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tema 1: introducción, teorías,

paradigmas y corrientes

Las teorías, según Giddens, implican la elaboración de interpretaciones abstractas que plantean una serie
de afirmaciones relacionadas lógicamente para dar explicación a una amplia variedad de de hechos o
fenómenos. Es decir, una teoría está compuesta por unos enunciados que expresan las relaciones entre
estos hechos o fenómenos. Por otro lado también hay que destacar el término enfoque. Este presupone
un cierto conocimiento previo que provoca una focalización concreta por parte de la mirada investigadora.

Como ya se ha dicho, implica una abstracción del caso particular, pudiendo así tratarse de una explicación
generalizada. De esta manera, las teorías más generales conectan aquellas que tratan casos más
concretos; es decir, las teorías particulares. Por último, cabe decir que las teorías (especialmente las
generales) planean ser siempre válidas.

La teoría, según Jeffrey C. Alexander, tiene una gran importancia para las ciencias y, especialmente, para
las ciencias sociales, tales como la sociología o la economía. Según este, se debe dar una necesaria
complementación entre lo teórico y lo empírico, provocando un gran sesgo en el caso contrario.

Las corrientes son conjuntos de producciones intelectuales que comparten elementos o características
significativas. Las corrientes suelen tener también elementos comunes entre ellas, como pueden ser la
observación de la sociedad, el cambio social y la estructura social. Sin embargo, se diferencian en muchos
aspectos, ya sea por la dicotomía colectivo/individual, acción racional/no racional, además de que las
diferentes corrientes suelen enfocarse en diferentes preocupaciones.

Por otro lado, el paradigma es, según Thomas Kuhn, una imagen básica de la sociedad que guía no solo la
investigación, sino también las reflexiones teóricas del investigador. Los paradigmas, al contrario de las
teorías, definen a una disciplina científica durante un período específico. Este período viene dado por el
contexto, dado que los diferentes cambios llevan a nuevos problemas que investigar. Esto puede llevar a la
necesidad de una revisión radical del marco conceptual o la introducción de nuevos procedimientos
metodológicos.

- El paradigma funcionalista

Según el funcionalismo, la sociedad es un sistema complejo cuyas partes funcionan de manera conjunta
para generar estabilidad y la sociología debe encargarse de estudiar estas relaciones. Los funcionalistas,
como Comte y Durkheim, han recurrido a una analogía orgánica para comparar el funcionamiento de la
sociedad con el de un organismo vivo, en el que cada uno de los individuos (órganos) debe cumplir sus
funciones para mantener la estabilidad.

Para este paradigma, el consenso moral es un factor elemental para el mantenimiento del orden y la
estabilidad. Este consenso se da cuando la sociedad comparte los mismos valores; cuando sucede esto se
da la armonía social. Un ejemplo de Durkheim es la religión, que actúa como un cohesionador social.

Otros autores funcionalistas son Merton y Parsons. Este primero aportó varios conceptos importantes
para el paradigma. Así, diferenciaba entre funciones manifiestas y funciones latentes. Según el autor, las
funciones manifiestas son aquellas motivaciones conscientes que mueven a un individuo, subgrupo, etc. a
realizar cualquier tipo de comportamiento, mientras la función latente se focaliza en los productos
objetivos resultantes de dicho comportamiento. Por otro lado, Merton también hablaba de las
disfunciones, causantes de desafíos al orden establecido y a la armonía.

Particularmente en EEUU, este paradigma fue el más importante hasta los años sesenta. Desde los
ochenta, en cambio, su aceptación se ha visto mermada a medida que se revelaban sus limitaciones:
excesivo hincapié en la cohesión, minimización de las desigualdades, poca importancia a la acción social
creativa, etc.

- El paradigma del conflicto

Las teorías del conflicto basan sus estudios en las estructuras sociales, como los funcionalistas. Sin
embargo, rechazan la importancia del consenso y se centran en las divisiones sociales y el poder, la
desigualdad y la lucha competitiva. Considera a la sociedad como una suma de comunidades con intereses
propios, lo que provoca un potencialmente constante conflicto.

