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Sin la existencia del seguro sería impensable que los distintos sujetos del transporte
actuasen, al menos por su propia cuenta y riesgos, como así lo determinan algunos
especialistas que dicen que el seguro marítimo es la caja de resonancia de todas las
instituciones marítimas, ya que sin él se podría afirmar que desaparecería el comercio
mundial.
Como punto de partida, es necesario destacar que las viejas concepciones según las cuales
se consideraba a la navegación como una actividad inocua que no producía riesgo ni daño
alguno a ningún Estado, hoy se convierte en una referencia insostenible que contrasta de
lleno con la realidad actual. Las nuevas condiciones en las que se desarrolla el tráfico
marítimo y el transporte de hidrocarburos en particular, con lleva inevitablemente riesgos
muy serios que, a menudo, se materializan en accidentes catastróficos que causan daños
a los Estados afectados y al medio ambiente marino en su conjunto por eso el seguro
marítimo es muy importante.
El seguro marítimo podemos definirlo como el contrato por el que el asegurador se obliga
a indemnizar al asegurado, a cambio de una prima y dentro de los límites convenidos, los
daños patrimoniales que sufran los intereses asegurados con ocasión de la navegación
marítima.
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En esta definición con navegación marítima se incluye mientras se está navegando, los
momentos de quietud que la precedan, interrumpan o subsigan, es decir el seguro también
cubre los buques que están en construcción o reparación, o la permanencia de un buque
o de la carga en un puerto.
La Ley de navegación (20094) en su artículo 409 define al seguro marítimo a los contratos
de seguros destinados a indemnizar daños o perdidas, experimentadas por intereses
asegurables, durante una aventura marítima, o en aguas interiores, o durante las
operaciones terrestres que fueran accesorias. Desde ya cabe señalar que la expresión
“aventura” tiene una significación histórica, debido a los grandes peligros que por regla
general acarreaba la navegación.
El Seguro Marítimo es algo más que una simple variedad del Seguro, es la cuna y origen
de todos los seguros, hoy conocidos, que habiendo nacido en el ámbito marítimo, está
destinada su aplicación a la materia que representa: la Navegación y el Comercio
Marítimo, reglada, a su vez, por el Derecho Marítimo. Y esto tiene un interés
extraordinario para todo examen de la cobertura de los riesgos, sencillamente porque esos
riesgos son nada más y nada menos, que los riesgos marítimos, y no cualquier otro de
diversa índole.
El seguro marítimo engloba todos aquellos contratos de seguros que tienen por objeto
indemnizar los daños producidos por los riesgos propios de la navegación marítima.
Cubre los posibles riesgos que tienen consecuencias negativas para el buque, la mercancía
y demás.
En cuanto a esto podemos decir que cualquier relación jurídica en el Derecho Marítimo
se cimenta en tres factores aglutinantes tales como:
1º.- El buque.
2º.- El hecho técnico de la navegación.
3º.- El medio riesgoso (el mar).
El buque resulta el pivote básico a cuyo contorno se nuclean todas las instituciones
marítimas, ya que su mención en el primer orden dentro de los elementos aglutinantes
nos habla que sin el buque no existe el transporte marítimo y este a su vez todos los
institutos que se forman a su alrededor (abordajes, averías, seguros, etc.) y tampoco
existiría el armador, el Capitán ni los contratos de ajuste.
Con el buque nace el hecho técnico de la navegación y junto con el medio riesgoso que
es el mar se constituyen los riesgos marítimos por el cual se da nacimiento a los seguros
marítimos.
El seguro del Transporte Marítimo es aquel contrato por medio del cual el asegurador
asume los daños y pérdidas materiales sobrevenidos, bien al material de transporte, o
bien al objeto transportado. Su finalidad es cubrir las mercancías contra los diversos
riesgos que pueden afectarla por el solo hecho de transportarla desde un lugar a otro y
por extensión, durante determinados periodos (estancia en puerto) o situaciones (carga
y descarga) derivadas del hecho del transporte en sí.
En el seguro el individuo realiza un acto psicológico de “previsión” por lo que si llega a
consumarse el riesgo la persona recibirá un acto material la “indemnización adecuada”.
La Ley de la Navegación dispone que el contrato de seguro marítimo se rige por las
disposiciones de la Ley General de Seguros, en cuanto no resulten modificadas por la
Sección de la Ley 20.094 que regula el instituto. En caso de divergencia entre ambas
normas prevalecerá la Ley de la Navegación, ley especial en lo que a la temática atañe.
El armador no está obligado a asegurar su buque, salvo que existan deudas, como el caso
de la hipoteca naval; pero el seguro marítimo fortaleció y apoyo el desarrollo de la
empresa naviera ya que, de no haber existido gente dispuesta a afrontar los seguros,
difícilmente los armadores inversiones que representan las flotas mercantes modernas.
Existen dos tipos de seguros de carga el seguro del transporte de carga interno y el seguro
de transporte de carga marítimo y la diferencia radica en que el seguro de transporte de
carga interno cubre el transporte nacional mediante medios de transporte terrestres o
envíos aéreos (el transporte nacional mediante embarcaciones suele estar asegurado según
la Póliza de carga marítima). El seguro de carga marítima proporciona cobertura para
envíos internacionales por mar o aire de depósito a depósito (incluidos el transporte
terrestre de conexión).
El Contrato de Seguro
El seguro es un contrato comercial por el cual el asegurador se obliga a cambio del pago
de una prima, a indemnizar al asegurado o a otra persona a favor de la cual fue concertado
el seguro, hasta el límite de una suma fijada, por los daños patrimoniales que sufren los
intereses asegurados, en una expedición marítima o en cualquiera de los momentos de
quietud que, en dependencia directa con ella, le preceden, interrumpen o siguen.
El resarcimiento del daño debe ser, humanamente, lo más exacto posible al perjuicio
sufrido, evitándose distorsionar la naturaleza del seguro con una ventaja lucrativa para
cualquiera de las partes.
Se contempla el elemento que caracteriza la asunción de un riesgo por el asegurador que,
acontecido, lo obliga a resarcir un daño o “a cumplir la prestación convenida”.
Los elementos personales en un contrato de seguro son las personas físicas o jurídicas
que intervienen en su formulación y asumen las obligaciones y derechos que se derivan
del contrato y estas son las siguientes:
Durabilidad del contrato: puede contratarse en función del tiempo o bien por
viaje.
El interés del asegurado: que se distingue entre el de buque o de cascos, el de
cargamento, el de beneficio esperado y el de responsabilidad.
Cobertura del riesgo: bien si es a todo riesgo, o en cambio es para determinados
riesgos.
Modalidades de la póliza: que puede ser por cuenta ajena, cuenta propia o por
cuenta de quien corresponda.
La póliza marítima puede cubrir los riesgos de un solo viaje o puede que asegure por un
cierto periodo. Los buques son generalmente asegurados por un tiempo determinado,
usualmente año por año. Por su parte, la carga es casi siempre asegurada por viaje.
La cobertura de un seguro se refiere a los peligros o riesgos asegurables, los mismos que
podrían ser los siguientes:
El buque y los cargamentos no son el objeto del seguro marítimo, sino el riesgo a que
pueden ser sometidos, existen riesgos para los buques y riesgos para las mercancías. El
objeto de este contrato es el interés que el asegurado tiene en la conservación de los sus
bienes, es decir de todos aquellos objetos comerciales sujetos al riesgo de la navegación,
cuyo valor puede fijarse en cantidad determinada.
En realidad, el objeto de este tipo de contrato no es en si la cosa asegurada que
está expuesta a un riesgo marítimo, sino el interés que el asegurado tiene sobre
dicho bien.
El objeto del seguro no es más que la obligación esencial que tiene el asegurador de pagar
la suma convenida en el seguro de personas; o, la indemnización del daño causado por un
accidente, en el seguro de cosas. En el caso de existir varios seguros para el mismo objeto,
cada asegurador ha de responder del daño, en proporción al capital que haya asegurado,
hasta completar entre todos el valor total del objeto del seguro.
1º.- El nombre del capitán o de quien haga sus veces; el del buque, y la designación de su
bandera y, en caso de seguro del buque, la madera de su construcción, si está o no forrado
en cobre, si los fondos están en buen estado, o la declaración de que el asegurador ignora
estas circunstancias.
2º.- E1 lugar en que los efectos fueron, debían o deben ser cargados.
3° La designación clara y precisa de la naturaleza y valor de los objetos asegurados y su
situación (elemento real).
4º.- El puerto donde el buque salió, debe o ha debido salir, y época de la salida, siempre
que ésta se haya estipulado expresamente.
5º.- El lugar donde deba empezar a correr los riesgos para el asegurador.
6º.- La fecha y hora del contrato, aunque el viaje no se haya comenzado.
7°.- La prima de seguro y el tiempo, lugar y forma en que se ha de pagar.
8°.- La época en que principian y en que concluyen los riesgos para el asegurador, esto
es, el plazo durante el cual responde el asegurador del siniestro.
9º.- Las demás cláusulas que quieran establecer los contratantes Todo salvo las
excepciones señaladas en el presente título.
