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Gracia a Vosotros :: desatando la verdad de Dios, un versículo a la vez

La esperanza que vence al mundo


Scripture: Juan 16:23–33
Code: GAV-43-92

Quiero que abra su Biblia a continuación, esta mañana, en el Evangelio de Juan. Durante meses y
meses hemos estado en una sección muy, muy importante de la Biblia, una sección muy importante
de este Evangelio, capítulos 13 al 16. Ahora, llegamos a la porción final de esa sección. Juan 16:25
al 33.

Y vamos a estar estudiando los versículos 25 al 33; y le confieso que esto podría ser estirado
durante semanas. Pero voy a condensarlo para que podamos avanzar hasta el capítulo 17.

Antes de que veamos el texto mismo comenzando en el versículo 25, simplemente a manera de
introducción, por unos cuantos minutos. El mundo en el que vivimos obviamente es oscuro y está
lleno de gente temerosa que están luchando por entender la vida. Sus temores son personales,
privados, individuales; pero también son colectivos. No es suficiente que tengamos problemas
propios. Sino que, gracias a los medios de comunicación masivos, también tenemos que
preocuparnos por los problemas del resto de la gente. Hay un depósito acumulado inmenso de
problemas saturados que toda persona tiene que enfrentar.

Al mismo tiempo, nos encontramos luchando por enfrentarlos, porque somos tan malos en las
relaciones. Entonces, carecemos de apoyo real. Tratar de asegurar una relación significativa
duradera en el matrimonio parece casi imposible. Las familias están llenas de caos y desintegración.
Añada a esto décadas y décadas de propagar la autoestima y el orgullo; y lo que usted tiene es
gente que está consumida con sus propios deseos, quienes complican la imposibilidad de tener
relaciones significativas, porque están tan centradas en sí mismas.

Entre más materialista es la cultura, más esto se convierte en una realidad. Entre más cosas
poseemos, entre más nos ocupan las cosas, menos significativas se vuelven nuestras relaciones. Si
usted vive en una parte dada del mundo en donde no tiene nada más que la familia, la familia
adopta una importancia totalmente diferente y más grande.

Hay un tipo de angustia en nuestra cultura que abarca e influencia a todo el mundo, inclusive en el
medio de toda esta prosperidad material, en toda esta supuesta libertad, nosotros estamos inmersos
en temores y ansiedades y de dudas y preguntas. Y hay una especie de terror cósmico que
oscurece las vidas de la gente en esta parte del mundo y en esta época de la historia. La gente está
buscando cosas que les dé significado, buscando desesperadamente, mientras que están
consumidas de egoísmo y de la búsqueda de la satisfacción de sus deseos personales. No tienen la
capacidad de estar satisfechos, de estar en paz y de tener algún gozo duradero.

Ahora, permítame simplificarlo. En la profundidad del corazón de toda la gente hay una necesidad
de tres realidades. Este es el mínimo irreducible. Tres realidades. Al mismo tiempo, es el requisito
máximo. Hay tres cosas que la gente necesita: necesitan amor, necesitan ser amados, necesitan ser
amados incondicionalmente, necesitan ser amados de manera abundante. Necesitan ser amados
generosamente y necesitan ser amados por alguien que conoce todas sus fallas y aun así, los ama.

En segundo lugar, necesitan alguien en quien confiar. Alguien en quien creer. Alguien que está
consumido con su bienestar. Alguien en quien las manos cuyas manos pueden colocar sus vidas,
quien es lo suficientemente poderoso y lo suficientemente generoso y que tiene los recursos para
asegurarlos en medio de un mundo inseguro. Necesitan alguien que los ame y alguien que se
preocupe por ellos que tiene el poder de rescatarlos de todos sus problemas.

En tercer lugar, la gente necesita esperanza. Necesita conocer que hay un futuro. Necesitan poder
ver la luz al final del túnel que se oscurece más y más, saber que alguien tiene un plan y alguien
tiene un propósito. Y en algún punto en el futuro, algo bueno va a pasar. Y que va a ser mucho
mayor que cualquiera de todas las experiencias malas que ocupan sus vidas.

Amor, fe y esperanza. Alguien que lo ame. Alguien en quien usted pueda confiar, que se preocupe
por usted, que los rescate, que lo libere, que lo ame por encima de sus problemas y alguien que le
dé un futuro. Amor fe y esperanza. ¿Se oye conocido? Ese es el trío cristiano. Eso es lo que se
ofrece a toda persona en el Evangelio y el Evangelio de Jesucristo.

Pablo, el apóstol, en 1 Corintios 13 dice que son estos tres: “fe, esperanza y amor,” y “el más grande
de todos estos es el amor.” A menudo, el apóstol Pablo se refiere a esa tríada de virtudes. Un par de
veces, en Primera de Tesalonicenses, de nuevo en Colosenses y en otros lugares. Esas tres
provisiones Divinas que nos vienen a nosotros, a los que creemos en el Señor Jesucristo, son
esencialmente lo que necesitamos para vivir la vida con paz y gozo. La paz en cierta manera es el
lado negativo. Es la tranquilidad, es la ausencia de angustia. Es la ausencia de ansiedad. Es la
tranquilidad en medio del problema. Gozo es el lado positivo, es la exuberancia pesar de ello. La
paz y el gozo vienen de estas tres realidades.

Ahora, conforme llegamos a este texto, nuestro Señor va a dar las últimas palabras a sus once
discípulos. Las palabras que les dio esa noche del jueves de la semana de la pasión, la noche antes
de Su crucifixión comenzaron en el capítulo 13. Y se han desarrollado ahora hasta el final del
capítulo 16. Un discurso muy, muy largo por parte de nuestro Señor. Él les ha hecho todo tipo de
promesas, les ha dado todo tipo de advertencias. En cierta manera, culmina en Su mente y en la
realidad de que Él sigue hablando de morir y de irse.

Y están llenos de preocupación y llenos de ansiedad. Mientras que Él ha estado con ellos, ellos han
tenido a alguien que los ame. Mientras que Él ha estado con ellos, ellos han tenido a alguien en
quien creer, que los ha librado de todo problema y les ha provisto todo lo que necesitan. Mientras
que Él ha estado con ellos, ha llenado sus vidas de esperanza.

