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BOSQUEJO

Tema: Honra a tu padre y a tu madre

Oración (MARCELA)

Reflexión (MARCELA)

El Cofre de Vidrios Rotos

Érase una vez un anciano que había perdido a su esposa y vivía


solo. Había trabajado duramente como sastre toda su vida. Pero los
infortunios lo habían dejado en bancarrota,

y ahora era tan viejo que ya no podía trabajar. Las manos le


temblaban tanto que no podía enhebrar una aguja, y la visión se le
había enturbiado demasiado para hacer una costura recta.

Tenía tres hijos varones, pero los tres habían crecido y se habían
casado, y estaban tan ocupados con su propia vida que solo tenían
tiempo para cenar con su padre una vez por semana.

El anciano estaba cada vez más débil, y los hijos lo visitaban cada
vez menos. -No quieren estar conmigo ahora -se decía- porque
tienen miedo de que yo me convierta en una carga.

Se pasó una noche en vela pensando que sería de él y al fin trazo


un plan.

A la mañana siguiente fue a ver a su amigo el carpintero y le pidió


que le fabricara un cofre grande.

Luego fue a ver a su amigo el cerrajero y le pidió que le diera un


cerrojo viejo.

Por último fue a ver a su amigo el vidriero y le pidió todos los


fragmentos de vidrio roto que tuviera.

El anciano se llevó el cofre a casa, lo lleno hasta el tope de vidrios


rotos,
le echo llave y lo puso bajo la mesa de la cocina.

Cuando sus hijos fueron a cenar, lo tocaron con los pies.


-¿Qué hay en ese cofre? preguntaron, mirando bajo la mesa.
-Oh, nada -respondió el anciano-, solo algunas cosillas que he
ahorrado.
Sus hijos lo empujaron y vieron que era muy pesado. Lo patearon y
oyeron un tintineo.
-Debe estar lleno con el oro que ahorro el viejo a lo largo de los
años -susurraron. Deliberaron y comprendieron que debían
custodiar el tesoro.
Decidieron turnarse para vivir con el viejo, y así podrían cuidar
también de él.

La primera semana el hijo menor se mudó a la casa del padre, y lo


cuido y le cocino.

A la semana siguiente lo reemplazo el segundo hijo, y la semana


siguiente acudió el mayor. Así siguieron por un tiempo.

Al fin el anciano padre enfermo y falleció.

Los hijos le hicieron un bonito funeral, pues sabían que una fortuna
los aguardaba bajo la mesa de la cocina, y podían costearse un
gasto grande con el viejo.

Cuando termino la ceremonia, buscaron en toda la casa

hasta encontrar la llave, y abrieron el cofre. Por cierto, lo


encontraron lleno de vidrios rotos.

-Que trampa tan infame! Nos hizo el viejo

-exclamo el hijo mayor-. Que crueldad hacia sus hijos! –

¿Pero, que podía hacer? -pregunto tristemente el segundo


hijo-.Seamos francos. De no haber sido por el cofre, lo habríamos
descuidado hasta el final de sus días.
-Estoy avergonzado de mí mismo -sollozo el hijo menor-. Obligamos
a nuestro padre a rebajarse al engaño, porque no observamos el
mandamiento que él nos enseñó cuando éramos pequeños.
Pero el hijo mayor volcó el cofre para asegurarse de que no hubiera
ningún objeto valioso oculto entre los vidrios. Desparramo los vidrios
en el suelo hasta vaciar el cofre. Los tres hermanos miraron
silenciosamente dentro, donde leyeron una inscripción que el padre
les había dejado en el fondo: "Honrarás a tu padre y a tu madre"

En la Biblia aparece a menudo el mandato “Honra a tu padre y a tu


madre” (Éxodo 20:12; Deuteronomio 5:16; Mateo 15:4; Efesios 6:2,
3).

 Efesios 6: 1-3
1 Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto
es justo.
2 Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento
con promesa;
3 para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra.

Para obedecerlo, tenemos que hacer lo siguiente:

1. Aprecia. Honramos a nuestro padre y a nuestra madre cuando


apreciamos todo lo que han hecho por nosotros. Y demostramos
que los apreciamos cuando sabemos cuánto valen o cuanto es su
precio (1 Pedro 1:18-19). La Biblia dice que “sabiendo que fuisteis
rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de
vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino
con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y
sin contaminación”, es decir, que los hijos deben saber que nuestros
padres valen mucho por el precio que pago Jesús por ellos.
Aprecia a tus padres, tratándolos con cariño… Nunca
conocerás todo su valor, hasta que los único que te quede de
ellos, sean sólo sus recuerdos.

(MARY)

2. Valorar. Honramos a nuestro padre y a nuestra madre cuando


agradecemos todo lo que han hecho por nosotros. Y demostramos
que los valoramos teniendo en cuenta sus consejos (Proverbios 7:1,
2; 23:26). La Biblia dice que “la hermosura de los hijos son sus
padres”, es decir, que los hijos deben sentirse orgullosos de ellos
(Proverbios 17:6).

Valora a tus padres porque cuando se vayan, ni con todo el


llanto del mundo podrás regresarlos.

(MARTHA)

3. Obedece. Los niños y jóvenes, en especial, honran a sus padres al


respetar la autoridad que Dios les ha dado. Colosenses 3:20 les
dice: “Hijos, sean obedientes a sus padres en todo, porque esto es
muy agradable en el Señor”. El propio Jesús obedeció con gusto a
sus padres cuando era niño (Lucas 2:51)  “Y descendió con ellos, y
volvió a Nazaret, y estaba sujeto a ellos”

Obedecer a tus padres “es justo”, es decir, correcto y apropiado.


Pero también es lo más sabio (Proverbios 8:33). “Atended el
consejo, y sed sabios, Y no lo menospreciéis”.

(MARCELA)

4. Respeto. Tratarlos con respeto 

(Levítico 19:3 “Cada uno temerá a su madre y a su padre, y mis días


de reposo guardaréis”)

Hebreos 12:9 “Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales


que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no
obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos?”.

Por lo general, el respeto se ve en lo que decimos y en cómo lo


decimos. Es verdad que, en ocasiones, algunos padres no se
comportan como es debido, y quizás a sus hijos les cueste
respetarlos. Aun en esas circunstancias, los hijos pueden mostrarles
honra si evitan hablarles o tratarlos irrespetuosamente.

(Proverbios 30:17 “si alguien habla con falta de respeto de su padre


o de su madre está cometiendo una ofensa grave”)
(Mateo 15:4 “Porque Dios mandó diciendo: Honra a tu padre y a tu
madre; y: El que maldiga al padre o a la madre, muera
irremisiblemente.”).

(MARY)

5. Estima. Cuidar de ellos. Al envejecer, puede que los padres


necesiten nuestra ayuda. Los honramos al asegurarnos de hacer
todo lo posible para que tengan lo que les haga falta (1 Timoteo
5:4, 8). Por ejemplo, justo antes de morir, Jesús se encargó de que
alguien cuidara de su madre (Juan 19:25-27).

(MARTHA - CONCLUSIONES) apreciar – valorar – obedece –


respeto - estima

(MARY - ACTIVIDAD)

(MARCELA - CANCION)

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