Está en la página 1de 105

C.

J Vincent Lightning Strikes


C.J Vincent Lightning Strikes
C.J Vincent Lightning Strikes
C.J Vincent Lightning Strikes

“Golpe de rayo”

“Serie nuevos olimpos” #1


C.J Vincent
C.J Vincent Lightning Strikes
C.J Vincent Lightning Strikes

Esta traducción está hecha sin fines de lucro. Es un trabajo realizado de lectoras a
lectorxs a quienes les apasiona de igual manera la lectura MM.
Con esto no queremos desprestigiar a los autores que invierten su tiempo creando
estas obras que tanto amamos. Nuestro único fin es que la lectura llegue a más
personas.
Recuerden siempre apoyar a los autores comprando su material legal y dejando
reseñas en las plataformas como incentivo y demostrar lo mucho que los amamos.
C.J Vincent Lightning Strikes

Sinopsis

Capítulo 1 ~ Zeus

Capítulo 2 ~ Cameron

Capítulo 3 ~ Zeus

Capítulo 4 ~ Cameron

Capítulo 5 ~ Cameron

Capítulo 6 ~ Zeus

Capítulo 7 ~ Zeus

Capítulo 8 ~ Cameron

Capítulo 9 ~ Cameron

Capítulo 10 ~ Cameron

Capítulo 11 ~ Zeus

Capítulo 12 ~ Cameron

Epílogo ~ Cameron

Epílogo ~ Zeus
C.J Vincent Lightning Strikes

Es solitario en la cima del Olimpo

El impulsivo Zeus solía ser el Rey de los Dioses. Hacía lo que quería, cuando quería,
y nadie, ni siquiera su esposa Hera, podía mantenerlo bajo control. Sus pasiones
eran legendarias, y ningún mortal podía resistirse a sus deseos. Él y sus hermanos
se lanzaron a la Tierra. Se acostaron y reprodujeron a innumerables mortales hasta
que las celosas diosas se rebelaron y maldijeron a sus caprichosos maridos.

Después de siglos de ira, los hermanos finalmente han descifrado la promesa de un


antiguo oráculo que cambiará su solitaria existencia para siempre, y dará paso a
una era de Nuevos Olímpicos.

Cameron era un estudiante de teatro, claro, ya había dado vueltas a la manzana,


pero nadie le había llamado la atención como Zachary. Los músculos, la barba, los
tatuajes... era todo lo que Cameron debería haber sabido para huir lejos, pero había
una electricidad entre ellos, algo que no podía explicar... lo que no sabe es que
Zachary no es todo lo que dice ser, y que hay más en juego que un simple enganche
de viernes por la noche. La exigencia de Cameron de verdad y honestidad en una
relación podría suponer el fin de sus sueños o conllevar la promesa de algo más allá
de lo que jamás podría haber imaginado.

Lightning Strikes es el libro 1 de la serie New Olympians. Esta novela


tiene 25.000 palabras, con un HEA protagonizado por un omega
independiente con grandes sueños y un dios-alfa que lo reclama. Este
libro presenta temas de embarazo masculino/MPREG y es apto sólo
para lectores mayores de 18 años.

Un romance M/M MPREG no shifter.


C.J Vincent Lightning Strikes

Hace miles de años cuando la raza humana todavía era joven, estos amaban y
temían a la furia de sus creadores. Los dioses del Olimpo reinaban distantes sobre
sus creaciones detrás de una cortina de poder en el Monte Olimpo. Eran hermosos
e intocables, pero también mezquinos, crueles y fáciles de enojar, tanto con los
humanos a los que gobernaban como entre ellos mismos.

El gobernador del Monte Olimpo era conocido por sus modos salvajes, y para nadie
era un secreto que Zeus tomaba amantes femeninos y masculinos por igual, cada
vez que su deseo aumentaba.

Zeus, Poseidón y Hades, tres hermanos divinos que estaban acostumbrados a


salirse con la suya, pero fue Hera, la Reina de los Cielos y la esposa de Zeus, la que
finalmente puso fin al comportamiento mujeriego de su esposo. Cuando los
apetitos de sus maridos se volvieron demasiado difíciles de soportar y los
semidioses se convirtieron en un número demasiado grande para ser controlado,
Hera, Anfítrite y Perséfone unieron fuerzas para proteger a la humanidad y las
líneas divinas, maldiciendo la semilla de sus compañeros errantes.

Bajo el poder de la maldición, los dioses del Olimpo ya no podrían fecundar


humanos, y sus toques divinos traerían la muerte a cualquier compañero
involuntario. Cuando Zeus descubrió lo que su esposa había hecho, se llenó de
indignación. Su ira quebró los cielos con un rayo divino, pero la maldición de Hera
no pudo deshacerse.

Con la ayuda de sus hermanos, Zeus desterró a la diosa del Olimpo.

La inmortal ira de Zeus hirvió a fuego lento durante siglos, y cuando sus hijos
semidioses envejecían y moría, se fue quedando solo en el Olimpo con la única
compañía de sus hermanos…
C.J Vincent Lightning Strikes

Sé lo que estás pensando: ¿Qué diablos le importa a un Dios, en sentido literal, lo


que les pueda suceder a los humanos que gobierna? Los Dioses del Olimpo, aún si
crees o no que existimos, somos inmortales. La inmortalidad puede parecer
increíble. Y lo es, al menos por los primeros siglos. Pero después, la enormidad de
todo comienza a asentarse. Y nos aburrimos. Realmente… realmente y jodidamente
aburridos.

Es una historia bastante vieja: la vida humana es breve, efímera y hermosa. Se


atacaban mutuamente, a veces de forma física y otras veces de forma psicológica,
en algunas ocasiones lo hacían sin querer hacer daño, en un intento de hacer que su
microsegundo de tiempo en el planeta significara algo. Yo lo había visto todo.
Innumerables siglos de guerras, triunfos y tragedias. Había observado cada cosa.
Mis hermanos y yo, solíamos involucrarnos. Poseidón hundía las flotas de barcos,
enviando torbellinos en contra de los enemigos de aquellos reyes que sacrificaban
las mejores ofrendas. Conjuraba tormentas, lo suficientemente grandes como para
acabar con ejércitos completos y dividir el cielo en dos. Y Hades… Hades recogía el
alma de los soldados caídos como si se tratara de algún granjero codicioso. Ningún
hombre podía vencer a la muerte.

Pero esos días habían quedado atrás. Los días de temperamento salvaje y de las
pasiones más fieras… desaparecieron hacía mucho. Mis hermanos y yo solíamos
repartir nuestra semilla divina por todas partes en la tierra, tomando como premios
a doncellas y a los jóvenes más hermosos cada vez que lo deseábamos.

Debí haberlo visto venir. Debería haberme dado cuenta que algo andaba mal. Pero,
éramos tercos… exaltados. Éramos Dioses del Olimpo y nadie iba a decirnos que no
podíamos hacer lo que quisiéramos. Nos tomó la maldición de las diosas para
ponernos en nuestro lugar. E incluso en aquel momento, no podíamos creerlo.
Perdimos siglos enteros consumidos por nuestra ira.

Los semidioses estaban por todas partes, frutos de nuestras pasiones, y nosotros los
amábamos. Pero, aunque llevaban el brillo de la divinidad, no eran inmortales, y,
como todas las demás cosas mortales, ellos murieron. Y nosotros nos quedamos
solos.
C.J Vincent Lightning Strikes

Nuestra guerra contra las diosas había dejado al Olimpo como un caparazón vacío
de su antigua gloria. Hera, Anfitrite y Perséfone habían guiado a todas las demás a
una rebelión en contra de nuestros salvajes comportamientos… y ahora nos
encontrábamos pagando el precio por esa traición. Abandonados.

Solos.

—No puedes quedarte aquí eternamente meditabundo, hermano.

—No estoy meditabundo.

Definitivamente sí estaba meditabundo.

La risa sardónica de mi hermano Poseidón llenó el pasillo de mármol. El Dios del


océano estaba mucho más bronceado que la última vez que lo vi. Había estado en la
tierra.

—No avisaste que te ibas. —Gruñí, gestionando hacia su pecho de color


bronce.

—No tengo que decirte cada vez que decida bajar y mojarme —respondió con
una sonrisa—. Además, cada vez que te invito a venir conmigo tú dices que no.

—Claro que eso hago. Soy terrible surfeando.

—Los dioses no son terribles en nada; es solo que eres demasiado terco para
relajarte. —Él no estaba equivocado, pero no iba a decirle eso, el bastardo ya era lo
suficientemente engreído sin saberlo.

—¿Por cuánto tiempo estarás de regreso? —Poseidón cavilaba casi tanto


como yo, solo que él escogía hacerlo en privado, sobre la parte trasera de su tabla
de surf. La traición de su esposa lo había herido más de lo que dejaba ver, y se
había tomado la muerte de su último semidiós muy a pecho. Después de la muerte
de Agenor, Poseidón desapareció por meses enteros. Lloró profundamente
mientras yo observaba desde arriba como sus tormentas azotaban los océanos.

—No mucho.

Todo lo que pude hacer fue asentir distraídamente. Tenía demasiadas cosas en la
cabeza para hacer un seguimiento a las cosas que mis hermanos estaban haciendo.
Hades estaba notoriamente ausente del Olimpo, pero al menos sabía que si lo
necesitaba, lo encontraría en algún lugar en el laberinto que conformaba sus vastas
bibliotecas.
C.J Vincent Lightning Strikes

—Tienes que dejar de pensar en eso —dijo Poseidón, repentinamente—. No


podemos hacer nada al respecto, así que deja de preocuparte por nada. Baja a la
tierra. Anda y experimenta lo que los humanos han hecho con todo lo que les
hemos dado. Puede que se hayan olvidado de nosotros, pero nos rinden homenaje
sin siquiera saberlo.

—¿Cuánto tiempo hace desde que fuiste a Atenas? ¿A Roma? Los templos
construidos para rendirnos cultos están repletos de personas… Mucho más que
cuando solíamos disfrazarnos y caminar entre ellos. —La voz oscura de mi hermano
Hades resonó sobre nosotros, y yo me giré con sorpresa.

—No esperaba encontrarte tan lejos de tus libros, hermano. —dijo Poseidón,
abrazando al alto y poderoso Dios de la Muerte. Hades soportó el abrazo con una
frialdad natural, pero no se apartó.

—Algunas veces salgo de mi biblioteca —dijo con sequedad—. En especial


cuando puedo escuchar a Zeus pensando demasiado alto desde su trono de
mármol.

Le fruncí el ceño a mi hermano mayor. Habíamos luchado con amargura a lo largo


de los años, y estaba bastante seguro de que nunca serían olvidados sus celos por
mi posición cómo la cabeza del panteón… pero él seguía siendo mi hermano.

—Le digo que está perdiendo el tiempo… —intervino Poseidón, intentando


aligerar el ambiente.

—Sólo pierde el tiempo porque ignora la solución que está justo frente a él.
—dijo Hades ásperamente.

—¿Y eso que se supone que significa? —espeté.

—Significa exactamente lo que dije —respondió Hades–. Estás ignorando al


oráculo.

—¡El oráculo! —La gran risotada de Poseidón llenó el pasillo, vibrando entre
las columnas de mármol destrozadas que nos rodeaban—. ¡Nadie le ha hecho caso a
ese truquito en siglos! La última vez que hizo una predicción certera, yo todavía
estaba casado. —se burló. Poseidón se sirvió una copa de vino la cuál bebió de un
trago.

—Sea como sea, no se puede ignorar…

—Sí, yo sí puedo. —refunfuñé. Poseidón tenía razón, ese viejo era un manojo
de disparates.
C.J Vincent Lightning Strikes

—Pero lo visitaste cuando las diosas abandonaron el Olimpo. —continuó


Hades.

—Claro, por supuesto que lo hice —admití—. No sabía qué otra cosa hacer.
Pero sus predicciones son tonterías. Todas ellas. Nada de lo que dice tiene sentido.

Hades suspiró y abrió el libro que había estado cargando bajo el brazo. —Puede que
en ese momento no tuvieran sentido, pero han pasado siglos… quizás se entiendan
un poco mejor ahora.

—Si nos lo va a leer, me voy. —dijo Poseidón enérgicamente mientras


caminaba hacia la orilla de la sala.

—¡Quédate! —demandé—. Si esta antigua charlatanería tiene sentido,


entonces nos afectará a todos.

Poseidón alzó la mano, me mostró el dedo medio y desapareció al caminar entre las
columnas. Ese imbécil. Se fue de nuevo. Apreté los dientes y miré fijamente hacia
Hades.

—Lee el maldito Oráculo.

Hades puso los ojos en blanco y pasó la página del tomo que llevaba encima. Una
nube de polvo se le escapó mientras que suspiraba sobre las palabras escritas y
deslizaba sus largos dedos por las páginas meticulosamente entintadas.

—La ira de las diosas dejará estériles los campos divinos… el mundo se
verá consumido por su furia. Los cielos se agrietarán y las montañas se volverán
polvo. Pero, cuando los mares se calmen, las nubes se hayan desvanecido y el
fuego se reduzca a cenizas en la hoguera, la semilla divina echará raíces entre las
grietas del suelo del templo.

—¿Sí ves? Es pura mierda. Odio las metáforas sobre agricultura. —Caminé
por el piso de mármol del pasillo, deseando poder olvidarme de esas palabras.
Nunca había conseguido olvidar al oráculo y lo que había dicho. Simplemente
carecía de sentido para mí.

—El oráculo habla con acertijos —dijo Hades enérgicamente mientras


cerraba el libro—. Siempre lo ha hecho. Quizás, lo que necesitaba esta profecía en
particular era envejecer… Han pasado siglos. Y tú todavía no has entendido el
significado.
C.J Vincent Lightning Strikes

Negué con la cabeza, enojado. —No. Esta es la primera vez que soy incapaz de ver a
través de las palabras retorcidas de ese anciano. ¿Qué significa? ¿Lo has
descubierto? —Una sonrisa flotó a lo largo del rostro de mi hermano. Era raro
cuando el Dios de la Muerte sonreía, pero cada vez que lo hacía, no duraba
demasiado. En particular, no me gustaba cuando sonreía, usualmente significaba
que algo realmente desagradable estaba a punto de ocurrir —. ¿Cuánto tiempo hace
que lo sabes?

—Lo suficiente —dijo—. ¿De verdad creíste que las diosas pasarían su tiempo
fuera del olimpo sin hacer nada? La ira que sentían por nosotros se desgastó hace
mucho tiempo, tú has sido el único que ha guardado rencor y te has negado a
enfocar tu mente en otra cosa que no sea tu propia miseria egoísta.

—Mucho cuidado. —Gruñí. Hades siempre se acercaba demasiado al límite.


Habíamos llegado a los golpes en el pasado, y yo no rehuía de la oportunidad de
atestarle un puñetazo lleno de rayos en esa cara engreída.

Hades se sacudió un poco de polvo sobre el hombro y me miró con audacia. —Las
diosas han creado a sus propios semidioses. Portadores de la chispa divina y que
viven en la tierra. Son la grieta en el suelo del templo…

—Tienes que estar bromeando —dije con incredulidad—. La semilla divina


echará raíces… ¿Me estás diciendo que podemos engendrar hijos otra vez?

—Esa es mi conclusión. —dijo Hades, cuidadosamente.

Alcé una ceja. —¿Cuál es la trampa?

—Obviamente, el problema radica en encontrar a estas… “Chispas”. Solo


puedo suponer que la maldición de nuestras esposas no se ha desvanecido por
completo…

—No, supongo que no —Hera tenía una manera de guardar rencor que
resultaba sorprendente. Ella me habría castigado hasta que el mundo fuera
absorbido por un agujero negro, si hubiese podido—. Así que lo que me estás
diciendo es que tengo que ir a buscarla. Tengo que encontrar esta “Chispa” en un
mar de mortales. ¡Podría estar en cualquier parte!

—Y en cualquier persona. —La expresión de Hades era seria, pero, de nuevo,


nunca lo había visto hablar de otra forma que no fuera enserio.

Apreté mis manos en puños cerrados, un relámpago crepitada sobre mis nudillos.

—Entonces, es mejor que empiece la búsqueda.


C.J Vincent Lightning Strikes

Hubo momentos en los que estaba agradecido de vivir cerca de la escuela. El teatro
era mi vida, y no podía imaginarme haciendo otra cosa con mi dichosa “educación
superior”. El resto del tiempo, solo echaba de menos a mi hermana y a sus hijos. Si
podía haber dos caras en una persona, yo estaba dividido equitativamente entre
vivir para el escenario y vivir para esos pegajosos calamares.

Mi hermana Gemma y su prole1 vivían en Nueva Jersey. No estaba lejos, pero los
echaba mucho de menos durante la semana. Tenía un jarrón en mi cocina en el que
guardaba todas mis propinas y parte de mi sueldo de mierda para poder
permitirme el tiquete de tren de ida cada fin de semana. Por muy mala que fuera mi
semana, esos niños lo eran todo para mí, y sé que mi hermana estaba agradecida de
poder tener un par de manos extra en la casa.

Gemma me había apoyado, pero también estuvo triste cuando por fin me habían
aceptado en Tisch... Broadway era mi sueño, pero estaría contento solo de estar
cerca de ello. Ahora mismo, todo era un poco duro. Mi último semestre se había
alargado durante varios años, pero Tisch valía la pena. El problema era que no
estaba ganando suficiente dinero para cubrir las clases y el alquiler de mi pequeño
apartamento de Brooklyn... y comer con regularidad ya no era algo común. Estaba
cansado hasta los huesos, mi nevera estaba llena de comida para llevar de la
cafetería en la que atendía las mesas entre clase y clase, y mis pobres zapatillas
converse tenían agujeros... pero al menos yo era feliz.

Después de pasar el fin de semana con Gemma y los niños, estaba deseando
empezar la semana con frescura. Probablemente se me pasaría al mediodía del
miércoles, pero al menos tendría unos días para superar el buen humor del fin de
semana.

Gracias al tren exprés que había tomado por accidente, llegué temprano a clase,
pero no lo suficiente como para poder volver a casa. Podía vivir con eso, pero
significaba que tenía bastante tiempo para matar. La cafetería que había al otro
lado de la calle del campus estaba siempre llena de estudiantes y, por lo general,
era demasiado ruidosa para mi gusto. Me dirigí a mi cafetería favorita. Haven

1
Conjunto de los hijos de una persona
C.J Vincent Lightning Strikes

siempre estaba cómodamente ocupada y venía aquí a estudiar y a leer líneas


siempre que podía. Además de tener un buen café, Haven también era un lugar
estupendo para observar a los hombres. Me gustaban los hípsters... las barbas, los
tatuajes, las corbatas de moño. Estaba adicto.

Haven estaba sorprendentemente lleno esta mañana, pero era temprano, y todo el
mundo se apresuraba a sus trabajos de oficina. Apenas llegaran las 8 de la mañana,
todo estaría tranquilo. Esperé en la sorprendentemente larga cola para mi café. Me
aparté el pelo de la frente y miré alrededor de la cafetería, buscando algo en lo que
concentrarme aparte de la longitud de la cola. La mayoría de la clientela estaba
vestida para la oficina, trajes y faldas en tonos apagados estándar. Había unas
cuantas personas atractivas repartidas por ahí, pero nada excepcional. Los trajes no
me gustaban tanto como un buen blazer de lana gruesa o un chaleco entallado…
espera un momento.

Estaba a un hombre bajo y calvo de distancia y estaba... bueno como el carajo.

Sus pantalones de lana ajustados abrazaban sus musculosas piernas, que dejaban
muy poco a la imaginación. Su ajustada camisa de cuadros se extendía sobre su
esculpida espalda y sus brazos de la mejor manera, y su pelo oscuro estaba
perfectamente desteñido y peinado, e incluso tenía barba... ¿Dios, estás ahí? Soy
yo, Cameron.

Podía sentir que mi cuerpo se sobrecalentaba con la idea de que me tomara.


Empujándome contra la áspera pared de madera de la cafetería. Para ya.
Probablemente sea heterosexual... Pero es que esa barba.

—¿Estás bromeando? Ese era nuestro cliente más valioso —dijo el hombre
calvo frente a mí entre un susurro y grito a su teléfono—. ¡Ya voy saliendo! Ponlo al
teléfono, estaré allí en cinco minutos... ¡Sólo entretenlo! —El hombre bajo se giró
bruscamente, casi chocando conmigo, su cabeza calva se volvió de varios tonos de
rojo. No me dijo nada, sólo siguió maldiciendo en voz baja mientras pasaba de
largo y salía de la tienda.

Bonus. Ahora estaba a pocos centímetros del hombre más sexy que había visto
nunca. Incluso olía bien... a sol y a aire fresco y a hombre. Sabía que me estaba
mordiendo el labio, pero no me importaba. No pude evitar desnudarlo con la
mirada. Señor, soy débil.

Debería saborear este momento. Ya sabes... para después. Saqué mi teléfono del
bolsillo con cuidado. Comprobé tres veces el flash de mi cámara para asegurarme
de que no estuviera encendido. No hay nada más vergonzoso que fotografiar el culo
de un desconocido y que el flash se dispare. El corazón me latía con fuerza en el
pecho.
C.J Vincent Lightning Strikes

Comprobé el flash una vez más y tomé la foto.

Respiré hondo y abrí mi galería. Miré la foto, admirando mi astucia, pero sobre
todo admirando el culo de este desconocido. Dejé escapar una pequeña risa y volví
a guardar el teléfono en el bolsillo. Cuando volví a levantar la vista, estaba mirando
directamente a los penetrantes ojos grises del hípster más sexy de Nueva York
mientras este miraba por encima de su hombro y me dedicaba la sonrisa de mil
traviesos. Oh... mierda.

¿Se puede morir de la vergüenza? Pregunto para un amigo.

¿Había visto la foto que tomé? Era más o menos 30 centímetros más alto que yo;
habría sido muy fácil para él ver lo que estaba haciendo. Si hubiera sido más bajo,
ni siquiera habría podido mirar mi teléfono. Pero si hubiera sido más bajo, no le
habría prestado ninguna atención. ¡Maldita seaaa!

—Hola.

Oh, no. Incluso su voz era perfecta.

Tragué saliva y supe que me estaba sonrojando. —Hola. Vaya línea que hay hoy,
¿huh? —Soy de lo peor, soy de lo peor, estoy muerto. Me han pillado.

—Sí, ¿está esto normalmente tan lleno?

—No... pero el ajetreo de la mañana siempre es un poco loco. La gente no


puede vivir sin su café, ¿cierto?

Una ceja perfectamente esculpida se levantó y yo apreté los dientes. ¿Por qué se me
daba tan mal las conversaciones casuales? —Cierto. —dijo con una sonrisa que
revelaba una dentadura perfecta—. Todo el mundo está tan obsesionado con sus
teléfonos hoy en día. Nunca había visto uno así.

—¿Cómo? —Parpadeé, fingiendo confusión—. O-oh sí, es un poco anticuado.


—Era mentira, estaba totalmente desactualizado, y ya estaba en la última pizca de
la tarjeta de minutos prepagados que había comprado en la tienda de la esquina
junto a mi apartamento.

—¿Son esos tus hijos? —preguntó de repente.

Parpadeé un momento y luego miré a mi pantalla rota. Las caras de Abby y Colter,
pintadas con bigotes de gato y máscaras de superhéroe, me sonreían.
C.J Vincent Lightning Strikes

—¡Oh! No. No, no. Esos son los hijos de mi hermana.

—Parecen divertidos. —dijo, y capté una pizca de nostalgia en su voz. ¿O


solamente me lo imaginé?

—Son increíbles —respondí apresuradamente. No hacía falta que me lo


pidiera dos veces para entusiasmarme con estos dos—. Me mantienen en alerta, eso
con seguridad. Abby tiene cuatro años, y Colter seis...

Me volvió a sonreír, deslumbrándome sólo un poco mientras asentía: —Es una


edad estupenda, realmente se están convirtiendo en personitas en ese momento,
¿no? Yo, no obtuve tu nombre...

—Sí, la verdad es que sí... Creo que podría volver loca a mi hermana, pero
me encanta. —Tu nombre, ha preguntado por tu nombre, idiota—. Soy Cam...
Cameron. —tartamudeé y extendí mi mano hacia él. Su gran mano envolvió la mía
mientras la estrechaba con firmeza. Mentiría si dijera que no sentí una pequeña
sacudida de electricidad cuando nuestros dedos se tocaron.

Oh, Señor, él estaba tan fuera de mi alcance.

—La estática... lo siento. —me disculpé innecesariamente. Él parece que lo


encontró gracioso y me regaló una inesperada sonrisa gentil. Todavía no había
soltado mi mano. Quizás no era heterosexual...

Sus ojos grises eran pálidos e inquietantes, salpicados aquí y allá con pequeñas
manchas de ámbar. Seguía sosteniendo mi mano. —Es un placer conocerte... eh...

—Zachary. —respondió, soltando finalmente mis dedos. Respiré aliviado al


ver que no había visto la foto que había tomado, pero también había algo en él que
me hacía sentir un cosquilleo alrededor del cuerpo. Tal vez era la estática.

Se dio la vuelta con otra sonrisa y se acercó al mostrador para hacer su pedido.

El apuesto desconocido se hizo a un lado, tomando su café del barista con cuidado.
Se quedó allí un momento mientras yo buscaba dentro de mi bolso la cartera. Lo
observé por el rabillo del ojo mientras le daba un sorbo a su café y me miraba de
arriba abajo. Ni siquiera trató de disimularlo. —Ha sido un placer conocerte,
Cameron. —Sus ojos se posaron en los míos, y luego guiñó un ojo y se dirigió a la
puerta.

—A ti también. —susurré, sintiendo que me ardía la cara. Lo vi salir de la


cafetería. Se alzaba sobre todos los demás como un titán.
C.J Vincent Lightning Strikes

Dios, estaba tan bueno. Pero también era un poco raro. —¿Un matcha latte extra
grande para Cameron? —El barista gritó. La cajera me miró y luego sacudió la
cabeza en dirección al barista. Me acerqué al mostrador.

—Aún no he pedido nada. —dije en voz baja. Ella no necesitaba saber


tampoco que no podía pagarlo. Me permitía darme un capricho de mi bebida
favorita una vez a la semana, y hoy no era ese día.

Ella arqueó una ceja: —El tipo de la barba lo pagó... dijo que era para ti... Cameron.
—Cogí la bebida con cautela, haciendo malabares con mi teléfono y mi cartera de
forma incómoda mientras estaba en ello.

—¿Estás seguro?

—Mira, ¿lo quieres o no? —La chica chasqueó su chicle con impaciencia.

—¡Sí lo quiero! —Enrosqué mis manos alrededor de la taza de forma


protectora.

—Genial. —Pasó la mirada por delante de mí hacia el siguiente cliente—.


¿Siguiente?

