Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Cuaresma - 2022
Textos de San Rafael Arnáiz Barón - Material extra (optativo)
Día 20 - El Nacimiento
Parece que el Hno. Rafael se enternecía tanto ante el misterio del Nacimiento del Señor
como lo hacía San Ignacio.
Que los textos de nuestro trapense nos ayuden a adentrarnos cada vez más en este
misterio y ser, por la contemplación, mejores y más atentos “esclavitos indignos” al
servicio de la Sagrada Familia.
tierra ... Para consolarme, para sanarme, para ayudarme a presentarme al Padre ... Qué
bueno eres, mi Jesús ... Cuanto te quiere la Virgen, como te arrulla en sus brazos, y como
está su corazón abrasado en el amor que te tiene ...
Permíteme, Señor, poner mi pobre alma, mi débil corazón, al lado del de María ..., que
Ella me comunique su ternura, su inmenso cariño hacia Ti ... No sé lo que pido. Estoy
loco ... Cuanto quisiera quererte, mi buen Niño ... Déjame prepararte el camino ...
Quisiera quitarte los guijarros y el barro que han de pisar tus divinos pies ... Quisiera
hallaras en mi lo que no hallas en medio de los hombres, que te ofenden con sus pecados,
que no te conocen ..., que les llamas y no te oyen ... Quisiera que el portal fuese mi
corazón ... Qué locura, Señor, perdóname ... Déjame solamente estar en un rinconcito ...,
pues no sé lo que me digo, no sé lo que te pido ... ¡Quisiera amarte tanto! ...
Voy a celebrarla este año en una Trapa, de muy diferente manera que otras veces. No sé
si mejor o peor, sólo sé que con más austeridad y mayor recogimiento.
¡Navidad! ...
¡Cuántas cosas me recuerda!. .. ¡Cuántas cosas me dice esta palabra!. .. En estos días
luchará mi alma de monje que sólo busca el amor de Jesús en el silencio y la soledad, y
mi alma de hombre sensible, aun no muerta a los quereres humanos, y que en su
flaqueza añora el calor de la Navidad entre los suyos, en su casa, con sus padres, sus
hermanos ...
Ahora es distinto; ahora, Dios no me admite ni el turrón ni el mazapán, ni músicas ni
cantares ... ; ahora Dios me pide más. Me pide algo que ya le he dado ... , pues se lo he
dado todo, y cuando Jesús Niño me llame a adorarle en el Portal, no sabré qué ofrecerle
…, le ofreceré eso, nada.
No sé por qué, pero todo lo pasado lo veo lejos ... , muy lejos, algo así como un sueño ...
Recuerdo mis épocas de niño, de niño feliz, como algo que pasó como un relámpago en
mi vida... Navidades infantiles, días de ilusiones, golosinas, Reyes Magos ..., días que
recuerdan el calor de la casa, el amor de los padres, la sopa de almendra ... , días de
estampa con nieve ... , días en que los hombres se hacen niños y se enternecen con el
repetido cuento del huerfanito pobre que tinta de frío y mira entristecido a los hijos de
los poderosos a los cuales no puede llegar.
¿Quién no ha leído este cuento del niño pobre y del niño feo? ...
Misa del Gallo ... , villancicos en los conventos de monjas ... , frío y copas de Jerez ... ,
regalos, cartas y abrazos ..., fiestas de Navidad en el mundo ... , no las recuerdo con pena,
ni tampoco me entristecen ... , solamente las recuerdo ... , algo que pasó y no vuelve,
¿por qué había de volver? …, esto siempre se dice cuando se ha sido feliz. En cambio, los
días grises de la vida, los días en los cuales Dios nos prueba ... , ¡qué pronto los
olvidamos!
Bien está, pues Dios lo hace, que nada en la vida se repita ... ; bien está que tanto las
penas como los dolores, las alegrías y los días felices se sucedan variados ... ; aprenda en
la vida, el alma entregada a Dios, a no añorar lo pasado ni a temer el porvenir ... , Dios es
presente, y sólo Dios basta.
¡Navidades en la Trapa! gozo en la Liturgia, esperanza en los cantos de la iglesia, himnos
que hablan de amor, y suavidad del corazón recordando en el silencio del templo la
humildad de María, la castidad de José ... , el amor de Dios. Mezcla armoniosa de
melodías de ángeles y baladas de pastores ...
¡Navidades en la Trapa!. .., incienso y mirra ofrecidos por almas que deslizan su vida en
el servicio divino ..., oro de sacrificios. Ni algazara, ni expansiones externas, ni músicas,
ni zambombas, ni tambores ...
¡Navidades en la Trapa ... !, adoración en silencio, un corazón desprendido de la tierra y
puesto los pies de Jesus en el portal.
