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Signos Literarios y LingüísticoszyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONML

II.2 (diciembre 2000), 47-61 zyxwvutsrq

LAS FRONTERAS DE LO FANTÁSTICO

Ana María Morales


Universidad Nacional Autónoma de México

ablar sobre lo fantástico siempre crea expectativas sobre las delimitaciones.


Hablar de lo fantástico es, de una u otra manera, hablar de fronteras, de des-
lindes, de límites entre dominios, entre estéticas, entre modos discursivos, in-
cluso —por engañosa que pueda resultar tal postura— entre maneras de apreciar un
fenómeno desde distintas perspectivas. Temáticamente las fronteras —sean entre el
sueño y la vigilia, entre la vida y la muerte, la realidad y la apariencia, entre lo real y lo
imaginario o la cordura y la locura, o bien con la preponderancia de los umbrales—
signan casi todo intento por acercarse a lo fantástico y encontrar su especificidad.
De hecho, y abandonando los temas, un significativo número de los estudios dedi-
cados a lo fantástico parte del deslinde de su dominio específico frente al de territorios
vecinos. Todorov, siempre criticado, pero verdadero hito en los estudios de esta cate-
goría estética, procede a identificar lo fantástico en las fronteras de lo maravilloso y lo
extraño (cf. 46-62). Apelando al desenlace y a la pérdida o conservación de la duda
prefigurada por el texto, Todorov identifica lo fantástico como el espacio —pequeñí-
simo— que consigue conservar, incluso tras el final del texto, una hesitación sobre la
naturaleza del fenómeno que violó las leyes de lo natural.1 Rosalba Campra, por su
parte, habla de las nociones de frontera, de límites no traspasables por el ser humano,
que al ser violados dan como resultado lo fantástico (204) y Louis Vax inicia L 'artel
la littérature famastiques con un deslinde de los territorios y géneros que le parecen

1
*Lc fantastique [...] nc dure que le temps d'une hésitation: hésitation commune au lecteur et au person*
nage, qui doivent décider si ce qu'ils pereoivent releve au non de la «realité». telle qu'elle existe pour
Popinion comune. A la fois une decisión, il opte pour Tune au I'autre solution. et por la méme sort du fan-
tastique" (Todorov, 46). zyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA

47
48zyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA Signos Literarios y Lingüísticos

fronterizos: lo maravilloso, el terror, la utopía, lo policiaco, la fábula, el psicoanálisis, zyxwvutsrqpo


I*

etc.' Y aunque mezcla sin rigor géneros, creencias y distintas ramas del saber y la
pseudo ciencia, es una buena muestra de cómo los límites y las fronteras están presen-
tes en el intento por definir lo fantástico.
Así, lo fantástico pareciera crearse siempre en el territorio evanescente y limítrofe
en el que conviven dos órdenes que, al ponerse en contacto, propician una franja con-
flictiva dentro de cuyos estrechos límites es posible hablar de fantástico, pero que, de-
pendiendo del desenlace, el enfoque o el transcurrir puede con facilidad abandonarse
para caer o situarse en un terreno vecino. Igualmente, en ocasiones la mención de las
fronteras sólo sirve para demostrar cuáles rasgos son comunes y qué diferencias exis-
ten entre los dos lados del umbral de la realidad manejada dentro del texto. Los inten-
tos por dilucidar este límite, por su parte, son muestra de cómo lo fantástico pertenece
a las fronteras: Todorov habla de lo fantástico como algo que para surgir necesita de la
confrontación entre dos órdenes: el de lo sobrenatural y el de lo natural, y, de autor en
autor, las oposiciones podrían multiplicarse; Barrenechea habla de "normal" y
"a-normal", Vax de "real" e "imaginario" o "real" y "posible", Castex de "racional" e
"irracional", Reisz de Rivarola de "posible" e "imposible", etc.
Territorio limítrofe en esencia. La delimitación de lo fantástico obliga, al menos, a
tomar dos distintas direcciones que deben considerarse por separado en la búsqueda de
su dominio específico: las fronteras que lo fantástico establece como categoría estéti-
ca, literaria o descriptiva y las de la literatura fantástica como género, modalidad o for-
ma discursiva. Aunque estoy concierne de que debe de haber muchas más de las que
enuncio o soy capaz de identificar, por motivos de espacio para este trabajo, me limita-
ré a señalar rápidamente, en el primer caso, algunas de las diferencias que pueden
existir entre lo fantástico y lo maravilloso, lo mágico, lo exótico, lo extraño, lo prodi-
gioso y lo milagroso, dejando fuera otras categorías como lo grotesco, lo ominoso, lo
tremendo, lo cómico, lo macabro, lo horrible, lo trágico o lo numinoso, que sólo men-
ciono muy de pasada y relacionadas con las anteriores. Para el segundo grupo de con-
ceptos vecinos, me aproximaré brevemente a las diferencias, generalmente técnicas y
de recepción, que se delinean entre la literatura fantástica y la ciencia ficción, la litera-
tura policiaca, la de terror, la novela gótica, los milagros, las utopías y el cuento de ha-

