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UNIVERSIDAD DE VALPARAISO

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES


ESCUELA DE DERECHO
DERECHO COMERCIAL. ACTOS MERCANTILES Y ORGANIZACIÓN JURÍDICA DE LA EMPRESA

APUNTE N° 9: DERECHO CONCURSAL

Generalidades
Tradicionalmente se ha entendido que hablar de quiebra supone que una persona natural o
jurídica ha entrado en el incumplimiento de sus obligaciones. Algunas veces este
incumplimiento tiene por causa un estado de crisis patrimonial, cuando el deudor cae en
insolvencia, aunque no siempre es así pues el incumplimiento puede ser voluntario.
Así, el incumplimiento de las obligaciones, de acuerdo a nuestro Derecho, determina una
reacción patrimonial del acreedor, pues una obligación relaciona dos patrimonios.

A la quiebra también se le denomina concurso o bancarrota. Es una institución jurídica que


surgió en el Derecho como una manera de dar una justa solución a la situación que se
produce cuando una persona no está en condiciones de pagar sus deudas. Esta situación se
denomina cesación de pagos, que es aquella en que se encuentra una persona cuando no
puede dar cumplimiento a sus obligaciones y puede deberse a un estado de verdadera
insolvencia del deudor; o a un déficit temporal de caja.

El profesor Álvaro Puelma define la quiebra como “el estado excepcional en el orden
jurídico de una persona, producido por la falta o imposibilidad de dar cumplimiento
igualitario de todas sus obligaciones, declarado judicialmente”. La institución de la quiebra
pretende armonizar todos los intereses en juego: los intereses del deudor, de los acreedores,
de los terceros vinculados al deudor y de toda la comunidad.

Frente a esta situación (cesación de pagos) parecía razonable que la ley estableciera otros
instrumentos más idóneos que la declaración de quiebra para dar solución a esta situación
temporal. Es así como en este caso surgió la figura de los convenios concursales, que eran
procedimientos alternativos a la quiebra.

Hoy en día, y específicamente a partir de la dictación de la Ley 20.720, se ha dejado de


hablar de quiebras y convenios, para referirse a Procedimientos Concursales de Liquidación
y Procedimientos Concursales de Reorganización, respectivamente, como se analizará más
adelante. Al mismo tiempo, ya no se habla del fallido, sino que del deudor; y no se habla de
síndico, sino que de Veedor (en el caso de la Reorganización) y de Liquidador (en el caso
de la Liquidación).

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La quiebra en nuestra legislación.


La quiebra como institución concursal, nació como una institución propia aplicable al
comerciante, es por ello que es recogida por el Derecho Comercial, especialmente en el
Código de Comercio de 1865.
La quiebra, inicialmente, se reguló en el Libro IV del CdC. Era una institución propia del
comerciante y se le nombraba un síndico privado, así, el deudor civil se regía por el derecho
común y solamente se podía demandarlo ejecutivamente.
Posteriormente, la normativa concursal sufrió dos grandes modificaciones, a saber en 1929
y en 1982. Ambas en períodos de crisis económica, por tanto, enfocadas en establecer un
régimen ventajoso en términos de liquidación, antes que orientarse a establecer mecanismos
destinados a salvar empresas con problemas.
En el año 1929 se dictó la Ley 4.558, que derogó el Libro IV del CdC, regulando la quiebra
como ley especial. Esta ley hizo aplicable la quiebra a toda clase de deudores y, además,
creó la Sindicatura Nacional de Quiebras, servicio público llamado a administrar los bienes
de todo deudor que era declarado en quiebra.
En el año 1982 se dicta la Ley 18.175 que derogó la Ley 4.558, que se conoció como la
“Ley de Quiebras”. Las dos reformas más relevantes que introdujo esta ley fueron, por un
lado, distinguir entre dos clases de deudores: el deudor que ejerce una actividad comercial,
industrial, agrícola y minera y el deudor que no la ejerce, y, por otro, volver al sistema
primitivo de administración de las quiebras, que pasa nuevamente a ser una administración
privada en manos de un síndico, poniéndose término a la Sindicatura Nacional de Quiebras.
La “Ley de Quiebras” de 1982 sufrió numerosas modificaciones. En el año 2005 fue objeto
de tres reformas sustanciales:
- En materia de transparencia en la función de los síndicos.
- En materia de convenios que puede celebrar el deudor con sus acreedores.
- Incorporación al Libro IV del CdC.
Las leyes N° 20.004, 20.080 y 20.07 fueron las que introdujeron las referidas reformas.
Finalmente, el 9 de Enero de 2014 se publicó la Ley 20.720 que sustituye el Régimen
Concursal vigente por una Ley de Reorganización y Liquidación de Empresas y Personas,
la cual entra en vigencia nueve meses después de su publicación, es decir, el 9 de Octubre
de 2014.

Deficiencias de la normativa concursal antes de la Ley 20.720.


En el año 2007 nuestro país pasó a formar parte de la Organización para la Cooperación y
el Desarrollo Económico (OCDE), lo cual, además de presentar mayores posibilidades de
crecimiento, ha exigido la revisión y reforma de diversos aspectos normativos.

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En este orden de ideas, en el Mensaje del Presidente de la República al Senado al presentar


el proyecto de la Ley de Reorganización y Liquidación de Empresas y Personas, se hace
referencia al Informe Doing Bussines 2012 publicado por el Banco Mundial, que ubica a
Chile en el lugar número 39 del ranking de “facilidad para hacer negocios”. Sin embargo,
lo sitúa en el puesto número 110 en materia de “tratamiento de las situaciones de
insolvencia”.
Según cifras del Ministerio de Economía, la mitad de los emprendedores de Chile son re
emprendedores: el 52% de ellos ha realizado un negocio con anterioridad atravesando por
un proceso de quiebra, del cual el 26% tuvo que cerrar alguno de esos negocios por
problemas económicos. De ese universo, el 64% no formalizó su término de actividades en
el SII.
Entre las razones que explican por qué Chile se ubicó en el puesto número 110 en el
indicador de “tratamiento de las situaciones de insolvencia” del Informe Doing Bussines
del año 2012, encontramos las siguientes:

1. Larga duración de los procedimientos concursales.


Un procedimiento de quiebra en Chile demora en promedio 4.5 años. Procedimiento,
entonces, bastante lento en comparación al promedio de la OCDE (1.7 años).

2. Baja tasa de recuperación en procedimientos de quiebra.


La tasa de recuperación promedio en los procedimientos de quiebra en nuestro país es de
alrededor del 25.5% de los créditos. Tasa muy baja en comparación tanto a la tasa media de
recuperación de los estándares de la OCDE (68.2%), como al promedio de otros países
(Estados Unidos: 81.5%; Colombia: 82.2%)

3. Altos costos del procedimiento de quiebra.


En nuestro país el monto de los costos y gastos asociados al procedimiento de quiebras
corresponde al 15% del valor de los activos enajenados. En cambio, el promedio en los
países de la OCDE fluctúa entre el 1% y el 7%. Por ejemplo, según cifras de la
Superintendencia de Quiebras, simplemente publicar todos los avisos necesarios en el
Diario Oficial de Chile puede costar hasta $500.000, gasto muy difícil de cubrir,
especialmente en situaciones de insolvencia.

4. Inexistencia de una justicia especializada.


El conocimiento de los asuntos de quiebra se entrega a los juzgados ordinarios civiles, los
cuales no siempre dominan la normativa concursal, generando asimetrías.

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5. El sistema se centra principalmente en la liquidación.


El enfoque está puesto en la liquidación de los bienes, y no en la reorganización efectiva de
los activos y pasivos de un deudor que cae en situación de insolvencia. Así, se considera a
la reorganización como un procedimiento de segunda categoría, que no otorga suficientes
herramientas al deudor para mantener y salvar su empresa. Si bien existe la figura de los
“convenios” (acuerdos entre el deudor y sus acreedores para evitar la quiebra o concluirla),
estos procedimientos son complejos e importan una serie de desventajas.

6. Desventajas desde el punto el punto de vista laboral.


No está concebida la quiebra como causal de término de la relación laboral, y los fueros
laborales no están regulados en su caso. Además, no existe uniformidad de criterios en
topes (tiempo y monto) para pago de indemnizaciones con preferencia, y los finiquitos no
se pueden otorgar si las cotizaciones previsionales no están al día. Todo esto genera
incertidumbre en los trabajadores y dificultades para su reinserción laboral.

