Está en la página 1de 438

LA SIERRA JUÁREZ

1
LA SIERRA JUÁREZ

La Sierra Juárez
Tomo I

INSTITUTO OAXAQUEÑO DE LAS CULTURAS

2
LA SIERRA JUÁREZ

Serie: DISHÁ
Colección: Historia

CONSEJO EDITORIAL
Instituto Oaxaqueño de las Culturas
Giselle Pérez-Moreno
Álvaro González
Arcelia Yáñez
Emilio Fuego
Francisco José Ruiz
Carmen Cordero
Salvador Sigüenza

FOTOGRAFÍA DE PORTADA:
Yta
IMAGEN EDITORIAL:
Departamento Editorial del Instituto Oaxaqueño de las Culturas
APLICACIÓN DE IMAGEN:
Francisco Morales
CUIDADO DE LA EDICIÓN:
Manuel Castro Jarquín

3
LA SIERRA JUÁREZ

Rosendo Pérez García

La Sierra Juárez
Tomo I

URAS
FONDO ESTATAL PARA LA CULTURA Y LAS ARTES

INSTITUTO OAXAQUEÑO DE LAS CULTURAS


FONDO ESTATAL PARA LA CULTURA Y LAS ARTES

4
LA SIERRA JUÁREZ

1ra. Edición, 1956.


©Rosendo Pérez García
22 Edición, 1996.
D. R. © Instituto Oaxaqueño de las Culturas
Reforma N* 501 esquina Constitución
Centro Histórico, C.P. 68000 Oaxaca, Oaxaca.

Este libro no puede ser reproducido


total o parcialmente,
sin autorización escrita del editor.
La Sierra Juárez, obra completa. ISBN - 968-6951-23-7
La Sierra Juárez. Tomo I. ISBN - 968-6951-24-5
La Sierra Juárez. Tomo II. ISBN-968-6951-25-3
La Sierra Juárez Tomo III ISBN-968-6951-26-8

Impreso y hecho en México.

5
LA SIERRA JUÁREZ

ÍNDICE
Tomo I

Introducción, una semblanza del autor 11

Antecedentes de la obra 17

Capítulo 1. Visión panorámica


1.- Generalidades 26
Situación, topografía, ambiente,
división política, ocupaciones,
recursos naturales, características
de los habitantes.
2.- Orografía 28
Principales cordilleras, contrafuertes.
3.- Hidrografía 34
4.- Cuenca de Río Grande 37
5.- Las perturbaciones ciclónicas en la región: 54
1775, 1944.
6.- Puentes destruidos 64
La comisión geográfico exploradora.

Capítulo II. Historia antigua hasta 1853


1.- Arqueología: Grabados rupestres 66
2.- Pueblos desaparecidos y los que cambiaron 72
de lugar.

3.- La documentación antigua 74

6
LA SIERRA JUÁREZ

4.- Tributos de los pueblos de Oaxaca entregados 77


a Moctezuma, como resultado de las guerras
que emprendieron contra ellos.
5.- Los zapotecas de la Sierra Norte de Oaxaca se 79
incorporan a la nueva situación creada por la
Conquista
6.- Bautizos, cambio de nombres y comisiones 84
7.- Conquista y pacificación de algunos pueblos 91
zapotecas en el año 1527
8.- Las sublevaciones de los serranos en el 94
período colonial (1570-1660).
9.- La Chinantla 104
Chinantlán: La guerra, religión, indumentaria,
familia, alimentación, enfermedades, tributos,
carácter social, riqueza y aprovechamiento de los
productos forestales, fauna, edificios y
habitaciones, localidades de la antigua Chinantla
que después formaron parte de la Chinantla
Pichinche o de la Montaña. Soyolapan.
Tamazoloapan.
10.- Cuasimulco 110
11.- Algunos párrafos de la Historia Nacional en 112
relación a la Chinantla
12.- La municipalidad de San Pedro Yolox 119
Estadísticas, topografía, ambiente climatológico,
constitución geológica, la flora, idioma.

13.- La agencia municipal de San Miguel 139


Maninaltepec. Indumentaria, la alimentación,
población, enfermedades y medicina,
producciones, habitaciones, comercio,
estadísticas.

7
LA SIERRA JUÁREZ

14.- Teococuilco, San Pedro (Hoy Villa de 156


Marcos Pérez. Cabecera de municipio)
Hierbas medicinales, segunda época,
estadísticas.

15.- La municipalidad de la Villa de Santa 171


Catarina Ixtepeji.
Segunda época, estadísticas.

16. Chicomezúchil (San Juan). Cabecera de 187


municipio. Estadísticas.
17. Invicta Villa de Ixtlán de Juárez, cabecera de 194
municipio y distrito.
1. Ixtlán. Etimología Tradición popular. La leyenda. 2.
“Uvetzi ya rela” o Lappa”, la “Llorona”. 3. De la historia del
estado en relación con la Sierra Juárez. 4. El primitivo
paisaje. 5. Panorámica de la Villa de Ixtlán de Juárez. Las
antiguas tierras comunales. 6. Orografía. 7. Clima,
ambiente meteorológico y fenómenos físicos. 8. El
Cristianismo y los templos de Santo Tomás, San
Francisco y el de la Virgen de la Asunción. 9. El templo del
barrio de San Francisco de Asís. 10. El templo del barrio
de la Virgen de la Asunción. Plano general de la población
de Ixtlán de Juárez. Estadísticas.
Capítulo III. La propiedad raíz y sus antecedentes históricos.
1. Las tierras comunales y la propiedad particular 273
2. Documentos de algunos pueblos del distrito 279
de Ixtlán y Villa Alta, ya indizados, que existen
en el Archivo General de la Nación, con sus
respectivas características.

3.- Relación de las fechas en que se extendieron 284


los títulos de las tierras de algunos pueblos
del distrito
.

8
LA SIERRA JUÁREZ

4.-El señor ingeniero Enrique de Schillert, de la 285


Confederación Norte-alemana, y los mapas
del distrito.
5. Las tierras de los pueblos mancomunados. 287
Capítulo IV. Problemas sanitarios
1. Los tres azotes de la región. 293
La oncocercosis, paludismo, mal del pinto.
Capítulo V. Recursos naturales.
1. Rica región oaxaqueña desconocida todavía. 298
2. La flora. 301
3. La minería. 313
Datos de la Agencia de Minería de la ciudad
de Oaxaca en 1945.
4. El café. 329
Capítulo VI. Comunicaciones.
1. Los caminos de la Sierra.
2. El telégrafo, teléfonos y servicio postal.
3. Los puentes de Río Grande.
El de mampostería, destruido hasta sus bases
en el ciclón de 1944. En relación con el puente de
hierro.

Capítulo VII. Folklore.

1.- La sal, el dulce, el alumbrado y el axe o axi, 332


entre los primitivos zapotecas.
El dulce, la lumbre y el alumbrado; axe o axi,
en la actualidad aje.

9
LA SIERRA JUÁREZ

2.- La “tona”, el “chaneque” y el brujo. 347


Para el maleficio, de la forma que se acabó
la brujería en Yalálag, la “tona” de Juan Pablo,
del pueblo de Logueche, Miahuatlan.

3.- El bandidaje en la región en sus diversas épocas. 358

4.- El término “chahuiro” y la palabra “netxicho”. 363

5.-El Mosquito Serrano (corrido-himno). 367

6.- Relación de las fechas que se advierten en las 371


campanas de los pueblos.

Capítulo VII. Caracteres psicobiológicos de los moradores


1. Caracteres somáticos y psicológicos de los 373
zapotecas serranos.
Capítulo IX. Problemas culturales.
1. Sinopsis educativa. 392
La escuela primaria federal “Benito Juárez”.
2. La lengua zapoteca serrana. 420
La escritura de la lengua zapoteca.
Capítulo X. Demografía y progresión censal.
Otros datos dispersos. 435

10
LA SIERRA JUÁREZ

INTRODUCCIÓN
UNA SEMBLANZA DEL AUTOR

L a colonial Oaxaca a finales del siglo, con el recuerdo vivo de


Benito Juárez y orgullosa de un Porfirio Díaz, llegó a contar en ese
período, con insuperables ferrocarriles, para llegar en horas a la
capital del país, pudiendo así los arrieros, transportar más
rápidamente las mercancías que épocas atrás eran llevadas con
lentitud sobre los lomos de las bestias de carga.
De importancia fundamental para la economía de la entidad fueron
las inversiones extranjeras en el sector agroexportador. Algunas
prósperas haciendas invirtieron parte de su capital en los novísimos
motores y arados de fierro. Al mismo tiempo empezaron a conocerse
en la ciudad, los primeros automóviles.
Don Rosendo Pérez García, nació en esa época, el 20 de Febrero de
1890, en Ixtlán de Juárez, Oaxaca. Fue el único varón y el menor a sus
cuatro hermanas. A cierta edad se trasladó a la ciudad de Oaxaca
para poder estudiar, en donde sus hermanas se encontraban
trabajando. En esta población realizó sus estudios elementales e
ingresó a la Escuela Normal para Maestros.
A menos de tres meses de la estruendosa conmemoración del
Centenario de la Independencia, estalló la Revolución Maderista,
convocada para el 20 de noviembre de 1910. Por esa fecha hubo una
tentativa de levantamiento en la Sierra Juárez y al año siguiente el
Profesor Sebastián Ortiz se sublevó por los rumbos de Ojitlán. En la
ciudad fue aprehendido un grupo de oposición contra el poder
establecido, mientras persistían constantes brotes de rebelión en
diversos puntos de la entidad.

11
LA SIERRA JUÁREZ

A pesar de haber sido derrocado el régimen porfirista, los conflictos


por el poder entre las diversas facciones políticas continuaban,
habiendo llegado a su clímax en 1915, cuando en la ciudad se declaró
la desvinculación del pacto federal. El Gobierno del Estado decidió
separarse temporalmente de la federación y reasumir su soberanía,
al no estar de acuerdo con la actitud de Venustiano Carranza, quien
había establecido un periodo preconstitucional, desconociendo la
Constitución de 1857.
Las crisis políticas incidieron negativamente en el proceso educativo
al disminuir los recursos asignados, lo cual se reflejaba en el
decreciente número de alumnos y de escuelas públicas básicas de la
entidad. En 1910 había inscritos 39,487 educandos y 673 escuelas.
En 1917 el número era de 13,808 y 204 respectivamente. Entre 1911
y 1916, tuvo lugar un largo y conflictivo proceso escolar resultado
del deseo de fusionar las dos Normales -la de varones y la de
señoritas- que finalmente dio como resultado la creación de la
Escuela Normal Mixta.
Lo anterior unido a los efectos de la lucha revolucionaria, fueron
vividos intensamente por el joven Rosendo, quien cursaba entonces
sus estudios profesionales, influenciado por la teoría del positivismo
y la corriente pedagógica rebsamiana, que moldearon su formación
pedagógica, sin dejar por eso de concebir el magisterio como un
apostolado.
La Escuela Normal estuvo durante muchos años bajo la dirección del
ilustre Profesor Cassiano Conzatti, auxiliado por una planta de
profesores de también reconocida trayectoria intelectual como:
Manuel Brioso Candiani, Abraham Castellanos, Adalberto Carriedo,
Victoriano González, Gildardo Gómez y Fidel López Sandoval entre
otros.
El periodo revolucionario y la novísima “calistenia” tuvieron su
influencia en las escuelas. En 1913 los alumnos tanto de la Escuela
Normal como los del Instituto de Ciencias y Artes del Estado
recibieron por primera vez su instrucción militar. Al año siguiente, el

12
LA SIERRA JUÁREZ

Gobernador Miguel Bolaños Cacho clausuró la Escuela Normal Mixta,


por un periodo de tres meses y en 1916, una vez que los carrancistas
tomaron la ciudad, dejó de funcionar.
El joven Rosendo no sólo cumplió con sus estudios
profesionales, sino que aprendió poesía y dibujo, a tocar el clarinete
y el violín. Valorando su agudo sentido de observación, era
cuidadoso y ordena- do en el registro de sus actividades diarias y de
todo lo que atraía su atención, aptitudes que en su desempeño
magisterial y trabajo de investigación le fueron de gran utilidad.
Una vez concluidos sus estudios y debido a los diversos conflictos,
tuvo que irse a la Escuela Normal de Monterrey a presentar su
examen profesional para obtener el título de Profesor Normalista.
El Profesor Pérez García, trabajó en el ejército alfabetizando a
elementos de tropa y dentro de la milicia que se constituyó en la
región serrana. Fue nombrado Secretario del Consejo Directivo de
las Fuerzas Serranas que dirigió el profesor y general Onofre
Jiménez, quien fuera gobernador del estado en 1924, depuesto por
“el camarazo” implementado por Genaro V. Vásquez un año después.
En este álgido periodo de los años veinte en que aún existían
levantamientos frecuentes y un sinnúmero de partidos políticos, que
después desaparecieron al formarse la Confederación de Partidos
Socialistas de Oaxaca, el profesor Rosendo Pérez fue electo diputado
propietario en el XXX Congreso Constitucional del Estado por el
Círculo Electoral número 16, correspondiente a Villa Alta teniendo
como suplente a Manuel G. Toro.
José Vasconcelos, Secretario de Educación Pública, decidió enviar a
maestros a recorrer el país, en calidad de misioneros, con el fin de
que localizaran grupos de indígenas y estudiaran las condiciones
económicas de las diferentes regiones visitadas.
En 1923 el Profesor Rosendo con su nombramiento de maestro
misionero de los distritos de Villa Alta y Choápam, inició sus largos
recorridos por veredas y caminos reales, llegando a lugares en que
no había profesores. Su conocimiento del idioma zapoteco -su lengua

13
LA SIERRA JUÁREZ

materna-, y de otros idiomas como el chinanteco, le facilitaron la


comunicación con las comunidades indígenas por lo ventajoso que
resultaba el poder hablarles en su propia lengua.
Todo ello le permitió organizar a diversas comunidades para
crear las “Casas del Pueblo” o Escuelas Unitarias, que después llega-
rían a ser Escuelas Rurales. Al frente de ellas estaban los
“monitores”, personas del lugar con ciertos conocimientos escolares
a quienes les impartían alguna orientación pedagógica para
responsabilizarlos de un grupo de alumnos.
Con la rica experiencia como maestro misionero, el profesor
Rosendo amplió y profundizó sus observaciones, llegando a
convertirse en uno de los mejores conocedores de las características
geográficas y orográficas de la región. En las visitas le gustaba
establecer contacto con los ancianos gentes notables de las
comunidades, con quienes entablaban largas charlas.
Haciendo lo que hoy se llama Historia Oral -desde luego sin la
grabadora- recogió y amplió valiosa información, penetró en la
cultura de los pueblos, así como en sus archivos. Revisó valiosos
lienzos de carácter prehispánico nunca antes consultados y títulos
primordiales, testimonios valiosos que en las comunidades se
guardan celosamente y es muy difícil que se muestren extraños.
Rescató leyendas, costumbres, noticias y tradiciones. Los recorridos
a pie o a caballo le permitieron conocer algunos sitios arqueológicos
y vestigios históricos.
A principios de los años treinta recibió su nombramiento como
inspector de internados indígenas de la república, lo que le permitió
conocer casi todo el estado y otras entidades vecinas, además de
fundar escuelas en lugares aislados. Organizó el trabajo de los profe-
sores rurales con base al esfuerzo comunitario, con el fin de que la
escuela se convirtiera en el eje del cambio, trascendiendo el estrecho
ámbito de las aulas. Así, con sus maestros promovió la construcción
de caminos, el aprovechamiento de las parcelas escolares como
campo de experimentación para nuevos cultivos y la promoción de

14
LA SIERRA JUÁREZ

numerosas actividades que influyeron para destacar la importancia


de la cultura y los usos y costumbres de las comunidades.
Su actividad profesional, su estilo personal y la idea de realizar un
trabajo de su región, le llevaron a seguir recopilando información.
Durante sus recorridos por montañas y selvas tenía la costumbre de
preguntar a sus guías, los nombres de las plantas, el trayecto de los
ríos que cruzaba, las distancias entre pueblos y caminos, los
nombres de los lugares en diversos idiomas y toponimias -
particularidades que registraba minuciosamente- llevaba un enorme
registro de nuevos materiales y diversas anotaciones. Ello se
complementaba con dibujos, trazos y un minucioso registro
fotográfico, gracias a su vieja camarita de “cajón”.
Producto de más de 30 años como observador, y no pocas veces
como actor, pues con frecuencia entablaba polémicas por abusos e
irregularidades cometidas en los lugares que visitaba, le permitieron
reunir un impresionante acervo documental que a poco a poco fue
cobrando forma, hasta que por fin en el año de 1954, llegó a tener un
enorme borrador de lo que sería su obra principal: La Sierra Juárez.
Los vaivenes de la política local en 1950 lo obligaron a cambiar su
adscripción continuando como inspector escolar en el Estado de
México, misión que cumplió de acuerdo a su forma de ser:
promoviendo la realización de eventos culturales y la creación de
escuelas.
El profesor Pérez García pasó a vivir a la capital del país y allí
continuó y complementó su investigación al consultar diversos
fondos del Archivo General de la Nación y el Museo Nacional de
Antropología e Historia. Tomó nota de las observaciones y
sugerencias de reconocidos intelectuales como Antonio Pompa y
Pompa, Eulalia Guzmán y el historiador oaxaqueño Jorge Fernando
Iturribarría Martínez, con quien mantuvo estrecho diálogo.
Consideró la opinión de otros viejos profesores de la región serrana,
y con el dictamen del escritor Juan Rulfo y Antonio Barbosa Heldt,
quien fuera Oficial Mayor de la Secretaría de Educación Pública,

15
LA SIERRA JUÁREZ

finalmente en 1956, logró que la Comisión del Papaloápan, se


interesara por su obra y ordene su publicación en dos tomos.
Gracias a la ardua y profunda labor de rescate del profesor Rosendo
Pérez García sobreviven elementos culturales, formas de vi- da, la
tradición oral así como la flora y fauna de la etnia zapoteca de la
Sierra Juárez hoy Sierra Norte. De no haber sido por su esmerada
dedicación toda esta información permanecería oculta o estaría
irremediablemente perdida.
Su valiosa actividad muestra el enorme cariño que sentía por su
tierra y el estrecho apego a sus raíces zapotecas, lo cual le permitió
no desdeñar lo que apreció como propio. Tuvo el mérito de darle la
justa dimensión, siguiendo su obra una estructura que trasciende en
mucho a lo monográfico como humildemente la califica. La Sierra
Juárez, modelo de estudio regional, valioso y extenso soporte
documental y empírico, constituye una referencia obligada para
quienes se interesan en conocer la historia de una parte del
territorio oaxaqueño, para los propios serranos es piedra de toque
fundamental que les permite otear en el pasado de sus comunidades
y vislumbrar la importancia y relevancia de su región dentro del
desarrollo histórico de Oaxaca y del país.
El profesor Pérez García además de La Sierra Juárez tiene otro
trabajo inédito: Los primeros 12 años del Siglo XX en la Sierra Juárez
de Oaxaca y una Revolución de ocho meses. En él rescata la historia
de la participación de la Sierra en la Revolución, particularmente con
referencia a la cruenta rebelión ixtepejana. Su definida vocación de
maestro aunada a su ardua labor de investigador, fueron magnas
tareas que le dieron sentido a una existencia que terminó el 24 de
marzo de 1958. Sus restos reposan en el panteón Jardín de la Ciudad
de México.

Dr. Anselmo Arrellanes Meixueiro.

16
LA SIERRA JUÁREZ

ANTECEDENTES DE LA OBRA
A la memoria del ilustre Patricio Benito
Juárez, en el CL Aniversario de su natalicio en
Guelatao, de la Sierra de Ixtlán.

El estudio que se pone a disposición del público y especialmente


de los habitantes del Distrito de Ixtlán de Juárez, Oaxaca, es el
resultado de varios años de sistemática investigación iniciada en el
año 1917 y concluida en 1949, y de los factores siguientes:
Haber tenido oportunidad de hablar el zapoteco de Ixtlán, que
aprendí de mis condiscípulos en la escuela primaria, ampliado años
después con el que se habla en Yalalag y sus alrededores.
Habérseme despertado interés por las etimologías mexicana y
zapoteca y el estudio de la historia antigua nacional, en sus
conexiones con la de los zapotecas, mixtecas, mixes y chinantecas.
En funciones públicas, interviniendo en litigios de pueblos por
tierras y la necesidad de traducir documentación del periodo
colonial.
La ocasión de granjearme la amistad de hombres doctos en estas
disciplinas, aunque fueran iletrados de cada pueblo, que me
proporcionaron importantes datos; mis conexiones con autoridades
municipales, que pusieron en mis manos interesantes documentos,
lienzos, croquis y códices.
La necesidad de entregar informes de toda índole a autoridades
superiores, que debían ceñirse a la verdad, a riesgo de ser
desmentido.
Al hecho de desempeñar funciones educativas por largos años en la
región, que imponían la obligación de estudiar los antecedentes
históricos de la misma, para coordinar mejor los programas de la
Secretaría de Educación Pública, y a la innata costumbre de apuntar
cuanto dato de interés obtenía.
Conocimientos que fueron reforzados con la amplia documentación
inédita que se conserva en el archivo de manuscritos de la Biblioteca

17
LA SIERRA JUÁREZ

del Museo Nacional de Arqueología e Historia de la capital de la


República.
Al principio sólo se trató de hacer ligeros apuntes destinados a
desvanecer dudas del magisterio rural de la zona, que con el tiempo
se ampliaron hasta formar estos volúmenes.
Los datos arqueológicos y geográficos fueron aportación gene- rosa
de numerosos maestros de la región, que no es posible señalar, a
quienes va mi reconocimiento, porque siempre estuvieron
dispuestos a recogerlos sobre el terreno y entregarlos
apasionadamente.
No creo haber realizado una obra perfecta, por mi escasa
preparación; pero señalo las fuentes para que otras personas con
mejores conocimientos, visión más amplia y dotadas de esa gracia
especial innata en el escritor, aprovechen los datos y la perfeccionen.
Los juicios aprobatorios de la señorita profesora Eulalia Guzmán, del
escritor Fernando Iturribarría y demás personas doctas que la
examinaron, constituyeron fuerte inyección de entusiasmo para
continuar la brega hasta obtener la satisfacción de que por ella se
interesara el Gobierno del Estado y la Comisión del Papaloapan,
presidida por el dinámico ingeniero Raúl Sandoval Landázuri, bajo
cuyos auspicios se edita.
Me he abstenido de hablar de esta región a partir de 1910 a la fecha,
no obstante su fuerte actuación en la Revolución, porque aún se
conservan frescas en la mentalidad colectiva esas actividades, que
prácticamente corresponden al periodo contemporáneo.
Que estas líneas sean útiles a la juventud estudiosa y al educador
rural, para que mantengan y acrecienten las virtudes cívicas de este
conglomerado, que bien lo merece, elevando su estándar de vida
para beneficio común.
Conque llene estos fines, quedarían satisfechos con creces los
trabajos, desvelos, sinsabores e inquietudes del autor.

18
LA SIERRA JUÁREZ

Facsímil del Oficio de la Comisión del Papaloapan.

19
LA SIERRA JUÁREZ

EULALIA GUZMÁN

Moneda, núm. 13. México, D.F.


México, D. F., a 17 de septiembre de 1953.
Sr. Prof. Rosendo Pérez García
Presente
Muy apreciable señor profesor:

He leído con toda atención el texto original del primer tomo escrito a
máquina, con ilustraciones, de su libro titulado Apuntes sobre
Arqueología, Geografía, Historia y Estadística de la época colonial
hasta la presente de los pueblos del Distrito de Ixtlán (Oax.), mejor
conocidos por La Sierra Juárez, texto que usted terminó en 1950.
Mi humilde opinión, basada en su lectura y en los conocimientos
generales de la arqueología y de la historia antigua de la región que
hoy constituye el Estado de Oaxaca, es la siguiente:
1° En cuanto a la distribución de la materia, que se ajusta a la
señalada en el índice, abarca los aspectos contenidos en el título,
además del folklórico, el etnográfico y el económico, lo que hace de la
obra un trabajo completo de la región que estudia.
2° El estudio toma como base: a) la experiencia personal, adquirida
en sus frecuentes visitas a esos lugares y en el trato con sus
habitantes en el desempeño de sus funciones como Inspector de
Escuelas Rurales, y b) una bibliografía bastante completa, incluyendo
los archivos oficiales de los pueblos a estudiar y de los existentes,
también oficiales, de la ciudad de México.

20
LA SIERRA JUÁREZ

3° Por las anteriores razones, el trabajo de usted, comenzado al


principio con la intención de servir a los maestros rurales de aquella
zona, se ha convertido, a mi juicio, en una obra de utilidad general
para el gobernante, el maestro, el comerciante, el militar, el
empresario minero y el hombre de estudio en las ramas que allí se
tocan.
4° La forma es clara y sencilla, al alcance de todo el que pretenda
consultar el libro. Las fuentes de la investigación están igualmente
bien señaladas para quien quiera utilizarlas.
5° Espero que, por ello, dicha obra sea publicada para beneficio de
todos, especialmente para los habitantes de aquella región. Así
servirá también de estímulo para el estudio de otras zonas hasta
ahora poco conocidas del país.

Con mis mejores deseos por el éxito de sus trabajos.

21
LA SIERRA JUÁREZ

JORGE FERNANDO ITURRIBARRÍA

Dirección de la Biblioteca del Estado de Oaxaca, Oax

el suscrito hace constar que ha leído cuidadosamente el original de


la obra titulada La Sierra Juárez, escrita por el profesor Rosendo
Pérez, en dos volúmenes mecanografiados, constando el primero de
444 páginas escritas por ambos lados y a doble espacio, y el segundo
de 378, de la misma manera que el anterior; que ambos volúmenes le
fueron remitidos por el señor profesor Antonio Pompa y Pompa, con
su carácter de funcionario del III Congreso Mexicano de Historia,
para su lectura y opinión, así como para que emitan la misma los
señores licenciado Luis Castañeda Guzmán, licenciado Julio Bustillos
Montiel, ingeniero Ramón Escobar Tobera y Guillermo Reimers
Fenochio, corresponsales en esta ciudad, con el propio suscrito, de
dicha institución civil, y para que, ya fuere conjunta o
separadamente, los referidos socios corresponsales emitan dictamen
sobre el valor que, a su juicio, tuviere dicha obra y la conveniencia de
su publicación. De la lectura de dicha obra, el suscrito hace las
consideraciones siguientes:

I. Abarca importantes aspectos sobre la historia antigua y


moderna, apuntes de arqueología y estadística de todos los
numerosos pueblos que forman actualmente los distritos
serranos de Ixtlán, Villa Alta y Choapan.
II. Los datos a que se refiere el punto anterior corresponden, bien a
investigación directa del autor en los archivos de las
municipalidades respectivas, en el Archivo de Manuscritos del
Instituto Nacional de Arqueología e Historia del Museo Nacional

22
LA SIERRA JUÁREZ

de México, en el Archivo General de la Nación o a datos


complementarios tomados de las crónicas de la Nueva España y
de los historiadores de Oaxaca: Burgoa, Carriedo y Gay.
III. Dicho trabajo contiene una introducción importante al estudio de
la Sierra Juárez de Oaxaca, que corresponde a su primera parte,
la segunda se refiere a estadística, orografía, hidrografía,
economía en general, etnología y etnografía de la región,
somatología de sus habitantes y consideraciones sobre diversos
aspectos de la glotología regional; la tercera parte comprende
exclusivamente el aspecto político y la biografía de los hombres
notables oriundos de la Sierra y, finalmente, la cuarta y última
parte constituye un detallado estudio de cada una de las cuarenta
y cinco entidades importantes por su antigüedad y tradición que
componen la región, abarcando los aspectos etimológico,
etnológico, etnográfico, geográfico, histórico y estadístico, lo que
hace de su descripción un trabajo exhaustivo, o casi exhaustivo,
con acopio de muy interesantes datos, algunos de ellos absoluta-
mente desconocidos, y que corresponden a la investigación
personal del autor.
IV. La obra está dotada de copias de los jeroglíficos toponímicos,
de mapas, croquis, fotografías de los vestigios arqueológicos y
panorámicas de las poblaciones actuales de la Sierra, cuyo
material gráfico, aunque es susceptible de mejorarse,
complementa la parte expositiva del trabajo.
V. Se advierte que los aspectos geográfico, histórico, etnológico y
etnográfico han sido cuidados escrupulosamente.
Por las consideraciones anteriores, opino:
Que el trabajo del señor profesor don Rosendo Pérez es digno de ser
tomado en consideración como aportación importante a los estudios
de Oaxaca, porque ofrece datos serios, amplios y fundados en
documentación de primera mano, o bien respetables y dignos de
absoluto crédito, por tratarse de fuentes oficiales, sobre una de las
siete grandes regiones del Estado de Oaxaca.

23
LA SIERRA JUÁREZ

Que en opinión del suscrito, debe auspiciarse su publicación, por ser


una contribución de gran valía en la investigación de nuestras
grandes zonas, tanto que sí otras personas hicieran lo mismo con las
otras seis regiones de Oaxaca se podría obtener un apreciable medio
de información sobre esta entidad federativa.

Oaxaca de Juárez, a 28 de diciembre de 1953.

24
LA SIERRA JUÁREZ

25
LA SIERRA JUÁREZ

CAPÍTULO I. VISIÓN PANORÁMICA

1. Generalidades
Situación
La región de que se ocupan estos estudios es el distrito judicial y
rentístico de Ixtlán de Juárez, situado al norte de la capital del Estado
de Oaxaca. El área tiene forma de cuadrilátero en posición de norte a
sur, y sus límites son: al norte, el distrito de Tuxtepec; al sur, el del
Centro; al oriente, el de Villa Alta; al poniente, el de Etla; al noroeste,
Cuicatlán, y al suroeste, Tlacolula.
Topografía
Muy accidentada. Forma parte mínima de lo que es la Sierra Madre
Oriental de la vertiente del Golfo; sus corrientes acuíferas forman el
Alto Papaloapan.
Ambiente
De clima variable porque las cumbres de sus montañas alcanzan de
2,800 a 3,000 metros sobre el nivel del mar y la profundidad de sus
ríos bajan hasta 600 metros. Parte de la región es de clima cálido-
húmedo veracruzano.
División Política
La constituyen 25 Municipios, 22 Agencias municipales y ranchos,
agrupados en 6 parroquias. El 80 % de habitantes forma parte de la
familia indígena zapoteca-serrana, y el 20%, de la chinanteca de la
Alta Montaña.
Ocupaciones
La mayoría vive de la agricultura, cultivando de preferencia maíz,
trigo, frijol, árboles frutales, café; en menor escala, hortalizas y
flores; los demás, de la arriería, pequeño comercio, modestas
industrias y, en menor número, la minería.

26
LA SIERRA JUÁREZ

Recursos Naturales
Bosques de pinos, encinos y demás árboles de climas fríos, de donde
extraen maderas para usos domésticos y comerciales; yacimientos
de metales finos, que se localizan en los municipios de Capulalpan,
Natividad, Xiacuí, Yavesía, Lachatao, Amatlán, Ixtepeji y Quiotepec.
Características de los Habitantes
La proximidad a la capital del Estado, la escabrosidad de la región, la
falta de buenos caminos, la indiferencia en que por largos lustros los
tuvo el poder público, sus antecedentes históricos y la necesidad de
solucionar en conjunto sus problemas generales fomentó el
regionalismo, que se robustece con la costumbre de sus asambleas
periódicas, a las que convoca la autoridad de la Cabecera del Distrito,
haciendo que se conozcan bien entre sí, se formen corrientes de
mutua simpatía, que acaba por hacer de ellos un grupo fuerte y
compacto, que en algunas ocasiones ha desafiado hasta al poder
público y que en la mayoría de los casos sirve para acometer en
conjunto los diversos y diarios problemas sociales que se les
presentan.
Los esporádicos problemas que por jurisdicciones o tierras surgen
entre ellos no son suficientes para quebrantar la unidad de que se
enorgullecen. A orgullo tienen que entre ellos surgiera en el siglo
pasado un hombre de la talla de Benito Juárez, lo que hace que en su
vida pública imperen las doctrinas liberales en toda su pureza; la
elección de sus autoridades municipales en tiempos de paz y las
militares en el de guerra son la expresión fiel de una democracia
auténtica, entre la que no es una novedad el voto femenino.
Así es, en términos generales, el conglomerado social del que nos
vamos a ocupar en los capítulos siguientes.

27
LA SIERRA JUÁREZ

2. Orografía
Principales cordilleras
El sistema montañoso de la región es una mínima parte de la gran
cordillera nacional conocida con el nombre de Sierra Madre Oriental,
que teóricamente se desprende del gran núcleo conocido con el
nombre de Zempoaltépetl.
Entra al Distrito por la parte sur y es prolongación de las montañas
de las Albarradas, del Distrito de Tlacolula, al ligarse con la mole de
Cuagimoloyas.
En esta área, en términos generales, adquiere la forma de la letra “J”,
que iniciándose en el extremo norte de la jurisdicción de
Maninaltepec corre al sur en una longitud probable de 80 a 100
kilómetros, casi en línea recta hasta el lugar conocido con el nombre
de La Cumbre de los Arroyos, de la jurisdicción de los pueblos
mancomunados, de donde toma una dirección hacia el oriente, y
formando una comba termina en Plan de Águila, entre las tierras de
Yalina, San Juan Juquila, Yatuni y Xiacuí, con un recorrido
aproximado de 30 a 40 kilómetros; en toda esta extensión, especie
de escuadra, tiene nombres enteramente locales: en el extremo norte
se le llama Monte Flor, después Cerro Nariz, más adelante Cerro
Obispo, luego Las Cruces y posteriormente Mogote Blas, que es un
cono perfecto que se levanta un poco al norte del cerro de San Felipe
del Agua; de este lugar en adelante, y virando ligeramente hacia el
oriente, se le llama Cerro de León, y tomando nueva dirección al sur
se le denomina Cuagimoloyas, Las Calaveras; continuando en la
misma ruta llega hasta Cruz de Milagro, y dando vuelta hacia el norte
se encuentra el Shia-Caba, el Pelado de Yatuni, para dar vuelta
nuevamente hacia el oriente y acabar como la cabeza de un martillo
en Plan de Águila, una de cuyas cabezas va a morir cerca de Yalina y
la otra en los riscos de Siete Cabezas, frente sur de San Juan Juquila.
Un segundo sistema montañoso, que por sus direcciones pudiera
formar la letra “U”, algo irregular, se levantan hacia el oriente de la
anterior y es de menores proporciones.

28
LA SIERRA JUÁREZ

Los dos ramales principales tienen una dirección general paralela de


norte a sur y las distinguiremos por su colocación.
La que ocupa la parte central del Distrito nace en la Cumbre de
Cuasimulco o Cerro Zacate, de la jurisdicción de Temextitlán, y en
casi línea recta se dirige al sur hasta llegar a las eminencias de los
Naguetzi, pasando por las de Cerros de Humo, de Macuiltianguis, y
Ruvella, de Atepec.
Partiendo del Naguetzi y virando un poco hacia el oriente pasa por
los Pozuelos, el Pelado y el Malacate, de Capulalpan, yendo a morir
en Las Cruces, inmediata a la Cueva de Cervantes en el camino de
Nolasco a Talea.
La tercera cordillera es la que partiendo de Cerro Cielo, de las
jurisdicciones de Ozumacín y Yagalasi, corre directamente hacia el
sur hasta encontrarse con la anterior en el punto de los Pozuelos.
A esta cordillera se le dan diversos nombres, como Xiaaravia (cerro
donde entra la neblina), Balconcillo, Ranita, montaña más conocida
con el nombre de El Rincón.
Todo el sistema montañoso se alza a una altura media de 2,900
metros sobre el nivel del mar, a excepción del Cuagimoloyas, que
tiene 3,100.
Como algo extraordinario, cerca de este lugar se levanta una
eminencia más, poco visitada, que en zapoteco llaman Shia-Tini, o
sea Cerro del Roso, que posiblemente llegue a 3,200 metros, y donde,
según informan, está una pequeña columna que sirvió de vértice
cuan- do en 1909 se levantó el plano del Distrito.
Contrafuertes
Del sistema montañoso anotado antes se desprenden numerosos
contrafuertes; por ambos lados de sus direcciones hay algunos tan
elevados como los del sistema principal, que iremos detallando.
Entre los primeros contamos el nudo montañoso de Abejones,
verdadero laberinto de cumbres, capaces de hacer perderse entre

29
LA SIERRA JUÁREZ

sus selvas al más perito de los guardamontes que los recorren, y que
se extiende en dirección oriente para dar lugar a una enorme
barranca, en cuyo fondo corren las aguas de Río Grande.
El Cerro de Santa Ana Yareni que, con la misma altura que la Sierra
Principal, se desprende a unos cuantos kilómetros al sur del pueblo
de Aloapan, y dirigiéndose hacia el oriente como a unos 8 kilómetros
se interrumpe con la misma brusquedad que el anterior para dar
paso a las propias aguas de Río Grande.
Otro contrafuerte de importancia es el que desprendiéndose de un
lugar a pocos kilómetros al norte del Mogote Blas y con una
dirección noreste, al principio baja lentamente, después lo recorre en
forma de lomeríos, para que, como los anteriores, se interrumpa
bruscamente y dé paso a las aguas del río Teococuilco, que corre
entre unos acantilados de más de 200 metros de altura, accidente
geográfico que podríamos llamar el contrafuerte de Nexicho y San
Miguel del Río, con un recorrido probable de 35 kilómetros.
A continuación se puede localizar el que se desprende en la Cumbre
del Estudiante y viene a morir en la eminencia llamada Larompa, al
frente y al norte de Xía; sobre esa montaña, en su mayor parte, está
trazado el camino nacional Oaxaca-Ixtlán.
El siguiente podría ser localizar desde el pueblo Benito Juárez, de
Cuagimoloyas, y que en línea recta de sur a norte llega a morir en la
Planta Eléctrica de Lacheni, pasando por lo que ahora son los
ranchos de San Lucas, Latuvi, Santa Rosa, Santa Martha, Las
Canteras, Taguba y el Cerro de Xía.
El séptimo es el que desprendiéndose desde la cumbre de
Cuagimoloyas y siguiendo igual dirección que el anterior, y después
de un recorrido de 28 kilómetros, podríamos decir que se achata
bruscamente para formar en sus faldas el sitio donde están
asentados los pueblos de Lachatao y Amatlán. Una última cola de
estos cerros podríamos asegurar que viene a morir abajo del
panteón de Chicomezúchil, en las mismas orillas de Río Grande, y
que pasa por las pertenencias de las minas de La Valenciana. Este

30
LA SIERRA JUÁREZ

accidente geográfico carece de nombre propio, pero le llamaremos


Camino Nacional a Cuagimoloyas.
El octavo contrafuerte es el que desprendiéndose del Pelado Yatuni,
en una dirección general oriente-poniente, baja hasta la confluencia
de los ríos Yavesía-Natividad, cercano al punto geográfico La
Voladora, de una longitud probable de 15 kilómetros, a cuyas faldas
están colocados los pueblos de Trinidad Ixtlán, Rabeche, Xiacuí y el
antiguo Mineral de San Antonio.
La montaña, en su segunda mitad hacia el poniente, se compone de
rocas de la edad primaria, por la cantidad de afloraciones de meta-
les de oro y plata descubiertos y trabajados. En una eminencia de
ésta se abre la boca de la mina La Cagona.
Inmediata a Trinidad Ixtlán se levanta una eminencia en forma de
cono, al que llaman El Catrín, que en la época de los temporales la
mayor parte del tiempo está cubierta de nieblas, y más abajo quedan
los acantilados de la Piedra del Letrero.
Los contrafuertes del segundo sistema montañoso o los de la Sierra
Central, estribaciones que, con una dirección general oriente-
poniente, van a morir en las márgenes del mismo Río Grande.
Localizándolas de sur a norte, tenemos en primer lugar el que
llamaríamos de Capulalpan, que desprendiéndose de la cumbre del
Malacate baja directamente, siguiendo una línea noroeste-sureste,
para morir en las confluencias de los Ríos Natividad y de los molinos
de Capulalpan o Rulaa, en cuyo tercer tercio se extiende formando
un semiplano, donde está colocada esta villa. Su longitud puede ser
de unos 15 kilómetros.
Los contrafuertes de la jurisdicción de Ixtlán están descritos antes.
Del punto geográfico los Naguetzise desprende uno más, que se
subdivide en tres ramales, el primero de los cuales muere entre la
desembocadura del río de las Codornices, junto al puente de hierro
de Río Grande y el Shoo-Titznaa o Río Seco. El segundo termina entre
esta desembocadura y el río de Jaltianguis, en dirección al camino de

31
LA SIERRA JUÁREZ

Teococuilco, y entre cuyas faldas está asentado el mismo pueblo de


Jaltianguis. El último ramal también acaba entre esta
desembocadura, donde entregan sus aguas el río Atepec y La Pinda, y
en cuya falda poniente está asentado el pueblo de Analco. Este
accidente geográfico tiene varios nombres, que no podríamos
resumirlo en uno solo.
El siguiente contrafuerte es el que desprendiéndose de la eminencia
Cerro del Trueno o del Venado, al norte de Atepec, y con una
dirección de sureste-noreste, muere en Río Grande, inmediatamente
a la desembocadura del río Macuiltianguis. En la última parte de esta
cordillera se levanta el punto geográfico la Chuparrosa, interesante
eminencia para otros estudios, inmediato al pueblo de Luvina.
El siguiente es el que desprendiéndose del cerro de Humo Gran- de,
de la jurisdicción de Macuiltianguis, y con una dirección oriente-
poniente, en la primera parte de su recorrido se mantiene a buena
altura, para bajar bruscamente entre los pueblos de Macuiltianguis y
Comaltepec, terminando a las orillas de Río Grande en una serie de
acantilados rojos.
De la cumbre del cerro Zacate o Cuasimulco se desprende el
penúltimo contrafuerte, que con la misma dirección que el anterior y
bastante delgado remata en enhiestos picos, baja lentamente hasta
morir en Río Grande, frente al pueblo de Maninaltepec, en cuya
última parte se ven unos enormes acantilados de roca roja, que por
sus caprichosas formas se les llama El Convento. A sus faldas están
situados los pueblos chinantecos de Temextitlán, Yolox, Tectitlán,
Quiotepec, Totomoxtla y Nieves.
El último contrafuerte es seguramente el que desprendiéndose del
punto geográfico Dos Cabezas, de la jurisdicción de Yolox, y con una
dirección general de noreste-suroeste, en su medio recorrido se
mantiene a gran altura, montaña que en la región se le llama del
Camino de Tepetotutla, pueblo de la jurisdicción de Tuxtepec, para
después hacer un rápido descenso hasta caer en Río Grande, en
cuyas faldas del poniente se encuentran los poblados de San Martín

32
LA SIERRA JUÁREZ

Buenavista y despoblado de San Mateo; en la falda sur está colocado


el pueblo de San Francisco Las Llagas, hoy Reforma.
Entre los contrafuertes que parten del mismo sistema y van hacia el
oriente o a la región de Villa Alta anotaremos en primer lugar el que
desprendiéndose del punto de Plan de Águila y con una dirección de
norte a sur baja hasta las márgenes del río Zoochila, entre cuyas
faldas están situados los pueblos de Laxopa, Yahuío y Guiloxi, y un
poco más arriba el antiguo sitio de Betaylaga. El otro es una pequeña
cordillera que al final forma el cerro de La Maceta frente al pueblo de
San Juan Juquila.
El que sigue es el que desprendiéndose del Malacate o Pelado de
Capulalpan, hacia el oriente y después al norte, va a morir en la
confluencia de los ríos de El Rincón y Tanetze, frente a Yagavila,
entre cuyas faldas están colocados los pueblos de Yotao y
Cacalotepec.
El contrafuerte de mayor importancia que se ve en la cordillera es el
de los Pozuelos-Cerro Cielo, jurisdicción de Ixtlán y Ozumacín, que
muere en los llanos de este nombre, en el punto Shia-ravia; se
desprende de un ramal con una dirección suroeste-noreste y va a
morir en las márgenes de la confluencia de los ríos Villa Alta y
Rincón, en el importante punto geográfico llamado La Colmena,
cerro conocido con el nombre de El Machín, y en cuyas faldas están
situados los pueblos de Tiltepec y Josaa. Dentro del área de la cuenca
del río Soyolapan sabemos que a la altura del cerro de Humo Chico,
de Macuiltianguis, y con una dirección suroeste-noreste, corre una
cordillera corta que muere frente a los ranchos Mujui, de Comaltepc,
y Landú, de Ixtlán, a orillas del río Soyolapan, donde se levanta una
gran eminencia, con una altura igual o superior a las de todo el
sistema, y que llaman Cerro del Relámpago, porque siempre está
rodeado de nubes y en determinada época del año se observan
continuas descargas eléctricas, las cuales dan el nombre al cerro.
La última que conocemos es la que desprendiéndose del Cerro
Zacate O Cuasimulco va en dirección al Valle Nacional, sobre cuya

33
LA SIERRA JUÁREZ

cordillera está trazado el antiguo camino nacional Ixtlán Tuxtepec, el


cual puede tener alrededor de 40 kilómetros de longitud.
A lo anterior hay que agregar numerosos accidentes de esta clase
que, desprendiéndose de la Sierra Principal o de los contrafuertes,
toman distintas direcciones, que dan lugar a millares de cañaditas,
donde se forman los pequeños arroyos y hacen que el suelo sea en
extremo fragoso, con nombres enteramente locales y difíciles de
inventariar.

3. Hidrografía
Las aguas pluviales del Distrito tienen dos direcciones
fundamentales: las que van hacia el Océano Pacífico y las que se
vierten en el Golfo de México. Entre una y otra área hay una gran
diferencia.
La extensión del área de las aguas que se recogen y van hacia el
Océano es bastante reducida, calculándose en un 10 %.
Esas aguas van a alimentar a los ríos Atoyac y Tlacolula; las primeras
en las tierras del distrito de Etla y las otras en el ya expresado
Tlacolula.
Se recogen de las pendientes poniente y sur de la cordillera de
Marcos Pérez y Cuagimoloyas.
Como principales arroyos se anotan los que se forman al lado de las
montañas de Aloapan y Teococuilco, que forman el arroyo de San
Juan, del Estado del distrito de Etla. Otros dos arroyos se forman a
ambos lados del contrafuerte del Cacalote, del Municipio de
Teococuilco, y van a reforzar la corriente del Atoyac.
Se forma más al sur de los anteriores otro, en la misma jurisdicción y
cerca del valle, que se le denomina Fábrica de San José de Vista
Hermosa. De los que van a reforzar el río de Tlacolula anotamos en
primer término el Arroyo del Estudiante.

34
LA SIERRA JUÁREZ

El segundo es el conocido con el nombre de Los Arroyos, que se


forma de las numerosas pequeñas vertientes occidentales de
Cuagimoloyas, y que pasando por la antigua hacienda de Aranjuez
suma su líquido al de Tlacolula cerca de Santa María del Tule.
El tercero es el que tiene su nacimiento en las faldas del suroeste de
Cuagimoloyas y va a formar el río Teotitlán del Valle; de esto sólo
son unos insignificantes hilos de agua los que nacen en terreno de los
pueblos mancomunados. De las corrientes que van a descargar al
Golfo tenemos que hacer nueva subdivisión:
Vertientes que van a ser afluentes del río Cajonos o Villa Alta, y que
en el estado de Veracruz se llama Tesechoacan, y las que forman el
Río Grande o de Alvarado, que, como sabemos, son la cuenca alta del
Papaloapan, aunque verdad es que se unen ya para formar la bahía
de Alvarado.
Las primeras aguas que toman esa dirección son unas que nacen en
el mismo Cuagimoloyas, en un lugar llamado la Ciénega de Nevería y
que con una dirección al sur van a formar el río Xagacia, del Distrito
de Villa Alta. Las segundas son las que forman la cuenca de Río Gran-
de, en Laxopa, que entregan sus aguas al río Cajonos, frente a Yalalag.
La tercera corriente es la que se forma en las jurisdicciones de Yotao
y Cacalotepec, que la lleva al río Tanetze, la que después des- carga la
corriente principal del río Rincón, que a su vez la entrega al Cajonos
o Villa Alta en La Colmena.
El área de estas aguas la podemos calcular en un 30 % del suelo del
Distrito y el 70 % que queda corresponde a la cuenca del
Papaloapan.
Para mejor comprender el curso de ellas, se impone una subdivisión
más: las que forman la particular cuenca del Río Grande o de
Alvarado, que después penetra en el distrito de Cuicatlán para unir-
se con el Salado y virar a continuación hacia oriente hasta penetrar
en el distrito de Tuxtepec, y las que bajan directamente de las
estribaciones norte del sistema montañoso del distrito y forman el
río San Cristóbal en los Bajos de Tuxtepec, pero que son las

35
LA SIERRA JUÁREZ

corrientes de los ríos de Santa Teresa y Soyolapan, que al unirse en


Valle Nacional llevan este nombre.
Nos ocuparemos de inmediato de estas últimas corrientes.
La subcuenca más grande es la de las aguas que tienen su origen en
Los Pozuelos, insignificantes veneros que apenas si son suficientes
para calmar la sed de los viajeros y pequeñas recuas, y que
deslizándose entre las malezas van creciendo lentamente hasta
formar el arroyo llamado en zapoteco Lachiuxia de Ixtlán y
Soyolapan después.
De las montañas de Atepec baja una segunda corriente con el
nombre de Río de la Laguna del Conejo. Más abajo, un arroyo sin
nombre.
De los escurrimientos de los cerros Humo Grande y Chico, de la
jurisdicción de Macuiltianguis, se forma nueva corriente que hace
aumentar las aguas del Lachiuxia, que en este lugar ya se llama
Soyolapan de Comaltepec.
Entre las montañas de la jurisdicción de Comaltepec, y con veneros
que nacen por ambos lados de la cordillera secundaria del Cerro del
Relámpago, se forma una corriente más, que con el nombre de
Soyolapan de Comaltepec nuevamente descarga su líquido en el
principal Soyolapan. Más abajo se forma otra corriente con el
nombre de río de las Truchas, inmediato al Rancho Soyolapan, de
Comaltepec, afluente por el lado poniente.
Por el lado contrario, y con escurrimientos del Cerro Ranita, se forma
un arroyo que llaman de Rodríguez. Más adelante se forma el arroyo
Saramuyo, y poco después baja otro más con el nombre de Arroyo
del Cazador. De la eminencia Shia-ravia se desprenden unas aguas
que integran el arroyo de El Poder. Más abajo se forma otra pequeña
corriente sin nombre todavía. A continuación el ya caudaloso
Soyolapan recibe las aguas del Arroyo Catarata, bien conocido por-
que las aguas hacen un recorrido en dirección opuesta para
vaciarlas.

36
LA SIERRA JUÁREZ

Así formado este río, y con sus broncas aguas, vira hacia poniente
para buscar salida en las tierras planas de Tuxtepec por el rumbo de
Valle Nacional. Esta cuenca, que adquiere la forma de un rectángulo
bastante accidentado, por el hecho de recibir directamente los aires
húmedos del Golfo, tiene cubierto su suelo de una vegetación
exuberante que hace difícil transitarlo. Muy pocas áreas están
cubiertas de cultivos; los incendios no se propagan debido a la
propia humedad, lo que hace del Soyolapan un río de aguas
permanentes y apropiadas para establecer una planta hidroeléctrica.
De las faldas orientales de las eminencias de las Dos y Tres Cabezas,
de la jurisdicción de Yolox, bajan pequeñas corrientes, que cuando ya
tienen alguna importancia forman dos ríos, que se llaman río de
Santa Teresa el uno y de Yetla el otro; con esos nombres, al vaciarse
en el Soyolapan, forman el río Valle Nacional, que después de
recorrer 30 kilómetros y en el punto llamado San Cristóbal, entrega
las aguas al caudaloso Tuxtepec o Papaloapan.
4. Cuenca de Río Grande
La cuenca de este río, que también se ha llamado de Alvarado, en
recuerdo del conquistador Pedro de este apellido, actualmente se le
conoce con el nombre de Alto Papaloapan; como dijimos, puede
incluir el área el 70 por 100 del suelo del distrito, y para estudiarla
tenemos que dividirla en dos secciones.
El área de las primitivas fuentes la localizamos entre las
jurisdicciones de Ixtlán, Capulalpan, Xiacuí, los pueblos
mancomunados e Ixtepeji, o sea en las montañas de Cuagimoloyas y
sus inmediatas, que dan nacimiento a los ríos Codornices, Rulaa o de
los Molinos de Capulalpan; el de la Arena o Natividad, el Betzeni o de
las Salinas de Yatuni, el Shoo-raa o de Yavesía, que es el primero y
nace a 3,067 metros sobre el nivel del mar, inmediato a Las
Calaveras y cercano al Cuagimoloyas; el de los Arroyos o de
Chicomezúchil y el de Guacamaya o Xía, que, como sabemos, llega
hasta la planta eléctrica de Lacheni; son corrientes permanentes,
descritas más detalladamente en los siguientes croquis. En segundo
término tenemos que contar con las corrientes del río Teococuilco, el

37
LA SIERRA JUÁREZ

Shoo-Hue o Aloapan, el del Carrizal, el río Blanco y otro de menor


importancia de la jurisdicción de Maninaltepec, corrientes que
consideramos como verdaderos afluentes, que proceden de los
escurrimientos de la cordillera principal, que estamos denominan-
do Marcos Pérez, y que tienen una dirección general de poniente a
oriente.
Del lado opuesto anotamos las corrientes que se forman en las
montañas de Jaltianguis y Analco, que ya unidas entregan sus aguas
en un lugar del camino nacional, entre Jaltianguis y Teococuilco.
La siguiente corriente es la que se forma entre las montañas de
Analco y Atepec, la que al unirse en la parte baja de estos pueblos se
le llama en zapoteco Shoo-lapinda. Sigue otra corriente que se forma
entre las jurisdicciones de Atepec, Luvina y Macuiltianguis, producto
de tres corrientes distintas, que al unirse un poco al norte de la
Chuparrosa entrega sus aguas al Río Grande con el nombre de río
Culebra.
El otro es el río Comal, que entrega sus aguas al Río Grande en el
lugar llamado Hamaca de Yolox, y que tiene su nacimiento en las
montañas de Comaltepec, Yolox, Tectitlán. La mayor corriente es la
que se forma de los escurrimientos del Cerro de Humo.
La siguiente se forma entre las jurisdicciones de Totomoxtla, Nieves
y San Francisco las Llagas, y que nace de los escurrimientos de las
montañas de Dos Cabezas y Cerro Zacate, bajando tempestuoso para
vaciarse en un lugar casi frente al pueblo de Maninaltepec.
La última, formándose las estribaciones de la montaña y Tepetotutla,
y atravesando las jurisdicciones de San Martín y despoblado de San
Mateo, con el nombre de río Costoche, entrega su líquido unos
kilómetros más al norte de Maninaltepec, limitando su curso los
distritos de Ixtlán y Cuicatlán.
Estas corrientes se forman de una multitud de arroyos de
variadísimos nombres, que es difícil consignarlos en un escrito de
esta índole.

38
LA SIERRA JUÁREZ

39
LA SIERRA JUÁREZ

40
LA SIERRA JUÁREZ

41
LA SIERRA JUÁREZ

42
LA SIERRA JUÁREZ

43
LA SIERRA JUÁREZ

44
LA SIERRA JUÁREZ

45
LA SIERRA JUÁREZ

46
LA SIERRA JUÁREZ

47
LA SIERRA JUÁREZ

48
LA SIERRA JUÁREZ

49
LA SIERRA JUÁREZ

50
LA SIERRA JUÁREZ

51
LA SIERRA JUÁREZ

52
LA SIERRA JUÁREZ

53
LA SIERRA JUÁREZ

5. Las perturbaciones ciclónicas en la región


1775
Recordamos que el gobierno colonial durante el último cuarto del
siglo XVIII, por conducto de los párrocos de la Nueva España, mandó
levantar informaciones de cada curato sobre datos geográficos,
sociales, económicos, de historia natural, minería, metalurgia,
petrificaciones y testáceos.
De estos escritos rendidos por los encargados de los curatos de
Chicomezúchil, Tentze y Tabaa sabemos lo siguiente:
Que por la cantidad de agua que bajó de los ríos de Solaga y Santa
Gertrudis de Talea las minas se anegaron, fueron arrasadas las
haciendas de beneficio y en general todas sus instalaciones e hizo
que los trabajos mineros desde entonces se suspendieran. Las
pérdidas resentidas por sus dueños ya no pudieron repararlas.
El de Chicomezúchil dijo que por el volumen de agua que bajó de Río
Grande se desmoronaron grandes porciones de cerros y se taparon
los caminos. Hasta aquí la información oficial del fenómeno ocurrido
en el año de 1775, que suponemos fue también en el otoño.
Las observaciones minuciosas hechas en esta región nos dicen que
posiblemente de esta época daten las barrancas del Ocote situadas al
oriente de Guelatao, la del poniente de Cuachirindoo, de Ixtlán; la
enorme del cerro de Lacheni, en Xía, y la de menores proporciones
de las márgenes del mismo río en las jurisdicciones de Ixtepeji y
Jaltianguis.
Creemos que fue la última calamidad de esta naturaleza, porque en
las márgenes inmediatas al Shoo-tila de nuevo se habían formado
bosques de huizache y guaje negro, que sabemos son de duración
centenaria, de tallos bastante gruesos, que con las aguas de 1944 ce-
dieron a la fuerza del torrente y desaparecieron por completo.
También éstas se llevaron en esta ocasión unos antiguos hornos de
cal de Chicomezúchil, que seguramente databan desde la erección
del templo.

54
LA SIERRA JUÁREZ

1944
Las lluvias en la ciudad de Oaxaca empezaron la noche del 20 de
septiembre, sin que a nadie le causaran novedad, puesto que
estábamos en la época de temporal. Estas continuaron con algunos
intervalos los siguientes días 21, 22 y 23.
Sólo en este último día llegó la noticia de que las tortilleras de San
Felipe del Agua no podían pasar el arroyo de Jalatlaco para llegar
directamente a Xochimilco, teniendo que regresar para entrar por el
puente.
Casualmente pasaba yo por la calle donde está situada la oficina
telegráfica de la ciudad, y extrañando el silencio que en ella reinaba,
indagué la causa y se me dijo que era por el temporal. La mayor
parte de las líneas telegráficas del Estado estaban caídas.
Al día siguiente la prensa local anunciaba la caída de los puentes
ferrocarrileros de Tehuantepec y Tomellín y la posible anulación del
tráfico con la ciudad de Puebla.
Cuando me disponía a regresar a Ixtlán, me encontré con la nueva de
que el servicio de camiones se había suspendido, porque los
autobuses, sin poder cruzar el puente de Río Grande, se habían que-
dado más allá de éste, sin poderse precisar la fecha de la reanudación
del tráfico.
Pasaron dos días para saber que el único camino transitable estaba
rodeando por Chicomezúchil, y todavía con algún riesgo por el
peligro que ofrecía el puente de Shoo-tila.
El 2 de octubre logré salir en cabalgadura, llegando sólo hasta El
Punto. Los derrumbes desde el Estudiante dificultaron sobremanera
el tránsito de las bestias.
Al día siguiente vi los perjuicios que las aguas del arroyo de
Chicomezúchil habían causado en el puente; en una de sus cabezas
era tan estrecho, que apenas daba paso a la bestia.

55
LA SIERRA JUÁREZ

Al llegar a las orillas de Shoo-tila observé que la creciente había


alcanzado una altura de cinco metros en una extensión de cuarenta.
Las aguas habían arrasado cuanto encontraron a su paso y se había
desviado el curso de la corriente principal.
Me arriesgué a pasar el tembloroso puente, porque vi huellas de
haber sido abordado por otros jinetes; en el extremo opuesto
encontré unas maderas a guisa de puente provisional colocadas
recientemente.
Al llegar a la Cabecera se me informó de lo siguiente:
Casi todos los pueblos del camino nacional que conduce hasta Yolox
estaban aislados de la cabecera; de Luvina en adelante era lo más
grave; el de Macuiltianguis estaba perfectamente bloqueado.
En iguales circunstancias estaban los de la región de El Rincón; el
puente de Tapanzacoalco había desaparecido; los habitantes de más
allá, para llegar a la cabecera, estaban regresando hasta Yagila para
tomar el camino del cerro.
Los del lado poniente de Río Grande estaban también aislados; el
curso de las aguas había cambiado y los pasos desaparecido.
De la Región de Laxopa no se tenían informes; sólo se sabía que el
puente inaugurado en julio último había desaparecido.
El pueblo de Yavesía había sido invadido por las aguas de su propio
río, arrasando casas, animales, cosechas, árboles frutales y cuatro de
sus puentes de calicanto. Los habitantes, divididos en dos grupos,
unos a campo traviesa, podrían llegar a Lachatao y los otros a Yatuni,
en demanda de auxilios; estaban amenazados de quedarse sin
alimentos.
Del Mineral de Natividad se decía que los trabajos estaban sus-
pendidos, así como la última raya; que las aguas del arroyo cercano a
“Dios Guía” habían crecido tanto, que saliéndose de su lecho
invadieron el patio de la hacienda, después de penetrar por alguna
de sus oficinas, destruyendo cuanto encontraron a su paso, inclusive

56
LA SIERRA JUÁREZ

algunas máquinas de escribir, y entrando gran cantidad al fondo de


la mina, por lo que ésta estaba inundada.
Las del río principal se habían llevado la enorme cantidad de jales
acumuladas en el transcurso de varios lustros, carcomiendo gran
parte del patio. Caídos los postes de transmisión eléctrica, destruidas
las tomas de agua y por consiguiente paralizada la planta generadora
y la propia hacienda de beneficio, la población parecía un panteón,
según frase gráfica.
Que el último domingo no hubo transacciones en el mercado porque
no llegaron vendedores, especialmente de los del valle, que traían el
maíz de consumo semanal, y que los obreros empezaban a
desbordarse a los pueblos cercanos en busca de maíz, frijoles, carne
y demás artículos de consumo inmediato.
El comercio de la cabecera estaba vendiendo en grandes cantidades
sal, dulce, cerillos y harina, y que de persistir la demanda muy pronto
se acabarían las existencias.
Ante este cuadro desolador sólo medidas extra urgentes podían
salvar la situación.
El presidente municipal de la cabecera, en su posición de secretario
general de la Unión Fraternal de Ayuntamientos del Distrito, hizo
una llamada urgente a los de los demás pueblos y acudieron rápida-
mente los que pudieron hacerlo.
Se trató al detalle la situación imperante, de las funestas
consecuencias que podrían presentarse de no tomar las medidas
para contener la crisis y de lo que podría obtenerse si al unísono se
ponían a trabajar bajo un solo programa, puesto que la salvación
estaba en sus propias manos.
Todos comprendieron el peligro y asintieron de buena gana en
aceptar el programa que se les presentara, que desde luego se dio a
conocer, y que consistía en:

57
LA SIERRA JUÁREZ

1. Los habitantes de Ixtepeji, con el auxilio de los otros pueblos


inmediatos, eran los indicados para remover los escombros del
camino nacional a Oaxaca, desde Xía hasta El Estudiante.
2. Los de Chicomezúchil, desde Río Grande hasta Xía.
3. Los de los pueblos de El Rincón, desde Río Grande a Ixtlán.
4. Los de Ixtlán, hasta Capulalpan.
5. Los de Capulalpan, hasta Natividad.
6. La Empresa de Natividad, por medios mecánicos a su alcance,
proporcionaría la forma de hacer pasar toda la mercancía de un
lado a otro de Río Grande.
7. Auxiliar a la Comisión Federal de Electricidad para limpiar los
alrededores de la planta, la zanja y el restablecimiento de sus
máquinas para ponerla en servicio.
8. Invitar u obligar al comercio de la región y arrieros para que se
dispusieran a introducir víveres y demás artículos de consumo
inmediato de la capital a los pueblos más necesitados, pero con
especialidad al Mineral.
9. Los pueblos de las cercanías al paso de Río Grande debían hacer
las faenas conducentes a distribuir las corrientes de aguas con el
propósito de facilitar el paso de los camiones.
10. Cada pueblo debía improvisar de inmediato puentes sobre sus
arroyos, con el propósito de salir del bloqueo en que se hallaban.
11. Que todas las autoridades deberían ejercer una estrecha
vigilancia sobre el comercio regional para evitar el alza
inmoderada de los artículos de primera necesidad.
12. Integrar una comisión que debería presentarse ante el
gobierno del Estado a solicitar auxilios destinados a las familias
damnificadas de Yavesía y Macuiltianguis, que eran los más
afectados.

58
LA SIERRA JUÁREZ

13. Por último, con auxilio del Magisterio de la zona, levantar un


inventario clasificado y valorizado de las pérdidas sufridas, para
hacer después la concentración y dar a conocer su volumen.
Preguntados si eran suficientes las medidas propuestas o faltaban
algunas otras, contestaron que eran suficientes.
Interrogados sobre si aceptaban desempeñar las labores señaladas
con el apremio que la situación exigía, contestaron aceptando. En
esta ocasión se prescindió de levantar el acta de rigor para que
pronto volvieran a sus comunidades a organizar los trabajos.
Al día siguiente empezaron a moverse grupos de trabajadores en el
desempeño de su cometido con sus autoridades a la cabeza; el de
Capulalpan puso en esta ocasión la muestra con sus doscientos doce
hombres metidos entre las frías aguas de Río Grande removiendo
piedras para canalizar la corriente. Antes de una semana la situación
se había normalizado.
De la información parcial recogida se presentan en seguida los
siguientes datos:
Puentes destruidos
1. El de Laxopa sobre el río y en dirección a Cuagimoloyas,
inaugurado el 11 de julio del mismo año, trabajado en todo el
semestre, cuya construcción había costado mil pesos, y de los
que todavía se debían doscientos.
2. El puentecito de calicanto entre Trinidad y Yatuni, inutilizado
porque la corriente abrió nuevo cauce.
3. El de Xiacuí a Nolasco, de calicanto, con pocos años de uso; no
quedó ni huella de su existencia.
4. Cuatro de calicanto de Yavesía; uno quedó enterrado entre los
guijarros, otro inutilizado por el cambio de curso de las aguas y
dos completamente arrasados.
5. El de Cinco Señores, carcomido en uno de sus extremos.

59
LA SIERRA JUÁREZ

6. El del Socorro, en iguales condiciones que el anterior.


7. El de madera del paso La Providencia, también arrasado.
8. El de Chicomezúchil, carcomido en una cabeza.
9. El que comunica a este mismo pueblo con el puente de Río
Grande, inutilizado por haber cambiado el curso de la
corriente.
10. El de calicanto sobre el río Guayaba, entre Comaltepec y Yolox;
carcomido en sus bases, se hundió.
11. El de Yolox, recientemente construido, también fue arrasado.
12. Del de Macuiltianguis, en la parte baja del Cuasimulquito, que
era de madera sólida, no quedó huella.
13. El de calicanto de Luvina, con sus diez años de uso; sólo queda-
ron huellas.
14. El de calicanto colocado entre Atepec y Analco fue carcomido
de una cabecera.
15. Del de Tepanzacoalco, de calicanto, no quedaron ni las huellas
de su existencia.
16. El pequeño de calicanto situado debajo de Guelatao quedó tan
lesionado que hubo necesidad de inutilizarlo para colocar uno
de madera prontamente.
17. Todos los de madera labrada y rollizos desaparecieron.
18. Del de calicanto sobre Río Grande, obra del periodo de
gobierno del licenciado Benito Juárez, únicamente quedaron las
huellas donde se levantaron las pilastras.
19. El de hierro, inutilizado, porque la corriente abrió nuevo cauce.
20. El de dos arcos de Shoo-tila, carcomido en un extremo y
derribada la pasamanería. El agua rebasó el piso y estuvo a
punto de ceder a la fuerza de la corriente; se salvó
milagrosamente.

60
LA SIERRA JUÁREZ

21. La plantita eléctrica de Yolox y el molino de nixtamal, colocados


a orillas del arroyo, se los llevó la corriente.
22. La también planta chica de beneficio de metales del señor
Ubaldo Vázquez, de Amatlán, arrasada, y la mina inundada,
destruidas las arrastras y aniquilado el negocio.
23. La Planta Eléctrica de la Comisión Federal de Electricidad de
Lacheni se salvó por la oportuna ayuda de un contingente de
hombres de Ixtlán, que lograron levantar las máquinas y
ponerlas en lugar seguro, no sin que ellos quedaran aislados, y
que para volver al pueblo tuvieron que dar un rodeo por
Natividad que duró hasta el tercer día. Comieron gracias a la
generosidad de los pueblos del tránsito.
24. Las pérdidas que reportó la empresa minera de Natividad no se
conocieron; pero de seguro fueron cuantiosas porque la
obligaron a suspender la producción por varias semanas
entretanto se hacían los desagües de las labores y demás
reparaciones indispensables. Los obreros tuvieron que
brindarle algunos días de trabajo sin sueldo.
25. Los terrenos de cultivo con plantas para recoger cosechas que
estaban en las laderas y miraban hacia el poniente fueron
aniquilados en su totalidad. Los que estaban en las márgenes
de Río Grande, de las jurisdicciones de Chicomezúchil, Ixtlán,
Ixtepeji, Jaltianguis y Maninaltepec fueron invadidos por las
corrientes, arrasadas las cosechas, lavada la tierra arable,
dejando en su lugar acumulaciones de areniscas gruesas y
delgadas; su extensión sumó algunas hectáreas.
26. Muchos kilómetros de caminos en todas direcciones, que para
hacerlos transitables demandaron fuertes trabajos.
27. Más de cincuenta cabezas de ganado vacuno y caballar
arrasadas por la impetuosa agua de ríos y arroyos.
28. Gran número de árboles frutales en plena producción, de
Yavesía, Macuiltianguis y los cañaverales de Maninaltepec.

61
LA SIERRA JUÁREZ

29. Las tomas y zanjas de los riegos, de las que movían las
arrastras, y los molinos de trigo, como el de la familia Luna, de
Capulalpan, Fueron destruidos completamente.
30. Los postes de transmisiones de la Planta de Lacheni y
Natividad se vinieron al suelo; en las cercanías de Yavesía,
largos tramos de alambre de cobre quedaron enterrados entre
los pedruscos que arrastró la corriente.
31. Cercas de piedra entre calles y caminos se vinieron abajo
cuando las aguas les minaron sus bases.
32. Cinco personas murieron arrastradas por la corriente de las
aguas de Río Grande y los arroyos, una de Macuiltianguis, dos
de Abejones y dos cuerpos más encontrados en las márgenes
del río, fueron denunciados los cuerpos por los zopilotes y
enterrados después.
La relación siguiente valoriza el número de pérdidas sufridas, entre
las que faltan datos de muchos pueblos.
El puente de hierro de Río Grande quedó inutilizado, hasta que con
los trabajos se consiguió que la corriente volviera a su antiguo cauce
y pudo emplearse de nuevo.
Desgraciadamente, en el mismo mes del siguiente año de 1945 se
repitió el ciclón, y si ya no se resintieron pérdidas se debió a que los
cauces estaban limpios y las aguas corrieron sin dificultades.

62
LA SIERRA JUÁREZ

Unión Fraternal de Ayuntamientos del Distrito de Ixtlán de


Juárez, Oaxaca.
Relación clasificada de pérdidas materiales ocasionadas por el ciclón
durante los días 21, 22 y 23 de septiembre próximo pasado en los
pueblos del Distrito.
MUEBLES,
TERRENOS COSECHAS Y BIENES
PUEBLOS ÚTILES Y TOTALES
INUTILIZADOS GANADO NACIONALES
EDIFICIOS
Ixtlán 18,750.00 16,332.00 200.00 6,300.00 41,582.00
Analco 1,650.00 1,500.00 5,200.00 1,000.00 9,650.00
Atepec 12,000.00 400.00 2,000.00 14,400.00
Chicoc. 20,500.00 15,262.00 31,600.00 67,362.00
Guelatao 1,700.00 1,125.00 2,970.00 5,795.00
Jaltianguis 7,000.00 863.00 3,000.00 10,863.00
Ixtepeji 2,400.00 4,980.00 2,850.00 10,230.00
Macuilt 52,500.00 14,940.00 2,300.00 3,312.00 73,052.00
M.Río 1,850.00 500.00 2,350.00
El Punto 750.00 545.00 1,295.00
Totomox 1,500.00 1,200.00 4,000.00 6,700.00
Yahuiche 1,260.00 960.00 2,220.00
R. Llagas 200.00 250.00 700.00 10.00 1,160.00
Xiacui 10,000.00 1,575.00 123,000.0 7,700.00 142,275.00
0
Aloapan 1,500.00 2,835.00 66,000.00 10,995.00
Zooquiap 150.00 1,200.00 250.00 2,000.00 3,600.00
Comalt 2,810.00 13,975.00 1,985.00 18,770.00
Rabetze 6,200.00 780.00 426.00 450.00 7,856.00
Lachatao 72,000.00 126,435.00 49,900.00 91,100.00 339,435.00
Amatlán 5,700.00 6,875.00 79,700.00 46,100.00 138,375.00
Yavesía 28,998.00 39,785.00 204,342.0 180,000.0 453,125.00
0 0
TOTALES $ 247,568.00 $ 253,667.00 $ 545,853.00 $ 373,042.00 $ 1,361,090.00

Faltan los datos de las siguientes poblaciones: Natividad, Capulalpan,


Laxopa, Yahuío, Guiloxi, Yolox, Quiotepec, Teococuilco, Yareni, Abejones y
diez pueblos chicos más que no los han concentrado. Tampoco van
consignadas las pérdidas que sufrió la Compañía Minera de Natividad y
Anexas, S.A.
Ixtlán de Juárez, Oax. a 4 de octubre de 1944.
Srio. Gral. de la Unión y Presidente Municipal,
Luis G. Ramírez

63
LA SIERRA JUÁREZ

6. La Comisión Geográfico Exploradora


La Secretaría de Fomento en 1908 hizo llegar a Ixtlán tres ingenieros
militares, acompañados de un grupo de ayudantes, arreando bestias
de carga que conducían instrumentos de ingeniería como teodolitos,
estadales, etc.
Se dijo que este grupo de hombres de ciencia venía por órdenes
directas del Presidente de la República, don Porfirio Díaz, a levantar
el plano topográfico del distrito; aquello era un honor inusitado que
recibía la Sierra de su Presidente, porque sólo al distrito de Juquila
se le había concedido igual distinción.
Se instalaron primero en la casa del señor jefe político y después en
locales especiales.
No podemos presentar su organización ni su jefatura; sólo
apuntamos lo que vimos.
De los señores ingenieros militares, el primero era una persona
como de veintiocho años de edad, de cutis blanco, pelo y barba
castaños, ojos azules, protegidos con finos lentes; de talla regular, se
apellidaba Bandala, y decían que era hijo del gobernador de Tabasco.
El segundo, de igual edad, alto, delgado, de facciones cubanas, y le
llamaban Valadez.
El tercero, de la talla del primero, aunque con más sangre mestiza
que criolla, bigote coyuche y ojos verdes; decían que era de padres
oaxaqueños, se apellidaba Ferrer y después supe que se llamaba
Mario.
Establecieron las oficinas e iniciaron sus labores; todo eran viajes a
los pueblos, llevando sus instrumentos, tomando distancias y alturas.
Por fin, dijeron que visitarían las cimas de Cuagimoloyas, Los
Pozuelos y Mogote Blas del Cerro de San Felipe del Agua.
Alguien seguramente sabía de lo que se trataba; el caso es que un
determinado día se nos dijo que viéramos las cumbres de esos cerros
y, efectivamente, como al mediodía, de la cúspide del Cuagimoloyas,

64
LA SIERRA JUÁREZ

Pozuelos y Cerro de San Felipe, dentro de la arboleda, salía una


especie de globo luminoso, que se nos dijo que era un espejo de
cristal que manejaban los ingenieros.
Después dijeron que aquellos señores formaban la Comisión
Geodésica de la Secretaría de Fomento, la cual estudiaba la
verdadera situación de los cerros para después determinar la de los
pueblos.
Entre la servidumbre venía una persona que tocaba con mucha
habilidad el clarinete y que con bonitas piezas norteñas deleitaba a
los habitantes de la cabecera. Decían proceder del estado de
Chihuahua.
Se preguntará la suerte que corrieron los datos levantados por
aquellos hombres de ciencia; contestaré que existen algunos aislados
en los archivos del hoy Departamento de Cartografía de la Secretaría
de Comunicaciones (hasta el año de 1946) y que se han aprovechado
para mejorar los mapas de aquella entidad.
Otros quedaron en los archivos del gobierno del estado, con los que
se confeccionó después un croquis más correcto de la región, que
figuró en las Oficinas del Cuartel General de las Fuerzas Defensoras
del Estado, y que se llevó de Oaxaca a Ixtlán el señor licenciado y
general Guillermo Meixueiro en 1916, debiendo ahora formar parte
del archivo de aquella época.
Las fuerzas constitucionalistas en Oaxaca tuvieron que confeccionar
un mapa de la propia entidad con datos empíricos que
proporcionaron las autoridades municipales, según declaración de
un funcionario de aquel periodo.
Los vecinos de Yavesía y Zooquiapan aseguran que en las cumbres
del Schiac-Tini y Mogote Blas existen unas mojoneras con esta
inscripción: “Comisión Geodésica Nacional, 1909.”

65
LA SIERRA JUÁREZ

CAPÍTULO II. HISTORIA ANTIGUA HASTA 1853

1. Arqueología
Hasta la fecha el Instituto Nacional de Arqueología no ha hecho
llegar su acción a esta zona para controlar los diversos sitios de
interés histórico que guarda la región y evitar así la destrucción que
le ocasionan manos profanas.
Esta región montañosa, que divide a los valles de Tuxtepec y
Veracruz por el norte y los del centro de Oaxaca por el sur, fue
ocupada desde la Antigüedad por familias indígenas de las que no se
tienen noticias, o quizá se trata de los primitivos zapotecas y
chinantecas que llegaron a adquirir o a imitar la cultura de las
naciones de la altiplanicie.
Anotamos lo descubierto hasta la fecha:
1. En los bosques de Monte Negro de Lalana Choapan se habla de
una ciudad-fortaleza sólo visitada por los cazadores.
2. En la región noroeste de las faldas del Monte Bello dicen que se
encuentran restos de una ciudad perdida entre los espesos
bosques.
3. En las márgenes del río Soloyalapan, entre las jurisdicciones de
Ixtlán y Comaltepec, se conservan las huellas de los antiguos
centros poblados de Ladú y Tarabundí.
4. En las orillas del pueblo de Yagila se levanta una eminencia sobre
la que se observa un sitio parecido a Monte Albán, pero de
menores proporciones, y de donde se ha recogido un monolito
labrado que aparece en otras páginas.
5. En el pueblo de Temascaltepec, inmediato a Villa Alta, también
hay restos de una antigua población o centro de adoración en los
que se ha encontrado una piedra grabada de un ídolo semejante
a los hallados en Monte Albán, en el lugar que se ha dado en
llamar la Sala de los Danzantes.

66
LA SIERRA JUÁREZ

6. El de Zoochina, del mismo Distrito de Villa Alta, que parece estar


colocado sobre una ciudad enterrada, lo que se sospecha por las
oquedades que a veces se descubren en los trabajos agrícolas, y
donde se han encontrado algunas piedras labradas, tales como la
que se presenta en el grabado siguiente.

7. En Yavesía, Chicomezúchil, Nexicho y Teococuilco se han


encontrado pisos de argamasa roja, piedras labradas y caras con
la lígula respectiva. Muchos de estos materiales se aprovecharon
en la construcción de los templos cristianos, como se observa en
Chicomezúchil y Nexicho.
8. En la cumbre de Monte Flor, de la jurisdicción de Maninaltepec, y
entre una hondonada en que se levantan caprichosas eminencias,
quedan las huellas de la población que todavía los
maninaltepecanos llaman Mo-Moo, o sea la designación de su
último rey.
9. Como lugares de permanencia temporal, porque no quedan
huellas de las habitaciones populares y sólo los adoratorios,
debemos anotar un sitio sin nombre que está situado en los
bosques y equidistante de las poblaciones de San Miguel del Río,
Zooquiapan, Ixtepeji y Teococuilco.

67
LA SIERRA JUÁREZ

10. La eminencia conocida con el nombre de la Chuparrosa, de la


jurisdicción de Luvina, se ve que fue campamento permanente O
punto de observación porque sólo hay sitio para la residencia de
unos cuantos hombres que tuvieron necesidad de buscar
comodidades, puesto que aún quedan restos de los pisos de
argamasa, las escaleras o gradas y cimientos de sus habitaciones.
11. Sobre el camino, entre las poblaciones de Teococuilco y Aloapan,
se halla un sitio que ahora denominan el Monumento, explana-
da sobre cerros donde se advierten varios patios, uno de los
cuales debe haber sido panteón por la cantidad de osamentas
que en él se encuentran. En un extremo todavía quedan las
paredes de la casa principal con adornos de mezcla del tipo
precortesiano.
12. En la cumbre del Cuachirindoo, de Ixtlán se ven los patios, el
aljibe y las obras de defensa que denotan su carácter de
campamento, en cuyas faldas se han encontrado alguna que otra
secta que nos dice con claridad que a sus alrededores se libraron
combates de tipo antiguo.
13. En algunos pinachos de las cordilleras de Schiaravia o cordillera
de El Rincón se observan algunos taludes o cortes que
demuestran fueron sitios estratégicos en la Antigüedad.
14. Como adoratorios o pirámides, todavía se ven las huellas de
Yamila, Cacalotepec, Yavesía, Nexicho, Atepec y Temascalapa.
15. En los sepulcros descubiertos en Maninaltepec y Atepec se han
encontrado, además de ídolos, algunas esferitas de oro y cacha-
ros.
16. En otros de los de Ixtlán, Teococuilco y Yavesía se han
encontrado, además de cacharros de usos ordinarios, otros que
segura- mente sirvieron para actos de culto.
17. Se sabe con certeza que los ídolos de la región fueron destruidos
en el periodo colonial por los primeros sacerdotes, que no se

68
LA SIERRA JUÁREZ

limitaron a esto, sino que se excedieron en la destrucción de la


documentación, que eran los códices de sus tierras.
No obstante esa circunstancia, aún quedan algunos escondidos en la
espesura de los bosques, entre los acantilados y aún en las casas
particulares, como el Sangule (santo viejo), de Yagavila; los de mejor
calidad han sido vendidos en la ciudad de Oaxaca.
Hace como cuarenta años que el sacerdote Vera y Manzano hizo
bajar de los bosques del mismo Yagavila el ídolo monolítico que
aparece en estas páginas y que se supone que se trata del dios del
Agua.
Como hachas de piedra, todavía se encuentran numerosos
ejemplares de ellos en cada pueblo.
En Atepec se encontró destrozado un pedazo de obsidiana negra que,
según dicen era el espejo de los mandones del pueblo de aquellos
tiempos, y en Cacalotepec aún queda en el patio del templo la piedra
de los sacrificios humanos.
Grabados rupestres
A semejanza de lo que ocurrió en otras partes del mundo, hubo
periodos en que el hombre de estas regiones se dedicó a dejar una
huella de su paso grabando o pintando las piedras, especialmente en
los acantilados.
Presentamos en hoja aparte los encontrados en la Cueva España, de
Macuiltianguis; en los acantilados de Atepec y Luvina, así como los
tres soles en unos peñascos a orilla de Río Grande, de la jurisdicción
de Santa Ana Yareni, y el Sol y la Luna en los acantilados que están a
orillas del río de las Codornices, detrás del Cuachirindoo, de la
jurisdicción de Ixtlán; a un lado del Sol y la Luna se observa una cruz
de cal, pero de reciente pintura, lo que nos hace suponer que el
sacer- dote se valió de este medio para obligar a los idólatras a
prescindir de rendir culto a estas pinturas.

69
LA SIERRA JUÁREZ

Estos dibujos están hechos a base de cal, y el color rojo que siempre
emplearon para dibujar el Sol en una mezcla de agua y cal con tierras
de este color.
Los grabados en piedra sólo se encuentran en la jurisdicción de
Cacalotepec, unos en el centro de la población y otros en el trayecto

70
LA SIERRA JUÁREZ

71
LA SIERRA JUÁREZ

72
LA SIERRA JUÁREZ

de este lugar a Tepanzacoalco y Atepec, lo que se observa en el


grabado que se agrega.

2. Pueblos desaparecidos y los que cambiaron de lugar


Entre los primeros debemos contar los que estuvieron en la
jurisdicción del actual Maninaltepec, como son San Pedro
Xochistepec, San pedro Huichapan, Loma de los Quiotes, Santa
Catarina Maninaltepec y los sitios que ahora se conocen con los
nombres de los despoblados de San Martín y San Mateo. En la
jurisdicción de San Francisco las Llagas, ahora Reforma, el
despoblado de la Magdalena.
En la de Yolox, Santiago Cuasimulco Grande, Cuasimulco Chico, San
Juan Lambaltepec, San Francisco Tamazulapan, San Miguel
Cuapinole y Chichicazapa, desaparecidos en el periodo colonial.
En Comaltepec, el antiguo Soyolapa chinanteco.
En la de Teococuilco, lo que fue Santa Nayes, y que suponemos era
un sitio cercano al actual Santa Ana Yareni; Zozotla y Tonatepec,
cercano a Zooquiapan.
En la de Ixtlán, los antiguos Tarabundí, San Pedro Ladú y el Soyolapa
zapoteco.
En la de los pueblos mancomunados, Santa Rosa, San Lucas y Santa
Martha.
En la de Yahuío, el conocido con el nombre de Yahuío Viejo. No se ha
localizado el lugar en que estuvo el antiguo Cacalotzinipan.
De los que cambiaron de sitio tenemos en primer término a los
habitantes de San Francisco las Llagas, procedentes del despoblado
de Magdalena.
Los de Nieves vivieron en la antigüedad en la cumbre del Cuasimulco
o Cerro Zacate, y por las constantes nevadas y pérdida de cosechas
se bajaron al actual sitio.

73
LA SIERRA JUÁREZ

El de Macuiltianguis, seguramente cuando se llamaba Macuiltenango,


vivió en un sitio más arriba del actual.
Los de Luvina recuerdan haber vivido en la orilla oriente de Río
Grande, al pie de la Chuparrosa, que ahora ocupan rancheros de
Comaltepec y Analco.
Los de Abejones recuerdan que en la antigüedad vivieron en las
cumbres, al poniente de sus montañas actuales.
Los de Aloapan se cambiaron al actual sitio por el año de 1753, como
veremos después.
Los de Zooquiapan dicen haber vivido al pie de la enorme mole de
piedra que se levanta al poniente del actual sitio.
Los de Jaltianguis informan que en la antigüedad vivieron al pie de
una eminencia que se levanta sobre el actual camino a Teococuilco,
en un lugar llamado Netzé, donde quedan huellas de su templo, tan-
que de agua y zanja.
La última residencia de los de Guelatao fue el sitio llamado Xagusa, o
sea “bajo la Ciénega”, lugar que ahora queda al norte de Yahuiche,
hacia la falda sur del cerro Zopilote, de Ixtlán.
Los de Chicomezúchil dicen que su última residencia fue sobre los
acantilados situados al sureste de la actual población.
Los de Amatlán dicen que su última residencia fue una loma que
ahora conocen con el nombre de Lastoa.
Los primeros rancheros de Xiacuí ocuparon lo que ahora es un sitio
boscoso llamado Mantecón.
Los de Yavesía informan que el último sitio ocupado es lo que
todavía llaman Yavesía Viejo, sobre el camino de Yatuni.
Los de Laxopa, Guiloxi y Yalina habitaron el lugar conocido todavía
con el nombre de Betaylaga.

74
LA SIERRA JUÁREZ

3. La documentación antigua
Los códices, planos o croquis que hablaban de tierras y costumbres,
dibujados sobre mantas que ellos mismos tejían y con tintas de
colores negro, rojo y azul, fueron destruidos por los españoles; los
que se salvaron, lentamente se fueron destruyendo por el descuido,
una vez que recibían la nueva documentación que les otorgaban las
autoridades virreinales.
En otro capítulo hacemos referencia a la forma en que se perdieron
los códices de Ixtepeji.
San Miguel Tiltepec es el único pueblo que aún conserva un lienzo
del periodo de transición, como de tres metros de largo por uno y
medio de ancho, dividido transversalmente en tres partes por una
línea roja y otras perpendiculares que forman 36 cuadretes, bastante
decolorados por el tiempo.
En el cuadrete número 6 aparecen dos hombres de tipo español de la
época de la Conquista, tirados, defendiéndose con chimales y rodelas
de la acometida de tres furiosas mujeres, también españolas, que
manejan largas lanzas; a un lado aparece una niña, que lleva en sus
manos dos platillos o algo parecido a los instrumentos vibratorios
que acompañan a la tambora de las bandas de música de la
actualidad; yacen en el suelo cinco cabezas de otros tantos españoles
manando sangre del cuello. El cuadro da una terrible impresión de
las luchas entre individuos de una misma raza.
En el siguiente cuadrete aparece un templo cristiano bastante rústico
todavía; al frente, sentado un sacerdote español; al pie el nombre de
Francisco de Mendoza. A la izquierda aparece sentada una mujer
también española, y abajo lleva anotado el nombre de doña Catalina.
Los primeros 24 cuadretes tratan de un solo acontecimiento; los
letreros no se pueden interpretar bien porque se desconocen los
tipos o grafos de aquel tiempo y porque están escritos en lengua
zapoteca. Suponemos que se refieren a la llegada de los españoles y a
la conversión del poblado al cristianismo.

75
LA SIERRA JUÁREZ

En los doce últimos cuadretes parece que se trata de algo distinto a


lo anterior. En cada uno se encuentra escrita la palabra zapoteca
xonaxi, que hasta ahora se interpreta como la Virgen María.
En el ángulo superior izquierdo, un letrero en términos de la misma
lengua nativa, que con dificultad y auxiliándose de un originario se
tradujo al castellano, y dice: “Este día lunes 15 de mayo, se pagó el
pintor de nosotros, la gente de Tiltepec del año de 1521. Firma. Don
Bartolomé, Alcalde, de acá”.
Los nativos informaron que hace algunos años quemaron un buen
paquete de papeles antiguos que para ellos no tenían importancia.

76
LA SIERRA JUÁREZ

77
LA SIERRA JUÁREZ

Tienen la creencia de que el lienzo descrito habla de la extensión de


sus tierras, lo toman como sus títulos antiguos y por esa única
circunstancia lo han conservado. Algún trabajo costó que tuvieran
confianza para que lo mostraran.

4. Tributos de los pueblos de Oaxaca entregados a Moctezuma,


como resultado de las guerras que emprendieron contra ellos
Estos documentos fueron algunos de los escapados del incendio de la
ciudad de Tenochtitlán, y que recopilados después en la época del
primer virrey, don Antonio de Mendoza, fueron traducidos y
coleccionados por el señor don Antonio Peñafiel.
Por las circunstancias de que en la redacción figuran algunos de los
pueblos de la región, se estima de interés consignarlos y son la mejor
prueba de su antigüedad. Cayeron atados al carro del azteca después
de las expediciones militares que hicieron para vencer la región de
Coixtlahuaca, que defendió Atonaltzin, y las posteriores para afianzar
el dominio y recoger el tributo.
Los valores están cotizados conforme al precio de la moneda de la
época en que se hizo el estudio, por los años de 1880 a 1895. Los
nombres subrayados son los que corresponden a la región o a
lugares muy próximos.
1. Coixtlahuaca, Tejupujan, Yanhuitlán, Teposcolula, Nochixtlán,
Xaltepec, Tamazola, Mictlán, Cuasimulco y Cuicatlán deberían de
entregar veinte tecomates de polvo de oro, valuados en
$118,000.00 (ciento dieciocho mil pesos).
2. Coyolapan, Etlán, Huauxolotitlán y por último Huitzo, Huayacac
(hoy Oaxaca), Camotlán, Teocuitlatlán (hoy puede ser Teococuilco,
porque el verdadero Teocuitlatán es del Estado de Jalisco, que no
debería de figurar en esta relación), Cuautzontepec, Octlán (que
puede ser el Ocotlán de ahora, y que seguramente por
equivocación se escribió faltando la letra "o"), Teitepac,
Tlacuechabhuayan, Macuilxóchitl, con 20 tejuelos de oro valuados

78
LA SIERRA JUÁREZ

en $61,794.00 (sesenta y un mil setecientos noventa y cuatro


pesos).
3. Coixtlahuaca, Tepujan, Tamazolapan, Yanhuitlán, Tepuscululan,
Nochextlán, Xaltepec, Tamazola, Mictlán, Coaxomulco y Cuicatlán
con 40 talegas de grana, valorizadas en $2,000.00 (dos mil pesos).
4. Coaxomulco mandaba a Coixtlahuaca parte de los 800 manojos de
pluma de quetzal.
5. La Chinantla (hoy Valle Nacional) y Ayotzintepec (hoy Ozumacín)
mandaban a Tuxtepec parte de los 800 manojos de pluma de
quetzal, valuados en $240.00 (doscientos cuarenta pesos), más
800 pellas de liquidámbar, o sean pelotas de hule, valuadas en
$400.00 (cuatrocientos pesos).
6. Coaxomulco y Mictlán mandaban a Coixtlahuaca parte de las
1,600 cargas de mantas de colores, valuadas en $160,000.00
(ciento sesenta mil pesos).
7. La Chinantla y Ayotzintepec mandaban, por conducto de
Tuxtepec, 4,800 cargas de mantas de colores, valuadas en
$448,000.00 (cuatrocientos cuarenta y ocho mil pesos).
8. Mictlán, Coaxomulco y Cuicatlán, por conducto de Coixtlahuaca,
contribuían para mandar dos armas de ricas plumas, valuadas en
$100.00 cada una.
9. La Chinantla y Ayotzintepec, por conducto de Tuxtepec,
mandaban un arma de ricas plumas, valuada en $50.00 (cincuenta
pesos).
10. Mictlán y Coaxomulco, por conducto de Coixtlahuaca,
mandaban dos cuentas de chalchihuite, valuadas en $24.00
(veinticuatro pesos).
11. La Chinantla y Ayotzintepec, o sea el actual Ozumacín, por con-
ducto de Tochtepec, contribuían para entregar:
Un apretador de oro valuado en $250.00
Una diadema de oro valuada en $532.00
Dos collares de oro valuados en $ 50.00
Ocho cuentas de chalchihuites valuadas en $110.00

79
LA SIERRA JUÁREZ

Veinte piedras de cristal de roca con matiz azul


y engaste de oro valuadas en $200.00
Veinte besotes de verillo esmaltados en azul
y engaste de oro valuados en $200.00
Veinte besotes de ámbar claro con engaste
de oro valuados en $200.00

Coixtlahuaca y Tuxtepec se disputaban las jurisdicciones de muchos


pueblos, y por ello aparecen contribuyendo por ambos lados, con
grave perjuicio de los sujetos, porque tenían que tributar por
diferentes sitios, lo que les ocasionaba múltiples dificultades, y para
eludirlas, cuando materialmente no podían tributar, lo mejor que
hacían era esconderse en los bosques, cambiar de residencia y hasta
de nombres, ocasionando la despoblación de muchos lugares.
Para sujetarlos de nuevo se valían de elementos humanos de la
misma región.
En otros documentos aparece que la Chinantla contribuía con veinte
mil pelotas de hule anualmente para fomentar el deporte azteca.

