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Magia

Poética
PROLOG
O
Esta antología consiste en la recopilación de varios poemas,en los
cuales los autores ponen sus ideas,emociones,pensamientos;estos se
clasifican en distintos movimientos poeticos.En esta recopilación se
han encontrado poemas del movimiento romántico,con el propósito de
asimilar correctamente el tipo de poemas románticos.En esta antología
se encuentran poetas como Mario Jose de Larra,Gustavo Adolfo
Becquer,etc.Cada uno de ellos va describiendo lo que ellos sienten en
realidad y a travez de estos escritos es que hoy los conocemos como
poemas,muchas personas han sido impactadas por lo que en algún
tiempo estos escritores quisieron proyectar a travez de las letras de
amores y desamores,hermosos paisajes,sentires incomparables
plasmados en versos cuyos desires deleitan a los corazones.

INDICE
AUTORES-ESCRITORES
Dulce Maria Loynaz pag.
Edgar Allan Poe pag.
Francisco Gomez de Quevedo pag.
Gustavo Adolfo Becquer pag.
Jose de Espronceda pag.
Lord Byron pag.
Mario Benedetti pag.
Mario Jose de Larra pag.
Octavio Paz pag.
Pablo Neruda pag.
Victor Hugo pag.
William Shakespeare pag.
Dulce

María

Loynaz
Quiereme entera

Si me quieres, quiereme entera,


No por zonasde luz o sombra….
Si me quieres, quiereme negra y blanca.
Y gris,y verde,y rubia, y morena…
Quiereme día, quiereme noche.
¡Y madrugada en la ventana abierta!..
Si me quieres.no me recortes;¡Quiereme
toda… o no me quieras!.
Yo te fui desnudando…

Yo te fui desnudando de ti mismo,


De los <tus> superpuestos que la vida te
había ceñido
Te arranqué la corteza -entera y dura-
Que se creía fruta,que tenía la forma de la
fruta .
Y ante el asombro vago de tus ojos surgiste
con tus ojos aún velados de tinieblas
asombros
Surgiste de ti mismo; de tu misma sombra
fecunda, intacto y desgarrado en alma viva…
Balada del amor tardío

Amor que llegas tarde, tráeme al menos la


paz;amor de atardecer,¿por qué extraviado
camino llegas a mi soledad?
Amor que me has buscado sin buscarte, no
sé qué vale más:la palabra que vas a decirme
o la que yo no digo ya…
Amor…¿No sientes frío soy la luna: tengo la
muerte blanca y la verdad lejana…
No me des tus rosas frescas;soy grave para
rosas.Dame el mar…
Amor que llegas tarde,no me viste ayer
cuando cantaba en el trigal…
Amor de mi silencio y mi cansancio,hoy no
me hagas llorar.
Eternidad

En mi jardín hay rosas:


Yo no te quiero dar
Las rosas que mañana…
Mañana no tendrás.
En mi jardín hay pájaros
Con cantos de cristal:
No te los doy, que tienen
Alas para volar…
En mi jardín abejas
Labran fino panal:
¡Dulzura de un minuto…
No te la quiero dar!
Divagación

Si yo no hubiera sido….¿Que sería en mi


lugar?.¿Más lirios o más rosas?
0 chorros de agua,O gris de serranía
O pedazos de niebla,O mudas rocas…
De alguna de esas cosas, la más fría
Me viene al corazón que las añora.
Si yo no hubiera sido,El alma mía repartida
Pondría en cada cosa una chispa de amor…
Nubes habría
Más que otras nubes lentas…
¡la nube que podría haber sido!…
¿En el sitio, en la hora de qué árbol estoy,
De qué armonía más asequible y útil?
Edgar

