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Mario Salomón Montesino Castro

Microeconomía contemporánea

UCA Editores
D. R. © 2011 Mario Salomón Montesino Castro
D. R. © 2011 UCA Editores

UCA Editores
Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas”
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San Salvador, El Salvador, Centroamérica
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1.a edición 2011

338.5
M779m Montesino Castro, Mario Salomón
Microeconomía contemporánea / Mario Salomón Montesinos Castro. --
sv -- 1a. ed.-- San Salvador, El Salv. : UCA Editores, 2011.
132 p. : il., gráficas ; 26 cm. -- (Cuadernos de cátedra ; v. 78)

ISBN 978-99923-59-43-3

1. Microeconomía-Estudio y enseñanza. 2. Demanda (Economía).


I. Título.

Derechos reservados. Prohibida la reproducción parcial o total de esta obra,


por cualquier medio, sin la autorización escrita de UCA Editores. P 2011.

Impreso en El Salvador por Talleres Gráficos UCA, 2011.


ÍNDICE PÁGINA

I.- INTRODUCCIÓN GENERAL. .......................................................................................... 5 


1.1.- FILOSOFÍA, CIENCIA Y ECONOMÍA. ................................................................... 5 
1.2.- DE LA TEORÍA AL MODELO. ................................................................................. 8 
1.3.- TEORÍA DE CATÁSTROFES Y ECONOMÍA: ENSAYO HEURÍSTICO
ACERCA DE UNA VISIÓN GENERALIZADA DE LOS FENÓMENOS
ECONÓMICOS. ................................................................................................................ 14 
II.- INTRODUCCIÓN A LA MICROECONOMÍA. ............................................................. 16 
2.1.- DEFINICIÓN. ............................................................................................................ 16 
2.2.- IMPORTANCIA DEL ENFOQUE MICROECONÓMICO. .................................. 20 
2.3.- ORDEN DEL DESARROLLO DE LOS TEMAS QUE SEGUIRÁ EL TEXTO. 21 
III.- LA TEORÍA DE LA DEMANDA: LA CONDUCTA DEL CONSUMIDOR
(ENFOQUE NEOCLÁSICO). .............................................................................................. 23 
3.1.- INTRODUCCIÓN ..................................................................................................... 23 
3.2.- LA RESTRICCIÓN PRESUPUESTARIA O CAPACIDAD DE COMPRA DEL
CONSUMIDOR. ................................................................................................................ 28 
3.2.1.- DEFINICIONES Y DEDUCCIÓN. .................................................................. 28 
3.2.2.- CAMBIOS EN LA RENTA. .............................................................................. 34 
3.2.3.- CAMBIOS EN LOS PRECIOS........................................................................ 36 
3.2.4.- EL NUMERARIO Y EL BIEN COMPUESTO. .............................................. 38 
3.2.5.- UNA APLICACIÓN DE LA RESTRICCIÓN PRESUPUESTARIA: LOS
IMPUESTOS Y LOS SUBSIDIOS. ............................................................................. 41 
3.3.- LAS PREFERENCIAS Y LA UTILIDAD. .............................................................. 48 
3.3.1.- INTRODUCCIÓN. ............................................................................................. 48 
3.3.2.- EL APARATO AXIOMÁTICO DE LAS PREFERENCIAS DEL
INDIVIDUO. ................................................................................................................... 49 
3.3.3.- DEDUCCIÓN DE LAS CURVAS DE INDIFERENCIA. ............................... 51 
3.3.4.- LA FUNCIÓN DE UTILIDAD. .......................................................................... 57 
3.3.4.1.- ENFOQUE CARDINAL DE LA UTILIDAD. ............................................... 57 
3.3.4.2.- ENFOQUE ORDINAL DE LA UTILIDAD. .................................................. 65 
3.3.4.3.- ENFOQUE ORDINAL: OPTIMIZACIÓN. ................................................... 76 

3
3.3.4.4.- REPRESENTACIÓN GEOMÉTRICA DEL CASO DE DOS BIENES. .. 83 
3.4.- LA TEORÍA MODERNA DE LA DEMANDA. ....................................................... 87 
3.4.1.- LA DEMANDA ORDINARIA O MARSHALLIANA. ...................................... 87 
3.4.2.- LA LEY DE ENGEL Y LA CURVA DE RENTA CONSUMO. ..................... 89 
3.4.3.- FUNCIÓN DE UTILIDAD HOMOTÉTICA Y CURVA DE RENTA
CONSUMO. ................................................................................................................... 90 
3.4.4.- EL REFINAMIENTO DE LA TEORÍA DE LA DEMANDA: EFECTO
SUSTITUCIÓN, EFECTO RENTA Y LA ECUACIÓN DE SLUTSKY. .................. 92 
3.4.4.1.- UNIDAD Y DIFERENCIA ENTRE EL ENFOQUE DE SLUTSKY Y
HICKS ACERCA DEL EFECTO SUSTITUCIÓN. .................................................... 99 
3.4.4.2.- IMPORTANCIA DE LA FUNCIÓN DE LA DEMANDA COMPENSADA
Y SU DEDUCCIÓN. .................................................................................................... 101 
3.4.4.3.- LAS FUNCIONES DE DEMANDA Y LA ECUACIÓN DE SLUTSKY. . 103 
3.4.4.4.- LA ELASTICIDAD Y LAS FUNCIONES DE DEMANDA. ...................... 104 
3.4.5.- ANÁLISIS DE LA ESTABILIDAD DE LA DEMANDA: DEDUCCIÓN DE
LA ECUACIÓN DE SLUTSKY. ................................................................................. 105 
3.4.5.1.- LA LEY DE LA DEMANDA MARSHALLIANA. ....................................... 108 
3.4.5.2.- EL CAMBIO EN LA RENTA O INGRESO. .............................................. 109 
3.4.5.3.- EFECTO SUSTITUCIÓN Y EFECTO RENTA: ENFOQUE DE
SLUTSKY. .................................................................................................................... 110 
3.4.5.4.- EFECTO SUSTITUCIÓN Y EFECTO RENTA: ENFOQUE DE HICKS,
LA ECUACIÓN DE SLUTSKY. ................................................................................. 112 
3.4.5.5.- LA ECUACIÓN DE SLUTSKY: INTERPRETACIÓN Y SIGNIFICADO
FUNDAMENTAL. ........................................................................................................ 115 
3.4.6.- EL TEOREMA DE LOS BIENES SUSTITUTIVOS Y
COMPLEMENTARIOS NETOS. ............................................................................... 118 
3.4.7.- EL PROBLEMA DE LA INTEGRABILIDAD. ............................................... 123 
3.5.- LAS PREFERENCIAS REVELADAS: EL PODER EMPÍRICO DE LA TEORÍA
DE LA CONDUCTA DEL CONSUMIDOR. ................................................................. 125 
.- BIBLIOGRAFÍA. ............................................................................................................... 132 

4
I.- INTRODUCCIÓN GENERAL.
La economía es una ciencia que como todas las ciencias sociales existentes,
ha tenido un vínculo tanto con la filosofía, como con las ciencias naturales y
las matemáticas. Este hecho genera la inquietud de cuál es en la actualidad
la posición de cualquier área de la teoría económica tanto en relación a la
filosofía, como en cuanto a las ciencias exactas (ciencias naturales y
matemáticas). En este capítulo se desarrollarán algunas ideas que permiten
dar respuesta a esta cuestión.

1.1.- FILOSOFÍA, CIENCIA Y ECONOMÍA.

El conocimiento y explicación de la realidad, es un problema que se puede


abordar animado de diferentes intenciones y/o métodos, que pueden ser muy
generales o bastante específicos. Puede buscarse el saber con la intención
de comprender el origen del ser humano, las razones de su existencia, su
papel en el mundo, y su futuro; puede buscar responder a la pregunta de la
permanencia y transformación de las cosas, puede tratar acerca de si las
relaciones y cosas son malas o buenas, y por lo tanto cómo el ser humano
debe actuar, o puede referirse a cuestiones tan metafísicas como el
problema fundamental entre la primacía del ser y la conciencia; ésta es
quizás la forma filosófica de tratar de comprender o percibir la realidad, es
una forma muy general como puede observarse, pero tales problemas
guardan relación con las intenciones perseguidas en las áreas de otros
saberes, como los que se obtienen a través de las ciencias e incluso el
sentido común, las artes, la religión o la magia, aunque éstos últimos cuatro
no siempre tengan como objetivo único el afán de conocer la realidad o
explicarla.

La ciencia o las ciencias por su parte es un cúmulo de principios y métodos


que pretenden conocer y explicar la realidad, a través de la estructuración de
teorías más o menos específicas y sistemáticas, las cuales son capaces de
verificarse por diversos procedimientos al contrastarse con la realidad, y
permiten, en consecuencia, la posibilidad de intervenir en tal realidad. Por
específicos que parezcan los distintos saberes de los que usualmente tratan
las diferentes ciencias, no parece que exista una contradicción entre lo que
se busca en la filosofía, aunque esta última en general no esté interesada en
verificaciones o predicciones sobre aspectos específicos, y lo que se
persigue en las ciencias en general. Pero esto no significa que
necesariamente exista una relación de complementariedad entre el quehacer
de la filosofía y el de las ciencias, a pesar que revisando la historia de las

5
ciencias o de la filosofía, se pueda encontrar etapas en donde era difícil, si no
imposible, distinguir entre el saber específico de una ciencia y el
pensamiento filosófico.

Sin embargo, la inexistencia en general de una complementariedad entre el


saber filosófico y científico, no implica que las ciencias sean incapaces de
establecer un vínculo entre las concepciones enunciadas por los filósofos y
las teorías de la ciencia, es ésta una conclusión obvia que se deduce de lo
que arriba se estableció acerca de las actividades de la filosofía. A pesar de
ello, no todos los científicos son propensos a considerar los saberes
filosóficos para abordar los distintos problemas que se les presentan en la
realidad específica que estudia, lo cual no quiere decir que sus
descubrimientos avancen más o menos lentamente, ya que no cabe la menor
duda que un débil conocimiento filosófico puede entorpecer más que hacer
avanzar una investigación, mientras que un hábil manejo de los
conocimientos establecidos por los filósofos pueden hacer avanzar más
rápido y con mayor profundidad una investigación científica.

Es muy interesante enfatizar que todas las ciencias, al menos las principales,
han tenido en sus orígenes una fuerte influencia filosófica. Pero una vez que
las ciencias naturales (o las ciencias exactas, si se incluyen las matemáticas)
se erigieron como un conjunto de disciplinas con características muy
particulares, éstas tuvieron, muchas veces junto a la filosofía, una influencia
relevante.

La economía es precisamente una de esas ciencias; surgida


aproximadamente un siglo después de la física y casi al mismo tiempo que la
química moderna, presentó en su surgimiento influencias tanto de la filosofía
como de las ciencias naturales, lo cual se puede observar en las ideas que
se presentan en la monumental obra económica de Smith (“…la riqueza de
las naciones”) en cuanto a la influencia que éste le atribuía a los aspectos
éticos así como la importancia que en dicha obra tienen los principios del
equilibrio y el desarrollo, conceptos usados también en las ciencias naturales.

La influencia de las ciencias naturales en la economía se ha prolongado a lo


largo de toda su existencia, en todas las escuelas que se puedan mencionar;
sin embargo, las influencias de la filosofía se han verificado menos, aunque
hay escuelas, como el marxismo con su enfoque dialéctico, para las cuales
las concepciones filosóficas, han jugado un papel fundamental.

Una consecuencia inmediata de la importante influencia de las ciencias


naturales en la economía ha sido la aplicación de las teorías matemáticas. La
economía, aunque una ciencia social, ha hecho uso de las matemáticas de
una forma muy similar a como lo hacen las ciencias naturales. Como ciencia

6
social, la economía obviamente no puede tener pretensiones de exactitud,
especialmente en un tiempo en el que incluso las ciencias naturales ya no
conciben la “exactitud” de la misma forma en que la entendían los científicos
del siglo diecinueve; situación surgida de las revoluciones provocadas por la
teoría de la relatividad y la mecánica cuántica, con su importante principio de
incertidumbre.

Es un tema de controversia si la influencia de las ciencias naturales y la


filosofía han tenido un buen efecto en el desarrollo de la economía, el hecho
consiste en que es difícil pensar el progreso de un conocimiento, aislado del
resto de las contribuciones científicas y el pensamiento humano, habría que
decir que ha ocurrido con la economía lo mismo que se expresó más arriba
acerca de los vínculos entre las ciencias y la filosofía: lo adecuado de la
complementariedad o no de las ciencias naturales, la filosofía y la ciencia
económica ha dependido de la habilidad de los economistas para incorporar,
en la investigación económica, los supuestos isomorfismos de los principios
de las ciencias naturales y las categorías filosóficas.

No cabe duda que la influencia de los aspectos éticos han marcado su


impronta en las teorías económicas como también ha ocurrido con las
ciencias naturales. Por otra parte, la economía se ha visto, además,
influenciada en su formación y desarrollo por factores sociales y políticos.

En el presente la ciencia económica, en todas sus escuelas y corrientes, ha


visto patentizarse cada vez más la necesidad de incorporar las
contribuciones de los métodos matemáticos, sin que estos necesariamente
sean parte de las aplicaciones en las ciencias naturales. Las contribuciones a
su vez de las demás ciencias sociales y la filosofía, se están volviendo más
importantes para el desenvolvimiento más certero y adecuado de las teorías
económicas, se requiere de parte de los economistas una visión no sólo
multidisciplinaria sino también transdisciplinaria; lo cual exige del economista
no sólo una mayor habilidad y experiencia sino un mayor conocimiento del
estado de las ciencias, que pueden hacer importantes contribuciones en el
método de investigación de los planteamientos económicos.

La afirmación de la transdisciplinariedad como una manera de vincular de


forma muy estrecha diferentes ciencias y la filosofía, requiere, de modo
primordial, que la ciencia económica alcance un nivel de generalidad muy
alto, porque es dudoso que una teoría que se erige como una de las
corrientes o escuelas, entre otras, pueda establecer vínculos con disimiles
disciplinas científicas, si es incapaz de ubicar la importancia de las otras
escuelas o corrientes de la ciencia económica. Y, obviamente, es insuficiente
descartar las mismas como “ideológicas”, “anticientíficas” o
“pseudocientíficas”.

7
Lo anterior se relaciona a un aspecto que es más bien filosófico que algo
propio de las ciencias, se refiere a la verdad. Por largos períodos de la
historia “la verdad” fue uno de los objetivos de las ciencias, en algunas
disciplinas se hablaba de la relación entre la “verdad relativa” y la “verdad
absoluta”; en todo caso ese objetivo desde las posiciones más serias entre
las ciencias en la actualidad, es muy poco frecuente. Conviene recordar a
este respecto las opiniones de E. Schröndinger: “…no existen teorías que
establezcan la verdad acerca de un fenómeno, sino teorías más o menos
adecuadas para explicar tal fenómeno de la realidad…”

Es muy recomendable en la actualidad para encontrar esa “teoría adecuada”


partir de un cuerpo de principios, conceptos, categorías y relaciones del cual
se desprende un modelo que es capaz de explicar la realidad en estudio,
situación en la que se concluirá cuando la verificación y el contraste con
dicha realidad muestre su poder de explicación y predicción.

En este sentido, de lo que se trata es que en la economía como ciencia no


existe una teoría que nos plasme de modo absoluto la realidad, sin embargo,
hay teorías que son más adecuadas para explicar los fenómenos
económicos, pero ello no significa que las otras teorías son inservibles,
porque, a la verdad, tal situación depende de los escenarios, por lo que es
imprescindible encontrar los puntos de contactos entre concepciones que
pueden ser muy distintas, cometido que puede alcanzarse estructurando y
sistematizando todos los enfoques en el contexto de una teoría general,
problema que se aborda en los apartados siguientes.

1.2.- DE LA TEORÍA AL MODELO.

la economía es una ciencia y como tal utiliza el método científico, éste


método se auxilia de la construcción de modelos; este proceso se concibe
con frecuencia, en los términos siguientes: en su forma más simple la
construcción de un modelo requiere primero la estructuración de un conjunto
de conceptos, principios, leyes y categorías, en otras palabras, implica la
creación de una teoría; luego sobre la base de la teoría se construye una
representación más depurada de aspectos secundarios, en la que se
muestra una vinculación más sistemática, la cual se conoce como modelo,
éste nos permite hacer predicciones del fenómeno que se quiere explicar,
determinar resultados, y también, hacer conclusiones fundamentales,
enseguida, estas predicciones y resultados que se deducen del modelo se
contrasta con la realidad que se busca explicar, se trata en este caso de la
verificación del poder explicativo del modelo, de este proceso resulta un

8
mecanismo de retroalimentación que permite mejorar la teoría (conceptos,
principios, etc.), y de aquí da inicio otra vez el proceso del conocimiento.

DIAGRAMA 1.- EL PROCESO SIMPLIFICADO DEL CONOCIMIENTO.

Retroalimentación

 Teorías Modelo Predicción de Verificación y


 Categorías Resultados contraste con la
 Principios realidad

Esta explicación del proceso del conocimiento y la estructuración de un


modelo es sumamente simplificada, debido a que muestra una relación muy
lineal entre la teoría, el modelo, las predicciones y resultados, y el proceso de
verificación y retroalimentación. Da la impresión de que para construir un
modelo siempre es necesaria una teoría, cuando muchas veces, el punto de
partida es la estructuración del modelo, y luego éste se enriquece con la
teoría, esto es con la creación de conceptos, principios, etc. Además, en el
anterior esquema lineal no se hace distinción entre modelos simples y
modelos complejos, como tampoco se considera la diferencia entre teorías
simples y teorías complejas o difusas. Para poder concebir la elaboración del
conocimiento y la construcción de modelos tomando en cuenta lo anterior
habría que concebir un esquema más de carácter circular que lineal, un
enfoque más de naturaleza dialéctica; esto es, por ejemplo, pensar en que
muchas veces la creación de una explicación de la realidad arranca de un
modelo simple, luego, se configura una teoría con unos conceptos más
complejos que llevan a transformar el modelo simple en uno de carácter
complejo que tiene un mejor grado de explicación. Ese proceso se puede
ilustrar en el diagrama siguiente:

9
DIAGRAMA 2.- PROCESO CIRCULAR-DIALÉCTICO DEL
CONOCIMIENTO.

REALIDAD
REALIDAD
Teorías difusas, multidisciplinarias.
Religión, ideología, ética y
participación.

Teorías
sistemáticas

Modelos difusos

Modelos
matemático
simple

REALIDAD REALIDAD

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Pero es necesario advertir que el punto de partida puede estar en cualquiera
de los círculos, esto es, inicialmente es posible elaborar una teoría difusa, y
luego simplificarla hasta un modelo simple, o bien, construir con base en esa
teoría un modelo difuso, el viceversa también es posible. Otro punto de
partida válido, es la teoría sistemática, la que luego se puede complejizar a
través de la construcción de una teoría difusa o de un modelo difuso,
tampoco se descarta, pasar a una teoría difusa y luego al modelo complejo, o
viceversa; en consecuencia, las rutas a seguir son muy variadas y quedan
expresadas en el diagrama con las flechas de doble punta. Este diagrama,
puede ser interpretado como un sistema de conjuntos, en donde las teorías
difusas, más cercanas a la realidad, engloban a las teorías sistemáticas que,
a su vez, incluyen los modelos difusos, en los que se comprenden los
modelos simples y los modelos complejos.

De igual forma es importante diferenciar entre variables simples, que por lo


general son unidimensionales o tienen muy pocas dimensiones, de variables
que son multidimensionales, las cuales muchas veces son difíciles de
cuantificar y requieren un enfoque más cualitativo, lo que, sin embargo, no
quiere decir que no se puedan considerar como variables cuantificables en
ciertos niveles de explicación del modelo. Debe advertirse que los modelos
que incluyen variables simples tienen la “virtud” de dar respuestas “exactas”,
pero que muchas veces no concuerdan plenamente con la realidad que
pretenden explicar, y esto será más o menos perjudicial en la medida que el
margen de error sea más o menos grande.

En el presente la “exactitud” es tomada de forma muy relativa tanto en las


ciencias naturales como en las ciencias sociales, en donde es difícil
pretender exactitud frente a las decisiones humanas.

De este modo en economía, y cada vez con más frecuencia en otras ciencias
sociales, se ha vuelto una tradición que las teorías que alcanzan un cierto
grado de madurez, dan paso en su proceso de desarrollo a la configuración
de modelos explicativos, estos pueden tener diversos grados de
sistematización, y por lo general, los más sistemáticos hacen uso de los
sistemas axiomáticos.

En las matemáticas, el método axiomático no representa el enunciado de un


conjunto de “verdades evidentes” como se concebía en la antigüedad, sino
un conjunto de proposiciones que cumplen determinadas propiedades, como
la de consistencia, completitud, independencia, etc. y que permiten
estructurar la demostración de enunciados de un modo totalmente
sistemático. Estos enunciados pueden ser teoremas, que permiten la
construcción de un modelo a través del cual pueden demostrarse.

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El modelo en esta disciplina es una construcción mental que se desprende
de un pensamiento ordenado y sistemático que permite demostrar ciertas
cosas de modo plausible y satisfactorio, poco importa si el modelo coincide
con la realidad o no, porque esto corresponde a una fase empírica de
verificación; de este modo, el que un modelo no explique nada de la realidad,
es un asunto de su contraste con ella, de la utilidad práctica del modelo, pero
eso no quiere decir que el modelo, erigido sobre su base axiomática, sea
inservible para demostrar los enunciados que se han estructurado.

Las construcciones mentales en matemáticas tienen pocas o muchas


utilidades dentro o fuera de la disciplina, algunas aún no muestran
contribución a las demás ciencias, mientras otras han permitido el rápido
desarrollo de éstas; hay modelos y teorías que forman parte de ciertas áreas
de las matemáticas sin mayores vínculos con otras, pero existen
planteamientos que han permitido un mayor grado de unificación y progreso
de toda la ciencia matemática. Por ejemplo, los números transfinitos de
Cantor con los cuales se demuestra que 0  0  0 , no hubiesen pasado
de ser una curiosidad muy importante en su área específica, si no hubieran
permitido la demostración de la existencia de los números trascendentes
(como el número  o el número e) y la demostración del hecho de que
existen más números trascendentes que números algebraicos (aquellos que
satisfacen una ecuación polinomial).

Existe una similitud muy importante entre lo que ocurre con los modelos en
las ciencias matemáticas y lo que ocurre en economía (y otras ciencias con
una considerable madurez), y es el hecho de que para la economía moderna
ha pasado ya el tiempo de pretender expresar la “verdad” a través de las
teorías; se ha comprendido que toda construcción teórica es una
configuración mental de la realidad con la finalidad de describir y explicar
ésta de la forma más adecuada. En ese sentido la mejor manera de atacar
un problema es estructurando un aparato axiomático, luego de haber
desarrollado suficientemente la teoría, para construir un modelo y observar
sus predicciones, sus explicaciones y representaciones de la realidad, de
modo que nos permita establecer el contraste con los hechos, es decir con
esa realidad que pretende explicar, de manera que no sólo dé lugar a hacer
predicciones acerca de los problemas prácticos, sino que nos facilite la
intervención en los fenómenos estudiados y nos asegure el éxito de tal
intervención.

Ahora bien, al igual que en las matemáticas, los axiomas no tienen por qué
ser “verdades obvias”, solamente deben ser capaces de permitir la
configuración precisa del modelo, una vez hecho esto se tiene que dar paso

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al proceso de contraste de sus explicaciones, de sus predicciones y
representaciones de los fenómenos, con los que efectivamente ocurren en la
realidad, de este modo aunque el modelo esté más o menos lógicamente
establecido, si en el contraste las diferencias son marcadas, habría que
concluir que es inservible para explicar la realidad en relación con la cual fue
construido, o a lo mejor permita descubrir, aunque no facilite nada más, qué
aspectos faltan que hacen que sus predicciones no concuerden con el
comportamiento de los fenómenos reales. Debe advertirse, por otra parte,
que también puede ocurrir que el escenario para el que fue elaborado no
exista, pero si tal escenario ocurre el modelo puede, en consecuencia, ser de
enorme utilidad.

Lo que es importante tener presente es que los axiomas, simplemente no se


cuestionan, a menos que sean muy descabellados, hacerlo supondría que
alguien está en poder de la verdad. Es difícil estar seguros qué aspectos son
importantes y fundamentales en el comportamiento económico del ser
humano, quizás se puede decir que algunos axiomas son insuficientes o que
otros sobran, pero la validez para explicar la realidad se hará evidente en el
proceso de verificación empírica. Naturalmente, algunos axiomas tendrán
rango de verdades evidentes, o al menos lo parecerá para la mayoría de los
investigadores, lo cual será una situación feliz para una teoría, así el resto del
aparato axiomático no posea el mencionado rango.