5. Los zapotecas de la Sierra Norte de Oaxaca se incorporan a


la nueva situación creada por la conquista
Desde luego cabe suponer que por la poca importancia que la región
tenía, alejada del lugar del desembarco de los españoles y de la ruta
que la ligaba a la Gran Tenochtitlán, los indios zapotecas de la sierra
no fueron autores inmediatos del drama de la Conquista, pero
tampoco escaparon a su influencia cuando ya todo Anáhuac había
caído abatido por el estruendo de las armas y la política absorbente
del caudillo.
Mantenerse independiente era imposible, porque llevaba el riesgo de
ser aniquilados por sus propios paisanos y vecinos a título de

80
LA SIERRA JUÁREZ

resistencia al invasor y porque sus luchas internas permanecían


latentes.
Por entonces la guerra entre zapotecas y mixes se mantenía en todo
su vigor; los habitantes del hoy Zoogocho, Tabehua, Solaga, Tabaa,
Yacglaba y otros más acababan de posesionarse de los sitios que
hasta ahora siguen ocupando, arrebatándoselos a los mixes.
Un grupo de éstos todavía se mantenía en la cercana cumbre del
actual Yahuío Viejo, y el otro en Zoochistepec, en la margen poniente
del río Cajonos, frente a Yalálag, y que, como veremos en otros
capítulos, acabaron por quedarse en los lugares y cambiar de idioma.
Los siete pueblos zapotecas de Talea mantenían constante pugna con
los mixes de Totontepec y sus alrededores, y la línea de disputa eran
las actuales jurisdicciones de Villa Alta, Lachirioag, Yatee,
Temascalapan, Xaca y Yatoni. El Paso del Río era la principal línea de
luchas.
Los pueblos zapotecas de Ixtlán situados al poniente de los
anteriores, de los que únicamente los separaban las montañas, ¿no
eran acaso la retaguardia de aquéllos? ¿Nada tenían que ver con la
suerte de sus hermanos de raza? Nos inclinamos a creer que la gente
de los pueblos anotados en el párrafo primero eran precisamente la
avanza- da de estos últimos.
Algún motivo tuvo Hernán Cortés para que en julio de 1523 mandar
a conquistarlos a Rodrigo Rangel, que salió derrotado. En febrero del
año siguiente nuevamente regresó éste con igual propósito, pero con
idéntico resultado.
La relación de Solaga dice que en 1521 estuvo en la región de Villa
Alta el capitán don Juan Salina y su teniente general don Juan o
Francisco Antonio Acevedo (alias el “Pulido”).
Los mejores datos sobre el particular, desconocidos hasta la fecha, se
obtuvieron del archivo del Juzgado Mixto de Primera Instancia de
Villa Alta en 1923, en copia simple.

81
LA SIERRA JUÁREZ

El documento fue escrito en zapoteco en el año de los


acontecimientos o inmediatos a él por los comisionados del pueblo
de Raveag o La Olla, hoy conocido con el nombre de Otatitlán y el de
Xaca; así se conservó hasta el 7 de agosto de 1824, en que fue
traducido al castellano por el intérprete Mateo José López ante el
Juez del Partido, don José Melgar.
De su lectura se desprende lo siguiente: Cinco hombres de categoría
de los expresados pueblos se dirigieron a Tenochtitlán con el
propósito de saludar al conquistador.
Seguramente era un programa aprobado entre estos dos pueblos y
los otros nueve de la misma región, porque al llegar al actual
Nexicho, donde estaban los leones y las águilas, en el paso de
Yaxitzadaoo, el actual Ixtepeji o Lachisoguian, se les incorporaron los
representantes de Tanetze, Juquila Vijanus, Talea, Yatoni, Lalopa,
Yaee, Lachichina, Yagallo, Yaviche, Yojovi y Solaga. Reunidos en el
paso expresado de Nexicho y en el paraje nombrado Lachiuna se les
presentó el cacique del lugar. Empezaban a deliberar cuando
llegaron los representantes de Villa Alta, don Hipólito del Valle (el
“Pulido”) y otro indígena más, llamado Yegagoxilaa.
Discutieron a lo que deberían ir y resolvieron presentarse para pedir
se les instruyera de la nueva palabra de Dios y de la ley, a solicitar el
bautizo y el sacramento del matrimonio, según la ley de los
cristianos; que se les enseñaran los artículos de la fe, la Ley de Dios e
instrucciones para que se convirtieran al cristianismo todos los que
estaban en el cerro de Yechevedeo. (Otro núcleo de pueblos
indígenas que no se ha identificado.)
Acordaron también llevar algunos presentes, así como el respectivo
zúchil de tres colores.
Llegados a la ciudad de México, fueron alojados en un sitio llamado
Alameda. Concedida la audiencia, expusieron su problema al
conquistador, el que se alegró mucho de ello, y entretanto resolvía lo
que debería de hacerse, aprovechó el tiempo para bautizarlos en uno
de los templos de la ciudad, con la asistencia de los frailes Diego de

82
LA SIERRA JUÁREZ

Guina, Jordán de Santa Catarina y Bartolomé de Olmedo.


Recordaremos al lector que el segundo llegó a México en el año 1550
y que sólo transcribimos los datos del informe:
Con el sacramento del Bautismo cambiaron de nombre y fueron
apadrinados en la forma siguiente:
a) A XOHOCHILA, cacique de la Olla, se le puso por nombre Juan
Pérez, apadrinándolo don Francisco de Sinaza, de Tlaxcala.
b)A VINIPAG o XINIPAG se le llamó don Francisco de Pacheco
apadrinándolo don Tomás de Yagaxila, abuelo de los de Castilla
de Villa Alta.
c) A BANAG-XEAG-GUENA se le puso Domingo de Yesca,
apadrinándolo don Tomás de Yagaxila, abuelo de los de Castilla
de Villa Alta.
d)A BEALAA se le puso por nombre don Francisco de Bealaa,
apadrinándolo don Lucas de Medina, abuelo de los de San
Cristóbal Lachirioag.
e) A VILALA se le llamó don Domingo de Vilala.
Cuando volvieron a ver a Cortés se les dijo que habían sido
designados oficiales para gobernar sus respectivos pueblos:
A Juan Pérez se le dio la vara de gobernador.
A Francisco de Pacheco, la vara de alcalde.
A Domingo de Yesca, la vara de regidor.
A Francisco de Bealaa, la vara de oficial.
A Domingo de Vilala, la vara de escribano.
A los treinta días salieron de regreso, trayendo la comisión tres
banderas, tres clarines y dos tambores, y pasaron por la Puebla de
los Ángeles, acompañándolos fray Jordán de Santa Catarina, fray
Bartolomé de Olmedo, el Alcalde Mayor, Juan de Salín, y el Aguacil
Mayor, Francisco Antonio.
Antes de entrar al Marquesado, en las inmediaciones de Antequera,
el Alcalde Mayor dispuso juntar a la gente de la región para que

83
LA SIERRA JUÁREZ

entregaran todas sus armas, especialmente los sables que habían


caído en sus manos.
Ya en Oaxaca, los frailes y el señor alcalde se dedicaron a buscar sitio
apropiado para erigir el templo de Santo Domingo y, una vez
encontrado, se le designó a éste de Oaxaca.
Lo que se hizo después fue poner la pila bautismal, a la que se le
colocó una cruz de oro, y se hicieron los trazos para la erección del
templo. Se le dio al lugar categoría de cabecera. Se organizó la
escuela para la enseñanza de la doctrina cristiana y de la Ley de Dios.
En este sitio se bautizaron los abuelos de los mestizos de Oaxaca;
seguramente ya había algunos niños hijos de españoles e indias que
necesitaban de este sacramento. Esto sucedía en el año 1525.
Después de lo anterior, y cuando la vida de la región se normalizaba,
se presentaron los abuelos de los pueblos de la sierra, acompañados
de sus habitantes en general, que acudían para imponerse en la
nueva Ley de Dios y en la del Rey. Traían consigo sus banderas,
plumas, macanas y zúchiles de tres colores. Los españoles los
hicieron regresar, asegurándoles que los citarían en lugar apropiado
para el mismo objeto.
Antes de continuar su expedición acordaron dejar en Antequera a
Fray Jordán de Santa Catarina.
Acompañados del abuelo de los de Nexicho, llamado Xagchilaa,
emprendieron el camino, pasando por Zempoalatengo (veinte pasos
de agua, del actual arroyo de los Molinos, de la jurisdicción de
Tlalixtac), el actual Río Frío (Dina Rrend), hasta llegar a Yaxitzadado
Lachisoguian, hoy Ixtepeji o Nexicho, donde desde luego se
dedicaron a buscar sitio apropiado para erigir la iglesia dedicada a
San Pedro, cuya imagen de lienzo traía fray Bartolomé de Olmedo,
que se la había proporcionado Hernán Cortés para que quedara en el
lugar.
Encontrado éste, se colocó una cruz de oro y se erigió una capilla
provisional, se declaró Cabecera al lugar, se organizó la escuela para

84
LA SIERRA JUÁREZ

la enseñanza de la doctrina cristiana, el baptisterio para este


sacramento y se estableció el matrimonio. En este lugar se
bautizaron los zapotecas de la región.
Por último, se dieron las medidas en brazos y codos para las
longitudes de los cimientos del templo católico definitivo del pueblo.
Entretanto, el alcalde y el alguacil mayor, Juan de Salín y Francisco
Antonio de Acevedo, respectivamente, dieron las instrucciones sobre
el gobierno civil de los habitantes, a cuyos trabajos dedicaron once
días consecutivos.
En este lugar se presentó el cacique de Capulalpan, llamado
Yeaglubia, acompañado de todos sus vasallos, trayendo su respectivo
presente: el zúchil de tres colores, banderas, plumas y macanas, para
imponerse de la Ley de Dios y de la palabra del Rey.
Es de suponer que igualmente se bautizaron, dado el celo que para
estos actos ponía fray Bartolomé de Olmedo.
Atendidos también como correspondía por los señores alcalde y
alguacil mayor, se agregaron a la comitiva para continuar el viaje,
tocando los siguientes lugares: Lachi Yoree, Río Xia, La Loma de
Teguba, Piedra Larga (posiblemente el actual Chicomezúchil), El
Llano de Lachi- Gaa-Huij (el actual Capulalpan), internándose por el
camino que ahora se llama del Malacate en dirección a Cacalotepec y
Yotao.

6. Bautizos, cambio de nombre y comisiones


Los nombres personales de los principales caciques de los pueblos
zapotecas, en el periodo de transición, y los que adquirieron en el
bautizo, así como las dignidades con que fueron distinguidos por las
autoridades conquistadoras, son los siguientes:
Estos acontecimientos tienen lugar en el año 1521, según unos
documentos, y en 1525, según otros; sirven de fuentes los títulos de
Atotolinga, pueblo extinguido; Juquila Vijanus y Solaga, del Distrito
de Villa Alta; unos fueron trasportados en 1716 y otros en 1815.

85
LA SIERRA JUÁREZ

Los bautizos fueron en el río Tabaa, que entonces se llamaba


Yoridón, y los demás en San Ildefonso, Villa Alta.
El fundador de los siete pueblos del Rincón de Talea, nativo de este
lugar, se llamó Verano, y se dijo que era padre de Yalana, que a su
vez era padre de Lalanadao.
En el periodo de estas tres generaciones se fundaron los expresados
pueblos.
De la primitiva Huaxyacac eran Gualina, Berlana y Colín, tres nativos
que acompañaron la expedición de los españoles a la región de Villa
Alta, y que al bautizarse adquirieron los nombres de Tomás Gualina,
Francisco Berlana, Francisco Colín y uno más que adoptó el nombre
de Juan Gómez.
De Atotolinga eran:
a) LAA. Ahijado de Francisco Linares.
b)BILACHINAA. Al bautizarse se le llamó Juan Hernández y fue
ahijado de Pedro Sánchez, designado fiscal.
c) BINOPAA. Se le llamó Juan Binopaa, fue ahijado de Juan Nalao y
designado después alcalde. Los tres eran hermanos.
De Juquila Vijanus eran:
a) NALAO. Que al bautizarse se le llamó don Martín Nalao, siendo
ahijado de doña Catalina Martín.
b)BIGUINIXILA. Al bautizarse se le llamó don Melchor Martín,
ahijado de Francisco de Saavedra, y fue designado gobernador.
c) NALASIAQUI. (No fue posible traducir la explicación.)
d)GOQUECHE-CHOXIBILAZACHE. Se le llamó Juan Rehesecge, fue
ahijado de doña Catalina Medina y se le nombró regidor.
e) YORIHIINELA. Al bautizársele se le llamó don Melchor Pérez y fue
designado fiscal.
f) NALAO. (No se sabe si está repetido el nombre o es otro.) Se le
llamó Juan Nalao o Juan Pérez y fue designado alcalde.

86
LA SIERRA JUÁREZ

g) VEANELA o THIANELA, BECHICANELAGZO, BEJEINELA,


NALAOYAXILA-VIGUINI y SOLABA. (No se les pudo traducir por
lo borrados que estaban los documentos.)
De Raveag o La Olla, San Francisco, hoy Otatitlán:
a) YOHOCILA-VINOPAG. En el bautizo se le llamó don Juan Pérez.
b)BANAG-XEAG-GUENA. Se le nombró Domingo de Yesca.
c) BEALAA. Se le llamó Francisco Bealaa.
d)XINIPAG. Se le llamó Francisco Pacheco.
e) LAGNIZA. Fue hijo de Rochila y se le llamó Juan Gómez.
f) NEPAG. Se le llamó Francisco Pacheco Nepag. Juan Pacheco, padre
del anterior.
g) JUAN PÉREZ BOOCHILA. Fue hermano de Francisco Pacheco
Nepag
De San Miguel Talea (hoy Villa de Castro) eran:
a) NUAHIO.
b)BELAGNIZA. Al bautizar se le llamó Domingo Belagniza. También
se le llama Domingo Martín Belagniza y se le designó alcalde. Juan
Hernández fue designado para fiscal. Y a Domingo Sebastián se le
dio igual empleo.
De Yatoni:
a) BICHIGANELAGZO.
b)BESAYACHINA. Al bautizarse se le llamó don Juan Besayachina.
c) REAYACHINA. Al bautizarse se le llamó Juan López.
d)GOQUEBEYACHINA. Al bautizarse se le llamó Pedro Sánchez.
De Lalopa:
a) YEAGUES.
De San Juan Yaee:
a) VOHOLAO.
De Lachicina:
a) YOHOERISOL OVIDO.

87
LA SIERRA JUÁREZ

De Yagallo:
a) BELAGNIZA.
De Yaviche:
a) SAPAG.
Del pueblo de Yojovi:
a) LALAGUEAG. Al bautizarse se le llamó Francisco de Linar.
b) YALAA. Al bautizarse se le llamó Pedro Sánchez.
c) BEACRALAOGULHA. Al bautizarse se le llamó Pedro Sánchez y
fue designado gobernador.
d) LAA LEYEAG. Al bautizarse se le llamó Francisco de Linar y fue
designado alcalde.
e) Juan Gerónimo. Fue designado fiscal.
f) BEALACHILAHABAA.
g) BEAYALALAOGUIHA. Al bautizarse se le llamó Juan Mendoza y
Velasco.
h) LALAGULAGOO.
i) DILALAGUIGO.
De Solaga (San Andrés). Fueron sus fundadores Balanila, Yalaxila,
Yaxila.
a) BANACHIY-LABAIJELA.
De San Ildefonso (Villa Alta):
a) YEGAGOXILA. Al bautizarse se le llamó Tomás Yegagoxila.
b)MIANTARA. Al bautizarse se le llamó Gonzalo Miantara.
c) CAUCHILÍN. Al bautizarse se le llamó Pedro Cauchilín.
d)(Intraducible). Francisco de Chávez.
De Analco (Villa Alta):
a) (Intraducible). Pedro Sánchez.
Del pueblo de San Bartolomé Soogocho:
a) Se consideran sus fundadores Vilapalaguia, Yavego y Belaxila.

88
LA SIERRA JUÁREZ

b)BACHILA. Al bautizarse recibió el nombre de Juan Martín Bachila.


Fue designado capitán general.
c) YALAOCHIXESA. Al bautizarse recibió el nombre de Bartolomé
Martín.
d)TIALANA. Al bautizarse recibió el nombre de Bartolomé Martín.
Tialana, capitán segundo.
e) YALAO LACHIXOSA. Al bautizarse recibió el nombre de
Bartolomé Martín Yalao Lachixosa.
f) YELOZE.
g) YOLOZECHE. Al bautizársele se le designó Juan Martín Yolozeche

De San Juan Tabaa:


a) BELADELADAO.
b)TIADELA.
c) BECUADIANE. (Perro tierno.) Al bautizarse se le llamó Juan Pérez.
De Santa Lucía Xaca: Pueblo extinguido. Los habitantes huyeron de
los rudos trabajos de minas a que los sujetaban los españoles, entre
ellos uno apellidado Franco.
a) VERANO.
b) LALABADAO.
c) YALANA.
De Beatilla. Nombre en la actualidad de un chorro de agua del que se
surten los habitantes de Villa Alta. Sitio en que se bautizó la gente
que estaba bajo el cerro de Betao o Belao, si acaso se trata de los
habitantes del actual Betaza.
El Río de Tabaa: Es el paso natural para ir a Villa Alta, que ahora se
aborda en el temporal por medio de una hamaca de alambre; en la
época de la Conquista existía una playa larga, y el sitio era conocido
como Yoridon, que en otros escritos aparece con el nombre de
Diazodon. En este lugar se bautizaron los abuelos de varios pueblos
del Distrito, especialmente los de Tabaa, Yojovi, Soolaga, Soogocho,
Tabehua y los Yazachi.

89
LA SIERRA JUÁREZ

De San Juan Taneche:


a) BIAZALOXOO.
b) LACHINAXOYOCHE.
Del pueblo de Tabehua:
a) THILALACHIZOQUIA. Al bautizarse se le llamó Juan Pérez y
recibió Órdenes para vivir en Ychivi; después se pasó a Zooquíia,
para llegar por último al actual Tabehua, donde vigiló y cuidó la
invasión de los mixes a estas tierras.
b)THILAA. Se supone contracción de la palabra anterior; en el
bautizo se le llamó Juan Pérez Thila y se le nombró Alcalde.
c) THIOLANA. Al bautizarse se le llamó Juan Martín Thiolana y se le
nombró capitán.
d)YALAO, LACHIXOZA. Al bautizársele se le llamó Bartolomé Martín
Yalao Lachixoza.
e) THILALALCHIZOQUIA, TABEHUA. Se supone que el nombre
Tabehua era el del primero que llegó a este sitio.
De origen desconocido:
a) BILALAYECHE.
b)DIEDIZADELA.
c) BILALACHERI.
d)El cacique: Bilapaglaguiac y su esposa, también cacique,
Becbitoyeasa.
e) Cacique y su esposa: Helaxila-Yanaxila-Yaxila y Guenindao.
f) Cacique y su esposa: Baualolapa y Vilala-Yaesa.
g) Cacique y su esposa: Coquiselao y Yaloaniza.
h)Cacique y su esposa: Gualopazuquio y Balanizadao.
De Ixtepeji:
a) Los conductores de las cuarenta familias que dejando
Yoloxonequilan, hoy únicamente Yolox, se trasladaron a fundar el
actual sitio.
b)GUALAC TZONTZIQUETZ, que en mexicano significa Yaoyo-
tecutli, o sea señor Capitán de la Guerra.

90
LA SIERRA JUÁREZ

c) LAPUU o LAXUU, que en mexicano se traduce Cempoali Tecuani,


o sean veinte leones, fundador de San Juan de la Estancia; en la
época de la congregación se incorporó a Ixtepeji.
d)PINELA-QUIEDIZQUI, que en mexicano significa Ymateahuytoli, o
sea Brazo de Arco, que es el fundador de San Miguel del Río.
e) De la época de la transición se habla de Coquelay, que era el
abuelo de los ixtepejanos en aquella época; parece que este
hombre al bautizarse recibió el nombre de don Juan Juárez Diego
de Zárate.
f) Al arribo de los españoles al Valle de Antequera el señor de
Ixtepeji recibió órdenes de Cuilapan para hacerles la guerra, y se
dice que Hoquebeyotziencabezó a la gente, llevando como
segundo a Hoquibilana-Quebatzinao, acompañándose de Yotzine,
Latzina, Pilapa y Bilao.

De Ixtlán:
a) JUPA CATZIRICUIRRIDOHOO, comandante de las tropas que
salieron de Ladú para defender el suelo de la invasión mexicana,
y su esposa Lappa, hija de los señores de Zaachila.
b)TZALADINA, VEDUXU y BEGABA, segundos jefes o ayudantes del
anterior.
De Capulalpan:
a) En 1521 o 25 gobernaba el pueblo el cacique Yeaglubia; un
segundo personaje de la misma época era Goqueyaglaba.
De Mixistlán, Mixes:
a) Situado entonces en un lugar zapoteca llamado Xoaveche,
posiblemente río del Tigure, gobernaba al pueblo y lo defendía de
la acometida de los zapotecas el capitán Yavilao.
Pueblos desaparecidos:
En los documentos que hemos revisado aparecen nombres que
suponemos fueron pueblos o rancherías, como éstos: Bagaza,
Yalachig, Yetzegua, de las posibles jurisdicciones de Tabaa, Yojovi,
Solaga, Talea o Juquila.

91
LA SIERRA JUÁREZ

El pueblo de San Juan Tabaa posiblemente en la Antigüedad llevó el


nombre de Siniguiyaa.

7. Conquista y pacificación de algunos pueblos zapotecas en el


año 1527
1. Estando al frente del Gobierno de la Colonia el señor licenciado
Marcos de Aguilar, por poder que le dejó el licenciado Ponce de
León, que vino a México por orden directa del monarca a
residenciar a Hernán Cortés, mandó pacificar a algunos pueblos
zapotecas, y designó para ello como capitán a Alonso de Herrera,
natural de Xerez y antiguo soldado de Cortés.
2. Pronto murió el lic. Marcos de Aguilar, y por testamento dejó en
su lugar al tesorero Alonso de Estrada, que nuevamente mandó
pacificar y conquistar a los pueblos zapotecas y mixes. Para que la
campaña se hiciera con más éxito dispuso que se llevara a cabo
en dos partes:
3. Por el norte, y haciendo base a Tuxtepec, envió a Barrios, que
decía haber sido capitán en la guerra de Italia, y que se la daba de
valiente, con cien soldados, entre escopeteros y ballesteros, pero
que debería de hacerla bajo la dirección del capitán Gonzalo de
Sandoval, que radicaba en aquel lugar.
4. Se trataba de hacer volver al orden a los habitantes de Tiltepec,
centro zapoteca, y siguiendo el programa de Sandoval se les llamó
a la obediencia por medios pacíficos; pero habiendo respondido
con altanería, se optó someterlos por la fuerza.
5. Al efecto marchó el capitán Barrios con su tropa a someter a los
rebeldes; viendo los tiltepecanos el corto número de soldados
que los atacarían, se propusieron esperarlos en la cumbre de su
próximo cerro, que es en extremo boscoso y constantemente
cubierto de neblinas. Se atrincheraron lo mejor que pudieron y
esperaron la acometida. Para llegar a ellos sólo se disponía de
una estrecha vereda, resbaladiza y mojada, que obligaba a la
tropa a caminar en fila de uno por uno. Los tiltepecanos los
esperaron sigilosamente y cuando casi los tuvieron en sus manos
los atacaron bruscamente con flechas, hondas, lanzas y piedra

92
LA SIERRA JUÁREZ

roda- da, lo. que originó un inmediato descalabro de parte de los


atacantes, haciéndoles 35 heridos, entre los que se contaba el
propio capitán Barrios.
6. Al llegar a Tuxtepec y dar cuenta de su aventura, Sandoval lo
criticó con benevolencia, para corregirle su carácter presuntuoso,
de que siempre hacía alarde, y se dispuso a ir personalmente a
reparar el descalabro, llevando sus mejores elementos.
7. Los tiltepecanos, dándose cuenta de las ventajas que sobre ellos
tenía la segunda expedición y conociendo el prestigio y valor del
nuevo jefe, optaron por solicitar la paz; así lo hicieron,
ofreciéndose como vasallos del rey de Castilla, entregando en
señal de obediencia unos cuantos gramos de oro y algunas telas
de algodón.
Junto con ellos se presentaron otros 20 caciques de igual número
de pueblos de la región, entre los que suponemos figuraban los de
Josaa, Yagila, Teotlaxco, Yagavila, Zoogochi, Yaneri,
Tepanzacoalco, Cacalotepec, Yotao, Yovego, Lachixila, Reagui,
Yagalasi, Ladú, Soyolapan, Yojoni, Camotlán, Yetzelalag, Jaltepec
de Candayoc, etc.
Algunos de éstos solicitaron el auxilio de la tropa para defenderse
de otros con quienes estaban en guerra, pero a cuyas peticiones
Gonzalo de Sandoval no accedió, dizque por no tener órdenes
para ello, aunque ofreció gestionarlas, con cuya respuesta
quedaron satisfechos, obsequiándoles con cuentas de vistosos
colores, que para ellos tenían más valor que el oro y las perlas.
8. Entre los solicitantes se contaba el cacique de Jaltepec de
Candayoc, que pedía soldados para atacar a los mixes, con
quienes se hallaba en continuas guerras. Las diversas muestras
de oro que éstos entregaron al capitán le hizo comprender que se
trataba de una importante región y por ello aceptó la invitación
para ir personalmente, donde fue recibido con varias muestras de
adhesión.
Se trataba de un importante pueblo, que ya había sido atacado
por los mexicanos y que ahora luchaba contra los mixes. Rica
región situada a unos 15 kilómetros del río Coatzacoalcos, con

93
LA SIERRA JUÁREZ

abundante producción agrícola, maíz, cacao, frutas, peces y


arenas de oro.
Desde este lugar el capitán hizo otras exploraciones, por el norte,
hacia las playas del Golfo, hasta encontrar un sitio que le agradó,
y fundó una población que llamó Medellín, en recuerdo de la
patria de Hernán Cortés, de quien Sandoval seguía siendo muy
adicto.
9. La segunda expedición se internó por el rumbo de Oaxaca e iba al
mando del capitán Figuero (¿será acaso Figueroa?), cuyo apellido
tanto se extendió en el Estado en el siglo XIX, natural de Cáceres,
y que había tenido el mismo grado en Castilla. Llevó también cien
soldados, pero éstos eran de los recién llegados. Por aquellas
fechas ya había distinción entre los que se llamaban
conquistadores, que formaron las primeras huestes de Cortés, y
los de recién ingreso, que arribaron después de la toma de
Tenochtitlán. De ese número sólo diez eran de a caballo; los
demás eran escopeteros y ballesteros.
10. Una vez en territorio zapoteca, mandó llamar a Alonso de
Herrera, que fue el primer enviado del licenciado Marcos de
Aguilar, que mandaba treinta soldados. Estando Herrera en
presencia de Figuero, ya sea porque no quiso subordinársele,
desobedeciendo las respectivas órdenes, o que no quisiera
trabajar en su compañía, el caso es que se disgustaron y llegaron
a las manos, de cuyo lance Figuero salió herido con los otros tres
soldados que lo acompañaron.
Herido y manco como quedó ya no estuvo en condiciones de
seguir o iniciar la campaña entre los mixes, que vivían en altas y
ásperas montañas, y con soldados bisoños, como eran los que
traía, se dedicó a desenterrar los sepulcros de los caciques de los
pueblos para recoger el oro con que los sepultaban, y tuvo tal
éxito en ello, que junto con otras joyas que encontró en dos
pueblos más reunió un capital de cien mil pesos de oro, y
abandonando la región más dividida de como la encontró,
regresó a México y dispuso su regreso a España.
Su mala suerte hizo que apenas embarcado en Veracruz se des-
atara un temporal que hizo naufragar la nave, junto con los

94
LA SIERRA JUÁREZ

quince pasajeros entre los que se encontraba el desenterrador y


el oro; así terminó la comisión de este nuevo conquistador de la
tierra zapoteca.
11. Después de los fracasos anteriores, la autoridad de la Nueva
España mandó pacificar y reconquistar la región zapoteca-mixe a
los vecinos conquistadores de Coatzacoalco, a cuyo frente
pusieron al verídico historiador Bernal Díaz del Castillo de quien
tomamos estos datos. Se trataba de una zona topográfica donde
no se podía usar la caballería, por lo que toda la campaña se hizo
únicamente con infantes. Durante ella el capitán enfermó tres
veces, el cual asegura que zapotecas y mixes durante el verano
estaban en paz para rebelarse tan pronto se presentara el
temporal de lluvias, por lo que hubo necesidad de fundar la Villa
de San Idelfonso, Villa Alta, para distinguirla de la de Tuxtepec,
que llamaban Villa Baja.
12. El Gobernador Tesorero Alonso de Estrada mandó después a
buscar a Alonso de Herrera, seguramente para castigarlo por su
conducta con su amigo Figuero; pero tan pronto como lo supo el
interesado, se escondió entre los demás habitantes indígenas,
logrando sólo apresar a un soldado de éste, de apellido Cornejo
que al llegar a México le mandó cortar la mano derecha.
13. Por 1526 ó 1528 Hernán Cortés mandó al soldado Mezquita a
someter al pueblo de Teococuilco, que ya se había revelado, y éste
informa que pacificó el expresado lugar, lo mismo que Teutila, del
hoy distrito de Cuicatlán. No habiendo encontrado hasta la fecha
el informe no podemos saber la magnitud de este primer acto de
rebeldía hacia los conquistadores.

8. Las sublevaciones de los serranos en el período colonial


(1570-1660)
De las primeras, el Padre Gay nos dice que los mixes habían oído la
predicación del Padre Guerrero y muchos habían recibido el
bautismo.

95
LA SIERRA JUÁREZ

No del todo indóciles a la persuasión, jamás se habían dejado vencer


por las armas españolas; muy al contrario, su actitud constante-
mente amenazadora tenía en perpetua zozobra a las guarniciones de
Villa Alta y Nejapan; como para demostrar que no era infundado el
recelo que habían demostrado en la Villa, por el año 1570 se levanta-
ron en masa, y salvando sus montañas entraron en son de guerra a
los pueblos zapotecas de la sierra, talando montes, incendiando
poblaciones, sembrando la muerte en su carrera y amenazando
desolar las tierras con el estrago de sus armas.
A toda prisa se reunieron en Oaxaca y se armaron algunas tropas de
Castellanos, que, unidas a 2,000 mixtecos de Cuilapan, marcharon
hacia la Villa de San Ildefonso, Villa Alta, donde ya los esperaban los
españoles de ambas villas y los encomenderos de los pueblos,
además de 4,000 mexicanos del barrio de Analco, inmediato a Villa
Alta (hacemos la aclaración que no eran mexicanos, sino
tlaxcaltecas), y todos los zapotecas serranos que pudieron reunirse y
que temían por momentos ser acometidos.
No fueron menos de 10,000 hombres de guerra los que opusieron a
los mixes, a pesar de lo cual costó trabajo someterlos. Debe haberse
librado alguna sangrienta batalla; pero se ignoran los pormenores.
Sólo se tiene noticia de que muchos españoles, por sus proezas en
esta guerra, merecieron encomienda, salarios de la Real Caja y otros
favores del rey de España, y que los mexicanos de Ixtlán (creemos
debe decir de Analco) quedaron, en premio del socorro, exentos de
todo servicio personal. También los chinantecos en 1551 intentaron
una rebelión contra la religión cristiana, que el Padre Guerrero logró
reducir con su sola presencia de ánimo.
La de 1660
Los indios de Ixtepeji, lo mismo que los de Tehuantepec y Nejapan,
tomando como motivo las vejaciones, agravios y repartimientos de
su alcalde mayor, don Juan Reynoso, que sin duda fueron excesivos,
resolvieron matarle, esperando para ello que se ofreciera la
oportunidad, la que muy en breve se presentó, porque habiendo

96
LA SIERRA JUÁREZ

metido preso en la cárcel del pueblo y Cabecera de San Juan


Chicomezúchil, donde residía el Alcalde Mayor, el 22 de agosto de
1660, a Diego Hernández, Alcalde del pueblo de Capulalpan, y a su
hijo, por no pagarle lo que debían de sus repartimientos, éstos
huyeron de la cárcel. Resentido el Alcalde Mayor de esta fuga, envió a
su teniente Francisco Álvarez, acompañado de su criado Bartolomé
Carrasco, a aprehender a los susodichos.
Creyendo que los fugitivos estarían en Capulalpan, fueron allí a
buscarlos, y no encontrándolos, prendieron a la mujer, la que
comenzó a dar grandes voces alborotando al pueblo; libertaron a la
india, y como a cada instante crecía el número de los amotinados,
huyó el teniente y su criado a mata caballo; más los indios los
alcanzaron y el criado siguió adelante; cansado el caballo del
teniente fue alcanzado, cayendo en poder de los enemigos, los cuales
le apedrearon y apalearon, y creyéndolo muerto fue despojado de su
ropa, lo arrastraron y lo arrojaron a una barranca.
Volviendo al pueblo, amarraron al alguacil mayor en la picota, le
azotaron y lo despojaron de su oficio.
El teniente volvió en sí, salvándose, y como después no hallaron el
cadáver, los indios juzgaron que se había transformado en pescado u
otro animal, de acuerdo con las supersticiones de entonces.
Pensando que el alcalde mayor iría a castigarlos se armaron e izaron
bandera y emboscados lo esperaron fuera del pueblo.
Transcurrieron tres días, y viendo que no llegaba lo mandaron
desafiar, y como tampoco contestara, mandaron mensajeros a todos
los pueblos de los alrededores para que lo mataran, como
igualmente a su teniente, cerrándole todos los caminos por los que
pudiera transitar o escapar, pues por entonces eran los únicos
españoles que había en la región; pero aquéllos, maliciando lo que
les podría suceder, habían huido por caminos extraviados.
El gobernador de San Pedro Nexicho se había resistido a secundar
los actos de los insurrectos, y aun les afeó sus propósitos, por lo que
la emprendieron contra él, teniendo que esconderse; pero

97
LA SIERRA JUÁREZ

descubierto después por los alcaldes del pueblo, lo pusieron en el


cepo; al día siguiente, desnudándolo de la cintura para arriba, lo
hicieron montar en una bestia aparejada, y con trompeta y pregón
público recorrieron las calles del pueblo, diciendo que aquella
justicia la hacían a su gobernador por haber sido amigo del alcalde
mayor y no querer favorecer a los indios. Lo desterraron,
arrebatándole todos sus bienes.
Los insurrectos celebraron cabildo; hacían justicia civil y criminal
con autoridades suyas y prohibían a los pueblos aliados que
acudieran a las autoridades españolas.
Complicados en este movimiento se encontraron los del pueblo de
Teococuilco, donde nombraron como su alcalde a Esteban Alavés,
por haber obtenido ya la vara de doctrinador. Cuando las
autoridades españolas le notificaron que debería de entregar la vara
al corregidor don Nicolás Quiñones no la quiso dejar, y cuando a ello
lo obligaron, lo hizo con enojo, soberbia y atrevimiento, arrojándola
muy enfada- do, por cuya falta lo tuvieron que poner en la cárcel,
prisión que dio lugar a que varias indias, dirigidas por una muy
atrevida e incitadas por Juan Martín, se personaran ante el
corregidor para protestar sobre la forma en que había procedido;
más lejos de oír lo anterior ordenó también apresar a Juan Martín.
Al día siguiente, las mismas indias, secundadas por otras y dirigidas
por su capitana Ana de Cajona, trataron de poner en libertad a los
presos, para lo que acudieron de nuevo al corregidor; pero lo
hicieron en forma violenta y altanera, y animadas por los que
estaban en la cárcel le apedrearon y trataron de apalearlo,
obligándolo a encerrarse en las Casas Reales, y se dirigieron a liberar
a los presos, lo cual obligó a huir al corregidor, cuando no encontró
quién lo ayudase a mantener su autoridad.
Restablecida ésta, Diego Hernández y Tomás Bautista, alcaldes de
Capulalpan, responsables de la iniciación de los actos subversivos,
fueron condenados a muerte; los demás complicados de los dos
pueblos fueron condenados a cien azotes, destierro, servicio de
minas o de lanchas; pero como la mayor parte de los principales reos

98
LA SIERRA JUÁREZ

había huido no fue posible publicar el perdón general por parte del
señor oidor.
En cambio, conoció por oídos que prestó a las autoridades indígenas
y demás vecinos de la jurisdicción de los agravios recibidos; les dijo
que ya se habían practicado todas las diligencias para que los
alcaldes mayores y corregidores no abusaran de ellos,
instruyéndoles para que les dieran buen trato, no hicieran más
repartimiento de tierras, dejaran en libertad al comercio, cumplieran
con las ordenanzas de buen gobierno y corrigieran los abusos de los
ministros de doctrina, especialmente en los excesivos derechos de
las autoridades superiores, evitándoles juntas secretas, pleitos y
demás vicios y embriagueces y procurando estar siempre ocupados,
puesto que precisamente el ocio provoca estos trastornos.
En la región mixe de Villa Alta, siguiendo el ejemplo observado en
Tehuantepec, hubo también otros alborotos, prisiones, saqueos y
atentados contra las autoridades; parece que los indujeron
diciéndoles que Congun, rey de los zapotecas, que desde los tiempos
de la Conquista había permanecido encantado en una laguna de
acuerdo con el de los mixes, llamado Condoique, habían resucitado,
diciéndoles que ya era tiempo de sacudir el yugo que los oprimía,
empezando por matar al alcalde mayor de Villa Alta y demás
españoles.
Los sublevados fueron capitaneados por Melchor de Ávila, cacique
de Ayacastepec, y Juan Ambrosio, Alcalde de Ocotepec, dijeron tener
en su favor más de veinte pueblos, y recorrían otros a fin de
levantarlos, despachando mandamientos, convocatorias, castigando
y penando a los que no los seguían, diciendo que ya no deberían
estar sujetos a los españoles y que el jefe Melchor estaba resuelto a
morir en defensa de los indios.
Los cabecillas se hacían recibir en los pueblos con arcos, ramos de
flores y trompetas; los indios los aclamaban, proclamando al cacique
Ávila Capitán y Señor.

99
LA SIERRA JUÁREZ

La insurrección cundía por todas partes, llegando a los aledaños de


los caminos reales y principales, y aun a los contornos de la ciudad
de Antequera, donde se habían manifestado actos hostiles a los
españoles, como privarlos de los pastos y tierras para los ganados,
despojando y castigando a los pastores que los cuidaban, quemando
los corrales y diciendo que había llegado el momento en que los
españoles deberían de estar sujetos a los indios.
El señor oidor, don Juan Francisco de Montemayor y Cuenca, que fue
el encargado de la pacificación de la región, regresó a México
después de haber mandado empadronar la ciudad de Oaxaca y sus
barrios y a todos los mestizos, mulatos y negros libres, para
imponerles por sus malas costumbres y abusos con los indios y su
vida perezosa y haragana un tributo que produciría anualmente 906
pesos de oro común.
Estas sublevaciones, según el criterio del historiador don Luis
González Obregón, acaecidas en 1660, tuvieron por lo pronto el
propósito de sacudirse el yugo de los Alcaldes Mayores y
Corregidores castellanos, y estos espoliadores dieron a aquellos
motines proporciones mayores para acriminar más todavía a los
indios.
La relación fue descrita por el español Torres Castillo, de aquella
misma época.
No hay que desconocer que los de Tehuantepec fueron de mayor
importancia que los señalados en estas páginas.

100
LA SIERRA JUÁREZ

9. La Chinantla

La Chinantla, provincia de la costa del mar del Sur conquistada por


Ahuízotl, dice Tezozomoc.
Una planta con flores rojas y fruto amarillo, encima del signo ilalli,
tierra, forma un jeroglífico ideográfico de chinamitl, “seto o cerca de
cañas”, o “milpa cercada”, y sobre dos dientes, que dan la
terminación tlan, Chinamitlán, transformando en Chinantlán por
metaplasmo. “Lugar abundante de milpas cercadas.”
Lo que ahora se conoce con el nombre de Valle Nacional, por muchos
años del México Colonial e Independiente llevó el nombre de Valle
Real; en la antigüedad, La Chinantla.

101
LA SIERRA JUÁREZ

El término es una corrupción de la palabra Chinamitl, de la propia


lengua chinanteca, que significa lugar cercado de milpas o
simplemente aislado. La designación es propia, porque
efectivamente es de difícil acceso; se encuentra situada entre ríos
inabordables, especialmente en los temporales, que son ocho meses
al año, por un lado, y por el otro por altas y boscosas montañas.
En la época precortesiana era Cabecera de la región y tenía a su
alrededor otros 24 pueblos, de los que en 1579 ya contaban con
templos católicos, además del de la Cabecera, los siguientes:
Soyolapan, Oxumacintepeque, Jalitepeque, Mazapan, Pantepeque,
Quechulán, Oxtutla, Mayotepec, Michiapam, Jayacatzintla, Texcalco el
Grande, Texcalco el Chico, Ayotuxtla el Grande, Ayotuxtla el Chico,
Palantla, Chapultepeque, Tojoquinguisco, Etla la Chica, Etla la
Grande, Nopala, Cuaxomulco el Grande, Cuaxomulco el Chico (hoy
Cuasimulco).
Los fundadores de este pueblo se consideraban originarios de un
lugar situado en la montaña; posiblemente el mismo Cuaxomulco el
Grande y Cuaxomulco el Chico. Por disensiones y guerras intensivas,
se vieron expulsados de aquel primitivo sitio para establecerse en las
márgenes del río que ellos llamaban Tabaque.
Fueron conquistados por Moctezuma, que puso en Tochtepeque
(Cerro del Conejo), a las orillas de Río Grande, una guarnición de
soldados para hacerlos vivir en paz y entregar oportunamente y
completo el tributo.
Cada pueblo tenía al cacique que los gobernaba, quien a su vez
estaba vasallo de Moctezuma, y del que recibía órdenes por conducto
del jefe de la guarnición de Tuxtepec.
En la misma población había una especie de Tribunal Civil para
arreglar todos los asuntos que surgían, de donde salían los
encargados de hacer justicia a todos los pueblos, que regularmente
eran dos individuos: una especie de tribunal o jueces ambulantes.

102
LA SIERRA JUÁREZ

Estos cuidaban de que los caciques de los pueblos no se excedieran


en sus atribuciones, especialmente en la cantidad y calidad del
tributo señalado a Moctezuma.
Cuando se trataba de problemas de más importancia, como en el
caso de castigar con la muerte a algún hombre de calidad, era el jefe
de la guarnición de Tuxtepec quien debía resolverlo.

La guerra
En épocas de guerra, ya fuere para conquistar un pueblo más,
sujetarlo a la obediencia o defenderlo de la acometida de un tercero,
el señor de la Chinantla reclutaba a todos los hombres útiles de la
comarca en la cantidad que se le pedía, y ya reunidos los ponía a
disposición del enviado de Tuxtepec, que era el encargado de
conducirlos al combate, y a quien deberían obedecer todos, so pena
de ser también castigados.
Sus armas eran las flechas, el arco, unos palos largos a semejanza de
lanzas, donde se les colocaban unas navajas de pedernal, y otras más
pequeñas, a semejanza de espadas, para defenderse de rodelas.
Al entrar en acción se desnudaban, o sólo llevaban una manta liada al
cuello y un braguero. Se pintaban la cara y el cuerpo de rojo y negro
para amedrentar a sus enemigos. Algunos aún usaban los ecuaypiles,
especie de jubones de algodón. No construían fortalezas, porque la
región con sus montañas y bosques eran más que suficientes para
ser en sí una inexpugnable fortaleza, y cuando se hacía necesario se
situaban en las cumbres, destruyendo las escaleras en que se subían
o debían de bajar.

Religión
Adoraban a ídolos de piedra y barro cocidos; los templos, teocalis o
cúes que levantaban eran pirámides o terrones, y para llegar a la

103
LA SIERRA JUÁREZ

cúspide hacían escaleras; el del pueblo tenía cien gradas. Junto a la


pirámide tenían una cueva, donde conservaban a los ídolos.
Los tenían bastante numerosos y con nombres especiales, conforme
a sus atributos y aplicación. El principal era el dios de la Vida, a quien
le hacían cuatro fiestas al año. El segundo era el dios de los Sucesos.
Eran muy crédulos en los agüeros.
Tenían numerosos sacerdotes, quienes cuidaban de los dioses y los
interpretaban, señalaban las penitencias que deberían cumplir los
creyentes, que habían de ser precisamente en la cueva contigua, de
donde no deberían salir si no era hasta cumplirlas, no debiendo de
comunicarse con las mujeres durante todo ese tiempo. Los obligaban
a ayunar hasta cien días, permitiéndoles que sólo comieran una vez
al día, y durante tres no comían más que una sola tortilla del tamaño
y grueso que el sacerdote debería determinar. Los penitentes, para
resistir el hambre, masticaban la resina de un árbol llamado en
chinanteco uli, que es el actual hule o chicle.
En sus cuatro fiestas sacrificaban 20 prisioneros de guerra; si no los
tenían los compraban, y algunas veces se excedían de este número.
Los sacrificios los hacían en la cúspide de los cúes. Todos los
principales de cada pueblo deberían de estar presentes en estas
fiestas, acompañados de sus familiares. En las fiestas de los pueblos
no se hacían sacrificios de hombres sino de aves, especialmente de
papagayos.

Indumentaria
La indumentaria se reducía en el hombre a una manta cuadrada
anudada en el hombro y a un braguero. En las mujeres, un largo
huipil, los cabellos sueltos y descalzas.

104
LA SIERRA JUÁREZ

Familia
A los hombres se les permitía que tuvieran varias mujeres; el cacique
principal podía tener hasta veinte; el macehual, hasta diez, y así por
el estilo; conforme la calidad y posibilidades económicas podían
tener las que pudieran conquistar, y por esta causa se multiplicaba
mucho la población.
Con los españoles también llegaron numerosas enfermedades; con el
rudo trabajo a que los sujetaron, especialmente en el lavado de las
arenas de los ríos para la extracción del oro y los demás servicios
que les exigían, como el de mandarlos a tierras lejanas con
frecuencia, y especialmente a tierras frías, adquirían dolencias que
les ocasionaban la muerte, por cuya causa disminuían mucho.

Alimentación
Comían tortillas de maíz, de camote y huacamote, chile, pescado,
gallinas, venados, conejos, ratones, tuzas y armadillos, que llamaban
ayutuchtl; bebían cacao molido y jocopozole, un agua mezclada de
masa de maíz y de hueso molido de mamey. Hacían vinos de
piñaanona y mamey. Los españoles les enseñaron después la
confección de vinos de naranja, caña dulce, hobos y ciruelas. Para
embriagarse agregaban a los vinos la infusión de la raíz de un
arbusto que llamaban tepesimatl, que los ponía fuera de razón. La sal
que consumían la adquirían en Coxtatlán, del hoy Estado de Puebla, y
la cambiaban por algodón, y cuando no lo tenían lo adquirían a su
paso por Usila.

Enfermedades
Durante los tres meses del año que azotan huracanes en la región
enfermaban de tos, romadizo y dolor de costado, que no se curaban
porque les era desconocida la virtud de las plantas medicinales; lo
que más solían hacer era bañarse en las aguas de los ríos, y como en
vez de curarse se les aceleraba la muerte, acabaron las autoridades

105
LA SIERRA JUÁREZ

por impedir esta práctica. Con el tiempo usaron la medicina azteca,


que consistía en aspirar el humo del puquietl, que lo contenía una
caña hasta la mitad, y el cual era un líquido llamado picietl o
liquidámbar, y para combatir el dolor de costado usaron los baños de
agua caliente en un ambiente cerrado.

Tributos
Directamente a Moctezuma tributaron oro y cacao. Al señor de la
Chinantla, cacao, maíz, pescado, gallinas, frijoles, calabazas,
legumbres y otros mantenimientos; servicios personales en la
siembra y beneficio de las cementeras; limpia de cacaotales y los
demás que demandaba el señor y hacer las guerras cuando las
circunstancias lo exigían.
El oro lo extraía lavando las arenas de los nueve ríos en unas bateas
de madera fina y de unas bolsas de arena que encontraban a la orilla
de los mismos ríos, y con el tiempo pagaron a los españoles en reales
de diez tomines.

Carácter social
Los chinantecos de la montaña tenían fama de ser de poco
entendimiento, mentirosos, perjuros, de poco amor al prójimo, nada
caritativos y de poca fe en la nueva religión cristiana.

Riqueza y aprovechamiento de los productos forestales.


De los cedros y huanacaxtles hacían bateas para lavar las arenas
auríferas; muebles como mesas, cajas, bancos, y la destinada a la
construcción de casas y jacales; de los árboles gruesos, canoas para
atravesar los ríos.
Con la madera del zapote y chicozapote y la que llamaban
quauquavitl hacían los pilares o columnas de las casas.

106
LA SIERRA JUÁREZ

Como alimentos aprovechaban las frutas del zapote y el mamey;


además a éste le extraían del hueso la grasa o aceite, no sólo ellos
sino después también los españoles, y servía para limpiar y
blanquear la dentadura.
Extraían y aprovechaban el bálsamo y liquidámbar de los respectivos
árboles. No sabían aprovecharse de las demás maderas que
abundaban, como el encino y roble.
Aprovechaban las frutas de los dos géneros de palmeras que
abundaban, a una la designaban coyoles, y la otra era parecida a un
dátil. El cogollo de ambas plantas, cocido, les servía de alimento.
Del árbol del hule aprovechaban la resina, con la que hacían pelotas;
que en grandes cantidades remitían a México como tributo.
Aprovechaban el fruto del nanche, ciruelos, hobos, aguacate y
chayotes. A las uvas monteses o silvestres las llamaban picholes; las
había blancas y negras, de ricos racimos y muy estimadas por ellos;
no llegaron a descubrir el vino de estas frutas.
El árbol del xipalli, o sea la jícara, también la supieron aprovechar
para usos domésticos. Conocían muchas otras frutas silvestres, de las
que bien se aprovecharon. La corteza del árbol llamado majagua la
liaron para hacer fuertes cordeles.
Informaron que los españoles les trajeron de las islas de Cuba y
Santo Domingo la guayaba, la naranja, los limones y las sidras, que
muy pronto se propagaron en la región.
Las plantas en que ponían toda su atención, por ser la base de su
alimentación y comercio, eran el maíz, frijol, chile y cacao, que
exportaban a los países vecinos y distantes y que llegó a servirles de
moneda. Recogían tres cosechas de maíz al año, pero que picaba
pronto en las huertas; cultivaban frijoles, calabazas y variedad de
pimientas, tomates, camote y huacamote. Llegaron a hacer salsas de
chile y tomate.

107
LA SIERRA JUÁREZ

Sabían criar las colmenas, aprovechándose especialmente de la miel;


se desconoce sí llegaron a aprovecharse de la cera como elemento de
alumbrado.
Desconocieron el uso de la zarzaparrilla, no obstante tenerla en
abundancia. Extraían añil de una hierba y achiote de un arbusto, el
cual les servía de colorante para la ropa, pero cuyo color no era fino
y no gustó a los españoles.
De un maguey que abundaba en las orillas de los arroyos y ríos
extrajeron unas fibras muy finas, que llamaban pita, con las que
hicieron cordeles de calidad y otros tejidos.
Cultivaron en realidad el algodón, que hilado sirvió para
confeccionarse la ropa. De unas plantas hicieron tejidos, que
llamaron petatl, o sean los actuales petates.

Fauna
En la región había numerosos ejemplares de monos grandes y chicos,
de colas largas y negras y de barrigas blancas; tigres, leones,
zorrillos, armadillos, tuzas, hurones, venados, jabalíes con el ombligo
en el espinazo, como igualmente aves, faisanes, gallinetas, que
llamaban tequecholes; otros llamados quexelitl, loros de todos
tamaños y colores, muchos de plumajes negros; papagayos verdes,
guacamayas y también murciélagos.

Edificios y habitaciones
Eran malos edificadores, aun teniendo materiales para edificar, como
piedra y cal. Los templos y edificios públicos eran de piedra y barro
con techo de zacate.
Con la costumbre de quemar la casa de los padres tan pronto como
morían para edificar la suya, sólo improvisaban jacales en lugares
distintos de donde se criaban; éstos eran de material ligero,
verdaderos jacales o chozas.

108
LA SIERRA JUÁREZ

Los ríos los atravesaban a nado o por medio de hamacas, que son
puentes colgantes que tejen con bejucos, que abundan en la misma
tierra, pero que hay necesidad de reponer cada año, o por medio de
canoas.
Los utensilios de alfarería que empleaban los adquirían en los
pueblos chinantecos de la montaña fría, como Quiotepec,
especialmente comales, ollas, cántaros y tinajas.

Localidades de la antigua Chinantla que después formaron parte de


la Chinantla Pichinche o de la montaña
Desaparecidas en la actualidad, las tierras pasaron a formar parte de
otros municipios.
Soyolapan
Pueblo situado a 17 kilómetros del hoy Valle Nacional, a orillas de un
río. Sus linderos fueron: al norte, Yetla; al sur, Tamazulapan; al
oriente, Zacateptl, y al poniente, la tierra zapoteca.
Se ignora el nombre chinanteco que llevó, pero en los tiempos de
Moctezuma ya tenía ese nombre, que quiere decir Río de Pescado.
Sufrió varias inundaciones, y entre ellas una por el año 1572, que
hizo perecer a muchos de sus habitantes; los que quedaron se
mudaron a la falta del cerro, a un kilómetro de distancia; más tarde
una terrible peste que asoló los pueblos los hizo abandonar el lugar,
fundado el hoy Ozumacín (Miih-ia-hgñ), que significa “lejos de los
pueblos”, porque de la destrucción de la Gran Chinantla sólo
quedaron cuatro pueblos; Yetla, Palantla, Jacatepetl y Ozumacín, que
se repartieron toda la tierra de la Chinantla, y este pueblo quedó
muy lejos de los demás.
Tamazoloapan Situado a 26 kilómetros del Valle Nacional y a 16 del
río Soyolapan. Sus límites fueron: al norte, Yetla; al sur, Piedra de
León y Monte Cabeza, de la tierra zapoteca; al oriente, el río de
Lachixila, y al poniente, Cuasimulco. Su topografía es montañosa por

109
LA SIERRA JUÁREZ

estar en la serranía. Pasó dos veces al dominio zapoteca y otras


tantas volvieron a su antigua jurisdicción.
En 1389 el rey de Teozapotlán lo arrebató por derecho de con quista;
pero en 1411, este pueblo, con otros que estaban bajo el mismo
dominio zapoteca, se libraron de él, levantaron sus tiendas y
situáronse más al norte.
Resentido Zaachila 11 por la burla, volvió a conquistarlos,
conservándolos hasta el año 1454, época en que mirando el peligro
de las conquistas mexicanas, y a instancias del rey de Coixtlahuaca,
devolvió los pueblos conquistados a la Chinantla Pichinche con el fin
de que hicieran alianza, dando soldados y lanzas para auxilio del
señor de Coixtlahuaca, pero como les fue adversa la suerte quedaron
conquistados por Moctezuma, quien les impuso su lengua.
En su territorio hay una gran gruta, que llamaron Ya-cua o de León,
donde se encuentran o encontraron algunos restos de sus ídolos y
útiles de ceremonia.
Cuando se hizo la división de jurisdicciones en 1631 quedó
comprendido entre la de Villa Alta, donde permaneció por largos
años.
En 1806 sólo tenía 25 familias, después de haber sido uno de los
pueblos más florecientes de la Chinantla, pues llegó a tener hasta
500 habitantes.

110
LA SIERRA JUÁREZ

10. Cuasimulco

(Matrícula de tributos Mexicanos, lámina 43, fig. 6)

COAXOMULCO. Escritura figurativa e ideográfica: un árbol, cuahuitl,


da el fonético cuahi, y doblado en ángulo recto produce la
terminación xomulco, “en el rincón”, compuesta de xomulli, rincón, y
de co, lugar; xomulco, según el Diccionario de Molina, significa “en el
rincón”. Toda la palabra Cuauhxomulco, “en el rincón de la arboleda”.

(Matrícula de tributos Mexicanos, lámina 45, fig.10)

COAXOMULCO. Una vasija con pies, conteniendo encima pequeños


puntos de la radical coa, de coamitl, “zarzamora”, planta indígena de
frutos negros comestibles; la terminación xomulco es ideográfica, y

111
LA SIERRA JUÁREZ

se compone del signo atl, agua, que corre de arriba abajo dentro de
una escuadra de madera, formando un xomulli o rincón. La
significación de esta palabra es “en la rinconada de las zarzamoras”.
El mismo lugar en lengua chinanteca de actualidad se llama cua-ffíi,
que se compone de las partículas: cua, que es igual a agua o río, y ffii,
igual a zarzamora; la traducción literal es: el río de las zarzamoras.
Pueblo chinanteco que figuró hasta en seis partidas distintas en el
registro mexicano, lo que nos da a entender la importancia que tenía
entonces, siendo sus tributos polvo de oro, manojos de plumas de
quetzal, mantas de colores, armas y cuentas de chalchihuites, que
entregaban por conducto de Coixtlahuaca al monarca mexicano.
De este pueblo, dice el profesor Mariano Espinosa que está situado al
noreste, a 21 kilómetros del Valle Nacional y a dos del río de Yetla.
Linda por el norte con el mismo Yetla; al sur, con Yolox: al oriente,
con lo que fue Chapote, y al poniente, con lo que fue Tamazulapan.
Está comprendido entre los 17 ó 20° latitud norte y 2° 56´ 26”
longitud oriente.
Bastante importante en la antigüedad, situado primero sobre un
cerro y después a la orilla de un arroyo grande, como a 900 metros
de altura sobre el nivel del mar, perteneciente a la Gran Chinantla, de
quien era su principal tributario.
Dio origen a muchas disensiones entre las dos Chinantlas y demás
pueblos circunvecinos por límites de tierras.
Por el año 1452, después de muchas calamidades, pero
especialmente la pérdida de cosechas, les sobrevino el hambre,
miserias y otras calamidades, viéndose en la necesidad de emigrar a
otros pueblos; algunos se remontaron a sus bosques, donde
murieron víctimas del hambre, enfermedades y decepciones,
quedando reducida la población a unos cuantos habitantes, que con
el tiempo solicitaron su incorporación a Yolox, donde entregaron sus
tierras, imágenes de su templo, hasta que acabaron por fundirse con
esta gente.

112
LA SIERRA JUÁREZ

Posee ricas tierras que producen abundante maíz, frijol, vainilla y


toda clase de plantas de tierras cálido-húmedas.
Como se verá, todavía alcanzó a vivir un grupo de ellos durante los
primeros años del periodo colonial; tuvieron como patrón al Apóstol
Santiago, muy en boga entre ellos, a quien le erigieron un templo,
que todavía se ve en un croquis de Yolox.
Por estos datos es posible creer que los habitantes de Totomoxtla,
Nieves San Francisco Las Llagas (hoy Reforma) y Tectitlán sean
descendientes directos de aquel extinguido pueblo.
Para la mentalidad chinanteca de actualidad el lugar reviste
importancia, aunque el sitio sólo esté ocupado por dos o tres
familias, que viven a la vera del camino nacional a Tuxtepec.
Con nuevos hombres y elementos modernos, el lugar es propicio
para establecer o restablecer la población, atenido a lo rico de las
tierras y a la abundancia de agua.
La flora es tan variada y exuberante, que algunos viajeros,
especialmente extranjeros, sospechan sea éste el sitio donde se
produjo el maíz por primera vez y de donde se propagó, porque aún
existe una planta muy parecida a él.
Si la Comisión del Papaloapan sigue su programa, algún día este sitio
tendrá que resurgir como el ave Fénix de la leyenda.

11. Algunos párrafos de la historia nacional en relación a la


Chinantla
“Los chinantecos, nos dice el Padre Gay, ocupan una provincia
situada en la parte norte de la ciudad de Oaxaca y conservan aún su
idioma especial.”
Éste es de difícil pronunciación; las vocales de dudoso sonido y las
consonantes, frecuentemente multiplicadas, al producirse, se
modifican no por la lengua, sino por los dientes. Las voces son

113
LA SIERRA JUÁREZ

escasas; una misma palabra pronunciada con fuerza denota un


objeto, y con suavidad, otro diverso o acaso opuesto en el sentido.
Primitivamente los chinantecos deben haber sido colonia de marinos
atrevidos o náufragos establecidos en el seno de la costa mexicana, y,
en efecto, ahí fueron conocidos cuando la llegada de los españoles.
Anteriormente a la conquista estos indios no tenían otro lazo de
unión, aparte del idioma.
Andaban desnudos, cubriendo apenas sus partes pudendas con un
delantalcillo de cortezas de un árbol llamado jonote o majagua.
Cada uno levantaba su choza en el barranco que más le agradaba, sin
formar pueblos, sin reconocer otra autoridad que la de sus capitanes
cuando los guiaban al combate.
No practicaban culto religioso alguno.
Eran entonces notables por su indomable valor; por el orden con que
combatían en las batallas y por la forma de sus armas, especialmente
sus lanzas largas, erizadas de navajas y parecidas a las que vieron en
Oceanía otros navegantes de aquella época.
De la misma época precolonial, y correspondiendo al segundo
periodo de campañas que emprendió Moctezuma Ilhuicamina, se
cuenta la que provocó Atonaltzin, señor y rey de la Mixteca o
Coixtlahuaca, allá por los años 1455 y 1456.
Victorioso el monarca mexicano, subdividió su ejército, dirigiendo el
primero hacia el sur, que llegó hasta Tututepec; el segundo lo internó
en las montañas del hoy Huautla y Huehuetlán, inmediatas a
Teotitlán del Camino, y en esa dirección hasta las playas del Golfo,
apoderándose de Usila (Huitzilan), “lugar de colibríes”, y de toda la
Chinantla, a la que desde entonces impusieron el tributo de ciertas
cantidades de oro, como castigo a su alianza con los de Coixtlahuaca,
que pronto dejaron de pagar, y que se exacerbó con las quejas de los
comerciantes mexicanos contra los chinantecos, quienes a su vez ya
no soportaron las exigencias de los aztecas.

114
LA SIERRA JUÁREZ

Para asegurar las conquistas y cobro de los tributos quedó una


guarnición de las orillas del gran río en una pequeña eminencia, que
denominaron Toch-Tepetl (Cerro del Conejo), hoy Tuxtepec.
En la relación de Tezozómoc se dice que Ahuízotl, tan pronto como
fue electo rey y calificado de belicoso por los propios mexicanos,
inició unas campañas hacia el sur, entre cuyas regiones se cuenta
Chinantlán, de donde llevó buen número de prisioneros de guerra,
tanto para los trabajos que demandaba la construcción del templo
mayor como para sacrificarlos en los momentos de su coronación,
acontecimientos que tuvieron lugar entre los años 1482 a 1486.
Posiblemente realizó estas campañas para asegurar las conquistas
del primer Moctezuma y vencer la resistencia de los chinantecos a
seguir pagando el tributo que se les había asignado.
Pescadores chinantecos fueron los que vieron las primeras naves de
Juan de Grijalva a su paso por las playas de Veracruz.
Indígenas chinantecos fueron los que vieron la llegada de Cortés y
sus huestes al mismo lugar de Veracruz, o a la Puerta del Agua, como
la llamaban y quienes comunicaron la noticia a todos los habitantes
de la región, que se extendió con rapidez.
Vamos a ver en el capítulo relativo a la minería la forma en que
Cortés abre sus relaciones con los chinantecos y de la forma en que
respondieron éstos cuando supieron que el conquistador se
interesaba por el oro de sus ríos.
Cuando Pizarro el joven regresó a México a dar cuenta de su
comisión, se hizo acompañar de dos principales chinantecos para
buscar la amistad del conquistador y obsequiarle con algo de oro,
metal que aquél tanto apetecía.
Los expresados principales aprovecharon la oportunidad para
quejarse de los robos, violencias y demás perjuicios que recibían de
la guarnición establecida en Tuxtepec.

115
LA SIERRA JUÁREZ

Cortés los recibió como sabía hacerlo, tomó nota de sus deseos y los
devolvió a su región acompañados de dos mexicanos para que no
recibieran daño en el trayecto.
Así nació la amistad de aquéllos para prestarse mutuos e
interesantes servicios después.
Por la misma época Cortés mandó a Diego de Ordaz a practicar
sondeos en el río de Coatzacoalcos, acompañado de otros españoles
y mexicanos. En la frontera de esta provincia se encontraron las
últimas guarniciones aztecas.
Los indios coatzacoalcos y chinantecos se quejaron de los atentados
e injusticias que recibían de los soldados mexicanos e informaron a
Ordaz que acababan de reñir fuertemente con ellos, a quienes
vencieron en un lugar llamado Cutlonemiqui.
Cuando Cortés necesitó gente para combatir a Pánfilo de Narváez,
mandó al soldado Tobilla, diestro en el manejo de las armas y en la
construcción de ellas, para que pidiese a los chinantecos 300 lanzas
de las que usaban, con la única condición de sustituir las navajas de
pedernal por otras de cobre, conforme al modelo que proporcionó, y
reunir además dos mil hombres para colocarse en el lugar
determinado en que debían combatir a Narváez.
Los chinantecos respondieron con diligencia a la llamada, secundado
Tobilla por Barrientos, que aún permanecía entre aquéllos y era
adicto al Conquistador.
Pizarro el viejo, Heredia y Escalona se presentaron a Narváez,
quejándose de Hernán Cortés.
La guarnición de Coatzacoalcos, ahora al mando de Velázquez de
León, permaneció fiel a Cortés y regresó a incorporarse al grueso de
las tropas que combatían a Narváez.
Tobilla volvió bien pronto al campamento del conquistador con 200
chinantecos, conduciendo las nuevas y muy relucientes lanzas, que
desde luego se distribuyeron entre los soldados, a quienes el mismo

116
LA SIERRA JUÁREZ

Tobilla enseñó su manejo, y que fueron útiles en el momento de la


prueba.
La batalla de Zempoala, como se sabe, se dio la noche del 26 al 27 de
mayo de 1520, y antes de que desaparecieran las sombras de la
noche el campo era de Cortés.
Aquí nos permitiremos trascribir algunas líneas del verídico
historiador Bernal Díaz del Castillo, actor de aquella jornada.
“Cuando amanecía y los soldados empezaban a disfrutar el triunfo, el
conquistador y los suyos vieron entrar a los chinantecos en la plaza
de Zempoala, con gran orden y desfilando de dos en dos, y traían
lanzas muy grandes y de un buen cuerpo, y tenían de ellas una braza
de cuchillas de pedernal, que cortaban tanto como navajas
ordinarias, y cada indio traía una rodela como pavesina y con sus
banderas tendidas y con muchos plumajes, tambores y trompetillas,
y entre cada lancero y lancero marchaba un flechero dando gritos y
silbidos diciendo: “¡Viva el rey y Hernando Cortés en su nombre!”
Entraron muy valientes, y serían alrededor de mil quinientos, pero
que parecían tres mil por la formación que traían.
“Cortés habló con los jefes de esta gente, les agradeció su
contingente, les hizo obsequio de cuentas de vidrio y les indicó que
deberían regresar a sus pueblos de origen, acompañándolos el
propio Barrientos.”
En 1520 las consecuencias de “La Noche Triste” no tardaron en
hacerse sentir en la Chinantla; la guarnición de Tuxtepec se
componía como de ochenta españoles, al mando de Salcedo, que
sustituía a Velázquez de León, y numerosos mexicanos.
Tan pronto como supieron los acontecimientos de México
secundaron la actitud de sus superiores, y aprovechando un
descuido de los españoles los atacaron, matando a todos; sus armas y
pieles fueron ofrendadas a los dioses en el teocali del propio
Tuxtepec. Entre los muertos se encontraron tres mujeres de Castilla,
que habían venido con las tropas de Narváez.

117
LA SIERRA JUÁREZ

Como otros cien españoles, que andaban dispersos entre los pueblos
chinantecos, fueron muertos por los mismos mexicanos, entre los
que se encontraban Pizarro, Heredia y Escalona, en los bajos del
expresado Tuxtepec.
Barrientos y Cervantes, con mejor suerte, se internaron en los
pueblos de la montaña, refugiándose entre los indios de
Maninaltepec y los de Yolox, donde estaban las minas que habían
empezado a explotar.
Los chinantecos se mantuvieron adictos a Cortés y a sus gentes, así
es que a Barrientos lo defendieron de sus perseguidores; formaron
un grueso ejército y bajaron de la sierra a buscar mexicanos, a
quienes combatían con suerte varia.
Enterado Cortés de lo que acontecía, desde Tepeaca envió a Diego de
Ordaz y a Alonso de Ávila con algunos caballos y hasta veinte mil
aliados, que hicieron algunas correrías por esta región, matando a
cuanto mexicano encontraban, o recogiendo armas, ropas, joyas y
penachos de hermosas plumas.
Entretanto Barrientos, acaudillando fuertes núcleos de chinantecos,
bajaba a la costa a dar batalla a los mexicanos, con la precaución de
volver a la montaña cuando la suerte le era adversa.
Los caciques chinantecos también solían protegerlos para evitar que
cayeran en manos de sus enemigos, y así se pasó todo un año.
En una extensa zona habían desaparecido completamente los
españoles, y Barrientos y Cervantes continuaban aislados, hasta que
los mismos caciques chinantecos les informaron que en Tepeaca
había algunos españoles, por lo que se proponían mandar a dos
indígenas disfrazados que, caminando de noche y evitando cruzar
poblados, inquiriesen la verdad de los hechos y llegasen al mismo
Tepeaca a hablar con los españoles que fuera posible.
Barrientos aprovechó la oportunidad para poner una carta en los
siguientes términos:

118
LA SIERRA JUÁREZ

“Nobles señores: dos o tres cartas he escrito a vuestras


mercedes y no sé si han aportado allá o no, pues que de
aquéllas no he recibido respuesta; también pongo en duda
haberlas de ésta. Hágoos, señores, saber; como todos los
naturales de esta tierra de Colúa andan levantados y de
guerra e muchas veces nos han acometido, pero siempre:
loores a nuestro Señor, hemos sido vencedores, y con los de
Tuxtepeque y su parcialidad de Colúa (mexicanos) cada día
tenemos guerra, y los que están en servicio a su alteza y por
sus vasallos son siete villas de los que Tenez y yo y Nicolás
(Cervantes) siempre estamos en la Chinantla, que es la
Cabecera, mucho quisiera saber dónde está el capitán para
el poder escribir y hacer saber las cosas de acá.
“I si por ventura me escribieres de donde él está y
embiéredes 20 o 30 españoles, ireme allá con dos
principales de aquí que tienen deseos de ver y hablar al
capitán, y sería bien que viniesen, porque como es tiempo
ágora de coger el cacao, estorban los de Culúa con las
guerras. Nuestro Señor guarde las nobles personas de
vuestras mercedes como desean. De Chinantla, a no sé
cuántos del mes de abril de 1521. A servicio de vuestras
mercedes. Hernando de Barrientos.”
Los indios llegaron bien a Tepeaca y los españoles de allí los
mandaron ante Cortés, que estaba en Texcoco disponiendo el sitio de
Tenochtitlán. Se alegró al recibir la carta de los dos supervivientes,
con- testándoles que tan pronto terminara el sitio de México les
daría abundante y eficaz auxilio, como efectivamente lo hizo,
enviando a Gonzalo de Sandoval al frente de 35 caballos, 200
infantes españoles y gran número de aliados, con la consigna de
llegar a Tuxtepec a cobrar agravios, que no hizo en virtud de que
todos se le rendían, concretándose a quemar a un mexicano. Todavía
encontró en el teocalli de Tuxtepec los despojos de los españoles
sacrificados con anterioridad, y mandó llamar a chinantecos,
zapotecos, netzichos y aun a mixes para exigir se declarasen vasallos

119
LA SIERRA JUÁREZ

del rey de España, a lo que sólo respondieron los primeros, no


presentándose los últimos.
Los historiadores todavía consignan un párrafo más, diciendo que
después de la caída de Tenochtitlán hubo necesidad de una segunda
expedición a la Chinantla, que realizaron los mismos capitanes, los
que a su regreso informaron a Cortés que los mexicanos habían
peleado con valor, usando picas largas con punta endurecida por el
fuego, a la manera de los españoles.
Seguramente por las amistades nacidas en esta forma entre
chinantecos y Cortés, inmediatamente después de la conquista, y al
organizarse las encomiendas, el conquistador se apartó para sí toda
la Chinantla, teniendo muy en cuenta los ricos elementos de que
disponía la región, aunque verdad es que lo hizo mañosamente,
porque la incorporó al pueblo de Teutila del hoy distrito de
Cuicatlán.
El 25 de febrero del año 1560 el virrey don Luis de Velasco dio a
conocer una disposición de la Corona de España para que se
consideren pueblos que están a la cabeza de Su Majestad en la Nueva
España y que no se deben de enajenar de la Corona Real ni
encomendar a persona alguna (aquí una lista de 23 pueblos), entre
los que se anota Chinantlán, del partido de Teutitla, desde cuya fecha
los chinantecos dejaron de formar parte de las encomiendas
personales para depender directamente de la Real Corona.

12. La municipalidad de San Pedro Yolox


La historia de este pueblo en la antigüedad estuvo ligada
íntimamente con la de la Baja Chinantla o la Gran Chinantlán.
Hasta el año 1110 la raza chinanteca estuvo gobernada por una sola
persona, mandón, rey, cacique o como quiera llamársele.
Después de ciento treinta años de existencia, parece que los
descendientes de Quinan, el fundador, por las dificultades que

120
LA SIERRA JUÁREZ

tuvieron entre sí, dividieron a los pueblos, constituyendo así dos


señoríos.
A lo anterior siguió una época de guerras civiles, hasta que por el año
1305 quedaron definitivamente divididas las dos Chinantlas.
Por el año 1435 nuevas disensiones perturbaron al país, quedando
por último divididas en tres señoríos: la primitiva Chinantla; la
segunda era Oxila, que ahora se dice Usila, y la tercera la Chinantla
de la Alta Montana, la Pichincha o la de la tierra fría, que tenía por
cabecera el actual Yolox. En lengua chinanteca de la antigüedad a la
región se le llamó Tza-gma, que significó gente pelona del cerro o
pichinche.
Sus límites por entonces fueron: al norte, la Baja Chinantla; al sur,
tierra Zapoteca; al oriente, tierra Mazateca y al poniente, la Mixteca.
Desde aquel entonces la componían 14 pueblos o rancherías sujetas
a un solo jefe.
Con el devenir de los años, y seguramente por falta de espacio, los
yoleños se dividieron y el grupo disidente pasó a fundar el segundo
Yolox, o sea el actual Conaltepec; otros escritores aseguran que esto
sucedió por el año 1420, y es casi seguro esto, en virtud de que
cuando pasaron por ahí los guerreros de la primera expedición
azteca ya anotaron en sus registros a los dos Yolox.
La relación de Maninaltepec asegura que en la época precortesiana
guerreaban contra los dos Yolox. Otro tanto dice la relación de
Teococuilco, que asegura que en el mismo periodo guerreaba su
sujeto Atepec por tierras contra los mismos dos Yolox.
Otros informes dicen que setenta años antes del gobierno de
Moctezuma las dos Chinantlas, la de la tierra Baja y la de la Alta, eran
gobernadas por dos hermanos, sin saber si entre ellos había
jerarquías.
Sus problemas internacionales o de raza los resolvían de común
acuerdo y siempre se empeñaron en mantener buenas relaciones con
sus vecinos los zapotecas.

121
LA SIERRA JUÁREZ

Yolox en la antigüedad se llamaba Yoloxochimitlán, término azteca


que significa lugar de las flores; después se le llamó Yoloxonequilán.
A la llegada de los españoles a la región de la Alta Chinantla a ésta se
le designaba Chinantemalana.
El término chinanteco Tza-gma persistió por largo tiempo; después
sólo se lo aplicaba a los de Yolox, como de gente pelona, porque
habían adoptado la costumbre de raparse la cabeza, dejándose sólo
un mechón en la frente, a imitación de los mixtecos de aquella época,
costumbre que hasta la fecha se conserva entre niños y ancianos.
Hasta 1700 a la palabra Yolox se le agregaba el término Ziniquila,
degeneración del Nequilán de siglos atrás.
En chinanteco de actualidad al lugar se le llamo Moo, corrupción de
la palabra Naa, que es el color amarillo.
Algunos documentos coloniales dicen Moo-Naa, que también
interpretan como cerro Amarillo, término bien aplicado por la
topografía y color de la tierra en que está asentado el pueblo.
Otros dicen que porque en el otoño el campo se cubre de unas flores
silvestres de este color.
En zapoteco de actualidad a Yolox se le denomina Tahue, que es
nombre propio.
No obstante su antigüedad, no figura en la relación del Libro de los
Tributos del Códice Mendocino, lo que permite suponer que por
entonces eran subordinados de la Baja Chinantla, Cuasimulco, o lo
hacían por conducto de Coixtlahuaca, como lo hicieron por muchos
años varios pueblos vecinos.
Se carece de datos de este pueblo durante el siglo XVI y sólo se sabe
que en 1599 los visitó el primer español.
Se tienen informes de que como subordinado tenía Yolox al pueblo o
ranchería de Techitlalapa, que no se sabe la época de su
desaparición, lugar que ahora ocupa un nuevo rancho con el nombre
de San Isidro y que está frente a Cuasimulco.

122
LA SIERRA JUÁREZ

También en época indeterminada se sabe que un segundo pueblo


llamado San Miguel, que existió como a cuatro kilómetros al oriente
de Yolox, al desintegrarse la mayor parte de las familias se incorporó
a la cabecera y el resto se trasladó a Comaltepec. Otros documentos
dicen que esto acaeció en 1777.
Hasta 1659 no se erigió en pueblo, y la primera composición de sus
tierras se hizo en 1709, bajo el virreinato de don Gaspar de Zúñiga.
Mandó éste que los pueblos de San Francisco Tamazulapan, San Juan
y San Miguel fueran agregados al pueblo de Macuiltianguis. Después
se rectificó la disposición y deberían de unirse al de Yolox, siendo
gobernador de este lugar don Pedro de la Cueva.
La diligencia la realizó el Juez de Congregación de toda la Sierra, don
Alonso de Quiroz.
El 15 de octubre de este año se iniciaron los trabajos, empezando por
acomodar mejor al mismo pueblo de Yolox. El 19 del propio mes se
hicieron los trazos y repartimientos; los siguientes días construyeron
los jacales y trasladaron a las familias.
Entre los días 4 y 12 de noviembre se destruyeron y quemaron los
jacales de los pueblos removidos y se levantaron los inventarios de
los objetos del culto, que se llevaron al propio Yolox. Los
congregados fueron:
De San Miguel Cuapinole, 88 casados tributarios y 18 sueltos.
De San Juan Chichicazapan, 46 casados tributarios y 22 sueltos.
De San Francisco Tamazulapan, 42 casados tributarios y 24 sueltos, o
sea un total de 240 habitantes.
La copia de esta diligencia se obtuvo el 27 de julio de 1810 en la
ciudad de México.
El pueblo posee en su archivo dos documentos bien interesantes; el
primero suscrito por su gobernador, Pedro de la Cueva, el 6 de julio
de 1718, donde describe los límites de las tierras, cuyos datos fueron

123
LA SIERRA JUÁREZ

confirmados por los principales de todos los pueblos circunvecinos


en calidad de testigos, y dice:
“MEMORIAS DE LAS TIERRAS Y VARIOS PARAJES O
LINDEROS pertenecientes al pueblo y cabecera de San
Pedro Yolox.
Primeramente por parte del sur, en un arroyo nombrado
Cuachio, en donde está un puente y está una cruz, allí se
colinda con los del pueblo de Santiago Comaltepeque.
Item, sube por oriente de río en río, hasta el Monte de
Humo, es la raya con los de macuiltianguis, en donde está
una cruz.
Y de allí, bajando por oriente, hasta llegar adonde están dos
chorros de agua.
Bajando por abajo hasta llegar al río Sollolapa, por donde se
colinda con los del pueblo de Tiltepeque y el de Ozumacín,
que es por oriente.
Y de allí se vuelve por el norte, enderechura, hasta llegar al
Monte de las Hormigas, y bajando hasta el río nombrado en
nuestro idioma Cuanoo, y bajando otro poco hasta el Río
Grande, es la raya con los de Santa Teresa Cuasimulco.
Item, de allí se vuelve por el poniente y se sube de río en río
hasta llegar al río Puerco; es la raya con las tierras de
Santiago Cuasimulco.
Y de allí sube en derechura de río en río hasta el Monte del
Lodo.
Y de allí hasta el monte Dos Cabezas, y se viene lo mismo
por el poniente hasta el Monte Zacate.
Item, bajando por abajo por parte de una loma hasta llegar
al monte que le nombramos en nuestro idioma chinanteca
Momulaa, está una cruz y se divide con las tierras del
pueblo de Totomoxtla.
Item, bajando conforme de dicha loma hasta llegar a donde
se llama Mamucei, está una cruz que sirve de división con
las tierras de La Soledad de Tectitlán. Item, baja también de
loma en loma por la parte del poniente; asimismo está una

124
LA SIERRA JUÁREZ

cruz, que se nombra en nuestro idioma Cuosoo; es la raya


con el mismo Tectitlán.
Item, baja más por parte del sur hasta llegar a donde se
juntan dos ríos, y de allí se volvió por río de Santiago a
reconocer por el oriente hasta llegar al puente donde se
comenzó.”
El segundo documento, y suponemos que es la confirmación de lo
anterior, es un lienzo de manta que en fotografía se presenta, que fue
nuevamente copiado en 1832 y del que se hizo una traducción en el
año 1810, que a la letra dice:
Traducción del Lienzo. “Yo, el infrascrito, intérprete general
de los Tribunales de esta Corte, a pedimento verbal de los
naturales del pueblo y cabecera de San Pedro de los Yolox,
Obispado de la ciudad de Oaxaca, jurisdicción de
Teococuilco, copié a la letra y traduje del mexicano al
castellano los nombres de los barrios, pasajes y linderos de
sus tierras que se hallan en un mapa grande de lienzo de
algodón, comprendidas en dicha cabecera, cuya copia y
traducción es como sigue:
Número 1. Figura al modo de una fuente y junto a ella una
con nombre de Cuachia, que es por parte del sur.
Número 2. Figura al modo de cajete por donde pasa el agua
y en él este nombre: Ochia, que quiere decir en mexicano el
que espera en el agua, salvo que en aquel lugar tenga otra
significación.
Número 3. Monte con un animal en la cima, figura de perro,
y en dicho lugar con el nombre de Monte de Humo.
Número 4. Paraje de Lao; dicen ser idioma chinanteco, que
significa dos chorros de agua.
Número 5. Figuras de gente, sol, luna y estrellas, con
nombre Sollolapa, con rótulo que dice; Tlatuaní
chienercohualt patla hacuahuac, quiere decir: Señor de
ocho culebras anchas, con que significaron el rumbo del
oriente.

125
LA SIERRA JUÁREZ

Número 6. Figura de tres montes con el nombre de Monte


de tres Cabezas.
Número 7. Monte con un árbol y nombre de Oguila; debe
ser Ocutla, lugar de hormiga.
Número 8. Figura al modo de puente por donde pasa el
agua, y en él este nombre: Cua-zuhu; idioma chinanteco,
que quiere decir: Aquí es el río Puerco.
Número 9. Figura de monte con nombre Mahajuii, idioma
chinanteco, que según los interesados significa Monte de
lodo(o Mohotuuchii).
Número 10. Monte grande; el nombre del lugar es Maha-
tuehii. Aquí es Monte de dos Cabezas.
Número 11. Figura de montes con nombre de Maañii,
idioma chinanteco, que según los interesados significa
Monte de Zacate.
Número 12. Figura de montes con el nombre de Mojola; en
idioma chimanteco, por parte del norte.
Número 13. Una loma con nombre Moonusei, que quiere
decir Monte de Piedrecita.
Número 14. En la junta de mi cerrito, con el nombre
Quosoho; es idioma chinanteco con una cruz, y en ese lugar
se halla el sol, la luna y estrellas con que se significa el
rumbo del poniente.
Número 15. Una iglesia con dos torres y dos campanitas y
en su fachada el rótulo que dice; San Pedro; de consiguiente
al calce de dicha iglesia se halla una inscripción, que aunque
al principio del primer renglón está agujereada, se percibe
la sílaba que se supone Nica y sigue cabecera Yolox, inecuila
iticayotia chinantelamana, que en buen mexicano se debe
escribir así: Nica cabecera de Yolox inecuitla itolayocan
chinantecamana. En castellano dice: Aquí es la cabecera
nombrada Yolox, que a su lado se hallan los chinantecas.
Número 16. Inscripción a la letra: Nica Yolox inicuela o
motlali haterani hosomali inya echaupile tei ysein oquipio
altepel ihuu xüi holoti chatehuili pile y capila oasi altepeli
oguito tlatoani iguae otracati cato omextli tie pialo y capila

126
LA SIERRA JUÁREZ

oasi altepeli oguito tlatoani iguae otlacati cato omestli tie


pialo altepeli, nejaul miscama atlepeli ties macuiltianquisco
victritriltego busapa, Chichicazapa, Tamaxolapa oya huiy en
14 13 ocelotl. El significado mexicano de lo anterior debe
traducirse, para una mayor claridad, en los términos que
siguen:
Nica Yolox inecuitla o motlali in tlatoani Ozomali Ihuan in
cihuapille yei cuin oguipis in atlepetl ihuan matlatlan mei
oclotl chalchihuitl yes pitle capitan o acia epan in alt epetl
oguito in hatuani iguere otlacat imin atlepetl ca tio mertin
otic pisgue oguito tlatoani capitan mehualt nimitz inmaca in
altepeme tias tie inpie Macuiltianquisco Huitzapa
Chichicazapa Tamazolapa ongeh 14 13 ocelotl. Y todo este
último párrafo, traducido al castellano, dice así:
A un lado de aquí de Yolox tomaron asiento o radicación
para el resguardo del pueblo el señor Oxumali y la señora
Tres Perros con XIII ti...res (parece que quiere decir tigres)
de piedra preciosa. El caballero capitán llegó al pueblo y el
señor le dijo: “Cuando nació (en esto dio a entender la
fundación), los dos hemos estado en guarda del pueblo, le
digo yo te doy los pueblos, irás a la guarda y goce de ellos,
que son Chichicazapa Tamaxolapa, San Miguel. Deberá 14 o
13 tigres”.
Número 17. Capilla de San Miguel.
Número 18. Un pájaro con el nombre de olora; no es término
mexicano.
Número 19. Capilla con el nombre de Barrio Temextitlán.
Número 20. Dos figuras de hombres con lanzas y rodela en
las manos; este señor lo encontró y le dicen tierra de
Tamazulapan.
Número 21. Una capilla con el nombre de Tamazulapa.
Número 22. Otra dicha, con el nombre de S. Juan Nica
Chichicasapa.

127
LA SIERRA JUÁREZ

128
LA SIERRA JUÁREZ

Concuerda con dicho mapa, al que me remito, y va fielmente


traducido sin dolo, fraude ni encubierta ni variación en lo que
expresan sus significados, porque en así y sobre la fiel que pueda
convenir, lo firmo. México, agosto ocho de mil ochocientos diez.
Vicente de la Rosa y Saldívar. Rúbrica. Intérprete general.”
A esta traducción debemos agregar que a nuestro juicio lo escrito es
una mezcla de términos zapotecos, mexicanos y chinantecos, y para
probarlo bastará que señalemos lo siguiente:

Términos zapotecas
Nica, que quiere decir: Aquí.
Heterani, que quiere decir: Esperamos.
Hechapile ingú, que quiere decir: Subir.
Loti, que quiere decir: Sobre.
Cato, que quiere decir: Nosotros.

Términos mexicanos
Motlali, Ozomali, nombre personal. 7latoani, que significa señor,
capitán, etcétera. Altepeli, etcétera.

Términos chinantecos
Tei Isein, que se traduce: gente que hay.

Y por esto suponemos que el escrito data del período del primer
virrey o el inmediato sucesor.
Yolox, con el tiempo, ha ampliado a este perímetro de tierras sus
áreas con otras, ya sea invadiendo las de los pueblos desaparecidos y
las de sus vecinos, como sucedió con las de Temextitlán al principio
del siglo, y otras por adquisición directa, como las que ya posee en la
jurisdicción de Atatlauca y las adquiridas entre las áreas del pueblo
de Maninaltepec. A pesar de esto, y a decir verdad, no son
suficientes, porque todas están sobre un suelo extremadamente

129
LA SIERRA JUÁREZ

accidentado, que de nada les sirve. Se puede asegurar, sin que esto
sea exageración, que el 90 % de ellas son perfectamente inútiles.
Por estar situado el pueblo en el centro de los demás de su propia
lengua, desde un principio se le consideró como cabecera de
parroquia, de municipio y de comercio regional, que conserva hasta
la fecha.
Para intensificar los trabajos de catequización en el siglo XVII el
párroco beneficiado del lugar, don Nicolás de la Barreda, el 15 de
Septiembre del año de 1728 solicitó del Cabildo de Antequera la
aprobación de la doctrina en lengua chinanteca, cuyo texto sirvió por
largos años para la cristianización de esta gente, de cuya impresión
todavía se encuentran algunos ejemplares en la región, hoy bien
solicita- dos de los bibliófilos. En sus conflictos por tierras, a
mediados del siglo pasado, perdieron un juicio con los de
Comaltepec, por cuya causa las familias perdidosas se vieron en la
urgente necesidad de buscar nuevos campos, así fue como emigraron
rumbo a la Cañada de Atatlauca, del distrito de Etla, donde
adquirieron unos lotes que denominaron potreros, por ser campos
apropiados para la cría del ganado por la cantidad y calidad de sus
pastos.
Con el tiempo prosperaron, al grado de haber logrado constituir una
agencia municipal con el nombre de El Porvenir, pero sin desligarse
espiritualmente de su pueblo de origen, adonde acuden en sus días
de alegría o tribulaciones.
En cambio los nativos de Atatlauca, de origen cuicateco, por desidia,
malas costumbres y abandonando lentamente la agricultura, se han
convertido en asalariados, por lo que se han visto obligados a
emigrar, circunstancia de que se aprovechan los rancheros de El
Porvenir para adquirir lentamente las propiedades de aquéllos
situadas en el campo, y es de presumir que con los años se hagan
dueños de la población, donde bien podrían caber no sólo ellos sino
toda la población de Yolox si tuvieran un poco de visión para ello.

130
LA SIERRA JUÁREZ

Estadísticas
Censos

Hombres Mujeres Total


Generales 375 425 800
Escolares 66 88 156
Analfabetas 148 190 338

Distancias
A la capital del estado, por Ixtlán 97,000 metros
A la cabecera del distrito 45,698 "
A Comaltepec 4,418 "
A Tectitlán 4,480 "
A Temextitlán 625 "

Altura de la población sobre el nivel del mar: 2,020 metros.


Posición astronómica: Longitud norte, 17°47'13”; latitud este,
23218" (?).

Topografía
De la extensión territorial de este pueblo se forman las vertientes de
Río Grande hacia el poniente; del río Soyolapan, hacia el oriente, y
del río Santa Teresa, que después es el del Valle Nacional, al
noroeste. Todas estas aguas bajan con extremada precipitación,
porque la cumbre de la montaña asciende a más de 2,800 metros
sobre el nivel del mar y la profundidad baja hasta los climas cálidos.

Ambiente climatológico
Las tierras situadas a más de 2,000 metros de altura son frías,
húmedas; en la cumbre de la montaña por largos meses se
mantienen nubes o neblinas. Las del plano inclinado hacia el Golfo
están sujetas a las variantes de la costa veracruzana. Las del plano

131
LA SIERRA JUÁREZ

que mira hacia el poniente, que terminan en la margen de Río


Grande, corresponden al clima cálido seco; las de en medio tienen
clima benigno, y las de la altura es frío semiseco.
En los primeros meses del año las nubes que se forman a las orillas
de Río Grande, al subir a la cumbre del Monte Zacate, van lamiendo
la tierra y a la altura del pueblo se forman las tempestades, con
descargas eléctricas, que caen sobre la población, ocasionando
desgracias personales y materiales. Para neutralizar en algo estos
perjuicios los habitantes emplean un pararrayos, que mantienen
siempre al corriente y cuidan con interés, y últimamente han
colocado otro en la planta eléctrica.