Allan

Poe
Sólo

Desde el tiempo de mi infancia no he sido como otros


eran, no he visto como otros veían, no pude traer mis
pasiones de una simple primavera.De la misma fuente
no he tomado mi pesar, no podría despertar mi corazón
al júbilo con el mismo tono;Y todo lo que amé, lo amé
Solo.
Entonces -en mi infancia- en el alba de la vida más
tempestuosa, se sacó de cada profundidad de lo bueno
y lo malo el misterio que todavía me ata:Del torrente,
o la fuente,Del risco rojo de la montaña,
Del sol que giraba a mi alrededor en su otoño teñido
de oro, Del rayo en el cielo cuando pasaba volando
cerca de mí,Del trueno y la tormenta,Y la nube que
tomó la forma
(Cuando el resto del Cielo era azul)De un demonio
ante mi vista.
A Elena

Te vi a punto.
Era una noche de julio,
Noche tibia y perfumada,
Noche diáfana…

De la luna plena límpida,


Límpida como tu alma,
Descendían
Sobre el parque adormecido
Gráciles velos de plata.

Ni una ráfaga
El infinito silencio
Y la quietud perturbaban
En el parque…
Un sueño

Recibe en la frente este beso!


Y, por librarme de un peso
Antes de partir, confieso
Que acertaste si creías
Que han sido un sueño mis días;
¿Pero es acaso menos grave
Que la esperanza se acabe
De noche o a pleno sol,
Con o sin una visión?
Hasta nuestro último empeño
Es sólo un sueño dentro de un sueño.
Soneto a la ciencia

¡Ciencia! ¡verdadera hija del tiempo tú eres!que alteras


todas las cosas con tus escrutadores ojos.¿Por qué
devoras así el corazón del poeta,buitre, cuyas alas son
obtusas realidades?¿Cómo debería él amarte?
O como puede juzgarte sabia aquel a quien no dejas en
su vagar buscar un tesoro en los enjoyados cielos,
Aunque se elevara con intrépida ala? ¿No has
arrebatado a Diana de su carro? ¿Ni expulsado a las
Hamadríades del bosque para buscar abrigo en alguna
feliz estrella?
No has arrancado a las Náyades de la inundación,al
Elfo de la verde hierba, y a mí
Del sueño de verano bajo el tamarindo?
¿Deseas que te amén?

¿Deseas que te amen? No pierdas, pues,


El rumbo de tu corazón.
Sólo aquello que eres has de ser
Y aquello que no eres, no.
Así, en el mundo, tu modo sutil,
Tu gracia, tu bellísimo ser,
Serán objeto de elogio sin fin
Y el amor… un sencillo deber.
Francisco

Gómez

De

Quevedo

A Celestina
Yace en esta tierra fría,
Digna de toda crianza,
La vieja cuya alabanza
Tantas plumas merecía.

No quiso en el cielo entrar


A gozar de las estrellas,
Por no estar entre doncellas
Que no pudiese manchar.

A la mar
La voluntad de Dios por grillos tienes,
Y escrita en la arena, ley te humilla;
Y por besarla llegas a la orilla,
Mar obediente, a fuerza de vaivenes.

En tu soberbia misma te detienes,


Que humilde eres bastante a resistilla;
A ti misma tu cárcel maravilla,
Rica, por nuestro mal, de nuestros bienes.

¿Quién dio al pino y la haya atrevimiento


De ocupar a los peces su morada,
Y al Lino de estorbar el paso al viento?

Sin duda el verte presa, encarcelada,


La codicia del oro macilento,
Ira de Dios al hombre encaminada.

A la violeta e injusta prosperidad


Ya llena de sí solo la litera
Matón, que apenas anteyer hacía
(flaco y magro malsín) sombra, y cabía,
Sobrando sitio, en una ratonera.

Hoy, mal introducida con la esfera


Su casa, al sol los pasos le desvía,
Y es tropezón de estrellas; y algún día,
Si fuera más capaz, pocilga fuera.

