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Ariel
Ariel Economía
Teodoro Luque
Márketing
político
Un análisis
del intercambio
político
Prólogo de
ENRIQUE MARTIN ARMARIO
ISBN: 84-344-2111-9
Impreso en España
concebido como una extensión del enfoque moderno de márketing al ámbito del
intercambio político.
El márketing político en su concepción más moderna supone, por lo tanto, el
estudio de los procesos de intercambio político que ciertas organizaciones (partidos
políticos, sindicatos u otras instituciones de carácter nacional o internacional) o
personas desarrollan con el objeto de conseguir el voto o la adhesión de un colectivo
a un programa, a una persona o a una ideología.
Este es, en definitiva, el interesante tema que el Dr. Luque Martínez trata en el
libro que prologamos, y cuya excelencia se explica, a mi juicio, sobre la base de tres
argumentos.
En primer lugar, la novedad y oportunidad del tema tratado. En efecto, en
castellano existen muy pocos libros que se ocupen de márketing político y, desde
luego, casi ninguno con la profundidad y el rigor como el que nos presenta Teodoro
Luque. Su obra no propone una traslación mecánica del enfoque general de
márketing al ámbito del intercambio político. Por el contrario, su análisis crítico pone
en evidencia lo específico y diferente de esta nueva área de aplicación del márketing.
Es necesario, señala el autor, profundizar previamente en la singularidad del sistema y
del intercambio político, para que la traslación del enfoque de márketing sea adecuada
y fructífera.
Asimismo, el sentido de la oportunidad de esta obra se pone de manifiesto
cuando se relaciona con el marco político español. El poco tiempo de vida de nuestra
joven democracia y, por lo tanto, el reducido número de procesos electorales que se
han desarrollado en nuestro país desde la aprobación de nuestra Carta Magna en 1978
no ha supuesto un obstáculo para que los partidos y las organizaciones políticas
muestren un interés creciente en las posibilidades que se derivan de la aplicación del
márketing en los procesos electorales y políticos. La necesidad de comprender el
clima cada vez más competitivo en el que se vienen desarrollando tales procesos, así
como el comportamiento electoral del ciudadano, han propiciado que nuestros
partidos y organizaciones políticas valoren y utilicen los instrumentos de márketing en
el desarrollo de sus campañas electorales y políticas.
En segundo lugar, debemos destacar otra de las características que, a nuestro juicio,
permiten calificar la obra del Dr. Luque de rigurosa y profunda. Me refiero a la aplicación
del enfoque sistémico para describir y explicar tanto el sistema político como los procesos
de intercambio que en él se desarrollan. La potencialidad de ese enfoque se pone de
manifiesto con la propuesta de un modelo de márketing político que facilita la obtención
de conclusiones normativas para la gestión del intercambio político.
Por último, ese rigor y profundidad no va en detrimento de la claridad expositiva. El
lenguaje sencillo y directo con el que se explican las cuestiones más arduas y difíciles
hacen de este libro no sólo una obra de investigación sino, también, un manual de
obligada consulta para todo aquel que quiera aproximarse al conocimiento del márketing
político y electoral.
Por todo ello, estimo que esta obra debe ir orientada a tres grandes grupos
de lectores. Por una parte, a los estudiosos e investigadores de las ciencias del
comportamiento humano, a los politólogos, sociólogos, psicosociólogos, etc. A
los profesionales de las organizaciones políticas y sindicales que, sin duda,
PRÓLOGO XI
encontrarán en esta obra una adecuada respuesta a muchos de los interrogantes que
se plantean en su trabajo. Y, por último, a todos aquellos ciudadanos que sienten la
necesidad e inquietud de conocer los mecanismos electorales que dan vida y renuevan
las instituciones de la democracia.
En definitiva, creo que estamos ante un gran libro, que es el resultado lógico de
una labor previa de investigación concienzuda que hace posible el conocimiento
sistemático del que hace gala el autor. En este nuevo libro del profesor Teodoro
Luque, el lector podrá comprobar, sin duda, el elevado grado de madurez que lo
caracteriza y la profundidad de su juicio crítico. Por todo ello, debo felicitar muy
cordialmente al autor de este excelente libro. Su profundidad y su estilo directo harán
de la obra una referencia obligada para todos aquellos que quieran internarse en el
complejo y difícil campo del márketing político.
Abril, 1996
ENRIQUE MARTÍN ARMARIO
Catedrático de la Universidad de Sevilla
CAPÍTULO 1
MÁRKETING Y POLÍTICA
1. Fundamentos de márketing
1.1. INTRODUCCIÓN
A lo largo del último siglo se han producido cambios sociales y económicos muy
importantes. Las empresas llegaban a sus clientes, por lo normal próximos
geográficamente, mediante un contacto personalizado con productos sin muchas
variantes, con una distribución que o no alcanzaba a muchos puntos o no lo hacía
con una rapidez adecuada. La población habitaba mayoritariamente en zonas rurales,
tenía un bajo nivel de formación, un comportamiento de consumo mucho más
autosuficiente y basado en relaciones de fidelidad hacia un establecimiento, poseía un
acceso limitado a la información y los cambios en el entorno y en la estructura
comercial no eran muy bruscos.
Sin embargo, ahora las empresas hacen llegar sus productos a mercados lejanos
con una rapidez asombrosa ofreciendo una amplia gama de posibilidades a un
consumidor con mucha más información, nada autosuficiente en su comportamiento
de consumo y todo esto sujeto a frecuentes cambios tecnológicos, en las
organizaciones o en los sistemas de distribución. En suma, ahora la empresa precisa
de una orientación hacia el consumidor mucho mayor, necesita tomarle
continuamente el pulso y efectuar un seguimiento constante.
En el campo político también se han producido cambios trascendentes,
algunos de los cuales admiten comparación con la breve descripción anterior.
Al principio del siglo xx el electorado estaba condicionado por grandes limita-
ciones (por razones de sexo o raza, por ejemplo), la información sobre las
opciones políticas estaban basadas en un contacto personal al no existir ni la radio ni
la televisión, ser reducida la tirada de periódicos y con porcentajes altos de población
que no sabían leer ni escribir. Pocos electores habrían visto u oído alguna vez a
los líderes políticos, tenían un conocimiento muy limitado sobre sus
capacidades y ni siquiera podrían reconocer su rostro. En el caso de que
existieran, las campañas políticas estaban sujetas a las restricciones impuestas
por las dificultades de transporte y de transmisión de la información. La
2 MÁRKETING POLÍTICO
respeto al «juego limpio», que esa filosofía implica por parte de los agentes que
intervienen en el intercambio político.
Con cierta ligereza se han efectuado críticas y afirmaciones sobre el concepto y
consecuencias del márketing político, que pueden ser la reacción a la utilización
abusiva de determinadas técnicas, pero que no se corresponde con nuestra
concepción, como a lo largo de esta obra pondremos de manifiesto. En este sentido
el horizonte de opiniones es amplio, desde quienes piensan que la campaña electoral
no decide nada hasta quienes exageran la influencia de una imagen, de una sonrisa en
una entrevista, de una camisa o una corbata, de si el candidato sabe responder el
precio del billete de autobús o del kilo de patatas, de tal o cual frase de la campaña, de
las sombras de las fotos del cartel, etc. Imputar a un debate televisivo (aunque fuese el
de Kennedy-Nixon de 1960, el primero de relevancia y por ello con mayor impacto)
el resultado de unas elecciones sólo por el mejor saber hacer de uno de los candidatos
ante la pantalla, es olvidar innumerables matices nada desdeñables que inciden en la
situación política del momento o del pasado inmediato, es menospreciar la
personalidad y otros atributos de los candidatos, de sus equipos y de sus
organizaciones, es no considerar la multitud de actuaciones y declaraciones que
tuvieron lugar antes y durante la campaña; en suma, es olvidar sus propuestas.
Con todo, es admisible que determinados detalles pueden aportar aspectos
positivos o negativos a un proceso tan complicado como el político-electoral pero no
como para que un matiz de expresión o de color de indumentaria sea lo que decida el
resultado final. Ese proceso comienza mucho antes del inicio legal de la campaña
electoral y a esa orientación de márketing se ven avocados todos los candidatos,
aunque sus respuestas puedan ser muy diferentes, teniendo en cuenta que cada
situación posee connotaciones que varían en el espacio o con el tiempo y que no hay
recetas mágicas de validez general. La investigación, el análisis, la planificación y la
ejecución necesarios hay que revalidarlos de manera permanente.
Evidentemente, no se puede tratar a un candidato o a una oferta política como
cuando se quiere vender cereales para el desayuno, jabón o lavadoras, por citar
algunas comparaciones que se han hecho, pero todo el que quiera dar a conocer una
oferta tiene que comunicarla, independientemente de la forma que elija.
En esta obra pretendemos hacer un análisis del intercambio político desde esta.
óptica de márketing tratando de plantear el estado de la cuestión, explicar la
incorporación de determinados conceptos o modelos, hacer propuestas e identificar
líneas interesantes para la reflexión y el estudio sobre la base de investigaciones
empíricas.
Así, en el primer capítulo se recoge una reflexión sobre la concepción de
márketing y el papel que desempeña en la sociedad para conectarlo con la política.
Efectivamente, esa conjunción de márketing y política tiene una serie de parecidos y
diferencias con otras aplicaciones de esta disciplina en otros campos. Finalmente, se
propone un modelo que intenta sintetizar las relaciones y flujos que se plantean en la
aplicación del sistema político.
Como el proceso comienza con la necesidad de investigación, a esto
se dedica el segundo capítulo; en él se analiza el sistema de información de
4 MARKETING POLÍTICO
TABLA 1.1. Corrientes de pensamiento en márketing. Fuente: Sheth, Gardner y Garrett (1988).
No interactiva Interactiva
Producto Institucional
Económica Funciones Funcionalista
Regional Gerencial
Comportamiento consumidor Dinámica organizativa
No económica Activista Sistémica
Macromárketing Intercambio social
8 MÁRKETING POLÍTICO
2
Laufer-Paradeise (1990), op. cit., p. 334.
10 MARKETING POLÍTICO
! Los políticos están preparados para modificar una posición de acuerdo
con los consejos de la investigación: hay una noción de los electores
como consumidores políticos que demandan persuasión no dogmática.
crítica directa a los adversarios en los mensajes publicitarios. Rosser Reeves fue
uno de los precursores de la publicidad política televisada, pues creó para el candidato
republicano el Eisenhower responde, un espacio donde el candidato respondía a breves
preguntas sobre temas generales y que se emitió en 40 estados, de los cuales esta
candidatura ganó en 39.3
Las siguientes elecciones presidenciales de 1960 significan un cambio importante
en la aceptación de las nuevas técnicas de comunicación política sobre todo para el
partido demócrata. Tanto fue así que el candidato demócrata J. F. Kennedy delegó en
otros sus decisiones sobre publicidad mientras que su rival, R. Nixon, controlaba tales
decisiones.4 Una especial relevancia e impacto tuvo el debate televisado Kennedy-
Nixon debido a la novedad, al interés que despertaba el fenómeno Kennedy, y
también al carácter de elecciones presidenciales con un electorado motivado.
A mitad de la década de los sesenta comienza la introducción de la informática en
la política, uno de cuyos precursores fue Richard Viguerie, republicano, que en 1964
creó una base de datos de personas que contribuyeron en la campaña de B.
Goldwater, cuya actualización llegó a ser tan completa que a finales de los sesenta
contribuyó a cambiar el péndulo político hacia el partido republicano (Frenkel,
1989b). La campaña de 1964 estuvo marcada por un mensaje publicitario que sólo se
emitió una vez, el Daisy spot de Tony Schwartz, que es ejemplo obligado de publicidad
negativa; en él se veía a una niña recogiendo flores en primavera y se oía una voz
efectuando una cuenta atrás, a lo que seguía una explosión atómica y el hongo que la
caracteriza. Pretendía ser una advertencia de Lyndon Johnson sobre la postura
armamentista de su oponente republicano Barry Goldwater.
Las presidenciales de 19685 confirmaron la aplicación de nuevas tecnologías y
técnicas novedosas. Los investigadores del candidato Nixon hicieron una
representación de la imagen que los votantes tenían de los tres candidatos (los otros
dos eran Humphrey y Wallace), así como del concepto que tenían del presidente ideal.
Incluso estuvieron especialmente interesados no sólo en el estudio sino en el tratamiento
del voto flotante en estados que se podrían calificar como flotantes, lo cual también
significaba una novedad (Niffenegger, 1988). Nixon supo utilizar los beneficios de la
titularidad en el cargo. Mientras aludía a que con las ocupaciones derivadas de las
responsabilidades de la Presidencia no podía dedicarse a la campaña, emprendía viajes a
países comunistas, lo cual se podría encuadrar dentro de una estrategia de comunicación
más impactante.
La década de los setenta estuvo marcada por el escándalo del Watergate y adquiere
gran significación la polémica derivada de las prácticas abusivas en el campo político-
electoral.
3
N. J. O'Shaughnessy, ,American Political Market,,, European Journal of Marketing, Reino Unido, 21, n.'4
(1987), pp. 60-66.
4
K. 11. Jamielson, Packaging the Presidency: A History and Criticism of Presidential Campaign Advertising,
Oxford University Press, Nueva York, 1984. Para mayor detalle sobre la campaña presidencial Nixon-
Kennedy véase T. H. White, The Making of the President 1960, Atheneunm Publishers, Nueva York, 1962.
Es un clásico en la literatura de las campañas políticas.
5
Para un seguimiento detallado de la campaña de Nixon en 1968 véase J. McGinnis, The Selling of the
President 1968, Trident Press, Nueva York, 1969.