Constitución geológica
Las tierras en general son arcillosas rojas, manchones de tierra negra
de origen metalífero; las rocas son calcáreas, pero las hay también
metamorfoseadas, y en el lecho de los profundos arroyos se
observan rocas del tipo antiguo, con afloraciones de metales de oro y
plata.

La flora
Es enteramente igual a la de los demás pueblos y conforme a las
alturas. La agricultura en las tierras del plano inclinado hacia el
Golfo, que son en extremo húmedas; la producción agrícola es
abundante y violenta, pero tiene en su contra el desarrollo constante
de la hierba y la arboleda, lo que obliga a los interesados a trabajos
de constante desmonte para no verse absorbidos por la floresta.
De todos los cultivos en estas áreas prefieren la caña, el café, las
frutas y en último término el maíz y frijol.
De la primera no sólo elaboran panela o piloncillo, sino también
aguardiente, que tiene gran demanda entre ellos mismos, y el café,
porque paga bien el flete desde sus ranchos hasta los centros de

132
LA SIERRA JUÁREZ

consumo; la fruta sólo la cultiva para el consumo local, porque


distancia y caminos imposibilitan llevarla más lejos.
En las labores agrícolas de las tierras altas no se puede emplear la
fuerza del ganado vacuno por la inclinación del terreno, que lo
expone a ser rodado, y que se agrava por la falta de pastos para su
alimentación, por lo cual cultivan lo que humanamente les permiten
sus brazos; además la planta está expuesta a las heladas retrasadas o
a las que se adelantan. Podrían sacar mayor provecho si se
propusieran sembrar trigo y papas, que no hacen por falta de
costumbre.
Las tierras del clima medio son pocas y no serían suficientes para
mantener a las 20 familias que viven constantemente en el casco de
la población; son cerriles, rocosas, muy inclinadas, de las que no
obtienen ningún provecho. Sus límites jurisdiccionales hacia el
poniente los tienen a escasos dos o tres kilómetros.
El yoleño vive bajo la constante presión de la falta de tierras y ese es
su problema básico. Las comunales son extensas, pero también
inútiles al cultivo, en donde apenas encuentra un minúsculo sitio
para plantar su jacal, hacer una modesta siembra, pasto para unas
cuantas semanas, que consumirán sus ganados. Esto le obliga a
buscar lejos un segundo sitio y la mayoría de ellos un tercer lugar, y
por esta necesidad están cambiando constantemente de hogar, y
como lo hacen con familia y animales domésticos, ellos mismos se
dan perfecta cuenta del tiempo que pierden en estos traslados en
detrimento de los beneficios oportunos de sus siembras; por eso se
dice que el chinanteco es un constante trashumante.
A esta vida dispersa se debe que en el centro de la población sólo
vivan constantemente escaso número de familias, que son las de los
comerciantes, las de los que desempeñan funciones oficiales o del
servicio del templo y las pocas que tienen alguna extensión de tierras
en los alrededores de la misma, y por último las de aquellos que se
interesan en la educación de sus hijos.

133
LA SIERRA JUÁREZ

Sólo tres veces al año se reúne la totalidad de la población: durante


la Semana Santa, el 29 de junio, que es la fiesta titular, y en la de
Todos los Santos.
Las familias que viven constantemente en el centro de la población
tienen necesidad de rentar los solares del vecino pueblo de Tectillán
y con ello se ven obligados a cultivarlos a medias, al tercio o al
cuarto, situación bastante desventajosa para el dueño del predio.
Consecuencia de todo esto es la desnutrición en que se debaten estos
habitantes, extrema en los niños, que hasta han perdido la
costumbre de jugar.
Toman las frutas antes de su madurez, precisamente para llenar el
estómago, lo que les origina enfermedades que acarrean la muerte.
Los niños tampoco juegan, porque se lo prohíben los padres, que
desean que esas energías se aprovechen mejor en los trabajos
agrícolas, aunque también es verdad que para jugar carecen de sitios
especiales o de alguna extensión, puesto que las casas están
positivamente incrustadas en la montaña y los minúsculos patios al
borde de los precipicios.
Los adultos tienen la idea de que no deben de trabajar más que para
medio cubrir sus necesidades; a lo anterior se agrega la mala
costumbre que tiene de vender sus cosechas o plantas en versa,
como la llaman, y a precios reducidos. El mozo de labores agrícolas
en 1945 ganaba de 37 a 75 centavos por doce horas de trabajo,
aunque también es cierto que por sus pocas fuerzas su labor era
deficiente.
Sus continuos cambios de un rancho a otro de diversa temperatura,
sus jacales y su constitución endeble, los exponen a contraer
enfermedades del aparato respiratorio.
De las causas anteriores se infiere que la educación primaria es
deficiente y de resultados pésimos. El reducido porcentaje de niños
que concurren a la escuela todavía está expuesto a una asistencia
irregular por la mala costumbre que tienen los padres de retirarlos

134
LA SIERRA JUÁREZ

bajo cualquier pretexto, especialmente durante los numerosos días


festivos del año.
Los padres de familia piensan que el servicio escolar, lejos de ser una
ayuda, es una carga que no debe fomentarse.
La circunstancia de que la población además de ser cabecera de
parroquia sea de plaza semanal, cabecera de municipalidad y
obligado paso para el Valle Nacional y Tuxtepec hace que se vea
algún movimiento de población, a pesar de estar deshabitado.
La falta de tierras los obliga a constantes conflictos con sus vecinos.
Es la razón por la que se apropiaron de las de los extinguidos
pueblos anotados en otros párrafos. Son legendarios y por siglos los
que han mantenido con sus hermanos de raza los de Comaltepec; el
último fue el de 1946.
Con el de Quiotepec mantienen una inexplicable rivalidad, que se
aviva periódicamente, con perjuicio para los habitantes.
Como obras materiales de importancia cuentan con su templo de la
época colonial, con gran atrio y sus campanarios; las casas curales,
las municipales, las escolares, regulares caminos, etc.
En el ciclón de 1944 perdieron su plantita eléctrica y su molino de
nixtamal, que después repararon ventajosamente.
Intervinieron en forma activa en los movimientos políticos militares
del siglo pasado, y en la última Revolución estuvieron sobre las
armas alrededor de trece años y sufrieron algunas pérdidas
humanas. Su conducta política siempre fue definida, secundando la
bandera de los zapotecas del centro del distrito, con quienes
mantienen las mismas buenas relaciones que nacieron desde hace
siglos, como lo veremos en otros párrafos, lo que se confirma con los
constantes matrimonios de una y otra raza.

135
LA SIERRA JUÁREZ

Idioma
De la lengua chinanteca muy poco se ha ocupado el mundo científico
para que de ella se pueda dar una opinión correcta, y los dos únicos
que lo han hecho, a mi juicio, lo hicieron en una forma enteramente
superficial, que no nos permite saber por fin la forma de clasificarla.
El historiador don Manuel Martínez Gracida dice que esta lengua es
áspera, vaga y primitiva, y que sus consonantes se concretan casi
todas en dentales y sus vocales carecen de sonido fijo.
El lingüista don Francisco Belmar dice de la misma y de la otomí que
son desgajamientos remotísimos de un tronco común, y que el
sistema silábico de la familia mixteco-zapoteco-otomí corresponde al
mayor o menor grado de polisíntesis y de incorporación de las
lenguas que lo forman, ocupando el primer lugar el zapoteco y el
último el chinanteco, en el cual el polisintetismo es insignificante.
Las otras personas que se han ocupado de ellas y han hecho
clasificaciones de estas lenguas no se ponen de acuerdo, porque
mientras unos consideran al chinanteco como una derivación del
maya, otros la toman como una rama de la mixteco-zapoteca, un
tercero la hace una mixtura de la zoquemixeana y, por último, hay
otros que la creen una lengua intermedia entre el totonaco y el mixe.
Esta diversidad de criterios sólo acusa el poco conocimiento que de
la misma se tiene.
Tampoco falta en la actualidad quien la crea una rama de la mazateca
por su misma vecindad.
Gracias a la oportunidad que tuve de estar entre indígenas
monolingües mixes, zapotecos, mixtecos, popolucas, mazatecos y
cuicatecos, que rodean a los chinantecos, supe que todos convenían
en que ésta es una lengua enteramente independiente, puesto que no
hay coincidencia alguna, aun entre los términos más vulgares, como
serían; tierra, agua, cerro, nube, cielo, sol, luna, piedra, etc., lo que
nos dice que el criterio de los científicos a este respecto está fuera de
la realidad.

136
LA SIERRA JUÁREZ

Las 22,000 almas que dominan esta lengua también aseguran que de
pueblo a pueblo hay diferencia de eufonía, de acento y de términos,
que se acentúan más entre habitantes de las tres o cuatro regiones
en que viven. El chinanteco de Choapan entiende muy poco de lo que
habla el de Ixtlán, y éste tampoco entiende el de los pueblos de
Cuicatlán.
Para los amantes de estos estudios damos unas pequeñas listas de
familias de palabras de esta lengua, con su significado castizo.
En Mexicano En Chinanteco Significa
1.Yolox Noo Corazón.
2. Comaltepec Unyac Cerro de comales.
3. Temaxtitlán Te ha Lugar de piedras de Luna.
4. Tectitlán Icun Lugar de piedras.
5. Maninaltepec Umun Pueblo de cordeleros.
6. Llagas Dúu.
7. Nieves Mi-Cú Lugar de heladas.
8. Totomoxtla Untoo Lugar de totomoxtle.
9. Tepetotutla Taa.
10. Atatlauca Comoo Lugar de agua colorada.
11. Zooquiapan Comoó
12.Macuiltianguis Mitaa Llano, plaza o mercado.
13. Luvina Cuo Loma de hueso.
14. Atepec Mo-Mun Cerro de agua.
15. Analco Mitun Llano parado.
16. Jaltianguis Mosu Mercado de arena
17. Ixtepeji Miu-Moo
18. Teococuilco Misti Llano mí.
19. Yareni Yi-Mamoin. Arriba del cerro de agua.
20. Abejones. Mejié
21. Capulalpan Cuié Ixtle o mineral 7.
22. Tiltepec Mogui Cerro Negro.
Zapotecos que viven
23. Pueblos del Rincón Moo-Calú detrás del Cerro Negro.
24. Valle Nacional Mii Llano.
25. Tuxtepec Moloo Cerro Conejo
26. Cuicatlán Cuataa Tierra del Canto.

137
LA SIERRA JUÁREZ

En Mexicano En Chinanteco Significa


27.Etla Uog. (Nicun Mo-ue) Lugar del frijol.
28. Ixtlán Saffu Eje de pueblos.
29. Oaxaca Nicuii En la nariz del guaje.
30. México Guia Moin En el centro del agua
31. Puebla Moo-Mii-Yee Llano de la Chuparrosa.

Términos Filosóficos Religiosos


Dios TidúJui-die. Sacerdote Millaa.
Diablo Chizaquiun. Campana Ni.Objeto
Cielo residencia de Dios Nifuii. de metal.
María Madre de Dios Senfuí. Templo Cuac.
Maestro de escuela Tujúa. Oración Ninee.

Metales
Oro Cunac Metal amarillo
Plata Cutee Metal blanco

Colores
Negro Hui-lee. Verde oscuro Yi.
Blanco Tee. Verde Rée.
Amarillo Nee. Rojo Ree-an
Morado Nee.

Instituciones Locales
Las autoridades municipales Chaa tóo
Los ayudantes o topiles Hue
Sacristanes o servidores del templo Cetain
El fiscal o censor Viscoó
La gente armada Cha-chi tieu
La gente zapoteca Cha-sien bien mahóo

Las principales frutas


La naranja Ging. Calabaza Mac.
El plátano Too. Picante Un.
La caña Cuñi. Zapote Ta-mau.
El aguacate Cuñu. Chicozapote Ta-nea.

138
LA SIERRA JUÁREZ

Nombres personales
Juan Guaá. María Yía.
José Sé. Andrés Reé.
Lorenzo Lein. Luis Luí.
Pedro Fiusii. Antonio Dúu.
Petra Dré. Juana Buaá.

La familia
Yo Náa Padre Ñué.
Abuela Ciyiáa. Hijo Yiuu.
Tío Háa. Tía Neie.
Cuñado Naá. Cuñada Náa.
Madre Saá. Abuelo Yiñó chia.
Hija Yiuu. Mujer Chammui.
Sobrino Runa. Sobrina Runa.
Padrino Ñium. Madrina Chiam.

Comestibles
Maíz Ungcum Miltomate Mluc-niúu.
Panela Banée. Hierba santa Moo-Hooj.
Tomate Mluc. Tortillas lii, muy
alargada.
Hierbabuena Cugnúu. Pozole Fuíi.
Masa Coó Culantro Un.
Frijol Unniun. Chile Culain.
Sal Nii. Alargada la i. Harina Aimóo.

Animales domésticos
Toro Hooj. Perro Chii
Gallina Yui-Yin. Guajolote
Abeja Hoo-ti cera. Conejo Ungehii.
Borrego Hoojsaac. Gato Loo
Pato Mu-ñiu.

Animales Salvajes
Jabalí Chi-muu. Zopilote Tún.
Coyote Nii-Jabalí. Trucha Fuuá.
Zorra Cua-nuu. Lagartija Geue.

139
LA SIERRA JUÁREZ

Animales Salvajes
Águila Cuii. Víbora Chia-có.
Venado Mlu. Avispa silvestre Hoo-mi.

Prendas de vestir
Camisa de hombre Mlu-chi. Calzón Mlu-chiu.
Sombrero Loo-chií. Ceñidor o faja Pau-niu-tuc.
Huarache de hombre Boo-mlu. Pañuelo Booc-Mlu.
Camisa de mujer. Mlu-chic. Enagua Mlu-Haá-niuc.
Enagua blanca. Mlu-Haá-Taa. Rebozo Mlu-yai.

Útiles de trabajo del hombre


Reata, cuerda. Nii. Hacha Gnii-Chii. Machete Gnií-machete.
Coa Mlu-Nii. Mecapal Ni-hee. Azadón Bataá.
Mazo Póo. Red Noó.

Útiles de mujer
Metate Too. Chirmolera Bung-niu-
uun.
Leña Cuú. Comal Yia.
Olla Tuc. Nixtamal Uncun.
Servilleta Mlu-chii-hii. Plato Bung.
Mano de Hoo-Too. Jarro Chiun.
metate
Ocote Que-un. Soplador Chí-moa.
Cazuela Uú.

Accidentes geográficos de la localidad


Casas municipales Niu-fuú. Casas curales Niu.
Caminos Fuc. Puentes Hooc.
Capilla Capii-lu. Cárcel Niu-Niu.
Templo Eua Esquina Chiu.
Campanas Nii. Taberna Eva.
Pozo de agua Too-mlu. Chorro de agua Loog.
Orilla del pueblo Eui. Entrada del pueblo Hée.
Las montañas Noo. La loma Yiu-tieu.
La cañada Cúaa. Arroyo Cua.
Río Mlu. Mercado Muáa.

140
LA SIERRA JUÁREZ

Como puede observarse, esta lengua carece dela letra “s”; por ello es
que carecen de práctica para pronunciarla, y al hablar en castellano
también la suprimen o le dan una pronunciación distinta, de donde
resulta un castellano muy especial el de estos habitantes.

Numeración
1 coo. 11 yac-coo. 21 yiaa-coo.
2 tuc. 12 ” tuc. 22 ” tuc.
3 neu. 13 ” neu. 23 ” neu.
4 chie. 14 ” chie. 24 ” chie.
5 ñia. 15 ” ñia. 25 ” ñia.
6 ñie. 16 ” ñie. 26 ” ñie.
7 ye. 17 ” ye. 27 ” ye.
8 gñia. 18 ” gñia. 28 ” gñia.
9 ñiu. 19 ” ñiu. 29 ” ñiu.
10 yac. 20 ” yiaa. 30 ” yac.

31 yiaa-yac-coo. 36 yiaa-yac-nie. 41 tuc-loo.coo.


32 " " tuc. 37 " " ye. 42 " " tuc.
33 " " neu. 38 " " gñia. 43 " " neu.
34 " " chie. 39 " " ñiu. 44 " " chie.
35 " " ñia. 40 " tuc-loo. 45 " " ñía.

46 tuc-loo-ñie. 51 tuc-loo-yaa-coo. 56 tuc-loo-yaa-ñie.


47 " " ye. 52 " " " tuc. 57 " " " ye.
48 " " gñía. 53 " " " neu. 58 " " " gñia
49 " " ñíu. 54 " " " chie. 59 " " " ñiu.
50 " " yaa. 55 " " " ñía. 60 tuc-loo-yiaa.

61 tuc-loo-yiaa-coo 81 tuc-loo-tuc-loo-coo.
62 " " " tuc. 82 " " " " tue.
63 " " " neu. 83 " " " " neu.
64 " " " chie. 84 " " " " chie.
65 " " " ñia. 85 " " " " ñia.
66 " " " ñie. 86 " " " " ñie.
67 " " " ye. 87 " " " " ye.
68 " " " gñia. 88 " " " " gñia.
69 " " " ñiu. 89 " " " " ñiu.
70 " " " yaac. 90 tuc-loo-yaa-tuc-loo.

141
LA SIERRA JUÁREZ

Numeración
71 tuc-loo-yiaa-yac-coo 91 tuc-loo-yaa-tuc-loo-coo
72 " " " " tuc. 92 " " " " " tuc.
73 " " " " neu. 93 " " " " " neu.
74 " " " " chie. 94 " " " " " chie.
75 " " " " ñia. 95 " " " " " ñia.
76 " " " " ñie. 96 " " " " " ñie.
77 " " " " ye. 97 " " " " " ye.
78 " " " " gñia. 98 " " " " " gñia.
79 " " " " ñiu. 99 " " " " " ñiu.
80 tuc-loo-tuc-loo. 100 coo-ciento.

Deducciones
Del uno al diez, son nombres propios. El setenta es cuarenta más treinta.
El veinte también es propio. El ochenta es cuarenta más cuarenta.
El treinta es veinte más diez. El noventa es el cuarenta más diez
El cuarenta nombre propio. Más cuarenta.
El cincuenta es cuarenta más diez. El número cien es un ciento. Se apar-
El sesenta es cuarenta más veinte. ta de la regla.

13. La Agencia Municipal de San Miguel Maninaltepec


De esta modesta comunidad, dependiente ahora del Municipio de
San Juan Quiotepec, es de la que se tienen muchos datos de su
antigüedad, como se verá.
En el Códice Mendocino, matrícula de tributos mexicanos, en lámina
41, figura 11, y lámina 43, figura, 5 aparece el siguiente dibujo, y su
traducción es Malinaltepec.

142
LA SIERRA JUÁREZ

El historiador Orozco y Berra dice “que es un cráneo fantástico,


representación entonces de malinali, hierba o zacate del muerto,
sobre la terminación tepetl o cerro”.
También traduce la palabra malinali como cosa torcida. En el
calendario es el decimotercer día del mes mexicano, que se puede
considerar como una variante, y se cree al mismo tiempo que debe
referirse al duodécimo signo de Tonamall.
En lengua chinanteca este pueblo se llama Malama.
En zapoteco se dice Latzi-lagut-ta, que puede traducirse como “el
llano o valle donde se recuestan las gentes o suelen acostarse”.
Fue registrado en el libro de los tributos de Moctezuma con la
obligación de entregarlos cada ochenta días.
A la llegada de los españoles ya ocupaban el actual sitio;
posiblemente era una ranchería donde se refugiaban o descansaban
los encargados de beneficiar las arenas auríferas del río, o sean los
gambusinos, de aquella época, para entregar el oro como tributo a
los mexicanos.

143
LA SIERRA JUÁREZ

El primitivo sitio es en la actualidad una hondonada que se


encuentra entre las altas cumbres del actual Monte Flor, que cruza el
camino que liga a esta población con la de Atatlauca, del distrito de
Etla, a una altura probable de dos mil novecientos metros sobre el
nivel del mar, sitio que en la actualidad aún llaman Pueblo Viejo, en
que existen huellas arqueológicas, especialmente adoratorios en
forma de pirámides y restos de los edificios. En algunos lugares el
suelo está cubierto de una gruesa capa de argamasa de color rojo y,
según la leyenda de los nativos, dicen que allí vivió su último rey y
mandón, que se llamó Moo-Moo.
De un informe oficial de mediados del siglo XVI se desprende que la
encomienda pertenecía a Francisco de Águila, diciendo que el pueblo
estaba a doce leguas de la Villa de Antequera, en tierra caliente,
doblada con un gran río y buenas tierras; del río cogían oro y buenas
pesquerías, había abundante miel y se producía el cacao. Sus cinco
barrios contaban con 300 matrimonios, 306 muchachos, que no
estaban clasificados, y que solamente daban 200 fanegas de maíz al
año y debían poner también 8,000 pies o plantas de cacao para
beneficiar al encomendero. De un segundo informe de 1580 se dice
que el Corregimiento o Beneficado estaba a cargo del clérigo Juan
Rodríguez, y que por entonces contaban con cerca de 200 familias,
proporcionando la siguiente información:
Muchos, antes de la llegada de los españoles, tuvieron guerras con
los de Ixtepeji, Teococuilco y los Yolox, que los quisieron sujetar,
pero que nunca lo consiguieron.
A la llegada de los españoles hacía muchos años que habían
reconocido a Moctezuma como rey, que los conquistó por la fuerza
de las armas, e ignoraban exactamente la fecha, porque las pinturas
que lo relataban les fueron arrebatadas por los mismos españoles,
porque creían que aquellos papeles les daban instrucciones sobre las
ceremonias y ritos de la antigua religión.
El tributo entregado a Moctezuma consistía en determinada cantidad
de cochinilla, mantas de algodón, plumería de distintos colores, pero
especialmente verde; piedras preciosas llamadas chalchihuites y

144
LA SIERRA JUÁREZ

algunas otras cosas que no teniéndolas las buscaban en otros


pueblos.
Tejían unas mantas de algodón del tamaño de un pliego de papel que
les servían de moneda.
El tributo era recogido por dos mexicanos, a los que llamaban
calpisquet, quienes lo reconcentraban en Coixtlahuaca, donde estaba
la guarnición mexicana.
El tributo llegaba hasta el grado de proporcionar gente adecuada
para hacer la guerra a las otras regiones, entregándola a los
capitanes del expresado Coixtlahuaca.
En los demás asuntos de la religión no intervenían ni Moctezuma ni
sus representantes; dejaban que los caciques de los pueblos
continuaran gobernándolos conforme a las costumbres, y de esta
forma la autoridad de los caciques resultó reforzada, al grado de que
no sólo eran servidos como señores, sino adorados como dioses.
La obediencia era tan completa que cuando no había esclavos para
sacrificar durante las fiestas, el cacique señalaba al que debería
morir, y éste, resignadamente, aceptaba su suerte.
La situación del macehual era más que desesperada y, sin embargo,
no protestaba, porque significaba acelerar su propia muerte.
En religión tenían numerosas divinidades, representadas en piedra o
barro cocido; las tenían para todas las necesidades de la vida, con
diversos nombres: para la salud, para los temporales buenos, para
las mujeres; pero sobre todo tenían al principal, a quien dirigían
todas sus reverencias, que era el dios protector de toda cosa, que
llamaban “Cuacocunyos”, a quienes anualmente le hacían una fiesta,
y la mejor ofrenda era el sacrificio de esclavos, que hacían en lugar
especial, sacándoles el corazón y distribuyéndose en pedazos el
cuerpo, con los que hacían comidas, de que participaban todos los
concurrentes; cuando no había hombres de esta condición
(esclavos), el cacique designaba al que debería morir.

145
LA SIERRA JUÁREZ

Cuando se trataba de marchar a la guerra, el sacrificio se lo hacían al


Sol.
El año era de 360 días únicamente.
La carrera del sacerdocio se iniciaba desde niños en los templos de
los dioses o en las casas especiales que levantaban junto a los
templos; de preferencia eran seleccionados para ello los hijos de los
caciques y de los principales.
Su obligación consistía en ayudar a los ritos, aprender las
ceremonias y el arte adivinatorio.
Era a indispensable conservar la pureza espiritual y corporal; un
acto de embriaguez o de allegarse a la mujer era motivo suficiente
para castigarlos con la muerte.
Cuando moría un sacerdote o cumplía el período de su encargo, que
lo ejercía hasta los siete años, elegía al que debería sustituirlo entre
los aspirantes o aprendices de su preferencia.
Llegado a esta dignidad, adquiría una preeminencia superior a la del
cacique, porque todo asunto grave tenía que ser de su conocimiento
y sólo se ejecutaba con su aprobación, pues de lo contrario se
abandonaba.
Debería resolver por el arte adivinatorio la suerte de una guerra y las
consecuencias que podría acarrear y el casamiento de algunos de los
principales.
En el gobierno, el criterio del cacique imperaba en todos sus
aspectos y normaba la vida del pueblo. A los súbditos les quedaba el
único recurso de trabajarle, obedecerle y tributarle las veces que lo
demandara, so pena de ser sacrificados y perder sus bienes en favor
del gobernante.
Para resolver todos los asuntos que se le presentaban se auxiliaba de
dos ancianos, que regularmente eran sus propios parientes; deberían
vivir en los alrededores de su casa o cerca de ella y eran los
encargados de oír los detalles de la queja o asunto que se sometía a

146
LA SIERRA JUÁREZ

la aprobación o desaprobación del gobernante, para que también


fueran resueltos con brevedad, así fueran asuntos de interés que le
llevaran los hombres preeminentes de los pueblos vecinos o lejanos
o bien que acudieran en calidad de embajadores.
En la actualidad a estos ayudantes se les llama ministros de Estado.
Eran también los encargados de dar a conocer, a los principales de
los demás pueblos o de la propia población, las decisiones de la
autoridad suprema.
Cuando se trataba de algo que deberían saber los macehuales para
cumplimentarlo la población en general se valían de otro grupo de
hombres llamados tequitatos o tequitlatos, mandones de cada barrio,
o para notificar a cada familia los deseos de su superior, regular-
mente en los trabajos que se les demandaba, llamados desde
entonces tequios, y a los que nadie debería faltar sin exponerse a ser
muerto por desobediencia.
Cuando por la naturaleza del asunto el propio ministro consideraba
que debería de tratarse directamente se solicitaba la respectiva
autorización, y concedida ésta, el exponente entraba en la estancia
real, quitándose los cacles, y con la mirada en el suelo, con mucho
respeto exponía el problema y esperaba la respuesta, que recibía con
brevedad y tenía la fuerza de ley que da la palabra escrita.
Las reverencias que a estos personajes se les tributaban eran iguales
a los que les dispensaban a los dioses.
Para la guerra, las armas que usaban eran las macanas, que en lengua
cuicateca llamaban nateyune, que eran unos palos de encino de dos o
tres dedos de grueso, a los que en un extremo les colocaban navajas
de pedernal agudas y afiladas.
Las defensivas eran rodelas de otate, que es una caña resistente de
tierra caliente, guarnecidas con plumas de diversos colores y ramos
de plumas colgadas.
El cuerpo se lo cubrían con pieles de venado, tigre o león o con unas
mantas de algodón dobladas dos o tres veces, llamadas en mexicano

147
LA SIERRA JUÁREZ

escahuipiles. Se pintaban la cara y las piernas con tierra de diversos


colores para aparecer más fieros y amedrentar mejor a sus
enemigos.
Los capitanes se distinguían en que llevaban los cabellos estirados
para arriba, atados con una correa de piel de tigre; siempre
marchaban delante de la tropa, debiendo recaer la designación entre
los más valientes.
En algunas ocasiones conducían la guerra los mismos caciques y en
otras designaban al que debería hacer sus veces y a quien todos
estaban obligados a obedecer.
Peleaban en escuadrones y a veces en alas abiertas para sujetar al
enemigo o para desviar la acometida. En el caso de batirse a la
defensiva se concentraban en los lugares más elevados y de difícil
acceso, atrincherándose y acumulando suficiente piedra arrojadiza.
Llegado el momento de la lucha, cada cual elegía a su enemigo, que
debería de abatir o de quien tendría que convertirse en su esclavo si
no lo mataba.
La suerte de la guerra se resolvía pronto, porque no usaban de otros
ardides, y el valor personal tenía plena aplicación.
Así fue como quedaron de tributarios de los mexicanos.

Indumentaria
El hombre vestía principalmente con una manta blanca cuadrada que
le llegaba hasta los tobillos, atadas las dos puntas sobre uno de los
hombros. Las había listadas de todos colores, con dibujos tejidos en
la parte baja; las mejores llevaban una cenefa de labores, entretejida
con plumas blancas y de colores. Para disponer de ellas en
abundancia criaban unas aves parecidas a los ánades de mayor
tamaño y de pico rojo, que llamaban canaautil (hoy guajolotes).
Regularmente sólo los principales señores podían usarlas de este
lujo.

148
LA SIERRA JUÁREZ

Los macehuales la usaban de tela de henequén, o sea de ixtle, que


sacaban de las hojas del maguey; sus partes nobles las cubrían con
un pañete del mismo ixtle, sostenido en la cintura por una cuerda del
mismo material.
La característica del sacerdote era llevar la manta ceñida al cuello.
Los caciques principales se adornaban con orejeras, besotes y
collares de oro y chalchihuites.
El calzado era una especie de alpargatas aseguradas con correas en
forma de pie de gallo; los principales se distinguían porque llevaban
pintadas las taloneras y les llamaban cacles.
Las mujeres usaban una especie de enagüilla desde la cintura hasta
los tobillos, llamadas tazcaay. Las de distinción la usaban adornada
de varios colores y con tejidos de lazos y franjas; encima y desde el
cuello llevaban una doble manta cuadrada con aberturas para poder
sacar los brazos y cabeza, llamadas huipiles, adornadas con tejidos
de varios colores, y abajo también llevaban una cenefa como la de los
hombres.
En la abertura de la entrada de la cabeza llevaban también una
cenefa de plumas de color.

La alimentación
La base de su alimentación eran tortillas de maíz, que cocían en
comales de barro; tomaban frijoles, chile, quelites, y de carne comían
conejos, liebres y venados; esto último sólo podían tomarlo los
principales, por- que a los demás les estaba vedada esta caza, y los
más pobres se con- formaban también con lagartijas y ratones.
La gallina era privilegio de los grandes, y como bebida tomaban
cacao, en forma de chocolate, que preparaban en pellas y bolas.
Los macehuales tomaban el aguamiel de los magueyes; para
emborracharse le agregaban la raíz de una planta que llamaban

149
LA SIERRA JUÁREZ

ocpatli, la que fermentando a los dos o tres días los sacaba de juicio
y, desgraciadamente, lo hacían con frecuencia.
Como bebida de refresco usaban la chían, que es la semilla de una
hierba que aún se usa en algunos lugares.

Población, enfermedades y medicina


La población disminuyó mucho a la llegada de los españoles, al grado
de que se redujo a la quinta parte, y se debió a que con ellos llegaron
también enfermedades desconocidas. Los invadieron tres epidemias
que los diezmaron.
Las enfermedades comunes primitivas eran calenturas con dolor de
cabeza (paludismo), vómitos de sangre, dolor de bubas, de costados,
de barriga y a las mujeres se les agregaba el del parto.
Se curaban con baños de temazcal (hoy diríamos de vapor), que cada
pueblo tenía para el público. El baño era un pequeño aposento donde
sólo cabían dos personas y a un lado se comunicaba con el fogón,
entre la lumbre se ponían unas piedras especiales y, cuando estaban
rojas por el calor, les echaban agua, con lo que se provocaba el vapor,
que era la medicina.
Para otras dolencias empleaban el baño de agua fría, que tomaban en
los arroyos y demás fuentes.
Para algunas otras dolencias acudían al práctico, que con lancetas de
pedernal les abría las venas para sangrarlos.
Había hombres dedicados exclusivamente a curar las enfermedades,
pero la mayor parte de esta actividad era ejercida por las mujeres.
Empleaban brebajes, tomas, pócimas y unturas de hierbas.
Para quemaduras y dislocaciones de brazo o pierna usaban la
corteza del yandadaqueno o cacalozúchil, que puesta y amarrada
sobre la herida decían que soldaba y curaba,
Para el dolor de cabeza se la picaban con un diente de víbora.

150
LA SIERRA JUÁREZ

Para el dolor de estómago bebían una infusión de la corteza del


mezquite.
Para el vómito de sangre se aplicaban el unto o grasa de león y una
infusión de la flor de suchinacaxtle y hueso molido de león.
Para el dolor de bubas tomaban la infusión de la raíz de una planta
llamada en chinanteco acondoo y en mexicano matlaopatl.
Para las mujeres paridas, una vez cerradas sus carnes, la infusión de
la raíz de un árbol llamado chichipatle.
Para el dolor de costado, la infusión de la raíz de un árbol que en
chinanteco llamaban macondoo y en mexicano tlacopatle.
Se purgaban con hierbas o raíces, que a veces les provocaban
vómitos.
No quisieron informar o denunciar el nombre de las plantas
venenosas que conocían y aplicaban.

Producciones
Los maninaltepecanos bajaban a la orilla del río, donde hoy está
asentado el pueblo, a poner sus sementeras, que regaban con el agua
que sacaban por medio de zanjas.
Al cultivo del maíz agregaban el del fríjol, chile, tomate y calabazas.
Delos encinales sólo les servían el madroño, robles y ocotes para
construir jacales y además para leña y alumbrado.
Como frutas tenían papayas, anonas, plátanos, ciruelas, hobos,
aguacates y diversos cuajinicuiles.

151
LA SIERRA JUÁREZ

Habitaciones
A fines del siglo XVI aún se veían las ruinas de sus templos y casas de
los antiguos caciques de su vecino Atatlauca, y decían que su
disposición era igual o semejante a la de las ruinas de Mitla o Uxmal.
Se trataba de casas de piedra no labrada y pegada con barro y techos
de paja. A su alrededor se levantaban las otras destinadas a las
atenciones del gobierno. No alcanzaron a tener puertas para cerrarse
y estaban rodeadas de patios.
Las de los macehuales eran jacales de madera, tan chicas que eran
verdaderas pocilgas, adonde vivían hasta dos matrimonios con sus
familias.
Comercio Los artículos de venta o cambio en los pueblos en que
había tianguis eran el maíz, frijol y frutas que adquirían en otras
partes.
El algodón, el cacao y el añil eran adquiridos en otros lugares de la
Chinantla norte, y desde entonces decían que el cacao de Soconusco
era el mejor.
La sal la adquirían de Cuicatlán, que a su vez llegaba de Coscotlán, de
la región de Tehuacán, de donde se extraía.
Los tributos los pagaban también con maíz, conforme a la tasa
señalada por los españoles.
Los caminos eran malos, ásperos, montuosos y largos para
aprovechar mejor los accidentes del terreno.
Hasta aquí los datos del informe expresado al principio.
Por la relación anterior queda entendido que el tributo al monarca
mexicano se daba por conducto de la guarnición de Coixtlahuaca en
vez de hacerlo por la guarnición de Tuxtepec, en donde se
concentraban los de los otros pueblos chinantecos. Esta
circunstancia induce a pensar que por entonces había motivos de
distanciamiento entre pueblos de la misma lengua, lo que obligó a los
aztecas a hacer esta clasificación; el lugar fue también uno de los

152
LA SIERRA JUÁREZ

primeros visitados por aquellos cuatro españoles exploradores que


encabezó el joven capitán Diego Pizarro, a quienes Hernán Cortés
mandó para estudiar los placeres y minas de oro denunciados por el
propio Moctezuma, como lo veremos en otro capítulo.
De ahí se quiso aprovechar el conocimiento que los propios
maninaltepecanos tenían para el beneficio de las arenas auríferas
para que siguieran beneficiándolas en favor de los nuevos amos que
eran los españoles, y sabemos que su exigencia llegó a tal grado que
aniquilaron en aquella época a los habitantes, no sólo del propio
lugar sino de sus alrededores, cuyos trabajos sirvieron de base para
las otras exploraciones que después se llevaron a cabo en territorio
zapoteca.
Los trabajos formales de cristianización se intensificaron a fines del
siglo XVII y principios del XVIII; las campanas del templo están
marcadas con los años 1702 y 1731.
En el año 1870 se confeccionó en forma científica el croquis de las
tierras de este pueblo, y por aquel documento se sabe que tienen
aproximadamente 600 kilómetros cuadrados de extensión, 30
kilómetros de norte a sur y 20 de oriente a poniente, tierras que en la
actualidad limitan con las de los pueblos de Aloapan, Abejones,
Macuiltianguis, Comaltepec, Textitlán, Quiotepec y Las Llagas, del
distrito de Ixtlán; Zooquiapan, Boca de los Ríos, Atatlauca, del
distrito de Etla; Teponaxtle y Tepetotutla, del distrito de Cuicatlán.
En tierras de este propio pueblo se fundó el actual San Juan
Quiotepec, tal vez en el período precolonial o en su principio.
En el transcurso de los siglos éstas se han venido reduciendo para
formar con ellas el patrimonio de las de sus vecinos.
Cuentan que los nativos de Abejones les arrebataron un buen lote a
la cumbre del cerro.
Algunos particulares de Yolox les han obligado a venderles otros
lotes, como el de El Carrizal, que también limita con los del propio
Abejones, y el conocido con el nombre de Pueblo Viejo.

153
LA SIERRA JUÁREZ

Otros vecinos de Quiotepec les han comprado la cañada del actual


rancho Guadalajara, Cerro Jabón y parte del lote Santa Catarina,
además de los que están en las márgenes de Río Grande.
Entre 1915 y 1916 una sociedad agrícola de Quiotepec les compró el
lote conocido con el nombre de Despoblado de San Martín, en donde
ahora está un nuevo pueblo que se llama Buena Vista.
Los vecinos de San Francisco Las Llagas recientemente les han
comprado otro lote llamado Despoblado de San Mateo.
Las tierras, aunque montuosas, por su calidad geológica, clima y
floresta son ricas.
A pesar de las pérdidas que han sufrido, en la actualidad aún se ven
amenazadas de futuros fraccionamientos, codiciadas por sus mismos
vecinos, que desde ahora hacemos constar lo harían acosados por la
necesidad y aprovechándose de la incapacidad material en que se
encuentran los propietarios para defenderlas.
Maninaltepec, en la antigüedad pueblo fuerte en todos sentidos, ha
venido decayendo en el transcurso de los siglos y está expuesto a la
desaparición si no se remueven las causas que han originado su
decadencia. Sabemos que en el período de la conquista tenía una
población de doscientas familias, algo así como mil habitantes.
En 1583 todavía eran 906 almas.
En 1878 se contaron 315.
En 1883 el censo fue de 254.
Y en el 1946 tenían únicamente 223.
En cuatrocientos ocho años han quedado reducidos a la cuarta parte
de lo que fueron.
Esta disminución progresiva tiene, a nuestro juicio, las siguientes
causas:

154
LA SIERRA JUÁREZ

a) Su aislamiento con respecto a los demás pueblos por el hecho de


estar situados en los extremos de los distritos de Ixtlán, Etla y
Cuicatlán.
b) Colocados en una profunda cañada, la comunicación con sus
vecinos se hace difícil.
c) El clima cálido-seco dificulta las labores agrícolas.
d) Los caminos que lo ligan son difíciles y abandonados.
e) Las charcas de agua que por largos meses dejan las crecidas de
Río Grande dan lugar a la multiplicación de anófeles, puesto que
en aquel lugar el paludismo es endémico.
f) La mala costumbre que tienen de criar cerdos sin las
precauciones debidas, hace que éstos anden sueltos, regando las
calles, los patios y casas de la población de pulgas de la nigua, de
lo que hacen víctimas a los habitantes. Sin temor de
equivocarnos, podemos asegurar que el 90 % de ellos están
atacados de ese mal y son elementos que sustraen a los trabajos
agrícolas.
La escasez de lluvia en algunos años hace que se sequen las aguas
de los arroyos inmediatos o baje mucho la corriente de Río Gran-
de, con lo que también se pierden los sembrados.
g) Como sus relaciones comerciales, sociales y políticas se sostienen
ahora con los pueblos de su propia lengua del mismo distrito, y
para llegar a ellos hay que atravesar el río, en los largos
temporales quedan bloqueados en virtud de que la hamaca no es
obra de ellos sino de los de Quiotepec, que son los únicos que
pueden construirla o repararla, quedando entonces los
maninaltepecanos a merced de aquéllos. En esas épocas difíciles,
para comunicarse con la cabecera del distrito, tienen que dar un
gran rodeo, resultándoles más fácil llegar a la ciudad de Oaxaca
que a Ixtlán.
Estadísticas
Censos
Hombres Mujeres Total
Generales 112 102 214
Escolares 39 37 76
Analfabetos 71 70 141
Alfabetizados 13 2 15

155
LA SIERRA JUÁREZ

Distancias
A la cabecera del distrito 63 kilómetros
A la capital del Estado por Etla 90 ”
A Quiotepec 6 ”
A Atatlauca Etla 50 ”

Altura sobre el nivel del mar: 1,120 metros


Posición astronómica: latitud norte, 17°50'30”; longitud este, 2°29'35”.

Con las fuertes avenidas que bajaron durante los ciclones de 1944 y
1945 grandes lotes de tierras de labor de las orillas del río fueron
arrasadas, dejando sobre ellas canto rodado, disminuyendo así sus
áreas de cultivo, especialmente de las milpas de riego.
El centro de la población es un bellísimo huerto cubierto de naranjos,
limoneros, limas, cidras, plátanos, aguacates, zapotes, chicozapotes,
mameyes, cañas y guayabas, que se levantan a la sombra de enormes
amates, árboles frutales que están en constante producción, y su
venta hace que los habitantes adquieran demasiada confianza para
negar su tiempo a mayores cultivos de maíz y frijol, lo que los pone
en constantes aprietos.
Las comunales situadas en las márgenes del río, aunque muy
quebradas, son ricas en pastos para la cría del ganado, de las que
sólo se aprovecha el de Quiotepec y Yolox.
Sus extensos bosques de árboles de copal en primavera les dan
buenos rendimientos, que comparten con los de Quiotepec sin razón
alguna.
De la producción de palma que crece en sus cerros confeccionan
tenates o tompeates, sopladores y petates o esteras.
Disponen de maderas de toda clase desde las blandas de las cumbres
del Monte Flor, hasta las duras, como huanacaxtles de las orillas del
río.
La caza es abundante en cuadrúpedos de toda especie, desde el tigre
y el león hasta el modesto armadillo, y en toda clase de aves, y en

156
LA SIERRA JUÁREZ

cuanto a animales acuáticos ahora sólo disponen de truchas de las


honduras del río.
Desde la cumbre de las montañas hasta el fondo de los ríos cuentan
con abundante piedra calcárea, donde se siguen advirtiendo también
manifestaciones de metales finos.
Los resultados de la escuela rural han sido exiguos.
Las influencias del poder público en estos rincones es muy relativa,
por lo que muchas faltas y crímenes quedan impunes. El alcohol
también hace sus víctimas.
De lo anterior se desprende con claridad que Maninaltepec, fuerte y
poderoso en la antigüedad, con extensiones de buenas tierras,
placeres de oro, abundante pesca y caza, empezó su decadencia con
la llegada de los españoles, y en la actualidad, ahogado por su
situación geográfica, sus habitantes se ven acosados por el
paludismo y el mal de nigua, desnutridos, ignorados y rodeados de
pueblos fuertes y codiciosos que sólo esperan la oportunidad para
acabar con ellos.
Su única salvación sería cambiarlos de lugar, pero presionados y
ayudados económicamente por el poder público.

14. Teococuilco, San Pedro


(Hoy villa de Marcos Pérez, cabecera de municipio)
En octubre de 1780, siendo Corregidor de aquella cabecera el señor
don Francisco Villegas informó a las autoridades superiores de lo
siguiente:
Este corregimiento depende de la alcaldía mayor de Oaxaca.
Como sujeto tiene un pueblecito llamado Santa Nayes Tepec, el
actualmente Yareni, así como Atepeque, Zooquiapan y Xaltianguis, y
todos estaban dados en beneficio a Pablo Acevedo, con excepción del
de Jaltianguis, que lo disfruta Gaspar Sánchez de Ulloa, que reside en
Ixtlán. Pablo Acevedo reside en el propio Teococuilco.

157
LA SIERRA JUÁREZ

El pueblo de Atepeque está situado al norte y como a cuatro le- guas.


Teococuilco también tiene unas estanzuelas llamadas Aluapa,
Zozotla y Tanatepec, distantes una y dos leguas, respectivamente.
Zooquiapan está sujeta directamente al propio Teococuilco.
Jaltianguis, como se dice, aunque formaba parte del mismo
corregimiento, estaba dado en beneficio a Gaspar Sánchez de Ulloa,
con residencia en Ixtlán.
Los cuatro tienen alrededor de cuatrocientos cincuenta familias.
Teococuilco limita sus tierras con Etla y Guazolotitlán, hoy Huitzo;
Atepeque con los de Yolox, es decir, Santiago y San Pedro; Aluapan
con Guazolotitlán, Huitzo, Etla e Ixtepeji, cabecera del corregimiento,
y Jaltianguis con Ixtlán.
Teococuilco en zapoteco se llama Quiaguie, y en mexicano
Tiquicuilco, que quiere decir en ambas lenguas cueva volteada, por
tener un río cerca circundado de un cerro grande, cuyas aguas han
carcomido sus bases hasta hacer unos huecos en forma de cuevas y
unos estratos planos o piedras planas colocadas simétricamente.
Atepeque significa en mexicano cerro de agua, y en zapoteco
quieniza, que tiene la misma interpretación.
A Zooquiapan en zapoteco le llaman Quiagona, y en ambas lenguas,
mexicano y zapoteco, significa lodo en alto.
Jaltianguis en zapoteco se dice Quelabes, le dieron este nombre por
tener cerca un cerro de areniscas, que en mexicano llaman Xa-lli, de
donde salió el nombre del lugar.
Los cuatro pueblos eran tributarios de Moctezuma desde doce o
veinte años antes de la llegada de los españoles, época en que los
conquistó por medio de las armas.
Las pinturas o jeroglíficos que tuvieron y que consignaban algunos
datos de su historia se los arrebataron los mismos españoles, porque
suponían que por ellos se regían en sus ceremonias e idolatrías.

158
LA SIERRA JUÁREZ

Los tributos los pagaba cada pueblo, y se componían de cierta


cantidad de plumas y piedras verdes, que cuando no las tenían las
conseguían en pueblos comarcados de 15 y 20 leguas a la redonda,
cambiándolas por unas mantillas de algodón que por entonces
circulaban como moneda.
Los tributos eran recogidos por los propios enviados de Moctezuma,
a los que llamaban mayordomos, los cuales residían en Oaxaca, y
después los enviaban a México.
También proporcionaban gente de guerra, cuando para ello eran
requeridos, y en recompensa Moctezuma les dejaba el gobierno
completo, por cuya causa los caciques se hacían respetar no sólo
como hombres, sino como dioses.
Entregaban al cacique todo lo que exigía, por lo que la condición de
los macehuales o gente del pueblo era muy triste y humillante.
Cuando para celebrar las fiestas o salir para la guerra no había
esclavos para las ceremonias, el cacique designaba al que debía
morir, y a éste no le quedaba más recurso que ofrecer el cuello.
Tenían dioses tutelares para satisfacer todas sus necesidades; los
había de madera y piedra, y los principales eran para la salud, para
los buenos temporales, para las lluvias y para los partos felices.
Cada pueblo tenían uno especial, a quienes dedicaban su fiesta cada
360 días, que era su año; el de Teococuilco se llamaba Coquebezeleo,
o sea el Principal de los Diablos, a quien le tenían dedicado un
sacrificio humano en su cerro cercano, llamado Quevazee.
El día de la fiesta le dedicaban como ofrendas codornices, palomas,
plumas de colores y chalchihuites o piedras verdes y azules, que
entregaban a los sacerdotes dedicados al servicio de esta divinidad, a
quienes nombraba el mismo cacique.
Los sacrificios personales consistían en la sangre, que se sacaban de
la lengua y orejas o se la hacía el sacerdote.

159
LA SIERRA JUÁREZ

En las ceremonias pedían salud para todo el pueblo, buenos


temporales y remedio para todas sus necesidades.
Las fiestas empezaban desde la noche anterior y terminaban a las
veinticuatro horas. Los sacrificios los hacían durante la noche en el
interior de los templos, donde actuaba únicamente el sacerdote, por
el respeto y veneración que tenían al lugar.
Cuando terminaban su función de sacerdotes, cuyo período era de
siete años invariablemente, volvían a la vida civil, eran personas de
muy alta categoría, superiores a los mismos caciques, y quedaban
como consejeros únicos. Ningún asunto se resolvía, por ligero que
fuese, si no daban su venia o su intervención, y sólo cuando daban su
aprobación se ejecutaba; en caso contrario se abandonaba. Para
asuntos de vital importancia, como, por ejemplo, decidir la
conveniencia de aceptar O ir a una guerra, el casamiento del cacique
o su enfermedad, se tenía en cuenta la decisión del ex sacerdote, y si
aun así había contradicción, se sujetaba a la suerte, que interpretaba
el mismo sacerdote.
A los caciques se les permitía tener las mujeres que quisieran, pero
dentro de todas existía la legítima o natural, como la llamaban. Sólo
los hijos de ésta tenían derecho a heredar el gobierno, y cuando no
había sucesión el gobierno pasaba a manos del pariente más cerca-
no, pero nunca a los hijos de las otras mujeres.
La esposa legítima también debería de ser descendiente de persona
de calidad y se recurría hasta a las hijas de los pueblos vecinos.
Ninguna mujer debería quedar vacante; todas, a determinada edad,
debían de convertirse en esposas, aunque fuera segunda o tercera.
El gobierno se realizaba mediante las órdenes que dictaba el cacique,
siendo ciega la obediencia por parte de todos los habitantes, así
fueran las más injustas.
El gobernante se auxiliaba de uno o dos parientes ancianos, que
deberían vivir en el mismo patio de la casa del gobernante o muy
cerca de él.

160
LA SIERRA JUÁREZ

Eran los encargados de oír al detalle todos los asuntos de Estado que
se planteaban a diario, que en forma concreta pasaban al
gobernante, quien así los resolvía y de nuevo daba a los interesados
la respuesta.
Cuando se trataba de los trabajos relacionados con los cultivos o los
beneficios de las plantas del cacique o trabajos de beneficio
colectivo, eran los mismos secretarios ayudantes los encargados de
dar la consignación a otros individuos que con el nombre de
taquitatos retrasmitían las Órdenes a cada uno de los habitantes
para que quedaran impuestos de las mismas, y a cuyos trabajos
nadie debía faltar, so pena de pagar con la muerte la desobediencia,
que se aplicaba inmediatamente.
Si un macehual pretendía ser oído directamente por el cacique debía
solicitar el permiso primero por conducto del secretario ayudante;
conseguido éste, se presentaba, y al entrar en la estancia debía de
mantener la vista en el suelo, costumbre de la que todavía quedan
huellas.
Los habitantes de Teococuilco, Zooquiapan y Jaltianguis no
combatieron a los mexicanos; se aliaron a ellos para combatir a los
demás pueblos, aunque se duda de esta información, porque hay
datos en contrario.
La guerra la hacían por escuadrones y a veces se dividían en dos alas
para triunfar mejor. Cuando esperaban la acometida, se situaban en
las alturas de las montañas más elevadas. La lucha era de hombre a
hombre hasta que se vencían; el premio de la victoria era hacer
esclavos, y el de la derrota convertirse también en esclavos y
tributarios.
Sus armas defensivas eran rodelas de otate guarnecidas con plumas
de diversos colores y unos colgajos como ramos de las mismas
plumas. Las ofensivas eran macanas, que en zapoteco llamaban
yagayeza, que eran unas garrochas de encino de un grueso de tres
dedos y en sus extremos unos pedernales colocados en forma de
navajas de doble filo.

161
LA SIERRA JUÁREZ

Para estos casos se vestían con unas guarniciones de trozos de pieles


de venado, tigre o león, que llamaban escahuipiles, y en zapoteco
pillaga, que a veces eran sustituidas por gruesas mantas de varios
dobleces, llevando todavía como relleno capas de algodón.
Pintábanse la cara, cuerpo y extremidades con tierra de varios
colores para aparecer más fieros.
Los capitanes marchaban delante, y eran muy conocidos porque
llevaban los cabellos estirados para arriba, atados por medio de unas
correas. Estos eran designados por el propio cacique y la designación
recaía entre los más valientes.
Unas veces era el cacique el que conducía la tropa al combate; otras
designaba al que debería de sustituirlo, a quien todos debían
obedecer, puesto que era el capitán general, y sus órdenes tenían que
ser acatadas como si dimanaran del propio gobernante.
Los trajes de la época, para los hombres, eran unas mantas
cuadrilongas que se ataban a las puntas sobre uno de los hombros y
les llegaban a los tobillos; algunos las usaban listadas de colores o
sobre tejidos de colores. Abajo llevaban una cenefa, también de
colores, y sobrepuestas unas plumas blancas de unos patos o especie
de anadones que para el objeto criaban.
Esta última era para las personas de calidad; los macehuales la
usaban de henequén o ixtle corriente y eran muy toscas, y algunos
otros ni a esto alcanzaban; sólo cubrían sus vergüenzas con pañetes.
Los adornos de los caciques principales eran orejeras, besotes y
collares de oro o de chalchihuites.
Por calzado usaban una especie de alpargatas, salvo que en el
empeine no llevaban sino unas cintas de cuero, con las que se ataban
los dedos y el talón. Las de los más principales eran con colores las
taloneras y hasta doradas. En zapoteco a esta prenda se le llamaba
laba y en mexicano cacles.
El traje de la mujer consistía en una falda de manta de algodón, que
se amarraba desde la cintura y les llegaba hasta el tobillón o tobillos.

162
LA SIERRA JUÁREZ

Las de las principales se las adornaban con tejidos y cintas de varios


colores, prenda que en zapoteco llamaban latizoti y en mexicano
cueitl. A lo anterior se agregaba la manta cuadrada, cosida por los
lados y con entrada para la cabeza y brazos, llamada en zapoteco
latiyaga y en mexicano güipil. Entre las personas de alta calidad a
esta prenda le agregaban adornos, especialmente una cenefa en la
orilla, en los bajos de la misma y en la abertura de entrada a la
cabeza, donde llevaban entrelazadas plumas de aves.
En 1777 el hombre ya usaba camisa, zaragüelles y jubones de manta
y algunas que otra chaqueta de paño azul y verde, capotes, zapatos y
botas de cuero, y los más la misma ropa, pero de sayal.
Las ropas, que por entonces ya eran signo de distinción social, las
vestían conforme podían adquirirlas.
Los alimentos eran tortillas de maíz, frijol, chile, quelites, liebres,
venados, lagartijas, ratones y otros animalejos.
En la antigüedad la gallina sólo era manjar de los caciques y gente de
alta calidad; pero por estos años ya era patrimonio de todos. La oveja
y el carnero también eran ya empleados en la alimentación.
La bebida de las personas ricas era el cacao molido y mezclado con
masa de maíz; lo que ahora conocemos con el nombre de chocolate-
atole.
El aguamiel en forma simple era una bebida muy codiciada por su
poder alimenticio; pero le aplicaban una raíz que en zapoteco
llamaban yagadzoo y en mexicano capotle, con que se fermentaba; a
los tres días era una bebida embriagante, que ahora llaman tepache,
en mexicano otli y en español pulque. Como refresco tomaban agua
de chían, que en zapoteco llamaban quezaachaa.
En la antigüedad hubo mucha gente; pero ésta disminuyó a causa de
las enfermedades que trajeron los españoles, como en una epidemia
que hubo en 1577, a consecuencia de la cual murió la tercera parte
de la población, habiendo lugares donde llegó hasta la mitad, en la

163
LA SIERRA JUÁREZ

actualidad se multiplican menos por habérseles suprimido la


costumbre de tener varias mujeres.

Hierbas medicinales
Para el dolor de cabeza usaban la hierba llamada en zapoteco
cuanayaa y en mexicano xuxupatle, que tomaba hervida el paciente.
Para provocar los vómitos empleaban otra hierba llamada cuaana-
laa (hierba caliente) y en mexicano chichipatle, que se tomaba
hervida.
Para las quebraduras de huesos empleaban la hoja de un árbol
llamado en zapoteco quianere y en mexicano puztepatli, que se
aplicaba con trementina y la ligaban a la parte enferma.
Para la cámara de sangre empleaban molida y hervida la cáscara del
cacao. Para las heridas y picaduras de víbora empleaban asada la
penca del maguey. Había hombres especiales dedicados a las
curaciones, a los que ahora llaman médicos.
Además de las flores traídas de España, tenían las de manzanilla y
ruda, que en forma de ramilletes colocaban en largas varas, que
llamaban zúchiles, que eran adornos empleados en la recepción de
sus autoridades mayores.
Como moneda usaban los granos de cacao y las mantillas de algodón
que tejían. La sal que empleaban era traída del rumbo de Cuicatlán y
de Tehuantepec.

Segunda época
El nombre es mexicano, y según algunos etimologistas significa
“lugar donde se contaron las gentes”, es decir, lugar de censos.
Acaso sea una huella del paso de las tropas mexicanas en tiempos de
Ahuízotl.

164
LA SIERRA JUÁREZ

Del zapoteco antiguo al de la actualidad se ha modificado el nombre;


ahora se dice yat-schia. La primera partícula es una contracción de la
palabra “cerro” y las segunda significa “piedra”, por lo que la
traducción literal es cerro de piedra, nombre muy apropiado, porque
efectivamente la población descansa sobre una enorme roca, cuyas
bases se ven desde el fondo de las márgenes de los ríos que la
circundan.
De este lugar la historia del Estado dice:
Que sus primitivos pobladores salieron de Teotitlán del Valle y que
fue el primer núcleo zapoteco que se fundó en esta región
montañosa, por el año 800 de esta era, y que de este mismo sitio, al
multiplicarse, salieron los habitantes de las demás poblaciones de la
región.
Que en la época de Zaachila III hizo alianza con los mixtecos para
contrarrestar la fuerza militar de los mexicanos, lo que demostraron
en el combate que presentaron en un cerro inmediato al hoy Huitzo,
y que dieron órdenes terminantes al cacique de Teococuilco para que
se dispusiera a una larga campaña con los aztecas, acontecimientos
que tuvieron lugar por el año 1486.
Que por los años 1528 a 1530 Hernán Cortés mandó a Martín de
Mézquita a pacificar a los de Teococuilco, que se hubieran sublevado,
y que la acción de este español llegó hasta Teutitla, del hoy Distrito
de Cuicatlán.
A mediados del siglo XVI al lugar le designaban Teococuilco, de la
provincia de Oaxaca, y dependía directamente de Su Majestad, que
entendemos no tenía encomendero especial.
Por entonces sólo tenía tres sujetos, que suponemos eran: Yereni,
Aloapan y Zooquiapan. Carecemos de datos de la época de la
Congregación, si es que la hubo. Tampoco tenemos datos de la época
en que desaparecieron otros tres pueblos o ranchos; pero deducimos
que murieron en la época de las epidemias.

165
LA SIERRA JUÁREZ

Entonces decían que distaba de la ciudad de Antequera sólo nueve


leguas.
La población se componía de 910 tributarios; cada tres meses tenían
que entregar 68 pesos de once reales cada peso, 400 fanegas de maíz
y 25 de frijol; tenían en explotación la madera; era de tierra
templada, donde se podían criar gusanos de seda; vivían también de
la pesca, que hacían en sus inmediatos ríos, y abundaba la fruta;
alguna de sus estaciones era de tierras frías.
Hasta la fecha corre como verídica la versión de que los habitantes
de Etla son sus descendientes directos, así como los de los demás
pueblos cercanos a esta villa.
En el período de los corregimientos el partido de Teococuilco se
componía de los actuales pueblos: Yareni, Abejones, Atepec,
Macuiltianguis, Zooquiapan, Aloapan, Analco, Luvina, Comaltepec,
Temextitlán, Nieves, Yolox, Tectitlán, Totomoxtla y Llagas. En otro
capítulo señalamos los demás pueblos de la región de la Mixteca que
también formaron parte de este partido.
El funcionario de esta vasta región se denominaba subdelegado y
residía en Teococuilco; sólo por temporadas visitaba las otras dos.
Por esta razón el lugar era muy frecuentado, y para facilitar el paso
se hicieron caminos en diversas direcciones, que ahora están
abandonados.
Un segundo personaje de esta época es el doctrinero, que por
muchos años fue un español y después un mestizo, hasta que cayó en
manos de un indio principal, quien se distinguió por la intervención
que tuvo en las sublevaciones de 1660.
En 1752 el alcalde mayor de este lugar, don Juan Francisco Cortés, en
nombre del mismo y de sus agregados Teozacualco y Teojomulco, se
dirigía al gobierno virreinal y solicitaba: “Que en cumplimiento de
diversas leyes y en nombre directo de los habitantes del propio lugar
y de los de Santa Ana Yareni, Zooquiapan, Abejones, Aloapan, Analco,
Atepec y Macuiltianguis no se cobrara la alcabala a la entrada dela

166
LA SIERRA JUÁREZ

ciudad de Antequera por el trigo, el maíz y demás productos de la


tierra que cosechan y venden en el mercado o tianguis de la ciudad.”
La solicitud corrió los trámites ordinarios, hasta que el veintiocho de
abril del mismo año el conde Revillagigedo les concedió lo que
pedían, en cumplimiento de las leyes invocadas, y con
apercibimiento de multa de doscientos pesos si el arrendador de las
alcabalas, don Juan Pascua Brien, hacendista real de alcabalas,
continuaba cobrando la entrada de esos productos.
Se decía en el escrito de petición que el maíz y el trigo eran las únicas
plantas que cultivaban, pero de poca extensión, y que apenas si era
suficiente para llenar sus necesidades de alimentación y vestido, que
por entonces era de harapos.
Como su campana data del año 1692, suponemos que la religión
llegó a aquel lugar a mediados del siglo XVI. Seguramente fue una
cabecera de parroquia que se estableció en la misma época que la de
Ixtepeji. El templo de la actualidad ha de ser el segundo; es un
edificio grande, aunque no de arquitectura de calidad como sus
semejantes de Ixtepeji y de Ixtlán.
Entre las pinturas que lo honran figura un lienzo bastante grande del
Apostolado, obra del artista oaxaqueño Miguel Cabrera, de una época
anterior a su establecimiento en la ciudad de México.

Estadísticas
Censos
Hombres Mujeres Total
Generales 799 862 1,661
Escolares 155 165 320
Alfabetizados 172 33 205
Analfabetas 155 238 393

167
LA SIERRA JUÁREZ

Distancias
A la cabecera del Distrito 28,500 metros
A San Miguel del Río 9,000 ”
A Zooquiapan 7,750 ”
A Aloapan 14,500 ”
A Yareni 6,750 ”
A San Juan del Estado 34,750 ”
A San Juan Guelache 32,500 ”

Censos agrícolas: dos predios mayores con 20,015.00 hectáreas y 442 menores
con una superficie de 904,250 hectáreas.
Situación sobre el nivel del mar: 1,626 metros.
La altura de la confluencia de Río Grande y el de Teococuilco es de 1,450 metros
sobre el nivel del mar.
La cumbre de su cerro más alto, que lleva el nombre de Siempre Viva, es de
2,700 metros.
La situación astronómica es: Latitud norte, 17° 21’. Longitud 0., 96°36’

Las tierras de este pueblo parten de las márgenes poniente de Río


Grande, suben hasta la cumbre de la montaña y vuelven a bajar por
el lado oriente hasta la mitad de la misma, y limitan con las de
Atatlauca, San Juan del Estado, San Gabriel y San Juan Guelache, del
distrito de Etla, y con las de Aloapan, Yareni, Jaltianguis, San Miguel
del Río y Zooquiapan del mismo Ixtlán.
Por ellas han sostenido largos y costosos conflictos con sus vecinos
del valle de Etla, y en uno de ellos los patrocinó su paisano el señor
licenciado don Marcos Pérez, obteniendo de los tribunales una
sentencia que los favoreció y que se mantiene en pie hasta la fecha.
La población está asentada sobre el filo de la última estribación de
un contrafuerte que baja desde la cumbre Siempre Viva, en cuya
cima está la única calle principal, y a su lado se levantan los caseríos,
que de lejos dan la idea de que se superponen por la inclinación de
las laderas donde están situados.
En la antigüedad tuvieron veneros de abundante agua, que se
cegaron con el tiempo. Después recurrieron al líquido de los ríos,
para lo cual la tenían que traer sobre bestias, lo que les ocasionaba
molestias graves, hasta que lograron traerla de un arroyo de

168
LA SIERRA JUÁREZ

Zooquiapan mediante una zanja, entubándola después la hicieron


llegar a algunas fuentes, con lo que medio se remedió el mal.
La geología de las márgenes de Río Grande y de su propio río son de
las más interesantes de la región por la estructura de sus rocas, en su
mayoría con estratos caprichosos de varios tipos, superpuestas en
formas sinuosas en unos tramos, simétricas en otros,
perpendiculares, inclinadas, horizontales y de un espesor variado, en
que predominan las rocas calcáreas. Las hay también ígneas y
metamorfoseadas.
Las tierras, en su generalidad, son arcillas amarillas de todos los
tonos, hasta llegar al rojo vivo, aunque las hay de otros colores, pero
en menor escala.
El ambiente climático es cálido seco en las partes bajas y frío seco en
las alturas; son escasas las lluvias, y en las partes altas son más
frecuentes en el temporal; azotan vientos tempestuosos y llegan
hasta ser huracanados por el rumbo del Valle de Etla.
Son frecuentes las heladas en las partes altas.
En sus bosques elevados predominan todas las especies de encinos y
ocotes, que han explotado desde la antigüedad, y desde el último
cuarto del siglo pasado de sus florestas han salido enormes
cantidades de durmientes para el Ferrocarril Mexicano del Sur.
Cultivan en cantidad el maíz y trigo, que les sobra después de cubrir
sus necesidades; el excedente lo venden a los pueblos de El Rincón, a
cambio de café, y al Mineral de Natividad. El segundo lo venden a los
molinos del valle de Etla; tienen pocos árboles frutales, no obstante
que sus tierras se prestan muy bien para la siembra del durazno y
del manzano, y en las partes más frías la chilacayota, el chícharo y la
papa.
Como industrias de los siglos pasados cultivaron la cochinilla para
sacar la grana y el gusano de seda para confeccionar ceñidores y
tilmas de hermoso color rojo; en la actualidad sólo tejen unos pocos
sarapes de la lana que obtienen de sus borregos.

169
LA SIERRA JUÁREZ

Es el único pueblo que realiza una técnica especial para la


construcción de sus habitaciones; se han eliminado por completo los
jacales. Las casas se singularizan por el techo; sobre las vigas colocan
tablones, sobre éstos adobes y una última capa de arcilla muy bien
cernida y de calidad especial que hace imposible la penetración del
agua pluvial, y cuando se abre una grieta, que es raro, se concretan a
poner nueva capa de arcilla, por lo que sus construcciones son
eternas y proporcionan un ambiente fresco en su interior que las
hace muy agradables en el verano.
Son trabajadores asiduos, económicos hasta rayar en la miseria O
egoísmo, de donde les vino el apodo de lidis. En un tiempo fueron los
más fuertes arrieros por el número de bestias que manejaron. Las
mujeres se equiparan a los hombres en las labores agrícolas y de
arriería; ocupan a los niños de acuerdo con su edad, aunque en la
actualidad ya los mandan más a la escuela.
Conservan muchas de las costumbres o educación de la antigüedad.
La sociedad está perfectamente dividida en tres clases: la rica y
dirigente, la media, que secunda a aquella, y los pobres, que en la
actualidad se convierten en mozos de los anteriores. Los menores y
las personas de menor calidad social, al encontrar a los otros (los
ancianos o las autoridades), los saludan con una reverencia, que
consiste en besarles las manos o hacer intento de ello; en las mujeres
se extrema esta atención.
Los casamientos se conciertan a gusto de los padres y con personas
de su misma posición social.
Los cargos públicos y de calidad son desempeñados por los de la
primera clase y los demás conforme a su categoría.
Son enemigos acérrimos del raterismo, y para mantener el respeto a
la propiedad ajena recurren a castigos enérgicos, que pueden llegar
hasta la pena de muerte, que la decreta el pueblo en general y la
ejecuta la autoridad a espaldas de la ley.
En los graves problemas que se le presentan a la autoridad se hace la
consulta al pueblo, y es entonces la voz de la experiencia de los

170
LA SIERRA JUÁREZ

ancianos la que decide; tomada la resolución, todos deben de


acatarla y la autoridad someterse a ella.
En sus relaciones con autoridades superiores o con las de los demás
pueblos sus tratos los hacen en tono reverencial, con súplica o dando
un gran rodeo para manifestar sus deseos; su mejor aliado es el
tiempo y son los más excelentes diplomáticos de la región.
Sus cualidades de trabajadores cumplidos y económicos las han
aprovechado ante el Banco de Crétido Ejidal, el cual les ha abierto
buenas cuentas, que han saldado rigurosamente.
Han gustado y gustan todavía de fomentar la música, la danza y el
deporte; sus antiguos jarabes son de los que pueden modernizarse, y
la ley de la conscripción les vino muy bien, porque la aprovecharon
para dar rienda suelta a sus inclinaciones deportivo-militares.
La Revolución les abrió los ojos para modernizar sus costumbres o
ponerlas al día en algunos aspectos, conservando las que les son
útiles, y desde 1922 han iniciado la protección decidida de su
escuela; en 1943 empezaron a celebrar el natalicio de su hijo
predilecto, el gran liberal del siglo pasado, dos veces gobernador del
estado, el licenciado don Marcos Pérez, y lo hacen con reverencia
fanática, circunstancia que tiene que influir en la educación de sus
hijos.
Como vemos, desde la antigüedad tomaron parte en los movimientos
políticos militares, y en el siglo pasado fueron abnegados chinacos,
juaristas y porfiristas después. En la última revolución actuaron
destacadamente, con la circunstancia de que se dividieron, no
sabemos si por convicción o por táctica, formaron el tercer batallón
de la primera brigada, y los que salieron fuera de la región
regresaron con algunos grados y una mentalidad avanzada.
Teococuilco pesa en los destinos del distrito y de seguro le esperan
todavía altas funciones que desempeñar por el afán de sus hijos por
educarse.

171
LA SIERRA JUÁREZ

15. La municipalidad de la villa de Santa Catarina Ixtepeji


Etimología mexicana que se debe a haberse fundado junto a un cerro
que tiene en la cúspide una roca negra, de donde se tomaron unas
lajas, que fue el material empleado por los primeros habitantes en la
confección de navajas, lanzas, cuchillos y demás armas de aquella
época, que en azteca llaman ixtli o iztli, junto a la roca observábase
un derrumbadero o despeñadero, que en la misma lengua se dice
tepexi; yuxtaponiendo los dos términos navaja y derrumbadero se
forma la palabra Ixtepeji.
La etimología zapoteca de actualidad es tziyela, pero es contracción
del término latzi-yela, o sea latzi, igual a llano, y yela a laguna; la
traducción literal sería El llano de la laguna. Término también bien
aplicado, porque un grupo de estos habitantes vivió en un llanito, en
cuyo centro estaba una laguneta, de la que todavía hay huellas sobre
el camino que conduce del pueblo a Xía.
En el siglo XVII los propios naturales decían llamarse yaxitza- latzi-
yela, o sea gente nexicha o rinconera del Llano de la Laguna.
Por los años 650 a 700 de nuestra era salieron de Yoloxonequila, de
la región chinanteca del actual Yolox, tres señores. El primero, por la
veneración y respeto que le tenían, se llamaba en zapoteco Guadao-
Tzo0tzi-Quetz, que en mexicano se traduce Yaoyo Tecctli, o sea
“señor o capitán de la guerra”. El segundo llamado Zapuu o Laxuu
Galepetz, que en mexicano significa Cempoalli-Tecuani, o sea “veinte
leones”, y el tercero llamado Pinelaaquiedtzqui, que en mexicano
significa Yma-tlahuitoli, o sea “brazo de arco”. Venían seguidos de 30
o 40 familias; el primero ocupó y pobló el actual sitio de Ixtepeji; el
segundo, lo que fue San Juan de la Estancia, donde en la actualidad
sólo quedan restos de una capilla o templo y el tercero, lo que hoy en
día sigue siendo San Miguel del Río.
Con el primero se quedaron 20 familias y la otra mitad se repartió
entre los dos últimos.
A los situados en San Juan de la Estancia con el tiempo les llamaron
de Yetzigo, a los de San Miguel, Latzi-Guía, “Llano de Piedra”.

172
LA SIERRA JUÁREZ

Al multiplicarse un grupo de ellos, los de Ilaa-Gui, o sea los del “Palo


de Guayana”, se apartaron y fueron quienes al congregarse fundaron
el Barrio de San Miguel.
Otros habitaron las lomas de Idialasa y Balia-Yu-Du, tierras blancas y
cueva de tierra agria, que en la Congregación formaron el Barrio de
San Juan Bautista.
A los habitantes de San Juan de la Estancia con el tiempo se les dio el
apodo de sigoo o siguu, o sea “los podridos”; en la Congregación
formaron el Barrio de San Juan Evangelista.
Los que vivieron alrededor de las actuales casas municipales
acabaron por formar el Barrio de San Pedro.
Una vez asentados a la llegada de Yoloxonequila, para su propia
seguridad se confederaron con los habitantes de los pueblos
cercanos, como Teococuilco, Teozapotlán (Zaachila), Cuilapan,
Huaxyacac (Oaxaca) y Zooquiapan, y para mejorar sus relaciones se
intercambiaron mujeres por medio de casamientos.
En esta forma vivieron por muchos años, hasta que unos señores de
Tenochtitlán los inquietaron y sujetaron al tributo; después se
presentaron otros de la Mixteca, especialmente de Tututepec y
Achiutla, exigiéndoles también lo mismo o amenazándolos con la
guerra si no lo daban, dándose el caso de tenérselo que dar a los dos
grupos por el temor que les infundían y porque los mexicanos ya
estaban situados en lo que ahora es Oaxaca.
La tributación consistía en oro bajo, corriente o de baja ley; plumas
verdes, venados, maíz, gallinas de la tierra, leña o trabajos
personales a los aztecas situados en Oaxaca.
Siempre consideraron que para esto no tenían orden ni razón alguna,
puesto que no dieron lugar para ello. El tributo lo exigían cada
ochenta días, cada año o cuantas veces lo querían.
Tanto el oro como la plumería lo obtenían de Tehuantepec,
Soconuxco o Guatemala, y para ello se alquilaban como tamemes o
cargadores de los comerciantes o como peones de cultivo,

173
LA SIERRA JUÁREZ

especialmente entre los señores o principales de cada lugar, aunque


en ello se dilataran hasta seis o siete meses para la adquisición de lo
que tenían que proporcionar.
Se daba el caso a veces de que a un mismo tiempo se presentaban a
exigirlo mexicanos y mixtecos; se confundían y se resistían a dárselo
a uno u otro. ¡Producto de tanto trabajo y sin poderlo dividir!
Su religión en esa época se concretaba a lo siguiente:
El ídolo era una navaja de sílice de color negro como de 30 ó 40
centímetros de larga, sin figura alguna, y lo adornaban con plumas
verdes de las más finas y ricas. El ídolo hacía las veces de oráculo. No
tenían sacerdotes especiales ni le tenían dedicados días de fiesta
determinados; cada cual lo adoraba cuando quería o tenía
necesidades de ello.
Lo llevaban a los cues o templos que erigían en las cumbres de los
cerros, se hincaban de rodillas y con navajas agudas de pedernal se
cortaban las orejas, narices y lengua, o se las horadaban únicamente
atravesándoselas con unos palillos delgados; su adoración en este
sentido llegaba hasta hacerse lo mismo en sus partes ocultas o
nobles.
La sangre que manaba de estos actos se la ofrecían al ídolo; los que
no podían hacer la ofrenda en esta forma por estar enfermos u otros
motivos degollaban gallinetas de la tierra (guajolotes) o gallos y
perros y con la sangre bañaban al expresado ídolo. La ofrenda era
considerada más valiosa cuanto mayor era la cantidad de sangre que
se sacaba para ello.
Los casamientos se hacían por la elección de los contrayentes,
especialmente con las jóvenes que tenían fama de doncellas.
Las pedían a sus padres, y si daban su consentimiento, llevaban la
elegida a la casa del novio, y si se resistía se la llevaban con engaños
o por la fuerza o la encerraban, y si ni aun así consentía la mujer, la
llevaban al bosque por algunos días, hasta que consintiendo la

174
LA SIERRA JUÁREZ

volvían al pueblo a la casa de sus padres; después la llevaban a


presencia del ídolo, en donde comían y bebían hasta embriagarse.
Se casaban las veces que querían, según la calidad del individuo y sus
posibilidades. Si encontraban en adulterio a la mujer, la devolvían a
sus padres, quienes tomaban este hecho como afrenta.
Para la guerra se armaban con macanas y rodelas y de una especie de
espadas; se defendían con chimales o escudos llamados
ichcahuipiles, sayos o mantas gruesas de algodón y estofados. Las
rodelas eran tejidas con cañas fuertes, especialmente las que
portaban los señores caciques. Los soldados marchaban desnudos,
portando únicamente macanas y porras; las primeras eran unas
varas puntiagudas, y las otras una cuerda amarrada de una piedra;
pocos estaban autorizados para usar la rodela. Peleaban sin razón
alguna o lo hacían por verdadero deporte, y de preferencia con los
pueblos vecinos, como Zooquiapan, Chicomezúchil, Teococuilco,
Cuilapan y los chinantecos.
En estos casos llevaban al ídolo bien custodiado, acompañándolo con
tambores o teponaxtles, lo cual era para indicar por dónde debían
caminar y para alentar a los guerreros en la pelea.
Al primer prisionero que tomaban lo sacrificaban al ídolo. Los demás
los conducían al pueblo, y después de la consulta al oráculo, que era
el propio ídolo, sacrificaban al primer prisionero, adornándolo de
antemano con plumas verdes y coloradas. Le sacaban el corazón, que
ofrecían al ídolo, a quien también bañaban con la sangre. Después lo
destrozaban y se repartían la carne, que comían guisada o asada.
Igual cosa hacían con ellos los enemigos cuando caían en sus manos.
Los vestidos eran tejidos de henequén o ixtle; los mazatles o
ceñidores eran de algodón se tapaban con una especie de toalla o
sábana blanca, también de algodón. Las mujeres llevaban enaguas de
manta de henequén hasta las rodillas y un huipil o camiseta.
La alimentación principal consistía en tortillas o tamales de maíz,
que mezclaban con algo de chile.

175
LA SIERRA JUÁREZ

En la época de la cosecha mataban una gallina, gallo, perro, venado,


conejo u otros animales salvajes, siempre que lograran cazarlos;
comían esta carne, pero no sin antes hacer la ofrenda al ídolo.
Por el año 1569 ya habían cambiado mucho su traje y la
alimentación; usaban camisas de algodón, unas mantas como
sarapes, sombreros y zaragüelles, especie de calzones según algunas
personas; zapatos y chaquetas de lana tejidas por las propias
mujeres.
Estas usaban largos huipiles de algodón, que les llegaban hasta muy
cerca de los pies.
Además de las tortillas y tamales, comían huevos, gallinas, carne de
carnero, vaca, legumbres y tomaban chocolate y atole.
Algunas de estas cosas eran traídas de la ciudad de Antequera.
Por aquellos años ya no sabían manejar las flechas ni las macanas.
La sal que tomaban la extraían de unas pozas cercanas y en forma de
líquido; la recogían para rociar con ella sus comidas, no sabían
beneficiarla y empezaban a traerla de la ciudad de Antequera.
Las casas eran de adobe, cubiertas de paja.
Sus artículos de comercio eran la venta de vigas, tablas tablones,
viguetas, bateas y leña de ocote. Se alquilaban a los españoles de la
Nueva Antequera, con cuyas utilidades podían pagar el tributo.
Supieron la llegada de los españoles a Veracruz por conducto de los
de Cuilapan, diciendo que el mar había arrojado a unos hombres
vestidos de hierro que se decían hijos del Sol.
Primero fueron a Tenochtitlán a pelear contra los españoles; pero
después lo hicieron a su favor, habiéndoles llevado su cacique
Coquelay.
Los anteriores datos fueron tomados de la relación del pueblo,
comenzada el 27 de agosto de 1579 y terminada el 30 del mismo mes
por el Corregidor Juan Jiménez Ortiz y el escribano Diego Ramírez de

176
LA SIERRA JUÁREZ

Castro, por comisión y mandamiento del señor don Martín Enríquez,


virrey de la Nueva España, cuyo original se conserva en la Biblioteca
de la Real Academia de la Historia, de Madrid, sala 12, estante 18,
tabla 3, en el legajo 22 de las Relaciones Geográficas de la América
del Norte.
En otro escrito que se conservó por largos años en el Archivo del
Municipio de este pueblo se decía que habiendo sido invitados por
Hernán Cortés para aniquilar a los mexicanos, el cacique Coquelay
aceptó la llamada; que concurrió al sitio de México con 200 hombres,
de los que sólo regresaron 20, diciendo que los demás habían
quedado muertos en las orillas de los lagos, pero que habían logrado
poner a Cortés en el trono de Moctezuma. Por estos méritos el
conquistador confirmó el título de cacique al frente de 40 pueblos al
hijo de Coquelay, quien al bautizarse se llamó don Juan Juárez Diego
de Zárate.
A los dos años de haber llegado los españoles a México penetraron
en el Valle de Oaxaca, entre ellos venía un tal Maldonado. Los de
Cuilapan mandaron llamar al cacique y demás señores principales
del pueblo, con la respectiva gente, para hacer la guerra a los recién
llegados, porque sabían que los venían a conquistar, a cuya llamada
acudieron, conduciéndolos su jefe Hoquebeyotzi, que en mexicano
significa Aztatl-Tequitli, o sea señor de la Garza, llevando como
segundo a Hoqui-Bilana Quebatzinao.
Seguramente el resultado fue adverso; por eso se dice que terminada
la guerra quedó como encomendero de Ixtepeji Pedro Aragonés, que
estuvo como quince años, sucediéndole su hijo Juan Aragonés hasta
su muerte, y designándose después a los corregidores.
Dicen que entonces no sabían por qué los habían conquistado.
Todavía después de algunos años de la conquista eran aún apegados
a las prácticas religiosas antiguas, y para no catolizarse huían del
pueblo y vagaban por los otros, hasta que el virrey don Luis de
Velasco ordenó recogerlos para ser devueltos a su lugar.

177
LA SIERRA JUÁREZ

Por simple novedad aceptaron los nombres del calendario católico,


pero como apellidos se quedaron con los antiguos; así se recuerda a
Domingo Yetzine, Juan Latzina, Pedro Pilaga y Domingo Bilao.
El agua de que disponían era de muy mala calidad, y fue por eso que
desde la época precortesiana habían abierto una zanja, que
completaban con canoas, para traerla desde un bosque llamado
Yotza, que estaba a más de cuatro kilómetros de distancia, agua que
no sólo usaron para los usos domésticos, sino para el riego de sus
sementeras, y así lograron hacer dos cosechas de maíz al año, y ni
aun así les bastaba para cubrir sus necesidades, porque también era
cierto que sembraban poco y la necesidad los obligaba a comerse los
elotes. De frutas sólo tenían algunas plantas de durazno y aguacates.
Por los años 1540 y 1567 fueron invadidos por epidemias, que
diezmaron a la población, quedando reducidos a 160 individuos.
Por el año 1565 cambiaron de sitio para establecerse
definitivamente en el actual lugar; suponemos que de este año data
la congregación formal, seguramente para doctrinarlos.
Se embriagaban con pulque, que extraían de los magueyes y que
fermentaban con las raíces de un arbusto de espinas, que los sacaba
de juicio.
Los caminos eran malos; el principal conducía a Oaxaca, teniendo
que pasar diez veces el arroyo de Tlalixtac o Zampoaltengo, que se
abordaba con dificultad durante los temporales; los otros conducían
a Chicomezúchil, Zooquiapan y uno directo a la Chinantla.
Las enfermedades sólo eran temporales, como calenturas, dolor de
mandíbula, mal de orina; no sabían curarse con hierbas, raíces o
piedras, sólo en caso de luxaciones usaban polvos de hueso de
aguacate mezclado con sales, que en forma de cataplasma se
colocaban en la parte afectada.
Eran rudos de entendimiento, caprichosos; no les gustaba razonar
por testarudez, como hasta la fecha.

178
LA SIERRA JUÁREZ

Eran hombres de gran talla, mayores que los del tipo actual, y se
dejaban crecer el pelo hombres y mujeres.
Durante la primera década de este siglo se descubrió la tumba de
una familia; la mujer estaba recargada contra los muros, en sus
piernas tenía el esqueleto de un hombre y a su alrededor cuatro
niñas. El molcajete y tejolote hallados eran de tamaño extraordinario
para el uso actual. La loza de barro era muy tosca y especialmente
gruesa.
En el propio sitio se encontró una piedra labrada que representa con
claridad la sumisión del pueblo a Hernán Cortés.
Personas caracterizadas en la población informan que en el Archivo
del municipio existía hasta principio de siglo un códice de piel de
venado, curtida, como de seis a ocho metros de largo por uno de
ancho, gamuza bien adobada, con jeroglíficos que explicaban la
repartición de tierra que hizo Coquelay, señalando al propio tiempo
sus límites jurisdiccionales a sus sucesores, tanto los del valle como
los de las montañas.
Que desde entonces se señaló al actual Tlalixtac como cabecera de
las tierras del valle y a Ixtepeji como la cabecera de las montañas, y
la línea limítrofe en las del valle pasaba por donde ahora se
encuentra el panteón de Tlalixtac. Dijeron que por los años 1908 a
1911, desempeñando la presidencia municipal un ranchero de
apellido Santiago, y seguramente para delimitar las tierras o
justificar la línea divisoria, éste sacó dicho códice y lo llevó a Oaxaca
para ponerlo en manos de su abogado, el señor don José Ruiz
Jiménez, y que este señor, viendo su importancia, se lo vendió al
cónsul alemán en $35,000.00, con lo que desapareció tan importante
documento, siendo ella una de las causas de la revolución del pueblo
en 1912.
A mediados del siglo XVI se daban de este pueblo los siguientes
datos: Entonces se escribía así: Ixtepeji. Tenía de encomendero a
Juan de Aragón y estaba compuesto de cinco estanzuelas (hoy

179
LA SIERRA JUÁREZ

diríamos agencias o ranchos). Cada uno entregaba directamente su


tributo.
Eran 451 indios tributarios y estaban tasados así:
Cada 60 días daban 37 pesos, diariamente Ó gallinas y anualmente
280 fanegas de maíz y 10 de frijol.
Cada 10 días, 400 cacaos, 9 hombres y 2 mujeres de servicio
ordinario, seguramente mozos y criadas para la casa del
encomendero. En cada tributo, 5 panes de sal, 5 jarras de miel y 4
chiquihuites de axi.
Aseguraba el informe que eran tierras donde se daban buenas frutas;
explotaban la tablazón y vigas, que vendían en la ciudad de
Antequera. Era tierra fría con algo de riego.
Decían que no tenía minas de ningún metal y que la tierra era
apropiada para el cultivo de la seda y grana. Distaba de la ciudad de
Antequera siete leguas.
Desde los años de la iniciación del cristianismo y hasta el año 1702
fue cabecera de curato, al que pertenecían los pueblos de
Chicomezúchil, Lachatao, Amatlán, Yavesía y Yahuiche. La erección
del curato de Chicomezúchil se debió a gestiones que hizo el propio
cura beneficiado, don Luis Maldonado, ante el señor obispo fray
Ángel Maldonado, en cuya época la población de Ixtepeji tenía 400
casados y multitud de individuos sueltos que figuraban como viudos
y viudas.
Durante el período colonial, pero que ha de corresponder al siglo
XVII y parte del XVIII, Ixtepeji formó parte del ducado de Atlixco o
Atrisco, otorgado el 25 de noviembre de 1704 al señor don José
Sarmiento de Valladares y Arines, virrey que fue de la Nueva España.
Atlixco, como sabemos, corresponde hoy al estado de Puebla, y el
mismo duque proveía de autoridades a la región, hasta que el propio
gobierno colonial suprimió esta dependencia para reincorporarla a
la Corona Real, como se observa en la Cédula de 1% de marzo de
1776.

180
LA SIERRA JUÁREZ

El señor don Manuel Murguía y Galardi, en 1825, decía de este


pueblo lo que sigue:
“PARTIDO DE IXTEPEJI. La cabecera de éste es el pueblo del
mismo nombre de Ixtepeji, propio del ducado que fue el
excelentísimo señor duque de Atrisco, que proveyó de su
oficio de Subdelegado y Justicia Mayor, está al norte de la
ciudad de Guajaca, a siete leguas de distancia, en la cima de
una encumbrada sierra bastante áspera y de mucho frío”.
Daba su posición astronómica de entonces, que ahora ya no tiene
objeto porque se rige por una distinta.
Poco hay que decir de este pequeño partido, que se compone de sólo
12 pueblos por ahora; más después nos dará en otro lugar materia
para hablar de él.
Sus moradores son zapotecas serranos, y por la correlación de sus
montañas sin duda formaron parte de los zapotecas de Villa Alta.
Sus habitantes son indios dedicados al cultivo de los nopales y
semilladura de cochinilla, y gran parte de ellos están dedicados al
tráfico de las mantas, que compran en Villa Alta para revender, como
igualmente bobos y frutas del país caliente, que ellos no tienen, por
ser el suyo muy frío.
De las frutas de tierras frías abundan las de todas las clases, gozando
de este particular privilegio, que merece particular párrafo, y que
denota y prueba que la desidia es siempre causa de que no se
propaguen muchas semillas útiles.
Las peras gamboas, las bergamotas y las lecheras no se conocían en
la ciudad de Oaxaca. Apenas si la bergamota se consumía entre
personas acaudaladas, que la apreciaban mucho, porque de cuando
en cuando las hacían traer de México o Puebla en un par de huacales,
y aunque con la distancia la tercera parte al menos llegaba en mal
estado y se tiraban, el resto tenían el gusto de comerlas y de
manifestar a quien regalaban una o dos que eran personas de su alto
aprecio.

181
LA SIERRA JUÁREZ

En el año 1787 se descubrió una mina en una sierra donde está la


cabecera, que a la verdad fue muy rica; su fama trajo mineros de
tierra dentro de toda clase de arte mineral. De los que quedaron,
acabada la bonanza de aquélla y de las otras que consiguientemente
se descubrieron, algunos se asentaron en el territorio, y de aquí
provino que mandasen a México a traer púas de perales, que
injertaron en diversos árboles análogos a sus simientes, y a los pocos
años empezaron a vender a cuatro reales la libra de sus frutos, de
modo que el valor de cada pera era de dos reales, y en el día han
llegado a venderse tres peras por medio real, estando antes todo
oaxaqueño viviente en la ciega creencia de que estas peras sólo eran
del exclusivo privilegio de Puebla y México.
Lo dicho de las peras es también aplicable al perón, injertos de peras
y manzanas, que ya abundan también por igual accidente, y no dudo
de que con el tiempo con esta experiencia haya olivos, castaños,
guindas y fresas, pues no falta más que haya otros hombres útiles al
bien común y de gusto que hagan trasladar las simientes.
En el pueblo de Yavesía y otros del propio partido se sembraron
varios almendros traídos a propósito de España, que prendieron, y
aunque se notó que se les caían las flores, con todo no era la
totalidad de éstas, y tuvieron el gusto de comer la almendra varios
sujetos. Dichos árboles se sembraron en el solar de Nicolás García, de
dicho pueblo; hoy no sé el estado que tengan, pues con el abandono
de las minas se han separado muchos europeos de los pueblos de
este partido, los cuales también propagaban toda clase de frutas de
la Península que no se conocen en esta ciudad.
El mismo defecto de caerse la flor se notó en el árbol de la ciruela de
la Península, de la que no quedó ninguna en sus árboles, y por
consiguiente no se logró fruto alguno.
Por último, los indios moradores de este partido son de buenas
cualidades: políticos, religiosos y hábiles para el manejo de las armas
de fuego debido a la abundancia de venados en sus montañas, de los
que cazan muchos para comer y comerciar con sus pieles.

182
LA SIERRA JUÁREZ

Abundan en sus pueblos toda clase de flores, pero sobre todo rosas
de Castilla, que se crían silvestres en sus montes.
Los pueblos que componen la región son los siguientes: Ixtepeji,
cabecera de parroquia; San Miguel del Río, Amatlán, Nexicho, San
Juan Chicomezúchil, Parroquia, Lachatao, Yahuiche, Yavesía y
Capulalpan.

Segunda época
El historiador Burgoa asegura que pocos años antes del arribo de los
españoles los ixtepejanos habían fundado nueva agrupación humana
en lo que ahora es Tlalixtac, a la que se declaró cabecera o algo así de
las tierras del valle, puesto que por entonces limitaban sus tierras
con las de Cuilapan.
Se dice que éstos, creyéndose amenazados con la llegada de los
españoles, prefirieron regresar a sus montañas en los primeros años
de la Conquista.
De las sublevaciones de 1660, que escribió el alcalde mayor de
Nejapan, Juan Torres Castillo, en 1662, en las que se incluye a estos
habitantes, debemos de hacer la aclaración que no fueron ellos
precisamente los sublevados, sino los moradores de Capulalpan,
Nexicho y Teococuilco, y que si se incluyó el nombre es porque en la
población residía el corregidor o era cabecera del corregimiento.
Seguramente que la construcción de su templo pertenece al siglo
XVIII; es una magnífica obra, y por su semejanza con el de Ixtlán se
ha dicho que fue obra del mismo arquitecto. Su primera campana
data de 1734.
Como primer ocupante de la región o por más fuerte, el caso es que
Ixtepeji posee la mayor cantidad de tierras, que limitan con las de
Huayapan, Tlalixtac, Santo Domingo Tomaltepec, del distrito del
Centro, y con las tierras de los pueblos manconcumados
Chicomezúchil, Ixtlán, Jaltianguis, San Miguel del Río, Zooquiapan y
Nexicho, del Distrito del propio Distrito.

