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INTERVENCIÓN PSICOLÓGICA EN LAS AGRESIONES Y


ABUSOS SEXUALES A MENORES.

Celia Nevado Fernández.


Psicóloga del Centro de Asistencia aVíctimas de Agresiones Sexuales (C.A.V.A.S.) de Madrid

I. LA VIOLENCIA SEXUAL HACIA LOS/ LAS MENORES.

• Conceptualización: Entendemos como violencia sexual hacia los/ las menores tanto el abuso como la
agresión sexual a menores de 18 años. A diferencia de la conceptualización jurídica, en la cual se
diferencia la agresión sexual del abuso sexual por la utilización de violencia o intimidación por parte del
agresor en las agresiones, en Psicología no se establece una distinción tan clara, llegándose a emplear
indistintamente ambos términos, ya que se presta mayor atención a la afectación que produzca y cada
autor establece su propia terminología. En general se considera que el abuso sexual infantil viene
determinado por dos criterios:

1. La existencia de una relación de desigualdad entre el agresor y la víctima, ya sea por


edad, madurez o poder.
2. La utilización de la víctima como objeto sexual.

• Prevalencia: El fenómeno de la violencia sexual a menores se encuentra más extendido de lo que la


población general considera, conociéndose a través de las cifras oficiales sólo una pequeña parte de la
magnitud real del problema. Debido a las características de este tipo de violencia, el número de casos que
no aparecen en las estadísticas oficiales (lo que en Criminología se denomina “cifra negra”) supera con
creces los datos conocidos, a este fenómeno se le conoce como efecto iceberg. Según estimaciones de
López (1995) el 23% de las chicas y el 15% de los chicos españoles han sufrido alguna forma de
violencia sexual. No se puede establecer un perfil de estos menores, pero si existen lo que se puede
denominar poblaciones de riesgo, donde la Prevalencia es mayor. Por ejemplo, el caso de menores más
vulnerables por su reducida capacidad para resistirse o revelar su victimización. Según algunos
investigadores, también son poblaciones de riesgo los prepúberes, y los/las menores que se encuentran
carentes de afecto familiar, o que pertenecen a familias en cuyo seno se desarrollan otras formas de
violencia.

II. DETECCIÓN Y PRIMERAS REACCIONES

• Indicadores de la violencia sexual en la infancia/adolescencia: Tras varios años de estudio e


investigación los especialistas han establecido que existen una serie de signos o efectos de la violencia
sexual en menores que pueden ayudarnos a detectar que se estén produciendo:

(Ver tablas 1 y 2)

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Tabla 1-INDICADORES DE ABUSO SEXUAL SEGÚN ETAPA EVOLUTIVA

ETAPA SIGNOS FÍSISCOS EFECTOS EMOCIONALES-CONDUCTUALES


GENERALES
< 4 años • Desarrollo retrasado. • Retraso evolutivo.
• Signos de abuso físico o de • Problemas de sueño.
abandono. • Retroceso en el control de esfínteres.
• Miedo a los hombres.
• Inseguridad/búsqueda de cercanía.
• Retraimiento.
• Conducta sexual inapropiada /dibujos.
4-6 años • Dolor abdominal recurrente. • Actividad desenfrenada.
• Estreñimiento/manchado fecal. • Limpieza compulsiva.
• Infecciones del tracto urinario • Problemas de sueño.
• Hostilidad hacia los padres.
• Rabietas.
• Aproximaciones sexuales hacia adultos.
• Conocimientos sexuales inapropiados.
7-12 años • Infección recurrente en el tracto • Problemas de sueño.
urinario. • Fracaso escolar.
• Enuresis. • Vestimenta pseudoadulta.
• Dolores abdominales. • Relaciones deficientes con iguales.
• Migraña. • Inhibición/retraimiento.
• Asma psicosomático. • Conductas disruptivas (mentiras, robos, destrucción
• Trastornos alimentarios. de objetos, etc.)
• Labilidad emocional.
• Ansiedad.
• Agresividad.
• Deseo de agradar.
• Asunción de papel materno.
• Intentos de suicidio.
> 12 años • Demandas frecuentes por • Relaciones deficientes con iguales.
problemas sin importancia. • Fugas/absentismo escolar.
• Solicitud de información sobre • Trastornos de conducta.
contraceptivos. • Promiscuidad.
• Síntomas de conversión histérica. • Abuso de sustancias.
• Anorexia nerviosa. • Conductas autolesivas.
• Atracones compulsivos de • Depresión.
comida. • Inhibición/retraimiento.
• Estados psicóticos episódicos.
• Estados fóbicos y trastornos obsesivos-compulsivos.
• Asunción del papel maternal.
• Agresividad.
• Abuso sexual hacia otros menores.
Adaptado de Sosa y Capafons, 1996.

