262 EL DOLOR INVISIBLE DE LA INFANCIA
En el funcionamiento del sistema abusivo, la posibilidad de
dislogo esta excluida. Por tanto, nuestro desafio en cuanto seres
humanos portadores de un rol social terapéutico es contribuir &
crear las condiciones para que este didlogo sea posible. Pero para
ello es necesario creer en el didlogo y hay que comprometerse pat
ra que sea posible.
10. UN ENFOQUE TERAPEUTICO Y DE PREVENCION DEL
MALTRATO BASADO EN UN MODELO DE REDES.
Se puede decir que sélo a partir de 1979 la sociedad belga
acepta que cl maltrato infantil es un problema de salud publica y
por tanto un problema social. Desde ese ato hasta 1983, la ONE
(Office de la Naissance et de Enfance), con el apoyo de la comuni=
dad francesa de Belgica y el concurso de las universidades de Lieja,
Libre de Bruselas, y Caidlica de Lovaina, desarrollé un programa
de investigacién-accién destinado a realizar un estudio de la situa
cin de la infancia maltratada en ese pais. Los resultados de esta int
vestigacion permitieron a la opinion publica tomar conciencia de la
magnitud del problema. La necesidad de la utilizacién de una lec
ura ecosistémica para la comprensién de este fenémeno, permitlé
la elaboracién de lo que es actual mente el Programa Nacional de
Prevencién y de Tratamiento del Maltrato Infantil en la parte fran-
cotona del pats.
Belgica, a diferencia de otros paises europeos, eligié como mo-
delo la creacion de equipos especializados llamados equipos «SOS
Enfants-Famillex. Estos equipos multidisciplinares, compuestos
por médicos, psicdlogos, trabajadores sociales, abogados y perso-
nal de secretarfa, tienen por decreto una triple misi6n:
1. Laatencion integral al nino maltratado y a su familia.
2. Desarrollar investigaciones sobre el fendmeno del maltrato y
los diferentes modelos para erradicarlo.
3, Desarrollar programas de formacién para los di
veles profesionales implicados en la proteccién infantil.
Si bien es cierto que la creacién de estos equipos por parte del
legislativo permite una mejora para la infancia del pats, desde el co-
mienzo existio el riesgo de que Ia comunidad considerara estos264 EL DOLOR INVISIBLE DE LA INFANCIA
equipos especializados como los Gnicos capaces de manejar un fe-
némeno que por su etiologfa tiene una multiplicidad de causas y
que, para su tratamiento v prevencién, necesita del esfuerzo de to-
doel sistema social y de sus instituciones.
En relacion con esto, se temi6 que Ios diferentes profesiona.
les, y sobre todo la opinién publica, creyeran que la solucién para
este tipo de violencia era exclusivamente médica y/o judicial, con-
Nevando un riesgo importante de estigmatizacién, no solamente
de los padres maltratadores, sino también del nino victima de este
fenémeno,
Afortunadamente, la mayorfa de los profesionales de estos
‘equipos optaron por el desarrollo de pricticas de redes que, movili-
zando el conjunto de recursos existentes tanto a nivel institucional
‘como nivel profesional, y por supuesto, considerando los recursos
naturales de las familias y de sus redes sociales, sirven como anti-
dotos a estos riesgos (véase el cuadro 16).
Cunpre 16,
— Mejor dea |
condiciones de vida
= =. | Setanta
= ostodia
i. —Derivacna
ser
‘Statemas 0 equ
‘ie meses
ENFOOUE TERAPEUTICO ¥ DE PREVENCION DEL MALTRATO 265
El modelo de intervencidn presentado on este texto se basa en.
«el trabajo coordinado de dos niveles de accion:
Primer nivel: corresponde al desarrollado por los trabajadores
médico-psicosociales de la atenei6n primaria que se ocupan de los
nifias en un sector o en una comunidad (pediatras y enfermeras
que desarrollan el programa de «seguimiento de salud infantil y
atencién al nifio sano», médicos generales y médicos de Familia,
pProfesionales de centros de salud mental, profesionales del sector
escolar, trabajadores de centros de planificacién familiar, animado.
res de actividades de tiempo libre, profesionales de los servicios so-
ciales y profesionales de la justicia, etc.)
‘Segundo nivel: intervienen los miembros de los equipos pluri-
disciplinares especializados, que en el caso belga corresponde a los
‘equipos «SOS Enfants-Famille», cuya misién es la prevencion y el
tratamiento de las situaciones de maltrato infantil
Durante mas de diez anos pude participar en el desarrollo de
este programa de intervencién global basado en un enfoque sisté-
ico e intracomunitario, en el ewal la practica de redes es el instru-
mento més importante
‘La descripcién del modelo que se presenta en este texto corres.
ponde a una experiencia vivida en la cotidianeidad de uno de los
‘equipos «SOS Enfants-Familles: el equipo de la Universidad Cat
ca de Lovaina en Bruselas.
