrado

Este faisán que grita!

Cuando muera

Ven a guardar mi tumba,

Grillo!

¡Insectos, no lloréis!

Hay amores que tienen que partir

Aún en el cielo.

¡La luna brilla,

Y no hay pequeña zarza

Que no se sienta de fiesta!

¡Cuando retornes

No olvides mi casa

Golondrina que emigras!

Hospitalario,

Meciéndose en la puerta de entrada,

El sauce.

Del día y de mi vida

La campana suena. ¡Lo sé y gusto


El frescor del crepúsculo!

No pises este lugar:

¡Ayer tarde había, por aquí,

Luciérnagas!

La nieve se deshace

Y la aldea está inundada

De niños.

¡Sobre la montaña la luna,

Indulgente con el ladrón de flores,

Lo alumbra!

Vanamente

Abre su boca: primeros pasos

De los pájaros

Arrojar arroz

Es también pecado,

¡Las aves se pelean entre sí!

¡Junto al ruiseñor

—Ya que yo parto—, cuida mi casa,

Caracol!
Rocío de este mundo…

Si, sin duda,

Y entretanto…

Un pequeño niño

Que comienza a reír

Y las sombras de otoño que caen…

Regalos de año nuevo:

Hasta la niña en el lecho

Saca sus pequeñas manos.

¡Como si fuera

Lo que resta de ella,

Tanta nieve de primavera!

En la vieja casa

Que he abandonado,

Los cerezos florecen.

Una cascada de un pie

Hace también ruido,

A por las noches es fresca

Delgada rana,

Tranquilízate: ¡Issa viene


En tu socorro!.

¡Por fin la nieve derretida,

Que parece regocijar hasta

El rostro de la estrella!

¡Caracol,

Dulcemente, dulcemente,

Escala el Fuji!

Hermoso espectáculo:

A través del agujero del papel en la ventana

La Vía Láctea.

Desde una a otra

Vasija de lavar, mi viaje:

¡Palabras sin sentido!

Ganso, ganso salvaje,

¿A qué edad has hecho

Tu primer viaje?

No riñáis jamás,

Vosotras, hechas para ayudaros entre sí,

Aves de travesía.
Gorrión, ven ligero:

¡Hay un cuadrado de nieve fundida

Delante de mi puerta!

Dolor de este mundo:

¡Igual que cuando florecen las flores

A pesar de ellas!

¡Cómo se aman las mariposas!

¡Pueda yo renacer después de la muerte

En la llanura, mariposa!

¿Hacia dónde sube

Este bello escarabajo?...

¡A la choza Del mendigo!

El rocío yace en lágrimas,

Y tiernamente las palomas ruegan

A Buda, el Salvador.

Humilde gorrión,

Apártate, apártate,

Pasa el señor caballo.

No la matéis:

¡La mosca retuerce sus manos


Y sus pies!.

Un sermón en el camino,

Ninguno entiende nada,

Pero todo revela la paz primaveral.

Pulgas: ¡También vosotras

Hallaréis larga la noche!

¡Parecéis igualmente solitarias!

Ahora que soy viejo

La gente me envidia:

¡Oh, pero hace frío!

Lluvia de primavera,

Hacia la arboleda ha volado una carta

Que alguien arrojó.

Duerme y luego se despereza

Y con un gran bostezo.,

El gato sale a cortejar.

Uso el torrente de la montaña

Para que machaque mi arroz,

Mientras dormito.
A desmontar de su caballo

Obligan a un daimio

Los cerezos en flor.

Canto de la cigarra:

¡Igual a un papel rojo

O a un molino de viento de juguete!

Las gallinetas cantan:

¡Y a su compás

Las nubes se apuran!

Atrae a la muerte

Este hongo: ¡Y sin embargo

Es hermoso!

Hacia el hueco

De la nariz del Gran Buda

Llega una golondrina

A las mariposas

El pájaro enjaulado contempla:

¡Malicia en sus ojos!

Camino de Shinano,

Intolerable calor: ¡Las mismas montañas


Se vuelven una carga!

Así, así,

Resignado ante el pasado:

Fin de año.

Frío crepuscular

La campana

Tañe nuestra vida lentamente.

El gatito

Vacilando en la balanza

Aquieta su juego.

Sacra música nocturna;

En las hogueras

Aletean las teñidas hojas.