7. La ley contribuye a estigmatizar a quienes caen en quiebra.


Quien se ve involucrado en un procedimiento de quiebra normalmente debe cargar con una
especie de “estigma”. Para evitar aquello, por ejemplo, se reemplaza el término “fallido”
por el de “deudor”. Actualmente vivimos en una sociedad intolerante al fracaso, que
estigmatiza tremendamente a quien falla. Es necesario tender a mirar la liquidación como
una vía para el re-emprendimiento y como una oportunidad de cerrar una etapa para
comenzar un nuevo proyecto con más experiencia. La cultura de comenzar de nuevo sin
sanciones ni estigmas es lo que hace que los estadounidenses –líderes en materia de
normativa concursal- estén dispuestos a correr riegos en los negocios.

8. El derecho de defensa del deudor está restringido y regulado de manera insuficiente.


Actualmente, en caso de quiebra a un deudor éste sólo tiene una audiencia informativa y su
opción de defenderse u oponerse a la quiebra es posterior al pronunciamiento de la
sentencia, a través de un recurso especial. Según los autores y precursores de la ley, esto es
cuestionable desde la perspectiva del debido proceso e incluso desde el sentido común
general, pues no vale la pena defenderse de una calificación que ya ha tenido lugar y donde
ya se ha emitido una sentencia.

9. Desventajas desde el punto de vista penal.


El sistema concursal establece ciertas presunciones de conductas delictivas, lo cual
claramente contraviene los principios de legalidad y tipicidad establecidos en la
Constitución Política de la República.

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10. El órgano del Estado encargado de tutelar por un apropiado tratamiento de las
situaciones de insolvencia, a saber, la Superintendencia de Quiebras, cuenta con poderes
demasiado restringidos para investigar situaciones de quiebra, prevenir malas prácticas y
apoyar a deudores y acreedores en situaciones de insolvencia.

11. Finalmente, el sistema concursal no contempla un régimen especial para que las
personas naturales enfrenten situaciones de insolvencia, de manera que tanto las empresas
como los individuos son, en términos generales, tratados de la misma manera.

Ley 20.720 que sustituye el Régimen Concursal vigente por una Ley de
Reorganización y Liquidación de Empresas y Personas.
Como se vio anteriormente, varias son las deficiencias que tanto los empresarios como los
abogados y académicos han denunciado respecto de la normativa de quiebra vigente en
nuestro país desde el año 1982.
Así las cosas, en el mes de mayo del año 2012 se ingresó al Congreso Nacional el Proyecto
de Ley de Reorganización y Liquidación de Empresas y Personas, el cual fue publicado
como Ley en el Diario Oficial el 9 de Enero de 2014, para entrar en vigencia nueve meses
después, es decir, el 9 de Octubre de 2014.
En términos generales, esta nueva ley pone énfasis en la reorganización por sobre la
liquidación, lo que permitirá conservar una empresa como unidad productiva y generadora
de empleo. En efecto, los procesos de reorganización están centrados en crear las
condiciones e incentivos para alcanzar acuerdos viables en un plazo razonable, y los
procesos de liquidación se caracterizan por la rapidez de los mismos.
Al mismo tiempo, también se pone énfasis en el fortalecimiento y modernización de los
convenios, de manera tal que permitan sostener las empresas que aún son viables, mediante
la reorganización de sus activos y pasivos. Todo esto permite a las empresas, independiente
del patrimonio con que quiebran o su tiempo de funcionamiento, mantener su viabilidad y
lograr la mayor recuperación de los activos.
Con la nueva normativa concursal se incluye, como ya se adelantó previamente, un cambio
cultural que apunta a mitigar el estigma social asociado a la quiebra, que castiga de por vida
al emprendedor y debilita su espíritu. De hecho, ya no se hablará más de quiebras, sino que
de reorganizaciones o liquidaciones, con el objetivo de quitarle el tono de descrédito o
fracaso al término.
Es importante además mencionar la creación de la Superintendencia de Insolvencia y
Reemprendimiento (SIR), que reemplaza a la Superintendencia de Quiebras y que cambia
su dependencia del ministerio de Justicia al ministerio de Economía.

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En suma, se puede afirmar que la Ley 20.720 sobre Reorganización y Liquidación de


Empresas y Personas representa una modernización de nuestro derecho concursal,
posicionando nuestro sistema como uno de los más modernos dentro del tratamiento de las
situaciones de insolvencia.

Estructura de la Ley 20.720


La Ley sobre Reorganización y Liquidación de Empresas y Personas se divide en nueve
Capítulos, a saber:
Capítulo I: Disposiciones Generales.
Trata sobre aspectos centrales que son abordados en diversas partes de la Ley, cuyo
tratamiento inicial facilita la comprensión normativa, entre ellos, el ámbito de aplicación,
definiciones, competencia, etc.
Capítulo II: Del Veedor y del Liquidador.
Contiene disposiciones orgánicas y regulatorias relativas a estos dos nuevos sujetos
partícipes en los procedimientos concursales.
Capítulo III: Del Procedimiento Concursal de Organización.
Regula este nuevo procedimiento concursal cuyo objetivo principal es hacer prevalecer el
régimen de salvataje institucional por sobre el antiguo esquema liquidatario predominante,
pasando así desde la extinción empresarial a la reorganización eficiente.
Capítulo IV: Del Procedimiento Concursal de Liquidación.
Establece el nuevo procedimiento destinado a la realización de bienes del deudor, sea a
consecuencia de su propia solicitud (Liquidación Voluntaria), de una demanda judicial
iniciada por su acreedor o acreedores (Liquidación Forzosa), o como resultado de un
escenario de reorganización no exitoso.
Capítulo V: De los Procedimientos Concursales de la Persona Deudora.
Crea un procedimiento especial que permite la renegociación de las obligaciones de la
persona natural deudora con sus acreedores, actuando la Superintendencia como un
facilitador y entregando las herramientas que permitan llegar a un acuerdo. Asimismo, se
regula un procedimiento de liquidación de los bienes de la persona deudora como
alternativa de pago de las obligaciones pendientes, liquidación que puede ser voluntaria o
forzosa.
Capítulo VI: De las Acciones Revocatorias Concursales.
Reglamenta este tipo de acciones especiales, las cuales pueden ser impetradas una vez
iniciado un procedimiento concursal. La titularidad de ellas le corresponde exclusivamente
a los acreedores, al veedor o al liquidador. Se establecen supuestos de revocabilidad
objetiva para aquellos actos en que el perjuicio se presume y supuestos de revocabilidad
subjetiva, en los cuales el perjuicio y la mala fe deben probarse.

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Capítulo VII: Del Arbitraje Concursal.


Se contienen reglas aplicables al arbitraje concursal, el cual podrá ser aplicable tanto a los
procedimientos concursales de reorganización como de liquidación.
Capítulo VIII: De la Insolvencia Transfronteriza.
Incorpora la Ley Modelo de Insolvencia Transfronteriza de la Comisión de las Naciones
Unidas para el Derecho Mercantil Internacional (UNCITRAL), la que tiene por objeto
establecer mecanismos eficaces para la resolución de los casos de insolvencia
transnacionales, en base a la cooperación entre los Estados, en busca de resolver bajo un
procedimiento la insolvencia de las empresas multinacionales, entregando mayor seguridad
jurídica para el comercio y las inversiones.
Capítulo IX: De la Superintendencia de Insolvencia y Reemprendimiento.
Contiene las disposiciones que reglan a este nuevo órgano, que reemplaza a la antigua
Superintendencia de Quiebras.
Capítulo X: Modificaciones a Leyes Especiales.
Se establecen normas que modifican leyes especiales, de modo que la nueva Ley tenga
plena coherencia y concordancia con otros cuerpos normativos.
Además se establecen Disposiciones Transitorias.
Se trata de normas transitorias para una adecuada implementación tanto de los nuevos
Procedimientos Concursales, como de la nueva Superintendencia de Insolvencia y
Reemprendimiento.

Ámbito de aplicación de la Ley 20.720.


Se encuentra regulado en el artículo primero, que dispone: “La presente ley establece el
régimen general de los procedimientos concursales destinados a reorganizar y/o liquidar los
pasivos y activos de una empresa deudora, y a repactar los pasivos y/o liquidar los activos
de una persona deudora”.
Lo anterior debemos entenderlo sin perjuicio de lo establecido en el artículo primero de las
Disposiciones Transitorias, disposición que:
a) Por un lado, preceptúa que esta Ley entra en vigencia nueve meses después de su
publicación en el Diario Oficial, salvo las disposiciones contenidas en el Capítulo IX y la
norma del artículo 344, las que se ajustarán a lo dispuesto en el numeral 8 del artículo
tercero transitorio de esta ley. La publicación a que se refiere ocurrió el 9 de Enero de 2014,
y por tanto la entrada en vigencia de la nueva normativa es el 9 de Octubre de 2014; y
b) Por otro lado, establece que las quiebras, convenios y cesiones de bienes en actual
tramitación y aquellas que se inicien antes de la entrada en vigencia de la presente ley se
regirán por las disposiciones contendidas en el Libro IV del Código de Comercio.