183
LA SIERRA JUÁREZ

Legendarias fueron sus luchas por ellas con los de Chicomezúchil y


Nexicho, y hasta ahora mantienen latentes sus litigios con los de
Tlalixtac, con quienes periódicamente llegan a las manos, en la
mayoría de los casos sin conocimiento de las autoridades superiores;
son una especie de lances de honor; los hacen como juegos
deportivos para medir el alcance de sus armas y la puntería de sus
tiradores. Sus resultados se mantienen en secreto.
El censo agrícola les señala lo siguiente: seis predios mayores con
una extensión de 64,056.00 hectáreas, y 156 predios menores con
una superficie de 1,155.00 hectáreas. Son tierras cubiertas de
bosque de toda especie, desde las plantas de climas secos y
semicálidos, como las de Río Grande, hasta las de los altos bosques
de maderas blancas de las cumbres de sus montañas.
Las extensiones cultivadas no llegan a la décima parte, y durante
siglos los bosques han estado sujetos a una constante pero mediana
explotación, sin que se note mucho el perjuicio, puesto que se han
concretado a obtener leña, vigas, morillos, tablas, latas, horcones de
ocote y encino para su consumo ordinario y para sus semanarias
ven- tas a los pueblos del Valle y ciudad de Oaxaca.
En estos últimos años los carboneros han intensificado su actividad
atenidos a las facilidades que les brindan los camiones de carga; de
persistir en ello pronto verán aniquilada esta riqueza.
Como industria de esta índole debemos señalar el tallado de
cucharas y molinillos que algunos hacen de la madera de aile, que
abunda en sus arroyos.
Como cultivos principales pueden sembrarse el trigo, en primer
término; el maíz, el frijol, arveja, patatas, habas, calabazas y
chilacayota.
Venden los excedentes del primer artículo a la ciudad de Oaxaca, y
los del segundo a los pueblos de El Rincón y Mineral de Natividad.

184
LA SIERRA JUÁREZ

Ha disminuido el cultivo de sus árboles frutales, no obstante que


hace cien años ocupaban el primer lugar, debido a la cantidad de las
diversas clases de peras que introducían en la ciudad de Oaxaca.
La geología de este pueblo es casi idéntica a la de los otros, con la
circunstancia de que en las Lomas de Reynoso, para bajar a la
hondonada de Xía, se observan grandes acumulaciones de piedra
rodada y areniscas, lo que da idea de que en un tiempo este sitio fue
un lecho de río o se operó un alzamiento para poner en las cimas los
arrastres de una caudalosa corriente.
Existen rocas del primer período que contienen metales finos, como
lo probaron las minas de Santa Gertrudis y anexas. Abundan las
metamorfoseadas mezcladas con cuarzo y mármol; los basaltos son
de un color rojo intenso y hermoso; pocas son las calcáreas. En el
fondo de Río Grande las hay sedimentarias, con estratos horizontales
y superpuestos; los hay doblados y plegados y abundan los
declínales, anticlinales y sinclinales, así como los inclínales y
concordantes o discordantes.
Las tierras son arcillas de diversos colores, pero más abundantes las
de amarillo y rojo vivo; también las hay gredosas.
En 1943 un ingeniero minero escocés, radicado en Estados Unidos,
en viaje de estudio, analizó las tierras de El Punto, sobre el camino
nacional, diciendo que éstas y todas las que se extienden en
dirección a Tlacolula abundan en yacimientos de plata en forma de
cloratos de mercurio, plomo y antimonio.

Estadísticas
Censos
Hombres Mujeres Total
Generales 681 742 1,423
Escolares 158 123 281
Desanalfabetizados 213 221 434
Analfabetas 60 184 244

185
LA SIERRA JUÁREZ

Distancias
A la capital del Estado 40,100 metros
A la cabecera del distrito, por Reynoso 17,592 ”
A San Pedro Nexicho 4,065 ”
A San Miguel del Río 7,679 ”
El Punto 8,095 ”

Alturas sobre el nivel del mar


El Pueblo 1,955 metros
El Cerezal 2,330 ”
El Grillo 2,073 ”
Río de Livila 2,508 ”
Cumbre de Livila y Yovaneli 2,643 ”
Yovaneli 2,263 ”
La Ferrería 1,776 ”
La Cumbre Camino 2,830 ”
El Estudiante 2,200 ”
Puente de Río Grande 1,570 ”
Planta Eléctrica de Lacheni 1,550 ”
Xía 1,600 ”

Posición astronómica; Latitud: 17°15’; longitud, 96°33’.


Superficie territorial en kilómetros cuadrados: 143.31.

Además de las ocupaciones ya mencionadas, como la agricultura y la


explotación de sus bosques, todavía las combinan con la arriería y el
pequeño comercio entre la ciudad de Oaxaca y los pueblos de El
Rincón, en otras épocas fueron por sal a Tehuantepec y por telas a
Chiapas; son también trabajadores de minas y lo fueron de la fábrica
de Xía.
Su cruzamiento con elementos étnicos europeos perfeccionó el tipo
de su raza, que de suyo era bueno.
No obstante los siglos que fue cabecera de parroquia, no fueron ni
siquiera medianos católicos; tuvieron más fuerzas las ideas sobre las
utilidades del trabajo del campo que sobre los deseos de cultura en
sus diversas formas.

186
LA SIERRA JUÁREZ

Contaron con escuela para hombres y mujeres desde mediados del


siglo pasado y sus rendimientos fueron raquíticos.
La clase culta que tuvieron hasta 1912 se educó en la ciudad de
Oaxaca, y esa fue la razón de su aniquilamiento, porque no
aprobaron la sublevación de los rancheros.
Son malos para cualquiera de las manifestaciones artísticas. Por
intuición y por práctica son buenos cazadores y tiradores, siendo
belicosos en grado extremo y partidarios de que prevalezca la fuerza
sobre la razón o que de aquélla tengan un concepto especial.
Tomaron parte significativa en los movimientos político militares del
siglo pasado y siempre disputaron los primeros lugares en la hora
del peligro.
El pueblo fue teatro de una batalla librada el 15 de mayo de 1860
entre las fuerzas liberales comandadas por el general Cristóbal
Salinas y el coronel Porfirio Díaz y las conservadoras de Cobos al
mando del general Anastasio Trejo.
Durante su actuación como soldados revolucionarios por el año
1915, en un choque de trenes en la estación de Tierra Blanca, del
Estado de Chihuahua, murieron alrededor de cien de ellos.
En el movimiento armado que organizaron en 1912 fracasaron por
falta de intelectuales y hombres capacitados para una empresa de
esta índole; sobraron combatientes valerosos, pero faltó dirección
político militar.

187
LA SIERRA JUÁREZ

16. Chicomezúchil (San Juan). Cabecera de municipio

Explicaremos ligeramente el dibujo. El Códice Maglialecchi dice que


xochi-ilhuitl era una fiesta que se celebraba a fines de octubre en
todos los barrios de la ciudad de Tenochtitlán por medio de bailes y
danzas y que era la despedida de las flores. Las casas, las jóvenes y
los mozos se adornaban con ellas; era una de las fiestas más bonitas
por su contenido de despedir a las flores.
En la lámina aparece Xochiquetzal, dios de las flores, sentado
llevando por bastón de deidad una flor.
Está cubierto con un casco de quetzal con plumas y un palo con
ofrendas de cuatro flores; al frente, un ramo de siete flores, que
recuerda el nombre de Chicomezúchil; abajo hay pétalos que indican
que caen o se acaban las flores y señalan el día siete flores.
A la vez Chicomezúchil era deidad floral; el ramillete lo recuerda y
por último Chicome es numeral siete y Zúchil flor, o sea siete flores.
Sería imposible hasta ahora saber el motivo por el que este pueblo
abandonó su nombre zapoteco para adquirir el mexicano,
sospechamos que se lo hubieran impuesto o que lo hubieran
adoptado, a lo mejor, por la fecha en que el cambio se verificó, y que

188
LA SIERRA JUÁREZ

hubiera coincidido con las fiestas de las flores, aunque pudiera haber
alguna razón más en virtud de que el pueblo es antiguo, como lo
demuestran las huellas arqueológicas.
Sobre los acantilados de la parte sur del actual sitio que forma el
pueblo están las huellas de una antigua población donde suelen
encontrarse pisos de argamasa roja; en la erección de sus templos,
que ahora nuevamente están en ruina, se emplearon las piedras
labradas de las primitivas construcciones, que muestran dibujos al
estilo de los de Monte Albán y Mitla en que aparece un personaje con
lígula bífida, trabajos que ya se hicieron después de la llegada de los
españoles. Además se han encontrado numerosos ídolos (cerámica)
que nos dicen de una población grande, rica y civilizada, tal vez
contemporánea de la cultura que fundó Monte Albán, Mitla y Yagila.
Ixtepeji informó que muchos años antes de la Conquista guerreaban
fuertemente con los pueblos circunvecinos, entre los que se cuenta
Chicomezúchil, y que la paz se hizo intercambiándose mujeres.
Otros documentos que existen o existieron en Chicomezúchil
aseguraban que procedían de Macuilxóchitl, Tlacolula, como lo
refiere la parte relativa a Amatlán.
La crónica de 16 de diciembre de 1777 informa que sus documentos
viejos decían que muchos años antes de la conquista sus mayores
vinieron de la gente cuicateca (del hoy Cuicatlán), y que al llegar se
situaron en un lugar que llamaron Lahuetze, donde se bautizaron sus
padres a la llegada de la religión, sitio que todavía conserva algunas
huellas de su templo primitivo y que fue abandonado por el año
1687 para ocupar el actual, subyugados por la topografía del terreno,
clima y abundancia del agua.
También informaron que fueron conquistados los habitantes de esta
sierra por las armas que les trajeron los españoles Montes y Nuño, y
que para hacerlo con más eficacia se valieron de perros.
Que les hicieron resistencia los habitantes de Lachatao, Yahuiche,
Ixtlán y Capulalpan; que los de Chicomezúchil, sin la fuerza de las

189
LA SIERRA JUÁREZ

armas, se entregaron al dominio español, y que tal vez por esa causa
el gobierno en sus despachos les llamaba el pueblo de la Corona.
Otros datos del siglo XVII, sin precisar el año, dicen que el pueblo
tenía como encomendero a Diego de Vargas, hijo de Gaspar de Tarifa,
y la encomienda se componía de once estancias o pueblos, que
suponemos eran Lachatao, Amatlán, Yavesía, San Lucas, Santa
Martha, Santa Rosa, Rabetze o Rabechi, Yahuiche y quién sabe cuáles
otros, que en total hacían 682 tributarios y formaban parte de la
jurisdicción de Villa Alta.
El tributo consistía en 40 pesos, un tomín y 13 panes de sal cada 60
días.
Anualmente deberían entregar 162 fanegas de maíz, 21 de frijol, 9
indios de servicio y una mujer de molendera o de criada. No tenían
minas de oro ni de plata.
El párroco, don Julián José Cepeda, en el mismo informe de
Diciembre de 1771, dice que hasta el año 1702 Chicomezúchil
formaba parte del curato de Ixtepeji, al que pertenecía desde los
años de la evangelización y que para construir uno nuevo con
cabecera en el propio Chicomezúchil, que fue el resultado de las
gestiones que sobre el particular realizó el mismo beneficiado de
Ixtepeji, don Luis Maldona, ante el obispo de Antequera, ilustrísimo
fray Ángel Maldonado, se desmembró también a los pueblos de
Lachatao, Amatlán, Yavesía y Yahuiche.
Al poco tiempo este último pasó a formar parte del curato de Santo
Tomás Ixtlán, pues aunque distaba un poco más que Chicomezúchil
se tuvo en cuenta para ello el difícil paso de Río Gran- de en los
temporales; y que esto lo supo bien porque precisamente se gestionó
cuando desempeñaba el cargo de vicario en Ixtlán.
Por el año del informe (1777) la población había disminuido
bastante de la que tenía en 1702; eran muchos menos de los que
había antes de la Conquista, puesto que sólo llegaban sus moradores
a 165 habitantes, en comparación con los 400 matrimonios que tenía
Ixtepeji por la misma época.

190
LA SIERRA JUÁREZ

El señor Maldonado era el párroco del expresado Ixtepeji al crearse


el nuevo curato, y como se le diera opción para quedarse en el que
mejor le conviniese, aceptó el de Chicomezúchil, donde regularmente
gustaba vivir los párrocos, aunque su residencia oficial fuera Ixtepeji.
El pueblo desde entonces se componía de dos barrios: el de abajo,
situado en la llanura, y el de arriba en la parte alta del cerrillo. A este
mismo correspondía una cuadrilla que vivía casi sobre la peña viva
en un sitio más arriba todavía.
El paso del río en dirección a Xía se hacía ya sobre un puente de
calicanto, lo que nos dice claramente que es uno de los más viejos, si
no el primero de los que se hicieron en esta región de los de este
tipo.
En el barrio de arriba estaban situadas las casas reales o de gobierno,
el templo y el curato, que eran buenas construcciones, espaciosas y
hasta hermosas para comodidad de sus moradores, pero que
también ya amenazaban ruinas a causa del ciclón de 1775, que fue de
tal fuerza en la región que muchos cerros se vinieron abajo,
descubriéndose entonces que los edificios no descansaban sobre
roca viva como se creía, sino sobre una acumulación de pedruscos,
bien colocados pero sin mezcla, que fueron arrastrados por la fuerza
de las aguas, desnivelándose los edificios.
En el mismo barrio, previas las licencias respectivas del señor don
Alonso de la Cueva Dávalos, obispo de Antequera, de 30 de mayo de
1673, y del señor virrey Conde de Baños, de 31 de enero de 1692,
construyeron una capilla de calicanto con bóveda, dedicada a la
Virgen María de la Soledad.
En los lugares cercanos a la iglesia y casa parroquial quedaban
huellas de otra ermita en que se veneraba a la Virgen de los
Remedios, construida previa autorización del señor don Tomás
Monterrosa, obispo de Antequera, y del señor virrey don Antonio
Sebastián de Toledo Molino y Salazar, marqués de Mancera, de 16 de
Septiembre de 1668.

191
LA SIERRA JUÁREZ

El templo principal tenía retablos dorados, órgano, ornamentos e


imágenes tan buenas como las de las ciudades.
La topografía del municipio está determinada por el extremo
poniente de la cordillera, que partiendo de Cuagimoloyas, y con una
dirección sur-norte, viene bajando hasta detenerse bruscamente
arriba de Lachatao, donde el ramal poniente forma el cerro de La
Valenciana, y en su prolongación a Río Grande, en la última
estribación, queda el pueblo. La mayor extensión de tierras de labor
queda en un plano inclinado, que tiene como fondo las aguas del
arroyo de Latuvi, que a esta altura se le llama de San Juan
Chicomezúchil.
La composición de las tierras es de arcilla bituminosa negra, con
manchas moradas, blanquizcas y arenisca menuda.
Las rocas son acantilados rojos, blanquizcos, desmenuzados y
mezclados de cantera roja, blanca y verde. Hay algunos estratos
calcáreos en el fondo del arroyo y de Río Grande.
Los bosques son de encinos y pinos de tierra templada, manzanitales
o árboles de pingüica, encino negro, amarillo, tepeguaje y demás
ejemplares de las tierras cálido-secas.
Están rodeadas sus tierras por las de Ixtepeji, los pueblos
mancomunados, Yahuiche e Ixtlán. Se recuerda que por muchos años
lucharon con Ixtepeji por sus lindes; en esta jurisdicción se
encuentran las tierras de Xía.
La topografía de la población hace que sea una de las pocas que
disfrutan de una parte plana, una ladera y la cumbrecilla del cerro.
Gracias a una mediana planificación cuenta con calles de sur a norte
y de oriente a poniente, estrechas y bastante descuidadas.
Las casas en su totalidad son construcciones de adobe con techo de
teja. Le quedan las ruinas de dos grandes edificios que fueron sus
templos en otras épocas. El de ahora es una modesta capilla
improvisada, con los consiguientes defectos, así como la casa cural.

192
LA SIERRA JUÁREZ

Las exigencias escolares han reducido los locales municipales a una


modesta pieza vieja.
La escuela se ha posesionado de los mejores lugares y edificios
antiguos, que se han adaptado para este fin y se han agregado a
otros.
En lugar distinto se levanta la casa del maestro, que es también una
construcción semipasajera, con su huerta y jardín.
Los habitantes, en general, son horticultores y agricultores; la mayor
parte del tiempo la dedican a la primera actividad, aprovechando los
lotes planos, la hermosa temperatura y la abundancia de agua de que
disponen, y su producción la absorbe el mercado de Natividad,
Capulalpan e Ixtlán. A lo anterior se agrega el cultivo de la alfalfa, que
también les proporciona buenos rendimientos.
De plantas agrícolas cultivan el maíz, del que recogen dos cosechas
anuales; frijol de diversas clases, garbanzo, arveja y algo de trigo. Son
también floricultores, por la calidad de sus flores, y fruticultores,
siendo sus especialidades la lima, el zapote negro, el níspero, el
aguacate, plátano, etc., así como también la higuerilla.
De ganado tienen los necesarios del vacuno, y para los trabajos de
rotación algunos equinos, también poseen porcinos, caprinos, lanar y
aves de corral.
Se auxilian poderosamente de una zanja antigua de agua que toman
del propio río y que domina todas sus tierras de labor. Sus bosques
para obtener combustibles los tienen muy cerca y son extensos.
Rara concentración de elementos naturales que hace de sus
habitantes un pueblo feliz; sino han alcanzado una posición social
superior obedece a factores culturales, sociales y psicológicos, de lo
cual se trata en otro lugar.

193
LA SIERRA JUÁREZ

Estadísticas
Censos
Hombres Mujeres Total
Generales 313 317 630
Escolares 68 72 140
Alfabetizados 121 106 227
Analfabetas 8 20 28

Distancias
A la Capital del Estado 48,200 metros
A la Cabecera del Distrito 7,608 ”
A Lachatao 3,206 ”
A Amatlán 3,000 ”
Al puente de hierro de Río Grande 3,000 ”
A la carrera de Xía 4,060 ”
Al puente de Yahuiche 1,700 ”

Altura sobre el nivel del mar: 1,700 metros.


Posición astronómica: Latitud norte, 17°24; longitud este, 2°35’15”
Años de las campanas: una de 1316, traída de España, y otras de 1698 y 1769 y
1816.

A los habitantes de este pueblo los apodaron sus vecinos los


comezorillo, y fueron sus colonias los habitantes de Rabetze de
Madero, Yahuiche y Guelatao, de donde resultan directos abuelos del
Benemérito de las Américas.
Con los de Lachatao mantienen una lucha sorda, que nace por simple
antipatía.
Su participación en la época revolucionaria no fue significativa,
aunque recibieron perjuicios de toda índole.
No tienen problema social de carácter especial.

194
LA SIERRA JUÁREZ

17. Invicta Villa de Ixtlán de Juárez

(Cabecera de Municipio y Distrito)


Advocación al Apóstol Santo Tomás

(Registrado en la lámina 24, figura13, de la


matrícula de los tributos del Códice Mendocino)

1. Ixtlán

Etimología
Bruñidor o instrumento negro que servía para trabajar la obsidiana;
tomado por la roca misma da el fonético itztli; la terminación tla o
tlan expresada por los dientes completa la palabra íxtla o iztlan, o sea
“lugar abundante de obsidiana”, dice un autor, cuya explicación no es
correcta, porque el lugar carece de este elemento.
Otro la explica de esta manera: ixtli o ixtle es “fibra extraída del
maguey”, y tla o tlan “lugar de”. Yuxtaponiendo los dos términos da
lugar de Ixtle. Etimología que concuerda con la zapoteca, que dice laa
yetzi, o sea, hoja de ixtle o gruesa, designación bastante apropiada,

195
LA SIERRA JUÁREZ

porque en la antigüedad abundó el maguey, de donde se extrajeron


cantidades de ixtle, con el que tributaron a los aztecas.
El dibujo en el códice representa un tallador de ixtle y no de
obsidiana, como lo asegura el primer autor. Instrumento que en el
período colonial fue sustituido por este otro, en que ya se observan
los dibujos de tipo europeo.
La arqueología, la tradición, la leyenda y la historia dan los
elementos suficientes para deducir el período de la fundación de este
lugar.
En el área de este municipio, como se advierte en otro lugar, se
encuentran huellas de las poblaciones de Ladú (hoja parada) y Tara-
bundí, situadas en la margen sur del río Soyolapan, principal
corriente del río Valle Nacional, donde se observan muros antiguos,
pirámides y adoratorios. Los rancheros dicen que la serpiente sigue
enroscada sobre los antiguos tesoros de los reyes o mandones.

Tallador de Ixtle, del período colonial.

Se recuerda que en las cumbres o picachos de la montaña llamada


Schiaravia, entre Ladú e Ixtlán, se ven aún los cortes hechos a los
taludes en sitios estratégicos, lo que con claridad dice que fueron
obras especiales para hacer larga resistencia al enemigo.
En la cumbre de Los Pozuelos existe un semillano que en zapoteco
llaman “Pueblo Viejo”, residencia temporal de los primeros
emigrantes.

196
LA SIERRA JUÁREZ

En el extremo poniente del pueblo se levanta el Schia-chua-ubitza, o


“Cerro de los cuarenta días”, teniendo muy cerca al Yuu-veree, o
“Tierra de las hormigas”, y como punto culminante el Schia-berreni o
“Piedra del tambor”, eminencia que cuida el paso de Río Grande en el
lugar más abordable, y que son posiciones netamente militares en
cualquier tiempo o para cualquier contingencia. Cerca se levanta la
loma de Rubel-la, sobre el camino de Jaltianguis, donde se han
encontrado sepulcros y algunos cachorros.
En otro lugar se ha hablado del sol y la luna que se ven en unos
acantilados arriba del puente del río de las Codornices.
En la cumbre del Cuachirindoo se ve en plano rectangular que se
supone sea el piso de las habitaciones de los hombres que lo
ocuparon por primera vez; a fines del siglo pasado se hicieron unas
exploraciones, en las que se encontraron sepulcros con osamentas y
cacharros; se dijo que eran los del capitán Juppa y demás soldados
que murieron en defensa de estas tierras.
En las faldas de este peñón se han encontrado saetas o puntas de
flecha de obsidiana, como configuración de que en ellas se libró un
combate de tipo antiguo.
En las cuevas que hay en los acantilados inmediatos a esta eminencia
se ven las paredes ahumadas, y en el suelo, escarbando un poco, se
encuentran cenizas del fuego que hicieron las primeras familias que
siguieron a la guarnición del cerro.
En los lotes llamados Latzia-li y Llaguu, hacia el norte del pueblo, se
han hallado sepulcros y cacharros.
En el filo de Schiac-rhulaba o “Cerro del zopilote” se han encontrado
sepulcros de tipo antiguo.
Detrás de la cárcel pública aún quedan restos de un peñasco que fue
la base del montículo de la pirámide o adoratorio de los primeros
pobladores.
Al excavar la base de la actual fuente del barrio de la Asunción se
encontraron huesos y cacharros que se deshicieron con el sol.

197
LA SIERRA JUÁREZ

Por último, el arado ha levantado muchas hachas de piedra y alguna


que otra cuenta de un jade bastante corriente.

Tradición Popular
El pueblo sabe que sus antecesores llegaron al lugar procedentes de
Ladú y Tarabunaí, sin tener idea precisa de la época de su arribo,
pero sí que fue antes de la llegada de los españoles.
El primer contingente que arribó fue militar, porque trataron de
defender sus tierras de una invasión extraña; su primer campamento
estuvo en lo que actualmente es el “Cerro de los cuarenta días”, y por
falta de agua se trasladaron al peñón que ahora se llama en zapoteco
Schiac-lla-diac, o sea el “Cerro de los palos tiernos”, que es el mismo,
pero que es más conocido con el nombre de Cuachirindoo, donde
tuvo lugar un combate con los invasores, en el cual murió el capitán
Juppa.
Terminada la guerra, unos volvieron a su lugar de procedencia, otros
prefirieron quedarse y un tercer grupo no quiso ni lo uno ni lo otro
por el frío que hacía en Ixtlán, por el calor y las víboras de Ladú,
prefiriendo estacionarse y fundar lo que ahora es el pueblo de San
Pedro Yaneri.
Les agradó el sitio por la abundancia de agua y maguey; éste les
proporcionaba la flor de los quiotes para alimento, el ixtle para la
ropa y cuerdas, las hojas para los techos, las espinas para agujas, el
pulque para embriagarse y los gusanos de los troncos para darle
sabor a la sal.
Pedro García, de ochenta años de edad en la época de su
fallecimiento, originario del lugar, con el sobrenombre zapoteco de
Vetu loo schia, o sea “Pedro sobre la piedra”, de escasa cultura,
puesto que sólo habló el zapoteco y entendió pocas palabras del
castellano, sin conocimientos, aunque fueran elementales, sobre
Historia Patria, meses antes de su muerte relató lo que sigue:

198
LA SIERRA JUÁREZ

“Hace mucho tiempo, pero mucho, tal vez como unos


cuatrocientos años, que nuestros abuelos, viviendo tranquilos
en Ladú, fueron amenazados por enemigos poderosos que
venían a quitarles las tierras y sujetarlos bajo el mando de un
gran jefe y rey llamado Moctezuma, de muy lejanas tierras, ca-
nee-dic-ta (los de México).
“Una vez en Tuxtepec, en la tierra baja, de un solo paso
(jornada) llegaron hasta Zadú, donde dejaron en señal de su
paso una campana de piedra que todavía está; el siguiente paso
lo dieron hasta el "Cerro de los cuarenta días”, y como señal
dejaron pintados el sol y la luna detrás del "Cerro de
Cuachirindoo”. De allí se dirigieron por el rumbo de Mitla, y en
un lugar llamado Albarradas dejaron como muestra de su paso
sobre unas piedras dibujos de unas culebras.
“Era muchísima la tropa que lo acompañaba, siendo
respetados y temidos por todos los pueblos; el jefe era tan
poderoso que los mismos cerros se pandeaban para darle paso,
los ríos suspendían su curso para que los cruzara y hasta los
animales le ayudaban, las víboras se ponían más ponzoñosas,
las hormigas molestaban a sus enemigos y las águilas y
zopilotes volaban sobre ellos; si veían enemigos volvían para
avisarlo, y cuando estaban en marcha la tierra temblaba a su
paso.
“Eran muy cuzcos, observadores maliciosos, todo lo
registraban, nada escapaba a su mirada y muy desconfiados;
todo lo destruían, se comían cuanto encontraban y lo demás se
lo llevaban; hazte cuenta que se trataba de langostas. Ocuparon
todos los pueblos y todo lo robaban. Nuestras gentes, para
evitar su encuentro, se escondían en los bosques más espesos,
y los que podían les hacían frente, pero siempre que tuvieran
la ventaja.
“Nuestras gentes se les enfrentaron en Cuachirindoo, y en la
pelea murió nuestro capitán Juppa, de una flecha envenenada.

199
LA SIERRA JUÁREZ

Sus soldados, de pena, ya no regresaron a Ladú y se quedaron


para fundar el pueblo.
“Conserva el secreto, y cuando comprendas que Dios te llama a
cuentas pásalo a otra persona de tu absoluta confianza, como
yo lo he hecho hasta ahora, cumpliendo con lo que me
encomendaron mis abuelos. Volviéndose a un joven que
llegaba en esos momentos, a su vez le dijo: -Tú eres testigo
ante Dios que a la señora Facunda,* aquí presente, le he
entregado el secreto de la fundación del pueblo.”

La leyenda
“Cuachirindoo, capitán zapoteco conocido con el nombre de
Catziriguirridoo, según la tradición, o Cuachiguirindoo si hemos de
atenernos a la etimología, según la cual el vocablo quiere decir
'buena lumbrera de los altares', sabiendo que los españoles habían
pisado el territorio nacional, se separó con cien hombres de su
residencia Ladú, situada entre Tiltepec y Ozumacín, con el laudable
propósito de defender la frontera meridional de la Sierra de Ixtlán.
Situado en una montaña al sureste del cerro de Naguetzi-rreni, la
fortificó convenientemente, levantó en el recinto casas con buenos
aljibes y esperó al enemigo, el cual no se presentó a batirlo por haber
llegado la paz a la región zapoteca en el año 1521.
“Cosijoeza, rey de Zaachila, le dio las gracias por su vigilancia y
patriotismo, ordenándole que sin prescindir de su propósito fundase
en el lugar una colonia; hízolo así, pero en un sitio de mejores
condiciones para la vida y bien defendido por su posición
topográfica. Este sitio es hoy la Villa de Juárez, conocido con el
nombre de 'Pueblo de Ixtlán”. Como el caudillo habitó en una cueva
de la montaña, situada a un kilómetro de la citada Villa, se conoce
hoy dicha cueva con el nombre de Cuachirindoo.”**
*Facunda Pérez, hermana del autor de estos apuntes.
** Tomado para mi amigo el señor profesor don Rosendo Pérez García del libro Civilizadores y
Benefactores de Oaxaca, cuyo principal autor fue don Manuel Martínez Gracida. Tomo I, Pág.
83. M. Brioso y Candiani.- Rúbrica.

200
LA SIERRA JUÁREZ

Leyenda Zapoteca de Ixtlán de Juárez, Oax.


Tradición del año 1468, escrita por el señor don Federico H. Toro.
Entre un bosque cubierto de cedros, caoba y mameyales existe una
choza que está construida de piedras y cubierta con tablas toscas de
aromáticas maderas.
Está situada en un ligero plano inclinado, y oyese el rumor de la
corriente cristalina que se desborda entre los peñascos, allá en el
fondo de la cañada, donde los bobos y las anguilas tienen su
habitación constante. Este río nace en la vertiente del Cuarentena,
conocido en zapoteco con el nombre de Lachiuxia.
Por la inclinación del terreno se precipitan las corrientes, siendo una
temeridad pasar sus aguas a nado si antes no se coloca una cuerda de
un lado a otro para auxiliarse en los lugares en que éstas tienen
mayor fuerza.
Un par de donceles habita la choza antes descrita, jóvenes ambos que
hace sólo quince días que el hup-pa betoo (el que cuida de la
divinidad) los unió con los indisolubles lazos del matrimonio,
revistiendo la ceremonia la solemnidad acostumbrada.
Concluidas las fiestas, que duran ocho días y fueron espléndidas, por
tratarse del casamiento del hijo del cacique con la hermosa sucesora
del monarca reinante, se trasladaron a su nueva habitación.
Dotados ambos con cuentas de diversos colores y pieles de las
bravas fieras cazadas en el bosque por los habitantes de aquel reino,
pensaron en fabricar su choza en un lugar solitario y poético, en
donde gozar de las primicias del matrimonio y pasar así, sin testigos
ni zozobras, la encantadora luna de miel.
Vedlos ahí en la choza, sentados sobre dos hermosas pieles de tigre y
adornados todavía con los rosarios de la sanguinaria deidad
emblema de la unión conyugal; vedlos, tiernos y amorosos, reclinan-
do la cabeza de la una sobre el nervudo brazo del otro, prodigándose
mutuas caricias.

201
LA SIERRA JUÁREZ

“¡Cuán felices somos!”, se dicen entre sí, en los momentos en que con
los ojos de la imaginación se sorprenden de su solitaria mansión.
Nada ansían para el presente, porque amor y ventura, dicha y
felicidad se albergan en sus pechos y mutuamente brindan en la copa
del deleite, renovándose las tiernas caricias que antes de sus nupcias
se habían prometido.
Todo respira felicidad, y hasta las mil pintadas avecillas que pueblan
el bosque parece que se esfuerzan en entonar sus más armoniosos
trinos.
La Naturaleza les ayuda a gozar, porque ha dotado aquellos campos
de verde follaje, de variadas y aromáticas flores y es el horizonte tan
amplio que el hombre parece que respira con más fuerza, porque el
ambiente es más puro y fresca la brisa y el panorama espléndido.
Con inclinación al ocaso, y tal vez formando un punto céntrico con el
norte, como para mejor marcar al noroeste, se ve una montaña
blanca, que despide preciosos resplandores cuando los rayos del sol
la bañan. Es el Schia-Belia, o sea el “Pico de Orizaba”.
Es la hora en que el sol comienza a ocultarse.
Poco a poco una oscuridad pavorosa va inundando los campos, y el
triste cantar de los grillos sustituye al de las aves, que se han
recogido en sus nidos; mas por el oriente ya se dibuja la línea de
plata, y poco a poco, como temiendo distraer a nuestra pareja, la luna
asoma su pálida faz.
Un búho se sienta sobre uno de los árboles cercanos a la choza y
brama más que canta, pues su voz parece la de un becerro
hambriento.
La enamorada pareja despierta de su éxtasis y oyen atemorizados los
roncos cantos del ave nocturna.
La joven esposa se abriga en el pecho de su compañero y temblorosa
no acierta a pronunciar palabra; pero el atlético doncel se repone del
momentáneo pavor que lo había sobrecogido y consuela a su bella

202
LA SIERRA JUÁREZ

esposa, infiltrándole con sus palabras confianza y valor para no


temer nada malo del inesperado visitante, y para mejor persuadir a
su joven compañera de lo inofensivo del tecolote, coge su flecha y,
con certera puntería, atraviesa el pecho del animal, que cae
pesadamente sobre la hojarasca dando los últimos aleteos para
morir.
Vuelta la calma, se dirigen a tomar sus alimentos para dormirse en
seguida, cuando otro sonido les llamó de nuevo la atención.
Era el toque de la concha, con el cual sus mandatarios convocaban a
reunión para algún caso urgente.
A su llamada deben concurrir todos los hombres.
Mal concluida la cena y maldiciendo del canto del búho, con la
coincidencia de la llamada superior, que ellos creían la consecuencia
lógica del anuncio recibido, ambos se encaminan al centro de la
población para dejar en la casa del pariente más cercano a la esposa
e ir en seguida el joven a ponerse a las órdenes del up-pa yetzi (el
que cuida del pueblo).
De todas las chozas salen los hombres en dirección a la casa del
centro, yucc-lahui, donde los espera de tener noticias de que los
aztecas han invadido los pueblos del Valle y que es casi seguro que
sean atacados por los ambiciosos mexicanos, y con la premura que el
caso demanda nombran jefes a los más arrogantes jóvenes para
defender el territorio. Se forma el plan de defensa y es acordado que
las fuerzas avancen hasta Layetzi y que se traslade una parte del
pueblo para que sean atendidos los guerreros en sus alimentos, en
virtud de que las extensas colinas en que está Ladú no presenta
ventaja alguna para hacer la resistencia.
Se cita para la marcha a las seis de la mañana y la junta se disuelve
precipitadamente.
Nuestro personaje, pensativo y con tardío paso, se dirige a recoger a
su esposa, que lo espera impaciente, y se retira a la choza luchando
en su interior con dos encontradas afecciones; el amor a la patria y el

203
LA SIERRA JUÁREZ

infinito amor a su esposa; pero no hay que dudar mucho, la quiere, sí,
es verdad, pero también es cierto que su pueblo peligra, que si los
mexicanos penetran hasta sus hogares harán esclavas a sus mujeres
y perderán sus tesoros; de modo es que al defender a su patria
defiende su hogar o su querida Lap-pa de caer en garras de gente
extranjera.
En pocas palabras le dice a su cara mitad que debe partir, y que es
forzoso que ella se quede cuidando de su hogar e intereses. En vano
son las lágrimas de la bellísima Lap-pa para acompañar a su marido,
ofreciéndole hacerse fuerte en todas las vicisitudes de la guerra; él se
opone prudentemente, porque no quiere que la mirada de tan
preciosa joya aliente el ardimiento de los invasores.
Por fin se despiden entre lágrimas y sollozos, entre abrazos y tiernas
caricias, protestándose mutua fidelidad y pensar recíprocamente en
los seres ausentes.
Con aire marcial y llevando en las espaldas un puñado de flechas
envenenadas, en el brazo una maza fuerte y en el cinto una honda, se
presenta Juppa, que es nombrado inmediatamente jefe de la
expedición.
No les faltaba razón; nadie con más brío, con más destreza y arrojo
caza a los leones, a los tigres, a las panteras que asedian la comarca;
ninguno con tanto tino dirige una cacería y ninguno como él conoce
los campos y las montañas en todos sus repliegues, vertientes y
sinuosidades.
Marchan resueltos con rumbo al sur, por donde se teme la invasión, y
el intrépido Juppa manda avanzadas de exploradores por las
principales alturas, mientras él con el grueso de su fuerza se dirige al
punto a Layetzi, donde instala a las vivanderas, ocupando las alturas
de Schia-yadia, Schia-rbulaba y el contrafuerte de Yuuveree, y aquí
espera durante cuarenta días la llegada de los invasores, pero por
falta de agua en las alturas de Schic-chu-ubitza (“Cerro de los
cuarenta días”) se ven precisados a dejar tan magnífico baluarte.

204
LA SIERRA JUÁREZ

Las avanzadas han sido dirigidas a Latzi-yela (Ixtepeji) y la Latza- too


(Lachatao), regresando y manifestando que no se tienen noticias de
que se dirijan a este rumbo los invasores.
Juppa manda regresar la mayor parte de la fuerza para comunicar
tan fausta nueva a Ladú, quedándose con un puñado de valientes en
el cerro de Schic-yaa-diac (“Cerro del palo tierno”), hoy
Cuachirindoo, para estorbar el paso de los que pretendieran
internarse en sus posiciones.
Pasan varios días sin que se aviste al enemigo, y ya la confianza
comenzaba a apoderarse de los pacíficos habitantes de Layetzi
(Ixtlán), cuando al despertar la aurora de un sereno día del mes en
que a los madroños se les caen sus hojas, las hiedras silvestres
revisten con sus campánulas azules las copas de los arbustos y el
zempazúchil amarillo cubre los bordes del camino (noviembre) un
espía o centinela avanza y avisa a Juppa que el enemigo está a corta
distancia.
No hay tiempo que perder.
Las mujeres con sus hijos deben remontarse hacia Shoolacuana y los
Naguetzi, mientras la corta guarnición se agrupa alrededor de su jefe
esperando el momento del combate.
Con tan pequeña fuerza no es posible iniciar el ataque y sólo se
aprestan a la defensa; entretanto un enviado extraordinario, que casi
vuela, va a dar la noticia a Ladú de que el enemigo se avista, para que
le remitan auxilios.
Los mexicanos comparan sus fuerzas con las de sus enemigos y,
viendo su reducido número, despectivamente se lanzan sobre ellos,
seguros de aniquilarlos.
Airado Juppa acepta el reto, dispuesto a vender cara su existencia y
la de sus pocos subordinados, porque si bien saben que la lucha es
desigual, defienden en cambio la patria, el hogar, la justicia y además
son provocados.

205
LA SIERRA JUÁREZ

Con risas, carcajadas y denuestos se aproxima el azteca a la cúspide


del Schiacc-yaa-dia, seguro de su triunfo, entre el monorritmo del
huehuelt, que rompe el ambiente, seguido de burlescos chiflidos.
Por fin se aproximan, y antes de su encuentro personal, las hondas y
las flechas hacen los primeros estragos en las filas de los mexicanos,
que no esperaban una puntería tan buena en sus contrarios.
La falange retrocede, esperando la llegada del auxilio ya pedido.
Con más precauciones y brío la lucha se renueva; esta vez los
mexicanos pretenden el asalto de la fortaleza; pero a la maniobra les
contestan los encargados de hacer rodar las piedras, los que en
pocos momentos limpian su campo de enemigos.
En auxilio de los derrotados acuden nuevas tropas, y ahora la lucha
se convierte en un desafío cuerpo a cuerpo; bien pronto quedan
eliminados los jefes mexicanos, siendo en vano que alguien trate de
asumir el mando, es inútil, porque pagan con la muerte su osadía.
La batalla se ha prolongado más tiempo del calculado; el sol empieza
a ocultarse en el ocaso; las sombras de la noche y la topografía del
lugar no permiten continuar la lucha, que ha permanecido indecisa.
Juppa y sus valientes se han multiplicado para defender el fuer- te;
han caído algunos de los suyos; pero el enemigo ha dejado un
reguero de cuerpos mutilados y gran cantidad de heridos, que se
revuelcan en su propia sangre, abandonados por los suyos, y que se
pasan la noche lanzando gemidos lastimeros.
El azteca ha recibido una afrenta; abandona el sitio, dejando regados
en aquel peñón los laureles conquistados en Liobaa (Mitla) y demás
pueblos del Valle de Huaxyacac o Lulac (Oaxaca).
Juppa y los suyos se disponen a descansar de la ruda tarea; pero al
jefe le molesta un pequeño rasguño, recibido de seguro de la punta
de una flecha mal dirigida o desviada, dolor que con las horas va en
aumento.

206
LA SIERRA JUÁREZ

En las primeras claridades del nuevo día se comprende que el


veneno de la flecha hace sus efectos en el brazo del jefe, al que sus
compañeros tratan de curar y salvarle la existencia; pero es en vano,
pues después de breve agonía deja de existir entre los musculosos
brazos de su fiel ase y leal subordinado Tzaladina (Tzala-Diana:
“Siempre que se va”.)
Las últimas palabras del héroe fueron instrucciones para que la
guarnición regresara inmediatamente a lat-ti rhua ya Lappa (donde
está la morada de Zappa), para consolar a su esposa de su suerte y
decirle que sus últimos pensamientos y palabras fueron dedicados a
su adorada Lappa.
Enterrado el cadáver en el mismo lugar del combate, la pequeña pero
heroica fuerza levanta el campo, y silenciosos y cabizbajos toman el
camino de su querido Ladú.

2. “Uvetzi Ya Rela” o “Lappa”, La Llorona


Son los momentos en que las aves canoras olvidan sus trinos para
guarecerse en las tupidas ramas de los corpulentos árboles; el sol
tiene sus rayos verticales y un calor sofocante impregna el ambiente.
Lappa está triste. Con frecuencia abandona la casa de sus padres
para ir a evocar recuerdos en el nido de sus amores y llorar la
ausencia de su querido esposo.
Cada árbol, cada objeto es un recuerdo, un momento en que cree
descubrir la sonrisa amable, el porte gallardo, la mirada expresiva y
penetrante del amado de su corazón.
Fija la vista en el sur y en cada hondonada a través del hermoso
follaje la parece divisar gente que viene de Zayetzi, mensajeros del
esposo anunciando su próxima llegada.
El corazón no le engaña, alguien se divisa allá a lo lejos; los vecinos
salen a reconocerlos, y por fin una alegría súbita los hace prorrumpir
a todos en un grito de entusiasmo. Son Begaba, Veduxu y Tzaladina,

207
LA SIERRA JUÁREZ

emisarios enviados a participar al pueblo la victoria alcanzada sobre


los invasores.
Lappa demuestra su satisfacción y orgullo al oír de boca de aquellos
testigos oculares la narración fiel y exacta de las proezas de Juppa.
Todas las doncellas le sonríen, se acercan a su lado y hasta la
envidian de tener por marido a un héroe; pero los relatos de tantas
proezas enmudecen pronto; se escapa de sus labios un suspiro y
gruesas lágrimas tiemblan en sus pupilas; pugnando por denunciar
el acervo dolor que embarga sus corazones.
Lappa fija su mirada al ver el estado de ánimo de los emisarios; se
levanta violenta, demudada y pálida como el schia-cuaa (zempo-
zúchil); suplica, ruega, y por último manda a los emisarios que le
digan la verdad por terrible que ésta sea, ofreciendo tener valor para
soportar la noticia por fatal que fuere, porque presume que alguna
desgracia le ha sucedido a Juppa.
Un silencio sepulcral reina en aquel recinto; la multitud fija su
mirada en aquellos tres hombres que ocupan el centro de éste con la
mirada baja y casi temblorosos. No aciertan a articular palabra ni
encuentran el medio de dar la noticia fatal a la bella Zappa, a quien
estiman por su bondad y hermosura y casi adoran por ser la esposa
de su infortunado jefe.
Parecen estatuas por lo inmóviles; cualquiera diría que eran unos
reos sentenciados a muerte que caminaban al patíbulo; pero Lappa,
con la fuerza que da la angustia, presa de una especie de furor y de
ira, se abalanza a ellos, y agarrando del brazo a Tzaladina, le hace
volver en sí, y frenética le pregunta por su esposo.
El hombre atlético, el valeroso guerrero, el vencedor de los terribles
nahoas no tiene fuerzas ante una débil mujer, se encuentra incapaz
de articular palabra y está a punto de desmayarse cuando Veduxu
acude en su auxilio, y haciendo uso de la palabra pide perdón a la
señora por su silencio, manifestando que Juppa, el magnánimo y
valiente jefe, había muerto.

208
LA SIERRA JUÁREZ

Un rayo que hubiese caído en aquellos momentos no hubiera


causado la impresión que causó la fatal noticia a los concurrentes.
Todos se cubrieron el rostro, derramando abundantes lágrimas, y
hasta el señor de los zapotecos, el up-pa yetzi del lugar (el cuidador o
velador del pueblo), volvió el rostro para enjugarse dos gruesas
lágrimas que inconscientemente saltaron de sus ojos.
Lappa cayó sin sentido en los brazos de las doncellas que la
rodeaban, quienes la condujeron a la casa de la familia; allí, con el
auxilio de algunas hierbas que le dieron a oler, volvió en sí, creyendo
que era una pesadilla fatal todo lo ocurrido anteriormente.
Reúne sus recuerdos, y buscando un ambiente fresco se dirige a él
con pasos lentos; después, prorrumpiendo en hondos suspiros, se
interna en el bosque. Algunas doncellas la siguen a corta distancia en
el más profundo silencio, respetando aquel dolor tan intenso, que
por sí solo se impone.
El sol comienza a hundirse en el ocaso, y cuando ya juzgan oportuno
regresar, violentan el paso para alcanzar a su señora; mas aquella
calenturienta imaginación está con Juppa; presencia todas sus
proezas, reconstruye todos los episodios narrados por los emisarios,
y cuando lo ve caer al recibir el golpe de la saeta corre Zappa dando
un grito de terror.
Vuelto el rostro en demanda de auxilio, su vista tropieza con dos
fantasmas que la persiguen. Grita de miedo y corre para no ser
alcanzada por sus perseguidores.
En vano las doncellas la llaman con las frases más dulces y cariñosas,
pero cuando más se acercan éstas, crecen en proporciones aquellos
cuerpos gigantescos que parece que la persiguen.
Su acalorado cerebro no le permite comprender que los últimos
rayos solares forman aquellas sombras con los cuerpos de sus
doncellas.
Estas también se llenan de terror, porque la tarde avanza y va a
oscurecer sin que hayan podido alcanzar a la señora. Caen rendidas

209
LA SIERRA JUÁREZ

de cansancio a la orilla del arroyo. Ven que sin temor a los espinos, a
los peñascos y barrancos sigue su camino en vertiginosa carrera.
¿Qué hacer?
No les queda otro recurso que dar aviso a la familia de esta nueva
desgracia para que los hombres se encarguen de alcanzarla.
Regresan apresuradamente; pero en virtud de la gran distancia a que
se habían alejado llegan ya de noche a dar la infausta nueva. Uppa
Yetzi manda sonar la concha, y media hora más tarde un numeroso
grupo de hombres, con teas de lleri (ocote) encendidas, se dirige al
campo, siguiendo la dirección que les habían dado las doncellas.
La familia se posesiona de la altura del Schiac-Vetin-Nia (hoy
conocida por la montaña “Buena Vista”), y desde allí observa a los
que van en busca de Lappa. Las luces se cruzan en distintas
direcciones, y a veces se ocultan para aparecer más lejos.
Se aproxima la mañana y el fresco viento de la aurora les hace
abandonar la altura para dirigirse a sus chozas e implorar al Beetoo
Diuxi a efecto de que terminen tantas calamidades.
Al mediodía siguiente, regresan los mozos rendidos de fatiga con el
desconsuelo de no haber hallado a quien buscaban.
Salen nuevas expediciones, y por espacio de muchos días se mandan
exploradores a todas las montañas, pero sin conseguir que la
infortunada Zappa aparezca.
Llegan noticias de Layetzi (Ixtlán) diciendo que una noche, cuando el
velia-ratu (el gran orión) estaba en el cénit, se oyó un grito agudo,
desgarrador y prolongado, y que partiendo desde la cumbre del
Cuachirindoo una mujer en forma de ráfaga iluminada cruza el
espacio para dirigirse hacia el sur, provocando aullidos lastimeros de
los perros de la ranchería.
Algunos curiosos salen de sus chozas para averiguar la causa de
aquel extraño fenómeno, y dicen que ven a una dama de formas
robustas y bellas, con el pelo suelto, cubierta de un blanco huipil que
le cubre hasta los pies, en forma tendida, como si fuera nadando, la

210
LA SIERRA JUÁREZ

cabeza levantada y los brazos en forma de arco, que en rápido vuelo


desciende de la cumbre del más alto peñón del Cuachirindoo,
lanzando un prolongado quejido e iluminando el espacio con una luz
fosforescente, semejante a la de un bólido; se dirige hacia el sur,
pasando por el centro del semipoblado y el llano de Latzi-lii-taa,
hasta ponerse sobre un peñasco de Latzi-srtancia, donde repite sus
desgarradores lamentos.
Los más atrevidos pretenden seguirla; pero es tan violento el vuelo,
sus ayes son tan lastimeros y sus ademanes tan furiosos, que presos
de terror la dejan continuar su ruta.
Desde entonces se siguió viendo todas las noches aquella aparición,
que no cesó hasta que el apóstol Santo Tomás tomó posesión de las
almas de aquel pagano pueblo.
Los padres cuentan a sus hijos que aquella aparición era la de su
reina Zappa, que seguía buscando el amor de su perdido esposo, y
que el pueblo por largos años la designó como la uvetzi ya rela (la
que grita o llora de noche).

3. De la historia del estado en relación con la Sierra Juárez


Reinando Zaachila III en Teozapotlán, los aztecas invadieron la
región de Zapotecapam, que entonces comprendía los valles
centrales y la parte montañosa del norte y poniente, en el período
del reinado de Axayácatl, por el año 1469.
La segunda invasión tuvo lugar durante el período del gobierno de
Ahuízotl, por el año 1486. En esta guerra, después de vencer los
mexicanos al mixteco Atonaltzin, de Coixtlahuaca, se empeñaron en
castigar y volver a someter al orden a los aliados de los mixtecos,
entre los que se contaban chinantecos y zapotecos.
El jefe de la expedición en esta ocasión lo fue Moctezuma
Ilhuicamina, y como segundos traía a Netzahualcóyotl, jefe de los
texcocanos, y a Totoquihuatzin. Triunfantes en Coixtlahuaca, los
ejércitos se dividieron, y Netzahualcóyotl y sus tropas fueron

211
LA SIERRA JUÁREZ

designadas para castigar a los chinantecos y zapotecos, ejército que


virando hacia el oriente y pasando el río de Cuicatlán atravesó el
Distrito para internarse en lo que también ahora es Tuxtepec,
dejando la primera guarnición en este lugar. De este sitio
nuevamente volvieron hacia el sur, y transponiendo las hoy
montañas de la Sierra de Juárez, penetraron en el Valle, desde donde
volvieron a México cargados de despojos y prisioneros, dejando por
primera vez la guarnición de Huaxyacac, que después se cambió por
Oaxaca.
Podemos conjeturar, sin aventurar gran cosa, que esta expedición,
por su importancia y calidad, dejó fuertes recuerdos de su paso, que
hoy se han convertido en leyendas populares.
Posiblemente este movimiento dio lugar al establecimiento de
poderosos campamentos, que pasado el peligro, al reacomodarse las
tropas originaron la fundación de nuevos pueblos.
Se dice, por ejemplo, que un contingente de zapotecos establecidos
cerca de Cuicátlán, al internarse por la región de la Sierra fundaron
el hoy Chicomezúchil. Que otro grupo, ocupando las cumbres de los
Almoloyas, entre Nochixtlán y Cuicatlán, al regresar fundaron el
actual Cuilapan. Y que otros, procedentes de Yoloxonequilam,
fundaron el Ixtepeji de ahora, y que los de Atepec, Analco, Ixtlán y
Capulalpan, procedentes de la región de los Soyolapan, fundaron es-
tos pueblos. El libro de los tributos aztecas, recogido por el primer
virrey Antonio de Mendoza, ya consignaba a estos pueblos como sus
tributarios, lo que prueba la veracidad de las leyes y la expedición
mexicana a tierras del hoy distrito de Ixtlán.
Del período de la conquista o de transición de este lugar sólo se
tienen los siguientes datos:
La llegada a las costas de los hombres vestidos de hierro, llamados
“hijos del sol”, arrojados por el mar, lo supieron por los informes que
les dieron los chinantecos.
En los acontecimientos de Tiltepec, anotados en otro lugar, tomaron
parte los habitantes de Ladú y Tarabundí.

212
LA SIERRA JUÁREZ

Formaron parte del grupo de indios zapotecos serranos que en


forma desordenada llegaron a Huaxyacac casi encuerados, portando
hondas, flechas, macanas y zúchiles y que se presentaron a los frailes
Jordán de Santa Catarina y Bartolomé de Olmedo a declararse
vasallos de Cortés y pidiendo las nuevas formas de adorar a Dios e
instrucciones para gobernar. Los regresaron inmediatamente a sus
pueblos, diciéndoles que se encaminaban para allá, y que deberían
presentarse al lugar adonde se les llamara.
Fueron de los que se bautizaron y también de los primeros cristianos
que recibieron las aguas en Nexicho.
Junto con los de Lachatao, Capulalpan y Yahuiche hicieron
resistencia al español Montes y Nuño, dándole la batalla en las
márgenes de Schoo-til-la. Formaban parte del cacicazgo de Ixtepeji.

4. El primitivo paisaje
Los primeros ojos que desde la cúspide del Cuachirindoo vieron el
paisaje que después fue Ixtlán y sus alrededores seguramente se
maravillaron de tener enfrente un sitio que, sin la dureza de los
accidentes geográficos hasta entonces vistos, les brindaba apropiado
lugar para fundar una población, por lo que se apresuraron a tomar
posesión de él.
Se trataba de un área compuesta de pequeñas extensiones
semiplanas, que con el tiempo se designaron Latzia-lacuana, Llaguu,
Lat-tzia-lii, Raa-schia-rhulaba, Latzi-raa, Latzia-yela, Latzi-lii-taa,
Latzia-rstancia, Esture, Yel-too y Layetzi.
Estaban limitados por un círculo de cerros, que se llamaron Schiac-
chu-ubi-tza, Schiac-yadia, Labaa, Schiac-betin-nia y Schiac-rhuu-
labaa.
La atravesaban cuatro arroyos permanentes, el Latziraa, el Xchoo-
queda, el Schoo-riaa y el Schoo-tienda. Al noroeste, el río de Schoo-
vet-too, o de “Las codornices”.

213
LA SIERRA JUÁREZ

Alimentados por multitud de veneros, de los que muchos se han


cegado y otros continúan brindando sus cristalinas aguas a los
moradores; veneros que en otros tiempos fueron pozos y chorros
permanentes, como el Via-rin-nee, el Viadutzi, el Via-bedee, a los que
también se llamaba Diina.
Últimamente dos de estas fuentes se han convertido en aguas
potables.
En la planicie que ocupa el centro del pueblo, y siguiendo una ligera
inclinación a la corriente del arroyo, se advierte numeroso canto
rodeado de grandes proporciones, huellas mudas de una impetuosa
corriente ocasionada por una tromba que se abatió precisamente
sobre el peñón del Cuachirindoo, desgajando acantilados y
arrastrándolos para abandonarlos después.
Las enormes cantidades de tierras arrastradas dieron lugar a la
formación de numerosas lagunetas, de las que se podían ver las
huellas de dieciocho de ellas hasta la mitad del siglo pasado, siendo
la principal la de Guelatao, otras dos en Ríac-ree, tres en la Estancia,
dos en Latzi-lita, una abajo del pueblo, a medio camino del panteón,
otra en Esture, la que estuvo al pie del Cuachirindoo, la que estaba
detrás de las casas municipales y la que se hallaba a la salida del
camino de El Rincón.
En sus alrededores crecían múltiples plantas acuáticas, como
carolinas, berros, tules, carricillo y lirios de varios colores, y vivían
grullas, patos silvestres, alguna que otra garza, ranas, sapos y
tortugas, como las que abundan en la laguna de Guelatao.
El suelo estaba cubierto de una gruesa capa de tierra vegetal, sobre
la que crecían musgos, que en el otoño adquirían un hermoso color
tornasolado.
Abundaban las hierbas, que en primavera y verano se cubrían de
florecillas de variados colores y frutas, entre las que se distinguía la
maravilla, de corolas acampanuladas de color rojo, amarillo, morado
o matizado, que hacían la delicia de los campos.

214
LA SIERRA JUÁREZ

A ras del suelo crecía una minúscula trepadora o rastrera de


florecillas rojas, que producía un pequeño tubérculo al que llamaban
jícama de ratón, de delicioso sabor.
Entre los numerosos arbustos dominaban los chamizos, la jarilla y el
huajillo, cuyas flores con estambres, llevando una antera amarilla,
semejaban finísima brocha. En las orillas de los arroyos crecían
sauces, saúcos y árboles de aile, sobre cuyos penachos sobresalían
las flores de la trepadora llamada barba de viejo por su forma y
color.
Sobre las rocas y peñascos, además del musgo, crecían múltiples
orquídeas con tallos de forma elíptica, gruesos y de un verde
especial, llamados aguanosos, que ofrecían su líquido al sediento.
Toda la tierra estaba cubierta de bosques de encino, altos pinos y
gruesos madroños, con sus ramas cargadas de blancos capullos, de
donde saldrían vistosas mariposas, y con sus amarillos frutos de rica
miel, que aprovecharían las aves canoras.
En los gruesos troncos de los encinos, y como trepadoras, unas
plantas de hojas gruesas ligeramente coloreadas de un pálido
morado, que llamaban guaje montés o de ratón, que aprovechaban
los moradores para mezclarlas en su alimentación. En los troncos
que reciben el ambiente húmedo de las altas montañas crece una
planta adventicia que con el nombre de pastle se aprovecha como
elemento decorativo.
A estos mismos niveles y a la orilla de los arroyos crece el laurel,
cuyas hojas olorosas siempre fueron elemento de ornamentación y
de ritual: el famoso led-da de los antiguos.
Del árbol muerto y ya podrido a la llegada de las aguas brotan
multitud de hongos de variadas formas y colores, de los que algunos
son apetitoso alimento y otros violentos venenos.
Como árboles frutales espontáneos abundó el capulín, cereza,
tejocote y la manzanita montés o pingüica. Pero la planta dominante
fue el maguey de varias clases, una de ellas de gigantescas

215
LA SIERRA JUÁREZ

proporciones, con largos quiotes de amarillas flores, que servía de


exquisito manjar. También se desarrollaban varias clases de nopales,
que fueron el principal alimento de aquellos primeros pobladores, de
donde les vino su respectivo apodo.
La fauna era también variada; en las pequeñas corrientes se
multiplicaba el cangrejo, el ajolote y otros minúsculos peces. En las
aguas de Río Grande abundaba la trucha, los bobos, anguilas y otras
especies propias de las aguas dulces.
Entre las acumulaciones de piedras y peñascos habitaban las
lagartijas o chintetes de variados colores y bastante inofensivas, así
como culebras, víboras y ratones.
De volátiles, una gran variedad de colibríes o chuparrosas, como las
llaman, las que cazaban con redes de formas ovaladas durante el
verano o cuando abundaban las flores del frijol silvestre; el pájaro
azul o el famoso velaxi, gran variedad de palomas, codornices,
perdices, correcaminos; canoras como el jilguero, la calandria, el
gorrión, el pájaro carpintero, el tecolote o búho; de rapiña, el cuervo,
zopilote, el gavilán, gran variedad de águilas y los halcones, que
empollaban en los inaccesibles acantilados, que eran el terror de los
habitantes; los niños tenían que llevar en la cabeza sendos canastos
de carrizo o tule para defenderse de su ataque.
De cuadrúpedos los había de todos tamaños: la tuza, el cuatrojos, el
tejón, la marta, la comadreja, el armadillo, el tlacuache, conejo, liebre,
ardilla, lobo, coyote, mapache, tigrillo, tigre, león americano, etc.
Riquezas naturales que con el devenir de los siglos han ido des-
apareciendo lentamente, aunque no del todo.

5.Panorámica de la Villa de Ixtlán de Juárez


Las antiguas tierras comunales
Siendo como eran unos mismos habitantes los de San Pedro Ladú,
Tarabundí e Ixtlán, todavía se tienen estos otros datos:

216
LA SIERRA JUÁREZ

Los del actual San Pedro Cajonos, del distrito de Villa Alta, aseguran
que su pueblo en otros tiempos se llamó Ixtlantepec, en recuerdo de
su origen.
También se recuerda que los actuales habitantes de San Andrés
Yatuni, Trinidad Ixtlán y Xiacuí tuvieron su origen entre los de Ixtlán,
y que los de Guelatao se establecieron en tierras de la misma
población en el último cuarto del siglo XVI.
Se asegura que los habitantes de Ixtlán, en una época aún no
determinada, fueron muy numerosos, y que el barrio de La Asunción
se extendía hasta lo que es ahora Latzi-litaa, donde quedan
numerosas huellas de sus habitaciones, y que los lunes, dedicados al
mercado, el rumor de los concurrentes llegaba hasta la actual
cumbre de Labaa.
Seguramente que esta enorme agrupación humana, agotadas e
insuficientes las tierras, se movilizó para establecer los pueblos de
que se hace mención al principio.
Otro documento dice que para evitar invasiones de los naturales de
Yavesía un grupo de familias se desplazó para aquel rumbo, el que,
con el nombre de guardamontes, cuidó de aquellas tierras y fue
después fundador del actual Yatuni.
Datos suficientes que dan idea de la extensión de las antiguas tierras
comunales de Ixtlán.
Con estos antecedentes es fácil entender la petición de los ixtlaneros,
de 16 de junio de 1716, al señor don Antonio Francisco, juez de
Comisión y delegado para la venta y composición de tierras de la
jurisdicción de Mitla y Tlacolula concebida en los siguientes
términos:
“Petición: Don Pedro Carrasco, gobernador; Miguel
Ramírez y Domingo Jiménez, alcaldes; Gaspar de los
Reyes, Juan Hernández y Juan de Aquino, regidores; Juan
de Vargas, Carlos Gómez, alguaciles mayores, y don
Matías de Ulloa, alcalde; Nicolás de Aquino, regidor;

217
LA SIERRA JUÁREZ

Francisco de Aquino, alguacil mayor y demás oficiales de


República del pueblo y Cabecera de Ixtlán y de su barrio
nombrado Guelatao, de la jurisdicción de Antequera,
Valle de Oaxaca, por nos y en nombre de los demás
común y naturales de dicho pueblo y barrio, por quienes
prestamos voz y caución de rato grato en forma,
parecemos ante vuestra majestad y decimos: que
nosotros y dicho nuestro pueblo y barrio, de inmemorial
tiempo a esta parte, hemos gozado como nuestras
propias unas tierras ásperas montuosas en términos de
dicho nuestro pueblo y barrio en quieta y pacífica
posesión, sin contra- dicción de persona alguna, las
cuales indican: por parte del poniente, con tierras del
pueblo de Ixtepeji y con el pueblo de Jaltianguis, sujeto a
esta Cabecera, en el paraje nombrado en lengua zapoteca
mmm... Y por parte del sur linda con tierras del pueblo de
San Juan Chicomezúchil en unas mojoneras nombradas
xabetinia, xurge, xantanigulaa, abedurac, lache dessiyo,
tegues; todas las dichas mojoneras están por la parte del
sur y por la parte del oriente, lindan con la tierra de San
Andrés Cajonos y Yalina, jurisdicción de Villa Alta en las
mojoneras yacubaa, yiaguegula, chia beasaa-yelalatia,
guia gueguibichi, beliaranita, yoyadene, lachiguida, y por
la parte del norte, con tierras del barrio de Jaltianguis en
unos parajes y mojoneras nombrados laguianagueche,
lactizia, curali, cruciceda, yorusabeche, y cierra en la
mojonera principal lachirela, yaguidaa, va a dar a otra
mojonera yelaini, y de allí a otra lachiayaxuni, yabee,
leguia, saguia, gusatala, taguela, xetao le yaa, y se acaba
en la mojonera chitac buibichi, las cuales tierras, debajo
de los linderos expresados, hemos gozado en quieta y
pacífica posesión, sin contradicción de persona alguna
en…………. misión legítima y antigua propiedad, consta así
mismo………….. y contirada posesión ……………… un
…………………. con la solemnidad debida es de nom
……………… a Vud, sin embargo de la referida …......... para

218
LA SIERRA JUÁREZ

que se ………….. en forma de ellos ofrecemos servir a Su


Majestad en forma de donativo y compom ………..... con la
cantidad de sesenta pesos de oro común en reales, que
exhibiremos contado, y se nos dé el despacho necesario,
por lo cual a usted pedimos y suplicamos que nos dé por
presentados con dicho mapa y por admitidos los sesenta
pesos que ofrecemos servir a su majestad, sea vos
servido de hacer y determinar en todo caso como
llevamos pedido, que es justicia, y juramos por Dios
Nuestro Señor y la señal de la Santa Cruz este escrito no
ser de malicia en lo necesario.- Ciudadano don Pedro
Carrasco, gobernador; don Matías de Ulloa, Miguel
Ramírez, alcalde; Domingo Jiménez, alcalde.- Rúbricas.
Junto con el anterior presentaron un mapa o pintura antigua de sus
tierras.
En el transcurso de los años se continuó tramitando el expediente, y
como testigos presentaron por parte del pueblo de Chicomezúchil a
Matías Ayala; por parte de Ixtepeji, a un indito llamado Pedro Pérez;
por San Miguel del Río y Analco, a otros dos indios llamados Agustín
de la Cruz y Juan Méndez.
Cerrado el expediente se gestionó la expedición del Decreto
respectivo, concebido en los siguientes términos:
Testimonios de la Merced de Ejidos dados al pueblo de Ixtlán de la
provincia de Antequera en 29 de enero de 1722.- Joseph Gallardo y
Rionda.- Rúbrica. E/c. R. P.

219
LA SIERRA JUÁREZ

Don Juan de Acuña. Marqués de Casa Fuerte Visorrey, Gobernador


capitán general, por esta Nueva España, y Presidente de la Audiencia
Real y Chancillería, que reside en la Ciudad de México.

“Por el presente, y en nombre de Su Majestad, y sin


perjuicio de su Real Decreto, hago merced a los nativos y
macehuales del pueblo de Ixtlán de seis sitios de estancia
de ganado menor más ciento dieciocho caballerías de tierra
para labor de pan, con saca de agua att. ríos, o arroyos
veneros, o corrientes habidas y dentro de los dichos ejidos,
cuyas tierras se cuentan dos leguas abajo ats. (dichas)
tierras que son del capitán Pedro de Murga, desde donde
comienza a medirse los sitios y caballerías, lo que por mí
mandado queda advertido el justicia atto. Pueblo de Etla,
don Diego Atlazontli Alvarado, y habiendo hecho las
diligencias conforme a lo que se mandó, declaró y dio,
parece estar sin perjuicio de podérseles dar dicha merced,
ver en que por vos hago, sin perjuicio de tercero, y conque
dentro de dos años pueblen con ganados los dichos sitios y
pongan en labor y siembra dichas caballerías y dentro att.
Dicho término no pueden vender ni enajenar las dichas
tierras, ni parte alguna de éstas, por ser siempre at. fundo
legal para dicho pueblo, ni mucho menos vender o enajenar
a iglesia o
monasterio………………………………………………………………………

220
LA SIERRA JUÁREZ

……………………………………………………………… Asimismo
mando que dichos nantes (donados) no sean despojados sin
ser primero oídos y por fuero y derecho vencidos, ante
quien y conforme
deba…………………………………………………………………………………
…………………………………......... Fecho en esta ciudad de México
a los 29 días del mes de enero de 1722. El marqués de Casa
Fuerte. Por mandato de su excelencia Mariano Alcíbar.
Concuerda fielmente con su original, a que me remito, y
existe en esta Alcaldía Mayor de Oaxaca. Provincia de
Antequera. En Testimonio de verdad, José Gallardo y
Rionda.- Rúbrica.”
Este documento, en su parte final, lleva una anotación del tenor
siguiente:
“Este día, de pedimento de los oficiales de república del
barrio de San Andrés Yatuni y del mandato del señor
comisionado subdelegado y con citación y conocimiento del
gobernador, alcaldes y regidores de la Cabecera de Santo
Tomás Ixtlán, di testimonio de este Despacho a los dichos
oficiales de república de San Andrés Yatuni, y para que
conste puse esta razón, que rubriqué yo el Es/no.
(escribano).”
Lo que significa que el pueblo de San Andrés Yatuni tiene una copia
de este documento.
Este decreto o títulos estuvo perdido por algunos años, sin que los
habitantes se dieran cuenta de ello.
Suponemos que durante el último cuarto del siglo pasado a alguna
autoridad municipal, por determinado conflicto de límites, se le hizo
fácil llevar el documento al gobierno del estado, sin tener cuidado de
recogerlo a su debido tiempo.
Su regreso fue verdaderamente providencial, ocurrido en el año
1909, siendo presidente municipal el señor don Federico H. Toro,
quien recibió una carta de San Luis Potosí, suscrita por algún

221
LA SIERRA JUÁREZ

pariente del ex gobernador Marín González, diciendo que estaba en


tratos con una Biblioteca norteamericana para vender documentos
viejos pertenecientes a aquel gobernante, y que entre ellos figuraban
los títulos del pueblo, que no creía conveniente que salieran del país.
Que si se interesaba por ellos estaba dispuesto a devolverlos
mediante la cantidad de $50.00, que recogería en las oficinas de
correos, porque estaba propicio a mandarlos por reembolso. La
respuesta fue afirmativa, y el dinero se tomó del fondo de la venta
del maíz de las tierras de Lachirá.
Debemos advertir que gran parte del documento está destruido,
especialmente en las hojas relativas a la descripción de los límites.
La extensión fijada en los títulos de 1722 fue reducida en la parte
sureste, con el advenimiento a categoría de pueblos de los antiguos
barrios de San Andrés Yatuni, Trinidad Ixtlán y Santiago Xiacui.
La documentación para la dotación de las de Yatuni se concretó a
una copia de la de Ixtlán, como lo acabamos de ver.
Las correspondientes a Trinidad Ixtlán y Xiacuí seguramente fue-
ron instrumentos especiales que se extendieron en épocas distintas;
posiblemente las de La Trinidad en las postrimerías del gobierno
virreinal, y las de Xiacuí, a principio del México Independiente,
aunque también sospechamos que pudo haberse hecho en algunos
de los períodos de gobierno del señor licenciado don Miguel Castro.
Con la destrucción que sufrió el archivo del pueblo en 1912
seguramente se quemaron esos documentos, y otros deben de existir
en los archivos del gobierno del Estado.
Las relaciones entre los habitantes de Ixtlán y Trinidad Ixtlán se
conservaron por muchos lustros todavía, puesto que hasta 1886,
Pedro Pérez, de Ixtlán y Sixto Martínez, de La Trinidad, se
extendieron documentos de compra y venta.
El primero vendía al segundo un lote de cuatro fanegas situadas al
lado norte de la actual capilla de La Trinidad en $16.00, y el segundo

222
LA SIERRA JUÁREZ

al primero, el de Lachia Rh-ugadda, o sea el actual Rancho de Tejas,


en $6.00.
Para 1870 ya estaban de nuevo bien fijados los límites de las tierras
de Ixtlán, que dieron oportunidad para que el señor general don
Fidencio Hernández mandara confeccionar el croquis de ella, que,
como se sabe, fue obra del señor ingeniero Enrique de Schiller, de la
Confederación Norte-alemana, para cuyos trabajos se emplearon
cien días en el recorrido del perímetro, por cuya labor sólo recibió la
cantidad de cien pesos, en gracia a la amistad que le dispensaba el
general.
Obra de carácter científico, no criticada hasta la fecha, y con el mérito
de haber fijado en forma permanente los límites de ellas, eliminando
las dudas y las disputas con los vecinos.
Por él sabemos que su mayor longitud es de ochenta kilómetros, con
un ancho de ocho kilómetros y una superficie media de trescientos
kilómetros cuadrados. Las documentaciones de Ozumacín y Yagalasi
comprueban la propiedad

6. Orografía
El área de este pueblo es parte de la Sierra Madre Central y una
prolongación de sur a norte del Malacate y Pelado de Capulalpan,
hasta las dos eminencias llamadas en zapoteco Naguetzi-cuiti y el
Naguetzi-rheni, corrupción de los términos zapotecos “oreja chica de
león” y “oreja grande de león”, porque efectivamente a lo lejos dan
esa impresión.
La altura de esta cordillera fluctúa entre 2,700 y 2,900 metros sobre
el nivel del mar, y de una longitud probable de ocho a diez
kilómetros.
En la parte media de esta cordillera se levanta la eminencia que se
conoce con el nombre de Los Pozuelos, de donde parten hacia el
noreste y suroeste dos contrafuertes que hacen del lugar una especie
de cruceta. La que sigue hacia el norte o noroeste en línea recta se

223
LA SIERRA JUÁREZ

dirige al distrito de Tuxtepec, con una prolongación probable de


unos cincuenta o sesenta kilómetros, con alturas iguales a las ya
anotadas, que sin nombre propio o con el de cordillera de El Rincón,
como algunos lo llaman, forman las eminencias de Balconcillo, Shiac-
Ravía y Schiac-Llevaa o Cerro Cielo, en Yagalasi y Ozumacín,
montaña que va a morir en los llanos de este último lugar. La que
sigue hacia el sureste la trataremos en seguida.
Por el lado oriente de la eminencia de Los Pozuelos, como a cuatro
kilómetros, se desprende un contrafuerte, que con una dirección
noroeste-suroeste, con el nombre de Schiac-Yacc, o Cerro Verde,
recorre unos tres kilómetros y muere en la confluencia del Scho-
Rulaa y el Schoo-Laveda, de la jurisdicción de Capulalpan.
El segundo es el que partiendo de Los Pozuelos, y con la misma
dirección que el anterior, después de recorrer como un kilómetro,
llega al punto llamado en zapoteco Tzinaa-shia (era de piedra). De
este lugar se bifurca en dos ramales; el primero se dirige hacia el sur
en dirección a Capulalpan, y después de un recorrido de tres
kilómetros muere en el lugar llamado Arcu-Yaguela y el designado
Cerro del Madroño; el otro sigue la misma dirección que traía a sólo
un kilómetro y llega al sitio llamado Zabeschia o Labaa; en este lugar,
por segunda vez, se bifurca, y el primer ramal, siguiendo en dirección
hacia el sur, llega hasta el lugar llamado Ruu-Guad-Tda, sobre el
camino nacional de Ixtlán a Capulalpan; de aquí vira hacia el sureste
en casi línea recta, y después de un recorrido de cuatro kilómetros
muere en las márgenes de Río Grande, formando límites en las
tierras de Guelatao y Yahuiche.
La primera parte de este cerro es el llamado Rhuu-Labaa o del
Zopilote, que en su extremo poniente tiene el ojo de agua llamado la
poza blanca.
En la cordillera de en medio o la que se extiende entre Labaa y
Rbuguaddase levanta la eminencia de Rabetin-Nia, actualmente
Buena Vista.

224
LA SIERRA JUÁREZ

El segundo ramal parte de Zabaa, y siguiendo una dirección de


oriente a poniente baja bruscamente, y en su último extremo se
forma el peñón de Cuachirindoo, al norte del pueblo.
Del último contrafuerte que corresponde a esta área se desprende
los Naguetzis, que también con una dirección hacia el poniente baja a
su lugar llamado Schia-Tzi-Llii, o sea el Cerro de los Diez Carrizos, en
donde se divide en tres ramales. El primero baja a formar el Ruu-
Bell-La y el Cerro de los Cuarenta Días; el segundo baja a formar el
Xia-Beduc-Ni y el Lluvereeo de Las Hormigas. El último ramal
desciende a formar directamente el Baratillo de Jaltianguis, que con
ligera ondulación hacia el sur forma la cuesta del Espinazo del Diablo
hasta morir en las márgenes de Río Grande, formando todos un
plano inclinado de oriente a poniente y de arriba hacia abajo.

7. Clima, ambiente meteorológico y fenómenos físicos


Para dar una idea aproximada del ambiente predominante en la
Cabecera de Ixtlán tendremos que anotar, en primer lugar, los datos
que han arrojado las observaciones meteorológicas de una modesta
estación que funcionó como unos diez años antes de la Revolución.
Temperatura máxima anual 38.0 centígrados
Temperatura mínima anual 4.0 ”
Temperatura media anual 15.0 ”
Precipitación pluviométrica anual: 9,182 milímetros cúbicos.

Las heladas se distribuyen en esta forma:


En enero 13 mañanas
En febrero 14 ”
En marzo 5 ”
En abril 3 ”
En octubre 3 ”
En noviembre 6 ”
En diciembre 9 ”
Total 53 mañanas

225
LA SIERRA JUÁREZ

Altura sobre el nivel del mar: 2,000 metros.


La presión atmosférica fluctúa entre los 57.5 y 58.10 metros.
El grado de humedad de la atmósfera no se pudo recoger.

Conviene recordar también que Ixtlán está situado entre la gran


cañada de la cuenca de Río Grande o Alto Papaloapan, que se forma
de tres cordilleras, de las que las dos más largas son paralelas y
corren de sur a norte, y la tercera hacia el sur, que las une entre sí,
con alturas las dos primeras que llegan de 2,700 a 2,900 metros
sobre el nivel del mar, y la tercera, que es la antigua Tacna y actual
Cuagimoloyas, que alcanza 3,200 metros sobre el nivel del mar.
La cañada se abre paso hacia el noroeste, hasta llegar a las tierras
bajas de Cuicatlán, de donde proceden las ondas cálidas.
Debe saber también que esta área está colocada entre el ambiente
cálido-seco de los valles del centro del Estado y el
extraordinariamente húmedo de la vertiente del Golfo, o sean las
tierras bajas de Tuxtepec. El viento seco del valle se detiene en las
cumbres de la cordillera del Estudiante o de la sierra de Marcos
Pérez, y el húmedo en las alturas de la Central de los Pozuelos.
Los vientos dominantes son los del norte, los secundarios los del
poniente-oriente.
Son escasos los vientos huracanados, y no llegan con la violencia que
en otros lugares, porque apenas si derriban alguna que otra rama de
los altos árboles, regularmente en febrero y extraordinariamente en
otras épocas.
Las tempestades sólo se observan entre los meses de marzo, abril y
mayo, y no adquieren la violencia amenazante que en otros sitios.
Rarísimas son las descargas eléctricas en la población y sus
alrededores; los bosques de pino no sufren esta calamidad.
Las granizadas son también bastante raras y ligeras. Los meses de
marzo, abril y mayo son propicios para las lluvias aisladas.

226
LA SIERRA JUÁREZ

El período regular de lluvias se presenta desde junio o julio y se


intensifica en los siguientes hasta octubre, en cuya época la
atmósfera se humedece.
En las cumbres de las montañas son más frecuentes las lluvias, y los
nublados de Los Pozuelos son indicios claros de que hay temporal en
los bajos de Tuxtepec y que llueve en El Rincón.
Los cielos nublados son característicos en las tardes de los meses de
mayo y junio, y los días enteros en noviembre, diciembre y medio
mes de enero.
Las nubes que dejan caer sus aguas en Ixtlán proceden en su mayor
parte del Golfo o de los grandes ríos de la costa. Raras son las que
proceden del Pacífico. En julio y agosto se levantan del propio Río
Grande nubes por la mañana, que impregnan de humedad la
atmósfera.
Las ondas cálidas llegan bastante atenuadas y son características de
los meses de marzo hasta agosto. Las frías tampoco descienden
mucho, puesto que los datos meteorológicos nos dicen que bajan
hasta cuatro grandes en sólo cincuenta y tres días del año.
Los demás son de una luminosidad intensa, que adquiere gamas
extraordinarias en primavera.
Por lo anterior se podrá deducir claramente que el clima y ambiente
de que disfruta Ixtlán es uno de los más uniformes, que hace grata la
existencia hasta de los más exigentes.

8. El cristianismo y los templos de Santo Tomás, San Francisco y el


de la Virgen de la Asunción
No se tienen noticias de las fechas precisas en que arribaron los
primeros sacerdotes católicos para convertir al cristianismo a sus
habitantes.
Las encomiendas de los primeros años de la Conquista sólo se
establecieron a pretexto de enseñar la religión, pero más bien fueron

227
LA SIERRA JUÁREZ

organismos políticos creados para mantenerlos sujetos y recogerles


los tributos con puntualidad.
La leyenda recuerda los trabajos de fray Jordán de Catarina en la
segunda mitad del siglo XVI, que según la voz popular eran tan
asombrosos que cada domingo decía tres misas: la primera en Villa
Alta, la segunda en Ixtlán y la tercera en Etla; en su recorrido era
auxiliado de un caballo blanco alado, que lo transportaba ligero
sobre montañas y barrancas, alas que desaparecían al entrar en el
pueblo visitado.
En el último cuarto de este siglo ya debían estar semicristianizados,
en virtud de que los moradores de Raguza acudieron a ellos
solicitándoles sitio para construir su templo, permitiéndoseles no
sólo éste, sino otros lugares para que vivieran los guardianes de él y
para algunos cultivos, que con el tiempo se convirtieron en el actual
pueblo de Guelatao.
En diciembre de 1645 era cura beneficiado de la cabecera el señor
licenciado don Nicolás Pérez de las Casas, y por su intervención se
devolvía a los rancheros de Guelatao la imagen de bulto de San
Antonio, el lienzo de San Pablo y la respectiva campana, que un año
antes les había quitado, consecuencia de sus luchas por las mismas
tierras.
Es casi seguro que para estos años los de Ixtlán ya tenían su primer
templo, que debió ser de adobe, pero que ya también estaba en
construcción el segundo con materiales de segunda calidad, puesto
que hacia 1694 se fundía la campana principal, que hasta sigue
prestando servicios, advirtiendo que fue una buena obra por su
perfecto acabado.
Por la importancia que tienen los datos que proporciona un
documento del archivo municipal a este respecto, se transcribe en
seguida:
“Don Juan de Acuña, Marqués de Casa Fuerte, Caballero de la Orden
de Santiago, Comendador de Adelfa y de Alcántara, del Consejo de Su
Majestad, del Supremo de Guerra, Capitán General de los Ejércitos,

228
LA SIERRA JUÁREZ

Virrey y Gobernador y Capitán General de esta Nueva y Presidente


de la Real Audiencia de ella.
Por cuanto que ante mí se presentó el escrito siguiente: En nombre
de Francisco Manuel Crispín, en nombre de Pedro Ramírez Jiménez,
cacique y gobernador, don Nicolás Miguel Jiménez y Blas Hernández,
alcaldes, y por el común y naturales del pueblo y Cabecera de Santo
Tomás Ixtlán, jurisdicción de la ciudad de Antequera, Valle de
Guajaca, comparezco ante vuestra excelencia, en aquella vía y forma
que más haya lugar en derecho, digo: Que por los continuos y
repetidos temblores que ha habido y hay regularmente en el pueblo
de mis partes y en todos aquellos contornos, se halla la iglesia
parroquial gran- demente maltratada, amenazado evidentemente
ruina, si no se solicita con la brevedad posible su reparo y
reedificación, lo cual ahora puede conseguirse con menores gastos o
daños que aquellos que serán después necesarios e indispensables si
difiere y demora su edificación, pues creciendo cada día el daño,
habrán de ser mayores indispensablemente los gastos; en cuya
atención ha de servir la grandeza de su excelencia de conceder a mis
partes la licencia necesaria para el reparo de la dicha iglesia
parroquial, por las razones expresadas, mandando que para ello se
les libre despacho conveniente. Por tanto, a vuestra excelencia
suplico se sirva conceder la licencia, por ser de justicia que pido.-
Licenciado Rodríguez Calvo.- Francisco Manuel Crispín.
Y dada a vista del señor Fiscal de Su Majestad, conformándome con
su respuesta de 6 del corriente, por el presente concedo la licencia
que piden los referidos naturales del pueblo de Santo Tomás Ixtlán
para que puedan reedificar su iglesia parroquial, pero con la
declaración que no ha de ser a costa del caudal de tributos, por
resistir la ley.-En punto a reedificación.- México, mayo 10 de 1729.-
El Marqués de Casa Fuer- te. Rúbrica.- Más abajo, dos firmas
ilegibles.
INDIOS. Su Excelencia concede licencia a los naturales del pueblo de
Santo Tomás Ixtlán para que reedifiquen su iglesia, entendiéndose
que no ha de ser a costa del caudal de tributos.- Mayo 10 de 1729.”

229
LA SIERRA JUÁREZ

El segundo sobre el mismo asunto es el siguiente:


“La Sala Capitular de Antequera de 27 de octubre de 1729, vista la
petición por el gobernador, alcaldes y oficiales y demás principales y
naturales del pueblo y Cabecera de Santo Tomás Ixtlán, que dicen
que hallándose su iglesia grandemente maltratada y necesitando de
reparo para su material reedificación, ocurrieron al excelentísimo
señor Marqués de Casa Fuer- te, Virrey de la Nueva España, para que
concediera su licencia para su material reedificación, y conseguido el
fin, tenga su común complacencia de ver en el mayor auge el culto
divino de dicho pueblo, que desean con fervor, visto asimismo el
despacho, que con dicha petición presentaron los naturales, en que
su excelencia concedió su licencia, con vista del fiscal de Su Majestad,
para que pudieran reedificar su iglesia parroquial y lo pedido por los
susodichos; por el tenor de la presente, damos y concedemos nuestra
licencia, por lo que nos toca, para que puedan reedificar y
modifiquen su dicha iglesia parroquial los dichos naturales, a
quienes damos las debidas gracias por la solicitud, anhelo y cuidado
que han puesto en obra tan de servicio de Dios Nuestro Señor,
exhortando, como exhortamos, conserven el fervor que les ha
movido en tan santo fin, para cuyo hecho desde luego les
aseguramos estar prontos a cooperar en cuantas diligencias se
ofrecieren, con que se pueda promover su cristiano celo y el mayor
servicio de su Divina Majestad. El R. Sll.s. y venerable señor deán y
cabildo, con sede vacante de la iglesia catedral de esta ciudad de
Antequera. Valle de Guajaca. Así lo proveyó, concedió y firmó.- V.
Valverde, S. M.- A. Morales.- Lic. Noriega y Espinosa.-Ante mí.-
Manuel de Peñaranda.- Rúbrica.”
El tercero dice así:
*1741.- El sello del gobierno virreinal.- Un Cuartillo.- Sello cuarto y
un Cuartillo.- Año de mil setecientos treinta y nueve. Escritura que
otorga Luis Ramírez.- En el pueblo y Cabecera de Santo Tomás Ixtlán,
en cinco días del mes de marzo de mil setecientos cuarenta (1740)
años. Digo yo, Luis Ramírez, oficial maestro arquitecto, que habiendo
solicitado los hijos y naturales de esta Cabecera, para acabar la

230
LA SIERRA JUÁREZ

………………………………. Landa de la fabricación material de la iglesia


parroquial, en que están entendiendo y corrió por cuenta del
maestro Miguel Sanabria, a quien para su complimiento faltaban tres
años a dichos naturales la cantidad de mil trescientos pesos. Digo
que habiéndome convenido con ellos y atendiendo al beneficio que
de solicitarme para este efecto, en demostración de mi gratitud y
agradecimiento, me obligo entregarles acabada dentro del término
de cinco años, dándome todos los materiales necesarios, haciéndoles
rebaja de quinientos pesos menos de lo pagado y concertando con
dicho maestro don Miguel Sanabria, que los ochocientos pesos, lo
que se me han de dar y de ración cuatro reales, cada día ...... almudes
de maíz, mientras se trabaja en las obras de cantería y en llegando a
trabajar en la albañilería, tres almudes al día en cuyo espacio le
corresponde en cada año de 160 pesos y dicha fábrica se compone
de: dos bóvedas de la superficie o techo, su coro con su “vouse”,
abajo sus campanarios con sus torres de 25 varas de longitud y la
sidan; un bautisterio de cinco varas de ámbito y otro cuarto
embexiado, en el mismo campanario o torre, para que los músicos
guarden todos sus instrumentos, y portada principal según la
plantilla que tengo manifestada, con diez imágenes de bulto.
Ejecutadas las obras de cantería, porque están independientes y de
ello tengo también hecho rebaja, pieza por pieza contará por una
Memoria que a continuación de esta escritura, para que sepan lo que
me han de dar cada uno de ellos y para que ……………. fios les conste
en todo tiempo y así se quieren ir al tribunal, otorgo y firmo la
presente.- Ausente B. Dn. Zn. Gracia Corona,- Cura propietario de
este partido.- And.- El Bn. Dn. Francisco Javier Ramírez, su vicario.- El
gobernador, alcaldes y demás oficiales de República, hijos y más
naturales de dicha Cabecera, en que obliga mi persona y
cualesquiera bienes que se reconociere. Y en caso de que se verifique
haber faltado a ello y a su debido cumplimiento, se me compela y
apremie según les convenga, y para que en fe conste lo firmo en día,
mes y año en cita Cabecera.- Nicolás García.- Rúbrica. Manuel García,
gobernador.- Luis Ramírez.- Antonio Velasco.- Tomás Pérez.- Martín
de Avendaño.- Pedro Ramírez, regidor.- Ignacio Martínez de Aguilar,
regidor.- Francisco Jiménez, regidor.- Manuel García, regidor.

231
LA SIERRA JUÁREZ

Dionisio Mendoza.- Pedro Hernández.- Luciano Mendoza.- Antonio


Gómez. Antonio Pérez.- Manuel Mendoza.- Manuel Gómez.- A. B.
Hernández.- José de Mendoza.- Pedro Cuevas y Jiménez.- Manuel
Ramos.- Gabriel Martínez.- Miguel Lagunas.- Manuel Hernández.-
Nazario Mendoza.- Marcial Jiménez.- Miguel García.- Salvador
Hernández.- Lorenzo Jiménez.- Sebastián Santiago.- Juan de
Mendoza.- Pedro Pérez.- Pascual Hernández.- Tomás Velasco.-
Tomás Jiménez.- Juan Fabián.- Juan Pérez Vargas.- Antonio Santiago.-
Rúbricas.)
MEMORIA HAGO. El rebajo de la obra de cantería es como sigue;
Digo yo, Luis Ramírez, que me obligo hacer: los bolsones, a catorce
reales. Los sillares, a real y medio. Las esquinas, a dos reales y medio.
Los taludes, a tres reales. La cornisa, a dieciocho reales la vara. Los
macizos, a seis pesos. Los capiteles, a cuatro pesos. Las claves del
arco de la iglesia, a cinco pesos. El rebaje de la portada. Las varas de
los pedestales, a siete pesos, tallados. Los netos tallados. La cornisa, a
cuatro pesos y cuatro reales, tallados. Vara de arquitrabe, a catorce
reales, tallados. El friso, a dieciocho reales, tallado. Los ángulos, a
cinco pesos. Los pies derechos, a cuatro pesos. El cuadro de alto
relieve de Santo Tomás, a treinta pesos.- Una rúbrica ilegible, pero
que de seguro ha de ser del arquitecto Luis Ramírez.
De la lectura de estos documentos se deduce con toda claridad que
para mayo de 1729 estaba planteada la reedificación del templo,
porque, sin haberlo terminado, ya amenazaba ruina a causa de los
perjuicios que ocasionaban los frecuentes temblores de aquella
época, previa licencia del señor virrey y de la Sala Capitular de la
catedral de la ciudad de Antequera, con la salvedad de que la
reparación no fuera a costa del caudal de los tributos, en virtud de
que la ley se oponía cuando se trataba de reedificar, como lo era en el
presente caso, lo que nos hace suponer que los trabajos de
edificación sí fueron costea- dos por los fondos de los tributos, y que
estos segundos tenían que hacerse con fondos propios de la
población.

232
LA SIERRA JUÁREZ

La confirmación que da la Sala Capitular agrega la autorización para


modificar los planos de todo el edificio, como seguramente ya lo
habían estudiado. Esta es la explicación que encontramos cuando
vemos que la pared de la parte trasera del altar mayor está
construida de un material distinto o de segunda clase al empleado en
el cuerpo principal de la obra.
Por el contrato de don Luis Ramírez, que sólo firmó como maestro
arquitecto, en sustitución al de igual categoría Miguel Sanabria, a
quien por aquellas fechas todavía le faltaban tres años para terminar
el plazo y al cual se le debían aún 1,300.00 pesos.
El nuevo contrato alargaba el plazo a cinco años y rebajaba la
cantidad a $800.00, importe de la misma obra.
El contrato comprendía las dos últimas bóvedas, el coro, los
campanarios, con un alto de veinticinco varas; el baptisterio, con una
superficie de veinticinco varas cuadradas; el cuarto anexo a los
campanarios, destinado a guardar los instrumentos de música; la
portada principal que mira hacia el norte, que debería de tener la
característica de los planos mostrados, con diez hornacinas para
igual número de imágenes, pero que al fin sólo se llevó seis,
seguramente por estética.
En la obra de cantería presentó también precios modificados, y aquí
es donde vemos que por el labrado del cuadro bíblico de Santo
Tomás en alto relieve sólo cobró treinta pesos.
Además del importe de la obra, todavía se le pagaban cuatro reales
de cuarenta y ocho centavos por alimentación diaria, que al año
hacían ciento sesenta pesos, además de las tortillas. Cuando se
iniciaran los trabajos de albañilería deberían de proporcionársele
tres almudes de maíz en tortillas.
Se fijó también la condición de que los materiales tendrían que estar
al pie de la obra oportunamente, como la piedra cantera de rastra o
en bloque, la arena, la cal, la madera para los andamios y la
cordelería.