En su libro. Vax intenta diferenciar lo fantástico de lo feérico, las supersticiones populares, la poesía, lo
horrible y lo macabro, la literatura policiaca, lo trágico, el humor, la utopía, la alegoría y la fábula, el ocul-
tismo. la psiquiatría y el psicoanálisis y la metapsíquica (5-24).
Las fronteras de... Ana María Morales 49

das; dejando fuera, por ejemplo, las diferencias con la fábula, la alegoría, la leyenda, la
poesía, etc.
Un primer acercamiento al problema de las fronteras es lo esbozado por Todorov:
lo fantástico en relación con las leyes del mundo y elzyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGF
status de realidad que se le otor-
gue a la aparición del fenómeno anómalo. Cuando dentro de una obra se ha codificado
la realidad intratextual como realista,3 y aparece un fenómeno o manifestación que, en
apariencia, viola las leyes de ese mundo construido con presupuestos de realidad que
excluyen su presencia, s¡ no es mediante la violentación o anulación temporal de algu-
na ley, o por la concatenación de distintos azares que se han unido en una cadena de
consecuencias que resulta extraordinaria, el conflicto aparece entre legalidades inhe-
rente a lo fantástico. En este punto, Todorov, considera que lo fantástico sólo puede
existir en el lapso que permanece la duda sobre la naturaleza de tal fenómeno, ya que si
el lector o el personaje deciden que

les lois de la réalité demeurent intactes et permettent d'expliquer les phénoménes déscrits,
nous disonsque l'ouvre releve d'une autre genre: l'étrange. Si, au contraire, il [el lector] de-
cide qu'on doit admettre de nouvelles lois de la nature, par les quelles le phénoméne peut
étre expliqué, nous entrons dans le genre du merveilleux (46).

Así, dejando de lado el problema de los géneros —también una constante en estos
estudios—, las dos primeras fronteras de lo fantástico (como categoría y no como gé-
nero —que es como se considera dentro del esquema de Todorov—) serían lo extraño
y lo maravilloso. Para Todorov en lo extraño, el fenómeno sobrenatural termina sien-
do explicado con leyes que corresponden a nuestro esquema de realidad operante, y la
aparición del fenómeno extraño termina siendo el resultado de una serie de casualida-
des o sucesos que sin ser cotidianos en la realidad son básicamente naturales. Por tan-
to. la frontera entre fantástico y extraño se ubicaría en el umbral de la sobrenaturalidad
que es violado por lo fantástico y respetado por lo extraño. Pero, más allá de esta pro-
puesta, lo extraño, como categoría estética y descriptiva —una que busca exponer ra-
rezas, pero dejando la puerta abierta a que éstas quepan dentro del sistema de leyes
convencionalmente aceptado como natural—, tiene amplias relaciones con distintos
géneros o modos discursivos que permiten señalar nuevas fronteras. Como en todo,

Y esto implica una serie de reglas o leyes implícitas del funcionamiento de la causalidad, materia, tiem-
po, etc. correspondiente al paradigma de realidad que se sostiene en el texto. Este código implícito o ex-
plícito sufre un ataque cuando cualquiera de sus enunciados se ve socavado por un fenómeno que no
puede ser explicado sino con la suspensión o ausencia de alguna de sus normas.
50zyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA Signos Literarios y Lingüísticos

existen límites más fáciles de marcar que otros: por ejemplo, entre lo fantástico y lo
policiaco no resulta tan difícil establecer diferencias, por más que se haya dicho que el
cuento policiaco constituyó una forma moderna del cuento fantástico. Como Vax se-
ñala, las diferencias entre ambos son de todo tipo, pero en particular importan las téc-
nicas (cf. L'art et la littérature 12-13). Cuando en el cuento policial aparece un
elemento presentado como sobrenatural, suele aparecer en el inicio del texto, como
detonante del misterio, o como la explicación aludida para justificar sucesos extraños.
Este fenómeno, considerado sobrenatural en un primer momento, termina decantán-
dose hacia lo meramente extraño o hacia la impostura gracias al razonamiento.4 "El
sabueso de los Baskerville", de Conan Doyle, que en su inicio alude a la presencia de
oscuras maldiciones y seres diabólicos y que termina con el desenmascaramiento de
criminales comunes y corrientes, es el ejemplo perfecto de la diferencia no sólo entre
relato policial y fantástico, sino entre lo extraño todoroviano y lo fantástico. Otra de
las grandes diferencias entre uno y otro tipo de relatos es que mientras en el policial la
narración depende del desenlace y todo está puesto en función de la eliminación del
misterio o terminar con la incógnita, en el fantástico, no encontramos esa posibilidad,
de hecho, despejar los misterios y encontrar las causas en gran medida termina con lo
fantástico.5
Por otra parte, uno de los puntos de partida más comunes —y naturales— para el
deslinde de lo fantástico consiste en marcar sus diferencias con lo maravilloso.6 En la

