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Poemas

DOPOOLITEIA

Carlos Rojas Sifuentes

2
DOPOOLITEIA

Autor - Editor
Carlos Rojas Sifuentes

Primera edición electrónica: Noviembre 2022

No se permite la reproducción total o parcial de este


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Portada: Columna 1 (2022) – Foto propia.

3
¿Cuántas
lecciones
oraciones
sanciones
ejecuciones
revoluciones
palabras
serían necesarias
para que desaparezca el mal del mundo?

4
EL ORDEN DE LAS COSAS

Somos hijos de la violencia del tiempo,


de la inversa relación del caos.
Hemos nacido sobre la tierra húmeda,
de la combinación de los cuatro elementos.
El azar ha debido surgir con nuestra célula.
Quizás un ligero desvío del plan universal.

Una larga noche proveniente del silencio,


antes de haber amanecido en nosotros,
antes que se cruzasen los vientos,
antes que se acumulasen las mareas.
Mucho antes que nuestros pasos siguieran
los restos dejados por los depredadores.

Y hemos construido ciudades sobre la tierra,


cuando se terminaron de secar los desiertos.
Bosques que llevamos a nuestras casas,
mucho ruido proveniente del miedo,
y debajo de las rocas descubrimos el fuego,
que ahogó el aíre que dejamos de respirar

Con los siglos, el tiempo se ha bebido la ilusión.


El mundo es tan solo una reseca semilla.
La humanidad parece ser una dulce mentira
y el orden de las cosas nunca llegó.
Solo hay una certeza: que, tarde o temprano,
si no hacen con nosotros un festín los virus,
la guerra vendrá a derribar nuestras puertas.

5
QUIÉN

Cuál es mi lucha.
Cuál es mi compromiso.
Cuáles son mis logros.
Cuáles mis resultados.
Qué camino he transitado.
A qué meta he llegado.
Dónde están los productos.
Dónde los beneficios.
Dónde los beneficiados.
Cuál es mi especialidad.
Qué cosa puedo hacer.
Para qué se me llama.
Quién me reclama.
A quién inspiraré mañana.

En tanto, busco mi destino,


que es vivir en todas partes,
hago un atado con mis sueños
y los arrojo sobre la almohada
para descubrir mi presente,
durmiendo conmigo mismo.

Quién es el hombre
que no sabe nada, pero
vive mejor que el maestro,
el filósofo o el poeta.
El mundo anda mal dispuesto.
La riqueza no es riqueza,
porque está mal distribuida.
Y ya nos estamos yendo a la mierda,
ahora mismo, aquí.

6
IMPOSIBILIDAD

El mundo no da vueltas sobre uno.


Uno, dos, cuatro,
cien mil y algunos más,
cuatrocientos mil aguantando.

Muchos damos vueltas juntos


sobre un altar de sueños,
donde se construye a martillazos
nuestra pequeña humanidad.

Vivimos en permanente carencia,


a fuerza de no saber lo suficiente,
porque importa menos la verdad
que seguir creyendo en la posibilidad

Desde donde estamos, el mundo


nos parece inerte, pero, a pesar, se mueve.
Un día, el cielo está bajo nuestros pies
y otro día la tierra nos cae encima.

La existencia nuestra es ajena,


no sabe a tierra ni a lluvia fresca.
Nuestra maduración es industrial
y ya pronto, ni los perros nos reconocerán.

Parece que, después de todo,


no hay otra posibilidad para la tierra
que desnudarse de humanidad,
porque carecer de mundo,
para el mundo, no es una posibilidad.

7
NI PERDÓN NI OLVIDO

Yo no te olvidaré dictador de mierda.


Mantendré vivo tu recuerdo vil explotador.
Haré que se sepa de ti miserable corruptor.
Que no borren tus crímenes viejo fascista.

Aunque estés muerto y te hagan cien misas.


Aunque tus amigos te inventen dignidad.
Aunque tus enemigos no digan nada de ti,
o repitan los demás que no hay muerto malo.

Desmentiré a quien diga que fuiste un buen hombre,


porque ni siquiera un buen muerto has podido ser,
pues tu muerte no ha deshecho el mal que hiciste.
No se entierran los recuerdos que no se pueden
borrar.

Hoy vives en los puntos de las heridas que dejaste,


que, aunque ya cerradas, han dejado cicatrices
tan grandes y profundas como los abismos
que separan las tierras, a las personas, a los sueños.

Ni olvido ni perdón para quien las leyes de los


hombres
no pueden hallar un castigo que les haga justicia de
verdad,
y para quien no es posible creer que un Dios
bondadoso
le permitiera tener libre albedrío para desangrar a su
obra.

8
UTOPÍA

Volver a la utopía,
al sueño prohibido,
al ideal satanizado.

Hurgando en el silencio,
apartando de la voz
el vacío que deja el miedo,
desanudando el sendero,
corrigiendo el porvenir.

Aunque no se reinvente la vida,


volver a la voz prohibida
y al gesto altisonante,
hacer lugar para el futuro,
abrir espacio a la ilusión.
Y volver a la esperanza
del prodigioso afán por llegar.

Alcanzar la grandeza
de la gota infinitesimal,
que, multiplicada en su caída
horada la solidez y la perennidad.
Y no volver para conceder,
llegar para reclamar,
venir y no regresar jamás.

Volver a la utopía
y a la certidumbre del compromiso
con la razón universal,
aunque se caigan los ídolos,
aunque nos rasguen los bolsillos,
aunque se nos desarme el horario
y nos resten privilegios de estación.

9
La utopía es el inicio y el fin del sueño,
y volver no es sino desandar,
comenzar, si lo exige, todo de nuevo;
vaciar el costal y reordenar los nombres,
desconceptualizar los términos,
juntar los límites del quehacer humano
y derrumbar barreras de exclusión.

Hoy, la vida humana en la tierra


no es más que una frustrada utopía,
suma de solitarios pareceres
y aventuras del corazón, donde
la redondez ha trasmutado en pirámide
y llegar no es subir,
sino es trepar con garras afiladas.

Mundo sobre mundo y trasmundo


que se funde en el trabajo
y se excluye en la repartición,
danzando sobre un pesado andamiaje
de testas adosadas como ladrillos
y rellenas del mismo barro mansísimo
que aprisionó a los antepasados
en moldes de complacencia y aflicción,
haciéndonos de limitada inteligencia,
ocio inútil, excesiva paciencia
y cuerpos inservibles para la televisión.

Pero queda la esperanza


de la aventura social
y la redención en la búsqueda,
confiriendo acuerdos,
cediendo pareceres
y desovillando la historia
para ubicar el minuto fatal,
cuando todo empezó.

10
Y volver, a partir de ese punto,
a descifrar la utopía
y renacer en el sueño universal.

Volver a la utopía
que nunca ha terminado.
Prepararnos para el designio humano
y reconocernos seres vivos
en armonía con el mundo natural,
diferentes en formas de dominio,
pero, dominantes por igual,
creadores de cultura, de necesidades,
de temores y de cuanto Dios
ha urgido nuestro eterno cuestionar.
Reclamantes de fe,
evolucionados para seguir dominando,
y autoevolucionados para consumir.
Librepensadores de la exclusión,
ambiciosos en la posesión,
e injustos en la repartición.

Asumir la vida como un destino común


y contemplarnos sin dogmatismos.
Reinterpretar en el aire los libros,
politizar entre comidas la mente,
dar razón humana a los sentimientos,
desinhibir el sexo y la sexualidad
y preferir el color a la palidez.
Reducir las leyes y a los leguleyos
borrar estigmas a lo social,
desmitificar al ser colectivo
y buscar el destino común,
por encima de la carretera virtual.

11
Nunca como hoy hay tanto
para tan pocos
y apenas nos caen migajas.
La existencia es una batalla
de placeres insatisfechos
y deseos no procurados.
Hoy como nunca,
la jungla está abierta
y se permite de todo,
menos joder a Dios,
él no tiene luchas que librar.
Su existencia es una lucha perdida.

Al final, sin utopías en el bolsillo,


solo nos queda ese momento efímero,
entre el primer hálito de vida
y la última exhalación de muerte,
en el cual nos enfundamos de un sueño
que nos hace creer libres para elegir
nuestra propia forma de trascender,
sobre cabezas y sobre otros sueños...
y nuestros pies llenos de sesos
y nuestras cabezas llenas de pies.

12
TIEMPO DE POESÍA

No es tiempo de poesía, me dicen,


cuando la palabra es rota
por la mano abusiva del opresor.
No es tiempo de cantar al viento
coplas de inútil lamento, me dicen,
cuando el suelo está temblando
por las pisadas del usurpador.

Pero siempre será el tiempo,


para los que no esperan
que el miedo ablande su voz.
Precisamente ahora es cuando
la palabra se hace más fuerte
y el opresor tiembla al oírla
por encima de los lamentos.

Hoy que la noche se hace fría,


los simples de corazón rezan,
y los confusos de mente
asesinan con su indiferencia,
la poesía me dice cosas
que ni un fusil podría decir:
Más fuerte, más contundente.

En los bordes de la ciudad


un niño espera su futuro,
de la mano de quienes
aún no conocen la libertad
ni la poesía ni la verdad.

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PERÚ

Tengo en mis labios cuatro letras


que le dan nombre a nuestra ilusión.
Dos sílabas sencillas, que al unirse
dan forma a una gloriosa epifanía.
Una palabra nacida de esta tierra,
que, cada vez que la pronuncio
suena en mis oídos como una melodía,
danzando sobre la monotonía del silencio,
como si fuera la primera gota de lluvia
que cae rotunda sobre la reseca tierra.
Una palabra fuerte como una roca
que me habla de un maravilloso lugar
donde se inventa el sol cada mañana
y en el lecho de las cumbres nevadas
duermen durante el día las estrellas.
Un lugar donde el verde se hace color
sobre una llanura poblada de vida.
Donde las montañas besan el mar
y bullen entre las olas largas historias
de mágicas travesías que han traído
de todas partes a nuestra gente,
para sumarse a nuestra gente.
Cuatro letras que llevo conmigo
en el color de mi sangre
y en el fondo de mis ojos.
Susurrante como un suspiro de amor,
exultante como un clamor de vida.
Pero nada dicho a medias tintas,
porque para querer bien a este lugar,
que se dice como una promesa,
hay que amarlo en todas sus letras:

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Participando de su diversidad.
Encontrando sus muchas virtudes.
Recogiendo lo mejor de su legado.
Uniéndose a nuestra visión de futuro.

Eso eres tú, Perú querido y mucho más,


que hoy no puedo decirlo por completo,
porque tu belleza no cabe en mi limitada voz
y tu grandeza no la puede cubrir mi pobre acento.

15
SUEÑOS DEL POETA

Nunca dejé de pensar en ti,


tierra de todas mis células,
por más que nuestro pueblo
te haya traicionado tantas veces,
por más que nuestros sueños
hayan quedado postergados,
para que los alcancen otros
en otros lugares y no aquí.