En esta Sección estudiaremos las características que cabe asignar al contrato de seguro
dentro de la teoría general de los contratos, que se estudia en la órbita del Derecho Civil.
Además de la evidente función didáctica que cumplen estas clasificaciones, las mismas
arrojan consecuencias prácticas de importancia en el análisis de los derechos y
obligaciones que, para las partes, generan estos convenios.
1. Tipicidad: Según el Art. 1143 del Código Civil los contratos son nominados o
innominados, según que se les asigne nombre en la legislación. En la moderna doctrina,
lo que cuenta no es su denominación, sino que se encuentren regulados, que el sistema
jurídico establezca las características del consentimiento, formas, requisitos, objeto, y
consecuencias jurídicas del contrato. Desde esta perspectiva el contrato de seguro se
claramente típico en tanto la legislación contempla esos elementos, lo regula con detalle
y sentido protectivo del asegurado, regimenta escrupulosamente los posibles sujetos
activos y los somete a controles estrictos, etc.
5. Onerosidad: Los contratos pueden ser onerosos o gratuitos. Según el Art. 1139 del
Código Civil “...son a título oneroso, cuando las ventajas que procuran a una u otra de las
partes no es concedida sino por una prestación que ella ha hecho, o que se obliga a hacerle;
son a título gratuito, cuando aseguran a una u otra de las partes alguna ventaja,
independiente de toda prestación por su parte”.
6. Aleatoriedad: los contratos serán aleatorios cuando sus ventajas o pérdidas para ambas
partes contratantes o solamente para una de ellas, dependan de un acontecimiento incierto.
El vocablo “álea” significa dado, elemento de seis caras utilizado en juegos de azar, lo
que vincula nuevamente con la idea de una apuesta. No sólo se vincula el concepto con
la suerte, como el contrato de lotería, sino que cuando yo dono una renta vitalicia a un
tercero por su -por ejemplo- extraordinaria dedicación a los humildes, la extensión
cuantitativa de mi prestación se hallará determinada por la duración de la vida del
beneficiario. No existe en tal supuesto juego o apuesta alguna, sino un encomiable acto
de desprendimiento del donante.
El contrato de seguro es siempre un contrato aleatorio para el asegurador, puesto que sólo
deberá indemnizar o cumplir la prestación comprometida si se produce un acontecimiento
incierto que cristaliza la producción del riesgo cubierto. La incertidumbre puede ser
relativa a la propia ocurrencia del siniestro o sólo respecto de la época de su producción.
Así, si aseguro un inmueble contra incendio –más técnicamente, si amparo mi interés
asegurable sobre el bien contra el riesgo de incendio- la aseguradora sólo deberá
indemnizar en el supuesto de que acaezca el siniestro. En cambio, si se asegura una vida,
es obvio que en algún momento el tomador fallecerá, más existe incertidumbre sobre la
época en la que se producirá ese acontecimiento.
10.- Buena Fe: Elemento fundamental sobre todo en este seguro, ya que una falsa
declaración puede variar totalmente los riesgos a los que el objeto del seguro puede estar
sujeto.
Interés Asegurable
El objeto del contrato de seguro no es el bien asegurado, sino el “interés asegurable” que
tiene el asegurado, este interés debe existir como condición para la existencia misma del
contrato. El interés asegurable es la relación económica existente entre una persona y
una cosa, es el requisito que debe concurrir en quien desee la cobertura de determinado
riesgo, reflejado en su deseo sincero de que el siniestro no se produzca, ya que a
consecuencia de él se originaría un perjuicio para su patrimonio.
El interés asegurable no es sólo un requisito que imponen los aseguradores, sino una
necesidad para velar por la naturaleza de la institución aseguradora, sin la cual sería
imposible cumplir su función protectora en la sociedad, ya que la existencia de contratos
de seguro sin interés asegurable producirá necesariamente un aumento excesivo de la
siniestralidad y debe existir al inicio de la relación contractual.
Ley de Seguros define el interés asegurable en los seguros de daños patrimoniales como
el "interés económico lícito de que un siniestro no ocurra". El interés asegurable debe
subsistir al momento del siniestro para que el beneficiario del seguro tenga derecho a
percibir la indemnización correspondiente. No parece que sea un requisito esencial su
existencia al momento de la celebración del contrato, puesto que resulta lícito cubrir un
interés asegurable futuro, como en el caso del adquirente de una cosa sujeto a condición
suspensiva.
Todo interés sobre el buque, carga o flete puede asegurarse contra cualquier riesgo de la
navegación, con exclusión de los que provienen del hecho intencional del dueño o titular
del interés asegurado.
En principio todo interés es asegurable sobre el buque, la carga y el flete puede ser
asegurado contra cualquier riesgo de la navegación, siendo especialmente intereses
asegurables los vinculados al buque (incluyendo los del buque en construcción, aparejos,
máquinas, pertrechos y objetos que constituyan el armamento del buque, los víveres y el
combustible), la carga y cualquier otra cosa que sea transportada, el flete, el precio del
pasaje, etc. Según la Ley de Navegación son especialmente asegurables los intereses
vinculados a:
1. Buque: Puede ser asiento de varios intereses, comprende no sólo el buque definido en
el art. 2 de la LN, sino que también el casco, la quilla, maquinarias, aparejos, equipos,
respetos y provisiones, dado que es una universalidad; pero la contratación puede referirse
a una parte de los objetos enunciados o a todos ellos, conjunta o separadamente. El valor
del buque debe ser declarado por el asegurado, bajo pena de nulidad del contrato; también
en la póliza debe individualizarse el buque; el acreedor hipotecario tiene la obligación de
comunicar al asegurador la hipoteca que grave al buque; la transferencia de la propiedad
y/o del carácter del armador debe ser comunicado también al asegurador bajo pena de
resolución del contrato (ya que al asegurador le interesa saber en manos de quien está el
buque). En caso de que el contrato de seguro venza mientras el buque esté en viaje se
establece la prórroga automática de pleno derecho hasta el día siguiente al día en que
termine la descarga en el puerto de destino o de su fondeo en el mismo puerto. De no
mediar estipulación en contrario, en los seguros contratados por viaje los riesgos
comienzan a correr a partir del momento en que se inicia la carga de los efectos en el
puerto de partida, y concluyen cuando finaliza la descarga en el puerto de destino, pero
no va más allá de los 20 días computados desde la llegada de la nave a este último puerto.
2. Carga: Normalmente se utilizan dos tipos de cláusulas: “libre de avería particular” que
excluye las averías particulares, a menos que el buque se hunda, incendie, explote o
encalle. Y la cláusula “con avería” que incluye la avería particular, si bien cuando ésta
supere un valor mínimo de depreciación. El interés puede ser del propietario de la carga,
del comprador, vendedor, consignatario, acreedor prendario, depositario, etc. Los riesgos
comienzan desde el momento en que los efectos dejan la tierra para ser embarcados a
bordo, y concluyen cuando vuelven a ser colocados en tierra, en el lugar de destino.
3. Flete: El seguro de flete está ligado a un buque concreto y, por tanto, el asegurado es
el titular del interés sobre el buque, es decir, el porteador.
Este tipo de seguro cubre el riesgo de pérdida del derecho del porteador a cobrar el flete,
el precio convenido. Como es común en el transporte marítimo concertar el flete a todo
evento, e incluso pagarlo por adelantado, el riesgo de pérdida recae sobre el cargador que
deviene en el titular del interés asegurado. No solamente se puede asegurar este tipo de
fletes, se puede, igualmente asegurar en los demás contratos de explotación del buque
(por tiempo o viaje)”.
El seguro de flete tiene efecto o sentido cuando existe una pérdida o daño parcial o total
a la mercancía que está siendo transportada por el fletante. También existe el caso de que
pueda usarse este tipo de seguro cuando el buque deviene pérdida total y, en
consecuencia, el porteador se ve privado de la explotación futura de su buque y de los
fletes que hubiera ganado en un futuro con el buque asegurado.
El flete es un elemento dentro del contrato del seguro que se puede asegurar y existe dos
tipos de fletes que se asegura a saber:
A.- Seguros del flete por ganar: El asegurador del flete por ganar responde por la
pérdida total o parcial del derecho del transportador al flete, como consecuencia de un
riesgo asegurado. El seguro del flete, entendido como la retribución que debe abonarse
en los contratos de fletamento y de transporte de cosas por servicios prestados con buques,
puede ser: a) seguro de flete por ganar, que se refiere al flete en riesgo para quien debe
prestar el servicio (fletante o transportador de carga general, y b) seguro de flete percibido
o a percibir a todo evento, en que el flete se encuentra en riesgo para quien tiene derecho
a la prestación (fletador, cargador o destinatario). En el primer supuesto, sólo puede
exigirse el flete poniendo la carga en destino a disposición del tenedor legítimo del
conocimiento; en el segundo, aun cuando se haya producido la pérdida total o parcial de
las mercancías transportadas, no es posible repetir el flete ya pagado ni eximirse de la
obligación de pagar el flete estipulado a todo evento.
