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FISIOLOGIA DEL

ALMA
Psicografía de Hercílio Maes
espíritu ramatís
resumen

Explicación preliminar, 2
introito, 7

1. Alimentación carnívora y vegetarianismo, 9


2. Tabaquismo y sus consecuencias futuras, 77.
3. La adicción al alcohol y sus consecuencias, 108;
4. Salud y enfermedad, 148;
5. La evolución de la homeopatía, 152;
6. Terapia homeopática, 161
7. El tipo de paciente y el efecto del fármaco, 165.
8. Homeopatía y Alopatía, 178.
9. Dinamizaciones homeopáticas, 186
10. Homeopatía, Fe y Sugestión, 195.
11. Homeopatía — Precauciones y régimen dietético, 200
12. Medicina y Espiritismo, 208;
13. Pensamientos generales sobre el karma, 215;
14. Los casos teratológicos de idiotez e imbecilidad, 230;
15. La acción de los espíritus guías y el karma, 250;
16. Sectarismo religioso y karma, 256;
17. Importancia del dolor en la evolución espiritual, 260;
18. Enfermedades del cuerpo y medicina, 273;
19. La influencia del psiquismo en los trastornos digestivos, 301;
20. Consideraciones sobre el origen del cáncer, 309;
21. Aspectos del cáncer en su manifestación kármica, 327;
22. Consideraciones sobre investigación y profilaxis del cáncer, 335
23. Motivos de la recurrencia del cáncer, 349
24. Consideraciones sobre cirugía y radioterapia en el cáncer, 353

25. La terapéutica de los pases y la cooperación del paciente, 365;


26. Razones del rebrote del cáncer y su curación, 375;

Explicación preliminar

Querido lector:

Creo que es mi deber darles algunas explicaciones sobre la


recepción mediúmnica y el tema de este trabajo, cuyo contenido difiere
algo de los anteriores. El título Fisiología del alma no implica ninguna
pedantería académica; Lo elegí porque el texto de esta obra se refiere
particularmente a algunos vicios, pasiones y locuras humanas, que
realmente afectan las funciones de los “órganos” del periespíritu e
influyen en el proceso terapéutico de su rehabilitación sideral.

Esta vez, fue el propio Ramatís quien escogió los temas a


investigar, encadenando y disciplinando el transcurso de cada capítulo,
pero dejándonos la libertad de hacer todas y cada una de las preguntas
sobre las dudas que surgían mientras dictaba la obra. Se preocupa
mucho por ilustrarnos sobre los daños y sufrimientos que nos afectan
después de la desencarnación cuando todavía tenemos lesiones en el
periespíritu, que comúnmente son producidas por los vicios y excesos
de la vida carnal.

Ramatís no condena a los adictos, en esta obra mediúmnica,


sino que sólo les advierte sobre las situaciones nocivas que resultan de
prácticas viciosas por herir la delicadeza de la vestidura periespiritual.
Refiriéndose a la adicción al tabaco, al alcohol ya los alimentos
carnívoros, insiste mucho en aconsejarnos que nos liberemos de los
hábitos perniciosos que aún aprisionan el alma y la hacen sufrir bajo el
denso magnetismo generado por los viciosos condicionamientos.

Refiriéndose a la homeopatía, Ramatís realizó un progresivo y


profundo estudio para el mejor aprovechamiento de esta finísima
terapia, demostrando que, a través de dosis infinitesimales, se liberan
energías que vitalizan el contexto del periespíritu, renuevan la red
electrónica de las células de el cuerpo físico y sanan tan rápido como la
electividad del paciente en relación a los altos valores espirituales que
ya ha conquistado. Sus consideraciones sobre el karma sirven como una
importante advertencia y aclaración respecto a la buena cosecha de los
efectos de las buenas o malas acciones que fueron sembradas en la vida
pasada.
Considerando la función del dolor y el sufrimiento para la evolución de
nuestro espíritu, Ramatís también nos ilumina sobre el tema de las
toxinas “psíquicas”, que se producen durante el desorden mental y
emocional, para luego subvertir la armonía y el funcionamiento del
periespíritu en el Más Allá. o incluso durante su encarnación en el
mundo físico. Finalmente, además del guión ya esbozado, todavía nos
brinda aclaraciones sobre una de las enfermedades más confiadas de la
época, como es el cáncer, extendiendo sus consideraciones hasta el
límite permitido por la administración sideral.

Cierto es que, en esta obra, Ramatís vuelve en ocasiones al


mismo tema que ya había abordado y ejemplificado, como en el caso
del cáncer, cuando responde a algunas preguntas, argumentando con
algunos ejemplos del contenido ya expuesto en el capítulo de dolor y
sufrimiento, aunque encontramos que están óptimamente
correlacionados entre sí. Sin embargo, como él mismo nos dijo una vez,
sus comunicaciones mediúmnicas no deben ser vistas como
entretenimiento o literatura atractiva, simplemente porque están
dictadas por un espíritu desencarnado, ni siquiera esclavizadas
rígidamente a los cánones académicos del mundo físico. Lo esencial es
que el lector saque sus propias conclusiones de los temas que describen,
en la medida de lo posible, la acción del espíritu y la consiguiente
reacción de la materia. Las repeticiones, insistencias o martillazos sobre
un mismo tema pretenden ayudar al lector menos familiarizado con las
cuestiones de la mediumnidad espiritual a asimilar más fácilmente
aquello que pueda aclarar su duda.

Aunque en esta obra puedan existir los defectos naturales de mi


insuficiencia mediúmnica, hay en ellos un sentido doctrinal bienhechor,
mientras que el carácter elevado de los argumentos de Ramatís, siempre
persistentes, se limitan a la necesidad de nuestra urgente renovación y
al cultivo de las virtudes. expresada por una vida digna y saludable. Sus
mensajes, respetando todo derecho de crítica o censura de quienes no
estén a tono con su contenido o forma de argumentación, pretenden
demostrarnos que la práctica de la virtud compensa y beneficia al alma,
mientras que el pecado es un perjuicio para permanecer enraizado. en
nuestra vestidura periespiritual durante mucho tiempo. Ramatís buscó
todas las razones y ejemplos posibles para explicarnos que, sea la virtud
o el pecado, ambas se expresan bajo las fases técnicas de un mecanismo
científico y lógico, cuyos resultados influyen profundamente en la
especificidad magnética del periespíritu.

Ramatís nos recuerda, además, que Jesús, al exponer su


admirable filosofía evangélica, no sólo fue un sublime legislador sideral
o un profundo psicólogo maestro de las artimañas del alma humana
sino, sobre todo, un autoritario científico que, mostrándonos el “camino
al Paraíso” o advirtiéndonos del “camino al Infierno”, en alusión a
nuestro movimiento voluntario bajo el mando de leyes científicas e
inmutables, derivadas del mecanismo cósmico del propio Universo!

Invitándonos a renunciar al mundo ilusorio de la carne y al triste


ciclo de las sucesivas reencarnaciones, al que tan negligentemente nos
encadenamos, Ramatís nos ofrece unos principios que, al adoptarlos,
modifican también la electrónica misma de nuestro periespíritu y lo
hacen más diáfano y fluido. , propensos a ser atraídos más fácilmente a
los planos paradisíacos.

El principal objetivo del autor de esta obra es advertir a nuestra


mente para que reflexione con más frecuencia sobre el daño espiritual
que resulta de la constante negligencia humana, siempre propensa a
“matar el tiempo” o “pasar el tiempo”, que suele consumirse en el trato
con futilidades, distracciones banales, lecturas tontas, adicciones y
pasiones peligrosas que fascinan, divierten y contemporizan la
existencia humana, pero también fortalecen lazos kármicos y mantienen
el alma hipnotizada por la ilusión de la materia. Nos invita a realizar
experiencias espirituales en contacto con la vida física con entusiasmo
y sinceridad, para que podamos expandir la conciencia humana hacia la
Conciencia Cósmica del Padre. Alma Fisiología no pretende sembrar
discusiones técnicas, ni siquiera defender tesis científicas muy al gusto
académico del mundo material, sino que es solo un intento sin
pretensiones de ayudar al lector a despertar un poco más de la “gran
ilusión”. proporcionada por los vicios y pasiones de la vida física. ¡Esta
vida es necesaria para nuestro mayor avance espiritual, por lo que
debemos aprovecharla para buscar incesantemente el estado psíquico
que pronto nos liberará del seno de las fuerzas agresivas que nos atan
con tanta fuerza! Aunque las energías condensadas en la materia son
muy útiles para el espíritu durante su educación encarnatoria, deben ser
dirigidas y nunca comandadas, como suele ocurrir con las criaturas que
desconocen la realidad inmortal del espíritu.

Vuelvo a decir que cualquier censura o crítica que pueda


merecer el pensamiento de Ramatís en esta nueva obra titulada
Fisiología del alma, debe dirigirse exclusivamente a mí, el médium, ya
que no fui capaz de trasladar al papel la textura y profundidad exactas
de la pensamiento del autor, ni siquiera lo que, en noches tranquilas ya
distancia del cuerpo físico, me hacía ver, oír y sentir, para mayor
seguridad de sus dictados mediúmnicos. Ya he explicado al lector que
no soy un médium excepcional o algún fenómeno mediúmnico de alta
trascendencia espiritual, como afortunadamente ya los tenemos en el
campo espírita de nuestra tierra; en realidad, logré disciplinar y
desarrollar una mediumnidad intuitiva, que me pone en contacto más o
menos satisfactorio con los espíritus desencarnados, pero que exige que
revista sus ideas con el lenguaje de mi sencilla y humana capacidad.

Sin embargo, me sentiré bastante compensado y satisfecho, a


pesar de los posibles errores en mi recepción mediúmnica, si alguien
afligido, desanimado o que alberga dudas sobre el objetivo santificado
de la vida material, encuentra en esta obra el consuelo de su aflicción,
el estímulo para superar su desánimo o la solución buscada en sus
indagaciones sobre la inmortalidad del alma. Lo cierto es que la
Fisiología del Alma, en su texto razonado y centrándose en diversos
temas de la relación entre la vida espiritual y la física, sin pretensiones
académicas, fundamenta su valor en la inatacable e indiscutible
invitación crística al Bien, extraída del inmortal fuente y sublime de las
enseñanzas dadas por el inolvidable Jesús!

Que el lector, deseoso de comprender mejor los altos designios


de Dios y el sentido educativo de nuestra vida humana, aún plagada de
amarguras y desengaños, encuentre en las páginas de esta obra un
vigoroso estímulo para dinamizar su fe absoluta en el glorioso destino
que le espera. tanto más desde nuestra renuncia a las seducciones del
mundo transitorio, de la materia. No me preocupa, al editar este trabajo,
ninguna exaltación personal, u obtener laureles o pretensiones literarias;
Acepté simplemente la tarea de trasladar a la visión física lo que otros
seres más entendidos y elevados elaboran en el mundo oculto del
espíritu para servir de guía en los confusos momentos de nuestra vida,
aún tan incomprendida en su propósito. A mí me basta gozar de esa
confianza del Más Allá, participando modestamente de un servicio que
reconozco está por encima de mi capacidad común y dirigido al Bien,
no me corresponde discutir su mérito o demérito. Todavía no me
considero la “pluma viviente”, fiel y certera, capaz de servir
impecablemente en las tareas mediúmnicas, pues esto es un logro que
sólo el tiempo, el desinterés material, la devoción continua y el ejercicio
agotador pueden mejorar.

Curitiba, 13 de julio de 1959.


Hercílio Maes
introito

Mis hermanos:

Reconocemos que podría prescindirse de toda introducción a


esta obra, ya que, gracias a la bondad del Creador, nosotros mismos la
dictamos a través de la ventana viviente mediúmnica que se abre al
mundo carnal y que ahora nos sirve al servicio de la buena voluntad.
Realmente, no tenemos más que agregar a lo que ya hemos explicado
en el texto principal, donde actuamos con la sinceridad y fidelidad de
que somos responsables ante los seres más dignos que se atrevieron a
confiarnos la bendita oportunidad de servir a través de nuestro simples
valores espirituales.

Aquí en estas páginas dictamos algunas sugerencias que


parecen más sensatas y correctas al ser entrevistadas por nuestra visión
espiritual, a fin de competir para exhortarlos a la vigilancia necesaria
para atravesar la “hora profética” de los “tiempos que han llegado” y
prepararse. para el severo examen de la derecha o izquierda de Cristo.
Nuestros pensamientos fueron traducidos al lenguaje humano, para
contribuir con el pétalo de la buena voluntad en la rosaleda del servicio
del Señor Cristo-Jesús.

Somos partícipes de unas falanges de definida responsabilidad


espiritual, en los círculos adyacentes a vuestro orbe; y, si el éxito de los
trabajadores invisibles aquí no ha sido mayor, es porque las tesis
elaboradas en el Más Allá sufren hiatos ya veces truncamientos cuando
necesitan fluir por las constituciones mediúmnicas aún condicionadas a
las imágenes del mundo material. Los médiums raros están capacitados
para el servicio exacto, o se colocan bajo la dirección definitiva de
Cristo y, si no fuera así, el intercambio espiritual entre vuestro mundo
y el Espacio hace mucho tiempo que estaría resuelto.

En cuanto a nosotros, esperamos que la bondad del Padre nos


permita cumplir el mandato espiritual según nuestro humilde mérito.
Ustedes saben que las medidas del cientificismo humano se están
acercando a cambios bruscos y bastante comprensibles en los próximos
años, ya que algunas demarcaciones tradicionales ya consagradas en
compendios terrenales tendrán que pasar por nuevas equivalencias, para
cumplir con los nuevos estándares específicos de la Ciencia en
evolución. Ante el avance de la astrofísica y el alcance del hombre más
allá de su existencia planetaria, el dominio de las guías remotas, los
satélites, las naves interespaciales, obviamente se ampliarán todos los
conceptos de estabilidad física y se harán nuevos ajustes en los derechos
humanos, centrándose en ¡nuevas propiedades aerográficas, ante la
competencia desesperada por la conquista de dominios extraterrestres!

Sin embargo, a pesar de estos hechos insólitos o insólitos, que


incluso parecen traspasar los límites de lo cognoscible permitido por
Dios, les recordamos que no deja de ser un tema marcado por la
fugacidad del mundo material, es decir, logros admirables, por muy
provisionales que sean. e inherente al tiempo de permanencia de la masa
planetaria en la que moráis. Así, no podíamos cesar en estas palabras
sin insistir en decirles que la mayor conquista del hombre no es todavía
la interplanetaria, sino la victoria en sí mismo al vencer sus pasiones,
vicios y orgullo, que tardan en afinar la vestidura del ser humano.
personalidad.

Y destacando entre los conocimientos y descubrimientos


actuales más vivos y febriles la fórmula de las matemáticas siderales
definitivas para la gloria suprema del espíritu, nos vemos obligados a
afirmar que esta fórmula es todavía la misma enunciada por el
inolvidable Jesús, cuando prescribió que “Sólo por el AMOR salvará al
hombre”.

Curitiba, 12 de julio de 1959


ramatis

1. Comida Carnívora y Vegetarianismo

PREGUNTA: — Ante las opiniones variadas y a veces contradictorias,


tanto entre las corrientes religiosas como profanas e incluso entre la
clase médica, acerca del uso de la carne animal como alimento, nos
gustaría que nos hiciera amplias aclaraciones al respecto , a fin de
Llegamos a una conclusión clara y lógica sobre si la dieta carnívora
daña o no nuestro cuerpo o influye de alguna manera para dañar la
evolución de nuestro espíritu. Preliminarmente, debemos decir que en
Oriente —como afirman muchos antivegetarianos— la abstención del
uso de la carne como alimento parece estar ligada únicamente a una
única tradición religiosa, lo que los occidentales consideran un absurdo,
dada la diferencia de costumbres. entre los dos pueblos. ¿Qué nos
cuentas al respecto?

RAMATIS:- La preferencia por la comida vegetariana, en


Oriente, se basa en la perfecta convicción de que, a medida que el alma
progresa, es necesario también que las vestiduras de carne armonicen
con el progreso espiritual ya alcanzado. Incluso en los remos inferiores,
la alimentación varía según la delicadeza y sensibilidad de la especie.
Mientras el gusano informe se alimenta bajo tierra, la poética figura
alada del colibrí se sostiene con el néctar de las flores. Los iniciados
hindúes saben que los restos sangrientos del alimento carnívoro
intensifican el atavismo psíquico de las pasiones animales, y que los
principios superiores del alma deben siempre vencer los mandatos de la
materia. Raras criaturas logran liberarse de la vigorosa opresión de las
tendencias hereditarias del animal, que se hacen sentir a través de su
carne.

PREGUNTA: — Pero comer carnívoros, especialmente


en Occidente, ya es un hábito profundamente estratificado en la psique
humana. ¡Creemos que estamos tan orgánicamente condicionados a
comer carne que nos sentiríamos debilitados por la dieta más pequeña!

RAMATIS: — Ya tienes pruebas irrefutables de que puedes


vivir y gozar de excelente salud sin recurrir a la alimentación carnívora.
Para probar vuestro error, bastaría considerar la existencia, en vuestro
mundo, de animales corpulentos y robustos, de un vigor extraordinario
y que, sin embargo, son rigurosamente vegetarianos, como el elefante,
el buey, el camello, el caballo. y muchos otros. . En cuanto al
condicionamiento biológico, por el hábito de comer carne, debes
comprender que el orgullo, la vanidad, la hipocresía o la crueldad
también son estigmas que se han forjado a lo largo de los siglos, pero
tendrás que eliminarlos definitivamente de tu psiquis. El hábito de
fumar y el uso desmedido del alcohol también están estratificados en
vuestra memoria etérica; sin embargo, no las justificáis como
necesidades esenciales de vuestras almas vigilantes.

Reconocemos que, a través de los milenios ya vividos, para la


formación de vuestras conciencias individuales, fuisteis estigmatizados
con el vitalismo etérico de la alimentación carnívora; pero es importante
reconocer que ya habéis superado los plazos espirituales fijados para la
llevadera continuidad de este morboso y cruel régimen. En la técnica
evolutiva sideral, el estado psicofísico del hombre actual exige urgente
mejora en el tipo de alimentación; esto también debe corresponder a las
transformaciones muy progresivas que ya han tenido lugar en las esferas
de la ciencia, la filosofía, el arte, la moral y la religión.

Vuestro sistema de nutrición es una desviación psíquica, una


perversión del gusto y del olfato; acercarse considerablemente al bruto,
en esa actitud de chupar médula de huesos e ingerir vísceras en forma
de sabrosas iguanas. Estamos seguros que el Comando Sideral está
haciendo todo lo posible para que lo terrestre se aleje, poco a poco, de
la repugnante preferencia zoofágica.

PREGUNTA: ¿Deberíamos considerarnos en deuda con


Dios, por nuestra dieta carnívora, cuando sólo atendemos a los sagrados
imperativos naturales de la vida misma?

RAMATÍS: — Aunque los caníbales también sirven


a los “sagrados imperativos naturales de la vida”, ¡no aprobáis, pues,
sus festines sangrientos de carne humana, así como no os regocijáis con
sus inmundicias como alimento o con sus repugnantes bebidas y
productos de la masticación del maíz crudo! Así como esta alimentación
caníbal os causa asombro y horror, vuestro morbo de comer vísceras y
manjares sangrientos, en salsa picante, también causa una terrible
impresión de repugnancia en las humanidades de los mundos
superiores. Estas colectividades se estremecen ante las descripciones de
vuestros mataderos, charqueadas, carnicerías y mataderos manchados
con la sangre de los animales y la patética vista de sus cadáveres
descuartizados. Sin embargo, la antropofagia de los salvajes es todavía
bastante inocente, en vista de su limitada comprensión espiritual;
devoran a su prisionero de guerra, en la cándida ilusión de heredar sus
cualidades intrépidas y su vigor sanguinario. Pero los civilizados, para
atender las fastuosas mesas repletas de órganos animales, se
especializan en caldos epicúreos y en refinamientos culinarios,
convirtiendo la necesidad de sustento en un enfermizo arte de placer. El
guardabosques ofrece el garrote a su prisionero, para que se defienda
antes de ser aplastado a golpes; luego, le rompe las entrañas y lo devora,
voraz, exclusivamente bajo el imperativo natural de saciar su hambre;
la víctima es ingerida a toda prisa, en carne viva, pero esto está lejos de
cualquier cálculo de placer morboso. El civilizado, sin embargo,
requiere las sobras cadavéricas del animal en forma de suculentos
alimentos hervidos o asados lentamente; reclama la necesidad de
proteínas, pero es traicionado por el refinamiento del vinagre, la cebolla
y la pimienta, se disculpa por el condicionamiento biológico de siglos
en los que se volvió adicto a la nutrición carnívora, pero sostiene la
lúgubre industria de las conservas de vísceras y glándulas animales;
¡paranimiza el arte de los menús necrófagos pintorescos y promueve la
decoración de las “masterscucas” de la cocina animal!

Refrigeradores modernos que exaltan tu “civilización”,


construidos bajo los últimos requerimientos científicos y electrónicos
concebidos por la inteligencia humana, multiplican su equipamiento
más eficiente y preciso, con el objetivo de matar hábilmente organizado.
¡Notables especialistas y afamados nutrólogos estudian cómo producir
en masa el “mejor” jamón o las más “deliciosas” salchichas a base de
sangre coagulada!

Los capataces, curtidos en la lucha, dan el toque amistoso y


hacen la traicionera invitación para que el animal se sume al corredor
de la muerte; expertos carniceros, curtidos en el funeral, conservan su
fama por la rapidez con que desollan al animal aún tibio, en las
convulsiones de la agonía; ¡veterinarios competentes examinan
minuciosamente la constitución orgánica de la víctima y la hacen
"sana", para que la "ilustre civilizada" no sufra las consecuencias
patógenas de asar o hervir vísceras animales!
Turistas, aprendices y estudiantes, cuando visitan los modernos
colosos que se construyen para la industria de la muerte, donde los
nuevos “Samsons” guillotinan en masa a un simpático sirviente, se
asombran de los extraordinarios recursos de la ciencia moderna; aquí,
las grúas , bajo ingeniosa operación mecánica, se levantan teñidas de
rojo y vierten siniestras porciones de vísceras y palpitantes desechos;
allí, hendedores perfeccionados, movidos por efectivos aparatos
eléctricos, matan con implacable precisión matemática, allí, calderos,
prensas, desolladoras, batidoras y trituradoras ejecutan la lúgubre
sinfonía capaz de helar a los viejos caciques, ¡que sólo devoraban para
saciar el hambre! ¡En artísticos canales y barrancos, construidos con las
tejas del requerimiento tributario, fluye incesantemente la sangre
brillante y generosa del animal sacrificado por la glotonería humana!

Pero el éxito de la producción refrigerada se evidencia aún


mejor bajo un genial arreglo: espaciosos ascensores se elevan,
implacables, sobrecargados de cerdos, y los depositan suavemente en el
umbral de abombados tubos de aluminio, inclinados, en forma de
“montaña rusa”. Rápidamente, los cerdos son empujados, en fila, por el
interior de los tubos pulidos y se deslizan rápidamente, en grotescas y
divertidas oscilaciones, para sumergirse repentinamente, vivos, en los
tanques de agua hirviendo, con el fin de ajustarse a la técnica y la
ciencia. sabiduría que favorecen la elaboración del “mejor” jamón de
moda!

¡Cuántos cerdos harán falta para deslizarse por la espantosa


montaña rusa, creación del morboso genio humano, para que disfrutes
de tu “delicioso” jamón para tu almuerzo!

PREGUNTA: — Esos métodos de matanza eficientes y muy


rápidos que se llevan a cabo en los mataderos y mataderos modernos,
evitan el sufrimiento prolongado que era común en el antiguo tipo de
despiece. ¿No es verdad?

RAMATÍS: — Pensamos que el sentido estético de la


Divinidad existe si preferimos siempre la choza pobre, que cobija al
animal amigo, al rico matadero que mata bajo el cientificismo avanzado
de la industria funeraria. Las regiones celestiales son lugares adornados
de luces, flores y colores, donde se casan los pensamientos generosos y
los sentimientos amorosos de vuestras humanidades cristificadas. Esas
regiones también serán alcanzadas, un día, incluso por quienes
construyen las lúgubres plantas frigoríficas y los mataderos con
avanzados equipos, pero que no evitarán regresar a la Tierra, para
cumplir en sí mismos el rescate de las bajezas y perturbaciones
infligidas al ciclo. .evolución de los animales. ¡Los métodos eficientes
de matanza científica, aunque reduzcan el sufrimiento del animal, no
eximen al hombre de la responsabilidad de haber destruido
prematuramente grupos vivos que también evolucionan, como los
animales creados por el Señor de la Vida! Sólo Dios tiene derecho a
extinguirlos, excepto cuando representen un peligro para la vida
humana, que es un mecanismo más evolucionado, en el orden de la
Creación.

PREGUNTA: — Nos sorprenden sus aseveraciones algo


vivaces; mucha gente todavía no entiende que esta grave impropiedad
de la alimentación carnívora nos acarrea tan terribles consecuencias!
¿Será así?

RAMATÍS: — El ángel, ya liberado de los ciclos


reencarnatorios, es siempre una especie de suprema delicadeza
espiritual. Su textura diáfana y bella, y su inefable canto a los corazones
humanos, no son producto de los fluidos agresivos e insalubres del “patê
de foiegras” (pasta de hígado hipertrofiado), los famosos “callejones en
salsa marrón” o la comida albuminada. de tocino ahumado. !

La sustancia astral inferior, que exuda de la carne del animal,


penetra el aura de los seres humanos y espesa su transparencia natural,
impidiendo los altos vuelos del espíritu. Nunca resolverás un problema
tan importante con la dulce ilusión de ignorar la realidad del concepto
erróneo de la nutrición carnívora y, quizás, demasiado tarde para la
solución deseada.

Les exponemos lo que debe ser meditado y evaluado con


urgencia, porque los tiempos han llegado y no hay subversión en el
mecanismo sideral. Es indispensable que entendáis, con toda brevedad,
que el vehículo periespiritual es un poderoso imán que atrae y agrega
las emanaciones deletéreas del mundo inferior, cuando persistís en las
bandas vibratorias de las pasiones animales. Es necesario que busquéis
siempre lo que está en sintonía con los estados más elevados del
espíritu, sin olvidar que la nutrición moral armoniza también con la
estesia del paladar físico. En verdad, mientras los lúgubres vehículos
ensangrentados deambulen por las calles de vuestra ciudad, para volcar
su contenido sanguinolento en las heladas carnicerías y atender las
irritadas colas en busca de carne, aún serán necesarias muchas
reencarnaciones para que vuestra humanidad se libre del tobogán.
psíquica, que requerirá siempre la terapia de úlceras, cirrosis hepática,
nefritis, artritis, infartos, diabetes, tenias, amebas o uremia!

PREGUNTA: — ¿Por qué considera que el hombre es inferior


al salvaje, en la alimentación carnívora, si utiliza procesos eficientes,
que buscan evitar el sufrimiento del animal en el corte? ¿No estáis de
acuerdo en que el hombre también suple su necesidad de vivir y se
subordina a un imperativo alimentario que exige una organización
industrial?

RAMATÍS: — El salvaje, aunque feroz e instintivo, utiliza la


carne para la exclusiva necesidad de nutrición y sin convertirla en
motivo de banquetes y libaciones de naturaleza exquisita; entre los
civilizados, sin embargo, se reviven esos mismos apetitos salvajes pero,
paradójicamente, de forma más exigente, sirviendo de pretexto para
veladas de placer, bajo las luces fulgurantes de lujosos hoteles y
modernos restaurantes. Criaturas ruidosas y alegres, que proclaman la
posesión de un intelecto genial, devoran, en mesas festivas, los
cadáveres de los animales, regados con especias excitantes, mientras la
famosa orquesta toca melodías que se casan con los olores de la carne
carbonizada o del estofado humeante. ¡Pero sepan que las
denominaciones poéticas y sugerentes de los platos, expuestas en los
distinguidos menús, no liberan al hombre de las consecuencias y
responsabilidad de devorar las vísceras de su hermano inferior!

A pesar de las florituras culinarias y el menú “sui generis” de


las iguanas, que tratan de mitigar el aspecto repugnante de los alimentos
sanguinolentos, ¡los hombres carnívoros no pueden ocultar la realidad
del apetito desenfrenado humano! Aquí, la designación de “callos al
estilo de la casa” solo disfraza el repulsivo estofado de estómago de res;
allí, los sugerentes “cabritos empanizados” no son más que restos de
vesículas e hígado, delatando el sabor amargo de la bilis animal; allá,
los “apetitosos riñones ensartados” son incapaces de sublimar su
naturaleza de órganos excretores de albúmina y urea, que siguen
estancados bajo el bisturí mortal. Aunque se quisiera elogiar el esfuerzo
del maestro culinario, el “ mocotó a la europea” no es más que una
papilla viscosa hecha con el aceite lubricante de la carne de vacuno
sacrificada; los “fiambres a la americana” no son más que una
sangrienta vitualalha, y la “feijoada complet” no es más que un
nauseabundo charco de detritos cocidos en la mugre del chorizo
ennegrecido, las patas, pieles y espeluznantes jirones del cerdo, que
todavía mezclar con la urea de la manteca de cerdo ¡grasa!

Es evidente que hay que excusar al ignorante bugre, que todavía


se subyuga a la alimentación carnívora y pervierte el gusto, porque su
alma atrasada ignora la suma de razonamientos admirables que el
hombre civilizado ya es capaz de mover en el campo científico,
artístico, religioso y religioso. esferas morales. . Mientras los
pantagruélicos banquetes de los césares romanos marcan la decadencia
de una civilización, la figura de Gandhi, sustentada con leche de cabra,
es siempre un estímulo para la composición de un mundo mejor.

PREGUNTA: — ¿Deberíamos acaso violar nuestro organismo


físico, que ha sido acondicionado durante miles de años para comer
carne? seguros de que la naturaleza no da saltos y no puede adaptarse
de repente al vegetarianismo, consideramos que cualquier cambio
radical en esta dirección sería peligroso. Nuestro proceso de nutrición
carnívora es ya un automatismo biológico milenario. que tomaría
algunos siglos para una adaptación tan inusual. ¿Cuáles son sus
consideraciones al respecto?

RAMATÍS: — No sugerimos la violencia orgánica para


quienes todavía no apoyarían esta modificación drástica; para estos,
recomendamos adaptaciones graduales de cerdo a ternera, de ternera a
aves y de aves a pescados y mariscos. Después de un disciplinado
ejercicio en el que la imaginación se higieniza y la voluntad elimina el
ardiente deseo de ingerir los restos sangrientos, estamos seguros de que
el organismo estará listo para adaptarse a un nuevo método nutritivo de
alabanza espiritual. Pero está claro que todo esto requiere un comienzo
y, si no haces ya el esfuerzo inicial que deberás afrontar en otro lugar,
es evidente que tanto este llamado condicionamiento biológico como la
dificultad natural para una adaptación más rápida persistirá. Pero es
inútil buscar subterfugios para justificar vuestra dieta primitiva, que ya
es inadecuada para la nueva naturaleza espiritual; es hora de
recuperarse, para que pueda adoptar un nuevo patrón de alimentación.
Innegablemente, el éxito no se logrará de la forma en que repone el
combustible en sus vehículos ; antes que nada, tu alma tendrá que
participar vigorosamente en un ejercicio, para que primero elimine de
la mente el deseo de comer carne.

Muchas almas resueltas, que ya dominan su cuerpo físico y lo


someten a la voluntad de la conciencia espiritual, han violado este
automatismo biológico de la nutrición cárnica, del mismo modo que
algunos seres extinguen la adicción al tabaco, bajo un solo impulso de
voluntad. También estás condicionado al vicio de la intriga, la ira, la ira,
los celos, la crueldad, la mentira y la lujuria; sin embargo, muchos son
repentinamente liberados de estos males, gracias a los hercúleos
esfuerzos evangélicos.

Y reconociendo la debilidad del alma humana para las


liberaciones repentinas, y preparándote psíquicamente para repudiar la
carne, hemos tratado de influir en el mecanismo de tu apetito,
aconsejándote cruda y ostensivamente, para que te liberes más
fácilmente de las exóticas ansias de asados y guisos que, en realidad, no
son más que desechos y cadáveres que deben inspirar náuseas y
aversión digestiva.

De ahí nuestras sistemáticas preocupaciones, en favor de vuestro bien


espiritual, para que, cuando veáis, por ejemplo, “sabrosas” tripas que
huelen a la salsa olorosa, reconozcáis efectivamente los lúgubres
cartílagos que protegen la región broncopulmonar del buey, en donde
¡Se producen los intercambios más repugnantes de materia corrompida!
PREGUNTA: — Los cuidadosos exámenes a que son
sometidos los animales, antes de cortarlos, ¿no descartan la posibilidad
de contaminar a los humanos con alguna probable enfermedad?

RAMATIS: — Esta profilaxis de última hora no identifica los


residuos de la enfermedad que pudo haber prevalecido en el animal
destinado al despiece y que, evidentemente, no dejó huellas
identificables en su instrumentación de laboratorio. ¡A pesar de los
cuidados extremos de higiene y las medidas preventivas en los
mataderos, todavía no saben que la mayoría de las condiciones
patógenas en su mundo se originan en la constitución morbosa del
cerdo! El animal no razona, ni puede explicar satisfactoriamente sus
verdaderas sensaciones dolorosas derivadas de sus condiciones
patógenas. El veterinario perspicaz enfrenta dificultades agotadoras
para dar fe de la enfermedad del animal, mientras que el ser humano
puede informar, incluso con gran detalle, de sus trastornos, lo que ayuda
al diagnóstico médico. Aun así, ¡cuántas veces la medicina no descubre
la naturaleza exacta de tus dolencias, siendo sorprendida por el estallido
de una enfermedad diferente que estaba lejos de las consideraciones
familiares! A veces un simple análisis de orina, requerido para fines
menores, revela la diabetes que el médico no ha visto en su paciente;
¡un conteo sanguíneo ordenado sin preocupaciones serias puede dar fe
de una leucemia fatal! Las enfermedades típicas de la región abdominal,
aunque explicadas con gran detalle por los pacientes, a menudo dejan al
médico con dudas sobre colitis, una úlcera gastroduodenal o un brote de
ameba histolítica. Dado que en los humanos es tan difícil visualizar con
absoluta precisión el origen de sus enfermedades, requiriendo múltiples
pruebas de laboratorio para el diagnóstico final, será mucho más difícil
conocer la enfermedad que, en los animales, no se puede centrar en la
sintomatología común. ¡Cuántas veces se sacrifica al cerdo en el
momento exacto en que se inicia un brote patógeno cuya virulencia aún
no ha podido ser identificada por el veterinario más competente, salvo
autopsia rigurosa y examen de laboratorio minucioso! Para evitarlo, el
sacrificio de cerdos requeriría al menos un veterinario por cada animal
a sacrificar.

Los miasmas, bacilos, gérmenes y colectividades microbianas


hambrientas, que se crían en el caldo de cultivo de las pocilgas, penetran
en vuestra delicada organización humana, a través de las vísceras del
cerdo, y debilitan vuestras energías vitales. Se hace difícil para el
médico ubicar esta incursión patogénica, incluyendo su incubación y
período de desarrollo; por ello, más adelante, la enfermedad debe ser
considerada como procedente de otras fuentes patológicas.

PREGUNTA: — ¿Piensa usted, acaso, que la comida carnívora


puede traer daño físico, ya que la criatura ya ha sido condicionada, por
milenios, a esta forma nutritiva? ¿Cuál es la culpa del hombre por ser
carnívoro, si desde su niñez espiritual ha sido tan condicionado para
poder sobrevivir en el mundo físico?

RAMATÍS: — Te repetimos: no todas las cosas que sirvieron


para sustentar al hombre, en el comienzo de su vida en el plano físico,
pueden ser convenientes, en el futuro, cuando surjan nuevas
condiciones morales o psicológicas y la criatura humana pueda
cultivarse. más avanzado Antiguamente, a los ladrones les amputaban
las manos y les arrancaban la lengua a los perjuros. Ya que está tan
apegado al tradicionalismo del pasado, ¿por qué no aplica estas
disposiciones punitivas, brutales y despiadadas al chisme moderno? Los
antiguos trogloditas comían sin escrúpulos los trozos de carne
impregnados con los detritos del suelo; sin embargo, actualmente, usa
platos, cubiertos y lava alimentos. Ciertamente, usted afirmará que
ahora hay un sentido estético más progresista y que también tiene una
mejor comprensión de los problemas de higiene humana; ¡pero no estáis
de acuerdo, sin embargo, en que este avanzado sentido estético también
está pidiendo la eliminación de la carne de vuestras mesas de enfermos!

Cuando el hombre aún dependía de comer vísceras animales,


para poder sobrevivir al ambiente duro y agresivo de la materia, su alma
también era compatible con la aspereza del ambiente inhóspito, pero
actualmente, el espíritu humano ya ha alcanzado nociones morales tan
altas, que es también depende de ti armonizar con una nutrición más
estética. ¡No es justificable que, tras su verticalización de la forma
peluda de la edad de piedra, el hombre siga alimentándose tan
sanguinario como la hiena, el lobo, el zorro o las aves rapaces! La carne,
además de ser brutal y detestable para quienes desean liberarse de los
planos inferiores, es una fuente continua de infección para la textura
magnética y delicada del cuerpo etéreo-astral del hombre.

PREGUNTA: — ¿Y qué dice usted, entonces, de aquellos que son


reacios a comer carne de cerdo y que la consideran realmente insalubre
y repugnante, por la forma nauseabunda en que se engorda a los cerdos
en las pocilgas?

RAMATÍS: — Aunque esta particular aversión por la carne de


cerdo es un paso a favor de la propia salud astrofísica, no significa que
desaparezcan otros procesos alimenticios nocivos, que ellos prefieren,
y que anulan la primera disposición. El morboso cuidado técnico y las
exigencias científicas continúan en otros sectores donde se busca el bien
exclusivo del hombre y el máximo sacrificio del animal. Aquí,
morbosos industriales crían millones de gansos bajo un régimen
específico, desarrollando sus hígados de tal manera que las aves se
arrastran por el suelo en macabros movimientos cojeantes, para que la
industria del paté de foie-gras obtenga más sustancia rica para enlatado
moderno; allí, humildes expertos baten apresuradamente la sangre del
buey, para transformarla en lúgubres chorizos de sustancia animal
coagulada; allá, ni se pierden los órganos excretores del animal, aunque
los conocéis depósitos de venenos y desechos repugnantes; raspados y
sometidos a agua hirviendo, ¡los transformas en delicias para la mesa
festiva! ¡La olla terrestre absorbe desde el centro del animal hasta los
surcos carcomidos de sus patas cansadas!

Y, no satisfechas con la morbosa nutrición de la semana,


algunas criaturas eligen el más hermoso domingo de cielos azules y sol
puro para luego practicar la caza destructiva de pájaros inofensivos,
¡completando cruelmente la carnicería de la semana! Bandadas de
avezitas, con el plumaje ensangrentado, llegan a sus hogares donde
luego se transforman en nuevos manjares epicúreos, para que el cazador
de pájaros pueda tener unos ratos lascivos mientras muele la tierna carne
de inofensivas aves. ¡Cuántas veces la Naturaleza misma se venga de la
ignominia humana contra sus efectos vivos! ¡De repente, el cazador cae
en agonía junto al cañón asesino de su propia arma, en el accidente
imprevisto, o en el disparo temerario del desprevenido compañero! En
otros lugares, ¡la serpiente, la bacteria infecciosa o el insecto venenoso
acaban por vengarse de la ignominiosa caza!

¡Qué importa, entonces, que muchos sean reacios a comer carne


de res o cerdo, cuando continúan complaciéndose en otras comidas
carnívoras que son igualmente inconsistentes con el sentimiento
espiritual que ya debería predominar en el hombre!

PREGUNTA: — ¿Qué opina de los nuevos recursos preventivos,


en los mataderos modernos, donde se aplican antibióticos para evitar el
deterioro prematuro de la carne? ¿No acaba esta medida por extinguir
todo peligro en su ingestión?

RAMATÍS: — No es más que un refinamiento enfermizo más


de vuestro mundo, y que revela el deplorable estado de ánimo en que se
encuentra la criatura humana. El hombre no está satisfecho con los
efectos nocivos que provienen de su dieta pervertida y busca, a toda
costa, escapar de su tremenda responsabilidad espiritual. Pero no podrá
eludir la ley expiatoria; pronto, nuevas condiciones de enfermedad se
harán visibles entre los carnívoros insaciables protegidos por la
“profilaxis” de los antibióticos. Además del efecto deletéreo de la carne,
cada vez más embriagada por la emanación astral y mental del hombre
ingobernable, os encontraréis ante el preciosismo técnico de nuevas
enfermedades situadas en el campo de las alergias inespecíficas, como
productos naturales de reacciones antibióticas. en animales preparados
para el corte!

¡Nos asombra la contradicción humana, que principalmente


produce enfermedad en el animal que pretende devorar y luego le aplica
profilaxis antibiótica!

PREGUNTA: ¿Puede darnos un ejemplo de esta


contradicción?

RAMATIS: — ¿Verdad? Vuestra medicina considera que el


hombre gordo, obeso, hipertenso, es candidato a angina y conmoción
cerebral; lo clasifica como un tipo hiperalbuminoide y como portador
de una peligrosa disfunción cardio-hepato-renal. La terapia más
recomendada es un régimen riguroso de eliminación hidrosalina y una
dieta de reducción de peso; al hombre se le da una alimentación
desgrasada y predominantemente vegetal, y el médico alude al peligro
de nefritis, al grave trastorno del metabolismo de las grasas ya la
indefectible esteatosis hepática. ¡Creemos que si los viejos chamanes
antropófagos supieran algo de medicina moderna y pudieran
comprender el carácter morboso de los obesos y su probable disfunción
orgánica, de ninguna manera permitirían que sus tribus devoraran
prisioneros excesivamente gordos! ¡Entenderían que esto podría
causarles enfermedades sin gloria, en lugar de la salud, el vigor y el
coraje que buscaban al devorar al prisionero con una dieta de comida!

Pero el hombre del siglo XX, aunque reconoce la enfermedad


de la gordura, devora cerdos obesos, hipertrofiados en el engorde de
albúmina, para lograr la prodigalidad de manteca y tocino: primero los
enferma en una pocilga inmunda, donde las larvas, bacilos y
microorganismos, característicos de los estanques, fermentan las
sustancias de las que se alimentan oxiuros, ascárides, tenias, coli o
amebas histolíticas. El desdichado animal, sometido al putrefacto
alimento de los lavados y desperdicios, se renueva en sus propios
excrementos y exhala la peor parte de olor nauseabundo, convirtiéndose
en el transformador viviente de la inmundicia, para acumular la
detestable grasa que debe servir a las mesas funerarias. Agotado, obeso,
letárgico y sudoroso, el cerdo cae al suelo con la manteca abundante y
se sumerge en el lodo nauseabundo; es una masa viva de urea
gelatinosa, que sólo puede ser levantada por el aparejo, para el momento
del sacrificio en el matadero. ¡De qué sirve, pues, el convencional visto
bueno de “sano”, que otorga el veterinario, al autorizar el corte del
animal, cuando la misma ciencia humana ha permitido ya el máximo de
condiciones patógenas!

Esta lúgubre “profilaxis” antibiótica no lo liberará en modo


alguno de la secuencia habitual a la que está sometido implacablemente;
seguiréis siendo devorados, del mismo modo, por la cirrosis, la colitis,
las úlceras, las tenias, los infartos, la nefritis o la artritis; también estarás
cubierto de eccemas, urticaria, pénfigo, llagas o costras sebáceas; sin
duda seguirá bajo la apariencia de ictericia, gota, migraña e infecciones
desconocidas; enriqueceréis cada vez más los cuadros de la patogenia
médica, que os clasificarán como “casos brillantes” en la esfera
principal de los síndromes alérgicos.

PREGUNTA: -- Dado que los animales y las aves son


inconscientes y fácilmente proliferantes, ¿debe considerarse su muerte,
para nuestro alimento, un crimen tan grave, tratándose de una
costumbre que nació con el hombre? Cremos que Deus foi quem
estabeleceu a vida assim como ela é, e o homem não deve ser culpado
por apenas seguir as suas diretrizes tradicionais, cumpria a Deus, na sua
Augusta Inteligência, conduziras suas criaturas para outra forma de
nutrição independente da carne: não ¿es verdad?

RAMATÍS: — La culpa empieza exactamente donde empieza


también la conciencia cuando ya puede distinguir lo justo de lo injusto
y el bien del mal. Dios no condena a sus criaturas, ni las castiga por
seguir pautas tradicionales que les parecen más correctas; En realidad,
no existe institución divina destinada a castigar al hombre, ya que es su
propia conciencia la que lo acusa, cuando despierta y se da cuenta de
sus errores ante la Ley de la Armonía y la Belleza Cósmica. Ya os
hemos dicho que, cuando el salvaje devora a su hermano, para saciar su
hambre y heredar sus cualidades guerreras, se trata de un espíritu sin
culpa y sin malicia ante la Suprema Ley de lo Alto. Su conciencia no es
capaz de sacar conclusiones morales ni de comprobar el carácter
superior o inferior de los alimentos vegetales o carnívoros. Pero el
hombre que sabe implorar piedad y clamar a Dios en sus dolores; que
distingue la desgracia de la fortuna; que aprecia la comodidad de la
familia y se conmueve por la ternura de los demás; que derrama
lágrimas rotas ante la tragedia ajena o las telenovelas melodramáticas;
que tiene sensibilidad psíquica para notar la belleza del color, la luz y la
alegría; que se horroriza ante la guerra y censura el crimen, teme la
muerte, el dolor y la desgracia; que distingue al criminal del santo, al
ignorante del sabio, al viejo del joven, a la salud de la enfermedad, al
veneno del bálsamo, a la iglesia del prostíbulo, al bien del mal, este
hombre comprenderá también el error de matar pájaros y de la incesante
multiplicación de mataderos, charqueadas, mataderos y carnicerías
sangrientas. ¡Y será un delincuente ante la Ley de Dios si, después de
este despertar de conciencia, aún persiste en el error que ya está
condenado en el subjetivismo del alma y que contradice un Ideal
Superior!

Si el salvaje devora el trozo de carne ensangrentada del


enemigo, lo hace en respuesta al hambre ya la idea de que Tupã quiere
a sus guerreros llenos de energía y heroísmo; pero el civilizado que
mata, descuartiza, cuece y usa su inteligencia esclarecida para mejorar
la salsa y poner el pimiento y la cebolla justo sobre las vísceras de su
hermano menor, vive en contradicción con la prescripción de la Ley
Suprema. De ninguna manera puede alegar ignorancia de esa ley,
cuando la gallina está torcida alrededor de su cuello y el buey
traumatizado en el golpe de la nuca; cuando el cerdo y el cordero caen
degollados; cuando la maldad humana hierve vivos los crustáceos,
embriaga el pavo para “ablandar la carne” o satura de sal a los cerdos
para mejorar el embutido de sangre coagulada.

Cuantas veces, mientras la cabra domestica se lame las manos


De su amo, a quien inocentemente se había encariñado, el desdichado
animal recibe la traicionera puñalada en las entrañas, ¡solo porque es la
víspera de la Navidad de Jesús! La vaca gime y lame el lugar donde
mataron a su cría; el cordero llora cuando muere!

No mates simplemente al ratón, al perro, al caballo o al loro,


para tus mesas festivas, porque la carne de esos seres no se acomoda a
tu refinado paladar; en consecuencia, no es la felicidad del animal lo
que os importa, sino sólo la placentera ingestión que os puede ofrecer
en las lúgubres mesas.

PREGUNTA: — ¿Cómo podríamos superar este


condicionamiento biológico e incluso psíquico, en el que nuestra
constitución orgánica está predispuesta hereditariamente al comer
carnívoro? La ciencia médica afirma que, con la simple idea de comer,
el sistema endocrino ya produce jugos y hormonas de simpatía digestiva
a la carne, y de esta perfecta sincronía entre pensamiento y metabolismo
fisiológico, creemos que se deriva la necesidad fatal de la nutrición
carnívora. demostrado. Por otro lado, ¡muchos vegetarianos han
revelado alergias a frutas o verduras! ¿No es esto suficiente para
justificar la afirmación de que nuestro organismo evidentemente
necesita carne para poder desarrollarse sana y vigorosamente?

RAMATIS: - El cigarrillo tampoco fue creado para ser fumado


fanáticamente por el hombre; este es el que imita la estupidez de los
bugres descubiertos por Colón y acaba siendo esclavo de la aspiración
de hierbas incineradas. Con sólo pensar en los cigarrillos, tu sistema
endocrino, en un perfecto trabajo psicofísico de prevención, también
produce antitoxinas que deberían neutralizar el veneno de la nicotina y
protegerte de la introducción de humo fétido en tus delicados pulmones.
La sumisión al deseo de comer carne es lo mismo que la sumisión del
fumador empedernido a su mandato emocional, ya que es más víctima
de su debilidad mental que incluso de un desempeño fisiológico
invencible. El tabaquero se olvida de sí mismo y, por tanto , incrementa
progresivamente el consumo de cigarrillos, acicateado continuamente
por el deseo insatisfecho, creando así una segunda naturaleza, que se
convierte en verdugo implacable y exigente.

Comúnmente fumamos sin darnos cuenta de todos los movimientos


preliminares.
narices que te ordenan automáticamente, desde abrir tu billetera hasta
colocar un cigarrillo en los labios descuidados; completamente
inconsciente de esta realidad viciosa, ya no fumas, sino que te fuman
los cigarrillos, guiado por un instinto indisciplinado. En la adicción a la
carne ocurre el mismo fenómeno; vives lejos de la realidad de que eres
esclavo del hábito de comer carne. Si el sistema endocrino produce
jugos y hormonas ante la mera idea de comer carne, no prueba que fuiste
creado específicamente para la nutrición carnívora. No es más que un
viejo hábito, que asistió a las primeras manifestaciones de la vida
grosera del troglodita troglodita y que, por vuestro descuido, todavía
domina vuestro mecanismo fisiológico, sujetándolo a su dirección.

Las medidas preventivas, en el metabolismo humano, deben tomarse


bajo cualquier circunstancia; el hindú, que se ha acostumbrado a comer
frutas maduras y vegetales sanos, también fabrica sus hormonas y jugos
digestivos con sólo pensar en la dieta a la que está acostumbrado. La
diferencia es que carece de hormonas destinadas a la nutrición
puramente vegetal, mientras que hay que producirlas para el
recubrimiento digestivo de los despojos de la alimentación carnívora.

Usted alega que muchas personas se enferman por


dedicarse a la comida vegetariana; de hecho, así demostráis que estáis
tan estratificados por la mala costumbre de comer carnívoros, que
vuestro metabolismo fisiológico ya no es capaz de asimilar frutas
sanas y verduras nutritivas, manifestándose en vosotros los
pintorescos fenómenos de la alergia. Sin embargo, mientras disciplinas
tu voluntad y vigilas mentalmente el deseo morboso, despertando de la
inconsciencia imaginativa de la nutrición zoofágica, pronto te sentirás
más liberado del indefectible condicionamiento biológico carnívoro.

PREGUNTA: — ¿Cuáles son algunos ejemplos que nos


pueden hacer comprender esta “inconsciencia imaginativa” ante la
carne?

RAMATÍS: — Y que hay más vigilancia mental que


condicionamiento biológico, de tu parte, respecto a la comida carnívora,
y eso lo puedes comprobar por la contradicción de tu gusto y paladar,
que se pervierten bajo la falsa imaginación. ¡Cuántas veces, frente a los
cadáveres de animales que han sido víctimas de un incendio o una
explosión, sientes náuseas y asco por el hecho de que las vísceras
carbonizadas despiden el olor fétido de la carne quemada! Sin embargo,
instantes después, atraído por la aparición del pintoresco asador,
excitado, dominado por un apetito morboso, olvida que la barbacoa es
también carne de animal quemada a fuego lento, diferenciándose
únicamente en la naturaleza de las salsas que se le añaden. La
contradicción es flagrante: allí, la repugnancia te embarga frente al
cadáver asado en la explosión; allí, el condicionamiento biológico o el
descuido del razonamiento produce jugos y hormonas que activan el
apetito degenerado. Todo esto ocurre, sin embargo, sólo porque todavía
alimentas la ilusión de un placer nutritivo, que te sugiere el mismo
descanso mortal, pero con la salsa excitante.

El humo repulsivo que sube del cadáver de un buey


calcinado en el fuego es el mismo que ondea sobre las grasientas
parrillas de la churrasquería, donde las vísceras del animal rezuman
albúmina con vinagre y jugo de cebolla. El trozo de carne cortado de
los restos cadavéricos de la ternera asada al fuego del establo puede ser
tan “tierno y delicioso” como el “filet mignon” que el camarero de la
camisa almidonada te ofrece en el plato de porcelana. ¡La lengua
arrancada al vacuno carbonizado, en la pólvora de la inesperada
explosión, puede ser tan “apetitosa” como la que te ofrecen en un lujoso
restaurante y bajo las melodiosas ondulaciones de la orquesta festiva!
Mientras os dejéis gobernar por esta débil voluntad y deforme
imaginación, o inconsciencia imaginativa, seréis siempre víctimas de
los necios vicios del mundo y del pernicioso alimento de la carne. Es
evidente que no hay condicionamientos de ningún tipo cuando se trata
de esa disposición infantil, en la que tu imaginación a veces se vuelve
lúcida, vislumbrando la realidad de la carne quemada, a veces se engaña
por completo, viendo un suculento bocado en lo que antes era un
asquerosa realidad..

PREGUNTA: — Además de la enfermedad que puede


transmitir un animal hipertrofiado durante el engorde y la culpa del
hombre por su muerte, ¿comer carne también causa daño directo al
alma?

RAMATÍS: — El animal tiene el “doble-astral”, que está revestido de


magnetismo astral; este vehículo etéreo-astral sobrevive a la disolución
del cuerpo físico y sirve de “matriz” para que, en el futuro, el animal
pueda integrarse nuevamente a su especie particular. Aunque este doble
astral todavía está desprovisto de sustancia mental, lo que le permitiría
algunos reflejos de razón, es poderosamente receptivo a las energías
existentes en el medio en que vive el animal. Según la vida de este
último, su envoltura sobreviviente también revela la mejor o peor
naturaleza de la especie a la que pertenece el animal, por lo que el aura
del cerdo, por ejemplo, es extremadamente tosca, instintiva y letárgica,
en comparación con la del cerdo. aura del cerdo, perro, gato u oveja,
que ya se sitúan en un plano más afectivo y revelan algunos destellos
de comprensión racional.

La pocilga tiene un clima repulsivo y está llena de energías deletéreas,


que actúan tanto en el campo físico como en la esfera astral. Cuando se
sacrifica el cerdo, su carne retrocede bajo el impacto violento, febril y
doloroso de la muerte; el choque que extingue su existencia, aún llena
de vitalidad física, exacerba también su doble etéreo astral, que está bajo
el mando general del espíritu-grupo. Esta matanza prematura, que
interrumpe bruscamente la corriente energética vital, irrita furiosamente
las fuerzas de todos los planos que interpenetran en el animal; los demás
vehículos se contraen y se deshilachan a la vez, rozándose entre sí en
un torbellino de energías contradictorias y violentas, que se liberan
como verdaderos explosivos etéricos. Hay una “coagulación fisio-
astral” completa; la sangre, que es la linfa de la vida y portadora de los
elementos más poderosos del mundo invisible, estanca en su seno el
“quantum” de energía inferior del mundo astral y que el propio cerdo
lleva a su cuerpo físico.

En el momento de la muerte, las energías deletéreas, que flotan en el


aura del cerdo e intercambian el fenómeno de la vida inferior, se
coagulan en la carne sacrificada y se combinan con el degradante "tono
vital", que proviene del engorde y el sufrimiento del animal en la
reserva de albúmina y urea. La carne de cerdo se vuelve realmente
gomosa debido a la sustancia astral que coagula a su alrededor y se
adhiere viscosamente a las fibras cadavéricas.

Los espíritas y otros estudiosos del alma saben que todos


las cosas y los seres son portadores de un vehículo etéreo-astral, que
absorbe las energías ambientales y expulsa las que se gastan en
intercambios relacionados con sus tipos psíquico o físico.

Cuando comes restos de carne de cerdo, absorbes


también su parte astral inferior y que se adhiere a la coagulación de la
sangre; esta energía astral ingobernable y pantanosa es agresiva y
nauseabunda en los planos etéricos; tan pronto como los jugos gástricos
descomponen la carne física en el estómago humano, entonces se libera
este repelente y pernicioso lodo astral. Bajo la ley de la atracción y la
correspondencia vibratoria en los mismos planos, la sustancia gomosa,
que exuda la carne digerida en el estómago, se incorpora luego al cuerpo
etéreo-astral del hombre y baja las vibraciones de su aura, adhiriéndose
a la delicada fisiología invisible niebla etérica, como una espesa niebla
aceitosa y astringente. El astral albuminoso del cerdo, que también se
ingiere con el asado “bocadillo delicioso”, se transforma en densa
cortina fluídica en el campo áurico del hombre demasiado carnívoro.
De esta manera, el proceso normal de asistencia espiritual aquí se
vuelve difícil, ya que los Espíritus Guías ya no pueden cruzar la barrera
viscosa del bajo magnetismo, para formular la intuición guía a sus
pupilos carnívoros. El aura aparece sucia por las emanaciones del astral
inferior y cegador, que exuda la carne del puerco.

Los hombres glotones y excesivamente aficionados al cerdo afirman


estar dotados de un vigor sexual envidiable, mientras que las criaturas
exclusivamente vegetarianas son algo pálidas, letárgicas y alejadas de
la habitual virilidad del mundo de las pasiones humanas. Este hecho
prueba que el aumento de la nutrición cárnica conlleva también un
aumento en el sentido de orden más primitivo. Pero, en sentido
contrario, la preferencia por la comida vegetariana es una poderosa
ayuda para que el espíritu se libere del yugo material.

Los antiguos banquetes pantagruélicos, de romanos y babilonios, en


cuyas suntuosas mesas se amontonaban asados y guisos de cadáveres,
terminaban siempre en las más lúbricas orgías, más sobreexcitadas aún
por la influencia del astral inferior de los animales devorados. Aún hoy,
el exceso de comida carnívora, que es la preferida por los lugareños,
estigmatiza a muchos de ellos con la “facies porcina” o el “estigma
bovino”, que les da un aire pesado y letárgico, caracterizando
fisonomías que recuerdan vagamente el temperamento de los animales
devoraron. . Y la excesiva carga astral que interpenetra su periespíritu
y transforma la configuración humana, haciendo aparecer los contornos
del tipo animal inferior.

¡En los planos erráticos del Más Allá, es muy común encontrar espíritus
que se apegan tan fanáticamente a los restos de animales, que
comienzan a reproducir ciertas caricaturas circenses, con visibles
aspectos animales fusionados por el astral inferior!

PREGUNTA: — ¿Los orientales, que son absolutamente vegetarianos,


tienen pleno conocimiento de los efectos que reportas en la carne?

RAMATIS: — El maestro hindú, meditativo y místico, que busca


continuamente el contacto con los planos más delicados, evita comer
carne, que contamina su aura con el astral inferior. Los “guías”, muy
conocidos en la tradición espírita, luchan siempre con dificultad cuando
quieren intuirte después de los fastuosos festines de vísceras grasosas,
que digieres para encontrarte con los sofismas de las proteínas.
Especialmente en los trabajos de materialización, los delicados
fenómenos se ven enormemente perjudicados por la presencia de
asistentes con el estómago saturado de carne, y que identifican la
atmósfera repulsiva de la morgue donde se descomponen las vísceras.

Y esta es también una de las razones por las que la mayoría de


los médiums, obsesionados con los asados y las fiestas oportunistas
donde se abusa de la carne, se estacionan en un animismo improductivo
y mantienen sólo contactos aburridos con los planos más elevados.
Algunos médiums glotones y exageradamente carnívoros ironizan y
subestiman las prácticas y enseñanzas esotéricas, encaminadas a mejorar
la sensibilidad psíquica a través de una dieta vegetariana. ¡Piensan estas
criaturas que las fuerzas sutiles de los planos angélicos pueden casarse
con los eructos fluídicos de la digestión provenientes de los restos
cadavéricos! Raros son los que entienden que, en los días de trabajo
mediúmnico, pases o radiaciones, la carne debe ser eliminada de sus
mesas. Hay otros que ignoran que el éxito de las operaciones fluídicas a
distancia no depende en absoluto de las proteínas animales, sino
principalmente de la exudación ectoplasmática de un sistema orgánico
limpio de impurezas astrales.

PREGUNTA: — ¿Cuál es el proceso más eficaz para que el discípulo


elimine de su aura o periespíritu los fluidos deletéreos que exuda la
carne animal?

RAMATIS: — Y la terapia del ayuno es el proceso que mejor ayuda al


espíritu a drenar las sustancias tóxicas que vienen del bajo astral, porque
con el reposo digestivo se eliminan los líquidos nocivos. La Iglesia
católica, al recomendar el ayuno a sus fieles, les enseña un método
inteligente para favorecer la inspiración superior. Las figuras etéreas de
monjes trapenses, santos o grandes místicos, sometidos a una
alimentación frugal, prueban el valor terapéutico de este alimento. El
ayuno aquieta el alma y la libera hacia el mundo etéreo; ayuda a
descargar toxinas del astral inferior, que se ubican en el aura humana de
los “civilizados”.
De hecho, ya existen algunas instituciones hospitalarias en vuestro
mundo que han podido extinguir enfermedades muy graves bajo el
tratamiento del ayuno o alimentándose exclusivamente de jugo de
frutas. Jesús, para no disminuir su contacto con lo Alto, ante el cerco
tenaz y vigoroso de las fuerzas de las tinieblas, mantuvo su mente
despejada y la gobernó con absoluta seguridad gracias a los largos
ayunos, en los que eliminó todos los residuos astrales, perturbación de
los vehículos intermediarios entre el plano espiritual y el plano físico.
Mestre no despreció este recurso terapéutico por la delicada textura de
su periespíritu; no se olvidaba de velar por su propia naturaleza divina,
situada en un mundo convulso y agresivo, que actuaba continuamente
como un poderoso semillero de pasiones y escombros magnéticos que
forzaban su fisiología angelical. Evitaba siempre comer sin cuidado y,
cuando sentía que las emanaciones del bajo astral pesaban mucho sobre
su organización, reducía la resistencia material a su espíritu,
practicando el ayuno, que lo favorecía con mayor liberación para su
mundo celestial.

Nunca vimos a Jesús partiendo trozos de carne u ofreciendo perfiles de


cerdo a sus discípulos; se sirvió tortas de miel, harina de maíz y choclo,
combinadas con jugos o caldos de cerezas, fresas y ciruelas.

PREGUNTA: — ¿En el momento de la desencarnación, los alimentos


carnívoros pueden perjudicar el desapego del espíritu?

RAMATÍS: — La Ley es inmutable en cualquier sector de la vida; el


éxito liberador en el desencarnamiento depende, sobre todo, del tipo de
buenas o malas vibraciones en el momento en que el desencarnante es
sometido a la técnica espiritual desencarnante. El perverso que se arrojó
a un abismo de crueldad, en la vida física, será siempre un campo de
energías oscuras, impermeable a la acción de los espíritus benéficos;
pero el santo, que se entrega enteramente en amor y servicio al prójimo,
se convierte en fuente receptiva de energías refulgentes, que abren
claros para su ascensión radiante. Es precisamente después del
abandono del cuerpo físico que el campo energético del periespíritu
revela, en el Más Allá, con más fuerza, el resultado del metabolismo
astral que entretuvo en la Tierra. En consecuencia, el hombre carnívoro,
aunque evangelizado, se sentirá siempre más imantado al suelo de la
Tierra que el vegetariano que, además de espiritualizado, incorpora
energías más delicadas a su vehículo periespiritual. Reconocemos que,
mientras el matón vegetariano puede ser un océano de oscuridad, el
carnívoro evangelizado será un campo de Luz; sin embargo, como la
evolución induce una completa armonía en el conjunto psicofísico,
entre el hombre carnívoro y el vegetariano, que cultivan los mismos
principios que Jesús, este último siempre logrará más éxito en su
desencarnación.

La ausencia de carne en el cuerpo lo libera del exceso de toxinas; al


desencarnar, el alma se libera así de un cuerpo menos denso y menos
embriagado de albúmina y de urea, que siempre hacen bajar las
vibraciones del cuerpo etérico. El buey o el cerdo pasa su vida en una
región excesivamente degradada, cuya sustancia astral puede adherirse
al aura humana, no sólo retrasando el dinamismo superior sino también
reduciendo la fluidez de las emociones angélicas.

PREGUNTA: — ¿El hombre evangelizado, que se alimenta de carne,


contradice todavía las disposiciones divinas? ¿No hay tantos
vegetarianos que se portan mal y hasta pervertidos?

RAMATÍS: — No dudamos en decir que es mejor un carnívoro


evangelizado que un vegetariano anticristiano. Pero no se trata ahora de
considerar las cualidades espirituales que deben alcanzar todos los seres
humanos, sino de si se comporta bien o no la criatura evangelizada que
aún coopera para el progreso de mataderos, charqueadas, mataderos o
matanzas domésticas. El alma verdaderamente evangelizada está llena
de ternura, compasión y amor; el espíritu esencialmente angélico no se
regocija en lamerse los dedos impregnados de la grasa del hermano
inferior, ni se excita con la voluptuosidad digestiva del lomo de cerdo
relleno o del costillar asado, con rodajas de limón encima.

¡Es profundamente vergonzoso para vuestro mundo que el buey


generoso, cuya vida es enteramente sacrificada por el bien de la
humanidad y el placer glotón y carnívoro del hombre, sea más
inteligente que él en su dieta, que es exclusivamente vegetariana! ¡Es
incomprensible cómo el hombre puede considerarse un ser avanzado,
dado el absurdo de que el animal irracional prefiera un alimento
superior al de su propio dueño, que está dotado del discernimiento de la
razón!

Alabamos incondicionalmente al hombre evangelizado, aunque sea


carnívoro, pero le advertimos que, mientras guarde un cementerio en su
seno, siempre será un esclavo atrapado en la rueda de las
reencarnaciones rectificadoras, hasta que salde su karma. cuentas con
las especies animales! Si es evangelista, debe saber que el acto de
chupar tuétanos y devorar bistecs aún lo mantiene muy cerca de sus
antepasados forestales, quienes se devoraban unos a otros por su
profunda ignorancia espiritual. La ingestión de vísceras cadavéricas y
el acto de matar al hermano inferior distancian el límite entre el ángel y
el hombre y agravan la carga kármica para futuros ajustes espirituales.

PREGUNTA: - Pero no nos referimos a la acción de matar, es decir, de


quitar la vida, porque muchísimas criaturas carnívoras, pero cuya
bondad y misericordia conocemos, no son capaces de matar un simple
insecto, y mucho menos destruir un pájaro o animales!

RAMATÍS: — Los corazones enteramente bondadosos y piadosos no


sólo evitan matar al animal o al pájaro, sino que aún no tienen valor para
devorar sus entrañas bajo los condimentos de cebolla, sal y pimienta...
El que mata al animal y aún lo devora puede ser menos culpable, porque
asume la responsabilidad de su acto en público. Sin embargo, el que no
mata, por piedad o por temor a los remordimientos, sino que devora la
carne del animal o del ave, sacrificada por otros, actúa con astucia ante
Dios y ante su propia conciencia. La lástima en la distancia no identifica
al carácter bondadoso, pues muchas personas huyen angustiadas cuando
el cuchillo hiere al desdichado animal, pero regresan satisfechas en
cuanto la olla deja de hervir y las vísceras aparecen apetitosas. Esto
recuerda al clásico “Aleluya” del sábado, en el que los fieles
permanecen en un estoico ayuno de carne, en la Cuaresma prescrita por
la Iglesia, pero esperan ansiosos que el reloj dé las doce, para luego
tirarse hambrientos sobre las humeantes sobras. ., que se cocinan en la
olla a presión moderna! El hombre “piadoso”, que se niega a asistir en
la matanza del animal, es casi siempre el más exigente en cuanto al
asado y sazón de la carne sacrificada a distancia.
PREGUNTA: — ¿La negativa a matar al animal o al ave ya no es una
protesta contra la existencia de mataderos y charqueadas? ¿No prueba
esto la posesión de un alma con mejor perfeccionamiento espiritual?

RAMATIS: — Las criaturas que matan el pájaro o el animal en el


traspatio, o que obtienen su salario en el trabajo de los mataderos,
pueden ser almas primitivas, que no evalúan el grado de su
responsabilidad espiritual junto a la colectividad de lo físico . mundo _
Pero quienes huyen en el cruel momento de la masacre de su hermano
comprenden claramente la perversidad del acto y lo reconocen como
injusto y bárbaro. En consecuencia, ratifican el conocimiento de su
responsabilidad ante Dios, negándose a atender lo que en su mente
significa una severa acusación al espíritu. Confirman, por tanto, que son
conscientes de la iniquidad de matar a un animal indefenso e inocente.
Es obvio que si luego lo devoran hervido o asado, su culpa se hace aún
mayor, porque el mismo acto que condenan, con ausencia deliberada,
se justifica personal y plenamente en la hora hambrienta de la ingestión
de los restos del animal.

Los llamados fugitivos piadosos son, además, colaboradores ordinarios


en las mismas espantosas escenas de sacrificio de animales; el
consumidor de carnes también no es más que accionista e impulsor de
la proliferación de carnicerías, charqueadas, mataderos y mataderos.

Vuestro código prevé, en la delincuencia de vuestro mundo, severas


penas tanto para el ejecutor como para el que ordenó los delitos de
coparticipación mental, pues sobre ambos pesa la responsabilidad. Los
que por piedad no matan animales ni pájaros, sino que digieren con
alegría sus restos, se hacen copartícipes del acto de matar, aunque lo
hagan a cierta distancia del lugar del sacrificio; son, en realidad,
cooperadores anónimos de la industria cárnica, pues fomentan el
dinamismo de matar consumiendo la carne que mantiene la institución
funeraria de los mataderos y la injusta matanza de los que Dios
también creó para la ascensión espiritual.

PREGUNTA. — Creemos que muchos seres deificados que alguna vez


vivieron en nuestro mundo también comieron carne; ¿no es verdad?
RAMATÍS: — Efectivamente, algunos santos de la hagiología católica,
o espíritus desencarnados considerados hoy de alto rango, pudieron
llegar al cielo, a pesar de comer carne. Pero el portador de la verdadera
conciencia espiritual, es decir, el que además de amar ya sabe por qué
ama y por qué debe amar, no debe alimentarse de carne de animales. El
alma efectivamente santificada repudia incondicionalmente cualquier
acto que cause sufrimiento a los demás; abdica siempre de sí misma y
de sus placeres en favor de otros seres, transformándose en una Ley
Viva de beneficio continuo y, en obediencia a esta Ley benéfica, se
asemeja a la fuerza que dirige el crecimiento de la semilla en el seno de
la tierra: alimenta y fortifica, pero no devora!

Esta conciencia espiritual se convierte en una fuente de tal generosidad


que cada expresión de vida en el mundo la comprende y la aprecia por
su protección e inocuidad. Sabéis que Francisco de Asís habló a los
lobos y le escucharon como si fueran corderos inofensivos; Jesús
extendió su mano bendita, y las serpientes más feroces se aquietaron en
dulce abrazo; Sri Maharishi, el santo de la India, cuando estaba en
divino “samadhi”, era buscado por las arañas, que dormían en sus
manos, o bien acariciado por las fieras, que le lamían las mejillas;
¡algunos místicos hindúes se dejan cubrir con insectos venenosos y
abejas agresivas, que vuelan sobre su piel con la misma delicadeza con
que vuelan sobre las coronas de flores! Los antiguos iniciados esenios
se sumergían en los bosques salvajes para alimentar a los feroces
animales que eran víctimas de tormentas y cataclismos. Innumerables
criaturas se jactan de que nunca han sido mordidas por abejas, alimañas,
perros o serpientes. Suelen ser personas vegetarianas, que mantienen así
vivo su amor por los animales.

Las almas angélicas, que ya han llegado a comprender realmente el


porqué de la vida del espíritu en el mundo de las formas, que tienen un
corazón magnánimo e incapaz de presenciar el sufrimiento de los
animales, tampoco devoran sus entrañas, del mismo modo ¡como los
verdaderos amigos de los pájaros no los encierran ni siquiera en jaulas
de oro! Es ilícito que el hombre destruya un bien valioso que Dios le
confía para una administración temporal en la Tierra; a él le toca
proteger de la flor que adorna el costado de los caminos al desdichado
animal ahuyentado y que sólo pide un poco de pan y amistad. El
devorador de animales, por evangelizado que sea, sigue siendo un
perturbador del orden espiritual en la materia; justifícate como quieras,
pero la persistencia en alimentarte con restos animales prueba que aún
no te has adaptado completamente a los verdaderos objetivos del
Creador.

PREGUNTA: — ¿Cuál es la reacción psicofísica que debe sentir la


persona, bajo el impacto del fluido magnético-astral que se desprende
de la carne de cerdo?

RAMATIS: — La reacción varía según el tipo individual: el hombre


común, y demasiado condicionado a la ingestión de carne de cerdo, se
sentirá aún más fortalecido y enérgicamente instigado para la vida de
relación, así como un motor pesado y tosco trabaja mejor con
combustible más grueso. Los hombres coléricos, irascibles y fuera de
control en sus emociones, que se esclavizan fácilmente a los impulsos
del instinto animal, son comúnmente fanáticos adoradores de las
grandes mesas, y muy aficionados a las parrilladas.

El magnetismo vital inferior, que continuamente incorporan a su


organismo físico y astral, activa mucho sus centros de mando animales,
pero perjudica su naturaleza angélica en su metabolismo para la
absorción del magnetismo superior. Las reacciones varían, pues, según
la sensibilidad psíquica y condición espiritual de los carnívoros; ¡un
simple trozo de carne de cerdo, que bastaría para perturbar el delicado
periespíritu de un Gandhi, o de un Francisco de Asís, podría acelerar la
vitalidad de la psique descontrolada de un Nerón o de un Heliogábalo!

PREGUNTA: - Ya que estamos operando en un mundo físico y


compacto, que requiere de nosotros actividades exhaustivas, ¿el
abandono de la comida carnívora no podría causarnos una peligrosa
anemia?

RAMATÍS: — Sabes que el cuerpo humano no es más que un


conglomerado de materia ilusoria, en el que predomina una cantidad
inconcebible de espacios interatómicos vacíos sobre una cantidad
microscópica de masa realmente absoluta. Si pudieras comprimir todos
los espacios vacíos que existen en la intimidad del cuerpo físico, hasta
convertirlo en lo que en ciencia se llama "pasta nuclear", lo reducirías a
una pizca de polvo microscópico, que sería la verdadera masa existente.
El organismo humano es una maravillosa red de energía, sostenida por
un genio cósmico. El hombre es espíritu adherido al polvo visible a los
ojos de la carne; en realidad, es más vívido, dinámico, verdadero y
potencial en su 'hábitat' espiritual, libre del polvo engañoso. Ingieres
una gran cantidad de masa material, en forma de alimento generoso,
atendiendo más a las contracciones espasmódicas del organismo, que
incluso a su necesidad magneto-vital. El cuerpo, de hecho, solo asimila
el "quantum" que necesita para sostener la forma aparente, por lo que
excreta casi la totalidad de la cuota ingerida. En los planetas más
evolucionados, la alimentación se basa casi enteramente en jugos, que
penetran en el organismo vivo, algunos incluso por el fenómeno común
de la ósmosis y absolutamente sin excreción. En ellos, las almas
refinadas saben alimentarse, en gran parte, de los elementos etéricos y
magnéticos extraídos del Sol y del ambiente, incluyendo la energía
pránica del oxígeno de la atmósfera.

No os será difícil comprobar que innumerables trabajadores mal


alimentados son capaces de realizar trabajos pesados, como los
tradicionales peregrinos del pasado, que predicaban la palabra del Señor
al mundo atribulado, vivían frugalmente y abjuraban de la carne. . El
progreso espiritual es evidente en todos los campos de acción en que
actúa el espíritu, para lo cual —si de verdad pretendéis alcanzar el
estado angélico— tendréis que esforzaros también en desarrollar un
metabolismo más delicado y escogido en la alimentación de vuestro
cuerpo. La ascensión espiritual requiere la reducción continua del
exceso de equipaje del mundo animal. ¡Sería ilógico que el ángel tomara
un vuelo definitivo a las regiones exaltadas, faltando aún la ingesta de
grasas de sus hermanos inferiores!

PREGUNTA: — Y si el hombre insiste en comer carne, ¿qué recursos


pueden usar los Maestros para alejarlo de esa nutrición?

RAMATÍS: — Tú sabes que los excesos en las tablas pantagruélicas,


principalmente en la comida carnívora, cuando atestiguan la
negligencia y la obstinación del espíritu humano hacia su propia
felicidad, siempre se corrigen con la terapia de las admirables válvulas
espirituales de seguridad, que allí en su alrededor del mundo opera bajo
la terminología clásica de la ciencia médica con los sugerentes nombres
de úlceras, cánceres, cirrosis, nefritis, enterocolitis, llagas, incluyendo
la creación de condiciones favorables para el “hábitat” de coli o amebas
histolíticas, giardia o strongyloides, tenias, o inquietos protozoos de
formas exóticas. Bajo la acción de estos recursos naturales, se acentúan
los intercambios exigidos al ente espiritual, y la forzosa frugalidad actúa
hacia la transformación exhaustiva, pero realizable, del animal en la
figura del ángel. Las excrecencias anómalas y morbosas, que están
diseminadas por todo el cuerpo físico, funcionan en la prodigalidad de
señales de alerta, que regulan armónica y equitativamente el tránsito
digestivo. Obligan a dietas espartanas o sustituciones por una nutrición
más delicada, al mismo tiempo que se rectifican los impulsos glotones
y se mejoran las funciones que purifican el entorno astral y en la
intimidad de la textura etérica. ¡Cuántas veces el carnívoro obstinado se
somete a una estricta abstinencia de carne, debido a la úlcera gástrica
que surge para obligarlo a adaptarse a una alimentación más sana!

PREGUNTA: — ¿Podemos suponer que la Divinidad hará todo lo


posible para que en el futuro desaparezcan los mataderos, mataderos o
carnicerías de la Tierra?

RAMATÍS: — ¡De eso no tenemos ninguna duda! Debido a que en el


tercer milenio las instituciones que se mantienen a expensas de la
industria de la muerte ya no existirán, tendrán que desaparecer, poco a
poco, tanto por razones de orden económico, epidémico o accidental,
como en cuanto al repudio humano y la mejora nutricional del medio
ambiente. Sabéis que el repudio de la carne es uno de los fundamentos
principales de las doctrinas de Oriente, en las que se destacan el
hermetismo, el hinduismo, el budismo, el yoga, el esoterismo y la
teosofía, además de miles de otras sectas que florecen a su sombra. La
proverbial negligencia de los occidentales en abstenerse de comer
carne, lo que favorecería un karma suave para el futuro, termina
envolviéndolos por mucho tiempo en el melancólico engranaje de las
enfermedades, que los obligan a angustiarse con dietas y gastos con
médicos y farmacias.
PREGUNTA: -- Dado que la industria de la carne da trabajo a millones
de criaturas, creemos que su cierre repentino representaría un desastre
económico para nuestro mundo. Ya que se multiplican las carnicerías,
charqueadas, mataderos e industrias de conservas, ¿será porque la
Divinidad lo permite?

RAMATÍS: — Cuando aparecieron los primeros automóviles en


vuestro mundo, los antiguos cocheros y constructores de vehículos de
tracción animal también estaban aterrorizados ante la inminencia de un
terrible desastre económico, pues temían el cierre de herrerías, fábricas
de vehículos, y más los daños a criadores de caballos, guarnicioneros,
artesanos, pintores y tapiceros. Sin embargo, la sabiduría de la vida
transformó todo esto en talleres mecánicos, gasolineras, lavados de
autos, y luego aparecieron los artesanos del caucho, los encargados de
los garajes, los trabajadores del petróleo, los inspectores de tránsito, los
recolectores de níquel, los vendedores de lonas, los fabricantes de
parabrisas, los pintores y los extensos. industria de bidones, latas,
petacas, adornos y tejidos aptos para la fabricación de automóviles. En
lugar de la quiebra anticipada con angustioso pesimismo, se ha
desarrollado una de las actividades más poderosas que han enriquecido
a los países trabajadores. Del mismo modo, la paralización de la
industria cárnica fúnebre, además de convertirse en una bendición
inefable para vuestra humanidad, favorecerá la construcción del más
rico parque industrial de productos frugívoros, vegetales y sus
derivados, capaz de satisfacer los paladares más exigentes, y que
actualmente se encuentra deformado por la nutrición cadavérica. ¡La
química y la botánica estarán llamadas a dar una contribución decisiva
a la nueva riqueza, produciendo los más variados tipos de frutos, que se
convertirán en bocados celestiales!

La suposición de que la Deidad está de acuerdo con el mantenimiento


de carnicerías y mataderos es el resultado de una interpretación falsa de
los designios de Dios; Fíjate cuánto más difícil es para los pobres
comprar carne hoy, que se ven obligados a recurrir a otras fuentes de
alimentación. Ignoras que, a medida que aumenta la dificultad del
hombre para comer carne, se atrofia el mecanismo psíquico del deseo
carnívoro, que poco a poco va desapareciendo con la abstinencia
compulsiva.
Ante la prueba científica de que la carne de un animal que está cansado,
o que tiene el metabolismo alterado, también provoca trastornos en
quien la come, porque aumentan las toxinas que circulan en la sangre,
ya deberías haberte dado cuenta de que cada vez que comer carne
estarás absorbiendo parte del veneno del animal. Los médicos eruditos
notarán que el resurgimiento de los ataques de amebis y las infecciones
inespecíficas del colon intestinal, incluidas las ulceraciones y fístulas
rectales, los eventos hemorroidales y el aumento de la viscosidad de la
sangre, son causados, en parte, por el uso inmoderado de carne de cerdo.
Ante el aumento constante de individuos hiperproteinizados, cuyos
cadáveres pueblan los cementerios, a consecuencia de síncopes, infartos
y derrames cerebrales, pronto oiréis el grito alarmante de vuestra ciencia
médica: ¡evitad la carne de puerco!

PREGUNTA: — Pero, dejando de lado la propia industria cárnica, ¿no


considera usted las enormes pérdidas que supondría la extinción de los
mataderos o charqueadas, por la falta de materia prima para la
fabricación de artículos de cuero?

RAMATÍS: — Os cuesta comprender los divinos mensajes que Dios os


envía, pidiéndoos que modifiquéis viejos hábitos perniciosos y
ofreciéndoos, a cambio, otros medios más valiosos que satisfagan la
deseada reposición. Desde hace mucho tiempo han proliferado en
vuestro orbe benditas industrias de “nylon” y otros productos de
fabricación plástica, capaces de sustituir con éxito a la morbosa
fabricación de artefactos de cuero arrancados al desdichado animal. En
el tercer milenio ya no se preferirán los zapatos, las carteras, las carteras
o la ropa hecha con materia prima sangrienta, que hoy estimulan la
industria de la muerte.

Incluso hoy, en lo que respecta a los complementos de su dieta, el aceite


de coco y la manteca de cerdo ya han reemplazado a la grasa repulsiva
que crece en la pocilga de los cerdos y en la piscina de albúmina.

PREGUNTA: — ¿Significa eso que los terrestres, en el futuro, serán


exclusivamente vegetarianos, no es así?

RAMATÍS: — No tengas dudas. Este es un imperativo indiscutible para


la humanidad futura. Progreso económico basado en la industria de la
muerte, en la fabricación de conservas de jamón, “patê de foie-gras”,
que es una pasta de hígado hipertrofiado de ganso o pollo, guisos
elaborados con las vísceras saturadas de urea del Pacífico ¡el buey, o las
repulsivas morcillas coaguladas, todas bajo atractivos envoltorios, no
forman parte de los planes siderales para atender las necesidades del
mundo en el tercer milenio!

Así como os horroriza la antropofagia de los salvajes, que devoran


músculos y aplastan con los dientes las tibias de sus oponentes —lo que,
bajo vuestro código penal, sería considerado un crimen horrible— en el
futuro, cuando las Leyes Doradas de Protección de Aves y animales, los
“civilizados virtuosos” que intenten devorar a sus hermanos menores
para adquirir las famosas proteínas ¡también serán perseguidos
penalmente!

PREGUNTA: — Pero ya existen, en nuestro mundo, algunas


sociedades para la protección de animales y pájaros, lo que nos parece
prueba de que ya se ha dado un gran paso hacia el establecimiento de
un régimen vegetariano en la Tierra. ¿Qué dices sobre eso?

RAMATÍS: — Consideramos encomiable tal empresa, pero la mayoría


de estas sociedades se preocupan, por el momento, sólo de la regulación
de la caza o sólo del maltrato a las bestias de carga y transporte. La
verdadera sociedad protectora de animales y aves, que realmente
pretende ajustarse a los cánones divinos, deberá luchar tenazmente para
evitar la muerte del desdichado ser que aún es sacrificado para asistir a
las mesas de los civilizados. Paradójicamente, muchos de vuestros
contemporáneos que dirigen sociedades protectoras de animales son
carnívoros y, por tanto, cooperadores para continuar con la matanza en
mataderos y la matanza en charqueadas, ¡donde el sentido utilitario
ignora la mansedumbre, la piedad y el amor!

No dudamos que usted pueda, un día, llegar al nivel del ridículo aún
conmemorando los aniversarios de instituciones terrenales, para la
protección de animales y pájaros, bajo un festivo y suculento asado de
carne sacrificada el día anterior, y donde brillantes oradores pronunciará
discursos sobre la Ley de Caza o el amor al animal, mientras el
carnicero prepara el “apetitoso” filete en una brocheta, con el sazón
aliño.

La cuestión de restringir la caza a una determinada época del año,


alejada de la época de cría del ave o animal, no identifica ninguna
protección o prueba de piedad para estos seres; es solo un cuidado
extremo de no extinguir prematuramente las especies reservadas para la
destrucción por parte de los cazadores, a su debido tiempo. La piedad y
protección por las aves o animales de los bosques sólo se demostrará
con la negativa o prohibición absoluta de matarlos en cualquier época
del año. Oficializar el momento adecuado para la matanza de aves y
animales indefensos es sólo un subterfugio, que no os eximirá, ante las
leyes de la vida, de la responsabilidad de matar. Si bien el uso de la silla
eléctrica y las ejecuciones oficiales son consideradas, por un grupo de
juristas sentenciosos, como una medida perfectamente legal, ante Dios
es un delito oficial y mucho peor que el homicidio al que el individuo
se vio impelido por un mal presentimiento. , por amor, por hambre, o
en un momento de ira o incluso un incontrolable deseo de venganza. El
delincuente, aun siendo un infractor frecuente en la delincuencia, no
suele evaluar la magnitud de su delito, que casi siempre es instigado por
el feroz egoísmo del instinto de conservación; pero los creadores de
leyes que autorizan los asesinatos premeditados serán responsables del
delito de matar por cálculo, aunque afirmen que lo hacen en defensa de
las instituciones sociales.

PREGUNTA: — ¿Cómo podríamos lograr deshacer este


condicionamiento biológico del comer carnívoro, sin sufrir la violencia
de una sustitución radical?

RAMATÍS: — Ya os hemos dicho en otra parte que los peces, los


crustáceos y los crustáceos son “cuerpos colectivos”, correspondientes
a un solo “espíritu-grupo”, que dirige su instinto y genera una reacción
única e igual en todas las especies. Un pez, fuera del agua o dentro de
ella, manifiesta siempre la misma, igual y exclusiva reacción que todos
los demás peces del mismo tipo. Entre millones de peces idénticos, no
podrá distinguir una sola reacción diferente en el conjunto. Sin
embargo, innumerables otras especies animales ya revelan principios de
conciencia; pueden ser domesticados y realizar diferentes tareas. El
buey, el cerdo, el perro, el gato, el mono, la oveja, el caballo, el elefante,
el camello, revelan ya cierta comprensión conciencial en relación a las
diversas funciones que están llamados a desempeñar. Requieren, cada
vez más, de vuestra atención y ayuda, para afirmarse en un sentimiento
evolutivo por otros planetas, en los que sus razas podrán alcanzar un
mejor desarrollo, al mando de organismos más adecuados a sus
características. Cuando su psiquismo se acredite para comandar
cerebros humanos, sus constituciones psicoastrales podrán entonces
volver a vuestro globo y operar en la línea evolutiva del hombre
terrestre. Por eso Jesús nunca sugirió a sus discípulos que practicaran la
caza o la matanza doméstica, sino que les aconsejó que arrojaran las
redes por la borda.

Los pescados y mariscos están todavía muy lejos de la especie animal,


que está dotada de los rudimentos de la conciencia. Incluso si no eres
absolutamente vegetariano y te alimentas de pescado, crustáceos o
mariscos, ya mostrarás un gran progreso en el control del malsano deseo
de zoofagia. No te aconsejamos que abandones violentamente el uso de
la carne, si aún no estás dotado de una voluntad poderosa que te permita
cambiar radicalmente tu régimen; puedes eliminar, primero, el uso de
carne animal, luego el de aves, y luego ceñirte a la dieta de pescado y
similares, hasta que tu organismo se adapte naturalmente a la dieta
exclusiva de vegetales y frutas.

Es necesario, sin embargo, que domines tu mente, para que pueda


cambiar poco a poco, y abandonar el deseo de nutrición que es vilmente
estigmatizado con la muerte del animal. Si lo haces, pronto el morboso
deseo de comer vísceras cadavéricas será reemplazado por el sano deseo
de comida vegetariana, en la que cambiarás las sangrientas vituallas por
frutos jugosos y saludables.

El primer esfuerzo para librarse de la nutrición carnívora debe ser en el


sentido de comprender la realidad intrínseca de la que está hecha la
carne y que se disfraza en forma de sabrosos manjares.

PREGUNTA: Danos un ejemplo objetivo de cómo podemos gobernar


la mente y controlar el instinto, para extinguir el deseo de probar la
carne de los animales.
RAMATÍS: — En primer lugar, es necesario que no os dejéis fascinar
del todo por el aspecto festivo de las mesas repletas de platos de carne,
a las que el arte morboso ajusta todavía ornamentos que no son más que
pérfidas sugestiones para que se espoleen más los bajos deseos. en.
Frente al jamón “apetitoso”, conviene que medites sobre la realidad
fúnebre que está frente a ti; hay que recordar la figura del cerdo clavado
en el estanque, en forma de un estiércol de albúmina maloliente y
odioso, sudoroso, hinchado y mugriento, que luego se cuece en agua
hirviendo, para darte el jamón “rosado y fragante”. Frente al “delicioso”
asado, no se deje seducir por el olor de la carne crepitando bajo el
apetitoso condimento, sino considérelo en su verdadera condición de
musculatura sanguinolenta, que durante la vida del animal eliminó el
sudor ácido a través de los poros, desprenden toxinas y urea,
configurándose, también, como la red microscópica que canaliza
bacilos de todos los matices y de todas las consecuencias patógenas.

¡En realidad, vuestro estómago no fue creado para la función macabra


de un cementerio viviente, dentro del cual se libera la fauna de gérmenes
feroces y hambrientos y se desmantelan las fibras animales! Si no te
dejas dominar por el impulso inferior, que pervierte la imaginación y te
engaña con la falsedad de la apetecible nutrición, creemos que pronto
te sentirás libre de la necesidad de ingerir excrementos animales, así
como hay hombres que mentalmente y físicamente libre de la adicción
al tabaquismo y no sufrir más frente a los fumadores empedernidos. Y,
si el deseo impuro domina aún vuestra psique negligente y debilita
vuestra voluntad superior, es imperativo que al menos recordéis la
dolorosa emoción del animal, cuando es sacrificado bajo el despiadado
cuchillo del carnicero o cuando sufre la operación. choque del cuchillo
perverso, en tus entrañas inocentes.

PREGUNTA: — Algunos cohermanos nos consultan si hay un aumento


de la responsabilidad por los espíritas carnívoros.
¿Qué dices?

RAMATÍS: — No podemos asignarles “responsabilidad adicional”, en


este caso, ya que la mayoría obedece aún al condicionamiento biológico
del pasado, que se consolidó en la formación animal y humana.
Evidentemente, son pocos los espiritistas que enfrentan el problema de
la alimentación como un tema delicado que merece atención. Pero el
hábito carnívoro no es en modo alguno consecuente con los elevados
principios del espiritismo que, además de basarse en los preceptos
amorosos de Jesús, se fundamenta en los postulados iniciáticos del
pasado, en los que la alimentación vegetariana era norma indiscutible
para el discípulo. bien intencionado.

Los espíritas que estén seriamente integrados en el sentido revelador y


liberador de la doctrina codificada por Kardec, sin duda, harán
continuos esfuerzos para extinguir la mala costumbre de comer la
carne de sus hermanos menores. Su comprensión superior y
progresiva lo alejará cada vez más de los retazos cadavéricos.

Es obvio que el tema de comer o no comer carne es un asunto de la


naturaleza íntima de la criatura y, por lo tanto, quienes no estén
dispuestos a cambiar su dieta poco saludable de ninguna manera estarán
de acuerdo con nuestras afirmaciones. Muchos sabrán tejer comentarios
astutos y sugerentes, para llegar a conclusiones que justifiquen su
bárbara alimentación, considerando su esclavitud mental al deseo
impuro como una imposición natural de la vida humana. Pero los que
buscan un nivel superior de espiritualidad sabrán comprender que la
carne es dañina para el organismo físico, porque absorbe las toxinas
ureicas, con lo cual se estropea la delicada textura del vehículo astral,
donde se graban las emociones del alma. violado Si el espírita se
propone alcanzar un mejor coeficiente físico, moral, social, artístico,
intelectual o espiritual, es evidente que la abstinencia de la carne es un
imperativo indiscutible para el éxito total en la realización de este ideal
superior.

Las figuras santificadas de los líderes espirituales de vuestro mundo,


como Buda, Gandhi, Maharshi, Francisco de Asís y otros, entre los que
destaca la sublime figura de Jesús, os dejaron ejemplo de una vida
alejada de las fiestas carnívoras o los “colchones mullidos”. asado en el
brasero de las asadas espantosas. Es de sentido común que los pueblos
más belicosos e instintivos son precisamente los más carnívoros, así
como las figuras brutales, obesas y antipáticas de los antiguos césares
romanos hieren tu retina espiritual por la misma razón.
Si bien no se agrava la responsabilidad de los espiritistas que aún
se alimentan de excrementos animales, ello no reduce su culpa de ser
tradicionales cooperadores de la existencia de mataderos y carnicerías,
además de la flagrante negación que ofrecen a la observancia de los
preceptos del amor. y bondad hacia el desafortunado animal sacrificado.

PREGUNTA: - Entonces, bajo su razonamiento, es inconsistente que el


espiritista devore restos de animales. ¿No es así?

RAMATÍS: — Creemos que las excusas de los carnívoros sólo deben


considerarse razonables, cuando no son espiritistas, viviendo, por tanto,
a la sombra de iglesias conservadoras, la mayoría de las cuales son
absolutamente tolerantes con la comida carnívora. Pero cuando esta
macabra práctica es tolerada por quienes cultivan el espiritismo, que es
un despertar de la conciencia y una levadura divina que renueva todas
las costumbres, se hace evidente la contradicción entre lo que el espírita
profesa y lo que practica.

PREGUNTA: — ¿Y cuáles son sus consideraciones respecto a los


mentores de la doctrina espírita que todavía se alimentan de carne? En
virtud de ser divulgadores de la doctrina, ¿no deberían ser también
vegetarianos?

RAMATIS: — Quien sinceramente profundice en el conocimiento de


los conceptos del amoroso Jesús y desee transmitir a los demás su
inefable consejo, entre los cuales está el de “Sed mansos de corazón”,
evidentemente se estará contradiciendo al ingerir el producto del dolor.
y del sufrimiento del animal inocente, ¡y mucho más si participan
ostensiblemente en asados alrededor de una fosa donde se asa el buey,
como si saliera de su propia tumba violada!

PREGUNTA: — Somos de la opinión que todavía no se puede


culpar a los espiritistas por su alimentación carnívora, ya que es una
costumbre que, además de ser bastante natural, es propia de nuestro
actual estado evolutivo espiritual. Nos cuesta entender que cuando
promovemos un asado inofensivo y tradicional, o participamos de
una comida carnívora, podamos culparnos ante el Creador. ¿No
tenemos al menos alguna razón?
RAMATIS: — Es hora de razonar con más sensatez respecto al
verdadero sentido de la espiritualidad, distinguiendo, también, con más
claridad, entre los vicios más propios del reino de Mamón y los valores
que promueven la ciudadanía para el mundo. de Dios.

A pesar de las objeciones que presentáis respecto a la alimentación


carnívora, alegando el condicionamiento natural del pasado, es hora de
que entendáis que ya sonó la hora del despertar espiritual definitivo.
Concomitantemente con la próxima verticalización de vuestro orbe en
su eje imaginario, también debéis verticalizaros en espíritu,
liberándoos, igualmente, de la cruel e ignominiosa alimentación de
vísceras animales. ¡Muchas veces vuestras contradicciones llegan a
asumir el carácter de insulto a los generosos bienes que proceden de la
magnitud del Padre!

PREGUNTA: - No entendemos lo que quieres decir. Danos un ejemplo


de una de esas contradicciones a las que te refieres en un tono tan
enérgico.

RAMATÍS: — Ya hemos sido testigos de los tributos que los espíritas


rendían a sus cofrades, ofreciéndoles sobras cadavéricas asadas, al
mismo tiempo que sobre sus cabezas colgaban racimos de uvas de los
hermosos viñedos que les ofrecían, además de sus frutos, la amistad
sombra para el festín morboso! ¡Mientras la carne ardía en el brasero
ardiente, su humo fétido y viscoso untaba los manzanos, las vides y los
dorados naranjales llenos de nutridos frutos, que son ofrendas divinas
despreciadas por el hombre ingrato!

Los predicadores espíritas, integrados en el mesianismo de salvar almas


esclavizadas a la materia, deben cooperar por la cordura de la vida en
todas sus expresiones físicas o morales.
En consecuencia, nunca deben fomentar procesos morbosos que
contradigan el ritmo armonioso de esta sana existencia. Así como en las
fiestas espíritas son repudiados los alcohólicos, por ser perniciosos y
deprimentes, también deben ser repudiados los asados y las fiestas
carnívoras, que los alejan de las delicadas vibraciones de las almas
superiores. ¡Nos extraña que, para el éxito de la fiesta espírita, el
cadáver del hermano inferior tenga que ser asado en el brasero del
asador detestable vicioso en el mundo profano!
¡De este lado, vagan espiritistas desencarnados, todavía tan
condicionados a las fiestas pantagruélicas y carnívoras, que oran por la
bendición de un cuerpo físico a cambio de los mismos bienes del
ambiente celestial! ¡Hay otros que aún no se dan cuenta del papel
ridículo que juegan, recitando versos evangélicos en fiestas fraternas de
espiritismo, al mismo tiempo que el hermano servicial asa el cadáver
del hermano inferior, para el cementerio de la matriz!

PREGUNTA: - Muchos espíritas afirman que la comida no tiene nada


que ver con el espiritismo, razón por la cual sus consideraciones al
respecto son improductivas y hasta objetables. ¿Qué dices?

RAMATIS: — Es sabido que todas las filosofías de Oriente que


predican la liberación del espíritu del yugo de la materia, han prescrito
siempre que la primera conquista de la virtud por parte del discípulo
consiste en el abandono definitivo de la alimentación carnívora. Como
Allan Kardec, al codificar la doctrina espírita, también se inspiró en los
postulados de la filosofía espiritualista oriental, los espíritas no deben
considerar improductivo y hasta reprobable recomendar que no se
alimenten de carne animal. Eso equivale a elogiar y defender la comida
carnívora, en lo que nunca pensó Kardec. Todo esfuerzo moderno por
espiritualizar el mundo nunca ha podido escapar de situar sus raíces
iniciáticas en el milenario experimento de Oriente, cuya tradición
religiosa, de templos dignos de respeto, tiene como fundamento
esencial la doctrina vegetariana. No nos sorprendería que esta censura
viniera de miembros de religiones sectarias, que aún no entienden cuál
es la evolución del espíritu y no creen que el animal pueda tener alma,
ni que el daño que le causan al cuerpo carnal sea reflejado en el cuerpo
espiritual; pero siempre es contradictorio que el espírita propugne la
práctica de ingerir el cadáver de su hermano inferior, cuando ya es
portador de una conciencia más amplia y desarrollada bajo la alta
pedagogía de los valores iniciáticos maduros del pasado.

Es probable que nuestro pensamiento sobre el vegetarianismo sea


considerado improductivo y ostensible por cierto porcentaje de
espíritas; sin embargo, sus reproches a ese sistema y sus elogios a la
alimentación carnívora implican que Dios lamentablemente fracasó en
crear recursos para nutrir a sus hijos y por ello tuvo que recurrir al
execrable recurso de criar cabras, conejos, cerdos, bueyes y ovejas,
destinados exclusivamente a la ¡cruel sacrificio de mesas humanas!

Si los animales pudieran hablar, ¿qué dirían de la gentil disposición de


muchos espiritistas a devorarlos bajo menús festivos y exquisitas salsas
que dejarían boquiabiertos a muchos zulúes antropófagos?

Es extraño, por tanto, que todavía se censuren las siguientes solicitudes,


en las que hemos colocado nuestra obra principal:

1) que no cooperéis en el aumento de los mataderos,


charqueadas y carnicerías;

2) que no promuevan las efusivas parrilladas


sangrienta, risa espírita confraternización;

3) que evites que el muérdago penetre en tu aura


nauseabundo y adherido al astral inferior, que se libera del animal
sacrificado;

4) que se distancie, lo antes posible, de la


antiguos antepasados Kayapó o Tamoio que, por desconocimiento de
los postulados espíritas, se devoraban en repugnantes ágapes;

5) que si no encuentra eco en vuestros ánimos, todo


cuando hemos estado pidiendo, ¡ten piedad al menos del animal
inocente, que es tu hermano menor ante Dios!

Así podréis integraros en los preceptos amorosos de Jesús y


corresponder al don generoso del Creador, que viste la tierra de la Tierra
de hortalizas y árboles cargados de frutos, en la divina y amorosa
ofrenda viva para la sana alimentación. !

PREGUNTA: — Hay quienes impugnan sus opiniones, alegando que


Allan Kardec no censuró, en sus obras, los alimentos carnívoros, ni los
consideró indignos o inapropiados para los espíritas. ¿Qué dices?

RAMATÍS: — Allan Kardec se vio obligado a adaptar sus sensatos


postulados al espíritu psicológico de la época, evitando el conflicto no
sólo con la mentalidad profana —todavía tímida por la esclavitud del
dogma religioso—, sino también con las instituciones responsables de
la economía en la cual la industria cárnica representó una de sus bases
fundamentales. Dado que el vegetarianismo era una doctrina practicada
por un reducido número de iniciados que se acercaban a las fuentes
espiritualistas de Oriente, sería prematuro e intrascendente que el noble
codificador estableciera este postulado en el espiritismo recién expuesto
al público, y que bien podría convertirse en ridículo para los neófitos de
la doctrina. En ese momento, la simple recomendación de la abstinencia
total de carne, como principio de una doctrina codificada para la misa
común, supondría el fracaso incontestable de esa doctrina. El
Espiritismo, en sus inicios, fue visto más como una revelación de
preceptos esotéricos que incluso como una doctrina moral y una
disciplina evangélica, cuyas virtudes aún se consideraban exclusivas de
la religión dogmática dominante. Sin embargo, en su base se esconde el
clarísimo mensaje para “los que tienen ojos para ver”, en el que Allan
Kardec le legó una sugerente y sibilina advertencia que dirige
particularmente a sus seguidores, en relación al vegetarianismo.

Examinando la magnífica obra de Kardec, que constituye la Tercera


Revelación en el ámbito de vuestro planeta en progreso espiritual, os
daremos apuntes que distinguen perfectamente el pensamiento del autor
respecto a la alimentación vegetariana.
Dice el codificador, en nota personal, para aclarar la respuesta a la
pregunta n° 182, del cap. IV, del Libro de los Espíritus; Encarnación de
los diferentes mundos:

A medida que el espíritu se purifica, el cuerpo que lo recubre también


se acerca a la naturaleza espírita. Su materia se vuelve menos densa;
deja de arrastrarse penosamente sobre la superficie del suelo; menos
groseras son sus necesidades físicas, ya que ya no es necesario que los
seres vivos se destruyan unos a otros para nutrirse.