12 MÁRKETING POLÍTICO
sea con militantes o simpatizantes. Quizás sea el PSOE la formación que hasta las
pasadas elecciones de 1993 ha mostrado una trayectoria con una mayor coordinación
y con menos sobresaltos por los cambios de estructura o de líderes, lo cual ha
permitido una continuidad en el estilo -que recuerda en más de una ocasión a las
campañas de Mitterrand-, en los equipos, los lemas, en fin, en las líneas de actuación.
La actual coalición de Izquierda Unida también tiene en sus antecedentes
transformaciones importantes. Sus campañas se han caracterizado por una menor
dependencia del asesoramiento externo y recursos sensiblemente inferiores a los de
las formaciones mencionadas, pero ha destacado por los recursos humanos propios
de la organización (militantes y simpatizantes). Mientras que los principales partidos
nacionalistas (CiU y PNV) han recurrido al asesoramiento de agencias implantadas en
sus respectivas comunidades.
Sin embargo, en la historia electoral española pocos hechos impactan tanto como
la denominada Operación Roca del PDR en 1986. Una operación que pretendía
atraer al electorado del centro con un presupuesto multimillonario para su campaña
electoral, pero con una oferta basada en un partido recién creado, sin historia, ni
líderes reconocidos, ni implantación, en definitiva, sin estructura. Para tener éxito en
la competición política era necesario superar unas barreras de entrada que esta
formación no consiguió vencer.
En suma, en España hemos asistido a una evolución acelerada y a una
sofisticación casi inmediata de las campañas políticas, a la generalización y desarrollo
de las técnicas de márketing en el terreno político que en otras democracias tuvieron
una evolución mucho más ralentizada.
2ª. Fase de ideología: el sonido y el mensaje escrito. Carácter¡ zada por una oferta
claramente diferenciada de las opciones políticas sobre la base de un fuerte
componente ideológico. Aún no se presenta un fuerte desarrollo de los medios de
comunicación de masas, predomina el contacto directo de los candidatos con su
electorado. El aparato de la organización política desempeña un papel decisivo en la
comunicación política y como variable estratégica esencial en el éxito final, este papel
era desempeñado con estilos claramente diferenciados entre las distintas opciones.
El análisis del comportamiento, de las preferencias y necesidades del electorado
no está muy desarrollado, por lo que las respuestas a las exigencias de los votantes se
determinan a través de un debate de los ideólogos de la organización política.
Las estrategias de comunicación de las diferentes opciones son llevadas a cabo
con medios escasos, mediante el contacto personal (gran importancia de la oratoria),
el mensaje escrito (prensa, panfletos, carteles, etc.) y la radio.
En suma, aún el factor trabajo es más determinante que el factor capital en las
organizaciones políticas.
3ª. Fase del desarrollo de la comunicación de masas: la imagen. Con frecuencia
esta etapa viene acompañada por una clarificación de la competencia política
en cuanto al número de opciones, derivada de procesos de fusión, absorción
o desaparición de opciones políticas que reducen el conjunto de elección
a dos o pocas más opciones políticas con posibilidades reales de
obtener una representación importante. Estos procesos culminan en una situación
MÁRKETING Y POLÍTICA 19
oligopolista de la oferta política, unas veces por razones ideológicas; otras veces la
explicación hay que buscarla en la creciente necesidad de medios humanos y, sobre
todo, materiales, de una planificación más exigente que va desde la captación de las
inquietudes políticas del electorado hasta la comunicación de los candidatos y
programas. Estas exigencias de medios actúan como verdaderas barreras de entrada a
la situación competitiva política.
Factor clave identificador de esta etapa lo constituye el desarrollo alcanzado por
los medios de comunicación de masas existentes, el desarrollo de la prensa diaria y
semanal aumentando el número de publicaciones, el número de ejemplares, la rapidez
con que llegan al lector, desde puntos muy lejanos, las publicaciones de ámbito
nacional, además de la proliferación de las emisiones de radio y de otros medios
publicitarios. Pero especial significación tiene la aparición de la televisión (en algunos
casos con rápida expansión de las cadenas privadas) y la decisiva influencia en el
panorama político de este medio.
Comienza la profesionalización de las campañas electorales con investigaciones
previas, con una planificación minuciosa, un gran despliegue de medios en la
comunicación de masas y con la aplicación de la informática al proceso de elección
política.
El factor capital empieza a tener tanta o más importancia que el factor trabajo en
las organizaciones políticas.
4.a Por último, fase de la implantación generalizada de las técnicas de márketing, no tanto
del concepto de márketing en el sentido de la definición de la AMA de 1985. Se
profundiza en las técnicas de investigación preelectoral ya utilizadas en la etapa
anterior y se analiza con mayor profundidad el posicionamiento de candidatos y
programas. Continúa la incorporación de nuevas técnicas como el vídeo y la
televisión por cable, toman gran importancia los nuevos sistemas de información y
del tratamiento de la misma. Las diferencias ideológicas de las ofertas políticas se
suavizan, convirtiéndose en diferencias en cuanto a posicionamientos respecto de
temas concretos, la fidelidad a una opción, cada vez más, está cuestionada.
Claramente la organización política y sus actuaciones se hacen intensivas en la
utilización de capital, pasando el militante y el voluntariado a un plano un tanto
secundario.
Surge una toma de conciencia sobre la necesidad de revisar las disfunciones de
este estatus, en orden a conseguir una eficacia en la elección política, que se concreta
en la idoneidad de la utilización de tantos medios financieros (y su consecución) en
tan pocos días como suele durar una campaña, en la idoneidad del tipo de mensaje
(debate sobre la publicidad negativa, por ejemplo), en el uso de la información
política (utilización de los sondeos). En definitiva, en un control de calidad de este
proceso que corrija los excesos que vienen manifestándose en las aplicaciones
interesadas de las técnicas de márketing.
Una nueva fase vendrá marcada por la incorporación y el uso de innovaciones
técnicas en la comunicación y en el tratamiento de la información y, además, por la
respuesta que los sistemas democráticos proporcionen a las disfunciones que en ellos
se vienen detectando.
20 MÁRKETING POLÍTICO
Aunque las campañas políticas e incluso las actuaciones políticas siempre han
estado impregnadas, desde tiempos remotos, de un componente estratégico, no se
puede decir que haya existido una verdadera incorporación del concepto de márketing
sino es desde una óptica restringida, sobre lo que insistimos una vez más. En realidad
se ha asistido, no tanto a la incorporación del verdadero concepto de márketing
(asumiendo el espíritu de la definición de la AMA) a la elección política, como a una
incorporación sofisticada y acelerada de determinadas técnicas de márketing al campo
político.
Entre las razones principales que justifican la implantación en sentido amplio del
concepto de márketing en política podemos señalar
6
Véase el tomo 8 de Economía-Planeta, Planeta, Barcelona, 1980, p. 300.
MARKETING Y POLÍTICA 23
recibe, y que una vez transformadas por el propio sistema inciden en las realidades
externas, en el entorno.
Un sistema político es un sistema cuasi aislado que presenta tres características
generales:
Entre las propiedades externas del sistema político se distinguen las siguientes:
ción de la trayectoria, que pueden ser de índole muy diversa y provocar una nueva
trayectoria próxima a la de partida (como la reforma parcial de una norma legal) o una
trayectoria sensiblemente distinta a largo plazo (es el caso de un proceso revolucionario).
d) También se puede definir la propiedad de adaptación, la capacidad del
sistema para conseguir sus objetivos superando las condiciones impuestas por el entorno.
Según esto, el sistema toma un comportamiento favorable a sus finalidades considerando
su entorno; este comportamiento será pasivo cuando se aminore la intensidad de las
entradas (mayor nivel de aislamiento político) y será activo cuando lleve a cabo acciones
para compensar los efectos de las entradas o procure mecanismos reactivos para
responder a las entradas (se podrían citar diversos ejemplos en la historia reciente de los
llamados países del Este).
El sistema político es cuasi divisible, pues se puede descomponer en subsistemas
cuasi aislados ligados entre sí y ligados con el entorno del sistema. Existe una red de
interacciones entre subsistemas y entre éstos y el entorno; un ejemplo de esta
descomposición se tiene en la representación de la figura 1.5.
Las relaciones entre los subsistemas se concretan en distintos tipos de soportes o
canales como por ejemplo disposiciones legales, elecciones, etc. Los flujos que se generan
son sobre todo de tipo informativo y financiero. Entre los subsistemas heterogéneos en
los que se descompone el sistema político podemos destacar, desde la perspectiva del
intercambio político, los siguientes:
en relación al sistema global y que surjan para producir cambios en el estado del
sistema, ya sea entre sus elementos ya sea entre sus relaciones o en su trayectoria.
b) El equilibrio del sistema político es de tipo inestable y está en
función de las interacciones recíprocas de los subsistemas existentes. A pesar del
mantenimiento de este tipo de equilibrio, continuamente se presentan situaciones de
desequilibrio en algunos subsistemas motivadas por la no consecución de objetivos
(por ejemplo, crisis de un determinado partido o de una institución).
c) También está definida la propiedad de estabilidad por la que,
partiendo de una situación de equilibrio, cualquier variación en los subsistemas o
cualquier estímulo del entorno se comunica a todos los subsistemas desembocando
en una nueva posición de equilibrio. Si la perturbación inicial (determinado tema o
cuestión política) es amortiguada por los distintos subsistemas sin provocar
modificaciones importantes en el estado de partida esto indicará un cierto grado de
autonomía del sistema y de estabilidad frente a esa perturbación. Sin embargo, si la
perturbación inicial es ampliada la conclusión será la contraria, no existirá tal
estabilidad.
d) Las modificaciones derivadas de los elementos del sistema (en refe-
rencia a la propiedad de coordinación) que afectan positiva o negativamente a las
finalidades del sistema pueden provocar tres comportamientos:
28 MÁRKETING POLÍTICO
Una vez recogidos los fundamentos de la Teoría General de Sistemas sobre los
que nos vamos a basar y establecidos los pilares o los objetivos de una teoría de
márketing aplicada a los intercambios políticos podemos intentar la construcción de
un modelo, esto es, establecer un sustituto de la realidad, una representación que resulta, según
cabe esperar, adecuada al problema que tratamos, que se ajusta a los factores pertinentes, a una
situación concreta y a las relaciones entre ellos, como indica Quade (1989, 187-190), para
quien el núcleo de cualquier análisis político es la creación de un proceso claro, preciso, dirigible,
30 MARKETING POLÍTICO
orientado para generar información sobre las consecuencias de cualquier acción que pueda
emprenderse. Este proceso viene dado por uno o más modelos, mecanismos que van desde poco más
que una imagen de la situación en la mente del analista a una simulación elaborada que implique
hombres e instrumental. Los modelos son fundamentales para el análisis político, aunque no puedan
predecir las consecuencias con la confianza de modelos científicos básicos, los modelos políticos nos
informan de cuáles son las posibilidades, basándonos en diversos supuestos sobre los factores de
interés, generando de ese modo información que nos ayuda a entender la situación más nítidamente.
Haciendo referencia especial al encaje del subsistema-organización política en el
sistema político se representa en la figura 1.6 un modelo de márketing político cuya
dinámica comienza con el estudio de las necesidades, preferencias, estructura y
comportamiento del electorado por parte de la organización política que, al mismo
tiempo, analizará y considerará los otros factores del entorno que ejercen una gran
influencia en el sistema político y que son tremendamente complejos. Esto da lugar a
estudios periódicos u ocasionales antes de la campaña electoral que resultan
interesantes para concretar precisamente las actuaciones de la campaña de una
organización, y durante la campaña su interés radica en servir de control y
seguimiento de la aceptación de las acciones emprendidas. La medida final la da las
urnas que, junto con otras informaciones y estudios al efecto, proporcionan el
material necesario para efectuar un diagnóstico sobre lo acertado de las acciones
emprendidas.
Lógicamente, en un sistema competitivo cada organización política tendrá en
cuenta las características y acciones estratégicas de las demás; de esta situación de
interacción se derivan cambios estratégicos. Con estos inputs (del electorado, del
entorno, de otras opciones) que llegan a la organización y que se ven afectados por un
estilo, una ideología y unas características específicas propias de la organización se
producen unos outputs, un «producto» o «concepto» como respuesta. Ese producto es
realmente una mezcla compleja de los beneficios potenciales que los votantes creen
resultarán de la elección de esa opción (Niffenegger,1989) y que comprende la
plataforma del partido, el candidato (más su equipo) con sus características y las
percepciones que de él (ellos) tengan los votantes; sobre el candidato recae la
responsabilidad mayor de poner en práctica la oferta programática para responder a
las exigencias detectadas. Candidatos y programas constituyen el verdadero
«concepto» del intercambio político. Ese «producto», aunque con un núcleo central
determinado, estará afectado por estrategias de diferenciación para captar el interés de
segmentos próximos del electorado, en definitiva por un posicionamiento.
La contrapartida o el «precio» puede interpretarse como los costes asociados con
la elección de una opción concreta y puede desglosarse en costes económicos (por
ejemplo, aumento de impuestos, recorte de subvenciones, etc.), coste en términos de
imagen o prestigio nacional o internacional y costes psicosociológicos (por ejemplo,
para determinados grupos sociales, religiosos, etc.).
Una estrategia frecuente es pretender minimizar los costes esperados derivados
de la elección de la opción propia y maximizar los costes esperados de las opciones
competidoras. La percepción de «precios» sensiblemente diferentes entre las opciones
elevará el riesgo percibido para los electores.
MÁRKETING Y POLÍTICA 31
Sin embargo, cada organización política posee un cierto grado de control sobre
una serie de variables denominadas internas, sobre las que puede actuar y elaborar su
estrategia de marketing-mix o de campaign-mix. Estas variables serán estratégicas o
tácticas. Son estratégicas cuando sus modificaciones comprometan a la organización a
largo plazo; las actuaciones sobre ellas habrán de ser muy meditadas y ampliamente
debatidas puesto que implican compromisos duraderos que si no se mantienen
suponen costes elevados en términos económicos, de simpatía hacia la organización o
en número de votos. Así, el diseño de la estructura organizativa, las grandes líneas de
la oferta programática, el posicionamien to sobre temas clave son decisiones que no
deben variar a la ligera y con frecuencia.