Miré la taza que tenía en mis manos y luego a la ventana que daba a la calle.
Debería perseguirlo y darle las gracias. Me metí la cartera en la mochila y me moví
entre la multitud hacia la puerta. Por favor, que esté cerca...

Espera. ¿Por qué tenía tantas ganas de verlo? Obvio, era de buena educación dar
las gracias. Pero él lo había hecho de buena fe... no lo había hecho por ninguna
recompensa o agradecimiento. Tampoco me pareció el tipo de hombre que se
privaría de pedir el número de alguien. Ahora que lo pienso, ni siquiera lo había
visto con un teléfono. Tal vez era uno de esos puristas que aborrecían los
electrónicos y se aferraban a los teléfonos públicos y los teléfonos de disco.

Me quedé en la puerta, sin saber si debía seguir o no a mi atractivo hombre con


barba. Todavía me hormigueaban los dedos de nuestro apretón de manos y traté de
recordar si lo había visto antes en Haven. Quizá volviera mañana y pudiera
devolverle el favor. Llegar temprano a la ciudad no era difícil. Además, me daba
más tiempo para estudiar. Quité la mano del pomo de la puerta y me obligué a
sentarme en una mesa que daba a la calle.

Tenía una hora que matar antes de clase, bien podía utilizarla para intentar
sacarme de la cabeza a Zachary y sus pantalones a medida. Con toda la intención de
borrar la foto, desbloqueé el teléfono y abrí la galería, pasando por las fotos del fin
C.J Vincent Lightning Strikes

de semana hasta que me detuve en la que había tomado hace unos minutos.
Maldición

Tal vez debería esperar hasta mañana para borrarla.

Teatro griego era una de mis clases favoritas, así que no debería estarme quedando
dormido. Pero aquí estaba, escuchando a mi profesor favorito hablar sobre “Las
nubes” y ni siquiera podía mantener los ojos abiertos el tiempo suficiente para
reírme de los chistes groseros que estaban salpicados en el guión.

—La comedia era el medio más seguro para realizar actos despiadados de
crítica política. —decía el profesor, pero mis párpados se estaban cerrando y los
brillantes derribos de Aristófanes a la ciudad de los atenienses simplemente no me
estaban manteniendo despierto.

Algo me dio un empujón en el pie, sacándome de mi aturdimiento. Miré a mi


alrededor, intentando ver qué me había tocado, pero no había nada. Me acomodé
en mi asiento, pellizcándome el interior del muslo para despertarme. Esta era mi
última clase antes del almuerzo, con suerte mi sándwich me despertaría lo
suficiente para terminar mi sesión de teatro musical. Tenía ensayo esta noche, y
empezaba a dudar seriamente de si mi escaso sándwich de jamón iba a ser capaz de
darme la energía suficiente. Tal vez alguien pida pizza esta noche... Mi estómago
rugió fuertemente y volví a moverme, mis mejillas enrojeciendo un poco cuando
algunas personas se giraron a mirarme.

El chico del asiento de enfrente se giró ligeramente y sus ojos grises se fijaron
brevemente en los míos antes de volver a mirar al profesor.

Ojos grises.

Wow

¿Estaba en mi clase? ¿Qué probabilidades había de que eso ocurriera?

Me incliné ligeramente hacia delante. —Hola —susurré—. Gracias por el café.

Zachary se giró y sus ojos pálidos me atrajeron de nuevo. Las notas de ámbar
parecían brillar un poco en la extraña iluminación del salón de conferencias.
C.J Vincent Lightning Strikes

De repente, las luces se apagaron y se encendió un show de diapositivas. Me sentía


más seguro en la oscuridad, ya que así no podría ver lo nervioso que estaba.

—De nada. —dijo él. Me estremecí cuando me llegó su voz. Delicioso, como
caramelo tibio.

—No me di cuenta de que eras un estudiante de aquí. —susurré después de


un momento—. Siento que te habría visto. —Bueno, no es que eso haya sonado
para nada acosador. Bien hecho, Cam.

Su risa fue una recompensa inesperada y me sentía agradecido de que todo


estuviera oscuro, porque definitivamente me estaba sonrojando.

—Shh… —me amonestó alguien desde la fila de al lado. Me enderecé,


notando que algunas caras se giraban en mi dirección.

—De todos modos, gracias —tartamudeé—. Quizá nos veamos por ahí...

Patético.

—Quizás. —contestó y volví a sentir que mi estómago se retorcía de una


manera familiar. El sentimiento que debería haber sabido que no significaba más
que problemas. El que decía “oh sí, lo verás de nuevo”. Ay señor.

No tenía tiempo para estas tonterías. Tenía una obra de teatro por delante, tenía
diálogos por aprender, señales y coreografías que memorizar... No tenía tiempo
para perseguir a un hípster de lo más sexy por todos los bares de Brooklyn para
esperar a que admitiera que no había chispa, o que yo no era su tipo... o peor aún,
que era sólo una excusa para un polvo rápido entre relaciones serias. Ugh.

Cada desamor vuelve difícil mantener la fe...

Las dispositivas volvieron a hacer clic, esta vez en una maceta pintada con sátiros
persiguiendo ninfas mientras Dionisio vigilaba las fiestas. Gracias a los artistas
griegos por su obsesiva apreciación del falo divino. Podía al menos sentirme
identificado con esa parte de la cultura.

Frente a mí, Zachary se movió en su asiento cuando la diapositiva cambió a un


surtido de estatuas. Esta clase había adoptado el enfoque del teatro antiguo como
reflejo de la cultura, concretamente que las obras de Aristófanes presentaban un
retrato alarmantemente exacto de la vida cotidiana en la Atenas que él habitaba,
hasta los chistes sobre la caca.
C.J Vincent Lightning Strikes

Otra estatua aburrida se mostró. Apreciaba la forma masculina más que la mayoría,
pero una vez que has visto un conjunto de músculos perfectamente
proporcionados, los has visto todos... Podía sentir que mis ojos se cerraban de
nuevo. Algo me dio un empujón en el pie y me senté derecho. Frente a mí, Zachary
estaba medio girado en su asiento, con la mano apoyada en el escalón de concreto
junto a mi pie. Una ráfaga de piel de gallina recorrió mis brazos. Había sido él
quien me había despertado antes. Oh, nooooooo.

Me miró por encima del hombro, con la misma sonrisa amable en su rostro. Me
hizo una señal con el dedo y me incliné obedientemente para escuchar lo que tenía
que decir.

—¿Quieres ir a almorzar? Me muero de hambre... y creo que tú también.

Se me secó la boca, pero mi estómago respondió por mí, retumbando con fuerza en
la silenciosa aula. La cálida risa de Zachary me hizo sonrojar más y recogí todos mis
libros y me levanté de la silla para correr hacia las puertas dobles que daban al
pasillo.
C.J Vincent Lightning Strikes

No podía evitarlo, había algo acerca de este humano que agitaba algo en mí, algo
que no había sentido en… siglos. Sonaba ridículo y sabía que mis hermanos se
reirían en mi cara, pero era la verdad. No podía señalar específicamente qué era lo
que me atraía de Cameron, pero era ineludible.

Él no había sido tímido en su conversación ni en su evidente atracción hacía mí.


Por otra parte, en los miles de años que había estado sembrando mi semilla divina,
eso nunca había representado un problema para mí. Los humanos siempre veían lo
que querían, siempre era el epítome de la pareja que tenían en sus más salvajes
fantasías.

Lo sentí en la cafetería y en esa sala de conferencias cuando sus ojos se encontraron


con los míos… y lo sentía nuevamente mientras que estábamos sentados en un
lúgubre restaurante de la calle de Tisch. Cameron devoraba un sándwich de queso a
la parrilla y jamón como si fuera la primera comida de verdad que tomaba en días.
Di un vistazo al envoltorio arrugado del que había sacado el sándwich y decidí que
necesitábamos algo con un poco más de sustancia. La comida no significaba para
mí, pero él no parecía percatarse que yo no comía con el mismo gusto.

—Entonces, ¿qué clases estás tomando? —preguntó Cameron con sus ojos
azules brillantes mientras que robaba tres patatas fritas de mi plato y las sumergía
en la salsa de tomate del suyo. Era un muchacho mortal, alto y delgado, con melena
color beige, mejillas rosadas y un puñado de pecas sobre el puente de la nariz.
Estaba comiendo lo suficiente como para alimentar a dos personas, pero no parecía
que nada de grasa se le pegara a los huesos.

—¿Clases? —Oh, mierda. Cierto que me había colado a una de sus clases
solo para verlo de nuevo. Cameron alzó una ceja. Me aclaré la garganta y tomé un
sorbo de mi cerveza de raíz, tosiendo ante el sabor ácido—. Me gusta especialmente
el teatro griego… principalmente la teoría y el subtexto.

—¿De veras? —Los ojos de Cameron brillaron en cuanto tomó otra fritura—.
¿Cuál es tu obra favorita?

Eso era fácil.


C.J Vincent Lightning Strikes

—Los pájaros de Aristófanes, es deliciosamente blasfemo… para su época. —


En el momento de su lanzamiento, de hecho, me pareció que la obra de Aristófanes
era tremendamente insultante, pero debía de recordar que ahora era Zachary, un
estudiante, no Zeus, el más poderoso de todos los dioses olímpicos.

Aristófanes había usado su perspicacia política para juzgar y escudriñar las


acciones de los hombres más relevantes de su época… y mis hermanos y hermanas
divinos eran en muchas ocasiones, los desafortunados cómplices en estos
esfuerzos, y también el blanco de sus burdas bromas. Las Musas se habían
deleitado bastante con mi frustración e intentos de arruinar la presentación de su
primera obra. El bastardo igualmente había ganado un premio por el esfuerzo. Pero
todo eso quedó en el pasado, y ahora descubría que disfrutaba bastante de las
escrituras de ese viejo pícaro… es solo que me tomó mi tiempo.

—Tu no vas a la universidad solo para aprender sobre viejas y polvorientas


obras de teatro, ¿verdad? —pregunté, empujando mi plato hacia él. Los ojos de
Cameron se iluminaron al ver el sándwich y las patatas fritas a medio comer.

—¿Estás seguro?

Asentí y le regalé una sonrisa cálida, disfrutaba del deleite en su rostro mientras
que devoraba los restos de mi reuben. Solo nos conocíamos desde hacía unas horas,
pero él estaba relajado y cómodo ante mi presencia… eso era algo nuevo. Los
humanos usualmente sabían que había algo diferente en mí… pero, en lo que
respectaba a Cameron, parecía dichosamente inconsciente. Como si nos
conociéramos desde hace años.

—Quiero actuar en Broadway —dijo Cameron con la boca repleta de


comida—. Sé que suena un poco tonto, y estoy seguro que todos en mi clase sueñan
con lo mismo... pero es algo que no puedo explicar. Lo he deseado desde que era un
niño. Cada vez que mis maestros preguntaban por lo que queríamos hacer una vez
fuéramos grandes, todos nombraban lo que sea que fuera que sus padres hicieran,
pero yo siempre quise estar sobre el escenario. Quería ser Joseph, el Fantasma,
Valjean, Jesucristo la superestrella. —Rio y se cubrió los labios —. Me propinaron
muchas golpizas.

Antes de poder detenerme, extendí la mano y le limpié una mancha de salsa sobre
la barbilla. Cameron se puso rígido cuando mi pulgar le tocó la piel del rostro y yo
también me congelé. Había sentido algo, algo que nunca antes había
experimentado. En siglos. Una chispa. —Lamento que hayas pasado por eso. —dije
en voz baja, recostándome de mi asiento.
C.J Vincent Lightning Strikes

Cameron se encogió de hombros y se frotó la barbilla antes de darle otro bocado a


mi sándwich. —Está bien. Ahora estoy en Tisch, mientras que esos imbéciles siguen
atrapados en Jersey sin ser nada ni nadie. No le doy muchas vueltas, dudo incluso
que todavía me recuerden.

La idea de que alguien lastimara a este joven me hacía doler la columna vertebral.
Quería castigarlos por lo que habían hecho, deshacerme de ellos a través de un
rayo, pero algo así era ridículo. Yo ya no era un castigador, eso estaba en el pasado.
Entonces, ¿por qué estaba pensando así? Negué con la cabeza, tratando de
deshacerme de esa emoción tan inesperada.

—Si quieres estar en Broadway, ¿Qué hay con las tragedias griegas? —
pregunté, cambiar de tema parecía ser lo mejor que podía hacer.

Cameron asintió y dio un trago a su bebida. —Es por la oración —dijo con
simpleza—. Si puedo hablar correctamente y memorizar todas esas líneas ridículas
mientras cuento los chistes groseros de Aristófanes sin reírme, supongo que será
más fácil para mí hacer cualquier otra cosa después.

Me reí solo un poco. Aristófanes estaba apegado a sus chistes de baños, eso era
bastante seguro. Hera lo despreciaba, y quizás por eso yo llegué a adorar tanto sus
obras. No importaba cuál fuera el tema o si tenía algún mensaje profundo, si
molestaba a mi esposa, entonces a mí me gustaba.

Ex Esposa.

—Participaré en una obra de teatro este fin de semana, deberías venir —


comentó Cameron—. Puedo conseguirte entradas… si deseas. Es una versión actual
de “El retrato de Dorian Gray”. —Sus mejillas enrojecieron con algo de vergüenza,
hablaba con mucha rapidez y yo podía sentir su nerviosismo. No pude evitar
regalarle una sonrisa.

—Por supuesto que iré, no he estado en una obra de teatro en


aproximadamente un siglo.

Cameron rio con alegría. —Bien, pues si ha pasado tanto tiempo, espero que no te
sientas decepcionado.

—Esa ni siquiera es una opción. —dije, tenía la sensación de que cualquier


cosa en la que él estuviera me encantaría.

—¿Cuántas entradas quieres? —preguntó cuidadosamente y me di cuenta


que estaba pescando algo de información—. ¿Dos? Puedes traer a tu…
C.J Vincent Lightning Strikes

—Solo una estaría bien. —respondí con una sonrisa. Cameron se ruborizó
solo un poco más fuerte y yo sentí que algo se retorcía en mi estómago—. ¿Qué
papel tienes en la obra?

—Eso es una sorpresa. —dijo guiñándome el ojo—. Dejaré un ticket para ti


en la entrada, ¿okey?

—Perfecto, no me lo perdería por nada.

—Oh, mierda, tengo que ir a los ensayos —dijo Cameron cuando la alarma de
su teléfono resonó—. ¿Te veré en las clases de mañana? —Parecía vacilante,
inseguro de si debería tener la expectativa de volver a verme.

—Puede ser. —dije, bromeando un poco con él.

A pesar de sus protestas, pagué el almuerzo de ambos y lo acompañé hasta el borde


del campus de Tisch, antes de desearle un buen ensayo y ver cómo desaparecía en
el interior del edificio.

Una vez se fue, cerré los ojos y me dispuse a regresar al Olimpo. Tenía muchas
cosas en las que pensar con seriedad.

Caminé a través del brillante suelo de mármol mientras que pensaba en Cameron y
en la forma en que me sentí cuando mi mano le tocó el rostro. Fue algo ineludible.
Una chispa definitivamente había estado allí y Cameron también la había sentido.
Yo no me había atrevido a sentir otra cosa que ira durante un incontable número de
siglos. Una rabia en contra de Hera y las demás diosas… la cual su crueldad había
provocado. La maldición había sido demasiado desgarradora y no sabía si alguna
vez podría perdonarlas por lo que nos habían hecho a mí y a mis hermanos. Pero,
solo quizás, nos habían otorgado más de lo que habían anticipado. Una
oportunidad de redimirnos. Un nuevo comienzo.

La ira de las diosas dejará estériles los campos divinos… el mundo se verá
consumido por su furia. Los cielos se agrietarán y las montañas se volverán
polvo. Pero, cuando los mares se calmen, las nubes se hayan desvanecido y el
fuego se reduzca a cenizas en la hoguera, la semilla divina echará raíces entre las
grietas del suelo del templo.

¿Qué pasaba si la había encontrado? ¿Y si de verdad había conseguido mi chispa en


la forma de este humano? ¿Sería capaz de confiar siquiera en mí mismo para saber
en qué momento lo habría encontrado? Ya había pasado por tantas decepciones
antes. Mujeres y hombres, destruidos desde dentro hacia fuera por mi semilla
divina… era casi demasiado para soportarlo.
Solo podía esperar a que esta vez fuera distinto.
C.J Vincent Lightning Strikes

Lo había invitado a mi obra… ¿por qué lo había hecho? Ni siquiera lo conocía y le


estaba pidiendo que fuera a verme en mi estado más vulnerable. Iba a estar casi
desnudo sobre el escenario; nuestra versión actual de “el retrato de Dorian Gray”
era una puesta en escena con un elenco solo de hombres, honrando al estilo de vida
prohibido que tuvo el autor, permitiendo que las relaciones desarrolladas en el
guión fueran como Wilde las hubiese deseado.

Esta no era la época victoriana y los hombres homosexuales no tenían por qué
ocultar la atracción entre ellos. Habían sido liberados. Claro, el horror del material
original todavía seguía allí, pero yo no estaba tan enfocado en eso sino en la
conexión que quería establecer con la audiencia… una conexión no solo con la obra,
si no con la lucha que Wilde tuvo que haber enfrentado. Era algo doloroso, y no
pensaba huir de eso. Así es como él debería haber podido vivir.

Mi papel era el de la actriz enamorada de Dorian, pero Sybil Vane ahora era
Sebastián Vane. No era un rol fundamental, pero era uno por el que había luchado
intensamente. Sybil representaba la primera torcedura en la personalidad de
Dorian Gray y quién lo empujó a su camino del mal, yo encarnaría a esa belleza y
dulzura que podría haber salvado a Dorian de sí mismo. Era un papel trágico que
me emocionaba; más que cualquier otra cosa, quería hacerle justicia.

Saber que Zachary estaría entre la audiencia enviaba un estremecimiento a lo largo


de mi columna. Él me vería en mi estado más vulnerable, más hermoso… al menos,
esperaba que eso fuera lo que él viera. No entendía por qué deseaba esto tan
intensamente, pero lo hacía…

No vi a Zachary al día siguiente, pero traté de no sentir nada al respecto. Nos


acabábamos de conocer y tampoco quería que fuera demasiado obvio que lo estaba
buscando. Probablemente estaba ocupado con sus propias clases y yo no deseaba
C.J Vincent Lightning Strikes

parecer desesperado. Era mucho más sencillo enfocarme en mis clases y ensayos; la
noche del estreno sería en unos pocos días y yo quería que todo fuera perfecto.

Deseé que Gemma pudiera venir desde Jersey a verme actuar, pero entendía que
no podría escaparse y que llevar a los niños a Brooklyn no estaba precisamente
entre sus principales prioridades. Siempre la invitaba a mis funciones y siempre me
aseguraba que le reservaran una entrada para cada función. Ella me enviaba flores
y una tarjeta de felicitaciones cada noche de entreno, pero lo que yo quería era ver
su rostro sonriente desde la audiencia. Quizás algún día pasara.

Como siempre hacía cuando se acercaba una noche de estreno, me pasaba todo el
tiempo en el campus. Estudiaba mis líneas, repetía las escenas en el parque junto al
teatro y escuchaba una banda sonora que yo mismo creaba de mi personaje en mi
viejo Ipod. Incluso llegaba a recitar algunas líneas con mi compañera de trabajo en
el restaurante. Ella interpretaba horriblemente su papel, pero no necesitaba tanto
apoyo en esa área; solo era un cuerpo adicional para usar como referencia.

Iba de camino al ensayo después de clases cuando uno de mis auriculares se


enganchó de algo y casi me arrancó el Ipod de la mano. —Mierda. —murmuré
mientras que tropezaba un poco para ver en lo que me había metido. Dada mi
suerte, seguro me habría chocado con algo muy obvio que yo mismo habría notado
si hubiese estado prestando atención. Pero, cuando me giré, me di cuenta que mis
auriculares no se habían enganchado de nada, sino que alguien había tirado de
ellos.

Mis ojos se encontraron con los orbes gris pálido de Zachary y sentí como un
estremecimiento caliente me recorría. Él sonrió lánguidamente mientras que se
colocaba uno de los audífonos en la oreja. —¿Qué estás escuchando? ¿Es algo que
conozco?

Malditos hípsters, siempre dispuestos a machacar los gustos musicales de otras


personas. No iba a morder ese anzuelo.

—No es nada especial. —balbuceé estirando la mano hacia el auricular. Él


golpeó con suavidad mis dedos mientras fruncía el ceño y trataba de identificar la
canción.

—Mentira —dijo—. Esto es bastante especial. Es Shostakovich… ¿Por qué


escuchas algo tan melancólico en un día tan pintoresco?

Miré por la ventana para ganar algo de tiempo. Hice una mueca, no era un día
“pintoresco”: estaba gris y nublado; las nubes tenían el mismo color que los ojos de
Zachary. —Es por mi papel en la obra. Me gusta preparar listas de reproducciones
para mis personajes, y así poder conocerlos mejor. —Era algo que había hecho
C.J Vincent Lightning Strikes

desde que estaba en la secundaria. Un ritual de preparación que parecía


completamente normal cuando estaba preparando las playlist, pero que ahora
sonaba completamente tonto mientras que lo decía en voz alta.

Pero Zachary no dijo nada, simplemente asintió y me entregó los audífonos.


Guardé mi Ipod en un bolsillo y traté de pensar en algo que decir, pero apenas
conseguí balbucear que estaba de camino al ensayo. Zachary asintió nuevamente
con una expresión pensativa y luego hizo un gesto hacia el pasillo. —Guíanos.

Caminamos el uno al lado del otro en silencio durante varios pasos, y yo descubrí
que me sentía mucho mejor después de saber que él se hallaba cerca. Quizás
pareciera una tontería, pero nunca había tenido tantas ganas de ver a alguien, con
excepción de Gemma y los chicos. Me sentía cómodo con él, y parecía algo normal.

—¿De veras no me dirás qué personaje vas a interpretar? —finalmente él


preguntó.

Negué con la cabeza. —Nope, es un secreto. Pero si conoces la novela serás capaz de
adivinarlo, aunque prefiero que no me lo digas si lo haces.

Zachary se rio y yo sentí que algo se retorció dentro de mi estómago y no pude


evitar sonreír. Se sentía muy bien tenerlo cerca. No se parecía en nada a cualquier
persona que haya conocido con anterioridad, especialmente en la escuela. La
secundaria había estado repleta de deportistas que se le parecían: altos, anchos y
dispuestos a golpearte si los mirabas demasiado rato cuando estaban en las duchas.

Pero él no era así. Para nada. Puede que no lo conociera desde hacía mucho, pero
ya era capaz de decir que él era diferente.

Me di una bofetada mental. Ni siquiera sé si es gay o si yo le gusto. No le había


preguntado, y no podía decidirme si se suponía que debía preguntar o no. Quiero
decir, es bastante obvio que yo sí era gay… Nunca sentí la necesidad de ocultar
quién era y sé que le había estado coqueteando, sentía que no podía evitarlo. Y él
tampoco parecía oponerse a ello, así que eso tenía que ser una buena señal, ¿No? Ni
siquiera sabía si estaba realmente interesado en mí. Yo era de lo peor en este tipo
de cosas.

—Hoy estás callado. —dijo él y yo tragué saliva, agradecido de que no


pudiera escuchar mis pensamientos. Lo miré de reojo y él estaba sonriendo de una
forma que hizo que sintiera como si mi pecho estuviera en llamas.

—Sí, lo siento… estaba pensando en la obra. Siempre me pongo así durante


la última semana de ensayos. —dije, encogiéndome de hombros y esperando poder
hacer pasar mi agitación como nervios escénicos y no como esa clase de nervios que
C.J Vincent Lightning Strikes

sentía cuando estaba cerca a una persona por la cual me sentía atraído. Esta
siempre era la peor parte en las relaciones: yo era un completo desastre hasta saber
que la otra persona estaba realmente interesada en mí… o hasta que hacía algo
estúpido y los ahuyentaba por ir demasiado rápido.

—¿No es otra cosa? —preguntó mientras que alzaba una ceja.

—Uhhh. ¿No? —¿Cómo carajo se suponía que iba a responder a esa


pregunta? ¿Decirle que me gustaba y que quería verlo más seguido? ¿Eso era lo que
él quería? Sus ojos grises sostuvieron los míos con tanta intensidad que yo estaba
seguro de que él podía escuchar lo que yo estaba pensando… Oh, mierda. Sentí
como me ruborizaba. Nunca fui capaz de ocultar mis sentimientos, y eso era de lo
peor.

Estábamos de pie frente a la puerta de ensayos. Quizás pueda escapar. Puse una
mano en la manija de la puerta y con la otra me aparté el pelo de la frente. —Bueno,
aquí me quedo —espeté—. Te veré más tarde, supongo.

Antes de que pudiera hacer algo más, Zachary dio un paso hacia adelante y acortó
la distancia entre nosotros. Inclinó la cabeza y me besó con suavidad. Sus labios
eran muy suaves y cálidos y yo me sentía atraído hacia él por una especie de mano
invisible. Oh, Dios. Sonaba tan cliché decir que electricidad estalló entre nosotros,
pero es que literalmente sucedió. Me sentía electrizado desde la cabeza hasta los
dedos de los pies, y no podía tener suficiente de él. Cerré los ojos y me hundí contra
su sólido pecho. Su gran mano agarró una de las mías y con la yema de los dedos
me recorrió la palma. Olía tan increíble, como alguna clase de recuerdo que no era
capaz de ubicar. Estaba muy seguro de que el tiempo se había detenido para el
momento en que sus labios rozaron los míos.

—Será mejor que te vayas. —dijo él en voz baja cuando finalmente rompió el
beso más dulce que jamás había experimentado en mi vida. Sabía que mis ojos
seguían cerrados, pero no era algo que importara. Estaba tratando de memorizar
cada sensación que acaba de asaltar todos mis sentidos.

—¿Eh? —Oh, genial, muy fino de mi parte.

—Tu ensayo. No quiero que llegues tarde...

—Oh. Claro —¿Eso era lo que iba a hacer? Me hormigueaban los dedos de
los pies. Ese beso había estado bueno. Muy bueno. Me reí con suavidad.

—¿Qué?
C.J Vincent Lightning Strikes

—Eso responde a mi pregunta. —solté antes de llevarme una mano a los


labios.

—¿Cuál pregunta? —Él estaba sonriendo, como si conociera por adelantado


la respuesta.

—Uh… Quizás me estuve preguntando si te gustaba o no. —Me sentía como


un adolescente. En sentido literal, esa era la cosa más estúpida que pude haber
dicho, pero cada terminación nerviosa en mi cuerpo palpitaba y mis pantalones se
sentían… apretados. Contrólate, Cameron. Solo fue un pequeño beso.