233
LA SIERRA JUÁREZ

Detalle del relieve de la Fachada principal del Templo de Santo Tomás

La piedra, como sabemos fue extraída del Cerro del Zopilote; la


cortada y acarreo era suficiente para distraer gran número de
habitantes, y para ello tuvieron que improvisar viviendas, caminos,
puentes y fuentes de agua; de aquellos tiempos data la poza del
Coyote, que todavía se conserva.
Debe haberse cumplido con precisión lo estipulado, pues la obra se
terminó en el año 1745 o en 1750 a más tardar. Confirman el
proceso de la obra los datos siguientes: en el arco de la puerta
principal se advierte la inscripción en latín de que: Non nobis
domine non nobissednimine tuo da gloriam, que traducido dice: No
nos des gloria a nosotros, sino a tu santo nombre, y anotado el año
1712.

234
LA SIERRA JUÁREZ

El cuadro bíblico que se ve arriba marca la fecha 1° de marzo de


1737. En el frontispicio de la puerta lateral, al pie del cuadro de la
imagen de la Asunción, se ve inscrito el año 1738.
En uno de los arcos de las naves se ve marcado el año 1738.
Terminados los trabajos del edificio, se iniciaron los preparativos
para el decorado interior, que debería corresponder a la importancia
de la arquitectura; se acumuló la madera de gretado en las
cantidades necesarias, se localizaron los maestros talladores,
carpinteros, ebanistas y escultores, que deberían ser de la categoría
de los artistas que trabajaron los templos de Puebla y México, los que
siguieron el riguroso orden churrigueresco, entonces en boga,
labores que demandaron seguramente un período no menor de
veinticinco a treinta años, y como es de rigor debieron empezar por
el retablo del altar mayor.
En la parte inferior de esta obra aún existe, detrás de la lámina de
plata que está al fondo de las esculturas del Divino Maestro y el
discípulo Tomás, una tabla de madera con fondo blanco, y la
siguiente inscripción escrita con letras rojas: “Se acabó este colateral
en mayo de 1760, y lo hizo el maestro José Villegas (el “Poblano”), y
costó dos mil doscientos pesos; de ellos dio la cofradía del Santísimo
Sacramento mil pesos, y lo demás el común.”
Al terminar los trabajos de madera se dieron una tregua de diez
años; por ello es que el decorado se inició en marzo de 1770 y se
terminó en agosto del mismo año, con un costo de dos mil doscientos
pesos, que los dio la Cofradía del Santísimo, siendo don Pedro
Ramírez su mayordomo y gobernador.
Fue trabajo del decorador José de Armengor Era, siendo cura B.P.S. el
señor doctor don Manuel de Silva, abogado de la Real Audiencia de
este reino, visitador general de la provincia de Villa Alta y juez
eclesiástico de este partido de Santo Tomás Ixtlán.
He aquí la obra de los artistas el “Poblano” y José de Armengor Era,
con un costo de cuatro mil cuatrocientos pesos y en un período de
diez años.

235
LA SIERRA JUÁREZ

El colateral derecho, o sea el retablo de la Virgen del Rosario, lleva a


los lados dos inscripciones que dicen: “Se empezó a decorar este
retablo por el maestro José Mariano Escobar el 1% de enero de 1796,
y se acabó el 9 de julio. (D.r.o.-Ilegible) año, siendo cura beneficiado
de este partido el señor don Domingo de la Rea.” A la misma altura y
por este lado izquierdo se lee esta otra: “Se pintó la bóveda a
expensas de Francisco Ramírez, siendo gobernador don Toribio
Antonio Campos, alcalde Anastasio Pérez y José Sextoaño, y José
Avendaño, escribano de República.”
El colateral izquierdo, frente al anterior, dedicado a la Virgen de la
Candelaria, y el mejor conservado, carece de inscripciones, pero se
desprende que fue el último de estos tres primeros.
Por la poca diferencia que existe entre el primero con los dos
siguientes y los medallones dedicados a la Purísima Concepción y a
San José se puede deducir que estos trabajos fueron obra de una
misma mano, esto es, del artista José Villegas (el “Poblano”).
No estamos en condiciones de dar noticias de los otros siete retablos
que adornan este templo; pero suponemos que otros tres son
también de una misma mano, que el delicado a San Nicolás es de un
artista distinto y de la valía de los primeros y que el destinado a San
Francisco es el más reciente y más sencillo, debiendo ser obras de los
primeros años del siglo XIX.
El documento siguiente nos demuestra con claridad que los
habitantes de la población ya estaban bien cristianizados desde los
primeros años del siglo XVII. Dice así: “En la ciudad de Antequera, el
once de enero de 1625, ante el escribano y testigo compareció Diego
Carranza, maestro organista, a manifestar que había recibido del
gobernador, alcaldes, regidores y principales indios del pueblo y
Cabecera de Ixtlán, en presencia de Diego Sánchez, encomendero del
mismo lugar, $800.00 (ochocientos pesos), en oro común, importe de
la hechura y fabricación de los Órganos que se le mandaron hacer
para la iglesia de este lugar.”

236
LA SIERRA JUÁREZ

En la propia forma se fueron adquiriendo los vasos sagrados y la


ropa de liturgia, artículos que se hallaban consignados en un
voluminoso inventario que desapareció en el año 1916 junto con
aquellos artículos.
Era público y notorio entre todos los habitantes de la región que no
había templo más rico en vasos sagrados y ornamentos que el de
esta Cabecera. Entre los vasos sagrados de plata figuraban: el trono,
los candelabros, los ciriales, la Cruz Magna, incensarios y demás
artículos de esta índole; era cosa sabida que su peso era como la
media tonelada de este metal y que su labrado era del período
colonial, tan abandonado y sucio que en 1899 mereció se le limpiara,
trabajo que estuvo a cargo de un platero de Zoochila, que se llevó
cerca de ocho meses para dejarlo bien limpio.
De la ropa de liturgia el inventario anotaba hasta ciento dieciséis
piezas entre capas y casullas de todos colores y para todas las
festividades; las había para el Jueves Santo, Jueves de Corpus y 21 de
Diciembre; los galones de hilo de oro eran tan anchos, que su fondo
de finísima tela europea parecía angosto listón.
Decían de una capa que era tan rica en sus galones de oro y tan
pesada, que el sacerdote que la empleaba se cansaba al usarla.
Todo esto se perdió con la entrada de las fuerzas constitucionalistas
en la población en noviembre de 1916. La ropa la empleó la
soldadesca como avíos de las bestias de carga; de los vasos sagrados
se tienen los siguientes informes, proporcionados por boca del
propio autor del latrocinio, narrado en las cantinas de la ciudad de
Oaxaca y mostrándose orgulloso de su obra: se trataba de un oficial
subalterno de la ciudad de Monclova, Coah., quien decía que
habiendo hallado los vasos sagrados los condujo a la capital del
estado, donde en combinación con un platero fundieron las piezas
para convertirlas en una vajilla que regaló a la hija del señor general
Jesús Agustín Castro, entonces gobernador y comandante militar del
estado, con motivo de su cumpleaños y que el platero se hizo el pago
con la mitad del metal.

237
LA SIERRA JUÁREZ

Verdad o fantasía de la noticia sólo es responsable el que lo contaba


en corrillos.
Los pocos elementos de esa índole de que ahora dispone el templo
pertenecieron al de Guelatao, que los de Ixtlán desenterraron cuan-
do los habitantes de aquel lugar abandonaron el pueblo para seguir
la suerte de los integrantes de la División 21.
Los terremotos han sido los peores enemigos de los templos de la
región, y los campanarios han sido los más perjudicados. Las
reparaciones jamás resuelven el problema en forma definitiva.
Los actuales, que también están en malas condiciones, fueron
restaurados en el año 1882, bajo la presidencia municipal del señor
don Julio Hernández, del barrio de la Asunción.
Se dice que los quinientos pesos que importó la obra fueron un
obsequio directo del señor general Félix Díaz al corneta Isidro
Ramírez por haber perseguido un largo trecho a dos zuavos que
conducían cinco mulas al parecer cargadas de parque, que trataban
de salvar después de la batalla de La Carbonera, que entregó
religiosamente al comandante de la brigada y que resultó ser dinero
en plata. El corneta no se consideró con derecho a disfrutar de
tamaña fortuna, y de inmediato la puso en manos de la autoridad
municipal del pueblo para que la emplearan en la reparación de los
expresados campanarios. A Lachatao se destinó igual cantidad para
el mismo objeto.
Por los años 1894 a 1896 el templo recibió del señor Don Manuel
Hernández (hermano del general Fidencio), radicado entonces en
Talea, una donación que consistió en lo siguiente: un gran velo con
un dibujo del Calvario en color negro, que cubría todo el retablo
principal, un segundo velo, más chico que el anterior, decorado
también en negro, con escenas bíblicas de la Pasión de Cristo, que se
empleaban en la Semana Santa, obra del artista Urbano Olivera,
originario del propio Talea, además de decoración en tela restirada
del Santísimo Sacramento, también en grandes proporciones, y un

238
LA SIERRA JUÁREZ

lote de veinte piezas de tela de Damasco de colores rojo y morado,


que regularmente se usaban en la semana de Corpus.
El Ayuntamiento recibió por su parte el molino de trigo y una tienda
valuada en algo más de mil pesos, cuyas rentas se destinaban a sus
gastos ordinarios.
La tienda cumplió su misión hasta el año 1912, en que por la
Revolución desaparecieron sus valores. Fue el principal comercio de
aquella temporada. La memoria del donador fue siempre grata a los
habitantes del lugar, cosa que va desapareciendo con el tiempo.
Entre los años 1899 a 1901 se hicieron trabajos de reparación y
decorado de las bóvedas. A los pocos años, nuevas reparaciones a las
mismas por los perjuicios que recibían de los temblores. En esta
ocasión las hicieron con cemento, que no llenaron su objeto.
Los movimientos telúricos de 1928 a 1933 hicieron gran daño al
cuerpo del edificio en general; en uno de ellos se vino abajo la
linternilla de la bóveda del altar mayor. El del 11 de agosto de 1948
abrió gran- des grietas en las bóvedas, que obligaron a las
autoridades a hacer inmediatas reparaciones para evitar que las
lluvias aumentaran los perjuicios. La intensidad del movimiento hizo
que algunas imágenes del retablo de la Virgen del Rosario se
vinieran al suelo, sin que se encuentren elementos económicos para
hacer las reparaciones necesarias.
A la bondad del clima se debe que no obstante los ciento ochenta
años que pronto tendrán los retablos éstos todavía se conservan en
buenas condiciones, y se mantendrían por mucho tiempo todavía si
para conservarlos se tomaran algunas precauciones que no se toman
por la apatía de los moradores del pueblo.
En la actualidad, el último órgano que sirvió al templo se encuentra
deshaciéndose. Francisco García, el chico yanque, que posiblemente
murió en la última década del siglo pasado, fue el último maestro
cantor y organista que lo empleó.

239
LA SIERRA JUÁREZ

Por el año 1896 vi que lo tocaba todavía un abogado y me di cuenta


de cómo funcionaban los fuelles.
La música religiosa fue cultivada desde el siglo XVII, y el templo,
como vimos anteriormente, tuvo hasta dos órganos, que compraron
en ochocientos pesos, y que funcionaron ciento veinticinco años
antes de que se terminara el actual coro.
Al contratarse los últimos trabajos del templo vimos también que se
tomó la precaución de construir un local debajo de un campanario
para que se guardaran los instrumentos de música, que no sabemos
de qué clase eran. En otro capítulo vemos que la campana grande fue
fundida en el año 1694.
Estos datos son suficientes para deducir que los habitantes de esta
población se incorporaron al cristianismo desde mediados del siglo
XVI.

9. El templo del barrio de San Francisco de Asís


Los habitantes de este barrio, siguiendo las tendencias generales de
aquella época, con recursos económicos propios, dirigidos
seguramente por sacerdotes o frailes de la Congregación de San
Francisco, se pro- pusieron erigir un templo a su santo, sin que
tengamos conocimiento de si se hizo con previa autorización y con el
consentimiento de todos los habitantes de la población, ya que el
grueso de ellos trabajaban por entonces en el dedicado al patrón
Santo Tomás, como vimos anteriormente.
No se conformaron con una simple capilla, como seguramente sería
lo natural, sino que se propusieron levantarlo a toda capacidad,
seleccionando el sitio y dándole un trazo de treinta y cinco metros de
largo por catorce de ancho.
La obra en su conjunto da la idea de que se trabajó en dos períodos.
En el primero se levantaron las paredes a una regular altura de algo
más de ocho metros, con material de calidad, y llegaron hasta la
bóveda del altar mayor. En el arco de la puerta principal tiene

240
LA SIERRA JUÁREZ

marcado el año 1732, y sobre el de la puerta lateral se ve el año


1736.
En el segundo período alzaron las paredes hasta el nivel necesario;
pero lo hicieron de adobe, el techo de madera y teja, el coro de
madera y el piso de un humilde ladrillo.
Posiblemente en un tercer período terminaron el campanario del
lado sur, que tenía marcado el año 1825, mismo que fue derribado
por el temblor de agosto de 1948. Tuvo cuatro campanas, de las
cuales una recogió el Ayuntamiento para sus necesidades, otra la
escuela y las dos últimas pasaron al templo principal.

El templo del barrio de la Virgen de la Asunción.

El retablo principal y uno frente a la puerta lateral, que todavía


estaban en su sitio a principios de siglo, demostraban que

241
LA SIERRA JUÁREZ

correspondían a trabajos del siglo XVIII; su estilo era semejante al


que representa la Pasión de Cristo que está en el templo principal, si
es que no fue confección de la misma mano, y como aquél,
correspondía al orden churrigueresco en el período de su
decaimiento.
La escultura del santo seguramente es la que todavía está en el
templo principal en el centro de un retablo bastante pobre, que por
el estilo corresponde a trabajos de mediados del siglo pasado. Se dice
que la escultura es de origen guatemalteco y bastante buena.
Se carece de datos del período del traslado del santo.
Por el año 1902 todavía se repuso el techo del edificio, y al caerse
éste, quedó desmantelado o dejaron que se destruyera.
Hasta 1910 todavía prestaba algunos servicios a la religión, aunque
secundarios. Su cofradía tuvo muchos solares, que pasaron después a
la administración municipal y lentamente a los particulares.

10. El templo del barrio de la Virgen de la Asunción


Se carece del más ligero dato del período de su erección; pero por el
estado de conservación del edificio se infiere que es obra del siglo
XIX. La leyenda dice que dos hermanas bastante trabajadoras en
labores de campo y la cría de ganados que vivían o eran dueñas de la
casa de la familia García, inmediata al templo, patrocinaron los
gastos de la obra, pero que no lograron verla terminada.
Su trazo es de menores proporciones, porque sólo tiene veinticinco
metros de largo por diez de ancho. Se emplearon buenos materiales
y la obra llegó hasta el medio cañón, faltándole la última parte de la
pared frontera, los campanarios, y en su interior un pobre recabado,
un piso malo y las puertas respectivas para poder ponerlo en uso.
Parece que la suspensión de los trabajos fue repentina, porque hasta
1906 aún se veían dos medias naranjas de algunos metros cúbicos de

242
LA SIERRA JUÁREZ

mezcla y los bloques labrados de piedra, al pie de las paredes, listos


para ser levantados.
Cuentan que una rápida movilización militar saco a los hombres
fuera de la región, como era frecuente en el tercer cuarto del siglo
pasado, dejando los trabajos pendientes como estaban para
reanudarlos después de algunos lustros.
En 1906, a iniciativa de la autoridad municipal, pero con
especialidad de la de su síndico Francisco Ruiz, originario del barrio,
se reanudaron los trabajos. El cañón se cubrió con lámina de cinc, la
pared frontal alcanzó su altura hasta rematarla con la cruz, en su
interior se arregló el coro, se le dio una mala decoración y se
pretendió poner- lo en servicio.
Al siguiente año alguien trajo a la memoria el hecho de haberle
facilitado al señor general Porfirio Díaz (entonces Presidente de la
Re- pública) una campana de este templo para convertirla en cañón,
con la oferta de que la repondría en mejores tiempos; comprobado el
hecho por el dicho de los ancianos y fijado el período del préstamo,
se creyó conveniente escribirle recordando el compromiso,
avisándole que las reparaciones del templo deseaban inaugurarlas
junto con nueva campana. La misiva fue firmada por todos los
habitantes de la población, entre quienes todavía se encontraban
algunos de sus soldados, y se esperó la respuesta. Como habían
transcurrido alrededor de cuatro meses sin respuesta alguna y
cuando todos pensaban que la carta había sido arrojada al cesto de
basuras, el señor don Vicente Garcés, en su calidad de jefe político
del distrito, recibió un telegrama del gobernador, licenciado Emilio
Pimentel, en el que le decía que avisara a la autoridad municipal de
la cabecera para que mandara recoger una campana que el
Ministerio de Gobernación enviaba por ferrocarril hasta la estación
de Tlalixtac; entonces el tren de Tlacolula llegaba o tocaba este lugar.
No hubo respuesta a la carta; y la autoridad se concretó a dar las
respectivas gracias.

243
LA SIERRA JUÁREZ

El regocijo se apoderó del vecindario y se dispusieron a ir por ella. A


la cabeza de la comitiva caminaba el C. Felipe Ramírez Vargas con su
yunta en su calidad de presidente municipal. La campana sigue
prestando sus servicios, aunque se encuentra venteada.
Por los años 1941 a 1942 el sacerdote Lino Vargas tomó de nuevo la
iniciativa para mejorarlo, en virtud de que un viento huracanado de
años anteriores había levantado el techo de lámina.
Esta vez se cerró el cañón con varilla y cemento, se hizo el decorado
interior, el piso de mosaico, nuevas puertas, se bendijo y de nuevo se
puso en servicio.
Este edificio presenta la rara circunstancia de que no ha resentido
lesión alguna con tanto temblor que lo ha puesto a prueba.
La religiosidad de los habitantes del barrio hace que se le vaya
habilitando de sus demás menesteres lentamente.
La administración y cuidado delos tres templos y el servicio auxiliar
del culto se verifica por medio de una organización de personas, que
data de siglos.
La componen dos personas con el nombre de llaveros, que, como su
nombre lo indica, manejan las llaves de todos los departamentos y
muebles, siendo los directos responsables de todo lo existente. Son
auxiliados por cuatro sacristanes mayores, jóvenes, fuertes y
honestos; dos sacristanes de incensario, cuatro acólitos y dos
fiscales, a los que se agregan los dos topiles que entran al servicio
directo del sacerdote.
A los acólitos se les llama también de cirial y en zapoteco son los
biganas, nombre antiguo con que se designaba a los sacerdotes
paganos. Entran al servicio a fines de enero o principios de febrero;
pero son designados desde noviembre, con anuencia de la autoridad
municipal.
El cambio se hace con la entrega de todo lo que señala el inventario,
y también con la intervención de la autoridad municipal y un grupo
de gente honorable del lugar.

244
LA SIERRA JUÁREZ

Hasta 1916 esta labor era de dos o tres días por lo voluminoso de los
documentos.
El servicio se desempeña por semanas; es enteramente gratuito, a no
ser que aún tengan que hacer algunos gastos por su cuenta.
El gobierno, estado social, económico, obras materiales y principales
acontecimientos acaecidos en la población desde la época
precortesiana hasta el siglo XVII
Esta agrupación humana, igual que las demás de su género en la
región, estuvo sujeta por un solo individuo, salido del seno de las
familias más importantes del lugar.
En zapoteco se le llamó el up-pa yetzi, cuidador o guardián del
pueblo. En un principio despachó los asuntos públicos en su propia
casa; después se le hizo una en el centro del pueblo, que en la propia
lengua llamaron yu-uc-labui, o la casa del centro o central.
Regularmente era un hombre maduro o anciano, de buenas prendas
personales, trabajador, justiciero, respetuoso, de dotes
administrativas, resuelto y valiente. Para el despacho de los negocios
públicos se auxiliaba de un consejero, que podría ser un propio
hermano o un pariente cercano y que debería vivir cerca de la casa
central.
Para su sostenimiento era obsequiado o tributaban sus paisanos con
los diversos objetos que le servían para llenar sus necesidades, y
sembraban de maíz su lote para que tuviera su propia cosecha.
El pueblo estaba ligado por lazos de convivencia o conveniencia con
los mandones de los pueblos cercanos, reconocía como autoridad
inmediata superior al cacique de Ixtepeji y en segundo grado
superior al de Zaachila.
En el transcurso del siglo XV pagaron tributos a los señores de
Coixtlahuaca, Achiutla y Tututepec; después de las guerras
tributaron a los mexicanos; unas veces lo hacían por conducto de la
guarnición de Huaxyacac (Oaxaca), otras por la de Tuxtepec y
algunos períodos lo hacían directamente.

245
LA SIERRA JUÁREZ

Seguramente por esta última circunstancia apareció en la relación de


pueblos tributarios de que se formó el Códice Mendocino, como
aparece en otras líneas.
Aún no han aparecido los datos de la conducta que observaron los
habitantes durante los críticos días de la Conquista; de lo único que
se tiene exacta noticia es de que después del año 1521 se presentó
en son de guerra el español de que habla la crónica de Chicomezúchil
y que los ixtlaneros, junto con los de Yahuiche, Lachatao y
Capulalpan, le presentaron batalla en las márgenes del actual Schoo-
ti-la.
Hasta mediados del siglo XVI se sabe que era una dependencia
directa de la ciudad de Antequera, que ya se había desligado de
Ixtepeji; tenía como encomendero a Alonso Núñez, y contaba con
tres estancias, que ahora diríamos agencias municipales, que
suponemos eran Ladú, Yatuni y Trinidad Ixtlán o Beretoo, que en
total eran 240 tributarios o jefes de familia. Para el tributo tenían dos
tasas: cada sesenta días deberían de entregar veintiún pesos y dos
tomines de minas, más 120 gallinas de Castilla. La anual era de 400
fanegas de maíz, 50 de frijol, 6 petates de axi, 60 sábanas o mantas
de algodón, 15 indios de servicio a la ciudad de Antequera y 20
indios cargadores para que fueran por sal a Tehuantepec,
naturalmente destinados a las autoridades españolas.
Además del cultivo del maíz, vivían de la explotación de las frutas de
tierra fría, como cereza, zarzamora, tejocote, hongos, quiotes o flor
del maguey, quintoniles, mostaza, verdolaga, renuevos de zompantle,
miel de abejas silvestres, panales, aves de caza, acuáticos de los
arroyos y de Río Grande; además eran muy afectos a la caza de la
chuparrosa o colibrí. El jabón era el agua de la perla china y el amole.
Como industriales sacaban o beneficiaban el ixtle y maderas
labradas.
En 1580 ya era cabecera de corregimiento y de parroquia. Residía en
ella como persona de categoría el español Gaspar Sánchez de Ulloa,
que era encomendero de Jaltianguis, sin que se sepa si tenía igual
posición en el pueblo de su residencia.

246
LA SIERRA JUÁREZ

Entre la década de 1580 a 1590 el pueblo y sus autoridades habían


resuelto conceder en arrendamiento a los rancheros de Raguza (Bajo
la Ciénega), de la jurisdicción de Capulalpan, un sitio para que estos
rancheros fundasen una iglesia, viviendas para el personal de trabajo
y culto y algunos terrenos para que pusieran sus sementeras en un
lugar inmediato, que llamaban Roa-niza-yelatoo, que con el tiempo
se convirtió en el municipio de San Pablo Guelatao de Juárez. El
precio del arrendamiento fue el de seis pesos de oro común al año,
con la obligación de concurrir cada 21 de diciembre con palmas,
ramos de flores y tambores a la celebración de la misa y procesión en
honor de Santo Tomás, patrón del pueblo arrendador.
La benévola actitud de los ixtlaneros seguramente fue la
consecuencia de gestiones previas, que los interesados habían hecho
ante el párroco de la cabecera y de la sala capitular de Antequera.
Del Siglo XVII
Con la entrada de este periodo se inicia en forma definitiva la vida
pública del pueblo bajo el régimen Colonial, afirmando su categoría
de Cabecera de Corregimiento y Parroquia, aunque de reducida
jurisdicción.
En agosto de 1637 Diego Sánchez Ramírez era el encomendero de la
población, pero con facultades bastante reducidas.
La vida religiosa se vigoriza, el curato es el centro de todas las
actividades y las obras materiales religiosas y la adquisición de
artículos del culto son sus principales afanes.
Los problemas de gobierno giraban en los oficiales de república, en
el corregidor y en el sacerdote, sin límites de jurisdicción, por lo que
eran frecuentes las interferencias, que perjudicaban a todos: si se
ponían de acuerdo; el pueblo era el perjudicado, y si disentían,
ganaban y se divertían.
Lentamente se van modificando las rudas costumbres de los
habitantes; han abandonado las cuevas para vivir en jacales de
madera o bajareque con techo de paja o de hojas de maguey.

247
LA SIERRA JUÁREZ

Comienzan a saborear la carne de la gallina de Castilla, del ganado


vacuno y porcino.
Los cultivos se intensifican; empiezan a sembrar trigo, aunque en
mínimas proporciones; la del chayote se hace obligatoria; en tierras
calientes adquiere la caña importancia, y empieza a usarse el melado
en sustitución de las mieles de abejas silvestres.
Llegan los primeros equinos, encabezados por el burro, como el más
eficaz auxiliar del hombre en las rudas tareas de la transportación de
mercancías.
Desde entonces y hasta fines del siglo XIX el ixtlanero adquiere fama
de ser buen viajero de carga; sus rutas son Antequera, Villa Alta y
Tuxtepec; pero solían llegar hasta Puebla, México, Veracruz y
Tehuantepec.
Fueron mozos de confianza a este respecto, y con mayor solicitud
para conducir a damas en sillas de mano, silleta especial de asiento
de piel de venado adaptada a un buen respaldo, aditamentada de su
respectivo quitasol, especie de paraguas de lienzo blanco, adornado
según la categoría de la conducida.
Para la conducción de mercancías empleaban el huacal, que se
pegaba a la espalda, y que se completaba con una piel de borrego; el
capisayo, la vara o báculo, y a los lados el jarro en que se disolvía la
masa para el pozole, la servilleta del totopo, el calabazo del
chintextle y el totomoxtle de sal.
En cada tramo del camino, cercanos a los arroyos o fuentes de agua,
había descansos hechos del corte de la tierra, con las tres piedras
para hacer el fuego y calentar o hervir el agua de hojas de naranjo, el
bollito o telimón y calentar las tortillas. Sitio en que no faltaba la cruz
de madera para ahuyentar a los malos espíritus.
La retribución era según el paso que llevaban, que de ordinario era
de cuatro arrobas o cuarenta y seis kilos; pero los había tan buenos
que con facilidad soportaban hasta seis arrobas. Para sus
necesidades o defensa llevaban al cinto un pequeño cuchillo, cuando

248
LA SIERRA JUÁREZ

no llevaban machete o el antiguo guaparra. Era raro el que caminaba


solo; regularmente lo hacían en grupos para prestarse ayuda o
defensa mutua.
Por presión de las autoridades se sembraba la morera y se
intensificaba la del nopal para la cría de la cochinilla, que les
proporcionaba buenas utilidades y los obligaba a abandonar los
cultivos de maíz y frijol, de lo que después se lamentarían.
De esta época datan las primeras construcciones formales de las
casas reales, consistoriales de gobierno, hechas de adobe con techos
de teja. Se perfeccionan los caminos y se abren otros; se talan los
bosques que servían de madrigueras a los salteadores a la vera de
ellos. Sobre los pasos de los arroyos y ríos se colocan puentes
improvisados de maderas rollizas, que tienen que reponer
anualmente o quizá con más frecuencia.
Se organizan y adquieren importancia las cofradías o asociaciones
religiosas, cuerpos colegiados que desempeñaron importante papel
en la economía de los pueblos y que las Leyes de Reforma
drásticamente suprimieron después.
Las elecciones de las diversas autoridades adquieren fuerza por la
votación unánime no sólo de los hombres, sino también de las
mujeres; se establece el voto femenino en toda su pureza.
El pueblo se subdivide en barrios, con advocación de algún santo o
santa, lo que resulta importante medida para el control de los
habitantes, de lo que pronto se aprovechan las autoridades
superiores. Posiblemente no se hizo más que revivir la antigua
división de los aztecas.
Los habitantes de los pueblos vecinos tenían obligación de concurrir
los domingos a oír misa, so pena del castigo respectivo.
En las casas curales o sus anexas, diaria o semanalmente y por las
tardes se impartía a niños de uno y otro sexo la doctrina y cantos
litúrgicos o alabanzas. La lectura y escritura se reservaba para los
hijos de las personas de calidad.

249
LA SIERRA JUÁREZ

Los casamientos se concertaban a elección de los padres y en


presencia del sacerdote; los hombres tomaban estado desde los
catorce años y las mujeres desde los doce.
Al nuevo español que trataba de avecindarse se le proporcionaban
toda clase de facilidades, tierras y trabajo, y se le daba algún cargo
para que tuviera autoridad.
Las mujeres, además de sus labores específicas y la molienda, se
dedicaban a hilar y a tejer ropa, ya fuera para su uso personal o para
la venta. El algodón se traía de las tierras calientes de Jaltepec,
Chiltepec, Tuxtla o simplemente de Tiltepec.
En el año 1632 se inicia el litigio entre los pueblos de la cabecera y
Guelatao, porque algunos vecinos de este último lugar se resisten a
contribuir con la parte que les corresponde para pagar la anualidad
correspondiente, según contrato verbal del siglo anterior.
Los de Guelatao son apoyados por los habitantes de Capulapan, y
muy especialmente por Diego Herández, principal de aquel lugar,
porque ambiciona un lote, y en virtud de que los rancheros se siguen
considerando vasallos de Capulalpan para los efectos de los tributos.
También reciben el apoyo del corregidor de Ixtepeji, en virtud de que
Capulalpan sigue formando parte de aquel corregimiento, y tal vez
también por un poco de celo, porque Ixtlán ya forma parte del de
Antequera, sustrayéndose a la jurisdicción del de Ixtepeji.
El incidente fue haciéndose más complicado con los años,
exacerbando ánimos, buscándose perjuicio entre sí, lanzándose
mutuas recriminaciones, acusándose de reales o supuestos crímenes,
interviniendo en esta lucha las autoridades de toda índole y
designando cada parte su abogado en Antequera y México, hacia
donde hacían frecuentes viajes en demanda de resoluciones que les
favorecieran.
Las imprecisas resoluciones de las autoridades superiores, los
informes parciales de los delegados, la interesada intervención de
personas extrañas y los costos de cada diligencia los venían

250
LA SIERRA JUÁREZ

empobreciendo rápidamente, hasta que después de tres o cuatro


lustros de estas luchas estériles la reflexión volvía, y juntos pedían
de nuevo una transacción, en la que una vez más se ratificaban los
primitivos términos del contrato, que ahora ya se hacía por escrito, y
que fue aceptado de inmediato por el señor virrey Marqués de
Cadereyta, firmándose el documento respectivo.
Con el fin de evitar que de nuevo se renovara el conflicto, el
virreinato dictó estas otras disposiciones complementarias:
Primero. Guelatao y sus habitantes formarían un barrio que
dependería directamente de Ixtlán, desligándose, por
consecuencia, de Capulalpan e Ixtepeji. Segundo. El pueblo
que reavivara el conflicto sería multado con quinientos
pesos de oro común, de los que trescientos serían
destinados para la Cámara del Rey y el resto para el pueblo
perjudicado u ofendido. Tercero. El particular que lo
avivara por primera vez sería castigado con cien azotes, y si
reincidía sería condenado a trabajos forzados en la
fortaleza de San Juan de Ulúa o se le expulsaría a veinte
leguas a la redonda.
Cuarto. Al corregidor de Ixtepeji, cualquiera que fuera
quien desempeñara el cargo, por el solo hecho de dar
entrada a la primera queja se le inhabilitaría del empleo por
toda la vida.
Quinto. Este contrato sería de duración eterna y obligaba a
las presentes y futuras generaciones de ambos pueblos a su
plena observación.
El expediente consta de cuarenta y cinco hojas, y está celosamente
conservado en los Archivos del Municipio de Ixtlán.
El conflicto detuvo por largos lustros la marcha ascendente de
ambos pueblos, advirtiendo a los circundantes el peligro que entraña
permitir a extraños la ocupación de tierras, aunque sea como sea con
los fines más santos, como fue en el presente caso, así como la
urgencia de asegurar bien las jurisdicciones territoriales.

251
LA SIERRA JUÁREZ

Del Siglo XVII


En este período se inicia o instaura el expediente para legalizar la
posesión de las tierras comunales y los trabajos destinados al templo
principal y definitivo, como se ve en otros párrafos.
El 15 de noviembre de 1734 se hace nueva transacción para el pago
de los tributos, diezmos, encomienda y los correspondientes al
hospital de indios que funcionaba en la capital del virreinato entre
los 319 jefes de familia que tenía la cabecera y sus sujetos Guelatao,
Yatuni y Trinidad Ixtlán, y que sumaban la cantidad de seiscientos
noventa y seis pesos con cinco gramos.
La encomienda la disfrutaba la señora Marquesa de Besmar, que
percibía ciento sesenta y cinco pesos anuales, que se le pagaban por
tercios de años o cuatrimestres, que hacían la cantidad de cincuenta
y ocho pesos, dos reales y ocho gramos.
Por lo que correspondía al mesio Na. 1. 2. ministros pagaban
veintiséis pesos, siete reales y siete gramos, y por el medio nal. otra
cantidad igual cada año. Hacemos la aclaración de que las
abreviaturas no logramos interpretarlas debidamente, por haber
caído en desuso.
Había un gravamen más destinado a combatir la mazabua (viruela),
del que estaban exentos los dos últimos sujetos; es decir, Yatuni y
Trinidad Ixtlán.
En algunos años, pero especialmente cuando se retrasaban los
oficiales de república de estos dos últimos pueblos en el pago, lo
tenían que hacer directamente en la ciudad de Antequera.
Desde los últimos años del siglo anterior las autoridades
eclesiásticas de Antequera habían establecido la costumbre de
concentrar en la catedral, para dar mayor lucimiento, solemnidad y
esplendor a la misa y procesión del Jueves de Corpus, las imágenes,
los estandartes y los cuerpos de música que existieran en las
cabeceras de parroquia, y para el cumplimiento de esta disposición
anualmente numerosos grupos de hombres y mujeres, llevando sus

252
LA SIERRA JUÁREZ

objetos, se ponían en camino hacia Antequera. Como la senda estaba


boscosa y empezaba a ser infestada por bandas de salteadores,
quienes sabiendo que tenían que cruzar los pacíficos caminantes les
salían al encuentro y los acometían, quitándoles cuanto llevaban e
hiriéndolos, y aun matándolos si se defendían, y como se hicieran
comunes estos asaltos, acabaron los de Ixtlán por dirigirse a las
autoridades eclesiásticas solicitando que se les exceptuara de esta
obligación, poniendo por excusa los asaltos. La Mitra o Sala Capitular
concedió el permiso, pero por el tiempo estrictamente indispensable
para reanudar sus obligaciones cuando los motivos hubieran
desaparecido.
En 1768 murió en la cabecera de la parroquia el sacerdote párroco,
jesuita oaxaqueño Javier Pascua, a quien seguramente se enterró en
el templo, al pie del altar mayor. No quedan huellas.
En 1770 los habitantes se habían retrasado en el pago de tributos y
obvenciones, seguramente por los gastos que venían haciendo en el
decorado del templo principal, por cuya causa el párroco de
Tlacolula recibió superiores órdenes para hacer efectivo el adeudo, y
así es como se dirige a ellos en los siguientes términos:
“Hijos, alcaldes y gobernador del pueblo y Cabecera de
Ixtlán: La Santa Iglesia Catedral puso a mi cuidado la
recaudación de los diezmos y tributos que Su Majestad
manda pagarán de maíz, que los naturales pagan cada año,
que es media fanega cada año, a razón de cuatro reales y
medio, y habiendo yo ocurrido a la instrucción que el señor
corregidor tiene de la Real Contaduría de México, hallé que
este dicho pueblo de Ixtlán por diezmos paga ciento
veinticinco pesos por ciento once fanegas de almudes, a
razón de nueve reales, y debe pagar doce fanegas y cuatro
almudes a la Santa Iglesia, porque tiene 248 tributarios y
han de dar 124 fanegas.
“Los ciento once almudes al precio convenido y los doce y
cuatro almudes para la Iglesia, a razón de los dichos nueve
reales, y en la tasación los dice así, y siempre han pagado al

253
LA SIERRA JUÁREZ

señor corregidor los ciento veinticinco pesos por las ciento


once fanegas y a la Santa Iglesia nunca le han dado un peso,
quedándose con ello los que lo cobraron, puesto todos los
casados pagan por entero los cuatro reales y medio, el peso
y el tributo y medio del secretario y los cuatro reales del
servicio real, que lo es dos pesos y un real, en cuyas
consideraciones ocurrimos ante el señor corregidor y se lo
dimos a entender los hijos de la obligación que tiene el
pueblo y como lo debían de pagar todos los años atrasados,
y por cuanto a los reales tributos, también ocurrimos a Su
Excelencia, usando de gran piedad y caridad, conviene y
admite en que los gobernadores que han sido en estos cinco
años pasados, del tiempo de don Lucas, pague cada uno con
su año las doce fanegas y cuatro almudes, que son trece
pesos y cinco reales y medio, y que den …………………………
que esto mismo han de traerme y pagarme cada año, que es
lo que consta en la real tasación, y que su ilustrísima les
perdona, en nombre de la Santa Iglesia, tantos años como
debían de pagar y no lo han hecho, y en esta suposición les
suplico de mi parte, que conociendo estas razones, me
envíen los cinco gobernadores cada uno los trece pesos y
cinco reales y medio; lo harán así en adelante y no den
lugar a que su ilustrísima lo sienta, pues harta piedad es
perdonar tantos años atrasados. Quede a Dios con ustedes
como deseo. Oaxaca y enero 10 de 1770 años. Don Luis
Antonio Jiménez Bohórquez.”
Esta deuda se acumuló precisamente en el período en que se estaban
trabajando los retablos del templo principal, y de seguro fue tomado
el importe de los tributos para pagar la mano de obra, que fue
bastante fuerte, dentro de la capacidad económica de los habitantes.
De mediados de este siglo datan las primeras casas construidas de
adobe, que aún se conservan en pie debido a la calidad de los
materiales empleados, y que ahora pertenecen a Vicente García,
herederos de Facunda Pérez de Hernández, y Amparo García, del
barrio de la Asunción; la segunda casa conserva la inscripción del

254
LA SIERRA JUÁREZ

año en que se construyó, que fue el de 1749, de la familia Ramírez,


cercana al templo principal, y la de los herederos de Ezequiel
Santillán, a la salida del pueblo, hacia el panteón, construcciones que
parecen haber sido hechas por una misma mano por la selección de
los adobes, el tapanco con madera de gretado de corazón y sus
respectivos adornos, los corredores y las consiguientes puertas.
Hacia el último cuarto de este siglo las nopaleras se cultivaban de
preferencia para la cría de la cochinilla, que les brindaba buenas
utilidades, y como segundo cultivo los magueyes, que les ofrecían el
pulque, con lo que elaboraban su tepache, del que gustaban con
exceso los días festivos.
La indumentaria seguía siendo la de tipo antiguo con ligeras
modificaciones. La de la mujer, la falda asegurada con el clásico
soyate de palma gruesa; encima, el huipil sin adorno alguno, de color
blanco o ligeramente morado y rojo, y el pelo liado con unos gruesos
cordones de lana de colores llamados tlacoyales. La mayoría andaba
descalza o sólo empleaba los huaraches usados de los hombres
cuando salía al campo.
Se tapaban con unas mantas cuadrilongas llamadas stapa, de algodón
blanco con cenefas de algodón coyuche, y en los extremos con flecos
de vistosos tejidos. Las de calidad llevaban adornos de hilos de
colores en que se dibujaban plantas o animales. Se adornaban con
gargantillas de cuentas de vidrio de colores, entrelazadas con
rosarios y escapularios de varias instituciones o cofradías, en las
cuales se hallaban agrupadas.
La camisa del hombre era un simple cotón que le cubría desde la
iniciación del cuello, con mangas por encima del codo; la falta de la
camisa le cubría hasta la altura del ombligo; en vez de botones se las
cerraban con unas cintas delgadas. El calzón, bastante ancho, que
sólo le cubría hasta las rodillas, se lo amarraban con cintas, y sobre
ellas el ceñidor, de algodón bastante grueso; cuando esta prenda era
de calidad, su confección era de lana de color rojo, cuyo nudo trasero
era característico. Se tapaban con una manta casi igual a la de la
mujer; la diferencia consistía en la sencillez de los flecos.

255
LA SIERRA JUÁREZ

Los sombreros eran de dos tipos: el de palma, adornado con una


toquilla de cinta de color, y cuando la prenda era de lana tenía una
copa aplastada de faldas anchas, de color negro o bayo, adornado con
una gruesa toquilla en forma de cuerda, a la que todavía se le
agregaban unos listones de lana o revesillo, como las llamaban. La
mayoría llevaba un barboquejo hecho de una cinta o de una cuerda
delgada.
El calzado, que no era muy popular, era un huarache de piel de toro
sin curtir, asegurado con una correa del mismo material con nudo de
pie de gallo.
Toda la ropa la confeccionaba la propia familia; muy pocos usaban
las telas españolas, y la más popular era la bayeta.
Los utensilios de trabajo eran la yunta, cuando llegaban a poseerla; el
arado, el yugo, el hacha, el machete, la coa y la gran lezna de hueso de
guajolote o venado. El que tenía una barreta se consideraba como un
potentado.
Sus temas constantes de conversación eran los relacionados con las
faenas agrícolas, el aspecto del tiempo, los viajes, las fiestas
religiosas del pueblo, de los barrios o de los lugares circunvecinos;
los tequios, las mayordomías, las diversas actividades de los brujos y
la conducta de las autoridades municipales.
La monotonía de la vida pueblerina se rompía con las frecuentes
fiestas religiosas, que se celebraban con toda pompa, con gastos
superiores a su economía, aunque para ello tuvieran que fincar sobre
el porvenir.
Los actos novenarios, la calenda, las vísperas, el día de fiesta y el
siguiente tenían programas especiales; pero el número cumbre de
ellos era la misa solemne y la procesión inmediata.
La procesión era el recorrido que hacían los fieles a lo largo de las
calles más importantes de la localidad, siendo la más solemne la del
Jueves de Corpus.

256
LA SIERRA JUÁREZ

En las calles se levantaba el tablado, o sea un techo improvisado de


enramada, cuyos pilotes de sostenimientos estaban adornados con
ramas de laurel, flores y frutas.
Después de la solemne misa, de uno o tres sacerdotes, se disponía la
procesión, en que el público observaba el siguiente dispositivo:
Los camareros, los coheteros encargados de quemar las ruedas
catarinas en cada esquina; los tres sacristanes vestidos de fondos
rojos y sobrepellices albos, llevando la cruz magna y los ciriales; los
cuatro principales llevando los respectivos zúchiles; detrás, los
portadores de los tambores o teponaxtles y chirimías, que con sus
sonidos lúgubres y guerreros rompían el silencio; los varoncitos
llevando los carrizos enflorados; las niñas, con los ramos de flores y
la vela encendida en el centro; la banda de música tocando piezas
especiales, misereres O litúrgicas; los hombres y mujeres portando
grandes canastos de carrizo llenos de hojas de álamo y pétalos con
que regaban el piso; el grueso de la población de uno y otro sexo
llevando velas de cera y ramos de flores; distribuidos entre ellos los
cuatro ángeles vestidos con ropa blanca y bien planchada, con
cinturones de anchos listones de colores; luego, los santos y vírgenes
de bulto sobre andas enfloradas, que conducían a hombros jóvenes y
señoritas; los seguían hombres y mujeres con sahumerios en mano
avivando los carbones encendidos que servirían para quemar el
oloroso copal de humo blanco; entre esta multitud iban los bolseros
y diputados distribuyendo velas de cera, para que nadie se quedara
sin alumbrar; desfilaban en seguida los bien vestidos acolitillos,
sonando constantemente las campanillas; los cantores, con el libro
abierto, contestaban a los cantos sagrados del sacerdote o las
respectivas alabanzas. Luego, bajo rico palio, uno o tres sacerdotes
vestidos de riquísima y pesada capa pluvial de fondos rojos y anchos
galones de hilo de oro, portando el del centro al Divinísimo, entre la
custodia de resplandores de oro con remates de esmeraldas, rubíes y
turquesas; oraban y cantaban a toda voz.
Cerraban el desfile, vestidos de gala y bastón en mano, los
componentes del honorable cuerpo edilicio, reforzados por las más

257
LA SIERRA JUÁREZ

preeminentes personas de la localidad, quienes con toda seriedad


rezaban y cantaban llevando los sombreros en la mano. Entretanto
las catorce campanas de los tres templos ininterrumpidamente
llenaban el espacio con sus alegres repiques.
El acto se iniciaba a las diez o las once, para terminar dos horas
después por la lentitud con que caminaban y los diversos actos que
tenían lugar en los altares de las esquinas.
Terminada la función, por grupos, autoridades civiles y religiosas,
músicos, etc., se presentaban en la casa del mayordomo a disfrutar
del rico mole, con tortillas recalentadas, y a vaciar las ollas del nupi o
tepache, hasta rodar por las calles el que se lo proponía.
Para cerrar este período de la vida del pueblo, resumiremos los
datos consignados en el informe que el párroco don Mariano
Cantarrabia eleva al Obispado de Antequera el 27 de junio de 1804
en esta forma:
“No se tiene memoria de la fecha en que se erigió la
población en Cabecera de Parroquia; el archivo se inició en
1666, pero según la tradición estuvo sujeto anteriormente a
la parroquia de Ixtepeji, que la administraban religiosos de
la Orden de Santo Domingo, en cuyo archivo, que se
mantiene en orden, se encuentran los primeros datos de
esta parroquia.”
En la época de este informe se dicen tres misas los días festivos en la
cabecera y dos en otros pueblos.
La parroquia, incluyendo Ixtlán, la componen siete pueblos.
Ixtlán significa en lengua mexicana: “Tierra que produce ixtle” o pita
beneficiada de que se hace artículos de jarcia.
Capulalpan, en la misma lengua, significa: “Tierra de capulines o de
cerezas silvestres.”
Al actual Yahuiche se le llamaba Amaquiltepec, que significa: “Cinco
cerros”.

258
LA SIERRA JUÁREZ

Jaltianguis se interpreta: “Plaza de arena”.


Guelatao quiere decir: “Pueblo de laguna”.
Al actual Yatuni se le llamaba Yatoni, o sea; “Palo largo”.
Al actual Trinidad Ixtlán se le llamaba Via-ree-too, que significa:
“Pozos chicos”.
Por entonces se mantenían tres ministros, aunque con sólo dos había
suficiente porque aunque el idioma general era el castellano, con el
cual se confesaban las mujeres, que aunque lo entendían bien
rehusaban hablarlo porque se lo impedían sus esposos. Era
suficiente con un vicario para administrarles la parte espiritual.
No existía clérigo sacerdote ni de otras ordenes, habiendo sólo un
estudiante español, que sabiendo el zapoteco, aspiraba a ordenar- se.
La cabecera tenía 1,402 almas; Capulalpan, 732; Amaquiltepec o el
actual Yahuiche, 232; Jaltianguis, 178; Guelatao, 184; Yatuni, 128, y
Trinidad Ixtlán, 72, que hacían un total de 2,928 habitantes.
Todos ellos eran cumplidos católicos y su forma de gobierno era la
republicana, estando sujetos al corregidor e intendente de Oaxaca
los pueblos de Ixtlán, Guelatao, Jaltianguis, Trinidad Ixtlán y Yatuni;
Capulalpan y Amaquiltepec estaban sujetos al alcalde mayor y
párroco de Ixtepeji.
El vicio dominante era el de la embriaguez e incontinencia, aunque
sin escándalo.
Sus actividades principales eran el cultivo de la grana, maíz, corte de
maderas, beneficio del carbón, alfarería, explotación de los
magueyes, de donde extraían pulque, y por último las labores
mineras, a cuyos obreros ya se les podía considerar como buenos
barreteros y ademadores, pudiéndoseles comparar con los peritos
de otras regiones internas del país, por cuya razón ganaban buenos
salarios y era desconocida la mendicidad.
Las rentas del curato ascendían a $2,300.00, que el párroco y sus tres
ministros disfrutaban sin dificultades.

259
LA SIERRA JUÁREZ

No existía cofradía alguna rigurosamente hablando; pero en la


cabecera funcionaba una hermandad del Santísimo Sacramento, don-
de invertían el producto de las nopaleras, que cuidadosamente
asimilaban todos los hermanos, así como el peso que daban por cada
res sacrificada, que ascendía a mil pesos anuales.
En los siete pueblos funcionaban escuelas de lengua castellana; la de
la cabecera era a expensas del párroco, y las de los pueblos estaban
servidas por los respectivos fiscales, que además del castellano
enseñaban la doctrina y la escritura.
No existían fundaciones de capellanías ni otro beneficio económico
en todo el curato.
En la minería beneficiaban todos los metales, a excepción del azogue
o mercurio, aunque abundaba en el terreno. La industria se hallaba
un poco retrasada por aquella época por la falta de sal.
Los temblores de la región eran precedidos de retumbos; no había
volcanes, pero existían muchos nacimientos de aguas buenas,
capaces de aprovecharse para riegos y para mover máquinas
hidráulicas en los beneficios de los metales.
Los habitantes hacían testamentos escritos ante sus autoridades y
escribanos respectivos, que se cumplían religiosamente.
Había archivo en la parroquia, aunque, como se dice al principio,
faltaban los iniciales, y de lo existente estaba el índice individual de
los libros y demás documentos, así como un inventario de alhajas y
muebles de la parroquia y de los pueblos adyacentes; pero no existía
el de la casa cural, porque cada sacerdote se surtía de lo que
necesitaba.
La iglesia parroquial y sacristía es de mampostería y de piedra
labrada o de sillería, cubiertas de bóvedas y con crucero de orden
compuesto; el pavimento es de losa labrada y ladrillo, con catorce
altares, incluyendo el mayor, todos muy costosos por su labrado y
dorado, aunque del mal gusto del siglo pasado (afirmación atrevida,
porque siendo del más puro estilo churrigeresco ya no hubo otro que

260
LA SIERRA JUÁREZ

hasta ahora le superara). En ellos había muy buenas pinturas y


esculturas; de estas últimas, cinco venidas de Guatemala, como
Nuestra Señora del Rosario, la Concepción, la Natividad, San José y
San Francisco.
La casa cural era grande, envigada, con doce piezas, techadas de teja,
a excepción de la cocina y la caballeriza.
Así cierra el pueblo de Ixtlán el siglo XVIII y se dispone a un nuevo
periodo, en la forma que lo veremos más adelante.

Del Siglo XIX


El incendio de los archivos públicos del distrito en 1912 nos priva de
documentos que dieran luz sobre los acontecimientos de este pueblo
durante los primeros cuarenta y cinco años del siglo.
Como tampoco existen en otras fuentes que no sufrieron esa
calamidad y esa circunstancia, nos hace pensar que no se escribió
mucho sobre el particular.
Seguramente el ambiente social, político y económico hasta 1810 fue
el mismo que se formó en el último cuarto del siglo anterior.
Es de suponer que la región se mantuvo a la expectativa durante el
período fuerte de la Guerra de Independencia, y aún algunos años
después de ella.
Lo que se advierte es que hasta 1825 los habitantes conservaban
parte de las ideas del siglo anterior, y sus trabajos materiales
continuaban siendo para mantener el desarrollo del cristianismo.
Acaso los cuarenta y cinco años siguientes fueron un período bien
aprovechado para que la mentalidad de los habitantes fuera
sacudiéndose lentamente de las ideas del periodo colonial y aceptara
las nuevas instituciones democráticas del México Independiente.
En 1849 se advierte un cambio en las aspiraciones populares; dejan
de fomentar el culto religioso y piensan en escuelas, edificios

261
LA SIERRA JUÁREZ

gubernamentales, caminos vecinales, puentes sobre arroyos, ríos,


mercados, ampliación de calles y demás actividades de carácter
social, esperando únicamente que se presentara la oportunidad para
iniciarlas, lo que no se hizo esperar mucho tiempo, puesto que con el
arribo del joven teniente de veinticuatro años Porfirio Díaz como
subprefecto del partido se abre un período más de su vida pública.
De estos años se sabe que las actividades de los ixtlaneros consisten
en alternar sus actos de culto religioso con ejercicios militares,
entrándoles además el deseo de castellanizarse y de saber leer y
escribir.
Posiblemente el ascenso ininterrumpido del paisano Benito Juárez a
los altos puestos públicos, bajo la bandera liberal, los hace afiliarse a
ese partido, que naturalmente, es combatido por las fuerzas
conservadoras.
La relación de obras materiales nos da idea del proceso mental que
se opera entre los habitantes del pueblo.
En 1849 se construye la primera cárcel municipal en el local que en
la actualidad ocupa la oficina del ministerio público. Hasta 1879 aún
se veía el cepo que hacía las veces de prisión; eran dos vigas de
madera que se ajustaban entre sí, con agujeros para asegurar las
manos, los pies o el cuello del delincuente.
Tan pronto como se exigen el cumplimiento de la ley de
secularización de los panteones, el pueblo construye de muy mala
gana el suyo, y la osamenta que se recoge del cementerio, que estaba
en el patio de la capilla, se amontona entre unas paredes del propio
templo principal.
Se inicia la planeación correcta de las calles de la población mediante
cercas de piedra. Si actualmente no muestran la estética que
tuvieron, se debe a que en 1912, por apremios de defensa, se
aprovecharon las piedras para improvisar trincheras inexpugnables
para el enemigo; pasado el peligro, no se cuidó de colocarlas en su
sitio en las condiciones correctas que tuvieron.

262
LA SIERRA JUÁREZ

Los decretos de 1857 y 1858, época en que se erigió la región en


distrito político,* y la presencia por dos veces del personal del
gobierno en el pueblo, fueron estímulos suficientes para acelerar la
urbanización y el trazo de la plaza de armas y que se planeara la
construcción de las oficinas públicas y la plantación de eucaliptos y
fresnos, de los cuales los primeros se derribaron al principio del
siglo y los otros aún se mantenían en pie.
La construcción de los edificios y portales Hidalgo y Juárez data de
los años que van de 1860 y 1880. En ellos intervino o trabajó el jefe
político, capitán Mauro Vázquez; la gran cárcel fue su obsesión, no
logrando ver terminada la obra por un tumulto que se armó por la
misma causa, y para evitarse el caer en manos de los pronunciados,
se refugió en la casa de doña Anacleta Ruiz, que lo salvó haciéndolo
subir a un naranjal y cubriéndolo con la sombra de su propio cuerpo
de la luz de los ocotes que ella misma tenía en las manos para
alumbrar a sus buscadores. Después, disfrazado de mujer, abandonó
la población. A pesar de la aventura, siempre fue partidario de los
serranos y del general Fidencio Hernández, a quien ofrendó su vida
en la batalla de Epatlán, Pue., en la defensa del Plan de Tuxtepec. Las
actuales y futuras generaciones tienen deudas de gratitud con este
hombre.
De la jefatura política del coronel Prudencio Ortiz data la
construcción de la Casa Matasobre los acantilados cercanos a
Cuachirindoo, donde se guardó el armamento y municiones de la
Guardia Nacional del distrito.
No se tiene noticia de la época en que se erigió un monumento a la
Bandera Nacional, que era un muro cuadrado de calicanto como de
doce metros de alto, así como la columna toscana sobre la que se
colocó el cuadrante que señalaba la hora astronómica del pueblo, y al
que el público llamaba el reloj del sol, ambos han desaparecido en la
actualidad.

*Artículo único. Es Villa la Cabecera del partido de Ixtlán, y llevará en lo sucesivo el nombre de
Juárez. Lo tendrá entendido el gobernador del Estado, etcétera. Julio 30 de 1857.

263
LA SIERRA JUÁREZ

De aquel período data también la actual fuente central, en que cada


piedra tenía labrada una letra, que en su conjunto decían: Libertad,
Paz y Progreso.
En el local de asambleas populares de hoy, por aquella época, se
levantaron dos grandes salones destinados a la amiga de las niñas y a
la escuela de varones; en el extremo poniente había dos piezas
destinadas como habitaciones de la maestra, con su respectivo
corredor.
Frente a éstos se levantaba la tosca galera destinada a mercado.
De la misma temporada son los cuatro puentes de calicanto sobre el
arroyo central y otro sobre el Schoo-tienda.
En donde ahora se levanta la Escuela Benito Juárez estuvo la casa del
General Fidencio Hernández, grande y tosca; en una de las piezas
vivió el subprefecto Porfirio Díaz.
La actual casa del señor don Luis Ramírez la construyó don Juan
Nepomuceno Ramírez cuando desempeñaba el cargo de jefe político
por los años 1876 a 1877.
Ésta, y la que se sigue llamando de Chonita Campos, hoy herederos
de Ezequiel Santillán, fue casa que denominaron de “gente rica” por
la calidad de sus muebles; usaron todavía en ellas candelabros de
estilo colonial, sobredorados y con espejos que entonces eran de un
refinado gusto.
A fines del siglo se gestionó ante el general Díaz un instrumental
para la banda de música de la localidad, el cual se lo concedió.
Periódicamente se seguían haciendo trabajos para perfeccionar el
plano de la población, rectificando manzanas y calles.

Del Siglo XX
Entre los años 1903 y 1904 se perfeccionó la calzada de la Eternidad,
calle recta entre el templo principal y el panteón.

264
LA SIERRA JUÁREZ

De 1906 a 1907 se organizó la banda filarmónica porfirista y se


improvisó un quiosco de madera sobre la fuente principal, hoy
desaparecido.
En 1908 se cambió el mercado al barrio de San Francisco y se
construyó la fuente respectiva.
En 1909 se construyó el puente de calicanto del schoo-vet-too (de las
Codornices) o del camino a Jaltianguis, y se improvisó un teatro
interior en el local de la prisión de mujeres.
En 1910 se construyeron nuevamente dos puentes sobre los arroyos
que cruzan la población.
En 1914 se instaló la primera planta eléctrica, que se debió al
entusiasmo del señor don Francisco Milla.
De 1912 a 1925 se suspenden las obras materiales, porque los
habitantes se dedican a secundar los diversos movimientos
revolucionarios.
En 1925, la presidencia municipal del señor don Manuel Torres, con
fondos provenientes de un posible arrendamiento de bosques que no
se realizó, adquirió los bienes raíces de los herederos del general
Fidencio Herández en la cantidad de mil pesos.
La Sección de Archivo de la Secretaría Municipal guarda con jus
tificado celo un paquete de expedientes, el cual tiene como
verdadero tesoro, recayendo sobre el mismo las miradas de los
vecinos de la localidad. Estos documentos se salvaron con gran
trabajo durante las duras pruebas de la Revolución; el mapa o
croquis de ellos está bajo la responsabilidad del síndico municipal, y
son los siguientes:

I. 1615 Testimonio del Marqués Diego Hernández de Córdova sobre


la inhibición del corregidor de Ixtlán.
II. 1638 Transacción entre los habitantes de Ixtlán y Guelatao.
III. 1639 Los habitantes de Guelatao no son terragueros de Ixtlán.
IV. 1643 Exhorto del señor cura de Tlacolula para el cobro de tributos
y obvenciones.

265
LA SIERRA JUÁREZ

V. 1645 Expediente del litigio entre los habitantes de la cabecera y los


de Guelatao
VI. 1712 Licencia para que los de la Cabecera no concurran a hacer
ramadas en la ciudad de Antequera, con motivo de los Jueves
de Corpus, por los perjuicios que causan.
VII. Información de los vecinos de Ixtlán y Guelatao sobre el
conflicto que tienen entablado.
VIII. 1729 Un ejemplar más de las diligencias del problema que tienen
portierras los vecinos de Ixtlán y Guelatao.
IX. 1729 Mayo 10. El Marqués de Casa Fuerte autoriza la reedificación
del templo parroquial de Ixtlán. En la última hoja se
encuentra la firma de este alto funcionario.
X. 1729 Reglamento de los vecinos de Ixtlán sobre la forma de rendir
sus cuentas y de la distribución de las tierras que vayan que
dando vacantes.
XI. 1730 Junio 30. Un expediente más sobre el litigio entre Ixtlán y
Guelatao.
XII. 1735 Abril 10. Relación delos tributarios de Ixtlán y sus barrios
Yatuni y Trinidad Ixtlán.
XIII. 1740 Marzo 5. Contrato del maestro arquitecto Luis Ramírez para
la terminación de las obras del templo de Santo Tomás con
una lista de precios porel labrado de cada una de las piezas
de cantera.
XIV. 1742 Enero 19. Nombramiento de nuevas autoridades.
XV. 1745 Abril 17. Padrón de los tributarios de Ixtlán y sus barrios.
XVI. 1748 Marzo 2. Relación de los tributos.
XVII. 1752 Teococuilco y sus pueblos sujetos, especialmente Abejones,
Yareni y Macuiltianguis, solicitan no pagar las alcabalas a la
entrada de la ciudad de Antequera por el pequeño volumen
de trigo que introducen al parián de la ciudad.
XVIII. 1752 Diciembre 26. Decreto solicitando la extradición de los
extranjeros.
XIX. 1753 Marzo 2. Padrón de los tributarios de Ixtlán y sus barrios.
XX. 1769 Septiembre 20. Decreto para que no se paguen derechos en
las elecciones de los nuevos funcionarios.
XXI. 1773 Mayo 10. Relación de tributarios de Ixtlán y sus sujetos.
XXII. 1776 Instrucción para los matrimonios de los indios.
XXIII. 1777 Septiembre 20. Decreto para que no se paguen derechos en
las elecciones de los nuevos funcionarios.
XXIV. 1778 Enero 24. Exhorto para que a los fugitivos de Huatulco, y
Hua- melula se les restituya.
XXV. 1781 Padrón de lostributarios de Ixtlán y sus sujetos.
XXVI. 1781 Abril 3. Instrucciones para que al otorgar escrituras de
ventas de tierras se hagan éstas con licencia previa.

266
LA SIERRA JUÁREZ

XXVII. 1784 Septiembre 10. Relación de los tributarios de lxtlán y


Guelatao.
XXVIII. 1722 Octubre 13. Padrón de tributarios de toda la cabecera.
XXIX. 1722 En expediente especial. Los títulos de las tierras de la
cabecera de 29 de enero de 1722.
XXX. 1870 Croquis delas tierras de la localidad, trabajo científico del se
ñor ingeniero Enrique de Schiller, ordenado por el señor
general don Fidencio Herández.

Peculiaridades únicas
Los jóvenes han gustado de medir sus fuerzas, habilidades y
resistencia física, y con ese objeto se aprovechan de la primera
oportunidad que se les presenta para apedrearse, acometerse a puño
cerrado, abrazarse y derribarse o cualesquiera otros juegos de
manos, y si de estos incidentes resultaba un pleito, con gusto era
aceptado. Estos desafíos tienen o tenían, mejor aplicación si los
contendientes se habían tomado algunas jícaras de tepache o copas
de mezcal. Las reuniones familiares, mayordomías y casamientos
eran las mejores oportunidades para dar rienda suelta a estas
inclinaciones. Eran los pleitos callejeros, y al día siguiente sólo se
recordaba al que había manifestado mayor habilidad y valor o hecho
un papel más ridículo; pero nadie decía que había sido un positivo
pleito.
Si la autoridad intervenía era para demostrar su celo, o bien lo
tomaba como un pretexto para cobrar una multita o ejercer un
desagravio.
Por ello se formaban partidos entre jóvenes de los barrios;
legendarios fueron los pleitos a pedradas entre las juventudes de San
Francisco y la Asunción, o los de San Pedro con los de La Soledad.
Los hombres maduros de los barrios de la Asunción y San Pedro
tuvieron una disputa de carácter simbólico. Peleaban por la posesión
de una piedra larga y rolliza, gruesa por un extremo y delgada por el
otro y de un poco más de un metro de largo, que ahora se halla

267
LA SIERRA JUÁREZ

enclavada definitivamente en la esquina de las calles de la avenida


Oaxaca y Negrete.
La disputa databa de épocas inmemoriales y era puntillo de honor de
este grupo de hombres. El día menos pensado amanecía en una
esquina del barrio de San Pedro, donde quedaba por algún tiempo, y
más tarde amanecía en su sitio del barrio contrario.
Decían que cada grupo se valía de las fuerzas de los brujos para
transportarla, y otro que la rodaban sigilosamente a la medianoche
para que nadie se diera cuenta de la maniobra.
Allá como por 1904 trataron los del barrio de arriba de llevársela de
nuevo, logrando solamente derribarla, porque dijeron que los gallos
cantaron y los brujos desaparecieron. La autoridad municipal tomó
cartas en el asunto e hizo gestiones para que se la dejara en su sitio
efectivo, pero afianzándola con ladrillo y mezcla, que
proporcionaron los hombres del barrio de la Asunción
manteníendose así hasta la fecha. Los padres siempre han sido
celosos defensores de las virtudes de sus hijas, y llegado el momento
ellos mismos se encargaban de buscar el novio o facilitar las
relaciones.
Si después de algún tiempo de éstas por alguna causa se suspendían,
ambos deberían de esperar algún tiempo, ya fuera para reanudarlas
o para buscar nuevo amor.
Si se daba el caso de que la mujer hubiese encontrado pretendiente
más formal que la llevara al desposorio, el exnovio resentido o
humillado se vengaba poniendo en el peñón más alto del
Cuachirindoo una bandera blanca, denunciado así la coquetería o
inconstancia de la que estaba a punto de casarse. El signo aquel se
tomaba como un baldón u oprobio para la familia de la desposada y
las fiestas perdían todo su entusiasmo.
La murmuración destrozaba la felicidad de aquella naciente familia y
el esposo tenía que tragarse con resignación aquella amarga píldora.

268
LA SIERRA JUÁREZ

Cuando de antemano se sospechaba que podría ponerse la infamante


bandera aquélla, los amigos del novio, desde la noche anterior al
casamiento, se escondían entre el ramaje de aquella altura para
esperar a que el despechado llegara a colocar aquel lienzo, lo que
hacía en la madrugada, para retirarlo antes de que amaneciera,
evitando que la fiesta fracasara. En 1908 fue la última vez que se
observó esta nociva práctica. Para todos los actos de la vida social,
cívica, religiosa o patriótica el pueblo tiene sus respectivas normas,
de las que algunas datan de siglos.
Por ejemplo, en la Semana Santa los fiscales son los encargados de
seleccionar a los doce niños que han de hacer el papel de apóstoles.
Los sacristanes sirvientes del sacerdote del año anterior son los
encargados de comprar por su cuenta la palma en la ciudad de
Oaxaca y ponerla en manos de los sacristanes, la cual se ha de
bendecir y repartir el Domingo de Ramos.
Los cuatro alguaciles que hacen las veces de policía son los
encargados de hacer los gastos de la comida del Jueves Santo
destinada a los apóstoles.
El secretario municipal del año anterior debe completar el cargo
haciendo de centurión romano, teniendo a su cargo los gastos que
demande la sección de soldados que lo han de acompañar. Debe ir
montado en un caballo bien enjaezado y atendido por un ayudante,
que recibe el nombre de gualaba.
El cuerpo auxiliar o de policía del ayuntamiento se compone de dos
mayores de vara, que también desempeñan las funciones de alcaides
de la cárcel pública. Podría considerárseles igualmente como los
comandantes de la polícia.
A los cuatro alguaciles en la antigúedad se les llamó de república.
Los cuatro topiles, nombre azteca, pero que en zapoteco se les llama
guenitzina, o sea los trabajadores oficiales, son designados por el
pueblo en asamblea general.

269
LA SIERRA JUÁREZ

El tesorero municipal y el secretario son designados por el cuerpo


edilicio, aunque domina más la simpatía o confianza de la persona
que desempeña la presidencia, por tratarse de empleos de confianza.
A los anteriores se agrega el grupo de hombres que con el nombre de
guardamontes tienen por misión impedir la invasión de las tierras
comunales y evitar los incendios. También se les conoce como
madereros, porque son los encargados de labrar la madera para usos
o consumo de la población en obras oficiales.
Los alcaldes o jueces de paz se consideran auxiliares del
Ayuntamiento, teniendo igualmente su secretario espacial.
Antiguamente también era obligación municipal designar a los
encargados de recoger los diezmos, la ofrenda y los tres centavos
mensuales destinados al curato, cuyo nombre genérico en zapoteco
era el de guuna.
Hasta la fecha el ayuntamiento sigue interviniendo para la
designación del bolsero y los cuatro diputados, con las obligaciones
anotadas en líneas anteriores.
Anualmente también toma la iniciativa para la designación del grupo
de personas que han de constituir la junta patriótica encargada de
organizar todas las festividades cívicas. Otro tanto debe hacer para
integrar el comité de educación que se ha de entender con los
problemas educativos.
A todas estas variadas comisiones se les llama cargo, y deben recaer
en todos los habitantes por igual, naturalmente que conforme a su
categoría o preparación. De donde resulta que durante un año sirve
en dichas comisiones la mitad de la población, devolviendo el cargo a
la otra mitad en el siguiente año.
Para satisfacer las diversas necesidades de carácter material que
demanda el progreso del lugar los habitantes se siguen rigiendo por
la costumbre que heredaron de sus antepasados, brindándole a la
comunidad los días de trabajo que sean necesarios. A esta labor se le

270
LA SIERRA JUÁREZ

designa con el nombre de tequio. La obligación la toman con la mejor


voluntad y su cumplimiento se observa escrupulosamente.
Naturalmente que el programa de trabajos para el año depende de
las obras de mayor apremio o de la simpatía que para determinada
obra tenga el cuerpo edilicio.
Estos trabajos se inician tan pronto como se normaliza el
funcionamiento de las autoridades en el mes de enero, y de su
volumen depende los días de trabajo que les han de dedicar
semanalmente, habiendo seleccionado para ellos con especialidad
los martes.
Por ejemplo, si los temblores han agrietado seriamente el templo, a
él se destinan los trabajos del año; si los temporales destruyeron los
caminos vecinales, también conviene darles la preferencia; si la
escuela tiene una exigencia más, conviene satisfacerla.
Las obras municipales quedan a cargo directo del síndico; las del
templo, a la presidencia y sacristanes, y si son escolares, a los
integrantes del Comite de educación.
La autoridad municipal ordena la movilización de los trabajos, y la
notificación al vecindario la hace por conducto del comisionado
especial, que en zapoteco se le llama el guazal-iza bec-cu, o sea “el
alborotador de los perros”, porque vara en mano notifica a todas las
familias la naturaleza del trabajo, el lugar en que se desempeña y la
hora en que se han de presentar con las herramientas adecuadas. No
obstante esto, todavía la campana se encarga de llamarlos en el
momento oportuno.
Si se trata de hacer la siembra de maíz en el terreno de nuestro amo,
o sea del Santísimo Sacramento, supervivencia de la antigua Cofradía
en el terreno de Lacbira, los preparativos necesarios y la selección de
la semilla que se ha de bendecir quedan a cargo del holsero y los
respectivos diputados.
Este pueblo es uno de los que mayores días de trabajo ofrecen por
este concepto al bien público. Años hay en que suman hasta ochenta.

271
LA SIERRA JUÁREZ

Las comisiones y el “tequio” son las cargas más duras que soportan
los habitantes de este lugar.

El Baile de los compadres


Es el único lugar de la región donde anualmente se organiza este
baile, que debe tener lugar precisamente la noche del jueves
siguiente al miércoles de Ceniza.
La autoridad municipal designa a la comisión organizadora; ésta se
concreta a reunir los fondos necesarios, hacer las relaciones de los
bailadores, el sorteo para integrar las parejas, dar a conocerlos
resultados por medio de un aviso público fijado en las esquinas, y a
las nueve de la noche indicada formar por un lado a los hombres y
frente a ellos el ala de las mujeres, dar la señal del cambio de
ramilletes, que se colocan en sus respectivos pechos, adicionados
con el clásico listón, y ordenar a la música que toque la danza de
ritual, en la que cada uno baila con su comadre, para después seguir
en la forma ordinaria.
Por muchos años, en esta fiesta se bailaron los lanceros, que eran
preparados meticulosamente por los organizadores, a los que se
agregaban las mariposas, las virginias y demás bailes de salón de
procedencia francesa, y que de seguro alguien introdujo después de
las guerras de Intervención y el Imperio, con música especial.

Estadísticas
Censos
Hombres Mujeres Total
Generales 590 530 1,120
Escolares 96 100 196
Analfabetas 41 86 127
Alfabetizados 160 137 297
Muertos en la Revolución, de 1912 a 1924: 76 hombres y 2 mujeres.

272
LA SIERRA JUÁREZ

Distancias
De Ixtlán a Oaxaca 54,000 metros
De Ixtlán a Talea de Castro 73,000 ”
De Ixtlán a Capulalpan 7,100 ”
De Ixtlán a Tepanzacoalco 16,000 ”
De Ixtlán a Jaltianguis 8,232 ”
De Ixtlán a Guelatao 3,000 ”
De Ixtlán a Yahuiche 4,000 ”
De Ixtlán a Yagila, por el cerro 30,000 ”

Posición astronómica: Latitud norte, 17°19’; longitud oeste de Greenwich,


96°30’.
Superficie en kilómetros cuadrados: 336.65.
Densidad en la población: 11.35.

Del Censo Agrícola de 1950

Predios mayores, comprendiendo a las Agencias 134,567.25 m2


Municipales en su conjunto, hacen

800 Predios menores, con una extensión de 828.20 m2

273
LA SIERRA JUÁREZ

CAPÍTULO III
LA PROPIEDAD RAÍZ Y SUS ANTECEDENTES
HISTÓRICOS

1. Las tierras comunales y la propiedad particular


Los primeros grupos humanos que ocuparon la región son aquellos
que en la actualidad disfrutan de mayor cantidad de tierras
comunales y particulares, entre los que deben contarse como
principales Maninaltepec, Teococuilco, Ixtepeji, Ixtlán, Yolox, y los de
Chicomezúchil, que con los años las vieron reducirse por invasiones
de sus vecinos.
Las de San Pedro Nexicho fueron las primeras que se legalizaron
bajo el régimen colonial, puesto que sus documentos datan de 1583,
y en la forma que las presentamos en otro lugar.
Desde la llegada de los españoles a la titulación de las tierras
transcurrieron alrededor de 200 años, puesto que en su mayoría los
documentos tienen las fechas comprendidas entre losaños 1710 y
1735, como se confirma en otro cuadro especial que se ve en otro
capítulo. Los dercretos fueron firmados, en su mayoría, por el señor
virrey don Francisco de Valenzuela, y Venegas y el sucesor.
Los habitantes de los pueblos hicieron las gestiones ante los
corregidores, alcaldes mayores, jueces, congregadores y ante los
comisionados de Ventas, Composición y Repartimiento de Tierras y
Aguas, con residencia fija en Teutila (del hoy Cuicatlán), Ixtepeji,
Antequera, Mitla y Villa Alta. En otros casos, de comisionados
especiales que procedían de la ciudad de México.
El expediente se instauraba con la solicitud que hacían los
gobernadores, alcaldes, regidores, alguaciles y fiscales de los pueblos
solicitantes. Se continuaba con la información de ellas, la
presentación de los testigos de los pueblos limítrofes, e igualmente
se entregaba la cantidad que le era señalada, destinada a la Cámara
del Rey. Junto con la información presentaban sus documentos

274
LA SIERRA JUÁREZ

viejos, que consistían en códices y mapas o croquis, confeccionados


según la cultura antigua, en que señalaban los sitios límites y la
dirección del recorrido para llegar a ellos.
En Yolox aún existe un ejemplar de estos documentos. Una vez
cumplimentado todo, el virrey expedía el decreto respectivo, de cuya
muestra es el de Ixtlán.
Los pueblos antiguos sólo pedían la confirmación de sus derechos,
puesto que en su exposición decían que desde los tiempos antiguos,
desde el período de la gentilidad, sus antepasados la habían
disfrutado en quieta y pacífica posesión (por supuesto, que aquello
de quieta y pacífica posesión sólo era una verdad a medias, puesto
que bien sabemos que sus guerras antiguas tuvieron por causa
defender las tierras de sus vecinos u ocuparlas para agrandar su
predio).
Maninaltepec, por largo período precortesiano, luchó contra las
rancherías de los Yolox (San Pedro y Santiago) con Teococuilco y
Atatlauca.
Los de Ixtepeji contra Cuilapa, disputándose el área de Tlalixtac y
Chicomezúchil, a quien le cercenaron buena parte, y Teococuilco.
En algunos casos los propios pueblos pedían que las autoridades
concurrieran personalmente a poner sus mojoneras con una cruz de
madera en la cúspide.
Dentro del área de esos pueblos se fundaron nuevas agrupaciones
humanas, que como ranchos iniciaron su vida colectiva, hasta que
llegados a constituir un fuerte núcleo se hicieron pueblos como
Amatlán, Yatuni, Trinidad Ixtlán, Guelatao, Yahuiche, Jaltianguis,
entre los siglos XVI a XVIII, y más recientemente Xiacuí; lo que fue el
Mineral de San Antonio, Xía y últimamente San Matías Zooquiapan,
Tierra Colorada, Buena Vista, Natividad y San Isidro Aloapan, Benito
Juárez, Cuagimoloyas y Carrizal.
Algunos pueblos, por su bajo nivel social, no cuidaron de sus
documentos y los perdieron; después de muchos años volvieron a

275
LA SIERRA JUÁREZ

solicitar las respectivas copias, como le aconteció a San Miguel del


Río.
Creemos que como propiedad particular antigua sólo deben
considerarse las destinadas a los cultivos para el fomento de la
religión.
Cuando se impuso la necesidad de agrupar a los habitantes, que se
llevó a cabo por medio de jueces congregadores, para doctrinarlos y
exigirles el tributo, se elegía el mejor sitio para erigir el pueblo; se
separaban primero los lotes destinados a templos, Casas Reales,
escuelas de doctrina y seguramente la futura Plaza de Armas;
después se constituían los lotes para familias de las clases dirigentes,
las inmediatas al templo, y el resto para los macehuales o pueblo.
En esta forma creemos que nació la propiedad particular. Los jueces
de Composición y Repartimiento fueron factor decisivo para
fomentar la creación de la propiedad particular, porque ellos mismos
despertaban las ambiciones de los que podían darles algunos pesos
por entregarles la documentación de algún lote privilegiado.
Esta conducta despertó animosidad contra estas autoridades y los
beneficiados y fue una de las causas de rebelión de algunos pueblos
en 1660.
Por los primeros años del siglo XVIII ya se encuentra documentación
sobre propiedad particular, en forma de contratos de compra-venta,
documentos de empeño de ellas y los testamentos.
En el siglo XIX se intensifica la apropiación de las tierras de carácter
comunal para convertirlas en parcelas por el simple derecho de
ocupación, como lo viene garantizando la Ley, y por una simple
diligencia de información ad perpetuam.
El número de lotes de propiedad particular está en íntima relación
con el de familias, como lo vemos en el siguiente cuadro:

276
LA SIERRA JUÁREZ

SUPERFICIE
NÚM. PREDIOS PREDIOS
MUNICIPIOS SUPERFICIE EN
PROG. MAYORES MENORES
HECTÁREAS
1 Ixtlán de Juárez 9 134,657.25 882 828,20.08
2 Yotao 1 20,024.00 125 102,75.26
3 SanPedro Yareni 2 600.00 150 120,00.00
4 Capulalpan 1 50,000.00 154 154,81.25
5 Natividad 4 62.00 26 60,08.00
6 Santiago Xiacuí 4 15,449.99 255 421,23.00
7 Guelatao 66 105,25.00
8 Jaltianguis 1 606.00 180 445,75.00
9 Analco 5 82.00 140 246,70.00
10 San Juan Atepec 3 49,127.00 184 419,50.00
11 Macuiltianguis 2 1,609.00 250 255,05.00
Santiago
12 3 370.00 183 175,75.00
Comaltepec
13 SanPedro Yolox 27 22,673.00 238 3,661,50.00
14 SanJuanQuiotepec 2 8,024.00 292 417,30.00
15 Lachatao 1 38,000.00 391 1,151,10.74
16 Amatán 1 127 539,76.02
17 S.J.Chicomezúchil 6 2,665.00 206 381,62.50
18 S. María Yavesía 2 18.00 883 285,50.00
19 Santiago Laxopa 6 1,471.00 158 766,00.00
20 Santa Catarina 3 64,056.00 566 1,155,00.00
21 Zooquiapan 2 20,038.00 238 432,00.00
22 Teococuilco de Marcos Pérez
23 Santa Ana Yareni 251 270,75.00
24 Aloapan 2 24,010.00 211 512,00.00
25 San Miguel del Río 116 196,00.00
26 Abejones 3 8,100.00 207 358,00.00
TOTAL 90 461,642.24 6479 13,461,61.85

A los números que arroja el cuadro anterior se le hacen las


siguientes explicaciones para su mejor interpretación:
 Los datos fueron recogidos por municipios y no por localidades,
como se hubiera deseado.

277
LA SIERRA JUÁREZ

 Algunos municipios tienen varias agencias, como sucede con los


de Ixtlán, Yolox, Laxopa, etc.
 Los predios mayores son alrededor de 72, de los cuales 52
corresponden a las tierras comunales de cada localidad, a
excepción de Natividad y Guelatao, que por estar fundadas en la
jurisdicción de Capulalpan e Ixtlán no hubo lugar para crearles
las suyas.
 Los 20 restantes corresponden a varios pueblos desaparecidos,
como acontece en el área de Yolox, así como en otros particulares
de distintos pueblos, que las adquirieron de los pueblos vecinos,
como algunos de la jurisdicción de Maninaltepec, que están en
manos de vecinos de Yolox y Quiotepec, y otros de Abejones, que
lo están en las de los vecinos de Comaltepec.
 Los predios mayores y menores están calculados en héctareas;
hasta cinco se consideran menores y en adelante mayores.
 Los 72 predios mayores arrojan un total de 473,454 hectáreas y
25 metros cuadrados.
 Los menores suman 6,011, con una extensión de 14,365
hectáreas y 8,685 metros cuadrados.
 Suponiendo como exacto que el censo de habitantes del distrito
es de 32,714, y aceptando que cada familia se compone de cinco
miembros, llegaríamos a la conclusión de que existen 6,500
familias, y dando una distribución equitativa a la tierra,
tendríamos que cada centro familiar sólo controla o es dueño de
un lote de menor superficie que la de una hectárea, que para
cubrir sus necesidades alimenticias es extremadamente exigua, lo
que se agrava con el clima y la falta de riegos si no se
contrarrestara con el disfrute de mayores extensiones, que las
toman de las tierras comunales.
 Esa extensión familiar, que calculamos en 9,000 metros
cuadrados, todavía está subdividida en varios lotes: los urbanos y
los rústicos, y así es como se explica el panorama que observa un

278
LA SIERRA JUÁREZ

aviador que cruza la región mirando minúsculos cuadros


amaríllos en la primera, que son los trigos en madurez, y en
verano las milpas en su desarrollo.
 Los datos de la oficina rentística pueden confirmar esto.
 Si de a forma de delimitar estos predios, con especialidad los
urbanos, para proteger sus plantas se ha de tomar como signo de
cultura, no estaría por demás informar acerca de los sistemas de
cercas que emplean los diversos pueblos, de acuerdo con los
elementos de que disponen.
 En los predios rústicos, en general, las cercas son de tendidos de
largos polines, especialmente de pino, colocados sobre horcones.
 Los habitantes de San Miguel del Río, Chicomezúchil, Amatlán,
Lachatao, Ixtlán, Yareni, Abejones, Yahuiche y Guelatao emplean
la cerca de piedra desmenuzada, de la que disponen en cantidad.
 Los de la región cálido-húmeda, como los de El Rincón y algunos
de los Chinantla, emplean como cerca el arbusto cultivado.
 Los habitantes de Comaltepec, Macuiltianguis, Luvina, Atepec,
Analco, Jaltianguis y Teococuilco se valen de los bordos, o sean
los desniveles de las tierras, que procuran mantener a toda costa.
 Los de Capulalpan, Xiacuí, Zooquiapan y Aloapan emplean el
sistema combinado de cerca de piedra y plantaciones de
zompantle.
 Los que tienen inmediato el bosque, como Nexicho, Ixtepeji,
Ixtlán, Atepec, Yatuni, Trinidad y Rabeche emplean el sistema de
tendido de polines sobre horcones, como se dice al principio,
aunque ya se vienen dando cuenta de la destrución que sufren
sus bosques con este sistema.
 El pueblo de Jaltianguis tiene la particularidad de proteger sus
propiedades urbanas por medio de una cerca colectiva que
abarca todo el pueblo y que anualmente renuevan; es el resultado
de la experiencia con economía de trabajo y maderas.

279
LA SIERRA JUÁREZ

 En la época precortesiana no hubo necesidad de cercar sus


siembras, porque no había animal grande dañino, como el ganado
vacuno y equino. El arribo de éstos y los daños consiguientes con
las propias inquietudes obligaron a las autoridades colonia- les a
dar las primeras disposiciones para cercar los predios, como se
observa en la Legislación de Indias.

2. Documentos de algunos pueblos del distrito de Ixtlán y Villa


Alta, ya indizados, que existen en el Archivo General de la
Nación, con sus respectivas características
1. Año de 1727. Vol. 458. Exp. S. F. 93. Ixtlán Santo Tomás contra
Gertrudis Ramírez, viuda de Ulloa, sobre propiedad del sitio
nombrado Xaguia y Yhulada. Juris. Oaxaca.
2. Año de 1724. Vol. 633. Exp. 9-58. Ixtepeji. Los naturales del
pueblo de San Mateo contra los de San Fernando Tepeximatlán
sobre posesión del cerro nombrado Lacherogui. Juris. Oaxaca.
3. Años de 1796-1805. Vol. 1273. Exp. 2-F. 120. Villa Alta. Los
naturales del pueblo de San (Miguel) Tiltepec contra los de San
Gaspar Yagalaxi y San Francisco Yovego sobre propiedad de
tierras. Juris. Oaxaca.
4. Años de 1726-566. Vol. 442. Exp. 7-F 81. Villa Alta. Los naturales
de los pueblos de San Juan Roavela, Santiago Yalahui, San Juan
Yetzecobi. San Gaspar Yagalaxi, Santiago Yagallo sobre que se les
midan sus tierras. Los naturales de Santo Domingo Latani contra
los de Santiago Yaveo sobre tierras. Cita los pueblos de San Juan
Lalana, Santiago Zoochiapa, Huaspaltepec, Tatahuicapán,
Yahuive, San Pedro Yaveo. Juris. Oaxaca.
5. Año de 1723. Vol. 443. Exp. 3-F 43. Villa Alta Po. Los naturales
del pueblo de Santa María Huitepec contra los de San Miguel
Metepec sobre propiedad de tierras. Juris. Oaxaca.
6. Años de 1703-1736. Vol. 528. Exp. 3,270. Villa Alta. Los
naturales del pueblo de San Juan Comaltepec, San Bartolo
Lachixova y el barrio de Santo Domingo Soriano contra los de
Santiago Amatepec sobre propiedad del paraje nombrado
Yaxopa; cita los pueblos de Santiago Choapan, San Juan

280
LA SIERRA JUÁREZ

Metaltepec, San Juan Lealao, Santa María Totontepec y San


Pedro Ayacastepec. Un plano. Juris. Oaxaca.
7. Años de 1736-1782. Vols. 558 y 559. Exp. 1-F 743. Villa Alta. Los
naturales de los pueblos de Santiago Choapan, Santo Domingo
Latani, Santiago Soochiapan y Huaspaltepec sobre propiedad de
tierras. Cita pueblos de Tesechoacan, San Juan Lalana, Santiago
Jocotepec y San Pedro Tepinapa, así como la hacienda de
Hualuapam. Un plano del Vol. 558. Juris. Oaxaca.
8. Años de 1740-1744. Vol. 626. Exp. 3-F 103. Villa Alta. Los
naturales del pueblo de San Melchor Yoechi (Yhueche) contra
los de San Andrés Zoolaga sobre propiedad de tierras. Cita los
pueblos de Santo Domingo Yojovi, Santa María Tavehua y
Suchistepec. Juris. Oaxaca.
9. Años de 1744-1775. Vol. 650. Exp. 3-F. 28. Villa Alta Po. Juan
Domingo y Pedro Bautista sobre propiedad del sitio nombrado
Chinigui contra Domingo Bautista. Juris. Oaxaca.
10. Años de 1721-1770. Vol. 926. Exp. 1-F 180. Villa Alta. Los
naturales de los pueblos de San Cristóbal Lachirioga, San Juan
Tabaa y San Francisco Yatee sobre propiedad de tierras. Juris.
Oaxaca.
11. Años de 1789. Vol. 94. Exp. 3-F 5. Villa Alta. Los naturales del
pueblo de San Juan Metaltepec contra los de Asunción Chisme
sobre propiedad de tierras. Juris. Oaxaca.
12. Años de 1782.1791. Vol. 1705. Exp. 3-F 14. Villa Alta. Los
naturales del pueblo de Santo Domingo Latani y Santiago
Soochiapan contra los de San Juan Bautista Tuxtepec sobre
propiedad de tierras. El pueblo de Santiago Soochiapan
pertenece a la jurisdicción de Cosamaloapan, Ver. Cita al pueblo
de Huaspaltepec. Un plano. Juris. Oaxaca-Veracruz.
13. Año de 1784. Vol. 1221. Exp. 11-F 5. Villa Alta. Pedro Martín y
Juan Mendoza, vecinos del pueblo de San Pedro Yareni sobre
posesión de tierras Juris. Oaxaca.
14. Año de 1793. Vol. 1239. Exp. 4-F 2. Villa Alta. Los naturales de
los pueblos de San Pedro Cajones y San Miguel Cajones sobre
posesión de tierras, Juris. Oaxaca.

281
LA SIERRA JUÁREZ

15. Años de 1798-1805. Vol. 1303. Exp. 2-F 120. Villa Alta. Los
naturales del pueblo de Santo Domingo Yojovi y San Andrés
Zoolaga sobre posesión de tierras; cita los pueblos de San Juan
Tabaa, Talea y Juquila. Juris. Oaxaca.
16. Año de 1800. Vol. 1321. Exp. 20-F 9. Villa Alta. Los naturales de
San Juan Tabaa contra los de San Francisco Yatee sobre posesión
de tierras. Juris. Oaxaca.
17. Años de 1800-1804. Vol. 1324. Exp. 10-F 89. Villa Alta. Los
naturales de! pueblo de San Francisco Yatee contra los de San
Juan Tabaa sobre posesión de tierras. Juris. Oaxaca.
18. Años de 1802-1805. Vol. 1343. Exp. 19-F 14. Villa Alta. Los
naturales de los pueblos de Puxmetacán y Candayoc contra los
de Acatlán y Tutla sobre despojos de tierras. Juris. Oaxaca.

Del Archivo General de la Nación


Palacio Nacional
Notas del profesor Julio de la Fuente

1. División política de la Nueva España hasta la promulgación de la Real


Ordenanza de Intendentes. 4 de diciembre de 1786.
2. Corregimiento de Villa Alta de San Ildefonso de los Zapotecas.
3. La Real Ordenanza de Intendentes divide en Intendencias o Provincias La
Nueva España, confiriendo a las Intendencias el conocertodo lo relativo a
“ventas y composiciones de tierras y aguas”.
4. Año de 1723. Vol. 34. Cuilapa.
5. Año de 1564. Vol. 35. Exp. 7 Teotitlán del Valle.
6. Año de 1581. Vol. 46. Exp. 2. Tuxtla. El cacique sobre los sitios de
Malinaltepec. eta. .
7. Año de 1591. vol. 56. Exp. 5. F. 18.
8. Año de 1599. Vol. 74. Exp. 4. F. 19. Yolox. Demarcación de Yolox.
9. Año de 1606. Vol. 73. Tlacolula de Teotitlán.
10. Año de 1689. Vol. 145. Exp. 2. F. 15. Tlalixtac.
11. Año de 1689. Vol. 146. Exp.7.F. 6. Tlatixtac.
12. Años de 1691-1705. Vol. 148. Exp. 3. F. 66. Tlacolula.
13. Años de 1697-1794. Vol. 165. Exp. 2. F. 263. Santa María Alotepec contra
Quetzaltepec (Nexapa). Villa Alta,
14. Año de 1698. Vol. 167. 1ra parte. Exp. E. F. 37. Yazona San Juan.
15. Año de 1699. Vol. 176. Exp. 5. FE. 100. Yao. San Juan Yazona. X.X. sobre
agravios.