Hasta el presente en la economía existen una cantidad considerable de


teorías sobre problemas comunes, no obstante, estos enfoques se presentan
con frecuencia opuestos en considerable medida, en no pocos casos las
opiniones son diametralmente opuestas. Estos problemas expresados de
modo muy general, tienen que ver con equilibrios o desequilibrios, estabilidad
e inestabilidad, mercado neutro o mercado con distribución. La gran
diversidad de teorías y modelos en cuanto a sus métodos y consecuencias
ha creado la impresión de que no mantienen o pueden mantener relación
alguna, y tal apreciación ha llevado a las afirmaciones entre unos y otros de
la posesión de “la teoría más adecuada”, y la acusación entre las distintas
escuelas de ser pseudocientíficas o incluso anticientíficas. El resultado de
estas contradicciones, que no solamente son de carácter científico, ha
llevado a la lucha por el predominio en los centros de enseñanza y en las
esferas del poder, provocando con frecuencia el destierro de las demás
teorías o el trato despectivo hacia las mismas.

En términos científicos, se vuelve necesario abordar esta dificultad desde


una perspectiva muy general, en la cual sea posible tener presente los
cambios en los parámetros principales para los problemas que prevalecen
independientemente de la escuela o enfoque en el que nos ubiquemos,
problemas como los que arriba se han mencionado, equilibrio y desequilibrio,

13
etc. Tal esfuerzo permitiría reconocer el lugar que ocupa cada teoría en el
contexto de la ciencia económica y de cara a la necesidad del estudio de los
fenómenos de la realidad económica.

La incógnita que aparece de inmediato es ¿cómo podemos lograr esa


generalización? Para alcanzar tal cometido es necesario auxiliarnos de las
experiencias de generalización de otras ciencias y de los instrumentos que
nos facilitan. En ese sentido, es conveniente para el caso de la economía
hacer uso del grado de generalidad que se puede alcanzar auxiliándose de
una reciente contribución de las ciencias matemáticas, se trata de la teoría
de catástrofes.

1.3.- TEORÍA DE CATÁSTROFES Y ECONOMÍA: ENSAYO HEURÍSTICO


ACERCA DE UNA VISIÓN GENERALIZADA DE LOS FENÓMENOS
ECONÓMICOS.

Este apartado pretende mostrar brevemente, a través de una concisa


definición, la importancia que la teoría de catástrofes tiene para poder
proponer la construcción de una teoría económica más general que nos
permita estudiar los problemas económicos, desde los aspectos más
relevantes de la economía que aparecen en las investigaciones de todos los
enfoques, escuelas y corrientes de la teoría económica.

La teoría de catástrofes puede definirse como el estudio de la continuidad y


los cambios bruscos; mientras el cálculo infinitesimal, el cálculo de
variaciones y la teoría del control, se las han ingeniado para establecer las
condiciones de optimización estática y dinámica a través de la continuidad,
volviéndose incompetentes ante los saltos y cambios bruscos; la teoría de
catástrofes reúne en un todo analítico los movimientos continuos, suaves, y
los saltos. En consecuencia ha tenido que enfrentar no sólo los problemas
del equilibrio, sino también los del desequilibrio, no sólo los problemas de la
estabilidad, sino también los de la inestabilidad; el enfoque por tanto ha
requerido de un nivel de generalización que ha debido centrarse en
invariantes.

Un ejemplo del grado de generalización con la que trata la teoría de


catástrofes se puede percibir, intuitivamente, de la topología: en esta área de
las matemáticas un objeto con la forma de una taza es lo mismo que un
objeto con forma de rosquilla o, como se le suele llamar, toro (figura en forma
de neumático inflado); un cubo es lo mismo que una esfera ¿cómo puede ser
esto? Puede ocurrir porque en la topología lo que interesa son los valores
paramétricos que se mantienen sin variación en la transformación de una
figura como la taza a una figura como el toro, por ejemplo, ambos tienen un

14
agujero. Los invariantes topológicos obviamente pueden expresarse de
manera formal, algebraica.

En la teoría de catástrofes se afirma que hay unos cuantos comportamientos


que pueden expresarse tanto en la naturaleza como en la sociedad, de este
modo si existe una teoría que tiene la virtud de incluir en su explicación
situaciones en las cuales los fenómenos sociales que se estudian pueden
transformarse de una situación equilibrada a una desequilibrada o de una
situación de estabilidad a otra de inestabilidad, que puede a la vez mostrar
comportamientos suaves, pero también bruscos, de saltos, entonces, esta
teoría puede hacer uso, sin lugar a dudas, de la teoría de catástrofes.

En este texto, mostraremos que la teoría económica marxista (ver anexo)


tiene esas características, por lo cual se propone como una teoría más
general que los otros enfoques y escuelas que se presentarán en el texto.

15
II.- INTRODUCCIÓN A LA MICROECONOMÍA.
En este capítulo se definirá lo que se entiende por microeconomía y la
importancia que tiene este enfoque para la ciencia económica.

2.1.- DEFINICIÓN.

La microeconomía se define como la disciplina que estudia el


comportamiento económico de las unidades individuales, tanto en su
representación más general, como la fuerza de trabajo (productor-
consumidor) y el empresario, como en un sentido más particular y parcial, es
decir, el consumidor, el productor y el trabajador, tomando en cuenta dos
racionalidades relevantes, la racionalidad reproductiva y la racionalidad de la
plusvalía, así como las racionalidades más particulares como la racionalidad
costo beneficio o medio fin.

Los vínculos de mayor o menor generalidad se pueden percibir al estudiar los


dos enfoques de las unidades individuales por las dos escuelas que
históricamente han sido contrapuestas: la neoclásica y la marxista.

En el siguiente diagrama se puede ver que los neoclásicos dividen las


unidades individuales en tres: consumidores, empresarios y trabajadores
(suelen denominar con más generalidad: prestadores de servicios de
factores). Los principios económicos constan de un aparato axiomático que
da lugar a decisiones optimizadoras que a su vez permiten deducir como
resultados, las categorías de oferta y demanda, el equilibrio y la estabilidad
tanto parcial como general bajo condiciones óptimas.

16
Cuadro Sinóptico del Enfoque Neoclásico

Unidades Principios Racionalidad Decisiones Resultados


individuales

Dos aspectos
Utilidad Máxima-
importantes:
Equilibrio del
Consumidor
1) Capacidad de
Consumidores Compra
Ley de la Demanda
2) Preferencias
1) Capacidad de
Pi y Xi
Compra
2) Preferencias
Mercado Pi* Equilibrio
Bienes Xi* Parcial
Aparato Optimización
axiomático (que (Costo/Benefici
Utilidad Máxima-
está basado en los o) (Medio/Fin) Equilibrio del
Precios de igual para los Dos aspectos importantes: Productor-
Mercado)

17
Consumidores,
Em presarios 1) Producción
Empresarios y Presupuesto Ley de la Oferta
Trabajadores Tecnología
Pi y Xi
2) Costos
Ley de demanda de Equilibrio
trabajo General

Trabajadores
(prestadores de Utilidad Máxima-
servicios de Equilibrio del
Dos Aspectos Trabajador Mercado Pi*
f ) importantes: Factores Xi*
1) Ocio Ley de la Oferta de
2) Renta (Horas Trabajo) Fact.

Wi y Ri
DIAGRAMA 3.- ENFOQUE ECONÓMICO NEOCLÁSICO
Para el enfoque marxista, la división de los individuos en consumidores,
empresarios y trabajadores, es una simplificación muy grande, tanto
trabajadores como capitalistas, son ambos consumidores, por lo que esta
visión es más general, especialmente porque tal división responde a
determinantes sociales que se desprenden de los principios que consta de un
aparato axiomático en donde el principio del valor trabajo es fundamental, de
aquí se desprende la necesidad de la categoría denominada relaciones
sociales de producción cuya expresión principal son las relaciones de
propiedad que hacen surgir dos tipos de racionalidades encontradas: la
racionalidad de la plusvalía de los capitalistas y la racionalidad reproductiva
de los trabajadores, las que condicionan que la decisión del capitalista sea
explotar (al máximo) a la fuerza de trabajo, mientras que la del trabajador sea
vender a su valor su fuerza de trabajo: el resultado consiste en relaciones de
distribución, consumo, cambio, etc.; que se expresan en un proceso de
producción y mercados con carácter capitalista. Todo ello se muestra en el
siguiente diagrama:

18
Cuadro Sinóptico del Enfoque Marxista

Relaciones Principios Racionalidad Decisiones Resultados


Unidades Sociales de
individuales Producción

Venden su
Son Fuerza de
Reproductiva
Propietarios Trabajo
Trabajadores de su Fuerza
de Trabajo

19
Relacion
Teoría del es de
Relacion Mercados
Valor Distribuc
es de Capitalistas
Trabajo ión
Cambio

Son
propietarios
de los
Capitalistas Explotan al
Medios de Plusvalía
Trabajador
Producción
DIAGRAMA 4.- EL ENFOQUE ECONÓMICO MARXISTA
Obviamente que en la medida que despojamos ese enfoque de su carácter
social, se hace posible explicar la realidad, bajo condiciones muy simples,
como relaciones entre cosas, que es lo que hace la escuela neoclásica, y
que es a lo que Marx llamaría el fetichismo de la mercancía convertida en
teoría económica, lo cual evidentemente es una explicación muy restringida y
particular de la realidad.

Los fenómenos más importantes que esta disciplina aborda tienen que ver
con la formación del valor, la cobertura del valor de la fuerza de trabajo
(necesidades humanas), la eficiencia social y económica, la formación de la
plusvalía, la estructuración de la oferta y la demanda, la formación de los
precios, el equilibrio-desequilibrio, la estabilidad-inestabilidad y la
reproducción socioeconómica de la sociedad.

Hasta el presente la microeconomía se ha mantenido bajo el predominio de


la escuela neoclásica, no obstante, otras escuelas (marxistas, neomarxistas,
ricardianos, postkeynesianos, etc.), mantienen una controversia con los
neoclásicos, en algunos casos descartando de plano su enfoque.

En este texto, se hará un esfuerzo de generalización tratando de presentar


que la teoría marxista es un enfoque que tiene la virtud de mostrar que los
demás enfoques económicos son casos especiales de una explicación más
amplia y general que se desprende del enfoque marxista.

Precisamente esto último pretende ser la característica principal, distintiva y


original de este texto de microeconomía, esperamos que este objetivo pueda
ser logrado.

2.2.- IMPORTANCIA DEL ENFOQUE MICROECONÓMICO.

Los problemas económicos, en general, tienen que ver con recursos,


decisiones y relaciones, en este sentido el nivel al que se pueden abordar
son variados, esto es, se puede analizar la situación de un agente económico
individual, o el comportamiento de una comunidad, de un sector o de la
economía como un todo. Se divide por ello el análisis económico en
microeconomía y macroeconomía, estableciendo que la primera disciplina
enfatiza en el comportamiento económico de las unidades individuales,
mientras que la segunda en el comportamiento de las unidades o variables
agregadas.

20
Sin embargo, a pesar de la clara diferencia de énfasis en estas disciplinas es
incuestionable que el comportamiento de las unidades individuales, estará
presente en el análisis macroeconómico ya que precisamente es la
agregación de conductas económicas individuales, así el comportamiento de
las variables macroeconómica tengan sus propios principios; ello implica que
en la configuración de estos principios los comportamientos individuales
ejercerán su influencia de una u otra forma, lo cual obviamente debe ser
tenido en cuenta en toda teoría macroeconómica.

Por lo tanto, la microeconomía no sólo es importante por la explicación


específica que realiza en cuanto al comportamiento económico de las
unidades individuales, sino también por el carácter fundamental que
representa con respecto a las teorías macroeconómicas. La importancia de
dividir la disciplina económica en dos énfasis se corresponde con el hecho de
que los comportamientos económicos de los individuos actuando en conjunto
como conglomerados humanos no pueden ser explicados únicamente
teniendo en cuenta las conductas económicas individuales, y por otro lado,
las propias explicaciones agregadas de la macroeconomía requieren ser
fundamentadas en las conductas individuales para que no sean simples
especulaciones del comportamiento de los indicadores agregados. De igual
forma la agregación debe ser realizada con cuidado a modo de evitar que
una simplificación excesiva configure una variable macroeconómica sólo
como una suma de individuos o agentes típicos, sin considerar las
características propias de las variables macroeconómicas y la propia
complejidad del proceso de agregación.

2.3.- ORDEN DEL DESARROLLO DE LOS TEMAS QUE


SEGUIRÁ EL TEXTO.

En el capítulo III de este texto se empezará a analizar un comportamiento


económico muy importante, se trata del consumidor y la deducción de la
demanda. Esto significa que el texto da inicio con una teoría muy simplificada
al abordar un comportamiento parcial, cuando el individuo en la realidad es
trabajador, consumidor y empresario a la vez. En el capítulo IV, analizada la
teoría de la demanda, se empieza a explicar el comportamiento de la oferta.
Se aborda este capítulo, partiendo de la complejización del agente
económico que en la demanda se denomina consumidor, al incorporársele la
dimensión social y dividir a los consumidores en: trabajadores consumidores
y empresarios consumidores, lo que hace más general el análisis de la oferta
y la demanda. Pero luego que la teoría marxista ha dado una explicación de
la conducta de la economía capitalista; se vuelve al modelo simplificado de la

21
oferta neoclásica, para de ese modo mostrar sus limitaciones y virtudes bajo
ciertas condiciones.

En el V capítulo, se analizan las estructuras de mercado, las cuales desde el


punto de vista neoclásico son: competencia perfecta, monopolio, oligopolio y
competencia monopolística. La versión neoclásica de las interacciones en los
mercados, deja sin investigar el problema de la distribución, pero este
problema suele aparecer implícitamente en las imperfecciones del mercado.
El marxismo puede explicar algunos comportamientos, como el monopsonio,
que en la visión neoclásico aparecen como dados.

El capítulo VI, se encarga de estudiar el problema del equilibrio general y la


teoría del bienestar, el enfoque walrasiano muestra aquellos aspectos
interesantes en cuanto a la eficiencia económica y a los aspecto normativos
para toda la sociedad y no sólo para los mercados parciales. Con este
capítulo culmina la versión neoclásica de la sociedad desde el enfoque
económico, en la cual, la racionalidad maximizadora de sus agentes permite
alcanzar la mayor eficiencia económica en el sentido de Pareto.

Finalmente el capítulo VII, presenta la visión del comportamiento de la


economía como un todo, en primer lugar, a través del análisis de la
reproducción socio económica, que permite deducir los parámetros y
condiciones necesarias y suficientes del equilibrio estable de la economía. La
competencia es vista aquí como el resultado de la competencia de los
capitales o capitalistas, que dan lugar a la formación de los precios de
producción comprometiendo el proceso de reproducción socio económica. En
este capítulo se vuelve a constatar la mayor generalidad de la teoría marxista
con respecto al enfoque neoclásico o a otros de las escuelas económicas
recientes, marxistas y no marxistas.

El texto requiere de un manejo básico de las técnicas del cálculo diferencial y


de los vectores.

22
III.- LA TEORÍA DE LA DEMANDA: LA CONDUCTA DEL
CONSUMIDOR (ENFOQUE NEOCLÁSICO).

3.1.- INTRODUCCIÓN

Sería inadecuado un estudio de la conducta del consumidor y de la demanda


si no se tiene una comprensión de las variables neoclásicas principales en el
contexto del sistema de relaciones sociales. Está claro que este no es un
esfuerzo de origen neoclásico, pero sin embargo, los representantes de esta
escuela y sus similares, como los del pensamiento austríaco, no son tan
ingenuos para desconocer que las relaciones sociales están presentes en los
comportamientos económicos.

El fundamento de su simplificación se encuentra en la suposición de que no


se pueden obtener “leyes positivas” o “principios positivos” del
comportamiento económico de relaciones que tienen carácter valorativo. Se
estima entonces que debe existir un principio muy general, que tiene que
obtenerse de todo el entramado de relaciones sociales. Sin construir
cuidadosamente ese entramado los neoclásicos enuncian el principio
“esencial” del comportamiento humano, se trata de la “racionalidad medio
fin”, de una actitud económica evidente y presente en todos los agentes
económicos, las decisiones relativas a medios con arreglo a fines, la
optimización de un objetivo.

Es difícil negar la influencia de este tipo de “racionalidad” en el


comportamiento económico de las personas, pero igualmente es difícil
sostener la afirmación de que éste es el único principio que explica tal
comportamiento.

Para discernir acerca del anterior dilema se hace necesario partir de un


sistema de relaciones sociales de las cuales se puede deducir la racionalidad
medio fin, de tal modo que sea posible establecer de forma rigurosa su grado
de importancia y explicación de la realidad. De la misma manera siguiendo
este riguroso procedimiento se pueden encontrar otros principios y su poder
explicativo del fenómeno económico.

No es este el procedimiento tradicional de los neoclásicos, como se explicó


antes, pero es necesario para colocar con el mayor acierto esta teoría entre
los enfoques explicativos de la realidad económico y social. Para lograr este
procedimiento se vuelve imprescindible hacer uso de las categorías del
marxismo como punto de partida de una realidad más compleja.

23
Para el marxismo el objeto de estudio de la economía política, y por tanto de
la microeconomía, es el sistema de relaciones sociales de producción, en el
cual se concibe que el comportamiento de los individuos así como de los
clases sociales, responden a la posición que las personas tienen en la
estructura de producción, especialmente en cuanto a la propiedad de los
medios fundamentales de producción, al control y manejo, refrendado por
leyes y normas jurídicas, que los individuos y clases sociales tienen sobre
estos medios de producción. Esto tiene un carácter histórico, no ha operado
de la misma forma en todas las etapas del devenir de la historia. De aquí se
deduce de modo inmediato que no existen principios homogéneos en la
explicación del comportamiento económico, a menos que se esté haciendo
caso omiso de las relaciones de propiedad.

Comprendiendo que las relaciones de producción, y específicamente de


propiedad, son relevantes en la explicación económica, es necesario
ubicarnos en nuestro sistema económico moderno, el cual se caracteriza por
las relaciones de propiedad privada capitalista sobre uno de los elementos de
las fuerzas productivas, esto es, los medios de producción, eso divide la
sociedad en dos clases sociales, los propietarios de los medios de
producción y los trabajadores, poseedores únicamente de su fuerza de
trabajo, la fuerza productiva principal, en tales condiciones se vuelven
necesarias relaciones de cambio basadas en el mercado, en la cual la fuerza
de trabajo circula como mercancía vendiendo, el trabajador, su capacidad de
trabajo no su persona. Se establece bajo el control del capitalista un proceso
de trabajo o relaciones técnicas de producción, expresión de la dinámica de
las fuerzas productivas, en las que el trabajador transforma los medios de
producción en mercancías que el capitalista vende.

Ahora bien, el capitalista por su parte se abstiene de trabajar, mientras la


fuerza de trabajo produce todo lo que el capitalista vende en el mercado, en
consecuencia, es inevitable aquí establecer un principio de generación de
valor y riqueza, no existen otros principios más plausibles que el del valor
trabajo y el de su doble carácter. Los principios son evidentes, sólo el trabajo
crea valor pero también lo transfiere en virtud de su doble naturaleza. Estos
principios configuran unas relaciones de distribución específicas: el
capitalista se apropia de parte del valor y riqueza generado por el trabajador,
se establecen unas relaciones de explotación del trabajador por el capitalista,
aquella parte del valor creado por el obrero que el capitalista se apropia se
denomina plusvalía, se desprende de aquí una racionalidad del capitalista, la
de obtener la mayor plusvalía posible, esto asegura su reproducción como
capitalista y la de su capital; por el lado del trabajador, se genera una
racionalidad de la reproducción de su fuerza de trabajo, por tanto en estas
relaciones de distribución, la parte apropiada por el capitalista no debe

24
transgredir la magnitud del valor de la fuerza de trabajo, y el salario que el
capitalista paga debe asegurar eso.

Las dos racionalidades complementarias y contradictorias que se


desprenden de las relaciones de distribución, en interacción con el resto de
relaciones del sistema de relaciones sociales de producción, configuran el
tipo de relaciones de consumo, necesariamente suntuosas para el capitalista,
y apegadas a las necesidades de la reproducción de la fuerza de trabajo, en
cuanto asegurar su condición humana en el proceso de producción social,
para las personas trabajadoras.

El aparato analítico neoclásico se deshace de todas esta red de relaciones,


considerando, primero, que el trabajador se encuentra interesado en su
salario, a cambio del tiempo que se dedica a trabajar, por tanto también le
interesa el tiempo que no dedica a la empresa del capitalista, a lo que los
neoclásicos llaman ocio; concluyen entonces que lo más importante para
este trabajador es optimizar su decisión entre la cantidad de ocio que prefiere
y su renta.

En lo que respecta al capitalista, que los neoclásicos llaman productor, el


tiene como objetivo optimizar su ganancia, en consecuencia lo que le
preocupa es tomar una decisión consecuente en cuanto a la combinación
entre la cantidad de recursos que manejan, los medios de producción, y la
cantidad de trabajadores que deben contratar, en esta concepción los
trabajadores para el “productor capitalista” son simplemente una variable
numérica exactamente similar a los medios de producción que ellos llaman
capital.

Se observa que el secreto de este éxito teórico, consiste en abstraerse de las


relaciones de distribución y de toda la red de relaciones sociales de
producción, eliminadas éstas relevantes categorías, las racionalidades
complementarias pero encontradas, se vuelven homogéneas: tanto el
capitalista como el trabajador quieren optimizar un objetivo, estructuran sus
decisiones en cuanto a medios para lograrlo de manera independiente, sin
relación directa alguna: el capitalista frente a sus cosas, el capital y el trabajo,
y el trabajador, al igual, frente a dos cosas, el ocio y el ingreso.

Son dos seres absolutamente iguales, lo que hace uno no obstaculiza a las
decisiones del otro. Finalmente el mercado, impersonal, termina congeniando
dos cosas importantes para uno y otro, es decir, el salario y la cantidad de
trabajadores; y no importa quien es el generador del valor y las
consecuencias que se desprenden de las relaciones de producción
vinculadas con ese hecho.

25
Homogeneizadas las racionalidades en cuanto a lo que les importa al
capitalista y al trabajador, sólo falta saber su conducta como consumidores,
pero con facilidad se dan cuenta que la actitud de consumir productivamente
capital y trabajo, o de “consumir” renta y ocio, no difiere formalmente de la
actitud de consumir bienes finales y en ese caso, no importa si el consumidor
es el capitalista o el trabajador (u otro prestador de servicio de factores). En
ese caso sólo es preciso hablar del “consumidor” cuyo objetivo es optimizar
la utilidad de su consumo de bienes, esto es, ya no es relevante, ni existe
razón para que cause algún efecto, el hecho de si el consumo es
exorbitantemente suntuario o apegado a la cobertura del valor de la fuerza de
trabajo para asegurar la condición humana de las personas trabajadoras en
la producción social.

Es de este modo, resumido en el diagrama siguiente, como los neoclásicos


llegan a establecer su principal variable en el análisis de la conducta del
consumidor y la teoría de la demanda.

26
Transformación de las variables marxistas a las neoclásica

Mp K Optimizar
Superestructura
Jurídica y Optimizar C-B M-F
Política Fp
Ft L Ocio Renta

27
Costo Beneficio
Sociedad Racionalidad Medio -Fin
Reproductiva Consumido

Maximizar
RSP Capitalistas (K,L) Optimizar χ= (X1,X2, X3,…Xn)
Costo Beneficio
Medio -Fin
Cambio
Propiedad Explotación
Distribución
Racionalidad
Plusvalía
DIAGRAMA 5.- FLUJOGRAMA DE TRANSFORMACIÓN DE VARIABLES.
El consumidor al que se refiere la teoría neoclásica configura su
comportamiento al enfrentarse a dos aspectos de fundamental importancia
para él: se trata de su capacidad de compra o restricción presupuestaria y
sus preferencias cuya utilidad busca optimizar. Pasemos a analizar el
concepto de restricción presupuestaria.

3.2.- LA RESTRICCIÓN PRESUPUESTARIA O CAPACIDAD DE


COMPRA DEL CONSUMIDOR.

3.2.1.- DEFINICIONES Y DEDUCCIÓN.

Cualesquiera que sean las preferencias de un consumidor, se encuentra


restringido en su consumo por dos parámetros: el ingreso (renta) y los
precios. El desarrollo riguroso del problema del consumidor en cuanto a su
capacidad de compra requiere que se establezcan los siguientes supuestos
que pueden tener un carácter axiomático bajo ciertas condiciones:

1.- Existencia de un vector 0 de N bienes dado que se relaciona al nivel de


la renta. Esto es:

 0   X 10 , X 20 , X 30 , X 40 ,..., X N 0  (3.1)

2.- Existencia de un vector de precios fijados en un mercado perfectamente


competitivo. En otras palabras ningún consumidor puede ejercer presión
sobre tales precios. Tales precios se formulan:

  P1 , P2 , P3 ,..., PN  (3.2)

3.- El consumidor gasta todo su ingreso en N bienes, esto es en un vector ,


es decir.

