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5.

- El agente de un oso (HunHan)

CAPITULO 1

Luhan se despertó con un sobresalto. Cuando trató de mover los brazos, el dolor
se disparó por sus hombros. —Ow.

Maldición, eso le había dolido.

Movió su cabeza, tratando de aliviar las torceduras de dormir toda la noche en


posición vertical. Estaba hambriento, sediento, y tenía que orinar como nunca.
Miró a su alrededor y vio a alguien en la cabaña.

No era la misma persona que estaba anoche. Aunque este recién llegado tenía los
mismos ojos gris ahumados que el otro, su cabello era rubio en lugar de negro, y
tenía más que una barba, aunque esta y su bigote tenían más de dos días de
crecimiento.

—¿Puedo usar el baño y estirarme? Prometo no intentar nada raro. Es sólo que
me duele todo el cuerpo.

Daría su bola izquierda por levantarse y estirarse. Aparte del dolor palpitante en
sus hombros, sus brazos estaban bastante entumecidos. También lo estaba su
culo, al estar sentado durante tanto tiempo.

El extraño se acercó más y luego se detuvo.


Quería gritar, para que el imbécil lo desatara, pero había aprendido rápidamente
en la vida, que ser educado lo llevaría más allá de ser un idiota como lo había sido
Jaebeom . Todavía no podía creer que este solo lo había dejado allí,
abandonándolo.

Normalmente no deseaba mal a nadie, pero esperaba que Jaebeom tuviera lo


que se merecía.

Ahora todo lo que tenía que hacer, era salir de aquí vivo.

Su vejiga se retorció, recordándole una preocupación más apremiante. Debido a


que el desconocido no se había acercado más, por mucho que lo odiara, tuvo que
mendigar. —El tipo de ayer me dejó usar el baño. No intenté nada. Realmente no
quiero orinarme. No sólo sería vergonzoso, sino que con este calor... —Le dio un
escalofrío, asqueado por la idea de sentarse en sus pantalones vaqueros
manchados de orina, especialmente con este calor sofocante.

El desconocido suspiró antes de acercarse y se arrodilló ante él, para desatarlo. El


tipo se echó hacia atrás, como si le hubieran dado una bofetada.

Frunció el ceño, preguntándose qué demonios estaba pasando ahora. —¿Qué


pasa?

Gritó, cuando el extraño agarro su cabello, tiró de su cabeza hacia un lado y le


mordió el hombro.

—¡Hijo de puta! —Gritó. —Cuando me suelte, voy a patear tu pene tan dentro de
ti, que estarás meando por la boca.
No había hecho nada más que cooperar con estos malditos salvajes, ¿Y esto era
lo que obtenía? ¿Qué lo ataquen? Intentó patearlo con los pies, pero sus tobillos
aún estaban atados, a las piernas de la silla. —¡Suéltame!

Lo que más le perturbaba, era que la mordida no era tan dolorosa como
placentera. Su pene se engrosó, cuando el deseo inundó sus venas. De ninguna
manera voltearía dejándose caer por uno de sus captores, aunque tenía que
admitir, aunque sólo fuera a sí mismo, que los hombres que había encontrado
hasta ahora eran magníficos.

Excepto por el tipo al que había abordado el día anterior. Había tenido gafas
gruesas y no había sido tan guapo, pero él no era quien para juzgar.

El desconocido retrocedió, parpadeando rápidamente, mientras lo miraba.

—Yo... mi oso... —Retrocedió, pasando una mano por su cabello rubio.

—TÚ me mordiste. —Gruñó. Su muñeca aún se estaba recuperando cuando el


tipo al que había perseguido, lo había mordido. Parecía que no podía dejar de ser
rencoroso. —Rompiste la piel, cabrón. Por lo que sé, podrías tener rabia. —

Luchó con las cuerdas, cada segundo estaba más furioso, al no poder liberarse.

—Cálmate. —Dijo el desconocido. —Sigue actuando como si quisieras


arrancarme la cabeza y nunca te liberarás.

Eso lo detuvo. Miró fijamente al tipo. —Tengo que orinar.

—Tú atacaste a un compañero y disparaste contra mi hermano.


—Le disparé a un oso. —Discutió. —A menos que tu hermano sea muy gordo y
peludo.

Sabía lo que había visto, pero seguía tratando de afrontarlo. Quería desechar la
idea de que los hombres pudieran convertirse en osos, pero su cerebro no lo
dejaba. Había visto la transformación con sus propios ojos.

—Puedes fingir todo lo que quieras. —Dijo el desconocido. —Pero conoces la


verdad.

Se quedó en silencio. Discutir no lo llevaría a ninguna parte. Aguardaría hasta que


se presentara el momento adecuado, y luego sacaría su culo de estas montañas.
Él nunca debería haber venido aquí, en primer lugar.

Una cosa que Jaebeom dijo era cierta, esta línea de trabajo no era para él. Había
sentido eso en su estómago desde el principio, pero casi toda su familia había
trabajado con el FBI, en una u otra área. Habían esperado, incluso exigido, que
hiciera lo mismo. Habían trazado su carrera, desde el momento en que nació.

Demonios, nunca había pensado en otra carrera, nunca pensó en lo que quería
hacer con su vida. Y ahora, sólo podía morir haciendo algo que despreciaba por
completo.

Para su alivio, el desconocido lo desató. No lo siguió a fuera, ni llegó a la puerta


para vigilarlo. Se habría marchado, pero la Madre Naturaleza lo detuvo y se dirigió
detrás de un árbol.

Lo que no daría por una larga ducha y una cerveza fría. Sus brazos seguían tiesos
por estar atados detrás de él, durante casi veinticuatro horas, con sólo un par de
minutos de descanso, cuando usó el baño unas cuantas veces ayer. Tomó un
buen minuto, antes de que pudiera conseguir su cremallera cooperara. Para
entonces, estaba saltando de un pie al otro, rezando para no orinarse. Cuando por
fin consiguió liberar su paquete, el alivio en su vejiga fue un momento de pura
felicidad.

Mirando por encima del hombro, vio que el desconocido todavía no había salido
de la cabaña. ¿Acaso el hombre-barra-oso confiaba en él? No tomó al tipo como
ingenuo y se preguntó por qué no estaba allí, vigilándolo.

Un lado de su cerebro, decía que debía correr lo más rápido que podía. Jaebeom
había escapado, hasta donde él sabía. El otro lado, le decía que si rompía la
confianza del extraño y era capturado huyendo, tendría un infierno que pagar.

Después de usar el baño, echó un vistazo alrededor del árbol, tratando de


determinar a donde el tipo se había ido. El sudor le caía por la cara y por la
espalda. El día se estaba haciendo más caluroso, cuanto más tiempo permanecía
allí.

Su estómago se contrajo. ¿Cuándo fue la última vez que había comido? ¿Hace
dos días? ¿Tres? Por supuesto que estaba hambriento. Se pasó la mano por el
estómago, mientras se estremecía.

Decidió tomarse un descanso. Lo peor que podían hacerle, era matarlo. Se alejó
aún más, lejos de la cabaña, y luego corrió a través del bosque, casi tropezando
unas cuantas veces, cuando sus pies fueron atrapados por las raíces que
sobresalían y las marañas de enredaderas.
Cuanto más corría, más caliente se ponía. Se limpió el sudor de los ojos, mientras
trataba de concentrarse. Se quitó el chaleco del FBI y lo tiró a un lado, sin
importarle que dejara una pista detrás.

Ni siquiera estaba seguro de si iba en la dirección correcta. Las montañas eran


demasiado extensas y todos los árboles parecían iguales. Al ser un chico de
ciudad, no tenía ninguna una pista de cómo guiarse a través de un bosque, así
que siguió bajando. Tarde o temprano su camino tenía que conducir a un camino.

Ojalá.

Los calambres empeoraron. Tropezó y cayó contra un árbol. Jadeó para poder
respirar, su cuerpo tan caliente que se sentía como si estuviera en fuego. La
cabaña había estado cerca de un acantilado y tenía suficiente claros alrededor
para una brisa increíble. Pero ahora estaba en el bosque, y ninguna brisa parecía
poder penetrar entre el espeso bosque.

Pero siguió adelante, arrancando su camisa y arrojándola a un lado. Aunque ahora


llevaba una camiseta, no encontró ningún alivio de la humedad. Tenía el pelo
pegado al cuero cabelludo. Sus vaqueros lo abrazaban con demasiada fuerza,
mojados de sudor. Se moría de ganas de quitarse los zapatos y liberar el calor
atrapado, pero no se detuvo.

Gritó y voló hacia delante de un pequeño terraplén, tomando aire antes de


aterrizar sobre su pecho. El aire salió de sus pulmones. ¡Mierda, eso duele como
una perra!

Un agudo dolor en su costado, lo hizo rodar a su espalda. Cuando observó la


zona, vio sangre. Había aterrizado en una rama afilada, y el grueso pedazo roto lo
había apuñalado.
Moriría de infección, hambre y deshidratación, antes de regresar a la civilización.

Si alguna vez conseguir regresar.

Se quedó quieto cuando oyó que las ramitas chasqueaban detrás de él.
Lentamente escaneó la zona y vio al león de montaña camuflado, mirándolo desde
detrás de un grupo de arbustos.

Su abrigo de bronce se había mezclado perfectamente con su entorno, y sus ojos


de color verde amarillento estaban fijos en él. Estaba agachado, los músculos
contraídos bajo un elegante abrigo de piel, como si estuviera listo para saltar.

El olor de su sangre, había llamado su atención.

Realmente estaba jodido.

El león de montaña salió de su escondite, esos músculos lustrosos se flexionaron,


mientras se acercaban más, mostrando dientes largos y gruesos. Se tragó el bulto
de miedo en su garganta. Su corazón latía tan rápido que la sangre que
bombeaba en sus oídos hizo que el ruido amenazante del gato, fuera difícil de oír.

Sus patas presionaron contra la tierra, mientras descendía lentamente hacia él.

No podía escapar. Su muerte estaba a segundos de distancia. Cerró los ojos,


rezando para que no se alargara.

Un rugido vibrante rompió el silencio. Abrió los ojos. El león de montaña miró a su
izquierda y se retiró, sus orejas se aplastaron, mientras gruñía. Un oso de gran
tamaño, se acercó al gato y se subió a sus patas traseras. El gato le pego al oso
antes de retroceder lentamente. El oso lo golpeó con su pata marrón, mientras se
acercaba, sus gruesas y amenazantes garras golpeaban el aire.

Mantuvo su mano presionada contra su herida, demasiado cansado y herido para


tratar de levantarse. Simplemente yacía allí, observando a las bestias. El gato dio
un último siseo, antes de irse. El oso estaba allí, como esperando que volviera.

Los segundos que transcurrieron parecieron horas, antes de que el oso se volviera
hacia él. Se paró allí, sobre él con lo que sólo podía describir como curiosidad, y
tal vez un toque de ira, a juzgar por la dura mirada en sus ojos.

Se estremeció y jadeó, mientras trataba de encogerse en posición fetal. No estaba


seguro de cuánto bien haría, porque el olor de su sangre era más que probable
que atraería a todo tipo de feroces depredadores. Lanzó su brazo sobre su
cabeza, sintiéndose como Ricitos de Oro, esperando para ser devorado por un
oso.

El oso se acercó, mientras inhalaba una bocanada de aire. —Rompiste tu


promesa. —Bajó el brazo. En vez del oso, vio al extraño de la cabaña. Y estaba
tan desnudo, como el día en que nació. Gruñó mientras se empujaba con una
mano contra el suelo, obligándose a sentarse. El dolor irradió de su lado, por su
brazo, obligándolo a volver al suelo.

El desconocido lo ayudó a sentarse. —¿Puedes caminar?

Su cuerpo comenzó a palpitar, cuando el tipo lo tocó. Su polla endureciéndose en


sus vaqueros. —Lo puedo manejar.
—Mi nombre es Oh Sehun. —Sehun le pasó los nudillos sobre la mejilla. El tacto
altero sus nervios, pero no calmó su ira.

Se echó hacia atrás, frunciendo el ceño, mientras se ponía de pie.

—Realmente, no me importa cuál es tu nombre.

Una sonrisa floreció sobre el hermoso rostro de Sehun.

—¿De qué diablos estás sonriendo? —Apartó la mano de su costado. La que


estaba cubierta de sangre, y su herida seguía sangrando, todavía palpitante. La
vista le hizo sentir náuseas. No estaba seguro de cuán profunda era la herida,
pero necesitaba detener el sangrado.

—Puedes seguir intentando llegar al fondo de la montaña o puedes venir conmigo.


—Dijo Sehun. —A pesar de que vas por el camino equivocado, si estás tratando
de llegar a la ciudad. —Cuando el tipo desnudo habló, él se quitó la camiseta y la
presionó contra su costado. —Si sigues por tu cuenta, cada depredador en un
radio de cinco millas te olerá. Ese león de montaña, será la menor de tus
preocupaciones.

—Podría haberle dado una patada en el culo. —Tenía seis pies de alto y
músculos, pero no tenía nada como Sehun.

El tipo era al menos dos pulgadas más alto y un infierno más grande. Tenía un
rígido paquete de seis, pectorales impresionantes, y sus bíceps eran el doble del
tamaño de él. Sus ojos bajaron hasta el atractivo unión en V en la ingle de Sehun.
Había trabajado su trasero en el gimnasio tratando de obtener esa forma de V,
pero había fracasado miserablemente.
—Sí, seguro. ¿Qué planeabas hacer, sangrar por todas partes? —Sus ojos
cayeron a la polla de Sehun, como si estuvieran atraídos hacia ella. Él apartó la
mirada, yendo más allá de Sehun. Por desgracia, con su lesión y agotamiento,
subir de nuevo el terraplén no estaba dentro de sus posibilidades. No pudo
encontrar nada para agarrarse y ayudarlo a levantarse, y su herida palpitó cuando
levantó la pierna.

—Tengo que llevarte a casa, para que Victoria pueda echar un vistazo a eso—
Sehun lo agarró y lo alzó. Se arrastró sobre sus manos y rodillas hacia tierra firme.
Sehun caminó erguido, como si el terraplén no fuera un obstáculo.

Cuando el suelo se niveló, Sehun lo ayudó a ponerse de pie. Sacudió el brazo. —


Puedo caminar por mi cuenta.

Se mareo al volver a sudar. Su piel se sentía demasiado estrecha, su polla muy


dura. Casi había sido comido vivo y Sehun había frustrado su escape, así que
¿por qué mierda estaba tan excitado? Debería pensar en cómo escapar de nuevo,
no tratando de conseguir un polvo.

Sehun se quedó cerca de él, pero se mantuvo dos pasos adelante, llevándolo de
regreso al lago. Tropezó unas cuantas veces, estaba tan cansado que quería
tumbarse en el suelo y dormir durante el día siguiente. Sehun se abalanzó sobre
él, pero se alejó de sus manos.

—Te dije que podía caminar.

—Más bien tropezar.


Esa era la maldita verdad. Apenas podía mantener los pies debajo de él. Se abrió
camino hacia el claro, tan exhausto, que se sintió agradecido cuando el lago
apareció a la vista.

Habría dado cualquier cosa por sumergirse en la centelleante agua. Se encaminó


hacia ella, pero Sehun agarró su brazo y lo condujo en la dirección opuesta.

Atravesaron unos pocos patios, antes de llegar a una casa de campo azul y blanco
con balcón. Sehun lo llevó a dentro, y la puerta de malla se cerró de golpe detrás
de ellos. El aire fresco hizo que cerrara los ojos, mientras suspiraba.

—Te mostraré dónde está el baño. Puedes ducharse, mientras te preparo algo
para comer.

Empezó a dar las gracias a Sehun, pero en vez de eso apretó los dientes. De
ninguna manera le agradecería a su captor el ser hospitalario.

—También llamaré a Victoria, para que mire tu herida.

No tenía ni idea de quién era Victoria y realmente no le importaba. Conseguiría


que su herida fuera vendada, se ducharía y comería, y después de descansar,
trataría de escapar de nuevo. Había visto algunas camionetas por el claro. Todo lo
que tenía que hacer, era encontrar las llaves de Sehun, estaría libre y podría ir a
casa.

Sehun le mostró el baño y él cerró la puerta, se desnudó y encendió la ducha.


Hizo que el agua estuviera tan fría como pudiera, antes de entrar bajo el chorro.
Inclinó la cabeza hacia delante y se quedó allí, mientras el agua se llevaba el
sentimiento pegajoso de su cuerpo.
Nunca había disfrutado de una ducha tan inmensamente. Permaneció hasta que
su piel quedo como una pasa, pero tan fría como el agua estaba, todavía estaba
en llamas. Su pene debería haberse marchitado bajo el frío asalto, pero era tan
duro como nunca.

Cuando salió, notó que faltaban sus ropas. Maldición. Debería haberlo visto venir.
Tomo la toalla que se encontraba en el mostrador y la envolvió alrededor de su
cintura.

Si Sehun pensaba que tomar su ropa lo mantendría aquí, el tipo estaba muy
equivocado. Habría escapado desnudo, si hubiera tenido que hacerlo.

Oyó voces apagadas, cuando salió del baño. Se deslizó por el pasillo, tratando de
escuchar lo que decían. Pero cuando se acercó a la cocina, las voces se callaron.

Sehun apareció en la esquina, tan silenciosamente que lo sorprendió. — Victoria


está aquí.

Una mujer con cabello rubio platinado recortado y dulce, con cálidos ojos avellana
entró. Tenía una figura elegante y no podía haber estado sobre los cinco pies. —
¿Te importa si echo un vistazo a tu herida?

Le recordó a su madre. Su sonrisa era encantadora, mientras movía una mano


hacia el sofá. No podía ser grosero con ella. Había sido criado mejor que eso.

De mala gana, se tendió y dejó que Victoria echara un vistazo a su lado,


avergonzado todo el tiempo, de que todo lo que llevaba era una toalla. Una toalla
que era una tienda de campaña por su erección.
CAPITULO 2

Con los brazos cruzados sobre el pecho, Sehun se paró al lado del sofá y observó
cómo Victoria cosía a Luhan. No pudo evitar notar la erección de su compañero,
pero no podía hacer nada al respecto en ese momento, y Victoria era toda una
profesional.

Ella termino de coser, luego vendo la herida antes de declarar que había
terminado. Con Luhan llevando nada más que una toalla, podía ver cómo su
cuerpo estaba enrojeciendo. Sus ojos seguían brevemente sobre él, antes de
rebotar rápidamente lejos.

El calor de apareamiento había comenzado y el aroma de Luhan estaba volviendo


loco a su oso.

—Volveré mañana para revisarlo. —Le dijo Victoria a Luhan. Se puso de pie y
guardó sus suministros en una bolsa negra, que JongIn le había comprado.
Victoria apartó unos cuantos cabellos de su rostro.—Ninguna actividad
extenuante, hasta que quitemos los puntos. Esa herida no fue tan mala, pero no
quiero correr ningún riesgo. Haré que Chanyeol vaya por algunos antibióticos.
Había muchas astillas de madera que tenía que extraer.

—Sí señora. —Bajó la cabeza.

—Gracias por ayudarme. —Luhan dijo, incorporándose. —Lo aprecio.

—No hay problema. —Victoria se dirigió a la puerta.


En cuanto se marchó, Luhan se volvió hacia él. Había fuego en sus ojos avellana,
mientras los estrechaba. —Habría tenido esos antibióticos si me hubieses llevado
de vuelta a un hospital. Si mi intestino se infecta, te apuñalare mientras duermes.

Entendía la ira de Luhan. Su compañero había sido mordido, atacado, mantenido


en cautiverio en una cabaña, casi comido por un león de montaña, y casi había
sido destripado por una rama. Las últimas cuarenta y dos horas no habían sido
amables con él, pero se estaba cansando de la actitud hosca de Luhan. —Bien,
cuando puedas viajar, te llevaré de vuelta a la ciudad.

Las cejas oscuras de Luhan se dispararon hasta el nacimiento de su pelo. —


¿Hablas en serio?

—Completamente. —Sehun entró en la cocina, apretando los dientes. Él estaba


apostando demasiado al hecho de que Luhan no querría irse debido al calor de
apareamiento, y esperaba poder cambiar la mente de su compañero.

Una parte de él temía que insistiera en marcharse, pero se negó a concentrarse


en ese miedo.

Su oso gruñó como si él hubiera perdido completamente la cabeza. Tal vez lo


había hecho, pero se negaba a conservar a su compañero contra su voluntad.
Aunque todos sus hermanos, “a excepción de JongDae que aún no había
encontrado a su compañero” habían forzado a sus hombres a venir aquí, habían
trabajado para ello. Ahora estaban asquerosamente felices y embarazados, o
como en el caso de Baekhyun y KyungSoo, ya tenían cachorros.

Él siempre había sido diferente, siempre miraba el otro lado de la moneda. No


había sido él quien había secuestrado a Luhan, pero tampoco había podido
controlar a su oso. La mordedura lo había sorprendido, y todavía estaba aturdido.
—¿Te importaría darme algo para comer?

Girando, miró a su compañero. Luhan estaba en la puerta, la toalla todavía


alrededor de su delgada cintura. Una de sus manos estaba presionada contra el
vendaje que cubría su costado. Se veía francamente agotado, a punto de caer en
cualquier momento.

Agarró el plato de plástico de la ensalada de atún. Hizo a Luhan un sándwich,


colocó algunas papas fritas a un lado, y le sirvió un vaso de agua.

Luhan se sentó a la mesa y se estremeció. —Gracias. —No confiaba en el


repentino cambio de humor de Luhan.

Este comió el bocadillo en tres bocados. Se comió las papas fritas y luego golpeo
un puño contra su pecho.

—Desacelera antes de que te ahogues. —Le advirtió.

Luhan lo ignoró y bebió hasta la última gota de agua. Se llevó una mano a los
labios, mientras dejaba el vaso. —Era lo que quería.

—Te mostraré una habitación. —Agarró el plato, el vaso y los puso en el


fregadero.

—El sofá estará bien. —Cuando Luhan se levantó, su toalla se deslizó, mostrando
su polla para su disfrute. La carne enrojecida estaba erguida, la cabeza
sobresaliendo de un nido de rizos negros para tocar el ombligo de Luhan.
Este levantó la toalla del suelo y la enrolló alrededor de su cintura. Aunque estaba
en calor, parecía decidido a no ceder. Dejándolo de pie en la cocina, su cuerpo
dolía tanto que estaba listo para masturbarse junto al fregadero. Había planeado
cortejar a su compañero, pero Luhan tenía otros planes, como mantenerse lo más
lejos posible de él.