B.- Seguro de fletes bruto y neto: En el seguro de flete bruto, la indemnización que debe
pagar el asegurador se establece por la suma fijada en tal concepto en el contrato de
utilización del buque. A falta de este documento, o respecto de la carga que pertenezca al
dueño del buque, dicha suma será determinada por peritos. El seguro de flete neto, salvo
pacto expreso en contrario, cubre el sesenta por ciento (60%) del flete bruto. Si no se
especifica el flete a que se han referido las partes, se presume que es el neto.
Flete bruto es el que incluye los gastos de armamento y provisiones del buque, en tanto
que el flete neto los excluye. Ordinariamente, los seguros de buques comprenden las
mencionadas erogaciones, por cuya razón el flete neto viene a ser un interés asegurable
distinto del interés asegurable vinculado con el buque.
Cuando se haya asegurado el flete bruto, su importe resulta sin dificultad de la póliza de
fletamento o del conocimiento; a falta de estos documentos, o respecto de la carga que
pertenezca al propietario del buque, dicho importe será fijado por peritos. Si el seguro del
buque cubriera también los gastos de armamento y provisiones y esta circunstancia fuera
conocida por el asegurador del flete, deberá entenderse que las partes han asegurado el
flete neto ya que, cabe descartar que los contratantes hayan estimado asegurar dos veces
el mismo riesgo, es decir, los gastos de armamento y provisiones del buque. Como la
determinación del flete neto podría dar lugar a dificultades de orden práctico, la norma
establece que, salvo pacto expreso en contrario, será fijado en el 60% del flete bruto. Si
no se especifica el flete al que se han referido las partes, se presume que es el neto.
Pólizas a pérdida parcial: Son aquellas que cubren la pérdida parcial o avería
particular del flete y/o la pérdida total del flete bruto en riesgo. El asegurado, en
este caso, está obligado a acreditar y justificar la pérdida, es decir, a probar la
existencia de un interés asegurable para justificar la pérdida parcial o gasto con el
fin de estar en derecho de ser indemnizado por el asegurador. “En el caso de
pérdida total del flete, la póliza se considerará no valorada, es decir, el
asegurador pagará el flete bruto en riesgo hasta el límite del valor asegurado”.
Pólizas PPI o FIA: La Póliza Prueba de Interés (PPI) o Full Interest Admitted
(FIA) es una póliza valorada, es decir, aquellas en las que no se necesita justificar
la pérdida o no se tiene que probar la existencia de un interés asegurado para que
el armador y/o el fletante tengan derecho a ser indemnizados por el seguro de
flete, “por el total del valor asegurado en caso de una pérdida total del buque”.
En otras palabras, la propia póliza PPI o FIA representa la prueba de interés para
que el armador y/o fletante estén cubiertos en caso de pérdida total del buque y
puedan ser indemnizados con el total del valor asegurado sin que tengan que
probar la existencia de ningún interés asegurado, independientemente de si el
buque estaba cargado o en lastre. Con el fin de evitar que los armadores y/o
fletantes hagan un uso indebido de esta póliza y aprovecharse así de los
aseguradores, el valor máximo asegurable para los conceptos de flete y
desembolsos en esta póliza de seguro de flete no podrá exceder el 25% del valor
de casco/máquina asegurado.
4. Seguro del precio del pasaje: El seguro del precio del pasaje cubre el importe o la
parte del importe expresado en el boleto de pasaje o en las tarifas pertinentes del
asegurado, con deducción de los gastos previstos y no efectuados. Cubre también las
pérdidas que el asegurado sufra sobre el precio neto del pasaje provenientes de riesgos
asegurados, tales como los gastos de desembarco o de reembarco, alimentación y
alojamiento de pasajeros en un puerto de arribada forzosa, reposición de víveres perdidos
o dañados para consumo de los mismos y gastos de continuación del viaje a bordo de otro
buque.
Si bien en el transporte de pasajeros el precio del pasaje se abona por adelantado, existen
casos en que el transportador debe restituirlo en todo, como en los supuestos de
cancelación del viaje por causas no imputables al pasajero o de retardo excesivo en la
partida, o bien en parte, como en las hipótesis de muerte del pasajero no embarcado,
desistimiento voluntario del pasajero antes de partir el buque o si no puede realizarlo por
enfermedad u otra causa relativa a su persona, o existe interrupción del viaje por fuerza
mayor inherente al buque o al pasajero por acto de autoridad o por conflicto bélico. En
todos estos casos el transportador sufrirá el correspondiente perjuicio patrimonial, del que
podrá cubrirse mediante la contratación de un seguro sobre el precio del pasaje.
5. Seguro sobre lucro esperado: El seguro sobre lucro esperado cubre la ganancia que
razonablemente pueda obtenerse si los efectos llegan efectivamente a destino. El monto
de la indemnización se prueba sobre la base de los precios corrientes en dicho lugar y en
la época en que debieron llegar o, en su defecto, por informe pericial. El seguro sobre
lucro esperado se rige por las disposiciones que regulan el seguro sobre efectos, en cuanto
sean compatibles.
Este seguro cubre el mayor valor comercial que, en relación con el momento de
contratarse el seguro, se supone razonablemente que tendrán los efectos al llegar en estado
sano a destino. A diferencia del Código de la Navegación italiano, la norma nada dispone
en cuanto a deducción de los gastos del transporte y del seguro por cuya razón, en
ausencia de previsiones de las partes al respecto, cabe estimar que se ha asegurado la
ganancia bruta. El monto de la indemnización se establece de la manera contemplada en
la norma.
Con los elementos que hemos mencionados hasta ahora, podemos decir que para que
exista un contrato de seguro de cualquier índole que sea deben coexistir dos condiciones
indispensables:
En el caso del seguro de pérdida de alquiler o ingresos, se busca resarcir de una pérdida
de ingresos, pero las pólizas existentes en el mercado, exigen siempre que éstos sean
derivados de una pérdida cubierta por la póliza de cascos.
La liquidación del siniestro (sin entrar por supuesto en otros escenarios, que lo pueden
complicar de manera considerable), es relativamente sencilla: Se produce un siniestro
(amparado por la póliza de cascos), y se podrá reclamar la paralización desde que el buque
"deja de generar" ingresos, y hasta que entra de nuevo en servicio; se calculan los días
transcurridos, y se deduce la franquicia aplicable. Con el esquema anterior, los 14
primeros días no se pagan, y a partir del 15º, comienza a contar el reloj. El número de
días (prorrateado por horas incluso) se multiplica por el capital diario asegurado (sin
superar los límites establecidos en póliza), y obtendremos la indemnización por la
paralización o pérdida de ingresos del buque.
De este modo, sobre el mismo interés asegurado, el buque, conviven normalmente dos
pólizas: póliza de cascos, para hacer frente a los daños físicos que sufra el buque y su
reparación, y la póliza de Loss of Hire, para cubrir las consecuencias económicas
derivadas de la paralización por un siniestro cubierto por la anterior póliza, en donde cada
póliza tendrá su franquicia, que deberá ser deducida según proceda.
Las características más destacadas del seguro LOE/LOH son las siguientes:
Para poder distinguir bien entre Loss of earnings y Loss of Hire es importante establecer
que, “cuando es el armador quien explota directamente el buque y por ello asegura sus
ingresos diarios, se presenta una modalidad del seguro de pérdida de beneficios (Loss of
earnings). Cuando el buque es explotado en un tráfico tramp o hay cesión de la gestión
comercial a un tercero a cambio de una contraprestación económica, hay un seguro de
pérdida de alquileres (Loss of Hire).
Cuando este buque en cuestión era objeto de uno de los contratos de fletamento
mencionados anteriormente, distintos de fletamento por tiempo, es necesario cumplir
unos requisitos previos para que se pueda utilizar este seguro.
Para que el armador del buque paralizado pueda ser indemnizado por el seguro de pérdida
de beneficios o Loss of Earnings, el siniestro que ha paralizado el barco debe estar
cubierto por la póliza de casco/máquina y el armador debe ser capaz de acreditar y
justificar la pérdida de ingresos hipotéticos que estaría esperando obtener. Se considera a
esta póliza como no valorada, como ya se ha explicado antes, esto quiere decir que se
debe probar la existencia de un interés asegurable.
Un buque que ha sido bautizado como “ALFA” y los seguros que afectan a este buque
han sido contratados por el armador/fletante/porteador. Se deben tener en cuenta las
siguientes características para los distintos casos.
Ejemplo:
El buque ALFA está fletado por viaje y transporta 10.000 toneladas de grano cuando sufre
una vía de agua que inunda la bodega 1. Sufre una avería particular de la mercancía,
perdiéndose 2.00 toneladas. Este siniestro está cubierto por el seguro de casco/máquina.
El armador tiene todo su flete en riesgo y además el buque debe estar paralizado durante
30 días. A continuación, se expone como se aplicarían los seguros en cuestión.