También Roger Caillois alude a este procedimiento de la literatura policial: "[el crimen] es obligatoria-
mente enigmático y parece inevitablemente un desafio a las leyes naturales, a la verosimilitud y al buen
sentido. En la génesis de una situación tal y en su solución, a la vez simple y sorprendente, resplandece el
ingenio del autor. Éste triunfa en la explicación de lo imposible [... J El valor de una novela policiaca se de-
fine bastante bien por el carácter escandaloso para la razón y la experiencia de su punto de partidas' de ia
manera más o menos completa y plausible con que satisface a las dos en el punto de llegada. En el fondo.
el descubrimiento de un culpable importa menos que la reducción de lo imposible a lo posible, de lo inex-
plicable a lo explicado, de lo sobrenatural a lo sobrenatural" {Acercamientos a lo imaginario, 268-269. El
subrayado es del autor).
A su vez, Flora Botton marca como una de las características que diferencian al cuento folklórico y a la
literatura policiaca del cuento fantástico es la tendencia de este último al no desenlace (40-41).
' Un importantísimo detalle, que en general es pasado por alto por estudios posteriores sobre lo fantásti-
co, es que Louis Vax consideró en lo feérico y en lo fantástico, dos especies diferentes de lo maravilloso
(ef. 5-6). Creo que aunque Vax está proponiendo algo relevante, la poca atención que se le ha dado a esta
opinión ha dependido de que el verdadero tronco del que se desprenden feérico y fantástico no es lo mara-
villoso, sino que lo feérico es una categoría de lo maravilloso y éste, junto con lo fantástico pertenecen a
las estéticas de lo irreal.
Las fronteras de... Ana María Morales 51

superficie parece un trabajo sencillo: ya Caillois marcó la evolución que hay entre la
mentalidad primitiva que se pregunta repetidas veces sobre su entorno y se explica los
fenómenos recurriendo a lo maravilloso, derivación de mitos; y después, en una men-
talidad más civilizada —cuando el hombre prácticamente ha dominado su entorno y
sólo permanecen intocadas algunas partes—, aparece lo fantástico que intenta expli-
car aquello que aún permanece en el misterio y que es propio de sociedades más evolu-
cionadas (cf. "De la féerie a la science-fiction" 17-18).
Además, si seguimos a Todorov, todos sabemos que en lo maravilloso las leyes de
lo natural funcionan de manera diferente a las del mundo conocido y que estas altera-
ciones se producen sin causar sorpresa alguna, en tanto que en lo fantástico la presen-
cia de un fenómeno no natural causaría un conflicto, cuando no un escándalo (usando
la terminología de Caillois). Pero no todo están fácil. Aunque lo maravilloso, en gene-
ral, se relaciona únicamente con lo feérico, mundo encantado que funciona de manera
paralela al nuestro y cuyas leyes son diferentes y apenas rozan las nuestras, su dominio
no se reduce a esta sola modalidad. Dentro de lo maravilloso existen diferentes catego-
rías conceptuales que pueden presentar relaciones diversas con lo fantástico.7
Primeramente, buena parte de lo maravilloso está excusado, es un maravilloso re-
tórico cuyos objetivos principales son darle mayor realce a la narración. A este tipo
pertenece lo prodigioso, lo desmesurado o lo hiperbólico, aquello que por mera exage-
ración rebasa la frontera de lo natural. Lo prodigioso cumple su mejor papel en las des-
cripciones; es conforme a su funcionamiento como cualidad discursiva que cumple la
función aristotélica de causar admiración, misma que mantiene verosímil la narración.
Lo prodigioso, que descansa sobre todo en la manera de expresar asombro ante un he-
cho que está en los límites de la normalidad, más que presentar una característica so-
brenatural no tiene conflictos con lo fantástico, de hecho, este último usa sus recursos
para dar atmósfera a los relatos o caracterizar a sus personajes, pero pervirtiendo su
cualidad de rondar los límites de la normalidad: la extrema palidez de Cordelia, en
"La Granja Blanca" de Clemente Palma, no parece un rasgo sobrenatural, sólo una ca-
racterística algo exagerada de un rasgo natural. Pero tal palidez, que en otro contexto
podría significar el inicio de un retrato convencional ("era blanca como la nieve") en
el relato fantástico se llena de significados ominosos que anticipan el desenlace; Cor-