El desafio planteado por este programa fue desarrollar mode:
los de andlisis que fucran globales en la comprension del fenémeno
del maltrato, pero que también permitieran una accién eficaz para
cada tuna de las situaciones presentadas. Asi, para intervenir en la
complejidad dindmica desde donde emerge el maltrato infantil co-
mo sintoma, fue necesario «detener el tiempo» y limitar el espa
ioe, para evitar el riesgo de perderse y caer en una sensacién de
impotencia al enfrentarse a las miltiples situaciones, factores y
protagonistas, que por sus interacciones participan en la produc-
Cidn de las situaciones de maltrato infantil tanto intra como extra.
familiar,
El enfoque ecosistémico de un fendmeno complejo como es el
caso de los malos tratos a los nifios y su intervencién a través de
prdcticas de redes, nos planted el desafio de encontrar un procedi-
iiento de intervencién que asegurara, no solamente una coheren-
cia en una atencién no violenta de las familias que provocan mal-
trato, sino que ademas protegicra a los profesionales del riesgo del266 EL DOLOR INVISIBLE DE LA INFANCIA
sindrome de agotamiento profesional (Burnout), que los autores
espaiioles Ilaman el sindrome de la quemadura. (Masson, 1990;
Arruabarrena, 1994),
Esto explica que una parte importante de nuestros esfuer7os se
haya destinado también a elaborar procedimientos que permitan a
los diferentes profesionales, implicados en el tema de maltrato, ac-
tuar en redes protectors. Tan importante es proteger a los ninios
como a las personas que ayuidan a mejorar las condiciones de pro-
teccidn de estos nines. Los sistemas institucionales deberian tener
siempre presente que el recurso fundamental de la prevencién y el
tratamiento del maltrato infantil es la persona del profesional; por
lo tanto, todo lo que se pueda hacer para cuidarle es una forma di-
recta de ayudar a la infancia. Un profesional que se quema signifi-
‘ca no solamente una pérdida importante en términos del costo eco-
némico que implica st formacién y experiencia, sino sobre todo
tuna pérdida de afios de experiencia y competencia, garantia de una
intervencién adecuada en esta temética,
La intervencién en casos de maltrato implica siempre situa
clones conflictivas para los profesionales, en la medida en que és-
tos deben introducirse de una manera més 0 menos agresiva en Ia
vida de una familia, cuestionando sus representaciones, sus mapas
del mundo, la manera en que resuelven sus conilictos, satisfacen
sus necesidades, euidan y educan a sus nifos. La intervencién so-
cial terapéutica puede y debe ser agresiva, pero nunca violent,
Los profesionales comprometidos con la proteccién infantil deben
tener una ética que les permita actuar con mucha lirmeza y efi-
clencia para asegurar la vide v el bienestar de los nitios, evitando
de todas las formas posibles que esta fuerza agresiva, necesaria pa-
ra realizar la tarea, se transforme en una fuerza destructiva o vio-
lenta.
‘Basdndonos en nuestra experiencia, alirmamos que para po-
der trabajar en este campo los profesionales deben adquirir un con
ol dela agresividad, que debe estar ritualizada, es decir, controla-
da y al servicio de la defensa de las necesidades y derechos de los
menores. Los procedimientos de intervencién que proponemes en
casos de maltrato, son una forma de coardinar y movilizar los re
cursos «agresivos- existentes en una red de profesionales, En nues
tua practica, la organizacién de redes de protesionales a partir del
equipo especializado ha sido y es uno de los medios y objetives
principales de toda nuestra accida terapéutica y preventiva.
ENFOQUE TERAPBUTICO Y DE PREVENCION DEL MALTRATO 267
1, La ORGANIZACION DE LOS SISTEMAS PROFESIONALES
La prictica médico-psicosocial nos enfrenta no solamente a
problemas complejos, sino también a la gestion de una cantidad
enorme de personas ¢ instituciones deseosas de ofrecer soluciones
‘a veces discordantes con estos problemas,
‘Asi, por ejemplo, en las situaciones de maltrato infantil, ma
chas veces la falta de organizacién y de concertacién de los diferen-
tes niveles institucionales implicados en la propuesta de una solu-
cién, complica o agrava la situacién de violencia del menor. Esto
nos lleva a decir que muchas veces la solucién propuesta de este
modo es peor que el problema. Por lo tanto, uno de los desafios de
‘cualquier programa de este tipo es faclitar un proceso de organiza
clén de los diferentes niveles institueionales y de recursos profesio~
nales que asegure la creatividad y Ia competencia de cada una de
cstas instancias. Esto ha de hacerse a través del respeto a las dife.
