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Anuario de Psicología Jurídica 26 (2016) 130–140

Anuario de Psicología Jurídica 2016

www.elsevier.es/apj

Valoración psicológica del riesgo de violencia: alcance y limitaciones


para su uso en el contexto forense
José Manuel Muñoz Vicente a,∗ y Juan José López-Ossorio b
a
Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad de Madrid, España
b
Unidad Central de Atención a la Familia y Mujer (UFAM), Policía Nacional, España

información del artículo r e s u m e n

Historia del artículo: Desde hace tiempo, en contextos jurídicos y científicos existe preocupación por la falta de criterios téc-
Recibido el 13 de marzo de 2016 nicos para valorar la prueba pericial por parte de jueces y tribunales, dada la influencia que puede tener
Aceptado el 22 de abril de 2016 en las resoluciones judiciales. En el presente trabajo se aborda esta preocupación en relación a la prueba
On-line el 27 de mayo de 2016
pericial psicológica del riesgo de violencia, que ha adquirido un especial protagonismo con las recientes
reformas penales. Se analizan las principales claves explicativas, a juicio de los autores, de las limitaciones
Palabras clave: en la predicción del riesgo de violencia asociadas a las pruebas más utilizadas en la actualidad con este fin
Valoración psicológica
—las guías actuariales y las guías de juicio clínico estructurado—, y se presentan también las ventajas que
Riesgo de violencia
Guías actuariales
para los distintos operadores jurídicos puede tener el recurrir a estas periciales. Por último, se sugieren
Guías de juicio clínico estructurado algunos criterios desde el punto de vista técnico que podrían facilitar un análisis crítico de las mismas
Cientificidad por parte de jueces y tribunales.
© 2016 Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid. Publicado por Elsevier España, S.L.U. Este es un
artı́culo Open Access bajo la CC BY-NC-ND licencia (http://creativecommons.org/licencias/by-nc-nd/4.
0/).

Psychological assessment of the risk of violence: Scope and limitations


for its use in the forensic setting

a b s t r a c t

Keywords: For some time, in legal and scientific contexts there is concern about the lack of technical criteria for
Violence risk assessing expert evidence by judges and courts, given the influence it can have on judgments. In this
Psychological assessment paper this concern is addressed in relation to psychological expert evidence of risk of violence, which has
Actuarial guides
acquired a special role with recent penal reforms. The main explanatory keys, according to the authors, of
Structured clinical
limited predictive ability of the tests most commonly used today for this purpose —actuarial guides, and
Structured clinical judgment guides
Scientificity structured clinical judgment guides — are analyzed, and also the advantages for different legal operators
of using these expert tests are presented. Finally, some requirements from the technical point of view,
which could provide a critical analysis of expert tests by judges and courts are suggested.
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access article under the CC BY-NC-ND license (http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/).

La tendencia a sobrevalorar desde el contexto jurídico todo el informe pericial a través de la indeterminada «sana crítica»—,
aquello que lleva la etiqueta de ciencia, asumiendo que es siem- han creado preocupación en contextos jurídicos y científicos (Abel,
pre sinónimo de conocimiento fiable y válido, y la ausencia de 2015; Gascón, 2013; Luca, Navarro y Camariere, 2013; Mestres y
criterios técnicos por parte de los juristas para cribar la calidad Vives-Rego, 2015; Vázquez-Rojas, 2014). Sirva como ejemplo el
de los supuestos conocimientos científicos presentados en la sala informe de la National Academy of Sciencies de los Estados Unidos:
de justicia —i.e., en nuestro ordenamiento jurídico el juez evalúa Strengthening Forensic Science in the United States: A Path Forward
(NAS, 2009).
En el contexto anglosajón y en EEUU esta preocupación se ha
∗ Autor para correspondencia. solventado elaborando criterios de validez científica. El objetivo
Correo electrónico: jmvforensic@yahoo.es (J.M. Muñoz Vicente). principal es que la valoración de la prueba pericial científica verse

http://dx.doi.org/10.1016/j.apj.2016.04.005
1133-0740/© 2016 Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid. Publicado por Elsevier España, S.L.U. Este es un artı́culo Open Access bajo la CC BY-NC-ND licencia (http://
creativecommons.org/licencias/by-nc-nd/4.0/).
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sobre los hechos en los que los expertos basan sus opiniones y no libertades y estigmatización de los enjuiciados; falsos negativos:
en criterios ajenos a su actividad científica, como por ejemplo su riesgo de revictimización para los denunciantes— obligan a los peri-
prestigio profesional o la convicción al exponer sus argumentos tos psicólogos a afrontar este reto desde la máxima rigurosidad
ante el tribunal. Un ejemplo de los mismos son los criterios Dau- científica.
bert (Guillén, Aguinaga y Guillén, 1998): a) ¿se pueden verificar Desde este marco, el presente trabajo pretende analizar el
las opiniones, afirmaciones o conocimientos científicos?, b) ¿se ha alcance de la prueba pericial psicológica del riesgo de violencia.
publicado la teoría o la técnica en una revista de prestigio que tenga Se presentan para ello las principales dificultades con las que se
un sistema de revisión por pares?, c) ¿cuál es la tasa de errores, o encuentra el ámbito científico para abordar la predicción de la
efectos no deseados? y d) ¿cuál es el grado de aceptación de esa conducta violenta, principalmente la complejidad del fenómeno a
teoría o técnica o de consenso en la comunidad científica? Si bien predecir, que explicarían las limitaciones en la capacidad predictiva
la doctrina Daubert, desde el punto de vista jurídico, no está exenta de las herramientas elaboradas para este fin.
de críticas (Abel, 2015) (los estándares se confeccionaron pensando
únicamente en las denominadas ciencias naturales —ciencias duras La respuesta científica a la predicción de la conducta
desde el punto de vista del Derecho—), los criterios de si la teo- violenta
ría o técnica han sido sometidos a prueba y del margen de error
no se pueden aplicar a las ciencias sociales (consideradas ciencias Modelo teórico de partida
blandas en el mundo del Derecho y entre las que se encontraría la
Psicología), sus criterios han sido considerados unas veces dema- El punto de partida de cualquier actividad predictiva es definir
siados genéricos y otras demasiado concretos, está la dificultad de de forma clara y operativa la variable a predecir, en este caso, la
aplicación para determinar la admisibilidad de métodos científicos conducta violenta. Esta labor no es fácil desde el punto de vista
nuevos, sus disposiciones son ambiguas y sus fundamentos filo- científico. La violencia es un fenómeno complejo, poliédrico y mul-
sóficos débiles. No obstante parece clara la necesidad de que el tidimensional (Garrido y Sobral, 2008), que ha sido definido de
juez analice de forma más crítica la prueba pericial científica y eso manera distinta en diferentes disciplinas, lo que ha dificultado
implica atender a una serie de aspectos: a) la validez científica del su abordaje científico (Gallardo-Pujol, Forero, Maydeu-Olivares y
método usado, b) el margen de error de medida y c) la corrección Andrés-Pueyo, 2009; Ramírez y Andreu, 2006). No obstante, tres
técnico-procedimental en el empleo del método, esto es, de todo elementos aparecen en la mayoría de las definiciones utilizadas
el proceso que se inicia con la recogida de datos hasta el análisis e (Carrasco y González, 2006): a) su carácter intencional —busca un
interpretación de los mismos por personal cualificado y siguiendo fin concreto de muy diversa índole—, b) las consecuencias negati-
el protocolo establecido (Abel, 2015). vas o el peligro que conlleva, sobre objetos, otras personas o uno
La predicción del riesgo en el contexto forense tiene interés mismo y c) su variedad expresiva —física, psíquica, sexual o por pri-
para la adopción de estrategias de gestión del riesgo de corte legal, vación o abandono—. En este sentido, la OMS (2002) atendiendo a
relacionadas fundamentalmente con la supervisión y control del la direccionalidad de la violencia —autoinflingida, interpersonal o
potencial agresor (imposición de penas y/o medidas de seguridad y colectiva—, diferencia más de sesenta tipos de conductas violentas.
monitorización en fase de ejecución de sentencia) y con la adopción En la predicción del riesgo se ha puesto la atención en la con-
de medidas de protección sobre la potencial víctima, en los casos ducta más grave: la violencia física y sexual. Así, el concepto jurídico
en los que está es conocida como ocurre en el ámbito de la violencia de peligrosidad criminal tradicionalmente ha hecho referencia a
de pareja. la delincuencia violenta grave, sistemática y reincidente (Andrés-
La nueva pena de prisión permanente revisable y las contro- Pueyo, 2013). Distintos campos del conocimiento han aportado
versias jurídicas desatadas en torno a ella han puesto en el punto modelos explicativos sobre la génesis de la conducta violenta, en
de mira la respuesta científica al concepto jurídico de peligrosidad un principio con carácter determinista o monocausal. Para la pos-
criminal, hoy interpretado en términos de evaluación del riesgo de tura determinista la ley causal es fundamental: cada acontecimiento
violencia (Andrés-Pueyo, 2013). El delincuente peligroso pasa así a tiene una causa determinada y a su vez un efecto concreto (Fäh,
ser redefinido por la comunidad científica como delincuente de alto Rainer y Killias, 2006). Estas explicaciones contribuyeron a gene-
riesgo (Cid y Tebar, 2010). rar una amplia gama de elementos o variables explicativas de la
No obstante, parte de la comunidad jurídica se muestra escéptica conducta violenta, recogidas y analizadas en la actualidad como
hacia este tipo de periciales al detectar importantes limitaciones en factores de riesgo (ver tabla 1).
la respuesta científica, a la vez que consideran que atentan con- La complejidad de la conducta violenta surge de la interde-
tra la presunción de inocencia y el principio del libre albeldrío pendencia de distintos factores de riesgo/protección provenientes
(Hernández, 2010; Martínez, 2014). de la esfera biológica, psicológica, social y cultural —fuentes de
Lo que parece claro es que las consecuencias derivadas de los riesgo o influencias criminógenas—. En este sentido, parece ade-
errores predictivos —falsos positivos: restricción de derechos y cuado acercarse a su explicación y predicción desde una perspectiva

