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VIA CRUCIS

ORACIÓN ANTE EL ALTAR MAYOR

V AMOS a recorrer, oh Jesú s, en unió n con María, la madre de los dolores, la vía dolorosa por la que
tú has pasado para consumar nuestra redenció n en el calvario. Llene esta meditació n de los
principales misterios de tu pasió n nuestras almas de dolor por nuestros pecados y de reconocimiento
por tu gran amor para con nosotros.

CONFITEOR YO, PECADOR

C
ONFÍTEOR Deo omnipoté nti, beá tæ
Maríæ, semper Vírgini, beá to Michaéli
archá ngelo, Y O, pecador, confieso a Dios todopoderoso, a
Santa María siempre Virgen, a San Miguel
Arcá ngel, a San Juan Baptista, a los Santos
beá to Joá nni Baptístæ, sanctis apó stolis Petro
Apó stoles Pedro y Pablo, a todos los Santos, y a
et Paulo, ó mnibus Sanctis, et tibi pater: quia
Vos, Padre, que he pecado mucho de
peccá vi nimis cogitatió ne, verbo et ó pere: mea
pensamiento, palabra y obra: por mi culpa, por
culpa, mea culpa, mea má xima culpa. Ídeo
mi culpa, por mi gran culpa. Por tanto, ruego a
precor beá tam Maríam semper Vírginem,
Santa María siempre Virgen, a San Miguel
beá tum Michaé lem archá ngelum, beá tum
Arcá ngel, a San Juan Bautista, a los Santos
Joá nnem Baptístam, sanctos apó stolos Petrum
Apó stoles Pedro y Pablo, a todos los Santos, y a
et Paulum, omnes sanctos, et te, pater: orá re
Vos, Padre, que roguéis por mí a Dios nuestro
pro me ad Dó minum Deum nostrum.
Señ or.

* En el rezo privado se omiten los dos «y a Vos, Padre».


* En el rezo privado se omite el «et tibi pater» y el «et te,
pater».

SIGNUM CRUCIS SEÑAL DE LA CRUZ

P
ER signum ✠ Crucis de inimícis ✠ nostris
líbera nos, ✠ Deus noster. In ✠ nó mine P OR la señ al ✠ de la Cruz de nuestros ✠
enemigos líbranos, ✠ Dios nuestro. En el ✠
nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu
Patris, et Fílii, et Spíritus Sancti. Amen.
Santo. Amé n.

AD INITIO AL INICIO

D Ó MINE,labia mea aperies. Et os meum


annuntiabit laudem tuam. Deus, in
adjutó rium meum intende. Dó mine, ad
S EÑ OR, abrid mis labios, y mi boca proclamará
tu alabanza. Dios mío, ven en mi auxilio.
Señ or, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre,
adjuvá ndum me festina. Gloria Patri, etc. etc.

ORATIO ORACIÓN (SAN A. M. LIGORIO)

D Ó MINE, Jesu Christe, tu tam amá nter hanc


viam ingréssus es, ut mortem pro me obíres;
ego vero multó ties eo devéni, ut te contémnerem.
S EÑ OR mío, Jesucristo, Vos anduvisteis con
tan grande amor este camino para morir
por
mí, y yo os he ofendido tantas veces apartándome
Nunc autem ex tota á nima mea amo te, et quia
de Vos por el pecado; mas ahora os amo con todo
te amo, pǽ nitet me ex íntimo corde quod tibi
mi corazó n, y porque os amo, me arrepiento
displícui. Ignó sce mihi, et pá tere ut in hac via
sinceramente de todas las ofensas que os he
me tibi có mitem adjú ngam. Tu, amó re mei
hecho. Perdó name, Señ or, y permíteme que os
ductus, pergis ad locum ubi pro me moritú rus
acompañ e en este viaje. Vais a morir por mi
es, et ego vicíssim, tui amó re ductus, desídero
amor, así pues, yo también quiero vivir y morir
te comitá ri, ut una tecum, amantíssime
por el vuestro, amado Redentor mío. Si, Jesú s
III‐I
Redé mptor, moriar. O mi Jesu, volo mío, quiero vivir siempre y morir unido a Vos.
conjú nctim tecum et vívere et
mori.

III‐II
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A DORÁ MUS te, Christe, et benedícimus tibi.


Quia per sanctam Crucem tuam redemísti
mundum. T E adoramos, Cristo y te bendecimos. Porque
has redimido al mundo por tu santa cruz.

I. STATIO PRIMUM I. PRIMERA ESTACIÓN


JESUS CONDEMNÁTUR AD MORTEM JESÚS CONDENADO A MUERTE

D IXIT itaque ei Pilá tus: Ergo Rex es tu?


Respó ndit Jesus: Tu dicis, quia Rex sum
ego. Ego in hoc natus sum et ad hoc veni in P ILATO le dijo: «¿Entonces, tú eres rey?». Jesú s
le contestó : «Tú lo dices: soy rey. Yo para esto
he nacido y para esto he venido al mundo: para
mundum, ut testimó nium perhíbeam veritá ti:
dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la
omnis, qui est ex veritá te, audit vocem meam.
verdad escucha mi voz». Pilato le dijo: «Y ¿qué es
Dicit ei Pilá tus: Quid est véritas? Et cum hoc
la verdad?». Dicho esto, salió otra vez a donde
dixísset, íterum exívit ad Judǽ os, et dicit eis:
estaban los judíos y les dijo: «Yo no encuentro en
Ego nullam invénio in eo causam. Est autem
él ninguna culpa. Es costumbre entre vosotros
consuetú do vobis, ut unum dimíttam vobis in
que por Pascua ponga a uno en libertad.
Pascha: vultis ergo dimíttam vobis Regem
¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?».
Judæó rum? Clamavé runt ergo rursum omnes,
Volvieron a gritar: «A ese no, a Barrabá s». El tal
dicéntes: Non hunc, sed Bará bbam. Erat autem
Barrabá s era un bandido. (Jn 18, 37-40)
Bará bbas latro. (Jn 18, 37-40)

III‐III
ONSIDÉ RA quó modo Jesus Christus, jam

C C
ONSIDERA có mo Jesú s, después de haber sido
flagellá tus et spinis coroná tus, injú ste azotado y coronado de espinos, fue
tandem a Pilá to ad mortem crucis injustamente sentenciado por Pilato a morir
condemnétur. crucificado.

O
H adorado Jesú s mío: fueron mis pecados,

O
adorá nde Jesu, non Pilá tus, sed iníqua mea má s bien que Pilato, los que os sentenciaron
vita te ad mortem condemná vit. Per a muerte. Por los méritos de este doloroso
méritum laboriosíssimi hujus itiné ris, quod ad paso, os suplico me asistá is en el camino que va
Calváriæ montem instítuis, precor te, ut me recorriendo mi alma para la eternidad. Os amo,
semper in via, qua á nima mea in æternitá tem ¡Oh, Jesú s, amor mío! más que a mí mismo, y me
tendit, benígne comitéris. Amo te, o Jesu, mi arrepiento de todo corazó n de haberos ofendido;
Amor, magis quam meípsum, et ex íntimo corde no permitá is que vuelva a separarme de Vos otra
pǽ nitet me quod tibi displícui. Ne sinas me vez; haced que os ame siempre y disponed de mí
íterum a te separári. Da mihi perpétuum como os agrade.
amó rem tui, et dein fac de me quídquid tibi
placú erit. Quod tibi plá citum est, hoc idem mihi
est accéptum.
Padre nuestro, etc.
Pater noster, Ave María, etc.
etc. Ave Maria, Gloria al Padre, etc.
etc. Gloria Patri,
etc. Ten piedad, Señ or, de nosotros. Ten piedad.
Descansen en paz, por la misericordia de Dios,
Miseré re nostri, Dó mine. Miseré re nostri.
las almas de los fieles. Amén.
Fidélium á nimæ per misericó rdiam Dei
requiéscant in pace. Amen.

STABAT MATER (I. STANTIA) STABAT MATER (Iª ESTROFA)

S L
TABAT Mater doloró sa A Madre piadosa estaba
Juxta Crucem lacrimó sa, junto a la cruz y lloraba,
Dum pendébat Fílius. mientras el Hijo pendía.

Iª REFLEXIÓN DE BENEDICTO XVI Iª PETICIÓN DE BENEDICTO XVI

Jesús calla, custodia en sí la verdad.

P ILATO no encuentra en Jesú s ningú n motivo


de condena, y tampoco encuentra en sí mismo
H UMILDE Jesú s, también nosotros nos
dejamos condicionar por lo que está fuera. Ya
la fuerza de oponerse a la condena. Su oído no sabemos escuchar la voz sutil, exigente y
interior permanece sordo a la Palabra de Jesú s y liberadora, de nuestra conciencia que dentro
no comprende su testimonio de la verdad. llama e invita amorosamente: «No salgas fuera,
«Escuchar la verdad es obedecerla y creer en ella». entra dentro de ti mismo: porque en tu hombre
Es vivir libremente bajo su guía y darle el propio interior reside la verdad».
corazó n. Pilato no es libre: está condicionado
desde fuera, pero esa verdad que ha escuchado
V
EN, Espíritu de la Verdad, ayú danos
sigue resonando en su interior como un eco que a encontrar en el «hombre escondido en el
llama a su puerta e inquieta. Así, sale fuera, ante fondo de nuestro corazó n» el rostro santo del Hijo
los judíos; «salió otra vez», subraya el texto, casi que nos renueva en la semejanza divina.
como un impulso de huir de sí mismo. Y la voz que
le llega desde fuera prevalece a la Palabra que
III‐IV
está dentro. Aquí se decide la condena de Jesú s,
la condena de la verdad.

III‐V
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A DORÁ MUS te, Christe, et benedícimus tibi.


Quia per sanctam Crucem tuam redemísti
mundum. T E adoramos, Cristo y te bendecimos. Porque
has redimido al mundo por tu santa cruz.

