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Lugar preciso
La célula parlamentaria aprista pasó a hacer una desaforada oposición al gobierno, poniendo en peligro la
gobernabilidad. Los más exaltados militantes apristas cometieron actos terroristas en todo el país. El 7 de
enero de 1947 fue asesinado Francisco Graña Garland, presidente del directorio del diario La Prensa,
hecho del que se culpó a los apristas, ya que dicho diario era el abanderado del antiaprismo. Este suceso
produjo una seria crisis política. Bustamante decidió entonces renovar por completo a su Consejo de
Ministros, dejando fuera a los apristas. Luego juró otro gabinete ministerial conformado en su mayoría por
militares, entre los que figuraba el general Manuel Odría como Ministro de Gobierno y de la Policía. Odría
representaba la tendencia radicalmente antiaprista del Ejército y estaba aliado con el sector agro-minero
exportador, opuesto a la política de control de cambios de Bustamante que afectaba sus intereses
económicos.
La oligarquía siempre había estado en desacuerdo con las tendencias reformistas de Bustamante y su
disposición o, en todo caso, su intención de cooperar con los apristas, hecho que causó considerable
amargura entre sus miembros. Al toque que las políticas aplicadas por Bustamante fallaron en su propósito
de estabilizar el país, aquellos miembros de la Alianza Nacional liderada por Pero Beltrán (AN),
comenzaron a conspirar con las Fuerzas Armadas. El derrocamiento de Bustamante y la eliminación del
Apra de la vida política de la República eran sus objetivos y una vez más la oligarquía usaría a sectores
militares para alcanzarlos.
En su calidad de ministro, Odría insistió a Bustamante para que pusiera fuera de la ley al APRA. Como el
presidente rehusó a tal exigencia, el gabinete en pleno dimitió. Quedó planteada así la crisis política, entre el
gobierno y los militares. Estos, instigados por el sector agro-minero exportador, tramaron un golpe de
Estado. Por su parte, los apristas planearon un golpe propio. Elementos del ala izquierda aprista se
adelantaron y fomentaron la rebelión de la marinería en el Callao, que fue aplastada sangrientamente por el
ejército, el día 3 de octubre de 1948. Inmediatamente tras la revuelta, Bustamante declaró ilegal al Apra,
pero el Ejército y la oligarquía consideran que se debería perseguir activamente a los miembros del partido.
Bustamante no estaba dispuesto a aplicar una represión generalizada; sin embargo, ya era muy tarde, la
fallida revuelta del 3 de octubre les dio excusa necesaria para llevar a cabo la conspiración. Los militares
encabezados por Odría apresuraron su golpe de Estado.
la revolución que estalló en Arequipa es por una causa justa, noble y patriótica: salvar a los
institutos armados que son la base de la defensa nacional; reconstruir la vida democrática,
restablecer el imperio de la Constitución y, finalmente, terminar con el período de miseria y
de hambre que agobia a nuestro pueblo.
Sus palabras no eran diferentes a las de caudillos anteriores: era necesario que el Perú obtuviera un nuevo
liderazgo, pues el actual presidente estaba llevando al país a la ruina con su indecisión. Sin embargo, detrás
del golpe del general Odría se encontraba la Alianza Nacional, esto es, la oligarquía comandada por los
exportadores y muy especialmente por Pedro Beltrán, quien fue nombrado inmediatamente presidente del
BCR. Odría y los militares serían instrumentos bien compensados pero dóciles.4 Tras finalizar sus
argumentos a favor de una revuelta, Odría terminó su manifiesto con un irónico grito de “¡Viva la
Democracia!”5
Las demás guarniciones del país, como la del Cuzco y las del norte, dudaron en plegarse al movimiento
iniciado en Arequipa, pero el triunfo de este se decidió cuando la guarnición de Lima, al mando del general
Zenón Noriega se sumó al golpe. El presidente Bustamante y Rivero fue subido a la fuerza a un avión en el
aeropuerto de Limatambo, rumbo a Buenos Aires, Argentina, el 29 de octubre. El golpe de Estado culminó
así con éxito. El general Zenón Noriega asumió interinamente la presidencia, hasta la llegada de Odría,
procedente del sur.
