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María Tijera Porto. Culturas en Encuentro. Grado en Estudios Internacionales. 7/10/2019.

Examen Culturas en encuentro, 7/10/2019: Tema 1. El mundo a comienzos del siglo VII.

“Los judíos son el pueblo más tenaz de la historia” 1. Así comienza la obra de Paul Johnson, La
historia de los judíos. Desde sus orígenes, este pueblo sin tierra, ha sufrido graves momentos de
exclusión social que han derivado en masacres y sentimientos de rechazo hacia su cultura y religión.
Las causas de este rechazo son múltiples y complejas, y no son el objeto de este trabajo, pero no se
puede obviar que entre ellas se encuentra la propia naturaleza excluyente de quien se presenta ante los
demás como “el pueblo elegido” por el único dios verdadero.

Al contrario que otras creencias, que se asocian a un determinado territorio, y en los que la religión es,
o acaba siendo un factor decisivo en la política del reino o imperio, el pueblo judío, vive encerrado
como un polizón entre las fes de otros imperios lo que dificulta el poder hacer de un cierto territorio
político, “el suyo”.

Las construcciones e instituciones políticas con las que tuvieron contacto, veían a los judíos, y a otros
grupos, como una amenaza y su acción de gobierno hacia ellos se basaba en la segregación y el
rechazo. Es el caso de Italia, donde en el año 535 bajo el poder del emperador Justiniano se promulga
un represivo código que seguirá en vigor durante la Edad Media 2. En este caso el rechazo se
desencadena hacia cualquier religión que pusiese en peligro la ortodoxia rigurosa de su gobierno. En
la Hispania arriana del siglo VII, los judíos eran una minoría social que había disfrutado de una
situación favorable, pudiendo incluso acceder a los cargos públicos y formar parte del imperio 3. Sin
embargo esta situación cambia cuando el rey Recaredo se convierte al cristianismo e inmediatamente
emite una serie de leyes con contenido antisemita o que segregan de alguna forma a esta religión 4.

En la diáspora asiática, la situación de los judíos no es mucho más cómoda. Elena Romero Uriel
Macías, en su obra Los judíos de Europa, considera que “Los judíos más afortunados, en la Edad de
Oscurantismo, vivían en Babilonia” 5. Esto no quiere decir que fuese para ellos tampoco un territorio
seguro ya que, aunque la prueba documental es escasa, la cantidad de leyendas e historias sobre la
persecución judía bajo los Sasánidas es extensa. Esta dinastía, la última que liderará al imperio Persa,
se caracterizaba por ejercer una fuerte presión fiscal sobre todos sus ciudadanos así como la
consideración de la religión como elemento diferenciador entre clases sociales.

“En Palestina y la diáspora occidental la posición de los judíos era mucho más difícil” 6 por lo que no
extraña que cuando los persas invaden Jerusalén en el año 624, los judíos sirvieran de apoyo e incluso
de ayuda a las instituciones políticas invasoras, algo que, más tarde tendría consecuencias funestas, en
forma de una “fuerte represión llevada a cabo por el emperador Heraclio (610-641) como castigo por
la colaboración y ayuda que los judíos prestaron a los persas cuando éstos conquistaron y ocuparon
Jerusalén”7.

1 Paul Johnson, La historia de los judíos, Javier Vergara editor, Buenos Aires 1991, página 15 .
2 Elena Romero Uriel Macías, Los judíos en Europa, Historia Alianza Editorial, Madrid 2005, página
27.
3 Paul Johnson, La historia de los judíos, página 168.
4 Elena Romero Uriel Macías, Los judíos en Europa, Edición de bolsillo, Historia Alianza editorial,
página 25.
5 Paul Johnson, La historia de los judíos, página 169.
6 L.García Iglesias, Los judíos en la España antigua, Ediciones cristiandad, Madrid 1978, página 107.
7 George Steiner, Errata, Siruela (1998), página 85.
María Tijera Porto. Culturas en Encuentro. Grado en Estudios Internacionales. 7/10/2019.

Gran parte de las relaciones que el pueblo judío ha mantenido con las diversas construcciones
políticas con las que ha intentado, sino convivir, al menos coexistir, han estado condicionadas por el
hecho de que este pueblo sin propiedades y con una religión que promovía la lectura, se dedicó a
cultivar no las tierras, sino la escritura, la economía y el pensamiento: algo que con el tiempo les
facilitaría la influencia en puestos de poder.

En cuanto a las relaciones con otras corrientes filosóficas dominantes en el siglo VII, destaca su
intento de convivencia con el cristianismo, una escisión del propio judaísmo, que gracias a figuras
como el ciudadano romano Pablo de Tarso, llegó a empapar el dogma de la tradición judía con las
formas de pensamiento helenísticas. De ahí el intento del cristianismo de combinar razón y verdad
revelada para hacer convivir dogma y filosofía; un ejercicio de discutible utilidad para otras creencias
que consideran fe y razón claros antónimos. Al margen de la validez o no de la razón para llegar a la
verdad del dogma, para lo que sí sirvió, es para la propia expansión del cristianismo. Los nuevos
fieles, que se encontraban sumidos en grandes necesidades materiales, se veían fácilmente
convencidos y aliviados por la esperanza que la nueva religión les proponía. Este ejercicio de
persuasión, sin embargo, no tuvo éxito con los judíos quienes seguían viendo en el cristianismo a la
secta de un falso profeta, y quienes a su vez, eran vistos por los cristianos como un pueblo deicida.

Esta dialéctica, con épocas de mayor o menor tensión, ha sido una constante de la convivencia entre
judíos y cristianos a lo largo de la historia. A pesar de las numerosas persecuciones, expulsiones,
pogromos e incluso intentos de exterminio, el pueblo judío ha mantenido su cohesión, algo que va
más allá de la propia fe religiosa; numerosos judíos ateos siguen considerándose judíos, miembros de
ese “pueblo elegido” o en palabras del profesor Steiner “un club al que jamás renunciaría” 8.

8Carlos del Valle Rodríguez, La controversia judeocristiana en España, Consejo Superior de


Investigaciones Científicas Instituto de Filología, Madrid 1998, página 81-82.

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