   X 1 , X 2 , X 3 ,... X N  (3.3)

Ante todo es consumidor, no requiere hacer ahorros (aunque el ahorro puede


ser considerado uno de los N bienes, lo cual no se asumirá en este análisis).

En consecuencia con estos tres supuestos, siempre se cumplirá que:

   0  M (3.4)

28
La cual se expresa vectorialmente como un producto escalar, o sea:

    0   0 (3.5)
Una representación más elemental que se deduce de las ecuaciones
anteriores es:

P X
h 1
h h M (3.6)

Esta es la expresión que resume la restricción presupuestaria del


consumidor, expresa todos los conjuntos de los N bienes que el consumidor
puede adquirir, gastando todo su ingreso, debe comprenderse que aunque,
en teoría, hay infinitas alternativas, el consumidor sólo puede adquirir una.

Una representación en forma de función puede obtenerse si se despeja el


bien Xj, en ese caso:

M N  Pi 
Xj   Xi (3.7)
Pj i 1  p j 
i j

Las pendientes de la función Pi/Pj representan:

1.- Los precios relativos entre i y j. La proporción o porcentaje entre el precio


de i con respecto al precio de j.

2.- La relación de sustitución entre el bien i y el bien j. A cuántas cantidades


adicionales del bien j se deben renunciar por una unidad adicional del bien i.

3.- El costo marginal de oportunidad del bien i medido en unidades del bien j.

Y la cantidad máxima que puede adquirirse del bien j es:

M
Xj  ; para j : 1,2,..., N (3.8)
Pj

Ahora bien, cobra importancia analítica considerar el caso en el que se


incluyen aquellas cestas en las que no gasta todo su ingreso, se tiene en tal
suerte una inecuación de la forma:

29
N

P X
h 1
h h M (3.9)

La ecuación presupuestaria o restricción en su forma típica puede ser


representada para el caso de dos y tres bienes, en tales casos la deducción
vectorial mediante el producto escalar puede ser muy útil no sólo de modo
algebraico, sino también de forma gráfica.

Asumamos, inicialmente, el caso de dos bienes el cual es muy sencillo y


fácilmente extensible al caso de tres bienes. Cuando el consumidor quiere
consumir dos bienes, obviamente:

Uno, debe tenerse un vector de dos bienes dados relacionados con el


ingreso. Es decir:

 0   X 10 , X 20  (3.10)

Dos, un vector de precios establecidos bajo competencia perfecta.

  P1 , P2  (3.11)

Tres, el consumidor gasta todo su ingreso en la cesta demandada  , esto


es:

   0  M (3.12)

Con esto establecido se estructura la ecuación de la restricción


presupuestaria usando el producto escalar, o sea:

    0   0 (3.13)

Es fácil presentar esto de modo gráfico, se definen para ello los dos vectores,
el vector de la cantidad de bienes dados relacionados al ingreso, el vector de
los bienes demandados, el vector definido por la diferencia entre ellos, y el
vector de precios que puede localizarse por conveniencia en la deducción, en
el punto inicial del vector diferencia, en ese caso como puede verse en la
figura el producto escalar es nulo, tal y como se dejó planteado en la
ecuación general de la restricción presupuestaria, es decir:

30
GRÁFICO 1.- LA RESTRICCIÓN PRESUPUESTARIA.

X2

0

 

X2
0

En otras palabras, definido el vector de bienes dado relacionado al ingreso y


el vector de precios, la curva de restricción presupuestaria va a tener una
inclinación que la haga perpendicular al vector de precios dado.

Todos los puntos entre los dos ejes (incluyéndolos) y la restricción


presupuestaria (incluyéndola) se conoce como triángulo presupuestario y
corresponde a la inecuación:

  M (3.14)

Y son todas aquellas cestas que se pueden comprar gastando todo el


ingreso o gastando menos. Si el gasto es menor que el ingreso son sólo los
puntos que se hallan por debajo de la restricción presupuestaria en el
triángulo. Lógicamente aquellos puntos por encima de la recta presupuestaria
representan cestas inalcanzables, dados la renta y los precios.

Conociendo eso y retomando el producto escalar para dos bienes, se


obtiene, de modo semejante al caso general la ecuación de restricción
presupuestaria. Esto es:

P1 X 1  P2 X 2  M (3.15)

La restricción presupuestaria representa en este caso todas las cestas


posibles que combinan diferentes cantidades de dos bienes que el

31
consumidor puede adquirir alternativamente gastando todo su ingreso. La
restricción presupuestaria, como se planteó en el caso general, puede ser
presentada en forma de función, despejando X2 se tiene:

M  P1 
X2     X1 (3.16)
P2  P2 

En esta expresión es fácil notar que si el consumidor no adquiere el bien 1


entonces lo más que puede adquirir de 2, es:

M
X2  (3.17)
P2

Si decide solamente consumir el bien uno, lo más que puede comprar es:

M
X1  (3.18)
P1

En consecuencia existen dos cestas extremas Eh, cuando solamente se


adquiere X1 y cuando sólo compra X2. Esto es:

M   M 
E1   ,0 ; E2   0,  (3.19)
 P1   P2 

Con estas dos cestas, dado que se trata de una función lineal, se puede
trazar la curva que representa la restricción presupuestaria, y que puede
definirse como el lugar geométrico en el que se ubican todas las cestas de
bienes que el consumidor puede comprar alternativamente, dados los precios
y el ingreso.

Por otra parte el significado de la pendiente puede definirse, en concordancia


con lo expresado para el caso general:

1.- El precio relativo entre los bienes: el proporción (porcentaje) que el precio
del bien 1 representa con respecto al bien 2.

2.- La relación de sustitución del bien 1 medido en unidades del bien 2. Esto
es si se renuncia a una unidad del bien 1, se debe aumentar el bien 2 en
P1/P2 unidades.

32
3.- El costo marginal de oportunidad del bien 1 medido en unidades del bien
2. Una unidad adicional del bien uno cuesta P1/P2 unidades adicionales del
bien 2.

En el caso de tres bienes, aunque la perspectiva del producto escalar es más


difícil de apreciar (por tratarse de un dibujo tridimensional en un plano), una
vez definidos el vector de los tres bienes dado, el vector de demanda y el
vector diferencia entre ambos; colocando el vector de precios en el punto
inicial de este último podemos observar la definición gráfica del producto
escalar; en otras palabras, dado el vector de bienes relacionado al ingreso,
basta con localizar el vector de precios en el origen y trazar un plano
triangular con sus tres vértices en sus ejes y perpendicular al vector de
precios para tener un plano presupuestario, estos es:

GRÁFICO 2.- EL PLANO PRESUPUESTARIO PARA EL CASO DE TRES


BIENES.

X3

0 X2


0
X1

Cuya ecuación presupuestaria definida en forma de función sería:

M  P1  P 
X3     X 1   2  X 2 (3.20)
P3  P3   P3 

Sus cestas extremas se pueden escribir:

M   M   M 
E1   ,0,0 ; E2   0, ,0 ; E3   0,0,  (3.21)
 P1   P2   P3 

33
Mientras que el significado de las pendientes no difieren de lo que se expuso
para el caso general y el de dos bienes. En esta situación no se tiene un
triángulo presupuestario sino una pirámide presupuestaria que se
corresponde con la inecuación presupuestaria:

P1 X 1  P2 X 2  P3 X 3  M (3.22)

Y son las infinitas cestas de las cuales el consumidor puede comprar


cualquiera gastando todo su ingreso o gastando menos.

3.2.2.- CAMBIOS EN LA RENTA.

La restricción presupuestaria o ecuación de balance del consumidor está


definida para un ingreso establecido y para unos precios dados en un
mercado perfectamente competitivo. Pero es evidente que al cambiar alguno,
varios o todos los parámetros, la restricción en general cambiará.

Se analizará uno cada vez, se iniciará estudiando los cambios en la renta


para el caso de dos bienes. Cuando la renta aumenta, remitiéndose a las
cestas extremas es posible mostrar que se podrá adquirir en cada una de
esas dos alternativas, más de los dos bienes, con los que los puntos en la
recta para los dos bienes se moverán, hacia arriba para el bien 2, y hacia la
derecha para el bien 1, puesto que la magnitud en que las dos cantidades
extremas aumentan es proporcional, la nueva curva de restricción
presupuestaria que unen esos dos puntos se moverá paralelamente hacia
arriba y hacia la derecha. Por similares razones una reducción del ingreso
hará que la curva sufra una contracción paralelamente hacia la izquierda. En
el gráfico siguiente se muestra el resultado de un aumento en la renta:

34
GRÁFICO 3.- CAMBIOS RENTA EN EL CASO DE DOS BIENES.

X2

M1
P2

M0 F
C
P2 A

M
M0 M1 X1
P1 P1

Obviamente en este caso el consumidor está experimentando un aumento en


su capacidad de compra, lo cual puede deducirse del hecho que una cesta
como B, que quedaba fuera del triángulo presupuestario inicial, y fuera de la
curva de presupuesto, después de la incorporación del efecto del aumento en
la renta puede ser comprada, incluso sin la necesidad de gastar todo su
ingreso, como se aprecia en el gráfico. En el caso de una canasta como A,
en la que gastaba todo su ingreso, después del cambio no requiere todo el
ingreso. Lo contrario sucede si lo ocurrido consiste en una reducción del
ingreso, si se parte del renta más alto.

Por otra parte, una cesta como C requiere todo el nuevo ingreso, y una cesta
como F, es inalcanzable.

Si se trata de una cesta con tres bienes, se puede deducir que las
variaciones en la renta amplían o reducen la pirámide presupuestaria, tal
como se muestra en la figura:

35
GRÁFICO 4.- EFECTOS DE LOS CAMBIOS DE LA RENTA EN EL CASO
DE TRES BIENES.

X3

.
∆M>0

. A
B X2

0
X1

3.2.3.- CAMBIOS EN LOS PRECIOS

Aunque el vector de precios no puede ser manipulado por ningún


consumidor, ni productor, las fuerzas de la oferta y demanda pueden hacerlo,
de modo que al cambiar, por ejemplo, uno de los precios, digamos P1, la
cesta extrema para el bien 1 se modifica, si lo que ocurre es que el precio del
bien 1 se eleva, se reduce la cantidad de bienes que se pueden comprar en
la cesta extrema. El punto que representa el par ordenado de la cesta
extrema, se mueve hacia la izquierda. En otras palabras la inclinación de la
curva de restricción presupuestaria se hace mayor, este cambio reduce, por
tanto, la capacidad de compra, no sólo del bien cuyo precio ha subido, sino,
en general, de los dos bienes. En el gráfico se muestra.

36
GRAFICO 5.- CAMBIOS EN LOS PRECIOS: CASO DE DOS BIENES:
 i P1 , P2 

X2

M0
P2

ρ0 ρ1

P
M0 M0 X1
P11 P10

Como es obvio los precios de los dos bienes pueden cambiar y, en


consecuencia, la curva no sólo cambiará de posición sino que variará su
inclinación, lo que expresará las modificaciones en la capacidad de compra y
en los precios relativos. En el caso de tres bienes la situación gráfica no es
tan sencilla de percibir como para la curva relativa a dos bienes, en situación
de tres bienes el plano presupuestario cambiará también su inclinación
dependiendo de cuál sea el precio o los precios que varían, si por ejemplo se
elevan los precios de los bienes 1 y 2, el resultado se muestra en el gráfico:

37
GRÁFICO 6.- CAMBIOS EN LOS PRECIOS: CASO DE TRES BIENES.

M/P3

P2
X
1 M/P21
0 M/P20
0
M/P10
M/P11
 P1 X

Es evidente que cestas que antes quedaban en la pirámide presupuestaria,


después de la modificación de los precios se vuelven inalcanzables. Lo
contrario ocurre si los precios 1 y 2 disminuyen.

Los cambios proporcionales y en el mismo sentido de los precios, de los dos


en el caso de dos bienes o de los tres en el caso de una cesta de tres bienes,
desplazan paralelamente la curva o el plano.

3.2.4.- EL NUMERARIO Y EL BIEN COMPUESTO.

Al observar el caso general, se puede percibir que la ecuación de restricción


presupuestaria posee N variables, los bienes, y N+1 parámetros, los precios
y el ingreso, pero en esta situación podría prescindirse de uno de estos
últimos, esto es, se puede igualar un precio a la unidad o se puede hacer el
ingreso igual a uno. Se dice entonces que el bien cuyo precio se ha igualado
a uno es un numerario, esto es, aquel bien con respecto al cual estamos
midiendo el valor de los demás. De la misma forma si es el ingreso el que se
ha igualado a la unidad, se está tomando el ingreso como numerario.

Cuando se sigue este procedimiento, específicamente en el caso de hacer un


Pj=1, el bien j ya no queda medido en unidades físicas sino en unidades
monetarias. Lo cual es notable en la ecuación presupuestaria una vez que se
ha despejado el bien numerario, es decir:

38
N
X j  M   Pi X i (3.23)
i 1
i j

Por cada unidad de variación del bien i ya no se va a elevar o a disminuir la


cantidad de j en unidades físicas, sino en una magnitud exactamente igual a
Pi, o sea, una cantidad en unidades monetarias. Esto puede verificarse si se
obtiene el incremento del bien j con respecto a una variación en el bien i, si
luego esta última variación se hace igual a uno, la variación de j será Pi,
formalmente:

X j   Pi X i ; para : X i  1  X j   Pi (3.24)

Si es el ingreso o la renta que se ha tomado como numerario, la ecuación se


transforma:

P X
h 1
h
m
h 1 (3.25)

Esto significa que las cantidades de los bienes ahora quedan medidos en
unidades físicas por unidad monetaria de ingreso, en consecuencia al
multiplicar cada precio por la cantidad del bien por unidad de ingreso, y luego
sumarlos, eso sólo puede dar uno, porque como se expresó al momento de
deducir la restricción presupuestaria, el consumidor no gasta más de su
ingreso, porque no puede, ni tampoco gasta menos, porque no quiere ya que
es un consumidor.

La ecuación presupuestaria transformada en una función se puede escribir:

1 P
X mj     i  X im (3.26)
Pj  
i  Pj 

La transformación de un bien o el ingreso como numerario resulta en una


ecuación presupuestaria que da el mismo conjunto de cestas que se
deducen de la ecuación original, sin embargo, el método del numerario
permite prescindir de un parámetro, lo que hace más simple la ecuación. Se
puede demostrar esto usando las cestas extremas, de este modo si no se
compra más que el bien numerario, la mayor cantidad que se puede adquirir
es M, ahora si su precio no es 1 sino que es Pj, como en la ecuación original,
de nuevo se tiene que lo más que se puede comprar es M/Pj, coherente con
lo obtenido en la ecuación original. Como la cantidad extrema que se puede

39
comprar para los otros bienes es igual a la que se estableció en la ecuación
original, se deduce de ahí, que el conjunto de cestas que el consumidor
puede comprar gastando todo su ingreso no cambia. Con un procedimiento
similar se puede mostrar lo mismo en el caso en que se tome el ingreso
como numerario.

Cuando se trata de una ecuación con dos o tres bienes, de tres parámetros
se reducen a dos, en el primer caso, y de cuatro parámetros se reducen a
tres, en el segundo caso. Si se hace numerario un bien, cuando se tiene una
cesta de dos bienes, en la ecuación sólo quedan el ingreso y un precio; y si
es una cesta de tres bienes, en la función presupuestaria sólo nos quedan el
ingreso y dos precios. La función para el caso tridimensional quedaría:

X 3  M  P1 X 1  P2 X 2 (3.27)

La importancia práctica del método del numerario se comprende en la


definición del bien compuesto, el cual puede definirse como aquel bien
numerario que se conforma por un conjunto de bienes heterogéneos, como
es de suponerse la unidad de medida de este bien tiene que ser la unidad
monetaria cuyo precio es, precisamente, una unidad monetaria.

De este modo el modelo simplificado de dos bienes se puede hacer más


general en el sentido de considerar uno de ellos como el resto de bienes,
esto es, tomarlo como un bien compuesto; en esas condiciones la ecuación
de restricción presupuestaria para dos bienes se expresa:

X 2  M  P1 X 1 (3.28)

Es fácil comprobar que cuando se aumenta en una unidad el bien 1 se debe


renunciar a P1 unidades del bien 2. Si se partiera de la cesta extrema en la
cual se adquiere X2 = M del bien compuesto, bajo las condiciones del
aumento en una unidad del bien 1, solamente se dispondría de (M – P1) para
adquirir otros bienes, o sea, esa sería la cantidad del bien compuesto que se
pudiese adquirir, la nueva cesta sería [1, (M-P1)].

Si se quisiera diferenciar entre el resto de bienes (bien compuesto) y dos


bienes cualesquiera, la ecuación correspondería con la restricción
presupuestaria de tres bienes, y se representaría como (3.27).

La función de restricción presupuestaria para el caso de dos bienes cuando


se toma como numerario el ingreso se escribe:

40
1  P1  m
X 2m     X1 (3.29)
P2  P2 

Nótese que la cantidad máxima que se puede comprar del bien 2, cuando
X 1m  0 es de 1/P2 unidades físicas del bien 2 por unidad monetaria de
ingreso. Es evidente que si multiplicamos esto por la cantidad de ingreso, el
resultado es la cantidad máxima, en unidades físicas, que se puede adquirir
del bien 2, es decir: M/P2 que se había deducido en la ecuación
presupuestaria original.

3.2.5.- UNA APLICACIÓN DE LA RESTRICCIÓN PRESUPUESTARIA:


LOS IMPUESTOS Y LOS SUBSIDIOS.

Las decisiones de política del gobierno afectan la capacidad de compra del


consumidor a través de dos vías: la aplicación de impuestos y el
establecimiento de subsidios.

Existen tres procedimientos impositivos que suele utilizar el gobierno:

1.- Impuesto a la cantidad (t).


2.- Impuesto al valor (ad valorem  ).
3.- Impuesto a la renta (T).

Los impuestos a la cantidad y al valor provocan un efecto similar a los


aumentos de precios, lo que cambia la pendiente de la curva de restricción
presupuestaria. El impuesto a la cantidad se aplica a cada unidad física
adquirida, por lo tanto, si se aplica un impuesto de magnitud t a cada unidad
comprada del bien 1, por cada unidad adquirida de este bien el consumidor
tiene que pagar su precio más el impuesto, es decir:

P1  t (3.30)

Por tanto la ecuación de restricción presupuestaria se convierte en:

M  P1  t 
X2    X1 (3.31)
P2  P2 

Gráficamente la curva se desplaza hacia la izquierda aumentando su


pendiente, esto es:

41
GRÁFICO 7.- APLICACIÓN DE UN IMPUESTO A LAS CANTIDADES DEL
BIEN 1.

X2

M0
P2

 t

M0 M0 X1
P1  t P1

En el gráfico se muestra la forma en que el vector de precios se modifica


debido al efecto de la aplicación del impuesto, o sea ρt = (P1+t, P2); ya que la
curva de restricción tiene que ser perpendicular con tal vector, tiene que
desplazarse cambiando su inclinación. Conviene observar que la capacidad
de compra se reduce a consecuencia de la aplicación del impuesto, una
cesta como A ya no puede adquirirse. Si se tratase de un impuesto al valor
del bien 1, el vector de precios es ρ  = [P1(1+  ), P2], debido a que el
impuesto se aplica al precio; pero su efecto sobre la curva es similar al caso
en que el impuesto es proporcional a la cantidad. La función de restricción
cuando se trata de un impuesto al valor, se puede escribir:

M  P1 1    
X2   (3.32)
P2  P2 
X1

El efecto de un impuesto a la renta es similar a lo que ocurre en la recta


presupuestaria cuando se reduce el ingreso, esto es, la recta de balance se
contrae hacia abajo y a la izquierda, disminuyendo la capacidad de compra
del consumidor.

42
En lo que se refiere a los subsidios, al igual que en los impuestos, el gobierno
puede influir a través de tres medidas:

1.- Subsidio a la cantidad (s).


2.- Subsidio al valor (σ).
3.- Subsidio a la renta (R).

Los efectos en esta situación son contrarios a la aplicación de impuestos.


Esto es, en cuanto a los subsidios a la cantidad o al valor, la curva se vuelve
menos inclinada, o sea se desplaza hacia arriba y a la derecha, y la
capacidad de compra se eleva. El vector de precios al aplicar un subsidio a la
cantidad se escribe:

 s  P1  s, P2  (3.33)

Y cuando el subsidio es al valor:

   P1 1   , P2  (3.34)

De modo que la función presupuestaria para un subsidio al valor sería:

M  P1 1    
X2   (3.35)
P2  P2 
X1

A la que corresponde un gráfico como el que se muestra a continuación, en


el que también se han trazado los vectores de precios.

43
GRÁFICO 8.- APLICACIÓN DE UN SUBSIDIO AL VALOR.

X2

M0
P2

 

M0 M0 X1
P1 1    P1

El subsidio al ingreso eleva la disponibilidad para comprar a M+R, y en


consecuencia provoca un desplazamiento paralelo y hacia arriba de la
restricción presupuestaria elevando la capacidad de compra del consumidor.

Un problema ligeramente más complicado ocurre cuando el gobierno


establece un límite en relación con el cual se aplica el impuesto o subsidio,
especialmente cuando afectan los precios, la función o restricción
presupuestaria en estas condiciones se expresa formalmente como una
función segmentada, mientras que la representación gráfica muestra una
curva quebrada o discontinua. En estos casos conviene utilizar el siguiente
procedimiento:

1.- Graficar vectorialmente el efecto del impuesto o subsidio.


2.- Configurar el procedimiento, a través de método vectorial, para obtener la
función de restricción presupuestaria (FRP), de acuerdo con los límites de
aplicación del impuesto o subsidio.
3.- Aplicar el procedimiento y simplificar hasta establecer la función de
restricción presupuestaria segmentada, que sea coherente con la
representación gráfica.

44
En el caso del impuesto al valor, por ejemplo, si se supone que se va a
aplicar a todas las cantidades cuando se sobrepase X10, entonces la
representación gráfica sería:

GRÁFICO 9.- APLICACIÓN DE UN IMPUESTO AL VALOR A TODAS LAS


CANTIDADES QUE SOBREPASEN X10.

X2

M0
P2

 

X10 M0 M0 X1
P1 1    P1

El gráfico es discontinuo debido a que al sobrepasar en la compra el límite


X10 el impuesto se aplicará a todas las cantidades compradas, lo que reduce
la capacidad de compra en una magnitud correspondiente con una línea de
restricción que se genera al aplicar el impuesto a cualquier cantidad
comprada, es decir, cuando no se establece un límite mayor que cero para el
bien 1. En concordancia con la representación geométrica, el procedimiento
se configura del modo siguiente:

 
     0  0, 0  X 1  X 10
FRP    (3.36)

     0  0, 
X 1  X 10

Y por tanto la función de restricción presupuestaria sería:

45
 M  P1 
    X 1 , 0  X 1  X 10
 P2  P20 
X2   (3.37)
 M   P1 1     X , X  X
P  P  1 1 10
 2  2 

Que es coherente con lo que se obtuvo en el gráfico. Ahora bien, si se


tratase de un subsidio a la cantidad que se aplica a todas las cantidades
mayores de X10, el gráfico se representa como:

GRÁFICO 10.- APLICACIÓN DE UN SUBSIDIO DE CANTIDAD A TODAS


LAS CANTIDADES QUE SOBREPASEN X10.

X2

M0
P2

s 

X10 M0 M0 X1
P1 P1  s

Y la función segmentada resultaría en:

 M  P1 
    X 1 , 0  X 1  X 10
 P2  P2 
X2   (3.38)
 M   P1  s  X , X 1  X 10
P  P  1
 2  2 

La situación se complica un poco más cuando el impuesto o subsidio se


aplica solamente a las cantidades excedentes o que exceden el límite X10, el

46
gráfico en ese caso es continuo, pues la aplicación del impuesto o subsidio
sólo recae en las (X1-X10) cantidades adquiridas, como es obvio, eso reduce
menos la capacidad de compra, en el caso de un impuesto (por ejemplo al
valor), que si se aplicara a todas las cantidades compradas, el gráfico en
consecuencia se traza como:

GRÁFICO 11.- APLICACIÓN DE UN IMPUESTO AL VALOR A LAS


CANTIDADES EXCENDENTES A X10.