Queda evidentemente implícito en esta nota que, si la destrucción entre


los seres vivos, para nutrirse, es siempre un estado de inferioridad y de
“gran necesidad”, el hecho de que la criatura no se alimente de seres
vivos corresponde a un estado de inferioridad superioridad espiritual. Y
esta práctica se vuelve más culpable e inferior entre los espiritistas,
porque ya tienen una conciencia más clara de la verdad superior de la
vida del espíritu, al mismo tiempo que la adhesión al espiritismo implica
también un aumento de la responsabilidad moral.

En el capítulo IV se formula la pregunta n° 692:

¿Es contrario a la ley de la naturaleza que la ciencia mejore las


razas animal y vegetal? ¿Sería más acorde con esa ley dejar que
las cosas siguieran su curso normal?

El ente consultado, que confirma el principio espírita, responde:

Todo debe hacerse para alcanzar la perfección, y el hombre mismo es


un instrumento que Dios usa para lograr sus fines. Dado que la
perfección es la meta a la que tiende la naturaleza, favorecer esta
perfección es corresponder a los puntos de vista de Dios.

Evidentemente, si el hombre, como intermediario de Dios, debe hacer


todo lo posible para que incluso el animal mismo alcance la perfección,
para corresponder a lo que Dios prescribe, podría decirse que un acto
contrario a tal precepto no responde a los designios del Creador y no
favorece la mejora de la vida. el animal. En consecuencia, los espíritas
que realmente han comprendido esta disposición doctrinal, de alto
concepto espiritual, de ninguna manera deben seguir transformando sus
estómagos en un cementerio para la carne de su hermano inferior,
porque esta práctica de ninguna manera lo perfecciona, sino que lo
destruye cruelmente. . .

Todavía en respuesta al N° 693, la entidad conceptualiza textualmente:

Todo lo que estorba a la naturaleza en su marcha es contrario a la ley


general.

PREGUNTA: — Hemos recibido explicaciones de que sólo los seres


inteligentes deberían sobrevivir, como se deduce de los trabajos de
Kardec. ¿Es correcta esta interpretación?
RAMATIS: — Recomendamos la lectura del Capítulo V, “Sobre la
Ley de Conservación”, parte 3 de El Libro de los Espíritus (pregunta y
respuesta 703):

PREGUNTA: - "¿Con qué fin concedió Dios a todos los seres vivos el
instinto de conservación?"

RESPUESTA: — “Porque todos tienen que contribuir para cumplir los


designios de la Providencia. Por eso Dios les dio la necesidad de vivir.
Además, la vida es necesaria para la mejora de los seres. Lo sienten
instintivamente, sin ser conscientes de ello”.

No hace falta entrar en muchos detalles sobre este tema tan claro, en el
que el espíritu cuestionado subraya la gran responsabilidad de tener que
mantener la vida de todos los seres, porque “todos tienen que contribuir
al cumplimiento de los designios de la Providencia”. La necesidad de
vivir, que debe ser “respetada y protegida”, es una de las conclusiones
lógicas y decisivas del espíritu que se comunicó con Kardec, y que
implica, por tanto, una nueva censura doctrinal del exterminio del
animal para ser devorado en las mesas suntuosas de los espiritistas!

Y continúa el noble ente, delineando en contornos más claros e incisivos


la ignominia de la comida carnívora, en lugar de la comida vegetariana
o frutícola. En respuesta a la pregunta ri 703, “Habiéndole dado al
hombre la necesidad de vivir, ¿le proporcionó Dios, en todo momento,
los medios para lograrlo?”, dice la entidad:

“Está bien, y si no los encuentra, entonces no los entiende.

No era posible que Dios creara para el hombre la necesidad de vivir sin
darle los medios para lograrlo. Por eso hace producir la tierra, para dar
lo necesario a los que la habitan, pues sólo lo necesario es útil. Lo
superfluo nunca es superfluo”.

Es obvio que, si el hombre continúa alimentándose de los restos de los


animales y no utiliza los medios, es decir, los frutos y vegetales que
Dios hace producir en la tierra —y que no encuentra porque no los
comprende— le corresponde al hombre la culpa de ser carnívoro, pues
el suelo tiene todo lo necesario para una alimentación natural y
saludable.

Al final de la respuesta a la pregunta n° 705, el espíritu comunicador es


muy claro, cuando confirma su conclusión anterior:

“De cierto os digo: la naturaleza no es imprevisora; es el hombre, que


no sabe cómo regular su vida”.

El carnívoro es casi siempre insaciable; devora sesos, riñones, hígado,


estómago, pulmones, patas, mocotó, músculos y ¡hasta la propia lengua
del animal! Tu apetito es incontrolable y tu gusto deformado; logra
gozar de un placer epicúreo en los más detestables platos de vísceras
hervidas o asadas, que disimulan los olores fétidos a través de la
excitante sazón.

Las fiestas carnívoras y los asados constituyen un espectáculo


comprometedor a la luz del espiritismo. Los espíritus que asistieron a
Kardec lo declaran, indirectamente, en las respuestas a las preguntas
713 y 714, sobre el tema “Goce de los Bienes de la Tierra”, en los
siguientes términos:

“La naturaleza ha trazado límites a los placeres, para indicarte lo


que te es necesario; pero con vuestros excesos os saciáis y os
castigáis”.

A la pregunta hecha sobre lo que debe pensarse del hombre que busca
en los excesos de toda especie el refinamiento de los placeres, el espíritu
dio la siguiente respuesta, bajo el n° 714:

"¡Pobre criatura! Es más digno de lástima que de envidia, porque está


muy cerca de la muerte”.

¿Cerca de la muerte física o de la muerte moral? preguntó Kardec al


espíritu comunicador. Y él respondió: — ¡De los dos!

Allan Kardec, aún no satisfecho con la respuesta contundente e


indiscutible de su noble mentor, agrega la siguiente nota a las preguntas
anteriores:
El hombre que busca el refinamiento del goce en los excesos de toda
especie se pone por debajo del bruto, ya que éste sabe detenerse cuando
su necesidad está satisfecha. Abdica la razón que Dios le ha dado como
guía, y cuanto mayores son sus excesos, más preponderancia da el
hombre a su naturaleza animal sobre su naturaleza espiritual. Las
enfermedades, las dolencias e incluso la muerte, que resultan del abuso,
son al mismo tiempo el castigo por la transgresión de la ley de Dios.

El genio codificador del espiritismo establece, en las consideraciones


anteriores, la norma exacta que debe seguir el adepto espírita, en cuanto
a la alimentación. Indudablemente, el espírita es aquel que busca
mejorar su conducta a través de un continuo esfuerzo de superación;
debe actuar incesantemente para que “su naturaleza espiritual
predomine sobre su naturaleza animal”, lo que no le será posible en los
excesos pantagruélicos, que “lo colocan por debajo de lo bruto”

La naturaleza espiritual de ninguna manera se afina ni se revela frente a


las acequias donde se asan asquerosos asados o frente a las soperas
humeantes donde flotan los restos de carne sacrificada, del hermano
menor. La distancia con los restos animales debe mejorarse sin duda y
“con los medios que Dios ha proporcionado al hombre, producidos por
la tierra”, como se afirma en la respuesta 704.

PREGUNTA: — Pero Alian Kardec registra en El Libro de los


Espíritus, junto a la pregunta 723, la siguiente respuesta del espíritu
comunicante : — “Dada tu constitución física, la carne alimenta a la
carne; de lo contrario, el hombre perece.” Y el espíritu completa esta
respuesta, conceptualizando que “el hombre tiene que estar ahí, nunca
con/brmar o reclamar su organización”. ¿Qué dices ahora sobre eso?

RAMATIS: — El concepto literal de que “la carne alimenta a la


carne”, se contradice con el hecho de que el buey, el camello, el caballo
y el elefante, como especies vigorosas y perdurables, son reacios a la
carne, y no sufren de la carencia de las famosas proteínas derivadas de
vísceras animales. En cuanto a la afirmación de que el hombre perece
cuando no se alimenta de carne, Dios muestra la fragilidad de la
afirmación, obligando a veces a una persona ulcerosa, al borde del
sepulcro, a vivir unos años más sin comer carne. Si el enfermo
sobrevive evitando la carne, ¿por qué ha de perecer el sano? En cuanto
a la afirmación de que "el hombre debe alimentarse como su
organización pretende", no hay duda, porque mientras la organización
bestial de un Nerón pedía abundante carne humeante, Jesús se
contentaba con una torta de miel y un poco de caldo de cerezas. ! Así
como no habría ningún beneficio espiritual para Nerón si dejara de
comer carne, Gandhi de ninguna manera necesitaría más que un vaso
de leche de cabra para su comida.

En la pregunta 724, de El Libro de los Espíritus, Kardec consultó al


mismo espíritu sobre si sería meritorio abstenerse de alimentos
animales, o de cualquier otro, como expiación, a lo que el mentor
espiritual respondió: “Sí, si practicas esta privación por el beneficio de
los demás”, mostrando, por lo tanto, a los espíritas, que hay mérito en
dejar de comer carne, ya que esto redunda en beneficio del animal, que
es un hermano menor. Esta puede así continuar su evolución,
establecida por Dios, libre de la crueldad de los mataderos, charqueadas
y matanzas domésticas. La alimentación vegetariana es, por tanto,
definitivamente refrendada por la doctrina espírita, porque de la
privación de la carne, por parte del hombre, se ennoblece y el animal se
beneficia.

En el capítulo VI de El Libro de los Espíritus (Sobre la Ley de


la Destrucción) se elimina cualquier duda al respecto, cuando Allan
Kardcc pregunta si siempre habrá necesidad de destrucción entre los
hombres, y el espíritu responde que esa necesidad se debilita a medida
que ese espíritu vence a la materia, y que el horror de la destrucción
crece con el desarrollo intelectual y moral. Ahora; si el horror a la
destrucción crece tanto como el desarrollo intelectual y moral del
hombre, lógicamente se sigue que aquellos que todavía no manifiestan
horror a la destrucción tampoco se han desarrollado moral e
intelectualmente; son rezagados en el progreso espiritual, pues también
puede considerarse como "destrucción" la que se produce por el deseo
de comer carne, y que demuestra un marcado predominio de la
naturaleza animal sobre la espiritual. Al final de la respuesta a la
pregunta 734, el espíritu, si bien afirma que el derecho de destrucción
está regulado por la necesidad que tiene el hombre de proveer para su
sustento y seguridad, ¡hace la salvedad de que el abuso nunca constituye
un derecho!

Este último concepto tiene una relación más directa con los espíritas y
espiritistas en general, pues constituye realmente un abuso, frente al
sentido más puro de la vida, el hecho de que, ante la prodigalidad de
frutas, verduras y hortalizas, los hombres, ya conscientes de tal
concepto, aún insisten en devorar el botín de sus inocentes sirvientes. Y
los espíritas que han compelido las obras sensibles y progresistas de
Alian Kardec quedarán muy agobiados ante la justicia sideral cuando,
después de haber recibido enseñanzas que piden frugalidad, equilibrio,
piedad y pureza, contradicen el esfuerzo por liberarse de la materia
continuando en ¡el festín morboso de vísceras asadas o epicúreamente
cocinadas para la morgue del estómago!

El inteligente codificador de la doctrina espírita —como presintiendo,


con un siglo de anticipación, la ignominia de la destrucción de animales
y aves— incluye en su citada obra la respuesta n° 735, que es un libelo
contra la caza:

La caza es el predominio de la bestialidad sobre la naturaleza espiritual.


Toda destrucción que exceda los límites de la necesidad es una
violación de la ley de Dios. Los animales sólo destruyen para satisfacer
sus necesidades, mientras que el hombre, dotado de libre albedrío,
destruye sin necesidad. Tendrá que dar cuenta del abuso de la libertad
que le ha sido concedida, pues eso significa que se entrega a sus malos
instintos.

¡Matar a un animal o ave indefenso, que necesita el afecto y la


protección humana, constituye realmente un grave daño de carácter
espiritual! Cuando Kardec le preguntó a su mentor si podía vincular el
sentimiento de crueldad con el instinto de destrucción, le respondió lo
siguiente: “La crueldad es el instinto de destrucción en su peor
expresión, porque si, si a veces, la destrucción constituye una necesidad,
la crueldad nunca es lo mismo".

Confirmamos, por tanto, nuestras consideraciones anteriores, que el


alimento carnívoro —responsable de la cruel matanza en mataderos y
charqueadas o carnicerías— es producto de una naturaleza humana
“despiadada y malvada”, como afirma el mentor de Kardec al referirse
a la destrucción acompañada de crueldad (752).

PREGUNTA: — Si es así, debe ser contraproducente que los médiums


se sienten a la mesa espírita con el estómago lleno de carne; ¿no es
verdad?

RAMATIS: — Eso depende de la naturaleza de las comunicaciones, del


ambiente y del tipo moral del medio. Si es una criatura alejada del
Evangelio, sólo será comida fácil para espíritus glotones y carnívoros,
que se deleitarán en su aura contaminada con fluidos del astral del cerdo
o del buey. Si es una criatura evangelizada y está acostumbrada a las
comunicaciones de beneficio humano, entonces será protegida por sus
afectuosos, aunque lleve una repugnante carga de eructos astrales que
molestan a las entidades más evolucionadas presentes.

Pero el carnívoro y glotón produce poco en el trabajo de intercambio


con las más altas esferas; su periespíritu estará saturado de miasmas y
bacilos psíquicos exudados por la fermentación de los alimentos por los
ácidos estomacales, creando un clima agobiante y angustioso para los
buenos comunicadores. Con las auras densas y gomosas de las
emanaciones de los médiums carnívoros que, hartos de restos
cadavéricos, se presentan en las mesas espiritistas, los guías se sienten
obstaculizados en sus facultades espirituales, semejante al hombre que
trata de orientarse bajo una espesa niebla o intensa nube . de humo
asfixiante.

Lo que perjudica el trabajo del médium no es sólo la dilatación del


estómago, resultante del exceso de comida, o los intestinos
profundamente alterados en su trabajo digestivo, o el páncreas y el
hígado en hiperfunción para hacer frente a la carga exagerada de
nutrición carnívora, sino que es la carne misma que, impregnada de
parásitos y larvas del animal inferior, contamina el periespíritu del
médium y lo envuelve con los repugnantes fluidos del psiquismo
inferior.

Los centros nerviosos y el sistema endocrino de la criatura se agotan


dolorosamente en el agotador trabajo de acelerar la digestión del
carnívoro sobrecargado de comida pesada, comúnmente ingerida unos
minutos antes de su tarea mediúmnica. Como los guías no pueden
transformarse en magos milagrosos, que pueden eliminar
instantáneamente los fluidos nauseabundos de las auras de los médiums
glotones y carnívoros, éstos se quedan en las mesas espiritistas en un
trabajo anímico improductivo, o bien se estacionan en la forma de
precarios “pasistas”, a quienes sería mejor no trabajar, para no dañar a
los pacientes que todavía están en mejor condición psicoastral.

PREGUNTA: — Ante ciertos argumentos de cohermanos contrarios al


vegetarianismo, que afirman que la buena literatura mediática no
corrobora sus aseveraciones, le agradeceríamos que citara alguna obra
de valor espiritual, o de carácter mediúmnico, que pudiera probar sus
afirmaciones. . ¿Sería posible que nos ahorraras esa atención?

RAMATIS: — Nos parece inconveniente —por ocupar mucho espacio


en esta obra— reproducir aquí todo lo que dice la literatura doctrinal
espiritualista de Oriente y hasta la literatura espírita. Reproduciremos
lo que nos parezca más útil y de mayor claridad para sus actuales
entendimientos. En La Sabiduría Antigua, de Annie Besant, dice en la
página 69, capítulo II, “El Plano Astral”:

La masacre organizada y sistemática de animales en los mataderos, las


matanzas provocadas por el amor al deporte, arrojan cada año al mundo
astral a millones de seres llenos de horror, espanto y aversión por el
hombre.

Magnetoterapia, de Alfonso Bué, pág. 41, nº 26:

Para desarrollar las facultades magnéticas, la dieta vegetariana, aplicada


sin exageración y sin prevención exclusiva, es indiscutiblemente la
mejor; es necesario comer poca carne, suprimir por completo el
consumo de alcohol y beber mucha agua pura.

En vista de las afirmaciones anteriores, ¡será fácil para usted evaluar


cuán difícil es para el médium que es un pasista cumplir con sus deberes
con el estómago lleno de carne!
Dice un médico de su mundo, que disfruta de un excelente concepto
científico, el profesor Radoux, de Lausana:

Es un prejuicio creer que la carne alimenta a la carne. El régimen de la


carne y la sangre es, por el contrario, perjudicial para la belleza de las
formas, la frescura de la tez, la frescura de la piel, el aterciopelado y
brillante del cabello. Los carnívoros son más susceptibles que los
vegetarianos a las influencias epidémicas y contagiosas; los miasmas
morbosos y los virus encuentran un terreno maravillosamente preparado
para su desarrollo en cuerpos saturados de humores y sustancias mal
elaboradas, nocivas o ya medio fermentadas y en descomposición.

De la literatura mediúmnica espírita, podemos mencionar algunos


extractos de obras que reconocemos de innegable valor y que sirven
para orientar la actitud de los espíritas hacia objetivos superiores. En
Missionários da Luz, obra de André Luís recibida por Francisco
Cândido Xavier, el autor espiritual se enfoca en situaciones que
demuestran claramente la importancia del vegetarianismo entre los
seguidores del espiritismo. Dice el autor en el capítulo IV, página 41,
evocando su existencia física:

Con el pretexto de buscar recursos proteicos, exterminamos


innumerables gallinas y ovejas, lechones y cabritos. Chupamos el tejido
muscular, mordisqueamos los huesos. No contentos con matar a los
pobres seres que nos pedían rumbos de progreso y valores educativos,
para servir mejor a la obra del Padre, extendimos los refinamientos de
la explotación milenaria e infligimos a muchos de ellos ciertas
enfermedades para que sirvieran más eficientemente a nuestro gusto. .
El cerdo común fue encontrado por nosotros a dieta de engorde, y el
pobre animal, muchas veces a costa de despilfarro, tuvo que crear
ciertas reservas de grasa para nuestro uso, hasta que se postró por
completo bajo el peso de la insalubre y abundante manteca. Metíamos
gansos en máquinas de engorde que hipertrofiaban sus hígados, para
obtener pastas sustanciosas destinadas a manjares que se hicieron
famosos, despreocupados de los errores cometidos con la supuesta
ventaja de enriquecer los valores culinarios. De ninguna manera
perjudicó la estampa de las vacas madres, rumbo al matadero, para que
nuestras sartenes sudaran agradablemente.
Más adelante, en la página 42 de la misma obra, el autor cita parte de
un diálogo con una autoridad técnica de este lado:

Los seres inferiores y necesitados del planeta no nos ven como


superiores generosos e inteligentes, sino como crueles verdugos.
Confían en la tormenta furiosa que perturba las fuerzas de la naturaleza,
pero huyen, desesperados, al acercamiento del hombre de cualquier
condición, excepto de los animales domésticos que, por confiar en
nuestras palabras y actitudes, aceptan el cuchillo de carnicero en el
matadero, casi siempre con lágrimas de aflicción, incapaces de
discernir, con razonamiento embrionario, dónde comienza nuestra
perversidad y dónde termina nuestro conflicto.

El deplorable efecto de la matanza del animal, en vuestro mundo,


reverbera de este lado, de manera triste; es todavía un problema que
requiere esfuerzos heroicos por parte de desencarnados bien
intencionados, como la sangre derramada al azar es alimento vigoroso
para nutrir a los espíritus perversos e infelices sin cuerpo físico, y para
prolongar sus más abyectas tentativas.

De la misma obra Missionários da Luz, y en respuesta a vuestros


pedidos, indicamos la página 135 donde encontraréis la corroboración
de lo que os contamos en otras obras sin pretensiones. Frente a la
espantosa escena del matadero, donde se sacrificaba el ganado, el autor
describe la multitud de espíritus hambrientos que, en condiciones
lamentables, se arrojaban desesperadamente a los chorros de sangre
viva, tratando de obtener el tono vital que les favorecería una vez más.
contacto más claro con el mundo físico. Dice el autor, reproduciendo
las palabras de su mentor:

Estos desdichados hermanos, que no pueden vernos, debido a la


deplorable situación de brutalidad e inferioridad, están chupando fuerza
del plasma sanguíneo de los animales. Tienen hambre los que dan
piedad.

La escena identifica una más de las desastrosas realidades que se


producen por la matanza del animal, ya que las almas aún esclavas de
las sensaciones inferiores, que vagan por el Espacio sin objetivos
superiores, encuentran en los lugares donde la sangre del animal se
derrama en profusión. los medios que necesitan para consolidar las
persecuciones y fomentar el desorden humano. El autor en cuestión
transcribe entonces un nuevo diálogo con su interlocutor desencarnado:

¿Por qué tal sensación de pavor, amigo mío? Sal de ti mismo, rompe el
caparazón de la interpretación personal y sal al amplio campo de la
justificación. ¿No visitamos los dos las carnicerías más diversas de la
esfera de la Corteza? Recuerdo que en mi antiguo hogar terrenal
siempre había una gran familia regocijándose por la matanza de los
cerdos. La canal de carne y grasa significaba abundancia de la cocina y
comodidad del estómago. Con el mismo derecho, los desencarnados,
tan inferiores como lo fuimos, se acercan a los animales muertos cuya
sangre humeante les ofrece vigorosos elementos vitales.

Quedó demostrado, en este fidedigno trabajo mediúmnico, que la


adicción al alimento carnívoro es signo de inferioridad espiritual; la
ingestión de vísceras cadavéricas y la consiguiente adhesión al progreso
de los mataderos mantienen la fuente que aún sustenta la vitalidad de
los obsesores y agentes de las tinieblas sobre la humanidad terrestre. El
terrestre paga, diariamente, bajo la multiplicidad de enfermedades,
molestias y desastrosas consecuencias en su hogar, la negligencia
espiritual de seguir devorando los restos mortales del animal creado por
Dios y destinado a fines útiles.

Otro autor espiritual (el Hermano X, en Cartas y Crónicas, bajo el tema


“Entrenamiento para la muerte”), por el mismo medio antes
mencionado, conceptualiza valientemente:

Empieza a renovar tus hábitos con tu comida diaria. Reducir


gradualmente la voluptuosidad de comer la carne de los animales. El
cementerio en el vientre es tormento, después de la gran transición. El
lomo de cerdo o bistec de ternera, sazonado con sal y pimienta, no nos
sitúa muy lejos de nuestros antepasados, los Tamoio y los Kayapó, que
se devoraban unos a otros.

Emmanuel, el mentor del mencionado medio, en una comunicación que


destacamos, en alusión a la aparición y evolución del hombre, se
manifiesta de la siguiente manera:
Los animales son los hermanos inferiores de los hombres. También
ellos, como nosotros, vienen de lejos, a través de luchas incesantes y
redentoras, y son, como nosotros, candidatos a una brillante posición en
la espiritualidad.

No en vano sufren en las benditas tareas de entrega y renuncia, en favor


del progreso de los hombres.

Es evidente, pues, por estas declaraciones de espíritus acreditados en el


trabajo de mediumnidad espírita y de vuestra confianza, que la
responsabilidad de los espíritas en relación a la alimentación carnívora
es muy grave. ¡Bajo ninguna circunstancia les tolerará la Ley de la Vida,
de la que no pueden pretender ignorancia, ninguna excusa posterior que
ablande su culpa por haber asesinado a su hermano menor! Y la misma
bibliografía espírita es comúnmente referida como la directriz oficial de
conducta espírita, que les advierte de tales deberes y enfatiza la urgente
necesidad del vegetarianismo. Ya os hemos dicho que las humanidades
superiores son enemigas del macabro festín de vísceras cadavéricas. Les
recordamos el sentido concepto de Allan Kardec, que “la naturaleza
espiritual debe predominar sobre la naturaleza animal”. Y puedes tener
prueba de esto a través de los mismos trabajos mediúmnicos que dices
ser confiables.

En Novas Mensagems, obra recibida por el juicioso médium Francisco


Cândido Xavier, en la página 63, en el capítulo “Marte”, le será fácil
encontrar lo siguiente:

Tales medidas, explica el espíritu superior y benévolo, están destinadas


a proteger la vida de los más débiles regentes de la naturaleza planetaria
porque, en Marte, ya se ha resuelto el problema de los alimentos
esenciales, por medio de las fuerzas atmosféricas, siendo prescindibles
para sus felices habitantes. la ingestión de las vísceras cadavéricas de
sus hermanos inferiores, como sucede en la Tierra, atestada de
frigoríficos y mataderos.

No nos adentramos en este trabajo de transcribir obras mediúmnicas,


pues iríamos más allá de los límites de nuestro programa; simplemente
le indicamos el contenido de confianza que desea y que podrá cubrir en
detalle consultando las fuentes mencionadas.

PREGUNTA: - ¿Podría aclararnos, todavía, respecto a las palabras


de Jesús, cuando dijo que el hombre no se pierde por lo que entra por la
boca, sino por lo que sale de ella?

RAMATIS: — El Maestro fue muy explícito en su advertencia


porque, si dijo que no te ensuciarias por lo que entra por tu boca, sino
por lo que sale de ella, tampoco te prometió gracias o méritos superiores
si continuabas Comer carne. Ninguna tradición cristiana te muestra la
figura del gentil nazareno descuartizando vísceras de animales. Jesús
sólo os recordaba lo que no “perderíais”, pero no aludía a lo que no
“ganaríais” si no os purificaseis en la comida. La inmensa bondad y
comprensión del Maestro no lo llevarían a emitir conceptos aún
inmaduros para aquellos hombres rudos y brutalmente carnívoros de su
tiempo. Su misión principal era enfatizar el valor supremo del espíritu
sobre la materia, así como la necesidad de purificación interior sobre
cualquier preocupación por la alimentación. Su mensaje fue de gran
importancia para los fariseos y fanáticos de la época, quienes
practicaban la ignominia espiritual mientras se esclavizaban a sí mismos
a las duras normas dietéticas.

Es necesario no olvidar el “espíritu” de la palabra dictada


porque Jesús, pues, si el hombre no se pierde por lo que entra por la
boca, sino por lo que sale de ella, no alabéis por tanto la ingestión del
alcohol, que embrutece, o la del hormiguero, que mata, que también
entran por la boca. Si tomas al pie de la letra la advertencia del Maestro,
también llegarás a la conclusión de que puedes comerte a tu hermano,
como hacen los caníbales, porque lo que entra por la boca —según el
principio evangélico a invocar— no pone en peligro a nadie. Sin
embargo, este sofisma malicioso, llevado a la responsabilidad de Jesús,
de ninguna manera os justificaría ante él por la culpa de ser caníbales,
ya que vivís en un mundo civilizado.

Jesús, al pronunciar las palabras que cita, estaba


refiriéndose a las críticas dirigidas a sus discípulos por no lavarse las
manos antes de comer el pan, y con esas palabras quiso decir que es
mejor dejar de lavarse las manos que dejar de lavarse el sucio corazón,
pero no que se debe comer de todo tanto como puede entrar en la boca,
porque eso sería un absurdo que no saldría de los labios del Nazareno!

No hay pureza integral, psicofísica, cuando uno


ingerir restos sanguinolentos o estercoleros vivientes de urea y
albúmina cultivada en el repulsivo caldo de las porquerizas, ni hay
limpieza en el corazón cuando se desechan en abundancia frutas,
legumbres y verduras, para alimentar las espantosas industrias de la
muerte, que desangran y desmenuzan los carne de seres humanos,
también digna de piedad y protección.

Allan Kardec lo tiene muy claro, cuando


inserta en su obra El Libro de los Espíritus, capítulo VI, respuesta n°
734, en la que el ente espiritual prescribe categóricamente: “El derecho
ilimitado de destrucción se regula por la necesidad que tiene el hombre,
de proveer para su sustento y su seguridad. nunca fue un derecho”.

No hay duda en cuanto al espíritu de esta respuesta; Él


el hombre es culpable si mata al animal, ya que no tiene ese derecho, ya
que no le faltan frutas ni verduras para su sustento; ni necesita la muerte
de su hermano inferior para su seguridad biológica o psicológica.

Vegetarianismo, de hecho, aunque aconsejamos


que poco a poco sustituya al alimento carnívoro, para no debilitar, en
principio, a los que están demasiado condicionados a la carne, debe ser
el alimento de espiritistas y espiritistas que ya son conscientes de la
realidad reencarnatoria y de la marcha ascendente a la que también están
los animales. obligado.

PREGUNTA: ¿No sería contraproducente una dieta


vegetariana en países de clima frío, donde se necesitan mucho proteínas
y calorías?

RAMATIS: — Indudablemente, conviene que en climas


cuando hace frío, o durante la temporada de invierno, la dieta
vegetariana debe ser lo más racional posible, basada en alimentos grasos
y grasos, que debe incluir mantequilla, queso, nata, yema de huevo,
nueces, castañas, almendras, piñones, avellanas, aguacate. , aceitunas y
soja, aceite de oliva o maní, aceite de coco u otras semillas oleaginosas,
con el fin de obtener las calorías necesarias para el equilibrio del
organismo carnal. Sin embargo, en climas cálidos, la comida
vegetariana es una necesidad terapéutica, ya que depura el organismo y
reduce la toxicosis resultante del consumo excesivo de carnes grasas.

PREGUNTA: — ¿Qué dices sobre la existencia de


vegetarianos magros y gordos, similar a lo que sucede con los
carnívoros?

RAMATIS: — En efecto, existen ambos tipos tanto entre los


carnívoros como entre los vegetarianos. Pero lo cierto es que la salud
no tiene que ver con la gordura o delgadez del individuo, ya que la
obesidad puede ser por la ingesta de alimentos con exceso de
carbohidratos, o provenir del tipo de estirpe biológica ancestral, o
también provenir de un desorden del sistema interno. glándulas de
secreción, principalmente por parte de la tiroides, hipófisis y anexos,
que retrasan el metabolismo responsable del equilibrio de las grasas en
el organismo.

PREGUNTA: — Pero está claro que la carne es la mayor fuente de


proteínas; ¿no es así?

RAMAS:- Bajo el uso de demasiada proteína o la ingestión


indiscriminada de carne, la presión arterial aumenta y, con el tiempo,
puede aparecer arteriosclerosis, la enfermedad de Bright, así como una
reducción en el calibre de las arterias coronarias, con graves trastornos
cardíacos. y muchas veces fatal. El propio enfermo de cáncer, cuando
come mucha carne, demuestra mayor virulencia de su enfermedad.
Algunos nutrólogos modernos, y atentos investigadores, no dudan en
afirmar que, debido al gran consumo de carne por parte de la
humanidad, aún prevalecen enfermedades como apendicitis, asma,
congestión hepática, gota, hemorroides, estreñimiento, úlceras y
tumores en el cuerpo. , al tiempo que reconoce que una dieta basada en
frutas y verduras contribuye admirablemente a recuperar los elementos
que favorecen el curso y la flora en el tracto intestinal.
Cabe señalar que los venenos de la carne son bastante dañinos para
el hígado y lo obligan a un trabajo agotador, saturándolo de tal manera
que dificulta el delicado proceso de filtración. Además, el hombre, por
su perniciosa costumbre de añadir al guiso o asado de vísceras animales
pimienta, salsa picante, mostaza, clavo de olor, exceso de sal y toda
clase de condimentos excitantes, efectuando las más violentas
combinaciones químicas con otros condimentos, como la cebolla. , ajo
y vinagre, acaba por aniquilar antes tu organismo carnal.

Después, él mismo trata de inmunizarse contra los efectos perniciosos


que dañan su organismo, recurriendo a toda clase de medicamentos
heterogéneos de la farmacología pesada moderna, creyendo que puede
compensar la agresividad de la química violenta y corrosiva, que hizo
estallar. . El uso de la carne también se acompaña de salsa picante, que
obliga a los órganos físicos a trabajar intensa y fatigosamente, a fin de
producir una mayor cantidad de fermentos, bilis, jugos y hormonas que
satisfagan las necesidades digestivas y faciliten la filtración de los
venenos y sus expulsión al extranjero.

Bajo el exceso de comida imprudente, que produce una toxicosis


dañina, los riñones y el hígado se fatigan y se congestionan para atender
el servicio de los filtros vivos del cuerpo; el páncreas se agota por la
hiperproducción de levaduras y los islotes de Langerhans se atrofian,
reduciendo su suministro de insulina y culminando en una diabetes
insoluble. Las vísceras de los animales también arrojan otras toxinas
dañinas, que alteran el movimiento peristáltico del intestino, aumentan
la viscosidad de la sangre y contribuyen a la apoplejía, mientras que el
ácido úrico se propaga por la sangre y causa artritis.

No os debe ser desconocido que los pueblos orientales, alimentados


únicamente con arroz, frutas, verduras y soja, no padecen
arteriosclerosis, angina de pecho, infarto de miocardio o hemorragias
cerebrales, mientras que en Occidente estas enfermedades aumentan de
forma descontrolada entre los hombres desnutridos de carne. , que es
rica en colesterol. En ciertos pueblos occidentales su desayuno ya está
repleto de jamón, tocino, chorizo o carne enlatada, todavía mezclados
con queso, mantequilla, huevos, nata y leche que, aunque recomendable
en la buena alimentación, los satura aún más porque también son
animales gordos.

¡De esta manera, el número de certificados de defunción que oficializan


la muerte bajo la responsabilidad de enfermedades de la sangre y venas
sobresaturadas de proteínas está en constante aumento!

PREGUNTA: — Hemos oído que la comida de los carnívoros también


aumenta las bases para la proliferación de ciertos parásitos intestinales,
como las tenias. ¿Hay Jndamento en esta declaración?

RAMATIS: — Ciertos tipos de parásitos intestinales, de los que el


hombre se convierte en huésped, procrean primero en forma de larvas
en el organismo de los animales; es el caso de “Taenia saginata”, que
vive su primer estado larvario en el buey; Taenia solium, que prefiere a
los cerdos, o Bothriocephalus, la tenia, cuyo estado larvario tiene lugar
entre ciertos peces de agua dulce y que, al alcanzar el estado adulto en
el intestino humano, puede alcanzar hasta unos pocos metros de
longitud. Algunos otros parásitos pertenecientes a las tenias y gusanos
del grupo de los helmintos, que pueden ser examinados en su ciclo de
vida parasitario en el hombre, tienen su origen larvario en ciertos
animales que también son devorados por el hombre, haciéndole sufrir,
posteriormente, las nocivas efectos de su propia insaciabilidad
zoofágica!

PREGUNTA: — La carne de res, ¿no es también, en esencia, una


amalgama de vitaminas, proteínas y minerales que provienen
directamente de las plantas y son asimilados por los animales, lo que
debería hacerlas más apetecibles para el hombre?

RAMATIS: — La carne es deficiente en vitaminas, ya que el animal no


las asimila con la precisión que quisiera; son abundantes en frutas,
verduras, cereales y legumbres, verdadera fuente natural de su sustento.
Además, las vitaminas de la carne se consumen al hervirla o asarla,
agravándose su poder nocivo con la adición de otras sustancias
corrosivas, que son las que aportan las salsas picantes, la pimienta y
otros condimentos tóxicos. La prueba más evidente de estas
afirmaciones es que la humanidad terrenal, cuanto más se entrega a la
comida carnívora, especialmente con la facilidad actual de la carne
enlatada, más se ve obligada a consumir mayores cantidades de
vitaminas artificiales.

Cualquier recetario o recetario que trate sobre la calidad de


los alimentos explicará que la carne magra, por ejemplo, contiene casi
dos tercios de agua, un veinte por ciento de proteína, un cinco por ciento
de grasa y un tres por ciento de residuos y materia mineral, conteniendo
poca vitamina A, B, y C. La carne enlatada es todavía más pobre en
vitaminas porque, sometida a un riguroso proceso de ebullición
industrial, gran parte de sus elementos energéticos se evaporan y,
incluso en cuanto a sales minerales, queda poco sodio y calcio; el mismo
hierro que se encuentra allí todavía proviene de residuos de sangre que
se retienen y coagulan en los tejidos musculares.

En el caso del escorbuto, por ejemplo, la medicina explica


que se trata de una “discrasia hemorrágica” resultante de la falta de
ingesta de verduras o frutas frescas, que culmina en una profunda
avitaminosis. Antes del descubrimiento de la deficiencia vitamínica que
provocaba el escorbuto, los ejércitos en campaña, las caravanas de larga
distancia o los marineros que pasaban mucho tiempo en el mar,
alimentándose exclusivamente de carne, eran diezmados por esta
enfermedad que afectaba a su nutrición por la falta de vitamina C, que
solo abunda en frutas, verduras, cereales, como el limón, las uvas, los
tomates, la col cruda, la cebolla o las espinacas. Es evidente que si la
carne tuviera exactamente el contenido vitamínico necesario para el
organismo humano, el escorbuto no afectaría a los carnívoros, sino sólo
a los vegetarianos. Sin embargo, el resultado es diametralmente
opuesto, ya que esta enfermedad se cura precisamente cuando los
pacientes son tratados con frutas y verduras frescas.

PREGUNTA: ¿Pero hay razas resistentes que


se alimentan exclusivamente de carne, como ciertos pueblos o tribus de
Asia; ¿no es verdad?

RAMATIS: — No hay duda de que uno puede


prueba de ello, principalmente entre los pueblos nómadas de Asia, que
gastan casi exclusivamente en carne de cordero, cabrito o caza silvestre;
sin embargo, son productos de un ambiente salvaje, cuya vida se libera
del oficialismo de la cocina de la metrópoli; están más cerca de la vida
salvaje, que requiere una nutrición más primitiva, lo que es una prueba
más de que la comida carnívora es incompatible con el hombre muy
civilizado o espiritualmente sensible.

Es la Medicina misma de vuestro mundo que, después de


largas y exhaustivas investigaciones en busca de los elementos que
producen fatiga en el organismo humano, asentaron las conclusiones
que indirectamente aconsejan al hombre abandonar la carne. Es así
como se ha comprobado que la fatiga se produce por los venenos del
cuerpo y bajo tres causas diferentes: la primera, como efecto de las
modificaciones químicas que se procesan en los músculos; la segunda,
resultante de los ácidos minerales y otras sustancias que agotan al
hombre y se ingieren con los alimentos; la tercera, resultante de los
venenos excretados por las bacterias proteolíticas, que producen la
putrefacción de las proteínas no absorbidas por el colon intestinal.
Ahora; la carne no es totalmente digerida por el hombre en un
porcentaje del cinco al diez por ciento, y se pudre acelerando el
desarrollo de amebiasis, colitis, irritaciones o fístulas, pues en este
proceso de putrefacción dominan el escatol y el indol, como venenos
que provocan fatiga.

Los alimentos carnívoros también sufren mucho


pérdida de su energía vital durante la combustión interna, así como
acentuar la producción de ácidos nocivos que afectan el equilibrio
bioquímico intestinal, hecho que resulta en la intoxicación de órganos,
tejidos y sangre, con presencia de ácido úrico que provoca artritis.

Por lo tanto, la comida vegetariana es superior a la


cualquier régimen carnívoro, ya que en las verduras predominan los
hidratos de carbono, constituyendo una gran fuente de energía para el
buen funcionamiento de la musculatura, principalmente con la
utilización de patatas y cereales, o frutas dulces, como ciruelas, uvas,
higo, pera, caña de azúcar, caqui, sandía y pasas.

PREGUNTA: — ¿Qué consejo nos daría sobre la


alimentación vegetariana más adecuada para quienes pretenden
abandonar la dieta carnívora, para poder compensar el abandono de la
carne? Creemos que nuestro largo condicionamiento al alimento
carnívoro aún no nos aconseja hacer cambios violentos en este sentido;
¿no es verdad?

RAMATIS: — Ya te hemos dicho antes que la transición completa de


la carne a los alimentos vegetales debe ser hecha gradualmente por
aquellos que aún no están preparados para soportar la transformación
violenta. También es obvio que tanto el carnívoro como el vegetariano
no pueden prescindir de las proteínas; la diferencia es que, mientras el
primero las obtiene de la carne, el segundo aprovecha las verduras,
frutas y hortalizas. La proteína, cuya raíz griega “protos” significa
“primero”, se considera un elemento insustituible y fundamental de la
alimentación, aunque hoy en día también está demostrado el valor de
las vitaminas, que aún se desconocían cuando hace cien años el químico
holandés Mulder descubrió las proteínas. Estos representan en la
criatura humana cerca de la mitad de la materia orgánica y constituyen
más o menos el dieciséis por ciento del peso del cuerpo físico mismo,
siendo indispensables para la combinación de hormonas y levaduras
aprovechables por el proceso nutricional.

Según las conclusiones a las que ha llegado la Medicina


actualmente, se cree que un gramo de proteína por kilogramo de peso
por día es suficiente para el hombre; por lo tanto, para cumplir con su
requerimiento de proteína, un hombre de 160 libras debe comer al
menos 60 gramos de proteína por día. Pero se sabe que, si bien el
hombre satisface satisfactoriamente sus necesidades proteicas, en
general aún no sabe alimentarse adecuadamente, ni siquiera
corresponde a las combinaciones y requerimientos alimentarios
adecuados a su tipo orgánico. No basta ingerir la cantidad exacta de
proteínas, vitaminas, minerales, ni cumplir con las calorías prescritas
por los cuadros médicos, pues la alimentación requiere de otros factores
de suma importancia para la salud corporal así como para la armonía
psíquica del encarnado.

El hombre siempre debe evitar la ingestión de


alimentos en momentos inadecuados, o cuando no se armoniza el
proceso de producción de jugos, fermentos, bus y hormonas, así como
cuando se perturban los estímulos psíquicos. Es por esto que no basta
con repudiar la carne y preferir verduras, frutas u hortalizas para una
buena nutrición y una buena salud, sino que se respeten los demás
requisitos que la naturaleza establece para el ritmo preciso en el
mecanismo de la nutrición, así como la mejor uso obtenido a través de
un estado mental pacífico.

PREGUNTA. — ¿Podría arrojarnos algo de luz sobre este


asunto?

RAMATIS: — El hombre no debe alimentarse


exclusivamente por la vieja costumbre de “matar el hambre”, haciendo
de tu estómago el horno ardiente de porciones de alimentos mal
digeridos. En general, los terrestres no mastican ni digieren bien los
alimentos, porque los tragan hambrientos, en migajas o en pedazos, sin
la adecuada salivación y recomendada desintegración, imitando las
costumbres del avestruz o de los animales salvajes, que devoran pero
no comen.

Una buena masticación es fundamental para una buena salud; y


esto sería aún más prolongado si el hombre no bañara los alimentos con
salsas picantes, mostaza, pimienta, pepinillos y otras sustancias
excitantes que atacan los riñones y el hígado, subvierten el paladar y lo
acondicionan para reaccionar sólo ante excitaciones tóxicas. Hay
ciertos tipos de frituras que absorben una cantidad excesiva de grasa,
aceite, mantequilla o margarina, por lo que la digestión se dificulta y se
agrava aún más por la prisa del hombre por tragar los alimentos,
reduciendo el tiempo del organismo para fabricar los jugos. ., levaduras
y hormonas necesarias para una digestión normal, cuya precariedad da
lugar a dispepsia, indigestión, hiperacidez y otros trastornos del sistema
digestivo.

También es conveniente que el hombre no


alimentarse cuando se está agitado, o inmediatamente después de
trabajos extenuantes y ejercicios violentos, así como después de
alteraciones violentas o estados de cólera, momentos en los que es
intensa la producción de ácidos y residuos nocivos para el organismo,
que intervienen entonces hostilmente en el metabolismo de los
digestión Se crea entonces un círculo vicioso, en el que la comida
influye en la psique y ésta, a su vez, influye en el fenómeno de la
digestión.

Éxito en el mantenimiento de la salud.


se acentuaría si se dijera una oración antes de las comidas, pues calma
los temperamentos excitados y, porque estabiliza el vagosimpático,
afloja el flujo de bilis y asienta los estímulos duodenales durante la
digestión. La oración ajusta a la misma frecuencia vibratoria a los
miembros de la familia y a los presentes en la mesa, eliminando
conversaciones contundentes o comentarios inapropiados a la hora de
comer sobre crímenes, desastres o temas que afectan el hígado,
perturban el flujo de la bilis e incluso intervienen en los estímulos
psíquicos del cuerpo. .apetito

PREGUNTA: -- Al tiempo que reconoce la


valor de estas recomendaciones sobre alimentación, no podemos olvidar
lo difíciles o incluso ridículas que serán para aquellos que apenas
pueden conseguir un trozo de pan o un trozo de carne para mitigar el
hambre! ¿Cómo podría esta mayoría de la humanidad, todavía víctima
de la pobreza, entregarse a tal cuidado y disciplina educativa de la
alimentación?

RAMATIS: — Bajo la justicia y sabiduría de la Ley


del Karma, son los propios espíritus quienes generan sus destinos, pero
también se les advierte sobre la cosecha de buenos o malos resultados,
siempre de acuerdo con las causas generadas. En consecuencia, quienes
aún no gozan del derecho a una alimentación sana o suficiente, es claro
que crearon situaciones similares en el pasado, en perjuicio de otros
seres. Es posible que abandonaran a sus familias en la pobreza, o bien
fueran industriales, comerciantes o intermediarios de negocios que se
divertían a costa de explotar los alimentos, para enriquecerse a sí
mismos y a sus familiares, en detrimento de otras criaturas infelices, a
quienes veían ellos mismos despojados incluso de leche para sus hijitos!
Aquí los plantadores rapaces y egoístas redujeron la comida de sus
esclavos para aumentar la codiciada ganancia y mantener el lujo
exagerado de la familia; allí, reyes o señores feudales, crueles,
explotaban y extenuaban a sus súbditos, llevándolos al hambre, para
garantizar sus vastos dominios; allí, los administradores de los bienes
públicos los desviaban mediante tratos o combinaciones ilícitas,
contribuyendo a la falta de alimentos esenciales.

Ninguno de ellos, sin embargo, tiene nada de qué quejarse.


pues es más que seguro que, ante la necesidad del pago obligatorio
“hasta el último centavo”, la Ley Kármica los atrapa en el proceso de
recuperación espiritual, añadiéndoles todas las horas, minutos y
segundos de sufrimiento y alimento. carencias que obligaban a otros a
soportar, para luego unirse a las masas de criaturas que, después,
disfrutan de la existencia física pasando por el mundo con los rostros
demacrados y la mirada muerta de los desnutridos! El destino equitativo
también les impone la suerte de recoger los restos de comida de las
mesas abundantes o vivir de medios humillantes para mantener sus
estómagos. Son almas que reviven en sí mismas las angustias que
también causaron a otros por avaricia, astucia, avaricia o rapacidad;
cumplirán los destinos que ellos mismos forjaron en el pasado,
siguiendo la ley de que “la siembra es libre, pero la cosecha es
obligatoria”. Y, si no fuera así, habría que creer realmente que hay error,
injusticia y sadismo en la ejecución de las leyes creadas por Dios que,
de esta forma, permitiría la existencia de grupos privilegiados actuando
impunemente dentro de la humanidad. ¡y sin asumir ninguna
responsabilidad por sus acciones!

PREGUNTA: -- Creemos que la mayoría de


humanidad aún no está en condiciones de encajar bajo las reglas de una
buena alimentación; ¿no es así?

RAMATIS: — Reconocemos que la mayoría de los


La humanidad no sería capaz de cumplir ni una décima parte de lo que
recomiendan los compendios científicos y los nutrólogos sobre la
alimentación para conseguir la salud del cuerpo y la satisfacción del
espíritu, ajustándose a la máxima de Juvenal: “Mens sana in corpore
sano”.

Los que no tienen tiempo para comer, los que


comer una papilla de agua a toda prisa con un trozo de cecina, es
ciertamente ridículo aconsejar una masticación cuidadosa, repudio de
especias excitantes, salsas epicúreas, alimentos agresivos o inocuos, o
evitar malas combinaciones de alimentos. Estas aclaraciones están
dirigidas a aquellos que aún pueden disponer y decidir sobre su
alimentación, contribuyendo a su sana modificación en concordancia
con las enseñanzas de la Ciencia, que, mostrando la nutrición más
adecuada para el organismo físico, ayuda al hombre a librarse de los
médicos. oficinas, hospitales e intervenciones quirúrgicas, que pesan
tanto en la economía humana.

No es necesario que el hombre participe en suntuosos banquetes o coma


alimentos raros para lograr un mayor éxito nutricional. Esto depende
mucho más de la forma de masticar, es decir, si se logra una mejor
desintegración de los alimentos y aprovechamiento de su energía
liberada de los átomos de las sustancias que se están ingeriendo. Lo que
la criatura ingiere por la boca y luego excreta por los riñones, intestinos
o por la piel, es casi la misma porción, ya que el organismo en realidad
solo aprovecha la energía liberada en la disociación atómica del
alimento y la incorpora al “ energía condensada”, de tu edificio
orgánico.

Incluso el pobre y el mendigo, si se deciden a masticar adecuadamente


el simple trozo de pan, el modesto plátano o los restos del almuerzo de
los hartos, absorbiendo toda la energía o el “prana” liberado en una larga
y cuidadosa masticación, sin duda también serían más sanos y también
más vigorosos. Pero lo cierto es que mucha pobreza no es más que
producto de la pereza, la negligencia espiritual y el repudio a la
disciplina del trabajo oa la higiene corporal. Por lo general, en los
hogares terrenales falta leche, pan o fruta, ¡pero es muy difícil que falte
el cigarrillo o el alcohol!

No vemos razón, por tanto, para que tales seres se preocupen por el
cuidado profiláctico de su salud, por la mejor combinación de
alimentos, cuando ni siquiera les importa saber masticar.

PREGUNTA: — Siendo de suma importancia para todos nosotros el


mejor aprovechamiento nutricional y energético de los alimentos,
¿podría describir algunas combinaciones favorables o desfavorables en
nuestra dieta más habitual?
RAMATIS: — Ante la multiplicidad de compendios, revistas, tratados
y recomendaciones que ya existen sobre la mejor forma de alimentación
del hombre, y el creciente avance de la Nutriología moderna, creemos
que sería innecesario hacer otras recomendaciones que Ya debe ser
tema conocido y de sentido común. Médicos inteligentes, nutriólogos y
estudiosos de la salud humana ya han desarrollado métodos eficientes y
seguros para la mejor forma de nutrición entre los terrestres; sin
embargo, en respuesta a su solicitud, intentaremos darle algunas
sugerencias sobre las combinaciones de alimentos más comunes.

La buena combinación de alimentos no es sólo eso


que proporciona una buena digestión, pero también mejora el estado de
ánimo durante las comidas; que no provoca fenómenos antagónicos en
el aparato digestivo ni repercusiones nocivas sobre el psiquismo por
parte del vagosimpático; está libre de alimentos adversos que se anulan
entre sí o producen reacciones desagradables y tóxicas. Hace unos
siglos, Hipócrates ya recomendaba, en uno de sus hermosos preceptos:
“Que tu alimento sea tu medicina y tu medicina sea tu alimento”,
destacando así la gran importancia de la nutrición.

En el caso de la comida vegetariana, donde


recomendamos frutas oleaginosas para compensar la falta de proteínas
de la carne, como nueces, avellanas, cacahuetes, piñones, aceitunas,
coco , etc. , mermelada o frutas dulces como uvas, higos, ciruelas,
dátiles o peras, que luego forman desagradables reacciones entre sí. Sin
embargo, estos frutos oleaginosos pueden ser ingeridos sin causar daños
digestivos, cuando se combinan con legumbres secas, cereales,
legumbres, frutas ácidas como limón, fresas, naranja, duraznos, piña,
cerezas, y también con alimentos elaborados en la grasa de la
mantequilla, aceite de sésamo, margarina, soja, oliva o cacahuete.

Ciertos alimentos bastante comunes y cotidianos, desde el


cocina occidental, también pueden presentar combinaciones nocivas,
que requieren un exceso de jugos gástricos, hormonas, bilis o levaduras
pancreáticas del organismo carnal, contribuyendo a la dispepsia,
somnolencia y fatiga para la próxima comida. A veces las criaturas se
quejan de que cierto alimento les es adverso en determinados días y sin
embargo, en otra ocasión, no les causa ningún daño, lo que casi siempre
es el resultado de combinaciones de alimentos, que producen efectos
heterogéneos y excesiva fermentación por reacciones químicas. .

La leche, que es tan común en los hogares, nunca debe ser


ingeridos con azúcar, miel, dulces o jaleas de frutas azucaradas, o
combinados con sustancias grasas como aceite de oliva, aceite de
sésamo, aceite de soya, aceite de semilla de algodón, aceite de maní, o
con vegetales o frutas secas; sin embargo, puede ser utilizado a
satisfacción del sistema digestivo menos saludable cuando se mezcla
con frutas dulces y frescas, que mencionamos anteriormente. El pan de
trigo, otro alimento imprescindible en la cocina de pobres o ricos, no
combina muy bien con la mayoría de cereales, legumbres, legumbres
secas, ni con manzanas, castañas, patatas o plátanos, pero acompaña
muy bien con frutas dulces, como uvas, ciruelas, dátiles, peras, etc., con
frutos frescos e incluso secos, y también con leche, huevo, nata, queso,
mantequilla, margarina, verduras y hortalizas frescas, así como algunas
frutas oleaginosas, aceite de oliva, cacahuete, avellana y coco.

Incluso algunas buenas combinaciones de comida.


entre sí, para una digestión favorable en conjunto, puede resultar en una
mala utilización, si no se toman las precauciones requeridas para ciertos
tipos de frutas, verduras o legumbres y que, aunque armonizan en un
mismo plato, todavía contienen residuos y partes nocivas eso debe ser
eliminado. Este es el caso de las zanahorias, a las que siempre hay que
quitarles la parte central; la col rizada, la col, la espinaca, la mostaza,
cuyos tallos también hay que extirpar de las hojas, así como la parte
blanca e interior del tomate que, posteriormente, en una reacción
química imprevista, desprende sustancias inapropiadas para la armonía
digestiva. La mejor combinación de alimentos a veces puede verse
sacrificada por la mala costumbre del hombre de mezclar vinagre,
canela, pimentón picante, mostaza, “pepinillos”, extractos ácidos,
demasiada sal o clavo y que bajo la salsa de cebolla aún presentan una
química nociva para el medio ambiente. delicada mucosa del estómago
y requieren abundancia de bilis y fermentos, obligando también al
intestino a un servicio excepcional y nocivo.

Ignora a la criatura humana que, tanto plantas como


las frutas ya tienen elementos intrínsecos que disciplinan sus reacciones
químicas exactas para la mejor desintegración atómica, por lo que la
adición de sustancias extrañas y hostiles sólo sirve para alterar el curso
normal de la digestión.

PREGUNTA: — En virtud de ser considerado


Actualmente se utiliza la soja como el alimento más adecuado para
sustituir e incluso superar la nutrición de los carnívoros, ¿podría
adelantarnos algo al respecto antes de cerrar este capítulo?

RAMATIS: — ¿Es verdad que ahora la soja, que


es una planta asiática y perteneciente a la familia de las “leguminosas
papillonáceas”, empieza a ser conocida entre los occidentales. Es, de
hecho, uno de los alimentos más completos, cuya abundancia en
proteínas vegetales compensa admirablemente el abandono de la
alimentación carnívora. Según los estudios y conclusiones de vuestra
ciencia, un kilo de soja equivale, más o menos, a dos kilos de carne, o a
sesenta huevos, o incluso a doce litros de leche. Flá ha sido durante
mucho tiempo uno de los alimentos más conocidos en Japón y China, y
muy preferido en las zonas más pobres de leche, huevos, queso, carne
o pescado. Sin embargo, todavía contiene una buena cantidad de grasa.
de ser una planta leguminosa; y por su reducida cantidad de hidratos de
carbono, puede servir como alimento para diabéticos. Aunque con una
menor dosis de vitaminas, siendo insuficiente para el requerimiento
diario del hombre, es una de las mejores fuentes de calorías, y solo es
superada en cantidad por el maní y el queso graso, teniendo una gran
ventaja sobre la carne porque, mientras un kilo de carne de res tiene de
1.800 a 1.900 calorías, la soya llega hasta 3.500 calorías! Debido a la
baja cantidad de carbohidratos, la harina de soya no se puede usar sola,
como con el trigo, sino que se puede usar en combinación con leche,
aceite de oliva, queso o mezclada con otros productos o alimentos, y los
granos seleccionados también son excelentes para ensaladas. El aceite
de soja, que poco a poco se está volviendo común en vuestro país, es
realmente una buena fuente de compensación para quienes se dedican a
la alimentación vegetariana.

Cerrando nuestros pensamientos sobre la comida.


vegetarianismo, en el que presentamos dietas y recomendaciones que
ya son bastante habituales entre vosotros, os sugerimos que leáis y
estudiéis las obras, publicaciones o tratados que os puedan ofrecer
minucias o detalles para el mayor éxito de la alimentación sin carne,
que tanto afecta la salud corporal, ya que es inadecuado para el nivel
psíquico en el que está entrando el hombre actual.

No aconsejamos a nadie en Occidente que repudie la leche,


los huevos, la mantequilla, el queso o cualquier producto derivado de
los animales y que no dependa de su sacrificio, muerte o dolor; porque
solo cuando eso suceda estarás en conflicto con las leyes de la
supervivencia del hermano pequeño.

PREGUNTA: — Sabemos que muchas cifras


personajes importantes de la Historia jbram vegetarianos, lo que
significa que esta dieta no solo es preferida por aquellos que son más
susceptibles a tal doctrina; ¿no es así?

RAMATIS: — Indudablemente, debe haber varias razones


por las que se dio preferencia vegetariana a tal o cual sabio, científico o
simplemente líder espiritual. Y lo cierto es que las almas escogidas
prefirieron las verduras a la carne; también lo hicieron Gandhi, Cicerón,
Séneca, Platón, Pitágoras, Apolonio de Thyana, Bernardo
Shaw, Epicuro, Helena Blavatski, Anne Besant, Bernardin de Saint-
Pierre, santos como San Agustín, San Basilio el Grande, San Francisco
Javier, San Benito, Santo Domingo, San Pedro. Teresa de Jesús , San
Alfonso de Liguori, Ignacio de Loyola, San Francisco de Asís, Buda,
Krishna, Jesús, así como miembros de las órdenes religiosas trapenses,
teósofos, yoguis e innumerables adeptos de sectas japonesas, que se
alimentan de arroz, miel y soja. ¡Sería extensa la lista de los que ya
comprenden que el hombre seguirá desarmonizado con las avanzadas
leyes del psiquismo mientras haga de su estómago un cementerio de
vísceras obtenidas con la muerte del desdichado animal!

PREGUNTA: En el momento de la revelación simbólica


De nuestro descenso espiritual al mundo material, constante en el
Génesis, ¿podría ya inferirse que debemos alimentarnos de vegetales en
lugar de carne?
RAMATIS: — Obligando a la Biblia, se pueden encontrar pasajes como
estos: — Génesis, 1/29; “Y dijo Dios: He aquí, os he dado toda hierba
que da su semilla sobre la tierra; y todo árbol que tiene la semilla de su
género en sí mismo, para proveer para vosotros.” Génesis 2/9; “Y
Jehová Dios había hecho brotar de la tierra todo árbol delicioso a la
vista, y cuyo fruto era dulce para comer.” Génesis 3: 18; “Y tendrás por
sustento las hierbas de la tierra”. En el Salmo 104, versículo 14, David
dice: “Que producen heno para alimento y hierba para el servicio
humano, para sacar el pan del corazón de la tierra”. Pablo, en su epístola
a los Romanos, capítulo 14, versículo 21, advierte: “Bueno es no comer
carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda, o
se debilite”. Innumerables otros preceptos sobre la abstinencia de carne
te serán fáciles de encontrar en la Biblia y en innumerables obras de
Oriente.

2. La adicción al tabaco y sus futuras consecuencias

PREGUNTA: — ¿Fumar es acaso considerado un acto que ofende la


dignidad de Dios?

RAMATIS: — La adicción al tabaco no significa ninguna ofensa a la


magnanimidad de Dios, pues el Creador no se deja afectar por la
insensatez e ignorancia humana. Los malos resultados de la adicción al
tabaco no son el resultado de sanciones divinas o castigos correctivos
separados, sino que son responsabilidad exclusiva del hombre adicto.
Indudablemente, el uso del tabaco es un delito que la criatura practica
contra sí misma, por lo que debe sufrir las desastrosas consecuencias,
tanto en la salud física como en el periespíritu, por la ruptura (de las
leyes naturales del mundo terrenal y también de los que gobiernan el
mundo astral, cuyos efectos tendréis que sentir después de vuestra
desencarnación.

PREGUNTA: - ¿Cómo podríamos entender mejor esta respuesta a


sobre el fumador empedernido y que por tanto no puede abandonar
el hábito de fumar?
RAMATÍS: — Naturalmente lo consideran víctima de su propia
negligencia espiritual, ya que es una criatura que voluntariamente actúa
contra su integridad física y aún crea una mala situación para la vida
que le espera más allá del sepulcro terrenal. El fumador empedernido es
un esclavo desgraciado que abdica de su propia voluntad, cediendo su
mando instintivo a un cerebro implacable y exigente, como lo es el
tabaco.

PREGUNTA: — ¿Cuál es la opinión de los maestros espirituales sobre


su explicación?

RAMATIS: — El tabaquismo es una enfermedad que padece gran parte


de la humanidad cuando, por su proverbial indiferencia, se deja
esclavizar por el culto insano del “señor” tabaco que, entonces, la
subyuga tanto en la esfera de la pensamientos, relaciones, habilidades
sociales y aptitudes psíquicas, ya que interfiere incluso en el campo de
las inspiraciones superiores. Cada hombre dominado por esta adicción
trata de presentar sus razones personales para justificar su esclavitud a
la tiranía del tabaco, cuya adicción, habiendo desarrollado fuertes
raíces, domina ya su propia psiquis. Algunos aseguran que fuman para
“matar el tiempo” o bien porque necesitan recursos hipnóticos para
calmar los nervios; otros atribuyen al cigarrillo perezoso o al humo de
la pipa el poder de inspirar buenos negocios o de estimular la
producción literaria.

Hoy fuman maestros, médicos, militares, abogados, ingenieros, poetas,


filósofos o científicos; los sacerdotes y los malhechores fuman;
trabajadores y patrones! El vicio sólo varía en la técnica y manera de
quemar la hierba esclavizante, la cual se ajusta según la clase, la fortuna,
la jerarquía o la distinción social. Los sertanejos y los lugareños fuman
el cigarro de paja maloliente o usan pipas de barro mugriento; los
hombres de clase media fuman cigarrillos de papel, mientras que los
más afortunados se distinguen por el uso de llamativas boquillas con
borde dorado; chupan cigarros gordos o usan las pipas más delgadas
que cuelgan de sus labios salivados. Pero es claro que esta ostensiva y
pintoresca diferencia en la manera de quemar el tabaco según la clase o
posesión de la criatura no tiene ningún valor, ¡pues la adicción trae a
todos las mismas consecuencias nocivas y execrable esclavitud mental!
Nótese que el fumador empedernido vive inconsciente de su propia
esclavitud, porque mete la mano en el bolsillo, saca la pobre o lujosa
pitillera, la abre, toma un cigarrillo, se lo lleva a los labios y lo enciende,
ajeno a todos estos movimientos. ese vicio mismo guía instintivamente.
Es un autómata viviente y tan condicionado por la adicción al tabaco
que, por lo general, desde que saca la pitillera del bolsillo hasta que
enciende un cigarrillo, cumple exclusivamente una voluntad oculta,
dañina e indomable.

Como resultado, el gran fumador ya no fuma; se fuma estúpidamente;


ya no domina su voluntad, sino que es dominada servilmente por el
tabaco. El mando subvertido en su psique, como si fuera una entidad
extraña, controla todos sus movimientos y se adueña de su automatismo
biológico, para intervenir discrecionalmente, a su gusto, en el espíritu
del fumador, aun cuando esté distraído por otras preocupaciones. Es una
pérdida total de la voluntad y el control de la criatura, ya que su cuerpo
físico se transforma en un incinerador de tabaco vivo e inconsciente.

PREGUNTA: — ¡A través de sus explicaciones deja claro que el tabaco


se convierte en una entidad tan objetiva que hasta parece tener fuerza
física! ¿No es así?

RAMATIS: — ¡Realmente, el tabaco es una entidad subvertida, que la


mayor parte de la humanidad vive alimentándose diariamente! La sirve
dócilmente en su demanda devoradora, ofreciéndole adoración y
sacrificio a través del humo fétido e irritante, a través de las vías
respiratorias. El tabaco se convierte entonces en el cerebro, el
comandante o amo que, a través de diversos artilugios hipnóticos, como
el cigarrillo, la pipa, el cigarro o la lujosa boquilla, satisface la
negligencia viciosa y la vanidad humana, pero también actúa con
sutileza-repticismo e impone su propia fuerza sobre la mecánica
fisiológica de los fumadores. Aunque muchas personas afirman que
sólo fuman como una diversión inofensiva, pocos son los que logran
librarse de la obsesión por fumar que, imperiosa y morbosa, controla su
automatismo biológico y sus decisiones mentales.

PREGUNTA: — ¡Creemos que la adicción al tabaco no es tan


degradante o pervertida como la adicción al alcohol oa los
estupefacientes, que incluso modifican el aspecto fisonómico y la
armonía de la estética humana! ¿Qué piensas?

RAMATÍS: — No discrepamos de sus consideraciones, pero


recordamos que la adicción al tabaco venía de una raza atrasada,
ignorante de sistema alguno de vida civilizada y sin credenciales
superiores del espíritu humano, como lo eran los indios de
Centroamérica, quienes los invasores españoles la encontraron en las
inmediaciones de Tabaco, provincia de Yucatán.

La historia os cuenta que las naves de Cristóbal Colón, al regresar de su


segundo viaje a las nuevas tierras, llevaban de allí plantones de tabaco
para España; posteriormente, Monseñor Nicot, entonces embajador de
Francia radicado en Portugal, obtenía semillas de tabaco en los jardines
del reino portugués y las sembraba en su huerta, en los terrenos de la
embajada de Francia, para luego llevar plantones a su tierra natal. De
ahí el nombre de “nicotina” dado a la principal toxina que se encuentra
en el tabaco, que se hizo en memoria de Monseñor Nicot, embajador de
Francia en Portugal. Poco a poco, el hábito de fumar se fue extendiendo
por toda Europa, con la proliferación de tabernas de tabaco y la industria
manual de elaboración de cigarrillos. Sin embargo, los primeros
síntomas de intoxicación por tabaco no tardaron en aparecer, con las
tradicionales cefaleas, mareos, palidez, vómitos y alteraciones
bronquiales motivadas por la lucha desesperada del organismo físico
por defenderse o adaptarse a los terribles venenos que, en un manera
brutal, penetrado a través del sistema respiratorio y diseminado en el
torrente sanguíneo. A pesar de la decidida campaña ofensiva contra el
uso del tabaco, llevada a cabo por médicos, reyes, príncipes,
gobernadores y autoridades en general, este uso se extendió,
infiltrándose en todos los estratos sociales, aumentando así la
competencia comercial en la venta del tabaco e imponiendo la odiosa
moda.

Así es que, en el siglo actual, cuando todas las costumbres humanas


están también más fuertemente degradadas, en vísperas de la gran
selección espiritual del “fin de los tiempos”, el tabaco ya ha logrado
establecer su imperio tóxico, antihigiénico y necio, ¡que tenía su origen
en el inocente vicio del ignorante bugre, que se divertía aspirando el
humo de las irritantes yerbas! No hay duda de que, para el habitante de
la selva, la revancha contra el pueblo civilizado, tan orgulloso de sus
logros morales y científicos, fue un gran éxito, que comenzó a imitarlos
en la locura de llenarse también los pulmones de gases fétidos. .

En el pasado, solo los hombres y mujeres de mala reputación fumaban


o bebían abiertamente. Hoy, sin embargo, fuman casi todos los seres de
todas las clases, porque hasta los sacerdotes, que desde lo alto de los
púlpitos excomulgan los pecados y vicios humanos, después de la
ofrenda religiosa, encienden su finísimo cigarro, mientras la fina ceniza
cae sobre los versos de la Biblia siendo estudiada para el sermón del día
siguiente...

PREGUNTA: — ¿Cómo nos explicaría ese carácter obsesivo del


tabaquismo, que usted describe como un cerebro o un “señor” que nos
domina a través de la adicción al tabaco?

RAMATÍS: — ¿Quieres pruebas claras de la acción obsesiva del


tabaco? Reflexioné que el fumador empedernido puede resignarse a
pasar mucho tiempo sin comer, ya veces incluso sin beber, ¡pero pierde
el control y se desespera con la falta de cigarrillos! La falta de
satisfacción de esta adicción lo deja completamente angustiado, con su
psiquis en un estado de excitación incontrolable; tu deseo es
terriblemente obsesivo: ¡fumar! Y esta acción obsesiva y oculta del
tabaco se intensifica a medida que el individuo desatiende su mando
psíquico después de abrir las puertas de su voluntad a tan indeseable
huésped.

Poco a poco, el fumador ya no se conforma con 10 o 20 cigarrillos al


día; luego aumenta la cantidad a 30, 40 o más, ¡volviéndose cada vez
más adicto pero nunca saciado! Así que trata de reducir la acción tóxica
del tabaco por medio de modernos filtros, boquillas especiales, o se
dedica al uso de una elegante pipa, engañado por la inocuidad del olor
a tabaco, astutamente fabricado, con fines comerciales, para disimular
su efecto dañino. ¡Y así el fumador crea a su alrededor un ambiente
ridículo que llenaría de envidia a los viejos jefes mascadores de tabaco!
Para satisfacer la incesante demanda del tabaco “Mister”, el fumador
gasta parte de sus ahorros en la compra de cigarrillos; él está
comúnmente irritado debido a la falla del encendedor automático, que
a veces carece de combustible y otras veces requiere un pedernal nuevo
para el encendedor. Cuando fumes en pipa, cuando salgas de casa, lleva
un estuche adecuado para guardar el instrumento de holocausto al dios
tabaco, equípate con un limpiapipas, una lata de tabaco, o bien lleva un
cortapuros, un cigarrillo incómodo caso o un puñado de filtros de
cigarrillos! Ante la perspectiva de un viaje, un picnic o una visita, ¡lo
primero que le preocupa es el humo! Si lo pierde, no importarán los
sacrificios, porque, de ser necesario, el fumador viajará a la ciudad,
perderá el almuerzo o menospreciará la nutritiva cena, pero de ninguna
manera se arriesgará a perder el inseparable potenciador de adicciones
que domina.

Sometiéndose pasivamente a este imponderable obsesor que domina su


psique, ensucia con ceniza su ropa, alfombras, toallas y ropa de cama,
dejando su huella nicotinizada en los lugares por donde transita. De vez
en cuando, se apresura a apagar el principio de un incendio, cuyo origen
fue el descuido al arrojar el fósforo encendido, que cayó sobre el lujoso
sillón, o bien, la colilla caída sobre la alfombra y/o el mantel. Incluso la
tapera desheredada, el fuego la puede destruir, debido a la adicción al
tabaco y al uso de la tea con que el sertanejo enciende su caipira.

Como aseguran las estadísticas de las compañías de seguros, los


incendios prueban un tercio de la culpabilidad de los fumadores
empedernidos. No cabe duda de que este nefasto hábito sólo puede tener
un carácter obsesivo y que hace que el fumador pierda hasta el sentido
lógico de la prudencia y ponga en peligro su propia vida.

El fumador que pierde el control mental mientras quema tabaco entre


labios descuidados ya es un obsesionado, a pesar de querer eximir al
tabaco de toda ofensa. ¡Cuántos fumadores, al descansar en su cama
amiga, se angustian al ver que les faltan cigarrillos, al punto que no
dudan en enfrentarse al mal tiempo oa las trasnochadas para salir en
busca de su cruel cerebro! En cuanto el café les baja al estómago y la
adicción ya les impone las ganas de fumar; apenas abandonan las
cobijas por la habitual higiene dental, y el paquete de cigarrillos, de la
mesita de noche, es el primer objeto que pasa al bolsillo del pijama!

PREGUNTA: - Hemos oído que los grandes hombres también fumaban;


El mismo Lord B'yron consideraba el tabaco como una ocasión sublime,
y Bulwer Lytton, el gran novelista y poeta, también fumaba, asegurando
que el tabaco es un excelente calmante para los nervios. ¿Cómo explicas
este hecho?

RAMATIS: — Muchos de los llamados “grandes hombres” de la Tierra,


aunque se destacan admirablemente en los sectores científico,
académico y artístico de vuestro mundo, aún pueden ser víctimas de
peligrosas pasiones y convertirse en esclavos del mundo astral inferior.
Lo que el hombre aún menos conoce es a sí mismo, y de esto no puedes
tener dudas. Los “grandes” de la espiritualidad son casi siempre los más
humildes de la Tierra, manteniéndose libres de todo vicio o cosa que
pudiera esclavizar su espíritu al yugo de las pasiones animales. No solo
son humildes, heroicos o útiles para los demás cuando están encarnados,
sino también muy celosos de su integridad espiritual.

Como no hay privilegios en el curso evolutivo del alma para su felicidad


sideral, sino que “a cada uno se le dará según sus obras”, aun cuando
algunos fumadores empedernidos son criaturas de sentimientos nobles,
no se eximen de la nocividad. de tabaco en sus periespíritus y deseo
vicioso de muerte corporal.

PREGUNTA: - Incluso hemos leído en otra parte que incluso Rudyard


Kipling, el insigne autor del maravilloso poema "Si", además de ser un
fumador empedernido, solía decir que "un buen cigarro, aunque dure
solo media hora, nos envuelve en un humo inigualable”. ¿No parece
digno de consideración que cerebros tan talentosos tengan en tan alta
estima al tabaco?

RAMATÍS: — Aunque tal concepto haya podido provenir de un espíritu


tan inteligente como el de Kipling, sigue existiendo una contradicción
visible entre el hombre inspirado, que escribió el admirable poema “Si”,
y el hombre común que, moldeado a las circunstancias de el mundo, sin
embargo, elogió el humo! Hay una gran diferencia en el estado de ánimo
del hombre que compuso el inolvidable poema “Si”, en comparación
con el del “hombre de carne” que, más tarde, ensalza el supuesto placer
que proporciona el “único” nocivo humo de un cigarro. . El mismo
contenido filosófico de su poema es una afirmación de que el verdadero
hombre es aquel que se libera por completo de las convenciones del
mundo, de la mentalidad tímida y adicta de las personas, y se eleva por
encima de todas las vicisitudes y condicionamientos humanos.

Recordemos, pues, la preciosa advertencia de otro espíritu consagrado


en el mundo, que fue Pedro, cuando dice: “Porque todo el que es
vencido, es también esclavo del que lo venció”. Sin duda, el que se deja
vencer por el tabaco obviamente también será su sirviente.

PREGUNTA: Además, hay desacuerdo entre las autoridades médicas


sobre este tema del tabaquismo, ya que algunos afirman que fumar es
inofensivo para el cuerpo, mientras que otros, sin embargo, incluso se
jactan del peligro de cáncer de pulmón y otras enfermedades peligrosas,
que pueden estar cansados de de fumar. ¿Qué nos cuentas al respecto?

RAMATÍS: — Vuestra humanidad lamentablemente sigue guiada por


conceptos subvertidos y sofismas inspirados por los espíritus adictos,
de las sombras, que alimentan toda suerte de caprichos e imprudencias
al terrenal indiferente a su destino espiritual. Interesa a tan astutos
espíritus desarrollar cada vez más el vicioso reinado en el mundo que
dejaron atrás, porque así los mismos encarnados servirán de dóciles
instrumentos para satisfacer sus malsanos deseos y que fueron
interrumpidos con la muerte del cuerpo físico. Entonces siembran
confusión y subvierten las advertencias de los mentores espirituales,
buscando contradecir las opiniones sensatas, entre los hombres, acerca
de los vicios comunes. Es el caso de la adicción al tabaco, en la que la
opinión médica al respecto varía y se divide el juicio favorable y
desfavorable, haciendo dudar de los efectos nocivos de los venenos del
tabaco sobre la delicadeza del organismo humano.

Aunque una simple prueba de laboratorio basta para revelar la


agresividad del alcaloide nicotina, que se encuentra profusamente en el
tabaco, lo cierto es que la mayoría de los médicos fuman y atienden a
sus clientes con los dedos amarillentos por la misma nicotina, o apenas
logran disimular el conocido carraspeo del fumador empedernido. En
consecuencia, el científico, el médico o el sabio adicto al tabaco no
podrá opinar sobre la conveniencia o inconveniencia de fumar, porque
si aún no ha podido librarse de la perniciosa adicción, también lo hace.
no tiene el mérito suficiente para imponer una aclaración científica
sensata.

PREGUNTA: — Algunos médicos afirman que el cuerpo humano


genera suficiente resistencia para neutralizar los efectos nocivos del
tabaquismo. ¿Qué dices?

RAMATÍS: — Por supuesto, no ignoras las violentas reacciones que se


producen en los fumadores que aún no están acostumbrados al tabaco
cuando, al fumar su primer cigarrillo, les provoca terribles síntomas de
intoxicación y obligan al organismo a movilizar los recursos más
desesperados para Se necesitan con urgencia productos con antitoxinas
defensivas contra los venenos del tabaco. Sin duda , a medida que el
hombre se vuelve adicto y aumenta el número de cigarrillos al día, lo
cierto es que su organismo se ve obligado a movilizar mayores defensas,
hasta que el fumador acaba fumando, sin peligro inmediato, una carga
de nicotina capaz de matar a 10 personas sin tabaco. hombres. Mientras
que unos 50 miligramos de nicotina son suficientes para matar a un
fumador de primer año, el fumador adicto soporta hasta 120 miligramos
sin consecuencias mortales, dado su condicionamiento defensivo
entrenado contra el tabaquismo.
Pero el hecho de que el organismo humano se encuentre siempre con
sus defensas orgánicas movilizadas para una resistencia más amplia y
permanente, no prueba la inocuidad del tóxico del tabaco, pues esta
encomiable defensa de la red orgánica sólo se procesa mediante el
costoso gasto de fuerzas. y energías que son sustraídas a otras regiones
del cuerpo físico y lo dejan debilitado frente a otros brotes de
enfermedades más peligrosas.

Cuando, durante la guerra, y para hacer frente a cualquier peligrosa


ofensiva, el mando militar ordena una desesperada concentración de
fuerzas en un solo punto de la amenazada frontera, es evidente que el
resto queda a merced de cualquier bandido más atrevido. Esto también
sucede con las defensas orgánicas, que son movilizadas por la
naturaleza contra los venenos del tabaco porque, mientras gasta sus
reservas neutralizando grandes dosis de nicotina, el organismo queda a
merced de microbios y virus de cualquier otra enfermedad. Y la
regimentación de estas energías para combatir la nicotina del tabaco
obliga entonces al cuerpo a establecer nuevos procesos químicos, que
debilitan y entorpecen otras necesidades orgánicas.

PREGUNTA: — ¿Cuál es la opinión de los espíritus de vuestra esfera


acerca de la adicción al tabaco por parte de nuestra humanidad?

RAMATÍS: — Es evidente que en nuestro ámbito no cultivamos este


vicio deprimente, pero reconocemos, allí, que el tabaco, además del
daño psíquico que causa en el Más Allá de la Tumba, es un veneno lento
que daña el cuerpo físico en Tierra. Además de la nicotina, el tabaco
contiene peligrosos venenos fácilmente identificables en análisis de
laboratorio, entre los que se destacan los ácidos tánico, pectósico,
málico, nítrico, oxálico, amoníaco, extractos nitrogenados y otras
sustancias ofensivas. En su humo se percibe la presencia del propio
ácido cianhídrico, más o menos a base de 0,10 gramos por 20 gramos
de tabaco analizado. El fumador empedernido también inhala cierta
cantidad de gas venenoso en forma de óxido de carbono, que, aunque
absorbido en pequeña cantidad, requiere también la movilización de
otras importantes defensas del organismo.

PREGUNTA: — ¡Conocemos criaturas que lograron vivir hasta 100


años, aunque fumaban sin parar! ¿Cómo se explica esto?

RAMATÍS: — Aunque hay casos de criaturas que viven hasta los cien
años, fuman y muestran buena salud, como en el caso de los campesinos
y esclavos africanos en el Brasil colonial, el tabaco es siempre un
terrible enemigo de la criatura humana. Sin duda, la mayoría de la
humanidad no puede inmunizarse satisfactoriamente contra sus efectos
perniciosos. No vemos ninguna razón sensata para fumar y sufrir las
consecuencias del tabaco sólo porque se notan algunas excepciones en
criaturas que, aunque fumen en exceso, todavía gozan de salud. Es de
sentido común que la resistencia orgánica varía de un individuo a otro,
por lo que lo más sensato es ¡no fumar! Todas las lesiones orgánicas se
ven afectadas por los venenos del tabaco; el corazón, en particular, es
una de las mayores víctimas de la nicotina y de los ácidos venenosos
del tabaco, ya que su respiración, perturbada por la insuficiencia del
trabajo del corazón, se ve aún más perturbada por las sustancias tóxicas
volátiles que afectan sus bronquios y pulmones. Los hepáticos —cuyo
hígado trabaja con dificultad para filtrar hasta las sustancias más
inofensivas— son tantas víctimas de la acción insidiosa del tabaco,
como éste, con su carga de nicotina, amoníaco, extractos nitrogenados,
sustancias minerales, sustancias aceitosas y grasas, el málico , ácidos
nítrico y oxálico, requiere un trabajo anormal que agrava aún más la
salud del paciente. ¡Es lamentable que muchos de los que ignoran o
restan importancia a la nocividad del tabaquismo, ya enfermos de un
hígado confabulado por una intoxicación alimentaria, sigan practicando
la tontería de, en las etapas de convalecencia, fumar cigarrillo tras
cigarrillo!

PREGUNTA: — Dado que la principal defensa orgánica contra el


veneno del tabaco consiste en neutralizar la acción de la nicotina,
¿quizás los filtros que se utilizan modernamente en los cigarrillos y
boquillas no son suficientes para eliminar su agresividad tóxica?

RAMAS: — El uso de cigarrillos con filtros en las puntas, hechos con


algodón, o boquillas de cigarrillos con filtros de distintos tipos, ya
indica que el fumador está convencido de que fumar le puede hacer
daño y, por tanto, que persona que se tapa las fosas nasales con un
pañuelo para entrar en la zona infectada, trate de reducir los efectos de
las toxinas del tabaco a través del filtro. Pero no logra su propósito, ya
que, si entra en su organismo un volumen de humo con una cantidad
menor de toxinas, el organismo reclama el resto de la cantidad con la
que está acostumbrado y, así, el individuo empieza a fumar el doble de
cantidad de cigarrillos que fumó, compensando así la cantidad faltante
de nicotina. Hay fumadores que, haciendo uso de boquillas con filtros,
para librarse de los efectos tóxicos del tabaco y, al notar que con la
boquilla el cigarrillo no les satisface, volviéndose “débiles”, empiezan
a fumar cigarrillos con muy “fuertes ” tabaco y por lo tanto, creen que
están ingiriendo, debido al titular, una cantidad menor de nicotina,
cuando la verdad es que están siendo engañados, ya que la cantidad de
veneno es la misma, ya que la cantidad de cigarrillos fumados con el
titular se ha duplicado. Cuando el fumador reconoce el daño causado
por fumar, es mejor dejarlo definitivamente, en lugar de buscar
paliativos para la adicción.

PREGUNTA: — ¿Pero la naturaleza no sabe defenderse de las toxinas


del tabaco?

RAMATIS: — ¡Si la naturaleza no supiera defenderse tan sabiamente


cuando la criatura fuma el primer cigarrillo, es casi seguro que caería
irremediablemente envenenada! Por eso, en cuanto el muchacho
practica la locura de iniciar su adicción al tabaco, su organismo se sirve
de los recursos más angustiosos y desesperados, ya sea para intentar que
deje de sobrecargarse con el exceso de la letal nicotina, ya sea para
también para ganar tiempo y neutralizar el veneno ya inhalado con el
primer cigarrillo.

De ahí la razón de la náusea, de la salivación abundante, del vómito


inmediato y coercitivo con que el cuerpo arroja cierta parte de los
venenos ya condensados en el estómago por la quema del tabaco.
Después de esta expulsión urgente por la boca, aparecen sudores fríos
que, al ser examinados en los laboratorios, revelan que contienen varias
sustancias peligrosas que han sido rápidamente drenadas por la
eliminación del sudor. En ciertos casos de debilidad orgánica del
paciente, la naturaleza todavía utiliza otros recursos, acelerando la
diuresis o produciendo brotes disentéricos con los que elimina la carga
tóxica y agresiva que produce el tabaquismo. Si, por el contrario, el
individuo persiste en entregarse a la adicción al tabaco, su organismo lo
intuye y moviliza otros recursos para constituir su futura defensa. De
ahí el condicionamiento paulatino e instintivo que se produce poco a
poco en el individuo, permitiéndole, posteriormente, consumir una gran
cantidad de cigarrillos sin intoxicarse inmediatamente.

Pero, en el futuro, aparecen otros efectos de las toxinas del tabaco y que,
de la naturaleza aguda de las primeras intoxicaciones, las transforma
inadvertidamente en casos crónicos en el fumador empedernido, aunque
con un mejor control de su organismo frente a los venenos. Luego están
los dolores de cabeza periódicos, que suelen provenir del monóxido de
carbono; irritaciones de los bronquios, garganta y pulmones, producidas
por el amoníaco o la piridina, y también de las fosas nasales, por el calor
de la brasa del cigarrillo, que quema las sensibles mucosas de las fosas
nasales. También están los efectos nocivos de los derivados
alquitranados del tabaco, que también actúan durante mucho tiempo,
atacando los pulmones y ennegreciendo los dientes.

Además de la nicotina, que es el alcaloide más ofensivo que contiene el


tabaco, la absorción incesante de las demás sustancias agresivas que
hemos mencionado también daña todas las defensas orgánicas y
dificulta especialmente la filtración del hígado, creando un campo
propicio para los resfriados comunes y los catarros intestinales. Incluso
la dispepsia —tan señalada como producto del “nerviosismo excesivo”
propio del hombre dinámico del siglo XX— tiene en el tabaquismo uno
de sus principales agentes patógenos, ya que es a través de la saliva
nicotinizada que el metabolismo de producción y combinación de Los
jugos gástricos se alteran. Las toxinas del tabaco también atacan la
delicada mucosa intestinal; socavan las defensas y perturban las
funciones digestivas y los fermentos enzimáticos.

Los venenos del tabaco acaban integrándose en el torrente sanguíneo y


comienzan a formar residuos nocivos, constituyendo una reserva nociva
en el organismo, cuya eliminación se torna lenta y difícil, pues el
hombre sigue sobrecargado de sales, condimentos y alcohol, que
agravan el trabajo de drenaje a través de las vías emuntorias. Así, se
retrasa la limpieza e higiene del cuerpo, y el fumador nunca está
completamente sano, ya que se ve permanentemente acosado por unas
u otras molestias orgánicas. Sería conveniente que, en el caso de
intoxicaciones crónicas más graves, el fumador empedernido
descansara unas semanas, e incluso en ayuno casi total, tomando zumos
de frutas y privándose de especias y sal. Es un tratamiento de urgencia
en el que el descanso, la poca alimentación y una dieta rica en sustancias
excitantes permiten el pleno aprovechamiento de las funciones de los
órganos de defensa y de limpieza, drenando del organismo las nocivas
sustancias tóxicas del tabaco. Para probar la existencia de intoxicación
en un hombre adicto al tabaco, basta con humedecer una sábana y
envolverla alrededor de su cuerpo desnudo, para que, después de sudar,
se pueda comprobar la forma exacta de la sábana modelada por la
nicotina expulsada en el cuerpo. sudor. Esta es una de las pruebas más
importantes de que los fumadores están permanentemente intoxicados
y son vulnerables a las enfermedades más comunes.

PREGUNTA: — Suponiendo que un hombre fuma 20 cigarrillos al día,


¿cuál será la cuota de nicotina que absorbe durante este consumo de
tabaco?

RAMATIS: — Creemos que cada cigarrillo debe contener cerca de un


gramo de tabaco; en consecuencia, se inhalan 20 gramos de tabaco
durante el consumo de 20 cigarrillos. Basándonos en las experiencias
de los propios científicos terrestres, que afirman que cada gramo de
tabaco contiene más o menos un 2,5% de nicotina, se concluye que 20
cigarrillos, es decir, 20 gramos de tabaco, deben contener 50 miligramos
de nicotina. Entonces tenemos un total de 350 a 400 miligramos de
nicotina en una semana, para alguien que solo consume 1 paquete de
cigarrillos al día. Sin embargo, ya se han realizado experimentos en
vuestro mundo que demuestran que la inyección de sólo 5 a 7
miligramos de nicotina, por vía subcutánea o intravenosa, era suficiente
para matar conejos y cobayos, mientras que ciertas aves más débiles, al
respirar el vapor de la nicotina, sucumbió inmediatamente De ahí el
nefasto efecto que sólo 2,5 miligramos de nicotina, existentes en un
gramo de tabaco contenido en un cigarrillo, es capaz de causar al
fumador neófito, produciendo trastornos respiratorios, salivación
anormal, trastornos hepáticos, mareos, falta de visión y audición, o
incluso dolor de cabeza intenso, vómitos, debilidad, calambres e incluso
disentería. Es cierto que, con el tiempo, la propia naturaleza se
acostumbra a la carga venenosa cada vez más intensa; pero raras son las
personas que conocen el tremendo esfuerzo que hace el cuerpo humano
para sobrevivir al impacto venenoso del tabaco. Como ya te hemos
dicho, posteriormente los efectos perniciosos del cigarrillo se
transforman en enfermedades crónicas, que minan las defensas y la
protección natural del organismo. Una de las enfermedades crónicas
más conocidas es la famosa “bronquitis del fumador”, o la provocada
por trastornos propios del “asma bronquial”, con presencia del
incómodo carraspeo, producto de la constante irritación que produce el
tabaco en las vías respiratorias. membranas mucosas.
El fumador empedernido vive con la faringe, laringe, bronquios,
estómago e intestinos sobrecargados de nicotina y de todos los
derivados tóxicos del tabaco, obligando a su naturaleza a estar
permanentemente vigilante para poder permanecer en relativo contacto
con los fenómenos de la vida física exterior. .

Se sabe que la lengua tiene pequeñas elevaciones conocidas


científicamente como “papilas gustativas”; cada una de estas papilas
contiene más de 20 receptores o papilas gustativas, que forman el final
de diminutos haces de nervios con la función de transmitir al cerebro la
sensación gustativa de las sustancias y líquidos que se ingieren. Por
tanto, la lengua del fumador puede atrofiarse por los venenos del tabaco
que llegan a las papilas gustativas, debido a la constante inhalación de
cigarrillo tras cigarrillo.

Tan pronto como el fumador termina sus comidas e ingiere el café


habitual, las antitoxinas son liberadas y refinadas, estimuladas por la
cafeína, lo que da lugar al deseo imperioso de fumar, pues las defensas
orgánicas ya existentes reclaman la toxina tradicional para luego
combatirla. . Son fuerzas permanentemente movilizadas bajo un
automatismo vicioso, que se excitan incluso bajo los pensamientos
descontrolados del fumador empedernido.

PREGUNTA. — Muchos fumadores —al contrario de lo que dices—


afirman que el cigarrillo les calma los nervios en lugar de excitarlos
¿Cómo se explica esto?

RAMATIS: — Los sedantes, especialmente los barbitúricos, también


“calman los nervios” pero, con el tiempo, acaban provocando depresión
nerviosa y, posteriormente, perturban por completo todo el sistema
nervioso del ser humano. Como toda acción del cuerpo astral de la
criatura está fundamentalmente sostenida por el gran nervio simpático,
que es el responsable de todos los impactos emocionales y
preocupaciones del espíritu encarnado, es en la zona abdominal donde
se manifiestan más las úlceras y estenosis tan comunes en vuestros días.
acentuado. Resulta que la parte “astral” del tabaco tiende a condensarse
en esa misma región, pues sus emanaciones se reflejan en el sistema
nervioso del ser, desde la alargada médula hasta los nervios distribuidos
por todo el abdomen, es decir, por la región del “plexo abdominal”. .
Luego, aparecen en el individuo casos de amnesia progresiva, cefaleas
crónicas y neurastenias, que irradian particularmente de esta región y
que parecen suavizarse con la ayuda del cigarrillo. Sin embargo, sólo se
trata de la llamada “angustia astral” de la adicción, como reflejo de la
región donde el cuerpo físico se conecta con la vestidura astral, evento
que se vuelve insoportable luego de desencarnar y entrar al Más Allá de
la Tumba. El efecto hipnótico que produce el astral del tabaco sobre el
nervio simpático, luego de que la nicotina penetra en la circulación, es
tomado por muchos como “calmante de los nervios”.

El tabaco penetra todos los intersticios del cuerpo físico y se asienta en


forma residual hasta que los riñones, el hígado, la piel y los intestinos
pueden eliminarlo satisfactoriamente. Sin embargo, esto se hace difícil,
porque el fumador sigue alimentando la adicción, saturando el
organismo y debilitando profundamente sus defensas comunes frente a
agresiones microbianas u otro tipo de tóxicos, y necesita cada vez más
antitoxina para combatir el aumento de los venenos del tabaco. ¡Y esta
saturación es tal que, durante cualquier baño de vapor, el cuerpo del
adicto al tabaco exuda fuertemente el olor acre de la nicotina! Mientras
sus órganos funcionan con regularidad, puede sentirse inmunizado
contra el veneno del tabaco, pero en cuanto la naturaleza comienza a
ceder sus defensas, por el exceso de la carga tóxica, se acentúa su
deterioro físico y entonces predominan las enfermedades incubadas. .

Como la sustancia tóxica del tabaco deprime fuertemente a ciertas


personas y exige el máximo de defensa para vencer su venenosa
agresividad, pierden peso y luego atribuyen su delgadez física al hecho
de fumar. Sin embargo, cuando abandonan la adicción, sus organismos
abandonan sus defensas y utilizan todas las energías disponibles para
reparar las zonas debilitadas y reducir las antitoxinas que perturban el
trabajo glandular, cuyo aprovechamiento satisfactorio, junto con una
mayor dinámica orgánica, redunda entonces en el aumento de gordo.
Sin embargo, con el paso del tiempo y el agotamiento de las antitoxinas
que circulaban en exceso, el organismo vuelve a la normalidad y el
exceso de grasa desaparece, devolviendo la forma física a su tipo
biológico normal antes de fumar.
PREGUNTA: ¿El cáncer es una consecuencia de la adicción al tabaco?

RAMAS: — El tabaco no es el único factor en la aparición del cáncer,


pero puede producirlo si entre los fumadores empedernidos hay alguno
que sea electivo para el cáncer de pulmón, ya que las sustancias
alquitranadas del tabaco atacan principalmente a los pulmones. Ciertos
médicos dicen que el cáncer es más común entre los hombres que entre
las mujeres, quizás porque la especie masculina es precisamente la que
más fuma.

No se puede responsabilizar exclusivamente al tabaquismo de producir


cáncer, ya que incluso los animales —que no fuman— han mostrado
manifestaciones cancerígenas, pero cabe recordar que científicos
terrenales han comprobado que el cáncer ataca más particularmente en
la boca, entre los hindúes mascadores de areca. tuerca, y que el cáncer
de labio casi siempre ocurre exactamente en el punto del labio donde se
usa más la boquilla, el cigarrillo o la pipa.

Muchas úlceras gástricas, erróneamente atribuidas a la vida tensa del


ciudadano del siglo XX, tienen su principal origen en los efectos
corrosivos de sustancias tóxicas y alquitranadas que la salivación
excesiva del fumador lleva a la delicada mucosa estomacal,
modificando los procesos gástricos, entéricos. , y dañando el
metabolismo armónico de la digestión.

PREGUNTA: — Aunque contradigamos parcialmente sus


afirmaciones, debemos decir que ya hemos probado, en nosotros
mismos, que nuestros nervios demasiado excitados se calman con el
habitual cigarrillo fumado tranquilamente. A veces conseguimos la
solución psíquica satisfactoria, que tanto deseábamos, tras la reflexión
que viene tras el uso del cigarrillo. ¿Cómo explicas este hecho?

RAMATIS: — Comúnmente, el hombre excita sus nervios tanto como


lo es su interés por un mayor contacto con el torbellino de la vida, y
principalmente debido a la codicia por las cosas del mundo material.
Quien se proponga una existencia pacífica y quiera liberarse de los
ciclos aflictivos de la vida física, deberá guiarse por la inteligente
advertencia de Jesús, cuando dice: "Buscad los tesoros que la polilla no
roe y la herrumbre no consume". De lo contrario, nadie pretende tener
los nervios tranquilos, ni siquiera usando tabaco o cualquier otro
proceso engañoso.

Cuando la persona comienza a fumar intensamente para calmar sus


nervios, ignora que sólo está reduciendo el contacto psicofísico normal
con el medio ambiente, confundiendo esta reducción con un deseable
estado de calma en el sistema nervioso. Bajo la acción un tanto
hipnótica del tabaco, se frena parcialmente la acción del sistema
nervioso, reduciendo así su normal relación con las actividades externas
y dejando la psique más libre de preocupaciones, como ocurre entre
quienes beben alcohol y nublan el entendimiento.

La preocupación, el susto o la emoción súbita provocan en las criaturas


la producción inmediata de ciertas hormonas, que deben equilibrar los
peligrosos excesos de movimientos desordenados o impactos vigorosos
sobre el sistema vagosimpático. Como los vasos sanguíneos tienden a
contraerse más fuertemente bajo la acción de la nicotina, el fumador
cree estar en un estado de “calma” o “alivio psíquico”, cuando esto no
es más que una reducción en el movimiento de su circulación sanguínea.
Y que el tabaco no solo reducía el metabolismo circulatorio, por la
contracción de los vasos sanguíneos, sino que también deprimía y
ralentizaba la actividad fisiológica.

No creemos que la perniciosa absorción del gas del tabaco pueda traer
inspiración de ningún tipo o incluso normalizar el sistema nervioso, ya
que los nervios son la extensión viva del periespíritu mismo que actúa
en el mundo físico. Y la serenidad del periespíritu no depende de la
contención tóxica e hipnótica, sino fundamentalmente del control sano
y psíquico del alma.

PREGUNTA: — ¿Y por qué, a medida que la humanidad se vuelve más


consciente de los daños causados por el uso del tabaco, aumenta el
número de fumadores? ¿Están aumentando las advertencias sobre los
peligros de fumar y, sin embargo, las estadísticas muestran que los
hombres fuman cada vez más?
RAMATIS: — ¡Todo esto proviene de la negligencia del hombre Iara
consigo mismo porque, a medida que se vuelve más científico y erudito,
parece perder más y más interés en su propia felicidad espiritual! El
hombre del siglo XX, a pesar de estar excesivamente “intelectualizado”,
vive más en función de razones o sugerencias del mundo exterior que
de escuchar sus propias necesidades, prefiriendo seguir la obsesión de
la mayoría, aunque ello le perjudique . Incluso con respecto a las
necesidades más comunes, se somete a esta fuerza sugestiva, ya sea la
de la moda femenina, la de las innovaciones, sin importancia
fundamental, la de las tonterías y trivialidades que la radio, las revistas
y los anuncios inculcan en el cerebro de seres humanos todos los días
terrestres, haciéndolos intercambiar, comprar o preferir productos y
cosas que no necesitan. La propaganda moderna la hacen psicólogos
inteligentes y astutos, que están bien versados en las reacciones
humanas; utilizan recursos hipnóticos y persistentes, exponiendo o
publicitando sus productos de forma fascinante y amena! Y así, al más
inofensivo dolor de cabeza oa la impaciencia nerviosa, inmediatamente
asocias en tu mente el nombre de un producto que la astuta publicidad
supo resaltar en su momento. La radio, el periódico, la revista y el cine
actúan sobre ti de tal manera que vives de acuerdo a esa fascinación que
te impone el mundo del comercio y la industria para endosarte sus
productos, actuando de manera astuta; entonces ya no eliges las cosas;
¡son los que te hipnotizan y se te imponen como imprescindibles! Lo
mismo sucede a través de los efectos sugerentes de la hábil publicidad
de cigarrillos que realizan las grandes industrias tabacaleras. Recogen
las opiniones de científicos, hombres ilustres o célebres artistas del cine,
estampando sus retratos en lujosos cromos, carteles luminosos y
coloridos, donde los pareados más poéticos y las frases más sugerentes
resaltan el placer y la nobleza de fumar! Hombres que no fuman se
sienten atraídos por tan hábil publicidad, muchas veces dejándose
fascinar por las frases que elevan los cigarrillos a la categoría de
distinción imprescindible en el medio social. Más tarde, cuando el
individuo se convierte en un fumador empedernido, ya no necesita la
publicidad sugerente para fumar y, extremadamente adicto, pierde la
noción de civilidad humana en casi todas partes; olvida que en los
vehículos y salas de espectáculos, el humo puede intoxicar, disgustar o
irritar a muchos. Olvida que, incluso en otros lugares de reunión, el olor
de los cigarrillos de paja, el olor fuerte de los cigarros o el olor de una
pipa pueden ser detestables para los demás. Algunas personas incluso
fuman en los salones de los restaurantes, a la hora de comer; ¡otros
golpean con humo los rostros de sus compañeros en las “colas” de
transporte, sin importarles las protestas silenciosas de sus
desafortunadas víctimas! Aunque se pide la nobleza de los cigarrillos,
no es raro que un fumador queme la ropa de su compañero de viaje,
¡causándole a veces un daño enorme!

PREGUNTA: — ¡Sin embargo, algunos hombres de alta capacidad


productiva y dinamismo comercial consideran que el cigarrillo o el
cigarro significan para ellos el mayor amigo de todas las horas! ¿Cómo
se explica que, para algunos, fumar sea considerado deprimente,
mientras que otros lo elogian como un poderoso estimulante?

RAMATIS: — Incluso respecto al uso del tabaco, no hay regla sin


excepción, ya que su acción tóxica varía según la resistencia orgánica
del fumador. Como vosotros mismos recordaréis, los esclavos africanos
llegaban a más de cien años y fumaban sin interrupción, mientras que
muchos otros aldeanos también alcanzaban la longevidad, a pesar del
excesivo abuso del tabaco. Evidentemente, estos hombres podrían estar
más sanos y mucho más dispuestos si no fumaran, porque la salud que
mencionas y la inmunidad contra el tabaco eran sólo consecuencia de
sus buenos antecedentes biológicos y no de la inocuidad del tabaco. La
mayoría de la humanidad terrestre, que vive enferma y debilitada en su
sistema nervioso, mejoraría mucho su estado de salud si abandonara
definitivamente el uso del tabaco, porque, si el tabaco no puede socavar
el organismo de los hombres de salud resistente, está fuera de lugar.
duda que puede aniquilar a aquellos que son propensos a las dolencias
más comunes. ¿Qué hombre puede garantizar hoy, con absoluta certeza,
que su organismo, actualmente inmune a los efectos tóxicos del tabaco,
será también inmune a sus efectos nocivos que sólo se verán en el
futuro? El hombre inteligente y prudente elige no fumar.

Cuando se les coloca en trabajos donde se requiere agudeza mental,


muchos hombres que fuman mucho se deprimen mucho antes que los
no fumadores, ya que su memoria es más letárgica y sus errores son más
numerosos. Los artistas, escritores, deportistas y oradores que han
abandonado el uso del tabaco no pueden dejar de reconocer que su
energía, apetito e incluso gusto y olfato se han sensibilizado hasta el
punto de volverse receptivos a diferentes sabores y olores antes
desconocidos.

PREGUNTA: —¿Puede el tabaquismo influir en el carácter humano?

RAMATIS: — Es cierto que el fumar no debe ser considerado como


responsable de subversiones del carácter humano, como el vicio de la
embriaguez, que realmente degrada e influye en la naturaleza moral del
hombre, hasta el punto de llevarlo a la completa degradación. La
adicción al tabaco, aunque puede causar perturbaciones fisiológicas en
quienes se entregan a él, es mucho menos degradante y no tiene fuerza
para cambiar el carácter del hombre, porque no conduce a la hipnosis o
a la degradación completa, como lo hace el alcohol. y narcóticos. Sin
embargo, es indudable que el que fuma profusamente abdica de su
voluntad y se esclaviza a una adicción inútil, necia y dañina, lo que, en
verdad, revela claramente cierta debilidad o negligencia psíquica hacia
sí mismo. El hábito de fumar no indica una subversión del carácter, pero
prueba la insuficiencia psíquica del individuo para dominar la tiranía
mental del torturador invisible, que es fumar.

PREGUNTA: — ¿Cuáles son los daños espirituales para la persona que


pierde el control mental por la adicción al tabaco?