Por otro lado, las variables tácticas permiten modificaciones más a corto plazo sin
que esto suponga una grave amenaza para el cumplimiento de los objetivos de
organización política. Es el caso de muchas actividades de la campaña electoral como
la programación de mítines, actos públicos, ruedas de prensa, la organización del
recorrido de los líderes y otras.
2. Los niveles de estas variables que intervienen no son estáticos ni
fácil de determinar su mezcla para la obtención del éxito, y además la organización
cuenta con una serie de restricciones de índole diversa: presupuestarias, organizativas
y legales.
M1 = f1 (VT, VE, E, C, R)
M2 = f2 (VT, VE, E, C, R)
Mr = fr (VT, VE, E, C, R)
MÁRKETING Y POLÍTICA 35
Tanto por los objetivos que hemos establecido como por el modelo planteado se
pueden llevar a cabo dos tipo de análisis; uno a un nivel desagregado centrado en el
comportamiento de algunos de los agentes del intercambio político, o bien otro
centrado en el funcionamiento general del modelo y sus consecuencias para la
sociedad. En suma, a un nivel micro o a un nivel macro veamos cuáles son los
criterios para esta distinción que no siempre resulta evidente.
Existen tres criterios que son necesarios y suficientes para especificar la distinción
entre macro y micromárketing (Hunt y Burnett, 1982):
I. Subsistemas sociales.
II. Sistema de márketing político.
III. Subsistemas de márketing político intermedios (por ejemplo, comu-
nicación).
IV. Sistema-organización política.
V. Comportamiento electoral a nivel individual.
Donde:
a: corresponde al nivel de macromárketing.
i: corresponde al nivel de micromárketing.
ai: corresponde tanto a nivel macro como micro.
Espacio en blanco corresponde a una situación no definida.
1. La investigación de márketing
1
G. Demory y R. Spizzichino, «Les systèmes d'information marketing», Dunod, Paris, 1969, p. 34. Citado por Kotler-
Dubois en Marketing Management, Publi-Union, París, 1986, p. 175.
LA INVESTIGACIÓN EN MÁRKETING POLÍTICO 39
micro, son recogidos por el sistema que los transforma en información que sirve para
la base de la planificación, de la ejecución y del control de las actuaciones del
intercambio político que, a su vez, afectarán al entorno; este análisis y control también
puede ser establecido tanto a un nivel de macromárketing como de micromárketing.
Estableciendo un paralelismo entre empresa y organización política, desde la
perspectiva de la investigación de márketing este sistema lo podemos desglosar en
cuatro partes.
bien el intervalo de confianza, o para igual error se requiere una muestra de tamaño
menor.
El muestreo por conglomerados tiene como unidad muestral un grupo o
conglomerado de unidades elementales de la población. Ésta se divide en subgrupos
mutuamente excluyentes y exhaustivos de los que se selecciona una muestra aleatoria.
El muestreo por áreas sólo se diferencia del anterior en que se usan criterios
geográficos. Es muy utilizado para las encuestas a la salida de los colegios electorales
o las que se basan en el recuento de las primeras papeletas, porque es una forma de
obtener los colegios o secciones electorales en los que se harán las entrevistas.
Mientras que en las encuestas de la campaña electoral se suele localizar al entrevistado
estableciendo unas rutas aleatorias a seguir por el entrevistador.
Otro aspecto importante es traducir, resumir y concretar los objetivos que se
persiguen a preguntas que puedan ser respondidas por el elector, en definitiva, el
problema de la elaboración del cuestionario o de cualquier otro instrumento de
medida así como determinar las escalas de medida a emplear.
No hay reglas fijas para la elaboración de un cuestionario pero se pueden hacer
algunas recomendaciones. Desde luego hay que tener presente los objetivos y
características de la investigación para «no perderse» en otras cuestiones que podrían
ser de interés: la redacción de las preguntas habrá de procurar que sea neutra, sencilla
y fácil de entender. El cuestionario se compone de diferentes tipos de preguntas con
cometidos distintos como servir de introducción, de filtro, de control, proporcionar
información mediante respuestas cerradas o no y para poner fin a la entrevista. El
orden de las preguntas es otro aspecto a cuidar ya que puede ocasionar que las
respuestas varíen, así como el tiempo de duración de la entrevista.
En algunos casos como en las encuestas a las salidas de los colegios electorales el
cuestionario ha de ser forzosamente breve por el objeto perseguido, las exigencias de
rapidez en la transmisión de la información y el momento y lugar de administrarlo.
Antes de la realización del trabajo de campo y delimitadas las características de la
investigación, habría que concretar una propuesta de investigación que comprenda:2
Para la elección de técnicas cuantitativas, tal y como indican Aaker y Day (1989,
161-162) es necesario considerar una serie de criterios como la exactitud, flexibilidad,
cantidad de datos a recopilar, sesgo de la muestra (para obtener una muestra
representativa y para obtener cooperación), coste por entrevista terminada, tiempo
desde el inicio hasta la finalización y problemas de índole administrativa
(reclutamiento, entrenamiento y supervisión de los entrevistadores, auditoría y
control). Entre las técnicas más utilizadas destacan:
Entre las causas que explican la falta de disposición para responder con exactitud
en las entrevistas se encuentran (Aaker y Day, 1989, 156-158):
1. Las encuestas ala salida de la votación (exit polls), que necesitan de una
concienzuda planificación previa al día de las elecciones para que al comienzo de la
jornada electoral todo esté a punto. Previamente al inicio de la votación se ha
seleccionado al azar una muestra representativa de los colegios o secciones
electorales, siendo conveniente conocer con antelación los colegios que histó-
ricamente han proporcionado un reparto de votos similar al de la circunscripción a la
que pertenece (provincial, local, nacional) en las últimas elecciones del mismo tipo.
Además se han debido seleccionar, instruir a los entrevistadores (para conocer los
líderes nacionales o no, los partidos, coaliciones y otras particularidades por ámbitos
territoriales, los documentos a manejar, etc.), haber localizado las direcciones
correspondientes y asignado a tales entrevistadores que interrogarán en varias
ocasiones a lo largo del día a los votantes, obedeciendo instrucciones previas que
eviten entrevistar sólo a los que no se van a resistir a colaborar, en suma, que eviten el
sesgo de selección.
Unas tres veces al día se transmiten los datos a la central de operaciones donde se
efectuará el análisis y se dará un tratamiento a los no informantes para, finalmente,
confeccionar las estimaciones de cada uno de los tercios en los que se divide la
jornada electoral. Estas estimaciones se referirán a la participación electoral, a la cuota
de mercado o porcentajes de voto para cada opción y al reparto de escaños de
acuerdo con las reglas prefijadas según el tipo de elección y el enfoque metodológico
del investigador.
Aunque los primeros resultados del proceso se tengan con anterioridad al cierre
de la votación y sean conocidos por quien encarga el estudio, su publicación habrá de
esperar al cierre de las urnas. En realidad, pocos segundos tras el cierre puesto que se
produce una verdadera carrera por la anticipación de resultados por parte de los
medios de comunicación que provoca no pocos accidentes.
Una serie de dificultades específicas amenazan a este tipo de encuestas.4 En primer
lugar, en muchos lugares coinciden varias secciones electorales y puesto que no pueden
hacerse entrevistas dentro del recinto electoral no siempre se sabe con certeza -aun ni el
propio votante- la sección a la que pertenece y puede darse un pequeño sesgo de
selección. Por otro lado, las características del electorado que acude a votar son diferentes
según el momento del día. Los perfiles de los votantes de la primera hora de la mañana
son distintos a los que votan al mediodía y ambos no coinciden con los de la tarde. Este
fenómeno habrá que contemplarlo para la selección aleatoria de los votantes; un
procedimiento de muestreo del tipo sistemático puede ayudar. Los que se niegan a
colaborar plantean un problema grave para su asignación. También hay que ponderar de
alguna forma el grado de sinceridad en las respuestas. Detectar la mentira en la respuesta
es un serio reto no fácil de resolver, pero se puede aliviar con la introducción de otras
preguntas a modo de indicadores indirectos para filtrar ese falseamiento, aunque esto
encarece a la vez que retrasa el trabajo.
Tanto el alto índice de no respuesta como las declaraciones sesgadas de quienes
responden son dos factores que afectan de manera especial a las encuestas españolas por
lo que se parte de una mala información (Sendín, 1991).
En suma, esto se resume en dos grandes tipos de errores: los relacionados con el
muestreo y los relativos a la medida y observación.
Entre los primeros, los errores muestrales son los derivados del estudio de
una muestra, lo que nunca será igual a la población completa. También
se encuentran los sesgos que pueden corregirse con un tamaño suficiente de
56 MÁRKETING POLÍTICO
En concreto este autor utilizó los siguientes grupos de variables para imputar un
voto a los entrevistados que no respondían el partido por el cual iban a votar:
Éstos son algunos ejemplos que como indica Wert (1992) han hecho que con la
década de los noventa, en cierta forma, se pierda parte del prestigio alcanzado en
décadas anteriores con los pronósticos. Cuestiones metodológicas al margen, hay una
serie de explicaciones que aporta argumentos como la pérdida de vigencia del
binomio derecha-izquierda y la existencia de otros binomios Norte/Sur, con
trabajo/sin trabajo, etc.; disminución de la estabilidad en la estructura política; el uso
táctico del voto; tratamiento de indecisos; o el momento de la elección y sus
circunstancias.
Habría que determinar cuándo se produce realmente una equivocación y qué
diferencia se entiende como fracaso, puesto que cada vez se es más inflexible
exigiendo precisión mientras que se olvida leer con detenimiento las fichas técnicas de
las encuestas.
No obstante, las equivocaciones en las encuestas electorales que, por muy
diferentes razones ya comentadas, se producen también tienen paradójicamente
efectos positivos. En primer lugar nos recuerdan que son actividades humanas sujetas
a error y que existe un cierto margen de maniobra, que no todo está tan
perfectamente previsto. En segundo lugar, las desviaciones provocan un proceso de
reflexión, de análisis y de revisión metodológica6 que permite extraer conclusiones
para mejorar la planificación y ejecución de las encuestas.
Precisamente este fenómeno se produjo tras las elecciones generales españolas de
junio de 1993. No sólo las encuestas de la precampaña y de la campaña habían
estimado una victoria más o menos amplia del Partido Popular (PP) sino que además
en las encuestas del día electoral a la salida de la votación pronosticaban un empate o
incluso una victoria de dicho partido, cuando finalmente se produjo una victoria del
Partido Socialista (PSOE) en unos 4 puntos. Esto sirvió para que velozmente se
levantaran las críticas hacia las encuestas electorales.
Entre las explicaciones justificativas que se esgrimieron tras la reflexión de lo
acaecido se encuentran las siguientes razones, cuyo orden de exposición no implica
ninguna relación con su importancia:
1. Han sido una de las elecciones más reñidas de las celebradas en España, puesto
que se partía de un cierto equilibrio en el reparto de votos entre los dos partidos
mayoritarios.
2. Se ha producido una evolución acelerada que transformó la situación de partida
caracterizada por una cierta euforia inicial de los simpatizantes del PP, que se traducía en
una manifestación de voto en los sondeos preelectorales, mientras que los simpatizantes
del PSOE estaban imbuidos en un cierto pesimismo por lo que no declaraban tan
abiertamente su intención de voto. La dinámica previa y la habida durante la campaña fue
cambiando esta situación. Esto sí que se detectó en las encuestas. La precampaña fue
larga, al final hubo un decantamiento de votos de indecisos y de la izquierda (sobre todo
de Izquierda Unida, lo que hizo que no se cumplieran del todo sus expectativas de
ascenso) hacia el PSOE.
6
Véase, por ejemplo, el especial elecciones de 1993 de la revista Investigación y Márketing de AEDEMO (julio, 1993).
60 MÁRKETING POLÍTICO
4. l . INTRODUCCIÓN
donde:
para
p1 1 p 1 2 ... p 1 k
p p 2 2 ... p 2 k
M =
21
Para estimar el resultado de las elecciones que se van a celebrar habría que hacer
P(n+1) = p(n) [M],
es decir
0, 7456 0,1011 0,1533
[ A n+1 Bn+1 Cn+1 ] = [ 0, 3956 0, 2584 0, 346] 0, 0161 0, 9116 0, 0722
0,17849 0,1532 0, 6683
de donde
[ A n+1 Bn+1 Cn+1 ] = [0, 3608 0, 3285 0, 3153]
Luego el partido A obtendría el 36,08 % de los votos, B y C contarían con el
32,85 % y el 31,53 %, respectivamente.
64 MÁRKETING POLÍTICO
0,7456 +(0, 2544×0, 397) (0, 2544×0, 31) (0, 2544×0, 295)
M = (0,089×0, 397) 0, 9116 +(0,089×0, 31) (0,089×0, 295)
(0, 3317 ×0, 397) (0, 3317 ×0, 31) 0,6683+(0, 3317 ×0, 295)
es decir, con los datos de las elecciones pasadas y la nueva matriz de transición M se
tiene que
0,8466 0,0785 0,0749
[ X n+1 Yn+1 Zn+1 ] = [0, 3956 0, 2584 0, 346 ] 0,0351 0, 9389 0,026
0,1317 0,1023 0,766
Operando de igual forma que en el caso anterior
a) Teoría de la decisión
Otro criterio puede ser el pesimista que supone que se presentará el estado más
desfavorable sin importar la estrategia del decisor. La estrategia adecuada será
entonces la que presente el mayor de los resultados en estas condiciones. Para este
caso se produce un empate entre la estrategia 2 y la 3 como se registra
en la tabla 2.4.