Al hablar de las distintas categorías de lo maravilloso sigo a grandes rasgos las ideas que expresé en mi zyxwvutsrqponm
ttsi&Lómaravilloso en el "Tristón de Leonis'* (presentada en la Universidad Nacional Autónoma de Mé-
xico en 1992, inédita) y que después completé en "Lo maravilloso medieval y sus categorías". El hilo de
la fábula. 2 (2000), en prensa.
52 zyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBASignos Literarios y Lingüísticos

delia, quien tras una aparente curación vive un año en la Granja Blanca, era una muer-
ta, un fantasma, un vampiro, o un ente cualquiera de esa naturaleza otra. La capacidad
de lo prodigioso (de rondar lo sobrenatural sin apenas alejarse) se transforma en una
manera de insinuar, de prevenir, de anticipar, de cumplir con su función retórica de
anunciar y adornar.
Con lo exótico, otra de las categorías de lo maravilloso, sucede algo similar a lo que
ocurre con los relatos de ciencia ficción. En el terreno de lo exótico todo es posible,
pero naturalmente, el hecho de que nosotros no conozcamos el funcionamiento de las
normas de una realidad lejana no rebaja su status de existencia ni de normalidad, úni-
camente restringe su campo de acción a los márgenes en que se sitúa el lugar donde ese
comportamiento o fenómeno es natural. Así pues, en realidad lo exótico tampoco en-
tronca con lo fantástico, sigue siendo una alteridad separada que no inquieta a las leyes
naturales ni las amenaza, que permanece aislada en su entorno, sin invadir las fronte-
ras del mundo cotidiano y sin alterarlo.
Considerando lo exótico se abre la puerta a una frontera nítida que es la que plantea
la ciencia ficción. La mayor parte de las narraciones de este tipo parten de la existencia
de leyes naturales que operan con absoluta lógica y concordes a reglas que, aunque en
algunos casos apenas conocemos, son tan válidas en su entorno como lo son las que
comúnmente rigen nuestra cotidianidad. El hecho de que nos resulten desconocidas no
las hace sobrenaturales; su percepción como tales se debe únicamente a un vacío de in-
formación. El avance tecnológico que presuponen para la concretización del mundo
que se describe no viola, ni pretende hacerlo, las leyes naturales, por el contrario, se
basa en ellas para hacer una mejor construcción del mundo alternativo que se presenta.
Ahora bien, hablar de la ciencia ficción como un avance evolutivo de lo fantástico (cf.
Caillois, "De la féerie á la science-fíction", passim), ligado a un paralelo desarrollo de
los cuestionamientos humanos podría ser un problema similiar al que se plantearía de
considerarse a lo fantástico como menos moderno que lo policiaco. Estos tres terrenos
son vecinos, pero los límites que los dividen están bien diferenciados. La ciencia fic-
ción o el cuento policiaco no derivan ni son versiones modernas o incrédulas del relato
fantástico y, mucho menos, se puede pensar que uno es evolución del otro. Pertenecen
a estéticas diferentes, con convenciones genéricas propias y se desarrollan en terrenos
que sólo se tocan por excepción.
De alguna manera relacionadas con la ciencia ficción, en ocasiones se ha señalado
a distintas utopías y sátiras sociales que emplean el pretexto del viaje a la Luna u otros
lugares extraños, lejanos o inaccesibles como antecedente de las ficciones científicas
Las fronteras de... Ana María Morales 53

Historia verdadera de Luciano de Samosata


o de la literatura fantástica. Lo mismo lazyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
que los viajes de Cyrano de Bergerac o el ^Micromegas" de Voltaire se han paseado
por el campo de lo fantástico pretendiendo incorporarse a su corpus. Sin embargo, no
debemos descuidar que es evidente que tanto las utopías como las sátiras sociales son
construcciones mentales, que han instaurado su paradigma de realidad con el reflejo
caricaturizado o atroz de la realidad que pretenden criticar que son asumidamente pa-
ródicas o contrastantes y no pretenden la transgresión de ninguna ley, ni siquiera su
violentación; de hecho, son construcciones terriblemente sólidas que no dejan resqui-
cio para que ninguna entidad textual (personajes, narrador, lector implícito) pueda sol-
ventar duda alguna sobre la naturaleza de los sucesos que ahí tienen lugar. La
posibilidad de elucubrar sobre las posibilidades de un mundo mejor nunca deja de te-
ner el fuerte referente de su espejo social y, tal vez, esa visión de sociedad que subyace
como discurso paralelo a las utopías permite que el mundo utópico pueda codificar re-
glas alternativas que se respetan con la misma asiduidad que las de la realidad del refe-
rente. Igualmente, el juego que propone la utopía no es de la misma naturaleza que el
que ofrece el relato fantástico. Mientras que el primero necesita dejar en claro que se
trata de una construcción mental, producto de una inteligencia que no se acerca dema-
siado que no se integra y que no participa en él, lo fantástico obliga a una operación de
lectura que implica la apropiación del código violentado. Para Vax, la diferencia entre
las utopías y los relatos fantásticos es la distancia que cobra el espectador de las prime-
ras y que le permite ironizar y sentir seguro su mundo, en tanto que en el relato fantás-
tico es obligatorio el involucramiento (cf. L 'art et la littérature 16-17).
Lo feérico, por su parte, es un maravilloso puro. Más que una palabra que evoque
estupor, es el nombre de una categoría descriptiva que puede identificarse por presen-
tar de manera tranquila al enorme conjunto de cosas que son dignas de admirarse, de
loarse y de causar fascinación: las maravillas. Pero el universo de las maravillas se ha-
lla separado del de la realidad. Se trata de dos mundos diferentes que tienen una rela-
ción en la cual, el de lo irreal, no se subordina por inexistente al de lo real. Lo
maravilloso es una parte del cosmos tan cerrada como la realidad que conocemos, con
sus propias leyes y su propia naturaleza; es un mundo ajeno e incapaz de interrelacio-
narse con el nuestro. Lo feérico es así una alteridad que confraterniza libremente con
la cotidianidad. Sus reglas (las verosímiles dentro de su universo narrativo) son las
únicas que funcionan para su realidad y no reciben cuestionamiento ya que no conser-
van como referente un otro código.
54 zyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA Signas Literarios y Lingüísticos