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Sujetos intervinientes en los Procedimientos Concursales.


En los Procedimientos Concursales interviene una serie de sujetos. Es importante conocer
quiénes son y cuáles son sus roles dentro de los diversos procedimientos. Estos son:

1. Deudor.
De acuerdo al art. 2° número 12 de la Ley se define al deudor como “toda empresa deudora
o persona deudora, atendido el procedimiento concursal de que se trate y la naturaleza de la
disposición a que se refiera”.
Como es posible apreciar, dentro de este concepto, y en atención a los criterios que allí se
indican, se distinguen dos tipos de deudores: la Empresa Deudora y la Persona Deudora,
siendo pertinente, en consecuencia, analizar a éstas por separado.

a) Empresa Deudora.
Conforme al art. 2° número 13 de la Ley se define a la Empresa Deudora como “toda
persona jurídica privada, con o sin fines de lucro, y toda persona natural contribuyente de
primera categoría o del número 2) del artículo 42 del decreto ley Nº 824, del Ministerio de
Hacienda, de 1974, que aprueba la ley sobre impuesto a la renta”. La primera parte se
refiere, en general, a los que obtienen ingresos de capital, rentas de bienes raíces, negocios
comerciales, de la industria, la minería, etc., y la segunda se refiere, también en general, a
los que desempeñan profesiones liberales o realizan actividades lucrativas por cuenta
propia, no como trabajadores dependientes.

b) Persona Deudora.
De acuerdo al art. 2° número 25 se define a la Persona Deudora como “toda persona natural
no comprendida en la definición de Empresa Deudora”.

2. Veedor.
El Veedor, de conformidad al artículo 2° número 40 de la Ley, se define como “aquella
persona natural sujeta a la fiscalización de la Superintendencia de Insolvencia y
Reemprendimiento, cuya misión principal es propiciar los acuerdos entre el Deudor y sus
acreedores, facilitar la proposición de Acuerdos de Reorganización Judicial y resguardar los
intereses de los acreedores, requiriendo las medidas precautorias y de conservación de los
activos del Deudor, de acuerdo a lo establecido en esta ley”.
Su actividad se encuentra regulada en el Título I del Capítulo II de la Ley, artículo 9 y
siguientes.
El Veedor ejerce una función que en el antiguo sistema concursal correspondía al síndico,
en cuanto éste tenía la función de administrar los bienes del fallido (hoy, deudor), de

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representar los intereses generales de los acreedores en lo concerniente a la quiebra, y de


representar también los intereses del fallido.
Para ser nombrado Veedor, esta persona natural debe integrar la Nómina de Veedores.
Esta es un registro público integrado por las personas naturales nombradas como Veedores
por la Superintendencia de Insolvencia y Reemprendimiento (art. 2° número 21).
La Ley señala los requisitos que debe tener una persona para integrar la Nómina de
Veedores en el art. 13. Entre estos requisitos, se encuentra un examen de conocimientos
que deben rendir en los términos establecidos en el art. 14.
Para su nombramiento por parte de la Superintendencia se estará al procedimiento
establecido en el art. 22.
La Ley también establece la garantía de fiel desempeño que deben mantener (art. 16), las
prohibiciones de quienes no pueden ser veedores (art. 17), y las inhabilidades para ser
nombrados como tales en un procedimiento concursal (art. 21).
Sus deberes están señalados en el art. 25, y su función principal es propiciar los acuerdos
entre el Deudor y sus acreedores, facilitando la proposición y negociación del Acuerdo.
En cuanto a los honorarios del Veedor, esta es una materia regulada en el art. 28,
estableciéndose que los honorarios del veedor serán convenidos entre éste y los tres
principales acreedores del Deudor y serán de cargo de este último.
Finalmente, el Veedor deberá rendir una cuenta final de su gestión en el plazo de treinta
días contado desde la resolución que aprueba el Acuerdo de Reorganización Judicial o
desde la resolución de Liquidación, en su caso (art. 29).

Responsabilidad del Veedor: Tiene responsabilidad civil y penal en el ejercicio de su


función.
Responsabilidad Civil: Alcanza hasta la culpa levísima. Es decir, debe emplear la esmerada
diligencia que un hombre juicioso emplea en sus negocios más importantes.
Esto lo destacamos porque por regla general quien administra bienes ajenos responde de la
culpa leve. Esta responsabilidad se perseguirá en juicio sumario, una vez presentada la
Cuenta Final de Administración (art. 15).
Responsabilidad Penal: La Ley 20.720 introduce modificaciones en el Código Penal,
estableciendo ciertos delitos que pueden ser cometidos por el Veedor. Éstos se establecen
en los artículos 463 quater, 464 y 464 bis del Código Penal. Así, por ejemplo, se sanciona
al veedor que se apropia de los bienes del deudor que deben ser objeto de un procedimiento
concursal de reorganización o liquidación.

3. Liquidador.

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El artículo 2° número 19 de la Ley establece que el Liquidador es “aquella persona natural


sujeta a la fiscalización de la Superintendencia de Insolvencia y Reemprendimiento, cuya
misión principal es realizar el activo del Deudor y propender al pago de los créditos de sus
acreedores, de acuerdo a lo establecido en esta ley”.
Su actividad se encuentra regulada en el Título II del Capítulo II de la Ley, artículo 30 y
siguientes.
Para ser nombrado Liquidador, esta persona natural debe integrar la Nómina de
Liquidadores. Esta es un registro público integrado por las personas naturales nombradas
como Liquidadores por la Superintendencia de Insolvencia y Reemprendimiento (art. 2°
número 22).
A los Liquidadores le será aplicables lo dispuesto en la Ley respecto de los Veedores, en
todo aquello que no esté expresamente regulado en el Título referido a los Liquidadores y,
en todo caso, siempre que no sea contrario a la naturaleza de la función que desempeñan
(art. 31).
La Ley señala los requisitos que debe tener una persona para integrar la Nómina de
Liquidadores en el art. 32. Entre estos requisitos, se encuentra un examen de conocimientos
que deben rendir en los términos establecidos en el art. 14.
Para su nombramiento por parte de la Superintendencia se estará al procedimiento
establecido en el art. 37.
Sus deberes están señalados en el art. 36, y su función principal es realizar el activo del
Deudor y propender al pago de los créditos de sus acreedores, de acuerdo a lo establecido
en la Ley.
En cuanto a los honorarios del Liquidador, esta es una materia regulada en el art. 39 de la
Ley, estableciéndose que sus honorarios se determinarán de conformidad a la tabla
progresiva por tramos que se establece en el art. 40.
Finalmente, el Liquidador deberá rendir una cuenta final de su gestión dentro del plazo de
treinta días siguientes a que se verifique cualquiera de las circunstancias siguientes:
vencimiento de los plazos legales de realización de bienes, agotamiento de los fondos o
pago íntegro de los créditos reconocidos; o cese anticipado de su cargo (art. 50).

Responsabilidad del Liquidador: Tiene responsabilidad civil y penal en el ejercicio de sus


funciones en los mismos términos que el Veedor, por tanto, a ello nos remitimos.

4. Junta de Acreedores.
De acuerdo al artículo 2° número 15 de la Ley, la Junta de Acreedores es un “órgano
concursal constituido por los acreedores de un Deudor sujeto a un Procedimiento
Concursal, de conformidad a esta ley. Se denominarán, según corresponda, Junta

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Constitutiva, Junta Ordinaria o Junta Extraordinaria, o indistintamente ‘Junta de


Acreedores’ o ‘Junta’”.

5. Martillero Concursal.
De conformidad al artículo 2° número 20 de la Ley el Martillero Concursal es “aquel
martillero público que voluntariamente se somete a la fiscalización de la Superintendencia
de Insolvencia y Reemprendimiento, cuya misión principal es realizar los bienes del
Deudor, en conformidad a lo encomendado por la Junta de Acreedores y de acuerdo a lo
establecido en esta ley”.

