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Universidad Nacional de La Plata

Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación


Departamento de Bibliotecología

Conocimientos y prácticas de conservación con bajo


presupuesto: El caso de las bibliotecas populares platenses
inscriptas en CONABIP

Autora: Bib. Lucía Correa


Legajo: 89702/1

Directora: Mg. Mónica Gabriela Pené

Tesina presentada para optar por el título de


Licenciada en Bibliotecología y Ciencia de la Información

La Plata, 9 de diciembre de 2020


“I may know the answers.
Journeys over snow and sand.
What twist in fate has brought us
To tread upon this land?”
(Distant Worlds - Nobuo Uematsu)

1
Dedicatorias

A Fran e Isa, que me apoyaron incondicionalmente


durante todo este proceso de aprendizaje.

A mi mamá y mi hermano, que van a estar felices


por mi nueva meta alcanzada.

Al abuelo Walter, a quien le prometí que iba a recibirme.

2
Agradecimientos

A Mónica, por su eterna paciencia y guía,


que fueron el basamento de todo lo que en esta tesis se presenta.

A Ceci, que me alentó en todo momento y me brindó


todas las oportunidades para que esta investigación llegue a su fin.

A mis amigas, que nunca dejaron de confiar en mi.

A las Tesistas, que me acompañaron en la última etapa


compartiendo risas y llantos a cada paso.

A la música de Nobuo Uematsu,


que me acompañó todo este viaje.

3
Resumen: La presente investigación se propone identificar los conocimientos y la
formación en materia de conservación que posee el personal que se desempeña en
bibliotecas que tienen escaso presupuesto, así como relevar las prácticas de
preservación que llevan adelante, las políticas bajo las que trabajan y el
presupuesto destinado a tareas de esta índole, focalizando el análisis en las
bibliotecas populares ubicadas en la ciudad de La Plata que reciben el subsidio de
la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP).
Para llevar a cabo esta investigación se realizó, en primer término, un relevamiento
bibliográfico, a fin de establecer el marco teórico del trabajo. Luego se procedió a
relevar y analizar los planes de estudio de las carreras de Bibliotecología de la
Universidad Nacional de La Plata (UNLP), del Instituto Superior de Formación
Docente y Técnica Nº8 (ISFDyT Nº8) y del Instituto de Formación y Capacitación
Docente y Técnica de la Federación de Educadores Bonaerenses (FEB) con sede
en esta ciudad, con el objetivo de detectar la presencia de contenidos y
competencias relacionados a la conservación de fondos bibliográficos. A
continuación, se recurrió al uso de una encuesta dirigida al personal que se
desempeña en estas bibliotecas para determinar conocimientos y prácticas de
conservación. Finalmente, se exponen los principales resultados del estudio.

Palabras clave: Conservación preventiva; Preservación; Prácticas bibliotecarias;


Presupuestos; Bibliotecas Populares; La Plata; CONABIP

4
Abstract: The purpose of this investigation is to identify the knowledge and
instruction on preservation that the staff working in libraries with low budgets have,
as well as to research and gather the preservation practices that are performed, the
preservation policies that guide them and the budget destined for this tasks,
focalizing the analysis on popular libraries located in the city of La Plata that that are
funded by the subsidy from the National Commission of Popular Libraries
(CONABIP).
In order to fulfill this investigation, a bibliographic research was performed in first
place, with the purpose of establishing a theoretical framework. After that, the the
curricula for Library Sciences study at the National University of La Plata (UNLP), the
Higher Institute of Teacher Training and Technical Formation Nº8 (ISFDyT Nº8) and
the Higher Institute of Teacher Training, Qualification and Technical Formation of the
Federation of Buenos Aires Teachers were analyzed, with the objective of detecting
the presence of content and competences related to the subject of preservation of
bibliographic funds. Then a poll directed to the staff of the selected libraries was
implemented, to determine knowledge and preservation practices. The document
finalizes with the exhibition of the main results of the study.

Keywords: Preventive conservation; Preservation; Library Practices; Budgets;


Popular Libraries; La Plata, CONABIP.

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Tabla de contenidos

1. Introducción 8

2. Objetivos 11

3. Conservación documental 12
3.1. Preservación, conservación y restauración: aclaraciones conceptuales 12
3.2. Conservación preventiva 16
3.3. Agentes de deterioro 18
3.3.1. Agentes químicos de deterioro 18
3.3.2. Agentes biológicos de deterioro 20
3.3.3. Agentes físicos de deterioro 21
3.4. Conservación con bajo presupuesto 22

4. Conservación, formación bibliotecológica y perfil bibliotecario 27

5. Bibliotecas populares argentinas 31


5.1. Conceptualización 31
5.2. Breve historia 32
5.3. CONABIP (Comisión Nacional de Bibliotecas Populares) 33

6. Metodología 34
6.1. Muestra 34
6.2. Métodos y técnicas 42

7. La formación del bibliotecólogo en el contexto de las instituciones


educativas platenses 45
7.1. Bibliotecología en la UNLP 45
7.2. Bibliotecología en el ISFDyT Nº8 47
7.3. Bibliotecología en la FEB 51

8. Bibliotecas populares de La Plata 53


8.1. Acerca de las colecciones y los usuarios 53
8.2. Sobre el estado general del edificio y las colecciones 57

9. Conocimiento y formación sobre conservación por parte del personal de las


bibliotecas populares platenses 62

6
10. Prácticas y políticas de conservación en las bibliotecas estudiadas 66
10.1. Estrategias de conservación aplicadas 66
10.2. Políticas de conservación y presupuesto, una relación necesaria 72

11. Conclusiones 75

12. Bibliografía 78

13. Apéndices 84
13.1. Listado de Bibliotecas Populares de la ciudad de La Plata, inscriptas en
CONABIP 84
13.2. Encuesta 86

7
1. Introducción

El desgaste de las colecciones documentales en las bibliotecas es una realidad


que preocupa -a la vez que genera desconcierto- a los profesionales bibliotecarios,
quienes casi siempre son los encargados de realizar las prácticas adecuadas para
retrasarlo y, en la medida de lo posible, evitarlo. Ya sean fenómenos generales
derivados de la organización interna de la biblioteca que afectan a toda la colección,
o fenómenos particulares relacionados con la descomposición del documento, no
quedan dudas de la necesidad de aplicar estrategias de preservación y técnicas de
conservación para alcanzar el objetivo deseado: alargar la vida útil del material
(Sánchez Hernampérez, 1999a).

A pesar de la relevancia que tiene la realización de acciones de preservación


documental para favorecer la longevidad de los fondos que conforman la colección
bibliotecaria, varios autores (Fredericks, 1992; León Castellanos, 2001; Sánchez
Hernampérez, 1993, 1997, 1999a) han señalado el bajo nivel de aplicación de estas
prácticas en las bibliotecas, donde las acciones encaminadas a tratar el desgaste se
resumen a reparaciones rápidas -y en ocasiones descuidadas-, con el propósito de
retornar los materiales a las estanterías lo antes posible, favoreciendo la disposición
de los mismos a los usuarios.

La carencia de prácticas de conservación preventiva en las unidades de


información sólo lleva a un mayor deterioro, no sólo del material afectado
inicialmente sino de la colección en general. De hecho, como afirma Sánchez
Hernampérez (1997), esto es especialmente cierto para el caso de las bibliotecas de
bajo presupuesto. Este tipo de bibliotecas suelen contar con escasos recursos, tanto
económicos como materiales y humanos, y generalmente todas las labores
bibliotecarias (catalogación, referencia, gestión, etc.) quedan a cargo de la misma
persona, quien dispone de un tiempo mínimo para dedicar a cada una de esas
tareas.

En el caso particular de Argentina, entran en esta categoría las bibliotecas


populares (BP), cuyo rol es fundamental ya que, en muchos casos, son el centro de
la vida social de un barrio y el único lugar donde los usuarios pueden conseguir el

8
material requerido para satisfacer sus necesidades de información (Dobra & Ríos,
1999). Sin embargo, la mayoría de estas bibliotecas cuentan con un presupuesto
mínimo para su funcionamiento, donde una buena parte del mismo es cubierto por
subsidios que ofrecen distintas entidades gubernamentales del país (municipales,
provinciales y nacionales), en particular la Comisión Nacional de Bibliotecas
Populares (CONABIP).

Por lo dicho hasta ahora se podría suponer que, en este tipo de unidades de
información, las acciones orientadas a la conservación de los materiales deberían
ser constantes por el uso que los documentos reciben y por los escasos ingresos
económicos disponibles. No obstante, pareciera que poco o ningún presupuesto se
destina al mantenimiento de la colección, siendo éste tan sólo uno de los
inconvenientes a la hora de pensar la preservación en el contexto de las BP
argentinas.

A partir de la propia experiencia en unidades de información de este tipo surgió


el interés por indagar con mayor profundidad el tema en cuestión, a fin de responder
las siguientes preguntas de investigación: ¿Acaso el personal que se desempeña en
estas instituciones posee conocimientos en conservación? ¿Se realizan prácticas de
conservación para favorecer la longevidad de los recursos informacionales? ¿Las
prácticas son efectuadas por personal capacitado? ¿Las prácticas se ven afectadas
por el bajo presupuesto disponible? ¿Es posible llevar adelante acciones de
preservación con bajo presupuesto?

***

El presente trabajo se estructura en trece secciones. Inicia con una introducción


donde se plantea el tema y las preguntas que guiaron el estudio. Luego se detallan
los objetivos de la investigación A continuación, se incluye el marco teórico en que
se basa el trabajo, el cual comprende tres capítulos: en uno se aportan definiciones
sobre términos tales como preservación, conservación y restauración, conservación
preventiva, agentes de deterioro y conservación con bajo presupuesto; en otro se
plantea la inclusión de la conservación en la formación bibliotecológica; en el
siguiente se introduce el concepto de Biblioteca Popular y se ofrece un breve pasaje
por su historia y su funcionamiento. Posteriormente, se explica la metodología
empleada en el presente estudio. Los capítulos 7 a 10 presentan los resultados

9
obtenidos a partir de la revisión bibliográfica y las encuestas realizadas, agrupados
en cuatro aspectos, a saber: la formación del bibliotecólogo en las instituciones
educativas platenses, las bibliotecas populares platenses, conocimiento y formación
del personal de las BP acerca de la conservación, y prácticas y políticas de
conservación en las bibliotecas estudiadas. Para finalizar, se exponen las
principales conclusiones y algunas recomendaciones a la hora de pensar la
incorporación de la preservación a la formación y conocimientos de los
profesionales actuales y futuros. Culmina el documento con el listado de la
bibliografía consultada. Complementa el trabajo un apéndice que incluye, por un
lado, el listado de Bibliotecas Populares de la ciudad de La Plata inscriptas en
CONABIP, y por el otro, la guía utilizada durante las encuestas.

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2. Objetivos

El presente trabajo tiene como objetivos los siguientes:

Objetivo general:
Determinar si existe relación directa entre los conocimientos de preservación
que tiene el personal que se desempeña en BP, las prácticas de conservación que
realizan y las políticas que establecen, con los recursos económicos disponibles.

Objetivos específicos:
- Detectar la presencia de contenidos relacionados a la conservación en los
planes de estudio de las escuelas de bibliotecología localizadas en la ciudad de La
Plata.
- Identificar los conocimientos que posee el personal de las bibliotecas en
estudio, en lo que respecta a conservación y restauración de materiales
documentales.
- Relevar las prácticas actuales de conservación y restauración que tienen lugar
en las BP platenses.
- Examinar las políticas de conservación preventiva de las bibliotecas
estudiadas.
- Establecer qué porcentaje del presupuesto total de la biblioteca se destina a
conservación y restauración de la colección.
- Relacionar las prácticas de conservación y restauración detectadas en las
bibliotecas con el conocimiento que posee su personal y el presupuesto destinado a
este rubro.

3. Conservación documental

A raíz del relevamiento bibliográfico efectuado durante la presente investigación


pudo observarse la escasa existencia de literatura dedicada específicamente al
tema de la conservación aplicada a contextos de bajo presupuesto. Esta situación

11
hizo necesaria la consulta de trabajos más generales para poder establecer el
marco teórico pertinente.

3.1. Preservación, conservación y restauración: aclaraciones


conceptuales

Desde los inicios de los primeros registros escritos han existido técnicas
destinadas a conservar la información contenida en ellos. Pero no fue hasta el siglo
XIX que los términos conservación y restauración fueron acuñados, y la
conservación -como disciplina- recién se consolidó entrada la década de 1970. Allo
Manero (1997) separa la historia de la conservación de documentos en dos grandes
períodos: el Precientífico, comprendido entre la Antigüedad y finales del siglo XIX; y
el Científico, desde comienzos del siglo XX hasta la actualidad. En el período
Precientífico las técnicas eran diversas, ya que la variación de soporte a soporte no
permitía la definición de acciones que fueran aplicables a todos. Sin embargo, ya en
ese momento se podían ver distintos tipos de medidas, de acuerdo a la finalidad de
cada una: centradas en la elaboración de soportes, de manera tal que duren más;
para la prevención de plagas (“sistemas de defensa pasiva”); y en la preparación de
los edificios y los sistemas de instalación de documentos. El período Científico se
caracteriza por el surgimiento y desarrollo de la conservación y restauración de
documentos y su consolidación como disciplinas, resultado de tres hechos
importantes que tuvieron lugar en el siglo XX en el contexto de las Guerras
Mundiales: la repentina rapidez de los avances tecnológicos y científicos, el
surgimiento de un interés mundial en el patrimonio cultural y la conciencia sobre la
necesidad de la gestión de recursos dentro de un marco de cooperación.

Esta consolidación de la disciplina no sucedió de manera generalizada a nivel


global, lo que dio lugar a ambigüedades terminológicas producto de los diferentes
idiomas y países. Es por esto que, al buscar bibliografía, se encontraron autores que
utilizan diferentes términos para referirse a la misma noción, así como iguales
términos para tratar definiciones distintas. Esta situación se justifica en la tradición
de dos corrientes en las que se dividió la conservación: la anglosajona y la latina. La
corriente anglosajona plantea que la preservación (Preservation) está dividida en
dos grandes actividades: la preservación y la conservación, como dos actividades

12
bien diferenciadas. La corriente latina, por su parte, sostiene que la conservación
comprende, por un lado, la conservación preventiva -una actividad que implica
conservar y prevenir- y, por otro, la restauración. Para echar un poco de luz sobre
este manojo de términos, se incluyen a continuación las definiciones de cada uno de
estos conceptos a partir de la bibliografía consultada.

Según la American Library Association (citado por Someillán López, Gómez


Fernández, & González Junco, 2006, p. 2), se entiende por preservación al conjunto
de “actividades relacionadas con el mantenimiento de materiales de bibliotecas,
archivos o museos para su uso, en la forma original o en algún otro formato”. Por su
parte, Gómez Hernández (2002, p. 144) señala que estas actividades implican
“adelantarse a los daños, asegurar que la información -toda la colección- sobreviva
utilizable el tiempo necesario. Se trata de impedir el daño gracias al conocimiento de
las causas de deterioro y la adopción anticipada de las oportunas medidas
correctoras”. La IFLA (1998, p. 7) aporta a la definición cuando señala que “incluye
todas las consideraciones administrativas y financieras, además de estipulaciones
sobre almacenamiento e instalaciones, recursos humanos, políticas, técnicas y
métodos tendientes a preservar las colecciones albergadas en archivos y bibliotecas
y la información contenida en ellas”.

Relacionados al concepto de preservación se observan otros dos términos


relevantes: conservación preventiva y restauración. Según Allo Manero (1997), la
conservación preventiva implica un conjunto de medidas empleadas con el objetivo
de controlar las causas que originan el deterioro físico de los documentos; se busca,
por un lado, preservar los documentos en su forma física original y, por otro lado,
preservar el contenido intelectual de la información registrada en los mismos. Por su
parte, Estrada Villacís (2017) señala que la conservación preventiva es “el conjunto
de acciones, programas, planes, políticas que tienen por objeto prevenir, amortiguar
y retardar los efectos del deterioro que sufren los impresos y documentos, tratando
de que los mismos subsistan para las generaciones futuras”. Meden asegura que la
conservación preventiva implica:

todas aquellas medidas o acciones que tengan como objetivo evitar o


minimizar futuros deterioros o pérdidas. Se realizan sobre el contexto o
el área circundante al bien, o más frecuentemente un grupo de bienes,
sin tener en cuenta su edad o condición. Estas medidas y acciones

13
son indirectas -no interfieren con los materiales y las estructuras de los
bienes. No modifican su apariencia (2012, p. 21).