Primero se aborda el problema de la mercancía perdida y para los casos de pérdida parcial
y/o total de la mercancía se aplica el seguro de flete, en concreto la póliza a pérdida
parcial. El asegurado está obligado a valorar y justificar la pérdida, y lo hará de la
siguiente manera:
Lo primero que nos asalta al pensamiento, al enfrentarnos con las cosas de la Navegación
y el Comercio Marítimo, es la idea de los grandes peligros, de las grandes adversidades a
que siempre, en toda época y en todo lugar, estuvo sometido el Comercio Marítimo,
destacando como rasgos característicos del mismo, su incertidumbre, su adversidad, y su
inseguridad, factores todos ellos sin los cuales no puede concebirse ni plantearse
seriamente nada que se refiera o se relacione con el Comercio Marítimo, en una palabra
es la idea de Riesgo.
El riesgo es el elemento esencial del seguro y lo constituye, en general, la posibilidad de
que ocurra un hecho que perjudique económicamente al asegurado ya sea por que pueda
afectar a bienes determinados al derecho de exigir ciertas prestaciones al patrimonio del
mismo en forma indeterminada. Son riesgos marítimos en general todos los derivados del
“ejercicio de la navegación”. Debe existir una relación de causalidad entre el riesgo y el
daño.
Para la Ley de Seguros el contrato de seguro puede tener por objeto toda clase de riesgos
si existe interés asegurable, salvo expresa prohibición de la ley. Se define al riesgo como
"Cualquier acontecimiento incierto o que ha de ocurrir en época indeterminada y
susceptible de causar daño".
El riesgo debe, además, ser extraño a la voluntad de las partes, si la ocurrencia del
siniestro dependiere de la voluntad del asegurado, o de la del beneficiario en su caso, no
existiría incertidumbre alguna para éstos, y nuevamente el contrato carecería de objeto.
Por ello la Ley de Seguros preceptúa que caducará todo derecho indemnizatorio cuando
cualquiera de ellos provoque el siniestro. Los aseguradores no responden cuando los
daños o pérdidas no tienen un nexo de causalidad próxima al riesgo cubierto.
A todos los riesgos marítimos se los suele denominar “riesgos de mar” (perils of de sea)
y por Riesgos de Mar, en un sentido amplio, se entienden todos aquellos que pueden
entorpecer la navegación y pueden tener su origen en:
Ser LÍCITO: El riesgo no debe estar dirigido a contravenir las reglas éticas y morales o
de ordenamiento público, tampoco deberá perjudicar a terceras personas. De ser así es
lógico que la póliza se anule automáticamente.
Ser POSIBLE: El riesgo debe ser posible de suceder, o por lo menos ha de existir una
posibilidad de riesgo, ya que, para protegerlo con un seguro, este debe “poder suceder”.
De acuerdo a su ocurrencia se puede indicar que existen algunas limitaciones como: la
frecuencia y la imposibilidad.
Ser FORTUÍTO: El riesgo deberá suceder por actos o eventos ajenos a la voluntad
humana de producirlos, sin embargo, son indemnizables los siniestros producidos por
terceras personas, siempre y cuando cumplan con esta característica.
Tasas
Es el precio del seguro, el cual deberá ser pagado en las fechas previstas y que será acorde
al seguro contratado, existen diferentes tasas que son las siguientes:
Tasa pura: Es la tasa que debe aplicarse a cada contrato de seguro, para que sea
posible recaudar la cantidad suficiente de prima que soporte los Siniestros.
Tasa técnica: Es la tasa pura, más un recargo suficiente como para soportar,
además: Comisiones, Gastos administrativos y un margen de utilidad.
Tasa comercial: A pesar de que puede calcularse una tasa técnica, para mayor
seguridad se cobra una tasa superior que se terminan de diseñar en las tarifas.
Tasa cobrada: Resulta de aplicar en un determinado número de casos, una
estadística de tasas comerciales aplicadas, y encontrar un valor promedio.
Prima
La prima es debida desde la celebración del contrato, pero no es exigible sino contra
entrega de la póliza, salvo que se haya emitido un certificado o instrumento provisorio de
cobertura (Art. 1.573 C. Civil). En el caso que la prima no se pague contra la entrega de
la presente póliza, su pago queda sujeto a condiciones y efectos establecidos en el presente
contrato. En todos los casos en que el Asegurado reciba indemnización por el daño o la
pérdida, deberá pagar la prima íntegra (Art. 1.574 C. Civil).
Como estamos frente a un contrato consensual, el derecho del asegurador a la prima nace
desde el momento mismo de la celebración, pero no podrá exigirla sino hasta entregar la
póliza, a menos que haya emitido un certificado de cobertura o provisorio.
Ejemplo:
Este ejemplo simple pone de manifiesto que la prima debe ser proporcional, entre otros
aspectos, a la duración del seguro, al mayor o menor grado de probabilidad del siniestro,
a su posible intensidad o coste y, naturalmente, a la suma asegurada.
El indicado coste técnico del seguro se calcula mediante la utilización de la Tasa de Prima,
la cual es un porcentaje (o tanto por mil) que se aplica sobre el capital asegurado para
obtener la prima pura o de riesgo, de acuerdo con cada tipo de riesgo.
La fórmula Básica para el cálculo de la tasa pura es la siguiente:
Por ejemplo, un riesgo, cuya tasa de prima sea del 5% y su valor asegurado u$s 1.200.000,
devengará una prima de riesgo o tasa pura de u$s 60.000.
Cálculos de prima
Prima neta (% suma asegurada) = u$s (forma parte de base imponible en aduanas)
Derecho de Emisión (3 % prima neta) = u$s (forma parte de los gastos de importación)
Valor de venta = Prima neta + derecho de emisión
IVA (21 %) = u$s (a crédito fiscal)
Precio de Venta = u$s
El acontecimiento debe resultar dañoso para el titular del interés asegurable, si se produce
antes o después del lapso de vigencia de la cobertura, aunque fácticamente se trate de dos
hechos idénticos, técnicamente no hay siniestro. La carga de la prueba de la ocurrencia
del siniestro, del daño y de su relación causal que la incluye en la cobertura está a cargo
del asegurado, con las correcciones naturales que imponen las circunstancias. Así, en el
caso de falta de noticias de un buque por un lapso prolongado, sería absurdo imponer al
asegurado la prueba del naufragio, y la sola falta de noticias por el plazo legal o
contractual configura el siniestro, en el ámbito del Seguro Marítimo este tipo de siniestro
se le denomina Avería.
Producido el siniestro el asegurador podrá designar uno o más expertos para verificar el
siniestro y la extensión de la prestación a su cargo, examinar la prueba instrumental y
realizar las indagaciones necesarias a tales fines. El informe del o de los expertos no
compromete al asegurador, es únicamente un elemento de juicio para que éste pueda
pronunciarse acerca del derecho del asegurado.
El asegurado está obligado a justificar por medio de sus títulos, libros y facturas o por
cualquiera de otros medios permitidos por leyes procesales, la existencia y el valor de las
cosas aseguradas en el momento del siniestro, así como la importancia del daño sufrido;
pues la suma asegurada sólo indica el máximo de la responsabilidad contraída por el
asegurador y en ningún caso puede considerarse como prueba de la existencia y del calor
de las cosas aseguradas.
Cuando un siniestro marítimo tenga lugar en alta mar o en una zona económica exclusiva,
el Estado de abanderamiento del buque o buques afectados deberá notificarlo a los demás
Estados con intereses de consideración tan pronto como sea razonablemente viable.
Cuando un siniestro marítimo tenga lugar dentro del territorio de un Estado ribereño,
incluido su mar territorial, el Estado de abanderamiento y el Estado ribereño deberán
notificarse mutuamente este hecho y notificarlo posteriormente a otros Estados que
tengan intereses de consideración, tan pronto como sea razonablemente viable.
Indemnización
Tratándose del “seguro sobre casco”, la base de indemnización que el asegurador debe
pagar en caso de daño a la cosa asegurada se establece en base al precio estipulado entre
la Póliza y que debe ser declarado por el asegurado.
Reticencia
Como analizamos más arriba dentro de los elementos del contrato de seguro, se encuentra
el riesgo que va asumir la compañía aseguradora, a cambio de una prima. A estos efectos,
el asegurado debe poner en conocimiento del asegurador todas las circunstancias
conocidas que puedan influir en la apreciación del mismo, ya que el premio se calcula en
base a las probabilidades y frecuencia de la ocurrencia de un siniestro.
Existe una imposibilidad, en principio, de las empresas de seguros, de conocer todas las
circunstancias que influyen, para eso, es necesario, confiar en la declaración del
asegurable, para poder tener un conocimiento cabal sobre el riesgo que se va a asumir.
Dicha confianza en reiteradas oportunidades, se ve quebrantada y abre capitulo a lo que
la ley de seguros conoce y tipifica como instituto de la reticencia o falsa declaraciones.
El asegurador no está obligado a verificar la veracidad de las declaraciones del asegurado,
a consecuencia de esto, la ley trae el instituto de la reticencia con el fin de evitar el
quebrantamiento de la base técnica, que puede producir la inexactitud de las declaraciones
sobre el estado del riesgo. En la ley de seguros, encontramos el concepto de reticencia,
que se encuentra definido de la siguiente manera: “toda declaración falsa o toda
reticencia de circunstancias conocidas por el asegurado, aun hechas de buena fe, que a
juicos de perito hubiese impedido el contrato o modificado sus condiciones, si el
asegurador hubiese sido cerciorado del verdadero estado del riesgo, hace nulo el
contrato”.