Los principales líderes apristas fueron encarcelados o desterrados. Víctor Raúl Haya de la Torre buscó asiló
en la embajada de Colombia, donde permaneció hasta 1954, cuando salió rumbo al destierro, luego de
protagonizar una seria crisis internacional. La primera reacción de este partido fue la resistencia, pero la
represión probó ser inaguantable y la agrupación se encontró desmoralizada por sus recientes fracasos. En
consecuencia, varios miles de apristas fueron encarcelados. El Partido Comunista fue también proscrito. El
Congreso fue cerrado. El Poder Judicial subsistió, aunque precariamente. La Junta gobernó mediante
decreto ley.
La economía sufrió un viraje hacia el liberalismo, aunque sin caer en extremos. Se quiso tecnificar la
economía, para lo cual se contrató la misión norteamericana presidida por Julius Klein, que recomendó el
sistema de libre mercado. Odría atendió a las principales recomendaciones de esta misión: supresión de
subsidios, libre cambio, desaparición de los controles y el equilibrio presupuestal. La crisis económica pudo
así ser contenida. En el ámbito laboral, la Junta Militar de Gobierno, combinó la represión con el clientelaje
político, la Confederación de Trabajadores del Perú (CTP) fue proscrita y sus principales dirigentes
sindicales perseguidos o abatidos. De otro lado, la Junta concedió beneficios sociales a los trabajadores,
creó un Fondo Nacional de Educación destinado exclusivamente a construcciones escolares, y un Fondo
Nacional de Salud. Se dieron así los primeros pasos de una vasta labor que se desarrollaría plenamente ya
bajo el gobierno constitucional de Odría.
El miedo fue usado como una herramienta para obtener el consentimiento de los peruanos: se restauró la
pena de muerte en casos de agitación política, se impuso la censura y se prohibió el derecho de reunión.
Aunque efectivo en el corto plazo, Odría estaba al tanto de que no podía gobernar al país indefinidamente
de esta manera. Era necesario crear la impresión de algún orden constitucional. Odría anunció que
elecciones libres y competitivas se realizarían en mayo de 1950. Dada la atmósfera de represión y la
existencia de la Ley de Seguridad Interior, la mayoría de peruanos creían que las elecciones se darían, pero
resultaba difícil encontrar a alguien que pensara que serían libres o competitivas.7
En lo que respecta a cambios en el ejecutivo, el 30 de abril de 1949 se promulgó el Decreto Ley 11009.
Con su promulgación se originó el Ministerio de Trabajo y Asuntos Indígenas, el cual se desprendió del
Ministerio de Justicia y Trabajo. Se constituyó un cuerpo organizador del nuevo despacho. Este estuvo
presidido por el titular de Justicia y Trabajo, el teniente coronel Marcial Merino. Además, estuvo integrado
por el director del Trabajo, el director de Asuntos Indígenas y, como secretario, el jefe de la División de
Legislación de la Dirección General de Trabajo. El 31 de mayo fue nombrado como primer titular del
Ministerio de Trabajo y Asuntos Indígenas el general Armando Artola del Pozo.
Este personaje dirigió el sector Trabajo durante cinco años, dos meses y veintidós días. Fue uno de los más
largos de la historia institucional. Cesó en el cargo el 9 de agosto de 1954. El 29 de octubre de 1949 la
Junta Militar de Gobierno nombró titular de Justicia y Culto al coronel Augusto Romero Lovo, el cual tomó
posesión el 9 de noviembre. Los integrantes de la Junta eran todos militares, cuyos ascensos o promociones
correspondían a sus méritos y servicios, registrados es un escalafón general de Guerra y Marina
Elecciones de 1950
Véase también: Rebelión de Arequipa de 1950
Odría, bajo la presión del gobierno, el Jurado Nacional de Elecciones logró una vez más desetimar el
propósito de su existencia y descalificó a Montagne, bajo la excusa de que las firmas presentadas por su
partido eran falsas. Esta acción llevó una limitada revuelta en la ciudad de Arequipa que fue rápidamente
aplastada. Entre los revolucionarios se hallaron algunos elementos visibles de la Liga Nacional
Democrática. Esto fue motivo suficiente para que el candidato Montagne fuera apresado, acusado de
conspirar junto al APRA y desterrado. De este modo, sin contendor político, Odría participó en un viciado
proceso de elecciones, con una cédula electoral que solo tenía su nombre..
Poco después Montagne fue arrestado, acusado de conspirar junto con el Apra: Odria se había asegurado
de que su nombre sea el único en la cédula electoral. Las elecciones se realizaron con Odría como
candidato único el 2 de julio de 1950.