RAMATIS: — Si el individuo, en virtud de someterse completamente


al yugo del tabaquismo, debilita su conducta moral, correrá el riesgo de
convertirse en un exótico y oportuno “cigarrillo viviente” para
satisfacer la adicción de los fumadores desencarnados del astral inferior,
porque las almas revoltosas y malhechoras que además eran muy
adictas en la Tierra al uso del tabaco, son atrapadas o arrojadas a la
corteza terrestre, viviendo momentos de angustia indecible, por no
poder satisfacer el deseo de humo, por la falta del cuerpo carnal que
dejaron en el cementerio. Así que sólo les queda un maquiavélico
recurso para saciar su vehemente deseo de fumar, que es acercarse a
criaturas encarnadas que puedan vibrar simpáticamente con sus auras
enfermizas, y así transmitirles las sensaciones etéricas del tabaco
ardiendo.
Estas almas se esfuerzan por ajustar sus periespíritus a los periespíritus
de los encarnados que, además de serles iguales en conducta moral, son
todavía esclavos del tabaquismo; se adhieren a ellos como si fueran
moldes invisibles, tratando desesperadamente de extraer las
emanaciones que desprende el cigarrillo. Esto sucede porque el tabaco,
además de su característica volátil en el mundo material, interpenetra
las capas inferiores del mundo astral, por tener, como todo, su copia
fluídica, que luego es absorbida con avidez por los desencarnados que
logran sintonizar al aura de los fumadores encarnados.

Pero eso no los deja completamente satisfechos, porque la parte que


pueden absorber en el eterismo del tabaco incinerado es bastante
pequeña; luego recurren a pinchar a sus víctimas para que aumenten su
ración diaria de cigarrillos, por lo que muchos fumadores dicen estar
dominados por una extraña fuerza oculta que les impide deshacerse del
hábito e incluso les hace fumar cada vez más.

Es claro que este desagradable sometimiento a los espíritus atrasados


sólo puede ocurrir en aquellos que, además de la esclavizante adicción
al tabaco, todavía se rinden a peligrosos deslices morales, que pueden
atraer a su lado a muchos delincuentes desencarnados y adictos.

PREGUNTA: — ¿Todos los fumadores empedernidos, después de


desencarnar, sufren los efectos perniciosos de la adicción cultivada en
la Tierra en el Más Allá?

RAMATIS: — Después de la desencarnación, es la ley de la


correspondencia vibratoria la que regula realmente el sufrimiento o el
placer de cada criatura, según su esclavitud o liberación de los vicios de
la carne; así, el sufrimiento causado por la imposibilidad de fumar, entre
las almas desencarnadas, varía según el grado de su esclavitud al
tabaquismo. Las personas que fuman por accidente o por deporte, es
decir, que sólo ocasionalmente fuman un cigarrillo, no contribuyen a la
creación del deseo astral que luego podrá espolearlos con vehemencia
en el Más Allá. Pero se ha de saber que, aunque la bondad, el amor, la
pureza, la renuncia y la honestidad proporcionen a las almas
desencarnadas una situación de paz y comprensión espiritual, la
nostalgia o los estigmas de los vicios adquiridos en la tierra seguirán
espoleando su periespíritu, aunque sean dignos de ella. la admiración
del mundo! De ahí la conveniencia de abandonar la adicción al tabaco
antes de desencarnar, ya que la adicción terrenal es un asunto individual,
cuya solución requiere la decisión interior del espíritu mismo y no
depende de cambiar de un plano de vida a otro.

Hay un error de parte de muchos reencarnacionistas, y hasta de algunos


espiritistas, al juzgar que las sensaciones de la materia, como el hambre,
la sed, el deseo de tomar bebidas alcohólicas o de fumar, desaparecen
con el cuerpo físico, en la tierra. Hay adoctrinadores que insisten con
las entidades desdichadas y adictas, que les comunican en su labor
mediúmnica, que dejen de pensar en el tabaco, el alcohol, la sed o el
hambre, porque todo esto es sólo una ilusión traída de la ya extinta vida
carnal. Ignoran estas personas que el “deseo” reside en el cuerpo astral
y no en el cuerpo carnal, por lo que los desdichados que dejan la Tierra
aún esclavizados por perniciosas pasiones y peligrosos vicios, aunque
dejan de pensar en ellos, son perseguidos por el deseo vicioso. y
violentos, porque partieron al Espacio sobrecargados de residuos
tóxicos, que pican amargamente su cuerpo astral. Sólo después de
vaciarlos de su ropaje periespiritual podrán deshacerse de los deseos
ingobernables.

De hecho, los vicios terrenales no deben ser vistos como "pecados"


ofensivos a Dios, sino sólo como grandes obstáculos y terribles
obstáculos que, después de la desencarnación, se convierten en una
barrera indeseable, manteniendo al espíritu desencarnado bajo el mando
de sensaciones inferiores.

Cuando por medios combatimos el uso del alcohol, el tabaco, el comer


carne y otras costumbres que avergüenzan al alma en su vida
periespiritual, no lo hacemos como nuevos misioneros o profetas que
excomulgan los pecados y los pecadores. Actuamos más desde un
espíritu de solidaridad fraterna, desconsolados ante las dolorosas
situaciones que presenciamos cada día de este lado, vividas por quienes
dejan la Tierra profundamente adictos al tabaco, el alcohol, la carne y
otras prácticas nocivas. De hecho, el fumador que no intenta superar su
adicción cuando está encarnado corre el riesgo de revivirla aún más
intensamente cuando está desencarnado.
Siendo el objetivo fundamental de la evolución del espíritu la liberación
de todas las pasiones, dolencias y deseos de los mundos físicos, el alma
debe ejercitarse para su brevísima manumisión espiritual y desconexión
definitiva de los vicios que pueden aprisionarla cada vez más. a los
tristes ciclos de encarnaciones rectificadoras. Y el cigarrillo, aunque os
parezca una adicción sin importancia, es un maestro exigente que, aun
después de desencarnar, obliga al espíritu a rendir homenaje al deseo
vehemente e insatisfecho.

PREGUNTA: — Suponiendo el caso de un individuo de alma exaltada


que, después de desencarnar, mereciera incluso la visión de Jesús, ¿qué
sería de él si hubiera sido un fumador empedernido en la Tierra?

RAMATÍS: — ¡Sería como un globo cautivo que, habiéndose librado


de noventa y nueve amarras, todavía pugnaba aflictivamente por
desprenderse de la última y frágil cuerda de seda que le impedía volar
al espacio! Aquella alma santificada, si bien podía entrar de inmediato
en el seno de una humanidad feliz y gozar con ella de todos los
beneficios y alegrías de una vida superior, de vez en cuando sentía
nublada su felicidad, ante el insólito y condicionado deseo del cigarrillo.
aún vibrando en su intimidad astral. Ante la justa Ley de la ascensión
espiritual, ambos gozamos de las glorias que merece una vida humana
santificada, y también tendremos que sufrir el resultado de cualquier
descuido o imprudencia que hayamos practicado en forma de
adicciones o pasiones de la carne.

Por eso el sufrimiento en la vida futura puede afectar incluso a aquellos


que ya han logrado desarrollar los bienes superiores del espíritu, pero
que han descuidado extinguir algún vicio o hábito alimentado en la
carne. Algunas almas desencarnadas, cuyo periespíritu emana ya
refulgencias de luz, no pueden escapar, de cuando en cuando, al hecho
de que su mente es perturbada por el deseo insoportable, de tabaco, de
asado o incluso de noble whisky o de pobre cachaça. . “De cierto os
digo, que todo lo que atéis en la tierra, será atado en los cielos, y todo
lo que desatéis en la tierra, será desatado en los cielos” (Mateo 18:18).
Como pueden ver, en este admirable concepto de Jesús está implícita la
enseñanza de que sólo habitaremos el cielo en el más completo estado
de paz, libertad y alegría después de desconectarnos por completo de
todas las cosas, deseos y vicios del mundo carnal. Entonces, lo que fue
desatado en la Tierra por la propia voluntad y conciencia del espíritu,
también será desatado en el Más Allá. El que fuma, bebe o come
descontroladamente en la Tierra está conectado a estos placeres
terrenales, hasta que el mismo espíritu se olvida de ellos, ya que la
muerte no le obliga a dejar los vicios con el cuerpo físico en la tumba
de la materia. El cuerpo de carne sólo revela las sensaciones del espíritu
en el mundo físico; por tanto, los deseos inferiores, que viven en la
intimidad del alma, continúan manifestándose incluso frente a las
bondades de los ambientes celestiales.

PREGUNTA: - Siendo tan pernicioso para el hombre el uso del tabaco,


¿no habría sido quizás más sensato que Dios no hubiera creado la planta
“Nicotiana tabacum”, con cuyas hojas se prepara el tabaco?

RAMATIS: — ¿Crees que Dios ha creado algo dañino? ¿Será posible


que la medicina terrenal no utilice actualmente venenos, ácidos y drogas
mortales que, en uso terapéutico, logran salvar a miles de criaturas? ¿No
se ha aplicado con éxito el veneno de arañas, escorpiones y serpientes
para vencer varios males considerados incurables? En la planta a que te
refieres hay una gran cantidad de elementos que pueden ser aplicados
con excelente utilidad en la industria, la medicina, el comercio y otras
esferas del trabajo pacífico. No consta en la tradición espiritual de
nuestro plano que el Creador haya creado el tabaco para que el hombre
lo masque, lo chupe quemado o lo tueste para metérselo en las fosas
nasales o, aún, succione el humo de sus hojas secas y enrolladas.
etiquetas de colores

Ciertos indios masticaban hojas de tabaco o las chupaban enrolladas,


porque aún carecían del sentido estético y los conocimientos médicos
de las personas civilizadas de hoy. Sin embargo, los hombres modernos,
reemplazando las viejas baratijas de hueso, de la silvicultura, por
elegantes boquillas para cigarrillos, ¡continúan chupando las mismas
hojas de tabaco! La diferencia es que se engañan a sí mismos
disponiéndolos en artísticas cajas de madera o bien quemándolos
reducidos a jirones embutidos en papel satinado o entre hojas de maíz.
La planta “Nicotiana tabacum” no es una cosa dañina creada por Dios;
¡es el hombre quien lo transforma en tabaco, y luego pierde el control
mental y se obsesiona con el cigarrillo, que controla hasta sus nervios
motores y lo obliga a rendirle tributo desde el amanecer hasta la noche!

PREGUNTA: — ¿Qué opina sobre la forma más práctica de dejar de


fumar?

RAMATIS: — Es obvio que el problema no se limita a “dejar de


fumar”, como sueles decir, sino a recuperar la fuerza de voluntad, que
está esclavizada por él. Si un hombre abandona el tabaco, la carne o el
alcohol, pero mentalmente continúa fumando, comiendo carne y
bebiendo alcohol, poco importa que esté huyendo del objeto de la
adicción, ya que es seguro que todavía no es dueño de su voluntad. Está
en la mente del hombre que, ante todo, se debe emprender una sólida
campaña contra el vicio; a través de reflexiones inteligentes, debe
convencerse de la locura de someterse al daño físico, psicológico y
económico causado por cigarrillos, puros o pipas. La ofensiva, por
tanto, no debe iniciarse contra el objeto de la adicción, que es el tabaco,
sino en el sentido de recuperar el dominio mental perdido; ¡el psiquismo
que dirige los fenómenos de la vida de relación entre el alma y el medio
ambiente debe ser retomado ! Es necesario que el hombre vuelva a ser
dueño absoluto de sus actos, despreciando las insensatas y perniciosas
sugestiones del vicio que lo domina. Es cierto que la liberación de la
adicción al tabaco será mucho más difícil si, por afinidad de vicios o
por algún desorden moral, la criatura ya está siendo rodeada por
entidades del bajo astral, atraídas hacia él. En este caso, la liberación no
sólo requiere el dominio de la propia voluntad, sino también la adopción
de un modo de vida que provoque la desconexión de otro vicioso y libre
albedrío, del Más Allá de la Tumba.

PREGUNTA: — ¡Algunos de nuestros amigos lograron dejar de fumar


repentinamente, pero la falta repentina de cigarrillos los hizo sufrir
dantescamente! ¿Es esta la mejor solución para el caso?

RAMATIS: — Sin duda, quienes así lo hicieron son dignos de elogio,


por haber demostrado ser dueños de una mente enérgica y bastante
capaces de modificar o dominar los peligrosos deseos de su psiquismo,
ya que lo más difícil es no tomar la decisión de no fumar, pero es, sobre
todo, poder soportar más tarde los efectos angustiosos del
condicionamiento creado por el tabaquismo en el organismo humano.
Durante la etapa viciosa, las antitoxinas orgánicas se movilizan
exclusivamente para mantener las defensas del organismo y neutralizar
los venenos derivados del tabaco; por eso, al poco tiempo de abstenerse
de fumar, comienzan a actuar intensamente, exigiendo perentoriamente
la droga a la que estaban acostumbrados a combatir. Se asemejan a un
gran ejército que debe lanzarse de inmediato contra los objetivos para
los que fue movilizado y que se encuentra con una expectativa
inquietante que puede conducir a la indisciplina ante la falta de
aplicación inmediata de su fuerza reprimida.

La recuperación psíquica, tras abandonar el hábito de fumar, debe ser


de carácter profundamente mental, sin paliativos de dulces ni
distracciones forzadas, ya que una adicción no debe ser compensada
con otra, aunque sea menos ofensiva, ya que el problema fundamental
consiste en fortalecer la voluntad , y mantener la mente despierta, como
una seguridad contra el ataque de otros vicios perniciosos. La verdadera
solución pasa, por tanto, por extirpar de la mente la idea de que fumar
es una distracción, o un medio para calmar los nervios, cuando, en
realidad, es una adicción dañina y ridícula, que atenta contra la
inteligencia y el sentido común.

PREGUNTA: — Para que un fumador pueda salir poco a poco de la


adicción al tabaco, ¿qué pasos preliminares debe dar para lograr el éxito
deseado?

RAMATÍS: — Ya te hemos dicho que lo más importante para esto es


aclarar la mente y eliminar la idea de que el cigarro puede causar placer
o inspirar ideas. El fumador debe recordar que, así como no disfrutaría
comiendo cosas repugnantes, tampoco debe contentarse con aspirar
humo acre y llenar con él los pulmones, que no están hechos para ello.
Debe examinar, a la luz de la razón severa y consciente, cuáles son las
ventajas de fumar o no fumar y el grado de inteligencia o estupidez de
la persona que absorbe sustancias tóxicas sin beneficio.
Quienes no pueden deshacerse inmediatamente del tabaco deben hacer
una planificación mental útil, tal como un mando militar investiga las
artimañas y vulnerabilidades de su adversario, para luego dominarlo
con seguridad y vencerlo mediante una tenaz resistencia. La voluntad
debe ser constantemente adiestrada bajo reflexiones sensibles e
inteligentes, para que poco a poco ejerza su acción modificadora sobre
el subconsciente y lo convenza de la perniciosa realidad del tabaquismo.
Para el fumador empedernido e incapaz de una liberación inmediata de
la adicción, no le queda otro recurso que mantener un estado de alerta
incesante y lucha heroica contra sí mismo. Tienes que arreglártelas para
vivir con un cigarrillo en el bolsillo, pero con la fuerza suficiente para
posponer la satisfacción de la adicción, como si quisieras humillarlo
antes de hacer caso a su perniciosa sugerencia. Muchas veces incluso
responderá a la petición de “fuego” del compañero adicto pero, aunque
sienta despertar en él el deseo de fumar, debe posponerlo lo más posible.
A pesar de que el fumador todavía se ve obligado a incinerar los
cigarrillos, ya debe hacerlo controlando el alcance de la adicción y
abandonando los cigarrillos mucho antes de sentirse satisfecho.
Entonces la fuerza de voluntad, hasta entonces dominada por el tabaco,
vuelve gradualmente bajo esta severa vigilancia mental y recuperación
psíquica, así como el belicoso adversario retrocede ante la acción tenaz
y vigorosa del general decidido. Con los fumadores o los olores a
tabaco, lo mejor es no huir por miedo a ceder al aparente deleite y
tentación de los cigarrillos; lo importante será afrontar la situación con
serenidad y vigilancia, analizando siempre la estupidez y el ridículo que
hay en la absorción del humo de las hierbas fétidas. Hay que
convencerse de que los estancos son lugares donde se explota la cartera
del desafortunado tabaquero, representando un oficio más propio de los
viejos Bororós o Tupinambás, con costumbres atrasadas y entregados a
vicios a veces repelentes. Naturalmente, cada criatura representa un
temperamento y una fuerza psíquica separados, por lo que no es posible
prescribir un módulo para la liberación de la adicción al cigarrillo para
todos los fumadores.

El propio fumador debería sentirse herido en su dignidad, ante la


humillación de dejarse vencer tan fácilmente por una adicción tan
detestable. El tabaco es el cerebro indeseable que lo domina a voluntad,
dirige su voluntad e interfiere en todos sus actos cotidianos; le ensucia
los dedos, los dientes y la ropa, daña la dinámica respiratoria e intoxica
el estómago y la circulación sanguínea, obligándolo a gastar
inútilmente. Desgraciadamente, quien aún no pueda ejercer el control
sobre sí mismo o recuperarse de tan perniciosa adicción, tampoco podrá
librarse de otros ataques nocivos para su integridad psíquica. Y, sobre
todo, el fumador no debe olvidar la probabilidad de convertirse en un
detestable “cigarrillo viviente” para otros espíritus delincuentes del Más
Allá, que acechan continuamente toda la intimidad espiritual debilitada
por la adicción al tabaco. Además, es después de la muerte cuando
sobrevienen las peores consecuencias para el fumador, porque el deseo
de fumar sigue actuando con más vehemencia en su periespíritu,
causándole la más terrible angustia ante la imposibilidad de satisfacer
esta nociva y necia adicción.

PREGUNTA: - Usted alguna vez dijo que las mujeres que fuman sufren
mayores daños que los hombres. ¿Puedes explicarnos este asunto en
detalle?

RAMATIS: — Ya nos hemos referido, hace un momento, a la acción


venenosa de la nicotina, que provoca la contracción de los vasos
sanguíneos, retrasando el flujo de sangre a los centros cerebrales
superiores ya las capas sensitivas situadas externamente en la corteza
cerebral. La prueba evidente de esta contracción de los vasos
sanguíneos es que los fumadores más exagerados padecen a veces cierto
"olvido" en las puntas de los dedos, provocado por la falta de
circulación capilar. Muchas clínicas médicas ya están comprobando que
las enfermedades del corazón son más frecuentes entre los fumadores,
debido a la proverbial contracción que provoca la nicotina en las venas
coronarias, aumentando así el brote de “falsa angina”, cada vez más
común entre los fumadores empedernidos.

Esta influencia tabáquica y tóxica es mucho más leve en el organismo


masculino, por su carácter más duro y viril, mientras que se torna
profundamente molesta y grave en el cuerpo femenino, ya que la mujer
dispone de un mayor número de vasos sanguíneos que el hombre, para
poder para poder atender con éxito los cambios químicos en fases
críticas y en tiempos de procreación. Al poseer un organismo mucho
más delicado y profundamente sensitivo, y que, siendo el vaso
procreador de la vida, se ubica entre las fuerzas astrales de la vida oculta
y las energías de la animalidad del mundo material, la mujer sufre
mucho más que el hombre efectos peligrosos. de sustancias nocivas
contenidas en el tabaco, como la nicotina, el amoníaco, los ácidos
oxálico, tánico, nítrico y el óxido de carbono, que se producen durante
la combustión del cigarrillo.

En vista de la propiedad específica de la nicotina de contraer los vasos


sanguíneos, no será difícil imaginar cuán dañino es el tabaco para los
órganos, las glándulas y el sistema sanguíneo de las mujeres, que están
mucho más abastecidos de sangre en su red vascular que el cuerpo
masculino. Es evidente que, con cualquier disminución de la sangre
necesaria para irrigar normalmente los órganos y sistemas procreadores
en función de expulsar las toxinas menstruales, la nicotina, al contraer
los vasos sanguíneos, también reduce el éxito de esta operación benéfica
y aumenta el tóxico. carga en la circulación delicada.

Las estadísticas de su mundo prueban que muchas mujeres que fuman


envejecen más rápido que aquellas que no fuman, ya que la constricción
de la sangre causada por la nicotina les quita gradualmente el color
rosado de su piel, debido a la disminución circulatoria en la superficie
de sus mejillas. Las arrugas entonces aparecen antes, porque al
reducirse la cantidad de sangre necesaria para irrigar la piel y eliminar
sus impurezas, los residuos nocivos y grasosos permanecen más tiempo
y luego se forman petrificaciones subcutáneas, que luego se manifiestan
en forma de manchas, arrugas, puntos negros. y pecas Después de eso,
de nada sirve que una mujer se defienda heroicamente detrás de los
botes de cremas, tinturas, o a través de los químicos que le proveen los
modernos salones de belleza, pues el artificio ya no les impide
mostrarse como viejas precoces y, además, ¡con dedos y dientes
manchados de nicotina! Ninguna crema o ungüento milagroso podrá
suplir esta carencia provocada por la inanición circulatoria y
característica de la nicotina, cuyo tóxico, a su vez, aún actúa sobre el
delicado sistema glandular, interfiriendo con la armonía de la función
ovario-tiroidea y pudiendo incluso perturbar tu temperamento El uso
del tabaco influye paulatinamente en la descendencia femenina y, si la
mujer persiste en mantener una adicción tan perniciosa para su delicada
constitución, es seguro que, pronto, los buenos genetistas reconocerán
los efectos nocivos y el estigma nocivo de la nicotina en el cuerpo de la
mujer. metabolismo sensible.

PREGUNTA: - Hemos escuchado que el hecho de que una mujer fume


también puede influir en la procreación de los hijos. ¿No es esta una
opinión absurda?

RAMATIS: — Las mujeres que fuman en exceso tienden a tener menos


hijos, y algunas llegan prematuramente a la esterilidad; las que fuman
durante el embarazo son más propensas a las náuseas, los vómitos, la
salivación, las crisis nerviosas, los trastornos digestivos y la filtración
hepatorrenal reducida, ya que la nicotina contrae el calibre de las células
cónicas del hígado y los riñones. En algunos casos, el aborto provocado
por inanición circulatoria es viable, cuando la nicotina restringe
demasiado el crecimiento del feto al contraer los vasos sanguíneos, y
también acentúa el peligro de colapso nervioso de la parturienta. La
producción de leche materna también se ve perturbada, ya que algunos
de los venenos contenidos en el tabaco destruyen o atrofian gran parte
de los gérmenes de ácido láctico, mientras que el óxido de carbono, que
se absorbe en la inhalación del tabaco, inflama la tráquea y reduce los
alvéolos bronquiales. , causando la tradicional disnea de muchas
mujeres embarazadas.

Es evidente que muchas mujeres campesinas fuman desde jóvenes, sin


tener que enfrentar ninguna dificultad en su prodigalidad de embarazos
, ya que superan a muchas mujeres que viven en las ciudades y están
protegidas por los más modernos tratamientos obstétricos. Pero es que
casi toda la vida animal, sencilla y libre, en los campos, lejos de las
opresiones nerviosas de las ciudades, favorece la reserva de mejores
defensas orgánicas y neutraliza con éxito los peligros derivados del
tabaco, en los embarazos. Sin embargo, la niña que crece en el tumulto
de las ciudades sumergida en el seno de los desechos impuros,
acostumbrada a la alimentación artificial, tóxica y errónea, sin disfrutar
del oxígeno puro y reparador de los prados y bosques vitalizantes, si se
vuelve adicta al tabaco, siempre será víctima de su imprudencia, ya que
su organismo ya está bastante debilitado en sus defensas naturales.
No pretendemos reprochar a las mujeres su debilidad para fumar, pero
consideramos que la figura femenina es la delicada convergencia de la
poesía divina modelada en forma humana. Su delicado porte nunca debe
ser humillado por la triste burla de los detestables vicios propios de la
imprudencia masculina, como el tabaco, el alcohol o la gula. Sólo puede
haber algo más tierno y valioso en la vida humana si la mujer se
convierte en esperanza y símbolo de alta inspiración espiritual de la
propia organización humana.

La mujer moderna que se entrega cada vez más a la adicción al cigarro


y la bebida se vuelve grotesca y ridícula porque, imitando los vicios del
hombre sin poseer su fuerza original, solo se luce en una desafortunada
masculinización, que poco a poco destruye su encanto milenario. Y así
se nivela no a los mismos derechos masculinos a los que busca hacer
justicia en la comunidad humana, sino a la lista de vicios perniciosos
preferidos por hombres negligentes y aún desinteresados de su propia
fortuna espiritual. Aunque es mujer, no evitará sufrir en el Más Allá de
la Tumba los terribles efectos de la nicotina-astral que circula por su
periespíritu, obedeciendo fielmente la ley de que “la siembra es libre,
pero la cosecha es obligatoria”.

Para muchas mujeres que fuman profusamente, será muy triste, en el


futuro, que, como resultado de su negligencia espiritual, también se
conviertan en exóticas “cigarreras vivientes” para otras desdichadas
torturadas y vencidas por el deseo de la misma adicción. al tabaco en el
Más Allá de la Tumba. Como el sexo es sólo un signo saliente en el
mundo físico, el alma siempre reside en la intimidad del cuerpo
masculino o femenino, cosechando de acuerdo con su siembra y
conectándose a los campos de la vida más allá, de acuerdo con su propia
afinidad espiritual con el universo, el Bien y hacia el Mal; al digno o al
vicio.
3. La adicción al alcohol y sus consecuencias

PREGUNTA: - ¿En el concepto de los habitantes de vuestra esfera


espiritual, el alcohol es considerado también como uno de los grandes
males de la Tierra?

RAMATIS: — En nuestro ámbito espiritual no consideramos la


industria del alcohol como un daño, sino como un beneficio innegable
para el ser humano. Vuestro mundo le debe muchos favores al alcohol,
ya que es un elemento muy útil. Se utiliza para fabricar jarabes, pinturas
y desinfectantes; mueve motores, enciende estufas, ilumina
habitaciones, higieniza manos, desinfecta jeringas hipodérmicas y
hematomas infectados; limpia muebles y ropa, quita manchas y limpia
objetos, destruye gérmenes peligrosos y enriquece los recursos
químicos del mundo.

Usado con moderación en medicamentos, estimula el sistema cardíaco,


ayuda a la filtración del hígado y destapa las venas atacadas por la grasa,
en hombres de edad avanzada. Su abuso en su ingestión es lo que
merece censura, pues denigra, deprime y mata, aunque con ella se
fabrican las más variadas bebidas que se presentan con pomposas
publicidades.

El alcohólico, ya sea el que se emborracha con whisky caro o el que se


rinde a la pobre cachaça, no es más que una “jarra viviente”, a través de
la cual muchos espíritus desencarnados y adictos se esfuerzan por beber
“etéricamente” y aliviar su ardiente sed de alcohol. . Muchas veces el
hombre se rebela contra las vicisitudes de la vida humana y por eso se
entrega a la embriaguez constante, pero no sabe que astutas entidades,
desde las sombras, lo siguen incesantemente, alimentando la esperanza
de convertirlo en su recipiente viviente o en su tentáculo absorbente en
el mundo carnal.

PREGUNTA: — Quiere decir eso que todos los borrachos


desencarnados viven en busca de “jarros vivientes” en la Tierra, para
satisfacer su adicción; ¿no es así?
RAMATIS: — Son pocos los encarnados que saben del terrible peligro
que se esconde detrás de la adicción al alcohol, pues la embriaguez es
siempre una de las situaciones más atacadas por los espíritus adictos
que buscan el ansiado “puente viviente” para satisfacer sus anhelos en
el mundo. de la cuestión. Los espíritus desencarnados y aún esclavos de
las pasiones y vicios de la carne —por falta de cuerpo físico— son presa
de una terrible angustia ante el deseo de ingerir el alcohol con el que
eran salvajemente adictos en el mundo físico. ¡Debido a la fácil
excitabilidad natural del cuerpo astral, este deseo se multiplica por cien,
en forma de una angustia insoportable y desesperada, como les sucede
a los morfinómanos, que sólo se calman con morfina! Es deseo furioso,
aplastante, sádico; ¡la víctima alucina, experimentando las visiones más
aterradoras y aniquiladoras! Y cuando eso les sucede a los espíritus
inescrupulosos, son capaces de toda infamia y suciedad contra los
encarnados, para mitigar la sed de alcohol, asemejándose a los más
desesperados esclavos de la adicción a los estupefacientes.

Los neófitos sin cuerpo físico, que aterrizan en el Más Allá ardiendo
bajo el deseo alcohólico, pronto aprenden de los veteranos
desencarnados cuál es la mejor manera de mitigar parcialmente la sed
alcohólica. Como ya hemos dicho varias veces, después de
desencarnadas, las almas buscan y sintonizan, atraídas por los mismos
vicios, ideas, sentimientos, hábitos e intenciones. Como resultado de
esta ley, las personas encarnadas que se vuelven adictas a las bebidas
alcohólicas son acompañadas también por espíritus desencarnados de
alcohólicos, aún esclavos del mismo vicio degradante, que hacen de
todo para convertir a sus víctimas en “tazas vivientes”, para satisfacer
sus deseos.

Por lo general, los desdichados alcohólicos, dejando sus cuerpos


hervidos por el alcohol en zanjas, en catres de hospital o incluso en ricas
camas, aquí despiertan enloquecidos por el deseo desesperado de saciar
su adicción. Cuando se enfrentan a la realidad de la supervivencia en el
Más Allá de la Tumba y entienden que la vida espiritual superior
requiere la liberación de la adicción degradante, se desesperan y se
niegan a abandonar su deseo pervertido. Sólo un pequeño número de
ellos se entrega sumiso a la terapia de purificación del sufrimiento y
logra resistir el deseo morboso, para lograr la mayor eliminación posible
del eterismo tóxico remanente, del alcohol, para luego recibir la ayuda
de benefactores y ser ayudados a superar el fase más crucial después de
su desencarnación. Ciertas almas valerosas y decididas, después de
desvincularse por completo de los deseos del alcohol, se entregan
ardientemente al servicio de ayudar a los alcohólicos, junto a la Corteza,
no sólo influyéndolos para que abandonen la adicción, sino cooperando
en los ambientes espirituales y con los instituciones religiosas ,
empujando allí a los alcohólicos enfermos y dolientes, a fin de
inspirarles la pronta liberación del dominio del terrible adversario.

Esta es la razón por la que algunos médiums clarividentes encuentran,


sorprendidos, que, mientras algunos espíritus de ex-borrachos cooperan
en su trabajo mediúmnico, otros todavía rebeldes e inconformes
prefieren envilecerse aún más en la execrable tarea de preparar “jarros
vivientes” que , en realidad, la superficie de la Tierra, operan
servilmente para satisfacer sus deseos.

PREGUNTA: - Cuando los espíritus nos dicen que la muerte del cuerpo
físico no extingue la voluntad de ingerir alcohol, nos confundimos
porque, si el cuerpo es físico, todo lleva a creer que el sepulcro terrenal
sella la frontera definitiva de las sensaciones físicas ! ¿Estamos
equivocados en nuestro razonamiento?

RAMATIS: — La desencarnación no destruye los deseos, pues éstos


son psíquicos y no físicos. Después de la muerte corporal, cuando el
alma se ve impedida de la satisfacción alcohólica, es precisamente
cuando su deseo se intensifica aún más y la idea de la imposibilidad de
saciar la adicción le produce una desesperación atroz.

Desde hace mucho tiempo, la tradición oculta les ha enseñado que el


cuerpo astral, como uno de los vehículos que componen el periespíritu,
es realmente el "cuerpo de los deseos", en el que se basa el deseo del
espíritu y todos los residuos producidos por su actividad se conservan
la emotividad y las pasiones experimentadas en los últimos milenios.
Es a través de este cuerpo astral muy sutil, constituido por toda la
esencia psíquica emocional desde su origen planetario, que se
manifiesta realmente el deseo del espíritu. En este contexto tan
delicado, actúan, gritan y dominan todos los ecos y estímulos de las
pasiones, deseos y adicciones que han vibrado en el alma a través de
sus anteriores encarnaciones físicas. Y es por eso que la sola perspectiva
de no poder saciar la angustiosa sed del alcohol, traído de la Tierra, deja
a estos desdichados alcohólicos ciegos y enloquecidos bajo los ataques
más desgarradores. Se rompen los grilletes de cualquier convención o
deber afectivo, llevándolos a practicar las más viles depravaciones para
obtener alcohol.

Quienes ya han presenciado los ataques etílicos de los alcohólicos y han


sido afligidos por sus delirios alucinatorios, sin duda, no han observado
el veinte por ciento de lo que les sucede a estos desdichados
desesperados por la adicción, cuando son lanzados brutalmente al
mundo astral! Además, entidades de la sombra tratan de ayudar a los
adictos que acaban de llegar al espacio, enseñándoles a tener paciencia
y a buscar en la corteza terrestre su “medio electivo”, para convertirla
en una dócil “taza viviente” que, en el forma de canal, mitigará su
ardiente sed de alcohol en el mundo material.

PREGUNTA: — ¿Cuál es la idea más clara que nos podemos formar de


ese desgraciado al que llamáis “jarro viviente”?

RAMATIS: — Designo como “jarro viviente” a la criatura que se deja


dominar completamente por la adicción al alcohol, debilitándose en su
sentido de dominio psicológico y espiritual. Cuando eso sucede, los
adictos del Más Allá, que están en sintonía con su constitución psíquica,
la vigilan y actúan incesantemente sobre ella para lograr colocarla bajo
la frecuencia vibratoria con la que operan en común, para subvertirla
por completo. voluntad y el carácter. Según la ley de la afinidad
espiritual, es necesario que el candidato a la función de "taza viviente"
vibre en el mismo rango vibratorio del malhechor desencarnado, pues
sólo así podrá actuar con éxito e interceptar cualquier inspiración
superior que puede ser enviado a su víctima para deshacerse de la
adicción. Tan pronto como el obsesor logra el control total sobre el
borracho encarnado, trata de rodearlo de cuidados y protegerlo contra
otras entidades desencarnadas que también podrían utilizarlo como una
“jarra viviente”.
El alcohol ingerido por el alcohólico terrestre, después de llegar a su
estómago, se volatiliza en una operación progresiva, hasta alcanzar su
forma etéreo-astral, momento en el cual los espíritus adictos pueden
entonces aspirarlo a través del aura del desafortunado bebedor. Es una
especie de operación de vampirismo repulsivo que, para satisfacer
parcialmente al desencarnado, agota la vitalidad de la víctima. ¡ A veces
varias entidades adictas se reúnen sobre el aura de un mismo borracho,
constituyendo una grotesca y degradante escena de chupar alcohol! Son
irascibles e irritables cuando sus pacientes no atienden a su satisfacción,
dejando de beber la cantidad deseada para su completa satisfacción
morbosa. Trabajan furiosamente para que el desgraciado aumente su
dosis de alcohol, pues representa al transformador que debe saturarse
cada vez más para cumplir con la repulsiva tarea de dar de beber a los
adictos del Más Allá.

De ahí la razón por la que muchos alcohólicos insisten en que una fuerza
oculta les obliga a beber más y más, hasta que caen al suelo
inconscientes. Saturados entonces de alcohol, como miserables
andrajos humanos exudando los vapores repelentes de la embriaguez
total, pasan el resto de sus existencias transformados en víctimas de sus
obsesores, que astutamente se esconden en las sombras del Más Allá de
la Tumba.

PREGUNTA: — ¿Todas las criaturas que consumen bebidas


alcohólicas son extensiones de los espíritus adictos, del Más Allá?

RAMATIS: - ¡Ay! ¡No! Es necesario evitar interpretaciones extremistas


en nuestras comunicaciones, pues sólo la pérdida total de la voluntad y
el desorden moral son los candidatos a la condición de “tazas vivientes”
de malhechores desencarnados. Nuestras advertencias sobre el peligro
de que la criatura se convierta en una “jarra viviente” se dirigen
particularmente a aquellos que están expuestos a ello por su vigilancia
espiritual y que se entregan dócil y completamente a la adicción al
alcohol. Si no fuera así, vuestra humanidad sería un rebaño
completamente esclavizado por obsesores radicados en el astral
inferior, pues es muy raro encontrar una criatura humana que no tenga
un vicio, una válvula o una pasión capaz de hacerlo vibrar.
peligrosamente con un adicto ¡Desde el más allá! En otras palabras: la
desastrosa condición de “taza viviente”, en la que el encarnado pierde
el control de su dirección espiritual y se convierte en una extensión
lasciva del pervertido desencarnado, sólo se materializa cuando existe
un excesivo desorden físico o moral, resultante de la alimentación. de
adicción al alcohol.

El hombre digno, aunque consuma bebidas alcohólicas -naturalmente


con moderación- está, por supuesto, automáticamente protegido por su
propia condición espiritual superior, que predomina sobre su naturaleza
animal. Si continúa sirviendo a los demás y cumpliendo honradamente
con sus deberes de padre, hijo, hermano, esposo o ciudadano útil de la
comunidad, es seguro que es inmune a las perniciosas intervenciones de
los espíritus adictos de las Tinieblas. En modo alguno el aperitivo
reglado (o la fiesta sin exageraciones alcohólicas, que se desarrolla en
la intimidad amistosa del hogar o en las reuniones fraternas) puede
servir de atracción para los espíritus delincuentes, que siempre son
repelidos por la fuerza inmunitaria. de fluidos sublimes. El peligro de
la infiltración astral inferior comienza precisamente cuando la ingesta
excesiva de alcohol comienza a perturbar el control de la conciencia
espiritual, favoreciendo el surgimiento del bagaje milenario del instinto
animal en el individuo, que lucha entonces por tomar el mando
exclusivo del cuerpo carnal. En esa ocasión, los guías espirituales
comienzan a perder el control sobre sus imprudentes pupilos quienes,
por su propia voluntad, comienzan entonces a vibrar en sintonía con la
peligrosa frecuencia vibratoria de los oscuros desencarnados. Aunque
después de los excesos alcohólicos, las criaturas reestablecen el control
perdido momentáneamente bajo la acción del alcohol, son objeto de
constantes visitas de adictos del Más Allá, quienes aún los buscan por
mucho tiempo, esperando nuevas libaciones iguales a las que
participaron en el primeras veces.

Incluso los hombres dignos y educados deben ser extremadamente


cuidadosos y vigilantes cuando participan en ágapes donde el
tradicional aperitivo o la copa de champán pueden llevarlos a la funesta
función de "tazas vivientes" si no huyen del exceso de libaciones que
poco a poco poco puede llevarlos a sintonizar con las bandas magnéticas
de los malhechores de Más Allá de la Tumba, que siempre están en
busca de sensaciones subvertidas, de la carne.
PREGUNTA: — Suponiendo que un individuo, a pesar de ser muy
adicto al alcohol, es un alma excelente siempre entregada al bienestar
de los demás, ¿cuál será su situación después de ingresar al Más Allá
de la Tumba?

RAMATIS: — Después de abandonar el cuerpo en el sepulcro terrenal,


nadie escapa a sufrir el efecto de sus propios vicios o de sus pasiones
desenfrenadas, como tampoco escapa a la ley implacable de que “la
siembra es libre, pero la siega es obligatoria”. Sin embargo, los adictos
terrenales que desencarnan, pero que fueron criaturas muy buenas y
serviciales con los demás, merecen siempre una protección especial.
Muchos individuos adictos, pero de buenos sentimientos y buen
carácter fraterno, son acogidos al cruzar la tumba por grupos de
familiares y espíritus amigos que los protegen y evitan que sean
abandonados o caigan en las garras de malhechores desencarnados.
Pero, ante la implacable justicia de la Ley, el alma adicta siempre tendrá
que vaciar de su propio periespíritu la terrible carga atroz de los venenos
incrustados en ella por el excesivo eterismo alcohólico, así como tendrá
que sufrir la terrible deseo de la bebida, despertando en el Más Allá
como si emergiera de la más profunda embriaguez terrenal.

PREGUNTA: — ¿Cuáles son los ambientes en los que más pululan


estos opresores en busca de "tazas vivientes" en el mundo terrenal?

RAMATIS: — La pregunta casi ya contiene la respuesta, como bien


sabes que los burdeles, casas de juego, clubes nocturnos, tabernas y
otros lugares donde se abusa del alcohol son los ambientes donde pulula
la gente revoltosa de Más Allá de la Tumba. . Se amontonan alrededor
de sus víctimas y las alientan a todo tipo de borracheras libertinas. Casi
siempre, el porcentaje de espíritus adictos que merodean y espolean a
los imprudentes que abusan del alcohol es muy superior al de los que se
rinden a otras espuelas, y están formados por tipos sedientos, lascivos y
coléricos, cada vez más angustiados por la falta de cuerpo. .físico para
satisfacer su adicción. 1-ahí desde los miserables que en el mundo
terrenal fueron parias, o sin hogar, o que sucumbieron degradados por
la cachaça barata, hasta los afortunados que vivían alrededor de las ricas
mesas de lujosas mansiones y que amaban el whisky carísimo! No
importan al desencarnado las posesiones, cultura, jerarquía o privilegios
que haya disfrutado en el mundo carnal; ¡el alcoholismo es la infelicidad
que, después de la muerte del cuerpo, iguala y une a los miserables con
los millonarios! Se acercan, victimizados por un mismo deseo y
necesidad, para formar bandas o falanges desesperadas que, unidas por
los mismos intereses, se apoyan mutuamente en busca de pervertidas
satisfacciones.

Mientras alrededor de las ruidosas mesas de ambientes adictos,


profusamente adornadas con las más exóticas mezclas alcohólicas, los
encarnados sueltan chistes inoportunos, comentan casos escabrosos y
se divierten con anécdotas indecentes, rostros deformes, labios
babeantes y rostros congestionados de espíritus desdichados que más
parecen pájaros monstruosos y córvidos, que revolotean sobre los
recipientes y succionan los vapores etílicos, moviéndose ágiles en el
seno de la espesa niebla que exudan las auras de los terrestres
alcohólicos.

Ciertos vicios deforman y estigmatizan terriblemente la figura humana,


y por eso, cuando los encontráis luego en el Más Allá de la Tumba, os
es muy difícil reconocer entre ellos a algunos que en la Tierra
recorrieron las calles de las ciudades recostados en lujosos vehículos o
vistiendo ropa muy costosa, haciendo alarde del grueso cigarro entre
dedos carnosos adornados por espléndidos ancianos! Víctimas de la ira
alcohólica, después de ser desencarnados, causan asombro y horror a
sus propios familiares más cercanos, ¡quienes quedan desconsolados al
encontrarlos transformados en vampiros sedientos de alcohol! Esto
sucede porque todo deseo incontrolable subvertido por la degradación
viciosa corrompe las líneas estéticas del periespíritu, ya que la
degradación psíquica tiende a procesar el retorno de la figura humana a
las formas bestiales de los animales inferiores, que en otros lugares ya
estaban habitados por el alma, en su forma primaria. evolución.,
dependiendo de los contornos de la intensidad de la adicción
alimentada. Entonces el espíritu exhuma a la superficie de su fisonomía
la antigua plasticidad de la animalidad ancestral, que sirvió para
constituir el fundamento de su configuración humana.

Y como la acción nociva del alcohol no respeta la posición social,


intelectual o económica de la criatura, sino que daña insidiosamente
cualquier organismo, las deformidades teratológicas producidas por el
agente etílico estigmatizan tanto al borracho degradado por la cachaza
barata como al que constantemente se emborracha con la bebida más
cara del orbe.

PREGUNTA: — Los espíritus adictos que buscan dominar a los


encarnados también adictos, ¿consiguen sus fines sólo entre aquellos
que frecuentan ambientes corruptos, o pueden intervenir también en su
vida privada, incluso a distancia de los lugares de adicción?

RAMATIS: — No olvides que “los semejantes atraen a los semejantes”,


y por eso el imprudente que atrae amistades tan peligrosas como las de
los espíritus adictos, tendrá que movilizar después los más ingentes
esfuerzos para librarse de ellas. Sabes muy bien que tanto las aves como
las serpientes pueden acostumbrarse a tu presencia, haciendo todo lo
posible por quedarse contigo, siempre y cuando las trates como a ellas
les gusta que las traten. De la misma manera, si te entregas
constantemente al abuso de las libaciones alcohólicas, dejándote
vampirizar por almas adictas al alcohol, es obvio que harán todo lo
posible por llevarte a la práctica de la adicción en cualquier lugar donde
puedas alimentarla. . Después de obtener cierto control sobre las
criaturas inclinadas al alcohol, es muy poco probable que tales espíritus
acepten perder su "jarra viviente" y los acompañen a todas partes, para
que puedan comprender mejor sus matices psicológicos y emocionales.
Luego experimentan a sus víctimas en todas sus vulnerabilidades;
provocan fricciones familiares y profundos disgustos, para luego
despertar reacciones emocionales que muchas veces llevan a sus
víctimas a una mayor ingesta de bebidas alcohólicas. Y cuando estas
desdichadas víctimas se hacen amigas en veladas festivas entre grandes
libaciones alcohólicas, los alcohólicos del Más Allá intensifican su
repelente vampirismo, actuando entonces hipnóticamente sobre sus
víctimas para que busquen siempre ambientes pecaminosos.

De ahí el gran peligro para los encarnados que comienzan a frecuentar


“bailes”, cabarets, discotecas y otros ambientes de adicción que, aunque
disfrazados bajo la etiqueta de entretenimiento inocente, son lugares
donde los vampiros alcohólicos —como cuenta la leyenda de los
demonios tentadores— permanecen. observando todos los pasos,
intenciones y pensamientos de sus víctimas. Los acechan a distancia de
sus casas, los siguen hasta sus trabajos y los esperan hasta a la salida de
los templos, donde les impiden entrar debido a los límites vibratorios
de los pensamientos dignos.

PREGUNTA: ¿Y cómo logran molestar a sus víctimas cuando están


protegidos por la atmósfera de sus hogares regulados?

RAMATIS: — Hacen todo lo posible para que estas criaturas sufran


todo tipo de irritaciones, ya sea durante el trabajo o durante el trayecto
del trabajo al hogar, buscando así inducirlas a provocar conflictos en la
familia. Invitan a la crítica, la censura y las discordias en los lugares de
trabajo, en los vehículos de transporte, en los escenarios deportivos o
de entretenimiento, e incluso provocan desacuerdos inesperados incluso
entre los afectos más sinceros. No satisfechos con eso, pretenden poner
en manos de sus víctimas la revista obscena, el panfleto irascible y
venenoso, el periódico escandaloso que despierta en la criatura una
íntima revuelta contra todo, atribuyendo los hechos más rutinarios del
mundo a la culpa ajena. explotaciones e intenciones deshonestas.

De ahí que muchos padres, hijos, cónyuges y hermanos, al comer, se


queden con el ceño fruncido en la mesa, irritados e impacientes, dando
lugar a discusiones por cualquier motivo frívolo, incluso porque quienes
todavía confían en la terapia de la oración colectiva para calmar los
nervios de los que llegan de la calle con el ánimo sobreexcitado. En
general, las familias terrenales están separadas en su intimidad
espiritual; los cónyuges suelen mantener una familiaridad artificial el
uno con el otro, intercambiando sonrisas hipócritas o convencionales,
para satisfacción de la sociedad.

En realidad, la mayoría de los hogares terrenales no son más que


posadas melancólicas para alimentar y recoger cuerpos cansados,
mientras que las almas viven casi siempre lejos unas de otras. Y la
mirada feroz y habitual del cabeza de familia, que viene a desahogarse
en casa de los males de su carácter y de sus propios desórdenes; son las
escenas de celos animalizados, encendiendo fuegos de ira y brutalidad
que degeneran en dramas o tragedias irreparables; es el hijo privilegiado
que transforma su costoso automóvil en un vínculo entre el hogar y el
burdel; es la chica caprichosa, ruda en casa pero afable y sofisticada en
el entorno social; es la esposa que sólo piensa en el “baño”,
preparándose para lucirse en los bailes de té, cargada de chucherías; es
el más joven exigente y autoritario, transformado, por negligencia o
incomprensión de sus padres, en un dictador dentro del hogar; son las
escenas deprimentes las que convierten la mesa del comedor doméstico
en escenario de desencuentros, dando lugar a un ambiente de guerra en
un encuentro que, por todos los motivos, debe ser de bendición y de
paz!

Y debido a estas escenas y hechos dolorosos, se multiplica el número


de los que comienzan a cultivar amistades reprochables, por no
comprender la grandeza moral y espiritual del significado exacto de la
familia. La mayoría de los componentes de la familia terrena,
desinteresados del problema del individuo como espíritu eterno,
convierten los hogares en arena de luchas y discordias, perdiendo la
feliz oportunidad -que sería bendita- de utilizarlos para la reconciliación
y la unión bajo la égida de la fraternidad espiritual.

Cuántas veces uno u otro miembro de la familia se levanta furioso de la


mesa, todavía con los labios húmedos por la comida que comieron
neuróticamente, a la hora sagrada de la comida, para luego desaparecer
hacia la calle, sublevados contra la estupidez del hogar y de los
miembros de tu familia! ¿Y qué pasa entonces? Al cruzar la puerta,
grupos de obsesores lo persiguen, con animadas demostraciones de
júbilo, celebrando el éxito alcanzado, asemejándose a una bandada de
pájaros ominosos que vuelan alrededor del imprudente, quien flaquea
sus defensas por la irascibilidad con la que dejó a los suyos. habitacion
casa! Los malhechores de las sombras sugieren, entonces, olvidarse de
todo bebiendo; lo guían al encuentro de otra criatura que ha sido
decepcionada de la vida y de su familia; las quejas se intercambian entre
los dos, y las quejas son recíprocas. Y ya no falta mucho para el
desahogo del alcohol deprimente. ¡Aquí está la meta de los alcohólicos
de las sombras lograda!

PREGUNTA: - Hemos oído que hombres de talento y de encomiable


capacidad creadora se han dejado degradar completamente por el
alcoholismo. ¿Cómo se explica esto?
RAMATIS: — Comúnmente, esta degradación es causada por una
tragedia íntima, una ingratitud humana, un problema emocional
insoluble o, luego, las sucesivas incomprensiones dentro del hogar. Esto
sucede cuando el hombre tiene un carácter débil, sin voluntad propia,
convirtiéndose así en el eslabón inicial de la cadena esclavizante, el
alcohol. A ello contribuyen mucho los folletines, los libros vulgares, la
poesía melodramática, los teatros y las películas tontas que a veces
inmortalizan en poemas épicos o canciones exageradas la tragedia
vulgar de algunos de estos bohemios o genios degradados por la
borrachera. A menudo, se intenta basar la caída de los borrachos en
motivos de alta emoción espiritual, sublimándolos bajo un elevado
sentido del arte, la poesía o la dicha bohemia.

Sin embargo, la escena más común es la del borracho —ya sea


analfabeto o intelectual— que golpea a su mujer, atormenta a sus hijos
o promueve un ambiente morboso y hostil en su hogar, convirtiéndose
en autor de los más execrables cuadros o melodramas, que por mucho
que estaría mejor en sintonía con las travesuras de un circo de caballos.
Mientras tanto, la heroica esposa se inclina sobre la tina de lavar o se
humilla limpiando mansiones ajenas, haciendo todo lo posible para
sostener, vestir y educar a su hambriento retoño.

Bajo la visión justiciera del Creador, quien realmente vive el poema


glorioso sigue siendo esta esposa infeliz, la heroína que a menudo
también sostiene a la pareja de ancianos y todavía mantiene al bohemio
e incorregible hijo borracho que, indiferente a la responsabilidad de la
vida humana, vampiriza sin piedad. los que le ayudan.

Los poemas, dramas y películas sobre la epopeya ebria serían mucho


más interesantes y útiles si revelaran la dantesca realidad de la vida de
los “jarros vivientes”, los bohemios nocturnos y los borrachos
incorregibles.

Por todo esto, no vemos por qué excusar la borrachera o la bohemia a


base de cachaça o whisky, incluso tratándose de un borracho inteligente,
capaz de producir las más loables filigranas sonoras y poéticas sentado
en las ruidosas mesas de cantinas o bares terrenales. .
PREGUNTA: — ¿El filósofo, el poeta o el artista, que producen páginas
u obras geniales estando borrachos, son también dignos de las mismas
censuras? ¡Nuestra historia exalta mucho a muchos de nuestros poetas
y artistas que, aunque nocturnos y bebedores, dejaron brillantes huellas
de su paso por el mundo terrenal!

RAMATIS: — Bajo el criterio espiritual, cambia por completo la


interpretación de los valores catalogados en el mundo terrenal, pues ante
los designios de la vida del inmortal sólo tienen valor inatacable las
virtudes, como la bondad, la fraternidad, la honestidad, la renuncia. y
pureza psíquica. Hombres sumamente inteligentes, pero bastante
dominados por los vicios o la inmoralidad -aunque la ética del mundo
los clasifique en la esfera de los bohemios ilustres y los genios poéticos-
no dejan por ello de ser espíritus defectuosos. Muchas veces no son más
que "tazas vivientes" exudando libaciones alcohólicas, que son
utilizadas por otros ex-bohemios terrenales, también inteligentes, ya
desencarnados. Si volteas la mirada a lo que les sucede a los bohemios
terrenales, verás que la mayoría de ellos tiende a dejar a sus familias o
pasan a vivir horas muertas, pesando como un lastre inútil en la
economía de los pueblos. ¡Algunos abandonan a la antigua compañera
que les sirvió durante largos años de vicisitudes o humillaciones, para
conectarse con la mujer voluble, eligiéndola como la “gran inspiración”
poética de sus geniales obras!

Aunque esto resulte extraño, es alrededor de mesas bohemias y entre


libaciones alcohólicas que, paradójicamente, estos literatos despiertan
su genio creador o su vena poética, pues su inteligencia sólo se calienta
bajo la acción corrosiva del alcohol. Y, al ponerse en contacto con las
criaturas adictas de la Corteza o del Más Allá, estas subvierten sus
laboriosas intenciones, mientras sus esposas e hijos se agotan para
sostener el empobrecido hogar.

¡Qué valiosa enseñanza pueden legar al mundo los poetas, los filósofos
y los artistas cuando, para donar algunas obras brillantes a la
humanidad, comienzan precisamente por escribir el cobarde drama del
abandono de sus familias! ¡Qué gloria se le puede atribuir a quien bebe
decenas de litros de alcohol, en la bohemia más irresponsable, cuando
aún no se revela capaz de conseguir un litro de leche para sus hijos!
¡Cuáles son las prestezas, rimas, conceptos, pensamientos y gracias
literarias de aquellos que, cantando la epopeya de la vida humana,
incapaces de sostener la alegría de su propia casa valen para el mundo,
sedientos de guiones espirituales!

PREGUNTA: — Esos hombres de genio insólito, pero bohemios y


borrachos, ¿sufren también, al desencarnar, las mismas consecuencias
a que son sometidas otras víctimas de la embriaguez, pero carentes de
cultura o talento?

RAMATIS: — Ya os hemos dicho que los adictos que pasan por el


mundo, aunque produzcan beneficios y estén por tanto protegidos
contra los malos espíritus, no se libran, por tanto, de los males
producidos en el delicado tejido del periespíritu, en consecuencia de la
ingestión de sustancias tóxicas.

Los verdaderos sabios no obran contra sí mismos, ni se dejan dominar


por los vicios que deprimen al ser humano. ¡En verdad, la diferencia
entre la “inteligencia” provisional del mundo material y la “sabiduría”
definitiva del espíritu, que es eterna, es todavía muy grande! La
inteligencia provisional es el talento intelectivo establecido en las
configuraciones y experimentos del mundo transitorio de la materia; la
sabiduría última es la conquista inmortal del espíritu; es vuestra
memoria milenaria, existente desde el origen de vuestra conciencia y
que se proyecta en la vida física. Sabio, pues, en verdad, es aquel que
dirige eficientemente su vida en la materia, en lugar de ser sólo una
pieza movida por las circunstancias engañosas del mundo provisional
de la carne.

El problema de la felicidad espiritual es, por tanto, profundamente


íntimo e individual, porque, como dice el Evangelio, “cada uno recibirá
según sus obras”. Los bohemios alegres casi siempre se despiertan en
el Más Allá de la Tumba horrorizados y temerosos ante los panoramas
lúgubres y atroces que presencian después de la muerte corporal. Ante
la implacable realidad, toda la locuacidad, el sarcasmo y el lenguaje
epigramático del que se rodeaban en el mundo físico escapan,
convirtiéndose en el centro convergente de admiración y devoción de
un puñado de seguidores entusiastas, pero completamente ajenos a la
vida espiritual. Hay quienes se rebelan y agudizan su ironía bajo la
crítica morbosa a los bienes de la vida y del Creador, tomados a
despecho por su frustración intelectual, lo que puede llevarlos a
engrosar las filas de los ex borrachos desencarnados y a integrarse en la
multitud. de adictos que viven en busca de “tazas vivas” para la
continuidad alcohólica en el astral inferior. Pero también los hay que
recobran el sentido, bastante arrepentidos, cuando se reconocen como
infelices espantapájaros frustrados en su propia inteligencia, que les
parecía de gran seguridad en el mundo terrestre, pero que sólo brillaba
entre artificios incapaces de proporcionarles paz en el mundo espiritual.
A pesar de haber sido cultos en la experimentación humana, bastante
ágiles en el razonamiento y ricos en agudos epigramas, necesitan
apoyarse después de la “muerte” en la mano derecha que les tiende su
abandonada esposa, o incluso en el intelecto que, aunque tan
subestimado en la Tierra, lograron su equilibrio en el Más Allá.

PREGUNTA: — ¿Puedes explicar con más detalle lo que dijiste hace


un momento sobre el cuidado y protección que los obsesores le dan a
sus “tazas vivientes”?

RAMATIS: — Reviviendo la leyenda de que “el diablo siempre ayuda


a sus ahijados”, los obsesores envuelven sus “tazas vivientes” con todo
el cuidado y protección a su alcance. Dada la multiplicidad de
atenciones, experiencias y consultas —que a veces requieren algunos
años de trabajo— para que el encarnado se convierta en un vaso
alcohólico desprovisto de voluntad propia, sus “dueños” tratan de
preservarlo lo más posible de accidentes, conflictos, e incluso
enfermedades que pueden mantenerlo en cama y evitar que filtre las
bebidas alcohólicas deseadas. Entonces lo ayudan a cruzar puentes y
lugares peligrosos; guíalo a través de valles y caminos oscuros,
esforzándote por sostenerlo hasta en sus fuerzas vitales! De ahí las
sorpresas, muy comunes, cuando borrachos que parecen incapaces de
moverse encuentran el camino a casa y cruzan calles transitadas, entre
los vehículos más rápidos, sin que les pase nada. Y el pueblo, siempre
al acecho de ciertos hechos inexplicables, glosa este acontecimiento con
el adagio: “niño y joven, Dios mete la mano por debajo”... Pero la
verdad es que estos no son los protegidos por Dios, sino desafortunados.
esas “tazas vivientes” a las que los “dueños” desencarnados se orientan
cuidadosamente, para no perder tan admirables alambiques, que les
cuestan mucho tiempo de trabajo.

PREGUNTA: - ¿Pero cómo se explica que estos obsesores lleven a sus


desafortunados adictos a una extrema miseria moral y corporal,
embriagándolos de tal manera que pronto reducen su cuota normal de
vida? ¿No es esto una negación del extremo cuidado con el que tratan
de preservar la vida de sus alambiques vivos?

RAMATIS: — En la intimidad de la criatura humana luchan


incesantemente dos poderosas fuerzas: las energías creadoras del Bien
y las energías destructivas del Mal. La conciencia del hombre ha sido
escenario de luchas milenarias de estas dos fuerzas antagónicas, hasta
que el Bien triunfa definitivamente y comienza la ascesis del espíritu y
su consecuente liberación de las cadenas animales. Mientras las
energías del Bien reactivan la naturaleza espiritual, las destructoras del
Mal se debilitan, repelidas por la verdadera individualidad del ser, es
decir, es la entidad angélica.

Por eso, ciertas criaturas que vivían esclavas de los vicios más
deplorables, e incapaces de toda recuperación moral, se levantaban del
lodo cuando podían sentir la llamada espiritual o el grito de advertencia
de su propia conciencia superior, logrando reajustarse a su antiguo ser
humano. dignidad, inmunizándose así contra los viles ataques del Más
Allá. Muchas de estas regeneraciones han sido posibles bajo la
influencia del espiritismo y de las instituciones religiosas, a través de
las cuales muchos infelices “jarros vivientes”, luego de ser
adoctrinados, han logrado inmunizarse contra la acción de sus ocultos
dueños en el mundo invisible. Los obsesores saben esto; por tanto, así
como protegen a sus víctimas para mantenerlas en el repulsivo papel de
exóticos alambiques vivientes, también las mantienen en el más
completo desconocimiento de los peligros de la bebida alcohólica. Si
bien reconocen que así reducen la vida de sus vasos carnales en la
Corteza, impiden que las fuerzas del Bien intervengan en su conciencia
despierta y logran alejarlos de la degradación alcohólica. Trabajan,
pues, para que los desdichados alcohólicos no se queden demasiado
tiempo en posesión de su razón, para no prestar atención a la voz oculta
de su propia alma oa los adoctrinamientos religiosos.

Y así los obsesores se esfuerzan por mantener a sus obsesos alejados de


ambientes regulados y amigos que puedan influir en ellos contra el
alcoholismo, enfureciéndose cuando ciertas misiones religiosas o
miembros de credos espiritistas intentan regenerarlos. A veces llegan a
mediunizar sus propias “jarras vivientes”, lanzando sarcasmos, dichos
obscenos o causando alboroto en centros espiritistas, templos o lugares
donde criaturas bien intencionadas se reúnen para salvar adictos de todo
tipo. Vosotros sabéis lo difícil que es encaminar a uno de estos
alcohólicos a cualquier clase de trabajo espiritual con el fin de
regenerarlo, porque aun cuando desea ardientemente escapar de la
terrible fuerza que lo somete al alcohol, todo le sucede de tal manera
forma irritable y humillante que lo hace desistir de la empresa e incluso
odiar a quienes pretenden salvarlo del oscuro destino.

PREGUNTA: — Y, cuando el alcohólico llega al final de su vida


degradante, ¿no hacen algo sus obsesores para evitar su muerte y el
consiguiente daño causado por la pérdida de su vaso carnal?

RAMATIS: — Estos espíritus malignos saben muy bien cuando sus


“tazas vivientes” llegan irremediablemente a su meta final; luego los
abandonan a su terrible destino, actuando como el cangaceiro que
abandona al animal que quedó lisiado en el camino para servirlo en su
huida desesperada. Como no hay sentimientos de nobleza en estos
desencarnados, sin escrúpulos y ferozmente entregados a la egoísta
satisfacción de sus degradantes vicios, poco les importa abandonar en
la agonía a quienes les sirvieron como viciosos ágape. El delirio
alcohólico, la toxicosis alcohólica completa y la postración de los
alcohólicos “in extremis” les obligan a abandonar el alcohol o, al
menos, a ingerir sólo algunas dosis, y esto no conviene al obsesor, ya
que el obsesionado se torna deficiente en la quietud. .para saciar el
deseo obsesivo de los sedientos del astral inferior. Flaco, fuera de
control y enfermizo, el desafortunado "jarro viviente" ahora es solo una
sombra humana evitada deliberadamente por las criaturas gobernadas.
PREGUNTA: --Dado que los obsesores siempre logran mejor sus
objetivos actuando sobre individuos que vibran en simpatía con sus
gratificaciones viciosas, ¿qué tipos humanos encuentran más adecuados
para lograr sus intenciones?

RAMATIS: — Alcanzan sus fines más fácilmente cuando se encuentran


con criaturas que, además de tener un acentuado gusto por los
alcohólicos, todavía son reacios a cualquier disciplina evangélica. Estos
son los que más fácilmente se someten a los obsesores, porque viven
emocionalmente entregados a sus pasiones, conteniendo apenas
complejos freudianos y represiones, que se transforman en energías
peligrosas que pronto afloran bajo invitaciones pecaminosas .

Decimos “complejos freudianos y represiones”, porque es bajo esta


designación que muchos de ustedes conocen los efectos de las
condiciones kármicas de la humanidad terrenal. Aquí, los ciegos
transitan por las calles de la ciudad disfrutando de la desgracia de las
sombras del mal uso que en el pasado hicieron de su perfecta visión;
allí, enajenados e imbéciles moviéndose amargando el daño que
causaron en otros lugares en posesión de la razón normal; ¡allí, los
lisiados levantan los muñones de los brazos en el doloroso mensaje de
haber subvertido la función digna de las manos! No están curados de
sus dolencias y villanías del pasado, pero ya están disciplinados bajo la
imposición benéfica del Karma rectificador.

Si Freud, al examinar el “sótano de las inferioridades” del ser humano,


hubiera sido más exigente y hubiera ido más allá de la cuna del
nacimiento físico, es seguro que no tardaría en catalogar una nueva
cosecha de represiones y complejos pre-reencarnatorios, oculta
peligrosamente e impedida de ser revelada manifiesta ante la fuerza
disciplinaria de la Ley del Karma.

¡Cuántos mendigos y locos populares en vuestras ciudades viven


todavía en el fondo de sus almas el esplendor de los palacios
aristocráticos y oyen el eco de una inteligencia de la que en otro tiempo
abusaron para su exclusivo beneficio! Doblados bajo el peso de las
vicisitudes y humillaciones del mundo carnal, ¡pasan ocultando bajo los
cuerpos heridos el alma tiránica, engañosa o burlona del pasado!
Cuántas ex baronesas del Imperio, ahora disfrazadas de sirvientas,
limpian ventanas y barren las habitaciones de sus antiguos esclavos,
mientras despiadados capitanes de la selva y crueles ex granjeros se
mueven con las manos y los pies atrofiados, de los que han hecho tales
mal uso, castigando y persiguiendo negros infelices!

Dicho esto, no les será difícil comprender cómo su contenido


subvertido, del pasado, y mal disimulado por la ética social del mundo,
todavía efervescente en las profundidades del espíritu terrestre. Por eso,
cuando los malhechores desencarnados logran activar y exhumar
pasiones ocultas y aún latentes en las criaturas, no les resulta muy difícil
lograr transformarlas en sus extensiones vivientes, que en la corteza
terrestre deben filtrar sus viciosas intenciones.

Pero su astucia y mala acción contra las vulnerabilidades humanas no


alcanzan a quienes permanecen apegados a las enseñanzas del
Evangelio de Cristo, cuya luz protectora disuelve todos los residuos de
sombras en la superficie del aura de quienes velan y oran.

Hay casos en que los tentadores de las Tinieblas ven frustrados sus
oscuros propósitos de obtener una “jarra viviente”, ya que interviene la
ayuda espiritual en virtud del crédito que la probable víctima aún tiene
de su vida pasada o, entonces, cuando por Ley del Karma algún
accidente benefactor la inmoviliza en la cama o incluso la libera de la
carne. En otros casos, también se frustran los intentos obsesivos hacia
el alcoholismo, si alguna comunidad religiosa o espiritista interviene y
logra modificar la tendencia viciosa del candidato a “taza viviente”.

Los espíritus de las Tinieblas, obligados a aceptar y reconocer sus


prejuicios y decepciones, se vuelven furiosos contra los hombres e
instituciones que intervienen en sus viles propósitos. Entonces inician
campañas de desmoralización o persecución contra religiosos, médiums
o doctrinarios que se proponen liberar de sus garras a los borrachos que
van debilitando sus defensas espirituales.

PREGUNTA: - Bajo su conceptualización espiritual, ¿el alcoholismo


debe ser considerado un vicio o una enfermedad de la humanidad
terrenal?
RAMATIS: — Sin duda, el alcoholismo puede clasificarse en el campo
patológico, porque el alcohólico es un enfermo, aunque lo sea por su
libre y espontáneo albedrío. Así como ciertas enfermedades deforman
y dañan el organismo durante su manifestación, la embriaguez produce
también efectos lamentables y perniciosos en el cuerpo físico, y sus
desastrosos resultados se extienden incluso a los centros de mando del
intelecto y ofenden el concepto de la moral humana.

Lo que nos sorprende mucho es que los administradores y científicos de


todas las naciones de la tierra aún no han emprendido un movimiento
decidido para solucionar este alarmante problema de la ingesta de
alcohol sin escrúpulos y sin control, ¡como si fuera un líquido muy
inofensivo! La ingestión de alcohol debe ser vista bajo el mismo
carácter nocivo y degradante que las autoridades policiales del mundo
atribuyen al consumo de marihuana, cocaína, morfina, opio y otros
narcóticos peligrosos.

Como la medicina terrestre lucha heroicamente contra cualquier


manifestación morbosa del cuerpo físico y se esfuerza por armonizar el
psiquismo humano, sería justo que se dedicara también a la lucha
sistemática e incesante contra el alcoholismo, que es también una de las
enfermedades más dañinas de la humanidad. . . Mientras vuestro mundo
está agobiado por la inversión de enormes sumas para superar
enfermedades menores, la ciencia terrestre descuida extinguir
definitivamente el alcoholismo, que es uno de los grandes usurpadores
de la vitalidad y sabiduría humana.

Sin embargo, esta negligencia se explica muy fácilmente, porque si en


la Tierra beben alcohol tanto los hombres sanos como los enfermos,
tanto los que mandan como los que son mandados, las autoridades
policiales y religiosas, es evidente que no puede haber interés en
extinguir tal situación flagelo, ya que los interesados en la extinción
tendrían primero que extinguirla en sí mismos, lo que prueba que en
tales hombres tanto la fuerza de voluntad como la fuerza espiritual son
todavía bastante débiles, pues de lo contrario ya habrían iniciado la más
enérgica ofensiva contra el alcoholismo.
PREGUNTA: — Suponiendo que la adicción al alcohol todavía se está
extendiendo cada vez más en nuestro mundo, dado que la mayoría de
nuestros científicos, médicos y líderes no son reacios al alcohol, ¿cómo
podría resolverse un problema tan crucial?

RAMATIS: — No hay duda de que la Tierra todavía no merece ser


gobernada por almas del calibre de Francisco de Asís, Buda, Krishna o
Jesús, ya que sería absurdo que hombres tan santos, correctos y
virtuosos, completamente libres de cualesquiera vicios o degradaciones
mundanas, deben gobernar criaturas cuya mayoría todavía disfruta del
alcohol y se entregan a otros deslices como la cautela, el separatismo,
la crueldad, la lujuria, la deshonestidad, la codicia y la carnívora. No
sería justo que la Divina Administración pusiera tan grande
responsabilidad sobre los hombros de seres libres de toda bajeza,
crimen, falacia , vicio o peligrosa pasión, y que no se interesan por
“tesoros que roe la polilla y consume la herrumbre”. Es obvio que las
principales medidas para la elevación moral y la liberación de los
peligrosos vicios y pasiones de la Tierra tendrían que venir primero de
vuestros propios líderes o de los responsables de comandar las masas.
Sin embargo, es fácil comprobar que los líderes de vuestro mundo no
están seriamente interesados en resolver este y otros problemas
cruciales, ya que no tienen tiempo para eso, preocupados como están
con las conquistas terrenales e incluso con la conquista del Espacio,
curiosos, también, por saber lo que pasa en otros planetas! Por eso, se
preocupan en este momento por el lanzamiento de satélites, cohetes
guiados, navegación a reacción y atómica, cosas que superan todo por
su deslumbramiento y demostración de la capacidad humana,
empujando la idea “ingenua” de lograr la so- llamada paz mental, que
comienza precisamente con la renuncia al mundo exterior.

La Tierra es invadida por el sensacionalismo más espectacular, debido


al control de ciertas energías descubiertas por los científicos del siglo
XX que, por un lado, están atónitos ante la perspectiva de poderes
futuros, mientras que, por otro lado, tanta vanidad ¡Se alimenta que los
más atrevidos ya prescinden de la necesidad de un Dios que todavía
necesita comandar los fenómenos de la vida!
Como los terrícolas están muy preocupados por expandir las fronteras
de su orbe, por la urgente comunicación interplanetaria, ya no tienen
tiempo para reflexionar y meditar sobre los destinos del alma o las
palabras muy simples de Jesús. ¡Existe una gran preocupación por
extender el mal manejo de la tierra a pueblos sensatos de otros planetas
habitados, creando la paradoja de querer conocer la casa de tu vecino,
sin saber siquiera las necesidades de tu propia casa! Para las criaturas
terrenales bien intencionadas, que aún tienen fe en la mansedumbre
evangélica predicada por el Sublime Nazareno, sólo queda una
esperanza: es la certeza de que la Administración Sideral ya ha iniciado
su saludable y correctiva intervención en la Corteza. Ya se han
establecido disposiciones disciplinarias desde Arriba, para prevenir la
peligrosa invasión humana y también para ajustar la textura de la Tierra
a los tipos de futuros residentes, quienes tendrán que ser más
disciplinados y pacíficos.

La característica profética del “juicio final” ya se está reconociendo, por


lo que muchas personas se sorprenden de los fenómenos y eventos
inusuales que aparecen todos los días. Dado que los responsables de las
principales instituciones de cultura, ciencia y educación en el mundo
están desinteresados en su renovación espiritual y prefieren revolcarse
en el torrente fangoso que cae montaña abajo, es evidente que la única
solución al problema del alcohol consiste en en la emigración forzosa
de los terrestres borrachos a otro planeta inferior a la Tierra. Gracias a
la separación profética del “bueno” y el “malo”, a la derecha ya la
izquierda de Cristo, que simboliza el Amor Universal, y que ya se está
procesando en vuestro orbe para modificar sus destinos futuros, será
entonces posible alcanzar el éxito en la erradicación de la adicción al
alcohol entre vuestra humanidad.

Las profecías milenarias son unánimes en afirmar que al “fin de los


tiempos” todo se restablecerá, y ese fin de los tiempos ya está a la vista;
por tanto, a medida que los terrícolas se enloquecen más y más, más se
estrecha el cerco de la dolorosa rectificación y más fuertes crecen las
pruebas y argumentos para la definitiva selección espiritual.

El Comando Superior Divino está procediendo con las “pruebas”


necesarias para verificar qué almas aún podrán renacer en la Tierra, en
el próximo Milenio del Mentalismo, así como está examinando aquellas
que deberán repetir, en un mundo inferior. , las enseñanzas espirituales
que tanto descuidaron y de las que abusaron en el curso de primaria
actual. Es lamentable que, precisamente en el momento en que los
terrícolas deben aunar sus fuerzas para una mejor supervivencia física
en el seno de las convulsiones geológicas que estallan en el planeta,
afinando el espíritu en la dolorosa ocasión, estén más preocupados por
darse golpes en la cara. de codicia recíproca, ganancias efímeras y el
deseo desenfrenado del disfrute animal!

El apóstol Pablo recuerda bien la angustia de estos últimos días cuando


advierte: “ Vendrán tiempos peligrosos en los últimos días”. y luego
añade: "Para que sean condenados los que no creyeron a la verdad, sino
que asintieron a la iniquidad".

El alcoholismo, por tanto, será borrado de la faz de la Tierra después de


la selección benefactora de la futura humanidad, ya que la Ley Sideral
en todos los planetas primarios, en el momento justo y debido, renueva
la morada física y desaloja al arrendatario descuidado a otro. mundos a
los que hace más jus, para que reactive su proverbial indiferencia
espiritual.

PREGUNTA: ¿Cuál es la peor y más desastrosa consecuencia que


consume más tiempo para aquellos que se vuelven alcohólicos?

RAMATIS: — Evidentemente, el alcohólico es el individuo que ya ha


perdido el sentido de dirección de su espíritu, como te dijimos antes, y
casi siempre un infeliz comandado por un malhechor y adicto
desencarnado. Después de desencarnar, se convierte en un trapo
viviente arrastrándose por bares y tabernas de la Tierra, ya sea ardiendo
en atroces ansias de beber, o buscando a alguien que le preste su
estómago físico para sorber el eterismo alcohólico. No importa que haya
perdido el cuerpo físico, porque el deseo vicioso palpita en su alma y
reverbera con más vehemencia en su periespíritu, manteniéndolo
esclavo del terrible cerebro que es el alcohol. Después de la muerte
corporal, la curación psíquica debe emprenderse de adentro hacia
afuera, mediante la extinción del deseo subvertido; entonces, la
liberación de la adicción al alcoholismo es una tarea dolorosa y tortuosa,
incluso para aquellos de este lado que se creen lo suficientemente
fuertes como para intentar su manumisión espiritual. Apenas unos
pocos años vividos en la materia bajo la esclavitud de esta adicción para
causar muchas decenas de años de atroces sufrimientos en los planos de
astralidad inferior. Las almas que se dejan perjudicar en su organización
periespiritual por el alcohol u otros estupefacientes se transforman en
fantasmas repulsivos de rostros congestionados, narices aguileñas y
cuerpos deformados, viviendo dentro de los más terribles delirios
alucinatorios derivados de efectos tóxicos. La peor y más desastrosa
consecuencia para el alcohólico, por tanto, son los tenebrosos
sufrimientos que su espíritu tendrá que atravesar en el Más Allá de la
Tumba, una vez que esté fuera de su pantalla física protectora. Todas
sus visiones, delirios alucinatorios y sed ardiente de la bebida se
manifiestan cien veces en el mundo astral, siendo los efectos tóxicos
muy graves por la delicadeza del contexto del periespíritu. Como si
tuviera que soportar una insoportable carga de ácidos circulando por sus
venas, el alcohólico desencarnado se siente embargado por espantosas
crisis cuando los residuos etéricos y los venenos del alcohol transitan
por la circulación astral, como si fueran un fuego infernal que ruge en
los órganos. .periespiritual. Ninguna palabra en lenguaje humano podrá
hacerles comprender esta atroz realidad del sufrimiento de los
degradados por el alcoholismo y que, en tal condición, preferirían la
destrucción de su conciencia ya estructurada en el tiempo, para seguir
siendo víctimas de tan dantesco sufrimiento. !

Basta visitar las instituciones de cura del alcoholismo, del mundo físico,
para conocer los espantosos sucesos de que son víctimas los
desdichados adictos cuando tratan de curar este mal. Más bien parecen
bestias enjauladas que amenazan con desmoronarse, entre aullidos y
clamores, incapaces de resistir el ardor incontrolable del vicioso deseo
que los agota en toda su vitalidad. Se amontonan en el suelo, como
trapos vivientes exangües, sudando por cada poro las emanaciones acre
de la embriaguez alcohólica.

Sin embargo, la cura se produce poco a poco, a medida que el clamor


del deseo insaciable por el alcohol es amortiguado por la constante
negación de su satisfacción. Pero en el Más Allá de la Sepultura esto
sucede de otra manera, porque el deseo vehemente del alcohólico vibra
en toda la estructura suprasensible del cuerpo astral desencarnado y
libre en su verdadero mundo, y que luego reproduce, cien veces, todos
los matices críticos de adicción, manteniendo al desafortunado adicto al
ciclo más bárbaro del sufrimiento.

Sólo quien emprende heroicamente la renovación mental, purificando


el deseo vicioso y decidiendo recuperar la voluntad perdida, logra
aliviar su dolor y sufrimiento, ya que el éxito de la cura depende de su
propia modificación espiritual interior, y no de la ayuda o asistencia de
otros. desencarnados, o el hecho de que están lejos de las bebidas
alcohólicas.

Además, durante la vida física, aunque víctima del alcoholismo, el


hombre necesita atender diversas necesidades y se entrega a las
distracciones que se alternan en su existencia, mientras que después de
la muerte corporal se convierte sólo en un “deseo” vivo e incesante, sin
alivio y sin descanso. Sólo la modificación interior y la reanudación del
control de su voluntad le permitirán retomar la dirección del periespíritu
en el mundo astral, ya sea seduciéndolo con fluidos sedantes que deben
reemplazar a los tóxicos, o reduciendo a un grado soportable el atroz
deseo de beber. .

El hombre, cuando quiere liberarse de la adicción al alcohol, puede


compararse con un atleta que corre rápido por un camino llano, donde
puede estacionar donde quiera; sin embargo, el desencarnado todavía
víctima del deseo alcohólico se asemeja al corredor que intenta sostener
su vertiginosa carrera cuesta abajo, sin poder hacerlo.

PREGUNTA: — La industria de las bebidas alcohólicas es tan vasta en


nuestro mundo que, si por casualidad todas las fábricas de bebidas
cerraran repentinamente, esto resultaría en un desastre económico,
porque además de reducir la fabulosa renta tributaria, los fabricantes de
botellas, barriles , cajas, chapas de botellas, vasos, impresos, así como
el cultivo de lúpulo, caña de azúcar, cebada y otros productos diversos
utilizados en el ámbito comercial en cuestión, ¡sin mencionar el
problema del desempleo! ¿Tenemos razón en esta conclusión?

RAMATIS: — ¡Este sistema de apoyo económico, de vuestro mundo,


es totalmente irrazonable, porque los daños resultantes del abuso del
alcohol son mucho más vastos e impresionantes que los causados por
este desastre que tanto os aterroriza! La tendencia progresiva, propia de
la vida creada por Dios, no dejaría de inspiraros a reponer
inmediatamente los factores y crear medios capaces de compensar las
pérdidas de las primeras horas. ¡No ignoras que el uso inmoderado del
alcohol es responsable de casi todos los crímenes, inmoralidad, miseria,
enfermedad, lujuria, pasiones y belicosidad entre los hombres! Por eso,
es lamentable la existencia de tal industria y comercio, que más se
parece a un monstruoso y degradante vampiro succionador de las
fuerzas más sanas y vitales de la humanidad.

¡Las nefastas consecuencias del abuso del alcohol, que perjudica a las
naciones, a las familias ya los individuos, son mucho peores que la
disminución de los ingresos presupuestarios obtenidos a costa del
impuesto alcohólico y el envenenamiento del pueblo! El alcohol está
devorando el delicado organismo de la raza humana, y ningún gobierno
saldría perdiendo con su extinción industrial y la consiguiente caída de
los ingresos fiscales. Una nueva vida ordenada, con la consiguiente
recuperación de la salud humana, remplazaría las fabulosas cifras
gastadas en subsidios y gastos con hospitales, asilos, prisiones, policías,
puestos de socorro, recuperación de jóvenes descarriados y otras cargas
derivadas casi todas del alcoholismo actual.

En la raíz de casi todos los males, como la tuberculosis, el cáncer, la


imbecilidad, los defectos hereditarios, la cirrosis, la epilepsia, las
neurosis, las lesiones orgánicas, la sífilis, los crímenes espantosos, la
miseria humana y los delirios alucinatorios, está el infame dedo del
alcohol señalando la obra ¡el ha echo!

A los espíritus alcohólicos incapaces de tramitar su renovación íntima


en el Más Allá o liberarse de los terribles efectos del alcohol, sólo les
queda la suerte de la futura reencarnación expiatoria. Por eso suelen
renacer más tarde, en su orbe, en una situación embarazosa y viviendo
los oscuros cuadros de la epilepsia, la alienación mental, la imbecilidad
o la esquizofrenia, estados paranoicos y portadores de extrañas taras,
sometidos a tremendas confusiones psíquicas y mentales.
El alcoholismo sigue siendo responsable de casi todas las situaciones
dolorosas de la humanidad terrena; ¡Ojalá, en verdad, que un genio
sideral lo extinguiera mágicamente de vuestro orbe, a pesar de la
miseria que luego se extendería hasta la posible recuperación
económica de los pueblos y naciones! Sin duda, ese sería el comienzo
de una era benefactora para todos ustedes, ya que también se habrían
deshecho del más eficiente “puente viviente” que los espíritus oscuros
utilizan aquí para lograr sus más viles objetivos y ejercer el mando sobre
los desdichados. “tazas vivientes” ¡encarnado! Pero, lamentablemente,
cada nación terrestre todavía se siente glorificada por su producto
alcohólico tradicional, como si representara un gran invento científico
o artístico porque, mientras Alemania se enorgullece de su cerveza,
Rusia de su vodka, Francia, Portugal e Italia de su famoso vinos,
Estados Unidos e Inglaterra cantan alabanzas a su finísimo whisky,
Centroamérica alaba el ron criollo, ¡y hasta Brasil, tu patria, ya se
pavonea con la famosa cachaza!

La bebida alcohólica, por tanto, a pesar de ser una excelente fuente de


ingresos para los gobiernos, es el germen maligno de toda una serie de
enfermedades, degeneraciones orgánicas, embrutecimientos mentales,
crímenes, desastres, juventud descarriada, menores abandonados,
grandes gastos y terribles desgracias. el Más Allá de la Tumba.

PREGUNTA: - Muchos afirman que si Dios permitió el descubrimiento


del alcohol en el mundo, a través de la destilación de ciertos productos
fermentables, es porque tampoco prohíbe su uso en las bebidas, porque,
de no ser así, habría descartado , en todo caso, como un producto
peligroso para sus propios hijos. También afirman que la propia Biblia
menciona varias veces el uso de bebidas alcohólicas entre las primeras
tribus del planeta. ¿Qué dices?

RAMATIS: — Sobre la faz de la Tierra sólo existen cosas útiles y


benéficas creadas por Dios para la felicidad de todos sus hijos; es por el
abuso con que la criatura humana se sirve de estas cosas, para fines
condenables, que le sobrevienen pérdidas lamentables. El Padre creó las
sustancias necesarias para todos los variados sistemas de vida en
vuestro planeta, pero no estableció prácticas viciosas; cuando esto
surge, es porque el hombre mismo ha sobrepasado los límites del uso
de las cosas que Dios le ha dado.

Es evidente que, si Dios considerara el alcohol como una bebida


necesaria, para ser ingerida en todo momento por el ciudadano terrestre,
sin duda hubiera creado fuentes o arroyos de vino, cerveza, licores o
cachaza. Si no actuó así, es porque pensó que la bebida indispensable
para el hombre es el agua pura, que le da en abundancia. ¡La
concupiscencia, la codicia, la avaricia, la codicia de ganancias mal
habidas, pervierten el uso del alcohol y producen consecuencias
deplorables! Bajo la codicia criminal, se refina entonces la propaganda
del alcoholismo, promovida por hábiles artistas que idealizan cuadros
atractivos y coloridos, con sugerentes consejos para que tal o cual
bebida alcohólica sea preferida por todos los individuos de buen gusto.
¡Y a través de la radio suenan en tus oídos las más encantadoras frases
sonoras que maquiavélicamente te invitan a beber el peligroso corrosivo
disfrazado por la apariencia seductora de las etiquetas relucientes! En
los tiempos modernos, ya se introduce el alcohol en dulces, chocolates
y bombones finos, por lo que, desde muy temprana edad, el niño está
condicionado a los terribles tóxicos adversos para el hombre físico y
espiritual!

Acabas de recordar que la Biblia registra muchos pasajes donde se


prueba que el consumo de alcohol data de mucho tiempo atrás, de los
cuales el caso tradicional de Noé es un ejemplo, pero olvidaste que la
Biblia misma contiene varios otros pasajes donde los profetas y los
espíritus del Señor condenan el alcoholismo, así: "Ay del que da de
beber a su compañero". 3 Pablo de Tarso, el insigne partidario del
cristianismo, es claro en cuanto a su verdadera opinión sobre el
alcoholismo, cuando dice: “Ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los
afeminados, ni los sodomitas, ni los ladrones, ni los avaros, ni los que
dan se embriagarán, ni los que injurian poseerán el reino de Dios.”

PREGUNTA: — Usted dijo hace un momento que el alcohol produce


cambios en la apariencia del periespíritu, lo que nos deja algo de
curiosidad sobre el tipo de estos cambios. ¿Podrías aclararnos mejor el
asunto?
RAMATIS: — El borracho contumaz comienza por descuidar su ropa;
se vuelve excéntrico y asume actitudes extravagantes, comenzando a
interpretar la vida y las cosas a su manera, con visibles cambios y
anomalías en su personalidad.

Se irrita fácilmente, hace demandas irrazonables y gradualmente se


retira del trabajo; se contradice y se rebela en todo momento; se rebaja
moralmente y pierde el sentido psicológico del entorno, viviendo una
existencia separada, monólogo o riendo, en el seno de un mundo
incoherente. Sus delirios son constantes y se mezclan con alucinaciones
visuales o auditivas, percibiendo imágenes extrañas y formas
extravagantes de reptiles y arácnidos; un capricho desmesurado, la
desconfianza hacia sus allegados, se instala en su alma, enfrentándose
a todos los enemigos posibles y desplazándose cada vez más de la
familia. Los órganos se degeneran, los intestinos y el estómago se
inflaman y el hígado se atrofia, quedando sujeto a la condición cardíaca
tradicional, debido al mal drenaje renal. Luego su apariencia cambia y
las facciones se vuelven extrañas, la cara hinchada, de color terroso, los
ojos hinchados e inyectados en sangre, la nariz hinchada y roja.

Esta anarquía física es sólo un reflejo de su terrible desorden psíquico,


pues cuando llega a tal condición, el contexto del periespíritu ya está
estigmatizado por otras deformaciones más profundas y definitivas que,
tras su desencarnación, se configuran con el aspecto larvario. y
horrendo, que tanto impresiona a las almas tímidas recién llegadas al
mundo astral. El mismo desgraciado se horroriza de su aspecto porcino
cuando se encuentra frente a su imagen reflejada en la condensación
fluídica del medio astral; algunos huyen despavoridos, recordando las
historias fantásticas de “El Doctor y el Monstruo” y los hombres lobo
de viejas leyendas regionales.

No debéis tener dudas de estas repulsivas modificaciones que se


procesan en la delicada organización periespiritual, profundamente
sensible a la plastia mental, porque el rostro embrutecido del borracho
aún encarnado os muestra el efecto de su psiquismo morboso.

PREGUNTA: - Algunas personas cultas, entre ellas algunos científicos,


han afirmado que la bebida alcohólica es necesaria en ciertos casos,
porque ayuda a olvidar las penas y excita la inteligencia, y es también
un aperitivo benéfico, pues abre el apetito. ¿Qué dices a eso?

RAMATIS: — La acción del alcohol, aunque produzca efectos


temporales, como el ablandamiento de las penas o el olvido del
sufrimiento, es siempre corrosiva. El hecho de que la criatura olvide
momentáneamente sus angustiantes problemas no implica una solución
definitiva a estos problemas, porque, una vez cesada la embriaguez
alcohólica, los problemas quedan irresueltos, como antes. El alcohol
solo crea una brecha de memoria en la conciencia, suspendiendo
temporalmente la experiencia angustiosa. El hombre puede
emborracharse durante meses para olvidar tragedias o desgracias; pero
con eso no podrá evitar que el recuerdo de ellos regrese cada vez que
deje de beber. Así que esta no es la solución correcta. El alcohol, en un
principio, produce cierta euforia y una sensación de bienestar que puede
considerarse una solución feliz a las penas de la vida; pero es evidente
que esta práctica es adictiva y provoca el deseo de dosis cada vez
mayores, lo que constituye un peligroso camino hacia el alcoholismo.

El hecho de que ciertos individuos poco expansivos o tímidos beban


alcohol y empiecen a hacer bromas, volviéndose irónicos o atrevidos,
no prueba que el alcohol les haya hecho más inteligentes. La
inteligencia, sin duda, se aplica a través del ejercicio mental, a través
del constante estudio y experimentación de los factores de la vida de
pareja; si no fuera así, bastaría con darle alcohol a un imbécil, para que
inmediatamente comenzara a comprender con tranquilidad lo que antes
no comprendía.

En cuanto a la excitación del apetito a través del llamado aperitivo, no


es más que otra ilusión, ya que es precisamente cuando un hombre se
emborracha cuando pierde las ganas de comer y nutrirse normalmente.
Sólo hay un aperitivo que la Naturaleza proporciona a las criaturas
humanas, evitando las excitaciones que luego provocan perniciosas
reacciones químicas, es el hambre natural. El alcohol atrofia las papilas
gustativas de la lengua, produciendo en el individuo un gusto
artificializado, que sólo reacciona a expensas de condimentos fuertes.
PREGUNTA: Se dice que el cáncer a menudo proviene del
alcoholismo, al igual que la cirrosis del hígado. ¿Hay alguna base para
esta afirmación?

RAMATIS: — El cáncer, en su mayor porcentaje, es de origen kármico


y se manifiesta de acuerdo con las condiciones psicoorgánicas que
presenta el individuo. Cuando, según su programa espiritual y el tiempo
de su rectificación kármica, los encarnados llegan al momento de
expulsar ciertos residuos astrales incrustados desde hace milenios en su
periespíritu, el drenaje puede provocar estados cancerosos, propios del
conflicto entre las fuerzas del ocultismo mundo y las energías de la vida
espiritual.

Sin embargo, no todas las formas de cáncer son kármicas, porque


también resultan del imperativo mismo de las transformaciones
biológicas en el mundo en el que vives. Sin duda, sabes que ciertos
animales, como perros, caballos, bueyes, ovejas y algunas aves, pueden
ser cancerosos, sin que esto represente el pago de deudas kármicas. Pero
es importante recordar que gran parte de vuestra humanidad hizo mal
uso de las fuerzas sibilinas y ocultas, cuando existieron en la Atlántida
y otras civilizaciones contemporáneas, manejando energías agresivas en
beneficio propio, en venganza y venganza mediante operaciones de
magia negra. Este eterismo astral, muy inferior y tóxico, está incrustado
en el periespíritu de los agentes y de los que intervienen en operaciones
degradantes, por lo que, cuando por ley de Causa y Efecto el espíritu
defectuoso necesita agotarlo en materia, la materia El cuerpo funciona
como un absorbente absorbente de energía dañina, lo que resulta en las
condiciones dolorosas del cáncer.

Cuanto más débiles son ciertos órganos o regiones del cuerpo físico de
estos individuos, más se desarrolla en ellos el estado canceroso. Y,
como el alcoholismo debilita las defensas orgánicas, la energía áspera
y latente, aún incrustada en el periespíritu, como residuo nocivo de la
vida del pasado, baja la vibración y se condensa en la carne, atraída por
la fuerza gravitatoria de la materia. Es por esto que el cáncer de
estómago es más frecuente en los alcohólicos, ya que es el órgano más
directamente afectado por la adicción corrosiva.
Lo mismo ocurre con el caso de la cirrosis hepática, porque, aunque
también tiene su origen en causas distintas al alcohol, ya que niños,
mujeres y hombres abstemios ya han sucumbido a esta enfermedad,
entre los bebedores es causada fundamentalmente por el alcoholismo.
René Laennec, el descubridor de la auscultación médica y fundador de
la anatomía clínica, descubrió que el 90% de los casos de cirrosis
hepática eran causados por el alcoholismo. El alcohol penetra casi por
completo en la delicada estructura del hígado, que luego se degenera y
se hincha debido a la proliferación grasa que comienza a constreñir las
venas provenientes del intestino; bajo tal opresión, la sangre se ve
obligada a filtrar su parte líquida en la región del vientre, apareciendo
así “ascitis”, enfermedad más conocida como “vientre de agua”. Los
casos más frecuentes de hidropesía también se deben a la dificultad del
organismo para eliminar la orina a tiempo. Luego, el líquido se filtra a
través de los tejidos del cuerpo y sobrecarga la sangre con toxinas que
luego no se pueden drenar, lo que provoca uremia. Y el alcohol es uno
de los factores para que eso suceda.

PREGUNTA: - En ciertos casos, nuestra medicina prescribe el uso de


whisky para tratar la deficiencia del corazón y limpiar los vasos
sanguíneos, por lo que hemos escuchado a muchos cardíacos elogiar
esta bebida y otros elogiar ciertas sustancias alcohólicas que consideran
útil para el tratamiento de sus males. ¿Qué nos dices sobre esto?

RAMATIS: — Es evidente que, si azotas a un caballo exhausto que


lleva una carga pesada, hará esfuerzos hercúleos para terminar su tarea,
y tal vez incluso pueda cumplirla. Sin embargo, esto no demuestra que
el animal se haya recuperado de su agotamiento, sino que solo prueba
que se ha excitado hasta sus últimas energías. Probablemente, más
adelante, se le impedirá realizar servicios mucho más pequeños.

Así es con el corazón; el alcohol acelera las contracciones y excita el


pulso, pero lo cierto es que este preciado órgano se agota antes que si
se dejara funcionar con normalidad. Sería recomendable un descanso
orgánico y cuidados nutricionales, para despejar la circulación de grasas
y toxinas, proporcionando, asimismo, higiene intestinal. No hay
ninguna ventaja en acelerar el trabajo del corazón por medio del alcohol
en un sistema circulatorio intoxicado, ya que la depresión final llegará
antes.

¿Saben sus médicos que la mayoría de las insuficiencias cardio-hepato-


renales también pueden provenir del alcoholismo, comenzando por la
alteración del ritmo y de los impulsos normales del corazón, cuando,
como consecuencia del daño de sus delicadas fibras nerviosas, el
músculo entonces se alteran las fibras de las paredes cardíacas. Está
comprobado desde hace tiempo que los alcohólicos, cuando llegan a la
vejez, sufren fuertemente de mala circulación, debido a la dificultad de
riego sanguíneo por los vasos alterados; entonces la sangre tiende a
estancarse más en la superficie del cuerpo que en su intimidad, por lo
que los borrachos tienen las mejillas congestionadas, los ojos
inyectados en sangre, las narices enrojecidas, y les afecta la tos o los
trastornos bronquiales, además de ser fácilmente susceptibles a
resfriados y neumonía, todo debido a una alteración circulatoria en los
órganos de la respiración .

Dado que el abuso de alcohol tiende a aumentar la grasa insalubre y


excéntrica, por la deficiencia de oxidación y la acumulación de
residuos, provocando en la mayoría de los casos endurecimiento de las
arterias e incluso ataques de apoplejía, por la reducción del calibre de
los vasos sanguíneos, ¡No vemos ninguna razón para recomendar el
alcohol como un remedio beneficioso para el corazón! No hay duda de
que el paciente se sentirá mejor y algo eufórico bajo la excitación
momentánea del alcohol, pero es probable que este embriagante
también reduzca su cuota de vida física, haciendo que se alcance antes
la fase de trastorno cardíaco.

También sucede que, siendo el alcohol una sustancia nociva para el


sistema nervioso, todos los centros de coordinación sensorial que
regulan las actividades orgánicas se adormecen y desequilibran durante
la embriaguez y con reflejos nocivos después de la embriaguez. Como
este adormecimiento no trae ningún beneficio, la ingestión de alcohol,
recomendada para las disfunciones cardíacas, no puede producir efectos
saludables, pues con el tiempo acaba imponiendo su característica
básica de elemento tóxico.
PREGUNTA: — Sin embargo, científicos autorizados han demostrado
experimentalmente que necesitamos una cierta cantidad de alcohol en
el organismo, dependiendo, en parte, de nuestro estado de salud. ¿Qué
nos cuentas al respecto?

RAMATIS: — ¿Crees que Dios, al crear al hombre, se ha olvidado de


esta necesidad? No, porque el propio cuerpo humano transforma ciertas
sustancias alimenticias en la dosis alcohólica necesaria para destapar los
vasos sanguíneos y excitar el metabolismo orgánico, pero lo hace de
forma inteligente, dosificando la cantidad y la química exactas para sus
necesidades fisiológicas.

El hombre, por seguir siendo carnívoro y rendirse a un absurdo sistema


terapéutico, basado en la violencia de las drogas y aplicaciones
hipodérmicas agresivas; fumando decenas de cigarrillos diarios y
abusando de condimentos nocivos, tiene la ilusión de que el alcohol le
ayuda a limpiar diariamente su organismo y activa su letárgica
circulación. Pero no cabe duda de que, al igual que ocurre con los
muebles delicados, que se limpian con corrosivos, el organismo
humano termina siendo perjudicado por el alcohol, aunque limpie o
destape sus vasos sanguíneos, lo que es dudoso decir.

En general, los alcohólicos tienen deficiencias en sus defensas contra


los brotes de enfermedades más comunes; su tratamiento siempre
demanda más tiempo para lograr el éxito deseado, el cual se logra más
fácilmente cuando el individuo es abstemio.

PREGUNTA: — Varios notables médicos afirman que los


descendientes de alcohólicos pueden heredar la adicción al alcohol o
nacer imbéciles, o con retraso mental, como consecuencia del desorden
de sus padres o abuelos. ¿No contiene esto una negación de la Ley del
Karma, por la cual los hijos no pagan por los pecados de sus padres?

RAMATIS: — Ningún espíritu gobernado que haya sido enemigo del


alcohol en la vida física anterior renacerá en el linaje carnal con la
cizaña del alcoholismo. La adicción alcohólica no se hereda sin razón,
ya que, como bien dices, los hijos no pagan los pecados de sus padres.
Si el individuo es propenso al alcoholismo o si nació en una familia de
alcohólicos, el culpable es él mismo porque, o se entregó a la adicción
al alcohol en esta encarnación, o fue llevado, por afinidad de gustos o
por determinación superior, encarnarse en el seno de esa familia.

Es necesario considerar que, de acuerdo con la ley de Causa y Efecto,


quien crea el estigma del alcoholismo en cualquier linaje humano,
deberá volver a la misma descendencia que degeneró, para cosechar el
resultado de lo que sembró debido. a su vigilancia espiritual. Por lo
tanto, debe convertirse en una “almohadilla secante” viviente que
limpia los venenos con su propia carne. Así es que muchas veces el
abuelo o bisabuelo alcohólico regresa a vuestro mundo como su propio
nieto o bisnieto, para expurgar en sí mismo el defecto que, por su
imprudencia, transmitió a la familia.

Es indiscutible que el alcoholismo perjudica a la descendencia humana


cuando los padres se entregan a la máxima degradación del vicio, ya
que, en general, los descendientes de alcohólicos son deformes física o
mentalmente, propensos a la epilepsia. Sin embargo, esto sucede hasta
que la sabiduría divina de la naturaleza da pasos y obra en forma
saludable, haciendo estériles a estos individuos, evitando así la
peligrosa progresión que produciría el círculo vicioso de la completa
degeneración de la raza humana.

PREGUNTA: — Durante el embarazo, ¿es recomendable que la mujer


evite las bebidas alcohólicas?

RAMATIS: — El alcohol es tan dañino para el embarazo, que muchas


madres que beben alcohol durante el embarazo interrumpen la
formación del feto, y pueden dar a luz con la tara de histerismo o
esquizofrenia. Lo mismo puede ocurrir cuando el hijo se genera bajo la
acción del alcohol por parte del padre o padres, hecho común en la
noche de bodas, si uno u otro se encontraba bajo la acción de este
embriagante, ya que el germen responsable de la fecundación ya inicia
su ciclo vital y de crecimiento humano bajo una acción tóxica a la que
es profundamente sensible. La sordera, defectos de visión, parálisis,
mudez y otros efectos patológicos pueden ser de origen alcohólico.
PREGUNTA: — Usted dijo que el hijo de la mujer que bebe alcohol
durante el embarazo puede nacer perturbado, así como el de los novios
que están bajo los efectos del alcohol. ¿No representa esto una injusticia
para el espíritu que reencarnará, y que tendrá que sufrir pérdidas en su
organización carnal sólo porque su madre ingirió alcohol durante el
embarazo o los padres estaban ebrios en el acto de la fecundación?

RAMATIS: — Ya te hemos mostrado que el proceso de la


reencarnación obra con la más perfecta equidad y justicia bajo la ley de
afinidad entre las almas inmortales, ya que se encarnan de acuerdo con
sus necesidades kármicas. El espíritu que necesita un organismo sano
en su contexto nervioso no nacerá de padres alcohólicos; asimismo, el
espíritu de un ex alcohólico no merecerá heredar un cuerpo sano y
perfectos ancestros biológicos. Los padres negligentes atraen a los hijos
negligentes, y los adictos se ven obligados a criar herederos en las
mismas condiciones que su discapacidad psíquica. Tan pronto como un
espíritu noble, destinado a reencarnarse en el seno de determinada
familia, comprueba que el embrión que le será destinado será dañado
por el alcohol ingerido por la imprudencia de la mujer embarazada o
por la embriaguez de los padres durante la fecundación , se desconecta
en el tiempo para el proceso de reencarnación y se reemplaza, entonces,
por el espíritu de un ex alcohólico en probación de retardo mental o
expiación orgánica.

Como ya sabéis, el tiempo de pérdida de la conciencia completa, del


espíritu, varía durante la reencarnación, pues, mientras ciertos espíritus
quedan inconscientes en cuanto se conectan a la primera marcha del
feto, otros lo vigilan y protegen, sólo perdiendo la noción de sí mismos,
incluso en la vecindad del nacimiento físico.

PREGUNTA: - ¿Entonces no hay posibilidad de que un espíritu noble


se encarne como hijo de alcohólicos? Conocemos algunos casos,
aunque raros, de padres alcohólicos que lograron tener descendencia de
un niño inteligente y sumamente equilibrado en su formación moral.