II. STATIO SECUNDUM II. SEGUNDA ESTACIÓN


JESUS ONERÁTUR LIGNO CRUCIS JESÚS ES CARGADO CON LA CRUZ

C UM ergo vidíssent eum pontífices et minístri,


clamá bant, dicéntes: Crucifíge, crucifíge
eum. Dicit eis Pilá tus: Accípite eum vos et
C UANDO lo vieron los sumos sacerdotes y
los guardias, gritaron: «¡Crucifícalo,
crucifícalo!». Pilato les dijo: «Lleváoslo vosotros y
crucifígite: ego enim non invé nio in eo causam. crucificadlo, porque yo no encuentro culpa en él».
Respondérunt ei Judǽ i: Nos legem habé mus, et Los judíos le contestaron: «Nosotros tenemos una
secú ndum legem debet mori, quia Fílium Dei se ley, y segú n esa ley tiene que morir, porque se ha
fecit. […] Tunc [Pilá tus] ergo trá didit eis illum, hecho Hijo de Dios» […] Entonces [Pilato] se lo
ut crucifigerétur. Suscepérunt autem Jesum et entregó para que lo crucificaran. Tomaron a
eduxérunt. Et bá julans sibi Crucem, exívit in Jesú s, y, cargando él mismo con la cruz, salió al
eum, qui dícitur Calvá riæ, locum, hebrá ice sitio llamado «de la Calavera», que en hebreo se
autem Gó lgotha. (Jn 19, 6-7; 16-17) dice Gó lgota. (Jn 19, 6-7; 16-17)

III‐VI
quó modo Jesus Christus, portans
ONSIDÉ RA

C C
ONSIDERA có mo Jesú s, andando este camino
hú meris crucem, fú erit inter eú ndum, con la cruz a cuestas, iba pensando en ti y
memor tui, offeré ndo pro te ætérno Patri ofreciendo a su Padre, por tu salvació n, la
mortem, quam erat obitú rus. muerte que iba a padecer.

A
MABILÍSSIME Jesu, ampléctor omnes res

O
H amabilísimo Jesú s mío: abrazo todas las
advé rsas, quas mihi usque ad ó bitum tribulaciones que me tenéis destinadas
tolerá ndas præfixísti, et, per durum illum, hasta la muerte, y os ruego, por los méritos de
quem in portá nda tua cruce pertulísti, labó rem, la pena que sufristeis llevando vuestra Cruz,
precor te, ut vires mihi subminístres, quibus me deis fuerza para llevar la mía con perfecta
ego quó que crucem meam, ǽ quo ac patié nti paciencia y resignació n. Os amo, ¡Oh Jesú s,
á nimo, portá re vá leam. Amo te, o Jesu, mi amor mío!, má s que a mí mismo, y me arrepiento
Amor, pǽ nitet me quod tibi displícui. Ne sinas de todo corazó n de haberos ofendido; no
me íterum a te separá ri. Da mihi perpé tuum permitá is que vuelva a separarme de Vos otra
amó rem tui, et dein fac de me quídquid tibi vez; haced que os ame siempre y disponed de
placú erit.

como os agrade.
Pater noster,
etc. Ave Maria, Padre nuestro, etc.
etc. Gloria Patri, Ave María, etc.
etc. Gloria al Padre, etc.

Miseré re nostri, Dó mine. Miseré re nostri. Ten piedad, Señ or, de nosotros. Ten piedad.
Fidélium á nimæ per misericó rdiam Dei Descansen en paz, por la misericordia de Dios,
requiéscant in pace. Amen. las almas de los fieles. Amén.

STABAT MATER (II. STANTIA) STABAT MATER (IIª ESTROFA)

C UJUS á nimam geméntem,


Contristá tam et dolé ntem,
Pertransívit glá dius.
C UYA alma triste y llorosa,
traspasada y dolorosa,
fiero cuchillo tenía.

IIª REFLEXIÓN DE BENEDICTO XVI IIª PETICIÓN DE BENEDICTO XVI

Jesús lleva la cruz, carga con el peso de la verdad

P ILATO vacila, busca un pretexto para soltar a


Jesú s, pero cede a la voluntad que prevalece
y alborota, que apela a la Ley y lanza
H UMILDE Jesú s, en el transcurso cotidiano
de la vida nuestro corazó n mira hacia
abajo, a
su pequeñ o mundo, y, completamente embebido
insinuaciones. Una vez má s se repite la historia
en la bú squeda del propio bienestar, permanece
del corazó n herido del hombre: su mezquindad, su
ciego ante la mano del pobre y del indefenso que
incapacidad para levantar la mirada fuera de sí
mendiga nuestra escucha y pide auxilio. A lo sumo
mismo, para no dejarse engañ ar por las
se conmueve, pero no se mueve.
ilusiones del pequeñ o provecho personal y
elevarse, impulsado por el vuelo libre de la

V
EN, Espíritu de la Verdad, abraza nuestro
bondad y la honestidad. El corazó n del hombre corazó n y atrá elo hacia ti. «Conserva sano
es un microcosmos. En él se deciden los grandes su
retos de la humanidad, se resuelven o se paladar interior, para que pueda gustar y beber
acentú an sus conflictos. Pero la opció n es la sabiduría, la justicia, la verdad, la eternidad».
siempre la misma:
III‐VII
tomar o perder la verdad que libera.

III‐VIII
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A DORÁ MUS te, Christe, et benedícimus tibi.


Quia per sanctam Crucem tuam redemísti
mundum. T E adoramos, Cristo y te bendecimos. Porque
has redimido al mundo por tu santa cruz.

III. STATIO TERTIUM III. TERCERA ESTACIÓN


JESUS PROCÚMBIT PRIMUM SUB ÓNERE CRUCIS JESÚS CAE LA PRIMERA VEZ DEBAJO DE LA CRUZ

V ENÍTE ad me, omnes, qui laborá tis et onerá ti


estis, et ego refíciam vos. Tó llite jugum
meum super vos, et díscite a me, quia mitis sum
V ENID a mí todos los que está is cansados y
agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo
sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso
et hú milis corde: et inveniétis réquiem animá bus y humilde de corazó n, y encontraréis descanso
vestris. Jugum enim meum suá ve est et onus para vuestras almas. Porque mi yugo es
meum leve. (Mt 11, 28-30) llevadero y mi carga ligera». (Mt 11, 28-30)

C ONSIDÉ RA primum hunc Jesu Christi sub


cruce lapsum. Habébat carnem ex sæva
flagellatió ne multifá rie sá uciam, caput
C
ONSIDERA esta primera caída de
Jesú s debajo de la Cruz. Sus carnes
estaban
despedazadas por los azotes; su cabeza coronada
redimítum spiná rum coró na: profú derat insú per
de espinas, y había ya derramado mucha sangre,
cruó rem in tanta có pia, ut vix pedem præ
por lo cual estaba tan débil, que apenas podía
III‐IX
vírium caminar; llevaba al mismo tiempo aquel enorme
defectió ne, movére posset. Et quó niam gravi

III‐X
crucis ó nere premébatur, et immisericó rditer a peso sobre sus hombros y los soldados le
milítibus propellébatur, accídit ut plú ries inter empujaban; de modo que muchas veces
eú ndum humi procú mberet. desfalleció y cayó en este camino.

mi Jesu, non est onus crucis, sed


O peccató rum meó rum pondus, quod tantis te
affícit doló ribus. Rogo te, per primum hunc tuum
O
Hamado Jesú s mío: má s que el peso de la
Cruz, son mis pecados los que os hacen
sufrir tantas penas. Por los méritos de esta
lapsum, ut ab omni in peccá tum me lapsu primera caída, libradme de incurrir en pecado
tueá ris. Amo te, o Jesu, ex toto corde meo; mortal. Os amo, ¡Oh Jesú s, amor mío!, más que
pǽ nitet me quod tibi displícui. Ne sinas me a mí mismo, y me arrepiento de todo corazó n de
íterum in peccá tum prolá bi. Da mihi haberos ofendido; no permitá is que vuelva a
perpé tuum amó rem tui, et dein fac de me separarme de Vos otra vez; haced que os ame
quídquid tibi siempre y disponed de mí como os agrade.
placú erit.
Padre nuestro, etc.
Pater noster, Ave María, etc.
etc. Ave Maria, Gloria al Padre, etc.
etc. Gloria Patri,
etc. Ten piedad, Señ or, de nosotros. Ten piedad.
Descansen en paz, por la misericordia de Dios,
Miseré re nostri, Dó mine. Miseré re nostri. las almas de los fieles. Amén.
Fidélium á nimæ per misericó rdiam Dei
requiéscant in pace. Amen.

STABAT MATER (III. STANTIA) STABAT MATER (IIIª ESTROFA)

O O
quam tristis et afflícta H, cuá n triste y afligida
Fuit illa benedícta se vio la Madre
escogida,
Mater Unigéniti!
de tantos tormentos llena.

IIIª REFLEXIÓN DE BENEDICTO XVI IIIª PETICIÓN DE BENEDICTO XVI

Jesús cae, pero…, manso y humilde, se levanta

L AScaídas de Jesú s a lo largo del Camino de la


Cruz no pertenecen a la Escritura; han sido
trasmitidas por la piedad tradicional, custodiada
H UMILDE Jesú s, nuestras caídas, entretejidas
de fragilidad y pecado, hieren el orgullo de
nuestro corazó n, lo cierran a la gracia de la
y cultivada en el corazó n de tantos orantes. En la humildad e interrumpen nuestro camino hacia ti.
primera caída, Jesú s nos hace una invitació n, nos
abre un camino, inaugura para nosotros una
V
EN, Espíritu de la Verdad, líbranos de
escuela. Es la invitació n a acudir a él en la toda manifestació n de
autosuficiencia y
experiencia de la impotencia humana, para concédenos reconocer en cada caída un peldañ o de
descubrir có mo se ha injertado en ella el poder la escalera para subir hacia ti.
divino. Es el camino que lleva a la fuente del
auténtico descanso, el de la gracia que basta. Es
la escuela donde se aprende la mansedumbre que
calma la rebelió n y donde la confianza ocupa el
lugar de la presunció n. Desde la cá tedra de su
caída, Jesú s nos imparte sobre todo la gran lecció n
de la humildad, el camino «que lo llevó a la
resurrecció n». El camino que, después de cada
III‐XI
caída, nos da la fuerza para decir: «Ahora
comienzo de nuevo, Señ or; pero no só lo, sino
contigo».

III‐XII
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A DORÁ MUS te, Christe, et benedícimus tibi.


Quia per sanctam Crucem tuam redemísti
mundum. T E adoramos, Cristo y te bendecimos. Porque
has redimido al mundo por tu santa cruz.