Cuando a todos pidió, le conocimos;


No nos conoce cuando a todos toma;
Y hoy dejamos de ser lo que ayer dimos.
Sóbrale tanto cuanto falta a Roma;
Y no nos puede ver, porque le vimos:
Lo que fue esconde; lo que usurpa asoma.
A una dama bizca y hermosa
Si a una parte miraran solamente
Vuestros ojos, ¿cuál parte no abrasaran?
Y si a diversas partes no miraran,
Se helaran el ocaso o el Oriente.

El mirar zambo y zurdo es delincuente;


Vuestras luces izquierdas lo declaran,
Pues con mira engañosa nos disparan
Facinorosa luz, dulce y ardiente.

Lo que no miran ven, y son despojos


Suyos cuantos los ven, y su conquista
Da a l’alma tantos premios como enojos.

¿Qué ley, pues, mover pudo al mal jurista


A que, siendo monarcas los dos ojos,
Los llamase vizcondes de la vista?
Amor constante más allá de la
muerte

Cerrar podrá mis ojos la postrera


Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora, a su afán ansioso lisonjera;

Mas no de esotra parte en la ribera


Dejará la memoria, en donde ardía:
Nadar sabe mi llama el agua fría,
Y perder el respeto a ley severa.

Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido,


Venas, que humor a tanto fuego han dado,
Médulas, que han gloriosamente ardido,
Su cuerpo dejará, no su cuidado;
Serán ceniza, mas tendrá sentido;
Polvo serán, mas polvo enamorado.
Gustavo

Adolfo

Bécquer
Rima XXIII: el precio de los besos
Por una mirada, un mundo,

Por una sonrisa, un cielo,

Por un beso… ¡yo no sé

Qué te diera por un beso!

Rima XLI: amor imposible


Tú eras el huracán y yo la alta
Torre que desafía su poder:
¡tenías que estrellarte o abatirme!…
¡No pudo ser!

Tú eras el Océano y yo la enhiesta


Roca que firme aguarda su vaivén
¡tenías que romperte o que arrancarme!…
¡No pudo ser!

Hermosa tú, yo altivo; acostumbrados


Uno a arrollar, el otro a no ceder;
La senda estrecha, inevitable el choque…
¡No pudo ser!

Rima XXI: ¿Que es poesía?


¿Qué es poesía?, dices mientras clavas
En mi pupila tu pupila azul.

¡Qué es poesía!, ¿Y tú me lo preguntas?


Poesía… eres tú.

Amor Eterno
Podrá nublarse el sol eternamente;
Podrá secarse en un instante el mar;
Podrá romperse el eje de la tierra
Como un débil cristal.
¡todo sucederá! Podrá la muerte
Cubrirme con su fúnebre crespón;
Pero jamás en mí podrá apagarse
La llama de tu amor.

Rima XVII: el enamoramiento


Hoy la tierra y los cielos me sonríen;

Hoy llega al fondo de mi alma el sol;

Hoy la he visto…, la he visto y me ha mirado…

¡Hoy creo en Dios!


José

de

Espronceda
A la noche
Salve, oh tú, noche serena,
Que al mundo velas augusta,
Y los pesares de un triste
Con tu oscuridad endulzas.
El arroyuelo a lo lejos
Más acallado murmura,
Y entre las ramas el aura
Eco armonioso susurra.
Se cubre el monte de sombras
Que las praderas anublan,
Y las estrellas apenas
Con trémula luz alumbran.
Melancólico ruido
Del mar las olas murmuran,
Y fatuos, rápidos fuegos
Entre sus aguas fluctúan.
Canción del pirata(fragmento)

Que es mi barco mi tesoro,


Que es mi dios la libertad,
Mi ley, la fuerza y el viento,
Mi única patria la mar.
El pelayo(fragmento)

Al blando son de la armoniosa lira


Oigo la voz de alegres trovadores,
El aura siento que fragancia respira,
Y al eco escucho murmurando amores
Las quejas de su amor