rrentes misiones de cada nivel, creando asf una dinamica colectiva,
que, sumando los recursos y las competencias, aporte lo mejor a
cada nifio ya su familia. Se trata de que cada uno se site en un
conjunto, de manera que a través de un compromiso solidario ¥
‘concertado, se garantice el intercambio de informacion y la creati-
‘idad de todos los participantes en una red
El elemento fundamental que debe animar estos procesos co
lectivos es la creatividad individual asociada a una diniimica colec-
tiva. Hay que cambiar la idea de que cada uno tiene una parte del
trabajo, por la de que todos juntos participan colectivamente en la
co-construceion de un modelo que permita una mejor utilizaci6n
de recursos y competencias. Todo intento de organizar una red de
profesionales tiene ya un impacto preventivo sobre la violencia, en
Ta medida en que esta organizacisn permite la emergencia de ritua-
les entre los diferentes profesionales contribuyendo a mejorar Ia
zgestidn de su propia implicacién emocional y del estrés provocado
por el contenido de las situaciones de maltrato (Barudy y colab,
1991).
Ui modelo integral de intervencién y rerapia
La prevencidn y la terapia de los malos tratos debe ser com:
prendida como un conjunto de acciones que se estructuran como
{in proceso donde se trata de influir en las dindmieas violentas en
tes momentos diferentes de su evolucién.268 EL DOLOR INVISIBLE DE LA INFANCIA
(Cuapgo 17. El modelo integral
[= CONDICIONES —> MANIFESTACIONES > EFECTOS 0 =]
DETERMINANTES, PRECOCES, SECUELAS.
‘CAUSAS A A |
A ’ v |
Prevencion <¢ > Prevencion
lPrevencisn primariaat—> secundaria terelarla
Un programa puede comenzar ya sea por: acciones de preven-
cion primaria, es decir, actuar sobre las causas que generan el maltra
to; acciones de prevencion secundaria, a través de la deteccion y tra-
tamiento preco?.de casos de maltrato; o por acciones de prevencién,
terciaria,o sea, reducir la proporcién y la gravedad de las secuelas.
Uno de los ebjetivos estratégicos de un modelo integral de inter:
vencién es detener o influir de una forma positiva en lo que hemos
Hamado «el eirculo vicioso» de la transmisién familiar y transgene-
racional, sin olvidar los factores del medio ambiente que facilitan es-
ta transmision.
En una perspectiva sistémica, los euidados dados al nifio mal-
tratado tendran tun impacto preventivo en la medida en que la ac-
‘cidn terapéutica evite que éste se transforme en un padre o una ma-
dre maltratadores o negligentes.
‘Un modelo integral tiende también a que los padres, ayudados
por los cambios intrafamiliares producidos por los programas tera
éuticos, acepten participar en dinémicas asociativas de autoayuda
para colaborar de esta manera en la sensibilizacién de otros padres
1 partir de sus propias experiencias sobre factores de riesgo y mé-
todos alternativos a la violencia intrafamiliar. La idea fundamental
de un programa integral es que el bienestar infantil o la «felicidad
de un nifio» no es nunca un regalo, sino una tarea siempre incom-
peta, nunca perfecta ni definiliva, que es mucho mas que un pro-
eso puramente individual y familiar; debe ser el resultado de la
accion de toda una comunidad, Por eso en nuestro enfoque la erra
dicacién del maltrato infantil tiene que proyectarse dentro de una
perspectiva comunitaria, y centrarse en la nocién de comunidad
como la de un sector geograflco o Ja del barvio, cuya definicién
equivale a lo que algunos autores llaman el «mesosisteman, o siste
ma intermediario, es decir, el espacio de vida de las farnilias donde
se articula la vida privada y la vida social. Asf, por ejemplo, el ba
rrlo corresponde como medio a este «mesosistemar, en el cual se
desarrolla la vida cotidiana de un grupo de personas en estrecha re-
ENFOOUE TERAPEUTICO ¥ DE PREVENCION DEL MALTRATO 269
lacién con diferentes instituciones que, interactuando con estas fa
milias ¢ influyéndose mutuamente, tienen como misién promover
cl bienestar yla salud del conjunto,
Las instituciones comunitarias que abarca nuestro modelo co-
rresponden a los siguientes ambitos:
1. Atencién médico-psicosocial
2. Ambito escolar
3. Las instituciones responsables de garantizar la proteccién
infantil, ya sean los servicios sociales de protecci6n y/o los sistemas,
Jjudiciales.
Se trata de movilizar los recursos de salud, educacién y justicia
seftalando que cada una de ellos tiene tareas espectficas, pero orga
nizadas alrededor de una finalidad comtin: asegurar el bienestar de
los ninos y el respeto a la vida, desarrollando estrategias conjuntas
para prevenir y atender el maltrato infantil.
Esta idea de comunidad se amplia cuando se consideran las
‘minorfas culturales presentes en una sociedad. En este sentido se
debe hablar también de comunidad, pero aqui reliriéndose a los
vinculos culturales en conereto que cohesionan a los miembros de
‘un grupo que pertenecen a un sistema cultural singular.