IV. STATIO QUARTUM IV. CUARTA ESTACIÓN


JESUS FIT PERDOLÉNTI MATRI ÓBVIUS JESÚS CAE LA PRIMERA VEZ DEBAJO DE LA CRUZ

S TABANT juxta Crucem Jesu Mater ejus, et


soror Matris ejus, María Cléophæ, et Saló me
et María Magdalé ne. Mú lier, ecce fílius tuus:
J UNTOa la cruz de Jesú s estaban su madre, la
hermana de su madre, María, la de Cleofá s,
y María, la Magdalena. Jesú s, al ver a su madre
dixit Jesus; ad discípulum autem: Ecce Mater y junto a ella al discípulo al que amaba, dijo a
tua. Mú lier, ecce fílius tuus, dixit Jesus Matri: su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo». Luego,
deinde dixit discípulo, quem diligébat: Ecce dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre». Y
Mater tua. Et ex illa hora accé pit eam discípulus desde aquella hora, el discípulo la recibió como
in sua. (Jn 19, 25-27) algo propio. (Jn 19, 25-27)

C ONSIDÉ RA quá lis fuérit, in hac via, Fílii et


Matris occú rsus. Jesus et María se mú tuo
aspé xerunt, mutú ique eó rum aspé ctus, fuérunt
C ONSIDERA el encuentro del Hijo con su Madre
en este camino. Se miraron mutuamente
Jesú s y María, y sus miradas fueran otras tantas
tó tidem sagíttæ, quibus amá ntia eó rum pé ctora flechas que traspasaron sus amantes
III‐XIII
transverberá bantur. corazones.

III‐XIV
MANTÍSIME Jesu, per acérbum doló rem,

A A
MANTÍSIMO Jesú smío: por la pena que
quem in hoc occú rsu expértus es, redde me,
experimentasteis en este encuentro,
precor, sanctíssimæ Matri tuæ vere devó tum. Tu
concededme la gracia de ser verdadero devoto de
vero, perdó lens mea Regína, intercé de pro me, et
vuestra Santísima Madre. Y Vos, mi afligida
obtíne mihi talem cruciá tum Fílii tui memó riam,
Reina, que fuisteis abrumada de dolor,
ut mens mea in pia illó rum contemplatió ne
alcanzadme con vuestra intercesió n una
perpétuo detineá tur. Amo te, o Jesu, mi Amor;
continua y amorosa memoria de la Pasió n de
pǽ nitet me quod tibi displícui. Ne sinas me
vuestro Hijo. Os amo, ¡Oh Jesú s, amor mío!, má s
íterum in te peccá re. Da mihi perpétuum
que a mí mismo, y me arrepiento de todo corazó n
amó rem tui, et dein fac de me quídquid tibi
placú erit. de haberos ofendido; no permitá is que vuelva a
separarme de Vos otra vez; haced que os ame
siempre y disponed de mí como os agrade.
Pater noster,
etc. Ave Maria, Padre nuestro, etc.
etc. Gloria Patri, Ave María, etc.
etc. Gloria al Padre, etc.

Miseré re nostri, Dó mine. Miserére nostri. Ten piedad, Señ or, de nosotros. Ten piedad.
Fidélium á nimæ per misericó rdiam Dei Descansen en paz, por la misericordia de Dios,
requiéscant in pace. Amen. las almas de los fieles. Amén.

STABAT MATER (IV. STANTIA) STABAT MATER (IVª ESTROFA)

Q UÆ mæré bat, et dolébat,


Pia Mater, dum vidébat
Nati pæas ínclyti.
C UANDO triste contemplaba
y dolorosa miraba
del Hijo amado la pena.

IVª REFLEXIÓN DE BENEDICTO XVI IVª PETICIÓN DE BENEDICTO XVI

Junto a la cruz de Jesús la madre «está»: ésta es su oración y su maternidad

S AN Juan nos dice que la Madre estaba junto a


la cruz de Jesú s, pero ningú n evangelista nos
habla directamente de un encuentro entre los dos.
H UMILDE Jesú s, cuando las adversidades y las
injusticias de la vida, el dolor inocente y la
violencia cruel nos hacen imprecar contra ti, tú
En realidad, en este estar de la Madre se nos invitas a estar, como tu Madre, a los pies de
concentra la expresió n más densa y alta del la cruz. Cuando nuestras expectativas y nuestras
encuentro. En la aparente pasividad del verbo iniciativas, vacías de futuro y marcadas por el
estar vibra la íntima vitalidad de un dinamismo. fracaso, nos llevan a huir hacia la desesperació n,
Es el dinamismo intenso de la oració n, que se tú nos llamas a la fuerza de la espera. ¡Hemos
ensambla con su sosegada pasividad. Orar es olvidado verdaderamente la importancia del estar
dejarse envolver por la mirada amorosa y franca como expresió n del orar!
de Dios, que nos descubre a nosotros mismos y
nos envía a la misió n. En la oració n auténtica, el
V
EN, Espíritu de la Verdad, sé tú el «clamor
encuentro personal con Jesú s nos hace madre y de nuestro corazó n», que, incesante e
inefable,
discípulo amado, genera vida y trasmite amor. está confiadamente en la presencia de Dios.
Dilata el espacio interior de la acogida y entreteje
lazos místicos de comunió n, confiá ndonos el uno
al otro y abriendo el tú al nosotros de la Iglesia.

III‐XV
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A DORÁ MUS te, Christe, et benedícimus tibi.


Quia per sanctam Crucem tuam redemísti
mundum. T E adoramos, Cristo y te bendecimos. Porque
has redimido al mundo por tu santa cruz.

V. STATIO QUINTUM V. QUINTA ESTACIÓN


JESUS IN BAJULÁNDA CRUCE A CYRENǼO ADJUVÁTUR JESÚS ES AYUDADO POR EL CIRINEO A LLEVAR LA CRUZ

E T cum dú cerent eum, apprehendérunt


Simó nem quendam Cyrenénsem, veniéntem
de villa: et imposuérunt illi crucem portá re post
M IENTRAS lo conducían, echaron mano de un
cierto Simó n de Cirene, que volvía del
campo, y le cargaron la cruz, para que la llevase
Jesum. (Lc 23, 26) detrás de Jesú s. (Lc 23, 26)

C C
ONSIDÉ RA quó modo Judǽ i, vidéntes ONSIDERA có mo los judíos, al ver que
Jesum ad quémlibet passum á nimam Jesú s iba desfalleciendo cada vez má s,
propemó dum temieron
præ lassitú dine efflá ntem, et timéntes ex á ltera que se les muriese en el camino y, como deseaban
parte ne, quem crucis supplício afféctum verle morir de la muerte infame de la Cruz,
volé bant, in via morerétur, compéllant obligaron a Simó n el Cirineo a que le ayudase a
Simó nem Cyrenǽ um ad bajulá ndam llevar la Cruz.
crucem post

III‐XVI
Dó minum.

III‐XVII
dulcíssime Jesu, nolo sicut Cyrenǽ us,

O
H dulcísimo Jesú s mío: no quiero rehusar la
repudiá re crucem, libé nter eam amplé ctor
in mé que recípio, ampléctor speciá tim quam
mihi præfinísti mortem cum ó mnibus, quos
O Cruz, como lo hizo el Cirineo, antes bien la
acepto y la abrazo; acepto en particular la
muerte que tengá is destinada para mí, con
hæc secum addú ctura est, doló ribus. Conjú ngo todas las penas que la han de acompañ ar, la
eam cum morte tua, sicque conjú nctam eam in uno a la vuestra, y os la ofrezco. Vos habéis
sacrifícium tibi ó ffero. Tu amó re mei mortuus es; querido morir por mi amor, yo quiero morir por
volo ego quó que mori amó re tui, ea mente ut rem el vuestro y por daros gusto; ayudadme con
tibi gratam fá ciam. Tu vero adjú va me tua vuestra gracia. Os amo, ¡oh Jesú s, amor mío!
grá tia. Amo te, o Jesu, mi Amor, pǽ nitet me má s que a mí mismo, y me arrepiento de todo
quod tibi displícui. Ne sinas me íterum tibi corazó n de haberos ofendido; no permitá is
displícere. Da mihi perpé tuum amó rem tui, et que vuelva a separarme de Vos otra vez;
dein fac de me quídquid tibi placú erit. haced que os ame siempre y
disponed de mí como os agrade.
Pater noster,
etc. Ave Maria,
Padre nuestro, etc.
etc. Gloria Patri,
Ave María, etc.
etc.
Gloria al Padre, etc.
Miseré re nostri, Dó mine. Miseré re nostri.
Ten piedad, Señ or, de nosotros. Ten piedad.
Fidélium á nimæ per misericó rdiam Dei
Descansen en paz, por la misericordia de Dios,
requiéscant in pace. Amen.
las almas de los fieles. Amén.

STABAT MATER (V. STANTIA) STABAT MATER (Vª ESTROFA)

Q Y
UIS est homo, qui non fleret, ¿cuá l hombre no llorara
Matrem Christi si vidéret si a la Madre contemplara
In tanto supplício? de Cristo en tanto dolor?

Vª REFLEXIÓN DE BENEDICTO XVI Vª PETICIÓN DE BENEDICTO XVI

Jesús aprende la obediencia del amor a lo largo del camino de la pasión

S
IMÓ N de Cirene es un hombre retratado por los
evangelistas con una particular precisió n en el
nombre y la proveniencia, la parentela y la
H UMILDE Jesú s, cuando la vida nos propone
un cá liz amargo y difícil de beber, nuestra
naturaleza se cierra, recalcitrante, no osa
actividad; es un hombre fotografiado en un lugar dejarse atraer por la locura de ese amor má s
y en un tiempo determinado, obligado de algú n grande que convierte la renuncia en alegría, la
modo a llevar una cruz que no es suya. En obediencia en libertad, el sacrificio en grandeza
realidad, Simó n de Cirene es cada uno de del corazó n.
nosotros. Recibe el madero de la cruz de Jesú s,
como un día hemos recibido y acogido su signo en
V
EN,Espíritu de la Verdad, haznos obedientes
el santo bautismo. La vida del discípulo de Jesú s a la visita de la cruz, dó ciles a su signo que
es esta obediencia al signo de la cruz, en un nos abraza totalmente: «cuerpo y alma, mente y
gesto cada vez más marcado por la libertad del voluntad, inteligencia y sentimientos, lo que
amor. Es el reflejo de la obediencia del maestro. hacemos y dejamos de hacer», y que agranda todo
Es el pleno abandono a dejarse instruir, como él, a la medida del amor.
por la geometría del amor, por las mismas
dimensiones de la cruz: «la anchura de las
buenas obras; la longitud de la perseverancia en
la adversidad; la altura de la expectació n de los
III‐XVIII
que esperan y miran hacia arriba; la
profundidad de la raíz de la
gracia divina, que se hunde en la gratuidad».