—Bueno, supongo que allí tienes la respuesta. —admitió mientras que se


encogía de hombros. Llevó mi mano hasta sus labios y plantó un beso sobre la
palma, enviando una segunda sacudida eléctrica a lo largo de mi cuerpo. Oh, Dios—
. Te veré más tarde. —dijo, soltó mi mano y se volvió para alejarse. Lo observé
completamente atontado, sin querer hacer otra cosa más que correr detrás de él,
saltar a su espalda y exigirle que me llevara a algún sitio oscuro y tranquilo. Si yo
tenía alguna duda sobre mis sentimientos, estas se habían largado después de ese
beso.

Debía ser honesto conmigo mismo, tenía todo un historial en cuanto a apresurar
las cosas cuando se trataba de los hombres con los que salía. No había tenido
muchas relaciones, pero todas habían comenzado con un beso y terminado algunos
años más tarde con un camión de mudanzas. Puede que solo tuviera veinticuatro
años, pero me sentía como si me hubiese casado y divorciado en dos ocasiones.
Ugh. Me niego a hacer esto de nuevo, me regañé a mí mismo. Entonces, Zachary se
giró y me lanzó una sonrisa que hizo que mis rodillas se debilitaran. Maldición…
esta vez iba a ser más duro.

Después de ese beso, todo lo que quería hacer era ver a Zachary… y él estuvo allí
todos los días de esa semana, esperándome después de clases recostado contra la
pared de Haven, y con mi café favorito en una mano. ¿Estábamos saliendo? No
tenía la menor idea, pero no me importaba. Me tomaba de la mano mientras que
caminábamos a clases, me invitaba el almuerzo e incluso pasaba el rato en el
restaurante en donde yo trabajaba. Por lo general, se la pasaba leyendo mientras
que me esperaba… y para mí, era agradable tener cerca a alguien que no actuara
como si mis clases y sueños fueran solo una carga.
C.J Vincent Lightning Strikes

Los días pasaron volando, y antes de que me diera cuenta de lo que pasaba, llegó la
noche del estreno. Había estado todo el día en el teatro, y no había visto a Zachary,
cosa que me pareció un poco extraña y me dejó sintiéndome desorganizado y
frenético… cómo si no fuera yo mismo en absoluto. Era sábado, y estaba seguro que
él tendría una razón perfectamente válida para no estar aquí, además, no es como
si estuviéramos saliendo o algo así…

El director notó mis nervios y me llevó hacia un lado para chequear que estuviera
bien. —Sé que estás preparado, Cameron. No me digas ahora que tienes pánico
escénico. —Joshua era un estudiante de último año. Esta obra era su proyecto de
graduación y deseaba que fuera un éxito rotundo tanto como yo lo hacía.

—No, no. Estoy bien. Todo está bien, es solo que…

—No es por el desnudo, ¿verdad? Habías dicho que estaba bien…

—Oh, sí. No es problema. No me importa realmente. Es una parte del


personaje y es algo que acepté hace mucho. Yo no te haría eso en la noche del
estreno.

Joshua pareció aliviado. —Okey, si estás seguro. Dime si necesitas algo, ¿de
acuerdo?

Asentí enérgicamente. —Claro que sí, no te preocupes. Tan pronto como se


enciendan las luces, lo olvidaré por completo.

Joshua sonrió y se inclinó para besarme la mejilla. —Eres el mejor, Cam, y sé que
estarás increíble esta noche. Te adorarán y van a llorar por ti. Puedo sentirlo.

—Gracias. —dije con torpeza, frotándome la mejilla con el dorso de la mano.


Joshua se alejó hacia el área del backstage en búsqueda de otro de los actores y yo
tuve que admitir que estaba agradecido de que desapareciera de mi vista. No era
algo relevante, simplemente no me gustaba la manera en que me miraba.

Tenía buenas calificaciones y críticas sobre todos los papeles que había realizado a
través de los años, pero este era el primer rol que me esforcé muchísimo por
conseguir. Mi audición había sido perfecta, eso lo sabía, pero también sabía que
había otros estudiantes que se sintieron enojados de que me escogieran por sobre
ellos. Solo esperaba que nadie hubiese visto el pequeño intercambio entre nosotros.
Lo último que necesitaba era que alguien pensara que obtuve este papel a raíz de
algo… más.
C.J Vincent Lightning Strikes

Traté de deshacerme de los pensamientos que me mantenían fuera de balance.


Zachary estaría entre la audiencia, todo saldría bien, y después iríamos a cenar
justo como lo había prometido. Todo saldría bien.

Eché un vistazo hacia la multitud a través de las cortinas. Dorian Gray había
agotado las entradas en la noche de estreno y el teatro estaba a rebosar. Nunca lo
había visto así. Las luces me impedían ver los rostros de las personas sentadas más
cerca del escenario, solo podía esperar que Zachary estuviera allí, de la misma
manera en que siempre esperaba ver el rostro de Gemma cada vez que espiaba a la
audiencia antes de un estreno.

—Solo los novatos dan vistacitos al público. —dijo una voz sobre mi oído. Me
giré abruptamente para encontrarme con Michael, otro estudiante de último año.
Se veía deslumbrante en su atuendo, y yo hice una anotación mental para
preguntarle a Heather, la encargada de vestuarios, sobre en qué sastrería lo había
mandado a hacer, porque era excelente. Dorian Gray, en un traje oscuro muy
finamente cortado, se veía por cada centímetro como un playboy muy elegante.
Muy pronto estaría desnudo en el escenario con este hombre, y él seguiría
completamente vestido. Habíamos repetido esa escena en varias ocasiones y todo
había salido muy bien. Aunque Michael era hetero, nuestra química era más que
convincente, y yo esperaba que no nos fallara cuando había un teatro repleto de
gente observándonos.

—Hey, buena suerte esta noche —dije rápidamente—. Te ves grandioso.

—Oh, ¿estos harapos viejos? Solo me lo pongo para ir a la iglesia los


domingos. —respondió con una sonrisa—. Rómpete una pierna2.

Sonreí débilmente. —Sí, tú igual. —Odiaba esa frase. Siempre sonaba tan…
maliciosa, aunque yo sabía que no era así. Michael me dio una palmadita en la
espalda y salió al escenario para tomar su primera posición. Tuve que esperar algo
de tiempo antes de mi entrada y fue más que suficiente para ahuyentar los nervios.

Cuando llegaron las señales, ya estaba listo y tan pronto como las luces me
golpearon en el rostro, no existió más nada que las líneas a recitar, la reacción del
público y Dorian. La escena del desnudo terminó en un abrir y cerrar de ojos, y sé
que escuché al menos un grito ahogado de algún miembro en la audiencia en
cuanto las luces se apagaron en el tocador de Sebastián.

La escena romántica era importante, pero Sybil/Sebastián Vane tenían muy poco
tiempo en escena y el impacto tenía que ser profundo. Era el desdén de Dorian
hacia mí y mi trágica muerte lo que lo lanzaría a la espiral cruel de libertinaje que lo

2
En el teatro, es una frase típica para desear buena suerte.
C.J Vincent Lightning Strikes

definiría más adelante. Yo era el catalizador, una fuerza de la naturaleza… Y


necesitaba hacer que el público sintiera mi traición y mi angustia.

En esa escena fundamental, Sebastián interpretaba a Romeo y Julieta, pero al ver a


Dorian entre el público hacía que se sintiera abrumado por la emoción y por los
recuerdos de la pasión que habían compartido… como consecuencia, se olvidaba de
sus líneas y arruinaba su actuación. Justo en ese instante, en que se suponía que
debía de reconocer a Dorian, mis ojos se deslizaron hacia el público, algo que nunca
hacía mientras que estaba actuando, y mi mirada se encontró con un par de ojos
grises que me devolvían la vista con intensidad. Zachary. Estaba allí, había venido.
Y sostenía flores… Rosas. Rosas para mí. Pude sentir mi pecho calentarse, y sabía
que mis mejillas estaban rojas debajo del maquillaje escénico.

—Sebastián… —Una voz carraspeó. Volví a mirar hacia mis compañeros de


reparto, abriendo los ojos de par en par por culpa del pánico. La estaba jodiendo de
verdad… Oh, mierda. Solo me tomó una fracción de segundo el recuperarme, pero
era obvio que todos en el escenario se habían dado cuenta de que me había
congelado, y no de acuerdo al guión. Afortunadamente, la audiencia se veía
felizmente inconsciente y yo estaba agradecido con el cielo por esa pequeña
misericordia.

La escena terminó y yo me sentía agradecido de poder apoyarme contra la pared


detrás del escenario para recuperar el aliento. Mientras se reajustaba la
escenografía, Joshua corrió hacia mí con una extraña mirada en su rostro.

—Oye, lo siento mucho, no sé lo que me pasó... —comencé diciendo, pero


Joshua agitó las manos para interrumpirme.

—Lo que sea que pasó, me importa un carajo. Fue brillante. Hermoso. De
hecho, escuché a alguien jadear en cuanto ocurrió. No cambies nada. Estas
personas se lo están tragando. —Una campana se escuchó suavemente y Joshua
puso una mano en mi hombro—. Hablaré contigo después. Buena suerte, la escena
de tu muerte es la que sigue. Haz que la sientan.

Simplemente asentí mientras que intentaba alejarme de su toque. —Claro que sí,
jefe.

La escena de la muerte de Sebastián había pesado en mi mente durante algún


tiempo, y todo lo que quería hacer era concentrarme en eso y no en las repentinas
atenciones de Joshua.

Los actores inundaron el backstage y se prepararon para la escena. Yo ocupé mi


lugar y respiré con profundidad, tratando de concentrarme. Iba a seguir el consejo
C.J Vincent Lightning Strikes

de Joshua… Haría que lo sintieran. Sentir lo que era ser amado por un Dios y
después ser rechazado como alguien indigno.

Mi corazón se retorció en mi pecho cuando las luces se encendieron. Saqué la daga


falsa de detrás de las telas de terciopelo que cubrían mi desnudez. Debía de estar
brillando por debajo de las luces del escenario, y escuché como alguien soltaba un
sollozo cuando la daga se iluminó agudamente.

—Él nunca vivió de verdad, por lo que nunca morirá realmente. Para ti, él
fue un sueño, un fantasma que revoloteaba a través de las obras del señor y las
dejaba más hermosas ante su presencia, era una caña a través de la cual la
música sonaba más agradable y llena de alegría. En el momento en que tocó a la
vida real, él la dañó y ella lo dañó a él.

Miré hacia la audiencia, estableciendo contacto visual con algunos de ellos. Michael
estaba entre la multitud, su personaje presenciaba la escena de mi muerte. El
público solo era consciente de él de manera periférica mientras que él acechaba por
los pasillos, pero yo lo observaba con atención. Y fue mi atención lo que llevó a la
audiencia a mirarlo, arrastrándolos dentro de la escena.

Me puse de pie, dejando que el material de terciopelo cayera sobre mis caderas de
forma peligrosamente baja. Levanté la daga dramáticamente. —Llora por Héctor si
eso es lo que deseas. Pon cenizas sobre tu cabeza porque Mercurio pereció de la
mano de Tybalt. Grita contra el cielo porque Romeo no desafiará más a las
estrellas. Pero, no desgastes tus lágrimas por Sebastián Vane, porque él era
menos real que todos ellos…

Cerré los ojos y levanté el cuchillo, escuchando como la audiencia reaccionaba. Un


grito ahogado por aquí, un sollozo por allá… los tenía atrapados. Sonreí
suavemente y pasé el cuchillo por mi garganta. El paquete de sangre falsa,
cuidadosamente escondido en mi mano, estalló en el momento justo y se derramó
por mi pecho en un baño escarlata, justo antes de que cayera -con gracia- sobre el
escenario. Me quedé allí mientras que las luces se apagaban, dejándome apenas
iluminado por una fría bombilla azul. Me quedé quieto, mientras que el público
permanecía sentado en silencio y cuando finalmente estalló en aplausos.
C.J Vincent Lightning Strikes

Escuché el sonido de los zapatos de Michael cuando subió al escenario y se detuvo


frente mío, posaba triunfalmente sobre su víctima mientras recitaba sus últimas
líneas. Por mi parte, podía sentir como la sangre falsa se secaba sobre mi pecho y
supe que lavarlo sería pegajoso y molesto. Mi parte favorita.

Michael hizo una pausa, esperando que los aplausos inesperados se detuvieran. No
se suponía que aplaudieran todavía y sostuve contra mi pecho esa pequeña victoria.

—Harry tenía razón, aunque jamás se lo diré. Si me hubiese casado con esa
hermosa criatura, habría sido un completo desgraciado. Por supuesto, lo habría
tratado con amabilidad. Uno siempre puede ser amable con aquellos que no te
importan. Pero, él pronto se habría dado cuenta de que me era absolutamente
indiferente. Le he hecho un favor.

Michael hizo una pausa y supe que estaba mirando hacia mí. Golpeó con el cuchillo
caído a mi lado con el pie e hizo un gesto de angustia hacia el charco de sangre falsa
que amenazaba con manchar sus finos zapatos de cuero. Él de verdad era la
encarnación perfecta de Dorian: hermoso, cruel e intocable.

—La muerte de Sebastián debería haberme cambiado, es algo que sé en lo


profundo de mi alma, pero no cambió nada más que mi retrato. Ahora lleva un
deje de crueldad que nunca marcará mi carne. Debería de atormentarme… pero
estoy fascinado con esta modificación, y deseo mucho más. ¿Qué tan lejos me
llevará este pacto con el diablo?

Nos llenaron de aplausos en cuanto las luces se apagaron y yo me estremecí sobre


la madera del escenario por una oleada repentina de frío. Lo siguiente sería el
intermedio y yo podría ir a relajarme en los bastidores hasta que la cortina me
llamara de nuevo, mientras que Dorian revelaba sus terribles fantasías, asesinatos y
caos a la audiencia. Estaban preparados para esa golosina y Michael se hallaba en
su elemento dentro de ese papel; de camino, los espectadores se encontrarían con
una destrucción muy jubilosa.

Cuando las cortinas se cerraron, Michael me ayudó a ponerme de pie.


C.J Vincent Lightning Strikes

—Estuviste brillante —susurró mientras que me tendía la daga falsa. Juntos


caminamos en silencio por el escenario, mientras que escuchábamos los
movimientos del público cuando se dirigían a las salidas por un poco de aire
fresco—. Cúbrete el trasero, allí viene Joshua. —dijo Michael muy suavemente al
ver como el director se acercaba a nosotros. Sentí como mi rostro se enrojecía
mientras tiraba de la tela por sobre mis caderas, mis dedos se apretaron en torno a
la única ropa que se me había permitido en escena.

—¡Mi Sebastián! —Joshua lloró. Sus brazos se abrieron hacia mí, pero logré
esquivar el agarre en el último momento posible. Todavía estaba cubierto de sangre
falsa, y podía sentir como una costra se formaba sobre mi oreja y otra en mi cabello
debido al charco donde había estado acostado. Definitivamente no deseaba un
abrazo, lo que anhelaba era una ducha.

Uno de los maquillistas había dejado una botella de limpiador facial y un paquete
de toallitas húmedas para bebé sobre mi estación de maquillaje, y yo
desesperadamente quería comenzar a limpiarme antes de que mi cuello y pecho
quedaran manchados de color rosa.

Joshua no pareció tomar en cuenta mi evasión y en cambio, guio al elenco por una
ronda de aplausos. —Esa fue la mejor escena de muerte que hemos tenido en el
teatro desde que Lady Macbeth se arrojó a sí misma sobre la audiencia y murió
sobre el regazo de alguien —anunció entre risotadas—. Ahora, no tenemos tiempo
de descansar por esta victoria, solo nos queda un acto más y finalizamos con la
climática muerte de mi querido Dorian. ¿Maquillaje? ¿Estamos listos?

—¡Listos!

Joshua se inclinó y me besó ruidosamente la mejilla. —Muy bien, cambiemos de


vestuario y aniquilemos a la audiencia. ¡Los veo allí, amigos! —Joshua me sonrió
ampliamente y apreté los dedos sobre el terciopelo que me cubría las caderas. Su
expresión era alegre y pintoresca, pero sus ojos estaban oscuros y llenos de algo que
no me agradaba, y sus dedos helados se quedaron por demasiado tiempo sobre mi
hombro.

El resto del elenco se movía a mi alrededor, dirigiéndose hacia el escenario. —


Necesito limpiarme. —murmuré mientras me encaminaba hacia la estación de
maquillaje. Mis ojos se abrieron de par en par al notar el enorme ramo de rosas
blancas en un recipiente de vidrio posicionado al frente de mi espejo.

—¿Quién…? ¿Cómo…? —Me quedé estupefacto. Nadie me había comprado


flores antes. Quizás había sido Gemma. Ella había estado realmente triste por tener
C.J Vincent Lightning Strikes

que perderse de esta actuación. Tenía sentido que fueran de parte de ella. Una de
las maquillistas se encogió de hombros mientras pasaba cerca de mí.

—No sé, alguien se las recibió a un tipo en la puerta detrás de bastidores. No


paraba de golpearla, la muchacha recibió las flores para que por fin se fuera. Por
suerte era un intermedio, porque Joshua se habría ofuscado si hubiesen tocado tan
fuerte durante una escena —Ella se estremeció involuntariamente.

—¿Lograste ver al chico? ¿Se trataba de un repartidor o algo así?

—Si se trata de un repartidor entonces esta noche ordenaré flores para mí. —
dijo guiñándome el ojo. Me froté la mejilla con una mano y reí nerviosamente.
¿Cómo se suponía que debía sentirme con esto?

—¿No vas a revisar la tarjeta? Te apuesto que pone algo súper lindo.

—¿Vienen con una tarjeta? —Debí de haber lucido muy gracioso porque ella
agitó la cabeza y comenzó a reírse.

—Nunca pensé que serías así de despistado, Strikes —dijo—. El tipo es


hermoso… Y definitivamente compró estas cosas en una tienda fuera de este
vecindario. —Ella alzó una ceja hacia mí y pude sentir como mi cara se calentaba.
Definitivamente se trataba de Zachary.

—Sabes como soy… completamente despistado hasta que me estrello con un


muro de cemento. —Reí incómodamente—. Gracias por informarme, pero justo
ahora lo único que quiero es sacarme esta basura de encima. —dije. Mi cuello se
sentía pegajoso y mi pecho comenzaba a picar, definitivamente iba siendo hora de
limpiarme. Tenía mucho tiempo para leer la tarjeta después.

Las rosas eran preciosas y casi brillaban bajo las luces de mi espejo de maquillaje.
Luché contra el impulso de enterrar mi rostro en ellas y sentir los suaves pétalos
acariciándome las mejillas. Sí había una tarjeta, y no se trataba de una pequeña. La
recogí y tracé con la punta de los dedos las letras entintadas que formaban mi
nombre. Él incluso tiene una caligrafía hermosa, y eso es algo raro hoy en día.
Dejé el sobre a un lado y comencé a limpiarme. Quitarme la sangre falsa resultó ser
mucho más difícil que en los ensayos de vestuario, y en definitiva iba a quedar un
poco manchado. Tal vez se saliera por completo si usaba lavaplatos en mi ducha de
esa noche… malditas fueran los reflectores del escenario.

El elenco inundó el escenario en cuanto inició el segundo acto, y pude escuchar los
aplausos de la audiencia en cuanto Michael inició con el monólogo de apertura.
Solté un suspiro de alivio por el hecho de que mi trabajo había terminado. También
estaba lo más limpio que podía estar, así que dejé caer la capa de terciopelo y con
C.J Vincent Lightning Strikes

rapidez me puse el traje del primer acto de la obra, uno de color oscuro y ajustado
que tenía una flor de seda como prendedor en la solapa. Fruncí el ceño hacia mi
reflejo y luego dirigí la mirada hacia el tocador. ¿qué mejor manera que dar las
gracias en silencio al llevar mi regalo sobre el escenario? Sonreí y corté una de las
perfectas rosas, separándola del largo tallo y asegurándola sobre la tela del traje,
para posteriormente tirar sobre la mesa la falsificación arrugada.

Listo para el saludo final, acumulé el coraje suficiente para abrir el sobre. El papel
era grueso y costoso, y sentí como un estremecimiento me recorría mientras sacaba
la carta. Era una pieza simple de pergamino con una inscripción en la preciosa
caligrafía de Zachary.

Y cuando exhaló, su respiración fue como un relámpago.

Estuviste perfecto esta noche.

~Z

Presioné el dorso de mi mano contra la mejilla, ¿por qué cada cosa que él hacía me
hacía sentir como si fuera a estallar en llamas? Necesitaba controlarme. —Solo son
flores. —susurré.

Pero eran para mí. Una sonrisa se deslizó por mi rostro y miré rápidamente por
sobre el hombro para asegurarme que nadie me observaba y luego me incliné hacia
adelante y enterré el rostro entre los pétalos de terciopelo. El aroma era especiado y
picante, como nada que hubiese olido antes. Especialmente no de parte de un ramo
comprado en una tienda, ¿de dónde diablos consiguió estas cosas? Tengo que
preguntárselo…

Un aplauso estruendoso retumbó hasta el área de bastidores y yo sonreí


mirándome al espejo. La nota de Zachary me había llenado de una clase diferente
de orgullo por mi arte y de una especie de confianza que no tenía idea de que
necesitaba.

Candace, la directora de escena, me hizo una seña. —Vamos, Sebastián, te


necesitan en el escenario. Dorian acaba de hacer su saludo final y tú eres el
siguiente.

Asentí mientras que regresaba la nota de Zachary de regreso a su sobre y la


deslizaba entre las rosas. Quizás, esta vez sería diferente, quizás todas las cosas que
sentía eran naturales… ¿Por qué se sentía como si estuviera luchando contra ello?
Yo nunca tomaba riesgos, mucho menos con las relaciones, ¿Por qué razón me
contenía cuando todo dentro de mí se sentía atraído hacia él?
C.J Vincent Lightning Strikes

—Vamos, Strikes, te toca. —Candace me empujó hacia el escenario y yo me


abrí paso a través de las cortinas hasta terminar de pie bajo los focos. Los aplausos
me inundaron, pero yo solo buscaba a Zachary con la mirada. Lo encontré justo
entre la audiencia, mirándome con intensidad, sus ojos pálidos estaban llenos de
algo que hizo que mi estómago se agitara por unos instantes.

Hice una reverencia hacia la audiencia para agradecerles y luego me enderecé. Con
una pequeña sonrisa en el rostro, tomé la rosa en las solapas de mi traje, la llevé a
mi nariz inhalando brevemente antes de arrojarla hacia los espectadores. Fue
Zachary quien la atrapó con habilidad y se la llevó a los labios, alguien dentro del
público soltó un gritito y los aplausos se hicieron un poco más fuertes cuando hice
una nueva inclinación antes de unirme a mis demás compañeros de reparto.

Michael apretó mi mano con fuerza mientras que hacíamos una última reverencia y
yo sonreía con felicidad. Esta noche no podría haber sido más perfecta, y tenía la
certeza de que Zachary me esperaría en la puerta del escenario cuando todo
hubiese terminado.

…Pero, no estuvo en la puerta del escenario cuando finalmente nos dejaron ir.
Todos los demás miembros del elenco se reunían con algún miembro de su familia
o con sus parejas para proseguir con la celebración. Para cuando lo noté, estaba
solo. Michael me invitó a salir a tomar una comida con él y su novia, pero yo negué
con la cabeza.

—Gracias, pero creo que debería de volver a casa. Esta noche me drenó
completamente, y estoy muy seguro que todavía apesto a sangre falsa.

—Fresco como una menta. —dijo Michael mientras me guiñaba el ojo—. Si


estás tan seguro… Puedes escribirme si cambias de opinión. Bianca te ama y lo
sabes.

—Claro que sí, dale un beso de mi parte. —le respondí. Michael siempre se
ocupaba de recordarme lo mucho que su novia me adoraba. Era algo lindo, pero yo
no estaba en el mercado ahora mismo para que alguien me llamara su GBF3.

Esperé por media hora, pero finalmente me di por vencido y emprendí el camino a
casa. Tal vez, tuvo que irse de repente, pero él había estado en medio del público
durante el bis, silbando con muchísima fuerza cuando hicimos nuestra última
reverencia. Estaba casi seguro… ¿quizás me había equivocado? ¿Sería que lo había
asustado con ese pequeño lanzamiento de flores? No, eso sería estúpido. Él vino a
verme en mi presentación, me llevó flores y una tarjeta… probablemente me estaba

3
Girlfriend’s Best Friend = El mejor amigo de su novia.
C.J Vincent Lightning Strikes

dando libre la tarde para recuperarme. Tenía una segunda actuación mañana,
quizás él no deseaba contribuir a mi agotamiento.

Aunque no me hubiese quejado.

Me reí en voz alta mientras empujaba los audífonos dentro de los oídos. Te estás
adelantando… demasiado.

Traté de evitar que mi mente divagara hacia Zachary y lo que podría estar haciendo,
pero no pude evitarlo. Al día siguiente, me encontré en el teatro bastante temprano,
como era lo usual. Siempre que era día de actuación, prefería sumergirme en mi
personaje… en el teatro… me ayudaba a esclarecer mi cabeza y me permitía
concentrarme en las escenas en lugar de todo lo demás.

Cuando ingresé, no era la única persona allí, Candace, la directora de escena, ya


estaba dando vueltas con un portapapeles debajo del brazo. —¿Ya viste a tu novio?
—preguntó mientras pasaba corriendo a mi lado.

—¿Mi qué? —solté.

Candace agitó la mano hacia mi puesto de maquillaje y finalmente desapareció entre


los bastidores para dirigirse al escenario. Fruncí el ceño con confusión mientras que
miraba hacia la línea recta de espejos. Mis rosas seguían allí, pero yo me había
llevado la tarjeta a casa. Claro que ahora misma estaba acomodada dentro de mi
mochila, pero por toda la noche se halló debajo de mi almohada.

Podía sentir mis mejillas arder mientras me encaminaba hacia la estación. Había un
paquete envuelto en papel café y finamente atado con una cinta blanca.

—¿Qué diablos…? —susurré, tirando del lazo con mis dedos los cuales
parecían sacudirse mucho más de lo que yo deseaba. El papel cayó y reveló el
sándwich más increíble que había visto en muchísimo tiempo. Un club4 de dos pisos
repleto de tocineta y un plato de fruta. Mi estómago gruñó. Había una pequeña
tarjeta empalada en uno de los palillos largos que sostenían el sándwich y evitaban
que cayeran.

4
Un club sándwich, denominado también clubhouse sándwich, es un tipo de sándwich servido
frecuentemente con doble piso y cortado en cuatro partes, para su elaboración se requiere tres rebanadas
de pan tostado.
C.J Vincent Lightning Strikes

Alucínalos.

~Z.

Sentí como una sonrisa se formaba en mi rostro mientras que arrojaba el papel de
regalo café sobre la basura y picaba un trozo de piña con el tenedor de plástico que
encontré escondido debajo del sándwich. Dejé escapar un suspiro mientras mordía…
no podía recordar la última vez que comí una fruta así de fresca. Era el paraíso.