Tabla 1
Factores explicativos de la conducta violenta aportados por distintos campos científicos

Biología Psicología Psiquiatría Sociología Antropología Criminología

- Genes - Manejo de emociones - Trastornos psicóticos - Edad - Raza y etnia - Carrera criminal
- Factores obstétricos (ira) - Trastornos del estado - Sexo - Valores, creencias, - Oportunidad delictiva
- Hormonas - Nivel de tolerancia a del ánimo - Posición en la hábitos, costumbres y - Vulnerabilidad
- Nivel de activación la frustración - Trastornos de estructura social normas culturales victimal
autonómica - Distorsiones personalidad - Relaciones sociales
- Activación neuronal cognitivas - Trastornos cognitivos - Densidad de
- Función cerebral - Autoestima y - Trastornos por población y
- Estructura cerebral autoconcepto dependencia y abuso dimensiones de la
- Rigidez cognitiva de sustancias sociedad
- Habilidades de - Retraso mental
resolución de conflictos
- Autocontrol
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ecológica (en el sentido propuesto por Belsky, 1980). El modelo también pueden funcionar de manera interactiva, existiendo una
integrado de la conducta delictiva de Andrews y Bonta (1994) combinación específica para cada caso concreto (Martínez, 2006).
es considerado el punto de partida en la investigación rigurosa Parece sensato pensar, en este sentido, que la inhibición de la con-
de la predicción del riesgo. Estos autores ponen el énfasis en la ducta violenta podría estar en función del número y acción de los
toma de decisiones del sujeto de la conducta delictiva y en la que factores de protección (Garrido, 2005).
influirán diversos y distintos factores de riesgo/protección: carac- La conducta violenta sería, por tanto, fruto de la “interacción” de
terísticas del ambiente inmediato, actitudes, valores, creencias y factores de riesgo y factores de protección. Esta perspectiva integra-
racionalizaciones sobre la conducta prosocial y antisocial, apoyo a dora maneja el concepto de causalidad en términos probabilísticos,
la conducta delictiva, antecedentes delictivos, habilidades de solu- que defiende la existencia de factores de riesgo con un efecto favo-
ción de problemas y autocontrol y otras características de la base recedor, pero nunca totalmente determinante de la conducta (Fäh
de personalidad que potencian el comportamiento antisocial. En et al., 2006). Así, la presencia de un factor de riesgo no implica nece-
este modelo la evaluación del riesgo no se entendía como una acti- sariamente que tenga que producirse el resultado y a la inversa, la
vidad técnica independiente, sino como integrada en el proceso de ausencia de un factor de riesgo no garantiza que no se produzca
gestión del riesgo, en una constante retroalimentación. el mismo. La relación factor de riesgo-resultado depende de una
Recientemente en nuestro país, el profesor Santiago Redondo combinación específica en el caso concreto en la que hemos de con-
(Redondo, 2008, 2015) ha propuesto el modelo de triple riesgo siderar también la acción de los factores de protección. La mayoría
delictivo en vías de validación. de los factores de riesgo/protección tienen múltiples dimensiones
medibles, cada uno de los cuales influye de forma independiente y
Los elementos de la predicción del riesgo: global en el resultado.
factores de riesgo/protección Un concepto clave para el proceso de valoración del riesgo es el
de interacción. Por su claridad tomaremos la descriptiva del profe-
Los factores de riesgo tradicionalmente se han dividido en dos sor Redondo (2015). Según este autor, «interacción significa aquí,
grupos (Andrews y Bonta, 1994): a) factores de riesgo estáticos: con- en primer lugar, que dos o más elementos de riesgo –e.g., una alta
diciones bio-psico-socio-culturales difíciles de modificar, bien por impulsividad individual, una educación familiar sin normas y vivir
su carácter hereditario-biológico (como variables temperamenta- en un barrio con altas tasas delictiva— al combinarse y determi-
les: impulsividad, hostilidad, búsqueda de sensaciones, etc.), por narse recíprocamente acaban ejerciendo una influencia conjunta,
pertenecer a la historia evolutiva del individuo (como la victimi- no aislada de cada uno de ellos, en la coproducción de la conducta
zación infanto-juvenil, el estilo educativo parental inadecuado, el delictiva; también indicaría que las diversas influencias implicadas
fracaso escolar, etc.) o por ser condiciones psicopatológicas irre- en los delitos no necesariamente contribuyen a la génesis delic-
versibles o de evolución negativa (como la demencia, secuelas por tiva por igual, sino que pueden hacerlo en diferentes grados y, lo
traumatismo craneoencefálico, etc.) y b) factores de riesgo dinámi- más importante, interacción significaría asimismo que el efecto
cos: condiciones bio-psico-socio-culturales susceptibles de cambio criminógeno global —es decir, la probabilidad final de conducta
(es decir, psicopatología reversible o de buen pronóstico en el trata- delictiva— no tiene por qué ser el resultado de la mera adicción
miento, distorsiones cognitivas, creencias y valores pro-violencia, de los influjos de riesgo que inciden sobre un caso concreto, sino de
situación de desempleo, etc.). Según algunas investigaciones, los su fortalecimiento recíproco, lo que producirá una influencia cri-
predictores dinámicos muestran una ligera superioridad en la minógena amplificada». Este autor, partiendo de que en un mismo
predicción de la violencia (Gendreau, Little y Goggin, 1996). No sujeto puede existir la influencia de factores de riesgo intrafuente e
obstante, algunos de ellos, principalmente los que aluden al fun- interfuentes, postula dos principios relativos a la interacción entre
cionamiento psicológico del individuo, por su propia naturaleza factores de riesgo: a) convergencia de riesgos interfuentes, donde
resultan más complicados de operativizar para su ponderación que diversos riesgos procedentes de distintas fuentes propenderán a
los factores estáticos (por ejemplo, los esquemas cognitivos distor- confluir parcialmente en el mismo individuo y b) potenciación recí-
sionados frente al número de ingresos en prisión), lo que se deriva proca de riesgos interfuentes, mediante la confluencia en un mismo
habitualmente en un mayor nivel de inferencia (recurso a indicado- sujeto de riesgos de diferentes fuentes, potenciando sus efectos
res indirectos para su valoración). Además, los factores dinámicos respectivos e incrementando exponencialmente la probabilidad
son muy sensibles a los cambios, lo que implicaría reevaluaciones individual de conducta violenta.
constantes cercanas en el tiempo (Garrido, 2003). En definitiva, para poder explicar, predecir y tratar la con-
Posteriormente, la atención se centró en los factores de protec- ducta violenta, no solo es necesario “identificar” los factores de
ción, que modularían el impacto de la exposición a los factores de riesgo/protección asociados a la misma sino, lo que es más impor-
riesgo. Estos factores han sido mucho menos estudiados en la pre- tante, conocer y analizar las relaciones existentes entre ellos.
dicción del riesgo de violencia; prácticamente su abordaje se ha En este sentido, no existen leyes generales y en cada caso con-
limitado a considerarlos el polo opuesto de los factores de riesgo creto corresponde una dinámica funcional interactiva específica.
(Vries, Bogel y Stam, 2012). La naturaleza de los factores de riesgo/protección y su nivel de
Esta situación está cambiando con el auge de la psicología posi- compensación o descompensación varía de un caso a otro (Sobral,
tiva; así podemos encontrar modelos teóricos como el de la buena Romero, Luengo y Marzoa, 2000).
vida (Ward y Fortune, 2013; Ward, Man y Gannon, 2007) y protoco- Desde la criminología del desarrollo y del ciclo vital, a través
los de valoración de factores de protección como el SAPROF (Vries, de estudios longitudinales prospectivos, con distintas medidas de
Vogel y Spa, 2011), que pueden usarse solos o en combinación con delincuencia autoinformada y de registro oficial (como el estudio
escalas de riesgo. En concreto, el SAPROF puede complementar el de Cambridge sobre el desarrollo de la delincuencia) se introdujo
HCR-20v3 (Douglas, Hart, Webster y Belfrage, 2013). el concepto de ordenación temporal de los factores de riesgo y de
En la actualidad se considera que los factores de riesgo y los protección. Esta perspectiva matizó que esa acción combinada de
factores de protección no son posiciones opuestas de un mismo los factores actuaría de manera específica en distintas etapas del
continuo, sino dos realidades diferenciales que interactúan entre sí. desarrollo evolutivo (Requena, 2014). Los factores de riesgo y de
