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Espacios y lugares de la infancia en el movimiento de

la Nueva Educación. María Montessori y la renovación


pedagógica.
Módulo: Paradigmas contemporáneos en la Educación Infantil y su
aplicación en el aula

Joan Soler Mata (Universitat de Vic)

“Autrefois on inventait l’enfant, aujourd’hui on le découvre”


(A. Férriere,Trois pionniers de l’éducation nouvelle, 1928)

1. Presentación

“Las palabras piensan y nos ayudan a pensar: nos remiten a una realidad viva y
nos sugieren cambios vitales” (Marta Mata)

Las imágenes y los textos nos proponen un itinerario a través de los


espacios y lugares comunes de una utopía educativa (del “no-lugar” al
“buen-lugar”). Se trata de la utopía de la Nueva Educación (la Escuela
Nueva) que nos permite pensar en el pasado, el presente y el futuro de la
educación y la infancia:
Un día en Home “Chez Nous” (1929): la visión de Ferrière

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2. New Education/ Éducation Nouvelle/ Nueva Educación

Los inicios de un movimiento y la construcción de una utopía educativa: de


Calais (1921) a Niça (1932)

La confluencia de factores: heterogeneidad y complejidad (el significado de


la fotografía de Helsingor, 1929)
- Relaciones de amistad y de rivalidad
- Diversidad y búsqueda de la identidad
- Cosmopolitismo e internacionalismo
- Iniciativa particular y política pública

Los lugares comunes: paidocentrismo/ puerocentrismo; pacifismo;


naturalismo; cientifismo/ ciencias de la educación; humanitarismo;
democracia.

3. “Vivir la infancia”/ “Vitalizar la escuela”: infancia y Escuela


Nueva

El lugar central de la infancia: la educación que debía “ser vida” y no


únicamente preparación para la vida.

La escuela como lugar dónde el niño experimenta, imita, construye,


inventa, juega, trabaja, crea... vive y aprende.

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La “geografía física y humana” de la Nueva Educación: nombres propios de
pueblos y ciudades; nombres propios de pedagogos, maestros y
educadores.

Decroly, Bovet, Ensor, Claparède, Geheeb y Ferrière (1929)

4. Los espacios de la infancia

La NATURALEZA: el espacio exterior y el método (las escuelas en el campo


y en el aire libre, las colonias, las excursiones, la experiencia y la actividad)

El propio YO: el espacio interior del cuerpo, la mente y el espíritu (la


educación del cuerpo, el descubrimiento y la experimentación, la creación
artística y la formación moral)

El GRUPO y la COMUNIDAD DEMOCRÁTICA: los otros y el espacio social (las


comunidades y repúblicas de niños)

El DERECHO: el espacio jurídico y la humanidad (los derechos del niño y la


Declaración de Ginebra de 1923)

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Una síntesis de Ferrière: el significado de los tres pioneros de la nueva
educación (Lietz, Lombardo-Radice y Bakulé)

- La naturaleza: la educación en el aire libre. La experiencia.

- El yo: el niño que se construye a sí mismo. La pedagogía (los principios).

- Los demás: la cooperación, el grupo y la actividad. El compromiso social.

5. Los significados de María Montessori en el contexto de la


renovación pedagógica

- Montessori cómo nombre propio


- Montessori cómo material
- Montessori cómo método
- Montessori cómo sistema
- Montessori cómo pedagogía

6. Epílogo: Montessori después de Montessori

Sobre la posibilidad de una nueva escuela después de la Escuela Nueva

Sobre la posibilidad de redefinir los lugares de la infancia

Sobre las posibilidades y los lugares de la pedagogía

“Ahora nosotros, cerca de la cueva, nos preguntamos el porqué y el cómo debemos educar a
nuestros hijos. Vivimos, nos amamos, luchamos. También nos preocupamos. Buscamos
referencias y nos preguntamos sobre la mejor forma de pisar firme y sobre el mejor anclaje
donde sujetarnos para evitar que la tempestad nos arrastre.
A nuestro lado, de forma muy próxima y sin embargo invisible, existen algunos trazos
que marcaron en las paredes aquellos que han sido nuestros predecesores de
antaño. Todavía no conocemos su significado pero ello no es importante. Los trazos del
hombre son, por encima de todo, trazos de Humanidad. Herencia. Signos. Signos antes que
significado.
El niño se adentra en la cueva. Está solo. Siempre entramos solos en la historia, en la
historia de los hombres y en la historia propia.
A pesar de todo, el niño necesita una antorcha que casi no es nada pero que, en
realidad, lo es casi todo. Sin la antorcha permanecería siempre en el umbral de la cueva.
Incapaz de crecer, descubrir y recrear el mundo.
A la postre es indiferente quien haya fabricado la antorcha.
El niño levanta la cabeza. No cree todo lo que sus ojos están viendo. Detengamos, pues,
un momento el ruido exterior. El acontecimiento merece un silencio solemne.”