282
LA SIERRA JUÁREZ

16. Año de 1699. Vol. 186. Exp. 13. F. “*. Yazona. Restitución.
17. Años de 1782-1790. Vol. 211. Exp. 2. F. 95. Etla. Peleas sobre aguas.
18. Año de 1703. Vol. 212. Exp. 2. F. 16. Etla. Sobre la fundación de un molino.
19. Año de 1702. Vol. 202. Exp. 4. F. 44. Guajolotitlán contra La Cacica, tierra
Tonalí.
20. Años de 1704-1717. Vol. 221. Exp. 2. F. 187. Guajolotitlán contra La Cacica,
por tierras.
21. Año de 1704. Vol. 221. Exp. 5. F. 126. Cacalotepec contra Tepantlali y
Tamazulapan. Linderos de Villa Alta y Nexapa.
22. Año de 1705. Vol. 223. Exp. 1.F. 130. Teotitlán de Valle. Pelea de barrios.
23. Año de 1705.Vol. 223. Maguilschil. Guelacia contra San Marcos.
24. Años de 1617. 1714. Vol. 226. 1ra parte. Córdoba.
25. Años de 1636-1708. Vol. 229. 1 ra parte. Exp. 2.F. 180. Villa Alta.
Amatepec Santiago contra Totontepec.
26. Años de 1691-1710. Vol. 235. Exp. 5.F. 151. Cuilapan.
27. Años de 1684-1741. Vol. 241. Exp.7.F. 131. Zimatlán San Lorenzo.
28. Año de 1708. Exp. 2.F.76. Amatlán contra Tequila y Naranjal.
29. Año de 1706. Vol. 243. Exp. 4. F. 96. Cuilapan Ixtepec. La Cacica Ixtepec
contra Cuilapan.
30. Año de 1709. Vol. 247. 2da parte. Exp. 2. F. 10. Yagallo Santiago. Títulos.
31. Años de 1711-1712. Vol. 268. Exp. 3. F. 20. Etla.
32. Año de 1711. Vol. 273. Exp. 2. F. 18. T. Teotitlán del Valle. San Francisco
contra Macuischitl.
33. Año de 1711. Vol. 273. Exp. 2. F. 18. Teotitlán del Valle. San Fancisco de
Macuilsóchitl.
34. Años de 1654-1762. Vol. 258. Exp. 4.F. 174. Villa Alta. Tetoalcingo.
Servicios personales.
35. Años dle 1713-15. Vol. 318. El F. 48. Teotitlán del Valle Arrendamiento.
36. Años de 1717-21. Vol. 346. Exp. 1.F. 38. Villa Alta. San Pablo Ayutla contra
Santo Domingo Albarradas, San Juan del Río. De juicio. Teotitlán.
37. Añode 1756. Vol. 354. Exp. 3.F. 117, Jalahui, Toabela (Maninaltepec).
Sochiapan, SanJuan Huaxpaltepec, Tatahuicapa, Choapan, Yaveo, Jatepec.
38. Años de 1718-1800. Vol 356. Exp. 1. F. 277. Tabaa contra Yatee.
39. Años de 1718-79. Vol. 388. Exp. 1. F. 287. Ixtlán, Aloapan, San Miguel,
Teococuilco contra Yareni Santa Ana.
40. Año de 1720. Vol. 381. Exp. 5.F. 49. Oax. Tumulto, proceso criminal al de
tierras.
41. Años de 1719-21. vol. 382. Exp. 3.F.84. Lachichina.
42. Años de 1720-30. Vol. 385. 1ra parte. Exp. 1. F. 220. Ocotepec y Huitepec
contra Metepec.
43. Años de 1712-22. Vol. 39. Exp. 4.F. 58. Cuilapan. Causa.
44. Año de 1717 Vol. 401. Exp. 2. F. 146. Tabaa contra Yatee.

283
LA SIERRA JUÁREZ

45. Años de 1724. Vol. 416. Exp. 3.F.. Yaveo Santiago. Amparo de tierras.
46. Años de 1726-56. Vol. 442. Exp. 7. F. 81. Rovela, Jalahui, Yetzecovi,
Yagalaxi Yagallo. Que se midan tierras. Latinicon Yaveo y pueblos del
rumbo.
47. Años de 1723-31. Vol. 443. Exp. 3. F. 43. Villa Alta. Huitepec contra
Metepec.
48. Año de 1730. Exp. 4. F. 7. Etla. Bienes.
49. Año de 1730. Vol. 496. Exp. 3. F. 81. Etla. Cacique.
50. Años de 1730-33. Vol. 512. Exp. 3. F. 95. Caciques de Guajolotitlán.
51. Años de 1703-36. Vol. 520. Exp. 3. F. 270. Villa Alta. Comaltepec, Lachixova
y Otros.
52. Año de 1736. Vols. 558-559. Exp. F. 743. Choapan, Latani, Huaxpaltepec.
Sobre tierras. (Tesechoacan, Lalana, Jocotepec.)
53. Año de 1704-14. Vol. 626. Exp. 3. F. 103. Villa Alta. Yohueche contra
Solaga.
54. Año de 1742. Vol. 633. Exp. 9. F. 58. Ixtepeji, San Mateo y San Bernardo.
55. Años de 1744-45. Vol. 651. Exp. 3. F. 28. Villa Alta. Particulares de Lachirío.
56. Año de 1735-51. Vol. 658. Exp. 2. F. 257. Latani contra Sochiapan.
57. Años de 1748-49. Vol 702. Exp. 4. F.8. Oaxaca, Cacica.
58. Años de 1749-49. Exp. 4.F. 8. Oaxaca, Cacica.
59. Años de 1668-1733, 1733-1758. Vol. 712. Exp. 1. F. 475. Villa Alta. Roavela
Sochiapa, Yalahui.
60. Años de 1716-35. Vols 1752-55, 759, Pelea sobre tierras. Juquila, Uojovi,
etcétera.
61. Años de 1753-60. Vol. 776. Exp. 8. F. 190. Yetzecovi contra Roayaga.
62. Anos de 1724-55. Vol. 791. Exp. 2. F. 147. Pelea contra Yatooni y Tabaa.
63. Año de 1755. Vol. 792. 1° parte. Exp. 3.F. 31. Jalahui y Roavela contra
Latani.
64. Años de 1704-61. Vol 798. Exp’. 1.F. 101. Teotitlán y uso de salinas. Cacica
y uso de salinas.
65. Años de 1735-1757-69. vol. 812. exp. 2. F. 299. Lachixova, Comaltepec.
Amatepec.
66. Años de 1564-1754. Vol. 819. Exp. 2.F. 67. Tlacolula y Tlacochahuaya.
67. Años de 1759-1820. Vols. 846-47. Exp. 1.F.782. V. San Pedro y San Miguel
Cajonos.
68. Años de 1616-1734, 1759-72. Vol. 852. Exp. 1. F. 267. Tepanzacoalco
contra Yaneri.
69. Volumen 146. Yagavilla, etc.
70. Año de 1647. Vol. 2934. Don Alonso de Guzmán, minero, con el Juez de
comisión, sobre que éste le saca los esclavos. Villa Alta. 1.
71. Años de 1647. Vol. 2934. Nexapa. Residencia al almirante Juan López de
Olaes, Alcalde Mayor que fue de ésta. Villa Alta. 1.

284
LA SIERRA JUÁREZ

72. Año de 1808. Vol. 2934. Los pueblos de Amatepec, Xayacastepec y


Totontepec con el subdelegado sobre ser parcial en su negocio que sobre
arancel sigue con su cura. Villa Alta.
73. Año de 1727. Vol. 2935. Don Miguel y don Francisco de los Angeles y
Zárate, cacique de Yahuibé, contra los naturales del pueblo Metaltepec
sobre despojo de tierras. Exp. 177. Villa Alta.
74. Año de 1727. Vol. 2935. Los pueblos de San melchor y Santo Tomás
Lachitaa con el de San Andrés sobre despojos de tierras. exp. 179.
75. Año de 1631. Vol. 2941. Títulos de capitán para Juan Antonio Cerezo.
76. Año d 1610. Vol. 2941. Remate de la vara de Alcalde Mayor en favor de
Juan de Saucedo para la Villa Alta de San Ildefonso, exp. 130.
77. Año de 1614. Exp. 2943. Prorrogación por segundo año del Corregimiento
de Comaltepec en favor de Juan Severino. Villa Alta de San Ildefonso. 1.
78. Año de 1653. Vol. 2943. Los naturales del pueblo de San Juan Yaltiluso con
el ministro doctrinero sobre servicios personales. Est. 46.
79. Año de 1693. Vol. 2943. Los naturales del pueblo de San Juan Comaltepec,
etc. Expediente 47. (457).
80. Año de 1754. Vol. 2947. Real provisión para que la justicia de la Villa Alta
ejecute las diligencias que se previenen y mandan por el auto de esta Real
Audiencia, inserta de pedimento de los naturales de San Juan Tabaa y
Santo Domingo Yojovi. Expediente 103.S.J. T. 7. Oaxaca.
81. Año de 1611. Vol. 2948. Para que se le desembarguen los bienes que por
las causas aquí contenidas se le hubieren embargado y secuestrado a don
Gaspar Montúfar. Exp. 171
82. Año de 1808. Vol. 2950. Real promoción para que la justicia de Villa Alta
cumpla con lo resuelto en los autos de esta Real promoción.
83. Año de 1807. Vol. 2950. Para que la justicia de Villa Alta notifique al cura
bachiller don Mariano Moreno que en la exacción de derechos
parroquiales se sujete al arancel inserto, poniendo copia en paraje público
sin dar lugara quejas. Expediente 144.

3. Relación de las fechas en que se extendieron los títulos de


las tierras de algunos pueblos del distrito
1) Santo Tomás Ixtlán 29 de enero de 1722
2) Santa Catarina Yahuío 1776
3) San Andrés Yatuni 1722
4) Santiago Mayor Zooquiapan 3 de diciembre de 1718
5) San Pedro Nexicho 16 de enero de 1584
6) Santiago Teotlaxco 1712-13
7) Santa Cruz Yagavila 28 de agosto de 1712
8) San Pedro Apóstol Yaneri 1709

285
LA SIERRA JUÁREZ

9) Santa María Zoogochi 1898


10) Rosario Temextitlán 1654
11) San Miguel Abejones. Febrero de 1719
12) San Pablo Macuiltianguis. 1718
13) San Juan Evangelista Analco 1888
14) Santiago Comaltepec 1603
15) San Pedro Yolox 1777
16) Santa María Totomoxtla 1777
17) San Miguel Aloapan 5 de diciembre de 1718
18) Santa María Yalina 16 de agosto de 1717

4. El señor ingeniero Enrique de Schillert, de la confederación


norte-Alemana y los mapas del distrito
1. En ninguna otra región del estado de Oaxaca se encuentran mapas o
croquis de las tierras de jurisdicciones de cada pueblo, confeccionados en
una forma científica y uniforme, como los que se hallan en el de Ixtlán.
2. Esto se debe a las actividades e interés especial que en ello puso en un
tiempo el señor general don Fidencio Hernández.
3. Allá por los años 1868 y hasta el 71 estuvo en Ixtlán el profesional
extranjero anotado al principio.
4. Se carecen de datos sobre el motivo de su presencia entre los serranos;
pero fantanseando un poco, nos vamos a suponer que posiblemente se
trate de una persona que terminada la guerra franco-prusiana abandonó el
país de origen para venirse a América en pos de trabajo, a que no estando
de acuerdo con la política del gobierno de su país voluntariamente se
expatrió, o que siendo empleado de su propio gobierno en alguna
embajada o consulado, y dadas las cosas de su gobierno, acabó por
quedarse entre nosotros por no permitirle su regreso la propia guerra; por
último, que se trata de un profesional de espíritu de aventuras que las
contingencias de la vida lo llevaron a la Sierra. Sea como fuere, el caso es
que contrajo amistad con el prohombre de aquella época en los destinos de
la Sierra, el señor general don Fidencio Hernández, quien aprovechó
su habilidad profesional, confiriéndole el levantamiento del
croquis de las tierras de Ixtlán, que después abarcó las de los
demás pueblos.
5. Lo que sí se recuerda de él es que con brújula y papel en las
manos recorrió todo el perímetro de las tierras del pueblo para
demarcar con datos precisos lo que después vació en papel. La
exploración la hizo en cien días; fue acompañado por grupos de

286
LA SIERRA JUÁREZ

hombres que se turnaban periódicamente, viviendo a la


intemperie, caminando a campo traviesa, bajando y subiendo
cerros, abriendo brechas para abordar los difíciles pasos de los
ríos y arroyos, localizando los sitios precisos que se tenían como
límites y dando nombres a lugares que lo merecían o que eran
puntos obligados para sus trabajos. Terminada la primera labor
se dedicó a dibujar hasta terminar el documento, por el que sólo
aceptó una gratificación de cien pesos en gracia a la amistad y
hospitalidad que recibía del pueblo y de su protector.
6. Después se dedicó a la confección de los mapas de los pueblos de
Jaltianguis, Macuiltianguis, Comaltepec, Yareni, Abejones, Xiacuí,
Yatuni, Yahuiche, Maninaltepec y otros, de los que algunos se
conservan y otros se han perdido.
7. Estos trabajos seguramente se hicieron sin la autorización oficial
del gobierno del Estado; pero por su exactitud y aceptación
general se toman como documentos públicos por parte de sus
habitantes y autoridades y nadie lo pone en duda,
considerándose hasta ahora como definitivos.
8. Por el año 1871 era jefe político del distrito del señor capitán
don Mauro Vázquez, antiguo subordinado del general Díaz, con
quien hacía estrecha amistad el ingeniero Enrique de Schillert.
Estas relaciones despertaron recelo entre algunas personas de la
cabecera, por suponer que el jefe político subordinaba sus actos
a los consejos del extranjero.
Creció la desconfianza y, en un arranque de embriaguez, Anselmo
Martínez (“El Picardía”) y otros solicitaron la ayuda de las
autoridades muncipales para que acercándose al jefe político le
exigieran la expulsión del ingeniero. Con petición tan
desentonada sólo le quedó al funcionario el recurso de
castigarlos con unas horas de cárcel, medida que dio lugar a una
especie de tumulto, que al día siguiente se convirtió en
levantamiento contra el gobierno del señor general Félix Díaz,
gobernador del estado, y el licenciado Benito Juárez, Presidente
de la República.
9. El poder público, tan pronto tuvo conocimiento del escándalo,
mandó tropas para sofocar el movimiento, que para entonces ya

287
LA SIERRA JUÁREZ

secundaban Ixtepeji y otros pueblos, a la vez que los


pronunciados avanzaban sobre la capital. Se encontraron en Xía,
y en los momentos en que se disponían a hacer los primeros
disparos apareció por el camino de Oaxaca un grupo de jinetes
con insignia de paz, que ambos esperaron; se trataba del general
Porfirio Díaz, que autorizado por el gobernador acudía a
interponer sus amigables oficios para evitar la lucha.
Hechas las explicaciones necesarias, se firmó el Acta de
Conciliación, por la que los levantados deponían su actitud,
reconocían al gobierno, las tropas regresarían al lugar de su
procedencia y el ingeniero De Schillert dejaría el distrito.
10. De este problema los únicos que perdieron fueron los demás
pueblos, que ya tenían concertados arreglos con el profesionista
para confeccionar sus planos, oportunidad que hasta ahora no se
ha vuelto a presentar.

5. Las tierras de los pueblos mancomunados


Desde hace siglos los habitantes de Lachatao, Amatlán y Yavesía
acordaron fundir en un solo lote sus tierras comunales para
disfrutarlas en forma colectiva y seguramente para defenderlas
también en conjunto de las agresiones de sus vecinos.
En esas tierras, como sabemos, se levanta la enorme montaña
llamada en un tiempo Tanga, y que ahora conocemos por
Cuagimoloyas.
Esta superficie limita con las tierras de Santo Domingo Tomaltepec,
Santiago Ixtaltepec, Macuilxóchil, Tectitlán, Santa Ana, Santo Domin-
go y San Miguel del Valle, del distrito de Tlacolula, y con las de
Laxopa, Yatuni, Trinidad Ixtlán, Xiacuí, Capulalpan, Chicomezúchil e
Ixtepeji, del propio distrito de Ixtlán.
Durante este medio siglo las pobres rancherías de un principio se
han convertido en agencias municipales y verdaderos pueblos con
vida propia y halagúeño porvenir, como lo veremos por los
siguientes datos:

288
LA SIERRA JUÁREZ

Fundadas por gente de Lachatao:


Hombres Mujeres Total
Benito Juárez, antes Tablas 138 148 286
Latuvi 403 430 833
El Carrizal 194 201 395

Fundadas por gente de Amatlán:


Cuagimoloyas 227 217 444
Llano Grande 50 39 89
Total 1,012 1,035 2,047

La superficie territorial de estas tierras mancomunadas, sinincluir la


propiedad particular, se descompone en la siguiente forma:
1. Bosques maderables. 20,000 Ha.
2. Bosques no maderables 10,000 ”
3. Incultas productivas 5,000 ”
4. Improductivas agrícolamente 3,000 ”
Total 38,000 ”

Podrían abrirse para cultivo agrícola 10,000 ”


Tierras comunales sembradas de maíz 1,000 ”
Tierras comunales sembradas de papa 500 ”
Tierras comunales en descanso 768 ”

Las anteriores están controladas por el comisariado comunal ejidal,


que está en manos de personas de todos los pueblos, teniendo la
presidencia el de Lachatao.

Predios Mayores y Menores


MUNICIPIOS Y PREDIOS SUPERFICIE PREDIOS SUPERFICIE
SUS AGENCIAS MENORES HECTÁREAS MAYORES HECTÁREAS
1. Lachatao 205 355 - -
2. Latuvi 92 532 - -
3. Benito 51 149
- -
Juárez
4. Carrizal 43 113 - -
5. Amatlán 65 358 - -
6. Cuagimolyas 52 181 - -
7. Yavesía 83 285 - -

289
LA SIERRA JUÁREZ

Como predios mayores, todas las de la mancomunidad: 38,000 Ha.


El censo ganadero se divide en esta forma, incluyendo sus agencias:
LOCALIDADES VACUNO LANAR PORCINO CABALLO MULAR ASNAL CAP.
Lachatao 1096 183 42 85 29 176 65
Amatlán 203 160 41 13 43 74 -
Yavesía 171 62 13 32 60 62 -

LOCALIDADES DE TRABAJO AVES COLMENAS


Lachatao 489 3,871 48
Amatlán 240 1,158 34
Yavesía 235 1,836 84

Hemos fracasado en las investigaciones para saber el origen de esa


mancomunidad de intereses: sólo nos concretamos a señalar los
siguientes hechos:
1. La Relación de Amatlán de 1777 aseguraba que sus tierras las
disfrutaba en común con los de Lachatao desde mucho tiempo
atrás.
2. Por largos años, Lachatao, Amatlán y Chicomezúchil litigaron por
tierras con su vecino Ixtepeji.
3. Los rancheros de este pueblo, a mediados del siglo XVIII,
sorprendieron a los habitantes de Santa Martha con una
matanza, de los que sólo se salvaron nueve familias, que
abandonaron el lugar para refugiarse en Amatlán.
4. Hacia el poniente del hoy Latuvi en siglos pasados hubo
pequeños poblados con los nombres de Santa Rosa, San Lucas y
Santa Martha.
5. Los de Yavesía por largos años mantuvieron un conflicto por tie-
rras con los ranchos de Ixtlán, situados en lo que ahora es Yatuni.

290
LA SIERRA JUÁREZ

6. En las postrimerías del siglo XVIII se desató el bandidaje sobre el


camino de Cuagimoloyas, que liga a los pueblos de Villa Alta con
la capital del estado.
7. En Chicomezúchil corre como verídica la versión de que la
mancomunidad de las tierras de sus vecinos fue obra del pánico
que les infundieron las continuas agresiones de los ixtepejanos,
que fueron invitados para formar parte de ella, pero que la
rehusaron porque se habían propuesto enfrentárseles en el
terreno a que los llamaran, logrando al fin aquietarlos.
Con esos datos se pueden hacer las siguientes inferencias:
1. Que los habitantes de Santa Rosa, San Lucas y Santa Martha
luchaban por tierras con rancheros de Ixtepeji, y que para no
verse expuestos a otras matanzas abandonaron los sitios
agregándose a los habitantes de Lachatao y Amaltán, entregando
sus tierras para que les proporcionaran otras en distintas
direcciones, lo que dio lugar a la primera mancomunidad.
2. Los de Amatlán, para proveerse de la madera que necesitaban
de sus bosques, tenían que pasar a Lachatao, y para evitar
discusiones convinieron en borrar sus fronteras,
mancomunando sus tierras.
3. En vista del éxito alcanzado en los casos anteriores, Yavesía
sumó las suyas para tener respaldo en la defensa de los límites
en sus luchas con los de Yatuni, que por entonces eran apoyados
por los rancheros de Xiacuí e Ixtlán.
4. Para combatir el bandolerismo de la cumbre del Cuagimoloyas
se vieron obligados a borrar sus límites jurisdiccionales y hacer
más eficaz la persecución.

Cualquiera que hubiera sido la causa, el hecho real es que una


necesidad les obligó a prescindir de sus respectivas jurisdicciones,
aceptando una general que los hizo fuertes ante sus vecinos y que ha
persistido hasta la fecha.

291
LA SIERRA JUÁREZ

Durante la última década del siglo pasado el señor licenciado


Guillermo Meixueiro los patrocinó para que ante notario público se
extendiera una escritura por la que los pueblos reafirmaban la
mancomunidad de sus tierras. Sería interesante conocer el
documento para saber los fundamentos que se tuvieron en cuenta al
firmar la minuta.
De la mancomunidad de tierras lentamente han caído en la de la
solución de problemas sociales, hasta llegar a los espirituales.
Sus relaciones, que se renuevan anualmente, tan pronto toman
posesión de sus puestos las nuevas autoridades, las hacen mediante
notas o visitas directas.
Lachatao hace veces de cabecera, y en su residencia oficial recibe la
visita de las otras autoridades, que ya se anunciaron de antemano; se
reiteran las protestas de amistad y el propósito de mantener a todo
trance la homogeneidad de sus diversos asuntos generales.
Si se trata de hacer la visita oficial a las autoridades de la cabecera
del distrito o al gobierno del estado la realizan en conjunto, y es el
presidente de Lachatao el que hace las presentaciones y lleva la voz.
En las asambleas generales, que se verifican en la cabecera del
distrito, las tres autoridades ocupan un solo sitio, y la aprobación de
los asuntos discutidos ha de ser uniforme entre ellos.
El perenne servicio de guardamontes en Cuagimoloyas durante el
siglo pasado acabó por aclimatar a algunos de los habitantes para
establecer sus modestos ranchos y el cultivo de la papa vino a
cimentar su economía; últimamente la apertura de caminos y el
arribo de camiones a la cima del cerro ha hecho del lugar tránsito
obligado de los habitantes de numerosos pueblos del distrito de Villa
Alta, a la vez que les ha dado una muestra de lo que se puede
alcanzar cuando se unifiquen los esfuerzos del hombre para el bien
colectivo.
Dentro de esa área de tierras mancomunadas se encontraron
numerosas vetas de oro y plata, que dieron lugar a su explotación e

292
LA SIERRA JUÁREZ

instalación de arrastras, haciendas de beneficio y, como


consecuencia, a la apertura de numerosos caminos, muchos ahora
abandonados, tabajos que les facilitó todavía más las aguas del río
Yavesía.
Los empresarios tuvieron ocasión de un trato continuo con los
habitantes de estos tres pueblos, hasta convertirlos en sus amigos,
que después aprovecharon para inducirlos a tomar interés en los
asuntos públicos y militares del estado.
Nuevamente se aprovechó la mancomunidad para que sus
habitantes, al tomar bandera, lo hicieran uniformemente, y así se
explica que, a pesar del largo tiempo en que estuvieron sobre las
armas en el siglo pasado, siempre operaran en forma disciplinada,
para que al final quedaran armados, como lo hemos visto en otro
capítulo.
En la última revolución procedieron en idéntica forma y obtuvieron
ventajas de su conducta. Con estos antecednetes nada extraño es que
en la actualidad su comportamiento pese sobre los destinos del
distrito.

293
LA SIERRA JUÁREZ

CAPÍTULO IV
PROBLEMAS SANITARIOS

1. Los tres azotes de la región


La oncocercosís
De un estudio presentado a la prensa local de la ciudad de Oaxaca
por el señor doctor don Francisco Ruiz Reyes, jefe de la Campaña de
la División Oaxaca-Veracruz, en noviembre de 1948, se desprenden
los siguientes datos:
El foco oncocercoso se encuentra localizado en la parte norte del
estado de Oaxaca, comprendiendo una porción cuadrangular, cuyos
ángulos lo forman las poblaciones de Usila, Chiltepec, Ixtlán de
Juárez y Villa Alta.
Población de preferencia zapoteca y chinanteca, con un censo
probable de 30,000 habitantes afectados.
El conocimiento de esta filariasis en Oaxaca data aproximadamente
de 1925, cuando el doctor don José Larumbe dio las primeras
noticias al público de la existencia de tal enfermedad; sin embargo,
ya existían datos de la posibilidad de ésta desde el siglo pasado,
puesto que el señor don Manuel Martínez Gracida se refiere en su
colección del “Cuadro Sinóptico” del año 1883 al pueblo de Yatoni,
hoy en ruinas, el cual está abandonado por sus moradores por temor
de adquirir una enfermedad que los dejaba ciegos.
Estos y otros datos hicieron pensar que el foco oncocercoso de
Oaxaca era independiente en su origen de los de Chiapas y
Guatemala.
Los mismos investigadores guatemaltecos dicen que ellos
adquirieron este padecimiento en México, y citan a Oaxaca como el
foco inicial, negando que ellos hayan constituído el primer foco en
América a consecuencia de las inmigraciones de los esclavos negros
de Africa que llegaron en la época de la Colonia.

294
LA SIERRA JUÁREZ

Actualmente los lugares de más alta infección son la población de


Comaltepec, Yolox, Totomoxtla, Las Llagas, Las Nieves, Camotlán y
Tiltepec. En este último lugar el ciento por ciento de la población se
encuentra enferma, todos ellos con lesiones oculares y con un
porcentaje elevado de dichas lesiones que los acerca a la ceguera.
Ya en lugares vecinos a la zona, que hace años no se consideraban
como infectados, hoy se presentan casos autóctonos, aunque en
mínima proporción, como en Abejones, Jaltianguis, Ixtlán de Juárez y
otros más que se consideraban hace pocos años como indemnes.
Afortunadamente, el poder público ha empezado a tomar cartas en el
problema para detener el mal, aunque no con la intensidad que éste
demanda. La brigada sanitaria que lo combate inició sus labores por
el año 1937, y su programa ha consistido en la extirpación de los
nódulos, lo que se considera sólo como un paliativo, en virtud de que
el enfermo está expuesto a adquirir el mal no sólo una vez sino
cuantas veces sea picado por el simúlido.
El mal ataca al individuo en todas las edades, y así hemos visto a
escolares el Totomoxtla hasta con 12 nódulos, y de no ser operados
oportunamente empiezan a cegar a los escasos diez años.
En los primeros años la campaña fue difícil por la resistencia natural
que ofrecían los enfermos; huían en la presencia de los operadores,
hasta que se convencieron de la bondad del procedimiento, para lo
que tuvieron que transcurrir algunos años.
Los maestros rurales que trabajan en esas áreas han sido víctimas
del mal, y si se han librado de la ceguera se debe a que se han
operado oportunamente.
Hasta 1948 la Secretaría de Educación Pública no comprendió a
estos empleados dentro de la nómina, de la que debían percibir el 15
por 100 como sobresueldo que se concede a los empleados que
trabajan en zonas insalubres, como son éstas.
Parte de la campaña ha sido la designación de un empleado que
recorra la región afectada para aconsejar el desmonte de las orillas

295
LA SIERRA JUÁREZ

de las corrientes de agua, porque se tiene como una verdad que los
rayos solares destruyen los nidos de estos insectos.

Paludismo
(En zapoteco: “guanii”)
Enfermedad bastante conocida de los habitantes del país y exclusiva
de la zona cálido-húmeda, que se desarrolla en todas las márgenes
de los afluentes del Papaloapan, a unos 1,500 metros sobre el nivel
del mar, y con más intensidad mientras más bajo es el suelo.
Las márgenes del río Soyolapan, de El Rincón, de Santa Teresa y el
Río Grande de la alta cuenca del Papaloapan son los lugares más
infectados de esta región.
Conocida en la antigiedad con el nombre zapoteca arriba indicado,
sólo se curaba con el cambio de clima del enfermo a las regiones
frías.
El uso de la quinina en sus diversas formas viene reduciendo el mal.
Los pueblos más castigados por esta enfermedad en el Distrito son
los de Maninaltepec, Yagalasi y los rancheros de las márgenes del río
Soyolapan y de El Rincón. Es más ligero en los que viven en las
márgenes de Río Grande.
Debido a esta enfermedad los habitantes de tierras frías no se
sienten halagados con los altos salarios que se pagan en las regiones
bajas de Tuxtepec.

Mal del pinto


Esta asquerosa enfermedad de la piel, que se manifiesta en los tres
distintos colores blanco, azul y rojo, priva también en la región,
aunque en mínima parte, si no es que es exclusivamente entre los
habitantes de Yagalasi y en los pueblos de sus alrededores de los
distritos de Villa Alta y Choapan.

296
LA SIERRA JUÁREZ

Entiendo que hasta la fecha esta enfermedad no ha sido estudiada ni


combatida por el poder público, y los afectados se conforman con su
triste suerte.
También parece que es enfermedad exclusiva de las regiones cálido-
húmedas, donde se desarrolla la oncocercosis, habiendo individuos
que tienen la desgracia de estar enfermos de ambas.
El que la contrae sufre un cambio en su temperamento psicológico y
adquiere un complejo de inferioridad acentuado, que se manifiesta
en todos los actos de su vida.
Se considera un réprobo que no debe vivir en sociead, o que se le
hace una gracia cuando un extraño lo trata con familiaridad, o hasta
cuando simplemente se acepta su presencia. Es de un carácter tan
modesto que raya en el desprecio de su propia persona.
Hace algunos años que visitando el pueblo de Tiltepec, de la región
de Juquila, en inspección de escuelas, encontré la población
deshabitada. Se trataba de familias afectadas por el mismo mal y se
me informó que la mayoría andaba escondiéndose en los bosques,
huyendo de la muerte que creían que el gobierno les había
decretado.
Se nos dijo que hacía como cuatro meses que una dependencia
federal había mandado hacer un censo de estos enfermos, y que
cuando los enlistados preguntaron el motivo, otro empleado, que de
seguro se trataba de un guasón, les contestó que era para
mandárselo fusilar.
Dieron por cierta la respuesta, y para salvarse de la muerte huyeron
a esconderse en los bosques.
La labor consistió en convencerlos de aquella mentira, y para logarlo
se emplearon hasta tres días, esperando la llegada de todos los
afectados, y mediante plática larga, se desvaneció aquella
tendenciosa información, explicándoles que el censo levantado era
para saber el número de enfermos y procurar su curación.

297
LA SIERRA JUÁREZ

Desvanecida la broma, aquellos modestos habitantes se mostraron


tan agradecidos que daban las gracias de mil modos, habiéndose
atrevido una anciana a pretender besarme los pies, cosa que,
naturalmente, no consentí.
Los tres meses pasados en el bosque fueron suficientes para
transformarlos; estaban desvencijados, sin ropa, greñudos y bajo la
psicosis del terror. Hubiera querido conocer al bromista aquel para
hacerle comprender el grave mal que había causado entre aquellas
sencillas y crédulas gentes.

298
LA SIERRA JUÁREZ

CAPÍTULO V
RECURSOS NATURALES

1. Rica región oaxaqueña desconocida todavía


Entre los límites de los Distritos de Choapan, Villa Alta, Ixtlán y
Tuxtepec, a ambas márgenes del río Cajonos o Tesechoacan y entre
las últimas estribaciones de la Sierra Madre Oriental del lado del
Golfo, existe una extensión de tierras de algunos miles de hectáreas
de primera calidad que hasta ahora permanecen inexplotadas.
Corresponde alas jurisdicciones de los municipios de Jocotepec,
Tepinapa, Tepetlapa, Yovego, Reaguí, Yagalasi, Tiltepec y Ozumacín.
De escasísima población, al grado de que sus habitantes para
comunicarse entre sí sólo disponen de veredas o verdaderas sendas,
que mantienen abiertas a filo de sus machetes.
Tierras cálido- húmedas de un régimen pluvial bastante normal,
situadas al pie de las montañas, o verdaderos lomeríos que terminan
en ondulados valles y regadas por multitud de arroyos de aguas
permanentes, que las entregan al caudaloso Cajonos.
Hasta ahora sólo se han abierto al cultivo pequeñas parecelas para la
explotación de plantas esenciales.
Durante el último cuarto del siglo pasado se fundaron unas cuantas
fincas destinadas al cultivo del café y algunos ensayos para el del
cacao, que ahora están en plena producción, pero que fueron
abandonadas cuando se iniciaron los cultivos del Brasil.
Del cacao, durante el periodo revolucionario, los nativos hicieron
recolección, que cambiaron por sal y a la par.
Crece en forma completamente salvaje un agave, de cuyas hojas se
extrae una fibra que, con la denominación de pita, es muy superior a
la del henequén para fines industriales, y del que se aprovecha una
mínima parte.

299
LA SIERRA JUÁREZ

Se desarrolla en la misma forma el árbol de hule, que entiendo es de


generación espontánea, puesto que desde la antigüedad fue conocido
y explotado por los chinantecos y formaba parte del tributo que
entregaron a los mexicanos en forma de pelotas, que llamaban buli, y
del cual en la actualidad nadie se aprovecha o se toma en reducida
cantidad.
Hace pocos años que empresas chicleras han empezado a penetrar
en la región para recoger esta otra riqueza.
Existen tierras apropiadas para el cultivo del arroz sin necesidad de
riego, y si fuera necesario bastaría con desviar los arroyos para
proporcionarlo.
También se da el tabaco, que al igual que el hule, crece en forma
salvaje cultivado desde la antigúedad, siendo los propios chinatecos
los que lo emplearon para fumar; en su propia lengua le llaman
tabaque, de donde creemos que éstos fueron los que enseñaron a los
primeros españoles a emplearlo y usarlo. En la actualidad lo siguen
cultivando, aunque en pequeña escala y sólo para sus usos
personales; naturalmente que sin control oficial.
La producción del café es extraordinaria, especialmente en los
bosquecillos de las cañadas.
La del maíz es abundante y rápida, puesto que se recoge a los escasos
120 días, con el inconveniente de que inmediatamente se pica, por lo
que sólo se siembran pequeñas cantidades y se hacen tres cosechas
al año.
Además de lo anterior se produce camote en sus diversas
variedades, frijol, higuerilla y las frutas de las tierras cálido-
húmedas.
En las lomas se desarrollan pastos de primera calidad y de
extremada abundancia para mantener muchos miles de cabezas de
ganado.
La riqueza forestal es también extraordinaria, dando variadísimas
maderas de finísima calidad en campos de fácil acceso e inmediatos

300
LA SIERRA JUÁREZ

para abordar las caudalosas corrientes del torrencal Cajonos hasta


ponerlas en la estación del ferrocarril.
En caza y pesca se puede asegurar sin temor a equivocarnos que es
única: hay tigres, leones, jabalíes, dantas, venados y otros animales
de menor categoría. En aves las hay de ricos plumajes y canoras.
Abunda el guajolote montés, la pava y otras de grato sabor; en
rapaces, abundan las águilas, cuervos, auras y zopilotes. En las aguas
de los ríos y arroyos abundan el exquisito bobo, la mojarra, truchas y
otras clases de peces.
La riqueza minera no está descubierta aún; pero se sabe que los
antiguos chinantecos lavaban las arenas de los ríos para obtener el
oro para sus alhajas y para pagar el tributo.
En las arenas de los ríos se han encontrado pedruscos de carbón de
piedra, y se recuerda que hace años, quemando un roso o desmonte,
se prendió un hoyanco, que se mantuvo ardiendo durante largos
meses, desprendiendo apestosos humos, y algunos supusieron que
se trataba de carbón de piedra.
Como contrapartida hay la circunstancia de que por tratarse de clima
cálido- húmedo abundan los reptiles ponzoñosos, insectos malignos
y se enseñorea el paludismo.
Los vientos huracanados del Golfo ya no llegan con la fuerza con que
se presentan en la orilla del mar.
La única razón válida para que este paraíso permanezca abandonado
es la falta de vías de comunicación.
La Comisión del Papaloapan tendrá muy en cuenta todas estas
citrcunstancias para asegurar que con sus trabajos aquella zona va a
entrar en un período de bienandanzas.
La carretera Oaxaca-Tuxtepec partirá esta zona, y con ella se abrirá
una fuente de producción agrícola inagotable para beneficio
nacional.

301
LA SIERRA JUÁREZ

2. La flora
Aquí, como en todas partes sucede, la flora es el producto del medio
fisiográfico: altura sobre el nivel del mar, corrientes atmosféricas y la
abundancia o escasez de lluvias.
Siendo el suelo del distrito extremadamente fragoso, donde las
cumbres de las montañas alcanzan alturas de 2,800 a 3,000 metros
sobre el nivel del mar y las profundidades de los ríos entre 700 y 450
metros, es natural que se forme una región de clima variable.
Además, la Sierra Madre que podríamos llamar central, o sea la línea
sinuosa de las cumbres del Cuagimoloyas, Schia-Caba, Buena Vista,
Plan de Aguila, Malacate, Pelado, Pozuelos, Orejas de León,
Cuarentena, Cerro de Humo, Cerro Zacate y Dos Cabezas, forma la
línea divisoria entre el ambiente cálido-húmedo de la vertiente del
Golfo y el seco subtropical del Valle de Oaxaca.
Esta circunstancia hace que la región se divida en dos distintos
climas y que en determinados lugares, aunque reducidos, se
establezcan climas mixtos; esto, como es natural pensar, crea zonas
de floras distintas en algunos casos o midificados en otros,
influyendo para que a mayor distancia de ellos también se
establezcan diferencias en las plantas.
La flora de los climas cálido-húmedos de la vertiente del Golfo ha
sido descrita en otros capítulos al hablar de las condiciones
especiales de los pueblos de El Rincón desde Tepanzacoalco hasta el
de Yagalasi, y es en este ambiente donde se modifican las
características de los pinos y encinos.
En estas líneas sólo hablamos de las plantas de la vertiente de Río
Grande.
En esta zona, de arriba abajo, se desarrolla toda variedad de pinos,
de los que los nativos sólo conocen los más notables, como por
ejemplo:
El gigante, de dimensiones extraordinarias, de piña enorme y de
cuyos tallos se extrajeron los más gruesos bloques de madera que en

302
LA SIERRA JUÁREZ

el siglo pasado sirvieron de planchas para el puente de Río Grande.


De estos ejemplres se extraen en la actualidad tablas y tejamaniles.
El mediano, de múltiples ramas, de piñas regulares, de abundante
trementina o colofonia y de donde se extrae el mejor ocote.
El delgado, de madera blanca, de las más altas cumbres cuyo ramaje
en las puntas semeja un enorme paraguas; las piñas son bastante
chicas y la madera es de poco aprecio.
El gretado, de madera rosa, suave y limpia, o mejor dicho, de pocos
nudos, piña aconada, hojas lisas y lustrosas, y cuya madera es
codiciada por los carpinteros por su docilidad en el labrado, larga
duración e inmunidad a la polilla.
El pinabete, de hojas y ramas crucíferas, madera blanca y dócil, no
tiene aceptación entre los carpinteros y ebanistas; las hojas se
emplean como elementos decorativos y es producto de climas fríos y
húmedos.
En alturas medias se desarrolla otro pino nudoso, de hojas de un
tinte verde-limón, piña áspera, de poca abundancia y que sólo se
emplea como combustible en hornos de ladrillo y teja.
Otras plantas gigantes de las alturas son los encinos, de los que se
distinguen las siguientes variedades:
El negro de las alturas, de tallo irregular, nudos, madera roja, hojas
compuestas de puntas aguzadas y de almendras chicas y muy
amargas.
El rojo, de tallo erecto y hojas compuestas y más grandes que las
anteriores y almendras también de mayor tamaño; son los mejores
ejemplares para hacer tablas y extraer durmientes, si tuvieran la
oportunidad de hacerlo.
El encino blanco, de cáscara gruesa, rica en tanino, cuya corteza
emplean los curtidores; hojas grandes y aconchadas, empleadas en la
antigúedad para que anidaran los gusanos de seda.

303
LA SIERRA JUÁREZ

El amarillo o de clima semicálido, madera blanca, corteza delgada y


amarilla rugosa, hoja grande y abrillantada, de tallo erecto; las
almendras son en racimo.
El encino negro, de tierra caliente, tallo irregular y blanco, corteza
negra bastante rugosa y dura, de ramaje extendido y hoja compuesta
de un verde ceniciento; sólo se emplea como combustible.
En sitios cenagosos o a las orillas de las corrientes crece otro árbol
de grandes proporciones nombrado ale, de madera blanca o
ligeramente amarilla, hojas compuestas, corteza gruesa y rica de
colorante, que en la antigúedad sirvió para tenir mantas de color
anaranjado.
Entre pinos y encinos se desarrolla otro árbol llamado madrontio, de
tallo caprichoso, corteza delgada anaranjada-pálida, recubierta de
una segunda tela delgada que se destruye constantemente, haciendo
que la planta presente el aspecto de que se está pelando
perennemente; hojas brillantes de un tinte rojizo, flores en racimo
blancas, frutas esféricas de color anaranjado en estado de madurez
que contienen rica miel, y del que extraen en la Sierra de Puebla
agradable aguardiante.
En el Estado de México de su tallo hacen bonitos artículos de
tocador. En la región el tallo se empla para hacer horcones
agujereados e improvisar puertas de corrales, que en zapoteco se
llama yaa- belia.
Del leguminoso guaje encuéntranse en la región las siguientes
variedades:
El guajillo, arbusto que sólo alcanza dos metros y medio de altura,
tallo flexible, hojas compuestas; la flor es un pequeño haz de
estambres rojos con antera amarilla; el fruto es una pequeña vaina
que apenas si alcanza diez centímetros de largo y no tiene ninguna
utilidad.
El timbre, arbusto más grande que el anterior, semejante en todos
sus caracteres; la corteza es rica en tanino y se emplea como

304
LA SIERRA JUÁREZ

curtiente, de donde le viene el nombre; al tallo se le llama madera y


sirve para violentar la fermentación del aguamiel hasta convertirlo
en pulque.
El guaje gigante, árbol de tallo resbaladizo, hojas semejantes al
anterior, de inflorescencia en racimo, color blanco y fruto en vainas
que alcanzan hasta 25 centímetros de largo con granos comestibles;
la madera es bastante apreciada por su resistencia a la humedad y al
sol.
El negroo venenoso de la tierra semicálida, árbol grande, de
hermosas hojas compuestas, de tallo resistente, blanco por encima y
café por dentro, según su edad; corteza gruesa, inflorescencia en
racimo, color blanco, con grandes vainas gruesas color negro, de
donde le viene el nombre, y venenoso; la resistencia de la madera la
hace apropiada para las piñas de las carretas, rodillos de los molinos
de caña y zancos de puertas, siendo de difícil labrado.
Otras plantas abundantes en la región son los chamizos, de los que se
encuentran dos ejemplares; el primero, de tallo nudoso, corteza
negra y flores en racimo blancas; el segundo, de tallo flexible, hojas
lanceoladas y flores amarillas; se usan como emplastos, mezclados
con ceniza y manteca.
Un arbusto propio de laderas rocosas es el ramoncillo, de tallo rojo.
Seco es muy resistente; tiene hojas compuestas de un verde oscuro,
florecillas blancas, y el tallo fue empleado para confeccionar
juguetes, como trompos, etc.
En las orillas de los arroyos y lugares húmedos crece un arbusto de
tallos flexibles, hojas alternas y flores de cinco pétalos blancos
llamado galinda paz; sus varas flexibles se emplean como auxiliares
para elementos decorativos.
En climas medios se desarrolla un arbusto de múltiples tallos
flexibles, hojas compuestas, pequeñas flores pentapétalas rojizas y
frutos ovoides blancos con ligero tono rojo, agridulces y de pulpa
blanca; se le denomina yagalan y de sus varas se hacen escobas.

305
LA SIERRA JUÁREZ

La jarillaes un arbusto de tallo erecto leñoso muy resistente, hojas


lanceoladas y lustrosas; los campesinos usan las varas como
garrochas después de quemar las aguzadas puntas; en zapoteco le
llaman yaa- luduu, o sea palo de cacho.
La pingüica es otro arbusto de tallo irregular, color blanco, de una
corteza delgada, roja por encima y verde por dentro, hojas pequeñas
gruesas, acorazadas y empuntadas; las flores en racimo simulan
minúsculos odres de color blanco. La fruta es una esfera achatada,
verde al principio, blanca después y en su madurez de un intenso
amarillo, de sabor agradable, muy solicitada como alimento en
otoño.
En tierras semicálidas, a poca distancia de Río Grande y alrededores
de Xía, crece un arbusto de tallo resistente cubierto de una corteza
rugosa color gris y hojas compuestas de una florecilla en racimo
color lila. De madera resistente, de un bonito color amarillo, se
emplea como peldaños de escaleras mineras y se le llama cuatle. En
los mismos climas crece un árbol de ramas leñosas quebradizas y
algo flexibles cuando son delgadas, de hojas grandes compuestas de
un color verde-limón y flores en racimo de amarillo intenso; la
llaman trovador, y de las flores y hojas se hacen infusiones
medicinales.
En lugares húmedos o a orillas de las corrientes crece una planta de
múltiples tallos, rara vez uno solo, de madera blanca y semihuecos,
corteza delgada cubierta de una especie de granillos, de hoja grande
estrellada; la flor en racimo, especie de umbela color blanca, de
agradable olor; la fruta en racimos de gránulos esféricos, verdes al
principio, para tornarse morados cuando están maduros; rico
alimento de las aves, se le llama sazíco, y la flor se toma como
medicina en infusión.
En estos sitios también crece en forma descomunal el árbol del
sauce, pero no el llorón, sino el de hoja grande.
En todos los lugares se desarrolla el zompantle, conocido en otros
lugares como colorines por los granos rojos que son sus semillas;

306
LA SIERRA JUÁREZ

bien conocido de todo el mundo para describirlo, sus renuevos


fueron exquisitos alimentos de los zapotecos antiguos.
En climas medios crece un arbusto de apariencia sencilla, de hojas
lanceoladas, que en verano da unas flores polipétalas de un amarillo
claro y que es conocido con el nombre de retamo.
En climas cálidos se levanta un árbol grande de tallo cubierto de una
corteza delgada amarillo-rojiza bastante resbaladiza y que, como la
del madronio, está cubierta de una tela más delgada, que se
desprende constantemente, del mismo color; se le llama palo mulato
y la corteza se emplea para lavados intestinales, en la proporción de
diez gramos por litro de agua cuando se trata de infecciones
intestinales.
Como frutas silvestres, además de las ya anotadas, señalamos la
anona, tejocote o manzanita montés, cereza o capulín, zapote
dormilón.
De trepadoras las hay de diversas clases en los variados climas. La
uva silvestre, de la que se obtiene los largos y resistentes bejucos,
que los naturales emplean para construir las hamacas y puentes
colgantes de los caudalosos ríos.
En las márgenes de los profundos ríos crecen dos trepadoras que
dan unas bonitas flores color lila; los frutos son unas vainas enormes,
que al abrirse proporcionan unas almendras o cápsulas redondas,
como de seis centímetros de diámetro, gruesas, de color café,
bastante resistentes, y que las niñas llaman chocolates por su forma
y color y los nativos las denominan chupayayas. Sólo la segunda se
reproduce, pero en menos proporciones.
El cuajinicuiles otra de este tipo, de grandes hojas, vainas
descomunales color verde intenso; en su interior llevan la pulpa
suave blanca, que es alimenticia.
La barba de viejo de las orillas de los arroyos de climas fríos se
desenvuelve sobre la copa de los grandes árboles; en primavera y

307
LA SIERRA JUÁREZ

verano dan la nota alegre con sus penachos blancos, de donde les
viene el nombre.
La granadita montés es otra trepadora silvestre, cuya importancia
está en la delicadísima flor redonda de cálices verdes, corolas
polipétalas blancas, como si fueran tejidos de seda, de fondo blanco,
matizados de puntos morados y rojos; completan la exquisitez los
estambres y pistilos. La fruta es un óvulo verde sin importancia.
La zarzamora, bien conocida del mundo para detenernos a
describirla.
El frijol silvestre, de hojas trilobuladas, flores en racimo de color rojo
vivo, de mucho néctar, del que se mantienen los colibríes o
chuparrosas, y que dejaron de comer los antiguos por la dureza del
grano al cocerlo.
Las hiedras de campánula azul, blanca y roja y de variados tamaños,
porque hay una que calificaríamos de minúscula.
Otra más chica de esta índole, a cuya fruta le llaman gueto, y que
asada y con sal es de un exquisito sabor.
La rastrera jícama de ratón, que se desentierra en otoño y que es de
sabor agradable.
De éstas crecen variados ejemplares, de nombres desconocidos o
perdidos, y que sólo un especialista puede distinguir.
Cucurbitáceas de diversos climas, pero que se desarrollan más en los
cálidos, como la que produce el desorbitado xicapextle, pasando por
los bules y calabacitos, sin contar, naturalmente, con las especies
cultivables.
Adventicias o parásitas. De este tipo podemos anotar las que crecen
adheridas a los tallos de los pinos y encinos de las altas cumbres, que
se desarrollan en ambientes húmedos, como el paxtle, verdadero
tejido de filamentos anaranjados, que, cual cendales, se mecen
colgados de los árboles.

308
LA SIERRA JUÁREZ

La culebrilla verde o toquilla, como también se le llama, planta


imperfecta, que se compone sólo de raíces y tallo filamentoso color
verde, que como cordones cuelgan de los árboles y que el viajero
toma para adorno del sombrero.
En tierra cálido-seca, como en las inmediatas márgenes de Río
Grande, de la jurisdicción de San Miguel del Río, crece otra planta
parecida a la primera, de filamento más grueso, de color ceniza, y
que los nativos llaman paxtle blanco o heno.
Otras más completas, puesto que tienen raíces, hojas y flores, crecen
adheridas a los tallos de los encinos u ocotes en forma de cartucho;
las hojas lisas, coloreadas primorosamente de rojo y verde brillante
con tonalidades amarillentas; estambres morados, especiales de la
primavera, y que se dedican a adornar los altares; en zapoteco les
llaman venaa y en el mundo castizo bromelias.
Otras semejantes a las anteriores, pero en las que las hojas no tienen
la importancia que la flor, que es una especie de vara trenzada, que
en la mayoría de los casos está arqueada para quedar colgada; es de
un hermoso color rosa con estambres amarillos; los nativos les
llaman magueyitos, pero en mexicano se les denomina tecolomec, y a
la flor, pispintla.
En los acantilados de Teococuilco crecen otras, pero de mayores
proporciones, de hojas grandes lanceoladas, de un hermoso color
verde y el racimo de flores blancas. Todas, como las primeras, se
emplean como elementos decorativos.
La liria, de cuyas frutas esféricas se extrae la pasta gomosa color
anaranjado oscuro, y que arroladas o en varillas fueron trampas para
cazar pájaros en la antigüedad.
Amarilídeas. Las de esta familia son también de varias clases y de
todas las alturas.
El maguey gigante de las cumbres de Cuagimoloyas, Pelado de
Yatuni, Capulalpan, Orejas de León y Monte de Humo es planta de
nula utilidad.

309
LA SIERRA JUÁREZ

Del ordinario o pulque, que en la antigúedad creció silvestre, se


extrajo esta bebida, de cuyas hojas y espinas tanta utilidad sacaron
los primitivos ixtlaneros.
El chaparro, que crece sólo en tierras secas o sobre los acantilados de
Río Grande, lo arrancan los campesinos para obtener algo de alcohol
en forma de mezcal.
Otro pequeño, de hojas cerradas, del clima anterior; únicamente se
emplea para hacer coronas, que se utilizan como elementos
decorativos en festivales.
En las márgenes del caudaloso Cajonos, de la jurisdicción de
Yagalasi, crece en forma silvestre un maguey de hojas largas,
angostas, de verde intenso, espinas que se doblan y muy suave al
tacto, del que se obtiene el íxtle de más alta calidad, conocido en la
industria con el nombre de pita, y que algún día se convertirá en
planta de cultivo por sus altos rendimientos.
Además de lo anotado en éste y otros capítulos al hablar de las
industrias de los pueblos, todavía existen variedad de plantas de
distinta utilidad, como la chía y el tianguispepetla, usadas en aguas
frescas; la perla china y el amole, que fueron los jabones de la
antigüedad; la hierba y flor de anís, que se emplearon como
odorantes; la hierba de pulga, que además de envenenar a ésta sirve
de escoba; la propia escoba de popote; el carrizo, de diversos usos; el
bejuco, especial para confeccionar canastos mineros en otros
tiempos, y los diversos tipos de ixtles para cuerdas, y como
alimenticias, la variada clase de nopales, que le dieron renombre a
los ixtlaneros; el cuajilote, cuyos frutos se desprenden directamente
del tallo, semejante al cacao, y que se comen cocidos; los de
Chicomezúchil y Guelatao saben las recetas de su confección. Como
hierbas, el culantrillo, que ahora han dado en llamar cilantrillo; la
mostaza, los quintoniles, chepiles, chepiches, huaje de ratón,
cebollina, berro, etc., etc.
Esto induce a hacer una ligera lista de plantas originales usadas en
medicina, como el árnica, gordolobo, malva, malvavisco, menta o

310
LA SIERRA JUÁREZ

hierba del borracho, ruda, salvia, hinojo, valeriana, culantro montés,


manzanilla, pitiona, ixpule, hoja de manteca, bretónica, belladona,
tarabundí, con la que se reduce el tamaño de la hormiga arriera;
hierba de Santa María, chichicaxtle, magueyito morado, cuya agua
disuelve la nube de los ojos de las bestias; zarzaparrilla, toloache,
cholagogue y otras muchas desconcidas del que esto escribe.
Completamos la lista con las flores silvestres de la misma región: la
dalia, de hermoso color lila; el schiac-tdac de las altas cumbres; el
junco de las tierras cálido-húmedas; la doncellita, el perrito, el
zempoalzúchilo schia-cua, en zapoteco, flor de muerto, de variados
tamaños y color amarillo. La segunda flor de muerto, de canutillos
morados y rica en néctar, muy visitada por las abejas en otoño; la
ma- ravilla, de variados matices, delicia de las niñas para hacer
collares; liliaces o azucenas, que anualmente brotan de los suelos por
junio, como la blanca, de exquisito aroma; las de tallos fofos, largas
hojas verdosas, de caprichosas corolas, y toda la gama de rojo, con
distintos nombres, entre las que sobresale la famosa Josefina, y la
extensa familia de las begonias de los climas cálido-húmedos; y por
último, los diversos musgos, que hacen bellísimos suelos
aterciopelados durante los meses de octubre a diciembre; de éstas
podemos pasar a las que llamaríamos suntuarias, por la aplicación
que les dieron los antiguos zapotecos como exquisitas ofrendas a sus
dioses, que después traspasaron a las divinidades cristianas.
El laurel de los climas fríos, que crece a la orilla de los arroyos.
El íntamo real, hierba verdosa, que se emplea como símbolo nupcial
hasta ahora en Yavesía.
El copal, que con el humo, además de ahuyentar a las moscas y
zancudos, impregna grato olor a la estancia.
El arrayán, que junto con el saúco, hierba de anís, el romero y la
vainilla en cocimiento despide suave aroma, destinado a la divinidad.
Las orquídeas, que sólo deben de usarse para hacer ofrendas en los
templos.

311
LA SIERRA JUÁREZ

El retamo, que combinado con las maravillas sirve para confeccionar


los collares que deben usar las núbiles cuando tengan que llevar en
andas a sus imágenes en las procesiones.
La vainilla, que en manojos es ofrenda directa a los santos de su
devoción.
Pero de todas éstas se presentan como únicas; inigualables por su
contextura, aroma y dureza, conocidas desde la antigüedad, las
siguientes:
Yoloxóchil, que en mexicano quiere decir flor del corazón, pariente
muy carnal de la magnolia.
Árbol de tallo leñoso, hojas alternas ovaladas de brillante tersura,
color verde oscuro, y en el anverso café claro, siendo muy suave al
tacto. El botón adquiere la forma de un corazón invertido, de donde
tal vez le viene el nombre, aunque otras personas estiman que se
debe a las grandes brácteas que hacen de pétalos en infusión. Es
eficaz en Medicina para dolencias del corazón.
El aroma que despide se difunde a distancia, y como en los templos
se disfruta mejor, se le atribuyen caracteres místicos.
Los dos únicos árboles que en la actualidad lo producen crecen en el
patio del templo de Santa María Soogochi; los habitantes dicen que
se trata de padre e hijo por las edades de cada ejemplar. Aseguran
que si por alguna calamidad se llegaran a secar la pérdida sería total,
y nosotros aseguramos que se convertiría en universal.
Nadie sabe si son de generación espontánea o traídos de otros
lugares.
El segundo ejemplar de esta planta, con caracteres iguales, con la
especial circunstancia de que la flor es más chica, se ha localizado en
la jurisdicción de Santiago Lalopa.
La tercera y última es la conocida con el nombre mexicano de
cacaloxóchil, o sea flor del cacalote o cuervo; en zapoteco de Talea se

312
LA SIERRA JUÁREZ

le llama yag-zaad, y por la contextura de la lengua se traduce en flor


con elote, lo que acaso sea por el gineceo interno.
La flor es parecida a la primera de estas últimas, pero de mayores
proporciones; polipétala, en forma de brácteas blancas, cuyo botón
termina en punta y se arquea; los calices lo cubren y son de un color
verde. El aroma que despide es casi igual a las anteriores, pero de
mayor intensidad, y se difunde a mayor distancia.
Los tallos, cuando son jóvenes, suelen ser de varas verdes leñosas;
cuando son grandes, son más gruesos y la corteza es también más
gruesa y de color ceniza.
Las hojas son alternas y de mayores proporciones o, mejor dicho, de
forma ovalada y bordes lisos; el limo o frente es de un color verde
claro y la cara inferior o anverso es de color blanco intenso.
Planta localizada en un llanito, entre el camino que une al pueblo de
San Juan Juquila Vijanos y Talea Villa de Castro, en una menor área
de los alrededores de San Juan Yagila Ixtlán y en otro sitio más
reducido todavía del pueblecito de Santa María Nieves, del Municipio
de Yolox, Ixtlán. Como flor mística ha rebasado el área de la región,
puesto que comerciantes del Valle de Oaxaca acuden a buscarla en la
Semana de Dolores para venderla en la siguiente, destinada a los
templos de la ciudad y de los pueblos.
Sus cualidades únicas me obligaron durante mis recorridos en casi
todo el territorio oaxaqueño a buscar otros sitios en que se
produjeran, sin haberlos hallado, no obstante que en determinados
lugares de Putla y Juquila Grande se encuentran espacios de climas
semejantes, es decir, cálidos-medio, de frecuentes lluvias y donde se
ciernen las nubes de continuo.
De confirmarse estas observaciones, podríase asegurar que las
montañas de la Sierra de Juárez tienen el señalado privilegio de
tener lugares de climas especiales para conservar estos tipos de
plantas únicas, que pueden ser el orgullo no sólo de una región sino
de todo un país.

313
LA SIERRA JUÁREZ

3. La minería
La región ha sido desde tiempo inmemorial una de las mayores
fuentes de aprovisionamiento de metales de oro y plata.
Desde el período precortesiano, mixtecos de Tututepec y
Coixtlahuaca exigían a estos pueblos del tributo de este metal, y los
aztecas después hicieron lo mismo, obteniéndolo en forma de granos
o en polvo, que era guardado en los canutos de las plumas de aves,
como se verá en otro capítulo.
Tan pronto como arribó Hernán Cortés a Tenochtitlán se interesó
por saber el origen de tanta riqueza. Por juzgarlo de interés,
transcribimos algunos párrafos de la obra del conquistador Bernal
Díaz del Castillo.
“Que Hernán Cortés estando con otros capitanes en la estancia de
visita a Moctezuma, valiéndose de los intérpretes doña Marina,
Jerónimo de Aguilar y Orteguilla, preguntó al monarca mexicano los
ríos y las minas de donde tomaban el oro y la manera de extraerlo,
porque deseaban ver todo aquello los mineros que traían en su
expedición.
“Moctezuma dijo que el oro lo traían de tres partes, y que de donde
más oro solían traer era de la provincia de Zacatula, hacia el sur, y a
una distancia de 10 a 12 días de camino; que lo cogían en sus jícaras
en que lavaban la tierra y que de ahí quedaban unos granos menudos
del metal, y que en la presente era traído de la provincia de Tuxtepec,
cerca de donde desembarcaron, y que lo toman de los ríos.
“Que en este lugar hay buenas minas en territorio de gente que no le
está sujeta, que se llaman chinantecos y zapotecos, y que si deseaba
mandar a sus soldados él daría principales que los acompañaran.
“dio las gracias y aceptó el ofrecimiento, y desde luego despachó para
el expresado Zacatula al piloto Gonzalo de Umbría con otros soldados
mineros.
“A Tuxtepec mandó a un pariente suyo, el capitán Pizarro, el joven,
como de 25 años. Se le acompañó de cuatro soldados mineros y se le
dio un plazo de 40 días para que volviera, porque se trataba de una
distancia de 80 leguas, y a quienes se le agregaron cuatro mexicanos.
“Moctezuma le presentó también a Cortés un lienzo en que estaban
dibujadas las costas del Golfo de México, con las desembocaduras de
todos los ríos y ancones, muchos de los cuales ya conocían los
españoles, a excepción del río Coatzacoalco.

314
LA SIERRA JUÁREZ

“El capitán Pizarro, al fin, volvió sólo acompañado de un soldado,


trayendo granos de oro por valor de mil pesos, sacados de las minas.
Dijeron que recorrieron la región de Tuxtepec y Malinaltepec (hoy es
Maninaltepec) en todos sus ríos, y que ahí recogieron oro, de cuya
tercera parte traían.
“Que subieron más arriba, a la tierra que llaman de los chinantecos,
donde les salieron muchos hombres armados con lanzas mayores que
las que Cortés usaba, arcos, flechas y pavesinas, y que no permitieron
que entraran a sus pueblos un solo indio mexicano, que de lo
contrario los matarían y que sólo permitirían la entrada de los teules
o españoles.
“Que cuando los chinantecos se dieron cuenta del objeto de su visita
inmediatamente pusieron a su disposición mucha gente, que se dedicó
a lavar arenas de los ríos para extraer el oro.
“Con el capitán llegaron también dos caciques chinantecos, que se
presentaron para ofecer como vasallos de Su Majestad, y trayendo
también su parte de oro. Se quejaron de la conducta que con ellos
observaban los mexicanos establecidos en Tuxtepec, y a quienes no
querían ni siquiera matarlos, por el odio que les tenían. Cortés les
ofreció su amistad y que todo se arreglaría, y también para que
regresaran y no les ocurriera algo malo en el camino los hizo
acompañar de otros indios mexicanos principales, hasta ponerlos en
su propio terreno.
“Preguntado Pizarro por los otros señores que lo acompañaban:
Barrientos, Heredia (el viejo), Escalona (el joven) y Cervantes (el
chocarrero), dijo que porque les parecieron muy rica la tierra en
minas y pacífica la región se habían quedado; les mandó a los
naturales que les hiciesen trabajos, para que tuvieran cacaotales,
maizales, pusiesen muchas aves de corral y otros trabajos como
algodón, para que desde ahí fuesen catando todos los ríos y
descubriesen las minas. Cortés desaprobó esta conducta de Pizarro, y
dicen que lo regañó en secreto para decirle que no era muy
interesante que se pusieran a cultivar cacaotales, y para el efecto
mandó al soldado Luis Alamillo para hacerlos regresar a los que se
habían quedado.”

La historia sigue diciendo que se resistieron a regresar, con lo que se


enemistaron con Cortés; después se aliaron con Pánfilo de Narváez y
por último murieron en manos de los mexicanos.
Este capítulo nos dice con toda exactitud que las fuentes de oro de
los mexicanos eran tres: la de Zacatula, que se estaba agotando; la de

315
LA SIERRA JUÁREZ

Tuxtepec, que se hallaba en plena producción, y la inexplorada en


tierras chinantecas y zapotecas.
Chinantecas y zapotecas sabían la forma de su beneficio; por
entonces estaban en guerra con los mexicanos, y aquellos primeros
exploradores que habían llegado hasta Maninaltepec y los tres
soldados mineros se habían quedado entre los chinantecos para
seguir catando las arenas de los ríos y descubrir las minas.
Las informaciones de 1583 dicen que no había minas en algunos
pueblos zapotecas como Teococuilco, Ixtepeji y Chicomezúchil.
El primer dato concreto que se tiene data de la segunda mitad del
siglo XVIII, en el sentido de que en los terrenos de Capulalapan se
descubrió la mina que se llamó de “Los Dolores”, por lo que su
propie- tario fundó la primera hacienda de beneficio, que se
inauguró en el año 1775 por el español don José Domingo
Castresana, y sus rendimientos eran de preferencia plata.
Poco tiempo después se fundó la hacienda de beneficio y arrastras de
San Pedro Nolasco, y en 1785, la de Natividad, a consecuencia de la
mina de oro y plata que descubrió el señor don Juan Felipe Hecharri,
coronel retirado de los Ejércitos Reales.
Seguramente desde este último año hasta la iniciación de la
Revolución de Independencia trabajaron normalmente estas minas y
las de Talea y Solaga.
La relación de Taneztze de 1783 dice que a causa del ciclón que
abatió la región por el año 1773 dejaron de trabajar las minas de
Santa Gertrudis y de Solaga, porque la corriente de los ríos arrasó
todas las instalaciones de beneficio, arruinando a sus propietarios,
que ya no pudieron repararlas, como vimos en otras líneas.
El barón de Humboldt dice en su obra, escrita en 1803, que por
entonces se trabajaban minas de oro y plata en la Intendencia de
Antequera, y que las mejores eran las de los reales de Zolaga, Talea,
La Betollaga de Ixtlán, La Aurora de Ixtepefi, las del río de San
Antonio, San Pedro Nexicho, Santa Catarina Lachatao, San Miguel

316
LA SIERRA JUÁREZ

Amatlán, Santa María Yavesía, San Mateo Capulalpan y


especialmente la de Santa María Totomoxtla.
El general Porfirio Díaz, en sus Memorias, dice que su padre, don
Faustino, por 1806 era empleado de la catedral de Oaxaca y se
dedicaba a conducir la recua entre la ciudad y el Mineral de
Natividad, conduciendo artículos de beneficio y la raya
semanalmente, regresando con barras de metales de oro y plata
refinados.
El propio barón de Humboldt, en otros párrafos, dice: “Son más
frecuentes las vetas de oro nativo en la provincia de Oaxaca, ya en los
gneis ya en la micapizarra (Glumerschieffer). Esta última es
especialmente roca muy rica en oro en las célebres minas del río de
San Antonio; dan vetas cuyas matrices son de un cuarzo lechoso.
Tienen más de medio metro de espesor, pero su riqueza es desigual,
pues se estrechan a veces demasiado.”
El Real de Solaga produce la forma rosicler de plata roja, que es igual
a las del Sombrerete y Cozala.
Los metales de las minas de Ixtepeji son de una composición de
óxido de hierro pardo y de la plata nativa, diseminados en moléculas
imperceptibles a simple vista, que llaman paco. En la mina de la
Aurora se encuentran fracus negruzcos.
En las minas de Santa Gertrudis y Yatoni, del municipio de Talea,
hubo muchas catas y bocas de minas, que proporcionaron muchos
millones de quintos al gobierno virreinal, como constó en los
archivos de Villa Alta. Las minas de Solaga fueron abandonadas por
las mismas causas del ciclón de 1773, que arruinó las instalaciones;
por la dureza de la roca y por haber aparecido gases sulfurosos que
ocasionaban la muerte de los trabajadores. Para arrancar el metal de
estas minas se valían de la pólvora, que era artículo costoso. De los
ensayos se obtenían dos, cuatro y hasta seis onzas de metal fino por
arroba. Cuando el beneficio era magistral, lo hacían con sal común o
cloruro de sodio, azogue o mercurio, y en otras con cal y lejía.

317
LA SIERRA JUÁREZ

De estas minas el Padre Gay informa que se había trabajado en ellas


en remotos tiempos y que estaban desamparadas por haberse
tropezado con dos pozos o manantiales de hidrógeno que no hubo
medio de cegar.
Tan fuerte era el gas que salía de aquellos pozos, que al respirarlo
caían muertos los pájaros que en su vuelo pasaban por la boca de la
mina.
Fué llamada por eso La Hedionda, y corría fama de que un sacerdote
la había maldecido. ¿Acaso haya sido la misma que desencantó un
jesuita?
Se habían practicado inútilmente grandes socavones, abriendo 14
boquetes en la montaña, gastándose considerables sumas para
purificar aquella atmósfera infecta, sin obtener resultados
satisfactorios.
En febrero de 1791 don Carlos Weinold Alemán, por comisión de
don Diego Villasante, por medio de un aparato y abriendo opuestas
bocas a la montaña, logró establecer una corriente de aire puro en el
interior de la mina, en la que ya se pudo trabajar sin peligro.
En el lado poniente de la confluencia de los ríos Cajonos y Santa
Gertrudis o Talea existió en la época colonial un pueblo con el
nombre de Xaca, donde se encontró una mina, de la que fue
propietario un español de apellido Franco, que era a la vez alcalde
mayor de Villa Alta. Los trabajos quedaron a cargo de los habitantes
de aquel pueblo, y fueron tan rudos y en tan malas condiciones, que
al poco tiempo se diezmó la población, y los pocos que quedaron,
para eximirse de las exigencias del propietario, tuvieron necesidad
de emigrar para establecerse en lo que ahora es el pueblo de Yatoni.
La Guerra de Independencia interrumpió los trabajos de las minas,
hasta que, consumada ésta en 1825, un grupo de ingleses organizó la
Compañía Minera Mexicana para explotar las minas de esta región,
invirtiendo gruesas sumas de dinero; después cambiaron el sistema
de explotación por el de rescate, medio ruinoso que acabó con la
empresa.

318
LA SIERRA JUÁREZ

Entre los años 1835 a 1840 se estableció en Cuagimoloyas un paraje


con buenas construcciones, que hizo las veces de depósito de
artículos de explotación minera entre la ciudad de Oaxaca y las
respectivas minas.
Por 1852, no sabemos si la misma Compañía Minera Mexicana
aludida arriba u otra con el mismo nombre, reanudó los trabajos de
explotación; pero al poco tiempo pretendió obtener mayores
utilidades, cerrando la explotación y comprando los metales que les
llevaban hasta las puertas de los beneficios, con lo que entró el
desorden, porque los buscones se conformaban con encontrarlo,
arrancarlo y llevarlo a su venta sin plan ni orden, con lo que se
produjo el fracaso.
Por 1845 fue descubierta la mina de la Manchega, rica en oro y plata;
el propietario, don Ángel Hernández, para beneficiar los metales
estableció la hacienda de Santa Anita, propiedad que con el tiempo
pasó a manos del señor don Constantino Richards.
Del informe anual que el gobernador licenciado Benito Juárez rinde a
la Legislatura del Estado en 1849 transcribimos los siguientes datos:
El licenciado don Miguel Castro era dueño de la hacienda de
beneficio y de las minas situadas en Santa Gertrudis, del Municipio
de Talea, distrito de Villa Alta. La hacienda la componía un mortero y
una máquina de barriles para la amalgamación de los metales.
Las vetas de sus pertenencias eran Nuestra Señora de Dolores, San
Miguel Cuajilote, San José de Gracia, El Rosario o Purísima, Los
Remedios, San Antonio y Guadalupe o San Esteban. Había otras
minas de poca utilidad, por lo que también se trabajaban poco. Esta
negociación produjo a su propietario en 1848 la cantidad de ocho mil
ciento veinticinco marcos de plata; era la mejor en aquella época y
todavía había esperanzas de que mejorara.
Don Pascual Fenochio era el director de la Compañía Mexicana; tenía
tres haciendas de beneficio. La de Yavesía, con mortero y una
máquina de ocho barriles, era la única que trabajaba entonces,

319
LA SIERRA JUÁREZ

puesto que las del Socorro y Santa Ana estaban paradas por falta de
metales.
Las vetas al corriente en ese año eran Nuestra Señora del Rosario,
San Miguel, San Fancisco, Jesús María y Santa Gertrudis, las cuales,
según aseguraba el director, podrían producir al año seis milmarcos
de plata siendo esta Compañía una de las mejores de la región en los
años anteriores e ignorándose la producción del año inmediato
anterior.
Don Benito Hampshire era dueño de la negociación de Cinco Señores
y uno de los extranjeros más laboriosos en el estado por aquel
entonces, de amplios conocimientos teórico-prácticos en este ramo.
Había en su negociación dos haciendas de beneficio, la de Cinco
Señores y la del Señor San José; en ésta sólo había mortero, y en la
primera mortero y máquina de barriles, siendo sus vetas las de
Natividad, Cinco Señores, San Miguel, San Rafael, San Antonio,
Soledad, Purísima, Rosario, San Lorenzo, Trinidad, Corazón, San
Francisco de Sales y Santa Isabel.
Estas vetas rindieron en el año 1848 cinco mil ochocientos sesenta y
seis marcos de plata con poca ley de oro.
Por cuenta de la misma negociación se trabajaba la veta nombrada
Divina Providencia (a). La Esperanza, de metales de plata, conocida
por La Hedionda, situada en los terrenos de Solaga.
En la propia jurisdicción había otras dos vetas de metales de plata,
llamadas La Purísima Concepción (a) y San Andrés, llamada también
La Hedionda; suponemos que es una segunda del mismo apodo,
porque su dueño lo era don Manuel Romero.
En San Juan Tabaa, del mismo Distrito de Villa Alta, había otra mina,
llamada Jesús María, propiedad de don Francisco Franco, cuyos
metales se beneficiaban en la hacienda de Santa Gertrudis, de la
municipalidad de Talea.
En todas estas haciendas había desaparecido por completo el
beneficio de metales por el sistema de patio, por lo dilatado de la

320
LA SIERRA JUÁREZ

operación y por el alto costo del azogue, quedando así muchos


metales pobres, que tampoco resistían el beneficio por el sistema de
barriles.
En las mismas jurisdicciones había otras pequeñas negociaciones de
minas beneficiadas por particulares, de las que seguramente se
extraían alrededor de dos mil marcos anuales de metales de plata,
así como también funcionaban otras minitas de oro de propiedad de
pequeños particulares.
La gran hacienda de San Pedro Nolasco, que había sido de los
Echarres, hacía algunos años que se había incendiado y continuaba
sin reparación.
La de Castresana, por falta de metales, se había abandonado.
Las buenas minas de plomo de San Juan Quiotepec por entonces se
encontraban también abandonadas.
En la jurisdicción de Capulalpan se habían encontrado minas de
cobre, las que se trabajaron para que sirviera el metal de magistral
cuando se hizo el beneficio de metales por patios.
En el partido político de Choapan se habían descubierto y
denunciado algunas vetas de plata, de las que los dueños no habían
podido tomar posesión por falta de legalización.
Del segundo período del gobierno del mismo licenciado Benito
Juárez, presentado a la misma legislatura en el año 1858, se
presentan los siguientes datos sobre el mismo ramo:
La hacienda de Yavesía era de la Compañía Mexicana, montada con
un mortero y ocho barriles y usaban en ella el método de
amalgamación sajona.
En el municipio de Lachatao estaba la hacienda de San José,
propiedad del señor don Miguel Castro; se componía de un mortero
y el método era de amalgamación sajona. La hacienda de Cinco
Señores, del mismo propietario, con cuatro barriles y el mismo
sistema de amalgamación.

321
LA SIERRA JUÁREZ

En la jurisdicción del municipio de Amatlán, la hacienda de Santa


Ana, de la Compañía Mexicana, se hallaba en ruinas. La hacienda de
Santa Anita, del señor don Ángel Hernández, con un mortero, cuatro
barriles y dos arrastras y con el mismo método de amalgamación
sajona. La hacienda de El Socorro, de don Pascual Fenochio, se
componía de dos arrastras y un barril de amalgamación de oro y
plata.
En la de Capulalpan, la hacienda de San Pedro Nolasco, de la
testamentaría de Desiderio García, en ruinas. La hacienda de
Castresana, de la Compañía Alemana, en ruinas. El Ingenio de San
Vicente, de los señores Gómez Pireto y Cía., con un horno de
reverbero, vía seca y amalgamación sajona.
En Nexicho, la hacienda Ibarra, del señor Calzada y Cía., con un
mortero, cuatro barriles y por el método de amalgamación sajona.
En Talea, la hacienda Santa Gertrudis, propiedad del señor don
Miguel Castro, con un mortero y cuatro barriles y método de
amalgamación sajona. La hacienda de Guadalupe, de los señores
Mexía y Cía, con un mortero y cuatro barriles y por el mismo método
de amalgamación sajona. Hasta aquí los datos del gobierno liberal de
aquella época.
En Yolox, por el año 1860, se explotaba la plata por el sistema de
fundición con buenos resultados, porque los metales eran plomosos,
pero con la desventaja de la destrucción de los bosques por la
cantidad de leña que se consumía.
En 1885 la mina de Natividad estaba en plena producción.
Por aquella época denunciaban minas de oro y plata en Lachatao,
Amatlán y Yavesía los señores don José Villanueva, Encarnación
Meixueiro y Juan Cesáreo López.
Los señores José D. Ibarra y Julio Anastasio denunciaban las minas
viejas de Xiacuí.
Los señores Gabino Carlos, Paulino Martínez y Constantino Richards
denunciaban las de oro y plata de Capulalpan.

322
LA SIERRA JUÁREZ

Los señores Andrés y Manuel de Paz denunciaban las de oro y plata


de San Antonio.
En 1868, un súbdito francés de apellido Farrete fundaba la hacienda
de La Providencia y después adquiría la de plomo de San Juan
Quiotepec, que adquirió en cuatrocientos pesos. Tenía este señor
cincuenta y siete años y era de la religión protestante.
Uno de sus descendientes, del mismo nombre y establecido en
Luvina, vendió la mina de Quiotepec para adquirir ganado y hacer un
criadero, del que murieron todos los ejemplares, lo que se atribuyó a
que no había pastos suficientes. Formó una familia en el mismo
lugar, de la que todavía existen algunos de sus descendientes.
En los años 1885 a 1900 los trabajos mineros eran la principal
ocupación de los habitantes de Capulalpan, Xiacuí, San Antonio,
Lachatao, Amatlán, y Yavesía.
Los de Trinidad Ixtlán, Yatuni, Rabetze y Capulalpan proveían la
madera destinada a los ademes, y Yahuiche proporcionaba los
obreros de albañilería.
Chicomezúchil, Guelatao, Ixtlán y Jaltianguis proporcionaban los
víveres a estos centros, y Analco y Atepec, el maíz.
Las aguas de los ríos de Natividad y Socorro o Yavesía movían
numerosas arrastras de pequeños propietarios y las grandes ruedas
hidráulicas de las haciendas de beneficio.
Durante las temporadas en que no había trabajos formales en las
minas los conocedores de metales dedicaban la mayor parte de su
tiempo a extraerlos por su cuenta, vendiéndolos a los propietarios de
las arrastras; cuando eran ricos hacían directamente las moliendas
en los pequeños morteros caseros, de los que cada familia tenía
hasta dos, y en cuya ocupación intervenían las mujeres y aun toda la
familia. Cada hogar tenía también su pequeña fundición.
Otras personas, como buenos gambusinos, se dedicaban a lavar las
arenas de las márgenes de los ríos, y era de verlos bajar después del
desayuno con la batea o palangana y la respectiva pala, removiendo

323
LA SIERRA JUÁREZ

jales hasta el mediodía, o cuando más hasta las trece horas, tiempo
en que el agua es menos fría, para regresar a sus hogares con las
respectivas muestras y fundirlas al fin de la semana, vender los
pocos granos de oro obtenidos en las tiendas y sacar el gasto
semanal, como solían decir.
En estos pequeños comercios pueblerinos eran artículos de gran
demanda el mercurio o azogue, el antimonio, la pólvora al principio,
la dinamita después, la mecha, las cápsulas, las velas mineras, que
eran de sebo; después la parafina y, sobre todo, los ácidos.
Las herrerías de los pueblos cercanos trabajaban constantemente
aguzando herramientas que a diario salían melladas de los frentes de
las vetas.
Para los trabajos de explotación individual en el interior de las minas
que eran ocasionales y de urgencia los interesados no tomaban las
precauciones necesarias para evitar derrumbes, y cuando éstos
venían quedaban sepultados. La dilación en el regreso obligaba a las
familias a entrar en zozobra, organizando exploraciones hasta
recoger sus muertos, que enterraban en forma natural y sin la
intervención de las autoridades.
Jamás tomaban estas extracciones como actos ilícitos, puesto que su
razonamiento era, o es, bien sencillo, diciendo:
“Somos los dueños de estas tierras de la parte exterior e interior por
herencia que recibimos de nuestros antepasados y las hemos
defendido con nuestras propias vidas de invasiones extrañas.
“Tomamos de las minas lo indispensable para satisfacer nuestras
necesidades, como los de los otros pueblos aprovechan la superficie
para sus siembras; los bosques, para hacer leña, carbón y maderas de
consumo diario; los animales de caza, para sus alimentos, y la sal de
las salinas, así como las truchas de las aguas de los ríos, sin que por
ello nos hayamos enriquecido.
“Los que se dicen dueños de las minas nos las han arrebatado en
complicidad con el gobierno, aprovechándose de nuestra ignorancia y
pobreza.
“Para obtener alguna utilidad arriesgramos constantemente la vida
como ningún otro trabajador. El gobierno no ha de ser tan injusto

324
LA SIERRA JUÁREZ

para castigar al que con tanto peligro obtiene unos cuantos gramos de
oro y plata, que son nuestros, para satisfacer apremiantes
necesidades.”

Con cuyos razonamientos mutilaban sus escrúpulos.


A fines del siglo pasado la misma de Natividad entró en un período
de inusitada actividad; se estableció una nueva planta de beneficio
de metales, movida por fuerza hidráulica todavía, empleando nuevos
elementos mecánicos para facilitar el trabajo; en cuanto a la
organización, se estableció la jornada de ocho horas y la nocturna; el
peón de patio empezó a ganar setenta y cinco centavos diarios, el del
interior un peso y el obrero de calidad hasta dos pesos cincuenta
centavos por jornada.
Fueron años en que aún se emplearon a mujeres, que con la
denominación de pepenadoras seleccionaban el mejor metal para
que fuera remitido a las plantas de beneficio del interior del país.
Por los primeros años del presente siglo se establecían nuevas
plantas de beneficio de metales en Castresana. El Rescate, La
Providencia, y El Espinal. Se trabajaban las minas de La Cagona, La
Manchega, San José de Gracia, El Espinal y muchas de San Antonio.
Se establecía la planta de energía eléctrica de Natividad.
La Companía Minera “Sierra Juárez” reanudaba los trabajos en Cinco
Señores.
En el Socorro funcionaba una planta de beneficio de jales por el
sistema de patio.
La mina de cobre Xolaveda, de Capulalpan, tenía su modesta planta
de beneficio de este metal.
Todas las antiguas arrastras de los ríos de Natividad y Yavesía
estaban en plena actividad.
Las minas de El Banco y Anexas, de la jurisdicción de Capulalpan,
también trabajaban intensamente.

325
LA SIERRA JUÁREZ

Los pagos o rayas se hacían después del mediodía de los sábados, y


desde esa hora empezaban a funcionar los mercados de Natividad y
El Socorro, que cesaban a las veinte horas.
Estas actividades obligaban a un tránsito constante de recuas entre
los minerales y la ciudad de Oaxaca; entre ellas la que más descollaba
era la de Natividad, que con sus mulas enjaezadas, conducidas por el
mayordomo, don Francisco Martínez, y su ayudante, armados
únicamente de pistolas, semanalmente conducían de Oaxaca al
mineral algunos miles de pesos fuertes, que eran la raya semanal, y
de regreso traían lingotes de oro y plata, siendo esto conocido de
todo el mundo, sin que jamás la codicia se desatara en su contra
dentro de la jurisdicción del distrito.
La conducción de las grandes piezas de maquinaria desde la ciudad
de Oaxaca hasta los centros mineros se hacía sobre carretas tiradas
por numerosas yuntas, que caminaban con una lentitud pasmosa,
puesto que tardaban hasta meses en hacer el recorrido de los
escasos cincuenta y nueve kilómetros que median entre la estación
del ferrocarril y la planta de Natividad.
Todo hacía pensar que un nuevo y largo período de bonanza se
presentaba en la región; desgraciadamente, aquello sólo fue
pasajero, porque por el año 1908 se suspendían los trabajos de la
mayor parte de las empresas para quedar sólo la de Natividad, la
cual, debido únicamente a la solidez de su economía y a la
persistencia de sus filones metalíferos, podía resistir los embates de
la economía exterior.
Durante el corto período en que varios extranjeros compraron las
minas, multitud de aficionados de los pueblos se dedicaron a buscar
afloros, hacer ensayos y denuncias para venderlas, lo que muy pocos
consiguieron.
Por 1905 se organizó la primera sociedad obrera, con el carácter de
mutualista, entre los mineros de Natividad, encabezados por el
minero mayor, don Asunción Martínez, agrupación que tomó parte

326
LA SIERRA JUÁREZ

muy activa en la celebración del primer centenario del natalicio del


Bene- mérito de las Américas en el siguiente año.
En marzo de 1912 se declaró un incendio en el interior de la mina de
Natividad que ocasionó la muerte de varios trabajadores, y para
sofocarlo hubo necesidad de taponar las entradas, con lo que se
paralizaron por algunos meses los trabajos.
A poco de reanudarlos se declaró la primera huelga, con las
consiguientes consecuencias y perjuicios para la empresa, por los
medios drásticos que emplearon los huelguistas.
Tan pronto como se declaró el movimiento rebelde de mayo de
1912, que encabezaba el pueblo de Ixtepeji, el mineral de Natividad
entró en inquietudes, porque se le cortaron sus comunicaciones con
la capital del Estado, dificultándose el tránsito de mercancías y la
llegada oportuna de los fondos para las rayas, además del riesgo que
corrían.
A ello se agregó que algunos de sus trabajadores simpatizaban con el
movimiento y hacían propaganda para aumentar prosélitos.
Se dijo con insistencia que algunos de los sublevados pretendían
apoderarse de los explosivos para fines guerreros, lo que no lograron
porque los partidarios del gobierno les ganaron la delantera, con lo
que se careció del material indispensable para el laboreo de la mina,
concretándose la empresa a beneficiar los metales ya en depósito.
La falta de trabajo, la irregularidad de la llegada de los expende-
dores de artículos de primera necesidad al mercado semanal, la
constante alarma de la entrada de los revolucionarios y la debilidad e
inercia de las autoridades municipales hicieron que la anarquía se
enseñoreara entre los habitantes del mineral y que cada cual buscara
su salvación.
Por entonces dos jóvenes oaxaqueños, sin medir el peligro, se
aventuraron a visitar el mineral, tal vez en busca de trabajo o
simplemente de paseo; el caso es que cuando regresaban a la capital
fueron sorprendidos por un grupo de revolucionarios al pie de la

327
LA SIERRA JUÁREZ

Peña del Letrero, siendo asesinados y enterrados. Se dijo que los


habían tomado como espías del gobierno; se llamaban Lauro
Gutiérrez y Félix Innes, el primero de Oaxaca y el segundo originario
de Ejutla.
Con el triunfo de las armas del gobierno sobre este movimiento, a los
seis meses renació la calma y los trabajos se encarrilaron de nuevo,
aunque con otras dificultades, porque la Revolución general había
llegado a territorio oaxaqueño y las comunicaciones con la capital de
la República por ferrocarril eran peligrosas, irregulares y
ocasionaban perjuicio a la empresa.
En marzo de 1916 el cuartel de las fuerzas defensoras del Estado y
todos sus elementos se reconcentraban en la cabecera del distrito,
obligados por la precisión que sobre ellos hacía la División 21 del
Ejército Constitucionalista.
Nuevamente el mineral de Natividad se ve amenazado de un cierre
total. El general licenciado Guillermo Meixueiro, al frente del
movimiento, de acuerdo con los demás jefes de las brigadas,
resolvieron incautársela por estas razones fundamentales:
Primero. Evitar que la empresa ordenara la clausura definitiva, con
el grandísimo riesgo de dejarla expuesta a su lento
desmantelamiento, como estaba ocurriendo en las haciendas de
beneficio de La Providencia, la del Rescate, etc.
Segundo. Privar de trabajo a buen número de familias de obreros
que subsistían únicamente de labores especiales y que exigían evitar
la clausura.
Tercero. Aprovechar los rendimientos del metal acumulado en el
interior y patio de la misma mina para emplearlos en los gastos de la
campaña militar que se estaba sosteniendo.
Cuarto. Tener la mina y las instalaciones al corriente para que
cuando cesaran las hostilidades bélicas poder entregarla a la
empresa, y que ésta pudiera continuar las labores inmediatamente,

328
LA SIERRA JUÁREZ

como en efecto se verificó, y cuya entrega correspondió hacer al


general Isaac M. Ibarra.
Hay que hacer la advertencia de que de este período se llevó una
exacta contabilidad, que de seguro obra en los archivos de la
expresada negociación, que sería interesante conocer en su
totalidad.
En 1940 los impuestos mineros de Natividad pagados al gobier- no
federal sumaban alrededor de $400,000.00 (cuatrocientos mil
pesos).
La producción auroargentífera de esta negociación durante un año
del quinquenio de 1940 a 1945 fue en esta forma: Se extrajeron
28,400 toneladas de metal y su producción fue así:
 1,727 kilos de oro, que a razón de $11,111.00 kilo hacen un total de
$19,188,697.00.
 19,026 kilos de plata, que a razón de $888.38 kilo hacen un total de
$16.901,317.88.

Como se ve, la producción de plata en relación al oro es de


diecinueve por uno, regla que, naturalmente, varía constantemente.
De ser cierto que los municipios reciben el 10% del total de
impuestos que recauda anualmente la federación, podemos asegurar
que el de Natividad, el de Capulalpan o ambos a la vez disponen de
un fuerte ingreso anual por este concepto, que los reglamentos
federales disponen que deben manejar las juntas de mejoras
materiales de cada lugar, pero que no se ve su aplicación.
Datos de la agencia de minería de la ciudad de Oaxaca en 1945
Por el año expresado, la oficina de referencia registraba las
siguientes denuncias, clasificadas por municipios.
Distrito de Ixtlán de Juárez
1. Santa Catarina Lachatao 227 solicitudes
2. San Miguel Amatlán 123 solicitudes
3. Santa María Yavesía 3 solicitudes
353 solicitudes

329
LA SIERRA JUÁREZ

Distrito de Villa Alta


1. San Juan Juquila Vijanus 9 solicitudes
2. San Juan Tanetze 2 solicitudes
3. San Miguel Talea 68 solicitudes
4. Santiago Lalopa 10 solicitudes
5. San Andrés Saloga 18 solicitudes
6. San Bartolo Yatoni 51 solicitudes
158 solicitudes
Total General 511 solicitudes

No están comprendidos los municipios de Capulalpan, Xiacuí,


Natividad, Ixtepeji, Yolox y San Juan Quiotepec, que pueden sumar
otro tanto.
Se han observado manifestaciones metalíferas en las jurisdicciones
de Comaltepec, Macuiltianguis, Atepec, Analco, Jaltianguis, Laxopa,
Yotao, Cacaolotepec, Tepanzacoalco. Yaneri, Zoogochi, Teotlaxco y
Yagila, regiones inexploradas todavía.
El ciclón de 1944 limpió el fondo y márgenes de todos los ríos, y
entonces se pudieron observar la cantidad de sus rocas, y todas
muestran ser del tipo de las de los ríos de Natividad y Socorro y, por
consecuencia, ricas en metales de oro y plata; sólo falta el hombre de
empresa que las localice y ponga a trabajar.

4. El café
Los nueve pueblos que componen el sector de El Rincón, situados en
la subcuerica del río Tepanzacoalco, que unido al de Tanetze
entregan sus aguas al río Cajonos o Villa Alta, en el paraje
denominado La Colmena, situado a seiscientos metros sobre el nivel
del mar, y que forma límites entre los distritos de Ixtlán y Villa Alta,
disfrutan de un clima cálido-húmedo, porque reciben directamente
los vientos y nubes del estado de Veracruz.
Antes de la mitad del siglo XVIT sus habitantes eran de los más
atrasados en todos sentidos; conservaban las costumbres más

330
LA SIERRA JUÁREZ

primitivas; eran perezosos, maliciosos, desconfiados, desobedientes


e idólatras.
Por lo accidentado de sus tierras sólo podían sembrar reducidos
lotes de maíz, que apenas si les proporcionaban alimentos para
cuatro o cinco meses, siempre que la cosecha fuera buena. El resto
del año lo pasaba manteniéndose de frutas, que también cultivaban a
medias por su propia indolencia.
A consecuencia de esto sufrían una temporada de hambre casi
periódica, lo que los obliga a dispersarse entre los demás pueblos en
demanda de limosna.
Atentos a esta situación los hombres de acción de aquella época que
formaban el grupo de liberales, entre los que se contaba en primer
término el señor general don Fidencio Hernández, que por entonces
hacía sus recorridos entre Oaxaca y Veracruz, observó que el clima
de estos pueblos era igual a los de Córdoba y Orizaba, donde ya se
empezaban a recoger los frutos de las primeras plantaciones de café;
que prometían pingúes utilidades, porlo que inició la propaganda
para la siempra de este arbusto en los pueblos de esta región.
Como llegó la época en que ya no eran suficientes las prédicas,
empezó por traer mantas para las plantaciones; pero tratándose de
gente inculta, perdieron los primeros, segundos y terceros
ejemplares. Entretanto, el general adquiría mayor preeminencia
entre los habitantes, y ya en su calidad de jefe político y comandante
militar del distrito trató el asunto en forma oficial para que la
siembra se realizara aunque fuera contra la voluntad de los
habitantes.
Al efecto ordenó que quien no presentara veinticinco árboles en un
año se haría acreedor a una multa de cien pesos por cada familia.
Con argumentos tan poderosos no quedó más recurso que obe decer,
haciendo la siembra lo más mal que podían; pero para que nadie se
burlara de la medida se optó por establecer la costumbre de mandar
comisiones periódicamente a revisar las siembras o plantíos, a los

331
LA SIERRA JUÁREZ

que tenían que dar de comer, y los que, padrón en mano, hacían los
recorridos para contar las plantas de cada familia.
Alos pocos años se empezaron a recoger las primeras cosechas, y
estas coincidían con la temporada en que en los años anteriores
tenían que recorrer los pueblos vecinos en demanda de limosna.
Este rápido cambio de situación económica los sorprendía, porque el
comprador del grano acudía a buscarlo, y supieron por experiencia
que era más fácil adquirir el grano no pagándolo en dinero sino con
mercancías; acudían con toda regularidad durante la época de la
cosecha, llevándoles maíz, pan, sal, manta, hilo, aguardiente, etc.
Cuentan de esa época que los habitantes en general, al darse cuenta
de que el cambio lo debían a la insistencia del jefe político y
comandante militar del distrito, al terminar las tres comidas diarias
y levantarse pronunciaban en zapoteco estas palabras en forma
sacramental:
Shalenu diuci shalenu Fidenciu Rnandez, va gutagutu. (“¡Gracias
a Dios y gracias a Fidencio Hernández que ya comimos!”)