En lo que respecta a la restauración, Allo Manero (1995, p. 261), considera que


“comprende las técnicas y conocimientos utilizados por el personal técnico
responsable de reparar los daños ocasionados por el uso, el tiempo y otros factores
en los materiales de archivos y bibliotecas”. Por su parte, Gómez Hernández (2002,
p. 144) considera que se trata de técnicas para “recuperar o subsanar el estado
original de las propiedades de los documentos que se hayan deteriorado o
destruido”. En este mismo sentido define el término Feather (citado en Sánchez
Hernampérez, 1999b, p. 62), señalando que la restauración es una “actividad cuyo
fin primordial es la recuperación de las condiciones originales del objeto por la
imitación cuidadosa de los materiales y las técnicas, actividad que sólo es
justificable por criterios estéticos o históricos”.

Si se tiene en cuenta lo expuesto, resulta importante remarcar que restauración


y conservación no son sinónimos (Meden, 2012), ya que la restauración es
meramente una de las acciones de la conservación, llegado un punto de deterioro
en el cual sea altamente indispensable. Porque como bien explica Meden (2012,
p.20), “Las virtudes de los tratamientos de restauración son ampliamente
reconocidas, pero es necesario comprender también sus consecuencias”. Se refiere
a que las acciones que uno pueda tomar para lograr la recuperación de un
documento acarrea efectos secundarios que, paulatinamente, pueden
desencadenar otros efectos que lleven al deterioro del libro: la elección de los
materiales es muy importante, ya que los incorrectos pueden causar alteraciones
químicas que devengan luego en alteraciones físicas. Y no se puede dejar de
considerar la posibilidad de que durante el proceso de restauración se pierda
información o evidencia histórica, producto de la alteración de los materiales
originales.

Junto al concepto de restauración suele visualizarse, también, el término


reparación, entendido como el tratamiento mediante el cual se pretende paralizar el
proceso de deterioro desde sus inicios, bajo la premisa de no realizar operaciones
que puedan causar mayores daños (Sánchez Hernampérez, 1999a). Se reconoce
además que los procesos de reparación y restauración no son equivalentes, ya que
se diferencian en sus objetivos así como en sus técnicas. La restauración conlleva

14
medidas de último recurso, aplicables únicamente cuando un objeto se encuentra en
un estado de deterioro tal que no puede ser consultado, y deben ser confiadas a
profesionales especializados. La reparación pretende paralizar el proceso de
deterioro desde su inicio, e implica que no debe exigir una gran inversión económica
ni de dedicación; esta actividad se basa en tres premisas: la reversibilidad de la
modificación realizada, la inocuidad de los materiales, y la conveniencia de la
aplicación de esos procesos (Sánchez Hernampérez, 1999a).

Al considerar las definiciones y puntos de vista relevados en la literatura, se


puede decir que tanto la preservación como la conservación persiguen fines
específicos. La preservación apunta más a conservar el contenido intelectual de la
información registrada, independientemente de si se conserva o no el soporte
original (Dureau & Clements, 1986; Sánchez Hernampérez, 1999a), mientras que la
conservación tiene como objetivo llevar a cabo acciones que eviten el deterioro y
aseguren la integridad física de los documentos durante el mayor tiempo posible, es
decir, prolongar su vida útil (León Castellanos, 2001; Sánchez Hernampérez, 1999b;
Silva, 2009).

Con el objeto de establecer conceptos unívocos que permitan una mayor


comprensión del tema tratado en la presente investigación, se incluyen a
continuación las nociones que serán tenidas en cuenta en este trabajo:

● Preservación es el conjunto de actividades que procuran la


disponibilidad de los documentos y de la información contenida en
ellos a lo largo del tiempo, así como también las políticas en las que
estas tareas se enmarcan.
● Conservación preventiva son las actividades y políticas que tienen
como finalidad la conservación de una colección en su forma física
original, durante el mayor período de tiempo posible.
● Restauración es la actividad que procura devolver el documento a su
estado original, subsanando el deterioro producido por factores
internos y externos.
● Reparación son las actividades que tienen como finalidad detener el
deterioro de los documentos, sin causar mayores daños durante el
proceso.

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3.2. Conservación preventiva

Como se dijo anteriormente, la conservación preventiva implica un conjunto de


actividades y políticas que tienen como finalidad alargar la vida útil de una colección
en su forma física original. En base a esta concepción, resultaría evidente que la
conservación preventiva es sumamente necesaria para las bibliotecas. No obstante,
es una faceta de la bibliotecología que no se ha desarrollado con tanta rapidez ni
profundidad como otras, e incluso tiende a ser relegada ante otras actividades en
apariencia más importantes para el funcionamiento de estas unidades de
información. Es posible que esta reticencia provenga de la mirada tradicional que
ubica a la restauración y la conservación como disciplinas que se relacionan con los
archivos y museos, con las obras de arte y los documentos únicos, piezas
invaluables que requieren cuidados especiales. En efecto, un documento de archivo
o un incunable no pueden recibir el mismo tratamiento que un libro moderno, pero
es necesario que cada unidad de información adapte las políticas y actividades a
sus necesidades y objetivos (Sánchez Hernampérez, 1999c).

Para que una biblioteca pueda llevar a cabo una buena conservación
preventiva, es indispensable que se planifique de antemano y que esté plasmada
por escrito en un documento conocido como política de conservación. Este
documento debe contener una descripción de todos los pasos a seguir, las
herramientas y las responsabilidades de cada sector y del personal, tanto en las
actividades preventivas como en caso de una emergencia. Es la finalidad de toda
política de conservación que la biblioteca pueda cumplir su objetivo primordial:
facilitar el acceso a la información. Como señala Sánchez Hernampérez, (1999c), si
un usuario se encontrara impedido de acceder a la información que necesita a
causa de la alteración del estado de los documentos, entonces el sistema no estaría
funcionando .

Este mismo autor plantea siete premisas clave para una adecuada
conservación:

1. El acceso a la información es el objetivo primordial de la biblioteca y un


derecho social inalienable.
2. Toda biblioteca precisa de una política de conservación.

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3. Cada colección difiere en sus contenidos y finalidad, de forma que la
política de conservación ha de acomodarse a los objetivos de la
biblioteca.
4. La conservación debe ser considerada como una responsabilidad de
gestión al más alto nivel.
5. La política de conservación debe estar consolidada como parte
continuada del presupuesto de la biblioteca.
6. La conservación debe implicar a toda la plantilla de la biblioteca y ha
de formar parte de todas las rutinas.
7. Son inherentes a cualquier tipo de biblioteca la formación de usuarios
y trabajadores, la planificación de desastres, la limpieza y la
colocación.

La conservación preventiva conlleva la aplicación continua de ciertas


estrategias y actividades destinadas a la prevención de daños y riesgos, que se
aplican en tres ámbitos específicos de la institución: edificio, almacenamiento y
guarda de los documentos, y manipulación y acceso a los mismos. Estos tres
ámbitos son barreras de defensa de los materiales (Pené y Bergaglio, 2009). El
edificio es la primera de las barreras; éste deberá ser confortable y seguro para la
colección, por lo cual resulta indispensable la realización de un mantenimiento
constante considerando el exterior, la estructura interna, la seguridad, la distribución
de los espacios y la limpieza. La segunda barrera de protección es el correcto
almacenamiento y guarda de los materiales, que deberá tener en cuenta las
condiciones de los documentos, el tipo de unidad de información y las
particularidades de la colección, utilizando los contenedores y espacios adecuados.
Y finalmente, la manipulación y acceso a los documentos, ya que es importante
tomar los recaudos necesarios para resguardar los materiales, en particular aquellos
que poseen un valor agregado, por lo que es imprescindible crear una lista de
cuidados a tener en cuenta, tanto para el profesional a cargo como para los usuarios
(Pené y Bergaglio, 2009).

Para que todo esto funcione, es decir, para tener una buena política de
conservación y lograr efectivamente un proceso continuo de conservación
preventiva, es indispensable que quienes lo lleven a cabo tengan pleno
conocimiento de la institución en la cual están trabajando, las debilidades y

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fortalezas tanto materiales como inmateriales, y las herramientas a las cuales se
tiene acceso.

3.3. Agentes de deterioro

Para lograr su objetivo, la conservación preventiva debe contemplar la


existencia de diversos agentes de deterioro que afectan el estado de los
documentos. Se entiende por tal a aquellos factores que generan modificaciones y
alteran las características originales de un material, suponiendo un riesgo para su
estabilidad física (Sánchez Hernampérez, 1997).

Los agentes de deterioro se clasifican en intrínsecos y extrínsecos, o


endógenos y exógenos, es decir, por un lado los inherentes al documento, y por otro
los que lo afectan desde el ambiente. A su vez, se separan en tres grupos:
químicos, biológicos y físicos (Goren, 2010; Sánchez Hernampérez, 1997). Es
importante tener en cuenta, sin embargo, que no todos los agentes afectan a los
materiales de la misma manera. De igual forma, es imprescindible comprender que
el deterioro “puede ser causado por la acción conjunta de varios factores” (Meden,
2012, p.58)

3.3.1. Agentes químicos de deterioro

Los factores químicos de alteración generan una transformación total o parcial


del objeto, donde los materiales pierden sus características originales volviéndose
inestables. La alteración química es el resultado de la interacción de factores
endógenos y exógenos: principalmente, los materiales propios del documento y el
medio ambiente donde se encuentran alojados (Sánchez Hernampérez, 1999a).

Los factores endógenos pueden ser componentes como la celulosa, lino,


algodón, glucosa, pasta de madera, cloro, residuos químicos. La variedad de
materia prima, conjugada con los diferentes métodos de fabricación, va a tener un
papel muy importante en la durabilidad del producto final y la rapidez con que se
den las alteraciones físicas endógenas. Asimismo, ese proceso de alteración se va
a ver afectado por el medio ambiente, acelerando o ralentizando el daño.

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Entre los factores exógenos más importantes se encuentran (Sánchez
Hernampérez, 1999a):
● Humedad: si bien el papel requiere de humedad en el ambiente para
mantener su equilibrio, el exceso de ésta facilita el desarrollo de plagas
(microorganismos, insectos), además acelera varios de los procesos
químicos y causa el desvanecimiento de ciertas tintas, provocando
pérdida de información.
● Temperatura: las altas temperaturas facilitan el trabajo de la humedad,
acelerando y potenciando los procesos de alteración química, así como
también el desarrollo de plagas, ya que el calor es indispensable para la
reproducción de insectos y microorganismos.
● Luz: la exposición directa de los materiales a la luz -sea natural o
artificial- durante largos períodos de tiempo destruye tanto la celulosa,
provocando degradación y decoloración del papel, como las tintas,
generando el desvanecimiento de un gran número de pigmentos (Goren,
2010).
● Contaminantes atmosféricos: se encuentran en grandes cantidades en el
aire. Es indistinto si son naturales, como el polvo o el ozono, o generados
por maquinaria creada por el hombre. Los documentos tienen la
capacidad de absorber dichos contaminantes, lo cual genera reacciones
que devienen en la destrucción de soportes y encuadernaciones, así
como también el desvanecimiento de las tintas.

3.3.2. Agentes biológicos de deterioro

Si la humedad, la temperatura y la limpieza no son controladas adecuadamente,


los organismos vivos son capaces de crear un ecosistema propio (Goren, 2010). El
papel, el pergamino o el cuero son materiales susceptibles de descomposición a
través de hongos y bacterias, y de ser considerados alimento por una amplia
variedad de insectos (Sánchez Hernampérez, 1999a). Este tipo de deterioro, que
resume todo tipo de alteraciones producidas por organismos vivos,
independientemente de si son insectos, hongos, roedores o bacterias, se denomina
biodeterioro (Goren, 2010).

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Existen cuatro categorías diferentes dentro de las cuales se pueden clasificar
los agentes biológicos (Sánchez Hernampérez, 1999a), a saber:
● Microorganismos: se encuentran en todos los ecosistemas y varían en su
composición y sus efectos, se nutren de una amplia gama de sustancias
y son capaces de sobrevivir en las condiciones más extremas. Sus
efectos pueden ser sumamente negativos, ya que atacan sustancias que
les sirven de alimento y sustrayendo el carbono de las moléculas de
celulosa, al tiempo que excretan ácidos y pigmentos que manchan y
debilitan los materiales. De todos los que afectan a los libros, los más
relevantes son:
○ Bacterias: son organismos unicelulares que, en condiciones
desfavorables, se convierten en esporas y viajan en el aire y el
polvo hasta encontrar un ambiente orgánico favorable. Los
materiales bibliográficos entran dentro de esa categoría, y los
pigmentos que excretan pueden ocasionar manchas en el papel.
El calor y la humedad hacen que las bacterias se reproduzcan
más rápido.
○ Hongos: viven como parásitos, descomponiendo los materiales
que les resultan beneficiosos, capaces de absorber una gran
variedad de sustancias para obtener energía. Los hongos
celulófagos, que son los que se suelen encontrar con más
asiduidad en las bibliotecas, atacan principalmente papel viejo,
pergamino y encuadernaciones y se reproducen rápidamente en
ambientes húmedos y de temperaturas elevadas. En los libros, un
ataque de hongos puede causar una pérdida total de la estabilidad
física de los materiales, haciendo que sea muchas veces
imposible su restauración.
● Insectos: causan daños estéticos y físicos, generando erosión en los
documentos, y en zonas tropicales pueden llegar a desintegrar un libro en
cuestión de días. Son muy versátiles y se adaptan casi a cualquier tipo de
ambiente, aunque por lo general prefieren condiciones de humedad y
temperatura altas, así como también oscuridad.
● Roedores: las ratas, los ratones y los murciélagos son nocturnos y suelen
destruir más de lo que usan para alimentarse, ya que emplean los

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materiales para afilar sus incisivos frontales y para construir sus nidos, y
como depositarios de heces y orina. Se suelen acumular en los depósitos
en busca de restos de alimentos y desperdicios, y su presencia es nociva
no sólo para los libros sino también para los trabajadores, ya que son
portadores de enfermedades. Igual que los demás agentes biológicos,
buscan la oscuridad, la humedad y el calor.
● Pájaros: si bien los pájaros no atacan directamente a los libros, suelen
anidar en lugares altos y muchas veces encuentran aberturas u orificios
por los que entran a los depósitos. La suciedad provocada por los nidos,
excrementos y cadáveres (cuando no logran volver a salir), genera un
medio apto para la reproducción de microorganismos (Goren, 2010).

Es importante destacar que todos los agentes de deterioro biológicos suponen


también una amenaza para los trabajadores que manipulan los libros afectados;
aunque no todos transmiten enfermedades tan graves como los roedores, pueden
afectar seriamente las vías respiratorias y la piel.

3.3.3. Agentes físicos de deterioro

Las causas de alteraciones más frecuentes son, sin embargo, las agresiones
físicas, debido a que al ser los materiales intrínsecamente frágiles, cualquier tipo de
fuerza ejercida sobre ellos puede provocar roturas, daños permanentes y pérdida
del contenido original, especialmente si previamente los documentos fueron foco de
daños químicos o biológicos.

El ser humano es el principal agente físico de destrucción, sea de manera


intencionada o por desconocimiento de la correcta manipulación de los documentos.
Se mencionan a continuación los agentes más frecuentes de deterioro físico que
propone Sánchez Hernampérez (1999a):
● La manipulación de los materiales y su almacenamiento: incluso el
correcto uso de los materiales implica agresiones mínimas que dañan la
estructura de los documentos y su superficie. La manera de manipular y
servir el libro para préstamo, espacios reducidos de almacenamiento o
espacios demasiado amplios pueden conllevar daños graves.

21
● Exposiciones: las exposiciones y muestras muy frecuentes pueden
acarrear serios daños estructurales, ya que el proceso de embalaje,
transporte y exhibición de los materiales no suele realizarse de manera
adecuada.
● Catástrofes naturales: las inundaciones, los incendios y los terremotos,
son factores de deterioro masivo e imprevisibles, que suelen acarrear
pérdidas enormes. Las transformaciones físicas a las que son sometidos
los documentos en estos casos son variadas y terribles, y en muchos
casos -aunque no se haya destruido el material durante la catástrofe-, los
costos y recursos de reparación pueden ser prohibitivos.
● Casos de destrucción masiva intencionados: son especialmente dañinos,
ya que el daño es selectivo y cultural. En esta categoría entran los
conflictos bélicos, censuras, saqueos, robos y actos vandálicos, así como
también las mutilaciones y los provocados por lectores poco cuidadosos
que escriben, subrayan, resaltan y doblan los documentos durante su
uso.