Cuando la reticencia no dolosa es alegada en el plazo del Artículo 1.549 del Código Civil,
el Asegurador puede pedir la nulidad del contrato restituyendo la prima percibida con
deducción de los gastos o reajustarla con la conformidad del Asegurado al verdadero
estado del riesgo (Art. 1.550 C. Civil).
Si la reticencia fuese dolosa o de mala fe, el Asegurador tiene derecho a las primas de los
periodos transcurridos y del período en cuyo transcurso invoque la reticencia o falsa
declaración (Art. 1.552 C. Civil).
En todos los casos, si el siniestro ocurres durante el plazo para impugnar el contrato, el
Asegurador no adeuda prestación alguna (Art. 1.553 C. Civil).
Situaciones de infraseguro y sobreseguro
A la hora de contratar un seguro (sea del tipo que sea) hay que tener en cuenta muchos
factores, que son los que van a servir a la aseguradora para fijar el importe de la prima al
que va a tener que hacer frente el asegurado. Desde cuál es el bien determinado a asegurar
y los riesgos exactos que se desean cubrir hasta quiénes van a ser todos los sujetos
incluidos en la póliza y cuál va a ser la suma asegurada.
A este último elemento, la suma asegurada, hay que prestarle especial atención ya que si
existe diferencia entre ésta y el valor de interés (el estipulado en la póliza) se está cayendo
en una situación de infraseguro o sobreseguro. ¿Qué significan estos conceptos?, ¿cómo
afectan al asegurado?, ¿pueden evitarse?
La fórmula es la siguiente:
Coaseguro
Es factible que un asegurador no pueda responder financieramente de la totalidad de un
riesgo por no traspasar sus activos y es cuando aparece la figura del coaseguro, en virtud
del cual son varios los aseguradores que intervienen independientemente en el seguro, es
decir, es un mecanismo que utilizan las compañías aseguradoras para repartirse la
responsabilidad de la cobertura de un determinado riesgo.
El objetivo del coaseguro es distribuir los riesgos de modo que las compañías
aseguradoras protejan su patrimonio en el caso de que tengan que cubrir los gastos del
evento asegurado.
El coaseguro se utiliza para riesgos importantes, en donde los recursos asegurados tienen
un alto valor. Así, nos referimos, por ejemplo, a la cobertura de accidentes de aviones, de
plantas de producción especializadas, de museos de gran importancia internacional, etc.
Es habitual que uno de los aseguradores figure en la póliza como asegurador “abridor” o
“piloto”, quien sin modificar la responsabilidad proporcional ostenta la representación
judicial y extrajudicial de los coaseguradores, es decir, será la encargada de negociar y
coordinar con las otras el reparto del riesgo y las condiciones en las que cada una se hará
responsable. Cada asegurador tiene la misma posición frente al asegurado por lo que este
puede formular su reclamación directa contra aquel, pero el asegurador que hubiera
pagado una cantidad superior a la que proporcionalmente le corresponde, puede repetir el
resto de los aseguradores.
Reaseguro
El contrato de reaseguro aumenta la garantía del contrato de seguro y es muy utiliza- do
en el seguro marítimo. Las aseguradoras cubren de nuevo el objeto del contrato, pero esta
vez como aseguradas, es decir, reaseguradas. En el contrato de reaseguro se fija la suma
que se indemnizará mediante un pacto interno, de modo que este contrato no afecta a la
empresa asegurada (del contrato de seguro). Esta podrá reclamar la indemnización
marítima a la aseguradora, al margen de que esta la reclame internamente a la
reaseguradora.
Se dice que hay reaseguro particular cuando éste cubre los riesgos de una expedición
marítima concreta y se habla de convenio general de reaseguro cuando se establece el
compromiso de reaseguro en bloque para una serie de contratos de seguro que cubren
riesgos de la misma clase. De esta forma, el asegurador reasegurado por tal convenio
puede admitir todos los seguros que se le ofrezcan, incluso de gran cuantía, así podrá
descargarlos en el reasegurador en la medida que sobrepasen el pleno establecido (cifra
máxima que el asegurador se reserva como tope a pagar dentro de la suma asegurada); en
tal caso, se dice que el convenio incluye tratado de excedente, y se dice que incluye tratado
de reparto o tratado de cuota, cuando el asegurador se obliga a dar una participación
determinada al reasegurador en todos los contratos de seguro que realice y cualquiera que
sea la suma asegurada.
Es decir, si bien el seguro marítimo como todos los seguros es un contrato consensual,
perfeccionado por el simple acuerdo de las partes contratantes, la prueba legal del mismo
se hace a base a un documento escrito que se denomina “Póliza de seguro marítimo” y
que, por general, es un formulario escrito impreso con claros destinados a ser llenados
con el nombre del asegurado, la cosa asegurada, el principio y el fin de los riesgos y todas
la demás estipulaciones especiales que convengan entre si ambas partes.
Puede ser que las tramitaciones del contrato insuman un tiempo, lapso durante el cual el
asegurado desea ver cubiertos los riesgos, situación frecuente y bajo estas condiciones el
asegurador extiende en carácter provisorio una “Nota de cobertura” que reemplaza a la
Póliza hasta que esta esté debidamente formalizada.
Las pólizas del seguro pueden ser de dos clases: “valuadas” y “no valuadas”; en las
primeras se indica el valor de la suma asegurada, mientras que en las segundas no se
indica ningún valor, entendiéndose como tal el valor que tenga la cosa en el momento del
siniestro.
Las pólizas pueden extenderse en forma “nominal” o a la “orden”, las primeras son
intransferibles, mientras que las segundas se transfieren por endoso.
En los seguros sobre “casco y maquinas” que veremos oportunamente más adelante, los
riesgos comienzan a correr desde el momento en que se lo estipula en el contrato cuando
el seguro se lo formaliza por un “determinado tiempo”, y desde el momento en que
comienza la carga en el puerto de salida y hasta su descarga en el destino cuando el
contrato se hace por “viaje”.
Por lo general los seguros marítimos se hacen por periodos de un año y así cuando el
vencimiento del mismo acaezca con el buque navegando, quedara prorrogado
automáticamente hasta el mediodía siguiente al día de la terminación de, proporcional al
tiempo de prórroga. la descarga en el puerto de destino o hasta el mediodía siguiente al
día de su fondeo en el mismo puerto si el buque estuviera en lastre, debiendo el asegurado
pagar la prima adicional, proporcional al tiempo de prórroga.
A.- Desde el instante en que las cargas han sido transportadas al muelle o al lugar donde
deben ser cargadas y hasta su descarga en el puerto de destino.
B.- Desde el momento en que la carga es embarcada en el buque y hasta su entrega en el
destino.
C.- “Deposito a deposito”, es decir, desde el momento en que son retiradas del depósito
o almacén en el puerto de carga y hasta su entrega en el depósito o almacén del puerto de
destino.
En los casos contemplados en los literales a) y b) la prima será retenida por la Compañía.
La Compañía de Seguros indemniza hasta el 100% del valor total asegurado en las
Condiciones Particulares de la póliza, en los casos de Pérdida Total Absoluta o Pérdida
Total Constructiva. Al valor que el tomador atribuye a los bienes se le denomina suma
asegurada, que es el límite máximo de indemnización que va a pagar la aseguradora en
caso de siniestro.
El valor del bien asegurado: es el precio en el mercado del bien que se asegura,
es decir, lo que el bien cuesta.
El interés asegurable: es la relación económica que tiene el asegurado con el
bien protegido en la póliza.
1.- El valor de la mercadería, según factura comercial emitida en el lugar de origen. Base:
Valor FOB.
2.- El costo del flete para su traslado.
3.- El costo del seguro.
4.- El sobreseguro o valor imaginario-compensatorio adicional, para cubrir los derechos
de aduana u otros gastos de importación (Máx. 20 - 25% del total de los tres primeros).
En donde la prima neta es el 0,0025 de la suma asegurada y por prima neta se entiende
como ya dijimos el importe que cobra una aseguradora por cubrir un determinado riesgo.
El valor asegurado es el 110% del valor CIF, tal como determina el “Institute of Cargo
Clauses” (ICC) y el valor de reposición es el 90% del valor asegurado.
Por lo tanto, el valor de reposición (valor que cobrará el importador como beneficiario)
es el 90% del valor asegurado. Cómo solucionar esta situación que perjudica claramente
al importador La ICC nos dice que el seguro debe cubrir al menos el 110% del valor de
contrato (CIF o CIP), por lo tanto, vamos a elevar la base asegurada.
VA =VF + F + S
A esta suma se suele añadir cierto porcentaje, generalmente un 10%, este aumento se
denomina beneficio asegurado, utilidad imaginaria o valor aumentado y se debe a los
gastos que hasta el momento ha tenido el asegurado que no se pueden comprobar uno por
uno, como, por ejemplo, los gastos administrativos (correspondencia, comunicaciones,
transporte, etc.), puesto que, para el asegurado el costo de la mercancía en el momento de
ser embarcada ya es superior a la suma de la fórmula.