Por el contrario, el criterio optimista recomienda elegir la estrategia que da el
mejor resultado entre los mayores posibles. En esta situación coincidiría con la E,.
Una solución intermedia sería ponderar el grado de optimismo-pesimismo como hace
el criterio de Hurwicz: supongamos que entre 0 y 1 el coeficiente de optimismo (que
no aparezca el tema) es de 0,2, entonces, como se comprueba en la tabla, habría que
optar por la estrategia segunda.
Con la situación indeterminada que hay los diferentes criterios dan resultados
muy diversos puesto que no hay unanimidad ni siquiera un criterio claramente
destacado. La estrategia E, es la recomendada según dos de esos criterios. Aunque es
la que da mejores resultados para el criterio de equiprobabilidad y el optimista, la
decisión presenta un riesgo alto puesto que las otras estrategias podrían ser aplicables
según los criterios restantes.
Admitiendo que la probabilidad de que se presente el tema de la corrupción sea
0,7 y según el criterio de la esperanza matemática habría que elegir la E2. En
definitiva, ésta sería la estrategia más interesante si no se admite una situación
optimista:
Para E1 : −25.000 ⋅ 0, 7 + 60.000 ⋅ 0,3 = 500
Para E2 : −10.000 ⋅ 0, 7 + 40.000 ⋅ 0,3 = 5.000
Para E3 : 0 ⋅ 0, 7 + (−10.000 ⋅ 0,3) = −3.000
TABLA 2.4. Criterio optimista, pesimista y de Hurwicz.
68 MARKETING POLÍTICO
b) Teoría de juegos
TABLA 2.5. Teoría de juegos. Posiciones de Suárez y la oposición ante la reforma política.
Fuente: Colomer (1990, 79).
Los números colocados en la parte inferior de las casillas corresponden al valor ordinal de la situación para Suárez, los de
la parte superior lo son para la oposición.
8
J. M. Colomer, El arte de la manipulación política. Votaciones y teoría de juegos, Ed. Anagrama, Barcelona, 1990.
Constituye una interesante interpretación ex post de la transición española aplicando la teoría de juegos, para describir las
decisiones en momentos clave de este periodo de las que recogemos un ejemplo sin juzgar la valoración que se hace de
las preferencias de las distintas posiciones.
LA INVESTIGACIÓN EN MÁRKETING POLÍTICO 69
Las conclusiones a las que llegaron Hunt, Chonko y Wilcox (1984) tras su
investigación empírica sobre los problemas éticos en la investigación de márketing
fueron:
LA INVESTIGACIÓN EN MÁRKETING POLÍTICO 73
Hay que tener presente que los problemas éticos, en determinados casos, son
asuntos gerenciales no exactamente sociales.
En referencia a las particularidades de la investigación de márketing político se
recoge como una de las principales críticas la realización de encuestas de opinión e
intención de voto y su utilización por los políticos. Traugott (1988) se muestra
preocupado sobre si «¿hay tiranía de los sondeos?» y señala tres factores para el uso y
abuso de los sondeos de los medios:
Los dos primeros factores son de carácter metodológico y tales aspectos así como sus
limitaciones ya han sido comentados.
Uno de los aspectos más peligrosos de la utilización de los sondeos es la
aplicación abusiva de los datos, es decir, la transformación de la información
del sondeo en el contenido de la noticia que contribuye a la «formación de
74 MÁRKETING POLÍTICO
Hughes (1989) tiene una opinión positiva sobre los efectos de la investigación de
márketing en el proceso político justificándola en los siguientes términos:
a) La voz del pueblo está siendo más claramente oída por el uso creciente
de una mejor información política.
b) El proceso de investigación política crea un sistema de retroalimenta-
ción entre candidatos y sus electores.
c) El proceso de investigación política ha traído un conocimiento sin
precedentes de los cargos electos por parte de la opinión pública.
Recordando la cita de Thomas Jefferson: «La democracia depende de la
información... cuanto mejor sea la información mejor es la democracia.»
9 . Esto supone la existencia de numerosas opciones en competencia con medios similares que
evitan una clara supremacía de alguna de las opciones; en definitiva, que no se presente una opción con
poder
10
de monopolio.
Recuérdese, por citar sólo un par de ejemplos, el caso del Partido Reformista en las elecciones generales de 1986
o el Referéndum para la Autonomía Andaluza de 1980.
78 MÁRKETING POLÍTICO
1. Planteamientos previos
1 También existen diferencias: la fijación y regulación del momento de la decisión, las diferentes
consecuencias sociales que tiene la decisión, la influencia que ejercen factores psicológicos y culturales,
etc.
EL COMPORTAMIENTO DEL ELECTOR 83
más intensiva cuanto mayor sea el riesgo percibido por el individuo. En la fase de
evaluación es clave el término racional, pudiendo considerar que se sigue una
actuación en este sentido «en la medida en que hay búsqueda de información orientada hacia el
fin perseguido, análisis crítico y tratamiento de esta información, hay un comportamiento racional,
dentro de los límites de la información detentada y de la habilidad cognitiva del individuo. Lo que no
excluye la existencia de otra elección mejor» (Lambin, 1987, 57).
Como en los modelos económicos de comportamiento del consumidor, también
en los modelos económicos del comportamiento electoral se ha puesto mucho énfasis
en la «racionalidad», para ello se parten de unos axiomas que suponen situaciones
poco realistas. Sin embargo, en el sentido de racionalidad que hemos comentado el
elector es coherente con respecto a sus condicionantes, es decir, a las limitaciones en
sus capacidades y en su información. En este sentido, como sigue afirmando Lambin,
«un comportamiento racional no excluye cualquier comportamiento impulsivo si es
aceptado de forma deliberada»; esto ocurriría en muchas situaciones de voto útil que
podrían presentarse como incoherentes respecto a determinados axiomas de partida.
Una vez realizado este tratamiento de la información, la decisión con respecto a la
votación se concreta en no participar o en tomar parte por alguna de las opciones que
se nos presentan. Aunque aludimos al proceso de la votación, el comportamiento del
elector tiene otros posibles niveles que van desde un fuerte compromiso con una
opción a una total inhibición.
Por último, todo proceso de decisión tiene una fase final de contraste entre las
expectativas que motivaron las actuaciones determinadas y el ejercicio real que sigue a
la elección tanto para quien resultó favorecido en ella como para quien no lo fue.
Una prueba de la racionalidad relativa de los votantes la aporta Peltzman (1990)
al intentar medir si los votantes usan con corrección las medidas de la gestión que los
titulares políticos llevan a cabo en materia macroeconómica. Para ello comprobó el
comportamiento de los votantes en diversas elecciones estadounidenses en referencia
a algunos estándares «correctos» sugeridos por la teoría económica. En lo esencial, los
votantes superaron la prueba.
Este autor comprobó que los votantes usan información (sobre todo sobre renta
e inflación) de los últimos períodos y, es más, correctamente en la medida que esto
significa que los votantes debieran:
R=PB-C
donde:
2
Los costes positivos de votar son los derivados de ira votar, de recabar y procesarla información, el tiempo
empleado en emitir el voto, la pérdida de trabajo, etc. Los costes negativos en que se incurre si no se vota son los
relacionados con la pérdida psicológica derivada de no cumplir con un derecho cívico, en algunos caso pagar una multa
por no votar, etc.
86 MÁRKETING POLÍTICO
R =PB!-C
Estos autores sugieren un modelo bayesiano para estimar la eficacia del voto, es
decir, P. Consideran que la eficacia es normalmente tan pequeña que, a menos que B*
sea un número grande, no habrá mucho incentivo racional para que el votante vaya a
votar.
No obstante, existe una coincidencia en señalar que en el cálculo de la
recompensa esperada del voto se subestima el beneficio psicológico, en definitiva los
costes negativos, que el ciudadano percibe por participar en el proceso de votación
independientemente del candidato que gane. En países con muchos años de sistema
democrático la valoración de ese beneficio psicológico ha decrecido en amplias capas
sociales y ha provocado un aumento de la abstención.
Si admitimos una relación directa entre riesgo percibido y recompensa esperada
de voto, dada la pequeña eficacia atribuida a un voto, cuando el número de electores
es grande entonces el riesgo percibido tenderá a ser menor y esto afectará a la
conducta de] elector. Para que la recompensa esperada del voto sea mayor (por tanto
también lo será el riesgo) tienen que aumentarse los costes negativos y la utilidad
diferencial derivada de que gane uno u otro candidato y esto dependerá del
posicionamiento de los candidatos y de la importancia que se atribuya a lo que se
vota. La manera de reducir, que no de eliminar, el riesgo percibido es recurrir a la
búsqueda de información y a buenos métodos para su evaluación. El hecho de que
los candidatos aproximen sus posiciones disminuye la utilidad diferencial y, en
consecuencia, decrece la recompensa esperada de voto y el riego percibido.
Mediante tests empíricos Sanders (1980) encontró que la utilidad diferencial
percibida entre candidatos era el estimulante más importante de la participación; el
coste de la vida y los sentimientos sobre los derechos humanos afectan mucho
menos. Para ciudadanos con alto coste para votar es la utilidad diferencial el principal
factor que les empuja a votar, mientras que el tiempo es el mayor componente de ese
coste (el de adquirir y valorar la información). Este coste puede ser reducido por la
acción de los grupos de referencia a través de sus indicaciones.
Podemos establecer para el caso del elector, que decida votar, los mismos tipos
de conducta resolutoria presentados en el comportamiento del consumidor:
EL COMPORTAMIENTO DEL ELECTOR 87
4. El elector y la información
El elector tiene que decidir sobre una de las opciones que se presentan, en el caso de
que decida votar. Esa opción representa un conjunto de compromisos, promesas y
respuestas relativas a los problemas planteados y que, globalmente, generará una utilidad
positiva al elector. En la mayoría de las decisiones del consumidor, éste no dispone de
una información aceptable de todas las alternativas; en sistemas multipartidistas el votante
no tiene una información completa de todas las opciones ni de sus candidatos; luego del
conjunto total de opciones podemos obtener un subconjunto formado por las opciones
que se conocen. Por su formación y experiencia política, el elector considerará algunas de
las opciones que conoce (por ejemplo, alguien que se sitúe en un espacio central eliminará
las opciones de extrema derecha o extrema izquierda) obteniendo así lo que en referencia
al comportamiento del consumidor se ha generalizado con el nombre de conjunto
evocado. Este conjunto, tras incorporarle nueva información y aplicando los criterios de
decisión, se reduce al conjunto sobre el que versa la elección, formado por unas pocas
opciones sobre las que recae la decisión. La incorporación de nueva información origina
costes para el elector que podemos agrupar en:
88 MÁRKETING POLÍTICO
es decir, siempre que el incremento relativo de la utilidad diferencial del voto dB/B
originado por la nueva información ponderado por su eficacia P sea mayor que el
incremento relativo en los coste dC/C provocado por esa nueva información. En
definitiva, la incorporación de nueva información afecta a los costes y a la mejor
identificación de la utilidad diferencial que el ciudadano percibe si gana su candidato
preferido, lo que provoca una variación en la recompensa esperada del voto.
3
J. J. Lambin, Márketing estratégico, p. 70, considera que la nueva información está justificada cuando q(dPldl) > dC.
Siendo q la importancia de la compra, dP el descenso de precio por información adicional, dI es la información
suplementaria y dC la variación de costes que origina.
EL COMPORTAMIENTO DEL ELECTOR 89
ción dominadas por la oferta. En el caso del elector pensamos que no se puede hablar
de un tipo de información similar puesto que no existen entidades con parecidos
cometidos, es decir, que velaran por el servicio proporcionado al electorado, porque
hubiese una concordancia entre las expectativas generadas y lo realmente
proporcionado. Por tanto, la distinción se limita a información orientada hacia la
oferta o información de carácter neutro.
Para Nelson (1974) la publicidad genera dos tipos de información:
sea de la categoría de los productos con cualidades externas cuanto más bajo sea el
coste de evaluación de los candidatos y de sus ofertas antes de la elección, serán
productos de cualidades internas si es costoso para los electores comparar las
cualidades de los candidatos y sus ofertas antes de la votación. En tal caso, en la
elección tendría gran importancia la publicidad política que contendría información
sobre la imagen de marca, y dado que no hay posibilidad de comparación previa, los
candidatos mejor financiados serán los que tengan más éxito. Mientras que si fueran
productos con cualidades externas, la publicidad política comprendería información
de la denominada directa y los candidatos con mayor publicidad no necesariamente
tendrían ventaja, incluso un gasto excesivo en publicidad podría causar efectos
contrarios a los deseados (el elector podría castigar con su voto a un, para él,
injustificado y puede que sospechoso gasto en publicidad). En sus investigaciones
estos autores concluyen que la emisión televisada de las sesiones legislativas es un
cambio tecnológico que, además de facilitar, abarata el coste de los votantes de
comparar las cualidades de los candidatos en distritos homogéneos. En las legislaturas
con abundantes sesiones televisadas se tiene información directa sobre los candidatos
y cuando no se producen esas emisiones es más costoso comparar la información de
los candidatos y en este caso el «producto político» entraría dentro de los que tienen
cualidades internas. En buena lógica, es patente la importancia de las sesiones
legislativas televisadas y su seguimiento por parte del electorado.
Para Lott (1987), los políticos son vistos más como productos con cualidades
externas que con cualidades internas, si bien hay que tener en cuenta si están en su
último período o no, ya que esto puede influir en el comportamiento que tenga y en
el encuadre en cuanto a tener cualidades externas o internas.
La distinción no es baladí porque si los electores (consumidores) conocen las
cualidades de un político (producto) en la preelección (precompra), la mentira es
imposible (Crain-Goff, 1988).