3.4. Conservación con bajo presupuesto

Al adentrarse en la indagación de lo que es específicamente la conservación


con bajo presupuesto, la bibliografía es escasa, desactualizada y, en la mayoría de
los casos, orientada a determinadas situaciones o proyectos. Se destaca
especialmente el trabajo de Fredericks (1992), en el cual se plantea la falta de
presupuesto en las bibliotecas estadounidenses. Sin embargo, al hablar de
conservación, utiliza los términos reparación o restauración de materiales, sumando
así a la confusión existente, que es muy frecuente (Meden, 2012). Fredericks
menciona en su artículo las dificultades con las que los bibliotecarios se
encontraban en esa época, y las nuevas técnicas que fueron desarrollando para
poder ahorrar en prácticas de conservación, las cuales incluían bajar la calidad de la
encuadernación que se le daba a los ejemplares dañados, centrándose menos en la
vista de dicha encuadernación y más en la permanencia de la información y la
pronta devolución al estante. Además, incorpora la noción de “reformating”

22
(Fredericks, 1992, p. 97) un proceso que implicaba tomar los originales y pasarlos a
microfichas en blanco y negro, a través de las cuales los usuarios podían consultar
la cantidad de veces necesaria sin temor a que la información se perdiera. Esta
práctica, sin embargo, se volvió peligrosa con el tiempo ya que los originales, en
muchos casos, fueron luego olvidados o desechados.

En lengua española, el único trabajo localizado al respecto es Conservación en


bibliotecas con bajo presupuesto de Sánchez-Hernampérez (1997). En este trabajo,
el autor no sólo plantea el problema de la falta de presupuesto en bibliotecas, sino
que sugiere líneas de acción y soluciones. Al igual que ocurre con el trabajo de
Fredericks, es necesario tener en cuenta el contexto en que surge esta
investigación, ya que hace referencia a la España de los años 90.

Otro trabajo a señalar es el de Rodrigues de Oliveira (2017), quien analiza el


estado de conservación de la colección de la Biblioteca Pública Virginius da Gama e
Melo. A partir de encuestas a los empleados de la institución, observa que las
prácticas realizadas para evitar el deterioro de los materiales no resultan del todo
efectivas, que es necesario trabajar en el desarrollo de una política de conservación
que establezca claramente las acciones encaminadas a prolongar la vida útil de los
materiales, requiriendo asimismo una inversión por parte de las autoridades que
posibilite la implementación de un programa que incluya medidas útiles para la
preservación de la colección. El trabajo culmina con una serie de recomendaciones
específicas para esta unidad de información.

Tal como señala Sánchez Hernampérez (1997), pocas son las bibliotecas que
poseen laboratorios de restauración, y menos aún las que destinan a las actividades
de conservación el personal necesario para esas tareas. Para las bibliotecas más
pequeñas y modestas, pensar en políticas de conservación puede resultar
imposible, hasta utópico; sin embargo, este tipo de políticas son imprescindibles
para la conservación de la colección y la información en ella comprendida.

La conservación es una necesidad económica y, por ende, patrimonial. Los


problemas que acarrea la falta de una política de conservación incluyen elevados
costos, que podrían ser prevenidos con anterioridad. Conservar no es una actividad
sencilla, porque todos los materiales se modifican permanentemente y se ven
amenazados por diversos agentes de deterioro (Meden, 2012). Realizar una

23
adecuada conservación es indispensable para evitar gastos innecesarios. En este
sentido, cabe señalar que el primer acercamiento de los lectores a las bibliotecas
suele ser a través de instituciones barriales, de manera que si no se les inculca
buenos hábitos de manejo y cuidado de los materiales, las malas costumbres se
trasladan luego con ellos a otras instituciones más grandes.

La lucha contra el deterioro debe ser encarada por los agentes involucrados, a
saber: a) el bibliotecario, que destina el lugar y la posición adecuados para cada
documento; b) el auxiliar de biblioteca, que realiza un manejo cuidadoso de los
materiales; y c) el lector, evitando manipulaciones incorrectas, como apoyarse,
manchar, romper, escribir, doblar, etc. Todos somos responsables de las
colecciones y su durabilidad en el tiempo, desde los encargados de la colección
hasta los usuarios que la acceden; la idea de que solo los restauradores y
encuadernadores pueden hacer algo para evitar el deterioro es inexacta y
contraproducente, tal como señala Meden (2012).

La alternativa a estas prácticas de prevención son actividades que implican un


gasto económico que de otra manera podría haberse evitado: la encuadernación,
restauración y/o sustitución del documento. La restauración completa de un ítem
implica que el proceso de conservación ha fallado. Surge entonces la duda: ¿es
posible realizar actividades efectivas de conservación que no produzcan gastos a la
institución? Sánchez-Hernampérez asegura que sí, que es posible, pero siempre y
cuando éstas se apliquen antes de que se produzca el deterioro:

Cualquier biblioteca puede contar con un programa de conservación


adaptado a sus necesidades con óptimos resultados. Los trabajos que
mayor beneficio reportan a las colecciones son baratos o incluso no
cuestan nada siempre que se realicen antes de que los ejemplares
resulten dañados. (Sánchez Hernampérez, 1997, p. 52).
Lo más importante, asegura el autor antes citado, es que la política de
conservación debe adecuarse a la biblioteca, y ser diseñada específicamente para
ella, no solo teniendo en cuenta la colección, sino también el edificio y el personal
disponible. En una biblioteca con un solo bibliotecario, realizar una política muy
compleja resultaría en que ésta no se aplique, ya que un trabajo muy complicado
puede desalentar a la persona encargada de llevarlo a cabo. Es necesario,
entonces, que las actividades se simplifiquen lo más posible cuando la biblioteca no

24
cuenta con recursos económicos ni humanos específicos para la tarea. En este
sentido, plantea una serie de acciones generales que todas las políticas de
conservación deberían abarcar, independientemente del tipo de biblioteca y tamaño
de su colección:

● Limpieza: eliminar periódicamente el polvo que se deposita en los estantes con


trapos secos o ligeramente humedecidos con agua; de los libros debe ser
retirado con una aspiradora suave, sin sacudir ni cepillar fuertemente.
● Moho: en caso de encontrar un libro con un ataque de moho activo (cuando
está húmedo), se debe aislar de los demás y secar de manera gradual
pasando las hojas hasta que todo el ejemplar se haya secado.
● Insectos: si se encuentran rastros de insectos se debe determinar si es
actividad reciente, revisar los ejemplares contiguos, las estanterías, paredes y
techos. En caso de encontrar efectivamente insectos se debe llamar a un
especialista; si no, limpiar el ejemplar con una aspiradora suave y dejar en
observación.
● Luz: es importante que los libros nunca se encuentren expuestos a ninguna
fuente directa de luz. La iluminación debe ser la mínima necesaria para poder
encontrar los ejemplares en la estantería.
● Humedad y calor: se recomiendan niveles de 50% de humedad en el ambiente
y alrededor de 20ºC de temperatura. Si no se cuenta con los aparatos
necesarios, algunas soluciones son: airear los ambientes periódicamente para
evitar la condensación de humedad, y utilizar estanterías abiertas y separadas
de la pared para facilitar la circulación de aire.
● Pseudo-restauraciones: siempre acudir a un especialista.
● Reparaciones: nunca utilizar cinta adhesiva, salvo que sean libres de ácido, y
utilizar cola de encuadernación.
● Consulta: establecer normas de uso de los documentos que estén siempre
visibles para los usuarios (no comer ni beber cerca de los libros, ni en las salas
de la biblioteca, no mutilar ni escribir, etc.).
● Encuadernación: analizar el valor de la encuadernación en relación a la
compra de un nuevo ejemplar.

25
● Colocación: colocar los libros adecuadamente en el estante, para evitar
deformaciones y roturas. No apretar ni dejar espacios libres. En caso
necesario, utilizar un sujetalibros.
● Protección: las cajas de cartón libre de ácido ayudan a proteger revistas,
boletines y otros materiales.
● Siniestros: elaborar un plan de siniestros es una prioridad. Si existe sistema de
alarmas debe ser chequeado periódicamente.
● Ejemplares dañados: los ejemplares muy dañados deben sacarse de
circulación.
● Educación: la formación de usuarios y la concientización acerca de la
importancia del cuidado de los libros es fundamental.

Si bien existen grandes cantidades de aparatos y materiales que simplifican la


tarea de la conservación, como aires acondicionados, humidificadores, luces
especiales, cámaras de vacío, etc., la mayoría de estos elementos requieren una
inversión monetaria que muchas bibliotecas no pueden solventar. Con estas
premisas básicas, Sánchez Hernampérez (1997) explica las bases de la
conservación, de forma que cada biblioteca pueda buscar los resultados de la
manera que le resulte más conveniente.

26
4. Conservación, formación bibliotecológica y perfil bibliotecario
Como se menciona anteriormente, a pesar de la relevancia que tiene la
aplicación de estrategias de preservación y de técnicas de conservación para
favorecer la longevidad de los acervos documentales, sobre todo en el contexto de
bibliotecas con escaso presupuesto, es bajo el porcentaje de unidades de
información que realizan acciones de conservación en su amplio espectro,
limitándose principalmente a reparaciones rápidas que aseguren el retorno de los
materiales a las estanterías lo antes posible.

Uno de los factores que genera este desfase entre el valor de la conservación
preventiva y la falta de aplicación en las bibliotecas podría ser la poca importancia
que se le da a la disciplina en la formación de los profesionales, ya que a pesar de
ser uno de los temas de interés planteados en los Encuentros de Directores y
Docentes de Escuelas de Bibliotecología y Ciencia de la Información del MerCoSur 1
(Biblioteca Nacional, 2015), es notoria la ausencia de materias y áreas específicas
en los planes de estudio de las instituciones educativas de la zona, como se verá
más adelante.

Llevar adelante una política de conservación, así como aplicar estrategias y


técnicas adecuadas, requiere que los profesionales de la información hayan recibido
una formación específica y adquirido un conjunto de habilidades y destrezas en ese
sentido. Sin embargo, las instituciones educativas argentinas que forman y nuclean
a los profesionales de la Bibliotecología no suelen considerar ni los contenidos ni las
capacidades comprendidos por la conservación -en tanto disciplina- como parte de
las competencias que debe adquirir el bibliotecólogo, ya que el enfoque del perfil
bibliotecario actual se centra en el uso y aplicación de las nuevas tecnologías de la
información (TIC) y en la importancia del rol social que muchos desempeñan
(Atenas, 2005; Lyabats, 2018; Sánchez-García y Yuber, 2016; Santos, 2017; Serra y
Ceña, 2004).

1 Las materias que se encuentran marcadas con un * son las asignaturas de tercer año que no se
encuentran agrupadas por ejes en el documento que se tenía a disposición, por lo que fueron
ubicadas en la tabla de acuerdo a la categorización de las demás materias y la información
proporcionada por las otras dos resoluciones.

27
Para indagar más sobre este asunto, se recurrió a varios artículos, relatorías y
actas de diferentes Encuentros de Escuelas de Bibliotecología del MerCoSur. En
estos encuentros se busca definir las áreas de conocimiento de la Bibliotecología,
así como también los nombres de las materias y los contenidos básicos que
deberían darse en cada una. Según la bibliografía, las materias estarían agrupadas
en siete áreas del conocimiento, a saber (Miranda, 2017):

1. Fundamentos teóricos de la Biblioteconomía, Ciencia de la Información y


Áreas Afines
2. Organización y Tratamiento de la Información
3. Recursos y Servicios de Información
4. Tecnología de la Información
5. Gestión de Unidades de Información
6. Investigación en Biblioteconomía, Ciencia de la Información y Áreas Afines
7. Prácticas e Innovación Pedagógica

La temática de conservación se ubica en el área 3, Servicios y Recursos de


Información (Biblioteca Nacional, 2015, p.71), y dentro de los contenidos específicos
considerados por las Escuelas se encuentran los siguientes:

● Niveles de intervención
● Materialidad de los soportes y agentes intrínsecos
● Agentes externos
● Planificación y gestión de conservación
● Gestión de riesgo

Al ver los informes de cada escuela universitaria sobre la estructura de sus


carreras, en el caso de Argentina, se observa que sólo la Licenciatura ofrecida por la
Universidad de Buenos Aires cuenta con un plan que contempla materias
específicas sobre la disciplina a nivel de grado, si bien la mayoría corresponden al
tramo de la orientación (Ciclo de Formación Profesional Especializada) y por ende
son obligatorias para quienes elijan esa especialización 2 (Biblioteca Nacional, 2015,

2 Es importante recordar que varios participantes respondieron las preguntas mediante correo
electrónico y en varios casos no hubo oportunidad de solicitar información aclaratoria o ampliatoria.

28
p.71). Los planes de las demás escuelas argentinas no presentan asignaturas
abocadas en exclusividad a la conservación.3

No obstante esta tendencia general de dejar fuera del perfil bibliotecológico a la


disciplina, la bibliografía consultada menciona varias capacidades que los
bibliotecólogos deben poseer (o ser capaces de desarrollar) para llevar a cabo la
profesión, independientemente de la institución a la que pertenezcan o el tipo de
trabajo que lleven adelante, las cuales son útiles para la realización de actividades
de conservación, como se explicará más adelante. Estas capacidades, según el
Encuentro de Escuelas de Bibliotecología del Mercosur del año 2000, se definen
como competencias profesionales, entendidas como el conjunto de habilidades,
destrezas, actitudes y conocimientos teórico-prácticos “necesarios para cumplir una
función especializada de un modo socialmente reconocible y aceptable" (en Rapetti,
2006, p.45). Siguiendo a Serra y Ceña (2004, pp.10-12), entre las competencias a
desarrollar por los bibliotecólogos se pueden mencionar las siguientes:
● Conocimiento de la organización a la que pertenece la unidad de
información.
● Comprensión y percepción de la unidad de trabajo como parte de una
organización.
● La capacidad y voluntad de aprendizaje continuo.
● La adaptación al entorno.
● El trabajo en equipo y la integración en equipos multidisciplinares.
● Considerar al cambio una oportunidad y no un peligro.
● Habilidades comunicativas.
● Compartir conocimiento.
● Cooperación y no competencia.
● El compromiso con la excelencia del servicio.
● La potenciación de los valores éticos.

Estas habilidades no son exclusivas de una disciplina ni una especialidad en


particular, pero se puede decir que todas son características que facilitarían a los
bibliotecarios el realizar tareas de conservación preventiva: para poder llevar a cabo
una adecuada preservación se necesita un equipo multidisciplinar que trabaje de

3 Esta biblioteca sufrió un incendio poco antes de iniciado este estudio, por lo cual quedó fuera del
mismo.

29
forma cooperativa; se requiere conocimiento de la institución a nivel jerárquico y
geográfico; es indispensable la capacidad de aprendizaje continuo ante nuevos
retos; la comunicación y el compartir saberes es vital para que la política se
mantenga a lo largo del tiempo y más allá de las personas que transitan la
biblioteca; y por sobre todo, la necesidad de ofrecer un servicio de excelencia a los
usuarios.

30
5. Bibliotecas populares argentinas

5.1. Conceptualización
Las BP argentinas son asociaciones civiles autónomas, poseedoras de
personerías jurídicas, lo que las califica como organizaciones no gubernamentales
(ONG). Surgen de la iniciativa y esfuerzo de una comunidad o grupo de vecinos de
un barrio o localidad, y son administradas por una comisión directiva elegida de
manera democrática en una asamblea de socios. Tradicionalmente, poseen
colecciones de carácter general, conformadas por varios tipos diferentes de
formatos y soportes, sean bibliográficos o multimediales, puestas a disposición del
público, sea o no parte de la comunidad en la que surge la biblioteca (Dobra y Ríos,
1999). Por su parte, la CONABIP señala que se trata de:

una asociación civil autónoma creada por iniciativa comunitaria. Ofrece


servicios y espacios de consulta, expresión y desarrollo de actividades
culturales, de la lectura y del libro en forma amplia, libre y pluralista.
Las Bibliotecas Populares son dirigidas y sostenidas por sus socios y
socias y brindan información, educación y recreación, mediante su
acervo, el cual está abierto al público. (CONABIP, 2020a)
Estas bibliotecas desempeñan un rol fundamental en nuestro país ya que, en
numerosas ocasiones, estas organizaciones son el centro de la vida social de un
lugar, y el único espacio donde los usuarios pueden conseguir el material requerido
para satisfacer sus necesidades de información, sean de origen laboral, educacional
o recreativo (Dobra y Ríos, 1999). A pesar de dicho rol relevante, la mayoría de las
BP argentinas cuentan con un presupuesto mínimo para su funcionamiento, cubierto
por subsidios gubernamentales (municipales, provinciales y nacionales), y en
particular por la CONABIP, que brinda financiamiento específico para la compra de
material bibliográfico.