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Tabla 2-SINTOMATOLOGÍA A CORTO Y LARGO PLAZO DEL ABUSO SEXUAL INFANTIL

A CORTO A LARGO PLAZO


• Problemas de sueño (pesadillas) • Dolores crónicos
Físicos • Cambios en los hábitos • Hipocondría y somatización
alimenticios. • Alteraciones del sueño (pesadillas)
• Pérdida del control de esfínteres • Problemas gastrointestinales.
• Desórdenes alimenticios (bulimia)
• Consumo de drogas o alcohol • Intentos de suicidio
• Huida del hogar • Consumo de drogas/alcohol
Conductuales • Conductas autolesivas o suicidas • Trastorno disociativo de identidad
• Hiperactividad
• Bajo rendimiento académico
• Miedo generalizado • Depresión
• Hostilidad y agresividad • Ansiedad
• Culpa y vergüenza • Baja autoestima
• Depresión • Estrés postraumático
• Ansiedad • Trastornos de personalidad
Emocionales • Baja autoestima y sentimientos • Desconfianza y miedo de los hombres
de estigmatización • Dificultad para expresar o recibir sentimientos
• Rechazo del propio cuerpo de ternura e intimidad
• Desconfianza y rencor hacia los
adultos
• Trastornos de estrés
postraumático
Sexuales • Conocimiento sexual precoz o • Fobias o aversiones sexuales
inapropiado para su edad • Falta de satisfacción sexual
• Masturbación compulsiva • Alteraciones en la motivación sexual
• Excesiva curiosidad sexual • Trastornos de la actividad sexual y del orgasmo
• Conductas exhibicionistas • Creencia de ser valorada sólo por sexo
• Problemas de identidad sexual
Sociales • Déficit en habilidades sociales • Problemas en las relaciones interpersonales
• Retraimiento social • Aislamiento
• Conductas antisociales • Dificultades en la educación de los hijos/as

Adaptado de Echeburúa y Guerricaechevarría, 2000

Hay que señalar, que la presencia de estos síntomas no determina que un/a menor haya sufrido
abuso sexual sino que informa sobre la posibilidad del mismo y por tanto la necesidad de investigar al
respecto. De hecho, excepto la sintomatología de tipo sexual, ninguno de estos signos es específico del
abuso. Incluso hay situaciones, como las de negligencia en materia de educación sexual, en las que los/las
menores pueden presentar conductas o conocimientos sexuales inapropiados pero no haber sufrido
violencia sexual.

• Qué hacer cuando se detectan indicadores de violencia sexual: Lo principal siempre es buscar la
protección del/la menor. A partir de nuestra experiencia, podemos hacer una serie de recomendaciones
generales:

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1. Si es el/la menor quien realiza una verbalización sobre lo sucedido debemos procurar
escuchar activamente, no reaccionar de forma excesivamente alarmante ni actuar como
si no fuese cierto o importante lo que nos relata, no hacer comentarios de tipo
culpabilizador ni de incredulidad y reforzarle por haber sido capaz de manifestar lo que
le estaba sucediendo e incidir en su falta de responsabilidad en lo sucedido.
2. Si el/la menor no realiza ninguna verbalización y se detectan otros indicadores, se
recomienda llevar a cabo una indagación con el/la menor que no pueda contaminar las
posteriores exploraciones, siempre bajo la supervisión de especialistas en la materia.
3. Tranquilizar al/la menor (miedo hacia el abusador, reacciones de otras personas, etc) y
mostrar nuestro apoyo asegurándole que buscaremos la forma de ayudarle.
4. En caso de ser familiares o conocidos del/la menor se recomienda acudir a
profesionales de referencia, como los que pertenecen a los Servicios Sociales o a los
Centros escolares, éstos deben contar con protocolos de actuación para sospechas de
abuso y otras formas de maltrato.
5. Cuando el técnico de primera instancia recibe este tipo de casos, se aconseja recabar
toda la información posible del entorno y recabar información directamente del/la
menor si el técnico tiene formación para ello. Se deberá estimar según la información
obtenida si es necesario un reconocimiento médico e iniciar el procedimiento legal.
Siempre se recomienda ponerse en contacto con especialistas para que lleven a cabo
una evaluación más exhaustiva, aportando mediante informe todos los datos recogidos.

En el caso de que se valore que la sospecha no es descartable se recomienda derivar al/la menor a
especialistas para que procedan a una evaluación médica y psicológica.

III. EVALUACIÓN DE LA VIOLENCIA SEXUAL EN LA INFANCIA Y ADOLESCENCIA:

• Exploración clínica integrada: El objetivo de la evaluación puede ser valorar la sospecha existente
y/o el impacto de la victimización en el/la menor. Es aconsejable llevar a cabo una valoración a través de
todas las fuentes de información disponibles, siendo las principales:

1. La entrevista con el/la menor.


2. Entrevistas con los padres y otros profesionales.
3. Estudio de información documental existente (denuncia, exploraciones, partes médicos,
informes escolares. Informes sociales, etc.)
4. Cuestionarios psicológicos sobre las características del/la menor y posibles áreas de afectación
(CBCL-PRF; CBCLTRF; STAI-C; CDS; TAMAI; EMA; etc.)

• Sistema de Análisis de la Validez de las Declaraciones (SVA): Es la técnica que más se utiliza para
evaluar la sospecha de abuso. Se debe siempre tener en cuenta sus limitaciones.
Componentes:

1. La entrevista sobre los hechos: Inicialmente con preguntas abiertas, solicitando el relato libre
de lo sucedido y posteriormente con preguntas aclaratorias de carácter más cerrado. En todo
momento se debe procurar que no se trate de un interrogatorio que sesgue o sugestione las
respuestas del/la menor. Especial atención en el caso de menores de corta edad.
2. El Análisis del Contenido Basado en Criterios (CBCA): Consta de 19 criterios cuya adecuada
aplicación depende de la experiencia en la materia de los evaluadores y su capacidad para
realizar una valoración global.
3. La aplicación del listado de criterios de validez: Se evalúan varios aspectos externos a la
declaración propiamente dicha: Características psicológicas de la supuesta víctima,
características de la entrevista realizada, posibles motivaciones para realizar una alegación falsa
y otras cuestiones relativas a la consistencia con otros datos.

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Con la información obtenida a través de estos elementos y la adicional que se posea, se debe llegar a
una valoración final dentro de las cinco categorías de credibilidad (muy probablemente creíble,
probablemente creíble, indeterminado, probablemente increíble, muy probablemente increíble).

Tabla 3-LISTADO DE CRITERIOS DEL CBCA

CATEGORÍA CRITERIOS
1. Estructura lógica
CARACTERÍSTICAS GENERALES 2. Elaboración no estructurada
3. Cantidad de detalles
4. Incardinación en contexto
5. Descripción de interacciones
CONTENIDOS ESPECÍFICOS 6. Reproducción de conversaciones
7. Complicaciones inesperadas durante el incidente
8. Detalles inusuales
9. Detalles superfluos
PECULIARIDADES DEL 10. Incomprensión de detalles relatados con precisión.
CONTENIDO 11. Asociaciones externas relacionadas.
12. Alusiones al estado mental subjetivo del menor.
13. Atribuciones al estado del agresor.
14. Correcciones espontáneas.
15. Admisión de falta de memoria.
CONTENIDO RELACIONADO CON 16. Dudas sobre el propio testimonio.
LA MOTIVACIÓN 17. Autodesaprobación.
18. Perdón al agresor.
ELEMENTOS ESPECÍFICOS 19. Detalles característicos.
DE LA AGRESIÓN