En la pared del corredor municipal de San Pedro Yaneri, hasta 1908,


se conserva la inscripción siguiente:
“Al invicto general Fidencio Hernández, benefactor de estos
pueblos e introductor del café.”

332
LA SIERRA JUÁREZ

CAPÍTULO VI
COMUNICACIONES

1. Los caminos de la Sierra


Para comunicarse los ciento cuarenta y cuatro pueblos de que se
compone la región serrana con la capital del estado, donde están
todos sus asuntos administrativos, políticos y comerciales, disponen
en la actualidad de los siguientes caminos:
1. El primero, que partiendo de Mitla continúa tocando los pueblos de San
Lorenzo y Santa María Albarradas, donde se bifurca; el primero de la
derecha sigue por Tepuxtepec, Juquila, Mixes, Ocotepec, Quetzaltepec,
Camotlán, Ixcuintepec y Coatlán, para después internarse en el Distrito
de Tehuantepec. El de la izquier- da continúa para tocar Ayutla,
Tamazulapan, rancherías de Tlahuitoltepec, Zempoaltepel, Zacatepec,
Metaltepec, Chisme, Puxmetacan y Jaltepec de Candayac, a orillas del río
Coatzacoalcos, y tomando la canoa llegar a la estación de Jesús Carranza
o al antiguo Santa Lucrecia.
2. El segundo, que partiendo de Santo Domingo Díaz Ordaz, del distrito de
Tlacolula, toca los pueblos de Santa Catarina Albarradas, Yaganiza, San
Mateo Cajonos, Villa Hidalgo, donde se bifurca, para continuar el de la
derecha hacia Totontepec, Jareta, Chinantequilla, Comaltepec, Choapan,
Latani Lalana, Montenegro de Jocotepec y Playa Vicente, del estado de
Veracruz; el de la izquierda continúa por Betaza hasta llegar a V illa Alta,
de ahí sigue por Temascalapa, Camotlán, hasta perderse en las selvas de
Reagui y Yovego.
3. El tercero, que partiendo por Teotitlán del Valle sube a la cumbre de
Cuagimoloyas, donde se subdivide el de la derecha, continúa hasta el
Balcón, donde de nuevo se divide, y el de la derecha va rumbo a los
Cajonos, para entroncar con el anterior, que comunica a Díaz Ordaz con
Villa Hidalgo. El del centro continúa por Laxopa, Yahuío, Guiloxi, Yalina,
Soogocho, Solaga donde nuevamente se divide, y el de la derecha
continúa hasta Villa Alta y el de la izquierda a Talea.
Un tercer ramal, que saliendo de Cuagimoloyas baja hacia Yavesía y que
puede continuar a Yatuni y Trinidad Ixtlán, y otro baja directamente a
Lachatao, tocando Amatlán, y pasando por Yahuiche llega a Ixtlán.

333
LA SIERRA JUÁREZ

4. El que partiendo directamente de la ciudad de Oaxaca, tocando los


pueblos de Yatareni, sube la montaña del Estudiante, pasando cerca de
Ixtepeji, Xía, el puente de hierro de Río Grande, Guelatao e Ixtlán,
subiendo nuevamente la segunda cordillera; en Los Pozuelos
nuevamente se subdivide, y el ramal de la derecha toca los pueblos de
Tepanzacoalco, Yaneri, Zoogochi, Teotlaxco, Yagavila y Yagila. '
El de la izquierda toca Los Pozuelos y la cumbre de la montaña, hasta el
punto llamado Xia-Rabia (cerro donde entra la nube); baja también a
Yagila, continuando por Josaa, Tiltepec y se prolonga a Yagalasi, sólo que
por aquél ya no pasan las bestias o lo hacen con dificultad; atraviesan
Cerro Cielo y bajan a Ozumacín, del distrito de Tuxtepec, a diez
kilómetros del Valle Nacional.
5. El que partiendo de Etla penetra por una cañada y subiendo la montaña
va a terminar hasta Teococuilco.
6. El que partiendo también de Etla, pasando por San Juan del Estado,
penetra en la montaña, y subdividiéndose a la altura de Aloapan, el de la
derecha baja a este pueblo y puede continuar hasta Santa Ana Yareni. De
Aloapan comunica con los pueblos de San Isidro Aloapan y Abejones.
El que continúa por la montaña, hacia la izquierda, baja a Maninaltepec y
comunica con los pueblos del extremo norte de la Chinantla.
7. Uno transversal, que partiendo de Yolox continúa hacia el sur, pasando
por los pueblos de Comaltepec, Macuiltianguis, Luvina, Atepec, Analco,
Jaltianguis, Ixtlán, Capulalpan, Natividad, Xiacuí, Trinidad Ixtlán y
continúa hacia la montaña con rumbo a Yalina, y dejando a la derecha a
Yatuni penetra en los pueblos de Villa Alta.
En Natividad se bifurca para penetrar por la montaña de la Cueva de
Cervantes y atravesar por los pueblos de El Rincón de Villa Alta hasta
Talea.

De estos caminos principales se desprenden en distintas direcciones


los que comunican a los demás pueblos, lo que hace de ellos un
verdadero sistema.
Cada uno de estos siete caminos principales tiene su importancia,
porque comunica directamente con la capital del estado a los
diversos núcleos humanos.

334
LA SIERRA JUÁREZ

Lo anterior nos demuestra las razones que asiste a cada núcleo para
solicitar el perfeccionamiento de los suyos, sin que sea dable
obsequiarlos por la importancia de cada uno.
Mantenemos el criterio de que deben fomentarse los que tienen para
el futuro importancia capital, porque pueden hacer desarrollar la
industria minera, que es la riqueza básica de la región.
Además es de necesidad urgente romper la montaña de la Sierra
Occidental para que la población se pueda derramar hacia las tierras
bajas del distrito de Tuxtepec, donde encontrarán mejores medios de
vida en todos sentidos.
Para el efecto conviene también sentar el criterio científico de que
deben de aprovecharse los accidentes topográficos de la región para
llegar en las mejores condiciones y en forma directa a esta región, y
ninguno más apropiado que el trazo directo entre Ixtlán y Valle
Nacional, cruzando la montaña de Los Pozuelos, Cerro de la Nube y
Cerro Cielo para llegar a los Llanos de Ozumacín.
Un camino que seguramente tendrá alrededor de doscientos
kilómetros, de los que ya están abiertos alrededor de sesenta.
Una vez llegado este trazo, como ya llegó, a la cumbre de Los
Pozuelos, que es el dominio perfecto de las alturas, lo demás es sobre
la misma cumbre, para que después empiece el descenso en forma
paulatina, como lo señala la topografía, hasta quedar en los bajos del
Valle Nacional.
Unir en forma directa Oaxaca con Tuxtepec y Puerto Angel con el de
Alvarado sería el ideal no sólo oaxaqueño, sino nacional.

2. El telégrafo, teléfonos y servicio postal


El telégrafo
1. Este importante descubrimiento del siglo XIX, que transformó
por completo el sistema de comunicación del mundo, como se
sabe fue introducido en el estado de Oaxaca por iniciativa y

335
LA SIERRA JUÁREZ

costo del señor general Porfirio Díaz en el año 1867, en su


calidad de jefe de la División de Oriente, con residencia en
Tehuacán. Los trabajos fueron secundados por el gobernador
del estado, don Miguel Castro, que ordenó a las poblaciones de
tránsito entre el territorio oaxaqueño a que contribuyeran con
postes y operarios, y cuya mejora se inauguró el 9 de enero de
1868.
2. A Ixtlán llegó esta mejora nueve años después. La iniciativa la
tomó también el mismo general Díaz, comisionada en julio de
1876 al señor don Andrés Martínez para que continuara la ya
empezada extensión de la línea, la que llegó a su terminal el 25
de agosto del mismo año, inaugurándose pocos días después,
haciéndose cargo de la oficina el telegrafista don Manuel F.
Contreras.
El general Díaz contestaba al gobierno del estado, el 23 de
agosto de 1876, dándose por enterado de haberse establecido e
inaugurado la referida línea:
“República Mexicana. Ejército Constitucionalista. General en
Jefe.
“Con mucha satisfacción recibí la atenta nota de usted
fechada al 20 del actual en que se digna comunicarme el
establecimiento de la línea telegráfica de esta ciudad a Villa
Juárez, por cuya importante mejora me es muy grato felicitar
al mismo tiempo al Estado ya usted, que hia tenido la honra
indeleble de haberla establecido.
“Sufragio Libre y Constitución de 57.-Oaxaca, agosto 23 de
1876.-Porfirio Díaz.- C. Gobernador y Coman- dante Militar
del Estado. Presente.”

3. No se trataba de una línea que tuviera importancia comercial o


exigencia social; su carácter era políticomilitar, como lo sigue
siendo hasta la fecha.
4. Cuando dejó de tener imporancia por la consolidación del
régimen de Tuxtepec, también se descuidó su conservación,

336
LA SIERRA JUÁREZ

hasta que se redujo a un teléfono, que con más o menos


regularidad funcionó hasta 1899, año en que se iniciaron los
trabajos para el establecimiento definitivo de un servicio
federal que tuviera como terminal la cabecera de Choapan,
pasando por Villa Alta e Ixtlán, cuyo servicio se inauguró en
1900.

Teléfonos
5. Por el año 1906 se estableció el primer teléfono entre la
cabecera del distrito y la fábrica de Xía.
6. Por 1908-1909 se hizo la extensión de la línea, comunicándose
Guelatao, Xía, Ixtepeji y El Punto. Una segunda línea ligó a
Natividad con la propia cabecera.
7. En 1912, en plena revolución interna y por verdadera
emergencía, se unió a Ixtlán con Atepec por un hilo oculto que
atravesaba los bosques de ambos pueblos. También se
prolongaron las líneas hasta Yolox, Lachatao, Cuagimoloyas,
Los Molinos, Tepanzacoalcos y Yalina, del distrito de Villa Alta.
8. Los puntos de observación próximos a Ixtlán también fueron
ligados por teléfonos; así funcionó uno en Cuachirindoo y otro
en Buena Vista o Xiac Vetinnia.
9. Tan pronto como terminaron los movimientos armados, por
los años 1921 a 1925, se descuidó la conservación de estos
aparatos, que de nuevo han dejado aislados a los pueblos.
10. En la actualidad, y aprovechándose el mismo hilo telegráfico,
se ha conectado el mineral de Natividad con una oficina de esta
índole y se han colocado telegráfonos en Lachatao y Guelatao.

El Servicio Postal

337
LA SIERRA JUÁREZ

11. Esta importante rama de las comunicaciones viene


funcionando en el distrito desde mediados del siglo pasado
entre la capital del estado y la cabecera del distrito. Algunos
años más tarde el servi cio se prolongó hasta Villa Alta y
Tuxtepec.
Las ampliaciones fueron haciéndose más frecuentes conforme
se multiplicaba la correspondencia, la que al principio fue
quincenal y se volvió semanal hasta que llegó a convertirse en
diaria.
12. Los conductores hacían el servicio a pie, cargando las valijas.
En Ixtlán llamaban un viaje redondo al que conducía la
correspondencia durante un mes a Tuxtepec, Villa Alta y
Oaxaca; regularmente empleaban quince días, y por él ganaban
dieciséis pesos.
13. Proporcionamos el siguiente dato curioso del movimiento de
correspondencia habido a fines del siglo pasado:
Del 1° de julio de 1892 al 30 de junio de 1893 sólo se
registraron setenta y dos cartas particulares y quinientas
quince oficiales para todo el distrito, siendo el sevicio semanal,
datos que demuestran la quietud en que se vivía en aquel
entonces, la poca necesidad de comunicarse o el grado de
analfabetismo que aún reinaba. Durante la Revolución y en las
largas interrupciones que sufría al Ferrocarril Mexicano del
Sur, el movimiento postal entre la capital de la reública y la del
estado se hacía por Tuxtepec a Ixtlán, y hubo vez en que parte
del bagaje de los revolucionarios serranos consistía en cientos
de bolsas o valijas postales, que recuerdo estuvieron
amontonadas en los alrededores del pueblo de San Felipe del
Agua, mientras se tomaba la ciudad, para entregarse
religiosamente a la administración aun cuando vieran o su-
pieran que por ese medio se les denigraba por particulares
afectados por su actitud bélica o por medio de la prensa
nacional o local.

338
LA SIERRA JUÁREZ

Algunos conductores de correspondencia originarios de Ixtlán


fueron aprehendidos y sacrificados en el camino nacional de la
jurisdicción de Ixtepeji durante la sublevación de los
ixtepejanos en 1912, como sucedió con los señores Casimiro
Santiago y Adolfo Ramírez, caso algo inaudito entonces, porque
estos hombres, en su calidad de conductores de servicios
federales, se consideraban como personas sagradas en los
caminos y a quienes todo el mundo estaba obligado a auxiliar
en caso de apuro.

3. Los puentes de Río Grande


El de mampostería, destruido hasta sus bases en el ciclón de 1944
(Informe oficial después de terminado)
“Subprefectura política de Ixtlán
Con la mayor satisfacción comunico a usted, que para que lo eleve al
alto conocimiento del excelentísimo señor gobernador del estado,
que en el día de ayer ha sido concluido felizmente el hermoso puente
de Río Grande, mandado construir por la suprema orden de 18 de
febrero del corriente año.
Al reedificarlo sólo se ha consultado la mayor utilidad común, con el
laudable y único objeto de proporcionar seguridades y comodidades
posibles al fatigado viajero, y es por esto que no ha resultado una
pieza del mejor gusto, en la que el curioso observador pueda admirar
las bellezas y primores del arte; no los maravillosos progresos de la
ciencia, pero sí puede complacer aseguradamente que es una gran
obra de beneficio público.
Está formado de doce hermosísimas planchas, que cortaron,
labraron y condujeron los pueblos de Ixtlán, Capulalpan, Guelatao y
Jaltianguis, y descansa sobre tres fuertes pilastras, bien calzadas y
niveladas, que le sirven de base, y una columna de hierro con peso de
cinco quintales, que lo sostiene en su medianía y au- menta su
resistencia; su longitud es de 44 varas castellanas y su latitud de 7.
En sus entradas o extremidades se encuentran dos calzadas
compuestas de menuda piedra y resguardadas por pretiles de
calicanto, y conecta su piso con el del camino.
A pesar de que está elevado sobre el nivel de éste más de ocho pies,
sus costados están cubiertos de dos parametros sólidos de madera,

339
LA SIERRA JUÁREZ

capaces de sostener una bestia cargada que se precipitara sobre


ellos.
Su piso es un entarimado de morillos, que además de darle una
superficie plana, le da más duración a las planchas; todo él está
defendido de las incurias del sol y del agua por una cubierta de
tejamanil trabajada con maestría por diestros artesanos; en fin, se ha
proporcionado su mayor solidez y firmeza para que sea de larga
duración y evitar a los vecinos de esta cabecera y Guelatao el
penosísimo trabajo de reponer cada dos años sus planchas, con
sacrificio de algunas vidas, que tienen en la orfandad y en el
infortunio a varias familias, y la mutilación de muchos desgraciados
que privan al país de sus brazos útiles. No me parece inoportuno
manifestar a usted también que los pueblos de La Trinidad, San
Andrés, Xiacuí, San Miguel del Río y Tepanzacoalco han contribuido
muy eficazmente, unos con sus maderas y otros con sus brazos, a la
propia conclusión de dicho puente. Este es un bosquejo de la
utilísima obra de cuya terminación me ocupo, que puede con noble
orgullo el supremo gobierno del estado ofrecer al público como Un
testimonio de sus empeños para mejorar la suerte de los
oaxaqueños, facilitar la comunicación de los pueblos y dar vida al
comercio.
Este servicio importante compromete la gratitud de los habitantes
de este partido y de los amigos de la ilustración y del progreso.
Sea V. S. muy servido, como se lo suplico, de felicitar al excelentísimo
señor gobernador, porque al ver ya planteado el puente de Río
Grande vea también satisfechos sus deseos, y cumplidos sus
designios, presentarle de nuevo los homenajes de mi respeto y
consideración y ofrecerle que con la posible brevedad remitiré para
su aprobación la distribución y justificada cuenta de los gastos
erogados, no haciéndolo ahora por no diferir a S. E. tan plausible
noticia.
Tengo el honor de reiterar a V.S. las protestas de mi particular
aprecio y distinguida consideración.
Dios y Libertad. Ixtlán, junio 10 de 1851.
Agustín Valverde.- Rúbrica.- Señor Secretario Universal del
Despacho del Gobierno de Oaxaca.”

En esta época era gobernador del estado el señor licenciado don


Benito Juárez.
He aquí una escena de la periódica renovación de vigas del puente de
Río Grande:

340
LA SIERRA JUÁREZ

Como por el año 1896 fue la última vez que los pueblos del distrito
renovaron las planchas de este puente.
Las vigas debían de tener veintidós varas de largo por una de grueso
y ancho; la de Ixltán era de las mejores labradas.
Recuerdo que un día muy de mañana la campana grande llamaba a
“tequio” general, al que todo el mundo debía de presentarse.
Frente al portal municipal se congregaban hombres, mujeres,
ancianos y niños.
Se iniciaba la segunda jornada para hacer llegar la madera hasta la
meta.
Los dueños arreando sus yuntas; los ayudantes trayendo al hombro
las palancas de madera, barretas, hachas, machetes y reatas.
Presente toda la autoridad municipal en traje de trabajo, con los
calzones enrollados por encima de las rodillas, las mangas de la
camisa recogidas sobre los codos, el sombrero asegurado con un
barboquejo de una cinta negra de lana, calzados unos con aquellos
famosos “cacles” de talón de timbre negro, otros con unos huaraches
de dos correas y algunos todavía con guaraches de pie de gallo sin
curtir o de crudillo, como los llamaban, y en la espalda de redecilla
de itacate del día y a un lado del calabozo de agua, rodeada de los
ancianos, mandó se acercara el pueblo e hiciera una especie de
círculo, a lo que todos obedecieron. A una indicación del presidente,
el más anciano se adelantó, y en voz alta apuntó solamente este
canto religioso:
¡Santo Dios,
santo fuerte,
santo inmortal;
líbranos, Señor,
de todo mal!

El público contestó, repitiendo la invocación de manera fervorosa.


Las voces graves de los hombres se confundían con las medianas de
las mujeres y las agudas de los niños. A lo lejos, el Cuachirindoo

341
LA SIERRA JUÁREZ

repetía el canto con mayor solemnidad; algunas señoras lloraban y


las campanas de la iglesia tocaban rogación.
Todos al unísono pedían al Ser Supremo la proteción, la ayuda y
auxilio para que no ocurrieran desgracias.
Yo iba llevado de la mano de mi madre, y al preguntarle el motivo de
aquella escena, me contestó: “Muchos de los hombres baldados que
hay en el pueblo y otros ya muertos son desgracias que han ocurrido
en trabajos semejantes”.
Al terminar el canto, la propia autoridad, en zapoteco, suplicó al
pueblo su puntual asistencia a la misa del día siguiente para dar
gracias a Dios de haberlos conducido con bien en esta faena, o para
rogar por las almas de los que murieran; “pero esperamos que no sea
así”, terminaba.
En seguida se dio la orden de trabajo; uncieron las treinta yuntas al
enorme madero, el síndico nuevamente dio la comisión a cada grupo:
los encargados de arrearlas, los de conducirlas, los de meter los
rollizos debajo de la viga para facilitar la rodada, los que
desembarazaban el camino de piedra, delante los que removían o
abrían cercas para que la pieza no diera las peligrosas vueltas, que
eran las que ocasionaban las desgracias.
Cuando la madera rozaba alguna piedra o el suelo, arrancaba sonidos
que semejaban a los producidos por un gigantesco violín.
El pueblo los acompañó hasta Shía Verubi (la piedra de lágrimas), y
una vez que la viga desaparecía en la vuelta de Latzia la Gubi, camino
de Guelatao, los despedían con bendiciones, deseando nuevamente
no ocurriera desgracia alguna.
Las señoras regresaban comentando el suceso y haciendo gala de las
habilidades del mando del señor síndico.
Las ancianas todavía se dirigieron al templo a pedirle a Santo Tomás
que intercediera para que librara a sus hijos de todo mal.

342
LA SIERRA JUÁREZ

En Relación al puente de Hierro


1. En 1876, el distrito de Ixtlán secundó el Plan de Tuxtepec, y como
consecuencia salieron los contingentes armados del distrito, al mando
del general Hernández, a combatir a los lerdistas.
2. En ese año correspondió renovar las vigas del puente de Río Grande,
para lo cual cada pueblo contribuía con una, hasta colocarla en Su
respectivo sitio.
3. Cuando los de Ixtlán llevaban la suya y caminaban rumbo a Guelatao,
mientras en un lugar llamado Latzia la Gubi, donde por muchos años
estuvo un gran ocotal, descansaba el pueblo y las yuntas, vieron a
distancia que acudía gran tropel de jinetes. Se quedaron esperando para
saber de quiénes se trataba, y fue grande su sorpresa cuando vieron que
en tono jovial y de absoluta confianza se acercaba el general Porfirio Díaz
con sus acompañantes a saludarles, dándoles la mano a todos ellos.

Las autoridades le informaron que conducían su viga a Río Gande, y


que esta molestia cada veinte años era muy grave para ellos, porque
ocurrían desgracias y se morían hombres o toros por lo pesado del
trabajo, y que en esta ocasión se hacía más difícil porque sólo tenían
que hacer el trabajo los pocos que quedaban, en virtud de que la
mayoría de los hombres útiles andaban por la Mixteca con el general
Fidencio Hernández secundando el Plan de Tuxtepec, y que le
suplicaban que alguna vez, cuando estuviera en el poder y le fuera
posible, les mandase construir uno definitivo.
Entonces el general Díaz contestó que regresaba de los Estados
Unidos, donde había visto que en aquel país se construían enormes
puentes colgantes de hierro, y que con todo gusto, cuando esto fuera
posible, lo mandaría hacer, pero que se lo recordaran. Al oír este
lejano ofrecimiento todos los hombres se impresionaron y a una voz
clamaron vitoreando al caudillo de Tuxtepec, lo que agradeció éste,
conmovido. Se despidió estrechándoles nuevamente la mano.
La recordación la hicieron, pero se les contestó que aún no llegaba el
tren a Oaxaca para mandárselo, pidiendo que se lo volvieran a
recordar cuando supieran que ya se había inaugurado la vía.
Así lo hicieron, y por eso es que la obra no se inició sino hasta 1898 y
se inauguró en 1900.

343
LA SIERRA JUÁREZ

CAPÍTULO VII
FOLKLORE

1. La sal, el dulce, el alumbrado y el axe, o axi, entre los


primitivos zapotecas
Elementos indispensables para la economía humana en toda latitud,
seguramente también fueron usados por los indígenas en las
regiones desde los primeros tiempos de su existencia.
Con seguridad cabe preguntarse de dónde tomaron estos elementos
para satisfacer estas necesidades.
Los pocos datos escritos sobre el particular, las observaciones de lo
que en la actualidad ocurre en períodos difíciles o de aislamiento a
los centros comerciales, las huellas de las antiguas costumbres y los
manantiales que aún se conservan son suficientes elementos que
pue- den conducir a la verdad.
Si alguien pregunta, por ejemplo, de qué manera se impuso el
empleo de la sal desde la antigúedad, la respuesta es obvia. Todos los
animales, y especialmente los cuadrúpedos, buscan estos elementos
mezclados con la tierra o el agua, y donde los encuentran los toman,
convirtiendo el lugar en sitio de concentración de todos los demás
que sienten la misma necesidad, de donde el hombre tomó el
ejemplo para quedarse con la costumbre.
No pudo tomarla en grano o molida como la emplea en la actualidad;
los primeros hombres la tomaron disuelta en la propia agua o
mezclada con tierra; como decimos, disuelta en agua la rociaban en
sus tortillas y demás alimentos y la llevaban en vasijas para
transportarla de un lugar a otro.
Como lugares de aprovisamiento se pueden señalar los mismos que
ahora se conocen con los nombres de salinas. El más importante de
la región está situado en las orillas del arroyo Betzeni, de la
jurisdicción de la Trinidad de Ixtlán, al sur del pueblo y como a un

344
LA SIERRA JUÁREZ

kilómetro de la confluencia de este arroyo con el río de Yavesía o de


Peña Fiel. Otros están al norte de Amatlán, en dirección al río de
Santa Ana, así como en las diversas jurisdicciones de los pueblos que
tienen tierras en las márgenes de Río Grande, como Ixtepeji, San
Miguel del Río, Jaltianguis, Analco, Atepec, Macuiltianguis,
Comaltepec, Yolox, Quiotepec y Maninaltepec, pero casi siempre a la
misma altura sobre el nivel del mar, lo que nos da a entender la
posible existencia de un gran yacimiento de ella en las
profundidades de estas cordilleras, puesto que a mayor altura ya no
se encuentran.
La información de Maninaltepec de 1777 asegura que los antiguos
chinantecos de este pueblo traían este elemento de Cuicatlán, que a
la vez era traído de las salinas de Coxacatlán, del hoy distrito de
Tehuacán, Pue.; una segunda afirma que caravanas de hombres
acudían por este elemento a las salinas de Tehuantepec, que
seguramente eran extraídas de las aguas del mar.
Durante el aislamiento que sufrió la región entre los años 1916-
1919 con la ciudad de Oaxaca a causa de la Revolución muchas
personas se dedicaron a beneficiar en forma rústica las aguas saladas
del primer venero anotado arriba, haciendo hervir el agua para
concentrar la sal y así venderla; pero como la necesidad apremiaba,
se conformaron con llevarse el líquido y emplearlo, así como se hizo
en la antigüedad.
El dulce Esta otra sustancia seguramente la adquirieron al principio
masticando la caña de la milpa y demás frutas silvestres, hasta que
llegaron a adquirir o descubrir la miel de enjambre, lo que
seguramente aprendieron de algunos monos o machines, que
entonces abundaban en la región. Una vez descubierta, se dedicaron
a conocer las abejas o avispas que elaboran esta sustancia hasta dar
con sus panales; en la actualidad aún quedan remedos de esta
observación; los campesinos que habitan en altas montañas o
profundas barrancas observan con mucho interés el ambiente que
los rodea, y al ver pasar por lo alto a una abeja de las que ya conocen,
se fijan en la dirección que lleva, y si ella se repite a todas horas, es

345
LA SIERRA JUÁREZ

casi seguro que aquella dirección le lleva a su panal, siguiéndola


hasta descubrir el sitio, esperando hasta el otoño o la primavera para
poder echar mano de la miel acumulada.
Hallar un panal es cosa inusitada entre ellos (los campesinos) por la
miel que van a disfrutar; si se trata de los que están entre los huecos
de los árboles añosos, sólo tienen que cuidarse bien de los piquetes
de las avispas pequeñas y negras: pero si se trata de los que se
forman en las copas de los árboles de ocote en las tierras frías, el
problema se reduce a derribar el árbol, que con su caída dispersa a
las abejas. Bien sabemos que existen abejas para los diversos climas
y que las de los climas húmedos, como el de El Rincón, son
diminutas, de color negro y producen una rica miel en una cera
negra, que antiguamente se empleó también como alumbrado y que
ahora sólo se usa como pegamento.
Los nativos del pueblo de Tepanzacoalco recogen la cosecha de miel
en primavera, y junto con ella venden las pelotas de cera negra. Cada
uno ya tiene controlados sus panales, que están colocados en troncos
añosos y en grietas de rocas de difícil acceso.
Los de Jaltianguis recogen cera y miel de abeja de Castilla, es decir,
de la que da cera blanca; cuentan ellos mismos que son crías de las
abejas que tuvieron en el pueblo, pero que, al multiplicarse, los
dueños no quisieron o no pudieron sujetarlas, y entonces éstas,
aban- donadas, se fueron a la tierra caliente cercana a Río Grande,
donde formaron sus panales en los mismos sitios de troncos añosos
y rocas, adonde han vuelto a vivir su primitiva vida y de donde les
extraen sus productos en la primavera.
La llegada de la caña de azúcar debió haber sido un gran
acontecimiento entre los nativos de la región, porque ya tenían el
dulce en abundancia y sin tantos trabajos como los que tenían para
proveerse de él, y también porque dejó de ser un artículo de tributo
como lo era desde la época precortesiana, y continuó siéndolo
muchos años después de la llegada de los españoles, siendo uno de
los más pasados de cumplir, habiendo sido una de las plantas que
más rápidamente se propagó, sin trabajo alguno, y por las ventajas

346
LA SIERRA JUÁREZ

que proporcionaba, en virtud de que se podía aprovechar desde


mascar el canuto o tomarla en forma de melado, panela y por último
extraer de ella el actual aguardiente.
La lumbre y el alumbrado La forma en que el indígena serrano
adquirió el fuego es fácil de explicar si se tiene en cuenta lo que aun
sucede en la actualidad.
En los calurosos días de primavera o verano el ambiente reseca en
grado extremo toda sustancia inflamable; sólo espera la chispa para
arder y convertirse en conflagración. El suelo del bosque siempre
está cubierto de gruesa capa de hojarasca, en la que predomina la del
ocote.
Rápidamente aparecen enormes nubes; no bien se ocultan los rayos
del sol cuando se inicia la tempestad con rayos y relámpagos; los
primeros descargan su fuerza sobre los pinos más altos, que con
rapidez pasmosa se inflaman para crear la primera chispa sobre las
hojarasca, iniciándose el incendio, de donde tomó el primer hombre
este elemento. Así fue como observó la característica inflamable del
ocote, que de inmediato aprovechó como alumbrado.
En mexicano este artículo se llamó ocotl y en zapoteco lleri,
Fué interesante artículo de tributo a los reyes mexicanos, y se cuenta
que en lugares lejanos se adquirió en grandes cantidades, del que se
hacía gran consumo; el carbón que deja al final fue aprovechado para
pintarse de negro la cara los combatientes y aparecer más fieros en
la pelea.
De otros artículos inflamables, como la higuerilla (el aceite), sólo se
sabe que fue usado desde los primeros días de la Conquista;
seguramente fue traído por los españoles, y la cera negra se usó
desde entonces en forma de velas.

Axe, o axi, en la actualidad aje

347
LA SIERRA JUÁREZ

Es frecuente encontrar en las obras que tratan sobre los tributos a


Moctezuma el artículo con el nombre que encabeza estas líneas, el
cual deberían entregar los pueblos serranos en petates o en medidas
de superficie, lo que vamos a tratar de explicar en forma somera.
Se trata de una grasa de color amarillo claro, muy hermosa por cierto
compacta sin llegar a la dureza, que todavía se vende en los días de
plaza en Villa Alta y Choapan envuelta en hojas de totomoxtle o de
maíz, del tamaño de las tablillas de chocolate, y que en la actualidad
vale un peso.
Excelente medicina para curar erisipelas y demás enfermedades de
la piel, como llagas, bocas de granos y tumores; creemos que es un
desinfectante de primera calidad, probado incluso por algunos
médicos.
Es la grasa o sudor de un gusano de cinco centímetros de largo y dos
de grueso que vive en unos árboles silvestres de los bosques de
Tepetlapa, Toavela, Jocotepec y Tepinapa, del distrito de Villa Alta y
Choapan.
Los nativos recogen la sustancia mezclada con basuras de los tallos y
hojas de estos árboles: que se encuentran embadurnados.
Para presentarla al mercado la ponen en agua, lo que les permite
separarle las basuras; después la hierven y van recogiendo la grasa
con una cucharilla, a semejanza del beneficio del aceite de higuerilla
en forma rústica.
Desgraciadamente, la medicina moderna ha desechado esta rica
sustancia antiséptica o la desconoce todavía, estando probada su
bondad desde hace siglos y habiendo sido descubierta por el
indígena zapoteco serrano.

2. La “tona”, el “chaneque” y el brujo


A pesar del tiempo transcurrido desde que las ideas de la cultura
europea arribaron al país y con lentitud se abrieron paso en la

348
LA SIERRA JUÁREZ

mentalidad de los indios, éstos en algunos aspectos no han


abandonado del todo las de sus antepasados; las mantienen con más
o menos vigor, aunque deformadas, como fuerzas ocultas que
todavía les sirven para mantenerse con más seguridad en la vida.
La región serrana no podía ser una excepción a la regla, y silo es ha
de ser en el sentido de que seguramente fueron los núcleos que más
pronto se sacudieron de ella.
Se debe dar por hecho que toda persona que tenga ideas sólidas
sobre la cultura europea moderna no acepta ni cree en las ideas
metafísicas de los antiguos indios; para ellos la “tona”, “chaneque” y
la brujería son cosas de los ignorantes.
Las modestas observaciones llevadas a cabo en la región que nos
ocupa sobre este problema social nos conducen a interpretar,
aunque seguramente no con una fidelidad absoluta, las ideas de los
nativos sobre los términos enunciados.

La “tona”
Toda persona al nacer viene acompañada de un animal que ha de
desempeñar el papel de guardián, al propio tiempo que debe estar
sujeto a las inquietudes, suerte y enfermedades que ha de sufrir el
niño o adulto hasta la muerte, en que también perecerá en el mismo
instante que ésta se produce.
La bruja partera, para decidir sobre el animal que corresponde al
recién nacido, tiene la obligación de regar ceniza, arena o tierra
suelta de distinto color alrededor de la pieza de la parturienta. Al día
siguiente de nacer el niño deben examinarse con cuidado las huellas
de las patas del animal que se hubiere prestado a tomar a su cargo al
nuevo ser; el examen debe ser riguroso para no incurrir en
equivocación. En los ranchos o sitios aislados que ocurre esto es el
león, tigre, lobo, coyote y otros pequeños cuadrúpedos los que dejan
las huellas, y así se aclara quién debe ser la “tona” para cuidarlo.

349
LA SIERRA JUÁREZ

Cuando el niño va creciendo y dándose cuenta del mundo, los padres


le indican el animal que es su “tona” para que lo respete y no le haga
daño, infundiéndole la creencia de que lo cuidará y acompañará
durante toda su vida, lo defenderá de las asechanzas, padecerá sus
males y, por último, morirá a la misma hora que él.
Con lo que es suficiente para que cada uno se crea en todo momento
acompañado de un animal que lo resguarda y evita de toda clase de
peligros. Los apodos de animales que llevan algunas personas no es
más que el nombre de su “tona”.

El “chaneque”
Ésta es una especie de divinidad regularmente propicia para la
agricultura; es el dios que cuida de las siembras, de que éstas se
hagan oportunamente, de que demande a tiempo las lluvias, de que
evite las heladas y cuide del crecimiento uniforme de la planta y de
que la semilla sea grande y oportuna, impidiendo que le caiga el
chabuixtle u otra plaga.
Para tenerlo de su parte conviene reconocer sus fuerzas, hacerle
honores y ofrecimientos.
Durante la siembra, en las cuatro esquinas del predio hay que hacer
pequeñas excavaciones donde se pueda enterrar una pequeña
piedra, que debe de interpretarse como su representación genuina;
derramar sangre de unos pollitos o guajolotitos, y hasta de animales
grandes si es pobile; verter una copa de mezcal y aguardiente,
jicaritas de pulque e incluso tirar cigarros. Algunos suelen colocar
como señal del sitio una banderola blanca o roja.
En otros lugares se lleva agua bendita, flores, velas de cera o de sebo
y copal, hasta que se consumen; como puede observarse, esto ya
tiene un tinte católico.
Al levantar la cosecha, si es de maíz, se buscan las plantas mejor
logradas, se arrancan y colocan en sitio preeminente, donde se va a
acumular la cosecha, si es de trigo, las mejores gavillas, y si es de

350
LA SIERRA JUÁREZ

frijol, las mejores matas; éstas también pueden ser la representación


propia del chaneque o la muestra de su poder o presencia.
Esta divinidad tiene aún mayor número de partidarios entre
personas bien castellanizadas y que se precian de fervientes
católicos.

La brujería
Esta actividad es ejercida por hombres o mujeres mayores de
cuarenta y cinco años. Su especilidad es el arte adivinatorio, la
medicina, el parto, el maleficio y la religión.
Para lo primero deben descubrir al autor del robo y señalar el sitio
de lo hurtado. Deberá decidir la suerte del amante ausente y del
éxito o fracaso del negocio que lo llevó fuera del hogar. Informará
sobre la fidelidad de las personas de amor, y si éste se sellará con el
matrimonio. Descubrirá el nombre del rival que le disputa este amor
y si el enfermo sana o muere.
Los brujos de los últimos tiempos se valen del oráculo o de la baraja.
En el campo de la medicina deberá curar todas las enfermedades,
para lo que emplea purgantes, infusiones, pomadas, sobadas de los
músculos, huesos y cuerdas. Últimamente empiezan a emplear la
medicina de patente.
En un tiempo chuparon los males, extrayendo, según ellos, las causas
de la enfermedad, como espinas, huesos, picos de aves rapaces,
piedrecitas, plumas, etc., etc. En las mordidas de animales
ponzoñosos chuparon la sangre y el tóxico.
Es condición primaria que el enfermo tenga absoluta confianza en las
habilidades del brujo y en su sistema de curación para sanar.
En el parto asisten a las enfermas, les dan consejos, las animan, les
advierten las posiciones más apropiadas y hasta se atreven a
asegurar el sexo del que viene, atentos al deseo de la parturienta.

351
LA SIERRA JUÁREZ

Su presencia es indispensable para dar valor a las primerizas.

Para el maleficio
 Localizar a la persona que ha hecho el mal u ojo.
 Neutralizar la acción del brujo vecino o desbrujar.
 Descubrir los medios que el otro empleó para causar el mal y así
remediarlo. Interpretar el significado de los señores.
 Descubrir a los enemigos ocultos. Señalar los medios que se han de
emplear para salir adelante en la empresa. Indicar los días propicios para
la cacería y el rumbo que se ha de recorrer.
 Para hacer el mal a un enemigo buscan los trapos viejos de su ropa, con los
que se hace un muñeco, al cual le clavan en la parte que desean perjudicar
una espina de maguey o simplemente una aguja o alfiler.
 Organizar el culto de acuerdo con las fechas establecidas por la costumbre,
señalar el sitio de reunión y la hora de partida, que regularmente es al
primer canto de gallo; los comestibles que se han aportado, los diversos
actos que se han de realizar, donde no deben faltar el de adoración, las
mandas y, por último, la comida y el baile.
 Concretar el sitio de las mandas ordinarias para el año, adonde deben de
llevarse flores, copal, velas, artículos de comer y aves tiernas, que se han de
degollar en el propio sitio; para el caso es costumbre elegir la cumbre de un
cerro, las márgenes de un arroyo o río, o simplemente una fuente de agua
cristalina o alrededor de una ciénaga, o bien al pie de un frondoso árbol, las
grietas de una roca o en una cueva, pero siempre fuera de la población.

El brujo es persona de alta categoría en el pueblo; debe ser invitado a


toda reunión social porque está al corriente de la vida general del
pueblo y la particular de cada uno de sus moradores; es persona
influyente a quien todos deben tener de su parte.
La “tona” todavía tiene muchos partidarios entre los pueblos de
Tiltepec, Josas, Yagila, Yareni, Aloapan y Zooquiapan.
El “chaneque” es todavía muy conocido entre los habitantes de
Laxopa, Yahuío, Guiloxi, Cacalotepec, Yotao y los demás de El Rincón,
así como entre los de Yatuni, Lachatao, Amatlán, Yavesía,
Chicomezúchil, Macuiltianguis, Luvina y Atepec, donde va
desapareciendo.

352
LA SIERRA JUÁREZ

El brujo tiene fuertes partidarios en los pueblos chinantecos de


Abejones, Zooquiapan y los de El Rincón.
En la cumbre del Cerro Negro, de Tiltepec, hay todavía unos ídolos
de piedra, que los naturales cambian de frente, ya sea para invitar a
las nubes a que llueva o a que se alejen. Para que caiga el agua, los
ponen mirando al sur, y al norte si desean que se levante el temporal.
Por los años 1930 a 1935 en Temextitlán fueron sacrificadas
personas acusadas de brujas por la propia autoridad municipal.
Entre los años 1938 a 1939 las autoridades municpales de Yolox
estuvieron a punto de acriminarse al pretender matar a un pobre
individuo acusado de brujo, debiendo éste su salvación a la enérgica
intervención de la señora Guadalupe Martínez, viuda de Bautista,
quien llegó hasta el grado de arrebatar de las manos del alcalde las
llaves de la prisión, amenazando a las autoridades con denunciarlas
a sus superiores si llevaban adelante el crimen proyectado.
Por los años 1945 a 1947 las autoridades municipales de Comaltepec
se mancharon las manos al sacrificar a una persona acusada de
haber embrujado al maestro del lugar, denunciada por una infeliz
mujer del pueblo de San Francisco las Llagas o Reforma. La víctima
fue quemada en el cerro de El Pajarito, como a veinticinco kilómetros
de la población en dirección a sus ranchos. El maestro venía
padeciendo de amibas, como se demostró después.
También por aquellos mismos años fue balaceada una pobre anciana
del pueblo de San Isidro Aloapan y herida la nietecita que la
acompañaba, cuando a primera hora de la noche regresaban a su
casa, por un individuo que en esa forma se vengaba por no haber
conseguído el alivio de su esposa, a la cual atendió aquella
curandera, que se dejaba llamar bruja para tener mayor clientela.
En una eminencia boscosa de Yavesía existe un ídolo tosco de piedra,
ante el que acuden los cazadores llevando velas, flores y copal para
solicitar ayuda y protección en la búsqueda de venados.

353
LA SIERRA JUÁREZ

En los primeros días del año el pueblo de San Andrés Yatuni se dirige
a un cercano bosque, y en una explanadita donde crece un hermoso
encino se congregan para rendir culto a su divinidad, que, según
ellos, está en el tallo del árbol y a la cual hacen ofrendas de flores,
copal y velas; después del acto toman tamales, tepache y bailan, para
regresar en la tarde. En las fuentes de los Sabinos de Capulalpan
aparecen de cuando en cuando, arrojadas al agua, piezas de pan,
tamales o plumas de aves de corral. ¿Serán los propios habitantes del
lugar los que hacen estas ofrendas o pasajeros de otros pueblos?
En Santa Cruz Yagavila aún le hacen honores a su Sangule, o sea el
“Santo Viejo”, que es un ídolo de barro cocido que existe en una casa
particular.
En casi todos los pueblos de El Rincón los brujos son especies de
murciélagos que volando se trasladan de un sitio a otro a cumplir
mandas.
En Ozumacín, distrito de Tuxtepec, pero limítrofe con el de Ixtlán, los
brujos se convierten en lagartijas ponzoñosas para pican a sus
enemigos o encomendados. Pueden también convertirse en cuervos,
tecolotes, serpientes o aves inofensivas. Acuden a los templos
disfrazados de perros.
El mejor medio para evitar epidemias es acudir a las fuerzas del
brujo o de los brujos a la vez, que van hasta los límites
jurisdiccionales, donde trazan una raya de cal, conminándola a que
no deje pasar la enfermedad. Para mayor seguridad, él o los brujos,
deben cuidarla por algún tiempo, pero especialmente de noche.

De la forma en que se acabó la brujería en Yalalag


Cuentan los ancianos que todavía por los años 1890 a 1900 la noche
del 23 de junio era fatídica para todas las familias, en virtud de que
era la fecha señalada para la visita de los brujos, que además de las
maldades que les hacían pronosticaban los males que recibirían
durante el año y anunciaban la muerte de alguno de ellos.

354
LA SIERRA JUÁREZ

Yalalag es un pueblo situado sobre una ladera bastante inclinada;


todas sus calles son de arriba abajo, y únicamente hay dos
transversales. De clima cálido-seco, la llegada de las lluvias es
bastante regular, y se inicia en la segunda quincena del propio mes.
Las habitaciones en general tienen un amplio corredor, adonde las
familias duermen esa temporada para hacer más tolerable el calor,
que no soportarían si lo hicieran en el interior de las piezas.
Por entonces estaba prohibido que alguien anduviera por las calles
después del toque de ánima, que se daba a las ocho de la noche,
llegando hasta el caso de disolverse la policía para que se retiraran a
sus casas a dormir. En esas condiciones el pueblo quedaba en un
silencio absoluto.
Los brujos se aprovechaban de todas esas circunstancias para hacer
sus recorridos con mayor libertad en esa noche.
Lo constituían un grupo de hombres compuesto de quince o veinte,
vestidos con trajes estrafalarios, cubierta la faz con una careta de
madera de expresiones siniestras, con largas barbas y bigotes caídos,
sombreros extravagantes, modulando voces incoherentes, lúgubres o
gritos desesperados.
Con extremada cautela llegaban al corredor de la casa elegida,
tomaban algunos objetos de aquél para arrojarlos lejos, indicando de
esta suerte su presencia y anunciando a la familia en voz cavernosa
los males que les esperaban, retirándose en tropel.
Después de la misa del día siguiente, en el propio atrio del templo,
las familias hacían el comentario de las visitas de estos seres
chocarreros y los males que les anunciaron, con lo que la
preocupación se apoderaba de ellos.
A los señalados a morir les entraba una preocupación tan fuerte que
acababan por enfermar y morir efectivamente antes de los seis
meses.

355
LA SIERRA JUÁREZ

Por entonces arribó a la población un joven traído de Oaxaca para


hacer trabajos de carpintería; se familiarizó con el medio, se casó,
tuvo familia y acabó por entender el zapoteco.
Adquirió también el vicio de la embriaguez, y se quedaba tirado en
las propias tabernas, durmiendo la mona o simplemente
descansando, oyendo la plática en zapoteco de los demás
contertulios.
En esa forma advirtió que un grupo de hombres, más viejos que
maduros, de malas costumbres y guasones, planeaban y organizaban
a los brujos próximos, los cuales deberían recorrer el pueblo de
acuerdo con las costumbres, señalando con el respectivo sigilo las
casas que deberían ser visitadas y la lista de los que debían tomar
parte en la broma. Enterado de ello, hizo el propósito de descubrirlos
en el momento oportuno.
Llegada la noche expresada y andando también de parranda,
acompañado únicamente de su limeta provista de aguardiente,
recorría el barrio de Santa Catarina cuando advirtió que cuadras
abajo desfilaban el cortaje brujeril, que iniciaba sus actividades.
Les lanzó un largo chiflido de desafío para anunciarles su presencia;
sorprendidos los brujos, por un momento enmudecieron, después
deliberaron e inmediatamente se lanzaron sobre el impertinente
para castigar su osadía; la respuesta de éste fue una lluvia de piedras
y palabras de desafío, caminando hacia arriba para mantener la
ventaja que le daba el terreno.
Se inició la persecución, pero los brujos no podían maniobrar con
libertad por el traje y las caretas, llevándoles ventaja el carpintero,
que a cada momento se ponía más arriba y arrojaba con más tino las
piedras; así llevó a una explanada rodeada de una barranca
inaccesible a los perseguidores y se detuvo para acometerlos con
mayores ventajas; uno de ellos, haciendo un gran rodeo, estuvo a
punto de alcanzarlo, pero no lográndolo se conformó con maldecirlo,
asegurándole que sólo le quedaban ocho días de vida; el borrachín se
río de la amenaza, porque reconoció la voz de su vecino, y

356
LA SIERRA JUÁREZ

continuando su camino hacia arriba se escondió en unos matorrales,


donde pasó la noche.
Al día siguiente festejó el encuentro con todos sus detalles, con lo
que la agrupación se desacreditó perdiendo el miedo la población
entera.
A los ocho días justos el carpintero trabajaba techando una casa
próxima a la suya cuando el vecino brujo pasó con un cántaro de
agua al hombro, y lanzándole una mirada amenazadora y de
reproche, el otro le contestó diciendo que según sus predicciones
anteriores a esas horas debería estar envuelto su cuerpo en su petate
y en dirección al panteón para enterrarlo, burlándose de nuevo de
ello.
El vecino brujo, no contento con el fracaso, nuevamente lo amenazó
con una violenta e inmediata muerte, de la que el otro se volvió a
burlar.
Llegaron las cosas a conocimiento de las autoridades municipales, y
muy a su pesar tuvieron que dictar medidas para suprimir aquella
práctica, porque aquel medio se presentaba a maravilla para ejercer
venganzas sin responsabilidad alguna, de las que a veces se
aprovechaba el propio presidente municipal para deshacerse de
enemigos políticos, puesto que como tal era jefe de partido.
Así acabó aquel período de incertidumbre y amenazas para todo un
pueblo, que de seguro se instituyó desde la antigüedad, y de cuya
práctica se aprovecharon los vivos para deshacerse de sus enemigos
o competidores.

La “tona” de Juan Pablo, del pueblo de Logueche, Miahuatlán.


Este hombre, como de sesenta años, vive en su rancho en las
márgenes del río Mijangos, alta cuenca del Tehuantepec, en el
distrito de Miahuatlán, donde pasa largas temporadas del año;
dedicado a labores agrícolas y a vender cabezas de maguey para la
elaboración del mezcal.

357
LA SIERRA JUÁREZ

Se trata de una persona totalmente analfabeta y que sólo habla el


arcaico zapoteco que se usa en la región.
Llega al pueblo con motivo de la Semana Santa, y cuando se dispone
a regresar le acomete una dolencia que le obliga a permanecer en
casa. Se agrava con los días y los síntomas son una irritación total de
la piel, con manchas moradas de tanta sensibilidad que no le
permiten siquiera tolerar que se le cubra con el sarape (aun no
emplean la sábana). Decía sentir punzadas en todo el cuerpo, como si
alguien con una garrocha puntiaguda lo estuviera pinchando, y en
medio de intensos dolores, revolcándose sobre el petate, al fin
muere.
Al siguiente día, a la hora de llevarlo al panteón, llega uno de los hijos
con la siguiente información:
Cuatro personas del vecino pueblo de Lachiguiri, en plan de cacería,
invaden sus tierras persiguiendo a un tigre, el que, acosado y
cansado, se refugia en el hueco de unos peñascos frente al rancho del
muerto, lo que advierten los perseguidores; descubierto el
escondrijo se disponen a matar a la bestia, para lo que no es
necesario hacer uso de la escopeta; les bastarán las garrochas para
que abandone el lugar y así podrán aprovechar bien la piel, que es lo
más interesante; el animal aún se defiende dentro de aquella trampa,
y para obligarlo a abandonarla se les ocurre hacer una fogata para
que las llamas y el humo penetren en la cueva y lo hagan salir, así
como tostar las puntas de las garrochas y pincharlo; ante esta
acometida, la bestia, lanzando quejidos lastimeros, sucumbe.
Cuando la viuda pregunta la hora de la muerte de la bestia se
advierte que coincide con la de su esposo, y es entonces cuando dice
que la “tona” de su Juan Pablo era precisamente un tigre, y que de
acuerdo con la consigna de sus antiguos dioses simultáneamente
abandonaron ambos el mundo.
El segundo caso del mismo pueblo:

358
LA SIERRA JUÁREZ

Felipe Miguel no se ha presentado en la escuela rural hace tres días.


Otro alumno vecino de la misma ranchería informa que está
enfermo, sin saber el mal que lo aqueja.
Maestro y alumnos se disponen a visitarlo, llevándole algunos
medicinas, y al día siguiente, alborozados, se dirigen al rancho, que
dista alrededor de siete kilómetros, allá abajo, en la tierra caliente,
cerca del río Tanitoni.
Al darse cuenta la familia de la proximidad de la comitiva, sale el
padre a recibirlos hasta la puerta de la cerca de piedras para evitar
que los perros muerdan a algunos de los visitantes.
Saludándose mutuamente, un niño advierte la presencia de una
culebrilla cerca y hace intento de matarla con piedras; los demás
niños se disponen a secundarlo; pero al advertilo el padre,
inmediatamente se dirige al maestro en tono suplicante, diciéndole:
“Maestro, por favor; dígale a los niños que no maten la culebrita,
para que mi Felipe Miguel Sane y se salve.”
Al maestro le fue fácil contener a sus alumnos; visitaron al enfermo y
le dejaron algunas medicinas apropiadas a sus males.
Días después se presenta la familia y el niño en la escuela llevando
algunos obsequios al maestro, como muestra de agradecimiento por
haber salvado al hijo. Preguntando sobre la eficacia de las medicinas,
contestaron que más que a ellas su salvación se debió a la oportuna
intervención del maestro para que no mataran a la culebrilla, porque
ésta era la “tona” del niño.

3. El bandidaje en la región en sus diversas épocas


En la Historia del Estado, del Padre Gay, en el capítulo
correspondiente a las condiciones sociales que predominaban en la
entidad al terminar el siglo XVIII, hay un párrafo dedicado al respeto
que la mayoría de los habitantes tenía a la propiedad ajena, dando
como comprobación el escaso número de expedientes
confeccionados ante los tribunales por estos delitos.

359
LA SIERRA JUÁREZ

Entre las excepciones que anotó el susodicho padre figura el dato de


que por aquella época una de las regiones más inseguras era la
comprendida entre las cumbres de las montañas de Tacna, el ahora
Cuagimoloyas, donde eran constantes los asaltos a los transeúntes de
la región de Villa Alta y Choapan que acudían a la ciudad de Oaxaca.
La segunda referencia es la de un bandido que operó en todo el
distrito de Ixtlán, de apellido Parada, y su especialidad eran los
viajeros que semanalmente acudían a la plaza de Oaxaca. La cuadrilla
la componían maleantes de los pueblos circunvecinos, pero
especialmente de Ixtepeji.
Después de muchos años de esta vida, seguramente atendió la voz de
la conciencia, y con algunos consejos que le proporcionó el señor
cura beneficiado de la parroquia del propio Ixtepeji, no sólo cambió
de conducta, sino que se propuso acabar con aquella plaga, y para el
caso ofreció sus servicios al propio gobierno, que lo convirtió en su
eficaz auxiliar. La primera providencia que tomó al volver al orden
fue la de establecer su rancho en el sitio aún conocido en la
actualidad con el mismo apellido, sobre el camino Ixtlán-Oaxaca; se
dedicó después a perseguir a sus antiguos subordinados, que se
resistían a imitar su conducta, y lo hizo en tal forma, que a los pocos
años la calma y seguridad renacían en todos los contornos.
La tradición dice que las viudas y huérfanos de los sacrificados se
organizaron para vengarse, y que una noche cayeron en su propia
casa y lo sacrificaron con tal saña, que las huellas de la masa
encefálica y la sangre quedaron estampadas en las paredes por
muchos años.
Otra versión dice que no lograron sorprenderlo, porque era muy
perspicaz; en el momento oportuno se refugió en la casa cural de
Ixtepeji y el propio párroco lo sacó del pueblo para llevarlo a Oaxaca,
librándolo así de la muerte.
Hace pocos años, talando un bosque para sementeras, como a un
kilómetro hacia el poniente del rancho, en una cañada entre rocas se
encontraron unos aposentos construidos de calicanto y ladrillo,

360
LA SIERRA JUÁREZ

teniendo como techo una bóveda con una abertura en la parte alta,
por donde penetran algunos rayos de sol al mediodía, local que se
supone era almacén de aquel bandido.
Otra versión popular que circula en Ixtlán es la de que en una época
no determinada aún con exactitud, pero que corresponde al período
colonial, en los bosques del pueblo, en el sitio conocido en idioma
zapoteco como xiacniduu, que queda al noreste de la población, a la
derecha del actual camino a Tepanzacoalco, entre unos acantilados
se abre una profunda gruta, a cuya puerta creció un frondoso
madroño, de cuya rama principal pendía una cadena de hierro que
daba acceso a la entrada.
El lugar fue seleccionado para almacén de un numeroso grupo de
bandidos que operaba en la tierra baja, región de Tuxtepec, hasta la
costa del Golfo, pero especialmente sobre el camino de Veracruz a
Puebla y México.
Periódicamente llegaban arreando bestias de carga de costosa
mercancía, géneros finos, alhajas, mercería, herramientas y barriles
de vino procedentes de Europa que arrebataban a las conductas.
Bandidos que jamás atacaban a los vecinos de los pueblos que
cruzaban, simulaban ser comerciantes de la costa que se dirigían a
Oaxaca y Guatemala.
Después de algunos años, seguramente el jefe se hizo viejo y resolvió
poner término a esta actitud, para lo cual dice la leyenda que
preguntó a sus subalternos quién de ellos quería quedarse de
guardián de aquellas riquezas, a lo que respondió aceptando el más
joven; inmediatamente ordenó hacer una descarga de escopetas, y
así quedó aquél tendido en la entrada de la cueva en calidad de
guardián. El resto se disolvió sin que nadie se dispusiera a disfrutar
de aquellas mercancías.
Se cuenta que por los años 1870 a 1875 el señor general don
Fidencio Hernández, en compañía de otras personas, hicieron
exploraciones para dar con el tesoro, pero sin encontrarlo, porque

361
LA SIERRA JUÁREZ

había desaparecido el madroño, que era el punto de referencia. La


leyenda con los brazos va desapareciendo.
A principios del siglo actual hizo época el robo en el templo de San
Pedro Nexicho; a los sospechosos no pudo demostrárseles su
culpabilidad, y como castigo se les consignó al servicio de las armas.
Otro personaje seminovelesco de esta índole es el que operó al
principio de este siglo sobre el camino de Oaxaca-Tlacolula,
especialmente delante de Tlacochahuaya, teniendo como refugio el
rancho de la Ferrería, de la jurisdicción de Tlalixtac, sobre el camino
nacional Ixtlán-Oaxaca.
Se llamaba Juan España, y todos conocían su vida, que alternaba con
trabajos agrícolas, arriería y asaltos. Decían que su cuadrilla la
componían maleantes de los pueblos del Valle, pero especialmente
de Tlalixtac, y se negaba a recibir gente del Distrito de Ixtlán.
Por ofrecer su rancho las mejores comodidades, todo viajero que
tenía que pernoctar lo hacía en él, y el dueño no sólo le
proporcionaba techo, sino también un modesto petate y hasta una
taza de café, sin distingos, porque lo mismo se lo daba al rico que al
de medianos recursos.
Por noviembre de 1909 hice paraje en aquel lugar; casi al mismo
tiempo llegó otra persona, que después supe era de Talea; el jefe de
la casa nos recibió con las acostumbradas atenciones, ofreciéndonos
alojamiento, y hasta platicó largamente con nosotros. El señor
Olivera sólo llevaba como equipo un sarape rojo, que envolvía algo
que formaba una esfera, y por el ruidito que percibí cuando lo colocó
sobre el suelo me di cuenta de que se trataba de dinero, algo así
como mil pesos en plata. Después supe que era la mensualidad que
dicho señor llevaba al Seminario para sufragar los gastos que
originaban los estudios de sus hijos en aquel colegio.
Después nos dedicamos al descanso, y a una hora determinada el
señor Olivera preguntó al jefe de la casa si podía continuar su
marcha, a lo que aquél se opuso, diciendo que él lo diría
oportunamente, por lo que volvimos a dormirnos; como entre las

362
LA SIERRA JUÁREZ

cuatro y cinco de la mañana anunció que el peligro había pasado y


que podíamos reanudar el viaje, como lo hicimos sin dificultad.
La otra vez que vi a esta persona fue cuando se paseó por Ixtlán,
donde la gente le estaba agradecida por haber puesto en la cumbre y
desde Tlatixtac la campana del barrio de La Asunción, que había
trasladado en su carreta y con sus propios bueyes sin retribución
alguna.
Me di cuenta de que se trataba de un hombre como de veintiocho a
treinta años; su lenguaje y modales hacían de él una persona de
mediana educación; vestía al estilo de entonces: dobles calzones de
color blanco, camisa y guayabera de género de la mejor calidad, una
mascada de seda al cuello, sombrero galoneado y calzado con finos
zapatos y calcetines, llevando al cinto una pistola y cabalgando sobre
una mula bien enjaezada, que se movía ligera por todas partes; todo
el mundo tenía gusto en estrechar su mano, aunque en voz baja
decían que era la del bandido del Valle de Tlacolula.
Agregaban que en sus correrías empleaba una bestia de doble
herradura que le servía para despistar a sus perseguidores, y que
sólo atacaba a las conductas de determinados comerciantes que
tenían con su familia cuentas pendientes.
Al poco tiempo se supo que la policía del Estado lo había atrapa- do y
muerto en el lugar de sus fechorías. El caso fue celebrado por los
bardos callejeros, que le improvisaron un corrido, que fue cantado
en los días que la revolución se desataba en la región.
A este hombre le podrían llamar los habitantes de Ixtlán el “bandido
caballero”, porque jamás los acometió, no obstante que sabía con
exactitud lo que cada individuo podría llevar. Lo que es más todavía:
conocía al detalle la conducta de la Mina de Natividad, que
cronométricamente hacía su viaje semanal de ida y regreso, subía
con la raya, que era conducida a lomo de cuatro mulas, y regresaba
con las barras de oro y plata, que manejaba un hombre de confianza
y el mozo de estribo, armados únicamente de dos pistolas y un rifle,
sin que jamás fuera atacada.

363
LA SIERRA JUÁREZ

Periódicamente se han formado grupos de abigeos entre maleantes


de los pueblos; tan pronto como son localizados, las propias
autoridades municipales, de acuerdo con las vecinas, disponen el
castigo que debe de aplicárseles: en casos débiles, el ostracismo;
pero en los graves, la pena capital. El primer caso que vi de esto fue
en 1909 con unos de Atepec y otros pueblos; como no eran muy
graves los casos a muchos se les consignó al servicio de las armas;
pero el principal sufrió la pena de muerte en garrote vil en la prisión
de aquel pueblo.
En 1929 se observó otro entre los habitantes de Teococuilco y demás
lugares circunvecinos, y la pena fue de muerte.
La misma pena aplicó Lachatao a otro pequeño grupo que se formó
por los años 1922 a 1925.
Los serranos tratan de mantener a toda costa su prestigio de gente
honrada, aunque para conseguirlo tengan que aplicar medidas
enérgicas entre sí, entendiéndose que es a espaldas de la ley. El
apotegma de que el respeto al derecho ajeno es la paz los obliga a
llegar a estos extremos.
El progreso de la educación y las vías de comunicación tendrán que
acabar con esta situación.

4. El término “Chahuiro” y la palabra “Netxicho”


Es común oír a los habitantes de Capulalpan, Natividad y Xiacuí,
aunque los demás pueblos también lo usan, pero en menor
proporción, designar con el término chabuiroa los pequeños
comerciantes de Yalina, Soogocho, Solaga, Tabehua y demás pueblos
que semanalmente concurren en sus mercancías a las plazas de los
primeros lugares, procedentes del distrito de Villa Alta, y no ha de
faltado quien pregunte acerca del significado de la palabra que en
esta ocasión analizamos.
Hace como cincuenta años que con ese nombre se conocía un jarro
bonito de color rojo, de capacidades entre medio o tres litros; su

364
LA SIERRA JUÁREZ

destino era hervir el café y los alimentos de todas las familias de la


región; por lo que era un artículo de mucha demanda, que llegaba en
cargamentos semanalmente a los mercados.
Este artículo, junto con los apaxtles, cántaros, ollas y demás útiles de
alfarería que traían y amontonaban en los mercados de cada pueblo,
daba colorido y alegría a las plazas.
Es obra exclusiva de los alfareros del pueblo de Yohueche, que viven
en la margen poniente del río Cajonos, hoy Agencia Municipal de
Soogocho.
El término chabuiro, a mi juicio, es una corrupción o yuxtaposición
del zapoteco de aquellos pueblos; el primer término es chabui y el
siguiente ree, con pronunciación de “r” suave. Lo primero significa
bonito, bien hecho, hermoso, y la segunda particular cántaro o jarro,
de donde resulta de su yuxtaposición el término bonito jarro o jarro
bonito, como efectivamente lo es cuando está nuevo.
La palabra chahuies muy común en los pueblos de Villa Alta para dar
un buen calificativo a cualquier cosa que lo merezca.
De ser así, entonces tendremos que convenir que el nombre de un
artículo de alfarería se aplicó a un grupo de personas que lo venden,
y que con el tiempo se ha ampliado a todos los habitantes de un
Distrito, que, naturalmente, no merecen.
Además esto nada tiene de extraño, porque cada región tiene su
apodo o sobrenombre con el que los conocen los demás, sin que el
que lo lleva muchas veces de cuenta. A los mineros les llaman los de
aquel mismo Distrito los comepiedra, por el hecho de que su labor es
perforar rocas para extraer el metal, como a otros les llaman
despectivamente los leñeros, carboneros, hortelanos o arrieros, sin
que nadie se moleste por ello. De donde no debe de tomarse como
ofensivo el hecho de calificar a cualquier agrupación humana con un
sobrenombre, porque es la forma festiva de burlarse de sus
semejantes.

365
LA SIERRA JUÁREZ

El término zapoteco netxicho o netxicha ha sido empleado por varios


escritores en la forma presentada, ya sea para señalar una rama de la
familia zapoteca, una variante lingüística o una zona geográfica
determinada. Como su triple interpretación da lugar a confusiones, la
explicaremos hasta donde sea dable, a efecto de que tenga una
connotación más precisa para quien la use.
La palabra es netamente zapoteca, yuxtapuesta de las particulares
nee y xiiza.
Nee significa gente de..., y así se dice, por ejemplo: “Nee-Tzatoo, Nee-
Tziyela, Nee-Tzuduu”, que quiere decir gente de Lachatao, de Ixtepeji
o de Analco.
La segunda partícula es de difícil escritura, de donde dimanó la
actual corrupción; la emisión es una explosión colocando la punta de
la lengua detrás de los dientes cerrados, pero dejando un espacio
para la salida del aire seguida inmediatamente de la letra ¡y de la
última sílaba tza o tzo, La lengua castellana a esta última sílaba la
convirtió en chao cho.
Esta segunda parte del vocablo, en la ideografía zapoteca, lleva las
ideas de chaparro, grueso, de facciones toscas, que habla zapoteco
arcaico y vive entre profundas montañas en un ambiente siempre
húmedo.
Hay que tener en cuenta que es un calificativo que se aplicaron unos
a otros de la propia raza desde la antigüedad.
En escritos de 1521 ya encontramos este término, y se hacía en esta
forma: Yaxitzadaoo, nombre aplicado a un pueblo pequeño, que pudo
haber sido el actual San Pedro Nexicho u otro situado también cerca
de los que en la época de la congregación fundaron el actual Ixtepeji.
La partícula final daoo es aún en la actualidad muy usada por los
pueblos zapotecos de Villa Alta, con especialidad Yalalag, para
significar chico, pequeño o reducido; así llaman al niño vic-daoo.
Si los escritores de aquella época hubieran usado las mismas letras
del párrafo anterior, en la actualidad el término no hubiera sido

366
LA SIERRA JUÁREZ

discutido ni dado lugar a las actuales confusiones. Deseo difícil,


porque esporádicamente se presentaban hombres de estudio, y
siendo en su generalidad sacerdotes españoles, difícilmente se
adaptaban a las lenguas indígenas, con las naturales excepciones.
El calificativo netzicho o netzicha, de doscientos años a la fecha, se
decía extensivo a todos los pueblos del Distrito, para que después
lentamente se fuera restringiendo a un reducido número de pueblos.
Geográficamente la zona netzicha es en la actualidad la misma que se
conoce en con los nombres de El Rincón, territorio que se forma de
las subcuencas del río Cajonos, que, como sabemos, es la alta cuenca
del Tesechuacán.
La forma los escurrimientos de los ríos Santa Gertrudis, del
Municipio de Talea; el de Tanetze y el de El Rincón de Ixtlán o el
Tepanzacoalco.
Forman también esta zona los arroyos y ríos que bajan del Monte
Bello, del Distrito de Villa Alta, y que se juntan en el punto geográfico
llamado La Colmena, como se explica en otro capítulo.
Región que está bajo las condiciones isotérmicas del Golfo, bastante
húmeda, y las corrientes de agua son permanentes por los largos
temporales que la dominan.
Área extremadamente accidentada, pues las cumbres de las
montañas se elevan hasta 2,800 metros sobre el nivel del mar y los
lechos de los ríos bajan hasta 500 metros, haciendo por ello
ambiente de clima variado, pero siempre húmedo. En las partes
bajas es donde dominan los tres azotes de la región lo que se explica
ampliamente en otros renglones.
Del tipo somatológico de esta gente también se trata en capítulo
especial.
En el territorio netzicho de la actualidad están asentados los
siguientes pueblos, que corresponden a la jurisdicción de Ixtlán;
Yotao; Cacalotepec, Tepanzacoalco, Yaneri, Soogochi, Yagalavia,

367
LA SIERRA JUÁREZ

Teotlaxco, Yagila, Josaa, Tiltepec, Yagalasi y el reciente rancho de El


Porvenir de esta última jurisdicción.
Al Distrito de Villa Alta corresponden Talea, Juquila, Tanetze,
Yaviche, Yagallo, Yaee, Lachichina, Lalopa, La Olla o actual Otatitlán,
Yatoni, Temascalapa, Yatzona, Camotlán, Reaguí, Lachixila y Yovego.

5. El Mosquito Serrano (Corrido-Himno)


Este canto, que por muchos años privó en casi todos los pueblos de la
región, acabó por concentrarse entre los habitantes de la Cabecera,
para que al principio de siglo desapareciera.
Durante el último período revolucionario de nuevo se puso en boga,
pero sólo se cantaban aquellos versos que reflejaban los años que
vivían.
Se cuenta que la letra fue compuesta por el director de la escuela de
la Cabecera, don Felipe Conde, y la música por el preceptor Juan
Aspiroz, director de la Escuela de San Pedro Nolasco, en una
expedición militar que hicieron los serranos a los bajos de Tuxtepec
durante la Guerra de Intervención.
Por los datos aislados que se tienen, esto sucedió por abril de 1866;
la columna marchaba en auxilio de las fuerzas del general Pérez
Figueroa, que defendía el bastión de Soyaltepec, Tux., amagado por
una expedición francesa, y al hacer un descanso en la población de
Usila u Ojitlán fue cuando se compuso.
Como la atención de los serranos estaba concentrada en la ciudad de
Oaxaca, ocupada por los intervencionistas, es por lo que en los
primeros versos se trata de ella.
El estribillo hace alusión a los jefes político militares que pagan con
el olvido los servicios de los pueblos. La primitiva letra decía:

368
LA SIERRA JUÁREZ

Vámonos para Oaxaca, Colás, Colás y Nicolás,


vámonos y la verás, de tanto que te quiero
rodeada de jardines mal pago me darás.
y en medio Nicolás.

Verás allí el pendón Colás, Colás y Nicolás,


que libre flotará de tanto que te quiero
sobre el palacio hermoso mal pago me darás.
de aquella capital.

Colás, Colás y Nicolás, La sierra de los libres


de tanto que te quiero mañana triunfará
mal pago me darás. y allá con sus laureles
tú frente ceñirá.

Allá sobre la cima Colás, Colás y Nicolás,


del monte mirarás de tanto que te quiero
el valle que domina mal pago me darás.
la Santa Libertad.

Colás, Colás y Nicolás, Marchemos a la lucha


de tanto que te quiero con gran resolución,
mal pago me darás. tomemos la metralla,
carguemos el cañón.

Nosotros los serranos, Colás, Colás y Nicolás,


por firmes convicciones, de tanto que te quiero
luchamos como hermanos mal pago me darás.
si existe la razón.

Colás, Colás y Nicolás, Cuando a la Sierra vengan


de tanto que te quiero familias con honor,
mal pago me darás. nosotros les daremos
todito nuestro amor.

Allí entre los picachos Colás, Colás y Nicolás,


también escucharás de tanto que te quiero
el trino de las aves mal pago me darás.
cantando libertad.

Con el transcurso de los años se suprimió la seguidilla, tal vez por


prudencia, por si se refería al general Porfirio Díaz, que por los
últimos años del siglo se había afianzado en la Presidencia, o se hizo

369
LA SIERRA JUÁREZ

inmediatamente al triunfo del Plan de Tuxtepec, para que se hiciera


alusión al Benemérito de las Américas, y de esta segunda parte sólo
se usaba el verso siguiente:

Nosotros los serranos, decimos: ¡Viva Juárez!


de firmes convicciones, Que viva la Nación,
de leales corazones, también Constitución,
sin miedo ni temor Progreso y Libertad

Las personas que siguieron cantándolo se conformaban con este


verso, y así llegó hasta 1918, época en que se aprovechó la métrica y
la música para hacer una nueva composición, teniendo en cuenta la
topografía del terreno, su actuación en las lides bélicas y el
sentimiento democrático que priva en la misma para darle la de
actualidad.
Nos dicen que la letra salió del Cuartel General de las Fuerzas
Defensoras del Estado, y entonces podemos creer que fue obra del
señor licenciado y general don Guillermo Meixuerio, y dice así:

Nosotros los serranos, No importa que resuenen


de firmes convicciones, con ecos espantables
de leales corazones, las voces formidables
sin miedo ni temor del máuser y el cañón.

teniendo cual tenemos Tenemos nuestros montes


por ley nuestros derechos, cubriendo nuestros lares,
vivimos satisfechos, la herencia del gran Juárez
sin dudas ni temor. la hermosa Libertad.

Amamos nuestros montes, Pero si viento adverso


de cumbres elevadas, nos sopla despiadado,
altivas y enclavadas entones coronados
allá en la inmensidad. con luces de arrebol,

Amamos nuestros bosques, la frente levantada


pero con más anhelo, el máuser en la mano,

370
LA SIERRA JUÁREZ

con más ardiente celo, el último serrano


la hermosa Libertad. caerá mirando al Sol.

No importa que a torrentes


nos lancen la metralla;
tenemos cual muralla
valor y dignidad.

Si el compás del canto al principio fue de corrido, lentamente fue


adquiriendo el de himno, como ha quedado al final, que se confirma
con el aire y el contenido de la última composición que ahora se
canta en la escuela y se hace en forma reverente.

371
LA SIERRA JUÁREZ

6. Relación de las fechas que se advierten en las campanas de


los pueblos
S I G L O S
XVII XVIII XIX XX
Núm. Núm Núm Núm Núm
Pueblos y su Patrón Año Año Año Año
Prog. Camp. Camp. Camp. Camp.
1 Ixtlán 1 1694 - - 3 1820-23 - -
2 Guelatao - - 2 1777 2 1841 - -
3 Xiacuí - - - - 2 1844 - -
4 Yahuío - - 1 1779 - - - -
5 Guiloxi 1 1695 1 1774 1 1820 - -
6 Ixtepeji - - 1 1734 1 1885 - -
7 Teococuilco 1 1692 2 1716 - - - -
8 - - - 1760 - - - -
9 Zooquiapan - - 1 1797 1 1888 - -
10 Nexicho - - - - 1 1840 - -
11 Tiltepec 1 1687 1 1707-91 - - - -
12 Yagila - - - - 2 184-51 - -
13 Josaa 2 Anón - - 1 1851 - -
14 Teotlaxco - - 1 1796 3 1821 - -
15 Yagavila - - 3 1790-79 88 - - -
16 Yaneri - - 1 1783 - - - -
17 Soogochi - - 3 1779-88 90 - - -
18 Tepanzacoalco - - 3 1753 - - - -
19 Tectitlán - - - - 2 1880 - -
20 Temextitlán - - 1 1749 1 1896 1 1933
21 Abejones - - 1 1722 - - - -
22 Macuiltianguis - - 1 1744 - - - -
23 Comaltepec - - 1 1749 1 1806 1 1941
24 Totomoxtla - - 2 1771-96 - - - -
25 Llagas - - 1 1778 1 1806 - -
26 Chicomezúchil
Esquila grande de 1316
directamente traída de
España - - 1 1769 2 1816-98 - -
27 Amatlán - - 1 1701 2 1884-98 - -
28 Lachatao - - 2 1792 1 1875 - -
29 Capulalpan. En la
sacritría
una de 1381 traída de

372
LA SIERRA JUÁREZ

S I G L O S
XVII XVIII XIX XX
Núm. Núm Núm Núm Núm
Pueblos y su Patrón Año Año Año Año
Prog. Camp. Camp. Camp. Camp.
España -
- - 2 1777-78 2 1820 -
30 Nieves - - 2 1775 1 1881 - -
31 Jaltianguis - - - - 4 1844 - -
32 Yavesía - - 1 1766 1 1829 - -
33 T. Ixtlán - - 2 1725 3 1853 - -
34 Yahuiche - - - - 1 1832 - -
35 Latuvi (obsequio de
Latachao) - - 1 1769 - - - -
36 Laxopa - - 3 1718 - - - -

1. Como se ve, sólo se fundieron o adquirieron cuatro campanas en


el siglo XVII.
2. La mayoría de ellas datan del siglo XVIII.
3. Y en el siglo XIX las demás. Lo que induce a suponer que
corresponde a la época en que se intensificó el cristianismo en la
región.

373
LA SIERRA JUÁREZ

CAPÍTULO VII
CARACTERES PSICOBIOLÓGICOS DE LOS MORADORES

1. Caracteres somáticos y psicológicos de los zapotecas


serranos
Para poder dar una idea aproximada de las características somáticas
y psicológicas de estos habitantes tenemos necesidad de hacer una
clasificación, agrupándolos en pequeñas regiones geográficas, en
esta forma:
Primer Grupo Zapoteca. Zapotecas netzichos de actualidad: los
rinconeros caa-loo-vegaa (los de cara de calabazo), habitantes de los
pueblos de Yotao, Cacalotepec, Tepanzacoalco, Yaneri, Soogocho,
Yagavila, Teotlaxco, Yagila, Josaa, Tiltepec y Yagalasi, que ocupan la
subcuenca del río Rincón.
De ellos se dice en forma general que son de complexión endeble,
bajos de cuerpo, cabeza redonda, facciones defectuosas,
descendientes directos del zapoteca arcaico, sin mezcla alguna
todavía.
Ojos negros, hinchados y lacrimosos; cara ovalada y mandíbula
redonda, de donde les viene el apodo; boca regular, labios gruesos,
dentadura irregular, cuello grueso, con bocio alguno y pelo lacio y
descuidado.
Poco sociables, no obstante vivir agrupados; respetuosos de las
autoridades superiores, desobedientes con las suyas, desconfiados
hasta de sus familiares, adormecido el valor personal y desleído el
colectivo.
Afectos a reclamar la justicia para sí, enemigos de lo ajeno,
desconocen todavía el sentimiento estatal y nacional.
Económicos, tolerantes en sus relaciones familiares, y con
especialidad en las infidelidades conyugales.

374
LA SIERRA JUÁREZ

En sus tratos con los demás son de tú a tú.


En la religión son una amalgama del catolicismo con la idolatría.
Su afición deportiva se reduce a ser cazadores y nadadores, incluso
los niños de mediana edad.
Cultivan imperfectamente la música con instrumentos de viento y
emplean los sones.
Sólo baila el hombre y en estado de embriaguez, o cuando más se
acompaña de una mujer, siempre que esté en el mismo caso. El de
Tepanzacoalco, que tiene un estándar más elevado, lo hace a
imitación de los de Ixtlán, sus vecinos.
Entre ellos aún tiene gran influencia el brujo, que es doctor y
agurero; se curan con hierbas y maleficios, y algunos emplean para
sus prácticas adivinatorias el oráculo y los naipes.
En estado de embriaguez, que también cultiva la mujer, son
sentimentales; son raros los crímenes.
El sentimiento de dignidad es bajo, indiferente a sus derechos civiles,
penales y políticos.
Al grito de “¡Viva Cristo Rey!” o al de “¡Viva Juárez!” permanecerían
callados o secundarían el que se lanzara primero.
Se dejarían todavía arrebatar sus tierras en el 60 %; aún permanece
dormido el espíritu bélico. A excepción de los de Tepanzacoalco, no
intervinieron en la última Revolución.
Segundo Grupo. Chabuiros. Comprende los pueblos de Laxopa,
Yahuío y Guiloxi, de la subcuenca del río Cajonos.
Gente muy parecida a sus congéneres del Distrito de Villa Alta,
especialmente por su lenguaje y otras costumbres.
Complexión mediana, talla variable, cabeza grande, alargada hacia
adelante; facciones irregulares, nariz gruesa, ojos coyuches y limpios,
boca grande, dentadura uniforme, cuello normal, pelo lacio y
abundante, barba semiabundante y ningún calvo.

375
LA SIERRA JUÁREZ

Sociables, porque viven agrupados; de mutua confianza, alto


desarrollo del valor individual y más alto aún del colectivo; no les
acomete el pánico; lentos para reaccionar, poco afectos al crimen,
justicieros, respetuosos de lo ajeno y patriotas regionales; ya tienen
idea de la nacionalidad por haber recorrido el país en la Revolución.
Muy trabajadores, afectos a ayudarse en las labores agrícolas, que
llaman gozonas; económicos, fuerte sentimiento de solidaridad,
pasionales en la defensa de sus causas, alternan la obediencia y la
rebeldía con el poder público; altaneros en los tratos con sus
vecinos; o lo sujetan a las circunstancias; semicatólicos, gustan de las
manifestaciones externas; no se les ha despertado aún el sentimiento
deportivo; buenos cazadores; los niños gustan de los juegos
antiguos; afectos a las bandas de música, bailan por parejas los sones
y jarabes, que toman de Yalalag. La influencia del brujo va
desapareciendo.
En estado de embriaguez son pendencieros y camorristas. El
sentimiento de dignidad es fuerte; se empeñan en defender sus
derechos cívicos en las luchas electorales y son lentos para afiliarse
al ganancioso. Al grito de “¡Viva Cristo Rey!” o al de “¡Viva Juárez!”
contestarían por el segundo. Sus derechos sobre tierras los
defienden hasta la muerte; como soldados son disciplinados y
sufridos.
En el seno de la familia son afectuosos y cumplidos en sus
obligaciones. La mujer trabaja todavía en las labores del campo y se
iguala al hombre en todos sus aspectos, hasta para cargar fardos a
larga distancia.
Tercer Grupo. Habitantes de la región sur o del Cuagimoloyas: caa-
nenaa tunia. “los de las manos largas”, otambién caa-neizaladua, “los
del otro lado”, comprenden a los habitantes de Lachatao, Amatlán,
Yavesía, Yatuni, Cuagimoloyas, Latuvi, Benito Juárez y del Mulato,
que apenas se está formando.
De talla más altos que bajos, fuerte complexión, cabeza regular y
proporcionada y facciones lisas, la cara adquiere una tendencia

376
LA SIERRA JUÁREZ

triangular con el vértice en la barba; nariz aguileña, ojos negros y


normales, boca y labios pequeños, dentadura uniforme, cuello
delgado, pelo lacio, barba y bigote ralos; no hay calvos.
Son sociables, y las necesidades los obligan a vivir en rancherías;
respetuosos con sus autoridades locales o indiferentes con las
superiores; desconfiados hasta de sí mismos; alto valor personal y
más elevado todavía el colectivo, reaccionan rápidamente con
estímulos imprevistos; no muy justicieros; respetuosos de lo ajeno o
acuden a lo ajeno por verdadero apremio.
Con elevado sentimiento patrio para la región. Estado y
nacionalidad; trabajadores asiduos para sí y algo indiferentes en la
labor colectiva. Económicos, consecuencia de la dureza del clima y de
lo accidentado de la tierra para adquirir la producción agrícola.
Pasionales para defender las causas políticas, en sus tratos con los
demás pueblos hacen prevalecer su criterio; les interesan más los
derechos políticos que los civiles y penales; sus tierras las defienden
a capa y espada, y serían capaces de invadir otras si se les presentara
la oportunidad. Son juaristas exaltados.
Buenos soldados en lo personal y mejores en grupo, sus ascendientes
se destacaron en las luchas del siglo pasado, estuvieron sobre las
armas los quince años que duró la Revolución y no variaron de
bandera, soportando con resignación los períodos difíciles y
alcanzando brillantes victorias, que no los envanecieron. No tuvieron
ocasión de formar parte de las grandes divisiones militares para que
tuvieran oportunidad de dar de sí todo lo que podían mediante el
estímulo que se forma con el espíritu del cuerpo o las banderas, ni
tampoco de concurrir a las grandes funciones de guerra.
En sus relaciones familiares son excelentes jefes de familia; celosos
en sus relaciones con las mujeres, no toleran las infidelidades de la
esposa o la repudian.
Fuerte vocación hacia trabajos mineros, hábiles para romper piedra
y hacer cercos con ellas; pequeños agricultores, ya se inician en la
arboricultura; excelentes cazadores y muy hábiles para el manejo de

377
LA SIERRA JUÁREZ

las armas; andarines, no tienen oportunidad de practicar la natación.


En deportes cultivan de preferencia la pelota mixteca, pero también
descuellan en los modernos; bailan al estilo moderno, y su pasión
para todos los que tengan sabor militar es grande.
Su catolicismo es relativo, pero tampoco toleran otra religión. Los
brujos y demás fantasmas sólo son temas de burla.
Las nuevas generaciones se van abriendo campo en las escuelas
superiores.
Sus futuros intereses económicos y sociales están hacia el Valle de
Tlacolula. Sus trabajos para abrir caminos carreteros sobre la
montaña los tienen que colocar en lugar preeminente ante la vista de
sus vecinos de los pueblos de Villa Alta.
Cuarto Grupo. Los goo-vedina (los come-ratones): tienen como
centro el pueblo de Ixtepeji. Son generadores de los pueblos de
Zooquiapan, hermanos de los de San Miguel del Río y padres de
numerosas rancherías.
Es el mejor tipo de la raza; talla alta, complexión robusta, cabeza
proporcionada y redonda, cara ovalada, nariz grande, ojos claros,
boca regular, dentadura fuerte y pareja, cuello grueso, pelo, barba y
bigote lacios y pocos calvos.
De sociabilidad relativa, de mirada imponente, irrespetuosos con
todo el mundo, desconfiados y egoístas, en constante pugna con el
poder público, de espíritu de justicia relativo, enemigos de lo ajeno;
en sus tratos con los demás pueblos son altaneros.
Buenos jefes de familia, pero duros en sus tratos con ésta, y sobre
todo con la esposa; celosos del patrimonio familiar.
Trabajadores en alto grado, conocen el valor del tiempo; activos para
lo suyo, pero indolentes para lo colectivo.
De valor personal desarrollado, y muchos más el colectivo, tienen la
creencia de ser los más valientes de la región o sólo se lo conceden

378
LA SIERRA JUÁREZ

en igual grado a los de Atepec e Ixtlán, muy encariñados con las


armas.
Tienen un largo historial a este respecto; son guerreros desde la
antigüedad y siempre dispuestos a la lucha. Actuaron en forma
destacada en el siglo pasado y en el presente originaron un
movimiento armado.
Su catolicismo es muy superficial, no obstante que desde hace siglos
es cabecera de la parroquia. Los rancheros de la montaña son
anabaptistas o sabatinos y se aferran a esta secta.
Enemigos de los deportes, que toman como ociosidad, tampoco
permiten el juego a los niños, y desde temprana edad los inclinan al
trabajo; excelentes cazadores y malos nadadores.
Son malos músicos; en sus cantos desentonados usan los jarabes y
sones antiguos, aunque empiezan a iniciarse en los modernos, y en
este acto son bruscos en sus tratos con las parejas.
Se casan jóvenes, aunque no obedeciendo a las inclinaciones del
amor sino a las conveniencias materiales; es muy solicitada la joven
trabajadora, y mucho más si es buena molendera. Con estas
cualidades les toleran sus infidelidades.
Reaccionan rápidamente con estímulos imprevistos, siendo
respetuosos de lo ajeno. Son juaristas exaltados.
Tienen idea completa de la nacionalidad.
Celosos de sus derechos civiles e indiferentes para los penales y
políticos, son verdaderos apolíticos.
En sus tratos con los demás pueblos son imponentes, y en las
discusiones hacen prevalecer la fuerza a la razón.
Sus tierras comunales las defienden con tenacidad, y las soluciones
más prácticas son las que descansan sobre la mejor puntería de sus
armas, que las aprovechan como deporte. Para no hacer el ridículo,
esconden a sus heridos y muertos, sin informar de ello a las
autoridades superiores.

379
LA SIERRA JUÁREZ

Nadie mejor que los tlalixtaqueños los conocen a este respecto.


Excelentes agricultores, su especialidad son el maíz y el trigo; se
bastan a sí mismos y el sobrante lo venden a los pueblos de El Rincón
a cambio de café. Buenos arrieros; son los primeros de la producción
agrícola de la región.
Se dice de ellos que son los que satisfacen plenamente su estómago
en las tres y cuatro comidas que hacen al día.
Fueron indiferentes a la educación de sus hijos, que ahora rectifican.
El lenguaje zapoteco que usan difiere en algo con el de los demás
pueblos.
En estado de embriaguez son camorristas y afectos a golpearse.
Quinto Grupo. Los lidis (los agarrados o económicos): prolongación
geográfica de los anteriores, comprende los pueblos de Teococuilco,
Yareni, San Miguel, San Isidro Aloapan y Abejones.
Se consideran las familias más viejas de la región; los pueblos de sus
alrededores son sus descendientes, lo mismo que los habitantes de la
Villa de Etla.
De complexión robusta, aunque en mejor escala que los anteriores;
desproporcionados, talla mediana, cabeza grande e irregular, de
facciones variadas; nariz delgada, ojos cuyoches o cafés, baca grande,
dentadura uniforme y fuerte, cuello chico y delgado, pelo abundante,
cejas cerradas, barba rala o escasa y pómulos salientes; pocos calvos.
Afectos a la sociabilidad, respetuosos por naturaleza, que extreman
con los ancianos, gente de calidad y con extraños.
De amplio espíritu de justicia y muy respetuosos de lo ajeno. Sus
derechos civiles y penales los defienden con tenacidad; no les
interesan los políticos. El patrimonio común de las tierras lo
defienden con calor, para lo cual acuden a las autoridades; sólo en
casos extremos usarían la violencia.

380
LA SIERRA JUÁREZ

En sus diversos problemas con las autoridades superiores acuden a


los medios diplomáticos, aunque para salir adelante tengan que
aprovechar el tiempo como su mejor aliado.
En general son obedientes a las disposiciones del poder público y
afectos a tratar sus problemas en conjunto.
Son apegados a sus trabajos particulares y afectos a las labores de
carácter colectivo.
Cuidadosos de lo suyo, que raya en egoísmo, de donde les viene el
apodo.
De valor personal y colectivo relativo, desde el siglo pasado han
actuado militarmente; en la última Revolución sirvieron a ambos
bandos, sin sabernos si por convicciones o por conveniencia.
Son buenos andarines, cazadores y nadadores; les gustan las armas,
aunque en menor grado que a los anteriores.
Les agrada el deporte y lo cultivan desde niños, habiéndose adaptado
a los modernos. Han abandonado sus antiguos jarabes y sones para
bailar los nuevos.
Forman sólidos lazos familiares, son celosos de la conducta de sus
mujeres y las repudian en sus infidelidades.
Son agricultores, arrieros y comerciantes.
Les agrada la música buena y la danza indígena.
Su catolicismo es muy arraigado y no admitirán otra religión.
Aún tienen creyentes en los brujos, fe en los augurios y gustan de
hacer consultar el oráculo y los naipes; en los juegos de salón como
en los dados gustan de hacer pequeñas apuestas.
Son cuidadosos de la dignidad varonil, muy afectos al trato
reverencial para con sus autoridades y muy amantes de cultivar la
paz.

381
LA SIERRA JUÁREZ

Reaccionan rápidamente y sus decisiones las sostienen contra viento


y marea.
Celosos defensores de las doctrinas democráticas, porque saben que
a ellas sirvió uno de sus antecedentes en unión del Benemérito.
De estas cualidades difieren los de Abejones por su bajo estándar de
vida, causa de su propio asilamiento y de sus malas tierras para
proporcionarles los elementos de vida.
Sexto Grupo. Zapotecas procedentes, según versión, de Macuil-
xóchil, y según otros grupos de la región de Cuicatlán. Ca nee natzia
(los quebrados): comprende a los de Chicomezúchil, Rabetze,
Yahuiche y Guelatao. De las márgenes de Río Grande, viven en climas
templados, a excepción de los segundos.
No existe uniformidad somatológica entre éstos, no obstante
proceder de una misma rama étnica; sólo la conservan aproximada
los de Chicomezúchil y Guelatao. La de Yahuiche se ha modificado, y
lo propio acontece con los de Rabetze.
Los datos que proporcionamos sólo se refieren al primer grupo; lo
componen un tipo de gente perfectamente irregular en varios
sentidos; su conjunto da la impresión de constituirse de desechos de
otras razas; son contados los elementos uniformes; y entonces ya se
trata de otras procedencias incrustadas entre ellos. Esta observación
se nota especialmente en Chicomezúchil; el de Guelatao es un poco
más regular.
No sabemos si teniendo en cuenta estas observaciones por ellos o
por sus convecinos, el caso es que fue un verdadero acierto el apodo
de “los quebrados”, que data de siglos.
Los de Yahuiche se han modificado por su contacto con los de Ixtlán.
Las psicologías también encuentran diferencia; en forma general se
puede afirmar que son un poco más respetuosos de sus propias
autoridades, lo que debe atribuirse al grado de cultura que han
alcanzado.