6. Superintendencia.
Hasta antes de la Ley 20.720 el órgano estatal encargado de velar por el correcto
tratamiento de las situaciones de insolvencia era la Superintendencia de Quiebras. Sin
embargo, ésta contaba, como ya se señaló anteriormente, con poderes muy limitados en
cuanto a la posibilidad de investigar y prevenir malas prácticas en relación con la quiebra;
para apoyar a los deudores y acreedores; y para buscar una solución a la insolvencia de los
deudores.
En la nueva normativa la Superintendencia de Quiebras es reemplazada por la
Superintendencia de Insolvencia y Reemprendimiento, regulada en el Capítulo IX de la
Ley 20.720. Este nuevo órgano es un servicio público descentralizado con personalidad
jurídica y patrimonio propio, es una institución autónoma y que se relacionará con el
Presidente de la República a través del Ministerio de Economía, Fomento y Turismo (antes
la Superintendencia se relacionaba a través del Ministerio de Justicia) Art. 331.
Entre las funciones de la Superintendencia se encuentran las de “supervigilar y fiscalizar las
actuaciones de los Veedores, Liquidadores, Martilleros Concursales, administradores de la
continuación de las actividades económicas del deudor, asesores económicos de insolvencia
y, en general, de toda persona que por ley quede sujeta a su supervigilancia y fiscalización”
(Art. 332). Sus atribuciones y deberes se encuentran establecidos en el art. 337.

Procedimientos Concursales en la Ley 20.720.


En la Ley 20.720 se consideran cuatro tipos de procedimientos concursales:
I. El Procedimiento Concursal de Reorganización de la Empresa Deudora.
II. El Procedimiento Concursal de Liquidación de la Empresa Deudora.
III. El Procedimiento Concursal de Renegociación de la Persona Deudora.
IV. El Procedimiento Concursal de Liquidación de la Persona Deudora.

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Un análisis pormenorizado de estos procedimientos escaparía al propósito de este Apunte,


cual es entregar nociones generales sobre Derecho Concursal, por lo que sólo serán
analizados sus aspectos más importantes.

I. El Procedimiento Concursal de Reorganización de la Empresa Deudora.


Este procedimiento se encuentra regulado en el Capítulo III de la Ley (art. 54 y siguientes).
Responde al tratamiento sistémico de los denominados “convenios”. Su propósito es hacer
prevalecer el régimen de salvataje institucional por sobre el esquema liquidatorio de la
antigua normativa, cambiando el eje desde la extinción empresarial a la reorganización
eficiente. Sus aspectos centrales son los siguientes:

1. Ámbito de aplicación:
Conforme a lo establecido en el art. 54, este procedimiento será aplicable sólo a la Empresa
Deudora (que para efectos del Capítulo III se denomina indistintamente Empresa Deudora o
Deudor). Recordemos que la Empresa Deudora es “toda persona jurídica privada, con o sin
fines de lucro, y toda persona natural contribuyente de primera categoría o del número 2)
del artículo 42 del decreto ley Nº 824, del Ministerio de Hacienda, de 1974, que aprueba la
ley sobre impuesto a la renta” (art. 2° número 13).

2. Objetivo del procedimiento:


El procedimiento tiene por finalidad brindar la posibilidad a una empresa que enfrenta una
situación de insolvencia de llamar a sus acreedores y plantearles un plan para atender a sus
demandas, evitando la liquidación y permitiendo a la empresa continuar con sus actividades
y, si es posible, salvarse.

3. Órgano ante quien se tramita:


La empresa deudora debe presentar una solicitud ante el tribunal correspondiente a su
domicilio (art. 54 inc. 2°).

4. Requisitos para que el Deudor presente su solicitud:


El deudor debe completar una solicitud que se proporciona por la Superintendencia y
presentarla en el tribunal correspondiente, junto con los documentos y la información
pertinente relacionada con la composición de su patrimonio, el nombre de sus acreedores y
el monto de sus créditos.
Un modelo de dicha solicitud se regulará por la Superintendencia mediante una norma de
carácter general, que estará disponible en sus dependencias, en su sitio web y en las

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dependencias de los tribunales con competencia en Procedimientos Concursales de


conformidad a lo establecido en el artículo 3º (art. 54 inc. 3°).

5. Efectos de la solicitud:
Luego de que el tribunal recibe la solicitud, y declarando que ésta cumple con los requisitos
de procedimiento, dicta una resolución que declara la apertura del procedimiento, la cual,
entre otras cosas, y de acuerdo al art. 57, establece:
a) Que durante el plazo de 30 días contado desde la notificación de esta resolución, el
Deudor gozará de una Protección Financiera Concursal (art. 57 número 1). Este plazo es
prorrogable hasta por 30 días si el Deudor cuenta con el consentimiento de los acreedores
(art. 58). La importancia de esta protección radica en que:
i) Durante la Protección Financiera no podrá declararse ni iniciarse en contra del
Deudor un Procedimiento Concursal de Liquidación, ni podrán iniciarse en su
contra juicios ejecutivos, ejecuciones de cualquier clase o restituciones en juicios de
arrendamiento (art. 57, número 1, letra a).
ii) Se suspenderá la tramitación de los procedimientos señalados en el art. 57,
número 1, letra a) y también se suspenderán los plazos de prescripción extintiva (art.
57, número 1, letra b).
iii) Todos los contratos suscritos por el Deudor mantendrán su vigencia y
condiciones de pago. En consecuencia, no podrán terminarse anticipadamente en
forma unilateral, exigirse anticipadamente su cumplimiento o hacerse efectivas las
garantías contratadas, invocando como causal el inicio de un Procedimiento
Concursal de Reorganización (art. 57, número 1, letra c).
iv) Si el Deudor formare parte de algún registro público como contratista o
prestador de cualquier servicio, y siempre que se encuentre al día en sus
obligaciones contractuales con el respectivo mandante, no podrá ser eliminado ni se
le privará de participar en procesos de licitación fundado en el inicio de un
Procedimiento Concursal de Reorganización (art. 57, número 1, letra d).
b) Que durante la Protección Financiera Concursal se aplicarán al Deudor las siguientes
medidas cautelares y de protección (art. 57, número 2):
i) Quedará sujeto a la intervención del Veedor titular designado en la misma
resolución, el que tendrá los deberes contenidos en el artículo 25 (art. 57, número 2,
letra a);
ii) No podrá gravar o enajenar sus bienes, salvo aquellos cuya enajenación o venta
sea propia de su giro o que resulten estrictamente necesarios para el normal
desenvolvimiento de su actividad; y respecto de los demás bienes o activos, se
estará a lo previsto en el artículo 74 (art. 57, número 2, letra b);

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iii) Tratándose de personas jurídicas, éstas no podrán modificar sus pactos, estatutos
sociales o régimen de poderes (art. 57, número 2, letra c).
c) La fecha en que expirará la Protección Financiera Concursal (art. 57, número3).
d) La orden al Deudor para que éste acompañe al tribunal competente su propuesta de
Acuerdo de Reorganización Judicial (art. 57, número 4).
Dicha propuesta debe ser acompañada a lo menos diez días antes de la fecha fijada para la
Junta de Acreedores. Si el Deudor no cumple con esta orden, el Veedor certificara esta
circunstancia y el tribunal competente dictará la Resolución de Liquidación, sin más
trámite.
El objeto de la referida propuesta es versar sobre cualquier objeto tendiente a reestructurar
los pasivos y activos de una Empresa Deudora (art. 60).
e) La fecha, lugar y hora en que deberá efectuarse la Junta de Acreedores llamada a conocer
y pronunciarse sobre la propuesta de Acuerdo de Reorganización Judicial que presente el
Deudor (art. 57, número 5).
f) La orden al Veedor para que acompañe al tribunal competente y publique en el Boletín
Concursal su Informe sobre la propuesta de Acuerdo de Reorganización Judicial (art. 57,
número 8).
En este Informe el Veedor entregará su opinión fundada respecto de las posibilidades de
éxito del acuerdo.

6. Aprobación y efectos de la propuesta de Acuerdo de Reorganización Judicial:


De acuerdo al art. 61, la propuesta de Acuerdo podrá incluir diferentes tipos de acuerdo
para diferentes tipos de acreedores (garantizados y no garantizados).
Según dispone el art. 79, cada una de las clases o categorías de propuesta de Acuerdo que
establece el art. 61 será analizada, deliberada y acordada en forma separada en la misma
junta, pudiendo proponerse modificaciones.
La propuesta se entenderá acordada cuando cuente con el consentimiento del Deudor y el
voto conforme de los dos tercios o más de los acreedores presentes, que representen al
menos dos tercios del total del pasivo con derecho a voto correspondiente a su respectiva
clase o categoría (art. 79).
En cuanto a los efectos del Acuerdo, el art. 91 preceptúa que éste, debidamente aprobado,
obliga al Deudor y a todos los acreedores de cada clase o categoría, hayan o no concurrido
a la Junta que lo acuerde.

