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DE LA IGLESIA
Sigue abriéndole caminos al Espíritu,
y entre nosotros,
actualiza la unidad.
Avívanos
la pasión por tu Hijo,
y que nuestro vientre,
se ensanche, como el tuyo,
al contacto con la carencia.
Amplía la mesa
y convídanos diariamente a una fiesta,
en la que el vino alcance para todos,
a nadie se le niegue la palabra,
y en la que todos se sientan,
partícipes y enviados.
Danos tu bendición,
y que no nos falte tu caricia,
capaz de sanar heridas
y reconstruir
nuestras más profundas ruinas.
1
EN EL CORAZÓN DE LA IGLESIA
Allí, justo allí, estás tú,
sosteniendo la esperanza,
animando a la confianza,
convocando a la osadía.
Presta a servir,
ágil por los caminos,
de pie ante la cruz,
atenta a la carencia,
dispuesta al encuentro.
Llena de hijos,
hecha pueblo que peregrina,
comunidad que espera,
Iglesia que resiste,
plegaria que a todos alcanza.
En ti nos abrigamos
cuando falta el aliento,
tu voz nos convida,
a los senderos del Reino,
al festín del Espíritu,
en el que todo es gracia,
don inmerecido,
caricia que devuelve el sentido.
Mujer poblada,
de Espíritu y alianza,
de pueblo y promesa,
de hijos y esperanzas.
3
DISCIPULA EXPECTANTE
Señora de la Pascua,
antorcha que alumbras
en la profundidad de la noche,
brújula en alta mar,
puerto seguro,
para el fatigado peregrino.
Derrochas vida,
y de tu vientre surgen los caminos.
Junto a ti se congrega la Iglesia,
porque en lo profundo de tu mirada,
todos nos reconocemos hijos.
4
HE AHI A TU HIJO
Madre, he ahí a tu hijo,
camina por la calle,
sin rumbo, sin abrigo.
Lo adormece el caos,
la ciudad sin semáforos,
su cemento, sus vicios.
Madre, míralo,
ha dejado su tierra,
su memoria, su trigo.
5
Atrás quedó su rancho,
su huerta, su ganado;
los compañeros muertos,
sus sueños derribados.
Madre,
tu hijo está tan solo,
y su mirada es triste;
deambula desplazado,
sin derecho a reírse,
ha olvidado ya el canto
de pájaros y cisnes.
y renueva su canto.
6
SENCILLAMENTE MADRE
Madre de los que lloran
y de los que ya no pueden llorar,
camina con nosotros,
por nuestras calles y cordilleras,
por nuestras costas, montañas y veredas.
En ti esperamos,
para no desesperar.
7
MADRE DE LOS QUE LLORAN
Madre de los que lloran,
de los que están tristes y desconsolados,
de los que caminan
sin presente, ni futuro,
de este pueblo en éxodo y sin sandalias.
Madre,
de los hambrientos y destechados,
de los que carecen de sol y salario,
de los que se venden por migajas,
y se entregan a pesar del hastío.
Madre de tantos secuestrados,
de este pueblo en guerra,
bañado en sudor y sangre.
8
Tú que supiste de dolor y ofrenda,
de clavos y crucifixiones,
de silencio estridente y misterioso,
de miradas frías y acusadoras.
En ti está la porción de ternura
que nos hace falta.
9
PEREGRINA DE TODAS LAS TIERRAS
Misionera en tierras remotas,
puente que nos une y hermana,
palabra que todos entendemos,
cruce de caminos, en el que coincidimos.
Lo tuyo es el camino,
lo nuestro las pisadas.
De tu mano,
se disipan todas las dudas y diferencias,
y en tus ojos,
todos nos proyectamos,
serenamente humanos.
10
VIRGEN DE LA AMAZONIA
Mujer habitada,
verde selva,
río sin fronteras,
semilla que encierra promesas,
tierra que conoce de misterios.
Noche estrellada,
silencio sonoro,
grito osado,
casa sin puertas,
fuego que no se extingue.
Madre,
de todos los que se aferran a la vida,
revístenos de verde y de esperanza.
11
SUSURRO DE DIOS
Dios susurró tu nombre,
y le amaneció al mundo, la esperanza.
Tú susurraste un sí
y el cielo se hizo comunitario.
Haznos sensibles,
al sonoro susurro de Dios,
que enamora, fecunda y envía.
13
UNA MUJER CON ABSOLUTO
Todo es relativo,
el tiempo y la espera,
los rumores en el pueblo
y las alabanzas en el Templo;
los pañales recién lavados
y el calvario.
Todo es relativo,
para quien ha hecho
de Dios su Absoluto;
para quien sabe,
que el canto de Los Ángeles
se acalla con el día,
que los reyes,
siguen su camino sin ofrendas;
que los amigos,
tarde o temprano se van.