Pero ahora Él se va. Él está por morir y Él se va. Y además de eso, les ha dicho que van a ser
perseguidos de la misma manera en la que Él está siendo perseguido. Van a ser odiados,
resentidos, rechazados y esto se va a llevar a cabo a lo largo de toda la historia humana, a todos los
seguidores de Cristo. Las personas los van a arrestar. Él dice en Lucas 21: “se van a volver en
contra de ustedes, hermano contra hermano, pariente contra parientes.” La sociedad se volverá en
contra de ustedes. En últimas, van a expulsarlos de la sinagoga, Él dice antes, en el capítulo 16. E
inclusive los van a matar y van a pensar que están sirviendo a Dios cuando los maten.
No les va a ir bien. ¿Por qué los van a odiar? Porque me odian a Mí. ¿Por qué los van a odiar?
Porque no son parte del sistema del mundo; y ellos no quieren a alguien que no sea parte de este
sistema. ¿Por qué los van a odiar? Porque ellos no conocen a Dios y ellos son súbditos de Satanás.
Este es un momento oscuro para los discípulos. Jesús está por morir, Él se va y va a estar peor
para nosotros.

Entonces, conforme cierra esta noche, ya para ahora son las primeras horas de la mañana del
viernes, ha pasado la medianoche, el día de Su crucifixión. Se dirigen al huerto de Getsemaní. Una
oración final de Jesús en el capítulo 17. Después, viene el arresto. El juicio en la oscuridad de la
noche y después, Su ejecución en la mañana en la cruz. Todo está llegando a su fin y están
profundamente turbados. Varias veces en este texto, Juan señala que sus corazones estaban
profundamente turbados.

Entonces, conforme nuestro Señor cierra en los versículos 25 al 33, Él les ofrece consuelo. Y el
consuelo que les ofrece a ellos se presenta en torno a estas tres realidades. Usted tiene a Uno que
lo ama a usted, tiene a Uno en quien puede confiar con su vida, en el tiempo y la eternidad. Y usted
tiene a Uno que ha planeado una esperanza para usted. Fe, esperanza y amor entonces dominan
esta sección final. No necesariamente ve eso hasta que comienza a escarbar un poco en el texto.
Entonces, comencemos leyendo, comenzando en el versículo 25.

“Estas cosas os he hablado en alegorías; la hora viene cuando ya no os hablaré por alegorías, sino
que claramente os anunciaré acerca del Padre. En aquel día pediréis en Mi nombre; y no os digo
que Yo rogaré al Padre por vosotros, pues el Padre mismo os ama, porque vosotros me habéis
amado, y habéis creído que Yo salí de Dios.”

“Salí del Padre, y he venido al mundo; otra vez dejo el mundo, y voy al Padre. Le dijeron Sus
discípulos: He aquí ahora hablas claramente, y ninguna alegoría dices. Ahora entendemos que
sabes todas las cosas, y no necesitas que nadie Te pregunte; por esto creemos que has salido de
Dios. Jesús les respondió: ¿Ahora creéis? He aquí la hora viene, y ha venido ya, en que seréis
esparcidos cada uno por su lado, y me dejaréis solo; mas no estoy solo, porque el Padre está
conmigo. Estas cosas os he hablado para que en Mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción;
pero confiad, Yo he vencido al mundo.”

¿Cómo tiene usted paz frente a todo esto? ¿Cómo tiene usted paz frente a la realidad de que Jesús
va a morir y se va a ir? ¿Cómo tiene usted paz frente a la persecución e inclusive la ejecución? ¿El
martirio?

Comencemos al final. Vaya al versículo 33. La última afirmación: “En el mundo tendréis aflicción;
pero confiad.” Deténgase ahí. Confiad. “En el mundo tendréis aflicción.” ¿Qué significa “mundo”
aquí? Bueno, ya hemos visto esto. Mundo no significa el planeta físico, significa el sistema de
maldad que domina a la creación y domina a la humanidad. Es el mundo de maldad operado
satánicamente, infectado por Dios, ejercido por pecadores. Es el complejo de maldad que domina la
vida humana. Y no sólo ha dominado la vida humana, sino que ha maldecido al universo entero.

Entonces, usted simplemente necesita recordar que ahí es donde usted vive. Usted vive en un
sistema de maldad. La maldad domina al mundo. El mundo es gobernado por Satanás. Él es el
gobernador de este mundo, el príncipe de la potestad del aire. El espíritu que ahora operan los hijos
de desobediencia, el cual es simplemente otro término para los pecadores. Es un mundo
satánicamente operado, infestado por demonios. Es un mundo de pecadores que practican la
impiedad que la caída ha producido.

Usted está en ese mundo. Y en el mundo, usted tendrá aflicción. La palabra es thlipsis. Significa
esencialmente presión, aflicción, turbación. Usted literalmente va a ser aplastado. Usted va a ser
presionado. Usted va a estar en una olla a presión. Usted va a estar en aflicción. Usted va a estar
bajo dificultades. Esto es claro a partir de otras palabras, capítulo 15, capítulo 16. El mundo los odia.
Es hostil hacia ustedes.

El apóstol Pablo reconoció esto más adelante con los creyentes cristianos en 1 Tesalonicenses 3,
versículo 3. Él dice: “nadie debe turbarse por estas aflicciones, porque ustedes mismos sabéis que
para esto hemos sido puestos, porque de hecho cuando estuvimos con ustedes, les estuvimos
diciendo por adelantado que íbamos a sufrir aflicción. Y entonces, pasó como vosotros mismos
sabéis. Somos destinados para la persecución, destinados para la aflicción. No nos sorprende eso
como cristianos. Todos los que quieran vivir piadosamente en este mundo padecerán persecución,”
dice el Nuevo Testamento. Primera de Pedro 5:9, Pedro dice: “las mismas experiencias de
sufrimiento están siendo cumplidas por sus hermanos que están en el mundo.” Esperamos que el
mundo persiga a los cristianos porque persiguieron a Cristo. Inclusive, que maten a cristianos,
porque mataron a Cristo. Nos odian porque no somos del mundo y no conocen a Dios.