7. Acuerdo de Reorganización Extrajudicial o Simplificado:


Sin perjuicio de lo señalado anteriormente a propósito del Acuerdo de Reorganización
Judicial, toda Empresa Deudora podrá celebrar un Acuerdo de Reorganización

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Extrajudicial o Simplificado con sus acreedores y someterlo a aprobación judicial,


conforme a lo establecido en el Título 3 del Capítulo III (art. 102).
El tribunal competente para aprobar el Acuerdo Simplificado será aquel que hubiere sido
competente para conocer de un Procedimiento Concursal de Reorganización del Deudor, es
decir, el tribunal correspondiente al domicilio del Deudor (art. 103 en relación al art. 54).
El Acuerdo Simplificado deberá ser otorgado ante un ministro de fe o ante un ministro de fe
de la Superintendencia (art. 104), y podrá versar sobre cualquier objeto tendiente a
reestructurar los activos y pasivos del Deudor (art 105). Los requisitos del mismo se
establecen en el art. 107.

II. El Procedimiento Concursal de Liquidación de la Empresa Deudora.


Este procedimiento se encuentra regulado en el Capítulo IV de la Ley (art. 115 y
siguientes).
Obedece al tratamiento legal del procedimiento destinado a la realización de los bienes del
deudor, sea a consecuencia de su propia solicitud, de una demanda judicial iniciada por su
acreedor o acreedores o como resultado de un escenario de reorganización no exitoso. Sus
aspectos centrales son los siguientes:

1. Ámbito de aplicación:
Al igual que el procedimiento anterior, es aplicable sólo a la Empresa Deudora, por tanto, a
su concepto nos remitimos.

2. Objetivo del procedimiento:


Tiene por finalidad la liquidación de los bienes del deudor de la forma más eficiente y
menos costosa posible. Cuando el Deudor entra en una situación de liquidación, ya no se
considera conveniente hacer gestiones para rescatar la empresa, de modo que debe
producirse la realización de sus activos, sin que para ello sea necesario contar con el
consentimiento del deudor.

3. Formar de iniciar el procedimiento y clases:


En algunas situaciones el tribunal que conoce de un Procedimiento Concursal de
Reorganización debe declararlo terminado y ordenar la apertura del Procedimiento
Concursal de Liquidación. A esta hipótesis se refiere el art. 100, cuando establece que una
vez firme y ejecutoriada la resolución que declare la nulidad o el incumplimiento del
Acuerdo -de Reorganización-, el mismo tribunal dictará la Resolución de Liquidación de la
Empresa Deudora, de oficio y sin más trámite.

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Sin perjuicio de lo anterior, el Procedimiento Concursal de Liquidación puede ser iniciado


tanto en virtud de una solicitud presentada por el deudor, como de una petición formulada
por un acreedor.
Cuando se trata de una solicitud presentada por el Deudor, se habla de Liquidación
Voluntaria, en cambio, cuando se trata de un procedimiento concursal que se inicia a
instancias de un acreedor, se habla de Liquidación Forzosa.

A) Liquidación Voluntaria.
Se encuentra regulada en el Capítulo IV, Título 1, Párrafo 1, art. 115 y siguientes de la Ley.
El ámbito de aplicación y los requisitos se establecen en el art. 115. Así, la Empresa
Deudora podrá solicitar ante el juzgado de letras competente su Liquidación Voluntaria,
acompañando diversos antecedentes que dan cuenta de su situación patrimonial, entre ellos
se encuentra la lista de sus bienes, lugar en que se encuentran y los gravámenes que les
afecta, la relación de sus juicios pendientes, el estado de deudas, etc.
El tribunal revisará la presentación del deudor y, si cumple con los requisitos del art. 115,
procederá dentro de tercero día a la nominación del Liquidador (art. 37) y a dictar la
Resolución de Liquidación (art. 129), aplicándose lo establecido en el Párrafo 4 del Título 1
del Capítulo IV, es decir, de los efectos de la Resolución de Liquidación.

B) Liquidación Forzosa.
Se encuentra regulada en el Capítulo IV, Título 1, Párrafo 1, art. 117 y siguientes de la Ley.
El ámbito de aplicación y causales se establecen en el art. 117. En efecto, en esta
disposición se señala que cualquier acreedor podrá demandar el inicio del Procedimiento
Concursal de Liquidación de una Empresa Deudora en los siguientes casos:
1. Si cesa en el pago de una obligación que conste en título ejecutivo con el acreedor
solicitante.
2. Si existieren en su contra dos o más títulos ejecutivos vencidos, provenientes de
obligaciones diversas, encontrándose iniciadas a lo menos dos ejecuciones, y no hubiere
presentado bienes suficientes para responder a la prestación que adeude y a sus costas,
dentro de los cuatro días siguientes a los respectivos requerimientos.
3. Cuando la Empresa Deudora o sus administradores no sean habidos, y hayan dejado
cerradas sus oficinas o establecimientos sin haber nombrado mandatario con facultades
suficientes para dar cumplimiento a sus obligaciones y contestar nuevas demandas.
En cuanto a los requisitos de la presentación, el art. 118 establece que la demanda se
presentará ante el tribunal competente, señalará la causal invocada y sus hechos
justificativos, y acompañará los antecedentes que allí se señalan.

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Presentada la demanda, el tribunal competente examinará en el plazo de tres días el


cumplimiento de los requisitos del artículo precedente. En caso que los considere
cumplidos, la tendrá por presentada, ordenará publicarla en el Boletín Concursal y citará a
las partes a una audiencia que tendrá lugar al quinto día desde la notificación personal del
Deudor o la realizada conforme al artículo 44 del Código de Procedimiento Civil, aun
cuando no se encuentre en el lugar del juicio. En caso contrario, ordenará al demandante la
corrección pertinente y fijará un plazo de tres días para que los subsane, bajo
apercibimiento de tener por no presentada la demanda (art. 119).

Audiencia.
La Audiencia a que se refiere el párrafo anterior, se desarrollará conforme a las reglas
establecidas en el art. 120, esto es:
1. El tribunal informará al Deudor acerca de la demanda presentada en su contra y de los
efectos de un eventual Procedimiento Concursal de Liquidación.
2. Acto seguido el Deudor podrá proponer por escrito o verbalmente alguna de las
siguientes actuaciones:
a) Consignar fondos suficientes para el pago del crédito demandado y las costas
correspondientes. El tribunal tendrá por efectuada la consignación, ordenará
practicar la liquidación del crédito, la regulación y tasación de las costas y señalará
el plazo en que el Deudor deberá pagarlos, el que se contará desde que esas
actuaciones se encuentren firmes. Si el Deudor no pagare en el plazo fijado, el
tribunal dictará la respectiva Resolución de Liquidación.
b) Allanarse por escrito o verbalmente a la demanda, dictando en este caso el
tribunal la respectiva Resolución de Liquidación.
c) Acogerse expresamente al Procedimiento Concursal de Reorganización
contemplado en el Capítulo III de esta ley.
d) Oponerse a la demanda de Liquidación Forzosa, en cuyo caso se observarán las
disposiciones del Párrafo 3 del Título 1 del Capítulo IV, referidas al Juicio de
Oposición.
3. Si el Deudor no compareciere a esta audiencia, o compareciendo no efectúa alguna de las
actuaciones señaladas en el número 2 anterior, el tribunal dictará la Resolución de
Liquidación y nombrará a los Liquidadores titular y suplente que el acreedor peticionario
hubiere designado en su demanda, ambos en carácter de provisionales, conforme a lo
dispuesto en el número 4 del artículo 118.

Resolución de Liquidación.