Una vez que Luhan se quedó dormido, Sehun hizo que JongIn se sentara en su
porche, para asegurarse de que el ser humano no tratara de escapar. Planeaba
mantener su palabra, pero no necesitaba que Luhan vagara sin rumbo por las
montañas, si se despertaba y decidía salir corriendo.

El olor del apareamiento lo llevó a la casa de Minho. Miró hacia atrás,


asegurándose de que JongIn estuviera todavía en el porche. Su hermano podría
estar emparejado con cachorros gemelos, pero el olor era fuerte, lo
suficientemente, como para tentar a cualquiera, apareado o no.

Se dejó entrar en la cocina, necesitando hablar con Minho. No esperaba encontrar


a Taemin caminando por la casa, con una canasta de lavandería en la mano,
vestido con un uniforme de criada francesa.

Y nada más. Su trasero desnudo estaba expuesto, y en exhibición total cuando


gritó y se fue por el pasillo. Él se quedó allí, con la boca abierta.

Minho se acercó a la cocina, con la mandíbula contraída. —¿No te enseñaron a


tocar?

—Lo sé ahora. —Parpadeó unas cuantas veces y luego se echó a reír. —Eres un
bastardo pervertido.

Minho gruñó. —Sólo estas molesto, porque no tienes la imaginación como yo.
—Tampoco quiero tenerla. —Se apoyó contra el mostrador, cruzando sus brazos.
—Luhan es mi compañero.

Minho frunció el ceño. —¿Quién carajo es Luhan?

—El federal.

Sus cejas se alzaron. —¿En serio?

—Como un ataque al corazón. Y no está demasiado emocionado de que lo


mordiera. Trató de escapar.

Minho asintió con la cabeza.

—Escuche que Victoria tuvo que parchear a alguien. No tenía ni idea de que era el
federal. —Se rascó la mandíbula. — ¿Cómo salió corriendo?

—Lo libere. —Mordisqueó su labio. —También le dije que cuando estuviera


curado, si quería irse, lo dejaría.

—¿Estás seguro de que la lesión no fue en tu cabeza? —Exclamó Minho.

—¿Estás loco? En primer lugar, él sabe sobre nosotros. No puede simplemente


irse de aquí. En segundo lugar, está en celo. Déjalo ir, y lo llevaran contra al suelo
y será jodido, probablemente más de una vez, antes de que llegue a la ciudad, si
logra encontrar Grizzly Ridge.
Los lobos, sin duda, captarían el olor de Luhan. El pensamiento de esos chuchos
poniéndole una mano encima, lo tenía listo para cometer asesinato en masa. —No
voy a forzarlo a quedarse, si está empeñado en irse.

—Entonces dale una maldita razón para quedarse. —Contestó Minho. —Pero si lo
dejas ir, no sólo Chanyeol pateará tu culo estúpido, sino que yo también.

Había buscado el consejo de Minho, con la esperanza de que hubiera estado


tomando la decisión correcta, pero al parecer su hermano estaba muy en
desacuerdo. ¿Acaso pensaba que Minho estaría de su lado? Tal vez si había
sufrido algún tipo de lesión en la cabeza.

—¿Lo dejaste solo? —Minho miró hacia la puerta trasera.

—JongIn está sentado en mi porche. —Abrió la puerta de la cocina y salió.

—Necesitas que tu puta cabeza sea examinada. —Gritó Minho detrás de él.

—¡Y golpea la próxima vez o pondré mi pie en tu culo!

Cuando regresó a su casa, JongIn estaba sentado allí, pero KyungSoo y las
chicas se habían unido a él. Arrancó a una de sus sobrinas de las manos de
JongIn y abrazó a la cachorra. —¿A cuál tengo?

Todavía no podía distinguirlas. Ambas tenían el cabello rubio dorado y los ojos
verde oscuro. Olisqueó el bulto en sus brazos. Dios, amaba cómo olía un bebé.
Era tan limpio y puro.
—Min. —Dijo KyungSoo. —Pero ten cuidado. Acaba de comer y tiene el hábito de
vomitar si la aprietas demasiado.

Le dio un suave beso en la frente, antes de devolvérsela a su papá. JongIn la


tomó, sonriendo a su hija como si el sol se levantara y se posara sobre ella.

Su corazón se alegró al ver a JongIn tan feliz, después de todos los años de
infierno que había soportado en manos de su padre. Miró a la puerta de malla,
preguntándose si Luhan le traería felicidad o el infierno. Hasta el momento, su
compañero no había sido más que enojón y sarcástico.

Comprensible, pero estaba muriendo por superar eso.

—Se calmara. —Dijo KyungSoo, mientras ajustaba a Lyn en sus brazos. —Al
principio también me asusté. Pero la vida con JongIn era mucho mejor, que la
vida con mi hermano. Averigua un poco más de Luhan, qué le hace feliz y
concéntrate en eso.

—Escúchate. —Bromeó JongIn . —Eres todo un Doctor Phil

—¡Cállate!—Gruñó KyungSoo.

La sonrisa de JongIn no era más que puro orgullo. Él rodó los ojos.

—Gracias por vigilar las cosas.

—No hay problema. —JongIn se levantó, sosteniendo a Min cerca de su pecho.


—Voy a ir a casa. Déjame saber si necesitas algo más. Tengo un poco de cinta
adhesiva y WD-40 si tu pareja trata de escapar de nuevo. — Hubo un brillo de
alegría en los ojos gris-verdosos de JongIn .

Le habría dicho a JongIn que se fuera a la mierda, si sus hijas no estuvieran allí.
Aunque no entendían lo que decía, seguía respetando a las cachorras. En vez de
ello, le saco el dedo medio a JongIn .

JongIn rió mientras se alejaba, KyungSoo a su lado. Con un suspiro, entró. Se


quedó inmóvil al ver que el sofá estaba vacío.

Luhan había sacado el teléfono satelital del estante y se apresuró a salir por la
puerta trasera. No quería que el que estaba en el porche lo escuchara. Sus manos
temblaban, mientras el sudor lo invadía. Rodó sus hombros, haciendo todo lo
posible por deshacerse de la tensión. Se estremeció una vez, luego dos veces,
mientras caminaba sobre unos cuantos guijarros con sus pies descalzos.

Siguió caminando, la toalla firmemente alrededor de su cintura, hasta que llegó al


claro. Echó un vistazo a la cortina de árboles frente al lago resplandeciente, luego
se detuvo. Eso debería estar lo suficientemente lejos de las casas para poder
hablar sin que Sehun ni nadie más lo oyera.

Sólo para estar seguro, se agachó detrás de un árbol. Marcó el número principal
de la oficina, mirando alrededor del baúl para asegurarse de que nadie lo había
seguido. Apretó los dientes cuando el sistema automático entró en acción. No
tenía tiempo para esto. Sehun descubriría que se había ido antes de que pudiera
contactar con alguien.

Si hubiera tenido su propio teléfono, podría haber llamado a su jefe directamente,


pero no se sabía el número de memoria.
Saltó, cuando el teléfono fue arrebatado de su mano. Luhan giró y vio a Sehun de
pie, a su lado. ¿Cómo había llegado tan cerca, sin que lo oyera o lo viera?

Sehun finalizó la llamada. La mirada sombría en su rostro, fue suficiente para


hacerlo retroceder. Una rama rota atrapó su toalla y la arrancó de su cintura.

—Te dije que eras libre de irte una vez que te curaras. —Sehun envolvió su mano
alrededor del teléfono. —¿A quién llamabas?

La mirada de Sehun cayó sobre su dura polla. Sus ojos se entrecerraron, pero no
se acercó más, tampoco trató de tocarlo, aunque la expresión de su cara, decía
que estaba luchando contra la necesidad.

—Uber. —Dijo, con un tono uniforme.

—Estás mintiéndome descaradamente. —Dijo Sehun. —Mi teléfono ni siquiera


tiene la capacidad de descargar aplicaciones.

—No lo estoy. —Discutió. Mierda, estaba atrapado.

Frunciendo el ceño, Sehun apretó la tecla de re-llamada. Escuchó, luego colgó.


Sus facciones se volvieron sombrías, mientras se le acercaba. —¿Qué planeabas
hacer, llamar a la caballería?

—La idea cruzó por mi mente. —Se negó a mostrar a Sehun ningún miedo,
aunque sus entrañas estaban temblando. —Dime qué pasó con Jaebeom , o con
el sheriff Jaebeom, para el caso.
—¿Por qué te importa? —Preguntó Sehun, las líneas enfadadas aún grababan
profundamente su hermoso rostro. —Jaebeom te dejó atrás. Me parece que no le
importa mucho lo que te haya pasado.

Sacó la toalla de la rama y la enrolló alrededor de su cintura. Su costado comenzó


a doler, mientras se quedaba allí, pero ignoró el dolor. —No quiero que me pasen
lo que les paso a ellos. Llámalo auto preservación.

Maldijo cuando se encontró acercándose a Sehun, en lugar de alejarse. El calor


debió freír su cerebro. Sus ojos cayeron sobre la bien ajustada camiseta, que se
extendía sobre los amplios músculos de Sehun. Su polla se volvió a engrosar una
vez más, si es que había bajado en el primer lugar.

La necesidad se apoderó de él, y tuvo que luchar para no ceder a sus deseos. Dio
otro paso atrás, casi cayendo sobre un tronco, pero Sehun lo agarró, impidiéndole
que golpeara el suelo.

—Tienes que ser más cuidadoso. —El tacto de Sehun envió ondas de placer a
través de él. Sus rodillas se doblaron, cuando su corazón se aceleró. Se mareo,
mientras lamía sus labios secos.

Sehun se inclinó más cerca, como si quisiera besarlo. El aire se agitaba a su


alrededor, la brisa del verano dando la bienvenida a su caliente piel. Parpadeó,
como si saliera de un trance, y liberó su brazo.

Pero el calor que latía en su interior, no había desaparecido. Palpitaba en sintonía


con su corazón. Los pájaros gorjeaban en la distancia. Un ciervo emergió de los
árboles, les echó un vistazo, luego se apresuró a irse. El bosque estaba vivo a su
alrededor, pero estaba enfocado únicamente en Sehun.
Sehun le deslizó la mano por el brazo. Dio un paso acercándose. ÉL no retrocedió.
Su respiración sala en jadeos pequeños, mientras miraba fijamente los ojos grises
de Sehun. La lujuria los atravesó como una tormenta eléctrica. La tensión entre
ellos creció.

Algo extraño estaba sucediendo. Nunca antes se había sentido tan ferozmente
atraído por nadie. Nunca había sentido una necesidad tan profunda corriendo
dentro de él. No iba a ser como Jaebeom y negar lo que había visto. Pero si
Sehun pudiera convertirse en un oso, ¿podría hacer algo extraño de vudú y
atraparlo bajo algún tipo de hechizo?

No podía pensar en otra explicación, de lo que le estaba sucediendo. La mordida.


Eso tenía algo que ver con esto. Tenía que hacerlo.

—¿Qué me hiciste? —Era más un suspiro que palabras dichas.

—Tu cuerpo está pasando por un cambio. —Sehun enrollo su mano alrededor de
la nuca de Luhan, acercándolo aún más. —Está cambiando, para que puedas
llevar a mi hijo.

Las palabras de Sehun penetraron en la niebla que llenaba su cerebro. Se echó


hacia atrás, tropezando con el tronco de nuevo, pero esta vez Sehun no fue lo
suficientemente rápido para atraparlo. Luhan cayó al suelo en un fuerte golpe y
aulló, mientras el dolor le corría por el costado. Cuando miró su estómago, el
vendaje estaba rojo.

—Reventaste los puntos de sutura. —Sehun lo agarro de la mano y lo levantó.


Sus cuerpos chocaron y empujó al pecho de Sehun, retrocediendo. Tenía que
hacerlo. La tentación de arrastrar las uñas sobre la carne de este llenó su cabeza
con visiones de Sehun follándolo en todas las posiciones posibles. Esos
pensamientos sólo servían para alimentar su ira. De ninguna manera en el infierno
estaba enamorándose de su captor. El tipo estaba empapándolo con su locura.
—No me importa si mis entrañas se derraman. Lo que acabas de decir no es
posible. —Lo empujó de nuevo. —Permanece lejos de mí.

Sehun levanto las manos. —No te tocaré, pero tampoco te dejaré marchar. El
bosque es demasiado peligroso así como es, pero un hombre en calor no tiene
ninguna oportunidad.

¿Un hombre en qué? Quería divorciarse de esta extraña realidad, pero no era el
tipo de ignorar lo obvio. ¿Cuál sería el motivo de Sehun para inventar todo esto?
No podía negar que estaba tan excitado que un fuerte viento sólo podría hacerle
tener un orgasmo.

¿Era así como se llamaba este sentimiento? ¿Estar en calor? Eso sonaba
demasiado animal para su gusto. Podría ser capaz de pensar en ello, tal vez, pero
la idea de que podría quedar embarazado era totalmente absurda.

—Quédate lejos de mí. —Repitió, antes de pisar fuerte hacia la casa de Sehun.
Con cada paso, quería dar la vuelta y arrojarse a los brazos de este.

Pero se obligó a seguir adelante, no importa lo mal que quería mirar hacia atrás.
CAPITULO 3

Al caer la noche, Luhan sentía como si hubieran quemado la casa con lo caliente
que se había puesto. Sehun le había ofrecido el dormitorio de invitados, pero él se
había negado. No veía ningún sentido cuando no planeaba quedarse.

Mientras estaba tendido en el sofá, mirando el ventilador del techo girando


lentamente, pensó en ir al dormitorio de Sehun. Una noche de sexo no podía
hacer daño, y ser follado contra una pared sólo podría aliviar el dolor que no lo
había dejado, que todavía hacía palpitar todo su cuerpo.

Se dio la vuelta y golpeó la almohada, mientras gemía. Por mucho que quisiera a
Sehun, no podía hacerlo. Eso haría que arrestarlo fuera tan incómodo como el
infierno. Y planeaba detenerlo, y también a sus hermanos. Podría haberles
seguido la corriente y uso sus modales cuando fue necesario, pero eso fue sólo
para sobrevivir a esta locura.

Incapaz de dormir, se sentó. El sofá estaba empapado en su sudor. Victoria había


venido después de que él había llegado y había arreglado su herida. Los puntos
de sutura habían dolido más la segunda vez que la primera. Se apartó del sofá y
apretó la mano a su costado, mientras paseaba por el gran salón.

Había muchísimas plantas en la casa de Sehun. No sabía sus nombres, pero


había pequeños con apenas hojas, grandes que eran tan altos como él, y otros
que tenían hojas tan grandes como su palma. Sin embargo, reconoció los
helechos y la gruesa, pero corta, palmera en la esquina.

Las paredes de Sehun estaban llenas de fotos de sus hermanos, y de una mujer
muy bonita. Tenía los ojos verdes, el cabello rubio y una sonrisa que iluminaba su
rostro. Suponía que era su madre dado que se percató del fuerte parecido familiar.
La casa parecía acogedora, con mullidos sillones, un buen usado sillón reclinable
y revistas de jardín extendidas sobre la mesa de café, como si fuera una oficina de
dentista. El esquema de colores de las paredes incluso le impresionó. Gris claro
con acabado crema.

Vio las puertas corredizas a su izquierda, y cuando las abrió, la habitación más
allá tenía una gran mesa de comedor en el centro con seis asientos alrededor, un
gabinete de porcelana y muchísimas más plantas. Era como si el bosque hubiera
forzado su camino dentro de la casa de Sehun y se hubiera acomodado. Este
realmente era un tipo de naturaleza.

Se acercó más al pasillo, con los pies descalzos contra el suelo de madera
brillante, diciéndose que no se dirigía a la habitación de Sehun. Sólo estaba
tratando de descubrir al tipo, ver qué tipo de persona era a partir de las cosas que
tenía en su casa.

Un mueble de licor bien surtido, estaba apoyado contra una de las paredes. Su
boca se hizo agua, cuando se volvió y vio una estantería junto al gabinete. Los
vasos de chupitos con refranes divertidos o nombres de diferentes estados en
ellos, se alineaban en los estantes, como si Sehun los hubiera traídos de sus
viajes.

Incluso tenía uno de su estado de origen, Ohio. Pero ya no vivía allí. Se había
mudado cuando se había unido a la oficina. Aunque había una en Cleveland,
quiso alejarse lo más posible de su familia.

Pero, ¿a qué tenía que ir realmente a casa? No tenía pareja, ni mascotas, ni


plantas que necesitara regar. Ni siquiera poseía peces de colores. Tenía su
apartamento vacío y un trabajo en el que él puso demasiadas horas, sin embargo
no consiguió ninguna recompensa.
Su vida social era inexistente. Odiaba su trabajo, así que no salía con ninguna de
las personas de allí. Mientras estaba analizando su vida, se dio cuenta de lo
solitario y aburrido que era.

Se detuvo cuando llegó a la puerta del dormitorio de Sehun. Estaba entreabierta y


oyó unos ligeros ronquidos más allá.

No lo hagas. No vayas allí.

Se obligó a mirar hacia otro lado. Pasó la mano por el pijama que Sehun le había
dado para usar. Su polla estaba caliente y palpitante, acariciando el delgado
material. Apretó la cabeza, dando un pequeño jadeo, mientras sus párpados se
cerraban.

¿Cuándo fue la última vez que había tenido relaciones sexuales? Oh sí, había sido
hace dos meses, cuando había conectado con un desconocido que había
conocido en un bar de mala muerte. Eso parecía ser todo lo que Luhan hacía.
Conexiones y aventuras de una sola noche. No era que estuviera en contra de las
relaciones, pero nunca había encontrado a la persona adecuada, y su trabajo
consumía la mayor parte de su tiempo.

Pero, ¿cuánto tiempo había pasado desde que Luhan había tenido sexo jodeme-
contra-la-pared? Dios, hace siglos.

No vas a conseguir eso de Sehun, así que aléjate de su dormitorio. Volvió hacia el
cuarto de Sehun.

¡No lo hagas!
Se acercó hasta que pudo ver más allá de la grieta entre la puerta y el marco. Vio
una larga cómoda blanca con un gran espejo. La única cosa sobre era un
despertador digital.

El suelo de madera seguía dentro del cuarto de Sehun desde el pasillo, pero una
alfombra de color crema cubría una gran parte del suelo. Apretó las puntas de sus
dedos contra la puerta y la abrió un poco más. La cama de Sehun estaba situada
entre dos grandes ventanales. La luz de la luna se derramaba en la habitación,
iluminándola.

Se mordió el labio inferior y cerró los párpados, cuando vio a Sehun acostado allí,
su ropa de cama echada a un lado, mostrando su culo firme, mientras dormía
sobre su estómago.

Se alejó hasta que su espalda se presionó contra la pared. Tomó varias


respiraciones profundas, todavía estrangulando la cabeza de su polla. Sus
pantalones de pijama estaban húmedos con pre-semen, mientras trataba de que
su galopante corazón estuviera de nuevo bajo control.

En lugar de arrastrarse por la casa de Sehun, debería haberse escapado.


Esforzándose en hallar el modo de volver a la civilización, y no mirando el
desnudo cuerpo de Sehun.

Mientras permanecía de pie, deslizó su mano por su dolorosa erección, atrapando


su longitud en un firme agarre. ¿Por qué en el infierno no podía simplemente irse,
ir al baño y aliviar la presión en sus bolas? El pensamiento ni siquiera era tentador.
No cuando tenía un duro cuerpo masculino justo al otro lado de la pared, contra la
que se estaba presionado.

No tenía ninguna duda de que Sehun no lo rechazaría, si entraba allí y se metía


en la cama a su lado. Tampoco tenía ninguna duda de que Sehun le daría la
jodida de su vida.
Se asomó por el marco de la puerta y se apartó rápidamente. Dios, la vista del
culo desnudo de Sehun tenía a su agujero pulsando por ser llenado.

Recordó vívidamente cómo era la polla de Sehun. Había visto al hombre desnudo
en el bosque. Se había comido con los ojos esa polla, durante varios largos
segundos.

Y era digno de comerse con los ojos.

Cansado más allá de la cordura, se acarició a sí mismo a través de sus pantalones


de pijama. No estaba seguro de cuánto más de este calor podía soportar. Era
como caminar sobre las brasas a través de los fuegos del infierno. Cada
centímetro de su cuerpo estaba en llamas.

Pero cuanto más se acariciaba, más frustrado se sentía. No era su mano lo que
quería sentir en su polla. No era el pasillo donde quería estar.

Se giró hacia un lado y volvió a mirar hacia el dormitorio. ¡Oh Dios! Sehun se
había vuelto, y ahora su polla estaba expuesta en la pálida luz de la luna. Eso era
una completa tortura.

Incluso flácido, Sehun colgaba bien. Obligó a sus pies a moverse, obligándolos a
guiarlo de vuelta a la sala de estar. Se bajó los pantalones hasta los muslos, se
escupió en la mano, y sacudió su polla hasta que la piel se sintió en carne viva,
pero su orgasmo no venía.

¡Maldición!
Se quedó sin aliento cuando una dura pared se presionó en su espalda. La mano
de Sehun serpenteó alrededor por su cuerpo, golpeando su propia mano, mientras
él le enrollaba sus dedos alrededor de su erección.

Incapaz de resistirse, se apoyó contra el cuerpo firme de Sehun, mientras este lo


acariciaba lentamente. Le pasó sus labios por la piel caliente, besándole el cuello,
mordiendo suavemente su hombro.

Gimoteó, mientras jodía la mano de Sehun, con las caderas golpeando hacia
adelante, sus párpados revoloteando cerrados. Estaban de pie en el centro de la
sala de estar, frente al sofá, mientras Sehun lo provocaba.

Gritó, su semen saliendo a borbotones atravesando la mesa de café. Llevo su


brazo izquierdo detrás de él y agarró el cuello de Sehun como palanca, mientras
su cuerpo explotaba.

Pero eso no era suficiente. Su clímax ni siquiera le había tranquilizado. Su polla


seguía estando dura y palpitante en la mano de Sehun. Sin una sola palabra, este
lo acostó sobre el suelo. Tiro de su trasero y extendió sus mejillas antes de
enterrarle la lengua en el culo.

—¡Oh, mierda! —Se balanceo a cuatro patas, sus miembros temblando, el placer
haciendo que su cuerpo pulsara. Araño la madera, empujando su culo en el rostro
de Sehun. El calor amenazó con desgarrarlo, amenazo con volverlo loco, mientras
la lengua de Sehun le follaba el agujero como si fuera una polla. Luego metió dos
dedos dentro de su culo, lanzándolos dentro y fuera mientras su lengua se
arrastraba más abajo, lamiéndole las bolas.

