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Volver a la presencialidad

Conectarse tres minutos antes, cuidar un poco el peinado y la blusa,


cerrar la puerta, ¿está en orden la habitación?, y ya se enciende la
cámara, saludar a los compañeros, empieza la reunión.
Así fue durante casi dos años, no pude estrechar manos, dar besos,
mirar de cerca a los ojos, escuchar risas a coro.
Hoy los vuelvo a encontrar, no han cambiado mucho, claro, si seguí
viéndolos en la pantalla semana a semana, pero me parece haber
atravesado un océano, haber llegado a otra orilla, para disfrutar de
una presencia y cercanía que me llega al corazón. Son los mismos
compañeros, no se alejaron demasiado en ese tiempo,
conseguimos salvar distancias, seguimos apoyándonos
mutuamente, aceptando a los nuevos miembros que nada sabían
de tiempos presenciales, idénticas lecturas, el dolor y la alegría, el
asombro y contento ante una nueva comprensión, otro logro más.
Y algunos se quedaron en ese ciberespacio luminoso, era necesario
para seguir juntos, lo cual prueba que, en la plana pantalla o en las
tres dimensiones de la realidad, las reuniones de Al-Anon son
universalmente las mismas. Nuestros principios, nuestro programa,
un lema aquí, una tradición que viene a cuento, la importancia de
los tres primeros Pasos… tantos instrumentos para devolvernos la
alegría de vivir, el respeto mutuo y la confianza en el hoy y el
mañana.

Lucía C.

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