Estos conjuntos de personas organizados en una comunidad
que se influyen mutuamente, ya sea por el hecho de cohabitar en
lun espacio geogratico (un barrio) yio porque tienen vinculos cultu-
rales (una comunidad cultural) o por ambos, tienen recursos y pro:
‘blemas comunes alrededor de los cuales es posible facilitar dindmi-
eas donde las personas implicadas tomen conciencia de estas
dificultades, de sus causas y de sus potencialidades para asumir las,
posibilidades de cambio. La organizacién de un tefido social en tor-
hho a una tarea colectiva constituye una red social, a diferencia de
luna comunidad en torno a la red social, que existe solamente de una
forma latente, Su paso a la realidad operacional depende de la ca
pacidad de tin niicleo de personas o de instituciones que sean capa-
es de movilizar y organizar Ia comunidad alrededor de acciones
destinadas a prevenir o tratar un problema.
Un modelo piramidal de organizacion de una comunidad
En el programa de prevencién y tratamiento del maltrato he-
‘mos concebide Ia posibilidad de organizar miltiples redes que co-270 EL DOLOR INVISIBLE DE LA INFANCIA
rresponden a diferentes niveles de intervencién. Los niveles pro-
ppuestos en nuestro modelo se organizan en una pirémide que re-
presenta las diferencias jerarquicas en relacién con las finalidades,
‘mandatos y tareas de los profesionales que pertenecen a cada uno
de estos niveles. Estos se integran en un modelo global, como modo.
de asegurar interacciones complementarias que respeten las com-
petencias de cada uno,
La organizaci6n jerérquica se establece a partir del nivel 1, que
corresponde al de mayor especializacién, hasta el nivel 5, que es el
menos especializado en la gestion de casos de maltrato. La organi-
zacién de cada nivel se realiza a partir de lo que llamaremos «los
objetivos operacionales minimos», es decir, acciones simples, pero
que tienen un impacto facilitador de cambios de las sittiaciones de
maltrato (véase el cuadro 18),
Organizacion de las diferentes tareas segtin cada nivel:
Nivel 1: equipo especializado, que corresponde en Bélgica al
Equipo «SOS Enfants-Famille», eneargado de la formacién y coor-
dinaci6n de los niveles 2 y 3, con el fin de movilizar los recursos,
profesionales de esos niveles para la gestién de situaciones de mal-
lato y acciones preventivas. El equipo especializado tiene como
imision especifica la validacién y el tratamiento de las consecuen-
cias del maltrato en sus diferentes formas, ya sea en sus aspectos
médicos, psicoldgicos, relacionales y sociales, que por si compleji-
dad y gravedad no puedan ser tralados en otros niveles, Por st gra-
do de especializacién, este nivel tiene ademas la responsabilidad de
desarrollar investigaciones sobre las causas y consecuencias de los
diferentes tipos de maltrato, y también sobre la eficacia de los mo-
delos de tratamiento y prevencién.
Nivel 2: corresponde a la red de profesionales de servicios pe-
didtricos, de salud mental, medicina y psicologia escolar. Tienen la
responsabilidad de movilizar y organizar los recursos de los niveles
3y 4. Los protesionales de este nivel participan activamente en la
validacién de las diferentes situaciones de maltrato que se presen-
tan en su medio, asf como en la organizacién de los programas te
rapéuticos destinados al nifio y su familia, Ademds, los profesiona-
les de este nivel intentarin desarrollar actividades preventivas,
tutilizando los recursos existentes en su dea, Es importante que se uti
licen estos ambitos para ofrecer proteccién al nife o desarrollar ac-
‘clones encaminadas a movilizar los recursos sociales y judiciales,
ENFOOUE TERAPEUTICO ¥ DE PREVENCION DEL MALTRATO 271
‘Cuanro 18. Practica de redes. Un modelo piramidal de organiza-
cién comunitaria para la prevencién y tratamiento del maltrato
infantil
NIVELT
Equipo especializade:facilitadory coordinador del proceso,
NIVEL?
Profesionales de servicios pedttticos: sald mental, medicina y
pricologta escolar,
NIVEL3
Profesionales de a salud y dela atencién primaria: agentes de la
secializacion, profesores, educudores, prvularios, policia sacerdotes, te
NIVEL
Recursos dela comunidad: divigentes vecinales, de asociaciones de
| ‘padres, de organismos sociales ete
NIVELS
La comunidad, |
coon el propésito de asegurar la proteccién del menor una vez reali-
zada la validacién del maltrato.
