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Poética
PROLOG
O
Esta antología consiste en la recopilación de varios poemas,en los
cuales los autores ponen sus ideas,emociones,pensamientos;estos se
clasifican en distintos movimientos poeticos.En esta recopilación se
han encontrado poemas del movimiento romántico,con el propósito de
asimilar correctamente el tipo de poemas románticos.En esta antología
se encuentran poetas como Mario Jose de Larra,Gustavo Adolfo
Becquer,etc.Cada uno de ellos va describiendo lo que ellos sienten en
realidad y a travez de estos escritos es que hoy los conocemos como
poemas,muchas personas han sido impactadas por lo que en algún
tiempo estos escritores quisieron proyectar a travez de las letras de
amores y desamores,hermosos paisajes,sentires incomparables
plasmados en versos cuyos desires deleitan a los corazones.
INDICE
AUTORES-ESCRITORES
Dulce Maria Loynaz pag.
Edgar Allan Poe pag.
Francisco Gomez de Quevedo pag.
Gustavo Adolfo Becquer pag.
Jose de Espronceda pag.
Lord Byron pag.
Mario Benedetti pag.
Mario Jose de Larra pag.
Octavio Paz pag.
Pablo Neruda pag.
Victor Hugo pag.
William Shakespeare pag.
Dulce
María
Loynaz
Quiereme entera
Allan
Poe
Sólo
Te vi a punto.
Era una noche de julio,
Noche tibia y perfumada,
Noche diáfana…
Ni una ráfaga
El infinito silencio
Y la quietud perturbaban
En el parque…
Un sueño
Gómez
De
Quevedo
A Celestina
Yace en esta tierra fría,
Digna de toda crianza,
La vieja cuya alabanza
Tantas plumas merecía.
A la mar
La voluntad de Dios por grillos tienes,
Y escrita en la arena, ley te humilla;
Y por besarla llegas a la orilla,
Mar obediente, a fuerza de vaivenes.
Adolfo
Bécquer
Rima XXIII: el precio de los besos
Por una mirada, un mundo,
Amor Eterno
Podrá nublarse el sol eternamente;
Podrá secarse en un instante el mar;
Podrá romperse el eje de la tierra
Como un débil cristal.
¡todo sucederá! Podrá la muerte
Cubrirme con su fúnebre crespón;
Pero jamás en mí podrá apagarse
La llama de tu amor.
de
Espronceda
A la noche
Salve, oh tú, noche serena,
Que al mundo velas augusta,
Y los pesares de un triste
Con tu oscuridad endulzas.
El arroyuelo a lo lejos
Más acallado murmura,
Y entre las ramas el aura
Eco armonioso susurra.
Se cubre el monte de sombras
Que las praderas anublan,
Y las estrellas apenas
Con trémula luz alumbran.
Melancólico ruido
Del mar las olas murmuran,
Y fatuos, rápidos fuegos
Entre sus aguas fluctúan.
Canción del pirata(fragmento)
Byron
No volveremos a vagar
Camina Bella
Camina bella, como la noche
De climas despejados y cielos estrellados;
Y todo lo mejor de la oscuridad y de la luz
Se reune en su aspecto y en sus ojos:
Enriquecida así por esa tierna luz
Que el cielo niega al vulgar día.
Una sombra de más, un rayo de menos,
Habría mermado la gracia sin nombre
Que se agita en cada trenza de negro brillo,
O ilumina suavemente su rostro;
Donde pensamientos serenamente dulces expresan
Cuán pura, cuán adorable es su morada.
Y en esa mejilla, y sobre esa frente,
Son tan suaves, tan tranquilas, y a la vez elocuentes,
Las sonrisas que vencen, los tintes que brillan,
Y hablan de días vividos en bondad,
Una mente en paz con todo,
¡Un corazón cuyo amor es inocente!