Por lo tanto, los factores de protección no tienen un polo contrario protección pueden ejercer una acción más o menos prolongada o
en el que se convierten en factores de riesgo, sino que únicamente permanente —factores de riesgo históricos—, o más o menos coyun-
tienen ese efecto protector (Garrido, López, Silva, López y Molina, tural —factores de riesgo dinámicos—. Esta perspectiva permite
2006). Al igual que los factores de riesgo, los factores de protección hablar de factores de inversión criminológica, que podrían definirse
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como aquellas situaciones bio-psico-socio-culturales susceptibles o la falta de conciencia de enfermedad para la violencia asociada
de producir una alteración en la secuencia de influencias futuras de a la presencia de trastornos mentales (Andrés-Pueyo y Echeburúa,
los factores de riesgo/protección. Estos factores de inversión pue- 2010).
den ser prosociales o antisociales, reorientando la trayectoria vital Una revisión de las guías elaboradas para predecir violencia
del sujeto en un sentido u otro (Redondo, 2015). Para la predic- específica —sexual, de pareja, etc.— advierte de una sobrerrepre-
ción de la violencia, el carácter sugestionable y la ductilidad de la sentación en las mismas de factores generales de violencia frente
conducta humana suponen que la precisión del pronóstico es muy a los factores asociados al tipo de violencia concreto, lo cual ha
sensible al paso del tiempo, lo que sugiere la necesidad de tomar generado la duda entre los profesionales de si se puede diferenciar
decisiones graduadas y reevaluables del riesgo (Andrés-Pueyo y el riesgo asociado a un tipo de violencia específica —por ejemplo,
Echeburúa, 2010). sexual—, del riesgo de reincidencia general vinculado a un estilo de
Por último, para los casos en los que la potencial victima de la vida antisocial (Herrero, 2013).
violencia está identificada, como ocurre en la violencia de pareja,
la investigación indica que resulta de interés atender a los factores Enfoques actuales en la predicción del riesgo: modelo clínico y
de riesgo de victimización. Estudiar este aspecto no implica descar- modelo actuarial
gar al agresor de la responsabilidad de la conducta violenta, sino
acercarnos a esta de una forma más realista, entendiendo que deter- El desarrollo de la evaluación del riesgo de violencia dentro de
minadas características y comportamientos de la víctima pueden la psicología ha ido parejo al de la evaluación psicológica general
“precipitar” una conducta violenta de un potencial agresor. Atender como disciplina. En este proceso, la controversia entre el enfo-
a estos factores, por otro lado, permite elaborar estrategias preven- que nomotético y el enfoque ideográfico ha sido una constante
tivas y de gestión del riesgo más eficaces, al no tratar a la víctima (Fernández-Ballesteros, 2007; Silva, 2011).
como mero sujeto pasivo de la actividad criminal e implicarla en La evaluación psicológica forense del riesgo de violencia debe
su propia protección, permitiendo mejorar el conocimiento de sus enmarcarse dentro del proceso de evaluación psicológica general.
factores de riesgo victimal y así contribuir en el diseño y aplica- En este sentido, “debe llevarse a cabo mediante un procedimiento
ción de planes específicos para reducir ese riesgo (Morillas, Patró y reglado, con unas fases establecidas propias del método científico-
Aguilar, 2011). A modo de ejemplo, dentro de la violencia de pareja positivo, de tal forma que pueda ser replicado, como ocurre en
se ha comprobado que la autopercepción subjetiva de riesgo por toda investigación científica” (Fernández-Ballesteros, 2007, p. 62).
parte de la víctima es un factor con gran fuerza de asociación con la A este respecto, hay consenso en considerar que el diseño del
predicción de la reincidencia (AUC = .60) (Roehl, Sullivan, Webster proceso de evaluación psicológica debe realizarse siguiendo los
y Campbell, 2005) y como tal es incluido en muchas de las guías siguientes planteamientos (Fernández-Ballesteros, Oliva, Vizcarro
de valoración del riesgo de violencia de pareja (e.g., DA, RVD-BCN, y Zamarrón, 2011): 1) el proceso de evaluación supone un proceso
EPV-R). Además, en estos supuestos los cambios legales derivados de toma de decisiones durante el cual, con objeto de dar respuesta a
de la interposición de denuncia abren un nuevo escenario de riesgo la demanda planteada, el psicólogo debe plantearse distintos cursos
que es necesario reevaluar. A estos factores se les atribuye una de acción y decidir cuál o cuáles va a seguir, 2) el proceso de evalua-
influencia proximal e inmediata en la conducta violenta (Redondo, ción es considerado una tarea de resolución de problemas (solicitud
2015). demandada) y 3) el proceso de evaluación requiere la formulación
Este panorama, altamente complejo, supone una elevada difi- y la evaluación de hipótesis sobre la demanda realizada.
cultad para el método científico. Por ejemplo, en aras a estimar Una vez superada, por su baja capacidad predictiva y alta subje-
la predicción del riesgo es necesario realizar una selección de los tividad, la valoración del riesgo realizada de forma inestructurada,
factores que más se asocien con la variable a predecir; de otro centrada en la presencia de psicopatología como único factor de
modo sería una empresa inabordable para la ciencia. Para reali- riesgo a considerar, y apoyada en la impresión clínica del experto,
zar esta labor resulta imprescindible seguir las directrices de la presente hasta los años ochenta del pasado siglo (Faust y Ziskin,
investigación científica, comenzando por el nivel exploratorio, e 1988; Monahan, 1981), las distintas metodologías con base en
ir avanzando hasta construir un modelo predictivo que se sustente, la evidencia empírica utilizadas en la actualidad para este fin
especialmente, en los datos relacionales (probabilísticos), debido a pueden dividirse en dos grupos: las pruebas actuariales (Arais)
que los modelos causales (explicativos) presentan dificultades en —sustentadas en la perspectiva nomotética— y las pruebas de juicio
este área del conocimiento. No obstante, la fuerza de asociación de clínico o profesional estructurado (JPE) —sustentadas en la perspec-
los distintos factores de riesgo con la reincidencia violenta puede tiva ideográfica—. Ambas se implementan en la práctica mediante
verse influida por el instrumento de medida e indicadores utiliza- un procedimiento estandarizado o protocolo y a través de la uti-
dos en la investigación —véase, por ejemplo, el trabajo de Loinaz, lización de guías (Quinsey, Harris, Rice y Cormier, 2006). Si bien
Echeburúa y Ullate (2012) respecto al apego, empatía y autoestima en la literatura especializada podemos encontrarnos que se alude
en agresores de pareja—. indistintamente a términos como guías, escalas, formularios y pro-
Revisando las diferentes herramientas de predicción del riesgo tocolos de valoración, para referirse a este proceso desde un punto
habría una serie de factores que se incluyen por sistema en todas de vista técnico es necesario distinguir entre protocolo, por un
ellas, que presentan una fuerte asociación con la violencia en gene- lado, y guía, escala o formulario por otro. El concepto de proto-
ral y cuya influencia se mantiene en el tiempo. Estos factores de colo haría referencia al procedimiento de evaluación general, es
riesgo se derivan habitualmente de la historia criminal, especial- decir, a las fases o pasos del proceso evaluativo. A este respecto,
mente de antecedentes de violencia en general y de la violencia existen orientaciones dirigidas a buenas prácticas en relación al pro-
específica que se quiere predecir, de la gravedad del hecho violento ceso de evaluación psicológica, que sin ser vinculantes pretenden
que originó la evaluación de riesgo actual —potencialidad lesiva— y que el profesional tome conciencia de la responsabilidad que asume
de la presencia de alteraciones mentales —principalmente aquellas al aceptar la demanda realizada, especialmente cuando interviene
cuya clínica incluye síntomas psicóticos positivos, desregulación en el contexto forense, y la necesidad de que siga planteamientos
emocional y rasgos antisociales de la personalidad—, así como el rigurosamente científicos o, lo que es lo mismo, realizar una prác-
consumo/abuso de sustancias. tica basada en la evidencia (Fernández-Ballesteros et al., 2011). Al
Así mismo, la investigación ha identificado factores de riesgo margen de las cuestiones técnicas específicas que iremos desglo-
asociados a tipos específicos de violencia, por ejemplo los celos sando en este artículo, hay tres requisitos previos al proceso de