Entonces, frente a esto, frente a este mundo de tribulación que estos hombres están viendo, ¿cómo
es que ellos sobreviven? Triunfalmente. ¿Cómo es que enfrentan esto? ¿A qué se aferran? Bueno,
nuestro Señor dice esto. Regrese nuevamente el versículo 33. “Confiad.” Confiad. Ahora, eso
parece ser una especie de respuesta débil, ¿no es cierto? Quizás algún tipo de platica motivacional.
Probablemente, ha habido gente en su vida, quien cuando usted está en el medio de sus peores
temores y ansiedades y decepciones y aflicciones y problemas, alguien le dice “confía.” Y algunas
veces, usted quiere golpearlos como si ni siquiera ellos entendieran la profundidad de su problema
con una respuesta tan superficial. ¿Qué quieres decir? Es mucho más complicado que eso.
Anímate, amigo. ¿Me entiende? Eso no va a funcionar; y hay una razón por la cual no va a funcionar
cuando usted lo dice: porque usted no tiene poder ninguno sobre las circunstancias, ¿verdad? Es un
gesto amable, anímate, pero usted no tiene poder sobre las circunstancias.

Pero hay uno que sí. Cuando Jesús dice “confiad,” ese es un asunto diferente. Hay un uso bastante
sorprendente de la palabra aquí. Es una palabra. “Confiad” o anímese es una palabra: tharseite. Es
una palabra en el griego. Es una forma del verbo y está en imperativo. Es un mandato, ¿muy bien?
Escuche esto. Cada vez que esa palabra es usada, y es usada muchas veces en los Evangelios y el
Nuevo Testamento, cada vez que esa palabra es usada en el Nuevo Testamento, está en el
imperativo. Es un mandato. Anímate. Sé valiente. Encuentra valentía.

Ahora, escuche esto. Cada vez es usada en el Nuevo Testamento es hablada por Jesús. Nadie más
jamás dice eso en el Nuevo Testamento. Ese un asunto totalmente diferente. Si el Señor Jesús,
quien está en control de absolutamente todo, dice “anímate”, eso es diferente. Eso es totalmente
diferente.

Esta no es simplemente una plática motivacional con buenas intenciones. Por otro lado, esta es una
promesa absolutamente divina. Los discípulos están afligidos, dicho de manera suave, están
afligidos. Están presionados. Ellos no saben cómo van a sobrevivir sin Cristo. Él es lo único que han
conocido durante tres años. Y nuestro Señor les dice “anímense.”

Yo les voy a decir tres cosas que deben traerles gozo: una, son amados por Dios. Dos, ustedes
están bajo el cuidado eterno de Dios. Tres, Dios tiene una promesa para ustedes en el futuro.
Ustedes tienen amor, tienen fe y tienen esperanza. Ustedes son amados por Dios. Ustedes creen en
Dios. Ustedes esperan en Dios. Eso es todo lo que necesitan. Ser amados por Dios, ser
encomendados en el cuidado eterno de Dios y ustedes tienen una promesa de Él de que tienen un
futuro glorioso. Y es todo lo que necesitan.

Y quiero decirle esto: esto es lo que todo humano en el planeta necesita. ¿Por qué es que la gente
no corre a Cristo? ¿Por qué no acude a Cristo para tener a alguien que los ama, y es el soberano
del universo? Uno en quien pueden confiar, a quien pueden encomendar sus vidas, quien es
todopoderoso. Y Uno que les da un futuro y una esperanza, quien literalmente controla el futuro.
¿Por qué no acuden a Él? Respuesta simple: aman su pecado. Ellos aman su pecado. Pero para
aquellos que vienen a Él, Él provee todo lo que necesitamos. Saber que usted es amado por Dios,
saber que Dios cuida de usted, saber que Él ha tomado la confianza que usted le ha entregado al
creer en Él y que Él lo va a sostener y guardar para siempre y saber que Él tiene una esperanza
para usted y que Él está en control de todas las cosas en el universo, esto quita toda la ansiedad de
su vida. Y le puedo decir, yo no creo que hay un momento en mi vida en donde yo no tenga una paz
tranquilidad y un sentido de gozo debido a estas cosas, sin importar lo que está pasando a mi
alrededor. Y muchas cosas están pasando con mucha frecuencia. La paz del alma viene del amor,
fe y esperanza.

Veamos el amor. Versículo 25: “Estas cosas os he hablado en alegorías; la hora viene cuando ya no
os hablaré por alegorías, sino que claramente os anunciaré acerca del Padre. En aquel día pediréis
en Mi nombre; y no os digo que Yo rogaré al Padre por vosotros.” Ahora, permítame decirle algo
simplemente para que entienda lo que esto significa. Estas cosas, ¿qué quiere decir estas cosas?
Todo lo que Él les dijo. No sólo el párrafo previo, no sólo esa noche, sino todas las cosas que Él les
había estado diciendo a lo largo de tres años de enseñanza e instrucción. Todo tenía que ver con el
Padre. Todo tiene que ver con el Padre, final del versículo 25. Todo tiene que ver con el Padre. Él
ha estado revelando a Dios. Él ha estado revelando a Dios. Yo y el Padre uno somos. Yo hago la
voluntad del Padre. Yo sólo hago lo que el Padre me dice que haga, lo que quiere que haga, me
dice que haga. Él reveló al Padre, Dios está revelado en Cristo. Él es la plenitud de la Deidad
corporalmente; en Él está la sabiduría misma y verdad de Dios personificadas, Juan 1:14.

Entonces, todo lo que Él dijo siempre fue para revelar al Padre. Revelar a Dios. Pero todo esto fue
en lenguaje figurado. Algunos traductores dicen “en parábolas.” Algunos, dicen en alegorías.
Ninguna de estas palabras realmente son buenas. Lenguaje figurado es probablemente cercano. La
palabra es paroimia en el griego y básicamente significa una afirmación velada. Una afirmación
incisiva, pero velada. Esto es una afirmación que trae algo de luz, pero todavía tiene algo de
oscuridad. En otras palabras, a lo largo de todo Su ministerio, la palabra de hebrea es que Él habló
en mashal, mashal. Mashal es una afirmación velada, pero incisiva.

Jesús habló acerca de ser la luz. Él habló acerca de ser agua. Él habló acerca de ser pan. Él habló
acerca del templo y Su cuerpo. Él habló acerca de comer Su carne y beber Su sangre. Él dijo cosas
como “antes de que Abraham fuese, Yo soy.” Y aunque hubo algo de luz en todo esto, hubo
oscuridad en torno a ello. Hubo un velo que cubría esto. Y ahora, Él está hablando de morir y
resucitar y partir. Ahora, hubo suficiente verdad en todo lo que Jesús enseñó como para quitar
cualquier excusa por no creer en Él. Hubo suficiente verdad en lo que Él enseñó para saber que Él
era Dios, Él era el Salvador, Él era el Mesías y por qué había venido.