Bellísima parece al vástago gallarda y encendida


De abril la linda flor;empero muy más bella la virgen
ruborosa se muestra, al dar llorosa las quejas de su
amor.
Suave es el acento de dulce amante lira,si al blando
son suspira de noche el trovador; pero aun es más
suave la voz de la hermosura si dice con ternura
Las quejas de su amor.
Grato es en noche umbría al triste caminante del alma
radiante mirar el resplandor;empero es aun más grato
El alma enamorada
Oír de su adorada
Las quejas de su amor.
Octava Real

El estandarte ved que en Ceriñola


El gran Gonzalo desplegó triunfante,
La noble enseña ilustre y española
Que al indio domeñó y al mar de Atlante;

Regio pendón que al aire se tremola,


Don de CRISTINA, enseña relumbrante,
Verla podremos en la lid reñida
Rasgada sí, pero jamás vencida.
Lord

Byron
No volveremos a vagar

Así es, no volveremos a vagar


Tan tarde en la noche,
Aunque el corazón siga amando
Y la luna conserve el mismo brillo.

Pues la espada gasta su vaina,


Y el alma desgasta el pecho,
Y el corazón debe detenerse a respirar,
Y aún el amor debe descansar.

Aunque la noche fue hecha para amar,


Y demasiado pronto vuelven los días,
Aún así no volveremos a vagar
A la luz de la luna.

Camina Bella
Camina bella, como la noche
De climas despejados y cielos estrellados;
Y todo lo mejor de la oscuridad y de la luz
Se reune en su aspecto y en sus ojos:
Enriquecida así por esa tierna luz
Que el cielo niega al vulgar día.
Una sombra de más, un rayo de menos,
Habría mermado la gracia sin nombre
Que se agita en cada trenza de negro brillo,
O ilumina suavemente su rostro;
Donde pensamientos serenamente dulces expresan
Cuán pura, cuán adorable es su morada.
Y en esa mejilla, y sobre esa frente,
Son tan suaves, tan tranquilas, y a la vez elocuentes,
Las sonrisas que vencen, los tintes que brillan,
Y hablan de días vividos en bondad,
Una mente en paz con todo,
¡Un corazón cuyo amor es inocente!

Acuérdate de mí
Llora en silencio mi alma solitaria,
Excepto cuando está mi corazón
Unido al tuyo en celestial alianza
De mutuo suspirar y mutuo amor.
Es la llama de mi alma cual lumbrera,
Que brilla en el recinto sepulcral:
Casi extinta, invisible, pero eterna…
Ni la muerte la puede aniquilar.

¡Acuérdate de mí!… Cerca a mi tumba


No pases, no, sin darme una oración;
Para mi alma no habrá mayor tortura
Que el saber que olvidaste mi dolor.
Oye mi última voz. No es un delito
Rogar por los que fueron. Yo jamás
Te pedí nada: al expirar te exijo
Que vengas a mi tumba a sollozar.

Al cumplir mis 36 años


¡Calma, corazón, ten calma!
¿A qué lates, si no abates
Ya ni alegras a otra alma?
¿A qué lates?

Mi vida, verde parral,


Dio ya su fruto y su flor,
Amarillea, otoñal,
Sin amor.

Más no pongamos mal ceño!


¡No pensemos, no pensemos!
Démonos al alto empeño
Que tenemos.

En un Álbum
Sobre la fría losa de una tumba
Un nombre retiene la mirada de los que pasan,
De igual modo, cuando mires esta página,
Pueda el mío atraer tus ojos y tu pensamiento.

Y cada vez cada vez que acudas a leer este nombre,


Piensa en mí como se piensa en los muertos;
E imagina que mi corazón está aquí,
Inhumado e intacto.
Mario

Benedetti
Amor de tarde
Es una lástima que no estés conmigo cuando miro el reloj y son las
cuatro y acabo la planilla y pienso diez minutosY estiro las piernas como
todas las tardes Y hago así con los hombros para aflojar la espalda

Y me doblo los dedos y les saco mentiras.