III‐XIX
HIC GENUFLECTIT ARRODILLARSE AQUÍ

A DORÁ MUSte, Christe, et benedícimus tibi.


Quia per sanctam Crucem tuam redemísti
mundum. T E adoramos, Cristo y te bendecimos. Porque
has redimido al mundo por tu santa cruz.

VI. STATIO SEXTUM VI. SEXTA ESTACIÓN


JESUS VERÓNICÆ SUDÁRIO ABSTÉRGITUR VERÓNICA ENJUGA CON UN SUDARIO EL ROSTRO DE
JESÚS

Q UÓ NIAM Deus, qui dixit de té nebris lucem


splendéscere, ipse illú xit in có rdibus
nostris P UES el Dios que dijo: «Brille la luz del
seno de las tinieblas» ha brillado en
nuestros
ad illuminatió nem sciéntiæ claritá tis Dei, in corazones, para que resplandezca el
fá cie Christi Jesu. (2 Co 4, 6) conocimiento de la gloria de Dios reflejada en el
rostro de Cristo. (2 Co 4, 6)

C ONSIDÉ RA quó modo sancta illa fé mina


Veró nica, videns Jesum doló ribus conféctum
ejú sque Vultum sudó re ac sá nguine má didum,
C ONSIDERA có mo la santa mujer Veró nica, al
ver a Jesú s tan fatigado y con el rostro
bañ ado en sudor y sangre, le ofreció un lienzo, y
pó rrigat ei linteó lum in quo ipse, absté rsa fá cie, limpiándose con él nuestro Señ or, quedó impreso
sacram sui Imá ginem impréssam relínquit. en éste su santa imagen.

III‐XX
mi Jesu, formó sa erat antea Fá cies tua;

O O
H Jesú s mío: en otro tiempo vuestro rostro
verum hac in via non á mplius formó sa era hermosísimo; más en este doloroso viaje,
appá ret, sed est vulné ribus et cruó re omníno las heridas y la sangre han cambiado en fealdad
defó rmis. Hei mihi! Quam formó sa quó que erat su hermosura. ¡Ah Señ or mío! También mi alma
á nima mea, cum grá tiam tuam per Baptísmum quedó hermosa a vuestros ojos cuando recibí la
recepísset: peccá ndo eam postea defó rmem gracia del bautismo, mas yo la he desfigurado
reddídi. Tu solus, mi Redémptor, prístinam después con mis pecados. Vos só lo, ¡oh Redentor
venustá tem ei restítuere vales; quod ut fá cias, mío!, podéis restituirle su belleza pasada:
per tuæ Passió nis mé ritum te precor. Amo te hacedlo por los méritos de vuestra Pasió n. Os
Jesu, mi Amor; pǽ nitet me quod tibi displícui; ne amo, ¡oh Jesú s, amor mío!, má s que a mí mismo,
sinas me íterum tibi displícere. Da mihi y me arrepiento de todo corazó n de haberos
perpé tuum amó rem tui, et dein fac de me ofendido; no permitá is que vuelva a separarme
quídquid tibi placú erit.
de Vos otra vez; haced que os ame siempre y
disponed de mí como os agrade.
Pater noster,
Padre nuestro, etc.
etc. Ave Maria,
Ave María, etc.
etc. Gloria Patri,
Gloria al Padre, etc.
etc.
Ten piedad, Señ or, de nosotros. Ten piedad.
Miseré re nostri, Dó mine. Miseré re nostri.
Descansen en paz, por la misericordia de Dios,
Fidélium á nimæ per misericó rdiam Dei
las almas de los fieles. Amén.
requiéscant in pace. Amen.

STABAT MATER (VI. STANTIA) STABAT MATER (VIª ESTROFA)

Q Y
UISnon posset contristá ri, ¿quién no se entristeciera,
Christi Matrem contemplá ri piadosa Madre, si os viera
Doléntem cum Fílio? sujeta a tanto rigor?

VIª REFLEXIÓN DE BENEDICTO XVI VIª PETICIÓN DE BENEDICTO XVI

Jesús aprende la obediencia del amor a lo largo del camino de la pasión

A
lo largo del Camino de la Cruz, la piedad
popular señ ala el gesto de una mujer, denso
de veneració n y delicadeza, casi un rastro del
H UMILDEJesú s, nuestra mirada es incapaz de
ir más allá: más allá de la indigencia, para
reconocer tu presencia, más allá de la sombra
perfume de Betania: Veró nica enjuga el rostro del pecado, para descubrir el sol de tu
de Jesú s. En ese rostro, desfigurado por el dolor, misericordia, más allá de las arrugas de la
Veró nica reconoce el rostro transfigurado por la Iglesia, para contemplar el rostro de la Madre.
gloria; en el semblante del Siervo sufriente, ella
ve al má s bello de los hombres. É sta es la mirada
V
EN,
Espíritu de la Verdad, derrama en
que provoca el gesto gratuito de la ternura y nuestros ojos «el colirio de la fe» para que no
recibe la recompensa de la impronta del Santo se dejen atraer por la apariencia de las cosas
Rostro. Veró nica nos enseñ a el secreto de su visibles, sino que aprendan el encanto de las
mirada de mujer, «que mueve al encuentro y invisibles.
ofrece ayuda: ¡ver con el corazón!».

III‐XXI
HIC GENUFLECTIT ARRODILLARSE AQUÍ

A DORÁ MUS te, Christe, et benedícimus tibi.


Quia per sanctam Crucem tuam redemísti
mundum. T E adoramos, Cristo y te bendecimos. Porque
has redimido al mundo por tu santa cruz.

VII. STATIO SEPTIMUM VII. SÉPTIMA ESTACIÓN


JESUS PROCÚMBIT ÍTERUM SUB ÓNERE CRUCIS JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ BAJO LA CRUZ

C HRISTUS passus est pro nobis, vobis


relínquens exémplum, ut sequámini vestígia
ejus. Qui peccá tum non fecit, nec invéntus est
C RISTO padeció por vosotros, dejá ndoos un
ejemplo para que sigá is sus huellas. É l no
cometió pecado ni encontraron engañ o en su
dolus in ore ejus: qui cum male dicerétur, non boca. É l no devolvía el insulto cuando lo
maledicébat: cum paterétur, non comminabá tur: insultaban; sufriendo, no profería amenazas;
tradébat autem judicánti se injú ste: qui peccá ta sino que se entregaba al que juzga rectamente.
nostra ipse pértulit in có rpore suo super lignum: É l llevó nuestros pecados en su cuerpo hasta el
ut, peccá tis mó rtui, justítiæ vivá mus: cujus leñ o, para que, muertos a los pecados, vivamos
livó re saná ti estis. (1 P 2, 21-24) para la justicia. Con sus heridas fuisteis
curados. (1 P 2, 21-24)

C ONSIDÉ RA á lterum Jesu Christi sub cruce


lapsum, quo lapsu perdolénti Dó mino omnes C
III‐XXII
ONSIDERA la segunda caída de
Jesucristo debajo de la Cruz, en la cual se le
renueva el

III‐XXIII
venerá ndi cá pitis et tó tius có rporis plágæ dolor de las heridas de su cabeza y de todo su
recrudéscunt, ó mnesque cruciá tus renová ntur. cuerpo al afligido Señ or.

M
ANSUETÍSSIME Jesu, quam frequénter
P
ACIENTÍSIMO Jesú s mío: Vos tantas veces me
concessísti mihi véniam! Ego vero in habéis perdonado, y yo he vuelto a caer y a
eá dem relá psus sum peccá ta, meá sque in te ofenderos. Ayudadme, por los méritos de esta
offénsas renová vi. Per méritum novi hujus tui nueva caída, a perseverar en vuestra gracia
lapsus adjú va me, ut in grá tia tua usque ad hasta la muerte. Haced que en todas las
ó bitum persevé rem. Fac ut in ó mnibus, quæ me tentaciones que me asalten, siempre y
invasú ræ sunt, tentatió nibus me tibi semper prontamente me encomiende a Vos. Os amo, ¡oh
commé ndem. Amo te ex toto corde meo, o Jesu, Jesú s, amor mío! más que a mí mismo, y me
mi Amor; pǽ nitet me quod tibi displícui: ne sinas arrepiento de todo corazó n de haberos ofendido;
me íterum tibi displícere. Da mihi perpé tuum no permitá is que vuelva a separarme de Vos otra
amó rem tui, et dein fac me quídquid tibi vez; haced que os ame siempre y disponed de mí
placú erit. como os agrade.

Pater noster, Padre nuestro, etc.


etc. Ave Maria, Ave María, etc.
etc. Gloria Patri, Gloria al Padre, etc.
etc.
Ten piedad, Señ or, de nosotros. Ten piedad.
Miseré re nostri, Dó mine. Miseré re nostri. Descansen en paz, por la misericordia de Dios,
Fidélium á nimæ per misericó rdiam Dei las almas de los fieles. Amén.
requiéscant in pace. Amen.