Al vendedor hay que precisarle el valor asegurable, que debe asegurar, en caso de que no
queramos aceptar lo que dicen los INCOTERMS al respecto.
El monto del valor asegurable tiene su fundamento:
La fórmula para el cálculo del valor asegurado cuando el término contratado sea CIF
sería:
VA =VF + F + S + 10%
Donde:
VA es el valor asegurado
VF es el valor factura
S es la prima del seguro
F es el flete
El valor asegurado es el valor normal y habitual en plaza de los bienes amparados por el
contrato de seguro, es decir, es el valor que realmente tiene el bien cubierto bajo póliza
de acuerdo a la modalidad de suma asegurada que se preste, ya sea a valor real, valor
referencial, valor de reposición o reemplazo a nuevo. Mientras que la suma asegurada es
el valor máximo que pagará el asegurador y por el cual el asegurado abonó la prima
correspondiente, es decir es el valor atribuido por el titular de un contrato de seguro
(asegurado) a los bienes cubiertos por la póliza y cuyo importe es la cantidad máxima que
está obligado a pagar por el asegurador en caso de siniestro.
Entonces, decimos que la suma asegurada (SA) es la cantidad fija y máxima que la
compañía de seguros está obligada a pagar y cubrir en caso de cualquier siniestro o
eventualidad, existe cuando se calcula la suma asegurada es que al tomar en cuenta el
sobre seguro, encontramos en el mercado un error frecuente, el cual detallaremos en el
siguiente ejemplo:
Vamos a suponer que el precio CIF de nuestra mercadería a importar es de u$s 20.000 y
la Compañía de Seguros nos dice que el deducible es de 20 %. El importador al conocer
esto piensa inmediatamente en el sobre seguro y comete el siguiente error: DEBO
SOBREASEGURAR MI MERCADERIA EN 20 % MÁS. Desarrollando el siguiente
cálculo:
Entonces:
SA = u$s 24.000
Deducible = 20 % SA = u$s 4.800 (este importe será asumido por el importador) y la Cía.
De Seguros = 80 % SA = u$s 19.200.
SA = CIF + Deducible
SA = CIF + 20 % SA
SA – 0,20 SA = CIF
0,80 SA = CIF
SA = 20.000/0,80 = 25.000
Deducible = 20 % SA
Deducible = 20 % 25.000 = 5.000
Compañía de Seguro = 80 % SA = 20.000
Como se puede apreciar el importador recupera el monto de la mercadería.
Sabemos que, para calcular la prima de la póliza del transporte marítimo, suele hacerse
sobre un porcentaje del 110% del valor CIF de la mercancía. Sin embargo, el valor CIF
ya incluye la prima del seguro, por tanto, ¿Cómo podemos resolver esta paradoja? Todo
queda reducido a una simple ecuación con dos incógnitas, pero lo mejor, como siempre,
es verlo con números.
Ejemplo: Supongamos que exportamos una mercancía por valor de u$s 50.000 a
Argentina, y sabemos que el flete, así como los gastos de manipulación en el puerto de
origen y el despacho de exportación suman u$s 3.000. Si sabemos además que el coste de
la prima del seguro es un 0,46% del 110% del valor CIF Puerto de Buenos Aires, ¿A
cuánto asciende la prima del seguro? ¿Cuál es el valor CIF Buenos Aires?
Así podremos calcular correctamente un precio CIF junto con el valor real de la prima
del seguro.
Ejercicio práctico de liquidación de Transporte Marítimo
La póliza de seguro incluye como suma asegurada: Costo FOB + Gastos de despacho +
Fletes + Costo del seguro + % de Beneficio presunto
1.- Póliza Flotante o Carga Abierta: Tipo de póliza de seguro de transporte que cubre
un número indefinido de embarques futuros, es decir cubre todos los embarques y todos
los viajes que declare el asegurado o que piensa realizar, esta póliza continúa vigente
hasta que se cancela.
Bajo esta póliza el asegurado tiene el compromiso de declarar todos los embarques y el
asegurador el compromiso de aceptar todos los embarques que quiera realizar el
asegurador.
2.- Póliza por viaje: Bajo esta póliza se asegura solo un viaje determinado, debiéndose
siempre especificar la mercadería su valor, el embalaje antes del inicio del viaje. Esta
póliza es utilizada por importadores con poco volumen de embarque.
3.- Póliza de abono: Por medio de ella el asegurador se obliga a indemnizar todas las
pérdidas de mercaderías cargadas durante un determinado tiempo o época y
habitualmente hasta un determinado valor o suma.
4.- Póliza por cuenta de…: Es un tipo de seguro mediante el cual las empresas de
navegación aseguran todas las cargas que transportan en sus buques por cuenta del
respectivo cargador; este al abonar el flete lo hace con un pequeño recargo denominado
cuota de garantía que representa la prima del seguro, quedando así automáticamente
aseguradas las cargas.
Tipos de coberturas
Las cláusulas de carga o, oficialmente Institute of Cargo Clauses (ICC), son todas
aquellas cláusulas que se incorporan en una póliza de seguro marítimo, es decir, el seguro
que cubre la carga en tránsito. Evidentemente la integración de estas cláusulas en el
seguro, se hace con el objetivo de especificar en detalle, qué tipo de artículos en la carga
están cubiertos, si se presenta la pérdida o el daño durante el envío.
Las coberturas que suelen aplicarse a nivel internacional son las establecidas por el
Instituto de Aseguradores de Londres (ICC), conocidas como clausulas inglesas y estas
son tres. Pero eso no es todo, la cobertura de cada una de estas cláusulas se encuentra
relacionada directamente con la prima del seguro. Por lo tanto, cuanto mayor sea la prima
del seguro marítimo que se paga, más amplia será la cobertura que se obtenga.
A continuación, detallamos cada una de las cláusulas del Institute of Cargo Clauses:
Cobertura “C”: Es la que ofrece una menor cobertura para cualquier medio de
transporte, es decir, es la cobertura más limitada, por lo tanto, la prima que se debe
pagar por ella es baja. Pero, aunque parezca algo bueno, en realidad significa que
gran parte de la carga no estará cubierta por el seguro.
Cobertura “B”: En este caso se trata de una cobertura un tanto restrictiva, lo que
se traduce en una prima moderada. Habitualmente, el tomador del seguro requiere
principalmente la cobertura de determinados artículos más valiosos, o incluso solo
una carga parcial. Es decir, ofrece una cobertura intermedia.
Cobertura “A”: Es la de mayor cobertura (aunque no a todo riesgo). Esta última
es la más usada junto con dos adicionales que cubren perdidas por guerra y
huelgas. Bajo esta cobertura el evento debe ser fortuito o accidental y e donde el
asegurado no necesita demostrar la naturaleza exacta del accidente que ocasiono
la perdida. En consecuencia, quienes la adquieren deben estar preparados para
pagar una prima considerablemente alta.
Las tres coberturas (A, B y C) especifican de forma muy clara el comienzo de la cobertura,
la continuación durante el viaje emprendido por las mercancías aseguradas, y la
finalización de la cobertura al llegar las mercancías al lugar de destino fijado. Las
coberturas B y C son riesgos enumerados, es decir, solo cubre lo expresamente señalado.
Lógicamente, transportar las cargas de manera oportuna y segura, es una de las principales
preocupaciones. Además, debido a la expansión de las rutas de transporte, las cargas
pueden ser transportadas por varios vehículos hasta su destino final.
En la modalidad A, se cubre todos los riesgos por pérdidas o daños al objeto asegurado,
esta modalidad se fundamenta en el principio de universalidad del riesgo. Las que
erróneamente denominamos a todo riesgo, porque no hay que olvidar que tienen
exclusiones establecidas. Mientras que en las modalidades B y C están basadas en el
principio de especialidad del riesgo, se cubren riesgos que están específicamente
nominados, y hay una lista de exclusiones.
Las tres modalidades, además de cubrir riesgos marítimos (siniestros acaecidos con la
mercancía a bordo) también cubre los riesgos terrestres (cuando la mercancía se traslada
de almacén en almacén, la estancia en el puerto de escala o arribada, etc.) mientras estén
incluidos en el ámbito espacial y temporal de la póliza.
Esta póliza ofrece la más amplia cobertura, según esta cláusula queda cubierto todo riesgo
o pérdida o daño de la cosa asegurada, excepto lo que específicamente está excluido por
la propia cláusula. Dichas exclusiones incluyen la cláusula de guerra, cláusula de
terremotos, merma natural de la cosa asegurada (o sea las cosas que se evaporan o se
desgastan por su propia naturaleza), insuficiente embalaje, demora, insolvencia del
armador, daños por armas nucleares, huelga, etc. Para cubrir un riesgo excluido debe
pactarse una cobertura especial en un formulario aparte.
Sin embargo, algunas denominaciones pueden ser engañosas; por ejemplo, se puede
pactar cubrir el riesgo de “huelga”. El asegurado tiende a creer que le cubren los gastos
financieros de la huelga, pero si lee la cláusula verá que no dice eso. Hace muchos años
hubo una huelga en los puertos de Inglaterra, ello provocó que toda la carga que tenía ese
destino, terminara en Rótterdam; hubo gastos enormes y todos los asegurados que tenían
una póliza con cláusula de huelga fueron a las compañías de seguros a que les pagaran.