Es una lástima que no estés conmigo Cuando miro el reloj y son las
cinco y soy una manija que calcula intereses o dos manos que saltan
sobre cuarenta teclas o un oído que escucha como ladra el teléfono

O un tipo que hace números y les saca verdades.

Es una lástima que no estés conmigo cuando miro el reloj y son las seis.

Podrías acercarte de sorpresa

Y decirme “¿Qué tal?” y quedaríamos

Yo con la mancha roja de tus labios

Tú con el tizne azul de mi carbónico.


No te rindas

No te rindas, por favor no cedas, aunque el frío queme, aunque el


miedo muerda, aunque el sol se esconda y se calle el viento, aún
hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños.
Te quiero

Tus manos son mi caricia mis acordes cotidianos te quiero


porque tus manos trabajan por la justicia.

Si te quiero es porque sos mi amor mi cómplice y todo y en


la calle codo a codo somos mucho más que dos.
Táctica y Estrategia

Mi táctica es mirarte, aprender como sos quererte como sos.

Mi táctica es hablarte y escucharte, construir con palabras un puente


indestructible.

Mi táctica es quedarme en tu recuerdo, no sé cómo ni sé con qué


pretexto, pero quedarme en vos.

Mi táctica es ser franco y saber que sos franca y que no nos vendamos
simulacros,

Para que entre los dos no haya telón ni abismos. Mi estrategia es en


cambio más profunda y más simple.

Mi estrategia es que un día cualquiera, no sé cómo ni sé con qué


pretexto, por fin ME NECESITES.
Corazón coraza
Porque te tengo y no

Porque te pienso

Porque la noche está de ojos abiertos

Porque la noche pasa y digo amor

Porque has venido a recoger tu imagen

Y eres mejor que todas tus imágenes

Porque eres linda desde el pie hasta el alma

Porque eres buena desde el alma a mí

Porque te escondes dulce en el orgullo

Pequeña y dulce

Corazón coraza
Mario

José

de

Larra
A una hermosa que dio en hacer buenos
versos
¿No te bastan los rayos de tus ojos,
De tu mejilla la purpúrea rosa,
La planta breve, la cintura airosa,
Ni el suave encanto de tus labios rojos?

¿Ni el seno que a Ciprina diera enojos,


Ni esa tu esquiva condición de esposa,
Que también nuestras armas, Nise hermosa,
Coges para rendir nuevos despojos?

¿A celebrar de tantos amadores


Ingrata el fin acerbo te previenes
Que a manos morirán de tus rigores?
Ya que en tus redes nuestras almas tienes,
La lira déjanos, ya que no amores,
Para cantar al menos tus desdenes.
Sueños

Embadúrnate el cuerpo,
De oscuridad
Y de silencio,
Y podrás levantar
La copa de los sueños.

Pasaron superpuestas
Ráfagas de recuerdos,
Y los nuevos clisés
Sólo quedan impresos,
Mientras hay luz de menta
Dentro del pensamiento.

Una astilla de luz,


Agujerea
Los tulipanes negros.
Las miserias del hombre

Las miserias del hombre canta Talidio; y yo


al oírle, todas ya las olvido.

Porque es entre ellas el escuchar su canto


mayor miseria.
Por qué,mariposilla

¿Por qué, mariposilla, volando de hoja en


hoja, haciendo vas alarde ya de inconstante
y loca?

¿Por qué, me di, no imitas la abeja que


industriosa el jugo de las flores constante en
una goza?

Advierte que no vaga del aleli a la rosa, que


una entre miles busca y una fragante sola.
Y cuando ya la elige hasta exprimirla toda,
jamás voluble pasa sin disfrutarla a otra.
A un mal Artista

Tente, mentido Fidias que, profano, dando al


mármol inerte alma fingida tornar
imaginabas a la vida a Cintia bella con
esfuerzo vano.
La grosera facción tu inhábil mano deja en
la piedra a trechos esparcida, que con torpe
cincel hiere atrevida, remedo informe del
cincel de Cano.
No, si Apolo contigo fue severo, te vengues
crudo en la indefensa hermosa del arte, con
que lucha tu flaqueza.
Si la muerte, de hollarla temerosa, sus rosas
respetó, no tú más fiero borrar pretendas su
inmortal belleza.
Octavio

Paz
Dos cuerpos

Dos cuerpos frente a frente


Son a veces dos olas
Y la noche es océano.
Dos cuerpos frente a frente
Son a veces dos piedras
Y la noche desierto.