RAMATIS: — Hay casos excepcionales en que un espíritu bueno y gran


amigo o simpatizante de la familia degenerada decide encarnarse en su
seno, para orientarla hacia objetivos superiores en el mundo
experimental de la carne. Por eso a veces se puede identificar un alma
angelical que, como hija o hijo tierno, inteligente y disciplinado,
desciende de una familia degenerada y viciosa. En este caso, los
técnicos siderales intervienen personalmente y rodean al ente elevado
con todo el confort y protección a que tiene derecho cuando reencarna,
ya que no tiene sobre sus hombros la culpa de haber nacido en una
familia que se entrega a las drogas alcohólicas. . Y, si el embrión está
amenazado de daño, la técnica sideral tiene múltiples recursos para
evitar que esto suceda. Entonces, el desarrollo del feto se configurará
más tarde bajo la influencia del periespíritu encarnante que, por su
avanzada energía espiritual, disociará y carbonizará todas las sustancias
astrales perniciosas. ¡El simple hecho de que una entidad elevada se
adhiera al vientre de las madres degeneradas calma sus ganas de beber
alcohol y hasta las ablanda!

PREGUNTA: ¿Cómo se explica que ciertos hombres pacíficos y bien


intencionados, bajo los efectos del alcohol, se transformen en seres
hostiles, irritables y violentos? ¿No debería el alcohol sólo excitar el
campo emocional del individuo, sin modificar el patrón psíquico ya
consolidado hasta ese momento?

RAMATIS: - ¡Cuántas veces innumerables criaturas que no se


emborrachan y, además, son pacíficas, virtuosas o tímidas, se
contradicen completamente cuando hieren su amor propio o les causan
daño moral! Esto demuestra claramente que tanto las cualidades como
los defectos del espíritu no se manifiestan en la superficie, sino que se
revelan según las circunstancias favorables o desfavorables que puedan
darse en el intercambio de las relaciones humanas. Sólo los espíritus del
linaje de Francisco de Asís, Jesús de Nazaret o Terezinha de Jesús
pueden realmente mostrar a la superficie la realidad sincera y natural de
sus almas; en general, el individuo es todavía un gran disimulador de su
realidad psíquica, ¡y muy raro es el hombre que se conoce a sí mismo!
Cuando el espíritu se sumerge en la carne, su psiquismo exacerba los
impulsos ancestrales de su formación animal inferior, del pasado,
mientras que el cuerpo físico se convierte en el revelador de la
estructura oculta de pasiones y vicios que se han acumulado en el bagaje
psíquico conservado desde milenios pasados. . En consecuencia, el
sistema glandular que regula el metabolismo físico sufre el continuo
azote de almas demasiado impulsivas, irritables y presas de altas
tensiones psíquicas, dando lugar a la aparición de tipos hipertiroideos o
neuróticos, muy perjudicados por la falta de control vagosimpático. El
organismo físico es similar a la pantalla cinematográfica, pues revela
con lujo de detalles la vida oculta de la psique enferma o sana, a pesar
de todo el cuidado que ejerce el alma para evitar el ridículo y la censura
de los demás.

De ahí, entonces, la transformación que se produce en el borracho cuya


mente morbosa cae a la frecuencia de lo irracional, en cuyo rango
vibratorio sólo dominan las pasiones y los impulsos desordenados de
ira, obscenidad, cinismo, terquedad o degradación fisiológica. Y de ahí,
también, el hecho muy común de hombres que, durante la abstinencia
del alcohol, son pacíficos y atentos, se emborrachan y golpean a sus
mujeres e hijos, rompiendo largas amistades, porque, borrachos, las
compuertas de su psique peligrosa y contenida están abiertas. abierto
con mucho esfuerzo durante el tiempo de conciencia controlada.
Entonces se manifiestan la vanidad, el orgullo, el egoísmo, la envidia,
el odio, la lujuria, la crueldad y el cinismo, que apenas se ocultaban bajo
los prejuicios religiosos, los impedimentos morales de la sociedad o el
miedo a las advertencias.

La prensa diaria en vuestro mundo os puede probar la peligrosa


incidencia de tales acontecimientos y afloramientos de la psique
oprimida, cuando se rompen las compuertas de las convenciones
humanas, bajo la acción nociva del alcohol, tornando el contenido
psíquico que aún permanece oculto en la intimidad. del hombre
animalizado.

Bajo la embriaguez, la memoria psíquica del pasado también puede


acentuarse, pues el organismo carnal es sometido a un verdadero trance
etílico, facilitando el surgimiento de la memoria de hechos trágicos, que
la luz de la conciencia perturbó. Comúnmente, los lazos consanguíneos
que constituyen la familia, en la figura de padres, hijos, hermanos o
hermanas, no son más que una reunión de viejos adversarios que así
fueron reunidos para el ajuste kármico. Son los perpetradores y las
víctimas, que todavía pueden odiarse en espíritu, pero que no se
reconocen porque están disfrazados bajo los nuevos cuerpos físicos. Sin
embargo, durante el desenfreno alcohólico entre miembros del mismo
parentesco, sus espíritus pueden ser revividos en su memoria psíquica,
porque el periespíritu flota parcialmente en el cuerpo intoxicado,
aumentando su percepción en el medio astral. Así, aunque los miembros
de la familia no se reconozcan como antiguos adversarios, se “sienten”
bajo la influencia del mismo odio y culpa recíproca del pasado. En tales
ocasiones, es posible que se registren terribles crímenes y tragedias en
ciertas familias, cuando hermanos, padres, hijos, cónyuges o incluso
allegados son asesinados, completamente fuera de control bajo la
peligrosa acción del alcohol. Se trata de emergencias psíquicas cuyo
origen Freud atribuiría al “Id”, es decir, al inconsciente en lucha
constante por alcanzar al “Ego” consciente; pero, en verdad, es la
memoria espiritual anterior, acumulada en los pasados milenios, la que
se levanta entre las almas adversas, mientras sus cuerpos embriagados
se ven peligrosamente influenciados por la maligna sugestión de los
malhechores de las sombras, que diabólicamente los conducen a un
odioso destino. venganza personal.

A menudo sucede que, después de disipar la embriaguez que enturbia la


razón y lleva al individuo a cometer un crimen nefasto en su propia
familia -ya sea impulsado por la evocación adversa del pasado, o por la
perversa instigación del Más Allá-, el desdichado criminal termina
suicidándose ante el remordimiento de su acto, por no saber la
verdadera razón que lo llevó a tal locura. Todo esto debe ser motivo
para que los terrícolas reflexionemos sobre el peligro del alcoholismo
que, lamentablemente, se convierte en un terrible flagelo,
particularmente responsable del atraso de vuestra humanidad.
¡Hospicios, penitenciarías y asilos de todo tipo pueden demostrarle, a
través del registro de sus internos, que dos tercios de ellos eran adictos
al alcohol! Debido al aumento constante de la adicción al alcohol, que
diezma, deshonra y mata, ¡tu mundo parece un mundo de locos que se
derrumban a cada momento! Para verificar esto, recordemos la gran
cantidad de accidentes automovilísticos causados por el abuso del
alcohol, lo que resulta en un número cada vez mayor de desastres,
accidentes, muertes y desgracias irremediables.

PREGUNTA: — A su juicio, ¿cuál sería el medio más eficaz para poder


reducir tan alto índice de consumo de alcohol, que aumenta sin cesar y
amenaza la integridad de nuestra raza humana? Actualmente, la moda
del whisky se extiende salvajemente por todos los cabarets, "bailes",
discotecas, e incluso en los hogares, como signo de distinción en todas
las ceremonias y festividades mundanas. ¿Qué dices?

RAMATIS: ¡Estamos obligados a repetir el viejo concepto de que


cualquier vicio del hombre solo puede ser superado por el hombre
mismo! La liberación debe comenzar de adentro hacia afuera y no a
través de recomendaciones externas. ¡El hombre adicto, que ya ha
perdido el control de su voluntad debido a la adicción al alcohol, solo
podría integrarse nuevamente a la comunidad de espíritus liberados de
los estigmas viciosos después de recuperar su dominio mental, psíquico
y físico! ¡No hay otra alternativa ni otro recurso! O el individuo
permanece esclavo de la adicción y, como tal, tiene que pagar el
desastroso tributo de su propia negligencia espiritual, o bien tiene que
retomar las riendas rectoras de su organismo e imponerse a sí mismo
pautas severas y benéficas.

La iluminación sobre los terribles peligros del alcoholismo debe partir


del corazón mismo del hogar , extendiéndose luego por las escuelas y
todas las instituciones religiosas y educativas del mundo, llegando a
todos los sectores de la actividad humana. ¡Antes de que el niño se
alfabetice, debe incluso aprender a odiar y rechazar el alcohol como una
bebida peligrosa! Cualquier credo, religión o secta espiritista que
también se dedique a combatir el alcoholismo, sin duda, estará
contribuyendo a solucionar uno de los mayores problemas de vuestro
mundo. ¡Solo los hábitos regulados pueden dotar a las personas de las
virtudes indispensables que les garantizan la grandeza espiritual y la
distinción entre las naciones superiores del mundo material!

La templanza es una cuestión de comprensión; corresponde entonces a


los líderes de vuestro orbe explicar lo nocivo que es el alcoholismo, que
se convierte en el más terrible enemigo del hombre, porque lo degrada
física, psíquicamente y espiritualmente. Así como en vuestro mundo se
hace contraespionaje, también será necesario crear una sana mentalidad
capaz de neutralizar la deslumbrante y ostensiva propaganda del
alcohol, que la codiciosa industria realiza como execrable sugerencia
para la juventud terrestre, en la invitación subrepticia por vicio infame.
Sólo una decisión tenaz y la unión incondicional de todos los hombres
comprensivos podrá combatir el alcoholismo, el mayor enemigo del
hombre en todos los sectores científicos, artísticos, educativos y
religiosos.

La vida humana es la etapa más preciosa que necesita el espíritu


desencarnado para alcanzar condiciones favorables que le permitan
habitar mundos felices y vivir entre humanidades felices. En
consecuencia, cuando esté encarnado, debe evitar por todos los medios
el alcohol, para no derrochar el valioso patrimonio de la vida física. La
inmunización contra el alcoholismo no sólo evita que el espíritu retrase
su aprendizaje, tan necesario para su brevísima felicidad, sino que lo
libra de las desgracias y torturas atroces del Más Allá de la Tumba.

La reforma moral, la preocupación por la espiritualidad, el cuidado


físico, la educación evangélica y hasta el hábito de una sana
alimentación pueden dotar al hombre de un metabolismo psicofísico tan
armonioso que naturalmente le haga despreciar el alcohol, pues no
necesita de estímulos artificiales para vivir. Esta adicción, casi siempre,
se debe a la excitación psíquica, la excentricidad y el epicureísmo
nutritivo, En la Santa Biblia está escrito: “No quieras encontrarte en las
fiestas de los bebedores empedernidos”, y más adelante: “No mires el
vino cuando te empieza a parecer rubio. Entra suavemente, pero al final
morderá como una serpiente y esparcirá su veneno como un basilisco”.

Desafortunadamente, las familias modernas se están acostumbrando a


mantener en sus hogares la famosa “barrita” de variedades alcohólicas,
que

retrata bien el espíritu apocalíptico de la época; así, se crea una


desafortunada oportunidad para incitar a los descendientes desde muy
temprano a los peligros del alcoholismo, acostumbrándolos al
deprimente vicio, ya que el ejemplo de los padres es evidente permiso
para que los hijos hagan lo mismo.

Antiguamente era más difícil para los espíritus adictos, del Más Allá,
llevar al cabeza de familia a la bodega o hacer beber alcohol a la familia,
pero en el siglo atómico, donde hay tanta prisa por los descubrimientos
científicos como para el refinamiento de los vicios, no sólo los
periódicos y las estaciones de radio hacen una intensa propaganda del
alcohol, así como también se distribuyen coloridos carteles que invitan
a la gente a ingerir los más variados tipos de bebidas alcohólicas. Es
indudable que la alegría y el éxito de los espíritus del astral inferior
aumentan, pues protegidos por esta imprudencia de los habitantes de
vuestro orbe, ya no les cuesta prender fuego a sus comunes pasiones.
Los miembros de la familia humana, bajo constantes libaciones
alcohólicas, pueden ser fácilmente influidos por el astral inferior; asunto
de menor importancia puede irritarlos y romper sus defensas fluídicas.
¡La adicción a la bebida, como dice el refrán, apenas comienza!

¡Desdichada humanidad que, en vez de emprender una violenta ofensiva


contra su mayor flagelo, el alcohol, la oficializa aún en el seno de su
propia familia, llevándola con lamentable imprudencia al seno amigo
de su propia casa!

4. Salud y enfermedad

PREGUNTA: — Antes de que transmita sus consideraciones sobre la


eficacia del tratamiento homeopático, prometida por un momento, nos
gustaría que nos explicara cómo se originan las enfermedades
particularmente en el mundo oculto de las fuerzas que alimentan el
pensamiento y el sentimiento.

RAMATIS: — La salud y la enfermedad son producto de la


armonización o desarmonía del individuo con las leyes espirituales que
actúan en el plano físico desde el mundo oculto; las enfermedades, por
tanto, en su manifestación orgánica, identifican que en el mundo
psíquico e invisible a los sentidos de la carne, ¡el alma está enferma! El
volumen de ira, envidia, lujuria, codicia, celos, odio o hipocresía que el
espíritu haya acumulado imprudentemente en la presente o en
existencias físicas anteriores forma una herencia “mórbida-psíquica”,
una carga insidiosa y tóxica que, en obediencia a la ley de la Armonía
Espiritual, debe ser expurgada de la delicada intimidad del periespíritu.
El mecanismo de ajuste de vida actúa drásticamente sobre el espíritu
defectuoso, al mismo tiempo que la carga de sus fluidos nocivos e
insalubres se esparce luego por su cuerpo físico.

Durante el período gestacional de la nueva encarnación, estos residuos


psíquicos venenosos, provenientes de energías morbosamente gastadas,
se condensan gradualmente en el cuerpo físico a medida que crece y,
finalmente, dañan las regiones orgánicas que, por herencia, son más
vulnerables. Este proceso del espíritu vaciando su psiquis enferma a
través de la carne humana, la Medicina lo estudia y clasifica bajo
terminología técnica seria, preocupándose más por las “enfermedades”,
en lugar de preocuparse más por los “enfermos”. Aunque la ciencia
médica clasifica este drenaje, en su nomenclatura, bajo la denominación
de lepra, pénfigo, sífilis, tuberculosis, nefritis, cirrosis o cáncer, se trata
siempre de un espíritu enfermo que vierte en la carne su carga residual
nociva y psíquica, acumulada en el pasado, tal como puede haberse
acumulado en el presente. La causa de la enfermedad, en realidad,
además de ser dinámica, está oculta a los ojos, oa los sentidos físicos;
el paciente siente el propio estado morboso, pero el médico no lo ve ni
lo puede tocar, como si fuera una cosa objetiva. Cuando se produce su
materialización física, enfermando las carnes, alterando los tejidos,
deformando órganos o perturbando los sistemas vitales, es porque el
morbo-psíquico ha llegado a su fin, tras, casi siempre, un largo recorrido
oculto por el organismo del paciente, hasta llegan a la periferia de la
materia y se asientan o acumulan en ella. Y que el espíritu, a través de
un vigoroso esfuerzo, acaba concentrando los residuos en un lugar
orgánico vulnerable, en un intento de eliminarlos tóxicamente. Por lo
tanto, no es en el momento exacto en que el individuo acusa los
síntomas materiales de la enfermedad que realmente enferma; llevaba
mucho tiempo mental y psíquicamente enfermo, aunque su mundo
exterior aún no se había percatado del hecho.

Inflamaciones, úlceras, tumores, fibromas, tuberculosis, sarcomas,


quistes, hipertrofias, cirrosis, adenomas, amebiasis, etc., son sólo los
signos visibles que identifican la manifestación morbosa que
“descendió” del psiquismo enfermo a la exterioridad de la materia.
PREGUNTA: - ¿Qué podríamos entender por el aforismo de que la
salud y la enfermedad vienen "de arriba hacia abajo" y "de adentro hacia
afuera"?

RAMATIS: — Samuel Hahnemann consideraba que tanto la


enfermedad como la salud tienen su origen primario en la mente, las
emociones, los sentimientos y todas las sensaciones de la criatura, como
un todo viviente, cuerpo y alma. En su opinión, las manifestaciones
físicas son la parte más burda o más densa del cuerpo humano. De ahí,
pues, establecida la ley de que tanto la salud como la enfermedad vienen
de adentro hacia afuera y de arriba hacia abajo, es decir, del alma al
cuerpo, o con su germinación en lo alto, que es la mente, y en el centro
que es el sentir de la criatura humana.

Esta conceptualización, demasiado valiente para el siglo XVIII, suscitó


muchas risas irónicas y sarcasmos tontos contra el genio de la
homeopatía. Sin embargo, la nueva escuela psicológica moderna, que
ya investiga la causa de los desequilibrios orgánicos en la propia
experiencia psíquica, la conoce cada vez más y prueba la exactitud de
los conceptos de Hahneman. Actualmente, la Medicina ya no duda de
que las perturbaciones mentales, emocionales y sentimentales también
alteran profundamente el cosmos orgánico. El espíritu encarnado piensa
por lo mental , siente por lo astral y actúa por lo físico y, así, lleva a la
periferia de su cuerpo toda la carga mental y emocional que se origina
en su profundidad espiritual, produciéndose los diversos cambios
fundamentales en este camino de el mundo oculto al objetivo.

Por la mente circulan “de arriba abajo” pensamientos de odio, envidia,


sarcasmo, celos, vanidad, soberbia o crueldad, incorporándose, en su
paso, a las emociones de llanto, miedo, alegría o tristeza, que ambas
pueden modificar. la ética de los sentimientos y actúan sobre el
temperamento, perturbando la solidaridad celular del organismo físico.
El cerebro es el principal campo de operaciones del espíritu; es el
productor de ondas de fuerzas, que descienden por el cuerpo y se
gradúan según su campo energético. La ola de ira, ira o irascibilidad es
una fuerza que hace que las puntas de los dedos se tensen, mientras que
la ola emitida por la dulzura, la bondad o el perdón afloja los dedos en
un gesto de paz.
Se sabe que el miedo ataca la región umbilical, a nivel del nervio
vagosimpático y puede alterar el funcionamiento del intestino delgado;
La alegría afloja el hígado y lo vacía de bilis, mientras que la piedad
vuelve instantáneamente a la región del corazón. La oración colectiva y
sincera de la familia, ante la mesa de la comida, basta para calmar
muchos espasmos duodenales y contracciones opresivas de la vesícula
hepática, así como predispone a la criatura a la armonía química de los
jugos gástricos. El cuerpo físico es la extensión viviente de la psique;
es su forma condensada en la materia, y por esta razón sufre los más
graves daños por los diversos estados morbosos de la mente. La envidia,
por ejemplo, comprime el hígado, y la extravasación de la bilis provoca
incluso episodios de ictericia, confirmando el viejo refrán de que “la
criatura se pone amarilla de envidia”. El miedo produce sudores fríos y
la adrenalina defensiva puede poner los pelos de punta, mientras que la
timidez hace que la sangre se suba a las mejillas, provocando rubor.
Ante el peligroso enemigo, el hombre se apodera de una terrible palidez
de muerte; el cólera congestiona la cara con sangre, pero paraliza el
flujo de bilis y debilita al colérico; la repugnancia vacía el contenido de
la vesícula hepática que, penetrando en la circulación, produce náuseas
y mareos. La medicina reconoce que el eccema es producto del cólera
o de una herida, porque se produce una intoxicación del hígado, y las
toxinas y los residuos mentales penetran en el torrente sanguíneo; La
urticaria es muy común en quienes viven bajo tensión nerviosa y
preocupaciones mentales. ¡Las muertes repentinas tampoco son raras ,
ya sea debido a emociones de alegría o debido a catástrofes morales
inesperadas!

Así, todas las partes del ser humano se ven afectadas por la influencia
de la mente, que actúa con fuerza a través de los diversos sistemas
orgánicos, como el nervioso, linfático, endocrino o circulatorio.
Investigaciones médicas recientes, bajo la guía de la medicina
psicosomática, están confirmando que la psique altera profundamente
la composición y el funcionamiento de los órganos del cuerpo físico.
En consecuencia, por su penetración infinitesimal, la homeopatía es la
terapia más certera capaz de operar e influir de raíz en las emociones y
pensamientos perturbadores, modificando los efectos nocivos que luego
se manifiestan en la organización carnal.
Son principalmente los estados de enfermedad derivados de cambios en
el sistema glandular los que son más particularmente sensibles al
tratamiento homeopático, ya que tienen su principal base para perturbar
las condiciones mentales del espíritu. Las dosis infinitesimales
potenciadas por el proceso homeopático alivian la psiquis del potencial
peligroso, generado por la mente desgobernada, y que sobrecarga al
periespíritu con la carga morbosa de desechos tóxicos que surgen de sus
contradicciones. En el caso de un hígado agotado, debilitado por una
excesiva carga mórbida, que emerge “de adentro hacia afuera”, es decir,
“del espíritu a la materia”, este órgano precioso, filtro heroico y
responsable de la producción de hormonas nutritivas, necesita alivio.
ayuda inmediata y enérgica, en lugar de ser azotado violentamente por
la medicación tóxica que, viniendo de fuera, todavía lo obliga a realizar
un trabajo excepcional.

En este caso, es la homeopatía la que mejor puede actuar a través de su


cientificismo ordenado y exacto, sin obligar a los órganos debilitados a
drenarse intempestivamente, sino reactivando sus energías para una
función terapéutica endógena y sensible.

5. La evolución de la homeopatía

PREGUNTA: — Dado que los espíritus desencarnados pueden predecir


eventos futuros en nuestro mundo con mayor certeza, ¿puede decirnos
si el uso de la homeopatía tiende a extenderse tanto como ya ha ocurrido
con la alopatía?

RAMATIS: — Así como innumerables realizaciones e idealizaciones


empíricas, antes consideradas charlatanería, ya se imponen hoy como
hechos científicos indiscutibles, la homeopatía también se consagrará
como una de las ciencias más exactas de curar al hombre. En estos
momentos, la medicina alopática se siente casi impotente para resolver
muchos casos de enfermedades que se multiplican sin cesar, mientras
que la farmacología moderna, bajo una competencia comercial
desesperada, se ve obligada a sustituir sus medicamentos por otros, ¡con
la misma prisa con que las costureras cambian la moda femenina!
El desarrollo mental del ciudadano del siglo XX, así como los actuales
descubrimientos científicos en el ámbito electrónico, dotan al hombre
de la capacidad suficiente para comprender el mecanismo del mundo
infinitesimal y el consecuente poder de las dosis dinamizadas de
homeopatía. Pero es evidente que la historia siempre se repite cuando
se producen descubrimientos valiosos para la humanidad, que se resiste
a reconocer el valor de sus grandes pioneros. A pesar de la moderna
consagración del magnetismo y el hipnotismo terapéutico, Mesmer y
Braid, sus descubridores, fueron considerados en su época como
habilidosos charlatanes.

Pasteur, hoy consagrado como una de las glorias indiscutibles de la


ciencia médica, también fue hostigado cuando trató de demostrar vida
microbiana; Harwey, quien descubrió la forma en que se procesa la
circulación sanguínea, y Semmelweis, el médico que identificó la fiebre
puerperal, fueron considerados tontos, aunque sus descubrimientos
constituyen hoy la base de los más rigurosos tratados científicos
modernos.

Samuel Hahnemann, el genio de la homeopatía, también tuvo la vida


amargada por la persecución y el sarcasmo de los médicos alópatas;
pero todo esto tiene que transformarse en el más profundo respeto al
criterio científico de la homeopatía, porque llegará el momento en que
la ciencia médica tendrá que disculparse por haber olvidado a ese
hombre durante tanto tiempo. Fue uno de los más grandes científicos de
la humanidad, y su método terapéutico, enmarcado en la ley de que "lo
similar cura a lo similar", es el mismo que suele emplear la propia
Naturaleza en el tratamiento de las enfermedades crónicas cuando, bajo
un brillante proceso, le añade otra función enfermiza. a la misma
enfermedad que pretende curar.

Los mismos médicos alópatas son conscientes de que la ley de “syrnilia


similibus curantur” también rige los principios de la vacuna, la
desensibilización alérgica, el tratamiento hormonal y forma parte de
varias terapias modernas, mientras que en dosis infinitesimales
histaminas, isótopos, coloides y desensibilizantes. Y es que, tras los
descubrimientos que ha logrado la ciencia en el campo de la energía
nuclear, ya no se puede dudar del dinamismo pontificado por Samuel
Hahnemann en su tratamiento homeopático.

PREGUNTA: — ¿Los mentores espirituales de nuestro planeta no


podrían ayudar a la medicina alopática a consolidar su terapia de manera
tan precisa que, entonces, se pudiera prescindir del método
homeopático? ¡Ya que esto está en oposición a la práctica tradicional!
de la primera, ¿no sirve acaso esto para aumentar aún más la
competencia entre dos escuelas diferentes?

RAMATIS: — El progreso y la purificación de vuestra humanidad son


acontecimientos ya previstos en un gran plan espiritual, a través del cual
se supervisa la vida terrena, enmarcando todos sus acontecimientos en
una disciplina superior, para que cada cosa encaje en su ciclo exacto, en
beneficio de evolución general. La técnica evolutiva de la vida del
hombre determina que, a medida que una determinada cosa se
consolida, otra debe estar lista para reemplazarla en el futuro.

Cuando la medicina alopática apenas consolidaba sus principios


fundamentales, organizaba su cuerpo doctrinal y disciplinaba la
formación médica a través del curso académico, la ley progresista ya
orientaba los primeros estudios y experimentos, aún indecisos, en el
ámbito de la homeopatía.

Samuel Hahnemann y sus devotos discípulos, como espíritus


misioneros al servicio de la humanidad, descubrieron las primeras leyes
y establecieron las reglas fundamentales de un nuevo sistema
terapéutico que, más tarde, se impondría al antiguo método de curación
y se convertiría en un precioso aporte a la salud terrenal. Medicamento.

Como los homeópatas aún parecen valientes pioneros que se adentran


en la jungla hostil del sarcasmo y la desconfianza médica alopática y
aún no han podido revelar toda la capacidad de la homeopatía, el plano
espiritual ya está en movimiento con otros recursos terapéuticos, cuyas
raíces, por ahora ocultas , parecen estar basados en los mismos
principios curativos que la experimentación homeopática.
Esta es la medicina “Psicosomática” moderna, que considera al hombre
como algo más importante que una simple máquina, y pretende tratarlo
como un ente global, un todo cuerpo-alma, y considerarlo
terapéuticamente en todas sus relaciones íntimas o con el medio
ambiente. En consecuencia, es una terapia eficiente que servirá para
llegar más fácilmente a la futura psicoterapia, entonces libre de
medicina material.

Con esta explicación, os será fácil reconocer que, en el tratamiento de


la salud del hombre, la Ley Espiritual utiliza diversas técnicas
compatibles con su propio progreso mental y científico, pero siempre
encaminadas a su mayor elevación y sanación psíquica. Por eso los
métodos de la medicina bárbara de antaño —con la exageración del
cauterio con hierro al rojo vivo, la excentricidad de la moxa, las
ventosas, los sedantes, la exutoria y las fontanelas, las sanguijuelas y la
terapéutica escatológica, el tratamiento con vómitos masivos y
purgantes, la medicación contradictoria, versátil y tóxica de la medicina
alopática— son sólo pasos preparatorios y eslabones intermedios que
consolidan el éxito de la terapia homeopática, preparando también el
terreno para la futura medicina psicoterapéutica pura y racional, en
cuanto el hombre logre un mejor avance espiritual.

La homeopatía no es una doctrina médica deliberadamente contraria a


la alopatía, sino simplemente un resultado natural del progreso
terapéutico del mundo terrenal, de acuerdo con la propia evolución
mental y psicológica del hombre. Es un método que no debe ser
subestimado y que no desaparecerá bajo ninguna crítica académica,
porque representa exactamente una de las etapas avanzadas de la
Ciencia Médica en el camino hacia la psicoterapia absoluta.

PREGUNTA: — ¿Cómo podríamos tener una idea de esta etapa


avanzada de la Ciencia Médica, en la que la homeopatía representa la
base favorable para la Psicoterapia absoluta, en el futuro?

RAMATIS: — El médico que salte repentinamente del conocimiento y


hábito exclusivo de la alopatía a la práctica de la medicina
psicosomática, sin conocer antes los efectos y sublimaciones
científicamente comprobables que la práctica de la homeopatía ejerce
sobre los temperamentos, la mente y la psique, siempre tendrá que
enfrentan grandes dificultades en su diagnóstico, perdiendo un tiempo
precioso al margen de las conjeturas. La naturaleza de las indagaciones
del médico psicoterapéutico y su consiguiente juicio terapéutico puede
muy bien no corresponder a la realidad esencial de la psiquis de su
paciente, si ese médico ignora el significado exacto de las leyes
espirituales que disciplinan la manifestación del espíritu en la forma
carnal.

El enfermo no le revela al médico, con toda exactitud, los principios


psíquicos discordantes que son la causa exacta de su enfermedad y, si
pudiera hacerlo, obviamente podría ser su propio médico. Solo expone
los efectos morbosos de causas ocultas, que ignora, y busca la solución
a través de personas conocedoras; revela sus propias impresiones al
responder a las consultas médicas, sin identificar la realidad causal y
revelando los hechos tal y como ocurren. Toda sintomatología orgánica
o psíquica, observada por el médico o transmitida por el paciente al
mundo exterior de la materia, es sólo un efecto de lo producido bajo la
íntima regencia de leyes y principios espirituales comúnmente
ignorados tanto por el médico como por su paciente. Todos los
fenómenos de vuestro mundo, como el calor, el frío, la electricidad, las
tormentas o la simple composición del agua, obedecen a leyes
inmutables que serán idénticas en cualquier latitud del orbe o en
cualquier momento de vuestra apreciación. El éxito del progreso y
realización científica en el mundo terrestre no se debe enteramente al
descubrimiento de los fenómenos mismos o al hecho de que hayan sido
controlados en su manifestación espontánea o conocidos en su origen,
pues el éxito siempre depende más del hecho de que los científicos han
podido identificar la naturaleza misma de las leyes que gobiernan tales
fenómenos.

Será necesario, pues, que, al examinar al paciente, el médico no se base


únicamente en lo que pueda impresionar sus sentidos físicos o despertar
asociaciones de ideas que favorezcan sus conjeturas psicológicas, aun
cuando el resultado pueda satisfacer los métodos oficiales e
investigativos establecidos por la Psicoterapia o Psicoanálisis. Esto sólo
implicaría un ajuste de los síntomas físicos, o presumiblemente
subjetivos, a programas, reglas y éticas creadas por los hombres, pero
con desconocimiento de la vigencia exacta de leyes espirituales
indiscutibles, que disciplinan los fenómenos pero que no modifican en
nada, a pesar de las nuevas doctrinas científicas creadas por el hombre.
Dicho esto, es necesario que, en cualquier investigación morbosa, se
trate primero de averiguar cuáles son las leyes exactas, creadas por la
Naturaleza o por la Divinidad, que realmente gobiernan las causas y
efectos de las enfermedades que se observan. Estas leyes inmutables y
espirituales, que indudablemente actúan sobre causas y efectos en la
vida humana, estableciendo tanto la salud como la enfermedad, actúan
específicamente en el mundo mental oculto, que nutre el pensamiento,
así como en el mundo etéreo-astral, que nutre las emociones e
interpenetra. la manifestación del espíritu humano en forma física. Los
sentidos físicos, como recursos identificativos de la persona en el
mundo carnal, observan y evalúan formas; pero éstas son sólo una
expresión más grosera y transitoria de las energías libres que
“descendieron” o “descargaron” desde los planos ocultos e
imponderables, para luego ser plasmadas orgánicamente en el escenario
de la vida material.

Y como dosis homeopáticas infinitesimales y dinamizadas logran


penetrar más intensamente en este mundo oculto de las fuerzas libres,
llegando incluso a interferir en los síntomas mentales, la homeopatía
debe ser considerada como una etapa avanzada de la ciencia médica
moderna, sirviendo de base experimental para el éxito definitivo. de
Psicoterapia.

PREGUNTA: — ¿Podrá algún día la homeopatía convertirse en una


ciencia que prescinda de la cirugía?

RAMATIS: — En absoluto, porque sólo la cirugía puede tratar los casos


de lesiones corporales, deformaciones orgánicas, estenosis o
destrucción y rotura de tejidos, así como la extracción de cuerpos
extraños del cuerpo humano. Sin duda, la homeopatía puede ayudar a
consolidar fracturas en casos de accidentes óseos, o bien favorecer
cierta calcificación en lesiones pulmonares; sin embargo, en cuanto a la
operación mecánica de reparación de huesos o ajuste de músculos
traumatizados, sólo la intervención quirúrgica u ortopédica puede
resolver realmente el caso.

No pretendemos considerar a la homeopatía como la única ciencia


médica, ni la consideramos capaz, en su dinámica, de sustituir la
preciada asistencia quirúrgica que puede resolver o corregir las
deformidades orgánicas. Queremos explicar que la sabiduría
homeopática es la medicina que, en su sutil penetración en el cosmos
orgánico, es la que mejor puede preservar la salud humana porque,
además de curar las enfermedades más persistentes, también inmuniza
al organismo contra futuras consecuencias, incluso evitando ciertas
intervenciones quirúrgicas.

Nuestro principal propósito, en estas consideraciones, es despertar la


atención de los médicos bien intencionados, para que estudien la
medicina homeopática con valentía y criterio, demostrando que
realmente cura sólo movilizando las fuerzas del propio organismo, en
lugar de forzar a los órganos. .enfermos a un trabajo aislado, obligados
a funciones violentas e inesperadas, para las cuales no están preparados
ni fortalecidos, siendo agravados aún más por el drenaje tóxico de la
medicina alopática. Bajo la homeopatía, es el propio organismo el que
acelera y dinamiza sus energías vitales, promoviendo las operaciones
necesarias para sostener y destruir la perniciosa invasión microbiana.
Reeduca al organismo y lo inmuniza en sus bases energéticas, vitales,
potenciándolo en un estado de vigilia y seguridad que lo pone en
defensa contra cualquier enfermedad imprevista.

PREGUNTA: — Una vez escuchamos a personas conocedoras del


campo terapéutico decir que la homeopatía no ha evolucionado.
¿Puedes decirnos algo sobre eso?

RAMATIS: — Uno de los principios más importantes de la homeopatía


es el estudio de las reacciones recíprocas del individuo en contacto con
las manifestaciones más comunes de su hogar físico. Muchos de los
principios adoptados por Hahnemann ya son aceptados abiertamente
por la medicina alopática, aunque sólo los reconoce bajo otros aspectos
y quiere negarles prioridad en la práctica homeopática. Homeópatas,
como ya. Como os decíamos, siempre consideran al enfermo también
en sus relaciones con el medio en que vive porque, además de la
necesaria investigación de las causas morbosas generadas en la
intimidad de la criatura, lo estudian en cualquier analogía que les
ofrezca. con el mundo exterior donde opera.

Como la homeopatía se basa en principios inmutables y bajo leyes


permanentes que garantizan la estructura definitiva de la doctrina, es
evidente que su evolución sólo podrá verificarse en la multiplicidad y
variedad de aplicación de nuevos medicamentos dinamizados. A
medida que aumenta la población de la tierra, también lo hace el número
de nuevos tipos psicosomáticos y aquellos sujetos a nuevas
oportunidades terapéuticas de medicamentos dinamizados. Así como
las leyes y reglas espirituales que rigen el mundo terrenal son
inmutables y ciertas, las leyes que subyacen en la homeopatía no se
alteran ni reemplazan en ningún momento ni en ninguna latitud
geográfica del orbe. Sus leyes no evolucionan, porque son principios
definitivos y derivados de las mismas leyes que rigen la vida espiritual,
y que también son fijas, como el mismo Dios, que no evoluciona, pues
ya contiene en Sí mismo el máximo de Sabiduría, Poder y voluntad
Regulan la afinidad entre las sustancias, la cohesión entre las estrellas y
la afinidad entre los seres, ya que derivan de una sola Ley, que es la Ley
del Amor de Dios, expresándose en diversas formas y planos de vida
cósmica.

Por eso, tanto en el pasado como en el presente y como será en el futuro,


la ley de que “lo similar cura a lo similar” sigue rigiendo el proceso de
curación homeopática, sin cambio alguno en su fundamento inmutable.
Esta es una de las principales verdades científicas de la homeopatía, y
bajo esta ley se ha mantenido la misma cualidad original desde su
consolidación, pues sólo mediante la modificación de tan fundamental
principio cambiaría también la doctrina de la medicina infinitesimal. .

PREGUNTA: — ¿Pero el descubrimiento de nuevos medicamentos no


demuestra también que la homeopatía necesitaba otros recursos
terapéuticos y que, por tanto, necesita progresar?

RAMATIS: — El progreso de la homeopatía sólo sería comprensible


en su gama más amplia de servicio terapéutico, o con la identificación
de nuevos tipos de pacientes para su área de aplicación médica. Además
de los medicamentos seculares, también se promovieron nuevas
sustancias que podrían servir así a nuevos tipos de pacientes, algunos
cuyos temperamentos “sui generis” se asemejan más a las inquietudes
del siglo atómico. Ante la complejidad y superactividad en la que se
vive actualmente, también se han incrementado las susceptibilidades de
los individuos, quienes se ven obligados a constantes mutaciones que
aceleran sus reacciones temperamentales, y sensibilizan su psiquismo
preñado de angustias cotidianas. Es así como los homeópatas modernos
también encuentran tipos más sutiles y complejos para su habitual
identificación psicofísica, ya que no pueden ignorar sus reacciones
inesperadas, propias de la ruidosa vida de ciudad y las mil adaptaciones
en una atmósfera saturada de electricidad, emanaciones químicas y
creciente radiactividad, algo eso no sucedía en la época de los
experimentos de Hahnemann y sus devotos discípulos. Ahora están
obligados a emplear un proceso similar al que, en la medicina alopática,
se suele hacer con los pacientes alérgicos, cuando se les aplica
medicación desensibilizante, para ayudarlos a eliminar los "factores
alérgicos". Así, primero tratan de neutralizar en sus pacientes los
factores resultantes de un ambiente tan contradictorio, a través de dosis
preventivas que desintoxican y desensibilizan la psique afectada por los
disturbios de la vida moderna, donde el disturbio crece cada vez más,
por las razones ya mencionadas.

Si bien nuevos y múltiples factores perturbadores, inexistentes e incluso


impredecibles en la época de Hahnemann, se han manifestado en la vida
actual, todos los principios de su brillante método de curación continúan
aplicándose con cada vez mayor éxito. Los homeópatas modernos ya
han podido comprobar que el sistema terapéutico hahnemaniano
dispone de un arsenal definitivo para asistir a todo tipo de individuos
que componen la escala humana, cuyo éxito curativo dependerá sin
duda de su elección. Es por esto que la homeopatía, como ciencia exacta
y disciplinada por reglas perfectas y derivada de elevadas leyes
espirituales, no presenta un patrón evolutivo diferente a su doctrina
original, pues ya se encontraba consolidada, en sus inicios, bajo una
cualidad espiritual inalterable. Su progreso, por tanto, si así se lo
considera, debe deberse a su eficacia para atender al mayor número de
pacientes.
Terapia homeopática

PREGUNTA: — Hemos tenido ocasión de advertir que algunos


médicos homeópatas, al examinar a sus clientes, prescinden del
cuidadoso examen clínico propio de los médicos alópatas, pareciendo
indiferentes a los exámenes de laboratorio, radiografías, reacciones
sanguíneas y, a veces, limitándose a a escribir una serie de preguntas
que nada tienen que ver con la enfermedad, creemos que ese sistema de
clínicas es lo que inspira cierta desconfianza hacia la clínica
homeopática, ya que el cliente nota que no está siendo examinado con
la técnica médica que todo el mundo está acostumbrado. ¿Qué nos
cuentas al respecto?

RAMATIS: — El médico homeópata experimentado, bastante


integrado en su función terapéutica, estudioso de las leyes espirituales,
a pesar de ser un científico limitado por los cinco sentidos, es casi
siempre un intuitivo y de aguda sensibilidad psíquica, capaz de sondear
al paciente no sólo en función de su enfermedad, sino también en todo
su "cuerpo y alma", así piensa, siente y actúa. Su tarea es individualizar
el remedio que es más similar y en sintonía con el carácter, el
temperamento y el todo psíquico de su paciente; se preocupa mucho
más por el paciente que sólo por diagnosticar la enfermedad.

El paciente del médico homeópata no debe ser considerado sólo como


afectado de un órgano o sistema, o como consecuencia de una
determinada enfermedad, sino, sobre todo, indagado por su propio tipo
psicosomático, en el que se integran todas sus idiosincrasias y síntomas
mentales. . La suma del todo mental, psíquico y físico del individuo es
lo que interesa particularmente al médico homeópata: su comprensión
psicológica, sus sentimientos, sus emociones y su razonamiento, en
comparación con el medio en que vive. Es indudable que, en cualquier
manifestación de enfermedad, la separación del sentimiento y la razón
o de la voluntad y el entendimiento no opera en el individuo, ya que, si
esto ocurriera, se produciría la alienación mental, el completo
descontrol orgánico y la muerte fatal.
De ahí que se considere que la sabiduría homeopática deriva de la
misma sabiduría divina, ya que, si el hombre es un todo que se
manifiesta intensamente en el mundo físico, es evidente que, cuando
está enfermo, también debe ser tratado “según sus obras”. , es decir:
según tus realizaciones, pensamientos, voluntades y sentimientos ya
consagrados en tu vida psíquica y física. Para el médico homeópata, lo
que importa del paciente son sus manías, su temperamento, sus manías
y reacciones emocionales; si es posible, ¡incluso vuestras virtudes y
vuestros pecados! De esta manera, el médico puede prescribir en
perfecta concordancia con el carácter y estado mental del paciente,
eligiendo la dosis capaz de efectuar la mayor cobertura posible de todas
las manifestaciones morbosas del alma y cuerpo del consultante.

El médico homeópata compone el retrato físico y mental del individuo,


investigando su sentido personal, la elasticidad de sus concepciones
morales, religiosas o filosóficas, su capacidad de razonamiento e
incluso sus excentricidades en las relaciones de la vida en común. Así,
individualiza el remedio que mejor corresponde a la sinopsis mental
psicofísica y que puede neutralizar las perturbaciones en su fuente
original. Finalmente, modifica los propios síntomas mentales y purga
los residuos tóxicos que oprimen el periespíritu del paciente debido a
los desequilibrios temperamentales de la personalidad humana. Es
indiscutible que esta cuidadosa investigación exige del médico
homeópata un conocimiento profundo de las leyes espirituales mismas
que rigen la vida humana, para poder aplicarlas dentro del principio
básico de la homeopatía. Incluso existe una gran similitud entre el
proceso homeopático, en la búsqueda de los ascendientes psíquicos del
paciente, y la acción de la ley kármica de Causa y Efecto, que disciplina
los procesos de reencarnación y rectificación de los espíritus en los
mundos físicos.

De ahí que el mayor éxito del homeópata dependa mucho del tipo de su
convicción espiritual porque, además de su tarea de científico,
psicólogo y buen "lector de almas", también debe ser un eficiente
filósofo de las leyes. de la vida y del espíritu sobreviviente. .
PREGUNTA: — ¿Cómo podríamos apreciar mejor esta profunda
relación entre la Ley Kármica y el tratamiento empleado por la
homeopatía, al que usted se refirió hace un momento?

RAMATIS: — Los mentores del orbe terrenal, responsables de los


destinos humanos, muchas veces prescriben curaciones reencarnatorias
a través de un sistema que podemos llamar “homeopatía espiritual”, esto
ocurre cuando ciertas criaturas se enferman por subvertir la acción
benefactora de las leyes de la vida en acción en los mundos físicos. El
cruel, el déspota que abusa de su poder sobre los pueblos humillados,
puede compararse a un individuo embriagado por la medicina violenta;
luego, la Ley Kármica, actuando bajo la misma ley de los “similares”,
prescribe, para la cura de esta embriaguez espiritual, la reencarnación
del ofensor en una situación humillante, ligado a viejos adversarios
encarnados en la figura de parientes, enemigos o tiranos. jefes, que
también lo han atormentado desde la cuna hasta la tumba, como
verdaderas pequeñas dosis de medicación homeopática. La Ley
Espiritual, en lugar de violar el alma enferma de la tiranía, sometiéndola
a una terapia de tipo alopático, que puede eliminar drásticamente los
efectos sin extinguir la causa de la enfermedad, prefiere someterla a la
dinámica de las dosis homeopáticas, ubicándola entre los tiranos
menores que luego van afinando o decantando su estado enfermizo. En
el primer caso, el tirano sería castigado “alopáticamente”, porque la
tiranía se considera digna de la eliminación más drástica; en el segundo,
la Ley del Karma reeduca al tirano, haciéndole sentir en sí mismo los
mismos efectos nocivos que sembró en otros lugares. Pero deja abierta
su razón para emprender su rectificación psíquica, similar a lo que hace
la homeopatía, que reeduca el organismo sin violentarlo y lo ayuda a
renovarse bajo una mejor cohesión mental y reflejo del propio paciente.

Como Dios no castiga a sus criaturas, todas las leyes fundamentales de


su Creación sólo tienen como objetivo la renovación y progresiva
readaptación del “pecador”, impulsándolo hacia su brevísima dicha
espiritual. Este tratamiento de recuperación gradual del espíritu a través
de varias reencarnaciones físicas actúa, por tanto, como una especie de
homeopatía espiritual, en la que la Ley ajusta la maquinaria psíquica del
hombre, sin violentar su conciencia ya formada en el tiempo.
PREGUNTA: — ¿Cuáles son los principales factores que, en un
principio, pueden dificultar la curación definitiva del paciente bajo
tratamiento homeopático?

RAMATIS: — La impaciencia y la prisa del paciente en desear una


curación instantánea, creyendo que, eliminados los síntomas dolorosos,
eliminada la causa, producen estados psíquicos de angustia y
desconfianza, que constituyen cortinas de magnetismo negativo que
resisten y perturban la plenitud de el efecto potenciado de la
homeopatía.

En general, las curas con homeopatía no son espectaculares y tan


rápidas como las registradas con la terapia alopática, ya que esta última
suprime los síntomas dolorosos de forma brusca, aunque en el futuro
pueden producirse recaídas más peligrosas, o pueden empeorar las
enfermedades crónicas e incurables, incubadas en el organismo. Las
dosis homeopáticas, cuando son precisamente individualizadas por el
homeópata, no sólo resuelven las causas de la enfermedad y luego
extinguen los síntomas morbosos que afectan cualquier región orgánica,
sino que también actúan profundamente en la intimidad de todo el
organismo y resuelven otros estados patológicos que puedan
presentarse. eclosionar en el futuro.

Los que son tratados con homeopatía están generalmente vacunados


contra varios tipos de brotes epidémicos y contagiosos, además de no
sufrir el peligro de saturación de medicamentos. La homeopatía reeduca
al organismo para mantener activas sus defensas y dotarlo de energías
que serán controladas por el mismo espíritu, y que deberán atender con
mayor presteza al equilibrio psicofísico. Altas dosis higienizan el aura
vital y la hacen más lúcida, pues no sólo favorecen la libre circulación
de las energías que vitalizan todo este sistema, sino que también
establecen el ritmo del trabajo armonioso y cohesionado de los
“chakras” sobre el “doble etérico” , que es el cuerpo intermediario entre
las relaciones del periespíritu y el organismo carnal.

Es cierto que la purificación del espíritu debe realizarse de adentro hacia


afuera, mediante la evangelización consciente y una vida digna a la luz
del día; pero, así como la absorción de fluidos animales inferiores
ensombrece u oscurece el campo áurico del periespíritu, éste también lo
aviva y lo ilumina cuando la prescripción homeopática es correcta.

Por lo tanto, la terapia homeopática es una gran ayuda en la terapia


del espíritu mismo.

7. El tipo de paciente y el efecto de la medicación

PREGUNTA: — ¿Qué significa “individuo electivo” para el


tratamiento homeopático, al que se ha referido varias veces?

RAMATIS: — El individuo electivo es aquel que tiene predisposición


para la terapia homeopática. Así como hay criaturas más dispuestas a la
música, la pintura o la escultura, también las hay sensibles a la medicina
homeopática, con una psique confiada en la droga, a pesar de su
aparente inocuidad. Estas criaturas son capaces de ahorrar energía y
evitar los excesos cuando se les entrega a un trato infinitesimal.
Íntimamente se eligen para la absorción de la medicina; dinamizan, en
sí mismos, no la fe inconsciente del sentimentalismo popular, sino la
disposición animadora, científicamente dinámica en vibraciones
curativas; sigue la poderosa emisión de energía de alta dinamización.

Como la homeopatía es terapéutica ya en el umbral de las fronteras


espirituales, todas las condiciones psíquicas negativas perjudican su
incorporación energética, mientras que una vocación favorable es la
base del éxito. Sólo en los casos "neutros" del niño, es que la
homeopatía actúa realmente en forma de prescripción pura, delicada,
con una psique bien formada y aficionada al dinamismo creativo. La
creencia misma en las fuerzas magnéticas y la convicción de la
supervivencia de el alma son factores que operan en la condición
electiva.Como ya hemos explicado, la homeopatía es la ciencia más
exitosa en el futuro, porque requiere, además, una mayor cuota de
espiritualidad.

PREGUNTA: — ¡Es difícil para nosotros comprender que la curación


a través de la homeopatía puede ser ayudada o impedida incluso en
términos de confirmar el carácter del paciente! ¿Podría aclararnos mejor
este asunto?
RAMATIS: — ¡Si no hubiera sido así, la medicina homeopática ya
habría curado todas las enfermedades físicas de la humanidad terrenal!

El glotón, el despiadado, el incrédulo, el libidinoso, el alcohólico, el


colérico, el avaro, no son pacientes electivos y absolutamente exitosos
para la dulce y generosa terapia de la homeopatía, como lo son el frugal,
el piadoso, el pacífico, el honesto, el casto, el espiritista, el abstemio o
el manso de corazón. Y sin embargo, la admirable y exacta ley de los
“semejantes que son curados por los semejantes”, actuando en perfecta
afinidad con ciertos personajes, y que determina que los primeros sean
tratados y curados por la tóxica y dolorosa terapia de la alopatía,
mientras que los segundos están libres de grandes sufrimientos, porque
son psíquicamente electivos a la suave medicación homeopática.

Y es muy grande la dificultad de los médicos homeópatas cuando


necesitan traspasar el muro de granito de ciertas almas embrutecidas, en
las que la suave terapia de dosis infinitesimales deja la impresión del
esfuerzo que haría un rayo de Sol para penetrar en el seno del ¡barco
fangoso!

PREGUNTA: — A pesar de sus explicaciones, nos resulta extraño que


incluso la disposición de creencia o incredulidad espiritual, o bien la
naturaleza de ciertas virtudes o pecados, puedan influir en el tratamiento
homeopático. ¿No es su acción principal curar el cuerpo físico y no la
moral del paciente?

RAMATIS: — Como las dosis homeopáticas despiertan energías


directamente en la imponderable intimidad de las fuerzas creadoras, del
mundo infinitesimal, obviamente ejercen mayor acción en el individuo
de mayor sensibilidad espiritual y accesible a las ideas nobles ya los
principios superiores de la vida. Vuestro cuerpo magnético es de una
frecuencia superior y más noble, más fácilmente sintonizable con la
efervescencia de fuerzas y magnetismo de dosis potencializadas, sin
debilitarlas por la presencia de energías inferiores ni bombardearlas con
los petardos tóxicos de la mente desordenada.

Por eso los niños pequeños, por ser menos capciosos y más
espontáneos en sus manifestaciones infantiles, se curan más
fácilmente con la homeopatía.
Aunque para muchos científicos y académicos la idea de que incluso
una creencia vehemente en la inmortalidad del espíritu pueda influir en
el éxito de la terapia homeopática parece ridícula, lo cierto es que el
espiritista nutre una disposición magnética más positiva en su contexto
espiritual. El hombre que cree sinceramente en su supervivencia
espiritual hace los mejores esfuerzos para elevarse a frecuencias
vibratorias psíquicas superiores, y así contribuye al éxito de una
medicina cuya función es dinamizar las energías del cuerpo físico.

Cuanto más consciente y convencido esté el hombre de su supervivencia


espiritual, más esperanzado y optimista estará para su futuro,
manteniendo un receptivo y excelente magnetismo para revivir bajo la
acción energética de dosis infinitesimales. Es evidente que el médico
homeópata estará mucho más perplejo en tratar y curar a un zulú
embrutecido que en administrar las dosis dinamizadas a un místico
hindú sereno, frugal y pacífico, que a la vez domina sus pasiones y se
mantiene por encima de todas las demás vicisitudes humanas. El
primero es la criatura que aún emerge de la animalidad primitiva, con
un razonamiento vacilante y un sentimiento áspero, inaccesible a la
energía delicada de las altas dosis homeopáticas; la segunda, mística,
serena y comprensiva, es un alma profundamente electiva y receptiva al
catalizador homeopático, que luego potenciará las energías muy sutiles
de tu psiquis elevada.

PREGUNTA: — ¿Cree que el tratamiento homeopático hoy es más


eficaz que en la época de Hahnemann?

RAMATIS: — Independientemente de cualquier época, la homeopatía


cuenta siempre con los recursos terapéuticos más avanzados y de éxito
seguro, ya que sólo aplica los principios y reglas establecidos por
Hahnemann, que son definitivos, sólidos e inmutables tanto como las
leyes que rigen los fenómenos de vida humana. Es cierto que los
enfermos del siglo XX, además de ser menos elegibles para las dosis
infinitesimales de la homeopatía, son todavía más caros para el
imponderable tratamiento energético, ya que desde la cuna del
nacimiento están saturados de antibióticos, sulfas, salicilatos,
barbitúricos y todo tipo de medicación violenta que pueda dejar
residuos tóxicos. Ante los más inocuos catarros, gripes o dolores de oído
del “bebé”, y que las abuelitas liquidaban con tisanas caseras o aceite
de oliva dulce templado, los padres modernos los someten a la tremenda
ofensiva de las hipodérmicas, que luego liberan sustancias minerales en
la circulacion demasiadas ofensivas y antibioticos para una tierna
organizacion apenas despertando a la vida terrena.

Y es por eso que los homeópatas modernos, en muchos casos, antes de


prescribir la medicación fundamental para el paciente, necesitan
someterlo a un tratamiento preventivo y específicamente
desintoxicante, drenando los residuos tóxicos y residuales de la
medicación masiva y tóxica desmedida. Por lo general, los pacientes
que acuden al médico homeópata sólo lo hacen después de "perder la
fe" en la alopatía, cuando ya se encuentran desorientados, saturados de
medicación y agotados por el peregrinaje incesante por las consultas
médicas, donde han recibido un tratamiento acorde con el tipo de la
clínica especializada. Aquí, ante un ritmo irregular mostrado por el
examen del electrocardiograma, el médico señala una disfunción
cardíaca; allí, al examinar la colecistografía del mismo paciente, otro
médico opina por estasis biliar avanzada o adherencia de la vesícula
biliar; allí, tras someterse a una nueva serie de radiografías, se pontifica
el diagnóstico de úlcera duodenal, con los tradicionales “nichos” de la
terminología médica. El paciente, ya inquieto y adicto a la búsqueda de
una “enfermedad”, olvidando que su problema morboso es uno solo y
tiene su origen en su psiquismo perturbado en esta o en la vida anterior,
sigue sometiéndose a nuevos exámenes, placas radiográficas y de
laboratorio. investigar. Procede con una nueva investigación de todo su
organismo, ya minuciosamente escrutada por los más eficientes equipos
modernos, pero evidentemente sin resultados satisfactorios. No es
difícil que, después de este peregrinaje insoportable y, sometido a todos
los métodos de tortura que impone el tratamiento moderno, el enfermo
escuche de un médico sensato la afirmación: “No tienes nada de
enfermedad orgánica, porque tu enfermedad es sólo de origen nervioso
. ”! ¡Y prescribe la necesidad de una absoluta despreocupación, mucho
descanso y poca medicina, para evitar una mayor intoxicación!

Sin duda, para este tipo de pacientes el tratamiento homeopático sería


excelente, si no estuviera ya muy intoxicado por la alopatía y el
descreimiento de la medicina terrenal, lo que también le habría hecho
desconfiar de las dosis infinitesimales. Pero, desafortunadamente,
todavía hay un pequeño porcentaje de personas que realmente están en
las condiciones mentales, emocionales y seguras para tratarse con la
terapia suave y exacta de la homeopatía.

PREGUNTA: — ¿Podría darnos más explicaciones sobre esta


predisposición o confianza mental y emocional hacia la terapia
homeopática?

RAMATIS: — En el ejemplo que le dimos antes, tratábamos de aclarar


que no había enfermedad, sino sólo un paciente mental y emocional,
buscando el diagnóstico externo de cualquier enfermedad clasificada
científicamente; su mal residía en la totalidad del individuo, actuando
sobre su psiquis y perturbando sus propios nervios. Actualmente, el
miedo al cáncer incurable afecta la mente de ciertas personas de tal
manera que, en algunos casos, perturba su equilibrio biomagnético e
incluso produce desarmonías orgánicas y extraños estados enfermizos.
Esta angustiosa expectación cancerosa se acentúa ante el miedo común
al más simple chichón, verruga, quiste sebáceo o epispasis inofensiva,
en el que los más pesimistas sólo se tranquilizan cuando el médico les
diagnostica cualquier otra enfermedad diferente y menos aterradora,
aunque ¡Es la úlcera, la úlcera gástrica, la colitis, la amebiasis o la
diabetes!

Evidentemente, cuando este tipo de paciente tan pesimista pierde la fe


en la ciencia médica alopática, a pesar de que ésta le impresiona con
todo su aparato técnico y sensible a su carne, también confía poco en el
homeópata opcional, que sólo prescribe “aguas pequeñas”. ” sin color y
sin sabor... Ante tanto agotamiento neuropsíquico, saturación de drogas
y completo desánimo, se hace mucho más difícil despertar a través de
la homeopatía la dinámica del cuerpo torturado y víctima de una
profunda melancolía. De hecho, para el homeópata, tal paciente
representa un problema grave, ya que ya ha sido inyectado,
radioactivado, saturado con grageas, vitaminas y varios minerales. ¡Sin
duda ha probado todo el arsenal de antibióticos, barbitúricos, salicilatos,
sulfas, sustancias mercuriales y estricnina! En ciertos casos, su
memorial puede ser aún más extenso; tal vez fue psicoanalizado por un
erudito discípulo de Freud, que activó su surgimiento subconsciente y
fijó sus represiones infantiles, o bien fue sometido a un examen por un
psiquiatra calificado, que pudo haberlo encuadrado bajo la terminología
representación pintoresca del tipos esquizotímicos o ciclotímicos, según
los estudios de temperamentos de Kretschmer.

Pero no cabe duda de que se trata de un tipo de paciente sin disposición


electiva ni simpatía mental y emocional con el tratamiento
homeopático; y, debido a que no puede atestiguar los efectos
medicinales de la homeopatía sobre su organismo físico, como ocurre
con los remedios alopáticos, crecerá aún más su desconfianza y
desinterés por el tratamiento infinitesimal. Ignora, comúnmente, que
son las energías vitales del propio organismo las que, bajo la acción
dinámica de la homeopatía, despiertan y efectúan la cura definitiva,
atendiendo a la sabia dirección del espíritu inmortal.

PREGUNTA: — Pensamos que tal paciente, fracasado en el tratamiento


alopático, tampoco se curará con la homeopatía, ¿no es así?

RAMATIS: — La cura dependerá del propio paciente, según su celo,


perseverancia, paciencia y confianza en el tratamiento prescrito por el
médico homeópata, pues es evidente que no debe ser considerado un
mago o un ser milagroso sino, en de hecho, un científico que opera en
obediencia a las leyes inmutables del gobierno espiritual del alma sobre
el cuerpo físico. Dada la inmutabilidad de los principios homeopáticos
y el hecho de que sus medicinas aún continúan con la misma eficacia
ya probada hace más de un siglo, la medicina homeopática también
podrá curar a ciertos pacientes que han sido desilusionados por la
ciencia médica alopática, siempre que la homeópata es capaz de
identificar su tipo exacto psicofísico y así prescribirle la medicina
constitucional. Para probar esta eficacia centenaria de la medicina
homeopática, basta recordar que el mismo tipo de pacientes que hace
casi dos siglos curaba Hahnemann con China, Thuya o Natrum
Muriaticum, se curan todavía hoy con los mismos medicamentos,
siempre que estos los pacientes presentan las mismas condiciones
psicofísicos que son individualizados para la prescripción de dichos
remedios. El mismo dolor de cabeza producido por el reumatismo
bienorrágico y que Hahnemann curaba con Thuya Occidentalis, cuando
se presentaba en individuos impacientes, de habla rápida, que se
irritaban o excitaban con facilidad, los homeópatas modernos continúan
curando hoy con la misma Thuya, ya que son los mismos psicofísicos.
tipos y aunque la terminología médica puede clasificarla modernamente
como cefalea nerviosa, migraña crónica o con cualquier otra
denominación patogénica.

Lo que realmente le importa al homeópata no es el nombre o la


terminología que guía el diagnóstico de las enfermedades, sino saber
qué tipo de enfermedad se evalúa en su conjunto psicosomático. En el
ejemplo anterior, el homeópata tiene en cuenta que, además del dolor
de cabeza derivado del reumatismo gonocócico, el paciente tiene la
característica psicológica de ser fácilmente excitable o irritable,
impaciente y nervioso por cualquier bagatela y, ante este cuadro
psicofísico, luego prescribe a Thuya Occidentalis. Además de tener en
cuenta el aspecto orgánico enfermo del individuo, la sabiduría
homeopática fundamenta la prescripción de cada remedio bajo el
mismo manto (el trasfondo mental, psíquico y emocional del enfermo,
esto en cualquier momento, y por tanto su farmacología permanece
siempre estable). la técnica homeopática, que es un proceso definitivo
y científicamente probado por la experiencia, no cambia en su norma
ya consagrada en el tiempo porque, como ya os hemos dicho, ¡cambian
las enfermedades pero no los pacientes!

PREGUNTA: — Nos gustaría comprender mejor por qué ciertos


pacientes modernos pueden dificultar el diagnóstico y elegir la
medicina homeopática electiva a su tipo psicofísico, solo porque están
saturados de remedios alopáticos masivos, o bien porque ya han pasado
por un tratamiento médico prolongado antagonista de la homeopatía.
¿No le basta al médico homeópata conocer la constitución mental
temperamental o la característica fundamental del paciente, para el éxito
de su prescripción?

RAMATIS: — Ya hemos aludido en nuestras consideraciones a las


alteraciones secundarias que pueden ocurrir en el paciente cuando, por
la fuerza de las circunstancias, cambia su temperamento habitual, o
cuando, por alguna perturbación afectiva más duradera, se produce
alguna perturbación en el estado de ánimo. su patrón es un trastorno
mental congénito, lo que dificulta que el homeópata reconozca con
precisión su verdadero tipo psíquico. Ya les hemos dicho que existen
ciertos estupefacientes o productos tóxicos, algunos utilizados en
farmacología alopática, que pueden influir en la mente del individuo y
establecer en él condiciones desarmónicas, como el alcohol, el opio, la
morfina, la quinina o la belladona, que en exceso , incluso causar
perturbaciones visibles y orgánicas. Hay pacientes, pues, que por cierta
saturación de drogas se contradicen en su individualidad real y difieren
en su psicología fundamental o en su tipo psicofísico original. Algunos
delatan cierta artificialidad morbosa, como si un nuevo temperamento
secundario se superpusiera a su verdadera identidad. El paciente que
deambula por mucho tiempo en los consultorios médicos, sin lograr la
cura deseada, se somete continuamente a todo tipo de exámenes
radiográficos, sueros, sondas, radioterapias, operaciones, anestesias,
vendajes, cauterios, inyecciones, etc. ¡Termina convirtiéndose en una
criatura violada en su temperamento normal, excesivamente irritada o
melancólica! Viviendo bajo afirmaciones esperanzadoras y desencantos
incesantes, perspectivas alentadoras cuando se descubre su
“enfermedad” o angustias descorazonadoras por el fracaso, la
perplejidad o las vacilaciones médicas, ¡la convicción morbosa de su
caso es incurable! Entonces tu temperamento fundamental sufre
cambios, dominados por un pesimismo incontrolable; el paciente busca
nuevas opciones y más a menudo sus tonos emocionales, sus esperanzas
y decepciones cambian; se somete a otros métodos psicológicos
diferentes de investigación médica; recibe nuevos tratamientos
terapéuticos y recoge nuevas opiniones y puntos de vista particulares.
Algunos médicos son extremadamente severos o contundentes, con el
objetivo de impresionar o dominar a su paciente, mientras que otros son
dóciles y afables. Hay médicos optimistas, que animan al paciente, y
hay pesimistas, que se decantan por la fría realidad y se despreocupan
de velar el diagnóstico.

Cuando el caso se vuelve difícil de resolver y el presupuesto del


paciente empeora, se vuelve cada vez más incrédulo en el poder de las
drogas milagrosas de la farmacología moderna; indeciso sobre si optar
por tal o cual receta, dividido entre la sugerencia de operarse o confiar
exclusivamente en su médico, poco a poco se vuelve reprimido,
pesimista, hipocondríaco, a menudo desconfiado e incrédulo incluso de
los propósitos de los sabios y educadores de la vida humana! Amargado
por su melodrama interior, por su “enfermedad” considerada bajo los
más variados refinamientos profesionales y terminología médica, siente
que su estado enfermizo se agrava aún más, mientras sus nervios se
deshacen y su mente afligida se embriaga cada vez más! El desánimo,
la melancolía y la incredulidad en la ciencia humana llevan a este
paciente a una neurastenia extrema, pudiendo incluso perturbarlo en sus
juicios sobre los demás y hacerlo siempre reacio a todo ya todos.

Basta el recuerdo de sus sufrimientos y la inutilidad de los diagnósticos


sentenciosos sobre su enfermedad para producir perturbaciones
mentales o cambios emocionales en su temperamento común. Es un
estado morboso que conduce a una profunda depresión moral y que en
algunos casos impone incluso la incredulidad espiritual y un estado de
fría rebeldía contra toda sugestión superior. El verdadero temperamento
fundamental y congénito de este paciente, torturado y modificado a
fuerza del clima angustioso que vive en el silencio de su alma, es que el
médico homeópata deberá entonces identificar y exhumar bajo la costra
del pesimismo, la melancolía y rebeldía, que son las manifestaciones
accidentales derivadas del fracaso médico previo. De ahí, pues, la
necesidad de la moderna terapia homeopática para abrir camino y
desintoxicar a ciertos pacientes, para escuchar su exacta realidad
temperamental y psíquica, para poder prescribir con éxito las altas dosis
constitucionales.

PREGUNTA: — Usted dijo una vez que, para la mayoría de los


hombres modernos, el éxito inmediato con el tratamiento homeopático
es más difícil. ¿Podría aclararnos mejor este asunto?

RAMATIS: — En el pasado, el paciente que se sometía a un examen


médico homeopático era menos complejo en su conjunto psicofísico y,
por lo tanto, se podía predecir fácilmente la naturaleza de su enfermedad
y anotar las causas exactas y perturbadoras de su psiquis. Pero, dado
que la vida moderna es tan contradictoria, plagada de tantas costumbres
inquietantes, vicios elegantes y conflictos emocionales, que comienzan
en la infancia y acompañan al hombre hasta la tumba en el cementerio,
se crea en él una segunda naturaleza humana más artificial. que se
impone a la característica psíquica del ser. Supera la verdadera
individualidad fundamental del paciente; de hecho, oscurece su
verdadero retrato psicofísico, lo que induce al homeópata a dudar a la
hora de prescribir la dosis electiva y fundamental.

El hombre civilizado del siglo XX es todavía un individuo


acostumbrado a una mala alimentación; que abusa imprudentemente de
la terapia vitamínica y los antibióticos a granel; vive intoxicada por la
radiactividad exhalada por la experimentación atómica, subvertida por
los venenos corrosivos y viciosos del alcoholismo, el tabaco y los
estupefacientes, atormentada por el ajetreo de la ciudad, víctima
constante de las drogas intoxicantes, curtida por la violencia de las
hipodérmicas y atrincherada tras barbitúricos, para poder mantener el
control nervioso y lograr el descanso nocturno. Pone cada vez más en
peligro su equilibrio nervioso, continuamente espoleado por emociones
desordenadas, y así aumenta el número de neuróticos; crece la codicia
por las ganancias exageradas; se piensa en la angustia de la guerra
atómica, el alto costo de la vida, de esta vida que se agrava por el exceso
de ruido, luz, radio, vapores de aceite y gasolina, emanaciones químicas
industriales, cosas que no fueron enfrentadas por los seres humanos en
el pasado!

Ante este bombardeo incesante, la psique se encuentra indefensa,


descontrolada y morbosa, agravada aún más por el cansancio orgánico,
intoxicaciones alimentarias y medicamentosas, resfriados crónicos,
alteraciones barométricas y térmicas producto de las adaptaciones
imprevistas del hombre al moderno transporte veloz. Entonces se
perturban las colectividades microbianas, que son responsables del
soporte físico, e incluso se produce una cierta desintegración mórbida
del protoplasma. Cierto es que la descomposición microorgánica
también es necesaria para producir el elemento nutritivo de virus y
miasmas psíquicos, desconocidos y ocultos, pero que “descargan” o
“materializan” desde el mundo astral para servir a la progenie de
bacterias y gusanos necesarios como organismos simbióticos y útiles
para la desintegración de residuos de alimentos en los intestinos. Pero
este evento biológico debe realizarse a través de ciclos disciplinados y
no en virtud de una psiquis perturbada, como ocurre generalmente entre
los terrestres. Aun sabiendo que los microorganismos son productos
orgánicos que resultan de la muerte de las células o incluso del desorden
de las funciones orgánicas, podría decirse que, en la intimidad oculta
del cuerpo humano, se procesan fenómenos muy parecidos a los cuadros
de las estaciones. del año, cuando las hojas caen en otoño, la naturaleza
descansa en invierno o la vegetación prolifera en primavera. Y la
excesiva desorganización mental moderna y el constante estado de
irritación de la humanidad obran entonces nocivamente sobre el
hombre, tal como sucede en los días tormentosos, cuando la atmósfera
sobrecargada de electricidad pesa y perturba a toda la Naturaleza.

PREGUNTA: — Usted ha aludido a ciertas situaciones emocionales y


mentales que pueden modificarse durante el uso de la homeopatía. ¿No
podría esto inducirnos a creer en una terapia especial, capaz de
modificar mecánicamente incluso el comportamiento del individuo?
Bajo este aspecto, ¿no desaparecería la responsabilidad y el mérito
espiritual del hombre en conocerse a sí mismo, o bien guiar
conscientemente su propia evolución?

RAMATIS: — ¿Acaso el ciclo de las reencarnaciones no es una terapia


divina, que obliga al espíritu a rectificar y progresar compulsivamente,
colocándolo en ambientes hostiles o entre parientes terrestres opuestos,
para hacerlo purgar sus enfermedades espirituales? ¡Cuántas veces el
hombre está rodeado de deformidad física, de una enfermedad
congénita o de una parálisis orgánica o, aún, sujeto a vicisitudes
económicas y morales, obligado a conformarse a los dictados del Bien!
Pero aun así, el espíritu no pierde el mérito de su rectificación espiritual,
porque, frente a la escuela implacable de la vida física, sigue siendo su
conciencia la que realmente decide cuánto aprovechar o despreciar la
inexorable terapia kármica, aplicado obligatoriamente por la Justa Ley
del Padre!

Dosis infinitesimales, a través del proceso homeopático, pueden


realmente modificar ciertos síntomas mentales del paciente, ya que
descargan y hacen volatilizar los residuos psíquicos que pueden haber
estado acumulados durante mucho tiempo, ya sea intoxicando el
periespíritu, las emociones descontroladas o afectando la dirección
normal de el espíritu. Es de sentido común que ciertas drogas
embriagantes y ciertos tipos de narcóticos, como el opio, la morfina, el
aurum metallicum, la mescalina, el ácido lisérgico, el gas hilarante, la
belladona o la cocaína, también pueden influir perniciosamente en la
mente, ya que provocan distorsiones mentales. delirios alucinatorios,
estados esquizofrénicos o melancólicos en la psique de hombres sanos.
Según la ley homeopática de que “lo similar cura a lo similar”, aquellas
mismas sustancias y tóxicos que, en dosis alopáticas o masivas,
provocan estados morbosos en sus pacientes o adictos, después de ser
inteligentemente dinamizados y administrados en dosis infinitesimales,
pueden efectuar curaciones en casos cuya los síntomas mentales
también son similares.

Agrega además que los frecuentes estados de rabia, melancolía, cólera,


tristeza, exaltación íntima, agravio o celos, producen diversos tipos de
miasmas, virus psíquicos, toxinas y residuos mentales, que sobrecargan
la psique y arrojan al espíritu en un círculo vicioso, esposando -o,
indefenso, a la mente rebelde y emoción morbosa, a pesar de querer
modificar su enfermizo patrón psíquico.

La función homeopática, por tanto, es administrar la dosis catalítica


extraída de la misma sustancia capaz de provocar estados mórbidos
similares en hombres sanos. El impacto energético de la dosis
infinitesimal libera entonces al psiquismo enfermo de la carga allí
condensada por esos virus tóxicos, residuos o miasmas, que impregnan
el aura mental e influyen también en la región astral de los sentimientos.

Es cierto que, más tarde, el mismo paciente puede volver a enfadarse,


odiarse o tener celos porque, si la homeopatía puede aliviarle de la carga
morbosa que pesa sobre su psiquis, no tiene como función violar su
“libre albedrío”. ” o hacer cambios definitivos en vuestro carácter
espiritual, algo que sólo se puede lograr a través de la sublime
evangelización recomendada por Jesús, ¡el Médico Divino! Dosis
infinitesimales pueden actuar sobre la mente y proporcionar sanación
emocional, pero esto no sucede porque hayan alterado mecánicamente
el temperamento o el carácter del paciente, sino porque reducen la
morbilidad acumulada producto de las contradicciones psíquicas.
Producen ciertas modificaciones temperamentales y acaban con ciertas
tendencias e impulsos morbosos, que se excitan bajo la presencia
excesiva de residuos psíquicos tóxicos, pero no tienen la fuerza
suficiente para imponer definitivamente principios morales superiores.
La criatura descontrolada puede, con el tiempo, volver a enfermar en su
psiquis, incluso después de haber sido aliviada por la homeopatía,
siempre que cometa las mismas locuras espirituales habituales.

La homeopatía logra actuar en la intimidad del ser y también


ayudarlo a mantener un control psíquico más relajado durante la fase de
su tratamiento, porque distribuye armónicamente la energía
potencializada dentro del núcleo del vitalismo orgánico, ayudando al
espíritu a tomar las decisiones más urgentes. cambios y salud en su
cuerpo físico.

Evidentemente, es el psiquismo el que modifica la química orgánica,


y por eso, según su mejor disposición emocional y energética, depende
de él la ayuda necesaria para el cuerpo carnal y su equilibrio fisiológico.
El impacto energético producido en el campo mental y psíquico del
paciente, con la penetración de la energía extraída de la sustancia
material potencializada, eleva también la frecuencia vibratoria
emocional del espíritu enfermo, proporcionando condiciones más
optimistas y estimulantes para sus reacciones favorables. Sin duda, al
mejorar el estado morboso, también se reduce el pesimismo o la
melancolía.

De todo lo expuesto anteriormente, verá por qué hay individuos que


eligen el tratamiento homeopático, mientras que otros no encuentran el
éxito inmediato a través de este tratamiento.
8. Homeopatía y Alopatía

PREGUNTA: — ¿Cómo considera usted la homeopatía en relación


a la alopatía?

RAMATIS: — Preliminarmente, debe considerarse que la


homeopatía se diferencia de la alopatía, porque se basa en la regla de
que “lo similar cura a lo similar”, lo que prácticamente se traduce en la
siguiente afirmación: — Toda sustancia puede curar los mismos
trastornos que es capaz de curar. para producir; pequeñas dosis de una
sustancia, o pequeños estímulos, producen efectos contrarios a los
producidos por estos mismos agentes, cuando se aplican en cantidades
mayores o en dosis masivas.

La medicina alopática, sin embargo, cuyos beneficios, traídos al


mundo terrenal, la hacen merecedora de los más altos elogios, y que ya
ha logrado corregir el bárbaro empirismo de la terapéutica de la época
medieval, se basa en principios opuestos a los de la homeopatía, ya que
aún está establecido en el célebre aforismo de Cláudio Galeno, quien
decía: — “Para curar es necesario buscar los elementos que son
contrarios a los que causan la enfermedad”.

La principal preocupación del médico alópata es, por tanto,


diagnosticar la “enfermedad” para hacer desaparecer sus síntomas
mórbidos, mientras que la del homeópata es descubrir el origen de la
enfermedad. Además, además de hacerlo, de hecho según la escuela que
adopte, el médico alópata se ve obligado a guiarse, en el tratamiento del
paciente, por los últimos descubrimientos científicos farmacéuticos,
administrando, casi siempre, la medicina consagrada en el hora. Por lo
tanto, se ve obligado a cambiar constantemente sus métodos y teorías
previamente aceptadas.

Por efecto de medicamentos tóxicos, estupefacientes e inyecciones de


efecto violento y rápido sobre los síntomas de ciertas enfermedades, se
produjeron una serie de éxitos inmediatos, atestiguados por la
eliminación del sufrimiento, que dieron fuerza a la alopatía para
convertirse en la Medicina oficial. en tu mundo La homeopatía no se
oficializó rápidamente debido a la demora en hacer desaparecer ciertos
síntomas dolorosos, y en ocasiones incluso empeorarlos, no solo porque
se preocupa por saber qué causa la enfermedad, sino también porque es
indiferente a las enfermedades y más interesada en diagnosticar el
"enfermo".

PREGUNTA: — Entonces, ¿considera que la homeopatía es una


medicina superior a la alopatía?

RAMATIS: — No nos preocupamos de resaltar la superioridad de


tal o cual terapia terrenal, pues representan siempre un bendito esfuerzo
por suplir las necesidades del espíritu encarnado, según su progreso
científico, comprensión moral y mérito espiritual. Para nosotros,
desencarnados, que bien sabemos que la curación definitiva del espíritu
sólo se logrará bajo la sublime y certera terapia de los principios vividos
por Jesús, nos interesa particularmente destacar los métodos que
permiten operar más profundamente en la psiquis, donde se encuentra
la verdad, verdadero asiento de toda enfermedad. Por eso, sin
menospreciar la validez alopática y su justa necesidad en varios casos
de enfermedad, nos inclinamos a resaltar el valor de la homeopatía,
tanto por su acción sobre el conjunto psicofísico del ser, como por
intervenir más eficazmente en su esfera mental y emocional,
estableciéndose paulatinamente como uno de los métodos más lógicos
y sensatos para mantener la salud.

El médico homeópata experimentado no se molesta en suprimir


inmediatamente los síntomas de la enfermedad atestiguados por su
capacidad objetiva, mientras que la verdadera causa puede permanecer
latente y generar la condición de enfermedad. Sabe que allí interfieren
factores psíquicos, mentales y emocionales, que provocan choques
emocionales, generan desequilibrio orgánico y luego conducen a un
estado enfermizo, cuya remoción sólo es posible después de un
tratamiento profundo de la causa morbosa.

Muchas veces la enfermedad aguda, violentamente reprimida, sólo


es reemplazada por otra enfermedad que, luego, se agrava en forma de
alguna enfermedad crónica incurable. ¿No te parece impresionante que,
a medida que la Medicina elimina un gran número de enfermedades y
aumenta la terapia indiscriminada de antibióticos, aumenta la aparición
del cáncer y asume nuevas formas mórbidas, que están reemplazando a
tantas otras enfermedades agrupadas modernamente bajo la etiología
del cáncer? ? Y que las enfermedades antiguas están siendo re-
etiquetadas clásicamente por la patología médica moderna. ¡El espíritu
sagaz se da cuenta que, en verdad, las enfermedades son reemplazadas,
pero el organismo de la humanidad continúa de la misma manera
enferma! De ahí cierta confusión en la Medicina Alopática, que, regida
específicamente por el principio de los “opuestos”, se preocupa de
particularizar los resultados finales de la enfermedad, cuando ya está
agotada a la luz de los sentidos físicos en su manifestación
sintomatológica y atestiguada por el medico Está profundamente
interesado en verificar el funcionamiento de los órganos, tejidos y
sistemas físicos del cuerpo humano; observar la enfermedad más como
una entidad que se identifica bajo el examen material, dejándose
escuchar y comprobar minuciosamente bajo la instrumentación
avanzada de la ciencia médica moderna.

El método alopático, en general, tiende a desconocer las leyes


espirituales que coordinan la vida “mental-psíquica” del enfermo, así
como ignora las sutilezas del vehículo etéreo-astral, el conocido
periespíritu de los espíritas, que preexiste y sobrevive a todas las
muertes del cuerpo de carne ocurridas en varias reencarnaciones
anteriores. El alópata trata de curar al enfermo confrontando la
enfermedad con sus síntomas y exámenes objetivos, como si un
ingeniero tratara de controlar una gran inundación oponiendo
obstáculos sucesivos, en lugar de corregir la desviación del agua de su
fuente original. Modernamente, busca llegar al cuerpo físico y al
reducto de colectividades microbianas alteradas con el bombardeo
masivo de antibióticos, pero desconociendo los principios espirituales o
leyes psíquicas que, contradichos, generan conflicto y producen
manifestación patógena. Sin embargo, la homeopatía, cuyo método de
auscultación es de adentro hacia afuera, o del centro hacia afuera, busca
seguir todo el trayecto del “morbo” desde el mundo sutil del espíritu
hasta su manifestación grosera en la carne. Su papel es identificar la
causa real y oculta de la enfermedad y así poder controlar la
manifestación de sus efectos nocivos. En vez de diagnosticar en base a
las ramificaciones morbosas, que se esparcen al azar por los órganos y
sistemas del cuerpo humano, la homeopatía prefiere estudiar el
fenómeno desde su imponderable origen y su aspecto espiritual,
anotándolo desde las primeras desarmonías de la frecuencia vibratoria
del milenio. y la mente inmortal y la psique del hombre.

PREGUNTA: — Entonces, ¿por qué la medicina alopática ha


subestimado tanto, desde el siglo pasado, los esfuerzos terapéuticos de
los homeópatas, burlándose de la medicina de las “aguas pequeñas” y,
a veces, tachándolos de charlatanes? ¿Los alópatas ignoran que la
homeopatía también tiene sus propias reglas científicas respetables?

RAMATIS: — Este es un fenómeno que se repite en todo momento,


cuando hay nuevos descubrimientos y concepciones humanas que aún
escapan a la conocida ética del sentido común. Y en el caso de la
homeopatía, la crítica es aún menos comprensible, porque es una
medicina que escapa a la medición objetiva de los cinco sentidos físicos.
Así como la convicción de la supervivencia del espíritu depende mucho
del grado de sensibilidad intuitiva de la criatura, y no tanto de su sentido
intelectivo, la homeopatía, que es la medicina basada principalmente en
la dinámica psíquica del alma y actuando profundamente en el campo
vital periespiritual y radiactivo del hombre, requiere también una cierta
disposición electiva, liberada de la sistematización acostumbrada de los
científicos ortodoxos. Es una doctrina de mayor penetración en el
mundo astral “de este lado”, donde las fuerzas libres operan en su
campo original y en su potencial más vigoroso.

Todavía son pocos los médicos alópatas interesados en conocer la


realidad del mundo psíquico y que, por encima de la terapia académica,
estén dispuestos a escuchar la intimidad espiritual del paciente,
conscientes de que en su mundo oculto e imponderable se encuentra el
verdadero origen de la enfermedad. ! Muchos de ellos, demasiado
apegados a una instrumentación material cada vez más complicada y
sujetos también a las comunes deficiencias de la fabricación humana, se
esclavizan por completo a un círculo de razonamientos y
experimentaciones que, aunque dignos y consagrados por otros técnicos
y facultativos, no se puede probar que sean realmente el más exacto y
absolutamente en sintonía con las leyes de la psique humana. Así como
ciertas criaturas de mentalidad primitiva desconfían de la cavilación
filosófica, considerando que tal especulación es más propia del loco o
del tonto, así algunos doctores de cultura académica ortodoxa
desconfían de la homeopatía porque, de hecho, ¡también es una
filosofía! Si la Filosofía es una ciencia que busca relacionar el principio
y la causa del ser, especulando mucho en el ámbito del espíritu y luego
reflexionando correctamente sobre los fenómenos del mundo humano,
obviamente la homeopatía es también una ciencia filosófica, porque su
terapia es profundamente relacionado con las mismas leyes que
gobiernan y relacionan el principio y causa del Universo!

Reconocemos la cultura, el talento y la abnegación de la mayoría de


los médicos alópatas, muchos de los cuales se han sacrificado en el
tratamiento y curación de las enfermedades humanas, pero no podemos
dejar de considerarlos bastante frívolos cuando emiten opiniones
burlonas sobre la ciencia homeopática, cuyos principios fundamentales
derivan de las leyes espirituales que gobiernan las manifestaciones del
espíritu inmortal en la materia. Cualquier alópata que se proponga
juzgar la homeopatía sólo puede hacerlo después de dedicarse honesta
y juiciosamente al estudio de sus leyes ya la experimentación
terapéutica, tanto como ya se ha dedicado a la alopatía. Sin embargo,
así creemos, quien lo haga también estará convencido de la sabiduría y
la precisión científica de todos los principios homeopáticos, ¡basados
en las mismas leyes que gobiernan el espíritu basado en el cuerpo
carnal! ¡Y, como ha sucedido muchas veces antes, este antiguo detractor
de la homeopatía se convertirá en uno de sus más entusiastas
defensores!

PREGUNTA: — ¿No se enfrentan también los médicos homeópatas


a sus percances y momentos de indecisión cuando ciertos medicamentos
o procesos homeopáticos aún no han superado el frise de su
experimentación empírica?

RAMATIS: — Es fácil ver que hasta ahora ninguno de los


medicamentos prescritos por los antiguos homeópatas ha pasado de
moda, mientras que la medicina alopática siempre está en desesperada
lucha y dificultad para prescribir el medicamento adecuado para cada
enfermedad, necesitando todavía elígelo entre los miles de productos
farmacéuticos que aparecen a diario, ¡como si fueran hongos que brotan
en los días de lluvia! Mientras los homeópatas continúan con la misma
reserva medicinal centenaria, en el ámbito de la alopatía existe una
conflictiva competencia comercial entre laboratorios e institutos
farmacológicos, en la que se mueven artistas, psicólogos, historiadores,
médicos y científicos, con el fin de producir miles de “recuerdos” ” y
una amplia publicidad sugerente, con el objetivo de fomentar la
versatilidad de la moda terapéutica. Si bien recetan productos
científicos milagrosos que “deben” ser utilizados en este momento,
¡todavía están trabajando a toda prisa para lograr otro descubrimiento
farmacéutico que pueda, con éxito comercial, superar a los otros
competidores! Así como los diseñadores de moda europeos luchan por
imponer sus últimas creaciones originales a las mujeres del mundo,
también los industriales y químico-farmacéuticos luchan por exponer
sus nuevas líneas de producción, donde viejas enfermedades milenarias
son etiquetadas apresuradamente con sugerentes denominaciones
técnicas modernas, y que debe ser milagrosamente curado por el último
descubrimiento médico!

Sin embargo, ningún medicamento elaborado por la antigua técnica


homeopática ha caído jamás en desuso, pues los que Hahnemann y sus
seguidores han descubierto siguen activos y encontraron el preciado
tratamiento homeopático. China, por ejemplo, que tiene un gran valor
histórico para los homeópatas, ya que fue a través de la experimentación
con su sustancia que Hahnemann consolidó la ley de que “lo similar
cura a lo similar”, sigue siendo utilizada con el mismo éxito por los
homeópatas modernos, al mismo tiempo que el área psicofísica de su
aplicación terapéutica está cada vez más en expansión. En el método
homeopático de curación, ¡podría decirse que sus medicamentos no
caen en el ostracismo médico! Y de acuerdo a lo planteado por
Hahnnemann en su “Organon”, es decir, que no hay enfermedades, sino
pacientes, cada uno de los productos homeopáticos puede servir
eficientemente en cualquier momento, ya que siempre existe el paciente
que es electivo para su aplicación dinámica.

Mientras tanto, cientos de medicamentos y prácticas en el ámbito


alopático ya están en desuso o, luego, están regresando, en parte, bajo
una nueva presentación o dosificación moderna, lo que nos lleva a creer
que aún reina la moda de las sangrías antiguas y las ampollas, moxas,
ventosas, sed, fontanelas, exutorios o la medicina de cauterio con hierro
al rojo vivo, haciendo que el paciente experimente, en ocasiones,
padecimientos mucho peores que los de la enfermedad diagnosticada
por el médico. Si tuviéramos que relatar la copiosa cantidad de famosos
theriagas, famosos medicamentos y sustancias inyectables, que han
emergido hasta ahora como descubrimientos “curalotodo”, y que luego
fueron arrojados al ostracismo terapéutico, sin duda, unas cuantas
resmas de papel Habría que enumerarlos con toda fidelidad. En general,
es la propia ciencia médica oficial la que, tras elogiar
incondicionalmente a determinados fármacos, acaba por dar la voz de
alarma sobre los peligros terapéuticos de su toxicosis o las posibles
alteraciones que posteriormente pueden provocar en la economía
nutricional del organismo humano. Entre algunos de los casos más
comunes, señalamos digitálicos, sulfa, bismuto, arsénico, tuberculina,
aurum metallicum. En la actualidad, la prescripción de los propios
antibióticos ha estado sujeta a toda una serie de advertencias, por lo que
se combinan con otras sustancias preventivas que deben aminorar sus
efectos tóxicos y provocar defensas orgánicas frente a las probables
consecuencias alérgicas o efectos secundarios de dichos medicamentos.
Sanguijuelas, sangrías, cauterizaciones, moxas y aplicaciones cáusticas
fueron reemplazadas por inyecciones, sueros, baños de luz, vacunas,
diatermia, descargas eléctricas, insulinas y malarioterapia! ¡El uso de
narcóticos y analgésicos ahora está aumentando, y parece que los
productos de la industria químico-farmacéutica están desafiando la
lógica de la ciencia médica misma! Cansados de la quimioterapia, los
fabricantes de medicamentos recurren nuevamente a la fitoterapia, en la
nostalgia de la cura vegetal; ¡Algunos científicos modernos y menos
confiados prefieren la mezcla compensadora de extracto de plantas y
productos químicos modernos!

Razón de sobra, sin duda, hay en el aforismo de cierto famoso y


desolado médico de vuestro país que, en un momento de exabrupto, se
quejó: — “¿Qué hacer ahora? ¿Matar a la antigua, que se hacía
drenando sangre o moxa? ¿O bien matar por el sistema moderno,
intoxicando al paciente? No vemos razón, por tanto, por la que, en esta
situación también desastrosa, los alópatas se burlen de los homeópatas,
ya que estos últimos aún tienen para ellos una ventaja considerable, ya
que no violan el organismo del paciente con intervenciones peligrosas,
ni perturban su equilibrio al mando del cosmos psíquico. . Sin duda, la
verdadera ciencia de la curación sigue siendo la profilaxis evangélica
preconizada por Cristo, el Médico Divino, como principal garantía de
la salud y de la integridad psíquica y moral del hombre. Y el amor, la
bondad y la pureza de espíritu siguen siendo las medicinas más sublimes
de esta terapia crística, y que siguen en perfecta relación con las leyes
espirituales que rigen el Universo. ¡Hay en el “Sermón de la Montaña”,
del inolvidable Jesús, mayor éxito profiláctico y curativo del ser
humano que en todas las drogas farmacéuticas y procesos médicos
existentes hasta hoy en el orbe terrenal!

A pesar de la opinión de muchos médicos alópatas que todavía recelan


de la homeopatía, ésta jamás podrá ser destronada de la magnitud de
seguir siendo la terapia más sensata para el hombre. ¡El verdadero
homeópata, además de ser un hábil científico, también debe ser un
filósofo inteligente, para poder relacionar la terapéutica del mundo
infinitesimal con los principios inmortales del alma!
9. Dinamizaciones homeopáticas

PREGUNTA: — Nos resulta difícil comprender cómo las dosis


infinitesimales de homeopatía —que ningún aparato físico puede
demostrar que sean portadoras de ninguna cantidad de medicamento—
puedan producir efectos tan positivos como los de la terapia de
inyecciones, jarabes, ¡Pastillas o antibióticos! ¿Puedes aclararnos?

RAMATIS: — La medicina homeopática es profundamente energética


y, aunque no se perciban sus efectos objetivos, al igual que ocurre con
la alopatía, sus fármacos dinamizados producen resultados terapéuticos
decisivos. Es una terapia definitiva, que actúa a través del potencial de
las energías libres, interpenetrando el propio periespíritu inmortal del
hombre y, por lo tanto, procediendo con modificaciones "de adentro
hacia afuera", con una acción que se procesa desde la esfera mental
hasta la periferia de la física. cuerpo. Sin embargo, la acción terapéutica
de los remedios alopáticos se ejerce más “de afuera hacia adentro”,
como una operación menos profunda y más difícil, realizada sólo en el
campo físico, o energía condensada, como ahora la materia es
conceptualizada por los sabios terrenales. ¡Sin duda, la energía libre es
infinitamente superior a la energía condensada, que constituye la
materia de vuestro mundo! En verdad, el hombre físico no es más que
un agregado de fuerzas condensadas en el escenario del mundo físico,
cuya materialización comienza en el vientre materno. Durante la
gestación, emerge lentamente de un mundo invisible a la visión física,
mientras su forma se objetiva en el trabajo incesante de
"bajada" vibratoria de energía libre.

Pero la verdadera morada del hombre-espíritu, incluso después de su


descenso al traje de buceo de la carne, sigue siendo ese mundo oculto
de energía libre, donde permanece interpenetrado por las fuerzas de
todos los planos de vida creados por Dios. En consecuencia, es obvio
que sólo las medicinas que se dirijan particularmente hacia el mismo
campo de fuerzas del que se originó el hombre, tendrán éxito definitivo
en restaurar la salud del cuerpo carnal. Y esto solo es posible a través
de la medicina homeopática, porque es fundamentalmente energía y no
masa; es más dinámico y menos letárgico; más fuerza y menos
medicación; más operativa y menos estática. Es un poderoso catalizador
que despierta energías, acelerando reacciones en el organismo
combatido, al intensificar y elevar su “quantum” de vitalidad dormida,
ajustando el potencial psicofísico desarmonizado y operando a través
de su energía infinitesimalmente potenciada.

A través de las recientes aplicaciones terapéuticas del sonido y la


radioactividad, y la conquista de la energía atómica, ahora se puede
demostrar el asombroso poder del mundo infinitesimal, así como la
poderosa realidad del mundo de la energía oculta a los sentidos físicos.

PREGUNTA: — Hemos estado reflexionando largamente sobre esta


vaga probabilidad de que unas pocas gotas de una emanación fugitiva
de una sustancia, o de una sustancia tóxica dinamizada, puedan curar
infecciones, úlceras, llagas, hidropesía, o, luego, restablecer las
funciones de un paciente cardio-hepato-hepatico renal! ¿Qué nos
puedes decir sobre esta duda?

RAMATIS: — La naturaleza es pródiga en demostraros que concreta


sus mayores logros a través de las más pequeñas operaciones. El
gigantesco Amazonas es el resultado de un simple hilo de agua que
desciende en la región del Perú; el más espantoso fuego puede tener su
origen en la más inofensiva chispa de fuego; la demolición de
Hiroshima se debe únicamente a la liberación de energía atómica
contenida en una esfera del tamaño de una pelota de “ping-pong”, el
roble secular es el fruto de una diminuta bellota; ¡la ternura de Francisco
de Assis y la genialidad de Einstein pudieron manifestarse en tu mundo
gracias a la vida invisible de dos espermatozoides! ¡En consecuencia, la
energía infinitesimal que dormita en el seno de una gota homeopática
también puede desencadenar el poderoso campo de fuerzas que activa
la psique humana y comanda el cosmos orgánico del hombre!

PREGUNTA: — ¿Y cómo podríamos evaluar mejor esta acción


energética de la medicación homeopática?

RAMATIS: — Cuando el paciente ingiere una dosis de “alta


dinamización”, con la que el médico homeópata ha ajustado con éxito
la medicación de base o dosis constitucional electiva, su “aura vital” se
recubre de una nube radiactiva brillante, que envuelve intensamente,
aunque es invisible a los ojos de los encarnados. Las energías que se
liberan por la acción catalítica de una alta dosis homeopática envuelven
a la criatura hasta una distancia de tres a diez centímetros, en todas las
direcciones de su aura vital, formando un huevo radiante de tono
metálico, muy blanquecino, que en principio , se parece bastante al
impacto en miniatura de una bomba atómica. Incluso sobre el vértice
del “aura vital” humana, se percibe en un primer momento la figura del
sugerente hongo atómico, aunque sólo en forma de una radiación
transparente, que flota y se expande directamente desde el vehículo
acuoso de la dosis homeopática ingerida por el paciente. En cuanto los
“chakras” o centros de poder del doble etérico captan esta energía libre
y potenciada y la absorben a través de sus vórtices iridiscentes, se
produce el descenso vibratorio de la energía despierta en combinación
con la medicina homeopática, haciendo la necesaria condensación a la
intimidad del cuerpo físico.

La energía que ha sido potenciada y liberada de la “alta dosis”


homeopática tiende a concentrarse más rápidamente en la región áurica
del cráneo, convergiendo vigorosamente hacia la región cerebroespinal
y difundiéndose, poco a poco, por las áreas de los huesos braquial,
cervical y cervical. plexos nerviosos cervicales y dorsales para luego
llegar al plexo solar, en la región abdominal, bajo la influencia de esta
poderosa carga energética, el sistema nervioso entra activamente en
funcionamiento y restablece el metabolismo del debilitado sistema
endocrino, operando paulatinamente en el levantamiento y equilibrio de
todas las funciones orgánicas perturbadas. La glándula pituitaria, que es
el director de orquesta del cosmos orgánico del hombre, se renueva
entonces, en conjunto con la epífisis, constituyéndose en el “élan” de la
esfera mental y psíquica, y llevando todas las energías al cuerpo físico.
disponible proporcionada por el despertar energético de la dosis
infinitesimal homeopática. Bajo esta ayuda dinámica, entonces es
posible hacer las correcciones necesarias y responder con urgencia a
todas las solicitudes destinadas a mantener la armonía y la salud
humana.

El maravilloso potencial de fuerza que es el periespíritu, que es en gran


parte responsable por el equilibrio del organismo carnal, acelera
entonces su producción de energía, tan pronto como recibe el refuerzo
dinámico de la alta dinamización homeopática. La Mente Divina, como
principio coordinador de toda la creación cósmica, se manifiesta
también a través de la propia alma del paciente, ya sea guiándolo en
cuanto a los medios más urgentes para restaurar su armonía y salud, o
procesando los intercambios orgánicos vitales, aprovechando para esta
todas las fuerzas internas disponibles. La terapia homeopática despierta
las fuerzas del cosmos orgánico del hombre y reeduca el trabajo de los
órganos debilitados, poniéndolos en relaciones armoniosas con sus
sistemas directores. Es una acción extraordinariamente benéfica para el
cuerpo humano, constituyéndose en el coeficiente de fuerzas que son
dócilmente puestas bajo el control mental de la “naturaleza divina” y
que operan movimientos inteligentes bajo el más riguroso cientificismo
etérico trascendental.

El impacto de la energía infinitesimal, que se desprende de la sustancia


dinamizada en alta dosis, se transforma entonces en la ayuda eficaz y
poderosa con que la ciencia divina atiende al cuerpo debilitado de la
criatura humana. El efecto de la alta dinamización homeopática sobre
el cuerpo físico podría equipararse a un vigoroso pase magnético de
energía potenciada y acción continua. En efecto, como no ignoran los
ocultistas, la dinamización homeopática potencia el alma vital misma
de la planta, mineral o sustancia tóxica extraída del animal, por lo que
no violenta al organismo, sino que lo ayuda sabiamente a lograr su
objetivo. meta con fuerza propia, equilibrio y salud.

PREGUNTA: — ¿La "dosis alta" a la que te refieres es diferente,


quizás, de la acción de cualquier otra dosis homeopática?¿No es
siempre la misma cosa la medicación homeopática?

RAMATIS: — En general, el pueblo sólo conoce la 5ª dinamización


popular, que puede administrarse con menor responsabilidad, porque se
sitúa en el umbral de la dosis más agotadora y de trasfondo
constitucional. A partir de la 5ª dinamización, las dosis homeopáticas
se prestan a actuar con mayor urgencia, ya que son capaces de provocar
una acción energética más adecuada a los brotes agudos. Estas dosis
bajas son los medicamentos más adecuados para la eliminación de
residuos y toxinas orgánicas, ya que drenan los órganos afectados y
también ayudan al trabajo de las dosis altas que, al ser el remedio
constitucional básico, pueden provocar un agravamiento momentáneo
del estado del paciente. .

Las dinamizaciones bajas, además de su efecto más local y propio de


los casos agudos, siguen funcionando como verdaderas escobas que, a
través de los riñones, la piel o los intestinos, expulsan la sustancia
residual enferma, desagregada del cuerpo físico. Es por esto que se hizo
más común el uso de la 5ª dinamización, ya que es el tipo que mejor
cubre las necesidades en general y, por lo tanto, es muy respetado en
los centros espíritas.

Es la medicación intermedia entre casos agudos y crónicos, la terapia


diaria más común, aunque dentro del mismo principio de la dosis
infinitesimal elaborado por Hahnemann. Sin embargo, cuando se trata
de una enfermedad de larga evolución, que ya afecta incluso al
temperamento del paciente o desafía a la medicina alopática, la cura
definitiva sólo se logra mediante altas dosis, o altas diluciones, que,
aunque superan la concepción humana, son capaces de modificar la
propio terreno temperamental y síntomas mentales del paciente.

La 5ª dinamización es la dosis más conocida y utilizada por aquellos


que aún no están acostumbrados a ver a un médico homeópata, y su
difusión en Brasil debe mucho a las coloridas recetas espíritas.

PREGUNTA: — ¿Realmente importa qué tipo de sustancia vegetal,


mineral o animal se utiliza para la dinamización homeopática, ya que
sólo se aprovecha y potencia su energía? ¿Este uso de la energía no
podría prescindir de la necesidad de usar varios tipos de medicamentos,
cuando solo sería suficiente la energía libre, tomada de cualquier
sustancia?

RAMATIS: — La energía potenciada en dosis infinitesimales, y


aplicada bajo la ley de que “lo semejante cura a lo semejante”, es una
fuerza emanada del alma vital misma de la especie vegetal, mineral o
animal, de la cual se explota su vigoroso eterismo, aún inaccesible a
investigar en los laboratorios del mundo material. Esta energía va más
allá del campo común de la sustancia material, para luego actuar con
más facilidad en su verdadero "hábitat", que es la energía libre del
Universo, y tiene las características particulares de la sustancia vegetal,
mineral o animal a la que pertenece, en que vivió, en la condición de
“energía condensada”, como lo es la materia. Una vez liberado y
potenciado en dosis homeopáticas, actúa en el organismo humano como
un catalizador, una especie de fermento etérico, que despierta energías
latentes, acelera campos electrónicos y produce diversas reacciones con
su presencia. Pero, siendo energía libre que pertenece a cierta especie
del mundo físico, habiendo sido moldeada en obediencia a las leyes
específicas del reino que representa, también sólo produce reacciones
dinámicas en concomitancia con su naturaleza y origen. De ahí la
necesidad de varios tipos de medicamentos energéticos homeopáticos,
ya que cada uno de ellos, si bien es una emanación extraída del alma
vital de cualquier sustancia animal, mineral o vegetal, que luego
interpenetra el periespíritu del paciente y reacciona sobre su mecanismo
físico, sólo produce reacciones y despierta energía en perfecta afinidad
con la sustancia misma de la que procede.

Es por eso que el mayor éxito de la terapia homeopática, tan sutil,


no depende sólo de la habilidad y precisión profesional del médico
homeópata en la prescripción del medicamento exacto para el tipo
psicofísico individualizado, ya que el éxito también deriva mucho de las
condiciones electivas que el propio paciente puede manifestarse por la
homeopatía, como ya hemos explicado.
6. PREGUNTA: — ¿Puede darnos una idea más comprensible de lo
que es la dinamización homeopática?