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El contenido de la Resolución de Liquidación se encuentra regulado en el art. 129 de la


Ley, disposición que, además de hacer exigible lo establecido en los artículos 169 y 170 del
Código de Procedimiento Civil, dispone que esta resolución debe contener, entre otras, las
siguientes menciones:
a) En caso de ser procedente, las consideraciones de hecho o de derecho que sirven de
fundamento para el rechazo de las excepciones opuestas por el Deudor (art. 129, número 1).
b) La determinación de si el Deudor es una Empresa Deudora, individualizándola (art. 129,
número 2).
c) La designación de un Liquidador titular y de uno suplente, ambos en carácter de
provisionales de acuerdo a lo establecido en el artículo 37 de esta ley, y la orden al
Liquidador para que incaute todos los bienes del Deudor, sus libros y documentos bajo
inventario, y de que se le preste, para este objeto, el auxilio de la fuerza pública, con la
exhibición de la copia autorizada de la Resolución de Liquidación (art. 129, número 3).
d) La orden de acumular al Procedimiento Concursal de Liquidación todos los juicios
pendientes contra el deudor que puedan afectar sus bienes, seguidos ante otros tribunales de
cualquier jurisdicción, salvo las excepciones legales (art. 129, número 5).
e) La advertencia al público que no pague ni entregue mercaderías al Deudor, bajo pena de
nulidad de los pagos y entregas, y la orden a las personas que tengan bienes o documentos
pertenecientes al Deudor para que los pongan, dentro de tercero día, a disposición del
Liquidador (art. 129, número 6).
f) La orden de informar a todos los acreedores residentes en el territorio de la República
que tienen el plazo de treinta días contado desde la fecha de la publicación de la Resolución
de Liquidación, para que se presenten con los documentos justificativos de sus créditos bajo
apercibimiento de ser afectados por los resultados del juicio sin nueva citación (art. 129,
número 7).

Notificación y recursos en contra de la Resolución de Liquidación.


La Resolución de Liquidación se notificará al Deudor, a los acreedores y a terceros por
medio de su publicación en el Boletín Concursal y contra ella procederá únicamente el
recurso de apelación, el que se concederá en el solo efecto devolutivo y gozará de
preferencia para su agregación extraordinaria a la tabla, y para su vista y fallo. Contra el
fallo de segunda instancia no procederá recurso alguno, sea ordinario o extraordinario (art.
129 inciso final).

Efectos de la Resolución de Liquidación.


De los efectos de la Resolución de Liquidación se refiere el Párrafo 4 del Título 1 del
Capítulo IV, esto es, artículos 130 y siguientes. Entre los efectos cabe destacar:

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a) Administración de bienes (art. 130):


i) Quedará inhibido de pleno derecho de la administración de todos sus bienes
presentes, esto es, aquellos sujetos al Procedimiento Concursal de Liquidación y
existentes en su patrimonio a la época de la dictación de esta resolución, excluidos
aquellos que la ley declare inembargables. Su administración pasará de pleno
derecho al Liquidador.
En consecuencia, serán nulos los actos y contratos posteriores que el Deudor ejecute
o celebre en relación a estos bienes (art. 130, número 1).
ii) No perderá el dominio sobre sus bienes, sino sólo la facultad de disposición sobre
ellos y sobre sus frutos (art. 130, número 2).
iii) No podrá comparecer en juicio como demandante ni como demandado, en lo
relativo a los bienes objeto del Procedimiento Concursal de Liquidación, pero podrá
actuar como coadyuvante (art. 130, número 3).
iv) Podrá interponer por sí todas las acciones que se refieran exclusivamente a su
persona y que tengan por objeto derechos inherentes a ella. Tampoco será privado
del ejercicio de sus derechos civiles, ni se le impondrán inhabilidades especiales
sino en los casos expresamente determinados por las leyes (art. 130, número 4).
v) En caso de negligencia del Liquidador, podrá solicitar al tribunal que ordene la
ejecución de las providencias conservativas que fueren pertinentes (art. 130, número
5).
b) Resolución de controversias entre partes (art. 131):
Todas las cuestiones que se susciten entre el Deudor, el Liquidador y cualquier otro
interesado en relación a la administración de los bienes sujetos al Procedimiento Concursal
de Liquidación serán resueltas por el tribunal en audiencias verbales, a solicitud del
interesado y conforme a las reglas que se establecen en esta disposición.
c) Fijación de derechos de acreedores (art. 134):
La Resolución de Liquidación fija irrevocablemente los derechos de todos los acreedores en
el estado que tenían al día de su pronunciamiento, salvo las excepciones legales.
d) Suspensión de ejecuciones individuales (art. 135):
La dictación de la Resolución de Liquidación suspende el derecho de los acreedores para
ejecutar individualmente al Deudor.

Juicio de Oposición
Tratándose de la Liquidación Forzosa, luego de que el tribunal informa al Deudor tanto de
la demanda presentada en su contra, como de los efectos de un eventual Procedimiento
Concursal de Liquidación, éste puede asumir diversas actitudes (art. 120), entre las cuales

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está la de oponerse a la demanda de Liquidación Forzada, en cuyo caso se aplicarán las


reglas contenidas en el Párrafo 3 del Título 1 del Capítulo IV, esto es, el denominado Juicio
de Oposición, cuyas reglas principales son las siguientes:

a) Requisitos del escrito de oposición (art. 121):


Éste debe señalar las excepciones opuestas y defensas invocadas, así como sus
fundamentos de hecho y de derecho; ofrecer todos los medios de prueba de que pretenda
valerse; y acompañar toda la prueba documental pertinente.
b) De las pruebas (art. 122):
Para acreditar las excepciones y defensas del Deudor se establecen reglas especiales
respecto de la prueba testimonial, confesional, pericial y documental.
c) Resoluciones del tribunal competente (art. 123):
Deducida la oposición, el tribunal constatará el cumplimiento de los requisitos legales y, si
procede, tendrá por opuesto al Deudor a la Liquidación Forzosa y por acompañados los
documentos regulados en el artículo 122. En caso contrario, se estará a lo dispuesto en el
número 3 del artículo 120, es decir, el tribunal dictará la Resolución de Liquidación y
nombrará a los Liquidadores titular y suplente.
d) Trámites probatorios (art. 124):
Decretada la oposición, y existiendo hechos sustanciales, pertinentes y controvertidos que
requieran ser probados para una adecuada resolución de la controversia, el tribunal recibirá
la causa a prueba y fijará los puntos sobre los cuales ésta deberá recaer. Dicha resolución
sólo será susceptible de recurso de reposición por las partes, el que deberá interponerse
dentro de tercero día. En caso contrario, es decir, si no se recibe la causa a prueba, citará a
las partes a la Audiencia de Fallo (art. 124, número 1).
Una vez recibida la causa a prueba y fijados los puntos sobre los cuales deberá recaer, el
tribunal: se pronunciará acerca de la admisibilidad y pertinencia de las pruebas ofrecidas;
tratándose de prueba pericial, determinará la calidad del perito y los puntos sobre los cuales
deberá pronunciarse, instando a las partes para que acuerden su nombre; y concederá al
acreedor demandante la oportunidad de ofrecer prueba, la que deberá ser singularizada y
acompañada al día siguiente.
e) Audiencias de Prueba y de Fallo:
El art. 126 se refiere a la forma en que se desarrollará la Audiencia de Prueba. Tratándose
de la Audiencia de Fallo, ésta se celebrará con las partes que asistan y en ella se dictará
sentencia definitiva de primera instancia, la que será notificada a las partes (art. 127).
f) De la sentencia definitiva (art. 128):
La sentencia definitiva que acoja la oposición del Deudor deberá cumplir con lo dispuesto
en el artículo 170 del Código de Procedimiento Civil y, con ocasión de ella, cesará en sus

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funciones el Veedor. Contra esta sentencia procederá únicamente el recurso de apelación, el


que se concederá en ambos efectos y gozará de preferencia extraordinaria para su inclusión
a la tabla y para su vista y fallo. Contra el fallo de segunda instancia no procederá recurso
alguno, sea ordinario o extraordinario. La sentencia definitiva que rechace la oposición del
Deudor ordenará su liquidación en los términos del artículo 129 y una vez notificada, el
Veedor propuesto en conformidad a lo dispuesto en el número 3 del artículo 118 cesará en
su cargo. Acogida la oposición del Deudor, éste podrá demandar indemnización de
perjuicios al demandante, a su representante legal, o al administrador solicitante, si probare
que procedió culpable o dolosamente (art. 128).