Parece constatarse que para determinar silos candidatos y las ofertas políticas son
productos con cualidades externas (search goods) o con cualidades internas (experience goods)
se necesita un factor de diferenciación que puede estar en el coste necesario para la
evaluación; otros autores consideran que son más bien productos de cualidades externas
aunque matizando el momento de referencia. Las ofertas y candidatos políticos tienen
características tanto externas como internas y no es fácil encontrar la línea divisoria con
validez general aceptada puesto que el predominio de un tipo sobre el otro está en
función de los diversos factores que caracterizan a la elección. De aquí se deriva el tipo de
información directa o indirecta que sea más relevante y, en consecuencia, su coste.
mación pública contiene información porque hay una probabilidad mayor de que la
afirmación sea verdad antes que falsa; estas situaciones de conflicto serían evitadas
por quienes apoyan y financian la campaña.
Este carácter informativo de la publicidad tiene para él la siguiente consecuencia:
la publicidad de un candidato se distribuirá mayormente entre quienes debería ser más
probable que votaran al candidato si conocen su posición. Expongámoslo de manera
sintética, supongamos dos candidatos x e y, que informan a un grupo de votantes
mediante unos determinados mensajes que repiten pero no varían, si la gente conoce
algo sobre el candidato, independientemente del mensaje político, entonces ya
conocen el mensaje político. Esto nos permite construir la siguiente matriz de
recompensa que el candidato x puede obtener dados los cuatro estados posibles.
Donde:
0 = no conoce mensaje político.
1 = sí conoce el mensaje político.
qi = probabilidad de que un votante en el grupo A vote por el candidato
i dado que conoce la posición de i pero no la de j.
Qi = probabilidad de un voto para i menos la probabilidad de un voto para
j, dado que el votante conoce la posición de i pero no la de¡.
Qi = qi - (1 - qi) = 2qi. - 1
qxi = probabilidad de que un votante vote porx cuando conoce el mensaje de x e
y.
Qxy = 2qxi - 1.
Para simplificar supongamos que la distribución en el grupo A de la
publicidad política recordada de x e y son independientes y que ambas lo son de
otras fuentes de información (y éstas lo son unas de otras) sobre el candidato x e y
dentro del grupo. La matriz de probabilidad para los cuatro estados se representa
en la tabla 3.2.
Donde:
Si el resultado R (que cualquier candidato desea maximizar) se mide por los votos
que el candidato recibe, el resultado para x es
Han sido los autores estadounidenses los precursores en este campo de investigación
y han servido de referencia obligada para otros investigadores. Entre otras razones esto es
debido a la estabilidad de su sistema político, la bipolarización de las opciones de manera
permanente y al desarrollo de las medidas estadísticas.
EL COMPORTAMIENTO DEL ELECTOR 95
Sin embargo, hay autores como Mauser (1983) que, interesados en las campañas
políticas desde una óptica estratégica, consideran que el conocimiento teórico
desarrollado tiene un valor práctico limitado para los que llevan a cabo las campañas
políticas, por lo que propone un enfoque pragmático para analizar las campañas
políticas debido a su complejidad y dinámica.
Veamos las grandes corrientes de estudio del comportamiento del elector, que
hemos agrupado en tres grandes tipos:
! Sociológica y psicosociológica.
! Económico-racionalista.
! La que establece un paralelo con el comportamiento del consumidor
desde una óptica de márketing.
Bajo este único epígrafe se unen dos perspectivas, que engloban buena parte de
las investigaciones del comportamiento del elector, sin ánimo de entrar en precisar
delimitaciones puesto que se aleja de nuestro objetivo.
El enfoque sociológico es el precursor de los estudios de comportamiento electoral.
El comienzo de su desarrollo se puede fijar en la década de los cuarenta con las
investigaciones del Grupo de Columbia, encabezado por Lazarsfeld y Berelson, sobre el
comportamiento del elector. Utilizando el panel a gran escala, preocupándose
especialmente por los efectos de las variables demográficas, el rol de los medios de
comunicación de masas y el proceso de comportamiento interpersonal. Concluían que en
la elección de una opción política influía la afiliación religiosa, la clase social y la residencia
del elector. Una variable identificada como muy importante era la predisposición política,
los votantes tenían una fuerte lealtad a las opciones políticas y el cambio en las
intenciones de voto durante la campaña electoral era limitado. Como consecuencia los
esfuerzos de los responsables de las campañas políticas tendrían pocos efectos sobre la
intención de voto. Además el nivel de exposición a los esfuerzos de la campaña era
bastante bajo, poca gente prestaba atención a los titulares informativos de la campaña.
Los medios de comunicación alcanzaban a los votantes que estaban más interesados en la
campaña y que, normalmente, tenían sus preferencias establecidas.
En esta línea Berelson et al. (1954), usando también la técnica del
panel, constataron la relación entre características demográficas y
decisiones electorales poniendo énfasis en la importancia del individuo y su
entorno como influencia mutua. Contribuyen a una teoría elitista de la democracia al
considerar que el sistema democrático saldría beneficiado si la participación se
limitara a los que están mejor informados y los elementos antidemocráticos
estuvieran fuera. Analizan la influencia de nuevas variables como el grado de
96 MÁRKETING POLÍTICO
Mauser (1983, 43-47) resume, al mismo tiempo que critica, los principios básicos en
los que se basa el Grupo de Carnegie y, por tanto, los modelos espaciales en los
siguientes:
La teoría de Downs
(
U i = ∑ bij a ij - y j ) - (a ) + u
2 2
-xj
j=1 ij i
donde:
FIG. 3.3. Dirección de las preferencias del votante y del candidato. Fuente: Rabinowitz
McDonald (1989).
En las respuestas a las cuestiones políticas existe: una dirección y una intensidad.
Esto está en consonancia con la forma de recoger las respuestas sobre las cuestiones
políticas mediante cuestionarios donde se mide la intensidad de la respuesta.
El modelo calcula el impacto de un tema sobre un individuo y viene determinado
conjuntamente por la compatibilidad direccional de individuo y candidato (o partido) y
los niveles de intensidad de individuo y candidato. Esto se puede hacer en dos fases:
O también:
A X cosAX
Donde a los dos primeros términos se les llama componente longitud y el tercero
es dos veces el producto escalar. Entonces se puede estimar empíricamente la
importancia de cada uno de estos componentes mediante la siguiente ecuación de
regresión:
longitud = (A 2
+X
2
)
escalar= 2 A X cosAX
v. de control = partido, región
6
Respetando la denominación empleada por Newman y Sheth (1987).
EL COMPORTAMIENTO DEL ELECTOR 105
Parte de que la respuesta del votante al candidato está determinada por la imagen
del candidato, por lo que el estudio del proceso de decisión del votante es equivalente
al proceso por el que el elector se forma y evalúa la imagen de los candidatos
políticos. Shama afirma que «la imagen de un candidato para el votante es el resultado
de un proceso de interacción, que incluye interacción de tipo simbólico, entre el
votante y el candidato, a través de la cual los votantes seleccionan alguna de las
actitudes del candidato, las procesan en su mente y las usan como símbolos de nuevas
interacciones con el candidato».
Este proceso incluye una serie de etapas, como se puede observar en la figura 3.4.
Considerando las características del elector y las del candidato, el elector selecciona
los atributos del candidato, los procesa y los pondera evaluando, así, la imagen del
candidato. Esto provoca un comportamiento hacia el candidato y mediante el proceso
de retroalimentación guía futuros comportamientos del elector.
En consecuencia, la imagen de un candidato es el resultado de un conjunto de
variables:
FIG. 3.4. Modelo de proceso de decisión del votante. Fuente: Shama (1974).
! Segmentar el electorado.
! Modificar la estrategia de campaña y el comportamiento del
candidato para mejorar la imagen que el votante pueda tener de él y
aumentar el apoyo.
! Usar la dimensión perceptual de los votantes también como las
características socioeconómicas y políticas, no sólo para segmentar,
sino también para cambiar el comportamiento del candidato.
EL COMPORTAMIENTO DEL ELECTOR 107
A partir de esta distinción se pueden calcular para cada partido los índices
siguientes:
núcleo
Índice de solidez =
núcleo + frágiles
potenciales
Índice de potencialidad =
potenciales + frágiles
Existen muchos ejemplos que se podrían citar sobre la presencia de este tipo de
factores en distintas elecciones.
Tras buscar la forma de medir los diferentes factores, se aplica análisis
discriminante sobre la base de la intención de voto.
Newman y Sheth aplican este modelo a cuatro tipos diferentes de elecciones
según dos criterios: interés que despiertan esas elecciones (alto o bajo) y grado de
familiaridad de los candidatos (alto o bajo). Para ellos, el estudio del votante como un
consumidor político posibilita que el candidato utilice la orientación de márketing e
identificar una estructura integrada de estrategias que consta de tres etapas:
Otros modelos
Preocupados por el uso de la información que puedan tener los electores (en
elecciones no relevantes puede ser realmente escasa), Nakanishi et al. se plantean
aplicar un viejo problema en el comportamiento del consumidor al comportamiento
del votante: «aislar los determinantes del comportamiento de voto bajo información
mínima es, esencialmente, idéntico a encontrar los determinantes del reparto del
mercado en productos que no son muy destacados para el consumidor».
112 MÁRKETING POLÍTICO
∑(x
i=1
α1
i1 ⋅ x i2α2 ⋅⋅⋅ x ikαk )
donde:
siendo:
ck = número de candidatos que poseen el atributo k.
m = número total de candidatos.
Xik toma el valor máximo m cuando el candidato i es el único que tiene el atributo
y el valor mínimo 1/m si es el único sin atributo k. Si todos los candidatos poseen
atributo k (Ck = m) el Xik = 1, es decir, este atributo se convierte en irrelevante a
pesar del valor de α k .
Supongamos que a una elección concurren cuatro candidaturas (C1, C2, C3 y C4)
cuyas posibilidades se evalúan con arreglo a cuatro atributos con desigual
ponderación y en función de que se tengan o no, tal y como se detalla en la tabla 3.4.
Aplicando la expresión para calcular la probabilidad de voto de cada candidatura,
tendremos
π1 = 22,65
π2 = 25,71
π3 = 31,64
π4 = 20%
a) De total inhibición, abstraerse totalmente del proceso electoral. Esto es cada vez
más difícil dadas las características de nuestra sociedad y el despliegue de medios
de las campañas electorales.
b) Respuesta cognitiva, por la que el elector muestra un mayor conocimiento y una
determinada percepción de los candidatos y partidos, indica un cambio en la
notoriedad de éstos. A pesar de lo cual no supone un grado de compromiso con
alguna opción.
c) Respuesta afectiva, en este caso se presenta una cierta predisposición,
EL COMPORTAMIENTO DEL ELECTOR 115
Por último, habría una evaluación de los resultados que provocaría un efecto de
retroalimentación ante nuevas decisiones.
En definitiva, la relación entre niveles de respuesta y las variables que intervienen
en el modelo podría expresarse:
Ri = F(Uh, Vj, Xk)
116 MÁRKETING POLÍTICO
Las dificultades del modelo residen en determinar las variables de cada tipo a
considerar, conseguir su medida y fijar la relación que las une; pero las técnicas de
investigación cuantitativa y cualitativa están lo suficientemente desarrolladas como
para obtener una medida aproximada de las variables en cuestión. La puesta en
práctica dé tal investigación, en definitiva la validación del modelo, es una tarea que
por sí sola ya tiene la suficiente envergadura para constituir una investigación
separada y que excede a los objetivos ahora perseguidos.
CAPÍTULO 4
EL INTERCAMBIO POLÍTICO
Y LA SITUACIÓN COMPETITIVA POLÍTICA
2.1. EL CANDIDATO
decisión, sino que se producen interacciones con otros grupos sociales (Kotler, 1975)
que lo condicionarán. Luego, como representante de una organización política, su
candidatura se debe a esa organización que lo apoya y a cuya disciplina y condiciones
ha de someterse en cierto grado dependiendo del poder de negociación que ostente
en ella. Este poder de negociación se compone, principalmente, de:
Podemos considerar dos vertientes del partido político: como parte del objeto del
intercambio político y como subsistema del sistema político, que comentaremos más
adelante.
Como componente del concepto político, el partido es la organización que
respalda y de la que sale el candidato pero, además, se constituye en portador de
atributos cuya imagen complementa y apoya (no siempre de manera positiva) a la del
candidato. Estos atributos contribuyen a la formación de una verdadera «marca
política» y se refieren a:
El partido político no sólo tiene una fuerte interacción con el candidato y los
electores sino que, en la medida que debe existir una sintonía estratégica entre
candidato y partido, también se producirá una interacción o una relación de
intercambio entre contribuyentes y grupos de interés (fig. 4.1); por supuesto, y de una
manera especial, el partido ha de responder de sus actuaciones ante sus militantes y
simpatizantes.
La importancia del «componente partido» varía mucho de unos tipos y sistemas
de elección a otros; no obstante, aun en un sistema tan orientado al candidato, como
por ejemplo lo es el estadounidense, la lealtad al partido se revela como un factor
importante en el resultado final.
2..3. LA IDEOLOGIA
entrada es mayor por parte de la marca política que por parte de la marca
comercial.
3. La sustitución de una marca política por una marca individual adquirida fuera
de la política es limitada porque conlleva creencias ideológicas del individuo.
4. Si los electores son capaces de elegir aquellos políticos cuyas preferencias
corresponden perfectamente con sus propios deseos, los políticos deberían
continuar reflejando los intereses de sus electores cuando actúen aunque no
se enfrenten a la reelección.
«Los españoles son mayores de edad a los dieciocho años» (art. 12).
2
La Ley Orgánica 5/1985, de 19 de junio, del Régimen Electoral General fue objeto de modificación
para la adaptación de nuestra legislación electoral a la de la Comunidad Económica tras la incorporación
española; el resultado fue la Ley Orgánica de 1/1987, de 2 de abril, que regula las elecciones al
Parlamento Europeo. Finalmente ha sido modificada por la Ley Orgánica 8/1991, de 13 de marzo, de
modificación de la Ley Orgánica del Régimen Electoral General.