La cigarra grita

Como un molino

De papel rojo.
Santoka Taneda

Tras un día en completo silencio,

una de esas noches de luna

en las que no se puede dormir

Fue una noche

de luna e insomnio

Y, al día siguiente, silencio

De la luna

cae con elegancia

una hoja de kaki

La luna ascendiendo

No espero

absolutamente nada

Penetra la luz de la luna

hasta la cocina

Estoy solo

Pasan los días sin que nadie venga

La pimienta cada día más roja


Cuando trabajo la tierra

a solas

surge una canción

No tengo dinero, no tengo cosas,

No tengo dientes…

Estoy completamente solo

No hay más que esta senda

Camino en soledad

Yo no puedo renunciar al sake

Vuelven a brotar

árboles y hierbas

Bajo la Vía Láctea

danza en plena noche

borracho perdido

Borracho,

durmiendo entre grillos

En el agua hay un reflejo

Es alguien que va de viaje


Dormía

cubierto de rocío

Recién afeitada la cabeza,

los rayos del sol

reflejándose a sus anchas

Discurriendo por entre las rocas

el agua acaba en un azul remanso

en el que me purifico

Los dolores del viaje

expuestos al sol

En mis piernas cansadas

se ha posado

una libélula

Sólo si tu vida

es algo no sabido,

el canto del misosasai

Reconozco este

ruido de pasos

por entre las hojas secas


¿Esperar qué?

Día a día se amontonan

las hojas caídas

Caen las hojas…

Dentro, en lo profundo,

contemplo al Buda

Durante todo el día

sólo me encontré

con demonios y budas

Cogiendo una flor

de nombre desconocido

para el Buda

Incesante sonido del agua

Presencia del Buda

Una fina lluvia que cae

por el bien de los hombres

El Buda llora
Cae la lluvia

Y, tal como cae, me moja

Ando expuesto

Está lloviznando

No hay quien lea

la señal del camino

Calado hasta el tuétano,

ya me puedo quitar

el sombrero de bambú

Llueve con sentimiento

Y yo recojo el agua

Caen las hojas...

Desde ahora, el agua

se vuelve más sabrosa

La recojo y la alzo hacia la luna

La luminosidad del agua

El agua de mi aldea natal...

Beberla...

Lavarme con ella


Vine hasta aquí

He bebido agua

Y me voy de vuelta

Cuando no hay qué comer,

el frescor del agua

El alba

La puesta del sol

Nada que comer

Ni siquiera los insectos

tienen de qué alimentarse…

¡Y van y se comen mis libros!

Precisamente en primavera,

esta sensación de vacío...

¡en el estómago que llevo a cuestas!

Mi cuenco de mendigar

ha aceptado

las hojas que le han caído 2


…Y, a veces,

dejo de mendigar

y miro la montañas

La temperatura cálida de la comida

va de una mano

a otra mano

La inmensidad del cielo

bajo el que me encuentro

La luminosidad del arroz hervido

Lo recibí agradecido

Estoy satisfecho

A solas, dejo los palillos

Yo, ahora, aquí,

el azul de un mar

que no tiene límites

El corazón vacío inútil

Las violentas olas nos asaltan

y se vuelven
En honor de la gente

que se reúne alrededor del muerto,

¡ay!, un cielo sin una sola nube

Nubes que salen

de ninguna parte

Nubes de otoño

Hace frío...

¡Qué prisa se dan

las nubes!

Se acerca el invierno

Trozos de ramas y bambú

por doquier

Tal como me la hice

la herida se ha agrietado

Reclusión invernal

La nieve cayendo sin cesar

mientras contemplo

la nieve que cae


La luminosidad de la nieve

llena la casa

en calma

Abriendo la ventana

a reventar de primavera

La mariposa revoloteando

ha pasado por encima

de lo más alto del tejado

Moscas que sobreviven

Y guardan mi memoria

Un manotazo a una mosca

otro a un mosquito

y otro a mí mismo

Se está quemando

un insecto

¡Qué dulce olor!

Avanzado el mediodía

en lo profundo de la hierba:

la voz de una rana


tragada por una serpiente

Hierbas que se marchitarán

en cualquier momento

floreciendo y soltado sus semillas

Me siento en la belleza

de la hierba

que va marchitándose

Ha envejecido

hasta el sonido

de las gotas de lluvia

Paso a paso, pareciéndome

en las manías a mi padre…

que ya no está

Oculta en una choza en ruinas,

mi vida en ruinas

Canta una cigarra

Rodeado por arbustos de té,

llevando una existencia

anónima
Nada me queda salvo morir

Las montañas han sido veladas

por la bruma

Unas tras otras,

filas de tumbas

en íntima quietud

Deambulando,

me sorprendo entre una tumba

y otra tumba

El largo puente

que nunca volveré a cruzar

Viento de eternidad

Esto sí que es la calma de la muerte:

ante un cielo sin una sola nube,

unos árboles sin una sola hoja

Canta el alcaudón

No hay sitio

donde arrojar mi cuerpo


Confío mi cuerpo

con fiebre

a la tierra fría

Parece que voy a morir

con el alma tranquila

sobre la hierba que brota

Lo que es hasta hoy

se me ha permitido vivir

Estiro las piernas

Profundamente emocionado

por seguir vivo

Es hora de remendar mis ropas

El simple tintineo

de la campanilla con el viento

Sigilosa se acerca muerte

Acuciado por la muerte

¡El sabor del agua!


