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Juntos.

Esa ha sido, en todos los idiomas, la palabra que más se ha repetido en la reunión de
ministros de Asuntos Exteriores este lunes en Bruselas y con la que la titular alemana,
Annalena Baerbock, ha intentado eludir el debate que ella misma desató la víspera al animar a
Polonia a pedir oficialmente a Berlín autorización para la reexportación de tanques Leopard a
Ucrania porque, "si nos lo pidieran no nos interpondríamos".

Ante el revuelo provocado en la Cancillería por dar voz a lo que el canciller Olaf Scholz tal vez
piense pero no ha dicho, Baerbock no tuvo más opción que morderse la lengua ante las
preguntas de la prensa. "Para nosotros, como socios internacionales, es muy importante
actuar juntos a la hora de apoyar la autodefensa de Ucrania", respondió Baerbock a la
pregunta de si Alemania, a tenor de sus declaraciones, ha abandonado sus dudas sobre la
entrega de carros de combate Leopard a Ucrania y si permitirá que los socios de la UE lo
hagan.

La ministra cometió un error de libro. Comprometió con su política partidista a Scholz


poniéndose del lado de una Polonia dispuesta a ir adelante sin la autorización de Berlín y con
su oposición desde dentro al Gobierno ha puesto al primer ministro de ese país, Mateusz
Morawiecki, contra la pared.

Tanta presión ha ejercido Morawiecki que estaba obligado a recoger el guante de Baerbock,
pero mientras el mantra "juntos" no cuaje a nivel político, la coalición que el polaco dice haber
reunido para sortear la resistencia alemana no pasa de ser una declaración de intenciones.
Habló de boquilla y puede lamentar haber ido tan lejos.

Que Polonia solicite autorización para la reexportación de los Leopard al ministerio alemán de
Economía, lo que aún esta por ver, no significa que los países que ahora se dicen dispuestos
también a proporcionar tanques a Kiev lo hagan. Sin esa acción conjunta, y no hay noticias de
que Finlandia o los países bálticos, vayan a hacer una petición formal a Alemania, Morawiecki
se queda solo.

"Pediremos esa aprobación, pero se trata de una cuestión secundaria porque con o sin ella
enviaremos nuestros tanque a Ucrania", declaró un envalentonado Morawiecki, en Poznan
(oeste de Polonia). "Los esfuerzos de Polonia por formar una coalición para la entrega de
tanques Leopard han surtido efecto. Aunque Alemania no pertenezca a esta coalición, Polonia
podría entregar los tanques en el marco de una coalición más pequeña", destacó.

En los cenáculos políticos berlineses las quinielas son unánimes. Polonia no se atreverá a violar
el contrato de exportación con Alemania, pero incluso en el improbable supuesto de que lo
haga los países aliados que como Finlandia creen en las obligaciones contractuales y en el
Estado de Derecho, no lo harán. Varsovia deberá esconder la mano después de tirar la piedra,
como ya ha hecho el representante de Política Exterior de la UE, Josep Borrell. De su
llamamiento a Berlín para que diera luz verde a los Leopard en la reunión del Grupo de
Contacto de Ramstein el pasado viernes, Borrell ha vuelto a sus líneas competenciales. Al
parecer se expresó a título personal. Como Alto Representante cree que "en Ramstein ha
habido muy buen resultado desde el punto de vista del número de armas que los Estados
miembros ha decidido proporcionar a Ucrania", que "cada Estado miembro decide a nivel
nacional lo que quiere hacer" y que "Alemania se ha implicado mucho, con gran cantidad de
recursos".

El Consejo de Ministros de Exteriores, al que como ya es una norma se sumó de forma


telemática el titular ucraniano, Dmitro Kuleba, arrancó con posiciones divididas entono al
mismo monotema. De parte de Alemania se posicionó el irlandés, Micheál Martin. Destacó que
"para ser justos, Alemania ha sido uno de los que más ha apoyado a Ucrania y continua siendo
uno de los que más significativamente siguen apoyando a ese país, junto a Estados Unidos,
Reino Unido, Francia. Creo que esto debe reconocerse", señaló. Para Martin, el asunto de los
tanques es "fundamentalmente una cuestión del Gobierno alemán, que se resolverá a su
debido tiempo".

Menos comprensible fue el finlandés, Pekka Haavisto, para quien "hace tiempo que hablamos
de este tema y es importante que Ucrania reciba inmediatamente el material que necesita".
Más tajante se mostró el ministro letón, Edgars Rinkevics, quien dijo sobre Alemania que "ser
un gran país también conlleva mucha responsabilidad". "Creo que en este momento no hay
buenos argumentos para no ofrecer los tanques y sistemas de defensa antiaérea", opinó.

Además, consideró que el argumento de no entregar los tanques porque puede escalar el
conflicto "no funciona", ya que "Rusia lo está escalando". "Para restablecer la paz en Europa
tenemos que ofrecer lo que es necesario, incluidos los tanques", sostuvo. El ministro
luxemburgués, Jean Asselborn, abogó por mantener el apoyo a Ucrania con el argumento de
que "la guerra se terminará cuando Rusia vea que no la puede ganar".

"Hay que actuar más, dar más armas a Ucrania", defendió por su lado el ministro estonio,
Urmas Reinsalu, quien también dijo que es necesario que la UE tenga un acuerdo sobre el
décimo paquete de sanciones a Rusia antes del primer aniversario de la guerra, el próximo 24
de febrero. "Alemania es el motor de Europa, un gran socio en la UE, y tiene también una
responsabilidad particular, espero que no haya cierta ambivalencia en esa decisión" sobre los
tanques.

Pero Alemania no se movió. Impuso el "juntos" que entiende Scholz y, a nivel comunitario,
"juntos" equivale a ayuda económica. Así, los ministros de Exteriores de los Veintisiete
acordaron un nuevo desembolso de 500 millones de euros para financiar el envío de armas a
Ucrania, el séptimo desde que Rusia inició su invasión, con lo que desde el pasado 24 de
febrero la UE ha destinado 3.600 millones a ese objetivo.
En otro orden de cosas, dieron luz verde al despliegue de una nueva misión civil en Armenia
durante los próximos dos años para supervisar y tratar de estabilizar la situación en la frontera
con Azerbaiyán, una medida solicitada a Borrell por el ministro de Exteriores armenio, Ararat
Mirzoyan, el pasado 19 de diciembre, cuando finalizó el mandato de la misión civil desplegada
hasta ahora.

En plena guerra de Rusia contra Ucrania, el acuerdo garantiza la presencia de la UE en la


región, después de que los líderes de Armenia y Azerbaiyán, con la mediación de Francia y del
Consejo Europeo, aceptasen una mediación que no pasase única y exclusivamente por Moscú.
La UE desplegará un máximo de 100 personas.

Y juntos, pero además coordinación con Estados Unidos, los ministros comunitarios adoptaron
una cuarta ronda de sanciones contra Irán por la ola de represiones puesta en marcha por
Teherán para acallar las protestas contra la muerte en custodia policial de la joven Mahsa
Amini. Las sanciones afectan a 18 personas y 19 entidades

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