Días dulces y serenos, días de amores divinos..., días de calma y de paz; días en que el
alma vuela por los campos de Judea, sueña en glorias infinitas y se abisma
contemplando la bondad inconmensurable ... el amor de Dios al hombre, su
Encarnación en Maria, su desnudez y su frío que esconden humildemente la Majestad
que no cabe en los Cielos...
El trapense en estos días no quiere ruido, no necesita fiesta mundana para glorificar al
Recién Nacido. La fiesta, la alegría, las músicas y los golpes de zambombas los lleva en su
corazón enamorado de Jesús, en su silencio gozoso ... , en un cantar interior ... , en un
amor callado y mudo.
Medita en estos días el gran Misterio de su Religión ... , y allá muy adentro de su alma,
se recrea en los consuelos que Jesús Niño le ofrece por medio de las Santas Escrituras.
Medita con serenidad y con paz, en los Salmos, en los Himnos, en todo el arsenal
litúrgico de que la Iglesia en estos días dispone.
Contempla asombrado cómo "una Virgen concebirá un hijo y su nombre será
Emmanuel" y "los caminos torcidos serán enderezados, y los escabrosos allanados”.
No se necesita ruido para amar a Dios; no importa la soledad, ni el silencio, ni la
austeridad, ni la penitencia, ni el sufrir mucho o poco a quien sabe que "lo desierto e
intransitable se alegrará y saltará de gozo la soledad, y florecerá como lirio".
Claro está que habrá momentos en que el corazón recuerde sus cariños en el mundo, sus
pasados días felices, el calor de los hogares .... entre risas infantiles... Momentos en que
recuerde la alegría de los hombres, tan distinta de la alegría tranquila, pura y santa de
los humildes trapenses.
Todo está compensado en este mundo, todo es necesario y todo está bien dispuesto;
necesaria la fiesta en el siglo, con mazapanes y turrones, y con estampas de nieve; y
necesario también el silencio de los monjes mezclados a los coros de ángeles y baladas
pastoriles ...
En la armonía perfecta de la Creación, cada hombre, cada cosa, sigue el curso trazado
por Dios.
¡Cuánta alegría nos causa el sabernos apoyados en su Voluntad!..., aquí..., allí..; , ¿qué
más da? Allá donde vayamos, estemos donde estemos, si el corazón no lo separamos del
de Jesús ¿qué podemos temer? ...
¿Qué nos importa el mundo?.... el mundo es muy chico y Dios es tan grande, que no
cabe en él..., pero no importa; Dios se hace pequeño por salvar al hombre ... Dios ve el
mundo entero como un templo inmenso ... , y el Hijo desciende. y en el mundo cumple
la Voluntad de su Padre.
¡Sitio de paso es la tierra, lugar de espera y no de descanso; y perder el tiempo es
emplearlo en buscar un lugar; o en buscar postura ... es tan poco tiempo! ....
Dios, a quien se lo debo todo, muchas veces me hace pensar en esto que digo cuando la
tentación trata de quitarme el sosiego hurgando en mi memoria .... haciéndome
recordar esto o aquello, mezclando mi presente vida con la pasada o venidera.
Dios, cuya bondad es inmensa, me hace pensar, y a veces .... me imagino como que se ríe
de mí y, efectivamente, ahora que llegan los días de Navidad, y quizás las luchas sean
más fuertes, Dios me llama al orden, y sin que nadie se entere me dice muy quedamente:
"¿Y qué más da?” ... y entonces veo lo pobre del mundo, la vida muy corta .... hay que
aprovecharía, hay que darse prisa .... no importa la forma, no importa el lugar ... , no
perdamos tiempo hablando a los hombres, buscando consuelos pensando en las dichas
pasadas que no volverán
¡Y el alma comprende y contempla la única verdad .... y la verdad es Cristo.
¡Cristo que transforma al mundo en un inmenso portal! ...
¡Cristo con José y María! … ¡Cristo hecho hombre por amor al hombre!. … Cristo que
nace entre bestias y paja; sin casa ni abrigo, y en enorme soledad!, y ante el pensamiento
de un Dios humanado, ante la grandeza de la inmensidad, el alma se ensancha, se olvida
el penar, deseos de muerte, ansias de gozar ... , y la voz de Cristo que, dulce me invita,
me habla de amores y me hace olvidar.
Hoy en la oración, un frailecillo, pensando sobre esto y mirando a su alrededor, no
pudo por menos de cerrar los ojos al ver que en el mundo nada permanece ... todo es
vanidad .... y olvidando sus propios sentires y propios pesares, elevó la vista al Cielo y
oyó claramente a su alma ...
¡Hermano ... , hermano ... ama a Cristo!. …
Lo demás ... ¿qué más te da?
✝
¡Ave María y adelante!