X2

M0
P2

 

X10 M 0  P1X 10 M0 X1
P1 1    P1

La curva es continua pero quebrada en el punto límite, esto se debe a que el


segmento que va de M/P2 hasta el punto A, no pierde relevancia cuando se
sobrepasa en la compra la cantidad de X10, lo que sí ocurre en el caso en
que el impuesto se aplica a todas las cantidades que sobrepasan el límite.
Para encontrar la función segmentada se requiere configurar el segundo
paso:

 
     0  0, 0  X 1  X 10
FRP    (3.39)

     0  0, 
X 1  X 10

Al realizar los productos escalares indicados, en el producto escalar


correspondiente al intervalo X 1  X 10 , la variable X20 se debe sustituir
siempre por la restricción que resulta del producto escalar correspondiente al

47
intervalo 0  X 1  X 10 , obviamente evaluada en X10. Esto es, para este
ejemplo:

M  P1 
X 20     X 10 (3.40)
P2  P2 

Es necesario advertir que la expresión anterior para X20 siempre va a tener la


pendiente o relación de precios, correspondiente al segmento inicial es decir
al que se obtiene para valores comprendidos entre 0 y X10, obteniendo los
productos escalares, sustituyendo (3.40) en el producto escalar para X 1  X 10
se obtiene la función segmentada siguiente:

 M  P1 
    X 1 , 0  X 1  X 10
 P2  P20 
X2   (3.41)
 M  P1X 10   P1 1     X , X  X
  P  1 1 10
 P2  2 

La expresión es completamente coherente con su representación gráfica, en


la cual se muestra que el punto de intersección en el eje del bien 2, para el
segundo segmento de la función se encuentra a un nivel mayor a (M/P2).

3.3.- LAS PREFERENCIAS Y LA UTILIDAD.

3.3.1.- INTRODUCCIÓN.

Es indudable que las preferencias representan una dimensión de la conducta


del ser humano muy importante, sin embargo, también es evidente que esa
no es la única dimensión ni la más relevante. A pesar de ello en el enfoque
neoclásico, las preferencias no sólo son lo más importante sino lo único
importante al momento de estudiar la conducta del individuo como
consumidor (la ecuación presupuestaria es sólo una restricción de la
conducta).

Naturalmente, es obvio que no basta con el hecho de que las personas


llenen sus necesidades, sin incluir en éstas las preferencias pues los
satisfactores son muchos y muy heterogéneos, de modo que es inevitable
que los individuos experimenten un menor o mayor bienestar según si lo que
consumen es menos o más preferido. Pero de esta consideración de hecho,

48
es erróneo concluir que las preferencias son lo único importante en el
comportamiento económico del consumidor.

En lo que sigue, no obstante, se abordará la forma en que los neoclásicos


construyen el modelo de las preferencias del consumidor que explica cómo el
consumidor alcanza la mayor utilidad de los bienes que consume.

3.3.2.- EL APARATO AXIOMÁTICO DE LAS PREFERENCIAS DEL


INDIVIDUO.

Los axiomas a través de los cuales el enfoque microeconómico neoclásico


construye las preferencias del individuo son varios, algunos representan
axiomas o supuestos cuyo único papel es simplificar y hacer manejable el
modelo a través de una técnica formal, pero otros axiomas tienen el carácter
de verdades evidentes y algunos más o menos evidentes.

En este estudio sólo se abordarán los axiomas que tienen un carácter


evidente o más o menos evidente dejando implícitos aquellos que facilitan la
aplicación del aparato matemático. Los axiomas principales para el enfoque
neoclásico moderno son los siguientes:

1.- Completitud: dadas dos cestas ambas con N bienes A y B, el individuo


puede preferir la cesta A en lugar de la cesta B, puede preferir B en vez de A,
o preferir las dos cestas y en consecuencia le es indiferente si tiene A o si
posee B.

En otras palabras las preferencias son completas si el individuo es capaz de


establecer:

A B B A A~ B (3.42)

En donde  significa “más preferida”,  significa “menos preferida”, y ~


quiere decir “igualmente preferida”, “es indiferente”. Indudablemente las
personas pueden hacer esta clase de ordenamientos entre las cestas
posibles.

2.- Reflexividad: para un individuo la cesta A es al menos tan buena (  )


como ella misma. Formalmente:

A A (3.43)

49
Implica que un individuo no puede confundirse con su misma cesta por
razones circunstanciales. El comportamiento infantil suele transgredir este
principio: si se le presenta a un niño de menos de 7 años dos vasos de igual
volumen y forma llenos con agua, asegura que tiene la misma cantidad de
líquido, si luego, siempre en su presencia, se derrama el agua de uno de los
vasos en otro vaso más angosto pero más alto, y se le pregunta cuál de los
dos vasos contiene más líquido, sorprendentemente la respuesta del niño
será que el vaso angosto y más alto, tiene más o menos, según la
característica que llame más su atención (si lo angosto o lo alto del vaso). (J.
Piaget, citado por G. Miller. 1985: P. 413).

3.- No saciedad o codicia: el individuo siempre prefiere más bienes que


menos. Si la cesta B tiene igual cantidad de los N-1 bienes pero más del
enésimo bien que la cesta A, entonces:

B A (3.44)

Es perceptible la posibilidad de un punto de saturación para el consumo de


un bien, sin embargo, en economías con abundante cantidad y
heterogeneidad de bienes, tal situación de saturación no es muy probable en
general, de ahí que las personas en la mayoría de los bienes se encuentren
lejos del punto de saturación. Por tanto este axioma parece plausible como
tal.

4.- Transitividad: si una persona prefiere la cesta A más que la cesta B y


prefiere la cesta B más que la cesta C, entonces, preferirá la cesta A más
que la cesta C. Es decir:

Si : A  B  B  C  A  C (3.45)

Este axioma tiene un significado muy importante para la teoría de la conducta


del consumidor, plantea que el individuo entre todas las cosas o cestas de
bienes a las que pueda tener acceso siempre preferirá las mejores. Este
principio es cuestionado como axioma porque se argumenta que tal
comportamiento no es evidente en los seres humanos, pues suele ocurrir que
no siempre se escoge o selecciona lo mejor; por ello sostienen que debe ser
considerado más como un supuesto. Sin embargo, es evidente que las
personas, en general, siempre quieren lo mejor para sí, y en este sentido el
principio enunciado como transitividad es plausible.

Ahora bien, el principio es relevante porque implica que el individuo es


optimizador y, en consecuencia, si tal axioma no se cumple no puede
hablarse de un consumidor “racional” en el sentido optimizador neoclásico.

50
5.- Variedad: el individuo prefiere las cestas con cantidades intermedias de
bienes que aquellas cestas extremas. El carácter axiomático de este
enunciado parece plausible, ya que en un mundo con una cantidad
abundante y heterogénea de bienes, las personas suelen querer consumir de
todos, lo que implica cestas variadas.

3.3.3.- DEDUCCIÓN DE LAS CURVAS DE INDIFERENCIA.

La importancia del aparato axiomático es que sirva de fundamento para la


estructuración de una teoría que permita explicar un comportamiento, en este
caso, del consumidor.

Los cinco axiomas enunciados hacen posible construir un instrumento


analítico que muestra la manera en que el consumidor realiza una
ordenación de sus cestas según sus preferencias y la utilidad que le asigna a
cada una de ellas en concordancia con su comportamiento que se expresa
en los mencionados axiomas.

Este modelo teórico se conoce como las curvas de indiferencia o mapa de


indiferencia.

El punto de partida, gráficamente, consiste en tomar una cesta de referencia,


supongamos A, y expresarla en el cuadrante positivo del plano, en el que se
expresan las infinitas cestas posibles de dos bienes X1 y X2. Luego es
necesario trazar una línea horizontal que incluya en su lugar geométrico el
punto que representa la cesta A, y una línea recta vertical que contenga en
su lugar geométrico el par ordenado A, o lo que es lo mismo, la cesta A.
Conviene numerar los áreas o regiones generadas según I, II, III y IV. Tal
como se aprecia en el gráfico siguiente:

51
GRÁFICO 12.- DEDUCCIÓN DE LAS CURVAS DE INDIFERENCIA.

De acuerdo con el axioma de no saciedad es claro que el área I contiene las


infinitas cestas que son más preferidas que la cesta de referencia A, y esto
incluye a aquellas que se encuentran en el lugar geométrico de la línea
horizontal, a la derecha de A, y las que se encuentran en la línea vertical por
encima de A, en ambos casos ocurre que tales cestas poseen la misma
cantidad de uno de los bienes pero más del otro, por tanto son más
preferidas por el consumidor. Mientras que las cestas que se encuentran en
el área I, contienen más de los dos bienes.

Si pasamos a la región II, podemos observar que las cestas infinitas que
conforman esta área, contienen menos del bien X1, pero más del bien X2; por
tanto no se puede saber, en principio, cuál es la preferencia de este
consumidor con respecto a la cesta o canasta de referencia A.

Si se pasa al área III, es posible observar que las infinitas cestas que se
encuentran en ella son menos preferidas que la cesta de referencia A, ello se
debe a que todas tienen menos de los dos bienes, también las cestas que se
encuentran en la línea horizontal a la izquierda de A, son menos preferidas
ya que poseen la misma cantidad del bien X2, pero menos del bien X1 que la
canasta de referencia A. De modo similar las cestas que se encuentran en la
línea vertical por debajo de la canasta de referencia A, son menos preferidas
que ésta pues tienen la misma cantidad del bien X1 pero menor cantidad del
bien X2.

52
En el área IV, al igual que en el área II, no es posible conocer la preferencia
del consumidor debido a que las infinitas cestas de esa área poseen una
mayor cantidad de X1 pero menor cantidad de X2 que la cesta de referencia
A.

Sin embargo, como se puede ver en el gráfico, dada la continuidad en las


cantidades de bienes que conforman cada cesta, es posible establecer todas
las cestas que hay entre la canasta Z, en el área III, y la canasta W, en el
área I, las cuales se ubican en el lugar geométrico de la línea que une el
punto Z con el punto W, y que atraviesa el área IV; como es evidente la cesta
Z es menos preferida que A, mientras que la cesta W, es más preferida que
A.

Del gráfico se deduce que entre la cesta Z y la canasta W debe existir una
cesta, que es tan preferida como la cesta A, y obviamente no puede estar ni
en el área III ni en el área I, necesariamente tiene que estar en el área IV.
Llámese a ésta, la cesta B, que debe escogerse arbitrariamente dado que no
se conocen con exactitud las preferencias específicas del consumidor
hipotético.

Ahora bien, como este proceso, en teoría, se puede repetir infinitamente,


tanto atravesando el área II como el área IV, es posible encontrar un lugar
geométrico en el cual se encuentre la cesta de referencia A, y todas las
infinitas cestas que son igualmente preferidas que ella. A este lugar
geométrico se le denomina curva de indiferencia, porque al consumidor le es
indiferente tener cualquiera de ellas o tener la cesta A. Se puede decir que
tales cestas que conforman el lugar geométrico denominado curva de
indiferencia le proporcionan al consumidor el mismo nivel de utilidad.

Notemos que esta curva, para que tenga sentido, tiene que ser decreciente,
porque las cestas igual de preferidas poseen más de un bien y menos del
otro, de no ser así el axioma de no saciedad, determinaría una mayor o
menor preferencia.

Hasta este momento el concepto de curva de indiferencia ha resultado de la


aplicación de tres axiomas: completitud, reflexividad y codicia. Ello ha
llevado, al menos, a conocer que la curva de indiferencia tiene que ser
decreciente, pero nada nos dice de su forma. Sin embargo, existen dos
axiomas más: transitividad y variedad.

El axioma de variedad expresa que entre dos cestas extremas que generan
un mismo nivel de utilidad, el consumidor prefiere una cesta intermedia, en
otras palabras, tal canasta intermedia no se encontraría en el lugar
geométrico de la curva de indiferencia. De este modo dadas dos cestas

53
extremas (ver gráfico), una, digamos C, que tiene más del bien X1 pero
menos del bien X2 que la cestas A y B, y otra, supongamos D, que tiene más
del bien X2 pero menos del bien X1 que la cesta A y B; entre estas dos
cestas, C y D, igualmente preferidas que A y B, se puede trazar una línea
recta decreciente que contiene en su lugar geométrico a todas las cestas
intermedias conformadas con las medias ponderadas de cada uno de los dos
bienes de las cestas extremas, y en consecuencia con el axioma de variedad
serían más preferidas que C y D, y por tanto que las cestas A y B, conclusión
que es, además, coherente con el axioma de transitividad.

Esta conclusión, lleva a establecer que la curva de indiferencia del


consumidor típico propenso a la variedad no puede ser una línea recta,
necesariamente tiene que ser una curva estrictamente convexa hacia el
origen del cuadrante. Tal y como se traza en el gráfico siguiente:

GRÁFICO 13.- DEDUCCIÓN DE LAS CURVA DE INDIFERENCIA TÍPICA.

Una vez estructurada esta curva de indiferencia el axioma de transitividad


permite, de forma muy sencilla, demostrar que una cesta como E, en la
cuarta área es menos preferida que A; como es obvio en el gráfico, E es
menos preferida que D, y ya que D es igualmente preferida que A, entonces
E es menos preferida que A. Esto es:

E  D; D ~ A;  E  A (3.46)

Semejante demostración requiere que se postule regularidad en las


preferencias definidas de acuerdo con las curvas de indiferencia, en otras

54
palabras por la cesta E pasa una curva de indiferencia similar a la curva de
indiferencia que contiene a la cesta A y, por tanto, todas las curvas de
indiferencia que se encuentren por debajo de la curva de indiferencia I0
contienen cestas que son menos preferidas que las canastas que conforman
el lugar geométrico de la curva de indiferencia I0, mientras que todas las
curvas de indiferencia que se encuentren por encima de I0 contienen cestas
más preferidas que dicha curva de referencia.

En general un mapa de indiferencia del consumidor típico consiste en un


conjunto infinito de curvas de indiferencia regulares estrictamente convexas
hacia el origen del cuadrante, y en el que aquellas curvas que se hayan más
a la derecha y hacia arriba contienen cestas más preferidas por el
consumidor ya que le proporcionan un mayor nivel de utilidad. Esta definición
se expresa en el gráfico:

GRÁFICO 14.- EL MAPA DE INDIFERENCIA.

De esta manera se ha mostrado que un mapa de indiferencia expresa el


comportamiento de un consumidor racional cuyo objetivo es maximizar su
utilidad, de tal modo que nos presenta cómo elegiría sus cestas de acuerdo
con esta racionalidad que se basa en el aparato axiomático inicialmente
establecido.

De acuerdo con lo anterior, el axioma de variedad tiene otra forma de


expresarse; es notable en el gráfico que al pasar de un punto o una cesta a
otro u otra canasta, uno de los bienes tiene que reducirse y el otro
aumentarse, de un punto a otro en el lugar geométrico de la curva de

55
indiferencia, o lo que es lo mismo manteniendo fija la utilidad, se da una tasa
de cambio entre el bien X2 y el bien X1, a la que se denomina relación
marginal de sustitución del bien 2 con respecto al bien 1 (RMS12), que
formalmente se escribe:

X 2
RMS12   (3.47)
X 1

Es evidente que tal relación coincide con la pendiente de la curva de


indiferencia, ahora bien, a medida que pasamos de cestas que contienen
menos de X2 y más de X1, a canastas más abundantes en el bien X1 y más
escasas en el bien X2, en una misma curva de indiferencia, el valor absoluto
de la RMS disminuye; o en términos más operativos, a medida que nos
desplazamos en el lugar geométrico de una curva de indiferencia dada, hacia
abajo y a la derecha, el valor absoluto de la RMS se reduce, esto implica que
el consumidor es propenso a la variedad, porque una interpretación
económica de este comportamiento de la RMS sólo puede ser que el
consumidor, para cada cambio adicional, hace más difícil la sustitución del
bien escaso por el bien abundante, de tal manera que a medida que el bien 2
se acerca a cero, para renunciar a muy pequeñas cantidades de este bien se
requieren, en compensación, cantidades muy grandes, que tienden al infinito,
del bien 1. Tal comportamiento se expresa, gráficamente, en una disminución
en la inclinación de la línea tangente a la curva de indiferencia dada o
correspondiente a un nivel de utilidad fijo, situación que se observa en el
gráfico siguiente:

GRÁFICO 15.- LA RELACIÓN MARGINAL DE SUSTITUCIÓN.

56
Por tanto, un consumidor propenso a la variedad, implica RMS decreciente
en valor absoluto, según se ha definido, y en consecuencia curvas de
indiferencias estrictamente convexas hacia el origen.

Sin embargo, es necesario estructurar la relación que se establece entre este


aparato analítico de las curvas de indiferencia con la utilidad, para ello se
requiere configurar el concepto y la función de utilidad.

3.3.4.- LA FUNCIÓN DE UTILIDAD.

El concepto de utilidad originalmente tuvo una fuerte connotación psicológica,


al concebirse como satisfacción, felicidad, placer, gustos, etc.;
posteriormente debido al grado de subjetividad que tales acepciones tienen
el concepto de utilidad simplemente se asoció al objetivo, cualquiera que
fuese su origen subjetivo, que el individuo persigue al momento de consumir
un bien o una cesta de bienes. Esta versión, al menos para la economía
neoclásica, presenta un carácter más científico al ser un concepto
generalizador.

La configuración del concepto de la utilidad en la teoría económica


neoclásica se ha dado a través de la controversia entre dos enfoques: el
cardinal y el ordinal.

3.3.4.1.- ENFOQUE CARDINAL DE LA UTILIDAD.

La versión cardinal de la utilidad supone que a pesar que la utilidad se


vincula al comportamiento subjetivo del individuo, se puede tener una medida
objetiva de la utilidad válida para todos los consumidores.

Asumiendo tales condiciones, el proceso de estructuración de este enfoque


es bastante sencillo y permite obtener de forma fácil e inmediata la función
de demanda para cualquier bien.

El principio fundamental en el enfoque cardinal se conoce como la “ley de la


utilidad marginal decreciente”, este principio o “ley” establece que cuando un
individuo consume un bien cualquiera, a medida que aumenta su consumo
su utilidad total se eleva, sin embargo, cada unidad adicional del bien va
agregando cada vez menos a la utilidad total, de tal manera que llega un
punto en el que el consumo adicional no agrega nada a la utilidad total y, por
tanto, esta última ha alcanzado su nivel máximo. Teniendo en cuenta que se

57
denomina utilidad marginal al incremento que experimenta la utilidad total
como consecuencia de un aumento adicional en la cantidad del bien,
entonces, a medida que el consumidor aumenta su consumo, aunque su
utilidad total se eleva, la utilidad marginal, aun siendo positiva, va
disminuyendo, hasta que se vuelve nula, dando lugar a la utilidad total
máxima.

Si se denomina X a la cantidad del bien que consume el individuo y se


denota con U la utilidad total, se puede presentar el comportamiento antes
señalado en el siguiente gráfico:

GRÁFICO 16.- LA CURVA DE UTILIDAD TOTAL.

U
Um =0
Usat

U2
U(X)
U1

U0

0 x0 x1 x2 xsat X

La curva de utilidad es cóncava hacia abajo debido a la ley de la utilidad


marginal decreciente, que gráficamente se define como el grado de
inclinación de la línea tangente a la curva de utilidad total a los distintos
niveles de producción y utilidad, como se puede apreciar en el gráfico
anterior.

Formalmente, de acuerdo con el enfoque cardinal, si se define la función de


utilidad como:

58
U  f (X ) (3.48)

Las condiciones idóneas con la ley de la utilidad marginal decreciente


requieren que:

dU
Um  0 (3.49)
dX

En donde U m representa la utilidad marginal. No obstante:

dU m d 2U
 0 (3.50)
dX dX 2

Lo que implica que la función de utilidad marginal, que depende también de


X, tendrá pendiente negativa y su curva será decreciente, lo que es
coherente con la ley de la utilidad marginal decreciente. Debe quedar claro
que el comportamiento relevante en el enfoque cardinal corresponde a una
utilidad marginal positiva.

Ahora bien, cuando el nivel de consumo del bien genera una utilidad marginal
nula se dice que el consumidor ha alcanzado su punto de saturación, un
consumidor racional no consumirá por encima del punto de saturación,
sencillamente porque en lugar de generar utilidad le provocará incomodidad
o desutilidad o utilidad marginal negativa, lo que da lugar a una caída en la
utilidad total, algo que contradice el comportamiento del consumidor racional;
por ello, aunque es irrelevante, la parte que corresponde a la utilidad
marginal negativa es el segmento decreciente de la utilidad total, como se
puede observar en el gráfico.

En el gráfico siguiente se muestra la relación entre la curva de utilidad total y


la curva de utilidad marginal en la que se aprecia el punto de saturación y los
niveles de consumo que provocarían incomodidad y una utilidad marginal
negativa.

59
GRÁFICO 17.- CURVA DE UTILIDAD TOTAL Y MARGINAL.

U Umg =0

U(x)

X
0 x0 x1 x5

Um

Um0

Um1

0 x0 x1 x5
X

No existe duda, dada la racionalidad del consumidor, que si el bien fuese


gratis su consumo alcanzaría el punto de saturación, pero como es obvio los
bienes en general son escasos y por ende costosos. Toda clase de bien
posee un precio típicamente superior a cero, lo que trae como consecuencia
una restricción en la adquisición de los bienes, que no permite que su
consumo alcance el punto de saturación.

La forma más sencilla de establecer el límite anterior es asignando al dinero,


con el que se adquieren los bienes, una utilidad marginal fija, la cual puede
denominarse utilidad del dinero y se puede denotar con U d , naturalmente

60
cada vez que se compra un bien X se incurre en una pérdida de utilidad
dineraria igual a U d PX  U P , que se puede llamar utilidad perdida o utilidad
dinero precio, pero a su vez cada unidad adicional del bien X genera una
utilidad marginal y eleva la utilidad total, lo que lleva al consumidor racional a
actuar en concordancia con un principio de optimización, esto es, elevará su
consumo del bien X hasta el nivel en el cual la utilidad marginal del bien sea
igual a la utilidad perdida o la utilidad del dinero precio, es decir:

U P  U d PX  U m (3.51)

Semejante principio permite deducir el nivel de consumo del bien X que


optimiza la utilidad del consumidor en condiciones en las cuales los bienes
poseen un precio, es decir no son gratuitos. Es fácil establecer el
funcionamiento de este principio en forma gráfica, se requiere para ello
escribir la función de utilidad total sacrificada U S al comprar una cantidad X
del bien, esto es:

US  UP X (3.52)

Puesto que la utilidad marginal del dinero es fija y el precio está dado,
entonces la expresión anterior se convierte en una función lineal cuya curva
es una línea recta con una pendiente igual a U P , como se muestra en el
gráfico siguiente; está claro que cuando la inclinación de la línea tangente a
la curva de utilidad total, es igual a la inclinación de la curva de la utilidad
total perdida, entonces el nivel de utilidad por consumir el bien X alcanza su
máximo, y esa cantidad consumida es X*, lo que se muestra en el gráfico:

GRÁFICO 18.- EQUILIBRIO DEL CONSUMIDOR.

U(x

Us
U

UP0
X
X*

61
Este enfoque es típicamente marshalliano y permite, una vez que se
abandona el supuesto del precio dado, la deducción de la ley típica de la
demanda, es decir, si el precio disminuye, por ejemplo, la pendiente de la
curva de la utilidad sacrificada se reduce, lo que permite, dadas las
condiciones de optimización, elevar el nivel de consumo para alcanzar la
utilidad máxima, en otras palabras, cuando el precio baja las cantidades
demandadas del bien X se elevan, y viceversa, si el precio aumenta. En el
gráfico siguiente se muestra la deducción de la curva de demanda de
Marshall.

GRÁFICO 19.- DEDUCCIÓN DE LA CURVA DE DEMANDA


MARSHALLIANA.
U

U(x)

Px0 > Px1

U d Px1

U d Px0
X
0

U
∆M
D1

D0

Px0

Px1

X
0 X0 X1 X5

62
Es evidente que la virtud del enfoque cardinal consiste precisamente en su
enorme sencillez para deducir la curva de demanda de cualquier bien, no
obstante, como se expresó arriba requiere del supuesto restrictivo de
conocer una unidad de medida objetiva de las preferencias subjetivas de los
individuos, lo que es bastante difícil de lograr por principio.

Pero aun aceptando el supuesto de cardinalidad, existe un problema más


importante que requiere un cambio de enfoque, consiste en la dificultad, que
no fue resuelta por Marshall, de aislar el efecto de los precios de los cambios
en el ingreso.

Para poder explicar cuidadosamente lo anterior, supongamos que se


mantienen constantes los precios, en ese caso si el ingreso o renta nominal
aumenta, por ejemplo, se vuelve necesario hacer consideraciones acerca de
la utilidad marginal del dinero, se puede asumir, aunque no por mucho
tiempo, que la utilidad del dinero se mantiene fija, o bien, lo que parece más
plausible, que la utilidad del dinero se modifique y en este caso implicaría
una reducción en la utilidad marginal del dinero, lo cual desplazaría la curva
de demanda hacia la derecha, indicando que para un precio como PX0, la
demanda se eleva debido a la subida de la renta, tal como se muestra en el
gráfico anterior.

