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Ese peso o importancia que se usa para clasificar los artículos puede calcularse de distintas maneras:
Clasificación ABC por rotación: se ordenan las mercancías dependiendo del nivel de utilización, según su
velocidad de renovación.
Clasificación ABC por coste unitario: las mercancías se ordenan dependiendo de la inversión destinada a cada una
de ellas.
Clasificación ABC por valor total de inventario: a diferencia de la anterior, tiene en cuenta las unidades en stock de
cada referencia y las multiplica por el coste unitario.
Clasificación por utilización y valor: es el método más extendido y eficaz ya que tiene en cuenta los dos aspectos:
el valor de las mercancías y la demanda de las mismas. De esta manera se tiene una valoración más fiable, ya que,
aunque un artículo posea un gran valor, si no se reemplaza con frecuencia, no estará dentro de la categoría A.
Si se desea afinar más, incluso se pueden combinar estos parámetros con el margen de beneficio o el impacto ante una rotura
de stock.
Estrategias de control
Una vez realizado este análisis y clasificado en las tres categorías, se establecen distintas estrategias del control del
inventario según su clasificación A, B o C:
Categoría A. Son los más importantes para el almacén. Como decíamos, serán el 20% de las referencias y el 80%
del peso. Debemos, por tanto, destinar recursos y esfuerzos para controlar su stock. Debemos evitar las roturas de
stock y realizar conteos con frecuencia. A la hora de ubicar las referencias A en el almacén, tienden a situarse en
zonas bajas, de acceso directo y fácil para el operario.
Categoría B. Están en la zona intermedia. Serán en torno al 30% de las referencias y debemos estar atentos por si
algún artículo de esta categoría podría promocionar al grupo A o descender al C, ya que los trataríamos de manera
muy distinta. En el almacén, se ubican en zonas de altura intermedia cuyo acceso no es tan directo como en las
posiciones que ocupan los productos A, pero tampoco resultan ser las más inaccesibles.
Categoría C. Los productos de la categoría C son los menos importantes. Representarán en torno al 50% de
las referencias, pero constituyendo sólo un 5% del valor. Son productos de poca rentabilidad en los que tendremos
que incluso valorar la conveniencia de mantener o no stock de algunas de estas referencias.
Dentro de la realización del inventario, la clasificación por cada zona se realiza considerando el valor que
ostenta cada artículo, valor que está dado por criterios preestablecidos como el costo unitario o el volumen anual
monetario.
Zonas abc
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sus existencias y los costos en sus faltantes. Son objeto de revisión
para decidir si ascienden a la zona A o descienden a la C.
Zona C: Poco importantes.
Representan la mayoría de volumen de inventario pero son los
artículos de menor valor. Requieren de poca supervisión.
Necesitas los datos para hacer la clasificación. Por ejemplo para la clasificación
por precio unitario necesitaras el precio unitario promedio de cada artículo para
los meses de análisis. En este caso estamos asumiendo que el precio de ese
artículo varía a través del tiempo, por ejemplo si vendemos artesanías hechas
con Cacao, estamos sujetos a la variación nacional del precio del cacao.
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Promedia los valores de los artículos para los períodos que tienes. Hecho esto,
ordenalos de mayor a menor. Este es el preámbulo para el análisis de Pareto.
Para saber cuántos artículos tomar por cada zona, debes multiplicar tus
porcentajes por el número de artículos. En nuestro ejemplo usaremos 15% para
los de tipo A, 20% tipo B y 65% para los de tipo C.
Ya conoces cuántos artículos vas a clasificar por zona. Así pues y con tus datos
ordenados de mayor a menos, los primeros van a pertenecer a la zona A.
¿Cuántos? La cantidad que hayas definido en el paso 3. Procede de la misma
forma con las demás zonas.
Partimos del paso 2, justo cuando tienes el valor promedio de los artículos por
período. Ojo, no los vayas a ordenar. Los siguientes pasos son adicionales.
Para calcular el valor del inventario físico, además de conocer el costo unitario
promedio, necesitamos la cantidad actual en ese inventario. Por eso, vamos a
multiplicarlos.
Igual que en el paso 2. del método anterior. Solo que esta vez, lo hacemos con
base en los resultados del valor del inventario por artículo y no por el costo
promedio unitario.
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Multiplica la cantidad total disponible por los porcentajes. Esto te dará los
valores con los que haces la distribución por zonas.
Ya tienes los valores que indican el número de unidades por artículo para cada
zona. Con los datos ordenados de mayor a menor, comienza a clasificar los
artículos en las zonas según la cantidad de unidades disponibles y los valores
que tendrán cada zona (los mismos que calculamos en el paso 5).
Para definir la clasificación según este método de análisis ABC, toma la cantidad
total de consumo promedio y multiplica por tus porcentajes de distribución (15,
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20 y 65% para zona A, B y C respectivamente). Los valores resultantes indican
cuántas unidades por artículo tendrá cada zona.
Clasifica con base en los valores obtenidos del paso 5 y revisando las cantidades
de consumo promedio.