Pero no siempre hubo suficiente para entenderlo todo. Y Él estaba hablando en lenguaje velado,
porque hubo cosas que no habían sucedido que Él no podía explicar de manera completa. La cruz,
la resurrección, la ascensión, el envío del Espíritu Santo. Él había dicho muchas cosas acerca del
Padre, pero todavía había un velo. Todo había sido velado. No era una explicación completa. No fue
sólo debido a que las cosas no habían pasado, y por ello no podían ser explicadas. Sino que
también fue porque ellos no lo entendían. Ellos tuvieron dificultades en entender inclusive lo que Él
dijo. Ellos se rehusaban a creer que Él moriría y se iría, porque pensaban que Él iba a traer al
Reino. Y ellos tenían toda su ambición personal ligada a eso. Ellos no querían que Él muriera. Ellos
no querían que Él se fuera. Eso no estaba en el plan.

Y entonces, ellos crearon algo de su propio velo y también fueron velados por años y años de
instrucción en el judaísmo, que era una forma apóstata del judaísmo, que había creado estas
expectativas, pero no los había instruido acerca de la necesidad de que el Mesías sufriera y muriera
y resucitara.

Entonces, en la actualidad, no tienen en claro muchas cosas. Capítulo 16, versículo 12, Jesús dijo:
“Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar.” No puedo continuar.
Van a tener que esperar hasta el otro lado de la cruz, el otro lado de la resurrección. Y cuando
venga el Espíritu Santo, entonces van a comprender completamente.

Usted puede entender esto. Si usted estuviera en su situación, usted no tiene ningún Nuevo
Testamento. Y la cruz no ha sucedido; y la resurrección no ha sucedido. Y el Espíritu Santo no ha
venido y usted está tratando de interpretar todas las cosas que Jesús está diciendo a la luz de lo
que no ha pasado.

Pero Él dice en el versículo 25: “la hora viene. Viene una hora en la cual ya no les hablaré en
lenguaje figurado, sino que les hablaré de manera clara del Padre.”

¿Qué hora es esa? ¿Qué hora es esa? Bueno, le digo, podría ser después de la resurrección
cuando Él se encontró con ellos en el camino de Emaús, y se reunió con ellos en el aposento alto y
les explico el Antiguo Testamento, Lucas 24. Podrían ser los cuarenta días entre Su resurrección y
Su ascensión, cuando les habló acerca de cosas acerca del Reino de Dios. Pero la mejor
explicación y la más completa de “la hora viene” es la hora cuando el Espíritu Santo es enviado. Ya
sabemos que Él les ha prometido el Espíritu Santo, capítulo 14, capítulo 15, capítulo 16. Y siempre
lo identificó a Él como el Espíritu de verdad. El Espíritu de verdad quitará el velo. La hora viene, en
el versículo 26 es llamado en ese día, en aquel día. En el versículo 23 es llamado en aquel día.
Aquel día. Aquel día. La hora cuando el Espíritu Santo viene. Pentecostés, cuando la época del
Espíritu Santo inicia. En la época venidera, el velo es quitado. Los misterios desaparecen. Las
mashal se acaban.

Ahora, piénselo en estos términos. Jesús habló en lenguaje velado. Jesús habló en parábolas,
¿verdad? Y las parábolas escondieron la verdad de la gente que no escuchó una explicación como
un juicio. Las parábolas tuvieron que ser explicadas a los discípulos. Jesús usó parábolas. Fue parte
de su instrucción inicial. Este es un hecho interesante, que usted necesita saber: nadie en el resto
del Nuevo Testamento, desde el final de los Evangelios, nadie más jamás da una parábola a todo el
Nuevo Testamento. Nadie. Todas son afirmaciones de verdad directas, directas, simples,
posicionales. El velo es quitado. Todo es descubierto. Después de la cruz. Después de la
resurrección, después de la ascensión. Después de la venida del Espíritu Santo. El Espíritu Santo
viene para establecer Su residencia en la vida del creyente y ser un maestro; y el Espíritu Santo
inspira la escritura del Nuevo Testamento, en donde todos los velos son quitados. Y entonces,
tenemos el libro de los Hechos, hasta el libro de Apocalipsis para explicar todo lo que Jesús
introdujo en los Evangelios.

Entonces, la hora está por venir. La ahora está por venir cuando ya no les hablaré en lenguaje
figurado, sino que les hablaré de manera clara del Padre. Ése será el Espíritu Santo, quien
recuerde, es el Espíritu de Cristo. Cristo regresa en el Espíritu de Cristo. Este es el misterio de la
Trinidad. Hablaré claramente y el hablar claramente del Espíritu de Cristo se registra en el Nuevo
Testamento.

Ahora, tenemos todos estos 27 libros que quitan todo el misterio, quitan toda la oscuridad y hacen
que todo sea luz. “En aquel día,” versículo 26, dice Él, “pediréis en Mi nombre; y no os digo que Yo
rogaré al Padre por vosotros.” ¿Qué quiere decir eso? En ese día, ustedes podrán hablar con el
Padre personalmente. No necesitan venir a Mí para que Yo le pida algo al Padre el nombre de
ustedes.

Bueno, así es como su relación ha funcionado hasta ahora. Lo que ellos necesitaban, iban a Jesús.
Y vemos a Jesús durante Su ministerio terrenal aislado ocasión, tras ocasión, tras ocasión, en
tiempos prolongados de oración con el Padre. ¿Qué es lo que Él estaba haciendo? Él le estaba
llevando al Padre las peticiones de los Suyos. Pero cuando viene el Espíritu Santo y establece
residencia en su vida, usted va a poder ir directamente al Padre.

Observe el versículo 23. Él ya dijo esto. “En aquel día no me preguntaréis nada.” No voy a estar
hablando. No van a tener que preguntarme a Mí. “De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto
pidiereis al Padre en Mi nombre, os lo dará. Hasta ahora nada habéis pedido en Mi nombre; pedid, y
recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido. Ahora, cuando el Espíritu venga, ustedes van a
tener acceso directo al Padre. Esto realmente es algo asombroso para la gente judía, porque Dios
era distante y estaba velado. Dios simbólicamente estaba en el lugar santísimo. El lugar santísimo,
sólo un sumo sacerdote podía entrar ahí. Y él sólo podía entrar ahí una vez al año y tenía que entrar
y salir rápidamente o de otra manera, el juicio podría caer sobre él. Él no tenía acceso a Dios. Pero
en la cruz, usted se acuerda que el velo fue rasgado de arriba hacia abajo y el lugar santísimo fue
expuesto, abierto y Dios estaba diciendo “todo el mundo tiene acceso libre a Mí.” Todo el mundo
tiene acceso libre a Mí.