—Yo... yo necesito. —Apretó los dientes. Necesitaba algo más que dedos.
—Lo sé, bebé. —Sehun le lamió un lado del culo, luego deslizó su lengua hacia el
otro lado. —Sé lo que necesitas.

Contuvo la respiración, cuando Sehun quitó los dedos y los reemplazó con la
cabeza de su polla. Estaba tan ido, que no había pensado en decirle a Sehun que
necesitaban lubricante.

Pero pronto descubrió que no tenía que decir una palabra. Algo chorreó contra su
doloroso agujero, y su entrada se relajó. Los músculos se aflojaron, hasta el punto
en que Sehun se deslizo dentro de él con un dolor mínimo.

Maulló como un gato en celo, arañando el suelo, tratando de llenar de aire en sus
pulmones, cuando Sehun agarró sus caderas y le golpeó el culo.

—Más. —Gritó.

—No quiero hacerte daño. —Los dedos de Sehun se clavaron en su carne.

—¡Necesito más! —Golpeó el puño contra el suelo.

Sehun se estrelló contra él, con una ferocidad que te sacudía los huesos. Sehun
empujó su polla tan profundamente, que la cabeza debería haber estado tocando
la parte posterior de su garganta.

Cuando se corrió de nuevo, juró que vio estrellas. Ni siquiera había tocado su
pene para masturbarse, lo cual era la primera vez para él. El placer amenazaba
con ahogarlo. Trató de alejarse, para escapar del aluvión de éxtasis que lo
desgarraba, pero Sehun sujetó una mano sobre su nuca, forzándolo a quedarse.
Le mordió el hombro, gruñendo como una bestia salvaje cuando se metió en su
culo. El calor cedió y él cayó al suelo. Sehun se desplomó junto a él, mientras se
quedaban sin aliento.

Sehun se giró hacia su lado y le paso la mano por la espalda sudorosa.

—No te niegues los placeres que te puedo dar. La próxima vez, no te alejes de mi
cuarto.

Exhausto, cerró los ojos. No le importaba que estuviera tumbado en el suelo, con
su semen enfriándose. No le importaba nada en este momento. Lo único que
quería era dormir, y después del orgasmo que Sehun le había dado, dos veces, no
tuvo ningún problema para quedarse dormido.

El guardabosque Taeyang estacionó su vehículo junto a la cabaña de troncos, que


servía de estación. Había sido una larga noche, y estaba agotado, cuando arrastró
sus huesos cansados de su Yukon.

Ahora, podría añadir al agente de campo del FBI Park Jaebeom al número de
muertos. Las cosas se estaban descontrolando. No se había inscrito para esto.
Proteger el secreto de los shifters era una cosa, pero cubrir los asesinatos no era
algo que quisiera hacer.

Pero, ¿qué opción tenía? Le encantaba su trabajo, le gustaba vivir en las


montañas, lejos de la gente. Si se volvía contra los shifters, sus amadas montañas
se convertirían en un circo de tres anillos. No sólo eso, los shifters vendrían
después tras él por venganza, y tanto como odiaba llevar consigo los secretos que
le obligaron a cargar, ser cazado por shifters era algo que quería evitar a toda
costa.
Las luces del camino iluminaron el pasillo, mientras iba hacía la puerta. Había
subido los tres peldaños de madera y estaba listo para entrar, cuando se detuvo.
Inclinó la cabeza hacia un lado, escuchando. El sonido leve de rasguños se repitió.

¿Había entrado una criatura del bosque? El ruido había llegado desde dentro de la
estación. Estaba seguro de ello. Miró a su alrededor, entrecerrando los ojos en la
oscuridad, escuchando el sonido. Un mes antes, un mapache había roto la malla
de la ventana y destrozo la cocina convirtiéndola en algo horrible. Había acabado
tirando todo.

Trabajaba con otros dos chicos en la estación, pero Ryeowook estaba enfermo en
casa y HeeChul y su esposa estaban esperando su primer hijo. Como estaba a
punto de nacer, se había tomado una licencia, así que él estaba solo, en el lado
sur de las montañas. Sacó su arma de servicio y entró. Si fuera un mapache, iba a
dispararle a la desagradable cosa.

Pero cuando sus ojos se ajustaron, vio que la cocina estaba inmaculada. No había
armarios abiertos, ni cajas desgarradas. Cerró la puerta detrás de si y se movió
alrededor de la estación, tan familiarizado con el diseño, que no había necesitado
encender una luz.

Sólo que algo se sentía fuera de lugar. En vez de sentir la familiar sensación al
entrar en la estación en la que había trabajado durante los últimos quince años, el
lugar le parecía frío, poco atractivo y lleno de amenazas.

Y no se estaba sintiendo solo. —¿Quién está ahí? —Gritó. El lugar se quedó


misteriosamente silencioso. Mientras, lentamente cruzaba la gran planta abierta, el
olor de la tierra lleno sus pulmones, como el olor cuando alguien pasa a través de
tierra húmeda. Tierra, con un toque de gusano. El aire también olía ácido, de una
manera que no podía describir.
Tenía su arma en una mano, tomó su teléfono satelital con la otra. Si necesitaba
pedir ayuda, estaba en problemas. No había otro ser, por lo menos a veinte millas.
Sus vecinos más cercanos eran los Ohs, y Grizzly Ridge estaba a cincuenta millas
de distancia.

Nunca había tenido miedo a la oscuridad, pero de pie en la estación con nada más
que la luna para guiarlo, tenía un impulso de encender cada luz del lugar.

Incluyendo los focos exteriores.

Se movió hacia la pared y encendió el interruptor de la luz. No pasó nada. Lo


volteó repetidamente, como si eso lo hiciera funcionar mágicamente. No se
espantaba con facilidad, pero maldita sea, si no estaba nervioso ahora mismo.

Algo a su izquierda raspó el suelo, como hojas secas siendo empujadas por una
ligera brisa. Giró y levantó su arma, al mismo tiempo marcando el número de
Chanyeol, antes de presionar el teléfono en su oreja.

—Es tarde, Taeyang. —Dijo este, con la voz llena de sueño. —¿Puede esperar
hasta mañana?

—Te necesito en la estación. —Dijo, con voz ligeramente temblorosa.

—¿Qué pasa? —Chanyeol sonaba mucho más alerta.

—No lo sé, pero tengo un mal presentimiento en mi estómago. Alguien está aquí,
observándome. Las luces no funcionan, y...
—Sal de ahí. —Chanyeol gruñó. —Conduce hasta mi casa. —Se dirigió a la
puerta. Se metió la pistola bajo el brazo, lo suficiente para abrir la puerta. Saltó por
los tres peldaños de madera y corrió por el camino, pero se detuvo cuando llegó a
su Yukon.

Más allá del seco bulto de miedo en su garganta, dijo —Mis neumáticos están
pinchados.

—Voy en camino. Entra al Yukon de todos modos y cierra las puertas. —


Chanyeol colgó.

Hizo lo que se le ordenó. Se sentía como un blanco fácil, mientras se quedaba


sentado mirando la estación. No le importaba lo que alguien dijera, alguien estaba
dentro.

Alguien o algo.
CAPITULO 4

Los ojos de Luhan se abrieron con el sol y la bilis se elevó por la parte de posterior
de su garganta. Giró a su lado y se levantó, confundido por su entorno, mientras
miraba a su alrededor.

—Aquí. —Sehun se levantó de la cama y lo llevo hacia una puerta a la izquierda


de la cama. Tropezó, casi chocando con la pared, mientras intentaba ir al baño.

Cayó de rodillas y abrazó la porcelana, mientras vaciaba lo poco que tenía en el


estómago. El sabor era suficiente para hacerle vomitar de nuevo. Su estómago
revuelto le ocasionaba nauseas. Se sentía como si hubiera estado bebiendo en
exceso la noche anterior. Debería saber cómo era eso. Se había emborrachado en
más de una ocasión.

Sehun se arrodilló junto a él y le limpió la cara, con un paño fresco.

—¿Te sientes mejor?

Con un gemido, se deslizó a un lado y presionó su mejilla contra el fresco

suelo de baldosas. Sehun enjuagó el paño y le secó la nuca. —¿Quieres quedarte


aquí o volver a la cama?

Agitó una mano, haciendo un ruido en la parte posterior de su garganta.

—Sólo déjame acostarme aquí y morir.


Sehun rió entre dientes. El sonido habría sido sexy si su estómago no estuviera
dando volteretas, o si el golpeteo en su cabeza no se sintiera como si hombres
minúsculos taladraran contra su cráneo.

Sus ojos se agrandaron, cuando Sehun lo levantó como si no pasara nada y lo


llevo a la cama, pero él se encontraba demasiado mareado para protestar. Tal vez
no fuera tan musculoso como Sehun, pero su sólida estructura no era poca cosa.

—Acuéstate aquí, mientras te doy algo para calmar a tu estómago —Sehun lo


cubrió con la sábana, le besó la sien y luego salió del dormitorio. Sintió como si
alguien hubiera pintado una alfombra borrosa sobre su lengua. Necesitaba
cepillarse los dientes. El regusto sólo lo tenía listo para vomitar de nuevo.

Tirando la sábana a un lado, se tambaleó hasta el cuarto de baño. A su derecha


había un largo mostrador con dos fregaderos con espacio entre sí. Un espejo se
extendía a lo largo, y a la izquierda había puesta una ducha y una gran bañera de
jardín con grandes ventanales detrás.

El sol iluminó la habitación, haciendo que estuviera entrecerrando los ojos,


mientras rebuscaba entre los múltiples cajones que había debajo del mostrador.
Encontró un cepillo de dientes nuevo todavía en el paquete y un tubo de pasta de
dientes. Abrió el paquete y se frotó la lengua y los dientes hasta que la pasta de
dientes espumaba alrededor de sus labios.

Sehun entró en el baño, tomó un enjuague bucal de uno de los cajones y se lo


entregó. Se enjuago, gargareó y escupió, luego repitió el proceso.

—¿Ahora te sientes mejor? —Sehun volvió a colocar la tapa en la pasta de


dientes, mientras hablaba.
—No por mucho. —Mojó un paño y limpió su cara. No le importaba que estuviera
ahí desnudo o que Sehun también lo hiciera. Sólo quería que su estómago se
asentara.

La mirada de Sehun bajó. Al principio, pensó que el tipo estaba revisando su polla,
pero se acercó y le pasó la mano por el estómago. Tenía una mirada extraña en
sus ojos grises, algo cercano a la admiración.

Miró hacia abajo y frunció el ceño, cuando notó una débil línea que se extendía
desde su ombligo hasta el parche de vello, que estaba alrededor de su polla. —
¿Qué demonios es eso?

Sehun se puso detrás de él, extendiendo las manos sobre el vientre de Luhan.

—La línea de concepción—Le besó el hombro desnudo. —Concebiste anoche. —


Su mano derecha se deslizó sobre la cadera de Luhan. —Estás llevando a mi
cachorro.

Giró y empujó a Sehun lejos de él. —Dios, realmente estás loco.

—El calor se ha ido. —Señaló Sehun. —Tienes náuseas matutinas.

—Me han follado y el estrés me está enfermando. —Se negó a creer una palabra
de lo que Sehun dijo. Los hombres no quedaban embarazados. Tenía que salir de
allí. Necesitaba volver al mundo real donde había cafeterías en todos los rincones
y la vida te chupaba el alma, hasta que eras una persona enojada y amarga.

No habría felicidad en estas montañas. No habría nadie... se frotó el pecho,


mientras una guerra hacía estragos en su interior. El mundo real no contenía nada
para él. Ni una maldita cosa. Agonizaba cada segundo que pasaba con su familia,
y su trabajo realmente, realmente lo succionaba.

Pero era un realista, y la realidad era que los hombres Oh eran criminales que
necesitaban ser llevados ante la justicia. Salió del baño, deseando ponerse algo
de ropa. No tenía ni idea de lo que Sehun había hecho con el traje con el que
había llegado allí, pero se había desecho de una camisa y había usado la otra
para detener el flujo de sangre en su costado.

Sehun no se quedó atrás. Se dirigió a la cocina, cuando él iba a la puerta principal.


Se detuvo el tiempo suficiente para agarrar la parte de abajo del pijama. Sehun los
había echado a un lado la noche anterior, se los puso y luego abrió la puerta.

Salió y aspiró el aire fresco de la mañana. Se había sentado en los escalones de


la entrada, tratando de averiguar qué debía hacer cuando vio a Chanyeol
dirigiéndose hacia él.

Chanyeol lo miró, mientras se acercaba. —He oído que tuviste un golpe de suerte.

No tenía ni idea de lo que estaba hablando. —Comí y dormí en la cama, pero el


maldito oso no me comió. —Miró hacia otro lado, sin importarle que Chanyeol
fuera uno de los osos que podría haberlo terminado.

Chanyeol gruñó. —Sí, Ricitos de Oro, tienes la suerte de que ninguno de los osos
tenga una bala en el cráneo.

Lo fulminó con la mirada. —¿Cómo lo hiciste con Jaebeom ?


—No he tocado a tu pareja. —Chanyeol se recostó contra la barandilla, apoyando
un pie en el escalón inferior. —Pero ahora que eres uno de nosotros, digo que
enterremos el hacha.

—¿En tu cabeza?

—O la tuya.

La puerta de malla se cerró detrás de él. No se molestó en darse la vuelta. No


tenía que hacerlo. Sintió la presencia de Sehun en sus huesos. Apretó los labios
en una delgada línea, obligándose a no saltar y caer en los brazos de Sehun. No
estaba seguro de qué clase de hechizo Sehun había utilizado en él, pero tenía su
orgullo.

—Tenemos que hablar. —Le dijo Chanyeol a Sehun. —Algo pasó anoche en la
estación del guardabosque.

Eso llamó su atención.

—¿Se encuentra bien Taeyang? —Preguntó Sehun.

—Alterado. —Dijo Chanyeol. —Algo le hizo una visita.

Sehun se sentó junto a él. Sus muslos se tocaron, y tuvo un deseo abrumador de
apoyarse en el cuerpo firme de Sehun. Se metió las manos entre las rodillas y se
sentó derecho, mientras los hermanos hablaban.

—¿Qué quieres decir con algo? —Sehun sonó tan confundido como él se sentía.
Chanyeol se pasó la mano por la barba y negó con la cabeza, mientras miraba
más allá, como si recordara lo que había sucedido.

—Me presenté en la estación, y Taeyang estaba encerrado en su Yukon. Sus


neumáticos estaban cortados, pero parecían más marcas de garra que un cuchillo.
Fui dentro de la estación, pero no había nadie allí. Solo…

—¿Sólo qué? —No había podido detener la pregunta. Aunque había odiado su
carrera, crecer en una familia de policías y luego convertirse en uno de ellos,
significaba que las ruedas en su cerebro habían empezado a girar.

—Nadie estaba allí. —Dijo Chanyeol. —Pero sentí una presencia. Era como si el

mal se arrastrase por mi piel y se deslizara por mi columna vertebral.

—¿Cómo dices? —Las cejas rubias de Sehun, se fruncieron.

—Era como si me hubiera metido en una olla de maldad. —Chanyeol se encogió


de hombros. —No puedo pensar en otra manera de decirlo.

—¿Dónde está Taeyang ahora? —Preguntó Sehun. Le apoyó la mano en la


rodilla. Estaba demasiado absorto en lo que Chanyeol estaba diciendo, para
apartar la mano de Sehun.

—Le hice volver a casa, conmigo. Está en mi casa, pero está listo para volver a la
estación. Piensa que estaba asustado por todo lo que ha estado sucediendo por
aquí últimamente.

—Pero no crees que sea así. —Comentó.


—No, no lo hago. —Chanyeol miró hacia el claro.

—¿Tienes alguna conjetura? —Preguntó Sehun.

—No quiero compartir nada. — Chanyeol sacó el pie del escalón inferior y se
enderezó. —Sólo quería que ambos vigilaran los alrededores. Puede que no sea
nada.

Chanyeol estaba mintiendo descaradamente. Vio la incertidumbre en sus ojos.


Estaba tan asustado. —Tal vez deberíamos revisar la estación a plena luz del día.
—Sugirió. —Tratar de encontrar pistas, huellas, algo que el intruso podría haber
dejado atrás.

—No vas a ir allí. —Dijo Sehun.

—¿Temes que corra? —Se puso de pie. Eso podría haber sido parte de la razón
por la que quería ir, pero no iba a admitir eso a ningún hombre.

—Sé que lo intentarás. —Dijo Chanyeol. —Tienes esa mirada en tus ojos.

—¿Qué mirada? —Preguntó.

Chanyeol lo miró. —La mirada que dice que estás tramando algo, Ricitos de Oro.

—¿Dónde están mis pantalones? —Ignoró a Chanyeol, mientras hablaba con


Sehun.
—En la basura. —Sehun se levantó. —Estaban rotos y cubiertos de sangre.

No valían la pena conservarse. gran tamaño? —¿Entonces se supone que ahora


debo caminar con pantalones de pijama de Sehun sonrió. —O desnudo.

—Voy a llevar a JongDae y revisaré la estación. —Chanyeol giró y se alejó.

—¿Tienes idea de lo que estás buscando? —Decía Luhan desde detrás de la


espalda de Chanyeol. Necesitaba alejarse de Sehun. También una oportunidad
para escapar. No estaba seguro de si Sehun mantendría su palabra y dejaría que
se fuera, sobre todo, porque el loco decía que él estaba embarazado.

—Estoy seguro de que los osos pueden resolver esto sin la ayuda del FBI. — Dijo
Chanyeol sin darse la vuelta, luego agitó una mano por encima de su cabeza.

—Sin embargo, buen intento.

Apretó la mandíbula.

Sehun soltó una carcajada. —¿De veras crees que somos tan estúpidos?

—Vete a la mierda. —Respondió, mientras entraba en la casa.

Pasó una semana y Luhan había pasado todas las noches en el sofá. Sehun
estaba en el límite de su cordura. No importaba lo que intentara, su compañero
parecía miserable. Había intentado tener una ligera conversación, pero Luhan
actuó como si él nunca hubiera pronunciado palabra. Trató de hacer reír a su
compañero, pero este simplemente se sentó allí, con una seria mirada en su
rostro.
Incluso había intentado atraer a Luhan a la cama con promesas de pasar un buen
momento, pero este nunca abandono el sofá.

Su compañero, sin embargo, siguió repitiendo una cosa. Que él había prometido
dejarlo ir. Había intentado convencerlo de que estaba embarazado. Su compañero
se había levantado cada mañana enfermo del estómago, y la mayoría de esas
veces, vomitando, pero Luhan le daba la misma mirada todas las mañanas.

Una mirada que decía que él estaba loco.

—Bien, tú ganas. —Dijo, el martes por la noche. Sólo decir las palabras, hizo a su
oso gruñir y retorcer su estómago. —Te llevaré a la ciudad.

Luhan lo miró desde el sofá, con la mano en el control remoto, un cuenco de


papas fritas en el regazo. —¿Estás hablando en serio o simplemente me estas
tomando el pelo?

—Solo tomándote el pelo. —Gruñó. —Me gusta subir las esperanzas de alguien y
luego ver cómo se desmoronan. —Se dirigió hacia la puerta con las llaves en la
mano.

Luhan se levantó y dejó a un lado el recipiente y el mando a distancia. Se


apresuró a ir detrás de él, sin usar nada más que sus boxers. —Necesito algo de
ropa—No tengo nada que te quede. —Dijo, con mucha actitud. Estaba
arriesgando todo por lo que Luhan quería, pero no podía soportarlo más. Ver a su
pareja tan infeliz lo carcomía. También podía oler las emociones de Luhan, y estas
apestaban a miseria, como un animal herido que sabía que se marchitaría y
moriría.
No era un bastardo de corazón frío. Luhan no era su prisionero. Había intentado
todo en lo que podía pensar, para darle a Luhan una razón para quedarse, pero si
este estaba tan decidido a irse, él... su garganta se obstruyo cuando le dolió el
pecho.

No quería dejar ir a su compañero.

Se apresuró a llegar al claro, antes de que alguien los viera. Sus hermanos iban a
exaltarse cuando se enteraran de lo que había hecho. Algunos podrían patearle el
culo. Lo que estaba haciendo era impensable en su mundo, y podía dejar que sus
hermanos se lamentaran por él, al ir en contra de cada instinto que poseía.

Luhan no volvió a hablar de la ropa. Se deslizó en el lado del pasajero de su


camioneta y cerró la puerta. Cuando entró, notó el alivio de Luhan.

—Tienes que prometerme algo. —Encendió su camioneta.

—¿Qué cosa? —Luhan giró la cabeza hacia Sehun.

—Que no vas a decir una palabra de nuestra existencia. Hay más en juego aquí,
Luhan. Tenemos bebés que cuidar, vidas que dependen de nosotros. —Esas
palabras le habían dejado un sabor amargo. No deberían tener esta conversación,
punto.

Lo único que había querido, era un compañero, alguien a quien llamar suyo, y una
casa llena de pisadas de pies pequeños y risas de niño. Luhan estaba aplastando
ese sueño al irse, llevándose su cachorro lejos de él. Dudaba que volviera a ver a
Luhan.
Hasta que empiece a hincharse con su hijo. Pero Luhan no estaba enseñando
nada aun, y creía vehementemente que él estaba más loco, que una caja de
rocas, para incluso sugerir tal cosa. Pero ¿qué iba a hacer, atar a Luhan a su
cama durante los próximos tres meses, viendo lo que podría haber sido el amor
entre ellos, volverse a su vez en odio? Había crecido con un padre tirano, un
hombre que imponía su voluntad a sus hijos y a cualquier otra persona con la que
entrara en contacto.

Ese sentimiento de impotencia, de odio y cólera no era algo que deseara a nadie,
especialmente a su compañero. No quería que Luhan lo mirara como él a su
padre.

Preferiría dejar ir a Luhan y luego hacerlo sufrir.

Viajaron en silencio. Se sentó allí, su mente era confusa, tratando de encontrar


una manera de hacer que Luhan entrara en razón. Este simplemente miraba por la
ventana lateral.

—Te daré mi número de teléfono en caso de que lo necesites. —Una vez que
Luhan descubriera que realmente estaba embarazado, necesitaría una manera de
ponerse en contacto con él.

—Dudo que lo haga. —Dijo Luhan.