‘Nivel 3:a los miembros de este nivel, tales como profesionales
de la salud, de la educacién, agentes de socializacién y control so-
cial, es decir, poliefas, sacerdotes, etc, les corresponde fundamen-
talmente la tarea de deteccién precoz de situaciones de maltrato, al
mismo tiempo que orientar e invitar a los padres, implicados en si:
tuaciones de violencia intrafamiliar, a consultar a profesionales del
nivel 2,0 si la gravedad y la complejidad del problema asf lo requie-
ren, a los equiipos especializados. Los profesionales de este nivel de~
sarrollan ademas acciones educativas destinadas a las familias y
sobre todo a los futuros padres, ademas de localizar y formar a las
personas y los recursos de una comunidad para organizar el nivel 4
de la estructura piramidal.2 EL DOLOR INVISIBLE DE LA INFANCIA
Nivel 4: compuesto por los que llamaremos «los lderes for:
males de una comunidad» (las organizaciones de padres, ast co
smo dirigentes 0 personas signilicativas de los organismos socia
les). Tienen la tarea de sensibilizar al conjunto de la comunidad a
través de campafias educativas y de la organizacién de grupos de
reflexién, relacionados por la prevenci6n de la violencia intrafa-
rilliar.
‘Todos los miembros de este nivel participan de la comprension
ecosistémica del fenémeno del maltrato, motivando y orientando a
Jas familias que presentan situaciones de riesgo para sus hijos, ha-
cla un equipo terapéutico, es decir, hacia los profesionales organi-
zados en los niveles 1 y 2. Al mismo tiempo, los miembros de este
nivel apoyan y facilitan experiencias de autoayuda destinadas a los
padres.
Nivel 5: por iltimo, este nivel corresponde a la comunidad or-
ganizada y sensibilizada a través de las diferentes acciones desa-
rrolladas en el nivel 4, Le compete ser difusora de informacion so-
bre los recursos existentes para atender a las familias. Adem4s, los
miembros de In comunidad se comprometen y transmiten la infor-
‘macién a otras familias sobre las consecuencias nefastas de la utill-
zacién de la violencia sobre el nino, tanto a nivel fisico y psicologico
como sexual, difundiendo ademis la informacion psicopedagogica
transmitida por el nivel 4, que previene la utilizacién de la violencia,
sobre los nifos, al proporcionar contenidos para una mejor com-
prensién de los elementos que componen la relacién adulto-nino, y
para un control educativo de las situaciones y comportamientos de
los niios que son vividos por los padres.
2. EL PROGRAMA DE PREVENCION PUESTO EN PRACTICA
Este modelo fue aplicado por lo menos en tres sectores. Desde
1985, en un sector de Bruselas, correspondiente a la comuna de St
Josse.' A partir de 1992, en una comunidad rural del sur de Belgica,
fen Waremme, y a partir de 1994 en la diputacién foral de Guipuz-
kkoa en el Pais Vasco-espafiol?
1. Busoueds-Accion,subsiiada por el Fondo Hautman de a ONE: nsancha:
‘lento yevluacion dens actividades medico-psiosociales, Barus colsb-
2 Maris Lerana Angulo, Ef lugar de lor seviiosrociles en a tierencin. Una
experiencia nobre a ineiprenteformacign de uns red estatal ara la afanca maleate
GaSe. 195,
ENPOOUE TERAPEUTICO Y DE PREVENCION DEL MALTRATO 273)
Para ilustrar la validez de este modelo, describiremos la apli-
cacién del programa de COPRES en la comunidad de St. Josse.
El sector escogido (comunidad de 200.000 habitantes, y en los
barrios limitrotes: 6.000 habitantes) tiene una poblacion belga (40%)
yun 60 % de emigrantes, sobre todo de origen tureo y norteafrica-
no (datos obtenidos del registro de la poblacién de St Josse, 1989)
Varios factores originaron la eleccién de esta comunidad: algunos
miembros del equipo «SOS Enfants-Famille», tenian una practica,
de concertacién y colaboracién con diferentes participantes socia.
les de los servicios médico-sociales de la comunidad con respecto a
las familias; un ancho abanico de servicios diversos y complemen-
tarios existentes; por tiltimo, esta comunidad estaba ubicada en un
espacio geogratico bastante bien delimitado, en el que convivian fa-
zilias de inmigrantes y familias belgas de diversos grupos y perte
hnencias sociales. El proyecto encantr6, por lo tanto, interventores
sociales interesados ¥ motivados para el desarrollo de una prictica
de red alrededor de una problematica especifica. El equipo «SOS
Enfants-Famille» mantuvo un rol de ayudante y animador durante
este proyecto. La puesta en marcha del mismo desencadené un pro:
eso en el que podlemos distinguir tres etapas:
Primera etapa: mapa de la red, Se trataba de hacer un inventa-
io, seleccionando los diversos servicios e interventores presentes
cen el terreno, susceptibles de ser movilizados para la accién pre-
‘Yentiva, pattienda de la experiencia de tener tin conocimiento de la
prevalencia y de los tipos de maltrato.