La estructura social es la causante de estas desigualdades y, por tanto, de los conflictos. Estos conflictos,
a su vez, abarcan todos los ámbitos de la sociedad.

El principal enfoque de la teoría del conflicto es la comenzada por Karl Marx y continuada por los
posteriores autores marxistas, como Adorno. Sin embargo, existen muchos otros enfoques; por ejemplo, el
feminismo, que se centra en el conflicto provocado por la desigualdad de género.

Este paradigma se ha visto beneficiada por el enfoque feminista, ya que los estudios que combinan lo
micro y lo macro han mostrado datos que corroboran la desigualdad estructurada en la esfera privada de
la vida social tanto como en estructuras mayores.

- El paradigma de la interacción social

Por último, el enfoque de Weber basado en la acción social inspiró muchas formas interaccionistas. El
punto de partida de este paradigma son las personas y las relaciones entre ellas. Una de las formas más
influyentes fue el interaccionismo simbólico, que surge de la preocupación por el lenguaje y el significado.
Herbert Mead sostiene que es el lenguaje lo que nos hace seres autoconscientes. Así, el símbolo es un
elemento clave, ya que es “algo” con un significado concreto.

El interaccionismo simbólico dirige su atención a la interacción interpersonal y a cómo se adjudican los


significados a los diferentes significantes. Así pues, subrayan el papel de estas interacciones en la
creación de la sociedad y sus instituciones. Weber afirmaba que, aunque existían estructuras sociales,
estas habían sido creadas mediante las acciones sociales individuales.

Otros enfoques importantes pueden ser los de Goffman u Hochschild. El primero elaboró el enfoque de la
dramaturgia, utilizando el símil de un teatro para describir el funcionamiento y las estructuras de la
interacción interpersonal. De esta manera, daba gran importancia al rol y al estatus, ya que los individuos

se comportarían conforme a estos dos criterios, entre otros elementos. Por otro lado, Hochschild fue
capaz de incorporar la influencia del poder y las estructuras en la acción individual (una de las carencias
más criticadas de este paradigma) al interaccionismo simbólico a través de un estudio acerca de la
alienación de unos trabajadores.

tema 2: contractualismo y racionalismo


en el origen de la sociología

El contractualismo explica el origen de la sociedad y del Estado a partir de un acuerdo en el que se limitan
las libertades a cambio de leyes que garantizan la perpetuación y bienestar de los cuerpos sociales. Este
surge en un contexto en el que el comercio incipiente y el surgimiento de los Estados nacionales juegan
un papel fundamental.

Cuando se habla de contractualismo no se habla de una  doctrina política uniforme, sino de un


conglomerado de ideas con un nexo común, muy adaptable a diferentes contextos históricos. Asimismo,
no es equivalente a democracia, ya que, como se verá a continuación, no todos los autores defienden
sistemas democráticos, pero contribuye a la destrucción de la teoría del derecho divino y justifica las
grandes revoluciones de los siglos XVII y XVIII.

Principalmente, tiene una finalidad heurística (es decir, su objetivo es el conocimiento) y analítica.

- Hobbes

Este autor toma como punto de partida un estado pre-social o estado de naturaleza, de constante guerra
de todos contra todos. El hombre es el más poderoso y peligroso de los animales y posee apetito y
raciocinio (“Homo homini lupus”).

Los hombres se unen, utilizando su raciocinio, para su mutua protección y transfieren sus poderes
individuales al soberano o Leviatán. Es decir, en este caso el contrato sirve como legitimación de un
monarca absoluto, al contrario que otros autores que defienden la cesión de unos poderes separados e
independientes. La soberanía repartida desembocaría en un caos.

Según Hobbes, los seres humanos entienden que la paz, el orden y la cooperación aumentan sus
posibilidades de auto-conservación y satisfacen sus necesidades básicas, por lo que es beneficioso la
cesión completa de poder. Asimismo, puede considerarse que sus ideas van del individuo a la sociedad y
nunca al revés.

- Locke

El Estado de naturaleza no es guerra y desorden para Locke como lo es para Hobbes. Considerado uno de
los padres del liberalismo moderno, propone que la soberanía emana del pueblo; que la propiedad, la vida,
la libertad y el derecho a la felicidad son derechos naturales de los hombres, anteriores a la constitución
de la sociedad.