Me era imposible no pensar en Zachary mientras comía. Había estado valiéndome


por mí mismo y cuidando de los demás desde hacía tanto tiempo, que ya no podía
recordar lo que era tener a otra persona preocupándose por mí. Porque de eso se
trataba, ¿no? Si él solo estuviera detrás del sexo, probablemente ya nos hubiésemos
acostado y para este momento habría desaparecido. Me miré en el espejo y le di un
nuevo mordisco a mi sándwich. Si el sexo era todo lo que le importaba,
definitivamente ya habría hecho alguna jugada a estas alturas… pero conmigo solo
había sido alguien dulce y dispuesto. Sin presiones, solo ofreciéndome su
compañía… Y tal vez eso era lo que yo necesitaba ahora mismo.

¿Pero de verdad era todo lo que quería? El solo recuerdo del beso que habíamos
compartido me daba suficiente en que pensar, y si estaba aquí sentado y pretendía
ser honesto conmigo mismo, la verdad es que deseaba más.

Terminé de devorar el sándwich con determinación y luego comencé a alistarme.


Michael iba a aparecer pronto y era probable que me pidiera repasar nuestras líneas
antes de que Joshua llegara. Esta era nuestra segunda actuación y también la final,
y sabía que él deseaba hacerlo a lo grande. Tomé la nota de Zachary que se hallaba
en el picadientes y sonreí mientras que la doblaba dentro del pañuelo de bolsillo que
correspondía al traje gris oscuro de mi personaje. Tenía la certeza de que estaría allí…
y aunque él no estuviera entre el público esta noche, lo llevaría conmigo.
C.J Vincent Lightning Strikes

Había usado cada gramo considerable de mi autocontrol para no irrumpir por la


puerta tras bambalinas y arrojarme a Cameron sobre el hombro para llevármelo.
Eso siempre me había funcionado en el pasado. Claro, mis premios siempre habían
puesto problemas al principio, pero sus quejidos de protesta muy poco
convincentes luego se habían convertido en gemidos de pasión y placer. Cameron
era la llave a todo, lo sabía, pero desafortunadamente para mí, la única forma de
poder comprobarlo era tomarlo y marcarlo con mi semilla divina. Si sobrevivía, la
profecía finalmente iba a cumplirse y mi inmortalidad tendría nuevamente un
propósito.

Sentarme entre el público mientras que los actores entraban a escena, había sido
algo electrizante, incluso para mí que sabía bastante acerca de la electricidad.
Cameron era algo mágico de ver, y su dedicación al personaje además de sus
palabras, eran impresionantes. Por supuesto, los otros actores también tenían
talento, pero yo solo tenía ojos para él. Mi corazón dio un vuelco cuando Dorian
tomó su mano, y me dolió cuando luego lo dejó de lado… Y una cosa parecida a los
celos ardió dentro de mis entrañas en el momento en que Dorian y Sebastián
yacieron desnudos y juntos bajo las luces del escenario.

Hades se habría reído por la forma en la que me estaba comportando, pero, mi


hermano mayor siempre había sido un cínico en cuanto al amor. ¿Sabría siquiera
el Dios de la muerte lo que era el amor?

¿Lo sabía yo?

Todo lo que sabía era que quería jalar a Cameron entre mis brazos y llevármelo
lejos de esta vida. Se merecía ser cuidado, adorado, y yo podía darle eso. Lo único
que necesitaba era decir que sí.

Me dolió dejar el teatro después del cierre del telón. Quería ir con él; quería sentir
sus labios sobre los míos y escucharlo gemir contra mi oído. El sándwich había sido
C.J Vincent Lightning Strikes

una ofrenda de paz, algo pequeño para hacerle saber que había estado pensando en
él y que sabía que no había probado bocado antes de salir de su departamento.

Lo había estado observando, era algo que no podía evitar. Pero es que él era mío,
aunque aún no lo supiera. Lo había visto caminar descalzo por su apartamento con
una enorme sonrisa en el rostro, y cantando lo que fuera que sonaba desde su iPod.
También lo vi prepararse un plato de cereal para cenar, algo que me urgía cambiar.
Ningún amante mío iba a comer tan mal, mucho menos cuando llevara a mi hijo
dentro suyo.

Puede que haya apresurado un poco las cosas, pero siendo honestos, era en todo lo
que podía pensar. Tenía que saber si era él. Necesitaba saberlo.

Estaba sentado en el mismo asiento que había ocupado en la noche anterior, con
los ojos fijos sobre el escenario y un ramo de rosas rojas a mi lado. Se las entregaría
de la misma forma en que lo había hecho anoche, pero esta vez, cuando todos los
actores abandonaran el área detrás del escenario después del cierre del telón, yo
estaría esperándolo.

También escuché a algunas personas hablar acerca de una “fiesta de despedida”,


que era algo a lo que obviamente planeaba asistir. Habían pasado siglos desde que
me había visto rodeado de mortales con este tipo de disfraz, pero ellos habían
cambiado de maneras maravillosas desde la última vez que caminé entre
ellos…Aun así, seguían siendo igual que siempre. Todavía buscaban la chispa de lo
divino en todo lo que tocaban, se veían en la necesidad de adorar y sentirse
realizados por ello, sin importar a quién o qué adoraban.

En la antigüedad, cuando caminaba entre los mortales, ellos me habían reconocido


casi al instante, comprendiendo que había algo diferente en mí… pero ahora, ellos
eran los diferentes. Me reconocían como algo especial, interesante; podía verlo en
las miradas curiosas y persistentes de hombres y mujeres, había algo que hacía que
se sintieran atraídos por mí. No sabían lo que era y tampoco me creerían si se los
dijera, pero podía sentirlo.

Hacia todos esos siglos habría aprovechado la oportunidad para probar la devoción
mortal… pero ahora, lo único quería probar era a Cameron.

Lo miré mientras que subía al escenario, escuchando a las personas que me


rodeaban contener el aliento cada vez que él hablaba, y me pregunté cuál de las
Diosas habría apoyado la creación de esta criatura. ¿Cuál habría llevado en su
vientre al antepasado divino de Cameron? Podía verlo en la forma en que se movía,
en como conmovía a la audiencia solo con su presencia.
C.J Vincent Lightning Strikes

La acción de la obra se precipitó sobre el escenario, pero yo dejé de mirar en el


momento en que las luces se apagaron sobre el cuerpo tendido de Cameron. El
resto no me importaba. Solo me interesaba él. Dejé mi asiento rápidamente,
llevando las rosas a la puerta del backstage, y golpeé con mi puño hasta que una
mujer joven con aspecto de pánico la abrió, llevaba un auricular en la oreja. Al igual
que la noche anterior, frunció el ceño mientras las tomaba y me prometió
entregárselas a Cameron.

Yo regresé a mi asiento cuando el intermedio terminó, acomodándome en la silla


con una sonrisa. Ahora, todo lo que tenía que hacer era esperar a la caída del telón.

Tal como la noche anterior, Cameron subió al escenario con un traje oscuro y
entallado que favorecía sus esbeltas líneas y la estrechez de su cintura. Una rosa
roja sangre estaba metida dentro de la solapa, y yo le sonreí mientras que los
aplausos y vítores resonaban dentro del teatro. Y justo como había hecho antes,
llamó mi atención y se quitó la flor de la solapa antes de arrojarla hacia el público.
La atrapé hábilmente en el aire y rocé los pétalos contra mis labios, sintiendo esa
misma electricidad subiendo por mi columna mientras que sus mejillas se
ruborizaban tenuemente. El director dio un paso adelante y tomó las manos de sus
protagonistas, adelantándolos para hacer otra reverencia.

Busqué el nombre del director del programa: Joshua Hoffman. No me gustaba la


forma en que la expresión y lenguaje corporal de Cameron cambió apenas Joshua
lo tocó. Me gustó aún menos cuando se inclinó para besarlo y Cameron desvió la
cara. No me gustaba nada.

Joshua finalmente soltó las manos de sus actores y dio un paso hacia adelante. El
foco lo siguió e hizo una reverencia más, antes de aplaudir brevemente hacia la
audiencia y levantar las manos para pedir silencio.

—Damas y caballeros, muchas gracias por todo su apoyo, por favor acepten
mi invitación en unirse a mí y al elenco para celebrar estas dos noches de
espectáculos en Two Stones… todos saben en dónde queda, ¡así que vengan e
inviten una bebida a mis estrellas!

La audiencia volvió a aplaudir y yo sonreí. No importaba el siglo, los estudiantes


siempre serían iguales. Seguí el flujo de la multitud que se encaminaba a las
puertas del escenario, donde amigos y familiares esperaban a que el elenco
emergiera.
C.J Vincent Lightning Strikes

Miré en mi programa para hacerme una idea de quién era cada persona que salía
por la puerta del escenario. Michael Crawford, o Dorian Gray, salió con su disfraz y
con el cabello peinado hacia atrás, tenía sangre falsa manchándole el frente de la
camisa blanca. Una chica de largo cabello negro chilló con alegría y se arrojó entre
sus brazos. Interesante.

Paul Thomas o Lord Henry Wollard, le siguió. Era un joven alto y delgado, con un
cabello rebelde que estuvo escondido debajo de la peluca que usó en escena.

—¿Y Cameron dónde está? —preguntó la chica de pelo negro, asomándose


por la puerta del escenario—. ¿No viene?

Paul se encogió de hombros. —Dijo que estaba esperando a alguien.

—No. No, no, no. Conozco a Cam, y eso significa que está esperando a que
todos nos vayamos para que pueda escabullirse a casa como siempre. Dile que lo
invitaré a cenar. —anunció ella, haciéndole señas a Paul para que subiera las
escaleras y lo trajera.

Michael se rio y rodeó la cintura de su novia con un brazo.

—¿Es enserio? ¿Quieres que vaya a buscarlo?

—Sí. —respondió ella con firmeza, mientras cruzaba los brazos sobre su
pecho.

—Será mejor que hagas lo que te pide, no sabemos qué clase de rabieta
tendrá si no lo haces. —susurró Michael teatralmente, antes de alejarse del hábil
codazo de su novia.

—No eres nada lindo, Michael. ¡Paul, ve y busca a mi Cammy! —La chica se
echó el pelo por sobre el hombro y lo miró con severidad. Paul alzó las manos y se
giró para subir las escaleras hacia la zona backstage. Solo se fue unos momentos
antes de bajarlas ruidosamente, seguido por el director y la joven de aspecto
preocupado que me había recibido las flores. Joshua estaba tirando a Cameron de
la mano, pero era obvio que él no quería estar allí.

—¿Estaban buscando esto? —preguntó Joshua con una sonrisa, mientras


tiraba de la mano de Cameron—. Bueno, pues, no pueden tenerlo porque es mío. —
Todo el mundo soltó una carcajada, todos con excepción de Cameron quien solo
sonrió y extrajo su mano del agarre de Joshua. Si alguna vez había una señal a la
que seguir, pues esta era una de esas.
C.J Vincent Lightning Strikes

Di un paso hacia el grupo, consciente del hecho de que era más alto y con los
hombros más anchos que todos los que me rodeaban. —Siento interrumpir, pero he
estado esperando por Cameron.

—¿Viste? Trate de decirte que fue él quien me dio tus flores. No seas tan
tímido al respecto, Cam, es hermoso. —susurró la directora de escena, empujando
un dedo en el costado de Cameron.

—Gracias, Candace. —dijo Cameron rápidamente, retrocediendo ante el


gesto y frotándose las costillas. Parecía aliviado de verme y sus ojos brillaban con
algo que no podía identificar del todo. Abrí los brazos y él dio un paso rápido hacia
mi abrazo.

Encajaba firmemente contra mi costado, con sus brazos alrededor de mi cintura. Lo


besé con suavidad en la frente antes de murmurar: —Estuviste maravilloso esta
noche. —Luego miré hacia Joshua de una manera significativa.

—Cameron, ¡No nos dijiste que tenías novio! —exclamó la chica—. ¡Miguel!
—Le dio un puñetazo en el brazo—. ¿Por qué no me dijiste que Cameron tenía
novio?

—¡Ay! ¡Es que no se lo dijo a nadie! —Gimió Michael.

—Lo que sea. Bueno… supongo que solo nos queda volvernos mejores
amigos a través de copas. —anunció alegremente—. Necesito un trago, ¿alguien
viene conmigo? —Los actores y estudiantes cerca de ella vitorearon por unos
momentos, y luego el grupo se dirigió hacia la puerta. Joshua se tomó un momento
para mirarme de forma extrañada, antes que Candace, la directora de escena, se lo
llevara.

Con Cameron abrazado a mi lado y mi brazo sobre sus hombros, los seguí fuera del
teatro al interior de la crispante noche, pero a un paso mucho más suave.

—Gracias. —dijo Cameron finalmente.

—¿Por qué? —le pregunté, sabiendo bastante bien porque me estaba


agradeciendo.

—Por estar aquí. —respondió simplemente.

Bueno, eso no me lo esperaba.

—¿En qué otro lugar estaría?


C.J Vincent Lightning Strikes

Cameron no me respondió, simplemente se acurrucó más a mi lado. Caminamos


así durante casi todo el camino hasta el Pub. Quedaba lo suficientemente cerca del
campus como para ser un punto de reunión para estudiantes, pero no hasta quedar
abarrotado. Después de las diez de la noche, había un club que se abría en la parte
baja; era el lugar ideal para beber y relajarse lo suficiente, atravesar las escaleras y
bailar.

—¿De verdad quieres hacer esto? —preguntó Cameron.

—Claro que sí, estoy aquí para apoyarte. Habrá mucha gente aquí que espera
conocerte y hablar contigo. Los escuché en la audiencia… espero que hayas
practicado tu firma.

Estaba destinado a ser una broma, pero Cameron no se rio. Algo le estaba pasando
y esperaba que me lo confesara antes de que acabara la noche.

—Entonces, ¿quién es la chica a la que se supone que debo convencer de que


soy perfecto para ti? —pregunté, observando como el cabello negro de la muchacha
se balanceaba sobre su espalda, mientras que se volvía para mirarnos por encima
del hombro.

—Esa sería Bianca, es la novia de Michael. Está un poco obsesionada con la


idea de tener un MAG5.

—¿Un MAG?

—Mejor amigo gay. Es agradable tener a alguien con quien hablar de todo…
pero, sinceramente, es un poco aburrido. Creo que espera demasiado de mí… y
simplemente no sé exactamente qué.

Cameron se veía verdaderamente confundido, y no pude evitar reírme en voz baja.


—¿Importa lo que ella piense? —No me respondió, solo se encogió de hombros. Eso
era todo lo que necesitaba saber—. Me comportaré de la mejor forma. —dije. Me
detuve por unos instantes, esperando a que todos entraran primero. Todavía
estábamos a la sombra del parque, justo antes de las luces que señalaban el camino
hacia la mitad del restaurante.

Solté a Cameron de mi agarre y lo giré para que me mirara. Se veía cansado y frágil,
pero, me di cuenta de que todavía tenía rastros de la adrenalina de su
interpretación. Le tomé el rostro entre ambas manos y froté el pulgar suavemente,
a lo largo de su mandíbula.

5
De GBF: Gay Best Friend.
C.J Vincent Lightning Strikes

—Nos quedaremos el tiempo que quieras y luego voy a llevarte a casa.

—¿No puedes llevarme a casa ya mismo? —preguntó Cameron, sus ojos


brillaban. Algo eléctrico me subió por la columna. Lo deseaba tanto, pero esta
noche era demasiado importante para él como para mí.

En lugar de responderle, incliné la cabeza y lo besé con suavidad. Su boca se abrió


debajo de la mía, dulce y preparada. Sus brazos me rodearon la cintura mientras se
acercaba a mi cuerpo. Cuando ambos se encontraron, fue como si hubiésemos sido
tallados en el mismo bloque de mármol, en un ajuste perfecto. Solo podía imaginar
las otras formas en las que él sería perfecto para mí.

Resultaba imposible no gemir, y lo que comenzó con un simple dulce beso, de


repente se transformó en el beso más caliente que había experimentado jamás.
Podía sentir mi polla presionando contra mis jeans y la dureza de Cameron
descansando sobre mi muslo. No íbamos a permanecer por mucho tiempo en esta
fiesta, eso era algo que ya sabía con seguridad.

Me tomó todo lo que tenía el romper ese beso, y Cameron gimoteó en cuanto aparté
mis labios de los suyos. —¿Estás seguro de que no quieres llevarme ahora mismo a
casa? —susurró, su voz estaba ronca por el deseo y podía sentir como mi resolución
se desmoronaba.
C.J Vincent Lightning Strikes

—¡Cammy! ¡Cammy, date prisaaaaa!


Cameron maldijo en voz baja y miramos hacia el pub. Bianca saltaba de un pie a
otro en los escalones, llamándonos hacia adelante como un conejo maníaco.
—Vamooosss —gritó—. Michael nos consiguió la última mesa y tienen que
darse prisa o nunca tendremos nada de beber. —Se cruzó de brazos y puso mala
cara.
—Supongo que será mejor que entremos —dije suavemente. Cameron gimió
y apoyó su frente contra mi pecho—. Vamos, tu audiencia espera. —A
regañadientes, Cameron se apartó de mi abrazo, sus manos se demoraron en mis
caderas.
—Bien, una bebida, un aperitivo y luego nos vamos.
—Lo que quieras. —dije con una sonrisa. Besé su frente y lo empujé en
dirección a su amiga. Me miró por encima del hombro, sus ojos azules brillaban y
sentí esa ráfaga de electricidad de nuevo. Realmente era algo especial, y estaba casi
desesperado por descubrir qué tan especial era.
"Has esperado durante siglos, ¿qué es un poco de paciencia?" Podía escuchar las
palabras de mi hermano Hades en mi oído. Él tenía razón, por supuesto, pero
nunca le diría eso.
—Tú también, Zachary, no creas ni por un minuto que vas a dejar de
contarme todo sobre ti. —gritó Bianca mientras entrelazaba su brazo con el de
Cameron. Le sonreí a la chica y caminé por el sendero hacia ellos. ¿Quería saberlo
todo? Obviamente, eso no iba a suceder, pero ella entendería la historia que yo
había inventado para cualquiera que se acercara lo suficiente a mí para preguntar.
La verdadera historia era solo para los oídos de Cameron. Ningún otro mortal
podría resistir la verdad ... pero él podría hacerlo. Esa chispa divina le permitiría
ver a través de todo y saber que las cosas fantásticas que le estaba diciendo -que su
destino era estar conmigo- era real.
C.J Vincent Lightning Strikes

Me senté a la mesa con Bianca mientras el director y el jefe de escena llevaban a


Michael, Cameron y los otros actores en diferentes direcciones para tomar fotos,
autógrafos, entrevistas y hablar con cualquier miembro de la audiencia que nos
hubiera seguido hasta el pub. 2 Stones parecía ser un lugar popular, y pude ver por
qué en un instante. Era cómodamente ruidoso y brillantemente iluminado con
vigas de roble ricamente teñidas y cabinas de madera. La comida era aceptable y el
vino que había pedido para ser educado era... bueno, era bebible.
—Ahora, tienes que contarme todo sobre ti —comenzó Bianca sin aliento—.
Cameron es muy especial para mí, y necesito aprobarte antes de que se te permita
salir con él. —Hizo una imitación muy bonita de una expresión severa y no pude
evitar reírme.
—¿De verdad, necesito tu permiso? —Me di cuenta de que estaba tratando
de hacer una broma, pero era ridículo. Si supiera quién soy en realidad, se pondría
de rodillas para adorarme... y la dejaría. Pero ella no estaba mirando a un Dios en
este momento. Ella estaba mirando a un hípster barbudo que tenía ojos para su
amigo. Suspiré profundamente. —Está bien. Estoy estudiando Religiones y
Filosofía Comparada.
—¿En Tisch? —Parpadeó con incredulidad.
—No.
—Pero Cameron dijo que estabas en su clase ...
—Estoy auditando, me gusta el teatro griego.
Bianca me arqueó una ceja. —Correeeecto. A nadie más que a Cameron le gusta el
teatro griego, así que supongo que es un punto a tu favor.
Apreté mis manos graciosamente por su concesión.
—Qué más —Ella chasqueó los dedos—. Vamos, vamos.
—¿Qué quieres decir con 'qué más'?
—¿Cuáles son tus metas, mi hombre? ¿Planes? No puedes solo ir a la escuela
para siempre. ¿Qué diablos haces con un título en Filosofía?
Me encogí de hombros. —Filosofar, supongo. Escribir un libro de texto, enseñar...
Bianca gimió. —Ustedes, intelectuales, son todos iguales. Aburriiiiido. Sabes que
Cammy quiere estar en Broadway, ¿verdad? Es un cantante increíble y baila como
un jodido ángel. Si evitas que logre ese sueño, personalmente te arrancaré esa
barba de la cara...
C.J Vincent Lightning Strikes

Me reí a carcajadas de su ira, lo que provocó que algunas personas miraran


sorprendidas. La miré seriamente y puse una mano sobre mi corazón. —Prometo
no hacer nada por el estilo. —No activamente, de todos modos. Él podría estar
demasiado ocupado con los niños para preocuparse por eso... ¿Qué uso tenían las
divinidades para la fama mortal? Pero me dio algo en qué pensar. ¿Y si no quería
todo lo que le ofrecía? ¿Y si sus sueños fueran más difíciles de dejar atrás de lo que
había imaginado?
—Ok, ¿qué pasa con la familia? ¿Tienes una familia grande? ¿Hermanos y
hermanas?
—Uh... muchos de ambos.
—¿Son cercanos? Dime, dime… ¿Y tus padres? ¿Están cerca? ¿Vas a llevar a
Cameron a conocerlos?
A este paso, ella iba a saber más sobre mí que Cameron.
—Mis padres están muertos, así que no ... —No necesitaba saber que yo
había matado a mi padre para salvar a mis hermanos y hermanas. Cronos y Rhea
no eran los mejores padres, pero ¿qué se podía esperar de los Titanes, de todos
modos? —. Soy cercano a mis hermanos, pero mis hermanas y yo tuvimos una ...
pelea. No los he visto en algunos años. —Subestimación es la palabra incorrecta
aquí.
—Eso es triste, lo siento. Peleo con mi hermana TODO el tiempo, pero
siempre nos maquillamos y vamos a hacernos pedicuras. Deberías llevarlas a
hacerse pedicuras —Bianca me guiñó un ojo—. Conozco un gran lugar en la 1306
que sería perfecto ...
—No creo que me perdonen tan fácilmente, pero es una buena idea. —Y muy
graciosa. La idea de las diosas enojadas alineadas en un spa para pintarse las uñas
de los pies fue suficiente para hacerme reír de nuevo. Tendría que acordarme de
decírselo a Poseidón más tarde.
Esto se estaba volviendo cansado. Mi vino se había ido y quería escapar de este
lugar y llevar a Cameron a algún otro. Cualquier otro lugar. Quería hablar con él,
abrazarlo... contarle todo. No más esperas. Miré a través de la multitud, tratando
de localizarlo, pero vi a Michael en su lugar. Y ni rastro de Joshua. El jefe de escena
también parecía estar buscando a alguien, y sentí algo oscuro en mi cerebro.
—Voy a ir a buscar a Cameron. —dije de repente, levantándome de la mesa.
—¡Tráeme otro vino cuando vuelvas! —dijo Bianca, levantando su vaso
medio vacío—. ¡No hemos terminado con nuestra charla de chicas!
Sonreí y asentí con la cabeza, pero no tenía la intención de volver a esa mesa, y
definitivamente había terminado con la "charla de chicas".