para la violencia de pareja, las parafilias para la violencia sexual evaluación: a) requisito de cualificación profesional del evaluador,
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b) salvaguarda de los criterios técnicos en la toma de decisiones descriptiva posible, indicadores que faciliten la ponderación de
y c) salvaguarda de los principios éticos y legales (Fernández- cada factor.
Ballesteros et al., 2011). Otra de las claves de la eficacia predictiva del procedimiento
Por otro lado, el concepto de guía, escala o formulario haría alu- descansa en la cantidad y calidad —fiabilidad— de la información
sión a la herramienta o instrumento en el que se va a apoyar el manejada por el evaluador (Gómez-Hermoso, Muñoz, Vázquez,
perito psicólogo a la hora de arrojar su predicción del riesgo. Estos Gómez y Mateos, 2012). En este sentido, la precisión de la predic-
instrumentos han sido diseñados específicamente para evaluar el ción es sensible a las condiciones de evaluación, concretamente al
riesgo de violencia y deben ser las herramientas de primera elec- tiempo de que disponga el perito para acceder y recoger informa-
ción por el perito. En la selección del instrumento concreto, el ción de distintas fuentes (Douglas et al., 2014).
perito psicólogo deberá atender a los siguientes criterios: el tipo Ambas perspectivas difieren, sin embargo, en los dos últimos
y características de las violencia a predecir, el plazo temporal de pasos del protocolo. Respecto a la forma de ponderar los factores,
la predicción y la población particular donde se va a realizar la en las guías actuariales cada factor tiene un peso diferente en la
predicción (Andrés-Pueyo y Echeburúa, 2010). Mediante ellas el estimación del riesgo final, dependiendo de su fuerza de asociación
psicólogo forense dirige su evaluación a rastrear los factores de con la conducta violenta; en cambio, en las guías clínicas no existe
riesgo/protección que han demostrado su asociación estadística una jerarquización en el peso que cada factor tiene en la estima-
con la conducta violenta a predecir (Bonta, 2002). Existirían, en base ción final del riesgo. Los factores relevantes, críticos o de alarma
a los dos modelos descritos anteriormente, dos tipos fundamentales se establecen por su relación funcional con la conducta violenta en
de guías: guías actuariales y guías de juicio clínico o profesional estruc- el caso concreto y en conjunción con el resto de factores presentes
turado. Por tanto, la utilización de una guía de valoración del riesgo (Douglas et al., 2014). Respecto a la estimación del riesgo global, en
sería solamente una parte del protocolo de evaluación del riesgo las guías actuariales se realiza a partir de un algoritmo matemático
y la validación y fiabilidad del pronóstico emitido por el perito no que combina la fuerza estadística de cada factor de riesgo; en cam-
depende solo de las bondades asociadas al instrumento —difícil de bio en las guías clínicas será fruto del análisis técnico realizado por
delimitar en el caso de las guías de juicio clínico estructurado— sino el evaluador en base a sus conocimientos y experiencia. Las guías
de las asociadas a todo el proceso seguido por este. Por tanto, es actuariales, por tanto, están apoyadas en estudios cuantitativos y
importante que el evaluador se enfrente al caso de forma holís- epidemiológicos amplios y estimaciones de la frecuencia de los
tica, integrando el instrumento de valoración dentro de todo el comportamientos violentos que se quieren predecir en las distintas
procedimiento de evaluación. poblaciones donde pueden ocurrir (Garrido et al., 2006). Estos ins-
El proceso de evaluación del riesgo de violencia, indepen- trumentos se han mostrado muy útiles para realizar valoraciones
dientemente del modelo a utilizar –actuarial o clínico–, está rápidas que permitan clasificar a sujetos de alto riesgo e iniciar, en el
protocolarizado en cuatro pasos (Monahan y Skeem, 2014): 1) iden- caso de que la potencial víctima sea conocida, un plan de seguridad
tificar los factores de riesgo empíricamente válidos, 2) determinar para ésta en función de ese riesgo (Canales, Macaulay, McDougall,
un método para medir dichos factores, 3) establecer un procedi- Wei y Campbell, 2013; Hilton, Harris, Rice, Eke y Lowe-Wetmore,
miento para combinarlos y 4) realizar una estimación del riesgo. 2004; Hilton, Harris, Rice, Eke, & Lowe-Wetmore, 2007).
Ambos tipos de procedimientos, actuariales y clínicos, compar- Estas diferencias implican que los instrumentos actuariales no
ten los dos primeros pasos del protocolo. Así, utilizan guías que precisan de una formación especializada en psicología criminal y
recogen factores de riesgo asociados empíricamente con el tipo forense por parte del evaluador; simplemente requieren de una for-
de conducta violenta a predecir —las guías actuariales enfatizan mación básica en el uso del instrumento acompañada de un manual
la utilidad de los factores estáticos y las clínicas se centran más en de usuario que marque las directrices de una correcta evaluación
factores dinámicos— y con el procedimiento para ponderar dichos con esta metodología. Por el contrario, las guías de juicio clínico
factores. Respecto a este último aspecto, utilizan una perspectiva estructurado no precisan de un gran entrenamiento en la herra-
multimétodo para recoger la información necesaria para valorar mienta pero si de una formación específica y especializada por parte
cada uno de los factores y la validez convergente como criterio de del evaluador (Douglas et al., 2014).
ponderación (Bonta, 2002). El modelo actuarial tiene como ventaja que elimina la subjeti-
Tradicionalmente, se emplean cuatro métodos de recogida de vidad del evaluador en la toma de decisiones final —estimación del
información (Andrés-Pueyo y Echeburúa, 2010; Garrido et al., riesgo—, descansando en los modelos matemáticos. Así, la clave de
2006): las entrevistas estructuradas, las pruebas psicológicas, la evaluación mediante esta metodología es el acceso a las fuentes
la observación conductual y el análisis de informes colaterales de información, utilizar instrumentos bien validados para el con-
—clínicos, sociales, laborales, policiales, etc.— y del expediente judi- texto específico de aplicación (Hart, Michie y Cooke, 2007) y, en la
cial —declaraciones, atestados policiales, informes médico-legales, práctica, ser cuidadosos en que las estimaciones no sean contami-
antecedentes penales, etc.—. En este sentido, hay que introducir nadas por la discreción humana (Quinsey, Harris, Rice y Cormier,
un concepto afín: indicador de riesgo. El indicador de riesgo alude 1998). Como inconveniente, sobre todo para legos en evaluación
a la forma en que se manifiesta el factor de riesgo, que es lo que psicológica como son los juristas, puede llevar a sobreestimar el
toma como referencia el evaluador para su codificación. Este indi- nivel de cientificidad del proceso decisional, cuando la realidad es
cador puede ser una muestra de conducta directa o indirecta de que los valores promedio de un grupo poco nos dicen de cómo se va
la presencia del factor. Así, la presencia de delirios persecutorios, a comportar un sujeto concreto aunque este sea representativo de
como indicador de la existencia de un trastorno paranoide, sería la muestra utilizada para la validación de la guía. En este sentido,
un ejemplo del primer supuesto y revisar el móvil de la pareja, existe una gran heterogeneidad intragrupo, es decir, no siempre se
como indicador de la presencia de celos exagerados, lo sería del da la misma combinación de factores de riesgo/protección, con la
segundo. Cuanto más indirecto sea el indicador mayor grado de misma frecuencia, intensidad y duración —complejidad y variabi-
inferencia deberá asumir el evaluador para ponderar el factor y más lidad de las interacciones—.
se compromete la objetividad del proceso. La variedad y la configuración particular de factores es la norma
Por tanto, para facilitar una adecuada utilización de la herra- cuando hablamos de conducta violenta. Por tanto, este modelo
mienta por parte del evaluador, las guías debería recoger: a) una reduce la complejidad del concepto de interacción interfactores
definición precisa de cada factor, b) cuando estos sean multifa- anteriormente descrito a un algoritmo matemático calibrado, sim-
céticos, dividirlos en subfactores que recojan todas las facetas y plificando en exceso el complejo proceso de toma de decisiones de
ámbitos del contenido de cada factor y c) incluir, de la forma más ser humano, base de su poder de elección (Fuster, 2014). Redondo
J.M. Muñoz Vicente, J.J. López-Ossorio / Anuario de Psicología Jurídica 26 (2016) 130–140 135