Entonces, Jesús dice: “miren, en la dispensación del Espíritu, en la época del Espíritu, ustedes no
necesitan pedirme a Mí. Ustedes pueden pedirle al Padre en Mi nombre. ¿Qué quiere decir en Mi
nombre? Bueno, así es como sería: “Padre, estoy aquí porque Jesús me envió y me dijo que
viniera.” Ustedes tienen ese acceso. Ustedes tienen ese privilegio. Eso, según en el versículo 24, es
“para que vuestro gozo sea completo.” Acceso directo a Dios.

Esto era absolutamente algo extraño para el judaísmo de la época. Dios era distante, Dios estaba
lejos. Usted ni siquiera hablaba de Dios como su padre, quizás hablaba acerca de Él como el Padre
de todas las criaturas o el Padre de la nación de Israel. Pero usted no tenía intimidad con Dios. Y
ciertamente, no acudía a Dios y le decía a Abba, Papá. Pero ahora, el apóstol Pablo en Romanos y
Gálatas dice cuando que usted vaya a Dios, diga “Papá”. Van a tener acceso directo a Dios. Y
ustedes no necesitan que Yo vaya en lugar de ustedes. Ustedes pueden ir. Ahora, eso no quiere
decir que Jesús no interceda por nosotros. Pero escuche: Él intercede por nosotros en los asuntos
sobre los cuales no tenemos entendimiento, ni conocimiento, ni sabiduría.

Pero lo que deseamos por parte de Dios, tenemos acceso directo para pedirlo. Y si es coherente
con el nombre de Jesús, la voluntad de Jesús, el propósito de Jesús, el Padre responde. Eso
simplemente por si sólo aparta al cristianismo del judaísmo de manera significativa. También aparta
al cristianismo del catolicismo de una manera significativa. El catolicismo es un tipo de forma de
judaísmo del Nuevo Testamento que dice que usted no tiene acceso a Dios. Usted necesita que
alguien más les dé ese acceso -como un sacerdote. Esa sería una perspectiva del Antiguo
Testamento. Pero en el catolicismo romano, esto es lo que la Iglesia Católica enseña. Enseña, y lo
han enseñado durante siglos, que el acceso al Padre viene sólo a través de María. Sólo a través de
María.

Permítame leer a Ludwig Ott. Este es un teólogo católico romano sistemático que habla por la
Iglesia, y cito: “la cooperación intercesora de María se extiende a todas las gracias. De tal manera
que ninguna gracia se acredita a la humanidad sin la intercesión de María.” ¿Escuchó eso? Ninguna
gracia se acredita a la humanidad sin la intercesión de María.

Y continúo con la cita: “la gracia redentora de Cristo no es conferida en nadie sin la cooperación
intercesora de María.” Fin de la cita. Usted no recibe nada de Dios. María lo obtiene por usted.
Jesús dice “ustedes no me necesitan a Mí, mucho menos a María. Ustedes pueden ir directamente
al Padre en Mi nombre, lo cual es otra de manera de decir “vengo porque Jesús me invitó a venir.” Y
usted dice Abba, Padre, Papá, usted habla en términos de familiaridad cálida. Ustedes no necesitan
que Yo haga esas peticiones. Yo estaré intercediendo por ustedes, Yo viviré perpetuamente para
hacer intercesión por ustedes en asuntos acerca de los cuales ustedes no conocen nada. Yo
pelearé la batalla a nivel divino por ustedes, pero ustedes tienen acceso completo a Dios. Acceso
completo al Padre.

Ahora, usted pregunta cómo es que se nos dio un privilegio así. ¿Cómo es que esto pasa? ¿Somos
algún tipo de personas nobles? ¿Cómo es que se nos concede esto? Ahora, usted llega al versículo
27. Aquí está el punto. ¿Por qué nosotros tenemos este privilegio? “Porque el Padre mismo nos
ama.” Aquí estamos en este primer punto: amor. ¿Por qué es que todo esto viene a nosotros?
Porque Dios nos ama. Dios nos ama y por ello, podemos acudir a Él y pedir cualquier cosa que sea
coherente con el propósito de Jesús. Y sabemos que lo recibiremos. ¡Qué verdad tan sorprendente!
¡Qué verdad tan sorprendente! Todas las riquezas del cielo están a nuestra disposición. Toda cosa
buena que Dios quiere concedernos debido a Cristo. Sí, Dios ama al mundo entero en un sentido
general, pero Él ama a los Suyos, se acuerda del 13:1, hasta la perfección. Él nos ama de una
manera especial. E inclusive más especial de lo que usted podría percibir a partir del español debido
a que la palabra para amor en el versículo 27 no es agapaō o agapē como usted oye a la gente
usarla. Agapaō es ese amor sacrificial divino supremo de la voluntad. Esa no es esta palabra. Este
es el verbo griego phileō. Phileō, la palabra para amor. Y está en la ciudad de Filadelfia, dos
palabras griegas: amor y hermano. La ciudad del amor fraternal.

Esto es amor familiar. Esto es afecto profundo. Esto no habla de un atributo a universal de Dios.
Esto habla de un afecto personal. Podría decirlo de esta manera: es bueno saber que Dios lo ama
usted, pero cuánto más maravilloso es saber que Él de hecho lo quiere a usted, le cae bien a usted.
Es atraído hacia usted, Su afecto va hacia usted y quiere darle todo los beneficios y beneficios que
su afecto puede obtener de Él, porque se siente atraído a usted. Y está en tiempo presente, Él
continuamente lo ama con un afecto profundo.