Apretó los dedos alrededor de la volante hasta que la sangre huyó, dejándolos
completamente blancos. —No tienes por qué ser un idiota por esto.

Luhan se volvió hacia él, con los ojos entrecerrados. —Por favor, no me digas que
acabas de decir eso. Probablemente mataste a mi compañero y al sheriff
Jaebeom. Me mantuviste como rehén en esa cabaña caliente y me mordiste,
forzando una especie de calor de apareamiento dentro de mí. ¿Cómo se supone
que me sienta? ¿Agradecido?

Se quedó en silencio.

Cuando una burbujeante risa escapó de Luhan, lo miró, confundido. —¿Que es


tan gracioso?

—¿En serio?— Preguntó Luhan. —Amigo, todo acerca de esto es muy agotador,
tanto que estoy pasando dificultades para no volverme completamente loco. Estoy
sentado aquí, loco como la mierda, listo para alejarme de ti, para poder convertirte
a ti y a tus hermanos en…—Gruñó, pero Luhan continuó. —Y por mi vida que no
puedo entender por qué me siento como si me estuviera tragado una gran dosis
de depresión al pensar en dejarte.Dime que tomarías todo esto calmadamente.

Frenó su camioneta, un grano de esperanza floreciendo dentro de él. —Es nuestro


vínculo lo que hace que no quieras irte.

—¡De eso se trata! —Luhan se golpeó la frente. —Sigues hablando de cosas que
no deberían existir en un mundo normal. Calor de acoplamiento, vínculos,
embarazo masculino.

—Pero tú conoces la verdad. —Comentó. —Viste a Minho cambiar con tus propios
ojos y a mí, cuando ese león estaba a punto de comer tu obstinado culo. Sentiste
el calor, así que ¿por qué es tan difícil creer las otras cosas?

Luhan se inclinó hacia delante, bajó la cabeza y pasó las manos por su cabello
corto. — ¿Me creerías si te dijera que los unicornios son reales, o que en realidad
había verdaderos duendes con macetas de oro al final de cada arco iris? —Si los
viera, ¿Cómo podría dudar de su existencia? —Señaló el estómago de Luhan. —
Dime que no estás cuestionando la apariencia de esa línea, el por qué te enfermas
cada mañana, y por qué estás comiendo demasiado, hasta reventar.

—El estrés hace muchas cosas a la gente, como que se enfermen o comer en
exceso. —Luhan pasó una mano sobre su tenso estómago. —Esta línea, es
probablemente de hiedra venenosa o alguna otra reacción, que tuve al estar en el
bosque.

—No eres tan estúpido. —Le dijo. —La hiedra venenosa viene en forma de
protuberancias rojas, no una débil línea oscura.

Mientras la camioneta se detenía, con los faros rompiendo a través de la creciente


oscuridad, Luhan suspiró. —Nunca he estado tan confundido, loco, triste o
hambriento en mi vida. Siento que estoy perdiendo la cabeza.

—Y para que conste en el expediente. —Dijo. —No maté a Jaebeom. No fui quien
te puso en esa cabaña. Fui quien te sacó de allí.

—Pero Jaebeom está muerto, ¿verdad? —Luhan volvió a mirarlo con esos ojos

color avellana y se perdió en ellos. No quería mentirle a Luhan, pero tampoco


confiaba en él para decirle la verdad.

—¿Nos dirigimos al pueblo o vamos a casa? —En este punto, tenía la sensación
de que podía llevar a Luhan a casa y razonar con el humano. Estaba confundido,
dividido entre qué hacer y sus sentimientos por él.

La cabeza de Sehun giró rápidamente hacia el parabrisas. Estudió el área


iluminada por los faros. Podría haber jurado que vio algo pasar por delante de su
camioneta.
Luhan se inclinó más cerca del salpicadero, entrecerrando los ojos, mientras
lentamente giraba la cabeza de un lado a otro, buscando lo que había pasado.

—¿Qué demonios fue eso?

—No lo sé. —Sehun también escudriño los bosques. —Pero mi instinto me está
diciendo que salga de aquí.

Luhan se volvió hacia él. —Él mío también.

Algo chocó contra el techo de la camioneta. Alcanzó la manija de la puerta, pero


Luhan agarró su brazo, tirando. —No vayas allá afuera.

Se detuvo. —Probablemente sólo sea un animal.

Pero quienquiera o cualquier cosa que había pasado por su camioneta se había
movido tan rápido, que no había sido más que un borrón. No sabía de nada en las
montañas pudiera hacer eso. Los shifter eran rápidos, pero sólo tanto como sus
homólogos animales. Ni siquiera los animales salvajes que llamaban a este lugar
hogar, podían.

Había empezado a poner la camioneta en marcha cuando esta se sacudió y un


ruido fuerte resonó a través de los silenciosos bosques. Luhan saltó cuando su
corazón casi se detuvo. Había sonado como una escopeta, y él pensó que eso
era, hasta que ese sonido se volvió a escuchar y la parte posterior del carro bajó
levemente.

Cuando Sehun intentó avanzar, el vehículo se sacudió y brincó.


Luhan miró por la ventana trasera. —¿Qué clase de animal puede pinchar los
neumáticos?

No quería averiguarlo. Aparco su camioneta y sacó su teléfono. Marcó a


Chanyeol. —Necesito tu ayuda. —Dijo, cuando este le contestó.

—Me encuentro en la estación del guardabosque. ¿Puedes llamar a otra


persona? No estoy lo suficientemente cerca como para ir.

—No estoy en casa. —Continuó escudriñando la zona. La sensación de que algo


malo estaba afuera, apretó su corazón. —Estoy a una hora en coche hacia el sur,
tengo a mi compañero conmigo, y algo muy raro está pasando. Alguien o algo,
acaba de pinchar mis neumáticos traseros.

—Envíame tus coordenadas al GPS. —Dijo Chanyeol, sonaba sin aliento, como si
estuviera corriendo. —Voy en camino.

Conocía esta parte de las montañas como la palma de su mano. La estación de


guardabosques estaba demasiado lejos. Chanyeol tardaría demasiado tiempo en
llegar a ellos.

Pero hizo lo que este le pidió.

También notó lo tranquilo que estaba el bosque. Muy silencioso. Era como si todo
a su alrededor contuvieran el aliento, para ver qué pasaría después.

—Creo que deberíamos quedarnos quietos. —Luhan se volvió en su asiento y


miró por la ventana trasera. —Ninguno de nosotros tiene un arma. Seremos
blancos, para cualquiera que esté allí.
—Soy un arma—Gruñó. —Y maldita sea, si voy a sentarme aquí y esperar a quien
sea que, nos ataque.

Luhan le agarró del brazo y lo tiró tan fuerte, que cayó sobre su compañero.

—Quien quiera que sea, quiere que salgas. —Replicó Luhan. —¿No puedes
verlo? Esto es un plan. Él o ella están tratando de que salgas de la camioneta.

Se enderezó. —¿Pueden ser tus amigos?

Luhan sacudió la cabeza. —En primer lugar, no tengo amigos. En segundo lugar,
estarían gritando para que tú salga, si fueran el FBI. —Lo miró a los ojos. —Y
ningún humano que conozco, es tan rápido.

Tenía un punto. —Bien, vamos a esperar.

Pero sus instintos le dijeron que no estaban tratando con nada humano, o shifter,
para el caso. Sólo esperaba que Chanyeol llegara allí antes de que se mostrara.

No era fácil de asustarlo, no estaba acostumbrado a esconder la cola, pero el


miedo que emanaba Luhan, lo hizo detenerse.

A decir verdad, la extraña sensación del mal, lo hizo sentarse hasta que llegó la
caballería.
CAPITULO 5

Chanyeol frenó su camioneta, cuando vio algo que yacía en el camino delante de
ellos.

—¿Es un animal herido? —Preguntó Taeyang. Se inclinó hacia delante,


agarrándose del salpicadero, mientras entrecerraba los ojos.

—Eso parece. —JongDae dijo, desde el lado del pasajero. No estaba muy feliz
con que Taeyang tuviera que sentarse en medio, apretado cerca de él, pero no
dejaría al humano detrás, cuando no tenía ni idea de lo que estaba pasando.
Taeyang era alto, pero huesudo, y su codo seguía clavándose en su costado.

—Solo tienes que rodearlo. —Taeyang se echó hacia atrás, con el codo
clavándose contra él. —Tenemos que llegar con Sehun.

Empezó a rodearlo, pero cuanto más se acercaban al bulto del camino, más se
daba cuenta de que no era un animal herido.

—¡Mierda! —Estrelló el pie en los frenos y se bajó de un saltó.

Se encorvó. Era un ser humano. Su corto cabello castaño que estaba JongDae
estaba justo a su lado. —¿Qué demonios?

enmarañado, y llevaba camisa roja a cuadros, con las mangas enrolladas,


pantalones cortos de color caqui, calcetines blancos y botas de montaña. Una
mochila todavía estaba pegada a su espalda.
—Un excursionista. —Dijo Taeyang. —Pero ¿qué diablos lo atrapo?

Agarró una de las correas de la mochila y tiró. El tipo se volvió. Tenía los ojos muy
abiertos, como si hubiese muerto horrorizado, lo cual tenía sentido, ya que su
garganta le fue arrancada tan profundamente, que podía verle la columna
vertebral.

—¿Dónde está la sangre? —Preguntó JongDae. —¿No debería haber un montón


debajo de él? También está pálido, como si lo hubieran drenado.

También lo había notado. La camisa del hombre, tenía sólo un poco de sangre en
el, y no había nada en el suelo debajo suyo. —No tengo ni la menor pista. — Se
rascó la mandíbula. —No puede haber estado aquí mucho tiempo. Sehun lo
habría visto. No mencionó nada sobre un cadáver en el camino.

—Tenemos que llegar con Sehun. —JongDae se apresuró a regresar a la


camioneta.

—No podemos dejar este pobre tonto aquí. —Dijo Taeyang.

—Está muerto. —Murmuró JongDae. —Esperemos que Sehun no lo esté. No


podemos hacer nada por ese tipo, pero podemos intentar salvar a Sehun y a su
compañero.

Taeyang lo miró a él. —¿Compañero?

—Sehun no está solo. —Se levantó y se dirigió a la camioneta. —Tenemos que


llegar a ellos, antes de lo que sea que haya hecho esto, los encuentre.
Taeyang permaneció allí un momento, mirando el cadáver, se estremeció y corrió
hacia la camioneta. JongDae estaba junto a la puerta, esperando a que Taeyang
entrara antes de subir y cerrar la puerta.

Condujo cuidadosamente alrededor del hombre muerto, su teléfono en una mano,


mientras seguía las coordenadas GPS de Sehun. El sol finalmente se sumergió
detrás de las montañas, y las nubes cubrieron la luna, cubriendo al bosque en la
oscuridad. Había conducido por este camino cien veces, pero nunca se había
sentido tan ominoso, mientras se dirigía hacía su hermano.

—¿Crees que, con lo que sea que estamos tratando, todavía está allí fuera? —
Luhan se había acomodado en su asiento, con los nervios destrozados. Podía
decir por el modo en que Sehun seguía inquieto, que quería salir e investigar.

Podría haber ido a favor de eso, excepto por la sensación de que lo que estaban
tratando no era humano.

Sehun miró por la ventana de la puerta del conductor. Había sido así durante los
últimos diez minutos. —Sé que todavía está por ahí.

—¿Cómo?

Sehun no respondió. Se sentó tan quieto, que sus nervios se tensaron aún más. El
caso de Jaebeom habría sido su primer caso grande. Antes de eso, solo se había
ocupado del trabajo de escritorio. No había sido un agente de campo durante
mucho tiempo y nunca había tratado con algo tan extraño antes.

No hasta que conoció a los Oh . Desde ese día, su definición de normal había
volado por la ventana. Ahora se sentaba junto a un hombre que no era
completamente humano, tratando de mantenerse a salvo del hombre del saco.
Irónicamente, el hombre al que había querido arrestar era probablemente la única
persona que podía evitar que muriera, y los otros hombres a los que había querido
arrestar, estaban en camino para ayudar.

Se frotó las sienes.

Sehun se acercó a él, le apartó las manos y le dio un masaje en las sienes con
dedos fuertes y seguros. Inclinó la cabeza hacia atrás, suspirando mientras Sehun
hacia su magia.

—Sé que lo que hay por ahí, todavía está por aquí. —Dijo Sehun, mientras
trabajaba la parte posterior de la cabeza con los pulgares. El tipo se había
equivocado de profesión. Su dolor de cabeza comenzó a desvanecerse. —Lo vi
hace unos diez minutos.

Se volvió hacia Sehun, pero este lo obligó a darse la vuelta para poder continuar
dándole un masaje en la cabeza. — ¿Qué viste?

—Nada que tenga sentido. —Los dedos de Sehun pasaron de su cabeza al cuello,
donde sus pulgares trabajaron los nudos de su nuca que no sabía que estaban
allí. Sus otros dedos trabajaban en movimientos circulares por sus hombros.

Sus dedos rozaron el lugar, donde lo había mordido, y la preocupación y los


temores embotellados dentro suyo se aliviaron. Había ido a Spas en el pasado, los
que la gente podía encontrar en los centros comerciales. Aunque el puñado de
masajes que había conseguido, habían sido maravillosos, nada se comparaba con
Sehun, él hacía que sus huesos se convirtieran en gelatina.
Se deslizó de lado, apoyando la cabeza en el hombro de Sehun y bostezando,
sorprendido por lo agotado que se sentí repentinamente. No debería estar
pensando en dormir. Debería estar sentado, estando tan atento como Sehun.

Este se deslizo a su lado y lo convenció de que apoyara la cabeza en su regazo.


—Estaré alerta. Debes dormir un poco. —Sus dedos se deslizaron sobre la
cabeza de Luhan, sus uñas raspando ligeramente su cuero cabelludo. Cuanto más
Sehun lo acariciaba, más cansado se sentía. Luchó por mantener los ojos
abiertos, pero era una batalla perdida.

—No dejaré que te pase nada. —Murmuró Sehun. —A ti o al bebé.

Comenzó a protestar, quería decirle a Sehun que estaba loco, pero se estiró en el
asiento, demasiado cansado para discutir.

Se sobresaltó, cuando se sorprendió roncando. Parpadeó abriendo sus ojos. El


volante estaba justo encima de su cabeza. Bostezó profundamente, antes de
estirarse y sentarse.

Pero Sehun no estaba en la camioneta. El pánico lo llenó, hasta que vio el otro
vehículo.

Sehun estaba junto al capo, hablando con Chanyeol, JongDae y el guardabosque


que había conocido cuando él y Jaebeom habían entrado, por primera vez, en las
montañas. No tenía idea de cuánto tiempo había pasado, cuando abrió la puerta y
se deslizó fuera.

—¿Listo? —Preguntó Sehun, atendió su atención.


—¿Para salir de aquí? —Miró a su alrededor. Los bosques ya no parecían
ominosos, pero no se arriesgaría. —Sí.

JongDae y Taeyang saltaron en la parte trasera de la camioneta, y Sehun


mantuvo la puerta del pasajero abierta. Se metió en el centro. No era un hombre
pequeño, pero sentado entre Chanyeol y Sehun, se sentía enano.

Mientras Chanyeol subía por la carretera, llevándolo de regreso al lugar del que
había intentado escapar múltiples veces, Sehun le apoyó la mano en la rodilla, y el
toque, curiosamente, lo confortó.

Alguien golpeó sus nudillos, en la ventana trasera. —¿Quieres tener cuidado con
los baches? —Gritó JongDae.

Chanyeol abrió el divisor. —Si no te gusta el viaje, siempre puedes tomar el


camino alternativo a casa.

—¿Camino alternativo? —Miró a Sehun.

—Cambiar y correr a casa. —Respondió Sehun.

—Pero eso es demasiado peligroso. —Protestó. —No sabemos qué hay ahí fuera
o si nos está siguiendo.

—Exacto. —Dijo Chanyeol—. JongDae no cambiará y saldrá por su cuenta, así


que se detendrá de quejarse.

—Estoy bien aquí. —Dijo Taeyang a través de la pequeña ventana abierta. —


Mientras esté lejos de lo que eso sea, golpea lo que quieras.
—Dice el hombre que no está sentado contra una caja de herramientas de metal.
—Respondió JongDae.

Chanyeol cerró la ventana, bloqueando las discusiones de JongDae y Taeyang.

Tanto como había querido escapar, se sintió aliviado cuando Chanyeol finalmente
entró en el claro. Aún más extraño, se sentía seguro con los osos a su alrededor.

—Reunámonos en mi casa. —Dijo Chanyeol, mientras aparcaba y salía. —Quiero


que todos estén allí. —Dirigió una mirada hacia él, que todavía llevaba nada más
que sus boxers. —Puede que quieras ponerte más ropa.

—Con lo caliente que está aquí fuera—Salió de la camioneta. —Tienes suerte de


que no esté caminando desnudo. —No tenía ni idea de por qué estaba bromeando
con Chanyeol, pero la respuesta había salido de su boca.

La mirada de Chanyeol cayó sobre su estómago. Una extraña clase de diversión


se deslizó en sus ojos antes de negar con la cabeza. —Estoy bastante seguro de
que Sehun tendría problemas contigo, paseando por aquí desnudo. —Chanyeol se
alejó, JongDae y Taeyang lo siguieron.

Apretó su mano contra su estómago, escupiendo. Se sentía un poco mareado.

—¿Estás bien?

Asintió con la cabeza. —Tan bien como se podría esperar, en estas


circunstancias.
—¿Hambriento?

Pensó en eso. — ¿No sabrás dónde encontraría un burrito de tres capas y tacos
suaves, verdad?

La sonrisa de Sehun era sexy como el infierno, aunque estaba seguro de que no
estaba tratando de seducirlo. Todavía lo logro muy bien. —Estoy bastante seguro,
de que estamos fuera de los lugares de entrega. —Se dirigió hacia la línea de
árboles. —Pero después de la reunión, veré lo que puedo preparar para ti.

—Suena bien. —Miró a su alrededor, asegurándose de que no los habían seguido,


antes de correr para alcanzar a Sehun.

Antes de que comenzara la reunión, Victoria comprobó el costado de Luhan


mientras este se movía como un niño que no quería que le molestaran. Ella
cambió sus vendajes, parecía satisfecha, luego se sentó al lado de su compañero.

Yixing había traído aperitivos caseros. Una gran bandeja llena de salchichas,
metidas en croissants, albóndigas en salsa y pequeños sándwiches. El shifter
conejito había llamado al contenido de la bandeja bocadillos, pero había suficiente
comida para alimentar a un pequeño ejército.

Yixing se colocó entre Luhan y Taemin, y los tres entraron cuando Chanyeol se
dirigía hacia los escalones que conducían a su dormitorio, apoyando su brazo en
la barandilla. —Estoy seguro de que ahora todos ustedes se han enterado de lo
que está pasando.

—Ni idea. —Dijo Yixing después de tragar su bocado. —Oí que el guardabosque
estaba en problemas, y Junmyeon me dijo que teníamos que venir aquí, así que
traje algo de comida para todos.
¿Todos? Sehun dudaba mucho de eso. La bandeja descansaba sobre las piernas
delgadas de Yixing, y Luhan y Taemin parecían ser las únicas personas que
podían comer de ella. Cuando JongIn trató de lanzar una albóndiga con un palillo
de dientes, Yixing había golpeado su mano.

Luhan estaba usado una de sus camisetas, y maldita sea si su compañero no se


veía atractivo usando su ropa. También se veía sexy lamiendo sus dedos,
mientras arrasaba a través de las albóndigas y croissants rellenos de salchichas.

Todo acerca de Luhan lo encendía. Solo deseaba que este sintiera lo mismo. Se
sentó allí como si no le importara la compañía de Taemin y Yixing. Hablaban con
voces suaves, y Luhan sonrió una o dos veces a algo que Yixing había dicho.

Oró porque hubiese esperanza para ellos. Luhan, si su compañero quería admitirlo
o no, encajaba perfectamente. Era más musculoso que los otros compañeros,
pero parecía tan despreocupado, mientras estaba sentado allí llenando su rostro.

—Yixing tenía razón. —Susurró Junmyeon, mientras se movía para pararse junto
a él. —Dale tiempo y entrara en razón.

—¿Alguien tiene alguna conjetura? —Dijo Chanyeol en voz alta, llamando la


atención de todos. Baekhyun se sentó en el suelo, manteniendo a King ocupado.
JongIn estaba en la silla reclinable, en la parte superior de los escalones,
alimentando a una de sus hijas. KyungSoo estaba demasiado cansado y dormía
en la cama de Chanyeol, con su otra hija escondida a su lado.

—Sé que esto parecerá una locura. —Dijo Minho. —Pero estoy pensando en la
leyenda con el que crecimos. Por lo que me han dicho de lo que está pasando,
nada más encaja.
—Esa es sólo una historia que algunos shifters le decían a sus hijos para
asustarles y se comportasen. —Argumentó Junmyeon. —De ninguna manera es
verdad.

—¿Qué historia? —Preguntó Luhan, mientras miraba alrededor de la habitación,


lamiendo la salsa de las albóndigas de sus dedos.

—Sí, ¿qué historia? —Preguntó Yixing. —¿Es realmente aterradora?

—Me gustaría escucharla. —Dijo Taeyang. Había entrado y se había sentado en


uno de los escalones que conducían hacia arriba. Todavía parecía temblar por lo
de antes, pero también lo estaba él. Afortunadamente, Luhan no parecía como si
casi hubiesen muerto en el bosque. Él se sentó allí con salsa en la comisura de su
boca, con una mirada llena de curiosidad en sus ojos color avellana.

Su polla se endureció, al pensar en lamer esa salsa de Luhan hasta que su


compañero gritara su nombre. Tan agotador como había sido el calor de
apareamiento, una parte de él deseaba que Luhan siguiera en calor. Echaba de
menos la forma íntima con que se habían conectado. Desde aquella noche, Luhan
lo rechazó cada vez que sugería tener sexo.

Como si pudiera leerle los pensamientos, Luhan lo observó, su mirada se deslizó


sobre él. Se miraron a los ojos, durante un breve instante, antes de que Luhan
volviera su atención a la bandeja en el regazo de Yixing.

La bandeja estaba casi vacía. Luhan se levantó, entró en la cocina y trajo tres
refrescos. Le entregó uno a Taemin y Yixing. Después de tomar un largo trago,
bostezó, frotando tan fuertemente su ojo con la palma de su mano que debió
haberlo sacarlo de órbita.
Su compañero había conseguido sólo veinte minutos de sueño. Tenía que estar
listo para caer. Pero Luhan se sentó allí, lata en la mano, mirando a Chanyeol
mientras este empezaba a hablar.