STABAT MATER (VII. STANTIA) STABAT MATER (VIIª ESTROFA)

P P
RO peccá tis suæ gentis OR los pecados del mundo
Vidit Jesum in torméntis, vio a Jesú s en tan profundo
Et flagéllis sú bditum. tormento la dulce Madre;

VIIª REFLEXIÓN DE BENEDICTO XVI VIIª PETICIÓN DE BENEDICTO XVI

Jesús no mostró poder, sino que enseñó paciencia

J
ESÚ S cae de nuevo bajo el peso de la cruz.
Sobre el madero de nuestra salvació n, no
só lo H UMILDE Jesú s, en las injusticias
adversidades de esta vida nosotros no
resistimos con paciencia. Frecuentemente
y

pesa la enfermedad de la naturaleza humana,


sino también las adversidades de la existencia. pedimos, como signo de tu potencia, que nos libres
Jesú s ha llevado el peso de la persecució n contra del peso del madero de nuestra cruz.
la Iglesia de ayer y de hoy, de esa persecució n
que mata a los cristianos en el nombre de un
V
EN, Espíritu de la Verdad, enséñ anos a
dios extrañ o al amor, y de aquella que ataca la caminar segú n el ejemplo de Cristo para
dignidad con «labios embusteros y lengua «cumplir sus grandes preceptos de paciencia con
fanfarrona». Jesú s ha llevado el peso de la la preparació n del corazó n».
persecució n contra Pedro, la que se alzó contra
la voz limpia de la «verdad que interroga y
libera el corazó n». Jesú s, con su cruz, ha llevado
el peso de la persecució n contra sus siervos y
discípulos, contra aquellos que responden al odio
con el amor, a la violencia con la mansedumbre.
Jesú s, con su cruz, ha llevado el peso del
exasperado «amor a sí mismo hasta el desprecio
de Dios» y que pisotea al hermano. Todo lo ha
III‐XXIV
llevado voluntariamente, todo lo ha sufrido
«con su paciencia, para
enseñ arnos la paciencia».

III‐XXV
HIC GENUFLECTIT ARRODILLARSE AQUÍ

A DORÁ MUS te, Christe, et benedícimus tibi.


Quia per sanctam Crucem tuam redemísti
mundum. T E adoramos, Cristo y te bendecimos. Porque
has redimido al mundo por tu santa cruz.

VIII. STATIO OCTAVUM VIII. OCTAVA ESTACIÓN


JESUS PLORÁNTES MULIÉRES ALLÓQUITUR JESÚS SE DIRIGE A LAS MUJERES DOLIENTES

M ULTA turba pó puli, et mulíerum, quæ


plangébant et lamentabá ntur eum.
Convérsus autem ad illas Jesus dixit: Filiæ
L O seguía un gran gentío del pueblo, y de
mujeres que se golpeaban el pecho y
lanzaban lamentos por él. Jesú s se volvió hacia
Jerú salem, nolíte flere super me, sed super vos ellas y les dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloré is por
ipsas flete et super fílios vestros. Quó niam ecce mí, llorad por vosotras y por vuestros hijos,
vénient dies, in quibus dicent: Beá tæ stériles, et porque mirad que vienen días en los que dirán:
veníres, qui non genuérunt, et ú bera, quæ non ‹Bienaventuradas las estériles y los vientres
lactavérunt. Tunc incípient dícere mó ntibus: que no han dado a luz y los pechos que no han
Cá dite super nos; et có llibus: Operíte nos. Quia criado›. Entonces empezará n a decirles a los
si in víridi ligno hæc fá ciunt, in á rido quid fiet? montes:
(Lc 23, 27-31) ‹Caed sobre nosotros›, y a las colinas:
‹Cubridnos›; porque, si esto hacen con el leñ o
verde, ¿qué harán con el seco?». (Lc 23, 27-31)
III‐XXVI
III‐
ONSIDÉ RA quó modo mulié res, vidéntes

C C
ONSIDERA có mo algunas piadosas mujeres,
Jesum lassitú dine exanimá tum et cruó re
viendo a Jesú s en tan lastimoso estado, que
inter eú ndum difflué ntem, commiseratió ne
iba derramando sangre por el camino, lloraban
permoveá ntur, lacrimá sque profú ndant. Ad
de compasió n; mas volviéndose les dijo: «No
flentes autem convérsus: «Nólite, ínquit, flere
lloréis sobre mí, sino sobre vosotras mismas y
super Me, sed super vos ipsas flete et super sobre vuestros hijos».
fílios
vestros».

A
FLIGIDO Jesú s mío: lloro las ofensas que os

O
perdó lens Jesu, dé fleo mea in te peccá ta he hecho, por los castigos que me han
ob pœnas quidem quibus me merecido, pero mucho más por el disgusto que os
dignum reddíderunt, sed má xime ob he dado a Vos, que tan ardientemente me
molé stiam quam tibi intulé runt, tibi qui me habé is amado. No es tanto el Infierno, como
tantó pere amá sti. Ad fletum minus Inférnus vuestro amor, el que me hace llorar mis pecados.
quam amor tui me excítat. O mi Jesu, amo te Os amo,
magis quam meípsum; pǽ nitet me quod tibi ¡oh Jesú s, amor mío!, má s que a mí mismo, y me
displícui; ne sinas me íterum tibi displícere. Da arrepiento de todo corazó n de haberos ofendido;
mihi perpeté um amó rem tui, et dein fac de me no permitá is que vuelva a separarme de Vos otra
quídquid tibi vez; haced que os ame siempre y disponed de mí
placú erit. como os agrade.

Padre nuestro, etc.


Pater noster, Ave María, etc.
etc. Ave Maria, Gloria al Padre, etc.
etc. Gloria Patri,
etc. Ten piedad, Señ or, de nosotros. Ten piedad.
Descansen en paz, por la misericordia de Dios,
Miseré re nostri, Dó mine. Miseré re nostri. las almas de los fieles. Amén.
Fidélium á nimæ per misericó rdiam Dei
requiéscant in pace. Amen.

STABAT MATER (VIII. STANTIA) STABAT MATER (VIIIª ESTROFA)

V Y
suum dulcem natum
IDIT muriendo al Hijo
Moriéndo desolá tum, amado, que rindió ,
desamparado,
Dum emísit spíritum.
el espíritu a su Padre.

VIIIª REFLEXIÓN DE BENEDICTO XVI VIIIª PETICIÓN DE BENEDICTO XVI

Jesús nos mira y suscita el llanto de la conversión

J ESÚ S, el Maestro, sigue formando nuestra


humanidad a lo largo del Camino del Calvario.
Encontrando a las mujeres de Jerusalé n acoge con su
H UMILDE Jesú s, en tu cuerpo sufriente y
maltratado, denigrado y escarnecido, no
sabemos reconocer las heridas de nuestra
mirada de verdad y misericordia las lá grimas de
infidelidad y de nuestras ambiciones, de nuestras
compasió n derramadas sobre é l. Dios, que ha llorado
sobre Jerusalén, educa ahora el llanto de esas mujeres traiciones y de nuestras rebeliones. Son heridas
para que no se quede en una esté ril conmiseració n que gimen e invocan el bá lsamo de nuestra
externa. Las invita a reconocer en él la suerte del inocente conversió n, mientras nosotros hoy ya no sabemos
injustamente condenado y quemado, como leño verde,
llorar por nuestros pecados.
como «castigo saludable». Les ayuda a que examinen el
leño seco del propio corazó n y experimenten, así, el dolor
benéfico de la compunció n. Brota aquí el llanto
III‐
auténtico, cuando los ojos confiesan con las lágrimas no
só lo el pecado, sino también el dolor del corazó n. Son

V
EN, Espíritu de la Verdad, ¡derrama sobre
lá grimas benditas, como las de Pedro, signo de nosotros el don de la Sabiduría! En la luz
arrepentimiento y prenda de conversió n, que renuevan del
en nosotros la gracia amor que salva danos el conocimiento de nuestra
del Bautismo.
miseria, «las lá grimas que deshacen la culpa, el
llanto que merece el perdó n».

III‐XXIX
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A DORÁ MUS te, Christe, et benedícimus tibi.


Quia per sanctam Crucem tuam redemísti
mundum. T E adoramos, Cristo y te bendecimos. Porque
has redimido al mundo por tu santa cruz.

IX. STATIO NONUM IX. NOVENA ESTACIÓN


JESUS PROCÚMBIT TÉRTIUM SUB ÓNERE CRUCIS JESÚS CAE POR TERCERA VEZ BAJO LA CRUZ

V OS autem estis, qui permansístis mecum in


tentatió nibus meis: et ego dispó no vobis,
sicut dispó suii mihi Pater meus regnum, ut
V OSOTROS sois los que habé is perseverado
conmigo en mis pruebas, y yo preparo para
vosotros el reino como me lo preparó mi Padre a
edá tis et bibá tis super mensam meam in regno mí, de forma que comá is y bebá is a mi mesa en
meo. […]Simon, Simon, ecce, Sá tanas expetívit mi reino. […] Simó n, Simó n, mira que Sataná s
vos, ut cribrá ret sicut tríticum: ego autem os ha reclamado para cribaros como trigo. Pero
rogá vi pro te, ut non defíciat fides tua: et tu yo he pedido por ti, para que tu fe no se apague.
aliquá ndo convérsus confírma fratres tuos. Y tú , cuando te hayas convertido, confirma a tus
(Lc 22, 28-30; 31-32) hermanos». (Lc 22, 28-30; 31-32)

C ONSIDÉ RAtértium Jesu Christi sub cruce


lapsum. Procú mbit quia nímia erat ejus
C ONSIDERA la tercera caída de Jesucristo.
Extremada era su debilidad y excesiva la

III‐XXX
debílitas, et nímia sævítia carníficum, qui crueldad de los verdugos, que querían hacerle

III‐XXXI
volébant ut gressum accelerá ret, dum vix unum apresurar el paso, cuando apenas le quedaba
gradum fá cere posset. aliento para moverse.

incleménter habíte Jesu, per méritum íllius

O
H atormentado Jesú s mío: por los méritos de
vírium defectió nis, qua in via ad Calvárium la debilidad que quisisteis padecer en
laborá re voluísti, tanto, precor, me vigó re vuestro camino al Calvario, dadme la fortaleza
confó rta, ut nullum á mplius ad humána judícia necesaria para vencer los respetos humanos y
respéctum há beam, ac vitió sam meam natú ram todos mis desordenados y perversos apetitos,
edó mem: quod utrú mque in causa fuit cur tuam que me han hecho despreciar vuestra amistad.
olim amicítiam contempsérim. Amo te, o Jesu, Os amo, ¡oh Jesú s, amor mío!, más que a mí
mi Amor, ex toto corde meo; pǽ nitet me quod tibi mismo, y me arrepiento de todo corazó n de
displícui: ne sinas me íterum tibi displícere. Da haberos ofendido; no permitá is que vuelva a
mihi perpétuum amó rem tui, et dein fac de me separarme de Vos otra vez; haced que os ame
quídquid tibi placú erit.
siempre y
disponed de mí como os agrade.
Pater noster,
etc. Ave Maria, Padre nuestro, etc.
etc. Gloria Patri, Ave María, etc.
etc. Gloria al Padre, etc.