RAMATIS: — Como ya tuvimos ocasión de explicar, es un proceso


mediante el cual se libera y potencia la energía dinámica que existe en
la intimidad de la materia, proveniente de todos los remos de la Tierra.
En realidad, dinamizar es radioactivar, es decir, acelerar la fuga de
energía condensada en la sustancia que se desintegra por atrición,
fricción o fisura, y que así se potencia, multiplicando por cien sus
emisiones energéticas. La sustancia material, o energía propiamente
condensada, al ser desintegrada y potenciada por el proceso
homeopático, se transforma en energía libre que, luego de ser ingerida
por el paciente, se convierte en un poderoso catalizador y activa las
reacciones de energías latentes en el cuerpo físico. La dosis
homeopática infinitesimal y dinamizada, que es la sustancia misma
transformada en energía libre, puede llegar a profundidades
inaccesibles a la medicación alopática. Una dosis de tintura madre,
procedente de China, se considera medicina masiva; sin embargo, la
misma China, elevada a la milésima dinamización homeopática, ya no
es más que energía liberada y dinamizada, cuyo gran potencial puede
producir una intensa aura radiactiva en los enfermos y visible a muchos
espíritus desencarnados. La misma ciencia terrenal dice que la materia
y la energía son simplemente diferentes modalidades vibratorias de la
misma cosa; cuando la energía libre desciende hacia la vida física, se
constituye en materia o en estado de energía condensada. En
consecuencia, el periespíritu, que es el molde fundamental preexistente
del hombre, y que actúa activamente en el mundo oculto, a través de su
campo energético acumulativo y su poder químico trascendental, ata la
energía libre en torno a sí y la hace descargar hacia la vida material. ,
para sustentar el cuerpo de carne, que es su exacta extensión física.

Es por eso que la alta dinamización homeopática provoca cambios


extraordinarios en el conjunto energético del periespíritu, pues, siendo
energía libre, logra actuar eficientemente en la delicada estructura de
este valioso instrumento del alma, operando a través del fenómeno de
la repercusión vibratoria y en favor del equilibrio orgánico.

La dinamización homeopática aumenta la capacidad de la sustancia


curativa en su campo energético y áurico porque, a medida que aumenta
esta potencialización, también ocurren transformaciones más profundas
en la intimidad de la criatura humana.

PREGUNTA: ¿Cuáles son algunos ejemplos de drogas o sustancias


que se usan en dosis infinitesimales en la terapia homeopática pero que,
administradas en dosis masivas, pueden producir trastornos mentales?

RAMATIS: — Entre las variedades de cáñamo europeo, por


ejemplo, existe un tipo conocido como “Pango” o “Diamba”, cuyo
producto tóxico produce diversos síntomas mentales en hombres sanos,
ya que ataca el sistema nervioso, determinando un estado de intensa
exaltación. , extendida a todas las demás percepciones emotivas y
concepciones mentales, incluidas todas sus sensaciones, que se vuelven
excesivamente exageradas. Bajo la acción tóxica de “Pango”, las
personas amables se vuelven aún más tiernas, placenteras y alegres,
mientras que las que se irritan fácilmente se vuelven violentas, coléricas
y rabiosas hasta el último grado.

Y la exageración es el principal síntoma mental que esta especie de


cáñamo provoca en sus intoxicados, que luego se quejan de que los
minutos les parecen años y unos pocos pasos les parecen kilómetros, al
mismo tiempo que sus ideas se amontonan y se confunden. .si en el
cerebro, puede llegar incluso al “delirium tremens”, histeria desmedida
y completa sumisión a las ideas fijas.

Bajo la ley de simula similibus curantur, y para casos idénticos a los


anteriores, la homeopatía prescribe la dosis de Cannabis Indica, que no
es más que el propio cáñamo europeo, comúnmente llamado “Pango”,
¡entonces dinamizado en terapéutica infinitesimal! Del mismo modo, la
dosis homeopática de Ignatia Amara cura grandes contradicciones del
espíritu, estados repentinos de tristeza a alegría, o viceversa, incluyendo
temperamentos excesivamente caprichosos, tendencias a la melancolía
y al llanto sin razón, ya que eso también se dinamiza desde el fava de
santo-mácio, originaria de Filipinas, cuya baya produce los mismos
síntomas mentales en quienes la comen sin moderación.

Los homeópatas también curan los estados más fuertes de


melancolía y postración con una dosis de Heileborus niger, ya que la
intoxicación por dosis masivas, producida por esta planta medicinal de
la familia de las liliáceas, provoca gran postración física, deja al
paciente mudo, estupefacto y hablando de manera de no entenderse,
además de volverse excesivamente melancólico e incapaz de mantener
el gobierno del espíritu sobre el cuerpo.

Por eso también se usan dosis de Belladona y China para ciertos


estados de delirio o locura, ya que estas sustancias, dadas en dosis
masivas e inmoderadas, provocan tales síntomas, como ya ha ocurrido
en los tratamientos epidémicos de gripe y malaria.

El arsenal homeopático es rico en tales recursos, contando con


numerosas diluciones que atienden los más variados casos de
perturbaciones emocionales y mentales de sus pacientes.
PREGUNTA: — ¿Cómo se producen los cambios mentales o psíquicos
en los pacientes tratados con homeopatía, según su afirmación de que
los síntomas mentales pueden modificarse con dosis infinitesimales?

RAMATIS: — Los médicos homeópatas experimentados sólo


prescriben sus dosis después de centrarse en la condición psíquica de su
paciente, porque están más preocupados por los pacientes que incluso
por enfermedades o síntomas aislados. Se ocupan de cubrir todo el
edificio arquitectónico de la criatura, ya sea investigando las causas
ocultas que pueden estar influenciadas por la mente y la psique
perturbadas, o investigando la síntesis de los síntomas que revelan la
perturbación panorámica en relación con el entorno.

La producción mental, los sentimientos, las emociones y el marco


físico del paciente son examinados por el homeópata al mismo nivel de
interés y unidad, en lugar de una investigación que se extiende solo a
órganos locales o síntomas separados, como si fuera un individuo
autómata, sin voluntad. y autodirección. Como si fuera un hábil
ingeniero, el médico homeópata, antes de preocuparse exclusivamente
por el boquete en una pared agrietada, se preocupa de indagar sobre la
naturaleza del terreno, que es el verdadero responsable de la causa del
defecto. El ser humano debe ser examinado más en términos de su
coordinación psíquica y psíquica que considerado un simple agregado
de moléculas y células que puede estar enfermo sin ninguna influencia
de variaciones mentales y emocionales.

Bajo tan lógico y sensato concepto, fue que Samuel Hahnemann


consideró que la salud, al igual que la enfermedad, viene “de adentro
hacia afuera” y “de arriba hacia abajo”, regla que constituye entonces
uno de los fundamentos fundamentales de la práctica homeopática. .

Como no es posible atestiguar la existencia de partículas


infinitesimales en altas diluciones homeopáticas, sus oponentes
desconfían de la posibilidad de cura por la medicina dinamizada, que,
sin embargo, desafía y supera cualquier esfuerzo visible y experimental
de los laboratorios en la Tierra. ¡El hecho de que los científicos
terrestres no puedan dar fe de la objetividad de este asombroso
energismo no es porque no exista, sino porque la ciencia humana
todavía es demasiado precaria para obtener tal prueba! La incapacidad
científica para verificar la realidad del fenómeno homeopático de
ninguna manera implica negar el poder sin igual de las altas diluciones.

Evidentemente, los científicos de la Edad Media también debieron


negar la tremenda posibilidad del control y éxito de la energía nuclear,
tan famosa hoy en día, ¡pero de ninguna manera su incredulidad impidió
o invalidó el éxito del descubrimiento atómico del siglo XX!. ..

10. Homeopatía, fe y sugestión

PREGUNTA: — Algunos partidarios de la homeopatía afirman que


la cura homeopática es una realidad, pero que sólo se produce en
aquellos que tienen fe en el remedio. ¿Qué nos dices sobre esto?

RAMATIS: — La fe, que estas personas creen tan necesaria para el


éxito del tratamiento homeopático, no implica precisamente una
creencia o un estado místico religioso, que el paciente deba asumir
obligatoriamente, para sólo entonces lograr el éxito en el tratamiento.
curar. La fe, en este caso, no es más que la confianza u optimismo del
paciente que, despertando su naturaleza receptiva y positivamente
dinámica, predispone su campo astral mental y etérico a una mayor
electividad para la absorción de la energía dinamizada por la dosis
homeopática.

La gente cree que es necesario tener fe para curarse con la


homeopatía, porque en su intuición intuyen que es medicina con acción
enérgica y no medicina y que, como actúa sobre la psique humana, las
dosis entonces deben tomarse con “confianza”, a pesar de que su
apariencia es sólo la de agua destilada. Además, el paciente debe tener
paciencia, ya que no es un tratamiento violento, con efectos rápidos e
inmediatamente visibles.

Como las dosis homeopáticas no producen las reacciones violentas y


atormentadoras propias de ciertos remedios alopáticos, muchos
pacientes creen que son inocuas o que, para tomarlas, se necesita la “fe”
tradicional como principal factor de curación. Ignoran también que la
acción fundamental del remedio homeopático se debe precisamente a
su efecto energético y radiactivo, muy similar a la acción de la levadura
o catalizador que, por su sola presencia, provoca reacciones en otros
órganos. Se debe más a su dinámica y energía liberada de la sustancia
medicinal, que incluso a cualquier propiedad tóxica o químico violento,
que obliga a los órganos de defensa a reacciones inesperadas, como
sucede con los remedios masivos, que hacen que los pacientes se
convenzan de que es más positivo y eficaz cicatrización.

PREGUNTA: — Otra clase de oponentes de la homeopatía alega


que la cura homeopática se efectúa más por la fuerza de la sugestión que
por el éxito medicinal. Que el paciente produce un campo de fuerzas
positivas en su psiquismo, y la curación se realiza independientemente
de la acción de las “aguacitas” dinamizadas...

RAMATIS: — ¡La afirmación es bastante ingenua, ya que los


homeópatas han curado innumerables infantes, y no es de creer que los
recién nacidos se dejen sugestionar, produciendo así un efecto psíquico
favorable para el éxito terapéutico de la homeopatía! Además, lo cierto
es que los niños se curan más fácil y rápidamente con dosis
infinitesimales, y esto es precisamente porque no ofrecen resistencia ni
prevención mental a su método de curación, sin saber siquiera lo que es
la homeopatía. La prefieren a la alopatía, porque no sufren durante su
tratamiento, como en el caso de inyecciones, aplicaciones corrosivas o
medicinas repulsivas y amargas. Y los adultos que prefieren las dosis
homeopáticas son precisamente aquellos que se han acostumbrado a
ellas desde la niñez, salvándose de la violencia alopática, ya que
generalmente mantienen en buen estado de defensa las funciones del
estómago, hígado, intestinos y riñones, porque son exentos de los
efectos perniciosos de los medicamentos tóxicos e inyectables, que
actualmente es muy común ante el más mínimo resfriado! Estas
criaturas condicionadas desde la infancia a la terapia homeopática
reaccionan rápidamente bajo la acción de dosis infinitesimales, así
como una delicada maquinaria también se mueve con soltura bajo la
más suave y fluida lubricación.

Los pacientes muy acostumbrados al tratamiento homeopático


también se vuelven muy alérgicos a las prescripciones de medicamentos
alopáticos, hacia los que no sólo muestran una ostensible desconfianza,
sino que también los temen como tóxicos peligrosos. Su psique,
predispuesta y condicionada a la receptividad energética de las
sustancias dinámicas, reacciona a ellas muy fácilmente, proporcionando
el clima para que la energía libre supere la energía condensada de la
materia.

Pero una de las desmentidas más poderosas de esta afirmación


frívola de que la homeopatía cura sólo mediante la autosugestión del
paciente es el hecho de que los veterinarios homeópatas han efectuado
muchas curas excepcionales en gatos, perros, caballos o ganado,
animales que, según creemos, no parecen accesibles a la sugestión, ni
deben ser mentalmente capaces de formar juicios sobre cuestiones
terapéuticas.

PREGUNTA: — ¿Pero no es admisible que ciertos pacientes puedan


curarse más por sugestión que por dosis, aunque sean admiradores de la
homeopatía?

RAMATIS: — Los fenómenos de Lourdes, las curaciones producidas


por santos y profetas, los gritos de tantos curanderos que han levantado
paralíticos, curado a ciegos y deformes, os prueban bien la realidad de
la cura por sugestión, sin que deba advertirse ninguna ineficacia.
atribuido a la homeopatía. Algunos seres poseídos de gran fe llegan a
generar en sí mismos un potencial energético tan intenso que, frente al
objeto de su vigorosa confianza, hacen estallar en su intimidad espiritual
el contenido de fuerza que estaba acumulado a costa de sucesivos
fervorosos ansiedades y esperanzas futuras!

Es obvio que toda energía así potenciada y que, en una fracción de


segundo, pueda ser liberada, por el impacto positivo de la mente
confiada en la cura, termina por activar todo el campo orgánico del ser,
actuando poderosamente en la intimidad electrónica de las células
físicas, corrigiéndolas bajo este comando mental activo y sin
vacilaciones negativas. Del mismo modo, el pensamiento incesante y
tenso, con el que ciertas criaturas pueden alimentar la idea morbosa de
que tienen una úlcera gástrica, o que padecen del corazón, también
puede producir un campo psíquico negativo y favorable para el estallido
real de la enfermedad. la enfermedad. Esto puede ocurrir porque la
opresión mental del plexo abdominal perturba el metabolismo de los
jugos gástricos y interrumpe el flujo de bilis, lo que puede configurar la
configuración astral de la temida enfermedad, cuyo molde físico es
gradualmente positivo a través de la sobrecarga nerviosa y la
constricción. de las mucosas. Sin embargo, la mente equilibrada,
acostumbrada sólo a pensamientos constructivos y renovadores, es foco
continuo de atracción de energías capaces de operar las más vigorosas
modificaciones plásticas en el organismo carnal.

Es de sentido común que el simple recuerdo de un plato sabroso pone a


funcionar las glándulas salivales, acelera la producción de jugos
gástricos, fermenta el páncreas y hace vibrar la vesícula biliar, que se
pone alerta para verter la bilis al tracto intestinal. Lo mismo sucede con
el enfermo ante la imagen del santo milagroso o en presencia del célebre
curandero, en quien deposita toda su fe y convicción, dinamizando la
fortaleza mental que lo pone en condiciones satisfactorias y electivas
para ser realmente curado. Potencia y acumula de antemano las energías
que luego serán liberadas, produciendo el impacto vibratorio curativo,
porque actúan fuertemente sobre tu debilitado sistema nervioso, de
manera similar a como lo hacen también las dosis infinitesimales
dinamizadas por la homeopatía, que actúan como un poderoso
despertador energético. orgánico.

Ya os hemos recordado en otra parte que Jesús, a través de su palabra


creadora y penetrante, infundió vitalidad, alegría, alegría y esperanza en
quienes le escuchaban, cuando impuso el poder de la fe a los paralíticos,
leprosos, ciegos y tullidos, y ellos las energías creadoras de vida dadas
por Dios multiplicadas por cien.

El fenómeno, aunque más psíquico y vital-orgánico, se asemeja al


recurso utilizado por el conductor inteligente del carro, cuando su
vehículo sobrecargado queda varado y tirado por animales extenuados.
Los prepara poco a poco, despertando sus energías y sincronizando sus
movimientos bajo hábiles toques, invitaciones o amenazas, hasta llegar
al momento psicológico de perfecto equilibrio de fuerzas en su
conjunto. Luego, en un solo impulso y grito combinado, baja el látigo
sobre los animales y tira vigorosamente de las riendas, uniendo todas
las energías despiertas en un solo esfuerzo, que hace que el pesado
vehículo se mueva. Así es también con los hombres; mientras que el
paciente pesimista es una fuente de energías negativas, una persona
frustrada que descree de antemano cualquier evento favorable que
exceda sus fuerzas comunes, el paciente optimista es una fuente positiva
y un activador de sus energías, ¡las cuales se excitan listas para éxitos
insólitos! Mientras el primero, por su desconfianza y falta de fe, se deja
influenciar negativamente, el segundo es el comandante enérgico,
activo y hábil, que dirige y disciplina el ejército de sus colectividades
microbianas, nutriéndolas con su magnetismo positivo y ajustando
ellos, cohesivos, a su organización de carne.

Las fuerzas reprimidas por la mente humana pueden servir en sentido


negativo o producir condiciones positivas en el organismo físico,
mientras que las fuerzas descontroladas por ciertas emociones, sustos o
terrores, matan, enloquecen o dañan la estructura nerviosa.

PREGUNTA: — Teniendo en cuenta sus explicaciones, preguntamos:


¿Cuál sería el aporte medicinal o energético de la homeopatía, cuando
se aplica a personas enfermas que, sin embargo, pueden curarse a sí
mismas, sin necesidad de medicamentos externos?

RAMATIS: — El individuo que elige la homeopatía y se convence del


poder de las dosis infinitesimales, espontáneamente se dirige hacia la
medicina y acelera el éxito de la cura. Si sólo se le diera agua destilada,
en lugar de la medicina homeopática, el “quantum” de energía
potenciado por su confiado psiquismo supliría, en su organismo físico,
gran parte de la necesidad vital.

Durante el precioso y científico metabolismo provocado por las dosis


dinamizadas de homeopatía, el espíritu humano puede ayudar o retrasar
sus efectos terapéuticos. Por tanto, el enfermo que puede curarse a sí
mismo sólo puede ganar si se sirve de la ayuda de la homeopatía, ya que
no puede hacer daño, sino sólo bien.
11. Homeopatía: Precauciones y Régimen Dietético

PREGUNTA: Nos gustaría saber las razones por las que se requiere
agua destilada para usar gotas homeopáticas. Algunos homeópatas más
rigurosos incluso condenan el uso de cucharas o utensilios de metal,
objetos de polvo de piedra, vasos de vidrio con esquinas interiores, así
como vasos descoloridos o que huelan a jarabes, esencias o restos de
comida. ¿No es una reivindicación tan purista demasiado fanática?

RAMATIS: — La sutileza de la esencia energética, que justifica la dosis


infinitesimal de la homeopatía, exige que el agua, como vehículo
principal, esté también absolutamente libre de partículas orgánicas
microscópicas y propias de los líquidos crudos, porque cuando éstos
quedan en suspensión absorben y condensan la esencia dinamizada y la
eliminan de la circulación en forma de desecho. La energía que emana
de la esencia de la sustancia potenciada debe ser transportada sin
incrustar ninguna partícula microorgánica extraña. De ahí la
advertencia de los más celosos homeópatas, cuando aconsejan que las
propias tabletas homeopáticas se diluyan directamente en la lengua, sin
mezclarse con líquidos que las descompongan, y que penetren por la
rapidísima circulación de ese órgano, pero sin sufrir la acción
inmediata. de jugos gástricos. . Incluso las “dosis altas” diluidas se
utilizan mejor cuando el paciente, al tomarlas, ejerce un efecto de
succión sobre las mucosas de la boca y antes de que lleguen al
estómago.

Las cucharas, los utensilios o los recipientes de metal suelen estar


estañados y se oxidan fácilmente, lo que puede formar combinaciones
químicas inesperadas que son perjudiciales para la esencia
homeopática. Debido a que las esquinas interiores de vasos, petacas o
recipientes son de difícil limpieza absoluta, se convierten en lugares de
fácil proliferación de gérmenes y acumulación de partículas ofensivas a
la delicadeza de dosis infinitesimales; los objetos o utensilios hechos de
polvo de piedra, sin el deseable pulido de la porcelana o la superficie
lisa del cristal, también absorben la esencia homeopática en sus
entrañas. En cuanto a los frascos o recipientes que servían para jarabes,
perfumes o desperdicios de comida, obviamente corrompen la pureza
iniciática de la medicación dinamizada, alterando su calidad sustancial.

Debido a esta regla, bajo ninguna circunstancia se deben mezclar


medicamentos homeopáticos con cualquier otra sustancia que no sea
agua destilada o hervida. Las altas dinamizaciones pueden volverse
inocuas si se agrega agua ordinaria o se ignoran las recomendaciones
enfocadas; de hecho, sólo les sirve agua destilada, ya que el agua de las
redes comunes de la ciudad, en vista del tratamiento con cloro, al que
son sometidas, incluso después de ser hervidas, aún puede comprometer
las dosis elevadas.

Los homeópatas recomiendan el uso de frascos o vasos de colores,


con el fin de neutralizar los rayos del sol o la luz excesiva, que también
pueden descomponer medicamentos tan sensibles y refinados en su
composición energética. Les recordamos que la homeopatía puede
producir curas milagrosas, siempre que el paciente se entregue a ella
con confianza y siga religiosamente todas las prescripciones dietéticas
y los cuidados protectores.

Muchos pacientes desconocen que la saliva adherida a las cucharas,


que luego utilizan sin lavar para volver a ingerir otra dosis homeopática,
siempre compromete el efecto curativo, debido a la oxidación de estas
cucharas.

PREGUNTA: — En vista de que los expertos nos dicen que durante


el tratamiento homeopático no se deben usar ciertos jabones o perfumes,
¡nos reservamos el derecho de desconfiar de tal afirmación, ya que la
encontramos bastante pueril! ¿Hay alguna base para esta advertencia?

RAMATIS: — La dosis homeopática —ya lo hemos dicho— es un


campo energético cuyo fin no es funcionar como medicinas de masas o
alopáticas. En la medida en que os fuera posible examinar mediante la
videncia el efecto de altas dosis en el organismo humano, en la medida
en que nosotros podemos observarlo a través de nuestra visión
espiritual, comprobaríais que el catalizador homeopático de alta
dinamización interpenetra toda el área vital del el paciente en todos los
sentidos, formando un aura de 3 a 4 pulgadas de diámetro alrededor del
cuerpo, que parece desvanecerse en franjas ondulantes.

Este campo energético se condensa paulatinamente por su bajada de


vibración y es absorbido lentamente por el organismo carnal, que luego
se renueva en su potencial de fuerzas.

El vehículo acuoso que sirve para la dosis infinitesimal significa el


condensador o sustentador de la energía catalizadora, que transfiere la
carga de fuerza al organismo físico, así como el médium espiritista o el
magnetista ofrecen sus energías al paciente. En la medicina
homeopática, la sustancia mineral, vegetal o animal, después de
potenciada, se transfiere por la boca, mientras que en el pase espiritista
o magnético es el propio médium o magnetista quien aplica
directamente el “quantum” energético al paciente.

Dado que la comida carnívora en sí misma causa daño en la terapia


homeopática, porque contamina el cuerpo vital del paciente con los
fluidos inferiores de la carne del animal, y todavía es necesario ahorrar
las energías sutiles despertadas por la dosis infinitesimal, no debe
extrañarte que un jabón alcanforado, sulfuroso, alquitranado, o el
fortísimo perfume de ciertas esencias producen también un bombardeo
incesante de partículas “alfa” y ofensivas al campo energético
dinamizado. Dado que ciertas sustancias, como el éter, el amoníaco o el
alcanfor, producen mareos, somnolencia o excitación, actuando
únicamente a través de su emanación etérica, es evidente que el aura de
los jabones de alquitrán, azufres, creosota o alcanfor también perjudica
gravemente la terapia. sutil de la homeopatía. Incluso entre ciertos
medicamentos homeopáticos, no es recomendable reunirlos en la misma
caja o armario, porque sus auras son incompatibles y chocan bajo
impactos antagónicos.

PREGUNTA: — Para nuestro mejor aprendizaje homeopático,


¿puede nombrar algunas de estas dosis antagónicas?

RAMATIS: — Nos referimos a vuestros campos áuricos energéticos


y que al juntarse se producen daños mutuos, como dosis de creosota,
allium cepa, allium sativum, potasio, mercurio o yodo, cuyas auras
demasiado fuertes hay que evitar. . Como resultado de estos cuidados
profilácticos, los homeópatas también aconsejan retirar las dosis de los
alimentos porque, durante la digestión, se forman en el cuerpo los más
variados campos energéticos de sustancias que se descomponen en el
estómago y el intestino, que luego se combinan y luchan entre sí. otro,
anulando gran parte del efecto medicinal de la homeopatía.

PREGUNTA:— Hay médicos alópatas que afirman que no se


necesita dieta durante el tratamiento homeopático, porque es inocuo y
no produce reacciones químicas importantes. ¿Hay alguna base para
esta afirmación?

RAMATIS: — La medicina del futuro aún tendrá que escuchar más


atentamente el extraordinario poder que palpita en la intimidad oculta
de la llamada Naturaleza que, bajo la regencia divina, ajusta células
incompatibles, rectifica órganos desalineados y corrige los sistemas
responsables del equilibrio de el cuerpo humano. Gracias a esta
sabiduría innata, basta darle al recién nacido leche materna o leche en
polvo, para que la desintegre y la transforme en cabello negro o rubio,
sangre roja, ojos azules, marrones o negros, huesos, nervios y músculos,
demostrando que tu alimento real no es más que la cantidad de energía
que puedes extraer de la sustancia ingerida. En verdad, el hombre
obtiene la energía que necesita para vivir de la energía almacenada en
los alimentos vegetales o incluso carnales, del animal que ingiere las
plantas. ¿No es el cuerpo humano una red de magnetismo, sustentando
masas de átomos sobrecargados de energías?

Frente a esta disposición genial y constructiva de la Naturaleza, el


papel del médico no es violar esta noble línea de montaje en la intimidad
orgánica, sino ayudarla con una terapia suave y enérgica. De ahí, pues,
los grandes beneficios que la homeopatía puede brindar al hombre
terrenal, pues, si bien no provoca reacciones químicas violentas, su
principal función es despertar y potenciar las energías adormecidas,
para luego elevar el nivel dinámico de los órganos combatidos,
reeducarlos, en lugar de violarlos.

Los antiguos, durante el tratamiento homeopático, se permitían un


completo descanso de todas las actividades materiales habituales. Los
pacientes más puristas todavía se retiraban a la cama y se sometían a
rigurosos ayunos, para que la energía homeopática pudiera actuar con
mayor éxito y beneficio en su organismo, liberado de las actividades
ordinarias. A través del ayuno, ahorraban energía y reducían las
obligaciones diarias de los órganos principales responsables de la
digestión, dejándolos libres para acelerar el drenaje de grasas, toxinas y
residuos nocivos, que quizás constituían material inútil o inadecuado
para la vida normal del cuerpo. cuerpo físico. Muchas curas
homeopáticas, que han sido consideradas milagrosas, se deben
principalmente a esta sana predisposición por parte de pacientes muy
disciplinados, que así se preparaban orgánica e incluso emocionalmente
para el mayor éxito de la delicada terapia de dosis infinitesimales.

Como en la terapia homeopática las fuerzas internas despiertan


potenciadas para la ayuda orgánica y llevan a cabo la reparación de las
regiones del cuerpo físico que han sido agredidas, sin anomalías tóxicas,
el paciente no presenta falta de apetito ni disminución de su
metabolismo físico. En general, el enfermo, bajo la acción de las drogas
violentas y tóxicas de la alopatía, se agota por el trabajo forzoso y
anormal del hígado o de los riñones, que se ven obligados a diversas
adaptaciones inesperadas, cuando necesitan eliminar los residuos
tóxicos de ciertos drogas ofensivas a la armonía orgánica.

Muchos fracasos médicos no resultan tanto del debilitamiento causado


por la enfermedad gravemente clasificada por el rigor de la terminología
académica oficial, como del hecho de que son el resultado de
operaciones peligrosas e inesperadas, a las que el organismo físico es a
menudo sometido en un prisa, sin poder fortalecerse ni inmunizarse a
tiempo. Cuando el paciente ingiere medicamentos violentos, o jeringas
hipodérmicas lanzan verdaderos proyectiles microscópicos en su muy
delicada circulación sanguínea, es evidente que su organismo, ya
debilitado, aún se ve obligado a trabajar intensamente para movilizar
todas sus reservas energéticas, a fin de no sucumbir a los efectos tóxicos
del propio medicamento. Sin embargo, si tales reacciones químicas no
se producen con la homeopatía y, por tanto, se puede prescindir de la
dieta preventiva, su proceso terapéutico, delicado, requiere, sin
embargo, del adecuado aporte frugal de la nutrición del paciente.
PREGUNTA: — Cierto manual homeopático recomienda que,
durante el tratamiento homeopático, se debe evitar absolutamente el uso
de carne, ya que es la única forma de lograr la cura deseada. ¿Existe una
base dietética para un requerimiento tan severo?

RAMATIS: — Esta recomendación, que puede parecerle tan fútil,


destaca la gran importancia higiénica del aura vital del paciente que
debe someterse al tratamiento de la medicina homeopática. Los
carnívoros no son candidatos ideales para la terapia con dosis
infinitesimales, aunque también pueden curarse con éxito, gracias a los
recursos y la habilidad de buenos homeópatas. A pesar de que la
humanidad terrenal es muy familiar y adicta a la carnivoría, los
cooperadores de charqueadas, mataderos y matanzas de animales y aves
perturban siempre la línea evolutiva que Dios ha establecido para las
especies inferiores. Además, hay que tener en cuenta que el denso
campo de energías inferiores que despierta el aura vital del animal
sacrificado, que se ingiere después de haber sido cocinado o asado,
acaba neutralizando la mayor parte de las fuerzas que la dosis
homeopática de alta dinamización hace estallar en la criatura enferma.
Después de la ingestión de carne, los fluidos repelentes del bajo astral
del animal sacrificado se fusionan también con el aura periespiritual
humana y degradan el potencial energético dinamizado; la esencia
potencializada de la homeopatía se desvanece, turbada, sin poder
superar el campo de condensación vibratoria inferior. La acción
dinámica de la homeopatía sobre los sistemas endocrino y nervioso
también se ve obstaculizada, ya que los chakras del doble etérico, bajo
la acción de la astralidad animal, reducen sus vórtices de aceleración y
reducen su capacidad receptiva a la energía homeopática y catalizadora
de las fuerzas dormidas, del cuerpo físico. Entonces el tratamiento
infinitesimal muy sutil requiere una mayor cantidad de tiempo para una
curación razonable o quizás con poco éxito.

Es por ello que los médicos horneópatas consiguen mayor éxito


terapéutico entre los vegetarianos, o incluso entre aquellos que, durante
el tratamiento, eliminan por completo el uso de carnes y grasas
animales, al tiempo que reducen la media de curas entre los pacientes
demasiado adictos a la alimentación carnívora. Siendo la homeopatía
una medicina de innegable alcance espiritual, no sólo requiere una dieta
superior, el cambio de hábitos perniciosos y el alivio de las pasiones
violentas, sino que mucho depende, para su mayor éxito, del control
temperamental del paciente.

También hay que tener en cuenta que los ataques de ira, celos, odio
y las irritaciones reducen mucho el éxito homeopático, porque son
violentas explosiones mentales, que siembran partículas nocivas y
bombardean el aura de energías vitales despertada en el organismo
carnal.

PREGUNTA: — Ciertos médicos alópatas dicen que las curas


atribuidas a la homeopatía son sólo consecuencia de la adecuada
alimentación requerida durante el tratamiento en dosis infinitesimales.
Afirman que un régimen dietético es casi siempre suficiente para
promover ciertas mejoras e incluso curas extraordinarias. ¿Qué opina
de estas afirmaciones hechas por los opositores de la homeopatía?

RAMATIS: — La dieta que requiere la terapia homeopática es


absolutamente científica y electiva al delicado tratamiento de dosis
infinitesimales porque si el paciente ingiere la sustancia dinamizada en
forma de un campo muy sutil de energía libre e imponderable, también
debe hacer lo mejor posible. uso de este campo de energía
potencializado en su cuerpo físico. Mientras persistas en una dieta
glotona, excesivamente tóxica o grasosa, exigiendo todo el esfuerzo de
tu metabolismo nutricional, y aún consumiendo la reserva dinámica en
emergencia por la homeopatía, sin poder regenerar a tiempo las células
cansadas o eliminar los residuos venenosos que pesar sobre el cuerpo,
es evidente que todo el trabajo cuidadoso y benefactor de la prescripción
de medicamentos del médico homeópata también debe ser
desperdiciado!

¡Sería absurdo que, después de administrar una dosis masiva de


vitaminas a un leñador completamente exhausto, inmediatamente se
lanzara a cortar leña hasta que cayera de nuevo, sin sangre! Esto es lo
que suelen hacer muchos pacientes que son tratados con dosis
infinitesimales de homeopatía, porque subestiman la estricta dieta,
seguros de que sólo ingieren unas gotas de alcohol absoluto en agua
destilada. Ignoran, sin embargo, que el éxito de la cura depende
principalmente de la mayor cuota de fuerzas que puedan ahorrar en sus
necesidades diarias, para no consumir la energía necesaria para que el
propio cuerpo repare sus desarmonías orgánicas.

Durante el tratamiento homeopático dinámico, es necesario reducir al


mínimo el servicio de los órganos nutritivos y drenantes del cuerpo
físico, para asegurar el mejor aprovechamiento de las energías que
fueron catalizadas por el remedio homeopático, a favor del equilibrio y
la recuperación. de tu cuerpo mecanismo fisiológico. Siempre que el
paciente conserve el mayor porcentaje posible de las fuerzas vitales que
se aceleran con la presencia del catalizador homeopático, podrá
aprovecharlas al máximo, pudiendo dirigirlas al plexo nervioso, neuro
-sistema endocrino, circulatorio o linfático, consiguiendo el éxito
deseado.
12. Medicina y Espiritismo

PREGUNTA: — ¿Cómo se explica que personas que se han hecho


famosas por sus certeras recetas homeopáticas pasen por este mundo sin
pasar también por un curso académico especializado?

RAMATIS: — Durante muchos años atrás, muchos espíritus


laboriosos y dignos encarnaron en vuestro mundo con la alta misión de
difundir el uso de la homeopatía, aunque no todos pudieron ser médicos
ni siquiera farmacéuticos. La labor principal de estos espíritus era
acostumbrar a la gente a la nueva terapia. Ocurrió, sin embargo, que, en
un principio, la Medicina prefirió repudiar la homeopatía, en lugar de
aceptarla, a pesar de que sólo venía a demostrar a la Ciencia la
existencia de leyes que revelaban los poderes medicinales ocultos en
todas las sustancias. Así, su difusión en vuestro mundo tuvo que ser
ayudada por algunos laicos estudiosos, que contribuyeron en gran
medida al éxito que la homeopatía empezó a tener en Europa y Estados
Unidos.

PREGUNTA: — ¿Y Brasil, qué dices?

RAMATIS: — Como el Alto ordenó que los espíritus de diestros


homeópatas desencarnados ayudaran incondicionalmente a los dignos y
desinteresados médiums de prescripción de ingresos materiales —que
abundaban y aún abundan en Brasil— ayudándoles a prescribir con la
mayor precisión posible e incluso a corregir astralmente los errores de
los primeras horas, la prescripción espírita homeopática se concretó con
mucha facilidad. Y, como era gratuito, eran los pobres quienes más lo
buscaban, mientras que el espiritismo era digno de la gratitud de quienes
se curaban de sus dolencias físicas por el uso de la homeopatía.

Y así, se generalizó particularmente el uso de la 5ª dinamización, tan


preferida por el pueblo y fácilmente prescrita por la mediumnidad
espírita, sin peligro de sorpresa desagradable o responsabilidad mayor,
ya que la administración de altas dosis está a cargo del médico
homeópata.
PREGUNTA: — ¿Por qué, en Brasil, los espíritas combinan la
prescripción homeopática con el trabajo mediúmnico, mientras que en
otros países no hacen lo mismo?

RAMATIS: — Mientras otros pueblos se limitan especialmente al


estudio puramente científico de la doctrina espírita, o simplemente se
dedican a su especulación filosófica, en Brasil sus adherentes combinan
el estudio de la doctrina con la práctica de la caridad hacia los enfermos,
por lo que se constituyen en excelentes vehículos para la bendita
difusión de la homeopatía, demostrando en la ayuda a estos pobres
enfermos un profundo agradecimiento a su propio idealizador, que fue
Samuel Hahnemann. Y vale recordar que, si bien la medicación
homeopática de la 5ª dinamización, prescrita a través de médiums o
curanderos improvisados, fue manejada inicialmente bajo el empirismo
popular, operó curaciones milagrosas y sorprendió a muchos hombres
y científicos bien intencionados, atrayéndolos incluso por la servicio de
amor por los demás y por el valioso estudio de la homeopatía!

De ahí, pues, los innumerables éxitos que hasta ahora se han verificado
en la práctica de la homeopatía, aun prescrita por hombres con menos
conocimientos científicos, ya que, siendo una terapia muy elevada, atrae
la influencia benéfica de los bienhechores desencarnados. Muchos
espíritus médicos, que se encarnaron en la Tierra con la misión especial
de propagar la homeopatía, estudiaron primero la medicina alopática y
sus leyes específicas, con el objetivo de llegar a conocer todos sus
compartimentos y recursos, adquiriendo así un mayor cuerpo de
conocimientos sobre ella. ¡dosis infinitesimales, de las que más tarde se
convirtieron en intrépidos defensores!

La homeopatía no puede olvidar el valioso apoyo que recibió del


pueblo brasileño para su difusión y mayor aceptación en Brasil, gracias
incluso a la intervención de laicos, médiums y espíritus desencarnados,
que cooperaron grandemente para su consagración definitiva en este
sentido. De esta manera, se establecieron sus bases como una ciencia
que además de curar el cuerpo, también abarca gran parte de la futura
psicoterapia y terapia mental, incidiendo profundamente en la psique
humana e interviniendo en los procesos fundamentales de la emoción,
el pensamiento y el mecanismo. de acción doble etérico, que coordina
la vitalidad orgánica. Es una terapia que se ajusta cada vez más al
dinamismo avanzado del siglo atómico en el que vivís.

PREGUNTA: — ¿Por qué un movimiento a favor de la alopatía no fue


realizado por espíritus desencarnados, como sucedió con la homeopatía
en Brasil, principalmente en el medio espírita?

RAMATIS: — La medicina alopática está plagada de medicación


tóxica, que produce reacciones desaconsejables para la prescripción
mediúmnica, ya que el espíritu prescriptor ha de ceñirse, en general, a
la mayor o menor eficacia y sensibilidad del medio al que sirve. El
sistema alopático opera principalmente con medicamentos densos, es
decir, en dosis masivas, que actúan propiamente en la periferia del
cuerpo carnal, alejándose de nuestro alcance directo y actuando bajo
una frecuencia vibratoria más baja, de nuestro campo de acción etérico.
Así, no conviene transformar la prescripción en una mezcla de
homeopatía y alopatía, porque las dosis infinitesimales y dinamizadas
de homeopatía, siendo menos medicina y más energía, llegan más
fácilmente a nuestro encuentro vibratorio.

PREGUNTA: — Aun así, ¿no le parece desaconsejable la prescripción


homeopática en los centros espíritas? ¿No constituye esto una
competencia desleal con los médicos homeópatas? ¿Es conveniente este
modo de difusión de la medicina homeopática?

RAMATIS: — No creemos que las prescripciones mediúmnicas,


espiritistas, puedan servir de divulgación científica para la homeopatía,
pero es innegable que fue la prescripción mediúmnica la que contribuyó
mucho, en Brasil, a popularizar el uso de dosis infinitesimales entre
vuestro pueblo. Pacientes empobrecidos, que acuden a consultas en los
centros espíritas y solicitan medicinas homeopáticas, también están
bajo la solicitud de espíritus desencarnados que, así, aprovechan la
oportunidad para curar sus males espirituales y sanear su psiquis
enferma. Así, cuando se trata de recetas homeopáticas prescritas en
centros espíritas de buena posición espiritual, casi siempre producen sus
efectos benefactores en quienes toman en serio tan delicado trato.
Además, la prescripción de la mediumnidad es comúnmente de la 5ª
dinamización, que es la dilución más libre de reacciones incómodas,
cuya libre prescripción no compite con la de los médicos homeópatas,
que operan más con dosis de fondo y son los únicos competentes para
determinar tratamientos con altas dosis

Lo que no se justifica es la intrusión de pseudomédiums,


pseudomédicos alópatas o curanderos ignorantes de la terapia
homeopática, prescribiendo recetas contradictorias plagadas de
medicamentos incompatibles entre sí y que se anulan en una misma
receta. Todavía hay quienes, por su ignorancia, prescriben dosis
infinitesimales mezcladas con jarabes y tés, que destruyen toda esencia
homeopática. ¡No es posible admitir que la excentricidad, el absurdo y
la contradicción, bajo responsabilidad espírita, sean tomados en cuenta
por la ciencia homeopática! El médium de prescripción integrado en su
responsabilidad espiritual no debe ser considerado sólo en la condición
de bastón viviente de su guía; le toca a él estudiar mucho la terapia que
media. Si un espíritu desencarnado necesita recetar medicamentos a
través de un médium ignorante de la homeopatía, es claro que tendrá
más éxito si ese médium se dedica al estudio consciente y sensible de
la terapéutica homeopática.

PREGUNTA: — Se alega que, cuando se trata de una receta


mediúmnica, todos deben tener fe y nadie debe desconfiar de la receta,
porque viene de un “guía”, que siempre sabe lo que hace. ¿Qué dices,
que eres un espíritu desencarnado?

RAMATIS: — Quien así lo crea puede prescindir de la homeopatía por


prescripción mediúmnica y tratarse exclusivamente con agua
fluidificada, ya que presenta condiciones electivas de fe y con garantía
en la guía. Es importante saber, sin embargo, que el médium no siempre
es fiel intérprete del pensamiento del espíritu que se comunica con él.
Por este lado, hemos observado que algunos médicos desencarnados,
después de operar sobre ciertos médiums, deciden más tarde abandonar
su labor de prescripción por medio de la mediumnidad, tan
desilusionados están con las dificultades que enfrentan en sus propios
dispositivos mediúmnicos, comúnmente ociosos, ignorantes o
vanidosos. ¡Innumerables veces se quejan de que sus intermediarios
prescriben al azar y con cualquier pretexto, ya sea después de una
anécdota indecente, o después de momentos de ira o tema de críticas
antifraternales! Así, emiten recetas a la ligera, sin siquiera consultarlas
con el pensamiento, y recetan lo que les viene a la memoria en cada
momento, como producto natural de la asociación de ideas o recuerdos
de carteles publicitarios de medicamentos. En consecuencia, puede
suceder que la receta mediúmnica no provenga de la guía, ni contenga
ninguna prescripción lógica que corresponda sensiblemente a la terapia
homeopática.

¡Conviene, pues, que en nombre de la homeopatía no se siembren


inconsistencias y excentricidades, con el agravante de seguir haciendo
de la receta espírita una negación de la pureza iniciática y de la precisión
de dosis infinitesimales! El ridículo trae desconfianza; y ya hemos visto
muchos espíritus mistificadores e irresponsables, que aquí se valen de
médiums imprudentes, temerarios, perezosos y vanidosos para
prescribir medicamentos contradictorios y hasta peligrosos, sirviendo
para despertar el sarcasmo contra la doctrina espírita y la ciencia
homeopática.

Sin duda, alabamos el trabajo generoso y la devoción de muchos


médiums, que se transforman en ofrendas vivas, buscando aliviar el
dolor ajeno y elevarse a los rangos vibratorios de los espíritus
superiores; pero es evidente que la fascinación desordenada produce
daño, así como la presunción de infalibilidad genera imprudencia...

La homeopatía, como ciencia amorosamente erigida y bajo el más


escrupuloso cuidado y experimentación, no podrá en modo alguno
avalar recetas mediúmnicas que se aparten de sus leyes disciplinarias,
cuando se prescriben dosis infinitesimales con otros productos
heterogéneos, las recetas mixtas de la homeopatía y alopatía, o fármacos
que son incompatibles o se anulan entre sí como antídotos.

En nuestra humilde opinión, creemos que es hora de que el médium


de prescripción estudie con devoción las reglas fundamentales de la
homeopatía, para ser más útil y más exacto en sus prescripciones
mediúmnicas, pudiendo corregir a tiempo las inconsistencias
producidas por su propio animismo. . Muchos de los homeópatas
consagrados desencarnados, que han vivido en vuestro país, se
sonrojarían de vergüenza ante ciertas recetas que los médiums
ignorantes se hacen cargo de su responsabilidad como prescripción
homeopática ¡espiritismo y tratarían de estudiar la homeopatía, para
prescribir con la mayor precisión posible según ética homeopática.

PREGUNTA: — ¿No sería justo que prescribiera sólo el médico


homeópata?

RAMATIS: — No nos corresponde a nosotros juzgar este campo de


acción, porque tanto hay médicos homeópatas que no prescriben bajo el
rigor de la homeopatía, sino sólo sobre la base de síntomas externos, y
hay ciertos alópatas que practican la terapia de dosis infinitesimales sin
conocer los fundamentos iniciadores, y lo hacen en la más absurda
contradicción. Si merece censura el profano que prescribe la
homeopatía, en el otro extremo, el médico alópata que la prescribe de
tal forma que, en general, ¡está por debajo de muchos curanderos
estudiosos!... En el campo terapéutico de la homeopatía, se pueden
encontrar tantos por mucho el ex médico-alópata, que se pone a
prescribir sin conocimientos científicos y técnicos de la doctrina
expuesta por Hahnemann, ¿cómo encontrar al charlatán sin diploma,
sino a un purista y sabio de las leyes homeopáticas, capaz de prescribir
con seguridad y la lógica conocimiento de tan elevada ciencia. El
homeópata, como ya hemos dicho, antes de convertirse en un científico
exigente, ¡debe ser también un filósofo y un buen hombre!... No sólo
debe prescribir la distancia psíquica del problema de su paciente porque,
ante el interés utilitario, hay que ¡“siente” y “vive” la angustia de la
persona que te ruega que le cures sus dolencias! Siendo esta una
Medicina de profundo respeto por las propias mutaciones espirituales
del individuo, al homeópata no sólo le interesa identificar las dolencias
de su cliente bajo la precisión científica de las enfermedades clásicas,
sino que también es necesario escuchar los desequilibrios y
desarmonías de su alma!

Es por esto que ciertas recetas mediúmnicas producen resultados


asombrosos, ya que, al ser prescritas por médiums dignos y estudiosos,
la intuición les dice que prescriban la dosis perfectamente en sintonía
con las necesidades del psiquismo enfermo, gracias a la excelente
inspiración que a veces obtienen de los espíritus benefactores. El
médico homeópata, que también investiga el campo psíquico de sus
pacientes, se convierte poco a poco en una criatura sensible a la voz
interior, que sugiere las prescripciones terapéuticas más exactas y
verdaderas.

PREGUNTA: — ¿Tiene la ley kármica alguna relación íntima con


los sufrimientos de ciertas criaturas sometidas a dolorosos tratamientos
mediante cirugía o terapia alopática?

RAMATIS: — Actualmente, debido al estado moral y espiritual del


ciudadano terrenal, la Ley Kármica aún recomienda un tratamiento
doloroso, a base de hipodérmicas, sondas, cauterizaciones, drenajes,
operaciones o extracciones de órganos debilitados, aplicaciones e
ingestión de medicinas repulsivas, tóxicos y nocivos, que funcionan
como efectos de causas culpables del pasado.

Ante la evolución de los métodos punitivos basados en las leyes


humanas, con la abolición de la tortura medieval, los médicos, muchas
veces sin saberlo, funcionan como instrumentos de rectificación
kármica en sus pacientes. Aquí, el cruel usurpador del pasado, que
oprimía a sus adversarios políticos, sufre atrozmente de la llaga
infecciosa y rebelde, que brota en un órgano operado de prisa; allí, es el
anciano inquisidor del “Santo Oficio” que, tendido en la cama de un
lujoso hospital, está completamente perforado por hipodérmicas, con la
carne macerada por las jeringas de sueros y transfusiones de sangre, que
gotean a través de tubos suspendidos y dispositivos especiales, como si
fueran instrumentos de tortura; allí, el feroz terrateniente, que usaba el
fuego para torturar a sus desdichados esclavos, se encuentra
transformado en otra figura humana sometida a terribles cauterios e
intervenciones atroces, ¡mientras su corazón debilitado no permite la
más mínima intervención de la anestesia para hacerle olvidar el
sufrimiento!

Por lo tanto, aquellos que logran curarse a través de la homeopatía y


son elegibles para un tratamiento tan suave deben ser considerados
criaturas privilegiadas, ya que están a salvo de la violencia alopática. El
hecho de que las criaturas todavía necesiten transitar por el "cruel
camino" de los consultorios médicos alópatas, sometiéndose a
exámenes radiográficos, experimentos dolorosos, tratamientos
espartanos y hospitalizaciones urgentes, mientras sus dolencias
empeoran día a día, es sin duda la razón por la que todavía gimen. bajo
karma doloroso!

13. Condiciones Generales de Karma

PREGUNTA: — ¿Cuál es el verdadero significado de la palabra


“Karma” tan usada entre los reencarnacionistas, y que está
particularmente relacionada con vidas anteriores?

RAMATIS: — Karma es una palabra que deriva del sánscrito (kri) que
es “hacer”. Los hindúes son quienes más la utilizan, considerándola la
palabra técnica más adecuada para designar la acción y su
correspondiente efecto en las sucesivas encarnaciones de los espíritus
en la Tierra. Para ellos, toda acción es Karma; cualquier trabajo o
pensamiento que produzca algún efecto posterior es Karma.

Y la ley de Causa y Efecto, como la llamáis, con su saldo acreedor


o deudor con el espíritu encarnado. Los actos realizados por
pensamientos, palabras u obras, en vidas anteriores, es decir, en vidas
posteriores, deben traer buena suerte o traer desgracia a sus propios
autores, en proporción entre el bien y el mal que resultaron de ellos. Sus
efectos, por lo tanto, actúan más sobre la felicidad, la voluntad, el
carácter y los deseos del hombre en sus vidas futuras. Aunque parecen
anular el libre albedrío, son fuerzas que siempre resultan de los actos
individuales del pasado. Y el efecto actuando y dominando la propia
voluntad del ser, pero reaccionando exactamente según las mismas
causas que engendró. La ley de Causa y Efecto registra buenas o malas
acciones; la ley del Karma equilibra las acciones registradas y le da a
cada espíritu el “equilibrio” que le corresponde en buenos o malos
resultados.

Metafísicamente, la palabra "Karma" se refiere al destino trazado e


imponderable, que actúa tanto en las cosas animadas como en las
inanimadas, ya que gobierna y disciplina todos los ciclos de la vida,
desde lo finito hasta lo infinito, desde el átomo hasta la estrella y desde
el hombre al Universo!

Está, pues, el Karma del hombre, el de la familia, el de la nación, el del


continente y el de la humanidad. Y, así como los destinos futuros se
engendran a partir de los actos o pensamientos del hombre —que serán
regidos y disciplinados por su Karma—, también los orbes que se
mecen en el espacio obedecen a un determinismo cósmico, de reajuste
de su masa planetaria, concomitantemente al efecto de la causas
colectivas de sus propias humanidades.

Es necesario considerar, pues, desde el Karma atómico que rige el


principio de la vida microscópica en el Cosmos, para la formación de la
materia, hasta el Karma del Universo, que entonces ya es la Ley
Cósmica manifestada fuera del tiempo y del espacio.

Con referencia al Karma del hombre, conviene recordar que Jesús


advirtió muchas veces sobre la existencia de una ley que disciplina el
mecanismo de las relaciones entre los seres, y que vincula las causas a
sus correspondientes efectos, cuando afirmó: “El que hiere con hierro
serán castigados con hierro heridos” o “Cada uno cosechará según la
siembra”. Estos conceptos de Jesús no dejan lugar a dudas de que el
espíritu sufrirá siempre los efectos de las reencarnaciones físicas,
sometido implacablemente al determinismo de las causas que genera.

Tales conceptos vienen a ser lo mismo que la Ley de Causa y Efecto,


es decir, que todas las causas engendran efectos futuros de igual
intensidad y responsabilidad, con la diferencia, sin embargo, de que es
una Ley inmutable y severa, que tanto disciplina los fenómenos de la
vida planetaria, el amor entre los seres y la afinidad entre las sustancias,
cómo rige la cohesión entre los astros dispersos por el Cosmos.

Ninguna casualidad gobierna el destino de las cosas; es la ley del


Karma que coordina, ajusta y opera todo, interviniendo tanto en los
fenómenos sutiles del mundo microscópico como en la inmensidad
inconmensurable del macrocosmos. Su único objetivo es dirigir la
mejora incesante de todas las cosas y seres, que desde hace mucho
tiempo está prevista en los grandes planes que subyacen a la armonía de
la Creación.

Vuestras condiciones psíquicas o físicas, allá en la Tierra, resultan


precisamente del engendramiento de causas kármicas que ya habéis
realizado en otras vidas; si actualmente disfrutas de alegría, paz y
felicidad, solo estás disfrutando el efecto kármico de buenas semillas
sembradas en otros lugares; si el dolor, la amargura y las vicisitudes
dominan vuestra existencia, no echéis la culpa a Dios, ni a ningún
“destino” injusto y fatídico inventado por alguien, porque, en todo caso,
¡sólo estaréis cosechando el fruto de la siembra descuidada del pasado!
Las reglas inflexibles de que "la siembra es libre pero la cosecha es
obligatoria", y que "a cada uno según sus obras", no hacen excepciones
para nadie, sino que ajustan a todas las criaturas a la disciplina colectiva
tan necesaria para el equilibrio y la armonía de la humanidad en tu orbe

PREGUNTA: Entonces, ¿Karma es un determinismo constante en


nuestras vidas?

RAMATIS: — El karma, como ley inmutable, aliada a la de Causa y


Efecto, rige todo el proceso de la vida cósmica; es la propia pulsación
armónica del Creador manifestándose tanto en la composición de las
estrellas como en la aglomeración de los electrones constitucionales de
los átomos. Cada orbe y cada electrón está perfectamente ajustado a este
ritmo eterno de superación sideral, combinándose para la armonía del
Cosmos. Hay, por lo tanto, una interacción cósmica de acción y
reacción en todo el Cosmos; es así como la Tierra, moviéndose y
consolidándose bajo la regencia disciplinaria de su Karma, sólo se
perfecciona en armonía con el Karma de la Constelación Solar a la que
pertenece; pero éste, a su vez, está ligado al Karma de su Galaxia, que
también se somete al Karma de las otras Galaxias dependientes del
Karma de los Hemisferios Cósmicos.

El globo terrestre está sujeto al metabolismo kármico de todo el


sistema visible o invisible del Cosmos; hay una ruta definida y un ritmo
de ascensión, que los impulsa hacia condiciones cada vez más
progresivas en la procesión planetaria de su sistema solar. Precisamente
por la regencia de esta ley kármica, que opera en el sistema solar al que
pertenece la Tierra, es que en determinados momentos para la
consolidación de su masa planetaria y el reajuste de su humanidad, se
inician las secuencias de “juicios finales” correctivos. ” están
registrados, como está sucediendo actualmente con su orbe.

PREGUNTA: — ¿No ha sufrido ya la Tierra modificaciones


similares en el pasado, por lo que podría prescindirse de un nuevo
evento kármico como el que anuncias?

RAMATIS: — En efecto, la Tierra ya ha sufrido muchos “juicios”


parciales, sufriendo efectos kármicos que han reajustado su masa y
modificado ciertas regiones y zonas geográficas, en perfecta
concomitancia con la necesaria rectificación de una parte de su
humanidad. Pero, esta vez, la Tierra cambiará más intensamente en su
naturaleza planetaria, y esto afectará a un mayor porcentaje de su
humanidad, ¡como un determinismo kármico que requiere la
modificación tanto de la morada como del habitante!

Es un evento profético que proveerá excelentes modificaciones a la


masa terrestre, así como beneficiará a vuestra humanidad, después de la
rigurosa selección espiritual. Y como sois viajeros de la nave terrestre,
estáis también sujetos a su Karma planetario...

Como todavía sois espíritus necesitados de experimentación en los


planetas primarios, tenéis que adaptaros al campo magnético de la
sustancia terrenal, así como la arcilla se ajusta a la voluntad del diligente
alfarero. Pero no tengáis miedo, porque la Tierra, además de ayudaros
a desarrollar el sentido direccional de la conciencia, os ayuda a liberaros
definitivamente de las ataduras de las encarnaciones físicas.

Recordad que el orbe terrenal, con sus seducciones transitorias,


simboliza el mundo del César, donde el alma, cuanto más apegada está,
más se enreda bajo la disciplina implacable de su propio Karma. En
lugar de lamentar el rigor y la inflexibilidad de las leyes kármicas que
operan en el campo letárgico de las formas terrenales, el espíritu
diligente y sabio se entrega a una vida de renuncia a todos los tesoros
pasajeros de la materia y se consagra incondicionalmente al culto del
Amor al prójimo. , para trasladarse antes al mundo angélico, que será
su hogar definitivo.

PREGUNTA: — Somos propensos a suponer que la acción


inflexible de la ley del Karma sobre las almas en tránsito por los mundos
materiales significa una carga tan severa como la de la implacable ley
del “ojo por ojo y diente por diente” . ¿No es así?

RAMATIS: — En trabajos anteriores ya te hemos explicado que la


Ley del Karma no castiga, sino que reajusta. Aunque parezca una ley
draconiana o un proceso correctivo demasiado severo, en el que la más
mínima causa equívoca genera también un efecto milimétricamente
responsable, todo esto acontece siempre encaminado a la felicidad del
espíritu y al más rápido desarrollo de su conciencia angélica.

Karma es la ley benefactora que indica el camino correcto al viajero


despreocupado o obstinado, corrigiendo sus pasos vacilantes y
peligrosos desvíos, para ajustarlo más rápidamente a su felicidad
inmortal. ¡La humanidad terrestre ya está lo suficientemente iluminada
para comprender que su sufrimiento proviene, en particular, de sus
infracciones contra la Ley que precisamente opera a su favor!

¡Puesto que Jesús ya dejó elevadas enseñanzas que marcan la hoja


de ruta para que el hombre viva en perfecta armonía con la Ley
Kármica, y que regulan el equilibrio de la Vida y la ascensión angélica,
las quejas humanas nunca se justifican bajo el pretexto de ninguna
injusticia divina! ¡Incluso entre vuestra humanidad, la ignorancia de la
Ley no es razón para que el ofensor se exima de su responsabilidad!
Dios no es un cerebro atento e implacable que interviene punitivamente
en cada momento en que te equivocas; el pago del “ceitil por ciento” lo
hace automáticamente el propio espíritu culpable y, si está sujeto a él,
es porque tiende a contradecir las reglas que rigen su ascensión
espiritual. Entonces sufrirá la acción contraria de la Ley, como el niño
que se quema la mano en el fuego, no porque éste sea vengativo y lo
castigue, sino sólo porque es un elemento oxidante. Dios no cataloga las
ofensas cometidas por sus hijos, como tampoco otorga condecoraciones
a quienes lo halagan constantemente. Sólo estableció leyes equitativas
y sabias, que actúan bajo la égida del bien mismo. Reúnen a los
rezagados, los rebeldes y los obstinados que aún se estacionan al margen
de los caminos de la vida ilusoria de la forma, ajustándolos nuevamente
al rumbo exacto de su dicha espiritual.

La criatura misma es la que se pone delante de su obra, debiendo


ganar los beneficios o sufrir las pérdidas según su voluntad en el sentido
del bien o del mal. Incluso considerando la ley de “ojo por ojo y diente
por diente” que cita como severa y condenable, es claro ver que el
significado exacto de esta sentencia punitiva solo puede entenderse con
la responsabilidad del alma misma. hacia sí mismo, porque, si el
concepto es draconiano, nada más establece sino que cualquier acción
buena o mala, practicada por el alma, producirá una reacción o efecto
perfectamente correspondiente a su causa!

Practicad, pues, sólo acciones benéficas y, sin duda, os resultará inocua


esta ley, tan severa, que, al igual que “quien hiere con hierro, con hierro
será herido”, también concierne sólo al cuidado del alma. para sí mismo,
y no para el siguiente.

PREGUNTA: — Pero es indudable que si sufrimos limitaciones


impuestas por el determinismo kármico del planeta que habitamos,
nuestro libre albedrío se torna inútil, ¿no es así?

RAMATIS: — El ejercicio de tu libre albedrío va mucho más allá


de lo que piensas, porque eres ya una voluntad espiritual definida, y
superior al mismo orbe que habitas; la principal diferencia con el karma
del planeta es que debes asumir la responsabilidad de todas tus acciones,
sean buenas o malas. El cuerpo material del planeta Tierra representa la
vestidura exterior de vuestro Ángel Planetario, que en espíritu os
alimenta desde la intimidad mental y astral. Su poderosa voluntad
significa que la Ley misma actúa en armonía con el Karma de los demás
planetas del sistema y actúa de común acuerdo con el Ángel de la
Constelación, quien es responsable del progreso de toda la constelación
solar.

Lo que usted considera un determinismo implacable, que obstaculiza


Vuestro libre albedrío es sólo el conjunto de leyes que emanan del
espíritu planetario del orbe terrenal y regulan tanto el ajuste planetario
como el crecimiento armonioso de vuestra humanidad. Cuando te
acomodes a estas leyes evolutivas y solo sepas operar para tu beneficio
espiritual, sin conflicto con la comunidad, se te permitirá ejercer tu libre
albedrío de forma ilimitada. Por ahora, el hombre terrestre no puede
gozar del derecho a ejercer su voluntad absoluta, pues aún en sus
relaciones genéticas es todavía inferior a los mismos animales, que las
respetan y practican sólo en los momentos oportunos y exclusivamente
con el fin de procrear.

¡Ante el extremo egoísmo, codicia y crueldad del actual ciudadano


terrenal, vuestra vida sería de continuo desorden y conflicto, si los
poderes humanos pudieran disfrutar impunemente de su libre albedrío!

PREGUNTA: - Ya que es nuestra irresponsabilidad que


el uso del libre albedrío nos reduce, ¿cómo podríamos ejercerlo más
ampliamente?

RAMATIS: — Es Jesús quien mejor responde a tu pregunta cuando


establece la regla: “Buscad la Verdad y la Verdad os hará libres”.
Cuando nos advirtió que su reino no era el mundo material de César,
sino el reino del espíritu eterno, también nos hizo creer que el libre
albedrío humano aumenta a medida que el hombre se libera de la
esclavitud de las formas y vive más dedicado al mundo espiritual. ,
donde su voluntad angelical puede ser ejercida de manera ilimitada.

El determinismo kármico de la Tierra, limitado por el determinismo


kármico de su constelación solar, reduce también el libre albedrío y la
acción plena de la voluntad humana; el mundo material, con su
sustancia letárgica, significa el ergástulo que aprisiona al espíritu, cuya
naturaleza esencial es la de la libertad en el Más Allá. En consecuencia,
ese libre albedrío —o esa voluntad a la que te refieres— sólo puede
ejercerse más ampliamente en la medida en que también te liberes cada
vez más de la sustancia material que compone y limita el cuerpo exterior
del planeta.

A medida que te integres más con el Cristo planetario, que es el


espíritu exaltado que nutre tu orbe, sin duda crecerá también tu libre
albedrío en relación con los demás seres, porque angelizándote, también
serás más consciente de la Verdad Eterna. . Para que despierten la
conciencia de su individualidad espiritual, Dios arroja a las almas
vírgenes a la corriente de la evolución planetaria de los mundos físicos.
Así, disfrutando de las lecciones de la vida humana y sufriendo los
mandatos de su propia morada material, terminan consolidando sus
líneas de demarcación de “ser” y “existir” dentro de la misma
Conciencia Cósmica.

El Karma de la Tierra les impone un determinismo resultante de sus


propias modificaciones kármicas resultantes de los otros orbes del
sistema solar. Entonces también estás sujeto a movimientos y
alteraciones kármicas terrenales, y tus ideales, proyectos e intereses
individuales solo pueden realizarse o satisfacerse en la medida en que
no colisionen con los beneficios de la comunidad. La Ley Kármica, por
tanto, en su función de activar el progreso del Cosmos, no sólo regula y
limita el movimiento del individuo para armonizarlo con su comunidad,
sino que ajusta sus movimientos de acuerdo con las modificaciones y
estabilidad del propio campo planetario. .

PREGUNTA: — ¿Cuáles son las mejores formas de modificar


nuestro Karma para mejor?

RAMATIS: — Lo principal es el control de tus pensamientos,


palabras y obras porque, a medida que reduzcas o modifiques para
mejor tu Karma del pasado, es cierto que también creas un nuevo Karma
para el futuro, y este será para ti como amargo o dichoso según el Karma
remanente de encarnaciones pasadas y las causas que creas en el
presente. Karma, en su sentido específico, registra las acciones del alma
desde el momento en que comienza a sentirse “algo” existente en el seno
de la Divinidad y, aunque incapaz de desprenderse del Espíritu creador
de la vida cósmica de la que vino, ya se distingue como una conciencia
individual separada.

Como os hemos explicado antes, en la Conciencia Total de Dios se


van constituyendo o fragmentando nuevos grupos de conciencias
espirituales colectivas, que entonces instintivamente engloban y
coordinan a todas las especies de animales y demás seres, disciplinando
su progreso en grupos ligados por el mismo afinidad. Es así como se
mantiene activa una “conciencia de grupo” que dirige a cada raza
animal en el mundo físico, ya sea la especie bovina, la equina o la de
los peces del océano. Sin embargo, dentro de estas especies o razas, que
son la extensión instintiva de una conciencia directora, en sus propios
componentes se destacan ciertas características psíquicas aisladas, que
poco a poco van construyendo nuevas conciencias más pequeñas
moviéndose en la corriente de la vida y asumiendo los deberes y
responsabilidades. responsabilidades compatibles con su entendimiento
ya despierto.
Así es que la especie de perros salvajes es un grupo animal más fácil
de ser coordinado y dirigido por su conciencia psíquica directora
porque, aunque forma una agrupación instintiva de varios miles o
millones de perros, todavía funciona y solo reacciona como una sola
pieza homogénea, sin presentar distinciones aisladas entre sus
componentes. Sin embargo, cuando se trata de la especie de “perro
domesticado” y dispersos por los hogares humanos, parece que sus
descendientes ya reaccionan conscientemente entre sí, ya sea que sigan
sujetos al mismo espíritu de grupo o provengan de la misma
descendencia. Dentro de la misma psique colectiva de la especie a la
que pertenecen, los especímenes presagian ya una comprensión racional
separada, y en algunos se observan incluso los primeros destellos de
sentimiento. humano. Mientras los perros salvajes manifiestan una sola
naturaleza instintiva, feroz e idéntica en todas sus especies raciales, los
perros domésticos, bajo la influencia del hombre, difieren
notablemente; los hay desde el perro heroico, el cobarde, el valiente, el
flemático y el jovial, así como el animal resentido que no olvida el
maltrato, hasta el que el dolor inolvidable hace morir junto a la tumba
del dueño a quien se unió incondicionalmente.

Como, en la misma especie animal, sus componentes se distinguen por


la formación de una conciencia individual desprendida de su espíritu
director grupal, la ley kármica que dirige al grupo también pasa a actuar
con más particularidad para acelerar su progreso psíquico. Los impulsa
hacia objetivos más inteligentes y elevados bajo la mirada del hombre
y, cuando es necesario, dispone incluso el traslado del animal a otras
esferas donde encuentra condiciones más favorables para acelerar su
formación conciencial.
PREGUNTA: — Nos gustaría que extendiera un poco más sus
consideraciones sobre este determinismo del Karma sobre los
“espíritus-grupo” que coordinan y dirigen a las especies animales como
una sola conciencia colectiva. ¿Puedes ayudarnos?

RAMATÍS: — Lo que gobierna a las especies inferiores y coordina sus


movimientos evolutivos es el propio determinismo evolutivo, ya que
orienta a todo el grupo animal o especie de la que es responsable, para
inducirlo a actuar de forma más correcta y provechosa. Pero, con el paso
del tiempo y la intervención del hombre, no tardan en procesarse las
fragmentaciones psíquicas, que pronto distinguen las relaciones de los
especímenes entre sí y los singularizan individualmente dentro de la
psique instintiva y uniforme del protagonista” espíritu de grupo”.
Independientemente del control general de la especie o raza, la Ley se
despliega guiando a cada espécimen para lograr su emancipación
individual.

Por eso decimos que la misma sabia Ley que rige el mecanismo
del Universo también se forma y se ramifica gradualmente para regular
el movimiento de electrones dentro de los átomos. Los astrónomos
conocen la infalibilidad de ciertas leyes que regulan el curso de las
estrellas; los químicos saben cuáles son los factores reactivos exactos e
indiscutibles que guían la afinidad de sus combinaciones de costura; los
matemáticos reconocen la precisión de los cálculos que geometrizaron
el Universo, mientras la humanidad empieza a comprender que el
hombre es también el plan matemático del futuro ángel!

¡Hay una ley ineludible, una ley kármica que regula la causa y el
efecto, que transforma una bellota en un roble, una oruga en una libélula
y un villano en el ungido del Padre! En efecto, una Voluntad Directora
se extiende sobre todo y sobre todos, como imperativo de seguridad y
de armonía cósmica, teniendo como único fin la Belleza y la Perfección.
El karma, como ritmo sumiso de esta voluntad superior, es el pulso
mismo del Creador actuando en ciclos disciplinantes, desde las órbitas
de los electrones hasta las órbitas de los sistemas solares. Es por esto
que, ante el equilibrio y el orden absoluto en la manifestación creadora
del Universo, el conocimiento iniciático desde tiempos prehistóricos
garantiza que “lo que está arriba también está abajo”, y “lo que está en
el átomo también está en el Universo”. ”

PREGUNTA: — Creemos que, para nuestro entendimiento occidental,


es todavía muy difícil comprender el significado exacto de lo que es el
Karma en su acción inflexible, aunque lo reconozcamos como justo.
¿Podría ofrecernos algunas consideraciones más al respecto?

RAMATIS: — Karma, para un sentido general de comprensión, es


la Ley misma del Progreso Espiritual porque, aunque implacable en su
acción disciplinaria, es una ley que sólo se aplica bajo el resultado de
nuestra propia voluntad. Acelera e inmoviliza temporalmente nuestra
dicha espiritual, pero siempre lo hace de acuerdo con nuestra
comprensión y grado de conciencia despierta. Su fin primordial es
promover el progreso y la rectificación de los orbes y sus humanidades,
ajustando las buenas o malas causas a sus correspondientes efectos.

Es por esto que el próximo evento profético del “Juicio Final” o “Fin de
los Tiempos”, que ya se está desplegando en la superficie de vuestro
orbe, es todavía un efecto de acción irreductible de la ley kármica, que
tanto busca reajustar el orden planetario. misa para mejores condiciones
astrofísica, en tráfico sideral, cómo encaminar almas rebeldes a
objetivos superiores. El karma, por tanto, como ley que actúa
ininterrumpidamente en eventos progresivos entre seres y orbes, actúa
tanto en el macrocosmos como en el microcosmos, pero su único
propósito es impulsar todas las formas de vida hacia expresiones cada
vez más elevadas y refinadas.

PREGUNTA: — ¿Puedes darnos un ejemplo más objetivo de que


la criatura humana siempre es beneficiada, aun cuando sea sometida a
la más terrible prueba kármica?

RAMATIS: — Supongamos, por ejemplo, un espíritu encarnado en


un cuerpo físico con parálisis total de sus miembros inferiores. Esto para
él es un mal porque, debido al efecto kármico que entorpece los
movimientos de sus piernas, deja de participar satisfactoriamente en el
curso de la vida transitoria del mundo material. Sin embargo, en tal
caso, la acción restrictiva de la Ley no tiene por objeto hacerle
dolorosamente expiar sus errores pasados, sino sólo desarrollar en él un
mejor sentido de dirección para sus pasos futuros. Si le impide participar
activamente en los movimientos comunes de la vida física y lo paraliza,
lo hace para obligarlo a una existencia más introspectiva y al constante
esfuerzo reflexivo que también refina su psiquis.

La parálisis o deformidad que lo ata a una silla de ruedas oa un lecho


de sufrimiento no sólo lo obliga a una vida más psíquica, sino que lo
aleja de las peligrosas pasiones e ilusiones que afloran en los caminos
del fácil tránsito de la materia. El paralítico, entonces, puede desarrollar
mejor los bienes del espíritu y educarse más fácilmente, ya que sus
necesidades materiales son mucho menores y le queda también una
mayor cuota de tiempo para compensar las pérdidas del pasado. Lo que
puede parecer un castigo o una expiación espiritual, para criaturas
ignorantes del sentido creativo y de la recuperación kármica del alma,
en este caso es solo rectificar la ola de vida, que estaba desarmonizada
con la conciencia del ser.

Del mismo modo, cuando se represa el curso de los ríos, no se hace


para castigarlos, sino para que la acumulación de sus aguas redunde en
mayor fortaleza para la planta benefactora. Así, cuando muchas veces
la Ley del Karma, ajustando el efecto a la causa correspondiente,
represa la libertad del espíritu y la paraliza en el ergastulo rectificador
de la carne, no lo hace con ánimo de venganza divina alguna, sino sólo
para corregir la peligrosa desviación psíquica y llevar el alma de nuevo
a su curso feliz.

PREGUNTA: — ¡Pero es evidente que el sufrimiento humano sigue


siendo un acontecimiento que muchas veces agobia el espíritu de tal
manera que probablemente no compensa sus errores pasados y puede
incluso volverlo más refractario a la lección de la rectificación
espiritual! ¿Qué dices?

RAMATIS: — La enfermedad física es sólo un efecto contensivo y


transitorio, que no sólo ajusta la energía espiritual negligente en el
pasado, sino que se convierte en el medio por el cual el espíritu purga
los venenos psíquicos que impiden la diafanización del periespíritu.
Como el hombre es producto de sus pensamientos y, por tanto, se
convierte en lo que piensa, también acaba plastificando líneas sanas y
vigor energético para sus cuerpos futuros, cuando se acostumbra a
cultivar sólo las expresiones de armonía que subyacen en la intimidad
angélica de cada uno. criatura. El poder mental, cuyo dominio es tan
pregonado por los teósofos, yoguis y esoteristas, cuando se ejerce de
manera positiva y sensible, sana sanamente a la futura personalidad,
porque es una fuerza ilimitada que actúa en el mundo oculto de las
causas dinámicas de el espíritu creativo.

Por lo tanto, parece que incluso la criatura más desheredada en la


vida física todavía puede usar su voluntad y actuar sobre el origen o la
esencia de su vida inmortal, usando fuerza mental positiva para desatar
las cadenas de la infelicidad, o superar en espíritu los mismos efectos
kármicos de su vida. pasado delictivo. Entonces es la ley kármica misma
la que pasa a ser dirigida por el espíritu bajo prueba, y que
inteligentemente busca ajustarse al curso exacto y evolutivo de la vida
espiritual, integrándose al ritmo natural de su progreso; se abstiene de
resistir el sabio impulso que le llega del mundo oculto del espíritu y se
armoniza paciente y confiadamente con las metas del Creador.

Vuestro mundo presenta muchos ejemplos de almas resignadas y


heroicas que, en lugar de entregarse a la rebeldía o al desánimo
irremediable, han superado los más atroces sufrimientos y correcciones
kármicas, cuando otros menos favorecidos se dejan aniquilar bajo la
insoportable queja y aún crean grandes melodramas ante los
sufrimientos más simples. Las criaturas confiadas en el sentido
educativo de la vida humana no sólo extraen las energías más vigorosas
de su propio dolor, sino que también superan su amargo sufrimiento y
producen obras y obras notables. Richelieu dominó un reino, a pesar de
sus atroces e incurables furúnculos; Dostoievski, a pesar de ser
epiléptico, escribió las obras más profundas de la introspección humana;
Chopin, tísico, presentó al mundo las melodías más sensibles;
¡Maharshi, a pesar del cáncer de su brazo, con su bondad santificó hasta
el lugar donde vivía, y Cervantes, un desheredado, ofreció al mundo la
brillante sátira de Don Quijote!

Innumerables otras criaturas, sin brazos, sin piernas, paralíticos,


ciegos, deformes o epilépticos, realizan tareas tan gigantescas que
sirven como pautas morales y mensajes definitivos que prueban la
victoria del espíritu sobre la materia. Helena Kelier, sorda, muda y
ciega, todavía encarnada en tu mundo, es un testimonio elocuente de
que el espíritu, incluso cuando está enterrado en el calabozo más oscuro
de la carne y privado de sus principales sentidos de relación con el
mundo exterior, aún logra demostrar el su inmortalidad, su gloria y
poder creador! En verdad, estas criaturas, si bien cumplen los dolorosos
efectos kármicos generados en el pasado, también movilizan poderosos
recursos existentes en el seno de todo espíritu y, en lugar de entregarse
a la desesperación, hacen de sus enfermedades admirables poemas de
heroísmo y superación espiritual. ¡Sus vidas sirven entonces como
enérgica protesta contra aquellos que, aunque sanos de cuerpo, viven
aún sumidos en el más triste pesimismo destructivo, rebelándose
irasciblemente contra los principios superiores del espíritu inmortal!

PREGUNTA: — Te rogamos nos des un ejemplo que nos aclare lo que


es la liberación anticipada del espíritu, desconectándose del Karma de
la Tierra. ¿Puedes hacerlo?

RAMATIS: — En el estado en que se encuentra actualmente tu


orbe, tienes que sufrir los efectos de tus condiciones de vida planetaria,
en función de un planeta de grado primario. Como resultado, no se
puede vivir en él un nivel de vida completamente dichoso, porque
todavía es un mundo en camino a la perfección y bastante contradictorio
en su clima y estabilidad. Allí se sufre un frío excesivo o un calor
extremo; te enfrentas a todo tipo de clima, inestabilidades climáticas y
desequilibrios geológicos. Los recursos de la ciencia y la inteligencia
terrestre, ya bastante desarrollados, solo pueden protegerlos hasta cierto
punto. ¡Y ni siquiera la posesión de la fortuna impide que el entorno aún
primitivo del orbe cause enfermedades incluso a los más privilegiados!

Es evidente que no podéis escapar de las imposiciones geológicas


de vuestro orbe terrenal, por muy buenas que sean vuestras intenciones,
así como dejar de vivir en dependencia del instinto belicoso y de las
contradicciones de la humanidad terrenal, que acrecienta la
inestabilidad y la desgracia común. Por muy buenas que sean vuestras
intenciones, debéis participar obligatoriamente del karma colectivo del
orbe terrenal y de su humanidad; a ambos os habéis unido fuertemente
en el pasado, y es posible que hayais hecho muy poco para vuestra
liberación definitiva del ciclo de vuestras reencarnaciones físicas.

Sin embargo, si lo deseas, en ningún momento se te negará la


oportunidad de liberar el Karma de la Tierra y el consiguiente ascenso
a otros orbes más evolucionados. Pero la verdad es que depende de ti
desatar las cadenas y los compromisos asumidos en el pasado hacia ti
mismo y la humanidad. Tal liberación requiere, sin duda, la renuncia
completa a los valores e intereses terrenales; es la huida vibratoria al
mundo de Cristo y la integración incondicional a sus postulados
evangélicos que, en verdad, son las leyes que rigen el reino eterno del
espíritu. Es el refinamiento crístico y el absoluto desinterés por las
competencias mundiales y por “los tesoros que roen las polillas y devora
el óxido” los que terminan rompiendo las esposas planetarias. Mientras
la mayoría de los hombres sigue animálicamente su camino evolutivo
bajo el aguijón implacable del dolor y el sufrimiento, algunos otros
prefieren anticipar su liberación kármica, realizando los más heroicos
esfuerzos y entregándose a la más completa renuncia a todos los deseos,
intereses y afectos por parte de la ilusiones de formas materiales.

PREGUNTA: — ¿Puedes mencionar algún espíritu que anticipó su


liberación kármica de la Tierra, en vez de quedar sujeto exclusivamente
a la Ley de Causa y Efecto, aunque esto también terminó liberándolo
del ciclo de los nacimientos físicos?

RAMATIS: — Francisco de Assis es uno de los ejemplos más


edificantes e inequívocos de liberación temprana de su karma físico
porque, habiendo nacido en una cuna rica y rodeado de gente
afortunada, vanidosa y aristocrática, prefirió compartir sus bienes con
los pobres y se deshicieron de sus prendas de seda y terciopelo para
vestir el tosco banderín; ¡y en lugar del cinturón enjoyado y la llamativa
espada del noble, se ató una cuerda de cáñamo alrededor de su cintura!
Con el más profundo sentimiento de renuncia acogió la amonestación
evangélica de Cristo Jesús: “No tengáis oro, ni plata, ni cobre en
vuestros cintos, ni alforjas, ni dos túnicas, ni calzado, ni bastón en que
apoyaros...
Bajo tan heroica resolución, en la que Francisco de Asís extinguió a
la vez el deseo y conquistó a Maya -la gran ilusión de la vida material-
, es evidente que también dejó de generar Karma físico para el futuro,
para su vida, enteramente entregada al amoroso servicio a todos los
seres y cosas del mundo, acabaron por desatar los últimos lazos de
conexión con las formas del mundo terrenal.

Apartándose del epicureísmo de las tablas, despojado de vanidad y


nobles atavíos, indiferente a los pergaminos y recompensas del mundo
físico, liberado del deseo sensual, rompió las ataduras esclavizantes de
sus grilletes kármicos y, poco a poco, se aisló del mundo. rectificando
la disciplina del Karma de vuestro planeta.

Francisco de Assis no sólo había renunciado a su presente, sino que


también había efectuado su liberación de futuras vidas físicas, ya que,
habiendo exterminado en sí mismo los deseos por las cosas del mundo
material y renunciado a competir con los hombres en su mundo de
manera ilusoria, aunque ¡Aún encarnados ya vivían las condiciones
requeridas para el equilibrio y el apoyo vibratorio en los planos
paradisíacos del espíritu!

14. Casos teratológicos de idiotez e imbecilidad

PREGUNTA: — ¿Puede aclararnos si los nacimientos teratológicos


son siempre una consecuencia del karma pecaminoso del pasado?

RAMATIS: — Ya os han enseñado los orientales que el espíritu


engendra su karma mediante el libre albedrío que el Padre concede a
todos sus hijos y que sólo se limita cuando comienza a causar disturbios
a la comunidad o a la criatura misma en cuanto a su felicidad espiritual.
Dios permite que sus hijos engendren sus destinos hasta el punto de que
sus acciones no perturben la armonía de la vida en común. Los que se
dedican a una vida digna, de amor al prójimo y en armonía con las leyes
espirituales, engendran para el futuro una existencia tal que los colocan
entre las almas acostumbradas a los mismos fines elevados y ya
cultivadas en la vida anterior.
Sin embargo, la violencia, el odio, la deshonestidad, la hipocresía o
la crueldad, es indudable que, en el futuro, constituirán marcos kármicos
actuando constantemente en la vida de sus propios agentes pasados.
Innumerables madres que arrojan a sus hijos a las cloacas luego del
aborto criminal, engendran el terrible karma de, en otras vidas, procrear
repulsivos “pequeños monstruos”. Éstos, a su vez, pueden ser también
las almas de criaturas que fueron "hacedores de ángeles" en vidas
anteriores, es decir, abortistas profesionales y opositores de la vida,
atrapados por la ley de la rectificación espiritual, reencarnando
deformados por las líneas mismas de las fuerzas genéticas
periespirituales. que turbó en el pasado.

El engendramiento kármico es muy claro en la advertencia de Jesús,


cuando dijo que lo que estaba atado en la Tierra también estaría atado
en el espacio. Así es como los espíritus, cuanto más se odian y luchan
entre sí en la apasionante trama de la vida física, más la ley kármica los
acerca y los une en vidas frígidas, haciéndolos sufrir entre sí sus propios
excesos, hasta desconectar lo que estaba conectado a la Tierra. La Ley,
en su fundamento esencial, es Amor y no odio, y los odiosos grilletes
no pueden ser rotos violentamente, sino cordialmente desatados por sus
propios autores y bajo la mutua condescendencia espiritual fraterna.

Nadie en el corazón de la vida puede vivir aislado; mucho menos se


aislará en el odio contra cualquier otro ser que considere su adversario,
ya que la Ley siempre se encargará de acercar nuevamente a los que se
odian, hasta que, mediante eficientes recursos kármicos, logre unirlos y
amarse unos a otros Por demoníaco que sea el odio entre los que se
odian, la sanación definitiva está implícita en la recomendación
indiscutible de Jesús: “Reconciliaos con vuestro adversario mientras
vais con él por el camino, no sea que os entregue al alguacil, al alguacil
te entregará al juez y serás enviado a la cárcel, de donde no saldrás hasta
que pagues el último centavo”.

No hay otra solución al problema del odio, pues es ley sideral que
todo esté en armonía y amor; Que las estrellas se armonicen a través de
la cohesión cósmica, que las sustancias se acerquen a través de la
combinación simpática y que los seres se unan a través de la
reciprocidad del afecto espiritual.
PREGUNTA: — ¿Qué causa kármica hizo que un niño naciera con
dos cabezas en un cuerpo físico?

RAMATIS: — Tal evento puede ser consecuencia de una poderosa


cirugía plástica mental del espíritu encarnado que, habiendo sacrificado
a alguien en una vida anterior, luego se deja actuar demasiado por el
remordimiento o el miedo durante su estadía en el mundo astral,
alimentando vigorosamente la imagen de su víctima junto a la estructura
de su periespíritu. Habiéndose dejado dominar por completo por el
estigma del crimen pasado e imaginándose perseguido incesantemente
por su víctima, termina forjando otra figura adherida a la región mental,
y que luego perturbará las líneas de fuerzas constructivas de la
formación del feto. durante el período de embarazo. La fuerte
modelación de la imagen virtual, actuando en la aglutinación molecular
del cuerpo físico en gestación, puede dar lugar al nacimiento del niño
con dos cabezas, una realmente asiento cerebral del encarnante y otra el
producto plástico del líneas de fuerzas del pensamiento turbadas por la
continua evocación de la figura de la víctima.

Precisamente por las leyes que regulan la plastia del periespíritu es que
los suicidas del pasado renacen con los estigmas resultantes de los tipos
de muerte con que fueron masacrados y que luego se acentúan, dando
lugar a sus deformidades y desgracias allá en el mundo físico.
Generalmente, el que se ahorca plastifica la figura del jorobado en la
próxima encarnación; el que ingiere el ácido corrosivo daña también la
contraparte etérica de su periespíritu y se moldea en la carne con laringe,
esófago o estómago ulcerado; el que se apuñaló, apenas logra vivir en
la carne en el futuro, causándose una grave herida en el corazón; lo que
es destrozado por una bala en el cráneo vuelve sordomudo, y lo que es
destrozado bajo los vehículos o en caídas deliberadas transita por el
mundo arrastrando un cuerpo desgarrado.

En todo esto, es la mente del espíritu la que trabaja vigorosa y


violentamente sobre la delicadeza del periespíritu, haciéndole revivir
continuamente los últimos momentos terribles del suicidio destructivo
y activando sus heridas, que luego se materializarán en el cuerpo carnal,
en la operación kármica del ajuste espiritual. En el caso, por tanto, del
niño con un solo cuerpo y dos cabezas, sin duplicados de otros órganos
vitales que pudieran identificar la fisiología distinta de dos seres,
entonces es la poderosa plastia mental del espíritu torturado por el
miedo o el remordimiento. que, al reencarnar, moldea consigo mismo
esa otra figura de la que se imagina perseguido incesantemente.

PREGUNTA: — ¿Y los animales que nacen con dos cabezas o con


mayor número de patas, como ya hemos visto? ¿Cómo se puede explicar
tal evento?

RAMATIS: — En la formación genética del ser humano, su


voluntad prevalece sobre las energías primarias, con las cuales crea
luego buenos o malos destinos; pero en el animal, que es todavía un
paso evolutivo puramente instintivo, sólo intervienen las fuerzas
generadas por el automatismo biológico y milenario de la especie. No
cabe duda de que los animales también nacen con dos cabezas o con un
número excesivo de apéndices, lo que los convierte en casos
teratológicos para su especie. Pero el animal no piensa y por tanto no
interviene mentalmente durante su génesis en la carne; sin embargo, es
también una conformación etéreo-astral, bajo una dirección psíquica
colectiva, que “descarga” al mundo material, debiendo aparecer a la luz
de la vida física con la forma característica de la especie a la que
pertenece y está afiliado.

Pero durante la gestación del animal —que es todavía un producto


inferior del automatismo biológico que se revela a través de milenarias
fuerzas instintivas, que durante tanto tiempo han ido moldeando las
diversas configuraciones y los largos ensayos que realiza la Naturaleza
para luego alcanzar las formas agradables y útiles del presente—
también hay intervenciones y sorpresas que aún no han sido superadas
del todo por la Técnica Sideral. Mientras que el cuerpo humano es ya la
materialización de un psiquismo más emancipado, pudiendo el espíritu
intervenir y coordinar la vida a través de la forma anatómica y
fisiológica elevada del periespíritu, la gestación del animal depende
específicamente de la acción espiritual-grupal del especie a la que
pertenece, sufriendo la mayor o menor influencia de las fuerzas
instintivas y creadoras, sin poder intervenir para corrección plástica
alguna. Mientras el espíritu del hombre puede operar mentalmente en la
estructura de su periespíritu y causar beneficios o perturbaciones a su
futura organización carnal, el animal deberá soportar cualquier
insuficiencia o anomalía en su configuración física.

Pero la Naturaleza siempre tiende a mejorar los resultados futuros


de sus experimentos o deficiencias. De la monstruosidad de los
animales antediluvianos, que nos parece que no tiene ningún propósito
sensato, sus actuales descendientes se encaminan ya hacia delicadas
conformaciones compatibles también con el actual progreso de la
humanidad y el crecimiento de las metrópolis civilizadas, que reducen
bosques inhóspitos, modifican la superficie geográfica y controlar el
clima extremista. Hay una gran diferencia entre el monstruoso saurio
antediluviano y el cocodrilo que constituye su descendencia actual. En
ciertos animales y reptiles, que en el pasado tenían mayor número de
piernas o brazos, la Naturaleza ya ha reducido los excesos de apéndices,
en cuanto los encontró innecesarios con la mejor conformación de la
superficie del planeta.

En consecuencia, a veces también ocurren perturbaciones


inesperadas durante la gestación del animal y en la fase de descenso
psíquico de su mundo astral electivo. Su molde característico, que une
las moléculas para la configuración física, puede entonces sufrir
oscilaciones en las líneas de demarcación de las especies, surgiendo
consecuencias inesperadas, como suele ocurrir con una segunda cabeza
deformada o bien con otros apéndices que van más allá de la forma
común.

PREGUNTA: — Por lo tanto, se puede concluir que el animal


deforme pasa por una prueba kármica, sin que sea culpable. ¿Es así?

RAMATIS: — En el caso del espíritu que moldea una segunda


cabeza, que sin duda es una excrecencia resultante del excesivo vigor
mental con que enfoca la imagen de la víctima junto a su periespíritu,
podrá ser consciente de su desgracia, cosechando así el efecto trágico
de la causa criminal de haber asesinado a un compañero en la existencia
anterior; en el caso del animal, sin embargo, que todavía está
inconsciente e incapaz de comprender su propia responsabilidad, la
hipótesis de la necesidad de la rectificación espiritual por un crimen no
cometido queda anulada. Bajo tal razonamiento, también sería justo
considerar como víctimas de la Ley Kármica a los perros, gatos y
pájaros que mueren debajo de los vehículos o bajo la acción de los
mortíferos cañones de los rifles de los cazadores, así como a las
desafortunadas ratas que se vuelven cancerosas. o bueyes que mueren
de tuberculosis.

Es necesario reflexionar que aún participáis de un mundo inestable y


de fuerzas primitivas, como la Tierra, cuyas energías primarias están en
continua ebullición. La naturaleza aún no ha terminado todos sus
experimentos ni consolidado todas las formas biológicas, incluso en
cuanto a la propia figura humana, que aún debe alcanzar aspectos
mucho más perfeccionados en el futuro. Además, a medida que el
inmenso e ingenioso laboratorio terrestre consolida sus formas o
especies cada vez más delicadas y placenteras, las sorpresas y
formaciones teratológicas también disminuyen, al igual que ya van
desapareciendo los últimos restos prehistóricos.

PREGUNTA. — Aunque son raros los casos de niños que nacen con
dos cabezas, hemos notado que nunca sobreviven. Por lo tanto, nos
gustaría saber cuál es el propósito de la ley kármica que permite un
nacimiento teratológico, ya que el ser no sobrevive y, además, se pierde
todo el trabajo gestacional, ya que el espíritu que encarna apenas puede
ver la luz del ¡mundo físico! ¿Cómo os puede beneficiar una vida física
deformada y tan fugaz ?

RAMATIS: — Bajo tal criterio, también podría preguntarse por qué


nacen niños perfectos y sanos que, sin embargo, mueren a los pocos
días. ¿No supone esto una gran pérdida de tiempo por parte de los padres
y un inútil sacrificio materno durante la incómoda y angustiosa fase del
embarazo y el “deliverance”, para luego desembocar en una terrible
desilusión?

El espíritu que renace en un cuerpo físico con dos cabezas sólo sufre
el efecto de la ley kármica que eludió en el pasado, y siega según su
propia siembra. Divinity no hace uso de intervenciones extemporáneas
para producir una prueba tan crucial; el fenómeno es sólo el resultado
de alguna violencia mental en el campo de las fuerzas de la vida eterna
contra el sentido noble y progresivo de la vida misma. La ley kármica
sólo actúa a través de la acción del mismo agente que la perturba.
Cuando el espíritu, por su descuido mental, provoca una configuración
adversa a su propio contexto periespiritual, sólo le queda una solución
benéfica, que es plasmar en la carne el insólito fenómeno, hasta que cese
su última vibración perturbadora en el letargo de la materia. . Cuando
más tarde, por la muerte, el cuerpo físico sea devuelto a la sepultura fría
del cementerio, la forma teratológica imprudentemente creada y nutrida
en el mundo astral se disolverá en el seno de la tierra, aliviando al
periespíritu de su carga morbosa.

Si la supervivencia de un niño con dos cabezas es muy difícil, esto


se debe, en parte, al fuerte desequilibrio y violación de los principios
vitales del respectivo organismo, que se ve obligado a criar una segunda
cabeza sin el uso del comando espiritual. Lo que importa principalmente
en un evento o fenómeno tan angustioso es la posibilidad de que el
espíritu traslade al mundo exterior la configuración teratológica que
inesperadamente creó en el mundo astral, no teniendo luego la fuerza
suficiente para disolverla en el medio donde pasa a vivir.

Les recordamos que el leproso, en general, es también un espíritu


que decide arrojar sobre la Tierra una intensa carga de toxinas, al por
mayor, transformando su cuerpo desgarrado en una especie de “alambre
de tierra” que conduce los venenos psíquicos de la vestidura
periespiritual. .por el asunto. Del mismo modo, el niño de dos cabezas
significa también el canal vivo que traslada al mundo exterior, de la
materia, la "idea deformada" que tomó vigorosa forma astral ante el
poder mental del espíritu desdichado.

PREGUNTA: — ¡Y qué podemos pensar de la situación de los padres


de un niño en estas condiciones! ¿Cuáles son las razones determinantes
de una prueba tan vergonzosa?

RAMATIS: — Ya te hemos explicado esto cuando nos referimos en


otra parte a la naturaleza de las relaciones kármicas entre padres e hijos.
Les recordamos, sin embargo, que los padres pueden sufrir esta prueba
kármica tanto por haber rechazado en el pasado a hijos sanos, como por
haber sido ellos los responsables del crimen que más tarde llevó al
espíritu atribulado y encarnado a obsesionarse con la imagen. de su
víctima y nacer con dos cabezas.

Pero hay casos en que los padres de tales niños pueden ser almas
amigas y benefactoras que, castigadas por la desgracia ajena, aceptaron
la misión de acoger en su casa a quienes necesitan de la vida física para
liberarse del agobiante peso de su abandono mental. . No olvidemos que
Jesús desencarnó en la cruz del sufrimiento, pero realizando una
sublime misión salvífica para la humanidad terrena, y no porque haya
crucificado a alguien. El nacimiento de niños deformes no siempre
indica recuperación kármica por parte de los padres; muchos de éstos
tienen un corazón muy bondadoso y un sentimiento espiritual angelical,
por lo que aceptan gustosos la tarea de procrear dentro de su familia al
hijo o hija que necesite materializar en la carne sus terribles aflicciones
del pasado. ¡Cuántos padres atentos, y que incluso se alegran por ello,
rodean a sus hijos deformes de un afecto excepcional, intuyendo en el
prisionero de una silla de ruedas o de un lecho de sufrimiento el alma
que le suplicaba apoyo para cumplir su prueba de rectificación
espiritual!

PREGUNTA. — ¿Y los xifópagos, que son criaturas unidas por sus


cuerpos físicos y por tanto impedidas de vivir separadamente?

RAMATIS: — La mayoría de los Xiphopagos son portadores de un


karma doloroso, pues son dos almas que se odian desde hace mucho
tiempo, tras siglos, sin posibilidad alguna de reconciliación amistosa.
Entonces la sabia ley del progreso espiritual hace uso de recursos
correctivos extremos, y los reencarna en la misma familia, pero
vinculando sus cuerpos físicos, de modo que, sometidos a las mismas
necesidades y debiendo luchar por la supervivencia recíproca, acaban
por encariñarse con unos a otros. .

Espíritus enemigos y odiosos, habiéndose destruido mutuamente


cuando vivían en cuerpos separados, después de haber sido sometidos a
los grilletes de la xifopagia y atrapados por los mismos intereses, se ven
obligados a la solidaridad para poder sobrevivir. Y así, a través del
apoyo obligatorio y la tolerancia mutua forzada, se acorta el camino
hacia la simpatía final y el futuro afecto espiritual.
El “doble” de almas encarnadas en dos cuerpos indisolublemente
ligados, que la Medicina califica de “evento teratológico”, cumple la
dolorosa terapia de estimulación y contemporización para el necesario
acuerdo espiritual y el cese del odio milenario. Por lo general, tales
xifópagos se ven obligados a ganarse la vida exponiéndose al público
en carpas de circo y manejadas por hombres codiciosos. Incluso en este
caso, es la Ley de Carrna la que les impone la humillación pública, ya
que en verdad son fugitivos de la corriente normal de la vida, que
necesitan ser expuestos para el disfrute de la humanidad terrenal. A
veces, tales espíritus son los responsables del odio que todavía se
transmite secularmente entre familias demasiado apegadas a las
tradiciones ancestrales.

PREGUNTA: — ¿Qué diría usted de un médico que, para alivio de


los padres, practicara la eutanasia y aniquilara en la cuna del parto a uno
de esos seres xifópagos o deformes, que muchas veces parecen terribles
afrentas a la misma forma humana?

RAMATIS: — Ese médico incurriría en grave culpa frente al plan


creador de la vida humana, porque el cuerpo carnal, cualquiera que sea
su apariencia y condición física, es siempre el valioso laboratorio de
experimentación del espíritu inmortal. Los médicos que practican la
eutanasia, o los padres que están de acuerdo con ella, porque se dejan
llevar por el horror o la repugnancia ante la extravagante figura de los
niños xifópagos o tullidos, estarán retrasando la felicidad de aquellos a
quienes deben ayudar a vivir, ya que tratan de su reajuste espiritual
“descargando” a la carne para corregir locuras del tiempo pasado.
Además, los padres de Xiphopagos fueron casi siempre los responsables
directos de los estallidos de odio que todavía dominan a estos niños en
el pasado. La xifopagia, como recurso obligatorio que obliga a las almas
a convivir a través de la conexión de sus cuerpos físicos, sirve para
suavizar las afiladas aristas del orgullo, el egoísmo, la vanidad y el amor
propio, que pueden haber sido las causas fundamentales de insoluble
hostilidad en el pasado. . El desconocimiento de las causas que
provocan una vida teratológica no es motivo para cortarla; siempre hay
un designio superior en tal evento, el cual no puede depender de las
desagradables impresiones que puedan causar aquellos encarnados que
se dejan dominar por un sentimentalismo excesivo.
PREGUNTA: — ¡Creemos que esto es natural ya que, en vista de
nuestra propia concepción estética del ser humano, tales nacimientos
anormales terminan por escandalizar nuestro sentimiento común! ¿No
es verdad?

RAMATIS:— ¡El mundo terrestre está poblado de creaciones cuyas


características, formas o aspectos parecen negar el sentido estético y la
sabiduría del Dios que las creó! También lo son las arañas, las ranas, los
escorpiones, los murciélagos, los pulpos o los gusanos y mil otras
formas repulsivas, que parecen inútiles y llamativas para la vida normal.
¿Tendría el hombre derecho a destruir todas estas creaciones, sólo
porque le son hostiles? ¿Deberían simplemente desaparecer porque no
los aprecia y clasificarlos como aberraciones contra el sentido común
de la belleza? No lo creemos, porque poco a poco el hombre comprueba
que gusanos, insectos, reptiles, pájaros y animales que antes odiaba por
encontrarlos repelentes e inútiles, no sólo cumplen un camino evolutivo
trazado por la sabiduría de Dios, sino también producir innumerables
beneficios para la comunidad humana! La rana es una excelente
ayudante en el campo, ya que destruye las voraces orugas; sin embargo,
sin éstas no sería posible la existencia de las mariposas, las cuales deben
llevar el polen de las flores a nuevas germinaciones benéficas. El
murciélago mata ciertos tipos de mosquitos que transmiten la fiebre
palúdica, mientras que la gangrena no aparece en la herida donde se
posa la mosca azul. Sin las lombrices, ¿cómo se harían las minúsculas
galerías alrededor de las plantas, para permitir el paso del aire que debe
procesar las reacciones químicas que tienen lugar en el seno de la tierra?
Aunque se alegue la peligrosidad de ciertos animales venenosos, como
serpientes, ciempiés, escorpiones o arañas, la Medicina podrá constatar
la cosecha de beneficios que ya ha podido repartir con el uso de venenos
extraídos de tales seres y que, a través de su función vacunoterapéutica,
han producido alivio y curas para las más terribles dolencias?

Sin embargo, muchas bellas criaturas viven subvertidas, dejándose


obsesionar por las pasiones degradantes, los vicios más denigrados y los
crímenes bárbaros, olvidando que, mientras exhiben exteriormente la
belleza y la estética del cuerpo físico, esconden la monstruosidad en la
intimidad del cuerpo. ¡espíritu! ¡La historia os habla de bellísimas
criaturas que, asumiendo la realeza sobre pueblos infelices, se
convirtieron en verdaderos monstruos, cometiendo los crímenes más
infames para satisfacer sus astucias e intereses!

En consecuencia, la mala impresión que os causan los Xiphopagos


no es motivo para anular uno de los más extremos recursos kármicos de
acercamiento espiritual entre seres aún separados por el abismo del odio
milenario. La eutanasia destruirá su última oportunidad de tolerarse
unos a otros hasta que la estima benévola los ame fraternalmente; y
quienes la practican, ya sean médicos o incluso los progenitores de
desdichados lisiados o xifópagos, no se librarán de la futura
responsabilidad kármica, cuando deberán permanecer enyugados a sus
víctimas, hasta que logren obtener su manumisión espiritual.

PREGUNTA: - Como tuvimos ocasión de considerar hace un


momento, un pequeño número de xyphopagos nacen en la Tierra, y aún
menos sobreviven. ¿No podría esto llevarnos a creer que, debido a tan
reducida natalidad, las oportunidades o recursos de que dispone la Ley
del Karma para ajustar a los enemigos irreconciliables del pasado
también deben ser muy reducidos?

RAMATÍS: — Preliminarmente, debes saber que el recurso de que


dispone la Ley para reconciliar a los enemigos no es sólo hacerlos
encarnar como xifópagos en el mundo de la carne. Este es un recurso
especial para determinados casos, a criterio de las autoridades
competentes. Además, como encarnados, desconocéis gran parte de los
nacimientos teratológicos en los que los cuerpos de los recién nacidos
son criminalmente destruidos incluso en el umbral de la cuna física, en
los hogares de familias con grandes recursos o con gran falta de
escrúpulos. No te será difícil observar que los Xiphopagos, por lo
general, solo sobreviven en la pobre choza del sertanejo u hombre rural,
pues en su corazón, aunque rudo, se les penaliza por destruir “lo que
Dios sabe por qué lo hizo”. . Es indudable que los Xiphopagus, que son
espíritus odiosos entre sí y casi siempre antipáticos con sus padres,
tienen pocas posibilidades de sobrevivir más allá de la cuna del
nacimiento físico, ya que tanto espiritual como físicamente son
acosados, por la brevísima expulsión del cuerpo carnal. . Cuando tales
criaturas desencarnan, ya sea por el bombardeo mental que se encuentra
en sus propios hogares, o ante la dificultad biológica que fue violada en
sus “genes” habituales, es muy común que los padres den gracias a Dios,
alegando que, tal vez reconociendo su error, “los llamó al cielo”. Y esto
justifica el punzante sentimentalismo de que tales criaturas "sólo
sufrirían en el mundo".