—Nunca lo he creído. —Chanyeol se frotó la mandíbula. —La historia dice, que


hace unos cien años, cuatro hombres quedaron atrapados en estas montañas.
Perdidos. No pudieron encontrar cómo regresar a la ciudad.

—Dos eran hermanos. —Añadió y Chanyeol asintió.

—Lo eran. Y después de una semana de vagar, no pudieron aguantar más. El


hambre los alcanzó. Esperaron hasta el anochecer y luego atacaron a los dos
hombres con los que estaban.

Yixing apretó una mano sobre su boca. —Por favor, no me digas que los
hermanos se comieron a sus amigos. Creo que voy a vomitar.

Chanyeol se encogió de hombros. —Según la historia, eso es exactamente lo que


hicieron.

—Sólo que no se detuvieron con sus amigos. —Dijo Minho. —Tienen gusto por la
sangre. Se detuvieron en una cueva y atraparon a hombres o mujeres que
vagaron demasiado cerca de ellos.

—Espera, espera, espera. —Luhan levantó su mano. —¿Estás tratando de


decirme que lo que intentó atacarnos fueron, uno o ambos hermanos, los mismos
de hace cien años? —Resoplo. —Incluso, si hubieran podido seguir viviendo, no
hubieran sido tan rápidos. Ya tienen más de cien años.
—Sí, yo tampoco creí la historia. —Dijo JongIn desde arriba. —Un montón de
mierda si me lo preguntas.

—Creo que todos estamos de acuerdo en eso. —Chanyeol se volvió hacia Luhan.
—Pero de eso se trata. La sangre y la carne de los humanos les hicieron algo. Les
daba sustento, los mantenía de la edad en que se comieron a sus amigos.

—Y no drenaron a todos los que encontraron. —Dijo JongDae. —Algunos se


convirtieron en lo que ellos son.

Luhan se echó a reír. Dio una palmada en la rodilla, riéndose, mientras se limpiaba
los ojos. —Muy buena.

—Tengo que estar de acuerdo con Luhan. —Dijo Taeyang. —Lo que estás
describiendo son vampiros, y no existen.

—Los shifters existen. —Señaló. —No creías que fuéramos reales, hasta que viste
a Chanyeol cambiar.

Taeyang se quedó en silencio.

—Entonces, ¿no es que este diciendo que su historia es real, pero para no llevar
la contraria, si lo fuera, me está diciendo que hay más de dos de ellos por ahí? —
Preguntó Luhan.

Chanyeol lo miró. —Lo que estoy diciendo, es que no puedo pensar en otra
explicación. ¿Tú puedes?
CAPITULO 6

—Está bien. —Luhan se levantó y estiró.—Gracias por la horrible historia para ir a


dormir. Me ayudará a tener pesadillas.

Chanyeol se encogió de hombros. —Tú me preguntaste de qué historia estaba


hablando. No dije que fuera cierto.

—Así que, supongo que de ahí viene toda la leyenda de los vampiros. —Dijo,
mientras se dirigía a la puerta.

—Ahora estás mezclando historias. —Dijo Chanyeol. —Nunca dije vampiros.


Taeyang lo hizo. Las leyendas de los vampiros, vienen de Rumania. Y como
sabes, no estamos allí.

Puso los ojos en blanco. —No puedo explicar cómo los hombres pueden
transformarse en animales, pero...

—Al revés, Ricitos de oro. —Dijo Sehun.

—¿Qué? —Lo miró con los ojos entornados.

—Somos osos que pueden convertirse en hombres. —Sehun mantuvo la puerta


abierta, y él salió al porche, negando con la cabeza.
—De cualquier forma, todavía estoy teniendo dificultades para averiguar cómo
ustedes hacen eso. ¿Ahora se supone que debo creer alguna leyenda sobre
hombres que tienen súper velocidad y drenan sangre de sus víctimas?

—Parece una locura. —Dijo Sehun, mientras cerraba la puerta y se le unía en el


porche. —Ya descifraremos la locura, pero por ahora, creo que el sueño está a la
orden.

Se dio cuenta de lo que exactamente estaba haciendo. —Me estás diciendo lo que
quiero oír, para que me quede.

Sehun le guiñó un ojo. —¿Está funcionando?

Bajó los escalones, pero se detuvo y enfrentó a Sehun. —Mira, podría estar en
conflicto acerca de qué hacer, pero eso no significa que estoy feliz de estar aquí.
No quiero tomar ninguna decisión, mientras este exhausto.

Estaba más que en conflicto pero se negó a decir a Sehun de que. Todavía no
estaba seguro de si haría que arrestaran a muchos de ellos o simplemente se
alejaría de todo y empezaría en otra parte. No era como si hablara con su familia.

Los estándares de su mamá y papá eran tan altos, que sentía hemorragias de
nariz cada vez que entraba en su casa. El resto de su familia no era mejor.

La mayoría, trabajaba aplicando la ley de una u otra manera. Había unos cuantos
que no habían ido por ese camino, y esos miembros eran considerados ovejas
negras. Nunca fueron invitados a fiestas ni celebraciones y se hablaba tan mal de
ellos siempre le había inspirado lástima.
No le importaba si se convertía en una oveja negra. Quería liberarse de su familia
y empezar de nuevo. Ya no quería ser un agente. No quería volver a su vida
mediocre.

Lástima que no tuviera ni idea de lo que quería hacer, una vez que regresara a la
civilización.

Entró en la cocina de Sehun, encendiendo el interruptor de la pared.

Los artefactos fluorescentes cobraron vida, iluminando la oscura habitación.

—¿Hambriento? —Sehun cerró la puerta detrás de él. Fue directamente a la Miró


el reloj digital de la estufa. Eran las 4:22 de la mañana.

nevera y tomó un refresco.

—No. —Sólo quería dormir durante las siguientes ocho horas. Primero, sin
embargo, necesitaba una ducha. Quería lavar la sensación espeluznante de su
piel. Ya no estaban en el bosque, pero seguía sintiendo como si el mal se le
hubiese pegado.

Dejó a Sehun en la cocina y se dirigió al baño. Estaba cansado hasta los huesos,
pero se negó a dormir en el sofá sin ducharse primero.

Deslizó, la puerta de cristal, a un lado y giró las perillas hasta que el agua fluyó.
Comprobó la temperatura y, cuando estuvo satisfecho, encendió la ducha. No
desperdició tiempo para desnudarse antes de caminar bajo la regadera. El agua
caliente se sentía como el cielo, golpeaba contra sus músculos adoloridos. Cerró
los ojos, apretando las manos contra el muro de azulejos, dejando que el agua le
mojara el pelo y la cara.
Nada en el mundo se sentía tan bien como el agua en su cuerpo, después de
pasar por algo tan inquietante como lo que le había pasado. Sentía como si todos
sus problemas fluyeran de su piel y rodaran por el desagüe.

La puerta de cristal se abrió, interrumpiendo su paz, y Sehun entró detrás de él.


Se encontraba demasiado cansado para discutir, demasiado fatigado mentalmente
como para decirle que saliera de allí.

—Es más que un simple conflicto. —Sehun había traído una toalla con él. No
había pensado en tomar una. Sehun lo enjabono con líquido Irish Spring, el olor
lleno el baño, mientras le lavaba la espalda. —Háblame. Podemos resolver
cualquier problema, si sólo hablamos de ello.

—Realmente no soy el tipo de hombre que es muy llorón. Prefiero embotellar todo
hasta que explote o tenga un colapso nervioso. —Arqueó la espalda, mientras
Sehun pasaba el paño sobre su costado. ¿Cómo había olvidado sus vendas?
Arrancó la gasa blanca y la puso en un estante. Tendría que ver a Victoria en
busca de un apósito fresco después de dormir.

—Tampoco soy de ese tipo. —Confesó Sehun. —No soy de hablar sobre ese tipo
de cosas, pero pensé que te vendría bien un oído donde poder criticar y
despotricar. Sehun era cuidadoso con sus puntadas, y él sabía que no debía
mojarse, pero en ese momento, simplemente no le importaba. —Sólo quiero
dormir un poco.

—Creo que te ayudare en eso. —Sehun comenzó en su culo, pero giró y tomó el
paño de la mano de Sehun.

—Puedo lavarme. —Miró a Sehun, su corazón se aceleró, su aliento salió en


jadeos cortos. El vapor se reunió alrededor de ellos. No estaba seguro de si era
agua o el sudor lo que goteaba por su cuero cabelludo y la cara. Su polla se
endureció, mientras miraba los ojos grises de Sehun. —Maldito seas. —Le gritó.
—¿Por qué no puedo dejar de desearte?

Sehun movió la mandíbula de un lado a otro. —Parecías estar haciendo excelente


trabajo ignorándome toda la semana.

Permanecer en el sofá en lugar de ir a la cama de Sehun, había sido lo más difícil


que hubiese hecho. Más de una vez, se había levantado y caminado por el pasillo,
pero, en el último momento, se obligaba a dar media vuelta y regresar al sofá.

Sehun deslizó sus fuertes manos por sus lados y las movió hasta que le agarró el
culo. Se le acercó y sus pollas casi se alinearon, mientras Sehun bajaba la cabeza
y lo besó a lo largo de la mandíbula.

—¿Qué estás haciendo? —Apretó las manos contra el pecho de Sehun, pero no lo
apartó. En realidad, esto era lo que anhelaba. La cercanía, el contacto, el beso, y
lo que seguramente llegaría después. Necesitaba perderse en algo más que sus
pensamientos, en algo distinto de lo que había ocurrido esta noche.

Se encontraba en un mundo desconocido, un mundo lleno de cosas que salían en


la noche. Cosas que en primer lugar, ni siquiera deberían existir.

Gimió, mientras dejaba caer la cabeza a un lado, el agua golpeaba su espalda


cuando Sehun besó y lamió su parte delantera. Sus labios se deslizaron por su
cuello, mientras sus manos le amasaban el culo.

—No eres el único que no puede dejar de desear. —La mano derecha de Sehun
se movió entre ellos. La envolvió alrededor de su polla y la subió y bajó por la dura
longitud haciéndole silbar mientras golpeaba sus caderas hacia delante, follando la
mano de Sehun.
Sehun tomó sus labios en un beso, que hizo que sus dedos se curvaran. Se movió
hasta que lo tenía contra la pared, con sus lenguas enredadas, la mano de

Sehun haciendo magia en su polla, su otra mano deslizándose lentamente hacia


su adolorido agujero.

—Nunca quise a alguien tan mal, en mi vida. —Confesó Sehun contra sus labios.

—Apuesto a que le dices eso a todos los chicos que has retenido como rehenes,
en estas montañas.

Sehun retrocedió y lo miró fijamente a los ojos. —No estoy manteniéndote como
rehén, Luhan. Viste que estaba listo para dejarte ir.

La estrangulada voz de Sehun lo aturdió. A juzgar por el modo en que Sehun lo


miró, dejarlo ir, era lo último que quería hacer. Pensó en su vida vacía en su casa
y se preguntó por qué estaba tan desesperado por volver. Estar en estas
montañas y estar cerca de los hombres de Oh era, tristemente, la cosa más
cercana que tenía a una vida social.

Él envolvió su mano alrededor de la polla de Sehun y le acarició, observando


como los párpados de este se cerraban. Oyó el silbido y olió el fuerte jabón,
mientras tomaba un poco en su mano, luego volvía a masturbar a Sehun.

—No. —Sehun apretó su mandíbula, mientras le agarraba la muñeca. —Así no.


Estás tratando de distanciarte.
Eso era exactamente lo que había estado haciendo. No quería enamorarse de
Sehun. No quería seguir anhelando al hombre tanto como ya lo hacía. Emplear
sus sentimientos, haría que dejar todo, fuera más difícil.

—¿Qué quieres de mí?

Sehun lo hizo girar y lo clavó contra la pared de cristal. Le colocó una mano sobre
la garganta y luego lo besó hasta que sus pulmones quemaron por respirar. Para
su sorpresa, Sehun lo alzo, alejándolo del suelo. Instintivamente rodeó con sus
piernas, la cintura del hombre. —Quiero pasión, lealtad, confianza, compromiso.
Te quiero tan profundamente involucrado en esto, como yo lo estoy.

Clavó las uñas en los hombros de Sehun, agarrándose como si se le fuera la vida
en ello, mientras este llegaba por debajo de su culo. La cabeza de la polla de
Sehun presionaba su agujero. —Pero, sobre todo, quiero tu felicidad, y haré lo que
sea necesario, para conseguirla.

Respiró hondo, antes de que Sehun entrara profundamente dentro de él.

Tenía miedo de que la pared de la ducha se rompiera, con la envestida que

Sehun le dio.

—Quiero despertar a tu lado todas las mañanas, y quedarme dormido contigo


acurrucado sobre mí. Quiero discutir, enfadarme y luego joderte hasta que seas
feliz de nuevo.

¡Oh Dios! No iba a sobrevivir a este asalto. Sehun lo sostenía, empujándolo hacia
arriba, mostrando sus caninos, mientras lo miraba a él, con tanta pasión y calor en
sus ojos grises que debería haberse derretido en el acto.
—Quiero que tengas mis hijos, todos los que quieras darme. Quiero envejecer
contigo, y tener que frotar un ungüento para aliviar el dolor el uno del otro cada
noche, antes de que nos arrastremos en la cama. Quiero poner el mundo a tus
pies. ¿Finalmente entiendes lo que quiero de ti?

—¡Sí! —Arqueó su espalda, mientras gritaba su liberación. Su semen salpicó entre


ellos, cuando Sehun le mordió el hombro. Sehun gruñó, sus movimientos
frenéticos antes de que disminuyera la velocidad, moviéndose dentro y fuera de él,
mientras extraía sus dientes.

Sehun le besó el hombro. —¿Alguna pregunta más?

Se rió entre dientes y le golpeó el pecho. —Sólo llévame a la cama, para que
pueda dormir.

Con él todavía envuelto alrededor de su cintura, Sehun cerró el agua, tomó una
toalla de la estantería, y entró en el dormitorio. Hizo que se parara, luego lo secó
de la cabeza a los pies.

Nunca nadie, lo había mimado así. Tomo la toalla de Sehun.

—Puedo secarme.

—Eres un hombre obstinado—Sehun tomó la toalla y secó su propio cuerpo. Él


simplemente permaneció allí, bebiendo de cada pulgada húmeda de este.

Sehun tiró la toalla a un lado, cuando terminó. —Puedes mirarme así, después de
descansar un poco.
Con un profundo bostezo, se deslizó en la cama. No dijo nada cuando Sehun se
envolvió a su alrededor. Después de lo que habían pasado en el bosque, tener a
Sehun tan cerca hizo que se sintiera seguro. Se acurrucó más cerca antes de
dormirse.

Pasaron dos semanas sin otro incidente nocturno. A Sehun no le gustaba el hecho
de que Luhan había llamado a la oficina central, pero su compañero le había dicho
a quienquiera que sea con el que estaba hablando, que estaban trabajando en las
pistas, para encontrar a Jaebeom. De los gritos al otro extremo, podía decir que
Luhan estaba recibiendo patadas en el culo.

Eso lo enloqueció, pero no tomó el teléfono de su compañero y amenazó la vida


de la persona en el otro extremo. Cuando Luhan colgó, se volvió hacia él.

—Me han ordenado regresar a Washington. —Luhan se mordió el labio. —En


realidad, a Jaebeom y a mí nos lo ordenaron.

—Tengo que hablar con Chanyeol.

—No importa lo que ustedes decidan. Tengo que ir. Sólo tengo que averiguar
cómo voy a llevar a Jaebeom conmigo.

—Un leopardo de las nieves lo atacó y lo mató. —No vio cómo ocultar la verdad
los beneficiaría. Luhan necesitaba saber, para que pudieran averiguar lo que
necesitaban hacer. —Era una amenaza para estas montañas, y algunos no están
tan inclinados a arriesgarse.

Luhan apretó la palma contra su frente, mientras cerraba los ojos.


—¿Acabas de decir leopardo de las nieves, como en un "gato que puede
convertirse en un hombre", ese tipo de leopardo de las nieves?

Durante los últimos catorce días, Luhan se había adaptado a estar en las
montañas. No había intentado escapar, o le había pedido que lo llevara a la
ciudad. Había salido con Yixing y Taemin cada vez más, y su estómago empezaba
a hincharse ligeramente. Pero era el estómago de Yixing y Taemin el que lo había
convencido de que estaba realmente embarazado.

Y esa noche no había ido tan bien. Luhan había perdido la paciencia, amenazando
con cortarle las nueces.

—Sí, ese tipo de leopardo de las nieves. Y no irás a Washington, Luhan. De


ninguna manera estoy dejando que mi compañero embarazado viaje tan lejos.

—Eso sería mejor, que al FBI viniendo aquí. —Dijo Luhan.

—Sólo déjame hablar con Chanyeol.

—¿Por qué? —Luhan dejó el teléfono a un lado. —Dijiste que no soy un rehén.
Déjame ir y aligerar las cosas. Mientras estoy allí, renunciaré. Pero no voy a
sentarme y esperar a que algo más suceda. Tengo que hacer frente a esto,cara a
cara.

—No vas a ir. —Discutió.

—Me voy.

—No, no lo harás.
—Vete a la mierda. —Luhan se acercó a la puerta en bóxer. Realmente
necesitaba comprarle a su pareja algo de ropa, aunque le gustaba ver a Luhan
correr con su ropa, o moverse por la casa completamente desnudo.

—Luhan. —Dijo, en un gruñido de advertencia. —No te atrevas a salir por esa


puerta.

—Voy a hablar con Chanyeol yo mismo. Él se dará cuenta de que tengo razón.
Puedes quedarte aquí y hacer pucheros. —Luhan salió, la puerta de malla
cerrándose detrás de él.

Quería arrancarse el pelo. Fue detrás de su compañero, listo para llevar a Luhan
dentro. Se detuvo cuando advirtió que este simplemente estaba de pie allí,
mirando hacia el claro. El olor del miedo de Luhan casi le ahogó.

—¿Qué pasa?

—Alguien estaba justo detrás de los árboles, observándome.

Giró a la derecha, luego a la izquierda, tratando de detectar a la persona que


Luhan había visto. El sol ya se había puesto, y la luna estaba subiendo más alto
en el cielo. Le agarró la muñeca y lo empujó hacia la casa. Luhan no discutió,
mientras se apresuraba hacia la puerta. —Tienes que devolverme mi arma— Dijo
Luhan cuando llegaron a la cocina. — No voy a estar indefenso, mientras viva en
medio de la nada.

Avanzó a toda velocidad hacia el gabinete de licores. Alcanzó encima de él y sacó


el arma de Luhan. No estaba seguro de que una bala detuviera lo que estuviera
allí, pero estar armado no haría daño.
Tomo el teléfono que se encontraba tirado y llamó a Chanyeol. —Te necesito aquí.
Tenemos un problema.

—En camino. —Dijo Chanyeol antes de colgar.

Regresó a la cocina. Su corazón palpitaba con fuerza, cuando vio que Luhan se
había ido.
CAPITULO 7

Luhan estaba mareado por la velocidad, pero logró soltar su muñeca mientras
avanzaban por el claro. Uñas como garras raspaban su piel, dejando atrás largas
marcas rojas cuando cayó el suelo, luego se puso de pie.

El aire olía a tierra mojada después de una tormenta, como una tumba
desenterrada, podrida y mordaz.

La cosa había sido tan rápida, que no había tenido tiempo de gritar o salir del
camino, cuando lo agarró en el patio. Ahora que estaba en peligro, se dio cuenta
de que salir a esperar a Sehun, tal vez no había sido el movimiento más brillante.

Cayó al suelo y rodó cuando la cosa lo alcanzó. Si se veía muy cerca, con un ojo
fijo, la cosa delante de él, podría parecerse a un ser humano. Su piel era tan
pálida que era casi translúcida. ¿De tantos años viviendo en una cueva? Sus ojos
también eran raros. El iris y las pupilas eran tan oscuros, que los colores se
mezclaban.

Incluso con nada más que la luna como luz, entrecerraba los ojos, como si el
resplandor hiciera que le doliera.

Abrió la boca y silbó, mostrando una hilera de dentados, dientes afilados, tan
amarillos que parecían trozos de maíz atrapados en las encías. Pero él estaba
dispuesto a vencer a esta criatura, podría cortar la carne con facilidad.

Volvió a rodar, cuando intentó agarrarlo de nuevo. Apretó los dientes, cuando rodó
sobre su lado lesionado. Iba a pelear, si tenía que hacerlo. Estaría condenado si
se convertía en su próxima víctima.
Ignorando el bajo latido del dolor, se puso en pie de un salto y retrocedió. Su mano
instintivamente se acercó a su lado, pero su arma no estaba allí. No había estado
allí por semanas.

La cosa hizo un sonido húmedo y sonoro como “Dios, por favor dime que no es su
lengua” la punta de algo negro serpenteó y corrió a través de su marchitado labio
inferior.

Sin un arma con que dispararle a la criatura, agarró un palo grueso y lo agitó hacía
la cosa. El extremo estaba puntiagudo, afilado, y si tenía que hacerlo, le metería el
extremo en el pecho.

Nunca había matado a nadie antes, pero de nuevo, esta cosa no califica como un
ser vivo. Al menos, no lo creía.

Se movió más cerca y Luhan apuñaló con el palo hacia adelante. La punta afilada
golpeó su brazo, y la cosa gruñó, mientras sacudía su brazo hacia atrás. La
sangre oscura y casi negra brotando de la herida.

Si sangra, puedes matarlo.

Con ese pensamiento, siguió apuñalando el palo con la cosa, pero pronto se dio
cuenta de que estaba jugando con él. A juzgar por la velocidad que había
demostrado, y la fuerza que poseía, podría llevárselo sin sudar.

Sólo tenía que evitar que lo agarraran, antes de que llegara ayuda.

—Lo siento, cariño, pero no voy a ser tu próxima comida.


El palo no era muy grande, sólo una rama que había caído de uno de los árboles,
pero cuanto más tiempo se aferraba a él, más pesado se hacía. Sus brazos ardían
por el esfuerzo, y sus manos dolían al agarrar la corteza anudada. Lo único que
quería, era dejarlo caer y descansar para recuperar el aliento.