El origen del contrato social se encuentra en la propiedad, su conservación y uso. Este se divide en dos
partes: el contrato de unión (creación de la sociedad civil) y el contrato de sujeción (creación de la sociedad
política).

Esta sociedad política tiene como deber garantizar la justicia imparcial para no volver a la situación de
conflicto. Si no garantiza ni la propiedad privada, ni la vida, el contrato de sujeción se rompe y se forma
otra organización política.

- Montesquieu

Uno de los ejes del pensamiento de Montesquieu es la variabilidad de la naturaleza humana. Según el
autor, la sociedad humana posee leyes que determinan todos los caracteres de su vida; este sería el
origen del hecho social.

Así, presta atención a las leyes y costumbres, es decir, a las regularidades pautadas (estructuralismo). La
formación de la ley dentro de la sociedad es, según el autor, el reflejo y la aplicación de la razón.
Asimismo, pretende explicar la sociedad por su contexto físico, moral (o espiritual) e institucional,
interrelacionando estas variables.

Según Montesquieu, el Estado es una institución política particular y la naturaleza del hombre depende de
su posición en la sociedad. Una vez creada la sociedad, un estado de guerra se produce entre las diferentes
sociedades.

Frente a Hobbes, Montesquieu defiende la división de poderes y libertad y aboga por un gobierno
Republicano (sobre el monárquico y el despótico).

- Rousseau

El Estado de naturaleza, para este se caracteriza por la igualdad, con seres potencialmente racionales y
amorales. Los individuos están aislados y son egoístas, pero no hay enfrentamientos. Sin embargo, la
demografía empuja a los hombres a desarrollar anhelos y pasiones. Son grupos que se guían por la
solidaridad y la costumbre.

La minería y la agricultura crean desigualdades en las posesiones y generan servidumbres. Como


consecuencia, se instaura un gobierno y leyes para proteger la propiedad. Así, el contrato social se hace
entre hombres en situación de desigualdad y beneficia a los dominadores, acrecentando las desigualdades.
A cambio de este aumento y la consolidación de las desigualdades, se obtiene seguridad ante los intrusos.

Así pues, Rousseau hace una crítica a la razón y culpa a la sociedad y al gobierno por corromper al
hombre. Por ello, no es optimista respecto al futuro de la civilización: el progreso técnico y material es

evidente, pero el moral y cultural es más que problemático. Por esta razón aboga por reconciliar las
condiciones naturales y sociales del hombre.

Cabe decir, además, que prestaba una gran atención a la educación y la socialización, considerándose así
como uno de los precursores de la sociología.
 

- Los Contrarrevolucionarios

Los pensadores contrarrevolucionarios eran pensadores románticos y conservadores que reaccionaron


ante las consecuencias desorganizadoras de la revolución y los principios racionales. Ellos mantenían la fe
en aspectos no racionales, como la religión. Deseaban conservar y mantener el orden existente o volver al
anterior. Ante los ideales de igualdad, fraternidad y libertad ofrecen el eslogan de altar, trono y tradición,
pilares capaces de sustentar y mantener la cohesión social.

Pese al componente retrógrado de su pensamiento, realizan una aportación crucial para la sociología.
Estos autores rechazaron de lleno el carácter individualista del ser humano para afirmar al ser social,
construyendo así una corriente social que daría lugar a la sociología moderna. Veían a la sociedad como
unidad, no simplemente un agregado de elementos individuales. La sociedad crea al individuo, frente al
individuo que forma la sociedad, de Hobbes. La sociedad se compone de relaciones e instituciones, y los
individuos son simplemente miembros que tienen ciertos estatus y roles, jerarquías.  Las partes de una
sociedad son interdependientes, están interrelacionadas y cumplen funciones positivas.

Edmund Burke, uno de los principales autores contrarrevolucionarios, rechazaba la concepción racional y
abstracta de los philosphes. Para él, el hombre tiene solamente aquellos derechos y privilegios que rigen
en una comunidad dada y que adquiere en virtud de haber nacido en ella. Se opone al contrato social, ya
que deja de lado la voluntad divina.