Pero en relación a la segunda consideración aparece un problema, si el


ingreso nominal aumenta, ceteris paribus, eso quiere decir que el ingreso real
se eleva, en consecuencia el movimiento en la curva de demanda no sólo ha
respondido al cambio en el ingreso nominal sino también a la variación en la
renta real. Pero esto significa que cuando la renta nominal está fija y el precio
cambia, la renta real también varía lo cual implicaría que la utilidad del dinero
tiene que cambiar, pero entonces, la curva de demanda ya no es estable, es
decir, ya no es una curva que nos expresa una estricta relación entre el
precio y las cantidades demandadas, y sería imposible separar el efecto del
precio del efecto de la renta. Se vuelve necesario retornar a la primera
consideración que asume constante la utilidad del dinero ante los cambios en
la renta ya sea esta real o nominal, sin embargo, este solamente es un
paliativo que en rigor deja el problema sin resolver. Esta situación se muestra
en el gráfico que sigue:

63
GRÁFICO 20.- INCONSISTENCIA DE LA CURVA DE DEMANDA DE
MARSHALL.

U(x)

U d 0 Px1

U d 0 Px0
X
0

U
D1

D0

∆Ud
Px0

Px1

X
0 X0 X1 X2 X5

En resumen, el enfoque de la utilidad cardinal se enfrenta a dos grandes


objeciones: una, la dificultad de encontrar una unidad de medida cuantitativa
de la utilidad y, dos, la imposibilidad de separar el efecto del precio del efecto
del ingreso sin asumir constante la utilidad marginal del dinero. No obstante,
es importante señalar que este enfoque sigue siendo utilizado por algunos

64
economistas, tanto en su forma teórica como empírica, aduciendo que
permite de forma sencilla estudiar ciertos comportamientos parciales y muy
concretos.

3.3.4.2.- ENFOQUE ORDINAL DE LA UTILIDAD.

El enfoque ordinal de la utilidad es una contribución que se atribuye a V.


Pareto y a F. Edgeworth, y aunque su punto de partida fue el análisis cardinal
de la utilidad en el caso de dos o tres bienes, su principal diferencia de
fundamental importancia es el abandono del supuesto de cardinalidad de la
utilidad. En esta visión, solamente se requiere que el individuo pueda hacer
un ordenamiento de las cestas de bienes según sus preferencias de
consumo para que toda la teoría de la conducta del consumidor y de la
demanda pueda ser construida.

Como es evidente, el enfoque presentado así es claramente superior al


enfoque cardinal de utilidad, ya que no requiere encontrar una unidad de
medida objetiva de carácter cuantitativo. Lo único que necesita la teoría
ordinal es que el individuo sea coherente con los cinco axiomas antes
mencionados, y que sea posible construir sobre esa base un mapa de
indiferencias plausible para estudiar al consumidor.

La sistematización de la teoría de la conducta del consumidor basada en el


enfoque ordinal, requiere que se estructure una función de utilidad
condicionada por los cinco axiomas principales, esta función, de resultas de
los axiomas de ordenamiento completo y reflexividad, se puede escribir:

U  f ( X 1 , X 2 ,..., X N )  f (  ) (3.53)

En donde , representa el vector de los N bienes, es decir, la cesta de bienes


relevante para el consumidor. La función indica que el consumidor puede
hacer ordenamientos continuos, siendo capaz de discernir entre cambios
infinitesimales.

En concordancia con el axioma de no saciedad debe cumplirse que la tasa


de cambio parcial de la utilidad con respecto al cambio en las cantidades
consumidas de cualquier bien sea positiva, esto es:

U
 U h  0; para h : 1,2,..., N (3.54)
X h

65
Por otra parte, el axioma de transitividad, que asegura de que se trata de un
consumidor maximizador, requiere que las segundas derivadas parciales
cruzadas, en otras palabras las tasas de cambio cruzadas de las utilidades
marginales de un par cualquiera de bienes h, r (no necesariamente
consecutivos); sean iguales, es decir:

U h  2U  2U U r
U hr      U rh ; para h, r : 1,2,..., N  1, N (3.55)
X r X r X h X hX r X h

Es posible mostrar que las relaciones de transitividad son incoherentes si no


se cumplen estas condiciones matemáticas. También las relaciones
establecidas entre los bienes (sustitutos o complementarios) se volverían
incoherentes de no cumplirse tales condiciones, lo que a su vez hace
imposible que se trate de un consumidor optimizador.

Finalmente las segundas derivadas parciales con respecto al mismo bien r


deben existir, es decir, la tasa de cambio de la utilidad marginal del bien r
debe existir, o sea:

U rr    0 ; para r : 1,2,..., N (3.56)

Esta condición también hace posible asegurar el carácter óptimo de las


decisiones del consumidor, lo cual quedará bastante claro posteriormente.

Ahora bien, para poder establecer la importancia del axioma de variedad se


hace necesario deducir de forma rigurosa el concepto o indicador
denominado la relación marginal de sustitución RMS del bien h y r. Para ello,
es conveniente partir de la situación en la que la utilidad total se mantiene fija
permitiendo, sin embargo, que cambien las cantidades de los bienes, tal
situación puede expresarse matemáticamente haciendo uso del concepto de
hiperplano tangente a la hipersuperficie de nivel, esto es:

0  Ud (3.57)

En donde U es el vector gradiente correspondiente a la función de utilidad y


se escribe:

U  (U1 , U 2 ,..., U N ) (3.58)

Es el vector de las utilidades marginales. Y d representa el vector de


cambio en las cantidades de los bienes, o sea:

66
d  (dX 1 , dX 2 ,..., dX N ) (3.59)

Es decir aseguramos la utilidad fija cuando el producto escalar del gradiente


de la función de utilidad por el vector de cambio en los bienes que conforman
la cesta de consumo es igual a cero, en otras palabras, cuando el gradiente y
el vector de cambio en las cantidades de los bienes son ortogonales.
Expresando el producto escalar, se tiene:

0  U 1dX 1  U 2 dX 2  ...  U N dX N (3.60)

Lo que puede expresarse, de forma más sintética:

N
0   U h dX h (3.61)
h 1

Evidentemente, tomar las relaciones de todo el conjunto de bienes es una


tarea muy compleja, por lo que es conveniente hacer el análisis tomando
pares de bienes sin importar el orden, con lo que se puede hacer un análisis
completo de las características principales de la función de utilidad y las
preferencias del consumidor, por tanto haciendo:

dX h  0 ; para h  i  h  j (3.62)

Se tiene:

0  U i X i  U j X j (3.63)

De donde, despejando las utilidades se deduce la relación marginal de


sustitución entre el bien j y el bien i, es decir:

Ui X j
RMSij   ; para i, j : 1,2,..., N  1, N (3.64)
Uj X i

Pares de bienes que no tienen que ser consecutivos. Es interesante observar


que la expresión asegura que si uno de los bienes aumenta el otro debe
necesariamente disminuir, dadas las características típicas del consumidor.
Este concepto es fundamental en el análisis de la conducta del consumidor,
porque aunque la función de utilidad es de carácter ordinal, la RMS es un
indicador cardinal, y expresa cuantitativamente, y por ende de modo objetivo,
las preferencias del consumidor con respecto al conjunto de bienes que
conforma la cesta .

67
Es notable en la expresión (3.64) que dadas las características típicas del
X j
consumidor la RMS, expresada como , es negativa, lo que se
X i
convierte en una condición del consumidor optimizador. Esto quiere decir que
si se trazara una curva que expresara la relación entre el bien i y el bien j, fija
la utilidad, esta curva debía de ser decreciente, y sería precisamente una
curva de indiferencia, ahora bien si esta curva para cualesquiera pares de
bienes cumpliese con el axioma de variedad, tendría que ser cóncava hacia
arriba, tal y como se demostró para el caso de dos bienes, y en
consecuencia es necesario que:

2 X j
 0 ; para i, j : 1,2,..., N  1, N (3.65)
X i2

Cualesquiera pares de bienes no necesariamente consecutivos. En otras


palabras la función de utilidad cumple con el axioma de variedad de manera
plena cuando todos los pares de bienes que se puedan formar sin importar el
orden, den lugar a curvas de indiferencias estrictamente convexas hacia el
origen.

EL CASO DE DOS Y TRES BIENES.

En el caso de dos bienes es posible presentar gráficamente las


características de la función de utilidad, en esta situación, de resultas del
axioma de completitud y reflexividad:

U  f ( X1, X 2 ) (3.66)

Por lo tanto:

U U
0;; 0 (3.67)
X 1 X 2

Que corresponde al axioma de no saciedad. Igualmente el axioma de


transitividad requiere que:

U12  U 21 (3.68)

Y tiene que existir las derivadas parciales de las utilidades marginales de


cada uno de los bienes, esto es:

68
U11    0 ; U 22    0 (3.69)

Para realizar la prueba de convexidad o comprobar el axioma de variedad, es


necesario determinar un nivel fijo de utilidad, digamos U  U , establecido
0

esto es posible despejar una de las cantidades de los dos bienes y dejarlo en
función de la cantidad del otro bien, asumamos que despejamos X2, en
consecuencia de (3.66):

X 2  F ( X1) (3.70)

Dada esta función de indiferencia, se calcula la relación marginal de


sustitución, es decir:

dX 2
0
dX 1 (3.71)

Que es coherente con las conclusiones obtenidas en el análisis general antes


explicado, en otras palabras se trata de un mapa de indiferencia con curvas
decrecientes, que para que cumplan con el axioma de variedad tiente que
darse:

d2X2
0
dX 12 (3.72)

La función de utilidad con estas características se puede expresar


gráficamente de la siguiente forma:

69
GRÁFICA 21.- LA MONTAÑA O SUPERFICIE DE UTILIDAD.

Que se conoce como la “montaña de utilidad”. Cortando esta superficie o


montaña de utilidad con un plano paralelo al plano de la base, se forma lo
que se denomina curva de nivel, como se ve en la figura. Una curva de nivel
se define como el lugar geométrico de todos los puntos, o pares ordenados,
que se encuentran a la misma altura del plano de la base, es decir que
corresponde a un mismo nivel de utilidad. Ello se observa en el gráfico que
sigue:

70
GRÁFICO 22.- DEDUCCIÓN DE LAS CURVAS DE INDIFERENCIA DE LA
MONTAÑA DE UTILIDAD.

La proyección de la curva de nivel en el plano de la base es lo que se ha


denominado curva de indiferencia, y es el lugar geométrico de todos los
puntos que corresponden a distintas combinaciones de los dos bienes que
generan el mismo nivel de utilidad. Inclinando el plano de la base un ángulo
de 90º se obtiene el mapa de indiferencia que es coherente con el que se
había deducido antes de modo intuitivo haciendo uso de los cinco axiomas
relevantes del consumidor, esto es:

71
GRÁFICO 23.- LAS CURVAS Y MAPA DE INDIFERENCIA.

En el caso de tres bienes es obvio que no es posible trazar el gráfico de la


función de utilidad porque se trata de una hipersuperficie, esto es, se trata de
una figura en el hiperespacio de cuatro dimensiones, lo cual aunque
matemáticamente se puede construir, incluso de modo gráfico, no tiene una
representación física en la realidad. A pesar de ello es posible graficar la
superficie de indiferencia, que en este caso se conforma con los infinitos
puntos que representan cestas con las cantidades de tres bienes, y que
generan el mismo nivel de utilidad, el gráfico se muestra a continuación:

72
GRÁFICO 24.- LAS SUPERFICIES DE INDIFERENCIAS Y EL ESPACIO
DE INDIFERENCIA.

X3
∆U

U2
X2

U1

U0

X1

GRADIENTE Y SU SIGNIFICADO EN EL CASO DE DOS Y TRES BIENES.

Se estableció antes que el gradiente es un vector que se conforma con las


utilidades marginales de los bienes que se incluyen en la cesta en la función
de utilidad del individuo. Este vector tiene un importancia formal relevante, se
encuentra orientado hacia donde la función aumenta más rápido. Haciendo
uso de la función de utilidad con una cesta de dos bienes, es posible trazar
un plano tangente a la curva de nivel en la superficie de utilidad, y observar
que dado que tal plano tangente se define formalmente como:

73
0  U.d (3.73)

Necesariamente el gradiente se encuentra orientado hacia la cumbre de la


superficie de utilidad, puesto que d se orienta en el lugar geométrico de la
curva de nivel, tal como se observa en el gráfico.

GRÁFICO 25.- EL GRADIENTE EN LA SUPERFICIE DE UTILIDAD.

U
U

U1 U


U0

X2

U U

0

X1

También es posible observar en el mapa de indiferencia, esta importante


propiedad del gradiente, pues el vector de cambio en las cantidades de los
bienes que conforman la cesta es siempre tangencial a la curva de
indiferencia correspondiente a un nivel fijo de utilidad, lo que implica que el
gradiente se orienta hacia arriba y hacia la derecha de la curva de
indiferencia específica, tal situación se puede observar en el gráfico que
sigue:

74
GRÁFICO 26.- GRADIENTE EN EL MAPA DE INDIFERENCIA.

X1

U

U


X2

Para el caso de tres bienes el plano tangente a la superficie de nivel,


claramente implica la orientación del gradiente hacia donde la utilidad
aumenta más rápido. Esto se presenta a continuación:

GRÁFICO 27.- EL GRADIENTE EN EL ESPACIO DE INDIFERENCIA.

X3

U X2

U

0
X1

75
3.3.4.3.- ENFOQUE ORDINAL: OPTIMIZACIÓN.

De acuerdo a lo que se estructuró en el caso del enfoque ordinal, para que el


consumidor pueda determinar la cesta que optimiza su utilidad debe tener
presente, por una parte, las características de sus preferencias que se
expresan en la función de utilidad y, por otra, su capacidad de compra que se
encuentra determinada por el ingreso o renta y los precios de los bienes, es
decir, la ecuación de restricción presupuestaria del consumidor.

En otras palabras, el individuo busca maximizar su utilidad sujeto a la


restricción que le impone su ingreso y los precios de los bienes que
componen su canasta de consumo. Formalmente el problema del
consumidor puede expresarse:

N
Max U (  ) s.a : M   Pr X r (3.74)
r 1

Este problema conviene resolverlo a través del método de Lagrange, el cual


interpretándolo económicamente se establece enunciando que si se parte de
una cesta que maximiza la utilidad, sujeta a la restricción, toda variación de la
ecuación de restricción, debido al cambio en M por ejemplo, elevará la
utilidad máxima  veces la magnitud de cambio en la restricción, es decir,
llamando Z a la ecuación de Lagrange:

 N

Max Z  U (  )    M   Pr X r  (3.75)
 r 1 

Las virtudes de este método se pueden enumerar en: uno, simplificación del
proceso de optimización al tratar con una sola ecuación, dos, encontrar
información económica adicional, esto es, el multiplicador de Lagrange que
representa la “utilidad marginal del dinero de Marshall”.

El método clásico requiere que la función de Lagrange se maximice


simultáneamente con respecto a todos los bienes y al multiplicador ; debe
recordarse que    X 1 , X 2 ,..., X N  , tal proceso resulta en el siguiente sistema
de ecuaciones:

Z r  U r  Pr  0 ; r : 1;2;...; N
N (3.76)
Z   M   Pr X r  0
r 1

76
Es este un sistema de N+1 ecuaciones que consta con N+1 incógnitas, en
principio tal sistema simultáneo de ecuaciones se puede resolver y encontrar
tanto la cantidad de bienes que maximizan la utilidad del consumidor, como
la utilidad del dinero de Marshall que también condiciona este óptimo;
aunque debe advertirse que este último parámetro sólo tiene un carácter
ordinal y, por tanto, carece de importancia cuantitativa.

El significado económico de las condiciones de primer orden matemático de


la optimización, consiste en establecer que sólo cuando simultáneamente se
maximiza la función de utilidad con respecto a cada bien y el ingreso es
gastado totalmente en la cantidad óptima de todos los bienes, sólo entonces
el consumidor maximiza su utilidad con respecto a la cesta de bienes que
prefiere. Pero el sistema de ecuaciones simultáneas permite deducir las
condiciones económicas de la maximización de la utilidad del consumidor. Si
se toman las N-1 ecuaciones que se optimizan con respecto a los bienes de
dos en dos sin importar el orden, seleccionando digamos el bien i y j se tiene:

Z i  U i  Pi  0
(3.77)
Z j  U j  Pj  0

Si ahora se suma a las ecuaciones el producto de la utilidad del dinero de


Marshall por el precio, y luego se divide el resultado para i entre el resultado
para j, se deduce:

U i Pi
 ; para : i, j  1,2,3,..., N (3.78)
U j Pj

Que expresa que el consumidor maximizará su utilidad cuando las


cantidades de los bienes de su cesta de consumo permitan que la relación
marginal de sustitución entre todos los pares de bienes sin importar el orden
sea igual a la relación de precios de tales pares de bienes. Sin embargo, esta
necesaria condición es suficiente siempre que se cumpla que el consumidor
gasta todo su ingreso, esto es, partiendo de la ecuación N+1:

P X
r 1
r r M (3.79)

Lo que representa la segunda condición económica del equilibrio del


consumidor. Establecido el significado más importante del proceso de
optimización, es conveniente señalar que la solución del sistema de
ecuaciones permite encontrar las cantidades óptimas de los bienes que
conforman la cesta y que maximizan la utilidad total del consumidor. También

77
es posible obtener la incógnita correspondiente a la utilidad del dinero de
Marshall que al igual que la utilidad total es de naturaleza ordinal. Las
variables de equilibrio se pueden escribir:

 *  X 1* , X 2* , X 3* ,..., X N* ,   (3.80)

El proceso de maximización puede ser determinado utilizando el


procedimiento vectorial, en este caso es necesario escribir la ecuación de
Lagrange del modo siguiente:

Z  U (  )   M   .  (3.81)

Y luego hacer uso del método de la diferenciación, lo que significa que la


condición matemática de primer orden es ahora:

dZ  0 (3.82)

Lo que implica:

dZ  U .d   .d  M   . d  0 (3.83)

De la expresión es posible deducir que el aumento de la utilidad con respecto


a las variaciones de los bienes dejará de ocurrir cuando:

U .d   .d  0 (3.84)

Y esto da lugar a la primera condición económica del equilibrio del


consumidor, totalmente equivalente al obtenido por el otro método, el cual se
puede escribir:

U .d   .d ; lo que implica : U   (3.85.1)

Y que expresa que el consumidor se encontrará en equilibrio para la cesta de


bienes de su preferencia, cuando el gradiente o vector de las utilidades
marginales sea colineal con el vector de precios. Esta condición tiene una
importancia no sólo matemática, sino también geométrica lo que será puesto
en evidencia cuando se analicen las situaciones de las cestas con dos y tres
bienes.

En consecuencia con la primera condición económica del equilibrio se


deduce que:

78
M   . (3.85.2)

Que representa la segunda condición económica del equilibrio del


consumidor, y que, obviamente, es coincidente con la que se había
determinado a través del otro método. De modo similar al otro método,
teniendo estas dos condiciones económicas que se desprenden de la
primera condición matemática de primer orden, se obtienen las variables de
equilibrio que permiten optimizar el objetivo del consumidor.

Ahora bien, para que la cesta de equilibrio encontrada se refiera a una


situación de maximización debe cumplirse la condición matemática de
segundo orden; no obstante, esta condición en el contexto del análisis
económico carece de importancia, ya que para el caso del consumidor típico,
desde un principio se ha establecido sus características de tal forma que
siempre es posible encontrar la cesta optimizadora, por tanto las condiciones
de segundo orden siempre se cumplirán.

La importancia de las condiciones matemáticas de segundo orden para el


análisis económico, consiste en que los elementos que conforman esta
condición matemática, permiten conocer el grado de coherencia, estabilidad
y capacidad explicativa del modelo teórico de la conducta del consumidor y el
comportamiento de la demanda. Tales elementos se denominan invariantes.

Un invariante tiene en matemática un preciso significado, traducido al análisis


económico el invariante se refiere a aquel comportamiento que no sufre
modificación así se modifique simultáneamente toda la estructura de
parámetros y variables del sistema, si el mencionado comportamiento se
halla relacionado a un importante principio económico, entonces ese principio
o ley económica, es estable, coherente con los demás principios y conceptos
del modelo, y posee una poderosa capacidad explicativa, por tanto, si todos
las relaciones de comportamiento principales cumplen con esa característica,
el modelo teórico es perfecto.

Para comprender cómo se estructura un invariante y los vínculos que tiene


con el carácter optimizador del consumidor, es conveniente abordar de forma
inmediata el caso de dos bienes, para luego retomar, el problema de los
invariantes en el caso general. Ello implica que se requiere establecer las dos
condiciones matemáticas, por tanto, el consumidor en este caso requiere:

2
Max U ( X 1 , X 2 ) s.a : M   Pr X r (3.86)
r 1

Lo que permite formar la ecuación de Lagrange, es decir:

79
 2

Max Z  U ( X 1 , X 2 )    M   Pr X r  (3.87)
 r 1 

El sistema de ecuaciones relevante es:

Z1  U1  P1  0
Z 2  U 2  P2  0 (3.88)
2
Z   M   Pr X r  0
r 1

De donde se deduce las dos condiciones del equilibrio del consumidor, esto
es:

U1 P1

U 2 P2 (3.89)
M  P1 X 1  P2 X 2

Que permiten hallar la cesta óptima. Vectorialmente las dos condiciones


matemáticas se pueden escribir:

dZ  0
(3.90)
d 2Z  0

La primera condición matemática lleva al mismo resultado obtenido en el


caso general y será retomado más adelante cuando se aborde la
representación geométrica, la segunda condición matemática era de
esperarse, pues para que las variables de equilibrio encontradas a través de
la condición de primer orden matemático impliquen un máximo, la segunda
diferencial debe ser menor que cero.

Pero esta segunda diferencial se expresa en general como una forma


cuadrática, la cual para que se pueda escribir de manera sencilla es
necesario definir:

X N 1   (3.91)

De este modo es posible escribir la condición de segundo orden matemático


como:

80
N 1 N 1
d 2 Z   Z hr dX h dX r  0 (3.92)
h 1 r 1

Para el caso de dos bienes tal condición, sometida a una adecuada


simplificación resulta en:

d 2 Z  U11dX 12  U12 dX 1dX 2  U 21dX 2 dX 1  U 22 dX 22   Ph dX h d   Ph dX h d  0


(3.93)

La cual puede volverse a escribir, sintetizando un poco:

d 2 Z  U11dX 12  2U12 dX 1dX 2  U 22 dX 22  2d  Ph dX h  0 (3.94)

De aquí las características y principios de la conducta optimizadora del


consumidor, permitirá estructurar el invariante correspondiente a la condición
de segundo orden matemático para el caso de una cesta de dos bienes, por
tanto, teniendo en cuenta que el consumidor se encuentra en equilibrio,
necesariamente:

 P dX h h 0 (3.95)

Lo que permite transformar la expresión a:

d 2 Z  U11dX 12  2U12 dX 1dX 2  U 22 dX 22  0 (3.96)

Ahora bien, observando las diferenciales o los cambios en las cantidades de


los dos bienes que conforman la cesta, se puede intuir que es posible
vincularlas a un concepto tan importante como es la relación marginal de
sustitución, en ese caso, multiplicando la expresión por el recíproco del
producto dX1dX2, se tiene:

dX 1 dX 2
U11  2U12  U 22 0 (3.97)
dX 2 dX 1

El signo de la inecuación cambia porque, obviamente, dado un nivel de


ingreso que se gasta totalmente según la segunda condición del equilibrio del
consumidor, el signo del recíproco del producto dX1dX2 debe ser negativo,
pues si uno de los bienes se reduce el otro debe aumentar. Pero en equilibrio
la relación marginal de sustitución entre un bien y el otro es igual, como se
sabe, a la relación de los precios. Por tanto:

81
P2 P
 U11  2U12  U 22 1  0 (3.98)
P1 P2

No obstante, esta expresión puede ser transformada a:

 U11 P22  2U12 P1 P2  U 22 P12  0 (3.99)

Que permite deducir que la condición de segundo orden matemático se


encuentra expresada por un invariante, esto es, transformando la inecuación
anterior en un determinante, se obtiene:

U11 U12  P1
U 21 U 22  P2  0 (3.100)
 P1  P2 0

Que se conoce como el hessiano orlado relevante, ha quedado demostrado


que esta condición, en lo que se refiere a un consumidor típico y optimizador,
se cumple siempre, lo importante de este proceso es haber revelado que la
condición matemática de segundo orden implica, para el caso de dos bienes,
un invariante. Lo que será de vital importancia al momento de analizar la
coherencia del modelo neoclásico de la conducta del consumidor.

