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CONSECUENCIAS DE NO RECICLAR
1) Falta de espacio para el tratamiento de residuos
Si no recicláramos, los residuos aumentarían considerablemente hasta que no hubiera espacio
para tratarlos y clasificarlos. Algunas ciudades contemporáneas, como por ejemplo algunas
capitales del Reino Unido, ya se enfrentan a este problema. Esto podría generar más
contaminación y problemas de salud derivados de la mala calidad del aire.
2) Desaparición de los recursos naturales
No reciclar tendría como consecuencia directa un aumento considerable de la producción de
los productos que consumimos a diario, algo que supone un mayor uso de recursos naturales
como el agua y la energía eléctrica. Llegaría un momento en que estos escasearían, subirían
de precio y, a largo plazo, podrían desaparecer en ciertas regiones del mundo.
3) Aumento de la polución
Los desechos o materiales que no se reciclan deben ser incinerados en el menor tiempo
posible. Esto genera cenizas y gases tóxicos que aumentarían los niveles de contaminación en
el aire, generando a su vez problemas respiratorios para los habitantes de ciudades o
regiones enteras. Pero no es solo eso; también habría un aumento de los gases de efecto
invernadero, que elevaría la temperatura media de la Tierra e incidiría directamente en el
calentamiento global.
4) Desaparición de ecosistemas y hábitats naturales
Para conseguir los recursos naturales que satisfagan la demanda de productos, que sin el
reciclaje sería cada vez mayor, las empresas tendrían que irrumpir en los ecosistemas que
hasta el momento se han mantenido vírgenes. Es decir, aumentaría la deforestación de
bosques y reservas naturales, el uso de productos químicos y conservantes y, por tanto, la
desaparición de especies animales y vegetales que tienen como hábitats estos espacios.
IDEAS PARA MEJORAR EL RECICLAJE
1- Seleccionar materiales más respetuosos con el medioambiente y con mayor vida útil.
Evita los productos low-cost. Por ejemplo, si optamos por materiales textiles con más
durabilidad y mejor rendimiento, reducimos la producción de textiles y, sobre todo, la
cantidad de ropa que tiramos a la basura por ser ya inservible.
2- Lee las etiquetas y envases La información sobre reciclaje disponible en etiquetas y
envases es muy útil en los plásticos, que tienen un código especial que indica el
material o mezcla de materiales utilizados en su fabricación. En algunos casos, la
etiqueta también nos indica en qué contenedor debemos depositar un envase.
3- Separa los residuos en recipientes independientes El primer paso para reciclar en casa
es disponer de recipientes independientes para cada tipo de residuo. Esta acción es
sencilla y facilita mucho la clasificación, aunque requiere espacio, un solo cubo con
separadores es suficiente.
4- Recicla el aceite de cocina. Uno de los problemas habituales al reciclar en casa es qué
hacer con el aceite usado. Este residuo debe depositarse en un contenedor especial y
nunca tirarse por el inodoro o por la pila de la cocina. Un consejo para reciclar este
aceite es almacenarlos en botes de vidrio que, una vez llenos, llevaremos a un punto de
recogida.
5- Limpia los envases de comida antes de tirarlos al contenedor. Otro consejo básico es
limpiar los envases de comida como latas o botes antes de llevarlos al contenedor. En el
caso de las botellas de aceite o los envases de productos cosméticos y de limpieza no
deben enjuagarse antes de su reciclaje para evitar vertidos químicos o tóxicos en el
agua.
6- Reduce el tamaño de botellas y briks. Reciclar supone acumular envases temporalmente.
Un truco para optimizar nuestros espacios de almacenaje es «aplastar» los briks y las
botellas de plástico, o meter las latas de metal unas dentro de otras, según su tamaño,
para reducir el riesgo de cortes.
En el caso del contenedor verde, puede encontrarse uno cada 213
habitantes aquí en España. Se comenzó a reciclar el vidrio hace ya
treinta años y desde entonces hemos avanzado mucho. El primer
contenedor se puso en Barcelona en 1982. ¡Fue el primer contenedor
de reciclaje en llegar a nuestro país!
Aquí debemos depositar botellas de vidrio (vino, cava…), frascos de
vidrio (como perfumes o colonias) o tarros de alimentos
(mermeladas, conservas, etc.).