Por otro lado, cabe mencionar a dos autores más, Joseph de Maistre, un aristócrata, y Luis de Bonald.
Joseph de Maistre enlaza con la aristocracia exiliada, no pretende convencer al pueblo. El primero enfatiza
que la razón es débil y limitada y propone los convencionalismos y la religión para obtener estabilidad.
Asimismo afirma que la historia es la tensión entre la voluntad divina de ordenar la sociedad y la
capacidad de los hombres para sabotear ese plan o llevarlo a cabo. Mientras observa de manera pasiva al
pueblo, desconfía de los políticos y demagogos. Bonald, por su parte, creía en la monarquía hereditaria
como sistema autoritario y fuerte, con un origen divino pero alejado de la teocracia. Observa un
decaimiento de los valores y de la moral de la población, por lo que propugna una vuelta a la vida agrícola,
fuente de toda moralidad. Asimismo, como los otros autores, resta importancia al individuo, adjudicando la
responsabilidad de las acciones sociales a la sociedad.

tema 3: individuo, sociedad, estado

Tras las revoluciones políticas, sociales e industriales se da un amplio protagonismo al individuo. Por ello,
la singularidad y originalidad de cada individuo se va abriendo paso desde el siglo XVII. Como soberano por
encima de otras entidades, el individuo va tomando cuerpo desde el Renacimiento, con el desarrollo de la
administración de justicia y la libertad religiosa. Se da, asimismo, una creciente correlación entre el
sistema político y el sistema económico.

- Locke

Este autor, defiende la tolerancia frente a la intransigencia religiosa y con ello crea las bases
fundacionales del individualismo y el liberalismo. Por otro lado, debido al contrato social el individuo debe
obedecer a los poderes de la sociedad políticamente constituida (o marcharse).

Además, defiende el iusnaturalismo o la existencia de derechos humanos determinados en la naturaleza


humana, como pueden ser la libertad, la igualdad y la propiedad privada. La ley positiva no puede afectar a
la natural y el Estado debe garantizarla. Aboga también por la división de los tres poderes: ejecutivo,
legislativo y federal.

- Hume

Firme defensor del empirismo, este autor distingue los hechos de las ideas, lo que afecta a su concepción
del contrato social, basado en convenciones y costumbres ya hechas. Según Hume, la sociedad se basa en
una serie de deberes morales y la coacción pública.

Estos deberes morales y la coacción llevan al surgimiento de una cohesión moral interhumana que reduce
la obligación al interés y necesidades de los individuos. Por ello, Hume es visto como uno de los padres del
utilitarismo.

Asimismo, abogaba por un gobierno parlamentario, ya que, según él, este tiene menor probabilidad de
error en su toma de decisiones.

- Adam Smith

Muy influido por la “fabula de las abejas: vicios privados, beneficios públicos”, refleja el sentir y deseos de
los hombres de negocios sobre los gremios decadentes, la protección estatal y una concepción feudal de la
tierra.

En la “teoría de los sentimientos morales” considera  que el vicio y el egoísmo de los ciudadanos
particulares son unos elementos necesarios para fomentar el bienestar, riqueza y prosperidad de una
sociedad. Así defiende la creación de una nueva moral, laica e individualista, que explique las motivaciones 
y conducta de los hombres. En “la riqueza de las naciones” se aleja de consideraciones éticas y con ello
funda la economía política.

Preconiza la libre concurrencia (laissez faire, laissez passer). Según este dogma, el  Estado solo debe
ocuparse de garantizar la justicia, seguridad y orden. Los hombres deben obedecer los designios de “la

mano invisible”. Sustituye la voluntad divina y el Estado omnipresente por el Mercado. La mano invisible
promueve también la división del trabajo, aumentando su eficacia ilimitadamente.

Distingue también entre el valor intrínseco de las mercancías (producción) y el valor de cambio (mercado),
lo que le lleva a distinguir los salarios (oferta y demanda) de las ganancias.

- Saint-Simón

Continúa (y critica) el trabajo de los philosphes en el intento de alcanzar la etapa científica, para lo que
quiere reemplazar las viejas instituciones. Defiende la utilización de un cientifismo positivista aplicado a la
sociedad: el surgimiento de la sociología (fisiología social).