Si de ésta me muero…

Los hierbajos,

llueve…

El vinto frío,

indiferente,

pasa ante la muerte

Tengo un poco de fiebre

No hay tiempo que perder

dentro del viento

Con viento de otoño

recojo una piedra

No hay remedio

El viento sopla

contra mis incoherencias

Un viento que va

de la montaña a la campanilla...

Yo quiero seguir viviendo...

Ya no volveré a ver

esas montañas que se pierden

en la distancia
Cuando la montaña se aquieta,

me quito mi sombrero de bambú

Resbalo… y caigo

Todo en la montaña

sigue su curso

Se oscurece la montaña

y escucho la voz

de la montaña

Las montañas, el mar...

Tengo agotado el corazón

de tanta hermosura

A solas, inadvertido,

el brote de bambú

se convierte en bambú

En pleno verano,

el llanto de un bebé

bajo el cielo del mediodía


El rocío

y las hojas muertas

barridos a un mismo tiempo

El diario que tiré al fuego...

¿Sólo estas cenizas?

Sin pensar en nada,

rompiendo ramitas secas

Mi corazón vuelve a nacer

De entre la escarcha

recojo el daikon 8

Crepúsculo en calma

Lavando una olla

que ya está limpia

Al pie de la montaña

En paz, vivo

sin un solo diente


Basho

Se yergue el roble

sin importarle nada

de los cerezos

Buson

De noche el monte

arrebata a los arces

su bermellón

Peroles y ollas

delicias de mi casa.

Rocío al alba

El cabecilla

bandido le hace versos

hoy a la luna

Issa

Les pedí prestada mi cabaña

a las moscas y a los mosquitos

y dormí
Canto de grillo.

El ruido en el orinal

se hace más débil en la noche

Floreció la flor de loto.

Me despiojo,

hago esto sólo

Shiki

Pasa la lluvia.

Por todas partes surgen

sendas de hormigas

Todo dispuesto.

Me despido del año

junto al brasero

No la bebió

el agua de calabaza

la luna llena

Santoka
Tan sólo andar

tan sólo volver con hierbas

pegadas al cuerpo

Relumbrante a la luz del sol

mi comida:

arroz hervido nada más

Masajo

Cuerpo frío de mujer.

Más incluso que el del pescado

que acababa de comprar

Chie

Tan vieja estoy…

Ni me inmuté al saber

que tengo cáncer

Sachiko

Un peregrino de otoño

hace cola

en la lavandería”
Moritake

No ya en su cáliz

sino en nuestra nariz

está el aroma

Sogi

Que ya es verano,

no le digas, tormenta,

a los cerezos

Taigi

Yo las barría

y al fin no las barrí:

las hojas secas

Hakuchi

Vendí mi vaca

y se fue de la aldea

entre la bruma
Ishu

Ya el otoño.

Lo supo mi pie

al despojarse

Guiodai

Está el murciélago

rondándole a la luna.

Y no se va

Shiki

Me he afeitado.

Las campanas de Ueno

tienen hoy bruma

Sokan

¡Ah! si en la luna

se le adosara un mango;

¡Qué buen paipai!

Tayo Yo
Habiéndome pasado la edad

yo también tengo frío

mosca de invierno

Aliviando mi vejiga…

El sonido del pipí al chocar…

¡con un iris en flor!

Santoka

Así, tal cual,

Como hierbas que son

Los brotes se abren

Basho

Envolviendo los dulces de arroz,

con la otra mano se retira

el pelo de la frente

Santoka

¡Los pistilos de las peonias

levantados, excitados
a la luz del sol!

Tablada

El pequeño mono me mira...

¡Quisiera decirme

algo que se le olvida!

De los enjambres es

predilecta la flor de la toronja

(Huele a cera y a miel).

Ordóñez Núria

Las blancas ramas

afinan su deshielo:

do re mi fa sol

Brotó una rama

y el olor desprendido

inundó el valle
Los estorninos

en la garganta tienen

el grito a punto

De circunloquios

ribetean el aire,

apareadas

La frágil rama

agita su vestido

al canto suyo

El mirlo escucha

el blandir de tu canto.

Noche de hojaldre

El alma, a veces,

se quiebra ante el prodigio

de primavera

Brotan las ramas


peligra mi silencio:

batacrac batacrac to

Cayó del nido

y vino a posarse

en mi regazo

Veo en tus ojos

el inquietante empuje

de los almendros

Un grano de uva

a otro apretujado:

!Que bien dormía¡

Calor, mucho calor.