Haya era una figura muy polémica que generaba malestar entre los
miembros de las Fuerzas Armadas y la oligarquía, quienes se negaban
Víctor Raúl Haya de la Torre.
a aceptarlo como un legítimo actor en la vida política peruana. Estos
personajes le aconsejaron a Odría negar cualquier pedido del gobierno
colombiano. De este modo, las autoridades peruanas argumentaron
que Haya de la Torre no era un perseguido político, sino un criminal común y, por ende, el privilegio del
asilo no podía ser extendido a su persona. El asunto fue llevado ante la Corte Internacional de Justicia de la
Haya. Finalmente, el gobierno peruano permitió que Haya de la Torre saliera de la embajada, para
mandarlo de inmediato al exilio. El incidente desprestigió al gobierno de Odría a nivel internacional, ya que
la imagen que Haya de la Torre proyectaba era la de un perseguido político, exiliado por sus ideas de
izquierda.
Aspecto económico
La prioridad del régimen de Odría en el aspecto económico era acabar con la crisis financiera que había
afectado al Perú desde el término de la Segunda Guerra Mundial. El primer paso fue contratar a una misión
estadounidense liderada por el economista Julius Klein. Como era de esperarse, el reporte de dicha entidad
recomendó que era necesario liberalizar aún más la economía. De este modo se puso especial énfasis en la
eliminación de los controles de cambio impuestos por las administraciones anteriores, una recomendación
que Odría siguió al pie de la letra. Optó a su vez por una política económica liberal y de fomento de las
exportaciones; en parte, debido al pacto que había establecido el dictador con algunos personajes de la
derecha oligárquica, quienes habían financiado y ayudado a organizar el golpe de Estado de 1948.
Una vez hecho esto, el valor del sol cayó y como consecuencia, subieron las exportaciones para el deleite
de la oligarquía, en especial aquellos con intereses en los sectores de algodón y azúcar. La liberación de la
economía no solo benefició a los exportadores domésticos, sino que presentó nuevas oportunidades para las
empresas extranjeras., sobre todo estadounidenses, cuya presencia
en el territorio peruano llegó a niveles no vistos desde los días del
régimen de Leguía.
Defensa nacional
El gobierno de Odría fortaleció al Ejército del Perú, cuyos servicios fueron mejorados.
Por Ley Nº 11432 fue reorganizado el Ejército dándoseles nuevos reglamentos de acuerdo
a los avances de la técnica militar. Se dieron acertadas disposiciones legales como la Ley
Orgánica del Ejército, la Ley de Ascensos Militares, el Código de Justicia Militar.
Se inició la instalación de maquinaria para el Servicio Industrial de la Marina (SIMA), con
capacidad para fabricar buques de gran capacidad.8
Fue ampliada el muelle y la base de submarinos.
Entró en funcionamiento el Centro Médico Naval y Hospital Militar Central, en Lima.
Fueron adquiridos destróyeres, submarinos y cañoneras fluviales para el servicio del río
Amazonas.
La fuerza aérea fue reorganizada. Se inició el entrenamiento de pilotos para aviones a
reacción en los Estados Unidos.
El ejército participó en las campañas de alfabetización y en la realización de obras viales.
Se estableció una renta especial para la fuerza aérea, fueron concluidas las instalaciones
de la base aérea de Pisco y se adquirieron aviones a reacción.
Se creó el Centro de Altos Estudios Militares (CAEM), un centro de formación superior para
los oficiales de las Fuerzas Armadas, que derivó en estudios de carácter político-social
como parte de la defensa nacional.
Aspecto Social
Muchas cosas habían cambiado con relación al Perú de comienzos del siglo, dentro de lo social, el país
iniciaba desde los años cuarenta una verdadera explosión demográfica, donde se empezaría a reducir la tasa
de mortalidad infantil y se mantendría una relativamente alta tasa de nacimientos. La población del país se
duplicó en treinta años: siendo de seis y medio millones en 1940, llegó a nueve millones novecientos mil en
el censo de 1961 y hasta trece millones y medio en el censo de 1972. Esta población demandaba crecientes
servicios de salud, vivienda y educación, lo que significa desde entonces un campo fértil para el populismo
de cualquier tendencia.9
Odría decidió seguir los pasos de Juan Domingo Perón, iniciando un régimen a la vez conservador y
populista, que pudo mantenerse debido al auge de la economía peruana. Intentó atraer a la gente de los
pueblos marginales de Lima, con la ayuda de su esposa María Delgado de Odría, quien también siguió los
pasos de Eva Perón y logró aumentar las bases sociales del gobierno de Odría. Ella presidió la Central de
Asistencia Social, fundada en 1951 y donde se daba atención a la mujer y al niño. También reformó el
sistema electoral, cuando el 7 de septiembre de 1955 permitió, por primera vez en la historia republicana, el
voto femenino.