La respuesta fue negativa: la cláusula de huelga, lo único que cubre es daños causados
por huelguistas, como disturbios o conmociones civiles, es una cláusula que cubre una
asonada. No cubre los costos de reembarcar o esperar debido a una huelga.
La cláusula B en vez de cubrir todos los riesgos menos ciertas excepciones como lo señala
la cláusula “A”, sólo cubre ciertos riesgos taxativos. En ésta, la cobertura es dada en los
mismos casos que se da cobertura bajo la cláusula “C”, además de la cobertura por pérdida
o daño a la cosa asegurada “razonablemente atribuida a”:
Hecho del asegurado o de sus dependientes terrestres, realizado con dolo o culpa
grave.
Cambio voluntario de ruta o de viaje sin consentimiento del asegurador, sin
perjuicio de responder por los anteriores a dichos cambios.
En el seguro a tiempo, por los riesgos en los lugares situados fuera de la zona
geográfica establecida en la póliza para la navegación del buque.
En el seguro por viaje, por los riesgos correspondientes a la prolongación del
mismo más allá del último puerto designado en la póliza. El acortamiento del viaje
no altera las obligaciones del asegurador, si el puerto final es de los designados en
la póliza como escala, sin que el asegurado, en tal caso, tenga derecho a solicitar
reducción de la prima.
Demora no razonable en la duración del viaje.
Vicio oculto del buque, salvo sus consecuencias.
Estiba defectuosa.
Desgaste del buque o de sus pertenencias por uso.
Avería particular que no alcance al tres por ciento (3%) del valor asegurado.
Actos dolosos del capitán, tripulantes o práctico.
La “acción de averías” tiende a obtener la reparación exacta del daño o gasto ocasionado,
mientras que la “acción de abandono” que es una figura típica de los seguros marítimos
constituye una forma de liquidar la indemnización diferente a la establecida en la “acción
de averías”.
La figura del abandono, es propia del seguro marítimo, y se planteó originariamente para
hacer frente a los problemas que planteaba la desaparición de un buque sin noticias. Esta
figura se ha extendido posteriormente al ramo de mercancías.
El abandono, en los casos de apresamiento, embargo o detención del buque por alguna
potencia, sólo puede hacerse después de seis (6) meses de la fecha en que aquellos actos
ocurran. La acción de abandono presenta las siguientes condiciones:
En caso de pérdida total, el asegurado podrá optar, como método de liquidación del
siniestro, por la acción de avería (que en caso de pérdida total coincidirá con el valor total
del bien asegurado), o la acción de abandono. En el primer caso, retendría la propiedad
de los restos, mientras que, en el segundo, no.
Para concluir indicar, que en caso de que el abandono no sea aceptado por la compañía
aseguradora, lo que ocurre en la mayoría de los casos, la liquidación o reclamación del
siniestro, podrá continuar por la acción de avería particular, aunque sin los beneficios que
conlleva la acción de abandono, en su caso, sobre todo en materia probatoria y de plazos.
La póliza de seguro de casco y máquinas, es el seguro que cubre la mayor parte de los
riesgos y constituye la mayor parte del coste del seguro. Esta póliza asegura las siguientes
coberturas: pérdida total, pérdida total constructiva, salvamento y remolque, avería gruesa
o avería general, avería particular y daños por colisión.
La primera vez que se asegura un determinado buque se debe tener en cuenta que el riesgo
de pérdida total supone el de mayor importancia, seguido del resto de riesgos más
frecuentes, como es el caso de las averías particulares. De esta forma la prima de casco y
máquinas se puede subdividir en:
Normalmente el armador asegura el casco a un valor del 80% y cubre el 20% restante al
añadirle el seguro del flete y desembolso, así consigue una menor tasa o prima. De esta
forma teniendo en cuenta que el valor asegurado será del 80% del buque con un margen
para la aseguradora del 0,02%, se procede a calcular la prima de cascos de la siguiente
manera:
Tasa pura:
[0,1+(0,02 x (𝑎ñ𝑜−1]/100 x 𝑉𝑐 x 𝑉𝑎
Donde:
Vc = Valor contable del buque = 𝐶𝑜𝑠𝑡𝑒 𝑑𝑒𝑙 𝑏𝑢𝑞𝑢𝑒 – [𝑎𝑚𝑜𝑟𝑡𝑖𝑧𝑎𝑐𝑖ó𝑛 x (𝑎ñ𝑜 − 1)]
Va = Valor asegurado
Margen aseguradora: Representa los beneficios que la aseguradora pretende obtener del
seguro.
𝑉𝑐 x 0,02 %
Donde:
Vc = Valor contable del buque = 𝐶𝑜𝑠𝑡𝑒 𝑑𝑒𝑙 𝑏𝑢𝑞𝑢𝑒 – [𝑎𝑚𝑜𝑟𝑡𝑖𝑧𝑎𝑐𝑖ó𝑛 x (𝑎ñ𝑜 − 1)]
Donde:
Vc = Valor contable del buque = 𝐶𝑜𝑠𝑡𝑒 𝑑𝑒𝑙 𝑏𝑢𝑞𝑢𝑒 – [𝑎𝑚𝑜𝑟𝑡𝑖𝑧𝑎𝑐𝑖ó𝑛 x (𝑎ñ𝑜 − 1)]
Va = Valor asegurado
Amortización = (𝐶𝑜𝑠𝑡𝑒 𝑑𝑒𝑙 𝑏𝑢𝑞𝑢𝑒−𝑉𝑎𝑙𝑜𝑟 𝑟𝑒𝑠𝑖𝑑𝑢𝑎𝑙)/𝑣𝑖𝑑𝑎 ú𝑡𝑖𝑙
Valor residual = 5% del coste del buque
Cuando por una avería causada por un riesgo asegurado exista una posibilidad de
contaminación actual o eventual, y por acto de autoridad pública destinado a prevenir o
aminorar la polución, se ocasionará la pérdida o averías al buque, las mismas estarán
cubiertas siempre que no haya existido negligencia del asegurado, los armadores, los
propietarios o los administradores en la evitación o aminoración del peligro. Adviértase
que no se cubren las consecuencias que para terceros ocasione el derrame, o al medio
ambiente, sino las que se provocan al buque por acto de autoridad pública (Cl. I, B).
La negligencia de la tripulación no perjudica la cobertura, esto constituye una regla
general en los seguros de casco, que cubren la culpa de la tripulación, incluso del capitán,
en lo relativo a su desempeño profesional, y aunque los mismos tengan participación en
la titularidad, armamento o administración del navío (Cl. I, C).
En cada caso habrá que determinar si la conducta causativa del siniestro fue realizada por
(por ejemplo) el Capitán en el cumplimiento de sus funciones como delegado de la
autoridad marítima a cargo de la seguridad común de la expedición y responsable superior
de la gestión náutica, supuesto en que existirá cobertura.
Pero si el Capitán del ejemplo además del comando del buque ejerce la función que
usualmente se denomina "Capitanía de Armamento", esto es proveer todos los elementos
necesarios (como aparejos, provisiones, combustibles, lubricantes, repuestos, material de
lingado, etc.) y realizar las actividades de mantenimiento, reparaciones, etc., a fin de
poner al buque en condiciones de navegabilidad en abstracto y en concreto, entonces su
negligencia excede de la cubierta como miembro de la tripulación, y resultaría susceptible
de encuadrarse en la exclusión de la Cláusula II.B.
Las pólizas inglesas de Casco y Maquinaria carecen de una fórmula que cubra contra todo
riesgo en un sentido estrictamente técnico, sin embargo, no es inusual escuchar en el
mercado que a la variante de cobertura amplia se la denomine "All Risks" (Formula A1),
para diferenciarla de las coberturas restringidas que se refieren a Pérdida Total (I.T.C.
Hulls Total Loss) del buque, responsabilidad por abordaje, contribución en avería gruesa
y salvamento y de Pérdida Total Solamente (I.T.C. Hulss Total Loss Only).
Este seguro cubre todos los riesgos de pérdida o daños materiales al buque asegurado, al
menos que el Asegurador demuestre que se aplica una de las exclusiones previstas en la
parte II. B. Este seguro cubre también la pérdida o el daño causados al buque por cualquier
acto de la autoridad pública destinado a prevenir o aminorar un peligro de contaminación
proveniente de avería sufrida por el mismo y de la que sea responsable el Asegurador
conforme a esta póliza de seguro, siempre que ese acto de la autoridad pública no resulte
consecuencia de la falta a la debida diligencia por parte del Asegurado, los armadores, los
propietarios o los administradores en prevenir o aminorar tal peligro. C. El capitán,
oficiales, tripulantes o prácticos, actuando como tales, pero siendo partícipes en la
propiedad, explotación o administración del buque, no perjudicarán sus derechos respecto
de las situaciones indicadas en I-B, II-D.