Nunca dejé de pensar en ti,


reunión de mis partículas,
por más que tus crueles hijos
hayan sometido a sus hermanos
y hayan desolado la tierra
para enriquecerse con las miserias
que han arrancado de tu suelo
de tu mar y de nuestra gente.

Hoy, tierra de mis entrañas,


gran perol de infinitas mixturas,
tienes mi constante veneración
y mi entrega entera a tu esencia.
Eres mezcla de todas las sangres,
presencia que reúne dos mundos:
El que se debate en las diferencias
y el que quiere construir su nación.

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No tengo para ti reproches,
tú estás en todo lo que soy,
pero deploro que hoy tu gente
se nutra de tu frustración
y se abandone a la indiferencia,
mientras la realidad nos engulle.
¡En qué país de mierda hemos
convertido al Perú los peruanos!

Ahora, después de mil años,


de quinientos o de doscientos,
que nuestra gente pisa este lugar,
no hay mucho qué celebrar,
porque, la destrucción de tu tierra
y de tu gente originaria
aún nos pesa en la entraña
como una herida que no cierra.

Pero es necesario rescatar


el sueño de todos los poetas, y
lanzar sus ingredientes a un caldero,
donde las llamas vivas cocinen
una sopa de la que se nutran
los comensales de una gran mesa,
que sea servida para todos,
en una tibia mañana de sol.

17
CORRUPCIÓN

La corrupción es una hembra con pene


que gusta de penetrar su propia vagina.
Una entrada al interior del infierno,
abierta en tiempos en que la humanidad
daba origen a su propia extinción.
Un espacio en medio del cuerpo, por donde
defeca, come, respira, y estornuda el maligno.

La corrupción es una especie infrahumana.


Obra de un Dios que sufrió por su obra.
Su propensión al machismo encierra un secreto.
No es en realidad lo que él-la dice ser,
sino más bien una bestia impoluta, sin amor.
Una crisálida en la que madura la traición,
de la que brotan alas que no alcanzan a volar.

La corrupción abunda en los corrales, donde


se puede reconocer su olor a evisceración.
Su faz de rojo bermellón la delata en la niebla.
Pero hay quienes se acostumbran a sus formas
o prefieren ignorar que va por ahí prodigando su
hedor.
Y que, a su paso abre las tumbas en toda la ciudad,
de donde brotan todas las maldades olvidadas.

La corrupción contamina, contagia, destruye, daña.


Ya lo sabemos, es un miserable sujeto vestido a
rayas,
con una sierpe rodeando su cuello almidonado,
que dice venir de allí, de donde se nada en estiércol.
Profundas quebradas en las que delgados hombres
permanecen desnudos del sentido común.
Una es mi ciudad, que abandone hace cuarenta años.

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Pero la corrupción lleva alas y anda en coche del
año.
Usa la palabra como instrumento de convicción,
y extiende su mano a todos los que se quieran
someter.
Ama el capitalismo salvaje, el fascismo, y le gusta
surfear
usando su tabla de inversiones y proyectos viables,
sobre las grandes olas que millones de infelices
forman
con su constante flujo de ilusiones desmedidas.

También he visto a la corrupción arropada de


burócrata,
planificadora y calculadora, con un libro bajo el
brazo,
y propensión a fabricar ladrillos de una sola piel.
Gusta de poses dictatoriales y de tener la última
palabra,
se postra ante los miembros del comité y les vende
oro.
En ocasiones tiene gustos revolucionarios y lleva un
fusil,
pero no es más que un lobo cubierto de esponjosa
lana.

Aquí donde no vivo no vive más la corrupción,


ni se habla de ella, aunque no se la puede olvidar,
porque el pueblo la mantiene viva en la memoria
para no volver a sufrirla una vez más.
Hay nombres, lugares, montos, obras, sentencias
que todos repiten para no dejar de recordar
que el monstruo está acechando y no cabe flaquear.

19
Yo no soy de aquí, soy de un lugar lejano,
porque vine huyendo de los míos,
que ahora ya no son más lo que eran.
Ellos son fieras domadas por la corrupción.
Tal como la encarnación de un obeso macho,
cebado por bocanadas de sucio poder,
que vive mirándose el tamaño del pene.

20
LOS HUESOS DEL DICTADOR

La injusticia se nutre
de la indiferencia y del olvido.

¿A dónde irán a parar los huesos del dictador?


¿Serán reliquia en un templo?
¿Objeto de culto y peregrinación?
¿Serán memoria en un museo?
¿Serán lugar de la memoria?
¿A dónde iremos todos a recordar
lo que no debemos ignorar?
Porque no habrá olvido ni perdón
para los dictados del malhechor,
ni para los abyectos servidores
que le dieron tinta a su arrogancia
y balas a su crueldad.

¿A dónde tenemos que ir


cuando no queremos volver a sufrir?

21
A INCENDIAR EL FUEGO

Quizás la paz esté a la vuelta de la esquina


esperando a que rompas las vallas que se interponen,
puestas por quienes ya no tienen sobre ti autoridad.
Quizás la justicia esté al otro lado del bosque,
esperando a que lo incendies para poder llegar,
echando abajo el verde que se volvió maleza
y aplanando el agreste suelo para volver a edificar.
Tal vez sea hora de inundar las calles con palabras
fuertes
y pisar duro para no ceder ante la cobarde represión.

Que ardan los espacios donde se gesta la muerte de


la ilusión.
Que se despoje de su uniforme a los que traicionan
al pueblo.
Que se busque a los abusadores para llevarlos al
tribunal.
Que se llegue hasta la cúpula y se juzgue a los que
mueven los hilos.
Con las leyes más humanas posibles y la justicia que
hoy no se nos da.
No habrá venganza ni sanciones ejemplarizadoras,
que eso no es justicia.
Solo habrá la condena de un pueblo que quiere
realmente
empezar a caminar.

Y si no te diste cuenta aún, quien lo haga tiene que


estar de este lado,
no del mismo lado en que vive el delincuente y el
que abusa del poder,
porque, cuando se haya doblado la esquina y
apagado el incendio,
solo habrá lugar para reparar el daño que hicimos y
el que dejamos hacer,
preparando profundos cimientos, con sólidos
bloques de eternidad.

22
Entonces, si lo entendiste bien, ahora es cuando
debes empezar.
Coge tu ira profana, ponle a tu compromiso
protección y sal a marchar.
Incendia las bases del sistema que sostiene al
corrupto, al poderoso y al explotador.
Ve a quemar el mundo que trajo al pie de tu cama a
la pandemia.
Voltea la tortilla que unos cuantos cocinan, tomando
el control de la sartén.
Pero no tomes la vida de otros, toma tu vida para
construir tu casa,
sin tener que cimentarla sobre los huesos de los
demás.

¿Cuántos poemas son necesarios para que se


escuche nuestro dolor?
¿Cuántos poetas más tienen que endurecer como un
yunque sus palabras?
¿Cuántos versos más tienen que ser afilados como
una espada, para resquebrajar la dura cubierta que
no deja latir los corazones de los que pueden
encender la chispa que ponga en marcha a la
humanidad?
¿Cuánto tiempo más tendremos que dejar de soñar
para hacer realidad nuestros sueños?

23
NO HAY

Agua no hay por la sequía.


No llueve al anochecer.
La gasolina anda dormida.
Las frutas mueren en los árboles.
En el mercado caduca el tiempo.
Y en las calles cuesta rodar.
El aceite y la leche no se mezclan.
El arroz no crece en la olla.
La carne es ajena de usted.
El pan ya no se infla en el horno.
El desayuno ya no se alegra.
El almuerzo ya no le sonríe,
y el gas está por las nubes,
mientras el ministro de economía
se sienta a conversar de precios
con el gran empresario,
ducho en darle giros a las puertas.
Y, como verá, después de todo,
la tierra ya no es nuestra.
(si alguna vez lo fue)
Nada es aquí de su incumbencia.
Las colinas se fueron lejos.
El sol salió a navegar, y la Luna,
muestra su cara oculta.
Usted no es ya el que era
y el que era se fue con el día,
lejos de la guerra y el desamor.

24
HOJA EN BLANCO

Antes de la palabra,
solo sueños, desenfrenos,
ansiando sorbos de libertad.
Después de la palabra,
deseos: que mis sueños
puedan volar por doquier.

Con las letras en mi alforja,


un día me alejé del mundo
para escribir sobre la vida,
después de haber recorrido
los extremos de la existencia.

Ahora, después de haber visto


tantas veces la hoja en blanco,
puedo leer en su horror al vacío
el futuro de la humanidad.

25
REPROCHE

Hay una madre que se pregunta, arrastrando la voz:


¿Para qué la vida, si no es vida digna de ser vivida?
Mientras huye de pesadillas que avergonzarían a
Dios,
y busca un refugio ajeno para intentar no sufrir su
herida.

Entonces, cae la madre en el suelo sobre la tierra


desnuda,
con los dolores de parto que agudizan su amargura,
y entre los fríos escombros se oye un gemido de
ayuda.
Son los primeros llantos tristes de una mísera
criatura.

Un niño pobre que nace, que se estremece en el


suelo,
que vislumbra en sus lamentos los reproches
sempiternos.
Que, al buscar para su hambre el sabor de un
consuelo,
encuentra un delgado hilo de vida en los pechos
maternos.

Parece decir el pobre niño, con su miedo


abominable,
adivinando quizás ese futuro que nublado se
entreabre:
Madre ¿por qué me trajiste a una tierra miserable,
que crucifica a sus niños sobre las cruces del
hambre?

26
PETICIÓN

Perdónenme amigos:
por no haber traído las manos manchadas de sangre
del explotador, del corrupto, del traidor del pueblo.
Perdónenme, por no haber llevado la indignación en
una bala,
y en la voz tener apagado el reclamo de mi gente.
Perdónenme, por no haber sido una mujer oprimida
que un día levantó la cara y le dijo que no es no
al miserable macho patriarcal.
Perdónenme, por no haber sido un niño que se
rebela
contra un libro que lo pretende esclavizar.
Perdónenme, por no haber sido un negro cimarrón,
bailando alrededor de la cabeza del cruel amo.
Perdónenme, por no haber sido un indígena
rebelde, haciendo tragar su látigo al despreciable
gamonal.
Perdónenme, por no haber salido a caminar sobre el
arcoíris,
y por no decirle al mundo que es buena la
diversidad,
y mejor aún aquello que nos reúne en la diferencia.
Perdónenme, por no espantar curas y no
desacralizar iglesias,
por dejar que nos domine nuestra propia creación.
Perdónenme, por seguir creyendo en las leyes de los
hombres.
Perdónenme, por seguir creyendo en esta y no en
otra humanidad.

27
PARA CUANDO

Cuando salgan a tomar las calles


para ocupar las veredas donde la gente pasea su
miserable existencia.
Cuando vayan a levantar las piedras
que sostienen los recintos donde se pone cadenas a
la ilusión.
Cuando marchen tomados del brazo
a las guaridas de los que nos mantienen tragando
nuestro silencio.
Cuando lleven sus pies a los templos del odio
y vuestros pasos hagan temblar sus muros.
Cuando al fin puedan despojarse del miedo
y poner de cabeza el mundo de los que han echado
raíces sobre nuestra ilusión.
Cuando vayan por ahí, buscando encausar su voz,
tomen estas palabras que se levantan sin recato,
tan pesadas como una pena y tan filosas como la ira,
para que las arrojen al rostro de los que nos oprimen
y nos corrompen,
y para que le digan al que se calla, que su silencio
también es traidor.