6
Se refiere a una avenida
C.J Vincent Lightning Strikes

Michael estaba hablando con una mujer joven con rastas que sostenía su teléfono
celular frente a su cara mientras él respondía preguntas. Deslicé mi mano sobre su
hombro y lo aparté por un momento. —¿Has visto a Cameron?
Michael pareció sorprendido. —No, pensé que estaba contigo
—Lo acabo de ver con Joshua. —interrumpió Paul. No me prestó atención y
se volvió hacia la joven que sostenía el teléfono—. Estoy bastante seguro de que
también querrás entrevistarme, yo era Lord Henry...
—Gracias. —murmuré, soltando a Michael y dándome la vuelta para caminar
entre la multitud. No me agradaba Joshua, no me gustó desde el momento en que
lo vi. No era solo una mala vibra, era la forma en que Cameron había reaccionado
ante él. Nunca quería ver su rostro lucir como lo hizo cuando Joshua lo tocó.
—¿Dónde está Joshua? —le pregunté a Candace, la directora de escena. Ella
pareció confundida por un momento, y luego señaló a través del pub hacia el bar.
Apreté los dientes cuando vi que tenía a Cameron atrapado contra la pared, con la
mano en el panel de madera al lado del hombro de Cameron. Me costó todo lo
posible no correr por la habitación y arrojarlo por una ventana.
—Cameron, te he estado buscando por todas partes. —dije en voz alta,
pasando a Joshua para ofrecer mi mano a Cameron. Sin dudarlo, Cameron me
agarró los dedos con fuerza y empujó al director. No me disculpé por interrumpir,
solo miré a Joshua con una mirada que debió haber chisporroteado con un poco de
poder divino, porque el director palideció y balbuceó una disculpa por mantener a
Cameron fuera de la fiesta.
Las escaleras que conducían al club se abrían a nuestra izquierda y tuve una idea.
Podía sentir el bajo de la música de abajo vibrando a través de las suelas de mis
botas. La noche del club ya estaba en marcha; era el lugar perfecto para que
Cameron estuviera solo y lejos de todos los demás. Aún mejor, podríamos hacer
una escapada rápida a través de la entrada separada del club.
Con una sonrisa en mi rostro y sin pensar dos veces en el tembloroso Joshua, puse
mi brazo sobre los hombros de Cameron y tiré de él hacia las escaleras. Envolvió su
brazo alrededor de mi cintura y se puso a caminar conmigo, permaneciendo cerca
de mi lado mientras descendíamos las escaleras juntos.
La temperatura había sido agradable en el piso de arriba, las ventanas estaban
abiertas para permitir que entrara algo del aire fresco de la noche en el pub, pero
aquí abajo hacía más calor. El aplastamiento de los cuerpos y el golpe de la música
se sumaron a la atmósfera. A Hades le hubiera encantado. Había gruesas cortinas
de terciopelo en las paredes para amortiguar el sonido, y cada luz era roja, bañando
de escarlata la pista de baile que se retorcía.
Cameron me sonrió y luego se puso de puntillas para presionar sus labios contra
los míos; yo había iniciado cada uno de nuestros besos y me sorprendió que él
hubiera tomado la iniciativa. Cameron envolvió sus brazos alrededor de mi cuello y
C.J Vincent Lightning Strikes

abrió su boca contra la mía, su lengua jugueteó contra mis labios, rogándome que
los abriera para él.
Más inesperado. Todos mis amantes se habían sometido a mí, permitiéndome
tomar el control, pero Cameron no se rendía y descubrí que eso me gustaba de él.
Sus dedos se curvaron en mi cabello y finalmente abrí mis labios para permitir que
su lengua se deslizara hacia adentro. Lo deseaba tanto y sabía que él también me
deseaba a mí.
Después de un largo momento, Cameron apartó sus labios de los míos y los
presionó contra mi cuello. —He estado pensando en ti todo el día, apenas pude
concentrarme en mis líneas esta noche. —susurró acaloradamente en mi oído. Miró
por encima del hombro a los baños unisex que estaban detrás de nosotros; un largo
banco de puestos y una gran pared de espejos y lavabos enfrente. Cameron sonrió
con malicia y tiró de las solapas de mi chaqueta.
Arqueé las cejas con incredulidad. ¿Aquí? Realmente había estado lejos de los
humanos durante demasiado tiempo. Cameron tiró más fuerte y me encogí de
hombros y le permití que me llevara hacia el baño. Escuché a alguien reír a
carcajadas y a alguien más silbar, pero no me importaba lo que pensaran.
Todo lo que me importaba era la mirada en los ojos de Cameron y la forma en que
sus labios se curvaron.
Cameron abrió la puerta de un cubículo de una patada y me tiró dentro, me besó de
nuevo, duro y apasionado, sus manos frotando mi pecho y caderas. No tenía idea de
en qué se estaba metiendo, nunca había experimentado la pasión de un dios... pero
se lo mostraría antes de que terminara la noche.
—Cuando Michael y yo estábamos desnudos en el escenario, me imaginaba
que estaba contigo. —Jadeó Cameron en mi oído, su mano frotando contra mi polla
que se endurecía rápidamente.
—¿Cómo se sintió Michael por eso? —Me reí entre dientes suavemente
mientras Cameron lamía mi cuello, su mano frotaba con más insistencia la parte
delantera de mis jeans, buscando a tientas mi cinturón.
—Me disculpé por dejar que la escena se saliera con la suya —dijo con una
sonrisa—. No necesita saber que no era él en quien estaba pensando. —Gimió
cuando la hebilla de mi cinturón se soltó y trabajó rápidamente para desabrochar
los botones de mis jeans—. ¿También has estado pensando en mí? — preguntó
inocentemente mientras deslizaba su mano dentro. No llevaba calzoncillos y la
sensación de su mano contra mi suave longitud era indescriptible.
Respiré hondo entre los dientes y alargué la mano para cerrar la puerta del
cubículo. —Eres lo único en lo que pienso. —dije con voz densa mientras Cameron
comenzaba a explorar con sus dedos, sus ojos se abrieron con hambre mientras
adivinaba la longitud y el grosor de lo que estaba a punto de desatar.
C.J Vincent Lightning Strikes

Sin otra palabra, Cameron deslizó mis jeans por mi trasero y se arrodilló frente a
mí. Mi polla estaba larga y dura por él, la cabeza ya enrojecida.
Pequeños rayos de electricidad recorrieron mi cuerpo arriba y abajo mientras me
tocaba suavemente, acariciando sus dedos por la parte inferior, rodeando mi
miembro grueso con sus dedos mientras acariciaba su rostro contra mi muslo por
un momento antes de deslizar su lengua justo debajo de la cabeza de mi polla.
—Mierda. —No pude evitar jadear. Había pasado tanto tiempo.
Cameron inclinó la cabeza hacia arriba para poder ver mi rostro. Cuando nuestras
miradas se encontraron, sonrió y sostuvo mi mirada mientras lamía de nuevo,
girando su lengua alrededor de la coronilla. Apreté los dientes mientras permitía
que Cameron trabajara su boca sobre mi polla, provocándome con su lengua y
dientes.
Fue lento y relajante, al menos hasta que me agaché y pasé mis dedos por su
cabello color miel. Estaba cansado de bromear. Quería que esa boca caliente me
envolviera todo... tanto como él pudiera soportar. Tiré de la cabeza de Cameron
hacia adelante con suavidad, sonriendo mientras me miraba con sorpresa.
Ahogando una sonrisa, abrió la boca y se tragó las primeras pulgadas de mi polla.
Podía sentirme vibrar bajo su lengua, luchando contra las corrientes eléctricas que
retumbaban por mis venas. Yo era el dios de los truenos y las tormentas, y me
estaban poniendo a prueba.
Cameron trabajó en mi polla lentamente, lamiendo y chupando, saboreando cada
centímetro que podía hasta que se apartó.
El bajo silenciado no pudo ahogar mi gemido y mis dedos se curvaron libremente
en la parte posterior de su cuello. Cameron sonrió y mordió mi muslo. —¿Te gusta
que te chupen en público? —Chupó la cabeza redonda y firme de nuevo, gotas de
líquido preseminal salado cubrieron su lengua mientras sostenía mis bolas en su
palma, acariciándolas gentilmente.
—Sí. —siseé, sabiendo que era lo que quería escuchar. Pero era cierto, me
gustaba en todas partes, eso era lo que me había metido en tantos líos con mi ex
esposa.
Cameron recompensó mi respuesta deslizando su boca caliente sobre mi gruesa
longitud más y más por su garganta, hasta que su frente rozó mi estómago y estaba
murmurando maldiciones en voz baja. Todo lo que podía hacer para mantenerme
bajo control era arrastrar de vuelta a Cameron cada vez que levantaba la cabeza.
Cameron se detuvo por un momento, como si sintiera que se acercaba algo. Tenía
razón, no podía mantener a raya mi deseo por él para siempre. La única forma en
que sabría si él era el indicado era... pero ¿y si no lo fuera? Puse una mano en el
hombro de Cameron, deteniendo su atención a mi polla y mis bolas.
—Espera... espera. Necesito decirte...
C.J Vincent Lightning Strikes

—No me importa —dijo Cameron, acariciando mi polla suavemente. Saltó en


su mano y gemí—. Sea lo que sea, no me importa. Sólo quiero estar contigo. —
Apartó mi mano de su hombro y tomó toda la longitud de mi polla en su boca una
vez más, haciéndome gemir de nuevo. Cameron me miró mientras envolvía sus
dedos alrededor de la base de mi polla y comenzaba a acariciarla lentamente
mientras me chupaba profundamente en su boca.
Mi polla palpitaba, y los relámpagos en mis venas ondularon a través de mi cuerpo.
Mi agarre se clavó en el hombro de Cameron y él gimió y aumentó la velocidad de
su mano y su boca. No pude contenerme más, y mis caderas se estremecieron hacia
adelante una, dos veces, antes de que derramara mi semilla divina por la garganta
de Cameron.
Cameron gimió y cerró los ojos mientras tragaba cada gota, ordeñándome
suavemente con sus labios y lengua mientras la réplica de mi orgasmo me recorría.
Todo lo que pude hacer fue gemir de liberación y arrepentimiento por lo que podría
haberle hecho a este hermoso mortal ...
Una vez que los espasmos se detuvieron y mi polla comenzó a ablandarse, Cameron
se echó hacia atrás y se limpió la boca. Podía ver su erección tensándose en la parte
delantera de sus jeans, pero estaba preocupado… lo ayudé a ponerse de pie y lo
tomé en mis brazos para que pudiera sentir mi corazón latiendo con fuerza en mi
pecho.
—¿Estás bien? —pregunté en voz baja.
Cameron se rio entre dientes en mi camisa y me miró. —Por supuesto que estoy
bien. Debería preguntar si tú estás bien... ¿ha pasado un tiempo?
—Sí. Sí, podrías decir eso. —Miré hacia los hermosos ojos de Cameron,
buscando cualquier señal de que algo andaba mal. Pero era solo él mirándome.
—¿Hay algo en mi cara? —preguntó con una risa tímida.
Me incliné y lo besé, apretándolo contra mi pecho. Quizás todo fuera cierto. Tal vez
finalmente había llegado el momento de encontrar a la única persona que me
completara de la manera que siempre había buscado.
Cameron se derritió contra mí, sus ojos cerrados y su expresión pacífica. Pude
saborearme en su lengua, y me pregunté si él había sentido todo lo que yo tenía, esa
repentina oleada de comprensión, la electricidad en sus venas... mis dedos debían
estar vivos con luz en el momento de mi clímax. Mi polla estaba atrapada entre
nosotros, y se estremeció al recordar cómo Cameron había tomado cada centímetro
de mí en su garganta. Gemí contra su boca. Yo lo deseaba. Lo quería aquí mismo,
ahora mismo. Pero este era el lugar equivocado.
Necesitaba irme a casa; necesitaba hablar con mis hermanos. Serían capaces de
decirme... de asegurarme que había tomado la decisión correcta. Si pudiera
encontrar mi chispa, ellos también podrían. Tenían que saberlo.
C.J Vincent Lightning Strikes

Arrastré mis labios lejos de los de Cameron y tomé su rostro gentilmente entre mis
manos. —Vámonos de aquí. —susurré. Cameron sonrió.
—Funciona para mí. —respondió.
Pensé que podría.
Lo besé de nuevo, suave y prolongado esta vez, sin dejarle dudas sobre lo que iba a
pasar esta noche.
Salimos juntos del baño, sin molestarnos en ocultar que algo había sucedido.
Cameron se lavó las manos con gracia, ignorando al compañero de reparto que
aplaudió cuando me vio. Pasó sus dedos por los míos y tiró de mí a través del club
iluminado de color escarlata hacia la salida, asegurándose de pasar junto a Joshua
mientras lo hacía. ¿Le guiñé un ojo al bastardo? Por supuesto que lo hice.
Caminamos hacia el apartamento de Cameron a un ritmo pausado, mi cuerpo
todavía vibraba con electricidad y sobre nosotros las nubes oscuras habían
comenzado a acumularse. —¿Piensas que va a llover? —preguntó Cameron,
mirando preocupado al cielo.
No necesitaba mirar hacia arriba. Esta noche iba a hacer mucho más que llover. —
Definitivamente. —dije con voz ronca. Necesitaba volver al Olimpo, pero no quería
abandonarlo aquí en la calle. Estábamos casi en su apartamento cuando tuve una
idea.
—Quiero traernos una botella de vino… —dije de repente. La boca de
Cameron se abrió.
—¿En serio? Quiero decir... seguro, pero en serio, ¿ahora mismo?
—Sí, quiero decir, la tienda de licores cerrará pronto, me reuniré contigo en
tu casa. No tardaré. Lo prometo. —Cameron no parecía convencido, pero no pudo
hacer otra cosa que encogerse de hombros y estar de acuerdo conmigo.
Se acercó a mí y presionó sus labios contra los míos, frotando una mano contra mi
entrepierna mientras lo hacía. Mi polla lo quería ahora, y saltó bajo su toque.
—No me hagas esperar. —susurró.
—No lo haré. —murmuré mientras me alejaba. Corrí en dirección a la
licorería, pero tan pronto como doblé la esquina, cerré los ojos y me dispuse a
regresar al Olimpo.

—¡Hermano! ¡Hermano! —Mis gritos resonaron en los pasillos de mármol


del Olimpo, pero todo estaba en silencio. Un par de palomas se arrullaron en la
C.J Vincent Lightning Strikes

columna más alta y les fruncí el ceño. Muchas de esas criaturas respondieron a las
diosas y no a mí; nunca dejaría de enfurecerme que a pesar de que se habían ido,
persistieran los recordatorios de su presencia.
—Para de gritar. No hay nadie aquí. Hermes está fuera, no he visto a Ares en
semanas, y Poseidón está... —La voz de Hades hizo eco a través de la cámara y
luego salió de detrás de una columna. No importa cuántos siglos pasaran, el
sinvergüenza todavía podía acercarse sigilosamente a mí. Habíamos enterrado
nuestra propia disputa hace milenios, pero no me gustó el hecho de que aún
pudiera sorprenderme.
El dios del inframundo se apoyó contra una columna por un momento, como si
tratara de encontrar las palabras adecuadas para lo que estaba haciendo nuestro
hermano. —Surfear, lo llamó —dijo encogiéndose de hombros—. Me suena ridículo,
pero parece más tranquilo cuando regresa.
—Llámalos ... a todos.
—¿Para qué? — Hades estaba tan tranquilo. Demasiado tranquilo. Sentí
como si fuera a estallar en llamas. ¿Estaba jugando conmigo?
—Lo encontré. Encontré mi chispa —Se sintió aún mejor decirlo en voz
alta—. El antepasado nacido de la diosa que cumplirá la profecía. Hades, ellos
existen.
Mi hermano parecía escéptico, pero siempre tenía esa mirada. —¿Estás seguro?
—¡Sí! Por supuesto…
—¿Lo marcaste con tu semilla y sobrevivió?
—Sí... no es como los demás. —Tantos otros que había amado y fallado.
Hades me miró con atención, como si no estuviera seguro de qué decir a
continuación. Si fuera cierto, no habría nada que nos impidiera buscar nuestras
parejas. Habría uno para cada uno de nosotros... ahora lo sabía. —No pensé que
fuera posible. —dijo en voz baja, cerrando el polvoriento tomo que tenía en sus
manos.
—Tienes que decirle a los demás... tienen que saber que nuestra espera ha
terminado.
—Puede que haya terminado para ti, hermano —dijo sombríamente—. Es
posible que todavía tengamos que esperar... ¿Cómo lo explicaste?
—¿Explicar qué?
Hades me miró parpadeando, una expresión curiosa jugando sobre sus rasgos.
¿Estaba mi hermano cara-de-piedra tratando de sonreír?
—Ya veo —dijo—. Puede que tengas que calmar tus celebraciones, hermano.
Estos no son los viejos tiempos, y estos mortales no son los mismos. No puedes
C.J Vincent Lightning Strikes

simplemente arrojar al mortal por encima del hombro y llevarlo de regreso al


Olimpo. Tiene que venir de buena gana. Tiene que entender lo que se le pide.
Terminé de hablar de esto; tenía que volver con Cameron. Tenía que hacerlo mío...
Me ocuparía de todo lo demás más tarde.
C.J Vincent Lightning Strikes

No debí haberlo dejado ir. Me quedé de pie en medio de la calle, mirándolo correr
por la acera en dirección a la licorería. Aunque, no estaba del todo seguro de a
dónde se dirigía… ¿Y si no era otra cosa que una excusa? Una forma de alejarse de
mí sin hacerlo todo incómodo. Me pasé una mano por la boca, casi lamentando lo
que había sucedido en el baño del club. Eso no era algo propio de mí. Me gustaba
pensar que yo no era un tipo “fácil”, pero obviamente había tirado todo por la
ventana. Cameron “la puta” … Nunca antes había sido tan espontáneo. Deseaba a
Zachary y quería que él supiera cuánto y hasta qué punto estaba dispuesto a llegar
por él

En ese momento me había parecido algo racional y él no se había resistido o


parecido incómodo. Sonreí con solo pensar como sus dedos me habían
hormigueado la parte posterior de mi cuello. Pensé que solo había sido mi
imaginación, pero estaba seguro de que las cargas estáticas se habían afianzado en
el aire a nuestro alrededor, mientras que yo… había sido algo increíble. No había
palabras para describir la conexión que había sentido con Zachary en ese momento.
Yo sabía exactamente lo que él quería y como darle placer. Negué con la cabeza y
me aparté el pelo de la frente.

—Para de asustarte. —murmuré. Metí ambas manos en los bolsillos de mi


chaqueta y me volví hacia mi apartamento. Él volvería. Tenía que hacerlo. Solo
había dado tres pasos cuando me congelé en el lugar. Zachary nunca había estado
antes en mi piso, no sabía en qué edificio vivía ni el número de mi apartamento. Él
ni siquiera tenía el número.

—Mierda.

Mis ojos picaron con lágrimas furiosas mientras que parpadeaba con rapidez.
¿Cómo pude ser tan estúpido? No, yo sabía cómo: era por la forma en que me
besaba, como me sostenía entre sus brazos. La manera en que olía y el sonido de
sus gemidos cuando su polla estaba dentro de mi boca…

Joder. Qué estúpido fui.


C.J Vincent Lightning Strikes

Pisoteé el resto del camino hasta mi apartamento y cerré la puerta con la fuerza
suficiente para derribar un cuadro vintage que Gema me había dado por mi
cumpleaños. El vidrio se rompió y fue como que todo lo que se había estado
construyendo en mi interior por los últimos días, se derrumbó todo a la vez. Me
senté sobre la alfombra raída de mi departamento del tamaño de una caja de
zapatos, y lloré.

Todo esto era demasiado. El desgaste emocional de prepararme para la obra, los
avances no deseados de Joshua, y Zachary en sí… la vergüenza y el arrepentimiento
me inundaron de golpe y yo apoyé la frente sobre mis rodillas hasta que por fin
pude dejar de temblar.

No me ayudó en mucho, ya estaba agotado. Toda esa energía nerviosa y feliz que
había sentido en el club, se había esfumado y ahora me sentía vacío. Escuché el
sonido de un trueno y observé por la ventana del balcón que había comenzado a
llover. Con fuerza.

Genial. Deja que llueva. Espero que se empape de camino a casa y que tal vez lo
golpee un rayo.

Ese súbito pensamiento mezquino me hizo sonreír. Podía imaginar que no había
nada peor que un par de zapatos de gamuza empapados y una chaqueta de cuero
mojada. Me limpié los ojos y me levanté del suelo. Revolcarme en autocompasión
no era para nada mi estilo. Yo estaría bien en algunos días… o al menos, esperaba
estarlo. Dejé el marco roto en la pequeña encimera de la cocina, le echaría un
vistazo de nuevo en horas de la mañana cuando mi cabeza estuviera más despejada.
Tal vez podría arreglarlo o encontrarle un reemplazo que fuera económico…

Gemma tendría que aconsejarme de alguna forma… Había estado tan absorto en
Zachary y en Dorian Gray que no había ido por Jersey en varias semanas. Ella me
había estado enviando mensajes de texto con fotos de los niños haciendo pucheros
en orejas de conejitos. Los extrañaba demasiado y Gemma sabía que las fotos de
caras tristes era la forma más rápida de hacerme ir allá.

Saqué mi teléfono y abrí el mensaje.

Ciertos conejitos te extrañan. ¡Rómpete una pierna esta noche,


hermanito!

Sonreí y me limpié la cara de nuevo, sintiéndome un poco mal por no haberle


respondido antes. Le envié un mensaje rápido.

Espero verlos el próximo fin de semana.


C.J Vincent Lightning Strikes

Un poco de tiempo con los monitos alejaría mi mente de todo… incluyendo a


Zachary.

Mientras que la lluvia golpeaba contra mi ventana, me di una ducha y pensé en lo


ocurrido esa noche. La obra había tenido un éxito espectacular. Había concedido
tres entrevistas en el bar y prometido otra para el lunes en la mañana. Las
entrevistas y reseñas irían dentro de mi portafolio de trabajos, junto con los
pósteres y las fotos individuales de personajes que Joshua había demandado que
todos nos hiciéramos. Sentía que estaba otro paso más cerca de mi objetivo. Un
poco más cerca de ser reconocido por hacer algo que amaba.

La ducha me había ayudado, y ahora me sentía un poco mejor… Mi entusiasmo


causado por la cerveza que me había bebido en el pub se había esfumado, y ahora
solo me sentía cansado.

Mi teléfono vibró con una respuesta por parte de Gemma.

Se lo diré a los niños por la mañana. Van a perder la cabeza. ¡Tienes


que contarme todo sobre la obra! ¡Siguiente parada: Broadway!

Mi hermana siempre había sido mi mayor fan y su fe en mi talento me arrancaba


sonrisas.

Estaba de pie en la sala de estar que a su vez funcionaba como dormitorio, mientras
trataba de decidir si me iba a molestar en ver televisión o simplemente irme a
dormir, cuando un fuerte golpe hizo sonar la puerta de mi apartamento.

Miré mi teléfono, dándome cuenta que era más de medianoche y que el alquiler no
debía de pagarse hasta dentro de una semana… así que no me moví. Me quedé
mirando la puerta, esperando que fuera alguna persona que se hubiese equivocado.
Nadie me había avisado que venía, y definitivamente yo no esperaba a nadie esta
noche. Ese último pensamiento me dejó un sabor amargo mientras que pasaba
saliva.

Quienquiera que estuviera del otro lado de la puerta, volvió a llamar, y esta vez con
más fuerza.

Con un toque de pánico a mi paso, corrí hacia la puerta y observé por la mirilla. El
extraño ángulo del lente, distorsionaba el pasillo, pero la imagen de la persona de
pie frente a mi puerta era nítida y clara.

Zachary.
C.J Vincent Lightning Strikes

Estaba empapado, el agua goteaba por sobre la alfombra del pasillo mientras que
respiraba con dificultad. Sus ojos grises estaban clavados en los míos, como si
supiera que lo estaba observando del otro lado.

—¿Me dejas entrar? —preguntó en voz baja.

Di un salto, sintiendo como se me ponía la piel de gallina y me subía por la espalda


desnuda. Solo llevaba unos pantalones de pijama y en estos momentos, deseaba
desesperadamente haber agarrado una camisa.

Antes de poder pensarlo con profundidad, mis dedos buscaron el cerrojo y me hallé
abriendo la puerta. La cadena continuaba colgada, así que observé a Zachary a
través del pequeño espacio.

—¿Cómo encontraste mi apartamento? —le pregunté con sospecha.

Zachary se encogió de hombros. —Tenía una vaga idea del edificio en el que vivías…
conozco bastante bien el vecindario.

—Sí, pero, ¿cómo supiste el número?

—Entré detrás de alguien, ¿creo que era el propietario? Me dijo en qué piso
estabas —admitió con una sonrisa—. Mi otro plan era llamar a todas las puertas del
edificio hasta encontrarte, así que me funcionó bastante bien.

—Oh. —murmuré, sintiendo como mi cara se calentaba.

—Entonces —dijo, mientras alzaba la botella de vino—. ¿Me dejas entrar?

Cada pensamiento horripilante que había estado teniendo sobre mí o sobre él,
desaparecieron en un instante y me dejé hundir contra el marco de la puerta. —Sí…
Sí, lo siento, claro que puedes entrar.

Mis manos temblaron cuando cerré la puerta y desenganché la cadena.

—Quedaste atrapado bajo la lluvia, ¿eh? —dije innecesariamente mientras le


quitaba la botella de vino. Incluso el vidrio de la misma estaba mojado.

—Sí, se podría decir. —dijo con pesar, apartándose el pelo mojado hacia un
lado—. ¿Puedo… puedo conseguir una toalla?

—Oh, mierda, ¡Por supuesto! —Me apresuré hacia el baño y tomé una toalla
seca. Incluso se veía atractivo cuando estaba mojado, y eso me ponía un poco
C.J Vincent Lightning Strikes

nervioso. Salí de regreso con la tela seca, y Zachary se había quitado la chaqueta, la
camisa y estaba desabrochándose el cinturón.

—Uhhh… ten. —dije con torpeza. Zachary tomó la toalla con una sonrisa y se
la pasó por sobre el pelo, dándome tiempo para admirar los músculos de su torso.
Estaba cubierto de tatuajes, y ya me imaginaba trazándolos con las yemas de los
dedos a la luz de la mañana. Ya para.

El sonido de un trueno retumbó afuera, y yo salté un poco.

—¿Las tormentas te ponen nervioso? —preguntó Zachary, notando mi


estremecimiento. Genial.

—No, nada de eso. De hecho, me encantan; es solo que estoy un poco…


nervioso.

—Espero que no hayas creído que me había olvidado de ti.

—Oh, no… no es gran cosa. —Sí que era gran cosa, y yo era de esos
mentirosos que eran terribles diciendo mentiras. Para ocultar mi nerviosismo por
tener a este hermoso hombre en mi departamento de mierda, alrededor de todas
mis cosas de mierda, fui hasta la cocina y abrí la botella de vino—. Espero que no te
importe que lo sirva en tazas… no he tenido tiempo de comprar vasos. Gemma se
burla de mí por eso, todo el tiempo…

—Tu hermana se escucha divertida. —dijo. Yo asentí con la cabeza


concentrándome en las tazas dentro del armario. Eran toda una mezcla de cada
cosa que me gustaba en el Goodwill7. Una taza decorada del horóscopo con un
“Este es un león feroz” y otra que proclamaba “¡El café es mi lugar feliz!”, tendrían
que bastar.

—Es divertida, tenía la esperanza de que viniera a ver la hora, pero los niños
la tienen muy ocupada.

—Recuerdo que me hablaste de ellos cuando nos conocimos, ¿cómo son? —


Miré por encima de mi hombro con curiosidad, Zachary estaba secando sus zapatos
con la toalla, pero parecía verdaderamente interesado en mi respuesta. Traté de no
reírme al ver lo empapada que estaba la tela de gamuza de sus zapatos, al menos mi
pequeño deseo sí se había vuelto realidad.

7
Goodwill Industries International Inc. acortado como Goodwill, es una empresa estadounidense sin ánimo
de lucro y además una organización que proporciona trabajo a personas en situaciones vulnerables.
Goodwill está financiada por una red de tiendas de segunda mano.
C.J Vincent Lightning Strikes

—Son dos monitos. Son increíbles. Gemma se queja bastante de ellos, pero
sé que los adora… son la mejor clase de diablillos. No te mentiré, me siento un poco
obsesionado con ellos. Los visito todo lo que puedo, supongo que es porque no
puedo tener hijos propios. Debería hacer algún esfuerzo adicional para ser el mejor
tío de todos los tiempos. Su padre no está en la foto, así que quiero estar ahí para
ellos.

—Pero, sí puedes tener hijos. —dijo Zachary en voz baja.

Me encogí de hombros, eso era algo en lo que había pensado por mucho tiempo. Mi
ex había hablado sobre adopción, pero para el momento en que estábamos
analizando el proceso y los costos, él ya se había ido y yo estaba intentando
comenzar de nuevo. Y no podría hacerle eso a un niño.

—Oh, sí, lo sé, pero es algo que requiere trabajo y dinero… sin mencionar,
encontrar a alguien en el que pueda depender y que esté allí para ellos y para mí…
es pedir demasiado, ¿sabes? —Me di la vuelta con las dos tazas de vino en las
manos y casi las dejo caer cuando choqué contra el pecho desnudo de Zachary.
Estaba completamente desnudo, sus jeans mojados cubrían una de las sillas de mi
pequeña mesa en la cocina.

—¿De verdad es demasiado? —dijo con voz ronca. Sus ojos grises pálidos se
mantuvieron sobre los míos y no fui capaz de apartar la mirada. No hacía mucho
había estado lanzándole pequeñas maldiciones por abandonarme, y ahora estaba
desnudo y a algunos pasos de mí, y yo lo quería aún más cerca.

Me lamí los labios con nerviosismo. —No lo sé. —le respondí. Zachary me quitó las
tazas de las manos y tomó un sorbo del líquido rojo oscuro. Cerró los ojos por unos
breves instantes y finalmente las colocó sobre el mostrador justo detrás de mí.
Mientras me echaba hacia atrás, mi trasero golpeó contra el borde de la formica, y
solté una pequeña risa nerviosa.