III. El Procedimiento Concursal de Renegociación de la Personas Deudora.


Se encuentra regulado en el Título 1 del Capítulo V de la Ley (art. 260 y siguientes).
Es semejante al procedimiento de Reorganización de la Empresa Deudora, pero está
diseñado especialmente para personas naturales.
Sus principales características son que, por un lado, es aplicable sólo a la Persona Deudora
(art. 260). Recordemos que por Persona Deudora nos referimos a “toda persona natural no
comprendida en la definición de Empresa Deudora” (art. 2°, número 25), en otras palabras,
se aplica a los trabajadores dependientes, pensionados y personas in ingresos regulares.
Por otro lado, el procedimiento se lleva a cabo ante la Superintendencia, con el objetivo de
que ésta asista al deudor en relación con sus acreedores (por lo general, bancos y empresas
de retail) para que pueda alcanzarse un acuerdo que resulte efectivo y viable.
Sus aspectos centrales son los siguientes:

1. Ámbito de aplicación:
Como ya se señaló anteriormente, este procedimiento es aplicable sólo a la Persona
Deudora (art. 260).

2. Requisitos:
La Persona Deudora podrá someterse a este Procedimiento si tuviere dos o más
obligaciones vencidas por más de 90 días corridos, actualmente exigibles, provenientes de
obligaciones diversas, cuyo monto total sea superior a 80 unidades de fomento, siempre y
cuando no haya sido notificada de una demanda que solicite el inicio de un Procedimiento
Concursal de Liquidación o de cualquier otro juicio ejecutivo iniciado en su contra que no
sea de origen laboral (art. 260).

3. Órgano ante quien se tramita:


Como ya se vio anteriormente, se lleva a cabo ante la Superintendencia (art 260 y 261).

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4. Inicio del Procedimiento (art. 261):


De acuerdo al art. 261, el Procedimiento Concursal de Renegociación se iniciará por la
Persona Deudora ante la Superintendencia a través de la presentación de una solicitud, que
deberá ser acompañada por los antecedentes que en esta disposición se indican, a saber:
a) Declaración jurada con una lista de las obligaciones del Deudor, vencidas o no,
sean o no actualmente exigibles, y de todos sus acreedores con indicación del monto
adeudado a cada uno, o su saldo, según corresponda (art. 261, letra a).
b) Declaración jurada con la singularización de todos los ingresos que percibe, por
cualquier causa, sean éstos fijos o esporádicos, acompañando al efecto los
antecedentes que los acrediten (art. 261, letra b).
c) Declaración jurada con el listado completo de sus bienes, con indicación de
aquellos que las leyes declaren inembargables, y de los gravámenes y prohibiciones
que les afecten (art. 261, letra c).
d) Una propuesta de renegociación de todas sus obligaciones vigentes; (art. 261,
letra d).
e) Una declaración jurada en que conste que es Persona Deudora o que, habiendo
iniciado actividades comerciales, no haya prestado servicios por dichas actividades
durante los veinticuatro meses anteriores a la presentación de la referida solicitud
(art. 261, letra e).
f) Una declaración jurada en que conste que no se le ha notificado de la demanda de
Liquidación o de cualquier otro juicio ejecutivo iniciado en su contra que no sea de
origen laboral (art. 261, letra f).

5. Examen de admisibilidad (art. 262):


Dentro de los cinco días siguientes a la presentación de la solicitud de inicio del
Procedimiento Concursal de Renegociación, la Superintendencia podrá adoptar alguna de
las siguientes actitudes:
a) Declarar admisible la solicitud (art. 262, número 1);
b) Ordenar a la Persona Deudora que rectifique sus antecedentes o entregue
información adicional, en cuyo caso ésta deberá subsanar los defectos o
proporcionar los antecedentes complementarios que le sean solicitados, según
corresponda, en el plazo que la misma Superintendencia le fije, contado desde la
referida resolución. Si así no lo hiciere la solicitud se declarará inadmisible (art.
262, número 2); o
c) Declarar inadmisible la solicitud por resolución fundada. La declaración de
inadmisibilidad sólo podrá fundarse en la improcedencia de la solicitud de inicio del

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Procedimiento Concursal de Renegociación, por el incumplimiento de los requisitos


señalados en el artículo 261 o por haber transcurrido los plazos indicados en el
número 2) sin que el peticionario hubiere subsanado los defectos o inconsistencias
advertidos por la Superintendencia.

6. Resolución de Admisibilidad y sus efectos (art. 263 y 264):


Si el tribunal declara admisible la solicitud de inicio del Procedimiento Concursal de
Renegociación, dictará una resolución que contendrá las menciones señaladas en el art.
263. Los efectos de esta resolución se establecen en el art. 264, entre ellos:
a) No podrá solicitarse la Liquidación Forzosa ni Voluntaria de la Persona Deudora,
ni iniciarse en su contra juicios ejecutivos o ejecuciones de cualquier clase o
restituciones en juicios de arrendamiento durante el término señalado en el
encabezado de este artículo (art. 264, número 1).
b) Se suspenderán los plazos de prescripción extintiva de las obligaciones del
Deudor (art. 264, número 2).
c) Todos los contratos suscritos por la Persona Deudora mantendrán su vigencia y
condiciones de pago, en su caso, y no será posible hacer efectivas cláusulas de
resolución o caducidad fundadas en el inicio del Procedimiento Concursal de
Renegociación, con la sola excepción de suspender las líneas de crédito o sobregiro
que se hubieren pactado (art. 264, número 4).
d) La Persona Deudora no podrá ejecutar actos ni celebrar contratos relativos a sus
bienes embargables que sean parte de Procedimiento Concursal de Renegociación,
bajo el apercibimiento de ser tenido por depositario alzado en los términos del
artículo 444 del Código de Procedimiento Civil (art. 264, número 6).

7. Audiencias:
a) Audiencia de determinación del pasivo (art. 265).
b) Audiencia de renegociación (art. 266).
c) Audiencia de ejecución (art. 267).
Todas estas audiencias se llevan a cabo ante el Superintendente o ante quien éste designe,
con los acreedores que asistan y con la Persona Deudora. El Superintendente actuará como
un facilitador, ayudando a las partes a adoptar una solución satisfactoria.
En la Audiencia de determinación del pasivo, como su nombre lo indica, se trata de
determinar el pasivo del deudor.
Una vez determinado el pasivo, se desarrolla la Audiencia de renegociación, la cual versará
sobre cualquier objeto que propenda a repactar, novar o remitir las obligaciones de la
Persona Deudora. El Acuerdo de Renegociación se acordará con el voto conforme de la

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Persona Deudora y de dos o más acreedores que en su conjunto representen más del 50%
del pasivo reconocido (existen reglas especiales respecto de los acreedores garantizados).
Si no se alcanza un acuerdo respecto del pasivo de la Persona Deudora o respecto de la
renegociación de sus obligaciones, la Superintendencia citará a los acreedores a una
Audiencia de Ejecución, en la que presentará una propuesta de realización del activo del
deudor. Para acordar dicha propuesta se requiere del acuerdo de la Persona Deudora y dos o
más acreedores que representen a lo menos el 50% del pasivo reconocido con derecho a
voto o el 50% del pasivo que consta en la propuesta de la Superintendencia.

8. Resolución que declara finalizado el Procedimiento Concursal de Renegociación y de la


ejecución (art. 268):
De acuerdo a esta disposición, la Superintendencia declarará finalizado el Procedimiento
Concursal de Renegociación cuando se haya vencido el plazo para impugnar el Acuerdo de
Renegociación o el Acuerdo de Ejecución, según corresponda, o una vez desechada la
impugnación, conforme a lo establecido en el art. 272.
Si el procedimiento hubiere finalizado en virtud de un Acuerdo de Ejecución, se entenderán
extinguidos, por el solo ministerio de la ley, los saldos insolutos de las obligaciones
contraídas por la Persona Deudora respecto de los créditos parte de dicho acuerdo, a contar
de la publicación de esta resolución en el Boletín Concursal.
Si el procedimiento hubiere finalizado en virtud de un Acuerdo de Renegociación, las
obligaciones respecto de los créditos que conforman dicho acuerdo se entenderán
extinguidas, novadas o repactadas, según lo acordado, y la Persona Deudora se entenderá
rehabilitada para todos los efectos legales. Para ello, la Superintendencia emitirá un
certificado de incobrabilidad a solicitud de los acreedores titulares de las deudas remitidas,
que les permita castigar sus créditos en conformidad a la ley cuando corresponda.

IV. El Procedimiento Concursal de Liquidación de la Persona Deudora.


Se encuentra regulado en el Título 2 del Capítulo V de la Ley (art. 273 y siguientes).
Es semejante al procedimiento de Liquidación de la Empresa Deudora, pero está diseñado
especialmente para personas naturales.
Sus principales características son que, por un lado, es aplicable sólo a la Persona Deudora.
Recordemos que por Persona Deudora nos referimos a “toda persona natural no
comprendida en la definición de Empresa Deudora” (art. 2°, número 25), en otras palabras,
se aplica a los trabajadores dependientes, pensionados y personas sin ingresos regulares;
por otro lado, el procedimiento se lleva a cabo ante el juzgado ordinario civil.
Sus aspectos centrales son los siguientes:

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1. Ámbito de aplicación:
Al igual que el procedimiento anterior, es aplicable sólo a la Persona Deudora, por tanto, a
su concepto nos remitimos.

