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Las intervenciones para los trastornos del lenguaje persiguen lógicamente el mayor efecto

posible. Para ello, el clínico debe realizar una serie de elecciones relacionadas con los modelos
generales que guían y justifican su comportamiento, el contexto en el que se desarrollan, el
tipo de herramientas utilizadas o el método específico para cada objetivo.

Los modelos comunes de intervención se han clasificado tradicionalmente según su posición


en el continuo entre función y forma, o estructura e interacción. En cuanto al contexto, se
distingue entre las centradas en intervenciones ambientales (intervenciones ecológicas) y las
centradas en trabajadores profesionales (modelos profesionales). Finalmente, en términos de
herramientas, podemos distinguir entre métodos más directos de centrar las intervenciones en
el aspecto defectuoso y aquellos que buscan compensación estimulando caminos alternativos.

La evidencia empírica que los clínicos pueden utilizar para tomar decisiones es limitada, los
estudios suelen estar circunscritos a aspectos muy específicos del lenguaje, duraciones cortas y
grupos de población que no siempre reflejan la realidad, los ejemplos experimentales tienden
a requerimientos hacia la homogeneización. La heterogeneidad de los trastornos del lenguaje,
su componente evolutivo y la dificultad de medir todas las variables dificultan el seguimiento
consistente de los principios de las intervenciones basadas en la evidencia (ejemplo de la
importancia de la motivación del terapeuta en los resultados).

Recursos didácticos

Contando cuentos
Leer un cuento a los niños de dos años en adelante ayuda a que, poco a poco, comiencen a
comprender aquello que se les está contando y, a su vez, estimular el habla. No debe
asombrarnos que los niños no respondan rápidamente a la comprensión de los relatos. Este es
un proceso y, como tal, debemos facilitarles esta tarea relatando cuentos que sean acordes a
su edad

Los títeres o las marionetas


Las obras infantiles que usan marionetas o títeres favorecen el habla en los niños. En estos
casos, sugerimos que los mismos personajes (títeres) interactúen con los niños. Esto llama
poderosamente su atención y ayudará a que ellos se animen a hablar .

Ejercicios para mejorar la pronunciación


Es sabido que, para fortalecer las mandíbulas, muchos pediatras recomiendan la estimulación
mediante la masticación, así como también sacar la lengua o cualquier ejercicio facial o de
gesticulación.

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