28
MISERABLES

De miserables está hecho el mundo


y de siervos que lamen sus botas.
Despreciables criaturas que reptan
bajo la sombra protectora del amo.
Pero ellos no son los peores,
pues hay otros de inocua apariencia
que sólo miran y callan,
y sostienen con su silencio
o su cruel indiferencia
todas las maldades del mundo,
porque su silencio lastima
más que la pisada del opresor.

Allá, donde viven los cobardes


que bajan la cabeza ante las afrentas
o se ponen del lado del opresor,
las calles hieden por la pestilencia
que dejan sus imprudentes huellas,
que contaminan la ciudad, donde
crecen los que aún no tienen voz
y juegan a guardarla bajo su cama.

29
DE QUÉ MORIR

¿De qué se morirá Manuel Sifuentes?


Seguro que no será de amor.
Tal vez lo matarán las balas perdidas
que recorren sus calles sin nombre,
o será un cuchillo clavado en la espalda,
sin que pueda ver reflejado en su filo
el brillo que lo hundirá en la oscuridad.
Puede que sea un fragmento del universo
apretando su corazón hasta el cansancio o
a lo mejor lo mate un infarto al miocardio,
de tanto acumular mal vivencias en las arterias.
Un virus, una bacteria, y su prole epidémica,
que, de tiempo en tiempo, arrasa el planeta.
Y ya hurgando en el plano de la inconciencia,
será la duda que lo matará de impaciencia,
la incertidumbre que asesinará su cordura
o el miedo que lo empujará al abismo,
y un golpe poniendo fin a su delgado tiempo.
Quizás él no sepa que ya está muriendo
por ese mal omnímodo que no tiene cura.
Tal vez sea un accidente a plena luz del día,
sumando una sustracción más a las estadísticas.
Quizás encuentre su camino en la noche
abriendo las puertas del sueño eterno,
y una sonrisa diga entonces que halló consuelo
en los brazos de quienes lo estaban esperando,
aunque, luego no se sepa si la mueca
fue de felicidad o de olvido enmarcado.
Puede que lo maten los palos del patrón,
que le caerán el lunes, por atreverse a marchar
reclamando justicia con imprudencia, pues,
según lo acordado en el contrato laboral,
la justicia se reclama en los tribunales,
donde tiene el patrón sucursal de su empresa.

30
Puede que lo mate el gobierno, de tanta espera,
de aquello que jamás llegará a su mesa
o puede que sean los amigos, olvidando su foto
en algún oscuro rincón de su pasado.
O tal vez muera de oportunidades perdidas,
en las letras inacabadas de un libro,
apartado ya del camino a la inmortalidad.
Puede, en suma, que muera
de vulgares consecuencias,
de extraordinarias causalidades
o de motivaciones insospechadas.
Pero una cosa es segura:
No habrá para él una muerte poética.
Manuel Sifuentes no morirá de poesía.

31
¿DE QUIÉN SON LAS CALLES?

Una bestia colorada asoma su cabeza tras el muro


despintado de una esquina.
Busca respuestas.
Ha nacido durante la noche, mientras se incendiaba
la ciudad.
Quiere saber cosas, necesita saber.
Por todos lados se puede oler el miedo, y ya sabe
oler.
No distingue aún el color de la vida ni puede ver la
silueta de la muerte
que corre en distintas direcciones con mil cuerpos a
la vez, confundida.
No puede saber de la vida,
Pero escucha susurrar a la pena y gritar al dolor.
Ya tendrá oportunidad de tocar el manto que cubre
la noche de los tiempos.
Es una bestia predestinada.
Destinada a cambiar el acento de las cosas sobre las
que ponemos nuestra voluntad.

Allá los humanos se desgastaron en la entrega del


odio.
Creyeron vanamente en el amor y la esperanza.
Una sola ilusión los terminó atrapando, la de una
muerte cubierta de gloria.
Aquí y allá, luego de haber sufrido la tierra, el
hombre quería perpetuar su memoria,
y quemó sus sueños construidos sobre barro y
combustible fósil.
Ahora, busca en las cenizas los brotes de su nuevo
mundo,
pero siguen brotando lápidas con el nombre de los
hijos,
cuando ya no hay más padres sobre la tierra

32
y en las esquinas asoman los monstruos, que del
cielo van cayendo.
Indefensos se preguntan dónde están los que como
ellos parecidos son.
De quién son estas calles que huelen a inocencia
quemada.
La que ellos están empezando a percibir y por ello
descubren el llanto.

Tierra como ayer no habrá para quien no la mire.


Está cubriéndose de una capa más de civilización
muerta.
Se extiende el sonido de los monstruos y la fisura de
la noche,
por la que llegaron los ojos del fuego para abrazar el
cielo y caer.
Se van mostrando con temor a la causa que dañó las
consecuencias.
Aún no se reconocen, cuando lo hagan verán que se
parecen en su inocencia.
Aun flota el miedo sobre las aceras y el eco de los
pasos corriendo tras los destellos de luz.
La ciudad es una noche extendida sin recuerdo del
día, pero llueve.
La lluvia tarde o temprano lavará las huellas dejadas
por el miedo.
Los monstruos no tienen aún razón a la que temer,
y sin embargo, ya se están percibiendo.
Ninguno se parece a otro, pero todos se parecen a sí
mismos en su ausencia.
En el aire las hojas flotan sin rastros de haber vivido
en ramas, y los animales
huyeron de nuevo hacia la libertad que les devuelve
la vida salvaje.
Casas hay dispersas y carros sin rueda, sobre pistas
que se volvieron ríos.
Las bestias se reproducen, ya deambulan por las
calles.

33
Ya no hay sobre ellas quienes antes había y
desnudaban su brutalidad.
Los ojos, que se mantuvieron caídos, ahora se
levantan y miran a los muros,
pintados todos de los sueños de quienes no pudieron
soñar.

Alguien corre, otro más allá.


Otro se esconde, ya no están desarmando la ciudad.
No uno, cientos, tal vez miles se agolpan entre los
muros alejándose de las veredas.
Alejándose de cada uno de los demás, girando sin
sentido en su desconcierto.
Temen asomarse a la luz porque han visto brotar a
las bestias de la tierra,
y por no mirar al cielo, no se dieron cuenta que caían
de las entrañas de las nubes.
Se evaporan, estallan sin causa alguna, caen sin hacer
ruido, concluyendo el juego.
Es difícil no verificar cómo se apagan esas luces en
todos lados y no se prenden más.
Bombillas reventando por todas partes, algún cuerpo
lanzado por una ventana
que se cierra de inmediato para apagar su luz, sin que
nadie se entere.
Las bestias se quedan contemplando unos minutos
con sus ojos vacíos de mirada.
Se paran frente a esos destellos que vienen y se van,
parece que ríen, pero están tratando de encontrar la
razón que no tienen,
que, si la tuvieran, ya estarían recorriendo la ciudad
para tomar los restos de la ira,
y una noche tendrían sueños y caería en ellos la
desgracia de aquella especie
que no supo distinguir entre la realidad y la pesadilla
de las bestias,
que despertaron cuando más de uno las materializó,
y ese fue tal vez el motivo.
De quién son las calles ahora y de quién serán los
edificios mañana.

34
Los monstruos se mueven y algunos ya prefieren
subir, mientras otros
siguen bajando de las nubes, en las gotas que no son
de lluvia sino de transición.
De un mundo que se voltea para mostrar su interior
aún delicado e incorruptible,
donde no habrá bestias presentes o pasadas, ni
siquiera el recuerdo de la evolución.

En tanto, las luces, que ya se dejaron de apagar en el


tercer día,
se mantuvieron dormidas por décadas, las décadas
de la noche.
Solo sombras nuestras quedaron para recordarnos lo
que fuimos,
y los monstruos que llegaron en silencio, con los ojos
vacíos,
se hicieron de un sonido y un tacto frío, sin el gusto
de la obviedad, pero sin el azar
que nos tenía sujetos a una religión y un sinsentido
imposible de sobrevivir.
Ellos ya no eran ellos y felizmente nunca fueron
nosotros, pero, la naturaleza,
que no les pertenecía, porque fueron creados por
nuestra inevitable inconsciencia,
los fue atrapando, y aquella vez en Barcelona y muy
lejos en Quebec o en Lima, la tierra sucumbió.
Dispuesta estaba a quitarse la cubierta y voltearla
para no seguir mostrando la suciedad
de una prenda que había sido desgastada por los
impredecibles tiempos del sol.
En líneas siguió el resquebrajamiento, largo como es
el más largo de los continentes.

Así, la vida empieza con esta fantasía que se queda a


medianoche, entre el cielo y la tierra.

35
DECLARACIÓN DESDE UN LUGAR EN EL
VIENTO

Yo ya no quiero seguir viviendo para que los demás


crean que vivo,
Porque, si no tengo la vida por compromiso y no
hago lo que yo quiero,
no tiene sentido seguir creyendo que estoy viviendo
mi propia vida.
Para qué vivir lo que los demás dicen que es vivir, y
yo no me lo creo.
Para qué intentar hacerme de una vida hecha de
retazos de otras existencias.
La vida no es una súbita inflación que surge absoluta
de la nada.
No ha creado el tiempo ni ha llegado de improviso
como un meteorito.
La vida es un cúmulo de vidas previas que se
sobreponen a lo largo de la existencia.
Todas confluyen como arterias en un mismo
corazón, latiendo intenso.
Es carne tibia, es una maraña de huesos, es un
hervidero de sangre fresca.
Es una máquina de pétrea blandura forjada durante
milenios sobre la tierra.
Es un-diverso quehacer en permanente recreación
del universo y nada +.
Nada más que decir, que la vida humana es el sueño
de unos niños
jugando sobre un manto de agua que toca el cielo en
ascenso permanente,
desde un túmulo erguido sobre los deseos
inconclusos que se sobreponen,
uno a uno como capas de piel que visten la tierra de
dicha y desconsuelo.

36
No una vida sino muchas entrelazadas bajo los pies
del que viene luego,
dejando huellas indelebles en la masa, que a veces
penetran en el hemisferio.
Y unos cuantos apenas erigiéndose por encima
como humanos indecibles.
Y la vida que se cree ser el lío que estos imbéciles
dicen que es la vida.

Yo ya no quiero seguir dándole vueltas al túmulo


para seguir subiendo,
mientras le veo el culo al que se me pone por
delante, y me mira con desprecio.
Apenas mirar a mi costado, para sentirme seguro
entre aquellos que luchan
por no ser masa inerme, y al mismo tiempo no ser
individualidad hiriente.
Que la vida no se me hace complaciente porque voy
logrando recibir aprecios,
sino por el precio que yo quiero cobrar, haciendo lo
que precisamente quiero.
Y si nadie se me acerca o todos se reúnen en torno
mío, lo mismo me incordia.
Que, andar de hombre fraterno por las calles
vaciadas de coherencia,
y gozar de ciega empatía o frotar sobre mis ojos el
ungüento de la tolerancia
contra los que han quedado atascados en el
resbaloso piso de su propia mierda,
es como robarse un asiento para ver pasar tu vida,
con un pie fuera de la realidad.