Sí, de nuevo, Él ama a todos en el mundo. Juan 3:16. “De tal manera amó Dios al mundo.” Pero Él
tiene un afecto especial familiar hacia aquellos que le pertenecen a Él. Me da gusto ser amado por
Dios a un nivel Divino, pero esto es algo que va más allá de eso. Realmente me sorprende que Él
tiene un afecto cálido y tierno y profundo y lo tiene todo el tiempo y nunca varía. Y es un afecto que
Él reserva sólo para aquellos que Le pertenecen a Él; y como resultado de eso, Él derrama en mí
todas las cosas que ese afecto tiene disponibles. Usted puede vivir la vida con eso. Quizás, no
tenga muchas personas que me amen, pero si Dios me ama y me ama de ese modo, estoy bien.
Estoy bien.

Y aquí están las buenas noticias: Él nos ama así, aunque Él conoce todo acerca de nosotros. Usted
puede hacer que la gente lo ame a usted si usted no les cuenta todo, ¿verdad? Tan pronto como
usted comienza a contarles todo, el grupo se hace más pequeño. Pero con Dios, Él lo ama a usted y
Él conoce absolutamente todo lo que hay por conocer acerca de usted. Toda su infidelidad, todo su
espíritu crítico, toda su amargura, todo su pecado. Pero usted le cae bien a Él. Y Él tiene un afecto
fuerte, interminable por usted. Es simplemente algo increíble. Y decimos Abba, Padre, vengo porque
Jesús me envió a pedirte lo que está en mi corazón si le trae honra a Él.”

Ahora, ¿cómo es que obtuvimos este amor? De regreso al versículo 27. “Pues el Padre mismo os
ama,” y aquí viene, “porque vosotros Me habéis amado.” Si usted está aquí esta mañana, está
diciendo: ¿cómo es que hago que Dios me ame de ese modo? ¿Cómo es que atraigo el afecto
generoso de Dios por mí y que se preocupe por mí y derrame todos los recursos del cielo a favor
mío, aunque no soy todo lo que debo hacer? ¿Cómo hago esto? Y la respuesta es tan clara como
puede ser: “porque vosotros Me habéis amado,” Jesús dice. Usted ama a Jesús; el Padre lo ama a
usted. El Padre dice: “este es Mi amado Hijo. A Él oíd. Este es Mi Hijo amado en quien tengo
complacencia.” Si usted ama al Hijo que Dios ama, entonces Dios lo ama a usted. Así es como
usted entra al amor de Dios, al amar a Su Hijo. ¿Amas a Mi Hijo? Serás amado por Mí. “Ama a Mi
Hijo, serás amado por Mí.”

De regreso en el capítulo 14, versículo 21 -es bueno comparar. Jesús dijo: “el que tiene Mis
mandamientos y los guarda, ése es el que me ama.” ¿Cómo sabe si usted ama a Cristo? Porque
usted lo obedece. Usted no sólo lo ama a Él por quien Él es, usted lo obedece. “Y el que me ama,
será amado por Mi Padre.” Versículo 21. Ese es el mismo punto. Y Yo le amaré y Me manifestaré a
Él, versículo 23. El que Me ama, y palabra guardará y Mi Padre le amará y vendremos a él y
haremos morada con él. ¿Usted quiere que Dios lo ame con un afecto abundante, generoso?
Entonces, ame a Su Hijo.

Por cierto, eso es lo que significa ser un cristiano. No significa pertenecer a una organización o una
tradición. Significa amar al Señor Jesucristo, amarlo con un amor que lleva a un servicio y adoración
obedientes. ¿Quiere ser amando al nivel más elevado? ¿Quiere ser amado de la manera más
magnánima? ¿Quiere ser amado por el que tiene más para dar? ¿Quiere ser amado por Dios?
Entonces, ame a Su Hijo. Ame a Su Hijo. Y usted vivirá en las riquezas de ese amor durante su vida
entera. La gente puede venir y salir de su vida y amarlo y volverse en contra de usted y
decepcionarlo, pero usted será amado por Uno cuyo amor nunca se detendrá y nunca disminuirá.
Si una persona tiene amor como ese, puede sufrir cualquier cosa. Adelante. Colóquenme en la
cárcel. Máteme. Porque para mí, el vivir es Cristo y el morir es ¿qué? Ganancia. Simplemente, entro
en la riqueza del amor eterno. Es difícil vivir sin amor. La gente necesita amor -cualquier tipo de
amor. Pero, ¿por qué conformarse con algo temporal, que fluctúa, que es condicional, superficial
cuando usted puede ser amado así por el que sabe todo lo que hay que saber acerca de usted y lo
ama usted de manera completa de cualquier manera?

La segunda provisión que hace que podamos confiar, animarnos, es la fe. Versículo 27. “No sólo me
habéis amado, sino que habéis creído que Yo salí de Dios.” Eso es tan importante. No puedo
enfatizarlo lo suficiente. “Habéis creído que Yo salí de Dios. Yo salí del Padre. Yo vine al mundo. Y
voy a dejar el mundo de nuevo. Voy al Padre.” ¿Entiende usted que ahí, en esas cuantas oraciones
simples, sin una palabra complicada, usted tiene la historia entera de la Encarnación?

¿Qué es lo que usted cree? Usted no cree que Jesús fue un buen gurú, Jesús fue un buen maestro,
Jesús fue un hombre religioso, Jesús fue un líder espiritual sabio. ¡No! “Vosotros habéis creído que
Yo salí de Dios.” Que Él es esencialmente un miembro de la Trinidad, que Él es Dios que vino al
mundo. Ustedes creen eso. Los judíos no creyeron eso. Los judíos dijeron que Él es de Satanás. Él
tiene un demonio. “Pero ustedes habéis creído que Yo salí de Dios y ustedes creen que Yo he
venido del Padre y he venido al mundo.” Esa es la encarnación. “Y ahora voy a hacer Mi obra y
después, voy a dejar otra vez al mundo, y voy a regresar al Padre.”

En otras palabras, ustedes creen que Jesucristo es Dios quien descendió en carne humana no
nacido de José y María, sino concebido en María por el Espíritu Santo como Dios Hijo. Vivió una
vida perfecta, murió una muerte sustitutiva, resucitó físicamente de la tumba, ascendió de regreso al
cielo. Ustedes creen en el Evangelio. Los hechos del Evangelio. Ustedes los creen. Esta es la
afirmación más simple, concisa, clara del propósito de Cristo. Esta es la base de lo que creemos:
que Cristo descendió como Dios a este mundo y llevó a cabo Su obra de redención y después,
regreso al Padre.