La segunda fórmula, A2 de Riesgos Enumerados, a diferencia del caso anteriormente
estudiado, el asegurado deberá acreditar al menos indiciariamente que el siniestro fue
causado por alguno de los riesgos específicamente contemplados en la Cláusula I. Se
trata, sin embargo, de una cobertura muy amplia atento la importancia de los riesgos
amparados. Lo expuesto en cuanto a actos de la autoridad pública en situaciones de
contaminación potencial o efectiva, y a la negligencia de los tripulantes resulta totalmente
aplicable.
El asegurador toma a su cargo indemnizar al asegurado por todas las pérdidas o daños
que sufra el buque mencionado en la póliza causados:
1) Por riesgos de mar, entendiéndose por tales los accidentes extraordinarios originados
en la acción de la naturaleza o en la navegación.
2) Por abordaje o por choque con cualquier objeto, sea fijo o flotante, y en particular con
aeronaves, sus similares o instalaciones portuarias, incluyéndose los medios terrestres de
transporte que estén en las mismas.
3) Por fuego o explosión.
4) Por echazón.
5) Por terremoto, erupción volcánica, rayo y fenómenos de la naturaleza de similar
carácter.
6) Por robo con violencia perpetrado por personas ajenas al buque o por piratería.
7) Por rotura o accidentes en instalaciones o reactores nucleares que no estuvieran a
bordo.
También el asegurador indemnizará al asegurado por la pérdida total del buque ocurrida
como efecto de los riesgos de mar, entendiéndose por tales los accidentes extraordinarios
originados en la acción de la naturaleza o en la navegación. En efecto, esta modalidad
cubre la pérdida total del buque o las averías particulares que sufra el mismo, siempre que
se originen en alguna de las siguientes causas:
choque
incendio
rayo
explosión
naufragio
hundimiento
varamiento no operativo
riesgos del mar (sólo pérdida total).
La fórmula A5 es la Pérdida Total (I.T.C. Hulls Total Loss) es el daño total que sufre un
barco que lo deja fuera de operación comercial. Para determinar si un barco es una pérdida
total constructiva (o comercial) y no vale la pena repararlo, un propietario prudente sin
seguro debería tener en cuenta tres factores principales:
En esta fórmula el asegurador toma a su cargo indemnizar al asegurado por pérdida total,
real, presumida o virtual, que sufra el buque mencionado en la póliza, causada:
1) Por riesgos de mar, entendiéndose por tales los accidentes extraordinarios originados
en la acción de la naturaleza o en la navegación.
2) Por abordaje o por choque con cualquier objeto, sea fijo o flotante, y en particular con
aeronaves, sus similares o instalaciones portuarias, incluyéndose los medios terrestres de
transporte que estén en las mismas.
3) Por fuego o explosión.
4) Por echazón.
5) Por terremoto, erupción volcánica, rayo y fenómenos de la naturaleza de similar
carácter.
6) Por rotura o accidentes en instalaciones o reactores nucleares que no estuvieran a
bordo.
Como puede verse tanto en la A4 como en la A5 se cubren la pérdida total y no los daños
causados por orden de autoridad pública en relación a una contaminación actual o
eventual, siempre que la amenaza ambiental se produzca como consecuencia de uno de
los riesgos contemplados.
En nuestro medio, los Seguros de Casco y Maquinaria de Buques pueden pactarse de tres
modos: sin valuación, con valor asegurable tasado, y con valor asegurable
definitivamente convenido. Cuando la póliza se contrata sin valuación, el asegurado no
declara el valor asegurable. El mismo se establecerá en el momento anterior al siniestro
y se comparará con la suma asegurada. Si la última es menor, constituirá el límite máximo
de la responsabilidad del asegurador, sin perjuicio de las coberturas adicionales
estudiadas. Contrario, a los efectos de liquidar el siniestro se establecerá la proporción
entre ambos valores: es otra aplicación de la regla proporcional.
PROTECCIÓN E INDEMNIDAD
Debe señalarse a efectos de evitar que la Responsabilidad Civil en que pudieran incurrir
los buques por colisionar, es cubierta por la póliza de cascos sólo respecto de cosas y no
de personas. Sus límites quedan fijados según se convenga en el 75 % y el 100 % de la
suma asegurada por el buque (3/4 y 4/4 partes), pudiéndose ampliar a objetos fijos y
flotantes.
En la actualidad, más del 90% de la flota mercante mundial está cubierta en sus
responsab1lidades frente a terceros, a través de los Clubes de Protección e Indemnización
en donde cada Club establece las Reglas que regirán las relaciones entre el Club y sus
asociados en todo lo referente a reclamaciones por siniestros. La calidad de socio
asegurado se adquiere por la inscripción del buque en la entidad, emitiéndose un
"certificate of entry" en lugar de una póliza de seguro. Se trata de una cobertura adicional
o complementaria, puesto que sólo se otorga a quienes ya posean una póliza de seguro de
casco desde que cubre los riesgos no incluidos en esta última.
Entonces debe decirse que el seguro de PANDI no pierde en ningún momento su carácter
de adicional y complementario a las pólizas de casco, es habitual que los contratos que
nos ocupan condicionen la indemnización a que la pérdida no sea recuperable de una
póliza de seguro marítimo.
Los Clubes de Protección e Indemnidad (P&I) resumiendo son asociaciones mutuales
conformadas por propietarios y armadores de buques que, mediante la contribución
proporcional de todos sus asociados, tienen por objeto dar cobertura a determinados
riesgos que amenazan los intereses asegurables de sus miembros vinculados con la
navegación y no amparados, excluidos por franquicias o descubiertos por las pólizas-tipo
correspondientes a los seguros a prima fija.
Por ser mutuales los clubes no tienen fines de lucro y sus intereses no se encuentran en
oposición con los de sus miembros o asegurados. Ello obliga a los miembros a realizar
aportes o contribuciones complementarias cuando lo percibido por el club resulte
insuficientes para atender a los pagos que deba realizar a los asegurados. Las asociaciones
de P&I son de origen británico, el primer club de “protección” fue el “Shipowner’s
Mutual Ptrotecting Society”, cuya constitución data de 1855, recién unos veinte años más
tarde los clubes empezaron a dar cobertura a riesgos de “indemnización”, en relación a la
responsabilidad del armador.
Orgánicamente los clubes de forman por todos los asociados toman el nombre de
miembros o members, sobre ellos está el directorio el cual es dirigido por un manager o
gerente del club. Territorialmente, los clubes tienen una casa matriz, luego mantienen
oficinas regionales en los puertos claves de cada región, y en los países no sedes de clubes
encontramos a los corresponsales, que son personas naturales o jurídicas, independientes
y conocedoras del medio naviero local que son llamados a ser “los OJOS y OIDOS de los
Clubes”.
La dirección de los Clubes está entregada a un Directorio integrado por los miembros que
sean representativos de todos los continentes y de los diferentes portes y tipo de buques
que están registrados en el respectivo Club. Corresponde a este Directorio diseñar la
política del Club y su planificación financiera, estando facultado además para admitir o
rechazar reclamos, según méritos y circunstancias, dentro de los términos de las Reglas
que regulan al Club.
La ejecución de las políticas adoptadas por el Directorio y el manejo de todos los reclamos
es llevada a cabo por los Administradores (Managers) quienes en lodos los Clubes tienen
un completo equipo humano de profesionales y técnicos que no sólo están en condiciones
de procesar los reclamos, sino que también de dar oportuna asesoría técnica a los
miembros del Club. Finalmente, todos los Clubes se han preocupado de establecer una
extensa red de Corresponsales alrededor del mundo, para proveer in situ los servicios que
sean requeridos para cada caso.
Los principales riesgos incluidos dentro de las coberturas de “protección” son los
siguientes:
Los principales riesgos incluidos dentro de las coberturas de “indemnidad” son los
siguientes:
Los seguros de P & I son seguros de daño patrimonial que apuntan fundamentalmente al
seguro de responsabilidad civil cuando el asegurado se ve obligado a indemnizar derivado
de su responsabilidad por los hechos que afecten a terceros.
Como no existen pólizas, los clubes emiten certificados (Certificate of Entry) por los que
se paga una cuota similar a la prima llamada “call”. Además, se contemplan cuotas
suplementarias cuando los fondos acumulados no alcanzan para pagar los siniestros, son
las denominadas “suplementary calls”.
Finalmente, cabe recalcar que los seguros de P & I no son a prima, si no que se estructuran
sobre base mutual o “Mutuality”, lo cual implica que:
Las principales características de la cobertura proporcionada por los clubes son las
siguientes:
Los armadores de buque tanque hicieron un acuerdo para determinar y uniformar las
condiciones y limitaciones de ese tipo de cobertura; así nació el “Acuerdo Voluntario de
Armadores de Buques Tanque sobre Responsabilidad por Contaminación por Petróleo”,
(Tanker Owners Voluntary Agreement Liability Oil Pollution-TOVALOP) que entró en
vigor el 6 de octubre de 1969 y a partir del 1 de abril de 1971 el acuerdo CRISTAL
(Contract Regardlng An Interim Supplem Ent To Tanker Liability For Oll Pollutlon), o
sea, Contrato Relativo a un Suplemento Interino para cubrir la Responsabilidad de los
buques tanques nacida de la Contaminación de Hidrocarburos.