Y yo, ya de ésta me estoy yendo, encaramado en la


punta del viento.
De puro aburrimiento, por la vida que me tocó fuera
de programación.
Ahora,
que otro venga a cagarse sobre las nubes, en esta
tarde de frío estival.

37
UN PUEBLO

En un pueblo cercano al sol,


con enfado de pirata
y desenfado de holgazán.
Prisionero de sus pesadillas
y de su maravillosa irrealidad.
Donde la tierra huele a brea
y el bosque a necesidad.
Hay lamentos de marchantes
que huyen de su verdad.

Allí se ocupa el sinsentido,


la violencia es la consejera
y un fuego se pasea por las calles
incinerando los sueños
de quienes no quieren dormir.

En ese pueblo moran las moras


y saben a viento las palabras.
Pero el beso se hace añil,
porque los amantes,
en continuo desenfreno,
aprietan fuerte los labios,
y hurgan con denuedo bajo la piel,
hasta encontrar el sabor del placer
o el gusto de la indiferencia.
En ese pueblo los odios son de paja
y la miel no siempre sabe a hiel.

Ellos no te dejarán de abrazar


hasta que no se vayan en tren las penas
y se vengan en avión las alegrías.
Porque, allí te esperan con una sonrisa
y bastantes sueños rotos para compartir.

38
EL TIEMPO TRANSCURRIDO

Ha pasado mucha agua bajo el puente,


y yo mirando,
sin mojarme los pies
ni crecerme las alas.
Dejando apenas caer unas palabras
sobre su cauce sereno
y mirando cómo se van los años,
siguiendo los pasos
de los que navegan y se van,
dejando su huella en el tiempo.
Ha pasado mucha agua bajo el puente
y nunca la vi venir.
Me senté para ver cómo se alejaba
después de haber reventado sus gotas
contra las rocas,
y haber sido apaciguadas
a mis espaldas.
Lo que vi es lo que quedó
de aquella turbulenta era
de aguas bravas luchando contra la opresión.
Y no lo vi
ni pude despedirme de sus restos
porque, desde aquí arriba
nadie se enteraba de mí

39
NADA…

Una bala despierta.


Una gota de veneno.
Una caída imprevista.
Un golpe en los sueños.
Un cuchillo en el aire.
Un ligero empujón.
Unas llantas pesadas.
Una piedra silbando.
Una pala cayendo.
Un ligero resbalón.
Una escalera encerada.
Una ventana abierta.
Una patada al aire.
Un puño en el esternón.
Alta tensión.
Un sorbo de gas.
Lluvia por todas partes.
Agua entrando.
Fuego saliendo.
Una bocanada.
Un vacío en el pulmón.
Tierra muy hambrienta.
Un río, un alud.
Una mirada hiriente.
Una mano fuerte.
Prescripción de males.
Receta de inclemencias.
Porciones de ira.
Ira descontrolable.
O quizás
una oración
pidiéndole a Dios
que se lo lleve…
Y al final, nada.

40
CAMINAR

Hoy me dieron ganas de tomar la palabra


y estirarla hasta el cielo cual un largo palo de asta,
para poner mis sueños en la punta, como bandera,
y andar con ella por las calles de mi ciudad,
flameándola sin descanso por encima de las casas,
y extendiéndola, como una inmensa nube,
para dejar llover sobre mi gente esperanzas
e inundar sus ojos de ilusiones sensatas.

Hoy me dieron ganas de comenzar a caminar


para rodar por los bordes de la ciudad
y cambiar de nombre a las calles y plazas,
dibujar ventanas en las paredes,
regar verde sobre la tierra seca
y dejar preguntas en las esquinas,
que los niños puedan llevar consigo
a donde alguien les pueda contestar.

Hoy me dieron ganas de subir a la montaña


para tratar de alcanzar los bordes de mi ciudad,
con la mirada, con mi voz, con mis brazos abiertos.
Y creer que allá abajo hay un cuerpo diverso
que cada mañana se levanta para llenar sus horas
con grandes sorbos de colorida ilusión,
pero, alguien ha golpeado mi espalda y ha gritado
que no puedo estar ahí y que vuelva a mi lugar.

Hoy me dieron ganas de llover furias sobre la ciudad.

41
HUMANIDAD

Llegas a mí con tu bolsa de sufrimientos,


desde aquel lugar que alguna vez
albergó tus mejores sueños,
y era tuyo.

Llegas sin haber contado tus pasos,


sin bolsa de viaje y pasaje de retorno,
sin itinerario de museos,
sin visa schengen.

Llegas, como se llega a emergencias,


con una larga pesadilla a cuestas,
un niño perdido en la niebla
y tus manos asiendo la nada.

Y yo no me animo a mirarte,
a levantar las manos para tocarte,
a entregarte una sonrisa siquiera.
Y sigues de largo, a otro país,
a otra espera de nunca acabar.
Mientras mi humanidad se regocija
de no andar sobre tus calzas,
sin apenas darme cuenta que
no podría disfrutar de este día
si no hubiese amanecido
sobre tu ausencia,
sobre tu hijo muerto,
sobre tu país destruido.

Si alguna vez te hablan


de la humanidad,
diles que es un lugar
donde se esfuman los temores
y una mano amiga se extiende
para entregarte su protección.

42
MISIÓN DE LA PALABRA

En esta hora no puedo ser poeta que se calle


y deje de levantar la voz por mis hermanos
que luchan en las calles de la patria grande
contra los cerdos que devoran nuestras riquezas
y degluten con sus fauces toda nuestra ilusión.
En esta hora los colores de la tierra se funden
para forjar hacia el horizonte un solo camino,
porque el cielo aún está cubierto de brumas
que no dejan ver el crepúsculo de este día.
Y preparamos banderas y cantos de libertad
para enfrentar a los que nos han oprimido.
No me digas que no puedo hacer de un poema
un instrumento con que atravesar el fuego.
No me digas, como lo dicen los ecos vacíos,
que no se puede cambiar el mundo con poesía.
Te diré que no pretendo despertar a las musas,
porque no es un poema el que ahora me invita,
sino una voz desgarrada, venida del olvido.
Palabras apenas que se quieren desahogar,
como los gritos del enfermo que no recibe
una cama tibia para morir con humanidad.
Como los lamentos que emanan del hambre,
los suspiros que brotan de la desilusión,
el odio de quien ha sido arrojado de su casa,
la pena que arroja palabras muertas,
la turbidez de la razón del que ya no sueña,
de todos los que visten a su alma de muertos.
No me digas que ya no llueve sobre la hierba,
lejos del camino, ya sin sombra, y todo esto
es un inútil ejercicio de falsa retórica.
En esta hora que la noche agota mi sueño,
ya no me caben dudas sobre lo inútil de la vida,
si no puede entregarse a las batallas
que enfrentan a diario a la rastrera muerte.

43
Y la muerte tiene la cara del señor obispo,
del oligarca que se compró pobres explotados,
del uniformado que recita las leyes arrodillado,
del maestro que repite el relato hegemónico,
del poeta que se traga la palabra en silencio.

Cómo mirar de lejos los rostros esperanzados


que caminan tratando de sostener la cabeza
que la dictadura de la soberbia quiere cortar.
Cómo dejar pasar a los que van abrazados,
plenos de voz propia y naturaleza resiliente.
Cómo dejar de enfundar la pluma para dibujar
el sentimiento que anima a los insurrectos,
que se levantan contra ese temor irracional
que medra en los corazones atrapados,
en las jaulas que recorren sin prisa la ciudad.
No llames ilusos a los constructores de palabras
cuando pretenden llevarlas en la mochila,
para lanzarlas a los guardianes del miedo
y tender barricadas sobre las rutas del dolor.
Cuando, como hoy, se agotan los desvelos,
pensando, cuándo tendrá uso este poema,
que no abraza ni mata, sino brota del suelo,
como todas las cosas verdes que nos sustentan,
perdiéndose entre ciudades, en medio del clima.
Pálido Sol, oscura Luna, borrosas las estrellas.
Un cielo que la tierra se tragará, entre las horas
que no se cuentan en los libros de historia,
pero son las que cuentan los sueños caídos.
Por eso es que me introduzco en nuestro tiempo
armado de inmensos verbos y largos silencios,
para pedir a los que nos vienen siguiendo
que no cese su ímpetu de mar embravecido,
ni detengan su marcha para enfrentar al viento,
por fuerte que resuenen los rugidos de la bestia,
pues el temor hace más ruido que la tormenta.
No andará el miedo pisando vuestras sombras,
cuando los impulsen razones y sentimientos.

44
Y al finalizar la tarde, ya ungido el soberano,
por el sudor que brote de las jornadas de lucha,
todos los que fuimos ajenos, seremos nosotros,
como lluvia que se reúne y encuentra su cauce
abriéndose paso entre los restos del pasado,
y al caer la noche, nos abrazará un poema,
hecho con las voces del pueblo.

Hoy, no puedo ser un poeta que calle


y diluya en el silencio esta indignación,
porque el que soy ahora me reclama
y si no me hago digno de mí mismo,
el que seré mañana, en mis hijos,
vivirá sumido en la humillación.

45
NO TU MUERTE

Si pudiera evitar la muerte,


quizás mi atormentada voluntad
se sometería sin reclamo
a los mandatos del tirano,
aunque muchos me digan
que vivir en la esclavitud
no es la mejor de las vidas,
y más tarde una multitud
me replique con encono,
al ver mi quebrada certidumbre
de buen salvaje domado,
que morir encadenado
no es la mejor de las muertes.
Y quizás trataría de argumentar,
llevado por precaria razón,
que me inclino por sobrevivir
aunque sea malamente,
y que no hay muerte
que al muerto importe ya.
Pero, luego mi corazón,
hecho de viento y fuego,
de mar bravío y cordillera,
apartando el torpe desvarío,
hincharía mi pecho adormecido,
y latiendo muy fuerte me diría
que una vida miserable,
despojada de toda dignidad,
no amerita ser vivida,
ni es merecedora de recibir
en sus venas la sangre altiva
de los que antes de mi
murieron por su libertad.

46
Y ese corazón decepcionado
detendría en ese momento
su atormentada pulsación,
de saber que le da vida
a una cobarde existencia,
que, con su afán de supervivencia
ofende a todos aquellos que
han agotado su último aliento
para liberarnos de aquella muerte
que es vivir sin humanidad.

47
OBLIGACIÓN

Eres un ciudadano con un número,


para mejor identificación.
Tienes un nombre que no elegiste,
una familia que no escogiste
y un país en el que no decidiste nacer,
pero naciste, y vives en el encierro,
aunque, eres libre para elegir
cómo haces para vivir tu encierro,
porque, la libertad es la capacidad
para desenvolverse dentro de los límites,
pero es también una permanente obligación
con las reglas que te impone el carcelero.