Como se menciona anteriormente, se podría suponer que en este tipo de


unidades de información las acciones orientadas a la conservación de documentos
deberían ser constantes por el uso que los materiales reciben. No obstante, poseen
poco o ningún presupuesto para destinar al mantenimiento de la colección, siendo
este uno de los inconvenientes a la hora de pensar la preservación en el contexto de
las BP argentinas.

31
5.2. Breve historia

Las BP como se conocen hoy en día surgen del trabajo de Domingo Faustino
Sarmiento para incorporar al país núcleos educativos y culturales. Luego de su
primera visita a Estados Unidos, Sarmiento vuelve con las propuestas de Benjamin
Franklin sobre la creación de centros de lectura que nucleen actividades sociales,
ideas que finalmente resultaron en la creación de las bibliotecas públicas de New
York (Planas, 2008). Sarmiento toma los ejes centrales de la propuesta de Franklin,
y en 1866 funda en San Juan la primera biblioteca popular de Argentina (CONABIP,
2020b), pero comprendía que a lo largo del país la aplicación no podía ser idéntica,
por lo que propuso un modelo que conjugaba lo público y lo privado: las BP debían
ser organizadas y gestionadas por los ciudadanos, pero controladas por el Estado
(Planas, 2008). De esta forma, las BP “se constituyeron como una política de la
lectura cuyo fundamento se arraigó a la vez que reforzó los procesos de
construcción y consolidación del Estado, por una parte, y de expansión de la
sociedad civil, por otra” (Planas, 2015, p.37).

En 1870, finalmente se sanciona la Ley 419 de Protección y Fomento a las


Bibliotecas Populares. En dicha ley se establece un subsidio por parte del Estado,
así como también la creación de la Comisión Protectora de Bibliotecas Populares,
cuyas funciones eran “el fomento y la inspección [de bibliotecas populares], no la
creación” (Planas, 2008, p.41). Asimismo, la Comisión publicó periódicamente
durante esta primera etapa el Boletín de las Bibliotecas Populares, donde se
buscaba generar un diálogo con los ciudadanos e integrantes de las bibliotecas, y
en el cual no solo se interpelaba para la creación de nuevas bibliotecas sino también
guiaba a los lectores en sus responsabilidades y brindaba posibilidades de
formación y gestión de las mismas (Planas, 2015).

En 1876 la ley se deroga, y mediante la Ley 900 se disuelve la Comisión.


Recién en 1908 se vuelve a instaurar y continúa en funcionamiento hasta la fecha,
que funciona con el nombre de Comisión Nacional de Bibliotecas Populares
(CONABIP).

32
5.3. CONABIP (Comisión Nacional de Bibliotecas Populares)

Si se indaga en el sitio web de la CONABIP, se encuentra una definición de sí


misma, la cual se transcribe a continuación:

un organismo dependiente del Ministerio de Cultura de la Nación que


fomenta el fortalecimiento de las Bibliotecas Populares como
organizaciones de la sociedad civil e impulsa su valoración pública
como espacios físicos y sociales relevantes para el desarrollo
comunitario y la construcción de ciudadanía.
CONABIP tiene como funciones orientar y ejecutar la política
gubernamental, a través de un modelo de gestión asociado, que
favorezca la consolidación del carácter autónomo de este movimiento
social único (CONABIP, 2020b)

Actualmente, la Comisión nuclea casi 2.000 bibliotecas en todo el país, con


miles de voluntarios que las dirigen y gestionan (CONABIP, 2020b). Entre las
actividades que lleva a cabo para orientar e impulsar las BP se encuentran
(CONABIP, 2020b):

● Capacitaciones: virtuales y presenciales para mejorar la gestión bibliotecaria,


cultural y social.
● Subsidios: distribuye recursos económicos para promover la capacidad de
gestión y autonomía de las bibliotecas. Los hay para gastos corrientes y
proyectos.
● Asistencia técnica: brinda asesoramiento y recursos para el desarrollo de
proyectos.
● Promoción de la lectura: apoya y fomenta dichas actividades.
● Promoción de derechos: promueve el rol de las bibliotecas como espacios
para la construcción de ciudadanía.
● Inclusión digital: asegura la tecnología apropiada para que las bibliotecas
tengan mayor integración a redes públicas y privadas de información.
● Cooperación internacional: busca enriquecer vínculos con organizaciones e
instituciones internacionales que ayuden a enriquecer el trabajo de las BP.

33
6. Metodología
La presente investigación es de tipo exploratorio, ya que se pretende conocer la
situación de las BP platenses en relación al tema de la conservación de los fondos
bibliográficos en soporte papel disponibles en estas unidades de información.

6.1. Muestra

Para este estudio se definieron dos grupos de unidades de análisis.

El primer grupo está comprendido por las BP platenses subsidiadas por


CONABIP y su respectivo personal. La ciudad de La Plata cuenta con 30 BP 4 con
esta característica de financiamiento pero, durante la realización del estudio, una de
las bibliotecas sufrió un incendio por lo que se decidió dejarla fuera de la muestra,
ya que su personal se encontraba dedicado al rescate de las colecciones y al
reacondicionamiento de las instalaciones afectadas. Asimismo, la Biblioteca Pública
“Ernesto Sábato” también recibe subsidio de dicha entidad, por lo cual se tuvo en
cuenta en el presente trabajo. Esto determinó una muestra total de 30 bibliotecas. A
continuación se brindan detalles sobre las unidades de información en estudio (ver
Tabla 1). Para más información sobre su domicilio y datos de contacto, se
recomienda consultar el apéndice 13.1.

Tabla 1: breve caracterización de las bibliotecas encuestadas

Biblioteca Descripción
BP “Florentino Ameghino” Funciona en las instalaciones de la Asociación Cultural
(Alborada) (REG: 165) Alborada, por lo cual es más conocida con ese nombre.
Fundada el 2 de mayo de 1918, con el nombre original de
“Centro Independiente y Biblioteca Vicente De Tomaso”, hacia
1924 cambió su nombre al de Centro y Biblioteca Popular
Alborada; en 1942 volvió a cambiar a Universidad Popular
Alborada; y finalmente en la década de 1950 adquirió su
denominación actual (CONABIP, 2020c). Brinda diversos
servicios a la comunidad, entre ellos, préstamos de

4 La modificación del plan de estudios de la carrera de la FaHCE se realizó en 2015, un año antes de
la actualización del nombre de las áreas señaladas en la página 29, por lo que en este cuadro se
mantienen las denominaciones anteriores, tal como figuran en el plan.

34
documentos, consulta en sala y formación de usuarios.

BP “Alejo Iglesias” (REG: Fue fundada en la localidad de Villa Elisa (partido de La Plata)
249)
el 8 de junio de 1920, con la denominación original de Centro
Social y Biblioteca "Villa Elisa". En 1926 adquirió su
denominación actual, en homenaje al fundador de la institución.
(CONABIP, 2020d)

BP “Bernardino Rivadavia” Fue fundada el 10 de octubre de 1915, en el marco del Club


(REG: 1483 )
Ateneo Popular. (CONABIP, 2020e)

BP “Dr. Nicolás Fue fundada el 9 de septiembre del año 1928, con el nombre
Avellaneda” (REG: 1747 )
original de Centro de Fomento y Cultura "Circunvalación".
(CONABIP, 2020f)

BP Joaquín V. González Fue fundada el 1 de enero de 1934 en las instalaciones de la


(REG: 1830)
Asociación Atlética Liverpool de la ciudad de La Plata. En abril
de 1939, ésta última se fusionó con la Asociación Cultural y
Deportiva Reconquista, donde se aloja desde entonces la
biblioteca. Su misión es atraer a la juventud para darles
respuestas a los intereses pedagógicos, literarios y políticos.
(Biblioteca Popular Joaquín V. González, 2020)

BP “Euforion” (REG: 1973) La Biblioteca Juan Bautista Alberdi “Euforión”, fue fundada el 3
de agosto de 1927 por un grupo de alumnos del Colegio
Nacional de La Plata, motivados por la idea de generar un
espacio de renovación constante, dirigido a lograr las más
sanas aspiraciones. La biblioteca fue creciendo para
convertirse en una asociación que actualmente nuclea también
la Escuela Primaria y Secundaria Euforión. Ofrece un amplio
catálogo de materiales, así como un interesante servicio de
bibliobús que sale a zonas rurales y sectores alejados de la
ciudad desprovistos de material bibliográfico, acercando libros
y promoviendo la lectura. (Euforión, s/f)

BP ”Gral. San Martín” Se fundó el 16 de junio de 1940 con la denominación de


(REG: 2069) Biblioteca Pública del Centro de Fomento Parque San Martín,
con el objetivo de mejorar la calidad de vida del barrio y

35
promover la cultura y la educación. (Centro de Fomento
General San Martín, 2020)

Centro de Fomento y Fue fundada en la ciudad de La Plata el 27 de abril de 1940,


Biblioteca Pública y dentro del Centro de Fomento Meridiano V°. En 1949 fue
Popular “Enrique Gonino” denominada Pedro Ignacio de Castro Barros y más tarde
(REG: 2098) adquirió su denominación actual en homenaje al artista Enrique
Gonino, uno de los fundadores de la institución. (CONABIP,
2020g)

BP "Don Luis A. Repetto" Con un fondo bibliográfico de más de 17.000 ejemplares, entre
(REG: 2127 ) los que destacan una colección de material escolar que abarca
los niveles primario y secundario de educación; una colección
de literatura actualizada y un incipiente sector de literatura
infantil y juvenil, presta los servicios de: sala de lectura,
préstamos de libros, consultas y renovación telefónica y
reserva de material bibliográfico. (Sociedad de Socorros
Mutuos de Policía, 2014)

Centro de Fomento Los Se funda el 23 de mayo de 1933, dentro del marco del Centro
Hornos y Biblioteca de Fomento Los Hornos, el cual a partir de ese momento
Popular Bartolomé Mitre cambia su nombre a Centro de Fomento y Biblioteca Los
(REG: 2271) Hornos. (CONABIP, 2020h)

Biblioteca Popular Emplazada en la Sede Social del Club Banco Provincia de


Florentino Ameghino (REG: Buenos Aires, presta servicio para afiliados del interior de de la
2323 ) provincia, de la ciudad Autónoma de Buenos Aires y de la
ciudad de La Plata. Cuenta con material bibliográfico para los
alumnos que cursan sus estudios en los diferentes niveles del
sistema educativo jurisdiccional: Educación General Básica,
(EGB) Primero y segundo ciclo, Educación Secundaria Básica
(ESB) y los estudiantes Universitarios de las diferentes carreras
que se dictan en las distintas Facultades. (Club Banco
Provincia, 2020)

BP “Juan Vucetich”, Centro Inaugurada el 24 de mayo de 1945 paralelamente y


Cultural y Deportivo dependiendo del Centro Cultural Aconcagua. Actualmente
“Aconcagua” (REG: 2436) brinda servicios para los usuarios de préstamo, sala de lectura,

36
sala de computación y una Biblioteca Tesoro con más de 25
ítems que poseen valor histórico y bibliográfico. (Biblioteca
Popular Juan Vucetich, 2018)

BP “Mario Leonardo Fundada el 21 de septiembre de 1947, dentro del Club Everton


Sureda” (REG: 2498) La Plata. Brinda información general de todos los temas de
interés para la educación primaria, secundaria y universitaria,
así como también novelas y libros de diversas actividades.
Posee un amplio sector infantil, una sala de referencia, con
material de obras antiguas, una DVDTeca y una colección
especializada con más de 300 títulos de libros relacionados con
el deporte, fútbol, alimentación para el deportista y distintas
técnicas de gimnasia. (CONABIP, 2020i)

BP “Mariano Moreno” Se trata de una institución educativo-cultural que en forma


(REG: 2546) amplia, libre y pluralista ofrece servicios y espacios para la
consulta, préstamos a domicilio, lectura en sala, así como
también desarrollo de actividades culturales, de extensión
bibliotecaria y de la lectura. (Biblioteca Mariano Moreno, 2016)

BP “Florentino Ameghino” Fundada el 20 de Septiembre de 1936 con el nombre de


(REG: 2585) (City Bell) “Florentino Ameghino” funcionando dentro de las Instalaciones
del Club Atlético, Cultural y Fomento City Bell. En el año 1995
la institución pasa a tener su actual denominación: Club
Atlético, Cultural y Fomento City Bell y Biblioteca Popular
Florentino Ameghino. (Club Atlético, Cultural y de Fomento City
Bell, 2014)

BP “Dardo Rocha” (REG: Fue fundada el 16 de noviembre de 1947, dentro de la sede del
2644) Club Deportivo La Plata, con la idea de que los socios y
vecinos de la comunidad pudieran tener acceso a la parte
cultural del club. La biblioteca realiza actividades tales como
talleres y encuentros vecinales, así como también visitas
escolares.

BP “Bernardo de Fundada el 12 de noviembre de 1940. Forma parte de la


Monteagudo” (REG: 2757 ) Asociación de Fomento Cultural y Social Libertad. (CONABIP,
2020j)

37
BP "Dr. Román S. El 14 de marzo de 1987 se inaugura la biblioteca, dentro del
Harosteguy" (REG: 3211) Centro de Fomento Manuel B. Gonnet. Un año antes surge la
idea en el club de crear una biblioteca para atender las
necesidades de la comunidad, solicitando por intermedio del
Semanario Norte del Diario El Día, la donación de libros. La
Comisión Directiva del Centro de Fomento propuso honrar la
memoria de algún habitante de Gonnet que se hubiera
destacado en obras para la comunidad, eligiendo así el nombre
del Dr. Román S. Harosteguy, quien había desarrollado una
tarea filantrópica como médico y fundamentalmente por sus
condiciones de bien.

Biblioteca Pública Central La Biblioteca Central de la Provincia de Buenos Aires fue


“Ernesto Sábato” (Gral. creada el 23 de febrero de 1950. En 1973 se mudó
José de San Martín) (REG: definitivamente al edificio de calle 47 Nº 510 donde
3313) actualmente se encuentra. Fue fundada bajo el nombre “Gral.
José de San Martín” y en el año 2008 cambió su nombre a
“Ernesto Sabato”. Se encarga de organizar el catálogo
centralizado de la provincia, orientar en la instalación y
organización de bibliotecas, editar un boletín de información
bibliotecológica, asesorar a las bibliotecas oficiales y populares
sobre los procesos técnicos, coleccionar e incorporar a su
fondo bibliográfico las publicaciones oficiales, coleccionar la
bibliografía sanmartiniana y formar una colección especial de
autores provinciales, conocida con el nombre de Sala de
Autores Provinciales. Además, posee una Biblioteca Tesoro,
donde se conservan y guardan obras de valor histórico
anteriores a 1914. (Biblioteca Central)

BP “E. S. Discépolo para la No se encontró información disponible acerca de esta


Cultura Nacional” (REG: biblioteca.
3681)

BP “Homero Manzi” (REG: La Biblioteca pertenece al Centro Cultural y Biblioteca Popular


3717) Homero Manzi, creado con el objetivo de promover y difundir
las manifestaciones culturales de Argentina, el 13 de marzo de
1990. En 1998 finalmente se concreta la creación de la

38
biblioteca para satisfacer la creciente demanda social, cultural y
educativa de la región. (Centro Cultural y Biblioteca Popular
Homero Manzi, s/f; CONABIP, 2020k)

BP “José Hernández” No se encontró información disponible acerca de esta


(REG: 3736) biblioteca.