Finalmente, a pesar de que más de un autor ha señalado que los cuentos de hadas no
son lo maravilloso, me parece importante señalar que la diferencia entre el cuento
fantástico y el de hadas es más que la de una temática rosa en oposición a una negra,
como ha señalado Vax (cf. L 'orí et la littérature 6), por más que la temática rosa impli-
que mayor posibilidad de alejamiento intelectual que una negra. El cuento de hadas se
construye con personajes tipo y en medio de atmósferas codificadas como imagina-
rias, ajenas a un mundo que se presente como alternativo y que posibilite la regulari-
dad de sus acontecimientos. El relato fantástico requiere de la presentación de un
código de leyes de realidad mimético que permita concebir inquietud ante la presencia
de un fenómeno que amenace la inviolabilidad de las normas de realidad. El hecho de
que un beso despierte a la Bella Durmiente no resulta inquietante, ya que es la conven-
ción previamente fijada de funcionamiento de la realidad en el texto. Resultaría extra-
ño y amenazador si supiéramos que tal fenómeno no es posible; en el momento en que
se juega con el código de realidad y aparece un suceso que demuestra que el sistema no
es infalible es cuando se crea lo fantástico. El mismo beso que despierta con naturali-
dad a la Bella Durmiente es casi un pacto demoniaco que compromete la vida de Ro-
mualdo y lo liga a una mujer vampiro en 'lLa muerta enamorada", de Gautier.
Mientras que los personajes de los cuentos de hadas tienen una gran seguridad so-
bre su papel en el mundo y son héroes señalados por alguna marca para cumplir una ta-
rea que les estaba aguardando y que emprenden como una manera de crecer, el
personaje promedio del relato fantástico, en contraste, no puede estar seguro ni de su
mundo ni de su papel en él. Los del relato fantástico son de hecho personajes en falta,
cuya carencia o pecado los convierte en presa fácil de lo desconocido, la mayor parte
de las veces personajes desdichados y de final trágico. Otras dos características que se-
paran a los cuentos de hadas de los relatos fantásticos son el tipo de narrador que se
presenta en el cuento de hadas, omnisciente y en tercera persona, en tanto que en el re-
lato fantástico es preferible que se trate de un narrador protagonista o testigo que sea
infrasciente o al menos equisciente que presente la narración en primera persona. La
otra característica toca al desenlace, como ya mencioné al tratar la literatura policia-
ca, el relato fantástico tiende a quedar sin un final cerrado; esto es impensable en el
cuento de hadas. El cuento de hadas debe ser un anillo perfecto que complete la bus-

Todorov. por ejemplo, dice: ^On lie généralemcnt le genre du mervciileux á eclui du conté de fées; en
fait. le conté de fées n'est qifune des varietés du merveilleux et les événements surnaturels n'y provo-
quent aucune surprise (...]. Ce qui distingue le conté de fées esl une certaine écriture. non le statut du sur-
naturel" (59).
Las fronteras de... Ana María Morales 55