Porque, en esta eterna función de circo,


los que arman el espectáculo
te obligan a vivir bajo sus normas éticas,
te obligan a vivir bajo sus normas jurídicas,
te obligan a vivir bajo su orden político,
te obligan a creer en su ciencia,
te obligan a respetar su tradición,
te obligan a creer en su religión.
Te obligan.

Y si un día despiertas y gritas libertad


para hacer lo que te da la gana,
te llamarán libertario o tal vez anarquista
y hasta te pueden tolerar,
porque al negocio le gustan pocas reglas.

48
Pero, si un día sales a protestar
para buscar otras normas, otro orden
y otros valores que sirvan al pueblo
y tengan un rostro humano,
te llamarán subversivo o terrorista,
irán a buscarte a tu casa
y querrán volarte en mil pedazos,
porque las reglas de la libertad
no las pone cualquiera,
solo el que ha ganado la batalla
o maneja el ministerio de economía.
Y eso lo sabe el presidente, el hijo del vecino,
y los dueños de este circo,
que, aunque aún no lo sepan
también son esclavos de su oficio, solo que,
ellos han guardado lo suficiente en la despensa
para soportar incluso el gran cambio,
de no tener más animales en las pistas
para tener solo humanos amaestrados.

49
PENA DE MUERTE A LA MUERTE

Pena de muerte al asesino maldito


que mató y descuartizó a la niña.
Pena de muerte al miserable violador
que dejó para siempre en la oscuridad
a la joven más querida de la casa.
Pena de muerte al horrible secuestrador
que mató al prominente empresario
a pesar de haber recibido el rescate.
Pena de muerte al insensible ladrón
que dejó en la ruina a la familia.
Pena de muerte al despreciable estafador
que engañó al padre en víspera de Navidad,
empujándolo irremediablemente al suicidio.

Pena de muerte al execrable político


que defraudó las esperanzas del pueblo.
Pena de muerte al policía corrupto,
porque traicionó a su pueblo y a su institución.
Pena de muerte a los jueces de la república
que se aprovechan de nuestra sed de justicia.
Pena de muerte al periodista servil
y al dueño de los medios que manipulan
la débil mente de la población.
Pena de muerte al fiscal que conoció del delito,
pero enterró la denuncia en el olvido.
Pena de muerte a los maestros
que no educan bien a los niños
y los lanzan al camino de la delincuencia.
Pena de muerte a los padres
que no supieron formar hombres buenos.
Pena de muerte al ciudadano
que permite que se enseñoree la muerte.
Pena de muerte a la muerte.
y muerte a la pena de malvivir.

50
¿DÓNDE ESTÁ EL PODER?

Hasta el día de ayer


el hombre poderoso
tenía nuestro mundo a su alrededor,
que podía mover a su antojo,
como un juego giratorio propio,
en su concurrido parque personal.

Hoy ha muerto.

El hombre poderoso ya no está más,


pero el mundo se sigue moviendo,
a pesar nuestro.
Otra mano ha venido a reemplazar la suya
y hace una nueva voluntad,
igual de ambiciosa y ávida de poder.

¿Dónde está Dios?


se pregunta el hombre común.
¿Qué hace Satanás?
susurra con temor.

Y convenimos en que,
para el simple humano,
lo más dañino es la propia vida
cuando es juguete de un poderoso señor.
Y que,
lo realmente valioso es la muerte,
cuando nos libera del miserable opresor.

Aunque siempre nos queda la posibilidad


de tomar por asalto el paraíso
y expulsar de una buena vez al poderoso,
a los dioses y a los demonios,
para no tener que servir a nadie más.

51
DESEO

Que tortuosa se me hizo la vida,


esperando lo que nunca llegó.
Y ahora, esta noche que llega
tan vacía como la autonegación,
para salvarme de la oscuridad,
de llevar tan pocas luces.
Nunca se me fue bien el vivir,
sino el morir de a pocos,
disfrutando de pequeños goces,
creyendo que grandes lo eran.

Ahora, no tengo más que decir,


sino desear que todos mueran
y nos encontremos en mejor vida,
otra vez en este infierno.
Pero el rey aquí mismo,
la reina allá, los banqueros,
el comerciante y el profesional,
el empresario minero,
y yo allá,
una montaña verde, mirando
como sufre la ciudad entera
por querer poseer la tierra,
para que más temprano que tarde
caiga todo sobre su ambición.

52
RECONOCIÉNDOTE

Detente, sal de ti,


párate enfrente tuyo,
como ante un espejo
y obsérvate
¿Eres humano?
¿Tienes algún valor?
¿Existes?

Luego entra,
y como si estuvieras
nuevamente frente a ti,
observa a los otros
¿Son humanos?
¿Tienen algún valor?
¿Existen?

Así,
Cuando deambules
por entre la gente,
en ellas
obsérvate a ti,
y si algo vales
dales ese valor,
y si ellos existen,
verás que por ellos
seguirás existiendo
tú.

53
LA INERCIA DE LOS HOMBRES

Si ahora te sientas a mirar como gira el mundo, sin


ver el color de la tristeza ni tocar la piel de los sueños,
pasarán muchas vueltas antes que puedas darte
cuenta que has sido absorbido por la inercia del
tiempo y eres un objeto más, con vocación de seguir
siendo objeto.

Pero, si te pones de pie y caminas contra la corriente,


como solo puede hacerlo el ser humano, verás llover
donde la tierra jamás ha conocido el agua, verás la
luz donde nunca hubo sol y verás sonreír a un niño
en la noche, sin frío, sin hambre, sin miedo a la
oscuridad.

Sin embargo, como la tierra no acepta los cambios,


tendrás que sufrir por ello y pelear, incluso morir,
pues ningún cambio que tenga un final feliz, se ha
podido hacer con la complacencia de todos.

Sobre todo, de quien vive del giro que da la tierra y


es feliz con la inercia de los hombres.

54
SI YO FUERA BLANCO

Si yo fuera blanco y no apenas blanco,


como una hoja de almidonado papel,
no podría mirar de frente
a los ojos de la gente
que luce azul, marrón o amarilla,
y la vergüenza me haría palidecer
por tener tan descolorido rostro.
Y cuando vaya por ahí a caminar,
es seguro que bajaría la frente
y se formaría en mí la tendencia
a ocultar los ojos y mirar a otro lado,
cediendo el paso, sin paso firme,
seguro de no tener seguridad,
callado, para no llamar la atención,
pausado para no apurar a nadie.
Siempre a un costado de la calle.
Siempre oculto de las miradas.
Si yo fuera blanco como la nieve,
qué color podría reclamar para mí,
si el blanco es la ausencia de color,
y como la nieve, se funde bajo el sol
y palidece ante la magnificencia
cromática de la naturaleza.
Si fuera blanco sería un trozo de yeso,
no de barro, no de agua o de carbón.
No estaría hecho de polvo de estrellas,
ni tendría las huellas de la luz en la piel.
Y, si me llamaran blanquecino o blancuzco,
tal vez sería mejor que ser solo blanco.
O tal vez sea mejor que no se fijen
en mi ausencia de color, y recuerden
que no somos un lienzo vacío,
sino una obra en la que aún bulle
la diversidad que nos hizo humanos.

55
SIN UNA FLOR

Cada arremetida contra el deseo de justicia,


cada golpe frenando el ímpetu de libertad,
cada ofensa proferida por levantar la voz,
cada agresión contra el derecho a reclamar,
cada herida sufrida por alzar la mirada,
cada bala que ha destrozado nuestro corazón,
cada vida arrancada a nuestra propia vida,
cada sueño roto por el cobarde represor,
tiene que ser devuelto, no con una flor
ni con la otra mejilla, que la paciencia
hace rato que se quedó tendida en la calle,
y ya no quedan razones en la palabra
ni palabras para seguir justificando la inacción.

56
TODOS ENVEJECEMOS

Todos envejecemos
El que duerme contento en el palacio
El que no sabe cuántos palacios tiene
El apañador de pederastas
El que vive de las ofrendas
El que envía jóvenes a la guerra
El monarca, que vive del trabajo del pueblo
El fabricante de sillas y el pintor
El artista y el que te lleva la contabilidad
John Lyndon, James Newell y Reginald Kenneth
Dwight
El emérito, el sultán y la reina del pop
Todos envejecemos
Mao, Marx y la reina Victoria ya no están
Ronald Reagan y Ceaușescu también envejecieron
El que mandó matar para beneficio propio
El que mando matar para beneficio de su pueblo
El que fue revolucionario y ahora duerme la siesta
El que sueña que no hay más revoluciones
Los que acumulan sueños en su almohada
Los que le roban a la gente sus ilusiones
Todos envejecemos
Menos los que decidieron no vivir
O se los llevó muy pronto la vida
Ellos no son más lo que pudieron ser
Y nosotros seguimos esperando que amanezca.

57
UN DÍA

Un día me matarán.
Llegarán de noche,
ocultos por el temor
de ver su sombra
y sus consecuencias
o llegarán sin cuidado,
a plena luz del día,
con los ojos despiertos.
Y tomarán mi tiempo,
mi espacio,
mis sueños,
mis posibilidades,
que,
por la mano
del asesino,
para siempre
acabarán.
Un día me matarán,
y no será un día
para recordarlo.

58
POEMA

Un poema para mentirle a la vida


Un poema para pintar la tristeza
Un poema para decirlo conversando
Un poema eterno como la ausencia
Un poema incómodo como la espera
Un poema para repetir la realidad
Un poema para olvidar las penas
Un poema para cantar al amor
Un poema para cerrar heridas
Un poema para odiar la poesía
Un poema para ignorar el hambre
Un poema desde la entraña vacía
Un poema dulce como una madre
Un poema que no venga del pasado
Un poema para burlase de Dios
Un poema para mirarse al espejo
Un poema para meterlo al bolsillo
Un poema sin verso posible
Un poema ajeno como el destino
Un poema sin tiempo ni lugar
Un poema para lanzarlo a la cara
Un poema para leerlo en silencio
Un poema para gritarlo en las calles
Un poema para cantarlo feliz
Un poema, para matar a la poesía
Un poema para subirlo a internet.
¿Cuál quieres tú?

59
IMAGEN DEL APREMIO
(En la foto premiada de una tea humana)

Un pueblo, un dictador,
una protesta,
un conspirador.
Muchas protestas,
mucho dictador.
El pueblo en el medio,
el pueblo agredido,
el pueblo agresor
y en respuesta
a tu atrevimiento,
las llamas te cubren
como grave afrenta.
Corres para vivir
y ya no te perteneces.
Ahora sirves
a unos y a otros,
como una imagen
de ti
envuelto en llamas,
infalible arma
para tumbar al opresor.
Por eso ahora
eres un premio,
uno internacional,
que no te concierne
a ti,
pero te quiere a ti
como una tea ardiente,
una que precisamente
no quieres ser,
y no deseas llevar
como una condecoración,

60
porque no hay
revolución
ni verdad
ni religión,
que justifique
que antes
te hayan arrancado
la piel
y ahora quieran
arrancarte la palabra.

