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Dedicatoria
El libro se inicia con la siguiente dedicatoria:
Dedico este libro a los manes de Apolonio de Tiana, contemporáneo de Cristo, y a todos los
Iluminados verdaderos que pueden quedar en este mundo que se pierde; Y para señalar bien su
profunda inactualidad, su espiritualismo, su inutilidad, lo dedico a la anarquía y a la guerra en
este mundo; Finalmente lo dedico a los Antepasados , a los Héroes en el antiguo sentido y a
los manes de los Grandes Muertos.
A.A.
El libro
La obra consta de tres capítulos ("La cuna de esperma", "La guerra de los principios" y "La anarquía") y
tres apéndices.
En el primer capítulo, "La cuna de esperma", Artaud estudia y analiza el origen familiar y dinástico de
Heliogábalo, y su infancia Emesa, Siria, deteniéndose en el culto solar de Baal (El-Gabal), las conductas
sexuales y en los significados y complejidades de la dualidad masculina-femenina.
En el segundo capítulo, "La guerra de los principios", analiza las guerras entre las razas a partir de los
"dioses-principios, que no deben confundirse con las representaciones antropomórficas de los dioses...,
sobre todo los dos principios de los que pende la vida cósmica: lo masculino y lo femenino". Artaud
cuestiona a los historiadores que se detienen en las anécdotas de libertinaje y perversión de Heliogábalo,
sosteniendo que a Heliogábalo se lo puede entender a partir de la cultura siria y su manera única de disociar
los principios masculino y femenino.
El tercer capítulo, "La anarquía", relata y analiza la asunción al trono,
el gobierno y el asesinato de Heliogábalo, desde la comprensión de la
anarquía que implicaba en sí mismo su condición andrógina
perfectamente inserta en la cultura lunar-solar siria:
...quién podía soportar a un príncipe que ofrecía a la lujuria todas las cavidades de su cuerpo...
Llegó al extremo de no ocuparse de otra cosa en Roma que de tener emisarios cuya función
era buscar exactamente a los hombres mejor formados para sus abyectos gustos e introducirlos
en el palacio para que él pudiera gozarlos. Además se complacía en hacer representar la fábula
de Paris; él mismo desempeñaba el papel de Venus, y dejando caer de pronto su ropa a los
pies, completamente desnudo, con una mano sobre el seno, la otra sobre las partes genitales, se
arrodillaba y, alzando la parte posterior, la presentaba a los compañeros de libertinaje.
También se arreglaba la cara como se pinta la cara Venus, y cuidaba que todo su cuerpo
estuviera perfectamente liso y brillante, ya que estimaba que lo mejor que podía ofrecerle la
vida era ser considerado digno de satisfacer los gustos libidinosos de la mayor cantidad de
hombres posible.
Lampridio citado por Artaud en Heliogábalo...
Heliogábalo trastorna completamente las costumbre romanas referidas a lo masculino y lo femenino. Tenía
esposas y amantes varones. Se vestía como prostituta y se entregaba en las tabernas. Hizo que todos los
senadores fueran mujeres y eligió como ministros a los hombres de penes más grandes. Los conservadores
romanos lo odiaron, pero Artaud dice que el pueblo romano lo amó. Artaud defiende a Heliogábalo, frente
a los historiadores tradicionales:
Aquello que desde el punto de vista romano es anárquico, para Heliogábalo es la fidelidad a
un orden. Heliogábalo emprendía una desmoralización sistemática y festiva del espíritu y la
conciencia latinos; y habría llevado hasta sus últimas consecuencias esa subversión del mundo
latino si hubiera podido vivir lo suficiente para llevarla a buen término... El anarquista dice:
Ni Dios ni amo, yo solo. Heliogábalo, una vez en el trono, no acepta ninguna ley; y él es el
amo. Su propia ley personal será entonces la ley de todos. El impone su tiranía. Todo tirano
en el fondo no es sino un anarquista que se ha puesto la corona y que impone su ley a los
demás. Sin embargo hay otra idea en la anarquía de Heliogábalo. Por el hecho de creerse dios,
de identificarse con su dios, nunca comete el error de inventar una ley humana, una absurda y
descabellada ley humana, por la cual él, dios, hablaría. El se adapta a la ley divina, en la que
ha sido iniciado...
Artaud
Artaud analiza finalmente el desenlace del reinado de Heliogábalo y su muerte, siguiendo la misma
dinámica con la que analizó su vida y su ascenso al trono. Su tía, " la pérfida Julia Mamea", lo convenció
de aceptar a su lado a Alejandro Severo, de lo que luego se arrepiente. Explica en su nombre Artaud:
Pero si Elagabalus es hombre y mujer, no es dos hombres al mismo tiempo. Hay aquí una
dualidad material que para Heliogábalo representa un insulto al principio, y que Heliogábalo
no puede aceptar.
Artaud
Heliógábalo recurré entonces al pueblo e inicia una sublevación contra Alejandro Severo. Pero la
sublevación es rechazada y el desenlace es inevitable. Artaud termina su libro con el relato de la muerte
espantosa que padeció Heliogábalo y su madre.
Véase también
Antonin Artaud
Surrealismo
Teatro de la crueldad
Artaud (álbum) de Luis Alberto Spinetta
A Starosta, el idiota (canción de Luis Alberto Spinetta inspirada en Heliogábalo o el
anarquista coronado)
Bibliografía
Artaud, Antonin (2006). Heliogábalo o el anarquista coronado. Buenos Aires: Argonauta.
ISBN 9789509282704.
Referencias
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