BP “Instituto Platense de No se encontró información disponible acerca de esta


Cultura Hispánica” (REG: biblioteca.
3786)

BP “Vida y lucha de Fundada en agosto de 1993, bajo el nombre de Asociación


Elizalde” (REG: 3877) Cultural y Biblioteca Popular “Vida y Lucha de Elizalde”,
constituyéndose como la única BP de la zona. Trabaja para
lograr un elevamiento cultural y una mejor calidad de vida para
los pobladores de la zona. Cuenta con material de
investigación, de actualidad, libros, enciclopedias, atlas, CD, y
DVD con contenidos educativos. (Biblioteca Vida y Lucha de
Elizalde, 2009)

Casa del Tango La Plata y Surge dentro del marco de la Casa del Tango La Plata en 1985
Biblioteca Popular Carlos y cuenta con material bibliográfico, discográfico, colección de
Gardel (REG: 3954) importantes fotos de músicos, letristas, cantantes, bailarines y
una valiosa serie de partituras originales de las primeras
décadas del tango y otros ritmos populares. Además, la
biblioteca cuenta con una colección general, abierta al público,
que comprende tanto textos literarios como educativos. (Casa
del Tango, s/f)

Comisión Vecinal y Fundada en el año 1995, su objetivo principal es brindar


Biblioteca Popular “Gonnet servicios de información a la comunidad de la zona y
Bell” (REG: 3956) alrededores. Posee servicio de préstamo de materiales en sala
o domicilio, y realiza jornadas de lectura y cursos de diversas
actividades.

BP “Tupac Amaru Infantil y Fundada el 12 octubre de 1999, es una sociedad civil sin fines
Juvenil” (REG: 4066) de lucro que no depende de ningún organismo municipal,
provincial o nacional y sus objetivos son garantizar el derecho a
la información, fomentar la lectura y demás técnicas para la

39
investigación, la consulta y la recreación. Además busca
promover la creación y difusión de la cultura y la educación
permanente de la comunidad sin importar raza, religión o
nacionalidad. (Biblioteca Popular Tupac Amaru Infantil y
Juvenil, s/f)

BP “Carlos Bormida” (REG: El 4 de noviembre del año 2001, en asamblea de vecinos del
4140) Barrio de San Carlos, se fundó el Centro Cultural y Social
“Compartir” y Biblioteca popular “Carlos Bormida”, denominado
así en honor a quien fuera vecino pionero del barrio (llevó a la
zona la primera estafeta, el primer teléfono, el primer micro y
fundó el Club Las Quintas situado en 32 e/137 y 138). El lugar
fue cedido por su propietario, Don Gustavo Marsicano. Desde
su fundación se vincula activamente con las instituciones
educativas de la zona, desarrollando actividades en forma
conjunta: visitas guiadas; jornadas de promoción de la lectura y
formación de usuarios. .

BP “Enlazando palabras” Fundado el 19 de julio de 1996, el Centro Cultural y Biblioteca


(REG: 4171) Popular Enlazando Palabras tiene como misión el brindar
espacios de contención social, cultural y educativa a los
habitantes de la zona, priorizando a los chicos, chicas y
adolescentes. Dichos espacios propenden al mejoramiento
intelectual, personal y cultural de los mismos, organizando sus
actividades sobre la base de la libertad de aprender y de
expresarse en un ambiente de cordialidad y solidaridad.
(CONABIP, 2020l; Enlazando Palabras, 2010)

BP “Del otro lado del árbol” Fundada el 2 de abril de 2011. El proyecto se sostiene en tres
(REG: 4288) pilares fundamentales: salud, educación y cultura, atravesados
siempre por la literatura. Se proponen ámbitos de mediación de
la lectura, y la promoción y protección de los Derechos del
Niño. Desarrolla un proyecto en el que las actividades propias
de una BP fueron el punto de partida y para un trabajo mucho
más amplio: interactuar con distintos centros de salud de la
ciudad, visitas de escuelas, “los sábados culturales” como un
espacio artístico, taller de murga, Espacio de Bebeteca, entre

40
otras actividades culturales para toda la comunidad. (Biblioteca
Del otro lado del árbol, 2020)

BP “La Chicharra” (REG: Fundada en 2015 en el Centro Cultural La Grieta, está


4376) dedicada al universo de los libros infantiles y juveniles, aunque
también tiene una colección para adultos. Surgió reuniendo
algunas antiguas colecciones de literatura infantil y juvenil, y
luego fue incorporando nuevos estantes donde conviven
muñecos y obras fotográficas, literatura latinoamericana como
libros de artistas, piezas únicas y referentes de espacios de
formación. Además organizan y promueven distintas
actividades referidas a los libros, y de las que participan
referentes del mundo libresco, como escritores, ilustradores,
docentes, etcétera. (Biblioteca Popular la Chicharra, s/f; 2018)

Fuente: elaboración propia

El segundo grupo de unidades de análisis se conformó con las instituciones que


imparten la carrera de Bibliotecología dentro del partido de La Plata. En este caso
son tres instituciones: la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la
Universidad Nacional de La Plata (UNLP), el Instituto Superior de Formación
Docente y Técnica Nº8 (ISFDyT Nº8), y el Instituto Superior de Formación y
Capacitación Docente de la Federación de Educadores Bonaerenses (ISFyCD
FEB). Cada una de ellas cuenta con una oferta de carreras específicas (Tabla 2), a
saber:

Tabla 2: carreras de Bibliotecología en el partido de La Plata

Institución Carrera/s que ofrece


Facultad de Humanidades y Ciencias de la ● Licenciatura en Bibliotecología y
Educación de la Universidad Nacional de Ciencia de la Información
La Plata (UNLP) ● Profesorado en Bibliotecología y
Ciencia de la Información

Instituto Superior de Formación Docente y ● Bibliotecólogo


Técnica Nº8 (ISFDyT Nº8) ● Bibliotecólogo de Instituciones
Educativas

41
● Tecnicatura superior en
Bibliotecología.

Instituto Superior de Formación y ● Bibliotecólogo de instituciones


Capacitación Docente de la Federación de educativas
Educadores Bonaerenses (ISFyCD FEB) ● Bibliotecólogo con orientación en
Educación y Tecnologías
Educativas

Fuente: elaboración propia

6.2. Métodos y técnicas

En función de los objetivos perseguidos, se emplearon diversas técnicas de


investigación, las cuales se comentan a continuación en relación con las actividades
realizadas durante el presente estudio.

Investigación documental: se realizó una revisión bibliográfica para tomar mayor


conocimiento del tema objeto de estudio. Tal como señalan Yuni y Urbano (2006),
resulta indispensable la utilización de la información disponible sobre los
antecedentes de la temática a estudiar para poder llevar a cabo cualquier tipo de
investigación. En este sentido, la investigación documental posibilita que el
investigador conozca la realidad del objeto de estudio. Mediante búsquedas
realizadas en la Biblioteca Electrónica (BECyT) del Ministerio de Ciencia,
Tecnología e Innovación, el repositorio temático especializado en Ciencias de la
Información E-LIS, Google Académico, los portales de revistas RedALyC y SciELO,
los agregadores LA Referencia y Recolecta, y la consulta a los catálogos de la
Biblioteca de la Facultad (Bibhuma), de la Biblioteca Pública de la Universidad
Nacional de La Plata y de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno, 5 se reunió
material en relación a los siguientes tópicos: bibliotecas populares, bibliotecas de
bajo presupuesto, preservación documental, conservación preventiva, formación
profesional del bibliotecólogo.

5 Los Encuentros de Directores y Docentes de Escuelas de Bibliotecología y Ciencia de la


Información del MerCoSur se llevan a cabo cada dos años desde 1996, y en ellos participan
docentes de universidades de Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay. El objetivo de estos
encuentros es consolidar de manera unificada los alcances y la organización de las carreras de
Bibliotecología y afines de todo el MerCoSur.

42
Observación de planes de estudio: la observación es un procedimiento
empleado para recolectar información y, de esa manera, lograr inspeccionar, captar
y registrar la realidad de manera fiel (Yuni y Urbano, 2006). Para esta investigación
se relevaron los planes de estudio de las carreras de Licenciatura en Bibliotecología
y Ciencia de la Información de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), de
Bibliotecario de Instituciones Educativas, Bibliotecólogo y Tecnicatura Superior en
Bibliotecología del Instituto Superior de Formación Docente y Técnica Nº8 (ISFDyT
Nº8) y de Bibliotecario de Instituciones Educativas y Bibliotecología con orientación
en Educación y Tecnologías Educativas del Instituto Superior de Formación y
Capacitación Docente de la Federación de Educadores Bonaerenses (ISFyCD FEB)
de La Plata, con el objetivo de detectar la presencia de contenidos relacionados a la
preservación y conservación de fondos bibliográficos. Cabe señalar que este
análisis se basó en los planes en vez de los programas de las materias. Si bien la
UNLP dispone de los programas en línea a través de su repositorio institucional
Memoria Académica,6 el ISFDyT Nº8 y el ISFyCD FEB no contaban con igual
situación, y debido al Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO) que regía
al momento de este trabajo, acercarse a los establecimientos para una consulta
presencial no estaba permitido. Asimismo, se intentó varias veces establecer
contacto vía mail y ante la falta de respuesta, se optó por continuar el análisis a
partir de los planes disponibles.

Elaboración de encuesta: se procedió a la elaboración de una encuesta a


efectuar al personal a cargo de las BP platenses. Se entiende por encuesta el
procedimiento por el cual el investigador obtiene información directamente de los
sujetos y es propicia cuando se quiere obtener un conocimiento colectivo (Yuri y
Urbano, 2006). Se trata de herramientas útiles para conocer información relativa al
área de la realidad estudiada. En el caso específico de este estudio, se consideró la
información relevada durante la revisión bibliográfica y los resultados de la consulta
a los planes de estudio antes mencionados para la confección de la encuesta. A
continuación, se procedió a la realización de las mismas entre los meses de junio y
julio de 2020. Si bien estaban pensadas en un contexto de presencialidad, debido al

6 La UBA ofrece seis orientaciones para la licenciatura en bibliotecología: Procesamiento de la


información, Recursos y servicios de información, Tecnología de la información, Gestión de unidades
de información, Archivología y Preservación y Conservación. Los alumnos pueden optar por una de
estas especializaciones una vez finalizado el Ciclo de Capacitación Profesional y obtenido el título de
Diplomado en Bibliotecología.

43
ASPO impuesto por el Estado Nacional desde mediados de marzo de 2020 -el cual
siguió vigente a la fecha de las encuestas-, se debieron reprogramar las mismas
para su realización a través de medios virtuales, utilizando diferentes herramientas
(videollamadas de Whatsapp, audios de Whatsapp y correo electrónico) según
conveniencia y elección de los encuestados. Esto determinó que no resultara
sencilla la solicitud posterior de información aclaratoria.

Análisis de resultados: Para facilitar el análisis de la información es


imprescindible contar con una herramienta para la recogida de los datos. Según Yuri
y Urbano (2006), la recogida implica una serie de procedimientos: observación,
elaboración de instrumentos que posibiliten la observación, evaluación de la validez
de los instrumentos, aplicación de los instrumentos y procesar y analizar la
información sin introducir sesgos en la interpretación. Siguiendo esta línea, para
efectuar el análisis de las respuestas recolectadas a través de las encuestas fue
necesario elaborar una planilla de cálculo donde registrar las siguientes variables:
tamaño del acervo, cantidad de libros, cantidad de revistas, cantidad de vhs,
cantidad de cds/dvds, cantidad de partituras, cantidad de discos de pasta/vinilo,
cantidad de mapas, cantidad de casettes, cantidad de magacines, total de usuarios,
usuarios activos, rango etario de los usuarios, ¿la biblioteca conserva?, limpieza de
libros, limpieza de estantes, limpieza general del ambiente, formación de usuarios,
reparación de libros, control de plagas, control del ambiente, existencia de PGC,
material de cabecera, existe presupuesto, estado general edilicio, nivel de
almacenamiento, estado de la colección, cantidad de personal, formación
bibliotecaria, sobre contenidos de conservación, definición de conceptos, cursos
extra académicos, personal para reparaciones, daño por luz, daño por temperatura,
daño por manipulación, daño por humedad. Este instrumento sirvió, además, para la
generación de los gráficos incluidos en el trabajo.

44
7. La formación del bibliotecólogo en el contexto de las
instituciones educativas platenses
Con miras a detectar la existencia de contenidos relacionados a la
conservación en la enseñanza de la Bibliotecología que se imparte en la ciudad de
La Plata, se analizaron los planes de estudio de las carreras de Licenciatura en
Bibliotecología y Ciencia de la Información de la Facultad de Humanidades y
Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) 7;
Bibliotecólogo, Bibliotecario de Instituciones Educativas y Tecnicatura Superior en
Bibliotecología, del Instituto Superior de Formación Docente y Técnica Nº8 (ISFDyT
Nº8), y Bibliotecario de Instituciones Educativas y Bibliotecología con orientación en
Educación y Tecnologías Educativas, del Instituto Superior de Formación y
Capacitación Docente de la Federación de Educadores Bonaerenses (ISFyCD
FEB). La selección de los planes de estudio se debió a cuestiones geográficas, ya
que se buscó definir el nivel de profundidad con que se enseña el tema en las
instituciones de la zona, y poder así comprender con qué conocimientos se gradúan
los Bibliotecarios y Bibliotecólogos en La Plata.

7.1. Bibliotecología en la UNLP


El plan de estudio de la carrera de Licenciatura en Bibliotecología y Ciencia de
la Información que se dicta en la UNLP consta de 28 materias y un espacio
destinado a la tesina de licenciatura o a la práctica profesional. Está dividido en dos
secciones: al aprobar las 21 materias que conforman los primeros tres años de la
carrera se obtiene el título de bibliotecólogo, en el cuarto y quinto año se cursan las
7 materias restantes que, una vez aprobadas junto con la tesina o el informe final de
práctica, significan la obtención del título de licenciado.

Considerando las áreas de conocimiento establecidas por las Escuelas de


Bibliotecología del MerCoSur, las materias se encuentran agrupadas de la siguiente
manera:8

7 Cabe señalar que, a nivel regional, para 2014, sólo Uruguay y Paraguay presentaban planes de
estudio con materias específicas sobre preservación y conservación. Asimismo, del evento celebrado
en ese año, tan solo 2 de los 53 trabajos expuestos tratan temáticas relacionadas con la
conservación de documentos.
8 Ver listado completo en Apéndice 1.

45
Tabla 3: Áreas de conocimiento y asignaturas de la carrera
de Licenciatura en Bibliotecología y Ciencia de la Información de la UNLP
Área Denominación del Materias del plan 2015 de la UNLP
Nro. área

1 Fundamentos teóricos Introducción a la Bibliotecología y la Ciencia de la


de la bibliotecología y Información
la ciencia de la Historia del Libro y de las Bibliotecas
información Historia del pensamiento filosófico-científico
Tecnología y Medios de Comunicación
Políticas de Información

2 Procesamiento de la Descripción Bibliográfica I


información Organización del Conocimiento I
Descripción bibliográfica II
Organización del conocimiento II
Procesamiento de materiales especiales

3 Recursos y servicios de Servicio de Información y Referencia General


información Gestión de colecciones
Servicio de Información y Referencia especializada
Usuarios de información

4 Tecnología de la Capacitación en Informática


información Tratamiento Automático de la Información I
Tratamiento Automático de la Información II

5 Gestión de unidades de Administración de Unidades de Información


información Gestión de unidades de información

6 Investigación Metodología del trabajo intelectual


Socioestadística
Investigación bibliotecológica

7 Integración del Capacitación en Inglés I


conocimiento Gestión de la Información
Capacitación en Inglés II, Alemán I, Francés I, Italiano
I o Portugués I, a opción
Seminario I
Seminario II
Seminario III
Seminario general

Fuente: elaboración propia, basada en información extraída del Plan de Estudios

Como se puede observar, no hay entre las áreas ni entre las materias del plan
una que se dedique exclusivamente a la conservación y preservación de
colecciones. Se mencionan, sin embargo, entre las incumbencias de la carrera, el
“Preservar y conservar los materiales albergados en las unidades de información”
(Plan de estudios, 2015, p.8), que luego se reflejan en los contenidos mínimos
incluidos en las asignaturas “Introducción a la Bibliotecología”, donde se menciona

46
la conservación como una función de las unidades de información, y “Gestión de
Colecciones”, que comprende básicamente la preservación y conservación de
documentos y la planificación ante situaciones de desastre.

7.2. Bibliotecología en el ISFDyT Nº8


Como ya se mencionó anteriormente, el ISFDyT Nº8 dicta tres carreras
relativas a la bibliotecología: Bibliotecólogo; Bibliotecario de Instituciones
Educativas; y Tecnicatura Superior en Bibliotecología. Cada una de estas carreras
tiene un plan propio establecido mediante una resolución de la Dirección General de
Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires (DGCyE), y que aplica a todas
las carreras idénticas dictadas en institutos terciarios de la provincia.