Habla hermano y diles


que ya no tengo
más que decir,
sino esperar
que se renueve
la piel
o el fuego
se extinga.

61
UNO

Un señor
Un hijo de puta
Un malnacido
Un señor
Uno que lleva saco y corbata
Que acude a misa los domingos
Un señor
Un maldito
Un serio caballero
Que va con bastón
Que todavía usa sombrero
Uno que pinta canas
Que cuando llueve
Usa paraguas y sacón
Un señor muy alto
Recto y espigado
De buen talante
De recio andar
De figura señera
un rufián cualquiera
Ese señor
Que camina
Con paso elegante
Sin hacer tronar los zapatos
Con pantalón de estación
Y camisa del color
Que no desentona
Un señor
Un ser indigno
De buena presencia
Y buen aroma
Siempre sonriendo
Y alterando a las hembras

62
Sin billetera
Ni monedero
Solo llevando tarjeta
Y crédito seguro
Grande y absolutamente
Despreciable
Y aunque amable
Lleva el color del alma
Maquillada por el lujo
La ropa cubre
La hondura de su mal
El mal olor de su ser
Viene superado por el perfume
Y su sonrisa
Es una ventana opaca
Y engañosa
Que esconde a un miserable
Ese que pronto
Morirá
Y la ciudad se encargará
De enterrarlo
Azucarando su pasado
Endulzando su imagen
Diciéndonos a todos
Que no hay muerto malo
Y que este hijo de puta
Tampoco lo es.
Pero sí que lo es...
Vaya que los es.

63
PIEDRA ROJA

Una piedra roja viene cayendo desde las alturas,


rodando torpemente sobre su incipiente redondez,
y de tanto rodar en su caída, se ha hecho una gran
bola
que ya no corta con sus filudas aristas, sino aplasta
aquello que opaca su encendida determinación.
Arrasa todo lo que está buscando y no se detiene,
aunque se le ofrezcan dádivas, ruegos u oraciones.
Unas personas huyen despavoridas ante su presencia
y otras, sin embargo, la ven pasar embelesadas.
La piedra que rueda ya no se detiene ante nada
y nadie sabe de dónde vino ni se sabe a dónde va,
pero deja una estela de confusión en los corazones,
porque hay en su camino espíritus simples
que disfrutan con su implacable proceder
y hay quienes temen, porque guardan oscuros
secretos
que la piedra, con su rotundidad, quiere revelar.
Los hombres justos le dicen, muy agradecidos:
“No te detengas piedra, y sigue firme en tu rodada”.
Los descaminados en cambio, le piden a la piedra
que no siga atentando contra el orden establecido,
porque no vaya a ser que se cruce en su camino
y les malogre su vida tan bien organizada:
“Piedra subversiva, no sigas destruyendo la paz”.
“Piedra terrorista, tu color delata tu intención”.
Solo unos cuantos se dan cuenta que la piedra,
de tanto rodar, ya está perdiendo su vivaz color
y han salido en busca de la fuente y del motivo
por el cual se deprenden las masas que aplastan
todo lo malo que brota del corazón de los humanos.

64
¿Y qué creen?
Al subir a buscar la verdad en las alturas,
se toparon con una empresa transnacional
que tiene una provechosa concesión del Estado,
para extraer las susodichas piedras y venderlas
en pequeños bloques, con agregados de color,
y recubiertas de una fina capa de laca protectora,
con las que se construirán pequeñas capillas,
que puedan proteger a los hombres
que requieren olvidar a diario sus mentiras,
invocando al espíritu de la cantera,
amansado ahora por una naciente religión…

Ya pronto no habrá piedras rojas en las alturas,


ni verdades que no puedan ser justificadas.

65
INTENTA SER

Una promesa cayó de sus labios


y el suelo murió de espera.
Suerte que ya no estabas allí
reptando a su alrededor, porque
te hubieras tentado de recogerla.

Si eres una valiente semilla


que se liberó de su espiga,
busca un suelo recién arado
y siémbrate donde cae la lluvia
y donde calienta el sol en las mañanas.
No te fíes de promesas incumplidas,
que no pintarán tus noches de azul y plata
ni florecerán sus mentiras en tus entrañas.

La verdad no llega nunca a ser realidad


ni la realidad es un barco encallado
que halló mal puerto de tanto navegar.
Uno mismo es la verdad que hallamos
después de arribar a donde queremos llegar.

66
UNO DE NOSOTROS

Uno de nosotros ha muerto


por la bala asesina de un hombre
que alguna vez también
fue uno de nosotros, y ahora,
por orden de la superioridad
ha mudado en la piel del criminal.

Mientras tanto, ellos,


que no son como nosotros,
porque ellos son los que
mueven nuestros hilos,
allá,
se justifican,
se complacen,
se regodean,
y usan palabras como:
orden,
ley,
inevitable resultado,
daño colateral,
previsible final.

Y siguen moviendo los hilos


que nos manejan
y nos enfrentan,
a pesar que nosotros
somos más numerosos.
Aunque, cada vez
que nos sometemos a ellos,
somos menos que cualquier cosa
que se mueve en este mundo,
insignificantes como una bacteria,
como un grano de polvo maloliente,
como una despreciable ameba,
como un microbio destructor,
como un miserable traidor…

67
Somos numerosa masa
enturbiada por la miseria
que podría limpiar su mirada
y alzar orgullosa la frente
si corta los hilos
y enfrenta al opresor,
entrando con esperanza
a la razón universal,
a la espiritualidad humana,
al sueño compartido,
a la individualidad controlada,
al trabajo bien remunerado,
a la riqueza limitada,
a la colectividad vindicada,
al salón donde los juegos
surgen de manera espontanea
sin más regla que aquella
que dispone la bondad
humana
aún
en
construcción.

Uno de nosotros ha muerto


y en él, todos nosotros,
un poco.
Y a pesar,
tenemos que ponernos de pie
y volver a caminar
y seguir caminando.

68
CIUDAD MÍA,.
DESPOJOS DE MONTAÑA Y MAR

Camino del mar a las montañas o


de las altas montañas al extenso mar,
me detengo un momento a contemplar
las torres de una ciudad que se yergue
sobre una tierra en la que se mezclan
el lejano viento que viene desde el océano
y el soplo intenso que baja de las cumbres,
creando una perenne turbulencia
que no deja ver el rumbo a tomar.
En un desierto, que no llega ser desierto,
ni verde valle, ni llanura fértil, ni oasis florido.
Apenas los pies húmedos de una montaña
que, de a pocos se va tragando el mar.
Sin barro que asome del concreto
ni cielo que quiera mostrar su pálido azul.

Esta tierra mía hecha de bullicio y soledad,


de techo siempre gris y alegría contenida,
de ausencias y presencias continuas,
de canto antiguo, de pena reunida,
de fierro, cemento y precariedad.
Indiferente a su inminente destrucción.

Aquí viene sucediendo la historia.


Las personas escriben su pasado
y aprenden lo que es escribirlo mal.
Pero no lo recordarán, porque aquí
los codos borran lo que traza la mano,
todo es pasajero y revocable, y ya pronto
caerán las montañas sobre sus calles
o el mar socavará sus cimientos
y al polvo del desierto todo volverá.

69
En este lugar del mundo, tan vacío,
penden de un hilo las luces del día.
En unas horas llegará la oscuridad
y después de una larga noche
no habrá un sol que quiera retornar
para ver los despojos de la estulticia.

70
RECLAMO

Váyase todo a la mierda que no tengo ganas de seguir


peleando.
Anoche me dijeron que tenga cuidado, que me están
siguiendo
y fui a contárselo a mi conciencia, que me dijo: sigue
insistiendo,
pero hoy pude descubrir que hay demasiada gente
en esta ciudad
a quien no le preocupa o ignora que las cosas no
vayan bien.
Para qué morir entonces por quienes no saben lo
que les espera
o por quienes no tienen interés por saber lo que les
va a ocurrir
y se dejan convencer por aquellos que nos
mantienen a todos jodidos.
Yo no he querido claudicar a esta lucha que incumbe
a todos,
Pero todos andan pensando si dejar su casa para salir
a marchar.
Seguro que nadie quiere morir por una causa que no
sabe si va a ganar.
Dicen que ya no hacen personas que luchan y
mueren por sus ideales.
Y que así sea, porque suena a estupidez,
romanticismo o manipulación.
Lo cierto es que, ni siquiera se deciden a tomar la
palabra para lanzarla,
menos aún salir a protestar contra el que nos tiene
oprimidos.
Qué la violencia no es buena consejera para lograr
resultados.

71
Entonces, díganme cómo es que se mantiene
dominada a la gente,
si no es con la violencia que se ejerce negándole una
buena educación,
recortándole sus derechos a una justa remuneración
por su trabajo,
a la salud, a una vivienda digna, a la recreación, a la
vida familiar.
A vivir bien, como lo hacen los que hallaron la forma
de exprimir largamente
la leche de la madre tierra, que no alimenta por igual
a toda la humanidad.
A vivir bien, como lo hacen los pastores, obispos,
funcionarios y políticos.
Como viven los profesionales, que se sirven del
pueblo, esquilmándolo.
Como los que sirven a los empresarios,
amordazando a los trabajadores.

Ya mañana saldré de nuevo a recorrer las calles


pobladas de gente resignada.
Gente que ha perdido la capacidad de indignarse y
tolera al corrupto y al abusivo.
Gente que no ha echado raíces sobre la tierra que
pisa y por ello no puede soportar el viento.
Gente como uno, que quiere parecerse tanto a
ellos...

Y seré uno más, ni caído ni vencido.


Uno, abandonando el escenario,
porque la obra, por falta de actores,
por ahora, ya no se podrá estrenar.

72
LA CIUDAD MÍA

La mía, es una ciudad que no se baña en el río,


porque lo ve pasar incierto, cubierto de las
inmundicias
que arrojan en sus aguas los que no lo escuchan
llorar.
La ciudad mía es como una estatua de arena
que teme remojarse los pies en la playa
y por eso vive con los ojos inversos, de espaldas al
mar.
Una que pasea su provincianismo cubierta con velo
gris.
Una ciudad que no se asoma a las ventanas
para mirar el horizonte azul, que se extiende infinito,
y no puede ver que cada tarde, allá, el cielo sangra
cuando el sol, en su marcha, se despide del día.
La mía es una ciudad que no mira a las montañas,
porque desprecia lo que viene de allá.
Una ciudad que vive mirándose al ombligo,
porque espera que sus oraciones la eleven al paraíso
o sus pecados la escondan bajo su alfombra de
concreto.
Mi ciudad es un delfín dormido, que, si se aclara un
poco,
se puede reconocer sostenida en los bordes de un
océano
y se puede conectar con los extremos de la
imaginación.
Una tortuga que puede construir sus alas
y volar hasta llegar a las cumbres más altas,
de donde viene el río, el viento y el amanecer.
En mi ciudad no se encienden las estrellas
y la Luna pasa fugaz por entre las nubes.
Por eso imaginamos un cielo ajeno y amamos la
niebla,
que nos encierra en nosotros mismos, sin más.