(2015), por su parte, señala que dada la complejidad de las posi- incrementa significativamente el número de falsos positivos.
bles interacciones intrafuente e interfuentes de riesgo en un caso Dependiendo de las repercusiones derivadas del contexto de apli-
concreto, no debería esperarse hallar productos matemáticamente cación, esa tasa de error será más o menos asumible. Por ejemplo,
precisos de su probabilidad delictiva, sino más bien estimacio- tendrá menos importancia en un contexto policial de aplicación
nes razonablemente exactas de su riesgo delictivo. A mayor riesgo de medidas de protección a posibles víctimas o en un contexto
delictivo, mayor probabilidad real de comportamiento violento. de atención a víctimas para elaborar planes de autoprotección
Por otro lado, este modelo no contempla la posible incidencia para esta, puesto que no implica limitaciones importantes en los
de factores de riesgo específicos para el caso concreto que puedan derechos y libertades de los potenciales agresores (López, González
no estar recogidos en la guía actuarial y tener un peso relevante y Andrés-Pueyo, 2016). Es una cuestión totalmente diferente de lo
en el pronóstico final (Campbell, French y Gendreau, 2009). Esbec que ocurre en el contexto forense, donde la predicción es utilizada
(2006,p. 134) ejemplificaba muy bien estas limitaciones aplicando para sustentar decisiones judiciales de importantes consecuencias
una herramienta puramente actuarial (RRASOR) al caso del asesino para estos (Martínez, 2014).
en serie Jeffrey Dahmer, condenado por diecisiete asesinatos. En Recientes metaanálisis (Singh, Fazel, Gueorguieva y Buchaman,
el momento de su condena, aplicando dicha guía Dahmer habría 2014) muestran escasas diferencias en la capacidad predictiva de
obtenido una puntuación total de 2, lo que correspondería a un ambos tipos de herramientas (actuariales vs. juicio clínico estruc-
14.2% de riesgo de recidiva a cinco años vista y del 21.1% a los diez turado), si bien hay que ser cautos al considerar los datos por tres
años; en consecuencia, el penado se encontraría en la categoría de motivos fundamentales: a) en algunas de las herramientas con-
«bajo riesgo» de recidiva sexual. Sin embargo, los peritos, psicólogos sideradas actuariales en esas investigaciones sería discutible su
y psiquiatras que valoraron el caso lo diagnosticaron de necrofi- carácter actuarial «puro», b) en el caso de las guías de juicio clínico
lia obsesiva, resistente a todo intento de control y, por tanto, con estructurado es difícil delimitar su capacidad predictiva a partir del
elevado riesgo de reincidencia. tamaño del efecto derivado del análisis de diferentes estudios, pues
Por su parte, el modelo clínico realiza una valoración más rea- la potencialidad de esas herramientas depende mayoritariamente
lista de la complejidad del concepto de interacción interfactores, al del evaluador que las utiliza y c) las guías de juicio clínico estructu-
considerar que esa dinámica funcional interactiva es específica en rado son utilizadas en muchas ocasiones de forma inadecuada, es
cada caso concreto —valoraciones personalizadas—, contemplando decir, como instrumentos actuariales, sumando sencillamente las
también la posibilidad de valorar factores de riesgo específicos puntuaciones y utilizando puntos de corte indicados en trabajos
para el caso concreto, a tenor de los conocimientos y experien- de investigación, pero sin el análisis clínico propio de estos pro-
cias del evaluador. Sin embargo, este modelo introduce un elevado cedimientos, lo que desvirtúa la naturaleza de los mismos (Grann
margen de subjetividad al descansar el juicio pronóstico en el pro- y Wedin, 2002). Así, por ejemplo, la SARA cuando se utiliza como
fesional que realiza la evaluación, pudiendo aparecer discrepancias instrumento actuarial obtiene un rendimiento inferior en unos seis
entre valuadores en el momento de combinar los distintos factores puntos (AUC = .64; Kropp, 2008).
(Hanson, Helmus y Bourgon, 2007). La eficacia de la predicción así No obstante, existe consenso al considerar que las guías de
elaborada va a ser sensible, por tanto, a características propias del valoración del riesgo son herramientas muy útiles al servicio del
técnico y a su exposición a determinados sesgos. profesional, pero que no deben sustituir a estos en la toma de
Entre las características del evaluador se han señalado (Ibáñez decisiones (Andrés-Pueyo y Echeburúa, 2010; Ibáñez y Echeburúa,
y Echeburúa, 2015): la capacidad de representación mental 2015).
—escenarios de riesgo futuros—, la flexibilidad cognitiva para En el contexto forense español parece que hay preferencia por el
modificar la primera impresión a partir de la nueva información uso de instrumentos de juicio clínico estructurado (Arbach-Lucioni
incorporada y la capacidad intelectual suficiente para manejar et al., 2015), con elaboración de herramientas propias, principal-
diversas y diferentes variables —factores de riesgo—, interrelacio- mente en el campo de la violencia de género, y adaptación de otras
narlas e integrarlas, así como inferir intuitivamente proyecciones del contexto anglosajón. Los estudios de validación en nuestro con-
útiles para la predicción de comportamientos futuros. En definitiva, texto arrojan parámetros de rendimiento semejantes a los estudios
al ser el pronóstico un fenómeno probabilístico no explicativo, el internacionales (ver tabla 2).
evaluador deberá realizar complejas cogniciones y metacognicio-
nes. Entre los sesgos a los que se puede ver expuesta la investigación
ha indicado los siguientes (Ibáñez y Echeburúa, 2015): a) de repre- Propiedades técnicas de los protocolos de valoración del
sentatividad, que le induce a apoyarse en un número insuficiente riesgo
y no representativo de datos para efectuar generalizaciones, b) de
inmediación y disponibilidad, que le lleva a considerar más pro- Parámetros métricos exigibles a las guías de valoración del riesgo
bable lo que mejor recuerda, c) de anclaje y ajuste, cuando las
valoraciones iniciales condicionan demasiado el sentido y función Las herramientas de valoración del riesgo, por su singularidad,
de las informaciones recogidas después, d) retrospectivo, que hace siguen procedimientos de validación diferentes a los test psicoló-
que se sobrevaloren determinados hechos pasados, y e) de confir- gicos. El concepto de validación hace referencia al estudio empírico
mación, por el que se tiende a sobrevalorar los argumentos que previo que lleva a comprobar la utilidad de una prueba antes de ser
conforman la posición adoptada en un inicio. empleada en la práctica profesional. Así, como en el caso de otro
Introducir un proceso de evaluación en el que intervengan dos tipo de instrumentos, es necesario conocer sus índices de fiabilidad
peritos expertos que de forma independiente y ciega valoren el y validez mediante los parámetros de rendimiento adecuados en
caso, llegando a conclusiones consensuadas sobre el mismo (validez función de la naturaleza de la prueba.
interjueces), podría ser una forma de aumentar la eficacia predic- Las guías de valoración del riesgo, a diferencia de los tests, no
tiva de las guías de juicio clínico estructurado. pretenden medir constructos psicológicos —abstracciones que no
Un sesgo compartido por ambos tipos de instrumentos es el se pueden medir directamente: inteligencia, neuroticismo, etc.—
miedo social al falso negativo (Herrero, 2013; Martínez, 2014), que (Andrés-Pueyo y Echeburúa, 2010). Esto implica que en su pro-
en los procedimientos actuariales influiría en el establecimiento de ceso de validación no comparten el diseño, la metodología ni los
los puntos de corte asociados con los distintos niveles de riesgo y parámetros que deben ser reportados para conocer su rendimiento
condicionan una actitud conservadora por parte del evaluador, de (Kropp, Hart, Webster y Eaves, 1995). Por consiguiente, los pará-
influencia en su estimación final del riesgo. Esta actitud de partida metros de calidad más importantes y exigibles son distintos en
136 J.M. Muñoz Vicente, J.J. López-Ossorio / Anuario de Psicología Jurídica 26 (2016) 130–140