Innumerables veces hemos sido testigos de los intentos


desesperados que estos espíritus maniatados por el odio secular hacen
para poder sobrevivir físicamente en hogares que aún les son hostiles y
hostiles. La Técnica Sideral hace todos los esfuerzos posibles para
realizar tales experimentos que rectifican la culpa recíproca; sin
embargo, frente a la humanidad que no comprende la importancia de
este evento insólito pero útil para los espíritus adversos, rara vez es más
que una breve prueba, ya fallida al principio por la hostilidad de la
familia terrenal. Cuando no es la propia coraza física la que cede ante
los beligerantes impactos mentales de los padres deseosos de deshacerse
de los niños anormales, también es necesario contar con los espíritus de
las sombras, que operan resueltamente para destruir la oportunidad que
les fue donada. a sus enemigos, buscan en la carne la prueba de su
redención espiritual.

PREGUNTA:— Ante esta dificultad de sobrevivencia por parte de


la mayoría de los xifópagos y, por tanto, reduciendo la oportunidad de
reajuste espiritual entre viejos adversarios separados por un odio
implacable, ¿cuáles son los recursos que los técnicos del mundo
espiritual adoptan para la solución de tales un problema crucial?

RAMATIS: — Ciertamente, usted no duda que la Tierra es sólo un


grano de arena suelto en el espacio, clasificado en tablas siderales como
un mundo de aprendizaje espiritual primario. Pero el planeta terrestre
no es el único mundo destinado a resolver las odiosas situaciones de los
espíritus rebeldes. La ascensión espiritual se realiza a través de varios
orbes similares, similares o divergentes, que representan tantas etapas
evolutivas y preparatorias para planes más perfeccionados. Lo que no
es posible lograr en un orbe físico muy bien puede tener éxito en otro
mundo similar o incluso inferior.

Hay innumerables mundos tanto por encima como por debajo de


vuestro orbe de educación primaria, y que actualmente sirven también
para la purificación de los espíritus que aún no se ajustan a las lecciones
de cariño y tolerancia. Los espíritus que aún se odian, sin esperanza de
acuerdo fraternal, son enviados entonces a mundos inferiores a la Tierra
y, por nacimientos xifópagos o deformaciones físicas, aprenden a
apoyarse mutuamente por la presencia y el deber mutuos.

PREGUNTA: — Este destierro de los espíritus delincuentes a otros


orbes inferiores, ¿podría tomarse más como un castigo divino que
incluso como una oportunidad de acercamiento fraterno?

RAMATIS: — ¿Las autoridades policiales no se ven a veces


obligadas a aislar de la sociedad a los delincuentes que se vuelven
refractarios a todo proceso de reajuste social, y que desafían todos los
esfuerzos razonables emprendidos para regenerarlos? Así como la
sociedad espera primero su regeneración, y luego los acepta en su seno,
así también los espíritus rebeldes, al ser desterrados de la Tierra a otros
mundos inferiores, deben suavizar su crueldad y despotismo, para que
luego tengan derecho a volver a su antiguo mundo. Hogar de la tierra.

PREGUNTA: - ¿Cuál es el significado exacto de la expresión


"karma ardiente" que se encuentra muy comúnmente en las obras
ocultas?

RAMATIS: — Es una definición pintoresca, muy utilizada en


Oriente, de lo que le sucede al espíritu que, a través del sufrimiento y
de las vicisitudes humanas, logra aligerar el peso de sus obligaciones
kármicas del pasado. Cuando el dolor, la humillación y los desengaños
traspasan vuestros espíritus a través de la carne doliente, es cierto que
esto promueve la quema imponderable del pernicioso muérdago que
aún está adherido al periespíritu como producto generado por el
psiquismo vigilante. El amargo sufrimiento es como el fuego
purificador que quema los residuos kármicos del periespíritu.

¡Muchos espíritus que, después de su desencarnación, caen


específicamente en las piscinas de purgación del astral inferior, a
menudo se convencen de que están rodeados por las abrumadoras
llamas del infierno! Frente a la naturaleza absorbente y cáustica de los
fluidos de estos estanques, éstos actúan como implacables
desintegradores de las miasmas y lodos deletéreos incrustados en la
vestidura periespiritual.

Desde muy temprana edad, el espíritu del hombre es condicionado


paulatinamente al sufrimiento, que purga las impurezas de su
periespíritu, y esto es lo que la tradición oriental llama Karma
"quemante", es decir, pagar una o varias cuotas de una cuantiosa deuda
que contrajo. . . Cuando el espíritu se resigna a la acción kármica
rectificadora, se ajusta a la Ley y ésta desarrolla su voluntad y orienta
sus sentimientos hacia la futura configuración angélica. Y cómo le
sucede al niño que, guiado por los adultos y ganando confianza en sus
piernas, se levanta y camina, para poder explorar mejor el mundo que
lo rodea. Incluso Jesús, cuando curaba a los enfermos, les recomendaba
quemar el karma, diciéndoles: "No pequen más, para que no les suceda
nada peor". Y lo decía porque, mientras los pecados “engendran”
Karma más doloroso para el futuro, las virtudes lo queman, porque
liberan al alma del yugo de la materia y le impiden cometer nuevas
locuras. La recomendación de que el alma debe sustituir continuamente
lo malo por lo bueno, lo falso por lo verdadero, o la violencia por la paz,
tiene como principal objetivo modificar kármicamente el futuro tenor
de su vida, como procede el hombre prudente y cuidadoso. , en su
juventud, a gozar de una vejez sana y tranquila.

PREGUNTA: — ¿Pero no puede haber situaciones en la vida humana


que nos impidan reducir la carga kármica?

RAMATIS: — ¡Cualquier condición de la vida humana redunda


siempre en beneficios para vuestro espíritu! No hay retrogradación del
grado ya consolidado por el espíritu en su trayectoria evolutiva; lo que
puede ocurrir es vuestro estancamiento por terquedad o rebeldía si os
dejáis atrapar por sentimientos de odio, de orgullo o de crueldad, en vez
de inclinaros al perdón fraterno por los que os son hostiles. Por vil o
indigno que haya sido el espíritu al encarnar, en última hipótesis volverá
al plano que le es común, en el mundo astral, con las cualidades con que
partió de allí para reencarnarse.

El espíritu sólo puede revelarse en la materia exactamente de acuerdo con lo


que ya ha consolidado conscientemente; puede ser mejor, pero nunca peor.
Manifestará en la carne lo que ya potencialmente poseía en su intimidad
como la naturaleza exacta de su grado espiritual, pero nunca inferior a lo que
ya había alcanzado en su escala sideral. Sin embargo, bajo cualquier
circunstancia, el espíritu siempre se beneficia de la vida física, aunque sea de
naturaleza rebelde o maligna, ya que cada encarnación termina siempre por
dejar su huella correctiva en el contexto periespiritual.

PREGUNTA: — Y en caso de que el espíritu encarne como un idiota


o retrasado mental, ¿cómo puede beneficiarse de esa encarnación?

RAMATÍS: — El cuerpo de un idiota o de un imbécil, que en


realidad es efecto de las condiciones enfermizas del espíritu, funciona
como una prisión temporal, capaz de reprimir y disciplinar los
peligrosos impulsos que en el pasado perdieron el control del
periespíritu. , cuando se dejaba dominar por violentas pasiones. Ese
espíritu, como un caballo salvaje, arrastraba a su jinete a las mayores
locuras y desequilibrios en sus relaciones con el medio físico y los seres.
Así, en el caso del idiota o del retrasado mental, se diría que el
periespíritu, excesivamente desenfrenado por las fuerzas del instinto
inferior, queda completamente reprimido en la carne, reajustando sus
locos impulsos.

Cuando por culpa del alma el periespíritu se sobreexcita en el trato


con el mundo inferior, el recurso recomendado es su forzosa
reencarnación y su sometimiento a un freno carnal con atrofia del
sistema endocrino del cuerpo físico y desviación del timotiroideo. , lo
que, entonces, retrasa el progreso del desarrollo natural de la materia
por el tiempo justo, retrasando el reajuste de la memoria etérica al
razonamiento común de la nueva existencia.

El organismo carnal funciona, pues, como una pantalla o filtro


poderoso, que tanto reduce la excitación salvaje del periespíritu, como
lo obliga a acomodarse dentro del campo de fuerzas ordenadas, del que
abusó en el pasado. Toda la excitación pre-reencarnatoria que, por
exceso de pasión en la vida anterior, perturbaba el ritmo de la conciencia
espiritual, termina siendo vigorosamente frenada por la constitución
biológica del imbécil. El cerebro letárgico del imbécil o retrasado
mental no responde con facilidad a los violentos impactos de un
periespíritu desorientado por sus fechorías anteriores, ya que en su
atrofia nerviosa tarda en responder a pedidos irrazonables.

La glándula pineal, la antena más delicada del sistema psico-


nervioso, la central eléctrica o planta piloto del organismo humano,
funciona en este caso con alguna dificultad, oprimida en su desempeño,
volviéndose incapaz de transmitir con claridad el sentido racional.
mensaje dirigido por las neuronas y que constituyen el aparato receptor
y transmisor del espíritu a la materia.

El cuerpo retardado, con un sistema nervioso letárgico, reduce la


trepidante y perniciosa sobreexcitación del periespíritu víctima de sus
propios percances pasados y lo acostumbra, poco a poco, a la pulsación
normal, efectuando las correcciones vibratorias que lo hacen accesible
al control del espíritu. conciencia.

PREGUNTA: — Danos un ejemplo más objetivo, con el que


podamos asimilar mejor tus consideraciones anteriores, ¿puedes
hacerlo?

RAMATIS: — Como ya lo hemos hecho varias veces, recordemos,


de nuevo, el interesante y antiguo ejemplo usado en la magia, en el que
se representan al cochero, el caballo y la carreta. El auriga, como
conductor principal del carruaje, en fin, la inteligencia, significa el
espíritu; el vehículo representa la materia, que es el cuerpo humano; el
caballo, como fuerza intermediaria entre el cochero y el carro, significa
el periespíritu, que es también el campo energético en funcionamiento
entre el espíritu y su organismo físico. El auriga sólo puede mover el
carruaje actuando sobre los caballos que lo tiran, así como el espíritu
también sólo puede mover el cuerpo físico actuando sobre su
intermediario, que es el periespíritu.

En este ejemplo tradicional de magia, se puede ver que el caballo


encargado de tirar del carro, aunque es una fuerza inferior y ruda, es sin
embargo más vigoroso que el auriga, a pesar de ser esta la inteligencia
que conduce el vehículo. Pero es el cochero quien, con mano firme,
controla las riendas y estimula los movimientos del caballo con el látigo.
Del mismo modo, el periespíritu es también un campo de fuerzas más
violento y vigoroso que el espíritu y el cuerpo carnal, porque está
constituido por las energías más vigorosas que palpitan entre el mundo
astral y el físico. Él opera justo en el umbral de estos dos mundos de
causa y efecto; es un organismo dotado de vigorosa energía vital y
magnetismo telúrico, que pasó incontables milenios para su estructura
actual.

Cuando el periespíritu está demasiado excitado por las pasiones


humanas, puede dominar completamente al espíritu que lo dirige, así
como el caballo, bajo las manos de un conductor desanimado o sin
energía, puede tomar el bocado en los dientes y causar un daño enorme
a el vehículo. Las exageraciones viciosas, las pasiones violentas y los
desastres de las criaturas son como el látigo que azota al periespíritu y
luego lo hace huir del control y dirección de su propio dueño. Después
de aglomerar las fuerzas del mundo inferior, el periespíritu
sobreexcitado se impone vigorosamente sobre su espíritu director y, así
como un caballo al correr destroza su carruaje, también causa toda clase
de daños al cuerpo físico. Así pues, tanto la salud corporal como la
psíquica dependen de la perfecta ecuanimidad entre estos tres elementos
básicos del ser: espíritu, periespíritu y cuerpo físico, es decir,
comparativamente, el cochero, el caballo y el carruaje.

PREGUNTA: — ¿Y cómo el cuerpo aletargado, o el de una criatura


atrasada, puede llegar a dominar este periespíritu sobreexcitado?

RAMATIS: — Como el periespíritu está constituido, en parte, de la


sustancia astral de gran fuerza magnética, que sirve para componer el
vehículo de las emociones del espíritu, las pasiones descontroladas
producen sobreexcitaciones, así como los golpes violentos sobre el
caballo pueden arrojarlo. en una carrera loca, sin el control de su dueño.
Innumerables individuos hipertiroideos son sólo el resultado de la
excesiva excitación periespiritual que aún los domina desde el pasado,
y que actúa fuertemente en el campo psíquico del sistema glandular,
perturbando la armonía de la hipófisis y la tiroides.

El periespíritu muy excitado requiere la terapia de la reencarnación en


un cuerpo letárgico, lento en su metabolismo motor y nervioso que, en
forma de brida, reprime en la carne su perturbador exceso, tal como el
caballo inquieto, atado a un pesado vehículo , se le impide actuar con
imprudencia. En sentido contrario, el periespíritu indolente y
acostumbrado a existencias animalistas, esencialmente vegetativas y sin
estímulos a la dinámica psíquica, debe ajustarse a un organismo carnal
cuyos ascendientes biológicos y tendencias hereditarias tienden a
acelerar la tiroides, capaz de excitar el espíritu. perezoso y
autoindulgente, así como el látigo espolea al animal perezoso. Así, el
contexto periespiritual es más sensible, al mismo tiempo que se
despiertan las fuerzas magnéticas que, aunque latentes, han estado
dormidas en las vidas aletargadas del pasado.

Valiéndonos del ejemplo anterior, también queremos decirles que el


periespíritu sobreexcitado perturba la manifestación normal de la
conciencia del espíritu, así como el caballo de carreras también vence
al control y mando del cochero que está a cargo del vehículo enjaezado.
Como resultado, solo hay un recurso recomendable para ambos; en el
caso del espíritu, debe encarnarse en un cuerpo letárgico que coarta la
dinámica muy acelerada de su periespíritu y, en el caso del caballo, debe
estar enganchado a un carruaje tan sobrecargado que le impida cualquier
desatino.

Del mismo modo, el periespíritu descontrolado, que escapa a la


acción rectora de la conciencia del espíritu y daña el cuerpo por la
violencia de las pasiones y de los hábitos indisciplinados, también se
corregirá de su excitación nociva mediante la reclusión obligatoria en
un cuerpo aletargado y atrasado. imbécil. Los desatinos y pasiones del
pasado pueden haber llevado al periespíritu a una excitación tan violenta
que lo obliga a arrastrar pesados vehículos de carne por los caminos de
la vida física, para poder readaptarse a su dinámica natural.

PREGUNTA: — ¡Si es como usted dice, entonces el “libre albedrío”


cesa por completo, de manera que sólo prevalece el Karma, como un
destino implacable! ¿Qué dices?

RAMATIS: — El destino —ya lo hemos enfatizado en otra parte—


es el resultado de acciones y fuerzas que la criatura moviliza
continuamente bajo su propia voluntad; ya través de esto, el hombre
puede producir situaciones futuras para bien o para mal. La voluntad
esclarecida dirige la mente hacia la consecución de un destino superior,
ya que es ella la que realmente delibera sobre el movimiento y dirección
de las causas que luego se convierten en los correspondientes efectos.

¡Es precisamente por su espíritu libre que el hombre usa y abusa de


las energías que componen su periespíritu, las cuales, siendo fuerzas
latentes evolucionadas de la animalidad inferior en los milenios
pasados, cuando son estimuladas pueden lanzarlo a las locuras más
incontrolables! Entonces la Ley de Causa y Efecto debe intervenir en el
momento oportuno para recobrar el espíritu turbado y ajustarlo
nuevamente a la marcha ascendente de su verdadera vida, al mismo
tiempo que la Ley del Karma ajusta el espíritu, llevándolo a la situación
que le corresponde. merece ante el balance de sus faltas y sus buenas
obras.

Usar bien el libre albedrío no es practicar el mal a voluntad y basarse


en las ilusiones e intereses del mundo físico, sino precisamente
aprovechar este privilegio para liberarse de los ciclos reencarnatorios de
la vida material, que luego inmuniza al hombre, cada vez más, del
Karma del planeta que habita.

Francisco de Asís, Buda, Jesús y otros espíritus exaltados que


renunciaron a competir con los valores ilusorios del mundo material y
renunciaron a la personalidad humana, desarrollaron poderes
incalculables del mundo espiritual, porque sus acciones estaban por
encima del poder kármico terrenal. Sin embargo, hombres como
Napoleón, Aníbal, César y otros conquistadores de coronas y baratijas
del mundo material transitorio, todavía cosechan los efectos de su
precipitación por el uso maquiavélico de su libre albedrío fuera de sus
necesidades espirituales. El hombre, por su propia voluntad, puede
modificar o atenuar su Karma futuro, pero es obvio que no puede
intervenir extemporáneamente en el Karma de la Tierra que habita, que
depende directamente del Karma de la Constelación Solar. El planeta
terrestre no puede sustraerse a su ley kármica ni modificar por su
voluntad las etapas evolutivas, las cuales se deben a los movimientos y
reajustes de otros orbes afiliados a la misma ronda planetaria.
El hombre hace mejor uso de su libre albedrío a medida que acelera
su progreso espiritual y se libera de los ciclos de reencarnación en la
materia física, donde el Karma planetario, demasiado severo y
restrictivo, reduce la acción de la voluntad humana.

PREGUNTA: - Cuando, durante el embarazo, una mujer pasa


tranquilamente por esta delicada fase, mientras otra sufre tormentos y
perturbaciones fisiológicas angustiosas, ¿debemos creer que en ambos
casos predomina siempre la cosecha kármica? ¿Es debido al Karma leve
que el primero se alivia en el período gestacional, mientras que el
segundo sufre los efectos aflictivos de las causas perniciosas del
pasado?

RAMATIS: — El acontecimiento depende mucho del tipo de


espíritu que debe encarnar y que pasa a operar en el capullo materno; en
segundo lugar, se debe considerar el tipo biológico de la futura madre,
la cual, por herencia anatómica o fisiológica, puede no ofrecer un
recipiente físico completamente apropiado para un embarazo tranquilo
y un parto fácil. Si el espíritu que encarna es portador de fluidos
opresivos, tóxicos y contundentes, es indudable que la madre tendrá que
sufrir su acción venenosa en su cuerpo etéreo-astral, lo que le
sobrevendrá entonces acentuada angustia y náusea, ante la el esfuerzo
heroico del organismo físico por expulsar las emanaciones psíquicas
que absorbe en forma de líquidos, como si fuera un secante viviente.

Por lo tanto, el hecho de que una madre necesite gestar un cuerpo


físico para un espíritu enfermo está tan relacionado con el Karma, como
lo está el de quien no tiene el cuerpo lo suficientemente adecuado para
llevar a cabo la función de gestación. En el primer caso, entra en juego
la afinidad espiritual de la madre con el espíritu doliente o su deuda
kármica pasada, que la obliga a otorgarle un cuerpo para renacer en el
mundo carnal; en el segundo, podría ser una criatura que, en el pasado,
a pesar de tener un organismo favorable para el éxito de la procreación,
se negó a hacerlo. Entonces la Ley del Karma le impone un cuerpo
deficiente para la realización de la maternidad en la vida futura.

También es necesario considerar que, si los venenos de un espíritu


encarnado pueden causar terribles desórdenes y lesiones en el
organismo físico de su madre, mucho mayores inconvenientes pueden
producir las toxinas psíquicas que el espíritu hace verter en su propio
cuerpo, originando la enfermedades producidas por sus desequilibrios
emocionales y mentales.

PREGUNTA: — En el caso de la reencarnación de espíritus que


fueron suicidas o que traen acentuadas deformidades en sus
periespíritus, ¿podrá la madre sentir sus carencias y aflicciones?

RAMATIS: — Así como María, durante la encarnación de Jesús, fue


envuelta por los fluidos más sublimes y pasó su etapa gestacional con
la mayor tranquilidad y bienestar, hay madres que, en esta delicada
etapa, sufren todo tipo de punzantes fenómenos y opresiones
angustiosas, que llegan al corazón o al sistema nervioso. Incluso hay
casos en los que, debido a los excesos tóxicos inmanentes en el
periespíritu del encarnante —que suelen provocar en el futuro ataques
de epilepsia—, la madre pasa su período de gestación cuidando la cama,
constantemente enferma, debido a las toxinas que circulan en su cuerpo
materno. organización. Sin embargo, en ocasiones es la propia gestante
la que tiene una organización deficiente e insuficiente para drenar las
toxinas que produce la química de su propio sistema gestacional, a
través de vías naturales de emisión.

PREGUNTA: - En lugar de que un espíritu irascible, déspota y


orgulloso se encarne en un cuerpo robusto y sano, ¿no sería preferible
que renaciera en un organismo débil, enfermo o atrofiado?

RAMATIS: — Si tal espíritu naciera en un cuerpo débil y enfermo, eso


sólo serviría para contemporizar sus impulsos de violencia e
irascibilidad, pero esto sería debido a las circunstancias generadas por
el impedimento físico y no por la influencia de un razonamiento
superior o reflejos. La actitud pacífica o tolerante sólo representaría una
consecuencia transitoria de la situación física coercitiva y de no
renovación interior. Sin embargo, el cuerpo lisiado, en un lecho de
dolor, reemplazando al viejo cuerpo robusto e imponente, cuyas manos,
antes vigorosas, ahora son débiles y no pueden ni siquiera levantar una
taza de té, y mucho menos golpear la siguiente, sirve para el espíritu.
rebelde e irascible para extraer ciertos hilos psicológicos de su
impotencia frente a la vida humana.

15. La acción de los guías espirituales y el karma

PREGUNTA: — En caso de que los encarnados se aparten de sus


deberes y disciplina espiritual en la Tierra, ¿pueden los guías intervenir
desde el Espacio y detener los excesos de sus pupilos?

RAMATIS: — La principal labor del “guía”, en relación con su


protegido encarnado, es liberarlo, en lo posible, de la imprudencia, de
las ilusiones, de las atracciones del vicio y de las peligrosas pasiones
del mundo material. Del lado de “aquí”, nuestra mayor preocupación es
evitar que el amigo o el discípulo encarnado termine esclavizado por las
pasiones animales que lo coartarán en su ascensión espiritual. En cuanto
al éxito anhelado, no siempre podemos alcanzarlo satisfactoriamente
porque, en general, la criatura encarnada huye de la receptividad
vibratoria a su mentor y se vuelve inmune a sus inspiraciones
superiores. Por lo general, solo escucha la voz de la “sirena de las
sombras”, ¡lo que termina llevándolo a las mayores burlas y tonterías!
Cuando esto sucede, su guía o protector hace uso de recursos
extraordinarios e interviene en todo lo posible a favor de su pupilo, a fin
de frenar sus locuras y prevenir a tiempo las peligrosas desviaciones que
lo conducen a la esclavitud de entidades malignas.

PREGUNTA: — ¿Cuáles son los métodos utilizados por los guías en


esta intervención espiritual en bien de sus pupilos encarnados?

RAMATIS: — Cuando fallan todos los recursos en el campo mental


de la inspiración superior, y el discípulo está en peligro de su integridad
espiritual, por lo general sus guías acuden al recurso eficaz de la
enfermedad o incluso de las vicisitudes morales o económicas, a través
de las cuales puede neutralizar a tiempo las principales causas de los
desatinos y la imprudencia. Casi todos los seres humanos son portadores
de verdaderas válvulas psíquicas de seguridad, aunque se trata de
carencias kármicas derivadas de males pasados, y sobre las cuales
intervienen los guías para frenar peligrosas desviaciones.
Bien sabéis que el cuerpo carnal es el reflejo exacto del
temperamento psíquico de cada alma, porque entre dos hermanos
mellizos, y perfectamente semejantes, aunque sean xifópagos, se nota
una diferencia considerable en su contexto moral e intelectual,
comprobándose que , aunque bajo el mismo patrón de sangre, bajo igual
ascendencia biológica o tendencias hereditarias, estas dos almas
difieren profundamente en cuanto a su ascendencia psíquica. Por tanto,
el organismo físico de cada criatura conserva también en su intimidad
etéreo-astral una zona vulnerable de su propia psique ancestral, que
puede servir como recurso excepcional para que el guía intervenga en
el último momento y aplique obligatoriamente la disciplina, cuando su
protegido le diga él a. hace oídos sordos.

PREGUNTA: ¿Puede darnos más ejemplos concretos del asunto?

RAMATIS: — Hay casos en que cierto protegido, hasta entonces


gobernado y amigo del hogar, se deja fascinar por alguna peligrosa
pasión mundana, que poco a poco lo absorbe y amenaza con causar
grave perturbación en el seno amistoso de la familia. . A veces se vuelve
refractario a cualquier intuición espiritual superior o se niega a cumplir
las promesas hechas durante el sueño, cuando deja su cuerpo físico
sobre la cama, prefiriendo estar completamente obsesionado con la
mujer extravagante, parásito o fescenina, o bien con el alcohol o por la
juego insidioso.

Cuando menos lo espera, es arrojado al lecho del dolor o, entonces,


ve cesadas las instalaciones o medios materiales que lo sustentaban en
su reprochable imprudencia, impidiéndose continuar con su conducta
irregular. Otro, por ejemplo, puede ser el de un individuo sano, fuerte,
demasiado viril y dotado de un cuerpo voluminoso, pero cuyo espíritu
irascible y arrogante se niega a ablandar su temperamento o escapa a la
intuición benévola de su amigo desencarnado. Abundante en cuerpo y
fuerza, ¡siempre reacciona con violencia y audacia ante cualquier
consejo o protesta de los demás! Extremadamente agresivo, utiliza sus
manos como vigorosos guantes de boxeo, a los que golpea con facilidad
y mueve amenazadoramente, sin ánimo de tolerancia ni excusas. En el
hogar, su irascibilidad siembra vergüenza continua, ya que es molesto
con su esposa, hijos y vecinos; vive seguro de no necesitar a nadie y se
siente lo suficientemente autosuficiente como para despreciar los
favores de los demás! Entonces, su guía espiritual solo tiene un recurso
para domar al pseudo - "gigante" demasiado eufórico de su estatura y
su masa de carne: es arrojarlo en un lecho de sufrimiento insoportable
y devastarlo hasta que reconozca su propia debilidad humana. en el seno
de la humanidad. De esta forma, frena su autoviolencia y lo encamina
por el camino de la ternura y la humildad, bajo la mirada del
sufrimiento, demostrando que no es más que un troglodita vestido a la
moda moderna, como un extravagante gladiador que abusa de su
robusta carne. ¡Armadura, nervios y huesos! Lo tira al suelo, degollado
por una violenta e insidiosa enfermedad, haciéndole vislumbrar el
umbral tras bambalinas del “otro mundo”, lo que lo deja con un
tremendo susto y despierta el deseo de continuidad de la vida para
cuidar de la ayuda de ¡otros!

En general, los que parecen tener mayor indiferencia hacia la


muerte, porque son robustos y sanos, son casi siempre los que más se
acobardan ante la perspectiva de perder el cuerpo que les da los placeres
fugaces de la vida animal y les facilita todas sus vidas. caprichos y
vanidades de la carne. Como no confían en la perspectiva placentera de
la “otra vida”, más allá de la prosaica naturaleza de la existencia física,
se aferran desesperadamente a la coraza carnal, como el náufrago al
salvavidas.

PREGUNTA: — ¿Y este recurso al que te refieres es suficiente para


ajustar al protegido rebelde a inspiraciones superiores?

RAMATIS: — Naturalmente, estamos asumiendo un tipo


psicológico para nuestro ejemplo, de cuyo sufrimiento puedes sacar
lecciones útiles para otros casos similares o de la misma naturaleza
espiritual. Sin embargo, este tipo es mucho más común de lo que se
piensa, ¡y muy cobarde frente a las pruebas rectificadoras del espíritu!

Aunque los recursos y métodos empleados por los guías pueden


variar enormemente, dependiendo de las reacciones psicológicas de
cada criatura bajo prueba, la enfermedad sigue siendo la intervención
correctiva más valiosa para frenar el abuso de los encarnados que se
imaginan a sí mismos como “dueños del mundo” y pretenden viven
completamente desconectados de cualquier compromiso u obligación
con sus amigos y mentores que los acompañan desde el mundo
invisible.

El cuerpo físico es el banco de la escuela donde se sienta el alma


para aprender el alfabeto espiritual y realizar su necesaria renovación
interior. Como este estudiante desprecia las oportunidades de
aprendizaje espiritual y prefiere entregarse al mando de las pasiones
animales, la enfermedad es muy común, como un efecto angustioso de
vidas pasadas, así como la intervención disciplinaria de lo Alto, si es
necesario.

Para nuestro ejemplo anterior, aprovechamos el tipo de hombre


irascible, violento e intolerante, que abusa de su organización carnal
privilegiada sobre los menos favorecidos en cuerpo o subordinados,
cuya nociva ostentación sólo puede corregirse cuando se arroja al lecho
del dolor y la víctima. de enfermedad prolongada. . Más tarde, carne
flácida, impotente y esposado a un cuerpo débil, desgarrado sobre un
colchón incómodo, ¡sentirá la humillación desgarradora de su fragilidad
humana! Pierde peso de manera alarmante y la carne se decolora; los
ojos centelleantes y los labios fruncidos se vuelven muertos y sin
sangre; la respiración ruidosa e imponente es reemplazada por un débil
hilo de aire que fluye con dificultad por la boca entreabierta; los
habituales gritos estentóreos se desvanecen en breves susurros pidiendo
té y medicinas. Indefenso de la musculatura vigorosa, ¡tendrá que
reconocer el valor de la comunión familiar y recibir ayuda para
sobrevivir! Antes expulsaba de su presencia hasta a los humildes que
querían servirle; luego, abatido y exangüe, bebe la medicina de las
manos de un niño y sorbe la nutritiva sopa bajo la atenta mirada de su
amiga esposa.

En la melancolía del lecho del sufrimiento, tendréis tiempo de evaluar


los servicios que os han prestado en la hora angustiosa; comprenderá la
futilidad del orgullo y la irascibilidad a base de tener un cuerpo
excesivamente relleno de carne. Entonces la visita de un amigo, el
interés del vecino o la lealtad constante de la esposa serán eventos
gratos y esperados. Los favores más pequeños se convierten en regalos
del cielo para el gigante de la carne enterrado en la cama y que ni
siquiera puede satisfacer sus propias necesidades fisiológicas.

Visitado por médicos que elaboran diagnósticos de juicio; rodeado de


drogas famosas de la farmacología moderna; recogida de placas
radiográficas, exámenes de laboratorio complejos; perforado con
hipodérmicas y saturado de grageas y píldoras, ¡la perspectiva de ser un
ser incurable lo vuelve cada vez más cobarde!

¡Pero qué le importa al guía los diagnósticos brillantes, las


especulaciones etiológicas o las citas clásicas del rigor médico
académico, cuando lo que importa es la caída del bruto vencido en la
arena de la vida humana! A pesar de los elogios a la competencia médica
que produjo un diagnóstico grave de infarto, diabetes mellitus, angina
de pecho o disfunción cardio-hepato-renal, lo que realmente se vuelve
provechoso para el espíritu atrapado allí en carnes flácidas es la
naturaleza de sus nuevas reflexiones, que debe despertar una nueva
comprensión de la verdadera naturaleza humana, tan frágil, así como
guiar su visión egocéntrica hacia la vida real del espíritu!

PREGUNTA: — ¿No bastaría la Ley de Causa y Efecto para frenar


a quienes pudieran abusar de su personalidad humana en detrimento de
los demás? ¿Sigue siendo necesaria alguna intervención excepcional
por parte de vuestros guías?

RAMATIS: — Repetimos: La Tierra es una escuela de educación


espiritual, bajo la visión amiga y benefactora de los espíritus
protectores. Sin embargo, los hermanos de las sombras, deseosos de
subvertir el orden de la ascensión angelical y dominar el mundo
material, tratan de dificultar la acción de los guías y los obligan a utilizar
todos los recursos posibles para no dejar caer a sus pupilas bajo el
“tentación” de los impíos y mantenerlos atentos a las provechosas
lecciones de la escuela carnal.

Indudablemente, el espíritu debe cosechar en el presente, por la Ley


de Causa y Efecto, los buenos o malos efectos correspondientes a las
causas que sembró en el pasado mediante el uso del libre albedrío. La
Ley del Karma, entonces, que es la Ley de la rectificación espiritual, del
orden y de la disciplina cósmica —una especie de contabilidad que
determina el “debe” y el “debe” del espíritu en el presente— coloca a
cada alma en el escenario adecuado. o en las condiciones que le
corresponden exactamente en vista del bien o del mal que ha hecho,
pero le deja la libertad de reajustarse a la nueva situación o empeorarla.

El que abusó de la fortuna en el pasado, evidentemente tendrá que


nacer y vivir pobre en la vida futura, para aprender a valorar la
situación de los pobres; sin embargo, gozando de su libre albedrío, en
lugar de resignarse a la prueba rectificadora de la pobreza, podía
convertirse en un mendigo holgazán o en un individuo que vive de los
hurtos comunes, en un estafador o incluso en una criatura muy
deshonesta y rebelada contra su situación kármica.

Es evidente que la Ley del Karma, en este caso, sólo conduce al


individuo a la pobreza, pero el libre albedrío de la criatura puede
aumentar el efecto rectificador y conducirlo a prácticas aún más
perniciosas y gravosas para su futuro. ¡Cuántas veces, y por el bien de
la criatura, interviene su guía espiritual, haciéndole aún más difícil la
vida o enfermándola constantemente, para evitar que materialice
peligrosos pensamientos de rebeldía o de abandono de la vida espiritual!
Muchas criaturas evitaron el agravamiento de sus situaciones kármicas
en la Tierra, con perjuicio para esta y futuras vidas, porque sus
protectores lograron esposarlos definitivamente a un lecho de dolor, o
los privaron de los medios económicos que les permitieran realizar
peligrosas empresas. .por su integridad espiritual.
16. Sectarismo religioso y karma

PREGUNTA; — Hemos oído muchas veces que el dolor también es


responsable de quebrantar el orgullo y la presunción de criaturas
dogmáticas y excesivamente sectarias. ¿Puedes decirnos algo sobre
eso?

RAMATIS: — Es evidente que los procesos e intervenciones


kármicas de los mentores espirituales varían según los tipos y
reacciones psicológicas de quienes deben ser rectificados en sus
desviaciones psíquicas. Ciertas criaturas que en el pasado fueron
tomadas por un excesivo sectarismo pueden, en vidas futuras,
desarrollar fácilmente el sentimiento universalista conviviendo con
criaturas muy espiritualizadas y en contacto con movimientos fraternos.
Otros, en cambio, carecen por ello de humillaciones y sufrimientos
atroces, porque sólo ante la perspectiva del desencarnamiento abdican
de su odiosa separatividad o sentido crítico antifraternal, para admitir la
existencia de otra doctrina o secta religiosa más allá de sus fanáticas
concepciones.

Es obedeciendo a esta ley que ciertas prostitutas famosas, que en el


pasado mancharon la historia administrativa y política del mundo con
sus excesos y caprichos en presencia de las cortes suntuosas, como
famulus privilegiados, se purifican a veces en el futuro por voluntarios
y estoicos segregación en humildes conventos, donde se afana desde el
alba y templa el alma atribulada. Pero como varía la naturaleza
psicológica, otros de menor desorden moral del pasado pueden fracasar
por completo en un ambiente monástico, obligando a la Ley a optar por
el tratamiento de heridas, deformidades o aspectos repulsivos en vidas
futuras, a fin de alejarlos del elemento masculino quien luego huye de
ellos con disgusto, pero los salva de más desgracias en el futuro.

PREGUNTA: — Dado que la Ley Kármica tiene por objeto


rectificar todas las desviaciones psíquicas nocivas para las almas,
¿podría decirnos qué recursos utiliza para debilitar la intransigencia de
los fanatismos religiosos?
RAMATIS: — Y el dolor, sin duda, es el recurso más eficaz para
modificar criaturas excesivamente fanáticas y hasta despiadadas con los
esfuerzos religiosos ajenos, algunos de los cuales, si les fuera posible
actuar a su antojo, exterminarían de la faz de la tierra a todos los que les
opusieran cualquier concepto adverso! Pero los Mentores espirituales
tienen recursos efectivos para doblegar sus orgullosos cuellos,
encaminándolos, poco a poco, a la dolorosa prueba que cambia su
temperamento demasiado presuntuoso. Y cuando les llega el dolor, bajo
una guía superior, entonces todos los recursos de su religión, credo o
doctrina empiezan a fallarles. Entonces falla el médico de familia, la
residencia de ancianos, el quirófano o la estación de agua; ¡Las pruebas
de laboratorio se confunden, el diagnóstico por radiografía se vuelve
difícil o las medicinas modernas más famosas se vuelven inocuas!

¡No es raro que la técnica de arriba dirija al enfermo, a veces ya


desilusionado, hacia el simpatizante de cualquier secta o movimiento
espiritista adverso y odiado que, armado con poderes insólitos, logra
curar al enfermo! ¡Se rompe entonces el círculo de hierro del
dogmatismo conservador y feroz, porque la salud o la vida, a pesar de
ser devueltas por manos de gente malvada, se convierten en elementos
valiosos para remover las fronteras presuntuosas del fanatismo necio!
El evento se convierte en un chorro de agua fría sobre la hoguera del
odio religioso, que todavía es muy común entre los hombres ignorantes
de que Dios es uno y sus hijos se generan de la misma esencia inmortal.

PREGUNTA: — Naturalmente usted se refiere al caso de las


religiones dogmáticas o seculares, como el catolicismo, el
protestantismo y las sectas adventistas, que comúnmente son hostiles al
espiritismo terapéutico, al esoterismo oa las teorías reencarnacionistas;
¿no es así?

RAMATIS: — De ninguna manera nuestras declaraciones pretenden


promover la “conversión” de católicos, protestantes o adventistas a los
preceptos de la doctrina espírita. El sectarismo es una enfermedad que
azota a cualquier credo, religión o doctrina; y el espiritismo, en vista del
sectarismo de muchos de sus seguidores, tampoco está libre de esta
anomalía. ¿No hay también un gran número de espiritistas que
combaten frenéticamente el trabajo ruidoso de los practicantes de
umbanda, las reuniones blancas de esoteristas, las meditaciones
silenciosas de los yoguis, la mesa redonda de los teósofos o las
inquietudes iniciáticas de los rosacruces? ¿No hay espíritas que
pretenden tener la mejor verdad o sistema doctrinario superior,
exclusivista de las “mesas” cardecistas, mientras que en el ritualismo
del “terreno lleno” de los terreiistas sólo encuentran confusión,
estupideces y malas intenciones? ¡Para muchos adeptos del espiritismo,
los esfuerzos esotéricos o las empresas de propaganda “rosacruz” son
de comercialismo exclusivo e intereses personales, mientras que los
trabajos teósofos no son más que teoría sin el valor práctico de “caridad”
del kardecismo! ¡No dudamos que esto desmiente, por parte de tales
espiritualistas, el sentido lógico de que están realmente convencidos de
que Dios es uno y penetra todos los seres y cosas!

Pero la Ley de la Ascensión Espiritual, que no tiene preferencias


personales, interviene con absoluta ecuanimidad y trato amoroso en el
camino evolutivo de todos los hijos del Señor, sin preocuparse por el
tipo de sectarismo religioso, sino sólo ocupándose de modificar los
sectarios. Es cierto que muchas veces el orgullo y la autoestima de la
familia católica o protestante terminan siendo derribados por la
intervención milagrosa del “médium” espírita, que devuelve la salud y
la paz al hogar afligido. Pero, por otro lado, podrá ser el cura bien
asistido de Alto o la promesa al “santo” de la fe católica, o bien las
oraciones del pastor protestante que también traerán alegría al hogar
espírita. La admirable Ley del Amor busca romper las fronteras
aislacionistas y abrazar los corazones distanciados por la vanidad, el
orgullo, la presunción, la terquedad o el amor propio, aún utilizando
métodos adversos para curar a los intransigentes: Aquí, el espiritista de
“mesa” sólo obtiene la cura después de la terreiro “caballo” ha
descubierto el hechizo en la almohada o en el umbral de la puerta; allí,
es el terrerirista quien, después de ironizar mucho sobre la debilidad de
las sesiones de mesa, acaba curado por pases o irradiaciones al estilo
cardecista; allí, el iniciado rosacruz, teósofo o esoterista, que critica las
sesiones espíritas como fábricas morbosas de fetichismo mental,
intercambio con larvas o cascarones astrales, se ve obligado a inclinarse
ante la cura de la terrible obsesión de su amada, gracias a la intervención
de médiums espirituales que son tan censurados por su genio del trabajo
extraterrestre.
No importa si sois esoteristas, espiritistas, teósofos, católicos,
protestantes, yoguis, rosacruces o librepensadores, porque en el
momento crítico de vuestra renovación espiritual, la técnica sideral hace
caso omiso de las etiquetas religiosas, para preocuparse sólo de las
necesidades de corazones embrutecidos por el orgullo, la vanidad y el
fanatismo enfermizo generados bajo la égida de cualquier credo,
doctrina o religión.

Por eso, a medida que ciertos pacientes empeoran por la necesidad


de ablandar su exclusivo sentimiento religioso, médicos, curanderos y
taumaturgos transitan por sus lechos de sufrimiento físico o psíquico,
sin lograr el éxito deseado. Luego, con el tiempo, ambos aceptan el
exorcismo del vicario local, la bendición de la preta Velha, la simpatía
de la comadre amiga o las oraciones del circunspecto pastor, así como
el pase del médium cardecista o el trabajo del ¡preto Velho marcando el
“despacho” en el cruce!

Sin embargo, el principal objetivo de todo esto es únicamente la


renovación del espíritu enfermo, víctima del fanatismo o de la crítica
antifraternal, para lo cual vuestro guía considera de gran valor una
rectificación de la enfermedad. Cuando deje su cama y, según su mentor
espiritual, el ex “gigante” o enemigo formal de las religiones adversas
no podrá olvidar las imágenes de quienes lo sirvieron, el esfuerzo de
todos los que intentaron elevar su salud a través de oraciones,
exorcismos, recetas empíricas o simpatías. En el silencio de su alma,
siempre quedará el recuerdo de los rostros que lo rodearon con un solo
propósito amistoso y desinteresado: ¡su supervivencia! Y lo que antes
le pudo parecer una detestable situación de amargura y dolor, más tarde
lo consideraría como una excelente formación en rectificación espiritual
y amplitud de corazón, favoreciendo el brevísimo encuentro con
quienes también buscaban a Dios por otros caminos más amables y más
fáciles. .

17. La importancia del dolor en la evolución espiritual

PREGUNTA: — Ante el Infinito Poder y Sabiduría del Creador, nuestra


evolución espiritual no podría ser procesada sin la necesidad del dolor
y sufrimiento, a los cuales estamos sometidos implacablemente desde
la cuna hasta nuestra muerte física, agregando que, como se les dice a
los espíritus desencarnados, ¿tendremos que sufrir todavía después de
la muerte terrenal?

RAMATIS: — El dolor y el sufrimiento son consecuencias naturales de


la evolución del espíritu, como factores necesarios para el despertar de
vuestra conciencia individual dentro de la Conciencia Cósmica de Dios.
Bajo la disciplina dolorosa y rectificadora de la Ley del Karma, y sin
soltar el Todo Cósmico, el espíritu fortalece su memoria en el tiempo y
el espacio, y afirma su característica pensante. La resistencia crea dolor,
pero también fortalece el crecimiento de la conciencia de la chispa
espiritual individualizada en Dios, distinguiéndola entre los fenómenos
de todos los planos de la vida cósmica.

El espíritu del hombre, siendo de origen divino, intuye en su intimidad


que debe ser feliz; pero, incipiente e incapaz aún de alcanzar esta
felicidad completa en sus primeros intentos, sufre decepciones y
considera como un sufrimiento detestable las correcciones kármicas que
lo reconducen al camino recto. Sin embargo, como el hombre está hecho
a imagen del Creador, ya que “el hijo y el padre son uno”, el desarrollo
conciencial de la criatura no cesa, ante la fuerza expansiva del Creador,
que se manifiesta de adentro hacia afuera en la conciencia humana. .

Pero durante este proceso de expansión y perfeccionamiento de su


conciencia, el espíritu sufre las reacciones agresivas y naturales de los
mundos donde se moldea en formas animales, que son el fundamento
necesario para la activación de la palpitante llama angélica en su
intimidad. Sometido a la prisión de la carne, se confunde y considera el
proceso incómodo, que perfecciona su temperamento, como un castigo
divino, ignorando que, bajo la Sabia Ley del Creador, la metamorfosis
del animal en ángel destinado a la eternidad Celestial. ¡Gloria! ¡El breve
período de dolor y sufrimiento en los mundos planetarios, durante el
cual tiene lugar la formación y el desarrollo de la conciencia del hijo de
Dios, es luego compensado majestuosamente por la felicidad eterna en
el Paraíso!
El hermoso diamante que se exhibe en el regazo de la coqueta mujer
tuvo que pasar por un proceso de perfeccionamiento bajo el cincel del
orfebre, para despojarse de la forma en bruto de la grava carbonífera y
convertirse en una joya fascinante.

PREGUNTA: - Pero sucede que las mismas religiones, que tanto


propagan la Bondad y la Sabiduría de Dios, consideran el dolor como
expiación del pecado cometido por el primer hombre que habitó la
Tierra, razón por la cual se ha convertido en un "valle" desolado. de
lágrimas ¿Qué dices?

RAMATIS: — Aunque todas las religiones pretenden poseer la Verdad


de Dios, lo cierto es que todas ellas se basan en interpretaciones de sus
fundadores o doctores de la iglesia respecto a lo que es la Verdad
Divina, estableciéndose así en una serie de dogmas laicos. que, aunque
adaptándose a la mentalidad tímida de los pueblos antiguos, aún
ignorantes de la Tercera Revelación, no se adaptan a la mentalidad del
hombre moderno, que quiere saber de dónde viene, qué hace en este
mundo y hacia dónde va y que, además, tiene a su disposición una
enorme cantidad de conocimientos sobre lo que es la Verdad Divina.

Por eso, estos religiosos siempre han considerado el dolor como un


castigo por lo que llaman “pecado original”, desconociendo que con su
técnica purificadora se afinan las asperezas de la formación animal y se
despierta antes el potencial de la luz angélica, que se concentra bajo la
envoltura de la materia. Como no les era posible explicar el dolor de
manera sensata y aceptable por la razón humana, y para no contradecir
la proclamada Justicia y Sabiduría del Creador, los sacerdotes
dogmáticos y los mentores religiosos tomaron el simbolismo bíblico de
la aparición de Adán literalmente y creó la leyenda del pecado original,
atribuyéndolo severamente a la responsabilidad de la primera pareja
humana. ¡Y así creyeron poder justificar la razón de ser del dolor y su
tren de sufrimientos, como el lastre de la imprudencia humana desde
hace millones de siglos!...

Y así, ante el pecado de Adán y Eva —primera pareja bíblica— Dios


quedó exento del error de haber creado el dolor, que sería inexplicable
ante su Bondad Infinita; ¡y el hombre asumió la responsabilidad del
estigma del sufrimiento, como justa consecuencia del pecado de su
padre Adán! Pero el advenimiento del espiritismo, cuya lógica y sensata
doctrina es accesible a todas las mentes de buena voluntad, terminó por
popularizar la realidad espiritual escondida bajo el misterioso "Velo de
Isis", contribuyendo así a modificar poco a poco el erróneo y milenario
concepto de la verdadero origen del dolor humano y exponiéndolo
como un benefactor correctivo, que resulta de la resistencia que el ser
ofrece durante su angélico perfeccionamiento.

¡Ya sois lo bastante lúcidos para liberaros de la ignominiosa idea de que


el sufrimiento es un “castigo” de Dios! El Creador, infinitamente Sabio,
Bueno y Justo, no habría creado valles de lágrimas, penitenciarías del
Espacio o incluso hospitales para juicios planetarios, con el fin de
vengarse de sus hijos rebeldes, como católicos, protestantes,
adventistas, salvacionistas y hasta algunos espiritistas aún ignorantes de
la sublime realidad cósmica. La Tierra, en verdad, no es más que una
bendita escuela de educación espiritual, donde los espíritus inmaduros
se reajustan de sus propios errores ocurridos en encarnaciones pasadas,
para consolidar sus conciencias en el mejoramiento eterno.

PREGUNTA: — ¡Sin embargo, nos sorprende que el hombre moderno,


a pesar de su cultura y cientificismo tan proclamados en el siglo
atómico, no haya comprendido aún esta Educativa Bendición del dolor!
Se rebela desesperadamente contra el más mínimo sufrimiento y lo
considera un estigma de Satanás más que una providencia de Dios para
la más breve angelitud de sus hijos.

RAMATIS: — Como el terrestre aún no comprende las razones sensatas


que podrían esclarecerle acerca de la función útil del dolor en la
formación de su conciencia individual, trata de negar su valor educativo
y su técnica de superación espiritual. El sufrimiento es aún enfrentado
por la humanidad terrena bajo un aspecto excesivamente
melodramático; los literatos derrochan toneles de tinta y toneladas de
papel en la producción de una literatura agraviada, en la que sus
personajes derraman ríos de lágrimas y claman estentóreamente contra
los destinos atroces que genera el dolor, y en la que éste es considerado
sólo un hecho denigrante para La raza humana.
Y como la criatura terrenal está también excesivamente apegada a los
tesoros provisionales del mundo material, ante la temible perspectiva de
abandonarlos por la incesante amenaza de la muerte, que le entreabre la
puerta de un dudoso destino, el morboso sentimiento de dolor y
sufrimiento. ¡Para vuestro mundo, los hospitales, los manicomios y
otros lugares de sufrimiento humano significan prueba del castigo de
Dios, en el que el hombre es considerado la víctima desgraciada
despojada de las cosas placenteras de la vida! ¡La figura del ser humano
marcada por el dolor todavía se considera motivo de severas plumas y
de desheredación divina! Sin embargo, el dolor ha sido el marco vivo
de las más grandes interpretaciones mesiánicas y logros espirituales
sobre la Tierra; así lo probaron los que mucho sufrieron y dejaron un
faro de luz en la estela de sus pasos admirables. ¡Beethoven, Chopin,
Schumann, Francisco de Asís, Pablo de Tarso, Sócrates, Gandhi y el
sublime Jesús convirtieron el dolor en motivos de belleza y gloria para
la redención de los hombres atribulados!

PREGUNTA: ¿Cómo podríamos tener una idea más específica del


dolor? ¿Qué es el dolor de todos modos? ¿Cómo se manifiesta en el
hombre?

RAMATIS: — El dolor es producto del desequilibrio magnético en la


estructura del organismo psicofísico del hombre; se asemeja a un
cortocircuito que se produce en la red magnética o electrónica que
sustenta el periespíritu, y que repercute en cualquier región orgánica
más vulnerable, con un impacto energético capaz de provocar un
desequilibrio atómico. Indudablemente, el dolor, el sufrimiento o la
enfermedad tienen su origen en la perturbación del psiquismo, por más
que el dolor se concentre en su expresión más periférica,
fundamentalmente se deriva de un desequilibrio psíquico
“interatómico”.

Como no hay enfermedades, sino enfermos, resulta que el dolor y la


enfermedad varían tanto como el estado moral, intelectual y de
conciencia de cada criatura. Hay pacientes que realizan un drama
exagerado, simplemente sometidos a la prueba de un simple catarro;
otros, amenazados por el cáncer, mantienen su acostumbrado
optimismo, su bondad y confianza en el destino espiritual, sirviendo
todavía de fuente de resignación para soportar el dolor ajeno. Todo
depende de cómo interpretemos el fenómeno del dolor; para unos es
castigo de Dios con el fin de castigar los pecados de los hombres; para
otros es efecto de faltas cometidas en vidas anteriores; raros, sin
embargo, aceptan el dolor como un proceso de evolución espiritual.
Sólo se manifiesta ante cualquier resistencia física, moral o espiritual al
sentido útil, benéfico y armonioso de la Vida. Puede considerarse en su
función creadora cuando se examina en cualquier reino de la naturaleza:
en el reino mineral podría catalogarse en el proceso benéfico de
transformar el hierro en acero, y en el cincelado de la grava áspera en
lo lustroso sin piedra; en el reino vegetal, estaría presente en el pudrirse,
germinar y crecer de la semilla en el triste seno de la tierra; en la
configuración humana, entonces lo vemos corrigiendo y ajustando la
chispa espiritual para ganar su conciencia en los caminos de la forma
del mundo exterior.

El dolor, por tanto, es sensible y acusatorio en la esencia del espíritu por


dos razones de gran importancia: cuando la gestación del ser humano
se está procesando para la futura y definitiva configuración angélica, o
bien cuando se desafina y se desvía de la ruta exacta. de su ascensión
espiritual. Bajo cualquiera de estos dos aspectos, siempre verificamos
el significado benéfico del dolor: en el primer caso, concentra energías
y coordina el crecimiento angélico; en el segundo caso, corrige el error,
limpiando las ropas del alma del loxi en los residuos provenientes del
mundo instintivo.

Son los pensamientos y acciones del espíritu los que determinan la


mayor o menor cantidad de dolor que tendrá que atravesar, pues el
equilibrio y la paz de la conciencia espiritual del ser es lo que resulta en
la estabilidad magnética o electrónica del periespíritu. y el cuerpo físico.
Siendo el Ideal de Dios la Armonía y el Equilibrio perpetuo en el
Cosmos, cualquier inestabilidad que se manifieste en el fluir más íntimo
de la vida requiere siempre un reajuste inmediato, para que no perturbe
el Todo armónico. Aquí entonces está el dolor, apareciendo como el
proceso necesario para este reajuste.

Como tenemos libre albedrío en la medida en que nuestras acciones no


causen perturbaciones a los demás oa aquello en lo que intervengamos,
podremos extinguir el dolor poco a poco, a medida que nos integremos
a la vida armoniosa creada por Dios. Siendo el Amor el fundamento
esencial de toda vida, presente en la afinidad entre las sustancias, en la
cohesión entre los astros y en la unión entre los seres, basta nuestra
adhesión incondicional al ritmo constante de ese Amor para que pronto
la completa salud de nuestro espíritu ha eliminado el sufrimiento!

PREGUNTA: — En cualquier circunstancia, ¿el sufrimiento es siempre


un proceso de purificación espiritual?

RAMATIS: — El espíritu de Dios crea a sus hijos, como nuevos


núcleos de conciencias individuales, que se perfeccionan a través de
formas planetarias y se convierten en miniaturas conscientes en el
Cosmos. Dios es el “trasfondo” de toda la conciencia humana; y este
misterio divino el hombre sólo podrá comprenderlo después de liberarse
definitivamente de las formas esclavizantes de la materia y alcanzar los
mundos del conocimiento puro. Indudablemente, a medida que el alma
evoluciona, también se despersonaliza porque, al extinguirse en ella la
ilusión de separatividad, más pronto se integra a la Conciencia Cósmica
del Creador. De ahí la razón por la que las religiones consideran virtudes
todos los esfuerzos y beneficios espirituales que el alma emprende para
su brevísimo progreso, mientras que pecados significa precisamente
todo lo que retrasa la ascensión espiritual. Y la Ley del Karma actúa
entonces en su mecanismo evolutivo, instando a los que se demoran al
encuentro de la Luz, resultando en una acción dolorosa y desagradable,
pero necesaria para garantizar el ritmo fecundo de la bienaventuranza
sideral.

Resulta que, en sus encarnaciones, los espíritus producen e incorporan


en sus vestiduras periespirituales fluidos tóxicos que son el resultado de
sus desarmonías mentales y emocionales, que luego necesitan ser
purgadas para no impedir la ascensión a los altos niveles de
paradisíacos. regiones. Así como el pájaro fangoso no puede emprender
el vuelo para gozar del deleite del Espacio sin límites, el periespíritu
sólo logra nivelarse a la frecuencia vibratoria angélica después de
deshacerse de sus impurezas astrales.
El cuerpo carnal, que es moldeado por las energías primarias del mundo
terrestre, durante la materialización de sus sensaciones de placer
fuertemente animal, requiere que la mente emplee el combustible
energético adecuado y sea capaz de actuar en la misma frecuencia
vibratoria más baja. Los residuos de este combustible astral derivado de
la escoria animal y que son productos energéticos de los rangos
vibratorios muy bajos, donde la mente necesita actuar, se agregan y
luego se condensan en el delicado tejido del periespíritu, reduciendo su
patrón magnético específico. Con el tiempo, estos residuos tóxicos o
perniciosos del inframundo astral, aún adheridos al periespíritu, tienden
a petrificarse e impiden así las relaciones normales del espíritu con el
medio ambiente. Luego deben ser desagregadas lo antes posible, para
que la luz resplandeciente de la intimidad del alma fluya como divina
profilaxis sideral, limpiando la delicada vestidura periespiritual.

Durante el decantado de estos residuos deletéreos, que se hace en las


lagunas del bajo astral, o cuando son trasladados al cuerpo carnal, es
entonces cuando se producen dolores y sufrimientos desagradables,
pero siempre de provecho saludable para el alma. Esta es la razón por
la que ciertas religiones enseñan que el alma sólo llega al cielo después
de pasar por el purgatorio, debiendo expurgar de sí misma las costras
perniciosas que el periespíritu oscurecido por el pecado adquiere en sus
desequilibrios psíquicos. Sólo después de muchas decantaciones
astrales en el Más Allá, o purgas de encarnaciones en la materia, es que
los espíritus se desembarazan de la antigua carga tóxica, y esa existencia
por existencia se transmite en un fenómeno de verdadera herencia
psíquica.

PREGUNTA: ¿Cómo podríamos entender mejor esto


herencia psíquica, que transmite la influencia enfermiza de una
existencia a otra?

RAMATIS: — La transmisión psíquica es posible a través de lo que


llamaremos el “átomo-simiente”, el elemento inmortal que preexiste y
sobrevive a todas las muertes corporales, bien conocido por los
ocultistas y teósofos. Es el resumen precioso e indestructible de la
memoria etérico-sideral del espíritu; guarda en su intimidad la síntesis
micropsíquica de la vida mental y astral del alma, registrada desde los
primeros vaivenes de su conciencia individual.

Durante cada nueva encarnación, el átomo-simiente activa las energías


intermedias entre el espíritu y el nuevo cuerpo físico, asumiendo la
responsabilidad de la manifestación legible de su conciencia en la esfera
material y simultáneamente en el mundo espiritual. Es el encargado de
plasmar en la nueva encarnación el verdadero temperamento psíquico
inmortal del alma, ajustando las virtudes, los pecados y también el
bagaje tóxico, pues conserva en estado latente todos los impulsos y
tendencias anteriores. Después de la muerte del cuerpo físico, se desata
en la plenitud del Más Allá, consolidando la configuración inmortal del
periespíritu. Es la seguridad de la estructura consciente de la
individualidad espiritual que opera en el mundo de las formas y dentro
de la Conciencia del Creador; es el registro definitivo de los hechos
vividos por el alma en los andares del mundo carnal.

PREGUNTA: ¿Y el sufrimiento sólo beneficia porque purga los


venenos psíquicos del espíritu, o también modifica la constitución del
espíritu?

RAMATIS: — Y la Ley Kármica que se ocupa de rectificar a su debido


tiempo las peligrosas desviaciones cometidas por el espíritu, durante sus
excursiones por el mundo material, procediendo a la limpieza del
periespíritu contaminado por la adherencia de venenos, que son el
resultado de los fracasos e imprudencias del pasado. El cuerpo carnal,
entonces, como si fuera un alambique encargado de escurrir estos
perniciosos residuos de la vestidura periespiritual hacia el seno de la
tierra, provoca en el alma, en su operación de purga, la sensación de
dolor y sufrimiento. Se trata de toxinas que dañan y masacran la carne
durante su expurgación al mundo exterior, por lo que la antigua
tradición espiritual considera a la Tierra como un “valle de lágrimas”,
donde las almas lavan y purifican sus vestiduras periespirituales, para
luego participar de las bodas. ¡del cielo!

La túnica nupcial, que debe llevar el alma para participar en el banquete


del Rey, de la que habla Jesús en la parábola (Mateo 22-1 a 14; Lucas
14, 16 a 24), significa en verdad el resultado del doloroso lavamiento
de el periespíritu en el estanque de lágrimas purificadoras del mundo
carnal, de donde sale con su ropa limpia. El dolor quebranta la rudeza y
humilla el orgullo de la personalidad humana; obliga al espíritu a
centrarse en sí mismo y tratar de comprender el sufrimiento. En la
dolorosa introspección por la angustia de resolver su angustioso
problema, tiene que reconocer la precariedad, la presunción y la vanidad
de su figura transitoria en el mundo de las formas.

Así como el calor vaporiza la grasa o el fuego perfecciona la fusión del


hierro para templar el acero, el dolor es como la energía que calienta la
intimidad del espíritu y le ayuda a volatilizar las ruinosas adherencias
de su periespíritu. Es una concentración de fuerzas que desintegran las
toxinas psíquicas en el seno del alma, y que, bajo la acción natural del
magnetismo del mundo físico, son transferidas a la carne, hasta que la
muerte del cuerpo las deposita después. en la tierra del cementerio, a
través del cadáver en descomposición. Por eso, en general, los espíritus
desencarnados alaban sus sufrimientos en la carne, pues los consideran
sólo como un proceso que les ayudó a deshacerse de los residuos
nocivos.

PREGUNTA: — ¿Podría describirnos cómo se produce este descenso


de los venenos psíquicos del periespíritu al cuerpo carnal?

RAMATIS: — Cuando el espíritu encarna, primero necesita disminuir


o “encoger” su periespíritu, hasta llegar a la forma etérica fetal y luego
adaptarse o “ajustarse” satisfactoriamente a la contraparte etérica del
útero femenino. Después del éxito genético del embarazo, éste se desata
poco a poco, como también el feto carnal se desarrolla bajo la dirección
de los ancestros biológicos de tipo hereditario en gestación. Y los
tóxicos psíquicos desde muy temprana edad fluyen del periespíritu al
nuevo cuerpo carnal en formación, provocando enfermedades o heridas
tan graves como su intensidad y virulencia. Por eso, aun en la niñez, el
espíritu realiza un útil ejercicio cuando, por la irrupción de las
enfermedades comunes de la edad, puede resistir mejor futuros dolores
más acerbos, que vendrán después por la purga más intensa de los carga.

Más tarde, pues, el morbus invisible incrustado en el periespíritu se


traslada con más intensidad a la carne; se desintegra y fluye primero a
través del doble ser étnico formado junto al cuerpo físico y, en un primer
momento, afecta el delicado trabajo de los “chakras”, perturbando sus
funciones y relaciones vitales. Posteriormente, el fluido tóxico
periespiritual toca el sistema nervioso, se infiltra por las glándulas
endocrinas, afecta el sistema linfático subterráneo, se insinúa por la
circulación sanguínea y produce proliferación microbiana o lesiones
orgánicas. Ramificándose por todos los órganos y sistemas del cuerpo
carnal, las toxinas que son liberadas por la psique morbosa hieren las
zonas más delicadas y vulnerables, dañándolas según la deficiencia
hereditaria del tipo biológico que atacan. Se acumulan en los órganos
más débiles y producen mayores afecciones aisladas, que luego pueden
inmovilizar el organismo físico. Mientras tanto, la Medicina alinea sus
denominaciones tradicionales clasificando enfermedades, ¡pero casi
siempre sin identificar al paciente! Y hepatitis, úlcera gástrica o péptica,
colitis, nefritis, cirrosis, amebiasis, asma, reumatismo, tuberculosis,
diabetes o esplenitis; son las atrofias, las insuficiencias cardíacas, las
lesiones insuperables, la anemia perniciosa o las modernas condiciones
alérgicas inespecíficas.

En algunos casos, las toxinas, al descender del psiquismo enfermo al


metabolismo físico, se acomodan en la región cerebral y producen
alienaciones mentales, delirios o hidrocefalia; o bien se acumulan en los
plexos nerviosos, provocando parálisis, atrofias nerviosas o síndromes
parkinsonianos; por otra parte, perturban el funcionamiento glandular
produciendo graves insuficiencias o sobreproducción de secreciones
hormonales, influyendo en el crecimiento, reproducción y metabolismo
vital de la mujer o el hombre. Cuando se concentran más fuertemente
en los pulmones, los bacilos de Koch convergen allí, produciendo
tuberculosis pulmonar; si se localizan en la región intestinal, pueden
provocar colitis o establecer el suelo para nutrir giardia, estrongiloide o
coli y amebas histolíticas.

Precisamente porque existe una íntima relación psíquica entre la


enfermedad y la naturaleza física de la criatura, se observa en cierto tipo
de pacientes un círculo vicioso que los mantiene bajo una continua
perturbación morbosa. Cuando están irritados o angustiados, ven un
aumento de los ataques amebisicos; aumenta el azúcar en la orina, se
aceleran las funciones discordantes de la tiroides, empeoran las disneas
nerviosas o proliferan los eccemas. Incontables criaturas viven
esposadas a las más terribles dolencias generadas en su región
abdominal, tratando de frenar el sistema vagosimpático a expensas de
los medicamentos antiespasmódicos, reducir sus crisis de colitis o
disentería amebiana a expensas de medicamentos tóxicos, olvidando,
sin embargo, que, ante prescripción médica, es fundamental el control
de la mente y de la emoción, porque esta desarmonía resulta en el
bombardeo incesante de la morbilidad psíquica, ya acumulada en la
región del abdomen y sobreexcitada por nuevos flujos malsanos.
Algunas personas confiesan a sus médicos que ante el menor temor de
éxito en sus negocios o incluso por alguna sorpresa emocional, se
intensifican los flujos disentéricos, se exacerban las colectividades
parasitarias del intestino, o el azúcar en la orina.

Los individuos atacados por estrongiloides, oxiuros, giardia, amebas


histolíticas y otras especies de gusanos microscópicos se muestran
inquietos, pesimistas, dando vueltas a las ideas y anticipando los
problemas del día siguiente, debido a la profunda influencia que estos
gérmenes parásitos ejercen sobre su psiquis enferma. , ya que se excitan,
provocando brotes de virulencia en el organismo.

PREGUNTA: — Creemos que la enfermedad también puede depender


mucho de la resistencia biológica de cada criatura, a pesar de la
virulencia de los venenos psíquicos que bajan del periespíritu; ¿no es
así?

RAMATIS: — Indudablemente, varía tanto la resistencia biológica


como la hereditaria de cada ser, así como su fortaleza mental. Ya os
hemos explicado que las criaturas vigorosas mental o espiritualmente
vencen más eficientemente los efectos morbosos de las enfermedades
que se desarrollan en su organismo; son más resistentes al descenso de
toxinas psíquicas a su circulación. Durante el proceso de drenaje, se
mantienen en un nivel vibratorio superior, resignados y sin dejarse
sacrificar subjetivamente, lo que redunda en inmensos beneficios.
Empero, las criaturas espiritualmente más débiles, que de un ligero
resfriado hacen un melodrama con alcances de bronconeumonía, cuya
mente pesimista es campo propicio para las fuerzas negativas, agravan
el acontecimiento de la enfermedad kármica con el aumento morboso
de su propio desánimo y rebelión.

Una mente morbosa aumenta la oportunidad de una mayor penetración


de la sustancia tóxica liberada por la psiquis, pues también acumula las
miasmas propias del ambiente donde vive, ya que, de acuerdo con la
Ley de las atracciones magnéticas, el pensamiento enfermizo también
atrae y condensa una mayor dosis de líquidos enfermos. ¡De ahí la gran
sabiduría de Jesús, cuando exaltó siempre la resignación, la humildad,
el pacifismo y la renuncia como estados de ánimo que conducen a la
bienaventuranza eterna!

PREGUNTA: — ¿Quiere decir que un individuo enfermo puede aliviar


o reducir su contenido tóxico psíquico, siempre que permanezca en un
estado de optimismo consciente; ¿no es verdad?

RAMATIS: — El espíritu capaz de elevarse a las más altas frecuencias


vibratorias espirituales, que acepta su sufrimiento como oportunidad de
rectificación espiritual y se ajusta a la dicha de la resignación, eleva
también su “quantum” de luz interior y volatiliza la mayor parte de los
venenos adherido a su periespíritu. Los expulsa al ambiente, en un
proceso de sublimación psíquica, en lugar de fluirlos completamente a
través de la carne mortificada. Además de la oportunidad de renovación
espiritual, al no añadir una nueva carga nociva, la actitud evangélica de
conformación no perturba el descenso de toxinas morbosas y limpia
más rápidamente el periespíritu.

Todos los agentes enfermos del mundo psíquico, como gérmenes,


bacilos, virus, miasmas, elementales o tóxicos insoportables, no pueden
resistir la fuerza desintegradora de la luz íntima que se proyecta desde
el espíritu elevado.

Y por eso ciertas criaturas quedan inmunizadas, aun cuando actúen en


medio de enfermedades epidémicas o contagiosas, porque habiendo
eliminado gran parte de la morbilidad psíquica que espesaba su
periespíritu, pudieron liberar en su intimidad la cantidad de luz
suficiente para evitar la proliferación de los agentes peligrosos.
PREGUNTA: — Considerando que el dolor es un proceso valioso en la
edificación del espíritu, ¿debemos condenar todas nuestras instituciones
terapéuticas, que tratan de liberar al hombre del sufrimiento y extinguir
tan indeseable dolor? ¿Sería justo favorecer la proliferación de la
enfermedad y la invalidez, sólo porque el dolor tiene una función
purificadora?

RAMATIS: — Siendo el sufrimiento y el dolor resultado del


desequilibrio del orden moral y del mal uso de los derechos espirituales,
es obvio que sólo el reajuste espiritual podría eliminarlos
definitivamente de la faz de la Tierra. El dolor físico o moral se
manifiesta también en sentido de advertencia o incluso correctivo, para
mantener la vida y garantizar el normal funcionamiento del cuerpo
humano, para que el espíritu descontrolado no se aniquile por exceso de
excesos. En su función de alerta, el dolor es la brújula de seguridad
biológica y psíquica; señala la peligrosa frontera que debe abandonarse
e invita al temerario a reajustar su equilibrio perturbado y tomar el
camino del deber.

¡A pesar de todas las penosas disposiciones que la Ley Divina ha


establecido para impedir que el hombre se desvíe de su deber, desde
hace milenios, la humanidad terrestre ha estado cultivando los hábitos
más nocivos! No nos oponemos a la contestación y pensamos que es
justo, incluso, que las instituciones humanas luchen por superar el dolor
y el sufrimiento. Pero es evidente que sólo estáis luchando contra lo que
vosotros mismos sembrasteis en vuestros destinos, pues son dolores y
enfermedades generados por la negligencia humana y no por el castigo
de Dios.

El dolor y el sufrimiento resultan del desequilibrio entre el alma y el


sentido benefactor y educativo del mundo y no de una imposición
draconiana del Creador. Es por el dolor provocado por el hombre mismo
que el alma es conducida al cumplimiento de sus sublimes deberes en
el seno de la vida cósmica; que el animal se despoja de su bagaje
instintivo inferior para transformarse en el ángel refulgente.

Así, aunque el dolor y el sufrimiento son procesos de superación


espiritual, no os aconsejamos tomar ninguna decisión radical en contra
de las instituciones terapéuticas del mundo, ya que la Ciencia Médica,
como responsable de la curación y alivio del cuerpo físico, es el
resultado de las inspiraciones más sabias y elevadas hacen Alto, ya que
cumple la misión de asistir al hombre según sus necesidades de
adaptación biológica y de relación con el medio en el que vive y
progresa.

18. Enfermedades del cuerpo y medicina

PREGUNTA: — Es sabido, como es, que las enfermedades del cuerpo


físico tienen íntima relación no sólo con las desviaciones del espíritu en
la presente encarnación, sino también con las desviaciones practicadas
en pasadas encarnaciones, que se reflejan en la vida presente en virtud
de la Ley del Karma, nos gustaría saber qué papel está reservado al
médico o qué valor puede tener su papel en el caso de enfermedades de
origen kármico o espiritual. ¿Puedes aclarar eso?

RAMATIS: — Los médicos ayudan a las criaturas sufrientes a soportar


y resistir estoicamente los dolores causados por su propia purga
deletérea descendida del periespíritu a la carne. Promueven hiatos de
alivio y convalecencia, ayudando a los pacientes a no llegar al estado
de saturación psíquica y desesperación cuando se les somete a un exceso
de continuo y amargo sufrimiento.

En el futuro, los médicos, además de ser preciosos servidores que velan


por la sana composición del cuerpo físico, cumplirán también la sublime
tarea de ayudar al equilibrio mental y emocional de sus pacientes,
orientándolos hacia la experiencia evangélica, que trae consigo la
definitiva cura del alma.

PREGUNTA: — Pero aún no contamos con guiones o cursos


académicos especializados que puedan orientar a los médicos hacia el
diagnóstico seguro de las distintas necesidades espirituales de sus
pacientes. Hay pocos médicos que sean realmente capaces de cultivar
en sus clínicas el antiguo concepto helénico de “un alma sana en un
cuerpo sano”. ¿Qué dices?
RAMATIS: — La humanidad terrestre, en cuanto a sus necesidades
espirituales, nunca fue olvidada por lo Alto, pues innumerables doctores
del espíritu pasaron por la Tierra, dejando los guiones más sublimes y
saludables para la cura definitiva de su humanidad. Cada pueblo de
vuestro orbe, según sus costumbres, características psicológicas y
religiosas, ya ha recibido de su guía espiritual el justo y elevado
programa para curarse de sus males psíquicos, aunque su cuerpo físico
aún permanecía enfermo por las locuras kármicas de los pasado.

Buda en Asia, Hermes Trismegisto en Egipto, Confucio en China,


Zoroastro en Persia, Krishna y Rama en la India y Jesús en Judea,
además de otros líderes religiosos y terapeutas del Espíritu, enseñaron
con devoto cariño cuáles son las verdaderas medicinas para el cura del
alma. Predicaron las virtudes espirituales en todos los climas
geográficos del orbe y lo hicieron de manera sublime y comprensible
para todas las criaturas. Explicaron que mientras los pecados dañan el
espíritu y lo llevan al infierno, las virtudes lo benefician y lo llevan al
cielo. La precariedad del tiempo en que operaban en vuestro mundo no
les permitía transmitir sus conocimientos en un lenguaje técnico y
científico, tal como lo podéis comprender ahora en vista del progreso
mental del hombre.

Pero es evidente que, a la vista de vuestro progreso actual, ya podéis


valorar la virtud como un proceso científico y profiláctico que diafaniza
el periespíritu, mientras que el pecado lo ensombrece y lo intoxica con
la producción de venenos psíquicos, que luego habrá que purgar en los
estanques astrales, o bien transferidos al cuerpo carnal debilitado y
enfermo, a través de sufrimientos insoportables. Mientras los pecados
de gula, celos, lujuria, avaricia, soberbia, vanidad, egoísmo, crueldad,
murmuración o hipocresía producen fluidos tóxicos que dañan la
delicadeza de la vestidura periespiritual, el espíritu adquiere salud
cuando se acostumbra a la práctica de la bondad, paciencia, humildad,
pureza, honestidad, amor, altruismo, filantropía, frugalidad, renuncia o
sencillez.

Durante mucho tiempo, por tanto, han existido los guiones más eficaces
para la curación definitiva del espíritu; sólo resta que los médicos sean
más comprensivos en su misión terapéutica, liberándose un poco más
de la compleja exclusividad del preciosismo académico y de sus
abultados libros de texto médicos, para confiar también en las
enseñanzas dejadas por Jesús, que son medicinas admirables de la más
alta contenido sideral.

PREGUNTA: — Nos inclinamos a creer que, si pudiéramos


comprender satisfactoriamente la verdadera función del dolor en la
mejora del espíritu, nos veríamos llevados, en virtud de tal convicción,
a perder interés en la eliminación del sufrimiento en el mundo.

Y, si hiciéramos eso, ¿no nos faltaría el sentimiento de piedad y amor


por el prójimo?

RAMATIS: — Lo correcto no sería desinteresarte del sufrimiento del


mundo, pero no contribuir más a su mayor recrudecimiento en la Tierra,
como lo sigues haciendo hoy. ¿De qué sirven, por ejemplo, los heroicos
esfuerzos realizados para recuperar a los alcohólicos si, mientras tanto,
se sigue apoyando y aportando a las industrias, empresas y casas que
venden bebidas alcohólicas? ¿Y si también los lleváis a fiestas en
vuestras casas, manteniendo la reserva corrosiva en “barritas” artísticas
modernas, que desde muy temprano sirven de estímulo para que
vuestros hijos se acostumbren a la borrachera? Muy poco resulta de los
heroicos esfuerzos que los médicos terrenales dedican a tratar de salvar
a sus pacientes de hepatitis, nefritis, úlceras, colitis, amebiasis, uremia,
diabetes o cirrosis, ya que la mayoría de la humanidad todavía desprecia
la comida vegetariana y se sustenta con carne llena de ¡venenos del
animal sacrificado, que le suministran las heladeras y macabras
charqueadas!

Mientras la Medicina libra una lucha titánica contra el flagelo del cáncer
de pulmón y lo considera más como consecuencia de los venenos del
tabaco, ¿no fuman en exceso ciertos médicos?

No cabe duda de que vuestros sentimientos humanos son dignos de


alabanza cuando construís hospitales, sanatorios, clínicas, leproserías,
nosocomiales y dispensarios que se ocupan de las enfermedades
venéreas, alcohólicas, sifilíticas o contagiosas, en los que abnegados
científicos se dedican heroicamente a aliviar los terribles sufrimientos
de los ser humano hombres Pero cuál es el verdadero origen de estos
sufrimientos, sino la prostitución de los bienes sagrados del espíritu, con
que el desgaste del cuerpo humano se verifica en la morbosa
sensualidad de la carne, en la glotonería de las mesas pantagruélicas o
por ¡la modernidad corrosiva disimulada hábilmente por etiquetas
aristocráticas!

Sin duda, también es necesario aumentar el número de instituciones


quirúrgicas para poder ayudar a la mujer “elegante” del siglo XX, que
debido a la absurda y tan común práctica del aborto, necesita extraer
con seguridad sus preciados órganos de la maternidad, ¡para no perder
la vena y no deformar el vientre!

En consecuencia, la morfina, el alcohol, la perversión sexual, el tabaco,


el aborto, el juego, la glotonería, la intemperancia, la comida carnívora,
todo ello sumado al veneno psíquico del desorden mental y emocional,
que produce la codicia, la crueldad, la ambición, la avaricia, el odio, la
ira. , venganza o lujuria, está exigiendo un mayor número de hospitales,
clínicas, penitenciarías, asilos y asilos, para albergar al progresivo
contingente de criaturas victimizadas por el dolor y el sufrimiento.

A pesar de la piedad de la clase médica mundial y de su preciosa y


moderna colaboración clínica y quirúrgica, ésta no puede detener la
incesante proliferación de enfermedades humanas, con su consiguiente
efecto de dolorosa rectificación kármica. Muchos científicos y médicos
perspicaces se sienten casi desalentados en sus heroicas tareas, ante la
imposibilidad de eludir el vasto problema del dolor humano porque, en
cuanto logran vencer una determinada enfermedad, he aquí, otra la
reemplaza, tenaz e incansable, desafiando a nuevas investigaciones y
experimentos agotadores. . ¡Ya no pueden ocultar su pesimismo y
cansancio en la lucha contra las enfermedades humanas porque,
mientras la ciencia médica avanza aritméticamente, la insidiosa
enfermedad se propaga geométricamente!

PREGUNTA: ¿Seguirá siendo el dolor la pesada carga del hombre


durante mucho tiempo?
RAMATIS: — El sufrimiento, como proceso de limpieza psíquica,
sigue siendo necesario desde hace mucho tiempo, en el tipo de planeta
que habitas. ¡El espíritu encarnado en la Tierra es una entidad que
requiere del dolor como elemento de prisa hacia la Luz! Como
recordamos antes, muy pronto se somete al ejercicio gradual de
condicionamiento al dolor, para luego poder afrontar con éxito el
sufrimiento atroz, más común en la fase adulta de la purga tóxica
procedente del periespíritu. La infancia del cuerpo físico, en la Tierra,
es también de purga de los fluidos perniciosos del alma, cuando se
enfrenta a enfermedades tradicionales como el sarampión, la varicela,
la tos ferina, las paperas, la escarlatina, la furunculosis, los fenómenos
de dentición, etc.

De hecho, aunque muchos no crean lo que decimos, situaciones tan


angustiosas se convierten en verdaderos entrenamientos que
experimentan y graduan el preliminar del descenso más vigoroso de
toxinas psíquicas, presagiando mayores sufrimientos en el futuro. Y
bien la fase preparatoria, que entrena y prepara el alma para futuros
sufrimientos; pero, por desgracia, mientras las criaturas se purgan cierta
dosis dañina de su carga psíquica, practican nuevas locuras en su vida
actual, lo que resulta siempre en una nueva acumulación deletérea, que
conducen a la próxima encarnación.

PREGUNTA: - Pero estas enfermedades como el sarampión, la


varicela, la varicela, las paperas y hasta la tos ferina, que en la niñez
pueden servir de entrenamiento para que el espíritu se entrene frente a
los peores sufrimientos futuros, quizás tampoco atacan a los mismos
adultos. , como ya hemos observado?

RAMATIS: — No conviene enfrentar de manera dogmática las distintas


manifestaciones del sufrimiento en las criaturas, pues éste se ejerce más
en virtud de la necesidad espiritual del ser, y sin importar la edad o
cualquier otra imposición personal. Las enfermedades características de
la niñez, que pueden atacar también a los adultos, son verdaderas
pruebas que preparan el espíritu para su mayoría terrenal.

El dolor, que varía de un espíritu a otro, no es específico de una edad o


tiempo determinado, sino que se manifiesta de acuerdo con las causas
íntimas de cada criatura, sin distinción de raza, color, temperamento,
sexo o edad. Los gérmenes que causan las enfermedades humanas sólo
proliferan peligrosamente cuando se establece en el organismo humano
el terreno electivo para el brote de la enfermedad. El éxito microbiano
depende fundamentalmente del estado morboso o “miasmático” que el
propio espíritu crea en el cuerpo debido a su desarmonía psíquica. Es la
miasma de la psique enferma la que atrae los gérmenes patógenos y los
alimenta, haciéndolos acumular en ciertos órganos o sistemas del
cuerpo físico. Los microorganismos, en realidad, son los eslabones
intermediarios que constituyen puentes virulentos y ayudan a los
espíritus a verter sus venenos psíquicos en la carne torturada, cuya
acción y presencia identifica entonces un tipo de enfermedad
característica y debidamente clasificada en la terminología médica.

En general, la enfermedad, que luego es señalada por el médico, casi


siempre ha ido erupcionando insidiosamente durante años y hasta siglos
en las encarnaciones del espíritu. Poco importa, por tanto, que se
asegure un diagnóstico acertado y se detalle detalladamente el curso
evolutivo de la enfermedad, o que el conocimiento académico sepa que
la tos ferina es una afección producida por el germen de la tos ferina, el
sarampión es una enfermedad exantemática y cutánea, la escarlatina es
el resultado de estreptococos, meningitis meningocócica, Klebs bacillus
diftheria, tuberculosis originada por el bacilo de Koch o que las paperas
son mórbidas por un virus extraño.

Sin duda, tales explicaciones técnicas y médicas ayudan mucho al


facultativo a restringir la enfermedad y evitar los peligros de contagio,
combatiendo los tipos de gérmenes atraídos por el terreno subvertido y
reforzando la defensa orgánica. Pero nada de esto previene o soluciona
la verdadera causa psíquica morbosa, que nutre el cuerpo enfermo y
alimenta al microbio invasor. La armonía psíquica es la salud del cuerpo
físico; en la tradición espiritual no sabemos que Jesús fue perturbado en
su infancia por enfermedades que la Medicina clasifica en sus cuadros
patológicos. ¡Tampoco se sabe que Francisco de Assis hubiera
desencarnado víctima de alguna enfermedad adquirida por contagio
entre los desdichados que atendía a diario, pues es indudable que estos
sublimes espíritus no produjeron el suelo electivo y propicio para la
nutrición patógena!
Pero los que sobrecargan el periespíritu con sustancias tóxicas nocivas
para el cuerpo carnal, cuando encarnan pueden hacerlos nacer en la cuna
del nacimiento físico, o en la niñez, en la edad adulta o en la vejez. Así
como las flores y las plantas sólo brotan y brotan en los momentos
oportunos, obedeciendo a los ciclos lunares ya las peculiares estaciones
del año, los gérmenes también proliferan en el organismo según
determinadas condiciones y leyes biomagnéticas. Mientras encuentren
fluidos morbosos que puedan nutrirlos, entonces se producen
fácilmente. Dependiendo de si este líquido enfermo o el tipo de miasma
es, puede causar tos ferina, escarlatina, sarampión, varicela, cáncer o
tuberculosis. No es la clasificación académica, ni el tipo de germen
aislado con éxito, lo que realmente es responsable de la naturaleza
esencial de la enfermedad, sino que es el espíritu enfermo - repetimos
que por su descarga psíquica deletérea produce las condiciones
favorables para el brote de la enfermedad

PREGUNTA: — ¿Cómo entenderíamos mejor su afirmación de que el


éxito microbiano depende fundamentalmente del estado mórbido o
“miasmático” del psiquismo enfermo, que luego atrae los gérmenes
patógenos y los alimenta?

RAMATIS: — Las causas de la enfermedad, como ya hemos explicado,


no residen específicamente en la existencia o proliferación de estos
gérmenes, bacterias o bacilos; sólo aparecen después de establecida la
desvitalización orgánica, cuando la carga psíquica residual lleva al
cuerpo físico a la saturación morbosa y entonces se produce el estado o
terreno propicio para su procreación. Es de sentido común que el
organismo humano es portador de la progenie de toda especie
microbiana, ya que su entramado, en realidad, no es más que una
vigorosa red de magnetismo que sustenta innumerables colectividades
de gérmenes, invisibles al ojo común, pero responsables de Todas las
funciones y necesidades Orgánica.

La verdadera causa de la enfermedad germina en el desequilibrio


psíquico, cuando la mente se subvierte y acelera la peligrosa dinámica
de las pasiones brutales. Entonces se producen toxinas dañinas que
luego afectan la fuerza vital etérica y alimentan los virus invisibles del
mundo astral, haciéndolos vibrar hasta la organización carnal. Ante la
desarmonía vital provocada por el descenso de venenos psíquicos
provenientes de la mente descontrolada, el cuerpo es incapaz de impedir
la peligrosa proliferación microbiana, como sería imposible detener una
avalancha de líquido desenfrenada tras el estallido de las compuertas de
un dique. Por cierto, muchos científicos terrestres ya concluyen
sensatamente que "los microbios acompañan pero no causan
enfermedades"

PREGUNTA: — ¿Sería posible que usted citara un ejemplo más


concreto, con el cual pudiéramos asimilar mejor sus consideraciones?

RAMATIS: — Le recordamos que, si bien la Medicina durante mucho


tiempo había considerado a las lombrices intestinales como parásitos
productores de toxinas nocivas y responsables de la estasis intestinal,
los microbiólogos modernos las aceptan como microorganismos
simbólicos y útiles, cuya función es desintegrar los residuos de
alimentos y transformarlos sintéticamente. en varios elementos, como
ciertas vitaminas y proteínas necesarias para el equilibrio biológico.
Hoy en día se supone que los colibacilos, antaño tan temidos como
microorganismos virulentos, aparecen en el intestino del recién nacido
para cumplir la preciada tarea de fabricar vitamina K, cuya ausencia
provoca un sangrado incontrolable. Otros tipos de microorganismos o
microgénicos producen leche, linfa, jugos gástricos, fermentos
pancreáticos, hormonas glandulares, mientras que varias otras especies
filtrables operan incluso en la admirable red nerviosa.

El bacilo de Koch, por ejemplo, no es el responsable específico de la


tuberculosis pulmonar, ya que su presencia se debe a las condiciones
vitales y nutricionales que se establecen previamente en el pulmón,
como ya te hemos explicado. Solo defiende el derecho sagrado de la
vida y atiende a su descendencia buscando un terreno propicio para
progresar. Recuerda lo que sucedió con los “pieles rojas” americanas,
que emigraron para territorios de caza o la silvicultura brasileña, que
eligieron regiones de pesca y caza o frutos nutritivos, donde pudieran
cumplir con los imperativos de la vida humana.

PREGUNTA: - ¿Qué idea nos podemos hacer de estas toxinas


psíquicas, que nutren diferentes tipos de microbios y por lo tanto
producen diferentes tipos de enfermedades? ¿Puedes darnos un ejemplo
más objetivo?

RAMATIS: — Según el tipo de trastorno psíquico, también se produce


su toxina específica. Así es que el fluido morboso que producen los
celos es muy diferente del que es fruto de la lujuria, la ira o la crueldad.
Así también varía su acción virulenta cuando se vierte en la carne, así
como su especial preferencia por una determinada región u órgano del
cuerpo físico. Consideremos, por ejemplo, cierto tipo de toxinas o
fluido psíquico morboso, producido por la mente descontrolada, y que
cuando el periespíritu “desciende” se acumula sólo preferentemente
alrededor de la región etérico-tórax, donde se encuentra el “chakra”
cardíaco. , que es el órgano del doble etérico que controla los
movimientos autónomos del corazón y la respiración del cuerpo carnal.
Bajo la ley sideral de la correspondencia vibratoria, este contenido
tóxico, escondido en el cofre espiritual, tiene que trasladarse y
estancarse en el cofre físico, durante la encarnación del espíritu o
incluso durante su producción deletérea al encarnarse. Sólo más tarde,
pues, con la muerte del cuerpo físico, el veneno será absorbido por la
tierra, por desintegración cadavérica. Según la resistencia orgánica o el
tipo humano con sus ancestros biológicos hereditarios, el veneno
psíquico producirá también afecciones en la región respiratoria, bajo
diversos aspectos; afecta los alvéolos bronquiales, perturba la diástole
o sístole cardíaca, dificulta la respiración y la circulación en los
pulmones, oprime la función de irrigación de las arterias coronarias o
sofoca el campo magnético en el que se mueve el corazón. En algunas
criaturas, resultan disneas asmáticas, arritmias, estados respiratorios
opresivos; en otros es una fácil propensión a bronquitis oa afecciones
pulmonares más graves.

Finalmente, queremos explicarles que un mismo tipo de toxinas


descargadas de la psiquis pueden causar distintas reacciones enfermizas
cuando también actúa sobre diferentes criaturas, ya que la mayor o
menor resistencia dependerá particularmente de sus constituciones
orgánicas hereditarias. Hay casos, por ejemplo, en que el mismo veneno
psíquico que en un individuo afecta exclusivamente la función cardiaca,
en otra criatura sólo afecta el centro respiratorio, o bien produce el
terreno propicio para la proliferación del neumococo.
Cuando este tipo de veneno psíquico, electivo de la región torácica, es
bastante denso y excesivamente radiactivo en sus emanaciones nocivas,
en ciertos casos puede provocar un tipo de asma con un fondo
típicamente astral. Y ante el asombro de la Medicina académica, esta
enfermedad sólo se alivia o cura bajo el tratamiento de pases
magnéticos, medicina homeopática. de alta dinamización, o bien por el
poder disolvente del magnetismo terapéutico, que es irradiado por el
proceso de "simpatía" o "bendición", muy familiar para ciertos magos
y curanderos de los sertanejos.

PREGUNTA: — ¿Puede darnos un ejemplo que nos ayude a


comprender mejor cómo este veneno psíquico radioactivo puede causar
un tipo de asma con un trasfondo astral?

BRAMATIS: — El fenómeno recuerda a la extraña propiedad de ciertos


árboles excéntricos, que acumulan fluidos y se vuelven radioactivos
para luego bombardear el aura magnética de las criaturas que se colocan
bajo su influencia, produciendo alergias edematosas, urticaria y
eczemas, como sucede con el conocido “pau-de-bugre” en tu país. Los
curanderos y sanadoras saben que el aura de la pimienta silvestre cura
el eczema en el proceso de simpatía y bendición; la ruda, similar a un
barómetro vegetal, señala y condensa los fluidos nocivos y el “pipi-
guinea” los transforma para la higiene magnética del ambiente.

PREGUNTA: - Has afirmado que la mayor o menor virulencia de las


toxinas que bajan de la psique y luego se materializan en la carne,
también puede depender del estado mental positivo o negativo de la
criatura. ¿Podría darnos un mejor ejemplo del tema, basado en el caso
de las enfermedades cardiopulmonares?

RAMATIS: — No hay duda de que, si el espíritu está más acreditado


en el curso de la vida espiritual, también afronta con mayor éxito la
operación de "descenso" de las toxinas de su periespíritu, mientras que
el que es excesivamente pesimista, cuya mente está asustada por el
primer síntoma de la enfermedad, todavía favorece el campo mórbido
para una mayor receptividad de los venenos psíquicos. Dado que bajo
la Ley Kármica “la cosecha es conforme a la siembra”, los espíritus que
descuidan vivir de manera positiva y confiados en los objetivos
espirituales superiores, producen en sí mismos estados negativos, que
en el futuro ofrecerán mejor alimento para la procreación de gérmenes.
y la consiguiente enfermedad. Hay enfermos graves que se curan
fácilmente con el mismo tratamiento, mientras que otros de menor
gravedad se aniquilan por completo, porque aún fortalecen la miasma
malsana en su organización psicofísica.

PREGUNTA: — ¿Cuál es el proceso por el cual el “miasma”


mencionado por usted provoca la tuberculosis, cuando “desciende” del
periespíritu al cuerpo humano?

RAMATIS: — Conviene repetir, una vez más, que la tuberculosis no es


una enfermedad específica producida por bacilos, sino que proviene
esencialmente de una especie de veneno psíquico generado por el
trastorno mental y que, al desagregarse del periespíritu y trasladarse al
organismo físico , se acumula preferentemente alrededor de la región
etérica de los pulmones. Tras su descenso vibratorio, se produce el
mencionado fenómeno de “estasis” o estancamiento del magnetismo
enfermo, que se transforma en una lámina virulenta, nutritiva e
inaccesible a las pruebas de laboratorio terrenales. Constituye, pues, un
excelente alimento morboso para multiplicar la progenie del bacilo de
Koch, al que académicamente se considera responsable directo de la
tuberculosis pulmonar.

La estructura vital-física pulmonar se fragmenta rápidamente, debido a


la proliferación de esta vida microbiana anormal para el organismo; se
altera la aglutinación molecular y su armonía electrónica en la
formación de nuevas células. Tras la convergencia de los bacilos
atraídos por el tipo de miasma descendido del psiquismo enfermo y
trasladado del periespíritu a la región pulmonar, no tardan en aparecer
las cuevas que luego son acusadas por las placas radiográficas y que la
ciencia clasifica bajo el etiología de la tuberculina. Cada enfermedad
clasificada por la Medicina corresponde exactamente a un tipo de
subproducto fluido tóxico mórbido, que es generado por la mente
descontrolada y se acumula en el contexto del periespíritu; ¡pero, de
hecho, esto solo confirma la existencia de un paciente y no de la
enfermedad! En cuanto a la infección microbiana, no es más que un
fenómeno natural de la vida en el mundo infinitesimal, que busca el
alimento adecuado para la procreación justa de su especie, y no por una
ferocidad innata.

PREGUNTA: — En base a sus elucidaciones, ¿sería contraproducente,


por ejemplo, emprender la cura de la tuberculosis, cuando sabemos que
es un espíritu purgando cierto tipo de veneno psíquico acumulado en
otras vidas? ¿No podría tu curación física perturbar tu propio curso
benefactor de rectificación espiritual?

RAMATIS: — Le recordamos nuevamente que es muy justo el


compromiso de los médicos por tratar de superar las enfermedades
humanas, lo cual debe hacerse sin ninguna preocupación en saber si la
enfermedad es una purga tóxica del espíritu enfermo, o simplemente
una enfermedad específica del carne. Lo que tenemos que lamentar es
que, a pesar de tantos esfuerzos y sacrificios encomiables por parte de
científicos y estudiosos desinteresados, lamentablemente la humanidad
nunca ha estado tan enferma como lo está hoy, a pesar de los más
admirables avances terapéuticos y quirúrgicos de la Medicina moderna.
Si bien esto ha logrado algunas felices soluciones a viejas incógnitas
patológicas, nuevas enfermedades han reemplazado a las antiguas,
desafiando los más eficientes recursos actuales y burlándose de la
terminología médica elaborada a expensas del esfuerzo exhaustivo de
los laboratorios y de una minuciosa investigación.

Las estadísticas terrestres advierten sobre el alarmante aumento del


cáncer y varias otras enfermedades exóticas y desconocidas; la
poliomielitis, la anemia, las afecciones exóticas, las dermatitis severas,
las úlceras gástricas y pépticas y el incesante aumento de las
enfermedades del hígado, confrontan aún el talento y la previsión
médica de los científicos más autorizados. Crece la neurosis, la
alienación mental, y los hospitales se vuelven insuficientes para atender
tantos desequilibrios nerviosos y errores mentales. Aunque la
humanidad terrenal todavía disfruta de los favores de la penicilina, la
estreptomicina, la aureomicina, la terramicina y otros logros de la
moderna terapia antibiótica, ¡desgraciadamente la Medicina aún no ha
podido superar con éxito el mortificante duelo del dolor y el sufrimiento
humanos!
La patología del cáncer, la morfea nerviosa y las terribles secuelas de la
sífilis continúan exigiendo el heroísmo de los más abnegados e
ingeniosos científicos responsables de la salud humana; Los médicos
eminentes y los investigadores brillantes discuten seriamente las
últimas teorías terapéuticas anotadas en los recuerdos farmacológicos
pero, desafortunadamente, también tienen que considerar obsoletas
muchas de las prácticas y terapias que predijeron éxitos insólitos, ¡pero
fueron inútiles! ¡Médicos sensatos y prudentes advierten contra
medicamentos peligrosos e inofensivos fabricados en el último minuto,
que solo sirven a intereses comerciales y ganancias sin escrúpulos, sin
la garantía de una experimentación preventiva que requiere mucho
tiempo!

Las enfermedades continúan exigiendo las reflexiones más prolongadas


de los médicos calificados, mientras que los hospitales se vuelven
insuficientes para albergar a los enfermos de todas las clases. En
realidad, la Medicina ha suprimido o impedido la propagación de
muchas enfermedades peligrosas para la especie humana, gracias a sus
excelentes recursos de laboratorio y radiología. Logró cierto éxito
contra la tuberculosis, la lepra, la brucelosis, el tifus y ciertas afecciones
reumáticas, previniendo la proliferación microbiana indiscriminada y
oponiéndose a las compuertas masivas de los antibióticos o la
farmacología pesada de última hora.

Pero es evidente que, a pesar de la precipitada liquidación de los


gérmenes específicos de tales enfermedades y el represamiento de la
enfermedad por hábil engullimiento de la droga, esto no ha podido
impedir el vertido continuo del producto tóxico producido por la psiquis
enferma. Bajo la ley de la biología psíquica, las toxinas que fluyen del
periespíritu a la carne, cuando son embalsadas por el éxito médico de la
Tierra, sólo esperan una oportunidad más favorable para luego
derramarse, nuevamente, hacia el campo material. Ninguna fuerza
humana podrá impedir tal purga del periespíritu al cuerpo físico, ni en
la actual ni en la próxima encarnación. E incluso si la Medicina una vez
más elimina los microbios responsables de las enfermedades en la
terminología médica, las toxinas volverán a caer en el condensador vivo
y carnoso.
La curación real y definitiva de la tuberculosis o de cualquier otra
enfermedad sólo tendrá lugar después de que se haya realizado la
completa limpieza de los venenos acumulados en la vestidura
periespiritual, o cuando el espíritu se entregue definitivamente a la
observancia diaria de los principios terapéuticos establecidos por
Cristo- ¡Jesús - el Médico Divino! De lo contrario, aunque alabemos la
sabiduría y el esfuerzo heroico de los médicos frente a las enfermedades
más graves, sepan que, sin cordura espiritual, el morbo psíquico
embalsado u obstaculizado por las terapéuticas del mundo siempre
encontrará la oportunidad de continuar nuevamente a través de la carne
en su curso. o “descendencia” implacablemente expurgatoria!

PREGUNTA: — ¿Cómo entender mejor esta “desviación” que los


venenos del periespíritu hacen sobre la carne, cuando son reprimidos
por los recursos de la terapia terrenal?

RAMATIS: — La corriente letal vertida por el psiquismo enfermo,


cuando es estorbada, se escurre a través de otras vulnerabilidades
orgánicas, para luego producir nuevos cuadros enfermos conocidos o
exóticos. Mientras la Medicina o la Cirugía impidan su irrupción en la
materia, ya sea por medio de la barricada medicinal o por la extracción
de órganos enfermos, no hay duda: la purga continuará en la próxima
encarnación del espíritu, en caso de que no tenga éxito. en las lagunas
depurativas del astral. Entonces, el cuerpo que servirá para la nueva
encarnación se convertirá también en una esponja absorbente de los
tóxicos psíquicos que hayan sido reprimidos y pesen aún en la economía
del periespíritu. Y el círculo vicioso de la patogenia humana continuará
hasta que en algún otro lugar se complete la purga de todo el contenido
enfermizo del alma. Así, aunque los pacientes elogien a la Medicina
cuando les da un brillante diagnóstico de sífilis, tuberculosis, diabetes,
hepatitis o artritis crónica e interrumpe el descenso de los venenos
psíquicos a la carne, es posible que, en la próxima encarnación, estos
mismos espíritus despierten. en la cuna física ya condenados a terribles
sufrimientos, que serán producidos por el mismo fluido tóxico que fue
estancado por la intervención médica. Tal vez haya poliomielitis,
reumatismo deformante, cáncer, epilepsia, dermatitis severa o cualquier
otra enfermedad y distrofia conocida, y que todavía puede ser
exacerbada por otras nuevas irregularidades mentales y emocionales.
Por lo tanto, sólo la masacre indistinta de los bacilos de Koch o de
Hansen, las espiroquetas, los virus o los parásitos indeseables no basta
para que el morbus psíquico se agote y deje de nutrirlos, pues seguirá
circulando en la vestidura periespiritual hasta que surja una nueva
oportunidad. purga. Por eso, a veces, después de que el médico se
regocija por la curación de alguna enfermedad insidiosa, se sorprende
dolorosamente cuando su paciente sucumbe a otra enfermedad
desconocida. Esto prueba que no hubo un éxito terapéutico completo,
sino que sólo se superaron los efectos nocivos, quedando latente la
causa psíquica morbosa, que volvió a lastimar nuevamente al cuerpo
carnal.

PREGUNTA: — Considerando, por ejemplo, que cierto hombre debe


desencarnar con tuberculosis a los 60 años, pero que, ante la asistencia
médica, se cura a los 40 años, podemos suponer que su espíritu tendrá
que enfrentar, en el futuro, su nueva existencia física, convirtiéndose
nuevamente en tuberculosis otros 20 años?

RAMATÍS: — Nos vemos en la obligación de recordarte, una vez más,


que, en ese ejemplo que cita, la Medicina no habría curado al enfermo,
sino sólo reprimido la enfermedad. Indudablemente, las toxinas
psíquicas, cuya purga completa sólo se efectuaría a los 60 años de edad
física, fueron refrenadas por la intervención médica a los 40 años y, de
hecho, aún faltarían 20 años para su purga total. Pero es importante
considerar que, aunque el cuerpo estaba curado, no se habría reducido
la cantidad de veneno psíquico acumulado en el periespíritu, por lo que
la técnica sideral pronosticaba una purga total dentro de los 60 años de
vida carnal. Si bien el fisiólogo pudo eliminar el bacilo de Koch y
recuperar el terreno pulmonar debido a la urgente calcificación del
paciente, esto no sería suficiente para probar que el contenido tóxico
incrustado en la vestidura periespiritual se había extinguido por
completo.

A pesar del éxito del médico sobre el cuerpo físico, las toxinas del
periespíritu no desaparecerían, pues la cantidad embalsada antes del
plazo fijado para su descenso total seguiría afligiendo aún al espíritu en
el mundo astral, después de su desencarnación.
PREGUNTA: - En consecuencia, ese espíritu de nuestro ejemplo aún
tendría que ser tuberculoso, en su próxima encarnación, por otros 20
años; ¿no es así?

RAMATIS: — No juzgues la Ley del Karma como una ley draconiana,


similar a la del “ojo por ojo y diente por diente”.

¡Ningún evento en la vida creado por Dios es de naturaleza punitiva! La


tuberculosis, o cualquier otra enfermedad, como producto del descenso
de los venenos psíquicos acumulados por el alma en sus momentos
"pecaminosos", se manifiesta virulenta o leve en sus síntomas
patogénicos como la resistencia orgánica hereditaria del enfermo.