Le da una gran importancia a la industria en contraposición al Antiguo Régimen: estructura, organización,


valores y objetivos. De la misma manera, propone un orden social guiado por la persuasión moral, en el
que tecnócratas y científicos dirigen la sociedad en base a méritos y la libertad de oportunidades. Este es
un orden autoritario, basado en élites y propietarios, con jerarquía (y conflictos) aunque orgánicamente
unida. Este orden se puede resumir con la máxima: “en el antiguo sistema la sociedad está gobernada
esencialmente por hombres; en el nuevo, está gobernada solo por principios”. De esta manera, los
conflictos y el egoísmo se limitarían haciendo que los proletarios “amen el nuevo orden”.

- Comte

Considerado uno de los padres de la sociología y el positivismo, fue secretario de Saint-Simon durante
siete años.

Conservador a grandes rasgos, sus ideas se basaban en preservar el status quo, a pesar de admitir la
existencia de una gran ley fundamental del desarrollo humano en tres estados (teológico, metafísico y
científico).

La sociedad científica obtiene su cohesión a través de la educación y los principios científicos. La unidad
(su lema es Orden y Progreso) es más importante que la libertad, la igualdad o la soberanía.

Elabora un constructivismo de la revolución en el que una élite científica mejora la suerte de las clases
inferiores mediante la predicción o previsión positivista.

- Spencer

Spencer trata de trasladar el darwinismo a la sociedad. Para ello, elabora una teoría general de la
evolución basada en la tendencia de las sociedades a hacerse más complejas y diferenciadas, utilizando
con este fin la analogía del organismo.

Así, utiliza conceptos darwinianos como “selección natural” y “lucha por la vida”, aplicándolos a los seres
humanos. Aboga por un Estado descentralizado y una economía liberal (la selección natural se
identificaría así con una especie de meritocracia).

- Bentham

Bentham es considerado el padre del utilitarismo. Este juzga la conducta de las gentes según su
capacidad para promover la felicidad de aquéllos a quienes afecta. Trata de lograr la mayor felicidad y el
bienestar para el mayor número de personas.

Es una ética, economía y política “consecuencialista”. El consecuencialismo, del que parte el utilitarismo,
establece que las consecuencias de cualquier acción son el único estándar del bien y del mal. El progreso,
por su parte, proviene para el autor de la libertad de los individuos y su inventiva. Por esta razón, se debe
desarrollar una legislación adecuada y un Estado que asuma el papel de benefactor.

Una de las aportaciones más provechosas de Bentham es el panóptico. Este es un edificio carcelario que
permite a su guardián observar a todos los prisioneros, recluidos en celdas individuales, sin que estos
puedan saber si son observados. El efecto más importante del panóptico es inducir en el detenido un
estado permanente de visibilidad que garantizaría el funcionamiento automático del poder, sin que ese
poder se esté ejerciendo de manera efectiva en cada momento.

- Stuart Mill

Este autor, firme defensor de la libertad individual, niega que utilidad y placer sean términos opuestos, y
vuelve a la noción epicúrea del placer concebido como vida honesta, plácida, enemiga del sufrimiento inútil
y del trato brutal con los demás. Se trata de un utilitarista, y ataca el derecho a la herencia y otros que
también perpetúan las diferencias de clase y fortuna.

En “Sobre la libertad” trata la naturaleza y límites del poder que puede ser ejercido legítimamente por la
sociedad sobre el individuo. Se convierte en una defensa de la disensión y la libre asociación de individuos,
la huelga y la libertad de expresión. La tiranía de la mayoría deja menos medios de escape que otras e
impone una opinión generalizada. Asimismo critica la censura y defiende la esfera privada en cuanto a la
pluralidad de estilos de vida e ideas y el carácter como reflejo de la individualidad.

Mill promueve también la educación universal (pero no estándar) como herramienta para alcanzar la
libertad y para beneficiar a la sociedad.

tema 4: capitalismo y movimiento obrero:


socialismo, marxismo y anarquismo

La transformación comercial en el siglo XIX facilita el desarrollo del Estado moderno y el surgimiento y
consolidación de la burguesía. La revolución industrial se caracterizó por la introducción de nuevos
métodos de fabricación y modos de transporte y comunicación e información; la construcción de las

fábricas y su organización de la industria y articulación del trabajo; y la incipiente capacidad de la


tecnología para influir y transformar la civilización.