La cosa corrió a su izquierda, tan rápido, que no la había visto moverse. Había
estado delante de él un segundo, y al siguiente, se había ido. Se dio la vuelta,
tirando su arma improvisada, rezando para que pudiera detenerla.

La criatura agarró el palo y envolvió sus garras alrededor del extremo, luego tiró
de su brazo hacia atrás, tomando el palo con él. Sus manos escocían debido al
repentino y veloz movimiento. Miró rápidamente a sus palmas, para ver que el
palo le había cortado la piel. Pequeñas gotas de sangre se formaron sobre las
melladas líneas.

Inclinó la cabeza hacia atrás y olisqueó el aire, el movimiento le recordó a un


perro. La punta negra volvió a bordear su labio marchito.

Bajó la cabeza, con los ojos fijos en las manos de Luhan.

—¡Mierda! —Se dio la vuelta y corrió, pero no llegó muy lejos, antes de que un
peso pesado en su espalda lo derribara. Aterrizó tan fuerte, que el aire se escapó
de sus pulmones.

Un rugido resonó en el bosque, mientras luchaba por salir de debajo de la criatura.


El dolor le quemaba la espalda, como si alguien le hubiera tocado con una
antorcha, la piel. Vomitó cuando la lengua de la cosa se deslizó sobre su espalda.
—¡Suéltame, desagradable pedazo de mierda! —Se retorció, volvió el brazo hacia
atrás, su codo se conectó con su rostro. Pero aún con lo duro que lo había
golpeado, la cosa no se había movido.

El mismo oso que había asustado al león de la montaña, cargó a través de los
árboles. Y no estaba solo. Otros dos osos estaban detrás de él. El rugido del oso
principal era feroz, mientras avanzaba.

La cosa saltó de su espalda, luego le agarró el brazo, como si tratara de llevarlo


con él. Cuando Sehun, asumió que el oso principal era Sehun, se acercó, la cosa
lo soltó y corrió rápidamente en dirección al lago.

Los osos, con Sehun, persiguieron a la cosa, mientras este cambiaba y caía junto
a él. —No te muevas, cariño. No trates de levantarte.

Jadeó de dolor. —¿Así de mal?

—¿Quieres la verdad?

Los dos osos regresaron. Cambiaron a Chanyeol y JongDae.

Sentía tanto dolor, que su desnudez apenas la registró.

—Ve a buscar a Victoria. —Les dijo Sehun.

JongDae se alejó, cuando Chanyeol cambio a su oso y los rodeó, como si los
protegiera en caso de que esa cosa volviera.
—El hijo de puta me lamió. —Replicó. —Él puto me lamió, como si fuera una
especie de cono de helado.

Sehun le pasó la mano por el cabello. —¿Cómo te encontró? Estabas en la


cocina.

Cerró los ojos y apoyó la cabeza en sus brazos cruzados. Incluso así, el mundo se
sentía como si estuviera girando. Picos agudos de dolor palpitaban en su espalda
y la bilis se elevó hasta la parte posterior de su garganta. Apenas logró no vomitar
por segunda vez.

—Puedo decirte una cosa. —Dijo, entrelazando los dedos con sus palmas heridas.
—Esa historia era real.

Sehun no podía poner su rabia en palabras. Se quedó allí, mientras veía a Victoria
limpiar y coser la espalda de Luhan. Gracias a la mierda, las heridas no eran tan
profundas, pero las líneas de corte eran largas, extendiéndose desde su omóplato
izquierdo hasta justo por encima de la hinchazón de su culo, en el lado derecho.

—Tienen que estar en una cueva cercana. —Dijo Chanyeol, mientras se quedaba
allí y observaba a Victoria.

Seguía teniendo dificultades para creer que la historia había sido cierta. Toda su
vida lo había descartado como una mierda, como otra táctica de su padre para
asustarlos. Cuando era joven, había funcionado. Había tenido demasiado miedo
de ir al bosque solo. A medida que envejecía, el sentido común y la lógica habían
entrado en acción, y no podía creer que hubiera caído en tales tonterías.
¿Ahora? Quería cazar a esas criaturas y quemarlas. Si su padre no hubiera sido
un imbécil tan frío en la vida, podría haber susurrado una disculpa al alma del
hombre, que probablemente estaba quemándose en los fosos ardientes del
infierno.

—Afortunadamente, todavía tengo algunos antibióticos de la última vez que


resultaste herido. —Dijo Victoria, mientras terminaba de coser a Luhan.

—¿Le harán daño al cachorro? —Preguntó.

—Una infección no tratada puede dañar a tu pareja y a tu cachorro, Sehun. Lo que


le daré será seguro. —Le dio una palmada en el brazo. —No te preocupes.

La verdad, había comenzado a ver a Victoria como algo más que la mamá de
Yixing. Ella no sólo cuidaba a los heridos, sino que hacía una excelente cazuela
de atún, se encargaba de los hermanos cuando actuaban como idiotas, y era muy
fácil hablarle.

—Gracias. —Le dio un suave abrazo.

—Es para eso que estoy aquí. —Dijo. —Ahora, tengo que volver con mi
compañero. Abe está planeando construir nuestro propio nido de amor. —Le
guiñó un ojo antes de dirigirse a la puerta. —Mantén los puntos de sutura secos y
coloca el bálsamo sobre las heridas, hasta que te diga lo contrario. Enviaré a
Benjamín, con los antibióticos.

Era tan pequeña y adorable, que tenía ganas de acariciarle la cabeza. Pero no lo
hizo, porque le gustaba tener las dos manos.
—Tengo una reunión con los otros shifters de estas montañas. —Dijo Chanyeol
después de que Victoria se marchara. —Necesitan saber qué está pasando, y
podríamos usar su ayuda.

—Estas cosas han sobrevivido tanto tiempo. —Dijo Luhan desde su cama. Estaba
tumbado boca abajo, mirándolo con esos hermosos ojos color avellana. —No creo
que puedan encontrarlos fácilmente.

—¿Por qué ahora? —Tomó una almohada de la parte superior de la cama y la


metió bajo la cabeza de Luhan. Su compañero estaba en diagonal, y sabía que
moverse tenía que ser doloroso para él. —¿Por qué atacan ahora?

—Buena pregunta. —Dijo Chanyeol. —Algo tuvo que atraerlos.

—Tenemos que averiguar qué es ese algo. —Dijo Sehun. —Últimamente han
habido demasiada muertes por aquí. Estoy listo para un poco de paz y
tranquilidad.

Chanyeol gruñó.

—Estoy empezando a pensar que la paz no está en las cartas. —Se alejó de

la cómoda en la que se había apoyado y se acercó a la cama. —Descansa,


Luhan. Manejaremos este problema.

—Me ordenaron volar de regreso a Washington. —Dijo Luhan. El recordatorio hizo


que rechinaran los dientes. —Sólo estoy tratando de averiguar cómo lo haré sin
Jaebeom .
—Te lo dije, no vas. —Dijo bruscamente. No había querido ser tan desagradable
con Luhan, pero la idea de que su compañero saliera, hacia un nudo en su
estómago.

—Espera. —Chanyeol estudió a Luhan antes de dirigirse a él. —Con sus heridas
en la espalda, podría decir que fueron atacados por osos. Jaebeom no lo logró.
Luhan puede hacer arreglos para transportar el cuerpo de Jaebeom . Incluso,
puede decir que Jaebeom se encontró con la misma mala suerte, que habían
encontrado su cuerpo, mientras estaba en las montañas.

—No me gusta. —Dijo. —Eso significa que tiene que volar de regreso a
Washington.

—Entonces ve con él. —Dijo Chanyeol. —¿A menos que puedas pensar en una
manera mejor de quitarnos la presión?

Una pequeña parte de él, seguía temiendo que Luhan los entregaría a todos, haría
volar la historia que utilizaron para encubrir y diría la verdad, o al doctor de que
Jaebeom y Jaebeom fueron asesinados por los hombres en lugar de shifters.

Como si sintiera su duda, Chanyeol dijo —También llevarás a Luhan lejos del
peligro, por un tiempo.

—Va a entrar en un peligro mayor. —Señaló. —¿Y si nadie cree en su historia?

—Me creerán. —Aseguro Luhan.

—¿Cómo? —Preguntó.
—Haré que me crean. —Luhan cerró los ojos. Chanyeol movió la cabeza,
indicando que quería que Sehun lo siguiera desde la habitación.

—Volveré enseguida. —Le dijo a Luhan, antes de ir a la sala de estar.

—-¿Qué pasa? —Preguntó Chanyeol.

Le contó a su hermano, su temor de que Luhan todavía pudiera entregarlos. Se


sentía como si estuviera traicionándolo, pero la duda se mantuvo firme, mientras
miraba hacia el pasillo.

—Le daremos unos días. —Dijo Chanyeol. —Sé que no hay mucho tiempo para
que Luhan se cure, pero el que regrese con heridas frescas, validará su historia.
En cuanto a tus dudas, tendrás que averiguarlas y asegurarte de que tu
compañero no nos traicione.

¿Cómo demonios se suponía que debía hacer eso? Podía preguntarle a Luhan,
pero su compañero también podía mentirle a la cara, mientras tramaba su caída.
Un gemido apartó su atención de Chanyeol. Miró hacia el pasillo para ver a Luhan
allí de pie, haciendo una mueca, con pura rabia en sus ojos avellana.

—¿Eso es lo que realmente piensas? —Preguntó Luhan. —¿Qué te entregaré, tan


pronto regrese a la civilización?

—Esa es mi señal para irme. —Chanyeol se dirigió a la puerta. —Soluciona esta


mierda. —Dijo antes de cerrarla detrás de sí.

Se frotó la mandíbula, sin ver avanzar esta conversación. —Has estado gruñendo
desde que nos conocimos, y ¿cuántas veces has intentado escapar? ¿Qué más
debo pensar?
Luhan le lanzó una mirada de incredulidad. — ¿Lo dices malditamente en serio?
Me secuestraron y me metieron en una sofocante cabaña y mataste a mi
compañero.

—Deberías darle las gracias a MyungSoo por ese favor. —Replicó. — Jaebeom
te dejó como cebo, mientras salvaba su culo.

—¿Cómo lo sabes? —Luhan entrecerró los ojos. —Nunca le conté a nadie, acerca
de nuestra conversación.

—Me lo dijiste. —Dijo. —Y además, si no hubiera estado tratando de salvar su


propio culo, él te habría liberado.

Luhan apretó la mandíbula, mientras miraba al suelo. —“Me aseguraré de que


consigas un entierro apropiado cuando volvamos por tu cuerpo. Los hombres que
matan a un agente federal se asegurarán de recibir la pena de muerte.” Eso es lo
que Jaebeom me dijo, antes de irse.

Si pudiera hacer que Jaebeom volviera a la vida, torturaría lentamente al


bastardo, alargando su muerte durante meses.

—Él no suena como un compañero para mí. Pero yo lo soy. —Se acercó a Luhan.
—Nunca te dejaría en peligro, o te pondría en el. Me sacrificaría si significaba que
puedes vivir.

Luhan levantó la cabeza y lo estudió. —¿Por qué? Apenas nos conocemos. ¿Por
qué harías algo así?

Gimió. —¿No me escuchaste en la ducha? ¿No te dije todas las razones?


Cuando el sudor se reunió en la frente de Luhan, lo ayudó a volver a la cama.
Luhan fue de buena gana y se tumbó boca abajo. Se arrastró junto a él y pasó la
mano por el brazo de su compañero.

—Supongo que tienes razones para dudar de mí. —Luhan parecía un niño
petulante, su labio inferior ligeramente sobresaliendo. —Pero últimamente, creo
que he sido más que amable.

—¿Últimamente? —Sonrió. —Últimamente, ha sido sólo un día, Luhan. Creo que


necesito más tiempo para estar convencido de que no vas a correr ni a
entregarnos.

Con un suspiro, Luhan cerró los ojos. —No los voy a entregar. —Los abrió y lo
miró. —En verdad, eres más una familia para mí que la mía.

Maldita sea si esa confesión no ablandaba su corazón. Sonaba tan miserable,


como él se había sentido, creciendo con un padre como Oh Jaejoong . Conocía
ese tono demasiado bien.

—Tan loca como mi familia puede parecer, siempre cubrirán tu espalda, y yo


también, Luhan. Somos excesivamente leales. La familia es todo para nosotros.

Luhan volvió a cerrar los ojos. —Estoy cansado. —Bostezó y lentamente, como si
cada centímetro que movía fuera doloroso, se le acercó.

Tomó eso como una buena señal, pero todavía esperaba que las cosas no se
volvieran desastrosas, cuando llegaran a Washington.
CAPITULO 8

Era el primer viaje en avión de Sehun, y sería el último, excepto por su vuelo de
regreso. El aeropuerto había estado congestionado, con gente grosera en
abundancia, y todo costaba tres veces más que en casa.

¿Quién en su sano juicio cobraba siete dólares por una maldita botella de agua?

Los dispositivos de seguridad estaban por todas partes. Él medio esperaba que
fueran transportados a una nave espacial, cuando entró en el escáner de cuerpo.
Se sintió un poco violado, cuando caminó hacia el otro lado, y una abrumadora
necesidad de ducharse lo golpeó.

El viaje en avión había sido inquietante. Había pasado la mayor parte con los
dedos clavados profundamente en los apoyabrazos. Si una persona no tenía alas,
no debería estar en el aire, pensó, cuando el avión se deslizo por la pista y subió a
las nubes.

Nunca debería haber dejado que sus pies abandonaran el suelo. Pero ya era
demasiado tarde, y ahora sólo tenía que aguantarlo. Suponía que las cosas
podían ser peores. Podría estar sentado en la parte trasera del avión, que parecía
estar tan lleno de gente, como una lata de sardina.

Al menos habían volado en primera clase, que tenía mucho espacio para las
piernas y no estaba aplastado entre extraños. Cuando aterrizaron, estaba listo
para dispararle a alguien, especialmente cuando la gente tropezó con él, mientras
bajaban del avión.
Se había tomado su tiempo, sacando su bolsa del compartimiento superior. La
tripulación había dejado que la gente de primera clase saliera primero, pero al
parecer, habían sido demasiado lentos. Los pasajeros que se encontraban detrás
de él, se quedaron recluidos, y tuvo que contenerse para no golpear a unos
cuantos humanos.

Luhan parecía ajeno a todo esto, como si aquello fuera una parte normal de su
mundo. Se movió con pasos lentos, gracias a su lesión en la espalda, mientras
que él se aseguraba de que nadie se topara con su compañero al entrar en la
terminal. Nunca había sido más feliz, que cuando salieron del aeropuerto. Pero su
esta murió rápidamente, cuando miró alrededor en el ajetreado y bullicioso
Washington, DC.

Estaba listo para volver a las montañas y feliz de nunca haber tenido ni siquiera
una pizca de deseo de vivir su vida en la ciudad. Amaba sus comodidades, pero
también la naturaleza y siempre se sentía uno con ella. Esta selva de hormigón, lo
hacía querer gritar como un loco.

Sólo el olor lo tenía arrugando la nariz. Los gases de los tubos de escapes
ahogaban el aire, y los coches, los camiones, los autobuses y las motocicletas
obstruían las calles. La gente cruzaba en medio de la calle, sin preocuparse por el
tráfico en sentido contrario, como si hubieran nacido con un parachoques en el
culo.

—¿Vas a estar bien? —Luhan lo miró mientras viajaban a Pennsylvania Avenue. A


medida que pasaban sobre el río Potomac, cerró los ojos cuando un palpitante
dolor de cabeza palpito en la parte posterior de su cráneo.

—No estoy acostumbrado a todo esto. —Un coche los seguía, llevando el cuerpo
de Jaebeom . Sus hermanos y él, habían desenterrado al agente, antes de
llevárselo y transportar el de Jaebeom montaña abajo.
El delegado Sooman no parecía estar demasiado afectado, de que Jaebeom
hubiese sido asesinado por un oso. Había dicho que escribiría el informe y se
encargaría de las cosas hasta el final.

Había esperado más de un alboroto, pero Jaebeom no parecía haber sido muy
querido en Grizzly Ridge, para que alguien hubiese tomado armas sobre su
muerte, excepto Matt, y no iba a ir por allí.

Cuando miró por la ventana trasera, vio que el coche detrás de ellos se había ido,
tomando otra ruta. En lugar de ir al edificio J. Edgar Hoover, su coche se detuvo
frente al hotel, donde Luhan había hecho las reservas.

Insistió en que se quedaran en el apartamento de Luhan, pero su compañero no


cedió.

—Todavía no me gusta que vayas solo. —Se sentó en el asiento trasero,


dudando. No quería que Luhan se enfrentara a este fiasco solo.

—¿Tienes miedo de que te traicione?

Maldita sea si su compañero no podía guardar rencor. —No, no quiero que mi... —
Miró la parte de atrás de la cabeza del conductor. —Novio que está en esa
condición, este solo.

—Lo he hecho durante veinticinco años, Sehun. Creo que puedo manejar estar
lejos de ti, durante unas horas. —Luhan hizo un movimiento de espantar con sus
manos. —Cuanto antes acabe esto, más rápido podré volver a ti.

No le gustó nada, pero salió del coche. Se inclinó y miró a Luhan. —Trae tu culo
de vuelta a mí, ¿entiendes?
—Alto y claro. —Para su sorpresa, Luhan se inclinó y lo besó. Luego cerró la
puerta y el coche se fue, dejándolo de pie en la acera.

Sehun podría haber odiado la ciudad, pero la habitación del hotel era perfecta.
Buscó en la pequeña nevera y agarró las diminutas botellas de licor, se comió
todos los aperitivos y se sentó en un colchón que se sentía como las nubes. Pero
no podía quedarse quieto, no cuando Luhan estaba tratando de limpiar lo que
habían hecho los shifters.

Se dirigió a la ventana y se quedó allí, contemplando el gran número de

árboles. Le recordaron su hogar y el centro de su pecho se contrajo. ¿Y si,


ahoraque Luhan estaba de regreso en la ciudad, no quería dejar su casa? ¿Podría
mudarse aquí? Sabía que eso nunca sería una opción ya que Luhan llevaba a su
hijo, pero la idea de despertar cada mañana con el sonido del tráfico, de no poder
caminar por el bosque cada vez que salía por su puerta, era suficiente para
deprimir la mierda fuera de él.

Después de horas de estar en la habitación del hotel, listo para arrancarse el pelo,
Luhan entró, cerrando la puerta detrás de sí. Parecía cansado, cuando se dejó
caer sobre la cama.

—¿Cómo te fue? —Antes había pedido servicio a la habitación. Agarró la botella


de agua y le vertió en un vaso para Luhan.

Su compañero lo tomó y tragó la mitad de la copa, antes de mirar la comida


sobrante sobre la mesa. —Estoy desempleado, y los superiores quieren una
investigación interna, lo que llevará meses.
Su corazón se hundió. —No podemos quedarnos aquí por meses, Luhan. Vas a
dar a luz en diez semanas. En dos, empezara a notarse.

—Están esperando el informe del forense. Si lo que he afirmado puede ser


respaldado por el Estado de Maine, entonces no seré considerado responsable.
Dicen que mi informe tiene demasiadas preguntas y no suficientes respuestas.

Se sorprendió de que dejaran a Luhan salir de allí. —¿Y ahora qué?

—Así que ahora, debo hallar un camino que me llevé de vuelta a las montañas sin
usar un avión, tren, o alquilar un coche a mi nombre. Podrán rastrearme si lo hago.
Tendré que caer fuera del sistema, Sehun. Pero no antes de que vaya a casa y
consiga algo de ropa.

—Espera. —Le agarró el brazo. —¿Estás dispuesto a renunciar a todo para estar
conmigo? —No estaba seguro de qué decir después de eso.

Luhan debería haber parecido asustado, decepcionado o incluso enojado, pero


cuando lo miró con esos hermosos ojos avellana, había paz en ellos.

—¿Qué me dijiste en la ducha? —Preguntó. Luhan volvió a mirar la bandeja de


comida a medio comer. —Lo mismo digo.

Se rió entre dientes. —No puedes recordarlo todo, ¿verdad?

—¿Tú puedes? —Le preguntó Luhan. —Sólo sé, que no quiero estar en ningún
lado sin ti. Ahora tú eres mi familia, y si realmente tengo un bollo en el horno, no te
alejarás de mí tan fácilmente.
Movió una mano hacia la mesa. —Continúa y acabalo.

Luhan se sentó y acabo el filete y el puré de patatas. Escarbo en el cheesecake,


comiendo cada miga. —Tenemos que ponernos en marcha. —Miró la nevera.
—Sabes que tienes que pagar por todo lo que sacaste de allí.

Echó un vistazo a la basura, donde estaban las seis botellas de licor y unos cinco
caramelos. —Me van a cobrar diez dólares por un aperitivo, ¿no?

Luhan puso los ojos en blanco. —Vamos a salir de aquí.

Reviso fuera y luego llamó un taxi. Cuando llegaron al apartamento de Luhan, se


sorprendió de lo vacía que se sentía. Nada en el lugar era acogedor o personal.
No tenía fotos en la pared, ni plantas, y muy pocos muebles.

Luhan lleno una bolsa de lona y se dirigió a la puerta. Puso las llaves sobre la
mesa y miró a su alrededor. —Llamaré al propietario y le diré dónde están las
llaves.

Tanto como no quería hacerlo, hizo un puente a un automóvil en el


estacionamiento del apartamento y se dirigió al sudoeste. Tendrían que recoger
otro coche en el camino, pero era la única manera de llegar a casa, sin ser
rastreados. Si lo ligaban a Luhan de todos modos, el alquiler llevaría al FBI de
regreso a las montañas. Quería que su rastro terminara en el apartamento de
Luhan.

Llamó a Chanyeol e hizo planes para encontrarse con su hermano a mitad de


camino, así que si alguien era listo y rastreaba los coches robados, no lo podrían
hallar.
Haciendo rápidas paradas para comer, descansando y cambiar de vehículo, les
tomó ocho horas reunirse con Chanyeol y otras ocho para llegar a casa. Nunca
había estado tan contento de ver las montañas en la distancia o de caminar por la
puerta de su cocina.

Tan pronto como Luhan entró en la casa, corrió directamente al baño y vomito.
Chanyeol se rió entre dientes. —Recuerdo cuando Baekhyun pasó por eso. Dale
de comer galletas.

Cerró la puerta después de que Chanyeol se marchara, pensó en las criaturas que
todavía estaban allí y decidió, por primera vez, cerrar sus puertas y ventanas.