Miseré re nostri, Dó mine. Miseré re nostri. Ten piedad, Señ or, de nosotros. Ten piedad.
Fidélium á nimæ per misericó rdiam Dei Descansen en paz, por la misericordia de Dios,
requiéscant in pace. Amen. las almas de los fieles. Amén.

STABAT MATER (IX. STANTIA) STABAT MATER (IXª ESTROFA)

E IA Mater, fons amó ris,


Me sentíre vim
doló ris O H Madre, fuente de amor,
hazme sentir tu dolor
para que llore contigo.
Fac, ut tecum lú geam.

IXª REFLEXIÓN DE BENEDICTO XVI IXª PETICIÓN DE BENEDICTO XVI

Jesús, con su debilidad, fortalece nuestra fragilidad

C ON su tercera caída, Jesú s confiesa el amor


con el que ha abrazado por nosotros el peso de
H UMILDE Jesú s, ante las pruebas que criban
nuestra fe nos sentimos desolados: no nos
la prueba y renueva la llamada a seguirle hasta acabamos de creer que nuestras pruebas hayan
el final, en fidelidad. Pero nos concede también sido ya las tuyas, y que tú nos invitas
echar una mirada má s allá del velo de la simplemente a vivirlas contigo.
promesa:
«Si perseveramos, también reinaremos con é l».
¡V
EN, Espíritu de la Verdad, en las caídas que
Sus caídas pertenecen al misterio de su marcan nuestro camino! Enséñ anos a
encarnació n. Nos ha buscado en nuestra apoyarnos en la fidelidad de Jesú s, a creer en su
debilidad, bajando hasta lo más hondo de ella, oració n por nosotros, para acoger esa corriente de
para levantarnos hacía él. «Nos ha mostrado en sí fuerza que só lo él, el Dios con nosotros, puede
mismo la vía de la humildad, para abrirnos la vía darnos.
del regreso». «Nos ha enseñ ado la paciencia como
arma con la que se vence el mundo». Ahora, caído
en tierra por tercera vez, mientras «compadece
nuestras debilidades», nos indica la manera de no
sucumbir en la prueba: perseverar, permanecer
III‐XXXII
firmes y constantes. Simplemente: «Permanecer
en él».

III‐
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A DORÁ MUS te, Christe, et benedícimus tibi.


Quia per sanctam Crucem tuam redemísti
mundum. T E adoramos, Cristo y te bendecimos. Porque
has redimido al mundo por tu santa cruz.

X. STATIO DECIMUM X. DÉCIMA ESTACIÓN


JESUS VÉSTIBUS SPOLIÁTUR JESÚS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDOS

M ILITES [...] acceperunt vestimenta ejus et


fecérunt quá tuor partes: unicuique míliti
partem, et tú nicam. Erat autem tú nica
L OS soldados […] cogieron su ropa, haciendo
cuatro partes, una para cada soldado, y
apartaron la tú nica. Era una tú nica sin costura,
inconsú tilis, désuper contéxta per totum. tejida toda de una pieza de arriba abajo. Y se
Dixérunt ergo ad ínvicem: Non scindá mus eam, dijeron: «No la rasguemos, sino eché mosla a
sed sortiá mur de illa, cujus sit. Ut Scriptú ra suertes, a ver a quién le toca». Así se cumplió la
impleré tur, dicens: Partíti sunt vestiménta mea Escritura: «Se repartieron mis ropas y echaron
sibi: et in vestem meam misérunt sortem. Et a suerte mi tú nica». Esto hicieron los soldados.
mílites quidem hæc fecérunt. (Jn 19, 23-24) (Jn 19, 23-24)

C ONSIDÉ RA quam violé nter Jesus vestimé ntis


suis spoliétur. Cum enim vestis intérior
C ONSIDERA có mo al ser despojado Jesú s de sus
vestiduras por los verdugos, estando la

III‐
arcte carni flagéllis dilaniá tæ adhǽ reret, tú nica interior pegada a las carnes desolladas

III‐XXXV
carnífices, avelléndo vestem, cutem ei quó que por los azotes, le arrancaran también con ella la
avéllunt. Sú beat te commiserá tio Dó mini tui, piel de su sagrado cuerpo. Compadece a tu Señ or
eú mque sic alló quere: y dile:

I
NNOCENTÍSSIME Jesu, per méritum doló ris

I
NOCENTE Jesú s mío: por los méritos del dolor
quem inter hanc spoliatió nem passus es, que entonces sufristeis, ayudadme a
adjú va me, precor, ut omnem in res creá tas desnudarme de todos los afectos a las cosas
afféctum éxuam, et tota voluntá tis meæ terrenas, para, que pueda yo poner todo mi amor
inclinatió ne ad Te solum convértar, qui meo en Vos, que tan digno sois de ser amado. Os amo,
nimis dignus es amó re. Amo te ex toto corde meo; ¡oh Jesú s, amor mío!, má s que a mí mismo, y me
pǽ nitet me quod tibi displícui; ne sinas me arrepiento de todo corazó n de haberos ofendido;
íterum tibi displícere. Da mihi perpé tuum no permitá is que vuelva a separarme de Vos otra
amó rem tui, et dein fac de me quídquid tibi vez; haced que os ame siempre y disponed de mí
placú erit. como os agrade.

Pater noster, Padre nuestro, etc.


etc. Ave Maria, Ave María, etc.
etc. Gloria Patri, Gloria al Padre, etc.
etc.
Ten piedad, Señ or, de nosotros. Ten piedad.
Miseré re nostri, Dó mine. Miseré re nostri. Descansen en paz, por la misericordia de Dios,
Fidélium á nimæ per misericó rdiam Dei las almas de los fieles. Amén.
requiéscant in pace. Amen.

STABAT MATER (X. STANTIA) STABAT MATER (Xª ESTROFA)

F AC, ut á rdeat cor meum


In amá ndo Christum Deum,
Ut sibi complá ceam. Y que por mi Cristo amado,
mi corazó n abrasado
más viva en él que conmigo.

Xª REFLEXIÓN DE BENEDICTO XVI Xª PETICIÓN DE BENEDICTO XVI

Jesús queda desnudo para revestirnos con la vestidura de hijos

J ESÚ S queda desnudo. El icono de


Cristo despojado
vestiduras
de sus
es rico de H UMILDE Jesú s, delante de tu
desnudez descubrimos lo esencial de
nuestra vida y de
resonancias bíblicas: nos devuelve a la desnudez nuestra alegría: ser en ti hijos del Padre. Pero
inocente de los orígenes y a la vergü enza de la confesamos también la resistencia a abrazar la
caída. En la inocencia original, la desnudez era la pobreza como dependencia del Padre, a acoger
vestidura de la gloria del hombre: su amistad la desnudez como há bito filial.
trasparente y hermosa con Dios. Con la caída, la
armonía de esa relació n se rompe, la desnudez
V
EN, Espíritu de la Verdad, ayú danos a
sufre vergü enza y lleva consigo el recuerdo reconocer y a bendecir en cada expolio que
dramá tico de aquella pé rdida. La desnudez sufrimos una cita con la verdad de nuestro ser,
significa la verdad del ser. Jesú s, despojado de sus un encuentro con la desnudez redentora del
vestiduras, tejió en la cruz el há bito nuevo de la Salvador, un trampolín que nos lanza hacia el
dignidad filial del hombre. Esa tú nica sin abrazo filial con el Padre.
costuras queda allí, íntegra para nosotros; la
vestidura de su filiació n divina no se ha
rasgado, sino que,
desde lo alto de la cruz, se nos ha dado.

III‐
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A DORÁ MUS te, Christe, et benedícimus tibi.


Quia per sanctam Crucem tuam redemísti
mundum. T E adoramos, Cristo y te bendecimos. Porque
has redimido al mundo por tu santa cruz.

XI. STATIO UNDECIMUM XI. UNDÉCIMA ESTACIÓN


JESUS CLAVIS AFFÍGITUR CRUCI JESÚS ES FIJADO CON CLAVOS A LA CRUZ

U BI crucifixé runt eum, et cum eo alios


duos, hinc et hinc, mé dium autem Jesum.
Scripsit L O crucificaron y con él a otros dos, uno a cada
lado, y en medio, Jesú s. Y Pilato escribió un
letrero y lo puso encima de la cruz; en él estaba
autem et títulum Pilá tus: et pó suit super
escrito: «Jesú s, el Nazareno, el rey de los judíos».
crucem. Erat autem scriptum: Jesus Nazaré nus,
Leyeron el letrero muchos judíos, porque estaba
Rex Judæó rum. Hunc ergo títulum multi
cerca el lugar donde crucificaron a Jesú s, y
Judæó rum legé runt, quia prope civitá tem erat
estaba escrito en hebreo, latín y griego. Entonces
locus, ubi crucifíxus est Jesus. Et erat scriptum
los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a
hebrá ice, græce et latíne. Dicé bant ergo Pilá to
Pilato: «No escribas: ‹El Rey de los judíos›, sino:
pontífices Judæó rum: Noli scríbere Rex
‹Este ha dicho: Soy el rey de los judíos›». Pilato
Judæó rum, sed quia ipse dixit: Rex sum
les contestó : «Lo escrito, escrito está».
Judæó rum. Respó ndit Pilá tus: Quod scripsi,
(Jn 19, 18-22)
scripsi. (Jn 19, 18-22)

III‐
ONSIDÉ RA quó modo Jesus in crucem

C C
ONSIDERA có mo Jesú s, tendido sobre la Cruz,
coniciá tur, et exté nsis brá chiis, vitam suam alarga sus pies y manos y ofrece al Eterno
in sacrifícium pro nostra salú te ætérno Patri Padre el sacrificio de su vida por nuestra
ó fferat. Carnífices clavis eum affígunt, dein salvació n; le enclavan aquellos bá rbaros
erígunt crucem, et infá mi patíbulo suffíxum verdugos y despué s levantan la Cruz en alto,
sǽ væ morti permíttunt. dejá ndole morir de dolor sobre aquel patíbulo
infame.

O
contemptíssime Jesu, affige pédibus tuis
O
H despreciado Jesú s mío: Clavad mi corazó n
cor meum, ut amó ris vínculo ligá tum a vuestros pies para que quede siempre ahí
semper tecum remá neat, necque á mplius a te amá ndoos y no os deje má s. Os amo, ¡oh Jesú s,
avellá tur. Amo te magis quam meípsum; pǽ nitet amor mío!, má s que a mí mismo, y me arrepiento
me quod tibi displícui: ne permíttas me íterum de todo corazó n de haberos ofendido: no
tibi displícere. Da mihi perpétuum amó rem tui, permitá is que vuelva a separarme de Vos otra
et dein fac de me quídquid tibi placú erit. vez: haced que os ame siempre y disponed de mí
como os agrade.