Acuérdate de mí
Llora en silencio mi alma solitaria,
Excepto cuando está mi corazón
Unido al tuyo en celestial alianza
De mutuo suspirar y mutuo amor.
Es la llama de mi alma cual lumbrera,
Que brilla en el recinto sepulcral:
Casi extinta, invisible, pero eterna…
Ni la muerte la puede aniquilar.
En un Álbum
Sobre la fría losa de una tumba
Un nombre retiene la mirada de los que pasan,
De igual modo, cuando mires esta página,
Pueda el mío atraer tus ojos y tu pensamiento.
Benedetti
Amor de tarde
Es una lástima que no estés conmigo cuando miro el reloj y son las
cuatro y acabo la planilla y pienso diez minutosY estiro las piernas como
todas las tardes Y hago así con los hombros para aflojar la espalda
Es una lástima que no estés conmigo Cuando miro el reloj y son las
cinco y soy una manija que calcula intereses o dos manos que saltan
sobre cuarenta teclas o un oído que escucha como ladra el teléfono
Es una lástima que no estés conmigo cuando miro el reloj y son las seis.
Mi táctica es ser franco y saber que sos franca y que no nos vendamos
simulacros,
Porque te pienso
Pequeña y dulce
Corazón coraza
Mario
José
de
Larra
A una hermosa que dio en hacer buenos
versos
¿No te bastan los rayos de tus ojos,
De tu mejilla la purpúrea rosa,
La planta breve, la cintura airosa,
Ni el suave encanto de tus labios rojos?
Embadúrnate el cuerpo,
De oscuridad
Y de silencio,
Y podrás levantar
La copa de los sueños.
Pasaron superpuestas
Ráfagas de recuerdos,
Y los nuevos clisés
Sólo quedan impresos,
Mientras hay luz de menta
Dentro del pensamiento.
Paz
Dos cuerpos
Palpar
Mis manos
Mis manos
Pablo
Neruda
Amor
Soneto III
Áspero amor, violeta coronada de espinas,
Matorral entre tantas pasiones erizado,
Lanza de los dolores, corola de la cólera,
Por qué caminos y cómo te dirigiste a mi alma?
Por qué precipitaste tu fuego doloroso,
De pronto, entre las hojas frías de mi camino?
Quién te enseñó los pasos que hasta mí te
llevaron?
Qué flor, qué piedra, qué humo mostraron mi
morada?
Lo cierto es que tembló la noche pavorosa,
El alba llenó todas las copas con su vino
Y el sol estableció su presencia celeste,
Mientras que el cruel amor me cercaba sin tregua
Hasta que lacerándome con espadas y espinas
Abrió en mi corazón un camino quemante.
Soneto V
No te toque la noche ni el aire ni la aurora,
Sólo la tierra, la virtud de los racimos,
Las manzanas que crecen oyendo el agua pura,
El barro y las resinas de tu país fragante.
Victor
Hugo
La tumba y la rosa
La mujer caída
Shakespeare
No dejes, pues, sin destilar tu savia
No dejes, pues, sin destilar tu savia,
Que la mano invernal tu estío borre:
Aroma un frasco y antes que se esfume
Enriquece un lugar con tu belleza.
No ha de ser una usura prohibida
La que alegra a quien paga de buen grado;
Y tú debes dar vida a otro tú mismo,
Feliz diez veces, si son diez por uno.
Más que ahora feliz fueras diez veces,
Si diez veces, diez hijos te copiaran:
¿qué podría la muerte, si al partir
En tu posteridad siguieras vivo?
No te obstines, que es mucha tu hermosura
Derrochador de encantó
Derrochador de encanto, ¿por qué gastas
En ti mismo tu herencia de hermosura?
Naturaleza presta y no regala,
Y, generosa, presta al generoso.
Luego, bello egoísta, ¿por qué abusas
De lo que se te dio para que dieras?
Avaro sin provecho, ¿por qué empleas
Suma tan grande, si vivir no logras?
Sonetos de amor ( I )