Las barriadas
A lo largo de su tiempo como gobernador, Odría trató de fomentar “un patrón autoritario de lazos
informales, paternalistas que tendían a oscurecer la identificación de clase“. Este enfoque de la relaciones
élite-masa iba bien con la estrategia más generalizada para limitar el pluralismo en la sociedad peruana. El
apoyo popular con el que contaban el Apra y los sindicatos en ese entonces constituye un antecedente
importante para entender la importancia que Odría - al igual que lo habían hecho Sánchez Cerro y
Benavides - le concedían a la obtención del apoyo de los sectores populares.
Esto le llevó a brindar un amplio apoyo a la construcción de barriadas. En cambio, recibió apoyo político
de los nuevos habitantes de aquellas partes de Lima que le sirvió para legitimar su mandato. El hecho de
que aún después de que Odría había dejado la presidencia hubo demostraciones de apoyo demuestra la
fuerte identificación de los pobladores con el presidente que les había ayudado a establecerse y que la
estrategia odriísta de hacer los pobres creer en una relación especial con él había dado fruto.
Política educacional
Se destinó a la educación el porcentaje presupuestal más alto del siglo XX, siendo el principal ministro en
dicho ramo el coronel (luego general) Juan Mendoza Rodríguez. Se implementó una reforma curricular, se
atendió la formación de profesores y se ejecutó un vasto plan de construcción de locales: grandes unidades
escolares (G.U.E.), escuelas primarias, institutos pedagógicos, en todo el país. Entre las G.U.E. de Lima
figuran: Melitón Carvajal, Alfonso Ugarte, Miguel Grau, Mercedes Cabello, Teresa González de Fanning,
Mariano Melgar, Bartolomé Herrera, Micaela Bastidas, Juana Alarco de Dammert, Ricardo Palma. En
provincias destacan: Clorinda Matto de Turner y Garcilaso de la Vega (Cuzco), San Luis Gonzaga (Ica),
Manuel Isidoro Suárez (Trujillo), Mariano Melgar (Arequipa), Óscar R. Benavides (Iquitos), Coronel
Bolognesi (Tacna) y Santa Isabel (Huancayo). Aparte de su buena infraestructura, estos colegios contaron
también con excelentes profesores.
El Ministerio de Educación fue dotado de un moderno edificio, situado frente al Parque Universitario,
actualmente sede de organismos judiciales. De esta época data también la implantación del 6 de julio como
“Día del Maestro”.
La enseñanza técnica y rural fue objeto de sustanciales reformas. Se dotaron de material didáctico a
diversas escuelas industriales de Lima y provincias. Se incrementó el número de escuelas pre-vocacionales,
de institutos industriales para mujeres y de centros de educación agropecuaria.
Salud
Asuntos indígenas
Las comunidades indígenas recibieron ayuda técnica y crediticia, para el desarrollo de sus
actividades agropecuarias.
Con el apoyo de la FAO, la UNESCO y la OMS se desarrolló un programa de rehabilitación
de la región de Puno, afectado por una terrible sequía.
Relaciones exteriores
Debido al enfático anticomunismo del régimen militar, así como sus políticas económicas
liberales, se tuvo como consecuencia la inscripción del gobierno peruano en el bando
estadounidense la guerra fría. Esto sucedió dado que, para que el gobierno militar fuese
aceptado por Estados Unidos, el gobierno de Odría tenía que orientar su economía hacia el
libre comercio y la promoción de exportaciones.
La inversión directa americana se disparó bajo dos mecanismos. Por un lado, el Código de
Minería de 1950, el cual permitió el surgimiento de enclaves mineros norteamericanos en la
Southern en Toquepala y Marcona, aumentando el control extranjero de la minería. por el
otro lado, la Ley del Petróleo de 1952 permitió a la International Petroleum Company buscar
nuevos yacimiento petrolíferos en el desierto de Sechura.
Se produjeron incidentes en la frontera con el Ecuador, debido a que aún no se colocaban
los hitos en Lagartococha y en las zonas adyacentes a los ríos Zamora y Santiago. El
gobierno se mantuvo inquebrantable ante las reclamaciones ecuatorianas que pretendían
redefinir la línea divisoria en dicha zona, violentando el Protocolo de Río de Janeiro firmado
en 1942.