382
LA SIERRA JUÁREZ

Las pruebas de valor las dan con toda premeditación, y en general


son pacíficos en lo individual.
Menos desconfiados, reaccionan más fácilmente; espíritu de justicia
relativo, afectos a exigirla en su favor y respetuosos de lo ajeno; las
excepciones tienen como origen una venganza personal.
Su patriotismo abarca la región, la entidad y la nacionalidad.
Sus relaciones familiares son más consistentes; les place fomentar
los compadrazgos, de asegurar el patrimonio familiar y repudian a la
mujer liviana y al holgazán.
En sus tratos con los demás pueblos gustan de portarse serios y
formales, acudiendo en tono de súplica, y si no obtienen lo que
solicitan se lo reservan para devolverlo con la misma moneda. El
sentimiento de dignidad es muy elevado. La defensa de los derechos
civiles, penales y políticos se equilibra.
Seleccionan a las personas que han de asumir las funciones de
autoridad; si se equivocan, las cambian en cualquier momento,
aunque para ello tengan que atropellar la ley.
Son un poco más católicos; entre ellos se ha eliminado la idolatría y
han acabado con sus antiguos ídolos.
Sus problemas de tierras están liquidados en forma definitiva.
En el baile van al día; en música la han cultivado los de Guelatao más
que los de Chicomezúchil, aunque en un tiempo tuvieron éstos una
buena orquesta, que coincidió con los trabajos en la fábrica de Xía.
En las lides militares siempre han ocupado los segundos lugares.
Sus habitantes tienen diversas ocupaciones, que combinan con la
pequeña agricultura, hortaliza, floricultura y arboricultura.
Su mayor orgullo es haber dado al país al hombre más
extraordinario habido hasta la fecha.
Séptimo Grupo. Zapotecas del centro del Distrito. Caa gola naa
(traicioneros, o los que atacan a mansalva, de los que nos debemos

383
LA SIERRA JUÁREZ

cuidar). Lo forman los de Trinidad Ixtlán, Xiacuí, Natividad,


Capulalpan, Ixtlán, Jaltianguis, Analco y Macuitianguis.
Ocupan la región central del Distrito en la margen oriente de Río
Grande. Se pueden considerar como los zapotecos amestizados, por
lo mezclados que ya se encuentran con sangre europea.
En todos estos pueblos se pueden encontrar tipos perfectos
europeos, de los que algunos ni siquiera conocen el castellano. Es el
resultado del contacto tenido con hombres extraños al lugar que
llegan para los trabajos de la minería, o de las mujeres que
estuvieron de sirvientas en la capital del Estado y regresan con sus
niños.
Han tomado carta de naturaleza en estos lugares los apellidos
Arreortúa y Meixueiro, que suponemos son de origen portugués, y
muchos de ellos, por sus mezclas con los nativos, son los mejores
mestizos de la región.
En Capulalpan y Jaltianguis se advierte esta aseveración.
Por esta circunstancia aseguramos que son más altos que bajos y de
complexión regular; las facciones son el resultado de la cantidad de
sangre mezclada que cada tipo lleva en su cuerpo, de las que se han
eliminado las facciones primitivas, que todavía se advierten en
gentes de otros pueblos. Una colección de veinte señoritas de todos
estos lugares nos daría la razón.
Por haber alcanzado un peldaño más elevado en la educación, son
muy sociables, respetuosos con el poder público; a quien ya critican,
y de espíritu de justicia normal; son enemigos jurados del raterismo,
que castigan con dureza, llegando incluso hasta el crimen, aunque a
espaldas de la ley; pasionales para las causas políticas que adoptan,
manteniendo relaciones directas con el poder público, gustan de
dirimir sus controversias en forma directa; se sienten orgullosos de
ser hijos de la Sierra Juárez.

384
LA SIERRA JUÁREZ

De alto valor personal y más desarrollado aún en lo colectivo; no los


acomete el pánico y reaccionan con facilidad ante variados
estímulos.
Entienden mejor la religión católica y no la confunden con la
doctrina democrática; han desaparecido entre ellos los restos de
idolatría; del brujo y demás fantasmas sólo les queda el recuerdo.
Son tolerantes con los que cultivan otras religiones.
En el hogar son afectuosos, gustan de mantener la unidad familiar a
todo trance y de su patrimonio repudian a la esposa, o simplemente
concubina, si falta a sus obligaciones de fidelidad conyugal.
Al tratar sus problemas con otro pueblo lo hacen en forma comedida
y diplomática. Los derechos civiles y penales los defienden por igual.
En los deportes son andarines, cazadores, gustan de la pelota
mixteca, conciertan desafíos y se han adaptado a los modernos. En
los de salón juegan a los naipes, dados y hacen pequeñas apuestas.
En el baile han abandonado los jarabes y demás sones para adoptar
los estilos modernos, y son apasionados de esta diversión, que para
ellos es lo mejor.
Toda fiesta o motivo de distracción no es completa si no se rubrica
con un baile.
Cultivan la música y el canto; en otras épocas eran los mejores
coristas de los templos. Fomentaban las bandas de música y
últimamente los jazz. Tuvieron orquestas.
A excepción de los de Natividad, todos poseen sus pequeñas parcelas
para cultivos, pero que sólo son auxiliares de sus ingresos generales;
son mineros, madereros, pequeños comerciantes, arrieros, artesanos
y empleados públicos de baja categoría.
Sus tierras comunales están ya bien delimitadas y las controversias
que de ellas surgen las hacen al amparo de la ley y de las autoridades
superiores.

385
LA SIERRA JUÁREZ

Son los habitantes que más cultivan la embriaguez, y en ese estado


reaccionan de distinta manera y es cuando se cometen más
crímenes.
De estos núcleos ha salido el mayor número de dirigentes del
Distrito, profesionales que se han distinguido en la política, la milicia
y el sacerdocio.
Desde que el general Díaz los inició en estas actividades han tomado
parte activa en los destinos del Estado; en la última Revolución
estuvieron sobre las armas alrededor de quince años. El antecedente
histórico los hace estar siempre dispuestos a renovar los laureles
alcanzados por sus antecesores. El sitio de Oaxaca en 1860 y el
triunfo alcanzado en La Carbonera siempre los ha de comprometer.
Saben, y de ello se sienten orgullosos, que gracias a sus esfuerzos el
general Díaz sacó adelante el Plan de Tuxtepec, el cual le
proporcionó largo años en el gobierno nacional.
Octavo Grupo. Los vina o ubina (los miserables). Prolongación de la
región anterior, la forman únicamente los pueblos de Atepec y
Luvina.
Son alrededor de dos mil almas. Por largos años permanecieron
estacionados en su evolución, de la que apenas van saliendo.
El mayor núcleo lo forman los de Atepec, y difirieren en varios
aspectos de los de Luvina, tanto en sus caracteres físicos como en los
psicológicos, no obstante que ambos respresentan al zapoteca
arcaico.
Los de Atepec son de complexión delgada, altos de cabeza un poco
prolongada hacia arriba, de facciones lisas, color oscuro, nariz
achatada, ojos negros, barba rala, dentadura delgada y uniforme,
boca grande y labios delgados, cuello largo y pelo lacio; no hay
calvos.
El de Luvina es de complexión delgada pero más recientes;
podríamos calificarlos de huesudos, de estatura baja; la forma de la
cara es la de un triángulo con el vértice en la barba, ojos chicos y

386
LA SIERRA JUÁREZ

negros, piel oscura, dentadura delgada y uniforme, cuello delgado;


brazos caídos desde el hombro, pantorrillas delgadas y pies
deformes.
Viven en forma urbanizada, la sociabilidad es relativa y tienen un
escaso respeto a las autoridades, ancianos y niños.
De valor personal no definido, pero desarrollado en el colectivo.
Lentos para reaccionar, desconfiados, de ideas confusas sobre la
justicia; con algunas excepciones, son respetuosos de lo ajeno;
algunos actos rateriles son producto de venganzas personales.
No tienen idea exacta de la nacionalidad; sólo saben que en México
radica un gobierno fuerte, dueño del dinero, de la bandera tricolor y
de muchos soldados y que en la actualidad paga a los maestros
rurales.
El trabajo lo toman como un castigo y las labores agrícolas las
desempeñan por igual con las mujeres.
Reacios para las faenas colectivas o de beneficio común.
Desconfiados y egoístas hasta para los actos humanitarios.
En sus tratos con las autoridades superiores y de su propia categoría
adoptan actitudes humildes por táctica, siempre dispuestos a no
acatar lo que se les indique, escudándose dentro de su ignorancia y
pobreza. Esta es la escuela de Luvina.
Su catolicismo es muy relativo. San Juan está sobre las demás
divinidades y es el único que merece honores y ruegos. Cuando no
satisface sus necesidades le vuelven la espalda para recurrir a sus
ídolos, que siguen escondidos en la espesura de la montaña.
El producto de las cosechas está, en la mayoría de los casos, en
manos del bondadoso Chaneque, más que en la eficacia de los
temporales.

387
LA SIERRA JUÁREZ

Su principal o única ocupación, y junto con los de Ixtepeji son los que
sostienen el mercado de granos de Natividad. Luvina empieza a
intensificarlos.
El deporte lo toman como ociosidad; son excelentes cazadores de
animales silvestres grandes, como el tigre y el león, que matan por
medio de trampas: su especialidad son los venados, siendo muy
cuidadosos de sus armas.
Son malos músicos, cantan muy poco y bailan de preferencia los
antiguos jarabes; sólo Atepec emplea los aires modernos, y les gusta
ser maromeros, que practican en sus bosques. El brujo aún tiene
influencia entre ellos y, como los demás, son curanderos y
adivinadores. La multitud tiene fe en las revelaciones de la baraja y
el oráculo.
En la embriaguez son chocarreros y pendencieros para cobrar
agravios, aunque los hay también festivos.
El sentimiento de dignidad es relativo; indiferentes a sus derechos
civiles, penales y políticos.
Los atepecanos son celosos de la defensa de sus tierras comunales;
en cambio los de Luvina son indiferentes y hasta las han enajenado a
particulares de otros pueblos.
Los atepecanos, de largo historial bélico, miran a los ixtepejanos con
arrogancia y estarían siempre dispuestos a medir sus armas con
ellos.
Los de Luvina sólo tuvieron en la última Revolución una ligera
intervención.
Noveno Grupo. Corresponde a la familia chinanteca, que en la
actualidad la forma diez agrupaciones humanas, distribuidas en tres
Municipios, con un total de cuatro mil seiscientos treinta y tres
almas, aunque creemos que sean algo más.
Son descendientes de los chinantecas pichinches o pelones de las
altas montañas. Sabemos que el núcleo principal de esta familia tuvo

388
LA SIERRA JUÁREZ

su asiento en Chinantlán, después Valle Real y ahora Valle Nacional,


del Distrito de Tuxtepec, hace como quinientos años.
Los zapotecas los llaman en su idioma ca nee ridaa (“los de la loma
de arriba”), sin que podamos traducir su significado exactamente
En la actualidad son de complexión endeble, más bajos que altos, de
cabeza regular o más bien chica, medio achatada en los lados
parietales, cara lisa, al parecer contraída; nariz delgada, ojos negros
o ligeramente cafés (lacrimosos los que viven en los climas cálido-
húmedos), boca grande y labios delgados, dentadura irregular, de un
tinte amarillo, que debe atribuirse a la nicotina, y piel cobriza;
existen algunos calvos.
El 70 % vive en forma dispersa recogidos en sus ranchos, que no
podríamos determinar si obedece a su propio temperamento o a la
falta de tierra suficiente alrededor de sus pueblos.
Sólo llegan a la población durante la Semana Santa, el Santo Patrón,
Todos los Santos y en Navidad, y es de verse las caravanas de
familias que cruzan todos los caminos para permanecer el tiempo
estrictamente indispensable en el pueblo.
Con frecuencia no regresan al mismo lugar porque disponen de dos o
tres ranchos; el de la tierra caliente- húmedo, el de la tierra fría y el
de la tierra caliente-seca; por esa causa disponen de variada cantidad
de productos alimenticios y se podrían sostener por largos años
aislados sólo teniendo sal y cerillos.
Se dan cuenta de que pierden muchos días de trabajo en sus
constantes cambios de un lugar a otro, porque las distancias son de
uno y dos días de camino, por lo que tienen que trasladar todo su
menaje de casa y animales domésticos. Regularmente pierden una
cosecha de las tres que hacen al año porque no llegan a tiempo para
el beneficio de las plantas; son verdaderos trashumantes.
Este sistema de vida les ocasiona perjuicios; la casa principal está
abandonada; los niños no pueden concurrir a la escuela con
regularidad, sienten la necesidad de renovar continuamente los

389
LA SIERRA JUÁREZ

techos de sus chozas y constantemente abren de nuevo las veredas, a


veces sobre peligrosos acantilados, y por último en causa de su poca
sociabilidad.
La casi totalidad de las tierras sólo las poseen por el derecho de
ocupación, puesto que forman parte de las de la Comunidad. Todo lo
indicado obedece a que la región es sumamente escabrosa y de clima
variado.
Aún luchan por agrandar el predio, y por ello son los continuos
litigios, que a veces llevan ante las autoridades superiores y otras los
dirimen por medio de sus armas o el filo de sus machetes.
Por lo anterior se infiere que su ocupación principal es la agricultura,
el modesto comercio y trabajar como braceros en las tierras bajas de
Tuxtepec.
Como no alcanzan buenos rendimientos agrícolas no se alimentan
bien, y la desnutrición se acentúa entre los niños. Posiblemente esta
circunstancia sea la causa de su habitual propensión a la embriaguez
con el aguardiente que elaboran.
Su catolicismo es muy relativo a causa del abandono en que se les
tiene. Sus prácticas religiosas se reducen a una o dos misas anuales y
a rosarios y procesiones, que ellos organizan.
Aún se mantiene latente en ellos la influencia de sus antiguos dioses,
representados en los ídolos, y el Chaneque tiene mucho que ver en el
éxito de sus labores agrícolas.
En deportes son buenos andarines, nadadores y cazadores de
animales de toda especie; todavía emplean la trampa para los
grandes.
Se inician en los juegos modernos; en el baile emplean los jarabes
antiguos, aunque ya empiezan a usar los modernos.
El diablo o chazaquiun también tiene sus aliados, muy especialmente
entre los maleantes; las cuevas de los acantilados a la orilla de los
arroyos y el Río Grande son los lugares de cita, donde entre sorbo y

390
LA SIERRA JUÁREZ

sorbo de aguardiente y chupadas de cigarro planean actividades


contra sus enemigos personales, de partido o grupo, pero a
condición de terminarlas antes de primer canto del gallo, pues de lo
contrario el programa se pierde. Chazaquiun es el enemigo de las
buenas acciones, y de vez en cuando conviene tenerlo de su parte
para hacer justicia por propia mano.
La matlacíbual, la bella y alegre mujer de cabellos sueltos y vestida
de gasa blanca que recorre las calles durante las noches de luna en
busca de sus amigos, los ebrios consuetudinarios, a quienes del
brazo conduce a una fuente o chorro de agua para darles un baño
con ropa y todo y dejarlos después en las puertas de sus casas, es
algo que también ocupa la imaginación de toda esta gente.
El duende, el compañero invisible de los niños, que va con ellos a
todas partes, siempre que se porten bien, o los castiga con un
tropezón en las calles o con un ruidito entre la selva, convirtiéndose
en un guijarro o animal silvestre, es también la preocupación de los
padres.
Buenos jefes de familia, padres afectuosos, la fidelidad conyugal es
muy relativa; podríamos asegurar que no conocen el celo y se toleran
sus mutuas liviandades; el marido puede tener todas las mujeres que
guste, y hasta se le permite que vivan bajo un mismo techo; no es
raro que la primera esposa cuide de los niños de la segunda o
tercera.
Son resabios de las antiguas costumbres, que se vienen modificando
desde la llegada del cristianismo.
No tienen cabal idea de sus derechos civiles, penales y políticos;
respetuosos con sus autoridades, que saben es el más fuerte vínculo
de la comunidad dispersa tienen idea de lo que es el Distrito, pero
muy vaga de lo que significa el Estado y la Nación.
Su propio sistema de vida aislada no les permite cultivar la música ni
el canto; pero tienen sus sones y corridos, que traen de las tierras
bajas de Tuxtepec y Cuicatlán.

391
LA SIERRA JUÁREZ

Siguen alimentando con interés su vieja amistad con sus vecinos los
zapotecas, con quienes conviven estrechamente desde tiempos
inmemoriables, y la mejor forma de renovarla o mejorarla
constantemente es planeando los casamientos.
Honrados a carta cabal, diligentes y serviciales, su lealtad los puede
llevar hasta el sacrificio.
Su patriotismo todavía es regional; pero se sienten orgullosos de
formar parte de los habitantes de la Sierra Juárez.
Económicos con la familia y dadivosos con el extraño.
Debido a su rudimentario castellano, al extraño le parece que son
enigmáticos; pero entre ellos son bulliciosos, bromistas y festivos.
El valor personal y el colectivo aún no llega a su pleno desarrollo; no
son belicosos, pero tampoco cobardes; todavía les puede acometer el
pánico.
Como soldados son sufridos, hacen largas jornadas diarias y no muy
disciplinados; tomaron parte activa en el siglo pasado como fuerzas
auxiliares al principio y como combatientes después.
Guardan todavía gratos recuerdos de su antiguo capitán Agustín
Castillo, que los llevó a distintas partes en son de guerra.
En la última revolución hicieron causa común con la bandera que
defendieron los de Ixtlán sin vacilación alguna; sufrieron las
consecuencias y se anotaron algunos triunfos, pero salieron limpios
de críticas, no se les puede achacar ninguna veleidad.

392
LA SIERRA JUÁREZ

CAPÍTULO IX
PROBLEMAS CULTURALES

1. Sinopsis educativa
La educación de los habitantes de la región empezó desde la época
precortesiana, cuando a los niños, y especialmente a los hijos de los
caciques, se les hacía que aprendieran los ritos de su religión. Pasado
este período, tan pronto como llegó la cristianización, se
establecieron las escuelas curales, donde siguiendo las costumbres
antiguas los hijos de los principales acudían a ellas para aprender el
castellano, el latín y la religión; una segunda forma de enseñanza era
la cantoria, que te- nía por objeto conocer los cantos litúrgicos para
acompañar al sacer- dote en sus actos oficiales o para dar las
respuestas desde el coro; como un perfeccionamiento de este
aspecto también aprendieron el solfeo y los indujeron a tocar el
órgano, de los que en Ixtlán se tuvieron hasta dos en el siglo XVII.
El conocimiento de las letras o lectura-escritura se reservaba para
los hijos de las personas de calidad, o sean los yexos, antiguos
caciques principales o mandones.
A fines del siglo XVII ya se pensaba en hacer de la educación un
patrimonio de todas las clases sociales, y las mismas casas curales
fue- ron las que iniciaron estas actividades bajo este nuevo concepto.
En los años 1825 a 1848 sólo se hacen ligeros intentos para
organizar la educación bajo el sistema lancasteriano, en boga
entonces.
La presencia del señor licenciado Benito Juárez en el gobierno del
Estado es aprovechada para iniciar la organización de las escuelas en
la región, y en 1849 se abre la primera de tipo Municipal en Ixtlán,
con su solo maestro y exclusivamente para varones.
A partir de acuella época los demás pueblos empiezan a demandar el
establecimiento de las suyas, que se van abriendo conforme a los

393
LA SIERRA JUÁREZ

elementos de que dispone cada Comunidad, en virtud de que el


gobierno local no puede hacer los gastos por su cuenta, no obstante
que por entonces ya estaba en vigor la Ley del Impuesto de
Capitación, que, como se sabe, la creó el decreto de 7 de abril de
1842, firmado por el Presidente de la República, Antonio López de
Santa Anna.
En 1858, en el Departamento de Villa Alta, donde todavía estaba
comprendida la región de Ixtlán, funcionaban dos Escuelas Normales
y 138 Municipales, a las que concurrían 3,417 alumnos.
En 1878 había en el Distrito, pagadas por el Gobierno del Estado,
diez escuelas de niños y dos de niñas, atendidas por igual número de
preceptores, a las que concurrían 641 alumnos varones y 88 niñas; el
presupuesto anual era de $2,420.00; en 1883 existían 13 planteles
para varones y tres para mujeres; a estas últimas se les designaba
“Amiga de las Niñas” y eran atendidas por igual número de maestros
y maestras y concurrían a ellas 702 varones y 84 niñas; el
presupuesto era de $3,504.00; las de niñas funcionaban en Ixtlán,
Ixtepeji y Guelatao.
En 1890 el presupuesto de gastos educativos en el Distrito era de
$5,865.80. Los planteles estaban divididos en tres tipos: de primera,
segunda y tercera clase; la de Ixtlán era de primera; las de Ixtepeji,
Guelatao, Capulalpan y San Pedro Nolasco de segunda, y
correspondían a la tercera categoría las de Cinco Señores,
Teococuilco, Lachatao, Jaltianguis, Zooquiapan, Analco,
Macuiltianguis. Yolox, Nexicho, Tepanzacoalco, Atepec, Amatlán y
Abejones.
No podemos determinar con exactitud los años en que las escuelas
de Cinco Señores y San Pedro Nolasco adquirieron suma importancia
por el trato que le daban sus directores, entre los que podemos
anotar a don Miguel Rojas, de Cinco Señores, que después pasó a
hacerse cargo de la de la Cabecera. A la de Nolasco acudían alumnos
de varios pueblos del Rincón de Talea, y en la de Cinco Señores se
reconcentraban también los educandos más aventajados de los

394
LA SIERRA JUÁREZ

pueblos inmediatos, y se dice que hasta subieron a inscribirse niños


de los pueblos del Valle de Tlacolula.
Eran una especie de Escuelas Normales, esporádicas, porque de allí
salieron con el tiempo numerosos maestros, como los del tiempo de
don Casimiro Hernández y don Manuel Santiago, del Mineral de San
Antonio y Yatuni, respectivamente.
Al mes escaso de haberse proclamado el Plan de Tuxtepec el
gobierno del Estado estaba en manos del general Francisco
Meixueiro; se ordena a los ciudadanos jefes políticos que
removieran, reinstalaran y ejercieran sus funciones las Juntas
corresponsales de Instrucción Pública, indicando a los municipios
que propusieran candidatos para el establecimiento o
restablecimiento de las escuelas, así como informar si los libros de
texto estaban de acuerdo con el sistema de la enseñanza señalada.
En abril de ese mismo año de 1876 se dio a conocer la nueva Ley de
educación, que daba mayores facilidades para el establecimiento de
otros centros de enseñanza.
La estadística de 1910 dice que en el Distrito funcionaban 38
escuelas con una inscripción de 1,748 niños de ambos sexos.
La revolución local de 1912 disloca la organización político-admi-
nistrativa de lo que podríamos llamar el período porfirista, y son las
escuelas las primeras que sufren las consecuencias.
Algunos maestros se vieron envueltos en ellas, como Alejandro
Martínez, de Tepanzacoalco; Daniel Alavez, de Atepec, y Apolonio
Pérez, de Analco, que murieron defendiendo su respectiva bandera, y
si el profesor Aureliano Solís Hernández logró esquivar la muerte,
su- frió en cambio graves perjuicios personales, de lo que ya no se
repuso; muchos otros se incorporaron a las milicias de sus
respectivos partidos, y los demás se aislaron, para tan pronto como
volviera la paz encargarse de sus labores, aunque algunos se
separaron definitivamente del servicio.

395
LA SIERRA JUÁREZ

Acaso sea prudente hacer alusión a los educadores de este largo


período conocido en la historia como la época porfirista o del Plan de
Tuxtepec, en la que dejaron luminosa huella de su peso por las
escuelas en que sirvieron, atendiendo a legiones de niños, a quienes
enseñaron el castellano y pusieron en sus manos los instrumentos
básicos de la cultura, y que después dieron prestigio y honor a sus
pueblos.
Anotaremos en primer término al profesor don Felipe Conde,
director de la Escuela de Ixtlán, autor de varios documentos
históricos de la séptima década del siglo pasado; al profesor don
Miguel Rojas, director de las escuelas de Cinco Señores, Peñafiel e
Ixtlán, inspirado poeta que dejó varias producciones dedicadas a la
región, y al profesor don Pedro García Paz, originario de Yahuiche,
director de la escuela de la cabecera y después de la de la fábrica de
Xía, también amigo de las musas, y que se ausentó por largo tiempo
para regresar en 1922 en calidad de maestro misionero federal y
terminar como ayudante de una escuela de la ciudad de Oaxaca,
donde le sorprendió la muerte después de cincuenta y cuatro años
de una constante labor frente a los niños.
Como educadores de tipo rural de aquel período debemos anotara
los ameritados maestros Aureliano Solís Hernández, originario de
Ixtlán, muerto recientemente en Talea después de una vida activa de
unos cincuenta y ocho años de servicio; a don Casimiro Hernández,
originario del Mineral de San Antonio, largos años director de la
escuela de Lachatao; a don Manuel Santiago, originario de Yatuni,
director de aquella escuela y después de las de Guelatao y
Capulalpan.
En un segundo término, por los largos años que se dedicaron a esta
labor, anotamos a don Manuel Alavez, de Macuitianguis; a los
señores Anastasio y Miguel García, de Guelatao; a don José
Hernández, de Yahuiche, y a don Ezequiel Santillán, de Ixtlán.
Las generaciones actuales y las futuras tienen deudas de gratitud
para estos maestros, y al reivindicarlos convendría que lo hicieran
con el nombre de alguna escuela.

396
LA SIERRA JUÁREZ

Como profesores normalistas, de la que fue director el insigne


maestro Enrique C. Rebsamen, debemos anotar los siguientes
paisanos: Onofre Jiménez, Daniel Martínez, Daniel Ramírez, Manuel
Pérez, Isauro y Ezequiel Pérez, Guadalupe Trujillo, Fidela Carrasco y
Antonio García Mor.
Al período de 1910 a 1920 corresponde un segundo grupo, que
encabeza Mauricio Martínez, Norberto Pacheco y el que esto escribe,
de Ixtlán.
De estos dos últimos grupos no podemos hacer el análisis de sus
actividades y lo dejamos en otras manos.
En los años de 1913 a 1914 el gobierno del Estado, con motivo o a
pretexto de la ocupación del puerto de Veracruz por las fuerzas
norteamericanas, decreta a la suspensión del servicio educativo para
destinar los fondos a la defensa nacional.
Pasada la crisis, los Municipios se propone de nuevo abrir las
escuelas a su costa, como lo hacen la cabecera, Lachatao, Yavesía,
Macuiltianguis y Yolox, organizaciones deficientes por la inseguridad
de los pagos.
De 1914 en adelante la Revolución Constitucionalista presiona en tal
forma al estado, que lo imposibilita atender este ramo, y las pocas
escuelas que existen en el distrito se mantienen milagrosamente,
acabando algunas por clausurarse.
Pasado el período grave de la revolución e iniciándose ei gobierno
constitucional del general Manuel García Vigil, las finanzas del estado
resultan tan quebrantadas que se hace imposible atender a este
ramo; los pueblos del distrito, conforme a sus elementos y
necesidades, abren lentamente sus escuelas, con personal que pagan
de sus fondos y sueldos tan bajos que no son aliciente.
En 1922 llegan las primeras escuelas rurales federales, y es
Teococuilco el que se aprovecha de una de ellas, a cuyo frente se
pone el profesor Manuel Pérez.

397
LA SIERRA JUÁREZ

En 1923 nuevos trastornos políticos detienen la iniciación del


programa educativo de las escuelas rurales federales.
En mayo de 1924 llega al gobierno del Estado el señor general Isaac
M. Ibarra como provisional y dentro de un ambiente económico
pésimo, como consecuencia del último movimiento revolucionario;
en un arranque de entusiasmo patriótico, que siempre lo honrará,
decretó la reapertura de la Escuela Normal del Estado, que por
razones económicas esta vez tuvo que hacerse mixta, poniendo al
frente de ella el profesor don Luis Zárate, amigo de los pueblos de la
Sierra por haber desempeñado durante largos años la dirección de la
escuela de la cabecera y Lachatao. Podemos abonar en la acción
político-militar de la Sierra la reapertura de este indispensable
centro de enseñanza y por ello nadie le discutirá este mérito.
Al siguiente año, y estando al frente del mismo gobierno el señor
general don Onofre Jiménez, dadas las condiciones políticas del
período, y especialmente las económicas, lo único que pudo hacer
fue decretar la reapertura de algunas escuelas de la región y
designar al profesor Norberto Pacheco como inspector para que las
supervisara, poniendo al frente del Departamento de Instrucción
Pública al profesor Ezequiel R. Pérez.
Sólo al iniciarse la cuarta década del siglo la Secretaría de Educación
Pública logra aumentar anualmente su presupuesto para hacer más
extensiva la labor de las escuelas del campo, y durante este período
se organizan las del distrito, y junto con las de Villa Alta y Etla se
constituye la primera zona escolar federal.
En marzo de 1937 el C. Presidente de la república, general Lázaro
Cárdenas, visita la región, y su presencia es motivo para inaugurar el
Internado Indígena de Guelatao, con lo que se piensa haber resuelto,
en parte, el problema de la región, concediéndose la primera partida
de $37,600.00 para la construcción de la Escuela Primaria “Benito
Juárez”, de la Cabecera, que sólo alcanzó para levantar el edificio
unos dos metros de altura.

398
LA SIERRA JUÁREZ

Con la federalización de la educación en el Estado en ese mismo año


las cinco escuelas que todavía pagaba éste entran a formar parte del
sistema federal, y al siguiente año el Sindicato Minero de Natividad
gestiona y obtiene convertir en escuelas semiurbanas tipo Artículo
123 las de Natividad, Capulalpan y Xiacuí.
De este período data la desorientación que por algunos años privó
entre las ideas del Magisterio Nacional, ocasionadas por la
implantación del sindicalismo de Estado y la educación socialista,
que prevenía combatir el fanatismo en todas sus formas e implantar
la educación sexual, lo que da lugar a un choque del modo de pensar
en la generalidad de los habitantes con los directores de las escuelas.
Los maestros que pretendieron distinguirse en esta labor
concretaban sus ataques a la religión, a los sacerdotes, a las
imágenes y hasta llegaron a apedrear las cruces en las calles.
En este ambiente llega la visita del Primer Magistrado de la Nación, y
enterado de lo que ocurría hizo al suscrito esta declaración:
“Respetemos las ideas espirituales en los habitantes de la región.
Están tan pobres, que es la única fuerza que los mantiene en pie;
quitárseles es una iniquidad. Mientras el gobierno no esté en
condiciones de remediar su difícil situación económica, que es lo más
urgente, no tenemos derecho a molestarlos con ideas que los
ofendan.
“Organice a las señoras para que formen una sociedad cooperativa y
exploten un molino de nixtamal que les voy a mandar, y si la palabra
cooperativa estima que les molesta, cámbienla por la que gusten.
“Urge que los maestros acaben con este desorden que existe en la
nación, y si no hago una declaración pública general sobre el tema es
porque deseo evitar que sea un pretexto para que mueran o pierdan
las orejas otros maestros.”

Por conductos apropiados y en forma diplomática se dieron a


conocer estas declaraciones, con lo que lentamente fue decreciendo
aquella actividad, hasta que la agitación cesó y las cosas volvieron a
su antiguo cauce.

399
LA SIERRA JUÁREZ

La visita trajo consigo un cambio psicológico entre los habitantes de


la región y todos se unieron para secundar el programa del gobierno
en la medida de sus aspiraciones y elementos.
Datos suficientes que sirven de base para afirmar que esta década la
podemos considerar como la de la organización material y espiritual
de la zona escolar del Distrito.
Desde hacía algunos años, el personal de las corporaciones
municipales del distrito pugnaba por constituir un organismo más
fuerte capaz de enfrentarse con los problemas generales que a diario
se presentaban, formulando programas constructivos que
satisfacieran necesidades colectivas, lo cual no habían logrado por
verdadera falta de estatutos.
El personal docente de la zona lo constituía por aquella época un
grupo de personas relativamente jóvenes de ambos sexos,
entusiastas, trabajadores y enamorados de su profesión, dispuestos a
darlo todo por la causa de la educación.
Con estos elementos materiales, sociales, políticos económicos,
humanos nada raro es que sólo faltara una dirección coordinadora
que confeccionara un programa social-educativo de largo alcance,
como se hizo, consignando las siguientes finalidades:
a) Restablecer la armonía entre diversos grupos antagónicos de cada
lugar, que en la mayoría de los casos no tenían razón de ser, e
invitarlos a que sumaran sus esfuerzos a la común obra educativa.
b) Confeccionar los estatutos del organismo que se denomina Unión
Fraternal de Ayuntamientos de la Sierra Juárez.
c) Dar mayor personalidad a las autoridades municipales e invitarlas
a que parte de su presupuesto de gastos fuera dedicada a satisfacer
las múltiples necesidades de las escuelas.
d) Que los elementos humanos de los Comités de Educación se
compusieran de todas aquellas personas que tuvieron simpatía por
ésta y que formaran parte de ellos las señoras más distinguidas del
lugar con el carácter de tesoreras, y como línea de conducta general
no admitir pugnas entre los Comités y las autoridades municipales
ni la interferencia en sus funciones o planes de acción.

400
LA SIERRA JUÁREZ

e) Que ambos organismos deberían ponerse de acuerdo para dotar a


los planteles de las mayores tierras para las parcelas y campos de
cultivos extensivos y buscarles otras fuentes de ingresos.
f) Señalar concretamente los días de trabajo que cada padre de
familia debería proporcionar anualmente en beneficio de la escuela.
g) Rodear a los maestros de todas las garantías necesarias para el
mejor desempeño de sus labores.
h) Renovar los edificios escolares, perfeccionarlos, completarlos o
plantear desde luego nuevas edificaciones, dotándolos del
mobiliario suficiente, y siempre bajo planes y modelos previamente
aprobados.
i) Hacer porque toda la población escolar se inscribiera
oportunamente y aplicar sanciones a los remisos.
j) Obligar a las presidencias municipales a una intervención más
directa para el correcto funcionamiento de los planteles situados en
las agencias municipales respectivas.
k) Comprometerlos a que concurrieran puntualmente a las asambleas
generales que convocara la inspección de la zona con el propósito
de resolver en conjunto los problemas de esta índole.
l) Que en las diversas campañas que sugiera la Secretaría del Ramo
intervengan en forma efectiva los habitantes de las localidades.
m) Mantener en pie los impuestos que sobre educación estaban
acostumbrados a pagar en algunas poblaciones y aplicarlos
íntegramente a su finalidad.
n) Recomendación al Magisterio en general para que su conducta
privada y pública correspondiera a la categoría de educador.
o) Establecer la costumbre de que al principio de cada año se
rectifiquen los censos generales y escolares para estar al corriente
del movimiento de población.
p) Formular programas anuales de acción social y de trabajos
materiales factibles, tomando en cuenta las condiciones especiales
de cada comunidad y sus elementos económicos.
q) Velar porque las autoridades municipales hicieran efectivas las
cantidades señaladas en los presupuestos destinados a la
educación, y con especialidad de los gastos de escritorio de las
escuelas.
r) Comprometerse a entregar anualmente un grupo de niños
castellanizados y alfabetizados.
s) Ponerse o estar siempre al corriente de toda la documentación
ordinaria y extraordinaria que exige la superioridad.
t) Estudiar a la Comunidad en sus aspectos físico, geográfico,
meteorológico, económico, social, artístico, de folklore y de

401
LA SIERRA JUÁREZ

costumbres especiales con el objeto de estar en condiciones de


proporcionar datos exactos en cualquier momento.
u) Ser en todo momento elemento de paz y armonía entre los
habitantes de la Comunidad, anunciándoles que una simple
sospecha sobre el particular sería suficiente motivo para su
remoción.

La fiel observancia de cada uno de estos puntos durante algunos


años necesariamente tuvo que conducir a un período de paz, trabajo
y éxitos no alcanzados en otra época, y cuyos aspectos principales
son los siguientes:
1. Haber hecho concurrir a la capital de la República a 64 alumnos
durante la Jornada de la Nacionalidad sin complicaciones.
2. Haberse constituido formalmente la Unión Fraternal de
Ayuntamientos del Distrito de Ixtlán, con sus respectivos
Estatutos.
3. Al participarles el haberse iniciado la Segunda Guerra Mundial,
en la que tendría que tomar parte nuestro país, se invitó a todos
los pueblos a que desde luego intensificaran los cultivos
agrícolas; en el momento oportuno, espontáneamente, la
Asamblea acordó ofrecer al Supremo Gobierno de la República
un primer contingente de dos batallones de infantería, por
conducto de una comisión especial, que se trasladaría a la ciudad
de México a hacer el ofrecimiento.
4. Se dio a conocer al detalle la Ley de Conscripción para facilitar su
correcta aplicación.
5. Tan pronto como se obtuvieron datos exactos sobre los
perjuicios ocasionados por el ciclón que se abatió sobre el
Distrito en septiembre de 1944 la Secretaría General de la Unión
Fraternal de Ayuntamientos, en combinación con la Inspección
Escolar de la zona, convocaron a una asamblea general con el
fundamental propósito de restablecer las comunicaciones entre
la capital del Estado y el Mineral de Natividad, parando de un

402
LA SIERRA JUÁREZ

golpe la crisis que se originaba, y que sólo con el concurso de


todos los habitantes se conseguiría, como sucedió.
6. Se hicieron trabajos para gestionar que se diera mayor
importancia a la celebración del natalicio del Benemérito de las
Américas y que los gastos corrieran por cuenta de la Tesorería
del estado y no sobre los modestísimos del Ayuntamiento de
Guelatao. Con ello se estableció una nueva costumbre, haciendo
que concurrieran mayor número de funcionarios públicos siendo
obligatoria la presencia del C. Gobernador del Estado, del C. Jefe
de las Operaciones Militares, en dos ocasiones distintas del C.
Secretario de Educación Pública y en otras dos de los señores
Subsecretarios.
7. Se estableció también la celebración del natalicio del señor
Licenciado don Marcos Pérez, originario de Teococuilco,
haciendo que a la festividad concurrieran vecinos y algunos de
las poblaciones inmediatas con un representante del gobierno
del Estado.
8. A la Comisión Investigadora del Papaloapan se le entregaron en
sólo dos días todos los informes, agregando cuadros estadísticos,
mapas y gráficas, y al parecer regresaron satisfechos.
9. Tan pronto se publicó la ley contra el analfabetismo, las
autoridades de las propias Comunidades la adaptaron a las
especiales condiciones del medio, nombrando sus
alfabetizadores, señalándoles sus respectivas gratificaciones, que
sumaron algo más de $3,000.00 mensuales. Los primeros censos
arrojaron más de 8,000 individuos de esta categoría; como se
advirtiera que no se había hecho un trabajo correcto, lo
rectificaron, y ya purificados, sólo alcanzó a 3,800 analfabetos,
algo así como el 10 % de la población total, en la que
predominaban las mujeres.
En enero de 1946 el señor don Jaime Torres Bodet, en su calidad
de Secretario de Educación Pública, concurrió a comprobar que
los habitantes de Guelatao habían liquidado el problema y a

403
LA SIERRA JUÁREZ

presenciar los exámenes de 1,200 individuos, ya reunidos, de


todos los pueblos del Distrito. Las pruebas las hizo
personalmente el propio ministro con grupos que seleccionó de
antemano, precauciones que demostraron enfáticamente la
efectividad de la campaña. Actos bastante comentados por la
prensa nacional y regional. Fué uno de los momentos culturales
más importantes vistos en la región, haciéndose acreedores los
organizadores a felicitaciones especiales por escrito.
10. Cuando llegaron los primeros informes sobre la aparición de la
fiebre aftosa, junto con las órdenes conminatorias para avisar la
presencia de ésta, fué la escuela de Comaltepec la que dio la voz
de alarma sobre la sospecha de un caso. La comisión se movió
rápidamente, comprobó éste y con las enérgicas medidas
aplicadas se detuvo el mal, perdiéndose únicamente dos cabezas
de ganado.
11. Por aquellos años se inició la campaña para construcción y
reparación de escuelas; cuando esto sucedía los habitantes de la
región hacía ya dos años que tenían emprendida la tarea, por lo
que sólo hubo necesidad de organizarse conforme lo preveía el
Reglamento. Desgraciadamente, esta campaña coincidió con la
elevación de precios de todos los materiales; aun así, los trabajos
no se interrumpieron. El yeso, que sólo valía ordinariamente
$80.00 la tonelada, se adquirió a $490.00 debido a la guerra
mundial.
12. Por esa época se organizaron los Comisariados Ejidales
Comunales de varios pueblos, en cuyos trabajos tomaron parte
activa los propios maestros, haciendo factible la explotación
racional de sus bosques, lo que les ha brindado trabajo
remunerativo y proporcionado el que tengan algunos fondos en
los Bancos oficiales. Otro tanto se hizo con las Sociedades
Cooperativas, de las que algunas salieron adelante y otras
fracasaron; pero suponemos que fué problema de hombres y no
de sistema.

404
LA SIERRA JUÁREZ

13. La constancia de los trabajos escolares en todos sus aspectos dio


oportunidad para hacer un intento de Exposición, que se llevó a
cabo en la Cabecera de la zona en agosto de 1946. El éxito de ésta
planeó otras dos para los años siguientes; en la segunda se
exhibieron tres mil doscientas ochenta y cinco piezas, con un
valor de $11,288.00, a cuyos actos se agregaron concursos de
elocución. A los triunfadores se les obsequió con material
escolar, haciéndoles grata la estancia con diversos juegos y otras
atenciones.
14. La inscripción del alumnado en 1939 sumaba 3,123 de ambos
sexos en las escuelas diurnas y 154 en las nocturnas; en 1948
estos ascendían a 4,986, quedando únicamente fuera de control
2,872, a los que por falta de personal o por vivir en forma
dispersa no era posible hacerlos concurrir a las escuelas.
Durante estos diez años de actividad la semiurbana de la
Cabecera entregó 74 certificados de educación primaria y
numerosos jóvenes salieron para inscribirse en la escuela
secundaria. Por esta época se agregó a la zona el Jardín de Niños
de Capulalpan.
15. Los maestros gestionaron y consiguieron establecer servicios
telegrafónicos en Guelatao y Lachatao.
16. De acuerdo con el programa básico, se logró establecer entre los
habitantes del Distrito un período de orden, armonía y mutua
inteligencia, inclinando sus actividades básicas en favor de la
educación, y consecuencia de esto fué el período de fiebre
constructiva a que se dedicaron los moradores, como se verá por
los siguientes datos, en donde sólo se anotan los de verdadera
importancia:
1. Analco. Edificio escolar con dos aulas y amplio corredor.
2. Atepec. Mobiliario escolar.
3. Comaltepec. Nuevo edificio de estilo moderno, y mobiliario para todo el
alumnado.
4. Chicomezúchil. Construcción de un salón más, reconstrucción de otros
dos, mobiliario completo y dotación de dos lotes para parcela.

405
LA SIERRA JUÁREZ

5. Guelatao. Adquisición de una parcela y construcción del nuevo edificio


escolar, no terminado hasta aquel año.
6. Jaltianguis. Construcción de un gran salón, y después un magnífico
edificio de estilo moderno, inaugurado después de dos años.
7. Ixtepeji. La Casa del Maestro.
8. Lachatao. Construcción de suficiente mobiliario e iniciación de un nuevo
edificio.
9. Amatlán. Construcción de un nuevo edificio, adaptación del que ya está
funcionando y suficiente mobiliario.
10. Latuvi. Construcción de la Casa del Maestro y suficiente mobiliario.
11. Laxopa. Construcción de varias aulas y de la Casa del Maestro.
12. Nolasco. Todo un edificio.
13. San Miguel del Río. El portal de arquería de la escuela y el monumento a
la Bandera.
14. Nexicho. Cementar el piso y corredor de la escuela.
15. El Punto. Erección del edificio escolar, la Casa del Maestro, mobiliario
suficiente y la adquisición de una hermosa y costosa Bandera Nacional.
16. Rabeche. Reconstrucción del edificio escolar, la Casa del Maestro y el
mobiliario respectivo.
17. Tierra Colorada. Terminación del edificio escolar, la Casa del Maestro, el
mobiliario y el retaje de un gran bloque de tierra para formar un amplio
patio de juego.
18. Teococuilco. Construcción de dos salones, la Casa del Maestro y el piso de
los corredores.
19. Trinidad Ixtlán. Reconstrucción del edificio escolar.
20. Yolox. Construcción de un salón grande.
21. Yatuni. Reconstrucción del edificio escolar y construcción de la Casa del
Maestro.
22. Yareni. Construcción de un nuevo salón.
23. Yahuiche. Iniciación de la construcción del nuevo edificio escolar.
24. Yavesía. Adaptación de la Casa de Hacienda para escuela, mediante
trabajos de diversa índole, y dotación de varios lotes destinados a
parcelas.
25. Reforma. Mobiliario.
26. Santiago Zooquiapan. Construcción de un salón teatro. Después,
construcción de un nuevo edificio de dos pisos, sin que se terminara para
aquel año.
27. Aloapan. Perfeccionamiento del edificio escolar, construcción de la Casa
del Maestro y dotación de suficiente mobiliario.
28. Abejones. Dotación de mobiliario e iniciación de la construcción del
nuevo edificio.

406
LA SIERRA JUÁREZ

29. Guiloxi. Construcción de un edificio de dos pisos. La parte alta se destinó


a escuela y se la dotó de muebles.
30. Yahuío. Perfeccionamiento de uno de los edificios escolares y dotación de
mobiliario.
31. Matías Zooquiapan. Construcción del nuevo edificio escolar, la Casa del
Maestro y dotación de mobiliario.
32. Capulalpan. Construcción de un nuevo salón.
33. Xiacuí. Adquisición de una finca urbana para destinarla a Casa del
Maestro.
34. Tepanzacoalco. Construcción de un nuevo edificio escolar y Casa del
Maestro.
35. San Isidro Aloapan. Construcción de un salón escolar, dotándolo de su
respectivo mobiliario.
36. . Ixtlán. Retechado del viejo edificio escolar y dotación de suficientes
muebles, al que se le dotó de agua potable, drenaje y sanitarios
especiales, quedando pendiente la inauguración.
37. Buena Vista. Construcción del edificio escolar y Casa del Maestro.
38. Todas las escuelas adquirieron costosas Banderas Nacionales.
39. Se hace la salvedad de que los pueblos que no figuran en esta relación
son aquellos que ya tenían edificios propios y suficientes materiales
escolares.
40. A continuación consignamos unos cuantos datos estadísticos que
demuestran en otra forma la evidencia de esta aseveración.

Zona Escolar Federal No.4 Cabecera:


Ixtlán de Juárez, Oax. Diciembre de 1940
Personal de los cuatro tipos de escuelas que funcionan en la misma, con
especificación de sus categorías, sueldos mensuales y anuales y por sexos.

Escuela Semiurbana de Ixtlán:


PERCEP.
CATEGORÍA SUELDOS HOMB. MUJ. TOT.
MENSUAL
1 Director $ 136.00 1 1 $ 136.00
2 Ayudante $ 90.00 1 1 $ 90.00
3 Tres ayudantes federales $ 60.00 1 2 3 $ 180.00

Treinta y cuatro escuelas rurales federales:

407
LA SIERRA JUÁREZ

4 Ayudante semiurbano $ 176.00 1 1 $ 176.00


5 Director $ 136.00 1 1 $ 136.00
6 Cuatro Maestros "C" $ 100.00 4 4 $ 400.00
7 Siete maestros "B" $ 90.00 7 7 $ 630.00
8 Veintinueve maestros "A" $ 80.00 19 10 29 $ 2,320.00
9 Veintiuno federalizados $ 60.00 6 15 21 $ 1,260.00

Cinco escuelas rurales federalizadas


10 Cinco maestros
$ 60.00 5 5 $ 300.00
federalizados

Tres escuelas Artículos 123:


11 Un director $ 136.00 1 1 $ 136.00
12 Cinco ayudantes $ 112.00 2 3 5 $ 560.00

Reforzados con estos otros:


13 Un maestro $
1 1 $ 100.00
100.00
14 Tres maestros "A" $
3 3 $ 240.00
80.00
15 Uno federal $
1 1 $ 160.00
60.00
16 Inspector federal $
1 1 $ 312.00
312.00
Importan los sueldos al mes $ 7,036.00
Importan los sueldos al
$ 84,432.00
año

Erogación por entidades políticas:


a) Gobierno Federal al mes $ 4,540.00 al año $ 54,480.00
b) Gobierno del Estado al mes $ 1,800.00 al año $ 21,600.00
c) Empresa Minera al mes $ 696.00 al año $ 8,352.00
Natividad
Igualando al mes $ 7,036.00 al año $ 84,432.00

Número de escuelas federales 35 Personal de la misma categoría 49


Número de escuelas federalizadas 5 Personal de la misma categoría 30
Número de escuelas Articulo 123 3 Personal de la misma categoría 6
Total 85

Clasificación por seo: hombres 54; mujeres 31; total 85. Escuelas semiurbanas 4, rurales
federales 34 y rurales federalizadas 5. En el personal está incluido el inspector de la zona.

408
LA SIERRA JUÁREZ

Inspección escolar federal N° 4.


Cabecera: Ixtlán de Juárez, Oax.
Estado que manifiesta las ayudas económicas de las autoridades municipales
para obras materiales de sus escuelas, las aplicadas, las sobrantes y las
existencias en las Tesorerías de los Comités de Educación.

1 9 4 2 1 9 4 4
EXISTENCIAS EN LAS
APORTACIÓN CANTIDADES
ESCUELAS SOBRANTES TESORERÍAS DE LOS
MUNICIPAL APLICADAS COMITÉS DE EDUC.
1 Ixtlán $ 942.45 $ 940.90 $ 1.65
2 Analco $ 50.73
3 Atepec 217.20
4 Comaltepec 492.71
5 Chocomezúchil 31.15
6 Guelatao 88.24
7 Jaltianguis 226.00 223.40 2.60 102.87
8 Ixtepeji 333.00 333.00 365.01
9 Luvina 32.40 32.40 5.88
10 Lachatao 324.88 322.72 2.16
11 Latuvi 104.50 101.10 3.40 154.16
12 Laxopa 560.57 269.07 291.50
13 Macuiltianguis 78.70 78.70 13.75
14 Maninaltepec
15 M. del Río 345.62 345.62 8.00
16 Nolasco 1,562.00 1,002.76 559.24 90.80
17 Nexicho 58.78
18 El Punto 4.85
19 Quiotepec 149.34 149.34 13.00
20 Rabetze 475.00 355.00 120.00
21 Temextitlán
22 Totomoxtla 38.20 32.77 5.43 20.96
23 Tectitlán 13.40 13.40 44.00
24 Tierra Colorada 226.00 120.00 106.00 36.79
25 Teococuilco 218.00 218.00 83.26
26 Trinidad Ixtlán 145.70 98.15 47.55 3.05
27 Yolox 467.00 467.00 77.66
28 Yuvila 852.22 850.00 2.22 439.30
29 Yatuni 232.52 232.50

409
LA SIERRA JUÁREZ

30 Yareni 34.90
31 Yahuiche 184.25 184.25 145.95
32 Yavesía 84.46
33 Reforma Llagas 37.85 37.85 10.55
34 Zooquiapan 146.50 87.00 59.50 295.40
35 Aloapan 311.35
36 Abejones 487.88 487.88
37 Guiloxi 410.98 410.98
38 Yahuío 17.00 17.00 5.90
39 Mts.Zooquiapan 18.02
40 Natividad 10.18
41 Capulalpan 0.06
42 Xiacuí 722.50 722.50 38.53

Total $ 9,334.46 $ 7,897.79 $ 1,436.75 $ 3,357.45


No se habían incorporado a la zona las escuelas del sector de El Rincón, que seguían formando
parte de la zona Talea.

ZONA ESCOLAR FEDERAL N*4. CABECERA: IXTLÁN DE JUÁREZ,


OAX. DICIEMBRE DE 1945
Concentración general de los inventarios de las escuelas de la misma zona

ESCUELAS EDIFICIOS BIBLIOT. MUEBLES HMTAS ÚTILES TOTAL

Ixtlán $ 5,439.00 $ 340.00 $1,420.00 $ 258.00 $ 203.00 $ 7,660.00

Analco 885.00 194.90 72.50 47.50 403.85 1,603.75

Atepec 1,141.00 189.00 119.50 104.25 13.00 1,566.75

Amatlán 7,377.00 165.87 168.50 82.30 7,793.67

Comaltepec 830.00 166.00 534.70 147.50 1,678.20

Chicomezú 725.00 105.15 53.00 19.10 200.00 1,102.25

Guelatao 1,085.50 187.35 328.90 27.65 1,629.40

410
LA SIERRA JUÁREZ

Jaltianguis 1,367.00 352.30 403.25 40.20 40.00 2,202.75

Ixtepeji 5,770.00 482.75 654.05 612.65 43.10 7,562.55

Luvina 856.00 212.60 242.80 15.60 1,327.00

Lachatao 1,600.00 535.00 643.00 1,263.40 4,041.40

Latuvi 1,576.00 81.30 243.80 174.00 2,075.10

Laxopa 1,505.00 98.56 179.00 82.25 26.60 1,891.41

Macuiltia 5,250.00 585.00 442.00 1,380.00 7,657.00

Maninal 375.00 57.60 98.25 530.85

M. del Río 955.00 52.00 145.25 30.00 1,182.25

Nolasco 1,500.00 40.00 125.00 18.00 1,683.00

Nexicho 1,668.00 283.30 111.50 243.00 2,305.80

El Punto 710.00 149.85 135.00 30.50 1,025.35

Quiotepec 478.00 471.10 125.00 42.00 1,116.10

Rabetze 1,260.00 59.25 108.50 38.00 189.99 1,655.74

Temextitlán 600.00 261.70 125.25 49.40 98.70 1,135.05

Totomoxt 872.00 137.00 63.00 12.15 37.75 1,121.90

Tectitlán 385.00 107.15 116.00 35.00 643.15

Tierra Colorada 820.00 60.45 130.81 59.75 1,071.01

Teococuilco 5,137.00 81.10 117.50 362.03 10.75 5,708.38

Trinidad Ixtlán 695.00 70.00 118.00 158.40 263.00 1,304.40

Yolox 2,515.00 244.10 251.50 78.80 177.00 3,266.40

411
LA SIERRA JUÁREZ

Yuvila 2,280.00 100.25 86.80 123.50 12.00 2,602.55

Yatuni 360.00 48.00 60.00 30.50 31.25 529.75

Yareni 1,385.00 141.10 328.00 91.20 22.40 1,967.70

Yahuiche 2,830.00 437.00 204.00 97.20 3,568.20

Yavesía 7,560.00 187.00 127.00 110.50 124.00 8,108.50

Reforma Llagas 975.00 167.65 48.00 96.35 1,287.00

Zooquiapan 664.70 18.00 631.10 1,313.80

Aloapan 660.00 159.50 265.00 61.00 143.50 1,289.00

Abejones 670.00 34.25 157.85 36.20 898.30

Guiloxi 950.00 54.00 247.00 1,251.00

Yahuío 950.00 124.20 46.00 1,120.20

Mts.Zooquiapan 524.20 16.15 17.60 113.97 671.92

Natividad 3,300.00 629.62 815.00 192.04 273.05 5,199.71

Capulalpan 11,240.00 119.53 671.80 257.80 897.80 13,186.93

Xiacuí 6,024.00 972.81 1,099.70 8,096.51

Totales 93,749.40 8,969.44 12,080.41 6,539.39 3,293.04 124,631.68

412
LA SIERRA JUÁREZ

Inspección escolar N° 4. Cabecera: Ixtlán de Juárez, Oax.


Relación de trabajos manuales elaborados por el alumnado durante el primer
semestre, presentados en la exposición escolar por la comisión respectiva, que
tuvo lugar en la Cabecera de la zona durante los días 10 al 15 de agosto del año
1946.

doméstico

T. de Lana

O. objetos
Valor Total

Juguetes

Material
Muebles
Objetos

Repost.

escolar
Carr. y
Piezas

palma
ropa

Ixtlán 91 s46 3 32 - - 73 37 10 $840.50

Analco 13 13 - - - - - - - 169.25

Atepec 97 - - - - - - 10 - 88.00

Amatlán 10 9 - - - - - 21 - 144.00

Comaltepec 1 - - - - 5 - - - 22.00

Chicomezúchil 43 29 - - 13 - - 12 - 360.38

Guelatao - - - - 9 - 12 - - 12.50

Jaltianguis 44 44 - 7 29 6 6 16 33 708.27

Ixtepeji 12 28 1 17 - 3 31 10 2 381.75

Luvina 5 7 - - - - - 9 8 104.30

Lachatao 24 13 - - - - - 27 7 300.82

Latuvi 5 8 - - - - - 4 - 47.00

Laxopa 57 11 - 16 - 11 3 9 - 389.65

Macuiltianguis 19 23 1 - 3 - 11 16 4 218.60

Maninaltepec - - - - 8 - - - - 6.00

M. del Río - - - - - - - - 4 2.65

413
LA SIERRA JUÁREZ

y
doméstico

T. de Lana

O. objetos
Valor Total

Juguetes

Material
Muebles
Objetos

Repost.

escolar
Piezas

palma
Carr.
ropa

s
Nolasco 4 6 27 - - 56 - - - 858.50

El Punto 16 11 - - - - - - - 142.90

Quiotepec 1 5 - - 1 - - - - 118.00

Rabetze 15 - - 1 - 2 5 11 7 71.35

Temextitlán 10 3 - 6 - - - - 8 69.50

Totomoxtla - - - - 30 - - - - 18.60

Tectitlán 2 - - - - - - 4 - 8.10

Tierra 13 14 - - - - - - - 145.50
Colorada

Teococuilco 4 18 - 3 45 - 8 28 11 294.55

Trinidad Ixtlán 17 21 - 6 - - 19 - - 258.00

Yolox 14 12 - 1 1 - - - 1 64.35

Yareni 8 18 - - 29 3 - - - 220.50

Yahuiche 10 30 - - - - - 22 - 297.95

Yavesía 51 37 - 9 - 104 12 18 11 321.75

Reforma - 4 - - - - - - - 32.00
Llagas

Zooquiapan 9 8 - - - - - - 8 100.75

Tepanzacoalco 4 - - - 20 5 - - - 19.50

Yareni - - - - - - - 2 9 4.74

414
LA SIERRA JUÁREZ

y
doméstico

T. de Lana

O. objetos
Valor Total

Juguetes

Material
Muebles
Objetos

Repost.

escolar
Piezas

palma
Carr.
ropa

s
Zoogochi - - - - 11 - 24 - 62 34.87

Yagavila - 2 - - 6 - 5 - - 13.66

Yagila - - - - 14 4 6 - - 19.45

Tiltepec - 1 - 4 - - - - - 11.00

Aloapan 23 8 - - 20 - 5 - - 293.00

Abejones 10 5 - - - - - - - 96.00

Yahuío - - - 6 - - - 7 - 8.25

Isi. Aloapan - 4 - - 6 - - - - 34.00

Natividad 20 41 - 2 - - 9 22 10 220.25

Capulalpan 36 29 1 - - - 8 21 - 448.95

Xiacuí 45 625 23 7 - 10 20 33 19 599.80

Totales 645 567 56 117 245 249 257 343 210 $8,621.44

Ixtlán de Juárez, Oax. 16 de agosto de 1946.- La Comisión.


Profesores: Ismael Pérez García; Gilberto Cruz Rosas.
Total de piezas exbibidas: 2,649

415
LA SIERRA JUÁREZ

Movimiento de fondos habidos en las escuelas de la zona


durante el año lectivo 1947
Núm. Exiastencia Ingreso en Egreso en Existencia
Escuelas
Prog. en 1946 1947 1947 para 1948
1 Ixtlán de Juárez $ 16.66 $ 237.00 $ 219.11 $ 34.55
2 Analco 33.00 9,807.00 132.60
3 Atepec 5.55 50.00 92.50
4 Amatlán 525.30 189.00 336.30
5 Comaltepec 73.73 31.47 46.35 58.85
6 Chicomezúchil 102.00 1,245.25 1,332.55 14.70
7 Guelatao 13.07 486.00 459.50 39.57
8 Jaltianguis 131.65 338.00 292.86 176.79
9 Ixtepeji 64.59 180.00 232.65 11.94
10 Luvina 95.75 95.75
11 Lachatao 1,347.07 1,474.28 127.21
12 Latuvi 2,116.54 2,116.54
13 Laxopa 110.00 3,118.10 3,118.10 110.00
14 Macuiltianguis 9.15 312.54 241.27 80.42
15 Manunaltepec 25.00 25.00
16 San Miguel del Río 25.95 86.41 92.42 19.94
17 Nolasco 1,226.31 1,226.31
18 Nexicho 124.35 124.35
19 El Punto 257.58 629.65 845.88 41.35
20 Quiotepec 20.00 222.25 222.25 20.00
21 Francisco I. Madero 50.55 50.55
22 Temextitlán 249.53 249.53
23 Totomoxtla 10.00 174.39 174.39 10.00
24 Textitlán 1.00 62.95 53.31 10.64
25 Tierra Colorada 1.36 387.39 388.75
26 Teococuilco 400.00 364.14 35.86
27 Trinidad Ixtlán 30.00 91.30 91.30
28 Yolox 628.20 628.20
29 Yuvila 845.00 470.00 322.35 992.65
30 Yatuni 28.00 28.00
31 Santa Ana Yareni 129.00 129.00
32 Yahuiche 148.81 171.00 104.30 215.51
33 Yavesía 86.00 57.30 28.70
34 La Reforma 56.25 42.00 14.25
35 Zooquiapan 173.80 173.80
36 Yotao 2.20 158.26 141.76 18.70

416
LA SIERRA JUÁREZ

Núm. Exiastencia Ingreso en Egreso en Existencia


Escuelas
Prog. en 1946 1947 1947 para 1948
37 Cacalotepec 1,093.56 1,093.50 0.06
38 Tepanzacoalco
39 San Pedro Yaneri 80.45 132.00 134.45 78.00
40 Zoogochi 199.50 199.50
41 Yagavila 103.00 103.00
42 Teotlaxco 88.00 88.00
43 Yagila 132.75 731.21 554.71 309.25
44 Tiltepec 39.75 39.75
45 Aloapan 400.54 116.50 200.00 317.04
46 Abejones 70.00 70.00
47 Guiloxi 375.00 297.00 78.00
48 Yahuío 400.00 293.00 107.00
49 M. Zooquiapan 16.00 1.00 15.00
50 San Isidro Aloapan 168.00 168.00
51 Natividad 77.55 456.29 533.81 0.03
52 Capulalpan 2,825.00 2,825.00
53 Xiacuí 709.50 709.50
Totales $ 2,716.94 $ 23,221.27 $ 22,888.17 $ 3,302.31

Zona Escolar Federal n° 4. Cabecera: Ixtlán de Juárez, Oax.


Relación de las cantidades aplicadas en la construcción de edificios escolares,
casas del maestro, mobiliarios y del número de parcelas obtenidas para las
mismas durante la década de 1939 a 1948

417
LA SIERRA JUÁREZ

418
LA SIERRA JUÁREZ

419
LA SIERRA JUÁREZ

Durante este período volvieron a pertenecer a la zona de las


escuelas de El Carrizal, Cuagimoloyas y Benito Juárez, que por largos
años forman parte de la zona de Tlacolula.
Se fundaron las escuelas de las rancherías de La Guacamaya, La
Cumbre, Buena Vista y Llano Grande.
Continúan clausuradas las de Maninaltepec, Totomoxtla,
Yagalasi, Tiltepec y Josaa, que por su aislamiento, pésimo clima e
insalubridad nadie acepta servirlas.
Para hacer radicar a los maestros en estos lugares convendría
duplicarles los sueldos.
La escuela Primaria Federal “Benito Juárez”
La construcción de este edificio era una vieja aspiración de los
habitantes de Ixtlán, que vislumbraron su realización en la vista que
hizo a la región el C. Presidente de la República general de división
Lázaro Cárdenas, en marzo de 1936.
Desde luego el gobierno Federal sufragó los primeros $37,600,
que manejó el ingeniero contratista, y los habitantes aporta- ron el
terreno y sus trabajos personales. La erección sólo alcanzó una
altura media de dos metros.
Hasta 1944 la inspección de la zona escolar estuvo al cuidado
del autor de estos estudios, reanudándose los trabajos, que
terminaron cuatro años después.
El costo de la obra en partidas gruesas acusa lo siguiente:
a) Primera aportación del gobierno federal, que manejó el contratista $ 37,600
b) La Secretaría de Educación en salarios a obreros 54,750
c) La misma en lámina de asbesto y tubo de albañal 28.700
d) El gobierno del Estado, bajo la administración del señor Licenciado don
Eduardo Vasconcelos, por conducto del Subcomité de Construcciones
Escolares, para el equipo de sanitarios y tubería para la dotación
de agua 3,600
e) Producto de la venta de dos terrenos de la escuela 3,200
f) Aportación delos fondos del Comité de Educación, producto de sus parcelas 800
g) Fondos municipales, en dos ocasiones 1,200
Total $129,850

420
LA SIERRA JUÁREZ

A lo anterior hay que agregar la ayuda de los Ferrocarriles


Nacionales, que arrastraron sin costo alguno los materiales desde la
capital de la República hasta la ciudad de Oaxaca.
La de la empresa minera de Natividad, que también sin costo
alguno movilizó los mismos materiales desde la ciudad de Oaxaca
hasta el pie de la obra.
Los habitantes de la población, a cuyo frente se pusieron las
autoridades municipales, y los integrantes de los Comités de
Educación, que proporcionaron la madera, arena, piedra y demás
materiales y la constante mano de obra, que puede sumar otra
cantidad igual.
La obra estuvo a cargo directo de la Directiva Pro Construcción
de la Escuela, que integraron los señores Francisco I. Ramírez,
Ezequiel Ruiz, Amado Pérez, Luis Ramírez y el profesor Emilio Ruiz,
El tesorero, segundo de los nombrados, guarda con celo el libro de
ingresos y egresos para consultarlo cuando se quiera.
Al director de la escuela, profesor Federico Ramírez Luna, le
debe mucho la sociedad y el alumno, porque gracias a su decidido
empeño los trabajos no decayeron, no obstante que se trataba de una
época extraordinaria, pues debido a la Segunda Guerra Mundial los
precios de los materiales tuvieron una enorme subida, aparte de las
dificultades que había para conseguirlos.
El yeso, que ordinariamente se cotizaba a sólo $80.00 la
tonelada, llegó a pagarse hasta a $450.00 en la ciudad de México, sin
contar con el costo de los fletes.
2. La lengua zapoteca serrana
Zapotecatl es la designación mexicana que los antiguos aztecas
aplicaron a los habitantes de una gran región del hoy Estado de
Oaxaca. Al territorio lo llamaron Zapotecapam, cuya etimología se
interpreta así: Zapoll, fruta comestible, ahora llamada simplemente
zapote.La segunda parte es apam, que es igual a río, siendo entonces
la traducción literal: zapotes a la orilla del río o río de los zapotes.

421
LA SIERRA JUÁREZ

Fué una de las familias más numerosas, ricas y mejor


organizadas de aquellas épocas, capaces de resistir las acometidas de
los mexicanos por medio de las armas, y cuando aceptaron el
vasallaje lo hicieron apremiados por la fuerza, de la que se sacudían
en la primer oportunidad.
Los últimos censos de 1940 dicen que hablaban la lengua
todavía 110,239 habitantes, y posiblemente la otra mitad lo entendía
o seguía pensando en la misma o combinándola con el castellano.
De ésta se distinguen cuatro grandes grupos. La primitiva, que
se cree tuvo su origen en Tectitlán del Valle y se desarrolló después
en Zaachila y Mitla. La del Itsmo, que fué llevada por estos mismos
habitantes de la planicie durante la invasión o guerra que les hizo el
rey Cosijoeza. La tercera, o la que se designa del sur, se cultivó en lo
que ahora es Miahuatlán, Pochutla y parte de Juquila, deteniéndose a
orillas del océano, y la última, o de la de la Sierra, que hablan los
habi- tantes de Choapan, Villa Alta e Ixtlán.
En el período colonial, los sacerdotes, para facilitar la empresa
de la cristianización, tuvieron necesidad de estudiarla, y algunos
llegaron a hablarla a la perfección, dominándola en todos sus
aspectos.
De ella dijeron los más ilustres lingúistas que “es dulce sin
carecer de energía, flexible sin degenerar en vaga, lánguida unas
veces, viva y brillante otras; prestábase a la expresión en todas sus
posiciones, y si no se encontraban en ella, decían, los amplísimos
vocabularios del castellano, del latín, del griego o del árabe, que en
estos casos resultan pobres, es solamente porque los zapotecas no
alcanzaron el alto grado de civilización a que llegaron los que
cultivaron las anteriores”
Eso no obstante, el idioma zapoteco es rico, hasta el grado de
que el ilustre gramático fray Juan de Córdoba escribió estos
importantes juicios: “Es de saber que esta lengua tiene muchos más
verbos que la lengua nuestra, por los muchos modos que tienen los
indios de hablarla.”

422
LA SIERRA JUÁREZ

Sea lo que se quiera de tan avanzada afirmación de este


eminente hombre, lo cierto es que el zapoteco es un idioma amplio,
culto y de una estructura y escritura que se presta admirablemente
para su estudio analítico.
Estas cualidades sirven para justificar el gran número de
gramáticas y vocabularios que se escribieron, en los que se
registraron sus dicciones, así como el gran número de frailes que lo
hablaron a la perfección, que se valieron eficazmente de ella para
enseñar a los indígenas los dogmas y la moral del catolicismo.
Entre ellos anotamos a fray Alonso Carmelo, que escribió un
tratado de los siete sacramentos; a fray Jerónimo Moreno y fray
Diego de Vergara, que escribieron edificantes sermones; al carmelita
mexicano reverendo padre Fray Manuel Juan Crisóstomo, que como
obra póstuma publicó El Arte de la Lengua Zapoteca; fray Pedro de
Feria, autor de El Vocabulario de la Lengua Zapoteca, y el orador
sagrado fray Luis Regino, que lo habló a la perfección.
Se afirma que llegaron a trecientas las obras escritas en esta
lengua durante el período colonial; pero de todas ellas bate el record,
por su perfección y amplitud, la Gramática Zapoteca, de fray Juan de
Córdoba, que fué escrita por éste cuando ya estaba retirado de sus
pre- eminentes servicios en el convento de Tlacochahuaya, del actual
Dis- trito de Tlacolula, de cuya obra se han hecho varias ediciones.
Del zapoteco serrano o de la montana anotamos que en 1686,
siendo beneficiado del curato de San Juan Yaee y Tanetze el
sacerdote licenciado don Francisco Pacheco de Silva, tradujo a esta
lengua el catecismo del Padre Ripalda, y que previos los dictámenes
aprobatorios, pero muy especialmente el del bachiller y teólogo don
Juan de Zabala, cura beneficiado de la parroquia de Santa Cruz
Yagavila, se autorizó la publicación de la obra.
Queremos suponer que este señor bachiller y teólogo fuera
originario del propio Yagavila, posiblemente hijo de algún
encomendero o de algún yexo o indio principal, lo que le permitió
desde su infancia conocer a la perfección las dos lenguas, puesto que

423
LA SIERRA JUÁREZ

el dictamen de su autoridad sirvió de base al obispado de Antequera


para la impresión clel libro.
Obra que no fué superada en el transcurso de los siglos y que
sirvió para la cristianización y para mantener en ella a los habitantes
de la región, lo que perduró hasta los primeros años del presente
siglo.
De esta obra se hicieron varias ediciones; la última data del año
1882 y fué hecha en la imprenta del señor don José Sangermán, de la
ciudad de Oaxaca.
En la actualidad se conservan algunos ejemplares entre los
particulares; hubo época en que su poseedor, por el hecho de saberlo
leer y darle la edición natural, adquirió alta preminencia.
La Junta Colombina de México, en 1893, publicó el último
vocabulario inédito de esta lengua que aún existía y de la que se
habla en la región del Valle.
El señor don Lino Calvo, su último poseedor, lo regaló al senor
don Manuel Martínez Gracida, que a su vez lo obsequió al entonces
Presidente de la República general Porfirio Díaz, que la facilitó para
su publicación, con motivo del cuarto centenario del descubrimiento
de América, al Estado de Oaxaca.
Pasado el período de cristianización y el colonial, se
abandonaron los trabajos de esta índole.
Un intento que podríamos llamar esporádico lo emprendieron
los técnicos del partido liberal vaxaqueño cuando pretendieron
ilustrar a los indios de las bondades del régimen republicano
democrático y federal y les insinuaron que escribieran las cartillas
cívicas en los diversos idiomas indígenas de la entidad, los cuales
manuscritos permanecen aún guardados en los archivos del Instituto
de Antropología e Historia.
Las cartillas de los Derechos del Hombre en zapoteco se
escribieron en los dialectos que entonces se hablaban en San Carlos
Yautepec y en Villa Alta, allá por los años 1860 a 1870.

424
LA SIERRA JUÁREZ

A fines del siglo XIX nuevos hombres con distintos propósitos o


filosofía iniciaron los estudios de las lenguas indígneas oaxaquenas;
pero lo hicieron en sus gabinetes y tuvieron por fuentes lo ya escrito,
sin auxiliarse de los originales. Se empeñaron en hallar el origen de
cada una, y del zapoteco dijeron “ser restos del desgajamiento que
hace miles de años sufrió una lengua primitiva”, y de sus clasificación
o parentesco “que el zapoteco es una lengua intermedia entre el mixe
y el chinanteco; que es una variante del mixteco; que es una
degeneración del maya-quiche; que es una mezcla del mazateco y
cuicateco”; pero nadie dijo que fuera autóctona, única o distinta de
las demás, Sus bases las encontraban en algunos términos parecidos
o semejantes, y en su escritura, fonética o significado.
Después de algunos lustros sobre disquisiciones de esta índole,
que no condujeron a nada concreto, murieron los autores de estos
empeños y se abandonaron los estudios.
Por mi parte, debo decir que hablé el zapoteco de Ixtlán en mi
juventud; por eso creo tener alguna noción de él, y en mis andanzas
de inspector de escuelas rurales entre el mundo zapoteca me he
empeñado en conocer, siempre que estaba entre los límites de la
lengua zapoteca, el criterio que de ella tuvieran sus moradores,
analizando los términos y las raíces de sus palabras básicas, como
agua, arroyo, río, laguna, viento, nubes, lluvia, sol, luna, tierra,
estrellas, plantas, árboles, maíz, fríjol, llano, cerro y la numeración
respectiva, para deducir sí por el contacto diario o a través de siglos
o milenios las raíces tuvieran origen común, modificándose
lentamente para dar lugar a una lengua distinta. Las observaciones
son las siguientes:
Del zapoteco que se habla en Macuiltianguis no existe término
alguno que denote mezcla con el chinanteco que se habla en
Comaltepec, a escasos cinco kilómteros y medio y en contacto diario.
Hay personas que hablan las dos lenguas; pero se debe a que en su
niñez tuvieron oportunidad de vivir en el pueblo extraño, y éstos
ase- guran que no existe relación alguna entre una y otra lengua, y
que para hablar en cualquiera de ellas lo primero que se hace es

425
LA SIERRA JUÁREZ

ponerse a pensar en el mundo de ideas de la que se va a usar. Son


entidades dinstintas eindependientes.
En Ozumación de Tuxtepec, pueblo chinanteco, su continuo
trato con vecinos zapotecas acabó por hacerlos bilingúes; aseguran
que las lenguas son extrañas entre sí y que en nada se parecen.
En Ticú, modesta población del Distrito de Nochixtlán, que
hablan el mixteco, y limítrofe con los zapotecas del Distrito de Etla,
dicen que entre ambas lenguas no existen identidad alguna, y que si
algunos parajes tienen nombres zapotecas, o viceversa, se debe a que
en la antigúedad vivieron en esos sitios personas de esas razas, pero
que al rectificarse las líneas divisorias los sitios quedaron con sus
designaciones anteriores. Muy cerca de este lugar se levantan los
antiguos pueblos zapotecos llamados los Sosola.
Los habitantes del pueblecillo de Moctum, dentro del área mixe
y de origen zapoteca, a través de los siglos abandonaron su primitiva
lengua para adoptar la de sus convecinos y mantener de esa suerte la
supervivencia, que no les valió, porque lentamente fueron
absorbidos al principio, y drásticamente al final, por una familia de
Totontepec.
En cambio los primitivos habitantes mixes de Soochixtepec y Yahuío,
que quedaron dentro del área zapoteca como los anteriores,
cambiaron su lengua, y así se mantiene en pie todavía. Estos últimos
dicen que sus ancestros les aseguraron en cada lengua es indepen-
diente, y terminaban diciendo que el mixe es mixe y el zapoteco es
zapoteco únicamente.
-La excepción se encuentra en el Distrito de Juquila con la
lengua chatina.
Del análisis de sus términos se desprende que es una lengua
intermedia del arcaico zapoteca y mixteca.
Aseguran que cada vocablo se forma de dos partículas, una del
zapoteco y la siguiente del mixteco, o viceversa, según el caso.

426
LA SIERRA JUÁREZ

Que donde se observa con mayor claridad la yuxtaposición es


en la numeración; las primeras cinco unidades son mixtecas y del
seis en adelante se agregan las unidades zapotecas; de donde el
número seis es el cinco mixteco más uno zapoteca, y así en adelante.
Entre ambas se operó el fenómeno físico de ósmosis y exósmosis.
La razón la justifican diciendo que en la antigúedad estas dos
razas lucharon entre sí fieramente, y que el botín más rico de la
guerra eran las mujeres y los niños, y que a los pocos años; a
consecuencia de nuevos choques, el botín regresaba a sus lares, pero
ya influenciado por la lengua de sus captores, y que de esas luchas,
que duraron siglos, se integró la lengua intermedia que ahora llaman
chatino. Afortunadamente existe alguna documentación sobre el
particular y el folklore regional lo confirma. Mejores estudios
aclararán este detalle.
De estos habitantes algunos historiadores de gabinete dicen
que esta raza es una antigua familia que arribó a las costas el océano
en calidad de navegantes procedentes de lejanos lugares; otros
aseguran que son antiguos cartagineses. ¡Cuánta mentira en letras de
imprenta de acontecimientos que de seguro tuvieron lugar hace unos
ochocientos anos!
Del zapoteco de la Sierra, para poder entenderlo o estudiarlo,
se impone aclarar que de él se hacen las siguientes subdivisiones:
El que hablan los habitantes de los pueblos de Choapan y se
extiende hasta los límites de Veracruz.
El de Villa Alta, que nuevamente se vuelve a clasificar en el
zapoteco de los Cajonos; el yac-rhum, como ellos mismos se
denominan, y el de El Rincón o nelzicho.
El que se habla entre los habitantes de la alta montaña, o sean
los pueblos de Ixtlán.
Algunas personas los clasifican como verdaderos dialectos,
siendo para nosottros sólo variantes de la lengua madre.

427
LA SIERRA JUÁREZ

La diferencia estriba en el énfasis, entonación y cambio o


trueque de vocales, manteníendose intocables las raíces
fundamentales.
El netzicho, por hablarse en pueblos aislados y menos
evolucionados en todos sentidos, creemos que debe considerarse
como el zapoteco arcaico de actualidad. Son pocos los términos
castizos que se le han incorporado y se hace ininteligible para la
mayoría de los habitantes que no están en contacto con ellos.
Del español se defendió casi cuatro siglos; los tres primeros
fueron los más intransigentes. Lo despreciaban de todo corazón, y
para eludirlo razonaban simplistamente diciendo: “No es idioma
nuestro y no tenemos obligación de conocerlo. Como los extranjeros
son lo que necesitan de nosotros, es por ello por lo que aprenden el
nuestro para que nos entendamos. Nuestra lengua es tan buena que
por ella sabemos todo lo que los castellanos quieren que sepamos.
Son pasajeros de nuestras tierras,, que algún día se han de ir para
dejarnos en paz.”
Otros argumentaban diciendo:
“El castellano es lengua de los hombres malos, los que lo
hablan y lo escriben usan pantalones y son gentes de quienes
debemos cuidarnos; desde su llegada empezaron nuestras
desgracias”
“Es la lengua del diablo, porque sólo sirve para engañarse y
hacerse picardías unos a otros.”
“Tan no sirve, que para hablarle a su dios tienen que usar del
latín; nuestros dioses saben el zapoteco y por ello nos conceden todo
lo que les pedimos”, decían otros.
El desconocimiento del español era una buena pantalla para no
darse por enterados de las disposiciones eclesiásticas o civiles, y así
quedaban muchos problemas suspendidos por falta de
entendimiento; de ahí se impuso la necesidad de llevar a todas
partes y de hacer intervenir en los problemas de ciertos individuos

428
LA SIERRA JUÁREZ

que llamaron intérpretes, humanos que por este solo hecho


adquirieron preeminencia en todo el período de la Colonia.
El arma favorita, que nunca les falló, para oponerse a la
penetración del castellano fue la de ridiculizar y burlarse de quien lo
pretendía hablar o hacía esfuerzos para mascullarle; se le repudiaba
y se le consideraba como traidor, y de esta suerte se retardó su
penetración.
En Ixtlán, hasta el último cuarto del siglo XIX no empeñó a
tolerarse a quien se empeñaba en aprenderlo, en vista de que quien
medio lo hablaba o entendía tenía fácil trabajo en la fábrica de Xía o
en los Minerales.
Sus salidas de la región en calidad de soldados les habían ense-
ñado que todo se le facilitaba al que comprendía o hablaba el
castellano.
En 1898 éramos unos cuantos alumnos de la escuela, especial-
mente hijos de empleados o de algún que otro partiuclar, los que al
llegar a ella empleábamos el castellano; para entendernos con los
demás de los juegos teníamos que aprender su idioma; éramos
eficaces colaboradores de los maestros en las tareas de
castellanización.
Recordamos que la población del Mineral de San Antonio,
compuesta de elementos cosmopolitas de la región, usaba un
castellano especial que tenía incorporado muchos términos
zapotecas; la palabra chumi era muy usada por ellos para designar al
canasto.
En al actualidad ha desaparecido completamente el zapoteco
en las poblaciones de Natividad, Xiacuí, Capulalpan, Rabetze,
Trinidad Ixtlán y Yahuiche. Se usa a medias en Ixtlán, Guelatao,
Chicomezúchil, Yatuni, Yavesía, Lachatao, Amatlán, Macuiltianguis y
Teococuilco.
Se siguen manteniendo hostiles al castellano Atepec, Abejones,
Luvina, Aloapan, Zooquiapan, Laxopa, Yahuío, Guiloxi y los pueblos

429
LA SIERRA JUÁREZ

de El Rincón o Netzichos, donde siguen siendo un grave problema


para las escuelas.
De las observaciones directas que tuvimos oportunidad de
hacer recorriendo los pueblos del Distrito de Ixtlán podemos afirmar
que el zapoteco de Teococuilco, Analco y Macuiltianguis es melódico,
suave y armonioso, afectos a usar las formas reverenciales,
comedidas o di- plomáticas en todos sus problemas.
Del de Ixtepeji decimos que es terminante, brusco, cortante,
imperativo, y sus términos enémigos llegan hasta la altanería.
El de Luvina y Abejones es cadencioso, musical, de entonación,
alargada, empleando la forma débil; sus palabras y oraciones son
frac- cionadas o entrecortadas, llegando al silabeo intermitente.
El de Jaltianguis es sonoro, conciso; es la lengua que ve las
cosas por el lado chistoso o ridículo, el que vive la vida en broma;
está saturado de términos ridiculizantes o burlones y son afectos a
emplear palabras gruesas. Entre ellos es natural y común que el
abuelo se burle del nieto, lo que no obsta para que éste le devuelva la
burla en la misma forma.
El de Lachatao y sus alrededores emplea lo que podríamos
llamar el estilo natural: concisos en sus expresiones y oraciones
diáfanas y sín rebuscamientos.
El de Ixtlán se considera como el más mixtificado por los
términos castizos que se le han incorporado, con la ventaja de que es
el más entendible de los demás pueblos del Distrito.
Aún degenerado como se le considera, todavía a principios del
siglo había buenos oradores, lo mismo hombres que mujeres; la
riqueza del lenguaje se ponía de manifiesto en sus elevadas
concepciones filosóficas y religiosas, en conocimientos astronómicos,
meteorológicos y de previsión del tiempo; en los medicinales, los
nombres propios de ani- males y plantas regionales, etcétera.
Se ha prestado admirablemente para expresar todos los
estados anímicos del hombre y la elocuencia en todas sus formas.

430
LA SIERRA JUÁREZ

Hubo oradores especiales para todos los aspectos de la vida,


para la recepción de sus autoridades, para la exaltación de las
virtudes, para la incitación a la lucha o la guerra, para dar el pésame,
para las felicitaciones u onomásticos, para solicitar en casamiento a
la novia; a éste se le llamaba el buehuete, y era también el encargado
de pronunciar el discurso nupcial o balangon, que era pieza especial,
ligeramente modificado según las circunstancias.
Pero donde el ingenio alcanzó vuelo fue en el chiste o para
ridiculizar. Tuvieron cuentos de toda especie para niños, jóvenes y
casados, sacando las respectivas moralejas.
Tradujeron fácilmente los cuentos españoles, como el famoso
de Pedro Guardimalas y el del Mosquito, que todavía se oyen en los
pueblos.
Fueron especiales para describir el medio ambiente, y en su
exposición empleaban términos y formas poéticas.
Descubrieron refranes como éstos: “Lástima que la experiencia
no llega antes”. “Dos ojos ven más que uno”.
Los campamentos revolucionarios de 1912 a 1924 se
convertían en centros de concursos de cuentos y chistes netamente
regionales con personajes vivos.
Tan pronto arribó la lengua de Castilla, como de seguro este
término se puso en constante uso, los zapotecas lo idiomizaron,
desde luego mediante la contracción stila, y así dijeron:
Ven Ne stila a la gente de Castilla o a todos los extranjeros.
Et-ta stila o tortilla de Castilla al pan.
Yaa-stila al jabón de Castilla. Ellos simplente llamaban
yaa a su jabón, que era la espuma de la “perla
china”,, o al tubérculo llama- do amole.
Rua-stilla llamaron al trigo,, o sea al maíz de Castilla.
Betua-stila llamaron al plátano,, o sea el cuajilote de
Castilla.

431
LA SIERRA JUÁREZ

Dispusieron de términos especiales para designar las nuevas


cosas que recibieron de inmediato a la llegada de los conquistadores;
por ejemplo:
Sagrado o dedicado aDios Laschia (Sch francesa.)
Ala Virgen María Xonaxi Debe escribirse
schonaschi.
Sacerdote Beschudia o Buschusa
Al doctrinero Gualee-laschia El que enseña la
palabra sagrada o
de Dios.
Al templo o iglesia Yotoo
A los acólitos Viganas El mismo nombre
que tenían en los
templos antiguos.
Al secretario o escribano Guadiaa Esta función ya
existía para los
jeroglíficos.
Lo mismo hicieron con los nombres personales que fueron
conocidos:
AJuanle llamaron Rua.
A María la llamaron Lia.
APedro le llamaron Betu.
Recordamos que en los primeros tiempos los nombres antiguos
los convirtieron en apellidos, cosa que después abandonaron para
aceptar los patronímicos.

432
LA SIERRA JUÁREZ

La escritura de la lengua zapoteca


Escribir la lengua zapoteca, que no era uniforme en las distintas
regiones, necesariamente tenía que crear un problema que hasta
ahora no se ha solucionado.
Ello explica que escritos zapotecas tehuanos del siglo XVI
presenten gran diferencia con los de la región mihuateca o netzicho
del mismo período.
Dudamos también que los escritores hubieran tenido una
preparación científica uniforme para que hubieran aplicado a la
lengua las mismas reglas filológicas.
Así como dudamos, porque no lo hemos sabido, que se
hubieran concertado Congresos de Filólogos para adoptar reglas
fijas, precisando la forma de escribir algunos sonidos distintos de los
empleados por el español.
Por último, en la propia Península, ¿se ha hablado el español
uniformemente en todas las regiones y en todo tiempo?
Perdóneseme, pero creo que esa misma lengua todavía no estaba
bien constituída al finalizar el siglo XVI.
Sia lo anterior se agrega que el zapoteco, como toda lengua
viva, es un organismo que nace y crece, se desenvuelve y modifica en
sus diversos aspectos, es natural que los escritores de él en el siglo
XVI sean distintos a los que los siglos posteriores, y más aún
comparándolo con la lengua de actualidad, observándose
ininteligible o bastante diferente.
El problema más grave que se creó en el zapoteco de Ixtlán fué
el de no haberse distinguido con precisión lo que ahora es la ch
española y la sch francesa, las variantes de la r sencilla y la rr doble,
así como un signo fónico intermedio entre ambas, y para subsanar la
dificultad introdujeron la letra x, con un sonido que en la actualidad
tiene hasta tres interpretaciones, causa más que suficientes para
introducir la confusión, de la que aún no hemos salido hasta la fecha.

433
LA SIERRA JUÁREZ

Ultimamente he sabido que una comisión lingúistica


norteameri- cana, patrocinada por la Secretaría de Educación
Pública, se dedica a estudiar el zapoteco serrano de Atepec, y que
para lograrlo inventa tal número de reglas y nuevos signos, que de
implantarse se va a presen- tar un problema más confuso todavía.
A mi modesto juicio, para escribir el zapoteco de este lugar
bastaría con tener presente las siguientes reglas:
Primera. Suprimir las letras cy gpara emplear únicamente
la k.
Segunda. Empelar la ch española y la sch francesa.
Tercera. Introducir el uso de la compuesta rh en lugar de la
actual x.
Cuarta. Usar el guión entre las letras dobles para reparar
los respectivos sonidos.
Quinta. El uso de dobles vocales es con el objeto de
prolongar el sonido.
Ejemplos
a) tt Como en la palabra et-fa, que significa tortilla.
b) p-p En la palabra chup-pa, que es el numeral dos.
c) l-l En la palabra til-la, que significa pleito o
guerra.
d) d-d. En la palabra led-da, que significa laurel.
e) nN,. En la palabra rinNevi, que significa te llama.

Vocales prolongadas
f) Lavíi. Que significa no.
g) Luu. Que es pesonal tú.
Como prueba de estas aseveraciones, traducimos a esta lengua
el Himno Nacional Mexicano y otras composiciones regionales.

434
LA SIERRA JUÁREZ

GUIL-LA NE TZARRENI VENNE DIT-TA


Coro
Ne dit-ta, at-tiillenili dala util-la,
Le udut-tze ka via, la ni ka lleria,
Maski itini liu lluu,
At-ti it tini scha ka schia laanaa.
Primera estrofa
Vedua lo rigalu Dit-ta too ka laa led-da,
Ke ak-ka tsidi, udel-la ye luu,
Lani rubeni vedieye loo llevaa,
Tuni tzaa venNa yo koo.
Ska venNe yetziak-ka latze,
Ulieye, utziga lo yuu kóo,
Velaba latzilu Dit-ta tzii, ki llevaaa
Tu nee util-la ven Naye le tutu ritnilu
Segunda estrofa
Til-la, til-la, vi hedilatzilu
Lani ve-ene ak-ka latze utziga,
Balakna Diurhi veNa ye kóo,
Til-la til-la ka lari titzi ke venNe yetzi,
Lo yela reni vetzigakana.
Til-la, til-la le schiatoo, le kalatzi,
Ka schialana tzatza gatziacana,
Ka tzu vee katzini, lani titza
Ketzarreniriu inNeriu Daana (Libertad).
Tercera estrofa
Viutel-la neda Dit-ta Too,
Ke ka ritnilu udechu ikia-kavi,
Ka lo yuu lani reni itilikana,
Lo reni, ureniniekavi.
Ka yotoo, ka yuu lagui, ka lo Schiac,
Dacana lani laretzi rininNi,

435
LA SIERRA JUÁREZ

Ischaka ka Yuk inNakana,


Ni ukua tetzi ke ka ne rheni.
Cuarta estrofa
Dit-ta, Dit-ta too, ka rhiniu rutetzikabi
Gat-i cabi, nia balanga kóo,
Ska ukuetzi guinini Schia,
Utup-pali ki tzieli util-la tu latzilii,
Ke kuinali ak-ka Schia led-da,
Tu llevaa balangaNa ke kabi,
Tu led-da ko, ki virialanili,
tu led-da balagNa ke kabi.

POESÍA ZAPOTECA EN LA REGIÓN DE VILLA ALTA,


EN HONOR DE LA VIRGEN MARÍA
(Compuesta por frailes en el período de la evangelización) 1551
Primera
Coochiina xqueheei Quiebaa
Pollohuichani Xonaxi;
Gaca Xinaa quellanaaxi
Zooloo quellahueziilaa
Coxiigueella Chaapa yoona
Zooba Xiticha Biitoo
Chiique lannini cuyoo
Coroopa liica Persona.
Segunda
Cooroopa ticha rozeca;
Huetaa ciica Biitoolii
Lanni Yonaaxi nachi
Cuyeeni tanni Judea
Isabel pechaagolni
Ticharoo pecnaagayahani
Juan Inininicoxibaani
Quella gracia xi Bitoani.

436
LA SIERRA JUÁREZ

Tercera
Huanaacolii pellaalat,
Pieeenniloo quellanaxeene
Peacozi Butoo rixeene,
Lachi Huiiña benniati
Bitoo xinnixi Biiloona
Reaaca Benni hualaachi
Ralleni Toobi pillachi
Laate rago manni gonna.
Cuarta
Huacateete coruachii,
Nicolli Chichi Yatoo
Cuvoo goona loo Yohotoo,
Pechiiga Xiina nachii, Huezoobaticha María
Cuyeeni quellariaati
Zaa yaca xitiicocaati
Loo coxaana xquellaquina, etc.

COMPOSICIÓN ZAPOTECA DELPUEBLO DE ZOOCHILA, DEL


DISTRITO DE VILLA ALTA, OAX.
1923
UL-LA QUE VENNE CHAGANAA
Tu yel-le caate el-ta-su,
Cit-tu sia huahua le-e
Escha usía vi exee renanuu
De yacchua case yel-le huin.

Ve yaaclebache nice,
Rcuna seda ve yaguee.
Scaa cuesa yevanuu,
Nada guale Cheida.

437
LA SIERRA JUÁREZ

Chaa yub gú-en Chin,


Niche tuve ya leita rechinaa,
Niche ciaac lau yaac
Bechoogoova yal-le gunNa lee.

Cate Diuxi gun lac chiu,


Echivesa gacque, tu guen lani
Uyac leen chu gaa-lee.

(Traducción)

CANTO DELNOVIO
De noche cuando duermes
Delejos yo te chiflo.

438

También podría gustarte