Los cigarrales llenos

cuchicheando

Poco a poquito

se deslizan los cirros.


Se dan abrazos

La rama hizo !crac¡

porque no pudo aguantar

patas tan finas

Cuando son muchos

hablan algarabía.

no entiendo nada

Al cielo rojizo

las tórtolas del templo

lo inundan todo

Es el verano

quien por sus hombros pasea

tanta aventura

Centeno y trigo

en las tardes de junio

se balancean
También el fruto

en tus orejas prendido

presume el rojo

Llora la tierra.

Mi corazón de julio

brilla con ellas

Puntas de lanza

emballenan los cielos.

Brazos contiguos

Alzan las olas

grandes piernas y brazos

alborotadas

Al sol de julio

hay que ir rogándole

que se despida
Casi me matan

las corrientes de aire.

Puertas cerradas

Algo de frío.

El gusano ya cede

a su vacuidad

Cae la noche.

La humedad del aire

comprende el poro

Niños y niñas van

bajo la lluvia primaveral

pisando charcos

Este fresquito

que me da en la cara.

Bendito otoño

Mis pies desnudos

ya es tiempo de tapar
con calcetines

Huracanado

sopla hoy el viento.

Está enfadado

La luz decae

callada y trémula.

Tardes de octubre

Las hojas caen

formando alfombras

de terciopelo

Cambio de ropa

la de verano arriba

abajo, la otra

Ya medianoche.

Y una mujer, y otras más,

junto a la olla
Con ojos vidrios

pasan los saltimbanquis

!Ay, pobrecitos¡

!Que buen gustillo

tiene la sopa de hoy¡

Hogar caliente

La rica sopa

con su ssslurb ssslurb

!Que bien me sienta¡

Junto al brasero

la abuela al abuelo mira

mientras dormita

Sólo lo rompe

el tañer de campanas

a ese silencio
Mis viejos ojos

sólo detectan el blanco.

En todas partes

Con sutileza.

Encima de las ramas

se van sentando

Frio intenso.

Ni correr las cortinas

osan mis manos

El astro sol

con mucha prudencia

asoma su nariz

Callad, callad ya

cañaverales todos.

Se despereza

Puntual acude
cada veintiocho días.

¿Menstruas luna?

Dentro del agua

mis manos alborotan

para alcanzarle

Y en plenilunio

vestiditos te cubren.

!Desvergonzada¡

En tu luz, luna,

fiel, el perro se mira

!Tan indecisa¡

Olé la luna

que no parió lunitas

sino lunares

Me preguntaste

que porqué tan hermosa:

para hacer juego


Se asoma el alba

¿zarzamora o cerezo?

Ella a su espalda

De noche trae

primorosas mejillas

y él lo sabe

Entre volantes

cubiertos de fina blonda

su rostro asoma

El buen caracol

con su pesada carga

no dice nada

¡Cua, cua!, ya pasan

patos en fila india,

culos al aire
Gato peludo

de áspera lavadora.

Sin suavizante

Míralo bien

hilando su capullo.

La araña teje

Tejiendo va

el gusano de seda

con parsimonia

Se le ve triste

al señor de la trompa.

Quiere su selva

A ambos lados

costilla par e impar

el perro luce

Se los llevan ya
camino del matadero.

Ellos no saben

Vaca que otea

al borde del precipicio

la fresca hierba

La hiena sabe

que no agrada a nadie

aunque se ría

¿Aún errantes

los samurai modernos?

Colita floja

Islas de otoño

!quien pudiera alcanzaros¡

Palmas y dedos

¿Dónde está Japón?

(y yo que no sé nada)
...son unas islas...

Dicen que a Japón

en sus siglos dormidos

le aguanta un gran pez

Issa, hermano,

ya no estarás más solo.

Cuestión de pulgas

Dejaste paso

vacía de mineral,

al sentimiento

¿Están enfermos

los bosques de Kitayama?

Por ti lo digo

Como una estampa:

perfume de cerezos

que no me llega
No veo trenzas

en el país de Oriente

!Con tantas algas¡

Amigo mío:

me dirás al oído

!Es tiempo de amor¡

Es tu piel, mi bien,

hija de frutos dorados.

Linda almendrita

Duermes, cansado.

Ellas hinchan sus plumas

en alguna parte

Mi vientre acude

al calor de tu noche.

!Olor a musgo¡
En tu pequita

me gustaría dormir.

Quizá en tu ombligo

Rostro hermoso:

dos luceros, un monte

pozo de arrobo

Te voy comiendo

como perita en dulce.

!Que regodeo¡

Altar no quiero,

sólo coger tu mano.

