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formas
de ser
Masculinidades diversas en el cine mexicano contemporáneo
Rogelio Laguna
Alfonso Ortega Mantecón
(coordinadores)
Otras formas de ser. Masculinidades diversas en el cine mexicano contemporáneo
ISBN: 978-607-99719-1-5
D.R. © Imagen de portada: Filme Mil nubes de paz cercan el cielo, amor, jamás acabarás
de ser amor (2003). Cortesía de Julián Hernández.
Otras
formas
de ser
Masculinidades diversas en el cine
mexicano contemporáneo
Alfonso Ortega Mantecón
Rogelio Laguna
(coordinadores)
CONTENIDO
Presentación 11
Nada me duele más que eso, nada me duele Mariana Martínez Bonilla 107
más que el amor. Afecto y homoerotismo
en Mil nubes de paz cercan el cielo, amor,
jamás acabarás de ser amor
Mil nubes de paz cercan el cielo, amor, jamás
acabarás de ser amor
(Julián Hernández Pérez, 2003)
El cielo dividido: de una amistad aristotélica Mauro Pérez Bravo 117
a un silencio cómplice
El cielo dividido (Julián Hernández Pérez,
2006)
Rogelio Laguna 1
Prett Rentería TInoco2
Ficha Técnica:
-Película: El baile de los 41.
-Director: David Pablos.
-Año: 2020.
-País: México.
-Duración: 99 min.
-Productor: Pablo Cruz, Marta Nuñez Puerto, Arturo Sampson Alazraki.
-Casa productora: Alsea, ANCINE y Fundo Setorial/BRDE.
-Guión: Monika Revilla.
-Fotografía: Carolina Costa.
-Música: Carlo Ayhllón, Andrea Balency.
-Reparto: Alfonso Herrera (Ignacio de la Torre y Mier), Emiliano Zurita (Evaristo Rivas),
Mabel Cadena (Amada Díaz).
-Género cinematográfico: cine biográfico, cine LGBT, cine histórico, drama.
-Sinopsis: La trama transcurre en torno al fallido matrimonio entre Amada Díaz (hija
de Porfirio Díaz) e Ignacio de la Torre y Mier, durante el periodo histórico conocido
como “porfiriato”. La sociedad clandestina de homosexuales de la élite mexicana sufre
terribles vejaciones después de ser descubierto el famoso “baile de los 41” en una
redada, donde, se presume, se encontraba el yerno de Porfirio Díaz. Los encuentros
amorosos entre Ignacio de la Torre y Mier y Evaristo Rivas dejarán al descubierto la
homosexualidad de Ignacio ante su esposa, lo que concluirá en diversos conflictos
conyugales.
¹ Maestro y candidato a doctor en Filosofía por la UNAM, casa de estudios donde es profesor de la Facultad
de Filosofía y Letras y de la Facultad de Derecho. Ha realizado estancias de formación e investigación en la
Universidad de Borgoña, la Universitat de Barcelona, la Universidad de Salamanca, la Universidad de Córdoba
(Argentina) y la Universidad del Valle (Colombia)
2 Licenciado en Filosofía e historia de las Ideas por la UACM y miembro de diversos seminarios de investiga-
ción, como el Grupo de Investigación Transversal en Biopolítica UNAM/UACM (2017- presente) y el Seminario
de pensamiento en español (UNAM). Ha publicado artículos relacionados con ontología e historia de la filosofía.
Sus principales líneas de interés abarcan el desenvolvimiento y desarrollo de la metafísica de la antigua Grecia.
284 Otras formas de ser
Introducción
El suceso conocido popularmente como “el baile de los 41” ha vuelto a llamar la atención
por la producción de la cinta homónima, la cual retrata dicho acontecimiento a partir
de la supuesta relación fallida entre Ignacio de la Torre y Mier y su esposa Amada, hija
de Porfirio Díaz. El largometraje, dirigido por David Pablos (Centro de Capacitación
Cinematográfica), aborda la historia de los cónyuges y los múltiples conflictos que
enfrentan, pues Ignacio de la Torre y Mier es homosexual, aparentemente atrapado
en un matrimonio arreglado desde el inicio. El tema de fondo del filme, que es el baile
de los 41, ha sido revisado ya por cronistas como Salvador Novo y escritores como
Carlos Monsiváis, quienes, a propósito de este, realizaron interesantes relatos de la
vida oculta y de los festejos clandestinos de los homosexuales durante la primera mitad
del siglo XX en México; durante lo que, históricamente, es conocido como el porfiriato
(1876-1911).