73
En mi ciudad nada es previsible ni confiable,
solo la poesía, que viene de la infeliz melancolía,
de tratar de recordar un pasado diluido por el
tiempo
o de saber que siempre se pueden dibujar unos
sueños
que se disfracen de blancos veleros y se aventuren,
tan lejos como puedan, de las rutas del tedio y la
cotidianeidad.

74
MIGRANTE INDESEADO

Y tú no estás en ningún lado,


cuando te preguntan quién eres,
de dónde vienes, a dónde vas.
Y miras a tu costado desesperado
y vez que aquí nada tienes
y que allá no estás más.

Llegaste una noche sin Luna,


cargando tus sueños a cuestas,
sobre la turbulenta espuma del mar.
No esperabas bienvenida alguna
ni tenías en la mochila las respuestas.
Solo una playa vacía hacia la cual remar.

Con la bruma del amanecer


asomaste tu cuerpo agotado,
pisando la tierra de la esperanza,
pero no hubo para ti un renacer,
pues el sonido del mar fue opacado
por los ruidos de la acechanza.

Mientras te sometían pensaste:


al fin estoy donde quise estar,
aunque, ya no me sirva de nada.
Ahora que te miran sin hablarte,
esperas con urgencia despertar
de esta pesadilla equivocada.

Pero no hay forma de resolver


esta penosa circunstancia
que te tiene desubicado,
y solo te queda reconocer
que en esta dolorosa estancia
eres un migrante indeseado.

75
Mañana te regresarán a casa,
aunque ya no te pertenezca,
y volverás a sufrir marginación
y profunda desesperanza,
sin que de ello aparezca
señal alguna de solución.

No obstante,
sabes bien
que lo seguirás intentando…

76
AQUÍ

Aquí los días se llenan de tedio,


las horas pasan sin tiempo,
la espera es un eterno regreso
y respira fuerte la frustración.
En esta ciudad de gris cubierta,
las voces se tornan en plegarias,
las plegarias nunca se elevaban
y los sueños en las veredas
se arrastran hasta morir

Yo ya estoy agotando el libreto.


Ya no llueve más sobre mi frente.
Ya se hace de noche para salir.
Y un día habré de tocar fondo
y entonces decidiré dejar de hablar
de las cosas que afectan
a las personas en este mundo.
Ese día renunciaré
a mi condición de ser humano.

77
AJENIDAD

Todos
alguna vez
hemos sido,
somos
o seremos
migrantes,
de una tierra
o de otra.
En nuestra piel,
en nuestra sangre,
en la huella
de nuestros zapatos,
en nuestra mirada,
en nuestros sueños.

Todos
somos
migrantes
o lo seremos
cuando la tierra
deje de ser nuestra.

78
EL POLÍTICO

El político mueve la cola


parado en la puerta del amo,
esperando sus palabras
y ansiando los restos de poder
que disfrutó en el almuerzo
y que de vez en cuando le tira
tan lejos como sea posible,
porque a la señora del amo
no le gusta tener políticos
rondando por su casa.

En ocasiones el político ladra


para recordarle al amo
que está esperando,
pero sin hacer mucho ruido
pues quiere evitar
los chancletazos de la empleada.

Pero cuando recibe


las migajas que le dan,
el político regresa satisfecho
de haber obtenido del amo
su cariño y aceptación,
lo cual vuelve al político
más bravucón y pendenciero,
pues regresa al barrio
para retar a otros de su especie
y muy dispuesto para abusar
de toda la fauna incauta
que lo sigue y lo apoya.

79
Sin embargo,
ayer se irguió
un nuevo político
parado sobre sus patas traseras,
andando como si tuviera
dos pies,
y quiso calmar a los cánidos
con palabras como:
justicia, orden, paz, solidaridad, dignidad, amor,
orgullo,
integridad, unión, entereza,
repartición más justa de la riqueza.

Pero, sin mediar diálogo alguno,


le cayeron encima los viejos políticos,
a la yugular y a la panza,
y lo dejaron tirado en la plaza,
con las tripas expuestas al sol,
para disfrute de la fauna yacente,
titulares en la prensa
y para beneplácito del gran señor,
que nos dice a diario,
para que no lo olvidemos,
que todo político
que se yergue por encima
de los demás,
parado con sus dos patas,
de manera antinatural,
debe ser eliminado
por comunista y por traidor.

El amo juzga y el político ejecuta,


es la ley del señor,
y los demás son los demás.

80
DANDO VUELTA A LA TORTILLA

Yo no quisiera estar aquí


contándole a la gente
la desgracia de mi pueblo.

Yo quisiera estar caminando


por todas las calles del mundo,
cantando mis canciones,
con la lengua que mis padres
me dieron para decir mi nombre.

Yo no quisiera contar a los niños


que los tibios rayos del sol
no alumbran a todos por igual
y que sufrimos este color
que llevamos sobre la piel
como un estigma oprobioso
y deseamos aquel que ilumina
los programas de televisión.

Yo no quisiera romper en llanto


para recordar al hijo muerto.
Yo no quisiera alzar la voz
para denunciar al Estado.
Yo no quisiera estar aquí
para decirte que te calles
si no vas a mover un dedo.

Yo no quisiera estar en la piel


del que celebra la dominación
ni haber sufrido esta vida
marcada por la humillación.

81
Yo no quisiera que veas la sonrisa
del que disfruta nuestra infelicidad
pero, espero que tú sepas, hijo,
que vivimos en los bordes de la razón
haciendo posible la explotación.

A veces quisiera yo, que tú,


especie corrupta y traidora,
estés dentro de estos zapatos,
que sostienen un corazón que sangra,
y yo, echando sal sobre tus heridas.
Y no diré que es mentira,
que no lo quise alguna vez,
solo te digo que lo que siembras,
riegas y dejas crecer,
tendrás que cosecharlo algún día.

Y de ti depende que sean


novedades, o más de lo mismo,
pero, míralo bien...
Tú aquí, muy contento
y yo, más allá,
esperando, para
tomar la sartén por el mango
y darle vuelta a la tortilla.

82
LA SIESTA DE UN SUEÑO

A veces es bueno dejar dormir un sueño


y en ocasiones no despertar de la ensoñación.
Impregnar las horas quietas de segundos felices,
colmar algunos minutos de falsa ilusión,
perderse el resto del día en burbujas de tedio,
poner en la mochila lo que puede ser rescatado
y al final del camino puede que nos espere
el que seremos o el que dejaremos de ser,
que nos dirá, cuando pasemos por el lugar, que
después de haber renunciado a la obligación
de llenar el hueco de nuestra fugaz existencia
con una materia ajena a nuestra voluntad,
podremos decir sin temor a equivocarnos,
que ha valido la pena haber vivido.

83
TRIVIA

Marque la alternativa que considere que a lo mejor


puede no ser incorrecta:

1) Todo el tiempo los humanos buscan sobrevivir.


2) Todo el tiempo los humanos buscan vivir.
3) Todo el tiempo los humanos buscan vivir de los
demás.
4) Todo el tiempo los humanos buscan vivir para
los demás.
5) Todo el tiempo los humanos buscan evitar la
muerte.
6) Todo el tiempo los humanos buscan prolongar
la vida.
7) Todo el tiempo los humanos buscan tener una
buena muerte.
8) Todo el tiempo los humanos buscan morir por
la humanidad.
9) Más de una es muy probable que no sea una
gran verdad.
10) Más de una es muy probable que no sea
mentira.
11) Todas las anteriores no pueden dejar de ser
verdaderas.
12) Todas las anteriores no pueden ser
definitivamente verdaderas.
13) Hay mucho más que decir acerca de la
humanidad.

84
YO

Yo no puedo sino callarme ante tanta miseria


y dejar que mi sangre bulla y mi piel arda,
y de mis poros brote la rabia contenida
por haber permitido que nazca el tirano,
que aprenda su oficio el explotador,
que el delincuente se haga político,
que el corrupto se haga profesional,
que el estafador se adueñe de nuestros sueños,
que el ladrón se haga de nuestros bienes,
y que,
aquel que asesina nuestro futuro siga respirando

Ahora que ya no hablan mis palabras sino mi aliento


y que, de mi grito sordo brotan ideas en desorden,
no me queda otra cosa que pedirle a mi corazón
que no deje de latir, y a mi cerebro que no se canse,
porque, si me duermo ahora, negándome,
despertaré cualquiera de estos días en la oscuridad
en la que viven los hombres que mataron su futuro
y solo acumulan lamentos por el pasado perdido,
sin poder mirar más a los ojos de sus hijos.

85
LO QUE VENDRÁ

Un día te despiertas y eres Ucrania


No eres Palestina ni eres Yemen
Tú no estás en las alturas del Tíbet
Estás saliendo a respirar esa guerra
Llena de ambiciones ajenas
Que todos pueden ver en televisión
Una mañana de aire frío y duro
Como una piedra que no durmió en casa
Tú ya no eres más el que se fue a dormir
Tus ojos se abren a una pesadilla
Que aún no ha culminado su libreto.
La Pandemia fue el primer capítulo,
Y esta guerra de ágiles marionetas
Solo el intermedio de lo que vendrá.

86
YO NO

Yo,
ya no quiero pintar ventanas
para que otros las abran.
Quiero desandar mis propios caminos.
Abrir, no una, sino muchas puertas para huir
de este encierro que adormece mi estancia.
Quiero tomar cuatro piedras y lanzarlas a los vitrales
de este palacio que atrapa mi conciencia,
de esta inagotable celebración a la cotidianeidad.
Abrir mis ojos, desnudar mi entendimiento
y derretir mis sueños de azúcar y sal,
rebasando los límites que impone la
autocomplacencia.
Y cada mañana horadar en el muro que oculta el sol,
que hace sombra a mis huellas inconclusas.
Y cuando ponga un pie afuera
podré al fin recibir la luz sin intermediarios,
como lo hace la naturaleza:
el músculo,
el hueso,
el ojo,
la piel.

87
ILUSIÓN

Un día te despiertas y ya es mañana,


pero no el que tú querías ver antes de ayer,
sino, uno que amanece sin esperanza.
De aquellos que te gustaría rehacer, pero
están ahí, con su cielo gris tras tu ventana
y la fría humedad hundiéndose en tu piel.

Un día en el que la realidad te golpea


por creer que la vida se agota en un gol
y los sueños se logran a las patadas.
Queriendo tapar con una pelota el sol,
mientras la luz del día quiere que veas
lo hoyos profundos que hay en las canchas.

El día no resplandece cuando no lo quieres ver


ni te puede mostrar la realidad que te rodea,
si no logras conectarte con tus temores,
lo mismo que con tus mayores anhelos.

88
SER Y NO SER

Ser no te hace ser, sino, ser y hacer.