Salvar el barro

Son tus lunares

mandarinas silvestres.

Olor que irrumpe

Maripositas

que se cubren muy locas


tu pecho esconde

Si me besaras

el mundo estallaría

suzume no ko

Reducida estoy

como estúpida amantis.

!Que gran mordisco¡

¿Qué me preguntas?

¿Si te amo, bandido?

!Y sin un tiro¡

Muy pegadita

mi carne a la tuya está.

!Sinto bendito¡

Me dirán loca

si de repente invado

tu gayo jardín
De terciopelo

tiene mi piel el tacto:

engendré un hijo

Mullidita estoy,

no sé si subo o bajo

entre tus brazos

Yo ya me rindo

ante tus muslos, amor.

Prietos olivos

Mi lecho de amor

parece un mar perturbado

cuando tú entras

Si tu pureza

se permitiera el beso

!Que gran pecado¡


Guardo el perfume

de tu piel tempestuosa,

gusto a manzana

Tu hashimachi

bordea mi cintura.

Y reincido

Si supieras madre

de su profundo follaje

me lo robarías

Despertar contigo,

parecida a un gusano

!Cómo me gusta¡

Muy destellante

de mi mano nació el sol.

Te acariciaba
Con un tropiezo

adelantas un paso.

O tal vez cuatro

Veo en sus ojos

el largo deambular

de sus afectos

Mi tersa piel

quiere un descanso:

ha dicho basta

Juntos pasean

cogiéndose las manos.

Igual que antaño

Próxima estás.

No te escondas guapa

de mi fealdad

Día lluvioso.

A través del ventanal


gente que corre

Solos él y ella,

bajo el mismo techo.

Bodas de plata

Vende sus joyas

al son de limitaciones.

Clamor de prole

¿Está usted solo?

¡A usted que le importa!

Usted está sola

Las largas noches

agudizan los ruidos

en su cabeza

¡Sabios, al cuerno!

Nada de tercera edad:

se llama vejez
¿Y si la muerte

me cantara de pronto?

Alado viento

Miran y miran

los ancianos padres:

y no ven nada

Postrada está,

esperando a la dama

que la rescate

¿Dices del alma

que no puede estremecerse?

!Ya no existes Dios¡

Apenas llueve;

el cielo invade el renglón;

y sin embargo...
Si el hombre dice

ya te conozco mujer...

se vuelve cano

Estudio mucho

mucho cuentan mis dedos.

Rimas y besos

Cosa añadida

pedazo de tela soy.

Me siento parche

Lo amo todo.

Y pensar que los cuervos

con su negrura...

De mi cultura:

pecado, muerte, nada,

y genuflexión

Presume, niño,
el cóndor de su collar.

Y es carroñera

Me acuerdo ahora

que una vez fui caballo

sin nombre propio

Como merluza

que se alcanza la cola:

acabo frita

Unión difícil

y sin embargo bella:

machihembrado

Herramienta soy.

Hecha de hierro. Arma.

Pieza que sirve

!Ay padrecito¡

contra el sexto he pecado


!Ay hija mía¡

No le soñé, no,

al poeta Mayakovsky

de dolor lleno

De Neruda envidio

esa facultad del habla

que va tejiendo

Mi propia vejez

como cielo revuelto

adivino

Como Alfonsina

a quien el agua besó.

De esa manera

Beso a beso

de hierbabuena el rastro

se pasa el tiempo
No sé si es amor.

Dime sino porqué lloro,

por qué carajo

Mucho presume

la atolondrada luna

de ser mi amiga

Corté mis trenzas

ayer hizo treinta años.

Aún sonrío

Razón oculta:

dificultad, nudo, quid

!Si parece amor¡

Resplandecientes

en tu cintura bailan.

Sigo el compás
Finas lentejas

le arroja el mar a la arena,

de suave matiz

Hoy cumplo años

de puro amor emprendido.

Cuarenta y cinco

Digo tristeza

y los ojos del ciervo

me dan alcance

Mi pan me busco

igual que el pajarillo.

Gran vigilante

Como a la lecha

los hombres os parecéis.

Legitimando
Al descubrirlo

he llorado de rabia.

Haiku querido

Mira la luna

mujer embarazada.

Bordan las aves

Frío horizonte.

Llora la prostituta

de guiños caros

Los pescadores

con su rema remando

aran las olas

Cuentan del amor

que nunca enterito fue,

cual peonía

Tiene el amor
la libertad del pájaro

de alas pegado

No agujerea,

es un cariño especial:

precisa anchura

Como poeta

como brulote vendrás

como mendigo

Hay unos ojos

que gajos me recuerdan

de uva madura

Interpretando

fugas, creo. Bemoles

que no te falten

De noche al puerto

no le sirven las luces.