Bibliotecólogo. Resolución 13.295/99 DGCyE

La carrera de Bibliotecólogo tiene una duración total de tres años, y consta de


32 materias. Al finalizar el primer año (11 materias), se obtiene el título intermedio
de Bibliotecario Auxiliar. Las materias estás divididas en 4 ejes (Resolución 13.295,
1999):

1. Formación básica
2. Formación técnica
3. Instrumental
4. Espacio de prácticas

Dentro de cada eje, las asignaturas se agrupan de la siguiente forma:

Tabla 4: Ejes y asignaturas de la carrera de Bibliotecólogo


según la resolución 13.295/99

Eje Nro Denominación del eje Materias del Plan

1 Formación básica Lengua y Literatura I


Historia de los Procesos Socio-Culturales I
Introducción a la Bibliotecología y a la Ciencia de
la Información
Historia de las Bibliotecas y de los soportes de
Información
Lengua y Literatura II
Historia de los Procesos Socio-Culturales II
Metodología de la Investigación
*Formación de usuarios9

47
2 Formación técnica Descripción Documental
Análisis Documental
Administración de Unidades de Información y
Servicios I
Fuentes y Servicios de Información I
Descripción y Análisis Documental I
Administración de Unidades de Información y
Servicios II
Fuentes y Servicios de Información II
*Descripción y Análisis Documental II
*Administración de Unidades de Información y
Servicios III
*Fuentes y Servicios de Información III
*Documentación

3 Instrumental Tecnología de la Información I


Inglés I
Tecnología de la Información II
Inglés II
Comunicación I
*Planeamiento y Proyecto de servicios de
Información
*Tecnología de la Información III
*Automatización de Procesos y Servicios
*Inglés III
*Comunicación II

4 Espacio de prácticas Observación y práctica en Bibliotecas públicas


y/o populares
Práctica I
Práctica II

Fuente: elaboración propia

Nuevamente, no existe dentro del plan de estudios una materia que se dedique
exclusivamente a la conservación y preservación, y en este caso tampoco se
menciona dentro de los contenidos mínimos de ninguna de las 32 materias listadas
en la resolución.

Bibliotecario de instituciones educativas. Resolución 119/00 DGCyE

En cuanto a la carrera de Bibliotecario de Instituciones Educativas, la


resolución vigente establece dos años de duración. Sin embargo, en esta resolución
únicamente se presentan las materias referidas al segundo año de la carrera, ya
que se indica en ella que tener cursado y aprobado el primer año de la carrera de

9 Los valores totales y promedio son en base a la muestra seleccionada y los resultados obtenidos.
No son aplicables por fuera de este estudio.

48
Bibliotecólogo (es decir, ser Auxiliar de Biblioteca) es un requisito indispensable,
junto con otros, para poder anotarse.

En esta carrera se encuentran los mismos cuatro ejes que en la anterior, con
algunas diferencias en las materias impartidas y sus contenidos, pero además se
suman dos ejes propios de la carrera:

1. Formación básica
2. Formación técnica
3. Instrumental
4. Espacio de prácticas
5. Fundamentación pedagógica
6. Especialización por niveles

En la siguiente tabla se presentan las materias del segundo año de la carrera


agrupadas por ejes:

Tabla 5: Ejes y asignaturas de la carrera Bibliotecario de instituciones educativas


según la resolución 119/00
Eje Nro Denominación del eje Materias del Plan

1 Formación básica Gestión de Unidades de Información Educativa


Formación de Usuarios
Literatura
La realidad socio-política-cultural
contemporánea
Espacio de Definición Institucional

2 Formación técnica Descripción Documental especializada en


Educación
Análisis Documental especializado en
Educación
Desarrollo de Colecciones
Administración y Organización de las
Bibliotecas Educativas

3 Instrumental Automatización de Procesos y Servicios


Lenguaje de los medios de comunicación

4 Espacio de prácticas Observación y práctica en Bibliotecas de


Instituciones Educativas

5 Fundamentación Perspectiva Filosófico-Pedagógica I


pedagógica Perspectiva Pedagógico-Didáctica I
Perspectiva Socio-Política
Filosófico-Pedagógica II
Pedagógico-Didáctica II

49
6 Especialización por niveles Psicología y Cultura de la Educación
Psicología y cultura del Alumno

Fuente: elaboración propia

Tal como se señaló en la primera titulación analizada, no se encontró ninguna


mención a la conservación y restauración, ni como materia ni como contenido
básico (Resolución 119, 2000).

Tecnicatura superior en Bibliotecología. Resolución 6161/03 DGCyE

Esta tecnicatura tiene, al igual que las otras dos carreras del ISFDyT Nº8, tres
años de duración, 32 materias en total y otorga el título de Técnico Superior en
Bibliotecología. Asimismo, las asignaturas están divididas, pero no en ejes sino en
espacios de aprendizaje (Resolución 6161, 2003):

1. Formación básica
2. Formación específica
3. Práctica instrumental y experiencia profesional
4. Formación ética y mundo contemporáneo.

En la tabla que se incluye a continuación se presentan las materias agrupadas


por los espacios definidos en la resolución:

Tabla 6: Ejes y asignaturas de la Tecnicatura Superior en Bibliotecología


según la resolución 6161/03

Eje Nro Denominación del eje Materias del Plan

1 Formación básica Inglés I


Tecnología de la Información
Inglés II
Metodología de la Investigación

2 Formación específica Gestión y Administración de Unidades de


Información I
Descripción Documental I
Análisis Documental I
Fuentes y Servicios de Información I
Introducción a la Bibliotecología y a las Ciencias
de la Información
Historia de los Procesos Socioculturales
Literatura Universal
Gestión y Administración de Unidades de
Información II
Descripción Documental II

50
Análisis Documental II
Fuentes y Servicios de Información II
Tecnologías de la Información y de la
Comunicación I
Práctica Profesional I
Formación de Usuarios
Descripción Documental III
Análisis Documental III
Diseño de Proyectos
Desarrollo de Colecciones
Tecnologías de la Información y de la
Comunicación II
Práctica Profesional II

3 Práctica instrumental y experiencia profesional

4 Formación ética y mundo contemporáneo

Fuente: elaboración propia

Como se puede observar en la tabla 5, los ejes 3 y 4 no tienen materias


específicas, sino que son espacios de formación planteados como ejes
vertebradores del diseño curricular y tienen un fuerte peso específico en cada una
de las asignaturas por medio de actividades que ayudan a contextualizar los
contenidos (Resolución 6161, 2003).

A diferencia de las otras dos resoluciones, en este plan de estudios se


plantean competencias profesionales y un perfil bibliotecológico; no obstante, no se
mencionan en este apartado, ni entre las materias, la conservación y la
preservación.

7.3. Bibliotecología en la FEB


En la FEB se dictan dos carreras de bibliotecología destinadas a formar
profesionales para el ámbito educativo: la carrera de Bibliotecario de instituciones
educativas y Bibliotecología con orientación en Educación y Tecnologías
Educativas. Ambas carreras utilizan, para sus planes de estudio, dos de las
resoluciones que también aplica el ISFDyT N°8, la 119/00 DGCyE y la 13.295/99
DGCyE. Por esta situación, si bien se considera necesario mencionar las carreras,
no se replican las tablas 4 y 5 entendiendo que ya han sido presentadas y
analizadas en el punto anterior.

51
Bibliotecario de instituciones educativas

Esta carrera tiene dos años de duración, el Instituto ofrece el primer año de
manera común con la carrera de Bibliotecología y para el segundo aplica las
mismas materias que el ISFDyT N°8 (ver tabla 5). Sin embargo, para poder
inscribirse a esta carrera en la FEB es requisito indiscutible poseer título docente.

Bibliotecología con orientación en Educación y Tecnologías Educativas

Para poder cursar esta carrera es requisito obligatorio tener el título de


Bibliotecario de instituciones educativas (BIE). Su duración es de año y medio y se
organiza de la siguiente manera: el primer semestre (medio año) está destinado a
completar el 2° año tomando como base el 2° año de BIE, y el año completo
correspondiente al 3° de Bibliotecología (ver tabla 4).

52
8. Bibliotecas populares de La Plata
En la ciudad de La Plata, situada en la Provincia de Buenos Aires, existen
actualmente 31 bibliotecas inscriptas en la CONABIP, de las cuales 30 son BP y una
es biblioteca pública.10 De ese total, solo 16 pudieron ser relevadas en la presente
investigación, lo que da un grado de cobertura del 51,6%. En cuanto a las
bibliotecas que quedaron excluidas del estudio, una había sufrido un incendio
recientemente, por lo cual su personal se encontraba ocupado en los trabajos de
recuperación y no estaba en condiciones de ser encuestado. Otras siete solo
ofrecían desde sus webs el contacto mediante un teléfono fijo y, dado el contexto de
aislamiento establecido por el Estado Nacional ante el COVID-19, nadie estaba
acudiendo a las instalaciones para poder atender los llamados. Además, seis
bibliotecas nunca respondieron los mails enviados o los mensajes escritos a través
de sus redes sociales, y una respondió que no iba a participar por cuestiones
organizativas.

8.1. Acerca de las colecciones y los usuarios


En lo que respecta a las colecciones que estas bibliotecas ponen a disposición
de su comunidad de usuarios, se puede decir que la muestra denotó variedad no
solo en cantidad sino en tipología ofrecida. En cuanto al primer aspecto, la biblioteca
más pequeña en relación a su acervo fue La Chicharra, que coincidentemente es la
más nueva, con 5.000 volúmenes, y la más grande fue la Biblioteca Pública
Provincial Ernesto Sábato, con unos 70.000 documentos disponibles. El resto de las
bibliotecas oscilaron entre los 10.000 y los 50.000 volúmenes, tal como se observa
en el gráfico 1:

10 En la FaHCE-UNLP se dicta, además, la carrera de Profesorado en Bibliotecología y Ciencia de la


Información, la cual no fue tenida en cuenta en esta investigación ya que se centra en aquellas
carreras que tienen como objetivo formar al bibliotecario para la práctica profesional. No obstante, el
tramo común es equivalente al plan de Licenciatura.

53
Gráfico 1: Cantidad de volúmenes que conforman la colección de la biblioteca
Fuente: elaboración propia

Si bien el tipo documental predominante resultó ser el libro, se detectó la


existencia de otros materiales tales como revistas, vhs, cd/dvds, partituras, mapas,
discos de vinilo/pasta, cassettes y magacines. Estos tipos documentales se hallaron
en escasas cantidades y no en todas las bibliotecas estudiadas. Además, salvo las
revistas y magacines, el resto de los materiales especiales necesitan otro tipo de
cuidado y planificación para su adecuada conservación, que no se va a tratar en el
presente estudio.
Para esta investigación hubiera resultado interesante y de mucha utilidad
conocer y caracterizar las bibliotecas a partir de la edad del fondo documental. Sin
embargo, esos datos no estaban disponibles ya que la mayoría de estas unidades
de información no lleva un registro de fácil acceso o bien, por el ASPO, no se pudo
concurrir a los establecimientos para hacer las observaciones e indagaciones que
hubiesen permitido recabar dicha información.
En cuanto a los usuarios registrados, las cantidades también varían, oscilando
entre 40 (Dardo Rocha), y 13.000 lectores (Sábato). Algunas hicieron distinción
entre usuarios registrados y usuarios activos, principalmente las que más usuarios
tenían, logrando así que las diferencias entre las bibliotecas no sean tan grandes, a
excepción de la Biblioteca Pública Sábato (gráfico 2).

54
Gráfico 2: Cantidad de usuarios activos registrados en las bibliotecas
Fuente: elaboración propia

En relación a la edad predominante de los usuarios, no pudo determinarse ya


que las personas que participaron del estudio señalaron todos los rangos de edad
ofrecidos. La pregunta no fue comprendida correctamente, lo que hace pensar en
una mejora posterior de la herramienta para futuros estudios.
Siguiendo con el análisis, se decidió averiguar si había una relación directa
entre la cantidad de usuarios y la cantidad de volúmenes disponibles en el acervo
de la biblioteca, a fin de determinar si el flujo de personas que acuden a las
unidades de información influye en las necesidades de conservación que tiene cada
una en relación a la manipulación de los documentos que conforman sus acervos. Al
mirar los gráficos podría considerarse que sí, pero los resultados indicaron lo
contrario:

55
Gráfico 3: Relación entre acervo y cantidad de usuarios activos. Cantidad de usuarios cada cien
libros.
Fuente: elaboración propia

Para encontrar la relación entre el acervo y los usuarios, se tomó el total de


usuarios activos y se lo dividió por el total de documentos del acervo de cada
biblioteca. Se representaron esos resultados en porcentajes (cantidad de usuarios
cada cien libros) con las barras azules y se marcó en el gráfico el promedio de los
valores resultantes con una línea roja, 11 para orientar al lector. Como se puede ver
en el gráfico 3, la única que parece tener una relación es la Sábato, y en el resto de
las bibliotecas los resultados son muy dispares, al punto que en algunos casos las
bibliotecas con menos acervo superan la media, es decir que tienen más usuarios
en relación al acervo que algunas de las bibliotecas con más volúmenes en su
colección.
En vista a los números emergentes que maneja la Sábato, se decidió replicar el
gráfico sin incluir sus resultados para ver si implicaba una variación muy amplia del
promedio y analizar así el resto de las bibliotecas sin su incidencia; para ello se
confeccionó el siguiente gráfico, siguiendo los mismos parámetros:

11 Listado completo de bibliotecas en Apéndice 1.

56
Gráfico 4: Relación entre acervo y cantidad de usuarios activos (sin BC Sábato). Cantidad de
usuarios cada cien libros.
Fuente: elaboración propia

En el gráfico 4 se puede ver que, aún sin la incidencia de los números


emergentes de la Sábato, la mayoría de las bibliotecas encuestadas están por
debajo de la media en la relación usuarios-acervo. Se puede inferir en base a estos
datos que la cantidad de usuarios activos en una unidad de información no depende
directamente del tamaño de su acervo, sino que es resultado de otros factores, que
ameritan otra investigación a parte. No obstante, demuestra que esta relación no
necesariamente implica una mayor necesidad en acciones de conservación en los
fondos bibliográficos.

8.2. Sobre el estado general del edificio y las colecciones


Con el objeto de poder complementar la información sobre las prácticas de
conservación que llevan adelante las BP platenses, se pensó en realizar una
observación directa de las instalaciones y las colecciones de cada unidad de
información con miras a obtener una panorámica del estado general de las mismas.
No obstante, el contexto del ASPO obligó a repensar este análisis y, al virtualizar las
encuestas, la recolección de esta información se vio afectada por la percepción de

57
las personas que participaron del estudio. Puntualmente, se les preguntó su opinión
personal acerca del estado general del edificio, las condiciones del almacenamiento
y el estado de la colección, solicitando la inclusión de aclaraciones que consideraran
pertinentes para poder completar la información brindada. Todas las preguntas
realizadas en este sentido tenían como opciones de respuesta las siguientes: malo,
regular, bueno, muy bueno y excelente; sin embargo, como se ve en los gráficos 5,
6 y 7, las dos opciones extremas no fueron utilizadas por ninguna de las personas
encuestadas.

Gráfico 5: Estado general del edificio


Fuente: elaboración propia

En cuanto a cómo se percibe el estado general de las instalaciones de la


biblioteca, la mayoría de los encuestados (87,5%) opinó que es bueno (9) o muy
bueno (5), lo que resultaría positivo a primera vista. Pero al leer las aclaraciones
aportadas por los participantes del estudio, se observa que las respuestas son muy
variadas, basadas en criterios personales y experiencias previas, por lo que se
consideró de interés compartir algunas de las respuestas dentro de las mismas
categorías:

58
Tabla 7: Respuestas sobre el estado del edificio

Respuesta Comentarios

Regular roturas en el cieloraso y goteras

Regular falta espacio, hay humedad

Bueno poca ventilación y humedad

Bueno salas viejas en mal estado, salas


nuevas en buen estado

Bueno para ser un edificio de 1927 está bien

Bueno construcción nueva y bien conservada

Muy bueno refaccionado hace poco

Muy bueno edificio en buen estado, las goteras


están en otra parte del centro

Fuente: elaboración propia

Como se puede ver en la tabla 7, las respuestas aportan una mirada subjetiva
que no necesariamente reflejan el verdadero estado del edificio. Se pueden tomar
como ejemplo las dos bibliotecas que tienen goteras en sus instalaciones y que
indicaron como estado tanto “regular” como “muy bueno”; otro ejemplo es el de dos
bibliotecas que tienen edificio nuevo y edificio refaccionado, y que eligieron como
respuesta “bueno” y “muy bueno” respectivamente, aunque es probable que el
estado general de ambos espacios sea similar.