Philippe MEIRIEU. Referentes para un mundo sin referentes (2002)

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Selección de textos sobre la infancia y la Nueva Educación

Para la Escuela Nueva, lo más esencial no es reconstruir el edificio, ni


cambiar el mobiliario, ni sustituir los libros, ni suprimir los horarios. Para
Hacer la Escuela Nueva lo más esencial es saber qué es un niño. Es saber
como se desarrolla su vida y procurar que la enseñanza se oriente en la
dirección de satisfacer sus necesidades.

Narcís MASÓ. L’Escola Nova. Les bases, l’essència i l’esperit (s.d.)

La vieja escuela desequilibra el sistema nervioso de los niños y abre la


puerta a la angustia, la agresividad y la guerra; la escuela nueva refuerza la
salud física, intelectual y moral del niño a través de la higiene y el trabajo, y
prepara individualidades equilibradas que, de manera espontánea, buscarán
la instauración de la paz.

Adolphe FERRIÈRE. Ayuda mutua. Manifiesto de un pedagogo (1930)

Fijar con claridad los principios educativos que debían servir de norma, a
partir de ahora, fue la tarea que nos propusimos realizar durante las
siguientes vacaciones después de estos dos meses de actuación. Se trata de
los siguientes:

Primero: El conocimiento del niño y el respeto de su personalidad y de sus


derechos han de ser los ejes sobre los cuales debe avanzar la educación.
Segundo: El niño ha de ser considerado en el centro del sistema educativo.
Tercero: La vida en plena Naturaleza es un factor esencial de una cultura
integral.
Cuarto: La salud y las fuerzas físicas son una condición indispensable y
propia de cualquier adquisición de fuerzas intelectuales.
Quinto: Debemos situar al niño en contacto directo con las formas de vida,
con la naturaleza y con el trabajo humano, con la finalidad que adquiera
nociones directas e inmediatas de los seres y de las cosas.
Sexto: Programa restringido, limitación de las horas de estudio y
metodología apropiada para conseguir un máximo rendimiento con un
mínimo esfuerzo intelectual.
Séptimo: Preocupación constante y preferente por el progreso del niño com
ser moral, formando su carácter, desarrollando su individualidad y los
sentimientos sociales y patrióticos.
Octavo: Disciplina y ambiente familiar de manera que la vida de la escuela
sea la verdadera imagen del hogar doméstico.

Rosa SENSAT. Hacia la nueva escuela (1934)

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Por la presente Declaración de los Derechos del Niño, los hombres y las
mujeres de todas las naciones, reconociendo que la Humanidad debe
otorgar al niño lo mejor que pueda dársele, afirman de esta forma sus
deberes, descartando cualquier consideración y diferencia por motivos de
raza, nacionalidad y creencias:

I- El niño ha de poder desarrollarse de una forma normal, material y


espiritualmente.
II- Al niño que tiene hambre hay que alimentarlo; el niño enfermo debe ser
curado; el niño retrasado debe ser estimulado; el niño desviado debe ser
atraído; y el huérfano y abandonado han de ser recogidos y atendidos.
III- El niño debe ser el primero en recibir auxilio en momentos de
catástrofe.
IV- El niño debe disponer de las condiciones para el propio sustento y debe
ser protegido contra toda forma de explotación.
V- El niño debe ser educado en el sentimiento del deber y compromiso de
poner sus mejores cualidades al servicio de los demás”.