‘Segunda etapa: convocatoria y movilizacién de la red. Esta et
pase subdivide en
1. Btapa de informacién (1985), a través de contactos con las
diferentes instituciones concertadas, seguidos de reuniones de con-
ccertacién para desembocar en la aceptacién del proyecto piloto de
prevencién y del modelo de organizacion, basado en la delegacion
de roles y deberes
2. Etapa de formacién, a través de diez sesiones (1985-1986),
cuya meta seria la transmisién de un modelo teérico acompafiado
de la realizacién de ejercicios practicos de aplicacién del modelo
sistémico a sittuaciones concretas vividas por los participantes, ast
como el desarrollo de una cohesidn cognitiva y afectiva de todos los.
interventores comprometidos en el proyecto (estructuracion deuna
red de interventores).274 FL DOLOR INVISIBLE DE LA INTANCIA
Estas dos fases permitieron a los participantes encontrarse,
disminuir sus prejuicios sobre el rol de cada uno, establecer lazos y
administrar juntos de modo concreto casos de maltrato.
El acercamiento sistematico, que parece ser ¢l camino mas
adecuado en este tipo de problematica, estaba ya presente en el es-
piritu y la practica de la mayoria de los participantes. Los talleres
de formacién fueron ttiles para consolidar el modelo teérico, asi
‘como para perfeccionar las téenicas de andlisis e intervencién de
las familias en riesgo. Los participantes pudieron expresar las difi-
cultades encontradas en el terreno, debidas a la falta de coordina-
ign entre las personas y servicios para ocuparse de la infancia. Ma-
nifestaron su inguietud por tener que adoptar responsabilidades en.
situaciones en las que la vida de los nifios estaba en peligro, sin te~
ner la ayuda institucional adecuada (COPRES-St. Tosse).”
‘Tercera etapa: la constitucién de la red, vel cambio por la ac-
cién conereta». La coordinacién de prevencién al sulrimiento in-
Fantil comenz6 a funcionar en St. Josse a partir del mes de octu-
bre de 1986, desarrollando una accion basada en los siguientes
puntos:
— Colaboracién interinstitucional en los casos de maltrato de-
tectados en el sector, a fin de proteger a los nifios y de ofrecer un
apoyo a las familias en diticultades, utilizando en principio sts re-
‘cursos naturales.
= Movilizacion de otros colectivos sociales a fin de elaborar y
consolidar herramientas de prevencién, tales como espacios de
juego para los nifios, horarios escolares para los deberes, trabajo
ccon los adolescentes, grupos de padres, guarderfas nocturnas, ete
sensibilizandolos frente al trabajo de apoyo de las familias en dif
cultad,
— Desarrollo de un programa de prevencién, comenzando por
recoger informacion en las escuelas sobre casos de malos tratos.
La reunién mensual de COPRES (en los locales del Centro de
Planificacién Familiar) es un espacio de intercambio y de coordina-
‘cion de acciones programadas. Participan en esta reunién alrededor
de veinte personas, que pertenecen a once instituciones activas en la
2. Actualmente son miembros del COPRES, SOS Enfunts-Famles de a Clinica
LUnisersitara Saint Luc cl Moma cont el La Gebel sector desta meatal del
{Comrade Planiicacion Fear ona. ls cferents ofcinas ONE de barrio el Cen
trode Salad de St Home
ENFOOUE TERAPEUTICO Y DE PREVENCION DEL MALTRATO. 275
comuna a nivel de la infancia. La dindmica de esta reunién es, por
analogfa, comparable a un ritual regular destinado a mantener y re-
crear tres pilares que mantienen la cohesién de la red.
Los pilares de la cohesion
Los casos de maltrato diagnosticados en el sector son adminis-
trados por los servicios del mismo con el apoyo del equipo «SOS
Enfants-Familles. La practica desarrollada nos ha permitide apli-
car un programa de intervenci6n que abordaremos detalladamente
cn las paginas siguientes.
Desde 1987, tres unidades animadas por trabajadores de los
centros de salud mental que colaboran con el proyecto, han empe-
zado su trabajo en los locales de las consultas posnatales de la
ONE, Estas unidades constituyen espacios complementarios de
Juegos y esparcimiento para los nifios, asi como experieacias de in-
tercambio y contacto para los padres, especialmente para las ma-
dres jovenes y aisladas, facilitando el proceso colectivo de interayt-
da entre padres y a la vez estimulando a los ninios.
Estas unidades han permitido igualmente que los animadores
actuaran sobre ciertos factores de riesgo (personales, familiares y
sociales) como el aislamiento, la falta de Ifmites hacia la funcién
parental, etc., que podrfan favorecer la emergencia del maltrato.