El 18 de agosto de 1952, representantes de Perú, Chile y Ecuador firmaron en Santiago de
Chile la Declaración de Santiago, en resguardo de la riqueza ictiológica dentro del espacio
de las 200 millas marítimas, ante la amenaza de las depredaciones de flotas extranjeras.
Posteriormente, en diciembre de 1955, los plenipotenciarios de los mismos países firmaron
en Quito el Protocolo de Adhesión a dicha Declaración.
Se firmaron acuerdos de colaboración económica y cultural con Brasil, al igual que con
Chile y Ecuador.
El Perú fue sede del Congreso Panamericano de Carreteras e Interamericano de Turismo,
del II Congreso Iberoamericano de Seguridad Social y de la II Conferencia sobre
conservación y explotación de las riquezas marítimas del Pacífico.
Se puso fin al estado de guerra con Alemania Federal y el Japón, cuyas delegaciones
adquirieron el rango de embajadas, y se reanudaron las relaciones diplomáticas con Cuba
y Colombia.
Justicia y culto
Se inauguró la Colonia Agrícola Penal del Sepa en Loreto.
Se nombró una comisión para la reforma de la ley orgánica del poder judicial.
Se inauguró el Centro de Reeducación, Taller y Escuela de Mujeres en Chorrillos, en
reemplazo de la antigua Penitenciaría y Cárcel Departamental de Mujeres de Lima.
Fue establecida la carrera judicial.
Se crearon nuevas salas en las cortes superiores de Arequipa, Lambayeque, Ica y Huánuco
y el Segundo Tribunal Correccional de Arequipa.
Se construyeron las cárceles de Pampas, La Oroya, Huanta, Recuay, Lampa. Yauri y
Jumbilla.
Hacia 1954 se daban ya señales de la descomposición del régimen. Acusado de conspirador, el general
Zenón Noriega, presidente del Consejo de Ministros, considerado el número dos del régimen, fue
desterrado hacia los Estados Unidos. A cambio, en agosto de 1954 fue designado el contralmirante Roque
Augusto Saldías Maninat quien llegaba a la jefatura del Gabinete por segunda vez6 . El 20 de julio de
1955, los redactores del diario La Prensa prepararon una declaración en la que exigían la derogatoria de la
Ley de Seguridad Interior, la reforma electoral y la amnistía política general. Este documento sirvió de
punto de partida para la fundación de la Coalición Nacional, encabezada por Pedro Roselló, Manuel
Mujica Gallo y Pedro G. Beltrán.
Una reunión de la Coalición, realizada en el teatro Municipal de Arequipa, fue atacada por matones al
servicio del gobierno, iniciándose una protesta similar a la de 1950. La ciudad se declaró en huelga general
y pidió la destitución del ministro de Gobierno, Alejandro Esparza Zañartu, quien también fue antiguo
director de esa institución. Lo anterior se debe a que su figura generaba rechazo a causa de los abusos
cometidos contra los detractores del régimen, entre los que figuran las persecuciones y los secuestros.6 A
diferencia de lo ocurrido en 1950, esta vez Odría no quiso enviar a las tropas militares para reprimir la
revuelta y Esparza tuvo que renunciar, a fines de diciembre de 1955, partiendo al exilio. Este episodio
marcó el comienzo del fin del régimen odriísta. Paralelamente regresaron del exilio el expresidente José
Luis Bustamante y Rivero y los más importantes dirigentes apristas, como Armando Villanueva del Campo
y Ramiro Prialé. A la larga, la Coalición Nacional no arraigó popularmente y surgieron otros movimientos
políticos para las elecciones de 1956.
Con la citada rebelión, el gobierno de Odría entró a su último año. Si bien dejaba un conjunto de obras
públicas de trascendencia en los sectores Educación y Salud, en lo que respecta a libertades, el régimen
evidenció un marcado autoritarismo. La actuación siniestra del sector Interior en las represiones contra los
detractores del gobierno desacreditaba aún más al gobierno, que pronto se resquebrajaba. Así, en febrero de
1956, el coronel Marcial Merino, exministro de Justicia y Trabajo (1948-1949), se rebeló́ contra el régimen
y exigió la renuncia del dictador. El levantamiento pronto fue sofocado.