Eglantyne JEBB. Declaración de Ginebra (1923)

Resumiendo creo que el individuo que debemos educar es un individuo


social y que la sociedad es la unión orgánica de individuos. Si eliminamos el
factor social, del niño solamente queda una abstracción; si de la sociedad
eliminamos el factor individual, solamente queda una masa inerte y sin
vida. La educación, por lo tanto, debe empezar por una comprensión
psicológica de las capacidades, los intereses y las costumbres del niño.
Debemos controlar este punto en relación a las mismas consideraciones.
Estas capacidades, intereses y hábitos deben ser interpretados
constantemente. Es necesario conocer su significado, y por ello debemos
traducirlos para equipararlos a sus equivalentes sociales, los cuáles nos
darán la respuesta en relación a lo que los niños son capaces de llevar a
cobo en el ámbito del servicio a la comunidad.

John DEWEY. Mi credo pedagógico (1897)

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Ha quedado tan claramente demostrada la necesidad que tiene el niño de
observar, de reflexionar, de aprender, y también de concentrase, aislarse y
suspender de vez en cuando la actividad para permanecer en silencio, que
podemos afirmar con toda seguridad que constituye un error la idea que el
niño, cuando está fuera de un lugar de educación, descansa. En cambio es
un deber dirigir las actividades infantiles, ahorran al niño esfuerzos inútiles
que dispersan sus energías, desvían sus ganas instintivas de conocer, y a
menudo son la causa de disturbios nerviosos y empobrecimiento en su
crecimiento. El deber de dedicarse a la educación de la primera infancia no
tiene, pues, el objetivo material de facilitar el ingreso en el periodo de la
instrucción obligatoria; sino que es un deber con la vida y, por extensión,
con la salud del niño.

Maria MONTESSORI. El método de la pedagogía científica (1909)

Sea cuál sea el temperamento del niño, la naturaleza le interesa porqué es


vida y, por ello, causa de su propia existencia. Debemos partir pues de esta
vida. Ella nos proporcionará la curiosidad indispensable para empezar a
observar, el creciente interés hacia las maravillas que iremos descubriendo,
y alegría, mucha alegría porque no existe nada más puramente alegre que
la contemplación de la diversidad de los fenómenos a través de los cuáles la
vida se transforma, creando en cada paso que da. (…) Crear y crear es un
afán de los dioses. Es el fin al que el hombre debe tender. No queramos que
el hombre se complazca solamente con disfrutar de las creaciones de los
demás, o como mucho, con coleccionarlos tal si fueses curiosidades
clasificables.

Concepción SAINZ-AMOR. La escuela rural activa (1933)

Dado que la vida que espera al niño al salir de la escuela es una vida dentro
de un medio social, presentar el trabajo y las materias de estudio bajo un
aspecto vital equivale a presentarlos bajo el prisma de su aspecto social,
como instrumentos de acción social (que es lo que son en realidad). La
escuela ha olvidado demasiado este aspecto social y, apartando el trabajo
escolar de su contexto natural, lo ha convertido en algo vacío y artificial.

Édouard CLAPARÈDE. La educación funcional (1924)

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El niño es de la misma naturaleza que el adulto.
Es como un árbol que no ha finalizado su periodo de crecimiento, pero que
se alimenta, crece y defiende exactamente igual que un árbol adulto.
El niño se nutre, siente, sufre, busca y se defiende exactamente como tú,
pero con ritmos distintos, que provienen de su debilidad orgánica, de su
ignorancia, de su inexperiencia, y también de su inconmensurable potencial
de vida, a menudo peligrosamente herido por los adultos.
El niño actúa y reacciona de forma consecuente, y vive, exactamente,
según los mismos principios que té. No hay entre tú y él ninguna diferencia
en la naturaleza, sino únicamente una diferencia en relación al grado.

Célestin FREINET. Las invariantes pedagógicas (1964)

Una actitud estética que tiende a eliminar el grito como norma y establece
el uso cotidiano de la media voz persuasiva; una estética en la acción física
a través de la cual se sustituye el juego alocado por la fórmula
coordinadora; una inteligencia que establece el contraste entre la rutina y el
arte de pensar; una ética por la cual el impulso se convierte en fuerza
distributiva por la acción contenedora de la reflexión; una exigencia
constante en la cual no existen el abandono o la dejadez y, en cambio, el
esfuerzo superador es obra de una voluntad inteligente; una moral a través
de la cual se abandona la lucha egoísta por el estímulo personal con vistas a
una mejora colectiva.

Pere VERGÉS. Llibre d’evocacions (1922-1947)

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