Vive temblando

Si a mi imprudencia

renunciar lograra !Ay¡

nunca sabrías

Vivir quisiera

como arena de playa.

Un pie que corre

Carta o esquela

o billete amoroso.

Derecho a entrar

Y si en invierno

el amor se prodiga

!Es la anarquía¡

En el lentisco

mi cuerpo escondí una vez.


Mateaba el trigo

Nunca me canso

de deshojar margaritas.

Insisto, insisto

¿Adónde vas amor

disimulando tanto?

¿Adónde no vas?

Lindos tomates

en tu cestita llevas

y en tus mejillas

Es un regalo

el amor desprendido

que al alma llega

Pechos de mujer

que cogidos al revés

parecen propios
Metal precioso

tostadito brillante.

Japonesito

Cierro los ojos.

En sus profundidades

flota un gran lago

Aguardo labios

como montes brotados.

Quizás de mayo

Del chopo adulto

siempre me ha enloquecido

su fino talle

Se seca el rio.

Se concentran sus aguas

en mis dos ojos

!Ay maghrebino¡
por un oriental guapo

casi te olvido

Vino en setiembre

como un loco potrillo

recién nacido

Basho

Se va la primavera:

Quejas de pájaros, lágrimas

En los ojos de los peces.

Sandalias santas:

Me inclino: a mí me aguardan

Verano y montes.

A caballo en el campo,

Y de pronto, detente:

¡el ruiseñor!

Aroma de aguas:

Inútil ya cortar

un crisantemo.
Abriendo de par en par

La puerta norte del palacio:

¡La primavera!

Este camino,

Nadie ya lo recorre,

Salvo el crepúsculo.

Después de la lluvia

Reciente, el musgo ha

Crecido más verde que nunca.

Nada indica,

En el canto de la cigarra,

Que pronto estará muerta.

Últimamente, las noches

Amanecen

Blancas como la flor de un ciruelo.

Luna de agosto.

Vagué junto al estanque

la noche entera. (de)


Buson

Sopla el poniente,

Y al Oriente se apilan

Las hojas secas.

Un aguacero:

Se agarran a las yerbas

Los gorriones.

Sufriendo estaba,

Y al subir a una loma:

¡Zarzas en flor!

Los días lentos

Se apilan, evocando

Un viejo antaño.

Cayó bocarriba

La cigarra de otoño,

Y sigue cantando.

Ante los crisantemos blancos

Las tijeras vacilan

Un instante.
Lluvias de mayo.

Y enfrente del gran río

un par de casas.

Santôka

Sobre la nieve,

Cae la nieve:

Estoy en paz.

Taneda

Colinas secas:

Las nubes no traen agua,

Sino fantasmas.

Li Bo

La corriente

Es fría: Guijarros

Bajo los pies.

Chiboku
El ruiseñor

unos días no viene,

otros dos veces.

Kito

El sauce verde

pinta cejas al mar

sobre la fuente.

Moritake

No tiene nada

mi choza en primavera.

Lo tiene todo.

Sodo

Se enciende

Tan tenuamente como se apaga:

Una luciérnaga.

Chine
Las hojas nunca caen

En vano. Por doquier

Suenan las campanas.

Chori

Ráfaga otoñal:

Ya no tengo nada que hacer

En este mundo.

Ensetsu

Sopla si quieres,

Viento de otoño. Todas las flores

Se han marchitado.

Gansan

Los crisantemos eran amarillos

¿O eran blancos

Hasta la helada?
Godo

Así, pues, sigamos

El repicar de las campanas

Hasta aquella playa.

Hakurin

Adiós. Y aunque nada

Brote en primavera

Ni se marchite en otoño, todo está bien.

Hakusai

El final del hombre,

Un montón de huesos relucientes:

Un florecer y un marchitarse.

Hamei

Escribo, borro, reescribo,

Borro otra vez, y entonces

Florece una amapola.


Hokushi

Devuelvo mi nombre

Al entrar en

Este Edén de flores.

Insuki

Con el viento,

Una ráfaga

De hojas siempreviva.

Ippu

Los colores otoñales

De la centinodia parecen

Copas de vino.

Isan

Este año quiero

Ver el loto
Al otro lado.

Jakura

La familia y el médico

Cuchichean. Chubascos de invierno

Atraviesan sus mangas.

Jikko

Hoy debe de ser

El día de mi nacimiento allí,

En el paraíso.

Joseki

Segundo mes:

Llevo un sombrero de bambú nuevo,

Y voy a casa.

Jowa
Ramas peladas:

El otoño ha dejado tras de sí

El canto sordo de una cigarra.

Kagai

La camelia,

Plenamente florecida,

Es ya fea.