3 En el caso de Andalucía es la Ley 1/1987, de 2 de enero, Electoral de Andalucía.
EL INTERCAMBIO POLÍTICO Y LA SITUACIÓN COMPETITIVA POLÍTICA 123
a) Fase de oposición, propia del Estado policía de los primeros años del Estado
liberal.
b) Fase de desconocimiento, característica del Estado liberal de no permitir «cuerpos
intermedios» entre Estado e individuo.
c) Fase de legitimación, como consecuencia de la aceptación de los primeros partidos
de masas, reconociéndolos mediante leyes electorales y otras normas. Los
Estados Unidos son los primeros en reconocer legalmente a los partidos
políticos, en consecuencia, es lógico el que lleve la iniciativa en el desarrollo de
las campañas políticas y en su investigación. Desde finales del siglo pasado y
comienzos del presente este reconocimiento se generalizó en la mayoría de
sociedades occidentales, si bien con interrupciones en muchos casos.
d) Fase de incorporación, que supone el reconocimiento constitucional de
4
Véase 11. Triepel, Die Siaatsverfarsung und die Politischen Partien, Berlín, 1928. Citado por E. Álvarez
Conde, El régimen político español, Tecnos, Madrid, 1990, pp. 69-70, y R. L. Blanco Valdés, Los partidos
políticos, Tecnos, Madrid, 1990, p. 33.
EL INTERCAMBIO POLITICO Y LA SITUACIÓN COMPETITIVA POLÍTICA 127
El papel del partido político como organización se puede resumir de acuerdo con
Blanco Valdés (1990, 13) en:
Estas tareas, que están extendidas a partidos de distinto signo, son llevadas a cabo
por un personal cada vez más especializado y diferenciado de la base del partido que
ostenta y hace valer su posición dominante.
En líneas generales, en estas dos opiniones existen puntos de coincidencia con el
enfoque sistémico que anticipábamos para los partidos políticos. La primera de ellas en
cuanto se ajusta a las relaciones del subsistema-organización política con los otros
subsistemas que habíamos identificado en el capítulo 1. La segunda, en la medida que se
refiere al funcionamiento del subsistema-organización política donde se identifican unos
inputs (entre los que hay que incluir la información sobre las necesidades y preferencias del
electorado), un proceso de transformación que comprende un tratamiento de esas
entradas, una reflexión, un debate, en suma, un posicionamiento sobre temas políticos y
un tratamiento de los conflictos internos, que se traducen en las salidas del subsistema.
Podemos definir un partido político, en la línea que siguen muchos autores desde
Downs, como una organización que busca beneficios derivados de cargos públicos
ganando la representación en elecciones debidamente constituidas. En suma, ofrecen
políticas públicas que pretenden responder a las demandas del electorado.
En consecuencia, el concepto de sistema podemos hacerlo extensivo para las
organizaciones políticas, en las cuales son susceptibles de aplicación los conceptos
principales de la Teoría General de Sistemas en la manera que Steinberg (1976) razonó
para las campañas políticas; esos conceptos son:
las decisiones políticas y de los cargos políticos del partido. Estrategias encaminadas a
conseguir esta integración son (Strom, 1990):
Las organizaciones políticas están afectadas por las relaciones con otros
subsistemas y también las influyen. En el caso del subsistema regulador ejerce
influencia sobre el intercambio político, en general, y sobre las organizaciones
políticas en particular; de manera que determina la formación, creación, las
actuaciones en el intercambio político, tanto en el proceso electoral como
postelectoral y, por último, también influye en su funcionamiento interno.
El sistema electoral y su alcance (es decir, los cargos a los que afecta) ejercen una
decisiva influencia en las organizaciones políticas. Por sistema electoral entendemos el
conjunto de reglas que, aplicadas en un contexto determinado, regulan una elección
(Harrop y Miller, 1987). Se compone de tres elementos: reglas, aplicación y contexto,
y debe satisfacer tres requisitos:
1. Ayudar a gobernar.
2. Ayudar a reducir la frustración política y alimentar la tolerancia.
3. No añadir problemas a los ya existentes.
Las formas en que se materializa la financiación son diversas, por una lado, mediante
subsidios según el número de votos, según los representantes electos, según los miembros
de la organización o estableciendo formas mixtas entre esas alternativas. Por otro lado,
mediante el libre o fácil acceso a los distintos medios de comunicación.
Puesto que la forma de subsidios en capital es la más importante,
la supremacía del input de capital en las organizaciones políticas es cada vez mayor
132 MÁRKETING POLÍTICO
TABLA 4.2. Porcentajes de votos y escaños en el Congreso de los Diputados en 1982, 1986
y 1989. Fuente: Junta Electoral Central y Ministerio del Interior.
Estas dos tablas nos muestran la doble distorsión que produce, primero, el
tamaño de los distritos, que lleva a que para obtener un escaño en Madrid sean
necesarios más de cuatro o cinco veces los votos de Soria o Teruel, respectivamente;
y, segundo, el sistema, de representación proporcional asigna porcentajes de escaños
significativamente diferentes a los porcentajes de voto con desventaja para los
partidos más pequeños.
En suma, estas distorsiones tienen consecuencias en el comportamiento de los
partidos, de tal manera que cuanto más impredecibles sean las relaciones entre la
cuota electoral y los pesos legislativos, menores serán los incentivos para que los
partidos adopten una estrategia que maximice votos.
Una segunda etapa en el proceso de conversión es la transformación de la
representación legislativa alcanzada en poder de negociación. Salvo en sistemas
bipartidistas puros, el poder de negociación no es una simple función de la
representación legislativa, puesto que los requisitos de investidura y el papel de las
coaliciones que forman y/o informan el proceso de formación de gobierno pueden
beneficiar a ciertos partidos o coaliciones. La conversión a poder de negociación
depende del comportamiento anticipativo estratégico entre partidos y la lógica de este
comportamiento se complica con la competitividad política existente, que se intenta
medir con unos índices del poder de negociación.
En la tabla 4.3 se representa el índice de Shapley-Shubik para dos escena
rios,6 con cuyo ejemplo se comprueba que no coincide el poder de negociación
con el peso legislativo de los diferentes partidos; es más, si esos escenarios
correspondiesen a dos elecciones consecutivas el partido B habría ganado en
representación pero, paradójicamente, habría perdido en poder de negociación.
Finalmente, la conversión de los votos en beneficios políticos depende del
control del cargo electo. La titularidad en el cargo es determinante para tener
mayor influencia política y mayor posibilidad de obtener las recompensas
políticas y de otra índole con su ejercicio. Los candidatos y partidos en el poder
tienen más acceso a esa influencia que los de la oposición, aunque el grado
en que se benefician varía con las características del sistema. Según la distribución
6
Este índice recoge el porcentaje de coaliciones mayoritarias y posibles en las que participa un partido. Una
modificación del índice de Shapley-Shubik viene dada por la proporción de coaliciones viables políticas en la que el
partido considerado es fundamental. Una coalición viable sería aquella que no puede ser vencida por ninguna coalición
mayoritaria que esté conectada espacialmente.
EL INTERCAMBIO POLÍTICO Y LA SITUACIÓN COMPETITIVA POLÍTICA 135
FIG. 4.3. Distribución de la influencia y de los cargos políticos. Fuente: Strom (1990).
de la influencia política y de los beneficios del cargo entre gobierno (G) y oposición
(O) se distinguen, siguiendo a Strom (1990), cuatro situaciones que se representan en
la fig. 4.3:
En nuestro diseño del sistema político, la organización política cumple con una
función de conexión entre el electorado/ciudadano y las instituciones. La principal
concreción de la organización política es la formada por los partidos políticos, así lo
venimos asumiendo, pero existen otras formas que incluso vienen reconocidas por las
disposiciones legales aunque en gran medida terminan canalizando su actividad a
través de los partidos políticos. En cualquier caso, es cierto que esta conexión está
mediatizada por la actuación de grupos con unos intereses concretos sobre el partido u
organización (grupos de presión) y por las determinadas actuaciones estratégicas que
llevan a cabo los mismos partidos, es decir, entre partidos: coaliciones (Corona y
Menduiña, 1987). Estas son circunstancias que enrarecen el funcionamiento
democrático del sistema político y, cuando menos, erosionan su transparencia.
Los grupos de presión son grupos sociales compuestos por un número limitado
de individuos con unos intereses fuertes y comunes que intentan influir sobre los
distintos subsistemas del sistema político (electorado, partidos, instituciones) y del
éxito de esa influencia son los principales beneficiarios, aunque pueden no ser los
únicos. Su actividad pueden ejercerla durante el proceso de elección de los
ciudadanos, en tal caso se encaminará a influir el «concepto político» ofertado
(candidato, programa, partido) y el proceso de comunicación (pudiendo intervenir en
el sentido positivo o negativo para una opción); pero también pueden ejercer su
actividad tras la elección, en el desarrollo y puesta en práctica de la oferta vencedora.
La importancia de un grupo de presión está relacionada con las siguientes
características:
beneficioso para las partes, puede tener graves costes sociales. Cuanto
mayor sea ese poder de negociación, más importancia alcanzará el grupo de
presión.
c) Intereses claramente identificados y cohesión en torno al objetivo de
conseguirlos. Esto provoca una motivación fuerte en su defensa y
acrecienta la posibilidad de ejercer su influencia.
d) Cuando su actividad trasciende al electorado, los grupos de presión
constituyen un elemento de referencia considerable para amplias capas del
electorado a la hora de decidir sobre una oferta concreta. Puede reforzar la
fidelidad a esa opción o, por el contrario, eliminarla del conjunto de
elección.
FIG. 4.4.
EL INTERCAMBIO POLITICO Y LA SITUACIÓN COMPETITIVA POLÍTICA 141
7
. Ha sido aplicado, por ejemplo, en las elecciones europeas en Gran Bretaña; véase D. A. Yorke y
S. A. Meehan, «ACORN in The Political Market Placen, European Journal of Marketing, Reino Unido, 20,
n.° 8, pp. 63-76.
EL INTERCAMBIO POLITICO Y LA SITUACIÓN COMPETITIVA POLÍTICA 143
Para medir el atractivo electoral de los segmentos identificados hay que referirse a
los conceptos de electorado global y electorado potencial, es decir, la traducción a la
situación competitiva política de los conceptos de demanda global y potencial.
El electorado global de una opción se corresponde con el apoyo total que recibe
una oferta concreta o una corriente ideológica en un momento y circunscripción
concretos; el electorado global total comprende la acumulación del electorado global
de las opciones políticas que compiten en una unidad de actuación estratégica (fig.
4.6). Los niveles de apoyo conseguidos por esas opciones dependerán del esfuerzo de
márketing político de cada una de ellas, es decir, de la concreción de su oferta en
candidatos, programas, características de su organización y comunicación.
De igual modo que la curva de demanda global, la curva del electorado global
tendría forma de «S» representada en función del esfuerzo de márketing (fig. 4.6). Así,
en ausencia de esfuerzo de márketing alcanza un nivel mínimo, para crecer después a
un ritmo acelerado que se irá desacelerando a medida que se aproxima al nivel de
saturación hacia el que tiende. Ese nivel máximo corresponderá al electorado
potencial y hay que entenderlo como un nivel límite. Por más que crezca el esfuerzo
de márketing, una oferta política tiene un techo por las limitaciones obvias en el
número de electores que la perciben como interesante.
La diferencia entre los niveles máximo y mínimo nos proporciona una interesante
medida del grado de expansión del electorado. La expansión posible será mayor
cuanto mayor sea esa diferencia; por tanto, constituye un elemento básico de
referencia para la asignación de recursos en los esfuerzos de márketing. Por ejemplo,
si la diferencia fuese pequeña no tiene mucho sentido plantear un fuerte empleo de
recursos en dichos esfuerzos de márketing.
En una situación política competitiva, el electorado global de una opción no
depende sólo del buen hacer en su «mezcla» de actuaciones, sino, también, de las
realizadas por las opciones directamente competidoras e incluso de la evolución de su
entorno, como los resultados obtenidos por ese tipo de opción en países vecinos, que
pueden ejercer un alto grado de influencia (un ejemplo reciente es la crisis de las
opciones marxistas tras la crisis de los gobiernos del Este).
EL INTERCAMBIO POLÍTICO Y LA SITUACIÓN COMPETITIVA POLÍTICA 145
6.1. INTRODUCCIÓN
las limitaciones en que se encuentra inmersa la situación competitiva política pero que
no podemos admitir sin dejar de hacer algunas reflexiones.
Si lo que expresa el partido competitivo, como tal, deja de ser la voluntad
popular: ¿cómo se le puede achacar que, con el fin de tener éxito en las elecciones y
tratando de acceder a la responsabilidad de gobierno, oriente su postura democrática
de acuerdo con los requerimientos del mercado, o sea, de sus electores? Si su objetivo
es estar permanentemente en el mercado de la política y adaptarse a una especie de
campaña permanente, ¿acaso de esta forma no se está recogiendo la voluntad
popular? ¿Hasta qué punto se puede objetar el establecer un orden de cosas
«gradualista», dando prioridad a lo que puede ponerse en práctica en cualquier
momento y con los recursos con que ya se cuenta, posponiendo y descartando
reivindicaciones no realistas a corto plazo y pragmáticamente irrealizables, cuando se
está sometido a tales restricciones y se recibe una fuerte influencia de factores
externos? Desde la consideración de la complejidad social y la limitación de recursos
parece razonable establecer esa graduación y dar prioridad a lo que puede ponerse en
práctica sobre las reivindicaciones no realistas. El objetivo de maximizar los votos ha
de ser matizado puesto que existen otros objetivos como aumento del poder de
negociación o la influencia que se puede ejercer.