Tabla 2
Capacidad predictiva de algunos de los instrumentos de valoración del riesgo de violencia más utilizados en distintos contextos

Instrumento Descripción Metodología Factores Área bajo la curva ROC

DV-MOSAIC Evaluación policial del riesgo de VCP Actuarial 46 AUC=.59


ODARA Evaluación policial del riesgo de VCP Actuarial 13 AUC=.77
VRAG-R Evaluación del riesgo de reincidencia violenta Actuarial 12 *AUC=.74 (.74-.81)
SVRA-I Evaluación policial del riesgo de VCP Actuarial 45 AUC=.58
SORAG Evaluación del riesgo de violenta sexual Actuarial 14 *AUC=.75 (.69-.79)
LSI-R Reincidencia y tratamiento en centros penitenciarios JPE 54 *AUC=.67 (.55-.73)
HCR-20 Evaluación del riesgo de violencia JPE 20 *AUC=.70 (.64-.76)
SVR-20 Evaluación del riesgo de violenta sexual JPE 20 *AUC=.78 (0.71-.83)
DVSI-R Evaluación del riesgo de violencia doméstica JPE 12 AUC=.60
SARA Evaluación del riesgo de VCP JPE 20 AUC=.70
Danger Assessment (DA) Evaluación del riesgo de homicidio en VCP JPE 20 AUC=.70
RVD-BCN Evaluación del riesgo de VCP JPE 16 AUC=.72
EPV-R Evaluación del riesgo de VCP y homicidio Actuarial 20 AUC=.69
VPR Evaluación policial del riesgo de VCP Actuarial 16 AUC=.71 (3 meses) y .58 (6 meses)
SAVRY Evaluación del riesgo de violencia en adolescentes JPE 24 *AUC=.71 (.69-.73)
STATIC-2000-R Evaluación del riesgo de violenta sexual Actuarial 14 AUC=0.71
PCL-R Evaluación de la psicopatía JPE 20 *AUC=.66 (.54-.68)

Nota. Elaboración propia a partir de las referencias de la tabla así como de estudios de revisión de Roehl et al., 2005; metaanálisis de Fazel et al., 2012; *AUC media de
metaanálisis de Singh et al. (2011). Las referencias de los instrumentos disponibles en Andrés-Pueyo y Echeburúa (2010) y metaanálisis indicados.

un caso y en otro (López et al., 2016; Singh, 2013). Una revisión Tabla 3
Descripción de los principales parámetros considerados para validar, revisar e inter-
de la literatura advierte de procesos de validación de estos ins-
pretar los instrumentos de valoración del riesgo de violencia
trumentos con metodologías y análisis estadísticos inadecuados,
principalmente siguiendo los parámetros de los tests psicológicos, Descripción
lo que puede conllevar distorsiones respecto a su capacidad predic- Parámetros de discriminación
tiva (Rice y Harris, 2005 citado en Alarcón, Wenger, Chesta y Salvo, Sensibilidad Proporción de individuos reincidentes
2012). El equipo de Douglas es claro a este respecto en la revisión que fueron clasificados de alto riesgo.
Especificidad Proporción de individuos no
del HCR-20v3: «los indicadores de riesgo no tienen la intención de
reincidentes que fueron clasificados
servir de pruebas psicométricas de los constructos de los factores como de bajo riesgo.
de riesgo a los que caracterizan; por lo tanto, los análisis de con- Área bajo la curva (AUC) Probabilidad de que el instrumento
sistencia interna o de estructura factorial, por ejemplo, con estos clasifique correctamente como
reincidente y o reincidente a un par de
indicadores pueden carecer de sentido» (adaptación española de
sujetos.
HCR-20v3 de Arbach-Lucioni y Andrés-Pueyo, 2015, p. 53). Odds ratio (OR) Medida de asociación entre un factor o
Estas consideraciones también resultan importantes para que el pronóstico de riesgo con el
los profesionales no confundan en la práctica la manera de aplicar desenlace (reincidencia).
sus procedimientos y considerar los resultados. De esta manera, la Parámetros de calibración
Valor predictivo positivo Proporción de individuos clasificados
propia naturaleza de la valoración del riesgo de violencia precisa
(VPP) de alto riesgo y que reincidieron.
de estudios específicos orientados al análisis del suceso, en este Valor predictivo negativo Proporción de individuos clasificados
caso el episodio violento, ya sea de tipo retrospectivo a partir de la (VPN) de bajo riesgo y que no reincidieron.
prevalencia o prospectivo buscando la incidencia (reincidencia). Número que hace falta Número de individuos valorados de
Un elemento que se considera con cautela en estudios de pre- detener (NND) alto riesgo que precisan ser detenidos
para prevenir la reincidencia.
dicción procede del análisis previo de la prevalencia del fenómeno Número que puede ser Número de individuos valorados de
violento para obtener una descripción de su realidad. La tasa de liberado (NSD) bajo riesgo que pueden ser
prevalencia es la fracción de un grupo de personas pertenecientes descartados.
a una población definida que presentan una característica en un
momento concreto —prevalencia puntual— o durante un periodo
especificado —prevalencia de periodo— (Irala, Martínez-González y observada, permitiendo además clasificar tasas adecuadas en las
Seguí-Gómerez, 2008). En el supuesto de encontrarnos ante nuevos categorías de riesgo que tenga el instrumento y el rendimiento que
casos, la medida sería de incidencia —en términos criminológicos, muestra la guía para valorar los casos. La tabla 3 resume los distin-
reincidencia—. Estas medidas también resultan muy importantes tos parámetros de interés en el análisis, construcción y validación
debido a que condicionan los parámetros matemáticos de algunos de herramientas de valoración del riesgo de violencia.
indicadores de la capacidad predictiva. Los parámetros de calibración están orientados a conocer cómo
El mejor conocimiento sobre la calidad técnica de los distin- son clasificados los sujetos por el instrumento —en clúster de
tos instrumentos de evaluación del riesgo descansa especialmente riesgo— y su porcentaje de aciertos, permitiendo el ajuste entre
en la validez predictiva, que engloba diferentes indicadores de el riesgo pronosticado y el observado en sus diferentes categorías.
desempeño (Hilton et al., 2007; Rossegger, Endrass, Gerth y Singh, Además, el valor predictivo positivo (VPP) y el valor predictivo
2014). La capacidad predictiva o validez de estos protocolos permite negativo (VPN) constituyen dos parámetros relevantes en la
evaluar los casos en un marco asociativo mediante los factores de calibración de la herramienta. Se propone comenzar a informar
riesgo/protección presentes y la probabilidad de expresar una con- sobre dos nuevos parámetros, también procedentes de las ciencias
ducta violenta, más o menos específica en función del instrumento. de la salud, que en próximos estudios orientarían sobre la calidad
La validez predictiva se concreta separando la «discriminación», del instrumento mediante el número necesario de personas que
referida a la capacidad de diferenciar entre reincidentes y no habría que detener para reducir el riesgo —number needed to
reincidentes futuros, del «calibrado» del instrumento –o proceso detain (NND)— y el número de los que pueden ser liberados
seguido por el profesional en el caso del juicio clínico estructurado– —number safely discharged (NSD)—, si bien presentan limitaciones
mediante las estimaciones de riesgo previsto y de ocurrencia en su interpretación (Singh, 2013). Todos estos valores están
J.M. Muñoz Vicente, J.J. López-Ossorio / Anuario de Psicología Jurídica 26 (2016) 130–140 137

