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Jesús no estuvo nunca sólo. Dios, su Padre siempre estaba atento a todo y el Espíritu Santo le
acompañaba en todo momento. Y Jesús también comenzó a proponerles a algunas personas que le
acompañaran en la tarea de anunciar la llegada del Reino de Dios.
Hoy podemos ver como se lo propone a un grupo de pescadores humildes, pobres, con poca suerte en
la pesca, personas que se tenían que ganar la vida casi a diario con lo que pescaban. Y Jesús les dice
que lo dejen todo y le sigan, es decir, que le sigan sin condiciones. Y entre ellos estaba Pedro, San Pedro,
el que luego sería el primer Papa de la Iglesia. Una persona con un gran corazón y que, como todos
nosotros, podemos tener nuestros momentos difíciles en los que nos cuesta seguir a Jesús al cien por
cien. Por eso también debemos aprender que Jesús nos llama a todos. Jesús no busca a los perfectos,
sino que nos busca constantemente a todos, quiere que todos seamos creyentes.
El Evangelio de hoy también nos sirve para aprender que nosotros también tenemos que animar a otras
personas para que sean creyentes, para que puedan participar de la comunidad parroquial. Estamos
llamados a ser discípulos y misioneros como nos recuerda siempre el Papa Francisco.
¿Recuerdas la primera vez que fuiste a la Iglesia o que rezaste? ¿Quién ha sido fundamental en tu vida
para que hoy seas una persona creyente?
¿Por qué Jesús convocó a los apóstoles a seguirle? ¿Se puede seguir a Jesús a medias?
Piensa en algún amigo o compañero del cole a quien le puedas proponer participar en alguna cosa
que se hace en la parroquia y propónselo como Jesús lo hacía con los apóstoles.