Zachary me sonrió y llevó sus manos hacia mi rostro. Sus dedos me rozaban las
mejillas y se deslizaron por los lados de mi cuello. Me estremecí cuando sus manos
me recorrieron los hombros y bajaron a lo largo de mi clavícula. Un trueno
retumbó de nuevo, y Zachary se inclinó hacia adelante, presionando su boca contra
la mía. Las corrientes eléctricas me estremecieron mientras me recorrían las venas,
y gemí contra sus labios envolviendo mis brazos alrededor de su cuello. Esto es lo
que yo quería.

Zachary movió sus caderas y de repente recordé que estaba totalmente desnudo en
mi cocina y que las cortinas estaban abiertas, pero tampoco me importaba una
mierda. Deseaba a este hombre, y él me deseaba a mí, y eso era lo único que tenía
en la cabeza.
C.J Vincent Lightning Strikes

Deslizó las manos sobre mis caderas y hasta abajo para sujetarme del trasero y
subirme encima de la encimera. Abrí la boca y envolví las piernas alrededor de su
cintura para acercarlo más a mí. Zachary gimió de la misma manera en que lo había
hecho en medio del baño del club, y eso me hacía sentirme un poco más audaz. Su
polla estaba endurecida y la mía también, entonces me froté sobre su longitud con
entusiasmo. Su lengua estaba dentro de mi boca y sus manos en mi cuerpo… Dios,
lo quiero todo dentro de mí.

Como si Zachary pudiera escuchar mis pensamientos, me levantó sobre el


mostrador y se volvió para caminar hacia mi cama, pero yo lo deseaba aquí, ahora
mismo.

Apreté mi boca sobre la suya y miré hacia la mesa de la cocina. —Allí, llévame allí.
—Jadeé. Zachary sonrió mientras cambiaba en esa dirección, y me dejaba
suavemente de pie junto a la mesa. En el instante en que mis pies tocaron el suelo,
me dejé caer de rodillas y tomé toda su dura polla en mi boca. Me encantaba la
forma en que gemía mientras recibía cada centímetro en el interior de mi garganta.

En el club había estado presumiéndole, jugando con él mientras le mostraba lo


bueno que podía llegar a ser, pero ahora mismo no había tiempo de juguetear al
respecto. Trabajé mi boca sobre su dura longitud, acariciando el suave eje con
firmeza mientras succionaba. Mi frente golpeaba contra su duro estómago al
tiempo que lo llevaba a lo profundo de mi garganta haciendo que él gimiera y dijera
mi nombre. Eso era todo lo que yo deseaba.

Me apartó de su erección y me jaló del suelo. Besándome la frente con fuerza, me


bajó luego los pantalones y liberó mi dolorida polla. Me acarició con suavidad y
después con algo más de fuerza, haciéndome gemir sobre su boca. Antes de
hacerme una idea de lo que estaba sucediendo, me empujó sobre la mesa.

Girándose, agarró algo de sobre la encimera de la cocina, y yo solté una carcajada al


percatarme de lo que era. —¿Aceite de oliva? Si eso se usa para cocinar…

—De donde yo vengo, también es para follar. —dijo con una sonrisa
mientras se vertía un poco sobre la palma de la mano. Observé con avidez cómo se
extendía el aceite sobre su pene e imaginé la facilidad con la que entraría en mí,
estirándome y llenándome hasta llevarme al orgasmo.

—Lo que tú digas. —murmuré. No había forma de quejarme, especialmente


cuando me levantó las piernas y las apoyó sobre su pecho, aplicando la misma
cantidad de aceite sobre mi erección y mis testículos. Se sentía suave, resbaladizo y
caliente por culpa de sus manos, no pude evitar estremecerme de placer anticipado
y que mis piernas temblaran a la vez. Zachary me acariciaba la polla con firmeza,
C.J Vincent Lightning Strikes

haciéndome gemir. Jugaba encima de mi culo con los dedos, y luego los insertó con
lentitud. Me mordí el labio y presioné el trasero contra él, mostrándole lo ansioso
que me sentía por estar lleno de su pene.

—Por favor —Gemí mientras metía sus dedos profundamente dentro de mí—
. Por favor, quiero tu polla.

Él sonrió y acarició más rápido mi erección, antes de sacar los dedos y


reemplazarlos por la gruesa cabeza de su pene. Se apretó contra mí de forma lenta y
angustiosa, ignorando por completo mis súplicas para que fuera más aprisa.
Centímetro a centímetro me estiraba y llenaba mientras que yo gemía y me
estremecía sobre la mesa. Cuando estuvo profundamente enterrado dentro de mi
trasero, Zachary sonrió y se inclinó para besarme. Abrí la boca con entusiasmo y
jalé de sus caderas con manos temblorosas.

—Jódeme. —le susurré al oído.

El aceite tenía su polla resbaladiza y suave, y él se deslizaba dentro y fuera de mi


con facilidad, no había ningún tipo de dolor solo una especie de llenura que hacía
que mi cabeza diera vueltas con cada embestida. Solamente pausaba el ritmo en el
tiempo suficiente para acariciar mi pene, y en poco tiempo me di cuenta que era
posible que estallara en llamas por la intensidad del orgasmo que se estaba
acumulando en mi interior.

Mis gemidos de placer se convirtieron en lloriqueos de éxtasis cuando la velocidad


de los embistes de Zachary aumentó. Me tomaba profundamente, duro,
imposiblemente fuerte y rápido. Nunca había experimentado algo como esto… y no
deseaba probar otra cosa que esta nunca en mi vida.

En dado momento, Zachary se tensó y sentí la misma electricidad en la punta de los


dedos que había sentido en el club. Algo que iba por mis venas. Lloré cuando el
orgasmo me golpeó con fuerza y me derramé en el puño de Zachary. Incapaz de
contener su propio clímax por más tiempo, Zachary gruñó y me boso caliente y
duro, mientras que su polla se contraía aún dentro de mí. Podía sentir el calor
provenir de él, y apreté mi trasero contra su cuerpo mientras que lo envolvía con
las piernas, tomando cada centímetro lo más profundo que podía.

Él se estremeció con su liberación mientras miraba profundamente dentro de mis


ojos, y descargas de placer llenaban nuestros cuerpos. Finalmente, colapsó encima
de mí. Lo envolví entre mis brazos y lo sujeté firmemente. No quería que este
momento se acabara nunca.

El peso de Zachary era cómodo, y podía sentir como su corazón palpitaba en sus
costillas y vibraba sobre mi pecho. Se quedó encima de mí por unos momentos, y
C.J Vincent Lightning Strikes

luego alzó la cabeza y me besó con suavidad. —¿Qué voy a hacer contigo? —susurró
con una sonrisa.

Solté una risita y apreté las piernas en torno a sus caderas, empujando su polla de
nuevo en mi interior. —No lo sé —dije tontamente mientras que él cerraba los
ojos—. Supongo que tenemos que esperar y ver…

Zachary rio y podía sentirlo endurecerse nuevamente dentro de mí. ¿Ya? No es


como si él no me excitara, pero esta mesa no era el lugar más cómodo en donde
haya tenido sexo…

—Quizás debamos mover esto a la ducha… —dije con suavidad, apartándole


el cabello oscuro de la frente.

—Oh, no lo sé. —respondió, moviendo sus caderas ligeramente y


provocándome un gemido en cuanto se hundió más profundo en mi interior.
Zachary presionó sus labios en los míos y me levantó gentilmente de sobre la mesa
como si yo no pesara nada. Con su pene dentro de mi trasero y mis piernas
apretadas alrededor de su cabeza, él caminó hasta el baño y encendió la ducha.
Mientras que el calor invadía la habitación, me folló lento y suave contra la pared,
haciéndome jadear con cada embiste profundo. Yo jamás me había entregado
enteramente a una pareja antes, pero me relajé contra Zachary y le permití
tomarme, disfrutando de cada centímetro de él y de cada descarga de placer que se
precipitaba sobre mi cuerpo.

Justo cuando creí que no sería capaz de aguantar más, él deslizó la mano entre
nuestros cuerpos y tomó mi palpitante polla en su gran mano, llevándome al
orgasmo más rápido y ruidoso de toda mi vida. Era un completo desastre, en
sentido literal y figurativo, y suspiré agradecido mientras que Zachary me dejaba
cuidadosamente en mis piernas temblorosas sobre el suelo de la ducha.

El agua caliente golpeaba mi cuerpo y me estremecí ante las deliciosas sensaciones


que inundaban mi sistema. Zachary se mantuvo detrás de mí, sujetándome y
sirviendo como soporte. Me incliné contra él, mi cabeza cayendo contra sus
amplios hombros. —¿Qué hay de ti…? —murmuré.

—Deja que cuide de ti —dijo—. Déjame adorarte… —Hablaba suavemente


contra mi oreja, besándome suavemente el cuello. Me reí suavecito. Sonaba
ridículo.

—Lo que tú digas —le respondí con un encogimiento de hombros—.


Esperaré flores frescas todos los días en mi altar…

—Qué difícil es hacer tratos contigo. —dijo, recogiendo el jabón.


C.J Vincent Lightning Strikes

—Ya te acostumbrarás. —le respondí adormilado mientras que él comenzaba


a lavarme. Nunca antes me habían enjabonado y enjuagado… al menos no como un
fin para el sexo. Pero Zachary me estaba bañando… suave y minuciosamente. No
tenía idea de que eso podría ser un gesto tan íntimo cuando no era sexual. Me
besaba y acariciaba, lavó mi cabello y me abrazó, luego me secó con el mismo
cuidado antes de tomarme entre sus brazos y acostarme sobre la cama.

No había forma en que ambos entráramos cómodamente sobre mi cama, pero, por
alguna razón, esta parecía lo suficientemente grande mientras que él me sostenía.

La tormenta eléctrica se había calmado, pero la lluvia no se detuvo, y yo me quedé


dormido casi al instante con mi cara presionada sobre el pecho de mi amante. Sus
latidos resonaban debajo de mi oído.

Qué dicha.
C.J Vincent Lightning Strikes

Me desperté con el sonido de la lluvia y la sensación de la boca caliente y húmeda


de Zachary sobre mi dura y dolorida polla.

—Ten cuidado —Jadeé—. Porque podría acostumbrarme a esto…

Zachary alzó la cabeza de mi entrepierna y me sonrió. —Eso espero. —dijo antes de


bajar nuevamente la boca sobre mi erección. Gemí mientras me chupaba con su
experta boca y trabajaba con sus manos. Sus dedos se deslizaron dentro de mí con
facilidad, provocando mi próstata y haciéndome estremecer mientras que el clímax
se acercaba con violencia y rapidez.

—Oh, Dios. —fue todo lo que pude decir antes de que se estrellara sobre mí y
electricidad corriera por mis venas. Zachary introdujo profundamente sus dedos en
mi interior y mi polla saltó dentro de su boca en cuanto me corrí caliente y duro.

Me quedé allí, jadeando y con la cabeza dándome vueltas. Nunca me habían follado
de esa manera, tampoco me habían amado así… y yo me sentía desesperado para
que no terminara.

Zachary se arrastró entre mis piernas y apoyó la cabeza sobre mi estómago. —


Podría hacer esto todas las mañanas hasta que el mundo se parta a la mitad.

Me reí adormilado y pasé las manos por su cabello. —Eso es mucho tiempo.

—El tiempo no significa nada cuando eres inmortal. Especialmente cuando


tienes a alguien a quien cuidar y amar.

—No creo haber conocido a ningún inmortal, así que desafortunadamente


estamos atrapados en eso de “el tiempo”.

—¿Y si pudieras volverte inmortal? ¿Lo querrías?


C.J Vincent Lightning Strikes

Miré hacia el techo, ¿de qué diablos estaba hablando? Todavía me sentía un poco
borracho y tonto por culpa del orgasmo que acababa de sacarme. —¿Por qué no? —
Reí—. Es algo imposible de todas formas, así que, bueno. Me gustaría ser joven y
hermoso para siempre, y no tener que preocuparme por ser demasiado mayor para
entrar a Broadway —Lo miré y le guiñé el ojo—. Pero, nada de esas tonterías de
vampiro, ¿vale? Te chuparé la polla, pero me niego a chuparte la sangre.

Zachary rio y me mordió el estómago, haciéndome soltar un gritito. —No hay


mordidas de vampiro en el paquete.

—Está bien, entonces, ¿Cuál es el truco?

—Tendrías que salir de este apartamento.

—Te escucho.

—Tendrías que beber de una copa de oro.

—Okey, esto se está poniendo mejor.

—Tienes que amar a los niños.

—Eso no representa un problema, adoro a mis sobrinos, ¿Qué son algunos


otros niños más?

—Tendrías que dejar Nueva York…

Me incorporé en los codos para apoyarme y mirarlo. —¿Que tendría que hacer qué?

—Cameron, voy a confesarte algo que puede sonar como una locura, pero en
el fondo debes de saber que es la verdad. No sabrás porqué, pero tienes que
creerme que jamás te mentiría.

Bueno, esto acaba de dar un giro inesperado.

—¿No podrías haber esperado hasta después del desayuno?

Zachary negó con la cabeza y me miró con serios ojos grises. —No puedo esperar
más. No decírtelo me está destrozando por dentro.

Dejé escapar un suspiro cansado y me tumbé nuevamente sobre las almohadas. —


Sabía que eras demasiado bueno para ser real. ¿Estás casado? O… mejor aún, eres
heterosexual y no puedes idear en cómo contarle a tu esposa lo que has estado
haciendo durante las últimas dos semanas…
C.J Vincent Lightning Strikes

Zachary se rio. —Bueno, tienes más razón de lo que podrías imaginarte. Cameron,
¿Qué tanto sabes acerca de tu familia?

—¿Qué? —Ahora me sentía realmente confundido—. Uhh, casi nada.

—¿No tienes un árbol genealógico? ¿Algo?

—Nop. Supongo que no era algo que le interesara mucho a mi madre.

—Todos somos parientes de alguien extraordinario —dijo Zachary, frotando


la mano sobre mi pecho y mis caderas. Su voz era hipnótica, y los movimientos de
sus manos me estaban provocando el sueño—. Pero tú, tú eres pariente de alguien
tan extraordinario que la mayoría de la gente no podría creérselo.

—Mmhmm. —murmuré, sin entender realmente lo que me estaba diciendo.

—Has tenido muchos problemas para encontrar a alguien que cuide de ti, de
la manera en que deseas ser cuidado. Tuviste relaciones… relaciones largas que
pensaste que iban a durar para siempre, pero luego algo cambió y nuevamente te
quedaste solo. Sé las razones por las que te ha pasado eso…

—¿Quién eres tú? ¿mi horóscopo? Soy libra con ascendencia de escorpio…

—Eres más que solo eso, Cameron —dijo con voz baja—. Eres el
descendiente de una Diosa inmortal. Lo supe desde el momento en que te vi.

—Jaja, muy gracioso. Si estuviéramos en un club, te diría que esa es la peor


frase de ligue que he escuchado en mi vida entera.

—Es la verdad… sabes que la es. Y has tenido tantos problemas para
encontrar a tu alma gemela porque me has estado esperando. Fuiste hecho para mí,
Cameron.

Abrí los ojos y miré hacia el hombre que estaba entre mis brazos. Algo que no podía
explicar, brillaba al interior de sus pálidos ojos grises, como nubes de tormenta que
se movían sobre el mar enfurecido.

—Estás tan lleno de mierda.

Zachary se rio. —No es cierto. Jamás te mentiría, Cameron, y no lo estoy haciendo


ahora mismo. Naciste para cargar a mis hijos y ayudarme a reconstruir mi reino…
C.J Vincent Lightning Strikes

—Espera un momento… ¿quieres que sea tu niñera? Quiero decir, no tenías


que follarme, pudiste simplemente habérmelo pedido. Tengo que decirte que no
soy muy bueno con las herramientas, así que no estoy seguro con todo eso de la
reconstrucción… —Estaba intentando encubrir mi nerviosismo con humor, pero
era claro que no estaba teniendo el efecto deseado. Zachary simplemente me
observaba con los ojos serios que brillaban en la luz gris de la mañana.

Sonaba como un loco. Un auténtico loco. Y él estaba allí, yaciendo en mi cama con
la barbilla sobre su estómago, luciendo casi que esculpido en mármol.

—Sabes que estoy diciendo la verdad. Solo tienes que confiar en esa pequeña
voz… confiar en la chispa divina con la que las Diosas te han bendecido. Esa chispa
significa que puedes estar para siempre conmigo, y puedes llevar a mis hijos en tu
vientre.

Lo observé con incredulidad. Esto era demasiado. Me removí de su agarre y bajé de


la cama. Los pantalones de mi pijama reposaban en el suelo de la cocina, y yo tiré
de ellos con incomodidad.

—Ahora sé que estás loco. No sé si lo notaste, pero los dos somos hombres…
y así no es cómo funcionan los embarazos. Lo sé. He leído libros al respecto. Vi a mi
hermana dar a luz… ¡Dos veces! —Me llevé una mano dentro del pelo y di una
respiración profunda.

Así no es como esperaba pasar el domingo. Estaba emocionado ante la perspectiva


de follar, mimos, y ver películas con un chico del que estaba seguro me estaba
enamorando… habíamos cumplido solo un tercio de eso y ahora hablaba como un
tipo que había consumido demasiado Éxtasis y “visto la luz”. No, lo siento, no
quería involucrarme en esa mierda. —Lo siento, pero necesito tiempo para…
pensar.

Zachary asintió y se levantó, dejando la cama hecha un desastre. Hice lo que pude
para no observarlo fijamente mientras que caminaba con orgullo alrededor del
pequeño apartamento para recoger su ropa. —No necesitas disculparte, sé que lo
que he dicho es mucho para asimilar. No te tomará mucho tiempo ver que estoy
diciéndote la verdad, luego podrás decidir si quieres estar conmigo…

—¿Quién diablos eres siquiera? Se me ocurrió anoche cuando tu pene estaba


en mi trasero, que ni siquiera conozco tu apellido.

Zachary se puso los zapatos y tomó la chaqueta de encima de la silla, donde la había
dejado anoche. Miró hacia la ventana, todavía llovía.

Y luego, se detuvo.
C.J Vincent Lightning Strikes

Observé con sorpresa como las nubes grises que cubrían el cielo, ahora se disipaban
y el apartamento se iluminó con la luz del sol matutino.

—No tengo un apellido.

—Malditos hípsters. —murmuré.

—Otra vez estás equivocado —dijo con una sonrisa—. Soy Zeus, Dios del rayo
y el trueno, y gobernante del Olimpo. Cuando no existía otra cosa más que el caos,
acabé con mi padre para salvar a mis hermanos y hermanas, luego reiné sobre los
cielos por incontables siglos. La humanidad fue mi más grande creación, pero fue
una Diosa la que hizo algo tan perfecto como tú. —Él dio un paso hacia adelante y
apoyó su mano sobre mi mejilla. Estaba demasiado sorprendido como para
moverme, y cuando él me besó, sentí la misma electricidad recorrer cada tramo de
mi cuerpo.

—Tienes que decidir si quieres o no creer lo que la chispa divina te está


diciendo, y si quieres dejar esta vida atrás para tener una a mi lado... será como
algo que nunca hayas imaginado. Amor, inmortalidad… hijos.

Dijo la última palabra con gentileza y adoración, y yo sentí como algo se retorcía en
mi interior.

—Cuando tomes tu decisión, solo tienes que decir mi nombre y te


encontraré.

Con eso, él se fue y me dejó de pie con los pies descalzos en mi apartamento, tenía
la boca abierta y ninguna idea de lo que había sucedido. —Pero, ¡cuánta mierda! —
finalmente grité.

Del lado de afuera, el estruendo de un trueno me hizo saltar y la lluvia comenzó a


caer de nuevo, golpeando contra la ventana.

Abrí la puerta del balcón y di un paso hacia el diluvio. Me incliné sobre la baranda,
observando hacia la calle, pero esta estaba completamente vacía.

—¿Me escuchaste? ¡Es pura mierda!

La lluvia me empapó en cuestión de segundo y yo temblé mientras que mi piel


estallaba en escalofríos. Un rayo atravesó el cielo y reí mientras que el trueno
resonaba sobre mi cabeza. Podía sentir la electricidad en el aire, y el ronroneo de
C.J Vincent Lightning Strikes

los truenos me recordaron a la noche anterior. Mi cuerpo traicionó a mi mente,


cuando mi pene se comenzó a endurecer.

Dios santo. Esto era…

Ni siquiera sabía qué mierda era, pero comenzaba a creer que quizás me había
contagiado con la locura de Zachary. Esa era la única explicación. Falta de sueño,
demasiados orgasmos seguidos… una locura transmitida sexualmente.

Miré hacia el cielo y sacudí la cabeza. Qué ridículo.

Necesitaba dormir. Y comer algo de cereal. Y jamás volver a pensar en esto de


nuevo.

Nunca había sido alguien muy enfocado en el arrepentimiento, por cada error que
cometía lo tomaba como una oportunidad para aprender acerca de mí mismo, ¿no?
Pero, ¿Qué me había enseñado Zachary aparte de lo obvio: que me babeaba por las
barbas y los tatuajes?

Hice todo lo posible por mantenerme ocupado y olvidarme de él y lo que me había


dicho. Parecía todo tan ridículo. ¿Un Dios en sentido literal? Y no cualquier Dios…
oh, no, no. Él pensaba que era la encarnación de un antiguo Dios griego, que, si la
memoria no me fallaba, tenía el hábito de bajar a la tierra, follar mortales y
procrear semidioses.

Idiota. Pero, que idiota era. Una cosa era que me sintiera sediento por un tipo
caliente, pero otra muy diferente cuando el tipo en cuestión era un Whackadoo 8.
Pero, no importaba lo duro que lo intentara, o lo ocupado que me mantenía, no era
capaz de apartar a Zachary por completo de mi mente. ¿Realmente se llamaba
“Zachary” o era una parte de su disfraz como humano? Ugh. Incluso la posibilidad
de que fuera cierto era totalmente ridícula. Había sido un buen acostón, pero no
había manera de que lográramos hacerlo funcionar.

Ninguna manera en el infierno.

Tomé algunos turnos extra para cubrir los costos de mi pasaje a Jersey. Ver a
Gemma y a los niños por el fin de semana, era exactamente lo que necesitaba para
sacarme a Zachary/Zeus/Loquesea de la cabeza, y me ayudaría a reenfocarme en lo
que de verdad importaba.

8
Comportamiento errático y loco de personas que abusan de sustancias.
C.J Vincent Lightning Strikes

—Puedes tener hijos… —La voz de Zachary hizo eco en mi mente cuando
pensé en niños. ¿Qué quería decir con eso? Además de que toda la cuestión era
completamente imposible, era algo que ya había aceptado mucho tiempo atrás.
Pero, entonces recordé lo celoso que había sentido de los embarazos de Gemma…
Claro, ella gimoteaba y se quejaba con constancia, pero también había estado
dichosa de felicidad cargando a esas pequeñas vidas dentro de ella. Y se había visto
tan hermosa, una Diosa natural en todos los sentidos de la palabra.

Ahora sabía que la había envidiado.

Cuando estuvo lista para dar a luz, la única persona que Gemma quiso que
estuviera en la sala de partos fui yo, y era mucho más parte de la vida de Abby y
Colter que su propio padre, cosa que era probablemente una bendición oculta.

Pero, ¿Qué pasaría si fuera posible?

Después de llegar a casa tras mi turno en el diner, sintiéndome agotado física y


emocionalmente, me miré en el espejo del baño e intenté imaginarme lo que se
sentiría estar embarazado. Cargar una vida dentro de mí, protegerla con mi propio
cuerpo y observarla crecer. Era más que imposible. Pero, ¿y si Zachary decía la
verdad? Si él era un Dios, quizás podía hacer que sucediera.

Me reí de mi reflejo. —Qué idiota. —Él no era un Dios, solo un tipo sexy que tenía
severos delirios de grandeza. Pero, cuando me fui a dormir, soñé con Zachary y me
desperté a la mañana siguiente con el pene duro y un cerebro confundido.

Estaba volviéndose más y más difícil no pensar en él, y sentarme en las clases de
Historia Griega, ni siquiera me estaban ayudando. Cada tercera diapositiva era de
una escultura de Zeus, quién, no pude evitar notar, se parecía muchísimo a
Zachary. Quizás era todo parte de mi imaginación… o quizás solo me estaba
mintiendo.

En pocos días me iría a Jersey, y esperaba no encontrarme con Zachary en la


universidad… pero él parecía estar en todas partes. Al menos no me estaba
siguiendo, o eso parecía. Pero si lo vi una vez a través de la ventana de Haven, en
medio de la gente… cuando estaba buscando un lugar para almorzar, lo vi hablando
con Michael mientras que Bianca estaba colgada de su brazo.

¿Cómo se suponía que iba a superar todo esto? No le había contado a ninguno de
mis amigos lo que había pasado, y si él se iba a insertar dentro de mis círculos
sociales nunca sería capaz de escapar sin hacer alguna clase de escena de por
medio. No era bueno con las confrontaciones, pero si alguno tenía que gritar en
C.J Vincent Lightning Strikes

medio de un Starbucks, entonces estaría preparado para gritar en medio de un


Starbucks.

El viernes parecía llegar con lentitud, al menos en Jersey no me lo encontraría en


todas partes, y finalmente podría regresar a la normalidad.
C.J Vincent Lightning Strikes

—Cam, estas críticas son increíbles, te adoran y es obvio que te robaste el


show. —dijo Gemma con una sonrisa. Le había traído todas las reseñas y artículos
que había encontrado, para mostrárselos. Sé que ella habría querido estar allí, pero
era imposible con los niños dependiendo de ella.

—Es genial. Escuché un rumor de que nos van a pedir actuar en algún lugar
en el centro…

—¿Qué tan lejos de Broadway?

—Bastante, bastante lejos de Broadway —Me reí—. Pero es algo, ¿no?

—¡Definitivamente! ¡Estoy tan orgullosa de ti, hermanito! —dijo ella,


acercándome para darme un abrazo. Los niños pasaron corriendo, Abby gritaba
algo incoherente mientras que Colter hacía “ruidos de ambulancia” y corría tras
ella.

Gemma soltó un gemido y apoyó la frente contra la mesa. —Me lo merezco por
haberme quedado dormida en uno de los episodios de NCIS. Ahora de todo lo que
hablan es de ruidos de ambulancias y paseos sobre camas con ruedas.

Ahogué una risa mientras que ella gemía de nuevo.

—No te burles de mi dolor, un día te tocará a ti explicar por qué los robots no
van en las canecas de basura. Solo entonces me vas a entender.

—Estoy bastante seguro de que me queda un largo camino por recorrer, ¿o te


olvidaste de la parte de que estoy soltero y soy gay?