Volviendo al caso general, la condición de segundo orden matemático,


establece que si se trata de una cesta que maximiza la utilidad, los hessianos
orlados relevantes deben alternar de signo iniciando por el signo positivo, es
decir:

 U11 U12 ... U1N  P1 


U11 U12 U13  P1  
U11 U12  P1  U21 U22 ... U2 N  P2 
U U22 U23  P2
 P2  0; 21  0;...; 1     0
N
U21 U22   
U31 U32 U33  P3  
 P1  P2 0  U N1 UN2 ... U NN  PN 
 P1  P2  P3 0  P 
 1  P2 ...  PN 0 
(3.101)

Si se conviene en llamar al primer hessiano H1, al segundo H2, y así


sucesivamente, la condición matemática general de segundo orden
expresada en los invariantes denominados hessianos orlados relevantes, se
puede volver a escribir de manera más sintetizada, como:

H1  0; H 2  0; H 3  0;...;  1 H N 1  0 
N
(3.102)

82
Debe observarse que para el caso del último hessiano orlado, su signo
estará establecido según si se trata de una cesta con una cantidad de bienes
par o impar, es decir, si se trata de una cesta que contiene una cantidad de
bienes par, el hessiano irá precedido de un signo positivo, o sea que no
cambia la desigualdad en la expresión, pero si la cantidad de bienes que
conforman la cesta es impar, el hessiano irá precedido de un signo negativo
y obviamente la desigualdad cambia. Un breve ejemplo ayudará, en el caso
de una cesta de dos bienes, el hessiano relevante debe ser positivo, pero si
la cesta se conforma con tres bienes, el primer hessiano es positivo, sin
embargo, el último, o sea H2, es negativo.

3.3.4.4.- REPRESENTACIÓN GEOMÉTRICA DEL CASO DE DOS


BIENES.

La aplicación del análisis vectorial adquiere fundamental relevancia, cuando


se analiza el proceso de optimización del consumidor, tanto para el caso de
una cesta de dos bienes como para el caso de una canasta de tres bienes.
En ambos casos, así como en el caso en general, la condición del equilibrio
requiere que, una vez que se ha gastado todo el ingreso en la cesta
relevante, el gradiente sea colineal con el vector de precios, esto es:

U   (3.103)

En el gráfico siguiente, para una canasta de dos bienes, se evidencia que el


único punto en el cual ocurre la mencionada colinealidad es precisamente en
donde la restricción presupuestaria es tangencial a una curva de indiferencia
que, dado el principio de estricta convexidad (axioma de variedad), es única,
y por tanto el equilibrio del consumidor existe y es único:

83
GRÁFICO 28.- EL EQUILIBRIO DEL CONSUMIDOR EN EL CASO DE DOS
BIENES.

X2

ρ U

U=λρ
ρ
U
X 2*

ρ ρ
X1
X 1*

Una situación similar puede observarse en el caso de una cesta de tres


bienes, el vector de las utilidades marginales, es decir el gradiente, es
colineal solamente en un punto que es en donde el plano presupuestario es
tangente a la superficie de indiferencia que, de modo similar al caso de dos
bienes, es una superficie única dado el cumplimiento estricto del axioma de
variedad, ello se puede ver en el gráfico siguiente:

84
GRAFICO 29.- EL EQUILIBRIO DEL CONSUMIDOR EN EL CASO DE
TRES BIENES.
X3

U=λ ρ

U
E

X2

X1

Es interesante abordar tres condiciones que el enfoque neoclásico exige a


cualquier tipo de equilibrio económico, la primera de ellas es que el equilibrio
exista, la segunda, es que el equilibrio sea único; y la tercera es que el
equilibrio sea estable. En los gráficos anteriores se ha visto que las primeras
dos condiciones evidentemente se cumplen, sin embargo, no parece obvio
que se cumpla el carácter estable del equilibrio.

Para comprobar la estabilidad del equilibrio de modo inmediato es


conveniente volver al caso especial de una cesta de dos bienes, y asumamos
que la segunda condición del equilibrio del consumidor se mantiene siempre,
en este caso tomemos la primera condición económica del equilibrio para
analizar su estabilidad, tal condición económica se escribe:

U1 P1
 (3.104)
U 2 P2

Esta es la situación que se corresponde con la cesta de equilibrio E en el


gráfico:

85
GRÁFICO 30.- EL PROCESO DE AJUSTE ESTABLE EN EL EQUILIBRIO
DEL CONSUMIDOR.

X2

.F

X20 .E
U1

. D U0
X1
X10

Ahora bien, la misma condición puede perfectamente ser expresada de una


forma ligeramente distinta pero con un importante significado económico,
esto es:

U1 U 2
 (3.105)
P1 P2

Lo que implica que el consumidor estará en equilibrio, cuando la utilidad


marginal por unidad monetaria de costo de la mercancía 1, sea igual a la
utilidad marginal de la mercancía 2 por unidad monetaria de costo de esta
mercancía. Pero si se considera la cesta F en el gráfico es posible establecer
que:

U1 P1
 (3.106)
U 2 P2

Y por tanto:

U1 U 2
 (3.107)
P1 P2

Es decir, la utilidad marginal del bien 1 por unidad monetaria (o por dólar) de
costo de dicho bien, es mayor a la utilidad marginal por unidad monetaria (o

86
por dólar) de costo del bien 2, y por tanto, la racionalidad optimizadora costo-
beneficio del consumidor lo impulsará a aumentar en la cesta las cantidades
del bien 1 y reducir las cantidades del bien 2, manteniendo el gasto al nivel
del ingreso. Tal comportamiento del consumidor solamente se detendrá
hasta que las utilidades marginales por unidad de costo de ambos bienes
sean iguales, y eso solamente ocurre cuando se adquiere la cesta E, con
esta cesta el consumidor no tiene ningún incentivo para variar las cantidades
de los bienes que la conforman. El proceso inverso ocurre si la cesta de
partida es D (ver gráfico).

De acuerdo con todo lo que se ha expresado se puede decir que el equilibrio


que se desprende de la teoría de la conducta del consumidor existe, es único
y es estable: las tres características fundamentales del equilibrio neoclásico.

3.4.- LA TEORÍA MODERNA DE LA DEMANDA.

La estructuración de la teoría moderna de la demanda, inicia presentando


con los métodos correspondientes al enfoque ordinal de la utilidad, la
deducción de la demanda de Marshall o la demanda ordinaria, con lo que es
posible mostrar la superioridad del enfoque ordinal y establecer las
limitaciones del enfoque cardinal que los refinamientos resientes lograron
eliminar, dando un impulso al desarrollo de esta teoría, y permitiendo la
configuración de nuevos conceptos, entre ellos uno más fundamental de la
demanda, y estableciendo la coherencia y poder explicativo de la teoría.

3.4.1.- LA DEMANDA ORDINARIA O MARSHALLIANA.

Esta demanda fue deducida por Marshall (1842-1924), quien, sin embargo, le
fue imposible aclarar, al darse un cambio de precios, la diferencia entre el
efecto que se expresa en los precios relativos y el que se refleja en la
capacidad de compra, precisamente, fue esto lo que no le permitió explicar la
“paradoja del bien Giffen”, que implicaba una franca contradicción con
relación a la ley de la demanda.

Para deducir la demanda de Marshall, conviene partir de una situación de


equilibrio inicial, E0, como se muestra en el gráfico que sigue, luego se
acepta una variación de uno de los precios, ceteris paribus, supongamos una
reducción de P1, ello implica que la curva de restricción presupuestaria se
“barre” hacia la derecha, volviéndose menos inclinada o más plana, como
consecuencia, se genera un nuevo punto de equilibrio E1, en el cual la
cantidad del bien 1 ha aumentado, por tanto, se deduce de este modo que

87
cuando el precio de un bien se reduce su cantidad demandada aumenta y
viceversa, y esto es lo que se conoce como la ley de la demanda. Si el precio
de bien 1 se reduce de modo continuo, tal comportamiento de la demanda se
mantiene, y genera un lugar geométrico en el que se ubican todas las cestas
de equilibrio, que se acostumbra a llamar la curva de “oferta precio” o de
“precio consumo”. Tanto esta última curva como la ley de la demanda se
ilustran en el gráfico siguiente:

GRÁFICO 31.- DEDUCCIÓN DE LA CURVA DE DEMANDA ORDINARIA O


DE MARSHALL.

X2

P1<0

CPC

E1
E0

U0 U1

0 X1

P1

P10

P11

DM

X1
X10 X11

Es evidente en el gráfico que la ley de la demanda no es simplemente una


relación inversa precio cantidad, sino que es la relación entre las cantidades
demandada por un consumidor y el precio del bien en condiciones óptimas,
esto es, permitiendo la maximización de la utilidad del consumidor.

Las funciones de demanda ordinaria o marshalliana para una situación de N


bienes se pueden deducir utilizando del método de Lagrange, en este caso:

88
 N

Max Z  U (  )    M   Pr X r  (3.108)
 r 1 

Se llega al sistema de ecuaciones de equilibrio, es decir:

U i Pi
 ; para : i, j  1,2,3,..., N (3.109)
U j Pj

P X
r 1
r r M (3.110)

De donde se obtiene las demandas como funciones del propio precio de la


mercancía, los demás precios de las otras mercancías y el ingreso, o sea:

X 1  X 1 ( P1 , P2 ,..., PN , M )
X 2  X 2 ( P1 , P2 ,..., PN , M )
(3.111)
 
X N  X N ( P1 , P2 ,..., PN , M )

Funciones de demanda entre las que se encuentran las dos funciones de


referencia para el bien i y el bien j. Está claro que se cumplen las condiciones
matemáticas de segundo orden que aseguran que las cantidades
demandadas le permiten al consumidor obtener el máximo nivel de utilidad.
Es interesante hacer notar que estas funciones de demanda de Marshall, no
dependen de la utilidad marginal del dinero, aunque el proceso de
optimización permite obtener este parámetro, que cuantitativamente es
irrelevante por poseer carácter ordinal.

3.4.2.- LA LEY DE ENGEL Y LA CURVA DE RENTA CONSUMO.

Ernst Engel (1821-1896), estableció un principio muy importante que


vinculaba el ingreso y la demanda, sus observaciones permitieron clasificar
los bienes en dos tipos: los bienes normales frente a los cuales el
consumidor eleva su demanda si se incrementa el ingreso y viceversa, y los
bienes inferiores para los cuales el consumidor a medida que el ingreso
aumenta reduce las cantidades demandadas. A este importante principio se
le conoce como la ley de Engel. En el gráfico siguiente se muestra la
deducción de la curva (ley) de Engel para el caso de un bien normal, el punto
de partida de la deducción consiste en asumir aumentos continuos en el
ingreso, lo que provoca que las cestas de equilibrio se modifiquen

89
continuamente, el lugar geométrico en el que se ubican los distintos puntos
de equilibrio que se generan cuando el ingreso aumenta o varía de manera
continua se denomina curva de renta consumo o de oferta renta. En el
gráfico inferior se puede observar la curva de Engel para un bien normal.

GRÁFICO 32.- LA LEY DE ENGEL Y EL EQUILIBRIO DEL CONSUMIDOR.


X2

M > 0

CRC

U2
U1
U0

X1

Ley de Engel

M2

M1
M0

X10 X11 X12 X1

La expresión formal para la curva de Engel coincide con la función de


demanda, ésta, como puede corroborarse, tiene dentro de sus argumentos el
ingreso como una de sus variables.

3.4.3.- FUNCIÓN DE UTILIDAD HOMOTÉTICA Y CURVA DE RENTA


CONSUMO.

Se define como una función de utilidad homotética aquella que al calcular sus
relaciones marginales de sustitución para todos los pares de bienes, sin
importar el orden, resulta que las mencionadas relaciones marginales de

90
sustitución quedan expresadas como función del cociente entre el par de
bienes seleccionado, que puede ser el de referencia i y j, sin importar cuál de
los dos se encuentre en el numerador o denominador. Esto es, si se toma los
bienes i y j, entonces:

X 
RMSij  RMSij  j ; para : i  j  1;2;...; N (3.112)
 Xi 

Gráficamente, se denomina función de utilidad homotética a la que al


construir sus mapas de indiferencias para todos los pares de bienes sin
importar el orden, y al tomar el par de referencia y trazar en el mapa de
indiferencia un rayo (o línea recta) que parte del origen con pendiente
positiva, éste corta a las curvas de indiferencia en puntos en los cuales la
RMSij es de igual magnitud para todos, esto es:

GRÁFICO 33.- REPRESENTACIÓN GRÀFICA DE LA FUNCIÓN DE


UTILIDAD HOMOTÉTICA.

Xj

RMSA= RMSB= RMSc

U2
A
U1

U0
Xj/Xi
Xi

Esto implica que no importa en cuanto cambien el bien i y el bien j, pero si


sus variaciones, en la misma dirección, son proporcionales la RMS se
mantendrá constante.

Esta información permite encontrar la curva de renta consumo como una


función Xj con respecto a Xi, de forma muy sencilla si se trata de una función
de utilidad homotética, en este caso basta hacer:

91
X  Pi
RMSij  RMSij  j   ; para : i  j  1;2;...; N (3.113)
 Xi  Pj

Y luego despejar el bien i o el bien j, para obtener la función.

3.4.4.- EL REFINAMIENTO DE LA TEORÍA DE LA DEMANDA:


EFECTO SUSTITUCIÓN, EFECTO RENTA Y LA ECUACIÓN DE
SLUTSKY.

El refinamiento de la teoría de la demanda se inicia con un artículo publicado


en 1915 por Eugenio Slutsky (1880-1948), el elevado nivel matemático de la
presentación de Slutsky hizo que el artículo pasase desapercibido hasta a
finales de los años 30 cuando John Hicks (1904-1989) en colaboración con
R.G. D. Allen (1906-1983) presentaron su propia versión, reconociendo el
importante aporte de Slutsky, sin embargo, la presentación sistemática y más
accesible a la comunidad de economistas sólo fue posible con la publicación
del libro de Hicks “Valor y capital” en 1939, en su obra Hicks deduce la
“ecuación fundamental de la teoría del valor” que había sido deducida
también por Slutsky por lo que con justicia la denomina “ecuación de
Slutsky”.

El paso fundamental dado por Slutsky y Hicks consistió en establecer que


cuando ocurre un cambio de precios en uno de los bienes, ceteris paribus, se
generan dos efectos: uno que influye estrictamente en los precios relativos, al
que denominan efecto sustitución, y el otro que influye en la capacidad de
compra del consumidor, al que denominan el efecto renta. La agregación de
estos dos efectos constituye el efecto total observado al darse un cambio de
precios.

El efecto sustitución implica que un cambio en el precio de un bien, lo vuelve


directa y relativamente más caro (si el precio sube) o más barato (si el precio
baja), por otra parte los demás bienes cuyos precios no han cambiado se
vuelven relativamente más baratos o más caros, respectivamente; en
consecuencia con este efecto, los bienes más caros se sustituyen por los
más baratos, y este proceso ocurre manteniéndose constante el bienestar,
capacidad de compra o, lo que es lo mismo, el ingreso real del consumidor.
Hicks sostiene que en estas condiciones, el efecto sustitución ocurre
manteniéndose constante el nivel de utilidad, porque al fin de cuentas el
indicador de bienestar es precisamente la utilidad que el individuo
experimenta al consumir su cesta de bienes.

92
Ahora bien, siempre que hay un cambio de precios es inevitable que se
modifique la capacidad de compra, esto es que se genere un efecto renta, en
este caso, si lo que ha sucedido es un aumento de precios, la capacidad de
compra en general del consumidor se verá reducida y, en consecuencia, su
bienestar, pero si lo que ha sucedido es una reducción de precios la
capacidad de compra aumenta, y con ello, el nivel de bienestar, es decir, de
la utilidad.

El descubrimiento de estos dos efectos hizo posible explicar lo que los


marshallianos denominaban la paradoja del bien Giffen, planteada por Robert
Giffen (1837-1910) tras sus estudios del comportamiento de la demanda de
los bienes de primera necesidad y consumo masivo, como el pan; tal
paradoja se expresa en que se contradice la ley típica de la demanda, esto
es, con los bienes Giffen ocurre que al aumentar los precios también
aumenta la cantidad demandada y viceversa.

En el siguiente gráfico se asume una reducción en el precio del bien 1, por


cuanto el efecto sustitución expresa la reacción de la demanda del
consumidor ante el cambio en los precios relativos, manteniendo constante la
utilidad, tal situación implica que la restricción presupuestaria experimentará
una modificación en su pendiente o inclinación, pero manteniendo el
equilibrio en el lugar geométrico de la curva de indiferencia inicial
correspondiente a la utilidad U0; se pasa de la cesta de equilibrio inicial E0 a
la cesta sustitutiva Eh. El cambio en la inclinación de la restricción
presupuestaria será hasta el punto que permita que la pendiente de la
restricción presupuestaria sustitutiva sea igual a la pendiente de la restricción
presupuestaria final, tangente a la curva de indiferencia correspondiente a
U1, en E1, con un nivel de utilidad más elevado. En el gráfico se observa lo
explicado.

93
GRÁFICO 34.- EFECTO SUSTITUCIÓN Y RENTA DE UN BIÉN TÍPICO.

X2

E0
E1
U1
Eh
U0

0 X10 Xh11 X11 X1

Pero como se sabe, una variación en el precio también modifica la capacidad


de compra y, en este caso, el ingreso real aumenta, tal efecto desplaza la
restricción sustitutiva hasta alcanzar un nuevo equilibrio en la curva de
indiferencia con una utilidad equivalente a U1, que corresponde a la cesta
final de equilibrio E1. Cuantitativamente el efecto total se expresa a través de
la ecuación de Slutsky, es decir:

ET  ES  ER (3.114)

En donde ET, simboliza el efecto total, ES, el efecto sustitución y, ER, el efecto
renta. Del gráfico es posible establecer la correspondencia en la ecuación
anterior con la siguiente expresada con incrementos:

 X 11  X 10   X 11h  X 10   X 11  X 11h  (3.115)

O también en forma correspondiente:

X 1  X 1h  X 1m (3.116)

94
Es evidente que en el caso típico X 1  0 que está en concordancia con lo
esperado en la demanda ordinaria o marshalliana, además, no existe duda
de lo que resultaría del efecto sustitución; es decir, dada la racionalidad del
consumidor, el consumidor va a elevar la demanda del bien que se ha vuelto
más barato y reducir el consumo del que se ha hecho más caro, por tanto, el
efecto sustitución es, para el caso de la reducción de precios, X 1h  0 .

Sin embargo, en lo que se refiere al efecto renta X 1m , el resultado


dependerá de una característica muy específica del bien que se vincula con
la reacción de la demanda del consumidor con respecto al ingreso. Si el bien
es normal, los aumentos en la capacidad de compra elevarán la cantidad
demandada del bien, dando lugar a que el efecto renta refuerce el efecto
sustitución, pero si el bien es inferior, ocurrirá que los aumentos en la
capacidad de compra reducirá la demanda del bien en cuestión,
contrarrestando el efecto sustitución. En el caso que se muestra en el gráfico,
es evidente que se trata de un bien normal, ya que el aumento que se genera
en la capacidad de compra como consecuencia de la reducción del precio del
bien 1, provoca que se adquiera más de este bien, y por tanto, el efecto renta
refuerza al efecto sustitución, formalmente ello quiere decir que X 1m  0 . Es
importante señalar, que un aumento del precio del bien 1, daría lugar a un
efecto sustitución negativo y, al tratarse de un bien normal, el efecto renta
también sería negativo, reforzando al efecto sustitución como es típico en el
caso de un bien normal.

Si ocurre que el bien 1 es inferior, el efecto renta contrarresta al efecto


sustitución y, en consecuencia, para el caso en que el precio de este bien
disminuye, la ley de la demanda marshalliana solamente se cumple si el valor
absoluto del efecto sustitución es superior al valor absoluto del efecto renta, o
sea:

X 1h  X 1m ; ya que : X 1m  0 (3.117)

Con lo que X 1  0 . Esta situación puede observarse en el gráfico siguiente:

95
GRÁFICO 35.- EFECTO SUTITUCIÓN Y EFECTO RENTA: BIEN
INFERIOR.

X2

E1
U1
E0

Eh
U0

0 X10 X11 Xh11 X1

Teniendo en cuenta que en el caso de un bien inferior el efecto renta


contrarresta al efecto sustitución, es lógico establecer que cuando el efecto
renta es superior en valor absoluto al efecto sustitución, la ley de la demanda
marshalliana no puede cumplirse, esto es, si lo que ocurre es una reducción
del precio del bien 1, sucederá que se disminuirá la demanda, es decir, el
efecto total será negativo, o sea X 1  0 , obviamente debido a que X 1m  0 y
además a:

X 1h  X 1m (3.118)

Lo contrario sucede si de lo que se trata es de un aumento en el precio del


bien 1. Por tanto, lo que explica la existencia de los bienes Giffen es su
carácter de bienes inferiores, en los cuales el efecto renta contrarresta con
creces al efecto sustitución, provocando que una reducción de precios haga
negativo el efecto total, es decir, reduzca la cantidad total demandada,
mientras que un aumento de precios tiene como consecuencia, por las
mismas razones, un efecto total positivo, esto es, un aumento en la cantidad
demandada del bien. Todo esto puede observarse en el siguiente gráfico:

96
GRÁFICO 36.- EFECTO SUSTITUCIÓN Y EFECTO RENTA: BIEN GIFFEN.
X2

E1
U1

E0

Eh
U0

0 X11 X10 Xh11 X1

Si se trazan las curvas de demanda ordinarias que se desprenden de un bien


normal, de un bien inferior y de un bien Giffen, se puede notar, además de la
evidente transgresión de la ley de la demanda de Marshall, que la curva de
demanda marshalliana típica del bien inferior, posee una elasticidad menor
que la curva de demanda ordinaria de un bien normal, ello se ilustra en el
gráfico:

97
GRÁFICO 37.- EFECTO SUSTITUCIÓN Y EFECTO RENTA: EXPLICACIÓN
DEL COMPORTAMIENTO DE LA DEMANDA DE MARSHALL.

X2

E"1
U"'

E'1
U"

E0
E1 U'
Eh
U0

0 X1
P1

D"m Dh Dm
D'm
0 X"11 X10 X'11 Xh11 X11 X1

Conviene establecer un corolario de la demostración de la existencia de los


bienes inferiores, consiste en enunciar que todo bien Giffen es un bien

98
inferior, pero no todo bien inferior es un bien Giffen. Este análisis pone fin a la
deuda marshalliana en cuanto a la explicación de la existencia del
comportamiento de demanda denominado “paradoja del bien Giffen”.

3.4.4.1.- UNIDAD Y DIFERENCIA ENTRE EL ENFOQUE DE


SLUTSKY Y HICKS ACERCA DEL EFECTO SUSTITUCIÓN.

Tanto para Slutsky como para Hicks, el efecto sustitución consiste en la


reacción del consumidor ante los cambios de los precios relativos, en el
sentido de comprar más del bien más barato y adquirir menores cantidades
del bien más caro, manteniendo constante el bienestar o la utilidad del
consumidor. Pero en esto último difieren ambos autores, mientras Hicks
considera como indicador relevante del bienestar a la utilidad, Slutsky piensa
que no existe mejor indicador que la capacidad de compra. Por ello, para
Hicks, al reflejar el efecto sustitución en el consumidor, el nivel de utilidad
(indicador del ingreso real) debe mantenerse constante; sin embargo, cuando
esto ocurre ya no se puede comprar la cesta de equilibrio inicial. Por su
parte, Slutsky considera que el ingreso real se mantiene constante, si al
incorporar el efecto sustitución del consumidor, éste siempre puede comprar
la cesta inicial de equilibrio, no obstante, en este caso ya no es posible
mantener constante el nivel de utilidad del equilibrio inicial. La situación se
muestra en el gráfico:

99
GRÁFICO 38.- LA FUNCIÓN DE DEMANDA COMPENSADA: UNIDAD Y
DIFERENCIA ENTRE EL ENFOQUE DE HICKS Y SLUTSKY.

X2

E0
E1
U2
Es
Eh U1
U0

0 X1
P1

Ds
Dm
Dh
0 X10 Xh11 Xs11 X11 X1

100
Aunque gráficamente las diferencia de los dos enfoques son evidentes, en
teoría se demostrará que son totalmente equivalentes, lo que es una de las
virtudes del análisis teórico, o lo que es lo mismo, del estudio riguroso y
sistemático. Las curvas de demanda ordinaria y compensadas para los dos
enfoques se muestran en la parte inferior del gráfico, del que es posible
deducir que existe una tendencia de mayor elasticidad en la curva de
demanda compensada de Slutsky. Por otra parte, tanto la curva de demanda
compensada de Slutsky como la de Hicks poseen una elasticidad inferior a la
demanda de Marshall.

3.4.4.2.- IMPORTANCIA DE LA FUNCIÓN DE LA DEMANDA


COMPENSADA Y SU DEDUCCIÓN.