Dos cuerpos frente a frente


Son a veces raíces
En la noche enlazadas.
Dos cuerpos frente a frente
Son a veces navajas
Y la noche relámpago.
Dos cuerpos frente a frente
Son dos astros que caen
En un cielo vacío.

Palpar

Mis manos

Abren las cortinas de tu ser

Te visten con otra desnudez

Descubren los cuerpos de tu cuerpo

Mis manos

Inventan otro cuerpo a tu cuerpo.


Otoño
En llamas, en otoños incendiados,
Arde a veces mi corazón,
Puro y solo. El viento lo despierta,
Toca su centro y lo suspende
En luz que sonríe para nadie:
¡cuánta belleza suelta!
Busco unas manos,
Una presencia, un cuerpo,
Lo que rompe los muros
Y hace nacer las formas embriagadas,
Un roce, un son, un giro, un ala apenas;
Busco dentro mí,
Huesos, violines intocados,
Vértebras delicadas y sombrías,
Labios que sueñan labios,
Manos que sueñan pájaros…
Y algo que no se sabe y dice «nunca»
Cae del cielo,
De ti, mi Dios y mi adversario.
Tu Nombre

Nace de mí, de mi sombra,


Amanece por mi piel,
Alba de luz somnolienta.

Paloma brava tu nombre,


Tímida sobre mi hombro.
Sonetos II
El mar, el mar y tú, plural espejo,
El mar de torso perezoso y lento
Nadando por el mar, del mar sediento:
El mar que muere y nace en un reflejo.

El mar y tú, su mar, el mar espejo:


Roca que escala el mar con paso lento,
Pilar de sal que abate el mar sediento,
Sed y vaivén y apenas un reflejo.

De la suma de instantes en que creces,


Del círculo de imágenes del año,
Retengo un mes de espumas y de peces,

Y bajo cielos líquidos de estaño


Tu cuerpo que en la luz abre bahías
Al oscuro oleaje de los días.

Pablo
Neruda

Amor

Mujer, yo hubiera sido tu hijo, por beberte


La leche de los senos como de un manantial,
Por mirarte y sentirte a mi lado y tenerte
En la risa de oro y la voz de cristal.
Por sentirte en mis venas como Dios en los ríos
Y adorarte en los tristes huesos de polvo y cal,
Porque tu ser pasara sin pena al lado mío
Y saliera en la estrofa -limpio de todo mal-.
Cómo sabría amarte, mujer, cómo sabría
Amarte, amarte como nadie supo jamás!
Morir y todavía
Amarte más.
Y todavía
Amarte más
Y más.
Soneto II

Amor, cuántos caminos hasta llegar a un beso,


Qué soledad errante hasta tu compañía!
Siguen los trenes solos rodando con la lluvia.
En Taltal no amanece aún la primavera.
Pero tú y yo, amor mío, estamos juntos,
Juntos desde la ropa a las raíces,
Juntos de otoño, de agua, de caderas,
Hasta ser sólo tú, sólo yo juntos.
Pensar que costó tantas piedras que lleva el río,
La desembocadura del agua de Boroa,
Pensar que separados por trenes y naciones
Tú y yo teníamos que simplemente amarnos,
Con todos confundidos, con hombres y mujeres,
Con la tierra que implanta y educa los claveles.