Gemma levantó la cabeza y me miró con atención. —¿Soltero? No pareces alguien


soltero…

Me miré a mí mismo y me pregunté de qué diablos estabas hablando. —Eh…


¿perdón?
C.J Vincent Lightning Strikes

—He visto esa expresión en tu cara antes. Es la misma que tenías cuando
conociste a Kyle… No pretendas que tu hermana mayor no sabe lo que pasa. Ya
suéltalo, señorito. Cuéntamelo todo.

Podía sentir cómo mi cara comenzaba a calentarse. Gemma era demasiado


observadora y yo un verdadero terror para ocultar mis sentimientos. Dejé escapar
un suspiro tembloroso y me recliné en mi silla. —De acuerdo, me tienes. Sí conocí a
alguien… alto y atractivo, le gusta el teatro y me regaló flores y comida…

—Está bien, todo va bien hasta el momento, pero puedo escuchar el “pero”
que está por venir…

—Pero, me preocupa que esté loco. No hay forma buena de decirlo, Gems.
Pasamos la noche juntos y luego empezó a hablar acerca de tener una familia y de
cuidar de mí….

—¿Y eso en qué es un “pero”? —Gemma soltó una carcajada—. Si un tipo


entrara por esa puerta y me dijera que quiere cuidar de mí y de estas pequeñas
ratas…

—¡Ratas! ¡ratas! ¡ratas! —cantó Abby cuando pasó corriendo. Colter la


seguía mientras que agitaba una espátula al aire como si fuera una espada.

—¡Soy el rey de las ratas! —gritó y me dio un golpe en las costillas con la
espátula. Me agarré el costado de forma dramática y fingí una muerte ruidosa,
antes de caer en mi silla y retorcerme en el piso.

—Gracias, su majestad… es un honor ser eliminado por usted.

—Es solo una espátula. —dijo Colter, mirándome con extrañeza durante
unos instantes antes de salir corriendo para contarle a su hermana cómo había
acabado conmigo. Los ruidos de las ambulancias comenzaron de nuevo dentro de
la otra habitación y Gemma se echó a reír. Trepé hasta la silla de espaldas y me
pasé la mano por el cabello.

—Como estaba diciendo, si un tipo así entrara por la puerta… no dejaría


pasar ese tipo de oferta.

—Tal vez no, pero yo no estoy tan desesperado como tú. —le dije con una
sonrisa. Gemma me golpeó con una de sus revistas y traté de no reírme.

—Chico grosero, no me extraña que estés soltero. Espero que desilusiones


con suavidad a este pobre hombre que está loco por ti.
C.J Vincent Lightning Strikes

—En realidad —dije tímidamente—. Le grité y le dije que se fuera a la mierda


en mi apartamento.

—Oh, Cam… ¿Lo has llamado o algo así? —Negué con la cabeza—. ¿Nada? —
Negué con la cabeza otra vez—. ¿Así que decidiste ser un bicho raro, pasivo
agresivo, con un hombre que estaba intentando ser honesto contigo acerca de sus
sentimientos?

—¡Oye! Se supone que deberías estar de mi lado.

—Y estoy de tu lado, solo que te estás comportando como un idiota. —dijo


Gemma, dándole un sorbo a su té—. ¿Qué tiene de malo lo que te está ofreciendo?

No estaba a punto de decirle a mi hermana exactamente cuál era su oferta, no había


forma de que ella estuviera allí sentada tan tranquila si se lo confesara todo. Era
mejor ser vago al respecto, especialmente con este caso en particular. —No lo sé.
Supongo que solo le tengo miedo al compromiso. No quiero renunciar a mis
sueños, Gems.

—¿Y él te pidió que hicieras eso?

—No, pero…

—Mira, solo porque las cosas que yo quería para mí no funcionaron, no


significa que a ti te pase lo mismo. Si tuviera un compañero que se preocupara por
mí, más de lo que se interesa en follar a su asistente, las cosas serían muy distintas,
¿lo entiendes?

—Sí, lo entiendo.

—Sólo… piénsalo mientras estás aquí. Quizás, para cuando llegue el


domingo vas a sentirte diferente —Sus ojos se iluminaron por unos momentos—.
¿Tienes una foto de él?

Empecé a decirle que no, pero luego lo recordé… sí tenía una foto de él. Bueno, de
su trasero en realidad. Saqué mi teléfono y abrí la galería de fotos.

La primera foto que se abrió fue una de la que ni siquiera me había dado cuenta de
que tenía en mi teléfono. Era una selfie, pero estaba dormido con la cabeza apoyada
en el pecho de Zachary. Él besaba mi frente mientras yo dormitaba, y la expresión
en su rostro era de devoción pura. Mi estómago se retorció y me aclaré la garganta
mientras que pasaba las imágenes hasta la foto que había tomado en la fila de
Haven.
C.J Vincent Lightning Strikes

—Toma, estaba parado frente a mí en la fila de la cafetería… Pensé que ya la


había borrado, pero parece que no.

—Oh, querido —dijo Gemma, abanicándose dramáticamente—. Sé que dije


que estaba orgullosa de ti antes, pero maldita sea, tus gustos sí que han mejorado.
—Me reí e hice un ademán de quitarle el teléfono, pero Gemma lo mantuvo fuera de
mi alcance mientras deslizaba el dedo sobre mis fotos—. Ohhh, mira lo bonito que
estás con tu traje, ¡debiste enviarme un mensaje de texto con esta foto!

Oh, mierda. ¡Era un pecado capital pasar las fotos de la galería de otra persona!

—¡Hey, devuélvemelo! Te mostraré otras, tengo más…

—Ooohh, dile a Bianca que su flequillo está para morirse. Ojalá me quedara
así…

¿Estaba sudando? Me sentía caliente por todas partes. Quizás me estaba muriendo.
¿Por qué estaba haciéndome esto?

Gemma hizo una pausa en su recorrido por mi galería, y enseguida supe que se
había encontrado con esa foto. —Oh, Cameron. A veces no entiendo cómo funciona
tu cabeza.

Le arrebaté mi teléfono de la mano y lo bloqueé. —Sí, bueno, somos dos pensando


lo mismo. —espeté.

Gemma no dijo nada más, solamente se acercó y tiró de mí para un abrazo. —


Confía en tu corazón, Cam. Él sabe lo que es mejor para ti, incluso cuando tu
cerebro te dice algo completamente distinto.

Dejé escapar un suspiro mientras apoyaba la cabeza sobre el hombro de mi


hermana. Parecía un consejo simple, pero en realidad no lo era. Si ella supiera toda
la historia, me diría que él estaba loco, o quizás era yo el verdadero loco por dejar
pasar todo lo que quería entregarme. Lo único que me pidió que hiciera, fue dejarlo
amarme, ¿de verdad era tan complicado?

De repente, Gemma se sentó. —Está demasiado tranquilo, ¿por qué está todo tan
silencioso?

Oh, no. Con dos niños como Abby y Colter en casa, el silencio era algo temible. Muy
malo. Gemma saltó de su silla y corrió hasta la habitación de Abby, yo me levanté y
la seguí.
C.J Vincent Lightning Strikes

—Ohhhh Diosssss. —Gimió Gemma, apoyándose en el marco de la puerta.


Miré por encima de su hombro, parecía que los niños habían comenzado a hacer
figuras con plastilina Play-Doh, y se habían graduado directo a untarlo sobre la
pálida alfombra.

—¡Mira, mami! —gritó Abby, señalando las cintas de plastilina que había
dejado en la alfombra—. ¡Arcoíris!!

—Sí… sí que lo es. Dios mío, ¿Cómo voy a limpiar eso de la alfombra antes de
que el propietario lo vea?

—¿A Zachary no le gustarán las mujeres? ¿Me dejas tenerlo? —preguntó


Gemma lastimeramente. Parecía a punto de echarse a llorar, pero yo me reí,
esperando que fuera seguro hacerlo. Gemma me dio un ligero puñetazo en el
hombro y luego corrió a la habitación para librar a los niños de sus materiales
artísticos improvisados. Abby gritó y lloró cuando le quitaron su “doh-doh”, y
decidí que debería de hacer algo para aliviar el estrés de mi hermana. Era lo
mínimo que podía hacer.

La cena fue una experiencia terrible: Nuggets de pollo con forma de dinosaurio y
salsa de tomate, que resultó en una batalla sobre quién podría comerse al último
brontosaurio, y cuando el polvo se asentó, hubo una pelea y gritos a la hora del
baño.

—Ten presente que cuando estás aquí, suelen comportarse de la mejor


manera. —dijo Gemma con los dientes apretados.

—Gems, mañana me llevaré a los niños durante el día para que puedas tener
algo de tiempo para ti.

Gemma me miró mientras que alzaba una ceja y esquivaba un juguete de baño que
fue arrojado en su dirección. —Querrás decir, ¿tiempo para limpiar esta pocilga y
preguntarme por qué razón decidí procrear en primer lugar?

Sonreí y comencé a lavar el pelo de Abby. —Algo así. —respondí. Gemma se sentó
sobre los talones y suspiró.

—Eso sería maravilloso, Cam. Pero no puedo pedirte que malgastes tu


dinero de esa forma, sé que estás luchando bastante en estos momentos.

Agité la cabeza. —Sin argumentos. Hice algunos turnos extras en el Diner, así que
estaré bien. Por favor, deja que haga esto. Vi un poster en la estación de trenes de
un musical para niños. Van a divertirse muchísimo, y tú finalmente podrás tomar
una ducha a una hora sensata.
C.J Vincent Lightning Strikes

Gemma rio. —Hey, algunas veces ducharse a media noche es la única forma en que
una chica pueda tener algo de tiempo a solas. Y no me hagas comenzar a hablar
sobre la ilusión de algo de privacidad en el baño. No he sido capaz de orinar a solas
desde hace seis años…

—Bueno pues, mañana podrás hacerlo. Me los llevaré después del desayuno
y los traeré de regreso a la hora de dormir.

—¿De verdad?

—De verdad.

—Eres el mejor, Cam, de verdad que sí. Un salvavidas y un caballero en


brillante armadura.

—Me vas a adjudicar algún complejo si no eres cuidadosa. —Me reí y soplé
algunas burbujas de jabón hacia ella. Abby soltó una risa y nos salpicó a ambos,
comenzando así una lucha de salpicaduras que empapó el baño por completo, y nos
dejó a todos riéndonos hasta que el estómago nos dolió.

Esto era lo que extrañaría si dejaba Nueva York atrás. No había manera en que
dejara todo esto. Ni siquiera por Zachary.

A la mañana siguiente, después de lo que me pareció toda una vida de


negociaciones y halagos, Abby finalmente se había puesto los zapatos y Colter se
contentó con dejarse puesto el abrigo por más de tres minutos. Los saqué por la
puerta y los metí en el coche para niños sin la ayuda de Gemma, estaba listo para
irme cuando ella salió con una bolsa de bocadillos y un paquete de toallitas
húmedas. —Siempre se necesita toallitas húmedas. Ni siquiera comenzar a discutir
acerca de los niños y el misterioso nivel de pegajosidad que aparece de seguido en
sus manos.

—Anda a relajarte. —le dije, tomando los artículos de las manos y


plantándole un beso en la mejilla—. Te enviaré un mensaje de texto en caso de que
alguien quiera comprarlos, ¿de acuerdo?

—Gracias, acepto efectivo y PayPal.


C.J Vincent Lightning Strikes

—Lo recordaré.

—Será mejor que lo hagas, especialmente si son serios en cuanto a


llevárselos. —Gemma sonrió y besó como despedida a los niños—. Sean buenos con
el tío Cam, ¿de acuerdo?

Abby me sonrió de forma brillante mientras que Colter asentía con solemnidad. —
¿Mami no viene? —preguntó.

—De ninguna manera, amiguito. Solo seremos tú, Abby y yo. Vamos a subir
al tren, escuchar algunas canciones y luego iremos al parque.

Eso pareció satisfacerlo y se despidió de su madre con una mano, mientras que yo
empujaba el cochecito por la acera. Canciones y risas de niños puntuaron mi
caminata hacia el tren, y me sentí como si todo a mi alrededor se hubiese alegrado
un poco. Esta era exactamente la distracción que yo necesitaba, pero en lugar de
hacerme pensar menos en Zachary… pensaba mucho más en él.

Claro, yo tenía sueños muy grandes, pero también tenía pequeños. Quería esto, la
vida doméstica… ¿Qué pasaría después de que Broadway terminara conmigo? ¿Y si
me perdía la oportunidad de ser feliz porque estaba demasiado ocupado
trabajando? Actuar me hacía feliz, pero, ¿era la clase adecuada de felicidad?

Mi teléfono vibró en mi bolsillo, y lo saqué para ver un mensaje de texto de


Gemma.

Mamá va a salir a jugar un rato, ¿puedes meter a los niños a la cama


una vez llegues a casa? Creo que voy a intentar quedarme despierta
hasta pasada mi hora de dormir.

Sonreí y le respondí el mensaje. Claro que iba a ocuparme de eso. Me sentía feliz de
que ella tomara ventaja completa de mi ofrecimiento.

—Oigan, chicos, creo que deberíamos cenar con pastel. ¿Suena bien?

Un coro de grititos felices dio respuesta a mi pregunta. Esto solo se ponía mejor y
mejor, pero no podía evitar preguntarme qué estaba Zachary haciendo en estos
momentos, y si estaba pensando en mí también.
C.J Vincent Lightning Strikes

—Así que, ¿solo le dijiste la verdad y dejaste que te gritara? —Poseidón me


miraba fijamente con los brazos cruzados sobre el pecho. Su bronceado se había
acentuado, y lucía como si quisiera estar en cualquier otra parte en lugar de
escucharme hablar de mi vida amorosa.

—Eso fue exactamente lo que pasó. Él tiene que aceptar todo lo que le
ofrezco, de otra forma ¿Cuál es el punto? —Todavía me sentía enojado con toda
esta situación. Las cosas solían ser mucho más sencillas antes. Ver algo que te
gustaba, tomar lo que querías y hacerlo a un lado después de terminar. Pero esto…
todo esto era mucho más complicado. Deseaba a Cameron, pero no simplemente lo
deseaba… quería todo lo que él era. Lo necesitaba.

Pensé que cumplir con la profecía sería algo fácil, no tenía idea de que sería de esta
forma.

Poseidón agitó la cabeza. —Algunas veces ni siquiera te entiendo, hermano. Un


minuto estabas marchando por aquí, vociferando acerca de la traición de Hera, y
ahora todo lo que haces es hablar sobre este mortal y niños… No sé cómo planeas
volver esta fantasía algo real.

—No estás prestándome atención —le dije frustrado—. El pequeño atisbo de


divinidad en estos mortales, hace que todo sea posible. Cuando encuentres tu
propia chispa, te darás cuenta. Lo sentirás. Para mí fue como si rayos me
recorrieran a través de las venas cuando lo toqué… será igual para ti, hermano.

—¿Quién te dijo que yo estaba buscando? —Poseidón resopló, quitándose el


oscuro cabello de encima de los ojos—. Hades tampoco está interesado. Estás solo
en esto.

—¿Estoy solo hasta que les muestre a ambos que están equivocados?

Poseidón se encogió de hombros. —Tal vez. Es obvio que le estás dando vueltas a
todo este asunto de “reconstruir el olimpo”, mucho más que nosotros.
C.J Vincent Lightning Strikes

—Hades ha planeado anteriormente destruirlo todo, no puedo pretender el


no sentirme sorprendido de que no se haya interesado en reconstruirlo.

—Es que simplemente no veo el punto —dijo Poseidón con otro


encogimiento de hombros—. Estos no son los mismos mortales que nosotros
recordamos. En algún punto del camino, se han olvidado de nosotros y encontrado
otras cosas a las que adorar.

—¿No te sientes solo? ¿No quieres sentir lo que sentías cuando sostuviste a
tus hijos en tus brazos por primera vez? —Observé a mi hermano hacer una pausa,
como pensando en ello.

—Ya tengo al océano —dijo tensamente—. No necesito nada más.

—Entonces ve a mojarte la cabeza y regresa cuando hayas decidido lo que


quieres hacer con el resto de tu inmortalidad. —Estaba cansado de hablar con él.
Era claro que todavía no había decidido creer lo que tenía justo al frente.

—¿Qué pasará cuando tome su decisión y te mande al carajo? ¿Qué si


rechaza todo… y si lo acepta? ¿Entonces qué? Va a morir en un parpadeo. Todavía
son mortales, aun con la chispa divina.

—Voy a darle la ambrosía… Será inmortal, como nosotros.

Poseidón se ahogó en su propia carcajada. —¿Ambrosia? ¿De verdad? Hades tenía


razón, estás yendo demasiado lejos con toda esta ridícula noción —La voz de
Poseidón era una mezcla entre la ira y la frustración—. Las profecías son falsas,
hermano. Te comportas como un tonto, y todos pensamos eso.

—Oh, ¿enserio? ¿Realizaron una encuesta?

—Hermes es el único sin opinión, como siempre, el bastardo es


enloquecedor… pero sí. Todos tus hermanos están de acuerdo en que te has dejado
consumir por la profecía. No te hace ningún bien, y tampoco a nosotros.

—Allí es donde te equivocas, y cuando traiga a Cameron de regreso al


Olimpo, no les quedará de otra que creerme a mí y a la profecía. —Poseidón resopló
y se dio vuelta para alejarse—. No puedes esconderte eternamente, hermano. —
vociferé, pero antes de acabar la sentencia ya se había ido.

—Lo intentará. —me dijo una voz a la espalda.

Suspiré pesadamente y me giré para encarar al Dios cuyo consejo era el más
importante para mí. El que atravesaba las fronteras: su deber era la neutralidad,
C.J Vincent Lightning Strikes

era el único olímpico que no participaba en las disputas. —Hermes, ¿Qué sería de
nosotros si tomaras partido?

—Eso es algo que nunca va a suceder, así que no sirve de mucho tratar de
influirme en cualquier manera. La profecía te ha consumido, pero entiendo las
razones por las que ocupas tanto espacio en tu corazón.

Asentí con la cabeza y miré hacia el borde de las nubes que cubrían al Olimpo de la
vista de los mortales. El mar brillaba bajo la luz del sol, y los bordes de la tierra
eran verdes e invitantes. Camero estaba allí abajo, en alguna parte… ¿estaría
pensando en lo que le había ofrecido? ¿Me odiaba y ya no querría verme de nuevo?
Todo lo que quería era oír su voz de nuevo… y lo que él tenía que hacer era susurrar
mi nombre y yo estaría de regreso a su lado.

—¿Qué significa la profecía para ti? —pregunté. Hermes se encogió de


hombros y dio un paso por sobre los bordes del suelo de mármol, quedando de pie
a mi lado.

—Nada… todavía no conozco mi papel en toda esta “gran reconstrucción”


que has prometido. Y hasta que no se me sea presentada, no puedo adivinar en
donde se hallarán mis sentimientos al respecto. Por ahora, continuaré mi trabajo.
Nos adoren o no, los mortales todavía mueren y yo continúo guiándolos al
inframundo.

—Haces un buen trabajo —le dije—. Y es uno necesario. Aun así, pienso que
difícilmente encontrarás a tu pareja entre las sombras…

—Quizás no —me respondió con una sonrisa—. ¿Pero tú si encontraste a tu


“chispa”, como lo llamas?

—Así es.

—¿Y le confesaste la verdad?

—Sí…

—Supongo que no fue como lo planeaste…

—¿Cómo podría algo así salir bien? —solté—. Una cosa es acostarte con un
mortal y revelarte a ti mismo después de ser consumidos por el placer, para nunca
verlos de nuevo… y algo completamente distinto, hacerlo y quedarte para ver su
reacción.
C.J Vincent Lightning Strikes

Hermes inclinó la cabeza observando hacia las nubes. —Ya veo. ¿Piensas traerlo
contigo al Olimpo, entonces?

—Si él acepta, sí, por supuesto. Puede que ya esté llevando a mi hijo.

Hermes me miró con las cejas arqueadas. —Nunca dejas pasar una oportunidad.
Algunas cosas nunca cambian. Pero tienes que actuar rápidamente… un niño
divino no sobrevivirá dentro de un cuerpo mortal… Y tampoco un mortal
sobrevivirá con un niño inmortal creciendo en su interior.

—Lo sé. Pero, no puedo forzarlo a tomar la decisión.

—No… pero si se toma demasiado tiempo, entonces tendrás que hacerlo.

No había pensado en eso. Quería que Cameron tomara su propia decisión de estar
conmigo. Quería que aceptara lo que le ofrecía. Divinidad, una familia… y a mí.
Quizás era la última parte lo que más temía que él rechazara. La inmortalidad era
un concepto complicado, significaba ver a todas las personas que amabas morir, y
yo sabía que eso sería difícil para Cameron. Amaba a su hermana y sobrinos
demasiado… pero, pronto, él podría amar a nuestros hijos, y podría cuidar a sus
sobrinos durante toda su vida.

Nuestros niños serían Dioses y Diosas…

—¿Cómo puedo hacerle entender que esta es la decisión acertada? —


finalmente pregunté.

—No puedes —respondió Hermes con una sonrisa—. Pero, de eso se trata
¿no? Los mortales son intrigantes… y están llenos de sorpresas.

—Nos vas a volver locos, lo sabes, ¿verdad?

—Por supuesto. —respondió.

Me pasé las manos por el cabello y me alejé del borde del suelo del templo.
¿Durante cuánto tiempo tendría que esperar? Cameron era obstinado, lo supe
desde el momento en que clavé los ojos en él. Tenía esa actitud independiente que
comprendía que sería algo complicado de aceptar. Pero él lo valía. Era algo que ya
sabía.

—¿Has hablado con él después de que le arrojaste esta bomba de


proverbios?

Confía en que Hermes siempre irá directo al punto.


C.J Vincent Lightning Strikes

—No. Pero, he hablado con sus amigos…

—Eso no te va a funcionar en absoluto —dijo Hermes con un movimiento de


cabeza—. Si hay algo que he aprendido acerca de los mortales, que siempre debes
ser directo con ellos. Aceptarán o rechazarán lo que tengas que decir. No importa
cuántas veces haya ido a recoger alguna sombra, hay algunos que siempre niegan
haber muerto. A veces, cambian de opinión rápidamente y puedo llevarlos al
inframundo… pero otros, permanecen enojados y distantes durante años, incluso
siglos. Yo siempre regreso para poner a prueba su determinación, por si acaso han
entendido la verdad.

—¡Pero yo no puedo esperar por siglos! —exclamé.

—No… Y Cameron tampoco puede esperar tanto tiempo. Si sospechas que ya


puede estar en cinta, su tiempo se acorta cada día.

Todo lo que pude hacer fue asentir. Hermes lo veía todo, y nadie, ni siquiera los
olímpicos podían ocultar secretos de él. Todo lo que podía hacer era ser paciente.

—Fui a buscar ayer —dije repentinamente—. Pero, se había ido… Sospecho


que está visitando a su hermana.

—Esperemos que ella sea capaz de ayudarlo a ver la verdad. —respondió


Hermes calmadamente.

Solté una carcajada. —¿Y si le confiesa lo que yo le dije? Pensará que está loco… o
que yo estoy loco y entonces le dirá que se aleje de mí.

Hermes sonrió, algo que rara vez hacía. —Creo que estás subestimando a tu chispa,
Zeus.

—¿Qué quieres decir? —pregunté, pero cuando me giré para confrontar al


mensajero del Olimpo, él ya se había ido. Seguramente convocado para otra tarea,
sin duda.

—Mierda.

—¿Hablando solo de nuevo?

Hades. Por supuesto. Siempre escuchaba las conversaciones en las que no tenía
derecho a participar.
C.J Vincent Lightning Strikes

—Ya conoces a Hermes, siempre apresurado de una tarea a otra. —dije


crispado.

—Desde luego.

¿Qué tanto había escuchado?

—Estos últimos días, nuestro hermano Poseidón está pasando una cantidad
desagradable de tiempo en la tierra. —dijo Hades en tono conversacional. Lo miré
con sospecha. Esto no era algo típico en él. Hades raramente se preocupaba por
algo como todos los demás hacíamos, pero, ahora que tenía conocimiento de que la
profecía estaba cerca a cumplirse, quizás estaba cambiando de idea acerca de
envolverse en los asuntos familiares.

—¿Ah sí? No mencionó nada acerca de eso…

—No, imagino que no —Hades respondió casualmente—. Pero lo ha estado


haciendo. Pienso que puede que haya desarrollado un… lazo afectivo.

—¿Lazo afectivo? —Me sentía confundido, pero Hades solo sonrió mientras
se encaminaba a las escaleras que daban paso al inframundo y las bibliotecas—, ¿a
qué te refieres?

Pero, Hades se había ido. Siglos atrás, ninguno de mis hermanos siquiera
consideraría desaparecer de mi presencia sin ser despedidos, pero había pasado
demasiado tiempo desde que temían mi furia, y mucho más desde que perdí el
poder de dominarlos.

El gobernante del Olimpo, claro… que buena broma.

Todo lo que sabía es que Cameron no estaba en Nueva York, y eso me preocupaba.
Al menos si estuviera en su apartamento podría cuidar de él y asegurarme de que
estuviera a salvo. Pero, ninguno de sus amigos sabía en dónde estaba. Incluso
aunque se hallara con su hermana, seguía sin saber en dónde estaban ubicados y
ese pensamiento me atormentaba.

Y entonces, lo escuché. Un simple susurro.

—Zachary… Zeus… te necesito.


C.J Vincent Lightning Strikes

Nunca había estado tan asustado en toda mi vida. El hombre con el arma estaba
tan cerca... demasiado cerca de los niños. Demasiado cerca de todo lo que
atesoraba más en el mundo entero, y yo no podía hacer nada.

—¡Dame la billetera! ¡y el teléfono! —gritó bruscamente, gesticulando con el


arma. No llevaba una máscara; eso era una mala señal. Había visto suficientes
dramas policiales en la televisión para saberlo. Si eran lo suficientemente valientes
como para mostrar sus caras, eran lo suficientemente valientes como para usar las
armas que llevaban. Era como una regla. Una regla que no quería poner a prueba.

Abby estaba llorando, y yo sólo quería recogerla y decirle que todo estaría bien.

Habíamos pasado un buen rato hoy... montamos el tren en la ciudad, cantamos


juntos en el espectáculo, compramos el maldito CD para que pudieran torturar a mi
hermana con él durante meses... y también comimos helado en el parque a pesar de
que hacía frío. Pero luego, antes de darme cuenta, estaba oscureciendo y era hora
de volver a casa. Nos perdimos, y sumado a eso... la batería de mi teléfono se había
muerto, dejándome sin GPS.

Todo lo que quería era llevarnos de vuelta al tren. Colter estaba cansado y de mal
humor, y Abby estaba empezando a lloriquear... Tenía que llevarlos rápido a casa.

Cuando intenté dar la vuelta, supe inmediatamente que había sido una mala
decisión. Y ahora que el sol empezaba a ponerse, había sido un error mucho peor
de lo que hubiese imaginado.

—¡Dije, la billetera y el teléfono!