Esas pocas palabras abarcan desde el cielo a la tierra y de regreso al cielo nuevamente. Ningún
poder hostil lo forzó a dejar el cielo. Ningún poder hostil en la tierra lo envió de regreso. Él vino por
Su propia iniciativa, Su propia voluntad y la voluntad del Padre y el propósito del Espíritu, llevó a
cabo Su obra. Y después, Él regresó en armonía perfecta con la voluntad de Dios y la misión que la
Trinidad había ordenado. Tan simples como son estas palabras, son infinitas al abarcar lo que
cubren de Dios en el cielo, a Cristo en la tierra, de regreso al cielo. De la eternidad a la eternidad y
la encarnación a la mitad.

Este es el plan redentor. Esto es lo que ellos creyeron. Ellos no creyeron que Jesús simplemente fue
un rabino, simplemente un buen maestro. Ellos habían dicho antes “Tú eres el Cristo, el Hijo del
Dios viviente. Tu eres el Santo de Dios”. Pero esta confesión literalmente puede ir más allá de eso.
Ellos ahora saben que Él vino del cielo y que Él va a regresar al cielo.

Ustedes creen eso. Eso es lo que usted tiene que creer. Si usted cree eso, si usted entrega su vida
a Dios, si usted cree que Jesucristo es Dios en carne humana, quien vino a este mundo para morir
como un sacrificio por el pecado y resucitar para proveer nuestra justificación delante de Dios y
ascendió de regreso al cielo. Si usted cree eso, entonces ha confiado en Él como Salvador. Dios se
convierte en su protector eterno. Dios va a cuidar de usted para siempre. Usted es Su hijo.

Esa historia de amor es verdadera. Dios amó de tal manera que envía a Su Hijo, lleva a cabo la
obra, regresa y toma Su lugar a la diestra de Dios. Me gusta la respuesta en el versículo 29. “Le
dijeron Sus discípulos: He aquí ahora hablas claramente, y ninguna alegoría dices.” No usas
ninguna figura de dicción. No hay una figura de dicción en esas afirmaciones. Descendiste, hiciste
Tu obra, regresas. Eso es muy claro. Ahora estás hablando con claridad. Dicen “ahora lo
entendemos. Eso no está velando.” ¡Guau! Esto es simple, es bastante simple como para que
nosotros lo entendamos. El plan es claro. Descendiste. Proveíste instrucción para nosotros. Y
cuando Tu ministerio aquí en la tierra se acabe, vas a regresar. Todavía no querían reconocer que
ese ministerio aquí incluía la muerte y la resurrección.

Están comenzando a ver algo de claridad. Juan Calvino dijo: “quizás no pudieron haberlo entendido
de manera completa, pero el mero aroma de esta verdad los refrescó.” Y ellos creyeron. Ellos
creyeron que Él era Dios en carne humana. Ellos creyeron que Él descendió del cielo. Y hacen la
confesión en el versículo 30. Es sorprendente. Versículo 30: “Ahora entendemos que sabes todas
las cosas.”

Bueno, si Él sabe todas las cosas, entonces ¿quién es Él? ¿Quién es el único que conoce todas las
cosas? Dios. Esta es una gran confesión. ¿Cómo es que llegaron a esa conclusión? Ellos han
estado con Él durante tres años. Ellos sabían que Él sabía todo. Él leía las mentes. Él sabía lo que
estaban pensando.

Ahí atrás en el versículo 19 Él dijo: “¿están discutiendo acerca de esto? Se lo que están pensando.
Él sabía todo acerca de todo. Entonces, la omnisciencia era convincente. Entendemos que sabes
todas las cosas y no necesitas que nadie Te pregunte. Digo, ellos habían pasado su vida entera
dándose cuenta de que eran ignorantes y que necesitaban que alguien les diera información. Jesús
nunca preguntó nada de nadie. Nunca preguntó nada de nadie. Él sabía todo. Debes ser Dios.
Debes ser Dios. “Por esto creemos que has salido de Dios.” Ese es el fundamento de la fe cristiana:
creer que Jesús es Dios en carne humana. Ellos creyeron. Ellos creyeron y ellos afirmaron esa
creencia.

Es como un punto elevado, ¿no es cierto? ¡Guau! Usted dice: ¿no es maravilloso si la noche hubiera
terminado así? Creen. Y después, todos celebramos. No termina de esa manera. En el versículo 31:
“Jesús les respondió: ¿Ahora creéis?” Dicen algunas traducciones. Pero no hay diferencia en el
lenguaje griego, en el lenguaje original entre un indicativo y un interrogativo. Entonces, simplemente
podría hacer esto, y yo prefiero esto: “ahora están creyendo. Están creyendo ahora. Están creyendo
ahora.” Realmente importante. Él afirma su fe. No creo que la cuestiona. Creo que la afirma. Ahora
están creyendo. Lo entienden. Lo comprenden. Tienen toda la razón. Él descendió del cielo. Él vino
a hacer Su obra e iba a regresar de donde Él había venido. Ellos creen lo correcto. Creen que Él era
Dios en el mundo. Y creo que Él afirma eso. Ustedes están creyendo eso ahora. Están creyendo
ahora. En este momento, están creyendo.

Pero el capítulo no termina ahí. Después, Él dice en el versículo 32: “He aquí la hora viene, y ha
venido ya, en que seréis esparcidos cada uno por su lado, y Me dejaréis solo; mas no estoy solo,
porque el Padre está conmigo.”
Viene otra hora, cuando ellos corren. ¿Cuándo fue eso? Quizás un par de horas después de esta
afirmación. Ellos van al huerto, Jesús es arrestado y ellos huyen. Zacarías 13:7 dice: “hiere al pastor
y las ovejas son esparcidas.” Mateo 26 los retrata a ellos corriendo. Versículo 56: “Todos huyeron.”
Los discípulos lo dejaron y huyeron.

¿Acaso su fe fue una farsa? Él acaba de decir: “Ahora están creyendo. Pero viene una hora cuando
ustedes van a correr en duda y temor.” ¿Acaso esa fe fue una farsa? No. Fue fe débil. Fue fe
pequeña, como el hombre que dijo: “Señor, creo, ayuda mi incredulidad, lléname. Lleva esta fe a su
madurez.” Fue muy importante para Jesús el decir eso, para que cuando hicieron eso, ellos dijeran:
“¡oh, eso es exactamente lo que Él dijo que haríamos!” Lo cual de nuevo afirma Su omnisciencia y
también afirma el hecho, escuche, que Él sabía que ellos eran creyentes verdaderos y que eran
amados por el Padre, aunque su fe era débil.