Luhan llevaba cinco semanas en las montañas. Si había tenido dudas de la


afirmación de Sehun de que estaba embarazado, se desvanecieron cuando sintió
un revoloteo en el estómago. El ver cómo Yixing y Taemin se hinchaban, también
ayudaba.

Podría ser imposible, pero la prueba lo miraba fijamente desde el espejo, mientras
se afeitaba. Se estaban acercando a septiembre y el calor todavía lo estaba
matando. Su casa tenía aire acondicionado, pero sudaba como si hubiese corrido
millas cada vez que salía por la puerta. Estaba acostumbrado a vivir en la ciudad,
donde había suficiente aire acondicionado. Raramente había pasado tiempo fuera.
Lo evitaba cada vez que podía, pero no había forma de hacerlo aquí.

—¿Qué tal si hoy vamos a nadar en el lago? —Le dijo a Sehun, que se estaba
vistiendo en su dormitorio. Limpió su navaja en el agua corriente y la dejó a un
lado, luego agarró una toalla húmeda y limpió su cara.

Sehun entró en el baño, se apoyó contra el mostrador y cruzó los brazos. Todavía
no podía superar lo guapo que era. Sehun también estaba resultando ser un tipo
muy dulce.
—En realidad, estaba pensando en llevarte a Howling Cavern para almorzar—Se
volvió y le colocó una mano sobre su estómago. —Ya sabes, antes de que
empieces a mostrarse y te quedes aquí.

La idea de salir, de almorzar como la gente normal, hizo que sonriera.

—¿Tienen algún lugar con un patio?

—Grange's Bar and Grill, tiene asientos al aire libre. Hay un toldo sobre el patio,
pero todavía puedes disfrutar del aire fresco. —Sehun le colocó la mano en la
parte baja de su espalda, besándole el cuello. —Quiero mostrarte que la vida aquí
vale la pena. Sé que renunciaste a mucho, por mí, por mi familia, pero también
quiero que seas feliz.

Por primera vez en su vida, podía decir sinceramente que lo era. El hecho de que
finalmente pudiera cambiarse, con su ropa, era una gran ayuda. Ir a

Washington mientras llevaba la ropa de Sehun, que no le ajustaba bien, lo había


puesto de mal humor. Pero ahora tenía sus pantalones cortos de color caqui y
camisas sin mangas y estaba listo para el clima cálido. —Aparte de que me
embarazaste y me despierto cada mañana vomitando, estoy feliz.

—Los vómitos mañaneros, deberían pasar pronto.

—Pero todavía tendré estropeado mi cuerpo, cuando esto termine. Tendré que
conseguir ropa de entrenamiento, porque una vez que salga este cachorro, me
estaré poniendo en forma. —Había tenido una membresía en el gimnasio local a la
vuelta de su casa, y le encantaba que su cuerpo estuviese en forma. El
pensamiento de un estómago flácido le hizo temblar.
Sehun apretó su culo. —Trabajaremos juntos.

—Ahora, ese es un plan. —Salió del baño, se puso los pantalones cortos y metió
los pies en sus cómodos zapatos de cuero azul marino. —¿Qué tal si nos vamos
ahora y tomamos un desayuno-almuerzo? —Lo llamó desde el dormitorio.
Definitivamente tendría que trabajar, considerando lo voraz que se había vuelto su
apetito.

No dudaría de que hubiera ganado cinco libras, desde que estaba aquí. El hecho
de que sus pantalones cortos estuvieran un poco más apretados, validaba su
suposición.

Había tenido el mismo tamaño desde la secundaria, nunca ganando ni perdiendo


un ápice. Quería gimotear, cuando el broche de sus pantalones cortos, casi
reventó.

La mayor parte de esto era culpa de Yixing. El pequeño shifter conejo era una
máquina de cocinar y hornear. Seguía asombrado de que existían shifters conejos,
así como lobos, leopardos de las nieves y leones. Estaba bastante seguro de que
había más tipos de shifters por ahí, pero no medito sobre la idea. Todavía se
estaba acostumbrando a los que ya conocía.

Cuando Sehun entró en el dormitorio, dijo —Dile a Yixing que deje de traer todas
esas golosinas. Mi cintura está sufriendo.

Sehun rió entre dientes. —Creo que lo ofenderás si lo detienes. Es un tipo muy
sensible.
Sí, no, realmente no quería que los dulces dejaran de venir, pero al menos tenía
que intentar verbalizar conscientemente su irritación con el aumento de peso.
Después del bebé. Definitivamente después del bebé, el trabajaría hasta que
estuviera de nuevo en forma.

Sehun pasó detrás de él y le pasó la mano por su espalda desnuda. Lo hacía de


vez en cuando, sólo mirando las cicatrices que esa criatura le había dado. Él se
alegraba de no poder verlas. Todavía tenía pesadillas sobre el ataque.

—¿Ha habido suerte en la búsqueda? —Se metió la camisa por encima de la


cabeza y Sehun agarró el dobladillo y se la bajó por el torso. Se estaba
acostumbrando a la forma en que Sehun lo mimaba. Sin duda, le gustaba. Mucho.

—Nada todavía. —Sehun tomó sus vaqueros de la cama y los deslizó sobre sus
calzoncillos de boxeador. Le encantaba ver a Sehun vestirse, pero verlo
desnudarse, aún más. —Todo el mundo está buscando, no sólo nosotros. Pero
hasta ahora, esas cosas se han quedado muy bien escondidas.

En las noches que Sehun los buscaba con sus hermanos, él siempre se quedaba
preocupado. Esas criaturas eran rápidas, letales, y él todavía recordaba lo mal que
habían olido. Eso no tenía nada que ver con lo peligroso que eran, pero las
arcadas que el olor le inducía, parecían estar permanentemente grabadas en su
cerebro. —Debemos llamarlos por lo que son.

—¿Cómo? —Sehun tiro de su camiseta apretada por encima de su cabeza,


haciéndolo que babease.

—Vampiros. —Se sintió tonto al decir la palabra. Sin embargo, había muchas
películas y libros sobre ellos. Algunas personas, incluso, fingían vivir esa clase de
vida, yendo a los clubs subterráneos que abastecían su fetiche sobre los
nomuertos.

Había visto incluso libros de romance que involucraban a vampiros, lo que


pensaba que era absurdo. Pero con tantas cosas sobre ellos, y ahora que sabía
que los shifters eran reales, empezaba a preguntarse si había un grano de verdad
y si realmente existían.

—No creo que esa palabra, les quede bien. —Dijo Sehun.

—Es lo más cercano que existe. —Se metió la cartera en el bolsillo trasero y metió
el teléfono en el frente. Había destruido el teléfono con el que había llegado a
Grizzly Ridge, para que el FBI no pudiera rastrearlo. Pero Sehun le había
conseguido uno nuevo, un teléfono inteligente, que amaba absolutamente. Ya
estaba enganchado a unos cuantos juegos.

—Mi padre solía llamarlos etetö. O algo así. —Sehun negó con la cabeza mientras
se sentaba en la cama y se ponía las botas de montaña. — Realmente no puedo
recordarlo. Dijo que era húngaro y que significaba "alimentador". —¿Tu padre era
húngaro?

—Mi madre lo era. El lado de mi padre emigró aquí de Inglaterra, hace unos
cientos de años. Mi madre podía hablar húngaro con fluidez, pero he olvidado lo
poco que aprendí.

Él no tenía ni idea sobre su árbol genealógico. Nunca se había molestado en


preguntar. Su apellido era Xiao, pero eso no le decía mucho. Podría haber sido el
hecho de que trató de distanciarse, tan seriamente, que no quiso saber.

Podría haber llamado a su madre y preguntado, pero ahora que era más que
probablemente un hombre buscado, su familia no querría tener nada que ver con
él. Probablemente, su padre trataría de averiguar dónde estaba, para poder
entregarlo.

—De acuerdo. —Dijo Sehun, mientras tomaba la cartera, las llaves y el teléfono
del tocador. —Estoy listo.

Miró a Sehun de arriba abajo, forzándose a no babear sobre lo bien que se veía.
Sus vaqueros abrazaban sus caderas, y su camisa se extendía sobre sus
deliciosos músculos. Sentía que necesitaba un babero, mientras lo miraba. No le
importaría desnudarlo y lamer cada centímetro de su impresionante cuerpo.

Por desgracia, su hambre ganó, junto con su necesidad de estar en la civilización


de nuevo. Estar en las montañas estaba bien, pero extrañaba el ajetreo y el
bullicio, incluso si no era una gran cantidad considerando que Howling Cavern era
una ciudad pequeña.

Apartó la mirada del tentador cuerpo de Sehun. —Entonces vamos a buscar algo
de comer.
CAPITULO 9

—Tengo una teoría. —Dijo Chanyeol, mientras entraba en el porche de Sehun.


Habían pasado cinco semanas desde que había llevado a Luhan a su desayuno
almuerzo. Luhan parecía más feliz, cuando hacían cosas que consideraba
"normales". A él no le importaba quedarse en las montañas 24/7, pero también
tenía que considerar las necesidades de su pareja.

—¿De qué estás hablando? —Preguntó, cuándo Chanyeol se dejó caer en una de
las blancas mecedoras.

—De esas criaturas. Nos preguntamos por qué de repente aparecieron, y creo que
sé por qué.

La verdad, lo había pensado, pero no mucho. Había estado demasiado ocupado


jactándose de cómo el estómago de Luhan se estaba hinchando. Habían estado
haciendo muchos viajes juntos, la mayoría de ellos simplemente caminando en el
bosque durante las horas de luz del día, o haciendo una parada

rápida en Howling Cavern, por un helado.

Hasta que el estómago de Luhan ya no pudo ser ocultado por las camisas
grandes. Y además, los días ya no estaban tan calientes y el puesto de helados se
había cerrado durante la temporada. Era a mediados de septiembre, y las
temperaturas eran finalmente soportables durante el día. —Dime tu teoría. — Dijo.

Noto que daba buenos consejos. Debía de hacerlo, porque era el chico al que
Chanyeol iba, cuando su hermano estaba confundido o en conflicto.
—Hubo mucho derramamiento de sangre, durante el verano. ¿Y si el olor de la
sangre, o esta derramada en el suelo los saco? Durante el último mes todo ha
estado tranquilo. No ha habido ningún derramamiento de sangre durante este
tiempo, así que no los hemos visto.

Fue una teoría interesante y un poco lógica. Si esas cosas vivían de la sangre,
entonces lo que Chanyeol había dicho, era la mejor hipótesis que tenían.

—¿Así que no más sangre y esas cosas nos dejarán en paz?

—No dije eso—Chanyeol se rascó la barba de su mandíbula. —Sólo estoy


trabajando en una suposición. Podrían decidir seguir adelante, ahora que saben
que estamos aquí.

—Pero ¿dónde han estado todo este tiempo? —Preguntó. —Nunca los vimos al
crecer, y nuca he puesto los ojos en ninguno, en mis treinta y un años. ¿Cómo se
han estado alimentando?

Chanyeol se encogió de hombros. —Amigo, no lo sé. Tal vez tienen algún tipo de
ciclo de alimentación y los despertamos con los asesinatos.

—Por otra parte, hay más de ochocientas millas cuadradas de montañas. Podrían
haber estado alimentándose, pero no en nuestra parte del bosque.

Miró hacia la puerta de malla, cuando se abrió. Luhan y Taemin salieron. Se


habían vuelto inseparables en las últimas semanas, y estaba contento de que
Luhan se acostumbrara a su nueva familia. Los tres estaban cerca de sus fechas
de parto. Sólo esperaba que no entraran en trabajo, al mismo tiempo.

—Vamos donde Yixing. — Dijo Taemin. —Hizo tarta de melocotón.


—Grita si me necesitas. —Dijo, mientras Luhan y Taemin se dirigían hacia la casa
de Junmyeon. Cuando estuvieron fuera de alcance, se volvió hacia Chanyeol. —
Así que todo lo que tenemos que hacer, es no derramar sangre, ¿cierto? —Como
dije, —respondió Chanyeol, —todo esto es sólo una teoría. No sabemos una
mierda sobre ellos, así que no puedo prometer que no volverán.

—Si sangra, se puede matar. —Dijo. —Eso es todo lo que necesito saber.

—Cierto. Taeyang ha estado pendiente de los informes de excursionistas muertos


o similares. Nada lo ha vuelto a asustar desde esa noche en la estación, pero
ahora está un poco nervioso.

—¿Qué hay de ese excursionista en el camino? —Preguntó. —Olvidé preguntar


acerca de eso.

—Taeyang llevó el cuerpo al pueblo y dijo que había sido atacado por osos—
Chanyeol se frotó la mandíbula de nuevo. —Pero no podemos seguir usando esa
excusa o tendremos una caza en nuestras manos. Ya dijimos que el excursionista,
Jaebeom, y Jaebeom murieron de esa manera. Diablos, me sorprende que nadie
haya venido a buscar a ese grupo que también fue asesinado.

Sehun seguía esperando que ocurriese algo más. Hasta el momento no había
pasado nada más, pero su suerte no duraría mucho tiempo. Sólo podía esperar
que, dado que Jaebeom supuestamente había muerto por un ataque de osos, los
habitantes de la ciudad asumieran que los hombres que habían formado un grupo
para venir tras Junmyeon, también hubieran encontrado su muerte en las
montañas.

Por otra parte, con más de quinientas mil hectáreas de bosques, cualquier cosa
podía haberle sucedido, aunque los shifters conocían la verdad. Seguía molesto
por no haber encontrado a la gente responsable de dejar esas trampas para osos.
Había agarrado todas las que había encontrado y las había desechado, pero si los
cazadores furtivos hubieran sido responsables, sacaron sus culos de allí, porque
cuando fue a investigar, no había encontrado a nadie en el bosque.

—Kris está enviando algunos de sus hombres con MyungSoo, esta noche. Van a
cubrir el lado norte de las montañas, para ver si pueden encontrar la cueva en la
que están escondidas esas criaturas. —Chanyeol se levantó y bajó trotando por
los escalones. —Cualquier cosa que suceda, te lo haré saber.

Si la teoría de Chanyeol era correcta, y era la única con lógica hasta el momento,
entonces todo lo que tenían que hacer era asegurarse de que nadie más muriera,
pero con un vasto bosque rodeándolos, y los depredadores esparciéndose a
través de ella, era una mera ilusión.

Luhan tenía que admitir que amaba esta nueva vida. No estaba persiguiendo
pistas o escribiendo informes, yendo de un callejón sin salida tras otro, en busca
de alguien, que él y su ex pareja, podrían o no atrapar. No iba a casa a un
apartamento vacío, a las cenas de microondas y a sus vecinos, alzando el
volumen de su música, para para no oir sus discusiones

No se acostaba en la cama por la noche, deseando tener a alguien significativo en


su vida, y de tener tiempo para pasar con ellos porque su trabajo absorbía la
mayor parte de su existencia.

No, estaba cortando el césped, contra las fuertes protestas de Sehun, y cocinando
carne en la parrilla en sandalias, nada menos. Pasó su tiempo con el hijo de
Chanyeol y de Baekhyun, haciendo lucha libre con King y amando cada segundo
de ello.

Por primera vez en su vida, estaba completamente feliz, incluso si había ganado
unas buenas veinte libras y andaba como un pato, mientras caminaba. Antes de
que comenzara a mostrarse, Sehun lo había llevado a citas, a restaurantes y al
cine, y habían hecho las compras juntos, como pareja.
Incluso se había convertido en un buen amigo de los compañeros. Hizo de niñera
de Chanyeol y Baekhyun, cuando querían estar a solas, ayudó a KyungSoo a
hacer malabares con los gemelos, cuando JongIn salía con sus hermanos y pasó
mucho tiempo con Yixing y Taemin, tratando de alimentarse durante su embarazo.

Como ahora. Sentado en la isla blanca de Junmyeon y Yixing, probando el budín


de pan de Yixing, en la cocina amarilla pálido.

—¿Y bien? —Preguntó Yixing, su mirada de color avellana saltando entre Luhan y
Taemin. —¿A qué sabe?

Era el primer intento de Yixing haciendo budín de pan, y maldita sea si no había
hecho un excelente trabajo. Siempre había sido uno de sus postres favoritos, y el
de Yixing era probablemente el mejor que había probado.

Taemin le dirigió una mirada de soslayo y él captó el mensaje en voz alta y clara.
Era demasiado fácil meterse con Yixing, y ¿por qué dejar pasar esta oportunidad?
—Un poco seco. —Dijo, forzándose a no tomar otro bocado de la celestial delicia.

Taemin hizo un ruido de arcadas, como si tragarse el budín de pan fuera lo último
que quería hacer. Tomó su vaso de té helado y bebió una buena porción de el.

Líneas débiles se formaron entre las cejas platinadas de Yixing.

—¿Así de malo? —Se pasó la mano por el cabello, que había dejado crecer.
Estaba tan acostumbrado a un corte de pelo, que a veces olvidaba que lo tenía
largo ahora. Su cabello oscuro caía en ondas, hilos que enmarcaban su rostro. La
parte trasera le tocaba el cuello, haciéndole cosquillas a veces. Sehun parecía
amar su nueva apariencia, así que no se había molestado en cortarla.
—Amigo, podrías esparcir estas cosas por los bosques como un disuasivo contra
los animales salvajes. Confía en mí, ellos no se acercarían a nuestras casas con
ellos en su camino. —Escondió su sonrisa, con su vaso de agua.

—Siento que he tragado estiércol de ciervo. —Taemin hizo una mueca. —No creo
que salga de mi boca pronto.

Yixing agarró su receta y reboto de un pie al otro, mientras examinaba la tarjeta.


—Pero hice todo al pie de la letra. —Gimoteó.

Taemin y él se miraron, sonriendo como idiotas. Cuando Yixing alzó la mirada, sus
sonrisas cayeron rápidamente, en un ceño fruncido.

—Toma mi consejo y quema esa tarjeta. —Dijo. —Estarías haciéndole un favor al


mundo.

—O darle esto a nuestros enemigos. Peor tortura jamás ha existido. —Dijo


Taemin.

Yixing envolvió su mano sobre el borde del mostrador y gritó, parecía como si
tuviera dolor. Alzó las manos, sin pensar que Yixing tomaría la noticia tan mal. —
¡Eh, sólo estábamos bromeando!

—Sí. — Taemin asintió rápidamente, su cabeza rebotando arriba y abajo, como un


resorte. —Este tiene que ser el mejor budín de pan que he probado. —Para probar
su punto, metió la mitad del cuenco que se encontraba delante de él, en su boca.

El rostro de Yixing irradiaba dolor. Jadeó, tragando varias veces. —¡Yo-yo creo
que el bebé está viniendo!
Su tenedor se estrelló contra el mostrador. Se sentó allí, con las mandíbula floja,
mientras miraba fijamente al shifter conejito. Una bomba podría haber golpeado la
casa y él habría estado demasiado aturdido para moverse.

Taemin no estaba mejor. A juzgar por su expresión, su cerebro había huido. Se le


habían pegado unos pedacitos de budín de pan al lado de la boca, y su mandíbula
estaba tan floja como la suya.

—¡No se queden ahí sentados como idiotas descerebrados, busquen a


Junmyeon!—Yixing aulló, cuando su pálida piel se ruborizó. —¡Quiero a mi mamá!
Taemin y él, saltaron al mismo tiempo y chocaron entre sí. Taemin tropezó hacia
atrás, y él extendió la mano para impedir que golpeara el mostrador, pero sólo
logró golpear la cacerola de budín de pan al suelo.

Taemin hizo una mueca, cuando su espalda golpeó el borde del mostrador. Él
giró, listo para correr hacia la puerta, pero se deslizó en el budín de pan. Se
estrelló en las sillas, tomando dos de ellas con él.

—¡Oh, Dios mío! —Gritó Yixing. —Estoy tratando con Tonto y retonto. Contrólense
antes de que patee... —Su amenaza fue interrumpida, por otro grito desgarrador.

Se desenmarañó de las sillas, mientras Taemin se aferraba a su costado, con


lágrimas en los ojos. Se arrastró lejos de la isla antes de intentar ponerse de pie.
Con su lado izquierdo cubierto de budín de pan, corrió hacia la puerta.

La abrió y gritó —¡Junmyeon!

Nadie estaba en el patio trasero. Los segundos que pasaban, se sentían como
horas. La brisa del atardecer atravesó la cubierta, revolviéndole el cabello. Si tenía
que pedir ayuda, Yixing estaba en problemas. Se había vuelto tan grande, que lo
mejor que habría podido lograr, era un rápido andar de pato.

Junmyeon irrumpió a través de la línea de árboles por el claro a galope, Minho y


Sehun se acercaron a él. Se apartó de la puerta, antes de que Junmyeon lo
arrollara.

—¿Qué pasa? —Gritó Sehun, antes de llegar a la casa.

—Yixing está en trabajo de parto. —Le respondió.

Junmyeon casi tropezó. Este palideció, mientras lo rebasaba rápidamente, hasta


la cocina. —No creo que esté preparado para esto.

—¡Supéralo y llévame arriba, ahora! —Exclamó Yixing.

Guau. Nunca antes había visto el pequeño shifter tan agresivo. Habría sido un
poco gracioso, si no pareciera que le rasgaría a Junmyeon un nuevo agujero en el
culo, en cualquier segundo.

Sehun agarró su teléfono y marcó. —Reúne a todo el mundo. Yixing va a tener al


bebe

—Voy a buscar a Victoria. —Dijo Minho, cambiando de rumbo y despegando.

al cachorro.
No sabía con quién estaba hablando Sehun o por qué había que reunirlos a todos.
Estaba listo para salir de allí. ¿Por qué todos tenían que estar en ese lugar?

Agarró la mano de Sehun, tratando de sacarlo de la cocina. —Tenemos que irnos.

Sehun le echó un vistazo, su mirada se extendió por el lado izquierdo de Luhan. —


¿Por qué estás cubierto de budín de pan?

—Guárdalo para más tarde. —Intentó de nuevo sacar a Sehun, pero este libero
su mano libre.

—No podemos irnos. —Sehun le colocó la mano en su pequeña espalda. — Es


tradición, que la familia esté allí, para cada nacimiento.

Había evitado preguntarle a Sehun cómo daban a luz los hombres. No era una
pregunta que quisiera conocer la respuesta, al menos hasta que no tuviera otra
opción. Prefería luchar contra un centenar de esos alimentadores, que resolver el
misterio de cómo los hombres daban a luz.

—¿Tenemos que mirar? —Se sintió mareado. Agarró el brazo de Sehun, se volvió
e hizo una mueca, cuando Junmyeon llevó a Yixing hacia las escaleras. —No voy
a subir.