Más allá de las consideraciones antes mencionadas -alto porcentaje de


personas que opinan que las instalaciones de la biblioteca se encuentran en buen
estado y subjetividad de las aclaraciones-, la lectura de los comentarios
proporcionados por los participantes conducen a pensar que el estado edilicio de las
BP platenses dista de ser el ideal: en su mayoría, se encuentran instaladas en
lugares demasiado pequeños, oscuros y con humedad, muchas veces con goteras y
con arreglos pendientes de pintura y mampostería. Una biblioteca en particular
mencionó como un atributo negativo que el edificio no es accesible para personas

59
con discapacidad. Otra aclaró que el edificio es alquilado, por lo que no existe
opción alguna de acondicionamiento ni expansión para generar más espacio. Una
tercera contó que el lugar destinado a la biblioteca se redujo con el paso del tiempo
porque fue otorgado a la escuela que funciona en el mismo edificio. Todo ello nos
demuestra que otro de los desafíos de las BPs es la permanencia en sitios que sean
adecuados para las colecciones y las personas que estas instituciones convocan,
sean estos trabajadores o usuarios.

Respecto del almacenamiento de la colección, se buscó saber si el espacio


físico y las estanterías disponibles eran suficientes para alojar el acervo de cada
biblioteca. El 75% de los encuestados consideró positivamente estas variables,
aunque señaló la necesidad de contar con más estanterías para que los libros no
estén tan apretados. En este punto se destaca el conocimiento del personal acerca
de la importancia de un adecuado almacenamiento del material a fin de favorecer su
buen estado de conservación.

Gráfico 6: condición del almacenamiento de la colección


Fuente: elaboración propia

En relación al estado general de las colecciones, el personal que participó del


estudio consideró que se encuentran en buen estado (gráfico 6), ya sea porque
realizan diversas acciones encaminadas a la conservación de documentos
(limpieza, reparaciones), porque adquieren reemplazos o instruyen a los usuarios
para una mejor manipulación de los materiales.

60
Gráfico 7: estado de la colección
Fuente: elaboración propia

En este punto se obtuvieron respuestas como “el estado de la colección es


muy bueno, porque el personal y los usuarios son muy cuidadosos”, “Se está
actualizando constantemente, lo que implica un aumento del porcentaje de libros
nuevos” y “las obras están en buenas condiciones de conservación, salvo algunas
muy antiguas, o algunos ejemplares un poco maltratados que los niños no cuidan lo
suficiente al guardar y sacar de sus mochilas”. Pero también algunas respuestas un
poco ambiguas, como:

El estado es muy bueno salvo en las salas más antiguas que si bien la
humedad o la filtración en el techo no afecta directamente al material,
sí se percibe en el aire esa humedad y se crean telarañas con
facilidad.
Esto lleva a pensar que, a pesar del esfuerzo puesto en el mantenimiento de
las colecciones, existe cierta falencia en los conocimientos básicos del personal de
estas bibliotecas que repercute negativamente en el estado de conservación de los
acervos disponibles.

61
9. Conocimiento y formación sobre conservación por parte del personal
de las bibliotecas populares platenses

Uno de los aspectos que interesaba relevar en el presente estudio tiene que
ver con el personal que se desempeña en las BP platenses. Se busca conocer la
cantidad de personal, su formación profesional y los conocimientos que posee en
materia de conservación preventiva.

Con respecto a la cantidad de personal de cada biblioteca, se puede ver que


hay dos bibliotecas que superan ampliamente a las demás:

Gráfico 8: cantidad de personal dedicado a la biblioteca


Fuente: elaboración propia

Como muestra el gráfico anterior, la mayoría de las bibliotecas oscilan entre 1 y


3 personas, pero dos de ellas (La Chicharra y la Sábato) tienen 15 y 20 personas
respectivamente como parte de su plantel. Por su parte, dos de las bibliotecas con
menos personal aclararon su situación: en un caso, una de las personas que trabaja
lo hace de manera voluntaria (ad honorem) y, en otro caso, la biblioteca declaró que
en el momento de la encuesta no había personal designado.

62
Otras variables de interés fueron el tipo y nivel de estudio del personal de la
biblioteca, pero dado el contexto suscitado por el ASPO, solo se pudo establecer
contacto con algunas personas que forman parte del plantel; así, se logró encuestar
a una persona por biblioteca estudiada. De las encuestas realizadas se desprende
que solo dos personas no eran bibliotecarias, sino miembros de la Comisión
directiva del club y el centro cultural que albergan dichas bibliotecas. De las 14
personas restantes, ocho eran graduados del ISFDyT Nº8, tres egresados de la
UNLP, uno era estudiante de la UNLP y dos no especificaron dónde realizaron sus
estudios.

Gráfico 9: tipo y nivel de estudios del personal que respondió la encuesta


Fuente: elaboración propia

En la encuesta también se indagó acerca del contenido sobre conservación


incluido en las carreras cursadas ya que, como se observa en el séptimo capítulo,
es uno de los puntos débiles de la formación bibliotecaria. Al respecto, de los 14
profesionales bibliotecarios encuestados, seis respondieron que no recordaban
haber recibido ningún tipo de contenido sobre conservación durante el transcurso de
su carrera, cuatro dijeron que sí habían visto los temas en alguna materia, y otros
cuatro señalaron haber tratado la temática pero de manera acotada y “apenas por
arriba”.

63
Al preguntarles a todos los encuestados si habían realizado cursos o talleres
de conservación en forma particular, nueve respondieron que sí y siete que no
(56,2% y 43,7% respectivamente).

A fin de corroborar conocimientos preexistentes, durante la encuesta se pidió a


los participantes que definieran los términos “preservación”, “conservación” y
“restauración”. Las respuestas fueron variadas. En lo que concierne a los términos
conservación y preservación, muchos los confunden o bien los utilizan como
sinónimos, y en la mayoría de los casos consideran que son acciones que se
aplican a los documentos de manera particular, sin tener en cuenta una planificación
previa a nivel institucional. Por su parte, al hablar de restauración, salvo dos de las
personas encuestadas que asociaron el término a la acción de devolver el
documento a su estado original, todos los demás la definieron como una actividad
de reparación de daños, poniendo como ejemplos el pegar hojas, cambiar tapas,
etc., con lo cual se puede tener la certeza de que consideran que la restauración es
equivalente a la reparación de documentos y desconocen la diferencia entre ambos
conceptos. Cabe señalar algunos casos donde se hallan definiciones expresadas
con un lenguaje específico similar, lo que conduce a pensar que tal vez las personas
hayan consultado en Internet a la hora de elaborar sus respuestas.

Asimismo, se enunciaron cinco afirmaciones básicas sobre conservación


preventiva, presentadas como interrogantes ante los encuestados, con el objetivo de
identificar falencias en los aprendizajes recibidos. Las afirmaciones eran:

● Dentro de los agentes de deterioro, la luz natural es tan dañina como la


artificial
● La temperatura ideal para los documentos en soporte papel es de 18 a 20
grados
● La incorrecta manipulación de los materiales puede causar tanto o más
daño que las plagas
● El porcentaje ideal de humedad es de 50%, ni muy húmedo ni muy seco
● La formación de los usuarios respecto del correcto manejo de los
materiales es igual de importante que la de los empleados

64
Estos son los resultados que se obtuvieron:

Gráfico 10: respuestas a las afirmaciones básicas de conservación


Fuente: elaboración propia

Como se puede observar en el gráfico 10, la mayoría de las personas


encuestadas conocían de antemano las afirmaciones planteadas. Respecto de la
formación de usuarios, la totalidad de los encuestados reconocieron la importancia
de este tipo de actividades para la conservación de la colección; sin embargo, este
reconocimiento no se condice con la práctica, ya que casi la mitad de las bibliotecas
relevadas (43,7%) no realiza ningún tipo de capacitación para los usuarios.
Si se tiene en cuenta las respuestas obtenidas por los participantes del estudio,
se puede considerar que los conocimientos y habilidades adquiridas en materia de
conservación son escasos, muchas veces provistos por experiencias
extracurriculares ajenas a su formación profesional de base, lo que incide
directamente en las prácticas de conservación que llevan adelante en sus propias
instituciones, tal como se verá en el capítulo siguiente.

65
10. Prácticas y políticas de conservación en las bibliotecas
estudiadas

En el presente capítulo se incluyen los principales resultados obtenidos de las


encuestas realizadas al personal de las BP de la ciudad de La Plata en relación con
las prácticas de conservación que llevan adelante en sus instituciones.

10.1. Estrategias de conservación aplicadas

Al consultar acerca de la aplicación de estrategias de conservación, de las 16


bibliotecas en estudio tan solo 10 (62,5%) consideraron que realizan prácticas de
forma periódica, mientras que otras 2 dijeron no efectuarlas (12,5%) y 4 (25%) no
respondieron la pregunta. Bajo el supuesto inicial de que el personal de las BP
platenses no cuenta con una formación relevante en materia de conservación, se
optó por agregar en la encuesta una serie de preguntas que permitieran corroborar
las consideraciones iniciales de los participantes. Así, se indagó sobre determinadas
tareas propias de la conservación -como por ejemplo la limpieza o la reparación de
documentos- y la periodicidad con que eran realizadas.

En cuanto a la consulta sobre la limpieza general del ambiente (gráfico 11),


todas las bibliotecas indicaron que se realiza de forma periódica, aunque se observa
cierta disparidad en la frecuencia, que varía de todos los días a cada tres meses,
aglutinando la mayor cantidad de respuestas entre “todos los días” y “una vez por
semana” (68,7%), lo que se considera razonable. Cabe señalar que una biblioteca
respondió que efectuaba limpieza de las instalaciones pero no precisó la frecuencia.

66
Gráfico 11: frecuencia de limpieza del ambiente
Fuente: elaboración propia

Respecto de la consulta sobre la frecuencia de limpieza de libros y estantes, y


tal como se observa en los gráficos 12 y 13, se puede decir que las respuestas
fueron nuevamente muy variadas e incluso algunas poco creíbles -como quien
respondió que limpia los libros y los estantes todos los días-. Esto lleva a suponer
que varias de las personas que participaron del estudio no comprendieron el
alcance de la pregunta.12

12 Disponibles en los siguientes enlaces: BECyT: https://www.biblioteca.mincyt.gob.ar/; E-LIS:


http://eprints.rclis.org/; Google Académico: https://scholar.google.com/; RedALyC:
https://www.redalyc.org/; SciELO: http://www.scielo.org.ar/scielo.php; LA Referencia:
http://www.lareferencia.info/es/; Recolecta: https://recolecta.fecyt.es; Bibhuma:
http://bibhuma.fahce.unlp.edu.ar/; Biblioteca Pública UNLP: http://opac.biblio.unlp.edu.ar/opac/cgi-
bin/pgopac.cgi?form=Default; Biblioteca Nacional Argentina: https://www.bn.gov.ar/.

67
Gráfico 12: frecuencia de limpieza de libros
Fuente: elaboración propia

Gráfico 13: frecuencia de limpieza de estantes


Fuente: elaboración propia

Asimismo, se indagó acerca del control de plagas y de ambiente. Estas dos


actividades, junto con la limpieza de los depósitos donde se encuentra instalado el
acervo, son la base de toda política de conservación preventiva. Como ya se
mencionó, la suciedad, el calor y la humedad alta atraen agentes biológicos de
deterioro que son capaces de destruir una colección entera.

Según se puede ver en el gráfico 14, el control de plagas es una actividad que
el 75% de las unidades de información relevadas tiene en cuenta y que realizan con
cierta frecuencia: 11 efectúan controles en intervalos que varían entre una vez al
mes y una vez al año, y una declaró realizar controles cuando se presenta la
necesidad.

68
Gráfico 14: frecuencia del control de plagas
Fuente: elaboración propia

En cuanto al control del ambiente, demostró ser un tema prácticamente


desconocido para los encuestados ya que 11 de las 16 bibliotecas (68,7%)
declararon no realizar ningún tipo de control. Por su parte, entre quienes lo realizan,
se encuentran frecuencias razonables que van desde todos los días hasta una vez
al mes.

Gráfico 15: frecuencia del control del ambiente


Fuente: elaboración propia

Además de las técnicas de conservación preventiva, se consultó sobre el


arreglo de los materiales. Específicamente, se interrogó acerca de la realización de

69
actividades orientadas a la reparación de libros. Cabe señalar que 12 de las 16 BP
relevadas (75%) dijeron realizar reparaciones. Del resto, tres se justificaron por la
falta de presupuesto y conocimientos, y una mencionó que cuando el material está
muy roto directamente lo retiran de circulación y cambian por una copia nueva. En
cuanto a la frecuencia de realización, se observa que ésta se ve afectada según sea
el propio personal de la biblioteca quien realiza las reparaciones o se encargue a un
tercero externo; en este último caso, es común que se reúna cierta cantidad de
material, tal como indicó un encuestado: “se juntan varios libros rotos y mandan todo
junto”.

Gráfico 16: frecuencia de la reparación de libros


Fuente: elaboración propia

Al proseguir con el tema de las reparaciones, se observa que en 6 de las 12


bibliotecas (50%) que realizan la tarea es el mismo bibliotecario quien la lleva
adelante, en dos unidades de información es delegada a personas externas a la
institución (encuadernadores que trabajan con la biblioteca), mientras que en otra se
asigna a personal con conocimientos básicos en encuadernación. En las restantes
tres BP, según declararon los participantes del estudio, no hay nadie asignado a la
tarea por lo que no pudo determinarse quién la realiza. Este dato es muy interesante
ya que pone de manifiesto que es el personal bibliotecario el que, en la mayoría de
las ocasiones, se ocupa de reparar los materiales, lo que vuelve imprescindible la
inclusión de contenidos sobre conservación en la formación de estos profesionales.

70
Gráfico 17: personal destinado a la reparación de los documentos
Fuente: elaboración propia

Entre otros temas consultados, se indagó acerca de la realización y frecuencia


de cursos de formación de usuarios donde se enseñe a utilizar la biblioteca y el
material de manera adecuada (gráfico 18). Nuevamente se encuentra la respuesta
“todos los días”, lo que resulta un poco desconcertante ya que la planificación y
ejecución de un curso demanda mucho tiempo y esfuerzo. En este caso, se asume
que la pregunta no fue comprendida por algunas de las personas encuestadas,
quienes tal vez hayan hecho referencia a las instrucciones dadas al usuario al
momento de utilizar los materiales bibliográficos, pero no a cursos en el sentido
estricto del término. Solamente 4 bibliotecas señalaron que realizan jornadas de
capacitación en intervalos regulares y otras 2 dijeron formar a sus usuarios “cuando
se asocian” y “cuando sea necesario”. Otra vez se reitera el inconveniente con una
biblioteca que afirma realizar la actividad sin especificar frecuencia. Sin embargo, en
este punto, lo más preocupante es que 7 de las 16 bibliotecas (43,7%) no realizan
ninguna actividad de formación de usuarios.

71
Gráfico 18: frecuencia de la formación de usuarios realizada
Fuente: elaboración propia

En relación a las actividades de conservación llevadas a cabo por las BP,


también resultaba de interés saber si estas unidades de información tenían
identificada y/o a la mano alguna bibliografía específica que consultar a la hora de
resolver temas relativos a la disciplina. Más de la mitad de las bibliotecas relevadas
(68,7%) respondieron que no, señalando que, llegado el momento, consultaban con
colegas, buscaban en Internet o veían videos de YouTube. De las restantes
bibliotecas (31,2%), una dijo consultar el manual de la IFLA (1998), tres indicaron
que acuden a la web de la CONABIP y una no brindó datos sobre el material
consultado. Vemos con preocupación estas respuestas, ya que la mayoría de las
bibliotecas no busca información en fuentes confiables, hecho que puede incidir en
la aplicación de técnicas que distan de ser las ideales para la conservación
adecuada de los documentos.

10.2. Políticas de conservación y presupuesto, una relación


necesaria

Otro asunto relevante que se buscaba conocer en este estudio era si las
prácticas de conservación que se aplican en las bibliotecas son hechos aislados o
forman parte de un plan de acción concreto. Para ello se indagó si las unidades de
información poseen políticas de gestión de colecciones (PGC) y, si dentro de ellas,
se encuentra un apartado sobre conservación. Al respecto, 9 de las 16 bibliotecas

72
(56,2%) indicaron que no poseen una PGC, así como tampoco una política de
conservación. Las instituciones restantes (43,7%) afirmaron tener una PGC pero
ninguna incluía un apartado específico sobre conservación, ni contaba con una
política a parte. Esto permite inferir que las diferentes técnicas aplicadas son, en
efecto, aisladas y no parte de un plan organizado que apunte a prolongar la vida útil
de los documentos.