muy condicionados por la prevalencia: cuando la prevalencia es Como puede observarse a partir de los datos sobre capacidad
baja un resultado negativo de riesgo permite descartar con gran predictiva de la tabla 2, las escalas de riesgo especializado, de JPE
acierto la probabilidad de un nuevo episodio violento, con un VPN o actuariales, diseñadas para predecir un tipo de reincidencia muy
alto; por el contrario, un resultado de riesgo no confirma con la específica dirigida hacia una persona conocida —como sucede en
misma exactitud un acierto, resultando en un VPP bajo. Conviene la reincidencia de violencia contra la pareja—, muestran niveles de
destacar que una calibración inadecuada puede conducir a la precisión similares a los encontrados en escalas de riesgo de reinci-
sobreestimación del riesgo de violencia en el futuro (Rossegger dencia violenta específica, similar a la anterior aunque sin víctima
et al., 2014), con las implicaciones prácticas que conlleva. concreta —violencia sexual—, cuestión que invita a seguir investi-
El valor del área bajo la curva (AUC) representa la «punta de gando. Por otra parte, los estudios de revisión encuentran que la
lanza» de los parámetros de discriminación y aporta un valor de probabilidad de acierto para estimar la violencia grave de la menos
magnitud en la predicción a partir de curvas ROC. El estimador grave también varía (Roehl et al., 2005), diferencia de rendimiento
representa un sistema de coordenadas con distintos valores de que debe ser incluida en los estudios. Esta complejidad también se
sensibilidad —identificación correcta del riesgo cuando aparece el observa cuando no se emplea adecuadamente el procedimiento de
suceso— y la respectiva tasa de falsos positivos, mostrando distin- JPE siguiendo las instrucciones del constructor del instrumento.
tos puntos de corte posibles a disposición de los técnicos que estén Aunque el AUC para muchos expertos (Swets, Dawes y Monahan,
construyendo y/o validando la prueba. El punto de inflexión de la 2000) resulta el mejor índice de exactitud de las predicciones,
curva ROC se identifica como el corte óptimo en el umbral porque presenta sin embargo limitaciones que aconsejan utilizar comple-
es donde el instrumento equilibra la sensibilidad y la especificidad mentariamente otras medidas de efecto o asociación más estables y
(Singh, 2013). menos dependientes de la tasa base del fenómeno, en aras a sumar
La especificidad es el valor complementario a la sensibilidad precisión y mejorar la información técnica del instrumento sobre
—cuando uno aumenta el otro disminuye y viceversa— y establece sus bondades métricas.
el rechazo correcto del riesgo cuando no aparece el suceso. Sen- Uno de los coeficientes resistentes a la prevalencia y de fácil
dos indicadores están muy relacionados con el VPP y VPN; así acceso mediante paquetes estadísticos o tablas tetracóricas lleva
cuando aumenta la sensibilidad aumenta también el VPN y cuando a la estimación del odds ratio (OR); para su interpretación, valores
aumenta la especificidad también lo hace el VPP. Mencionar que superiores a 1 señalan riesgo, e inferiores valores de protección.
todas estas estimaciones resultan muy sensibles a la prevalencia Este valor no utiliza la prueba de significación p, sino r (riesgo)
del fenómeno objeto de estudio y que la conducta violenta suele comprobando su significación a partir del intervalo de confianza
obtener una tasa baja en la mayoría de las sociedades. con un margen habitual del 95%. Así, si la unidad (1) es recogida
La elección de un punto de corte determina la sensibilidad y por este intervalo el resultado no resulta significativo debido a que
especificidad del instrumento, dependiendo de múltiples aspectos, la prueba o factor en ocasiones aporta protección y en otras riesgo
tales como el propósito de la evaluación y las repercusiones de los (Irala, Martínez-González y Seguí-Gómez, 2008). Los valores alcan-
errores de predicción (Haynes, Smith y Hunsley, 2011). Los valo- zados para la validez predictiva a partir de esta medida de efecto
res AUC encontrados en estudios de metaanálisis indican que se muestran mucha variabilidad entre los instrumentos de valoración
encuentran en rango de .66-.74 (Fazel, Singh, Doll y Grann, 2012), del riesgo en el contexto internacional, con OR desde 1.2 hasta 7.9
pese a que estos datos varían en función del estudio, sea de valida- (Singh, Grann y Fazel, 2011). El cociente de riesgo se obtiene con
ción, validación cruzada o revisión. Como observará el lector, en las mayor precisión mediante la estimación del riesgo relativo (RR),
tablas de este artículo se muestran algunos instrumentos que son más significativo que las OR en estudios longitudinales pero cuando
considerados en la investigación como actuariales o de JPE indistin- la tasa base de la violencia es baja ambos indicadores se aproxi-
tamente —e.g., LSI-R y PLC-R—, cuestión que plantea interrogantes man mucho (Singh, 2013), y su cálculo es sencillo incluso mediante
asociados al empleo óptimo de los instrumentos atendiendo al con- paquetes estadísticos con SPSS. Para su mejor comprensión, si cual-
texto. quiera de estos dos parámetros —OR y RR— muestra un valor de 2
Roehl et al. (2005) proponen tres problemas pendientes, aún asociado al rendimiento predictivo de valoración, indicaría que si la
vigentes, en el campo de la evaluación del riesgo: la falta de instru- estimación es de riesgo existe el doble de posibilidades de registrar
mentos bien validados, unido a los problemas metodológicos que violencia futura frente a la opción de no ocurrencia.
se plantean por la baja tasa base de algunos delitos, cuestiones no
resueltas sobre los modelos clínicos frente a los modelos actuariales
y la escasa de claridad y precisión sobre el criterio a predecir. La probabilidad de acierto y el nivel de error de medida de las
Los estudios de revisión sobre la capacidad predictiva de los estimaciones
actuales instrumentos de valoración del riesgo, tanto actuariales
como de juicio clínico estructurado, arrojan puntuaciones de un Un aspecto que limita la capacidad predictiva procede del mar-
AUC de .59-.77. Las pruebas elaboradas específicamente en el con- gen de error de los instrumentos. El VPP y el VPN corresponden
texto español se encuentran también dentro de estos márgenes a la proporción o porcentaje de acierto de violencia futura, obser-
(vide tabla 2). En este sentido, algunos autores señalan que puede vándose que el VPN aporta aciertos con alta probabilidad, pero el
que se haya tocado techo respecto a la capacidad predictiva y que VPP, como ilustra la tabla 4, no suele observar valores superiores
aumentar el número de factores no incrementa su rendimiento, al 50% (Fazel et al., 2012; Singh, 2013). También se puede apre-
proponiendo centrar los esfuerzos en la comprensión de las cau- ciar la confusión existente entre los procedimientos actuariales y
sas de la violencia y la prevención de la reincidencia (Monahan y de juicio profesional a partir de la agrupación que se realizó para el
Skeem, 2014). Para optimizar este segundo objetivo, los paráme- análisis. Con estos datos puede entenderse que las herramientas de
tros de calibración resultan especialmente importantes —más allá valoración del riesgo estiman mejor su inexistencia, considerando
de la capacidad predictiva de la prueba a partir del AUC—, conside- que esos conocidos parámetros son muy dependientes de la pre-
rando que la clasificación correcta de los sujetos de mayor riesgo se valencia y varían en función de la población, la ventana de riesgo
complementa de forma adecuada con una gestión del riesgo más y el resultado. Hart et al. (2007) explican cómo los instrumentos
eficiente al dirigir hacia este grupo los recursos de protección de de valoración del riesgo de violencia aumentan la precisión si se
víctimas o tratamientos específicos. En este sentido, desde el punto utilizan muestras grandes en su construcción y si incluyen cate-
de vista social, hemos de tener en cuenta que los recursos no son gorías correctamente ligadas a los factores de riesgo, así como el
ilimitados. diseño y metodologías recomendadas, elementos que no siempre
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Tabla 4
Valores obtenidos en metaanálisis de diferentes estudios de validación de instrumentos de valoración del riesgo muy utilizados en el contexto internacional