Victoria se precipito a través de la puerta trasera y corrió hacia los escalones,


viéndose preocupada, pero sonriendo. —¡Fuera de mi camino! ¡Mi nieto está
viniendo!

Kyuhyun no estaba muy lejos de ella. Parecía estar sin aliento, mientras entraba.
También llevaba una amplia sonrisa. —Voy a ser abuelo... de nuevo. —Dijo con
una risita.
Todo el mundo había subido, a excepción de Sehun y él, le dio una palmada en
las manos a Sehun, cuando su compañero lo agarró.

—No podemos perdernos esto. —Insistió Sehun.

—Mírame. —Trató de correr hacia la puerta, pero Sehun lo alzó sobre sus pies y
se dirigió hacia los escalones. Se sorprendió de que Sehun pudiera hacerlo. Tenía
que pesar una tonelada. Desde que se volvió más grande, se había negado a
subir una pesa, pero estaba bastante seguro de que pesaba más que un oso
pardo.

—Deja de ser una gallina. —Lo provocó Sehun, mientras subía los escalones. Las
puertas se ramificaban del vestíbulo escaleras arriba y Sehun se dirigió al
dormitorio donde Yixing estaba acostado, en una cama con dosel.

Tan pronto como entraron, luchó por liberarse. No quería estar aquí, no cuando
Junmyeon tenía las manos metidas en el estómago de Yixing, como si estuviera
preparando un maldito pavo de Acción de Gracias.

—Cálmate. —Dijo Sehun. No lo dejaría irse.

—Voy a vomitar. —Se cubrió la boca, sintiéndose con un poco de nauseas,


mientras Junmyeon sacaba a un bebé.

Se relajó en los brazos de Sehun, cuando el bebé empezó a llorar. Estaba


horrorizado e hipnotizado en igual medida. Fue entonces cuando se dio cuenta de
que tenía un ser vivo dentro suyo, un pequeño bebé que pronto saludaría al
mundo, que pronto dependería de él, para cada una de sus necesidades.
—¡Es un niño! —Junmyeon llevaba una sonrisa tan amplia, que un cincel no
habría podido quitársela. Yixing ya le había dicho cuál sería el nombre si tenían un
niño. Había hablado de ello en detalle, cada vez que lo iba a visitar. Pensaba que
Han era un lindo nombre para un bebé conejito... err... cachorro shifter.

Con lágrimas de alegría en los ojos, Victoria envolvió una toalla alrededor del bebé
que lloraba, arrulló el pequeño bulto y luego lo devolvió a Junmyeon. Parecía que
no quería dejar ir al recién nacido, pero Junmyeon parecía tan ansioso por tener a
su hijo en sus brazos.

Sehun lo abrazó y su voz se atoro, cuando habló. —Dime que no puedes esperar
a que nazca nuestro cachorro.

Tan hermoso como este momento era, no podía dejar de mirar el agujero en el
estómago de Yixing. —Creo que me quedaré embarazado durante los próximos
años.

La profunda risa de Sehun, vibró por su espalda. —Lo harás genial. Tengo fe en ti.

Él no estaba tan seguro de eso. Pero si un shifter conejo podía hacer esto,
entonces él también podría.

La línea que se había abierto en el estómago de Yixing, empezó a cerrarse.

Apretó los labios, negándose a vomitar.

De acuerdo, tal vez no podría hacer esto. Envolvió su brazo alrededor de su


estómago, imaginándose su vientre haciendo lo mismo, mientras Junmyeon
entregaba al bebé y Yixing abrazó a su hijo.
Se aclaró la garganta unas cuantas veces, ante la mirada de pura admiración en la
cara de Yixing. No estaba a punto de llorar delante de todos. Sehun le besó el
cuello, acariciándolo. Este le había dicho lo sensible que sería la marca de
mordida, y cuando lo tocó, sus caóticas emociones se desvanecieron.

El horror por lo que sucedería cuando diera a luz, se escapó también, mientras se
acurrucaba en los brazos de Sehun. La sorpresa de ver a un hombre dar a luz lo
había aterrorizado, pero mientras observaba cómo Junmyeon miraba a Yixing,
como si su mundo girara alrededor del pequeño shifter conejito, él sabía que podía
hacerlo.

Atravesaría las profundidades del infierno, para tener la oportunidad de que Sehun
lo mirara de esa manera.
CAPITULO 10

Cuando el sol se puso, Sehun se dejó caer en la silla junto a Luhan y la hoguera.
Había puesto su computadora portátil y altavoces para la ocasión, con un cofre de
cerveza helada a su derecha. Mientras "I Will Not Bow" empezó a sonar, JongDae
se quitó la camisa por encima de la cabeza y la tiró a un lado. Él rodó sus enormes
hombros, luego lanzó sus brazos hacia fuera mientras rodeaba a Junmyeon.

—Trae ese culo a mí, para que pueda azotarlo. —JongDae se burló.

—Serás tú el que consiga una nalgada. —Dijo Junmyeon con una sonrisa
desafiante.

Su tradición había comenzado. Sehun se animó, esperando su turno.

—Explícame de nuevo, por qué ustedes hacen esto. —Dijo Luhan. Tenía un tazón
de palomitas en el estómago, como si fuera una mesa improvisada.

—¿Todos tratan de derrotar a Junmyeon por convertirse en padre? No lo entiendo.

La vida en las montañas era como vivir en un mundo completamente diferente.


Aunque los hombres Oh eran gente bastante normal, la mayoría de veces.

—Somos osos, cariño. No nos abrazamos y tomamos unas copas con puros.

—¿Así que esta es tu manera de felicitarlo? —Luhan se rió entre dientes. —Y


pensé que yo era muy machista. Ustedes me superan.
—Eres lo suficientemente varonil para mí. —Le guiñó un ojo y disfrutó del rubor
que recorrió la cara de Luhan. Pero su atención fue atraída a hacia la lucha,
cuando Junmyeon y JongDae cambiaron a sus formas de oso.

—Ahora, eso es impresionante. —Dijo Luhan. —Es como ver un partido de


campeonato de boxeo en vivo, sólo que con osos.

Baekhyun y KyungSoo no se habían sentido extasiados por el hecho de que


Chanyeol y JongIn siguieran la tradición, pero Luhan parecía emocionado. Su
sonrisa era amplia, cuando Junmyeon simulo a la izquierda y se estrelló contra
JongDae, haciendo que este retrocediera.

Su dinero estaba con Junmyeon. Aunque JongDae era el hermano más joven, y
estaba lleno de energía juvenil, Junmyeon estaba excitado por convertirse en
padre, y su entusiasmo se mostró en la forma en que llevó a JongDae abajo.

Pero conocía la verdad. Junmyeon era poderoso, pero JongDae no estaba dando
la mejor pelea. Ninguno de ellos derrotaría a Junmyeon esta noche. Era su noche,
y le dejarían brillar. Aunque no podía esperar su turno, también dejaría que
Junmyeon ganara.

No se trataba de orgullo. Se trataba de dar a Junmyeon una noche para recordar.

—Maldición. —Luhan se sentó, colocando el tazón de palomitas en el tronco junto


a él. El tazón se tambaleó y cayó, pero Luhan no le prestó atención. Su mirada
estaba clavada en la lucha. —Me alegro tanto de no ser yo el que está peleando
con Junmyeon. Está pateando el trasero de JongDae.
Soltó una risita, mientras se inclinaba y tomaba una botella de agua del cofre. Se
la entregó a Luhan. Luego, agarró una botella de cerveza para sí mismo y abrió la
tapa, mientras se recostaba en su silla y observaba las diferentes expresiones que
cruzaban la cara de Luhan.

Su pecho se contrajo cuando su corazón se expandió. Estaba enamorado de


Luhan. No había duda de cómo se sentía. Mientras miraba a su compañero, sabía
que nunca se había sentido más feliz en su vida.

Deslizó su mano sobre el vientre de Luhan y apoyó su palma en el centro,


mientras su cachorro golpeaba como si estuviera tocando la batería. El orgullo se
hinchó dentro de él, con la fuerza de su cachorro.

Mientras miraba a los dos osos, la mano de Luhan cubrió la suya. Ni siquiera
estaba seguro de que Luhan se diera cuenta de lo que estaba haciendo, y saber
que su compañero lo tocaba por instinto, lo complacía sin fin.

Se inclinó de nuevo a su lado, pero esta vez le dio un beso a la mejilla de Luhan.
—Te amo.

Este giró la cabeza. Sus ojos avellanas estaban ligeramente abiertos, mientras sus
labios se separaban. —¿Me estás diciendo esto durante una pelea? —La
diversión brillaba en sus ojos.

—Podríamos escabullirnos al lago y puedo decírtelo, mientras estamos desnudos.


—Estaba sonriendo como un idiota y no le importaba.

Luhan se rió entre dientes. —No vas a salir tan pronto de la fiesta. Sé que estás
emocionado por tener tu turno. —Luhan le lamió el labio inferior. —Pero podemos
salir después.
Su corazón se hundió ligeramente, cuando Luhan no devolvió el sentimiento. Justo
cuando empezó a alejarse, Luhan le deslizó la mano alrededor del cuello y lo
mantuvo quieto. —Yo también te amo.

Su corazón parecía expandirse aún más. Quiso saltar y gritar "¡Me ama!" Pero
permaneció sentado, mientras miraba a los ojos de Luhan, sintiéndose como un
joven en su primer enamoramiento.

Estaba tan absorto en su compañero, que el olor no le había golpeado en un


principio. Pero lentamente, el aroma de la muerte, se deslizó en sus pulmones. Se
echó hacia atrás, mirando a su alrededor, mientras JongDae cambiaba a su forma
humana y Minho entraba en el círculo.

—¿Qué pasa? —La piel entre los ojos de Luhan, se frunció.

Se levantó y miró a su alrededor. Se trasladó a su computadora portátil y dejó a


Three Days Grace cantando "Animal I Have Become".

Chanyeol golpeó a JongDae en su hombro, mientras este se unía a su lado. Pero


cuando la música se detuvo, Chanyeol lo miró. —¿Que sucede?

—Vuelve a encenderlo. —Gritó JongIn . —Tengo que tener música para luchar.

—¿Hueles eso? —Preguntó, odiando ser el que detuviera la celebración.

Todos inclinaron la cabeza hacia atrás, al unísono, olfateando el aire. Junmyeon,


que todavía estaba en su forma de oso, gruñó. No esperó a que descubrieran lo
que su estómago le dijo. Agarró el brazo de Luhan y lo levantó de su silla. —
Tenemos que irnos.

—¿Qué pasa? —Exigió Luhan, pero corrió junto a él.

Cuando llegaron a la casa, finalmente le respondió. —Chanyeol piensa que todas


las muertes hicieron que esas criaturas salieran de su escondite. Pero por lo que
sé, nadie más ha muerto. No estoy seguro de por qué…

—¡Whoa! —Luhan levantó ambas manos, sus ojos dilatados. —¿Me estás
diciendo que esas cosas están viniendo? —El rubor anterior de su compañero se
desvaneció, dejándolo pálido. —¿Vienen aquí?

—Estoy casi seguro de que era lo que olí. —Se dirigió a la sala de estar, Luhan
siguiéndole. Quería volver a pelear con sus hermanos, pero se negaba a dejar a
su compañero solo. No estaba seguro si sólo había una criatura o una docena de
ellos. La incertidumbre le hizo rechinar los dientes.

—Estaré bien aquí. —Decía Luhan como si pudiera leerle sus pensamientos.

—Sé que quieres ir a ayudarlos.

Se giró, cuando escuchó que el vidrio se rompía. El sonido provenía del pasillo.
Empujó a Luhan hacia el armario. —Entra allí.

Este no discutió. Se apresuró a entrar en el gran armario. Antes de que cerrara la


puerta, le dijo —No salgas, no importa lo que oigas.
Luhan parecía más enojado que asustado. —Me la deben esos bastardos, por
tratar de tallarme como un pavo.

El olor de la tierra y los gusanos llenaban el aire. Cerró de golpe la puerta y se


dirigió hacia el pasillo. Oyó un grito en algún lugar a lo lejos. Era demasiado agudo
para ser uno de sus hermanos. ¿Una pareja? ¿La mamá de Yixing?

Sacó su teléfono y marcó rápidamente a Kris. No estaba seguro si los lobos


llegarían a tiempo, pero necesitaban toda la ayuda que pudieran obtener. —¿Qué
necesitas, Sehun? —Preguntó Kris, con tono aburrido.

—Ataque completo. —Dijo. —No estoy seguro de cuántas de esas cosas están
aquí, pero... —Dejó caer su teléfono, cuando una de las criaturas venía por el
pasillo y entró en la sala, su lengua ennegrecida deslizándose sobre sus labios
arrugados. No podía sacar la palabra alimentador de su cabeza, así que la uso.

Alimentador rodaba mentalmente en su lengua mejor que etetö.

El alimentador se encontraba a altura media, pero era demacrado, sus huesos


sobresalían, su cara era delgada, sus ojos demasiado grandes para su cabeza.
Estaba desnudo, y él trató de no mirar más abajo de su rostro. La cuestión de si
esta cosa tenía genitales, no era algo que él quisiera saber.

Tenía que sacarlo de la sala de estar y estar lo más lejos posible de Luhan. Sabía
sobre su increíble velocidad, así que una carrera no era una opción.

Se acercó más.
Sehun se aproximó a su izquierda, alrededor del sofá y se alejó del armario,
mientras intentaba acercarse a la cocina. La mirada del alimentador siguió cada
uno de sus pasos. Eso era bueno. Estaba enfocado en él y no en el armario.

Cuando había despejado el espacio suficiente, retrocedió hacia la cocina. Lo


siguió, arrastrando los pies, mientras seguía lamiéndose lo que quedaba de sus
labios.

La bilis se elevó hasta la parte posterior de su garganta, cuando vio cómo eran de
amarillos y afilados sus dientes. No había ninguna posibilidad de que dejara que
esos se hundieran en su carne.

Los dos se volvieron, cuando Luhan soltó un grito desgarrador. Se tambaleó fuera
del armario, sosteniendo su estómago, sudor reuniéndose a lo largo de su frente y
labio superior. —Creo que el bebé está viniendo. —Luhan gimió, mientras se
aferraba al lado de la puerta.

El alimentador se volvió y se dirigió hacia Luhan.

Se adelantó y se colocó entre su compañero y la criatura. Cambio, levantándose


sobre sus patas traseras, mientras golpeaba fuertemente las delanteras, cortando
la cosa a través de su pecho.

Hizo un sonido, como si quisiera aullar de dolor, pero todo lo que salió fue un
gorgoteo seco. La poca sangre que sangro de la herida olía a podrido, y se
preguntó por un mero segundo, a quien alguna vez perteneció esa sangre. ¿Un
excursionista? ¿Taeyang? No habían oído hablar del guardabosque en más de
una semana. Eso no era raro, pero con estas cosas que frecuentaban las noches,
tuvo que preguntarse si Taeyang seguía vivo, y se dio una patada mental, por no
revisar al humano.
—Sehun. —Gritó Luhan. Se dejó caer al suelo, meciéndose a cuatro patas. Quería
desesperadamente ir con Luhan, pero necesitaba matar a la criatura primero.

Intentó caer encima de la cosa, pero la criatura se alejó demasiado rápido. Corrió
alrededor de Sehun y fue donde Luhan. Giró, golpeando el jarrón y la mesa que
había posado al lado del armario.

No le importaba destruir toda su casa. No dejaría que esa cosa llegara a Luhan.
No otra vez.

Aullidos rasgaron el aire. La manada de Kris lo había logrado, pero ¿alguno de


ellos iría a su casa? Tan agradecido como hubiera estado por cualquier tipo de
ayuda, no iba a esperar para ver si llegaba.

Se giró, su mandíbula casi destrozada, mientras rugía, saltando hacia la criatura.


Luhan se arrastró hacia el armario y se derrumbó sobre su espalda, gritando,
mientras se agarraba el estómago con ambas manos.

El alimentador se lanzó sobre Luhan, y él tiro su peso contra la criatura. Voló hacia
atrás, estrellándose contra la puerta principal. Corrió hacia adelante y sujetó sus
enormes dientes a la carne, conteniendo el impulso de vomitar ante el sabor
nocivo que inundaba su boca.

Arrancó la piel marchita de los huesos, cuando el alimentador chilló, balanceando


sus brazos y piernas, cavándole sus garras en el pelo. Usó dientes y garras para
desgarrarlo, hasta que finalmente logró quitarle la cabeza de los hombros.

Volvió a su forma humana. La necesidad de pasar un año en la ducha con un


estropajo metálico fregándose lo devoro, pero en su lugar, se volvió hacia Luhan.
Sacó a su compañero del suelo y lo llevó apresuradamente a su dormitorio.
Habría colocado a Luhan en el sofá, pero joder si él permitiría que su cachorro
naciera en la misma habitación que esa cosa. Dejó a Luhan lo suficiente para
correr al baño, mojar una toalla y limpiar la sangre de su boca.

Dejó un poco de Listerine en su boca, agito rápidamente, luego escupió en el


fregadero antes de regresar rápidamente a su compañero. Sacó la camisa de

Luhan y la tiró a un lado.

No sólo la línea de parto se había vuelto roja, sino que ya había empezado a
abrirse. Odiaba que su familia no estuviera aquí para el nacimiento de su
cachorro, pero ellos tenían una batalla propia en sus manos. El tenerlos vivos
prevalecía a tenerlos en la habitación para presenciar el nacimiento.

—Trata de relajarte. —Dijo, mientras se arrodillaba entre las piernas de Luhan. —


Es fácil para ti decirlo. —Le gritó Luhan. —No eres el que sufre tanto dolor.

Cuando la línea de parto se abrió lo suficiente, los instintos que no sabía que
poseía, lo golpearon. Deslizó sus manos dentro de Luhan, su corazón martilleando
al sentir a su cachorro. Lentamente, lo sacó.

Luhan jadeó, con las manos cerradas con fuerza en las sábanas. Las lágrimas,
obstruyeron sus ojos, mientras sostenía a su hija. Ella era tan perfecta, tan
pequeña, y lloro con su primer aliento.

—Tenemos una hija. —Dijo a través del nudo en la garganta. Luhan se limpió el
sudor de la cara con ambas manos, jadeando, mientras miraba al bebé que se
movía en sus manos. La acostó en el pecho de Luhan, mientras quitaba la funda
de una almohada, y luego la limpiaba.
—Es hermosa. —La voz de Luhan se tensó, mientras la miraba. Sus ojos
chocaron contra los suyos, y se llenaron de lágrimas. No creía que pudiera amar a
Luhan más de lo que hizo en ese momento.

Había nacido en medio del caos. Eso hizo que la protegiera ferozmente. La besó
en su diminuta frente, luego a Luhan en los labios. Su futuro con Luhan había sido
algo dudoso, cuando se aparearon por primera vez, pero su vínculo había crecido
tan fuerte, tan profundo que no podía imaginar su vida sin su pareja.

—Te amo.

Luhan miró a su hija antes de mirarlo. —Yo también te amo.

Saltó de la cama, gruñendo cuando alguien chocó contra la casa. Sonaba como si
hubieran roto su puerta. Salió de la habitación, listo para pelear con lo que había
entrado en su casa, cuando vio a Chanyeol y JongDae corriendo por el pasillo.

—Los lobos nos ayudaron a matar a la mayoría de las criaturas que habían
atacado, pero algunos se escaparon. El cachorro comenzó a llorar. Los ojos de
Chanyeol se abrieron. JongDae pasó junto a él y se dirigió hacia el dormitorio.

—¿Luhan...? —Una sonrisa se extendió a través de la cara de Chanyeol. —¿Niño


o niña?

—Niña. —Su sonrisa era enorme. Luego frunció el ceño. —Tuve que desgarrar a
una de esas cosas, mientras Luhan estaba en trabajo de parto.

—Siento haberme perdido su nacimiento. —Chanyeol le pasó un brazo alrededor


del hombro y lo condujo al dormitorio.
—Lo siento, la celebración de Junmyeon se arruinó. —Tan pronto como entró al
dormitorio, tomó a su hija en sus brazos, la besó en la frente, luego la pasó a
Chanyeol.

JongDae se sentó en la cama, hablando en voz baja a Luhan, la línea de parto se


cerró lentamente.

—Es una niña. —Dijo Chanyeol. —¿Cuál es su nombre?

—Chuu. —Dijo Luhan desde la cama, parecía agotado, pero orgulloso.

Chanyeol arrullo al bebé, mientras JongDae sacaba su teléfono. Minutos más


tarde, su casa estaba llena no sólo de sus hermanos, sino también de los lobos.
Junmyeon entró, con Lay metido entre sus brazos.

Podrían haberse perdido el nacimiento de Chuu, pero sus hermanos estaban allí
ahora, y mientras los miraba a todos reunidos en su dormitorio, el sentido de la
familia lo abrumo. Incluso sentía una sensación de parentesco con los lobos.

No siempre se llevaban bien, y todavía odiaba a DongHae con pasión, pero dejó
esos sentimientos a un lado, mientras todos estaban allí hablando y riendo, la
lucha ya olvidada por la llegada de su hija.

—Es una belleza. —Dijo DongHae . —Lo cual es increíble, ya que su padre es tan
feo.

Gruñó y DongHae le dirigió una sonrisa burlona. Chuu fue pasada alrededor, y
todos tuvieron la oportunidad de saludarla.
Mientras se preocupaban por el bebé, se sentó en la cama y presionó múltiples
besos suaves en los labios de Luhan.

—Es por eso que luchamos, para mantener nuestro secreto, para mantener los
problemas fuera de las montañas. —Hizo un gesto con la mano para abarcar a
todos los presentes en la habitación.

—Lo entiendo ahora. —Dijo Luhan. —Veo por qué ustedes eliminan cualquier
amenaza. Vale la pena luchar por esto.

Aceptó a su hija cuando finalmente le fue devuelta. La miró fijamente y luego a


Luhan. —Vale la pena luchar por esto. Por los dos, cariño.

—Es por eso que nos arriesgamos a vivir con osos. —Bromeó Kyuhyun.

—Es por eso que nos arriesgamos a todo. —Dijo Junmyeon, mientras suavemente
mecía a Lay.

—Y por eso vamos a seguir luchando. —Agregó Chanyeol. —La familia, lo es todo
en la vida.

Estaba totalmente de acuerdo, especialmente desde que tenía a Luhan y Chuu.


Cualquier amenaza que entrara en las montañas, no tenía ninguna posibilidad.

Fin

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