A su vez, la revolución comercial produjo cambios a nivel político y social, provocando la necesidad de
nuevas teorías que reflejaran la creciente miseria. Surgió así también el movimiento obrero, con temas
como la lucha contra la mecanización, la batalla contra la legislación o la guerra contra el orden social o
lucha de clases.

- El Socialismo

El término socialismo suele adjudicarse a Leroux, un sansimoniano francés que en 1833 publicó un
artículo titulado “Del individualismo y del socialismo”. Siguiendo a Saint-Simon, se oponía al individualismo,
priorizando lo colectivo. El socialismo significó originariamente un orden colectivo basado en la cooperación
humana, para la felicidad de todos, mediante una justa producción y distribución de la riqueza.

La primera tentativa de unir al movimiento obrero internacional dentro del marco del ideal socialista tuvo
lugar en 1864, bajo la inspiración ideológica de Karl Marx. La acción política y la Comuna de París, en 1871,
provocan una primera crisis con el movimiento anarquista.

Friedrich Engels, el compañero ideológico de Marx, promueve la II Internacional en 1891, terminando esta
en 1917 con la conformación del gobierno de los soviets.

- El marxismo y Karl Marx

Karl Marx, periodista alemán exiliado en Inglaterra, escribe la mayor parte de su obra junto a Engels,
influenciado por el romanticismo, el positivismo, el progreso burgués, el liberalismo y la agitación política
de Francia.

Desarrolla el llamado marxismo humanista: ser humano como ser alienado en busca de su libertad y
realización en un mundo sin explotadores ni explotados. Es un terreno que solventa las contradicciones.
Además, frente al socialismo utópico, propone un marxismo científico, aquél cuyo énfasis principal destaca
la presunta cientificidad de las leyes históricas, económicas y dialécticas enunciadas por Marx y Engels.

El mundo funciona con una dinámica dialéctica que enfrenta a agentes colectivos en permanente disputa.
El antagonismo está causado por la evolución tecno-productiva o modos de producción, combinación de
fuerzas productivas y relaciones de producción.

La sociedad levanta sus propios fetiches, hábitos, políticas, leyes y estéticas. La ideología o
superestructuras que cohesionan simbólicamente un modo de producción y aseguran el dominio de la
clase hegemónica.

La historia, según Marx, avanza según las relaciones socioeconómicas, pasando del comunismo primitivo
(bienes de todos), al sistema esclavista (agricultura, las ciudades, la guerra y el comercio), el feudalismo
(vínculos entre prestadores y prestatarios de la fuerza de trabajo), y, finalmente, el capitalismo: formación
de una nueva clase proletaria, urbana y obrera. Basado en contradicciones, la explotación y la enajenación
del proletariado.

Las clases distinguen a los propietarios de capital, propietarios de tierras y propietarios de mera fuerza
de trabajo, contemplando tres clases básicas: capitalistas, terratenientes y proletarios.

El trabajo se convierte en un objeto dotado de independencia. El obrero no tiene control alguno sobre el
proceso de producción y los resultados, es ajeno a él y sus necesidades humanas.

Revolución: fin de la cosificación y de la opresión del proletariado, comienzo de la dictadura del proletariado.
Se logra libertad, pero depende de la voluntad de los hombres. Significará además un cambio en las
formas de vida más típicas de la sociedad burguesa (familia, rol de la mujer, nacionalismo).

- Anarquismo

Anarquismo designa literalmente un sistema “sin gobernante”. Aunque se trata de una corriente con una
enorme diversidad de ramas, puede decirse que el anarquismo trata la oposición y abolición del Estado
entendido como gobierno y, por extensión, de toda autoridad, jerarquía o control social que se imponga al
individuo. Tiene su origen en el socialismo y el liberalismo más radical.

Así, Godwin, considerado como el primer teórico del anarquismo es, a la vez, un exponente del liberalismo
radical inglés. Cuestiona el avance en el terreno intelectual y técnico respecto a la moral. Parte de que el
hombre es innatamente bueno y el Estado lo corrompe.