Todo es relativo,
sólo permanece,
el Dios que te hizo mujer y discípula.
Se mantiene,
su mirada y su Evangelio,
su promesa, su alianza.
y su amor.
14
ALÉGRATE, LLENA DE GRACIA
Alégrate, el Señor está contigo
y con tu pueblo,
en tu vientre y junto a tus mejillas,
por las calles y en el campamento.
15
ENTRE PAJAS
Era una noche estrellada
entre el canto y el llanto,
una Virgen Niña,
parió la esperanza.
16
VIRGEN FRAGIL
Mujer de arcilla y canto,
con olor a tomillo y hierba buena,
plena de vida y risa,
de luz y gracia.
Frágil en el templo,
cuando una espada atravesaba el alma.
Frágil y en éxodo,
perseguida y errante.
Toda fragilidad al ver partir a Jesús,
desconcertada por el adiós y el tiempo.
17
Frágil, al amasar el pan para la cena
y al ver orar al Hijo,
entre sudor y sangre.
Frágil junto a la cruz,
abrazando recuerdos y dolores,
con la mirada fija en el Padre,
y el corazón latiendo al pie del Encarnado.
Frágil y resistente,
frágil y esperanzada,
frágil y en pie de lucha,
frágil y apasionada.
Frágil,
como tantas mujeres del pueblo,
18 frágiles y enamoradas.
NUESTRA SEÑORA DE LA AMISTAD
Te imagino sonriente y amistosa,
capaz de palabras profundas y sinceras;
fiel y en silencio ante la herida del amigo.
En torno a la mesa
y al misterio,
partiendo el pan
y haciendo
que la vida alcance para todos.
Viviendo y desviviéndote,
abriendo la casa y las entrañas.
En camino y a prisa,
pronta a servir y a darse.
19
Toda llena de gracia,
de plenitud y amigos.
Toda fecundidad,
derrochando bondad,
y ofreciendo sin costo,
abrazos, besos, palabras y cariños.
Virgen de la amistad,
gracias por mis amigos,
los de cerca y de lejos,
los de siempre,
y los que seguramente,
pondrás en mi camino.
20
Gracias,
ellos conocen
mi dolor sin yo siquiera decirlo,
intuyen mi gozo
y comparen conmigo,
la pasión por el Reino,
por Jesús, por los niños,
por los pobres y pueblo,
por los perros, las pastas,
las montañas, los libros.
Gracias
por su presencia hermana.
Virgen de la Amistad.
|
gracias por su cariño.
21
TE CONTEMPLO
Hoy te contemplo,
Virgen y en silencio,
sin más anuncio que una promesa,
sin más certeza que un saludo,
sin más seguridades,
que el palpitar
de un nuevo corazón,
en el vientre y en el alma.
Hoy te contemplo,
en tu casa de pueblo,
visitada por Dios,
fecunda por la Gracia.
Sola, en medio de la multitud,
habitada por la Palabra,
abrigada por el misterio.
22
VIRGEN CON OLOR A EVANGELIO
Olías a Evangelio,
a cielo nuevo,
a buena noticia,
a lirio del campo.
Tu presencia,
hacia presentir
la gracia y el Espíritu,
la mujer morena,
recién salida de la acequia,
los perfumes que trae el viento,
después de haber besado el mar.
23
NUESTRA SEÑORA
DE LA COMPAÑÍA
Nuestra Señora de la Compañía,
Tú sabes lo que somos y podemos,
conoces esta mezcla
de barro y gracia que nos habita.
Renuevas el milagro
cuando nos falta el vino,
la osadía y el riesgo,
para hacer, lo que Él nos dice.
Acompaña
nuestros ires y venires,
para que en cada parcela del Reino,
anunciemos tu Palabra y tu Rostro,
tu misericordia y tu amor.
25
TODO EN EL CORAZÓN
Guardabas todo en el corazón,
esa noche de dudas y Espíritu,
el abrazo reconciliado de José,
el polvo del camino a casa de la prima,
las palabras del Ángel
y las buenas vecinas.
El andar sigiloso,
deshaciendo el camino rumbo a casa.
27
VIRGENCITA INCA
Virgen morena
de ojos grandes,
con un Niño en la espalda
y callos en los pies.
Virgen peregrina
de la costa, la sierra y la selva;
desde Tacna hasta Puno,
desde Piura hasta Ica.
Gracias,
por danzar junto a tu pueblo,
al ritmo de huaynos,
y al son de la quena;
por acompañar sus marchas,
por resistir
y rasguñar las piedras,
en nuestros cerros de polvo,
huacos y misterios.
28
Gracias,
por tu sonrisa tímida
en el mercado,
cuando me llamas “casera”.
Por el lonche
en tu casa,
por el té caliente
y el abrazo a tiempo.