Sin detenernos en detalles históricos sobre este periodo, diremos que, a grandes
rasgos, fue una época caracterizada por el progreso económico y por la introducción
de la idea de modernidad y la paulatina urbanización del espacio público en un sistema
autoritario (Escalante et al., 2013). En este contexto sucede el llamado “baile de los 41”,
una fiesta clandestina donde, según la prensa de la época, se reunieron varones del alto
estrato social del país, incluso funcionarios públicos cuyos nombres quedaron en el
anonimato para siempre, entre ellos, se dice, el yerno de Porfirio Díaz. La relevancia
histórica de dicho suceso proviene de que hay escasa información sobre las prácticas
homosexuales en México antes de esta noticia, puesto que ni siquiera eran nombrados
como tal: lo que no se enuncia, no existe. Así, se comprende que el baile de los 41 fue
un parteaguas en la historia de nuestro país, pues, este sector de la población atrajo
la atención pública, y la prensa agotó la historia en relatos de lo acontecido y emitió
juicios en contra de tales prácticas (conservadores y liberales por igual).
Como epígrafe del presente trabajo hemos elegido una frase de Carlos Monsiváis, de
un artículo publicado en 2002 para Letras Libres, donde el autor reconoce que la redada
en el baile de los 41 “inventó” la homosexualidad en México. ¿Qué quiere decir esto?
En principio, el término “homosexual” fue acuñado por la comunidad de médicos y
científicos desde la segunda mitad del siglo XIX, tal como señala Mílada Bazant: “En
este país [México] nació, en 1869, el término homosexual y aquí también se empezó a
hablar de la homosexualidad como enfermedad congénita, ya no como vicio” (Bazant,
2005). Pero no fue sino décadas más tarde que dicho término captó el interés del público
general y no especializado en temas médicos, a partir de lo acontecido en la casa con
número 4 en la calle de la Paz, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, lugar
donde se llevó a cabo el ya nombrado baile de los 41 (Barrón, 2010, p. 49); Monsiváis dice
que la redada, cuya intención fue desmantelar la fiesta y arrestar a los involucrados,
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[…] el baile de los 41 no provocó que algún estudioso de esa época profundizara sobre el
asunto. Es posible que nadie se atreviera. Sólo incitó a que, en 1906, se publicara una novela
‘crítico-social’, Los cuarenta y uno (Castrejón, 1906), sin valor literario, a mi juicio, pero llena de
detalles chuscos acerca de la vestimenta y maquillaje de los ‘jotos’; de la decoración del salón
en donde se llevó a cabo el evento, de los apodos, etc. (2005, p. 16).
3 No existe un consenso general sobre la fecha exacta del baile, pues mientras que algunos medios afirman que
sucedió la noche del 19 de noviembre, otros apuntan al día siguiente. Lo cual se debe, probablemente, a que los
involucrados en el baile eran personajes importantes en la escena política de entonces, lo que llevó a los editores
a modificar constantemente la información.
286 Otras formas de ser
para pasar por alto que, detrás de este orden social, operaban las ideas de progreso
económico en relación con los medios de producción capitalista, lo que dejaba al
margen a la mayor parte de la población. Lamentablemente, no existe, hasta donde
sabemos, registro del modo de vida de los individuos homosexuales de la clase baja,
salvo algunos relatos dispersos sobre lo que pasaba en las cárceles de entonces con
los “alcahuetes” o prostitutos. Por ello, resulta necesario que nuestro acercamiento al
contexto histórico se dé por medio del análisis de la clase burguesa, particularmente,
a través de lo acontecido en el baile de los 41. Según Barrón Gavito, la familia era el
núcleo de la sociedad porfiriana, una familia tradicional compuesta por padre, madre e
hijos, cuestión también retratada por la película:
Esta exaltación del papel de la familia tenía un especial interés para el gobierno de Díaz,
puesto que veía en ella el mecanismo a través del cual se podía viciar la sociedad; por ello puso
especial énfasis en la educación de la mujer, ya que ella empezaría a desempeñar no sólo el
papel tradicional de inculcar a los hijos (varones) los valores morales sobre lo bueno y lo malo,
sino también los nuevos valores laicos sobre la masculinidad. (2010, p. 59)
II. El cine como registro de las masculinidades otras: El baile de los 41 (2020)
El único registro gráfico que se tiene sobre el baile de los 41 son unos grabados, que
ilustraron la nota de lo acontecido para la prensa: “En una serie de (por lo menos) diez
grabados, José Guadalupe Posada fija la imagen popular del acontecimiento, una fiesta
de “fenómenos”, de caballeros burdamente vestidos, con todo y bigote y patillas, que
se entreveran con homosexuales de clase baja, en su danza feliz hacia el repudio de
familias y medio social” (Monsiváis, 2008, p. 22). Se trata, como describe Monsiváis, de
una caricatura cuya función no era la de apoyo visual para la noticia, sino, también, la
de ridiculizar a los involucrados en el suceso. En el grabado se aprecia a los individuos
en el supuesto baile, unos usando vestidos ampones y pelucas (al mismo tiempo que
llevan el bigote característico de la época), mientras que otros conservan el traje y la
apariencia masculinas; el esbelto talle de los que traen vestido contrasta con los rasgos
masculinos exagerados hasta lo grotesco, y se puede observar que los brazos y pies de
los personajes son esqueletos. Así pues, el reto al momento de llevar esta historia al
celuloide fue enorme, en términos visuales, pero, al mismo tiempo, David Pablos (La
vida después, 2013; Las elegidas, 2015) director de esta cinta, tuvo la licencia creativa
de imaginar los posibles escenarios detrás del acontecimiento histórico. La trama de
la película discurre en torno al matrimonio fallido entre Ignacio de la Torre y Mier
(Alfonso Herrera) y Amada Díaz (Mabel Cadena). El yerno de Porfirio Díaz, quien
además inicia un romance con Evaristo Rivas (Emiliano Zurita), se convierte en uno
de los asistentes al baile; será el infame 42 que fue eliminado a petición del presidente
mismo de las notas de la prensa. Pablos, en conjunto con Monika Revilla (guionista),4 se
da a la tarea de ofrecer al público una historia que retrata lo que pudo haber acontecido
antes, durante y después de aquella noche del mes de noviembre en el número 4 de la
calle de la Paz.