La propia medicina distingue y clasifica los tipos humanos en sus


diversas tendencias, vulnerabilidades y resistencias congénitas, según
sus factores anatómicos y fisiológicos. Hay individuos con tendencias
tuberculínicas, diabéticas, reumatoides, sifilíticas o apopléticas, así
como biotipos sanguíneo, nervioso, linfático, fosfórico, carbónico,
hipertiroideo o hipotiroideo. En consecuencia, la carga fluídica
enfermiza, que desciende del periespíritu a la carne del hombre, produce
también la enfermedad en perfecta afinidad y cohesión con todos los
factores inherentes a cada tipo humano. Para una mejor comprensión de
lo que preguntas, recordamos lo que ya te hemos dicho anteriormente,
es decir, que el mismo tipo de fluido nocivo "descendió" del periespíritu
al cuerpo carnal, y que se acumula preferentemente en la región
cardiopulmonar, es modificado en su acción deletérea cuando fluye
entre individuos que difieren entre sí en su resistencia biológica. En
algunos seres los venenos psíquicos pueden producir arritmia cardiaca,
miocarditis, enfermedad azul, angina o infarto; pero actuando sobre
otras, incluso en la misma región torácica, provocan bronquitis, asma
bronquial o gripe crónica, pleuresía o neumonía. Y en criaturas de
ascendencia hereditaria más débil, el mismo miasma puede establecer
el terreno de elección para la tuberculosis, ya que se convierte en un
excelente alimento para la colectividad microbiana del bacilo de Koch.

Por lo tanto, un individuo curado de tuberculosis a la edad de 40 años,


cuando aún le quedaban 20 años de vida física para la purga total del
veneno de su periespíritu, podía sufrir un nuevo brote de tuberculosis
en su próxima encarnación, o ser un víctima de cualquier otra
enfermedad similar en el área cardiopulmonar. Todo dependerá, en
realidad, del nuevo tipo de organismo biológico en el que se encarnará
en el futuro, y de la mayor o menor calidad de sus ancestros hereditarios.

PREGUNTA: — Pero insistimos; en vista de la ley que exige el pago


“hasta el último centavo”, tal espíritu no debería ser tuberculoso en la
siguiente encarnación, durante los 20 años en que se interrumpió la
purga de sus fluidos tóxicos, por la cura prematura de es tuberculosis?

RAMATIS: — El espíritu conjeturado como ejemplo en tus


indagaciones pudo reducir su cuota de venenos psíquicos en la misma
existencia en que fue prematuramente curado, aprovechando los
últimos 20 años de su vida física para vivir sumiso a las enseñanzas
salvadoras de Jesús . Si el odio, los celos, la envidia, la ira o la codicia
derraman venenos psíquicos en el cuerpo físico, ¡el amor, el altruismo,
el perdón, la humildad, la mansedumbre o la bondad son buenos para la
salud! Una vida pura de incesante servicio amoroso a los demás no sólo
limpia la carga enfermiza del espíritu intoxicado, sino que también
volatiliza gran parte de su contenido deletéreo, reduciéndolo para la
próxima encarnación. Y si en la próxima encarnación tal espíritu evita
producir toxinas dañinas a su nuevo cuerpo físico, también prescindirá
de la prueba de la tuberculosis que aún debía cumplirse en los restantes
20 años. En tanto se debilite su tóxico psíquico, bajo el sublime
adiestramiento del Evangelio, podrá también purgarlo de manera suave
y menos ofensiva para la carne, ya que no hay deliberación sádica o
punitiva por parte del Creador exigiendo pagos bajo la ley draconiana
de “ojo por ojo y diente por diente”.

Cuando el espíritu encarnado llega al término de su purga tóxica, o ha


sido renovado por el Evangelio de Cristo, muchas veces basta una
simple prescripción médica de cualquier médico, curandero o médium
inexperto para que se produzca su curación instantánea y el último de
los últimos enfermos. síntomas de su organismo físico. Así que la gente
se apresura a atribuir este éxito inusual a los poderes sobrenaturales oa
la intervención divina, mientras que esas curaciones milagrosas y
prematuras también sirven para confundir a los escépticos y activar la
fe en los creyentes vacilantes.
PREGUNTA: - Del hecho de comprobar el contagio de ciertas
enfermedades, ¿no podría deducirse que las enfermedades no siempre
dependen del "descenso" de toxinas, sino que son consecuencias de
factores adversos y naturales de la misma vida física?

RAMATIS: — El contagio patógeno sólo es posible cuando existe en


las propias criaturas infectadas el elemento fundamental “miasmático”,
que sirve entonces de base a los gérmenes contagiosos. La mayor parte
de la humanidad terrena lleva todavía una carga fluídica morbosa, o un
miasma crónico, que se ha nutrido a través de siglos y milenios, de su
propia imprudencia. Este miasma, que se entretiene como una carga
morbosa colectiva, sirve entonces como eslabón favorable para que la
enfermedad epidémica se propague y se produzca el contagio. Es una
suma residual de tóxicos psíquicos que son elaborados por las criaturas
en sucesivas encarnaciones, constituyendo la esencia morbosa básica,
que hace brotar enfermedades similares y alimenta gérmenes similares.

PREGUNTA: — Pero en vista de los cuidados y la profilaxis vacunal


con que actualmente los médicos reducen el peligro de contagio, entre
las enfermedades epidémicas, esto no prueba que dichas enfermedades
sean más propias del medio físico, no provenientes de ningún miasma
incubado en la humanidad, que sirve de base para el contagio?

RAMATIS: — Durante toda epidemia se produce un “erizado” del


mismo tipo de enfermedad psíquica, o toxicidad colectiva, que
permanece latente en individuos saturados por el mismo tipo de
trastorno mental y emocional del pasado. Los gérmenes, entonces,
encuentran fácil acceso en grupos o grupos de individuos que están más
en sintonía entre sí, provocando brotes epidémicos. Pero es evidente que
durante las epidemias tampoco perecen todas las criaturas.

Y la prueba de que no hay enfermedades sino enfermos es que, aunque


azotan epidemias que atacan a un gran porcentaje de las poblaciones,
muchos seres son completamente inmunes al contagio morboso, como
sucede con ciertos médicos, enfermeras, frailes, monjas y auxiliares,
que trabajan en asilos, hospitales, dispensarios o conventos a veces
infestados de enfermedades contagiosas. Lo cierto es que estas criaturas
no tienen el “élan” enfermizo, o la esencia morbosa que debe nutrir el
terreno propicio para la proliferación del germen responsable de la
contagiosa enfermedad. Carecen, por tanto, del miasma de contacto, o
elemento mórbido invisible que nutre y ayuda a la progenie del virus de
la enfermedad. ¡Innumerables seres desinteresados, como Francisco de
Asís y otros, vivieron entre leprosos o tuberculosos sin sus organismos,
protegidos por la admirable armonía espiritual, mostrando cualquier
daño o enfermedad!

PREGUNTA: — Ya que el espíritu purga gradualmente su veneno


psíquico acumulado en vidas pasadas a través del cuerpo físico, ¿no le
sería posible descargar toda esa sustancia tóxica de una vez, es decir,
deshacerse de ella en una sola encarnación?

RAMATIS: — Los venenos psíquicos que se vierten del periespíritu al


vaso físico, que es el cuerpo humano, significan la basura resultante de
las “bajas operaciones” realizadas por la mente espiritual en el pasado
y en el presente. Así, varía la resistencia de cada espíritu y su estoica
capacidad para soportar la operación tóxica drenante para la carne.

Muchos espíritus, después de encarnarse, y olvidando la valerosa


promesa hecha en el Espacio, se desesperan ante la imposibilidad de
una cura corporal y prefieren huir de la vida terrena por la truculenta
puerta del suicidio. Incluso aquellos que aceptan una purga tóxica muy
intensa, pero que todavía permanecen encarnados hasta el final del
plazo pactado en el Más Allá, a veces también se dejan aniquilar por un
pesimismo tan desolador y mortificante que añaden una nueva dosis de
fluidos morbosos a su carga efermiça primitiva, traída del pasado. Así,
no sólo perjudican grandemente la oportunidad de su higiene psíquica,
por exceso de escrúpulos y fuerte melancolía, sino que se transforman
en los conocidos tipos hipocondríacos que descreen de los experimentos
benéficos en la vida humana y disfrutan de la amargura incluso en los
momentos felices. . El optimismo y la fe en los fines de la espiritualidad
ayudan a despejar el periespíritu y favorecen un mayor estallido de luz
interior, que fluirá en auxilio del espíritu debilitado.

Los mentores siderales, a menudo prediciendo el fracaso de los espíritus


más débiles en un intento de purgar su carga tóxica en la carne de una
sola vez, disponen que la curación psíquica se haga gradualmente, en
varias encarnaciones terapéuticas que les permitan perdurar hasta el
final de los tiempos. fin de la existencia física. Pero todavía hay ciertas
almas que mantienen estancados en su periespíritu los restos de venenos
de milenios pasados, en vista de haber desperdiciado excelentes
oportunidades para vaciarlos en el mundo material. Y su penosa
situación todavía dura mucho tiempo, porque tales entidades, en lugar
de mantener el equilibrio sensible entre la emoción y la mente, prefieren
contaminarse nuevamente con los pecaminosos arrebatos de ira, celos,
envidia, codicia, maledicencia, lujuria, odio. , avaricia y codicia. Así, el
contenido pernicioso que logran expurgar a través del sufrimiento
purificador, a través de la carne, es reemplazado constantemente por
una nueva carga ruinosa, mientras son esposados nuevamente al triste
círculo de las reencarnaciones físicas rectificadoras y transponen los
milenios atados al yugo de las dolorosas ¡Karma!

PREGUNTAS: — ¿Cómo podemos conocer a los tipos encarnados que


ya están en las últimas existencias de agotamiento final de sus venenos
psíquicos para la carne?

RAMATIS: — Son las criaturas que, aunque afectadas por las más
terribles enfermedades, quedan resignadas, apacibles, blandas y
conformadas. Pasan por la vida física transformando su dolor en
verdaderos himnos de belleza espiritual, animando con su valentía
incluso a los que sufren mucho menos y permanecen rebeldes y
desanimados. En general, son profundamente devotos de las enseñanzas
de Jesús, extrayendo de él la fuerza que tanto necesitan para no
sucumbir o incurrir en nuevas faltas kármicas.

Estos renuncian a las ilusiones del mundo material y dejan la Tierra


como pájaros que se liberan del lodo viscoso, elevando el vuelo sereno
a las regiones celestiales. Aceptan el dolor como la oportunidad sublime
para purificar y lavar el vestido nupcial, que luego el espíritu necesita
vestir en las esferas paradisíacas.

PREGUNTA: — Sin embargo, creemos que también hay espíritus


valientes, que prefieren intentar purgar su veneno periespiritual en una
sola existencia física más grave; ¿no es así?
RAMATIS: — En efecto, algunos espíritus heroicos deciden acelerar la
descarga de sus fluidos enfermos y atormentadores del pasado y, si es
posible, hacerlo en una sola existencia, aunque es rarísimo que lo
consigan en tan poco tiempo porque , además de que la purga psíquica
muy intensa provoca un dolor insoportable, incluso puede provocar
lesiones que perturben el sistema nervioso y dificulten el
aprovechamiento consciente de la encarnación. No hay duda de que, a
pesar de los sufrimientos masivos en las pruebas más sacrificiales de
agotamiento tóxico, las entidades siempre logran expulsar una gran
cantidad de morbo que oprime la muy sutil vestidura periespiritual.

Pero, si bien hay espíritus que prefieren descargar las sustancias tóxicas
incrustadas en su periespíritu de una sola vez —lo que les resultaría
menos ofensivo y atroz si lo hicieran gradualmente en varias
encarnaciones sucesivas—, existen también otros portadores de
venenos psíquicos tan violentos que, aunque reducen al mínimo su
tendencia a la carne mortificada, sufren terriblemente desde la cuna
hasta la tumba.

PREGUNTA: — ¿Qué dice de la lepra, que además de causar tan


severos sufrimientos, también deforma a sus víctimas?

RAMATIS: — La lepra viene casi siempre de un gran drenaje de


venenos que bajan del periespíritu. Esto puede ocurrir tanto a los
espíritus que han tomado la decisión espontánea de concentrar al
máximo los fluidos nocivos de su periespíritu, acelerando la violenta
purga de la carne, como a aquellos que, siendo portadores de toxinas
psíquicas demasiado virulentas, cuando verterlos en la materia, aunque
lo hagan en la menor dosis posible, producen también el estancamiento
fluídico adecuado para nutrir los bacilos de Hansen, que son los
gérmenes que causan la lepra.

El leproso, cuya penosa situación se agrava aún más por el imperativo


de aislarse de la familia, se ve obligado a una vida de gran introspección
y dolorosas reflexiones, teniendo que reconocer que no le queda nada
de esperanza en el trato con el mundo exterior. Luego se sublima a
través de la concentración de las energías espirituales y la catarsis
psíquica, lo que le ayuda a descomponer más rápidamente el veneno
fluídico incrustado en el periespíritu, como la lente que dirige los rayos
del sol hacia el mismo punto de convergencia. Vuestro cuerpo se
convierte en uno de los más vigorosos condensadores vivos,
absorbiendo las deletéreas emanaciones del periespíritu; es como un
vasto papel secante que, después de estar completamente empapado con
las toxinas de la psique enferma, debe verterlas en el seno de la tierra,
en un admirable proceso de secado del alma contaminada.

Muchos leprosos intuyen subjetivamente que su trágica situación


resultará en una excelente compensación para el espíritu atribulado, por
lo que se muestran resignados y valientes, incluso ante tan cruel destino.
Los más optimistas organizan movimientos sociales, recreativos y hasta
deportivos; periódicos encontrados; cultivan sus inclinaciones artísticas
y culturales de las que fueron privados en el mundo exterior. Y que en
el silencio de sus almas la voz amiga y reconfortante de sus guías
espirituales los asiste continuamente, inspirándolos a realizar hasta el
fin la operación de drenaje del contenido tóxico del tejido periespiritual,
tal como les fue establecido en el Espacio antes. encarnando

PREGUNTA: - Todavía nos gustaría que explicara más claramente por


qué los espíritus que quieren acelerar voluntariamente la purga de
fluidos tóxicos de su periespíritu se vuelven leprosos, así como aquellos
que están obligados a someterse a tal proceso de purificación psíquica.
¿Puedes hacerlo?

RAMATIS: — Como ya hemos dicho, hay espíritus que son heroicos y


decididos y que, deseando realizar más rápidamente su limpieza
periespiritual, prefieren purgar intensa y rápidamente sus fluidos
tóxicos en la carne, en lugar de hacerlo a través de existencias más
suaves. y menos doloroso. Para ello, pasan por un proceso técnico en
las instituciones apropiadas en el Espacio, lo que resulta en una mayor
reacción y convergencia de toxinas psíquicas al cuerpo físico. La carga
deletérea, que luego se activa para un mayor descenso del periespíritu a
la materia, provoca entonces el estancamiento de fluidos enfermizos,
con lo cual se crea el terreno electivo para la fácil proliferación de los
bacilos de Hansen.
Sin embargo, existen otros espíritus delincuentes, portadores de
sustancias tóxicas tan perniciosas que, aunque las expulsen en la menor
cantidad posible al organismo físico, sin embargo producen en él la
estasis fluídica apropiada para la nutrición del germen de la lepra. La
dosis mínima de veneno que estos espíritus perversos vierten
obligatoriamente en la carne equivale al máximo de veneno que otros
drenan por su propia voluntad.

Los primeros espíritus pudieron vaciar su carga tóxica en varias


encarnaciones futuras, como ya dijimos, bajo la acción de enfermedades
menos ofensivas y sin gozar de los grandes suplicios propios de las
enfermedades atroces e incurables; pero, como reconocen la necesidad
de su urgente higiene espiritual y para poder elevarse más rápidamente
a las regiones paradisíacas, prefieren concentrar todas las “dolores
menores”, de las siguientes encarnaciones, en el “gran dolor”. de una
sola existencia, aunque en incesante purificación desde entonces.
Lamentablemente, los demás espíritus rebeldes, obligados a purgar la
toxicidad psíquica contra su voluntad, por mucho que les favorezca la
vertiente nociva del periespíritu infectado, tampoco se libran de la lepra
y otras enfermedades semejantes.

PREGUNTA: — Siendo este descenso de sustancias tóxicas del


periespíritu al cuerpo físico un asunto demasiado complejo para nuestro
entendimiento, ¿podría describir alguna operación química en nuestro
mundo que nos dé una mejor idea del evento psíquico?

RAMATIS: — Aunque este es un ejemplo rudimentario, recordad que


el azufre, sometido al calor, pasa del estado sólido al estado gaseoso,
por el conocido fenómeno de la sublimación química. En estado
gaseoso, todavía es visible dentro de la retorta, pero si se somete a la
acción de un calor cada vez más intenso, se vuelve transparente, alcanza
el estado radiante y se vuelve invisible. Sin embargo, en operación
inversa, por enfriamiento gradual, el químico puede hacerlo volver a su
estado sólido anterior; entonces el mismo gas fluido e invisible, del
azufre sublimado, “baja” nuevamente del mundo oculto y se hace
visible a los ojos físicos.
Del mismo modo, diríamos que el “tóxico psíquico”, que circula en el
periespíritu de la criatura, es como el gas invisible de azufre, bastante
sublimado por el calor y que, por efecto de un “enfriamiento mental” ,
también desciende en su frecuencia vibratoria, hasta condensarse, poco
a poco, en la carne del cuerpo físico, produciendo un estancamiento que
favorece la infección microbiana o la degeneración orgánica.

PREGUNTA: — La medicina clasifica las enfermedades en


infecciosas, cuando son producidas por microbios y sus toxinas, y en
degenerativas, cuando los elementos del propio organismo lo enferman.
Para una mejor comprensión de lo que expones, ¿debemos ubicar la
“descendencia” de toxinas del periespíritu en esta clasificación médica?

RAMATIS: — Si bien se considera que las enfermedades, cuando son


infecciosas, son causadas por bacterias o virus y, cuando son
degenerativas, por tóxicos y otros elementos del propio organismo o,
incluso, por cronicidad microbiana, lo cierto es que las enfermedades
son realmente el producto fundamental de la “gota” de venenos del
periespíritu al cuerpo carnal. Si bien estos microorganismos infecciosos
causan terribles estragos, alcanzando la piel, el sistema nervioso, los
huesos, las glándulas; perturbando las funciones vitales, destruyendo,
matando, provocando gripes, encefalitis, sífilis, tuberculosis,
poliomielitis, amebiasis o nefritis, como tantas veces os hemos
informado, su éxito depende exclusivamente del “miasma psíquico”
que les produce el terreno de elección. nutren y proliferan en carne
indefensa.

Y esto también ocurre con las enfermedades degenerativas, pues ellas


también no son más que estados mórbidos, cuyas raíces están en los
disturbios psíquicos y el consiguiente derrame de sustancias tóxicas del
periespíritu. No importa si provienen de infecciones microbianas
crónicas, de toxinas producidas por ciertas glándulas o tejidos
orgánicos, o incluso de la desarmonía o ausencia de ciertas hormonas,
originando diabetes por falta de insulina en el páncreas, anemia
perniciosa por suprarrenales. insuficiencia, mixedema por trastorno
tiroideo o anomalías hipofisarias. Y existen también diversas afecciones
nerviosas y psíquicas que se originan en perturbaciones del alma,
aunque provocan otros trastornos celulares y endocrinos, en los que
destaca el cáncer, conocido en su degeneración celular pero aún
ignorado en cuanto a su esencia morbosa.

Esta multiplicidad de síntomas y perturbaciones orgánicas, que pueden


ser reveladas por laboratorios, exámenes de rayos X o diagnósticos
inteligentes, sólo revelan la última fase del “descenso” de los venenos
psíquicos, y cuando ya se han diseminado a voluntad por el organismo
humano. ¡Desgraciadamente, cuando la ciencia médica toma
conocimiento objetivo y hace el diagnóstico clásico de la enfermedad,
el miasma ya ha terminado su curso en el mundo oculto de los sentidos
físicos y se infiltra en la carne, dañando órganos, tejidos, glándulas y
nervios! La infección orgánica o la degeneración física sólo evidencia
entonces el término final de la enfermedad, cuando ya se ha producido
el estancamiento mórbido, con el terreno propicio para la convergencia
microbiana y la consecuente positividad de la enfermedad a la luz de
los exámenes médicos.

PREGUNTA: - ¿Entonces podemos concluir que toda enfermedad


humana es producida exclusivamente por desequilibrios y venenos
psíquicos, que descienden del periespíritu al cuerpo carnal?

RAMATIS: — Ninguna conclusión extremista es apropiada en este


caso, ya que no todas las enfermedades y sufrimientos son productos
exclusivos de una psique perturbada, ya que hay muchas aflicciones
humanas que son específicas del mundo en que vives. No debéis olvidar
la naturaleza del ambiente terrenal, donde actúa vuestro espíritu, y que
todavía está dominado por fuerzas primarias agresivas, que oprimen y
afectan al organismo humano en su esfuerzo por adaptarse a
condiciones físicas extremas. La delicada naturaleza del cuerpo carnal
toma desventaja cuando choca con los elementos toscos del mundo
terrenal, evento que, sin embargo, no es producto de toxicosis de la
psique o desarmonía mental. Si la criatura cae desde una altura
considerable sobre el suelo pedregoso, es evidente que su cuerpo físico
quedará hecho jirones, ya que, según las mismas leyes del mundo
material, la carne del hombre es mucho menos resistente que la piedra
sobre la que se apoya. se construye, se desmorona.
Si bien la mayoría de las enfermedades humanas se consideran resultado
de la desarmonía psíquica, no podemos olvidar las enfermedades y
perturbaciones que provienen de los accidentes, de los cambios bruscos
de presión atmosférica, del clima, y que afectan los órganos
respiratorios; las enfermedades venéreas, la glotonería, la mala
alimentación, el consumo desmedido de alcohol y tabaco, el peligroso
extremismo del helado, el trabajo físico excesivo y el ruido, la falta de
armonía en el sueño, el cansancio de los ojos por el exceso de estudio o
lectura, las heridas resultantes de los conflictos humanos, las
revoluciones o guerras tan al gusto de los terrícolas! Del mismo modo,
no se puede atribuir a la toxicidad del espíritu el sufrimiento producido
por el gesto loco de la criatura que ingiere veneno de hormiga, arsénico
o cualquier otro veneno; o que, debido a la abstinencia de alimentos
frescos y la consiguiente avitaminosis, ¡se convierte en víctima de una
discrasia hemorrágica! También es necesario considerar el hambre con
su dolorosa procesión propia de la desnutrición en tiempos epidémicos
o bélicos, cuyos sufrimientos, aunque sean kármicos, no son
consecuencia del “descenso” de toxinas psíquicas.
El hombre que sufre un dolor insoportable porque sus dientes están
cariados probablemente no esté sufriendo el efecto "bajo" de los tóxicos
psíquicos en la carne: sin duda, el dolor puede provenir simplemente de
su imposibilidad o descuido de visitar al dentista. Si se trata de un
espíritu elevado, es seguro que la menor cantidad de toxinas en su
periespíritu también reducirá la probabilidad de un aumento de los
gérmenes dentales. Es posible que en el cuerpo de un niño herido por
quemaduras se encuentre el alma de algún cruel inquisidor del pasado
realizando su dolorosa cosecha kármica, pero es evidente que quienes,
por curiosidad o imprudencia, también sufren quemaduras. , poner sus
manos sobre el fuego o el agua hirviendo, aunque no es rescatar culpas
pasadas. Esto no puede ser un evento kármico o consecuencia de
venenos psíquicos, pero sin duda es algo muy natural, porque es ley que
el fuego quema...

PREGUNTA: ¿Cómo podríamos entender sus conclusiones más


claramente?

RAMATIS: — El objetivo principal de nuestras comunicaciones es


hacerles comprender las principales condiciones de sufrimiento que
afectan al espíritu encarnado en su camino terrenal. Les señalamos las
desastrosas consecuencias que resultan de los desequilibrios
espirituales del pasado o incluso de la existencia presente, cuando se
producen venenos que luego se vierten en la carne, en las condiciones
dolorosas y desagradables de un sufrimiento atroz, tal como también
hemos señalado. fuera los dolores que sólo están surgiendo de las graves
condiciones del tipo de planeta que aún habitan. Si no fuera así, habría
que considerar que las enfermedades animales son también el resultado
de faltas kármicas de vidas pasadas, ¡o bien el resultado del “descenso”
de toxinas psíquicas! Pero, como no hay dolores injustos ni
imposiciones draconianas de parte de Dios, la vida del alma en la carne
sirve para ayudarla a pulir sus aristas animales y elevarse a las regiones
superiores, donde no obran las severas leyes que rigen la materia. . El
espíritu, al encarnarse, no debe entregarse a quejas ni censuras contra el
mundo físico que habita, sino aceptarlo como su mejor oportunidad de
superación espiritual. No es conveniente olvidar que aún podrás volver
a habitarla, en futuras encarnaciones, así como que a ti te corresponde
hacer todo lo posible para que sea mejor, ya que otras almas necesitadas
te siguen, como candidatas. por las mismas lecciones planetarias.

PREGUNTA: — ¿Y por qué los mismos líderes espirituales, cuando


están en contacto con el mundo físico, sufren también reacciones
dolorosas en su naturaleza elevada, ya que nos parece que no deben
despojarse de toxinas del periespíritu, ni siquiera realizar rescates
kármicos? ¿del pasado?

RAMATIS: — Así como un hombre que viste una vestidura muy


delicada se contaminará con las impurezas del pantano que atraviesa,
los espíritus elevados y sin pecado, cuando descienden a vuestro mundo
en misión sacrificial, no pueden sustraerse a las reacciones agresivas de
los entorno físico riguroso. . Jesús, aunque era un altísimo y sublime
espíritu jerárquico de los cielos, no pudo sustraerse a la acción
contradictoria y opresiva del clima de la Tierra, que provocaba
reacciones orgánicas bastante angustiosas para su naturaleza angelical.
A pesar de ser un ángel descendido de los mundos celestiales, se vio
obligado a emprender los esfuerzos más heroicos para permanecer
contento en el plano inferior de la vida del mundo terrenal. El mismo
pantano que puede ser fuente de euforia para el batracio, satisfecho con
las mefíticas emanaciones de gas metano, será una cruel tortura para el
pájaro que ha de soportarlo sólo unos minutos.

PREGUNTA: — Concluyendo nuestras preguntas sobre el tema del


presente capítulo, nos gustaría saber qué es lo que más sabia e
inteligentemente nos aconsejas, para poder liberarnos más pronto del
doloroso karma del pasado. ¿Crees que es más justo entregarse por
completo al sufrimiento y al dolor, ya que son efectos resultantes de la
morbosa “purga” de toxinas que afectan a nuestro periespíritu enfermo?

RAMATIS: — Ya os hemos dicho muchas veces que no vivís en la


tierra por algún castigo o error del Creador, sino que sólo os estáis
educando para que en el futuro gocéis del derecho a habitar. los aviones
paradisíacos.

Haz un buen uso de tus experiencias espirituales, tal como lo hacen los
buenos estudiantes en el currículo escolar. Aunque el dolor y el
sufrimiento son desagradables, su función es transformar la vestidura
periespiritual derivada de las energías telúricas del mundo animal en la
delicada textura de la túnica angélica. La encarnación del espíritu en los
mundos planetarios es una bendita providencia, que desarrolla vuestra
conciencia y os brinda la oportunidad de alcanzar la felicidad por el
mérito del esfuerzo personal. Su demora en el contacto con la materia
proviene del deseo siempre insatisfecho y de la excesiva apelación a la
gran ilusión de la vida física, como si ésta fuera la verdadera vida. Los
entretenimientos ilusorios de la materia y las pasiones peligrosas,
cuando son altamente adorados, debilitan la voluntad y la hipnotizan de
regreso al linaje animal que constituye la base del periespíritu. Pero es
ley divina que todas las almas acaben saturadas por la mediocridad de
los sentidos físicos y modifiquen sus planes y destinos, para buscar
definitivamente las compensaciones superiores de los mundos
espirituales.

Y en nuestra simple opinión, Cristo Jesús sigue siendo el “Camino, la


Verdad y la Vida”, y por eso te aconsejamos seguirlo como la hoja de
ruta más segura para nuestra vida y la liberación más rápida de las
ataduras kármicas del pasado. En toda su obra exaltada permanece la
semilla escondida del camino afortunado. Ya que él, como inequívoco
mediador de los cielos, aceptó serenamente el sufrimiento y el sacrificio
que no merecía, para liberar al hombre de las tinieblas de la animalidad,
creemos que también tú puedes entregarte confiada y serenamente al
dolor que purifica y perfecciona . Indudablemente, mientras Jesús era
inocente, vosotros sólo expiáis el resultado de la siembra temeraria del
pasado; pero, a través de las vigorizantes enseñanzas evangélicas del
alma, podréis muy pronto desatar las cadenas de vuestras faltas pasadas
y liberaros del sufrimiento, porque curando las enfermedades del alma,
¡también se curarán las enfermedades del cuerpo!

Ninguna medicina portentosa en vuestro mundo puede igualar las


recomendaciones terapéuticas que el Sublime Nazareno nos dejó en el
admirable “Sermón de la Montaña” y que el evangelista Mateo nos
transmitió en el capítulo 5: 1 al 12 de su evangelio:

“Bienaventurados los mansos, los que lloran; los que tienen hambre y
sed de justicia; el Misericordioso; los puros de corazón; los pacíficos;
los que sufren persecución; los pobres de espíritu; los que han sido
agraviados, porque serán consolados, alcanzarán misericordia, y de
ellos es el reino de los cielos.”
19. La influencia del psiquismo en las enfermedades digestivas

PREGUNTA: — ¿Puede explicarnos si las enfermedades del aparato


digestivo humano —que en la actualidad aumentan alarmantemente—
también son causadas exclusivamente por alteraciones psíquicas
mentales y emocionales, o si debemos considerarlas sólo como
consecuencia de alimentos artificiales y enlatados, de la vida Moderna?

RAMATIS: — Sin duda, usted sabe que el tan famoso sistema nervioso
vagosimpático es una poderosa red de neuronas muy sensibles, que
desde el cerebro se extiende por todas las vísceras y tejidos del cuerpo
humano, penetrando profundamente por todas las regiones carnales,
hasta llegar al células de la piel en las yemas de los dedos y llegan a los
capilares de las plantas de los pies. En este doble sistema nervioso que
se origina en la intimidad del cerebelo, tanto las células de los centros
cerebrales, que controlan el metabolismo general, como las de los
ganglios, despachan dos tipos de corrientes nerviosas: las células
simpáticas envían la corriente excitante y las parasimpáticas. Las
células, o vagus, emiten los impulsos inhibidores o de desaceleración
del organismo.

Este trabajo tan delicado de ambos sistemas, por ley biológica, debe
realizarse siempre de la forma más armoniosa posible, a fin de mantener
el perfecto equilibrio de la salud psicofísica del hombre. Es su función
biológica que, mientras las células simpáticas excitan al organismo para
que trabaje, las parasimpáticas tienen la función de hacerlo descansar.
El nervio simpático es el autor de todas las reacciones dinámicas y
laboriosas del cuerpo; tiene que acelerar la actividad del corazón,
estrechar los vasos y dilatar las venas respiratorias, así como aumentar
la cuota de oxígeno en la sangre, movilizando el azúcar almacenado en
el hígado y administrando el combustible necesario para que los
músculos puedan trabajar satisfactoriamente .

Pero el nervio vago, o parasimpático, es el encargado de realizar la


acción contraria, aunque también en un sentido orgánico, ya que tanto
estimula las actividades intestinales, para que el hombre se nutra
mientras descansa, como también acelera el trabajo de los riñones para
eliminar los desechos. .sobre el metabolismo general. Bajo su acción se
debilita la respiración, se reducen los latidos del corazón y el flujo de la
circulación sanguínea, lo que impide que el cuerpo carnal se desgaste
por completo, sino que descanse y se renueve para la satisfacción de las
necesidades diarias del espíritu. Es por esto que la Medicina considera
al sistema simpático como el nervio del trabajo, mientras que el vago es
el nervio responsable del descanso corporal.

Sucede, sin embargo, que el cuerpo astral (o “cuerpo de los deseos”,


bien conocido por los ocultistas y fiel traductor de las emociones del
espíritu al organismo carnal) está sostenido precisamente por este doble
sistema del nervio vagosimpático, que ocupa y Penetra profundamente
en la región abdominal, rodeada por el sistema del plexo solar de los
ganglios nerviosos. En consecuencia, toda emoción, deseo o sensación
del espíritu repercute inmediatamente en esta región tan delicada, que
la Medicina ha llamado “segundo cerebro”, o cerebro abdominal,
considerándolo como la “subestación” nerviosa más importante del
cuerpo humano, después de la responsabilidad y de las funciones del
cerebro que manda sobre todo el cuerpo de carne.

Cuando la mente del espíritu encarnado emite impactos violentos y


agresivos, ya sea por su irascibilidad, celos, odio o miedo, se perturban
las funciones de todos los órganos digestivos, ya que la repercusión
nerviosa que los afecta dificulta el funcionamiento de la vesícula biliar.
en su drenaje biliar, altera la producción de jugos gástricos, fermentos
pancreáticos, insulina, hormonas hepáticas y perturba las demás
operaciones químicas que tienen lugar en la intimidad del tracto
intestinal. Los movimientos peristálticos sufren profundamente,
siguiendo las alteraciones que ocurren en la psique; estos agresivos
impactos morbosos, como las olas de un lago agitado, se manifiestan
desde el estómago, el píloro, el duodeno y el intestino delgado, y
alcanzan el intestino grueso, ofendiendo el colon. Luego, poco a poco,
se va produciendo el terreno electivo para la colitis, atrofia o dilatación
de los vasos sanguíneos, dando lugar también a fístulas, hemorroides y
estenosis rectales.

Esta acción ofensiva de la psique perturbada sobre el sistema digestivo


puede probarse fácilmente. Es muy conocido el caso de estudiantes en
vísperas de exámenes, o personas que vuelan por primera vez en
aviones, siendo atacados por brotes de disentería a causa del miedo. No
pueden contener los fuertes impactos de angustia y temor que dominan
su espíritu y que son fuertemente canalizados desde el cuerpo astral
hacia el sistema vagosimpático, reflejándose luego en el metabolismo
del intestino delgado y perturbando el fenómeno digestivo de la
nutrición.

Bajo la misma repercusión vibratoria ofensiva, un ataque de ira, celos u


odio, muy intenso, se transforma en una violenta fuerza psíquica, que
drena en forma desmesurada por el plexo solar; luego contrae
agresivamente el hígado, oprime la vesícula biliar y altera la importante
función de drenaje de la bilis, influyendo en las funciones digestivas y
provocando irritaciones con graves consecuencias futuras. Siendo un
individuo víctima de asiduos ataques de ira, celos, irascibilidad,
envidia, o incluso desmedidas aflicciones emocionales y exageradas
preocupaciones, es obvio que, según la ley de que “la función hace el
órgano”, la vesícula biliar, por ejemplo, siempre será afectado por una
presión nerviosa incesante bajo el hígado congestionado, terminando
por adherirse al tejido hepático.

PREGUNTA: — ¿Y cómo se producen las úlceras gástricas o


duodenales, que hoy en día se multiplican epidémicamente bajo esta
acción del psiquismo alterado?

RAMATIS: — Cualquier inquietud, arrebato emocional o inquietud


mental, cuando es muy frecuente, termina por causar irritación de la
mucosa del estómago, inflamación o estrechamiento del duodeno. Bajo
una constante y agobiante carga emocional, el sensibilísimo segmento
del intestino delgado, que es el duodeno, se ve obligado a permanecer
bajo una incómoda y tensa contracción espasmódica, que termina
aglutinando sus células de reemplazo en una conformación anatómica
deformada. Así, la perturbación funcional que el desequilibrio psíquico
y las emociones morbosas provocan en el hígado también repercuten en
la vesícula biliar, impidiendo que ésta filtre oportunamente los ácidos
biliares, los cuales deben activar las levaduras del páncreas en el bolo
alimenticio, luego de su paso por el píloro. Entonces se perturba la
armonía y seguridad protectora del proceso químico, debido a cambios
en las sustancias digestivas y hormonas, resultando en las irritaciones
comunes de la mucosa duodenal. Con el tiempo, el radiólogo confirma
el diagnóstico proverbial de "duodenitis" y, en el futuro, la formación
de "nichos", que luego confirman la presencia de la úlcera indeseable.

Muchos médicos modernos ya no dudan del hecho de que la mayoría de


las úlceras del sistema digestivo son el producto mórbido de la
neurastenia y las predisposiciones neurovegetativas; considerar que la
úlcera es el resultado de un conflicto generado por la dependencia del
deseo de posesión, amor, gloria y poder, y que luego de ser frustrada,
provoca mayor secreción de jugo gástrico por la contracción
espasmódica de las paredes del estómago y la consecuente irritación de
las mucosas internas. Aluden a traumas psíquicos y emociones de
cualquier origen pesimista, que pueden transformarse en elementos que
favorecen o agravan la enfermedad y pueden frenarla bajo la acción de
un estado muy optimista. Y cuando el psiquismo no es favorable y aún
sostiene los espasmos de las mucosas, el recurso médico, por tanto, será
sólo prescribir anestésicos, antiespasmódicos o sustancias
neutralizantes de los ácidos ofensivos al estómago y duodeno.

Pero el hecho, en suma, es que son las ondas imprudentes de carga


mental o emocional, que el espíritu vigilante arroja a su cuerpo físico a
través del sistema vagosimpático, las que lo ofenden y luego se
materializan en forma de perturbaciones orgánicas. Muchas personas
consideradas físicamente enfermas en realidad no son más que
pacientes psicópatas; existen fobias, histerismos, depresiones y manías
que también pueden producir los cuadros típicos de úlceras. Y cuando
el clínico no llega a un diagnóstico plausible con la prueba material de
la placa radiográfica con los nichos ulcerosos, rara vez se equivoca si
todavía prefiere considerar evidente el caso de las “úlceras nerviosas”.
pues absorbe toda la carga morbosa que produce la desarmonía mental
y los arrebatos emocionales del alma, para luego embriagarse con
fluidos psíquicos enfermizos. Y la situación del cuerpo físico se vuelve
más angustiosa si el médico, en lugar de ayudar a purgarlo de venenos
endógenos, lo satura todavía con la química agresiva de las drogas
tóxicas de la farmacología pesada. ¡Es por esto que el número de
enfermedades del aparato digestivo va creciendo en la actualidad,
cuanto más perturbado está el espíritu del hombre que, viviendo la hora
apocalíptica tan profetizada por los videntes bíblicos, pierde interés en
alcanzar su salud espiritual a través de las enseñanzas terapéuticas de
Jesús!

Y como las alteraciones psíquicas y emocionales de las criaturas son


muy similares en determinadas épocas, regiones o latitudes geográficas,
de ahí la frecuencia de propagación de enfermedades similares, ya que
en la mayoría de los infectados o enfermos dominan las mismas causas
de mal manejo mental y emocional. ¿No os extraña que, en tiempos de
revoluciones o de guerras, cuando las criaturas de un determinado país
se encuentran bajo una similar emoción colectiva de odio, venganza o
miedo, se produzcan también las condiciones propicias para ciertas
enfermedades que, en tiempos normales, solo eclosionan de forma
aislada. Si bien se alega que en tiempos de guerra la desnutrición, la
falta de higiene o un medio ambiente insalubre son responsables de
enfermedades epidémicas, se sabe, por ejemplo, que la neurosis de
guerra con su entorno mórbido ocurre independientemente de cualquier
acción nociva en el medio ambiente y únicamente. por el estado de
ánimo de las criaturas dominadas por el miedo o la angustia.

De ahí también la moda de la apendicitis, la amigdalitis, las úlceras


gástricas o pépticas, las vesículas perezosas, la colitis, las amebas, la
giardia, los estrongiloides o, como está ocurriendo actualmente, ¡el
aterrador aumento del cáncer! Se observa que estas anomalías parecen
corresponder exactamente a un “momento psíquico” morboso, afín a
cierto tipo de preocupación, angustia, tensión nerviosa o sucesos
lamentables del mundo. Las estadísticas médicas llegan incluso a
señalar ciertos tipos de enfermedades generalizadas que se adaptan
perfectamente al modo de vida y al temperamento de determinadas
razas y pueblos.

Pero es evidente que la mansedumbre, el perdón, el amor, la ternura, la


humildad, la paciencia o la renuncia, enseñadas por Jesús, no alteran la
armonía mental ni acosan al periespíritu, ¡así como no bombardean el
sistema vagosimpático! La familiaridad cristiana y el culto salvador del
Evangelio dinamizan la energía nerviosa y angelizan el psiquismo del
hombre, así como la oración eleva el "quantum" vibratorio de defensa
del alma.
PREGUNTA: — Como tantas veces ha distinguido al “paciente” de la
“enfermedad”, ¿podría explicar con más detalle las diferencias
fundamentales que existen en ambos casos?

RAMATIS: — Usted ciertamente sabe que la enfermedad es más


propiamente un desorden funcional que cualquier anomalía separada,
que está completamente aislada de la unidad atómica, fisiológica o
mental. Si bien, debido al concepto anatómico del ser vivo, la Medicina
todavía tiende a hacer de cada órgano o sistema enfermo una
enfermedad y ésta una especialidad que requiere un tratamiento
específico, no cabe duda de que siempre hay pacientes y no
enfermedades. Aunque el diagnóstico médico normalmente está
condicionado a una enfermedad especial en el cuerpo humano, es
evidente que, si en ese cuerpo subsiste la misma unidad y predominio
del espíritu inmortal a su mando, es el “total-individuo” quien realmente
está enfermo y no sólo un órgano o cualquier parte anatómica aislada.

Es necesario distinguir, por tanto, entre la “enfermedad” que


diagnostica la Medicina oficial, considerada únicamente a causa de un
órgano o sistema orgánico enfermo, y el “enfermo”, que es el individuo
(el todo psicofísico, el alma y el el cuerpo) que necesita ser examinada
en toda su extensión y profundidad psicosomática. Mientras el paciente
sea considerado sólo en términos de varias enfermedades, que surgen y
desaparecen a través de las partes vivas de su cuerpo carnal, es seguro
que continuará visitando los consultorios médicos hasta el final de su
vida, bajo la melancólica tarea de reponer enfermedades, así como las
mujeres cambian sus modas en las diferentes estaciones del año. En la
enfermedad, basta considerar el órgano enfermo; en el enfermo, ante
todo es necesario averiguar cuáles son las desarmonías de su espíritu,
en relación a los principios vibratorios de la vida cósmica!

PREGUNTA: — ¿Puede ilustrar la pregunta con un ejemplo?


apropiado, que nos haga comprender mejor la diferencia entre
enfermo y dolencia?

RAMATIS: — Supongamos que cierta criatura trae el diagnóstico de


una “colitis” del médico. No hay duda de que este paciente fue
clasificado e identificado como una enfermedad aislada en un órgano,
en un ángulo aparte del individuo completo, separado de su cosmos
psicosomático. El diagnóstico, en este caso, no se refiere al paciente
sino, sin duda, a una enfermedad denominada colitis, es decir,
inflamación del colon intestinal. El médico común puede ignorar, en
este caso, que se trata de una enfermedad psíquica, oculta a su visión
física y a las pruebas de laboratorio y que, después de haber circulado
durante cierto tiempo por el contexto del periespíritu de su paciente,
afloró en la región abdominal. y precisamente se almacenaba en el colon
intestinal, por ser este el lugar más débil y vulnerable de todo el
organismo. Indudablemente, la enfermedad “colitis” debe ser tratada
aisladamente, bajo la terapia específica más eficiente, condicionada a
los últimos descubrimientos médicos, investigaciones patológicas y
recursos loables de la farmacología moderna.

El colon intestinal inflamado será protegido e inmunizado bajo


medicación adecuada y una dieta razonable, aunque se ignora que se
trata de un impacto morboso descargado directamente del campo
psíquico, al haber perturbado las funciones nutritivas e irritado alguno
de los rincones del intestino grueso. Es cierto que la protección
medicinal apresurada del colon enfermo aumentará también su
resistencia contra la acción morbosa de los residuos tóxicos
descargados de la mente descontrolada o producidos por las emociones
descontroladas; tal vez impida aún más la difusión a través del tejido
delicado o reprima el impacto mórbido del mundo oculto y evite un
mayor estancamiento de las toxinas. Sin embargo, se evita que estas
toxinas se propaguen por la región inmunizada, lo que no significa que
exista una solución curativa definitiva, ya que luego se desviarán para
condensarse en otro órgano o región orgánica que, después del colon
intestinal, se presenta más vulnerable a su acción virulenta.

Mientras el paciente persista en sus desequilibrios mentales y


emocionales, que alimentan el morbo psíquico que circula en su
periespíritu, aunque la Medicina lo cure de una enfermedad llamada
“colitis”, ¡la verdad es que él mismo no se curará! Tiempo después, se
quejará del duodeno, la vesícula biliar, el hígado, el estómago, el
páncreas o los riñones, necesitando reiniciar el antiguo peregrinaje por
las clínicas médicas y soportar de nuevo todos los tormentos habituales.
Tal vez, tendrá que recurrir a los tubos tradicionales para drenar la bilis
estancada, oa los medicamentos colecéticos para activar la vesícula
biliar; ¡Necesitará nuevas pruebas radiográficas, de alcalinizantes,
anestésicos o antiespasmódicos, viviendo de la esperanza de que el
médico pronto descubrirá la verdadera enfermedad! No cabe duda de
que no tardará en llegar la nueva sentencia médica firmada por el
preciosismo académico: tal vez sea hepatitis, úlcera duodenal o
gastritis; colecistitis o amebiasis; esplenitis, nefritis o apendicitis
severa! Pero, aunque el médico logre curar la vesícula biliar, el
estómago, el bazo, el duodeno, los riñones o el hígado enfermos, o el
cirujano extirpe los órganos afectados, no se puede considerar curado al
paciente. El hecho de deshacerse de los síntomas dolorosos o de los
órganos que enfermaron bajo el veneno psíquico vertido por el
periespíritu no prueba la curación del enfermo, sino sólo la transferencia
de la carga enferma. La curación se hace necesaria en el enfermo en
todo el individuo, es decir, no basta tratar sólo los órganos enfermos,
sino que habrá que operar también en la mente del enfermo, para que se
renueve en la composición de sus pensamientos perturbadores y evita
nuevas cuotas de toxinas, fuerzas psíquicas que, por ley de la
gravitación física, fluirán hacia el cuerpo indefenso.

No basta que el médico marque en su cuadro patológico el tipo de


enfermedad hábilmente diagnosticada, para luego seguir la terapia más
aconsejable en el momento; en el subjetivismo del alma del enfermo
permanecerá la afirmación de que no fue curado, sino sólo temporizado
en su estado turbado. Y siempre persistirá su temor: ¿en qué órgano
tendrá que anidar de nuevo el huésped indeseable, oculto y morboso,
para producir otra “enfermedad”? Evidentemente, depois que o morbo
psíquico tiver efetuado a travessia por todos os órgãos mais vulneráveis
do organismo carnal, expulso a cada passo pelo bombardeio
medicamentoso ou porque o cirurgião extirpa o seu ponto de apoio
material, cessará a sua marcha destruidora na última estação de parada
- ¡el corazón!

Y el enfermo, a pesar de tantas enfermedades diferentes y hábilmente


curadas, acaba sus días más enfermo que cuando acudió por primera
vez a la consulta del médico porque, además de las propias
enfermedades, ¡está herido por intoxicación por drogas o marcado por
cicatrices quirúrgicas!
20. Consideraciones sobre el origen del cáncer

PREGUNTA: — ¿Puede decirnos si el cáncer es una enfermedad


originada en el medio ambiente planetario que habitamos?

RAMATIS: — Ya os hemos dicho antes que el cuerpo físico es la


extensión del periespíritu actuando en la materia; incluso puedes
compararlo con un vasto secante capaz de absorber todo el contenido
tóxico producido durante los desequilibrios mentales y los desórdenes
emocionales del alma. Cualquier desarmonía o daño físico al cuerpo
carnal debe, por lo tanto, ser examinado o estudiado en vista de la
totalidad del individuo, es decir, su totalidad psicofísica. El cuerpo
humano, además de sus actividades fisiológicas, está relacionado con
una vida espiritual oculta, que se elabora primero en su mundo
subjetivo, y luego se manifiesta en el mundo físico.

El espíritu es uno en su esencia inmortal, pero su manifestación tiene


lugar en tres fases distintas; piensa, siente y actúa. En cualquier aspecto
que se analice, o en cualquiera de sus acciones, debe ser considerado
bajo esa triple revelación, que abarca el pensamiento, el sentimiento y
la acción. Y para mayor éxito en el verdadero conocimiento del hombre,
conviene saber que es también la misma unidad cuando manifiesta sus
actividades morales, intelectuales, sociales y religiosas. Así, ya sea en
la enfermedad o en la salud, no hay separación entre el pensamiento, la
emoción y la acción del hombre; en cualquier evento de su vida, debe
siempre revelarse en una sola conciencia, en un solo todo psíquico y
físico, en una sola memoria forjada en el simbolismo del tiempo y del
espacio.

En consecuencia, como el espíritu y el cuerpo no pueden estudiarse por


separado, ya sea en la salud o en la enfermedad, es obvio que también
en el caso del cáncer y su tratamiento específico, es muy importante y
sensato identificar primero el tipo psíquico del paciente. y luego
considerar el tipo de enfermedad. Si bien un cierto porcentaje de la
incidencia del cáncer proviene del choque entre las fuerzas ocultas que
descienden del plano superior y las energías astrales que crean los
distintos reinos de la vida física, su manifestación morbosa en el hombre
proviene de la toxicidad fluídica que aún circula en el periespíritu y que
fue acumulada por las locuras mentales y emocionales ocurridas en las
diversas encarnaciones pasadas.

Este morbo fluídico entonces “desciende” del periespíritu para


concentrarse en un órgano o sistema orgánico físico, comenzando a
perturbar la armonía funcional de la red electrónica de soporte atómico
y alienando el trabajo de crecimiento y cohesión de las células.

Aunque cada cuerpo físico es el producto específico de ancestros


biológicos heredados de un cierto linaje carnal humano, siempre revela
en el mundo físico el aspecto interior del alma misma que lo manda.
Aun considerando las tendencias hereditarias, que disciplinan las
características físicas de las criaturas, también es necesario reconocer la
fuerza de los principios espirituales que pueden dirigir y modificar el
cuerpo de carne. Cada organismo físico reacciona según la naturaleza
íntima de cada alma encarnada, y de manera diferente entre los
diferentes hombres; y esto es tan cierto en la salud como en la
enfermedad.

Así, las reacciones y la gravedad de un mismo tipo de tumor canceroso


varían en los distintos individuos, pues su mayor o menor influencia,
además de la resistencia biológica, también está subordinada a la
naturaleza psíquica, emocional e incluso psicológica del paciente.
PREGUNTA: - ¿Entonces debemos considerar que el cáncer es una
enfermedad espiritual, ya que proviene de deslices psíquicos cometidos
por el hombre en el pasado?

RAMATIS: — Es en la intimidad oculta del alma donde comienza


realmente todo impacto morboso, que luego perturba el ritmo y la
cohesión de las células en la organización de la carne.

Por eso también se distingue la naturaleza, frecuencia y calidad de sus


energías, que actúan más profundamente en el espíritu humano. Assim,
a força mental sutilíssima que modela o pensamento é muitíssimo
superior à energia astral, mais densa, que manifesta o sentimento ou a
emoção, da mesma forma que, na matéria, o médico também reconhece
que a força nervosa do homem é superior à sua fuerza muscular. Es por
esto que, durante una enfermedad, ya sea una simple gastralgia o el
temido cáncer, el razonamiento, la emoción y la resistencia psíquica de
cada paciente presentan diferencias considerables y varían en sus
reacciones entre sí.

Mientras que el hombre predominantemente espiritual y de


razonamiento más refinado puede afrontar su sufrimiento bajo alguna
reconfortante consideración filosófica o aceptarlo como justificado por
el objetivo de su mayor sensibilidad, la criatura exclusivamente
emocional es casi siempre un desdichado angustiado, que materializa el
dolor bajo el desesperación incontrolable, debido a su alta tensión
psíquica.

Lo que sí es cierto es que las energías muy sutiles que actúan en el


mundo oculto de la criatura humana y constituyen la maravillosa red
magnética que sostiene el edificio atómico de la carne, sólo pueden
permanecer cohesionadas y proporcionar un apacible latido de vida
mientras la armoniosa también queda el equilibrio del espíritu. Sólo
entonces la salud física es un estado de magnífico ajuste orgánico; el ser
no siente ni oye su pulsación de vida, porque su ritmo es suave y
cadenciado por el más leve soplo de todas las partes y funciones
orgánicas. Manifestándose admirablemente compensados en todo su
metabolismo, no perturban la conciencia en vigilia, porque no provocan
el desánimo, la inquietud o la angustia, que se generan durante la
desarmonía del espíritu.

El animal salvaje o el bugre puro, del bosque, aunque tienen una vida
rudimentaria, son portadores de organismos bien dispuestos, como
preciosas máquinas estructuradas en carne que trabajan tan de cerca
como si fueran valiosos cronómetros de precisión. Indudablemente, esto
sucede porque viven lejos de las preocupaciones mentales de las
personas civilizadas, sin experimentar perturbaciones psíquicas que
puedan alterar la armonía de las fuerzas electrónicas responsables de la
cohesión molecular de la carne.

No ignoramos la existencia de ciertas enfermedades capaces de afectar


a los seres primitivos y que no son producidas por ninguna acción o
emoción; pero insistimos en recordarles que es precisamente entre los
civilizados, como seres pensantes en esencia, donde la enfermedad se
extiende cada vez más insidiosamente. Es bien sabido que los salvajes
sanos enferman fácilmente tan pronto como entran en contacto con las
metrópolis y comienzan a adoptar sus más comunes vicios y
capciosidad.

El cáncer, que o se manifiesta en forma de tumores o desvitaliza el


sistema linfático, nervioso, óseo o sanguíneo, no debe ser considerado
como un síntoma aislado del organismo, ya que su mayor o menor
virulencia guarda una estrecha relación con el tipo psíquico. del
organismo enfermo. El morbo cancerígeno aumenta debido a las locuras
mentales y emocionales, que sacuden el campo bioeléctrico del animal
y dañan el sistema de defensa vital, para luego ubicarse en un órgano o
sistema orgánico más vulnerable del cuerpo carnal. En consecuencia, la
“causa remota” patológica del cáncer debe buscarse concienzudamente
en el campo originario del espíritu y en la base de sus actividades
mentales y afectivas. No es un acontecimiento morboso de la
exclusividad de alguna dependencia orgánica, que se produce sin el
conocimiento subjetivo del todo-individuo.

PREGUNTA: ¿Cómo podríamos comprender mejor esta manifestación


morbosa del cáncer “desde el campo original del espíritu?

RAMATIS: — El espíritu es el comandante exclusivo y responsable de


la armonía y funcionamiento de todo el cosmos de células que
componen vuestro cuerpo de carne, el cual no tiene vida aparte o
independiente de la voluntad de su dueño. Incluso el sentido instintivo
que regula las diversas actividades orgánicas del cuerpo físico, y que se
supone que funciona sin el conocimiento directo del alma, como el
fenómeno de alimentarse, caminar y respirar, no es un evento
automático, ya que su armonía y el éxito de la acción controladora
todavía depende del mejor contacto del espíritu con la carne. El aparato
respiratorio, el estómago, los intestinos o el mismo corazón también
pueden cambiar ante la menor emoción o cambio de pensamiento
porque, aunque son órganos fuera del alcance de nuestra voluntad, se
perturban en su automatismo cuando se les somete a demasiada
insistencia de la nuestra miedo, angustia, irascibilidad o melancolía.
Es de conocimiento popular que la alegría aumenta el flujo de bilis en
el hígado, la ira lo paraliza y la tristeza lo reduce. Los médicos afirman
que en la vesícula biliar se producen innumerables cambios y reacciones
ante la simple variación de nuestro pensar y sentir. Y estas alteraciones,
como mencionamos antes, ocurren más comúnmente en la región
hepática, porque el cuerpo astral, que es el responsable de la
manifestación de las emociones del espíritu, está conectado con el
cuerpo carnal precisamente en el plexo solar, mejor conocido como el
plexo abdominal en América Latina, terminología médica, y el principal
controlador de los fenómenos digestivos. También allí sucede que se
conectan los nervios simpático y parasimpático, con importantes
funciones en esta zona; el primero tiene la función de acelerar el trabajo
de los órganos digestivos y regular el flujo de bilis hacia la vesícula
biliar, mientras que el segundo frena todos sus movimientos
fisiológicos.

Numerosos fenómenos que ocurren en el cuerpo físico prueban la


intervención del pensamiento producido por la mente humana, que
actúa a través del sistema nervioso y repercute a través del sistema
glandular, fácilmente afectado por nuestras emociones. El miedo, la
vergüenza, la ira o la timidez provocan cambios en la circulación de la
piel y producen palidez o enrojecimiento del rostro. Bajo las descargas
de adrenalina y otros cambios en las hormonas, jugos gástricos y
cambios en los centros termales, las pupilas se contraen y dilatan, así
como los capilares. Muchas enfermedades de la región abdominal,
como las del estómago, los intestinos o el páncreas, tienen su origen
precisamente en trastornos nerviosos resultantes del descontrol mental
y emocional.

Siendo el cuerpo físico constituido por células en constante asociación


con las más variadas e innumerables comunidades microbianas, las
cuales viven inmersas en líquidos, jugos, fluidos hormonales y otras
sustancias químicas producidas por los órganos más evolucionados, es
evidente que la cohesión, la armonía y la afinidad de trabajo entre estas
asombrosas fuerzas vivas, del mundo microscópico, también dependen
fundamentalmente del estado mental y de la emotividad del espíritu.
Este es el verdadero responsable del equilibrio electrónico de la red
atómica y de las relaciones del mundo oculto con el mundo exterior de
la materia, la salud, porque, como la enfermedad, viene de “adentro
hacia afuera” y de “arriba para abajo”, como ya se mencionó, los
homeópatas lo definieron muy inteligentemente, porque la armonía de
la carne siempre depende del estado de equilibrio y armonía del espíritu
mismo encarnado.

Ya hemos explicado que la fuerza mental manda sobre la fuerza


nerviosa y ésta es la que luego repercute en el organismo muscular, para
luego efectuar modificaciones favorables o intervenir
desordenadamente, dañando la estructura de los órganos o sistema
orgánico. La enfermedad, por tanto, en lugar de ser una desarmonía
específica de un determinado órgano o sistema de órganos, es el
producto de un desorden funcional que afecta a toda la estructura
orgánica; es un estado morboso que el mismo espíritu hace reflejar
perturbadoramente en todos sus campos de fuerzas vivas y planos de su
manifestación. Ya hemos dicho que la irregularidad en el campo mental
también produce sus toxinas mentales específicas, que reverberan a
través del cuerpo astral y carbonizan las fuerzas astrales inferiores.
Entonces, se produce el paulatino descenso vibratorio del contenido
tóxico psíquico, que se espesa y espesa, afluyendo a la carne y
constituyendo el morbo que luego se ubica en cualquier órgano o
sistema del cuerpo físico, para producir la indeseable condición
enfermiza.

Así es como la manifestación morbosa que causa la enfermedad en el


organismo humano comienza por perturbar al espíritu "de su campo
original" de acción espiritual, para luego "descender" gradualmente por
los diversos planos intermedios del mundo oculto.

PREGUNTA: — De sus consideraciones, deducimos que el cáncer


también puede provenir de varias fuentes diferentes. ¿Estamos en lo
correcto?

RAMATIS: — El cáncer, en el hombre, no brinda la posibilidad de


identificar, por el momento, un agente infeccioso específicamente físico
susceptible de ser clasificado por los laboratorios del mundo, tal como
la espiroqueta de Koch, Hansen, Kleber o Shaudin. No es un
microorganismo fácilmente identificable por la terminología
académica, ya que se trata de un bacilo psíquico, sólo identificable, por
ahora, en el mundo astral, y que se nutre morbosamente de la energía
subvertida de uno de los propios elementales primarios. , creadores de
la vida física. Este elemental primitivo, base de la cohesión de las
células que estructuran el mundo material, se vuelve virulento e invierte
los polos de su acción creadora en destructiva, en cuanto se irrita en su
naturaleza y manifestación normal, lo que puede ocurrir ya sea por el
choque de otras fuerzas que fecundan la vida, que operan en la intimidad
de la creación, como por ejemplo a través de la intervención violenta,
discordante y deletérea de la mente y la emoción humanas.

Es cierto que algunos tipos de animales y aves, como conejos, ratones,


sapos, patos, ranas, gallinas y pavos, pueden mostrar la transmisión y
contaminación del cáncer, dando fe de la existencia de un virus o agente
infeccioso cuando son inoculados por el filtrado activo de tejido
canceroso y cuyas células han quedado retenidas en el filtro. Pero esta
experiencia ya no sirve como paradigma para verificar el cáncer en el
hombre, que es un ser más complejo y evolucionado que el animal,
revelando también una vida psíquica superior. Pero, como en el fondo
de todo cáncer, permanece morbosamente dominante una energía
creadora primaria, que ha sido perturbada, capaz de alimentar el virus
de naturaleza predominantemente astral o psíquica, en los animales
sufre esta alteración a peor, en un plano más denso, nivel magnético
más periférico en el campo de las fuerzas instintivas. De esta forma, el
virus astral canceroso, que se nutre de él, se manifiesta entonces más en
la superficie de la materia en reptiles, animales, aves y hasta en la
vegetación, con posibilidad de vislumbrarse en el futuro, en cuanto la
Ciencia conozca el microscópico "electro-etéreo".

Como esta alteración de la energía creativa primaria, en el hombre, que


es una criatura más evolucionada, se procesa en su campo mental y
emocional más profundo, el virus astral no adquiere la fuerza necesaria
para ser previsto a la luz del laboratorio físico o conjeturado. de
cualquier otra manera experiencia material.

Queremos aclararles, aunque luchemos con la falta de palabras


adecuadas, que en la vegetación, las aves, los reptiles o los animales, el
virus del cáncer todavía puede ser escuchado por el equipo material,
porque la energía creativa subvertida lo fertiliza en la frecuencia más
baja. , en un campo biomagnético más denso e inferior, mientras que en
el hombre el mismo fenómeno se procesa a un nivel mental y emocional
superior, lo que lo hace inaccesible a la auscultación en el aparato físico.
En ambos casos, este elemental primario, perturbado durante la
simbiosis de las energías creadoras o por la intervención dañina de la
mente o de la emoción humana, actúa entonces desordenadamente en la
cadena normal de las células físicas, ¡originando el tan temido cáncer!

PREGUNTA: — ¿Cómo podríamos comprender mejor este choque de


fuerzas creadoras que perturban al elemental primario, dando origen al
cáncer en los animales, o bien produciéndolo en el hombre por irritación
mental y emocional?

RAMATIS: — Es una de las energías fertilizadoras primarias de la vida


física misma y que, desviada de su específica acción creadora, se
convierte en un fluido mórbido que circula por el periespíritu o se
adhiere a él en forma de manchas, manchas o excrecencias de barro.
apariencia. Se convierte en un miasma de naturaleza agresiva, que acosa
secretamente al hombre y socava la aglutinación normal de las células
físicas. Su morbosa e intensamente destructiva vida astral, en perfecta
antítesis de su anterior acción creadora, escapa a la intervención
propiamente física que procede de “afuera hacia adentro”; de ahí, pues,
la razón por la cual es inmune a la radioterapia, cirugía o quimioterapia
en el mundo material, permaneciendo activo, como una lámina
compacta de virus que interfiere en la circulación astral del periespíritu,
capaz de producir recaídas como la proliferación de neoplasias
malignas. en tejidos adyacentes, operados o cauterizados.

Si la Medicina pudiera establecer una patogenia psicoastral y clasificar


en detalle todas las expresiones de vida y fuerzas que se manifiestan en
el mundo astral microcósmico e interpenetran toda la estructura atómica
del globo terráqueo, nutriendo las capas vegetal, mineral y animal, es
seguro que también podría identificar ese elemento primario y creador
que, irritado por las fuerzas adversas que irrumpen, o por la mente
humana, perturba la base electrónica de las células constructoras del
organismo físico. Cuando es violada en el campo de las fuerzas más
densas, que derriten las configuraciones vivientes más groseras, origina
los efectos cancerosos que afectan a las plantas, aves, insectos, reptiles
y animales; sin embargo, si es afectado por alteraciones energéticas más
profundas, producidas por fuerzas mentales y emocionales, ¡entonces
produce cáncer en el hombre!

Siendo una de las energías que participan en la extensa cadena de


fuerzas vivas ocultas y creadoras de las fuerzas del mundo físico, es
similar al cimiento de piedra que, aunque permanece oculto en el suelo
pantanoso o pedregoso, garantiza la estabilidad de el rascacielos. Sin
embargo, como esta cimentación se arruina por la infiltración de la
humedad, por alguna deficiencia en la aleación de la argamasa, o por
alguna erosión del suelo, es evidente que todo el edificio sufrirá en su
verticalidad y seguridad, ya que su garantía y cimentación sólida
convertirse en un elemento peligroso para el soporte arquitectónico.

Lo mismo ocurre con el elemental primario oculto, que causa el cáncer,


que es también uno de los cimientos sustentadores del edificio atómico
de las formas vivientes del mundo físico, siempre que no sea subvertido
por ninguna intervención perturbadora. Si la desvían de su acción
creadora o la irritan con un uso delictivo, se convierte en una energía
nociva para las mismas cosas y seres a los que antes servía de manera
benefactora. Se revela, por lo tanto, como una fuerza dañina y
destructiva cuando es convocada desde su mundo oculto para
propósitos contrarios a su energía normal.

PREGUNTA: - Para poder comprender mejor la acción exacta de esta


energía, que tanto sustenta la vida física como también puede
perturbarla provocando cáncer, ¿podría darnos algún ejemplo
comparativo con alguna otra energía conocida en nuestro mundo?

RAMATIS: — Creemos que la naturaleza y acción de la electricidad


podría ayudarlos a comprender mejor la naturaleza y acción de ese
elemental primario que, cuando se irrita, produce la base morbosa del
cáncer. La electricidad es una energía pacífica en el mundo oculto, e
integral a todos los intersticios de toda vida planetaria y, además, sólo
se manifiesta en la periferia de la materia, después de ser excitada o
irritada, ya sea por fricción mecánica e irritación de las rozaduras
metálicas sobre la parte trasera de las dínamos en movimiento, o por
simple fricción entre dos paños de lana. La energía eléctrica, por tanto,
también se encuentra en estado latente en su mundo natural, en forma
de elemental primario, satisfaciendo una determinada necesidad de la
vida física. Pero, en cuanto se irritan, baja a su vibración normal y
comienza a actuar con fuerza y de forma intempestiva sobre la
superficie material.

El hombre, a través de la máquina eléctrica, produce electricidad por la


fricción de este elemental energético y natural del mundo astral, por
muy interpenetrante que sea en toda la vida física. Es evidente, pues,
que la energía eléctrica existe tanto en la dínamo como en sus escobillas
metálicas, pero su revelación sólo se efectúa por fricción, que el hombre
puede dominar hábilmente. Cuando un rayo cae sobre el cielo y el rayo
hende el espacio, carbonizando la atmósfera, rompiendo árboles o
derritiendo objetos en su atracción por el suelo, aun en este caso es la
misma energía primaria la que se transforma en electricidad,
materializándose por efecto de fricción o de la “irritación” producida
por los choques de las nubes.

Aunque la electricidad es, después, una fuerza agresiva y peligrosa


cuando emerge del mundo oculto hacia el exterior, el hombre tiene
equipos capaces de transformarla y almacenarla para un uso útil y
adecuado en vuestro mundo. Pero, como nada puede venir de la nada,
la electricidad tampoco podría venir de la nada, sino derivar de un
elemental escondido dentro de la materia misma que integra todas las
formas y todos los seres.

El hombre conoce la electricidad porque la produce por fricción u otros


métodos modernos; pero es evidente que todavía ignora la clase exacta
de fuerza oculta dispersada por todo el cosmos y que, después de ser
excitada, "baja" del mundo invisible en su frecuencia vibratoria y se
vuelve sensible a los aparatos terrenales. Es una fuerza que necesita ser
convenientemente controlada para evitar su acción ofensiva y
destructiva, pues hay mucha diferencia entre el transformador de alta
tensión, que soporta 10.000 o 5ft000 voltios, y el modesto
transformador de la radio doméstica, que sólo resiste 120 voltios. .

Análogamente a la electricidad, también se puede evaluar la existencia


de una energía elemental primitiva o primaria oculta en todas las cosas
y seres vivos, que los sustenta en el proceso de cohesión y reposición
de las células responsables de la fundación del reino vegetal, mineral y
animal. . La poderosa red electrónica de fuerza primitiva del mundo
invisible, que está constituida por seres vivientes astrales e inaccesible
a la instrumentación del mundo físico, al ser perturbada puede invertir
los polos de su función coordinadora específica, provocando las
rebeliones de las células y las consecuentes tumores cancerosos o la
leucemia.

Así como la electricidad se produce por la fricción que irrita a su


elemental primario oculto, el cáncer también se manifiesta por la
irritación que altera el curso normal de acción pacífica y constructiva
del elemental responsable de la cohesión y el trabajo sinérgico de las
células de la materia, que aunque sea son unidades con vida propia,
tanto anatómicas como fisiológicas, basan su apoyo armónico en la
energía que el espíritu distribuye en su inmortal vestidura.

Este elemental, que es a la vez parte integrante del periespíritu y del


organismo físico, es capaz, por tanto, de reaccionar según la disposición
mental y afectiva del hombre. Cuando el hombre piensa, emite ondas
cerebrales electrodinámicas, que afectan todo el campo de sus energías
ocultas, y cuando se emociona, puede cambiar la frecuencia vibratoria
de su propio sistema electrónico de soporte atómico. Es natural, pues,
que un elemental cancerígeno se irrite en su intimidad desde hace
décadas, siglos y hasta milenios, por la fuerza de las vibraciones de los
pensamientos ingobernables y de las emociones violentas del espíritu
encarnado, y esta carga nociva, llegando al escenario de su saturación,
debe converger profilácticamente a la carne! La mente trabaja allí en
distonía, proyectando dardos mentales que desorganizan
aglomeraciones celulares, espesando el magnetismo hasta entorpecer el
trabajo creador del cosmos orgánico, imponiendo entonces la
enfermedad cancerosa por desarmonía psicofísica.

PREGUNTA: ¿Cómo podríamos entender mejor esta irritación o mal


uso del elemental primario, que luego produce cáncer?

RAMATIS: — Tú sabes que la electricidad es energía dinámica y el


magnetismo es energía estática; el primero interviene repentinamente y
por descargas súbitas, mientras que el segundo ejerce su efecto más
suavemente, por fuerza de atracción o magnetización. Esto sucede
también con el elemental primitivo que, invirtiendo su acción benéfica,
produce cáncer; puede actuar inmediatamente, alterando la intimidad
celular de las plantas o de los animales, frente al conflicto entre las
demás fuerzas creadoras, como ser violado por la mente o irritado por
las emociones perniciosas del hombre, producidas por pasiones
indomables.

Toda energía estrictamente potenciada puede producir tanto beneficios


como efectos nocivos, y el hombre, por su fuerza mental desordenada y
sus emociones desequilibradas, puede provocar irritaciones en este
elemental primario, que luego lo dañan, promoviendo la rebelión de las
células. La misma radioterapia que, bajo una aplicación benéfica, podrá
desintegrar ciertas neoplasias malignas, se convierte en una fuerza
malévola cuando se impone sobre algunas zonas delicadas del sistema
nervioso.

PREGUNTA: — ¿Puede explicarnos cómo el elemento


Primaria, en cuestión, ¿puede causar cáncer en los animales, debido
al "conflicto de energías" que opera en su intimidad?

RAMATIS: — Como ya sabes, el cáncer no sólo afecta al hombre, sino


que también afecta a ciertos peces, reptiles, animales e incluso plantas,
aunque es muy raro en los animales salvajes o del bosque, que aún viven
en perfecta armonía con la naturaleza. Como ya hemos explicado, es
una enfermedad que puede provenir de las circunstancias del medio y
del conflicto entre las propias fuerzas creadoras de la vida, pues,
restringiendo su actividad dinámica, actúa también el elemental
primitivo, que tras ser perturbado, se vuelve virulento y cancerígeno.

Este conflicto puede tener lugar durante el acoplamiento sinérgico entre


las fuerzas ocultas y creadoras del mundo instintivo inferior y las
energías vitales directoras, que descienden del plano del psiquismo
superior. Esta simbiosis de la vida no siempre se desarrolla
armónicamente en la intimidad de plantas y árboles, o animales; luego
viene el choque energético, desorganizando la composición de las
células vegetales o animales.
PREGUNTA: - Dada la complejidad del tema, le agradeceríamos que
nos ayudara a comprender mejor la naturaleza de este conflicto
energético y cómo se produce entre las fuerzas vitales instintivas y las
energías psíquicas descendidas de los planos superiores. .

RAMATIS: — Así como el choque entre corrientes de aire frío y aire


caliente, que se produce en la atmósfera, produce un conflicto motivado
por la diferencia de presión y temperatura, resultando en vórtices o
torbellinos mejor conocidos como torbellinos, que en ocasiones llegan
hasta el Con la violencia del huracán, las fuerzas creadoras del bajo
astral, enfrentadas a las energías rectoras del astral superior, provocan
a veces conflictos en el campo magnético o electrobiológico de los seres
vivos, perturbando la aglutinación de las células y favoreciendo
excrecencias anómalas. Entonces, se altera el normal crecimiento del
cosmos celular del animal o planta, sin posibilidad alguna de detener la
acción desordenada y corregir este desvío biológico, porque la irritación
se procesa precisamente en uno de los elementos energéticos que
sustentan la vida.

De ahí la razón por la cual no debemos considerar estas manifestaciones


cancerígenas de los animales como resultado de fallas kármicas
pasadas, sino sólo como una consecuencia natural de la desarmonía en
los intercambios energéticos del ambiente hostil donde se necesita
generar especies inferiores. La Tierra sigue siendo un inmenso
laboratorio de pruebas biológicas destinadas a fijar los tipos definitivos
del futuro ya tejer las más evolucionadas vestiduras orgánicas, que
deben vestir nuevas expresiones de la psique durmiente. Es un crisol de
fuerzas donde el Creador ensaya, atempera y moldea las envolturas para
que el espíritu adquiera conciencia de existir y saber.

Las adaptaciones a mejor no siempre se realizan bajo la deseada


armonía celular. Este es el caso de los animales domésticos, que, por
tanto, se ven debilitados en su sentido instintivo de adaptación y
supervivencia en el medio, ya que pasan a depender directamente del
hombre, que incluso modifica su alimentación tradicional. Se vuelven
más vulnerables al cáncer porque sus hábitos seculares son perturbados,
irritando la energía primaria de su sustento biológico natural. Y qué
pasa con el perro, el caballo, el buey, la oveja y hasta las ratas de las
ciudades que, para sobrevivir satisfactoriamente, deben adaptarse
apresuradamente a las condiciones de vida de los civilizados, aunque en
su contexto biológico aún griten el condicionamiento salvaje de
milenios! Y por eso, los más débiles también pagan el tributo del cáncer
al ser sometidos a estas urgentes mutaciones, sin culpa kármica alguna
de vidas anteriores, pero ante el paso un tanto violento de la vida salvaje
a la domesticada. Sin embargo, el animal salvaje y libre rara vez se
vuelve canceroso, porque permanece un sano equilibrio en su red de
soporte y cohesión molecular, sin la irritación del elemental primario y
la consiguiente alienación del crecimiento celular.

Aunque este porcentaje de sacrificio entre animales a causa del cáncer


parezca injusto, la mejora continúa y compensa después los accidentes
naturales e impredecibles que, durante la sutilísima simbiosis
energética, llevan a los seres y las cosas a mejorar. Sin embargo, el
cáncer en el hombre es esencialmente de naturaleza kármica, ya que su
predisposición morbosa resulta de la purga de la carga miasmática
creada por sus actos nocivos del pasado, en perjuicio de su prójimo.

PREGUNTA: — ¿Podría explicar con mayor detalle cómo interviene o


actúa el hombre sobre el elemental primario que causa el cáncer?

RAMATIS: — Ya te hemos explicado en otra parte que el hombre,


como criatura que piensa, siente, actúa y puede examinar sus propios
actos, es responsable tanto de las “virtudes” que le benefician como de
los “pecados” que le perjudican espiritualmente. . En el primer caso, se
sensibiliza afinando su ropaje periespiritual; en el segundo, es
perturbado por la mente y la emoción descontroladas, alterando la
armonía electrónica de las energías ocultas que sustentan su equilibrio
biopsíquico. Según la naturaleza del pecado o de la violencia psíquica
que ejerza en oposición espiritual, perturbará también el tipo de energía
elemental primaria o básica primitiva del mundo astral y que, en el
conocido choque de retorno, produce una reacción nociva idéntica. en
el periespíritu, y que luego es trasladado del mundo oculto a la carne,
produciéndose el estado enfermizo que la Medicina clasifica entonces
en su terminología patológica.
Según la naturaleza del pecado, el conflicto mental o emocional que
crea la criatura con la armonía de su espíritu irrita también al tipo
específico de elemental que sustenta su electrónica biológica,
estableciendo el terreno morboso que se vuelve electivo para una
determinada invasión microbiana. Así se produce la nefritis, la
tuberculosis, el asma, la lepra, la sífilis, la amebiasis, el pénfigo o el
cáncer y, dependiendo de la devastación orgánica, puede producirse la
alienación mental, la esquizofrenia o la epilepsia. O processo morboso
que reage do mundo oculto, através do próprio elemento criador que é
perturbado, ataca o sistema linfático, o sangüíneo, o ósseo, o
endocrínico ou o muscular, produzindo doenças características e
diferentes entre si, desarmonizando as relações entre o perispírito e la
carne.

La mayoría de los casos de cáncer que afectan al hombre son producidos


por la disfunción de la base psíquico-electrónica de la organización
celular, debido a que el elemental que fecunda la vida material se vuelve
virulento. Entonces esta modificación morbosa se convierte en el
alimento predilecto de ciertos bacilos psíquicos aún inaccesibles a
cualquier percepción de los equipos de laboratorio terrenales, ya que el
origen morboso sólo puede evaluarse en el campo de las conjeturas
patológicas. El residuo enfermo se acumula en el periespíritu, como
resultado de las encarnaciones, formando el indeseable estasis, en el
cual el organismo físico se satura hasta sensibilizarse en exceso. Basta
una simple contusión mal mantenida, estenosis insoluble, enfermedad
más prolongada en un órgano debilitado, irritación por agentes
químicos, abuso excesivo de tabaco, alcohol, carne de cerdo,
estupefacientes o sedantes a granel, intoxicación por drogas, sangrado
incontrolable, intervención quirúrgica inoportuna o excrecencia
parasitaria, para iniciar la desarmonía celular con el derramamiento de
morbilidad fluídica en la carne y la consiguiente anomalía en el
crecimiento y yuxtaposición de las células.

¡Pocos médicos saben que a veces basta un estado de irascibilidad, odio,


violencia, herida o melancolía insidiosa para iniciar un drenaje tóxico y
una incidencia cancerosa, que se manifiesta como si hubiera sido
desencadenada por un fuerte detonador psíquico!

La virulencia fluídica descendente del periespíritu rompe el equilibrio


entre la electrónica biológica del hombre y las colectividades
microscópicas que garantizan la estabilidad de la vida física, siempre
dependiente de la armonía psicosomática. De modo que la carne es el
gran sacrificio por las neoplasias que, luego, la terminología
académica distingue en forma de sarcomas, epiteliomas, etc., o la
implacable leucemia.

PREGUNTA: — ¿Podría explicarnos, de manera más


comprensible, cómo se procesa el envolvimiento cancerígeno en el
cuerpo de la criatura humana, a través de la subversión del elemental
primario de la función creadora? ¿Sería posible que nos diera una idea
de por qué es tan difícil curar el cáncer, aunque la medicina ya cuenta
con equipos tan eficientes?

RAMATIS: — Bajo nuestra visión espiritual, hemos observado que el


elemental fluídico primitivo y creador, después de ser subvertido o
irritado por las vibraciones violentas o morbosas de la mente humana,
se espesa como una fuerte niebla astral que se adhiere al tejido delicado
del periespíritu. , amenazando con una peligrosa petrificación que cobra
un alto precio en el alma. Hemos comprobado que en el fondo de todos
los tumores físicos cancerosos, se acumula en forma de manchas,
emplastos o excrecencias astrales, muy parecidas al lodo, adhiriéndose
a las contrapartes etéreo-astrales, manteniendo allí una vida parasitaria
e independiente, como si fueran heridas sobre un vestido de lino blanco.

Por el fenómeno de la ósmosis, el fluido contaminado del elemental


alterado es absorbido por el periespíritu, y se destaca como huésped
indeseable en el mórbido proceso de vampirismo fluídico que, por ley
de vida sideral, necesita ser arrojado de la vestidura inmortal del
espíritu. , una vez que esta es energía nociva, que no pertenece a su
circulación normal. En el caso de la leucemia o del cáncer de la sangre,
este elemental fangoso, primario y luego agresivo, circula por la
contextura del periespíritu, polarizándose más fuertemente en las
contrapartes etéreo-astrales, que son las matrices ajustadas a la médula
ósea, el hígado y el bazo, dando lugar a perturbaciones perniciosas al
conocido proceso de hematopoyesis, es decir, la formación de glóbulos
de sangre, constituyendo a nuestros ojos una verdadera “infección
fluídica”.
Si el médico terrenal pudiera examinar esta esencia primaria alterada
por el espíritu del hombre, como una fangosa excrecencia adherida a la
organización periespiritual, sin duda la asociaría con las repugnantes
formas características de los lipomas, que a veces deforman
grotescamente el rostro de las criaturas. Y uno de los hechos más
significativos es que aumenta su fuerza y vibración agresiva en perfecta
armonía con los residuos de otras energías deletéreas, que el hombre
mueve en la imprudencia de nuevos desequilibrios mentales y
emocionales. Se nutre, se fortalece en su virulencia cuando recibe nuevo
combustible fluido de la psique humana durante estados de odio, ira,
celos, envidia, crueldad, miedo, lujuria u orgullo. Es por esto que los
médicos modernos han comprobado que las crisis de los pacientes con
cáncer están íntimamente relacionadas con sus estados psíquicos.

El hombre, como chispa emanada del Creador, foco de luz oscurecido


por la transitoria personalidad carnal, debe permanecer por encima de
las pasiones e intereses inferiores del mundo material para,
concentrando las energías que activan su interior luminosidad
espiritual, proyectar las fuerzas que disuelven las adherencias y
petrificaciones astrales de vuestro periespíritu, liberándoos de los
procesos morbosos que oscurecen vuestra transparencia sideral. Y en el
caso del cáncer, sólo la vigorosa dinamización de las fuerzas generadas
en el mundo interior del espíritu, podrá reducir la acción agresiva del
elemental primario que, tras ser perturbado, es el causante del cáncer.

PREGUNTA: — ¿Puedes avanzar un poco más sobre la forma de ese


elemental primario responsable del cáncer, informándonos cómo opera
sobre el periespíritu en su morbosa invasión?

RAMATIS: — Para nuestra visión desencarnada, este elemental,


después de ser subvertido, pierde su apariencia común de un fluido
chispeante, que recuerda el fluir de la luz de la luna sobre un lago
sereno, para volverse oscurecido, denso, repugnante, agresivo e
insaciable en su acción invasora. . Invertida en su función creadora,
asume una forma destructiva y ataca la sustancia translúcida y
extremadamente tenue del periespíritu; incluso trata de combinar su
naturaleza inhóspita y deletérea con su textura evolucionada, buscando
degradarlo a una forma y condición astral contaminada, que recuerda la
mancha de tinta que se extiende sobre la tela blanca.

Su configuración más común adherida al periespíritu se asemeja a una


gigantesca ameba fluídica, que emite tentáculos bajo incesantes
movimientos larvarios, o asume la forma de una exótica langosta o
reptil arácnido, interceptando el curso nutritivo de corrientes
“vitalmagnéticas”, para alimentar a sus parásitos y vampíricos. vida. .
Su acción es interpenetrante en la vestidura periespiritual y condensa
fácilmente toda sustancia mental que, por el mal uso de los dones del
espíritu, baja su frecuencia vibratoria; también actúa fuertemente a nivel
de las emociones descontroladas e interfiere principalmente con la
función del “chakra esplénico”, que es el centro etérico controlador y
revitalizador de las fuerzas magnéticas que se relacionan a través del
bazo.

En el periespíritu, que es la matriz de la organización carnal, ya se puede


observar, pues, la caracterización subversiva de las células cancerosas
neoplásicas, cuya proliferación anárquica reverbera poco a poco hacia
el cuerpo físico, concomitantemente con el fluido pernicioso que opera
subrepticiamente. en su incesante descenso vibratorio.
¡Desgraciadamente, es el propio espíritu del hombre el que debilita su
dominio biológico y compite con sus locuras mentales y pasiones
violentas para que la manifestación cancerosa se produzca antes!

Ante la desarmonía verificada en este comando electrónico, responsable


de la aglutinación atómica que construye la carne, la miasma astral
intercepta el flujo vital y las líneas de fuerzas magnéticas que
predisponen la armonía orgánica se perturban, resultando en la rebelión
incontrolable de las células.

Los clarividentes encarnados pueden observar, con alguna claridad, que


esta miasma cancerosa emite una serie de tentáculos o pseudópodos
que, saliendo del periespíritu, se interpenetran luego invisiblemente a
través de la piel y a través de los órganos físicos, a los que se adhieren
vigorosamente, trazando el curso anárquico en avance de las
formaciones celulares. Por otra parte, se extienden hasta la intimidad de
la médula ósea, el hígado o el bazo, vampirizan los glóbulos rojos y
caracterizan la hiperplasia del tejido que forma los glóbulos blancos.

Las células físicas empapadas de esta esencia degradante y parasitaria


son perturbadas y atropelladas en su genética, materializándose en carne
bajo la conformación heterogénea y dañina de neoplasias malignas.
21. Aspectos del Cáncer en su Manifestación Kármica

PREGUNTA: — ¿Cuáles son los tipos de trastornos psíquicos que dan


origen al cáncer?

RAMATIS: - Ciertos tipos de cáncer, que duran varias encarnaciones


del mismo espíritu, son el resultado de la magia negra, el embrujo o la
hipnosis con fines lucrativos, egoístas, lascivos o de venganza que
algunos espíritus han practicado contra sus semejantes desde tiempos
inmemoriales. de la extinta civilización atlante. Para lograrlo, estos
espíritus dominaron y manipularon uno de los elementos primarios o
energía fertilizadora del astral inferior, que debía servir de vehículo a
sus perniciosas operaciones.

Como este elemento fue usado despectivamente, terminó por


incorporarse al periespíritu de sus propios agentes criminales,
transformándose en energía nociva o fluido tóxico que, al ser expulsado
a la materia, desorganiza las bases electrónicas de la aglutinación de las
células, dando lugar a la formación de neoplasias malignas o causantes
de leucemia por exceso de glóbulos blancos.

Cualquier estudiante de Magia sabe que toda energía o elemental


primario que se utilice para este fin debe, en primer lugar, ser atraído
por la mente del mago, en cantidad suficiente para sostener la operación
proyectada. De ahí los grandes peligros de la operación de la magia,
cuando es mal intencionada, porque la energía elemental que se convoca
desde el mundo astral oculto se incorpora por todos los intersticios del
periespíritu del individuo, quedando como una fuerza sumisa que,
después, obedece instantáneamente a la voluntad y la voluntad buena o
mala emoción del alma. El éxito del mago sólo es posible cuando
también logra penetrar directamente en el seno de las fuerzas vivas que
utiliza, pues el fenómeno no se materializa bajo mando a distancia,
como aún piensan algunos desprevenidos practicantes del arte mágico.

En consecuencia, cuando la energía o el elemento primario convocado


del mundo oculto se maneja en beneficio de los semejantes, se afina y
mejora su naturaleza primitiva y hostil, porque actúa bajo una influencia
espiritual superior y se evapora fácilmente del periespíritu de la persona
que usado. usado. Pero si este elemental de naturaleza creadora es usado
con fines degradantes o destructivos, se vuelve agresivo, virulento y
parasitario, adhiriéndose y contaminando el organismo periespiritual de
quien lo usó innoblemente. Queda como excrecencia nociva y
circulante en las criaturas, nutriéndose de delicadas energías y luego
descendiendo a la carne en la patogenia del cáncer, cumpliendo el
karma del odio, la venganza, la crueldad y otras acciones contra los
demás.

PREGUNTA: - Entonces, ¿podemos considerar que todas las víctimas


actuales del cáncer eran magos, hechiceros o movían fuerzas deletéreas
contra otros?

RAMATIS: — Ciertos tipos de cáncer son propiamente el resultado de


la magia negra; sin embargo, otra parte de la humanidad sufre purgas
de fluidos acumulados en pasadas encarnaciones, no como resultado
“directo” de la práctica de la magia negra, sino de la suma de todos los
pensamientos dañinos y malos sentimientos que movió en el pasado
contra su ser. prójimo. El cáncer, en su esencia morbosa, podría ser
llamado el “karma de dañar a los demás”, como consecuencia de un
fluido nocivo elaborado durante las actitudes y acciones antifraternales.

Algunos, pues, padecen cáncer porque han utilizado directamente los


recursos deletéreos de la magia negra con fines egocéntricos; otros,
porque durante décadas o siglos han estado acumulando energías
nocivas en el delicado contexto de su periespíritu, debido a su vigilancia
espiritual y al ejercicio de la maledicencia, la calumnia, la crítica
maliciosa, los deseos de venganza, la envidia, los celos o la ingratitud.

PREGUNTA: — ¿Quiere decir que los brujos, magos negros o


macumbeiros serán, en el futuro, las clásicas víctimas del cáncer
kármico; ¿no es así?

RAMATIS: - El cáncer no es sólo el karma de aquellos que fueron


instrumentos directos o agentes de embrujos o magia negra contra los
semejantes; a veces, el hechicero o el mago es el menos culpable de
esto, porque su nefasta acción se practica a petición o bajo el mando de
otras voluntades más despóticas y crueles. Incluso en vuestro mundo
existen leyes que castigan severamente tanto a los agentes criminales
como a sus autores o representantes intelectuales.

En otro capítulo de esta obra ya hemos explicado que el hechizo, en


realidad, cubre todo daño que proviene de cualquier acto o campo de la
acción humana. Así pues, está el hechizo mental, que se practica por
celos, envidia o despecho por la felicidad de los demás; el maleficio
verbal, creado por la crítica antifraternal, la calumnia, la murmuración,
el juicio falso o la traición de la amistad; finalmente, está el hechizo de
carácter físico o material, que es practicado por la llamada “brujería”, o
magia negra, a través de objetos preparados por expertos, que
comienzan a funcionar como interceptores de los fluidos vitales y
magnéticos del embrujado. víctimas

Cáncer, como karma resultante del daño a los demás, reúne bajo sus
temibles garras, tanto a quienes actúan directamente bajo la forma de
agentes de la magia malévola, a sus contratistas o representantes
intelectuales, como a todos los espíritus que en pasadas encarnaciones
han sido acumulando toxinas por la subversión del elemental primario
en el uso de hechizos mentales o verbales.

PREGUNTA: — ¿Puede darnos algunas explicaciones acerca de por


qué el cáncer varía en su manifestación mórbida, diferenciándose por
tumores epiteliales, sarcomas, o atacando el sistema óseo, linfático o
sanguíneo, como en el caso de la leucemia? ¿No hay un solo tipo de
fluido elemental o tóxico que desciende del periespíritu a la carne?

RAMATIS: — Precisamente por el hecho de que pruebas estas


diferentes formaciones cancerosas, puedes apreciar que no existe una
enfermedad específica llamada “cáncer” con idéntica acción morbosa
en todas las criaturas; Sin embargo, existen diferentes tipos de enfermos
que diferencian en la carne el proceso mórbido de los tumores y
afecciones cancerosas, en correspondencia con sus propias
constituciones psíquicas y responsabilidades kármicas individuales. No
podemos adentrarnos en los rincones de la ciencia médica para
explicarles minuciosamente la etiología exacta del epitelioma, sarcoma,
procesos que alteran el núcleo o protoplasma de las células, o la
proliferación de glóbulos blancos, como en el caso de la leucemia, pero
podemos decir que la virulencia, el tipo de tumores y otras afecciones
cancerosas dependen mucho de la cantidad y fluidez de la sustancia
tóxica que se acumula en el periespíritu. Ciertos espíritus todavía tienen
restos cancerígenos morbosos de la magia negra del fin de la
civilización atlante, por lo que todavía darán paso al cáncer en otras
encarnaciones fritas, para poder purgar todo el contenido tóxico. Otras
entidades, como ya hemos explicado, acumularon lentamente la energía
cancerosa, durante décadas o siglos, bajo la acción vibratoria del
hechizo más mental o verbal, sin haber adquirido el estigma virulento,
que se produce en la práctica de la brujería, que atrofia y daña la vida
física del sujeto embrujado.

También vale la pena destacar a aquellos que en la encarnación anterior


actuaron con tal espíritu de malignidad contra su prójimo, que esto fue
suficiente para subvertir sus energías creadoras, convirtiéndolos en
candidatos a la inapelable prueba del cáncer en la próxima existencia.

Queremos dejarles claro que los efectos cancerígenos corresponden


exactamente a la intensidad de las mismas causas movilizadas en el
pasado en detrimento de otras. Se ajustan al justo porcentaje del daño
generado anteriormente, ya sea por la magia mental, verbal,
antifraternal o por la detestable práctica de la brujería. La ley del Karma,
justa y justa, obliga al perpetrador del pasado a cosechar exactamente
el producto de la dañina siembra del pasado, incluyendo todo el dolor,
desilusión y angustia moral causados al prójimo.

PREGUNTA: ¿Puedes explicar más claramente esta cosecha kármica


en el caso del cáncer?

RAMATIS: — Nos referimos a que la patogenia del cáncer se ejerce


apegada a las más pequeñas causas creadas por el espíritu en el pasado;
su implicación corresponde a la “suma” de los males físicos o morales
cometidos. De ahí, por tanto, la diversidad de tumores cancerosos, los
tipos de órganos y sistemas que ataca, así como el momento o la edad
en que aparece. Baste recordar que hay una gran diferencia en el
calvario del rico y joven que, en vísperas de cumplir sus sueños y
deseos, se ve afectado por un cáncer implacable, en comparación con el
mismo afecto en el pobre, desheredado por suerte y agotado por las
desilusiones del mundo! Sin duda, mientras el primero se sumerge en la
más profunda desesperación y amargura, el segundo se entrega,
indiferente, a su destino, ¡porque ya no espera nada mejor!

Sin embargo, bajo la justicia y el rigor de la Ley Kármica, lo que en el


pasado sembró la mayor parte de ilusiones y desengaños, también
deberá cosecharlas después bajo la ecuanimidad de que “a cada uno se
le dará según sus obras”. De ahí la razón por la que la purga cancerosa
puede ocurrir tanto en la edad adulta como en la juventud o la vejez; y
también varía en la forma de su manifestación, erupcionando en algunos
de ellos de forma repentina, sin probabilidad de ayuda alguna, mientras
que en otros ocurre lentamente, en zonas fácilmente operables o en
forma de tumores benignos que, en ocasiones, incluso se confunden.
con otras enfermedades menos ofensivo.

Por eso el cáncer ataca también a los niños en la cuna o en la


adolescencia, haciéndolos peregrinar muy temprano a los consultorios
médicos y hospitales, para disfrutar del dolor y la angustia o mutilarse
mediante operaciones preventivas. En otra ocasión, la enfermedad
aparece insidiosamente en la hermosa joven o en el joven, rico y
entusiasta de la vida, y hasta deforma su rostro, haciéndole sufrir las
mayores amarguras y atroces humillaciones.

Indudablemente, la amargura de las criaturas que presentan


crecimientos cancerosos en la cara o ofensas en los órganos de los
sentidos físicos es más intensa, preocupándose de no disgustar o
escandalizar al prójimo, mientras que la prueba se torna más suave para
aquellas en las que el Cáncer sólo afecta. órganos o sistemas ocultos a
la vista del público. En el primer caso, la evidencia cancerígena aún
presenta un aspecto emocional más cruel y un recrudecimiento de su
sufrimiento moral, dando lugar a represiones o complejos de frustración
más allá del propio dolor físico. Pero, aun en este caso, la Ley obra con
absoluta ecuanimidad, ya que quien, además de los dolores físicos del
cáncer, todavía tiene que experimentar los dolores morales o las
frustraciones emocionales durante la enfermedad cancerosa, también
cosecha la suma exacta de las horas que pasa. empleado en el pasado,
en detrimento de los demás, provocando sucesivas amarguras,
frustraciones, decepciones y vicisitudes a su prójimo.
PREGUNTA: ¿Podría explicar con más claridad esta suma de
horas mal empleadas en el pasado, que aún añaden amargura moral al
dolor físico que provoca el cáncer?

RAMATIS: — Supongamos que un espíritu ya ha vivido veinte


existencias carnales en la Tierra, en las cuales practicó diversas acciones
que causaron innumerables aflicciones a sus semejantes. Sumando
todas las horas en que practicó gestos y actitudes de ingratitud,
indiferencia, desamparo, negaciones, decepciones o calumnias y
sufrimientos físicos causados al prójimo, supongamos, ahora, que
alcanzan las 3.000 horas de antifraternidad. Haciéndose necesario
rectificar estas desviaciones condenadas por la Ley Kármica y
voluntariamente provocadas por el espíritu, que mejor sirvió en
detrimento de los demás, su prueba consiste en vivir todos los actos,
actitudes mentales y expresiones verbales que haya ejercido
nocivamente. En consecuencia, como ha reencarnado para rectificar
todos los deslices cometidos en veinte existencias, en un total de 3.000
horas de faltas cometidas contra la Ley, no cabe duda de que, además
de sus dolores físicos inherentes al descenso de las toxinas del
periespíritu, también hay que vivir hasta pagar el “último centavo”
correspondiente a las amarguras sembradas en otros lugares.

PREGUNTA: - En vista de que nos informa que el cáncer kármico es


más propiamente el resultado de cierto tipo de fluido tóxico que es
producido por la mente, en operaciones de magia mental o verbal o
brujería practicada contra otros en el pasado, le preguntamos para
explicarnos por qué motivo ataca también a criaturas reconociblemente
santificadas por su bondad, ternura y resignación, como ya hemos
presenciado varias veces. ¿No significa esto que la Ley es engorrosa e
injusta, porque atrapa en sus redes tanto al justo como al injusto?

RAMATIS: — Si el simple hecho de asumir buenas intenciones y


realizarlas en una sola existencia bastara para extinguir la carga fluídica
deletérea almacenada por siglos o milenios en el periespíritu, es
evidente que, además de una visible incongruencia en la pedagogía
sideral , las responsabilidades más graves serían rescatadas fácilmente
a través de cualquier actitud pacífica egoísta para que eso se logre. Pero
el caso es que los mismos espíritus, en general, se preparan en el
Espacio para realizar sus más severas purgas al encarnarse y deshacerse
antes de la carga maligna que aún pesa sobre ellos en la vestidura
periespiritual. Quienes más se ejercitan para esto, en el Más Allá, pasan
por la vida física ejerciendo una severa vigilancia sobre sus actos,
evitando toda probabilidad de nuevos disturbios psíquicos y atentos a la
voz oculta de sus mentores desencarnados.

Algunos espíritus, al encarnarse, presienten la proximidad de sus


pruebas cancerosas, y desde temprana edad se desencantan de las
ilusiones de la vida material, sacando fuerzas de la meditación y
renunciando deliberadamente a los bienes y comodidades materiales. Se
transforman así en criaturas serviciales y estoicas, procreando y
cuidando alegremente a la descendencia de su linaje, mientras que los
más heroicos logran incluso criar a los hijos de otras personas. Viven
cristianamente y se vuelven muy útiles a la comunidad, aprovechando
al máximo cada minuto disponible de existencia y revelando una gran
capacidad de resistencia moral. La enfermedad los encuentra
preparados para el cumplimiento kármico, ya veces no ocultan la
conformación espiritual de la que se están purificando.

Esto justifica que haya seres santificados por su heroica forma de vida
y que, habiendo sembrado bendiciones y ayudado a los demás,
desencarnen bajo el dolor atroz del cáncer, como contradiciendo la
bondad de Dios y la convicción de que ¡el Bien vale la pena! La miasma
cancerígena que pesa sobre las vestiduras del periespíritu cuando es
purgado, provoca siempre proverbiales lesiones cancerosas, ya sea que
le suceda a un ser rebelde a su prueba kármica, ya sea a una criatura
decidida, útil y buena, que decidió extinguir su residuo morboso. Lo
cierto es que, mientras el espíritu rebelde, durante su purga obligada,
sigue produciendo nueva carga enferma para sufrir futuras purgas
dolorosas, el alma conformada realiza su purga tóxica ejercitándose
bajo la bondad, el cariño, la humildad, la renuncia y el amor. para otros,
evitando volver a contraer la misma deuda que le causó tanto
sufrimiento.

La historia religiosa del catolicismo te cuenta la vida de muchos santos


que, al sufrir dolores insoportables, también se sublimaron a sí mismos
a través de su fe y confianza más intensas en los sublimes propósitos de
la vida creados por Dios. El más pequeño residuo tóxico astral que
todavía existe en el periespíritu debe ser purgado en la carne, y por eso
algunos seres extremadamente elevados, cuyo espíritu parece ser
bastante diáfano, pueden tener todavía huellas de toxicosis psíquica,
que recuerdan el fenómeno de la niebla seca. , que vela la transparencia
luminosa de un cielo enteramente azul y hermoso.

También hay casos en que un alma santificada, que ya tiene buenos


créditos con la contabilidad divina, también se sacrifica
voluntariamente para aliviar parte del dolor de sus pupilas, tal como lo
hizo Jesús para salvar a la humanidad terrena. Es también el caso del
gran y admirable santo de la India, Sri Ramana Maharshi, quien,
rodeado de sus más fervorosos discípulos, ansiosos por encontrar el
"camino directo" de la Conciencia Cósmica, se compadeció de sus
angustias humanas y las compartió en secreto. .. de la carga kármica,
atrayendo hacia sí parte de la toxicidad periespiritual que tenían, para
luego desencarnar de un atroz tumor canceroso, que devoró su brazo y
agotó sus fuerzas orgánicas, ¡pero sin la menor queja ni protesta contra
su dolor!
22. Consideraciones sobre la investigación y profilaxis del cáncer

PREGUNTA: — Muchos científicos creen que el cáncer proviene de


algún virus filtrable o ultravirus, que más hoy pero mañana será
conocido y aislado para su extinción sumaria.

RAMATIS: — Tras la llegada del microscopio y el éxito de las


investigaciones de Pasteur, los científicos creían que se descubriría toda
la fauna del reino microbiano y se identificarían todos los enemigos
ocultos del hombre que, en su mundo infinitesimal, aún se atrincheraban
en el intersticios de células humanas. Los microbiólogos modernos
también esperan que, a través de microscopios electrónicos más
potentes, vislumbren el imponderable mundo de los ultravirus filtrables,
y así resolver todas las incógnitas patológicas de la Medicina.

Pero lo cierto es que el hombre no es sólo un ente físico víctima de la


agresión microbiana, ya que su espíritu actúa en otros planos internos,
moldeando el pensamiento y fundamentando la emoción, para luego
manifestarse en el escenario del mundo material. El cuerpo físico es
sólo una entidad transitoria, constituida por el vórtice de electrones
agregados por el molde periespiritual y bajo el mando de la conciencia
espiritual. Todavía son pocos los médicos que se dedican a la
investigación en el mundo oculto, interesados en conocer realmente la
compleja maquinaria inmortal del periespíritu, que es la base de los
deseos humanos y de las operaciones mentales. Es el periespíritu el que
realmente sostiene al organismo físico y lo configura desde su primera
aglutinación celular; su influencia es fundamental en la carne, ya que
es, en esencia, la que organiza y desorganiza las células orgánicas.

Por tanto, no basta que la ciencia del mundo analice sólo los elementos
químicos que componen la sustancia material del organismo físico; es
hora de escuchar y conocer también el contexto del periespíritu,
evaluando su peso, densidad y la energía etéreo-astral que de él emana
e interpenetra el edificio atómico de carne. De ahí que las emisiones de
tristeza, odio, ira o revuelta, que emanan de vuestra red bioeléctrica,
perturben vuestra organización física, mientras que la alegría, la
mansedumbre, el amor o la resignación favorecen vuestro equilibrio
energético.

La guerra sistemática del científico terrestre contra el mundo


microbiano no se basa en un sentido inteligente porque, si el cuerpo
físico, como dice la ciencia, es una aglomeración de microbios, virus y
energías superactivas que se mueven para mantener la vida y la
estructura orgánica de la carne , la violencia, la destrucción deliberada
e incesante contra el mundo infinitesimal sólo tiende a alterar la armonía
del cosmos humano y favorecer el círculo vicioso de enfermedades
extrañas, en el que las viejas enfermedades que se combaten resurgen
con nuevos rótulos académicos.

