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El aumento de 15.6 millones de personas con carencia por acceso a los servicios
de salud se dio principalmente por la disminución de población adscrita (Instituto
de Salud para el Bienestar) INSABI.
El pasado 5 de agosto, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de
Desarrollo Social (CONEVAL), presentó los resultados de la Medición de la
Pobreza 2020, hallando que, entre 2018 y 2020, 3 millones 763 mil 345 personas
cayeron en situación de pobreza.
La pobreza moderada pasó de 43.2 a 44.9 millones de personas, mientras que la
población en pobreza extrema transitó de 8.7 a 10.8 millones de personas. A nivel
nacional el 43.9% de la población habitante de México vive en situación de
pobreza. “La pobreza debe considerar no sólo el espacio de bienestar económico
a través del ingreso de las personas, sino otros dos espacios fundamentales: el de
los derechos sociales y el ámbito territorial concebido para dar cuenta del contexto
relacional y comunitario”
Considerando que la
pobreza es una condición
multidimensional, el
CONEVAL toma en
cuenta nueve indicadores
agrupados en tres
categorías, conforme lo
establecido en el artículo
36 de la Ley General del
Desarrollo Social
Primero que nada, hay que tener en cuenta una pregunta ¿La pobreza, solo
engloba la falta o escasez de dinero? Sin duda la mayoría de las personas
piensan que la pobreza solo engloban a la falta de dinero que existe dentro de la
economía familiar, pero la realidad es que simplemente no engloba eso, la
pobreza debe considerar no sólo el espacio de bienestar económico a través del
ingreso de las personas, sino otros dos espacios fundamentales: el de los
derechos sociales y el ámbito territorial concebido para dar cuenta del contexto
relacional y comunitario.
La realidad de México, entre el 2018 y 2020, a nivel nacional el 43.9% de la
población habitante de México vive en situación de pobreza.
Y no solo por escasez de ingresos, sino que hay un rezago educativo, servicios
básicos de vivienda, acceso a una alimentación nutritiva y de calidad, acceso a
una seguridad social, y por supuesto el acceso a los servicios de salud,
comprende a la población que no cuenta con adscripción o afiliación a: Seguro
Popular, Instituciones públicas de seguridad social (IMSS, ISSSTE federal o
estatal, Pemex, Ejército o Marina), Servicios médicos privados, o INSABI. Aquí cito
lo que afirmo el CONEVAL “A nivel nacional, entre 2018 y 2020, se observó un
aumento de la población con carencia por acceso a los servicios de salud al pasar
de 16.2% a 28.2%, lo cual representó un aumento de 20.1 a 35.7 millones de
personas en este periodo. Lo anterior significa que en dos años hubo un aumentó
de 15.6 millones de personas que reportaron no estar afiliadas, inscritas o tener
derecho a recibir servicios de salud en una institución pública o privada”
CONEVAL.
Derecho y salud son palabras hermanas. Para que un país funcione, ambas deben
emparejarse en sus leyes fundacionales. El artículo 4º constitucional estipula que
“toda persona tiene derecho a la protección de la salud”, pero en México las
grandes palabras no siempre se concretan. Las cifras son demoledoras
Las decisiones sobre la salud de los mexicanos surgen de un marco ético y este
debe reflejarse en las leyes. Este punto de partida crea dilemas en un sistema de
recursos escasos: elegir entre un paciente grave o a uno menos grave para
prevenir que empeore es una decisión rutinaria entre los trabajadores del sector.
Por ello, se necesitan objetivos claros y evaluables para saber si se están
logrando los objetivos. Y ello incluye decidir cuánto se va a gastar, en qué y cómo
se van a recaudar estos fondos. Todo lo cual requiere análisis en profundidad,
como los que ha estado elaborando estos primeros diez años el Programa de
Derecho y Salud Pública en el ITAM.