Uno de los teóricos más importantes del anarquismo fue Proudhon, quien publica en 1940 su obra más
famosa: “¿Qué es la propiedad?”. En esta, reflexiona acerca del significado de la posesión, la libertad y el
Estado. Revitaliza el contrato social mediante sus ideas encuadradas en el socialismo libertario. Defiende
así un sistema mutualista y federativo, con una sociedad ruralizada y una industria repartida
estratégicamente.

Su texto “Filosofía de la miseria” crea la primera divergencia con el socialismo. Pretende demostrar que
existe un sistema social sujeto a leyes objetivas y una ciencia, la economía, puede descubrir su
funcionamiento. Partiendo de las ideas de Adam Smith indaga en las formas de organización social.
Elabora también el concepto de valor constituido: tiempo invertido en la producción de un artículo.

Por otro lado, Stirner ataca violentamente en “El individuo y su propiedad” toda la moral burguesa, la
religión existente y toda organización política conocida. Propone una unión de egoístas que derroquen el
corrompido sistema social mediante una revolución individualista. Para ello considera necesario que los
individuos se apoderen de los bienes necesarios. Su individualismo extremo se basa en la irracionalidad y
su exaltación de la libertad.

Bakunin es un representante de la acción directa, que representa en el “catecismo revolucionario”. Este


propugna un sistema federal de pueblos, la dispersión del poder y la aceptación (ambigua) de principios
socialistas. Aún así, se produce una gran ruptura con el marxismo, reflejada en una gran cantidad de
fricciones dentro de la Primera Asociación Internacional del Trabajo. Defendía el proceso revolucionario.

Por último, cabe hablar de Kropotkin, quien inspira la versión científica del anarquismo. En “ayuda mutua”
supone la existencia de una benevolencia universal (compartida por la mayoría de las corrientes
anarquistas) y la dota de un mecanismo cientifista. Contrapone la perspectiva darwinista sobre una

filosofía de la historia. El hombre debe superar los aspectos destructivos y crear una sociedad basada en
la cooperación gracias a la educación.

tema 5: corrientes y desarrollos del marxismo

El desarrollo del marxismo provocó la división de la corriente en dos perspectivas: la revisionista y la


reformista. El revisionismo significó el intento de adaptar el marxismo a la realidad social cambiante, sin
desvirtuar o modificar el núcleo esencial de la propuesta. El reformismo, en cambio, abogó por una
adaptación de mayor calado, que incluso cuestiona propuestas nucleares del pensamiento marxista, y que
plantea la participación en la estructura política burguesa.

La II internacional representa la tensión entre ambas perspectivas: la lucha de la clase obrera contra la
explotación era una lucha política. La formación de un partido y la participación electoral se convierten
también en un debate dentro del marxismo.

Por otro lado se da otra división, la del socialismo, entre el implantado por los bolcheviques en 1917 y el
socialismo parlamentario típico de los países occidentales de Europa.

Bernstein, por ejemplo, fue un reformista con gran fe en la democracia, con reformas sucesivas desde el
interior del sistema capitalista, rechazando la dictadura del proletariado o la violencia. Rechazaba además
la teoría de la plusvalía por simplista y defendía una diferenciación interclasista. Kautsky, asimismo, inicia
el marxismo europeo del siglo XX, que sintetiza socialismo y democracia parlamentaria, abandonando las
tesis revolucionarias. Este sería duramente criticado por Lenin, quien lo compararía con el reformista
Bernstein. Rosa Luxemburgo, en cambio, sostenía la necesidad de que el partido socialista fuera
revolucionario y con una estructura democrática. Era partidaria de la insurrección y la acción activa en la
ilegalidad.

- Lenin

A partir de la segunda mitad del siglo XIX, Rusia comenzaba a tener centros urbanos industrializados con
revueltas proletarias y un campesinado numeroso que se “liberaba” de la servidumbre. El Programa del
Partido Obrero Social Demócrata de Rusia divide a los bolcheviques (Lenin) y mencheviques (Plejanov) en
la organización, método y táctica.