El microbio, el virus o el ultravirus son la base, los elementos esenciales


o la verdadera sustancia viva que el espíritu necesita y utiliza para
configurarse a la luz del mundo material. Cuando el técnico de
laboratorio ya no es capaz de identificar cierto virus o germen
demasiado sutil, que escapa a su agudeza física y al que atribuye la
enfermedad insidiosa, es porque su aparato material ya no alcanza a las
fuerzas creadoras ocultas, y no está en condiciones de prestar la
asistencia necesaria.

El caldo de cultivo filtrado por una vela de porcelana y luego inoculado


en el cobayo, y que aún manifiesta virulencia capaz de enfermar en un
nuevo experimento, no constituye el éxito definitivo en la investigación
exacta de la enfermedad, sólo porque la presencia de cualquier se le
atribuía virus o ultravirus filtrable. De hecho, es siempre un agente vivo,
el “materializador” de la enfermedad, lo que es, en definitiva, la prueba
de que la vida mayor es el producto exacto de la aglomeración de vidas
menores. Es indiferente que la clasifiquen como miasma, elemental
primario, energía, bacilo, virus o ultravirus aún ocultos a los sentidos
humanos, ya que actúan y forman la base fundamental de la enfermedad
precisamente en el mundo psíquico-mental que la ciencia deja de
investigar.

En consecuencia, en el caso del cáncer, es muy importante que, además


de la preocupación exclusiva de aislar un virus responsable de la
enfermedad, se examine también la base o agente oculto en el alma
humana, que nutre la manifestación virulenta de estos energías
microcósmicas vivas y creadoras que, tras ser alteradas, enferman al
hombre. ¿Cuáles serán los estados morbosos del alma, que más
fácilmente pueden irritar estas energías, revirtiendo su acción
fertilizadora a la embestida destructiva? ¿Cómo atrae y modifica el alma
estas fuerzas y las asocia morbosamente a su organización psicofísica,
viéndose entonces obligada a purgar los residuos deletéreos a través de
la carne, bajo sufrimientos que sólo terminan en el sepulcro? Por lo
tanto, en el caso de enfermedades humanas en las que domina una causa
espiritual, de poco sirve identificar sólo el “médium”, el virus o el
agente responsable de la materialización morbosa y del efecto
patológico.

No cabe duda, sin embargo, que los científicos terrestres aún tienen que
aislarse o identificar el "agente patógeno" del cáncer cuando, por la
mayor sensibilidad de sus futuros equipos y el dominio de las fuerzas
ocultas, también pueden actuar en el umbral de la astral donde, en
realidad, escenifica el elemental cancerígeno.

Es por esto que los espíritus avanzados, en general, encuentran de gran


importancia que la Ciencia terrenal investigue con valentía y sin
prejuicios académicos el origen de los desequilibrios mentales y
emocionales que, tanto en la existencia presente como en el pasado, se
han ocultado responsables de la manifestación y aceleración
cancerígena. Así, quizás la humanidad dejará, poco a poco, de producir
el terrible miasma cancerígeno y, por consejo médico, intentará
evaporarlo del periespíritu bajo una sentenciosa prescripción
evangélica.

La medicina se ha concentrado en una lucha intensa y feroz contra el


mundo microbiano, olvidando que es un “motor” que funciona bien o
mal, según sea la voluntad ordenada o el mandato irascible del espíritu
para modelar los impulsos de la vida interior. en el mundo exterior. .

PREGUNTA: — Somos de la opinión de que sólo la investigación de


laboratorio contribuirá a la cura más rápida del cáncer, ¿no es así? ¡Es
el proceso que parece más sensato para que la Ciencia tenga éxito,
apoyándose en los recursos terrenales!
RAMATIS: — No ignoramos el heroico esfuerzo y los firmes ideales
de innumerables médicos y científicos, que se dedican
desinteresadamente a la cura de los enfermos de cáncer. Sin embargo,
en la medida en que el hombre comprenda la verdadera función del
dolor y del sufrimiento, como proceso de limpieza psíquica de la
vestidura periespiritual, es seguro que la investigación y las
preocupaciones humanas se volverán también más atentas a la milenaria
causa morbosa enraizada en el espíritu.

Dado que el organismo físico es un conjunto de órganos que componen


un todo viviente, que debe latir cohesivamente bajo la combinación
armoniosa de las energías mental, astral, etérica y física, el éxito médico
se reduce cuando se examina sólo por sus partes constituyentes. El
laboratorio, en su loable investigación, proporciona los elementos
materiales para ayudar al diagnóstico de la “enfermedad”, pero no
capacita al médico para conocer el conjunto psicológico enfermo. En
ocasiones, a pesar de la existencia de varias pruebas de laboratorio
negativas, que aseguran la ausencia de bacterias, bacilos, parásitos o
gérmenes considerados ofensivos y que luego niegan la presencia de la
sospechada enfermedad, el paciente continúa enfermo, pues es una
unidad orgánica perturbada en su totalidad y no solo partes aisladas. Las
adicciones, los hábitos perniciosos, las emociones descontroladas, los
pensamientos nocivos y las metas inmorales constituyen los elementos
fundamentales para materializarse luego en forma de extensiones
enfermizas, que interpenetran morbosamente la admirable textura
celular del cuerpo humano.

Es en el momento en que el laboratorio o el examen clínico anuncian la


formación del cáncer en el hombre que el médico puede identificar
firmemente el florecimiento de la enfermedad con la exterioridad de los
sentidos humanos. Pero lo cierto es que, subrepticiamente, el cáncer ya
se venía desarrollando desde hacía algunos meses o años, en la
intimidad del paciente. La carga cancerosa, cuando drena por la piel,
por los órganos, por el sistema sanguíneo, linfático, nervioso o por la
médula ósea, sólo prueba el éxito de haber alcanzado la textura sólida
del organismo físico, ya que durante mucho tiempo había penetrado ya
en la intimidad periespiritual del individuo, incorporándose a ella
durante sus locuras mentales y emocionales, para luego servir de
alimento a bacilos, virus o miasmas, cuya vida vigorosa y potencial
transcurre en el mundo astral, todavía inaccesible al común sentidos del
encarnado.

Bajo la terminología médica inteligente, los análisis de laboratorio


revelan los gérmenes de una determinada enfermedad bajo la luz del
microscopio y contribuyen directamente a orientar al médico en la
elección del medicamento adecuado, que debe administrarse para
exterminar ese tipo de microbio materializado por el morbo descargado
de la psique enferma... Pero es evidente que la pausa o la simple
interrupción del "descenso" de la energía corrosiva, que se purga del
periespíritu embriagado a la carne, lograda durante la masacre de los
microbios identificados en el laboratorio, no prueba que el oculto la
causa de la enfermedad del residente también se extinguió por
completo.

Todo residuo morboso que aún quede en el periespíritu, habrá de ser


drenado, expulsado o absorbido después por la tierra, y no hay otro
recurso más favorable que fluirlo al secante vivo y sacrificial del cuerpo
físico. Y si el periespíritu aún conserva algún equilibrio mórbido
después de haber desencarnado, deberá purgarlo en las piscinas astrales
inferiores del Más Allá, a menos que por concesión superior pueda
transferirlo a la próxima encarnación, pero esta concesión resultará en
una nueva enfermedad. .

PREGUNTA: - Nos han informado que ya se han encontrado gérmenes


en lesiones cancerosas en el hombre, lo que podría llevar a suponer la
existencia del microbio físico real, que causa el cáncer. ¿Estamos en lo
correcto?

RAMATIS: — Pero es obvio que, donde hay materia en


desorganización, sea un fruto podrido o un tejido orgánico en
descomposición, hay bacterias o microbios, que se aprovechan de la
zona desvitalizada y descerebrada para cumplir con el sagrado deber de
procrear. Cuando en el suelo yace carroña o materia deteriorada, es
evidente que allí también confluyen los cuervos, atraídos por la
alimentación adecuada a sus tipos biológicos. En consecuencia, se
pueden encontrar bacterias, hongos, protozoos, virus, toxinas extrañas
y otros gérmenes microscópicos en un foco canceroso, sin poder
culparlos directamente por el cáncer.

PREGUNTA: ¿Qué puede decirnos sobre el tratamiento moderno del


cáncer? ¿Hay algún error en el heroico esfuerzo que emprende la
Medicina para vencer a tan insidiosa enfermedad?

RAMATIS: — No nos corresponde a nosotros censurar los procesos


químicos, las mutilaciones quirúrgicas, las cauterizaciones o la
radioterapia en el tratamiento del cáncer, pues son recursos que todavía
están muy en sintonía con la necesidad de rectificación kármica de los
habitantes de la tierra. En cuanto la humanidad haya expurgado de la
delicada textura de su periespíritu las toxinas e impurezas astrales allí
adheridas a causa de anomalías y desórdenes psíquicos previos, la
terapia del cáncer se realizará también de manera más suave y con
mayor éxito médico.

El cáncer puede volverse aún más virulento e irritable cuando se lo


reprime o desvía del curso de su manifestación natural en la carne,
siempre que no se lleve a cabo concomitantemente con la modificación
espiritual del enfermo. Su embalse a través de los recursos científicos
del mundo material acaba propagándolo en forma de nuevos brotes
patógenos futuros, que luego deberá retomar bajo el ropaje morboso de
otros flagelos, que la medicina moderna habrá de clasificar bajo una
nueva etiqueta patológica. Las viejas enfermedades que se curaban sólo
en la periferia de la carne, sin llegar a lo más profundo del alma,
desaparecieron por un momento, ¡para reaparecer más tarde cubiertas
por una nueva terminología médica!

A pesar del valioso esfuerzo médico actual, la tuberculosis se reduce,


pero la anemia perniciosa y el cáncer leucémico aumentan; se vence la
lepra, pero proliferan los tumores cancerosos; disminuye la sífilis, pero
aumenta la artritis y la parálisis infantil; La fiebre amarilla, el malestar
general, la disentería se extinguen, pero lamentablemente las
enfermedades del corazón, las úlceras gástricas y pépticas, la colitis, la
amebiasis y la diabetes aumentan. Enfermedades como el tifus, la
difteria, la pelagra, el cólera fueron conquistadas, pero el extraño
morbus que enferma el cuerpo humano y vive en el periespíritu
trastornado golpea de nuevo por todas las grietas de la carne y busca
emerger oculto bajo otras etiquetas patógenas. El arsenal médico cae
sobre los microbios, gracias a la producción masiva de la industria
farmacéutica, pero este morbo reprimido se irrita y perturba también el
delicado sistema nervioso para, en ciertos casos, sublimarse en forma
de enfermedades mentales!

Los científicos y los médicos abnegados, en su mayor porcentaje, sólo


han podido luchar heroicamente para reprimir y curar los efectos
nocivos que se materializan en el incesante “descenso” del líquido
enfermizo que derrama el periespíritu del hombre. Pero,
lamentablemente, el contenido tóxico milenario, al ser reprimido,
cambia de rumbo o se subdivide en otros estados enfermizos. Tan
pronto como el clínico demuestra su cansancio y se desalienta por las
insidiosas recaídas y la imposibilidad de detener la enfermedad, se
llama al cirujano, quien se encarga de intervenir y mutilar los órganos
o miembros del paciente.

Por lo tanto, no deseamos opinar sobre la eficacia de los tratamientos


médicos modernos contra el cáncer, que son muy justos en vista del
nivel evolutivo de los terrestres, ya que nuestras preocupaciones más
serias son de carácter espiritual, cuando nos referimos a la espíritu-
hombre inmortal, antes que el hombre - carne transitoria. Tan pronto
como haya éxito completo en la terapia del espíritu, obviamente su
extensión de carne será curada, de la misma manera que, una vez
limpiada la corriente líquida, el recipiente ya no estará contaminado. El
hombre, por lo tanto, necesita ser sanado en su esencia, ya que no es
una maquinaria viviente, cuyas partes rotas pueden repararse al margen
de sus emociones y pensamientos.

PREGUNTA: — Hemos sabido que la cura de muchas enfermedades


dependía únicamente de que la ciencia encontrara en el enfermo una
deficiencia vitamínica o la falta de una simple inmunización o vacuna
adecuada. En ese caso, ¿habrá todavía algún morbo que, bajando de la
psiquis del paciente, pueda manifestarse en otra forma enfermiza?

RAMATIS: — El hecho de que la ciencia encontrara el “medio” o el


agente que materializaba a la luz del mundo físico la enfermedad
escondida en el periespíritu, o que añadiera el elemento faltante para la
salud del enfermo, no es suficiente garantía de extinguirse la causa
enferma, ya que se eliminaba un efecto que sólo podía comprobarse
mediante el equipamiento de conocimientos médicos terrestres. Así
como el “descenso” de los fluidos tóxicos del periespíritu provoca la
peligrosa proliferación de ciertos gérmenes para el cuerpo físico,
también puede neutralizar algún tipo de hormona, levadura, jugo o
vitamina, resultando así en una carencia que se constata objetivamente.
Sin duda, una vez realizada la recomposición vitamínica, desaparecerá
también el efecto morboso correspondiente, que la ciencia había podido
diagnosticar; sin embargo, en la intimidad del ser, el morbo que
destruyó la vitamina faltante o perturbó el mecanismo que la asimilaba
sigue actuando sobre otro elemento orgánico y que luego la Medicina
arreglará bajo un nuevo brote patógeno.

No cabe duda de que mucho se debe a la loable investigación médica y


al desinteresado trabajo de experimentación de laboratorio, que
lograron corregir innumerables enfermedades graves que diezmaban a
las criaturas en forma de temibles flagelos insolubles. Ya os hemos
dicho que si no fuera por el médico que ayuda a los encarnados a drenar
sus sustancias tóxicas de forma llevadera, ya que las atiende y alivia,
evitando la completa saturación patológica, desde hace mucho tiempo
vuestro mundo sería solo un grupo de seres alucinados. ! Por eso, a su
debido tiempo, el Creador envió a la Tierra espíritus misioneros que se
dedicaron por completo a la investigación y experimentación médica,
con el objetivo de impedir que cierta manifestación patógena se
propague demasiado en la raza humana. Gracias a Fijkman, Funk y
Cooper, se pudo dominar el beriberi simplemente abordando la falta de
vitaminas B1 y B4; Lind acabó con el escorbuto, descubriendo el mal
de la falta de vitamina C; Koch y Hansen identificaron los bacilos de la
tuberculosis y la lepra; Pasteur recibe la vacuna contra la rabia; Benting
y Best prolongan la vida de los diabéticos con el descubrimiento de la
insulina; ¡aparece la sulfanilamida, extinguiendo un gran lastre de las
infecciones más peligrosas y Fleming alivia muchas “pruebas
kármicas” con su extraordinaria penicilina!

Estos benefactores de la humanidad acudieron en su ayuda a su debido


tiempo, eliminando síntomas y efectos molestos que ya amenazaban
más peligrosamente el campo de la vida humana e impidiendo la
desintegración patógena de la carne. Y por eso, de vez en cuando, Dios
equilibra la vida terrena, supliendo las necesidades del cuerpo enviando
espíritus que se encarnan dedicándose a la Medicina; o bien ayudando
a esclarecer el espíritu de la humanidad a través del sacrificio de
misioneros de alta pedagogía espiritual, como Hermes, Crisna,
Confucio, Zoroastro, Buda, Kardec, Hendel, Blavatsky y tantos otros
que se dedicaron a despejar el camino interior del alma. , en que Jesús
es el sublime sintetizador divino!

Unos, pues, cuidan la salud del cuerpo carnal; otros aparecen en vuestro
orbe dedicados exclusivamente a la restauración de la salud espiritual y
demostrando realmente que los efectos nocivos observados en el
organismo físico desaparecerán cuando se extingan las causas
patológicas arraigadas en el fondo del alma. Es por esto que las
enfermedades pueden ser cambiadas, sustituidas o aparentemente
eliminadas, sin que la morbosa energía psíquica que las alimenta sea
eliminada o incluso modificada en su molesta esencia, de la misma
forma que cambiar las bombillas de colores no altera la naturaleza de la
fuerza eléctrica. .

La idea central de la vida es la armonía, siendo la salud humana prueba


del perfecto y disciplinado funcionamiento del organismo carnal en
admirable armonía con el ritmo y dominio espiritual. Aunque la
sulfanilamida es valiosa en las peritonitis, la penicilina detiene la
peligrosa proliferación de microorganismos invasores o la
cloromicetina sofoca el peligroso brote de tifus, lo cierto es que la
virulencia sólo puede darse en la carne del hombre mientras queden
restos morbosos en su periespíritu.

PREGUNTA: — Hemos observado, leyendo algunos artículos de


Medicina, que ya existe cierta tendencia de algunos médicos a
considerar el cáncer como una enfermedad susceptible de ser provocada
por la psique del paciente. Creemos que esta nueva actitud médica
indica las primeras simpatías hacia la terapia espiritual del futuro, a la
que ha aludido en sus comunicaciones anteriores; ¿no es así?
RAMATIS: — En efecto, algunos médicos terrestres tienen ya informes
y estadísticas sobre la evolución de ciertos tumores cancerosos,
comprobando que ciertas alteraciones favorables o desfavorables, que
en ellos se procesan, están en perfecta sintonía con el carácter, estado
mental y condiciones psíquicas del paciente en el momento del examen.
Mientras que algunos pacientes más optimistas mejoran sus crisis
cancerosas, los pesimistas las empeoran notablemente. Algunos
diagnósticos tempranos de cáncer cambiaron posteriormente a un mejor
concepto en su apreciación médica porque, ante la mayor resistencia
psíquica del paciente, el tumor aún incipiente era absorbido por el
propio organismo y sin necesidad de ninguna intervención terapéutica
o quirúrgica posterior.

Es la misma medicina la que prueba así que no sólo existe una


enfermedad aislada llamada “cáncer” en el cuerpo carnal, sino que es el
espíritu enfermo el que, según sus características mentales y
condiciones psíquicas, puede presentar una etiología cancerosa o
simplemente un simple resfriado. Los médicos antiguos, entre ellos
Ambrósio Paré, sintiendo la influencia de la psiquis en los pacientes,
colocaban las enfermedades humanas bajo la preciosidad de los
"humores", juzgándolos responsables de ciertos estados de ánimo,
como la melancolía, el desánimo, la ansiedad, la depresión, la angustia
o preocupación enfermiza, mostrando alteraciones bajo las emociones
sobreexcitadas.

Ciertas criaturas temperamentales se asemejan a un jarrón de líquido


nocivo lleno a la horda; sólo hay que añadir una gota más, y luego se
derraman bajo un deplorable descontrol al que fácilmente se culpa de
una enfermedad nerviosa. Aunque ya están psíquicamente saturados por
el morbo pernicioso traído de vidas anteriores, todavía lo irritan, y se
sobrecargan con una nueva dosis de toxicidad producida en la vida
actual. Entonces, basta un nuevo ataque de ira, de celos, un insulto más,
una gran decepción, un estado más prolongado de envidia para que el
cáncer aparezca espontáneamente y se desarrolle rápidamente.

Y como la carga del psiquismo morboso actuando en el cuerpo físico


produce desánimo, melancolía, pesimismo o desesperación, quienes, en
condiciones tan dañinas, no emprenden una reacción psíquica optimista,
se convierten en candidatos de elección para las enfermedades
incurables y la peor muerte. breve.

De ahí el motivo de nuestra obstinada insistencia en advertirles que, ante


cualquier brote de enfermedad, ya sea la más leve intoxicación hepática
o el temido cáncer, la primera medicación de emergencia, la más
aconsejada, debe seguir siendo el restablecimiento del control. del
enfermo y su urgente renovación espiritual. Las pasiones violentas,
domadas y bajo el control del espíritu, se convierten en energías útiles
y creadoras en el campo del magnetismo del ser.

Y, a pesar de innumerables incredulidades y la ironía de las llamadas


criaturas más intelectuales, ¡la terapia evangélica es el recurso más
eficaz para ayudar al alma a controlar su peligrosa impulsividad!

Si no hay enfermedades, sino enfermos, deben hacer el máximo


esfuerzo para sanar su espíritu, aunque prueben que la sustancia tóxica
descendida de la vestidura periespiritual ya ha llegado a su carne,
porque apenas el foco del mal radica en la intimidad oculta del alma se
extingue, es indudable que la enfermedad también se extinguirá, así
como la cizaña muere tan pronto como se cortan las raíces. Es el propio
organismo el que combate y vence la enfermedad, actuando con sus
recursos naturales, y por ello toda renovación mental y emocional del
enfermo se transforma en un saludable aporte energético elevado, para
mayor facilidad de curación.

Incluso entre las mujeres afectadas por el cáncer, las reacciones más
favorables contra la enfermedad se ven en las más resignadas, cuyo
espíritu no es torturado por el miedo o la desesperación, manteniendo
la fe y la confianza en las metas superiores de la vida creadas por Dios.
Los que son más cariñosos, amables, alegres, generosos y enemigos del
chismorreo o la quizilia cotidiana mantienen un estado de ánimo
positivo y resistente a muchos sucesos desagradables.

Se sabe que el cáncer es menos pródigo en los retrasados mentales o


mentalmente apáticos, lo que prueba que el hecho de que la psique se
mantenga alejada de las aflicciones y locuras mentales conscientes o
deliberaciones propositivas, resulta también de la falta de alimento
morboso para el desarrollo canceroso. Usted puede notar que el cáncer
es más frecuente en hombres inquietos, ansiosos, temperamentales,
temerosos, neurasténicos e hipocondríacos, cuyos estados mentales y
emocionales, sobreexcitados, parecen acelerar el agotamiento del
tóxico psíquico para la carne.

PREGUNTA: — La medicina ha emprendido una intensa lucha contra


el cáncer, con la institución de laboriosas y cruzadas campañas de alerta
popular, realizando exposiciones adecuadas, a fin de reducir la
incidencia de esta terrible enfermedad. ¿Qué dices de estas medidas?

RAMATIS: — Y no hay duda de que, por estas campañas, llegó al


conocimiento de la masa común una enfermedad poco comprendida en
sus características morbosas y aún confundida con otras mucho más
inofensivas. Pero, como la propia Medicina ya debe haber probado que
la mayor o menor virulencia del cáncer depende mucho del estado
psíquico del paciente, es evidente que cualquier cruzada profiláctica
sobre el mismo debe realizarse con cierta prudencia y severa orientación
psicológica. , porque, de lo contrario, su efecto puede ser incluso
pernicioso y alarmante, haciendo que el miedo y la angustia se
intensifiquen entre las criaturas más pesimistas y fácilmente
sugestionables. Los más impresionables empezarán a vivir asustados
ante la presencia de una inofensiva verruga, quiste sebáceo, lunares,
lunares, bellotas o cambio de color en la piel; la mente asustada y
morbosa se llenará de preocupación contra el cáncer ante cualquier
contusión persistente, gastralgia, catarro, dispepsia, hemorragia
mínima, ronquera o estado febril. Por tanto, hay que evitar los extremos
desaconsejables, siguiendo la muy popular advertencia de que “no tanto
a la tierra, ni tanto al mar”.

La mente humana es una fuente de energía, cuyo voltaje está bajo el


control y equilibrio del espíritu; esta fuerza puede tanto activar las
células del organismo y nutrirlas en un estado de sana armonía y
constructividad, como desorganizarlas en su simbiosis energética,
debido a la incesante acción morbosa del miedo y la angustia.

Si bien es cierto que un largo duelo o un fracaso amoroso es lo


suficientemente fuerte como para perturbar las facultades mentales de
ciertas criaturas más débiles, es obvio que esto es el resultado de un
pensamiento morboso e incesante que actúa sobre la base electrónica de
la cohesión y el crecimiento de las células cerebrales. . Así como esta
fuerza mental morbosa proyectada sobre el cerebro provoca la “locura
de las células cerebrales”, es evidente que el miedo, la angustia o la idea
fija de cáncer también pueden intervenir desordenadamente en la
aglutinación celular de algún órgano vulnerable o región orgánica,
colimándose, en verdad, por manifestar la temida enfermedad! ¿Qué es
el cáncer sino el producto del veneno psíquico producido por el espíritu
en sus desarmonías mentales y emocionales?

Si bien es razonable prevenir y orientar a quienes ayudan a la


proliferación del cáncer con su ignorancia, negligencia y miedo,
advirtiéndoles que el tratamiento a tiempo presenta mayores
posibilidades de curación, también es necesario no converger
exclusivamente a una “entidad fantasma” denominada “cáncer”, ya que
el hombre no es un ser semejante a un motor, que pueda aislarse
independientemente de sus partes y funciones mecánicas.

Tras bambalinas del hombre de carne palpita el espíritu inmortal,


moviendo las energías del mundo oculto, para materializar en el
escenario de la materia los acontecimientos vividos por su psiquis.
Debido a que los moldes de todo acontecimiento sano o morboso se
moldean primero en la mente, para luego concretarse en acción en el
mundo físico, no conviene mantener a la masa humana, que es
fácilmente sugestionable, bajo un incesante angustia morbosa, vivida
bajo la visión de enfermedades cancerosas sugiriendo la posibilidad
constante del tan temido cáncer.

Las imágenes cancerosas persistentemente inculcadas en el


entendimiento aprensivo de la población común e ignorante, que
confunde fácilmente los esclarecimientos científicos o iniciáticos,
pueden alimentar un estado psíquico de pánico mental, perturbando las
líneas de soporte del electronismo molecular, dando lugar a una
situación que en realidad permanece. de fijación mental capaz de alterar
la cohesión celular del órgano o región orgánica más vulnerable.
Se sabe que los tipos más nerviosos son precisamente los que están más
predispuestos a la patogenia de las úlceras gástricas, úlceras pépticas y
colitis insidiosa, pues su imaginación sobreexcitada les lleva a
considerar el menor cansancio estomacal o el cansancio intestinal como
formaciones ulcerosas, contribuyendo más tempranamente materializar
en la carne la conformación real de lo que antes era una simple
suposición mental.

De acuerdo con la ley de que “la función hace al órgano”, cuando la


mente actúa durante mucho tiempo sobre un determinado sector
orgánico y moldea una configuración enfermiza, existe también la
opresión morbosa capaz de ajustar el modelo pensado en detrimento de
lo es definitivo Casi todos los hipocondríacos mantienen sus vesículas
biliares en espasmos, lo que retarda sus funciones normales,
volviéndolos perezosos y en estasis prolongada; en consecuencia, se
endurecen fácilmente por la constante presión mórbida y se adhieren al
tejido hepático, o bien facilitan los procesos de litiasis.

En nuestras comunicaciones sobre el dolor y el sufrimiento, explicamos


que el morbo acumulado en el periespíritu, durante encarnaciones
pasadas, es un producto fundamental de la mente y la emoción, cuando
el espíritu se desequilibra en el curso ordenado de la vida psíquica. Y
como el orden psíquico y la armonía sólo prevalecen bajo la práctica de
las virtudes, tales como el amor, la ternura, el coraje, el optimismo, la
bondad, la filantropía o la renuncia, es evidente que el desorden mental
y emocional, que da lugar al daño orgánico, se revela por el odio. ,
pesimismo, avaricia, miedo, celos, envidia, melancolía, crueldad o
egoísmo!

De ahí, pues, la necesidad de campañas o cruzadas de esclarecimiento


sobre el cáncer para no ser tan morbosos y temerarios, capaces de
sembrar terror, angustia, pánico mental o un pesimismo insoportable en
la mente sugestionable de la masa común.

El mecanismo de la mente sobre el sistema nervioso y endocrino del


ser humano es muy delicado; y el miedo es un estado mental que
sobreexcita y eleva la tensión orgánica, por lo que, ante choques
violentos en tal condición, el organismo se protege interfiriendo en los
centros térmicos y hasta en la composición de las hormonas. De ahí
los descensos de temperatura, la palidez mortal y hasta el pelo de
punta de la criatura, cuando es víctima de sobresaltos y terrores
inesperados.

El “miedo a morir” y el “miedo a enfermar” acaban, paradójicamente,


afectando el equilibrio de las mismas energías psíquicas que mantienen
la armonía celular del cuerpo físico, predisponiendo a la criatura a
sufrimientos o vicisitudes prematuras. Es por esto que el miedo que
genera el exceso de preocupaciones perturba visiblemente el
funcionamiento del sistema vagosimpático, alterando el ritmo y el ritmo
energético de las funciones digestivas. En consecuencia, hay quienes
también sucumben fácilmente a la imagen morbosa del cáncer y
quienes, invirtiendo el objetivo de las explicaciones científicas,
comienzan a alimentar asociaciones de ideas enfermizas generadas por
el miedo a los fantasmas de los sarcomas y epiteliomas expuestos en las
cruzadas médicas.

Es muy importante reflexionar que, a pesar de estas loables campañas


de divulgación popular contra el cáncer, ¡cada vez es peor!

23. Motivos de la recurrencia del cáncer

PREGUNTA: — ¿Puede decirnos cómo se produce la nueva


incursión cancerosa en los tejidos sanos adyacentes a tumores
extirpados o miembros amputados? Algunos médicos aseguran que
basta con que algunas células cancerosas entren en la circulación de los
tejidos circundantes para que el cáncer se manifieste nuevamente. Es
así. ¿mismo?

RAMATIS: — Aunque en ocasiones hemos subordinado estas


consideraciones a la disciplina de la etiología médica, la patología y la
terapéutica en vuestro mundo, quisiéramos subrayar que nuestro
principal objetivo sigue siendo el de examinar la parte kármica y
psíquica del cáncer, insistiendo en deciros que su curación Definitiva
sólo es posible a través de la integración absoluta del hombre a los
postulados crísticos de la vida espiritual. En consecuencia, no podemos
defender ninguna tesis de aporte académico a la cura definitiva del
cáncer, y eso se coloca bajo las exigencias de las minucias de la
nomenclatura médica, ya que el propio “médium” que recibe nuestro
pensamiento no es un médico y su facultad es intuitiva. , nos basta con
que ya explica razonablemente la acción de la Ley Kármica
disciplinando la manifestación cancerígena.

El cáncer, aunque no se puede demostrar su contagio directo entre


seres humanos, bajo observación visible de laboratorio, es susceptible
de ser trasplantado o infectar al mismo huésped que lo había
manifestado previamente. Es por esto que algunos cancerólogos
argumentan que no es conveniente realizar ninguna incisión quirúrgica
en las neoplasias, ni siquiera en el caso de una biopsia, para confirmar
el diagnóstico de su malignidad, ya que aseguran que las células
cancerosas pueden irritarse propagándose morbosamente. por el
organismo del paciente.

Sin embargo, sabemos que la recaída de la rebelión celular sólo se


produce cuando continúa la dieta morbosa oculta, en el periespíritu,
porque la mínima energía letal que algunas células físicas pueden llevar
en su núcleo y afectar la intimidad de los tejidos sanos circundantes o
la distancia , no es suficiente para producir un nuevo foco canceroso
secundario. En este caso, es el propio individuo (todavía contaminado
astralmente) quien nutre el terreno mórbido para un nuevo brote de
cáncer.

Las criaturas que ya están libres de cualquier residuo mórbido no


son capaces de nutrir el terreno para nuevas neoplasias malignas, ni se
infectarán aun cuando se les inoculen los contenidos de cualquier tumor
canceroso. Tampoco existe una herencia de padres a hijos, en el sentido
específico de transmisión física de los genes morbosos del cáncer, pero
en ocasiones puede ocurrir que participen descendientes consanguíneos
con mucha afinidad psíquica y también optativos por el mismo tipo de
enfermedades. la misma familia El cancerólogo se sorprende entonces
cuando, al estudiar los ancestros biológicos hereditarios del enfermo de
cáncer, comprueba que uno de sus padres sucumbió al cáncer, lo que
fortalece entonces su convicción de que la transmisibilidad infecciosa
existe bajo leyes físicas.
En general, las células cancerosas no transportan suficientes virus
astrales para desencadenar otra acción infecciosa cuando se transfieren
a través de la sangre o la linfa después de una cirugía o radioterapia. En
efecto, es el mismo agente oculto, o elemental primario subvertido, el
que provocó el primer hinchamiento que, actuando en el mundo astral,
desciende de la contextura del periespíritu y, a través del “doble
etérico”, converge hacia la carne y provoca una recaída, tan pronto
como se le ofrezca una nueva oportunidad morbosa.

El cáncer sólo se detiene o se extingue, en su curso destructivo,


cuando el contenido astral tóxico o volatilizado del periespíritu por
fuerza mental de alto nivel espiritual ha sido también totalmente
agotado para el cuerpo físico. Mientras todo el veneno psíquico ha sido
vertido en la carne, el cirujano, al extirpar un órgano o miembro
contaminado, elimina también la última carga morbosa oculta con el
tumor, eliminando así cualquier probabilidad de recurrencia cancerosa.

PREGUNTA. — ¿Podría darnos algún ejemplo material que nos


aclare mejor este asunto?

RAMATIS: — Repetimos: la recurrencia cancerosa sólo ocurre


cuando el elemental virulento continúa circulando en el periespíritu del
operado y es capaz de nutrir un nuevo tumor. Cuando el cirujano opera,
sólo elimina el “punto de apoyo” físico sobre el cual se estableció
subrepticiamente el “miasma” invisible y responsable de la desarmonía
en la base cohesiva de las células, pues es perfectamente lógico que los
hierros quirúrgicos no puedan exterminar el proceso morboso. del
periespíritu. ¿Se debe considerar agotada el agua de un depósito sólo
porque se extrae de él un recipiente lleno de líquido? Y no hay duda de
que, cuando se vuelva a abrir el grifo, el líquido rebosará. En una
rudimentaria analogía, podríamos decirte que la simple extirpación de
los tumores cancerosos no significa sacar el último balde de agua del
reservorio mórbido del periespíritu, por lo que la mutilación quirúrgica
no proporciona la curación definitiva del paciente.

Espíritas, esoteristas, teósofos y rosacruces saben que, entre el cuerpo


carnal y el periespíritu, el hombre posee todavía otro vehículo
energético llamado “doble etérico”, que porta los centros de fuerzas
etéricas o “chakras”, responsables de las relaciones mutuas. entre los
dos mundos. Cuando el individuo “muere” o desencarna, el cuerpo
etérico, que es provisional y sólo sirve al encarnado, se disuelve en el
aire, en la superficie de la tumba. En las noches secas de verano, cuando
hay un exceso de magnetismo en la atmósfera, algunas criaturas más
sensibles notan incluso la disolución del “doble etérico” sobre las
tumbas de los cementerios. Su luminosidad etérica se torna
fosforescente —por el roce con otras energías circulantes y la
descomposición cadavérica—, lo que hace que la gente común cree la
historia de los fuegos fatuos y la leyenda del boi-tatá.

El doble etérico, situado entre el cuerpo físico y el periespíritu del


hombre, sirve de canal para el descenso del residuo canceroso, que es
transferido nuevamente a la carne después de la ablación de cualquier
órgano o amputación de un miembro canceroso. Y a veces esta nueva
incursión es aún más virulenta e irritante al formar de nuevo la neoplasia
maligna, y desalienta al cirujano más desinteresado que se ha dedicado
hábil y laboriosamente a eliminar el más mínimo remanente de tejido
enfermo.

PREGUNTA: — ¿Podrías hipotetizar algún ejemplo más objetivo de


algún órgano o miembro del cuerpo físico que, después de la cirugía, se
vuelve canceroso por la nueva incidencia del elemental primario y
mórbido, que dices actúa a través del periespíritu?

RAMATIS: — Supongamos, pues, un individuo que, por hipótesis,


presenta una formación cancerosa en el dedo anular de la mano
izquierda; después de amputar hábilmente el dedo canceroso, he aquí,
el cáncer lo ataca en secreto, llegando también a los tejidos de la mano.
Es indudable que el cirujano especialista en el género, previendo una
nueva incursión cancerosa, no duda en amputar la mano afectada,
evitando así que el brazo del paciente se vea afectado. Pero en realidad,
la enfermedad insidiosa avanza sigilosamente; amputada la mano, he
aquí que también se infecta el antebrazo y, cortado éste, hay que
amputar entonces el resto del brazo, ya irremediable- mente
contaminado, mientras el morbus prosigue su despiadada excursión
hasta tomar fatalmente el paciente a la tumba, aunque la Medicina
movilice todos tus recursos más eficientes. Bajo nuestra visión
espiritual, pues, observamos que este fenómeno mórbido de recurrencia
cancerosa se procesa independientemente del propio contagio físico, o
de la incursión de las células afectadas en la circulación de la red
sanguínea o linfática.

El tóxico subversivo actúa a través del doble etérico, intermediario


entre el periespíritu y el cuerpo físico, y se concentra nuevamente en los
órganos o miembros que parecen más vulnerables después de las
extirpaciones quirúrgicas. Cuando el médico corta el dedo afectado de
su paciente, simplemente detiene por un momento el descenso del
mórbido canceroso, extirpando el borde mórbido hacia la carne, que
luego continúa a lo largo del brazo del periespíritu, desciende más,
convergiendo en la mano y , sucesivamente, el antebrazo y el brazo, que
son respectivamente amputados como medida desesperada de
salvación.

Combatiendo al paciente con choques anestésicos y quirúrgicos


consecutivos, que envenenan el hígado o el páncreas, y amargado
psíquicamente por las constantes mutilaciones, se convierte en campo
aún más propicio para la recurrencia tóxica, en forma de un nuevo
tumor, que recuerda a un contenedor detestable que vivo. en veneno!

24. Consideraciones sobre Cirugía y Radioterapia en Cáncer

PREGUNTA: ¿Qué opina sobre el tratamiento del cáncer mediante


radioterapia? Mientras que algunos médicos consideran que tiene
efectos sorprendentes, ¡otros lo condenan por tener un efecto pernicioso
en el cuerpo humano!

RAMATIS: — Sabemos que la Cancerología también considera a la


radioterapia como uno de los recursos muy racionales para el
tratamiento de sarcomas y epiteliomas que, al ser neoformaciones
celulares invasivas que atacan el tejido conjuntivo y epitelial, no tienen
estructura de procesos inflamatorios. Hace más o menos 5.000 años, los
egipcios ya cauterizaban los tejidos cancerosos con metal al rojo vivo,
lo que guarda cierta analogía con el proceso aplicado por la radioterapia.
Aunque se trata de una operación capaz de desintegrar excrecencias
anómalas en su función terapéutica, los propios médicos advierten que
los rayos desintegradores deben limitarse exclusivamente a la zona
enferma objetivo, para no dañar otros tejidos sanos, nervios y órganos
delicados adyacentes. La radiación excesiva puede afectar e influir en
el torrente sanguíneo, actuando directamente sobre los órganos
hematógenos encargados de la producción de sangre, como el hígado,
el bazo y la médula ósea. Cuando la radiación es demasiado fuerte,
incluso reduce la formación de glóbulos blancos y provoca la muerte
por leucopenia; bajo cierta frecuencia radioterapéutica, puede ocurrir el
fenómeno contrario, en el cual la proliferación de los mismos glóbulos
blancos genera la leucemia fatal. La radiotermita suele dañar tejidos
delicados, la médula ósea se congestiona e incluso puede licuarse,
mientras que el bazo disminuye de tamaño; en algunos individuos
menos resistentes, las gónadas o glándulas masculinas degeneran y, en
ciertas mujeres, los folículos de Graaf se atrofian, habiéndose
comprobado la esterilidad en ambos sexos.

El exceso de radiación en forma de calor, como sucedió con la radiación


nuclear producida por la bomba atómica sobre Hiroshima y Nagasaki,
provocó quemaduras, hemorragias, vómitos, necrosis, calvicie
instantánea, licuefacción de tejidos y, posteriormente, tumores
cancerosos y leucemia en el cuerpo humano. En cuanto a su influencia
en la formación de genes, dio lugar al nacimiento de seres anormales,
abortos, mortinatos, partos prematuros, deformaciones y otras
aberraciones agrupadas por la Medicina en sus tablas teratológicas.

A pesar de algunas soluciones beneficiosas conseguidas por la


radioterapia, ésta aún no ha alcanzado el porcentaje de curaciones del
cáncer que la Medicina pronosticó con entusiasmo al inicio de su
aplicación. Insistimos en decirles que, si bien todos los esfuerzos
médicos en este sentido son loables, la unidad y la cohesión vital del
organismo humano dependen particularmente de "leyes biológicas" que
pueden considerar las contrapartes, actuando en la materia, de las leyes
espirituales que rigen el ser humano Cosmo y se entrelazan con todas
las manifestaciones de la vida microcósmica y la vida macrocósmica.
En consecuencia, la radioterapia no será el recurso exclusivo capaz de
restaurar el poder central del espíritu aún perturbado en el cuerpo
humano, que alimenta el cáncer. Asimismo, extirpando el tumor
canceroso o abortando su crecimiento anómalo, no se infiere que con
esta medida aislada desaparezca definitivamente la causa enfermiza
surgida de la desarmonía espiritual.

Cuando la terapia se dirige únicamente a la enfermedad o tumor local,


que puede ser solo el síntoma aislado de la causa oculta en la psique
enferma, ¡el éxito siempre será dudoso y raro!

Paradójicamente, el morbo cancerígeno todavía puede ser evocado más


rápidamente desde el periespíritu a la periferia de la carne por el abuso
de rayos X, desequilibrios nutricionales, vacunas, intoxicaciones por
drogas mineralizantes, terapia de suero, emisiones mortales de
minerales radiactivos, láminas líquidas y atómicas. desintegración. Sin
embargo, estos son sólo los agentes reveladores del cáncer en
condiciones de saturación mórbida en la estructura biológica y
vulnerable del ser; en realidad, el contenido tóxico ya existía latente en
la vestidura periespiritual y su descenso coincide con la alteración de
otros elementos perturbados por intervenciones externas.

PREGUNTA: — ¿La radioterapia es menos conveniente en el caso


del cáncer?

RAMATÍS: — Creemos innecesario repetirle una vez más que la preferencia


por tal o cual tratamiento, en el caso del cáncer, no elimina la causa morbosa
de un orden psíquico, que sólo se resolverá definitivamente cuando la
humanidad también alcance la frecuencia Crística de alto nivel de sana vida
espiritual. Nuestra principal preocupación sigue siendo señalarles que, a
pesar de los aparatos y recursos médicos modernos, la humanidad terrenal
aún permanece maniatada a un círculo vicioso patológico, cambiando las
características externas de las enfermedades, así como también varía en su
estado mental y emocional. locuras! Cuando aludimos a la radioterapia,
cirugía, quimioterapia y otros procesos terapéuticos, y a las diversas
hipótesis médicas sobre el origen exacto de la enfermedad, pretendemos
advertirles que, bajo todo este aparato y supuestos sembrando nuevas
esperanzas, persiste el insidioso veneno generado. por la mente humana en
desequilibrio. , de cuya actuación deriva la desarmonía en la red de soporte
de la electrónica celular.
No pretendemos aconsejar al enfermo de cáncer que utilice
únicamente un método terapéutico de la medicina oficial, porque los
éxitos también varían en cada individuo y en perfecta correspondencia
con su responsabilidad kármica. A veces la radioterapia compensa con
soluciones satisfactorias; en cambio, el éxito se logra a través de la
cirugía o incluso a través de la prescripción de recursos
quimioterápicos, probándoos que todo esfuerzo médico-terapéutico
incluye metas inspiradas en lo Alto, ayudando al paciente a prolongar
su existencia física y a sobrellevar la carga kármica.

Pero, en general, la terapia terrestre aún requiere una cierta cantidad


de sacrificios y decepciones de los enfermos, ya que la humanidad aún
no merece el éxito absoluto en la eliminación del sufrimiento, ya que,
una vez curada la enfermedad, ¡desgraciadamente, la psique enferma
permanece! El miedo a la enfermedad y el terror a la muerte no
favorecen la naturaleza del hombre para ayudarlo a reajustarse más
pronto después del desequilibrio mental y emocional; se precipita
desesperadamente y se lanza a cualquier procedimiento médico, con tal
de que obtenga alivio inmediato o se le asegure la curación y el
alejamiento del peligro del abandono de la carne.

El uso muy frecuente de rayos X es perjudicial y, por desgracia, la


gente está muy familiarizada con sus efectos desintegradores a la menor
molestia, porque, si bien se elogia el feliz descubrimiento de Roentgen,
su tratamiento excesivo también aumenta el riesgo de cáncer en la
sangre. Las criaturas que, por la razón que sea, están constantemente
expuestas a placas radiográficas, cuyo tipo de periespíritu absorbe
fácilmente el magnetismo denso, pueden convertirse en probables
candidatos a un futuro cáncer, dependiendo del período de
cumplimiento de su resistencia orgánica y ausencia de agentes
cancerígenos exógenos. Se corre el peligro de transformar sus cuerpos
en una especie de depósito de sustancias radiactivas, que comienzan a
circular nocivamente por su “doble etérico”, afectando las relaciones
normales entre su periespíritu y el cuerpo físico.

Algunos científicos, habiendo estudiado el pasado enfermizo de


ciertos pacientes con cáncer, se sorprendieron por la gran cantidad de
pacientes que ya habían sido sometidos a los efectos de la radioterapia
durante mucho tiempo, mediante el uso de radio o rayos. Como afirman
renombrados cancerólogos en vuestro mundo, el cáncer producido por
la radiactividad desafía entonces cualquier tratamiento benéfico, ya que
la región afectada se extiende cada vez más en su área de perturbación
vital.

Por cierto, no debe sorprenderle la cantidad de científicos radiólogos


que fueron sacrificados por el efecto desintegrador del material
radiactivo en los equipos de rayos X, como Parker, Fuchs, Egelhof
Dodd, Macliketh en los Estados Unidos, Jean Bergoné en Francia,
Spence y Hall-Edwards en Inglaterra, Schoenberg en Austria y Alvaro
Alvim en Brasil.

PREGUNTA: — Usted ha aludido a la posibilidad de una


intoxicación por drogas mineralizantes, en el caso del cáncer, ¿nos
puede explicar cómo es eso?

RAMAT1S: — Ciertas drogas excesivamente mineralizantes


también producen efectos acumulativos y perniciosos en el organismo
humano, de ahí la posibilidad de manifestar cáncer por intoxicación por
drogas. En el futuro, la Medicina también se enfrentará a un nuevo
enigma sobre la etiología del cáncer, cuando compruebe que los
antibióticos —utilizados actualmente a granel contra el más simple
resfriado— también socavan la cohesión y la procreación de
innumerables comunidades microbianas responsables de funciones
orgánicas muy importantes. y reconstrucción anatómica del hombre.
Como el antibiótico no conduce a la dirección adecuada para atacar
exclusivamente a un determinado conjunto de gérmenes visualizados
por el médico, aunque los clasifique como estafilococos o
estreptococos, también daña otras aglomeraciones microbianas que
sustentan los complejos fenómenos de la vida física, provocando
perturbación dañina en la red bioelectrónica y produciendo el terreno
para neoplasmas malignos.

Recordándoles la inutilidad de reprimir el estado mórbido que daña


el organismo carnal y que proviene de un psiquismo desordenado,
creemos que, en el transcurso de cualquier enfermedad, lo más sensato
sería siempre despertar las energías espirituales del enfermo. ,
ayudándole a cooperar con su naturaleza orgánica, llena de sabiduría e
instintiva iniciativa terapéutica.

La farmacología moderna, cuando no es absolutamente inocua


debido a la falta de escrúpulos de los responsables del fácil lucro, es a
veces demasiado violenta por su metralla mineralizadora, provocando
reacciones químicas en el organismo, que muchas veces se alejan por
completo de los experimentos de laboratorio y superan las predicciones
médicas. Hay factores ocultos, en el organismo humano, que aún
escapan a la comprensión del científico muy apegado al dogmatismo
académico sobre el comportamiento de la materia. A veces se sacrifican
órganos sanos y se perturban funciones armónicas, por la masacre
indistinta de colectividades microbianas destinadas a la recomposición
de las células, y esto sólo para tratar enfermedades de consecuencias
menos graves.

Este bombardeo indiscriminado, en el seno del mundo viviente del


microcosmos, perturba tanto el sistema bioelectrónico de garantía
armónica de las células e incluso dificulta la transmisión de genes en la
línea hereditaria de tal manera que no será muy difícil, en el futuro, que
un simple estornudo mal controlado provocará el brote de cáncer en el
hombre, ¡tal es la violencia que ejerce actualmente sobre las bases de su
edificio atómico!

PREGUNTA: — En cierta respuesta a una de nuestras preguntas,


usted dijo que la homeopatía también tiene algún efecto curativo sobre
el cáncer. ¿Podrías contarnos algo al respecto?

RAMATIS: — Los medicamentos homeopáticos, especialmente los


de gran dinamismo, como en las dosis de 1.000, 10.000 ó 100.000, son
sumamente activos en su acción energética y pueden llegar
profundamente al campo de magnetismo muy sutil del contexto del
periespíritu. Son altamente potenciados o radioactivados, presentando
sus campos electrónicos altamente acelerados y emitiendo vigorosas
corrientes de partículas infinitesimales a alta velocidad, que luego se
transforman en cargas energéticas desintegradoras de masas de
astralidad inferior aún adheridas al periespíritu del paciente.
De hecho, la misma Medicina moderna ya reconoce el valor de
diversas energías ocultas, pues las utiliza a través de equipos eléctricos
apropiados, como infrarrojos, ultrasonidos, ultravioletas y otros tipos en
proceso de ser descubiertos en breve, y que pueden desintegrar las
manchas. , excrecencias y formaciones parasitarias nocivas para el
cuerpo físico.

La homeopatía, como les explicamos con mayor detalle en una


reciente comunicación mediúmnica, es una terapia energética que actúa
sobre el cuerpo humano como un catalizador. Su principal función,
actuando como un notable fermento oculto, es despertar las energías
dormidas en la intimidad orgánica y acelerar sus reacciones
electrónicas. Su éxito proviene precisamente de que opera con más
resultado en el contexto del periespíritu y combate, bombardeando con
sus partículas infinitesimales, el elemental mismo de la astralidad
inferior que alimenta el cáncer. No cabe duda de que, siendo una terapia
muy sensitiva y puramente energética, exige también toda la
colaboración espiritual posible del paciente, combinada con una mayor
economía de fuerzas vitales, que son despertadas por la acción
catalizadora homeopática. La modificación interior del paciente, su
dominio sobre sus pasiones y adicciones insanas, no sólo subliman sus
fuerzas superiores de apoyo espiritual, sino que aprovechan la energía
de la homeopatía para la recuperación del cuerpo carnal.

Conocemos casos en que ciertas criaturas propensas al cáncer ni


siquiera consiguieron materializarlo en carne propia porque, estando
sometidas a tratamiento homeopático por otras enfermedades más
inofensivas, el médico homeópata, al prescribir la medicina
constitucional y similar a su psicofísica tipo, logró restaurar el
energismo perturbado en la red biomagnética.

PREGUNTA: ¿No podríamos suponer que este éxito homeopático


podría ser una intervención prematura en aquellos que deberían sufrir,
por ley kármica, la prueba del cáncer?

RAMATIS: — El cáncer no es una prueba definitivamente expiatoria,


para liquidar culpas pasadas; es sólo una fase del proceso sideral para
que el espíritu se purgue de sus venenos, que lo harán infeliz en el Más
Allá. Sólo hay un fatalismo en este caso: la necesidad de limpiar el
periespíritu drenando un tipo específico de sustancia tóxica que se
produce en tiempos de desequilibrio espiritual. Mientras este drenaje
pudiera efectuarse sin ningún sufrimiento, no tendría ningún propósito
de parte de Dios imponer el dolor como castigo por las faltas cometidas
anteriormente. Sin embargo, dentro del cientificismo de la Ley del
Karma sólo existe este medio que, al ser utilizado, provoca sufrimiento
en el descenso de toxinas periespirituales a la carne.

Como ya les hemos informado anteriormente, las personas que pueden


ser curadas por la homeopatía son sólo aquellas que ya tienen cierta
condición psíquica que es electiva para tan delicada terapia; dotados de
cierta sensibilidad espiritual y menos animalizados, tendientes siempre
a la piedad, a la confraternización humana, a la filantropía, a la simpatía
fraterna. Quienes son curados de cáncer por la homeopatía, ya sea que
esto suceda prematuramente o incluso después de enfermar, es
indudable que presentan condiciones íntimas electivas para la terapia de
dosis infinitesimales, además de tener ya mejores credenciales
espirituales.

Pero aquellos que todavía mantienen su periespíritu sobrecargado de


toxinas psíquicas acumuladas en vidas pasadas y que continúan
acicateándolo con nuevos impactos morbosos, solicitando nuevas
purgas tóxicas en las próximas encarnaciones, es obvio que, aunque se
someten a un tratamiento magnético intensivo o la homeoterapia, no
lograrán ningún éxito, porque el curso de una existencia física les será
insuficiente para purgar todo el veneno cuya densidad y cantidad
resisten la sutileza de la terapia energética.

PREGUNTA: — Según la opinión de autoridades autorizadas en la


materia, las operaciones quirúrgicas retrasan el resultado final, y se
conocen casos en que la curación fue radical, a pesar de que las
intervenciones se realizaron sobre tumores avanzados. Nos parece que
tal recurso va en contra del Karma del enfermo de cáncer, ya que, en
este caso, la Medicina le impide sufrir el resto de su calvario kármico;
¿no es así?
RAMATIS: — El proceso kármico de drenar a la carne las sustancias
tóxicas que circulan en el periespíritu es un acontecimiento
inquebrantable, que no puede ser desviado ni reducido en su marcha
profiláctica. Si el mismo paciente pudiera sublimarse instantáneamente
a un alto nivel angélico, entonces sí lograría la urgente volatilización de
sus venenos astrales. De ninguna manera la cirugía libra
definitivamente al espíritu enfermo de su morbo elemental y subvertido
por el mal uso del pasado. La extirpación de cualquier órgano o
miembro canceroso sólo retrasa el flujo de la purga o lo suspende hasta
que ocurra más metástasis en la vida actual u otra oportunidad para la
purga en la próxima encarnación.

La cantidad de veneno aún latente en el periespíritu espera sólo una


nueva oportunidad favorable para fluir nuevamente al cuerpo físico,
dejándolo a otro órgano próximo al destino cancerígeno y al
almacenamiento del veneno remanente en descenso. Es muy natural que
los encarnados recurran a todos los medios para escapar de sus pruebas
purificadoras y enfrenten el dolor y el sufrimiento de una forma
diametralmente opuesta a la que realmente apreciarán después de
desencarnar. Mientras de este lado esperamos que los enfermos o
cancerosos se resignen lo más posible al sufrimiento, a fin de purgar la
mayor cantidad posible de venenos incrustados en su ropaje
periespiritual, liberándolos antes de las angustias de las encarnaciones
físicas, se desesperan a la menor manifestación de cualquier dolor!

Si bien el Alto ha inspirado a la Medicina para ayudar al terrícola a


soportar su carga kármica con estoicismo y resistencia física, exagera
en su garantía contra el dolor y reprime a costa de sedantes o anestésicos
el síntoma doloroso más común que, por lo general, es de origen
biológico. advertencia llamando a la acción contra un sufrimiento más
grave en el futuro. De esta manera, vive psíquicamente desentrenado
para enfrentar grandes dolores, mientras deposita toda su fe en la
felicidad ilusoria de la vida material y considera el sufrimiento, que
purifica, ¡como una situación indeseable que debe ser combatida a toda
costa!

PREGUNTA: — Creemos que, en vista de sus consideraciones, algunos


lectores supondrán que los enfermos de cáncer no deben ser atendidos,
ya que serían perturbados en el proceso de su purga tóxica y benéfica
para la carne y entonces necesitarían trasladar la prueba dolorosa para
la próxima encarnación; ¿no es verdad?

RAMATIS: — ¡Aunque alguien pueda juzgar que el tema que estamos


ventilando es irrazonable o incoherente, este es el proceso kármico de
purgar los venenos del alma en materia! Evidentemente, la opinión de
los encarnados no puede armonizarse con nuestra opinión de los
desencarnados, en vista del diferente punto de vista desde el que
apreciamos la realidad espiritual, porque precisamente lo que en la
Tierra significa desgracia, en general, es la puerta bendita que se abre.
entreabierta para que la criatura solicite el paraíso.

La expurgación de los venenos astrales, causa de la patogenia


cancerosa, es un asunto muy privado; de hecho, se trata del propio
paciente, que es quien más se interesa por él y quien es responsable de
elegir el camino que considere más adecuado para su caso. ¡Solo para
satisfacer el sentimentalismo humano, no podemos ocultar la realidad
espiritual de la evolución humana y exponer un panorama de vida que
no perturbe la vieja concepción del dolor y el sufrimiento, como el
pecado de Adán y Eva! El espíritu goza del derecho de mitigar o retrasar
su dolorosa prueba en la Tierra, y antes de reencarnar determina las
medidas que estime más apropiadas para su vida material. Una vez
encarnado, puede ayudarse a sí mismo con todos los recursos médicos
y anestésicos de vuestro mundo, cuando tema el dolor, o puede contener
la caída de los venenos psíquicos que había planeado agotar.

Y si el fluido cancerígeno es impedido en su curso e impedido de


purgarse en parte o en todo, no hay duda de que, frente al cientificismo
justo y benefactor de la Ley del Karma, el espíritu candidato pasará por
una nueva prueba de purgación tóxica correspondiente a la cantidad que
aún logró retener en el periespíritu por intervención quirúrgica,
cauterización, radioterapia u otro proceso violento. Esta es la verdad
sideral, a pesar de no poder satisfacer completamente el razonamiento
de muchos encarnados.

Hay mucha diferencia entre la Medicina precaria de unos siglos, cuando


se trataba al ser humano como un animal sometido a cauterio, vómitos
y moxas flamígeras, y el tratamiento médico moderno, en el que el
paciente, gracias al advenimiento de la anestesia, casi que se enfrenta
sólo a los dolores más leves de la convalecencia. En el futuro, cuando
la humanidad presente también un mejor nivel de espiritualidad, la
Medicina ya habrá abandonado el manejo de tortuosos instrumentos
quirúrgicos, y buscará en lo más profundo del alma la causa exacta de
la enfermedad.

Tanto el cáncer como cualquier otra enfermedad insidiosa se comportan


ante las leyes espirituales del Cosmos como un efecto exacto de la Ley
Kármica de que “al dado se le dará según sus obras”. En consecuencia,
nuestra opinión no sería lo suficientemente fuerte como para
distorsionar las leyes espirituales creadas por Dios, o modificar la
patogenia del cáncer, para que unos pocos privilegiados pudieran
escapar por la tangente de su responsabilidad milenaria...

Aunque los espíritus apelan a la Divina Providencia para escapar de los


atroces destinos que ellos mismos generaron en el pasado, la Ley
inmutable no hace distinciones ni concede privilegios; y, por lo tanto,
rendir homenaje a la patogenia del cáncer, adorables criaturitas y recién
nacidos, jóvenes vigorosos y viejos industriosos, bandidos y sacerdotes,
hombres cultos y hombres analfabetos, hermosas criaturas y seres
deformes, mujeres santificadas y desdichados caídos, hombres solteros
y padres de numerosos hijos, héroes desinteresados y criaturas
cobardes, médicos devotos y pacientes estoicos, ricos y pobres, ateos y
piadosos!

PREGUNTA: — ¿Pero no es un deber humano intentar todos los


esfuerzos posibles para curar el cáncer, incluso sabiendo que es una
purga psíquica benéfica?

RAMATIS: — Desgraciadamente, el Karma de la humanidad


terrestre es todavía de purga drástica y requiere de recursos violentos
que provocan sufrimientos atroces en las criaturas, como en el caso del
cáncer. Es justo que se busque el remedio y, por ello, se sugieren nuevas
hipótesis terapéuticas, se construyen costosos laboratorios con equipos
electrónicos, se alimentan esperanzas ante nuevas conclusiones
científicas basadas en experimentos inéditos, mientras los charlatanes
aconsejan el uso de plantas. , ¡Misteriosas drogas y exorcismos! De vez
en cuando, los enfermos de cáncer se animan poniendo toda su fe en
una raíz exótica o en alguna sustancia superactiva o absorbente;
entonces vuestra dinámica psíquica se acelera hasta el punto de producir
efectos satisfactorios.

Como ya os hemos dicho en otra parte, ciertas curaciones


milagrosas, como las ocurridas en Lourdes, los milagros de Fátima, los
éxitos de los taumaturgos del interior o las fuentes milagrosas que atraen
peregrinaciones de enfermos, se deben más al hecho de que dinamizan
en sí mismos el “disparador psíquico” generado por una fe y una
confianza intensas. Entonces se acelera todo el campo psicofísico del
paciente y se aflojan los músculos adormecidos, se reemplazan las
células aniquiladas y se renuevan las funciones atrofiadas durante
mucho tiempo. Incluso después de la hipnosis, muchos pacientes, al
despertar del trance, afirman estar libres de ciertos dolores, malestares
e incluso adicciones que el hipnotizador les ordenó olvidar en su mente
debilitada.

Pero aunque el enfermo de cáncer haya sido radioactivado, mutilado


por la cirugía o intoxicado por el exceso de quimioterapia, por la prisa
y la desesperación por obtener la curación física, sólo la terapia de
Cristo sigue siendo el medio más eficaz para restaurar la salud del
espíritu eterno.

PREGUNTA: — Aunque usted no se ha pronunciado sobre la


conveniencia o no de la cirugía en el caso del cáncer, al menos puede
decir si su práctica no produce mayores perjuicios para el enfermo de
cáncer, en vista de las leyes espirituales que lo disciplinan. rescate
kármico.

RAMATIS: — No conocemos ofensa sideral por eso, porque el


mundo material, además de ser una escuela de educación espiritual, es
un eficiente laboratorio de experimentos, donde la chispa divina,
emanada del Espíritu Cósmico, modela vuestra conciencia de existir. ,
conocer y crear. El espíritu del hombre puede vivir algunos milenios
entre errores, dolores y sufrimientos, a fin de lograr su superación
espiritual, sin que esto obstaculice su felicidad eterna, que resplandecerá
tras la justa compensación de su pasado de ignorancia e insensatez.
Debe ser el ángel de la suerte que sustituya al hombre cansado de la
marcha planetaria y los desengaños de las formas perecederas.

El sufrimiento resignado aumenta su función espiritual purificadora


y ayuda a la liquidación más rápida de las toxinas periespirituales. Al
respecto, es obvio que la cirugía del cáncer no va en contra de las leyes
espirituales, porque es el espíritu mismo el que decide acelerar o retrasar
su infección astral en el periespíritu. Resaltamos, sin embargo, que
ningún cirujano puede mantener la presunción de curar a los enfermos
o al cáncer simplemente porque extirpa órganos o tejidos enfermos. Los
fierros quirúrgicos no tienen acción práctica en la renovación crística
del espíritu, aunque pueden corregir carnes deterioradas, aliviar
sufrimientos prolongados, desviar o sostener el curso morboso de
toxinas milenarias que circulan por el periespíritu enfermo. Las leyes
espirituales, inmutables y sabias, determinan cuál debe ser el peso
magnético específico y la diafanidad necesaria para que los espíritus se
ajusten a los mundos paradisíacos. Naturalmente, reconoceréis que no
podréis alcanzar esta norma espiritual a expensas de intervenciones
quirúrgicas en el cuerpo de carne, aunque reconocemos que responden
a los sentimientos fraternales de la ciencia humana.

Cuando el espíritu traslúcido logra subir a las regiones edénicas, para


gozar definitivamente de la Paz y la Felicidad eternas, tampoco se
arrepiente de los billones de horas de sufrimiento, de las miles de
intervenciones quirúrgicas a las que ha sido sometido, ni de la larga cola
de médicos, enfermeras y farmacéuticos a los que convocó para
solucionar sus desarmonías físicas. Cuando esto sucede entonces,
prueba que la salud espiritual fue el resultado de su purificación a través
del dolor, no como expiación de la culpa, sino solo como un proceso de
mejora.

25. La Terapia de Pases y la Cooperación de los Enfermos

PREGUNTA: - En vista de que los espíritus de vuestra esfera


conocen el origen del cáncer en la mayoría de la humanidad, suponemos
que también conocerán los medios más eficaces para curar este flagelo;
¿no es así?

RAMATIS: — Aunque la humanidad terrestre considera al cáncer


como un terrible flagelo, la Técnica Sideral lo ve sólo como un efecto
especial, en proceso de purgar el tipo de sustancia tóxica adherida al
periespíritu y que se elabora principalmente por actos que traen daño a
el cuerpo siguiente. Conviene reflexionar que, cuando el médico opta
por cauterizar cualquier herida maligna, no lo hace para atormentar a su
paciente, sino que sólo hace uso del recurso drástico más eficiente y que
en el momento puede curarlo de la peligrosa infección.

El cáncer debe desaparecer gradualmente a medida que la


humanidad también reduce la cuota de energías malignas que aún
circulan por su periespíritu. Si los espíritus desencarnados pudieran
sugerir algún medio eficaz para que el hombre impida el "descenso" de
la enfermedad que le causa el cáncer, sería una revelación extemporánea
y dañina, pues su curación definitiva depende del drenaje de toda la
sustancia tóxica existente en el cuerpo. periespíritu y no de
represamiento prematuro e insensato. La única terapia actualmente
aconsejada y que luego ayudará a la Medicina al más breve éxito,
insistimos en repetiros: es la cristificación del hombre y su entrega
incondicional al Evangelio de Jesús, con la consiguiente sublimación
del espíritu manchado. El canceroso elemental subvertido es tan crudo
y primitivo que su naturaleza inhóspita escapa a la acción espiritual
directa de las entidades más elevadas que pudieran intervenir
exitosamente en la cura, ya que no logran bajar la vibración lo suficiente
para poder actuar a nivel de la formación cancerosa.

El cáncer sigue siendo inmune a las intervenciones terapéuticas


exógenas y sólo el propio paciente puede modificar su carácter agresivo;
está tan íntimamente adherido a la textura periespiritual que, como ya
dijimos, aunque le amputen un dedo canceroso, este elemental vuelve a
moverse por el molde etérico y luego “hacia abajo”, infectando la mano,
luego el antebrazo y, finalmente, el muñeca brazo, trasladándose luego
de un foco primitivo a otro adyacente o distante, hasta socavar
fatalmente todo el organismo. Es su portador, por tanto, quien habrá de
purgarlo de su circulación, dejando el cuerpo físico condenado a servir
de condensador de lo tóxico y devolver al seno de la tierra la energía
subvertida, que se depreció en el mal uso y por la imprudencia del
espíritu enfermo.

Sería inútil, por tanto, cualquier intervención precipitada e


inoportuna, en la que se hiciera el primer intento de extinguir la
“enfermedad” sin curar al “enfermo” que, una vez liberado de la carga
morbosa, no sólo comenzaría a elaborar nuevo veneno en el delicado
contexto de su periespíritu, cómo aún no se preocuparía por controlar
sus pensamientos y emociones, dada la facilidad con que los espíritus
lo liberarían de cualquier sufrimiento posterior. Además, como el
hombre no se contenta con renunciar al mundo profano y adherirse
absolutamente al “reino de Cristo”, y sigue aquejado de ardientes
deseos, adorando el ilusorio reino de Maya, cualquier proceso
intervencionista de los espíritus sería inútil porque, aun si inicialmente
hubiera un resultado satisfactorio, el ex enfermo de cáncer no tardaría
en volver a elegir la misma enfermedad oncológica.

PREGUNTA: - Ya que no es posible que los espíritus desencarnados


indiquen el remedio infalible para la cura del cáncer kármico, ¿cuáles
son los recursos apropiados que podrían utilizar los enfermos de cáncer
que necesitan drenar implacablemente la sustancia tóxica de su
periespíritu?

RAMATIS: — Como la solución radical sólo podía lograrse por la


expulsión total de la sustancia nociva adherida al periespíritu, la
curación más corta implicaría incluso la aceleración de la enfermedad
misma, es decir, una purga más intensa de los venenos existentes. Y esto
también conduciría al resultado más corto, a menos que el paciente
pudiera despertar sus energías angélicas a tiempo para ayudar a su
purificación urgente. Los chamanes de ciertas tribus africanas
consiguieron en ocasiones detener el avance del elemental cancerígeno,
desde el periespíritu a la carne, mediante exorcismos y magias curativas,
que lo atacan directamente en su campo magnético primario; en la India,
en algunos casos, los yoguis alivian la carga de cáncer de sus discípulos
aplicándoles un intenso tratamiento magnético o absorbiendo algo del
elemental irritado, volatilizándolo del ambiente astral.
No os resulta extraño el caso de algunos médiums o curanderos que,
después de aplicar sus pases, se revelan acosados por los mismos
síntomas que aliviaban a los enfermos, bajo el fenómeno de
“absorbencia magnética”. Algunas sustancias radioactivas absorbentes
pueden ser útiles para temporizar la propagación del cáncer, porque
proyectan un cierto “quantum” energético en la organización
periespiritual, que volatiliza parte del elemento bruto a través del aura
del propio paciente. También podría emplearse el bombardeo
controlado de electrones, que puede aliviar o reducir la carga morbosa
del astral inferior en el periespíritu. Pero la acumulación kármica de esta
energía primaria agresiva sólo se reduce definitivamente con la
asistencia del propio paciente, ya que es una sustancia fuertemente
concentrada en el campo de las fuerzas desintegradoras del mundo
extrafísico.

PREGUNTA: — Si le fuera posible dar su opinión sobre un tratamiento


no sensato en el caso del cáncer, ¿cuál sería su recomendación?

RAMATIS: — Recomendamos que cualquier tratamiento físico


haga uso de las fuerzas magnéticas, ya que estas son las que en este
momento serán más capaces de llegar al “primario elemental” que nutre
el terreno para el cáncer. Como es costumbre entre algunos terapeutas
orientales, someter las partes cancerosas al tratamiento de descargas
magnéticas del polo sur de un potente imán, a una distancia de unos 4 a
6 centímetros de las partes afectadas, y al menos dos horas por cada
irradiación. , habría alguna probabilidad de estacionamiento de
proliferación neoplásmica. Y como el paciente empieza a cooperar
mentalmente, trabajando por su incesante elevación espiritual, este
tratamiento magnético se hace aún más eficaz.

Las intervenciones quirúrgicas en órganos cancerosos podrían tener


un mayor efecto curativo si los instrumentos quirúrgicos estuvieran
altamente magnetizados o electromagnetizados, porque entonces
ejercerían una acción más profunda sobre el periespíritu del paciente.
El bombardeo magnético o emisión radiactiva, que se realiza con mayor
penetración en la intimidad oculta del ser, actúa también con mayor
eficacia sobre el morbo astral canceroso allí situado, y lo disuelve
parcialmente. Los médicos terrestres critican ciertos procesos
terapéuticos que algunos magos pudieron usar en el pasado y con los
cuales obtuvieron efectos milagrosos, porque no saben que operaban
más profundamente en el campo de las energías ocultas del espíritu
inmortal.

Los instrumentos o equipos médicos fuertemente magnetizados se


convertirían en excelentes bombarderos del elemental invisible
primario, porque las partículas radiactivas y los grupos de electrones
que se escapan también producen una fisura en la sustancia astral que
rodea al foco canceroso y lo sostiene en su nociva proliferación. Es por
eso que el pase magnético y hasta el proverbial pase espírita, cuando
provienen de criaturas de buena salud y alta moral, constituyen un
excelente potencial, transfundiendo excelentes energías magnéticas a
los enfermos y aliviando sus dolores cancerosos. Hay casos en que
algunos enfermos de cáncer incluso prescinden de la morfina y mueren
en paz, sólo porque han sido sometidos a un largo e intensivo
tratamiento de pases curativos, aplicados por médiums o pases
magnéticos de alto criterio espiritual.

PREGUNTA: — Ya que ha tocado este tema, ¿podría decirnos algo más


sobre el magnetismo curativo y el efecto terapéutico del pase
mediúmnico, aplicable también al caso del cáncer?

RAMATIS: — Considerando que las enfermedades físicas, en general,


provienen de la desarmonía psíquica, embriaguez o debilidad magnética
vital del periespíritu, los pases magnéticos o fluídicos son recursos que
proporcionan verdaderas transfusiones de energía a través del “doble
etérico”, insuflándole los plexos nerviosos y también activando el
sistema glandular para realizar las debidas correcciones orgánicas. En
general, ya existe una continua vampirización del magnetismo humano
entre los mismos encarnados cuando, bajo la regencia de la Ley de los
vasos comunicantes, los más débiles absorben las energías magnéticas
de los más vigorosos o gozan de más salud.

El pase es una transfusión de fluidos espontáneos y benefactores,


sin duda tan eficientes y poderosos como el potencial emitido por la
voluntad de su agente. Incluso puede considerarse un elemento
catalizador que, actuando sobre el paciente, acelera las fuerzas
estancadas y despierta el campo electrónico del psiquismo que dirige el
organismo carnal. El passista inteligente, disciplinado en su vida, señor
de una voluntad fuerte y aficionado a la comida vegetariana, logra inflar
cuotas magnéticas vigorosas en los órganos enfermos, elevándolos no
sólo en la frecuencia vibratoria defensiva de las células, sino también
ayudando a la reposición de los viejos. células y células cancerosas por
otras células nuevas.

Incluso en el caso de leucemia, cáncer de la sangre, el que da el pase


puede inflar su potencial magnético a lo largo de la vía vagosimpática,
sobre las ramificaciones de los plexos, y mentalmente mandarlo a la
médula ósea del paciente, activando así el proceso de producción de
glóbulos rojos. y un intercambio más rápido de nuevas células.
Indudablemente, no se desea obtener un éxito completo en los primeros
días del tratamiento magnético, ya que es el propio organismo del
paciente el que, volviéndose receptivo, debe asimilar las energías
donadas por el dador de pases y distribuirlas para la satisfacción de sus
necesidades vitales. . Sólo después de algunas semanas de transmisión
ininterrumpida y disciplinada de los fluidos energéticos, se podrá
comprobar el mayor o menor aprovechamiento del magnetismo que
ofrece el bailarín. Si ha observado poco éxito en la mayoría de estos
tratamientos, es porque el pasista carece del estoicismo y la abnegación
necesarios para dedicarse aunque sea por unas horas al enfermo de
cáncer; o bien, es éste el que pronto se vuelve impermeable a las
benéficas proyecciones fluídicas, ya que no observa el “milagro” de la
curación en las primeras insuflaciones y pierde la confianza en la
continuidad del trabajo.

PREGUNTA: — ¿Por qué esta severa exigencia del modo de vida y


alimentación del pasista? ¿No debería ser suficiente tu conocimiento y
tu capacidad vital-magnética para luego donar tus energías a los más
débiles?

RAMATIS: — Dependiendo en gran medida del estado de salud del


dador de pases, del éxito de la acción terapéutica de las energías que
mueve y transmite a los enfermos de cáncer, es natural que entonces
necesite dedicarse a una vida sana, elegir una más dieta enérgica y
menos tóxica, sálvate vitalmente y huye de las pasiones y adicciones
deprimentes. En vista de que la capacidad de penetración de vuestros
fluidos depende mucho de vuestra frecuencia psíquica y equilibrio
mental, no debéis dejaros desarmonizar por expresiones de ira, celos,
maledicencia, venganza o lujuria. Y el paciente, a su vez, también
deberá elevar su nivel psíquico moral, ayudando a su propia curación a
través de un estado mental positivo y capaz de recibir sin malgastar las
energías que recibe del dador de pases. En vez de exigir que, por estricta
obligación, debe movilizar en exceso sus fuerzas magnéticas, para
disolver los miasmas psíquicos o toxinas astrales que circulan en su
periespíritu, el paciente debe ayudar a limpiarlo bajo la íntima
concentración energética y la confianza en la fluidoterapia.

Cuando coincide una inteligente armonía de relaciones entre el


paseante y el enfermo de cáncer, al cabo de cierto tiempo alcanzan usos
y efectos admirables, que los más ignorantes llegan a considerar como
resultados milagrosos. La cooperación consciente y dinámica del
paciente, aliada a su optimismo, le ayuda a formar claros en el aura de
su periespíritu, favoreciendo la penetración del magnetismo más
prodigioso del paseador. Recuerda el caso de un vaso de agua sucia, que
siempre será más fácil sustituir por agua limpia siempre que se derrame
primero la primera, ya que sería una tontería pensar que es más correcto
verter el agua limpia, poco a poco, sobre el agua sucia, hasta que esté
limpia. Lo mismo ocurre con el pase magnético sobre los enfermos de
cáncer y otros enfermos; necesitan, al principio, ayudar a evaporar de
su periespíritu la mayor cantidad de masa fluídica perniciosa que se
acumula por descuido moral, melancolía, incredulidad, pensamientos
depresivos o viles. Es necesario que también expulsen el líquido más
sucio del aura “de adentro hacia afuera”, para poder aprovechar el
líquido limpio de la transfusión.

PREGUNTA: — Hemos observado la idea generalizada de que el dador


de pases se recupera rápidamente de la pérdida de fluidos que transmite
al enfermo, así como su fuerza magnética es un don, una facilidad o una
adquisición, que nada tiene que ver con los requerimientos receptivos
del enfermo. . . ¿Qué dices?

RAMATIS: — Creemos que no sería muy difícil evaluar cuán


delicada es la tarea del dador de pases altamente espiritualizado y
vibrando en alta frecuencia, cuando necesita insuflar sus emanaciones
magnéticas en el aura del denso magnetismo de los enfermos.
psíquicamente deprimido por el desánimo o animalizado por groseras
pasiones. Es evidente que por más abnegación y amor que haya en un
médium o pasador magnético, su trabajo será casi inútil mientras el
paciente no emprenda su renovación mental y se integre con el
Evangelio de Jesús, o incluso con los nobles y elevados principios de
cualquier otra doctrina loable de la pedagogía espiritual.

Como nos cuenta la tradición evangélica, Jesús sanó a los enfermos


con el simple toque de sus manos benditas, gracias a la extraordinaria
fuerza del magnetismo sublimado ya la alta frecuencia de su
periespíritu. Sin embargo, sabemos que muchas criaturas no pudieron
ser curadas por él, ya que no tenían las condiciones morales receptivas
para captar el magnetismo sublime del Maestro. Sus auras todavía
estaban llenas de larvas, miasmas, bacilos y gérmenes psíquicos del
torturado mundo astral, que resistían cualquier insuflación de energía
angelical.

PREGUNTA: — También nos permitimos pedirle algunas


explicaciones sobre la influencia del magnetismo en el cáncer, para que
los lectores de sus enseñanzas puedan comprender mejor su acción y
naturaleza terapéutica. ¿Sería posible ayudarnos más en este asunto?

RAMATIS: — En la medida en que evolucione entre los hombres


el conocimiento y la aplicación sensible del magnetismo, en paralelo
con el desarrollo mental y la renovación moral humana, es seguro que
el caso del cáncer también se resolverá más rápidamente. Entonces la
Medicina se ocupará más de tratar al grupo humano enfermo, desde el
espíritu hasta la periferia orgánica de sus células, considerando en una
situación más secundaria al ente mórbido llamado “cáncer”.

El hombre, como ya lo hemos dicho varias veces, no es un ser


dividido en compartimentos estancos y con posibilidad de ser evaluados
separadamente del todo psicofísico. De hecho, es chispa inmortal; es la
conciencia y la memoria ya acumuladas en el tiempo y el espacio, que
actúa a través de varios vehículos ocultos en el mundo invisible,
vibrando en sus planos correspondientes, y sólo entonces se sitúa en la
cápsula de carne, que es el cuerpo físico. En consecuencia, como el
hombre está compuesto de la esencia de la vida cósmica y también está
ligado a todas las manifestaciones de la vida en el Universo, debemos
considerar que cualquiera de sus íntimas perturbaciones debe reflejarse
también en su todoindividuo.

La materia, como energía condensada, es fuerza disciplinada por la


cohesión cósmica y sujeta a las leyes que regulan las polarizaciones y
el intercambio recíproco de nutrición energética. El hombre, como
organismo electrobiológico, también obedece a una polaridad, que se
equilibra con cargas negativas y positivas, para actuar en perfecta
sincronía con los movimientos del corazón y la respiración. De esta
manera, las lesiones que se procesan en vuestro cuerpo físico, ya sean
tumores cancerosos o la perturbación leucémica ocurrida en la
intimidad de la médula ósea, en realidad, deben su origen al creador
elemental alterado por la desarmonía dinámica de estos corrientes
electromagnéticas, que descompensan el potencial de su soporte celular.

Así, en el tratamiento del cáncer, el pasador magnético debe, en


primer lugar, ocuparse de restablecer el equilibrio compensador del
flujo dinámico de corrientes negativas y positivas en todo el individuo,
operando a lo largo del sistema nervioso; luego de lograr una acción
eficiente y enérgica del magnetismo circulando por todo el organismo,
es que deberás concentrar las cuotas de energías magnéticas, necesarias
para las áreas u órganos enfermos. Esta transfusión de energías
magnéticas, de un polo positivo a uno negativo, termina por ayudar
extraordinariamente al cuerpo físico a emprender correcciones
orgánicas para su recuperación. No hay duda de que el cuerpo humano
es un absorbente espontáneo de buenas o malas energías; puede
convertirse en una esponja ávida al empaparse de fuerzas superiores que
lo renuevan y activan, como también puede transformarse en el secante
absorbente de venenos nocivos, siempre que el espíritu esté en sintonía
con las corrientes inferiores del mundo astral inferior. .

El espíritu, como un poderoso electroimán, atrae y repele las energías


que palpitan libremente en el seno de la vida cósmica. Es siempre un
centro de atracción magnética, dondequiera que esté y dondequiera que
actúe; condensa, libera, expande o agrupa las corrientes magnéticas o
energéticas, que os ayudan a subir más pronto a las regiones
paradisíacas; o bien puede descender vibratoriamente bajo la ley de los
pesos específicos, estancándose a tono con la vida degradada de los
mundos deletéreos del astral inferior. De esta forma, el papel principal
del passista es intervenir en el campo de estas poderosas energías y
canalizarlas hacia los enfermos en la cantidad y calidad capaces de
renovar sus células enfermas o cansadas, operando las transformaciones
benéficas en las colectividades microbianas que las recomponen. los
tejidos y órganos físicos.

Alcanzado el punto de equilibrio magnético del cuerpo humano, es éste


el que opera, defendiéndose de la invasión de gérmenes y elementos
morbosos, extinguiendo cualquier enfermedad o excrecencia que
perturbe su armonía.

PREGUNTA: — Como nos han dicho unos amigos médicos, el “pase


magnético” es completamente inocuo en caso de cáncer! ¿Qué dices al
respecto?

RAMATIS: — El pase magnético terapéutico es de gran beneficio


en el tratamiento del cáncer, porque éste es también una enfermedad
producida por el desequilibrio “electromagnético” en la intimidad del
ser, con la consiguiente perturbación en el trabajo constructivo de las
colectividades microbianas, las cuales son responsables de la
organización física y consecuente celular. La brillante clasificación y
etiología médico-académica, discutir las condiciones cancerosas,
observar el comportamiento de los tumores y experimentar con nuevos
métodos de tratamiento, no son suficientes para augurar un buen éxito
terapéutico en el tratamiento del cáncer. Como ya hemos recordado, ni
siquiera el hecho de aislar un virus en experimentación de laboratorio
sería la solución deseada porque, aun en ese caso, sólo habría
identificado al “materializador” del morbo psíquico descargado a la luz
de la observación física, ese es el agente que se nutriría del estado
psíquico morboso. Resultaría ser sólo un efecto visible o que se puede
ver al microscopio, sin que sea el verdadero origen del malsano
desequilibrio entre las energías etéreo-astrales del mundo oculto y
responsables de la cohesión atómica. Pero incluso en este caso, la
terapia más recomendada sería siempre restaurar las causas espirituales
discordantes “desde adentro hacia afuera”, es decir, del espíritu a la
materia.

Es por esto que el espiritismo, que si bien se dedica


fundamentalmente a las relaciones del espíritu inmortal con la materia,
es también una doctrina basada en la misma ciencia humana, también
puede ser considerado un pionero de la verdadera terapia humana, pues
hace casi un siglo ya consideraba que la Curación de las enfermedades
físicas, y por tanto también del cáncer, debe comenzar en primer lugar
por la renovación psíquica del paciente.

Si bien los académicos, todavía muy apegados a la frialdad del


sistematismo científico, consideran que los pases magnéticos no son
más que una terapia infructuosa, ingenua o empírica, la realidad es que
todo paseador juicioso y de buen alcance espiritual se convierte en
dinamizador indiscutible de energías vitales latentes. , almacenada en el
propio paciente con cáncer. Tu trabajo será restaurar el orden violado,
el campo biomagnético del ser humano, cuya desorganización puede
provenir tanto del contenido subvertido de elementos psíquicos tóxicos
acumulados en vidas anteriores, como del bombardeo incesante de una
mente descontrolada por los celos, la rabia, la ira, odio o crueldad. ¡El
cáncer, aunque es una enfermedad detalladamente clasificada en los
cuadros patológicos del mundo, debe ser investigado en cuanto a la
responsabilidad del espíritu enfermo, que lo produce por desequilibrio
psíquico!

A veces hemos comprobado, en la intimidad de ciertas criaturas, que


el subrepticio desarrollo canceroso, y aún físicamente ignorado, ha
cesado su avance morboso o se ha detenido en forma de tumor benigno,
porque coincidió con el hecho de que se entregaron a sí mismos. una
doctrina o alta formación espiritual, que modificó radicalmente su
temperamento irascible. La energía angélica, cuando es dinamizada por
el espíritu consagrado a una frecuencia superior, fluye vigorosamente a
través del periespíritu, aniquilando miasmas, bacilos, residuos y
excrecencias propias de la astralidad inferior.

26. Razones del recrudecimiento del cáncer y su curación


PREGUNTA: — ¿No cree que el miedo al cáncer es bastante
justificable, ya que es una enfermedad que comúnmente es fatal para el
individuo? Dado que la creencia en el otro mundo, por parte de los
encarnados, rara vez es más que una conjetura, lo que dificulta la prueba
de la inmortalidad del espíritu, creemos que el miedo seguirá siendo el
compañero inseparable del hombre durante mucho tiempo, ¿no es así?
¿eso?

RAMATIS: — La criatura que se entrega definitivamente al


ejercicio de los postulados salvíficos de Cristo, determinada a conocer
sincera y devotamente el proceso kármico que rectifica las desviaciones
del espíritu y la bendita oportunidad de la reencarnación, que es una
oportunidad de recuperar el tiempo perdido. , debe estar naturalmente
despreocupado de la enfermedad y la muerte. Como el sufrimiento
purifica y la muerte libera al espíritu de la carne, no tiene por qué ser
torturado por el miedo o la angustia por los dramas de la transitoria vida
humana.

Si bien el hombre tiene derecho a buscar el alivio del dolor y la cura


de su enfermedad, cuando conoce el fin feliz de la vida humana, creada
por Dios, considerará el dolor, la enfermedad o el cáncer como fases del
bendito proceso que, a través de diversas rectificando las
reencarnaciones, rompe las cadenas del espíritu atrapado en la materia.

PREGUNTA: - Considerando que el cáncer es el resultado de la


purgación ineludible de los venenos adheridos al periespíritu, las
empresas profilácticas y preventivas para su curación, así como la
construcción de hospitales para enfermos de cáncer, no serían medidas
inútiles e infructuosas, que ¿Evitar todavía, desaconsejablemente, la
providencial bajada del morbo cancerígeno?

RAMATIS: — Estas realizaciones son inspiradas por lo Alto,


porque los médicos cumplen el sagrado deber de movilizar todos sus
esfuerzos para ayudar al hombre a librarse de sus enfermedades y volver
a la salud de la vida física. No les corresponde a ellos decidir si el
paciente debe expurgar alguna morbilidad del periespíritu, ni si merece
o no el alivio de su sufrimiento en la extirpación de tumores o la
amputación de sus miembros cancerosos. El médico, en última
hipótesis, debe ayudar al paciente, aunque lo haga por el simple impulso
fraternal de “amaos unos a otros” o “haced a los demás lo que queráis
que os hagan a vosotros”.

Sin duda, será la sabiduría médica —pero en un rol sacerdotal con el


espíritu debilitado— la que desterrará el cáncer de la Tierra, y no la
mayor cantidad de hospitales o industrias farmacéuticas. Los hospitales
son iniciativas encomiables que benefician fraternalmente a las
desdichadas víctimas del cáncer, brindándoles descanso, alimentación
adecuada, amparo acogedor y medicinas que alivian dolores
insoportables. En vista de la evolución humana actual y de los recursos
de la medicina moderna, la muerte de un indigente con cáncer,
abandonado en las sucias cunetas de las calles, como todavía sucede hoy
en ciertas regiones de Asia, ya no tendrá justificación.

Es necesario ayudarlo a entregar su alma al Padre, protegida del


hambre, del frío y de la lluvia y ablandada en sus muy atroces dolores.
Si bien tan amargo sufrimiento, causado por el cáncer, está justificado
por el cientificismo de la cosecha kármica del espíritu, que determina la
rectificación de los errores anteriores hasta el pago del "último cuarto",
lo cierto es que el amor crístico, inspirado en lo sublime preceptos de
Jesús, debéis movilizar siempre todos los esfuerzos humanos para
aminorar el dolor de vuestro prójimo.

PREGUNTA: — Quiere decir que la mayoría de los pacientes con


cáncer ya tienen predisposición al cáncer, ¿no es así?

RAMATIS: — Sin duda, porque hay individuos “no electivos”,


como los “electivos” para el cáncer. La diferencia es que estos últimos
producen en sí mismos el implacable estado psíquico de la
manifestación cancerígena, en vista del almacenamiento de la carga
morbosa en su periespíritu, generada por la imprudencia anterior.
Buscando recursos en la terminología médica, diríamos que tales seres
provocan una “arritmia” psíquica, que termina por desorganizar la
yuxtaposición armoniosa de las células constructoras del cuerpo físico.
Las toxinas astrales inferiores, como productos del desequilibrio
espiritual, tienden a descender a la carne bajo la ley de la gravitación
astral, dependiendo sólo de una oportunidad favorable, ya que se
vuelven cada vez más virulentas cuando quedan estacionados en la
textura muy delicada del periespíritu. Estos son espíritus que, al
reencarnar, son fatalmente propensos al cáncer, ya que éste funciona
como un drástico remedio que beneficia y purifica el alma defectuosa.

PREGUNTA: - ¿No le parece justo que el hombre siga considerando


al cáncer como uno de los mayores flagelos de la humanidad, ya que
crece tan destructivamente en la actualidad?

RAMATIS: — Aunque el cáncer es tan temido, todavía no es el


flagelo más responsable de la muerte de los terrícolas. En los países
donde el cáncer causa el mayor número de víctimas, hay mayores
aglomeraciones demográficas y sus estadísticas, que son tan
impresionantes, se corresponden perfectamente con la gran cantidad de
sus habitantes. Actualmente, en la Tierra mueren más personas por
síncopes, infartos y otras enfermedades de menor importancia que el
cáncer.

El cáncer es una enfermedad muy antigua, ya conocida desde el final


de la civilización de la gran Atlántida. Su terapia ya se practicaba hace
unos 5000 años, en Egipto, luego entre otros pueblos de la época,
principalmente en Grecia y entre diversas tribus guerreras de Asia.
Aunque su miedo esté justificado y el test preventivo del cáncer sea
sensato ante cualquier formación sospechosa o síntoma orgánico, el
hombre no debe aterrorizarse por la cancerofobia - ¡el miedo al cáncer!
Las criaturas psíquicamente electivas para el cáncer habrán de sufrirlo,
sin poder escapar por la tangente de la Ley Kármica, pues ya llevan en
su periespíritu el morbo cancerígeno para ser expulsado en la carne; los
“no electivos” no contraerán la enfermedad de ninguna manera, aunque
tengan contacto con residuos infectados de los tumores.

La vida en el orbe terrenal es una de las formas más eficientes para


que el espíritu libere su fluido cancerígeno, la tumba terrenal funciona
como un laboratorio eficiente para la desintegración de sustancias
nocivas para el espíritu atribulado.

PREGUNTA: — Pero, dado que el cáncer es tan rampante hoy en


día, como lo demuestran las estadísticas médicas, ¿no podría suponerse
que casi toda la humanidad está infectada por él? ¿Es una enfermedad
muy antigua que está desapareciendo o una enfermedad nueva que se
está extendiendo por todo el mundo?

RAMATIS: — En vista del sucesivo aumento de habitantes en la


Tierra, ya sea por la progresiva encarnación de espíritus provenientes
de las regiones medias e inferiores del astral, así como de las entidades
desencarnadas que emigran de otros planetas más o menos parecidos al
tuyo , es cierto que también aumenta el número de almas portadoras de
venenos psíquicos que, drenados por el cuerpo carnal, provocan cáncer
y otras enfermedades insidiosas.

Gran parte de la humanidad terrestre aún produce y acumula fluidos


perniciosos en las “bajas operaciones” realizadas por la mente y por los
viles deseos, transformando sus cuerpos carnales en condensadores
vivientes, que luego arrojan la basura psíquica a la fosa.

Aunque Jesús, en Occidente, y Buda, en Oriente, siguen inspirando los


movimientos humanos con sus elevadas enseñanzas de "purificaos" y
"sed perfectos", los terrícolas todavía se dejan atar a pasiones criminales
y esclavizantes, al tiempo que agravan las sus deslices de vidas
anteriores y generan nuevos desequilibrios, superados por la inquietud
neurótica de la vida moderna. La maquinaria viviente del cuerpo físico
se desgasta rápidamente, mientras que la morbilidad psíquica se
“rebaja” constantemente, acelerando la desarmonía celular y
aumentando aprensivamente el cáncer de la humanidad. La angustia y
la insatisfacción de criaturas dominadas por una fuerte codicia y que
compiten desesperadamente por la más alta exaltación política, social o
académica, es lo que exacerba entonces la patogenia cancerosa, muy
sensible al aguijón psíquico. Sólo se reducirá a través de una vida
espiritual sublimada y la distancia de tanta codicia, codicia, libertinaje
y vicios degradantes.

El odio que todavía vibra en la humanidad belicosa y la conduce a


guerras sangrientas; la audacia y creciente deshonestidad hacia el culto
al lujo; la exaltación por las glorias efímeras y la lujuria creciente de la
hora apocalíptica, producen entonces el trauma que viola la laboriosa
armonía de las colectividades microbiana y celular, responsables de la
vida física y psíquica del hombre. I) de esta manera, se establece el
terreno propicio para el curso de enfermedades exóticas, las cuales son
fácilmente alimentadas por la densificación de las energías subvertidas
del mundo oculto.

PREGUNTA: — ¿Puede decirnos si nuestra humanidad aún está lejos


de ver el cáncer completamente extinguido?

RAMATÍS: — La inquietud mental, la insatisfacción, la angustia y la


excitación emocional, que afectan a vuestra humanidad en el presente
siglo, se transforman en terribles multiplicadores morbosos del
psiquismo vigilante. Entonces aceleran fácilmente la frecuencia del
cáncer porque, si bien es una enfermedad que perturba el crecimiento y
la cohesión de las células, también está muy influenciada por
perturbaciones mentales y emocionales contradictorias. En vista de que
la humanidad ha llegado al tiempo profético del “juicio final”, o de la
gran selección espiritual a la derecha ya la izquierda de Cristo, necesita
deshacerse lo antes posible de todas las sustancias tóxicas milenarias
que aún adherirse al contexto evolucionado del periespíritu. ¡La purga
incesante, que aumenta de día en día, acelera también el curso de
enfermedades insidiosas, produciendo el clima propicio para el
recrudecimiento del cáncer!

A pesar de los llamamientos médicos y la profilaxis preventiva de


las campañas y cruzadas contra el cáncer, su reducción depende
fundamentalmente de la cristificación consciente y desinteresada de los
hombres, constituyendo una renuncia deliberada contra los vicios y
pasiones que vulneran la electrónica básica de la organización física.
Pero adherirse simplemente a alguna secta religiosa o filosofía
admirablemente superior no es suficiente para obtener la solución
terapéutica deseada, por si fuera suficiente, los sacerdotes, obispos,
cardenales, monjas, pastores protestantes, etc., los adoctrinadores
espiritistas autorizados, los teósofos serios, los sentenciosos líderes de
terreiros o entusiastas líderes de los modernos movimientos espiritistas
eclécticos.

¡Ningún fármaco, ningún proceso quirúrgico, ninguna aplicación de


radioterapia, podrá extinguir prematuramente el morbo cancerígeno,
cuyas raíces enfermizas se hunden en el suelo cultivado por las locuras
del alma, el gran olvidado de todos los tiempos! Mientras que la droga
química puede curar el cuerpo, que es sólo el organismo transitorio que
actúa en el escenario de la materia, sólo la medicina evangélica podrá
curar el espíritu, que es el ente inmortal del Universo.

PREGUNTA: — Aunque sin ánimo de ser indiscretos, nos gustaría


que nos dijera cuál sería la terapia más indicada, en este momento, para
la mejor solución en el caso del cáncer, incluso independientemente de
la urgente modificación espiritual del paciente. ¿Puedes hacerlo?

RAMATIS: — Sin duda, es la bioquimioterapia la que mejor se


presenta para el tratamiento del cáncer, en la actualidad, así como
ciertos recursos que la Medicina puede encontrar en la fitoterapia. Por
cierto, es la propia Medicina la que considera el cáncer como una
enfermedad eminentemente clínica, por lo que debe ser tratado
especialmente por tales medios. La cirugía, si bien es una asistencia
avanzada en ciertos casos, solo mutila, sacrificando incluso parte del
tejido normal para evitar la recurrencia, recurso inútil, ya que la
enfermedad sigue flotando en el periespíritu del paciente, a la espera de
una nueva oportunidad patogénica. En cuanto a otros métodos, algunos
ya ensayados y descartados, entre los que mencionamos el
termocauterio, la fulguración eléctrica o bisturí eléctrico, la radiación
de rayos X, o la bomba de Cobalto-60, sólo pueden combatir el síntoma
objetivo, que es una consecuencia local y no no llegar a la estructura
morbosa que afecta a todo el individuo.

Así, el médico siempre tendrá mejores posibilidades de curación


operando a través de la quimioterapia y la botánica, ya que aborda el
todo metabólico, mientras que la cirugía sólo extrae las partes vivas
mortificadas por el cáncer, y la radioterapia busca extinguir el foco
cancerígeno en la periferia de la materia, que está, en su aspecto
morboso, en su efecto y no en su causa. El científico terrestre debe tener
algún éxito gratificante, si está interesado en el uso de sustancias
absorbentes, radiactivas o superactivas en el tratamiento del cáncer, y
que poseen los elementos esenciales para la estasis de la proliferación
anómala, en virtud de poder actuar en el metabolismo de las células por
acción magnética e influencia electrónica, obligando al morbo a
converger más intensamente hacia la carne y, al mismo tiempo,
neutralizarla. En este caso, la liquidación de las neoplasias malignas,
por el momento, sería más sensible a través de este proceso, sin dañar
los tejidos circundantes, hasta que el ciudadano terrenal se sensibilice
aún más y presente la electividad psíquica necesaria para una mayor
sanación de la humanidad a través de la magnetoterapia y homeopatía
bajo alta dinamización.

Y como el virus astral que causa el cáncer no puede ser visualizado


ni aniquilado por los recursos de la fisioterapia, la química y la botánica
ofrecen aún mejores perspectivas de éxito, porque el uso de la sustancia
absorbente y radiactiva no sólo lo convoca a la frecuencia más
periférica, como tiene más posibilidades de extinguirse bajo el
bombardeo magnético de electrones incidentes más profundos. Esto
podría lograrse con ciertos productos carboníferos, derivados del
carbón, que han permanecido en terrenos ricos en magnetismo y
radiactividad y, posiblemente, constituidos con los residuos de una
fuerte comburencia prehistórica. El carbón mineral tiene una facultad
exótica en el tratamiento del cáncer; ¡ayuda a invertir los polos del
creador elemental que ha sido subvertido por un conflicto energético o
por la intervención sin sentido de la mente y la emoción humanas!
Predispone así a un nuevo encadenamiento celular dentro del plan
normal de creación.

PREGUNTA: Dado que el cáncer sólo se curaría completamente


con la renovación espiritual del hombre, ¿la acción médica del mundo
físico es inocua, sin producir ningún efecto terapéutico en el caso?

RAMATIS: — Ambos se complementan, porque la curación psíquica


lograda por la renovación espiritual del hombre, que ha de ser procesada
“de adentro hacia afuera”, necesita del aporte del médico, para
recuperarse más rápidamente de las anomalías físicas producidas por la
desgracias del alma. Por cierto, no te conviene colocarte en los extremos
unilaterales en este tema, porque el espíritu también necesita encerrarse
y respetar las leyes biológicas del mundo donde comienza a actuar.

¡Cuántas veces encuentras personas sanas de cuerpo pero delincuentes


de espíritu, es decir, espiritualmente enfermas! ¡Y sin embargo, existen
seres deformes, escoria vil, que manifiestan una elevada conducta
espiritual!

El espíritu santísimo, si toma arsénico o se arroja sobre brasas, no hay


duda de que su cuerpo será terriblemente molestado y enfermo, a pesar
de su grandeza de alma, ya que no le es posible derogar las leyes de la
naturaleza. donde está operando. De ahí, pues, la necesaria contribución
del médico y científico en el mundo terrenal, en conjunción con la
renovación que el enfermo o canceroso realiza en el espíritu. La
Medicina, como una de las ciencias más nobles de la Tierra, ha asumido
la pesada responsabilidad de reparar y recuperar la vestidura carnal del
hombre, cada vez que el espíritu irresponsable lo mortifica o mutila, ya
sea por su imprudencia e ignorancia, o por sus vicios y pasiones. .
Análogamente al caso, si no tienes cuidado con tu prenda de seda o
algodón, también la estropearás prematuramente, requiriendo los
servicios urgentes del sastre para restaurarla. ¿Qué es el médico, sino el
sastre del cuerpo carnal, interviniendo cada vez que se produce una
enfermedad, ya sea que se produzca por derrame de fluidos psíquicos
morbosos, ya sea por infección por falta de higiene, irritación o
agresividad de agentes mesológicos, o ¡incluso debido a la ignorancia
dietética!

En el caso del cáncer, corresponde también al médico la meritoria tarea


de solucionarlo en su manifestación más periférica, más física,
atacándolo paulatinamente con los más eficaces recursos terapéuticos,
que deben completar la cura definitiva como también el hombre eleva
su cociente espiritual.

PREGUNTA: — Al final de este capítulo, ¿puede indicarnos el


significado más significativo que debe destacarse en sus
comunicaciones sobre el cáncer?

RAMATÍS: — Nuestro mensaje se dirige a todo ser viviente,


especialmente a los enfermos y cancerosos, haciéndoles ver la urgente
necesidad de comprender que la verdadera salud es patrimonio
indiscutible del espíritu € 4ulibrado. Hace 2500 años, los griegos ya
abrazaron el concepto de que “un alma sana en un cuerpo sano” era la
solución ideal para la felicidad de la vida humana, ya que el origen de
la salud y la enfermedad se encuentra realmente en el alma. Sin
desmerecer el valioso y bendito esfuerzo médico, destacamos, sin
embargo, que el éxito completo de la salud humana debe lograrse
cuando el médico, además de prescribir las medicinas de la
farmacología terrenal, prescriba el cumplimiento integral de los
postulados de Cristo!

La labor de investigación, experimentación y técnicas modernas en el


campo quirúrgico es muy justa y muy loable; el dominio de las energías
terapéuticas dinamizadas por la electricidad y el progreso químico,
encaminadas a sanar el cuerpo físico y ayudar al hombre a no caer
prematuramente en su peregrinaje terrenal. ¡Pero la cordura humana
definitiva surtirá efecto cuanto antes el médico combine sus esfuerzos
terapéuticos en favor del alma enferma!

El alcance principal de nuestras consideraciones es recordarles que


la riqueza terminológica de los conceptos patológicos del mundo, la
eficiencia de los modernos equipos médicos, la multiplicación de
hospitales, clínicas, sanatorios o industrias farmacéuticas, no son
suficientes para eliminar del mundo el contenido morboso que aún
afecta al organismo periespíritu de la humanidad terrestre, ¡cada vez
más enferma! Al espíritu que en la actualidad desciende del Más Allá a
la carne, apenas despierta en la cuna física, ya le perforan con
hipodérmicas, lo someten a rayos X, lo saturan de antibióticos,
mineralizantes y vitaminas, mientras, por el “miedo a las enfermedades
que pueden pasar”, lo inmunizan bajo una decena de vacunas contra los
probables peligros epidémicos. Ante el más simple trastorno gripal o
vacilación intestinal en la adaptación a la alimentación artificial, la
farmacología pesada cae sobre los recién encarnados, violando todas las
colectividades microbianas responsables de la armonía celular. En
consecuencia, se cumple la serie de advertencias espirituales para que,
más allá de la angustia de la supervivencia en la carne, el alma se
tranquilice con la certeza de su realidad inmortal.

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