Pater noster, Padre nuestro, etc.


etc. Ave Maria, Ave María, etc.
etc. Gloria Patri, Gloria al Padre, etc.
etc.
Ten piedad, Señ or, de nosotros. Ten piedad.
Miseré re nostri, Dó mine. Miseré re nostri. Descansen en paz, por la misericordia de Dios,
Fidélium á nimæ per misericó rdiam Dei las almas de los fieles. Amén.
requiéscant in pace. Amen.

STABAT MATER (XI. STANTIA) STABAT MATER (XIª ESTROFA)

S ANCTA Mater, istud agas,


Crucifíxi fige plagas
Cordi meo vá lide.
Y porque a amarte me anime
en mi corazó n imprime
las llagas que tuvo en sí.

XIª REFLEXIÓN DE BENEDICTO XVI XIª PETICIÓN DE BENEDICTO XVI

Jesús, elevado sobre la tierra, atrae a todos hacia sí

J ESÚ S crucificado está en el centro; la


inscripció n regia, alta sobre la cruz, abre las
profundidades del misterio: Jesú s es el rey y la
S EÑ OR Jesú s, crucificado por nosotros. Tú eres
la confesió n del gran amor del Padre por la
humanidad, el icono de la ú nica verdad creíble.
cruz es su trono. La realeza de Jesú s, escrita en Atrá enos hacia ti, para que aprendamos a vivir
tres lenguas, es un mensaje universal: para el «por amor de tu amor».
sencillo y el sabio, para el pobre y el poderoso,
para quien se acoge a la Ley divina y para quien

V
EN, Espíritu de la Verdad, ayú danos a
confía en el poder político. La imagen del elegir siempre a «Dios y su voluntad
frente a los
crucificado, que ninguna sentencia humana podrá
remover nunca de las paredes de nuestro corazó n, intereses del mundo y sus poderes, para
será para siempre la palabra regia de la Verdad: descubrir, en la impotencia externa del
«Luz crucificada que ilumina a los ciegos», «tesoro Crucificado, la potencia siempre nueva de la
cubierto que só lo la oració n puede abrir», corazó n verdad».
del mundo. Jesú s no reina dominando, con un
poder de este mundo, él «no tiene ninguna legió n».
Jesú s reina atrayendo: su imá n es el amor del
III‐
Padre que en é l se da por nosotros «hasta el
extremo». «Nada se libra de su calor».

III‐
HIC GENUFLECTIT ARRODILLARSE AQUÍ

A DORÁ MUS te, Christe, et benedícimus tibi.


Quia per sanctam Crucem tuam redemísti
mundum. T E adoramos, Cristo y te bendecimos. Porque
has redimido al mundo por tu santa cruz.

XII. STATIO DUODECIMUM XII. DUODÉCIMA ESTACIÓN


JESUS MÓRITUR IN CRUCE JESÚS MUERE EN LA CRUZ

P Ó STEA sciens Jesus, quia ó mnia consummá ta


sunt, ut consummarétur Scriptú ra, dixit:
Sítio. Vas ergo erat pó situm acé to plenum. Illi
S ABIENDO Jesú s que ya todo estaba cumplido,
para que se cumpliera la Escritura, dijo:
«Tengo sed». Había allí un jarro lleno de
autem spó ngiam plenam acé to, hyssó po vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en
circumponéntes, obtulé runt ori ejus. Cum ergo vinagre a una cañ a de hisopo, se la acercaron a
accepísset Jesus acétum, dixit: Consummá tum la boca. Jesú s, cuando tomó el vinagre, dijo:
est. Et incliná te cá pite trá didit spíritum. «Está cumplido». E, inclinando la cabeza,
(Jn 19, 28-30) entregó el espíritu. (Jn 19, 28-30)

C ONSIDÉ RA tuum cruci suffíxum Jesum, qui


post trium horá rum cum morte luctam,
doló ribus tandem consú mptus addícit corpus
C
ONSIDERA có mo Jesú s, después de tres horas
de agonía en la Cruz, consumido de dolores y
exhausto de fuerzas su cuerpo, inclina la

III‐XL
morti, et incliná to cá pite emíttit spíritum. cabeza y entrega su espíritu.

III‐XLI
mó rtue Jesu, exó sculor, pietá tis sensu

O O
H difunto Jesú s mío: Beso enternecido esa
íntime commó tus, hanc crucem in qua tu, Cruz en que por mí habéis muerto. Yo, por
mei causa, vitæ tuæ finem implevísti. Ob mis pecados, tenía merecida una mala muerte,
commíssa peccá ta infelícem mihi mortem mas la vuestra es mi esperanza. Ea, pues, Señ or,
promé rui; sed mors tua est spes mea. Per por los méritos de vuestra santísima muerte,
Mortis tuæ mérita, concéde mihi precor, ut in
concededme la gracia de morir abrazado a
amplé xu pedum tuó rum extré mum spíritum,
vuestros pies y consumido por vuestro amor.
tui amó re flagrans, aliquá ndo reddam. In En vuestras manos encomiendo mi alma. Os
manus tuas comméndo spíritum meum. Amo te amo,
ex toto corde meo; pǽ nitet me quod tibi ¡oh Jesú s, amor mío!, má s que a mí mismo, y me
displícui: ne sinas me íterum tibi displícere. Da arrepiento de todo corazó n de haberos ofendido;
mihi perpé tuum amó rem tui, et dein fac de me no permitá is que vuelva a separarme de Vos otra
quídquid tibi placú erit. vez; haced que os ame siempre y disponed de mí
como os agrade.
Pater noster,
etc. Ave Maria, Padre nuestro, etc.
etc. Gloria Patri, Ave María, etc.
etc. Gloria al Padre, etc.

Miseré re nostri, Dó mine. Miseré re nostri. Ten piedad, Señ or, de nosotros. Ten piedad.
Fidélium á nimæ per misericó rdiam Dei Descansen en paz, por la misericordia de Dios,
requiéscant in pace. Amen. las almas de los fieles. Amén.

STABAT MATER (XII. STANTIA) STABAT MATER (XIIª ESTROFA)

T UI nati
vulnerá ti,
Tam digná ti pro me pati,
Pænas mecum dívide. Y de tu Hijo, Señ ora
divide conmigo ahora
las que padeció por mí.

XIIª REFLEXIÓN DE BENEDICTO XVI XIIª PETICIÓN DE BENEDICTO XVI

Jesús vive su muerte como un don de amor

«T ENGO sed». «Está cumplido». En estas


dos palabras, Jesú s nos muestra, con
una ¡S EÑ OR Jesú s, muerto por nosotros! Tú
pides para dar, mueres para entregar y, al
mismo
mirada hacia la humanidad y otra hacia el Padre, tiempo, nos haces descubrir en el don de sí mismo
el ardiente deseo que ha impregnado su persona y el gesto que crea el espacio de la unidad.
su misió n: el amor al hombre y la obediencia al Perdona el vinagre de nuestro rechazo y de
Padre. Un amor horizontal y un amor vertical: ¡he nuestra incredulidad, perdona la sordera de
aquí el diseñ o de la cruz! Y desde el punto de nuestro corazó n a tu grito sediento que sigue
encuentro de ese doble amor, allí donde Jesú s subiendo desde el dolor de tantos hermanos.
inclina la cabeza, mana el Espíritu Santo, primer
fruto de su retorno al Padre. En este soplo vital
V
EN,Espíritu Santo, heredad del Hijo que
del cumplimiento, vibra el recuerdo de la obra muere por nosotros: sé tú el faro que nos guíe
de la creació n ahora redimida. Pero tambié n la «hasta la verdad plena» y «la raíz que nos
llamada a todos los que creen en él, a conserve en la unidad».
«completar en nuestra carne lo que falta a los
padecimientos
de Cristo». ¡Hasta que todo esté cumplido!

III‐XLII
HIC GENUFLECTIT ARRODILLARSE AQUÍ

A DORÁ MUS te, Christe, et benedícimus tibi.


Quia per sanctam Crucem tuam redemísti
mundum. T E adoramos, Cristo y te bendecimos. Porque
has redimido al mundo por tu santa cruz.

XIII. STATIO TERTIUM DECIMUM XIII. DECIMOTERCERA ESTACIÓN


JESUS DEPÓNITUR DE CRUCE JESÚS ES BAJADO DE LA CRUZ

V ENÉ RUNT ergo mílites: et primi quidem


fregérunt crura et alteríus, qui crucifíxus
est F UERON los soldados, le quebraron las piernas
al primero y luego al otro que habían
crucificado con é l; pero al llegar a Jesú s, viendo
cum eo. Ad Jesum autem cum veníssent, ut
que ya había muerto, no le quebraron las
vidérunt eum jam mó rtuum, non fregé runt ejus
piernas, sino que uno de los soldados, con la
crura, sed unus mílitum lá ncea latus ejus
lanza, le traspasó el costado, y al punto salió
apéruit, et contínuo exívit sanguis et aqua. Et
sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y su
qui vidit, testimó nium perhíbuit: et verum est
testimonio es verdadero, y él sabe que dice la
testimó nium ejus. Et ille scit, quia vera dicit: ut
verdad, para que también vosotros creá is.
et vos credá tis. Post hæc autem rogá vit Pilá tum
Después de esto, José de Arimatea, que era
Joseph ab Arimathǽ a (eo quod esset discípulus
discípulo de Jesú s aunque oculto por miedo a
Jesu, occú ltus autem propter metum
los judíos, pidió a Pilato que le dejara llevarse
Judæó rum), ut tó lleret corpus Jesu. Et permísit
el cuerpo de Jesú s. Y Pilato lo autorizó . É l
Pilá tus. Venit ergo et tulit corpus Jesu. (Jn 19,
III‐XLIII
32-35; 38) fue
entonces y se llevó el cuerpo. (Jn 19, 32-35; 38)