La gente tenía temor de que el régimen se eternizara; es por ello que sorprendió la decisión de Odría de
convocar a elecciones generales en 1956 y su anuncio de no presentarse como candidato. Lo cierto era que
el régimen ya estaba muy desgastado; el mismo Odría se hallaba físicamente disminuido a consecuencia de
una fractura en la cadera y otra en el fémur. Se presentaron tres candidatos:
El doctor Hernando de Lavalle, quien contó con el apoyo inicial del gobierno, que había
formado a propósito un partido político propio, el Partido Restaurador, que tiempo después
sería bautizado como la Unión Nacional Odriista. También le apoyó el recientemente
fundado Partido Demócrata Cristiano.
El expresidente Manuel Prado Ugarteche, por el Movimiento Democrático Peruano (MDP).
Perteneciente a una familia de importante influencia social y de gran poder económico,
Prado era propietario del diario La Crónica y de una serie de empresas, incluyendo al
Banco de Crédito (ex Italiano).
El arquitecto Fernando Belaúnde Terry, lanzado por el Frente Nacional de Juventudes
Democráticas, cuya inscripción fue impuesta al Jurado Nacional de Elecciones, tras una
protesta memorable que hizo Belaunde en el centro de Lima, conocida como el
“manguerazo”. Este Frente fue el origen del partido Acción Popular.
Un partido de masas como el APRA se hallaba impedido de participar en las elecciones y por ello los votos
de sus militantes serían decisivos en la contienda. Los dirigentes apristas decidieron negociar sus votos, a
cambio de la mejor oferta que hicieran los candidatos. Lavalle ofreció un estatuto de partidos que otorgaría
la legalidad al APRA en fecha no determinada, lo que para los apristas no era suficiente. Fue Prado quien
tuvo la habilidad de ganarse el apoyo de los apristas, a quienes prometió levantarles la proscripción el
primer día que asumiera el poder, derogando la famosa Ley de Seguridad Interior. Más adelante el mismo
Odría apoyaría la candidatura de Prado, en desmedro de Lavalle
En este contexto la guarnición de Iquitos, encabezada por el general Marcial Merino, se sublevó contra
Odría el 16 de febrero de 1956. El diario La Prensa publicó el manifiesto de los sublevados, por lo cual su
director, Pedro G. Beltrán, fue detenido y enviado a la prisión de El Frontón junto a un grupo de sus
trabajadores, mientras que el diario dejó de editarse. La sublevación no se extendió por el resto del
departamento, y ante la amenaza de Odría de bombardear Iquitos, los rebeldes se rindieron el 26 de febrero,
mientras que Marcial Merino tuvo que huir a Colombia.
Las elecciones se realizaron el 17 de junio de 1956. Los resultados oficiales fueron los siguientes: Manuel
Prado Ugarteche, 568.134 votos (45,5%); Fernando Belaunde Terry, 457.638 votos (36,7%) y Hernando
de Lavalle, 222.323 votos (17,8%).
El Pacto de Monterrico
Una de las principales preocupaciones de Odría era lograr que su sucesor se comprometiera a no investigar
la corrupción y los delitos políticos de su gobierno. Aunque los ingresos legales de Odría durante el
ochenio sumaban en total alrededor de 300.000 soles, había acumulado propiedades que valían 3.000.000
sólo en el departamento de Lima. Otros miembros de su familia y ministros del régimen se habían
enriquecido también.11
Aparentemente, cuando parecía probable la victoria electoral de Prado, se llegó a un acuerdo, conocido
como el «Pacto de Monterrico», entre Prado y Odría, asegurando que la cuestión de la corrupción no sería
abierta por el nuevo régimen. Así, pues, no se hizo investigación alguna en los años siguientes, a pesar de
que las prácticas corruptas del régimen de Odría fueron denunciadas públicamente y en gran detalle por
líderes de la oposición como Héctor Cornejo Chávez.12 La lista parlamentaria encabezada por José Gálvez
e integrada por Porras Barrenachea- apoyada por el Apra- no se pronunció sobre el caso del mal manejo de
la hacienda pública en el gobierno de Odría.13
El 28 de julio de 1956 Manuel Prado y Ugarteche ciñó la banda presidencial, que recibió de manos del
presidente del Senado, José Gálvez Barrenechea. Se ponía así punto final al régimen del Ochenio.
Autoridades
Ministros
Referencias
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Bibliografía
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López Martínez, Héctor: La República Contemporánea (1933-2010). Tomo XII de la “Historia
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