Ser mujer no te hace más sensible
Ser naturista no te hace más sano
Ser hombre no te hace más fuerte
Ser gay no te hace más tolerante
Ser mayor no te hace más sabio
Ser deísta no te hace más justo
Ser amante no es saber amar
Ser
Sin saber
Sin sentir
Sin compartir
No te hace humano

89
NO MI CIUDAD

De aquí hasta allá


hay treinta y tantas esquinas
y mil pasos de plata
desapareciendo.
De allá hasta donde puedas ver,
una ciudad en su vieja cuna,
un racimo de historias
con el sonido apagado.
Unas fachadas cansadas,
con el color hundido.
Un espiral que nos abandona.
Luces huyendo del centro.
Solo sombras dejadas en el suelo,
sin rumbo que tomar.
Y afuera, las huellas del silencio.
Penas que ruedan fuera de lugar,
trajinadas hasta el hastío.
No hay forma de decirlo,
si no es con el olvido
o la memoria de lo perdido.

Qué poco le dimos a la vida,


qué poca vida le dimos al amor
y que poco amor hay en la poesía
que quiera pronunciar tu nombre.
Masa inerme de sorda estulticia.
Urbe que ya no puedo abrazar.
No te llamaré mi ciudad
si vas por ahí
destruyendo mis sueños.

90
PODER

No hay puerta, no hay llave, no hay casa.


Nada hay sobre la sombra que permanece quieta
en medio de un espacio sin límites.
Alrededor están los que quieren vivir en orden,
sometidos a las leyes de los hombres,
acostumbrados a la verdad repetida mil veces,
enseñados en las artes de obedecer a la razón
que imponen los que manejan las riendas
en las escuelas, donde disciplinan las mentes,
en las familias, donde los reúne la obligación,
en las calles cuadriculadas por el temor,
en un zoológico, bullendo de diversidad,
en una feria, donde se intercambian deseos
y armonizan lobos, cuervos, micos y faisanes.
Todo le vale a la existencia cuando se muestra,
Pero, encerrada está en la forma del cuerpo,
por las cadenas que impone la verdad revelada,
o simplemente la interpretación que de ella
hace el ojo que le da escasas luces al cerebro.
Humano es y duerme aún en la oscuridad.
Solo es una sombra que se quiere poner al centro,
pero apenas mira de reojo lo que puede ser,
antes que ser uno que busca lo que pueda dar.

91
REVISITAR

No te pongas una garganta en el cuchillo


ni en la pistola un pedazo de tu corazón,
espera que llegue el amanecer, que siempre llega
y te trae noticias de los que no se fueron
ni viven aún en las altas avenidas de la ciudad.
Esas no debes escuchar porque pasan de largo.
Es el día que se sostiene por sobre las cabezas
el que te puede decir muchas cosas de ti.
Decir por ejemplo que aquí nunca llueve,
pero hace suficiente frío para que lo llames invierno.
O que las noches tienen las mismas horas que el día
y no hay nada aquí que se sostenga, salvo la mirada,
aunque eso no te importará porque aquí ya no vives,
te fuiste hace tiempo colgada de una nube
y solo esperas que te recoja la última tarde del mes.
El sol puede decirte que le da vueltas todos los días
a la misma redondez, sin pedir cambio de asiento,
y no te cuento de la Luna, porque es impredecible
y no baja así nomás para cualquiera que se lo pida.
Anda, espera la mañana, que hay calles que recorrer,
bisagras que aceitar y ventanas que cerrar.
Esta ciudad no se parece a nosotros cuando
callamos,
se parece más a nuestra digestión y apesta,
de no haberse cambiado hace mucho los miedos.
Huele a vieja religión y a patriarcado machista,
Pero eso probablemente no te importará saber,
porque ya lo sabes, y es una de esas cosas que te
daña,
como el haber conocido el rostro del desamor,
saber que la edad no regresará para rehacerte,
hundida en la oscuridad que deja el tiempo perdido.
Y ya te quieres ir con los años que te quedan,
a donde no puedas recordar que debes olvidar.

92
Quédate y mira cómo cambia el cielo y se pone azul,
cómo se pintan de celeste los edificios al frente.
Lo veo todos los días desde la cama de este hospital
y puedo cerrar mis ojos para dormir, cobijado por el
día.
Tú no tienes que irte, yo me quedo aquí, asómate,
cuando llegue la tarde volveremos a repetir las frases.
Todos los días haremos de este cuarto una torre,
para iluminar la tierra y sus estrechos caminos.
Llévate el rostro al sueño y no duermas más.

93
IMPERFEXIÓN

No hay vida digna.


Ni la que se lleva de pie
ni la que se levanta del suelo,
porque, o se hacen concesiones
o se rechazan los compromisos, y
nada hay que equilibre la balanza
y haga posible un justo medio.
Visto el corsé que nos aprisiona,
no hay dignidad a medias.
Ser digno es un valor absoluto,
como la santidad o el heroísmo,
como todos aquellos bocados
con los que nos atragantamos,
sin opción a reflexionar sobre ello.
Y considerando concienzudamente
que la pureza de la vida es imposible
y que no se puede llevar la frente en alto
porque la cabeza tiende a los pies,
la humanidad pesa como una condena
y la gravedad nos empuja al pavimento,
donde se arrastran nuestros sueños,
convengo con los vanos intentos del sol
de llevar la luz a nuestra caverna,
que no encontraremos rastros de dignidad
entre los misérrimos humanos
que pretenden ser ajenos a la naturaleza
y se miran sin remordimiento al espejo.
Solo hay dignidad en la muerte
del que ha vivido dignamente,
casi un oximorón imposible de lograr.
Por ello el paraíso se ha diluido
y todos retozan con descuido,
allá, en el cuarto vacío de silencios,
donde habitan los espíritus soberbios
que crearon dioses imperfectos.

94
Y por aquellos que buscan ser ajenos,
ya se está extinguiendo la humanidad,
al menos que se la mire como es:
incierta, incorrecta, incompleta,
imperfecta como las rocas del universo,
sin un manto de verdad que la cubra.
Y cada uno aprenda a vivir en la duda,
donde habitan los intentos de ser,
por encima de la certeza de haber sido.

95
INERCIA

Pequeño burgués
Confuso caviar
Liberto de ocasión
Res socialistoide,
Cerdo fascistoide
Estúpido patriotero
Sentimentaloide
Posero de mierda
Carne de manada.

Sales a marchar
Protestas
Tiras piedras
Lanzas gritos desaforados
Devuelves lacrimógenas
Construyes barricadas
Ondeas banderas
Y antes que acabe el día
Vuelves a casa
Donde te espera
Una sopa caliente
Un televisor
Tu computadora
Un sillón
Un hueco de tranquilidad
En tu cosmos de plástico
Donde verás
La noticia sobre la marcha
En la que participaste
Que seguramente valorarás
Como una experiencia más
Como el día que fuiste
Al concierto de Metálica
Al de Dua Lipa o al de Rosalía.

96
Como ese día en el estadio
Viendo ganar a tu equipo.

Y la noche se llevará el tiempo


Que no espera
Que te aprisiona en el silencio
Que le miente al futuro
Que susurra tus lamentos
De tormenta que se ha resignado
A ser solo una ventisca.

97
VOLCÁN

Despertando un volcán con una piedra,


con una piedra grande y redonda.
no filuda ni desproporcionada,
sino, redonda como la Luna de julio.
Fuerte y pesada como la miseria.
Elevada por dos manos poderosas,
lanzada al profundo cráter dormido
o que más bien hace la siesta.
Despertando un volcán con una piedra,
como quien inicia una revolución,
lanzando con fuerza la palabra precisa
a los corazones del conglomerado social.
donde hay más de un cuerpo encendido,
dispuesto a recibir el impulso de la palabra,
más de una montaña dispuesta a estallar,
cuando las gotas derramen los vasos,
cuando la chispa encienda la pradera,
cuando la protesta deje de ser banal.
Cuando caiga la piedra en el fondo del volcán.

98
MI REVOLUCIÓN

Mi revolución ha sido detener mis pasos,


reposar mi tiempo, quitarme los zapatos,
dejar que caigan mis manos, mi corbata.
Mirar alrededor, mirar adentro, ver más allá
y dejar que fluya la realidad, sin filtros ni anteojeras,
para despojarme de la piel antigua y sentir la vida,
cada cuando pueda rodearme de la gente
que aspira, como yo, a trascender su terrena agonía.
Y comerme los días en un pan con mantequilla,
bebiendo a grandes sorbos mis contadas horas.

Mi revolución ha sido mirar atrás con detenimiento,


rodearme de dudas y dejar que fluyan las preguntas.
Cuestionar cuanto sea necesario sin perder la
cordura
y tratar de ver entre los intersticios del tiempo
aquello que asoma pidiendo iluminar la oscuridad.
Solo con el temor que no me alcancen los días
para ver los frutos de mi revolucionaria humanidad.

99
INDICE

1. El orden de las cosas


2. Quién
3. Imposibilidad
4. Ni perdón ni olvido
5. Utopía
6. Tiempo de poesía
7. Perú
8. Sueños del poeta
9. Corrupción
10. Los huesos del dictador
11. A incendiar el fuego
12. No hay
13. Hoja en blanco
14. Reproche
15. Petición
16. Para cuándo
17. Miserables
18. De qué morir
19. ¿De quién son las calles?
20. Declaración desde un lugar en el viento
21. Un pueblo
22. El tiempo transcurrido
23. Nada…
24. Caminar
25. Humanidad
26. Misión de la palabra
27. No tu muerte
28. Obligación
29. Pena de muerte a la muerte
30. ¿Dónde está el poder?
31. Deseo
32. Reconociéndote
33. La inercia de los hombres
34. Si yo fuera blanco

100
35. Sin una flor
36. Todos envejecemos
37. Un día
38. Poema
39. Imagen del apremio
40. Uno
41. Piedra roja
42. Intenta ser
43. Uno de nosotros
44. Ciudad mía, despojos de montaña y mar
45. Reclamo
46. La ciudad mía
47. Migrante indeseado
48. Aquí
49. Ajenidad
50. El político
51. Dando vuelta a la tortilla
52. La siesta de un sueño
53. Trivia
54. Yo
55. Lo que vendrá
56. Yo no
57. Ilusión
58. Ser y no ser
59. No mi ciudad
60. Poder
61. Revisitar
62. Imperfexión
63. Inercia
64. Volcán
65. Mi revolución

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El autor:

Carlos Rojas Sifuentes (Lima 1960) Abogado,


profesor universitario y escribidor de oficio.

En 1992 publicó su primer libro de relatos: Crónica


de Híbridos. Además, ha publicado artículos
académicos y libros de derecho.

La asociación española Poémame y BarcelonaActúa,


publicaron un poema en el libro “Versos de
Acogida” y un relato en el compendio de relatos:
¿“Estat Civil? Voluntari@”. Luego, la editorial La
Esfera Cultural, de España, y las revistas Cuenta
Artes, de Perú, y Virtual Quimera, de Costa Rica,
compartieron sus cuentos, así como la misma revista
Cuenta Artes y la revista Apofénicos de México,
publicaron dos de sus poemas.

El año 2021 publicó su primer poemario: “Estación


Dividida”, y el año 2022, la segunda edición del libro
de cuentos: “Crónica de Híbridos.

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