A su vez, a la consulta sobre si poseen un presupuesto destinado a la


conservación de las colecciones, la mitad de las bibliotecas respondió que no, y las
otras ocho dijeron no disponer de un monto fijo sino que se destina dinero cuando
es necesario (pago de reparaciones a un tercero, compra de materiales para
reparación, artículos de limpieza). En general, aquellas que reciben dinero para
conservación dependen de la decisión de la Comisión Directiva de la institución que
las alberga. Particularmente, una de personas encuestadas respondió que el
presupuesto del año 2019 fue de $60 para comprar cola y un pincel, y que le costó
que le aprobaran la compra; mientras que otra mencionó un promedio de $12.600
entre los últimos tres años, lo que muestra, una vez más, la disparidad entre las BP
de la zona.

En base a los datos recabados mediante las encuestas, surgió la incógnita de


si aquellas bibliotecas que poseen una PGC son también las que reciben un
presupuesto para la conservación, por lo cual se realizó el siguiente cuadro
comparativo para poder responderla:

Tabla 8: comparación PGC y Presupuesto

Biblioteca Tiene PGC Tiene Presupuesto

Alborada (165) No No

Alejo Iglesias (249) No No

Euforión (1973) Sí Sí

San Martin (2069) Sí No

Gonino (2098) Sí Sí

B. Mitre (2271) Sí No

J. Vucetich (2436) No Sí

73
Dardo Rocha (2644) No No

Harosteguy (3211) No No

San Martin (Sábato) (3313) No No

Homero Manzi (3717) No Sí

Carlos Gardel (3954) Sí Sí

Gonnet Bell (3956) No Sí

Tupac Amaru (4066) Sí No

Carlos Bormida (4140) No Sí

La Chicharra (4371) Sí Sí

Fuente: elaboración propia

Como se puede ver en la tabla 8, hay cuatro bibliotecas (25%) que cuentan
tanto con PGC como con presupuesto, mientras que cinco (31,2%) no poseen ni
política ni presupuesto, lo que demuestra una coincidencia entre las variables del
56,2%. No obstante, hay un importante porcentaje de bibliotecas (43,7%) en que la
relación PGC-presupuesto no se observa, ya que puede no existir una política pero
disponerse de un presupuesto para conservación y viceversa. Por lo tanto, se puede
afirmar que ambas variables no están relacionadas entre sí, y que si una biblioteca
tiene PGC no necesariamente va a contar con un presupuesto destinado a
conservación.

74
11. Conclusiones
Alrededor del mundo la conservación documental es una disciplina que
lentamente se va insertando en el campo de la bibliotecología, dejando de lado la
vieja creencia de que estas prácticas sólo son aplicables a libros antiguos, archivos
y museos. No obstante, sigue vigente la idea de que para preservar colecciones es
necesario contar con importantes recursos económicos, por lo que muchas
unidades de información relegan las prácticas de conservación.

En Argentina, las BPs son las más conocidas y utilizadas por el público en
general, son las que están en contacto directo con el barrio -en ocasiones incluso
una localidad entera- y la gente que habita en él, y conoce sus necesidades. Estas
bibliotecas suelen manejar presupuestos escasos -y en algunos casos, nulos, ya
que varias no reciben ningún tipo de subvención- y tienen que llevar adelante sus
tareas con lo mínimo e indispensable, muchas veces en edificios viejos, pequeños y
en mal estado, con humedad y falta de iluminación.

En estas condiciones, el personal bibliotecario que allí se desempeña asume


actividades que exceden la labor profesional, como la limpieza del edificio en
general o su desinfección; en definitiva, como expresó una de las encuestadas:
“hacen lo que pueden”. Siguiendo esta línea de pensamiento, corresponde señalar
que las BP no suelen contar con la cantidad necesaria de dinero para adquirir
nuevos recursos de información ni para comprar materiales de conservación
requeridos para acondicionar el acervo, de manera que la conservación no es
prioritaria en estas instituciones. Esto es visible ante la ausencia de políticas de
conservación en las bibliotecas encuestadas.

A las precarias condiciones edilicias y económicas hay que sumarle el hecho


de que, en la ciudad de La Plata, las instituciones educativas que ofrecen la carrera
de Bibliotecólogo y similares no tienen en su currícula una materia específica que
trate el tema de la conservación documental en profundidad. Únicamente la FaHCE-
UNLP da contenidos muy generales y acotados en dos de sus materias donde se
intenta abordar lo más posible de una disciplina que es amplia y compleja. Pero esto
no es solo una problemática local; a nivel internacional, el perfil del bibliotecario
actual está siendo moldeado para adecuarse cada vez más a las tecnologías de la

75
información y la comunicación, y adyacentemente se olvida la importancia de
disciplinas más tradicionales, o sencillamente más manuales, como es la
preservación de documentos.

Es indispensable incluir la disciplina en los planes de estudio para que los


futuros bibliotecólogos tengan la oportunidad de adquirir el conocimiento necesario
para llevar adelante las tareas a las que se van a enfrentar una vez que se inserten
en el circuito laboral. Se considera beneficiosa la inclusión de competencias
específicas y de contenidos básicos de conservación en la formación que se brinda
en las instituciones educativas platenses, que introduzcan al futuro profesional en
las acciones elementales que favorecen la longevidad y uso de las colecciones,
sobre todo en contextos como el nuestro donde los presupuestos para la adquisición
de nuevos documentos suelen ser exiguos.

Este hueco en la formación profesional, sumado a los recursos limitados de las


BP platenses, tiene como consecuencia la falta de planes y políticas de
conservación preventiva, la aplicación de técnicas de manera incorrecta, o la
inacción frente a agentes de deterioro, simplemente por desconocimiento del
personal a cargo.

Así es que también resulta indispensable el planeamiento y puesta en práctica


de talleres y seminarios apuntados a los profesionales actuales, para que puedan
subsanar esa brecha de conocimiento y comenzar a aplicar políticas y estrategias
de conservación adecuadas a las diferentes bibliotecas y colecciones que
gestionan.

Asimismo, cabe señalar que existe una relación entre los conocimientos del
personal, las prácticas y las políticas de conservación y los recursos económicos
disponibles en las BP ya que, al no tener el personal una formación adecuada, no
puede llevar a cabo las prácticas requeridas para preservar el acervo. Al mismo
tiempo, si carece de los conocimientos necesarios para fundamentar las políticas de
conservación, es menos probable que las comisiones directivas a cargo de la
asignación de los presupuestos entiendan la verdadera trascendencia de la
aplicación de dichas políticas.

76
Se vuelve relevante el desarrollo de nuevas técnicas que puedan utilizarse en
diferentes contextos, de manera que las bibliotecas incorporen estrategias de
conservación preventiva en sus colecciones sin la necesidad de invertir grandes
presupuestos, independientemente del tipo de biblioteca que sea. Se torna una
necesidad el contribuir al desarrollo de la disciplina y generar nuevas alternativas a
las actuales técnicas de conservación, que sean de bajo costo o gratuitas, para que
las BP y de bajo presupuesto puedan llevarlas a cabo en sus instituciones, sin el
impedimento obvio que significa la falta de recursos económicos, de personal
capacitado y de tiempo.

Finalmente, resta decir que la conservación de bajo presupuesto es posible en


las bibliotecas populares siempre que estas dispongan de personal capacitado en
temáticas de preservación, que puedan trasladar esos conocimientos a una política
concreta y aplicable y defender ante las autoridades el presupuesto necesario para
llevarla adelante.

77
12. Bibliografía
A continuación se presenta la bibliografía utilizada para la elaboración del presente
trabajo, según las normas APA 6ta. Edición.

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Educación. Departamento de Bibliotecología (2015). Licenciatura en
Bibliotecología y Ciencia de la Información (Plan de estudios 2015).
Recuperado de Disponible en:
http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/planes/pl.91/pl.91.pdf

83
13. Apéndices

13.1. Listado de Bibliotecas Populares de la ciudad de La Plata,


inscriptas en CONABIP

Dirección Teléfonos Redes Mail


BP “Florentino Ameghino”
Calle 58 Nº774 221 4241631 Twitter
(Alborada) (REG: 165)
Calle 6 (ex12)
Facebook,
BP “Alejo Iglesias” (REG: 249) N°1086 (Villa 221 4730649
Instagram
Elisa)
BP “Bernardino Rivadavia” (REG: Calle 39 Nº223 primerodeoctubrede
221 4832620 Facebook
1483) (e/115 y 116) 2015@gmail.com
BP “Dr. Nicolás Avellaneda” (REG:
Calle 7 N°2241 221 4520543
1747)
BP “Joaquín V. González” (REG: Calle 40
221 4216703 Facebook
1830) N°1027
Diagonal 79 Nº Facebook, bibliotecaeuforion@g
BP “Euforion” (REG: 1973) 221 4273019
371 (e/ 62 y 63) Instagram mail.com
BP “Gral. San Martín” (REG: 2069) Calle 22 N°986 221 4573670 Facebook
Calle 67
BP “Enrique Gonino” (REG: 2098) 221 4510357 Facebook
N°1080
BP "Don Luis A. Repetto" (REG:
Calle 59 N°584 221 4233036
2127)
Calle 137 bibliomitre@yahoo.c
BP “Bartolomé Mitre” (REG: 2271) 221 4507245
N°1415 om.ar
BP “Florentino Ameghino” (REG:
Calle 10 N°784 221 4213067 Instagram
2323)
BP “Juan Vucetich” (REG: 2436) Calle 69 N°480 221 4821734 Facebook
BP “Mario Leonardo Sureda” (REG: Calle 14 Nº
221 4513230
2498) 1528
BP “Mariano Moreno” (REG: 2546) Calle 3 N°967 221 4275031 Facebook
Av.Cantilo y
BP “Florentino Ameghino” (REG:
Jorge Bell (City 221 4800140 Facebook
2585)
Bell)
BP “Dardo Rocha” (REG: 2644) Calle 71 N°331 221 4212008 Instagram
BP “Bernardo de Monteagudo” Calle 51 Nº
221 4514082
(REG: 2757) 1088
BP "Dr. Román S. Harosteguy" Calle 502
221 4846969 Facebook
(REG: 3211) N°2068

84
Biblioteca Pública Central “Ernesto
Facebook,
Sábato” (Gral. José de San Martín) Calle 47 N°510 221 4254954
Instagram
(REG: 3313)
BP “E. S. Discépolo para la Cultura Calle 13
221 4532495
Nacional” (REG: 3681) N°2226
Calle 57 N°379 bib.homeromanzi@g
BP “Homero Manzi” (REG: 3717) 221 4272346 Facebook
(e/2 y 3) mail.com
Calle 31 e/510
BP “José Hernández” (REG: 3736) 221 4840387
y 511
BP “Instituto Platense de Cultura
Calle 6 N°1040 221 4226327
Hispánica” (REG: 3786)
BP “Vida y lucha de Elizalde” Calle 81 s/n (e/
221 4571864 Facebook
(REG: 3877) 20 y 21)
Casa del Tango La Plata y
Biblioteca Popular “Carlos Gardel” Calle 43 N°413 221 4226730 Facebook
(REG: 3954)
Calle 15
BP “Gonnet Bell” (REG: 3956) 221 4846900 Facebook
N°4080
BP “Tupac Amaru Infantil y Calle 9 Nº 17 221 5881631 Facebook,
Juvenil” (REG: 4066) (e/506 y 507) 221 3075057 Instagram
Calle 38
bibliopcarlosbormida
BP “Carlos Bormida” (REG: 4140) N°2023 (e/135 221 4703223 Facebook
@yahoo.com
y 136)
Calle 521
BP “Enlazando palabras” (REG:
N°4568 (e/140 221 4705297 Facebook
4171)
y 141)
Calle 14 (e/66 y
BP “Del otro lado del árbol” (REG: delotroladodelarbol
67, Parque 221 5658093 Facebook
4288)13 @hotmail.com
Saavedra)
Calle 71
BP “La Chicharra” (REG: 4376) Instagram
N°1138
Fuente: elaboración propia en base a datos proporcionados por Conabip

13 Disponible en: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar

85
13.2. Encuesta

Sobre la biblioteca

1. ¿Cúal es la cantidad total de volúmenes que comprenden el acervo?

¿Puede decir cuántos corresponden a los diferentes tipos documentales y soportes


(libros, revistas, videos, mapas, etc.)?

2. ¿Qué cantidad de usuarios tienen?

De ese total, en promedio:


○ ¿cuántos usuarios diarios recibe la biblioteca?

○ ¿qué rango de edad tienen? (marque con una X)


i. hasta 10 años
ii. 11 a 20 años
iii. 21 a 30 años
iv. 31 a 40 años
v. Más de 40

3. Según su opinión, ¿realizan prácticas de conservación en la biblioteca?

Marque con X las prácticas de conservación que suelen realizar, y la frecuencia con
la que se realizan (una vez por semana, una vez por mes, cada tres meses, una vez
al año, etc.):

Tipo de práctica Se hace? ¿Cada cuánto?

Limpieza de libros

Limpieza de estantes

Limpieza general del ambiente

Formación de usuarios

Reparación de libros

Control de plagas

Control del ambiente

4. ¿Tienen una Política de Gestión de Colecciones?

86
¿Hay un apartado dedicado a la política de conservación?

¿Se aplica?

De ser posible, adjuntar una copia del documento con esta encuesta.

5. ¿Utiliza algún libro, sitio web o autor de cabecera para resolver cuestiones de
conservación en su biblioteca?

6. ¿Se destina presupuesto para las prácticas de conservación de documentos?

¿Puede informar un monto aproximado o porcentaje estimado de los últimos años?

7. En relación al edificio de la biblioteca, ¿cómo describiría el estado edilicio general?


○ Malo
○ Regular
○ Bueno
○ Muy bueno
○ Excelente
○ ¿Por qué? ¿Puede dar algún detalle al respecto?

8. ¿Cómo percibe el espacio de almacenamiento en relación a la adecuada


conservación de los documentos?
○ Malo
○ Regular
○ Bueno
○ Muy bueno
○ Excelente
○ ¿Por qué? ¿Puede dar algún detalle al respecto?

9. Considera que el estado general de la colección es:


○ Malo
○ Regular
○ Bueno
○ Muy bueno
○ Excelente
○ ¿Por qué? ¿Qué detalles puede aportar?

Sobre el personal

1. ¿Cuánto personal trabaja en la biblioteca?

87
2. ¿Qué rango de edad tiene?
a. 18 a 30
b. 31 a 40
c. 41 a 50
d. Más de 51

3. ¿Tiene usted formación bibliotecaria?

a. Si la tiene
i. ¿Hizo carrera formal en Instituto o en universidad o hizo algún curso
intensivo?

ii. ¿Terminó los estudios?

b. Si no la tiene:
i. ¿cursa o piensa cursar en algún momento la carrera?

ii. ¿Dónde?

4. Si estudió la carrera, ¿recuerda haber visto contenidos relacionados a la


conservación de documentos?

a. ¿Qué entiende por preservación documental, y por conservación, y por


restauración?

5. ¿Realizó cursos de conservación de manera individual?

6. ¿Hay alguien del personal, o algún voluntario de la institución, que se dedique a


reparar los documentos dañados?

a. ¿Qué formación o conocimientos tiene en el tema?

7. Respecto a esta temática ¿Sabía que...? (responder por sí o no)


i. ¿Dentro de los agentes de deterioro, la luz natural es tan dañina como la
artificial?

ii. ¿La temperatura ideal para los documentos en soporte papel es de 18 a 20


grados?

iii. ¿La incorrecta manipulación de los materiales puede causar tanto o más
daño que las plagas?

88
iv. ¿El porcentaje ideal de humedad es de 50%, ni muy húmedo ni muy seco?

v. ¿La formación de los usuarios respecto del correcto manejo de los materiales
es igual de importante que la de los empleados?

Muchísimas gracias por su tiempo, su ayuda es esencial para este trabajo!


La información recabada con esta encuesta será utilizada en la investigación para mi
tesina, para optar por el título de Licenciada en Bibliotecología y Ciencia de la Información
de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de
La Plata.

Bib. Lucía Correa

Si quiere hacer comentarios extra acerca de la temática, que considere relevantes y no se


hayan cubierto con mis preguntas, por favor, déjelos a continuación.

89

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