2. Objetivo del procedimiento:


Tiene por finalidad la liquidación de los bienes del deudor de la forma más eficiente y
menos costosa posible.

3. Formar de iniciar el procedimiento y clases:


Si se configura alguna de las situaciones previstas en el artículo 269 de la Ley (Causales de
término anticipado del Procedimiento Concursal de Reorganización), la Superintendencia
declarará el término anticipado del Procedimiento Concursal de Renegociación. Declarado
este término y vencido el plazo para recurrir, la Superintendencia remitirá los antecedentes
señalados en el art. 286 al tribunal competente, el que dictará la correspondiente resolución
de liquidación de los bienes de la Persona Deudora, de acuerdo a lo dispuesto en el Título 2
de este Capítulo (art. 269 inciso final).

Sin perjuicio de lo anterior, el Procedimiento Concursal de Liquidación de las Personas


puede ser iniciado tanto en virtud de una solicitud presentada por el Deudor, como de una
solicitud formulada por un acreedor.
Cuando se trata de una solicitud presentada por el Deudor, se habla de Liquidación
Voluntaria de los Bienes de la Persona Deudora, en cambio, cuando se trata de un
procedimiento concursal que se inicia a instancias de un acreedor, se habla de Liquidación
Forzosa de los Bienes de la Persona Deudora.

A) Liquidación Voluntaria de los Bienes de la Persona Deudora.


Se encuentra regulada en el Capítulo V, Título 2, Párrafo 1, art. 273 y siguientes de la Ley.
Sus aspectos centrales son los siguientes:

1. Ámbito de aplicación y requisitos (arts. 273 y 274):


Este procedimiento es aplicable sólo a la Persona Deudora, concepto al que ya nos hemos
referido. Ésta debe presentar una solicitud de liquidación de sus bienes ante el tribunal
competente, acompañando los antecedentes señalados en el art. 273, a saber:
a) Lista de sus bienes, lugar en que se encuentren y los gravámenes que les afecten;
b) Lista de los bienes legalmente excluidos de la Liquidación de los Bienes de la
Persona Deudora;
c) Relación de juicios pendientes con efectos patrimoniales, y

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d) Estado de deudas, con nombre, domicilio y datos de contacto de los acreedores,


así como la naturaleza de sus créditos.
Además, de conformidad a lo establecido en el art. 274, se debe solicitar la nominación del
Liquidador en los términos del art. 37.

2. Resolución del Tribunal y efectos (arts. 274 y 275):


El tribunal dictará la resolución de liquidación de los bienes de la Persona Deudora, la que
contendrá las menciones del art. 129 y será publicada en el Boletín Concursal (art. 274).
En cuanto a los efectos de esta resolución, le serán aplicables los efectos de la Resolución
de Liquidación de la Empresa Deudora (Capítulo IV, Título 1, Párrafos 4 y 5) en todo
aquello que no sea contrario con la naturaleza de la Persona Deudora (art. 275).

3. Determinación del pasivo (art. 277):


Se efectuará conforme a las reglas establecidas para la determinación del pasivo de la
Empresa Deudora, es decir, Capítulo IV, Título 1, Párrafo 6.

4. Realización del activo (279):


La realización del activo se llevará a cabo conforme a lo dispuesto en el art. 204 de la Ley.

5. Pago del pasivo (art. 280):


El pago del pasivo de efectuará conforme a lo dispuesto en el Capítulo IV, Título 5,
Párrafos 1 y 3 de la Ley, a propósito de lo establecido respecto de la Liquidación de la
Empresa Deudora.

6. Cuenta final de administración y término de la liquidación de los bienes de la Persona


Deudora (art. 281):
Será aplicable a la liquidación de los bienes la Persona Deudora lo dispuesto en los Párrafos
2 del Título 3 del Capítulo II, sobre Cuenta Final de Administración, y 4 del Título 5 del
Capítulo IV, sobre término del Procedimiento Concursal de Liquidación.

B) Liquidación Forzosa de los Bienes de la Persona Deudora.


Se encuentra regulada en el Capítulo V, Título 2, Párrafo 2, art. 282 y siguientes de la Ley.
Sus aspectos centrales son los siguientes:

1. Causal para solicitar el inicio de este procedimiento (art. 282):


Para que un acreedor solicite el inicio de un Procedimiento Concursal de Liquidación se
deben configurar ciertos presupuestos a los que se refiere el art. 282, a saber:

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a) Que no se haya declarado la admisibilidad de un Procedimiento Concursal de


Renegociación de la Persona Deudora;
b) Que existan en contra de la Persona Deudora dos o más títulos ejecutivos
vencidos, provenientes de obligaciones diversas;
c) Que se hayan iniciado a lo menos dos ejecuciones;
d) Que no se hubieren presentado dentro de los cuatro días siguientes al respectivo
requerimiento, bienes suficientes para responder a la prestación que adeude y a sus
costas.

2. Requisitos (art. 283):


La demanda en virtud de la cual se solicita la Liquidación Forzosa se debe presentar ante el
tribunal competente y, además de señalar la causal invocada y sus hechos justificativos, se
deben acompañar los antecedentes señalados en el art. 283, estos son:
a) Los documentos o antecedentes escritos que acreditan la causal invocada.
b) Vale vista o boleta bancaria expedida a la orden del tribunal por una suma
equivalente a 200 unidades de fomento para subvenir los gastos iniciales del
Procedimiento Concursal de Liquidación de los bienes de la Persona Deudora.
c) El nombre de los Liquidadores titular y suplente, para el caso que el Deudor no
compareciere o no efectuare actuación alguna por escrito en la audiencia prevista en
el artículo siguiente.

3. Revisión de solicitud, primera resolución del tribunal y notificación (art. 284):


Presentada la demanda, el tribunal tiene un plazo de tres días para verificar si la demanda
cumple con los requisitos exigidos en el art. 283. De este examen el tribunal puede adoptar
dos decisiones:
a) Si no se cumplen los requisitos, ordenará al demandante su corrección pertinente,
fijando un plazo de tres días para ello bajo el apercibimiento de tenerla por no
presentada.
b) Si considera cumplidos los requisitos, la demanda se tendrá por presentada, se
ordenará su publicación en el Boletín Comercial y citará a las partes a una audiencia
para el quinto día desde la notificación personal del deudor o conforme al art. 44 del
CPC, aun cuando no se encuentre en el lugar del juicio.

4. Audiencia (art. 284):


La audiencia se desarrollará conforme a las siguientes reglas:

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a) El tribunal informará al Deudor acerca de la demanda presentada en su contra y


de los efectos del Procedimiento Concursal de Liquidación de los bienes la Persona
Deudora (art. 284, número 1);
b) La Persona Deudora podrá proponer, por escrito o verbalmente, alguna de las
alternativas siguientes, debiendo siempre señalar el nombre o razón social,
domicilio y correo electrónico, si lo conociere, de los tres mayores acreedores, o de
sus representantes legales (art. 284, número 2):
i) Consignar fondos suficientes para el pago del crédito demandado y las
costas correspondientes.
ii) Allanarse a la demanda, por escrito o verbalmente, caso en el cual el
tribunal dictará la respectiva Resolución de Liquidación de los bienes de la
Persona Deudora.
iii) Oponerse a la demanda de liquidación forzosa, en cuyo caso se
observarán las disposiciones del Párrafo 3 del Título 1 del Capítulo IV de
esta Ley, esto es, el denominado Juicio de Oposición ya estudiado
anteriormente. La oposición del deudor sólo podrá fundarse en las causales
previstas en el artículo 464 del Código de Procedimiento Civil.
c) Si el Deudor no comparece a esta audiencia o si, compareciendo, no efectúa
alguna de las actuaciones señaladas en el número 2 del art. 284, el tribunal dictará la
Resolución de Liquidación de los bienes de la Persona Deudora y nombrará a los
Liquidadores titular y suplente, ambos en carácter de provisionales, que el acreedor
peticionario hubiere designado en su demanda (art. 284, número 3).
Finalmente, de lo obrado en esta audiencia se levantará un acta, la que deberá ser firmada
por los comparecientes y el secretario del tribunal.

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