Parámetros Delincuencia violenta Delincuencia sexual Delincuencia general


HCR-20+, SARA+, SAVRY+, SORAG* , Static-99* , SVR-20+ LSI-R* , PCL-R*
VRAG*

Odds ratio (OR) 6.07 (4.58-8.05) 3.88 (2.36-6.40) 2.48 (2.09-3.88)


Sensibilidad 0.92 (.88-.94) .88 (.83-.92) .41 (.28-.56)
Especificidad 0.36 (.28-.44) .34 (.20-.51) .80 (.67-.89)
Área bajo la curva (AUC) 0.72 (.68-.78) .74 (.66-.77) .66 (.58-.67)
Valor predictivo positivo (VPP) .41 (.27-.60) .23 (.09-.41) 0.52 (0.32-0.59)
Valor predictivo negativo (VPN) .91 (.81-.95) .93 (.82-.98) 0.76 (.61-.84)
Número que hace falta detener (NND) 2 (2-4) 5 (2-11) 2 (2-3)
Número que puede ser liberado (NSD) 10 (4-18) 14 (5-48) 3 (2-6)

Nota. Fuente: Fazel et al. (2012)


*
Instrumento actuarial + Instrumento de JPE.

son adecuadamente considerados cuando se construyen las guías español, descansa en gran medida en la capacitación profesional
de valoración (Rice y Harris, 2005 citados en Alarcón et al., 2012). del evaluador.
Atendiendo al metaanálisis de Singh et al. (2012) por su actua- 3. Recoger de forma ordenada los pasos seguidos, reflejando el nivel
lidad, gran amplitud y rigurosidad en su conjunto, se observan de inferencia realizada, lo cual incluye:
mejores resultados cuando se evalúan poblaciones o formas de cri- – Identificar la guía seleccionada para orientar el proceso de eva-
minalidad específicas y cuando se estima la delincuencia violenta luación. Debería atenderse a la adecuación de la herramienta
en lugar de la delincuencia general, si bien con diferencias aten- para el tipo de violencia a predecir (i.e., HCR-20v3 para valo-
diendo al instrumento empleado (e.g., LSI-R vs. SVR-20, vide tabla rar riesgo de reincidencia en personas con trastorno mental o
2). En este sentido, en el ámbito forense resulta recomendable que SARA para el caso de la violencia de pareja).
el protocolo de evaluación del riesgo responda a estas dos cuestio- – Señalar las bondades métricas del instrumento asociadas a
nes y de forma singular que se trate de una herramienta construida los estudios de validación y/o adaptación, en los parámetros
para valorar el riesgo específico que solicitan los jueces; de otra señalados en este trabajo (vide tabla 2).
forma, el margen de error aumenta al seleccionar una prueba ina- – La cantidad y calidad de la información manejada para pon-
decuada por incluir factores e indicadores poco precisos –un reto derar cada uno de los factores de riesgo. Para ello deberá
permanente para este campo de la psicología. especificarse las fuentes de información consultadas para la
Otra de las cuestiones que parece limitar errores de sobrees- puntuación de cada factor. Se explicitarán también los indi-
timación del riesgo es abandonar la estimación dicotómica por la cadores de riesgo utilizados para ponderar cada factor y la
predicción estratificada, es decir utilizar distintos niveles de clasifi- justificación para el valor otorgado a cada uno de ellos (validez
cación (como bajo, medio, alto y extremo) que añadan y justifiquen convergente)
los factores concretos que presenta cada supuesto. – El proceso de decisión para llegar al pronóstico arrojado. Debe-
ría recoger de la forma más descriptiva posible el proceso de
racionalización seguido en la combinación de factores (formu-
Conclusiones
lación del caso).

La valoración psicológica del riesgo de violencia ha recibido gran


Asumiendo las limitaciones señaladas por distintos autores res-
atención científica en los últimos treinta años, incrementándose
pecto a la utilización de estas herramientas en el contexto forense
exponencialmente las investigaciones en este campo. Como avan-
(Fazel et al., 2012; Monahan y Skeem, 2014; Yang, Wong y Coid,
ces pueden señalarse: a) la organización de las tareas de evaluación
2010), el recurso a estas periciales, con las sugerencias que hemos
en protocolos sistematizados, b) la elaboración de guías, desde una
propuesto, supondría una serie de ventajas para el proceso judi-
perspectiva actuarial o clínica, que sirven de apoyo al evaluador y
cial, puesto que: a) hacen trasparente el proceso de evaluación y
que hacen que se centre en evaluar factores de riesgo asociados
toma de decisiones realizado por el perito, lo que facilita su valo-
empíricamente con la reincidencia violenta, en ocasiones en cam-
ración por los operadores jurídicos a la vez que homogeneiza esta
pos específicos de criminalidad (violencia de pareja, sexual, juvenil,
actividad pericial, b) permiten una práctica basada en la evidencia,
etc.) y c) la realización de estudios de metaanálisis que delimitan
que aparte de mejorar la capacidad predictiva respecto a la impre-
la capacidad predictiva de esos instrumentos lo que permite un
sión clínica salvaguarda al perito de posibles quejas deontológicas,
conocimiento más preciso del rendimiento de estas pruebas.
c) nos hacen ser prudentes ante el alcance de nuestros resultados,
Trasladar la situación actual de la valoración del riesgo de vio-
ya que somos conscientes de las limitaciones predictivas de estos
lencia al contexto jurídico resulta de interés para facilitar el análisis
instrumentos, y d) resultan útiles al juez para adoptar medidas de
crítico de estas periciales por jueces y tribunales. En este sentido,
gestión del riesgo (monitorización, supervisión, tratamiento y plan
los distintos operadores jurídicos para hacer efectivo el principio
de seguridad para la potencial víctima).
de contradicción y defensa deberían exigir una serie de requisitos
al informe pericial psicológico del riesgo de violencia:
Conflicto de intereses
1. Proponer que la evaluación del riesgo se realice por dos peritos
Los autores de este artículo declaran que no tienen ningún con-
psicólogos de forma independiente, ya que la validez interjueces
flicto de intereses.
parece aumentar la eficacia del pronóstico.
2. Que en el informe se recogiese la cualificación y experiencia
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