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UNO: Para el Niño Sin Pies y La Madre, un cauto suntuoso lleno. De enormes
juguetes mecánicos que doblan la estatura del Niño Sin Pies: cohetes, aviones,
cápsulas espaciales, trenes eléctricos, etc.
La obra comienza con un narrador que nos dice haber conocido a un niñito sin
pies que todo lo que quería era un ratoncito. Y odiaba a los gatos por ser los
mortales enemigos de los ratones, y aunque nunca había visto a un ratón estos
eran agiles y se escondían en rinconcitos, y tanta admiración tenía que en sus
sueños cuando el ratoncito iba a morir imagina que estos tenían alas para escapar
de un gato color tigre y así fue pues al tener alas este voló hasta el cielo.
Así él pensaba que los ratones en el cielo estarían a salvo ya que los gatos no
podían volar, es más ni siquiera podrían entrar puesto que tiene garras filudas.
Que si este seguía mintiendo no iría al cielo, así mismo el niño pregunta de si en el
cielo hay ratones, y ella responde que no, dado que los ratones no pueden ir al
cielo, negándose a la petición.
MADRE: porque son feos y huelen mal, los ratones van al infierno.
NIÑO SIN PIES: Entonces quiero ir al infierno (quiero ir al infierno terrible de los
ratones)
En es momento también le surge una duda, del porque él no tiene pies, a lo cual
responde que son designios de dios y que sus hermanos ángeles tampoco los
tienen.
Así la madre manda al niño adormir, pero no sin antes decirle que está bien que si
eso lo hace feliz ella conseguirá un ratón, buscara en el jardín, pero mientras él
debe dormir.
La madre no lo reconoce, sin embargo menciona que busca algo que aún no
encuentra, que aunque es hermoso y se pregunta si el paraíso también estará
lleno de flores y colores y olores, a lo que dios responde que así es, como una
eterna primavera.
A lo que dios responde que aunque es bueno que no sea lo que él creía, los
ratones son también cosas del infierno por ende dado que el lleva mil años en su
jardín, nunca ha visto uno, pero también pregunta del porque necesita un ratón, a
lo que responde que ese ratón es la única forma de ver feliz a su hijo.
Dios le recomienda que aunque sea noble la causa ahí nunca lo encontrar, así que
le recomienda que vaya a la ciudad y los busque en los basureros, desagües de
fábricas entre la podredumbre. A lo que ella acepta donde los hombres sufren,
odian, maldicen y lloran de la desesperación.
La madre vuelve a la habitación del niño sin pies con la rosa dad por el jardinero
para el niño y ve al niño que sigue infeliz por no tener un ratón y llora
desconsoladamente
La madre le pide que por favor no llore, que ella morirá si lo ve llorar, a lo que el
niño responde que no le importa que ella muera si no le da un ratón, la madre le
dice que intentara conseguir uno y le da la rosa que había enviado el jardinero de
dios, a lo que el responde lanzándola y diciendo que las flores huelen a perfume y
eso no le gustaba. A lo que la madre le menciona que esa flor la crio el jardinero
de dios en el paraíso expresamente para el que si la bota de esa manera dios se
enojara, a lo que menciona que no le da miedo y que es muy muy muy infeliz.
CUARTO CUADRO.
La madre se abrió camino entre la miseria y tuvo la ilusión de que en ese infierno
encontraría lo que ella busca, mientras los desdichados la siguen entre muecas y
murmullos ella llega donde el herrero pidiendo ayuda, pues piensa que estos se la
comería, a lo que el herrero responde que no tema, pues no se la comería, que
ellos comen hasta ratones, pero no gente, ella le pide al herrero que por favor ellos
no la toquen pues le da asco, y menciona que ellos pueden ayudar en lo que fue
a buscar, así el herrero les dice a la chusma que entre risas y gritos estaba viendo
a la señora,
AL EMPEZAR el discurso al señora les pide por favor le ayuden a lo que todos
responden que si, al escuchar la afirmación les menciona que aquel que lo logre le
dará MIL PESOS. Y todos celebrar que les daría mil pesos.
A lo que ella menciona que les será muy fácil de hacerlo, solamente deben
encontrar un ratón y llevárselo, en ese momento todos se vieron desconsolados,
con un suspiro de desaliento muchos maldecían enojados, y otros simplemente
salieron a sus casas con la esperanza de que el milagro de encontrar un ratón, el
herrero les mando a callar y les dijo que ya escucharon a la señora y que se vayan
a buscar un ratón, mientras le explicaba a la señora el porqué de las maldiciones e
insultos
(La chusma desfila desilusionada. El último de los mendigos, muy sucio y ha-
raposo, se sacude los pantalones, mira su interior obscenamente).
El menciona que ellos son bobos pero que él no lo es, mientras ellos buscan él
trabaja, y que no encontraría un ratón aunque quisiera salir y ganarse los mil
pesos, porque ahí no hay ratones, no hay ratones porque en ese lugar hasta los
ratones se murieron de hambre, ya que los ratones comen las sobras de ellos,
peor como ahí hasta ellos se morían de hambre los ratones también se murieron
de hambre.
Ocurre una reflexión en este punto, pues le señor se imagina que siendo el un
ratón, podría hacer feliz a sus hijos, pues con ese dinero podrían ellos comprar
una casa, vivir felices, sin hambre y los niños jugarían entre flores.
Por ello después de que la mujer y le herrero tuvieran una conversación sobre el
amor de dios hacia los pobres y que el herrero replicara diciendo que si fuera asi,
ellos no sufrirían tanto el herrero dice:
QUINTO CUADRO.
SEXTO CUADRO.
Entonces vida mía dice la madre, te doy las estrellas que son de mil colores por
ende podría dárselas en ramilletes, blancos, rojos, azules y de mil colores, y el
niño responde, ¡Odio las estrellas!
La madre descompensada intenta hacerle ver al niño que en el mundo hay mucho
dolor y sufrimiento, a lo que el niño responde que se alegra de que sufran, que
ojala sufran más y más.
La madre le dice que para calmar el dolor ellos ven las estrellas porque piensan
que así los ve dios, que ella le dará los ojitos de dios si el desea, pero no un ratón,
a lo que simplemente responde.
¡NO QUIERO! No quiero estrellas, ni ojitos de dios. Quiero un ratón. (…) no quiero
el mar quiero un ratón, un miserable ratón.
La madre le dice que si así ella fiera un ratón el estaría feliz, que si siendo un ratón
él la amaría a lo que el niño responde:
NIÑO SIN PIES: La amaría más que todo en el mundo, la amaría sobre todas las
cosas... Ah... si mi madre fuera un ratón. . . ¡qué bella sería!
Luego se aleja de él mirándolo con ojos de amor pero a la vez triste hacia el jardín
de dios.
SEPTIMO CUADRO.
Ella se dirige al jardín de dios y le pide que la convierta en ratón a lo que dios con
tristeza acepta y conjura un arcoíris envolviendo a la madre entre colores y
convirtiéndola en ratón a la orden de dios, entre las flores de su jardín salto un
ratoncito con alas impaciente por llegar a donde el niño sin pies
OCTAVO CUADRO.
El niño sin pies escucho un zumbido como un aleteo de pequeñas alas, miro que
llegaba un pequeño ratoncito la cual estrecho entre brazos y pronunciando
Ratoncito mío, ratoncito mío, ¡MAMÁ!
Así la madre vio la felicidad en los ojos de su hijo y con gran amor quería expresar
¿Eres feliz?
Pero no pudo decir nada, porque desgraciadamente para la mamá del niño sin
pies, los ratones no hablan.
FIN.