“¿Qué hacer?”: organización del partido, concienciación de los trabajadores a través de sindicatos y la guía
de la vanguardia del proletariado.

Al contrario que otros autores, según Lenin la revolución social no podía lograrse mediante reformas
como en los partidos socialdemócratas de Europa, pues se basa en una teoría revolucionaria: disciplina,
secretismo y eficiencia. Defendía así una democracia sin parlamentarismo, criticando también al

capitalismo desde su fundamento, ya que las leyes internas del capitalismo llevarían al imperialismo y al
colonialismo.

En el “Estado y la Revolución”, establece los principios de la revolución proletaria: “Todo el poder para los
soviets” (consejos de obreros y soldados).

- La Escuela de Frankfurt

Se llamo así a un grupo de investigadores que se adherían a las teorías de Hegel, Marx (en cuanto a la
cosificación) y la psicoanalítica de Freud (y a Weber en cuanto a la burocracia y el racionalismo). Se
refugian en EEUU, París y Londres. La integran, entre otros, Adorno, Marcuse, Walter Benjamin,
Horkheimer, Habermas y Fromm.

Este grupo de intelectuales marxistas tratan de resolver los problemas del capitalismo avanzado, de la
cultura contemporánea y de la degradación del socialismo. Las personas llegan a ver la sociedad como
una “segunda naturaleza”: la mentalidad como sustrato y consolidación de la ideología (nazismo y
capitalismo). Se centran en la superestructura y no poseen especial interés en aspectos económicos.

La falta de sentido ético y de solidaridad, la agresividad constante y la competitividad, reproducen los


esquemas ideológicos imprescindibles para que el sistema no se cambie ni se mejore. De la misma
manera, la rebelión ha quedado sublimada y reprimida por el propio sistema, por la ilusión de un
“nosotros”. La sociedad acepta la gobernabilidad técnica del mundo por su neutralidad y eficiencia.

Los miembros de la Escuela de Frankfurt dieron a su filosofía el apelativo de “teoría crítica”, referente a la
discusión crítico-ideológica de las condiciones sociales e históricas en las que ocurre la construcción de
teoría y la crítica de esas condiciones sociales, desembocando en una crítica a todo sistema cerrado.

Adorno, Marcuse y Fromm (“El miedo a la libertad”) estudian la libertad en relación a los procesos
culturales y socio-psicológicos generados por el capitalismo tardío, lo que favorece el dominio burgués y el
totalitarismo. Según estos, el control se ha internalizado en el actor y ya no requiere de líderes. Además,
observan con escepticismo la capacidad del proletariado para producir una revolución por ser manipulable.

“La dialéctica de la ilustración” (Adorno y Horkheimer), por otro lado, destila un claro pesimismo cultural,
ya que enuncian el fracaso de las promesas liberadoras de la ilustración. Asimismo, critican “la jaula de
hierro” de Weber, un sistema basado en la eficiencia teleológica, el control y el cálculo racional. Otra de las
causas de su pesimismo es la acusada represión social y política.

En “El hombre unidimensional”, Marcuse estudia la sociedad de consumo, haciendo especial hincapié en la
manipulación de las mentes y la propaganda. La tecnología moderna como parte de la racionalidad
formal, ofrece medios de control eficaces al tiempo que cosifica a los hombres (ej. Televisión). Esta puede
ser eficaz, pero (como otros productos) constituye una necesidad creada por el sistema capitalista.

Siguiendo con el ejemplo, la televisión cercena la libertad interior, la capacidad crítica y suprime la
individualidad.

Aporta además un nuevo concepto de la alienación: para el hombre unidimensional la autonomía y la


espontaneidad no tienen sentido en un mundo prefabricado de prejuicios y de opiniones preconcebidas.

La repetición y la cotidianidad convierten a los individuos en parte del engranaje del sistema, mientras el
consumo les hace sentirse satisfechos, libres y con identidad.

Habermas continua sus indagaciones sobre las contradicciones y dificultades del capitalismo tardío desde
la perspectiva de la comunicación y la lingüística. Entiende que el cambio social debe darse en un ámbito
simbólico, en el ámbito de la comunicación y el entendimiento entre los sujetos.

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