queda o la historia que se narra y que, por lo regular, será necesaria para el crecimiento
del protagonista.9
En realidad, las verdaderas fronteras de lo fantástico con lo maravilloso están en
otras dos categorías que ya violentan ellas mismas las leyes naturales y que suelen en-
trar en conflicto con la noción de cotidianidad que manejan los textos. Primeramente.
lo milagroso. El milagro, a pesar de lo que diga Borges, no puede ser secreto. La fun-
ción del milagro es básicamente propagandística y es primordial dar fe de un caso ex-
cepcional que ha provocado la suspensión momentánea de las leyes que operan en la
realidad.
Lo milagroso es una domesticación de lo maravilloso, es la auténtica ortodoxia no
sólo de lo maravilloso sino también de lo sobrenatural. Crea un sistema de excepcio-
nes que tiene como referente la existencia de ese otro código de leyes naturales dentro
del cual, el suceso milagroso, se codificaría como imposible. Sin embargo, al entrar
las leyes naturales en contacto con el nuevo sistema de excepciones, se vuelven leyes
posibles.
En buena medida, lo milagroso aparece como una necesidad de reducir lo inex-
plicable a lo conocido (la voluntad y potestad del dios aceptado como único). El rela-
to de un milagro generalmente tiene como finalidad justificar la fe religiosa y
demostrar el poder de Dios a los incrédulos. Por otra parte, las leyes de lo milagroso
pretenden insertarse dentro del esquema de las leyes naturales bajo el rubro de "vo-
luntad divina", y no violan ninguna realidad ya que, si lo hicieran, esa ruptura sería
equivalente a no aceptar la preeminencia y la omnipotencia de Dios. Está relaciona-
do con los que Otto llama "lo santo" como forma racionalizada de "lo numinoso"
(es. 89-91), es una racionalización de un incomprensible universo de fuerzas primige-
nias que rodea al hombre.
Lo milagroso (como género literario) prefiere los ámbitos cotidianos y las maravi-
llas útiles. Es muy importante el aspecto utilitario del milagro que, maravilloso al fin.
es una explicación del poder y la existencia de Dios. Encasilla las manifestaciones de
lo maravilloso al asimilar elementos de lo feérico dentro de la explicación que ofrece
para ellas, pero al justificarse lo hace con la potestad divina que le da origen. Los mila-

Sobre el desenlace del relato fantástico, en contraste con lo que sucede con los cuentos de hadas, es im-
portante recordar que hay autores que señalan como característica importante la falta de desenlace. Rosal-
ba Campra. por ejemplo, dice que el relato fantástico nunca restaura al final la situación rota al principio
(219). Por su parte, Flora Botton afirma: "los cuentos plenamente fantásticos, al no tener solución dÉ
misterio, tampoco tienen, por lo general, un desenlace'* (40),
56zyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA Signos Literarios y Lingüísticos

gros eran sucesos que se contemplaban de vez en vez, y esa rareza era parte de su bri-
llo, Sin embargo, su existencia ni cuestionaba las leyes de la naturaleza ni se ponía en
entredicho por falta de pruebas repetidas o cotidianas. Cuando el fenómeno se mani-
festaba, lo hacía como parte de una causalidad diferente a la ordinaria. Dicho de otra
manera, no cualquiera era merecedor de un trastrueque de la normalidad; sólo aquellos
que por razones diversas —fe, devoción, virtud, arrepentimiento— habían demostra-
do una valía especial y ameritaban la intervención directa de una potestad (para la que
no representaban impedimento alguno las leyes naturales del mundo cotidiano) con el
fin de solucionar sus problemas. Tal intervención no anulaba ninguna ley natural, ya
que se trataba de un ejemplo excepcional que dejaba, por su misma rareza, intacto el
funcionamiento de la naturaleza y sus reglas.10
Lo mágico parece encontrarse más cercano a lo fantástico, ya que alude a la posibi-
lidad de transformar, mediante leyes diferentes, la realidad codificada como mimética
en el texto. Es esta peculiaridad la que de alguna manera lo hacer bordear la frontera de
lo que es o no maravilloso y acercarse a lo fantástico, ya que parece plantear la existen-
cia, dentro del texto, de los códigos de dos mundos diferentes y mezclar leyes de am-
bos sistemas en uno mismo. Aunque es posible que las suyas sean las manifestaciones
de lo maravilloso que menos sorpresa causan para un receptor extratextual, es proba-
blemente la más subversiva de las formas de lo maravilloso, ya que auténtica y mate-
rialmente combina elementos de los dos mundos textualmente existentes con el fin de
modificar uno de ellos, el de la realidad codificada como realista en el texto.

El problema de las diferencias entre lo fantástico y lo milagroso ha sido tocado, de soslayo, por Vax
quien, al hablar de las supersiticiones populares, dice de las narraciones que presentan milagros: "il ne
s'agit pas de contes fantastiques, parce que les auteurs de ees récits les donnaicnt pour vcritables" (9).
Algo similar ocurre en Susana Reisz de Rivarola cuando al hablar de "La • leyenda'cristiana" opina que
"no se las puede considerarficciones"(170) por su carácter ejemplar y debido a que los sucesos sobrena-
turales que ocurren en ellas se explican alegando la voluntad divina que no se somete a causas conocidas.
Esto produciría una narración de un hecho fáctico. Ahora bien, en realidad con lo milagroso estamos en
presencia de hechos que, si se consideran fácticos, son excepcionales y admirables, y admiten un doble
código de leyes naturales (las conocidas y las desconocidas): presentar como fáctico un hecho que sobre-
pasa las expectativas creadas por el manejo de un único código de leyes naturales, es una de las caracterís-
ticas de lo milagroso, que efectivamente, no es igual que lo fantástico. La presencia de la "verdad" o la
"ejemplicidad" crea universos narrativos diferentes que no se relacionan directamente con lo verosímil
genérico de los cuentos fantásticos, sino que presentan un mundo similar al de lo exótico, donde las leyes
de la naturaleza son otras a las que conocemos y el hecho sobrenatural sólo despierta desconfianza cuan-
do se traslada de ámbito.
Las fronteras de... Ana María Morales 57