Metaféricamente, podriamos decir que ese lugar de encuentro ha
sido percibido como la plaza del pueblo o del barrio en que la co-
‘munidad se vivencia como tal
Después de haber analizado los problemas del barrio, nos pa-
reci6 el mas emergente el de los nifios que se encontraban en la ca
lle sin delimitaciones, tanto por la estrechez de sus viviendas como
por la falta de posibilidades de actividades extraescolares adecua-
das. Nuestra primera actuacisn fue crear y mantener, en el barrio,
tun lugar de acogida donde los nifios pudiesen venir sin impedi
mentos,
Paicdlogos comprometides en este proyecto habilitaron este
lugar de acogida donde los ninos podfan encontrar ayuda indivi
dual para sus tareas escolares, un lugar para jugar, donde los adul
tos estaban siempre dispuestos a ofr sus peticiones, sus preguntas,
etc. Actualmente, la «Casa de los ninos» acoge alrededor de cuaren-
ta y cinco ninos repartides por grupos por edad. El equipo de ani-
madores ofrece también posibilidades de encuentros a los padres
de los ninos que participan en esta experiencia,278 EL DOLOR INVISIBLE DE LA INFANCIA
Sensibilizar a escolares adolescentes en modelos alternativos
de educacién es otro aspecto en donde COPRES aplica sus esfuer
zos, basindose, sobre todo, en la experiencia de diez aitos de prac
tica de animaciones realizadas, en las escuclas del barrio, por el
equipo del Centro de Planificacién Familiar, Grapo Josafat, sobre
la sexualidad y la contracepeion,
El programa desarrollado por los animadores de este equipo se
cextiende para intreducir como materia de reflexi6n los ternas relati-
yos a la relacién padee-nitio, en el marco de las actividades progra.
‘madas por los profesores, particularmente los de religion y moral
Estas eqperiencias han permitido a los adolescentes de diferentes
culturas intercambiar sus vivencias sobre el tema de la violencia fa-
tmiliar y social, facilitando asf todo tipo de posibilidades que permi-
tan considerar alternativas relacionales respecto a este fenémeno
(la importancia de la palabra, las posibilidades de didlogo, el respe-
to hacia la diferencia y la aceptacién de los derechos de cada uno,
ctc.), Durante estos ditimos afles, un programa relative a la infor:
Macién de los nitios sabre los riesgos de abuso sexual, las causas ¥
sus consecuencias, ha extendido las actividades de este equipo al
utilizar el programa de prevencién de abusos sexuales de Quebec,
Canada (Programa «Mi cuerpo es mi cuerpo»).
‘Las escuelas son un espacio privilegiado para la prevenci6n del
maltrato. La sensibilizacién del profesorado hacia la fenomenolo-
‘gia del maltrato, asf como las posibilidades de ayuda, son algunos
de los puntos fundamentales de In accion preventiva. Se han reali
zado diferentes reuniones de trabajo con el profesorado y la direc-
idn de las escuclas del sector A titulo de ejemplo, una jornada de
estudio con la participacién de todo el cuerpo docente de las escue-
Jas comanales primarias de St, Josse nos ha permitido, por un lado,
hacer un diagndstico sobre la forma en que se presentan las situa-
clones de maltrato y negligencia, y por otro sensibilizara los profe-
Sores acerca del sufrimiento infantil ligado a estas situaciones, co-
mo también lograr una actitud de colaboracién con los programas,
3. EL PROGRAMA DE INTERVENCION TERAPEUTICA
Nuestro programa de intervencién esta basado en dos postula-
dos que emergen fundamentalmente de una reflexién ética, El pri-
mero es que nadie, cualquiera que sea su circunstaneia, por muy
Gramética que haya sido su historia social y familiar, tiene el dere.
cho de utilizar, maltratar, abusar; 0 tener descuidado a un nifto. En
icant
when pines
ENFOOUE TERAPEUTICO Y DE PREVENCION DEL MALTRATO. 277
consecuencia, el primer deber de todo profesional y de todo ciuda-
dano es actuar para restaurar el respeto a todo ser vivo, especial-
mente el respeto a todos los seres humanos, particularmente a los
nines. El segundo postulado es que «el bienestar del nino» no es
‘nunca un regalo o el efecto de la buena o mala suerte; al contrario,
el bienestar infantil es una produccién humana, esfuerzo del con-
Junto de una sociedad,
La estrategia terapéutica sera diferente si el maltrato es pro-
ducido por una familia suficientemente sana, que sobrecargada
por una situacién de crisis se encuentra en Ia incapacidad de ma-
nejar la agresividad dentro del sistema, provocande comporta.
mientos de maltrato que afectan a los ninos, o sise trata de un sis-
tema familiar que produce maltrato infantil de una forma crénica
y a menudo transgeneracional, donde éste es precisamente la ex-
ppresiGn de una ausencia de crisis evolutiva en el desarrollo histori-
co de la familia.