Es más, si no se alcanza el objetivo de conseguir la unanimidad y el consenso
interno, difícilmente trascenderá una imagen de consenso.
Por otro lado, si el partido competitivo persigue una imagen de unanimidad
-es decir, normaliza el producto- y consenso interno, ¿cómo conciliar este objetivo
con la lógica de la «diversificación del producto» para interesar a una multitud con
reivindicaciones y preocupaciones diferentes? Lógicamente, se producirá algún tipo
de debate y de fricciones derivadas de la estrategia de diversificación. Igual que no se
puede ofertar un producto diversificado con un proceso de producción
estandarizado, será difícil que se diversifique el producto político sin un proceso de
debate mínimo, aunque no sea el deseado.
En cuanto al concepto de partido «asúmelo-todo», evidentemente es la
consecuencia de la heterogeneidad estructural y cultural entre quienes lo apoyan, por
tanto ¿podría ser un intento de reflejar una voluntad social heterogénea? Este
concepto de partido «asúmelo-todo» está estrechamente ligado a la idea de
posicionamiento; el partido ha de situarse con respecto a cada tema decisivo en un
espacio n-dimensional (cuestión distinta es que ese posicionamiento pueda deducirlo
el elector con claridad a través de los mecanismos de comunicación), pues existen
modelos y comprobaciones empíricas que no concuerdan con la filosofía del partido
o candidato «asúmelo-todo» en un sentido estricto.
Ahora bien, si una situación política extrema viene representada por el
monopolio del poder político por parte de una opción, lo que ni garantiza las
heterogéneas exigencias sociales ni satisface las no menos heterogéneas
características de los ciudadanos; y el otro extremo está representado por
una situación política que podemos denominar de «competencia política
perfecta» cuyos requisitos son una abstracción teórica y nunca se llegan a
cumplir, entre ambas situaciones siempre se producirá una situación competitiva en
mayor o menor grado y en la que cabe encuadrar a todas las democracias existentes. Es
148 MÁRKETING POLÍTICO
más, podemos afirmar que todas ellas serán manifiestamente mejorables desde una
doble perspectiva. En primer lugar, en el plano teórico procurando que la captación
de los problemas sociales sea más adecuada y se traduzca en una concepción de la
oferta política (si se quiere de «productos políticos») más idónea, con una
comunicación transparente, en definitiva con unos canales de expresión de la
voluntad popular mejores y permanentemente revisados. Esto constituye un reto para
la «ingeniería política» y el márketing político entendido como sistema de
pensamiento. El declive anunciado del sistema de partidos como forma dominante de
participación de masas no es si no la manifestación de la transformación de la
situación competitiva en sus sujetos, en sus fondas o en ambos al mismo tiempo.
En segundo lugar, en el plano práctico, mejorando los mecanismos de ejecución
en el día a día, de puesta en marcha y de control de los planteamientos teóricos que
intentan garantizar los objetivos que se persiguen. Esto constituye un reto para el
márketing político como sistema de acción dentro de los diferentes subsistemas del
sistema político.
como intermediarios transmitiendo riqueza y por ello cargan una tarifa o comisión
(C). Cuanto mayor sea la comisión u otros costes (por ejemplo, cuanto mayor sea la
ineficacia del político), menor será el grado de apoyo marginal que reciba. Las
inversiones pasadas efectuadas en la «marca» (N) informan a los votantes de las
posiciones que los políticos tomarán y, así, bajan el coste de organizar apoyos futuros.
Consideremos que la tarifa del titular y del aspirante es cero TT = TA = 0; si el
aspirante no tiene «marca» (NA = 0) la curva de apoyo marginal es AMA1.
Supongamos que el titular tiene una curva de apoyo marginal mayor, AMT, debido a
un «nombre» con más notoriedad, una mejor «marca» (recordemos que NA = 0). Sin
embargo, se admite que el aspirante es más eficiente que el titular produciendo apoyo
(EA > ET) para un nivel dado de transferencias, si pudiera conseguir una «marca»
igual, entonces su curva de apoyo marginal sería AMA2 (NA = N T).
Aun cuando sea más eficiente sin marca, el aspirante sólo genera un apoyo neto
igual al área formada entre las curvas de oposición marginal y la AMA1, que es menor
que la producida por el titular sin comisión (área comprendida entre la curva de
oposición marginal y AMT), luego perderá. En este caso el titular puede extraer una
leve comisión más pequeña que la que le da el mismo apoyo político neto cuando el
aspirante es desconocido (TT = TT1) de manera que él puede aún ganar la reelección.
TT1 se interpreta como la ganancia del titular por su «marca».
Por el contrario, si el aspirante consigue el mismo nivel de marca que el titular
(NT = NA) la cantidad de apoyo neto que él puede producir iguala al área entre las
curvas de oposición marginal y de apoyo AMA2, cuando no toma
comisión. Puesto que AMA2 > AMT por la mayor eficiencia del aspirante, el
nuevo puede reproducir cualquier apoyo que el titular cree y generar mayores comi-
siones al mismo tiempo. El aspirante valora así más la marca del titular que él mismo.
FIG. 4.8. El efecto de la marca sobre el apoyo político. Fuente: Lott (1987).
150 MARKETING POLÍTICO
sino por las noticias aparecidas en los medios de comunicación con las
que los candidatos establecidos han tenido relación, bien por sus tareas
de gobierno, bien por sus tareas de oposición.
4. La fidelidad y el grado de compromiso. Buena parte del electorado tiene
un alto grado de fidelidad hacia una opción determinada, es más, puede
estar comprometido en mayor o menor medida con alguna opción. Esto
representa una dificultad añadida para el potencial entrante que debe
vencer esta situación.
5. El saber-hacer y las conexiones a escala local, nacional e, incluso,
internacional. El entrante debe enfrentarse a un «saber-hacer» a un
bagaje de experiencia como el que disfruta el político ya establecido y
que le facilita el sacar ventaja con respecto al nuevo competidor en
determinadas situaciones, en actuaciones ante los medios o en negocia-
ciones comprometidas. Además el político o la opción ya establecidos
disponen de una red de conexiones con los distintos agentes económi-
cos, sociales y políticos que intervienen en el sistema político a los
distintos niveles territoriales, pertenecen a federaciones, organismos u
organizaciones supranacionales que les otorgan un fuerte respaldo con
el que no cuenta el político o la opción entrante.
entre los gastos de los candidatos (aspirante y titular) que pretenden maximizar sus votos
y los votos que obtienen. Se admite que los candidatos intentan asignar eficientemente los
gastos (todos los gastos de la campaña son tratados como publicidad) y todos esos gastos
los emplean.
Por tanto si se admite, como parece evidente, que la publicidad política genera
barreras de entrada y la publicidad del titular-establecido puede reducir la habilidad de su
oponente-entrante para atraer votos con publicidad y, por consiguiente, retrasar su
entrada, esto puede suponer distorsiones monopolísticas y que los recursos dedicados a
publicidad reduzcan la productividad de la publicidad de los competidores. Desde un
punto de vista social, estos gastos son pérdidas (Netter, 1983).
Es muy interesante esta reflexión a la vista de la polémica sobre la limitación de los
gastos de las campañas políticas.
A nivel externo una opción disfrutará de ventaja competitiva política cuando posee
características que le otorgan un valor para el elector superior a otra u otras opciones. La
superioridad indica, para quien la ostenta, que ha captado bien las inquietudes de los
electores y ofrece las respuestas adecuadas. Una medida de esta superioridad en el ámbito
externo cabe efectuarla mediante estudios de notoriedad, imagen y recuerdo del candidato
y/o candidatos por circunscripciones, de la organización política, de la ideología y del
programa.
Un ejemplo de los diferentes factores a utilizar para medir la ventaja competitiva en
sus dos dimensiones lo tenemos en la tabla 4.5.
Con los diferentes indicadores tanto del ámbito interno como externo
podemos conseguir, reconociendo la mayor o menor importancia de los
distintos atributos mediante la ponderación, una aproximación al nivel de supe-
EL INTERCAMBIO POLÍTICO Y LA SITUACIÓN COMPETITIVA POLÍTICA 153
Pero, además de los partidos políticos, existen otras formas de canalizar la voluntad
popular que pueden ser categorías naturales cuyo comportamiento estratégico no consiste en
esa generalización de su área social de atracción, sino que se orienta en áreas concretas y
limitadas como es el caso de los movimientos nacionalistas, feministas, juveniles, etc. Por
consiguiente, sus actuaciones no van encaminadas a la obtención del poder, sino a unos
intereses concretos. Aunque, en realidad, las democracias se sustentan sobre la
competencia entre partidos y, en términos generales, esta situación tiende a permanecer y
sobre ella fundamentamos nuestras reflexiones.
EL INTERCAMBIO POLÍTICO Y LA SITUACIÓN COMPETITIVA POLÍTICA 155
Para Strom existen críticas que son comunes a los tres tipos de comportamientos
y que se derivan de tres asunciones poco realistas:
Para el autor del modelo existen dos cuestiones clave al analizar las circunstancias
que causan una mezcla particular de los objetivos en los partidos políticos:
EL PROCESO DE COMUNICACIÓN
EN EL INTERCAMBIO POLÍTICO.
LA INFLUENCIA DE LOS GASTOS ELECTORALES
1. La comunicación política
car. Estos símbolos y formas han de ser familiares tanto para el emisor
como para el receptor.
! Mensaje: conjunto de información codificada transmitida por el emisor.
! Medios: vías a través de las que se transmite el mensaje.
! Decodificación: interpretación por parte del receptor de los símbolos y
formas transmitidos, interpretación del mensaje.
! Receptor o audiencia: persona(s) o entidad(es) que reciben el mensaje.
! Respuesta: reacciones de distinta índole que provoca el mensaje en el
receptor(es).
! Retroalimentación: proceso por el que el emisor recoge e interpreta la
reacción protagonizada por el receptor(es). Es la forma de medir el
comportamiento de respuesta al sistema de estímulos emitidos.
! Ruidos o interferencias: dificultades que se pueden producir en cualquier
etapa de la comunicación por mala definición del mensaje, por
utilización de códigos y canales inadecuados, por interpretación defec-
tuosa de los códigos empleados por el emisor o de las reacciones
protagonizadas por el receptor.
c) Referidos al medio:
La circulación de esta información tiene dos ritmos muy distintos, uno que
podemos denominar de mantenimiento, con un desarrollo pausado en el que la
información fluye de una manera continuada, tanto por parte de quienes ejercen las
tareas de gobierno, como por quienes ejercen las tareas de oposición. Aunque esta
continuidad no está exenta de altibajos periódicos por el surgimiento de temas clave,
como consecuencia de estrategias interesadas para adquirir o mantener un
determinado nivel de notoriedad, o para influir en los estados de opinión sobre
determinados temas a iniciativa de alguna de las opciones. Otro ritmo mucho más
intenso protagonizado por todas las opciones con una duración, generalmente
preestablecida, es el de la campaña electoral. En ella se produce un gran derroche de
medios que insistentemente se orientan a los electores, supone el esfuerzo último y
decisivo de las estrategias de comunicación antes del comienzo de un nuevo ciclo político.
Toda campaña política supone una elevación en el nivel de estímulos emitidos
por una o varias opciones políticas; aunque todas tienen como fin último
mejorar el conocimiento, la predisposición favorable hacia la opción política
o conseguir un compromiso hacia ella. Cabe distinguir, por un lado,
las campañas electorales propiamente dichas que tienen una regulación, una
duración determinada e inmediatamente anterior al momento de la decisión
electoral; por otro, las campañas políticas no específicamente electorales que
164 MÁRKETING POLÍTICO
no cuentan con ese carácter general de las anteriores, ni tienen una regulación ni duración
definidas y se realizan a lo largo del ciclo político y en fechas no inmediatamente
anteriores a las consultas electorales.
1
Recuérdese el debate Kennedy-Nixon en la campaña de las elecciones presidenciales estadounidenses
en 1960; pasa por ser uno de los más valiosos ejemplos del poder de este medio
2
Aunque el reparto de los espacios televisivos es una cuestión que genera fuertes polémicas.
EL PROCESO DE COMUNICACIÓN EN EL INTERCAMBIO POLÍTICO 169
través de este medio que se caracteriza por ser silencioso puesto que sólo
lo ven quienes se intenta que lo vean, puede ser malicioso ya que intenta
acabar con las ventajas del oponente, y tiene un lenguaje variable según a
quien vaya dirigido.
! Publicidad exterior, móvil o no.
! Medios audiovisuales.
! Caravanas, espectáculos, y otros.
de los temas: cuanto menos conocidos son los candidatos y menos contestado
está siendo el titular en el puesto, mayor es el efecto de la publicidad; para ellos, la
combinación de un bajo nivel de información del votante y de una cobertura de
noticias limitada crean las condiciones necesarias para el máximo impacto de la
publicidad.
A pesar de todo, y prácticamente sin excepciones, existe una tendencia a la
personalización de las campañas donde la imagen y el estilo llega a ser lo importante,
además de que el efecto de los anuncios más usuales, cortos en tiempo (30 o 60
segundos) y con limitado espacio, genera sobresimplificación y trivialización al no
poder barajar argumentos racionales bajo estas condiciones.3 Existe también el temor
del poder de manipulación de los anuncios que yuxtaponen los mensajes visuales y
provocan emociones; este efecto combinado puede alterar la conducta de los políticos
(Scammell, 1990).
Los individuos que esperan a la publicidad política para enterarse de la posición
política sobre los temas recordarán más la información y estarán más confiados en su
recuerdo que los individuos que esperan a esa publicidad para formarse una
impresión de la personalidad del candidato (Garramone, 1983).