Tabla 4-LISTADO DE CRITERIOS DE VALIDEZ

1. Lenguaje y conocimientos adecuados.


CARACTERÍSTICAS 2. Adecuación del afecto.
PSICOLÓGICAS 3. Susceptibilidad a la sugestión.
CARACTERÍSTICAS DE LA 4. Preguntas sugestivas, directas o coercitivas.
ENTREVISTA 5. Adecuación global de la entrevista.
6. Motivos para declarar
MOTIVACIÓN PARA INFORMAR 7. Contexto de la revelación o informe original.
EN FALSO 8. Presiones para informar en falso.
9. Consistencia con las leyes de la naturaleza.
CUESTIONES DE LA 10. Consistencia con otras declaraciones.
INVESTIGACIÓN 11. Consistencia con otras pruebas.

Fuente: De Paúl; en Vázquez Mezquita, 2004.

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IV. TRATAMIENTO CON MENORES:

• Diseño del plan de intervención: Se debe procurar aunar algunos aspectos del tratamiento con la
evaluación, siempre y cuando no repercutan negativamente en los objetivos de cada proceso. Si en la
evaluación de la sospecha de abuso/agresión sexual, no se ha llevado a cabo una análisis exhaustivo de las
consecuencias psicológicas, o los resultados se refieren a un momento pasado muy lejano, deberá
realizarse una nueva valoración. Tras contar con esta información se procederá a diseñar un plan de
intervención teniendo en cuenta:

1. La forma de afectación psicológica detectada.


2. Las características evolutivas del/la menor.
3. Las características de la victimización sufrida.
4. Las variables que funcionan como fuentes adicionales de estrés.
5. Las variables que funcionan como apoyo para el adecuado afrontamiento.

• Componentes de la intervención terapéutica: Se pueden aplicar todos o sólo algunos elementos,


esto dependerá de la idoneidad de éstos tras la valoración realizada para la intervención:

1. Programa educativo-informativo: Se trabajan los conocimientos sexuales inapropiados


adquiridos, se entrena al/la menor en detección de situaciones de riesgo y pautas de
autodefensa, y se le explica por qué se producen estas situaciones.
2. Descripción de la vivencia por el/la menor, desahogo emocional, legitimación de
sentimientos, y reevaluación cognitiva de la experiencia, eliminando estrategias de
afrontamiento negativas (disociación o negación).
3. Modificación de respuestas cognitivas, afectivas, sexuales y conductuales: Abordaje de
creencias y actitudes inadecuadas (culpa, autoconcepto negativo, desconfianza),
entrenamiento en manejo de la rabia, ansiedad y miedos, entrenamiento en asertividad y
habilidades sociales, e intervención sexual educativa que fomente actitudes positivas hacia
la sexualidad.
4. Preparación para afrontar las diligencias judiciales (declaraciones, exploraciones, ruedas de
reconocimiento, juicio oral): Se emplean técnicas como el entrenamiento en manejo de la
ansiedad, rol-playing y reestructuración cognitiva de miedos y preocupaciones.

V. INTERVENCIÓN FAMILIAR:

• Asesoramiento psicoeducativo: Se facilita información sobre las consecuencias del abuso/agresión,


reestructurando ideas erróneas al respecto y se entrena en técnicas para el manejo adecuado a nivel
familiar de la sintomatología del/la menor (entrenamiento en solución de problemas, técnicas de control
de contingencias, manejo de la ansiedad, miedos e ira).

• Apoyo psicológico: Cuando se detecta que la victimización del/la menor afecta de forma importante
a algún familiar se considera necesario que éste reciba también atención psicológica de forma individual.

• Terapia Familiar: Modificación de pautas disfuncionales en las relaciones familiares.

VI. INTERVENCIÓN SOCIAL:

Resulta imprescindible que existan contactos con los organismos sociales del entorno de la víctima:
Colegio, Servicios Sociales, otras asociaciones, etc... tanto para recibir información social, como para
coordinarse en intervenciones.

Celia Nevado Fernández.


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