Abby gritó más fuerte, e hice lo mejor para calmarla antes de responder al hombre
de la sudadera gris oscura con capucha. Lo miré a los ojos y saqué mis manos, con
las palmas hacia arriba.

—Mira, no tengo nada. Mi cartera tiene un pase de tren y algunos recibos


muy viejos en él, y la batería de mi teléfono está muerta... Si realmente quieres
algo, ¿Aceptas galletas de pez dorado?
C.J Vincent Lightning Strikes

—¡Cierra la puta boca! ¡Tírame la cartera!

Abby gimió más fuerte ante la nitidez de la voz del hombre y yo me encogí ante el
sonido. Gemma nunca me iba a perdonar por esto.

—¡Está bien! Está bien, aquí tienes.

Le tiré mi cartera y aterrizó en el pavimento mojado frente a él. Cuando se inclinó a


recogerlo, el cañón del arma se mantuvo apuntando hacia mí, pero incluso en ese
momento estaba pensando en cómo poder escapar. El cochecito era demasiado
engorroso para moverse con cualquier tipo de agilidad, e incluso si pudiera agarrar
a Abby, no sería capaz de llevar a los dos niños al tiempo mientras que hacía
cualquier tipo de escape. Tenía que defenderlos.

—Mira, estás asustando a los niños, ¿podrías dejar de gritar? Alguien va a


llamar a la policía... ¿de verdad quieres que aparezca la policía? —dije rápidamente.
No sabía lo que estaba haciendo o la jugada que pretendía llevar a cabo, pero tenía
que hacer algo.

—Cierra la puta boca chico, o vas a lamentarlo. —dijo el hombre mientras


metía mi cartera en su bolsillo sin siquiera mirar dentro.

Mierda. Adiós a las propinas.

—Tu teléfono. —dijo, haciendo un gesto con su arma. Tragué con fuerza. No
podía tomar mi teléfono. Todas las fotos de los niños... la foto que Zachary nos
había tomado.

—No.

—¿Disculpa? —El matón no parecía impresionado ante mi negación.

—No. No puedes tenerlo. —dije con firmeza, esperando que mi voz no


temblara tanto como mis piernas.

El hombre se adelantó, levantando su arma amenazadoramente. —Tu vida, o tu


teléfono... ¿Qué van a hacer los niños sin su papi? Todo porque no quieres
renunciar a tu maldito teléfono. Qué patético.

El hombre se inclinó y cogió un juguete de peluche que se había caído del cochecito.
Abby lo alcanzó y lloró con más fuerza. Cerré los ojos, tratando de sentirme más
valiente de lo que realmente era. No iba a dejar que lastimara a estos niños. Moriría
antes de dejar que los tocara.
C.J Vincent Lightning Strikes

—Devuélveme eso. —dije con firmeza.

—Hagamos un intercambio —dijo el hombre con una sonrisa astuta—Tu


teléfono por el juguetito. —balanceaba al mapache en miniatura al sujetarlo por la
cola.

—¡Panda! —gritó Abby, hipando entre lágrimas.

Por al menos la tercera vez ese día, deseé que Zachary estuviera aquí conmigo. Esto
nunca hubiera sucedido si él estuviera a mi lado. Estaba desesperado. No había
otra palabra para ello. Cerré mis ojos y lo imaginé en mi mente.

—Zachary... Zeus... te necesito. —susurré.

—¿Qué coño acabas de decir? Si no estabas diciendo “Sí, señor, aquí está mi
teléfono”, será mejor que le estés rezando a cualquier dios que adores, ¡porque se
me está agotando la paciencia!

—No tan agotada como la mía. —dijo una voz profunda. Abrí los ojos y casi
me caigo de bruces. Zachary estaba allí en el callejón, fuerte, alto e imponente y
caminando hacia el matón como si el arma ni siquiera existiera. Claramente, el
asaltante también se sorprendió, porque se quedó congelado en su lugar cuando
Zachary se adelantó y lo desarmó.

—Devuélveme la cartera —dijo sombríamente. El hombre tartamudeó algo


que no pude oír y rápidamente se la entregó—. Ahora, lárgate de aquí. —amenazó, y
pude ver al hombre temblando mientras asentía y se giraba para correr por el
callejón.

—¿Zachary? —tartamudeé su nombre, sorprendido de que hubiera


aparecido justo cuando se lo pedí. No me contestó enseguida, observando
atentamente cómo el matón desaparecía a la vuelta de la esquina. Miró hacia la
oscuridad durante un momento más, y luego recuperó del pavimento el mapache
de Abby, limpió la mugre de su cola y se lo devolvió. Los sollozos de Abby se
convirtieron en hipidos suaves mientras que abrazaba el peluche y se chupaba el
pulgar, sus ojos abiertos de par en par mientras que observaba a Zachary.

Colter había estado callado todo el tiempo, y yo ya me estaba preocupando por él,
pero Zachary se inclinó sobre su silla en el cochecito por un momento, y luego se
enderezó guiñándome un ojo. —Se duerme rápido... este chico va a ser un
hombrecito interesante. —Todo lo que podía hacer era asentir, cualquier cosa que
quisiera decir había muerto en mi garganta en el momento en el que apareció.
C.J Vincent Lightning Strikes

Me tendió la billetera y se la quité con una mano que me temblaba más de lo que
pudiese hacerme sentir orgulloso. —Gracias... por... —Hice una pausa. ¿Qué
demonios se supone que tenía que decir? Había recitado su conjuro divino, y él me
había demostrado su punto. Todo lo que tenía que hacer era decir su nombre y él
estaría ahí para mí, pero ¿qué significaba eso? Lo había llamado, claro, ¿pero eso
significaba que creía todo lo que decía? Quiero decir... ¿si lo hacía? —. Gracias. —
terminé de forma vaga.

—Todo lo que quiero hacer es protegerte —dijo Zachary en voz baja—. Pero,
eso no es lo importante. Todo lo que importa es que estés a salvo. —Se apoderó del
cochecito y se dirigió a la dirección por la que habíamos venido.

—¿Sabes a dónde vas? —le pregunté.

—Definitivamente lo hago. —dijo Zachary con confianza y sólo pude suspirar


y sacudir la cabeza.

—Tonterías. —murmuré.

—¿Qué tal si te quedas callado y me dejas llevarte a casa? —dijo. El tono de


Zachary no dejaba lugar a discusión, y estaba demasiado agotado para dudar de él.

Caminamos en silencio, escuchando a Abby cantándole a su mapache y me sofoqué


en vergüenza al darme cuenta de que la estación de tren que había estado buscando
quedaba a una vuelta hacia la izquierda del teatro en lugar de hacia la derecha. Tan
cerca. Gemma se iba a reír de mí. Si pudiera encontrar una manera de decirle lo
que pasó sin que se volviera loca. Colter había dormido durante todo el rato, pero
Abby soltaría todo el drama de inmediato y Gemma me asaría vivo. Pero, eso
estaba al final de mi lista de preocupaciones. En lo más alto se hallaba lo que la
presencia de Zachary, aquí en realidad, significaba.

Mientras esperábamos a que llegara el tren, finalmente encontré las agallas. —


Entonces... ¿me estabas siguiendo?

—No. Sabía que no estabas en Nueva York, pero eso es todo.

—Pero eso no explica…

—Me llamaste —dijo simplemente—. Te lo dije, eso es todo lo que haría falta.

Tragué saliva con fuerza. —Eso no cambia nada —dije—. Todavía estoy enojado
contigo.
C.J Vincent Lightning Strikes

Zachary asintió y miró hacia el cochecito. Tiró de la manta que cubría a Abby hasta
su barbilla. Finalmente se había quedado dormida con el mapache agarrado
fuertemente en sus pequeños puños.

—Puedes estar enojado... pero ¿has pensado en lo que te dije?

El tren se aproximó a la estación, llevándose mis palabras, pero tenía la sensación


de que Zachary me había escuchado. Había pensado en ello. Pero no estaba listo
para comprometerme... aún no. No a todo esto. O quizás no estaba listo para
admitir que creía en algo tan loco... Era una de esas dos opciones, pero todavía no
estaba del todo seguro de cuál sería.

La casa estaba oscura cuando llegamos, y entramos a los niños lo más


silenciosamente posible. Colter era más pesado de lo que recordaba, pero Zachary
lo levantó con facilidad. Abby murmuró un poco entre sueños mientras la
acomodaba sobre mi hombro y la llevaba dentro de la casa.

Les pusimos los pijamas y los metimos en sus camas en un tiempo récord, y
esperaba que Gemma no se enojara conmigo por no haberles cepillado los dientes.
Para mi sorpresa, Zachary tomó la iniciativa en todo, y lo dejé, agradecido de tener
su apoyo. Incluso medio dormidos, Abby y Colter eran unos diablitos, y empecé a
desarrollar una nueva admiración por mi hermana mayor y el cómo manejaba todo
esto por su cuenta.

Vi todo lo que hizo Zachary. Desde la tierna forma en que colocó a Abby en su cama
junto a su amado mapache, hasta la forma en que tiró de las mantas de Colter sobre
sus hombros y encendió su lámpara de noche con forma de tortuga, sin que yo
tuviera que mencionarlo. Era nada menos que increíble, y para colmo, cuando
terminó con los niños, no desapareció, sino que puso a hervir la tetera y se sentó en
el sofá conmigo a esperar a que Gemma volviera a casa. Lo miré cuidadosamente
por el rabillo del ojo mientras fingía ver cualquier película de TCM que pasaban en
la televisión.

¿Era esto lo que había estado esperando? ¿Una señal de que tendría su apoyo y la
ayuda que necesitaba para criar a una familia...? porque si eso lo era todo, entonces
lo había encontrado. No importaba qué más estuviera pasando, quería tener a
Zachary en mi vida.

—¿Te gustan estas... cosas? —preguntó, señalando a la televisión. Miré las


imágenes en blanco y negro y me reí.
C.J Vincent Lightning Strikes

—Sucede que sí adoro estas “cosas”, pero no tienen que gustarte a ti


también.

—Bien. Porque no tienen sentido. —dijo.

—Estoy consternado. ¡Tienen mucho sentido! El chico conoce a la chica, el


chico hace algo estúpido para molestar a la chica, y luego el chico tiene que hacer
algo heróico para hacer que la chica vea que deberían estar juntos... —Mi voz se
desvaneció cuando me di cuenta de lo estúpido que sonaba. Y lo mucho que los
últimos días que había pasado con Zachary, estaban pasándome factura.

—¿Y siempre funciona? —preguntó Zachary.

—¿En las películas? Siempre. —respondí.

—¿Y qué hay de la vida real?

—No estoy tan seguro de que la tasa de éxito sea tan alentadora. —dije
secamente. Zachary sonrió y sentí que mi pecho se calentaba un poco más. Maldita
sea este hombre.

—Es una pena. —dijo, volviendo a la televisión.

Nos sentamos juntos durante mucho tiempo sin decir una palabra, viendo a Danny
Kaye y Gene Kelly bailar claqué en la pantalla, hasta que finalmente, escuché a
Zachary arrastrar un suspiro.

—Cameron, quería disculparme…

—¿Por qué? ¿Por mentirme, por estar lleno de mierda, por insertarte entre
mis amistades, o por todo lo anterior?

Vale, vale... puede que eso haya sido demasiado duro.

—Nunca te mentí —dijo en voz baja—. ¿Cómo explicas que estaba allí en el
callejón cuando me llamaste?

Fruncí el ceño. No tenía una explicación para eso. Zachary sonrió y extendió su
mano. —No voy a ir a ninguna parte —dijo—. ¿Quieres que te lo demuestre?

—¿Demostrarme qué? —le pregunté.

—Que soy quien digo ser.


C.J Vincent Lightning Strikes

—No, eso sería ridículo, ¿Y qué vas a hacer? ¿una tormenta eléctrica en el
baño? Asegúrate de que llueva en la bañera o Gemma estará súper enojada —Me
reí.

—No hago trucos de fiesta, pero si eso es todo lo que se necesita…

Enlacé mis dedos con los de Zachary, sintiendo un escalofrío cuando una carga de
estática se extendió a través de mi palma. Me encantaba esa sensación.

—Mira, no es importante. He estado pensando en ello, y lo que me importa


es que estás aquí ahora. No me importa cómo llegaste aquí, no me importa cómo
me encontraste... pero me rescataste a mí y a los niños, y no puedo agradecerte lo
suficiente por eso.

—¿Qué hay de todo lo demás?

—¿Qué? ¿Te refieres a dejar la escuela? ¿Dejar Nueva York? Tendremos que
hablar de eso, pero quiero ver a dónde va todo esto, incluso si eres un poco un
patán.

Zachary se rio y se inclinó para besarme —Te prometo que te haré olvidar todo lo
malo que ha sucedido en tu vida… lo que está por venir, será más increíble de lo
que puedas imaginar.

—Cállate. —dije con una sonrisa e incliné mi mentón para que nuestros
labios finalmente pudieran encontrarse.
C.J Vincent Lightning Strikes

—Sabes, hemos estado haciendo esto desde hace unas semanas —dije,
descansando mi barbilla sobre el pecho de mi amante—. Todavía no he visto tu casa
—Zachary se rio y me abrazó más.

—Lo sé, pero tienes que hacer más que solo subirte en un tren e ir a
Manhattan.

—¿Vives en Manhattan? —Casi me ahogo con mis palabras—. ¿Qué


demonios estás haciendo en mi agujero de mierda? —Lo aplasté juguetonamente,
riéndome mientras él rodaba y me inmovilizaba debajo de él.

—Cameron —dijo en tono serio—. Si quieres ver dónde vivo, te llevaré. Pero
no puedes ir allí hasta que hagas algo por mí... algo que te he preguntado antes.

—Cierto, cierto, lo de la inmortalidad. Estás llevando esta broma demasiado


lejos, ¿sabes? Podrías decir que quieres emborracharme y llevarme a casa, y yo no
me quejaría.

—Es más que eso, si te llevo a mi casa, no puedes volver, al menos no de


inmediato.

Lo miré por unos momentos, a este hombre guapo con ojos grises pálidos que
flotaba sobre mí. Había estado faltando a clases las últimas semanas, queriendo
pasar tanto tiempo como fuera posible con él. No siempre estábamos en la cama,
pero cuando no estábamos follando siempre andábamos juntos, como si no
pudiéramos sobrevivir sin tocarnos.

Suspiré y me escabullí de debajo de él. Había estado evitando esta conversación por
un tiempo, y todavía no entendía del todo lo que significaba. Mi cerebro no podía
racionalizar su petición, pero mi corazón parecía saber algo que no compartía
conmigo. Yo quería estar con él, pero ¿estaba realmente dispuesto a renunciar a
todo por eso? No había garantía de que esto duraría, y entonces, ¿qué?
C.J Vincent Lightning Strikes

—Necesito pensarlo un poco más —dije—. Es mucho para procesar... y


simplemente no veo cómo afecta el que me quede aquí en Nueva York. Esto es lo
que siempre he querido. Ha sido mi sueño —Me apoyé contra el marco de la puerta
y lo miré. Zachary se levantó en su codo para sonreírme.

—¿Y si pudieras tener ambos? —me preguntó.

—Así no es cómo funciona el mundo, pastelito. —me burlé. De repente,


agarré el marco de la puerta cuando una ola de náuseas me golpeó. En pánico, corrí
al baño y me tiré al suelo frío.

Odiaba vomitar. Lo odiaba más que nada en el mundo entero, y aquí estaba, de
rodillas, llorando y vomitando como si me fuera la vida en ello.

En un instante, Zachary estaba arrodillado a mi lado. Me frotaba la espalda y


murmuraba palabras tranquilizantes en mi oído mientras que yo me mantenía
sobre el inodoro.

—¿Qué demonios? —gemí—. ¿Fue la comida tailandesa que comimos


anoche? ¿Tú te sientes bien?

Zachary agitó la cabeza, con una extraña sonrisa en su cara. —No creo que sea la
comida. —dijo.

—Tiene que ser... —Me levanté de nuevo y Zachary me frotó la espalda y


hombros, su gran mano trazando patrones sobre mi columna vertebral y hombros.

—Creo que es otra cosa. —dijo en voz baja cuando mi náusea se calmó. Me
apoyé contra la pared del baño y gemí, sosteniéndome el estómago.

—¿Algo más? ¿Qué otra cosa podría ser? —Odiaba estar enfermo, y esto era
como una miseria.

—¿Tienes dolor de cabeza? ¿Hay algo más que sientas que esté mal? —
preguntó suavemente, dándome un vaso de agua. Lo bebí y agité la cabeza.

—No... me siento bien. Quiero decir, estoy cansado, pero no hemos estado
durmiendo mucho.

—Cameron, ¿y si te dijera que estás embarazado?

Lo dijo con tanta seriedad, pero yo me eché a reír. —Tienes que estar bromeando.
¿Tenemos que repasar los diagramas de anatomía otra vez? Es más que imposible.
C.J Vincent Lightning Strikes

Pero Zachary no se reía, sólo me miraba con la misma expresión suave y una
sonrisa gentil, un cierto semblante de adoración.

—Cameron, estoy contigo porque eres especial...

—Sí, sí, todos somos especiales, mi mamá dice eso también.

—Y tenía razón, pero no sabía qué tan especial eras. Eres descendiente de
una diosa inmortal, y el regalo que te dio, fue la habilidad de tener hijos, mis hijos.

Sabía que mi boca estaba abierta de par en par, pero no podía invocar la voluntad
para cerrarla. ¿Realmente esperaba que creyera que...? Zachary puso su mano
suavemente en mi mejilla y me miró a los ojos.

Sí, él de verdad esperaba que me lo creyera.

—De ninguna manera... ¿Me estás diciendo que, si me hago una prueba de
embarazo, y orino en el palito me va a decir que el universo está al revés y que yo
voy a tener un bebé?

—No sólo un bebé —dijo Zachary—. Un semidiós. Así es como vas a


ayudarme a reconstruir el Olimpo.

Me tropecé con mis propios pies y lo empujé, necesitaba un poco de aire.


Necesitaba pensar... necesitaba... no sabía qué mierda necesitaba. Abrí la puerta de
mi balcón y encaré al frío aire de la mañana. El viento se abalanzaba sobre mí y
cerré los ojos, apenas capaz de organizar mis pensamientos. Mi estómago se
agitaba y mi corazón latía, pero en el fondo, sabía que todo iba a estar bien. Parecía
un pensamiento completamente irracional, pero me tranquilizaba, aunque sea un
poco.

Oí a Zachary adentrarse en el balcón detrás de mí, y suspirar mientras que me


rodeaba con sus brazos y me apretaba contra su pecho. Su piel era cálida y
reconfortante, y me sentía seguro y protegido en sus brazos. Él realmente era todo
lo que quería. ¿Podría finalmente creerle ahora? ¿Podría finalmente admitir lo que
ya sabía desde el principio?

—Voy a ir a la farmacia a comprar una prueba, si tienes razón, entonces iré


contigo —dije—. Si te equivocas, voy a romperte algo en la cabeza por asustarme,
¿trato?

Zachary se rio contra la parte de atrás de mi cabeza. —Trato.


C.J Vincent Lightning Strikes

Un trueno rugió sobre mí y abrí mis ojos para ver las nubes oscuras moviéndose a
través del cielo. Sonreí y me recliné contra el pecho de Zachary. Todo iba a estar
bien.
C.J Vincent Lightning Strikes

La prueba de embarazo de Cameron fue positiva, como sospechaba que sería, y de


repente todo cambió. En lugar de luchar contra lo que le había estado diciendo, de
repente estaba lleno de preguntas sobre el Olimpo y los otros dioses.

¿Era cierto todo lo que había estudiado? Algunas cosas, claro, pero no todo.

¿Podría visitar a su hermana y a sus sobrinos? Por supuesto, nunca lo alejaría de


las personas que amaba de esa forma tan cruel.

—¿Qué les digo? —preguntó, consumido por la preocupación de que Gemma


pensara que la estaba abandonando a ella y a los niños.

—Que nos estamos mudando, eso es todo. Puedes decirle que tomé un
trabajo en el extranjero. Podrás visitarlos una vez que nazca el niño.

—¿Y qué le digo acerca del bebé?

—Lo que quieras. Adopción, vientre alquilado... pero nunca debes de decirle
lo que eres, o lo que será nuestro hijo. Sería demasiado para ella. —Era tanto para
su protección como la del niño, siendo inmortal no podía ser herido físicamente,
pero quería ahorrarle el dolor de ser rechazado por su familia. No sabía cómo
reaccionaría Gemma a algo como esto, y no quería arriesgar la felicidad de
Cameron o que se arrepintiera de su decisión de estar conmigo.

—¿Qué hago con la escuela? Quiero decir... va a ser muy difícil explicar que
no solo estoy engordando —Cameron pellizcó sus caderas y me hizo pucheros.

—No estás engordando —le aseguré—. Pero este no es un embarazo normal...


y ese niño divino comenzará a manifestarse mucho antes que un mortal.

Cameron solo asintió, de igual forma seguía yendo a sus clases, a pesar de eso me
hacía sentir preocupado. Las palabras de Hermes sobre que un cuerpo mortal no
podía sobrevivir a un embarazo divino, retumbaban en mi cabeza, y cada vez que
C.J Vincent Lightning Strikes

Cameron llegaba tarde a casa o tardaba en reunirse conmigo después de clases, me


carcomía la preocupación.

Pero, también estaba preocupado por otra razón. Una que no había compartido con
Cameron. A medida que avanzaba con su embarazo, empecé a notar cosas.
Extrañas figuras sombrías siguiéndole, retrasos inesperados o accidentes que
sucedían cerca de él. Tampoco le había dicho a Cameron que había visto algo en el
callejón cuando el matón con el arma lo amenazaba. Alguien más había estado en
esa calle oscura, escondido en las sombras, observando.

El problema era que la sombra que acechaba me era familiar, demasiado familiar,
pero no era capaz de ubicarla. Todo lo que sabía era que necesitaba que Cameron
tomara la ambrosía, y así tendría la certeza de que él y mi hijo estarían a salvo.

—Creo que esta podría ser mi última semana en la escuela. —me dijo
Cameron una noche mientras caminábamos de regreso a su apartamento.

—¿En serio? ¿Por qué? —Quería que Cameron tomara esta decisión por su
cuenta, pero me emocionó que finalmente lo hubiera hecho.

—Joshua quiere hacer otra ronda de Dorian Gray, pero ha añadido más
cosas para mi personaje… más desnudez también. No podría esconderme detrás de
un disfraz para eso. No ahora. —Se frotó una mano brevemente sobre su estómago.
El niño empezaba a crecer, y su estómago había comenzado a hincharse
ligeramente a medida que su cintura ganaba tamaño.

Asentí y apreté su mano. —Podrás volver y terminar tus acreditaciones después de


que nazca el niño, si eso es lo que quieres.

—Ya veremos. —contestó con nostalgia. Al mismo tiempo, hizo una mueca
de dolor y agarró mi mano con fuerza.

—¿Cuál es el problema?

—Nada, no es nada, solo me he sentido raro todo el día. —dijo Cameron,


estremeciéndose de nuevo. Se frotó el estómago otra vez, y una mirada de dolorosa
confusión apareció en su cara.

El pánico se extendió a través de mí como uno de mis rayos. Estaba sucediendo


justo como Hermes había predicho.

Hace siglos, todos los mortales que habían dado a luz a mis hijos terminaron
muriendo, el niño sólo había sobrevivido debido a su divinidad. No iba a dejar que
eso le pasara a Cameron.
C.J Vincent Lightning Strikes

Sin esperar a que dijera algo más, recogí a Cameron entre mis brazos y lo sostuve
fuertemente contra mi pecho.

—¿Qué estás haciendo? —me preguntó débilmente, con sus pestañas


aleteando.

—Llevándote a casa.

—¿Está realmente embarazado? —preguntó Poseidón en voz baja.


Estábamos junto a Cameron mientras que él dormía. Había tomado la ambrosía, y
notamos una mejora inmediata en su tono de piel, pero había estado dormido
durante horas y casi tenía miedo de despertarlo.

—Sí —le respondí—. Hermes tenía razón, el niño estaba consumiendo su


cuerpo mortal... pero ahora podrá llevar el bebé sin ninguna complicación.

Poseidón asintió. —Todos tendremos que recordar eso.

—Hay algo más —dije alejándome de la recámara y caminando por el suelo


de mármol. Poseidón me siguió, andando al mismo paso conmigo—. Tendremos
que vigilarlos hasta que los mortales puedan convertirse, son vulnerables a algo
más que solo a lo que puede ocurrirles a sus cuerpos.

—¿Qué quieres decir, hermano?

—Rescaté a Cameron de un atacante, pero había alguien más en el callejón


con nosotros... alguien a quien reconocí, no por la vista, sino por un
presentimiento. Un aroma tal vez. Pero era familiar, y tenía la intención de hacerle
daño.

—Imposible, ¿quién podría desear hacer daño a nuestros amantes?

—Aquellos que desean que la profecía no se cumpla —dijo otra voz. Hades se
acercó a la habitación, con tres grandes perros negros detrás de él—. Sería
verdaderamente ingenuo pensar que las Diosas que pusieron esta maldición sobre
nosotros habrían dejado atrás su enojo. ¿No estás de acuerdo?
C.J Vincent Lightning Strikes

Podía sentir la ira burbujeando dentro de mí y mis manos apretadas en puños.


Cameron estaba a salvo, pero para esos otros mortales que habían sido elegidos
para nosotros, su tiempo podría estar acabando. Sería nuestra culpa si perecieran
antes de que pudiéramos encontrarlos.

La cara de Poseidón era una máscara de miedo e ira, y en un abrir y cerrar de ojos,
se había ido. Hades agitó la cabeza y cruzó los brazos sobre su amplio pecho.

—Como ves, hermano, todavía estamos bajo el pulgar de las Diosas. Estoy
seguro de que ellas creían que nunca descubriríamos su secreto, pero ahora que lo
hemos hecho, y tu tuviste éxito al engendrar al primero de los Nuevos Olímpicos,
nos has puesto a todos en peligro.

Miré sobre mi hombro hacia los aposentos que sostenían a mi amante dormido.
Ahora que era inmortal, Cameron estaba a salvo, el niño estaba a salvo... pero lo
mío había sido cuestión de suerte. —¿Qué podemos hacer?

—Espero que podamos encontrar a nuestras chispas a tiempo para salvarlos


de la ira de la diosa. Parece extraño que un inmortal tenga miedo del tiempo y la
muerte, pero puedo verlo en tu cara, hermano, esas preocupaciones mortales
acabarán consumiéndote.

—Hasta que hayamos encontrado cada uno a nuestra parte de la profecía,


temo por todos nosotros. —Si la salida apresurada de Poseidón pudiera ser tomada
como una señal, era posible que hubiera encontrado a su propia pareja mortal. Sólo
esperaba que fuera capaz de llegar a él a tiempo.

También podría gustarte