III‐XLIV
ONSIDÉ RA quó modo duo ex Jesu discípulis,

C C
ONSIDERA có mo, habiendo expirado ya el
Joséphus nempe et Nicodémus, eum Señ or, le bajaron de la Cruz dos de sus
exanimá tum de cruce tollant et inter brá chia discípulos, José y Nicodemo, y le depositaran en
perdoléntis Matris repó nant, quæ mortuum los brazos de su afligida Madre, María, que le
Fílium peramá nter recípit et arcte recibió con ternura y le estrechó contra su pecho
compléctitur. traspasado de dolor.

mœrens Mater, per amó rem quo Fílium

O
H Madre afligida: Por el amor de este Hijo,
tuum amas, accípe me in servum tuum et admitidme por vuestro siervo y rogadle por
precá re eum pro me. Tu vero, o mi Redémptor, mí. Y Vos, Redentor mío, ya que habéis querido
quó niam pro me mortuus es, fac benígne ut morir por mí, recibidme en el nú mero de los que
amem te; te enim solum volo, nec extra te á liud os aman má s de veras, pues yo no quiero amar
quídpiam mihi opto. Amo te, o mi Jesu, pǽ nitet nada fuera de Vos. Os amo, ¡oh Jesú s, amor mío!,
me quod tibi displícui: ne sinas me íterum tibi má s que a mí mismo, me arrepiento de todo
displícere. Da mihi perpétuum amó rem tui, et corazó n de haberos ofendido; no permitá is que
dein fac de me quídquid tibi placú erit.
vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que
os ame siempre y disponed de mí como os
agrade.
Pater noster,
etc. Ave Maria, Padre nuestro, etc.
etc. Gloria Patri, Ave María, etc.
etc. Gloria al Padre, etc.

Miseré re nostri, Dó mine. Miseré re nostri. Ten piedad, Señ or, de nosotros. Ten piedad.
Fidélium á nimæ per misericó rdiam Dei Descansen en paz, por la misericordia de Dios,
requiéscant in pace. Amen. las almas de los fieles. Amén.

STABAT MATER (XIII. STANTIA) STABAT MATER (XIIIª ESTROFA)

F AC me tecum pie flere,


Crucifíxo condolére,
Donec ego víxero.
H AZME contigo llorar
y de veras lastimar
de su pena mientras vivo.

XIIIª REFLEXIÓN DE BENEDICTO XVI XIIIª PETICIÓN DE BENEDICTO XVI

El cuerpo de Jesús es acogido en el abrazo de la Madre

L A lanzada en el costado de Jesú s, de herida se


convierte en abertura, en una puerta abierta
que nos deja ver el corazó n de Dios. Aquí, su
S EÑ OR Jesú s, entregado a la madre, figura de la
Iglesia-Madre. Ante del icono de la Piedad
aprendemos la entrega al sí del amor, al abandono
infinito amor por nosotros nos deja sacar agua que y la acogida, la confianza y la atenció n concreta,
vivifica y bebida que invisiblemente sacia y nos la ternura que sana la vida y suscita la alegría.
hace renacer. También nosotros nos acercamos al
cuerpo de Jesú s bajado de la cruz y puesto en

V
brazos de la madre. Nos acercamos «no EN, Espíritu Santo, guíanos, como has guiado
a María, en la gratuidad irradiante del amor
caminando, sino creyendo, no con los pasos del
cuerpo, sino con la libre decisió n del corazó n». «derramado por Dios en nuestros corazones con el
En este cuerpo exá nime nos reconocemos como don de tu presencia».
sus miembros heridos y sufrientes, pero
protegidos por el abrazo amoroso de la
madre. Pero nos reconocemos también en estos
brazos maternales, fuertes y tiernos a la vez. Los
III‐XLV
brazos abiertos de la Iglesia-Madre son como el
altar que nos ofrece el Cuerpo de Cristo y, allí,
nosotros llegamos a ser
Cuerpo místico de Cristo.

III‐XLVI
HIC GENUFLECTIT ARRODILLARSE AQUÍ

A DORÁ MUS te, Christe, et benedícimus tibi.


Quia per sanctam Crucem tuam redemísti
mundum. T E adoramos, Cristo y te bendecimos. Porque
has redimido al mundo por tu santa cruz.

XIV. STATIO QUARTUM DECIMUM XIV. DECIMOCUARTA ESTACIÓN


JESUS SEPÚLCHRO CÓNDITUR JESÚS ES CONDUCIDO AL SEPULCRO

A CCEPÉ RUNT ergo corpus Jesu, et


ligavérunt illud línteis cum aromá tibus,
sicut mos est T OMARON el cuerpo de Jesú s y lo envolvieron
en los lienzos con los aromas, segú n se
acostumbra a enterrar entre los judíos. Había
Judǽ is sepelíre. Erat autem in loco, ubi
un huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en
crucifíxus est, hortus: et in horto monumé ntum
el huerto, un sepulcro nuevo donde nadie había
novum, in quo nondum quisquam pó situs erat.
sido enterrado todavía. Y como para los judíos
Ibi ergo propter Parascé ven Judæó rum, quia
era el día de la Preparació n, y el sepulcro
juxta erat monuméntum, posuérunt Jesum.
estaba cerca, pusieron allí a Jesú s. (Jn 19, 40-
(Jn 19, 40-42)
42)

C ONSIDÉ RAquó modo discípuli exá nimem


Redemptó rem ad locum sepultú ræ déferant.
Mœrens Mater eos comitá tur, et pró priis C
ONSIDERA
enterrar
có mo los discípulos llevaron a
al Redentor, acompañ ándole

III‐XLVII
má nibus corpus Fílii sepultú ræ accommó dat. también su Santísima Madre afligida, que le
depositó en el sepulcro con sus propias manos.

III‐
Sepú lchrum dein occlú ditur, et omnes a loco Después cerraron la puerta del sepulcro y se
recé dunt. retiraron.

O
sepú lte Jesu, exó sculor hunc, qui te

O
H Jesú s mío sepultado: Beso esa losa que os
recó ndit, lápidem; sed post tríduum ex encierra. Vos resucitasteis después de tres
sepú lchro resú rges. Per tuam resurrectió nem fac días; por vuestra resurrecció n os pido y os
me, precor, extrémo die glorió sum tecum suplico me hagá is resucitar glorioso en el día
resú rgere, et veníre in Cœlum, ubi tecum semper del juicio final para estar eterna-mente con Vos
conjú nctus, te laudá bo et in ætérnum amá bo. en la Gloria, amándoos y bendicié ndoos. Os
Amo te, et dó leo quod tibi displícui: ne sinas me amo, ¡oh Jesú s, amor mío!, má s que a mí
íterum tibi displícere. Da mihi perpétuum mismo, me arrepiento de todo corazó n de
amó rem tui, et dein fac de me quídquid tibi haberos ofendido; no permitá is que vuelva a
placú erit. separarme de Vos otra vez; haced que os ame
siempre y disponed de mí
como os agrade.
Pater noster,
etc. Ave Maria, Padre nuestro, etc.
etc. Gloria Patri, Ave María, etc.
etc. Gloria al Padre, etc.

Miseré re nostri, Dó mine. Miseré re nostri. Ten piedad, Señ or, de nosotros. Ten piedad.
Fidélium á nimæ per misericó rdiam Dei Descansen en paz, por la misericordia de Dios,
requiéscant in pace. Amen. las almas de los fieles. Amén.

STABAT MATER (XIV. STANTIA) STABAT MATER (XIVª ESTROFA)

J UXTA Crucem tecum stare,


Et me tibi sociá re
In plactu desídero.
P ORQUE acompañ ar deseo
en la cruz, donde le veo
tu corazó n compasivo.

XIVª REFLEXIÓN DE BENEDICTO XVI

La tierra del silencio y de la espera custodia a Jesús, semilla fecunda de vida nueva

U N jardín, símbolo de la vida con sus colores, acoge el misterio del hombre creado y redimido. En
un jardín, Dios puso a su criatura, y de allí la desterró tras la caída. En un jardín comenzó la
Pasió n de Jesú s, y en un jardín un sepulcro nuevo acoge al nuevo Adá n que vuelve a la tierra, seno
materno que custodia la semilla fecunda que muere.

E S el tiempo de la fe que aguarda silenciosa, y de la esperanza que sabe percibir ya en la rama seca
el despuntar de un pequeñ o brote, promesa de salvació n y de alegría.

A HORA la voz de «Dios habla en el gran silencio del corazó n».


ORATIO AD DÓMINUM NOSTRUM JESUM CHRISTUM CRUCIFÍXUM ORACIÓN A NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO CRUCIFICADO

E N ego, o bone et dulcíssime Jesu, ante


conspéctum tuum gé nibus me provó lvo, ac
má ximo á nimi ardó re te oro atque obtéstor, ut
M IRADME, ¡oh mi amado y buen Jesú s!,
postrado en vuestra presencia: Os ruego,
con el mayor fervor, imprimáis en mi corazó n
meum in cor vívidos fídei, spei et caritá tis vivos sentimientos de Fe, Esperanza y Caridad,
sensus, atque veram peccató rum meó rum verdadero dolor de mis pecados y firmísimo
pœniténtiam, eáque emmendá ndi firmíssimam propó sito de jamás ofenderos; mientras que yo,
voluntá tem velis imprímere; dum magno á nimi con el mayor afecto y compasió n de que soy
III‐XLIX
afféctu et doló re tua quinque vú lnera mecum capaz, voy considerando y contemplando
ipse consídero ac mente contémplor, illud præ vuestras cinco llagas, teniendo presente lo que
ó culis habens, quod jam in ore ponébat tuo David de Vos, ¡oh buen Jesú s!, dijo el profeta David:
prophéta de te, o bone Jesu: Fodérunt manus «Han taladrado mis manos y mis pies; se pueden
meas et pedes meos: dinumeravérunt ómnia ossa contar todos mis huesos» (Ps 21, 17-18). Amén.
mea (Ps 21, 17-18). Amen.
6 Pater noster. 6 Padre nuestro
6 Ave Maria. 6 Ave María.
6 Gloria Patri. 6 Gloria al Padre.
* Rezar los 5 primeros Pater, Ave y Gloria con los brazos en cruz en honor a las cinco llagas de nuestro Señ or y la sexta tanda
por las intenciones del Soberano Pontífice.

In ✠ nó mine Patris, et Fílii, et Spíritus Sancti. En el ✠ nombre del Padre, y del Hijo, y del
Amen. Espíritu Santo. Amén.

III‐L

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