Como ya dijimos, la cinta inicia con la vida marital de los cónyuges. Pablos y
Revilla se interesaron en proyectar las desazones de Ignacio de la Torre, que oculta su
homosexualidad por ser una cuestión innombrable para la época, como se ha explicado.
Por supuesto que este tema rebasa las recreaciones de época en el cine mexicano. Según
palabras del crítico de cine Carlos Bonfil: “Una recreación de época relacionada con
el porfirismo sólo podía derivar en una rancia evocación nostálgica o en una rutinaria
exposición de agravios, pero en ningún caso favorecer el protagonismo de una minoría
sexual estigmatizada” (Bonfil, 2020). Por lo tanto, podemos inferir que, posiblemente
por primera vez, la historia de esas minorías es proyectada al público mexicano, a partir
de la ficción detrás de la vida del porfiriano Ignacio de la Torre. Lo que no significa que,
necesariamente, se trate al personaje como a una especie de héroe, pues también la cinta
refleja la misoginia y el maltrato hacia su esposa Amada, “víctima” de este matrimonio
arreglado por motivos políticos. De acuerdo con la crítica de Bonfil, la trama ficticia
es propicia para la libertad creativa en cuanto a los diálogos de los personajes, que se
convierten en el hilo conductor del tema de fondo (que es el baile de los 41) que, a héroes
o villanos, como es costumbre en el cine de época, pues el único villano, en todo caso,
son los estereotipos sociales de aquel entonces, de la cual resultan agraviados tanto
Ignacio como Amada y los asistentes al baile. Acerca de lo cual Bonfil dice:
El desafío al optar por este tipo de ficción en una recreación histórica, por lo demás
meticulosa y pulcra, era poder cortar de tajo con una tradición de acartonamiento
estético que pesa sobre las narrativas de época en el cine mexicano y con las
rutinas de melodrama muy acordes con el lenguaje de la telenovela (2020).
Para mí era importante mostrar un grupo fraterno y unido lejos de las caricaturas y los
estereotipos. Creo que visualizarlos con esa dignidad era una de las razones fundamentales
para hacer la película y hablar sobre la afectividad masculina, más allá de la cuestión sexual,
era mostrar todo tipo de relaciones y todo tipo de masculinidades (Ruvalcaba, 2020).
Para concluir
7 Frase dicha por uno de los personajes, la cual hace alusión (irónicamente) a la preferencia homosexual de los
presentes en el baile.
290 Otras formas de ser
Bibliografía:
Barrón Gavito, Miguel Ángel (2010). “El baile de los 41: la representación de lo
afeminado en la prensa porfiriana”, en Historia y Grafía, núm. 34. México D.F.,
Universidad Iberoamericana.
Se tiraron 50 ejemplares.
Diseño editorial (2022) por Brenda Laguna
ISBN: 978-607-99719-1-5
Otras formas de ser. Masculinidades diversas en el cine mexicano
contemporáneo reúne el análisis interdisciplinario de varios de
los filmes más trascendentes de los últimos 50 años en lo que se
refiere a la representación de masculinidades, el cuestionamiento
de la heterosexualidad y la búsqueda de la libertad identitaria
masculina. En estas páginas la Manuela de Arturo Ripstein, Los
Marcados de Alberto Mariscal, don Ru de El callejón de los
milagros, Julio y Tenoch de Y tu mamá también se unen a
numerosos personajes que se han atrevido a escapar del enorme
closet de doña Herlinda. Todo esto en un recorrido fílmico que
inicia en 1971 y concluye en 2020.