La creencia —dentro de ese mundo textual codificado como realista— en habilida-


des y facultades sobrenaturales hace que lo mágico y lo real se superpongan; son esfe-
ras que interaccionan, y de esa manera las leyes de una de ellas sirven para ambas. Una
diferencia importante entre lo mágico y lo feérico es que dentro del terreno de lo mági-
co existe conciencia de la posibilidad de que un mundo instalado en un plano diferente
pueda influir y modificar el comportamiento del otro. Hablar de propiedades sobrena-
turales no implica regresar al mundo de lo feérico, en el que estas facultades son no
sólo intrínsecas a la naturaleza del ser que las posee y no requieren ser justificadas por
un conocimiento o una prueba concreta, sino que implican, por contraste, que la magia
es un arte susceptible de ser adquirido y cuyas manifestaciones, tal vez por ello, gene-
ralmente conservan un carácter de "naturales". Aparentemente a lo mágico le es facti-
ble transformar la realidad, porque, desde su perspectiva, ésta responde a sus mismas
leyes, sólo que con relaciones más profundas que evidentes y causas ocultas para la
mayoría. Mientras que lo feérico no olvida las fronteras de los dos mundos, lo mágico
aspira a la naturalidad de ser explicable con leyes que pudieran aplicarse a la realidad
cotidiana. Por otra parte, en lo mágico se difumina al máximo la frontera entre el senti-
do recto del lenguaje y el figurado. Así, lo que en el principio de la narración aparece
como imaginario invade lo real y comienza a amenazar un mundo que se había presen-
tado como sólido.
Ahora bien, al mismo tiempo que las manifestaciones de lo mágico se entregan con
una naturalidad por demás inquietante a lo cotidiano, estas acciones, seres u objetos
son considerados un peligro, no para la coherencia de la realidad, sino para el estado
presente de la misma. Lo mágico siempre ha estado colocado en unzyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSR
status de "naturali-
dad" (de existencia) diferente del de lo meramente sobrenatural. Fue para intentar ex-
plicar sus manifestaciones que algunos teólogos acuñaron un término nuevo: lo
preternatural, usado para describir hechos que escapaban a lo natural pero que no al-
canzaban a ser considerados sobrenaturales. Poderes o fuerzas que pertenecían a un
hombre tan primitivo que escapaban a toda comprensión humana, o facultades y leyes
originales cuyos sentidos se habían vuelto ajenos para la conciencia. Dentro de este
concepto, que se encabalga entre dos ideas de existencia y que parece darnos una solu-
ción tangencial, es donde encontramos las expresiones de lo mágico y donde se puede
ubicar la más problemática frontera de lo fantástico, ya que con la presencia de lo má-
gico se deja abierta la puerta para la inquietud que pude nacer de la más absoluta y per-
fecta cotidianidad. Pues lo mágico está relacionado también con lo Unheimliche, la
58 zyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBASignos Literarios y Lingüísticos

inquietante extrañeza, que popularizó Freud, " (que tanto perturba) y con las caracte-
rísticas más oscuras de lo numinoso de Otto, que provoca un sentimiento de pavor
inexplicable "'de naturaleza peculiarísima, que guarda cierta semejanza con el temor.
gracias a lo cual puede ser aludido por él, pero que, en realidad, es muy distinto del
aterrorizarse" (26). La diferencia entre este terror sobrenatural y el terror natural es
cualitativa, ya que depende de la carga de misterio que el primero evoca y que sobre-
pasa la capacidad de reacción del hombre que debe ser, ante todo, de comprensión del
fenómeno.
Igualmente es necesario señalar que una gran parte de los sucesos sobrenaturales o
preternaturales que se presentan como posibles dentro del texto y se relacionan con lo
mágico se cobijan bajo una noción de mal. un atmósfera ominosa de maldad o de fuer-
zas incomprensibles para el ser humano. Y por ello son manifestaciones que están pre-
sentes en buena parte de la literatura de terror.
Rafael Llopis responde a la pregunta de qué es un cuento de terror de la manera más
directa, de hecho, tautológica: ''evidentemente es aquel que va encaminado a producir
terror" (9). Pero al intentar deslindar sus márgenes específicos entra en contradicción
con otros dominios. Para él, cuento de terror no es igual que el de ciencia ficción, ni
que policiaco, porque en estos últimos aparecen personajes y situaciones que se ape-
gan a las leyes naturales que conocemos o que presuponemos que conocemos en un
futuro. De esta manera,

lo que caracteriza al verdadero cuento de miedo es la aparición de un elemento sobrenatural


e inexplicable, totalmente irreductible al universo conocido, que rompe los esquemas con-
ceptuales vigentes e insinúa la existencia de leyes y dimensiones que no podemos ni intentar
comprender, so pena de sufrir graves cortocircuitos cerebrales (9).