El apóstol Pablo dijo: “si fuéramos infieles, Él permanece fiel.” Mire, nos gustaría creer que nuestra
fe es totalmente madura, ¿verdad? ¿No le gustaría a usted creer eso? Que no importa qué prueba
usted enfrente, sea cual fuere el problema que enfrenta en su vida, su fe es lo suficientemente
madura como para descansar completamente en confianza en Dios. Pero entienda, estos son
jóvenes, muy jóvenes en la fe. Su fe es débil, Jesús los llamó “hombres de poca fe”.

Él dice: “miren, les digo algo, van a correr.” Él le dijo eso a Pedro y Pedro dijo: “oh, no, no, no, no,
no, no, voy a morir contigo.” Pedro pensó que era una roca y todos no fueron más que un montón de
piedrecillas. Y comenzaron a correr rápidamente. ¿Acaso esto significa que su fe no era real? No.
Simplemente significa que su fe era débil. Era inmadura. Necesitaba madurez y crecimiento. Ellos
creyeron y creyeron lo correcto, pero sobreestimaron la fortaleza de su fe. Yo aliento a los creyentes
jóvenes diciéndoles que lo más útil en su desarrollo es no sobreestimar su fortaleza. Y no
sobreestimar su fe y tener miedo de su debilidad. Y vivir humildemente.

Pero su fe era real. Y fue probada. Y cuando fue probada, ellos huyeron. Pero en la noche de la
resurrección, ellos huyeron el viernes. Ya para el domingo por la noche, todos estaban de regreso y
su fe, literalmente, fue alimentada. Y cuando el Espíritu Santo vino en el día del Pentecostés,
entonces voltearon al mundo de cabeza. Hay un proceso de madurez. Pero ellos creyeron. Y debido
a que creyeron, Dios los guardó y Dios los usó con poder cuando la fe de ellos fue fortalecida.

¿Amor? Usted no puede vivir sin amor. ¿Y ser amado por el Dios del universo? Usted no puede vivir
sin un liberador o alguien que lo rescate a usted de la corrupción del mundo, alguien que supere los
problemas de su vida. Y si usted confía en Dios, usted tiene la promesa de que Dios lo va a
sostener a usted aun cuando la fe de usted sea débil.

Y después, finalmente, esperanza. Y eso nos lleva al versículo 33. Jesús dijo: “realmente no estar
solo cuando ustedes me dejen porque el Padre está conmigo siempre,” obviamente debido a la
naturaleza de la Trinidad. Pero después, Él dice esto en el versículo 33: “Estas cosas os he hablado
para que en Mí tengáis paz.” Quiero que tengan paz. Estas son Sus últimas palabras. Quiero que
estén en paz y por eso les he estado diciendo esto.

¿Qué es lo que les va a traer paz? Número uno, saber que Dios los ama con un amor eterno,
soberano y divino. Saber que usted pertenece a Dios, que su fe es real. Y Dios es su redentor, su
Salvador y su protector y su proveedor.
Pero, en tercer lugar, su paz viene de esto. “En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, Yo he
vencido al mundo.” Eso es esperanza. Esto es esperanza. Si usted ve al mundo que lo rodea y se
pregunta qué está pasando, cómo es posible que pueda empeorar. Escuche. Él venció al mundo.
Tiempo pasado. Todavía no se ha cumplido en el tiempo, pero todo está planeado en la eternidad.
Esto es victoria definitiva. El mundo los va a perseguir. El mundo los puede matar, se vuelve contra
ustedes, pero Yo he vencido al sistema. Yo he vencido al pecado. Yo he vencido a Satanás. Yo he
vencido a los demonios. Yo he vencido al complejo de pecadores. Yo lo he vencido todo.

Él es triunfal. Su victoria es nuestra victoria. Primera de Juan 5:4 y 5. Somos vencedores porque
nuestra fe está en Cristo y estamos unidos en Cristo en Su victoria. Pablo le dice a los corintios
“nosotros siempre triunfamos en Cristo.” No importa cómo está yendo el mundo. Él gana al final. Él
gana. Hay esperanza. Hay esperanza absoluta. Mis amados hermanos, Pablo dice, sed fieles,
inamovibles, siempre abundando en la obra del Señor sabiendo que su trabajo en el Señor no es
vano. Gracias sean dadas a Dios quien nos da la victoria través de Jesucristo nuestro Señor.

¿Quiere paz en su vida, tranquilidad en medio de la turbulencia? ¿Quiere gozo en su vida? ¿La
exuberancia positiva de enfrentar la vida sin importar cuán difícil pueda ser? Entonces usted
necesita estar en los brazos de un Dios amoroso, un Dios a quien usted le ha encomendado su
alma eterna, quien se preocupa por usted y lo sostiene eternamente aun en medio de sus tiempos
de duda. Y un Dios que tiene el poder no sólo sobre el presente, sino poder sobre el futuro y que ya
ha ordenado ese futuro y su parte en ese futuro. Una herencia incontaminada reservada para usted
en el cielo. Usted puede vivir así. Piénselo. Dios lo ama. Dios lo sostiene. Y Dios tiene un propósito
para usted en la eternidad venidera.

Padre, Te damos gracias por nuestro tiempo juntos en torno este texto… tanto más aquí que
podríamos haber dicho. Pero Señor, nos has dado lo suficiente como para emocionar nuestros
corazones con Tu provisión, en medio de la oscuridad de esas horas, conforme los discípulos veían
la oscuridad. Y fue una metáfora para lo que la vida parece ser sin Jesús. Sin embargo, hubo un
camino a la paz y hubo un camino al gozo y fue saber que eran amados por el Dios del universo.
Ellos estaban bajo Su cuidado eterno y nunca perecerían. Él nunca los dejaría, aún en medio de sus
tiempos de lucha y duda y esparcimiento, Él se aferraría a ellos. Y que había una promesa de un
futuro vencedor, una esperanza triunfal, un Reino que estaba por venir -el Reino de nuestro Señor y
de Su Cristo. El Reino sobre la tierra. Y después, el Reino eterno en el nuevo cielo y la nueva tierra.
Estas son las grandes promesas del Evangelio para aquellos que se vuelven a Cristo. Que
abracemos estas promesas con gozo y gratitud. En Su nombre. Amén.

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