La terapia en casos de crisis familiar
Cuando la familia produce comportamientos de maltrato co-
‘mo consecuencia de una situaci6n de crisis, o se torna inestable a
causa de ella, y se comete una agresidn fisica 0 psicoldgica a uno de
sus nitios, la red terapéutica tendra como finalidad ayudar ala fa:
milia a controlar los componentes de la crisis, movilizando los re-
cursos familiares y del entorno social para que la familia encuentre
un nuevo equilibrio, Aqui se trata, por lo tanto, de ofrecer una tera-
pia ala situacion de crisis. La recuperacton terapéutica de la fami
lia comienza cuando ésta encuentra en su entorno la solidaridad y
los recursos necesarios para equilibrarse nuevamente. En esta si
‘tuacion, los padres son conscientes de estar sobrecargados por una.
serie de tensiones y de estrés, y son capaces de reconocer su violen
cia. Cuando se trata de una agresién extralamiliar, por ejemplo,
cuando el nino o los ninos han sufrido malos tratos por parte de un.
‘azresor sexual extrafamiliar los padres se mucstran sensibles al su
frimiento y se identifican con el nino-vietima, Por Jo tanto, en este
caso los adultos estin o se muestran deseosos de ser ayudados y
muchas veces son ellos mismos los que piden ayuda a los diferentes
servicios existentes. A pesar de sus comportamientos violentos, han
mantenido su dignidad y pueden diferenciar entre sus comporta-
ientos habituales y aquellos provocades por el desbordamiento
‘come consecuencia de las erisis.278 EL DOLOR INVISIBLE DE LA INFANCIA
Antes de provocar un acto de maltrato, estas familias funcio-
naban como familias suficientemente sanas, poseedoras de una or-
ganizacion armoniosa asociada con imagenes positivas que los di-
ferentes miembros de las familias habian podido construira través
de st historia, Esto permite a los padres tener acceso a una autocr
tica en relacién con lo que han hecho, dando a los nitios la posibili-
dad de expresar su sufrimiento y de manifestar un rechazo a la sie
tuacién de maltrato de la que son victimas, Con un apoyo exterior,
es posible provecar los cambios necesarios para que se establerca
otro modo de comunicacion, haciendo desaparecer el riesgo de
comportamientos de maltrato.
‘Cualquier familia suficientemente sana puede presentar com.
portamientos mallratadores en situaciones de acumulacién de ten-
sign y estrés que sobrepasan su capacidad para afrontar y regularla
agresividad provocada por estos factores. Los comportamientos
‘maltratadores son generalmente fisicos, a veces existe tension emo-
clonal, y manifestaciones de descuidos temporales, pero nunca de
abuso sexual, El abuso sexual es siempre producto de una fenome-
nologia crénicamente maltratadora,
La intervenci6n sociojudicial y terapéutica de las
dictaduras familiares
El segundo grupo de famillas corresponde a le que hemos Ta
mado las «familias cronicamente maltratadoras» o «transgenera~
cionalmente maltratadoras», en las cuales los procesos de maltrato,
juegan tn rol homeostatico porque mantienen suna cultura fami
liar» que se transmite de generacién en generacidn. La violencia in-
trafamiliar es aquf la consecuencia de una ausencia de posibilida-
des de cambio, un modelo de funcionamiento repetitivo de una
estructura familiar a menudo rigida y petrificada. En estos casos,
las posibilidades terapéuticas comienzan por la producci6n de una
crisis generada por una intervencién que proviene del Ambito so-
cial, Nuestra experiencia con este tipo de familias nos ha ensefiado
1 valorar la utilidad de la crisis social como instrumento terapeuti
00, Se trata aqui de desequilibrar el orden familiar violento desde lo
social, pero al mismo tiempo ofrecer un encuadre terapéutico favo~
rable ala familia, para permitirle que evolucione hacia un nuevo
estado de funcionamiento no violento (Barudy, 1991).
‘A diferencia del anterior, en este grupo familiar los padres no
licnen ninguna conciencia del caracter abusivo de sus comporta~
is
ENFOOUE TERAPEUTICO Y DE PREVENCION DEL MALTRATO 279
mientos, considerdndolos como normales; por lo tanto, no realizan
ninguna demanda de ayuda y son refractarios a cualquier tipo de
intervencidn. En este sentido, el primer desaffo que presentan estas
Iamilias es el de recibir ayuda. Es paradéjico que debamos «coac
cionar- a esos padres, para derivarlos a un programa terapéutico a
través de los servicios de proteccién al menor o de los sistemas ju-
diciales
Por otra parte, nuestra experiencia nos habla conducido a
constatar que Ia alianza terapéutica entre los miembros de la famii-
lia, particularmente los padres, y nosotros, s6lo se podia establecer
si éstos tenfan la certeza de nuestra confidencialidad, Esta situa
ion nos encerraba en una nueva paradoja: si la confidencialidad
cera la condicién sine qua non para el trabajo terapéutico, no podia-
‘mos garantizsirsela formalmente en la medida en que éramos expli-