Kyoshi

El aguacero invernal,

Incapaz de esconder a la luna,

La deja escaparse de su puño.

Tokou

Entre los rastrillos

Y el estiércol de los caballos

Humea, cálido, el aire.

Kakei
Va persiguiendo

Pétalos de cerezo

La tempestad.

Teika

No es que atardezca

Es que la lluvia es noche:

Otoño en la ventana.

¿Una flor caída

volviendo a la rama?

Era una mariposa.

Quietud:

Los cantos de cigarra

Penetran en las rocas.

A la intemperie,

Se va infiltrando el viento

Tras mi alma.

El cuervo horrible:

¡Qué hermoso esta mañana


sobre la nieve!

Sôgui

Arranca el águila

Del filo del peñasco

El vendaval.

Riota

El sendero del paraíso

Está pavimentado con brillantes

Pétalos de ciruelo.

Kato

Desde el principio de los tiempos

Solo los muertos conocen la paz:

La vida no es sino nieve que se deshace.

Naudai

Hora de partir...

Dicen que el viaje es largo,

Cambio de ropa.
Roshu

Hoy es el último día

De la última mirada

Al monte Funji.

Kinpo

Los adornos de Año Nuevo

Se ven borrosos.

En el camino hay nieve.

Ryu’n

Acerco

Mi almohada

A la luna llena.

Saiba

En este mundo ilusorio

He visto a la luna

Dos años de más.


Saikaiku

Las cosas no están quietas

Ni siquiera un momento.

Contemplad el color de los árboles.

Seiju

Venas de agua

Sombrean los arrozales con distintos

Matices de verde.

Sempo

En lo profundo de la maleza

Una brisa fría

Barre el sendero.

Shizan

De buen grado

Me consumo

En la ola de calor.
Shozan

La caída de las hojas

Ha dejado un poco de otoño

En las ramas más bajas.

Soloku

De camino al Oeste,

Las tempranas hojas del cerezo

Me permiten orientarme.

Tanehiko

Así obra el mundo:

En otoño el sauce

Pierde las hojas.

Tanko

La luna asoma

Por las mangas de nube

Y esparce sombras.
Tembo

Deseo que este cuerpo

Sea rocío en tu campo

Florido.

Togyu

Cuando sopla el viento de otoño

Ni una sola hoja

Permanece igual.

Tojun

Ni el rocío destilado

De mil hierbas

Puede curar este mal.

Toguken

Mi vida ha sido

Una locura hasta

Esta noche iluminada por la luna.


Tomoemon

Suena una melodía:

Así empieza mi debut

En el más allá.

Uko

Cuchillo,

Llévame a donde

Se dirigen las nubes.

Usei

Sesenta y seis.

Zarpo en aguas tranquilas,

Viento por entre los lotos.

Utsu

El dueño de las flores del cerezo

Se vuelve abono

Para los árboles.


Wakiy

Mis cuarenta y cuatros años

Florecen en el último verso

De un poema encadenado.

Yaohiko

Una noche corta

Me despierta de un sueño

Que parecía largo.

Kaikai

Alrededor de una llama

Dos mariposas tigres

Compiten hasta morir.

Kaisho

Cerezas en flor de la tarde:

Me guardo la pastilla de tinta en el quimono,

Por última vez.


Kanga

Escalofrío:

Mi alma se transforma

En icono.

Kangyu

Así es, ciertamente.

Y nunca había reparado

En el rocío que cubría la hierba.

Kari

Qué triste: las flores del cerezo

Se vuelven nubes

Que vienen a saludarme.

Kassan

El verano

Descansa sobre mí:

Hoja de loto.
Kiba

Mi viejo cuerpo:

Una gota de rocío que ha crecido

En la punta de una hoja.

Kifu

A golpes de guadaña

Por la hierba llena de rocío

Emprendo el camino.

Kiko

Lo que florece,

Cae: es el camino que sigue toda carne

En este mundo de flores.

Kin’ei

Las flores otoñales

De mi plegaria contienen

Semillas del paraíso.


Kin’u

Qué despacio se abren

Este año los capullos del cerezo

Sin que su destino los apremie.

Koha

Desecho el pincel.

De aquí en adelante le hablaré a la luna

Cara a cara.

Kyokusai

Si contemplas las aguas

Al alba, oirás

Florecer al loto.

Masahide

Ahora que un incendio

Ha destruido mi almacén,

Nada oculta a la luna.


Minteisengan

Caed, pétalos del ciruelo,

Caed. Y dejad el recuerdo

Del aroma.

Nakamichi

Hielo en un mundo cálido:

Mi vida

Se funde.

Kin’emon

En los campos donde

Anoche nevó,

Fragancia de ciruelo.