Soneto III
Áspero amor, violeta coronada de espinas,
Matorral entre tantas pasiones erizado,
Lanza de los dolores, corola de la cólera,
Por qué caminos y cómo te dirigiste a mi alma?
Por qué precipitaste tu fuego doloroso,
De pronto, entre las hojas frías de mi camino?
Quién te enseñó los pasos que hasta mí te
llevaron?
Qué flor, qué piedra, qué humo mostraron mi
morada?
Lo cierto es que tembló la noche pavorosa,
El alba llenó todas las copas con su vino
Y el sol estableció su presencia celeste,
Mientras que el cruel amor me cercaba sin tregua
Hasta que lacerándome con espadas y espinas
Abrió en mi corazón un camino quemante.

Soneto V
No te toque la noche ni el aire ni la aurora,
Sólo la tierra, la virtud de los racimos,
Las manzanas que crecen oyendo el agua pura,
El barro y las resinas de tu país fragante.

Desde Quinchamalí donde hicieron tus ojos


Hasta tus pies creados para mí en la Frontera
Eres la greda oscura que conozco:
En tus caderas toco de nuevo todo el trigo.

Tal vez tú no sabías, araucana,


Que cuando antes de amarte me olvidé de tus
besos
Mi corazón quedó recordando tu boca,
Y fui como un herido por las calles
Hasta que comprendí que había encontrado,
Amor, mi territorio de besos y volcanes.
Soneto XII

Plena mujer, manzana carnal, luna caliente,


Espeso aroma de algas, lodo y luz machacados,
Qué oscura claridad se abre entre tus columnas?
Qué antigua noche el hombre toca con sus
sentidos?
Ay, amar es un viaje con agua y con estrellas,
Con aire ahogado y bruscas tempestades de
harina:
Amar es un combate de relámpagos
Y dos cuerpos por una sola miel derrotados.
Beso a beso recorro tu pequeño infinito,
Tus márgenes, tus ríos, tus pueblos diminutos,
Y el fuego genital transformado en delicia
Corre por los delgados caminos de la sangre
Hasta precipitarse como un clavel nocturno,
Hasta ser y no ser sino un rayo en la sombra.

Victor
Hugo

La tumba y la rosa

La tumba dijo a la rosa:


-¿Dime qué haces, flor preciosa,
Lo que llora el alba en ti?

La rosa dijo a la tumba:


-de cuanto en ti se derrumba,
Sima horrenda, ¿qué haces, di?
Y la rosa: -¡Tumba oscura
De cada lágrima pura
Yo un perfume hago veloz.

Y la tumba: -¡Rosa ciega!


De cada alma que me llega
Yo hago un ángel para Dios.

La mujer caída

¡Nunca insultéis a la mujer caída!


Nadie sabe qué peso la agobió,
Ni cuántas luchas soportó en la vida,
¡hasta que al fin cayó!
¿Quién no ha visto mujeres sin aliento
Asirse con afán a la virtud,
Y resistir del vicio el duro viento
Con serena actitud?
Gota de agua pendiente de una rama
Que el viento agita y hace estremecer;
¡perla que el cáliz de la flor derrama,
Y que es lodo al caer!
Pero aún puede la gota peregrina
Su perdida pureza recobrar,
Y resurgir del polvo, cristalina,
Y ante la luz brillar.
Dejad amar a la mujer caída,
Dejad al polvo su vital calor,
Porque todo recobra nueva vida
Con la luz y el amor.
A una Mujer

¡Niña!, si yo fuera rey daría mi reino,


Mi trono, mi cetro y mi pueblo arrodillado,
Mi corona de oro, mis piscinas de pórfido,
Y mis flotas, para las que no bastaría el mar,
Por una mirada tuya.

Si yo fuera Dios, la tierra y las olas,


Los ángeles, los demonios sujetos a mi ley.
Y el profundo caos de profunda entraña,
La eternidad, el espacio, los cielos, los mundos
¡daría por un beso tuyo!