A pesar de la dificultad de la distinción entre anuncios orientados a la imagen de los
centrados en posiciones políticas, Kaid (1982) mantiene que los anuncios orientados hacia
la imagen producían de manera significativa una mayor identificación del nombre del
candidato que los anuncios orientados a temas políticos. Por otro lado, al comparar los
efectos de la duración de los anuncios se observa un efecto mayor en los anuncios con
una duración de 5 minutos. Aunque al cabo de cierto tiempo (dos semanas) pierden
ventaja y son los anuncios de 60 segundos los que parecen tener un impacto superior,
seguramente debido a la mayor frecuencia con que el nombre del candidato fue
mencionado. En el caso de una duración de 60 segundos se mantiene más la atención de
la audiencia que en una duración mayor.
El interés por medir esta influencia es doble por cuanto se puede referir al efecto de
la inserción de mensajes por una organización política con un objetivo concreto o a la
manera de presentar la información (pretendidamente objetiva) en el medio y su
incidencia en la opinión pública por el contenido de sus emisiones.
El desarrollo de los medios de comunicación también genera nuevas
ocasiones de manipulación y abuso político, según Crain y Goff (1988, 2),
pues las emisiones televisadas de las legislaturas alteran el proceso por el que
los votantes evalúan a los candidatos políticos haciendo que los servicios
políticos sean más parecidos a productos con cualidades externas (searchs goods), mien-
tras que si no se producen emisiones televisadas son más parecidos a productos
3 . Aunque esto se produzca con intensidad distinta en según qué países, como señala M. Scammell,
«Political Advertising and the Broadcasting Revolution», The Political Quarterly, 61, n.° 2 (abril-junio,
1990), pp. 200-213.
172 MÁRKETING POLÍTICO
con cualidades internas (experience goods), aunque el impacto de los mensajes dependa
también de las características de las circunscripciones.
Los resultados de su estudio indican que los efectos de las sesiones televisadas no
son independientes de las características de los distritos. Su tamaño y su
homogeneidad repercuten en beneficio, bien para el titular o bien para el
aspirante.
Las sesiones legislativas televisadas suponen un cambio tecnológico que abarata
el coste de los votantes de comparar los mensajes sobre las cualidades de los
candidatos antes de la elección. Además, las televisadas en vivo redistribuyen la
influencia; esto puede explicar por qué algunos legisladores no apoyan las sesiones
televisadas (Crain y Goff, 1988, 46).
Empleando un análisis descriptivo, Rust, Bajaj y Haley (1984) llegaron a la
conclusión de que los lectores de periódicos y revistas están más relacionados
positivamente con la participación, mientras que no encontraron una relación fuerte
entre los telespectadores y la participación electoral, con la excepción de que los más
asiduos telespectadores eran menos propensos a votar. Una vez más estas
conclusiones han de ser utilizadas con ponderación porque, como los propios autores
recogen, existen otros factores explicativos de la propensión a votar.
6. Los efectos de la publicidad negativa: efectos sobre la imagen de los candidatos atacados y sobre sus
adversarios o atacantes. Consecuencias sobre la intención de voto
4 Se refieren a los poderosos Political Action Committee (PAC). En este caso concreto al National Conservative
Political Action Committee (NCPAC) en su campaña por desacreditar a un político de un estado norteamericano
donde el presidente Reagan contaba con fuerte apoyo, para lo cual lo caracterizaban como uno de los enemigos del
presidente.
EL PROCESO DE COMUNICACIÓN EN EL INTERCAMBIO POLÍTICO 177
que son también los que tienen una identificación política más débil. Segundo, debido
al contenido de la información, frecuentemente contradictorio, con la predisposición
de los electores. Utilizando el análisis multivariante llega a las siguientes conclusiones:
influencia por más que se advierta -a veces sin mucha nitidez- sobre la limitada
validez de las conclusiones obtenidas por este sistema.
Una nueva técnica de sondeos instantáneos es la realizada mediante la lectura del
pulso a grupos, generalmente reducidos y seleccionados de forma aleatoria o no, así
se registra un conjunto de reacciones. Pero estas respuestas instantáneas pueden ser
impulsivas y no representativas de una opinión, que de haberse conseguido tras un
proceso de reflexión y considerando la influencia de los medios y de otros
comentarios informados, hubiese sido distinta. Por estos motivos la aplicación de
estas técnicas cuenta con fuertes críticas.
3.1. ANTECEDENTES
En el proceso que representa la campaña electoral cabe señalar varias etapas que
se detallan en la figura 5.2.
mensajes según los diferentes medios de comunicación. Por otro lado, el plan de
medios, cómo repartir el esfuerzo de comunicación entre la amplia gama de
posibilidades que ofrecen los medios de comunicación.
En la organización de la campaña se presentan un conjunto de conflictos a los
que hay que dar una solución de compromiso y de equilibrio. Siguiendo a Steinberg
(1976, 58-62) los podemos resumir en:
manera de actuación política que en ocasiones reta a los propios partidos políticos.
En esta situación no se cuenta con una estructura tan consolidada como la de un
partido y no se puede utilizar la maquinaria de partido, como tampoco se realizan de
manera profesional, la manera de actuar sería mediante declaraciones y contactos con
los medios de comunicación de masas, principalmente.
Finalmente, la orientación de márketing político de la campaña es la consecuencia de la
creciente importancia de los medios de comunicación de masas en la campaña y de su
uso profesional, además de la incorporación de las técnicas y métodos de
investigación, planificación y de gestión en la misma.
Desde otra óptica, podemos distinguir diferentes tipos de campañas dependiendo
del tipo de elección de que se trate y que Newman y Sheth (1987, 128) clasifican
atendiendo a dos factores: implicación en la elección y familiaridad de los candidatos.
Así resultarían cuatro tipos posibles de campañas:
Sin embargo, hay que expresar reservas ante estas clasificaciones ya que no se
pueden definir de manera estable; varían con los cambios de los factores estratégicos,
de la implicación del electorado y de las expectativas que se puedan generar.
192 MÁRKETING POLÍTICO
Las campañas electorales están sujetas a una regulación jurídica que varía para los
diferentes países. En el capítulo anterior se hizo referencia a la influencia de las
disposiciones legales en la situación competitiva, ahora nos centramos en la campaña
electoral y su tratamiento jurídico en España.
En la regulación de las campañas electorales y de la comunicación política existen
numerosas opciones de política pública; Laczniak y Caywood (1987), pensando en la
comunicación política televisada proponen algunas alternativas sugerentes que
resumimos:
EGt = f(Vt-1)
donde:
TABLA 5.2. Distribución de espacios gratuitos en los medios de comunicación de titularidad pública para elecciones
coincidentes.
7
Precisamente por diversos acuerdos de la Junta Electoral Central, cuando se presente en solitario una
formación, que en las elecciones anteriores lo había hecho en el seno de una coalición, para la asignación
de espacios «ha de dividirse el total de los votos obtenidos por el número total de escaños y multiplicar esta
cifra por el número de candidatos de la entidad política que ahora se pr'senta en solitario y que obtuvieron
escaño, sin tener en cuenta los cambios de adscripción de parlamentarios habidos durante la legislatura. En
sentido contrario habrá que proceder a la suma de los votos de los grupos políticos que habían obtenido
escaños en las últimas elecciones por separado y que ahora se presentan en una coalición» (Santolaya
Machetti, 1991, 82).
196 MARKETING POLÍTICO
4.1. INTRODUCCIÓN
Para el desarrollo del intercambio político, las partes que intervienen requieren de un
esfuerzo y de unos recursos. El elector debe recabar información, contrastarla, evaluarla y,
finalmente, actuará en consecuencia. La opción política debe elaborar un programa
basado en una ideología, seleccionar a unos candidatos, adiestrar a sus miembros, entablar
un complejo proceso de comunicación que tiene su auge en la campaña electoral; en
definitiva, debe elaborar un plan de márketing como referencia obligada en sus
actuaciones y orientado a la consecución de objetivos cuantificables y a un plazo
determinado. Desde la gestación de la primera de estas actividades hasta la ejecución y
control de la última es necesaria una asignación de medios y, por consiguiente, una conse-
cución de los mismos. La cuantificación de estas acciones estratégicas se establece en un
presupuesto con unos objetivos determinados que pueden referirse a la obtención de: un
número de votos, o de escaños, de un determinado poder político o de una determinada
notoriedad o implantación.
Uno de los aspectos más significativos y destacados de la campaña política en las
últimas décadas es el aumento acelerado del gasto en las campañas políticas y asociado a
esto surge el problema de su financiación.8
Las investigaciones en este campo han generado la denominada teoría electoral del
gasto que, en realidad, es una familia de teorías con postulados diferentes como (Payne,
1991):
Cada variante implica características especiales. Sin embargo, podemos distinguir dos
bloques de investigación, por un lado, el gasto de las diferentes opciones durante las
campañas electorales y, por otro, el gasto gubernamental y su influencia electoral. Desde
esta última perspectiva, Payne señala dos hipótesis comunes, aunque su investigación no
las respalda, que son:
8
Este problema ha estado relacionado con escándalos políticos en muchas democracias. Uno de los que tuvieron
más repercusión fue el asunto « Watergate» a comienzos d° la década de los setenta en Estados Unidos, siendo el
origen de tina gran polémica y de la revisión de la normative relativa a la financiación de los candidatos estableciendo
límites a las contribuciones en las campañas estadounidenses mediante la Federal Election Campaign Act; los años
posteriores a este escándalo han tenido una significación especial puesta de relieve en las diversas investigaciones
realizadas. En cuanto a nuestro país, están de plena actualidad diferentes casos de financiación irregular de partidos
políticos.
198 MÁRKETING POLÍTICO
miedo al fracaso «fuerzan» a los representantes a aprobar más gasto del que,
incluso ellos mismos, creen necesario. En definitiva, la disposición a
favorecer el gasto debería estar prácticamente asociada con el grado de
inseguridad electoral del representante.
Lógicamente, habría que diferenciar tipos de gasto.
Dificultades específicas:
200 MÁRKETING POLÍTICO
9
Véase T. Luque Martínez, «Los efectos de los gastos electorales: el caso de las campañas españolas, Revista
Internacional de Economía y Empresa ESIC-MARKET, n.°
82 (octubre-diciembre 1993b), pp. 71-100.
EL PROCESO DE COMUNICACIÓN EN EL INTERCAMBIO POLÍTICO 203
En cuanto a los gastos electorales, la Ley los define como los realizados por
quienes se presentan a las elecciones desde el día de la convocatoria hasta el de la
proclamación de electos por los siguientes conceptos (art. 130 de la LOREG):
Ningún partido puede sobrepasar los límites establecidos. Si coinciden dos o más
elecciones por sufragio directo, los partidos y las opciones políticas que se presenten
no podrán realizar gastos electorales suplementarios en cuantía superior a un 25 % de
los máximos permitidos a Cortes Generales.
Control de la contabilidad electoral y subvenciones:
de las ayudas públicas se establece mediante una cantidad por cargo electo según el
tipo de elección y una cantidad por voto obtenido para las opciones que obtengan
representación en la circunscripción, como se muestra en la tabla 5.4. La limitación de
los gastos electorales se efectúa atendiendo al criterio de número de habitantes y
circunscripciones (según el tipo de elección como se observa en la tabla 5.5). El
porcentaje de financiación pública sobre el total de gastos de la campaña oscila de una
elección a otra y por partidos;10 por ejemplo, para las elecciones al Parlamento
Europeo de 1989 las subvenciones significaron un 31,74 % del total de los gastos,
variando por partidos entre el 20 % y el 40 %. Sin embargo, en las elecciones locales
de 1987 esos porcentajes fueron inferiores (tablas 5.6 y 5.7).
TABLA 5.4. Resumen de las cuantías de las subvenciones electorales (son pesetas constantes
que serán actualizadas por Orden del Ministerio de Hacienda). Fuente: LOREG
(BOE 13 de Marzo de 1991)
* También se subvencionarán los gastos electorales originados por el envío directo y personal a los electores de
sobres y papeletas electorales o de propaganda y publicidad electoral a razón de 20 pesetas por elector en cada
una de las circunscripciones en las que haya presentado lista al Congreso de los Diputados y al Senado, siempre
que hubiera obtenido grupo parlamentario en cualquiera de las dos Cámaras.
Esta cantidad no está incluida en los límites previstos de gasto, siempre que se justifique.
** La subvención a la que se refiere *, en el caso de las municipales es de 15 pesetas por elector en cada una de
las circunscripciones en las que haya obtenido representación en las Corporaciones Locales de que se trate,
siempre que la candidatura de referencia hubiese presentado lista en el 50 % de los municipios de más de 10.000
habitantes de la provincia correspondiente y haya obtenido, al menos, representación en el 50 % de los mismos.
Tampoco está incluida en los respectivos límites previstos de gasto, siempre que se justifique.
10 Una de las razones de esta variación se debe a los cambios habidos en la financiación pública de
las campañas electorales.
206 MÁRKETING POLITICO
TABLA 5.5. Límites de los gastos electorales. Fuente: LOREG (BOE 13 de marzo de 1991).
Donde:
Hi = número de habitantes correspondientes a la población de derecho de las circunscripciones
donde presenten sus candidaturas cada partido, federación, coalición o agrupación.
Ci = número de circunscripciones donde las opciones presentan candidatos.
Mhi = número de habitantes correspondientes a la población de derecho de las circunscripciones
donde presenta sus candidaturas cada partido, federación, coalición o agrupación.
NP = número de provincias en las que los partidos concurren en al menos el 50 % de sus
municipios.
CNh = número de habitantes correspondientes a la población de derecho de cada una de las islas
donde presente su candidatura cada partido, federación, coalición o agrupación.
ENh = número de habitantes correspondientes ala población de derecho de las secciones
electorales en donde se presenten las candidaturas.
TABLA 5.7. Gastos y subvenciones en pesetas en las elecciones locales de 10 de junio de 1987
(partidos con más de nzil concejales). Fuente: elaboración a partir
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