Raishi

Has cumplido con tu deber,


Hasta hoy,

Viejo espantapájaros.

Ranseki

Esta última noche de todas

Un trébol musita:

“Buda, Buda...”

Ransetsu

Una hoja se va, y

Ahora se suma

Al viento.

Ra-In

El otoño de mi cuerpo:

Un revoltijo áspero

Como la piel de una calabaza.

González de Mendoza
La gota de agua;

Cayendo, cayendo,

Se sueña Niágara.

Villaurutia

¿Qué corazón tan avaro

cuenta el metal

de los instantes?

Carrera

Caracol:

La mínima cinta métrica

Con que mide el campo Dios.

Benedetti

Los pies de lluvia

Nos devuelven el frío

De la desdicha.

Núñez

Cangrejo, amigo,
También yo quisiera

Desandar los caminos.

Espliego

Al escondite

Juega la hierba verde

Cuando envejece.

Bulacio

Cielo y tierra

Se unen a lo lejos:

Todo es calma.

Luelir

Sin sol, sin agua,

El monte nunca cambia

Del ocre al verde.

Bert
Nosotros somos

Volcanes reflejados

Tras la ventana.

Onitsura

«Ven, ven», le dije,

pero la luciérnaga

se fue volando.

Buson

Noche corta de verano:

entre los juncos, ?uyendo,

la espuma de los cangrejos. *

Issa

Abriendo los picos,

los pajaritos esperan a su madre:

la lluvia de otoño. *

Chiyo-Ni

De la bandada de los milpájaros,


uno va perdiendo fuerzas

y el viento lo recoge. *

El cazador de libélulas,

¿hasta qué región

se me habrá ido hoy?

Teijo

La ?or de loto

Sus hojas y las marchitas

Flotando en el agua

Tatsuko

Blancos los rostros

Que observan

El arco iris.

Masajo

Una mujer sola.

Se despierta y mira

la caja de las luciérnagas

Chie
Tan vieja estoy…

Ni me inmuté al saber

que tengo cáncer

Sachiko

Entre las hojas de té

puestas a secar,

solo un sendero.

Onitsura

«Ven, ven», le dije,

pero la luciérnaga

se fue volando.

Buson

Noche corta de verano:

entre los juncos, huyendo,

la espuma de los cangrejos. *

Issa
Abriendo los picos,

los pajaritos esperan a sumadre:

la lluvia de otoño. *

Chiyo-Ni

De la bandada de los mil pájaros,

uno va perdiendo fuerzas

y el viento lo recoge. *

Diciendo «cuco» «cuco»

durante toda la noche

¡al ?n la aurora!

El cazador de libélulas,

¿hasta qué región

se me habrá ido hoy?

Teijo

La ?or de loto

Sus hojas y las marchitas

Flotando en el agua

Tatsuko

Blancos los rostros


Que observan

El arco iris.

Masajo

Una mujer sola.

Se despierta y mira

la caja de las luciérnagas

Chie

Tan vieja estoy…

Ni me inmuté al saber

que tengo cáncer

Sachiko

Entre las hojas de té

puestas a secar,

solo un sendero.

SHUGYO
Luna de verano

En medio de las ruinas,

vive un hombre

ISSA

En donde hubo gente

siempre quedan moscas…

keri y Budas

SENNA

Tomando el fresco,

no un estudiante con los labios…

¡manchados de tinta!

MASAJO

El cuerpo de una mujer se enfría

como…

no Había comprado un pescado…

¿No? Pues más todavía

KYOKO
Cuando papá se emborracha,

toma la forma de una gamba

y se vuelve transparente

KIKAKU

Una noche de primavera…

Una mujer…

¡Que resultó ser mi propia hija!

JAKÛ

Dormían cada uno a su aire,

«diez hombres, diez colores»

¡El calor que hace!

ISSA

En esa puerta,

cuidado con la cabeza.

Cambio anual de ropas

SANTÔKA
Dentro del viento

se alza una voz clara:

al Buda de la Compasión

SEIJU

Ni siquiera un momento

las cosas permanecen en su estado

El color de los árboles

SHIKI

Pisoteado

ya el cadáver de un cangrejo muerto

Esta mañana de otoño

KYOROKU

Este mes saldrá de cuentas,

le pesa la barriga

¡y está plantando arroz!

ISSA

Sobreviviendo a mis seres queridos,


obstinado en sobrevivir…

¡Y muerto de frío!

Suzuki Masajo

Canta un toratsugumi,

yo quemo una a una

las cartas de amor

BASHÔ

¡Qué peste a pescado!

Sobre una hoja de konagi

las tripas de una carpa

Buson

Noche que quiere amanecer

A la costa rocosa se acerca…

¡Una medusa!

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