La importancia de la función de demanda compensada es incuestionable, se


trata esencialmente de la relación entre los precios y las cantidades
demandadas de los bienes, independientemente de lo que ocurre con el
ingreso real. Como para llegar a esta demanda compensada se requiere
realizar una compensación, su aplicación es muy importante para la teoría de
impuestos y subsidios. Esto se comprende si se tiene en cuenta que en
muchas ocasiones la política económica quiere realizar una acción con el fin
de influir en la demanda del bien, pero no en la distribución del ingreso, lo
que evidentemente implica influir en la demanda compensada, esta situación
no podía resolverse satisfactoriamente antes de la modernización de la teoría
de la demanda.

El procedimiento para llegar a la demanda compensada utiliza el método de


Lagrange, y puede comprenderse gráficamente como la minimización del
gasto dada o constante la utilidad. Esto es:

101
GRÁFICO 39.- LA FUNCIÓN DE DEMANDA COMPENSADA.
X2

E1
E0
U1
∆M
Eh
U0

0 X10 Xh11 X11 X1

En el gráfico se asume una reducción del precio del bien 1, lo que provoca un
aumento en las cantidades demandadas de este bien, pero este aumento
incluye el efecto renta, el cual debe ser compensado de manera que se
pueda aislar el incremento en la cantidad del bien 1 por el efecto sustitución,
es decir, el aumento en la demanda compensada del bien 1.

Pero la compensación para neutralizar el efecto renta, se expresa en el


gráfico como un desplazamiento de la curva de restricción presupuestaria
final hacia la izquierda hasta quedar tangencial a la curva de indiferencia
inicial, tal desplazamiento equivale a minimizar el gasto dada la utilidad
correspondiente a la curva de indiferencia I0. De acuerdo con el método de
Lagrange el problema puede resolverse como un problema de mínimo
condicionado, esto es:

N
Min  Ph X h s. a : U 0  U   (3.119)
h 1

Por tanto de acuerdo con Lagrange:

N
Min V   Ph X h   U 0  U   (3.120)
h 1

102
De donde se deduce el sistema de ecuaciones de equilibrio:

Vh  Ph  U h  0; h  1,2,..., N
(3.121)
V  U 0  U    0

Estas condiciones de primer orden matemático permiten establecer que bajo


condiciones de demanda compensada, el consumidor minimiza el gasto, y
por tanto, optimiza su utilidad y su bienestar, cuando (para i ≠ j):

U i Pi
RMSij   ; i, j  1,2,..., N
U j Pj (3.122)
U 0  U  

Que representan las dos condiciones económicas que implican un equilibrio


entre la ecuación de restricción presupuestaria y la curva de indiferencia para
un nivel fijo de utilidad. Resolviendo el sistema de ecuaciones se encuentran
las funciones de demanda compensada para todos los bienes, esto es:

X 1  X 1 ( P1 , P2 ,..., PN ,U 0 )
X 2  X 2 ( P1 , P2 ,..., PN ,U 0 )
(3.123)
 
X N  X N ( P1 , P2 ,..., PN ,U 0 )

Este es el problema “dual” de la maximización, por lo que las condiciones de


segundo orden se cumplen y sólo se modifican en su signo (por ejemplo para
el caso de dos bienes es  H 1  0 ).

3.4.4.3.- LAS FUNCIONES DE DEMANDA Y LA ECUACIÓN DE


SLUTSKY.

Teniendo las funciones de demanda ordinaria y compensada, se pueden


hacer cálculos exactos de los efectos renta y sustitución, y encontrar el signo
de las pendientes, para ello debe utilizarse la ecuación fundamental de la
teoría del valor neoclásico, es decir, la ecuación de Slutsky:

X i  X i   X 
    Xi i  ; i  1,2,..., N (3.124)
Pi  Pi U U o  M  Ph  P 0

103
Con esta ecuación es posible ver la relación entre la demanda de Marshall, la
demanda de Hicks-Slutsky y la ley de Engel, es decir, la relación entre el
efecto total y el efecto sustitución y renta. En consecuencia:

X i  X   X 
 0; si es bien normal pues :  i   0, y,  i  0 (3.125)
Pi 
 i U U
P 0  M  Ph  P 0

X i  X   X   X 
 0; si es bien inf . pues :  i   0, pero,  i   Xi i 
Pi  M  Ph  P 0  Pi U U 0  M  Ph  P 0
(3.126)

X i  X   X 
 0; si es bien inf . donde :  i   Xi i   es un bien Giffen
Pi  Pi U U 0  M  Ph  P 0
(3.127)

3.4.4.4.- LA ELASTICIDAD Y LAS FUNCIONES DE DEMANDA.

Es evidente que la pendiente de la función de demanda, representa un


indicador de sensibilidad de las cantidades demandadas con respecto a los
cambios en los precios de los bienes o a las variaciones del ingreso; sin
embargo, existe un problema con la pendiente o la derivada, y es el hecho de
que se encuentra influenciada por las unidades de medida. Para evitar esa
influencia que genera ambigüedad en la interpretación de la pendiente, se
utiliza la medida estándar de la elasticidad en donde tales influencias se
neutralizan. Las siguientes son las elasticidades exactas de la demanda:

La elasticidad precio de la demanda, es decir:

 X  P 
ei   i  i  (3.128)
 Pi  X i 

Este indicador mide la elasticidad en cualquier punto de la curva de


demanda, y puesto que se asume una demanda típica, posee signo negativo,
aunque se suele considerar en valor absoluto. También se define la
elasticidad cruzada de la demanda, que mide la sensibilidad de la demanda
del bien i con respecto a los cambios de precios del bien j, de este modo:

104
 X  P 
eij   i  j  (3.129)
 P  X
 j  i 

El signo de esta elasticidad es muy importante, ya que revela la relación


entre el bien i y el bien j; por ejemplo, si es negativo, implica que los bienes
son complementarios, y si es positiva, señalaría que se trata de bienes
sustitutivos. La elasticidad ingreso de la demanda, por su parte, clasifica los
bienes, según el signo de la elasticidad, en normales, si la elasticidad es
positiva, e inferiores si se trata de una elasticidad negativa.

 X  M 
eM   i   (3.130)
 M  X i 

Conviene observar que en cualesquiera elasticidades, el signo es


determinado por la tasa de cambio de la función de demanda con respecto al
precio del bien, al precio de otro bien o al cambio en el ingreso, sin embargo,
el indicador de elasticidad es neutro en lo referente a las unidades de medida
tanto físicas como monetarias.

3.4.5.- ANÁLISIS DE LA ESTABILIDAD DE LA DEMANDA:


DEDUCCIÓN DE LA ECUACIÓN DE SLUTSKY.

Hasta aquí se han establecido las leyes principales de la conducta del


consumidor optimizador y de la demanda que se deduce de tal
comportamiento; sin embargo, el modelo se ha estructurado para un conjunto
de variables dados unos parámetros. Surge la cuestión de la estabilidad que
las leyes fundamentales del modelo tienen frente a los cambios no sólo de
las variables y funciones, sino también de los parámetros que condicionan el
modelo.

Esto implica poner a prueba las condiciones de primer orden matemático que
establecen el equilibrio del consumidor. Significa, estudiar las variaciones de
las funciones de demanda de los bienes, cuando cambian todas las
condiciones estructurales del sistema analítico de la conducta del
consumidor, y comprobar de manera sistemática y formal que las leyes que
rigen el comportamiento de la demanda son invariantes, lo que implicaría la
estabilidad del equilibrio del consumidor.

Si se toma en cuenta la ecuación de Slutsky, se comprende que esta


expresión es fundamental ya que incluye las relaciones de comportamiento,
al menos en su versión más sencilla planteada arriba, de la ley de la

105
demanda ordinaria, el principio de la demanda compensada y la ley de Engel.
En consecuencia, el análisis de estabilidad no puede prescindir de esta
ecuación fundamental, lo que se hará evidente más adelante.

Para poder realizar semejante análisis, es necesario partir de las condiciones


matemáticas de primer orden y diferenciarla totalmente, es decir con respeto
a las variables y parámetros sin excepción, por tanto, es necesario escribir
las condiciones de equilibrio, o sea:

Z h  U h  Ph  0 ; h  1,2,..., N
N (3.131)
Z   M   Ph X h  0
h 1

Diferenciando totalmente, resulta el sistema de ecuaciones que sigue:

U
r 1
hr dX r  Ph d  dPh ; h  1,2,..., N
N N
(3.132)
  Ph dX h   X h dPh  dM
h 1 h 1

Este sistema de ecuaciones permite estudiar lo que ocurre con los cambios
en las demandas de los bienes, es evidente que en principio tiene solución
ya que cuenta con (N+1) incógnitas, las dX’s la diferencial de λ, y (N+1)
ecuaciones. Pero la condición que asegura la solución única del sistema
requiere que el determinante jacobiano D sea distinto de cero, esto es:

U11 U12 ... U1N  P1


U21 U22 ... U2 N  P2
D      0 (3.133)
U N1 U N 2 ... U NN  PN
 P1  P2 ...  PN 0

Pero al observar este determinante que se forma con los coeficientes del
sistema de ecuaciones lineales, se puede percibir que coincide con el último
hessiano de las condiciones de segundo orden matemático del equilibrio del
consumidor; dado que se trata de un consumidor típico, necesariamente, el
jacobiano es distinto de cero. Es interesante señalar que tan importante
condición para encontrar el comportamiento de las variaciones de las
funciones de demanda, cuando se permite el cambio en toda la estructura del
modelo, viene establecida por un invariante: el último hessiano orlado.
Recordemos que tal condición es inamovible sean cuales sean los cambios

106
en las variables y parámetros del comportamiento del consumidor y la
demanda.

Habiendo determinado de forma rigurosa que el sistema de ecuaciones tiene


solución, se procede a encontrar las incógnitas, es decir, el comportamiento
del cambio en las funciones de demanda. Para ello, es necesario definir lo
que se entenderá como determinante menor Dij: este determinante se deduce
del jacobiano, pero en el que se ha eliminado la fila i y la columna j, por
cuanto en el jacobiano existe una fila y columna i y una fila y columna j (el par
de bienes de referencia), el jacobiano puede volverse a escribir como:

U11 U12 ...U1i ...U1 j ... U1N  P1


U21 U22 ... U2N  P2

Ui1
D      0 (3.134)
U j1

U N1 U N 2 ... U NN  PN
 P1  P2 ...  PN 0

Eliminando la fila i y la columna j se tiene:

U11 U12 ...U1i ... U1N  P1


U21 U22 ... U2N  P2

Dij  1 U j1 (3.135)
i j
   

U N1 U N 2 ... U NN  PN
 P1  P2 ...  PN 0

Que corresponde al determinante menor, debe señalarse que en lo sucesivo,


al momento de escribir el jacobiano se obviarán las filas y columnas de
referencia i, j, para simplificar la expresión formal. Con estas definiciones se
encuentran las incógnitas del sistema, utilizando la regla de Cramer, esto es:

D AC
dX r  ; r  1,2,..., N (3.136)
D

107
Donde DAC es el determinante de Cramer. Del mismo modo se puede
encontrar el cambio en la utilidad del dinero de Marshall. Expandiendo el
determinante de Cramer, se tiene la expresión que nos muestra el
comportamiento del cambio en las N funciones de demanda, es decir:

N
 N

  dPh Dhr    X h dPh  dM  D( N 1) r
dX r  h 1  h 1  ; r  1,2,...i... j..., N (3.137)
D

3.4.5.1.- LA LEY DE LA DEMANDA MARSHALLIANA.

Puesto que las expresiones de las variaciones en las funciones de demanda


son similares para todos los bienes, es conveniente tomar una demanda de
referencia, y esta puede ser la del bien i o la del bien j, tomemos la del bien j,
en ese caso:

N
 N

  dPh Dhj    X h dPh  dM  D( N 1) j
dX j  h 1  h 1  (3.138)
D

Obviamente, lo que encontremos en la investigación para este bien, es válido


para todos los bienes. Obsérvese que la expresión del numerador es una
suma de términos en donde los cambios en los precios multiplican a los
determinantes menores y a las demandas (en el caso de la ecuación del
gasto), a excepción del último término que es el producto del cambio del
ingreso por el correspondiente determinante menor. Esta observación
permite deducir que lo que resulte de investigar un precio de referencia será
válido para todos los precios, aunque debe advertirse que el efecto del
cambio del ingreso se tiene que estudiar por separado. Asumamos,
entonces, que:

dPh  0  h  i (3.139)

En consecuencia lo que se acepta es que solamente varía el precio del bien


i, además supongamos que:

dM  0 (3.140)

En tales condiciones la expresión para el cambio en el bien j se convierte en:

108
Pi Dij  X i Pi D( N 1) j
X j  (3.141)
D

Dividiendo toda le expresión entre el cambio en el precio del bien i, se tiene:

X j D D
  ij  X i ( N 1) j (3.142)
Pi D D

Este resultado es el primero de fundamental importancia que se deduce de


esta investigación, porque señala que la ley de la demanda de Marshall se
encuentra explicada por invariantes, esto es, los determinantes menores y el
determinante jacobiano. En otras palabras, las relaciones entre los bienes
que se establecen de la función de demanda de Marshall y la pendiente de
tal función marshalliana, no se modifican aunque se acepte un cambio en
toda la estructura del sistema teórico que explica la conducta del consumidor.
La ley de Marshall de la demanda, por ende, es también invariante.

3.4.5.2.- EL CAMBIO EN LA RENTA O INGRESO.

Retomando la expresión general para la variación en el bien j, (3.138), y


aceptando esta vez que:

dPh  0  h (3.143)

Se llega al siguiente resultado:

MD( N 1) j
X j   (3.144)
D

Y dividiendo toda la expresión por el cambio en el ingreso resulta:

 X j  D 
     ( N 1) j  (3.145)
 M  Ph  P 0  D 

Este es el segundo resultado fundamental del análisis de estabilidad, expresa


que la ley de Engel con respecto a la demanda ordinaria es un invariante,
porque está determinada por invariantes, esto es, el determinante menor
D(N+1)j y el determinante jacobiano D.

109
Es necesario establecer que si el cociente entre corchetes es negativo, el
bien j es un bien normal, y es un bien inferior si el cociente entre corchetes es
positivo. Sustituyendo el cambio en la renta en la ecuación (3.142), se tiene:

X j Dij  X j 
  X i   (3.146)
Pi D  M  Ph  P 0

Ahora bien mientras en la ecuación anterior no se establezca el significado


D
económico del cociente de invariantes ij , no es posible discernir de
D
manera rigurosa entre efecto sustitución y el efecto renta, porque a pesar de
haber deducido el efecto del cambio en la renta, el proceso matemático
puede modificar la forma de la expresión anterior. Para poder obtener de
modo riguroso los dos efectos, conviene investigarlos de acuerdo a los dos
enfoques del efecto sustitución, es decir, el de Slutsky y el de Hicks. Un
interesante resultado de tal investigación, consiste en que como resultado de
este riguroso análisis se logra comprobar la equivalencia del enfoque de
Hicks y Slutsky, aunque el estudio gráfico de tales visiones arrojan una
evidente diferencia, tal situación es una muestra del poder del análisis formal.
En el apartado siguiente se aborda el enfoque de Slutsky.

3.4.5.3.- EFECTO SUSTITUCIÓN Y EFECTO RENTA: ENFOQUE DE


SLUTSKY.

Se conoce que el efecto sustitución se vincula a la demanda compensada,


esta función de demanda se denomina así, debido a que surge de hacer un
proceso de compensación para neutralizar el efecto renta. En el enfoque de
Slutsky este proceso se efectúa compensando a través de la ecuación del
gasto, dado que para Slutsky se mantiene el ingreso real o bienestar si se
puede comprar la cesta inicial ante un cambio de precios. Por tanto, de
acuerdo con Slutsky, la compensación en el ingreso debe darse en
correspondencia a las variaciones de precios, esto es, según la expresión
siguiente que se desprende de la ecuación de presupuesto:

N
dM   X h dPh (3.147)
h 1

Habiéndose definido lo anterior, se necesita tomar la función de demanda del


bien j y obtener la diferencial total, es decir, si se tiene:

X j  X j ( P1 , P2 ,...Pj ...Pi ..., PN , M ) (3.148)

110
Entonces:

 X j  N
 X j   X j 
dX j   dPi    dPh   dM (3.149)
 Pi  h 1  Ph   M 

Por cuanto al modificarse los precios el efecto ingreso es inevitable, es


conveniente compensar de acuerdo con la expresión correspondiente a la
variación en la ecuación de presupuesto a consecuencia de los cambios de
precios, es decir:

 X j  N
 X j   X j  N 
dX j   dPi    dPh     X h dPh  (3.150)
 Pi  h 1  Ph   M  h 1 

En esta fórmula es claro que se está compensando el ingreso, de modo que


si lo que ha ocurrido es aumentos de precios, esto tiene como efecto reducir
la capacidad de compra, por lo que se compensa con un aumento en la renta
en proporción a los aumentos de precios, si, por el contrario, lo que ocurre es
una reducción de los precios, la capacidad de compra se eleva, por lo que
hay que reducir el ingreso en proporción a la reducción de los precios.

Habiendo compensado el ingreso, y observando la relación lineal que existe


entre el cambio en la demanda del bien j y los precios, conviene analizar el
efecto de uno de los precios, lo que, en general, será válido para todos, o
sea:

dPh  0  h  i (3.151)

Por tanto:

X j  X j 
X j  Pi    X i Pi (3.152)
Pi  M 

Dividiendo toda la ecuación por la diferencial del precio del bien i, resulta:

 X j  X j  X j 
    X i   (3.153)
 Pi U U 0 Pi  M  Ph  P 0

111
Que es la relación de comportamiento de la demanda del bien j con respecto
al precio del bien i en condiciones de compensación del ingreso, en otras
palabras, es la relación de comportamiento de la demanda compensada,
porque precisamente para llegar a esta expresión se ha debido compensar la
renta (se aprovecha la notación de Hicks para establecer la compensación
del ingreso, es decir U=U0, aunque también es válido utilizar dM=0). Pero si
observamos la ecuación y la comparamos con (3.146), se deduce que:

 X j  D
    ij (3.154)
 Pi U U 0 D

Este es el tercer resultado fundamental del análisis porque nos dice que la
ley de la demanda compensada, el efecto sustitución, es un invariante y por
lo tanto las relaciones, en este caso netas, entre los bienes y la relación de
cada bien con su precio, son estables ante las modificaciones de todas las
variables y parámetros del sistema teórico de la conducta del consumidor.
Además si este es el efecto sustitución, entonces el efecto renta
necesariamente tiene que ser:

 X j  D 
 X i     X i  ( N 1) j  (3.155)
 M  Ph  P 0  D 

De este modo se llega a la deducción de la ecuación general de Slutsky


mostrando su estabilidad y carácter fundamental, pero antes de escribirla,
conviene analizar el enfoque de Hicks acerca de la demanda compensada o
el efecto sustitución.

3.4.5.4.- EFECTO SUSTITUCIÓN Y EFECTO RENTA: ENFOQUE DE


HICKS, LA ECUACIÓN DE SLUTSKY.

En los apartados anteriores, se ha mencionado que el punto de partida de


Hicks en este análisis es la función de utilidad, es decir, para Hicks el ingreso
se compensa si la variación en el precio de un bien no modifica el nivel de
utilidad inicial, aunque varíen las cantidades demandadas. Por ello, para
abordar el enfoque de Hicks es necesario partir de la función de utilidad, esto
es:

U  U  X 1 , X 2 ,..., X N  (3.156)

112
Si al variar los precios el nivel de utilidad no se modifica, aunque se
modifiquen las demandas, eso implica que dU=0, en consecuencia:

N
0   U h dX h (3.157)
h 1

Pero tal situación solamente es relevante si las condiciones de maximización


se mantienen, en otros términos, si se da:

Ui dX j Pi
  ; i, j  1,2,..., N (3.158)
Uj dX i Pj

dX j
Si sumamos a toda esta ecuación , se obtiene:
dX i

U i dX j Pi dX j
   0 (3.159)
U j dX i Pj dX i

Y una sencilla operación conduce a:

U i dX i  U j dX j Pi dX i  Pj dX j
 0 (3.160)
U j dX i Pj dX i

En donde, evidentemente, se requiere que:

U i dX i  U j dX j  Pi dX i  Pj dX j  0 (3.161)

Para que se cumpla la ecuación. Pero como tal condición se verifica para
todos los pares de bienes sin importar el orden, sumándolos se llega:

N N
N  1 U h dX h  N  1 Ph dX h  0 (3.162)
h 1 h 1

Y simplificando:

N N

U h dX h   Ph dX h  0
h 1 h 1
(3.163)

113
Que es la condición que asegura que manteniendo constante la utilidad, ante
cambios de precios, el equilibrio del consumidor se mantiene aunque se
modifiquen las cantidades de los bienes. Pero al comparar esta expresión
con el sistema de ecuaciones (3.132), se deduce que necesariamente
implica:

X
h 1
h dPh  dM  0 (3.164)

Pero esto es lo mismo que escribir:

N
dM   X h dPh (3.165)
h 1

Que es precisamente el punto de partida del enfoque de Slutsky para


compensar el ingreso, por tanto, en esta expresión se demuestra que los dos
enfoques, el de Hicks y Slutsky, son completamente equivalentes. Para
mantenerse en el mismo nivel de utilidad de equilibrio ante cambios de
precios, Hicks requiere que se cumpla (3.163), pero tal condición solamente
se da si se verifica (3.165), que es lo que permite compensar el ingreso en el
enfoque del efecto sustitución de Slutsky. Este resultado, sin lugar a dudas,
es una prueba de la absoluta coherencia lógica del modelo neoclásico de la
conducta del consumidor y la demanda, pues aunque los puntos de partida
de los dos economistas son claramente diferentes, el significado y resultado
del proceso de compensación es el mismo.

Incorporando lo que se acaba de deducir en la ecuación general para dXj, y


asumiendo además que:

dPh  0  h  i (3.166)

Se obtiene:

Dij
X j   Pi (3.167)
D

Lo que permite determinar el efecto sustitución o ley de Hicks-Slutsky, es


decir:

 X j  D
    ij (3.168)
 Pi U U 0 D

114
Expresión que es la misma a la que se había llegado a través del enfoque de
Slutsky.

3.4.5.5.- LA ECUACIÓN DE SLUTSKY: INTERPRETACIÓN Y


SIGNIFICADO FUNDAMENTAL.

Ya sea partiendo del enfoque de Slutsky o del enfoque de Hicks, al


incorporar el efecto sustitución se llega a la ecuación general fundamental de
la teoría del valor neoclásica o la ecuación de Slutsky, esta puede escribirse:

X j  X j   X j 
   X i   ; i, j  1,2,..., N (3.169)
Pi  Pi U U o  M  Ph  P 0

En el caso en que i≠j, está claro que las relaciones que se establecen entre
los bienes de acuerdo con la demanda de Marshall dependen de lo que
ocurre con el efecto sustitución, o sea, la relación de comportamiento de la
demanda de Hicks-Slutsky, y lo que sucede con el efecto renta, es decir, la
ley de Engel; ahora bien, cada uno de estos efectos están establecidos de
acuerdo con los invariantes que se expresan a través de los determinantes
menores y el jacobiano. De tal manera que es conveniente analizar con
detalle tales invariante.

En este estudio es necesario discernir entre lo que se entiende por relaciones


brutas entre los bienes, y lo que se entiende por relaciones netas, las
primeras se desprende del comportamiento de demanda marshalliana,
mientras que las relaciones netas entre los bienes se establecen a través del
comportamiento de la función de demanda hicksiana o compensanda.

En el caso de las relaciones netas entre los bienes, conviene escribir la


expresión relativa al comportamiento de la demanda de Hicks-Slutsky o
demanda compensada, esto es:

 X j  D
    ij ; i, j  1,2,..., N (3.170)
 Pi U U 0 D

Si esta expresión es menor que cero, implica que el bien i es complementario


neto con el bien j. Si lo que ocurre es que la expresión es mayor que cero los
bienes i,j son sustitutivos netos. Resulta atípico y de poco interés, bajo
condiciones de optimización, que los bienes sean independientes. Se puede

115
observar además que la relación de los bienes depende del resultado del
cociente de determinantes, ya que la utilidad del dinero de Marshall es
positiva por definición, por tanto, tal cociente puede sintetizarse del modo
siguiente:

Dij
 Sij ; i, j  1,2,..., N (3.171)
D

La cuestión en cuanto a las relaciones de los bienes estriba en saber, si:

 X j   X 
   i  ; i, j  1,2,..., N (3.172)
 
 Pi U U 0  Pj U U 0

Obviamente para que se cumpla esto se requiere que:

Dij D ji
 ; i, j  1,2,..., N (3.173)
D D

O bien:

Sij  S ji ; i, j  1,2,..., N (3.174)

Es decir:

Dij  D ji ; i, j  1,2,..., N (3.175)

Ahora bien si se tiene en cuenta que la matriz correspondiente a D, es una


matriz simétrica, se comprenderá que la matriz correspondiente al
determinante Dji es la traspuesta de la matriz del determinante Dij, en
consecuencia de acuerdo con las propiedades de los determinantes, ambos
son iguales, pero es necesario enfatizar en que este principio resulta de la
propiedad de la función de utilidad consistente en lo siguiente:

U ij  U ji ; i, j  1,2,..., N (3.176)

Que como se explico, en su momento, corresponde al axioma de transitividad


de la conducta del consumidor.

