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¿Por qué es tan importante que los niños tengan normas y limites?

Todos los niños quieren y necesitan comprender las normas que existen en el medio donde se
mueven. Necesitan saber hasta donde pueden llegar y que es lo que pasará si sobrepasan esos
límites (si ven que no hay/tienen ninguna consecuencia, lo que puede suceder es que lo sigan
haciendo). Los límites desempeñan un gran papel en el proceso de adaptación y descubrimiento
de su medio. A medida que van creciendo necesitan determinar cómo van a actuar en cada una de
las situaciones que se les presenten. Para aprender a comportarse de forma adecuada los niños
necesitan mensajes claros sobre las normas, es decir, sobre lo que se espera de ellos y
principalmente son los padres los que pued en darles esta información.

Tipos de normas

Realistas: tienen que ser de posible cumplimiento (ajustadas a la edad, habilidad, grado de
maduración…) y coherentes las unas con las otras.

Claras: tienen que poder ser entendidas por todos los miembros de la familia para poder ser
cumplidas, así podrán saber que es lo que se espera de ellos y que consecuencias se darán si no se
cumplen. Consistentes: en todas las situaciones tanto las normas como los límites deben ser
aproximadamente los mismos, independientemente del estado de ánimo, la presencia de otras
personas o de que en ese momento estemos ocupados con otro asunto.

Fundamentales: son las normas de carácter innegociable (como el respeto), éstas deben ser pocas,
expresadas de manera muy clara.

Importantes: iguales que las fundamentales con la diferencia de que en ocasiones puede ser
negociable. Un ejemplo puede ser que varíe la hora de llegada a casa en un día festivo especial.

Accesorias: son aquellas que no estaban en un principio como normas establecidas y que en un
momento dado se ha negociado integrándose en las normas generales.

¿Qué hacer si una norma no se cumple?

En algunas ocasiones las normas se incumplen por diferentes razones. En primer lugar habrá que
analizar los motivos y también la frecuencia con la que esto sucede. Tras el análisis, llega el
momento de actuar. Las normas deben plantearse como una oportunidad de aprendizaje. Por esta
razón, deben ser normas razonadas y explicadas de modo que formen parte de la convivencia en
familia y sociedad y en consecuencia no se deben aplicar desde la amenaza o las consecuencias
negativas. Cuando se incumple una norma tendremos que analizar los motivos por los que lo ha
hecho así como valorar la frecuencia con la que se da este hecho. Una vez analizado pasaremos a
actuar en consecuencia bajo los criterios previamente establecidos. Si el comportamiento
inadecuado no responde a motivos razonables, se aplicará la consecuencia previamente pactada.
Si el incumplimiento de las normas es repetitivo será necesario considerar que pueden
endurecerse las consecuencias negativas, cambiarse por otras distintas o, por el contrario, se
podrán buscar consecuencias positivas más atractivas. Es fundamental que las normas no
impliquen humillación ni descalificación de los hijos, para ello, es importante: buscar un lugar y
momento adecuado, ver que norma se ha incumplido y recordar la consecuencia (proporcional y
adaptada a la edad) que tiene el haber incumplido la norma

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