Visto así, pareciera evidente que se trata de una de las fronteras más transparentes
de la literatura fantástica, ya que si ambas funcionan poniendo en contacto dos códigos
de realidad y presuponiendo la primacía de las leyes naturales, lo hacen de manera
que, en una de ellas (la de terror), la solución se debería decantar hacia la explicación
sobrenatural, irracional o imposible de ser aceptada dentro del código de normalidad
esbozado por el texto. Sin embargo, literatura fantástica y "cuentos de miedo" parecen

El artículo de Freud fue traducido al francés como "1/inquietante étrangeté", que me parece refleja me-
jor que "lo siniestro" (una de las formas como se ha traducido al español) la idea que Freud trataba de ex-
presar. De hecho, el mismo autor dedica buena parte de su trabajo al problema sobre la significación
auténtica del término Unheimtiche.
Las fronteras de... Ana María Morales 59

estar inseparablemente unidos. Bioy Casares inicia el prólogo de lazyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUT


célebre Antología
de la literatura fantástica, que preparó junto con Borges y Silvina Ocampo, diciendo:
"viejas como el miedo, las ficciones fantásticas son anteriores a las letras1' (5). En rea-
lidad, como una manera de subrayar qué tan entrelazadas han estado estas formas de
literatura, cabe señalar que prácticamente toda historia seria de la literatura fantástica
inicia por la novela gótica (primera de las formas modernas de la literatura de terror).
Las similitudes son muchas. Para que el terror exista no es necesaria la creencia, de
hecho, a menor familiaridad con la numinosidad. a mayor racionalismo, más efecto te-
rrorífico tiene la intromisión del elemento sobrenatural o anormal en la realidad coti-
diana del texto. El distanciamiento de la incredulidad, el artificio en la creación de una
emoción como parte de la experiencia estética de disfrutar el estremecimiento del mie-
do, es el mismo que se requiere para que el fenómeno fantástico produzca inquietud.
En un mundo en el que lo sobrenatural es parte de lo cotidiano, lo fantástico no puede
aparecer. Las leyendas de fantasmas, los cuentos de aparecidos no son fantásticos.
Pero sí para Maurice Levy:

...le fantastique modeme implique bien, comme le laissent entendre les augueres, cette rup-
lure qui s'installe entre la foi et la fable, cet écart qui se creuse entre les superstitions, le fol-
klore et un certain type d'ecriture qui se les approprie pour en jouer sans y adhérer, alors le
Gothique fut bien la premiére manifestation, á la fois inquietante et étrange, d'une littérature
nouvelle, récupératrice de croyances perdues (42).

La operación real por la que aparece lo fantástico todavía no se había completado.


Sin duda alguna el temor es inquietante y atenta contra nuestra razón, y los elementos
negativos que obligadamente usa la literatura de terror resultan más amenazantes que
las creaciones más amables de los milagros o las utopías científicas, por más que pre-
tendamos otorgarles a todas el mismo status de realidad o de credibilidad. Como dice
Vax, más allá de nuestras creencias, "sentimos claramente [...] que Satán es más fan-
tástico que María [la Virgen]" (Las obras maestras 24). Sin embargo, pienso que no
toda la literatura fantástica produce meramente miedo; lo que la literatura fantástica
busca es desazón, inquietud, extrañeza. La literatura fantástica debe ser más sutil que
la literatura de terror para evocar lo sobrenatural. En el momento en que se acepta
como posible lo que no debería suceder ya no queda sino aceptarlo. En el relato fantás-
tico, lo anómalo es más inquietante que lo que evidentemente sobrepasa la compren-
sión. De alguna manera en el cuento de terror, las leyes de la realidad son una ilusión
que encubre el verdadero funcionamiento de un mundo en el que fuerzas ocultas y des-
60zyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA Signos Litéranos y Lingüísticos

conocidas tienen la palabra; en el cuento fantástico, las leyes de la realidad sí son ope-
rativas dentro del texto. De ahí que sea, tras los pactos de lectura, más inquietante que
el cuento de miedo.
Para terminar, no dejo de reconocer que, tras las que mencioné, hace falta mucho
trabajo para ubicar otras fronteras y otras diferencias. También sé que la labor de aco-
tar suele ser ingrata y, aunque creo que todos sabemos que las fronteras de lo fantástico
son múltiples y permeables, pienso que en la medida en que podamos identificar me-
canismos de funcionamiento compartidos o excluyentes estamos avanzando en la ta-
rea de delimitar lo que en verdad es fantástico de aquello que, como en cajón de sastre,
se ubica dentro de este campo específico sólo por falta de un mejor lugar donde colo-
carlo. zyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA

Obras citadas

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