¡QUE LA SOMBRA DEL DOLOR NO…


¡Que la sombra del dolor no nuble tu faz radiante!. El
himno más palpitante es el himno del amor. (“¡Ven!.
En la pradera en flor”)
Mañana,Al alba

Mañana, al alba, al tiempo que en los campos aclara,


Partiré. Ya lo ves, yo sé que tú me esperas.
Caminaré los bosques, las montañas severas.
Ya no resisto el tiempo que de ti me separa.

Andaré, pensativo, puesta en ti la mirada,


Sin oír lo que llama, sin ver lo que fulgura,
Solo, oscuro, encorvado, con las manos cruzadas,
Triste, y para mí el día será la noche oscura.

No miraré ni el oro que la tarde derrumba


Ni las velas que al puerto van con lejano amor.
Y cuando haya llegado pondré sobre tu tumba
Ramos verdes de acebo y de brezos en flor.
William

Shakespeare
No dejes, pues, sin destilar tu savia
No dejes, pues, sin destilar tu savia,
Que la mano invernal tu estío borre:
Aroma un frasco y antes que se esfume
Enriquece un lugar con tu belleza.
No ha de ser una usura prohibida
La que alegra a quien paga de buen grado;
Y tú debes dar vida a otro tú mismo,
Feliz diez veces, si son diez por uno.
Más que ahora feliz fueras diez veces,
Si diez veces, diez hijos te copiaran:
¿qué podría la muerte, si al partir
En tu posteridad siguieras vivo?
No te obstines, que es mucha tu hermosura
Derrochador de encantó
Derrochador de encanto, ¿por qué gastas
En ti mismo tu herencia de hermosura?
Naturaleza presta y no regala,
Y, generosa, presta al generoso.
Luego, bello egoísta, ¿por qué abusas
De lo que se te dio para que dieras?
Avaro sin provecho, ¿por qué empleas
Suma tan grande, si vivir no logras?

Al comerciar así sólo contigo,


Defraudas de ti mismo a lo más dulce.
Cuando te llamen a partir, ¿qué saldo
Podrás dejar que sea tolerable?
Tu belleza sin uso irá a la tumba;
Usada, hubiera sido tu albacea.
A un día de verano, compararte
¿A un día de verano compararte?
Más hermosura y suavidad posees.
Tiembla el brote de mayo bajo el viento
Y el estío no dura casi nada.

A veces demasiado brilla el ojo solar


Y otras su tez de oro se apaga;
Toda belleza alguna vez declina,
Ajada por la suerte o por el tiempo.

Pero eterno será el verano tuyo.


No perderás la gracia, ni la Muerte
Se jactará de ensombrecer tus pasos
Cuando crezcas en versos inmortales.
Vivirás mientras alguien vea y sienta
Y esto pueda vivir y te dé vida.
No admito

No admito que se pueda destruir la unión fiel de dos


almas. No es amor el amor que no logra subsistir o se
amengua al herirle el desamor.
El amor verdadero es tan constante que no hay nada
que pueda reducirlo: es la estrella de toda barca
errante. Cuya altura se mide, no su brillo.
No es juguete del tiempo, aunque los labios y mejillas
dobléguense a su suerte: no le alteran del tiempo los
agravios, pues su reino no acaba con la muerte.
Y si eso es falso y fuera en mi probado, ni yo he
escrito jamás ni nadie ha amado.
De los hermosos el retoño ansiamos
Para que su rosal no muera nunca,

Sonetos de amor ( I )

De los hermosos el retoño ansiamos


Para que su rosal no muera nunca,
Pues cuando el tiempo su esplendor marchite guardará
su memoria su heredero. Pero tú, que tus propios ojos
amas, para nutrir la luz, tu esencia quemas y hambre
produces en donde hay hartura, demasiado cruel y
hostil contigo. Tú que eres hoy del mundo fresco
adorno, pregón de la radiante primavera, sepultas tu
poder en el capullo, dulce egoísta que malgasta
ahorrando. Del mundo ten piedad: que tú y la tumba,
ávidos, lo que es suyo no devoren.

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