Gracias,
por alzar la voz
y echar el hombro,
en las noches de parto
y en los días de puerto,
cuando abunda el pescado
y la esperanza.
Gracias,
Virgencita peruana,
por este pueblo
con memoria y con futuro,
por darme vida,
en las entrañas de esta tierra milenaria.
Fuiste Madre
entre vecinas y rumores,
en la reja del templo,
a las afueras del pueblo,
presenciando milagros,
esperando razones.
Fuiste Madre
cuando nadie lo presentía,
a la hora señalada
y en lo sencillo de cada día.
32
Fuiste Madre
a tiempo y a destiempo,
entre profetas y plañideras,
al pasar del anuncio y la denuncia,
más allá de lo pronosticable.
Fuiste Madre
de todos y por siempre;
acogiste en tu vientre
lo que somos,
lo más profundo de nuestra miseria,
la plenitud de Dios en nuestro barro.
Eres Madre
y por eso a ti acudimos,
seguros de que en Ti encontraremos,
el maternal abrazo que buscamos.
33
VIRGEN DEL PUEBLO
Virgen del Pueblo,
Señora de esta extensa geografía,
que tienes el corazón tricolor
y añoranzas de ruanas y arrierias;
que has hecho tu morada entre montañas
y danzas al son de bambucos y joropos.
Todos en mi tierra te buscan y te invocan;
te llaman Carmela, Chinca,
Auxiliadora, Socorro, Consejera.
Te contemplan toda de Dios
y toda del pueblo.
Tu presencia se presiente
en nuestras costas,
en nuestros valles y selvas;
peregrinas por nuestras ciudades
y a tu paso nuestro campo reverdece.
Gracias por quedarte en nuestras casas
y por aferrarte a nuestro pecho
vestida de escapulario.
Tú inspiras
nuestras noches y nuestros días.
Habitas desde siempre
en la parcela de nuestra humanidad
y nosotros añoramos
una morada en tu campo Virgen.
Virgen del Pueblo,
gracias por renovar en nosotros la alegría,
por sostener nuestra esperanza
34 y acogernos en tus entrañas.
EN MEDIO DE LA NOCHE
En una noche larga
de dudas y murmullos
tú acogiste la vida.
A mi tierra ha llegado
sin avisar la noche,
se ha posado en mis huesos,
en mis flores marchitas.
No pronunció palabra,
se atrincheró en mis miedos.
35
Ha llegado la noche
valiente y con espada.
Ha llegado la noche,
cobijando afanosa
lo que soy, lo que puedo.
Ha llegado la noche,
y olvidé en un recodo
mi perfil de “Quijote”,
mi trébol de cuatro hojas
se escapó con el día,
y ya no me visitan
los caballos de mar.
Ha llegado la noche.
36
AMEN Y AMÉN
Sólo por amor
es posible decir amén.
37
EN TU REGAZO
Devuélvenos la esperanza,
la pasión por lo ordinario,
el deseo de tocar la cítara
y bailar hasta el amanecer.
Contágianos de ternura
y que nuestras entrañas
sean de misericordia.
Que mantengamos
la mirada fija en Jesús;
que nos desvele el Reino
y nos desvivamos por el Evangelio.
38
DICHOSA TÚ QUE HAS CREÍDO
Dichosa tú que has creído
que al paso de la noche
llega el día,
radiante y valeroso,
pleno de luz, color y belleza.
39
PLENA DE DIOS
Benditas las entrañas
que acogen la Palabra
y a tantos pueblos silenciados.
La mujer casta
que no se aferra a nada
y puede amarlo “Todo”, todos, todas.
Benditos... Benditas.
Las manos
que acarician con ternura
y no poseen, ni presionan.
Los labios
que besan sin miedo,
en todo tiempo y sin exclusividades.
Los pies
andariegos de muchos senderos,
que sin sandalia
van abriendo caminos.
40
El regazo,
que abriga y abraza,
donde abunda,
la vida y el amor.
Los ojos
que contemplan y enamoran,
que transparentan
tu Rostro y tu misterio.
Bendita,
la que te dio a luz
y nos sigue iluminando.
41
TODO
Lo dejaste todo
por una promesa;
te hizo frágil el amor,
te hizo fuerte la espera prolongada.
de nuestro jardín.
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HÁGASE
Nos enseñaste Madre
a escuchar en la noche
los ecos de su Voz,
el resonar de su Palabra.
Te vimos,
sin más argumento
que la confianza,
dócil y en marcha,
dispuesta al riesgo,
libre para acoger y empezar.
Hiciste su Voluntad,
sin importar las dudas,
desarmando miedos,
superando rumores y prejuicios,
críticas y vacilaciones.
Hiciste su voluntad,
sin aferrarte a tus viejos amores,
desafiando el tiempo y la costumbre,
las leyes y las suposiciones.
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