En lo referente a la ley de Engel, solamente hay que recordar que está


determinada por un cociente de invariantes, lo que implica la estabilidad de
este principio, se trate de un bien inferior o un bien normal.

116
Para la situación en que i=j, la ecuación de Slutsky se transforma en:

X i  X i   X 
    Xi i  ; i  1,2,..., N (3.177)
Pi  Pi U U o  M  Ph  P 0

En este caso es necesario estudiar la coherencia lógica de la función de


demanda compensada, la teoría predice que esta función inequívocamente
tiene una pendiente negativa, es decir, expresa de modo fundamental la
relación inversa entre el precio y la cantidad, o sea:

 X i  D
    ii  Sii  0 ; i  1,2,..., N (3.178)
 Pi U U o D

Por cuanto el jacobiano puede ser positivo o negativo, la pregunta que surge
es si el determinante menor tendrá el signo adecuado para que se cumpla la
ley típica de la demanda. En este caso si se observan los determinantes
menor Dii y jacobiando D, y se utiliza la propiedad de los determinantes
consistente en que si se intercambia un número par de filas y columnas los
signos y valor de los determinantes no cambia, se verifica que siempre Dii
representará el penúltimo hessiano con respecto a D, por tanto, es un
principio fundamental que siempre se cumple la ley de la función de
demanda típica, pues para un consumidor maximizador, el último y penúltimo
hessiano tienen signos distintos.

En consecuencia con la estabilidad en las relaciones netas entre los bienes,


en la ley de Engel, y con la estabilidad en la ley de la demanda compensada;
se concluye que la ley de la demanda de Marshall inequívocamente, también,
es una relación de comportamiento estable. Debe señalarse que la demanda
ordinaria o marshalliana puede tener un comportamiento típico, o bien,
mostrar un comportamiento correspondiente a un bien Giffen, ello dependerá
del vínculo entre el efecto sustitución y el efecto renta.

Estas son las razones principales por lo que la ecuación de Slutsky se


denomina, la ecuación fundamental de la teoría del valor de la escuela
neoclásica. Y no existe duda que esta teoría posee una indiscutible y
poderosa coherencia lógica.

117
3.4.6.- EL TEOREMA DE LOS BIENES SUSTITUTIVOS Y
COMPLEMENTARIOS NETOS.

Uno de los resultados teóricos más importantes de la coherencia del modelo


de la demanda y conducta del consumidor neoclásico, consiste en el teorema
de los sustitutivos y complementarios netos, que responde a la pregunta de
cuál es la relación neta de todos los bienes de un sistema de mercado.
Aunque esta es una pregunta de difícil respuesta en términos prácticos,
desde el enfoque teórico de la conducta optimizadora del consumidor, se
puede establecer una respuesta exacta a semejante incógnita, tal respuesta
se desprende del teorema de los bienes sustitutivos y complementarios netos
que reza:

Todos los bienes pueden ser sustitutivos netos entre sí, pero no todos
los bienes pueden ser complementarios netos entre ellos.

Existen dos métodos equivalentes para demostrar este teorema: el


matemático y el gráfico.

El método gráfico requiere el uso de una superficie de indiferencia para el


caso de tres bienes, esta superficie para un consumidor típico puede trazarse
del modo siguiente

GRÁFICO 40.- EL CASO DE LOS TRES BIENES SUSTITUTIVOS.

X3

D
E

A B

X2
X1
118
Antes de iniciar el análisis es necesario establecer que, en el caso de los tres
bienes, se requiere que se asuma el cambio de dos precios. Sí el teorema se
cumple, en este gráfico tiene que ser imposible encontrar una relación neta
entre los pares de bienes, cuando varían los precios, que indique que los tres
son complementarios, aunque es posible mostrar comportamientos en los
cuales los bienes son todos sustitutivos, o bien, algunos son
complementarios y otros sustitutivos.

Si se comienza por estas dos últimas situaciones, asumamos que los tres
bienes son sustitutivos entre sí, o sea:

S12  0
S13  0 (3.179)
S 23  0

Si se parte de un punto de equilibrio del consumidor como A, y se acepta un


aumento del precio del bien 1, es necesario tener presente que los efectos
deben estudiarse de forma parcial, es decir, uno cada vez; de este modo
convencionalmente se puede comenzar con la interacción entre el bien 1 y 2,
obviamente, tal variación de precios implica que la cantidad demandada del
bien 1 se reduce y aumenta la cantidad del bien 2, lo que hace que se pase
del punto A, en el gráfico, al punto B, sobre la curva de la red que relaciona a
los dos bienes, luego establecida la cantidad del bien 2, sobre una curva que
relaciona al bien 1 y el bien 3, se muestra que el bien 1 se reduce y el 3
aumenta, pasando del punto B al punto final C. En conclusión, la cantidad
demandada del bien 1 se reduce y aumentan las cantidades demandadas de
los bienes 2 y 3, encontrándose un nuevo punto de equilibrio en C, mientras
que la utilidad se ha mantenido constante al nivel determinado por la
superficie de utilidad U0. En el gráfico también, se puede observar que se ha
dado una sustitución entre el bien 2 y 3, a favor de este último, lo cual puede
ser explicado por un reducción del precio del bien 3, o un aumento del precio
del bien 2.

Ahora bien, si estando en C, se incrementa el precio del bien 2, entonces,


sobre una curva que relaciona al bien 2 y 3 se pasa al punto D, en donde se
muestra que la cantidad del bien 2 se reduce mientras aumenta la cantidad el
bien 3. Luego, fija la cantidad de tres, se analiza lo que ocurre sobre la curva
que relaciona al bien 2 y el bien 1, lo que resulta en el paso del punto D al
punto E, que muestra una reducción de la demanda del bien 2 y un aumento
de la demanda del bien 1. Por tanto la cantidad demandada del bien 2 se
reduce y las cantidades demandadas de los bienes 1 y 3 se elevan,
generando el nuevo punto de equilibrio E. Pero tal comportamiento ha

119
implicado el aumento del precio del bien 1 o la reducción del precio del bien
3.

Si lo que sucede es que dos pares de bienes entre sí son complementarios y


un par de bienes son sustitutivos, la situación es más complicada, porque ya
no es posible realizar el análisis de un modo parcial, por ejemplo, si la
situación es la siguiente:

S12  0
S13  0 (3.180)
S 23  0

Es decir, si 2 es un bien complementario tanto con 1 como con 3, mientras


que el bien 1 es sustitutivo con el bien 3, al elevarse el precio del bien 2, se
reducen las cantidades demandadas de este bien y de los bienes 1 y 3, sin
embargo, debe tenerse en cuenta que el bien 1 con el bien 3 son sustitutivos,
lo que requiere un aumento del precio del bien 1 ó reducción del precio del
bien 3, de modo que existen dos efectos encontrados, al reducirse el bien 1,
las cantidades demandadas del bien 3 tiene que aumentar, generándose, en
el gráfico siguiente, el punto B’, pero como disminuye su complementario, el
bien 2, por la subida de su precio, el aumento del bien 3 se ve mermado y, el
límite de tal merma, es justamente la que permite que las cantidades
demandadas de 1 y 2 se reduzcan, dando lugar al punto B.

120
GRÁFICO 41.- EL CASO DE DOS PARES DE BIENES
COMPLEMENTARIOS Y UN PAR SUSTITUTIVOS.

X3

B’

A
C

C’
X2
X1

Obviamente puede ocurrir, como se muestra en el gráfico, que las cantidades


que se reduzcan son las del bien 2 y 3, mientras que el bien 1, al bajar su
precio o subir el precio del bien 3, aumentaría por ser sustitutivo del bien 3,
generando el paso del punto A al punto C’, pero la demanda de bien 1 se
reduciría por ser complementario del bien 2, pasando del punto C’ al punto
final C, el efecto total sería aquel que permite la reducción tanto del bien 2
como del bien 3.

En el gráfico puede verificarse que es absolutamente imposible mostrar o


encontrar una situación coherente con el supuesto de que los tres pares de
bienes relacionados, sin importar el orden, sean complementarios entre sí.

El método matemático es más preciso, y permite demostrar de modo menos


tedioso el teorema. El punto de partida, en este caso, consiste en tomar la
matriz aumentada del determinante jacobiano, que se construye repitiendo la
fila o columna de los precios de los bienes y el cero, cómo se sabe, el
determinante de semejante matriz es igual a cero, es decir:

121
N N
 D A   Dij Pj   Dij Pi  0 (3.181)
j 1 i 1

Para i =1, 2,…,N; en el caso que se repita una fila; y para j =1,2,…,N, en el
caso que se repita una columna. En donde DA representa el determinante
jacobiano aumentado. Ahora bien, si se divide toda la expresión entre el
determinante jacobiano, se llega:

DA N N
   Sij Pj   Sij Pi  0 (3.182)
D j 1 i 1

Formalmente, está claro que tomando una fila o columna cualesquiera el


teorema está demostrado, no obstante una fila o columna no incluye todas
las relaciones, ni todas las pendientes de las demandas, de los bienes, por lo
que se puede construir una expresión más explícita haciendo el proceso para
todas las filas, hasta la N-ésima, o para todas las columnas, también hasta la
N-ésima; en ese caso el resultado es:

N 1, N

 S P  P   0
N

 PS
i 1
i ii  ij i j (3.183)
N C2
i 1, j  2

Es evidente que la primera sumatoria del lado izquierdo de la ecuación, es


negativa, de modo que tal ecuación sólo puede cumplirse si la segunda
sumatoria del lado izquierdo es positiva, y con una magnitud absoluta
exactamente igual a la del primer miembro; por tanto, ello implica que los
bienes pueden ser sustitutivos, esto es, todos los Sij son positivos, o bien
pueden ser sustitutivos y complementarios, es decir, algunos Sij son positivos
y otros negativos respectivamente; sin embargo, lo que no puede ocurrir es
que los bienes sean todos complementarios entre sí, lo que implicaría que los
Sij sean todos negativos, lo que no permite que se cumpla la ecuación, lo
cual es imposible matemáticamente. Si se analiza el caso de los tres bienes
el resultado de aplicar la ecuación anterior, resultaría en:

P1S11  P2 S 22  P3 S33   S12 P1  P2   S13 P1  P3   S 23 P2  P3   0 (3.183.a)

Tal y como se obtuvo en la representación gráfica, los bienes pueden ser


todos sustitutivos, o bien, sustitutivos y complementarios, pero ¡jamás! todos
complementarios entre sí, como es evidente. De este modo queda
demostrado el teorema.

122
3.4.7.- EL PROBLEMA DE LA INTEGRABILIDAD.

Hasta el momento, se ha mostrado la forma en que partiendo de una función


de utilidad de un consumidor típico, se pueden deducir de modo preciso las
funciones de demanda óptima de cada una de los bienes que conforman la
cesta. Ahora bien, es interesante para la coherencia lógica del modelo, y
para otros análisis, saber si es posible realizar el proceso inverso, esto es,
teniendo unas funciones de demanda obtener las funciones de gasto y de ahí
deducir la función de utilidad óptima; a esta cuestión se le conoce como el
problema de integrabilidad.

La solución de este problema se relaciona a la condición matemática que se


requiere para que un sistema de ecuaciones diferenciales, en derivadas
parciales, pueda solucionarse, afortunadamente tal proceso existe tanto en
su forma más compleja, como en su modo más sencillo, en este texto nos
enfocaremos en el método sencillo que implica una solución local, pero que
es fundamental porque con ello es posible obtener la función de utilidad
óptima.

Se puede, al menos intuitivamente, establecer una diferencia entre la


solución local y global. La primera requiere considerar vínculos entre todos
los pares de bienes (sin importar el orden), y la segunda implica establecer
vínculos entre más de dos bienes, para llegar a la función de utilidad. Las dos
maneras de llegar a la función de utilidad se justifican desde el punto de vista
de la coherencia lógica, en relación al modelo de la conducta del consumidor.

El primer paso para llegar a la solución, consiste en hacer coincidir la función


de demanda ordinaria con la función de demanda compensada, para ello se
requiere que se fije y mantenga un nivel de utilidad, y luego al variar los
precios se analice los cambios en la demanda haciendo uso de una función
de gasto (vinculada a la restricción presupuestaria).

El segundo paso, implica encontrar la solución local del sistema de


ecuaciones diferenciales parciales que conforman las funciones de demanda,
y obtener la función de utilidad, sin embargo, para que esto se pueda hacer
se requiere, asumiendo el enfoque económico, que la matriz de las
relaciones de comportamiento de las demandas compensadas sea simétrica
y semidefinida negativa, es decir, que la matriz siguiente:

 X j (  ,U )   X j (  , M ) X j (  , M ) 
   Xi  (3.184)
 Pi   Pi M 

123
Muestre relaciones netas simétricas o coherentes, de modo formal que:

X j (  ,U ) X i (  ,U )
 ;i  j (3.185)
Pi Pj

Y que los elementos de la diagonal principal sean negativos, en otras


palabras que las pendientes de las funciones de demanda compensada sean
negativas, indicando una relación inversa entre los precios y las cantidades.
En términos formales:

X i (  ,U )
 0;  i  1,2,..., N (3.186)
Pi

Recordando el proceso para deducir la ecuación de Slutsky, y las


propiedades de los invariantes para un consumidor típico (que cumple los
cinco axiomas), se comprueba que tal condición se cumple de manera
exacta, verificación que se expresa a través de la matriz siguiente:

 X j (  ,U )  

Pi
 Dij   (3.187)
  D

En donde:

 D11 D12 D13  D1N 


D D22 D23  D2 N 
 21
 
Dij   D31 D32 D33  D3 N  (3.188)
 
      
 DN 1 DN 2 DN 3  DNN 

Matriz en la que es evidente que los signos de los determinantes menores de


la diagonal principal y el signo del jacobiano son distintos, lo que implica
inequívocamente el cumplimiento de la ley típica de la demanda, en el caso
de la demanda de Hicks; también se evidencia la igualdad entre Dij y Dji.
Ambas situaciones muestran que el consumidor es absolutamente coherente.
Por tanto, si al variar el precio del bien i los cambios en las cantidades del
bien j indican que los dos bienes son sustitutivos, al variar, recíprocamente,
el precio del bien j los cambios en las cantidades del bien i indicarán que se
trata de bienes sustitutivos.

124
En el siguiente apartado se explicará la importancia que el cumplimiento de
la condición de la integrabilidad tiene para la teoría y método de las
preferencias reveladas.

3.5.- LAS PREFERENCIAS REVELADAS: EL PODER EMPÍRICO


DE LA TEORÍA DE LA CONDUCTA DEL CONSUMIDOR.

A principios de los años cincuenta del siglo XX, Samuelson presentó el


análisis de las preferencias reveladas, en su obra “Fundamentos de análisis
económico”. En esta importante obra el autor señala la necesidad de
establecer lo que él denominó “teoremas significativos” y al respecto señala:
“Por teorema significativo entiendo simplemente una hipótesis relativa a los
datos empíricos, que se concibe que pueda ser refutada, aunque solamente
en condiciones ideales. Un teorema significativo puede ser falso. Puede ser
valedero, pero de escasa importancia. Asimismo, su validez puede ser
indeterminada y prácticamente difícil o imposible de determinar.” (p. 4).

Al tener presente el modelo de la conducta del consumidor, se puede


concebir que el mismo es difícil de “comprobar” si no imposible. Por tanto
Samuelson estructuró una manera de falsear o refutar esta teoría, lo que
originó el análisis de las preferencias reveladas. Tal investigación consiste en
configurar teoremas relativos a la realidad económica del comportamiento de
los individuos, pero partiendo de la teoría de la conducta del consumidor.

El primer paso consiste en suponer que se está en presencia de un


consumidor que es racional y optimizador, el cual toma decisiones acerca de
la demanda de sus bienes teniendo en cuenta sus precios y variación,
obviamente, este individuo siempre va a escoger, dados los precios y el
ingreso, la cesta de bienes óptima.

Bajo esas condiciones, es posible enunciar lo que se conoce como el


principio de las preferencias reveladas:

Sea A:(X10, X20) la cesta elegida cuando los precios son (P10, P20), y sea
B:(X11, X21) otra cesta tal que:

P10 X 10  P20 X 20  P10 X 11  P20 X 21 (3.189)

En este caso si el consumidor escoge dentro de las cestas asequibles la


cesta óptima, debe cumplirse que A  B , gráficamente:

125
GRÁFICO 42.- EL PRINCIPIO DE LAS PREFERENCIAS REVELADAS.

X2

X1

Dadas las características establecidas para este consumidor, tiene que ser
así por cuanto la cesta B es más barata y, no obstante, el consumidor escoge
la cesta A que es la más cara, ello se debe a que le proporciona más utilidad.

Supongamos que sabemos que B:(X11, X21) es una cesta demandada a los
precios (P11, P21), y que el consumidor nos revela que la prefiere más que la
cesta C:(X12, X22). Es decir:

P11 X 11  P21 X 21  P11 X 12  P21 X 22 (3.190)

Sabemos así que A  B y B  C , entonces siendo el consumidor racional y


optimizador, se concluye que A  C :

126
GRÁFICO 43.- AMPLIACIÓN DEL PRINCIPIO DE LAS PREFERENCIAS
REVELADAS

X2

X1

Es interesante observar que desde el punto de vista de la restricción


presupuestaria que pasa por el punto A, la cesta C es inalcanzable y no
obstante es menos preferida que A, lo que es inequívoco ya que se trata de
un consumidor racional y optimizador.

Al haberse establecido desde el principio que se trata de un consumidor


típico, se concluye que la cesta A se encuentra en una curva de indiferencia
más alta que en la que se encuentra B, y esta última se halla en una curva
más alta que en la que se encuentra C. Por otra parte, es evidente que todas
las cestas por debajo de la restricción en la que se encuentra A y en la que
se encuentra B, son menos preferidas que la cesta A.

Supongamos que el consumidor es estrictamente típico y muestra


preferencias convexas, y que nos revela que prefiere más las cestas D y E
que la cesta A, en ese caso, también se prefieren las cestas conformadas
con las medias ponderadas de A y D y los promedios ponderados de las
cesta A y E, por la misma razón todas las cestas que contengan más de los
dos bienes que las cestas A, D y E o cualquiera de sus medias ponderadas,
son más preferidas que A. Por tanto como se puede ver en el gráfico
siguiente, podemos acotar el área en la cual se ubica la curva de indiferencia
en la que se encuentra la cesta A:

127
GRÁFICO 44.- ACOTACIÓN DE LA PROBABLE CURVA DE
INDIFERENCIA.
X2

Posible Curva
de Indiferencia
Cestas Mejores

D
Rectas
Presupuestarias
A E

Cestas Peores

X1

Si se continúa con este proceso indefinidamente, sólo quedará el lugar


geométrico cuyos puntos representan las cestas que son igualmente
preferidas que A, es decir se habrá encontrado o deducido, la curva de
indiferencia, es fácil concluir de aquí que teniendo una curva de indiferencia y
tratándose de un comportamiento monótono, es posible obtener sin dificultad
la función de utilidad vinculada al mapa de indiferencia que describe el
comportamiento del consumidor, tal y como fue explicado en la teoría.

Conviene señalar que el proceso anterior es el que se sigue, de manera


rigurosa y formal, para resolver el problema de integrabilidad, y encontrar de
este modo la función de utilidad vinculada a los comportamientos de la
demanda del consumidor racional y optimizador.

Ahora bien, el segundo paso para configurar el análisis de las preferencias


reveladas, consiste en abandonar el supuesto de que el consumidor que nos
revela sus variaciones en la demanda de los bienes, a consecuencia de las
variaciones de precios, es un individuo del cuál sabemos con exactitud sus
preferencias, antes bien, de lo que se trata es de asumir lo que ocurre en la
realidad, esto es, que no conocemos cuáles y cómo son las preferencias del
consumidor.

128
El tercer y más importante paso, consiste en estructurar, sobre la base del
comportamiento predecible de un consumidor racional y optimizador
esbozado antes, un procedimiento para determinar aquellos individuos cuya
conducta económica sea coherente con el comportamiento del consumidor
racional y optimizador, para ello se hace necesario enunciar dos axiomas, es
decir:

Axioma débil de las preferencias reveladas (ADPR): si un consumidor


revela directamente que prefiere la cesta A más que la cesta B, y las dos
cestas son diferentes, no puede ocurrir que revele directamente que prefiere
la cesta B más que la cesta A. Gráficamente:

GRÁFICO 45.- TRANSGRESIÓN DEL ADPR.

X2

Rectas

.
Presupuestarias

A .
B
X1

Evidentemente lo mostrado en el gráfico es incoherente con el ADPR. Si al


investigar un consumidor real, éste no transgrede el axioma débil, no se
puede negar que sea un individuo racional y optimizador.

Pero este axioma sólo permite concluir que el individuo estudiado es racional
y optimizador mientras no se contradiga, por sí mismo no es una prueba del
comportamiento optimizador, sin embargo si se pudiese deducir de la
observación empírica del individuo que éste, en el contexto de la información
proporcionada, siempre escoge las mejores cestas entre las disponibles, se
podría concluir, naturalmente para los datos recabados, que es racional y
optimizador. Ello implica que se cumpla el siguiente axioma:

AXIOMA FUERTE DE LAS PREFERENCIAS REVELADAS (AFPR): si un


consumidor revela, directa o indirectamente, que prefiere la cesta A más que

129
la cesta C, y C es diferente que A, no puede revelar, ni directa ni
indirectamente, que prefiere la cesta C más que la cesta A. Gráficamente:

GRÁFICO 46.- TRANSGRESIÓN DEL AFPR.

X2

D C
X1

En el gráfico puede observarse que se establece que A  B , B  C entonces


A  C ; no obstante, también se puede establecer que C  D , D  A ,
entonces C  A , lo que es incoherente.

Cuando A  C y C  A , directa o indirectamente, entonces o el consumidor


no es optimizador o ha cambiado algún otro parámetro del entorno.

Bajo las condiciones de los datos obtenidos de la realidad, el cumplimiento


de este axioma permite deducir que el individuo investigado es racional y
optimizador.

El AFPR representa una condición necesaria de la conducta optimizadora, en


el sentido de que si el consumidor siempre elige las mejores cosas entre las
que están a su alcance, el comportamiento observado del individuo debe
satisfacer el axioma. Pero también constituye una condición suficiente, ya
que si las escogencias observadas satisfacen el AFPR, siempre es posible
hallar preferencias (funciones de utilidad) de las que se deduzca que la

130
conducta observada es optimizadora, en otras palabras, siempre podemos
encontrar preferencias regulares que podrían haberlas generado.

Lo anterior implica que el AFPR proporciona todas las restricciones que


impone a la conducta el modelo del consumidor racional y optimizador, pues
si las elecciones observadas satisfacen el axioma fuerte, podemos configurar
preferencias que podrían haberlas generado. De este modo, el AFPR, es una
condición necesaria y suficiente para que las elecciones observadas sean
compatibles, y puedan ser estudiadas con el modelo económico de la
elección óptima del consumidor y la teoría de la demanda.

Si un consumidor o segmento de consumidores concretos, son coherentes


en sus comportamientos con uno o los dos axiomas de las preferencias
reveladas, se puede estudiar su comportamiento económico, en cuanto al
consumo, a través de dos métodos:

1.- Estimando de modo directo una función de utilidad, según las relaciones
que se intuyan entre los bienes que conforman la cesta del consumidor.

2.- Efectuando el proceso riguroso de la solución del problema de la


integrabilidad.

Tanto la solución del problema de integrabilidad como la teoría de las


preferencias reveladas, muestran la perfección del modelo neoclásico de la
conducta del consumidor.

131
.- BIBLIOGRAFÍA.
.- Frank, R. (1996). Microeconomía y conducta. McGraw-Hill, México, 1996.

.- Hicks, J. (1968). Valor y capital. Tercera edición. Fondo de Cultura


Económica. México D.F.

.- Samuelson, P. (1966). Fundamentos del análisis económico. Segunda


edición. El Ateneo. Buenos Aires. Argentina.

.- Viscencio Brambila, H. (2002). Economía para la toma de decisiones.


Thomson.

.- Varian, H. (1999) Microeconomía intermedia. 5ª ed. Antoni Bosch,


Madrid.

.- Varian, H. (1998). Análisis microeconómico. Tercera edición. Antoni


Bosch, Madrid.

132

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